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Acerca de la Hospitalidad Bíblica
Autor: Paulo Arieu
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I. Introducción
Tener el don de la hospitalidad no hay dudas de que es un talento al cual considero digno de imitar.
Pero la verdadera hospitalidad bíblica no se trata de vano entretenimiento como algunos podrían
pensar. Sólo un verdadero siervo de corazón puede representar la hospitalidad.
En estos días, mi esposa y yo nos hemos alegrado con la visita de una hermana en la fe, nativa de
mi ciudad (Bahía Blanca) en Argentina y compañera de una de las Iglesias Bautistas de esta
hermosa ciudad. Y nos gozamos junto a mi esposa y otros hermanos en Cristo por la compañía y los
momentos compartidos con esta hermana en la común fe evangélica.
Y fue que al meditar sobre esta grata vivencia, que mi corazón me movió a reflexionar e investigar
que dice la Biblia acerca de la hospitalidad cristiana.
En la Biblia encontramos muchos ejemplos de cómo utilizar el don de la hospitalidad. Es muy
comén en la cultura oriental el querer compartir con otras perosnas la hospitalidad. Po rejemplo,
después que una comida ha sido preparada, se ha oído a un árabe llamar tres veces desde una parte
alta,invitando a los hombres a venir a participar de una comida. Los hombres del desierto no gustan
de comer sus comidas solos. Así sentía el patriarca Job en su tiempo:
“Y si comí mi bocado solo, y no comió de él el huérfano” (Job 31:17).
El patriarca Job comenta que el no comia solo sino que además se acordaba de los huérfanos
necesitados.
II. Huéspedes que se creyó habian sido enviados por Dios.
Los orientales creen que la persona que viene a sus casas es una persona enviada por Dios. Así su
hospitalidad se transforma en una obligación sagrada. Cuando alguna de estas personas agasajó a
occidentales, estaba tan feliz que lloraba lágrimas de contento porque:
“El cielo le había enviado tales huéspedes”.
Realizar esta afirmacion, es una forma préctica de ver la hospitalidad a la luz de la soberanía de
Dios. Leemos en la Biblia que cuando el patriarca Abraham agasajó a tres extranjeros que eran
ángeles, él mostró esa misma actitud. Su entusiasmo al recibir sus huéspedes indicaba su creencia
que aquellos a quienes iba a agasajar habían sido enviados por el Señor. Se dice que “corrió a su en
encuentro” que se apresuró al pabellón de Sara para ordenarle hiciera el alimento pronto; y
que“corrió al rebaño”, y“tornó un becerro”, y se apresuró a aderezarlo (Genesis 18:2-7).
III. Clases de Huéspedes:
a) Amigos como huéspedes.
Un amigo es siempre bien recibido y goza de hospitalidad en Oriente. Incluso los romanos del
tiempo del Nuevo Testamento tenían una señal de hospitalidad entre sus amigos, que consistía en
una teja de madera, o piedra, que se dividía por la mitad. Cada uno escribía su nombre en uno de los
pedazos que luego cambiaban entre sí. Con frecuencia éstos eran guardados y entregados de padres
a hijos. El presentar una de las partes de la teja garantizaba la hospitalidad de un amigo sincero.
Sin duda alguna, el libro de Apocalipsis se refiere a esta costumbre como una de las promesas a los
vencedores:
“Y le daré una piedrecita blanca en la piedrecita un nombre nuevo escrito”
(Apocalipsis 2:17).
Jesucristo es el amigo fiel que no solo nos brinda la hospitalidad en su reino,sino que El promete
que al que venciere las pruebas de la fe cristiana, le dará del maná escondido, le dará una piedrecita
blanca con un nuevo nombre grabado en la piedrecita, el cual solo lo conoce aquél que lo recibe.
b) Extranjeros como huéspedes.
Hay en Oriente un proverbio que dice que los árabes beduinos como Abraham, se sentarán a la
entrada de su tienda para estar a la expectativa de huéspedes extranjeros. (Ver Genesis 18:1).
El autor de la epístola a los Hebreos, bajo inspiración divina, mandó referente a la hospitalidad de
este tipo de huéspedes:
“No olvidéis la hospitalidad, porque por esto algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles”
(Hebreos 13:2).
Y cuando Pablo exhortó a los creyentes romanos a“ser hospitalarios” (Romanos 12:13), se refería
a la misma cosa, porque la palabra griega que utilizó por hospitalidad, filoxenía quiere decir: “amor
hacia los extranjeros”. Un rasgo característico de la hospitalidad oriental es que algunas veces se
recibe a un enemigo como huésped, y mientras él permanezca en esa relación, estará perfectamente
seguro y será tratado como un amigo. Hay algunas tribus orientales de los moradores en tiendas que
tienen incluso por regla que si un enemigo ha podido tocar la soga de una sencilla tienda, está a
salvo.
