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Qué es la flosofía?
¿Qué es lo más importante en la vida? Si preguntamos a una persona que se encuentra en el
límite del hambre, la respuesta será comida. Si dirigimos la misma pregunta a alguien que tiene fría, la
respuesta será calor. Y si preguntamos a una persona que se siente sola, la respuesta seguramente será
estar con otras personas.
Pero con todas estas necesidades cubiertas, ¿hay todavía algo que todo el mundo necesite? Los
flósofos opinan que sí. Opinan que el ser humano no vive sólo de pan. Es evidente que todo el mundo
necesita comer. Todo el mundo necesita también de amor y cuidados. Pero aún hay algo más que todo el
mundo necesita. Necesitamos encontrar una respuesta a quiénes somos y por qué vivimos.
Interesarse por el por qué vivimos no es, por lo tanto, un interés tan fortuito o tan casual como,
por ejemplo, coleccionar sellos. Quien se interesa por cuestiones de ese tipo está preocupado por algo que
ha interesado a los seres humanos desde que viven en este planeta. El cómo ha nacido el universo, el
planeta y la vida aquí, son preguntas más grandes y más importantes que quién ganó más medallas de
oro en los últimos juegos olímpicos.
Gaarder, J. El Mundo de Sofía. 1991.
A modo de introducción
Antes de entrar en materia y averiguar qué es eso que llaman flosofía y que vais a tener que
estudiar a lo largo y ancho del curso que comienza conviene, es más, es necesario explicar algunos
conceptos fundamentales sin los que no se podrá entender nada de lo que se irá viendo a lo largo del
curso. Si sois alumnos excelentes esta introducción no será más que un recordatorio, una
reminiscencia de algo ya estudiado; no obstante, yo he de presuponer que todos, o la gran mayoría
de vosotros sois del tipo de estudiante que estudia lo imprescindible para aprobar1 y que, por lo
tanto, los conceptos que vamos a explicar podrán “sonar”, pero en lo básico serán una novedad. En
fn, ahí vamos.
La flosofía es un pensamiento, así que hay que comprender qué es un pensamiento y cómo
funcionan. Un pensamiento es el resultado de la actividad mental, así de sencillo. ¿Qué signifca
esto? Pues que todo lo que es capaz de producir la mente es un pensamiento; ahora bien, estos se
dividen en dos grupos fundamentales: a) Pensamientos sígnicos y b) Pensamientos simbólicos.
Los primeros indican la capacidad de una mente de identifcar un signo2, sea por aprendizaje, sea
por código genético. Es evidente que los seres humanos podemos aprender multitud de signos, y así
retiramos la mano de un sitio que echa humo pues nos tememos que allí hay fuego y nos
quemaremos. Ahora bien, también muchos animales pueden crear pensamientos sígnicos y
1 O sea, como yo, sin ir más lejos.2 Un signo es un indicativo natural de algo. Ejemplo: el humo es un signo del fuego. ¿Se entiende, no?
aprenden los signos, de tal manera que huyen del humo3, por ejemplo. Los segundos indican la
capacidad de la mente de identifcar, modifcar, y crear un símbolo4, y ahí es donde los seres
humanos resultamos únicos5. Nuestro pensamiento es en su inmensa mayoría un pensamiento
simbólico, y dejamos el pensamiento sígnico para cuestiones de supervivencia elemental.
Sigamos. El pensamiento simbólico se divide a su vez en dos grandes bloques: a)
Pensamientos irracionales; b) Pensamientos racionales. Los primeros son el producto de la
mente cuando esta no actúa mediante la razón, y son una gran, por no decir inmensa, parte de los
pensamientos que usamos día a día; por ejemplo, nuestros sentimientos, nuestros miedos, nuestras
flias, o nuestro subconsciente, son pensamientos de tipo irracional. Me parece evidente que resultan
fundamentales y no creo que haya que explicar mucho más acerca de ese punto. Sí, resultan
fundamentales para nuestra vida, pero son una patata a la hora de crear lo que llamamos
conocimiento, este se reserva en exclusiva para el pensamiento racional.
Los pensamientos irracionales tienen la cualidad de ser subjetivos, es decir, sólo tienen
validez para el sujeto que crea ese pensamiento; es decir, mis miedos son míos, mis amores son
míos, y resulta imposible comparar el miedo de alguien con el miedo de otro alguien, o el amor de
uno con el amor de otro. ¿Podríamos decir algo así como te quiero nivel 7,13 en la escala Afrodita de la
misma manera que decimos se ha producido un terremoto de nivel 7,13 en la escala de Richter? Resulta, pues,
imposible objetivarlos, tornarlos objetivos.
