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PERSPECTIVA DEL PACIENTE Dije basta el día que me dormí 3 veces conduciendo, y a la tercera al abrir los ojos venía un camión de cara… Con 10 pastillas era difícil mantenerse despierta. Llegué a tomar tanta medicación después de haber sido diagnosticada de fibromialgia- fatiga crónica y depresión asociada. España es el país donde más medicación se da a sus enfermos, y parece que sea donde más enfermos crónicos tenemos. Y todo esto con solo 24 años, medicada desde los 17 con antidepresivos. Estudié fisioterapia en la universidad, soportando constantes ataques de migraña y mucho cansancio continuo. Cuando acabé la carrera, con 21 años, no podía andar hasta la esquina ni subir escaleras sin notar un cansancio sobrehumano. Llegué a necesitar que me lavaran el pelo y me dieran de comer porque requería demasiado esfuerzo para mí. Después de un cambio de especialista de neurología, éste me derivó a un reumatólogo, que fue el primero que me diagnosticaria de fibromialgia-fatiga crónica. Fue un cambio notable con la medicación para el dolor y el cansancio. A pesar de esto, cada vez que le visitaba si había mejorado, mantenía la medicación, pero si estaba igual o peor, la aumentaba. 2 años más tarde, mi pregunta era cuando podría quedarme embarazada, y los médicos siempre me respondían “el año que viene”, que nunca llegaba. Durante estos 7 años (17-24), puedo contar con los dedos de una mano, los especialistas que hicieron y buscaron soluciones para mi caso, en lugar de coger la etiqueta y mantener la enfermedad crónica. Eché de menos que me escucharan y me dijeran “estoy en el mismo barco y vamos a remar juntos para que mejores”. Podría comparar la relación médico-paciente-medicamento con la de padre-niño- cónsola. Su actuación es como “sabemos que no es lo mejor, pero durante un rato no molestará”. Cuando hay tanto dolor, de manera continua, no apetece ir ni hacer ninguna fiesta, con lo que cada vez sales menos, profesionalmente no rindes y afecta a todos los planos de tu vida, entrando en el círculo de la depresión. Llegué a un punto en que decidí poner manos a la obra, buscando alternativas que me permitieran mejorar mi calidad de vida. 3 años más tarde, tuve a Guifré y mi cuerpo volvió a cambiar completamente otra vez. Y hasta ahora me está costando volver a encontrar el punto de equilibrio.

Perspectiva del paciente. Anna Sendra

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Page 1: Perspectiva del paciente. Anna Sendra

PERSPECTIVA DEL PACIENTE

Dije basta el día que me dormí 3 veces conduciendo, y a la tercera al abrir los ojos

venía un camión de cara… Con 10 pastillas era difícil mantenerse despierta.

Llegué a tomar tanta medicación después de haber sido diagnosticada de fibromialgia-

fatiga crónica y depresión asociada. España es el país donde más medicación se da a

sus enfermos, y parece que sea donde más enfermos crónicos tenemos.

Y todo esto con solo 24 años, medicada desde los 17 con antidepresivos.

Estudié fisioterapia en la universidad, soportando constantes ataques de migraña y

mucho cansancio continuo. Cuando acabé la carrera, con 21 años, no podía andar

hasta la esquina ni subir escaleras sin notar un cansancio sobrehumano. Llegué a

necesitar que me lavaran el pelo y me dieran de comer porque requería demasiado

esfuerzo para mí.

Después de un cambio de especialista de neurología, éste me derivó a un

reumatólogo, que fue el primero que me diagnosticaria de fibromialgia-fatiga crónica.

Fue un cambio notable con la medicación para el dolor y el cansancio. A pesar de

esto, cada vez que le visitaba si había mejorado, mantenía la medicación, pero si

estaba igual o peor, la aumentaba.

2 años más tarde, mi pregunta era cuando podría quedarme embarazada, y los

médicos siempre me respondían “el año que viene”, que nunca llegaba.

Durante estos 7 años (17-24), puedo contar con los dedos de una mano, los

especialistas que hicieron y buscaron soluciones para mi caso, en lugar de coger la

etiqueta y mantener la enfermedad crónica.

Eché de menos que me escucharan y me dijeran “estoy en el mismo barco y vamos a

remar juntos para que mejores”.

Podría comparar la relación médico-paciente-medicamento con la de padre-niño-

cónsola. Su actuación es como “sabemos que no es lo mejor, pero durante un rato no

molestará”.

Cuando hay tanto dolor, de manera continua, no apetece ir ni hacer ninguna fiesta,

con lo que cada vez sales menos, profesionalmente no rindes y afecta a todos los

planos de tu vida, entrando en el círculo de la depresión.

Llegué a un punto en que decidí poner manos a la obra, buscando alternativas que me

permitieran mejorar mi calidad de vida.

3 años más tarde, tuve a Guifré y mi cuerpo volvió a cambiar completamente otra vez.

Y hasta ahora me está costando volver a encontrar el punto de equilibrio.

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Hace medio año fui una de las escogidas para ser parte de la tesis de Cristina y el

azar me llevó a conocer BBAT. Con él pude enfocar mi vida y mi profesión desde un

nuevo punto de vista.

Mi experencia con BBAT es principalmente como ayuda a controlar la ansiedad que

produce no saber como vas a estar al cabo de 5 minutos, el pensar “no puedo

controlar mis ataques de migraña o mi dolor”, pero si controlar la duración de su

efecto, que había llegado a imposibilitar las actividades de la vida diaria.

He podido comprobarlo en un viaje en tranvia por Bergen un día que tenía mucho

dolor, y sentía que la gente me apretaba, y de golpe la ansiedad empeoró. Hice un

sencillo ejercicio de BBAT, y rápidamente mejoró y la sensación se fue.

Aparte de la ansiedad, he sentido como el cansancio y la movilidad de mi cuerpo han

mejorado gracias a los ejercicios de BBAT.

Por último, añadir que acabo de llegar de Noruega. Formo parte del programa BBAT

2015-2017, formándome como fisioterapeuta en salud mental, para seguir

entendiendo mi patología y como poder mejorarla, y poderlo compartir con la demás

gente.

Porque como nos dijo en la formación el doctor en psiquiatría Tor Jacob Moe,

podemos pasar toda la vida buscando la respuesta a la pregunta “¿Por qué a mí?”, o

podemos sentir que simplemente “¿Por qué no?” y aprender de la dificultad.