Ciudades Romanas de Extremadura
T. Nogales BasarrateM. J. Pérez del Castillo (Eds.)
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Studia Lusitana
1. M. P. REISLas termas y balnea romanos de Lusitania.Mérida, 2004
2. L. J. RODRIGUES GONÇALVESEscultura romana em Portugal: Uma arte do quotidiano.Mérida, 2007
3. F. TEICHNEREntre tierra y mar / Zwichen Land und Meer.Mérida, 2008
4. T. NOGALES BASARRATE (ED.)Ciudad y Foro en Lusitania Romana/Cidade e Foro na Lusitânia Romana.Mérida, 2009
5. J. DE ALARCÃO; P.C. CARVALHO; A. GONÇALVES (COORD.)Castelo da Lousa. Intervenções Arqueológicas de 1997 a 2002.Mérida, 2010
6. A. DE MANDefesas Urbanas Tardias da Lusitânia.Mérida, 2011
7. V. GIL MANTASAs Vias Romanas da Lusitânia.Mérida, 2012
8. T. NOGALES BASARRATE; M. J. PÉREZ DEL CASTILLO (EDS.)Ciudades Romanas de Extremadura.Mérida, 2014
9. J. M. ÁLVAREZ MARTÍNEZ; A. CARVALHO; C. FABIÃO (EDS.)Lusitania Romana. Origen de dos pueblos/Lusitânia Romana. Origem de dois povosMérida, 2015
FICHA TÉCNICA
Edita: Museo Nacional de Arte Romano: Departamento de Investigación
Coordinación editorial: María José Pérez del Castillo
El texto y las opiniones de este volumen son responsabilidad de los autores.
Intercambios y suscripciones:Museo Nacional de Arte RomanoC/ José Ramón Mélida, s/n - 06800 Mérida (Badajoz) Españ[email protected]
Pedido de libros:Asociación Amigos del Museo de Arte RomanoC/ José Ramón Mélida, s/n - 06800 Mérida (Badajoz) Españ[email protected] - http://museoarteromano.mcu.es - www.amigosmuseoromano.es
Esta publicación también se distribuye a través de Pórtico Librerías, S.A. www.porticolibrerias.es
Actividad subvencionada por el Ministerio de Economía y Competitividad en el marco del Subprograma Técnico de ApoyoPTA2011-5582-T a la Fundación de Estudios Romanos.
Grupo de Estudios del Mundo Antiguo (EMA), HUM-016.Consejería de Economía, Competitividad e Innovación del Gobierno de Extremadura.
GOBIERNO DE EXTREMADURAConsejería de Economía, Competitividad e Innovación
ISBN: 978-84-617-3695-9
Depósito legal: BA-723-2014
Maquetación e Impresión del volumen: Artes Gráficas Rejas (Mérida)
Imagen portada: Reproducción grabados de Laborde (Archivo MNAR)
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DIRECCIÓN CIENTÍFICA:
PROF. DR. JORGE ALARCÃO
Catedrático de ArqueologíaUniversidad de Coimbra
PROF. DR. JOSÉ Mª ÁLVAREZ MARTÍNEZ
Director del Museo Nacional de Arte Romano
COMITÉ CIENTÍFICO:
PROF. DRA. TRINIDAD NOGALES BASARRATE
Consejera de Educación y Culturadel Gobierno de Extremadura
DR. JOSÉ LUIS DE LA BARRERA
Conservador del Museo Nacional de Arte Romano
PROF. DR. ENRIQUE CERRILLO
Departamento de ArqueologíaUniversidad de Extremadura
PROF. DR. JONATHAN EDMONDSON
Departmento de HistoriaUniversidad de York (Canadá)
PROF. DR. JOSÉ D ENCARNAÇÃO
Instituto de ArqueologíaUniversidad de Coimbra
PROF. DR. CARLOS FABIÃO
Departamento de ArqueologíaUniversidad de Lisboa
PROF. DR. JEAN-GÉRARD GORGES
C.N.R.S. Universidad de Toulouse IIEx director-adjunto de la Casa de Velázquez
DR. VIRGILIO HIPÓLITO CORREIA
Director del Museo Monográfico de Conimbriga
PROF. DR. PATRICK LE ROUX
Departamento de HistoriaUniversidad de Paris XIII
D. MIGUEL ALBA CALZADO
Director Científico del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida
PROF. DR. MANUEL SALINAS DE FRÍAS
Departamento de Historia AntiguaUniversidad de Salamanca
PROF. DR. THOMAS SCHATTNER
Subdirector del Instituto ArqueológicoAlemán de Madrid
PROF. DR. WALTER TRILLMICH
Antiguo Director del Instituto Arqueológico Alemán de Berlín
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Homenaje a Manuela Barthélemy
Hay personas que a lo largo de la vida por sus cualidades se muestran cercanas, leales a la amistad y
siempre prestas al consejo cuando es menester. Tal es el caso de Manuela Barthélemy a quien
rendimos un homenaje a su memoria.
Manuela era madrileña de nacimiento pero, en verdad, se consideraba hija de la albaceteña Sierra
de Alcaraz, donde pasó los mejores momentos de su vida en su preciosa finca, entre árboles añosos,
muflones, linces ibéricos, zorros, águilas imperiales y corrientes cristalinas donde moraban el cangrejo
autóctono y la trucha, muy cerca de ese mágico paisaje que ofrece el nacimiento del río Mundo y en la
magnífica casa familiar de aire alpino donde tenía su más preciado refugio. En el recuerdo, un fin de
semana de Todos los Santos que disfrutamos en aquellos majestuosos lugares mi mujer y yo con nuestra
pequeña Carmen, con ella, sus hermanas y su mejor amiga, Paloma Acuña.
Manuela se vinculó pronto a sus tareas relacionadas con la Arqueología formando parte de la
Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas, luego Subdirección General de Arqueología que
entonces dirigía el Profesor Maluquer. Desde allí, por amistad y por un decidido amor a nuestra tierra, se
ocupó de los asuntos concernientes a Extremadura colaborando estrechamente con nosotros y
especialmente conmigo en mi calidad de director del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz, de
inspector de Excavaciones de la provincia badajocense y de miembro de la Junta Superior de
Excavaciones. Gracias a ella se pudieron llevar a cabo numerosos proyectos que potenciaron nuestra
presencia arqueológica en el contexto nacional.
Su vinculación con el Profesor Maluquer, al gozar de su absoluta confianza, fue muy estrecha y
por ello participó como ayudante del recordado maestro en las importantes excavaciones de “Cancho
Roano”, muchas veces, como atestiguan diversas ilustraciones, a pico y pala, disfrutando ante los
hallazgos que se sucedían y acompañando a Doña María, la esposa de D. Juan Maluquer.
Estas estancias en Extremadura se sucedieron y en una de ellas se ocupó de organizar una
recordada exposición sobre la Prehistoria extremeña, haciendo realidad el deseo del profesor Maluquer de
mostrar las excelencias de ese período, si no desconocido, sí poco presente en nuestra arqueología. La
exposición, inaugurada en la Casa de la Cultura de Mérida, continuó su exhibición en Badajoz.
El curso de las excavaciones en “Cancho Roano” y los hallazgos que se producían
constantemente motivaron sus continuos viajes a Extremadura.
Tras la reorganización de los servicios de Arqueología pasó a desempeñar sus funciones en el
Ministerio de Cultura formando parte de los equipos de Manuel Martín Bueno, de Nines Querol y de sus
continuadores, siempre dedicando su atención a Extremadura y colaborando estrechamente con los
museos de Cáceres, Badajoz y con el Nacional de Arte Romano de Mérida.
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Sus últimas acciones, previas a su jubilación, ya formando parte del equipo de la Subdirección
General de Museos, fueron las relacionadas con la excavación del solar donde se realizará la ampliación
del Museo Romano y las del antiguo Cuartel de la Guardia Civil, donde se construirá el edificio de su
Sección Visigoda.
En el momento de su jubilación, que esperaba con ilusión para retirarse a su finca de Alcaraz,
lamentablemente sufrió una enfermedad que acabó con su vida.
Fue Manuela, además de una leal y cercana amiga, nuestra y de Extremadura, una eficiente
gestora que propició muchas realidades de nuestra arqueología y de ahí que este homenaje que le
tributamos sus agradecidos amigos sea más que merecido.
JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ MARTÍNEZ
Director del Museo Nacional de Arte Romano
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Manuela Barthélemy y Extremadura
Conocí a Manuela Barthélemy una tarde de invierno en Roma, en el precioso palacete de Via di Villa
Albani que entonces albergaba la Escuela Española de Historia y Arqueología, en una pequeña sala de
visitas en la que estaba el Eros procedente de Gabii, yacimiento que fruto de los acuerdos italoespañoles
de 1954 excavó en diversas campañas un equipo español de la Escuela. Las dos éramos becarias del
CSIC, yo había llegado poco tiempo antes que ella a preparar mi tesis doctoral sobre escultura romana y
ella a trabajar en sus vidrios fenicios. Desde entonces mantuvimos una amistad que atravesó nuestras
vidas desde la juventud hasta el fatídico día de su fallecimiento. Este debe ser el único mérito por el cual
me han pedido estas líneas, el haber vivido la trayectoria profesional y personal de Manuela desde aquella
lejana y lluviosa tarde romana. Porque Manuela tenía más amigas igualmente cercanas, amigas con las
que, para mi consuelo, me mantengo unida, como Trinidad Nogales, a quien se debe el homenaje de
dedicarle este volumen sobre las Ciudades romanas de Extremadura.