Y para comprender todo esto hemos de realizar otra pequeña explicación. En un
pensamiento cualquiera se da una relación entre un sujeto que piensa (activo) y un objeto pensado
(pasivo). Un pensamiento resulta subjetivo cuando únicamente nos muestra el “punto de vista” del
sujeto pensante y ni siquiera pretende alcanzar el “punto de vista” del objeto pensado. Un
pensamiento es objetivo cuando pretende alcanzar la realidad misma del objeto que está pensando,
al margen del sujeto que lo piense. De esa forma, un pensamiento subjetivo será completamente
diferente de un sujeto a otro, mientras que un pensamiento objetivo será el mismo en todos los
sujetos que realicen ese pensamiento, puesto que cambian los sujetos, pero no el objeto pensado. La
gracia de todo esto está en que la flosofía y la ciencia son pensamientos racionales (conocimientos)
3 Huir del fuego no indica que se haya aprendido nada, puesto que el fuego quema y nos retiramos inmediatamente siguiendo un instinto vital. Huir del humo indica que se ha aprendido el signo, puesto que el humo no nos ha quemado, pero nos lleva a un pensamiento en el que es posible que nos quememos.
4 Un símbolo es un identifcativo artifcial de algo. Ejemplo: una luz roja en un semáforo es un símbolo que signifca no pasar.
5 O casi casi. Algunos animales, como los chimpancés y los delfnes, han mostrado la capacidad de identifcar (pero no modifcar ni crear) un símbolo de secuencia lógica sencilla. Los seres humanos somos los únicos (que sepamos) capaces de crear, identifcar, y modifcar símbolos cuyas cadenas lógicas pueden ser millones de veces más largas que las sencillas secuencias que identifcan esos animales. En este sentido, lo siento por aquellos amantes de sus perros, pero estos no han demostrado nunca una especial capacidad de aprendizaje y son más bien tontorrones en el mundo de la inteligencia animal.
que tienden a la objetividad, o al menos la intentan en la medida de lo posible6 7.
¿Qué es la flosofía?
Parafraseando un viejo concurso de la televisión en el que quien era capaz de contestar a una
pregunta rebuscada ganaba un millón: ¡Esta es la pregunta del millón! Aquellas preguntas nadie podía
llegar a contestarlas, guardaban siempre para el fnal, para el premio de un millón una pregunta
difícil, o como diría Jesulín de Ubrique, en dos palabras: ¡Im prezionante! De hecho creo haber leído en
alguna parte que tan solo un concursante llegó a ganar el millón de pesetas, o de dólares, o de lo
que fuera, que este concurso era mucho más antiguo de lo que yo soy y no llegué ni a rozarlo, pero
la frase quedó en nuestro vocabulario popular. Pues bien, contestar a '¿qué es la flosofía?' es, os lo
aseguro, contestar a la pregunta del millón. Quienes nos dedicamos a la flosofía de una u otra
forma, llevamos más de veintiséis siglos intentando contestar a la pregunta y no creo que pudierais
encontrar a dos flósofos que os dieran la misma respuesta. Conclusión, mejor no dar respuesta. Si
esperáis al fnal de este tema encontraréis la respuesta que el gran Quino puso en boca del padre de
Mafalda.
Etimológicamente8, por si ayuda, la palabra 'flosofía' proviene del griego y signifca amor a
la sabiduría, de tal forma que 'flósofo' es aquel, no que posee la sabiduría y por lo tanto es sabio,
sino aquel que la ama, la posea o no. Y con eso seguimos igual. ¿A ver qué es eso de amar la sabiduría?
De hecho, desde tiempos remotos (se dice que la primera vez que se usó el término flosofía fue allá
por el siglo VI a.C.) se considera que el flósofo no posee la sabiduría sino que la busca
constantemente, y así el gran y no menos feo9 Sócrates, en el siglo V a.C., se quiso diferenciar de
6 Estudiaremos en algún momento del curso que para algunos autores el pensamiento objetivo es imposible; todo lo más se alcanza un pensamiento lo más objetivo posible en el que se conocen qué elementos subjetivos hay.
