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DAEM COELEMU
Textos Legibilizados para Desarrollar
La Velocidad Lectora
Septiembre de 2009
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INDICE
CONTENIDO PÁGINA
INDICE 2
PRESENTACIÓN 3
TEXTOS CATEGORÍA 38 A 46 p/m 4-11
TEXTOS CATEGORÍA 64 A 73 p/m 12-23
TEXTOS CATEGORÍA 88 A 99 p/m 24- 40
TEXTOS CATEGORÍA 111 A 124 p/m 41- 53
TEXTOS CATEGORÍA 136 A 149 p/m 54- 62
TEXTOS CATEGORÍA 161 A 177 p/m 63- 75
TEXTOS CATEGORÍA 174 A 193 p/m
ANEXOS (matriz criterios legibilidad y catálogo Cra precategorizados)
76- 89
90- 108
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…Y después de evaluar la Velocidad Lectora, ¿qué?
Este texto es una respuesta a la interrogante surgida durante este proceso, es
el resultado del desaprender, para luego componer nuestro conocimiento. Su sencillez
se sostiene en fundamento teórico que da cuenta de la importancia de automatizar el
proceso lector y como se logra.
Los estudiantes leen a distinta velocidades, independiente del curso y edad que
tienen, eso queda claramente demostrado en las evaluaciones diagnósticas
realizadas, por lo tanto el desafío de la escuela es trasladar a cada uno de ellos a las
categorías que les corresponde.
La lectura se automatiza en la medida que los estudiantes sean capaces de
trasladar la mayor cantidad de palabras a la “memoria a largo plazo” para leerlas por
“vía directa” recuperándolas del “almacén léxico”.
Este “almacén léxico” guarda las palabras como imágenes completas (léxico
visual) y como sonidos completos (léxico auditivo), así un niño, en la medida que
repetidas veces lea una palabra activará la “vía de reconocimiento rápido”
facilitando su lectura como imagen, liberando recurso de la “memoria operativa” para
orientarlos a los procesos de comprensión.
Por tanto los alumnos/as deben leer textos que den cuenta de su velocidad de
lectura y no de edades y/o cursos. Para eso se requiere determinar el Índice de
legibilidad para Velocidad Lectora estableciendo “criterios de legibilidad” que
permiten determinar cuales son las características que deben tener los textos para
cada categoría de velocidad.
Por las características de la “atención”, de ser única, direccionada y limitada
en el tiempo, se recomienda que estas sesiones de lectura no superen los veinte
minutos tres veces al día, por periodos de 15 a 20 días, para luego evaluar y
recategorizar a los alumnos/as, y determinar el tipo de textos que deben continuar
leyendo.
Es recomendable acompañar este proceso con un sistema de evaluación bien
implementado en el Establecimiento, que considere básicamente recoger información
sistematizar, analizar, devolver e incorporar ajustes, para iniciar el ciclo nuevamente.
Equipo Comunal
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Criterios de selección de textos
por Velocidad Lectora
TEXTOS: CLAUDIA Y EL TORO, EL ELEFANTE PERDIDO,
QUE LE PASO A DANIELITA
CATEGORIA: 38 a 46 p/m
Formato Fuente y tamaño de la letra, distribución de
la línea escrita y tipo de puntuación
Fuente Script 20 o superior con Párrafos de hasta 10 líneas controladas1,
sin división de palabras por guión al final de la línea y con
puntuación que señale preferentemente pausas.
Tipología Tipo o estilo de textos referido a si estos son
narrativos, informativos, descriptivos, etc.
Narraciones referidas a historias de animales y
personas reales o fantásticos2 y textos poéticos como juegos infantiles, adivinanzas, trabalenguas, poesías, rimas y juegos verbales.
Vocabulario Adecuación a su edad y si se trata de vocablos de
uso común-familiar o no y si el estilo es coloquial o formal.
Palabras familiares de significado concreto, con significado denotativo3
en estilo coloquial.
Iconografía Cantidad y tipo de anclajes gráficos que asisten al
proceso de comprensión.
Texto sobre imagen de fondo o ¾ de página.
Estructura Interna Orden en que están presentados los
diversos acontecimientos de un relato.
Estructura lineal en inicio, desarrollo y
desenlace
Nivel de Dificultad Estructura sintáctica de las oraciones y de los elementos narrativos.
Oraciones simples4, Con hasta 3 personajes en un ambiente, con narrador testigo.
Nivel de complejidad Estructura y composición de las palabras respecto de la cantidad y disposición de palabras y silabas
Palabras hasta tres silabas de
composición directa
Argumento La sucesión de acciones, hechos o anécdotas que el narrador va contando.
Fantásticos con moralejas y finales felices
Cuentos de hadas, de animales con comportamientos similares a los de un niño Personificación de los elementos de
la naturaleza.
Extensión Numero de palabras que componen el texto
Hasta 30 palabras por hoja. 10 carillas
1 “Oraciones cuyo predicado con los complementos adjuntos permitan constituir un mensaje completo
por línea” La legibilidad de los textos, Felipe Alliende
2 “El interés por lo fantástico aumenta hasta los 8 ó 9 años y luego disminuye en forma gradual”, El
Poder de leer”, Mabel Condemarín
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“Es lo que apunta a lo propiamente designado por la palabra o expresión”, La legibilidad de los
textos, Felipe Alliende 4
“Oraciones simples, cuando contiene un único verbo, y por lo tanto expresa solamente una acción
verbal.”, http://www.escueladigital.com.uy/espaniol/11_oraciones.htm
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Claudia y el
Toro
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El Elefante Perdido
Se ha perdido mi elefante.
Se ha perdido.
Se perdió
Lo tenía en el jardín.
Se ha ido.
O se escondió.
He buscado en la cocina,
En las piezas,
En el balcón.
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Pregunté a mucha gente.
Si lo ha visto.
Nadie vio.
Tal vez no vuelva a tocarle
Sus orejas.
Qué dolor
Para no llorar
de pena
Prenderé el Televisor
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Pero saben qué noticia
me anunció
el locutor
Señores un elefante
se ha encontrado
se encontró
Que venga luego
su dueño…
su dueño
ese soy yo
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¿Qué le paso a Danielita?
su sonrisa está vacía,
se le perdieron sus dientes.
O los guardo en la alcancía.
O un ratón muy silencioso
en la noche se los robó,
pues, comiendo tanto queso,
a los suyos los gasto.
Tal vez fuese la lauchita
que sus dientes se llevaron,
y en un hongo colorado
calladita los guardo.
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Criterios de selección de textos
por Velocidad Lectora
TEXTOS: EL LORO PARLANCHÍN, GREGUERIAS, LA
CUNCUNA MATELUNA
CATEGORIA: 64 a 73 p/m
Formato Fuente y tamaño de la letra, distribución de la línea escrita y tipo de puntuación
Fuente Script 12 o superior con
Párrafos de hasta 20 líneas controladas, sin división de palabras por guión al final de la línea y con puntuación que señale preferentemente pausas, entonación.
Tipología Tipo o estilo de textos referido a si estos son narrativos, informativos, descriptivos, etc.
Narraciones
referidas a historias de animales y personas reales o fantásticos, y poéticos como juegos infantiles, adivinanzas, trabalenguas, poesías, rimas y juegos verbales.
Vocabulario Adecuación a su edad y si se trata de vocablos de uso común-familiar o no y si el estilo es coloquial o formal.
Palabras familiares de significado
concreto, con significado denotativo en estilo coloquial.
Iconografía Cantidad y tipo de anclajes gráficos que asisten al proceso de comprensión.
Texto en línea con imagen de ½ página.
Estructura Interna Orden en que están presentados los diversos acontecimientos de un relato.
Estructura lineal en inicio, desarrollo y desenlace
Nivel de Dificultad Estructura sintáctica de las oraciones y de los elementos narrativos.
Oraciones simples, Con más de 3 personajes en un ambiente, con narrador testigo
Nivel de complejidad Estructura y composición de las palabras respecto de la cantidad y disposición de palabras y silabas
Palabras hasta tres silabas de composición directa e indirecta con letras de doble sonido
Argumento La sucesión de acciones, hechos o anécdotas que
el narrador va contando.
Fantásticos y aventuras con moralejas y finales felices donde la realidad se va imponiendo
Cuentos tradicionales, clásicos europeos, fantasía e historias de animales domésticos que hablan, cuentos maravillosos
Extensión Numero de palabras que componen el texto
Hasta 50 palabras por hoja. 20 carillas
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ente,
ta.
ielo.
es
GREGUERIAS
El cometa es una estrella
a la que se le ha deshecho el moño.
Los tornillos son clavos
peinados con la raya al medio.
Las primeras gotas de la tormenta
bajan a ver si hay tierra en que aterrizar.
Cuando el tren acaba de pasar el pu
mueve alegremente su cosa.
El murciélago vuela con su capa pu
La araña es la zurcidora del aire.
El arco iris es la bufanda del c
Los patos fueron los primeros
que tuvieron bocina propia.
Lo más maravilloso de la espiga
es lo bien hecha que tiene la trenza.
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El Loro Parlanchín
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La Cuncuna Mateluna
El ruido y ajetreo en el bosque era enorme.
Claro, era vísperas de Navidad y la mayoría de los
animales habían dejado cosas para último minuto.
Por eso el Centro Comercial estaba repleto.
Por ahí andaba el conejo disfrazado de Viejo
Pascuero, sonriendo con sus tremendos dientes
enredados en la barba.
Por allá, la lechuza tropezaba con todo el mundo,
porque andaba con los ojos cerrados para que no le
molestara la luz.
Por acá la señora pata vitrineaba con sus doce patitos
en fila.
Y, entre todos, andaba la cuncuna Mateluna
apuradísima. Tenía que hacerle un regalo a su novio, el
gusano Luciano, y había juntado veinte pesos en una
pequeña alcancía. No sabía si comprarle un auto o un
camión, una corbata o un peinetón.
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Claro que como Luciano no sabía conducir ni le gustaba
vestirse elegante y era pelado, mejor le regalaba otra
cosa.
-Ay, que le compro a mi luchiluchi –pensaba, muerta
de calor y sin decidirse por nada.
Para pensar mejor y comer algo rico, entro al Café del
Mono.
-¿Qué se sirve, señorita? -preguntó el mono.
- Un helado, gracias. -respondió ella.
Y se le hizo agua la boca por esa palabra con sabor a
bate bate chocolate.
A los pocos minutos regresó el mono con una copa así
de grande.
La cuncuna primero tragó saliva. Luego tomó la
cuchara. Después la hundió en la copa.
Chocolate y frutillas, almendras, manjar, frutas
confitadas, todo muy ñam ñam.
La cuncuna abrió la boca y… y….
¿Qué no le gustó? ¿Qué se arrepintió de comer
porque estaba gorda?
No, abrió la boca y… vio frente a ella a un ratoncito
que la miraba con los ojos redondos como copa y boca
larga como cuchara.
La cuncuna, incomoda, cerró los ojos, abrió la boca,
volvió a levantar la cuchara.
Ñam… que rico.
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Dejó que el helado le enfriara la lengua y cuando
estaba a punto de tragarlo, abrió medio ojo y… el
ratoncito seguía mirándola.
La cuncuna Mateluna respiro hondo, cerro entero el
ojo, se dio vueltas, tomo la cuchara, sintió el aroma de
chocolate y frutillas, almendras, manjar, frutas
confitadas, ñam y… el ratoncito de nuevo estaba frente a
ella.
Se dio vueltas para el otro lado y tomo la copa de
helados con las dos manos.
Y para el otro lado estaba el ratoncito mirando,
mirando.
Entonces se metió debajo de la mesa, se inclinó sobre
la copa, metió la cuchara en ese pedacito de chocolate
con dos almendras enteritas, levantó la cuchara y…
¿Quién estaba debajo de la mesa mirando, mirando?
Si, el ratoncito.
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-¿Es que una no puede tomarse un helado tranquila
mientras piensa en el regalo que tiene que hacerle a su
luchiluchi con los veinte pesos que ahorro? –pregunto
Mateluna con el mantel en la cabeza.
-Sipi –respondió el ratoncito con ojos de copa y boca
de chuchara.
-Fuchi, fuchi, fuchi –lo espantó la cuncuna, moviendo
las manos.
Pero como los ratones no entienden ese idioma, ni se
movió.
-Nopu –dijo el ratoncito, sonriendo con dos dientes
afuera.
-Ay, qué vida –suspiró ella.
Tomó la cuchara, la hundió en la copa y la sacó con
helado, cerezas, manjar y frambuesas, la hizo volar como
avión y la puso frente al ratoncito.
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-Abre la boca –le dijo.
El ratoncito la abrió y ñam.
-¿Quieres más? –preguntó la cuncuna, tragando saliva.
-Sipi –respondió el ratoncito.
Tomo la cuchara, la hundió en la copa y la sacó con
helado y chantilly, con dos pasas y maní, la hizo volar
como avioneta, y la puso frente a la boca del ratoncito.
-Ñam –saboreó el ratoncito.
-Slurp –trago saliva la cuncuna.
Y entre aviones, avionetas, motos y motonetas, el
ratoncito se comió todo todito el helado.
-Quiero pagar, por favor –pidió la cuncuna con la boca
hecha agua.
-Son veinte pesos y Feliz Navidad –dijo el mono,
extendiendo la cuenta por debajo de la mesa.
EL ratoncito sonríe con sus dientes manchados de
maní, vainilla y cuchuflí y Mateluna se comió un pedacito
de chocolate que había pegado al mantel.
Así, mientras en el Centro Comercial el conejo seguía
tocando la campana y asustaba a la lechuza que
tropezaba con la pata y los doce patitos, la cuncuna llegó
a su casa.
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Se preparó una leche con vainilla y se la tomó con los
ojos cerrados.
¿Y saben que hizo después?
Envolvió el regalo de su gusano Luciano.
Era un regalo muy simple: dos besos y una poesía, la
sonrisa de un ratoncito y una pequeña alcancía.
Ana María Guiraldes
Chilena
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Criterios de selección de textos
por Velocidad Lectora
TEXTOS: COCORINA, DICEN…QUE DIJO, EL TOPO QUE
QUERÍA…
CATEGORIA: 88 a 99 p/m
Formato Fuente y tamaño de la letra, distribución de
la línea escrita y tipo de puntuación
Fuente Script 12 o superior con
Párrafos de hasta 20 líneas, con y sin división de palabras por guión al final de la línea y con puntuación que señale pausas, entonación y distribución
Tipología Tipo o estilo de textos referido a si estos son narrativos, informativos, descriptivos, etc.
Narraciones
referidas a historias de animales y personas reales o fantásticos, y juegos infantiles, adivinanzas, trabalenguas, poesías, rimas, juegos verbales; y normativos que ofrecen pautas.
para desempeñar distintas funciones Vocabulario Adecuación a su edad y si se trata de vocablos de uso común-familiar o no y si el estilo es coloquial o formal.
Palabras no familiares de significado
concreto, , con significado denotativo en estilo coloquial.
Iconografía Cantidad y tipo de anclajes gráficos que asisten al proceso de comprensión.
Texto en línea con imágenes de ½ y ¼
página.
Estructura Interna Orden en que están presentados los diversos acontecimientos de un relato.
Estructura lineal en inicio, desarrollo y desenlace
Nivel de Dificultad Estructura sintáctica de las oraciones y de los elementos narrativos.
Oraciones simples, Con más de 3 personajes en diversos ambientes, con narrador testigo y/o omnisciente
Nivel de complejidad Estructura y composición de las palabras respecto de la cantidad y disposición de palabras y silabas
Palabras de más de cuatro silabas de
composición directa, indirecta y mixta con letras de doble sonido
Argumento La sucesión de acciones, hechos o anécdotas que el narrador va contando.
Fantásticos y aventuras con moralejas y finales felices donde la realidad se va imponiendo
Leyendas folclóricas, máquinas personificadas, ambiente familiar (hogar, escuela, amigos, juego...) y humor.
Extensión Numero de palabras que componen el texto
Hasta 60 palabras por hoja. 30 carillas
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Dice que dicen, Que dijo...
Dicen que este cuento empezó cuando Teresa le dijo a su hijo en la mesa: “Ve a buscar a Tomás y dile que venga a ayudar a sacar al ratón que está allí atrás”.
Juan llegó a la casa de Tomás y, como no lo encontró, dicen que le dijo a su hermana Roxana que su mama había encontrado un ratón comiendo una manzana en un cajón. Sin preguntar nada más, la hermana de Tomás salió a la calle y grito: “¡Hay un ratón escondido en un rincón!”
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Y cuando Cristina, la vecina de la esquina, la oyó, la noticia a Patricia le contó: “Hay un ratón en el pueblo que asusta a la gente de buen corazón”.
Dicen que sin malicia dijo Patricia a su tía María: “¿Sabes, tía, que paso? Había un ratón en el pueblo y ahora parece que son un montón”.
