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Tesis de Posgrado
Evaluación de la sensibilidad enEvaluación de la sensibilidad endetectores de trazas nuclearesdetectores de trazas nucleares
Saint Martín, María Laura Gisela
1999
Tesis presentada para obtener el grado de Doctor en CienciasFísicas de la Universidad de Buenos Aires
Este documento forma parte de la colección de tesis doctorales y de maestría de la BibliotecaCentral Dr. Luis Federico Leloir, disponible en digital.bl.fcen.uba.ar. Su utilización debe seracompañada por la cita bibliográfica con reconocimiento de la fuente.
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Cita tipo APA:Saint Martín, María Laura Gisela. (1999). Evaluación de la sensibilidad en detectores de trazasnucleares. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Universidad de Buenos Aires.http://digital.bl.fcen.uba.ar/Download/Tesis/Tesis_3231_SaintMartin.pdf
Cita tipo Chicago:Saint Martín, María Laura Gisela. "Evaluación de la sensibilidad en detectores de trazasnucleares". Tesis de Doctor. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Universidad de BuenosAires. 1999. http://digital.bl.fcen.uba.ar/Download/Tesis/Tesis_3231_SaintMartin.pdf
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
Departamento de Física
Evaluación de la sensibilidad en Detectores de TrazasNucleares
por
María Laura Gisela Saint-Martin
Director de Tesis: Dr. Ignacio Nemirovsky
Lugar de trabajo: U. A. Radiobiología. C. N. E. A.
Trabajo de Tesis para optar por el título de Doctor en CienciasFísicas
Firma del Director de Tesis Firma del Doctorando
Noviembre 1999 w,3
Evaluación de la sensibilidad en Detectores de Trazas Nucleares
RESUMEN
En el presente trabajo se analiza el comportamiento de un detector polimérico de trazas
nucleares (policarbonato Makrofol E), en respuesta a irradiación con distintos iones para un
amplio rango de energía.(desde 0.01 MeV/arnu hasta 7 MeV/amu). Se estudia la existencia de un
umbral de detección en este maten'al, mediante observación de las trazas realizada con
microscopio electrónico de transmisión, y la posible relación entre el umbral y las especies
químicas producidas por la irradiación (fragmentos moleculares y radicales libres). Se analizan
los resultados a la luz de los criterios existentes y de parámetros propios. Se extiende
significativamente el rango de observabilidad de las trazas nucleares, indicando una limitación
observacional mas que un umbral fisico del daño en la traza. Se establece que no es posible un
criterio único para las altas y las bajas energías.
Palabras clave: trans nucleares, detectores, policarbonato, comportamiento umbral.
Nuclear Track Detectors: threshold behaviour.
ABSTRACT
We herein analyze the behaviour of a polymeric track detector (polycarbonate Makrofol
E) exposed to ion beam irradiations within a wide energy range (0.0] to 7 MeV/amu). The
existence of a detection threshold is evaluated by observation of the tracks by electron
microscopy. Furthennore, we examined the association between the threshold and the chemical
species induced by irradiation (molecular fragments and fiee radicals). The results were analyzed
in keeping with accepted criten'a and parameters developed by us. The observation range was
significantly increased. These findings would indicate that the detection limits depend on
constraints related to observation rather than to a physical threshold for damage resulting in track
formation. The present study shows that a single criterion cannot be applied to both high and low
energies.
Keywords: nuclear tracks, polycarbonate detectors, threshold behaviour.
AGRADECIMIENTOS
A la Comisión Nacional de Energía Atómica y en especial al Departamento de
Radiobiología, por haberme brindado la infraestructura y el apoyo necesarios para la realización
del presente trabajo
Al Depto. de Física de la CNEA, atodos los técnicos y operadores del Tandar, que con la
mejor voluntad, de día o de noche, hicieron posible las irradiaciones de las muestras en el
acelerador.
Al Dr. Alberto Filevich, por haber posibilitado las irradiaciones en el Implantador de
iones del Tandar, y a su colaborador Javier Fernández Vazquez.
A la Lic. G. Fernández, del Depto. de Plásticos del INTI, por su colaboración en la
medición de propiedades químicas.
A aquellos que me enseñaron y ayudaron con el manejo del microscopio electrónico. Mi
recuerdo a Raúl Alvarez. Y mi especial reconocimiento a Werner Kirschbaum, que además de
colaborar siempre incansablemente en los aspectos técnicos, me brinda su amistad.
A todos mis compañeros y colegas de laboratorio, por los valiosos aportes, discusiones y
sugerencias a lo largo de estos años. No olvido a Claudio, Julio, Diana, Alicia, Luis, María
Teresa, Hernán, Alejandro, Marcelo, y a todas mis compañeras biólogas del Departamento.
A mi director, el Dr. Ignacio Nemirovsky, quien me ofreció generosamente su esclarecida
guía en la realización del trabajo. Mi particular reconocimiento por haberme ayudado
pacientemente, con sus profundos conocimientos y su invalorable experiencia.
De manera especial al Dr. Omar Bemaola, quien más allá de enseñarme casi todo lo que
sé de trazas, me apoyó constantemente en lo científico y en lo humano. Me honra el haber
podido trabajar con una persona que es definitivamente “fuera de serie”.
