Instituto de Investigaciones Económicas
L ECONOMI C MPESIN
Coordinadores)
Liu Xue Dong, José Lomeli y Alejandro Angulo
CAPITULO 1
LA AGRICULTURA ORGÁNICA
El desarrollo sustentable
La agricultura orgánica
sectorial?
CAPITULO
Precio de los recursos naturales
Políticas agrícolas
Políticas conservacionistas
CAPITULO 111.
¿La agricultura orgánica es una alternativa para resolver
los problemas agrícolas actuales del mundo?
Indicadores para evaluar la agricultura orgánica
Análisis de costo-beneficio social
Función del bienestar social
vencional
Efecto ecológico-consumo global
DE P ~ L I C O S ONSUMIDORES
URBANOS
sarrollo del mercado mundial de los aparatos produc-
tivos y de distribución y de las estructuras de ingresos
La cultura alimentaria como objeto reducido por el golpe
de la crisis económica y objeto de estrategias colecti-
vas de producción del sustento
La cultura alimentaria como un objeto transfigurado por
los procesos de narcisismo y desestandarización pro-
pios de la vida posmoderna y de la polarización social
del Tercer Mundo
Disponibilidad de capital 5
52
Estudio de caso Producción de ajonjolí orgánico en el
estado de Colima
orgánico en el estado de Colima
Origen
y
clasificación
Control de plagas
pueden tener
efecto desestmcturador aú n mayor sobre la ya
de por si deteriorada economía campesina de autosuficiencia.
Por un lado se observa un marcado declive de participación de
la actividad ag rícola en el Producto Interno Bruto del país
el
cual se explica por una caída de la inversión en el cam po
como
resultado de la incertidumbre en e l sistema de precios
agrícolas
falta de apoyo crediticio de asistencia técnica y la
inseguridad
no resuelta en la tenencia de la tierra aún con las
modificacio-
nes al artículo 27 constitucional. El otro reto se refiere al
avan-
ce del Tratado de L ibre Com ercio con C anadá y Estados Uni-
dos que al intentar enfrentarnos con dos de los sistemas
agríco-
l a s m á s f u e r t e s d e l m u n d o e v i d e n c i a n u e s
t r a f a l ta d e
com petitividad internacional al menos en lo que se refiere a
costos y precios de lo s productos básicos.
Otro problema n o menos grave e s la inviabilidad de l pro-
pio modelo agrícola en términos de sustentabilidad
conserva-
ción ecológica. La vía escogida basada e n la intensificación
del
uso de los recursos naturales ha llevado a un agotamiento del
suelo y el agua de tal manera q ue si antes resolvió el
problema
de la producción gracias a una productividad sostenida hoy
em pieza a manifestar la tendencia contraria.
elipeTorres Torres Yolanda Trápaga
A ello se suma la propia crisis económ ica generalizada qu e
se muestra incapaz de convert ir a otros sectores
productivos,
como el industrial, en am ortiguadores del dese m pleo que el
cam-
po genera debido al avance tecnológico; si tuación
especialmen-
te grave que pu ede generar problemas de desabasto, fuerte
emi-
gración camp esina y la presencia del hambre e n el camp o.
Es necesario entonces buscar otras alternativas de sobrevivenc
ia
para los campesinos pobres que garanticen una productividad
sostenida, la adaptación al mo delo económ ico hegemónico y
la
producción de los recursos naturales. Den tro d e estas al
ternati-
vas ha surgido la ahora l lamada agricultura orgánica que prop
o-
ne com o su stento básico el rescate de prácticas productivas
en
clara asociación con la naturaleza y el equilibrio ecológico.
Este nuevo mo delo, a pesar de las desventajas iniciales que
presenta, particularmen te en los rubros d e productividad
y tos
to, así como de la indefinición de l ímites normativos, puede
desarrollarse en entornos microrregionales específicos donde
también se localizan los prod uctores pobres. De bido a tales
con-
diciones nuestro país representa un entorno potencial amplio
para su desarrollo, ya que otro de los factores es la
biodiversidad,
a s p e c t o e n e l c u a l c o n t a m o s c o n v e n t a j a s
c o m p a r a t i v a s
comprobables.
A sí , en el presente trabajo, que obtuvo el segundo lugar e n
el
premio d e Estudios Ag rarios que otorga la Procuraduría
Agra-
ria, nos abo camos a di lucidar algunos d e los problemas y
pro-
puestas más representativas del desarrollo sustentable y s u
ex-
presión e n la agricultura orgánica. El estudio contiene
diversas
vert ientes que t ienen que ver co n asp ectos conceptuales,
defini-
ción del m odelo de agricultura orgánica y sus ventajas, el
pro-
blema de los costos ambientales, el comercio y el consumo ,
así
com o algunos estudios de caso que ejemplif ican claramente
las
formas de op eración de dicha propuesta.
de la agricultura orgánica
agrícola
El enfoque sustentable constituye hoy una fuente inagotable
en
la discusión sobre el futuro del planeta. Desde su génesis
mo-
derna en el Informe Brundtland de 1987 ha servido para cons-
truir una conciencia de alcance mundial sobre la importancia
del medio ambiente aunque todavía no muestra su utilidad para
reorientar las políticas de crecimiento que deterioran
constante-
mente el entorno ecológico.
fos biólogos ecólogos entre otros los escenarios que han sido
planteados para diseñar una política de desarrollo
sustentable
F e l i p e T o r r e s T o r r e s
y
Y o l a n d a T r á p a g a
ignorancia sobre la utilidad de los recurso s natu rales, su s
poten-
cialidades y los efectos futuros que podría ten er la de
saparición
de alguno de ellos antes de conoce r sus verdaderas posibil
ida-
des en la solución de algún tipo d e problema hum ano.
En tanto que el conc epto de sustentabilidad propon e
satisfa-
cer las necesidades presentes sin comprometer las exp
ectativas
de generaciones futuras, es necesaria la implantación de u
nuevo
orden m undial f incado e n la protección de los recursos
natura-
les. Sin emb argo, ante s deben resolverse problemas tales com
o
l a i n e q u i d a d , v a l o r a c i ó n e n e l p r o c e s o p
r o d u c t i v o y la
racionalidad e n la explo tación de la naturaleza, particularmen
-
te, en este último caso , si se trata de l desarro llo agríc
ola.
En la C umbre de la Tierra, celebrada e n Río de Janeiro,
Bra-
sil , durante 1992 se llegó, entre otra s conclu sione s, a que si
no
se tiene un m ejor control sobre el medio am biente resultará
di-
fícil alcanzar el verdadero de sarrollo , y má s aún para los
países
pobres. No obstante, debe reconocerse que la humanidad debe
con-
siderar ahora las limitaciones que presenta el entorno físico
como
proveedor de insumos y como sumidero de desechos , pero esto
no evita la necesidad de proteger la dive rsidad biológica y
encon-
trar las formas que nos permitan a todos con tar con agua
potable,
aire puro y suelos fértiles ahora y en el fu turo .
Los economistas consideran que tales expectativas sólo se
pueden lograr si existe una reconsideración sobre la con
tabili-
dad de los recursos na turales, aunque señalan que los
conoci-
mientos sobre las cond iciones del medio am biente son
insufi-
cientes y conceptualmente indefinidos, como por e jemplo el
agotamiento de los suelos, la pérdida del hábitat natural o
la
contaminación atmosférica; no existen de he cho los mecanis-
mos para definir los dato s en bruto2. La propuesta es medir e
l
Jerageldiii. Isiiiael «Cóiiio lograr iin desar roll o sos teni ble)
). En
Finanzas
y
Desarro-
l lo N 4 Vol 30 . FMI y Baiico Miindial , Cali . 199 3.
Steer. Aiidrew y Liitz. E rnest . «Medición del desarrollo
ambientalmente sostenible)) .
Eii
4 Vol. 30 FMI y Banco Mundial , Cali , 1993.
en su aplicación se requiere voluntad política y finan-
ciamiento.
b) Las políticas que procuran poner coto a los comporta-
mientos perjudiciales para el medio ambiente mediante la
introducción de sanciones e incentivos. Son más
controversiales en el sentido de que si se aplican de forma
desacertada pueden distorsionar la economía e impedir el
mejoramiento del medio ambiente. La conclusión enton-
ces es que los mecanismos mediante los cuales se cobra a
los contaminadores por el daño que provocan, normalmen-
te generan mejores resultados que las restricciones cuan-
titativas. Pero estas últimas han predominado en la
formulación de políticas que incluyen al medio ambiente.
La conciliación del desarrollo y el equilibrio ecológico re-
sulta especialmente delicado en el caso de la agricultura en
tan-
to representa la actividad más cercana a la destrucción o la
con-
servación de los recursos naturales. Resolver esta ecuación
es
asegurar una producción de alimentos sanos y la conservación
de la especie humana para el futuro.
Existen algunas proyecciones donde se estima que en los
próximos 40 años la población mundial llegará a 9 mil millo-
nes; por lo tanto, el consumo de alimentos se incrementará al
doble y es necesario incrementar la producción a una tasa de
1.6 anual. Si bien este último indicador es inferior al 2 lo-
grado en los últimos años, la tarea será más difícil porque ya
no
se dispone de la base natural que permitió dicho aumento.
De cualquier manera, para lograr tal meta sólo existen dos
opciones: intensificar la producción en tierras ya en uso o
am-
pliarla a otras zonas. En los tres últimos decenios el
incremento
de la productividad se debe a la primera vía, pero los costos
ecológicos han sido muy altos y ya no es posible sostenerla;
la
segunda vía tampoco resulta posible porque llevaría a mayor
deterioro en el corto plazo de los recursos naturales y no
habría
salvación posible para el planeta.
