8
Año XXV - Nº 249 - Febrero 2010 - 7 € REVISTA DE MÚSICA SCHERZO 25 AÑOS 1985 - 2010 Mark Elder Iconografía musical DOSIER ENCUENTROS DISCOS ACTUALIDAD REFERENCIAS Mariss Jansons Jesús Villa Rojo Ganadores de los Midem Classical Awards Variaciones Op.31 de Schoenberg

Entrevista Gimeno

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Entrevista Gimeno

Año XXV - Nº 249 - Febrero 2010 - 7 €REVISTA DE MÚSICA

Año

XX

V - N

º 24

9 - F

ebre

ro 2

010

S C H E R Z O

2 5 A Ñ O S1 9 8 5 - 2 0 1 0

Mark Elder

Iconografía musicalDOSIER

ENCUENTROS

DISCOS

ACTUALIDAD

REFERENCIAS

Mariss JansonsJesús Villa Rojo

Ganadores de los Midem Classical Awards

Variaciones Op.31de Schoenberg

Page 2: Entrevista Gimeno

E N T R E V I S TA

40

Me encargan que haga de usted un buenretrato, así que empecemos por lo más difí-cil: ¿quién es Rubén Gimeno?

Bueno pues, básicamente, un músi-co. Una persona que ama la música yque con honestidad ha intentado siem-pre encontrar su camino a través deella. Desde muy pequeño viví la músi-ca en casa. Soy…, sí, soy violinista —noquiero decir que he dejado de serlo—,aunque ahora la vida me ha llevado porotros derroteros. Para mí la dirección deorquesta no es una carrera sino unaevolución. Así me lo planteé: penséque, a pesar de no conocer hacia dón-de me llevaba este nuevo rumbo, de loque estaba seguro es de que al final delrecorrido acabaría siendo mejor músi-

E N T R E V I S TA

RUBÉN GIMENO:

AUDACIA Y TALENTO

Parafraseando el concepto quepuso de moda una campañapublicitaria hace algunosaños, Rubén Gimeno puede

ser el ejemplo perfecto de un JASP:un Joven Aunque SobradamentePreparado. Este músico valencianode la cosecha del 72 tiene eltalento y la valentía necesarios parareconocer de un vistazo lasoportunidades y convertirlas enretos. Su labor artística, que seinició en los mismos atriles de lasorquestas que ahora dirige, estáviendo refrendada su calidad por laaparición de ofertas cada vez másatractivas. Su inconformismo en labúsqueda de nuevos territorios parala música se puede rastrear en todolo que hace, muy especialmente enel nuevo sello de personalidad queha impreso en la OrquestaSinfónica del Vallés, cuyatitularidad acaba prácticamente deestrenar.

Sin temor a entrar en losentresijos de su profesión, Gimenohabla con la misma claridad,ilusión y realismo con los que mirahacia un futuro que se vislumbramás que prometedor.

Foto

s:Iv

oR

ovir

a&

Ana

Ponc

e

Page 3: Entrevista Gimeno

E N T R E V I S TA

41

E N T R E V I S TA

RUBÉN GIMENO

de pasar un director. En ese punto ten-go también que agradecer lo predis-puestos que estuvieron todos ellos aayudarme.Debe de ser usted muy buena gente paraconseguir en una orquesta española esoque dice que pasó…

De verdad fue así. Se portaronextraordinariamente conmigo. Dehecho, cada vez que vuelvo a dirigirallí, ocurre igual: su respeto y su apoyoestán presentes desde el primermomento.¿No será porque hay muchos extranjeros enesa plantilla?

No, no. Seamos justos. Por supues-to, yo hablo desde mi experiencia per-sonal, y ésta ha sido muy buena. Nopuedo decir otra cosa. Mire, en Valen-cia me ocurre igual. Es otra orquestadonde también toqué y, allí, reciboigualmente una sensación de cordiali-dad muy constructiva. Tanto, incluso,que a veces creo que no la merezco.Habíamos dejado a Rubén Gimeno a puntode embarcar hacia los EEUU…

Todo surgió de forma curiosa. Untrompista que provenía de la Gewand-haus apareció por Galicia por esas vuel-tas que da la vida. Nos conocimostocando en la Sinfónica y durantemucho tiempo él me venía insistiendosobre que yo debía probar a dirigir. Unbuen día le contrataron para trabajarcomo profesor en una universidad ame-ricana y dejó la orquesta. Gracias a él seme ofreció la beca que he mencionadoantes, y así fue como empecé a estudiarallí, con James Ross. Transcurridos dosaños, mi futuro como director era bas-tante incierto dado que en mi agendasólo tenía un concierto a la vista, enGalicia. Diría más: no es que fueraincierto, es que no existía, directamen-te. A partir de ahí, de nuevo entran enjuego las casualidades del destino. Através de mi profesor yo tenía una bue-na relación con la familia Gilbert y es elpropio Alan Gilbert quien me llama yme dice que en Estocolmo —donde élera director titular en ese momento—hay pruebas de admisión para estudiarcon Jorma Panula. Como sabrá, Panulaes uno de los mejores profesores dedirección del mundo. Así que le dije aGilbert: “muy bien. ¿Y para cuándo estáprevisto que empiecen?”. “Mañana. Laspruebas son mañana. ¿Por qué no tepresentas?”. En ese momento yo estabaen Washington. Alan me insistió y, casi,me programó cuanto tenía que hacer.Me puso en contacto con su agencia deviajes para que me consiguiesen urgen-temente un billete de avión y me enviópor fax las partituras que tenía que pre-parar para la prueba. En el transcursode tres horas estaba metido en unavión, volando hacia Estocolmo, y conun puñado de hojas de fax en las

manos con unas partituras que teníaque estudiar a toda prisa. Así fue comose abrió otra nueva puerta.¿Qué había en aquellas hojas?

