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30 cermi.es MARZO 2008 El periódico de la discapacidad Reportaje ñas y transmiten capacidad de su- peración. Es posible. Es posible la amistad, el amor, el trabajo, la di- versión, la felicidad. Elisabeth es ciega (“hay fuerzas de causa mayor que te impiden ir al trabajo. La ceguera no es una de ellas”); José Viera tiene síndrome de Down (“mi primer recuerdo es el abrazo emocionado de mi madre”) ; Juan Carlos se mueve en una silla de ruedas (“cuando montas en el coche, la gente se detiene para mi- rarte, como si fueras un espectácu- lo”); Benjamín Villalobos,‘Jake’, es un cantante de hip-hop que tam- bién se desplaza en silla (“me dije- ron que no podía subir al escena- rio. Le respondí: ‘Fíjate en el cartel. El primer nombre que ves es el mío, así que ya lo estás solucionando o te quedas sin espectáculo”); Luis Mi- guel es autista (“mi grupo de mú- sica se llama ‘Los petardos”); Noe- lia, con parálisis cerebral (“vine a Madrid para demostrarme que era capaz de tomar las riendas de mi C ada uno de los ocho pro- tagonistas de ‘Álbum de familia’ ha de enfrentar- se a la vida por sí mismo, con su discapacidad, sus miedos, sus inseguridades, sus ilusiones. Por separado, como una fotografía sacada de contexto. Pero también encaran su día a día como parte de un grupo, de un movimiento aso- ciativo que hace de ellos parte im- prescindible de ese álbum foto- gráfico, y juntos, la secuencia sólo es secuencia con la participación de las partes, conforman un uni- verso tan rico en matices como en diversidad. Dirigido por Frank Toro (que ini- ciase esta andadura con su filme ‘El sexo de los ángeles’) el docu- mental se divide en seis ‘tomas’: las barreras físicas, laborales, sociales, personales, sexo y pareja y conclu- siones. En ellas se adentra en ocho testimonios que explican su ruti- na, deshacen tópicos, denuncian las dificultades, sonríen sus haza- vida”); Ángela, sorda de nacimien- to (“es muy difícil ligar con oyen- tes”), y Nadia, una reconocida bai- larina coreógrafa que se apoya en una muleta (“todavía la gente se sorprende cuando comprueba nuestra profesionalidad”). Éstos son los ocho ejemplos que ejercen de maestros de ceremo- nias para acercarnos a una realidad que no puede dejarnos indiferen- tes. Hablan de sí mismos, pero al hacerlo también hablan de noso- tros, de quienes no tenemos dis- capacidades y perdemos la facul- tad de colocarnos en el lugar del otro. En cierto modo, el otro tam- bién soy yo. “Cuando llamas a algún sitio para saber si es accesi- ble, a veces te responden que sí,‘que sólo hay un par de escalones’. Pero esos escalones pueden convertirse en una barrera infranqueable para una persona con discapacidad”. Por eso,‘Álbum de familia’, con una ex- quisita sensibilidad y un respeto hacia quien habla casi admirativo, es una llamada de atención para que advirtamos que existen otras realidades de las que no siempre somos conscientes. CON MIS LETRAS, ME COMO LAS BARRERAS El cantante ‘Jake’lo afirma tajante: “Con mis letras, me como las barre- Frank Toro presenta en su último trabajo, ‘Álbum de familia’ (Kinelogy Producciones), una travesía por la discapacidad de la mano de ocho personas con conviven con ella (ceguera, parálisis cerebral, paraplejía, sordera, síndrome de Down o autismo), invitando al espectador a reflexionar sobre las dificultades que encuentran en su vida cotidiana pero también a participar de sus conquistas El documental gira en torno a ocho personas con discapacidad Álbum de familia Esther Peñas

Album de família

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Page 1: Album de família

30cermi.es MARZO 2008El periódico de la discapacidadReportaje

ñas y transmiten capacidad de su-

peración. Es posible. Es posible la

amistad, el amor, el trabajo, la di-

versión, la felicidad.

