Sociedades de artesanos: mutualismo, colaboración, educación, no vicios, civismo, no política.

Vinculación con intelectuales: David J. Guzmán, A. Masferrer, Salvador Merlos.

Sociedad de Artesanos de San Salvador (1860); Sociedad de Artesanos “La Concordia” 1872.

1911 Congreso Obrero Centroamericano Congreso Obrero (Armenia, 1918) Había 51

sociedades obrero-artesanales.

Sindicatos, década de 1920. Hay un claro sentido de clase.

Junio de 1919: Unión Obrera Salvadoreña, demandó 8 horas de trabajo para las mujeres, descanso semanal y aumento de salarios “pues el actual régimen de salarios es inmoral e inicuo”.

Julio 1919 Unión de Sastres: “En esta Unión no pueden ingresar los propietarios de taller, porque estos explotan al operario.”

1924: se funda la FRTS. Se celebra por primera vez el Día del trabajo.

Noviembre de 1926: Liga antiimperialista. Mármol: “hasta las fiestas de cumpleaños de cualquier hija de vecino y las procesiones de la Virgen terminaban con gritos y consignas a favor del gran guerrillero de las Segovias y contra los yanquis asesinos.”

FRTS; Sindicatos afiliados:A. Larín: 38; A. Schlesinger: 42

Plantea una tesis que ya había sido adelantada por Pérez B. “El PCS no fue el principal actor del levantamiento”.

Pero puede hacer una mejor demostración porque usa docs del Comintern. Ching destaca que el PCS estaba recién fundado cuando se dio la insurrección.

Demuestra que los primeros meses después de la fundación el Partido dedicó la mayor parte de su esfuerzo al debate ideológico y a la neutralización de los “reformistas”

Cuando el Partido pudo dedicarse al trabajo en el campo, encontró muchas dificultades para adaptar su discurso y estrategia a las condiciones imperantes en el occidente.

Ching no considera el trabajo previo realizado por la FRTS, ni la influencia de otras ideologías como el antiimperialismo y el vitalismo.

1. Se destaca la enorme brecha de riqueza entre los grandes empresarios agrícolas, en su mayoría caficultores, y las masas rurales pobres. Pero la Tesis también reconocía que los campesinos del occidente exhibían una gama diversa de relaciones de trabajo y propiedad de la tierra: proletarios, pequeños propietarios, colonos.

3. El principal obstáculo que enfrentó el partido para acercarse al campo fue su posición ideológica en torno al tema de la tenencia de la tierra. Aun cuando reconoció que una proporción importante de la tierra estaba en manos de pequeños propietarios privados, condenó todas las formas de propiedad privada.

Proletarios: trabajadores asalariados, sobre explotados. No eran tan numerosos como se quería.

Pequeños propietarios que contrataban a otros trabajadores. Eran tipificados en los siguientes términos: “un pequeño burgués, enemigo o no de la organización clasista de los trabajadores, no podremos considerarlo de confianza. Es sencillamente un explotador de nuestra clase.”

Pequeños propietarios que trabajaban su propia tierra: “Este puede ser aliado de los trabajadores agrícolas asalariados, pero nunca un soldado de nuestra clase trabajadora que llegará al final… tiene una enorme cantidad de prejuicios burgueses que le impiden ser un fiel aliado de nuestra clase.”

Antes de expandirse al occidente se intentó ordenar la casa. Los dirigentes del partido – Anaya en particular – le otorgaban mucha importancia a la formación ideológica. Cada miembro tenía que ser ducho en temas de marxismo y rechazar todo aquello que tuviera visos de “reformismo”, “oportunismo” y “burguesía.” La eliminación de los reformistas tendría precedencia frente a la destrucción del capitalismo porque los reformistas podrían restarle apoyo popular al partido.

El partido nació en la FRTS luchando contra el reformismo. Un documento se refiere a la necesidad de “fumigar la organización de los microbios colaboracionistas, que niegan la radicalización de las masas porque sus nexos con la burguesía les han hecho olvidar la miseria en que vivimos los obreros.”

La campaña nunca se asemejó a las purgas stalinistas, pero consumió una porción considerable del tiempo y las energías del partido durante aproximadamente un año.

El partido no tenía dinero y sus activistas tenían que desplazarse a todas partes a pie. Los dirigentes le reclamaron al Buró del Caribe por no enviarles más de cincuenta dólares al mes mientras. Según ellos, otros partidos del Caribe recibían más.