Pues, si no recuerdo mal, algo delPelléas y Mélisande de Sibelius, una sin-fonía de Mozart y algo más que he olvi-dado ya. Además de eso, luego, obvia-mente, tuvimos pruebas bastante riguro-sas de análisis, de formas, de dictado…,ya sabe, lo habitual en esos casos.¿Y en la prueba práctica tuvo tiempo parapoder demostrar algo o sonó la campanitaenseguida?

Todos los aspirantes teníamos unosdiez minutos en la primera ronda yalgunos más en la segunda. Se hizotodo en un solo día. Aquello fue tanrápido que no tuve tiempo de plantear-me nada, ¡ni jet lag ni historias! Resultéadmitido y, casi sin darme cuenta, esta-ba de nuevo en una situación comple-tamente imprevista. De la noche a lamañana me encontraba en Suecia for-mando parte de la clase de Panula, unode los actuales mitos de la dirección deorquesta.Esa inmediatez en la preparación de obras adirigir, ¿es la mejor forma de afrontar elconcepto profesional de la dirección deorquesta actual?

Depende de muchas cosas. Si nosreferimos a aquello, hay que decir quelos escandinavos, por lo general, buscanal máximo rentabilizar el tiempo. Songente de pocas palabras. Van al grano,al meollo de la cuestión, y no dejan quete disperses. Me inculcaron el ser rápi-do, efectivo y, entre comillas, profesio-nal. A mí me gusta mucho hablar, com-partir, pero ellos siempre me lo critica-ban: “no palabras, no hay tiempo”. Pro-fesionalmente, es cierto que has deacostumbrarte a ser claro y conciso.Dicho esto, también hay que saber pro-fundizar en el estudio de las obras ydejar que maduren lo necesario. Cuan-do vuelves a partituras que ya has diri-gido, siempre encuentras algún matiz,algún detalle en el que no habías repa-rado anteriormente. En definitiva, larapidez te entrena para muchas situacio-nes que se presentan, en las que tienesque saber cuáles son los puntos básicosque atajar a la primera, pero no es elmétodo a seguir sistemáticamente.En las clases de dirección de los EEUU,¿pudo encontrar a alguien que le enseñasealgo más que a marcar el compás?

Tuve la suerte de que, tanto mi pro-fesor, James Ross, como otros profeso-res tan venerables como Otto WernerMüller, no insistían en la técnica másque lo imprescindible, apenas lospatrones básicos. En lo que incidían,sobre todo, era en estudiar la partituratan a fondo como fuese posible. Decíana menudo que, cuanto más capaz seasde hundirte en la partitura, más podrás

co. Por suerte, pese a que soy aúnjoven dentro de lo que es habitual eneste gremio, ya he cumplido algunasetapas de mi vida personal y profesio-nal que me permiten no obsesionarmeimponiéndome metas demasiado inme-diatas. Crecer como músico y disfrutaral máximo de lo que hago. Éste es miobjetivo, en último caso.Provenir de una tierra con tanta tradiciónmusical como Valencia, ¿marca?

No, no lo creo, sinceramente. Eso esmás bien un tópico. Antes de nada, hede decir que me siento muy orgullosode mi tierra, pero creo que la importan-cia de la tradición musical valenciana noes una cuestión de que allí haya mástalento que en el resto de España.Curiosamente, creo que eso, el talento,es una característica que define muybien a los músicos de nuestro país, y asíse nos ve también fuera. Volviendo a lapregunta, el motivo de que Valenciahaya sido una gran cantera de músicostiene que ver, más bien, con una merarazón numérica: allí, en un determinadomomento, había más gente integrada ensociedades musicales que en otrossitios. En ausencia de Internet y todo unmundo de distracciones, la banda eraun lugar donde encontrarse con otros yentretenerse. Se crearon estructurasimportantes que, generación tras gene-ración, han ido formando a multitud demúsicos que hemos salido de ellas.Habiéndose forjado un futuro de relativacomodidad tocando como violinista deorquesta, ¿por qué decide pasarse al artedel palito?

Por esas cosas de la vida quecomienzas haciendo de una manera nodemasiado consciente. Tocaba en la Sin-fónica de Galicia y empecé a llevar suorquesta joven. Un día haces un ensayoseccional, otro día otra cosa y, a partirde ahí, poco a poco, casi sin darte cuen-ta, estás metido de lleno. En un momen-to dado me surge la posibilidad de optara una beca para estudiar en los EEUU.Cuando me lo propusieron me quedépensando un momento y no tardé másde treinta segundos en contestar. Dije:“¿y por qué no?”. Ahí tengo que recono-cer lo importante que fue tener el apo-yo de Víctor Pablo Pérez, que me impul-só y me animó a lanzarme, asegurándo-me que, si me arrepentía, la puerta de laorquesta estaría siempre abierta paravolver. De hecho, mi agradecimientohacia él será eterno por haber sido tam-bién quien me dio la primera oportuni-dad de dirigir profesionalmente.¿Y se subió usted al podio dirigiendo a losque eran, hasta aquel preciso momento,sus compañeros?

