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INDICE
pág.
INTRODUCCIÓN 4
PRIMERA PARTE.
EL PAISAJE EN LAS ARTES PLASTICAS
DEL VALLE DEL CAUCA
LOS INICIOS DE UNA TRADICIÓN 9El período colonial 13Los artistas viajeros del siglo XIX 19
LA CIRCUNSTANCIA GEOGRÁFICA Y LAS LETRAS 30El papel periódico ilustrado 37Algunos pintores del siglo XIX 46
LAS FORMAS DEL PAISAJE 49El paisaje urbano 52El paisaje fantástico o imaginario 53El paisaje campestre 54El paisaje fotográfico 62
Conclusiones 68Bibliografía 70
SEGUNDA PARTE.
2
EL OFICIO DE LOS PINTORES
UNA OBRA, UNA MIRADA BIFOCAL 75
ORIGEN DE ALGUNAS MENTIRAS DEL ARTE 79
JAN BARTELSMAN 105
A PROPÓSITO DE GARCÍA MÁRQUEZ 109
LA TECNOLOGÍA Y LOS ARTISTAS 113
PINTANDO ESCRITORES,
ESCRIBIENDO SOBRE PINTORES 123
LA PINTURA ARGENTINA Y LA COLOMBIANA 140
Bibliografía 150
3
INTRODUCCIÓN
En estas páginas se recogen algunos escritos que sobre la pintura he realizado en los
últimos años y tomo la historia como una herramienta útil para comprender el pasado,
pero ese pasado que incluye al más lejano posible, como al reciente del Valle del
Cauca.
Una aclaración muy importante debo hacer antes de continuar y es que he tratado de
evitar el termino de CULTURA por haberse convertido en una palabra comodín
(v.gr. cultura de la violencia, cultura para la paz, cultura musical, cultura política,
etc.), y cuando aparece no tiene el sentido equivocado y limitante de sinónimo de
artes sino que intenta recoger el concepto elaborado por Gramsci y Joaquín Brunner,
para quienes la cultura es un hecho no puramente espiritual, ni meramente político
cotidiano, sino que tiene una dimensión esencialmente organizativa, es según ellos,
una organización material e institucional encaminada a mantener, defender y
desarrollar el “frente” teórico e ideológico de la sociedad. De igual manera se elude la
palabra ESTETICA debido a que corresponde más a la doctrinas históricamente
elaboradas alrededor del buen gusto, o del gusto de élites.
Inicio este libro con una exposición sobre lo que ha sido el paisaje en las artes
plásticas vallecaucanas, porque el paisaje es un tema que está cada día cobrando una
nueva significación debido a diferentes motivos, pero fundamentalmente por el
4
creciente interés de detener la degradación del medio ambiente. Al interior de la
historia del arte nacional e internacional, el paisaje como representación del entorno
geográfico, ha sido un tema importante gracias a esa constante preocupación del
hombre por presentarnos sus distintas inquietudes sobre el lugar donde vive y con el
cual sostiene, en unas ocasiones más que en otras, una relación estrecha. Rescatar la
historia del paisaje dentro de nuestro desarrollo artístico regional, es útil para
demostrar que este tema tiene ya una larga tradición de cientos de años.
En el tema del paisaje, como en los otros textos aquí presentados, aparecen los
nombres de algunos artistas no son muy conocidos y que pueden resultar extraños aún
a los especialistas, pero ello se comprenderá cuando se aborden, en la segunda parte,
los múltiples problemas y contradicciones de tipo teórico y conceptual que hay al
interior del campo del arte y que son difíciles de eludir, entre otras cosas, por las
formas de control que la clase dirigente ejerce sobre los medios de comunicación y
las instituciones de educación o promoción artística. Además se indicará que el
clientelismo practicado entre los "promotores culturales" es un factor importante para
establecer, la calidad de los pintores y la verdades supuestas del arte.
¿Cómo superar las falsas ideas y elaborar nuevas concepciones en el campo del arte?
La respuesta a este interrogante implica un cambio en las estructuras sociales que le
dan origen, pero también podemos decir que ello no se logrará conformándonos con
las precarias respuestas que alcancemos, sino con la sucesiva formulación de nuevas
preguntas surgidas de los últimos estudios de otros investigadores pues, como se sabe,
el progreso de las ciencias se posibilita cuando se consideran los problemas de
manera colectiva. Por lo pronto podemos constatar el problema la escasa bibliografía
en el Valle del Cauca, la historiografía ha dejado de lado nuestro propio pasado
artístico y desde otros campos tampoco hay ricos estudios teóricos sobre esta
5
manifestación de la vida intelectual. Una historia profunda sobre nuestra tradición
pictórica no se ha iniciado, sólo nos hemos conformado con algunos artículos
periodísticos de relativa calidad o con los catálogos que sobre exposiciones se
realizan, y cuando hay la oportunidad de establecer balances respecto de algún tema
en específico de la región, encontramos solo miradas panorámicas del arte nacional e
internacional, para luego si hablar escasamente de los artistas de las últimas décadas.
En años pasados mi profesor Germán Colmenares en sus cursos y con libros como
“Cali: Terratenientes, Mineros, Comerciantes, siglo XVII", hizo grandes esfuerzos
por desarrollar la historia regional, pero ahora deseo mostrar la importancia de
continuar dicha línea de investigación en un aspecto distinto de la tradicional historia
política y económica.