El
opción tecnológica válida en un marco de desarrollo
sustentable.
El 4 4 de la población según datos de la Organización de las
Naciones Unidas4 se concentra en zonas urbanas lo cual lleva-
PE
ses. El esquema debe conciliar ocupación equilibrio ambiental
y una perspectiva de ingresos real para productores
deprimidos.
Dimensiones ambientales de la agr icultura orgánica
Los problemas ambientales han recorrido ya un largo camino en
el debate. Durante todo el siglo pasado y éste próximo a
finali-
zar se sometieron a una discusión intermitente donde se
vienen
incorporando progresivamente organizaciones sociales organis-
mos gubernamentales partidos políticos
de la ciencia.
La discusión en torno a tal problemática si bien brillante y
esclarecedora mantiene de todas maneras hasta hoy poca cohe-
rencia en términos de los factores que deberían atacarse
prime-
ro. Por ello es fácil concluir que las soluciones al
deterioro
ambiental se encuentran estancadas; es más no alcanzamos a
vislumbrar si la discusión misma aterrizará a tiempo en una
pro-
puesta real que resuelva de una vez por todas
y
en forma creíble
los peligros que entraña el agotamiento de la vida en el
planeta.
Un factor que a nuestro juicio ha impedido avanzar más en la
propuesta es que el diagnóstico sobre la problemática del me-
dio ambiente nació y se mantiene todavía bajo un enfoque
catastrofista. Dicho enfoque se reveló inicialmente como un
ins-
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo ( P N U D
)
In forme sobre Desa
1994.
Felipe Torres Torres y Yolanda Trápaga
trumento eficaz para conm ocionar a la opinión mundial, pero
a
fuerza de repeticiones puede agotarse pronto si no se
acompaña
de medidas co ncretas aplicables a co rto plazo.
Resu lta aparen temente fácil p lantear medidas que 1le~;en a
un rápido y eficaz ordenamiento ambiental del planeta, de he-
cho se han elaborado multitud de esquem as complejos de ac-
ción que pod rían servir de sustento técnico ya qu e consideran
a
l a T i e rr a c o m o u n e c o s i s t e m a g l o b a l y r e s
p e t a n l a
interdependencia de todos los ecosistemas secundarios hasta
lle-
gar a las unidades más simples.
Sin embargo se necesitan los
ingredientes básicos para incidir en ese orden am iento: un
com-
promiso político mundial y la reconsideración de criterios en
que debe fundamentarse el modelo general de crecim iento, co-
rresponda o no al capitalismo.
Es indudable que los diversos diagnósticos sobre la destruc-
ción del planeta han logrado el ob jetivo de despertar m ayor con
-
ciencia y respuesta social sobre el problema ecológico. El
in-
grediente para alcanzar a la gran masa de población ha sido
plantear el agotam iento, la destrucción y10 la con tam inac ión
de
l o s r e c u r s o s n a t u r a le s . L a e s t r u c t u r a d
e l d i s c u r s o d e
conc ientización está cobijada por una actitud ético-po lítica
que
no se reduce, como en otros problemas, al aspecto académico.
En ello estriba lo rescatable de los diversos foros
mundiales,
aunq ue el tratamiento integral deberá esperar todavía.
La co nferencia de Estocolmo de 1972,
marca una nueva eta-
pa de m ovilización de los problemas med ioambientales,
aunque
no se trate más que de la form alización de una vieja p reocup
a-
ción5 que empieza tam bién c on fuertes cuestionamientos
sobre
quién y bajo qué bases debe ría discutirse el rescate
ambiental.
Un avance importante fue la creación del Programa de las Na-
ciones Unidas para el Med io Am biente PNUMA).
Tamemes, Ramón Ecologia desar rollo. La polim ica sobre los l
imites del crecr-
mienlo Alianza Universidad, Madrid, 983
elipe TorresTorres Yolanda Trápaga
cación de la tesis del crecimiento cero es inviable por
ahistórica,
no tiene referente en la evolución social. Además, las
propues-
tas no se pueden concretar con base en la contradicción
natura-
leza-capital. Aunque está demostrado que los modelos de
creci-
miento económico destruyen y agotan los recursos naturales,
también promueven el crecimiento y llevan a la obtención de
satisfactores sociales. Se trata, más bien, de plantear
estrategias
sobre las mismas bases en que ha evolucionado la expansión
del
capital y ante la posibilidad real de acceder a tecnología
más
racional en términos de la protección del medio ambiente, de
alcanzar gradualmente el equilibrio capital-naturaleza en la
medida que se requieran mutuamente para lograr mejores nive-
les de vida.
Una de las posiciones que quizá mayor difusión ha tenido
acerca de los problemas medioambientales su solución es la
del Club de Roma. La idea central es muy simple: se plantea
que existen varios límites físicos superiores los ecológicos
a
nivel mundial) las instituciones derivadas del propio sistema
humano de organización de las naciones con políticas
divergen-
tes. La única salida razonable es un marco global que permita
resolver los problemas. La dificultad de esta propuesta está
en
su propia sencillez: lograr el acuerdo global implica
resolver
antes un complejo sistema de ecuaciones que contienen la pro-
pia inequidad histórica del desarrollo, la desigualdad
secular
entre países pobres y ricos, la injerencia de estos últimos en
la
soberanía interna bajo el pretexto del, cuidado ambiental, la
fun-
ción que cumplan los recursos naturales en el proceso
producti-
vo y la escasez de oportunidades que tienen los productores
de
países pobres.
Posterior a la primera reunión del Club de Roma han surgi-
do, en la misma línea y marco institucional, otra serie de
re-
uniones, documentos y acuerdos que en poco varían la discu-
sión inicial, menos aún existen estrategias concretas que
mues-
elipe Torres Torresy Yolanda Trapaga
stock del capital crecerá hasta u n nivel en que requerirá gran
des
insumos, contribuiría a agotar una am plia proporción d e
recur-
sos naturales. A m edida que los precios d e los recursos au m
en-
ten
y
éstos se agoten, habrá d e dedicarse más capital a obtener-
los. Al final, las inversiones ya no bastarían para atender
las
amortizaciones, la base industrial disminuye y ello arrastra
a
los sistemas d e se rvicios y a la agricultura que hoy depe nde n
de
insumos indu striales9.
Los modelos parten de una base catastrofista que ven el
proble-
ma del deterioro ambiental asociado al crecim iento de la pob
lación
y a la irresponsabilidad de las emp resas. Sin embargo, el
problema
de los recursos naturales no es de carácter ético sino de
naturaleza
económica que implica una decisión política. Hay que
recuperar
las experiencias históricas que ha n funcionado en los distintos
sec-
tores productivos y actua lizarlas sin contravenir el desarrollo
eco-
nómico, pero garantizando la protección de los recursos.
El Segundo Informe del Club de Roma reitera la preocupa-
ción que afecta a la hum anidad en divers os aspectos de
pobla-
ción, medio am biente, alimento s, energía y materias prima s;
sin
embargo cuestiona la racionalidad de los modelos d e
desarrollo
y por primera vez se esboza la idea del crecimiento orgánico.
Dentro de esta idea propone el enfoque regional con base en
diez regiones m undiales, ya que según su esp ecial idad cad a
re-
gión puede co ntribuir al funcionam iento del sistema m
undial
integrado cu yas partes son m ás independ ientes.
El modelo consta de cinco variables básicas: individual, o
modo de ser del hombre; grup al , de elem entos asociasi tivos
o,
inst i tucionales; el demo económ ico, o sistema de cuan
tificación
de individuos o bienes; el tecnológico, o conjun to de
activida-
des que involucra la masa
y la energía; y el medioambiental ,
con stituido por el am biente físico del hombre .
ldem
En la reunión denom inada Nuestro F uturo Com ún, realizada
en Washington durante 1987, se refuerza el diagnóstico sobre
el
deterioro am biental. El sistema terrestre se examina como
una
serie de subsistem as que interactúan; son variables en escala
de
tiempo que pueden abarcar desde segundos hasta millones de
años, m uchos procesos están interconectados
y el cambio de un
elemento puede afec tar todo el sistem a. Cualquier cambio
que
se considere sobre el medio am biente deberá tener en cuenta
la
historia del hombre y de sus instituciones durante periodos
lar-
gos; en este caso habrá de considerarse el efecto de la
conducta
hum ana, en la m edida que algunos patrones de comportamiento
llevan al deterioro del medio am biente, mientras que otros
pro-
ponen un desarrollo sostenible i .
El c riterio de la sustentabilidad se retorna con insistencia
en
el docum ento Nuestro Futuro Común. Intenta destacar
aquí la
dim ensión que el concepto tiene en la producción de
alimentos,
y
la propuesta de m odelo tecnológico que imperaría para
proteger
los recursos naturales sin contravenir el desarrollo
económico,
la conclusión e s que la capacidad de la Tierra para producir
ali-
mentos depende directamente de un
históricamente, entre ellos destaca el agua subterránea, la
di-
versidad
genética
y
los suelos productivos; sin embargo se bom-
bea más agua subterránea de la que está llegando al subsuelo;
se desconoce la potencialidad de la reserva genética
y
gran par-
te de ella desaparece ante la tala inmoderada y el suelo
fértil
es tá perdiendo su product ividad debido a la erosión la
salinización.
La conclusión es que a pesar de que el desarrollo sostenible
no e s un concepto nuevo, tiene especial relevancia para N
uestro
Futuro Com ún porque ha servido a gobiernos, planificadores
Ediciones Unidas Una sola Tierra un solo m undo Tercer Mundo
Editores, Co-
lombia, 1994
hombres de ciencia para que consideren sus implicaciones.
