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Espacios Nueva Serie. Estudios literarios y del lenguaje. Año II / Nº 2. (2006): 242-261

Silvia Ramírez Gelbes 1

Aspectualidad y significado léxico: el caso de intentar en el discurso académico Silvia Ramírez Gelbes

Universidad de Buenos Aires Universidad de San Andrés – IES Lenguas Vivas

[email protected]

Resumen En este trabajo y basados en los estudios de la aspectualidad (llamada también Aktionsart), demostramos la diferencia de los contenidos semánticos de las frases de intentar + infinitivo, según sea ese infinitivo atélico o télico. En un corpus de 297 ponencias académicas, elaboramos una clasificación en ese sentido y constatamos que las frases de intentar + atélico funcionan como atenuaciones del enunciado asertivo y revelan la desconfianza epistemológica que plantea el sujeto en relación con su capacidad para llevar a cabo el evento adecuadamente, en tanto que las frases de intentar + télico ponen en evidencia las dificultades del objeto, que pueden llegar a impedir el acceso a las metas perseguidas.

Palabras clave aspecto – Aktionsart – evidenciales – discurso académico - atenuación 1. Introducción Aunque se la ha reconocido, como mínimo, desde Aristóteles y ha recibido un nombre

distintivo (Aktionsart) desde hace casi una centuria, la aspectualidad ocupa aún hoy un

espacio exiguo en el universo de los estudios del lenguaje.

Entendida como el modo en que se realiza la acción e inherente al contenido semántico de

ciertos lexemas, la aspectualidad da cuenta –desde nuestro punto de vista– de muchos

fenómenos de significado que no han podido ser explicados por otra vía. En este sentido, el

análisis de la aspectualidad no solo permite elaborar clasificaciones de verbos, por dar un

ejemplo, sino también explicar diferencias ostensibles en frases verbales que no parecen

diferir a primera vista.

En efecto, sintagmas como intentar buscar o intentar hallar no parecen distinguirse más

que por los significados correspondientes a buscar y hallar respectivamente.

Demostraremos aquí, sin embargo, que una y otra frases se diferencian no solo por el

significado de los verbos en cuestión sino también por el distinto valor que adquiere

intentar en presencia de uno u otro.

En lo que sigue, recordaremos en primer lugar algunos de los trabajos fundacionales

relativos al concepto de aspectualidad, para determinar en qué sentido aspectual se

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distinguen intentar buscar e intentar hallar. Luego, consideraremos las ocurrencias

efectivas de intentar con verbos del tipo de buscar y de intentar con verbos del tipo de

hallar en un corpus de 297 ponencias académicas presentadas en el I Coloquio Argentino

de la IADA, en torno al diálogo: interacción, contexto y representación social y el

Congreso Internacional: La Argumenatción. Concluiremos, finalmente, que las frases

constituidas por intentar + infinitivo presentan, como mínimo, dos descripciones

semánticas determinadas por la aspectualidad del infinitivo.

2. La aspectualidad: estado de la cuestión

A pesar de que distintos lingüistas alemanes venían ya hablando de ella hacia finales del

siglo XIX, fue Sigurd Agrell quien reconoció la aspectualidad de manera oficial y la

denominó Aktionsart en un trabajo de 1908 (Miguel, 1999). Habitualmente, Aktionsart es

un término que se refiere a ítems léxicos aislados y se traduce como “modo de acción” pero

también como “carácter”, “naturaleza”, “índole” o “cualidad de la acción o del proceso”.

Por otra parte, no sólo los verbos –que es la clase de palabra que analizamos aquí– sino

también cualquier otra clase de palabra que actúe como predicado puede proveer este tipo

de información aspectual o Aktionsart.

Por ello, puede decirse que esas palabras de las que se trata portan, de acuerdo con el

contenido semántico de su raíz, cierta información que se relaciona con la manera en que

tiene lugar el evento que describen: por ejemplo, por única vez o repetidamente, con

duración o sin ella, con límites o sin límites. El propio Aristóteles, primero en la Metafísica

IX, Libro 71, y luego en su Ética a Nicómaco2, consideró esta distinción como verbos de

kinesis (movimiento) y de energeia (actividad y eficacia, es decir, resultado).

Sugerimos, de todos modos, el término aspectualidad en lugar de Aktionsart porque

creemos que, aun cuando se analicen verbos –como aquí–, que son definitivamente clases

1 “Se puede ver, concebir y pensar y haber visto, concebido, pensado; pero no se puede aprender y haber aprendido la misma cosa, curar y haber sido curado... llamaremos a los unos movimientos (kinesis) y a los otros actos (energeia)”. (Aristóteles, 1947: 233) 2 “...el deleite no es movimiento, porque todo movimiento se hace en tiempo y va a algún fin enderezado, como el edificar entonces se dice ser perfecto, cuando haya dado remate a lo que pretende, o en todo el tiempo, o en este tal particular; pero considerados los movimientos en cualquiera parte del tiempo, todos son imperfectos y diferentes en especie, así del todo como entre sí; porque el poner una piedra sobre otra, diverso movimiento es del levantar el pilar, y ambas dos cosas difieren del hacer el templo, y el edificar el templo es acción perfecta, porque para lo propuesto no le falta nada.” Aristóteles, Ética, libro X, cap IV)

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de palabras y por lo tanto items léxicos, el concepto debe abarcar el tipo de predicados que

se desarrollan y no acotarse a la entrada léxica per se.

En lo que sigue, haremos una descripción (no exhaustiva, dadas las limitaciones del

trabajo) de los análisis más representativos referidos a la aspectualidad.