Después de recorrer museos, islas y ciudades italianas estudiando sus apasionantes vidrios,
Manuela volvió a España y comenzó a trabajar en la Comisaría de Excavaciones Arqueológicas, al principio
en las alturas de la Biblioteca Nacional, después en las alturas del Casón del Buen Retiro, a continuación
en lo que hoy es el Ministerio de Defensa, de ahí pasó con el Ministerio de Cultura a la Plaza del Rey, más
tarde al Instituto de Patrimonio Histórico Español con sede en el edificio que conocíamos como “la corona
de espinas”, de nuevo a la Plaza del Rey por su traslado a la Subdirección General de Museos y
finalmente al Museo Nacional de Antropología en Atocha, su último destino, en el que disfrutó
enormemente de su trabajo y donde encontró magníficos compañeros. Si dedicara un espacio a cada una
de estas localizaciones haría la historia de la arqueología española desde la Comisaría de Excavaciones que
inauguró Don Martín Almagro Basch al actual Instituto del Patrimonio Cultural de España, pero ya lo ha
hecho muy bien y recientemente Concha Martín Morales en José Latova y el Ministerio de Cultura, en el
catálogo de la exposición José Latova. Cuarenta años de fotografía arqueológica española 1975-2014. Si lo
hiciera con más detenimiento daría lugar a una reflexión sobre el tratamiento del patrimonio arqueológico y
museístico de este país en las últimas cuatro décadas, algo bien necesario por cierto, pero este no es el
lugar.
La relación de Manuela con Extremadura comenzó muy pronto, y en su origen hay personas clave
como el director del Museo de Mérida Don José Álvarez y Saénz de Buruaga, su hijo José María y Trinidad
Nogales. Desde entonces estuvo íntimamente unida a esta tierra a través de numerosas y felices ataduras,
personales y profesionales. Otra persona decisiva en esta relación fue Juan Maluquer de Motes, en su
cargo de Subdirector General de Arqueología, con él hizo la exposición Los orígenes de los pueblos
hispánicos: Prehistoria y Protohistoria de Extremadura en Mérida en julio de 1978. Esta exposición
inauguraba la serie de muestras que realizó la Subdirección General de Arqueología en estos años, y que
vistas hoy con la distancia que da el tiempo, asombran por el enorme interés y el éxito que alcanzaron,
incluso sorprende el número de visitantes y de catálogos vendidos. Algunas tan recordadas como 100 años
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del descubrimiento de Altamira, Cántabros, Astures y Galaicos, El Tesoro de Arrabalde, Homenaje a Luis
Siret, Los Iberos. Los técnicos de la Subdirección participaba activamente en su ejecución y Manuela por
ejemplo coordinó, además de la ya citada, Obras públicas en la Hispania Romana, Por el Camino de
Compostela, y la del Centenario del Museo Arqueológico de Valladolid 1878-1978.
En octubre de 1978 Maluquer decidió excavar Cancho Roano, yacimiento al que denominó
“palau-santuari”, para regocijo de los jóvenes arqueólogos que eramos, ante lo enigmático y sorprendente
de los primeros resultados. Manuela participó en la organización y en los trabajos de campo de las
primeras campañas, fue una de sus primeras actividades en esta tierra, a la que volvió una y otra vez, eso
si en medios de transporte variopintos, desde su famoso Seat 600 blanco, pero sobre todo en trenes
insufribles para todos menos para ella, que era la gran especialista en ferrocarriles europeos (llegó a hacer
Madrid-Estambul y no precisamente en el Orient Express, también fue a Egipto en un barco de carga), usó
mucho los autobuses de línea, pero su tozudez en no subirse a un avión como secuela de un agitado viaje
a Baleares, le impidió disfrutar como yo del avioncito que durante algún tiempo hizo la ruta Madrid-
Badajoz.
Entre 1979 y 1985, fecha en que se culminaron las Transferencias a las Comunidades
Autónomas, Manuela coordinó y supervisó todo lo relacionado con las excavaciones arqueológicas que se
hicieron en Extremadura, numerosas campañas en más de 30 yacimientos repartidos por el territorio de
ambas provincias. Sirva de ejemplo este listado en Badajoz: La Nava (Cabeza de Buey), Regina
Turdulorum (Casas de Reina), la Alcazaba (Badajoz), El Lobo, (Badajoz), la Granja de Toniñuelo (Jerez de
los Caballeros), Cerro de San Albín (Mérida), La Pijotilla (Solana de los Barros), Cancho Roano (Zalamea de
la Serena), La Mata de San Blas y El Pomar ( Jerez de los Caballeros), la Necrópolis de Medellín, El
Pesquero (Pueblo Nuevo), Araya (Mérida). Los Castillejos (Fuente de Cantos), Los Cortinales (Villafranca de
los Barros). Y en Cáceres: La Dehesa Boyal (Berzocana), el Castro de Villas Viejas (Botija), el Cementerio
de Santiago el Mayor (Cáceres), Santiago de Bencaliz (Cáceres), Hernán Pérez, El Retamar (Alcántara), la
Cueva del Conejar (Cáceres), El Sartalejo (Galisteo), Villa de Monroy, El Jardinero (Valencia de Alcántara),
Villavieja del Castilllo de la Orden (Alcántara), Cabeza Rasa (Montánchez).
Si desde su trabajo en la Subdirección General de Arqueología, y más tarde en el Instituto del
Patrimonio Histórico Español, se ocupó de los asuntos arqueológicos extremeños, cuando pasó a la
Subdirección General de Museos continuó su relación añadiendo a sus tareas las museísticas, en las que
se manejaba con plena solvencia, sobre todo en aspectos de programación y museografía. Me consta de
forma directa porque hicimos juntas dos proyectos museológicos, el del Museo del Mar de Ibiza, nunca
ejecutado, y el del Museo do Mar de Galicia de Vigo, este si llevado a término aunque de manera bien
distinta a como lo concebimos. Era una hábil lectora de planos de arquitectura y una experta redactora de
textos. Muchas veces me ayudó en la revisión de las cartelas y textos de los nuevos museos en los que yo
trabajaba en el Ministerio de Cultura, recuerdo con nitidez la noche casi entera que empleamos en la
lectura de los del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida próxima ya su inauguración.
En los años en los que trabajó en Museos se ocupó fundamentalmente de los de Mérida. Trabajó
intensamente en el proyecto de ampliación del Museo Nacional de Arte Romano, tanto en los aspectos
arqueológicos previos como en el programa museístico. Le gustaría saber que en el año 2015 comenzarán
las obras de este gran proyecto en el que ella participó, que hará todavía mejor el actual Museo. También
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en Mérida trabajó en el proyecto de la nueva sede de la magnífica colección visigoda, de nuevo en sus dos
facetas, la excavación arqueológica del solar previsto y en el proyecto museístico.
Viajamos juntas a Mérida en un final de verano, para asistir a una boda, yo tenía que aprovechar
el largo y complicado viaje desde Galicia para comprobar las medidas de unas esculturas que entonces se
guardaban en el espectacular almacén del Conventual. Manuela me acompañó a esta tarea en una tórrida
tarde en la que había que ser muy buena amiga para abandonar el refugio que ofrecía el aire
acondicionado del Parador. Con el deber cumplido, terminamos la noche en la fiesta de la boda en el
frescor del embalse de Proserpina, acompañados por Walter Trillmich y Clara Bencivenga, otros grandes
amigos de Manuela. Como ocurre con frecuencia en una profesión como la nuestra, Manuela mezclaba
aspectos laborales con los personales, de manera que la atracción por Extremadura se debía a ambas
causas. Chema y Trini fueron siempre para ella, como siguen siendo para mí, unos anfitriones muy
queridos y era difícil delimitar la delgada línea que separaba cuando se trabajaba y cuando se disfrutaba
de los amigos de verdad en una tierra tan querida para ella como fue Extremadura.
PALOMA ACUÑA
Real Fundación de Toledo
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Índice
19 Presentación.
21 La ciudad de Cáparra y el paisaje urbano de Lusitania.
ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES
41 Cavrivm: viejas historias y nuevos hallazgos.
GREGORIO FRANCISCO GONZÁLEZ y JUAN PEDRO MORENO CARRASCO
57 Colonia Norbensis Caesarina (Cáceres).
ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES y TRINIDAD NOGALES BASARRATE
85 Avances en el conocimiento arqueológico de Augusta Emerita en el Alto Imperio.
MIGUEL ALBA, PEDRO DÁMASO SÁNCHEZ y GILBERTO SÁNCHEZ
113 El paisaje urbano de Contributa Iulia Ugultunia (Medina de las Torres, Badajoz).
PEDRO MATEOS CRUZ, ANTONIO PIZZO y VICTORINO MAYORAL HERRERA
135 La ciudad céltico-romana de Nertobriga Concordia Iulia.
JOSÉ LUÍS DE LA BARRERA ANTÓN, LUÍS BERROCAL-RANGEL y RAFAEL CASO AMADOR
163 Regina: proceso de urbanización de un centro de la Baetica.
JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ MARTÍNEZ, F. GERMÁN RODRÍGUEZ MARTÍN y
TRINIDAD NOGALES BASARRATE
195 Metellinum: síntesis histórica y novedades arqueológicas de esta ciudad romana.
SANTIAGO GUERRA MILLÁN, HIPÓLITO COLLADO GIRALDO, SAMUEL PÉREZ ROMERO y
MANUEL VIOLA NEVADO
223 Augustobriga (Talavera la Vieja).
CARLOS JESÚS MORÁN SÁNCHEZ
247 La ciudad antigua de Lacimurga y su entorno rural.
ANTONIO AGUILAR SÁENZ
259 Listado de autores.
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PRESENTACIÓN
El Departamento de Investigación del MNAR organizaba a lo largo del año 2010 los ciclos de
Conferencias “Ciudades Romanas de Extremadura- I” y “Ciudades Romanas de Extremadura- II”.
