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CONFERENCIA
SOBRE LA ESPIRITUALIDAD DE LA
ASAMBLEA
Qué espera la Congregación
de esta Asamblea
Evaluativa?
¿Queréis conocer lo que es una persona? Prestad oídos a sus
palabras, porque la boca habla de la abundancia del corazón. La lengua es el espejo del alma o
como dijera Sócrates a un Joven: “Mancebo, habla para que te
conozca”.
ESCUCHA…..
El vaso que
encierra un
perfume delicado, difunde
olor suave,
cuando se destapa,
del mismo modo la lengua que es
instrumento de un corazón limpio
esparce el buen olor de Cristo y propaga
por doquier la edificació
n y la virtud, cuando habla
sensatamente.
PERFUME DEL ALMA
La guarda del silencio
el amor a la oración
la renuncia de la propia voluntad.
Tres virtudes son indispensables al religioso:
Poda
• Sin la primera de éstas, jamás existirán las otras dos. Sin silencio no hay recogimiento, no hay fervor. El silencio también alimenta y perfecciona todas las demás virtudes.
Poda
• Un santo Padre del desierto decía: Ser hablador y ser mal religioso es casi lo
mismo.. El que quiera adelantar en todas las virtudes,
que se dé a la tarea de cerrar la puerta
de su boca. El edificio de las
virtudes y de la perfección se
levanta por medio del silencio.
Vivido como espiritualidad
nos lleva a experimentarl
o con sus diversos matices y acentos
vitales, como serenidad, soledad, calma,
interioridad; dialogo del
YO con la vida misma.
El silencio es el ambiente donde nacen las actitudes
fundamentales y vitales como: El amor, la justicia, la fortaleza,
la gratitud, la ternura, la bondad, también la adoración, la comunión, la confianza y la
fidelidad. Estas no son posibles en el alma del consagrado si no
entra en la espiritualidad del silencio.
EL silencio es el camino de acceso al misterio del otro. El silencio acerca, serena. El silencio unido a los gestos como la mirada, el abrazo, el beso, el caminar juntos es más comunicador de nuestra interioridad que la misma palabra.
Si alguien no peca con su lengua, es un hombre perfecto,
capaz de dominar toda su persona. La lengua es algo pequeño, pero que puede mucho. Sant.
3,2,5