IV. Preparativos:
a) Entre moradores de tiendas.
Si un huésped es acogido por una persona que vive en tienda, no habrá lugar separado para él, ni
esperará que lo haya. La primera sección de la tienda dentro de la morada es por lo general el cuarto
del huésped que le servirá como comedor y recámara. Los hombres comen con los huéspedes en su
tienda, donde Abraham agasajó a sus ángeles huéspedes, cuando Sara en el departamento de
mujeres adjunto oyó lo que platicaban. (Genesis 18:1-10).
b) En las aldeas y ciudades.
Si en una aldea no se encuentran cuartos de huéspedes en comunidad, el huésped es hospedado en
una de las casas y como la mayoría de ellas sólo tiene un cuarto sencillo. Ese cuarto le servirá de
cuarto de recepción, comedor y recámara. Y este mismo cuarto hará las veces de apartamento de
recepción de la tienda.
En muchas aldeas y ciudades, se provee una cámara pública para huéspedes. El alimento para los
hospedados allí, se proporciona por las familias que proveen el cuarto. Algunas veces se alquila un
sirviente para que cuide del cuarto. El alojamiento de una persona puede ser un cuarto superior, o en
cl verano la sombra de algún árbol grande puede servir como tal. Este cuarto es el lugar de reunión
social para los hombres de la aldea. Al elemento femenino no se le permite ir a estas cámaras que
sólo son para los huéspedes.
Así que si un hombre lleva a su familia de viaje, no va a estos lugares públicos de recepción, sino
que espera hasta que alguien le invita a su casa. En el libro de los Jueces se cuenta de un levita que
viajaba con su concubina y un sirviente, y cómo fue huésped de un anciano (Jueces 19:15-21).
Como muchas familias duermen en los terrados en el verano, a los huéspedes frecuentemente se les
da ese lugar para pasar la noche. Saúl fue hospedado una noche en él terrado y por la mañana
temprano Samuel le llamó (1 Samuel 9:26).
En las ciudades o donde hay casas de más de un cuarto, construidas en derredor del patio, el cuarto
de huéspedes comúnmente es el último del cortijo. Por regla general este cuarto es más abierto que
los otros cuartos familiares. Este correspondería al diván levantado en algunas casas de un cuarto,
que sirve como lugar de honor para los huéspedes. En las casas grandes, se provee un buen cuarto
bien amueblado cerca de la puerta, para que el huésped no moleste a la familia. Si hay algún cuarto
superior, algún huésped, distinguido es alojado en él. Al hombre de Dios se le proveyó un cuarto
semejante como lugar de retiro (2 Reyes 4:10).
V. Cuidado al huésped luego que ingresa
a) Al huésped se le convida un vaso con agua.
Una de las primeras cosas que se ofrece a un huésped que ha sido recibido es un vaso de agua. El
hacer esto es reconocerlo como merecedor de una pacífica recepción. Así el ofrecer agua de beber
es la manera más sencilla de trabar amistad con una persona. Cuando Eliezer, el siervo de Abrahán
buscaba una bienvenida, él lo hacía pidiendo a la doncella que vino al pozo a sacar agua (Génesis
24:17, 18).“Ruégote que me des a beber un poco de agua de tu cántaro”. Y ella respondió“Bebe,
Señor mío”. Está era la indicación de que era bienvenido como huésped en su hogar cercano. Con
esta indicación unida al agua ofrecida, la promesa de Jesús adquiere un nuevo significado
“Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de
cierto os digo que no perderá su recompensa” (Marcos 9:41).
b) Se sirve comida al huésped.
En el Oriente, es un acto muy especial de hospitalidad, el compartir el pan. Quiere decir mucho más
que lo que significa para los occidentales. Es la manera de hacer un pacto de paz y fidelidad.
Cuando Abimelec deseaba un pacto permanente con Isaac, la confirmación de ese pacto llegó
cuando Isaac “les hizo banquete y comieron y bebieron” (Genesis 26:30).
La expresión “pan y sal” es considerada por un oriental como sagrada se dice: hay pan y sal entre
nosotros, es como si dijésemos “estamos unidos por un pacto solemne”. Un enemigo no“probará la
sal” de su adversario a menos que esté listo para reconciliarse con él.