La tía, desesperada, llamó a la policía y dicen que dijo que ratones había a montones y que los traían los ladrones. El sargento al momento dio una orden diciendo: “¡Hay que encontrar al ladrón de esta población!”
Obediente, salió el teniente a interrogar a la gente, comenzando por Agustín, que estaba en su jardín. “¿Vio algo raro?” preguntó. Dicen que Agustín dijo al teniente: “¡Veloz y sigilosamente, alguien huye detrás de ese grupo de gente!”
Dicen que Anita dijo al teniente: “¿Atrapen al delincuente, que escapa corriendo por aquel puente!” Pero tanto, tanto grito que al agente aturdió, y distante, allá a lo lejos, hasta Julián la escuchó.
Detener al ladrón quiso Julián, pero sin fortuna, porque al resbalar, apenas alcanzó a rozar el talón del malhechor, quien dicen que dijo: “Yo me voy de este lugar porque tengo
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que llegar”. Y, aprovechando la ocasión, a la casa de Teresa corrió y corrió.
Allí, por fin lo interceptó la policía y una multitud enardecida decía: “¡Cárcel y castigo para ese forajido!” El forajido, muy afligido, enfrentó a los pobladores diciendo sin más ni más: “Amigos, soy Tomás y el ratón de la casa de Teresa he venido a sacar”.
Con risas y carcajadas, toda la aldea la confusión festejaba. Felices de que no existieran ni ratones ni ladrones, aunque se diga que dicen que dijo el cartero que al ratón le ha llegado una carta de su amor verdadero.
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El topo que quería saber quién se había
hecho aquello en su cabeza.
Todo empezó cuando, un día, el topo asomó la cabeza por su agujero para ver si ya había salido el sol. Aquello era
gordo y marrón; peor de todo: le fue a caer justo en la cabeza.
¡Qué ordinariez!, chillo el topo. ¿Se puede saber quien se
ha hecho esto en mi cabeza? Pero era tan corto de vista que no
pudo descubrir a nadie.
¿Has sido tú la que se ha hecho esto en mi
cabeza?, preguntó a la paloma, que volaba por allí en aquel
momento.
plas, un goterón húmedo y blancuzco se estrello en el
suelo, justo al lado del topo, y le salpico en la pata derecha.
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¿Has sido tú el que se ha hecho esto en mi cabeza?,
pregunto al caballo que pacía en el prado. ¿Yo? Ni hablar
¡Yo eso lo hago así!, contestó el caballo. Y, pof, pof, cinco
boñigas grandes y redondas cayeron pesadamente casi
rozando al topo, que se quedó muy impresionado.
¿Has sido tú la que se ha hecho esto en mi cabeza?,
pregunto a la liebre. ¿Yo? Ni hablar contestó la liebre. Y, ra ta ta ta ta, quince balines redondos
silbaron en los oídos del topo, que tuvo que dar un salto
arriesgado para que no le alcanzaran.
¿Has sido tú el que se ha hecho esto en mi
cabeza?, preguntó a la cabra, que acababa de despertarse de
un sueño agradable. ¿Yo? Ni hablar la
cabra. Y tac, toc, tac, un montón de pelotillas de color
bombón rodaron por la hierba. Al topo casi le gustaron.
¿Has sido tú el que se ha hecho esto en mi
cabeza?, preguntó a la vaca, que estaba remiendo como
siempre. ¿Yo? Ni hablar la vaca. Y, chaf, un
pastelón marrón verdoso se desparramó en la hierba,
muy
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cerca del topo. El topo se alegró muchísimo de que no
hubiera sido la vaca quien se hubiera hecho aquello en su
cabeza.
¿Has sido tú el que se ha hecho esto en mi cabeza?,
preguntó a la cerda. ¿Yo? Ni hablar contestó la cerda. Y flof, una masa pequeña oscura y blandita cayó en la hierba. El topo se tapo la nariz.
¿Han sido ustedes los que hicieron esto en mi
cabeza?, fue a preguntar de nuevo. Pero, cuando se acerco,
vio que se trataba de dos moscas negras y gordas. Estaban
comiendo.
¡Por fin alguién que me podría ayudar!, pensó el topo. ¿Saben
quien ha hecho esto en mi cabeza?, preguntó de prisa. Espera
un poco, zumbaron las moscas. Y al cabo de un rato
contestaron: Esta claro. Ha sido un perro.
Por fin sabía el topo quien se había hecho aquello en su
cabeza: ¡Hermenegildo, el perro del carnicero!
Veloz como un rayo se encaramó en la caseta de
aterrizo justo en la cabeza del perro.
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Y Feliz y contento, el topo volvió a desaparecer
dentro de su agujero.
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Criterios de selección de textos
por Velocidad Lectora
TEXTOS: LEONARDO Y EL PRENDIZ DE VOLADOR, LOS
HUEVOS CASCARUDOS
CATEGORIA: 111 a 124 p/m
Formato Fuente y tamaño de la letra, distribución de
la línea escrita y tipo de puntuación
Fuente Script 12 o superior con
Párrafos de hasta 30 líneas, con división de palabras por guión al final de la línea y con puntuación que señale pausas, distribución y enfatice entonación.
Tipología Tipo o estilo de textos referido a si estos son
narrativos, informativos, descriptivos, etc.
Narraciones, textos poéticos y normativos diversos. Dramáticos que incluyan monólogos, libretos, dramatizaciones,
Vocabulario Adecuación a su edad y si se trata de vocablos de
uso común-familiar o no y si el estilo es coloquial o formal.
Palabras no familiares de significado abstracto, con significado connotativo5
en estilo coloquial.
Iconografía Cantidad y tipo de anclajes gráficos que asisten al
proceso de comprensión.
Texto en línea y en cuadro con la imagen de ½ y ¼ página.
Estructura Interna Orden en que están presentados los
diversos acontecimientos de un relato.
Estructura lineal en inicio, desarrollo
y desenlace
Nivel de Dificultad Estructura sintáctica de las oraciones y de los elementos narrativos.
Oraciones simples y compuestas6, con más de 3 personajes en diversos ambientes con narrador testigo y/o omnisciente.
Nivel de complejidad Estructura y composición de las palabras respecto de la cantidad y disposición de palabras y silabas
Palabras de más de cuatro silabas de
composición directa, indirecta y mixta y trabada
Argumento La sucesión de acciones, hechos o anécdotas que el narrador va contando.
Ficciones históricas donde el concepto
de tiempo cobra significado y pueda fácilmente identificarse con los personajes que le proporcionan modelos positivos de conducta y valores que merece la pena copiar
Cuentos fantasiosos. Historias de animales humanizados. Inventos fantásticos. Objetos animados. Humor absurdo, disparates y Aventuras del ambiente más cercano: familia, escuela, amigos.
Extensión Numero de palabras que componen el texto
Hasta 80 palabras por hoja.
40 carillas
5 “Es lo que apunta a una serie de conceptos asociados a la palabra o expresión”, La legibilidad de los
textos, Felipe Alliende 6
“Oraciones compuestas, cuando contienen más de un verbo, y por lo tanto expresan más de una acción
verbal.”, http://www.escueladigital.com.uy/espaniol/11_oraciones.htm
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Los huevos cascarudos
Había una vez, en una lejana isla, en medio de algún inmenso océano,
una tranquila playa llena de sol y arena, y lo más hermoso, aunque no lo creas
era que en ella no había papeles sucios ni botellas vacías… solo había arena
y… ¡tortugas!
¡Oh, sí! Había miles de tortugas que llegaban hasta esa playa a
descansar después de haber cruzado el océano nadando.
Llegaban a descansar y a poner sus huevos, ¡Y cuantos huevos ponían!
Cada una ponía decenas y decenas de huevos redondos y blandos en
los hoyos que excavaban en la arena.
Sin embargo no de todos los huevos nacía una tortuga.
¡Oh, no! Solo de unos pocos. Las aves marinas y los animales que allí
vivían se daban deliciosos banquetes con ellos. Como los huevos no tenían
cascara, eran un cómodo y sabroso bocado. De los que aun quedaban,
muchos se secaban con el calor del sol y otros se helaban con el frio de las
noches aunque estuvieran algo enterrados.
En verdad, eran muy, muy pocos los que sobrevivían.
Hasta que un día…
La señora Lentina, una tortuga muy jovencita y recién casada, salió del
agua, hizo un hoyo en la arena… y se dispuso a poner sus muchos huevos. Y
así como muy pronto, cosa que le extraño bastante, los huevos estuvieron en el
nido.
Muy orgullosa pues era la primera vez que lo hacía, la señora Lentina se
dio una vuelta para contemplarlos…
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-¡NO… NO… NO PUEDE SER! –exclamó horrorizada –no puede ser
que yo haya puesto esos huevos. Mis huevitos deberían haber sido suaves y
blandos… ¡no como estos!
¿Qué era lo que horrorizaba a la señora Lentina?
En efecto, los que había en el nido, que eran solamente unos pocos.
Estaban recubiertos por una piel muy dura y tiesa.
¡Los huevos de los nidos vecinos, se reían a carcajadas!
-¡Que cosillas tan ridículas! –se burlaban... -¡¡CASCARUDOS!!
-¡Mírenlos!... ¡tienen cascara!... –y no podían dejar de reír.
Incapaz de soportar tanta vergüenza… ¡haber puesto tales huevos!... La
señora Lentina los arrojo fuera del nido y se volvió al mar dejándolos
abandonados… a merced del frio y del sol o de cualquier animal que pasara
por allí.
Los huevos se miraron entre sí: -¡Que haremos? –se preguntaron
angustiados.
No podemos quedarnos aquí, necesitamos el calor del nido para
desarrollarnos… y llegar a ser tortugas tan lindas como nuestra mamá –se
lamentó otro.
Y todos quedaron muy pensativos.
Entonces, un huevo, que además de cascarudo era inteligente dijo: En
vista que nos han abandonado, debemos lograr que nos lleven a otros nidos.
Para eso, tenemos que demostrar que los huevos con cascara, como nosotros,
son mejores que los blandos.
44
C
Leonardo y el aprendiz volador
uando Zoro era un muchacho no había naves
espaciales ni aviones. El cielo pertenecían los pájaros.
Pero había un hombre que tenía un sueño increíble.
-Un día, -le decía a su
discípulo, -la gente
navegará a través de las
nubes y podrá ver el mundo
baja sus pies.
El hombre con aquel
extraordinario sueño y una
barba como de brujo era
Leonardo Da Vinci.
Todo parecía posible
en el abarrotado estudio de
Leonardo. Era pintor,
escultor, matemático,
músico y científico.
A veces le enseñaba a Zoro sus preciosos cuadernos de
apuntes en los que miles de ideas rebosaban en cada
página.
¿Cómo empieza la vida?,
¿Cómo crece una planta?,
¿Cómo se mueven los planetas?
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y ¿Cómo puede una persona volar como un pájaro?
Pero cuando Zoro intentaba a leer los cuadernos,
descubría que estaban escritos de atrás para adelante:
“ ojepse nu ne reel nedeup es olós saterces sarbalap saL”
Había un lugar que Zoro no había visto nunca: un
misterioso taller con la puerta solo cerrada. No podía entrar
nadie, aparte del propio Leonardo.
Zoro anhelaba saber qué se escondía allí.
“Quizás es una escultura fantástica –pensó -, o una gran
máquina de guerra.”
En el estudio todo el mundo trabajaba de firme.
Zoro mezclaba los colores, limpiaba los pinceles y
aprendía a dibujar.
-Cuando sea mayor tendré mi propio estudio- decía -,
¡ y también un taller secreto!
-Pues claro que lo tendrás, Zoro- sonríe Leonardo.
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- ¿Qué es esto?- pregunto Zoro
¡
s
m
e
c
r
t
s
Leonardo era un buen hombre. Si alguna vez encontraba
un animal enfermo o hambriento, lo llevaba a casa para que lo
cuidasen sus discípulos.
Pero un día, Leonardo encontró una cosa muy extraña.
Arrastro hasta el estudio una ruidosa y salvaje criatura que
pateaba, empujaba y se agarraba al gran artista.
.
Es un muchacho! .-
onrío Leonardo-. Un
uchachomuy salvaje. No
ha ido nunca a la
scuela y su madre es
demasiado pobre para
uidar de él. Me ha
ogado que le de algún
rabajo antes de que
acabe en prisión.
El muchacho
alvaje tomó la mano de
Leonardo y le dio un
buen mordisco.
Leonardo parecía
estar enfadado, pero Zoro pudo ver que sonreía.
-Te llamaremos Salai –dijo Leonardo-, que quiere decir
“diablillo”, y eso es justo lo que es.
Así pues, Salai se quedo en el estudio y, aunque era un
pillo, todos les tenían afecto.
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-¡Pero no puedes andar con estos trapos- dijo
Leonardo-. Iré a comprarte un vestido de terciopelo, camisas
y zapatos…
Vaya, ¿Dónde he dejado mi bolsa?
La buscaron por doquier y fue Zoro quien encontró el
dinero escondido en grasienta chaqueta de Salai.
Zoro no se lo podía creer. ¿Cómo se atrevía alguien a
robara Leonardo da Vinci?
Día tras día, Leonardo ideaba inventos de todo tipo.
Zoro se quedaba boquiabierto cuando veía… el
paracaídas, la primera bicicleta de verdad, una mortal
máquina de guerra, un artefacto para caminar por encima del
agua, un salvavidas, y una escafandra.
Una vez ideó una máquina para tallar y pulir cristal y se
hizo unas gafas.
-Ahora si que puedo ver a Salai- dijo Leonardo,
haciéndole un guiño a Zoro.
Una mañana temprano Leonardo fue con Zoro a la
ciudad a observar rostros para dibujarlos.
Cuando veía a alguien especialmente bello o
inusualmente feo, Leonardo lo seguía y hacía docenas de
esbozos.
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En el mercado, una mujer vendía pájaros enjaulados.
Leonardo miró atentamente los pájaros, y, después,
para sorpresa de Zoro, los compro todos; pero en lugar de
llevárselos a casa, Leonardo mando a Zoro que abriera las
jaulas. Todos se miraron con caras de no entender nada.
-Un pájaro tiene que ser libre- dijo Leonardo-. Mira,
Zoro, ¿Puedes ver como sus alas empujan el aire? Esto me da
una idea.
Leonardo empezó a correr.
Cuando llegó a casa, se encerró otra vez en el taller
misterioso. Zoro podía escuchar el ruido del martillo y de la
cierra tras la puerta cerrada.
Hora tras hora, Zoro esperaba, pero Leonardo no paró ni
para comer ni para beber. ¿Qué diablos estaba construyendo?
“Tiene que ser algo increíble- pensó Zoro-, algo con lo
que jamás nadie a soñado.”
Al final, Zoro callo dormido al pie de la escalera.
Un día, Leonardo empezó a pintar un maravilloso
cuadro de una mujer que se llamaba Monna Lisa. Como tenía
que posar sentada sin moverse durante cuatro semanas,
Leonardo alquiló acróbatas y músicos para que no se
aburriera.
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Zoro miraba sorprendido las verdes montañas y los ríos
serpenteantes.
“Seguro que nadie ha pintado algo tan perfecto”, pensó.
Monna Lisa en el cuadro sonreía con una misteriosa y
dulce sonrisa.
“Es como si supiera algún secreto- pensó Zoro-, como si
hubiera estado en la habitación cerrada.”
De repente, Salai se acercó sigilosamente por detrás.
-¡Ve conmigo, Zoro!- susurró-.Te enseñaré una cosa
mas interesante que este cuadro.
Salai tenía una mirada maliciosa.
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Arrastró a Zoro fuera del estudio y en silencio bajaron
por las escaleras hasta delante de la puerta del taller secreto.
Entonces, Salai saco un gran manojo de llaves.
-¡Las has robado! – Exclamó Zoro-. ¡Leonardo te echará
de casa!
Salai se rió y abrió la puerta.
Zoro sabía que no debía entrar. Debía dar vuelta y correr
hacia Leonardo, pero… ya estaba adentro mirando la estancia
secreta.
¡Zoro no podía creer lo que veía!
Una extraordinaria máquina ocupaba toda la estancia,
con unas alas como las de una gran águila.
-Ayúdame a sacarla fuera- le pidió Salai -. Sí esperamos
a que Leonardo esté preparado, no volaremos nunca.
Además, tú eres el único suficientemente pequeño para
meterte dentro de la máquina. ¡ Es para ti, serás el aprendiz
volador!
-Leonardo se enfadara mucho – dijo Zoro en voz baja.
-¡No si te ve volando por encima del estudió!- grito
Salai-. Anda, Zoro. Ayúdame.
Así mientras Leonardo trabajaba arriba, Salai y Zoro
levantaron y arrastraron la pesada máquina fuera de la casa,
por las calles y a través de los campos hasta las afueras.