2.1.1. La clasificación aspectual de Vendler (1967)

La clasificación aspectual más repetida, analizada e incluso discutida es la clásica tipología

tetrapartita de Vendler (1967). Como el mismo autor aclara, los verbos han sido

clasificados en términos de tiempo, pero esas clasificaciones temporales inherentes deben

ser más abarcadoras, desde el momento en que otros factores –como la presencia o ausencia

de un objeto o las condiciones en que se da el evento– también influyen.

Para Vendler, hay cuatro tipos de verbos (o predicados): los estados, las actividades, las

realizaciones y los logros.

Los estados, las actividades y las realizaciones insumen tiempo, pero los logros no lo

insumen. Sin embargo, los estados difieren tanto de las actividades como de las

realizaciones en el hecho de que, en el período considerado por el evento, no prevén

cambios, lo que sí ocurre con las actividades y las realizaciones. Por su parte, las

actividades difieren de las realizaciones y de los logros en el hecho de que, para que el

evento se consume, no requieren de llegar a un determinado punto, lo que sí sucede con

realizaciones y con logros.

En definitiva, estados y actividades se parecen porque insumen tiempo pero difieren por la

dinámica de insumo de ese tiempo. Realizaciones y logros se parecen porque requieren de

llegar a un término para que el evento se consume, pero difieren en el insumo de tiempo,

dado que las primeras son durativas y los segundos son puntuales.

Estados y logros no implican proceso, pero debe notarse que esa falta de proceso tiene

características diferentes. Así:

(1) Juan tiene un auto. (2) Juan detonó el dispositivo.

discriminan claramente en cuanto a la presentación de los tiempos internos: el tiempo

interno de tener –que constituye un predicado estativo– no cuenta como proceso porque se

presenta como permanente, sin consideración de inicio o de término, en tanto el tiempo

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interno de detonar el dispositivo –que constituye un predicado de logro– no cuenta como

proceso que requiere tiempo desde el momento en que es un evento instantáneo.

En cuanto a las actividades, el proceso debe ser visto como un desarrollo de fases cíclicas,

es decir, como un desarrollo procesual constituido por momentos que no son

necesariamente iguales pero sí que se repiten en ciclos, esto es que no tiene el sentido de

progreso que se encamina hacia un fin delimitado. Las realizaciones, por su parte, son

eventos que tienen un proceso que requiere la inversión de tiempo y, además, se encaminan

hacia un fin determinado. Así: (3) Juan escribe. (4) Juan escribe un libro.

se distinguen por el hecho de que, si bien ambos eventos presuponen un desarrollo

temporal, el primero –el caso de un predicado de actividad– no presenta un límite

alcanzado el cual se habrá concretado la actividad y no podrá seguir concretándose –Juan

puede perfectamente escribir a lo largo de toda su vida sin que este hecho implique

contradicción. Por su parte, el segundo –que es el caso de un predicado de realización– se

habrá concretado una vez alcanzado el límite impuesto por el argumento interno –cuando

Juan haya escrito el libro– y la realización no podrá seguir extendiéndose en el tiempo –una

vez escrito el libro, Juan podrá escribir otro, pero esa realización particular se habrá

terminado.

Esta concepción de término o límite ha sido descripta en la literatura posterior como

telicidad. El carácter télico de un evento se relaciona con el hecho de que, para concretarse,

debe llegar a un cierto punto y, por ello, si el evento es interrumpido, no puede decirse que

se haya cumplido. De este modo, la distinción entre dos predicados muy similares como: (5) Juan durmió. (6) Juan se durmió

radica exclusivamente en el hecho de que el primer evento se lleva a cabo sin necesidad de

alcanzar ningún término. Por el contrario, el segundo evento no se habría realizado si algún

otro evento (un estallido, por ejemplo) lo hubiera interrumpido. Por ello se hace la

diferenciación entre predicados télicos (los que denotan eventos télicos) y predicados

atélicos.

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Así, en términos de Vendler, tendremos un estado como saber que se caracteriza por no

implicar ningún tipo de cambio o dinamismo a lo largo del tiempo descripto en el evento.

Una actividad es trabajar, situación dinámica homogénea a lo largo del tiempo en el

sentido de que puede fragmentarse temporalmente y cada uno de esos fragmentos será

descripto con el mismo verbo, trabajar. Una realización será construir una casa en tanto

define un evento que requiere el insumo de tiempo para concretarse y no se concreta en

caso de ser interrumpido, además de que describe una situación que no es homogénea a lo

largo del tiempo, situación que implica un proceso y un desarrollo. Y un logro es, por

ejemplo, hacer un gol, ya que el evento descripto por el sintagma es claramente dinámico

(violentamente dinámico si se quiere), puntual –se hace un gol en el momento en que la

pelota atraviesa la línea del arco– y definitivamente resultativo, en el sentido de que la

pelota tiene que cruzar la línea del arco para que el evento se concrete y, si el arquero tapa

la valla y no permite el ingreso de la pelota al arco –es decir, si interrumpe el evento–, no se

hace el gol.

2.1.2. La perspectiva de Mourelatos (1978)

Basada en el trabajo de Vendler, pero establecida como un avance superador, la propuesta

de Mourelatos determina la existencia de tres categorías de predicados desde el punto de

vista de la aspectualidad, lo que algunos autores llaman ontología tricotómica (Kuzlowska,

1998), que presenta tres niveles, cada uno compuesto, binariamente, por dos elementos

opuestos.

Según Mourelatos, no se pueden clasificar los verbos en sí sino, en todo caso, los

predicados –que él denomina situaciones–, y estos pueden dividirse en estados y en

ocurrencias. Las ocurrencias se subdividen en procesos –similares a las actividades de

Vendler– y en eventos, que son las ocurrencias que tienen término o límite, es decir, las

ocurrencias télicas. Finalmente, los eventos se subdividen en desarrollos –las realizaciones

en la terminología de Vendler– y en ocurrencias puntuales –los logros de Vendler.

