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UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO
FACULTAD DE MEDICINA HUMANA
“JESÚS, FACTORES CLINICOS DE LA MUERTE DE UN PERSONAJE HISTORICO”
ABRIL - JUNIO 2016
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
AUTORES:
CASTILLO PUELLES, MÓNICA GERALDINE
QUISPE PALACIOS, CARLOS ENRIQUE
ASESOR:
LIC. MARÍA ELIZABETH SALAZAR VEGA
PIURA – PERÚ
2016
I. GENERALIDADES.
1. Título del estudio: “JESÚS, FACTORES CLÍNICOS DE LA MUERTE DE UN PERSONAJE HISTÓRICO”
2. Personal Investigador: CASTILLO PUELLES ,MÓNICA GERALDINE
QUISPE PALACIOS, CARLOS ENRIQUE
1. Autores: CASTILLO PUELLES ,MÓNICA GERALDINE
QUISPE PALACIOS, CARLOS ENRIQUE
1.1 Nombre del profesor asesor o asesores: LIC. MARÍA ELIZABETH
SALAZAR VEGA
2. Tipo de investigación: CUALITATIVA - ESTUDIO DE CASOS
3. Régimen de investigación: Descriptivo
Por la participación del investigador: Observacional
Por el análisis y alcance de los resultados: Descriptivo
Por la secuencia de estudio: Transversal
Por su alcance temporal: Retrospectivo
Según la fuente: Primaria
4. Departamento y sección académica: Universidad Privada Antenor Orrego
– Sede Piura
5. Duración total del proyecto: 3 meses
6. Fecha probable de inicio y terminación.a) Fecha de Inicio: 19/04/15
b) Fecha de término: Junio 2016
7. Cronograma del Proyecto.
N° ActividadesPersonas Responsables
Abril Mayo Junio
1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4
1
Planificación y
elaboración del
proyecto
Investigador
AsesorX X X X X
2
Presentación y
aprobación del
proyecto
Investigador X X X
3 Recolección de datosInvestigador
AsesorX X X X X X
4Elaboración del
Proyecto Final
Investigador
AsesorX X X X X
Duración del proyecto X X X X X X X X X X X X
8. Horas dedicadas al proyecto: 540
9. Recursos disponibles: 11.1 Personal:
ParticipanteActividades de Participación
Investigador (1), (2), (3), (4), (5)
Asesor (1), (3) , (5)
11.2 Material y Equipo: Material Bibliográfico
Historias Clínicas
Computadora e Impresora personal
Etc.
10. Presupuesto. 40 soles
12.1 Insumos para la investigación:
Insumos Unidad CantidadCosto unitario
Costo total
Financiado
Hojas de
tamaño
A4
50 10 céntimos 5 soles
Propio
Impresor
a0 ----- -----
Propio
Lápices
2b3 1 2
Si
Laptop 1 ----- ------ si
Subtotal
12.2 Servicios:
Insumos Unidad CantidadCosto unitario
Costo total
Financiado
Internet Megabites/segundo Propio
Movilidad 20 30 50
Subtotal
11. Financiamiento: Propio
II. PLAN DE INVESTIGACIÓN.
1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
EL TEMA DE LA MUERTE DE JESUCRISTO SIEMPRE HA SIDO MUY CONTROVERSIAL DEBIDO A
LAS DISTINTAS POSTURAS QUE LO DEFIENDEN Y OTRAS QUE INTENTAN DEMOSTRAR LO
CONTARIO. EXISTE UNA PROBLEMÁTICA QUE SE GENERA CON LA SIGUIENTE PREGUNTA
¿CUÁLES FUERON LAS CAUSAS DE SU MUERTE? A PARTIR DE ESTO INTENTAREMOS
EXPLICAR Y DEMOSTRAR DESDE EL PUNTO DE VISTA CLÍNICO Y DE LA MEDICINA FORENSE UN
ANÁLISIS DE TODO LO QUE JESÚS TUVO QUE PASAR DESDE LA ÚLTIMA CENA HASTA EL
ÚLTIMO INSTANTE DE SU CRUCIFIXIÓN.
PARA ELLO HEMOS REALIZADO UNA RIGUROSA INVESTIGACIÓN CON EL FIN DE DEMOSTRAR
DATOS EXACTOS O MUY APROXIMADOS ACERCA DE CUÁL FUE LA REALIDAD, CONTAMOS CON
DATOS Y FUENTES QUE NOS AYUDAN A SUSTENTAR NUESTRA INVESTIGACIÓN.
1.1. ANTECEDENTES.
INTERNACIONALES.
Dr. Jorge Fuentes Aguirre, en la conferencia “LAS CAUSAS CLÍNICAS DE LA PASIÓN Y MUERTE DE JESUCRISTO”, REALIZADA EN LA PARROQUIA DEL PERPETUO SOCORRO, ABRIL DEL 2011 EN MÉXICO Después de la flagelación, el
largo vía crucis y la dolorosa crucifixión, "Jesucristo murió por asfixia, insuficiencia cardíaca aguda y finalmente un infarto de miocardio pero, si hubiera necesidad de
realizar un informe final de las causas clínicas de su fallecimiento, serían al menos diez"
DR. RUBÉN DARÍO CAMARGO, ESPECIALISTA EN CUIDADOS INTENSIVOS, ANALIZÓ EN UNA CONFERENCIA REALIZADA EN BARRANQUILLA (COLOMBIA) EN 2010 EL TIPO DE CASTIGO QUE USABAN LOS ROMANOS: "La flagelación era
un preliminar legal a toda ejecución. A la víctima le desnudaban la parte superior del
cuerpo, lo sujetaban a un pilar poco elevado y con la espalda encorvada, de modo que al
descargar sobre ésta los golpes no perdiesen fuerzas. Golpeaban, sin compasión ni misericordia alguna".
DR. FREDERICK FARRAR, AUTOR DE LA VIDA DE CRISTO, ESCRIBIÓ EN 2012 "Una muerte por crucifixión parece incluir todo lo que el dolor y la muerte puedan tener de
horrible y espantoso: vértigo, calambres, sed, inanición, fiebre, tétano, vergüenza,
humillación, larga duración del tormento, horror de la anticipación, mortificación de las
heridas no cuidadas...". Lo resumió como "una sinfonía del dolor" producida por cada
movimiento, con cada inspiración, incluso una pequeña brisa sobre la piel podría haberle
causado un dolor intenso.
DR ZUGIBE, PRIMER JEFE DE MEDICINA FORENSE, FELIGRÉS DE LA IGLESIA CATÓLICA ROMANA DE SAN PEDRO EN HAVERSTRAW, EL 25 DE OCTUBRE DE 2011 REALIZO UNA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA SOBRE LA SÁBANA SANTA DE TURÍN Y EL MECANISMO Y LA CAUSA DE LA MUERTE DE JESÚS dijo creer que
"Cristo murió de un colapso debido a la pérdida de sangre y líquido, más un choque
traumático por sus heridas. Además de una sacudida cardiogénica que hizo que su
corazón sucumbiera".