Salai señalo hacia las montañas más altas.
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oro estaba inquieto y se sentía mal.
-lo intentaremos desde allí – dijo.
Cuando se puso el sol llegaron a la cima.
-Ahora- jadeo Salai-, la dejaremos aquí. Cuando
pedalees, las alas se moverán.
- Quizá la máquina no esté terminada – sollozó-.
Deberíamos esperar…
Pero Salai ya había atado a Zoro con las correas de la
máquina y las arrastró hasta el borde de la montaña.
Zoro estaba aterrorizado. Empezó a gritar. De repente
sopló una ráfaga de viento, Salai empujó y la máquina
voladora se despegó del suelo.
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Zoro miró hacia abajo, al mundo que había a sus pies;
lloriqueaba de miedo, pero durante cuatro o cinco
segundos… ¡Voló como un pájaro!
-¡Funciona!, ¡Funciona! –Gritó Zoro.
¡Pero algo fallaba!
El pájaro pesaba demasiado. Zoro pedaleaba, empujaba
con todas sus fuerzas, pero la máquina empezó a caer.
En aquel momento, Leonardo llegaba corriendo a través
de los campos.
Zoro tiraba de las cuerdas y chillaba, mientras la
máquina caía como una piedra y se estrellaba contra un árbol.
El propio Leonardo sacó el cuerpo desmayado de Zoro de
la máquina destrozada y lo llevó con mucho cuidado a su
casa.
Salai le seguía despacio, cabizbajo y avergonzado.
Zoro estaba en cama. Se había roto la pierna y tenía la
cabeza vendada.
-Oh, Zoro –dijo Leonardo con tristeza-, no me sorprende
que Salai me desobedezca, pero tú…puede que estuviera
equivocado.
Quizá la gente no volará nunca. No somos pájaros. A
partir de ahora me dedicaré a pintar.
- No- Zoro le tranquilizó-. Recuerda que me dijiste:
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“¡Un día la gente VOLARÁ!” La máquina pesaba
demasiado, ¡ese es el problema!
Leonardo estuvo un rato pensando. Después dio un
salto.
-¡Sí!- exclamó-, y las alas tienen que ser más largas.
Como estas…y abrió su cuaderno de notas y empezó a
trabajar, lenta y pacientemente, hasta que apareció un dibujo:
una nueva máquina voladora, más sensacional que la anterior.
Y mientras trabajaba, Leonardo empezó a sonreír con
una misteriosa y dulce sonrisa, como si pudiera ver el futuro,
en el que chicos y chicas como Zoro navegarían a través de
las nubes
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Criterios de selección de textos
por Velocidad Lectora
TEXTOS: MI AMIGO EL NEGRO, LA POLILLA
CATEGORIA: 136 a 149 p/m
Formato Fuente y tamaño de la letra, distribución de
la línea escrita y tipo de puntuación
Fuente Script 12 o superior con
Párrafos de hasta 40 líneas, con división de palabras por guión al final de la línea y con puntuación que señale pausas, distribución y enfatice entonación.
Tipología Tipo o estilo de textos referido a si estos son narrativos, informativos, descriptivos, etc.
Narraciones, textos poéticos y
normativos diversos. Dramáticos que incluyan monólogos, libretos, dramatizaciones,
.
Vocabulario Adecuación a su edad y si se trata de vocablos de uso común-familiar o no y si el estilo es coloquial o formal.
Palabras no familiares de significado abstracto, con significado connotativo en estilo formal.
Iconografía Cantidad y tipo de anclajes gráficos que asisten al proceso de comprensión.
Texto en línea y en cuadro con la imagen de ½ y ¼ página.
Estructura Interna Orden en que están presentados los diversos acontecimientos de un relato.
Estructura lineal en inicio, desarrollo y desenlace, con recursos temporales como Flash back y racconto
Nivel de Dificultad Estructura sintáctica de las oraciones y de los elementos narrativos.
Oraciones simples y compuestas, con
más de 3 personajes en diversos ambientes con narrador protagonista
Nivel de complejidad Estructura y composición de las palabras respecto de la cantidad y disposición de palabras y silabas
Palabras de más de cuatro silabas de composición directa, indirecta, mixta y trabada
Argumento La sucesión de acciones, hechos o anécdotas que el narrador va contando.
Ficciones históricas donde el concepto de tiempo cobra significado y pueda fácilmente identificarse con los personajes que le proporcionan modelos positivos de conducta y valores que merece la pena copiar
Cuentos sobre sus propios problemas. Cuentos modernos.
Extensión Numero de palabras que componen el texto
Hasta 100 palabras por hoja. 50 carillas
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La Polilla
LA CARTA
Nacho volvía del correo cuando se
cruzó con Sara. En realidad venia tan
metido en sus pensamientos que ni
siquiera la había visto.
-¡Ey! –le grito ella, que casi lo
choca con la bici-. ¿No me veías?
-¡Ttsch! ¡Como que no!
-Toma –le alcanzó una invitación
de cumpleaños-. ¿Vas a ir?
-Si, como que no.
-Chau
-Chau.
Como que no, como que no. ¿De dónde había sacado eso?
Como que no. Había quedado como un idiota. Así nunca se iba a
fijar en él. Tendría que comprarle un regalo lindo, relindo, un anillo,
un colgante, algo así.
Mientras caminaba para su casa, los pensamientos de Nacho
giraron un ratito alrededor del regalo para Sara pero enseguida
volvieron a la carta de su abuelo.
Estaba triste, de verdad. Tina nunca había estado así, lo
retaba por cualquier cosa, se la pasaba a los gritos. Si, él sabía que
desde que la habían echado de la fábrica no conseguía trabajo en
ninguna parte, Tina se lo decía a cada rato. Pero el que culpa tenia.
Por qué se la tenía que agarrar con él. ¿O estaría enojada por
otra cosa? ¿Y si ya no lo quería más y no se animaba a decírselo?
Porque al final, lo del boletín no era para hacer todo ese escándalo.
“Un poquito flojo en lectura y en ortografía”, había dicho la señorita
Marta, pero nada más. No era para tanto. No era para ponerse así.
Se había puesto más mala que una araña, con una mano sacudía el
boletín y con la otra le retorcía una oreja mientras le gritaba “¡Te voy
a hacer tragar el libro de lectura!”. ¿O seria otra cosa? Por las
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dudas iba a tratar de portarse bien y de no ponerla más nerviosa
como ella le pedía: “¡No me pongas más nerviosa de lo que estoy,
Nacho!”. Así, si estaba pensando en dejar de quererlo, podría hacer
que se arrepintiera.
EL BOLETÍN
En la reunión de padres, la
señorita Marta, además de entregar el
boletín de calificaciones, había
comunicado lo siguiente:
-Bueno, como ustedes están al
tanto de las nuevas normativas, les
comento que desde arriba –dijo la
señorita Marta apuntando con el índice
había el techo- nos bajan directivas
para fomentar la lectura. Es por eso que
la escuela ha decidido realizar un
concurso de lectura para el primer ciclo.
¿Quién fue la primera madre en inscribir a su hijo en el
concurso de lectura? Tina, por supuesto.
Se había puesto tan furiosa al ver la nota que Nacho se había
sacado en Lengua que ni siquiera la señorita Marta había logrado
calmarla cuando le dijo que no era tan grave, que solo estaba un
poquito flojo en lectura y en ortografía.
Cuando volvieron a su casa, Tina, mientras le daba cuerda a
las orejas de Nacho, le gritaba:
-¿A ti no te importa nada?, ¿eh? ¿Qué quieres, terminar como
yo? ¿O no te dije mil veces que si quieres ser alguien en la vida
tienes que estudiar? ¿Y qué hace el señor? No estudia. ¡A, no! ¡Si
no estudias por las buenas, vas a estudiar por las malas! ¡Yo te voy
a hacer tragar los libros, vas a ver! Tu vas a leer si o si. Vas a
participar en ese concurso y como que me llamo Tina, vas a ganar
el primer premio. Y tú sabes Nacho, que cuando a mí se me pone
algo en la cabeza…
Si, sabía. Sabía lo que significaba que a la tina se le metiera
algo a la cabeza. Por suerte, ya se le había soltado la oreja.
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Tenía los dientes apretados, a si masticaba las lágrimas y se
las tragaba, las mandaba para adentro en lugar de llorar para
afuera. Por la ventana vio como el cielo se iba poniendo cada vez
más negro. Se venía una tormenta.
De golpe tuvo ganas de escribirle a su abuelo.
Lo extrañaba mucho. Nacho nunca había tenido un padre
pero si un abuelo que valía por mil padres. El abuelo Ariel lo
acompañaba a futbol, lo ayudaba con las tareas de la escuela, le
compraba golosinas aunque le doliera la panza, le había hecho
montones de barriletes y hasta le había armado un karting a
bolillero. Hacia un año que esa enfermedad lo había empezado a
poner cada vez más flaco hasta que termino por matarlo. Antes de
morir el abuelo Ariel había hablado con nacho de hombre a hombre.
Entre las muchas cosas que se dijeron el abuelo le dijo que él se iba
a otro lugar, que se iba porque no podía elegir otra cosa, si no,
hubiera elegido quedarse ahí con él, con Nacho, pero no podía.
Pero si tenía algo para decirle o pedirle o lo que fuera lo podía
escribir.
-¿A dónde te escribo?
-Pone mi nombre, nada más. El tío Alberto va a saber dónde
encontrarme.
El tío Alberto era el único hermano del abuelo Ariel y además
era el jefe de correos.
LA LECTURA
Al día siguiente amaneció con
lluvia y siguió lloviendo toda la
mañana y toda la tarde. Tina no
estaba en casa cuando Nacho llego
de la escuela. Así que Nacho
aprovecho para mirar la tele.
Cuando llego, Tina fue
directamente a la habitación de
Nacho. Se iba desenrollando la
bufanda mientras caminaba -
¿Leíste?
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No dijo “Hola, Nacho”. No preguntó “¿Cómo estás?”, “¿Cómo
te fue en la escuela?”. No. Preguntó
-¿Leíste?
-Si –Mintió Nacho sin titubear.
-¿Haber…? –Dijo Tina mientras seguía desenrollando la
bufanda.
Nacho tenía la garganta seca.
-Tengo sed. ¿Puedo tomar un vaso de agua primero?
-¡No!
Nacho miro el primer reglón del libro de lectura. Trago saliva y
empezó a leer en voz alta.
Los dinosaurios vivieron sobre la Tierra durante unos 150
millones de años, y no es sorprendente que su mundo cambiase
sustancialmente en el tra… en el transcurso de ese tiempo.
Tina largo una carcajada interminable y ruidosa.
En el tra… en el tra… en el tra… -le hacía burla.
-Era una difícil –dijo Nacho.
-¿Y fustanfialmente? ¿Qué significa fustanfialmente?
-No dije eso –se defendió Nacho.
-¡Silencio! –dijo Tina, que ya había terminado de desenrollarse
la bufanda del cuello-. ¡Este fin de semana no hay permiso para
nada! ¡Vas a estar encerrado en este cuarto hasta que leas como
corresponde!
EL FIN DE SEMANA
El sábado a la tarde, el
equipo de futbol del club Verde y
Blanco estaba listo y formado para
salir a la cancha. Solo faltaba el
arquero: Nacho.
-¿Quiere que valla hasta la
casa entrenador? –preguntó el
Clavo Romero, goleador del
equipo.
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-¡Anda! ¡Y dile que se apure o perderemos los puntos!
El Clavo Romero tocó el timbre y espero un ratito. Volvió a
tocar y, mientes esperaba otro ratito, se agachó para atarse los
cordones de los botines. Cuando levantó la cabeza hacia la puerta
abierta casi se desmaya. ¿Un brujo africano? El pelo todo
empastado con algo amarillo, la cara cubierta de verde, envuelto en
una túnica de colores. El goleador dio un salto hacia atrás y respiró
rápido 2 o 3 veces antes de hablarle al hechicero.
-¿Esta Nacho?
Tina, que se había hecho un baño de barro en el pelo y una
máscara de palta en la cara y que estaba con un humor de mil
demonios le dijo:
-Ignacio está, sí. Pero no va a salir.
-¡Si no viene perdemos los puntos!
-¡Oh, cabecita hueca! –le dijo Tina-. ¡Tan preocupado por
unos puntos sarnosos de un partido sarnoso de un club sarnoso!
¡Ignacio tiene cosas más importantes en que pensar!
Y le cerró la puerta en la cara.
Nacho tampoco iba a ir al cumpleaños de Sara, y ni soñando
al picnic que había organizado el pechuga.
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Criterios de selección de textos
por Velocidad Lectora
TEXTOS: EL PEQUEÑO ESCRIBIENTE FLORENTINO, HEIDY
CATEGORIA: 161 a 177 p/m
Formato Fuente y tamaño de la letra, distribución de la
línea escrita y tipo de puntuación
Fuente Script 12 o superior con Párrafos de hasta 40 líneas, con división de
palabras por guión al final de la línea, en dos columnas o viñetas tipo comics Puntuación que señale pausas, distribución y enfatice entonación.
Tipología Tipo o estilo de textos referido a si estos son narrativos, informativos, descriptivos, etc.
Narraciones, textos poéticos y normativos
diversos. Dramáticos que incluyan monólogos, libretos, dramatizaciones, Informativos que incluyen, informes sobre distintos temas y contenidos de áreas de estudio
Vocabulario Adecuación a su edad y si se trata de vocablos de uso común-familiar o no y si el estilo es coloquial o formal.
Palabras desconocidas de significado concreto, con significado connotativo en estilo formal, que requieren de aspectos pragmáticos7 para la comprensión
Iconografía Cantidad y tipo de anclajes gráficos que asisten al proceso de comprensión.
Texto en cuadro con la imagen de apoyo de
1/6 página.
Estructura Interna Orden en que están presentados los diversos acontecimientos de un relato.
Estructura lineal y alterada como In media res, con recursos temporales como Flash back y racconto
Nivel de Dificultad Estructura sintáctica de las oraciones y de los elementos narrativos.
Oraciones simples y compuestas, con más de 3 personajes en diversos ambientes con narrador protagonista y/o personaje secundarios
Nivel de complejidad Estructura y composición de las palabras respecto de la cantidad y disposición de palabras y silabas
Palabras de más de cuatro silabas de composición directa, indirecta, mixta, trabada y compleja
Argumento La sucesión de acciones, hechos o anécdotas
que el narrador va contando.
Narraciones con datos fiables y exactos, cuyos protagonistas estén sicológicamente bien trazados y que promueven la reflexión crítica.
Terror, Ciencia ficción, cuentos tradicionales clásicos y novelas cortas.
Extensión Numero de palabras que componen el texto
Hasta 150 palabras por hoja.
80 carillas
7 “Conocimiento del mundo necesario para manejar los aspectos semanticos”, La legibilidad de los
textos, Felipe Alliende
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El pequeño escribiente
florentino
Tenía doce años y cursaba la cuarta elemental. Era un simpático niño
florentino de cabellos rubios y tez blanca, hijo mayor de cierto
empleado de ferrocarriles quien, teniendo una familia numerosa y un
escaso sueldo, vivía con suma estrechez. Su padre lo quería mucho, y
era bueno e indulgente con él; indulgente en todo menos en lo que se
refería a la escuela: en esto era muy exigente y se revestía de bastante
severidad, porque el hijo debía estar pronto dispuesto a obtener otro
empleo para ayudar a sostener a la familia; y para ello necesitaba
trabajar mucho en poco tiempo. Así, aunque el muchacho era aplicado, el padre lo exhortaba siempre a
estudiar. Era éste ya de avanzada edad y el exceso de trabajo lo había
también envejecido prematuramente. En efecto, para proveer a las
necesidades de la familia, además del mucho trabajo que tenía en su
empleo, se buscaba a la vez, aquí y allá, trabajos extraordinarios de
copista. Pasaba, entonces, sin descansar, ante su mesa, buena parte de
la noche. Últimamente, cierta casa editorial que publicaba libros y
periódicos le había hecho el encargo de escribir en las fajas el nombre
y la dirección de los suscriptores. Ganaba tres florines por cada
quinientas de aquellas tirillas de papel, escritas en caracteres grandes
y regulares. Pero esta tarea lo cansaba, y se lamentaba de ello a
menudo con la familia a la hora de comer. -Estoy perdiendo la vista -decía-; esta ocupación de noche acaba
conmigo. El hijo le dijo un día:
-Papá, déjame trabajar en tu lugar; tú sabes que escribo regular, tanto
como tú. Pero el padre le respondió:
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-No, hijo, no; tú debes estudiar; tu escuela es mucho más importante
que mis fajas: tendría remordimiento si te privara del estudio una
hora; lo agradezco; pero no quiero, y no me hables más de ello. El hijo sabía que con su padre era inútil insistir en aquellas materias, y
no insistió. Pero he aquí lo que hizo. Sabía que a las doce en punto
dejaba su padre de escribir y salía del despacho para dirigirse a la
alcoba. Alguna vez lo había oído: en cuanto el reloj daba las doce, sentía
inmediatamente el rumor de la silla que se movía y el lento paso de su
padre. Una noche esperó a que estuviese ya en cama; se vistió sin hacer
ruido, anduvo a tientas por el cuarto, encendió el quinqué de petróleo,
y se sentó en la mesa de despacho, donde había un montón de fajas
blancas y la indicación de las direcciones de los suscriptores. Empezó a escribir, imitando todo lo que pudo la letra de su padre. Y
escribía contento, con gusto, aunque con miedo; las fajas escritas
aumentaban, y de vez en cuando dejaba la pluma para frotarse las
manos; después continuaba con más alegría, atento el oído y sonriente.