Como ejemplo de estado podemos tener oler. Un ejemplo de proceso es nevar. Un

desarrollo se da en ponerse (el sol). Y una ocurrencia puntual es el caso de pegar (el cable

en el agua).

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En su propuesta, que puede verse como una perspectiva económica de la visión de Vendler,

Mourelatos define un interesante paralelismo entre los sintagmas nominales continuos y los

discontinuos (dados los objetivos de este trabajo, nos limitamos a mencionarlo sin

exponerlo)3.

2.1.3. El aspecto léxico según Comrie (1976)

En su trabajo, un hito de los estudios sobre aspecto, Comrie dedica un capítulo a las

cuestiones de la aspectualidad o Aktionsart. La aspectualidad en tanto significado inherente,

en la propuesta de Comrie, se refiere a las propiedades aspectuales inherentes de las

distintas clases de items léxicos y puede clasificarse según tres pares de opuestos, que no se

excluyen entre sí: estado frente a situación dinámica, puntual frente a durativo y télico

frente a atélico.

Así, los estados son además durativos y también atélicos; las situaciones dinámicas pueden

ser durativas o puntuales y télicas o atélicas; las situaciones puntuales son dinámicas y

pueden ser télicas o atélicas; las durativas pueden ser télicas o atélicas; las télicas son

dinámicas y pueden ser puntuales o durativas; finalmente, las atélicas pueden ser estativas o

dinámicas y pueden ser tanto durativas como puntuales.

Si se ponen en relación dos verbos del tipo de tener y caminar, una de las primeras

observaciones que podemos hacer es la presencia o ausencia de las fases de la situación. En

tener, todas las fases resultan idénticas. Por el contrario, caminar denota una situación con

fases bien definidas. En otras palabras, para permanecer en un estado no es necesario

ningún tipo de esfuerzo en tanto las situaciones dinámicas requieren alguna forma de

energía.

Debe hacerse notar, sin embargo, que los estados pueden contener como información

inherente la existencia de un cambio previo o posterior, en el sentido de que pueden denotar

un inicio o un cese. Así, el verbo estar contiene información inherente a una instancia

previa o posterior de cambio pero, aun en ese caso, el lapso evocado por el verbo se

presenta como homogéneo, sin las fases que caracterizan a las situaciones dinámicas.

3 Otros autores aún, como Lyons (1989), llevan a cabo su análisis dentro de la línea de Mourelatos.

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Son puntuales aquellos eventos4 que no conllevan proceso, que no indican un desarrollo o

una duración en el tiempo. En tanto, los verbos durativos son aquellos que describen

eventos que implican algún tipo de duración, ya sea que se trate de una duración

encaminada hacia un fin o resultado, ya sea que se trate de una duración homogénea a lo

largo de un período determinado.

Finalmente, los verbos télicos son aquellos que refieren eventos que se concretan cuando se

ha llegado a determinado punto. Dicho de otro modo, si se fragmentara el tiempo del

evento descripto por un verbo télico, no podría decirse que esos fragmentos son

equivalentes: cada uno de esos fragmentos representa una evolución distinta en el

desarrollo que conduce al resultado. Los verbos atélicos, por el contrario, refieren tanto a

los estativos como a eventos dinámicos; en el caso de ser dinámicos, no tienen un resultado

o no se encaminan a un resultado. En ese sentido, entonces, aun cuando el evento descripto

por el verbo atélico fuese interrumpido en cualquier momento, incluso apenas iniciada su

realización, el evento ya se habría efectuado concretamente.

2.1.4. El análisis de Verkuyl (1993)

Verkuyl, por su parte, entiende que la aspectualidad léxica es un fenómeno composicional

y, en este sentido, la información que cada entrada léxica contiene no es necesaria ni

suficiente para determinar el contenido aspectual.

Por esa razón, no puede decirse que leer y leer un libro admitan la misma categorización

aspectual: si leer en: (7) Juan lee bastante.

es un evento atélico, que no determina un resultado, leer un libro en: (8) Juan leyó un libro muy interesante.

es un evento télico que solo se lleva a cabo cuando la acción que describe llega a término.

Y, como se ve, ambos predicados discriminan según la selección del argumento interno. Es

más, leer libros, como en: (9) Juan lee libros de medicina.

4 Para Comrie, el término evento refiere a una situación dinámica como unidad integral. Esto es, un evento es una situación dinámica, ya sea que tenga duración o no, ya sea que tenga resultado o no.

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puede considerarse tan procesivo y tan opuesto a leer un libro como leer en términos de

telicidad; esto se debe al hecho de que leer libros como en:

(10) Juan lee libros de medicina.

selecciona un predicado de individuo como argumento interno en tanto leer un libro

selecciona un predicado de estadio5.

A diferencia de Vendler, Verkuyl propone la existencia de tres clases aspectuales que se

relacionan con la oración completa, esto es, con el verbo y sus argumentos. Esas clases

aspectuales son los estados –equivalentes a los estados de Vendler–, procesos –

aproximadamente equivalentes a las actividades de Vendler– y eventos –que, por ser

télicos, se corresponden con los logros y las realizaciones de Vendler. Y las variables que

interpretamos como discriminatorias de estos aspectos son el carácter estativo o dinámico,

por un lado, y las propiedades cuantificacionales6 del sintagma nominal que el verbo

selecciona como argumento interno por el otro.

