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La demolición social, existencial, moral y física de la mujer-
pueblo. Un holocausto en
ciernes.
Prado Esteban Diezma
Vivimos una época de crisis
La gran crisis del momento presente no es la económica, política o medio-ambiental, el derrumbe de los seres humanos será el gran desastre del siglo XXI.
Las mujeres estamos asistiendo a nuestra demolición como seres humanos y como mujeres y estamos colaborando con ella.
Nuestros cuerpos se están desmoronando, empieza a hablarse de una epidemia de desórdenes en las funciones biológicas femeninas.
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2 Los cuerpos femeninos de hoy tienen poco que ver con los que fotografiaba Catalá Roca en la Gran Vía madrileña en 1952. Las curvas son hoy la excepción y no la regla.
Hay datos inquietantes
La primera causa de muerte de las mujeres entre 30 y 34 años es el suicidio.
Entre el 25% y el 30% de las mujeres consumen psicofármacos.
En 2011 cayó por primera vez la esperanza de vida en el Estado español, lo hizo de forma más acusada entre las mujeres.
Ideas, estructuras y leyes contra la auto-construcción femenina
El siglo XX fue el de la misoginia disfrazada de liberación de la mujer. Simone de Beauvoir representa el odio a la biología femenina.
También es el siglo de la biopolítica y el gobierno desde el poder de la vida sexual y la natalidad (desde la década de los setenta de la desnatalidad y la prohibición de la maternidad)
Lo erótico ha sido politizado y hoy la represión interiorizada es la norma. La relación entre las mujeres y los hombres ha sido dañada trascendentalmente. No existe la libertad de conciencia, el adoctrinamiento es masivo y general.
Ideas, estructuras y leyes contra la auto-construcción femenina
La incorporación masiva de la mujer al trabajo asalariado ha permitido que la empresa decida en su vida. Además ese trabajo que destruye la inteligencia y la sociabilidad femenina y compone hoy una nueva domesticidad tan embrutecedora como la del ama de casa
Las leyes de protección y tutela sobre nosotras han generado una mentalidad mendicantes y un sentimiento de debilidad e impotencia excepcional.
La desaparición de todas las instituciones naturales y horizontales de vida (familia nuclear y extensa, comunidad, vecindad y grupos de afinidad) han hecho de la soledad y el aislamiento la norma.
Ideas, estructuras y leyes contra la auto-construcción femenina
Las estructuras existenciales modernas, las ideas dominantes y la represión han matado en nosotras cosas que son esenciales para vivir como personas: el albedrío, la inteligencia, la voluntad, las habilidades prácticas y los deseos e impulsos propios y naturales entre otras cosas que componen la vida material y espiritual de los seres humanos
.Eso ha producido daños irreparables en la vida corporal, espiritual y relacional de las mujeres, nos ha hecho más débiles, más vulnerables y más sometidas y nos está convirtiendo en infra-seres biónicos solo aptas para el trabajo y el consumo
¿Qué falta en este análisis?
Nos hemos acostumbrado a hablar de las mujeres como si nuestros problemas tuvieran una entidad por sí mismos, como si nuestro universo femenino fuera completo y perfecto y no fuéramos únicamente la mitad de la humanidad. Así se hace en la conferencia de Beijing de la ONU de 1995 en las mujeres y varones aparecen como dos especies diferentes
No pueden pensarse las mujeres sin los hombres
Es injusto y escandaloso que no hablemos de los problemas de los hombres.
Es una necedad que no hagamos nuestros los que en realidad son conflictos que nos atañen.
Mientras las mujeres no nos sintamos concernidas por los problemas de los hombres, mientras en el pueblo mujeres y varones no sientan como suyos los problemas del otro sexo no habrá salida .
La destrucción de la masculinidad es paralela a la de la feminidad
Según “The Lancet” (la publicación más prestigiosa en el campo de la medicina actual) la disfunción sexual masculina será la epidemia del siglo XXI.