Elisabeth es ciega (“hay fuerzasde causa mayor que te impiden ir altrabajo. La ceguera no es una deellas”); José Viera tiene síndrome

de Down (“mi primer recuerdo es elabrazo emocionado de mi madre”);Juan Carlos se mueve en una silla

de ruedas (“cuando montas en elcoche, la gente se detiene para mi-rarte, como si fueras un espectácu-lo”); Benjamín Villalobos,‘Jake’, es

un cantante de hip-hop que tam-

bién se desplaza en silla (“me dije-

ron que no podía subir al escena-

rio. Le respondí: ‘Fíjate en el cartel.El primer nombre que ves es el mío,así que ya lo estás solucionando ote quedas sin espectáculo”); Luis Mi-

guel es autista (“mi grupo de mú-sica se llama ‘Los petardos”); Noe-

lia, con parálisis cerebral (“vine aMadrid para demostrarme que eracapaz de tomar las riendas de mi

C ada uno de los ocho pro-

tagonistas de ‘Álbum de

familia’ha de enfrentar-

se a la vida por sí mismo,

con su discapacidad, sus miedos,

sus inseguridades, sus ilusiones.

Por separado,como una fotografía

sacada de contexto. Pero también

encaran su día a día como parte de

un grupo, de un movimiento aso-

ciativo que hace de ellos parte im-

prescindible de ese álbum foto-

gráfico, y juntos, la secuencia sólo

es secuencia con la participación

de las partes, conforman un uni-

verso tan rico en matices como en

diversidad.

Dirigido por Frank Toro (que ini-

ciase esta andadura con su filme

‘El sexo de los ángeles’) el docu-

mental se divide en seis ‘tomas’:las

barreras físicas, laborales,sociales,

personales,sexo y pareja y conclu-

siones.En ellas se adentra en ocho

testimonios que explican su ruti-

na, deshacen tópicos, denuncian

las dificultades, sonríen sus haza-

vida”); Ángela,sorda de nacimien-

to (“es muy difícil ligar con oyen-tes”), y Nadia, una reconocida bai-

larina coreógrafa que se apoya en

una muleta (“todavía la gente sesorprende cuando compruebanuestra profesionalidad”).

Éstos son los ocho ejemplos que

ejercen de maestros de ceremo-

nias para acercarnos a una realidad

que no puede dejarnos indiferen-

tes. Hablan de sí mismos, pero al

hacerlo también hablan de noso-

tros, de quienes no tenemos dis-

capacidades y perdemos la facul-

tad de colocarnos en el lugar del

otro. En cierto modo, el otro tam-

bién soy yo. “Cuando llamas aalgún sitio para saber si es accesi-ble,a veces te responden que sí,‘quesólo hay un par de escalones’. Peroesos escalones pueden convertirseen una barrera infranqueable parauna persona con discapacidad”.Por

eso,‘Álbum de familia’,con una ex-

quisita sensibilidad y un respeto

hacia quien habla casi admirativo,

es una llamada de atención para

que advirtamos que existen otras

realidades de las que no siempre

somos conscientes.

CON MIS LETRAS,ME COMO LAS BARRERASEl cantante ‘Jake’lo afirma tajante:

“Con mis letras,me como las barre-

Frank Toro presenta en su últimotrabajo, ‘Álbum de familia’ (KinelogyProducciones), una travesía por ladiscapacidad de la mano de ochopersonas con conviven con ella(ceguera, parálisis cerebral,paraplejía, sordera, síndrome deDown o autismo), invitando alespectador a reflexionar sobre lasdificultades que encuentran en suvida cotidiana pero también aparticipar de sus conquistas

El documental gira en torno a ocho personas con discapacidad

Álbumde familia

Esther Peñas

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31cermi.es MARZO 2008El periódico de la discapacidadReportaje

ras (...) si las tienes miedo,te comenellas”. Pero todavía quedan mu-

chas: escalones, prejuicios, con-

vencionalismos, películas sin sub-

titulado,mirada morbosa que con-

templa al otro haciéndole sentir

que es un ser extraño e incómodo...

Algunas se han eliminado, o al

menos se dispone de medios lega-

les para erradicarlas (“ojalá la nor-malización fuera tal que no existie-ran leyes que la garantizasen”, re-

flexiona uno de los protagonista

de la película), pero, ¿cómo se de-

rrumba una ceguera mental? “Temiran de soslayo, te sientes obser-vado”.Ésta es una reflexión que se

repite en el documental,casi como

un mantra.Y sólo tiene un antído-

to posible:acercarse a eso que nos

es extraño,que consideramos raro,

grotesco, distinto. “A Elena, mi es-posa, al principio le decían quecómo se iba a casar conmigo,que si

era por pena, o lástima, que iba adestrozar su vida... algunas de esaspersonas, al conocerme, se handado cuenta de que soy tan afortu-nado por tener a mi lado a Elena,como ella al tenerme a mí como es-poso”, explica Juan Carlos.