Esta
misma postura se mantuvo durante la reunión de Río de Janeiro
Brasil aunque ésta es la primera cumbre donde se delimita la
posición de Estados Unidos frente al resto del mundo.
En tanto la protección de los recursos naturales incorpora la
problemática de la inequidad mundial
desde los países pobres
se han planteado diversas propuestas que reflejan el papel
rele-
gado que han tenido estos países en las grandes discusiones
mundiales sobre medio ambiente.
En el informe de la Comisión sobre Países en Desarrollo y
Cambio
tienen implicaciones catastróficas para los países en
desarrollo;
además de que se les compromete en la solución de los proble-
los países pobres la crisis del desarrollo
y
constituyen una sola crisis socioecológica. Si las tendencias
ac-
tuales no se invierten habrá cada vez menos recursos para sa-
tisfacer la demanda de ganancias actuales y futuras las
capaci-
dades productivas disminuirán y los niveles de pobreza del
Sur
serán mayores. Las prioridades del Sur se deben reflejar en
la
Agenda Internacional como asunto mundial; las raíces de los
problemas ecológicos independientemente de su escala se ori-
ginan no sólo en factores locales y nacionales sino en el
siste-
ma mundial dentro del cual operan las naciones.
El concepto mismo de patrimonio universal sobre los recur-
sos genéticos constituye una amenaza contra la soberanía que
tienen los países del Sur sobre sus propios recursos y la
posibi-
lidad de beneficiarse de ellos.
Asimismo los países del Tercer Mundo enfrentan problemas
de degradación ambiental en un momento en que el orden tec-
nológico mundial está cambiando rápidamente. Dada la limi-
tada capacidad científica y técnica los países pobres se
enfren-
Informe s obre la C omisión sobre P aíses en Desarrollo y Cam bio
Mundial. Por el
tan a la necesidad de resolver sus necesidades más primarias
o
perseguir el ideal de desarrollo propuesto por el Norte.
En síntesis la posibilidad de elaborar políticas ambientales
y desarrollar programas educativos que lleven a la práctica
una
protección efectiva de los recursos naturales requiere de
nuevos
enfoques integrados de una realidad compleja que va más allá
de la aplicación de conocimientos científicos y
tecnológicos dis-
realidad económica prevaleciente
dominantesI3.
que empiece por reorientar los procesos antiecológicos de
cada
sector productivo el enfoque sustentable debe estar presente;
más aún en el caso de la agricultura y la producción de
alimen-
tos ya que implican movilidad de la frontera agrícola la
salud
de los consumidores y el equilibrio en todos los factores
natura-
les de la producción. El problema inicial es cómo ubicar esas
gradualidades en el marco del desarrollo económico el com-
promiso político y las nuevas dimensiones del mercado global
para que dicha estrategia sea exitosa y
garantice mejores condi-
Una propuesta de agricultura orgánica en el marco del desa-
rrollo sustentable y de la conservación de los recursos
naturales
debe identificar el modelo tecnológico donde se adscribe la
di-
mensión de la producción y productividad en el corto y me-
diano plazo la dinámica del mercado internacional las venta-
jas en la estructura de precios tomando como referente los
es-
quemas convencionales actuales y emergentes los costos de
producción que consideren sus ventajas en la recuperación
ambiental de largo plazo la demanda real de consumidores la
biodiversidad en la estructura productiva agrícola la voca-
Leff, Enrique compilador). Cien cias Sociales formación ambiental
GEDISA,
CIIH, UNAM , Madrid , 1994.
Fel ipe Torres Tor res y Yolanda Trapaga
ción natural de los suelos, la problemática de los diversos
es-
t r a to s d e p roduc to res , e l problema de l a r ecup erac ión
d e la
inv ers ión en el corto plazo; la incorporación de un mercado d
e
insum os orgá nicos ; la est ruc turac ión de una in du s t r ia de
em -
p a q u e y p r o c e s a m i e n t o d e t i p o b i o l ó g i c o
, e l r e d i m e n -
s ionamiento de un esquema de co m erc io jus to y eq ui ta t ivo ;
la
defin ic ión de pol í t icas públ ica s de c ré di to y des a r ro
l lo t ecno-
lógico la organ ización para la prevención, el m arco
jurídico,
los esquem as de distribución y, finalmente, la considera ción
de
que un proyecto de esta naturaleza no puede partir de un
criterio
conservacionista de los recursos, sino de su aprovechamiento
integral en equilibrio con el m edio am biente.
Es importante rescatar el enfoque de la gradualidad para el
mejoramiento am biental sin contrav enir los proce sos económ
i-
cos porque su problemática no puede reducirse a cuestiones
como
la contaminación o la desaparición de esp ecies, implica un m
ar-
co más amplio y la revisión misma del concepto de d esarrollo
social y el e stilo de vidaI4, as í com o la capa cidad d e ada
ptación
de la tecnología al medio amb iente, donde está presente la
trans-
formación y la perturbación del esquema natural.
Todo sistema a grícola y pecua rio implica la perturba ción
de
un sistema natural que tiene reglas y límites de operación;
la
magnitud del impacto que causa depende de las condiciones
ecoló gicas originales, de la su perficie afectada y de la
intensi-
dad tecnológica del sistema de cultivo. L as diferentes
condicio-
n e s m e d i o a m b i e n t a l e s d a n o r i g e n a d i f e r
e n t e s s i s t e m a s
agropecuarios, la idea de sustentabil idad pone e n juego las
no-
ciones de necesidad futura y la capacidad limitada del medio
ambiente para satisfacer tales necesidades. La
sustentabilidad
implica el reconocimiento de que los ecosistemas tienen una
capacidad de carga y no pu eden ser sobreexplotados má s al lá
de
Ibarra, Ediiardo Reflexiones sob re ecologia y desarrollo rural)).
En
studios
So-
8.
Vol
ciertos l ímites sin causar impactos irreversibles en el
medio
ambien te . Los s i s t emas agropecuar ios deben pa r t i r de
una
optimización del uso d e los recursos en general; las
tecnologías
futuras deberán aprovechar el f lujo de energía y optimizar
el
uso d e materiales sin deteriorar los ecosistemas naturales
i5.La
recuperación de tecnologías tradicionales puede ser una
alter-
nativa m ás aún cuando ya existe un espectro de mercado qu e
puede cum plir con el requisi to de adaptabil idad a los
procesos
económicos .
a agricultura orgánica y el d esarro llo sustentable
La co ncep ción más general de desarrollo sustentable e s aqué
-
lla que propo ne garan tizar la produ cción de hoy sin pone r
en
riesgo la disponibilidad de recursos para el m añana. Esto
impli-
ca un cuestionamiento frontal a los modelos de desarrollo
eco-
nóm ico seguidos cuy a característ ica ha sido la destrucción
de
la naturaleza sin mejorar el ingreso y la calidad de vida de
las
mayo rías. Se supone q ue las leyes clásicas del mercado son
in-
compatibles con un ambiente natural sano y por lo tanto hay
que proponer un modelo de desarrollo que tome en cuenta el
equilibrio ecológico.
go gran des dificultades cuando se trata de elaborar
propuestas
que concil ien el crecimiento económ ico la dinámica del
desa-
rrollo tecnológico y la conservación de la naturaleza. La
pro-
puesta se complica más s i se anal iza desde el terreno de la
Ecología y la Cultura y a part ir de aq uí se proponen
soluciones
al ordenam iento del m ercado. Esto quizá obedezca a qu e en
es-
tas disciplinas part icularmente en el caso de la Ecología se t
ie-
manera la factibilidad del modelo de desarrollo sustentable
en
un contexto de mercado abierto queda aún por resolver no por
ausencia de propuestas sino por falta de acuerdos entre los
agen-
tes económicos que dinamizan la producción los cuales no con-
sideran todavía como problemática la escasez de recursos
natu-
rales aunque los productores orgánicos ya pagan un sobrepre-
cio. Finalmente el problema es tan complejo que requiere de
un
tratamiento múltiple.
El deterioro
y agotamiento mundial de los recursos naturales
son pruebas de que las leyes del mercado no funcionan cuando
se trata de garantizar un equilibrio ecológico; sin embargo
se
presenta el problema de que cuanto más se agotan los recursos
los modelos de mercado se vuelven antieconómicos ya que su-
ben los costos de producción y baja la tasa de rentabilidad
de
las empresas. El desarrollo económico ignora históricamente
una
estrategia de conservación ecológica y en tanto no contempla
el
largo plazo como factor de valorización desde la perspectiva
de
los recursos naturales se vuelve no sustentable como modelo
de acumulación y de equilibrio ambiental.