INDICE
PALABRAS PRELIMINARES
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULOl. Los detectores de trazas nucleares
1.1 Breve reseña histórica.
1.2 Los detectores de trazas. generalidades.
1.3 Aplicaciones a los distintos campos.
1.4 Los policarbonatos como detectores orgánicos. Caracterización.
CAPÍTULOII.El umbral de detección: Antecedentes del problema
2.1 El proceso de formación de trazas.
Mecanismos que intervienen en Ia formación de trazas.2.1.1 La fase física
A1)Interacciones de las partículas cargadas con la materiaA2)Modelos de formación de trazas
a) Pico de desplazamientob) Pico de explosión iónicac) El modelo de los rayos deltad) Pico térmico
2.1.2 La fase químicaB1)Mecanismos asociados a la rotura de cadenasB2)Creación de especies químicas. Radicales libresB3) Detección y Atrapamiento de radicales libres
2.2 El ataque químico frente al material dañado.
CAPÍTULOlll.Técnicas experimentales
3.1 Aspectos relacionados con la irradiación de los detectores.
3.1.1 Fuentes naturales de radiaciónCalibración de las fuentes radioactiva
3.1.2 Reactores nucleares3.1.3 Aceleradores de iones
a) Principiobásico de funcionamiento de los aceleradores deltipo Tandem.
b) Métodos de irradiaciónc) Irradiación en el Tandar
3.2 Aspectos relacionados con el ataque químico de los detectores.
1515
21
21
21
2526
28282931
33
38
38
3839404041
4344
45
3.3
3.4
3.2.1
3.2.23.2.33.2.4
Generalidades
Influenciade Ia temperatura en el proceso de ataque químicoImportancia de la estabilidad de la temperatura en el procesoAgentes químicos intervinientes en el ataque quimicoa) Agente alcalino (Hidróxidode potasio)b) Solvente en el proceso de ataque químicoc) Influencia de los productos de etching en el proceso de revelado.
Medición del Peso Molecular y de Ia Distribución dei Peso Molecular delPoiímero.
3.3.1 Gel-Permeation Chromatography (GPC)
La observación de ias trazas.
3.4.1 Observaciones microscópicas3.4.2 La técnica de réplicas3.4.3 Microscopía electrónica
CAPÏTULOIV.El umbral de detección. Criterios, Experiencias y Resultados
4.1
4.2
4.3
4.4
4.5
Criterios de formación de trazas.
4.1.1 Criterio de la pérdida lineal de energía (LET)4.1.2 Criterio de ionización pn‘man‘a(PI)4.1.3 Criterio de dosis mínima en un radio crítico
4.1.4 Cn’teriode pérdida de energía restringida (REL)4.1.5 Cn'ten'ode pérdida de energía restringida por el radio (RREL)
Parte experimental.4.2.1 Muestras irradiadas con electrones
4.2.2 Muestras irradiadas con partículas alfa.4.2.3 Muestras irradiadas con iones 7Li
4.2.4 Muestras irradiadas en la zona de bajas energias.4.2.5 Estudio de la fase físico quimica de la producción del daño por
radiación con iones pesadosa) Evaluación de Ia distribución de pesos molecularesb) Trazas en maten‘alorgánico con inhibidorde radicales libres
(DPPH).
Aplicaciónde modelos propuestos.
Análisis y discusión de los resultados.
Conclusiones.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
APÉNDICES
454749505051
54
55
56
58
585960
62
626264656769
71
7275778388
8991
93
101
115
118
PALABRAS PRELIMINARES
La interacción de las partículas cargadas con la materia ha sido tema de investigación
desde los días del modelo atómico de Bohr. Desde entonces, es mucho lo avanzado en el
conocimiento de algunos de los fenómenos relacionados con el tema, por ejemplo en el dominio
de las colisiones atómicas.
Muchos años después, en la década del 50, el descubrimiento de la capacidad de ciertos
materiales de registrar en forma permanente el daño producido por el paso de un ión y la
posibilidad de revelarlo y ampliarlo hasta niveles de microscopía óptica, abrió las puertas a
numerosas aplicaciones en diversos campos y proporcionó nuevas herramientas para investigar y
caracterizar los efectos de la irradiación con iones pesados en materiales variados. En efecto,
estas características permitieron la utilización de los detectores sólidos de trazas nucleares en la
microelectrónica, la mecánica, biología y medicina, tecnología de superficies y de membranas, y
en varias ramas de la fisica.
Los progresos realizados en esta área de trabajo, así como el futuro avance de la misma,
requieren la concurrencia de conocimientos y técnicas provenientes de varias disciplinas. La
Física y la Química aportan elementos necesarios para la comprensión de los fenómenos
involucrados en la formación de trazas en materiales detectores, y se requieren además
tecnologías, provenientes de otros campos como la biología, imprescindibles para el desarrollo y
observación de las mismas. Por lo tanto, desde esta perspectiva, es necesario advertir al lector
que en el presente trabajo se recurre a una variedad, tanto de conceptos (que en algunos casos
parten incluso desde lo elemental), como de metodologías que traspasan las “fronteras” entre
estas ciencias.