El suicidio masculino sigue creciendo por encima del femenino.
La masculinidad es hoy difamada vinculándola a la agresividad y al maltrato. Los varones son preteridos por la legislación, incluso perseguidos y acosados con leyes sexistas como la Ley de Violencia de Género que los castiga con más rigor por razón de sexo y además impone la tutela de las mujeres presentándonos como inmaduras e incapaces, como menores de edad custodiadas por el Estado.
La destrucción de la masculinidad es paralela a la de la feminidad
La muerte por accidentes laborales es mayoritariamente masculina porque los hombres siguen ocupando los sectores productivos más peligrosos.
Hasta la fecha los hombres han sido obligados por los Estados a morir en las guerras y lo han hecho por millones mientras a las mujeres se les asignó la vida en la retaguardia. Hoy eso está en vías de cambiar trascendentalmente puesto que ahora nuestra participación en los asuntos militares es uno de los objetivos que anima las políticas de género en todo el planeta con independencia del tipo de organización patriarcal que sustenten los Estados.
La destrucción de la masculinidad es paralela a la de la feminidad
Paralelo a las políticas de “privilegio femenino” (que son en realidad de gobierno y tutela de las mujeres) empieza a ascender el machismo en la sociedad, la agresión y el maltrato entre hombres y mujeres ha aumentado (de forma bidireccional aunque las estadísticas se manipulan para ignorar e invisibilizar la violencia femenina)
El dolor, la angustia y el miedo de los hombres es también un problema de las mujeres, nos concierne de forma trascendental en la misma medida que el dolor, el miedo y la angustia de las mujeres concierne a los varones. La aflictiva situación presente no tiene salida si no hay un reencuentro entre los sexos.
Tomar conciencia de la realidad es la primera necesidad del momento
Estamos en una situación sin precedentes en la historia de la especie. Los impulsos eróticos primarios han sido trastornados y manipulados de forma efectiva y devastadora. Estamos abandonando nuestra condición natural de hembras y machos humanos para degenerar en infra-seres desexuados y vaciados de la condición de lo humano. Perdemos incluso nuestros rasgos fisiológicos más primarios (menstruación, erección, capacidad reproductiva) para devenir en animal laborans ajenos a todo impulso libidinal.
La epigenética ha demostrado que esos rasgos heredados serán legados a las próximas generaciones lo que nos obliga a pensar en términos de catástrofe y a tomar decisiones trascendentales para frenarlo.
Pensar el futuro exige regenerar el ideal de feminidad y el de masculinidad
Necesitamos construir un ideal de feminidad para el tiempo presente, nuevo, imbricado en nuestro espacio-tiempo. Una feminidad compleja, multidimensional, transversal, heroica, comprometida y magnánima, pero sobre todo auténtica y auto-construida. Una mujer que piensa, siente, lucha, decide, habla, convive, ama, copula, gesta, pare, come, cuida y vive como mujer y persona.
También necesitamos un ideal de virilidad, un hombre que exprese su masculinidad sin miedo, que no le asuste su naturaleza ni su sexo, que permita la expresión de su personalidad sexuada en la vida social y en la esfera íntima, un hombre con una virilidad compleja y multidimensional que piensa, lucha, siente, decide, habla, ama, copula, preña, cuida y vive como hombre y persona.
La espiritualidad, la sublimidad de lo humano y la condición de machos y hembras son partes indisolubles de nuestra naturaleza que deben volver a reunirse.
Estamos en una situación sin precedentes, a las puertas de una gran catástrofe de la civilización y de la especie, pero también se abren nuevas oportunidades.
En un momento de vacío y disolución de todas las falsas verdades que han maniatado a la humanidad en los últimos siglos aparece la posibilidad de regenerar la civilización si se constituyen corrientes y personas empeñadas en asumir ese esfuerzo sobre-humano.