Escribió ciento sesenta: ¡cerca de un florín! Entonces se detuvo: dejó la
pluma donde estaba, apagó la luz y se volvió a la cama de puntillas. Aquel día, a las doce, el padre se sentó a la mesa de buen humor. No
había advertido nada. Hacía aquel trabajo mecánicamente, contando
las horas y pensando en otra cosa. No sacaba la cuenta de las fajas
escritas hasta el día siguiente. Sentado a la mesa con buen humor, y
poniendo la mano en el hombro del hijo: -¡Eh, Julio -le dijo-, mira qué buen trabajador es tu padre! En dos horas
he trabajado anoche un tercio más de lo que acostumbro. La mano aún
está ágil, y los ojos cumplen todavía con su deber. Julio, contento, mudo, decía para sí: "¡Pobre padre! Además de la
ganancia, le he proporcionado también esta satisfacción: la de creerse
rejuvenecido. ¡Ánimo, pues!" Alentado con el éxito, la noche siguiente, en cuanto dieron las doce, se
levantó otra vez y se puso a trabajar. Y lo mismo siguió haciendo varias
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noches. Su padre seguía también sin advertir nada. Sólo una vez,
cenando, observó de pronto: -¡Es raro: cuánto petróleo se gasta en esta casa de algún tiempo a esta
parte! Julio se estremeció; pero la conversación no pasó de allí, y el trabajo
nocturno siguió adelante. Lo que ocurrió fue que, interrumpiendo así su sueño todas las noches,
Julio no descansaba bastante; por la mañana se levantaba rendido aún,
y por la noche al estudiar, le costaba trabajo tener los ojos abiertos.
Una noche, por primera vez en su vida, se quedó dormido sobre los
apuntes. -¡Vamos, vamos! -le gritó su padre dando una palmada-. ¡Al trabajo!
Se asustó y volvió a ponerse a estudiar. Pero la noche y los días
siguientes continuaba igual, y aún peor: daba cabezadas sobre los
libros, se despertaba más tarde de lo acostumbrado; estudiaba las
lecciones con desgano, y parecía que le disgustaba el estudio. Su padre
empezó a observarlo, después se preocupó de ello y, al fin, tuvo que
reprenderlo. Nunca lo había tenido que hacer por esta causa. -Julio -le dijo una mañana-; tú te descuidas mucho; ya no eres el de
otras veces. No quiero esto. Todas las esperanzas de la familia se
cifraban en ti. Estoy muy descontento. ¿Comprendes? A este único regaño, el verdaderamente severo que había recibido, el
muchacho se turbó. -Sí, cierto -murmuró entre dientes-; así no se puede continuar; es
menester que el engaño concluya. Pero por la noche de aquel mismo día, durante la comida, su padre
exclamó con alegría: -¡Este mes he ganado en las fajas treinta y dos florines más que el mes
pasado!
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Y diciendo esto, sacó a la mesa un puñado de dulces que había
comprado, para celebrar con sus hijos la ganancia extraordinaria que
todos acogieron con júbilo. Entonces Julio cobró ánimo y pensó para sí:
"¡No, pobre padre; no cesaré de engañarte; haré mayores esfuerzos
para estudiar mucho de día; pero continuaré trabajando de noche para
ti y para todos los demás!" Y añadió el padre:
-¡Treinta y dos florines!... Estoy contento... Pero hay otra cosa - y señaló
a Julio- que me disgusta. Y Julio recibió la reconvención en silencio, conteniendo dos lágrimas
que querían salir, pero sintiendo al mismo tiempo en el corazón cierta
dulzura. Y siguió trabajando con ahínco; pero acumulándose un trabajo
a otro, le era cada vez más difícil resistir. La situación se prolongó así
por dos meses. El padre continuaba reprendiendo al muchacho y
mirándolo cada vez más enojado. Un día fue a preguntar por él al
maestro, y éste le dijo: -Sí, cumple, porque tiene buena inteligencia; pero no está tan aplicado
como antes. Se duerme, bosteza, está distraído; hace sus apuntes
cortos, de prisa, con mala letra. Él podría hacer más, pero mucho más. Aquella noche el padre llamó al hijo aparte y le hizo reconvenciones
más severas que las que hasta entonces le había hecho. -Julio, tú ves que yo trabajo, que yo gasto mucho mi vida por la familia.
Tú no me secundas, tú no tienes lástima de mí, ni de tus hermanos, ni
aún de tu madre. -¡Ah, no, no diga usted eso, padre mío! -gritó el hijo ahogado en llanto, y
abrió la boca para confesarlo todo. Pero su padre lo interrumpió diciendo:
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-Tú conoces las condiciones de la familia: sabes que hay necesidad de
hacer mucho, de sacrificarnos todos. Yo mismo debía doblar mi
trabajo. Yo contaba estos meses últimos con una gratificación de cien
florines en el ferrocarril, y he sabido esta mañana que ya no la tendré. Ante esta noticia, Julio retuvo en seguida la confesión que estaba por
escaparse de sus labios, y se dijo resueltamente: "No, padre mío, no te
diré nada; guardaré el secreto para poder trabajar por ti; del dolor que
te causo te compenso de este modo: en la escuela estudiaré siempre lo
bastante para salir del paso: lo que importa es ayudar para ganar la
vida y aligerarte de la ocupación que te mata". Siguió adelante, transcurrieron otros dos meses de tarea nocturna y de
pereza de día, de esfuerzos desesperados del hijo y de amargas
reflexiones del padre. Pero lo peor era que éste se iba enfriando poco a
poco con el niño, y no le hablaba sino raras veces, como si fuera un hijo
desnaturalizado, del que nada hubiese que esperar, y casi huía de
encontrar su mirada. Julio lo advertía, sufría en silencio, y cuando su
padre volvía la espalda, le mandaba un beso furtivamente, volviendo la
cara con sentimiento de ternura compasiva y triste; mientras tanto el
dolor y la fatiga lo demacraban y le hacían perder el color, obligándolo
a descuidarse cada vez más en sus estudios. Comprendía perfectamente que todo concluiría en un momento, la
noche que dijera: "Hoy no me levanto"; pero al dar las doce, en el
instante en que debía confirmar enérgicamente su propósito, sentía
remordimiento; le parecía que, quedándose en la cama, faltaba a su
deber, que robaba un florín a su padre y a su familia; y se levantaba
pensando que cualquier noche que su padre se despertara y lo
sorprendiera, o que por casualidad se enterara contando las fajas dos
veces, entonces terminaría naturalmente todo, sin un acto de su
voluntad, para lo cual no se sentía con ánimos. Y así continuó la misma
situación. Pero una tarde, durante la comida, el padre pronunció una palabra que
fue decisiva para él. Su madre lo miró, y pareciéndole que estaba más
echado a perder y más pálido que de costumbre, le dijo:
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-Julio, tú estás enfermo. -Y después, volviéndose con ansiedad al padre-
: Julio está enfermo, ¡mira qué pálido está!... ¡Julio mío! ¿Qué tienes?
El padre lo miró de reojo y dijo:
-La mala conciencia hace que tenga mala salud. No estaba así cuando
era estudiante aplicado e hijo cariñoso. -¡Pero está enfermo! -exclamó la mamá.
-¡Ya no me importa! -respondió el padre.
Aquella palabra le hizo el efecto de una puñalada en el corazón al
pobre muchacho. ¡Ah! Ya no le importaba su salud a su padre, que en
otro tiempo temblaba de oírlo toser solamente. Ya no lo quería, pues;
había muerto en el corazón de su padre. "¡Ah, no, padre mío! -dijo entre sí con el corazón angustiado-; ahora
acabo esto de veras; no puedo vivir sin tu cariño, lo quiero todo; todo
te lo diré, no te engañaré más y estudiaré como antes, suceda lo que
suceda, para que tú vuelvas a quererme, padre mío. ¡Oh, estoy decidido
en mi resolución!" Aquella noche se levantó todavía, más bien por fuerza de la costumbre
que por otra causa; y cuando se levantó quiso volver a ver por algunos
minutos, en el silencio de la noche, por última vez, aquel cuarto donde
había trabajado tanto secretamente, con el corazón lleno de
satisfacción y de ternura. Sin embargo, cuando se volvió a encontrar en la mesa, con la luz
encendida, y vio aquellas fajas blancas sobre las cuales no iba ya a
escribir más, aquellos nombres de ciudades y de personas que se sabía
de memoria, le entró una gran tristeza e involuntariamente cogió la
pluma para reanudar el trabajo acostumbrado. Pero al extender la
mano, tocó un libro y éste se cayó. Se quedó helado. Si su padre se despertaba... Cierto que no lo habría sorprendido
cometiendo ninguna mala acción y que él mismo había decidido
contárselo todo; sin embargo... el oír acercarse aquellos pasos en la
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oscuridad, el ser sorprendido a aquella hora, con aquel silencio; el que
su madre se hubiese despertado y asustado; el pensar que por lo
pronto su padre hubiera experimentado una humillación en su
presencia descubriéndolo todo..., todo esto casi lo aterraba. Aguzó el oído, suspendiendo la respiración... No oyó nada. Escuchó por
la cerradura de la puerta que tenía detrás: nada. Toda la casa dormía.
Su padre no había oído. Se tranquilizó y volvió a escribir. Las fajas se amontonaban unas sobre otras. Oyó el paso cadencioso de
la guardia municipal en la desierta calle; luego ruido de carruajes que
cesó al cabo de un rato; después, pasado algún tiempo, el rumor de una
fila de carros que pasaron lentamente; más tarde silencio profundo,
interrumpido de vez en cuando por el ladrido de algún perro. Y siguió
escribiendo. Entretanto su padre estaba detrás de él: se había levantado cuando se
cayó el libro, y esperó buen rato; el ruido de los carros había cubierto
el rumor de sus pasos y el ligero chirrido de las hojas de la puerta; y
estaba allí, con su blanca cabeza sobre la negra cabecita de Julio. Había
visto correr la pluma sobre las fajas y, en un momento, lo había
recordado y comprendido todo. Un arrepentimiento desesperado, una
ternura inmensa invadió su alma. De pronto, en un impulso, le tomó la
cara entre las manos y Julio lanzó un grito de espanto. Después, al ver a
su padre, se echó a llorar y le pidió perdón. -Hijo querido, tú debes perdonarme -replicó el padre-. Ahora lo
comprendo todo. Ven a ver a tu madre. Y lo llevó casi a la fuerza junto al lecho y allí mismo pidió a su mujer
que besara al niño. Después lo tomó en sus brazos y lo llevó hasta la
cama, quedándose junto a él hasta que se durmió. Después de tantos
meses, Julio tuvo un sueño tranquilo. Cuando el sol entró por la
ventana y el niño despertó, vio apoyada en el borde de la cama la
cabeza gris de su padre, quien había dormido allí toda la noche, junto a
su hijo querido.
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Criterios de selección de textos
por Velocidad Lectora
TEXTOS: ACERTIJO EN LAS TINIEBLAS, DON QUIJOTE Y
LOS MOLINOS
CATEGORIA: 174 a 193 p/m
Formato Fuente y tamaño de la letra, distribución de la línea escrita y tipo de puntuación
Fuente Script 10 o superior con Párrafos de hasta 40 líneas, con división de palabras por guión al final de la línea en dos o más columnas o viñetas tipo comics Puntuación que señale pausas, distribución y enfatice entonación.
Tipología Tipo o estilo de textos referido a si estos son narrativos, informativos, descriptivos, etc.
Narraciones estilo directo, textos poéticos y normativos diversos. Dramáticos que incluyan monólogos, libretos, dramatizaciones y obras teatrales. Informativos que incluyen, informes sobre distintos temas y contenidos de áreas de estudio
Vocabulario Adecuación a su edad y si se trata de
vocablos de uso común-familiar o no y si el estilo es coloquial o formal.
Palabras desconocidas de significado concreto o abstracto, con significado connotativo en estilo formal, que requieren de aspectos pragmáticos para la comprensión
Iconografía Cantidad y tipo de anclajes gráficos que
asisten al proceso de comprensión.
Texto en cuadro con la imagen y esquemas
de apoyo de 1/6 página.
Estructura Interna Orden en que están presentados los
diversos acontecimientos de un relato.
Estructura lineal y alterada como In media res y/o In extrema res, con recursos temporales como Flash back y racconto
Nivel de Dificultad Estructura sintáctica de las oraciones y
de los elementos narrativos.
Oraciones simples y compuestas, con más de 3 personajes en diversos ambientes con narrador en 2da. persona
Nivel de complejidad Estructura y composición de las palabras
respecto de la cantidad y disposición de palabras y silabas
Palabras de más de cuatro silabas de
composición directa, indirecta, mixta, trabada y compleja.
Argumento La sucesión de acciones, hechos o
anécdotas que el narrador va contando.
Narraciones con datos fiables y exactos,
cuyos protagonistas estén sicológicamente bien trazados y que promueven la reflexión crítica.
Terror, Ciencia ficción, cuentos tradicionales clásicos, mitos y leyendas universales y novelas cortas.
Extensión Numero de palabras que componen el texto
Hasta 200 palabras por hoja.
100 carillas
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– ¿Qué gigantes? –dijo Sancho
Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada
aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de feliz recordación
En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo; y, así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:
–La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
Panza. –Aquellos que allí ves –respondió su amo– de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
–Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino. –Bien parece –respondió don Quijote– que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla. Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes, iba diciendo en voces altas: –No arranquen, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete. Levantándose en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo:
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–¡Válgame Dios! –dijo Sancho–.
–Pues, aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar. Y, en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y, dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante.
¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza?
–Calla, amigo Sancho –respondió don Quijote–, que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos
gigantes en molinos por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas, al cabo al cabo, han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada. –Dios lo haga como puede –
respondió Sancho Panza. Y, ayudándole a levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que medio despaldado estaba. Y, hablando en la pasada aventura, siguieron el camino del Puerto Lápice, porque allí decía don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras, por ser lugar muy pasajero; sino que iba muy pesaroso por haberle faltado la lanza; y, diciéndoselo a su escudero, le dijo: –Yo me acuerdo haber leído que un caballero español, llamado Diego Pérez de Vargas, habiéndosele en una batalla roto la espada, desgajó de una encina un pesado ramo o tronco, y con él hizo tales cosas aquel día, y machacó tantos moros, que le quedó por sobrenombre Machuca, y así él como sus descendientes se llamaron, desde aquel día en adelante, Vargas y Machuca. Hete dicho esto, porque de la primera encina o roble que se me depare pienso desgajar otro tronco tal y tan bueno como aquél, que me imagino y pienso hacer con él tales hazañas, que tú te tengas por bien afortunado de haber merecido venir a verlas y a ser testigo de cosas que apenas podrán ser creídas. –A la mano de Dios –dijo Sancho–;
yo lo creo todo así como vuestra merced lo dice; pero enderécese un poco, que parece que va de medio lado, y debe de ser del molimiento de la caída.
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No se dejó de reír don Quijote de la
puesto, iba caminando y comiendo tres del día le descubrieron. detrás de su amo muy de su
–Así es la verdad –respondió don Quijote–; y si no me quejo del dolor, es porque no es dado a los caballeros andantes quejarse de herida alguna, aunque se le salgan las tripas por ella.
