4
UNA ESPECIAL ORDEN EJECUTIVA DE BARACK OBAMA Carlos Eduardo de Jesús Sierra Cuartas Profesor Asociado de la Universidad Nacional de Colombia Miembro de la Sociedad Julio Garavito Que nuestra civilización es vulnerable es algo que pocas dudas admite, máxime cuando pensadores lúcidos como Ibn Jaldún y Herbert George Wells supieron establecer que las sociedades humanas no son sistemas estables inmersos en medios estables. Léase, por ejemplo, La guerra de los mundos de Wells. En particular, entre las amenazas que penden sobre nuestras cabezas cual espadas de Damocles están aquellas del espacio exterior. No necesariamente una inminente invasión alienígena, sino algo más tangible: nuestro propio Sol. En concreto, se ve venir una tormenta solar inusitada que, de cogernos desprevenidos, nos devolvería a la Edad de Piedra para efectos prácticos. Sobre esto, el 13 de octubre de 2016, el presidente estadounidense Barack Obama emitió una orden ejecutiva, titulada con precisión como Executive Order – Coordinating Efforts to Prepare the Nation for Space Weather Events, precedida por otro documento más extenso, cuyo título es National Space Weather Action Plan. En suma, el coloso del norte se prepara para capear dicho temporal meteorológico del espacio exterior. Richard Christopher Carrington (http://universoexpansion.blogspot.com.co/2015/05/richard- christopher-carrington.html ). No es la primera vez que ha sucedido algo así, puesto que, en 1859, ocurrió la mayor tormenta solar registrada hasta ahora, conocida como el evento Carrington, en memoria del astrónomo inglés Richard Christopher Carrington (1826-1875), quien observó el acontecimiento y se percató de la relación entre la actividad solar y las alteraciones geomagnéticas de nuestro planeta. Incluso, se observaron auroras boreales que llegaban hasta el norte de Colombia, como en Montería, ciudad en la que quedó un registro histórico, guardado en la catedral de San Jerónimo ( https://www.catorce6.com/actualidad- ambiental/investigacion/10579-valle ). Del mismo modo, auroras australes, como este caso, narrado por Paco Bellido (http://naukas.com/2010/09/07/la-gran-tormenta-solar-de-1859 ): El 2 de septiembre de 1859, el Southern Cross, un clipper de tres mástiles y 170 pies, se enfrentaba a un tremendo temporal frente a las costas de Chile. El granizo y las olas no daban tregua a los esforzados marineros que intentaban capear el temporal. Tras varias horas de pesadilla, cuando la tormenta amainó, los marineros observaron con horror que estaban navegando en un océano de sangre. Al levantar la vista descubrieron la razón, a través de las nubes podía verse que todo el cielo estaba bañado de rojo. Se trataba de una aurora austral, un fenómeno relativamente frecuente al sur del Círculo Polar, pero muy extraño en la latitud a la que se encontraba el navío. El espectáculo no se limitaba al cielo, en el propio barco aparecían halos alrededor de los mástiles y los penoles, pero este fenómeno resultaba mucho más

Resumen de la Charla: UNA ESPECIAL ORDEN EJECUTIVA DE BARACK OBAMA

Embed Size (px)

Citation preview

UNA ESPECIAL ORDEN EJECUTIVA DE BARACK OBAMA

Carlos Eduardo de Jesús Sierra CuartasProfesor Asociado de la Universidad Nacional de Colombia

Miembro de la Sociedad Julio Garavito

Que nuestra civilización es vulnerable es algo que pocas dudas admite, máxime cuando pensadoreslúcidos como Ibn Jaldún y Herbert George Wells supieron establecer que las sociedades humanas noson sistemas estables inmersos en medios estables. Léase, por ejemplo, La guerra de los mundos deWells. En particular, entre las amenazas que penden sobre nuestras cabezas cual espadas de Damoclesestán aquellas del espacio exterior. No necesariamente una inminente invasión alienígena, sino algomás tangible: nuestro propio Sol. En concreto, se ve venir una tormenta solar inusitada que, decogernos desprevenidos, nos devolvería a la Edad de Piedra para efectos prácticos. Sobre esto, el 13 deoctubre de 2016, el presidente estadounidense Barack Obama emitió una orden ejecutiva, titulada conprecisión como Executive Order – Coordinating Efforts to Prepare the Nation for Space WeatherEvents, precedida por otro documento más extenso, cuyo título es National Space Weather Action Plan.En suma, el coloso del norte se prepara para capear dicho temporal meteorológico del espacio exterior.

Richard Christopher Carrington (http://universoexpansion.blogspot.com.co/2015/05/richard-christopher-carrington.html).