INTRODUCCIÓN
En 1959 Silk y Barnes (Silk y Barnes, 1959), analizando folias delgadas de mica7 .
“¡SU descubrieron que elirradiadas con fragmentos de fisión provenientes de una fuente de
pasaje de estas partículas dejaba en el material una alteración estructural a la que llamaron traza
latente, que podía ser observada mediante microscopía electrónica. Estas observaciones, junto
con algunos datos reportados anteriormente por Young (1958), fueron los que iniciaron el interes
en los que hoy llamamos Detectores Sólidos de Trazas Nucleares (SSNTD).
A comienzos de la década del sesenta, R.L. Fleischer, PB. Price y R.M. Walker,
trabajando en los laboratorios de investigación de la General Electric en Nueva York, dieron un
impulso decisivo a este tema. En particular, aplicaron la técnica de ataque químico a mica y a
una variedad de otros materiales tales como vidrios, plásticos y minerales cristalinos, mostrando
que las trazas podían ser reveladas y magnificadas hasta el punto de hacerlas visibles con
microscopio óptico, y que la mayoría de los materiales aisladores eran capaces de registrar
trazas. Además propusieron modelos de formación y anticiparon las amplísimas posibilidades de
aplicación de estos materiales como detectores, creando prácticamente una nueva disciplina.
La durabilidad, la simplicidad y la naturaleza específica de la respuesta de estos
detectores, condujo a su amplía difusión y aplicación a varios campos de investigación en estos
últimos años y al inicio de su "explotación" en el área de la microtecnología. Las aplicaciones de
los SSNTD cubren temas tales como: dosimetría personal, detección de Rn ambiental,
dosimetría de reactores, análisis de meteoritos y rocas, microanálisís de gran sensibilidad de
elementos tales como Uranio y Plutonio mediante activación con neutrones, contenido de Uranio
en plantas y animales, fechado geológico en un rango de lOl a 109 años, estudios de
contaminación ambiental, detección de Uranio en mares, lagos y fuentes de agua, mapeo de
Boro en rocas y minerales, estudios para la predicción de terremotos, aplicaciones en fisica
nuclear para la identificación de iones pesados, dosimetría biológica de iones pesados,
etc.(Bemaola y col., 1984)
Como es frecuente en muchos nuevos campos de la ciencia, tambien en este caso, es el
aspecto experimental el que ha avanzado más rápidamente, tal vez debido a la amplísima gama
de aplicaciones de este tipo de detectores. Los aspectos experimentales se han adelantado
respecto de los teóricos de tal forma que, aún despues de haber transcurrido tantos años desde
los primeros experimentos de Young, durante los cuales se ha reunido un cúmulo considerable
de información, la teoría básica de los mecanismos de formación y de desarrollo de las trazas no
está completamente definida.
Se han realizado varios intentos para predecir teóricamente la naturaleza de los procesos
involucrados en la interaccion de una partícula cargada con un dado material, que pueda
finalmente ser observada como traza. Asimismo, todavia debe ser completado el conocimiento
de los procesos mediante los cuales una traza es magnificada y modificada por acción de los
agentes químicos que participan en el revelado. Por lo tanto, existen todavía una serie de
interrogantes básicos en tomo al comportamiento de este tipo de materiales detectores de trazas.
En particular podemos mencionar el comportamiento tipo "umbral" de la formación de trazas
como característico de la generalidad de estos detectores, es decir que no en todos los casos de
detectores irradiados y procesados se observan trazas. En efecto, según la mayor o menor
“sensibilidad” del material considerado, el rango de observabilidad de trazas está limitado en
carga y energía.
En nuestro laboratorio, se trabaja desde hace varios años con detectores tipo SSNTD. En
particular se ha desarrollado una técnica para la obtención de réplicas de trazas (Mazzei y col.,
1984) que permite su observación con Microscopio Electrónico de Transmisión (TEM) con
resolución cercana a los lO Á y que mediante un manejo adecuado, posibilita el análisis de trazas
de perfil. Ésta es una herramienta útil para obtener información de las trazas, en la primera fase
del revelado quimico, cuando todavía son muy pequeñas y el ataque químico se ha producido en
la zona submicroscópica, o simplemente para llegar a niveles de observación que escapan al
alcance del microscopio óptico. Esta posibilidad es la que nos ha permitido abordar problemas
que caen dentro del "sector" básico del estudio de los SSNTD. Con medios relativamente
escasos y una infraestructura accesible, ha sido posible intentar una contribución al
esclarecimiento de los interrogantes que se plantearan anteriormente.
Desde el descubrimiento de la posibilidad de crear trazas en dieléctricos, el tema del
comportamiento de tipo “umbral” en SSNTD, mencionado anteriormente, ha sido planteado a
partir de distintos modelos que fueron surgiendo para explicar los mecanismos de formación de
trazas, y de los datos experimentales que se fueron obteniendo, convalidando en algunos casos y
descalificando en otros los modelos teóricos propuestos. Podemos mencionar algunos de los
parámetros utilizados: LET (Transferencia Lineal de Energía), REL (Energía Lineal
Restringida), Pl (lonización específica). Al presente no hay uniformidad de criterios, ni un
parámetro único que permita la predicción a priori, con absoluta certeza, de la formación o no de
trazas en un dado material.