En sus propias palabras, el aspecto es una propiedad oracional compuesta por la

información relevante que aparece codificada en el verbo y sus argumentos, es decir, en el

predicado. La contribución aspectual se da por medio de la información léxica [ADD TO] y

la contribución nominal relevante está dada por la noción [SQA]. [ADD TO] refiere a la

idea de dinamicidad como opuesta a estatividad, razón por la cual los verbos dinámicos son

descriptos como [+ADD TO] en tanto los verbos estativos son descriptos como [-ADD

TO]. En tanto, [SQA] o Specified Quantity of A (cantidad especificada del argumento

interno) se relaciona con la cantidad específica del sintagma nominal que constituye el

argumento interno, por lo cual un libro aparece descripto como [+SQA] en tanto libros

aparece descripto como [-SQA].

Como lo plantea Filip:

Perfective and imperfective aspectual operators as well as specific verbal affixes stand in a similar relation to the Incremental Theme

5 El análisis de predicados de individuo y predicados de estadio es un capítulo interesante en los estudios de semántica de los últimos años (cf. Carlson, 1977; Manninen, 2004; Kormack, 1998; Fernández Leborans, 1999; entre otros). 6 La cantidad específica o inespecífica puede equipararse a los predicados de estadio y a los de individuo respectivamente.

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argument as determiner quantifiers do to the nouns with which they are combined. (Filip, 1993, page 4)7

Así, los estados se caracterizan por no presentar dinamismo. Los procesos, que son

dinámicos, solo pueden tener argumentos internos inespecíficos. Así, en: (11) Juan lava autos.

la inespecificidad cuantificacional del argumento interno implica que el proceso se puede

seguir llevando a cabo indefinidamente, es decir, sin término.

En cuanto a los eventos, Verkuyl sostiene que son dinámicos y tienen un argumento interno

específico; a esto se suma el hecho de que la telicidad está dada por el dinamismo, la

cuantificación específica del argumento interno y la cuantificación específica del

argumento externo. Por ejemplo: (12) Juan lava su auto.

donde el argumento externo es específico (Juan), el argumento interno está cuantificado y

es específico (su auto) y el evento presenta un límite, más allá del cual deja de llevarse a

cabo y se tiene un resultado (el auto de Juan está lavado). Efectivamente, Verkuyl habla

del Plus principle de acuerdo con el cual un predicado resulta terminativo sólo cuando

todas las indicaciones (ADD TO, SQA y argumento externo) tienen un signo más (+).

La prueba que Verkuyl propone para la telicidad8 es la coocurrencia con adjuntos

temporales iniciados por en, como: (13) Juan lava su auto en una hora.

frente a la prueba para los predicados atélicos, correspondiente a los adjuntos temporales en

por, como: (14) Juan lava autos por ocho horas (15) Juan tuvo un auto por dos meses.

Y la imposibilidad de invertir, gramaticalmente, las pruebas: (16) *Juan lava su auto por una hora (17) ?Juan lava autos en ocho horas

7 “Los operadores aspectuales perfectivos e imperfectivos, al igual que los afijos verbales, establecen con el argumento de tema incremental una relación similar a la que los cuantificadores mantienen con los sustantivos con los que se combinan” (la traducción es nuestra). 8 Verkuyl habla de terminatividad.

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(18) ?Juan tuvo un auto en dos meses9

En suma, el trabajo de Verkuyl pone en evidencia la importancia de las características de

los argumentos en tanto manifestación de las propiedades aspectuales de los predicados.

2.1.5. La hipótesis de interfaz aspectual de Tenny (1989)

De acuerdo con Tenny, ciertas propiedades constituyen el nexo entre la sintaxis y la

semántica léxica. En efecto, existe una estructura aspectual universal que se asocia con los

argumentos interno o directo, externo y oblicuo en la estructura sintáctica. Esa estructura

aspectual determina restricciones sobre los participantes eventivos que pueden ocupar esas

funciones argumentales.

Es decir, el evento está lingüísticamente delimitado en el sintagma verbal, gracias a la

restricción que ejerce la estructura aspectual, estructura que no necesariamente está

realizada de forma completa con todos los verbos sino que, en muchos casos, está latente.

Sin embargo, siempre aparece como potencialmente realizable.

La correlación existente entre las propiedades aspectuales del sintagma nominal y la

estructura argumental sintáctica determina ciertas restricciones de la semántica léxica sobre

la sintaxis, desde el momento en que solo algunos tipos de roles temáticos cumplen con la

exigencia de delimitar10 el evento. La propiedad aspectual fundamental está asociada con el

argumento interno directo del verbo. En el caso de los verbos de cambio –los verbos no

estativos–, el argumento interno directo del verbo delimita en el tiempo el evento descripto

por el verbo. Y esto ocurre así porque el aspecto se refiere específicamente a la

organización temporal interna del evento. Desde este punto de vista, la delimitación que

establece el argumento interno directo es una forma de representar el cambio uniforme y

consistente que el propio argumento determina, a la manera de cambio que se produce a lo

largo de una escala. En consecuencia, un evento delimitado será un evento que tiene un

límite en algún punto del tiempo.

Asimismo, la delimitación que se define como temporal puede darse también en términos

espaciales o de volumen. Tanto en:

9 Claramente, este adjunto le otorga al predicado un carácter ingresivo. 10 Esta es nuestra traducción para la expresión measure out que utiliza Tenny.

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(19) Juan empuja el carro.

como en: (20) Juan empuja el carro hasta Tandil.

con un evento no limitado para el primer ejemplo y un evento limitado para el segundo, es

en realidad el argumento interno directo el que delimita (pone límites a) el evento, aunque

es necesario otro argumento –locativo– para limitarlo (para establecerle un término).

Por supuesto, existen casos en los cuales el argumento interno directo no solo delimita el

evento, como en los casos que acabamos de presentar, sino que también limita el evento,

como en: (21) Juan traduce el poema.