–Si eso es así, no tengo yo qué replicar –respondió Sancho–, pero sabe Dios si yo me holgara que vuestra merced se quejara cuando alguna cosa le doliera. De mí sé decir que me he de quejar del más pequeño dolor que tenga, si ya no se entiende también con los escuderos delos caballeros andantes eso del no quejarse.
simplicidad de su escudero; y así, le declaró que podía muy bien quejarse, cómo y cuándo quisiese, sin gana o con ella; que hasta entonces no había leído cosa en contrario en la orden de caballería. Díjole Sancho que mirase que era hora de comer. Respondióle su amo que por entonces no le hacía menester; que comiese él cuando se le antojase. Con esta licencia, se acomodó Sancho lo mejor que pudo sobre su jumento, y, sacando de las alforjas lo que en ellas había
espacio, y de cuando en cuando empinaba la bota, con tanto gusto, que le pudiera envidiar el más regalado bodegonero de Málaga. Y, en tanto que él iba de aquella manera menudeando tragos, no se le acordaba de ninguna promesa que su amo le hubiese hecho, ni tenía por ningún trabajo, sino por mucho descanso, andar buscando las aventuras, por peligrosas que fuesen. En resolución, aquella noche la pasaron entre unos árboles, y del uno de ellos desgajó don Quijote un ramo seco que casi le podía servir de lanza, y puso en él el hierro que quitó de la que se le había quebrado. Toda aquella noche no durmió don Quijote, pensando en su señora Dulcinea, por acomodarse a lo que había leído en sus libros, cuando los caballeros pasaban sin dormir muchas noches en las florestas y despoblados, entretenidos con las memorias de sus señoras. No la pasó así Sancho Panza, que, como tenía el estómago lleno, y no de agua de chicoria, de un sueño se la llevó toda; y no fueran parte para despertarle, si su amo no lo llamara, los rayos del sol, que le daban en el rostro, ni el canto de las aves, que, muchas y muy regocijadamente, la venida del nuevo día saludaban. Al levantarse dio un tiento a la bota, y la halló algo más flaca que la noche antes; y se le afligió el corazón, por parecerle que no llevaban camino de remediar tan presto su falta. No quiso desayunarse don Quijote, porque, como está dicho, dio en sustentarse de sabrosas memorias. Tornaron a su comenzado camino del Puerto Lápice, y a obra de las
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ACERTIJOS EN LAS TINIEBLAS
Cuando Bilbo abrió los ojos, se
preguntó si en verdad los habría
abierto; pues todo estaba tan oscuro
como si los tuviese cerrados. No
había nadie cerca de él. ¡Imaginaos
qué terror! No podía ver nada, ni oír
nada, ni sentir nada, excepto la piedra
del suelo.
Se incorporó muy lentamente y
anduvo a tientas hasta tropezar con la
pared del túnel; pero ni hacia arriba ni
hacia abajo pudo encontrar nada,
nada en absoluto, ni rastro de trasgos
o enanos. La cabeza le daba vueltas
y ni siquiera podía decir en qué
dirección habrían ido los otros cuando
cayó de bruces. Trató de orientarse
de algún modo, y se arrastró largo trecho hasta que de pronto tocó con la mano
algo que parecía un anillo pequeño, frío y metálico, en el suelo del túnel. Éste
iba a ser un momento decisivo en la carrera de Bilbo, pero él no lo sabía. Casi
sin darse cuenta se metió la sortija en el bolsillo. Por cierto, no parecía tener
ninguna utilidad por ahora. No avanzó mucho más; se sentó en el suelo helado,
abandonándose a un completo abatimiento. Se imaginaba friendo huevos y
panceta en la cocina de su propia casa -pues alcanzaba a sentir, dentro de él,
que era la hora de alguna comida-, pero esto sólo lo hacía más miserable.
No sabía a dónde ir, ni qué había ocurrido, ni por qué lo habían dejado
atrás, o por qué, si lo habían dejado atrás, los trasgos no lo habían capturado;
no sabía ni siquiera por qué tenía la cabeza tan dolorida. La verdad es que
había estado mucho tiempo tendido y quieto, invisible y olvidado en un rincón
muy oscuro. Al cabo de un rato se palpó las ropas buscando la pipa. No estaba
rota, y eso era algo. Buscó luego la petaca, y había algún tabaco, lo que ya era
algo más, y luego buscó las cerillas y no encontró ninguna, y esto lo desanimó
por completo. Sólo el cielo sabe qué cosa hubiera podido caer sobre él atraída
por el roce de las cerillas y el olor del tabaco. Pero por ahora se sentía muy
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abatido. No obstante, rebuscando en los bolsillos y palpándose de arriba abajo
en busca de cerillas, topó con la empuñadura de la pequeña espada, la daga
que había obtenido de los trolls y que casi mía olvidado; por fortuna, tampoco
los trasgos la habían descubierto, pues la llevaba dentro de los calzones.
Entonces la desenvainó. La espada brilló pálida y débil ante los ojos de
Bilbo. «Así que es una hoja de los elfos, también», pensó, «y los trasgos no
están muy cerca, aunque tampoco bastante lejos». Pero de alguna manera se
sintió reconfortado. Era baste bueno llevar una hoja forjada en Gondolin para
las guerras de los trasgos de las que había cantado tantas canciones; y
también había notado que esas armas causaban gran impresión entre los
trasgos que tropezaban con ellas de improviso.
« ¿Volver?», pensó. «No sirve de nada. ¿Ir por algún camino lateral?
¡Imposible! ¿Ir hacia adelante? ¡No hay alternativa! ¡Adelante pues!» Y se
incorporó y trotó llevando la Espada alzada frente a él, una mano en la pared y
el corazón palpitando.
Era evidente que Bilbo se encontraba en lo que puede llamarse un sitio
estrecho. Pero recordad que no era tan estrecho para él como lo habría sido
para vosotros o para mí. Los hóbbits no se parecen mucho a la gente ordinaria,
y aunque sus agujeros son unas viviendas muy agradables y acogedoras,
adecuadamente ventiladas, muy distintas de los túneles de los trasgos, están
más acostumbrados que nosotros a andar por galerías, y no
pierden fácilmente el sentido de la orientación bajo tierra, no cuando ya se han
recobrado de un golpe en el cráneo. También pueden moverse muy en silencio
y esconderse con rapidez; se recuperan de un modo maravilloso de caídas y
magulladuras, y tienen un fondo de prudencia y unos dichos juiciosos que la
mayoría de los hombres no ha oído nunca o ha olvidado hace tiempo.
De cualquier modo, no me hubiera sentido a gusto en el sitio donde estaba
el señor Bilbo. La galería parecía no tener fin. Todo lo que él sabía era que
seguía bajando, siempre en la misma dirección, a pesar de un recodo y una o
dos vueltas. Había pasadizos que partían de los lados aquí y allá, como podía
saber por el brillo de la espada, o podía sentir con la mano en la pared. No les
prestó atención, pero apresuraba el paso por temor a los trasgos o a cosas
oscuras imaginadas a medias que asomaban en las bocas de los pasadizos.
Adelante y adelante siguió, bajando y bajando; y todavía no se oía nada,
excepto el zumbido ocasional de un murciélago que se le acercaba,
asustándolo en un principio, pero que luego se repitió tanto que él dejó de
preocuparse. No sé cuánto tiempo continuó así, odiando seguir adelante, no
atreviéndose a parar, adelante y adelante, hasta que estuvo más cansado que
cansado. Parecía que el camino continuaría así al día siguiente y más allá,
perdiéndose en los días que vendrían después. De pronto, sin ningún motivo,
se encontró trotando en un agua fría como hielo. ¡Uf! Esto lo reanimó, rápida y
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bruscamente. No sabía si el agua era sólo un estanque en medio del camino, la
orilla de un arroyo que cruzaba el túnel bajo tierra, o el borde del lago
subterráneo, oscuro y profundo. La espada apenas brillaba. Se detuvo, y
escuchando con atención alcanzó a oír unas gotas que caían desde un techo
invisible en el agua de abajo; pero no parecía haber ningún otro tipo de ruido.
«De modo que es un lago o un
pozo, y no un río subterráneo»,
pensó. Aún así no se atrevió a
meterse en el agua a oscuras. No
sabía nadar, y además pensaba en
las criaturas barrosas y
repugnantes, de ojos saltones y
ciegos, que culebreaban sin duda
en el agua. Hay extraños seres que
viven en pozos y lagos en el
corazón de los montes; pero cuyos
antepasados llegaron nadando, sólo
el cielo sabe hace cuánto tiempo, y
nunca volvieron a salir, y los ojos
les crecían, crecían y crecían
mientras trataban de ver en la
oscuridad; y allí hay también
criaturas más viscosas que peces.
Aún en los túneles y cuevas que los
trasgos habían excavado para sí
mismos, hay otras cosas vivas que ellos desconocen, cosas que han venido
arrastrándose desde fuera para descansar en la oscuridad. Además, los
orígenes de algunos de estos túneles se remontan a épocas anteriores a los
trasgos, quienes sólo los ampliaron y unieron con pasadizos, y los primeros
propietarios están todavía allí, en raros rincones, deslizándose y olfateando
todo alrededor.
Aquí abajo junto al agua lóbrega vivía el viejo Gollum, una pequeña y
viscosa criatura. No sé de dónde había venido, ni quién o qué era. Era Gollum:
tan oscuro como la oscuridad, excepto dos grandes ojos redondos y pálidos en
la cara flaca. Tenía un pequeño bote y remaba muy en silencio por el lago,
pues lago era, ancho, profundo y mortalmente frío. Remaba con los grandes
pies colgando sobre la borda, pero nunca agitaba el agua. No él. Los ojos
pálidos e inexpresivos buscaban peces ciegos alrededor, y los atrapaba con los
dedos largos, rápidos como el pensamiento. Le gustaba también la carne. Los
trasgos le parecían buenos, cuando podía echarles mano; pero trataba de que
nunca lo encontraran desprevenido. Los estrangulaba por la espalda si alguna
vez bajaba uno de ellos hasta la orilla del agua, mientras él rondaba en busca
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de una presa. Rara vez lo hacían, pues tenían el presentimiento de que algo
desagradable acechaba en las profundidades, debajo de la raíz misma de la
montaña. Cuando excavaban los túneles, tiempo atrás, habían llegado hasta el
lago y descubrieron que no podían ir más lejos. De modo que para ellos el
camino terminaba en esa dirección, y de nada les valla merodear por allí, a
menos que el Gran Trasgo los enviase. A veces tenían la ocurrencia de buscar
peces en el lago, y a veces ni el trasgo ni el pescado volvían.
Gollum vivía en verdad en una isla de roca barrosa en medio del lago.
Observaba a Bilbo desde lejos con los ojos pálidos como telescopios. Bilbo no
podía verlo, mientras el otro lo miraba, perplejo; parecía evidente que no era un
trasgo. Gollum se metió en el bote y se alejó de la isla. Bilbo, sentado a orillas
del agua, se sentía desconcertado, como si hubiese perdido el camino y el
juicio. De pronto asomó Gollum, que cuchicheó y siseó:
-¡Bendícenos y salpícanos, preciosso mío! Me huelo un banquete selecto;
por lo menos nos daría para un sabroso bocado, ¡Gollum! -Y cuando dijo
Gollum hizo con la garganta un ruido horrible como si engullera. Y así fue como
le dieron ese nombre, aunque él siempre se llamaba a sí mismo «preciosso
mío».
El hóbbit dio un brinco cuando
oyó el siseo, y de repente vio los
ojos pálidos clavados en él.
-¿Quién eres? -preguntó,
adelantando la espada.
-¿Qué ess él, preciosso mío? -
susurró Gollum (que siempre se
hablaba a sí mismo, porque no
tenía a ningún otro con quien
hablar). Eso era lo que quería
descubrir, pues en verdad no tenía
mucha hambre, sólo curiosidad; de
otro modo hubiese estrangulado
primero y susurrado después.
-Soy el señor Bilbo Bolsón. He
perdido a los enanos y al mago y no
sé dónde estoy, y tampoco quiero
saberlo, si pudiera salir.
-¿Qué tiene él en las manoss? -dijo Gollum mirando la espada, que no le
gustaba mucho. -
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¡Una espada, una hoja nacida en Gondolin!
-Sss -dijo Gollum, y en un tono más cortés-: Quizá se siente aquí y charle
conmigo un rato, preciosso mío. ¿Le gustan los acertijos? Quizá sí, ¿no? -
Estaba ansioso por parecer amable, al menos por un rato, y hasta que supiese
algo más sobre la espada y el hóbbit: si realmente estaba solo, si era bueno
para comer, y si Gollum mismo tenía mucha hambre.
Acertijos era todo en lo que podía pensar. Proponerlos y alguna vez
encontrar la solución había sido el único entretenimiento que había compartido
con otras alegres criaturas, sentadas en sus agujeros, hacía muchos, muchos
años, antes de quedarse sin amigos y de que lo echasen, solo, y se
arrastrara descendiendo y descendiendo, a la oscuridad bajo las montañas.
-Muy bien -dijo Bilbo, muy dispuesto a mostrarse de acuerdo hasta descubrir
algo más acerca de la criatura: si había venido sola, si estaba furiosa o
hambrienta, y si era amiga de los trasgos-. Tú preguntas primero -dijo, pues no
había tenido tiempo de pensar en un acertijo.
Así que Gollum siseó:
Las raíces no se ven, y es más alta que un árbol. Arriba y arriba sube, y
sin embargo no crece.
-¡Fácil! -dijo Bilbo-. Una montaña, supongo.
-¿Lo adivinó fácilmente? ¡Tendría que competir con nosotros, preciosso
mío! Si preciosso pregunta y él no responde, nos lo comemos, preciosso. Si él
pregunta y no contestamos, haremos lo que él quiera, ¿eh? ¡Le enseñaremos
el camino de la salida, sí!
-De acuerdo -dijo Bilbo, no atreviéndose a discrepar y con el cerebro casi
estallándole mientras pensaba en un acertijo que pudiese salvarlo de la olla.
Treinta caballos blancos en una sierra colorada. Primero mordisquean, y
luego machacan, luego descansan.
Eso era todo lo que se le ocurría preguntar; la idea de comer le daba vueltas
en la cabeza. Era además un acertijo bastante viejo, y Gollum conocía la
respuesta tan bien como vosotros.
-Chiste viejo, chiste viejo -susurró-. ¡Los dientes, los dientes, preciosso
mío! ¡Pero sólo tenemos seis!, preciosso.
Y enseguida propuso una segunda adivinanza.
Canta sin voz, vuela sin alas, sin dientes muerde, sin boca habla.
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-¡Un momento! -gritó Bilbo, incómodo, pensando aún en cosas que se
comían. Por fortuna una vez había oído algo semejante, y recobrando el
ingenio, pensó en la respuesta-. El viento, el viento, naturalmente -dijo, y quedó
tan complacido que inventó en el acto otro acertijo. «Esto confundirá a esta
asquerosa criaturita subterránea», pensó.
Un ojo en la cara azul vio un ojo en la cara verde. «Ese ojo es como este
ojo», dio el ojo primero, «pero en lugares bajos, y no en lugares altos.»
-Ss, ss, ss -dijo Gollum. Había estado bajo tierra mucho tiempo, y estaba
olvidando esa clase de cosas. Pero cuando Bilbo ya esperaba que el
desdichado no podría responder, Gollum sacó a relucir recuerdos de tiempos y
tiempos y tiempos atrás, cuando vivía con su abuela en un agujero a orillas de
un río-. Ss, ss, ss, preciosso mío -dijo-. Quiere decir el sol sobre las margaritas,
eso quiere decir.
Pero estos acertijos sobre las cosas cotidianas al aire libre lo fatigaban. Le
recordaban también los días en que aún no era una criatura tan solitaria y
furtiva y repugnante, y lo sacaban de quicio. Más aún, le daban hambre, así
que esta vez pensó en algo un poco más desagradable y difícil.
No puedes verla ni sentirla, y ocupa todos los huecos; no puedes olerla ni
oírla,
está detrás de los astros, y está al pie de las colinas, llega primero, y se
queda; mata risas y acaba vidas.
Para desgracia de Gollum, Bilbo había oído algo parecido en otros tiempos,
y de cualquier modo la respuesta fue rotunda. -¡La oscuridad! -dijo, sin ni
siquiera rascarse la cabeza o ponerse la gorra de pensar.
Caja sin llave, tapa o bisagras, pero dentro un tesoro dorado guarda.
Bilbo preguntó para ganar tiempo, hasta que pudiese pensar algo más
difícil. Creyó que era un acertijo asombrosamente viejo y fácil, aunque no con
estas mismas palabras, pero resultó ser un horrible problema para Gollum.
Siseaba entre dientes, sin encontrar la respuesta, murmurando y farfullando.
Al cabo de un rato Bilbo empezó a impacientarse. Bueno, ¿qué es? -
preguntó-. La respuesta no es una marmita hirviendo, como pareces creer, por
el ruido que haces.
-Una oportunidad, que nos dé una oportunidad, preciosso mío... ss... ss...
-¡Bien! -dijo Bilbo tras esperar largo rato-. ¿Qué hay de respuesta? Pero de
súbito Gollum se vio robando en los nidos, hacía mucho tiempo, y sentado en
el barranco del río desafiando a su abuela, enseñando a su abuela a sorber...