En Siria, en algunos distritos rurales, actualmente existe la costumbre que una persona en una
misión de importancia, no comerá pan ni sal de sus hospedados, hasta que haya cumplido con dicha
misión. Piensan ellos que el convenio de “pan y sal” no debe considerarse o tomarse en cuenta hasta
que la actitud del hospedador sea conocida con respecto a la misión del huésped. Así el siervo de
Abraham rehusó comer en la mesa de Labán hasta que hubiera dado a concocer su misión que era la
de encontrar mujer para Isaac (Genesis 24:33).
El Dr. Thompson, misionero en Siria, fue en una ocasión huésped de la tienda de un jefe beduino. El
jefe mojó un pedazo de pan en alguna miel de uvas y le dio al misionero a comer. Entonces él le
dijo: “Ahora somos hermanos. Hay pan y sal entre nosotros. Somos hcrmanos y aliados”.
Cuando los gabaonitas buscaban un pacto de amistan con Israel en los días de Josué, se dice que los
israelitas “tomaron de su provisión del camino y no preguntaron a la boca de Jehová” (Josué
9:11). Una vez que celebraron este convenio o pacto, Israel estaba obligado a guardarlo.
c) El huésped hecho señor de la casa.
Hay por ahí un proverbio oriental que dice: “El huésped mientras esté en la casa, es su señor”. Esto
es cierto en el espíritu de la hospitalidad en Oriente. Una de las primeras salutaciones que los
hospedadores en Palestina dan a un huésped es decirle, “Hadtha beitak”, es decir, “Esta es su casa”.
Esto es repetido varias veces. Así el huésped durante su estancia, es Señor de la casa. Y cuando el
huésped solicita un favor, al concedérselo su hospedador le dirá: “Ud. me honra”.
Deben haber existido las mismas costumbres entre hospedados hospedador y huésped en los días de
Lot. El hospedador era considerado como siervo, y el huésped como señor. Así Lot habló de sí
mismo y de sus huéspedes:
“Ahora, pues, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo” (Genesis
19:2).
El huésped no debe esperar estar a solas. Un huésped oriental se creería mal tratado si se lo dejara
solo en cualquier momento. No necesita que se le dejo solo por la noche, porque duerme con su
ropa puesta. El se siente contento de tener varias personas que duerman con él. Si se lo asignara
lugar para dormir en un cuarto superior, entonces algunos de los hijos de la familia dormirán con él
para hacerle compañía.
El se sentiría abandonado si se le tratara de la manera que se trata a los huéspedes en Occidente, de
la mima manera que un occidental, se sentiría oprimido por las constantes atenciones de un
hospedador oriental.
VI. En la época del Imperio romano
Se calcula que para el año 100 E.C. había unos 80.000 kilómetros de calzadas en el Imperio
romano.Y muchos viajantes iban y venían por todo largo y ancho del Imperio.
Febe, una mujer cristiana del siglo primero, tenía un importante problema. Iba a viajar de Cencreas
(Grecia) a Roma, pero no conocía a los cristianos de esta ciudad (Romanos 16:1,2).
Edgar Goodspeed, traductor de la Biblia comenta que
“El mundo romano [de aquel tiempo] era perverso y cruel y las posadas tenían fama de
ser lugares nada recomendables para una mujer decente, menos aún para una cristiana.”
De modo que, ¿dónde se alojaría Febe? En tiempos bíblicos se viajaba bastante. Jesucristo y sus
discípulos recorrieron toda Judea y Galilea predicando las buenas nuevas. Posteriormente, los
misioneros cristianos, como Pablo, llevaron el mensaje a diversos lugares del Mediterráneo,
incluida Roma, la capital del imperio. Ahora bien, ¿dónde se hospedaban los cristianos del siglo
primero cuando tenían que viajar, tanto dentro como fuera del territorio judío? ¿Qué problemas
afrontaban para encontrar alojamiento? ¿Qué podemos aprender de aquellos cristianos en cuanto a
brindar hospitalidad?
VII. Acerca de la hospitalidad en la Biblia
a) La hospitalidad debe ser sincera
Las Escrituras nos dicen que
“Sean hospitalarios los unos para con los otros, sin murmuraciones (sin quejas).” (I Pe
dro 4:9 NBH).
Jesús le dijo un día a Zaqueo que:
“Hoy tengo que quedarme en tu casa” (Lucas 19:5).
La hospitalidad —la cualidad de acoger y agasajar con amabilidad y generosidad a los visitantes—
siempre ha caracterizado a los siervos verdaderos de Jehová.
Abraham, Lot y Rebeca, por ejemplo, fueron muy hospitalarios (Génesis 18:1-8;19:1-3; 24:17-20).