Al dirigir la mirada hacia el pasado, y pensando en modificar el discurso en torno del
arte, nos damos cuenta del certero juicio de Hans Belting quien, al cuestionar la
nueva idea de una "historia del arte mundial" nos dice: "Lo que llamamos historia del
arte ha sido siempre una historia del arte europeo en la que, a pesar de todas las
identidades nacionales, la hegemonía de Europa quedaba al margen de cualquier
discusión. Pero aquella imagen ideal suscita hoy en día la oposición de cuantos ya no
se sienten representados en ella." Y agregaba: "En una civilización planetaria, el
proyecto occidental de modernización tecnológica del mundo se ha convertido en una
amenaza para la diversidad cultural. Da lugar con excesiva facilidad al malentendido
de que la modernidad occidental también trae consigo las bendiciones de una cultura
de ámbito mundial, igual que antaño los misionero aspiraban a extender la
Cristiandad a todo el mundo"1
Desde una nueva perspectiva, alejado del marcado extranjerismo de nuestros
1 Beltin, Hans: " El arte mundial y las minorías: una nueva geografía de la historia del arte" en Rev. Humboldt V. 37 Nº 116. de 1995.
6
académicos e intelectuales, es que pretendo adelantar mi exposición para poder ver, o
explorar, un pasado desconocido. Los escritos no se han hecho, únicamente para
resolver problemas estrictamente académicos de la disciplina histórica, sino que
intenta además, dejar algunos cuestionamientos para quienes adelantan su labor
artística y brindar algunas herramientas teóricas que les permita cimentar algunas
ideas para su interés creativo. Es por esto he incluido algunas ilustraciones a manera
de ejemplo y traté al máximo de no utilizar el lenguaje de especialista.*
7
PRIMERA PARTE
EL PAISAJE EN LAS ARTES PLASTICAS
DEL VALLE DEL CAUCA
8
LOS INICIOS DE UNA TRADICION
uando aparecen los primeros pobladores en el Valle del Cauca, el paisaje va
adquiriendo una profunda significación humana, el hombre transforma la
naturaleza y en cierta armonía vive con ella. Nuestros antepasados incluyeron en su
mundo artístico la imagen del paisaje y en muchas de esas ocasiones le dieron una
dimensión de tipo mágico-religiosa como correspondió a su estadio de desarrollo
socio cultural. Ejemplos de ello los podemos encontrar en toda América y aquí en
nuestra región.
C
Para hablar de aquel arte, mal llamado "prehistórico"1, es mucho más realista ubicarlo
dentro de la historia Americana, que buscar equivocados paralelos con el arte de las
cuevas de Altamira o de Lascaux, porque ellas corresponden a un lugar geográfico y
cultural muy distinto.
Ahora bien, para ir estableciendo una idea sobre el significado de la palabra arte,
podemos decir que es aquella forma- y a través de cualquier medio; sonidos, pintura,
madera, palabras, etc.- en la cual se manifiestan las actitudes del ser humano, las
disposiciones de ánimo, sus visiones del mundo o sus gustos, pero sin olvidar que
dichas sensaciones están condicionadas por la posición social del artista, el momento
histórico y la circunstancia geográfica. La creación artística no es un don exclusivo de
los profesionales, también es posible hallarla en todos los individuos.
Sin poder establecer un orden cronológico real, he decidido tomar como un primer
ejemplo testimonial de las formas artísticas más antiguas a los petroglifos, que
9
constituyen el más amplio conjunto de representaciones hallados a todo lo largo del
continente Americano, son ellos muestras de inquietudes artísticas de nuestros
aborígenes y de sus las amplias influencias interculturales. Aquellos dibujos grabados
en las rocas infortunadamente, por múltiples factores, han sido poco estudiados, aún
entre los arqueólogos: "This state of affairs may be due to the fact that the numerous
detailed descriptions of petrogliyph sites are insufficient to tackle the problems these
engravings pose for us; the main problems being their meaning, function, and age.
Furthermore, this lack of interest is caused by the fact that most petroglyphs cannot
be related to other archaeological finds. Many of the engraved rocks in South
America stand near or in turbulent rivers, and are inundated once or twice a year.
And even those artifacts which are excavated in caves with petroglyphs on their
walls, or at the foot of isolated petroglyphs bearing boulders in the savanna, cannot
be proved to be related to the petroglyph makers."3
De ese enorme número de imágenes que se encuentran en muchos lugares de América
quiero destacar aquí aquellos que podrían significar la primeras representaciones del
paisaje, se trata de los discos solares. Parece aventurado verlo así pero, el sol
constituye el elemento fundamental del paisaje tanto para los precolombinos, como
para muchas poblaciones del presente, pues dicho astro es el elemento predominante
de nuestro mundo exterior, al ser la fuente de vida, calor y alegría.
En Jamundí también se han encontrado gran cantidad de petroglifos que nos permiten
ver entre otras cosas las primeras preocupaciones hacia el dibujo de nuestros
antepasados. Dos profesores de la Universidad del Valle, Jorge Salcedo y Luis
Valdivia, se dedicaron a la tarea de recopilar dichas imágenes, entre las cuales las
encontraron unas de tipo antropomorfo y otras zoomorfas. De ellas quiero destacar
una que muestra de manera muy sintética un amanecer o un atardecer, se trata de un
10
semicírculo sobre una línea horizontal, "No podrían faltar en este complejo las figuras
astrales, siendo la principal y podríamos decir única, la del disco solar que es
representado en forma de semicírculo o círculo radiado. Hay otras figuras que muy
bien podrían ser estrellas e incluso la luna pues son una serie de círculos inscritos de
mayor a menor, unas con dos y una de ellas con cuatro, esto como medio de
orientación y como medida de tiempo "4.
Dicho mundo gráfico debió estar estrechamente relacionado con sus creencias
religiosas y sus conocimientos de tipo práctico. Es así como los profesores Salcedo y
Valdivia también nos dicen: "Las figuras de los petroglifos no muestran en realidad
una representación escrita sino la manifestación de una técnica o una habilidad de lo
que fueron sus elaboraciones de figurillas de orfebrerìa, cerámica y la urdimbre de los
tejidos"5.