Dada la densidad del tema analizado se desarrollaron sendos ciclos sucesivos cronológicamente, pues así
era factible tratar en extensión cada una de las ciudades.
La filosofía del proyecto se basaba en lograr una puesta al día del estado de la cuestión de las
ciudades romanas más señeras de nuestro territorio extremeño para así obtener una visión de conjunto del
mismo, establecer plausibles similitudes y diferencias, y poder avanzar nuevas actuaciones de futuro.
También subyacía un deseo de divulgar y difundir, de manera didáctica, los valores patrimoniales de
Extremadura para incentivar su conocimiento entre jóvenes e interesados. El ciclo concluyó con visitas a
los yacimientos organizadas desde el MNAR y la Fundación de Estudios Romanos. La nutrida asistencia de
público puso en evidencia el interés, no sólo científico sino también divulgativo, que suscitaba el tema.
Contamos para este proyecto con la inestimable colaboración de la Dirección General de
Patrimonio de la Consejería de Cultura y Turismo, de su Servicio de Arqueología, a la sazón responsable de
las actuaciones llevadas a cabo en los distintos yacimientos, y también participaron otras muchas
entidades regionales y locales que estaban involucradas en los diferentes programas. Se integraron en el
ciclo el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, el Instituto de Arqueología del CSIC, la Universidad
de Extremadura, los ayuntamientos y mancomunidades que trabajaban al respecto, con sus equipos de
investigadores, colaboradores y responsables.
Dado el volumen de intervenciones, las abundantes novedades planteadas y, en algunos casos, la
escasa bibliografía reciente disponible, nos planteamos la posibilidad de realizar una monografía que
recogiera la visión actualizada de nuestras ciudades romanas, de los trabajos llevados a cabo en los
últimos años y, en consecuencia, de las nuevas hipótesis presentadas. Una monografía que actualizara,
cuando no diera a conocer, los aspectos más singulares de nuestras ciudades romanas.
Y como resultado final, habida cuenta de la imposibilidad de obtener recursos complementarios
para la coedición con otras entidades, ya en plena crisis en 2010-2011, desde el Museo Nacional de Arte
Romano pensamos publicar los estudios mostrados en los ciclos en la serie Studia Lusitana. Si bien la
Serie, de creación científica propia, vertebra su discurso en torno al análisis del territorio provincial desde
aspectos monográficos, nunca se ha soslayado la posibilidad de tratar fenómenos, como fue el caso de su
cuarto volumen, Ciudad y Foro en Lusitania Romana. Éramos conscientes de que el marco lusitano se
superaba al incluir las ciudades de la Bética, pero la monografía podía verse enriquecida al tratar el
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fenómeno urbano de manera global, monográfica, aunque se retomaba la visión dicotómica de
Extremadura y Portugal. Sopesadas todas las cuestiones, llegamos a la conclusión de que un nuevo
volumen con este estado de la cuestión era no sólo útil, sino oportuno.
Ciudades Romanas de Extremadura se dedica a una gran compañera y amiga, Manuela
Barthélemy. Ella, desde sus distintas responsabilidades en el Ministerio de Cultura, siempre luchó y
colaboró en pro de la arqueología extremeña, y en particular por nuestros yacimientos y museos. Por eso,
por su trabajo, por su entrega y por su amistad, hemos querido que quede memoria de ella en estas
páginas, porque la mayoría de los yacimientos aquí analizados le deben mucho a su buen hacer.
El resultado final es un trabajo integrador, de gran utilidad por la visión de conjunto que oferta, por
la posibilidad de actualizar los datos al respecto y por el elenco bibliográfico que proporciona para
cualquier investigador que se acerque al fenómeno urbano en el occidente de la Península Ibérica. Somos
conscientes de que se podrían haber ampliado más las ciudades, los temas, pero ello hubiera supuesto un
nuevo proyecto, y también hubiera supuesto una inversión de la que no disponíamos.
Ciudades Romanas de Extremadura se ha incorporado, desde 2011, a la programación científica
de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Educación y Cultura del Gobierno de
Extremadura, dentro de un ambicioso proyecto de estudio, intervención, análisis y puesta en valor de estos
yacimientos singulares de nuestra Comunidad. Se han dado importantes pasos en pro de alcanzar estos
objetivos, y el ejemplo más paradigmático es la recuperación del teatro romano de Metellinum que se ha
integrado, tras recibir el premio Europa Nostra 2013 a la restauración de monumentos, como oferta
permanente del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.
Nuevas actuaciones se programan con los fondos europeos 2015, probablemente este volumen,
en poco tiempo, se vea superado por nuevos avances; así es el camino de la ciencia. Queda mucho
camino por recorrer, y desde el MNAR siempre hemos propiciado los equipos multidisciplinares para
sumar e integrar los avances científicos, avances que nos permiten no sólo reivindicar el esencial rol de
nuestra provincia lusitana, sino que hacen factible una investigación aplicada, para que desde el
Patrimonio dinamicemos nuestros pueblos, nuestras comarcas, con el objetivo de una oferta de turismo
cultural sostenible.
Vaya nuestro doble agradecimiento, a todos los autores por su paciencia editorial y a los
profesionales responsables de la edición, Gráficas Rejas, por el empeño que siempre ponen en estos
volúmenes de Studia Lusitana.
TRINIDAD NOGALES BASARRATE
MARÍA JOSÉ PÉREZ DEL CASTILLO
Diciembre de 2014
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El paisaje urbano de Contributa Iulia Ugultunia(Medina de las Torres, Badajoz)1
Pedro Mateos Cruz, Antonio Pizzo, Victorino Mayoral HerreraInstituto de Arqueología de Mérida
RESUMEN
En este trabajo se muestra una visión general de los conocimientos obtenidos sobre la morfología y el
desarrollo histórico del paisaje urbano del yacimiento romano de Contributa Iulia Ugultunia (Medina de las
Torres, Badajoz). A la investigación historiográfica y una actividad de excavación continuada podemos
añadir la contribución de una batería de métodos no destructivos: la fotografía aérea, prospección geofísica
y reconocimiento de superficie. En este artículo se realiza una revisión detallada de la información que
estas técnicas combinadas pueden proporcionar para el conocimiento de la estructura espacial del sitio:
delimitación del recinto amurallado, el diseño urbano, las zonas públicas o la actividad extramural.
PALABRAS CLAVE: Contributa Iulia, Técnicas no destructivas, Excavación, Urbanismo.
ABSTRACT
In this paper we show an overview of the knowledge we have obtained about the morphology and historical
development of the townscape of the Roman site of Contributa Iulia Ugultunia (Medina de las Torres,
Badajoz). To historiographical research and a sustained excavation activity we can add the contribution of a
battery of non-destructive methods: aerial photography, geophysical and surface survey. We will make a
detailed review of the information that these combined techniques can provide for the knowledge of basic
questions regarding the spatial structure of the site: delimitation of the walled enclosure, urban layout,
public areas or extramural activity.
KEYWORDS: Contributa Iulia, Non-destructive methods, Excavation, Urban planning.
1 Este artículo refleja los resultados obtenidos en el proyecto de investigación interdisciplinar desarrollado de manera coordinada por las diferentes líneasde investigación del Instituto de Arqueología en la ciudad romana de Contributa. Las conclusiones de estos trabajos están siendo objeto en la actualidadde diversas publicaciones.
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EL DESARROLLO DE LAS INVESTIGACIONES. LOS ORÍGENES DEL ESTUDIO ARQUEOLÓGICO DEL SITIO “LOS
CERCOS” Y SU IDENTIFICACIÓN COMO LA CIUDAD ROMANA DE CONTRIBUTA IULIA
La historia de la investigación sobre la ciudad de Contributa Iulia se ha limitado hasta hace pocos
años a algunas referencias directas, centradas esencialmente en dos cuestiones: la controversia recurrente
sobre su localización (con la consecuente confusión entre varios lugares posibles) y la ausencia de restos
arqueológicos evidentes y asociables a este asentamiento.
Ante la ausencia de restos arqueológicos visibles el interés se orientó al análisis del nombre de la
ciudad, su condición jurídica y su identificación física con un yacimiento histórico. El origen de los estudios
se remonta a una cita de Plinio (NH III, 13-14) que sitúa Contributa Ivlia en la Baeturia Céltica, región de la
provincia Baetica, entre los ríos Baetis y Anas (Guadalquivir y Guadiana), en el convento jurídico
Hispalenses.