Y el patriarca Job describió cuál era su actitud hacia los extraños cuando dijo:
“Afuera ningún residente forastero pasaba la noche; yo mantenía abiertas mis puertas
a la senda” (Job 31:32).
Para que los viajeros israelitas recibieran la hospitalidad de sus coterráneos, no tenían más que
sentarse en la plaza de la ciudad y esperar que alguien los invitara (Jueces 19:15-21). Los
anfitriones solían lavar los pies de sus huéspedes, les daban de comer y suministraban forraje para
sus bestias de carga (Génesis 18:4,5;19:2;24:32,33). Los viajeros que no querían ser una molestia
para sus anfitriones llevaban consigo las provisiones que les harían falta: pan y vino para ellos, y
paja y forraje para las caballerías. Solo necesitaban un lugar donde pasar la noche.
Aunque la Biblia no dice casi nada en cuanto a cómo encontraban hospedaje Jesús y sus discípulos
en sus viajes de predicación, en algún sitio tenían que dormir (Lucas 9:58). Al visitar Jericó, Jesús
sencillamente le dijo a Zaqueo:
“Hoy tengo que quedarme en tu casa”.
Recaudador de impuestos judío que aparece en el Evangelio de San Lucas (capítulo XIX, 1-10).
Zaqueo era uno de los recaudadores jefes con sede en el oasis de Jericó, cuyos palmerales y huertos
producían abundantes frutos sujetos a la vigilancia y a la competencia del fisco. Judío de
nacimiento, Zaqueo era cordialmente odiado por sus compatriotas a causa de su profesión, que lo
colocaba entre los pecadores públicos. Pero Zaqueo recibió a su huésped “con regocijo” (Lucas
19:5,6).
También sabemos que Jesús solía hospedarse en Betania con sus amigos Marta, María y Lázaro
(Lucas 10:38;Juan 11:1,5,18).Y parece ser que cuando estaba en Capernaum, se alojaba en casa de
Simón Pedro (Marcos 1:21,29-35).
La capacitación ministerial que Jesús dio a sus doce apóstoles nos dice mucho en cuanto a la
recepción que cabía esperar en Israel. Les dijo:
“No consigan oro, ni plata, ni cobre para las bolsas de sus cintos, ni alforja para el
viaje, ni dos prendas de vestir interiores, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero
merece su alimento. En cualquier ciudad o aldea que entren, busquen hasta descubrir
quién en ella es merecedor, y quédense allí hasta que salgan” (Mateo 10:9-11).
Él sabía perfectamente que las personas de buen corazón acogerían a los discípulos y les
proporcionarían comida, techo y otras cosas necesarias. Pero llegaría el tiempo en que los
evangelizadores itinerantes tendrían que encargarse de sus propias necesidades y cubrir sus propios
gastos. En vista de la futura hostilidad hacia sus seguidores y la expansión de la predicación a
territorios fuera de Israel, Jesús dijo:
“El que tiene bolsa, tómela, así mismo también la alforja” (Lucas 22:36).
Los viajes, y por lo tanto el alojamiento, serían indispensables para difundir las buenas nuevas.
Pablo dijo que
“Sigan la senda de la hospitalidad” (Romanos 12:13b).
La relativa paz y la red de calzadas que se extendía por todo el Imperio romano en el siglo primero
contribuyeron a que la gente de aquel tiempo viajara mucho. La afluencia de viajeros generó una
gran demanda de hospedajes, por lo que en las vías principales se abrieron posadas a un día de
camino una de otra. Ahora bien, la obra The Book of Acts in Its Graeco-Roman Setting (El libro de
Hechos y el mundo grecorromano) dice:
“Lo que nos revelan los escritos acerca de aquellos lugares ofrece un panorama
deprimente. Las fuentes literarias y arqueológicas que tenemos a nuestra disposición nos
hablan de lugares ruinosos y sucios, prácticamente sin muebles, con chinches, comida y
bebida pésimas, propietarios y personal de poco fiar, clientes de dudosa reputación y
una moral generalmente relajada”.
Es comprensible que una persona de bien evitara aquellas posadas tanto como le fuera posible. No
sorprende, pues, que en las Escrituras vez tras vez se exhorte a los cristianos a brindar hospitalidad.
Pablo pidió a los cristianos de Roma:
“Compartan con los santos según las necesidades de estos. Sigan la senda de la
hospitalidad” (Romanos 12:13).
A los cristianos de Judea, el autor de la epístola a los Hebreos les recordó que:
“No olviden la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a
ángeles” (Hebreos 13:2).
