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331 Trujillo Murillo Elizabeth de Jesus
Reporte de lectura: El hombre invisible
Por: Herbert George Wells
El hombre invisible es una novela científica en donde se describe a un hombre que se
obsesiona con hacer algo de sí mismo algo inusual y así poder ser superior a los demás, un
hombre que ve en sí mismo un poder muy grande, más grande que cualquier otro ser
humano pudiera tener. Este hombre se llama Griffin.
El pueblo de Iping nunca se esperaba que algo tan sobrenatural pudiera ocurrir en ése
lugar, o bien, que existiera tal cosa. Llegó a principios de febrero, como si el viento y la
densa nevada lo hubieran traído hasta aquel lugar que le ofreció hospedaje. Cuando llegó,
entro a la fonda Coach and Horses en donde inmediatamente pidió que se le diera una
habitación con un fuego para descongelarse luego de su larga caminata desde el ferrocarril
de Bramblehurst.
Era un hombre muy inusual, se cubría todo el cuerpo y no se le podía ver como era su
rostro. Tenía toda la cara vendada y usaba unos lentes muy grandes de color azul para
cubrir sus ojos. Usaba un sombrero y un abrigo todo el tiempo y sus manos siempre
llevaban puestas unos guantes. Lo único visible en su rostro era la punta de su nariz, que se
veía muy rosada entre tantas vendas. Las personas creían que tal vez tenía alguna
deformidad o que había sufrido algún accidente, pero nunca se imaginaron lo que realmente
había debajo de tantas prendas.
Era un personaje extremadamente solitario y no le gustaba que lo molestaran. Un día,
llegaron las maletas que tanto esperaba y en cuanto las tuvo en las manos, las llevó a su
habitación y comenzó a desempacar. De repente, toda la habitación estaba llena de botellas
con sustancias desconocidas. Resulta ser que el desconocido era un científico.
Los rumores sobre éste hombre comenzaron a esparcirse y a llegar a los oídos de todos
los que vivían en el pueblo. Todas las historias que el pueblo decía sobre éste personaje
despertaron la curiosidad de Cuss, el boticario. Un día, cuando ya no podía aguantar más, el
señor Cuss tomó como excusa la elaboración de una lista de firmas para pedir una
enfermera para el pueblo y así hablar con el forastero.
Cuando llegó al Coach and Horses, le preguntó a la señora Hall el nombre del huésped,
a lo que ella le contesto que no sabía. El señor Cuss llegó a la puerta de la habitación del
desconocido llamó a la puerta, entró y cerro la puerta. Desde luego se disculpó el señor
Cuss con el hombre, el cual había metido de inmediato sus manos a los bolsillos de su
abrigo. De repente, después de escuchar algunos mormullos y algunos pasos, la señora Hall
vio salir a Cuss con el rostro muy pálido y con una expresión de horror. No la volteó a ver,
pero la señora Hall logró escuchar como lentamente bajaba de las escaleras, abrió la puerta
y se comenzó a correr en cuanto salió a la calle. Al parecer, el señor Cuss le había visto la
mano al huésped solo que, no había ninguna mano ahí. Cuss no lograba comprender cómo
la manga de un abrigo se puede mover si no hay ninguna mano que la sostiene.
Un día, la casa del reverendo Bunting había sido robada en la madrugada y en la tarde
había desaparecido el huésped. Las personas que ya habían visto al desconocido, se
reunieron en la Coach and Horses. Después de pensarlo un rato, decidieron subir hasta la
habitación del desaparecido y vieron que sus vendas y ropa se encontraban regadas por todo
el cuarto. Todos volvieron a bajar y comenzaron a hablar sobre lo que vieron. De repente,
escucharon como la puerta de la habitación se abrió y se volvió a cerrar. Todo se quedó en
silencio por un momento y finalmente vieron que el hombre bajaba de las escaleras y que
traía puesto su disfraz de nuevo.
Todos quedaron sorprendidos. La señora Hall le comenzó a pedir una explicación sobre
cómo era posible que él pudiera pasar por la puerta sin que nadie lo viera y luego bajar de
las escaleras como si nunca se hubiera ido de la habitación. El hombre se enojó porque se
dio cuenta de que habían entrado a la habitación y a el no le gustaba que se metieran con su
privacidad. La señora Hall, al ver que el huésped se comenzaba a poner agresivo, se enojó
aún más y comenzó a reclamarle sobre la cuenta que era muy grande y que el no había
pagado. Rápidamente se pudo ver el cambio en el hombre hacia la señora. Comenzó a
hablarle más tranquilamente y a explicarle que horita no tenía dinero, entonces la señora
Hall lo empezó a amenazar con que se tenía que ir de ese lugar y buscar en donde quedarse.
El hombre se puso nervioso y le dijo que tenía algunas monedas. Inmediatamente
relacionaron las monedas de las que él hablaba con las que le habían robado al señor
Bunting. Fue entonces cuando el desconocido se quito la nariz y se la entregó a la señora
Hall. Ella lo tomó y al ver el rostro del señor pudo ver que solo había un hueco en donde
debía estar su nariz.
La señora Hall gritó y en cuanto dejó caer la nariz de aquel hombre, todos se alertaron.
El hombre seguía desprendiéndose de su ropa y la gente enloqueció. Algunos huyeron y
comenzaron a correr, mientras que otros intentaban atrapar al hombre invisible que aún
tenía puesto su camiseta. Una vez que logró quitarse la camisa, los hombres pararon de
perseguirlo, ya que no lo podían ver.
Después de algunos días, las personas de Iping comenzaron a pensar que se había ido ése
personaje tan sobrenatural y algunos que lo habían visto, prefirieron creer que no era real.
Claro, es más fácil creer que los hombres invisibles no existen, pero ninguno podría
imaginarse de lo que este hombre fuera capaz de hacer.
Bibliografía
George, H. (2004). El hombre invisible. 1ra edic. (1897).Espejo de urania: México, D.F.