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SÁBADO MISIONERO DE LA MUJER ADVENTISTA
Sábado 2 de junio del 2012
Trabaja por amor a míAutora: Sara Guimarães Lima
Diretora dos Ministérios da Mulher da União Este Brasileira
Coordinación: Departamento dos Ministérios da Mulher daDivisão Sul-Americana da IASD
Traducción: Departamento de Traducción,Divisão Sul-Americana da IASD
Ilustración: Thiago LoboArte: Tiago Wordell
Diagramación: Victor Diego TrivelatoImpresión y Acabado: Casa Publicadora Brasileira
Programa sugerido Para el culTo
Preludio musical
Entrada de los integrantes a la plataforma
Doxología
Oración de invocación
Diezmos y ofrendas
Oración de dedicación de las ofrendas
Himno de alabanza
Oración intercesora
Adoración infantil: La niña cautiva
Música especial
Sermón: “Trabaja por amor a mí”
Himno de consagración
Bendición final
Himno de despedida
Postludio
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LA NIÑA CAUTIvA
Adoración Infantilmateriaies: vista a un hombre con ropas de los tiempos bíblicos para
representar a Naamán. Use una media fina (femenina) sólo la parte
de las piernas (por separado) y corte la punta. En las medias haga
algunas manchas blancas para que represente la lepra.
Use un pedazo de tela azul para simbolizar el río.
Testimonio del poder de dios - 2° reyes 5:1-19Había una vez un hombre que era un gran comandante del ejército
del rey de Siria, llamado Naamán. Cierto día, sus soldados atacaron una
ciudad y llevaron cautiva a una niña. La niña fue llevada a la ciudad de
Damasco a vivir a la casa de Naamán para trabajar como esclava de la
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esposa del comandante. Ahora estaba muy lejos de su país, de su papá,
de su mamá y de todos sus familiares.
Naamán era un hombre valiente (entra el hombre representando
a Naamán), pero había algo que lo hacía sufrir mucho, la lepra, ¡una
enfermedad terrible!
Su cuerpo estaba lleno de manchas horribles (muestre los brazos
con las medias manchadas) y esto le daba mucha vergüenza.
La niña se dio cuenta que Naamán estaba muy triste y se conmovió
de él. Ella deseaba que su amo se mejorara, entonces se acordó del pro-
feta Eliseo y le dijo a la esposa de Naamán que si hablaba con el profeta
Eliseo, que era un hombre de Dios, podría curarse.
Naamán fue al encuentro del profeta y obedeció sus órdenes. El
profeta le dijo que se zambullera siete veces en el río Jordán (el hombre
se pone detrás de la tela azul, y mientras se zambulle se quita las medias
de los brazos). Naamán obedeció y la séptima vez se dio cuenta que
estaba curado. Él conoció, a través de aquella niña, el poder de Dios.
La niña cautiva no tuvo miedo en contarle a su amo cuál grande
y poderoso era su Dios. Ella sintió en su corazón el deseo de ayudar a
alguien que estaba enfermo.
Niños, ustedes pueden hacer lo mismo hoy. Pueden hablar con sus
amigos sobre el poder de Dios para limpiar los pecados y también de
cuánto nos ama Jesús.
Ahora vamos a orar para que así, como la niña cautiva, podamos
hablar a nuestros amiguitos, vecinos y a todos que Jesús es poderoso y
nos ama.
Cerremos los ojos para orar.
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Texto: mateo 22:37.
versículo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma y con toda tu mente”.
introducciónEste es un pasaje muy conocido por todos nosotros, pero esta
mañana queremos reflexionar en el verdadero sentido de esta decla-
ración para nuestras vidas.
Amar al Señor con TODO tu corazón, con TODA tu alma y con
TODA tu mente.
Antes que, mediante el poder y la gracia de Cristo, una persona
Sermón
TrABAJA POr AMOr A Mí
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pueda comenzar a observar la Ley, debe tener amor en su corazón.
La obediencia a Dios que no nace en el corazón es imposible, así
como inútil. Cuando la persona ama a Dios, automáticamente pone
su vida en armonía con su voluntad, como está en sus mandamien-
tos. Amar a Dios es entregarle los dones, los recursos, el tiempo.
Cierta vez, Leonardo da vinci pintaba en silencio cuando al-
guien se le acercó y le dijo con voz apenada: Hijo, el maestro desea
hablarte. rápidamente Leonardo dejó los pinceles y caminó hacia
los aposentos donde estaba el anciano moribundo.