Como vemos, es necesario aceptar que las formas plásticas para representar el paisaje
además de estar inmersas en su mundo mágico-religioso también estarían presentes en
los tejidos y sus utensilios de uso diario, esto es posible concebirlo así, si pensamos el
arte no como la producción de objetos museables6 sino como una actitud ligada con la
vida.
El segundo ejemplo de esas primeras manifestaciones artísticas que nos muestran un
sentimiento hacia el paisaje, está en la cerámica desarrollada por los Ilamas en la
región Calima desde el II milenio antes de nuestra era. Los recientes estudios
arqueológicos de la zona nos permiten ver cómo se da esa interacción estrecha entre
el entorno paisajístico y las creaciones artísticas de nuestros aborígenes. Veamos a
continuación lo que nos dicen el profesor Carlos Armando Rodríguez y sus
compañeros: "La parte alta de la vertiente pacífica es paisajisticamente una de las
regiones más hermosas del Departamento del Valle del Cauca y se caracteriza por
11
tener una topografía, suavemente ondulada, con lomas y colinas redondeadas que
separan pequeños valles como el del alto río Calima, actualmente convertido en
represa..."7 Luego nos agregan que: "Una alcarraza de la colección del Museo del Oro
(fig. 1) nos permite observar, de una manera muy realista, la forma que debieron
tener las viviendas Ilama. En ella se modeló un poblado con cinco casas de plantas
rectangulares y techos a dos aguas, con cumbrera arqueada y ligeramente elevada en
la cornisa que le da la forma curva al techo; el borde engrosado de los aleros y la
decoración incisa en los mismos permite inferir el uso de hojas de palma para techar.
Las cuatro viviendas más pequeñas van alrededor de una casa central de mayor
tamaño que parece estar sobre una plataforma artificial. Todas las viviendas presentan
una puerta en cada lado menor y se comunican entre sí por senderos que parten de las
entradas de las casas para unirse a una red de caminos principales que llevan a la
estructura más grande y loma abajo los caminos principales desaparecen entre los
árboles que circundan la aldea"8
Como se puede apreciar la historia de la arquitectura y del paisajismo en el Valle del
Cauca no arrancan con la llegada de los españoles. Hay una tradición milenaria que
fueron desarrollando otras culturas posteriores a la Ilama (Fig.2), como la Yotoco
(Fig.3) y la Sonso. Esto sin mencionar que alcarrazas parecidas a la anteriormente
descrita se han encontrado en Tumaco y la costa ecuatoriana, lo cual nos demuestra
cómo las formas del paisaje fueron parte de una expresión artística enriquecida en el
intercambio cultural. Claro está que no faltará quien diga que una olla no puede ser
pensada como un objeto artístico, sino como una artesanía pero, sobre el origen de
esos equívocos nos referiremos en otro apartado. De momento tenemos que reconocer
en el hombre prehispanico una sensibilidad plástica, que se expresó en sus
particulares manifestaciones artísticas sin que podamos comprender por ejemplo su
12
peculiar sentido de lo bello.
EL PERIODO COLONIAL
Con el desembarco de los conquistadores se inicia un período de grandes crueldades y
sobre todo de desprecio por todas las formas del conocimiento indígena. Durante
varios siglos la intención del español se orientó, a la extracción de las riquezas y en
consecuencia al sometimiento y control de la población. En este empeño miles de
aborígenes perecieron; la guerra, el hambre, y las epidemias dieron con el fin de
muchas comunidades. Las formas de vida cultural de los sometidos no tenía valor.
“Aunque sin duda alguna se reconocen mutuamente como hombres, la alteridad, la
extrañeza de españoles para indígenas y de indígenas para españoles, es muy fuerte.
Para los europeos, el indio es, ante todo, un "bárbaro": es la expresión usada con más
frecuencia para caracterizarlos. En otras ocasiones dicen que son "ruines labradores",
o que comen "inmundicias", o tratan de interpretar su sicología; un observador
califica a algunos indios como "flemáticos". Al ver sus practicas religiosas, las
reinterpretan a la luz de las creencias europeas, pero invirtiendo su signo: adoran al
demonio."9
Pero aclaremos que con el correr de los tiempos los dos mundos se irían entrelazando,
los españoles aprendieron de las circunstancias de vida de los indios y estos a su vez
del conquistador, gracias a la prolongada convivencia y al proceso de construcción de
la nueva hegemonía.
Con respecto al paisaje el enfrentamiento también se dio por la manera como cada
cultura concebía su relación con el entorno. El indígena durante milenios supo
convivir con la naturaleza unas veces mejor que otras pero, "A partir de ese primer
13
enfrentamiento, y con la permanencia del hombre peninsular en América, se inició un
intenso proceso de cambio en todos los órdenes, Los cambios obedecieron a las
tensiones que generaba el enfrentamiento, y puesta en relación, de culturas con
concepciones diferentes de su inserción y papel frente al paisaje. Una, la nativa,
consideraba al hombre como uno más de los seres de la naturaleza y en ocasiones
servidor de las fuerzas naturales; otra, la europea, pensaba al hombre como el amo del
universo y la naturaleza como su servidora. Por eso, en la medida en que el invasor se
fue imponiendo sobre la población aborigen, fue introduciendo cambios que, si bien
tenían en cuenta las condiciones americanas, tendían a ajustar el medio y los hombres
a sus necesidades y aspiraciones."10
Con la llegada de los esclavos africanos la intención también fue el sometimiento y
dentro de este espíritu de la época, claro está, los productos artísticos aborígenes o del
negro fueron menospreciados para ir tratando de imponer la rígida "estética" religiosa
española. Pretensión que no se logró de manera absoluta puesto que, a pesar de todas
las circunstancias adversas de la colonia, nuestros antepasados continuaron
proyectando su creatividad en diferentes objetos, en mantas, en utensilios de barro o
de madera. No hay razón para creer que con la guerra de conquista y el coloniaje toda
la experiencia artística de los aborígenes fue borrada en su totalidad, porque cada
comunidad continuó sus tradiciones como se aprecia en los diversos grupos étnicos
del presente.