No es la primera vez que ha sucedido algo así, puesto que, en 1859, ocurrió la mayor tormenta solarregistrada hasta ahora, conocida como el evento Carrington, en memoria del astrónomo inglés RichardChristopher Carrington (1826-1875), quien observó el acontecimiento y se percató de la relación entrela actividad solar y las alteraciones geomagnéticas de nuestro planeta. Incluso, se observaron aurorasboreales que llegaban hasta el norte de Colombia, como en Montería, ciudad en la que quedó unregistro histórico, guardado en la catedral de San Jerónimo (https://www.catorce6.com/actualidad-ambiental/investigacion/10579-valle). Del mismo modo, auroras australes, como este caso, narrado porPaco Bellido (http://naukas.com/2010/09/07/la-gran-tormenta-solar-de-1859):

El 2 de septiembre de 1859, el Southern Cross, un clipper de tres mástiles y 170 pies, se enfrentaba a untremendo temporal frente a las costas de Chile. El granizo y las olas no daban tregua a los esforzadosmarineros que intentaban capear el temporal.

Tras varias horas de pesadilla, cuando la tormenta amainó, los marineros observaron con horror queestaban navegando en un océano de sangre. Al levantar la vista descubrieron la razón, a través de lasnubes podía verse que todo el cielo estaba bañado de rojo.

Se trataba de una aurora austral, un fenómeno relativamente frecuente al sur del Círculo Polar, pero muyextraño en la latitud a la que se encontraba el navío. El espectáculo no se limitaba al cielo, en el propiobarco aparecían halos alrededor de los mástiles y los penoles, pero este fenómeno resultaba mucho más

familiar para los marineros, se trataba del fuego de San Telmo, una descarga eléctrica debida a la grandiferencia de potencial entre dos objetos.

A la sazón, tal tormenta solar puso en jaque la red de comunicación, sobre todo en Europa yNorteamérica, basada en los telégrafos, la Internet de entonces. De facto, los cables telegráficosexperimentaron cortes y cortocircuitos que produjeron muchos incendios. En todo caso, no fue mayorel apuro para recuperarse de los efectos causados por el evento Carrington. En marcado contraste, ennuestro tiempo, un evento por el estilo tendría consecuencias de mayor alcance dada la grandependencia de nuestra civilización de una tecnología sofisticada basada en la electricidad y laelectrónica. En dos palabras, una tormenta solar así tostaría nuestros artefactos eléctricos yelectrónicos, tales como los que dependen de los GPS, presentes en los teléfonos, aviones yautomóviles, lo mismo que los que tienen que ver con las comunicaciones vía satélite. Sencillamente,vivimos plácidamente dentro de una ciberburbuja.

Southern Cross y el fuego de San Telmo (http://naukas.com/2010/09/07/la-gran-tormenta-solar-de-1859).

¿Qué decir para Colombia? Sucesos como el cambio climático, las epidemias y pandemias tales comola fiebre chikunguña y el virus del zika, o el colapso de la red vial del país cada vez que hay una fuerteola invernal, ponen en evidencia la incapacidad estatal y social para afrontar situaciones de emergencia.Por ende, no es menester pensarlo dos veces para concluir que, en caso de una severa tormenta solar, elpaís estaría en calzas prietas. Botón de muestra, en lo tocante a la red eléctrica, el aumento de la tensiónproducido por las partículas solares podría dañar los transformadores, una situación delicada habidacuenta del gran tiempo necesario para sustituirlos, máxime si quedan destruidos cientos o miles a lavez. Y, que sepamos, no contamos con muchos repuestos. De similar manera, trate el lector de

imaginarse lo que pasaría con la red clínica y hospitalaria. Para decirlo sin ambages, en semejanteescenario, retornaríamos al estado de naturaleza, un escenario no muy distinto del actual en nuestropaís dada la falta de presencia del Estado en buena parte del territorio. Para colmo, el grueso de lasociedad colombiana adolece del talón de Aquiles de una incultura tecnocientífica galopante. Como elresto de los países latinoamericanos, Colombia es un país con investigación, pero sin ciencia, todo unfeudalismo de alta tecnología, con tremendo ayuno en lo tocante al modo científico de entender elmundo.

National Space Weather Strategy (http://www.swpc.noaa.gov/news/national-space-weather-strategy-and-action-plan-released).

Ante semejante panorama, las esperanzas que cabría albergar estarían en las agrupacionesespontáneas y organizadas de personas, con un saludable espíritu convivencial, con formación yexperiencia tecnocientífica en el sentido amplio del término, especialmente aquella de índolealternativa y convivencial, esto es, no dependiente de la actual infraestructura tecnocientífica y suparadigma dominante. En suma, estamos ante un problema de grandes proporciones cuya soluciónprecisa actuar con presteza, no quedarnos en vanos y baladíes ejercicios académicos, empresariales ogubernamentales. Por así decirlo, una amenaza como ésta, en caso de concretarse, brindará la ocasiónpara saber quiénes tienen real madera de héroes, máxime en el contexto mundial actual, caracterizadopor una crisis civilizatoria global. No olvidemos, como destacaba con tino Herbert George Wells, unode los padres fundadores de la ciencia ficción, que las sociedades no son sistemas estables inmersos enmedios estables.Y, en el caso de Colombia, se trata de un país que, de todos modos, está consideradocomo inviable por parte de diversos expertos, como, botón de muestra, los polemólogos.