Por otra parte, la discusión en tomo a la posibilidad de la formación de trazas en un
material dieléctrico, va más allá de la elección de un valor crítico de algún parámetro
preestablecido. La cuestión esencial es si puede hablarse de un umbral fisico real (Hepburn,
1980), o si sólo existen limitaciones en los métodos de observación que impiden ver las trazas en
ciertos casos (Katz, 1983). Otra posición (Somogyi, Grabisch y Scherzer, 1976) considera al
umbral como una aproximación para describir una tendencia más o menos asintótica de la
velocidad de ataque químico en la traza (VI) a la velocidad de ataque químico en el material
virgen (Vb).En todo caso es crucial optimizar la resolución de los métodos de observación de las
trazas para la obtención de datos experimentales precisos.
En el presente trabajo se pretende hacer una contribución al conocimiento existente sobre
el umbral de detección en policarbonatos. Con ese objeto se utiliza fundamentalmente la técnica
de observación de réplicas en TEM antes mencionada, para el estudio de detectores irradiados en
diversas condiciones. Esta técnica permite obtener información de calidad superior a la que
aportan las técnicas convencionales de microscopía óptica, estableciendo un avance de
importancia. Aún así, hay que considerar que tambien esta metodología presenta las limitaciones
inherentes a la interacción del observador con el objeto de estudio (la traza), que debe ser
sometido a procedimientos que lo modifican. Queda claro entonces, que si bien se obtendrán
datos en las condiciones experimentales que permiten alcanzar mejor resolución, el aporte al
conocimiento del fenómeno estará necesariamente relativizado en ese sentido. De todas
maneras, podrán establecerse ciertos hechos en forma general.
La información así obtenida permite una revisión de los criterios y modelos comúnmente
aceptados, y aporta datos fundamentales para casos en los que las condiciones de irradiación no
permitirían, de acuerdo con los criterios anteriores, esperar la observación de trazas. Se establece
además la posibilidad de crear daño revelable en el policarbonato con electrones de energías del
orden de la decena de keV, es decir similares a las de los electrones secundarios producidos por
ionización del material por iones pesados energéticos. Tambien se analizan modelos de
distribución de dosis radial en función de los resultados experimentales y se investigan nuevos
criterios posibles para interpretar los mecanismos de formación de trazas. Se avanza en el
estudio de los procesos de degradación química que se desarrollan posteriormente a la
irradiación, principalmente la reducción del peso molecular medio del polímero, y la creación de
radicales libres, si bien no se llega a establecer una relación fehaciente entre estos resultados y
las condiciones de irradiación correspondientes al umbral de detección.
Los conceptos generales y la información básica sobre los detectores de trazas nucleares,
así como de los mecanismos de formación conocidos o los modelos actualmente en discusión se
exponen en los dos primeros capítulos. Se presentan en el tercer capítulo los elementos y
técnicas experimentales empleados en el trabajo. En el último capítulo se expone el trabajo
realizado a nivel de cálculo y los resultados experimentales alcanzados. Se analiza y discute la
información obtenida pudiéndose alcanzar las conclusiones que se presentan al finalizar el
Capítulo IV.
CAPITULO 1. Los detectores de trazas nucleares.
En este capítulo se reseñan algunas generalidades del comportamiento de los detectores
de trazas nucleares, que pueden contribuir a la comprensión del fenómeno de la creación de una
traza en un determinado material dieléctrico, y que son necesarios para "enmarcar" los trabajos
desarrollados en los capítulos posteriores.
1.1 Breve reseña histórica
Las experiencias de Wilson, quien en 1898 observara el paso de partículas alfa
individuales en aire húmedo sobresaturado, pusieron las bases para la tecnología de trazas. En su
cámara de niebla se forma una sucesión de gotas microscópicas de agua a lo largo de la
trayectoria de la partícula alfa, originada por los iones secundarios creados a lo largo de su paso.
Sesenta años más tarde D.A. Young (Young, 1958). observó las primeras “trazas
nucleares” persistentes en una fase sólida. En Harwell, Inglaterra, descubrió que en algunos
cristales de LiF se observaba un cierto número de “etch pits” (“hoyos” revelados por ataque
químico). Estos cristales habían estado en contacto con una folia de uranio, habían sido
irradiados con neutrones térmicos y posteriormente tratados con un agente químico. Por otra
parte, la cantidad de estos “pits” era proporcional al número estimado de fragmentos de fisión de
retroceso, que deberían haber penetrado en el cristal, desde la folia de uranio. Esto parecía
indicar que cada “pit” se había formado alrededor del sitio dañado por la incidencia de cada
fragmento de fisión. Mientras las trazas en fluidos son fenómenos transitorios de corta duración,
las trazas en algunos sólidos mostraron permanecer (como se comprobaría más tarde en rocas y
cristales de interés geológico) hasta por millones de años en el sólido, a menudo sin registrar
cambios perceptibles.
En 1959 Silk y Barnes (Silk y Bames,l959), también en Harwell, descubrieron que el
pasaje de fragmentos de fisión de una fuente de 235U a través de mica dejaba en la misma una
alteración estructural a la que llamaron traza latente, que podía ser observada mediante
microscopio electrónico de transmisión. Según estos autores "estas trazas oscuras eran
generalmente rectas, con un diámetro menor que 300 Á", y fueron correctamente interpretadas
por ellos como cadenas de defectos producidos en la mica por los fragmentos de fisión.