De todo el período colonial nos han quedado en el Valle del Cauca muy pocos
documentos y objetos artísticos disponibles, que nos permitan ver las expresiones
plásticas que tuvieron al paisaje como un motivo latente en el alma de los
vallecauncanos. Sí, se conservan muchos cuadros de tema religioso, pero en la
mayoría de ellos, la naturaleza no tiene mucha significación.(Esto se puede afirmar, a
14
pesar de no lograr ver todas las obras conservadas en los distintos conventos, por
corresponder al espíritu de la época). En el Museo de la Merced en Cali, por ejemplo,
existen son obras sobre santos o retratos de obispos y muchos de ellos son de autores
anónimos y algunos traídos de Quito. Como una curiosidad aparecen unas pinturas de
pequeño formato de origen italiano donde es posible ver que el paisaje aparece, más
como un elemento del fondo.
Pilar Jaramillo nos llama la atención para que tratemos de ver la época como un todo
cultural, indicando: "Lo primero que se observa al recorrer nuestro patrimonio
artístico del período colonial, es la abrumadora mayoría del temario religioso: al
punto de que muchos (...) identifican confusamente la colonia con una época
entregada a las practicas piadosas y al culto de las imágenes y productora, por lo
tanto, de un arte basado exclusivamente en la representación de estos personajes
celestiales. Si bien ello es en gran parte un hecho innegable, y si también es cierto que
sólo el retrato compartió con lo religioso la preocupación de los artistas del Nuevo
Reino en el período llamado colonial, no es menos evidente que en otros dominios de
la España colonizadora el arte trató, y bien tratados, temas profanos, cotidianos y
pedestres que nos hablan de manera por demás elocuente de una sociedad, "la
colonial", en donde al lado de las procesiones, las juras reales, las entradas del sello
real a la ciudad, y los autos de fe, se jugaba a los dados, a las cañas y a la vacaloca, se
asistía a saraos, corridas de toros, y riñas de gallos, se paseaba por las alamedas, se
hacía el amor, se era infiel y a veces también en aras del amor se asesinaba sin
piedad; dígalo sino, Rodríguez Freire"11
Pero además Pilar jaramillo nos presenta una de las manifestaciones artísticas de la
colonia, distinta de los muy conocidos lienzos, se trata de las tallas en madera que se
ejecutaban para los pesebres. Uno podría preguntarse si al poner las pequeñas tallas
15
de madera en un pesebre ordenados en acuerdo a un determinado gusto, no se estaría
en aquel entonces, como hoy, haciendo paisaje? no es posible pensarlo como aquello
que las vanguardias llaman "instalaciones"? porque cuando se diseña un pesebre no
dejamos a un lado nuestra manera de ver el mundo y lo bello, pensamos en
representar la tierra, los montes, el cielo e incluimos a veces las aguas para estructurar
todo en acuerdo con nuestro criterio.
El dominio en el campo pictórico por parte de la curia fue muy grande e intentó
siempre de establecer de manera rígida los contenidos de las obras, porque ella era la
que más hacía los encargos y porque la religión cristiana traía otros códigos
iconográficos que era preciso cuidar dentro de la construcción de la nueva sociedad.
Además de las condiciones de precariedad económica de la colonia, tenemos que el
dogma no permitió una gran dinámica cultural, entre otras cosas por la ignorancia y el
analfabetismo que reinaba en muchos clérigos y en la casi totalidad de la sociedad.
Los libros fueron escasos y costosos, no se permitieron traer imprentas y en
consecuencia no es de extrañar que el fluir de las ideas escasamente partiera de los
púlpitos.
Con el tiempo se fueron dando algunos cambios con la necesidad de mejorar la
administración de los recursos, se crearon los primeros colegios y algunas de las
universidades, pero el objetivo era dar formación a una muy pequeña minoría de
blancos para nutrir la burocracia civil o eclesiástica. En consecuencia los cursos
universitarios eran de: gramática, filosofía (escolástica), teología y leyes. Pero,
"..quizá más importante que los contenidos o las áreas estudiadas, era la mentalidad,
el método, la forma, la retórica propia de tales estudios, centrada en la disputa
escolástica en el razonamiento deductivo, en el principio de autoridad, en el uso del
silogismo, y ajena a la incorporación de la observación y el experimento dentro del
16
saber."12
Vista así las cosas es comprensible el duro camino que debieron transitar las artes y
las ciencias, porque las transformaciones en estas formas del pensamiento han ido
evolucionando en este país muy lentamente, si las comparamos con las ideas políticas
que ha conocido períodos de mucha agitación.
La Arquitectura fue una de las artes que sí contó con un buen impulso cuando, como
fruto del auge económico, cambiaron los materiales de las edificaciones de los
poblados y sobre todo, cuando aquella forma de tenencia de la tierra surgida de la
conquista se transformó en el siglo XVIII en las nuevas unidades económicas: las
Haciendas. En ellas se construyeron las grandes casas señoriales que, con materiales
más perecederos, se encuentran diseminadas por el valle formando parte indisoluble
de nuestro paisaje ya que surgen y se acondicionan a él. La arquitectura colonial,
"...parte de formas ibéricas y sus modelos permanecen desde la conquista hasta el
final de la Colonia. Sin embargo, las condiciones de recepción hicieron que su
adaptación presentara fenómenos y procesos diferentes a los de la Península, los que
fueron además acentuados por las transformaciones determinadas por las
circunstancias locales. Su adecuación a los recursos, al clima y al paisaje, y las
particularidades propias de un proceso de aculturación, dieron como resultado un
desarrollo sencillo y austero. Esto si bien no permite catalogar esta arquitectura
estrictamente como regional, sí permite explicar cierta autenticidad."13
Gracias al ladrillo y a la teja, la arquitectura se enriqueció y se le dio forma más
definitiva a los pueblos. Con estos materiales aparecen aquellas construcciones como
las iglesias y los conventos que aun hoy en día son los documentos históricos de
nuestras ciudades.