Por esta razón, Tenny retoma las expresiones adverbiales temporales para distinguir entre

eventos limitados y eventos no limitados. En efecto, puede decirse: (22) Juan empujó el carro hasta Tandil en una hora. (23) Juan tradujo el poema en una hora.

pero no: (24) *Juan empujó el carro en una hora.

dado que un adjunto temporal del tipo en una hora es admitido por los eventos limitados

pero no por los eventos no limitados (sean estos delimitados o no).

2.1.6. El aspecto léxico para Morimoto (1998)

Según Morimoto, el aspecto es la estructura temporal inherente al significado de las piezas

léxicas. Conocer el significado de un verbo significa asociarlo con una estructura aspectual

o eventiva, es decir que la representación semántica de los verbos incluye (entre otras

nociones) la información relativa a la constitución interna de la situación denotada:

estatividad, perfectividad, iteración, momentaneidad, incoación, terminación.

Para esta autora, las clasificaciones aspectuales pueden realizarse sobre la base de la

clasificación de Vendler, es decir, la clásica tetrapartición en estados, actividades,

efectuaciones –como prefiere llamar a las que hemos nombrado como realizaciones– y

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logros. Sobre ellas, determina una valoración original relativa a los tipos de argumentos que

desarrollan los predicados.

Las situaciones descriptas por los predicados de estado tienen que ver con las propiedades

del sujeto y no con sus actividades ni con los procesos en los que el sujeto se ve

involucrado. Las actividades son eventos homogéneos que se extienden a lo largo del

tiempo y carecen de un término o punto final. Las efectuaciones, por su parte, son eventos

que se extienden en el tiempo pero, dentro de su propia estructura temporal, hay un

momento en que culminan o se completan y, en consecuencia, no pueden continuarse más

allá de ese punto; ahora bien, puede considerarse que esa estructura temporal consta de dos

etapas: un proceso de desarrollo que evoluciona in crescendo con cierta orientación y un

estado final resultante del proceso anterior. En cuanto a los logros, estos son eventos

puntuales que marcan el comienzo o el cierre de una situación y pueden ser situados en un

punto del tiempo pero no en un intervalo porque el logro enfoca el punto de quiebre entre

un estado situacional y otro.

Las oposiciones semántico-aspectuales que establecen los criterios de estatividad,

delimitación y puntualidad determinan restricciones sintácticas y lógicas en la construcción

de los distintos predicados. Esos predicados, entonces, generarán enunciados aceptables o

no e interpretaciones diferenciadas según coocurran con ciertas expresiones temporales o

aparezcan en distintos tiempos gramaticales.

Así, los predicados télicos aceptan los adjuntos temporales iniciados con en y rechazan los

que se inician con durante. Se ve en: (25) Juan construyó su casa sobre la playa (en un año) (26) Juan construyó su casa sobre la playa (*durante un año)

La autora afirma que, de todos modos, estas pruebas no son absolutas porque los factores

que entran en juego a la hora de proveer aspectualidad al predicado son muchos: los

adjuntos temporales, el tiempo verbal, los adjuntos locativos, los argumentos.

De todos modos, el avance más notorio de Morimoto radica en el reconocimiento de dos

tipos diferentes de verbos que pueden presentar argumentos delimitados: los verbos de

cambio y los verbos de trayectoria.

Los verbos de cambio seleccionan lo que da en llamar argumentos afectados. Los

argumentos afectados, tradicionalmente identificados como paciente o tema, representan al

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objeto que sufre el cambio central del evento expresado por esos verbos. Habrá, así, verbos

de consumición, creación o destrucción –los que expresan un cambio que afecta a la

existencia o integridad del objeto, como construir o comer– y habrá verbos de cambio de

estado –los que expresan un cambio que afecta a una propiedad asociada al objeto, como

crecer.

Los argumentos de trayectoria, por su parte, son los seleccionados por verbos que denotan

un evento de desplazamiento, incluyendo casos que no son estrictamente espaciales sino

referidos a un campo nocional más abstracto. Cuando se trata de un verbo de trayectoria

espacial, el objeto que se mueve –el tema del desplazamiento– avanza a lo largo de una

trayectoria, recorriéndola de un extremo al otro, por lo que puede decirse que el progreso se

refleja en la distancia recorrida desde el punto de partida. Si la trayectoria es delimitada

(como en ir hasta), el evento tendrá término cuando el objeto llegue al punto final de la

trayectoria. Frente a esta posibilidad, una trayectoria no delimitada supone un

desplazamiento continuo sin límite (como en ir hacia). Pero también hay predicados

delimitados per se, como es el caso de traer algo.

En suma, la función semántica que desempeña el argumento, dentro de la situación evocada

por el verbo que selecciona ese argumento, es el factor primordial, en esta propuesta, para

determinar la naturaleza aspectual del predicado.

2.1.7. Las aspectualidades cualitativa y cuantitativa de Miguel (1999) Como venimos formulando aquí, el contenido aspectual de los verbos no sólo determina un

significado sino, también, las condiciones de ocurrencia sintáctica y los alcances

semánticos.

Miguel Aparicio (1999) plantea una interesante discriminación que puede funcionar como

resumen de las distintas posibilidades aspectuales que diversos autores han reconocido

hasta el momento. De acuerdo con la autora, la aspectualidad11 en los verbos puede

dividirse en cualitativa y cuantitativa, factores que, además, se entremezclan y producen

diversos resultados. En efecto, el mismo verbo puede aparecer clasificado dentro de uno u

otro tipo de aspectualidad y de acuerdo con distintos parámetros.

