TRABAJAR EN EL TIERNO: UN RETO APASIONANTE.

A quienes con su linterna de fósforo Alumbran la senda de los desfavorecidos Y ayudan a resistir...El faro de la Utopía. (Juan Carlos Mestre)

El mapa que no contenga la Utopía no merece una mirada (Óscar Wilde)

El Tierno es el IES E. Tierno Galván ( San Fermín- Orcasur) y la primera vez que entré allí (hace ahora cuatro años) me pareció un lugar fascinante. Ya el edificio me gustó (de hecho creo que tiene un premio importante de arquitectura): tan grande, con un patio precioso, con una zona verde en la que dan su fruto los granados, los membrillos, los lilos...con un Huerto Escolar en donde ves lechugas y espinacas (y es un lugar genial para pensar) con sus pistas de fútbol también llenas de chicos por la tarde...y unas maravillosas naves de Taller (siempre me ha interesado la mecánica),la de chapa y pintura, la de electricidad....Tiene un Salón de Actos que es un lujo y ya me vi yo allí con un buen puñado de muchach@s representando a Lorca, a Shakespeare a Darío Fo... (¡Soy de Literatura!) llenándolo de padres, celebrando otros actos de cultura, reuniones, asambleas...implicando al instituto en la vida del barrio. Enseguida también descubrí sus carencias: que no tenga cantina (es un lugar de encuentro que propiciaría momentos agradables) que en su interior no haya espacio para crear ambientes de trabajo con grupos, de charlas distendidas... Incluso La Biblioteca estaba infrautilizada para su fin maravilloso de leer y crear y había que reorganizarla ,dotarla, darle vida. Pero, lo que me encandiló de verdad fueron l@s chic@s: son tant@s (nunca había trabajado en Centros tan grandes) y llegan de lugares tan diversos. La Multiculturalidad del Tierno es una alegría poderosa. Un estímulo que permite crecer, un regalo si te paras a mirar: De Ecuador, de Marruecos, de Perú, de Filipinas, de Guinea, de República Dominicana, de Portugal, de Madrid Sur, de Ucrania...iban llegando en grupos con diferentes ritmos y maneras de hablar... Y están también L@s gitan@s del Tierno (ruidosos, dando palmas, sin atender a la puntualidad). Me vino a la memoria que hace bien poco en España casi todos los gitanos estaban sin escolarizar. No había niñ@s gitan@s en la escuela, no era su tradición, no había esa voluntad. Los veo ahora en secundaria y creo que en poco tiempo se ha dado un paso espectacular. El reto está ahora aquí. Lo tenemos nosotros: Nos toca que vean la necesidad de titular, que quieran entender que la Secundaria les abrirá las puertas de un futuro mejor... nos toca trabajar con las familias

una vez más. Como dirían ellas (Melodie ,María o Sinaí...) Nos los tenemos que camelar.

Estaba tan contenta el primer día en El Tierno, que empecé a sonreír a todo el mundo (vengo de un pueblo pequeño en Albacete en donde resulta fácil conocernos enseguida y congeniar).Saludarnos con alegría es el paso primero para empezar a trabajar juntos para sentir que nos unen proyectos que no estamos enfrente sino a la par. Saludo a un@s y otr@s como una manera de proclamar. “Tú me importas, estamos juntos aquí y podemos hacer algo grande .Yo creo en ti .Nos podemos ayudar” Pues bien, ahí encontré la primera gran dificultad. ¡Qué difícil es conseguir que te miren, que te devuelvan el saludo, que te sonrían al pasar. Los veía aislados en pequeños grupos casi herméticos, conectados a sus músicas o a sus voces, hablando alto .... y yo parecía invisible. Hice de estos saludos de la mañana mi primer reto. Me frustraba a menudo, era tan fría esa manera de empezar... casi un año he tardado en conseguirlo.¡ “Hola, Chic@s”! ¡Sí es a vosotros...! ¿Que por qué os saludo? porque me caéis bien ¿No? ¿Vale? ¿Qué tal el finde? ¿Tú de dónde eres? ¿Hace mucho que llegaste a Madrid? ¿Ganó tu equipo el Sábado?¿Has hecho algo especial...? Así, con terquería, con paciencia infinita... Pensé que era importante crear Un Grupo de Teatro, convocarlos para hacer juntos una Semana Cultural...proyectar más cosas que nos unan que las clases diarias, el rollo de los partes, en fin, otra manera más alegre y cómplice de colaborar. Aún hoy la Comunicación en nuestro Centro es para mí el gran tema pendiente. Están juntos en clase pero no se conocen. Si un chico falta dos semanas y preguntas por él (si se ha roto una pierna, si está en el hospital) apenas lo saben los otros. Cuando la gente se conoce y se quiere se convive con alegría y los problemas se afrontan con naturalidad. Pero aquí cuesta mucho: se relacionan en muy pequeños grupos , cuesta muchísimo trabajar en equipos, motivarlos a interactuar... Los Profesores todos, son “Profe” siempre para ellos (nunca José o Concha, o Manuela o Adrián) y con ese genérico crean distancias protectoras , te alejan de su mundo y cuesta mucho conectar. Pero cuando lo intentas y te empeñas los tienes de tu parte y empieza a ser sencillo que vean que te importan , que te cuenten sus rabias, que empiecen a colaborar. Y entonces te conmueven con su vida y sus cosas, con sus preocupaciones que a veces son gigantes, más grandes que ellos mismos y me admira cómo las afrontan, con qué dignidad. Much@s vienen a clase con “Mochilas cargadas de problemas” y saberlo me ayuda a comprenderlos, me motiva para mejorar. Porque me aplico el lema de Unamuno: Amor y Pedagogía y creo que nuestro trabajo es útil y justo cuando sabe partir de la realidad y revolucionario cuando ayuda a