¿Que otras representaciones del paisaje de los tiempos coloniales han llegado hasta
17
nuestros días? En primer lugar podríamos señalar los primeros mapas de la comarca,
porque además de indicarnos la posición de las ciudades con respecto a los ríos y las
montañas, encontramos en ellos una gran dosis de interés por darle calidad y belleza a
sus dibujos. En los inicios de nuestra cartografía los mapas recibieron un tratamiento
no muy distinto al de la pintura de paisaje con la acuarela, y podemos pensar, que
existieron de nuestra comarca algunas representaciones similares a aquellas de alta
calidad, que aún se conservan de otras latitudes del entonces virreinato de la Nueva
Granada.
Con el tiempo los artistas gráficos van a tomar cada vez más en consideración la
forma de sus pueblos para los temas de sus obras e irán conociendo nuevas técnicas
artísticas. Por eso como digno ejemplo de este proceso tenemos una de las obras
pictóricas más importantes del Museo de Arte Religioso de la Merced de Cali, se trata
de un mural pintado sobre adobe y que ha sido desprendido de su sitio para luego ser
enmarcado en hierro. Este mural muestra la capilla del convento cuando ella tenía en
su torre dos módulos, su dimensión es de casi tres metros de alto por dos de ancho y
se conserva en muy buenas condiciones.
De finales de la colonia Alvaro Calero Tejada reproduce en su libro "Cali Eterno"14
dos imágenes de Cali: la primera es una plumilla trazada por un artista francés de
nombre Charles Theron y fechada en 1734 y la otra corresponde a un grabado de
autor anónimo fechado en 1773.
Bajo cierta influencia de la ilustración, para La Nueva Granada, hacia los finales del
período de la colonia, se creó la Expedición Botánica, con el objetivo de hacer un
inventario de las riquezas naturales pero, su conformación también brindó un gran
aporte a nuestra historia pictórica al reunir en ella a un gran número de artistas de
diferente procedencia: fueron cerca de cuarenta pintores Quiteños, Payaneces y en su
18
mayoría Santafereños que dejaron 6690 láminas de dibujos y acuarelas. Fueron
muchos los dibujantes que se formaron al rededor de esta empresa y que si bien no
dejaron una profunda huella creativa, si contribuyeron de alguna manera para que las
nuevas generaciones vieran en sus trabajos y pinturas un camino para la expresión. El
espíritu de la misión de Mutis fue aprovechado por hombres ilustres como Francisco
José de Caldas, para desarrollar el flujo de las ideas, que en cierta medida estimularon
los estudios científicos e incluso los ánimos revolucionarios que conducirían al
movimiento independentista.
LOS ARTISTAS VIAJEROS DEL SIGLO XIX
Con el ansia de conocer este continente desde una perspectiva científica, muchos
otros viajeros de diferentes nacionalidades se embarcaron hacia este continente a
finales del siglo XVIII pero, de todos ellos merece la pena destacar la figura de
Alejandro de Humboldt (1769 -!859) quien se aproxima al paisaje Americano como
persona sensible a la hermosura y a los prodigios de la naturaleza. Si bien no fue
Humboldt un artista del tipo que se espera reconocer para este tipo de trabajos
históricos, lo traigo a colación porque, al igual que él muchos otros personajes a lo
largo del siguiente siglo, recorrieron nuestros valles y montañas mezclando en sus
intenciones la mirada de hombres de ciencia y amantes de arte.
En Humboldt se reconoce al padre de la geografía moderna y al descubridor
científico de América. Su primer contacto con El Nuevo Reino lo realizo en sus
observaciones del Orinoco, pero después llegó a Cartagena en 1801, para desde ahí,
remontar el río Magdalena, luego transitar por el valle del río Cauca, llegar a Popayán
y dirigirse a Ibarra donde sostendría intercambio de experiencias con Caldas. Después
19
continuaría su camino durante cinco años, tiempo durante el cual conoció otras tierras
de este continente. Sus experiencias las sintetizó en diferentes obras, entre ellas las
que se mencionan a continuación: "Resultado positivo de esta visita fue su obra
Viajes a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente (13 volúmenes. París,
1816-1832) La cual adicionó con dos atlas: Atlas Geográfico y Físico y Atlas
Pintoresco con Vista de las Cordilleras y Monumentos indígenas, donde aparecen
varios mapas de regiones colombianas y hermosos dibujos de algunos sitios del
país"15
Algo digno de reseñar aquí como una curiosidad, son las ideas estéticas de este
personaje de prestigio mundial y que dejara expuestas en su obra "Cosmos": "La
pintura de paisaje no es, tampoco, puramente imitativa; pero tiene un fundamento
más material, hay en ella algo de más terrenal. Exige de los sentidos una variedad
infinita de observaciones inmediatas, observaciones que el espíritu debe asimilar, para
fecundarlas por su potencia y traducirlas para los sentidos, bajo la forma de una obra
de arte. El gran estilo de la pintura de paisaje es el fruto de una contemplación
profunda de la naturaleza y de la transformación que se opera en el interior del
pensamiento" e indica: "En la pintura de paisaje, como en toda otra rama del arte,
debe distinguirse el elemento limitado por la percepción sensible y la cosecha sin
limites que fecundan una sensibilidad profunda y una potente imaginación. Gracias a
esta fuerza creadora, la pintura de paisaje ha alcanzado un carácter que hace de ella
una especie de poesía de la naturaleza"16
Quedó Humbold tan impresionado con la belleza de nuestras topografía que en una
carta que le dirigiera al famoso Mauricio Rugendas le recomendaba hacer más sus
pinturas de paisajes en estas tierras que en la difícil Argentina.