-¡Huevoss! -siseó-. ¡Huevoss, eso es! -y enseguida preguntó:
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Todos viven sin aliento; y fríos como los muertos, nunca con sed, siempre
bebiendo, todos en malla, siempre en silencio.
El propio Gollum se dijo que la adivinanza era asombrosamente fácil, pues
él pensaba día y noche en la respuesta. Pero por el momento no se le ocurrió
nada mejor, tan aturdido estaba aún por la cuestión del huevo. De cualquier
modo fue todo un problema para Bilbo, quien nunca había tenido nada que ver
con el agua cuando había podido evitarlo. Imagino que ya conocéis la
respuesta, no lo dudo, o que podéis adivinarla en un abrir y cerrar de ojos, ya
que estáis cómodamente sentados en casa, y el peligro de ser comidos no
turba vuestros pensamientos. Bilbo se sentó y carraspeó una o dos veces, pero
la respuesta no llegó.
Al cabo Gollum se puso a sisear entre dientes, complacido. -¿Es agradable,
preciosso mío? ¿Es jugoso? ¿Cruje de rechupete? -Espió a Bilbo en la
oscuridad.
-Un momento -dijo Bilbo temblando de miedo-. Yo te he dado una buena
oportunidad hace poco.
-¡Tiene que darse prisa, darse prisa! -dijo Gollum, comenzando a pasar del
bote a la orilla para acercarse a Bilbo. Pero cuando puso en el agua las patas
grandes y membranosas, un pez saltó espantado y cayó sobre los pies de
Bilbo.
-¡Uf! -dijo-, ¡que frío y pegajoso! -y así acertó-. ¡Un pez, un pez! -gritó-. ¡Es
un pez!
Gollum quedó horriblemente desilusionado; pero Bilbo le propuso otro
acertijo tan rápido como le fue posible, y Gollum tuvo que volver al bote y
pensar.
Sin piernas se apoya en una pierna; dos piernas se sienta cerca de tres-
piernas, y cuatro-piernas consiguió algo.
No era realmente el momento apropiado para este acertijo pero Bilbo
estaba en un apuro. A Gollum le habría costado bastante acertar si Bilbo lo
hubiera preguntado en otra ocasión. Tal como ocurrió, hablando de peces, «sin
piernas» no parecía muy difícil, y el resto fue obvio. «Un pez sobre una mesa
pequeña, un hombre a la mesa, y el gato que consigue las espinas. » Ésa era
la respuesta, por supuesto, y Gollum la encontró pronto. Entonces pensó que
ya era momento de preguntar algo horrible y difícil. Esto fue lo que dijo:
Devora todas las cosas: aves, bestias, plantas y flores; roe el hierro,
muerde el acero, y pulveriza la peña compacta; mata reyes, arruina ciudades
y derriba las altas montañas.
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El pobre Bilbo sentado en la oscuridad pensó en todos los horribles
nombres de gigantes y ogros que alguna vez había oído en los cuentos, pero
ninguno hacía todas esas cosas. Tenía el presentimiento de que la respuesta
era muy diferente y que la sabía de algún modo, pero no
era capaz de ponerse a pensar. Empezó a sentir miedo, y esto es malo para
pensar. Gollum salió entonces del bote. Saltó al agua y avanzó hacia la orilla.
Bilbo alcanzaba a ver los ojos que se acercaban. La lengua parecía habérsele
pegado al paladar; quería gritar: ¡Dame tiempo! Pero todo lo que salió en un
súbito chillido fue: -¡Tiempo! ¡Tiempo!
Bilbo se salvó por pura suerte. Pues naturalmente ésta era la respuesta.
Gollum quedó otra vez desilusionado; ahora estaba enojándose y
cansándose del juego. Le había dado mucha hambre en verdad, y no volvió al
bote. Se sentó en la oscuridad junto a Bilbo. Esto incomodó todavía más al
hóbbit y le nubló el ingenio.
-Ahora él tiene que hacernos una pregunta, preciosso mío, sí, ssí, ssí. Una
pregunta máss para acertar, sí, ssí -dijo Gollum.
Pero Bilbo no podía pensar en ningún acertijo con aquella cosa
asquerosamente fría y húmeda al lado, sobándolo y empujándolo. Se rascaba,
se pellizcaba; y seguía sin poder pensar.
-¡Pregúntenos! ¡Pregúntenos! -decía Gollum.
Bilbo se pellizcaba y se palmoteaba; aferró la espada con una mano y
tanteó el bolsillo con la otra. Allí encontró el anillo que había recogido en el
túnel, y que había olvidado.
-¿Qué tengo en el bolsillo? -dijo, en voz alta. Hablaba consigo mismo, pero
Gollum creyó que era un acertijo y se sintió terriblemente desconcertado.
-¡No vale! ¡No vale! -siseó-. ¿No es cierto que no vale, preciosso mío,
preguntarnos qué tiene en los asquerosos bolsillitos?
Bilbo, viendo lo que había pasado y no teniendo nada mejor que decir,
repitió la pregunta en voz más alta: - ¿Qué hay en mis bolsillos?
-Sss -siseó Gollum-. Tiene que darnos tres oportunidades, preciosso mío,
tress oportunidadess.
-¡De acuerdo! ¡Adivina! -dijo Bilbo.
-¡Las manoss! -dijo Gollum.
-Falso -dijo Bilbo, quien por fortuna había retirado la mano otra vez-.
¡Prueba de nuevo!
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-Sss -dijo Gollum más desconcertado que nunca.
Pensó en todas las cosas que él llevaba en los bolsillos: espinas de
pescado, dientes de trasgos, conchas mojadas, un trozo de ala de murciélago,
una piedra aguzada para afilarse los colmillos, y otras cosas repugnantes.
Intentó pensar en lo que otra gente podía llevar en los bolsillos.
-¡Un cuchillo! -dijo al fin.
-¡Falso! -dijo Bilbo, que había
perdido el suyo hacía tiempo-.
¡Última oportunidad!
Ahora Gollum se sentía mucho
peor que cuando Bilbo le había
planteado el acertijo del huevo.
Siseó, farfulló y se balanceó
adelante y atrás, golpeteando el
suelo con los pies, y se meneó y
retorció; sin embargo no se decidía,
no quería echar a perder esa última
oportunidad.
-¡Vamos! -dijo Bilbo-. ¡Estoy
esperando!
Trató de parecer valiente y jovial, pero no estaba muy seguro de cómo
terminaría el juego, ya Gollum acertase o no.
-¡Se acabó el tiempo! -dijo.
-¡Una cuerda o nada! -chilló Gollum, quien no respetaba del todo las reglas,
respondiendo dos cosas a la vez.
-¡Las dos mal! -gritó Bilbo, mucho más aliviado; e incorporándose de un
salto, se apoyó de espaldas en la pared más próxima y desenvainó la pequeña
espada.
Naturalmente, sabía que el torneo de las adivinanzas era sagrado y de una
antigüedad inmensa, y que aún las criaturas malvadas temían hacer trampas
mientras jugaban. Pero sentía también que no podía confiar en que aquella
criatura viscosa mantuviera una promesa. Cualquier excusa le parecería
apropiada para eludirla. Y al fin y al cabo la última pregunta no había sido un
acertijo genuino de acuerdo con las leyes ancestrales.
Pero sin embargo Gollum no lo atacó en seguida. Miraba la espada que
Bilbo tenía en la mano. Se quedó sentado, susurrando y estremeciéndose. Al
fin, Bilbo no pudo esperar más.
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-Y bien -dijo-, ¿qué hay de tu promesa? Me quiero ir; tienes que enseñarme
el camino. -
¿Dijimos eso, preciosso? Mostrarle la salida al pequeño y asqueroso
Bolsón, sí, sí. Pero, ¿qué tiene él en los bolsillos? ¡Ni cuerda, preciosso, ni
nada! ¡Oh, no! ¡Gollum!
-No te importa -dijo Bilbo-; una promesa es una promesa.
-Vaya, ¡qué prisa! ¡Impaciente, preciosso! -siseó Gollum-, pero tiene que
esperar, sí. No podemos subir por los pasadizos tan de prisa; primero tenemos
que recoger cosas, sí, cosas que nos ayuden.
-¡Bien, apresúrate! -dijo Bilbo, aliviado al pensar que Gollum se marchaba.
Creía que sólo se estaba excusando, y que no pensaba volver. ¿De qué
hablaba Gollum? ¿Qué cosa útil podía guardar en el lago oscuro? Pero se
equivocaba. Gollum pensaba volver. Estaba enfadado ahora y hambriento. Y
era una miserable y malvada criatura y ya tenía un plan.
No muy lejos estaba su isla, de la que Bilbo nada sabía; y allí, en un
escondrijo, guardaba algunas sobras miserables y una cosa muy hermosa, muy
maravillosa. Tenía un anillo, un anillo de oro, un anillo precioso.
-¡Mi regalo de cumpleaños! -murmuraba, como había hecho a menudo en
los oscuros días interminables-. Eso es lo que ahora queremoss, sí, ¡lo
queremoss!
Lo quería porque era un anillo de poder, y si os lo poníais en el dedo, erais
invisibles. Sólo a la plena luz del sol podrían- veros, y sólo por la sombra,
temblorosa y tenue.
-¡Mi regalo de cumpleaños! ¡Llegó a mí el día de mi cumpleaños,
preciosso mío! -Así monologaba Gollum. Pero nadie sabe cómo Gollum había
conseguido aquel regalo, hacía siglos, en los viejos días, cuando tales anillos
abundaban en el mundo. Quizá ni el propio Amo que los gobernaba a todos
podía decirlo.
90
Criterios de selección de textos
por Velocidad Lectora
(Índice de Legibilidad)
CRITERIO8/p*m9 38-46 64-73 88-99 111-124 136-149 161-177 174-193
Formato Fuente y tamaño de la letra, distribución de la línea escrita y tipo de puntuación
Fuente Script 14 o superior con Párrafos de hasta 10 líneas controladas10, sin división de palabras por guión al final de la línea y con puntuación que señale preferentemente pausas.
Fuente Script 12 o superior con Párrafos de hasta 20 líneas controladas, sin división de palabras por guión al final de la
línea y con puntuación que señale preferentemente pausas, entonación.
Fuente Script 12 o superior con Párrafos de hasta 20 líneas, con y sin división de palabras por guión al final de la línea y con
puntuación que señale pausas, entonación y distribución
Fuente Script 12 o superior con Párrafos de hasta 30 líneas, con división de palabras por guión al final de la línea y con
puntuación que señale pausas, distribución y enfatice entonación.
Fuente Script 12 o superior con Párrafos de hasta 40 líneas, con división de palabras por guión al final de la línea y con
puntuación que señale pausas, distribución y enfatice entonación.
Fuente Script 12 o superior con Párrafos de hasta 40 líneas, con división de palabras por guión al final de la línea, en dos
columnas o viñetas tipo comics Puntuación que señale pausas, distribución y enfatice entonación.
Fuente Script 10 o superior con Párrafos de hasta 40 líneas, con división de palabras por guión al final de la línea en dos o
más columnas o viñetas tipo comics Puntuación que señale pausas, distribución y enfatice entonación.
Tipología Tipo o estilo de
textos referido a si estos son narrativos, informativos,
Narraciones referidas a historias de animales y personas reales o fantásticos11 y
Narraciones
referidas a historias de animales y personas reales o fantásticos, y
Narraciones
referidas a historias de animales y personas reales o fantásticos, y
Narraciones,
textos poéticos y normativos diversos. Dramáticos que incluyan
Narraciones,
textos poéticos y normativos diversos. Dramáticos que incluyan
Narraciones, textos
poéticos y normativos diversos. Dramáticos que incluyan
Narraciones
estilo directo, textos poéticos y normativos diversos. Dramáticos que
8 “Respecto de las características formales de las pruebas de Dominio Lector, los principales criterios considerados en su elaboración y análisis fueron…”, Pruebas de
dominio Lector, Fundar 9
“Tabla referencial de categorías velocidad lectora”, Anexo IV Planes de Mejoramiento, Mineduc. 10 “Oraciones cuyo predicado con los complementos adjuntos permitan constituir un mensaje completo por línea” La legibilidad de los textos, Felipe Alliende
11 “El interés por lo fantástico aumenta hasta los 8 ó 9 años y luego disminuye en forma gradual”, El Poder de leer”, Mabel Condemarín
91
descriptivos, etc. textos poéticos
como juegos infantiles, adivinanzas, trabalenguas, poesías, rimas y juegos verbales.
poéticos como
juegos infantiles, adivinanzas, trabalenguas, poesías, rimas y juegos verbales.
juegos infantiles,
adivinanzas, trabalenguas, poesías, rimas, juegos verbales; y normativos que ofrecen pautas. para desempeñar distintas funciones
monólogos,
libretos, dramatizaciones,
.
monólogos,
libretos, dramatizaciones,
.
monólogos,
libretos, dramatizaciones, Informativos que incluyen, informes sobre distintos temas y contenidos de áreas de estudio
incluyan
monólogos, libretos, dramatizaciones y obras teatrales. Informativos que incluyen, informes sobre distintos temas y contenidos de áreas de estudio
Vocabulario Adecuación a su edad y si se trata de vocablos de uso común-familiar o no y si el estilo es coloquial o formal.
Iconografía Cantidad y tipo de
anclajes gráficos que asisten al
proceso de
comprensión.
Estructura Interna Orden en que están presentados los
diversos
acontecimientos de un relato.
Palabras familiares de significado concreto, con significado denotativo12 en estilo coloquial. Texto sobre imagen de fondo o ¾ de página.
Estructura lineal en inicio, desarrollo y desenlace
Palabras familiares
de significado concreto, con significado denotativo en estilo coloquial. Texto en línea con imagen de ½ página.
Estructura lineal en inicio, desarrollo y desenlace
Palabras no
familiares de significado concreto, , con significado denotativo en estilo coloquial. Texto en línea con imágenes de ½ y ¼ página.
Estructura lineal en inicio, desarrollo y desenlace
Palabras no familiares de significado abstracto, con significado connotativo13 en estilo coloquial. Texto en línea y en cuadro con la imagen de ½ y ¼ página.
Estructura lineal en inicio, desarrollo y desenlace
Palabras no
familiares de significado abstracto, con significado connotativo en estilo formal. Texto en línea y en cuadro con la imagen de ½ y ¼ página.
Estructura lineal en inicio, desarrollo y desenlace, con recursos temporales como
Palabras
desconocidas de significado concreto, con significado connotativo en estilo formal, que requieren de aspectos pragmáticos14 para la comprensión
Texto en cuadro con la imagen de apoyo de 1/6 página.
Estructura lineal y alterada como In media res, con recursos temporales como Flash back y
Palabras desconocidas de significado
concreto o abstracto, con
significado connotativo en estilo formal,
que requieren de aspectos pragmáticos para
la comprensión Texto en cuadro con la imagen y
esquemas de apoyo de 1/6 página.
Estructura lineal y alterada como In media res y/o In extrema res, con recursos
temporales como
12
“Es lo que apunta a lo propiamente designado por la palabra o expresión”, La legibilidad de los textos, Felipe Alliende 13
“Es lo que apunta a una serie de conceptos asociados a la palabra o expresión”, La legibilidad de los textos, Felipe Alliende 14
“Conocimiento del mundo necesario para manejar los aspectos semanticos”, La legibilidad de los textos, Felipe Alliende
92
Flash back y racconto
racconto Flash back y racconto
Nivel de Dificultad Estructura sintáctica de las oraciones y de los elementos narrativos.
Oraciones
simples15, Con hasta 3 personajes en un ambiente, con narrador testigo.
Oraciones simples, Con más de 3 personajes en un ambiente, con narrador testigo
Oraciones simples, Con más de 3 personajes en diversos ambientes, con narrador testigo y/o omnisciente
Oraciones simples y
compuestas16, con más de 3 personajes en diversos ambientes con narrador testigo y/o omnisciente.
Oraciones simples y compuestas, con más de 3 personajes en diversos ambientes con narrador protagonista
Oraciones simples y compuestas, con más de 3 personajes en diversos ambientes con narrador protagonista y/o personaje secundarios
Oraciones simples y compuestas, con más de 3 personajes en diversos ambientes con narrador en 2da. persona
Nivel de
complejidad Estructura y
composición de las
palabras respecto de la cantidad y disposición de palabras y silabas
Palabras hasta
tres silabas de composición directa
Palabras hasta
tres silabas de composición directa e indirecta con letras de doble sonido
Palabras de más
de cuatro silabas de composición directa, indirecta y mixta con letras de doble sonido
Palabras de más
de cuatro silabas de composición directa, indirecta y mixta y trabada
Palabras de más
de cuatro silabas de composición directa, indirecta, mixta y trabada
Palabras de más
de cuatro silabas de composición directa, indirecta, mixta, trabada y compleja
Palabras de más
de cuatro silabas de composición directa, indirecta, mixta, trabada y compleja.