Exacto. Los que hasta ayer eran miscompañeros, allí estaban ahora delantede mí. Psicológicamente ésta es una delas pruebas más duras por las que pue-

Page 4: Entrevista Gimeno

E N T R E V I S TARUBÉN GIMENO

42

sa, así como el papel fundamental queen muchos sentidos jugó en su momen-to. ¡Aún sigo viendo, cautivado, sus pro-gramas de Conciertos para jóvenes!¿Y entre sus colegas actuales?

Le voy a dar tres nombres que meencantan: Mariss Jansons, Simon Rattley Gustavo Dudamel. A Mariss Jansonshe tenido la oportunidad de verlo tra-bajar, en ensayos con su orquesta, yadmiro, por encima de todo, su hones-tidad hacia la música y su capacidad deconvicción para hacer ver a los músicosqué cosas son las realmente importan-tes que han de conseguir. Le he vistolograr que los miembros de la orquestaden un valor extraordinario a pequeñosdetalles que, en otros momentos, habrí-an pasado completamente inadvertidos.Esa capacidad de hacer creer al indivi-duo que su papel es fundamental, porpequeño que sea, permite a su vez queel grupo crezca muchísimo.

Simon Rattle, por su parte, ademásde ser un grandísimo músico, ha conse-guido varias cosas que me impresionan.Para empezar, construir prácticamentedesde la nada la Orquesta de Birming-ham; pero, sobre todo, haber sidocapaz de dar la vuelta a la Filarmónicade Berlín, un auténtico bastión de latradición, cuestionando absolutamentetodo desde la misma base.

Finalmente, Gustavo Dudamel.Mire, simplemente le voy a decir que,personalmente, no he visto a nadie conmayor talento para la dirección deorquesta. Como persona es entrañabley como artista es fascinante.¡Vaya! Le confieso que me asombra su sin-ceridad en terrenos que casi todo el mun-do elude. Vamos a ver si seguimos en racha:¿de quién intentó no aprender más que loimprescindible?

[risas] Bueno…. ¡esta carta sí queme la guardo! [más risas]. Siempre esdifícil que un mito esté a la altura de tusexpectativas pero, en ocasiones, el des-engaño puede ser mayúsculo. Sin citarnombres diré que en algún caso me hesentido decepcionado, sobre todo, porla falta de honestidad. Algo como lamúsica, a lo que te dedicas, supuesta-mente, por amor, no puede encontrar aun intérprete con falta de ilusión, sinconvicción por aquello que está hacien-do. Eso es algo que no puedo soportar.Cuando he visto ejemplos de gente singanas de hacer su trabajo, sin ese amorhacia ello, no he entendido por qué nose van, sencillamente. Ver esa actitud enpersonajes lo suficientemente grandescomo para no tener que estar allí esdesmoralizador. Afortunadamente, nohan sido muchos los casos.Varios años trabajando como director asis-tente en distintas orquestas dan paramucho. ¿Ha tenido usted que comersemuchos marrones?

sacar a la superficie. Al final, un gestopuede ser algo completamente vacío. Sino sientes el porqué de aquello queestás tratando de pedir a la orquesta,terminas por no conseguir nada.En lo educativo son listos estos suecos, ¿no?

Tienen muy claro lo que quieren ysaben cómo hacer las cosas bien. Paraempezar, el idioma no es para ellos nin-guna barrera. Cualquiera está dispuestoa hablarte en inglés, a enseñarte eninglés, a examinarte en inglés… Unaspecto que recuerdo me pareció fun-damental es que en las clases en losEEUU practicábamos con una orquestade estudiantes, mientras que en Sueciadisponíamos de una orquesta de músi-cos profesionales. Eran miembros de laFilarmónica, o de la Radio. Muchasveces los directores invitados de estasorquestas asistían a la escuela paraimpartir lecciones magistrales. En esasocasiones, a menudo, por la mañanalos músicos estaban ensayando conellos una obra y, por la tarde, eras tú elque estabas dirigiéndoles en esa mismaobra. Trabajar en esas condiciones, conbuenos músicos, te permite descubrir atoda velocidad cuáles son los proble-mas que estás creando tú mismo, y noson achacables a la orquesta. Aprendesa hacerte entender con total eficacia.En esos casos, al estar ensayando por la tar-de lo que el maestro había trabajado en lasesión matinal, ¿no tenía usted la sensaciónde estar, más bien, dirigiendo la interpreta-ción de otro?

No. Los músicos eran muy sensibles.Evidentemente, ellos daban por natura-leza lo que habían tenido por la maña-na. Pero si tú incidías y eras capaz detransformarlo, ellos ponían la voluntadde responder de la manera más exactaposible a lo que estabas pidiendo. Aveces, cuando las cosas no salían comoquerías, recurrías a esa típica frase deldirector aprendiz en apuros: “seguidme,seguidme”. Los músicos, no sin unabuena dosis de paciencia y humor, terespondían: “ya lo hacemos. Te estamossiguiendo. Ése es el problema. Si no lohiciésemos todo iría bien”. [risas].¿Quiénes han sido sus modelos en la direc-ción de orquesta?