Los cambios de siglo, como es sabido, no significan una mutación automática en la
20
vida social, pero en cambio el movimiento independentista liderado por los criollos si
traería después de 1810 algunas transformaciones, al iniciarse el largo y penoso
proceso de construir una nueva hegemonía cultural.
Los tiempos de los próceres dieron paso a un cambio en los temas de la pintura
colonial y en las condiciones de existencia de los artistas, como lo atestigua Eugenio
Barney: "La clientela religiosa fue sustituida por la de próceres o deudos de próceres,
de suyo escasa por la condición misma de su clase y por la selección heroica; (...), los
nuevos usos impusieron el tieso retrato del hacendado o la miniatura de la dama y del
caballero(...), la clientela fue de minorías selectas y empobrecidas, de burocracias que
se turnaban en el poder político y de terratenientes con muchos ocios, menguado
gusto y mano dura para soltar los dineros"17
Teniendo en cuenta el trabajo minucioso adelantado en la Expedición Botánica y
gracias a la tradición miniaturista que venía de los iluministas europeos como
nacionales, nuestros artistas Neogranadinos pasaron a darle una amplia difusión al
arte de la miniatura a lo largo del siglo XIX. Gabriel Giraldo Jaramillo realizo un
amplio estudio de esta manifestación artística, pero su valoración es muy
contradictoria, le reconoce su mérito en algunos apartes del texto pero en otros
sintetiza nuestra historia como períodos de simple producción "artesanal"18.
Tradicionalmente la historia del arte se ha pensado como la historia de los grandes
hombres y/o de sus obras, dejando por fuera los miles de seres humanos que laboran
calladamente generando nuevos valores estéticos en materias "poco nobles", por eso
hay que decir que el siglo XIX fue muy rico en artistas plásticos, en cuanto se refiere
a la nación en su conjunto, pero con una característica muy peculiar, la de alternar el
pincel con el fusil.
Las continuas guerras y los conflictos políticos le robaron muchas oportunidades de
21
progreso, en diversos campos de la vida social a la naciente república y, por supuesto,
el entonces estado soberano del Cauca no logró escapar a esta tragedia. Las
poblaciones del actual Departamento del Valle no pasaban de ser unas pobres aldeas
alejadas de los centros mineros y sufriendo el rigor de continuas guerras; en la
colonia contra los indios, en la lucha por la independencia contra las fuerzas realistas
y después de ellas, las luchas entre los caudillos hasta llegar al siglo XX.
Los datos de artistas destacados de la historia de esta región son escasos, por diversas
razones, entre ellas la pobreza y los pocos vuelos intelectuales de la clase dirigente
regional.
Para continuar rastreando esta historia del tema del paisaje en el arte del Valle del
Cauca tenemos que recurrir a obras de autores o artistas que vivieron o transitaron por
la región haciendo su trabajo un tanto, si se quiere, de reportería gráfica. Ello no debe
significar que olvidemos el supuesto de que los indígenas y la población negra han
debido continuar plasmando su forma de ver el paisaje en técnicas distintas de la
acuarela o el óleo y digo suponer porque infortunadamente todavía no existe un
estudio o un museo en el cual se pudieran encontrar testimonios artísticos de la época.
Algunos dibujos y acuarelas que retratan el paisaje vallecaucano del siglo XIX fueron
realizados dentro de las labores que adelantara la Comisión Corográfica. Aquella
empresa que organizara el General José Hilario López en el año de 1849 con el
propósito de realizar un estudio sobre el país desde diferentes ángulos, se desarrolló
en varias expediciones y en las cuales se recopilaron datos valiosos de tipo, gráfico,
cartográfico y económico19.
Descalificando la labor de los pintores costumbristas del siglo antepasado Mario
Rivero deja por el suelo la obra de los pintores de la Comisión: "De igual modo, los
trabajos llevados a cabo por los acuarelistas miembros de la Comisión Corográfica,
22
hacia 1850, expresando los ambientes, tipos y circunstancias de la vida novecentista,
apenas pueden situarse dentro del folklorismo. La circunstancia paisajística incluida
entre los datos exactos de una realidad, que acumula detalles y decorados, en función
estrictamente descriptiva, dentro de la experiencia de un viaje investigativo.
Inventario documental de la realidad, todavía, de suerte que no parece muy ajustado,
sino un tanto localista e inflacionario, calificarlos de Paisajistas"20 (La cursiva es
mía)
Claro que ese menosprecio es lógico cuando previamente ha planteado que sólo
puede hablarse de paisajismo para finales del siglo XIX, porque no reconoce ni en
José María Espinosa ni en Ramón Torres Méndez una importancia del paisaje por la
manera como ellos lo plasmaron y lo hace porque está pensando en los paradigmas
europeos.
Bajo la dirección del general e ingeniero Agustín Codazzi, en la Comisión laboraron
los siguientes pintores: el venezolano Carmelo Fernadez, el inglés Enrique Price y el
caucano Manuel María Paz, pero muchas de las láminas y de la información tanto
geográfica como artística se perdió,21 por el descuido de los funcionarios públicos.
Andres Soriano menciona a Manuel María Paz como uno de los pintores que estuvo
en Buenaventura, Popayán y Cauca, pero pone en tela de juicio el que llegara a
realizar casi 2000 láminas, como algunos afirman. Lo cierto fue que además de los
sitios mencionados recorrió Barbacoas, Pasto y Túquerres. Había nacido en
Almaguer, Cauca y después de ingresar a la Comisión Corográfica en 1853 para
formar parte de la cuarta expedición, llegaría a morir en 1902.