7 Al margen de esta explicación que acabamos de realizar existe otra diferenciación entre los conocimientos. Como que llamamos ciencia al conjunto de nuestros conocimientos, lo que dividimos es la ciencia en subjetiva y objetiva. Las primeras serían aquellas que tienen como objeto de estudio al propio sujeto que conoce como sujeto pensante y no como objeto, mientras que las ciencias objetivas serían aquellas que tienen como objeto de estudio el mundo exterior, en el que se incluye el ser humano, pero no como sujeto pensante, sino como objeto pensado. ¡Vaya lío! ¡A qué sí!
8 La etimología, pequeños insectos, es la ciencia que estudia el origen de las palabras.
9 ¡¡¡Ahí lo tenéis... un ejemplo de como puedo llegar a consolarme de mi realidad física!!! Ya se lo dijo Quai GonYing a su padawan Obi Wan Kenobi cuando un enorme pez les perseguía mientras cruzaban el núcleo del planeta
los sofstas, (los sabios), diciendo que él era un flósofo, con lo que el flósofo no sólo ama la
flosofía, sino que la busca siempre. Siguiendo esta idea de que la flosofía consiste en buscar
permanentemente la sabiduría, el conocimiento, el flósofo inglés Bertrand Russell10 dijo en una
entrevista a la BBC poco antes de su muerte, lo siguiente: Ciencia es lo que sabemos y flosofía lo que
buscamos. Así hay un constante movimiento de cosas que pasan de la flosofía a la ciencia.
“El valor del hombre no se defne, simplemente, por la verdad en cuya posesión cualquiera está o puede
estar, sino por el esfuerzo honrado que ha realizado para llegar hasta la verdad. Así pues, no es por la posesión de
la verdad, sino por la constante investigación en pro de la verdad como se amplían sus fuerzas, y sólo en ellas
consiste su siempre creciente perfeccionamiento. La posesión hace apático, perezoso y orgulloso.
Si Dios tuviera encerrada en su mano derecha toda la verdad y en su izquierda el único impulso que
mueve a ella, y me dijera: ¡Elige!, yo caería, aun en el supuesto de que me equivocase siempre y eternamente, en su
mano izquierda, y le diría: '¡Dámela, Padre! ¡La verdad pura es únicamente para ti!"
Lessing, G. E. Acerca de la Verdad.
Sócrates había vivido en el siglo V a.C. mientras que Russell vivió el siglo XX, y a pesar de
ello qué poca diferencia de concepción de lo que es la flosofía; y como que a pesar de que no
encontraríamos a dos pensadores que dieran la misma defnición, y a pesar de todo después de
veintiséis siglos seguimos con la idea de que flosofía es buscar y buscar, pues nos quedamos con esa
idea; sin embargo, permitidme que haga una pequeña aportación, heredera de la que en su día hizo
el gran Tales, considerado el primero de los flósofos: existen varios tipos de personas que van al
fútbol; tenemos a los jugadores, obviamente, que van a jugar; tenemos a los miembros del equipo
técnico, que van a dirigir a sus jugadores; tenemos a los árbitros, que acuden a juzgar el juego para
que discurra entre lo permitido; tenemos también a los hinchas, que van a ver ganar a sus equipos, y
así, acaban felices si ganan, y decepcionados si pierden; tendríamos también a los ojeadores, que
estudian la calidad de los jugadores; tendríamos a los representantes, vigilando los intereses de sus
clientes; a los periodistas, que retransmiten el partido, y fnalmente tendríamos a aquellos
espectadores que únicamente acuden por el placer de ver fútbol, aquellos que aman el fútbol, esos
son los flósofos.
A lo largo del curso nosotros trabajaremos con esa concepción, según la cual la flosofía
busca constantemente nuevos conocimientos, y llamamos ciencia a esos conocimientos una vez ya
obtenidos y en posesión de nuestro pensamiento. De esa forma haríamos flosofía cuando nos
interrogamos por qué se producen las guerras, mientras que haríamos sociología, o historia, cuando
Naboo en un vehículo Gungan: ¡Siempre hay un pez más grande!. (Para más información acerca de estos dos caballeros Jedi véase la película que se ha narrado: Star Wars. La amenaza fantasma.)
10 Bertrand Russell, aunque supongo que ya lo sabéis pues vuestra cultura no conoce límites, fue un flósofo y escritor británico nacido en Gales en 1872, que murió en 1970, conocido por su comprometido antibelicismo incluso en tiempos de las guerras mundiales, y ganador del premio Nobel de literatura en 1950.
diéramos una respuesta a esa pregunta y esa respuesta fuera aceptada como válida11.