-“Leonardo”, le dijo, “quiero hacerte mi última petición: el tra-
bajo que empecé para el Claustro de San Juan, ¿lo terminas por mí?”
- “Estropearé su obra si la toco. No soy capaz de tal responsabilidad”
dijo Leonardo.
El maestro experimentado, Andrea Del verrocchio, uno de los
más famosos pintores de Toscana, sonrió y dijo:
- Haz LO MEJOr QUE PUEDAS POr AMOr A Mí.
Animado por las palabras amables del maestro, el joven salió y
oró: “Mi Dios, ayúdame por amor a mi maestro, a hacer lo mejor que
pueda”.
Pasado algún tiempo, concluyó la tarea y lo trajo al maestro di-
ciendo: “Hice lo mejor que pude por amor a usted”.
verrocchio miró emocionado y derramando lágrimas dijo: - Mi
hijo, TrIUNFASTE.
Leonardo da vinci hizo lo mejor que pudo por amor. No midió
esfuerzos, sino que encontró la oportunidad de agradecer por todo
lo que su maestro ya había hecho por él.
realmente, esta historia nos hace recordar de un Maestro que
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vino a este mundo e hizo todo por amor a ti. Dejó sus huellas, no por
las bellas pinturas, sino por la sangre derramada por nosotros.
Un Maestro que vino y murió por amor pero que felizmente
resucitó. Después de su resurrección declaró: “…Como me envió el
Padre, así también yo os envío” (Juan 20:21).
Nos confió una noble misión de Ir y llevar a otros un ¡Mensaje
de Esperanza! (Mateo 28:19, 20) y nos declaró diciendo:
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros
y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto perma-
nezca” (Juan 15:16). Un Maestro que nos convocó para una misión
mucho más noble ¡Qué privilegio!
Elena de White, hablando sobre este privilegio y responsabili-
dad, dijo: “Llevar la verdad a los habitantes de la tierra, rescatarlos
de su culpa e indiferencia, es la misión de los que siguen a Cristo. Los
hombres deben tener la verdad a fin de ser santificados por ella, y
nosotros somos los conductos de la luz de Dios. Nuestros talentos,
nuestros recursos, nuestro conocimiento, no están destinados mera-
mente a beneficiamos a nosotros mismos; han de ser usados para la
salvación de las almas, para elevar al hombre de su vida de pecado
y traerle, por medio de Cristo, al Dios infinito” (Testimonios para la
iglesia, t. 3, p. 245).
Es maravilloso saber que Dios nos escogió, por eso nos dio el
derecho de aceptar o rechazar su llamado.
Considerando que Dios hizo todo por amor a nosotros y tiene
un llamado especial para los que le aman, quiero destacar cuatro
puntos importantes que nos ayudarán en la misión de hacer lo mejor
por amor a él.
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una misión urgenteEstamos viviendo en un mundo donde el miedo, el sufrimiento,
las frustraciones y las pérdidas son parte de la vida de miles de per-
sonas.
Tenemos una misión urgente, de llevar una palabra de consuelo
a los que sufren, a los que no tiene esperanza.
Existen personas sinceras en nuestro vecindario, en nuestro tra-
bajo, en nuestra familia, ¿qué hemos hecho por la salvación de ellas?
En Mateo 9:36, 37 podemos ver que Jesús miraba a la multitud
sufrida con sus tiernos ojos de amor, pero también con preocupación.
versículo 36 “Al ver a las multitudes tuvo compasión de ellas,
porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tie-
nen pastor”.
versículo 37 “Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies
es mucha, pero los obreros pocos”.
Elena de White declara que: “No cumplimos la norma del cristia-
nismo con el simple hecho de profesar a Cristo y tener nuestros nom-
bres en el libro de la iglesia. Debemos ser trabajadores individuales
para Cristo. Por el esfuerzo personal podemos demostrar que esta-
mos conectados con él” (Review and Herald, 19 de diciembre 1878).
Dios continúa con la misma urgencia. Él está clamando por
obreros, pues la mies es mucha. ¿Cuál es nuestra urgencia?
cumpliendo la misiónEn el libro de Hechos, capítulo 16, encontramos una historia
hermosa y bien conocida de un compromiso total.
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Jesús mismo designó al apóstol Pablo la misión de ir para que
pudiera cosechar los frutos de su trabajo.
