Monas de Pascua

Antonio Monllor Simón

La mona simboliza que la Cuaresma con sus respectivas abstinencias se han terminado. Sinónimo de fertilidad, esperanza y renacimiento.

Para el cristianismo es el momento para recordar a Cristo, hijo de Dios, en el paso de su vida, a la muerte, y de la muerte a la vida.

Algunos escritos apuntan que pudo empezar en el siglo XV en Cataluña y Valencia, otros apuntan al siglo XVIII, aunque alguna fuente lo lleva hasta los tiempos en los que la presencia de moros estuvo en España.

Originariamente se trataba de un bollo hecho de harina, huevo, azúcar y sal, aunque hoy en día se suelen hacer con mucha variedad de materias primas.

Su elaboración requiere paciencia puesto que necesita más de una hora, aproximadamente, de fermentación antes de llevar a cocción y es un tanto similar a la masa del roscón.

Su nombre de origen se dice que viene del término árabe ‘munna’, que significa “provisión de la boca”, era un regalo que hacían los musulmanes a sus señores.

Uno de los pueblos con más fama en la elaboración de monas de Pascua se llama Alberique, en Valencia. Se consumen durante todo el año con el nombre de ‘pan quemado’ o ‘toña’. Suelen tener formas de serpientes, lagartijas, o la redonda de toda la vida.

La mona tradicional mantiene los huevos cocidos que en algunos lugares suelen ir pintados de colores, con plumas o incluso con pollitos. En Menorca suelen ir cubiertos de merengue.

El famoso también huevo de Pascua pudo haber nacido en Rusia, allí los monjes ortodoxos mantienen la tradición judía de celebrar la Pascua el primer viernes después de la primera luna de primavera.

Esa noche, normalmente en Palestina, hay un clima agradable y la luna ilumina el cielo. Pero trasladar esa fiesta a Rusia puede ser muy duro, pues están a muy bajas temperaturas. La celebración de la Pascua resulta ser una noche en aquel clima extremadamente fría y desapacible.

Si unimos eso a que la gente iba con hambre después del ayuno litúrgico del Viernes Santo, se comprenderá perfectamente que alguien cocía un huevo en casa y lo trasladaba caliente entre las manos, para sentir durante la ceremonia su calor y comérselo en el mismo atrio de la iglesia.

Allí se celebra con tres besos y el intercambio de huevos de Pascua. Y así nacieron los huevos de Fabergé, que comenzaron a fabricarse en 1885 cuando el Alejandro III encargó un huevo de Pascua para su esposa. Tanto gustó a su esposa que Alejandro ordenó que Peter Carl Gustavovich Fabergé fabricara un huevo de Pascua cada año para su esposa, con la condición de que el huevo fuese único y que encerrase una sorpresa.

Ya en el siglo XIX, en Europa, italianos, franceses y alemanes empezaron a elaborar huevos a base de chocolate con regalos en su interior. Pero es en España donde se podría decir que más ha arraigado la costumbre.

Las monas pierden su sencillez, y su presentación se hace más compleja, adornándose de azúcar caramelizado, almendras, confituras, guirlache, y claro está, los huevos de Pascua pintados.

El chocolate ha ganado protagonismo en las Monas, con pasteleros que hacen verdaderas esculturas que suelen representar figuras o personajes populares.

Esto ha llevado a que tengan poco que ver con las sencillas y  tradicionales monas de pascua.

Éstas son elaboradas por maestros pasteleros, que utilizando su imaginación dan vida a creativas figuras de chocolate.

Hoy en día muchos son muchas las pastelerías que compiten entre ellas para ver quién es el pastelero que elabora la mona de pascua más espectacular, alcanzando precios desorbitantes.

La tradición marcaba que el padrino de bautizo o abuelo regalaba al niño una mona que llevaba tantos huevos duros como años tenía. La edad máxima eran los 12 años por lo que ese es el último año se le colocaba un huevo extra. El ahijado iba a recogerla personalmente en su casa y tenían como costumbre que el niño recitara públicamente un verso.

Se suele consumir durante la merienda de los días de pascua acompañada de longaniza de Pascua siendo costumbre cascar el huevo en la frente de otra persona. También es posible acompañarla de chocolate, Es tradición ir de excursión al campo a pasar la tarde comiendo la mona y jugar.

Reunirse con la familia o amigos y comer juntos es algo típico. El Lunes Santo para muchos ha terminado siendo el día de la Mona de Pascua.