Bien, ya hemos12 llegado a algo. No es poco, ahora bien, cómo y dónde buscar, qué buscar.
¡Ajá! Ahí está el quid de la cuestión, la gracia del asunto, el meollo, el nudo gordiano que debe ser
resuelto. Y a pesar de ello, ahí es donde no hay discusión ninguna y todos han defendido lo mismo
desde que la flosofía es flosofía; tanto la flosofía como la ciencia sólo tienen una forma, y un
dónde, y un qué: la razón. De tal forma que la historia de la flosofía, así como la historia de la
ciencia, están llenas de paladines de la razón, defensores de la misma por encima de los prejuicios,
de las creencias arraigadas, de los misticismos, de la fe y el fanatismo religioso, defensores sin miedo
muchos de ellos que llegaron a dar sus vidas por esa defensa. Sócrates es un buen ejemplo, pues fue
condenado a muerte bebiendo la cicuta precisamente por defender las ideas racionales frente a la
tradición imperante en la Atenas de esa época. Giordano Bruno13 también moriría condenado,
por enfrentarse a la fe cristiana en el renacimiento. Otros no murieron, pero perdieron sus trabajos,
sus vidas, o fueron tachados de locos. Aunque no siempre fue así, qué leches, esa defensa de la razón
también nos dejó perlas del divertimento. Tales de Mileto14, de quien se dice que fue el primer
flósofo de la historia, defendía, para incredulidad y asombro de sus compatriotas, enfrentándose a
las creencias religiosas del siglo VI a.C. en el mundo griego, que nuestro alma es inmortal y no
había diferencia fundamental entre la vida y la muerte. Ante estas ideas un compatriota intentó
burlarse y se produjo el siguiente diálogo:
– ¿Por qué no te mueres, pues, si no hay diferencia ninguna?
– Pues por eso, porque no hay ninguna diferencia.
Otros llevaron al exceso el celo por la razón y causaron su propia muerte, digamos que por
estúpidos; por ejemplo, Francis Bacon15 murió en medio de las calles de Londres, por
congelación, mientras introducía hielo en los pollos para estudiar los efectos de la refrigeración en la
materia orgánica muerta. No obstante, no siempre los flósofos han sido los “caballeros” de la razón,
y en más de una ocasión se dejaban llevar por sus vicios y manías. Pitágoras16 le tenía una
11 Acerca de las condiciones que haya de tener un conocimiento para ser admitido en el conjunto de la ciencia estudiaremos más adelante las diferentes concepciones de ciencia y de su funcionamiento.
12 Tomad nota de este hecho, pues comienzo a sentirme como el Papa y los grandes reyes y hablo en plural refriéndome mí mismo.
13 Giordano Bruno fue un flósofo y astrónomo italiano, nacido en Nápoles en 1548 y muerto por la inquisición en una hoguera de Roma en 1600.
14 Θαλῆς ὁ Μιλήσιος está considerado el primero en la historia de la flosofía, y renombrado también entre los suyos, pues se lo incluía entre los siete sabios de Grecia, junto con Cleóbulo de Lindos, Solón de Atenas, Quilón de Esparta, Bías de Priene, Pítaco de Mitilene, y Períandro de Corinto.
15 Otro británico, pero en flosofía la fnal del mundial la jugarán griegos y alemanes. Francis Bacon fue un flósofo amante de la ciencia, miembro de la nobleza británica, que llegó a ser Canciller de Inglaterra. Nació en 1561 y murió en 1626. En realidad murió de una neumonía provocada por hacer lo que hacía en medio de Londres con los pollos.
16 Πυθαγόρας ο Σάμιος es uno de los flósofos antiguos más misteriosos. Su incógnita vida llevó a que se dudara de su existencia durante mucho tiempo, a que se afrmara que jamás existió, y, fnalmente, hoy en día volvemos a afrmar la existencia del pobre Pitágoras, incluso de su mujer y sus hijas. Dicen que fue el primero en usar el término 'flosofía' para nombrar aquello a lo que se dedicaban él y sus discípulos. Fundó una especie de secta místico-religiosa en la isla de Samos donde se dedicaban a estudios matemáticos y a orgías místicas que, afrmaban, les llevaban a la
aversión extraordinaria a las habas, y hasta tal punto las odiaba que, afrman, cuando era
perseguido por unos enemigos, prefrió ser capturado y muerto que atravesar un campo de habas
por donde podía haber huido. En fn, no vamos ahora a contar la vida y muerte de todos los
flósofos, pues la idea, creo, ya ha quedado clara.