Pablo aceptó el gran desafío de llevar el mensaje a regiones re-
motas. Su corazón estaba rebosante de amor y de alegría por haber
sido llamado por el Maestro.
¿Ya pensaste en el honor y en el privilegio de ser escogido por
el mismo Jesús? No hay duda de que Dios podría usar otros medios
para que miles de personas fueran alcanzadas de una sola vez. Pero,
él le dio a los discípulos y a nosotros, la oportunidad y el privilegio de
ser sus mensajeros.
En su segundo viaje misionero, Pablo planificaba predicar el
evangelio en Asia, cuando se vio obligado por el Espíritu Santo, a
través de un sueño, a cambiar el curso de su viaje. (Hechos 16:10).
En su sueño, un hombre le hizo la siguiente petición: “Pasa a
Macedonia y ayúdanos” (Hechos 16:9).
Dios cambió la ruta de Pablo porque tenía la urgencia de alcan-
zar el corazón de una mujer que era sincera, pero no había entrega-
do su vida a Jesús.
La Biblia dice que después de su visión, inmediatamente, Pablo
y sus compañeros cambiaron de dirección y se dirigieron hacia don-
de Dios los estaba enviando.
En ningún momento Pablo cuestionó o priorizó sus deseos, sino
que confió en seguir las orientaciones del Maestro.
Tal vez Filipos parecía ser un lugar poco favorable para sembrar
el evangelio. La ciudad recibió ese nombre en honor a Felipe II, padre
de Alejandro el Grande, que fue atraído por las minas de oro en las
montañas, al norte de la ciudad.
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Cuántas veces somos tentados a seguir nuestras propias deci-
siones y caprichos, sin siquiera consultar al Señor. Somos tentados
a seleccionar a las personas para ser evangelizadas y excluimos a
aquellas que creemos que no son merecedoras de la verdad, o tal
vez pensamos que jamás entregarán su corazón a Jesús. A nosotros
nos corresponde cumplir la misión.
aceptando el llamadoDespués de un largo viaje, Pablo llegó al lugar donde las vidas se
transformarían. Sin embargo, en la ciudad de Filipos no había judíos
suficientes para cumplir el requisito de diez hombres de confianza
para formar una sinagoga. Aún así, muchas mujeres se reunían junto
al río, transformando aquel lugar en un área de adoración y oración.
Entre ellas se encontraba Lidia, una mujer rica e influyente, una
empresaria que vendía las mejores telas de color púrpura. Natural de
Tiatira, Lidia probablemente conocía fórmulas secretas de la fabrica-
ción de las tintas. Por eso, sólo los que pertenecían al sindicato de
tintoreros eran autorizados a trabajar en este campo, que se hacían
con la secreción de un molusco que se encontraba en la región. Con
estas tintas especiales se teñían las ropas de los ricos. Los tonos de
púrpura variaban desde el rojo escarlata, a un tono púrpura oscuro.
La vida de Lidia nos revela a un Dios que anhela relacionarse con
su pueblo. La accesibilidad de Lidia hacia las verdades predicadas por
Paulo, no fue buscada por su iniciativa propia: Dios vio el hambre que
aquella mujer tenía por él y alivió su mayor necesidad: la falta de Dios.
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Aún hoy, hay mucha gente con hambre por la verdad.
Él continúa tocando corazones hoy y quiere contar con men-
sajeros como Pablo que acepten el desafío de acceder al llamado
¿estás dispuesta?
TestificandoHechos, nos da a conocer la historia de una mujer que cierta-
mente fue una trabajadora audaz e inteligente.
Muchos rechazaron las palabras de Pablo sobre Jesús, pero Lidia
las aceptó y se convirtió al cristianismo. Cuando aceptó, dio testimo-
nio de su fe por medio del bautismo, luego reunió a toda su casa y
les contó lo que le había sucedido. Su familia aceptó y también fue
bautizada. Qué alegría fue para ella testificar.
La casa de Lidia llegó a ser un lugar de oración, y allí se formó
un grupo pequeño, y muchas personas se convirtieron y entregaron
sus vidas a Jesús. El corazón de Lidia estaba desbordante de amor y
alegría, ella no podía guardar para sí la bendición de haber conocido
a Jesús. Su deseo era proclamar al mundo, decirles a todos lo que
Jesús había hecho en su vida.