Las estrategias que hoy se proponen para resolver la ecuación
crecimiento-equilibrio ecológico varían desde prohibiciones
al
uso de los recursos privatización de los mismos
y hasta un sis-
tema de premios y castigos encaminado a regular el
desperdicio
en el proceso productivo; sin embargo ninguna ha sido capaz
de proponer una alternativa integral que ya no comprometa más
el futuro de la vida sobre el planeta. pesar de que no se
pue-
den negar avances al menos en lo que se refiere a una
concientización ecológica.
titud de esquemas de intervención sobre el ordenamiento
ecológico sustentados científicamente o no que proponen
el uso eficiente del agua y la energía en la cadena producti-
Yolanda Trápaga
D e a c u e r d o c o n e l e n f o q u e e m p r e s a r i a l , e
l d e s a r r o l l o
sustentable requiere de transformacion es globales que pueden
resumirse com o siguela: una nu eva perspectiva mu ndial e n
la
relación individuo-naturaleza; un desarrollo empresarial
basa-
do en el ser humano; nuevas perspectivas de trabajo apo yadas
en profundos va lores cu l tura les . En ta l caso , e l desar ro l
lo
sustentable debe partir del respeto a la diversidad cultural;
de
integrar una mayor p reocupac ión por e l uso d e la t ierra; el
desa-
rrollo em presarial centrado e n el ser humano y n o en la econ
o-
mía; planes de de sarrollo empresarial que inco rporen el
factor
pobreza; el fomen to y el respeto al concepto de comunidad e
n
todas sus formas; la planeac ión em presarial part ir ía de lograr
la
sustentabilidad a largo plazo, tom ando en cue nta a todos los
afec-
tado s de una em presa; y, f inalmente, las em presas necesitan
eva-
luar su responsabilidad en el m anejo sustentable con un cri
terio
circular no l ineal, ya que han d efinido su función de
produc-
ción utilizando cua lquier insumo de origen natural necesa rio
para
cosechar las utilidades correspondientes, sin considerar sus
lí-
m ites de reproducción.
E n tal caso, dada la diversidad de agentes qu e participan
en
el me rcado, resulta problem ático lograr acuerdos para que
las
m ed idas prosperen. En este sentido, se considera que el
Estado
de be de finir el contexto del mercado al asignar derec hos de
pro-
piedad, obligar a que los contratos se cumplan y corregir sus
deficiencias. Asimismo debe garantizar que los consumidores
sean inform ado s con veracidad, la com petitividad del m ercad
o
y ga ran tías para que los precios reflejen los costos, ya q ue lo
s
costos sociales y medioambientales negativos en la may oría
de
los caso s no se reflejan en los precios. E n suma, se parte de
la
idea de q ue el Estado y el mercado son com plem entario s; sin
la
' ras, Ev a 1.11tir.rcirrollo szrsrenrah lr y las rtliprrsos.
Griipo Editorial Iberoaiiiérica.
Mex ico. 19 91 Véase tai iibiéii Feri iández So to
A . y
o s
e \ciidios
clr Atlr~trr irs~rricrón n~ bi en ra l n Méx ico. X Congreso Nac
iona l de
Posgrado. Toluca , México, 1994.
función del Esta do com o regulador, no puede exist ir el m
erca-
do. El objetivo del capital ecológico e s entonce s, ayudar a
ga-
rantizar que la base del capital medioam biental necesario
para
la p roducc ión y pa ra e l b i enes ta r humano no se
consuma
desproporcionadamente e n el presenteI9 porque cualquier mo-
delo se vuelve antieconóm ico.
a concepción y el con texto de la agricultura orgánica
Ex iste una am plia corriente de grup os ecologistas,
organizacio-
nes gubernamentales y no gubernam entales, científ icas y
aso-
ciaciones de consumidores convencidos de que la solución al
problema del equil ibrio ecológico entendido com o las
entradas
y sa l idas en f lu jos igua les de agua , mater ia y energía a
un
ecosistema) desde la producción agrícola, estr iba en la
adop-
ción de formas no dañinas a la naturaleza; sin emb argo cada
uno
de es tos grupos t iene su propio enfoque. Pa ra algunos de
ellos
se sobrentiende que es posible compatibil izar el crecimiento
económ ico c on el cuidado de la naturaleza sin al terar el mod
elo
imperante; para las organizaciones no gubernam entales, en
cam-
bio, no es posible el desarrollo sustentable sin un cam bio
pro-
fundo del modelo económico, social y cultural; en suma, sin
reorientar el rumbo d e la civil ización.
De cualquier manera existe consenso al m enos en que la agri-
cultura orgánica o sustentableZ0 o abarca sólo aspectos
tecno-
lógicos de la producción agrícola, sino que implica
cuestionar
el papel que juega la agricultura en la sociedad y en el
modelo
de desarrollo que se quiere construir . Tiene que ver
entonces
con la seguridad al imentaria, con relaciones más equil
ibradas
entre campo-ciudad, agricultura-industria, economía-energía,
donde tam bién están incluidos el arraigo camp esino y una m
a-
l Ekins, Paul et al. Riqzrezrr
s n
la
o
operando en una estrategia social diferente y m ás com pleja.
Debe
entenderse que la agricultura orgánica requiere un mayor
grado
de cientificidad porque parte de un conocimiento m ilenario
acu-
mulado en relación con la naturaleza y ésta no admite el más
mínimo error.
Lo que se propone entonces es una agricultura que se ubique
por encima y restaure la pequeña parcela familiar como base
de
la organización social y técnica de la producción agrícola
orien-
tada fundam entalmente hacia las necesidades alimentarias de
la
población y con la capacidad de gene rar un esquem a
productivo
diversificado para el mercado interno el internacional;
asenta-
da en la organización libre y democrática de los productores
en
cooperativas y a sociaciones; encuadrada en un sistema
descen-
tralizado de comercialización y de transformación industrial
que
permita a los productores con trolar precios y agregar valor a
sus
propios produc tos; que conduzca a patrones de desarrollo
agri-
cola autocon trolado s reproducibles diversificados que
restau-
ren las condiciones ecológicas y que estén do tados de bases
tec-
nológicas y procesos de producción diversificados que asegu-
ren la reproducción sustentada de la familia.
La agricultura orgánica tiene una base más cercana a la
racionalidad en uso de los recursos naturales. En un
principio
venían realizando los campesinos más pobres por herencia
milenaria; se definió esta opción por el simple hecho de que
estas prácticas prescinden totalmente de la mecanización de l
uso de fertilizantes sintéticos y de lo s plaguicidas. Sin
embargo
con el tiempo ha venido aum entado su complejidad en la m
edi-
da que es necesaria la incorporación d el conocim iento
cientifi-
C O ~ ~a que se requiere saber el comportamiento d el ciclo de lo
s
4 LOS érminos conocim iento tradicional indígena y rural se ha
usado indistintamen-
te para describir el sistema de conocimiento de un grupo étnico
rural que se ha origi-
nado en la localidad de manera natural. Es difícil separar el
estudio de los sistemas
Yolanda Trápaga
nutrientes, los tiempos adecu ados para la siembra y la cosecha,
el
manejo de almácigos y semillas, los sistemas de almacenamiento
y
conservación natural, etcétera.
El m odelo orgánico adquiere entonces su propia valorización
en el mercado en equil ibrio con el medio ambiente. Así , por
ejemplo, increm entaría entre los produ ctores la necesidad de
uso
de abono orgánico y desarrollaría una indu stria natural de
ferti-
l izantes en clara con exió n con granjas lecheras y av ícolas
pa;a
la fabricación de com posta; crearía tamb ién la lom bricultura;
la
maquinaria ap ropiada para e l m anejo con trolado d e m alezas;
la
cría masiva de insectos para el control biológico de plagas;
la
industria de envas es reciclables, entre otros.
Por otra parte, la propuesta no se centra sólo en el rescate
ecológico, sino que plantea opc iones reales de sobrevivencia a
pe-
queños productores de países pobres, garantizando alimentos
más
sanos sin violentar la naturaleza, el mercado y el orden económ
ico.
De cualquier m odo , no todo parece ser «miel sobre ho juelas
para la agricultura o rgánica; existen p or lo m enos do s
factores
legales para que los produc tos orgán icos cue nten co n un
certifi-
cado de garantía y de etiquetación; el otro s e refiere al
estable-
cim iento de reglas en el com ercio m und ial que rescaten el
ver-
dadero sent ido de la sustentabi l idad y sean diferentes a
las
asim etrías que se presentan e n el rengló n con vencio nal.
En cuanto al primer factor, tenemos que la veracidad en la
etiquetación y la integridad del producto orgánico todavía se
en cue ntra bajo una discusión d ifícil ya q ue se mezcla y en
frenta
con los in terese s de la biotecnología y de la producción
conven-
ut il izan ins um o mini mos , sufren cons tantes desequi l ibr ios
y muest ran in teracc iones
coii iple jas ent re cu l t ivos , sue los an imales Por e l lo se
les cons idera escena r ios propi -
c ios para evalua r propiedades d e es tabi l idad y sus tentabi l
idad y elaborar c r i te r ios para
el diseno y ma ne j o de ag roecos i st emas a l imenta r ios Consu
l t e se Andrade , E l izabe th
«L a inv est iga cio n agricola la tecnolog ia t radiciona l en el
INIFAP, Veracruz Eii
Con lerc io Exterror N o 7
Vol
cional en a quel los países que dic tan las reglas del com ercio,
es
decir. los com pradores y consum idores .
La industr ia de al imentos orgánicos e s amp liamente
elogia-
da por su cercanía a un proyecto de recuperación ecológica,
pero
en la misma proporción es ignorada dentro de las normas es
ta-
blecid as para la et iquetación, e n la producción convencional
de
al imentos y en la polí tica agrícola gen eral . Las recientes
discu-
s iones en torno a un diseño e specíf ico de plátano, en
términos
del tamañ o curvatura dem andad o en la Unión Europea parece
probar esta si tuación.
ks tos t res úl timos puntos s on importantes de discut ir ya
que
de otra man era los productos orgánicos co rren el peligro de
per-
der un pres t ig io que apenas han gan ado en e l terreno teór ico.
La
inisma ag roindustria convencional provoca confu siones entre
los
co nsu n~ ido res on leyendas en las e t ique tas ta les com o ( (l
ige-
ro)). (csin grasa)). ((rico
en f ibras ) ) , ( (poca s ca lor ías ) ) o ( ( s in
colesrerol»; debe pugnarse ento nce s por la legalidad en la
infor-
maci0n para garantizar verdaderam ente una dieta saludable e
identi ficar lo s produc tos que contr ibuyen a és ta .
