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MIGUEL DE CERVANTES VIDA Y OBRA
Éste que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos estremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la
Mancha, y del que hizo el Viaje del Parnaso, a imitación del de César Caporal Perusino, y otras obras que andan por ahí descarriadas y, quizá, sin el nombre de su dueño. Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra. Fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades. Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlo Quinto, de felice memoria.
(Miguel de Cervantes; prólogo a Novelas ejemplares)
Miguel de Cervantes Juan de Jauregui,1600
Vida de Miguel de Cervantes
Producción literaria
Cervantes poeta
Producción dramática
Obra narrativa
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VIDA DE MIGUEL DE CERVANTES
Sin lugar a dudas, Miguel de Cervantes es el más
grande escritor español de todos los tiempos. La
importancia de su obra no solo pertenece a la literatura de
habla hispana de los Siglos de Oro, sino que su genio le
ubica entre los más notables autores universales.
Se ha discutido mucho sobre el lugar y la fecha
exacta de su nacimiento; sin embargo, los registros
parroquiales de Alcalá de Henares permiten suponer que
habría nacido en esa ciudad el día de San Miguel (29 de
setiembre) del año 1547.
Fue el cuarto hijo del matrimonio de Rodrigo
Cervantes Saavedra y Leonor de Cortinas. Su padre era cirujano-barbero, profesión de
escasa relevancia social que le obligó a trasladarse por diversas ciudades (Córdoba,
Valladolid, Sevilla) en busca de mejorar la precaria economía familiar.
En 1566 la familia se instaló definitivamente en Madrid, donde Miguel estudió al
amparo del gramático López de Hoyos. Por ese tiempo inició su carrera literaria con un
soneto en homenaje al nacimiento de la infanta Catalina en el año 1567 (Serenísima
reina, en quien se halla…) y poco después cuatro poemas dedicados a la muerte de
Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II.
En 1569 se trasladó a Roma como camarero del cardenal Acquaviva. Este viaje
le puso en contacto con la literatura italiana, que habría de influir posteriormente en su
obra.
Después de un año Miguel y su hermano Rodrigo se alistaron a las órdenes de
don Diego de Urbina para combatir contra los turcos. El 7 de octubre de 1571 intervino
en la batalla naval de Lepanto, donde recibió un arcabuzazo que le inutilizó la mano
izquierda. A causa de esta herida se le conoce como el manco de Lepanto, condición
que Cervantes recordará con orgullo de allí en adelante:
Miguel de Cervantes Eduardo Balaca, siglo XIX
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“…herida que, aunque parece fea,
él la tiene por hermosa, por
haberla cobrado en la más
memorable y alta ocasión que
vieron los pasados siglos, ni
esperan ver los venideros…”
A pesar de tener una mano lisiada, en 1572 se unió a la compañía de don
Manuel Ponce de León. Tres años más tarde embarcó de regreso a Barcelona junto a
su hermano Rodrigo; durante el viaje una tempestad la galera en que viajaban se
separó de la flota y cayeron en manos de corsarios berberiscos.
Como Miguel llevaba unas cartas de recomendación de don Juan de Austria, los
corsarios le creyeron alguien importante y pidieron por él un altísimo rescate, imposible
de pagar por su familia. Permaneció cautivo en Argel por cinco años, hasta que
finalmente los frailes trinitarios lograron reunir el rescate.
Las experiencias acumuladas en el cautiverio marcaron profundamente su
espíritu y alimentaron numerosas páginas de sus obras.
Durante algún tiempo solicitó un puesto oficial en América, lo que le fue
denegado dos veces. A pesar de ello no dejó de colaborar con el gobierno de Felipe II,
como lo demuestra su participación en algunas misiones oficiales a Orán y Lisboa.
En los años siguientes, ya radicado en Madrid, entró en contacto con algunas
figuras importantes del ambiente intelectual y se dedicó completamente a la creación
literaria. En 1585 publicó La Galatea y compuso numerosas obras teatrales que
alcanzaron gran éxito en los corrales de comedias:
“compuse en este tiempo hasta veinte comedias o treinta, que todas ellas se
recitaron sin que se les ofreciese ofrenda de pepinos ni de otra cosa
arrojadiza; corrieron su carrera sin silbos, gritas ni barahúndas”
(Prólogo a Ocho comedias)
Entre las piezas que se conservan se pueden mencionar El trato de Argel, La
La batalla de Lepanto Anónimo del siglo XVII
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Numancia y La conquista de Jerusalén.