La flosofía es pues un pensamiento racional que busca el conocimiento, y sólo la razón le
sirve como camino, como método. Tradicionalmente, hemos visto, nos ha calado la idea de que la
ciencia es ese conocimiento cuando ya ha sido adquirido. La ciencia, por ende, también puede usar
únicamente la razón. ¿Existen, empero, otras formas de conocer, de comprender, de pensar? Por
supuesto. La civilización occidental, de la que formamos parte, ha asumido tan profundamente la
racionalidad de la flosofía y de la ciencia, que reserva el término conocimiento para el resultado de
la razón, de tal forma que no puede conocerse de otra forma más que racionalmente, sin embargo sí
puede pensarse de otra forma, sí se puede comprender el mundo de otra forma, y de hecho algunos
flósofos del siglo XIX y XX17, cuando la razón entró en crisis, fueron abanderados de esas formas
de pensar.
W.W.- Lord Russell, ¿qué es la flosofía?
Lord Russell- Hay muchas maneras de contestar esta pregunta, y no creo que encuentre dos
flósofos que le dieran la misma respuesta. Mi punto de vista particular es que la flosofía se compone de
especulaciones sobre temas, el exacto conocimiento de los cuales no es posible todavía. Esta es
únicamente mi contestación, y la de ningún otro.
W.W.- ¿Cuál es la diferencia entre ciencia y flosofía?
Lord Russell- Podríamos decir que ciencia es lo que sabemos, y flosofía lo que ignoramos. Esta
es una defnición muy sencilla y, por lo tanto, hay una corriente constante de cuestiones que pasan de la
flosofía a la ciencia, como avances del conocimiento.
W.W.- Y, ¿para qué sirve la flosofía?
Lord Russell- Yo creo que la flosofía tiene una doble utilidad. Una de las cosas para las cuales
sirve es para mantener viva la especulación sobre temas que todavía no están sujetos al conocimiento
científco, el cual, después de todo, no cubre más que una pequeña parte de todo aquello que es susceptible
de interesar a la humanidad. Hay gran cantidad de objetos, de un interés inmenso, de los cuales la ciencia
no sabe actualmente casi nada, y no quisiera que la imaginación de la gente se cerrara dentro de los
límites de lo que sabe actualmente. Estoy convencido que agrandar la imagen que se pueda tener del
mundo, abriéndole las puertas del reino de lo hipotético, es una de las funciones de la flosofía. Pero tiene
comunión con el universo entero en el momento mismo del orgasmo. ¡Menudo tío! ¡Vaya truco!17 Por ejemplo Friedrich Nietzsche, un alemán muy poco teutón, nacido en 1844 y muerto en 1900, fue un
abanderado de una forma de pensar más poética, y afrmaba que era la racionalidad la culpable de todos los males de la humanidad, o por lo menos esa racionalidad absoluta a la que el ser humano había entregado la ciencia entera y la flosofía. El otro gran mal, según él, era la religión cristiana.
otra, que yo juzgo igualmente importante: demostrarnos que hay cosas que creíamos que sabíamos y de las
cuales no sabemos nada. Por una parte, la flosofía nos obliga a refexionar sobre cosas que un día
podremos llegar a saber, y por otra, mantiene nuestra conciencia despierta al hecho de nuestras propias
limitaciones.
Russell, B. Mi concepción del mundo, 1959.
Antes de conocer esas otras formas de pensar contestemos a una pregunta. ¿Existe alguna
diferencia fundamental entre la razón y cualquier otra forma de pensar? Y henos otra vez ante el
quid de la cuestión, pues la respuesta a esa pregunta es afrmativa. La gran diferencia radica en que
la razón posee mecanismos que conocemos y compartimos todos los humanos, mientras que el resto
de formas de pensar, se pueden dar en todos los humanos, pero ni dominamos sus mecanismos, ni
los compartimos todos por igual. Al poder dominar los mecanismos mediante los cuales funciona la
razón, sus resultados resultan avances frente a los resultados anteriores y nos permiten enfrentarlos
entre sí para quedarnos con aquellos que cumplan mejor con los requisitos. La ciencia que estudia
cómo funcionan esos mecanismos es la lógica, una parte de la flosofía. La lógica tiene dos formas
básicas, la lógica formal, muy parecida a la matemática, y la lógica no formal, que estudia el
desarrollo de la razón en el contenido de nuestras argumentaciones. Por eso en ciencia y en flosofía
no sirve esa gran frase que a todos nos encanta decir: ¡Ah, es que yo pienso así! ¡Esa es mi opinión! U otras
por el estilo. Lo que pensamos, si pretendemos que sea válido como conocimiento, debe seguir unas
pautas estrictas de razonamiento, o de lo contrario no tendrá más validez que el gusto que se pueda
tener por el amarillo en lugar de por el verde.