Los consumidores conscientes de una al imen tación sana, que
fi :~almenteconform an por ahora e l mercado de productos
orgá-
nicos y son los pr incipales prom otores de un cambio e n e l
mo-
delo agríco la, todavía encuentran interrogantes sobre el uso
de
, igroquimicos. Al dem andar pro duc tos saludables, necesitan
la
seguridad de que son producidos de manera natural . Existe un
iii terés conside rable por los produc tos orgánicos, de tal man
era
que las
\
entas anuales a lcanzan y a 1 .5 bil lones de dólares y se
espera que para e l año 2000 conce ntren e l 10 del comercio
i~ iundia l .
Pe ro junto a lo anterior, también han aparecido ya una gran
~ a r i e d a d e e t ique tas er róneas ace rca de la fo rma en
que son
producidos
o
cult ivados algunos t ipos de al imentos ((naturales)) .
E n d i c h a s e t i q u e t a s s e i n c l u y e n l e y e n d a
s t a l e s c o m o ( ( s i n
mo delo tecnológico respecto de otro, básicamente en términos
de mercad o, fal ta por aclarar si podrían ser válidos en
términos
del aprovechamiento racional de los recursos antes ubicados
com o inagotables (el agua y la energía) , considerando las
de-
m andas al imentarias globales d e la población.
Entre los cuatro pr incipales granos básicos exis te , en un
modelo y otro, una diferencia cua ntitativa im pcrtan te respe
cto
al uso del agua
y
la energía. Para el caso de M éxico, má s del
80 de la producción nacional de maíz se realiza bajo condi-
ciones de tem poral , por lo tanto la oferta de agua depen de
en
esa mism a proporción de los ciclos de lluv ia; el frijol t iene
el
mismo com portamiento y en amb os casos el empleo d e energía
humana y animal e s con siderab le, si bien ha gan ado terreno
el
uso del tractor,
al incorporarse nue vas áreas de riego , el bom-
beo absorbe aho ra m ás energía. Lo s casos del tr igo y del
arroz
son diferentes porque e n am bos casos se emplea el agua d e
ma-
nera intensiva y la mayor superficie sembrada se localiza en
áreas de r iego, por extensión e l uso de la en ergía es
significati-
vo, sob re todo si tomam os en cuen ta el alto grado de
pendiente
de los suelos agrícolas nacionales.
En tales condiciones, resulta m ás viable un m odelo de agri-
cultura orgánica porque garantizaría recuperar amplias áreas
deteriora das, sobre to do e n alta pen diente, y llevaría a una u
tili-
zación m ás intensiva de la energía hum ana, fortaleciendo de
paso
el empleo agrícola.
Finalmente, es im portante plantear lo s límites del mod elo
orgá-
nico en M éxico. En primer lugar no se ha publicado una
legisla-
ión interna que incida en la estructuración de norm as y
procedi-
mientos, que por otra parte promueva el mercado interno de
estos
productos
y
por la otra otorgue ventaja a la prod ucción nacional en
los mercados internacionales. Hasta el mom ento, el principal
«cue-
llo de botella)) e s la restricción com ercial por la vía de las
normas
internacionales, si desde aquí existen las condiciones
necesarias
Felipe To rres Torres y Yolanda T rápaga
Un segund o punto es el que se refiere a las mo dificaciones
al
Artículo 27 Con stitucional. Si las reformas triunfan y se
despo-
ja al campesino tradicional de la tierra, entonces nos que
daría-
mos sin los actores principales de la agricultura orgánica,
la
biodiversidad sufriría u grave descalabro, lo mismo que el
pro-
yec to de desarrollo sustentable.
Lo s m ism os efectos tendría si no se pone un freno adecuado
a la dinámica del Tratado de L ibre Com ercio
TLC)
agropecuario. Si el modelo agroexportador se convierte en el
eje del desarrollo agrícola, entonces no t iene cabida un mod
elo
de agricultura orgánica porque se privilegiarían las econom
ías
de escala, la homogeneidad en los cult ivos y las inversiones
e x t e r n a s e n u n p a t r ó n t e c n o l ó g i c o d e c a r
a c t e r í s t i c a s
antiecológicas, salvo que se incorpo ren los productos orgánico
s
a este esquema conservando su s ventajas de precios y
garanti-
zando un espectro am plio de mercad os entre los grupo s de
con-
sumidores de Am érica del Norte.
L a a g r i c u l t u r a o r g á n i c a ;u na a l t e r n a t i v
a v i ab l e a l a c r is is
sec to r i a l ?
La caída vertical d e la produ cción e n los principales g ranos
bá-
sico s, el encarecim iento relativo d e los insumo s emp leados,
el
déficit externo de la balanza com ercial agropecua ria, la
escasez
d e l c r é d i t o y e l i n c r e m e n t o d e l a s t a s a s d
e i n t e r é s , l a
descapitalización ante los bajos precios y los intercambios
des-
favorables con otros sectores, el bajo nivel de rentabilidad
y
la
escasa capacidad de integración al mercado interno del com
po-
nente dinámico de la agricultura constituyen, hasta aho ra,
junto
con la disminución de los niveles de ingesta, los indicadores
más uti l izados para analizar los impactos macroeconómicos
de
la crisis agrícola en M éxico d e las últ imas dos décadas.
Sin embargo, dicha crisis tiene tamb ién otras exp resion es
que
Ina a resollrer ante la profundización de la crisis económica
global.
De a cue rdo con la últim a Enc ue sta Ag rícola Ejid al del
INEGI,
el 1 de la pobla ción agrícola ocupada recibe un salario m
íni-
m o
menos; as imismo más de 2 millones de productores de
ma íz obtien en ingresos inferiore s a dicho sa lario. Si
considera-
mo s una pérdida real del salario estimado en alrededor del 7 0
%
para la i t i m a década y los e fec tos inf lac ionarios
provocados
por la dev alua ción del primer tr imestre d e este año , los nive
les
de sobrevivencia en e l cam po no tienen ya ningún m argen
que
no sea e l ham bre abier ta , pero lo mas grave del caso es q ue
no
se vislumbra una estrategia
econijmica real para la agricu ltura,
que permita reactivar la base productiva qu e revierta los nivele
s
de deterioro tanto del esquema agrícola como de las condicio-
nes de c ida .
Se ha pensado que la devaluación de la moneda, en 1994,
podría tener efectos positivos para el sector agrícola e n la
medi-
da qu e los nuevos factores de intercam bio serían favorables
en
dos sentido s: desalentarían las im porta cion es al imentarias y d
e
insumos em pleados en la agr icul tura y es t im ular ían en la
misma
proporción las expor tacione s agr ícolas mexicanas .
No obs tante, lejos de tener un efecto favorable, tal
coyuntura
nos arrastra hacia un mayor défici t comercial ya que la base
de respuesta p ara sat isfacer las dem and as nacionales, q ue
nece-
sar iame nte se cubr i rán con impo rtaciones sobrevaluadas, y lo
s
pequ eños nichos expo rtables depen den en buena medida de
insumos impo rtados cuyo costo no se compensar ía co n e l
nuevo
margen de las t ransaccion es comercia les .
I .as posibil idad es de pasar de una c risis localizada por
pro-
ductos a un desastre agrícola global son amplias en la medida
q u e s e c o m b i n a e l d e t e r i o r o r e c i e n t e d e l
o s f a c t o r e s
Pol í t icas agro pecu arias y sustentabi lidad
En d ic iembre de 1993 los pa í ses indus t r i a l i zados l l
egan a un
acuerdo -den t ro de las d i scus iones de l a Ronda Uruguay de
l
Ac ue rdo Gene ra l sob re Arance l e s y C omerc io
( G A T ~ .
po r s a s
s ig las en ing lés ) - , en e l ca mp o del com erc io agropecuar
io , que
les perm ite legi timar sus posic iones en los mercados in
ternacio-
na les co m o proveedo res hegemónicos d e a l imentos ; logran
tain-
b ién es tab lecer mecanismos para a lcanzar un abara tamien to
co-
ordina do de los costos de su s polí t icas económicas h acia e l
agro .
Es te pac to co merc ia l marca tamb ién e l a r ranque de un
nuevo
mode lo d e ges t ión de l o s apa ra tos de p rodu cc i jn d e
vege ta l e s y
an imales e n e l Hem isfe r io Nor te que in ten ta hacer com pat
ib le
por p r imera ez :
a ) el cu idado de lo s n ive le s de r en tab i l i da d de l s
ector , y
b ) l a co nse rva c ió n de l o s r ecur sos de base de lo s p
rocesos
de p roducc ión agro pecuario^.
Es tos acu erdos cons t i tuyen e l reconoc imien to de q ue las
po-
l í t icas hac ia e l agro , cuando m eno s desde e l
f in
Gue ira mu ndial han sido especialmente distorsionantes de su
com portamiento productivo. Lo que ha tenido efectos precisos
s o b r e l a u t i l i z a c ió n d e l o s r e c u r s o s n a t
u r a l e s y s u
sobreexplotación.
El nuevo m arco internacional hac e posible que el sector
agrí-
cola se involu cre en rediseñar s us actividades contribu yend o
a
reducir el impacto de la producción sobre los recursos
planetarios
y controlar la contaminación al mism o t iempo que evite la
de-
gradación del acervo natural productivo y refuerce la
capacidad
de adap tación de las poblaciones agrícolas a factores
externos
tales como el cam bio cl imático.