Argumento La sucesión de
acciones, hechos o anécdotas que el narrador va contando.
Fantásticos con
moralejas y finales felices
Cuentos de hadas, de animales con comportamientos similares a los de un niño Personificación de los elementos de
la naturaleza.
Fantásticos y
aventuras con moralejas y finales felices donde la realidad se va imponiendo
Cuentos tradicionales, clásicos europeos, fantasía e historias de animales domésticos que hablan, cuentos
Fantásticos y
aventuras con moralejas y finales felices donde la realidad se va imponiendo
Leyendas folclóricas, máquinas personificadas, ambiente familiar (hogar, escuela, amigos, juego...)
Ficciones
históricas donde el concepto de tiempo cobra significado y pueda fácilmente identificarse con los personajes que le proporcionan modelos positivos de conducta y valores que
Ficciones históricas
donde el concepto de tiempo cobra significado y pueda fácilmente identificarse con los personajes que le proporcionan modelos positivos deconducta y valores que merece la pena copiar
Narraciones con
datos fiables y exactos, cuyos protagonistas estén sicológicamente bien trazados y que promueven la reflexión crítica.
Terror, Ciencia ficción, cuentos tradicionales clásicos y novelas
Narraciones con
datos fiables y exactos, cuyos protagonistas estén sicológicamente bien trazados y que promueven la reflexión crítica.
Terror, Ciencia ficción, cuentos tradicionales
15
“Oraciones simples, cuando contiene un único verbo, y por lo tanto expresa solamente una acción verbal.”,
http://www.escueladigital.com.uy/espaniol/11_oraciones.htm 16
“Oraciones compuestas, cuando contienen más de un verbo, y por lo tanto expresan más de una acción verbal.”,
http://www.escueladigital.com.uy/espaniol/11_oraciones.htm
93
maravillosos y humor. merece la pena
copiar Cuentos fantasiosos. Historias de animales humanizados. Inventos fantásticos. Objetos animados. Humor absurdo,
disparates y Aventuras del ambiente más cercano: familia, escuela, amigos.
Cuentos sobre sus propios problemas. Cuentos modernos.
cortas. clásicos, mitos y leyendas universales y novelas cortas.
Extensión Numero de palabras que componen el texto
Hasta 30 palabras por hoja. 10 carillas
Hasta 50 palabras por hoja. 20 carillas
Hasta 60 palabras por hoja. 30 carillas
Hasta 80 palabras por hoja. 40 carillas
Hasta 100 palabras por hoja. 50 carillas
Hasta 150 palabras por hoja. 80 carillas
Hasta 200 palabras por hoja. 100 carillas
94
Catalogo de Textos Cra por Velocidad Lectora
La siguiente lista de textos facilitará la determinación del Índice de Legibilidad.
Están clasificados por VL, pero requiere que los docentes revaliden su
propiedad aplicando la Tabla de Criterios de Legibilidad por Velocidad Lectora
que antecede este catálogo.
VL 38 a 46
Título Editorial
¡Cómo los animales! Global ¡Oh, que voz tiene el león! Combel ¿A qué sabe la Luna? Kalandraka ¿Dónde perdió Luna la risa? Kalandraka ¿Quién tiene miedo de decir no? Global
A pasear Edelvives Aleluyas para los más chiquitos Universitaria Buscando a Dominga Recrea Cada uno vive donde puede Melhoramentos Caracol presta tu casa Sudamericana
Cuentos Gigantes Santillana
Cuentos Gigantes: El flautista de Hamelin; La creación del mundo
Santillana
Cuentos Gigantes: El gato con botas; El traje nuevo del Emperador
Santillana
Cuentos Gigantes: El patito feo; Brrr, el pingüino friolento Santillana
Cuentos Gigantes: La niña y su farol; La Pincoya Santillana
Cuentos Gigantes: Pedrito y el lobo; El torito de Caliboro Santillana El árbol de los cielos Patris El diente desobediente de Rocío Alfaguara infantil y Juvenil El gusanito que deseaba crecer Melhoramentos El muro Entrelibros El secreto Kókinos El señor de la lluvia Lumen El Tiburón va al dentista Alfaguara infantil y Juvenil En los columpios Algar Este mundo es un balón Melhoramentos Hay que enseñarle a tejer al gato Sudamericana
La abuela de Rosa Algar La bufanda verde Algar La obra maestra de Sofía Serres La pepita de sandía Edebé La sorpresa Fondo de Cultura
Económica La tortuga pocoapoco Combel
Los ángeles de la guarda Fondo de Cultura Económica
95
Los juguetes del niño Jesús Pehuén
Mi primer teatro Arrayán Editores
Mira cómo suena Algar Ojos Edebé Para ver y no creer Alfaguara Infantil y Juvenil Pequeño Azul y Pequeño Amarillo Kalandraka Pies para la princesa Anaya Polo el aprendiz de mago Combel Polo y Lilí Combel Pomelo es elefantástico Kókinos Pomelo sueña Kókinos Rafa la garza y Tono el zorro Vicens Vives Ripios y adivinanzas del mar Fondo de Cultura
Económica Si yo fuese muy delgado Kalandraka
Sixto seis cenas Vicens Vives Una familia maravillosa Melhoramentos
VL 64 a 73
Título Editorial
Eliona y Las Cuatro Pócimas Sieteleguas Filiberto y el sastre de sombras Kalandraka Juan Felizario Contento Fondo de Cultura Económica Juan y sus zapatos Fondo de Cultura Económica Los lunares de Lía Recrea Matías Dibuja el Sol Ediciones Ekaré El ruiseñor y la rosa Panamericana
La cebra Camila Kalandraka ¿Cómo serán mis cuernos? Alfaguara infantil y Juvenil Amigos en el Bosque Alfaguara Animales, cuentos chilenos Amanuta Anita Anota Nicanitasantiago Atrapalecturas 1. Leyendo poco a poco MN Marenostrum Atrapalecturas 2. Leyendo un poco más MN Marenostrum Atrapalecturas 3. Leyendo otro poco MN Marenostrum Atrapalecturas 4. Leyendo para siempre MN Marenostrum Barcos que vuelan Alfaguara Busca que te busca Playco Caperucita Roja, Verde, Amarilla, Azul y Blanca
Anaya
Corazón de mandarín Alfaguara Infantil y Juvenil
Cuento que te cuento Playco Cuentos clásicos Universitaria
Cuentos de Chile 1 Zig-Zag Dice que dicen que dijo... Nicanitasantiago El bebé más dulce del mundo Tandem El globito que no quería subir Recrea El globito rojo Kalandraka El Gran Doctor Anaya
96
El Lobo de Gubbio Zig Zag
El pulpo de Pepe Casals
El rey Sol y la reina Luna La Galera El sol y el agua Playco Fábulas: Iriarte y Samaniego Ediciones Internacionales Universitarias Flora y Tecla Vicens Vives Garabato Babel Libros Guyi Guyi Thule Izquierdo y Derecho La Galera Jaime y las Bellotas Kalandraka Juego de la Sombra Global La abuelita de arriba y la abuelita de abajo Norma La cajita Fondo de Cultura Económica La Colina Barrugota Pearson Alhambra La computadora nueva de Winnie Océano
La fiesta en el cielo: un cuento del folklore brasileño
Melhoramentos
La flor del lado de allá Global
La gran pregunta Tecolote La manta blanca Edebé La pequeña Lilén Sol y Luna Libros La polilla del Baúl Alfaguara La princesa y el pintor Serres
La tortuga Catalina Tandem Las apuestas del zorro Amanuta Leonidas y su perro Luis Nicanitas Lo siento Everest Los pájaros del cielo Tandem
Los pelos de la señora Bruna Tandem Marcelo, membrillo, martillo y otras historias Global Marea alta, marea baja Global Ochopatas y un cuento Alfaguara Infantil y Juvenil Pepito y sus libruras Santillana Pequeño Zambo Playco Perro azul Corimbo Perro sabio y otros cuentos Ediciones Colihue Ricitos de Oro y los tres osos Playco Si yo fuese muy alto Kalandraka Sofía, la vaca que amaba la música Corimbo Te echo de menos La Galera
Teo y sus abuelos Timun Mas La tarta voladora La Galera
Las aventuras de Romeo Palote Arrayán Editores Los viajeros invisibles Arrayán Editores ¡No funciona la tele! Alfaguara Infantil ¡Qué ruidoso Sinforoso! Anaya ¡Ronquidos! Norma ¡Una de piratas!! Ediciones SM ¿Dónde está el libro de Clara? Juventud ¿Qué hago?....mis papás se pelean Alfaguara Infantil y Juvenil A la pequeña bruja le duelen las muelas Timun Mas
97
Caco y la Turu Alfaguara Infantil y Juvenil
Choco encuentra una mamá Norma
Clotilde y Aníbal Norma Cuando el sol se aburrió de trabajar Andrés Bello Cuentos maravillosos Bibliográfica Internacional El almuerzo sorpresa Scholastic El baño del tejón Lumen El Club del Revés Conaculta El día de campo de don Chancho Norma El gato con botas Océano El lobo y las siete cabritas Cuarto Propio El mono imitamonos Ediciones SM El mundo es una pelota EMECE El muñeco de don Bepo Ediciones SM El niño que perdió el ombligo Norma El patito feo La Galera El pequeño universo Don Bosco El piano Alfaguara Infantil y Juvenil El rey Solito Ediciones SM El sastrecillo valiente Cuarto Propio El soldadito de plomo Océano
El sombrero Norma El tigre y el ratón Norma El trapito feliz Fondo de Cultura Económica El viejo reloj Ediciones Gaviota El zapatero y los duendes Dolmen Ediciones
Elefante tiene hipo Scholastic En el desván Fondo de Cultura Económica Era que se era Alfaguara Infantil y Juvenil Eva y su Tan Alfaguara Infantil Fábulas Océano Fábulas de Esopo Edilupa Fábulas de Esopo Everest Grandes relatos para la lectura infantil Océano Hansel y Gretel Cuarto Propio La Bella Durmiente del bosque Océano La bruja colorea Everest La Cenicienta Océano
La cuncuna Filomena Ediciones SM La gallina Mina que viene de China y los elefantes
Edelvives
La princesa peleona Anaya
Las aventuras de Mowgli Vicens Vives Las hormigas también tienen problemas Ediciones SM Laura y el ratón Anaya Los dedales de oro y otros cuentos Andrés Bello Los duendecillos y el zapatero Cuarto Propio Los músicos de Bremen La Galera Los secretos de abuelo Sapo Norma Los seis ciegos y el elefante Scholastic Los tres cerditos Océano
98
Manuel y Didí y el coche de maíz Ediciones Gaviota
Manuel y Didí y la choza en el árbol Ediciones Gaviota
Manuel y Didí y la seta gigante Ediciones Gaviota Mi mamá es preciosa Everest Nariz de serpiente Everest Ni un pelo de tonto Alfaguara Infantil Osito Alfaguara Infantil y Juvenil Para atrapar la Luna Pehuén Patatita Ediciones SM Pieles Everest Pimienta en la cabecita Norma Pimientita cuenta hasta tres Cuarto Propio Pirata Algar Polita en el bosque Dolmen Ediciones Quien encuentra un pirata, encuentra un tesoro
Ediciones SM
Ramón recuerda Norma Tito, Tito. Rimas, adivinanzas y juegos infantiles
Everest
Tomás aprende a leer Juventud
Totalmente cierto Everest Verdi Juventud
VL 88 a 99
Título Editorial
¡Alguien me está devorando! Nicanitasantiago ¡Caramba Con Los Amigos! Combel Atina y Adivina Vicens Vives Belisario Fondo de Cultura
Económica Cinco niños y eso Andrés Bello
Claudia y el toro Kalandraka Cuentos para niños Zig-Zag De carta en carta Alfaguara infantil y Juvenil De miedos y pájaros Zig-Zag Del otro lado hay secretos Sudamericana Delia Degu Y Su Sombrero Alfaguara El castillo de Parlotabras Vicens Vives El Chajá Shinseken El espantapájaros con corazón Edebé El fantasma de Canterville y otros cuentos Vicens Vives El Hacedor de juguetes y otros cuentos Zig-Zag El loro parlanchín Combel El mono Jacobo Sol y Luna Libros
El país de las ausencias Zig-Zag El perro virtual y otros cuentos Zig-Zag El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza
Alfaguara Infantil y Juvenil
99
Había nacido transparente Cuarto Propio
Helen Keller Ediciones SM
Himalaya, el nacimiento de un líder Brosquil Ediciones Historia de Iván el imbécil Ediciones Colihue La Bella y la Bestia y otros cuentos maravillosos Vicens Vives La cabeza en la bolsa Fondo de Cultura
Económica La familia guácatela Alfaguara
La gata Felicia Serres La Niebla Del Escondite Combel La noche del tatú Shinseken La verdadera historia del flautista de Hamelin Conaculta La vida íntima de Laura Lom Ediciones Las Semillas Mágicas Fondo de Cultura
Económica Mamiña, niña de mis ojos y otras leyendas de amor Santillana
Pájaros en la cabeza Kalandraka Quidora, joven mapuche Zig-Zag
Quisiera ser como tú UnaLuna Tocotoc Panamericana
Una letra prometida Sieteleguas Yo quiero un perro El Nacional
VL 111 a 124
Título Editorial
¡Bravo, Rosina! Ediciones Ekaré ¿Seguiremos siendo amigos? Alfaguara Infantil y Juvenil ¿Un pájaro de mucho cuidado? Everest 100 fábulas fabulosas Arrayán Editores A bordo de la Gaviota Anaya A Margarita Andrés Bello
Abuelita Opalina Ediciones SM Alí Babá y los 40 ladrones Andrés Bello Alonso, un conquistador de diez años Andrés Bello Amigos del alma Alfaguara Infantil y Juvenil Antología de poesía infantil Arrayán Editores Apalka CIDCLI Arcoiris de poesía infantil 2 Universitaria Arcoiris de poesía infantil 3 Universitaria Aventuras del duende Melodía Zig-Zag Barba Azul y otros cuentos Andrés Bello
Blobló Kalandraka Chipana Sol y Luna Libros
Cómo se formó la garganta de la ballena y otros relatos
Dolmen Ediciones
Conversaciones con el profesor Zahvedruz Ediciones SM
Cosas que se pierden, amigos que se encuentran Magisterio Casals Cuatro o tres manzanas verdes Anaya Cuentos clásicos de Andersen Algaida Editores
100
Cuentos con olor a fruta Universitaria
Cuentos con plumas y sin plumas Sudamericana
Cuentos de la selva Andrés Bello Cuentos de animales de agua, aire y tierra Santillana Cuentos de cinco minutos Anaya Cuentos de Grimm Zig-Zag Cuentos de los hermanos Grimm Andrés Bello Cuentos de maravillas Sudamericana Cuentos de mi escritorio Zig-Zag Cuentos de príncipes, garzas y manzanas Ediciones SM Cuentos de siempre para niños de hoy Zig-Zag Cuentos del Norte, Sur, Este y Oeste Santillana Cuentos del Sapo Sudamericana Cuentos para Marisol Zig-Zag Cuentos para no cortar Arrayán Editores De hielo y de fuego Anaya Del aire al aire Universitaria Diego y los limones mágicos Ediciones Ekaré Doctor Rus Edebé El árbol que canta Universitaria El duende del carpintero Norma
El estanque de los patos pobres Edebé El gran amor de una gallina Anaya El libro de la selva Zig-Zag El libro de las virtudes para niños Ediciones B El libro del libro Akal
El lugar más bonito del mundo Alfaguara Infantil y Juvenil El maravilloso mago de Oz Mestas Ediciones El misterio del hombre que desapareció Norma El misterioso manuscrito de Nostrarratus Destino Infantil y Juvenil El país de Jauja Fondo de Cultura Económica El que no corre vuela, y otros cuentos del mismo diablo
Santillana
El regreso de Doble-P Magisterio Casals
El secuestro de la bibliotecaria Alfaguara Infantil y Juvenil El tío Willibrord Ediciones SM El vampiro debilucho Edelvives En viriviví Anaya Esperanza renace Scholastic Fábulas Universitaria
Filiberta, la hormiga gigante Pehuén Franz se mete en problemas de amor Norma
Fray Andrés, otra vez Ediciones SM Gente muy diferente Everest Guillermo el líder Andrés Bello Haikais de Tablada Playco Heidi Everest Historias de Ninguno Ediciones SM Ingo y Drago Ediciones SM Kiwala conoce el mar Amanuta La abuela tejedora Fondo de Cultura Económica
101
La bici Cleta Anaya
La bruja Mon Ediciones SM
La bruja y el trovador Pehuén La cama mágica de Bartolo Alfaguara Infantil y Juvenil La ciudad que tenía de todo Anaya La fuerza de la gacela Ediciones SM La gallina Mina que viene de China y los monos Edelvives La gallina que pudo ser princesa Anaya La historia de Manú Alfaguara Infantil y Juvenil La laguna de los coipos Ediciones SM La mariposa y el leñador Pehuén La peineta colorada Ediciones Ekaré La princesa Paloma Pehuén La puerta olvidada Norma La silla vacía Norma La terrible araña Alinka Pehuén Las aventuras del aprendiz Lápich Andrés Bello Las calzas del brujo y otros cuentos Universitaria Las desventuras de Juana Calamidad Anaya Las hadas y otros cuentos Universitaria Las más bellas historias para ser contadas Edebé
Leonardo y el aprendiz volador Serres Leyendas de nuestra América Norma Licanrayén Amanuta Lo que cuentan los tobas Sudamericana Los buenos cuentos Universitaria
Los espíritus del Selknam Amanuta Los gatos de María Tatín Zendrera Zariquiey Los Hollister y la casa encantada Everest Los últimos gigantes Blume Los viajes de Gulliver Ediciones Gaviota Mágica radio Anaya Manolito Gafotas Alfaguara Infantil y Juvenil Manual de los cielos y sus mitos Blume Mariposa del aire Ediciones Colihue Me gusta el chocolate Tuscania Miranda da la vuelta al mundo Serres Navegancias Zig-Zag
Niña bonita Ediciones Ekaré No me creas lo que te cuento Ediciones SM Nosotros, los otros y los demás Magisterio Casals Otto es un rinoceronte Alfaguara Infantil y Juvenil Óyeme con los ojos Anaya Pablo y los duendes Pehuén Pablo y su elefante Magisterio Casals Pablo: décimas sobre la infancia de Pablo Neruda Arrayán Editores Paraíso de papel Universitaria Piedras de fuego Amanuta Piel de asno Zendrera Zariquiey Piruleta Alfaguara Infantil y Juvenil
102
Poesía de Pablo Neruda Andrés Bello
Poesía y prosa Pehuén
Polita aprende el mundo Universitaria Polita va a la escuela Universitaria Querida Susi, querido Paul Ediciones SM Receta para espantar la tristeza Ediciones SM Rolo Tricahue y el cóndor Sol y Luna Libros Rosa Blanca Lóguez Ediciones Sapo y un día muy especial Ediciones Ekaré Secuestro en Nueva York Ediciones Gaviota Semillas Fondo de Cultura Económica si puede Edebé Siete cuentos rápidos y cinco no tanto Universitaria Siete ratones ciegos Ediciones Ekaré Simbad el marino y otros cuentos de las mil y una noche
Andrés Bello
Simbad el marino y otros relatos Andrés Bello Sinfonía de cuna CIDCLI Sir Lui Magisterio Casals Software, la superbabosa Edebé Toño y los animales cautivos Norma Tranquila tragalenguas Alfaguara Infantil y Juvenil Un elefante ocupa mucho espacio Norma
Un puñado de semillas Ediciones Ekaré Una piedra extraordinaria Ediciones Ekaré Una sarta de mentiras Fondo de Cultura Económica Vamos a buscar un tesoro Alfaguara Infantil y Juvenil Vegetal cómo sientes Tuscania
Venir del mar Castillo Versos del pozo redondo Ediciones Colihue Yaga y el hombrecillo de la flauta Ediciones SM Yerarya, el secreto de un kaweshkar Cuarto Propio
VL 136 a 149
Título Editorial
¿Quieren saber por qué les cuento cuentos rapanui?