A partir de esta cita se han venido sucediendo diversos estudios, empezando por el de Rodrigo
Caro, que en 1634 situará los restos de la ciudad en la actual villa de Fuente de Cantos (Badajoz) (Caro,
1634). En 1845, J. A. Barrientos realiza unas excavaciones arqueológicas en el cerro denominado “Los
Cercos” en el término Municipal de Medina de las Torres (Badajoz) (Ortiz, 2002) que tienen como
resultado la aparición de diversas estatuas de togados –hoy depositados en el Museo Arqueológico
Provincial de Badajoz). Si bien estos hallazgos no ayudaron a situar la ciudad de Contributa en ese lugar,
sugerían la existencia de un yacimiento de cierta entidad. Con el tiempo, la coincidencia con las distancias
del Itinerario de Antonino, la aparición de numerosos epígrafes en la localidad de Medina de las Torres y el
hallazgo de diversas inscripciones (entre ellas la de un IIvir y 5 seviri augustales) cerca de “Los Cercos”,
confirmaron la existencia de una organización municipal completa en ese lugar y su vinculación con la
antigua Contributa Iulia Ugultunia (Gimeno, Ramírez, 1998: 149-162). (fig. 1)
LAS EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS, PRINCIPALES RESULTADOS
El interés por el yacimiento arqueológico documentado en “Los Cercos” se reactiva en el año
2007, como consecuencia del inicio de un proyecto de investigación financiado por la administración
regional y el apoyo del ayuntamiento de Medina de las Torres. En el ámbito de dicho proyecto se llevaron a
cabo una serie de excavaciones arqueológicas que confirmaron, definitivamente, la existencia de una
ciudad de época romana en el solar de “Los Cercos” (Mateos, Pizzo y Delgado, 2009: 7-32). Los datos
obtenidos en las excavaciones arqueológicas desarrolladas en el interior del perímetro urbano han hecho
posible definir dos áreas importantes de la ciudad. (fig. 2)
En primer lugar, en el sector occidental se ha realizado una excavación en área en torno a la
puerta de acceso. Esto ha permitido conocer las características y trazado de un gran tramo de la cerca
muraria, una manzana ocupada por un único edificio y un decumanus que, partiendo de la puerta de
acceso une ambas zonas desde la muralla a la propia área forense (Mateos y Pizzo, 2013: 1224-1258).
El ingreso a la ciudad se realiza mediante una puerta flanqueada por dos torres de planta
rectangular realizadas con mampostería. A la torre norte se adosa el único tramo de muralla documentado
hasta ahora arqueológicamente, construido con un zócalo de mampostería de grandes dimensiones y un
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Fig. 1. Localización de Los Cercos-Contributa Iulia en la Península Ibérica.
Fig. 2. Planta general de las áreas excavadas entre 2007 y 2012.
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alzado en tapial del que se han conservado los niveles de destrucción. Al este de la puerta, continuando el
recorrido del decumanus hacía el interior, se ha documentado una manzana completa delimitada por dos
cardines. Este espacio estaba ocupado en su totalidad por un único edificio, ya citado. Se trata de un
conjunto de grandes dimensiones, organizado en torno a un patio central al que se accede directamente
desde la vía a través de dos puertas, una peatonal y otra para carruajes. Se ha podido constatar la
existencia de varias fases constructivas, de modo que en un primer momento todas las estancias se abrían
al citado patio. Esta estructuración del espacio, junto con la existencia de estancias abiertas al cardo que
delimita el edificio en su lado occidental (seguramente utilizadas como tabernae) permite plantear la
hipótesis de un edificio de carácter comercial.
En segundo lugar, se ha identificado el área pública forense, localizada en la cima del cerro. (fig.
3) En este espacio, se han documentado los principales edificios que componían el foro y se ha
determinado la secuencia histórica de su configuración. Esta última estaba configurada en torno a una
plaza de 20 x 30 m, una orientación dirección norte-sur y una superficie total de 600 m2. Diversos sondeos
realizados en los rellenos constructivos de creación de la plataforma en la que se realizó la plaza fechan su
momento de construcción y, por tanto, la primera configuración del área, en época augustea. En torno a
este espacio abierto se han identificado varios edificios de carácter público. En el lado sur, el espacio
existente entre el decumanus proveniente de la puerta de acceso a la ciudad y el muro de contención de
la plaza, fue ocupado por un edificio realizado en dos plantas que salvaba una diferencia de cota entre la
vía y la pavimentación de la plaza de aproximadamente tres metros. La planta baja estaría compuesta por
una serie de tabernae en batería que sustentarían el pórtico superior que delimitaba el lado meridional del
foro.
Por su parte, el costado occidental de la plaza estaría ocupado por la basílica de la ciudad
(Mateos y Pizzo, e.p.). Su construcción responde a una trasformación y monumentalización del foro que
coincide con la marmorización de la pavimentación de la plaza y la realización de nuevos edificios de culto
en el lado septentrional.
A juzgar por el material cerámico aparecido en la zanja de construcción del edificio, su ejecución
podría fecharse a partir de mediados del s. I. El edificio, de 38.50x18.10 m, con un ábside semicircular en
el lado sur, en coincidencia con el ángulo suroriental de la plaza, posee un criptopórtico y una planta
principal con doble orden arquitectónico.
Al criptopórtico se accedía únicamente desde el decumanus del lado sur a partir de una puerta
situada en el centro del espacio absidado, ocupado por cuatro pilares. Esta solución arquitectónica se debe
a la presencia de una pendiente norte-sur coincidente con la orientación del cardo. Este espacio se diseña
como una estancia en forma de U, dividida en dos naves, mediante una alineación de pilares. La planta
principal tiene la apariencia de una planta basilical dividida en tres naves, la central de 8 m de anchura a
eje de columnas mide el doble que las laterales como más tarde tendremos ocasión de analizar. Posee una
perístasis de 8x4 columnas o pilares.
Por último, el lado septentrional del área forense es sin lugar a dudas el que más interrogantes
plantea en el estado actual del conocimiento. Su excavación aún no ha finalizado y no conocemos sus
límites, su extensión, o la planta de los edificios que ocuparon este espacio. Tras la amortización de un
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templo ligado a la primera fase del foro, su configuración definitiva nos plantea la existencia, en su última
etapa, de una serie de estancias perpendiculares a un espacio de tránsito común paralelo a la plaza, con
una posible función cultual, dictada por la presencia de materiales votivos.
La amortización de este área forense podría haberse producido a partir de la segunda mitad del s.
IV a juzgar por el material cerámico aparecido tanto en el interior del edificio del lado sur como del lado
norte.
LA EXPLORACIÓN DE LA CIUDAD CON EL APOYO DE MÉTODOS NO DESTRUCTIVOS
Toda esta investigación anterior sentó las bases de un estudio sistemático que comenzó a dar
visibilidad al sitio, permitiendo pensar en un trabajo a largo plazo para su revalorización. En este marco, en
el año 2010 inicia su andadura un nuevo proyecto de investigación (RITECA II, actividad 4.2.2) centrado
en las posibilidades de los métodos no destructivos en Arqueología. Esta iniciativa encontró en Contributa
un escenario muy adecuado para el desarrollo de un amplio programa de investigación, que se sumó así a
los esfuerzos precedentes2. El concepto principal de esta propuesta fue el alto potencial de los citados
métodos de registro como un medio para la producción de conocimiento significativo en sitios
arqueológicos complejos. Con el apoyo de las tecnologías geoespaciales, estas múltiples fuentes podrían,
Fig. 3. Vista general del área forense.
2 Se trata de una iniciativa de la UE para la cooperación hispano-portuguesa a través del fomento de los vínculos entre los centros tecnológicos y deinvestigación de ambos países. Más información en http://riteca.gobex.es/es/subproyectos-ii/patrimonio-y-materiales-de-construccion
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además, integrarse para un análisis global, convirtiéndose en una base fundamental para la reconstrucción
de la ciudad con fines científicos y de divulgación (Mayoral et alii, 2013: 15-20). Como se verá, esta labor
ha proporcionado la oportunidad de obtener una visión más amplia y una comprensión del sitio, así como
de su inserción en el paisaje circundante.
Aunque la publicación detallada de los resultados de la aplicación de los distintos métodos de
análisis está en marcha, vamos a ofrecer aquí una breve reseña de las campañas de prospección
desarrolladas en Contributa. En términos generales, el sitio de Los Cercos ofrece una combinación muy
favorable de factores que lo hacen muy adecuado para la aplicación de los métodos no invasivos. Por un
lado, aparte de una pequeña iglesia rural del siglo XVII, la ocupación humana no continuó después del
abandono de la ciudad romana. Por lo tanto, las anomalías del subsuelo que corresponden a la misma no
se ven perturbadas por la presencia de estructuras posteriores. Hay que añadir a esto que, como la
excavación ha demostrado en varias ocasiones, la mayor parte de los cimientos de los muros se localizan a
muy poca profundidad debido a la erosión y a las intensas labores de labranza. Además, esta actividad
agrícola ha sido homogénea en el conjunto del sitio. En los últimos 200 años el uso del suelo se ha
orientado casi exclusivamente al cultivo de cereales en secano. Por lo tanto, es un sitio ideal para la
identificación de las marcas de crecimiento diferencial de la vegetación, y también es un terreno perfecto
para la aplicación de diferentes técnicas de prospección geofísica y superficial.
