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De la Madre y el Consejo

Circular 938

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De la Madre y el Consejo

Guiadas por el Espìritu

Santo

El camino de “Conversión al amor”

propuesto por el CGXXII es un proceso

que hace a las personas y

Comunidades profecía para el mundo de hoy.

Las esperanzas y los sufrimientos del mundo nos

interpelan y nos llaman a la

confianza en la sabiduría de Dios

que guía la historia y la

sostiene con la fuerza siempre

nueva de su Amor, capaz de

maravillarnos con sus sorpresas.

Un tiempo de gracia para la Iglesia

Conservamos en el corazón las

palabras del Papa Benedicto XVI a los

cardenales: “La Iglesia es una

realidad viviente y su corazón es Cristo, es un Cuerpo vivo

animado por el Espíritu Santo y vive

realmente con la fuerza de Dios».

La acción de Dios continua y constante se manifestó con claridad en el paso de

Benedicto XVI al Papa Francisco. Con su gesto el Papa emérito ha entendido ser un instrumento dócil a disposición de la

Providencia.

Toda la Iglesia le debe gratitud por su alto Magisterio y por su estilo de gobierno,

lleno de mansedumbre,

bondad, humildad y al mismo tiempo, de

claridad de pensamiento y orientación. Su

Pontificado ha creado las condiciones para la nueva primavera de la

Iglesia , la que estamos gozando

creyentes y no creyentes.

El Papa Francisco a través de su modo de ser, nos hace experimentar la presencia de un Dios cercano, atento a cada persona sobre

todo a quien es más frágil y débil.

El nos enseña que en la escucha del

Espíritu se encuentran lenguajes sencillos que tocan el

corazón, y sus gestos cuestionan la existencia y ponen en discusión las opciones de vida.

Su primera Encíclica Lumen Fidei asume

la reflexión elaborada por

Benedicto XVI y es una invitación a

acoger la fe como don gratuito de Dios que pide la

humildad y el valor para fiarse de un

amor misericordioso que siempre acoge, perdona, sostiene y

orienta la existencia.

Todo ésto es un fuerte llamado a profundizar la fe para leer con mirada creyente los signos

presentes en nuestra vida y en la Comunidad, para que no nos sea robada la esperanza.

La gente se siente tocada por los

gestos concretos que son más

elocuentes que muchas palabras. También nosotras

FMA estamos llamadas a reavivar nuestra identidad para ser signo y

expresión del amor de Dios por la

juventud.

Se trata de vivir la primacía de Dios en lo

cotidiano de tal manera que Él viva e

nuestra casa y nosotros en Él.

La oración consiste en estar en su presencia continuamente como nuestros Fundadores nos han enseñado.

Nuestras Comunidades son así

ambientes de espiritualidad donde

se camina con los jóvenes hacia la

santidad.

La próxima JMJ en Rio de Janeiro será una

ocasión para renovar nuestra opción

carismática y así responder al deseo profundo que los

jóvenes llevan en el corazón de una vida

grande. Con ellos somos disponibles a

alargar los horizontes de la existencia para

ser discípulos y misioneros de Jesús.

El protagonismo del Espíritu Santo en nuestra

vida.

La acción del Espíritu Santo está siempre presente en nuestro Instituto sobre todo en este tiempo de

preparación al CGXXIII. Él suscita por

todas partes entusiasmo en la acogida del tema

Capitular y disponibilidad para el

trabajo de profundización en el

cual están empeñadas las

Comunidades de modo creativo.

En el contacto con la realidad mundial hemos constatado que las comunidades están en un

proceso de renovación y que tienen una nueva oportunidad para redescubrir , vivir y actualizar el carisma siendo esto una esperanza para el

futuro.

Ser hoy, con los jóvenes “casa que evangeliza” es la meta a la que estamos tendiendo.

Sabemos que no se conseguirá solo con los Capítulos Provinciales General. El Espíritu nos está involucrando en un nuevo dinamismo de

búsqueda que empeña toda la vida.

“CASA QUE EVANGELIZA”

El “viaje” que estamos haciendo es hacia una CASA

donde el fuego arde porque hay pasión por Dios y por los jóvenes. En una

Comunidad donde falta el fuego, no

hay grandes ideales. Es muy bello

apasionarnos juntas por la misión,

viviendo el espíritu de familia para

renovar la casa.

Deseamos dejarnos guiar por el Espíritu

Santo. Él cuenta con nosotras y nos

transforma. Nos orienta hacia la santidad que

consiste en ser habitadas y

vivificadas por Él. Es posible evangelizar cuando se vive en diálogo profundo y constante con Él

Nos preguntamos: ¿Cómo hacer para que los Capítulos Provincial y General sean

celebraciones del protagonismo del Espíritu y sean para nosotras mismas una experiencia de evangelización en el camino de la Iglesia hoy?

Como FMA pertenecemos a un

Instituto educativo y es natural que elaboremos programas, estrategias,

proyectos. En este tiempo estamos

llamadas a realizar otro tipo de proceso que

parte de la apertura al Espíritu y a su misión en

la Iglesia. Nosotras somos las primeras

protagonistas, llamadas a expresar los dones

con los cuales Dios nos ha enriquecido

confrontándonos con desafíos siempre

nuevos.

La presencia de María:icono de escucha y de

colaboración

María es la primera colaboradora del

Espíritu Santo porque fue dócil para acoger su

presencia y ser su morada. Mirémosla a Ella como Madre y Guía en este camino de adhesión plena e

incondicional al Espíritu para ser

generadoras de vida nueva y para hacer crecer a Jesús en el

corazón de los jóvenes.

Somos FMA: ser hija quiere decir hacer visible en nuestra

vida los rasgos de la Madre.

Como Ella deseamos meditar la Palabra que se encarna en las personas y en los acontecimientos, custodiar en el corazón la

vida y hacerla crecer; vivir “la bienaventuranza

de los creyentes y dedicarnos a una acción

apostólica llena de esperanza”; en una sociedad de tantas

tensiones y en países donde la paz está

continuamente amenazada.

Con Ella queremos ser espacio de acogida y de

encuentro para ofrecer una casa,

para ser un lugar de solidaridad, de hospitalidad, de

escucha, de comprensión para

todos los pequeños y los pobres que el Señor nos confía.

“Sed positivas, cultivad la vida espiritual y al mismo tiempo salid, sed capaces d encontrar las

personas especialmente aquellas más despreciadas y en desventaja. No tengáis miedo

de ir contra corriente.

Sed contemplativas y misioneras. Tened siempre a la Virgen con vosotras, por favor… rezad el Rosario, no lo

dejéis. Tened siempre a la Virgen en vuestra casa como la tenía el apóstol Juan. Ella os acompañe

siempre y os proteja”. Palabras del Papa Francisco a los seminaristas novicios y novicias.

El 5 de agosto nos uniremos a María en

el canto del Magnificat al Señor

por el tesoro del carisma salesiano y

por la fidelidad generosa de

nuestras Hermanas en todo el mundo.

Invocaremos el don de la vocación y un

nuevo ardor misionero para todo

el Instituto.