¿Qué otras formas de pensamiento existen? ¿Cuál ha sido su realidad? Pues existen varias, y
nunca debemos desdeñar la posibilidad de que alguien descubra un día una nueva forma de pensar,
aunque en lo básico, lo más seguro es que no fuera más que una variación de otra ya existente.
Veamos las diferentes posibilidades que se enfrentan al pensamiento racional de la flosofía y la
ciencia.
El pensamiento religioso
Frente al pensamiento flosófco, el pensamiento religioso no trabaja sobre la razón, sino con
la fe como elemento básico. Si hablarais con un ser religioso incluso os llegaría a decir que es la fe, y
no la razón, la que entrega el verdadero conocimiento. El problema de la fe (desde el punto de vista
de la búsqueda de conocimiento) es que es un sentimiento hacia Dios y no dominamos los
mecanismos mediante los cuales obtiene sus resultados, es un pensamiento irracional; de esa forma,
cuando alguien nos afrma haber hablado con Dios gracias a su fe, no tenemos más opción que
creerle (si compartimos su fe) o no creerle (si no la compartimos), pero no podrá aportar ningún
elemento que sea común a él y a nosotros, sea quien sea él, y seamos quienes seamos nosotros. A lo
largo de la historia el pensamiento religioso ha tenido (y tiene) muchísima fuerza y vigencia;
especialmente en la edad media fue la forma básica de conocimiento, y toda la flosofía de esa
época, como ya estudiaremos más detenidamente, no hizo otra cosa que intentar compaginar la fe y
la razón. Fijaros como habla Picco della Mirandola sobre el origen de los seres humanos:
Había ya el Sumo Padre, Dios creador, forjado según las leyes de una arcana sabiduría esta
mundanal morada, tal como se muestra a nuestros ojos, templo augustísimo de la divinidad; había
decorado con las inteligencias la región ultra-celeste; había poblado con ánimas eternas los etéreos globos;
había henchido con una turba de animales de toda especie las partes vilísimas y torpes del mundo
inferior. Pero llegando a término tal fábrica, deseaba el artífce que hubiese alguien capaz de comprender
la razón de tan magna obra, de amar su belleza, de admirar su grandeza. Por ello, ultimado todo el
trabajo, como atestiguan Moisés y Timeo, pensó postreramente en producir al hombre. De donde
acogiendo al hombre como obra de naturaleza indefnida, y colocándolo en el corazón del mundo, hablóle
así: «No un lugar fjo ni un aspecto propio, ni un don que te sea particular te he dado, oh Adán, porque
aquel lugar, aquel aspecto y aquel don que tú deseares, todo ello según tu voluntad y tu consejo obtengas y
conserves. La naturaleza de los demás está contenida en las leyes prescritas por mí. Tú te la fjarás sin
verte constreñido por ninguna traba, según tu libre arbitrio, a cuya potestad te confé. Te situé en mitad
del mundo, para que desde allí vieras mejor cuanto en él se contiene. No te hice celeste ni terrenal, ni
mortal ni inmortal, para que por ti mismo, como libre y soberano artífce, te plasmes y fjes en la forma
que tú determines. Podrás degenerar al modo de las cosas inferiores, que son los brutos, o podrás, según tu
voluntad, regenerarte al modo de las superiores, que son las divinas».