Pues eso va por épocas. Sin duda,alguien por quien siento una admira-ción muy profunda es Carlos Kleiber.No he tenido la oportunidad de cono-cerlo, y tampoco él ha dejado traslucirmucho acerca de su figura. Es un talen-to absolutamente único. Hace muypocos días veía un vídeo suyo con laFilarmónica de Viena y, de verdad, tequedas fascinado de su naturalidad paraconseguir rubatos, etc. De otro modo,siendo completamente distinto, tambiénLeonard Bernstein es alguien a quienadmiro, sobre todo por su legado musi-cal. Su faceta de compositor me intere-

E N T R E V I S TA

No, no tantos. Como asistente siem-pre he tenido la suerte de sentirme bientratado. Sabía cuál era mi lugar y heintentado aprender de todas las situa-ciones, de las buenas y de las menosbuenas. Siempre procuro ver las cosasen positivo. Por ejemplo, cuando tienesque hacer sustituciones, en un primermomento sí puedes pensar, como usteddice, “¡vaya marrón!”, pero a la vez pue-des verlo como un reto que tienes queser capaz de superar. Esa mezcla demiedo, incertidumbre y ganas dedemostrarte hasta dónde eres capaz dellegar, me ha dado siempre buenosresultados. Toquemos madera, perohasta ahora esas situaciones límite hanacabado siendo muy positivas.Cuénteme aquella vez que le tocó a ustedbailar con la más fea…

Una, muy reciente, en agosto, cuan-do tuve que sustituir al maestro JosepPons, que se había puesto enfermo, enLas golondrinas, de Usandizaga. Obvia-mente no es una obra de repertorio ytuve que afrontarla sólo cuatro díasantes de los primeros ensayos. Siendosincero he de reconocer que dije “sí” sinsaber en lo que me estaba metiendo,pero cuando recibí la partitura pensé:“¿¡pero cómo he podido decir que sí aesto!?”. Lamentablemente ya era dema-siado tarde para echarse atrás y habíaque salir de aquel atolladero. La únicareceta en esos casos es encerrarte aestudiar sin descanso y echar mano detodo cuanto has aprendido hasta esemomento. He de decir, también, que lle-gados esos momentos, la colaboraciónde la orquesta resulta fundamental.¿Una buena preparación con un toque deaudacia es, pues, la receta de su éxito?

No sabría decirlo, pero lo que sí escierto es que en muchas ocasionesnecesitas preguntarte “si él lo ha hecho,¿por qué yo no?”. En mi caso, eso me hafuncionado bien, dado que he tratadode luchar contra mi propia naturaleza,que tiende instintivamente más hacia laprudencia.Llegados al momento presente, en el queya empiezan a surgirle novias de primerafila, ¿qué es ahora lo más difícil?

Sin duda, en mi faceta profesionalestrictamente particular, consolidar lasrelaciones que ya he establecido conorquestas a las que he dirigido una pri-mera vez. Las reválidas siempre sondifíciles, más incluso que las primerasocasiones. Cada vez que repites conuna orquesta se te va exigiendo más, yesto es un reto constante. Por otra par-te, otro objetivo inmediato es la amplia-ción de horizontes hacia nuevasorquestas en el extranjero.Ante una orquesta de renombre, ¿se sienteun poco David contra Goliat?

En los días previos a comenzarensayos siempre hay un grado de incer-

Page 5: Entrevista Gimeno

E N T R E V I S TA

43

E N T R E V I S TARUBÉN GIMENO

tidumbre, de lucha en mi interior. Pero,una vez subes al podio, empieza el tra-bajo y ahí se olvida todo. No tienestiempo de sentir temor.Observo sobre usted una permanenteespada de Damocles cargada de auto-cuestionamiento…

Es cierto. Y, lógicamente, esa espadatiene dos filos. Creo que lo llevo bien,pese a que me hace preguntarme, a cadapaso, si puedo mejorar aquello quehago. La otra parte es que intuyo que ésaes la única manera de crecer. Si no tecuestionas a ti mismo, si no crees tenernada que cambiar, nunca mejorarás.¿Se siente preparado para posibles reveses?

Espero que sí. Uno, a veces, se mirael ombligo y lee las críticas. Hay quepartir de que es innegable que a todosnos gusta agradar y sentirnos valorados.En mi caso, el primer filtro que he depasar es, como le decía, el de mi propiahonestidad hacia la música. El día queme llegue algún duro golpe en ese sen-tido, creo que estaré suficientementefortalecido para encajarlo. Intento tenersiempre los pies en el suelo y estar pre-parado para todo. Lo que tienes quesaber es que, cuando sales a un escena-rio, no le vas a gustar a todo el mundo.Ni siquiera en la orquesta vas a gustar atodos los músicos.¿Cree que en España se hace crítica musicalde calidad?

Hay de todo. Respeto todas las opi-niones ajenas siempre y cuando esténhechas desde el mismo nivel de respe-to, aunque no sean positivas. En algunaocasión, leyendo alguna mala críticasobre mí, aunque en un primermomento me haya molestado, he aca-bado reconociendo que podía tenercierta parte de razón. Lo que tambiénsuele ocurrir es que el desconocimien-to del crítico sobre algunas circunstan-cias que se han podido presentar a lolargo del montaje de una determinadaobra no le permite entender las razonespor las que se llegan a tomar ciertasdecisiones. En esos casos te gustaríapoder tener la oportunidad de defendertu postura frente al ataque del crítico.Siendo joven, ¿es más fácil o más difícilparar a la orquesta una tercera vez duranteun ensayo?

Cuando uno se pone ante unaorquesta por primera vez hay queganarse el derecho a estar ahí. Un Ber-nard Haitink o un Claudio Abbado,antes de salir a un ensayo, ya han gana-do ese derecho, legítimamente, durantemuchos años de carrera; pero cuandoeres joven, en los momentos previos acomenzar un primer ensayo la pregun-ta que flota en el aire es “a ver qué escapaz de hacer éste”. Ahí tienes quemedir muy bien lo que dices y cómo lodices.Y en esas situaciones, ¿ha tenido que aguan-

tar muchas cejas levantadas con altanería?No, afortunadamente. Mi pasado

como músico de orquesta está muyreciente y creo que sé comprender bienlos motivos por los que se levantan esascejas y la manera de llevar la situación.Muchas veces no tienen que ver direc-tamente contigo ni con tu trabajo comodirector en ese momento, sino, másbien, con otros asuntos del músicocomo haber tenido un mal día, una dis-cusión previa, etc. Si veo una actitud asítrato de abstraerme y pensar que no esalgo personal contra mí. No obstante,hay que saber que también forma parte

del juego.¿Cómo andan las orquestas españolas depredisposición al trabajo?