Mientras tanto, aumentaba incesantemente la vigilancia y la represión por parte de la policía y el ejército.

El Partido centró su atención en las reivindicaciones que les planteaban los mismos campesinos: salarios, condiciones de trabajo.

Los dirigentes del partido reconocieron que un proselitismo basado en la nacionalización de la tierra, la revolución mundial o la instauración de una “dictadura del proletariado” probablemente generarían más rechazo que apoyo.

El SRI era otra organización obrera internacionalista de corte radical con sede en Moscú. La rama salvadoreña parece haberse fundado poco después del PCS en 1930. Operaba en forma paralela y en alianza con el PCS, pero tenía su propia organización burocrática y su misión era ligeramente diferente.

El PCS se percibía a si mismo como la columna vertebral de la revolución social.

El SRI tenía una presencia más pública y moderada. Su misión era la fungir como una especie de Cruz Roja comunista, que proporcionaría asistencia a obreros que perdían su empleo, sufrían recortes de salario y eran perseguidos por la policía, entre otros.

A fines de 1930, el SRI tenía doce sedes y tres mil personas se habían comprometido a adquirir sus carnés de afiliados. Solo un diez por ciento los compraron.

Aunque PCS y SRI eran aliados, manifestaban importantes diferencias personales e ideológicas que se asemejaban a una disputa de facciones. Buena parte de la era condicionada por sus dos dirigentes principales, Martí por el SRI y Anaya por el PCS.

Fernández Anaya Como leninista estricto y

seguidor de la línea del Comintern, propugnaba por un enfoque vanguardista dentro del trabajo de organización.

Insistía en que las condiciones económicas y sociales en El Salvador no estaban maduras para la revolución.

El PCS necesitaba más tiempo para preparar a las masas y convertirse en su líder reconocido.

Si la revolución estallaba prematuramente, se arriesgaba al partido y a sus aliados de la clase obrera a un terror contrarrevolucionario antes de que estuvieran preparados para defenderse.

Farabundo Martí: Era proclive a una postura

insurreccional más inmediata, lo cual lo ponía en entredicho ante Anaya y la línea oficial del PCS y el Buró del Caribe.

Anaya criticó reiteradamente a Martí. A fines de 1930 Anaya le escribió acusándolo de ignorar las líneas de mando establecidas y de adherirse a una gama de posturas ideológicas falaces..

Anaya citaba repetidamente a Marx y Lenin para demostrarle a Martí los errores en su forma de actuar.

Entrevistado en los años 80, dijo: “el problema con Martí era su impulsividad. A veces pienso que ese fue uno de los problemas graves que hubo allí.”

En los últimos meses de 1931 el PCS y el SRI se dieron cuenta de que en el occidente había una insurrección en ciernes.

Entre octubre y diciembre enviaron una serie de cartas a Nueva York pidiendo orientaciones, armas, combatientes internacionales y dinero. El tono de las cartas sugiere una situación desesperada: “La situación es apremiante… estos camaradas están bajo la ilusión de que con sus machetes están suficientemente preparados para sostener un movimiento de esta clase.” [Original en inglés.]

La correspondencia revela la resignación del partido ante su incapacidad para impedir la insurrección: “ahora hemos llegado al momento en que no podemos frenar la ola revolucionaria que está surgiendo por todas partes, dispuesta a alcanzar el poder, vivos o muertos.”

En una carta a Nueva York fechada el 29-11- 1931, el Secretario General del SRI escribió: “La situación es grave y tiende a ponerse más grave cada vez. No deben ustedes ver con indiferencia estas cuestiones, ni tampoco concretarse a simples resoluciones teóricas.”

Las transcripciones de la investigación revelan que los miembros del partido no sabían cómo responder ante la inminente revuelta.

En las reuniones del partido reinaba la confusión y el mismo CC estaba dividido.

Finalmente, el 10 de enero, el CC decidió participar. El “camarada H” declaró que “las masas estaban muy ansiosas de liberarse, y el Partido Comunista [era] débil... y [dejó] llevarse por el impulso de las masas... Ni un solo camarada podía anticipar las repercusiones de los acontecimientos... Estimamos que saldrían bien las cosas. Nos equivocamos, y los más aguerridos de nuestro movimiento pagaron con sus vidas... Pusimos lo mejor de nuestra parte... lo que se hizo fue necesario.”