Se ve que algunos que hospedaron a creyentes, hospedaron sin saberlo a ángeles o quizas a personas
de profunda paz espiritual.
También Pedro animó a sus compañeros cristianos a que fueran
“hospitalarios unos para con otros sin rezongar” (1 Pedro 4:9).
b) No hay que ser hospitalarios con falsos cristianos.
Seguramente habría impostores y otras personas que tratarían de aprovecharse de la bondad de los
verdaderos cristianos. Habría situaciones, sin embargo, en las que no sería apropiado dispensar
hospitalidad. Refiriéndose a todo el que no permanece en la enseñanza del Cristo, el apóstol Juan
dijo:
“Nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo. Porque el que le dice un saludo es
partícipe en sus obras inicuas” (2 Juan 9-11).
Con respecto a los pecadores impenitentes, Pablo escribió:
“Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea
fornicador, o persona dominada por la avidez, o idólatra, o injuriador, o borracho, o
que practique extorsión, y ni siquiera coman con tal hombre” (1 Corintios 5:11).
Tito, uno de los jóvenes que acompañaban al Apóstol Pablo en sus muchos viajes misioneros, vino
por primera vez a Cristo siendo griego y estando en la ciudad de Antioquia. Cuando se escribió esta
epístola, se encontraba en la isla de Creta, justo al sur de Grecia.
Es posible que la iglesia de Creta la empezasen Pablo y Tito después del primer encarcelamiento de
Pablo en Roma. Por lo que sabemos, Pablo fue puesto en libertad después de ese tiempo de
encarcelamiento, del que ha quedado constancia en el libro de los Hechos. Puede que recuerde usted
que había expresado el deseo de ir a España, y muchos eruditos creen que después de su viaje a
España, él y Tito fueron a la isla de Creta y comenzaron la iglesia allí. Como nos dice en su
epístola, primero dejó a Tito allí "para que pusieras en orden lo que faltase y establecieras ancianos
en cada ciudad, como te mandé. (Tito 1:5)
Esta epístola nos ofrece una visión interesante acerca de lo que estaba pasando en la iglesia
primitiva, mientras el apóstol viajaba de un sitio a otro, enviando a jóvenes como delegados
apostólicos, para que realizasen el trabajo por él en diversos lugares. Descubrimos en el trasfondo
de esta epístola el carácter de los de Creta. En uno de los más extraordinarios pasajes del Nuevo
Testamento, el apóstol cita de uno de los escritores antiguos de su época, un poeta griego seglar, que
describe a estas gentes entre las que el joven Tito tenía que trabajar diciendo:
"Uno de ellos, su propio profeta, ha dicho: Los cretenses son siempre mentirosos,
malas bestias, glotones perezosos." (Tito 1:12).
Esa era la clase de sociedad en la que vivía la iglesia cristiana y ese era la clase de carácter
nacional con el que se enfrentaba Tito. Eran personas cuyas mentes y conciencias estaban
corrompidas, profesando conocer a Dios, pero realmente negándole por medio de sus hechos.
Además les llama "malas bestias”, es decir, eran como animales en sus actitudes unos para
con otros.Sin duda, cuando se reunian se embriagarían y serían malos hospedadores.
En la Didaché o Enseñanza de los Apóstoles (una obra extrabíblica del siglo segundo que
servía de manual de instrucción para la fe cristiana) dice que el predicador itinerante
“no se quedará más de un solo día, o, si es necesario, un segundo día […]. Y cuando se
marche, que […] no reciba otra cosa que pan […]; pero si pide dinero, es un falso
profeta”.
El documento sigue diciendo:
“Si quiere establecerse entre vosotros, si tiene un oficio, que trabaje y coma su pan. Pero
si no tiene oficio, según vuestra sabiduría proveed de que viva como un cristiano entre
vosotros, pero no en la ociosidad. Si no hace esto, es que está traficando con respecto a
Cristo. Guardaos de estos hombres”.
c) Cartas de recomendación:
Creo que una buena sugerencia a la hora de hospedar a algún cristiano es averiguar un poco algunos
aspectos de su testimonio personal. El apóstol Pablo evitó imponer una carga onerosa a sus
anfitriones durante sus largas estancias en algunas ciudades, por lo que hacía tiendas de campaña
para mantenerse (Hechos 18:1-3; 2 Tesalonicenses 3:7-12). A fin de ayudar a los viajeros que lo
merecieran, parece ser que los cristianos escribían cartas de recomendación, como hizo Pablo con la
hermana Febe:
“Les recomiendo a Febe nuestra hermana, […] para que la reciban con gusto en el
Señor, […] y para que le presten ayuda en cualquier asunto en que los necesite”
(Romanos 16:1,2).