Por el momento los mejores resultados obtenidos en Contributa se corresponden con la captura y
análisis de imágenes aéreas (Ortiz et alii, 2014). Como acabamos de mencionar, la configuración particular
del sitio ha favorecido la definición de contrastes muy marcados entre las estructuras arqueológicas y el
terreno circundante. Este hecho fue especialmente claro en relación con las marcas de crecimiento
diferencial en el cereal (cropmarks en la terminología anglosajona, véase Wilson, 2000, Edis et alii, 1989).
Una primera campaña de fotografía aérea oblicua realizada con paramotor en mayo de 2012 mostró una
evidencia muy rica de este tipo de marcas cubriendo todo el sitio y sus alrededores. La mayoría de ellas
son trazos rectilíneos negativos producidos por muros y cimentaciones, siendo posible incluso la
identificación de edificaciones individuales. Este tipo de indicios se extiende más allá del recinto urbano,
señalando la presencia de actividades extramuros. Más allá de una identificación visual, estas fotos fueron
procesadas para la restitución fotogramétrica a fin de obtener un modelo digital de superficie y una
ortoimagen. Ambos productos ofrecen la posibilidad de analizar las propiedades métricas de las marcas así
como su de compararlas directamente con otras capas de información.
Al año siguiente, se produjeron nuevas imágenes utilizando esta vez varios modelos de vehículos
no tripulados y nuevos sensores (infrarrojo térmico y cercano). Las termografías obtenidas muestran una
estrecha correspondencia entre las marcas de los cultivos y los valores anómalos de emisividad. En
algunas ocasiones además las imágenes térmicas mejoran la interpretación ofrecida por el espectro visible,
permitiendo una mejor definición de los restos enterrados, o aportando información allí donde la vegetación
estaba ausente.
En cuanto a la intervención directa sobre el terreno, al estar este enteramente arado, presentaba
una óptima visibilidad de los hallazgos superficiales. Este hecho ofrecía la oportunidad singular de
prospectar de manera intensiva todo un asentamiento urbano, algo bastante habitual en la zona
mediterránea (Bintliff, 2012: 44-52), pero con pocos precedentes en el suroeste peninsular. El sitio fue
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dividido con una cuadrícula de 20x20 m para una recolección intensiva de artefactos, registrándose el
número total y el peso de los diferentes materiales para cada cuadro. De esta manera, podemos examinar
su distribución espacial de acuerdo a las diferentes categorías funcionales y cronológicas. Estos mapas a
su vez han podido ser cruzados con el resto de las capas de datos generadas con los resultados del
reconocimiento aéreo y la geofísica. De manera general, la representación cartográfica de los volúmenes de
material arqueológico ha permitido una mejor definición de las zonas urbanizadas, confirmándose su
extensión más allá de las murallas de la ciudad. La distribución de algunas categorías minoritarias, tales
como los fragmentos de decoración marmórea, muestran claros patrones de concentración que confirman
la presencia de edificios monumentales. Una estrategia más amplia de prospección de superficie fue
diseñada para la exploración sistemática de un área de 3 km de radio alrededor de la ciudad, con el fin de
identificar áreas de actividad y asentamientos en su proximidad más inmediata. Estos datos han
completado nuestra comprensión de la zona suburbana, detectando más de una docena de áreas de
actividad contemporáneas a la vida de la ciudad, si bien en su mayoría concentradas al Norte de la misma
y en un radio de menos de un kilómetro.
Más allá de la superficie, a lo largo de estos años, se ha podido ensayar con la respuesta de varios
métodos geofísicos. El más ampliamente aplicado ha sido el de conductividad eléctrica aparente del suelo,
utilizando un sensor VERIS 3100. Su perfecta adaptación a las parcelas de cultivo (Moral et alii, 2010:
335-343) ha permitido cubrir una gran superficie, ofreciendo una visión global del subsuelo en la ciudad y
su entorno. Este sistema se reveló como una herramienta muy útil para definir la estructura general del
sitio, así como para identificar lugares de interés de cara a futuras investigaciones. Particularmente exitosa
fue la detección de estructuras de grandes dimensiones, como el posible anfiteatro del que se hablará más
adelante, o formadas por muros de gran grosor, como la muralla de la ciudad. Estas mediciones se
complementaron con intervenciones más limitadas con sensores de inducción electromagnética,
resistividad y geo-radar. Sus irregulares resultados pusieron de manifiesto que, en términos generales, las
características del lecho rocoso, los suelos y los materiales de construcción se combinan aquí de manera
bastante desfavorable para la detección de las estructuras.
Para completar esta estrategia de investigación, se consideró esencial la realización de trabajos de
excavación en algunas áreas seleccionadas, con el fin de validar la interpretación de los resultados de la
prospección. Como se verá las predicciones de las prospecciones resultaron acertadas en un alto grado,
sentando las bases para un amplio trabajo de interpretación.
EL PAISAJE DE UNA PEQUEÑA CIUDAD ROMANA. EL RECINTO AMURALLADO
La combinación de las diferentes técnicas empleadas ha generado una compleja superposición de
indicios de muy diversa naturaleza, que por sí misma no garantiza una lectura coherente de la
configuración espacial de la ciudad. Con el fin de llegar a conclusiones significativas en este sentido, el
primer paso fue generar una capa vectorial con una interpretación de la evidencia en términos
estrictamente físicos (fig. 4). De esta capa se derivó una clasificación de los datos, dependiendo del grado
de importancia para la definición de los conjuntos arquitectónicos o infraestructuras urbanas. La
identificación de estas entidades ha sido la base para una discusión sobre la planificación global de la
ciudad, destacando las peculiaridades de este paisaje urbano en comparación con otros casos de estudio
en el marco regional.
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Entre los principales elementos que caracterizan la topografía urbana de Contributa Iulia, destacan
sus principales infraestructuras públicas (calles, alcantarillas, conducciones hidráulicas, murallas de la
ciudad y las puertas), edificios administrativos (foro), templos, edificios de ocio (anfiteatro) y áreas
privadas, lo que permite una primera aproximación a este paisaje urbano a través de su topografía. El
asentamiento está ubicado en una colina de pequeñas dimensiones, pero con diferencias topográficas
significativas, lo que puede ser claramente apreciado a través de las estructuras documentadas en las dos
áreas excavadas. La diferencia de altura entre la puerta de entrada a la ciudad y el área forense es de
aproximadamente 7 m, con una pendiente media del 9%. Este desnivel, que se observa en la topografía
del decumanus que une ambas áreas, requiere la creación de una serie de terrazas artificiales y la
adopción de soluciones específicas para la construcción de las edificaciones.
Por lo que respecta a la delimitación del recinto amurallado, el análisis combinado de la
topografía, los datos proporcionados por las excavaciones y los sensores aplicados, permite reconocer el
perímetro casi en su totalidad.
Empezando por su lado oriental, es particularmente clara la imagen de su traza rectilínea con
orientación NS a través de numerosas marcas de crecimiento de la vegetación. Las mediciones de
conductividad del VERIS confirman esta información, dibujando una estrecha franja con valores
anómalamente bajos. Estas prospecciones no han permitido identificar posibles torres a lo largo de este
sector del perímetro. No obstante, hay que señalar la detección de una gran anomalía cuadrangular de unos
25 m de lado, que parece corresponder a una estructura superpuesta a las murallas de la ciudad. Todavía
no existe una explicación para esta traza, que parece corresponderse topográficamente a un sutil
abombamiento en el terreno. Por su parte en esta misma zona la imagen térmica muestra una larga franja
de valores de alta emisividad coherente con la presencia de una estructura lineal de unos dos metros de
anchura. Es interesante observar además cómo paralela a la misma se distingue otra banda que indica una
anomalía de baja emisividad de calor, que podría corresponder a una estructura negativa. Podría tratarse del
foso, cuya existencia ya indicamos que se intuía en los trabajos de excavación de la ladera Oeste. Más hacia
el sur, el recorrido del recinto amurallado se hace especialmente visible gracias a las marcas de crecimiento
negativas del cereal captadas en las imágenes aéreas. En al menos un caso, (fig. 5 A) dichas marcas
dibujan claramente los cimientos de una torre de planta rectangular unida a la cara exterior de la muralla.
En cuanto al límite sur del recinto, éste es el único punto en el que carecemos de datos para
cerrarla. Suponemos la existencia de una puerta importante que daba acceso al cardo máximo, y muy
cerca de una zona de culto monumental que describiremos más adelante.
En el lado oeste del recinto, es de nuevo fácil de reconocer a través de la combinación de las
marcas de cultivo y las imágenes térmicas (fig. 5 C). De hecho esta estructura aflora en superficie,
mostrando un corto tramo de sillares alineados de su cara externa. Desde allí, el muro se prolonga de
nuevo en dirección S-N para conectar con la puerta occidental que da acceso al decumanus maximus.