Bien, muy bien. Creo que, en estesentido, por lo general en nuestrasorquestas hay un gran espíritu de cola-boración hacia el trabajo conjunto. Pordescontado, también depende muchode lo que tú, por ejemplo como direc-tor invitado, pretendas hacer. Has desaber que muchas cosas no puedes nidebes intentar transformarlas en tresdías de ensayos. Ése es un trabajo quele corresponde hacer, a más largo pla-zo, al director titular.

Page 6: Entrevista Gimeno

44

E N T R E V I S TARUBÉN GIMENO

Antes mencionaba a Dudamel. ¿Ustedes,los miembros del actual baby-boom de ladirección orquestal, han de vencer la iner-cia del aficionado a considerar que cual-quier tiempo pasado fue mejor?

Yo creo que no. Me parece que elpúblico, en ese sentido, es más abiertode lo que se cree. El mejor ejemplo lotiene, precisamente, en él, en Dudamel.Audiencias, digamos, conservadoras, enel fondo estaban necesitando de eseimpulso, de esa frescura, para reconocer,con más o menos resistencia, que sí, quese sienten cómodos, incluso motivados,por aquello que están escuchando.Una pregunta técnica: teniendo su forma-ción en cuerda y en viento-madera, ¿inter-viene generalmente en indicaciones sobrearcos o articulaciones, por decir algo?

Quieras o no, como se suele decir,la cabra siempre tira al monte. Al habertocado muchas de las obras que ahoradirijo, inevitablemente tiendes a incidiren estos aspectos. Lo que, sin embargo,no me gusta en absoluto es hablarle ala cuerda sobre arcos. Es algo que siem-pre he rechazado. Delego completa-mente ese asunto en los responsablesde sección, porque considero que sepueden hacer las cosas bien de muchasformas diferentes.¿Habla mucho durante los ensayos?

De entrada, a las orquestas no lesgusta mucho que el director habledemasiado. Aprecian mucho la conci-sión. La formación escandinava de laque hablábamos al principio me ha veni-do bien en este sentido. Sin embargo,llegado un momento me di cuenta deque realmente ése no era mi estilo. Yosoy como soy, y me gusta compartir conlos músicos los motivos que me llevan apedir algo de una determinada manera.Me temo que los directores jóvenes ten-demos a querernos explicar demasiado.Cuénteme sobre su trabajo como titular dela Sinfónica del Vallés. ¿Cómo es el día a día?

Esta es mi primera temporada conellos como titular. Comenzamos a tra-bajar juntos en septiembre. Personal-mente es un proyecto muy importantepara mí. Creo que ambas partes noshemos encontrado en un momento cla-ve. La orquesta estaba buscando unperfil de impulso y renovación, quepodía ser el mío o el de cualquier otrocolega. Yo deseaba tener la experienciade asumir la titularidad de un conjuntopor lo que ello significa de responsabi-lidad en el diseño, a medio y largo pla-zo, de un plan de crecimiento artísticomutuo. Hasta ahora el matrimonio estáfuncionando bien. Hay mucha ilusiónen juego. Cierto es que nos ha tocadovivir una época difícil en lo económico,pero esto te obliga a agudizar el inge-nio. Estoy convencido de que, al final,saldremos fortalecidos de todo esto.¿En qué medida han afectado los escánda-

los de corrupción surgidos en el Palau a laimagen de la orquesta?

Teniendo en cuenta que la Sinfóni-ca del Vallés ha tenido una relaciónmuy estrecha con el Palau a lo largo demuchos años, indiscutiblemente noshemos sentido afectados. Hay cosasque duelen mucho cuando estásluchando por innovar y proponer pro-yectos ambiciosos que, a continuación,se te deniegan por falta de recursos.Luego descubres que los fondos seestán yendo por otro lado. No hacemucho, con los anteriores gestores, sellegó a cancelar algún concierto adu-ciendo que no había dinero y, al pocotiempo, se destapa todo lo que estabapasando. Tanto la orquesta como yomismo nos hemos sentido profunda-mente dolidos con ese asunto.La presentación y el contenido de su pro-gramación esta temporada hablan muy alas claras de una búsqueda de lo diferente,¿no es así?

Tenemos que encontrar nuestrositio, ubicarnos. Hay que tener en cuen-ta que en Barcelona ya hay una granorquesta, la OBC, hecho que nos obli-ga indudablemente a tener que crearnuestra propia oferta. Estamos en unproceso de construcción de nuestrapropia identidad musical y de nuestropropio espacio. Esto se podría concre-tar en aspectos que, aunque ya se estánhaciendo en otros lugares, allí sonnovedosos y, por eso, para nosotrosmuy importantes. Por citar algún ejem-plo, el buscar una mayor cercanía conel público, presentar breve y anecdóti-camente cada obra que vamos a inter-pretar o, incluso, introducir algunassillas entre la orquesta para que algu-nos de los asistentes puedan seguir elconcierto “desde dentro”. Esto últimoestá teniendo muchísimo éxito. Quie-nes han tenido la oportunidad de estarahí sentados salen entusiasmados:“¡Qué diferente es. Nunca me lo hubie-ra imaginado así!”. Un poco, el resumende todo ello es conseguir hacer sentir ala gente que ésta es su orquesta.Un valenciano al frente de una orquesta enBarcelona… La cosa tiene su puntito demorbo, ¿no?