RECHAZO E IGNORANCIALa incomprensión y el rechazo

provienen de la ignorancia. “Re-cuerdo una vez, estando en unadiscoteca, que se me acercó unmuchacho y trató de ligar conmi-go. Cuando le dije que era sorda yque tenía que hablarme más des-pacio, se puso muy nervioso y se inventó una excusa tonta para ale-jarse”, comenta Ángela. Esta reac-

ción es muy común, por des-

gracia; la sordera ‘no se ve’.

“La gente espera de ti que tengasalguna reacción violenta, pero elsíndrome de Down no te hace vio-lento”, comenta José Viera. “Eshora, también, de hablar de sexo,nadie lo hace, ni siquiera los médi-cos. Eso induce a muchos discapa-citados a pensar que es un terrenovedado para ellos, incompatiblecon su discapacidad”, apunta Eli-

sabeth.De nuevo, la ignorancia,el

desconocimiento de los otros.

Pero ‘Álbum de familia’no es un

retrato abatido de la discapaci-

dad, todo lo contrario. Habla de

personas que lo han pasado mal

pero que decidieron desarrollar-

se, luchar,abrirse paso,conquistar

el lugar que les pertenece. Y lo

consiguieron. Habla de esfuerzo y

de recompensa. De sentimientos.

De reveses, pero también de

triunfos y logros. En definitiva, de

vitalidad. Los protagonistas del

documental tienen entre 19 y 36

años: toda la vida por delante,y la

quieren hacer suya, degustarla,

disfrutarla. Lo merecen.

A veces, escribir una obra maestra, confeccionar una

historia redonda, supone un lastre para el currícu-

lo del creador. Es el caso de Mary Shelley, autora de

‘Franskentein’ y de otras obras de las casi nadie se

acuerda porque han quedado obnubiladas por la deli-

ciosa monstruosidad de aquél.

El CERMI, en su colección ‘Abyectos’ ha rescatado ‘El

último hombre’ (ElCobre ediciones), una hercúlea histo-

ria (no sólo por su extensión, sino también por su pre-

tensión) cuya acción transcurre en las postrimerías del

siglo XXI, y en la que se detalla y se describe la decaden-

cia de la humanidad a manos

de una terrible epidemia. Mu-

chos la consideran como ‘novela

en clave’, es decir que, al estilo

de Verne, anticipó conclusiones

y situaciones que se materiali-

zarían siglos después.

Narrada en primera persona

por un rudo y tosco caballero

que va puliéndose en el espíritu

(“un ídolo caído de alcurnia y be-

lleza pudiera, aun en aquel esta-

do, resultar elevado y maravillo-

so a ojos de la campesina. Su unión dio lugar a un matri-

monio condenado desde el principio, del que soy el

vástago”), nos acerca a una multitud de personajes, con

acentuados matices, de entre los que resaltan dos,

Adrián, con derecho a un trono del que reniega por sus

ideas republicanas, que sucumbe a una “desolación

mental” para más tarde retomar la lucha, y Raymond

que, burlando el prejuicio del lector, permite que en el

triunfe la felicidad que procura el amor sobre la que

concede su sed de poder.

Que a principios del XIX una autora como Shelley

se adentrase a elaborar una novela como ésta que nos

ocupa sólo ratifica que la ciencia ficción, demostrado

queda, una vez más, se entronca con la buena literatura.

El pesimismo (no revelaremos nada, pero hemos ha-

blado de plaga y el título de la obra es ‘El último hom-

bre’) del argumento hay que entenderlo como fruto

de múltiples pérdidas de la autora, no sólo del movi-

miento que a ella tanto le arrebataba, el Romanticis-

mo, como de la pérdida de su marido, Pierce Shelley, y

de su gran amigo Lord Byron. El pesimismo se convir-

tió en un veneno que ella fue inoculando, magistral-

mente, en sus escritos.

‘El último hombre’, elreto futurista del XIX

Última entrega de la colección ‘Abyectos’