JESÚS AND JEHOHANAN: AN ARCHAEOLOGICAL NOTE ON CRUXIFIXIONARCHAEOLOGICAL DISCOVERIES OFFER NEW INFORMATION ABOUT THE ROMAN PRACTICE OF CRUCIFIXION." BY REVEREND DR. J.H CHARLESWORTH FROM EXPOSTIYORY TIMES FEBRUARY 1973 Within the caves were found fifteen
limestone ossuaries which contained the bones of thirty-five individuals. These skeletons
reveal under the examination of specialists a startling tale of the turbulence and agony
that confronted the Jews during the century in which Jesus lived. Nine of the thirty-five
individuals had met violent death. Three children, ranging in ages from eight months to
eight years, died from starvation. A child of almost four expired after much suffering from
an arrow wound that penetrated the left of his skull (the occipital bone). A young man of
about seventeen years burned to death cruelly bound upon a rack, as inferred by the grey
and white alternate lines on his left fibula. A slightly older female also died from
conflagration. An old women of nearly sixty probably collapsed from the crushing blow of
a weapon like a mace; her atlas, axis vertebrae and occipital bone were shattered. A
woman in her early thirties died in childbirth, she still retained a fetus in her pelvis. Finally,
and most importantly for this note, a man between twenty-four and twenty-eight years of
age was crucified.
ASPECTOS MÉDICOS DE LA CRUCIFIXIÓN DAVID TERASAKA, 2 MAYO, 2013, Con
un conocimiento tanto de las prácticas antiguas de crucifixión y la anatomía, uno puede
reconstruir los aspectos médicos probables de esta forma de ejecución lenta. Cada
herida aparentemente estaba destinada a producir intensa agonía, y las causas que
contribuyan a la muerte de muchas. La flagelación antes de la crucifixión sirvió para
debilitar el condenado y, si la pérdida de sangre fue considerable, para producir
orthostatie hipotensión e incluso shock hypovolemie. Cuando la víctima fue arrojada al
suelo de espaldas, en preparación para transfixión de las manos, sus heridas flagelación
más probable es que se rompan abierta de nuevo y contacto con la suciedad. Además,
con cada respiración, las heridas dolorosa flagelación se rasparon contra la madera
áspera de los estípites. Como resultado, la pérdida de sangre desde la parte trasera
probablemente continuaría durante la crucifixión.
UN MÉDICO ANALIZA LA CRUCIFIXIÓN UNA EXPLICACIÓN MÉDICA DE LO QUE JESÚS SOPORTÓ EN EL DÍA DE SU MUERTE POR EL DR. C. TRUMAN DAVIS, FRUGALSITES, 2010. El método común de terminar una crucifixión era por crurifracture,
la rotura de los huesos de la pierna. Esto impidió que la víctima se empujase hacia
arriba; la tensión no podía ser relevada de los músculos del pecho, y se produjo una
rápida asfixia. Las piernas de los dos ladrones fueron rotas, pero cuando los soldados se
acercaron a Jesús, vieron que esto era innecesario.
Al parecer, para estar seguro de su muerte, el legionario condujo su lanza entre las
costillas, hacia arriba a través del pericardio y el corazón. Juan 19:34 dice: "Y al instante
salió sangre y agua." Por lo tanto había una fuga de líquido acuoso del saco que rodea el
corazón y la sangre del interior del corazón. Esta es una evidencia más concluyente post
mortem que Jesús murió, no la muerte por asfixia crucifixión habitual, sino de
insuficiencia cardíaca por shock y contracción del corazón por el líquido en el pericardio.
Si Jesús hubiera permanecido muerto, el cristianismo no sería más que una promesa
vacía. Sin embargo, tres días después de su muerte, se levantó de entre los
muertos. Este es el milagro de la resurrección, que es lo que los cristianos celebran la
Pascua. Para obtener más información acerca de la resurrección, lea Juan capítulos 20 y
21.
ARTHUR CUNSTANCE. LOS ASPECTOS DE LA VIDA Y LA ETERNIDAD, SUFRIMIENTOS DE CRISTO EN LA CRUZ SE DISCUTEN EN DETALLE POR EN SU LIBRO, CONCEPTOS PARADÓJICOS DE TIEMPO Y LA ETERNIDAD, MAYO 2013. Con sólo Pedro, Santiago y Juan, Jesús experimentó un período prolongado de
insoportable tormento del espíritu que encontró su expresión en gemidos y lágrimas y
terminó en un terrible sudor, casi como si fuera sangre. Hay un gran misterio aquí. Jesús
parece hacer frente a la experiencia con desconcierto y profundo malestar del corazón.
Por primera vez en su ministerio, apela a sus propios discípulos en busca de ayuda, para
pedirles que velar y orar por él. Confiesa estar profundamente conmovido en su espíritu.
Cada uno de sus tres oraciones preguntas la necesidad de esta experiencia y cada uno
se dirige a aquel que podía salvarlo de la muerte.
PASIÓN Y MUERTE DE CRISTO DESDE EL PUNTO DE VISTA MÉDICO. DR J. ALFONSO MIRANDA CARABALLO. COLOMBIA 2005 La pasión física de Jesús
comienza en Getsemaní. Todos hemos leído que Jesús sudó sangre y muchos nos
hemos preguntado por la veracidad de este hecho. Aunque es muy raro, el fenómeno del
sudor de sangre es bien conocido por la ciencia médica. Es interesante que el médico del
grupo, Lucas, sea el único que menciona este fenómeno. El sudar sangre, hematidrosis ó
hemohidrosis, se produce en condiciones excepcionales: para provocarlo se necesita un
debilitamiento físico, y se atribuye a estados muy altos de estrés, esto provoca una
presión muy alta y congestión de los vasos sanguíneos de la cara, la presión alta y la
congestión provoca pequeñas hemorragias en los capilares de la membrana basal de la
piel y algunos de estos vasos sanguíneos se encuentran adyacentes a las glándulas
sudoríparas. La sangre se mezcla con el sudor y brota por la piel. Esta es la primera
perdida de líquidos corporales que experimentó Jesús (aproximadamente de 150 a 200
ml.) Todo lo anterior, estrés, perdida sanguínea por la hematohidrosis, provoca en el
cuerpo humano un aumento del metabolismo en su fase catabólica (consumo), este
mismo se refleja directamente en el consumo principal de carbohidratos (glucógeno), esta
reserva es muy pobre y se acaba pronto, por lo que se inicia un estado en el cual se
consumen las proteínas del cuerpo y el catabolismo. En condiciones normales este
mismo, puede estimular la redistribución de líquido del espacio intracelular al extracelular.
Es decir, que el paciente comienza a hincharse. La piel se hace más frágil y vulnerable a
cualquier trauma.
RUBÉN DARIO CAMARGO R. MEDICINA INTERNA - CUIDADOS INTENSIVOS. BARRANQUILLA, COLOMBIA 2003 Los estudios médicos que tratan de explicar la
causa de la muerte de Jesucristo, toman como material de referencia un cuerpo de
literatura y no un cuerpo físico. Publicaciones sobre los aspectos médicos de su muerte
se reportan desde el siglo I.
Hoy día, con base a los conocimientos de la fisiopatología del paciente traumatizado, se
puede llegar a inferir los cambios fisiológicos padecidos por Jesucristo durante su pasión
y muerte. Los relatos bíblicos de la crucifixión descritos a través de los evangelios y
documentación científica al respecto, describen que padeció y sufrió el más cruel de los
castigos. El más inhumano y despiadado de los tratos que puede recibir un ser humano.
Descubrimientos arqueológicos relacionados con las prácticas romanas de la crucifixión.
Proveen información valiosa que da verdadera fuerza histórica a la figura de Jesús, y a su
presencia real en la historia del hombre.