Por ese mismo tiempo se casó con Catalina de Salazar y en 1587 se trasladó a
Sevilla para desempeñarse como comisario real de abastos para la Armada
Invencible. A consecuencia de algunas denuncias respecto de la contabilidad de los
impuestos que debía recaudar, fue encarcelado en dos ocasiones (1592 y 1597).
Algunos biógrafos afirman que durante esas prisiones fue cuando comenzó a escribir
el primer volumen de su obra más importante -Don Quijote de la Mancha-, que verá
la luz en 1605.
Don Quijote lucha contra la niebla
S.Tabisz, 2005
Estando en Valladolid se vio involucrado en un confuso incidente en el cual fue
asesinado Gaspar de Ezpeleta a las puertas de su casa. Este desgraciado hecho le
llevó nuevamente a la cárcel, hasta que recobrada la libertad, en 1606 se trasladó
definitivamente a Madrid. En esa ciudad publicó sus Novelas ejemplares (1613) Viaje
del Parnaso (1614), Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados
(1615) y la segunda parte de Don Quijote de la Mancha (1615).
En 1616 terminó Los trabajos de Persiles y Sigismunda, historia setentrional, obra que no llegó a publicar pues falleció a consecuencia de un
accidente vascular el 23 de abril. Su esposa Catalina la editó póstumamente en 1617.
“Mi vida se va acabando, y, al paso de las efemérides de mis pulsos, que a más
tardar, acabarán su carrera este domingo, acabaré yo la de mi vida.(...)
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Tiempo vendrá quizá, donde, anudando este roto hilo, diga lo que aquí me
falta y lo que sé convenía. ¡A Dios, gracias; a Dios donaires; a Dios,
regocijados amigos; que yo me voy muriendo, y deseando veros presto
contentos en la otra vida”.
(Prólogo a Los trabajos de Persiles y Sigismunda)
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PRODUCCIÓN LITERARIA
Al igual que muchos otros autores de los Siglos de Oro, Miguel de Cervantes
cultivó con abundancia la poesía lírica, el teatro y la novela, si bien no alcanzó el
mismo reconocimiento en todos esos géneros.
Monumento a Cervantes, Frente a la
Biblioteca Nacional; Montevideo, Uruguay.
(Copia de la obra de Antonio Solá, 1835)
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C E RVA N T E S P O E TA
Desde sus comienzos literarios Cervantes se interesó por la poesía, si bien no
obtuvo el reconocimiento de sus contemporáneos.
Además de numerosas composiciones que incorporó en sus novelas y piezas
teatrales, también escribió algunas para ocasiones especiales (por ejemplo las
dedicadas a la infanta Catalina y las de homenaje a la muerte de la reina Isabel de
Valois) y un extenso poema con matices autobiográficos (El viaje del Parnaso) en el
que muestra su visión de la poesía de su época.
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P R O D U C C I Ó N D R A M Á T I C A
En el género dramático Cervantes tampoco alcanzó el éxito, si bien lo desarrolló
con gran entusiasmo. Recién en épocas posteriores se ha reconocido la importancia
de su teatro.
El período de mayor producción se inicia luego del
cautiverio en Argel (en la década de 1580) y se extiende
hasta 1615, un año antes de su muerte.
Compuso tragedias, comedias y entremeses. Entre
las primeras se destaca la tragedia alegórica El cerco de
Numancia, que trata sobre la guerra entre los romanos y la
ciudad de Numancia.
El trato de Argel es una de sus comedias más
antiguas, donde se reúnen el tema del cautiverio y la intriga
amorosa. Otros ejemplos de comedia son El laberinto de
amor (sobre desencuentros amorosos) y La entretenida (de
capa y espada).
Los entremeses constituyen la producción dramática más importante y
reconocida de Cervantes: El juez de los divorcios, El rufián viudo, La guarda
cuidadosa, La cueva de Salamanca, El viejo celoso, El vizcaíno fingido, La elección de
los alcaldes de Daganzo, y el Retablo de las maravillas. En ellos el autor deja ver su
concepción vitalista del mundo, con un fino sentido del humor y una mirada crítica
sobre la realidad.