Dentro de la aspectualidad cualitativa, reconoce tres divisiones: 11 Miguel, como Morimoto (1998), habla de aspecto léxico.

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a. estativos y dinámicos

b. télicos y atélicos

c. ingresivos, en progreso y terminativos y resultativos12.

Su descripción de estativos y dinámicos o de télicos y atélicos no difiere de la propuesta por

otros autores, por lo que no la repetiremos. En cuanto a los predicados que refieren a las

distintas fases del proceso, Miguel los discrimina a su vez en tres tipos.

Los verbos ingresivos, incoativos o inceptivos, normalmente, desembocan en un evento

diferente y los modificadores temporales deícticos, como a las 9, señalan el momento en

que el evento comienza. Así, el ejemplo de: (27) Hoy amaneció a las 7:18.

Como ingresivos, propone Miguel Aparicio: amanecer, brotar, caer, florecer, alborear,

hervir, sentarse, surgir, ver, marearse, irse, caerse. Los eventos en progreso contemplan la

fase intermedia del proceso como envejecer, estar dormido, enamorarse. Finalmente,

cuando se enfoca la fase final, tenemos dos posibilidades: hablamos de terminativos cuando

se alcanza un límite y de resultativos cuando se hace hincapié en el resultado. Como

ejemplos de terminativos tenemos: comerse (todo), bailarse (todo), tomarse / beberse

(todo), restaurar, entrar. En cuanto a los resultativos, podemos mencionar: convertirse en,

volverse, ponerse, sonrojarse, enfadarse, hartarse, enojarse.

La aspectualidad cuantitativa, por su parte, es reconocida también según tres oposiciones:

a. durativos y puntuales

b. semelfactivos y repetitivos

c. intensivos, neutros y atenuativos

Nuevamente, su descripción de durativos y puntuales no difiere de sus antecesores y, por

ello, no la incluimos.

Cuando un evento se da en forma única se dice que es simple o semelfactivo y, como tal, se

opone a los eventos que se repiten, esto es, los repetitivos, que se dan de manera múltiple.

De este modo: (28) Juan disparó (un tiro) al aire. (semelfactivo) (29) El asesino ametralló a la víctima. (repetitivo)

12 Sin desmerecer la originalidad de Miguel en la inclusión de estas perspectivas aspectuales, debe recordarse que la discriminación de verbos en términos de incoatividad o de iteratividad, por ejemplo, resulta bastante tradicional en los estudios lingüísticos del español (cf. Gili y Gaya, 1948 o Ragucci, 1956, entre otros).

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difieren en términos aspectuales cuantitativos. Entre los semelfactivos, tenemos: disparar

un tiro, asestar un golpe, emitir un grito, explotar, morir, saltar una valla. Son múltiples:

ametrallar, temblar, tiritar, relampaguear. Como ejemplos de iterativos podemos

mencionar: ametrallar, besuquear, castañetear, corretear, pisotear, picotear, disparar,

martillar, pestañear, papadear, rehacer, recolectar, toser. Pero estos no son los únicos que

señalan eventos que se repiten. Otro grupo de verbos señala acciones que el sujeto lleva a

cabo de forma cotidiana o frecuente, los frecuentativos, como: cortejar, frecuentar, sesear,

tutear, tartamudear.

Dentro de la última clase de situaciones descriptas según la aspectualidad cuantitativa,

debemos reconocer la existencia de eventos que aparecen denotados con una intensidad

normal, que podríamos llamar neutros, frente a otros que manifiestan una intensidad

superior o intensivos y otros que manifiestan una intensidad inferior, los atenuativos o

minorativos. Así, pueden registrarse cadenas de verbos que se enlazan en este sentido:

devorar (intensivo), comer (neutro) y picar (atenuativo) o diluviar (intensivo), llover

(neutro) y lloviznar (atenuativo), por dar solo unos ejemplos.

Especie de resumen de los análisis previos, la propuesta de Miguel Aparicio parece bastante

completa y abarcadora y un buen cierre para este estado de la cuestión.

En lo que sigue, pondremos en consideración algunos verbos desde el punto de vista de la

aspectualidad, para prever el análisis de las frases verbales con intentar.

2.2. Buscar vs. hallar o atélicos vs. télicos

En consonancia con las propuestas desarrolladas hasta aquí, puede decirse que existe una

amplia y reconocida división entre eventos télicos y eventos atélicos. Los eventos télicos

requieren de alguna instancia de límite o término que establezca un corte e impida que el

evento se siga desarrollando una vez alcanzado ese límite, restricción que no se presenta en

el caso de los eventos atélicos.

Como prueba consensuada y bastante definitiva para evidenciar un predicado de tipo atélico

o un predicado de tipo télico, conviene utilizar la coocurrencia con adjuntos temporales del

tipo de durante X tiempo o en X tiempo.

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Si los predicados que admiten el adjunto durante X tiempo son atélicos y los que admiten el

adjunto en X tiempo son télicos, podemos establecer una distinción clara entre los dos tipos

de predicados que nos ocupan. Veamos los siguientes casos: (30) Juan buscó datos durante dos horas. (31) Juan buscó su destino durante toda la vida (32) *Juan buscó datos en dos horas. (33) *Juan buscó su destino en toda la vida

Frente a estos: (34) Juan halló la evidencia en dos horas. (35) Juan halló sus anteojos en poco tiempo (36) *Juan halló la evidencia durante dos horas. (37) *Juan halló sus anteojos durante poco tiempo

En efecto, buscar aparece habilitado en coocurrencia con durante X tiempo pero no con en

X tiempo. Por el contrario, hallar es plausible con en X tiempo pero no lo es con durante X

tiempo. Esta evidencia indica que buscar es un verbo atélico de actividad (durativo,

dinámico y sin límite), en tanto que hallar es un verbo télico de realización (durativo,

dinámico y con límite).