LUIS A. AMADOR MORALES, AL MOMENTO DE REDACTAR ESTE TRABAJO ERA ESTUDIANTE DEL SEMINARIO TEOLÓGICO ADVENTISTA DE CUBA La muerte de
Cristo en la cruz es vital para todo el Universo. Sus implicaciones espirituales no caben
en la mente humana por mucho que ésta intente calcular o discernir. En cambio, se
podría intentar describir los aspectos médicos de sus sufrimientos desde el Getsemaní
hasta el Calvario paso a paso, detalle a detalle e impresión a impresión; siendo la cruz
uno de ellos.
Para este cometido no se cuenta con la historia clínica del paciente de 33 años, piel
blanca, constitución saludable y natural de Nazaret; ni se tienen su cuerpo físico o los
restos de su esqueleto, sólo se dispone de un cuerpo de literatura. Las descripciones
más extensas y detalladas de la vida y muerte de Jesús se encuentran en los evangelios,
por lo que se acudirá a ellos como fuente divinamente autorizada; el resto de los 23 libros
del Nuevo Testamento sólo soportan estos eventos. Se recurrirá a los escritos de autores
antiguos y modernos, siendo que los especialistas han demostrado la confiabilidad y
precisión de los primeros mediante el método legal-histórico de la investigación científica.
A ello se sumará la interpretación de expertos basados en conocimientos de ciencia y
medicina que no estaban disponibles en el primer siglo.
CHRISTIAN ANSWERS NETWORK PO BOX USA 2001 En el estado de sufrimiento de
Cristo, estos golpes eran suficientes para matarle. Su cuerpo estaba horriblemente
magullado, cortado y sangrante. Tras no haber tenido ningún alimento durante muchas
horas, y después de haber perdido líquidos por medio de abundantes hemorragias, Jesús
estaría gravemente deshidratado. Esta tortura brutal ciertamente le habría llevado a lo
que los médicos llaman colapso (shock), y el colapso mata. Además, Jesús fue obligado
a cargar con el travesaño de madera sobre el cual moriría. Imagine el efecto de cargar
con una carga pesada si usted estuviera en esa condición.
2 MAYO, 2013 POR J. ALFONSO MIRANDA realmente no se puede realizar un estudio
antropológico como tal, por la carencia de distintos tipos de evidencia física, como se
haría en un estudio forense, más bien se elabora un estudio de acontecimientos, y se
busca una explicación medico científica de lo ocurrido. La Crucifixión (lat. Crux,
crucis=Cruz, figere=fijar). Fue inventada por los persas entre 300-400 A.C. Es
posiblemente la muerte más dolorosa inventada por el hombre, reconociéndola como
forma de sufrimiento lento, doloroso, materia en la cual los romanos eran expertos. Este
castigo era reservado para los esclavos, los extranjeros, los revolucionarios, y para el
más vil de criminales. Cicerón la definía como el castigo más cruel y abominable. Durante
18 horas – desde las 9 de la noche del jueves hasta las 3 de la tarde del viernes, la hora
en que murió-, Jesús sufrió múltiples agresiones físicas y mentales pensadas para causar
una intensa agonía, debilitar a la víctima y acelerar la muerte en la cruz.
SOBRE LA MUERTE FISICA DE JESUCRISTO POR WILLIAM EDWARDS; WESLEY GABEL ; FLOYD HOSMER - (TRADUCCIÓN : LUIS SIMPSON) JAMA 1986. El material de referencia relativo a la muerte de Cristo se
compone de un cuerpo de literatura y no de un cuerpo físico o sus restos. En este tenor,
la credibilidad de cualquier discusión sobre la muerte de Jesús será determinada
básicamente por la credibilidad de las fuentes. Para este repaso, el material de referencia
incluye los escritos de antiguos cristianos así como autores no cristianos, los escritos de
autores modernos y el Sudario de Turín. Utilizando el método histórico-legal de
investigación científica, los eruditos han establecido la confiabilidad y precisión de los
manuscritos antiguos.
Las descripciones más extensas y detalladas de la vida y muerte de Jesús han de ser
encontradas en los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Los otros 23 libros del
Nuevo Testamento soportan pero no amplían los detallados registros de los evangelios.
Algunos autores contemporáneos cristianos, judíos y romanos proveen información
adicional sobre los sistemas legales judíos y romanos del Ier siglo así como detalles
sobre flagelación y crucifixión. Seneca, Livy, Plutarco y otros se refieren a las prácticas de
la crucifixión en sus trabajos. Jesús es mencionado por los historiadores romanos
Cornelius Tacitus, Plinio el Menor y Suetonio, por los historiadores no romanos Thallus y
Phlegon, por el sátiro Luciano de Samosata, por el Talmud judío, y por el historiador judío
Flavius Josephus, a pesar de que la autenticidad de porciones de este último es
cuestionable. El Sudario de Turín es considerado por muchos como la tela con que
envolvieron a Jesús, y varias publicaciones sobre los aspectos médicos de su muerte
sacan sus conclusiones de esta suposición. El Sudario de Turín y descubrimientos
arqueológicos recientes proveen información valiosa sobre las prácticas romanas de
crucifixión. La interpretación de escritores modernos, basados en conocimientos
científicos y médicos desconocidos en el primer siglo, podría arrojar más luz en cuanto a
los posibles mecanismos de la muerte de Jesús. Cuando se toman en conjunto ciertos
datos -el testimonio extenso y contemporáneo tanto de proponentes como oponentes del
cristianismo, y su aceptación universal de Jesús como una verdadera figura histórica; la
ética de los escritores de los evangelios, y el corto intervalo de tiempo entre los eventos
y los manuscritos; y la confirmación del recuento de los evangelios por historiadores y por
descubrimientos arqueológicos- aseguran un testimonio confiable para elaborar una
interpretación médica moderna de la muerte de Jesús.
POR: BBCMUNDO.COM PUBLICADO: JUN, 21, 2015 TEORÍAS SOBRE POR QUÉ EL SANTO SUDARIO DE TURÍN TIENE LA IMAGEN DE UN HOMBRELa Iglesia Católica no adopta ninguna postura oficial al respecto, afirmando sólo que es
una cuestión para la investigación científica. Sin embargo, en 1988, científicos de tres
universidades concluyeron que la tela era del siglo XI o XII, por lo que no podía ser el
manto de Jesús. Las pruebas científicas concluyeron que el manto de lino de 4,4 metros
de largo era de aproximadamente 700 años de antigüedad. Desde ese momento, la
Iglesia se limita a afirmar que se trata de un “ícono” de la devoción cristiana. Pero a pesar
de las continuas discusiones acerca de su edad, el Santo Sudario de Turín es un objeto
profundamente desconcertante. Los estudios realizados en 1978 por un equipo
internacional de expertos no revelaron ninguna explicación clara de cómo la tela tiene
reflejada la imagen de un hombre con barba, que aparentemente lleva las heridas de la
crucifixión. Por supuesto no faltan las hipótesis. Algunos sugieren que la imagen se
produjo a través de procesos naturales; otros, que se debe al ingenio de los falsificadores
medievales de reliquias; y hay quienes invocan procesos físicos asociados con la
resurrección.
1.2 MARCO TEÓRICO.
HISTORIA
Hace 2016 años se produjo el nacimiento de un pequeño niño llamado Jesús, al cual se
le atribuye el título de “HIJO DE DIOS” y se manifiesta a sí mismo como tal.