Entremeses de Cervantes
Edición de 1968
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O B R A N A R R AT I VA
Hasta finales del siglo XVI las novelas seguían el
modelo italiano de narraciones breves en prosa,
inspiradas en leyendas y en hechos de la vida
real. En este tipo de novelas la intriga era más
bien lineal, con un desarrollo simple. Con
Cervantes, en cambio, se abre el camino de la
novela moderna.
C A R A C T E R Í S T I C A S D E L A
N A R R A T I V A C E R V A N T I N A
Los cambios introducidos por Cervantes en la novela consolidaron su éxito
literario y afianzaron la predilección por este género narrativo entre un público burgués
que estaba ávido de historias que lo reflejaran.
La narrativa cervantina se destaca por sus innovaciones técnicas y de contenido:
1. EN LO TÉCNICO…
Desarrolló una prosa de mayor extensión.
Elaboró una trama relativamente intrincada, con asuntos variados y
verosímiles.
Perfeccionó la técnica del diálogo.
Admitió la mezcla de diversos géneros literarios en sus novelas.
Cultivó los principales géneros narrativos de su época y se enfrentó
críticamente a los excesos de la novela de caballerías al parodiarla con su
obra máxima, Don Quijote de la Mancha.
Ilustración de Don Quijote R. Páez, 1969
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2. EN LOS CONTENIDOS…
Creó personajes que claramente representaban los caracteres humanos
de su época.
Centró su interés en las aspiraciones y conciencia de los personajes
más que en el relato exterior de los hechos.
Transformó la imagen del héroe novelesco, ahora presentado como un
individuo carente de abolengo que se enfrenta a una sociedad competitiva
en la que los antiguos valores de la nobleza medieval son sustituidos por
las aspiraciones de la burguesía.
Incorporó los valores morales de la Contrarreforma, especialmente en sus
Novelas ejemplares:
“…los requiebros amorosos que en algunas de ellas
hallarás son tan honestos y tan medidos con la razón
y discurso cristiano, que no podrán mover a mal
pensamiento al descuidado o cuidadoso que las
leyere.
Heles dado el nombre de ejemplares, y si bien lo
miras no hay ninguna de quien no se pueda sacar
algún ejemplo provechoso…” (Miguel de Cervantes, prólogo a Novelas ejemplares)
F O R M A S N A R R A T I V A S
Como ya se comentó más arriba, Cervantes desarrolló las principales formas de
novela de su época: pastoril, bizantina, picaresca, corta, de caballerías.
Monumento a Cervantes en Madrid (detalle)
L.Coullaut, 1925
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NOVELA PASTORIL
La novela pastoril fue muy apreciada durante los siglos XVI y XVII. Cervantes
sentía inclinación por este género, como se puede apreciar en muchos pasajes de Don
Quijote.
Estas novelas reflejaban un mundo idealizado. Sus personajes eran pastores
refinados y cortesanos que se movían en medio de una naturaleza de rasgos perfectos
y extremadamente artificiosos.
La trama siempre giraba alrededor de las dificultades que los caprichos de la
fortuna enfrentaban a los amantes. El amor entre los personajes era también
idealizado y platónico.
La novela pastoril más importante de Cervantes es La Galatea, de la que
anunció una segunda parte que no llegó a concretar.
Diana J.de Montemayor -Ed. de 1561
NOVELA BIZANTINA Y MORISCA
Al igual que en la novela pastoril, en la bizantina las acciones de los personajes
también eran motivadas por el amor. Los protagonistas se enfrentaban a situaciones
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que los separaban y reunían en medio de aventuras,
raptos, cautiverios y diversas vicisitudes que transcurrían
en lugares exóticos.
Los trabajos de Persiles y Sigismunda narra las
peripecias que debían pasar los protagonistas – príncipes
ambos de reinos nórdicos- a lo largo de sus viajes desde
el norte hasta Roma. El trasfondo de la novela es el
peregrinaje simbólico de los personajes en busca de la
purificación de su amor, de acuerdo con la fe católica a la
que Cervantes era afín.
