Respetar y (también) defender la diversidad humana

DEPORTE Y DISCAPACIDAD

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José María Olayo 19 mayo de 2010 olayo.blogspot.com

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… del respeto y, también, de la defensa de la diversidad humana...

Una conversación acerca...




... porque sólo el respeto no logra el objetivo de la participación social de todas las personas, sean cuales sean sus posibilidades y su situación de menor capacidad...




... es preciso dar un paso más y defender ante los demás la diversidad humana como requisito imprescindible para conformar una sociedad digna y justa con todos sus miembros.




El respeto a la diversidad humana está bien y es necesario, pero debe ir seguido de una actitud proactiva y responsable para defenderla ante los demás...




El respeto a la diversidad es un compromiso personalante uno mismo y ante los demás.




Todos deberíamos estar implicados en su defensa como garantía del derecho que todos los ciudadanos tenemos a vivir de acuerdo con nuestras ideas, expectativas y capacidades.




En el ámbito de la diversidad humana, una discapacidad es una parte del todo, una circunstancia, y no parece lógico que ésta condicione y haga girar en torno a sí al todo (la persona)...




No debería ser que sólo veamos el problema, la circunstancia, la limitación, la patología, como si la persona en cuestión sólo fuera pura “discapacidad”.




Necesitamos abordar la diversidad humana con nuevas ideas y actitudes que vayan en la línea de abrir nuevos espacios y oportunidades a la participación de todos los ciudadanos...




... gestionar el presente pero con la mirada puesta en el futuro inmediato; para lo primero utilizamos lo que sabemos, para gestionar el futuro, lo que aún no sabemos...




... no anteponer la cultura de la uniformidad a la cultura de la diversidad...




Deberíamos cultivar una cultura social en la que lo único uniforme fuera la dignidad personal y el derecho de cada cual a elegir su forma de ser y vivir.




Es necesario saber y valorar que conviven en nuestra sociedad muchas personas que viven despojadas, desposeídas, perdidas, abandonadas, alejadas de toda posibilidad de una vida digna...




… con muchas necesidades sin satisfacer y entre ellas, la de importarle a alguien.




Deberíamos mirar más y mejor a nuestro alrededor para comprobar que no es justa tanta injusticia...




… personas atrapadas por una heladora indiferencia social...




… que no saben qué es lo que les alienta y les sostiene...




… sin el aliento de los afectos que los nutra y sustente su existencia...




… dejados de la mano de Dios a fuerza de compartir el mismo desamparo de los desamparados.




La diversidad humana es en sí un valor que no nos podemos permitir tirar por la borda, en base a unos prejuicios milenarios y obsoletos...




… todos somos distintos y necesitamos espacios diversos para crecer y progresar en la vida...




… distintas personas, distintas percepciones, expectativas, ternuras, conversaciones, amarguras e ilusiones...




… con la misma necesidad de sobreponernos cada día para vivir, y no sólo sobrevivir ni simplemente ir tirando.




Debemos aprender a respetar y, más aún, defender la diversidad humana. Ser capaces de valorar la diferencia y apreciar todo lo que hay de valor detrás de ella...




… descubrir que también el otro necesita una mano próxima, una caricia, ser querido y aceptado...




… el amparo y el cobijo que modifique las distancias siderales hasta lo cercano...




… la necesidad imperiosa de ir o venir, hacer o deshacer, hablar o callar, entrar o salir.




Debemos incrementar nuestra capacidad de acoger, modificar los espacios, alterar lo ya asentado, respetar los tiempos del otro diferente...




… ser capaces de plantear nuevos desafíos respecto a los afectos propios y ajenos...




… no volver a jugar al juego de las pesas y las medidas convencionales del desamparo y la marginación ...




… cambiar el paso y el rumbo para modificar las magnitudes, la densidad y la intensidad de los desencuentros...




… llegar a ser capaces de darle a cada situación su demora y su oportunidad, reconocer nuestros límites...




… aceptar al otro y su proximidad como algo real y tangible; “lo real es sólo la base, pero es la base”. ( Wallace Stevens)




Algunos humanos dan por supuesta su humanidad, mientras que otros luchan por acceder a ella. Vidas invisibles que no son susceptibles de ser lloradas ni recordadas...




… que necesitan seguir buscando incluso después de haber encontrado..




… para los que crecer es no llegar nunca del todo.




Respetar la diferencia y la diversidad es consustancial con la propia dignidad humana...




… no podemos hablar de una sociedad digna cuando a muchos de sus miembros no se les tiene en cuenta ni se les cobija bajo el mismo paraguas del bienestar.




Es necesario que pasen cosas distintas, no tener las recetas previstas, darle más oportunidades a la imaginación y al atrevimiento...




… visualizar las necesidades de los demás y lucir el brillo de su intensidad...




… para buscar respuestas, proveer recursos, descerrajar los miedos, mirar y no sólo ver, cuidar los detalles...




… atrevernos a más, comportarnos de otra manera, modificar verdades, aprender a dar afecto, tender una mano, una palabra, una mirada...




… dar cobijo a la diferencia, aborrecer la indiferencia, buscarle un rincón para ser más próximos incluso a nosotros mismos.




Atrevámonos a soñar, a desear ser queridos sin temer a las caricias, a buscar referencias en la mirada ajena...




… busquemos al otro que está al otro lado del perímetro, en las afueras de la nada...




… tengamos coraje para aceptar y alentar, ver lo nunca visto, hacer lo nunca sucedido...




… respetemos y defendamos la diversidad humana, nos va en ello la posibilidad de ser personas...




… lograr hacerlo es ya un dominio de sí.




Si lo logramos, entonces sí, deberíamos festejar lo que nos sucede.



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