[risas] Depende a quién se lo pre-guntásemos. Umm… puede ser, puedeser… [risas] Lo cierto es que me sientovalenciano y, al mismo tiempo, los cata-lanes pueden llegar a considerarmecomo uno más del país. Lo importantees que la gente esté feliz.¿Su orquesta toca en catalán?

[Tras una pausa valorativa]…Sí. Laidentidad nacional es importante allípero tengo que reconocer que los músi-cos en la orquesta son personas de men-te muy abierta. Yo mismo fui estudiantedurante un año en el Conservatorio deBarcelona y nunca me sentí extraño.

¿Qué opina sobre la intromisión de la polí-tica en la cultura?

La considero rotundamente negati-va. Hay excepciones, claro. Mire, porejemplo, en La Coruña. Aquello es unejemplo de lo que todo político deberíahacer. Allí han sido capaces de crear, dela nada, una orquesta que se ha conver-tido en el orgullo de todos los coruñe-ses. ¡Para ellos sus dos estandartes prin-cipales son el Deportivo y la Sinfónica!Y ahí tienes una ciudad de 250.000habitantes que llena una sala de casidos mil personas semana tras semana.Sencillamente, han apostado por laexcelencia. Una vez escogidos los res-ponsables en la gestión y en la direc-ción, se marcó la línea artística del pro-yecto y jamás ha habido ni una solaingerencia a lo largo de su historia.Además, le digo: conociendo a VíctorPablo Pérez, de haber sucedido, sehabría ido de allí inmediatamente. Enun primer momento se le dijo: “quere-mos una buena orquesta; confiamos enti; a partir de aquí, trabaja”. Eso es fan-tástico. Jamás se han producido llama-das del tipo “este compositor…, o aquelmúsico… quizá interese…”. Y ahí estáel resultado. La desgracia es que esasituación no se produce con mucha fre-cuencia. Lo habitual es lo contrario.¿Le toca a usted vivirlo en primera persona?

De algún modo, sí. Tienes que con-vivir con cuotas personales, cuotas decompositores de Comunidad… Yo asu-mo el mundo en el que estoy, trato desobrevivir en él e intento decir que sípara luego terminar haciendo lo que yoquiero. Pienso que, si ése es el sistema,no quiero estar fuera; desde dentro, yame las iré ingeniando para hacer lo queme parezca que debo hacer. Uno debeactuar según lo que considere más acer-tado pero nunca por razones de un car-net de identidad. Es una cuestión que noentiendo y que desapruebo totalmente.Enfoquemos su repertorio. Cuando antescitaba a Carlos Kleiber me recordó aquelloque decía Kleiber padre acerca de que unabatuta está afinada en do mayor. ¿La suya esuna batuta tonal?

De momento estoy tratando de des-cubrirme a mí mismo. Es aún demasia-do pronto como para decir en esto mesiento cómodo y en esto otro no.Muchas de las obras que estoy dirigien-do ahora las he vivido previamentecomo instrumentista. Como músico deorquesta he tocado todo el gran reper-torio clásico-romántico. Me ha ocurridoque, obras que en su momento toqué yquizá soñé con dirigir alguna vez, lue-go han resultado grandes fiascos; y alcontrario, obras que no hubiese pensa-do hacer nunca, me han acabado resul-tando muy gratas de dirigir. Por ahoraestoy tratando de abordar cuanto másrepertorio, y más variado, mejor. En el

Page 7: Entrevista Gimeno

45

futuro, ya veremos.¿Empieza a estar mal visto que una orques-ta tradicional afronte repertorio anterior aHaydn?

Al contrario. Creo que estamos jus-to en el punto en el que empieza a noestar mal visto tocar ese repertorio. Meparece un problema que se presentaráde manera cíclica y ahora puedecomenzar de nuevo un periodo favora-ble a los planteamientos no historicis-tas. Tengo que reconocer que persona-jes como Harnoncourt significaron paramí un gran cambio de mentalidad. Tuveesa etapa radical de considerar quepara esa música sólo merecía la pena lapráctica historicista, pero luego, poco apoco, todos estos planteamientos sevan relajando. Creo que también para elpúblico el proceso es el mismo. Undato innegable es que la calidad de losgrupos historicistas es altísima y entraren competencia con ellos es muy difí-cil. Pero los límites cada vez son másdifusos. Por ejemplo, se ve con natura-lidad el hecho de que los directores deestos conjuntos puedan trabajar conorquestas sinfónicas.Y lo contrario… Hay un director muy cono-cido que ha colgado los hábitos y se hacomprado una batuta barroca con la queestá peregrinando para redimir sus pecadoscon Mozart, con Pergolesi… ¿Acabaráusted comprándose un bastón para dirigir alo Lully?

[risas] ¿Sabe lo que pasa? Que haymúsica que no ha sido compuesta paraser dirigida. Hace no mucho me encon-tré dirigiendo Las cuatro estaciones.Mientras lo estaba haciendo me pre-guntaba qué hacía yo allí, dirigiendo.

Las cuatro estaciones no se pueden, nose deben dirigir. Es mucho mejor tocar-las sin director. En general, en esa músi-ca, cuanto menos se recurra al directorcomo se entiende habitualmente, mejor.Siempre llevo un sobre con preguntas incó-modas. ¿Lo abro?