En un artículo del profesor Alonso Valencia22 se pueden apreciar algunas imágenes
del valle decimonónico y de las cuales hay que destacar dos de las realizadas por la
Comisión Corográfica: la primera es "Vista de los Farallones de Cali" que es un
23
paisaje urbano donde se aprecia la perspectiva de una calle con casas de dos plantas,
en un primer plano un hombre vistiendo poncho y sombrero y hacia el punto de fuga
de la composición se levantan los Farallones de Cali. La segunda imagen es "Ciudad
de Cali y Nevado del Huila" que es una amplia panorámica de la ciudad, en la cual,
aparecen la techumbre de las casas y elevándose sobre ellas las torres de las iglesias;
y más en la lejanía se encuentran las cimas de la cordillera central. En otro de sus
artículos el profesor pone como pié de foto: "Vista de Cali desde el alto de San
Antonio. Acuarela de Dositeo Carvajal, 1850. Museo del siglo XIX Fondo Cultural
Cafetero, Bogotá". En mi concepto las dos primeras son unas bellas obras, que
muestran el dominio y la amplitud con que se llegó a trabajar la acuarela, una técnica
idónea para las necesidades del apunte rápido que exigían los viajes de la Comisión.
Poco antes de los tiempos de la Comisión Corográfica, hacia el tercer decenio de ese
siglo se gestó el movimiento romántico en Francia que, como una oleada abrazaría a
muchos otros países en muy corto tiempo; sus bases están en el destaque del
individuo, la subjetividad, el estudio de lo popular, el escapismo y el retorno a la
naturaleza. Músicos, escritores y por supuesto pintores se entregaron a esos temas23.
No vale la pena detenerse en ellos pues ya es un lugar muy común dentro de esa
historia del arte que ocupa preferencialmente su mirada en los europeos y no en otras
líneas de tradición paisajística como la de los chinos y los coreanos24 o como la que
deben tener los africanos.
Con ese entusiasmo romántico que venía señalando se lanzaron a explorar el mundo
muchos hombres del viejo continente en la búsqueda de lo exótico y entre los cuales
están aquellos que se pasearon por nuestra geografía nacional tomando sus apuntes
que ulteriormente harían pasar a grabados para las ediciones de sus libros de
aventuras y descripciones de viajes. Alvert Berg Schwerin, por ejemplo, en 1856
24
publicó su libro titulado "Physiognomie der tropischen vegetation Sud-Americas". En
1884 aparecería el libro "América Pintoresca" el cual cien años después se volvería a
editar en Bogotá y que es un buen material para los interesados en la historia del
paisaje.25
"América pintoresca" presenta las imágenes que recopilaron: Charles Wiener, Jules
Crevaux, Claude Charnay y Eduard André y el cual en su primera edición fue
subtitulado "Descripción de Viajes al Nuevo Continente por los más Modernos
Exploradores". Pero con respecto a la región del Valle del Cauca hay que decir que
fue André quien más se ocupó de ella, presentando varios grabados de distintos
parajes y escenas de costumbres de esta geografía, como en: "Guardadora de Iguazas,
en Tuluá", "Puente de las Juntas en el río Dagua", "Iglesia del Convento de San
Francisco en Cartago" y en "Fabricación de aguardiente de caña cerca de Cali", por
solo nombrar algunas. No obstante vale la pena destacar de sus dibujos "El Puente de
Cali" donde se nos traza una bella descripción del paisaje que rodea a esta población;
en un primer plano están las lavanderas, luego se ven los trazos de las palmeras y las
techumbres dejando ver la catedral, y en el fondo se levanta uno de los picos
característicos de la cordillera occidental. También está: "Vista de una Calle de Cali"
es un paisaje urbano con una perspectiva de una calle con pobladores transitando.
Dentro de una historia del paisaje americano valdría la pena considerar e intentar unas
aproximaciones interpretativas con respecto a la mentalidad con la cual se han
representado estas latitudes. Y es que existen ciertos puntos de coincidencia entre los
dibujos y acuarelas de aquellos viajeros, así como entre ellos y nuestros artistas del
siglo XIX e incluso de todos ellos con los de tiempos resientes, que llaman la
atención. Francis E. Putz y Michele Holbrook en un interesante artículo han escrito lo
siguiente: "The portrayal of tropical narture in Western art, literature, and film has
25
created enduring images of the tropical rain forest as the original paradise, source and
progenitor of evil, an arena for adventure and discovery, a region of vast wealth, and
as a treasurehold of biological diverty"26. La mención es importante porque aquellos
criterios que usaron los europeos para representar nuestra naturaleza son los que han
marcado mucho a los artistas de estas tierras, quienes por una parte se mantienen muy
atentos de aprender de ellos y de buscar su aceptación y por la otra, debido al
creciente interactuar de las culturas en el empequeñecimiento del mundo que ha
traído el desarrollo de los medios de comunicación.
Varios ejemplos de esas perspectivas con las cuales se ha mirado al trópico se pueden
hallar al examinar los grabados de "América Pintoresca", en numerosos grabados que
se hicieron a lo largo del siglo y sobre todo en los ejecutados por los colaboradores
del Papel Periódico Ilustrado. Pero incluso, como decía, esas formas de tratar los
temas de nuestra naturaleza también se encuentran en pintores del siglo XX como
Antonio Barrera, Gonzalo Ariza y otros contemporáneos.
El siglo XIX aportó otro elemento importantísimo para toda la historia de las formas
de asimilar el paisaje y para la historia de las artes gráficas en particular, se trata de la
Fotografía, que tan profunda incidencia tiene en nuestra vida diaria, ya sea en su
forma más tradicional o en sus recientes manifestaciones del cine o el video.