cambiarla, cuando favorece que los que menos tienen y necesitan más alcancen un futuro mejor y más igual. Ésa es la educación en la que creo, por la que vale la pena luchar, el instrumento más útil para eliminar desigualdades. La educación como el gran motor de la igualdad social. Saber que en este instituto están las claves –las únicas tal vez- de su futuro, convierte nuestro trabajo en un reto, en una enorme responsabilidad. Y nos regala a la vez el privilegio de las tareas hermosas, las que generan cambios sociales, las que ayudan a muchos a mejorar. Sé también desde el principio que un instituto es la energía de un barrio, su vitalidad y por eso tuve enseguida la necesidad de conocer a las familias, a los vecinos ...de pedirles ayuda, de invitarlos a colaborar. Y fue así como empecé a conocer Las Historias del Tierno. A tomar conciencia del Barrio, a buscar entre las familias y con los vecinos, aliados, agentes de complicidad. Tenía a mis alumn@s:-L@s que van muy bien y sueñan con su carrera porque tienen el hábito de estudiar.-L@s que se pasan el día solos y ven muy poco a sus padres.-L@s que “apenas ahorita hace un mes” vinieron del Perú y echan tanto de menos a la familia de allá.-L@s Dominican@s que se quejan mucho del frío y nos ven tan sosos y tan serios acá.-L@s que llegan tarde porque “Hoy hise peresa y mi madre se compadesió”.¡Ay qué tarea imposible la puntualidad!-Los que dejaron a sus abuelos para siempre en su país y lloran en los recreos porque los extrañan.-Los que se quedaron sus padres en el paro y no saben si ,justo ahora que han alcanzado la nacionalidad, van a tener que regresar.-Mis alumnas adolescentes embarazadas (dos o tres cada curso) y su coraje cuando se proponen titular.Los que llegan continuamente (sin hábitos, sin libros) y los que se van... He aprendido con ellos a saludar en muchas lenguas: en Quechua o en Tagalo, En Árabe en Caló... He aprendido costumbres de Marruecos o de México; he escuchado cuentos de Rumanía o de Irak. Me he emocionado escuchando a una alumna Irakí (Raghad Farhan) reclamando con un texto de Lorca el derecho de las mujeres a la igualdad. Cada una de mis clases es un universo rico de experiencias y de vida; mi trabajo me regala cosas que no era capaz de imaginar. Y emociones y agobios y risas y ternura y me hacen levantarme con ganas de salir a la calle “a construir y a fundar”.

Voy al Tierno con la alegría de lo que me espera. No es un trabajo como un castigo de horas forzosas sino una oportunidad de vida espectacular. Nos toca hacer de guías de un buen grupo de jóvenes. Ayudarles a crecer, a madurar...Nos toca descubrir sus capacidades, enseñarles a alcanzar lo mejor de sí mismos y que luego lo proyecten en su familia, en el barrio, en la sociedad. Trabajamos por ellos para la memoria del porvenir. Son el corazón caliente y necesario de la comunidad. Y eso lo tienen claro l@s abuel@s. Nuestro gran apoyo moral. Este texto va dedicado a ell@s: a los que hace años lucharon para que en este lugar –los antiguos desguaces de Barreiros- hubiera un Instituto, y se lo pelearon yendo donde hizo falta. Nos lo contó en la Bibloteca un día Antonio Merchán, y a mí me conmovió con su pasión intacta y con sus ganas de trabajar. Y me acerqué a La Plataforma de Orcasur para aprender de ell@s a conocer el barrio mejor. Y luego vinieron por el centro Vicenta, Teresa, María... nos acompañan cuando celebramos encuentros en la Biblioteca (esta primavera estuvo leyendo poemas Alberto San Juan) antes vinieron Almudena Grandes y Luis García Montero, o en los estrenos de teatro.. Y ahora en el inicio de este curso se han hecho aliados infatigables de nuestras reivindicaciones por una enseñanza sin recortes, de calidad. Y nos sostienen el ánimo cuando flaquean las fuerzas y nos recuerdan que hubo otros tiempos más difíciles en los que todos arrimaban el hombro. Gracias por ese ejemplo. Seguid ahí. La empresa lo merece. Estamos trabajando por el más básico e incuestionable derecho social. Por el más preciado de los bienes: la educación de los más jóvenes y desde ahí para alcanzar un futuro más humano, más justo y más igual. Y l@s chic@s del barrio lo merecen. ¡Son extraordinarios en su diversidad! Son el Nuevo Madrid: Garib, Hamza, Suany, Marjhory, Raghad, Zornitzha, Sheena Elein y con ellos Samuel, Ana María, Manuel o Soledad. Trabajan juntos. Se llevan bien. Componen un imagen preciosa de la modernidad

Concha Vázquez. Es profesora de Lengua y Literatura en el IES E. Tierno Galván