Desde este último, la muralla (parcialmente excavada como ya se ha indicado) (fig. 5 D) toma dirección
SO-NE, tal y como muestra claramente la imagen térmica y las mediciones de conductividad del VERIS
(fig. 5 B). Estos últimos indicios son, de hecho, el único dato que tenemos para situar la puerta norte de la
ciudad, que se define como una banda ancha de alta conductividad con orientación NS que coincide con
el trazado del cardo máximo.
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Fig. 4. Mapa vectorizado interpretativo basado en la combinación de distintos métodos de prospección.
Fig. 5. Teledetección del recinto amurallado: A) Marcas en la vegetación que muestran una posible torre; B) VERIS mediciones de conductividad; C)Anomalías térmicas; D) Detalle del área excavada.
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En su conjunto, el perímetro que acabamos de describir encierra una superficie de unas cinco
hectáreas, con una orientación N-S, un eje mayor de 334 m y uno menor de unos 200 m. Se trata, por
tanto, de una ciudad de pequeñas dimensiones que, a diferencia de las de su entorno en la Beturia Céltica
(todas ellas de extensión superior a las 15 ha.) es comparable con otros núcleos urbanos de similares
características distribuidas en el resto de la Península Ibérica. En este sentido, entre los paralelos más
cercanos por dimensiones y tipología se pueden señalar el de la ciudad de Segobriga (Abascal et alii,
2004: 219-256) con aproximadamente 4 ha. de extensión, la pequeña Lucentum (Olcina, 2009: 12) de
algo más de 2 ha., o la propia Manigua (Schattner, 2003: 46) que, con sus diferencias tipológicas, alcanza
las 3 ha.
Las dimensiones de estas ciudades, entre ellas Contributa, marcan las pautas para definir su
carácter peculiar en relación con el papel desarrollado en la gestión del territorio. Se trata de conjuntos
urbanos con poco espacio para los ámbitos privados y una fuerte componente de carácter público,
determinado por la presencia de destacados edificios administrativos que se convierten en protagonistas
sociales, económicos y políticos de su paisaje urbano.
EL ENTRAMADO URBANO
Al igual que la muralla, la trama viaria se vislumbra a partir de la integración de excavaciones
arqueológicas y técnicas no destructivas (fig. 6). Sin embargo, en este caso, la intervención arqueológica
ha permitido definir claramente los ejes principales de la ciudad. Dichos trabajos sacaron a la luz un tramo
del decumanus y el cardo maximus, además, de otros ejes menores. Su trazado revela la complejidad del
entramado viario y, a la vez, la heterogeneidad en las dimensiones de las diferentes areae de la ciudad.
Esta definición ortogonal de la trama viaria se ha visto plenamente corroborada en primer lugar
por los datos aportados por la imagen aérea. Las abundantes marcas de cultivo negativas han confirmado
la presencia de un entramado regular que cubre la totalidad del recinto amurallado. Es de hecho posible
reconocer a través de estas imágenes el trazado de algunas calles, así como la delimitación de varias
manzanas. La imagen aérea ayuda a plantear, también, la posibilidad de modificaciones del mismo
entramado viario respecto al proyecto original. Así se puede intuir la presencia de un conjunto de grandes
dimensiones situado en la parte central de la ciudad, al sur del área forense, cuyos límites ocupan un
tramo de un cardo, provocando la desviación de su recorrido.
Otro de los elementos que destacan en este primer análisis es la localización y dimensiones del
área forense, como uno de los factores que determinaron la heterogeneidad en la distribución y extensión
de las areae. Siguiendo el mismo proceso metodológico utilizado en las otras áreas de interés de la ciudad,
se han podido configurar las principales características de este conjunto. Ya hemos señalado anteriormente
cómo en las excavaciones arqueológicas se pudieron documentar las distintas fases del foro. Partiendo de
una primera plaza sin pavimentar, delimitada al sur por un pórtico y un templo al norte, se constata una
sucesiva trasformación con la construcción de la basílica en el lado occidental y una serie de edificios de
culto en el lado norte. Sin embargo, la configuración del lado oriental del foro permanecía desconocida por
encontrarse fuera de los límites de las excavaciones. Éstas sugerían que el límite del complejo por este lado
estaría definido por la presencia del cardo maximus.
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Fig. 6. Mapa interpretativo de la ciudad y su entorno.
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La escasa cubierta vegetal de esta zona había impedido obtener resultados significativos en
sucesivas campañas de fotografía aérea, y tampoco las prospecciones arrojaron ninguna información
relevante. Sin embargo, la imagen térmica ha permitido identificar una anomalía de trazo rectangular y
bajos valores de emisividad (fig. 7 B). Por su forma y dimensiones podría corresponder a un edificio
público localizado al otro lado de la vía, que de manera preliminar valoramos como un posible templo. Esta
valoración no está exenta de problemas, ya que en el resto de las termografías las estructuras y
cimentaciones se corresponden claramente con zonas de mayor acumulación de calor. El hecho de que en
este caso se produzca el efecto contrario podría obedecer a que los restos corresponden con zanjas de
robo de las estructuras, tal y
como pasa con el templo
identificado en el lado N de la
plaza. Por su parte las lecturas
de conductividad (fig. 7 A)
definen también una estructura
rectangular positiva en ese
punto, aunque su traza no
coincide bien con la imagen
térmica. De verificarse esta
hipótesis, cabe plantear una
nueva configuración para el
área forense, en este caso en
dirección este-oeste. Esta
distribución permitiría asociar el
foro de Contributa a la tipología
de “foros tripartitos”.
Finalmente, otro resul-
tado relevante del diálogo entre
técnicas no destructivas y exca-
vación en el interior del recinto
urbano has sido la identificación
de un nuevo conjunto arquitec-
tónico homogéneo de carácter
monumental. Este se localiza en
el extremo sur del recinto amu-
rallado. La claridad de las mar-
cas de cultivo captadas por la
fotografía aérea (fig. 8 A) sugería
una planta arquitectónica for-
mada por una estructura rectan-
gular de 4x8 metros y con
orientación norte-sur, localizada en el interior de un recinto cuadrangular de cerca de 400 m2. Al oeste de
dicho edificio, la fotografía indicaba también la existencia de una anomalía de carácter circular. Por su parte,
la imagen térmica confirmaba que la estructura rectangular tenía un relleno macizo y compacto (fig. 8 B).
Fig. 7. Hipotética distribución del lado oriental del foro a partir de los datos de conductividad (A) einfrarrojo térmico (B).
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Además, la ausencia de interrupciones en las anomalías lineales sugería que se trataba de construcciones
arrasadas hasta la cimentación. Por su parte, la prospección superficial indicaba una presencia anormal-
mente alta en esta zona de fragmentos de decoración marmórea, así como de una basa de cantería de
granito.
Todos estos indicios planteaban la hipótesis de un recinto de culto cerrado, presidido por un
templo central y un pozo o estanque en el lado occidental. Los sondeos arqueológicos han permitido
validar plenamente esta interpretación, confirmando las dimensiones y distribución de las estructuras (fig.
8 C). Su acceso se realizaba mediante una escalera de tres peldaños realizada con mampostería revestida
con ladrillos que daba paso a una pronaos de pequeñas dimensiones que poseería una fachada tetrástila,
a juzgar por el hallazgo de cuatro basas de columnas en granito documentadas junto al muro oriental del
edificio. La cella presenta un relleno constructivo sobre la que se asienta la pavimentación del templo en
opus signinum revestido por una pequeña capa de cal. Al fondo de la cella, en el eje central, se conserva
una base rectangular de mampostería para la colocación de una estatua de culto.
LA CARACTERIZACIÓN DE UN PAISAJE SUBURBANO
Alrededor del recinto amurallado de la ciudad se reconocen muchos elementos arqueológicos que podrían
ayudar a definir la actividad más allá de sus límites. Algunos de estos indicios corresponden claramente a
estructuras construidas, mientras que otros sugieren la existencia de diversas obras de infraestructura
(abastecimiento de agua, caminos, lindes de los campos, etc).
En cuanto a la primera categoría mencionada, la presencia de edificaciones extramuros es
especialmente clara en la ladera Oeste de la ciudad. A través de las marcas de cultivo es posible reconocer
Fig. 8. Teledetección del recinto de culto al S de la ciudad: A) Ortoimagen con las marcas de vegetación; B) Imagen térmica; C) Excavación.
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diversas formas rectangulares aisladas, con una orientación que no concuerda con los principales ejes de
la trama urbana. Cubren todo el lado de la colina, desde las murallas hasta el arroyo que define la
configuración topográfica de Contributa (fig. 11 A). Por otro lado, una serie de marcas negativas rectilíneas
de gran longitud indican la presencia de estructuras que parecen articular el espacio. Desconocemos su
interpretación, pero muy probablemente corresponderían a límites de parcelas, patios, canalizaciones etc.
El material de superficie en esta área muestra claramente una gran concentración de cerámicas y
materiales de construcción (ladrillos, tegulae, así como valores por encima de la media de fragmentos de
mortero, opus caementicium, opus signinum y fragmentos de mármoles).