d). Las bendiciones de ser hospitalarios
Los misioneros cristianos del siglo primero confiaban en que el Señor les proveería lo que
necesitaran. Ahora bien, ¿podían contar con la hospitalidad de sus compañeros cristianos? Lidia
abrió las puertas de su casa a Pablo y sus acompañantes. En Corinto, el apóstol se quedó con Áquila
y Priscila. El carcelero de Filipos dio de comer a Pablo y Silas. El apóstol fue recibido
hospitalariamente por Jasón en Tesalónica, por Felipe en Cesarea y por Mnasón en el trayecto de
Cesarea a Jerusalén. Cuando iba de camino a Roma, lo recibieron los hermanos de Puteoli. ¡Qué
ocasiones tan gratificantes deben haber sido para los hermanos que lo acogieron! (Hechos
16:33,34;17:7;18:1-3;21:8,16;28:13,14.)
El erudito Frederick F. Bruce hace esta observación:
“Aquellos amigos y colaboradores, tanto anfitriones como anfitrionas, no tenían otro
motivo para ser tan serviciales que el amor por Pablo y por el Amo a cuyo servicio él
estaba. Sabían que servir al primero era servir al segundo”.
Una excelente razón para ser hospitalarios:
La hospitalidad sigue siendo necesaria. Miles de cristianos, son recibidos aun en nuestros días con
hospitalidad por sus compañeros en la fe. Algunos misioneros corren con sus propios gastos para
poder ir a predicar a lugares donde rara vez se proclaman las buenas nuevas. Por este motivo es que
hay muchos beneficios en abrirles la puerta de nuestra casa, por humilde que esta sea. La
hospitalidad afectuosa, que puede limitarse a una comida sencilla, ofrece excelentes oportunidades
para tener “un intercambio de estímulo” y mostrar amor a nuestros hermanos y a Dios (Romanos
1:11,12). Dichas ocasiones son especialmente gratificantes para los anfitriones, pues, a fin de
cuentas,“hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35).
e) Protección a un huésped:
En tierras dc Oriente, cuando una persona acepta a otra como su huésped por ese sólo hecho el
conviene que a cualquier costo defenderá a su huésped de cualquier posible enemigo durante el
tiempo de su estancia con él. El Dr. Cyrus Hamlin, misionero norteamericano en Oriente, fue
huésped del Gobernador. Este tomó un pedazo de carnero asado y lo dio al misionero, diciéndole,
“Ahora ¿sabe usted lo que he hecho?” Y contestando a su propia pregunta, dijo: “Por medio de este
acto, garantizo con cada gota de mi sangre, que mientras usted esté en territorio mío, ningún mal le
sobrevendrá. Por este período de tiempo somos hermanos”. El salmista se sentía absolutamente
seguro, pues aun cuando tenía enemigos, sin embargo, cuando él sabía que el Señor era su
hospedador, decía “Aderezaras mesa delante do mí, en presencia de mis angustiadores” (Salmo
23 :5) .
f) Abuso de la Hospitalidad:
Entre las naciones de Oriente se considera como un pecado horrible que cualquiera persona que
acepta una hospitalidad se vuelva contra su hospedador ocasionándole algún mal. Este sentimiento
se remonta a tiempos muy antiguos, y a él se alude con frecuencia por algunos escritos. El profeta
Abdías hace referencia a este pecado en la forma siguiente:“Hasta el término te hicieron llegar
todos tus aliados te han engañado tus edificios, prevalecieron contra ti los que comían tu
parte, pusieron a lazo debajo ti” (Abdías 7) .
El salmista David habla de este terrible mal,“Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, él
que de mi parte comía, alzó contra mí el calcañar” (Salmos 61:9 ). Y el Señor Jesús cita este
mismo pasaje en los Salmos al tener su cumplimiento en la traición de Judas, el que le entregó,
quien además comió a la misma mesa que él (Juan 13:18).
g) La partida del Huésped
Cuando llega la hora de que el huésped deba irse, un hospedador sirio hará todo lo posible por
retrasar la partida. Le pedirá que se quede a comer una vez más, o esperar hasta la mañana para su
partida. En el capítulo 19 de Jueces tenemos el mejor ejemplo en la Biblia de la costumbre de
detener a un huésped. El que hospedaba dice a su huésped: “Conforta tu corazón con un bocado de
pan, y después os iréis”. Después de tomar la comida, le pide que se quede toda la noche, pero el
huésped pensó que era tiempo de partir y lo hizo luego. Este es un procedimiento típico de Oriente
(ver Jueces 19:5-10) . Cuando un huésped se va, la salutación usual es la siguientes el huésped dirá:
“Con vuestro permiso”. Y el que lo hospedó dirá: “Id en paz”.