Sea cual sea tu religión, color de piel, país o cultura, seas creyente o no, sabemos que al
escuchar el nombre de “Jesús” lo reconoces como una persona que ha tenido mucha
importancia en la historia hasta la actualidad. Sin embargo, al no creer en su existencia,
sería una gran hazaña para un “simple” personaje dividir la historia en un antes y un
después de su muerte, ¿no?
En distintas religiones se le ve como el mesías (cristianismo), un profeta más (judíos),
pero, a pesar de cómo se le catalogue no hay nadie que niegue su existencia, por tanto
según el perfil científico lo tomaremos como un personaje histórico, al igual que los
escritos sobre este personaje pues se tomarán los evangelios como manifestaciones de
testigos presenciales por que fueron escritos en lugares distintos, diferentes personas y
en tiempos distintos y nos centraremos sobre todo en la parte clínica de su muerte.
JESUS HISTÓRICO, TRAICIÓN Y MUERTE
La fuente histórica más valiosa son los relatos de la pasión (Mc 14-15; Mt 26-27; Lc 22-
23; Jn 18-19), porque son las narraciones más antiguas de los evangelios. Es muy
probable que estos relatos hayan sido compuestos bastantes años antes de que se
escribieran los evangelios actuales. A pesar de su antigüedad, y a diferencia de lo que
ocurre con otras tradiciones sobre las enseñanzas y acciones de Jesús (parábolas,
milagros, etc.), estos relatos poseen una enorme cohesión narrativa. Los episodios que
se cuentan están relacionados entre sí a través de una trama que va siguiendo con
bastante detalle los últimos momentos de la vida de Jesús. Una de las características
más notables de estos relatos es que los acontecimientos son frecuentemente
interpretados a partir de textos del Antiguo Testamento. Este hecho dificulta su utilización
como fuente histórica, porque a veces tenemos la impresión que los acontecimientos se
cuentan de una forma concreta para hacerlos encajar en las predicciones de los profetas
y los salmos.
Existen tres versiones relativamente independientes de lo que pudo haber sido un antiguo
relato de la pasión. Una es la de Marcos, que fue copiada y retocada por Mateo y por
Lucas, otra es la de Juan, que coincide con Marcos a partir del relato del prendimiento, y
finalmente tenemos la versión del Evangelio de Pedro, un apócrifo tardío, que podría
haber conservado restos de un antiguo relato de la pasión. Comparando las tres
versiones podemos recuperar bastantes datos acerca de los últimos días de la vida de
Jesús.
En los últimos días de la vida de Jesús hay tres acontecimientos que poseen una
importancia especial por razones diversas. Los tres están relacionados directamente con
su muerte.
EL "EPISODIO" DEL TEMPLO
Los evangelios sinópticos lo sitúan al final de la vida de Jesús, mientras que Juan lo
coloca al comienzo (Mc 11,15-19 par. Jn 2,13-22). Nadie duda seriamente de su
historicidad, entre otras cosas porque está atestiguado de forma independiente en varias
tradiciones. Sin embargo, los estudiosos discrepan acerca de su sentido. Para unos se
trata de un gesto de purificación, para otros de una acción profética que apunta hacia la
renovación radical de Israel. En todo caso, es muy probable que fuera la gota de colmara
el vaso de la paciencia de las autoridades religiosas, y les convenciera de la necesidad
de eliminar a aquel profeta tan incómodo.
¿Por qué se disgustó Jesús? Porque era un escandaloso negocio. Lo que pasaba era
que cuando alguien iba a ofrecer un sacrificio, Anás, Caifás y otros sacerdotes exigían
que los animales fueran sin mancha alguna, y tenían personal que inspeccionaba que
así fuera y cuando los animales no habían sido comprados en el Templo encontraban
pretexto para regresarlos y así podían vender sus animales a precios muy elevados.
Eso sin contar con que el Templo es y debe ser un lugar de recogimiento y oración y se
había convertido en un lugar ruidoso con los bramidos de los animales y los gritos de los
cambistas quienes también se aprovechaban de los extranjeros comprándoles a muy
bajo precio sus monedas para negociarlas después.
Jesús se enojó y mucho porque estaban desacralizando la casa de Dios. Cada sitio
merece respeto y con mayor razón lo que es sagrado.
LA ÚLTIMA CENA DE JESÚS CON SUS DISCÍPULOS
A diferencia del episodio anterior, este no tuvo lugar en público sino en privado, a solas
con sus discípulos. Fue un momento muy importante, cuyo recuerdo se conservó de
formas diversas en Sinópticos y en Juan. Según Marcos y los otros dos Sinópticos (Mc
14,12-31 y par.), Jesús celebró con sus discípulos la cena pascual judía, y en el marco de
aquella comida ritual pronunció unas enigmáticas palabras sobre el pan y el vino referidas
al sentido de su muerte: "Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros.... Esta es la
sangre de la nueva alianza que se derrama por vosotros". Sin embargo, según el
evangelio de Juan, el gesto que Jesús hizo en aquella última cena consistió en lavar los
pies a los discípulos (Jn 13,1-31), y este gesto fue seguido de un largo discurso de Jesús.
A pesar de las diferencias tan notables, todos los evangelios relacionan esta última cena
con la muerte de Jesús y establecen un ritual que los discípulos deben continuar: "Haced
esto en memoria mía, así también debéis lavaros los pies unos a otros".
EL JUICIO Y CONDENA DE JESÚS
Los evangelios narran un doble proceso contra Jesús, uno judío y otro romano (Mc 14,53-
15,20 y par.), pero la forma de contar los hechos plantea numerosas preguntas: ¿Fueron
los romanos quienes promovieron su condena porque su predicación resultaba peligrosa
para sus intereses políticos? ¿Fue la clase sacerdotal de Jerusalén porque lo que Jesús
decía y hacía ponía en peligro el sistema religioso que ellos representaban? ¿Qué papel
jugaron los herodianos en todo este asunto? Tal vez la respuesta adecuada no se
encuentre en una de estas alternativas, sino en una combinación de varias de ellas. Las
autoridades romanas, la aristocracia sacerdotal de Jerusalén y los herodianos no estaban
tan lejos unos de otros. Estos tres grupos constituían la élite de los gobernantes y
compartían muchos intereses. Todos ellos veían en el templo un símbolo de la unidad
religiosa y del orden social.
Jesús declaró ante el tribunal supremo de los judíos que él era el Hijo de Dios. Los jueces
consideraron que su afirmación era una blasfemia, un delito por el que podía ser
condenado a muerte. Entonces lo hicieron comparecer ante Poncio Pilato, el gobernador
romano. A él le pareció que Jesús era un hombre inocente, pero aun así cedió ante los
deseos del pueblo, que pedía su ejecución a gritos.
Cristo fue llevado hasta un lugar llamado Gólgota, y allí los soldados romanos lo clavaron
a un madero. De pronto, la radiante luz del día se convirtió en total oscuridad. Aquella
tarde, cuando Jesús murió, ocurrió un fuerte terremoto. Sus restos fueron enterrados en
una tumba esculpida en la roca y, al día siguiente, los sacerdotes sellaron la entrada y
mandaron vigilarla.
EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ
La pasión física de Jesús comienza en Getsemaní. Todos hemos leído que Jesús sudó
sangre y muchos nos hemos preguntado por la veracidad de este hecho. Aunque es muy
raro, el fenómeno del sudor de sangre es bien conocido por la ciencia médica. Es
interesante que el médico del grupo, Lucas, sea el único que menciona este fenómeno.