Retomando las explicaciones propuestas por otros autores (Comrie, 1976; Morimoto, 1998;

Miguel, 1999), cuando se ha comenzado a buscar ya se ha buscado efectivamente, porque

buscar denota una actividad que no requiere de llegar a un término para concretarse; por el

contrario, si la realización denotada por hallar es interrumpida, el evento no se consuma

porque hallar exige el acceso a un límite que permite efectuar el hallazgo.

En lo que sigue y a partir de un corpus de 297 ponencias académicas, analizaremos las

ocurrencias de verbos atélicos y télicos en frases verbales con intentar, para poner en

evidencia que esas frases no pueden clasificarse dentro de un único tipo.

3. Corpus y metodología de trabajo

Trabajamos con dos córpora: el primero se trata de 81 ponencias académicas publicadas en

el libro de Actas del I Coloquio Argentino de la IADA, en torno al diálogo: interacción,

contexto y representación social; es un texto informatizado de 727 páginas con un

promedio de 3750 palabras por ponencia. El segundo, Actas del Congreso Internacional:

La Argumentación, es un texto informatizado de 1491 páginas constituido por 216

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ponencias académicas con un promedio de 4050 palabras por ponencia. Cada uno de los

trabajos fue nombrado con una letra (la I para IADA y la A para Argumentación) y un

número correlativo correspondiente a su aparición alfabética en la publicación. En total,

hallamos 327 ocurrencias de intentar (en sus distintas formas, es decir, en formas finitas y

no finitas) + infinitivo.

Cada uno de los casos registrados fue analizado, en contexto, en términos de las pruebas

provistas para discriminar predicados atélicos y predicados télicos, esto es, según

admitieran el adjunto durante X tiempo (para reconocer los atélicos) o el adjunto en X

tiempo (para reconocer los télicos). A modo de ejemplo, dado el caso: El paciente no sabe de antemano que al llegar al análisis intentando develar un enigma se encontrará precisamente con la evidencia de ese secreto. (5: 455)

tomamos el infinitivo correspondiente a la frase de intentar con los argumentos y adjuntos

respectivos y le aplicamos el criterio de discriminación:

(38) *develar el enigma durante dos horas (39) develar el enigma en dos horas

lo que nos permitió decidir que develar el enigma es un predicado télico. Por esta vía,

entonces, elaboramos una clasificación de los sintagmas que forman frase con intentar.

Resultan atélicos: buscar las relaciones - introducir una serie de categorías – afirmar algo – utilizar el trabajo de X – ocuparse del uso – referirse a los mitos – presentar una noción – manifestar algo – proponer la argumentación – investigar el fenómeno – continuar interrogando - buscar el apoyo discursivo - abordar la producción - vehiculizar la comprensión - mantener junto lo que los hablantes tienen junto - defender su punto de vista - justificar la proposición inicial - puntualizar cuáles son los factores - responder - colocar su experiencia personal en la conversación - decirse una y otra vez –comunicar - exhibir algo malo - relevar las estrategias de reformulación - explorar 13 y resultan télicos: demostrar algo - hacer un repaso del uso de las repeticiones problematizar el tema – resaltar la importancia - reforzar su argumento - explicar fenómenos - adscribir a una imagen – señalar ciertos rasgos – transmitir – reconocer diferentes modalidades –refutar – persuadir – convencer - estudiar cómo los hablantes introducen objetos –determinar reglas - destacar aspectos - reconstruir situaciones verosímiles - caracterizar groseramente las diferentes etapas – mostrar la iconicidad del lenguaje - inferir la naturaleza - abarcar, definir y .denominar todos los espacios - completar esos espacios - dar una explicación – influir - llamar la atención de los oyentes - influir en el enunciatario y persuadirlo - vincular temas teóricos con prácticas concretas - adecuarse al género discursivo solicitado - construir una argumentación - “descomprimir” la situación de comunicación - hacer un trámite - llevar las riendas del país - restablecer los lazos de filiación - intervenir positivamente en la experiencia de aprendizaje - explicar la persistencia de algunas ideas - dilucidar por qué el

13 No registramos algunas ocurrencias que aparecen repetidas, tanto entre los atélicos como entre los télicos.

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enfoque dialógico se define con estas características – construir un conocimiento - reemplazar la concepción de conocimiento - ocultar su carácter de construcción - reformular los cambios producidos - delinear sus características - develar un enigma - hallar “la verdad” - determinar quiénes son - demostrar que existe una alternancia - realizar una actividad - devolver el agasajo – minimizar el entredicho - imponer, asumir o rechazar valores socioculturales - descubrir cuáles son los problemas - establecer una determinada relación - rescatar lo esencial - explicar la presencia y la funcionalidad de algunas reformulaciones - derribar su autoconfianza - alejarse de esta asociación - precisar cuáles de esos usos son consecuencia del contacto – aproximarnos – formular una interpretación - clasificar los trabajos - visualizar en qué forma y medida se da esa incidencia - generar en la escuela un ambiente de respeto – interpretar las motivaciones - analizar y comprender el fenómeno14 En el próximo parágrafo, demostraremos que intentar + atélico tiene un contenido

semántico diferente de intentar + télico.

4. Intentar buscar vs intentar hallar: atenuaciones y esfuerzos en ponencias académicas Hyland (1998) define la existencia de verbos epistémicos (los que señalan la forma de

conocimiento y su origen) y, dentro de estos, la de aquellos que proponen comparar la

justificación evidencial del conocimiento con las metas propuestas por el autor. En este

grupo se incluye el caso de intentar (García Negroni et al., 2004).