Isaac debe haber usado tal salutación cuando Abimelec y sus hombres se fueron, después de haber
sido agasajados por Isaac con una comida. Las Escrituras dicen:“y ellos se partieron de él en paz”
(Génesis 26 :31). Cuando el que hospeda quiere hacer un honor especial a su huésped que se va, irá
con él alguna distancia fuera del pueblo. Algunas veces este paseo durará una hora, terminando
luego cuando el huésped le ruega no molestarse más. Así caminó Abrahán con sus huéspedes“y
Abraham iba con ellos acompañándolos” (Genesis 18:16).
VIII. Ejemplos
Aquí hay 5 ejemplos y consejos de la hospitalidad basados en la Biblia.
a) Mantenga una buena actitud
Utilice la hospitalidad de unos a los otros sin murmuraciones, como referí citando de 1 Pedro 4:9.
Porque una de las características más importantes de un buen anfitrión es la actitud. Pedro nos
recuerda que debemos usar la hospitalidad sin murmuraciones. La forma de hacerlo es recordar
siempre la razón por la que usted está haciendo lo que está haciendo. Usted está sirviendo porque
ama al Señor. Cuando se olvida la motivación, usted no será un siervo, en vez de esto serás un
esclavo. Recuerde que los dos grandes mandamientos: amarás al Señor Dios primero y amar al
prójimo. Si usted lo está haciendo por cualquier otro motivo no está motivado correctamente y su
actitud lo revelará.
Cuando la viuda de Sarepta dio lo último de su aceite y harina a Elías (I Reyes 17), en sí estaba
dando a Dios… y al final de la historia Dios la bendijo. Y cuando el obrero practica hospitalidad
hacia otras personas, Dios lo ve.
En Hechos 20:35, Pablo nos hace recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: “Más
bienaventurado es dar que recibir”. Dando de tu tiempo, bienes, materiales, consejo o ayuda no
es un mal gasto de tiempo sino una inversión en la vida de otro.
En Mateo 25:35-36 y 40, se nos recuerda que dando de comer, dando de beber y ayudando a uno de
los hijos de Dios, lo estamos haciendo como si fuera a Dios mismo. Aunque es bueno recibir
recompensas, es suficiente saber que estamos obedeciendo y agradando a nuestro Dios cuando
practicamos la hospitalidad.
b) No se olvide del extraño
Permanezca el amor fraternal. No olvidéis la hospitalidad, porque por ella algunos, sin
saberlo, hospedaron ángeles. Acordaos de los presos, como presos juntamente con
ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo.
(Hebreos 13:1-3)
La raíz de la palabra en Inglés para la hospitalidad significa:“el amor por los extraños” Así pues, la
hospitalidad no siempre es sólo para los de la familia de la fe, sino también para aquellos que no lo
son. El escritor en el pasaje de Hebreos anteriormente recuerda al lector que debe recordar “los que
están lejos”, así como aquellos en el cuerpo. Considere cómo usted trata a aquellos que nunca ha
conocido. La chica de la caja registradora. El hombre en el lavado de autos. La persona en el
vehículo que está tratando de llegar a la concurrida calle en la que usted espera.¿O qué tal los que
están encarcelados?
Se tarda sólo unos minutos para saludar a alguien con una sonrisa o felicitarlos por su ropa o
peinado. No se puede ir tan rápido y dejar que tu vehículo vaya delante de ti. ¿Y cuánto tiempo se
tarda en escribir una carta a alguien que tiene todo el tiempo del mundo para leer desde una cárcel?
Cartas a la prisión son una gran oportunidad para compartir un versículo de la Biblia que eleva la
autoestima de alguien que puede necesitar escuchar a Dios. Nunca se sabe, Dios te llama para
mostrar amor por los extraños.
c) Invite a los pecadores
Y después de estas cosas que él [Jesús] salió, y vio a un publicano llamado Leví,
sentado al banco de los tributos, y le dijo: Sígueme. Y dejándolo todo, se levantó y lo
siguió. Y Leví hizo un gran banquete en su casa; y había mucha compañía de
publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. (Lucas 5:27-29)
Jesús nunca olvidó al pecador. Y era alabado por ellos por que se “olvidaba” de lo que ellos eran!