El sudar sangre, hematidrosis ó hemohidrosis, se produce en condiciones excepcionales:
para provocarlo se necesita un debilitamiento físico, y se atribuye a estados muy altos de
estrés, esto provoca una presión muy alta y congestión de los vasos sanguíneos de la
cara, la presión alta y la congestión provoca pequeñas hemorragias en los capilares de la
membrana basal de la piel y algunos de estos vasos sanguíneos se encuentran
adyacentes a las glándulas sudoríparas. La sangre se mezcla con el sudor y brota por la
piel. Esta es la primera perdida de líquidos corporales que experimentó Jesús
(aproximadamente de 150 a 200 ml.)
Todo lo anterior, estrés, perdida sanguínea por la hematidrosis, provoca en el cuerpo
humano un aumento del metabolismo en su fase catabólica (consumo), este mismo se
refleja directamente en el consumo principal de carbohidratos (glucógeno), esta reserva
es muy pobre y se acaba pronto, por lo que se inicia un estado en el cual se consumen
las proteínas del cuerpo y el catabolismo. En condiciones normales este mismo, puede
estimular la redistribución de líquido del espacio intracelular al extracelular. Es decir, que
el paciente comienza a hincharse. La piel se hace más frágil y vulnerable a cualquier
trauma.
¿Por qué tanto estrés? Jesús estaba sufriendo en agonía. No había escapatoria. Estaba
escrito que el Mesías debía morir y Él lo sabía y sabía todo lo que le iba a pasar. Iba a
sufrir el mayor de los terrores. En este momento se siente traicionado (no olvidemos que
aunque la visión de Judas que tenemos nosotros es la de un traidor y un suicida, alguien
malo, para Jesús y los demás discípulos, era uno más de los escogidos); abandonado
por sus discípulos, pues ya predijo a Pedro que lo iba a negar tres veces, e incluso iba a
sentirse abandonado por Dios Padre. Así que no solamente era el dolor físico lo que
atormentaba a Jesús provocándole la hematidrosis. Sabía el dolor que como hombre
sufriría. Siendo Dios, Él podría haber escapado. La lucha interna debería ser
extremadamente traumática. Sin embargo decidió escoger ir a la muerte en la cruz, y ser
obediente al plan de salvación de la única forma en que se podía hacer.
EL ARRESTO DE JESÚS
Después del arresto, durante la madrugada, llevaron a Jesús ante el Sanedrín y Caifás, el
sumo sacerdote. Es aquí donde le causaron el primer trauma físico. Un soldado golpeó a
Jesús en la cara, porque se quedó callado mientras Caifás lo interrogaba. Después, los
guardianes del palacio le pusieron una venda en los ojos y burlándose de Él, le
preguntaron quién de ellos lo había golpeado, y le escupían y lo abofeteaban. Para
entonces la cara de Jesús ya empezaba a ser irreconocible debido a la hinchazón y los
hematomas por los golpes.
Por la mañana, Jesús, golpeado, lleno de moratones, deshidratado y exhausto por una
noche sin dormir, fue llevado desde Jerusalén hasta el pretorio de la fortaleza Antonia, el
trono del procurador de Judea, Poncio Pilato. Estamos familiarizados, por supuesto, con
las acciones de Pilato al intentar pasar su responsabilidad a Herodes Antipas, el tetrarca
de Judea. Aparentemente, Jesús no fue maltratado en las manos de Herodes, sino
solamente devuelto a Pilato. Fue entonces, en respuesta a los gritos de la muchedumbre,
que Pilato ordenó la libertad de Barrabás y condenó a Jesús a ser azotado.
LA FLAGELACIÓN
Hay mucho desacuerdo entre los estudiosos acerca de la práctica de flagelaciones como
preámbulo a la crucifixión. La mayoría de los escritores romanos de este tiempo no las
asocian. Muchos expertos en la materia, creen que Pilato originalmente ordenó, como
castigo único, que Jesús fuera flagelado, y que su condena a muerte por crucifixión fue
solamente respuesta a la provocación de la muchedumbre, ya que como procurador no
estaba defendiendo propiamente al César contra lo que dijera Jesús. (Acerca de ser el
Rey de los Judíos).
Los preparativos para la flagelación se llevaron a cabo. Al preso se le despojó de sus
ropas, y le ataron las manos sobre la cabeza. Es dudoso que los romanos intentaran
seguir las leyes judías con respecto a la flagelación. Los judíos tenían una ley antigua
que prohibía más de cuarenta azotes. Los fariseos, que siempre fueron estrictos en
asuntos de ley, insistieron en que solamente le dieran treinta y nueve.
(En caso de perder uno en el conteo, estaban seguros de permanecer dentro de lo legal).
El legionario romano dio un paso adelante con el látigo (“flagrum” o “flagelum”) en la
mano. Era un látigo corto que consistía en muchas correas pesadas de cuero, con dos
bolas pequeñas de plomo, piedras ó huesos, en las puntas de cada una. El látigo pesado
fue lanzado con toda fuerza una y otra vez sobre los hombros, espalda y piernas de
Jesús.
Al principio, las correas pesadas cortaron la piel solamente. Después, mientras los golpes
continuaban, cortaron más profundamente, hasta el fino tejido subcutáneo, produciendo
al principio un flujo de sangre de los vasos capilares y venas de la piel, y al final chorreó
sangre arterial de los vasos de los músculos. La adrenalina es una hormona que se
produce en la médula de la glándula suprarrenal en esta situaciones (estrés y dolor), y
tiene varias acciones, la primera es una redistribución de líquido, hay una
vasoconstricción en la piel y el tejido celular subcutáneo, sudoración profusa en la piel de
la cara (hiperhidrosis) y una vasodilatación en los músculos, lo cual nos hace ver la gran
cantidad de sangre que en este momento emanaba.
Las bolas pequeñas de plomo, produjeron primero moretones grandes y profundos que
se abrieron con los golpes sucesivos, y después la piel de la espalda se colgó en forma
de largas tiras, hasta que el área entera fue una masa irreconocible de tejido sangrante y
desgarrado, donde se exponen músculos e incluso costillas.
Cuando el centurión a cargo determina que el preso está cerca de la muerte, se detiene
la flagelación. Los soldados tenían mucho cuidado de no puncionar un pulmón causando
su colapso y acelerando la muerte y finalizando con la intensa y prolongada agonía. El
sadismo de los soldados romanos ha sido objeto de muchas crónicas de historiadores de
la época
Durante esta increíble agonía, Jesús perdería el conocimiento varias veces debido al
dolor. A Jesús, medio desmayado, lo desatan y se desploma sobre el pavimento de
piedra, mojado en su propia sangre. Los soldados romanos ven con mofa que este judío
provinciano proclame ser rey. Según un estudio publicado en abril de 1991 en el Journal
of the Royal College of Physicians of London, Jesús de Nazaret fue llevado al Pretorio
para desempeñar el papel de «juguete para las tropas», costumbre que solía permitirse
una vez al año.
Allí fue abandonado dentro de un espacio confinado con un batallón de 600 pretorianos,
cuerpo de guardia del emperador romano, famoso por su corrupción. Se sabe muy poco
de lo que pasó entre aquellas paredes. Ponen una capa sobre los hombros y le colocan
un palo en la mano, como cetro. Todavía necesitan de una corona para hacer completa
su burla.