Ya se ha indicado cómo la prospección extensiva del entorno ha permitido localizar numerosas
concentraciones de material superficial. Una clasificación preliminar de dichos hallazgos demuestra que
muchas de ellas corresponden con zonas de actividad de época romana. En su mayoría se distribuyen a lo
largo de los dos arroyos que enmarcan la ciudad. Destacan especialmente dos grandes áreas localizadas al
Norte, localizadas en sendas elevaciones sobre el arroyo Castillejo, entre 300 y 600 metros de distancia del
recinto amurallado y actualmente separadas del mismo por la carretera moderna (fig. 9 A, B). A juzgar por
su tamaño (1 y 1,2 ha respectivamente), se trata de espacios de hábitat de cierta envergadura. Las
densidades de material en superficie alcanzan en algunos puntos valores comparables a los registrados en
la prospección del recinto amurallado de la ciudad, y lo mismo puede decirse en cuanto a la diversidad de
categorías funcionales presentes, desde grandes contenedores de almacenaje hasta vajilla de mesa
importada. Dada su gran proximidad a la ciudad, cabe plantear la hipótesis de que se trate de zonas de
suburbio, aunque el material localizado no permite por el momento formular una interpretación funcional.
En cambio es más claro el carácter funerario de una serie de hallazgos producidos durante la
construcción de la mencionada carretera. Esta obra puso al descubierto una alta densidad de restos,
documentándose varios enterramientos. De hecho, parece que dicha zona es el lugar de procedencia más
probable de un relieve (Mateos y Pizzo, 2014: 167-178) que correspondería con un monumento funerario
perteneciente a una necrópolis ubicada en torno a la vía de salida Norte de la ciudad.
Por lo que respecta a la zona al sur y sureste del espacio suburbano, la prospección detectó sólo
dos concentraciones de material superficial identificables como sitios de época romana, situados junto al
arroyo Castillejo (fig. 9, C, D). El hallazgo de abundantes escorias en una de ellas sugiere la presencia de
actividades de tipo industrial. El muestreo sistemático de estos sitios ha ofrecido densidades entre
moderadas y bajas de material constructivo romano, junto con pequeñas cantidades de vajilla de mesa que
permiten fechar su actividad en época altoimperial. Parece además digno de reseñar que en ambos casos
su localización coincide con el extremo de sendos elementos lineales detectados por la prospección aérea
y que se prolongan hasta más de tres km hacia el Sureste de la ciudad. Cabe plantear la hipótesis de que
dichos trazos correspondieran con caminos periurbanos, en torno a los cuales se localizarían áreas de
actividad inmediatas a la ciudad.
UN ANFITEATRO EN CONTRIBUTA IULIA
Otro problema planteado en la caracterización de este entorno periurbano es la presencia de una
gran anomalía de forma anular situada en el flanco oriental del cerro, a no más de 30 metros de la muralla.
Su existencia era ya mencionada por José Antonio Barrientos en un manuscrito inédito fechado en 1845
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como “Un terreno circular y espacioso en dirección E”, que según el autor “marca el local del circo”
(Gimeno y Ramírez, 1998: 151). La tradición local sitúa allí un lugar denominado “el toril”, y por
testimonios orales es descrita como una profunda hondonada delimitada por un desnivel (fig. 10).
A través de imágenes satelitales como la del Spot, y con apoyo del modelo digital del terreno
producido por el PNOA (con una cota cada 5 m) puede darse a esta estructura una longitud máxima de
poco más de 70 m y una anchura máxima de unos 65 m. En las fotografías de baja altura se aprecia con
gran claridad el fuerte contraste que produce el material de este talud anular, más claro y pedregoso que el
entorno. Esta diferencia queda bien reflejada en las imágenes con la banda del infrarrojo térmico, en las
que esta anomalía topográfica es registrada como una franja con mayor acumulación de calor de entre 24
y 30 m de anchura (fig. 10 B). Las marcas de cultivo, por su parte, permiten apreciar con nitidez tanto el
Fig. 9. Zonas de actividad en el entorno de la ciudad y su relación con otros elementos del paisaje detectados por prospección.
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límite interior como el exterior del anillo, y en menor media una serie de trazos perpendiculares que
podrían corresponderse con subdivisiones internas de esta estructura (fig. 10 A). En cuanto a la
prospección geofísica, las lecturas de conductividad, tanto superficial como profunda, indican que el anillo
está delimitado por ambos lados por una franja de baja conductividad que podría corresponderse con un
muro de cierre (fig. 10 C). Se identifican igualmente una serie de picos de conductividad en el interior del
talud, que como las marcas de cultivo, sugieren que no tiene un relleno homogéneo.
De manera resumida, lo que todos estos datos parecen definir es una estructura de tendencia
elíptica, formada por una elevación artificial, seguramente levantada con el material excavado en su parte
central, y delimitada por sendas estructuras anulares distinguiéndose también posibles
compartimentaciones entre ambos. En al menos uno de sus extremos parece presentar un acceso.
Dada la importancia de estos indicios se plantearon seis nuevos sondeos arqueológicos en
distintos puntos del óvalo, que confirmaron la existencia de estructuras enterradas de gran tamaño y
complejidad (fig. 10 D). Los restos documentados pertenecen al muro de fachada perimetral del edificio,
realizado en mampostería unida con arcilla, cuya presencia se confirma en todos los sondeos realizados.
En el muro exterior occidental se documentan dos estructuras cuadrangulares adosadas a la fachada. Uno
de estos elementos se repite en el lado sur, mientras que en los lados oriental y septentrional no existen
evidencias de esta estructura. En cuanto al muro que delimitaba la cara interior del anillo, se ha podido
Fig. 10. Detección remota del anfiteatro de Contributa: A) Imagen aérea; B) Termografía; C) Conductividad eléctrica aparente; D) Validación medianteexcavación.
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documentar en los sondeos oriental y meridional. Se trata de una estructura de distinta fábrica, realizada
en este caso con mampostería unida por un mortero de cal y que posee un revestimiento exterior del
mismo material.
Entre los dos muros descritos se han registrado una serie de estructuras de diferente tipología,
muy probablemente explicables por una adaptación a la complejidad topográfica del terreno. Hasta la
fecha, debido a la parcialidad de los datos obtenidos, resulta difícil su interpretación dentro del proceso
constructivo del edificio.
La evidencia hasta aquí valorada nos inclina a interpretar este conjunto como los restos de un
edificio de carácter público, un anfiteatro, localizado extramuros en la ladera oriental de la ciudad. Se
conocen diversos ejemplos de construcciones de estas características, con unas dimensiones reducidas y
una sencilla estructura en la que el graderío es soportado por un simple terraplén delimitado mediante
muros de contención. Por formar parte de un entorno cercano, el de la Comunidad Autónoma de
Extremadura, debemos citar el anfiteatro documentado en Capera (Ventas de Cáparra, Cáceres), que
posee unas dimensiones, proporciones y estructura muy similares a nuestro caso.
Por lo que respecta al propio sitio de Los Cercos, se conocía desde hace tiempo la referencia en
un epígrafe a la restauración de un circo (Gimeno y Ramírez, 1998: 151). Sin embargo, a lo largo de todo
el trabajo desarrollado hasta la fecha en torno a la ciudad, no ha sido posible identificar ningún indicio de
que pueda corresponderse con un edificio de este tipo.
ESTRUCTURAS LINEALES EN TORNO A LA CIUDAD
A escasos metros hacia el NE del elemento que acabamos de describir, es posible diferenciar una
serie de trazos rectilíneos que parecen delimitar una estructura cuadrangular con orientación NO-SE y
unas dimensiones máximas de 45 por 115 m (fig. 11 B). Las marcas de cultivo que revelan su presencia
son positivas, lo que unido a que se corresponden con anomalías de alta conductividad y que se reflejan
en la termografía como zonas frías, induce a pensar que se trata de algún tipo de estructura negativa,
seguramente una zanja que podría tener una función de drenaje o de delimitación de una parcela. Una
zanja realizada para validar estas hipótesis reveló en efecto la existencia de una zanja de unos 40 cm de
anchura y 35 cm de profundidad. No presentaba ningún tipo de acondicionamiento ni en las paredes ni en
el fondo, y tampoco ofrecía evidencias de haber estado dotada de una cubierta. Estaba tallada
directamente en el lecho rocoso, el cual aflora a apenas unos centímetros de profundidad. Esto explica el
fuerte contraste en la lectura térmica y la claridad de las marcas en el crecimiento del cereal. No se puede
plantear, por el momento, una interpretación clara para esta estructura, que quizás estaría relacionada con
labores de drenaje de la ladera. Descartamos su función para evacuar aguas desde la ciudad, ya que en su
trayectoria no intersecta con el recinto amurallado. Tampoco parece verosímil una conducción en sentido
inverso dada la pendiente y el cerrado ángulo que hace en relación con el arroyo con el que conecta.
Las demás estructuras lineales que pueden diferenciarse en el entorno inmediato de la ciudad son
por el contrario elementos negativos que, al menos en dos casos, podemos caracterizar con detalle, ya que
han aflorando a la superficie en diversos puntos. Comenzando por la ladera occidental, es posible detectar
una estructura de unos 40 cm de anchura y una longitud máxima de unos 106 m, que discurre con un
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trazo rectilíneo de orientación SO-
NE entre el Arroyo Palancares y la
muralla. Los restos visibles indican
una estructura de opus
caementicium. Planteamos como
posibilidad su relación con el
transporte de aguas. Considerando
su trazado y la pendiente de la
ladera, en tal caso estaría más
vinculada a la evacuación que al
aporte respecto a la ciudad, quizás
como cloaca.