Edebé
13 de espanto Sudamericana
15 de Brujas Sudamericana 17 de miedo Sudamericana 18 de amor. Antología Sudamericana Alonso en una hacienda colonial Andrés Bello Amigos robots Vicens Vives Annie Bonny: la pirata Thule Antología fundamental Pehuén Atlas básico de gramática Parramón Atreverse a corregir Sudamericana Canciones, poemas y romances para niños Octaedro Celestino Tarambana OQO
103
Cuando éramos niños en la Patagonia Pehuén
Cuentos imposibles Arrayán Editores
De la Tierra a la Luna Andrés Bello De la Tierra a la Luna Cangrejo De la Tierra a la Luna Edaf De puro caballero que soy Lom Ediciones Desván de América Miraguano El abuelo más loco del mundo Lom Ediciones El ángel del abuelo Lóguez Ediciones El chupacabras de Pirque Alfaguara Infantil y Juvenil El enigma del barquero Sudamericana El Gran Gigante Bonachón Alfaguara El gran libro del miedo Parramón El jorobado y otros cuentos de Las mil y una noches
Vicens Vives
El libro de los chicos enamorados Alfaguara Infantil y Juvenil
El libro de los gigantes, fantasmas y duendes Brosquil Ediciones El libro de oro de los cuentos de hadas Ediciones Ekaré El método del doctor Alquitrán y el profesor Pluma
Libros del Zorro Rojo
El pastor Raúl Kalandraka
El pequeño Borges imagina El Quijote Sirpus El Puente Del Diablo Sudamericana El Secuestro de Benito Conaculta El viejo carbonero Shinseken
Entre los bambúes Global Fernanda y los mundos secretos Fondo de Cultura Económica Folclor del carbón Grijalbo Fuerte Bulnes Chiloé, cielos cubiertos Zig-Zag Habría que... Ediciones SM
Harry Potter y el prisionero de Azkaban Salamandra La aventuras del barón de Munchausen Vicens Vives La casa del árbol Anaya La luz mala Sudamericana La Mujer Vampiro Sudamericana La polilla Sudamericana La rosa de los vientos. Antología poética Vicens Vives La verdad según Carlos Perro Anaya Lao Lao y el dragón de hielo Brosquil Ediciones Las aventuras de Robinson Crusoe Mestas Las aventuras de Sindbad el Marino Sirpus Las aventuras del barón de Munchausen Edhasa
Las soñadoras de la colina Sol y Luna Libros Lo que cuentan los Inuit Sudamericana
Lo que cuentan los iroqueses Sudamericana Lo que cuentan los mapuches Sudamericana Los cuentos de mis hijos Zig-Zag Los Misterios Del Señor Burdick Fondo de Cultura Económica Los niños de la Cruz del Sur Zig-Zag Los pecosos Sudamericana Los perros rojos - El Ankus del rey Vicens Vives
104
Lucila se llama Gabriela Castillo
Luna Roja Sudamericana
Marcos y Andrea en el Olimpo Arrayán Editores Melisenda Vives Menuda Bruja! Ediciones Salamandra Misterio en el campamento Arrayán Editores
Misterio en Los Piñones Arrayán Editores
Oscar y Mamie Rose Obelisco Pepito, el señor de los chistes Santillana Platero y yo Edaf Ramiro, Grumete De La Esmeralda Zig-Zag
Relatos de fantasmas Vicens Vives Scott y Amundsen. La conquista del polo sur Vicens Vives Ser y parecer Ediciones SM Supertoci Alfaguara Tigres de la otra noche Fondo de Cultura Económica Tin Tin en América (y otros) Juventud Un caballo llamado Libertad Scholastic Una extraña aventura en Talalai Global Una misión monstruosa Salamandra Una niña llamada Ernestina Universitaria Una serie de catastróficas desdichas Montena
VL 161 a 177
Título Editorial
¡Socorro! (12 cuentos para caerse de miedo) Alfaguara Infantil y Juvenil ¡Socorro! Diez (libro pesadillesco) Norma Anaconda Vicens Vives Angélica Norma
Antología de cuentos Hispanoamericanos Universitaria Asesinato en el Canadian Express Ediciones SM Asterix y el caldero (y otros) Salvat Editores Aventuras en las estrellas Andrés Bello Ben quiere a Anna Alfaguara Infantil y Juvenil Corazón Andrés Bello Cucho Ediciones SM Cuentos a Beatriz Zig-Zag Cuentos araucanos Andrés Bello Cuentos chilenos Zig-Zag Cuentos chilenos para niños Andrés Bello Cuentos de los derechos del niño Zig-Zag Cuentos de terror I Norma Cuentos mágicos del sur del mundo Ediciones SM Cuentos para jugar Alfaguara Infantil y Juvenil Cuentos tradicionales europeos Andrés Bello Dibujante de cómics Molino
Diccionario de los dioses y mitos del antiguo Egipto Océano Ambar Diccionario de sinónimos y antónimos Espasa-Calpe
105
Diccionario de sinónimos, ideas afines, antónimos y parónimos
Cultural de Ediciones
Diccionario sinónimos y antónimos Arrayán Editores
Dika mete la pata Ediciones Palabra
Egypcios del espacio Saure Egypcios del espacio: la cerveza del faraón Saure El castillo de Roca Tacaña Destino Infantil y Juvenil El diario de Ana Frank Pehuén El gato negro Anaya El gato negro y otros cuentos de horror Vicens Vives El gigante egoísta y otros cuentos Vicens Vives El jardín secreto Andrés Bello El largo verano de Eugenia Mestre Anaya El libro de las preguntas Planeta El pequeño Nicolás Alfaguara Infantil y Juvenil El pequeño vampiro Alfaguara Infantil y Juvenil El pequeño vampiro en el país del conde Drácula Alfaguara Infantil y Juvenil El pequeño vampiro en peligro Alfaguara Infantil y Juvenil El Pirata Garrapata en la ciudad prohibida de Pekín casi pierde el peluquín
Ediciones SM
El príncipe feliz, El ruiseñor y la rosa y otros cuentos Andrés Bello El ruiseñor y la rosa y otros cuentos Planeta El superzorro Alfaguara Infantil y Juvenil En familia Andrés Bello Erase una vez un hermoso planeta llamado Tierra Zig-Zag
Fábulas (Esopo, Fredo, Iriarte, Samaniego, Hartzenbusch) Andrés Bello Fantasmas de día Ediciones SM Filgrid, el mago de los caminos Cántaro Fray Perico y su borrico Ediciones SM Frin Alfaguara Infantil y Juvenil Gata García Edebé Gatos Sudamericana Gran diccionario ilustrado de la lengua española Bibliográfica Internacional Guillermo Andrés Bello Historias de Shakespeare Andrés Bello Hombrecitos Andrés Bello La abuela Alfaguara Infantil y Juvenil
La bolsa amarilla Norma La carrera más loca del mundo Destino Infantil y Juvenil La increíble historia de Lavinia Zig-Zag La isla de las montañas azules Anaya La pajarera de Manuel Encino Arrayán Editores La Porota Zig-Zag La vuelta al mundo en ochenta días Andrés Bello Las aventuras de Tom Sawyer Andrés Bello Las brujas Alfaguara Infantil y Juvenil Las crónicas de Narnia. Libro I. El león, la bruja y el ropero Andrés Bello Las crónicas de Narnia. Libro II. El principe Caspian Andrés Bello Las crónicas de Narnia. Libro III. La travesía del explorador del amanecer
Andrés Bello
Las crónicas de Narnia. Libro IV. La silla de plata Andrés Bello
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Las crónicas de Narnia. Libro V. El caballo y su niño Andrés Bello
Las crónicas de Narnia. Libro VI. El sobrino del mago Andrés Bello Las crónicas de Narnia. Libro VII. La última batalla Andrés Bello Las medias de los flamencos Los Libros de El Nacional Leyendas americanas de la tierra Arrayán Editores Leyendas bajo la Cruz del Sur Andrés Bello Leyendas chilenas Andrés Bello Leyendas y cuentos iberoamericanos Andrés Bello Los Cretinos Alfaguara Infantil y Juvenil
Mac, el microbio desconocido Zig-Zag Mamire, el último niño Alfaguara Infantil y Juvenil Mapuche. Lengua y cultura Pehuén Mitos y leyendas de Chile Zig-Zag Mujercitas Andrés Bello Mujercitas Panamericana No somos irrompibles Alfaguara Infantil y Juvenil Nuestras hazañas en la cueva Norma Ostelinda. Yo vengo de todas partes La Galera Papelucho Sudamericana Papelucho en vacaciones Sudamericana Papelucho y el marciano Sudamericana Papelucho, mi hermana Ji Sudamericana Poesía chilena Pehuén Poesía infantil Andrés Bello Queridos monstruos Alfaguara Infantil y Juvenil Sandokán Andrés Bello
Sherlock Holmes. Estudio en Escarlata Andrés Bello Sin familia Andrés Bello Teatro breve para niños Pehuén Teatro escolar representable 1 Arrayán Editores Teseo Ediciones Pedagógicas
Chilenas Trece casos misteriosos Andrés Bello Un genio en la Tele Anaya Üñümche, hombre pájaro Pehuén Veinte poemas de amor y una canción desesperada Planeta
VL 174 a 193 A
Título Editorial
¡Hay que salvar a Sole! Zig-Zag 100 greguerías ilustradas Media Vaca Aléjate del sótano Norma Bibiana y su mundo Ediciones SM Boca de lobo Thule Charles Chaplin Parramón Charlie y el gran ascensor de cristal Alfaguara Infantil y Juvenil
Charlie y la fábrica de chocolates Alfaguara Infantil y Juvenil Cuentos folclóricos para niños Andrés Bello Diablos y mariposas Eclipse
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El asesinato del profesor de matemáticas
Anaya
El Corsario Negro Estrada
El maestro y el robot Ediciones SM
El maravilloso viaje de Nils Holgersson
Andrés Bello
El niño del pasaje Andrés Bello
El país del agua Andrés Bello El Principito Dolmen Ediciones El regreso de la mujer de goma Arrayán Editores El señor de los anillos I, II y III Ediciones Minotauro El señor Ibrahim y las flores del Corán
Obelisco
El tesoro del molino viejo Ediciones SM
El valle del infierno Anaya
Emilia y la dama negra Andrés Bello Emilia. Cuatro enigmas de verano Andrés Bello Hasta el domingo Norma Isabel a diez mil kilómetros de casa Sol y Luna libros La ballena varada Alfaguara Infantil y Juvenil La cazadora de Indiana Jones Ediciones SM La pluma de Miguel Lom Ediciones La Rebelión de los Arqueros CCS EDITORIAL La suerte cambia la vida Fondo de Cultura Económica Los Hollister y el misterio de los gnomos
RBA
Los Hollister y el reloj de cuco RBA
Los secuestradores de burros Alfaguara Infantil y Juvenil Mai Ediciones SM Manual de calcetines salvajes Faktoria K de Libros Matilda Alfaguara Infantil y Juvenil Mitos griegos Norma Montaña adentro Universitaria Motivos de San Francisco Andrés Bello Nuestras sombras Andrés Bello Quique Hache, detective Alfaguara Infantil y Juvenil Renco y el tesoro Ediciones SM Sakanusoyin: cazador de Tierra del Fue
Alfaguara Infantil y Juvenil
Subterra Zig-Zag
Un zorzal llamó a la ventana Arrayán Editores Veinte mil leguas de viaje submarino Andrés Bello
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VL 174 a 193 B
Título Editorial
Antai Andrés Bello Aventuras de Sherlock Holmes Zig-Zag Cambio de voz Norma Cinco panes de cebada Ediciones SM Colmillo Blanco Andrés Bello Cuentos de los reinos inquietos Andrés Bello Cuentos mapuches del Lago Escondido Zig-Zag El cepillo de dientes y El velero en la botella Zig-Zag El cisne y la luna Arrayán Editores El delincuente, el vaso de leche y otros cuentos Zig-Zag El fantasma de Canterville Zig-Zag
El galgo de don Quijote Sol y Luna El Hobbit Planeta El hombre de la rosa y otros cuentos Zig-Zag El libro de las tierras vírgenes Zig-Zag El polizón de la Santa María Andrés Bello El último grumete de la Baquedano Zig-Zag Fausto Andrés Bello Gracia y el forastero Zig-Zag Harry Potter y el cáliz de fuego Ediciones Salamandra Harry Potter y el cáliz de fuego Salamandra Harry Potter y el misterio del príncipe Salamandra Harry Potter y el prisionero de Azkaban Salamandra Harry Potter y la cámara secreta Ediciones Salamandra Harry Potter y la Orden del Fénix Ediciones Salamandra Harry Potter y la piedra filosofal Ediciones Salamandra Hércules Andrés Bello Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a…
Tusquets Editores
Juan Salvador Gaviota Ediciones B
La cabaña del tío Tom Ediciones SM La comarca del jazmín Andrés Bello La composición Ediciones Ekaré La hija del espantapájaro Ediciones SM La huella del Dragón. Ediciones Gaviota La isla del tesoro Andrés Bello La leyenda de Al-Qit Alfaguara Infantil y Juvenil La llamada de la selva Andrés Bello La noche del Samurai Ediciones Gaviota Leyendas y cuentos indígenas de hispanoamérica
Andrés Bello
Lo único del mundo Norma
Los conquistadores de la Antártida Zig-Zag Los tigres de la Malasia Pehuén
Marcelino pan y vino Andrés Bello
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