Sin embargo numerosos obstáculos se oponen a la adopción de
prácticas y técnicas agrícolas más acordes con los imperativos
de
la sustentabilidad tales como los factores que los agricultores
to-
man en cuenta para determinar los cultivos a producir y el
conjunto
de técnicas a utilizar; fundamentalmente podem os hablar de:
precios del mercado
políticas agropecuarias
políticas ambientales
información disponible sob re la s prác t icas a gr íc ola s y l a
s
soluciones técnicas accesibles
las dificultades y las posibilidades a escala d e la
explotación
sobre formación e información destinadas a los agricultores.
E n la actualidad estos factores favorecen preferentemente
los objetivos de producción cuan titativos y las técnicas
conven-
cionales de producción. Lo que pone e n entredicho la
adopción
de esquemas ambientalmente más adecu ados26.
a con servación de los recursos d e base
La agricu ltura la ganadería la silvicultura tienen com o
carac-
l O C D E Pour une Production Agricole Durable des Technologies
plus Prop es O C D ~
Francia. 1994
teríst ica fundamen tal el desarrollarse en virtud de procesos
bio-
lógicos de producción que tienen una regularidad distinta a
la
econhinica. pues se trata de procesos naturales. L o que pone
en
entredicho la posibilidad de establecer un equilibrio
estricta-
men te eco nóm ico en la reproducción de este sector.
Sin emb argo este hecho ha sido minimizado en la práctica
económ ica y los esfuerzos de los países capital istas se han
con-
centrado históricamente y sobre todo desde hace cincuenta
años
en someter a la naturaleza a los r i tmos y la lógica de la
econo-
mía industrial.
E l ejemplo m ás contundente e n este sentido ha sido el d e
la
Rev olución Verde caracterizada por la gene ralización de una
agricultura r ica en la uti l ización de insum os químicos
energía
y
maq uinaria; susti tut iva en gran escala de man o e obra y
ten-
diente a lograr la mayor homogeneidad posible de la produc-
ción biológica mediante la eliminación sistemática de la
diver-
sidad de ejemplares vegetales y an imales existentes en la
natu-
raleza. Ya q ue en este marco se percibe esta heterogeneidad com
o
un obs táculo para lograr la máxima hom ogeneización de los
pro-
c e s o s p r o d u c t i v o s p a r a la p r o d u c c i ó n m a
s i v a d e b i e n e s
agrop ecuarios y para la rentabilidad.
Esta tendencia ha tenido com o marco la consideración de que
la base productiva natural era un bien dad o e inagotable.
En un primer m omen to se consideró que exist ía una cantidad
infinita de recursos natura les y en otro sentido que no
sufrían
deterioro. Ya qu e ni las tecnologías que habían venido
siendo
utilizadas hasta la prim era mitad del siglo ni tam poco el
creci-
m iento demo gráfico ponían en entredicho de manera conturi-
dente estos supu estos.
Es ta perspectiva ha tenido una expresión muy importante en
la forma de contabil izar el capital agrícola su depreciación
y
por tanto la rentabilidad de las actividades involucradas en
es-
tos procesos.
F e l i p e T o r r e s T o r r es y Y o l a n d a T r a p a g
a
dencias que demuestran que la product ividad de los recursos
uti l izados en la producción agropecuaria no está dada de
una
Para nadie e s tampoco ya un secreto que fenómenos com o la
erosión
y
la sal inización, pueden tener impo rtantes efectos en la
productividad de los su elos agrícolas y, s imultáneam ente,
pro-
vocar una al teración del esquem a de costos por la necesidad
de
aum entar de manera creciente las cantidades de fert i l izantes qu
e
com pensen esta degradación del suelo. Sin m encionar los
incre-
mentos en e l uso de otros agroquímicos. Esto, s in embargo,
no
altera la forma conven cional de contabil izar el capital .
Se reconoce el valor de los activos f i jos, de la m
aquinaria,
así como su depreciación y obsolescencia. Lo que da la pauta
para instrumentar prácticas de mantenimiento de estos bienes
de capital con el f in de que los niveles de rentabil idad no
se
abatan prematura o innecesariamente.
Otra cosa sucede con los bienes naturales -agua, suelo- di-
rectamente inco rporado s en esto s procesos. D esde la
perspecti-
va convencional nunca se ha considerado que haya que efectuar
una evaluación sistemática de su fertilidad en el largo plazo
o
de su s capacidades de regeneración -en el caso del agua-, con
el
fin de prever, contro lar y evi tar su agotamiento. M ucho meno
s
considerar lo en términos d e su depreciación. Y menos aún s
i
esto significa una erogación sistemática para los productores
privados y el Estado, que se traduzca en un alza de costos y
un
aum ento de precios al consum idor.
En la actualidad, los precios de mercado de los productos
agropecu arios son por definición precios
distorsionados
por el
hecho de no tomar en cuenta suficientemente el costo de los
recursos naturales que uti l iza, privi legiando la con tabil idad
de
los insumo s y de los bienes de capital producidos p or el t
rabajo
humano2 . El lo s in mencionar todo s los mecanismos que
actúan
Sch ram m, Gun te r y Warfo rd , J e ren iy ( ed i to res )
Envrronrnrr t ta l ~ t für~agr~rre>l trri<i
Econornrc D eveloprn ent The Joh ns Hop k ins Unive rsc ty P ress
(pub l i cado pa ra e l Baii-
co Mund ia l ) , Es tado s Unidos ,
989
sobre los d i s t in tos reng lones de l sector . m od i f ic a i~
do u lóg ica
económica d e func ionamien to .
De acuerdo con la Organ izac ión para l a Cooperac ión y el
Desa r ro l lo E conómico O C D E 2 8 , e s te fenómeno se exp l
ica de t res
mane ra s :
distorsión de precios provocada por la acción de los
poderes públicos. E s dec i r qu e l as po l ít icas agrope cuar
ias y d e
com erc ia l i zac ión fa l sean s i s t emát icam ente l as seña
les de l m er -
cado que pe rc iben l o s ag r i cu lt o r e s
2. Subest imación d e los recursos . La in tervención es ta ta
l
genera l a idea de abund anc ia d e c ie r tos recursos , a tr avés
d e l as
ayu das f ina nciera s para su u t il izac ión, e s deci r del
abara tamien-
to f i c ti c io de su cos to de opor tun idad . Co mo en e l caso
de l agua .
Otro fac tor impor tante es la d i f icul tad para medir e l va
lor
económico rea l de c ie r tos recursos a n ive l de l as un idades
de
exp lotac ión individu ales . Tal e s e l cas o de la product iv
idad d e
los sue los o de l a d ivers idad b io lóg ica .
3 No contabi lización de las externa l idades en e l valor de
mercado ya sean posi t ivas o negat ivas , ta les como la
protec-
c ión de los háb i ta t na tu ra les o l a con taminac ión de l
agua , lo
cual s e t radu ce en resu l tados infer iores a l n ivel ópt im o
para la
economía y e l med io am b ien te .
A s í , e l v a l o r d e l p r o d u c t o a g r í c o l a n o i n
c l u y e l a
c u a n t i f i c a c i ó n m o n e t a r i a d e l i m p a c t o c
a u s a d o s o b r e l o s r e-
c u r s o s e n n i n g ú n s e n t i d o , ni a n i v e l d e l p
r o d u c t o r i n d i v id u a l
ni e n t é r m i n o s s o c i a l e s . E s d e c i r e n t é r m
i n o s d e s u s i g n if ic a -
d o - a p o r t e o d i s m i n u c i ó n - p a r a e l P r o d u c
t o I n t e r n o B r u t o .
p a r a l a r iq u e z a n a c i o n a l .
Idapérd ida de fe rt il idad de l sue lo , e l ago tamien to o l a
con ta -
m i n a c i ó n d e l a g u a , l a e x t i n c i ó n d e l a v id
a s a l v a j e , l a
sed ime ntac ión de los man tos acu í fe ros o su ago tam ien to ,
no t i e -
? o < i ~ i :
I oirr irne Iirodirctron Ag rr to le Du rab le o p
ii
Yolanda Trápaga
Esta visión se profundiza cuand o existen bienes que t ienen
carácter público com o el agua por ejemp lo y por los cuales
hay que pagar sólo una renta un impu esto o se puede
inclusive
o b t e n e r l o s g r a t u i t a m e n t e . Y e n n i n g u n o
d e l o s c a s o s l o s
inversionistas privados asumen la respon sabil idad de su
mante-
nimiento.
En la mayoría de los casos tamp oco la asume el Estado que
percibe un ingreso por concesiona r su uso -que pued e ser
infe-
rior al precio de su reposición o mantenimiento- o que
subsidia
su ut i lización s ino hasta e l mom ento en que es evidente que
no
se puede hace r otra cosa. Aun que m uchas veces este momento
ya e s demasiado tarde.
Ello porque se concibe este pago por el uso del recurso com o
un tributo econó mico frente al hecho de su escasez o de su
con-
centración en pocas ma nos y no porque se perciba co mo parte
de la inversión necesaria que se hace en bienes de capital ni
mucho menos quede de manifiesto su relación directa con la
rentabilidad de la inversión a largo plazo.
De tal forma que se piensa q ue de poseerse el recurso a
título
individual se trataría de una fuente gratuita de riqueza
suscep-
tible de ser explotada al r itmo que exija la acum ulación
d e
capi-
tal independ ientemen te de si el lo com prom ete su
existencia
futura. Es decir que sí se reconoce la ventaja que la uti l
ización
del recurso da a algunos productores en términos de una gan
an-
cia extraordinaria o una renta por el sólo hecho d e no pagar
el
precio de dicho s medios de producción .
