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El Cristianismo no es una moral Homilía del 6º Domingo Ordinario, ciclo A, 16/2/14 1. Mística Cuando Jesús se encuentra con la gente, allí en el sermón de la montaña y proclama las bienaventuranzas y esto que escuchamos hoy y lo que escucharemos en la semana próxima, que nos pone el Evangelio de Mateo, nos encontramos con que la ley, que era lo que los israelitas tenían más grabado a fuego, justamente porque recibieron esta enseñanza de mano de los escribas y de los fariseos, había un cambio muy fuerte en lo que Jesús decía. No porque “echara por tierra” la ley sino porque le daba un sentido (y

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El Cristianismono es una moral

Homilía del 6º Domingo Ordinario,ciclo A, 16/2/14

1. Mística

Cuando Jesús se encuentra con la gente, allí en el sermón de la montaña y proclama las bienaventuranzas y esto que escuchamos hoy y lo que escucharemos en la semana próxima, que nos pone el Evangelio de Mateo, nos encontramos con que la ley, que era lo que los israelitas tenían más grabado a fuego, justamente porque recibieron esta enseñanza de mano de los escribas y de los fariseos, había un cambio muy fuerte en lo que Jesús decía. No porque “echara por tierra” la ley sino porque le daba un sentido (y

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le da un sentido) mucho más profundo. Es decir, Jesús transforma el código de leyes que habían aprendido los israelitas, en una mística, en una espiritualidad, en un estilo de vida, algo más hondo.

2. Cumplimiento

Esto que para nosotros, que hemos aprendido en la catequesis, los diez mandamientos, y por allí tenemos una idea, más o menos, como que ser cristiano es cumplir una serie de leyes, un cumplimiento, nos encontramos con que Jesús nos dice: no es eso. Es mucho más. No es que sean más leyes sino algo más hondo. No es simplemente “No matar”, sino que es mucho más, es amar. Por eso nos encontramos con que Jesús va a decirle las palabras más duras a los fariseos, que eran los que enseñaban la ley y que de alguna manera parecía que las cumplían, les decía “sepulcros blanqueados”, por fuera todo blanco, pero por dentro, hay podredumbre. “Me alaban con sus labios, pero su corazón está lejos de mí”. Por eso San Pablo va a decir que la Palabra, la Ley, la letra mata, es el Espíritu el que da vida.

3. El Amor

Ese es el tema de las bienaventuranzas, es el tema de todas estas enseñanzas del Maestro y es en definitiva lo que Jesús mismo nos va a decir cuando llega la última cena, “les dejo un mandamiento nuevo, aménse los unos a los otros, como yo los he amado”. Podríamos decir, nuestra espiritualidad, nuestro estilo de vida, la mística cristiana se resume en eso: “aménse los unos a los otros, como yo los he amado”. No es cuestión simplemente de cumplir leyes, mucho más; no es cuestión de “no matar”; “yo no maté, no robé a nadie” decimos; ¿qué es eso? ¿Eso es ser cristiano? Es decir, qué lejos está esto del espíritu del Evangelio, que nos habla por decir, para poner un ejemplo, nos habla del amor al enemigo, porque hay muchas maneras de matar. Y ahí es donde Jesús nos dice…; muchas formas, no es simplemente quitarle la vida al enemigo, a veces simplemente, con decir, “yo con ese no me hablo”, como que no existe y ya está. Lo maté de otra manera.

4. San Pablo

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Es decir estamos hablando de una espiritualidad, de un estilo de vida, de una mística, de una forma nueva, que no consiste en cumplir la ley, sino mucho más, mucho más. El que ama cumple la ley entera y más. Y más!. Por eso decíamos, se resume allí, 1 Corintios 13, el mandamiento del amor. En qué consiste esto de ser cristiano? En qué consiste esto de ser discípulo de Jesús? Descubrir algo mucho más hondo que leyes que hay que cumplir. Si nosotros entendimos la fe cristiana, como esto de: “hay que hacer esto, no hay que hacer esto”, entonces estamos lejísimo. No hemos comprendido. Por eso habla, veamos las lecturas de hoy, la de San Pablo, justamente

habla de una sabiduría, así dice el texto: “Es verdad que anunciamos una sabiduría entre aquellos que son personas espiritualmente maduras, pero no la sabiduría de este mundo, ni la que ostentan los dominadores de este mundo, condenados a la destrucción, lo que anunciamos es una sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, que Él preparó para nuestra gloria, antes que existiera el mundo…”

5. “La Ley mata”

Esta sabiduría de Dios, que se nos anuncia, es que estamos mucho más allá de todo código de leyes, de toda normativa, de todo mandamiento, porque el hombre de Dios, aquel que es discípulo de Jesús está por sobre todas las legislaciones. No anunciamos una moral, “la ley mata…”, dice San Pablo, “...el espíritu es el que da vida”. Por eso Jesús va a decir, fíjense las palabras, “Si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos”. Y cuando decía esto, hablaba de las personas más religiosas del tiempo de Jesús, de los que eran tenidos como ejemplo, de los que cumplían la ley hasta en los detalles. Por eso, el cristianismo no es una moral, ni una ética, no puede ser reducido a eso.

5. Superar la Ley

Si no superan esto no entrarán en el Reino. Cómo se supera esto? Se supera amando. Aquel que ama cumple toda la ley. San Agustín: “Ama y haz lo que quieras”. Éste es el Espíritu. Cuando llegamos aquí, llegamos al resumen más

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perfecto de lo que es la Palabra de Dios, es más, llegamos a Dios, porque “Dios es amor”. Si no amamos estamos lejísimo, lejísimo!; por más que cumplamos toda la ley. Por más que hagamos todas las devociones, por más que hagamos todos los sacrificios, por más que hagamos todo lo que nos parezca, si no amamos estamos lejos de Dios, que es amor.

6. Conclusión

Esto es lo que Jesús nos está diciendo, en el Sermón de la Montaña. Y a todos aquellos que captan esto, ¡Felices! ¡Felices ustedes!, porque han cumplido la ley totalmente, porque la ley del Señor es perfecta. Quería pedir en esta celebración nos ayude el Señor a captar éste espíritu, que nos ayude a transmitirlo a nuestros hermanos, que el cristianismo está muy lejos de ser una suma de leyes que hay que cumplir, es una mística, es una vida, es Jesús mismo, es Dios mismo, que es Amor.