Es evidente que debemos cuidar nuestros ecosistemas acuáticos, su deterioro influye en Salud. Por desgracia resulta fácil encontrar ejemplos, basta introducir algunas palabras clave: lago (o pantano), salud, catástrofe ecológica… Busque un ejemplo (preferentemente que conduzca a un aumento de enfermedades transmisibles) y analícelo, añadiendo sus propios comentarios.

En julio de 2007, el Gobierno brasileño aprobó los planes para construir dos presas hidroeléctricas en el río Madeira. Organizaciones ecologistas y organizaciones de derechos indígenas han criticado estos planes, porque implican una amenaza para la migración de peces, deforestación y presión sobre las zonas de conservación y los territorios de los pueblos indígenas.

Los trabajos de construcción ya están afectando a la vida de estos pueblos y ha forzado a algunos a abandonar sus tierras y ubicarse en zonas donde operan ilegalmente mineros. El contacto entre los mineros y estos pueblos podría ser fatal, debido a la transmisión de enfermedades contra las que no tienen inmunidad. El hecho de que los indígenas apenas han sido consultados sobre el proyecto y no han dado su consentimiento es una violación de la Constitución brasileña y del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, ratificado por Brasil. Los indígenas no contactados tienen muy poca o ninguna inmunidad frente a enfermedades comunes, como la gripe o el sarampión, introducidas por los foráneos.

Si la construcción de las presas prosigue, el proyecto incluirá nuevas carreteras que propiciarán la afluencia de madereros, mineros, colonos y ladrones de tierras a la zona, incrementando así la deforestación y perjudicando a la caza y a la pesca de las que dependen muchos indígenas para su supervivencia.

Con las presas el agua quedará estancada, un caldo de cultivo idóneo para la malaria, que ya es común en esta parte occidental del Amazonas. El número de casos de malaria en un área alrededor de la presa de Jirau, que forma parte del proyecto hidroeléctrico del río Madeira, se han triplicado desde que comenzó la construcción de la presa. En la imagen se observa la panorámica de la construcción de la gran represa, y se puede ver como la selva se va reduciendo cada vez más.

La malaria podría ser mortal para los indígenas aislados y podría llevar a muchos de ellos a la muerte, como ha ocurrido en el pasado. A finales de los años 80 los brotes de malaria causaron la muerte del 20% de los indígenas yanomami de Brasil en un periodo de siete años.

La construcción de estas presas dará lugar a un crecimiento de los ríos y las diferentes regiones se convertirán en un extenso pantanal, provocando inundaciones de tierras de cultivo (afectando a la productividad de estas tribus indígenas), de los bosques de castaña (que dará lugar a la muerte de estos árboles debido sus determinadas condiciones de humedad), de las tierras de pastoreo y de selvas vírgenes. Todo ello originará grandes pérdidas en estas comunidades y, por supuesto, originará la propagación de epidemias como la malaria, así como del dengue, la fiebre amarilla, enfermedades diarreicas, esquistosomiasis, etc. Las nuevas represas ocasionarían inundaciones de grandes territorios, disminuirían la velocidad y oxigenación de las aguas, y propagarían la proliferación de su agente transmisora, la Anopheles, que está desarrollando resistencias ante los insecticidas convencionales, mientras que el parásito (Plasmodium) ha desarrollado una alta resistencia a los antibióticos (particularmente Plasmodium falciparum), que está dificultando el control tanto de la tasa de infección como de la diseminación de la enfermedad. Toda esta incidencia se relaciona además con la falta de saneamiento, drenaje y urbanización, y el aumento de la población en los asentamientos.