Sí, no hay problema. ¡En guardia![risas]Cuando dejó el atril y se subió al podio, ¿lohizo para cobrar más trabajando menos?

¡No, al contrario! Dirigiendo se ganamás, es cierto; en ocasiones de mododesmedido, aunque ése, obviamente,no sea mi caso. Pero no se trabajamenos, sino, al revés: se trabaja más,muchísimo más. Si uno lo afronta demanera responsable es un trabajo queno tiene horarios, y con una altísimacarga de responsabilidad, entre otrascosas, para poder estar a la altura deorquestas que, precisamente, cada veztienen mayor nivel.¿En la dirección de orquesta podemosencontrar a los músicos mejor dotados jun-to a los mayores impostores del gremio?

Afirmativo. Podemos encontrarambas cosas. Como dice Mariss Jan-sons, la nuestra es una profesión oscu-ra. Ni siquiera entre músicos se sabemuy bien qué hace realmente un direc-tor. No hablo, por supuesto, de la merafaceta concertadora. Más allá de eso, esdifícil saber qué convierte a un buenmúsico en un gran director. Hay gran-des motivadores que, sin embargo, noson buenos directores. O personas queson excelentes músicos pero no sabencomunicar, contagiar a los demás, conlo cual también falla la conexión. Esalgo sumamente intangible. Hasta tal

punto es así que, disponiendo de unaorquesta de gran calidad, aunque túseas un músico mediocre, puedes con-seguir ocultar tus carencias y aparentardirigir. En un instrumentista esto no esposible, pero en un director hay unagran parte de trabajo que el público nove, y ahí cabe de todo.Ser llamado “maestro” siendo, al mismotiempo, joven, ¿es una contradicción?

¡Buff, ésta es difícil! Hay que tener encuenta que cuando decimos “maestro”todos tenemos en mente a los grandes yvenerables directores. Sin embargo, nonos podemos olvidar de que ellos tam-bién fueron jóvenes y, justamente, llega-ron a ser míticos en su trabajo gracias auna experiencia recogida como fruto demuchos años dirigiendo. Dicho esto, hayque apuntar que no necesariamente laexperiencia vital es lo que te va a llevara ser un buen director.Dígame, entonces, ¿cuántas horas de vuelonecesita un kapellmeister para convertirseen un auténtico director?

[risas] No recuerdo si era Bernsteinquien hablaba de unos quince años…En cualquier caso, por muchas vecesque hayas tocado una obra, la primeravez que se dirige no deja de ser unestrenarte en una faceta nueva. De ver-dad que es otro mundo distinto, dondelas experiencias previas como músicode atril te aportan algo pero no tegarantizan nada.¿Se puede ser, honesta y realmente, directortitular de varias orquestas simultáneamente?

Depende de la estructura organiza-tiva que tengan esas orquestas. EnEspaña ha proliferado el modelo deldirector titular y artístico, lo cuál signi-

E N T R E V I S TARUBÉN GIMENO

Rubén Gimeno con la Sinfónica del Vallés y la violinista Alexandra Soumm.

Page 8: Entrevista Gimeno

46

E N T R E V I S TARUBÉN GIMENO

fica tantísimo trabajo que es difícil dellevar a cabo en los términos en los queplantea la pregunta. En modelos máscentroeuropeos la dirección artística norecae sobre los hombros del directortitular. Las estructuras están muy defini-das: la dirección artística tiene un pesoespecífico y una cierta independencia,dejando al director titular la posibilidadde centrarse principalmente en su tra-bajo con la orquesta.Ya sabe lo que dicen por ahí las malas len-guas acerca de los avales necesarios paradirigir. ¿De quién era usted hijo o amigocuando decidió ligar su futuro a una batuta?

Pues, realmente, de nadie. Ahorabien, he de decir que me siento muyafortunado por estar en un lugar en elque podrían encontrarse muchas otraspersonas con méritos iguales o superio-res a los míos que, sin embargo, notuvieron la suerte de encontrar a quienles diese una primera oportunidad. Eneste trabajo esa primera oportunidad tela tienen que dar; la segunda, ya has deganártela por ti mismo. En mi caso, fueVíctor Pablo Pérez quien me la brindó,dirigiendo conciertos escolares. De noser por él, creo que todo esto jamáshabría sucedido. Tendría que habertocado infinidad de puertas y, tal vez, niaun así. Otra persona que me ha depo-sitado su confianza es Josep Pons, ofre-ciéndome la posibilidad de dirigir laONE. Siempre necesitas que alguienconfíe en ti; si no, no hay manera.Y hablando de batutas, ¿de qué tipo lasprefiere?

[risas] ¡Nunca me habían pregunta-do eso! Creo que por mi hábito al arcotengo querencia por las que tienen cier-to peso y estabilidad.Dado que empuña la batuta con la derecha,¿cómo anda usted de mano izquierda?

Quiero pensar que bien, en todoslos sentidos. Con las orquestas es muyimportante dar con la manera adecuadade hacer y decir las cosas. Una mismaactitud, con dos orquestas distintas,puede tener respuestas completamentediferentes. La capacidad de poder con-vencer y atraer es muy importante.Siguiendo con el tema, ¿qué opina delhecho de que, en la mayoría de las grandesciudades españolas, sea imposible encon-trar una sola tienda donde poder compraruna batuta o una partitura de orquesta?¿No dice mucho acerca de dónde estamos?