Recién en 1961 P. Price y R. Walker continuaron con las observaciones iniciadas por
Silk y Barnes, en los laboratorios de la General Electric. Su primer trabajo (Price P., Walker R.,
1962) trataba acerca de rastros dejados en mica por partículas de alto poder ionizante (iones de
uranio, plata y cobre), los que podían ser observados como líneas oscuras sobre un fondo claro
en la pantalla de un microscopio electrónico de transmisión. En 1963 R. Fleischer se integró al
grupo y se iniciaron los primeros estudios sistemáticos sobre el tema. Luego publicaron otro
trabajo (Fleischer R. L. y col., 1964, Fleischer y col, 1965a) en el que describían la observación
en el microscopio óptico de “versiones aumentadas”, mediante un procesado químico de los
rastros dejados por fragmentos de fisión en mica. A éstas se las llamó trazas mientras que a la
zona dañada sin revelar se la denominó traza latente. El grupo estudió una amplia variedad de
sustancias capaces de registrar trazas, entre las que podemos mencionar cristales, vidrios
orgánicos y polímeros.
Posteriormente se buscaron relaciones entre el aspecto de las trazas y las características
del material irradiado y el tipo de partículas que las habían producido (Fleischer y col, l965b).
Esta información llevó a los investigadores a proponer distintos modelos para la formación de
las trazas. Se produjo un rápido desarrollo del campo de investigación en el área básica y
especialmente en las aplicaciones de los detectores de estado sólido de trazas nucleares
(SSNTD), que comenzaron a ser utilizados como detectores de partículas.
1.2 Los detectores de trazas. Generalidades.
El pasaje de partículas pesadas ionizadas a través de materiales sólidos de ciertas
características, crea caminos de intenso "daño" o desorden estructural a escala atómica
generando trazas a lo largo de su recorrido.
Generalmente puede observárselas por uno de los dos métodos más utilizados:
El pn'mero es observar la imagen directa en el TEM, lo que es posible en cristales, por el
contraste producido por la difracción de los electrones en los planos de la red, severamente
curvados en la proximidad de las trazas donde el material está dañado. Si bien en teoría este
método debería ser aplicable en la mayoria de los casos, para algunos detectores el mismo haz
de electrones altera el daño del material, lo que hace que éste se pueda visualizar por muy poco
tiempo. Por otra parte en sólidos amorfos como vidrios y plásticos, el desorden inherente al
material impide que el uso del TEM sea efectivo para observar trazas en forma directa.
El otro método es ampliamente utilizado en materiales aislantes. Consiste en el revelado
de las trazas, que se realiza mediante agentes químicos que atacan el material en forma
preferencial en la zona dañada, en condiciones que varían según el detector y el reactivo, siendo
este método de ataque químico aplicable a prácticamente todo tipo de material. Esta forma de
revelado amplía las trazas haciéndose posible la observación de los impactos mediante
microscopía óptica. El ataque quimico preferencial depende del hecho que el material dañado se
encuentra en un estado energético superior al del material virgen que lo circunda, de forma tal
que un agente moderadamente corrosivo disolverá el material en la traza a mayor velocidad que
en el resto del detector.
Con ciertas excepciones las trazas se generan en aislantes eléctricos (silicatos, óxidos,
plásticos, vidrios), pero no en buenos conductores (metales como Ag, Al, Cu) y semiconductores
como Si y Ge. De este comportamiento se deduciría que la buena conducción eléctrica en
general impedirá la formación de las trazas. Por otro lado, para su estudio, se clasifican los
detectores en dos categorías: materiales inorgánicos y materiales orgánicos.
Algunas de las caracteristicas que han hecho que los SSNTD sean actualmente utilizados
en una amplia gama de disciplinas científicas y tecnológicas, son:
- Contrariamente a lo que sucede con emulsiones nucleares, son insensibles a fotones
- En general, los detectores irradiados pueden ser almacenados por largos períodos sin que se
produzcan alteraciones importantes del daño producido por la radiación.
- Son de gran adaptabilidad a diversas geometrías.
- Permiten una gran resolución espacial para determinar el lugar de impacto de una partícula.
- Son de bajo costo. Son simples de manejar y requieren una reducida infraestructura para su
utilización.
Existen por otra parte algunas desventajas en este tipo de detectores. Una de ellas es que
no permiten una dosimetría “on line” durante un experimento de irradiación. Además para
grandes flujos de partículas (2 109iones/cmz) se produce una superposición de las trazas, lo que
impide una dosimetría por contaje de impactos individuales. Si los detectores son plásticos, en
caso de flujos superiores a lOl3iones/cm2 pueden verse alteradas las propiedades macroscópicas
del material.
1.3 Aplicaciones a los distintos campos
La utilización de los detectores de trazas ha alcanzado un gran desarrollo para el registro
y caracterización de partículas pesadas. Dada su enorme versatilidad se emplean en diversas
ramas de la ciencia. Se citarán algunos ejemplos de estas aplicaciones en distintas disciplinas
científicas y tecnológicas.