Si no fuera por esto, nosotros también estaríamos perdidos. Mas Levi era hospitalario con Jesús
junto con los otros publicanos (recaudadores de impuestos) que se pensaba que eran “indeseables”
en los tiempos bíblicos. Así que muchas veces tenemos cenas de compañerismo en la Iglesia y se
olvidan de que este es un buen momento para invitar a los no creyentes. Es bueno que los invite a
fin de que puedan aprender que incluso los cristianos pueden pasar un buen rato compartiendo una
comida y conversaciones con otros. La próxima vez que su iglesia tenga una reunión de comunión
recuerde invitar a un amigo no creyente.
d) Este abierto para recibir misioneros
“En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa.Y si hubiere
allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros. Y
posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es
digno de su salario. No os paséis de casa en casa “(Lucas 10:5-7).
Ser misionero puede ser un trabajo muy agotador. Cuando no están en el campo misionero, están
viajando de pueblo en pueblo para ganar apoyo para su misión. A veces una familia misionera
necesita un lugar para alojarse que sea gratis. Una de las más grandes bendiciones es ofrecer su casa
a estos hermanos y hermanas en Cristo. Nuestra familia ha tenido el placer de estar en ambos lados
de la situación – proveedores para los misioneros y misioneros nosotros mismos. Sé que hemos sido
grandemente bendecidos cuando otros nos ofrecen un lugar para alojarnos durante nuestros viajes.
Tal vez usted no está en condiciones de ofrecer alojamiento y comida, considere invitar a cenar en
su casa o incluso invitándolos a salir a comer. No importa qué es lo que puede ofrecer a sus
compañeros obreros de Cristo, les prometo que este tipo de hospitalidad será una gran bendición y
asegurará de que los misioneros no nos cansemos de hacer el bien.
e) Sirva a los pobres y necesitados
Dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus
amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su
vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado. Mas cuando hagas banquete, llama a
los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás bienaventurado; porque ellos no te
pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos (Lucas
14:12-14).
Debemos servir a los pobres y a los necesitados de buena gana y sin esperar nada a cambio. Cuando
hacemos esto, le damos mucho más que el alimento y el abrigo, en realidad mostramos el amor y la
gracia de nuestro Padre Celestial. Es una manera de compartir las bendiciones que hemos recibido
con los que son menos bendecidos. Sea Voluntario en un hospital o en un comedor de beneficencia.
Comparte algunos productos enlatados de tu despensa de comida. Encuentre alguna misión de
rescate o un centro de recursos para embarazos, que siempre necesitan donaciones y ayuda.
IX. Comentarios finales y conclusión:
Comúnmente, mi esposa y yo hemos hospedado familiares en nuestra casa. Pero esta ha sido la
primera vez que hospedamos amistades cristianas que no sean parientes.Y sinceramente, debo
reconocer que he aprendido muchas cosas que la Biblia enseña al respecto que no había tenido en
cuenta antes. La Hospitalidad bíblica es un servicio que un siervo de Cristo ofrece alegremente de
corazón. Comienza con una buena actitud de entrega a todos, sin acepción de personas. Estamos
llamados a ser hospitalarios con todas las personas, incluyendo al extraño, los misioneros, pobres y
necesitados. Oro a Dios para que usted pida al Señor que le muestre cómo usar su hospitalidad en
una manera que sea agradable a Él. Y gracias a nuestra hospitalidad cristiana la hermana pudo
recorrer muchas de las grandes tiendas de la ciudad de Tampa y conocer los hermosos sitios
turísticos que ofrece esta región.Y además, pudo congregarse todos los días de reunión en nuestro
templo bautista, dando asi ella testimonio vivo de su fe cristiana.
Yo quisiera animarlo a que si a usted Dios lo ayuda y le da fuerzas, pueda ser una persona
hospitalitaria!
Dios lo bendiga mucho y un fuerte abrazo.
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Bibliografía consultada
http://wol.jw.org/en/wol/d/r4/lp-s/2005045
http://www.devocionalescristianos.org/2014/01/5-consejos-acerca-la-hospitalidad-en-la-
biblia.html
http://obreroscrisitanos.blogspot.com/2011/06/la-hospitalidad.html
Fred H. Wright.Usos y Constumbres de las Tierras Biblicas.(1953). Recuperado
de http://www.recursosteologicos.org/Documents/uso_y_costumbres_de_las_tierras_biblicas
.pdf?cid=9
http://www.seminarioabierto.com/tiempos14.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/z/zaqueo.htm
http://www.raystedman.org/spanish/advensp/0257sp.html
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http://www.seminarioabierto.com/tiempos14.htm