MANTO
Al concluir su sádico deporte se lo retiraron, pero éste ya se había hecho adherente a la
espalda sangrante al transcurrir algunos minutos. El brusco tirón, como quitar
descuidadamente un vendaje quirúrgico, le debió causar dolor, y las heridas se volvieron
a abrir.
CORONA DE ESPINAS
La burla incluyó colocarle una corona de espinas y darle un cetro para adorarle como rey.
Pequeñas ramas flexibles de largas espinas que se usaban en el brasero de leña del
patio de la corte, les fueron puestas en forma de corona y oprimidas sobre su cuero
cabelludo.
La corona tradicional se ha presentado como un anillo abierto, pero la verdadera corona
de espinas debió haber cubierto toda la cabeza. No se sabe con exactitud el tipo de
espinas que emplearon los soldados. Hay unas de alrededor de 30 cm. con dos grandes
espinas encorvadas y agudas que son de una planta llamada "espina siria de Cristo",
propia de los alrededores del Gólgota. Otro tipo de espinas es la de la "espina de Cristo",
que oscilan entre diez y veinte cm. de longitud, y son duras como clavos; las ramas se
pueden doblar fácilmente.
Al golpearle con el cetro las espinas perforaron la piel de la cabeza y frente, causándole
un profundo sangramiento, ya que esta es una de las zonas más vascularizadas del
cuerpo humano. La sangre llegó a chorrear su rostro y barba; perdía cada vez más de
ese componente vital y, como es de esperar, su cuerpo se debilitaba.
Atendiendo el registro de Mateo no está del todo claro si Jesús usó realmente la corona
de espinas en la cruz. Aunque la tradición lo da por sentado, no se tienen pruebas
contundentes y definitivas al respecto.
LA VÍA DOLOROSA
Los romanos aprendieron la práctica de la crucifixión de los cartagineses y (como casi
todo lo que hacían) rápidamente desarrollaron un alto nivel del eficiencia y habilidad en
llevarla a cabo. Varios autores en la literatura clásica hacen mención a la crucifixión. Los
romanos incluyeron algunas modificaciones.
La parte vertical de la cruz tenía un brazo atravesado a unos 30 o 60 cm de la parte alta,
llamado patibulum. Esta es la forma en que se presenta la cruz clásicamente, y que
posteriormente se llamó cruz latina. No obstante, la forma más común y la usada en
épocas de Jesús es la llamada cruz tau (que tiene forma de letra friega tau o de la t
mayúscula nuestra). En este tipo de cruz el patibulum se colocaba en una ranura arriba
del stipes. Hay muchas evidencias arqueológicas de la época que apuntan a que ésta era
probablemente la cruz en que murió Jesús.
Los soldados romanos le pusieron las ropas de nuevo. Cogieron el patibulum y se lo
colocaron sobre los hombros descarnados y le amarraron los brazos. Para entonces
Jesús tenía unos dolores acuciantes, estaba deshidratado, exhausto físicamente por la
noche sin dormir y los tormentos sufridos, además de mental y espiritualmente. Fue en
procesión, seguramente con los dos ladrones a través de la Vía Dolorosa.
Sin alguna prueba histórica ni bíblica, los pintores del Medioevo y el Renacimiento nos
han mostrado la imagen de Cristo llevando la cruz completa al hombro. También los
directores de cine nos han mostrado la misma imagen.
A pesar de sus esfuerzos por caminar recto, la carga de la pesada cruz de manera
combinada con el shock producido por la pérdida copiosa de sangre, es excesiva. Se
tambalea y cae. La madera áspera de la viga penetra y raspa dentro de la piel rasgada de
los músculos de los hombros. Trata de levantarse pero sus músculos humanos han sido
utilizados más allá de sus límites. El centurión, ansioso de continuar con la crucifixión,
selecciona un fuerte hombre norteafricano que está como espectador: Simón de Cirene,
para cargar el patibulum.
Tengamos en cuenta que Jesús era un hombre fuerte. Estaba acostumbrado al trabajo
duro de carpintería y había caminado por toda Galilea. Estaba en perfectas condiciones
físicas. Sin embargo, Jesús sigue todavía sangrando y sudando el sudor frío y pegajoso
del shock.
El último tramo lo hace cuesta arriba, lo que aumentaría el sufrimiento. El viaje de la
fortaleza de Antonia de Gólgota está cumplido al fin. Al preso se le despoja de nuevo de
sus ropas, con la excepción de un calzón corto, que se les permite a los judíos.
LA CRUCIFIXIÓN
La crucifixión comienza. Ofrecen a Jesús vino mezclado con mirra, una mezcla
analgésica y suave. Él rehúsa toma. Exigen a Simón poner la cruz en la tierra y tian a
Jesús rápidamente, poniendo sus hombres contra la madera. El legionario busca con el
tacto el hundimiento al frente de la muñeca de su brazo. La atraviesa con un clavo
pesado de hierro dulce, de sección cuadrada a través de la madera y rápidamente se
mueve al otro lado repitiendo la operación, teniendo cuidado de no colocar los brazos
demasiado extendidos para permitir un poco de flexibilidad y movimiento.
La forma general de la cruz clásica era la de los palos cruzados, uno fijo y uno vertical, el
stipes crucis, staticulum o palus y otro móvil, horizontal el patibulum, antena i entena.
Según la altura del stipes, s i este era bajo se le llamaba cruz humilis y si era elevado
cruz sublimis. La cruz sublimis estaba reservada para altos personajes o reos singulares.
Con la altura de la cruz, se quería evidenciar a la persona condenada y que sirviera de
ejemplo y escarmiento para los demás. Para unos, los ladrones fueron clavados en una
crux humilis y Jesús en una sublimis.
Se ha calculado el peso en total unos 100 kg aproximadamente, 33 para el palo
transversal y 67 para el vertical.
El suppedaneum es un trozo de madera que se usaba para clavar los pies. No es lógico
pensar que existiese en la cruz de Cristo ya que éste no aparece hasta el siglo IV.
Algunas cruces en el stipes tenían un madero para apoyar y descansar el peroné,
conocido con el nombre de sedile en latino o de pegma en griego. El sedile era como un
palo donde descansaba el reo a horcajadas. El sedile servía para prolongar la agonía del
reo porque disminuía la tracción ejercida sobre los brazos. En vísperas del sábado había
prisa de que Jesús muriera y el sedile hubiera prolongado la agonía. El sedile además no
aparece descrito en los libros antiguos y solo cita Tertuliano.
La fijación del ajusticiado a la cruz se hacía por medio de cuerdas, por clavos o por
ambos sistemas a la vez. Cuando se describía la crucifixión por medo de clavos se
empleaba la palabra posheloum o katheloum que significa clavar, de helos, clavo.
Llegado el reo al lugar del suplicio se clavaba en el travesaño horizontal que había
llevado sobre sus hombros y después por un sistema de poleas o por medio de una
cuerda se le izaba al poste vertical que estaba clavado en el lugar donde se iba a
proceder la crucifixión. Una vez clavado, los pies del crucificado quedaban no más altos
de unos dos metros, casi a la altura de la cabeza de un hombre de pie.
Jesús fue crucificado en el calvario, era sitio público visible y frecuentado. En la misma
cruz se colocaba el titulus o tablilla, escrito con el delito del reo, título que durante el
recorrido desde el tribunal lavaba un soldado, pregonero o el mismo reo colgado al cuello.
El titulum se clavaba después en el stipes.