Lidia se dejó usar por Dios, ser un instrumento y llevar un mensaje
que cambiaría la vida de muchos de los que la escucharan.
Ahora tenemos la misma oportunidad. Tal vez haya alguien que
sólo puede ser alcanzada por ti.
veamos la influencia de una mujer que da testimonio:
“El Señor tiene una obra tanto para las mujeres como para los hom-
bres. Ellas pueden ocupar sus lugares en la obra de Dios en esta crisis, y él
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trabajará por medio de ellas. Si están imbuidas con el sentido de su deber
y trabajan bajo la influencia del Espíritu Santo, tendrán precisamente el
dominio propio que se requiere para este tiempo. El Salvador reflejará
sobre estas abnegadas mujeres la luz de su semblante y les dará un poder
que sobrepuje al de los hombres. Pueden hacer en las familias una obra
que los hombres no pueden hacer, una obra que llega hasta la vida íntima.
Pueden acercarse al corazón de esas personas a las cuales los hombres no
pueden llegar. Se necesita su obra”. (El ministerio de la bondad, p. 89).
Lidia no tardó en darse cuenta que todo lo que era de ella
antes de su conversión, como su casa, sus negocios, posesiones, aho-
ra pertenecían al Señor. Ella tenía un nuevo socio, el Señor Jesús,
servirle era su nuevo propósito. Sus aspiraciones profesionales no le
impidieron compartir el evangelio con su familia y amigos. Ella no
estaba demasiado ocupada como para no separar tiempo para una
gran misión. Por amor al maestro, ella hizo lo mejor.
Lidia demostró no sólo para Pablo y la iglesia primitiva, sino
también para todas las futuras generaciones, la importancia y la in-
fluencia de alguien que se involucró y comprometió con Jesús. Deci-
dió vivir un cristianismo de comunión, testimonio y acción.
Así como Lidia, ¿nuestro corazón está lleno de alegría y ganas
de servir al Señor?
Las cosas secundarias de este mundo, ¿nos han permitido sepa-
rar tiempo para dedicarlo al Maestro?
Jesús nos dice: “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a
otros, como yo os he amado” (Juan 15:12).
Jesús nos dejó una orden para que amemos a nuestro prójimo
como a nosotros mismos y nos dejó su ejemplo.
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La sierva de Dios nos aconseja: “Un cristiano por cierto crece-
rá en el conocimiento de la verdad; y cuando el es santificado por
medio de la verdad, llegará a ser más y más semejante a Jesús, y
más deseoso de salvar almas, la compra de su sangre” (Review and
Herald, 19 de diciembre, 1878).
consideraciones finalesEn el relato inicial sobre la historia de Leonardo da vinci, obser-
vamos que él dejó todo lo que estaba haciendo para atender al lla-
mado de su maestro. Da vinci pensaba que sería incapaz de cumplir
la misión, pero animado por las palabras del maestro, hizo lo mejor
por amor a él.
A través del libro de Hechos, estudiamos un poco sobre la vida
de Pablo, quien se dejó usar por Dios e inmediatamente cambió su
camino por amor al Maestro. Su corazón estaba ansioso por ter-
minar la obra, deseaba llevar a todos al conocimiento de una vida
transformada en las manos de su Creador.
También estudiamos la conversión de una mujer sincera, que
decidió testificar y hacer lo mejor por amor.
No tenemos ninguna duda que aún hoy, somos llamados para
una misión urgente. Tú y yo, somos parte de esa lista ¿cuál es nuestra
respuesta?
Acepta hoy el llamado. El Maestro estará dándote fuerzas y áni-
mo para enfrentar los desafíos.
• Acepta hoy el desafío de abrir un Grupo pequeño en tu casa e
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invita a tus vecinos.
• Acepta el desafío de entregar literatura (el libro misionero) en to-
dos los lugares donde asistes.
• Ten en tu cartera contactos misioneros (folletos).
• Sé parte de una pareja misionera.
• Participa del proyecto Vecino de Oración.
• Ora siempre por 5 amigos no adventistas.
• Ten siempre una palabra de consuelo para dar a los que lo
necesitan.
• Ten siempre una sonrisa en los labios y transmite alegría de ser
hija del rey.
Él estará hablando a tu corazón: Hija, haz lo mejor, trabaja por
amor a mí.
Si deseas aceptar los desafíos del Maestro, ponte de pie para
que juntas oremos.