Así las prácticas contables dominan tes se basan e n ignorar
que la pérdida de riqueza natural -que equivale a pérdida de
productividad física y econó mica- en el largo plazo se
traduce
en riqueza económica de corto plazo en ingresos incrementado
s
por la vía de la gratuidad de las capacidades productivas d e
los
recursos naturales que son uti l izados m ás allá de su s
propieda-
des naturales de reposición.
Felipe Torres Torres y Yolanda Trápaga
Este cuadro sirve sólo de i lustración de la forma en q ue
una
percepción d e corto plazo e n la cuantificación de los co stos
de
capital excluyendo
ellos la depreciación de la base natural
da como resultado un ingreso superior en el corto plazo
contra-
riamente a la inclusión del pago de reposición de este agota-
miento que reduce el ingreso neto.
O en su defecto si se pretendiera mantener el mismo ingreso
que
en el esquema convencional habría que trasladar el pago de la
depre-
ciación del suelo al consum idor mediante un precio final más
alto.
N o vam os a entrar aquí a discutir sobre la forma de e
stable-
cer el mo nto mon etario de la depreciación del suelo o de
cual-
quier otro recurso natural.
Ese aspecto se encuentra hoy en debate y hay dist intas es-
cuelas que proponen diferentes métodos de evaluación de esto
s
fenómenos para su inclusión en los Sistemas de Cu entas Na-
cionales en los países d esarrollados.
Sin emb argo a nivel microeconóm ico en la parcela o en el
establo la cuantificación de los efectos de los proces os
pro-
ductivos en el medio ambiente es sumamente difícil ya que
ade-
más de las alteraciones en la estructura y la fertilidad de los
suelos
-que impactan directamente la contabil idad de la unidad de e
x-
plotación- existen otros factores difíciles de evaluar no s i l o
en
términos microeconómicos sino en un contexto m ás general.
Ejemp lo de el lo es la pérdida de suelos debida a la erosión
eólica e hídrica la pérdida de hábitat animal la pérdida de
di-
versidad biológica la contaminación difusa por aplicación de
insecticidas la l ixiviación de agroquímicos y de desechos
agrí-
colas a los man tos acuíferos etc.
Lo im portante a señalar aquí es el hech o de que la economía
enfrenta hoy el reto de conv ertir a cri terios económ icos el com
-
portamiento de unidades naturales de producción de manera que
se logre un s istema generalizab le de cuantificación d e la
parti-
cipación de los procesos biológicos de producción en la r
iqueza
naciona l en término s de valor.
LA AGRICULTURA ORGÁNICA
Y en términos del productor privado el cálculo de sus costos
de producción amén de que goce de una ventaja frente a los
que
no disponen de la posesión de un recurso natural resulta com-
plicado e n la medida en que tendría que con ocerse de
antemano
la cuota d e extracc ión o de explotación qu e garantiza la
reposi-
ción n atural del mism o o su conservación.
Con ello adem ás de conocerse el r i tmo de producción que
puede man tenerse sin agotar el sistema se fija un límite al
rit-
mo de acumulac ión que podr ía da r se s i s e usa e l r ecur
so
indiscriminadamente.
Eso significaría contar con una idea muy precisa por parte
de la autoridad de los recursos con que cuentan los produ
cto-
res a nivel no sólo de estudios de impacto ambiental sino de
un
ordenamiento ecológ ico. La percepción estatal sobre los
bienes
nacionales utilizados para la produ cción ha funcionado de
di-
ferente manera.
E n esta lógica los inversionistas privados no hacen una eva-
luación sistemática sobre el impacto de ciertas prácticas
con-
vencion ales d e cultivo a nivel de la erosión del su elo
agrícola.
en su pérdida de nutrientes en su contaminación porque no es
con su capital que directamente tienen que recuperar estas
ca-
racterísticas p erdidas.
Lo que se vuelve ento nce s un costo en término s sociales.
ya
sea en el corto o en el largo plazo. Aún cuando se observe
que
efectivamente este deterioro de los recursos se traduzca en
un
alza en los costos pues se necesitan invertir may ores
cantida-
des de dinero en compen sar artif icialemente las sustancias
que
el suelo va perdiendo. Esto se traduce en rendimientos decre-
cientes.
Sin em bargo este canon que se paga bajo la forma de una
renta un imp uesto o aun cuando se pueda acceder al recurso
gratuitamen te vela el hecho real de que alguien debe asumir
el
costo económico de la degradación de los recursos naturales
elipe Torres Torresy Yolanda Trápaga
un tr ibuto por conce pto de la monopolización o escasez de
los
mismos.
Es decir que no se asume el carácter de estos recursos fun-
cionando como bienes de capital aunque no hayan sido produ-
cidos por el trabajo hum ano y su periodo de caducidad sea de
otro orden.
De tal forma los agricultores trasladan la obligación de asu-
mir estos costos de producción a la sociedad en su conjunto
que ha de pagar un imp uesto ecológico.
Y no queda claramente establecido que el precio d e un bien
agrícola puede significar un costo más elevad o de produ cción
al
asumir este desgaste del suelo o la dism inución en la calidad
o
en la cantidad del agua de riego etc.
Y
además es te impuesto
ecológico pagado socialmente no garantiza q ue se utilice e n
dar
un cuidado adec uado de los recursos naturales y evitar su
agota-
miento.
El World Resou rces nstitute estima que si se imputara la
deprec iación del suelo -estim ada a partir del valor actual de
las
pérdidas futuras de ingresos debidas al impacto de la produc-
ción sobre la calidad del suelo- en la conta bilidad de una e
xplo-
tación agrícola los ingresos netos del agricultor
descenderían
considerablemente -sin tomar e n cuenta subsidios gubernamen-
ta le s- e n el m arco d e la p ro du cc ió n c o n v e n ~ i o n a
l ~ ~ .
M ientras que actualmente ese costo no se toma en considera-
ción y los cálculos relat ivos a los ingresos de los produ
ctores
arrojan niveles mucho m ás a ltos -sin incluir otras variables
que
modifican el nivel real de los ingresos- pues no imputan el
ago-
tamiento de una parte del cap ital.
La polí tica que ha sido aplicada en este sentido de manera
global es la del que contamina paga. Pero esta política es
limi-
tada para el caso de la agricultura. porque existen fuentes
de
contaminación difusa que no son fáciles de identificar y por
O I dem
consiguiente asignar responsabilidades individuales. Esta es
una
de las razones por las que la polí t ica de conservación en
los
países industrializados ha tendido a actuar con sub sidios
para
inducir conductas am bientalmente m ás responsables y qu e
pre-
vengan la actuación depredado ra sobre los recursos.
olíticas agrícolas
La segunda mitad de este siglo se ha caracterizado por la
tendencia a una g estión intensiva de los recursos naturales
em-
pleados e n la producción agrop ecuaria en la mayoría de los
paí-
ses con el objetivo de abastecer la creciente demanda de
ali-
trial.
En el mundo ca pital ista dos esti los se echaron a andar con
el
fin de cu m plir estos objetivos:
1 El de los países que hoy se con sidera n desarrollados y q
ue
ha consist ido en garantizar ingresos remu neradores a los
agri-
cultore s co n el fin de mantener al grup o social que puede
pro-
porcionar de manera regular y co n calidad el abasto de
bienes
del agro.
2 El de los países que han sacrif icado sistemáticamente los
interese s de los agricultores transfirien do los recu rsos del
agro
hacia la industria y l imitando o cancelando las posibil idades d
e
capital ización y desarrollo del campo con la perspectiva de
que
el desarrollo industrial merece el sometimiento econó mico de
los sectores que cuentan con recursos naturales como su base
productiva.
Una vez consolidadas las estructuras productivas de los paí-
ses del primer grupo su estrateg ia se orientó a la expa nsión
eco-
nómica conqu istando me rcados en el ám bito internacional
para
colocar los al imentos que el los producen.
Así, junto con una crisis presupuesta1 generalizada en los
países industrializados, y en un con texto de apertura de las
eco-
nom ías del mu ndo, el agro resulta un sector clave a
reestructu-
rar. ya q ue duran te décadas ha recibido enorm es flujos
financie-
ros co n el f in de com pensar sus desventajas frente a los
ámbitos
de regularidad econ ómica n o dependientes de la naturaleza.
De esa form a, se planteó entre los países miem bros de la
OCDE
la necesidad de reformar sus polí t icas agropecuarias en base
a
dos ejes dinamizadores:
1 El abaratamiento de los costos gubernamentales de las
polí ticas hacia e l agro, orientando m ás hacia el mercado las
es-
tructuras productivas y disminuyendo los subsidios.
2
La conservación d e los recursos naturales involucrados e n
la pro ducción agropecuaria, canalizando fondo s específicos
para
ese f in3 .
Rentabil idad y conservac ión son los dos elementos qu e por
primera v ez en la historia tratan de coordinarse com o un
objeti-
vo de la política econó mica.
La conjugación de e stos dos factores garantiza en sí una
con-
tradicción en el sistem a capitalista, consistente en incorp orar
en
el escenario económico una externalidad que actúa sobre los
procesos económ icos con una lógica biológica. L o que
normal-
mente significa que no actúa en concordancia con los procesos
de la rentabilidad.
Se t r a t a , en tonces , de un r e to nuevo en l a h i s to r i a
de l
capitalismo. El hech o de buscar una racionalidad económ ica
que
tome e n cuenta los proceso s biológicos, implica un esfuerzo
de
adaptación de los procesos de acum ulación de capital y de
ge-
neración d e ganancias, a un objetivo d e largo plazo com o la
con-
servación de los recursos naturales.