Como una variante dentro de esta categoría, están
las llamadas novelas moriscas. En ellas la acción
incorpora historias de cautivos, persecuciones y amores
entre cristianos y moros. Es el caso de la historia del
cautivo que huye junto a la hermosa Zoraida, escrita como un relato independiente
alrededor de 1589 y que fue incorporada a la primera parte de Don Quijote de la
Mancha (capítulos 39-41).
NOVELA PICARESCA
Las novelas picarescas reflejan el mundo
miserable de la realidad urbana de la España de
los siglos XVI y XVII. El relato se desarrolla a
partir de la autobiografía de un jovencito cuyas
desventuras están marcadas por el maltrato, el
hambre y la marginación social. Este personaje
encarna un tipo conocido como pícaro, cuyo
mayor exponente es el Lazarillo de Tormes. A
pesar del dramático realismo de la novela picaresca, el relato está teñido con un
humor que divierte a la vez que critica a la sociedad de la época.
Si bien Cervantes no escribió estrictamente novelas picarescas, algunos
Zoraida y el cautivo (Don Quijote I, 39-41)
G.Doré, 1888
Vendedores de fruta J.Jacinto de Espinosa, 1650
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personajes de sus relatos reflejan este género pero la obra que más le acercó a esta
forma fue Rinconete y Cortadillo (Novelas ejemplares).
NOVELA CORTA
En el prólogo a las Novelas ejemplares (1613) Cervantes afirma que ha sido el
primero en novelar en lengua castellana:
“…me doy a entender (y es así) que yo soy el primero que he
novelado en lengua castellana; que las muchas novelas que en
ella andan impresas son todas traducidas de lenguas
extranjeras; y éstas son mías propias, no imitadas ni hurtadas:
mi ingenio las engendró y las parió mi pluma y van creciendo
en los brazos de la estampa.”
Lo que en tiempos de Cervantes se entendía por novela
era una narración corta, llamada en italiano novella. Lo que
actualmente denominamos novela se corresponde con los
términos roman (en francés) y romanzo (en italiano). Por ese motivo es que Cervantes
afirma que ha sido el iniciador en castellano de esa forma narrativa.
Cervantes compuso doce novelas cortas que reflejan la vida cotidiana y las
costumbres de su época: La Gitanilla, El amante liberal, Rinconete y Cortadillo, La
española inglesa, El licenciado Vidriera, La fuerza de la sangre, El celoso estremeño,
La ilustre fregona, Los dos doncellas, La señora Cornelia, El casamiento engañoso y
El coloquio de los perros. La intención de estas historias es entretener y a la vez dejar
una enseñanza moral, de acuerdo con los principios de la Contrarreforma
Frecuentemente se las clasifica por sus temas (picaresca, matrimonio, amor),
por su nivel de lenguaje más o menos culto, o según su mayor o menor grado de
idealismo o realismo en los planteamientos. Entre las más realistas se encuentran,
por ejemplo, Rinconete y Cortadillo, El coloquio de los perros y El celoso estremeño.
Algunas llamadas idealistas son La gitanilla y La ilustre fregona.
Novelas ejemplares Edición de 1705
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LA NOVELA DE CABALLERÍAS
La novela de caballerías, como su nombre lo
indica, trataba sobre aventuras de caballeros
andantes. Su acción se desarrollaba en la Edad
Media y tenía como protagonista a un héroe que
encarnaba altos ideales de valor, nobleza y
destreza. Sus hazañas estaban motivadas por el
amor a una dama, en cuya defensa el caballero
enfrentaba peripecias en las que intervenía
frecuentemente lo prodigioso.
Entre los títulos más famosos de novelas de caballerías se pueden recordar
Tirante el Blanco y Amadís de Gaula.
Las novelas de caballerías tuvieron un éxito muy grande durante el siglo XVI, si
bien el exceso de su producción terminó por llevar a una exageración que muchas
veces rozaba con el absurdo; justamente, una de las razones por las que Cervantes
escribió su obra máxima -El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha- fue
intentar desterrar la afición del público por estas lecturas:
“En efecto, llevad la mira puesta a derribar la máquina mal fundada de estos
caballerescos libros, aborrecidos de tantos y alabados de muchos más; que si
esto alcanzáredes no habríades alcanzado poco.” (Miguel de Cervantes, prólogo a El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, parte I)
Amadís libera a una dama E. Delacroix, 1860
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