[Asintiendo] Sí, estamos en clarísimadesventaja respecto a muchos países ya muchos otros medios de entreteni-miento. La música clásica ya no estáentre los valores de tanta gente como anosotros nos gustaría, y he ahí un refle-jo más que evidente.Arrastro una duda desde hace años: en mistiempos de conservatorio bromeábamoscon que los músicos valencianos tocabanigual Paquito, el chocolatero que un Con-

cierto de Brandemburgo. ¿Han aprendidoustedes ya a distinguir estilos?

[Estalla en risas] ¡Quiero creer quesí! Al talento natural de nuestros músi-cos le faltaba tener más medios a sualcance para poder desarrollarse. Yosoy de una generación que tuvo lasuerte de poder salir y relacionarse conmúsicos de todas partes. Hemos dereconocer que mucha gente anterior notuvo las mismas oportunidades.¿No ser mujer le pone las cosas más difíci-les para llamar la atención de los medios decomunicación sobre su trabajo?

No, en absoluto. La mujer lo ha teni-do tan difícil durante tantos años que eslógico que ahora, en algunos oficioscomo el nuestro, resulte muy llamativa.Es muy loable que se apoye a tantasbuenas directoras como hay.Decía Juan Belmonte que para torear habíaque olvidarse del cuerpo. En su trabajo deestudio, ¿hay más horas de espejo o departitura?

Absolutamente, un 99 por ciento estrabajo de partitura.Hubiese apostado que me responderíaeso…

¡No puedo decirle otra cosa! Sóloocasionalmente me planteo el gesto conel que tengo que resolver un cambio,un corte o cualquier otra situación téc-nicamente comprometida. Lo que nuncaensayo es una gestualidad estética.¿Rubén Gimeno es de los que creen quehay que reinventar la figura del director deorquesta?

No diría tanto, pero sí es cierto que,para el tiempo en el que vivimos y elque está por venir, no cuadra la consi-deración del director como un enteultraterrenal, casi divino. Me gusta pen-sar en mi trabajo sintiéndome un músi-co más de la orquesta, con una respon-sabilidad diferente, pero con un papelincluso menos importante que el de unviolinista o el de un primer oboe. Quie-ro seguir sintiéndome parte de laorquesta. No deseo, en absoluto, lasoledad del director. Si tengo querenunciar al contacto con la gente ocon los músicos, me quedo en casa.Ya que saca a relucir el porvenir, ¿cómo veel de la música clásica?

Con preocupación. Me cuestiono sidentro de treinta o cuarenta añospodremos seguir viviendo de esto.Hemos conocido años de bonanza, degran apoyo a la música, a la cultura engeneral, pero puede que las cosasempiecen a tomar otros derroteros. Mepreocupa que la música cada vez seamenos importante en la sociedad. Quie-ro creer en el futuro pero soy muyescéptico.¿Conoce algún truco para fomentar lamúsica entre los jóvenes?

Yo observo que a mi hijo, con cincoaños, le gusta la música porque la ve en

casa constantemente. Así de sencillo. Lamúsica se vive y se disfruta desdemucho antes de tener la capacidad depoder entenderla. Hay que desterrar esaidea sobre lo difícil de comprender lamúsica. Nadie se cuestiona si sabe o node pintura para entrar a El Prado paraver Las Meninas. Por lo mismo, creoque tenemos que ser también compren-sivos ofreciendo una música que sepueda disfrutar a muchos niveles.Sobre eso le propongo un acertijo: en elenunciado “Sistema Educativo MusicalEspañol”, ¿cuál es la palabra que resulta másdifícil de creer?

[Risas y silencio valorativo] Muchome temo que casi todas. Cuando vescómo se hacen las cosas en otros paísesno te explicas por qué aquí no sabemoshacerlo igual. ¡Vayamos y veamos quéhacen bien! Bueno, pues no. Aquí no.Nuestro sistema coarta tanto comoaquello que decía Harnoncourt acercade que la decadencia comienza justo enel momento en el que se empieza areglar la enseñanza. Creo que el princi-pal problema es nuestra falta de capaci-dad para analizar qué aspectos del sis-tema educativo no funcionan y cómocambiarlos. Todos queremos nuestroaeropuerto, nuestro conservatorio,nuestro, nuestro… ¡Bueno! ¡es que a lomejor lo que hace falta es que no hayatantos “nuestros” y haya uno, pero que,a cambio, funcione bien y pueda darcobertura a ese plan que sobre el papeles maravilloso pero en la práctica resul-ta inviable! Todos buscamos el yo, yo,yo, sin mirar más allá.¿Cómo se le vende a un posible patrocina-dor lo interesante de poner su dinero en unproyecto musical?

¡Buff! Ahora mismo las cosas estánmuy, pero que muy difíciles. La culturaes algo a lo que no podemos renunciar.La Orquesta del Vallés, por ejemplo, hasabido captar la atención de patrocina-dores privados durante veinticincoaños, pero ahora, igual que le pasa atodo el mundo, lo tiene mucho másdifícil para afrontar nuevos proyectos.Proyectos… Esa es mi penúltima preguntapara usted.

Como le decía antes, básicamente,quiero crecer conjuntamente con mismúsicos del Vallés, encontrando nues-tro espacio, reconociendo qué quere-mos decir y a quién se lo queremosdecir. Después, a nivel personal, nece-sito profundizar en mi propia identidadcomo director y descubrir nuevasorquestas.Finalmente, ¿ha empezado ya a aprenderchino?

[risas] ¡Pues aún no pero, en lostiempos que corren, no creo que tardemucho en ponerme a ello!

Juan García-Rico