En los inicios de la fotografía quienes se dedicaron a ella fueron personas muy
ligadas con la pintura; en su trabajo no establecían una separación, ni en las formas de
composición ni en la manera de tratar los temas. "El paisaje es el tema más antiguo de
la fotografía: la primera fotografía de la Historia la obtuvo Nicephore Niepce sobre
una placa de peltre recubierta de una emulsión, y representaba el paisaje que se veía
desde una ventana de la casa del fotógrafo. Niepce decidió utilizar un paisaje como
modelo por razones de tipo práctico, más que estético: la emulsión de su placa
26
fotográfica era tan poco sensible a la luz que hacía falta que el sol diese de pleno
sobre el modelo, y además, que este no se moviese en todo el día que duraba la
exposición de la placa"27
Muy poco tiempo después de realizado el descubrimiento del daguerrotipo y de la
fotografía se estarían haciendo en Colombia, las primeras tomas del paisaje y los
retratos que sólo las clases más acomodadas estaban en condiciones de encomendar.
Pero luego será con el desarrollo industrial, que la fotografía baja mucho sus costos,
entonces la producción y el goce de sus imágenes resulta ya una práctica popular.
De aquella milenaria historia que parte de los petroglifos hasta llegar a los finales del
siglo XIX, vamos viendo que las representaciones artísticas del paisaje tienen una
tradición. Sin embargo, ha sido despreciada incluso por algunos estudiosos que dicen
comprender que las condiciones del arte se rigen por las circunstancias socio-
culturales del momento histórico, pero al final terminan juzgando el pasado con los
prejuicios del presente. Mucho de esto sucede con la valoración del arte de los
tiempos de la colonia, afortunadamente hay quienes tienen una actitud más realista
como la de Efraín Sanchez al decir: "Los auténticos valores del arte de la Nueva
Granada no pueden disociarse de las circunstancias materiales en las cuales se
desarrolló. Y entre dichas circunstancias debe mencionarse la inexistencia de
escuelas, el aislamiento de los artistas, la escasez de medios técnicos y la relativa
pobreza de la demanda del arte. Y no hubo nadie más consciente de esas limitaciones
que los propios artístas"28
La región que comprende nuestro Departamento fue muy pobre económicamente
hasta mediados del novecientos, pero nuestras clases dirigentes continuaron (y
continúan?) siendo pobres intelectualmente, como para entender la importancia del
trabajo artístico y brindarle su apoyo decidido. Algunos nombres de artistas
27
reconocidos del pasado y de esta parte del país se nombrarán más adelante pero a la
mayoría es difícil de reconocer su dimensión por las condiciones precarias que les
tocó vivir y debido a que, el concepto estrecho y eurocentrista del arte los impide
sacar del olvido.*
Notas
28
1 Independientemente de cualquier tipo de escritura que una civilización haya tenido, todo cuanto ha hecho el hombre desde su aparición es histórico.
3 Dubelaar, C. N. "South American And Caribean Petrogliphs" pág. 2.
4 Revista, Historia y Espacio Nº 1. V1. pág. 57. 1979.
5 Idem pág. 47
6 Véase a Bámbula Díaz, Juliane. en: "Lo Estético en la Dinámica de las Culturas"
7 Rodríguez, Carlos Armando et al: "La Vivienda Prehispanica Calima" pág. 19
8 Idem. pág. 94
9 Melo, Jorge Orlando. "Predecir el Pasado, Ensayos de Historia de Colombia". pág. 46.
0 10 Valencia, Alonso y Zuleta, Francisco: "Historia Regional del Valle del Cauca" pág. 17.
1 1 Jaramillo de Zuleta, Pilar. en Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la República V.24 Nº11 de 1987.
2 12 Melo, Jorge Orlando, opus cit.
3 13 Barney, Benjamín; Ramírez, Francisco y Franco, Fernel: "La Arquitectura de las Casas de Hacienda en el Valle del Alto Cauca", pág. 14.
4 14 Calero Tejada, Alvaro: "Cali Eterno" pág. 11.
5 15 Acevedo Latorre, Eduardo, en "Historia Extensa de Colombia " V. XXIV pág. 155.
6 16 Citado en Giraldo Jaramillo, Gabriel. "La Miniatura, la Pintura y el Grabado en Colombia". págs. 376 y 377.
7 17 Barney Cabrera, Eugenio, "El arte en Colombia, Temas de Ayer y de Hoy", pág. 57.
8 18 Véase: Giraldo Jaramillo, Gabriel, "La Miniatura, La pintura y el Grabado en Colombia"
9 19 Para la región del actual Valle del Cauca Véase: "Jeografìa Fisica i Polìtica de las Provincias de la Nueva Granada" Tomo IV.
0 20 Rivero Mario: "Artistas Plásticos en Colombia: los de Ayer y los de Hoy" pág. 63.
1 21 Véase: Soriano Lleras, Andrés: "Itinerario de la Comisión Corográfica y otros escritos", págs. 144 y 145.
2 2 Alonso Valencia Llano en revista, Boletín Cultural y Bibliográfico V.25, Nº17 de 1988. Y en Credencial Historia N° 79 de 1997
3 23 Fleming, William. "Arte Música e Ideas" pág. 313.
4 24 Véase como ejemplo Los Coreanos y sus Pinturas de las Montañas en Revista: Koreana T.5, Nº4 Seul.
1994.
5 25 Véase, Montanero Y Simón: "América Pintoresca", Edi. Ancora. 2ª edición, Bogotá 1984
6 26 "People of the Tropical Rain Forest", pág. 39.
7 27 Hedgecoe, John, "Practica Fotográfica, El Paisaje" pág. 6.
8 28 Sánchez, Efraín en revista, Boletín Cultural y Bibliográfico. V.28 Nº 28 de 1991