Sin evidencias físicas
directas pero con una clara marca
de cultivo negativa, podemos
identificar a poca distancia otra
estructura linear, de trazo muy
recto y unos 70 m de longitud. Su
recorrido se pierde a unos 30 m al
otro lado del arroyo, y justo antes
de cruzarlo se identifica otra marca
de trazado cuadrangular de unos 8
m de lado, con una marca circular
inscrita en su interior (fig. 11 A).
En torno a un arroyo, pero
en el lado opuesto, las lluvias del
pasado año dejaron al descubierto
en la parte baja de la ladera
oriental un conjunto lineal con
orientación SO-NE. Está formado
por tres muros adosados (mampostería los exteriores y de opus caementicium el interior). Aunque su
trazado superficial se pierde, un examen de las imágenes aéreas permite reconocer cómo este elemento se
prolonga hacia el otro lado del arroyo, con una longitud total de unos 60 m. Esta disposición perpendicular
al cauce de agua nos sugiere su posible interpretación como una represa.
Finalmente como se dijo más arriba, existen una serie de trazos que por su longitud y
características valoramos como posibles vías que conectarían la ciudad con su entorno inmediato así como
con núcleos más alejados (fig. 12). Obviamente, una identificación sistemática de rasgos morfológicos en
el paisaje en torno a Contributa excede los límites de este trabajo. Aquí únicamente se señalan aquellos
indicios localizados en el curso de nuestras prospecciones. Estos se concentran sobre todo hacia el Sur y
Sureste de la ciudad, donde se aprecian hasta seis trazos que progresivamente convergen en la ciudad.
Destaca, en particular, uno de ellos por su gran longitud (hasta 1,5 km hacia el sur). A través de las
Fig. 11. Detalle de las estructuras lineales: A) Ladera Occidental; B) Ladera Oriental.
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imágenes aéreas es posible asignarle una anchura de entre 6 y 7 m. Las marcas de crecimiento dibujan
claramente dos líneas paralelas, que podrían corresponderse con los margines del camino.
En cuanto a su recorrido, alcanza el Arroyo Castillejo a la altura de uno de los sitios detectados por
prospección superficial, ya citados, para luego seguir con orientación Sur-Norte hasta el extremo sur del
perímetro amurallado. Aunque no se distingue físicamente su ingreso en este último, resulta razonable
plantear que se convierte en uno de los principales ejes viarios de la ciudad. Como ya se ha expuesto, este
cardo maximus se ha documentado bien en excavación, siendo hoy por hoy la única calle documentada
que poseyó un pavimento de losas de piedra. Por lo que respecta a su salida de la ciudad en dirección
norte, ninguna de las imágenes aéreas de las que disponemos permite identificar indicios de su trazado.
Sólo algo más hacia el NO, a unos 140 m de la muralla, parece distinguirse un trazo rectilíneo de unos 150
m de longitud que podría corresponder con otro camino.
CONCLUSIONES
La principal consecuencia que hemos obtenido de esta experiencia es que más allá de la
diversidad y abundancia de técnicas que puedan estar disponibles para analizar un sitio arqueológico, es
clave una adecuada estructuración de un flujo de trabajo. Sólo así es posible extraer el máximo potencial
de cada una de ellas y explotar su carácter complementario.
Fig. 12. Fotografía aérea de la posible calzada hacia el S.
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Por otro lado, la posibilidad de obtener lecturas con diferentes sensores sobre un mismo caso de
estudio, recurriendo posteriormente a su validación mediante excavación, ofrece una excelente
oportunidad para ponderar la respuesta relativa de cada una de las técnicas empleadas. Más allá de una
valoración intuitiva del éxito diferencial de las mismas, un entorno de trabajo SIG nos va a permitir realizar
una valoración cruzada de carácter cuantitativo. De este modo podemos plantear criterios más “objetivos”,
en una relación directa con las estructuras reales, para la clase de contexto que estamos manejando. A
nuestro modo de ver, es necesario incrementar una base de conocimientos de referencia para aprender a
manejar las peculiaridades de la respuesta de la geofísica en entornos de tipo mediterráneo. Desde esta
perspectiva, los resultados negativos que también hemos cosechado son en realidad aportaciones de las
que debemos extraer conclusiones. Esto supone en definitiva asentar unas buenas prácticas que proyectan
estos resultados más allá de nuestro caso particular y revalorizan el papel de esas técnicas por sí mismas.
Por lo que respecta al conocimiento del paisaje urbano de Contributa, las prospecciones
realizadas nos ponen en la vía de una mejor caracterización de su concepción, diseño y evolución. Ha sido
posible cerrar con un alto nivel de certeza el trazado de la cinta muraria, así como la distribución general
de manzanas y calles. Hemos definido los espacios públicos de carácter monumental, constatando cómo
estos rebasan el recinto amurallado con la presencia de un anfiteatro.
Por último, se ha incrementado notablemente nuestro conocimiento sobre la configuración del
paisaje periurbano, en el que se han identificado tanto infraestructuras como zonas de ocupación en un
radio de hasta tres km en torno a la ciudad
Finalmente, los resultados obtenidos representan un potencial beneficio para la revalorización de
esta zona arqueológica. La comprensión que se ha adquirido del paisaje urbano de Contributa ha de
trasladarse a la experiencia del público que visita sus restos a través de reconstrucciones y señalizaciones
sobre el terreno.
AGRADECIMIENTOS
Desde el Instituto de Arqueología de Mérida deseamos expresar nuestro agradecimiento al Alcalde
de Medina de las Torres, D. Francisco Delgado, por el enorme esfuerzo realizado para fomentar y apoyar la
investigación en el sitio de Los Cercos/Contributa. Gracias también a Pedro Delgado, Jesús Alonso, Tomás
Cordero y Miriam García, arqueólogos a cargo de las campañas de excavación desarrolladas en el sitio. Las
imágenes aéreas fueron orto-rectificadas por Pedro Ortiz Coder y procesadas digitalmente por José Ángel
Martínez. Luís Sevillano coordinó las campañas de prospección superficial, con una participación especial
de Jairo Naranjo, Cristina Mena, Sergio Alfonso Quintero, David Arjona y Luís Manuel Sánchez.
Expresamos también nuestro agradecimiento a José María Terrón, José Ángel Salgado y Francisco Galea
del Centro Tecnológico Finca la Orden (CICYTEX), responsable de las prospecciones de conductividad
eléctrica e inducción electromagnética. La prospección mediante resitividad fue realizada por Pau de Soto
Cañamares, con el apoyo de Raquel Liceras Garrido. Maribel Mota coordinó el equipo de la prospección
con GPR.
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Antonio Aguilar Sáenz Servicio Extremeño Público de Empleoe-mail: [email protected]
Miguel Alba Calzado Consorcio de la Ciudad Monumental de Méridae-mail: [email protected]
José María Álvarez Martínez Museo Nacional de Arte Romanoe-mail: [email protected]
Enrique Cerrillo Martín de CáceresUniversidad de Extremadurae-mail: [email protected]
Hipólito Collado Giraldo Dirección General de Patrimonio CulturalConsejería de Educación y CulturaGobierno de Extremadurae-mail: [email protected]
Pedro Dámaso Sánchez Consorcio de la Ciudad Monumental de Méridae-mail: [email protected]
José Luis de la Barrera Antón Museo Nacional de Arte Romanoe-mail: [email protected]
Luís Berrocal-Rangel Universidad Autónoma de Madride-mail: [email protected]
Rafael Caso AmadorUniversidad Nacional de Educación a Distanciae-mail: [email protected]
Gregorio Francisco González Dirección General de Patrimonio CulturalConsejería de Educación y CulturaGobierno de Extremadurae-mail: [email protected]
Santiago Guerra Millán Dirección General de Patrimonio CulturalConsejería de Educación y CulturaGobierno de Extremadurae-mail: [email protected]
Pedro Mateos Cruz Instituto de Arqueología de MéridaCSIC-Gobierno de Extremadurae-mail: [email protected]
Victorino Mayoral Herrera Instituto de Arqueología de MéridaCSIC-Gobierno de Extremadurae-mail: [email protected]
Carlos Jesús Morán Sánchez Instituto de Arqueología de MéridaCSIC-Gobierno de Extremadurae-mail: [email protected]
Juan Pedro Moreno Carrasco Excmo. Ayuntamiento de CoriaMuseo de la Cárcel Reale-mail: [email protected]
Trinidad Nogales Basarrate Consejería de Educación y CulturaGobierno de Extremadurae-mail: [email protected]
Samuel Pérez Romero Dirección General de Patrimonio CulturalConsejería de Educación y CulturaGobierno de Extremadurae-mail: [email protected]
Antonio Pizzo Instituto de Arqueología de MéridaCSIC-Gobierno de Extremadurae-mail: [email protected]
F. Germán Rodríguez Martín Consejería de Educación, Cultura y DeporteJunta de Andalucíae-mail: [email protected]
Gilberto Sánchez Consorcio de la Ciudad Monumental de Méridae-mail: [email protected]
Manuel Viola Nevado Estudio de Arquitecturae-mail: [email protected]
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