Desde luego que hay m últiples mediaciones en este proceso,
OCDE ' Integratrort de s Polr t iques de 'Agr icul li i re e d e
'Environnemenr, O C D E ,
Francia. 1993
elipe Torres Torresy Yolanda Trápaga
de t ipo polí t ico y también económico. Y de ello dependerá
el
éxito de la con jugación de este binom io.
Po l í t ica s conse rvac ion i s t a s
A m ediados de la década pasada los países desarrollados
i m p l e m e n t a n p o l í t i c a s o r i e n t a d a s a i n c
o r p o r a r c r i t e r i o s
conservacionistas a la reproducción del agro.
En esos países indu strializado s el periodo de posg uerra se
ha
caracterizado por la vigencia de programas de apoyo a los in-
gresos agrícolas que orientan el quehacer d e los productores e
n
función de los intereses estatales de garantizar el abasto de c
ier-
tos bienes y conq uistar mercados en el exterior.
Estos programas han servido para concentrar los aparatos
productivos en un número redu cido de cult ivos y de
productos
pecuarios de carácter estratégico con la ut il ización de
tecnolo-
o b j e t i v o s e c o n ó m i c o s y s o c i a l e s d e l a p r
o d u c c i ó n
a g r o p e c u a r i a .
L o s g o b i e r n o s d e l o s p a i s e s i n d u s t r i a l i
z a d o s s e h a n
involucrado en un proceso de dos caras donde est imulan por
un
lad o el esque ma produ ctivista carac terístico del periodo de
pos-
guerra com o condición parar conservar sus posiciones domi-
nantes en los mercados internacionales de básicos. Y por el
otro
lado en la últ ima década h an com enzado a desarrollar
esfuer-
zos buscan do la instalación de procesos basados en
tecnologías
limpias y que se acerque n lo más posible a la
sustentabilidad.
Se trata de d os carriles d e un mismo es cenario donde la
con-
tradicción fundamen tal radica en lograr niveles adecuados de
rentabilidad y com petitividad al mismo tiempo qu e se busca
que este esquem a se haga de manera autosostenida es decir
una produc ción econó mica me nte viable que preserve los
recur-
sos naturales de base de la ex plotación agropecuaria así
como
el man tenimiento de otros ecosistemas sobre los que influyen
las actividades de este sector32.
Un ejemplo im portante d e la nueva orientación d e las polít
i-
cas económ icas hacia el cam po es el subsidiar a los
productores
sin tomar como pu nto d e referencia la productividad. Sin o
que
el criterio básico e s mantener un nivel adecuado de los ingresos
de
los agricultores a condición de que cum plan con ciertos
requisitos
com o la diversificación de cultivos la adopción de actividades
ex-
tra parce la cuidado de los recursos más frágiles etc.
M ediante este instrumento se busca reducir los enormes ex-
cedentes de ciertos productos por un lado al mismo tiempo que
se disminuye la presión sobre los recursos naturales
atenuando
con el lo su
d e g r a d a ~ i ó n ~ ~ .
O tro caso es el programa de congelamiento de t ierras frági-
l OCDE The Env~ronmenialEffecis of Trade OECD Francia 1994
Commission des Communautés Européennes
Yolanda T rapaga
les l levado a cabo en los paises de sarrollad os. Pero sobre tod
o
en los Estados Unidos. donde se ha logrado a la fecha sacar
de
la produ cción una sexta parte de su superficie histórica
cultiva-
b1ei4.
Este esfuerzo, s in embargo, no t iene la d imensión que
pudie-
ra adquirir . s i se toma en cuenta que la t ierra bajo cult ivo
en
estos paises sigue siend o la más p roductiva y e n su mayor
parte
sigue sometida a la lógica de aplicación de cantid ades
masivas
de capital en el estilo conve nciona l.
Además. es importante señalar que a l término del per iodo
por el que los agricultores contrataro n sus t ierras para
sacarlas
de la producción. hay enormes posibi l idades de qu e no
vuelvan
a inscribir las pues los ingresos que el m ercad o y e l s istema
tra-
dicional de subsidios promete p ueden ser m ás al tos , en
determi-
n a d as c o n d i c i o n e s , q u e l o s o b t e n i d o s b a
j o e l s i s t e m a d e
congelarniento.
Las señ ales del mercado - ta les como un aum ento de lo s
in-
gresos en países co mo China o la e x u n ió n Soviét ica , que
gene-
rarían un incremento sustancial de la demanda de al imentos y
posiblemente d e los precio s a nivel mu ndial- , en este caso,
ac-
túan a contrapelo de lo s programas conservacionistas.
Y
en la medida e n que los produ ctores volvieran a explotar
sus t ierras. se echaría para atrás lo obtenido en diez años.
No
sólo en el ter reno eco lógico recuperación de hábi ta t naturales
,
conservación de suelos , d isminución de lo s niveles de
contami-
nación originados en la agricultura), s ino en el terreno
ideológi-
co, pues los agr icul tores que tomaran la decis ión de aban
donar
estos programas estarían renunciando a jugar el doble papel
de
productores cuid ado res de la naturaleza.
Esto significa que hay un serio problema en el sentido de
lograr establecer polí t icas justas y equitativas para los
produc-
i \ l )A 7 1ie ( or 7s i~ rv ut io ~~eserve Progrurii Enrollrnent
Statistrcs for Sr gn ~r p errods
1-11 iiri<l ~ ' I . \ C ~ I /
Felipe Torres Torres y Yolanda Trápaga
Uno de estos fungicidas (Captan) se usa e n m ás del
90
de
la superficie productora de manzanas en dichos estados y la
mayoría de los derivados de esa sustanc ia estaría en la l ista
de
probables prohibidos.
Si se toma en cuenta que el Este es tadounidense aporta m ás
del 40 de la producción de ese país, la disminución de los
rendimientos incrementaría significativamente los precios al
c o n ~ u m i d o r ~ ~ .l m i s m o t i e m p o q u e e x i g i r
í a m a y o r e s
erogaciones gube rnam entales para su bsidiar a los
productores
afectados en el periodo de cam bio de cult ivo, o de otra a
lterna-
tiva via ble.
A nivel doméstico, el intento de mejorar las condiciones de
salud de los productores y de lo s consum idores pasa en e ste
caso
por la conv ersión de muchos agricultores en no rentables.
A nivel internac ional, este asunto de regulación del m
ercado
de pesticidas pasa por la proh ibición de importar aqu ellos
pro-
ductos que los contengan (especias en teras, copra,
té).
Contra-
viniendo con ello la normatividad establecida en el sistema
de
estándares de pesticidas del GATT que e s mucho m ás f lexible
y
que haría que dicha prohibición se estableciera com o una
barre-
ra no aran celaria. Con tradictoria con los acuerdo s de la
Ronda
Uruguay. que permiten sólo la tarificació n.
Las norm as internacionales no im piden, entonces, la imp or-
t a c ión y e l consumo de l o s p roduc to s con t en i endo d i
chos
agroquím icos, solamente establecen un arancel.
Y dado que este tipo de med idas son prácticame nte exc lusi-
vas de los países industrializados, es decir, que el resto de
las
econom ías da una importancia much o menor a regulara este
tipo
de cuestiones, inmediatamente queda en evidencia que esta
ten-
dencia a cuidar el medio ambien te está creando d os bloques
co-
m erciales, con lógicas que cada día son menos com patibles.
En este contexto, los países desarrollados cada día tendrán
U S D A Agr icu ltu ra l Ou t lo ok , U S D A , Es tados Unidos ,
mayo ,
993
6
má s objeciones para com prar los productos de las otras
econo-
mías, provocand o en últ ima instancia que lo que los
agriculto-
res del Tercer M undo cult ivan llegue a su destino final en
con-
diciones de m ayor asim etría que las que ya de por sí imperan
en
los intercam bios internacionales.
La segm entación creciente de los mercados de los productos
agropec uarios resultado de procesos ecológicos, es una
tenden-
cia qu e se profund izará cada día más, por las siguientes
razo-
nes:
1 Por tratarse de productos más caros que los generados con-
vencion almen te, ya que en un escenario dominado por al to
con-
sumo de agro quím icos, las zonas l ibres de contaminación
son
esca sa s , y l o s cu idados que hay que da r a l a p roducc
ión
susten table es mucho m ayor en virtud a que la tecnología
limpia
descansa en la ut i lización de m ayores proporciones de m ano
de
obra, se necesitan instalaciones adecuadas a cada condición,
tanto en el nivel de la producción com o e n el del transporte y
la
comercialización.
2 . Porque se trata de un m ercado altamente regulado, en
vir-
tud de los requisi tos que han de cu mp lir los productos y que e
n
los casos m ás integrales han d e ser generalmente c ert if
icados.
3. Porque los países desarrollados cuentan con la organiza-
ción, los mecan ismos y el f inanc iamiento para con trolar
dicha
lógica y los subd esarrollados no.
Co n estas bases de fun cionam iento, se constata igualmente
una e structura fragmentada de los part icipantes en los
mercados
de productos orgánicos que obed ece a dist intas dinám icas.
a Existir ía un grupo d e países desarrollados productores de
básicos cereales) y produc tos transformado s, cuya dinámica
depen de de su propia demanda interna. Donde e starían los
Esta-
do s Un idos y la mayor parte d e los países de Europa del
Norte.
b Otro grupo de países lo integrarían ec onom ías de desarro-
l lo medio que están produciend o ciertos cult ivos de expo
rtación
frutas y hortalizas cuya dinámica depende de la demanda de
los paises del primer grupo que no cultivan esos productos
por
razones cliniáticas.
cerla. Entre estos se encontrarían España, Portugal
y
Grecia.
Estas economías gozan de la ventaja