Física nuclear: En este caso, permiten la visualización de ciertas reacciones nucleares,
así como la medición del rango y las direcciones en que salen las partículas pesadas despues de
la interacción. Como pueden detectar partículas de alto Z en un fondo intenso de otras de poca
carga, radiación electromagnética y neutrones, son ideales para medir constantes de
decaimiemto por fisión de núcleos pesados (Fleischer y col., 1975). Por ejemplo en 1963 se
observó por primera vez la fisión temaria del núcleo compuesto de Ar+Th (Fleischer y col.,
1967). También se utilizaron para buscar monopolos magnéticos y elementos superpesados
(Price y Fleischer, 1969), y para investigar fotofisiones de alta energía de elementos medianos y
pesados (Methashiri y Johansson, 1971) Actualmente, la diversificación de sus usos es tan
amplia en este campo que resulta dificultoso realizar una enumeración completa de las mismas.
Geología 2 Arqueología: Los materiales geológicos contienen un cierto porcentaje de
uranio natural. A lo largo de las eras geológicas algunos de los átomos han decaído por fisión
espontánea y los fragmentos emergentes han dejado trazas latentes en los materiales con las
características de los SSNTD. Exponiendo una muestra a un flujo de neutrones térmicos y
contando la densidad de trazas inducida, y comparada con la original, se puede determinar la
edad de formación del material. Este método de datación, conocido como “datación por trazas
de fisión” ha sido perfeccionado y se lo utiliza con óptimos resultados en muestras geológicas,
arqueológicas y cosmológicas. Se lo ha utilizado exitosamente en estudios acerca de la
dispersión del fondo oceánico y del desplazamiento continental. Actualmente también se utiliza
este tipo de detectores para detectar emanaciones de Rn y Th lo cual es importante para la
prospección uranio/torio y para verificar los niveles de contaminación (tanto en minas como en
viviendas) y por lo tanto la seguridad radiológica.
Cosmología: Se han utilizado SSNTD plásticos y vidrios en el estudio del flujo de rayos
cósmicos sobre la superficie lunar. Los estudios de trazas en muestras obtenidas en las misiones
Apolo aportaron valiosa información acerca de los efectos de los rayos cósmicos y de los
procesos dinámicos sobre la superficie lunar. Estos estudios junto a los correspondientes a
microcráteres, permitieron obtener datos sobre la composición e intensidad de los flujos de
micrometeoritos como función del tiempo.
Hasta 1967 el espectro de rayos cósmicos conocidos abarcaba iones pesados hasta el Fe.
En ese año Fleischer y su grupo (Fleischer y col, 1967) ampliaron dicho espectro mediante
estudios de trazas en meteoritos. Los detectores plásticos son particularmente útiles para este fin,
por su gran área de recolección, en comparación con los detectores electrónicos. Mediante un
laboratorio en órbita alrededor de la tierra se expusieron detectores de 20 m2 durante cerca de 6
años para la obtención de iones ultrapesados (Thompson y col., 1987).
Biología: El tamaño, forma, número y posición de las trazas en una lámina detectora
pueden ser controlados ajustando adecuadamente las condiciones de irradiación y procesado
químico. De esta forma se han fabricado microfiltros que han sido utilizados por ejemplo para
filtrado de células cancerosas presentes en la sangre. También se los ha utilizado para filtrar el
polvo y otras suspensiones del aire.
En cuanto a las aplicaciones radiobiológicas se pueden utilizar en caso de contaminación
para localizar concentraciones de plutonio en el cuerpo con gran resolución espacial. También se
puede mencionar las autoradiografias, mapeo de alta resolución en la localización de elementos
a nivel celular, microdosimetría, etc.
1.4 Los policarbonatos como detectores orgánicos. Caracterización.
Los polímeros son moléculas orgánicas extremadamente largas, que se distinguen de
otras especies por la presencia de una o varias unidades repetitivas unidas por enlaces
covalentes, dentro de la cadena molecular. La producción de materiales poliméricos sintéticos,
ya sea por razones cinéticas o termodinámicas siempre involucra la creación de moléculas con
un número variable de estas unidades repetidas. Estos materiales pueden ser amorfos, cuando las
cadenas no presentan ningún tipo de orientación especial; o cristalinos cuando presentan una
estructura ordenada que ha permitido la formación de cristales. Muchos polímeros contienen
porciones cristalinas y otras amorfas.
Existen dos tipos principales de métodos de polimerización utilizados para convertir
pequeñas moléculas (monómeros) en polímeros (Harris, 198]). Originariamente, estos métodos
se denominaban: polimerización por adición, y polimerización por condensación. Actualmente a
la primera se la conoce como polimerización de cadena, de crecimiento de cadena, o de reacción
de cadena; y a la segunda como polimerización por crecimiento en etapas o por reacción en
etapas. La mayor diferencia entre ambos tipos de polimerización resulta de las diferencias en la
cinética de las reacciones de polimerización.