Los evangelistas no describen detalles de la crucifixión, primero por ser reconocida en su
época, segundo, no eran los evangelistas ni narradores ni historiadores de detalles sino
que, inspirados, transmitieron un mensaje: el Evangelio. Después, los hombres
fabricarían el andamiaje de sus conjeturas, porque el tema siempre será apasionante.
El traumatismo del clavo es doble, es decir, unas lesiones son causas directas debidas al
clavo en sí y otras, indirectas, motivadas por los clavos y el peso del cuerpo suspendido.
Vamos a suponer que Jesucristo fue clavado en la cruz en el suelo, las manos se
clavaron al palo horizontal y los pies en el vertical y después fue ascendido.
Un clavo provoca al penetrar en la piel un tipo de lesiones concretas pues, de punta
roma, da lugar a lesiones contusivas, no de corte limpio, introduciéndose por la
irregularidad de los bordes, como una sierra que al pasar desgarra alterias, tendones,
nervios, aponeurosis, músculos, provocando fuertes dolores y hemorragia.
Estas heridas, según los médicos legistas, reproducen la estructura del agente
vulnerante, redondeado, triangulares o cuadrangulares y el orificio de entrada por
estallido de la piel, es mayor que el de salida.
Cuando se introdujo el segundo clavo se sumó al dolor del primero, luego este segundo
clavo fue aún más doloroso y, además, al estar fija ya en una mano, la tracción ejercida
por la otra, al clavarse, produciría nuevos y sumados estados dolorosos. La fuerza para
traspasar la mano, que debió ser grande, repercutiría a su vez en todo el cuerpo. Si
Jesucristo como suponemos, fue clavado en el suelo, al levantarlo, todo el organismo
tuvo que sufrir una intensa trepidación al entrar la cruz en el agujero.
El dolor de las heridas provocadas por el clavo abarcaría toda la gama y todos los tipo de
dolores descritos: fulgurantes, lancinantes, tenebrantes, contusivos, gravativos, tensivos,
constrictivos, pulsátiles que padeció Jesús.
Para que un clavo traspase ambos pies hace falta que las rodillar se flexionen para
presentar las plantas sobre la superficie del madero. Surge otro punto polémico,
corrientemente se piensa y así se ha representado con más frecuencia, que los clavos
atravesaron ambas manos por la palma.
Esto parece venir del profeta David: “Han perforado mis manos”. Igual sentido aunque
distinta significación tiene la frase de Jesús a Tomás: “Mira mis manos”. No olvidemos
que el concepto de “mano” abarcaba los dedos, metacarpos, carpo y muñeca y hay que
tener esto en cuenta cuando en los textos evangélicos se dice mis “manos”.
Los clavos solo pudieron penetrar por 3 sitios: por la palma de la mano, por el carpo y por
la zona inferior del antebrazo. De ahí las tres teorías hipotéticas según describe el Dr.
Hermosillas.
Veamos la primera. Los que defienden esta teoría sitúan el clavo entre el espacio que
deja libre el segundo y tercer metacarpiano, el segundo espacio intermeta-carpiano. Esta
hipótesis sólo puede aceptarse si admitimos el sedile que, como vimos, tiene pocos
argumentos arqueológicos e históricos a su favor. De no existir el “sedile” no se puede
admitir esta idea porque al peso del cuerpo se opondrían solo débiles ligamentos
transversales que se desgarrarían en corto plazo.
Barbet hizo unas experiencias clavando brazos de cadáveres, fallecidos 24 horas antes,
con un clavo de 8 cm entre el segundo y tercer metacarpiano, sometiendo el brazo a una
tracción de 40 kg. El clavo desgarró la piel a los 10 minutos de estar actuando la tracción.
Este dato, dice Don Scotti, Dr. en medicina y Dr. en ciencias, ya se conocía en pleno
renacimiento por los escultores y pintores florentinos que estudiaron la anatomía de un
cadáver crucificado para mejor representar a sus “Cristos”, observando cómo
evidentemente se desgarraba la piel de la base de los dedos apareciendo la discusión
entre los artistas sobre qué zona sería la exacta para situar los clavos. No faltan pues
presentaciones de esta época donde los clavos traspasan en carpo.
El 1903, Donnadieu hizo unas experiencias en cadáveres y el resultado fue contrario a lo
dicho, las manos no se desgarraron. Barbel refutó, con mucha razón esta teoría pues
Donnadieu utilizó cadáveres preparados para la disección de ya muchos días muertos
con los dedos en las manos retraídos, sin posibilidad de alargamiento, pues habían
aparecido las rigideces postmortem en las partes blandas de la mano. Barbet dice que en
el carpo, entre el hueso grande, el semilunar, el piramidal y el ganchoso, existe un
espacio libre llamado es espacio de Destot a través del cual se introdujeron los clavos.
Este espacio no es constante y solo aparece en un número reducido de casos y cuando
existe es pequeño y virtual, sin poder clavar a su través, “sin romper un hueso”, según la
profecía.
Barbet defiende su teoría a ultranza y hace sus experiencias introduciendo un clavo por el
espacio de Destot, técnica que considera fácil pero que exige, por lo limitado y exacto del
espacio, un virtuosismo en los verdugos que no parece corresponder a la realidad. Para
que el clavo se canalice por el espacio de Destot hace falta introducirlo con una exacta
precisión, además de oblicuarlo de forma que la punta se dirija hacia el codo y la cabeza
hacia los dedos y en la mitad del recorrido hay que imprimir al clavo una ligera variación
para no encontrar resistencia.
En colaboración con el Dr. Ramírez Ollero, el Dr. Hermosillas procedió a clavar la mano
de un cadáver por el espacio intermetacarpiano del segundo y tercero, otro clavo por el
pretendido espacio de Destot y otro por la articulación radiocubital inferior. Mediante
control radiográfico pudo demostrar que sólo el primer clavo y el tercero pasaron sin
dañar la arquitectura ósea, no así el clavo colocado a través del carpo.
Solo cabe, pues, admintir la tercera hipóstesis: el clavo pudo entrar por el amplio espacio
formado por la articulación radiocubital inferior, fija y potente, capaz de aguantar el peso
del cuerpo sin necesidad del sedile.
El clavo al pentrar por le pescio radiocubital inferior atravesaría la piel, teijdo celular,
aponeurosis superficial, tendón del flexor común profundo de los dedos, ligamento
interóseo con lagunas arterias perforantes, espacio sinovial, aponeurisis dorsal, tendones
extensores propios del meñique cubital posterior, tejido celular y piel. En este espacio
habría unas graves lesiones por daño del nervio cubital y del nervio mediano. El pulgar se
flexiona por parálisis dela rama motora del servicio mediano.
Más fácil resulta todo para los pies. Los investigadores coinciden que, salvo la
disquisición de un clavo para cada pie o uno para los dos, se penetró a través del espacio
existente entre el I, II y el III metatarsiano, por delante de la articulación de Lisfranc. Al
admitir la no existencia de sedile, un clavo atrapó ambos pies. Para poder llevar a cabo
esto hay que flexionar las rodillas unos 120° aproximadamente y el tobillo y caderas unos
150°. Nunca los clavos, en los pies pueden situarse en el tarso pues además de no existir
espacio libre daría lugar a fractura de huesos pequeños y compactos.
La victima ahora esta crucificada mientras lentamente desfallece, sintiendo más peso en
las muñecas.