Existen lugares en el mundo actual donde el pensamiento religioso regula las formas
económicas y políticas del Estado. Irán, Arabia Saudí, Sudán18 serían ejemplos de ello. En nuestra
civilización occidental ya hemos dicho que predomina el pensamiento racional, sin embargo eso no
signifca que el pensamiento religioso no siga teniendo vigencia. La prohibición que sigue existiendo
en muchos lugares (afortunadamente en esto España es un ejemplo de racionalidad) del matrimonio
homosexual no está basada en elementos racionales que expliquen la necesidad de tal prohibición,
sino en elementos religiosos que sitúan a los homosexuales como individuos con menos derechos
que los heterosexuales. Otro ejemplo, el debate sobre el aborto y su permisividad o no se centra en
cuestiones religiosas que dan un valor supremo a la vida humana19 20 y que sitúan esta en el mismo
18 Existen más, evidentemente. Expongo algunos de los más conocidos por su fanatismo religioso. Hay que indicar, a su vez, que el hecho de que predomine el pensamiento religioso en las formas de construcción políticas, económicas, y sociales no signifca que la razón haya perdido todo campo de actuación, sino que es minoritaria frente al pensamiento religioso.
19 No confundamos con el valor que los derechos humanos entregan a la vida humana. Cuando el pensamiento religioso le da un valor supremo a la vida humana signifca que el valor de la misma no viene del propio ser humano que tiene la vida, sino del ser supremo que se la ha otorgado. De esa manera alguien que está a favor del aborto puede darle un valor absoluto a la vida humana, pero no se lo da porque Dios nos la haya entregado, sino por ella misma, y puede considerar (de hecho considera) que la vida humana no comienza en el momento de la concepción.
20 No pensemos que todo el mundo da un valor absoluto (no ya supremo) a la vida humana. Alguien que afrma que en determinadas condiciones se puede matar no está concediendo un valor absoluto, la cuestión a partir de ese momento resulta en determinar cuáles son esas condiciones bajo las cuales está permitido matar. Lo mismo habría que decir si alguien piensa que en determinadas condiciones se puede, no matar, sino morir.
momento de la concepción; ahora bien, esos valores no son racionales, sean válidos o no. De esa
forma, quien está en contra del aborto lo está no porque haya encontrado argumentos racionales
que explican la necesidad de prohibir tal acto, sino porque comparte la fe en dichos valores,
mientras que quien está a favor del aborto lo está porque no comparte la fe en esos mismos valores.
Podemos ver, en defnitiva, que el pensamiento religioso ha sido el predominante en
determinados momentos de nuestra historia, que sigue siendo el pensamiento predominante en
determinadas culturas, y que si bien en la nuestra no es bajo el que construimos nuestras formas de
vida, sí que sigue teniendo cierta fuerza, aunque sólo sea por el número de personas que puedan
compartir en un determinado momento una misma fe.
Muchos pensarían, y seguro que alguno de vosotros lo ha hecho, que el pensamiento
religioso era el imperante antes de que allá por el siglo VI a.C. la flosofía comenzara su andadura y
desarrollara el pensamiento racional como la base de la cultura occidental que comenzaba en
Grecia; sin embargo no fue así, el pensamiento arcaico, si bien estaba bañado de religiosidad, no era
lo que denominaríamos un pensamiento religioso, sino lo que llamamos pensamiento poético, y aún
antes había sido un pensamiento mágico.
El pensamiento poético.
Este tipo de pensamiento usa elementos irracionales para hacer comprensible el mundo que
rodea al sujeto pensante, y en especial se usa la metáfora como forma de sustitución de la realidad
para pensarla. El pensamiento poético busca suplantar las formas lógicas por metáforas que son
“vividas” por el sujeto mediante nuestros pensamientos irracionales, como los miedos, los deseos, las
fantasías, etc...
Tienes a tu disposición los prados: brotaron las verdes hierbas y recogióse ya el heno de los
montes.
En defnitiva, y para ser más técnicos, en el pensamiento poético el símbolo no sustituye a
una realidad que es la que se intenta comprender mediante el símbolo, sino que pasa a ser la
realidad misma que hay que comprender, y puesto que se nos está presentando de forma directa, la
realidad poética se hace comprensible de forma inmediata. Ahora bien, no hay manera de
comparar la interpretación de una y otra persona.
Cúmplenos decir, ante todo, que la flosofía se acuesta más a la poesía que no a la ciencia.
Cuantos sistemas flosófcos se han fraguado como suprema concinación de los resultados fnales de las
ciencias particulares, en un periodo cualquiera, han tenido mucha menos consistencia y menos vida que
aquellos otros que representaban el anhelo integral del espíritu de su autor.