Los policarbonatos pertenecen a la segunda categoría, asi como el poliester, el
poliuretano, o el nylon 66. Este tipo de polimerización emplea dos monómeros difuncionales
(moléculas que contienen dos grupos funcionales reactivos iguales o diferentes), que son capaces
de sufrir reacciones orgánicas típicas. Este proceso se repite en toda la mezcla de polimerización
hasta que todos los monómeros se hayan convertido en especies de bajo peso molecular, tales
como dímeros, trímeros, o tetrámeros. Estas moléculas, llamadas en general oligómeros, pueden
reaccionar entre sí a través de sus grupos funcionales libres. De esta manera se pueden construir
aquellas cadenas poliméricas de peso molecular moderado. No pueden alcanzarse pesos
moleculares tan elevados como con la otra metodología, debido a que en la medida que el peso
molecular aumenta la concentración de los grupos funcionales libres disminuye sustancialmente.
Además, los grupos están adheridos a las puntas de las cadenas y por lo tanto ya no son más
capaces de moverse libremente en el medio viscoso de reacción. Los pesos moleculares
alcanzados son en general de hasta 100.000 g/mol aproximadamente. Cuando se utiliza un
monómero con tres o más grupos funcionales puede producirse “crosslinking”, que consiste en la
unión de dos o más cadenas de polímero, ya sea mediante enlaces químicos covalentes, o porque
están fisicamente próximas y al "enredarse" las cadenas, sus movimientos están asociados.
En el caso particular de la síntesis de policarbonatos la reacción se realiza entre el más
simple de los cloruros diácidos, fosgeno, con bisfenol A en presencia de una base (Harris, 1981),
(Stille, 1981). La síntesis puede expresarse mediante la siguiente reacción:
CH3
nHO (¡H+nCOCI2' Base
\ 20-30 °C‘_.d
CH3
1 u
CH3 ol F l /—_,r\\i-yi‘l,\_0_c—o +2nHClBasel_\_/
CH
l \ V
l 3
Este polímero tiene un grado bajo de cristalinidad (20- 40%); las temperaturas de fusión
y de transición vítrea son: Trusmn= 270°C; Tlmnmm“W, = 145-150°C, y resistencia al impacto
muy alta. Se caracteriza por ser moldeable y ser un buen aislante eléctrico.
El policarbonato utilizado en el laboratorio es comercializado bajo el nombre Makro/bl lz‘
por Bayer, y sus principales características figuran en la TABLA I:
Propiedad Valor medio Unidades Condiciones del test
Densidad 1.2 g/cm3 20 °C
Módulo de Young 2300 Mpa 23°C
Coeficiente de expansión 70 10-6 K-l 20-120 °C,
térmica lineal, a
Absorción de aguia 0.35 %
Fuerza dieléctrica 60 kV/mm 0.250 mm, 50 Hz, aceite de
transformador; P/P 25/75 mm d)
Permitívídad relativa 3.0 50 Hz
3.0 l kHz
3.0 thz
TABLA l. Propiedades principales del Makrofol E.
En cuanto a sus propiedades térmicas, puede decirse que el Makrofol comienza a
ablandarse a la temperatura de transición vítrea, de alrededor de 150 °C, Si no es sometido a una
fuerza externa el material comenzará a fluir a los 220 °C aproximadamente.
Respecto de sus propiedades químicas, como buenos solventes del Makrofol podemos
citar: tricloroetano, cloroforrno, cloruro de metileno, cloruro de etileno, m-cresol, piridina y 1.3
dioxan. Por otra parte este material es resistente a los ácidos minerales, aún en altas
concentraciones, a varios ácidos orgánicos, soluciones salinas ácidas o neutras, varias grasas y
aceites, y alcoholes con excepción del alcohol metílico. Es degradado químicamente por
soluciones alcalinas acuosas o alcohólicas, gas de amonio y sus soluciones, y también por las
aminas (Brydson, 1977).
CAPÍTULO ll. EL UMBRALDE DETECCIÓN:Antecedentes del problema
La amplitud del campo de aplicaciones de los SSNTD se debe en gran parte a su
capacidad de registrar solamente partículas pesadas. Diversos laboratorios realizan considerables
esfuerzos para desarrollar nuevos materiales que posean mayor sensibilidad y eficiencia de
detección. Los plásticos en general son los materiales más sensibles para la detección de trazas,
intentándose por lo tanto la creación de nuevas configuraciones poliméricas que superen a las ya
existentes, en los aspectos mencionados.
Conocer en forma apropiada los mecanismos que intervienen en la formación de una
traza en un determinado material es lo que podría permitir responder a la pregunta: Porque en un
determinado material el daño producido por ciertos iones en un rango de energía en particular no
es observable? O bien: Qué es lo que determina un comportamiento de tipo umbral en la
detección de los iones bajo ciertas condiciones?
Sin embargo, la pregunta que nos llevaría al fondo de la cuestión debería estar planteada
en los siguientes términos: ¿Hay realmente un umbral de detección, y de ser así cuales son los
procesos fisicos que lo definen inequívocamente? Katz (1984) mencionó que 'un umbral de
observación de trazas es mas bien debido a un fenómeno de percepción" y que "ciertamente
conocemos que la respuesta de un detector no es proporcional a la energía depositada porque las
propiedades del detector y las del ión no son variables separables". Somogyi y col. (1976)
sugieren que el concepto de umbral de detección es una aproximación gruesa para describir una
tendencia, como es la convergencia más o menos asintótica de la velocidad de ataque químico
en la traza (VI) hacia la velocidad de ataque químico en el material virgen o “bulk” (Vb).