Intentar proviene del latín (intento y este de intendo) y tiene, básicamente, dos acepciones:

1. iniciar la ejecución de algo

2. tener ánimo de hacer algo

Si se revisan las ocurrencias diferenciadas de intentar del parágrafo anterior, se observará

que las glosas admisibles para cada uno de los casos es, pues, diferente. En efecto, la glosa

para el atélico:

En este trabajo, intentamos buscar este tipo de uso: el caso en que la partícula aparece en posición final. (A212: 241)

parece ser: En este trabajo, buscamos efectivamente este tipo de uso, sin embargo no sabemos si lo hacemos bien.

pero no:

#Es difícil buscar este tipo de uso, por lo tanto no sabemos si lo lograremos.

Y también:

14 No incluimos 218 casos de intentar +télico porque creemos que resulta innecesario. Presentamos estos a modo de ejemplo.

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En este estudio, intentaré utilizar el trabajo de Carel & Schulz, De la généricité des proverbes (2002). (A65: 70)

se lee como:

En este estudio, utilizaré efectivamente el trabajo de Carel & Schulz, sin embargo no sé si lo haré bien.

pero no como:

#Es difícil utilizar el trabajo de Carel & Schulz.,por lo tanto no sé si lo lograré.

Porque la acepción correspondiente a intentar + atélico es la primera, esto es, iniciar la

ejecución de X, pero no estar seguro de que se lo haga apropiadamente.

Por el contrario, dado:

La interacción verbal transcurre en un suceder en el que cada uno propone su verdad y opone sus dichos intentando hallar “la verdad” por la vía de la confrontación. (I5: 456)

puede glosarse como:

Es difícil hallar “la verdad” por la vía de la confrontación, por lo tanto no se sabe si se logrará.

pero no como: #La interacción verbal transcurre en un suceder en el que cada uno propone su verdad y opone sus dichos hallando efectivamente “la verdad” por la vía de la confrontación, sin embargo no sabe si lo hace bien.

Y del mismo modo:

De esta manera, intentamos descubrir las diferentes marcas lingüísticas de argumentación, las cuales -según Ducrot (1980)- componen instrucciones sobre la manera en que se interpreta un enunciado. (A184: 222)

puede ser leído como:

Es difícil descubrir las diferentes marcas lingüísticas de argumentación, por lo tanto no sabemos si lo lograremos.

pero no como:

#De esta manera, descubrimos efectivamente las diferentes marcas lingüísticas de argumentación, sin embargo no sabemos si lo hicimos bien.

porque intentar + télico se corresponde con la segunda acepción, es decir, tener la

intención de hacer X, que es difícil, por lo tanto no estar seguro de lograrlo.

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Dicho en otros términos, las ocurrencias de intentar + atélico (como intentar buscar)

funcionan como atenuaciones de la aseveración que representaría la enunciación sin

intentar, relativas a la desconfianza que el propio sujeto tiene en relación con sus

competencias y su posibilidad de cumplir adecuadamente con los estándares que se ha

impuesto. Frente a ello, intentar + télico (como intentar hallar) plantea la dificultad propia

del objeto que no le permite garantizar el acceso a determinada meta o a “adquirir las

evidencias adecuadas para llegar a los resultados propuestos” (García Negroni et al., 2004)

y remite a un esfuerzo cuyo resultado no se garantiza.

Debe hacerse notar, de todas maneras, que la presencia de intentar tiende a promover

lecturas télicas. Así, mientras es aceptable interpretar mostrar las relaciones como atélico

(desde el momento en que puede decirse perfectamente mostrar las relaciones durante una

hora), intentar mostrar las relaciones desarrolla, por lo menos en el discurso académico,

una interpretación télica del tipo de demostrar las relaciones (dado que admite intentar

mostrar las relaciones en una hora).

Sea como fuere, las diversas constataciones que presentamos parecen dejar en claro

diferencias ostensibles entre uno y otro contenidos semánticos de las frases con intentar.

5. Discusión

Dado que excede los límites de este trabajo, no nos ocupamos de los casos de intentar +

estativo. Sin embargo, queremos hacer notar el hecho de que intentar parece promover una

interpretación télica con todos los estativos. En efecto, tanto con los que podríamos llamar

estativos puros (como ser) como con los que podríamos llamar estativos delimitados (como

estar)15, hay una tendencia a generar una lectura que denota algún tipo de límite, como se

ve en:

Intentaré ser justa Intento estar a la altura de las circunstancias

Este es un tema, de todos modos, que reservamos para investigaciones futuras.

6. A modo de conclusión

15 Ver Ramírez Gelbes, 2004.

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Como se sabe, el género académico se caracteriza por un discurso que no solo debe

presentar un contenido original sino que, además, debe promover su aceptación por parte de

la comunidad científica. En ese sentido, se reconoce como muy operativo el uso de hedges

o atenuadores (Hyland, 1998), items léxicos o marcas morfológicas que permiten disminuir

la imposición de los enunciados asertivos.

Si bien siempre tienen un matiz que aminora la fuerza asertiva con que se expresan las

metas perseguidas, las frases dominadas por intentar presentan dos contenidos semánticos

claramente diferenciados: intentar + atélico funciona como un verdadero hedge del

enunciado, relativo a la desconfianza del sujeto en relación con la calificación de sus

propias competencias, en tanto intentar + télico pone de manifiesto que la dificultad del

objeto puede impedir el acceso al objetivo denotado por el enunciado.

En definitiva y como se demuestra aquí, la descripción aspectual permite reconocer

diferencias ahora ostensibles en estas frases verbales. Queda aún, de todos modos, mucho

camino por recorrer e investigar en esta línea.

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