Y es que las ciencias, importándonos tanto, siendo indispensables para nuestra vida y nuestro
pensamiento, nos son, en cierto sentido, más extrañas que la flosofía. Cumplen un fn más objetivo, es
decir, más fuera de nosotros. Son, en el fondo, cosa de economía. Un nuevo descubrimiento científco, de
los que llamamos teóricos, es como un descubrimiento mecánico; el de la máquina de vapor, el teléfono, el
fonógrafo, el aeroplano, una cosa que sirve para algo. Así, el teléfono puede servirnos para comunicarnos a
distancia con la mujer amada. ¿Pero ésta para que nos sirve? Toma uno el tranvía eléctrico para ir a oír
una ópera; y se pregunta: ¿Cuál es, es este caso, más útil, el tranvía o la ópera?
Unamuno, M.: Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos.
El pensamiento mágico.
Es este el otro gran componente del pensamiento arcaico; es muy parecido al pensamiento
poético, e igualmente actúa sobre las formas de pensar subconscientes, aunque lo hace de una
manera algo diferente. En el pensamiento mágico el símbolo mediante el cual se representa el
mundo es, en realidad, un signo tratado como símbolo que hay que interpretar, de tal forma que los
elementos de la naturaleza tienen signifcados ocultos que solamente unos pocos pueden
comprender: el chamán, el sumo sacerdote, el faraón, etc. Un rayo no es ahora un signo de
tormenta, sino el enfado de un dios, el problema es que únicamente algunos pocos conocen las
causes de ese enfado y son los encargados de transmitírselo al resto de la población que no puede
más que obedecer o sufrirá el castigo de los dioses.
Los mitos griegos frente a los que surgió el pensamiento racional, como el resto de mitologías
que se dieron en el mundo arcaico, era un pensamiento que permitía comprender el mundo, de tal
forma que este tenía sentido para quienes “vivían” el mito, que se confguraba a partir del
pensamiento mágico y del pensamiento poético.
Fluía la inmortal sangre de la diosa, el icor, que es lo que fuye por dentro de los felices dioses;
pues no comen pan ni beben rutilante vino, y por eso no tienen sangre y se llaman inmortales. [...]
¡Refexiona, Tidida, y repliégate! No pretendas tener designios iguales a los dioses, nunca se parecerán la
raza de los dioses inmortales y la de los hombres, que andan a ras de suelo.
Con esto hemos llegado al fnal de nuestro tema. ¿Hemos, con ello, averiguado qué es la
flosofía? Supongo que no. No vayamos a ser ahora nosotros más papistas que el papa y pretender
desenterrar en unas páginas lo que los humanos llevan sin resolver veintiséis siglos. Quizá, en el
fondo, no deseemos resolverlo y la gracia del asunto esté en que nunca sepamos qué es exactamente
eso que llamamos flosofía. Recordemos la anécdota que cuentan los afcionados a la tauromaquia21
según la cual Rafael Guerra22, el guerrita, le preguntó a José Ortega y Gasset23, tras haber sido
presentados por un amigo común:
– ¿A qué ha dicho que se dedicaba usted?
21 Algo muy común a todos los flósofos de todos los tiempos es la capacidad de hurgar allá donde molesta, y ya que ahora está tan en boga la disputa sobre la tauromaquia, pues ahí voy yo y pongo un ejemplo en el que los toros están por en medio. ¡Sólo es por molestar!
22 Rafael Guerra fue un famoso torero de la primera mitad del siglo XX, también conocido como El califa del toreo.23 José Ortega y Gasset fue un renombrado flósofo español de la primera mitad del siglo XX, conocido por su
raciovitalismo en el mundo flosófco, pero conocido en todas partes por su expresión: Yo soy yo y mis circunstancias.
– Soy flósofo.
– ¡Filósofo! ¡Hay gente pa' to'!
El problema está en el desprecio a la razón. El fanatismo
extrae sus verdadera energía, su febre, su magia, de una patología
que se expresa en el rechazo de una conclusión lógica, de la causa y
del efecto, del dos más dos. “Arrojad la razón a los perros”, este
eslogan de los talibanes es una especie de apuesta fáustica:
“Aplastad la razón, acabad con ella y cualquier cosa parecerá
posible”. O sea, sin la razón todo está permitido. O si se prefere,
con Dios todo está permitido. Ir más allá de la razón signifca
trascender los confnes de la ley moral, entrar en el universo ilimitado de la locura y la muerte.
Amis, M. El segundo avión. 11 de septiembre: 2001-2007