El dolor extenuante se esparce sobre los dedos hacia los brazos hasta explotar en el
cerebro. Los clavos en la muñeca presionan los nervios. Mientras Jesús se impulsa hacia
arriba para evitar este tormento inmenso, pone su peso completo en el clavo de sus pies.
De nuevo, otra horrible agonía de resquebrajamiento de los nervios entre los huesos
metatarsianos de los pies.
En este punto, otro fenómeno sucede: mientras los brazos se fatigan, grandes olas de
calambres pulsan sobre sus músculos contrayéndolos en un dolor palpitante y
persistente. Con estos calambres viene la incapacidad de empujarse hacia arriba.
Colgando de sus brazos, los músculos pectorales están paralizados y los músculos
intercostales están incapacitados para reaccionar. Puede inhalar aire en los pulmones
pero no puede exhalarlo. Jesús lucha para levantarse y obtener por lo menos una
respiración leve. Finalmente se acumula dióxido de carbono en sus pulmones y en las
vías sanguíneas. Los calambres disminuyen parcialmente.
Espasmódicamente se empuja hacia arriba para inhalar el vital oxígeno.
Es indudable que fue durante ese tiempo cuando Jesús dijo las 7 frases cortas que han
quedado escritas: la primera, mirando hacia abajo a los soldados romanos echando
suerte por su capa sin costura: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
La segunda, al ladrón arrepentido: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”. La tercera
mirando al joven Juan, angustiado y dolido, su apóstol amado: “He ahí a tu madre y
mirando a María, su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. El cuarto grito priviene del
comienzo del Salmo 22: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Este salmo
es uno de los textos mesiánicos y proféticos del Antiguo Testamento.
Horas de dolor sin límite, ciclos de calambres que ele retuercen las coyunturas y asfixia
parcial intermitente, mientras el tejido fino de su espalda se desgarra contra la cruz
áspera. Empieza entonces otra agonía: un dolor profundo e intenso en el pecho, cuando
el pericardio se llena lentamente de líquido y comprime al corazón.
Recordemos de nuevo el Salmo 22: “Soy como agua que se derrama, mis huesos están
dislocados. Mi corazón es como cera que se derrite dentro de mí”. Ahora casi todo está
terminado. La pérdida del fluido de los tejidos ha alcanzado un nivel cítrico y el corazón
comprimido está luchando para bombear sangre pesada y espesa dentro del tejido fino.
Los pulmones torturados están haciendo un esfuerzo frenético para obtener dosis
pequeñas de aire. El tejido fino deshidratado manda otra tormenta de estímulos al
cerebro.
Jesús da un quinto grito: “Tengo sed”. En el Salmo 22:15, leemos: “tengo la boca seca
como una teja, tengo la lengua pegada al paladar. “¡Me has hundido hasta el polvo de la
muerte!”. Un hisopo empapado en “poska”, el vino agrio y barato que es la bebida común
de los legionarios romanos, es acercado a sus labios. Aparentemente no toma nada de
líquido.
El cuerpo de Jesús ahora se extingue y puede sentir el escalofrío de la muerte correr por
sus entrañas. Ante esta situación, salen sus sextas palabras, posiblemente, no más que
un murmullo agonizante en Juan 19:30: “Todo está cumplido”.
Su misión de redención se ha completado. Por fin puede dejar que su cuerpo muera. Con
el último aliento de fuerza, de nuevo presiona sus pies desgarrados contra el clavo,
enderezando sus piernas. Jesús toma una respiración más profunda y emite su séptimo y
último frito: “Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu”.
Lo que sigue ya es conocido. Para que el día de reposo no fuera profanado, los judíos
pidieron que los hombres condenados se bajaran de las cruces. La manera común de
terminar una crucifixión era la “crucifractura”: el rompimiento de los huesos de las piernas.
Eso prevenía que la víctima empujase hacia arriba, pues la tensión no podía ser aliviada
en los músculos del pecho y producía asfixia rápida. Las piernas de los dos ladrones
fueron rotas pero cuando llegaron a Jesús vieron que no era necesario hacerlo con Él.
Aparentemente para estar seguro de su muerte, el legionario clavó su lanza en el quinto
espacio intercostal y llegó hasta el pericardio, la envoltura externa del corazón.
La lanzada era el golpe de gracia que servía para acelerar y atestiguar la muerte de un
crucificado. El centurión no intentó acelerar la muerte de Jesús, sino atestiguarla
introduciendo la lanza al costado. En los evangelios no se especifica en qué lado tuvo
lugar, si en el derecho o izquierdo, aunque en la versión etíope, en los evangelios
apócrifos se dice que la lanzada fue en el lado derecho.
Apoya esta teoría el hecho de que el flujo de una gran cantidad de sangre sería más
probable que proviniera de la aurícula derecha, junto con la sangre de la vena cava
superior e inferior que del ventrículo izquierdo con su gruesa pared y contraído.
En Juan 19:34 dice: “Y al momento salió sangre y agua”
El escepticismo a la hora de aceptar la descripción de Juan surge de la dificultad de
explicar con certeza médica el flujo de sangre y agua. Parte de esta dificultad viene por
tomar al pie de la letra el versículo y suponer que primero venía la sangre y después el
agua. No obstante en griego clásico el orden de las palabras denotaba prominencia y no
necesariamente orden secuencial. Por consiguiente parece probable que Juan estuviera
enfatizando la prominencia de la sangre en vez de su aparición precediendo al agua.
El agua probablemente representa fluido seroso tanto pleural como pericárdico y hubiera
precedido al flujo de sangre y hubiera sido menos en volumen que el de la sangre.
Quizá el estado de hipovolemia e insuficiencia cardíaca inminente se habían empezado a
desarrollar derrames pleurales y pericárdicos que hubieran ocasionado el volumen de
agua aparente. La sangre, por el contrario, pudiera haber provenido como se ha dicho de
la aurícula o ventrículo derecho e incluso de un homopericardio ocasionado por una
rotura de miocardio.
La muerte de Jesús tras solamente entre 3 y 6 horas sorprendió incluso a Poncio Pilato.
El hecho de que Jesús gritara a gran voz y después inclinara su cabeza y muriera sugiere
la posibilidad de un evento terminar catastrófico. Una explicación pudiera ser que Jesús
muriera de una rótula cardiaca. Tras el martirio de los azotes y la crucifixión, asociado a
la hipovolemia y aun estado de coagulación alterada, se pudieran haber formado unas
vegetaciones trombóticas friables y no de origen infeccioso en las válvulas aórtica o
mitral. Estas vegetaciones se podrían haber desprendido, impactándose en la circulación
coronaria causando un infarto agudo de miocardio transmural. La rotura del ventrículo
izquierdo puede ocurrir en las primeras horas siguientes a un infarto masivo.
Otra explicación sería que la muerte de Jesús se aceleró simplemente por el intenso
cansancio y la severidad de los azotes, con la gran pérdida de sangre y un estado
preshock. El hecho de que no pudiera cargar con el patibulum apoya esta interpretación.
La causa real de la muerte de Jesús al igual que la de otras víctimas de la cruz pudiera
haber sido multifactorial y relacionada primeramente al shock hipovolémico, asfixia por
cansancio y quizá insuficiencia cardíaca aguda. Una arritmia cardíaca fatal puede haber
sido la responsable del evento catrastófico terminal.
Por lo tanto parece que sigue sin confirmarse si Jesús murió por una rotura cardiaca o
por un fallo cardiorrespiratorio. Lo que sí es evidente es que Jesús murió en la cruz y lo
hizo por todos nosotros.
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