Paretzke (1972) comentó que "contrariamente a las emulsiones, en la formación de trazas en
plásticos no puede encontrarse nada que pueda parecerse a un umbral". Zamani y Charalambous
(1981) por su parte, adoptaron un criterio de probabilidad de detección y consideraron que solo
una teoría de blancos puede explicar el comportamiento estadístico de la detección. Finalmente,
Mazzei y Bemaola (1991, 1992) reportaron que, a nivel submicroscópico, la velocidad de traza
media no es una función unívoca de la dosis depositada. También sugieren que es necesario
considerar procesos dinámicos post-irradiación y los reacomodamientos espaciales del daño para
una mejor comprensión de la formación de las trazas. Si la cuestión es entonces, en qué medida
está relacionado el umbral observable con la percepción, y dado que la mayoría de la
información en este aspecto es obtenida por medio de microscopía óptica, queda claro que se
13
hace necesario obtener datos experimentales a nivel submicroscópico. En este sentido podría
decirse que, al presente, el estudio de las características del fenómeno “umbral de detección”,
sería de utilidad para recorrer el camino inverso y así aportar algunas de las "llaves" a la
explicación de los mecanismos de formación de las trazas. El tema del umbral de detección en
polímeros fue estudiado por diversos autores (Benton, 1970; Fleischer y col., 1964, 1965, 1967,
1975; Somogyi y col., 1976; Katz and Kobetich, 1968, 1970; Beaujean y col., 1970; Murakami,
1974; Zamani and Charalambous, 1981, Katz, 1984; Paretzke, 1972; Luck, 1982; Ahlen, 1980;
Grasso J.C., 1986; Durrani and Bull, 1987; Bemaola y col., 1993), pero es aún un tema que se
encuentra en discusión. Las diferentes teorías propuestas hasta el momento para justificar la
existencia de un umbral de detección establecen parámetros que predicen la respuesta de un
dado detector a un determinado proyectil, definiéndose "valores críticos" de dichos parámetros
para delimitar en qué regiones de energía y bajo qué condiciones, las trazas pueden observarse.
Pero no siempre los datos experimentales concuerdan con lo esperado según estos criterios, lo
que restringe la aplicabilidad de los mismos.
Para analizar la relación de estos parámetros con el umbral de detección habría que
analizar bajo qué condiciones y a través de qué mecanismos una determinada partícula puede o
no inducir una traza en el material especificado. En particular, en polímeros la condición Vl/Vb>
l se relaciona con la ruptura de las cadenas moleculares. Incluso la producción total de cadenas
rotas es posible que no sea suficiente para explicar el umbral, y tal vez se debería considerar
también la distribución espacial final del daño producido por el ión (Mazzei y Bemaola, 1991,
1992).
2.1 El proceso de formación de trazas.
Mecanismos que intervienen en la formación de trazas.
El proceso asociado a la formación de una traza en un dado material involucra
mecanismos sumamente complejos, ya que están en juego las interacciones del ión con una
colección de átomos del material, que a su vez están ligados entre sí con características que
dependen de la naturaleza del detector. Las reacciones desencadenadas tras el paso del ión
dependen en gran medida del tipo de detector (orgánicos e inorgánicos, por ejemplo) y son aún
materia de investigación, ya que ciertos aspectos sólo se han evidenciado en los últimos años
gracias al uso de técnicas experimentales de análisis más avanzadas.
Se podría establecer una “cronología” esquemática de la formación de la traza visible
desde el ingreso del ión en el material de la siguiente manera:
transferencia de traza latente: se revelado de laenergía del forma por la traza latente por
__ . , . ., . , trazaproyectil a nucleos —> reorgamzacmn —> remocron o . .- ., VlSlbley electrones del del dano transformacnonblanco. primario. del material.
El punto de partida es la transferencia de energía del ión a los electrones y núcleos del
blanco, siendo éste el paso mejor conocido. En los pasos siguientes la energía depositada por el
ión es convertida de forma no lineal en un daño potencialmente revelable (traza latente) y
finalmente, mediante revelado, en la traza observable.
El primer paso corresponde a lo que podríamos denominar etapa "fisica" de la
interacción, durante la cual las cascadas producidas por el ión y los electrones que él genera
depositan su energía en el material blanco, y tiene una duración del orden de 10'l3 seg.
El segundo paso podría considerarse como una etapa "físico-química", durante la cual se
desarrollan reacciones de 1ra. especie (los complejos creados en la primera etapa reaccionan
entre sí) y de 2da. especie (reacción con el medio ambiente), posteriormente.
En el cuadro correspondiente al revelado, se ingresa en la etapa de metodología de
observación de la traza, la cual introduce inevitablemente una modificación al sistema. Sin
embargo bajo ciertas condiciones, e'sta será la herramienta que permitirá obtener información
sobre algunos aspectos de las etapas anteriores.
En las secciones que siguen se describirán brevemente aquellos aspectos que se
consideran conocidos del esquema planteado.
2.1.1 La fase física
A1)Interacciones de las partículas cargadas con Ia materia
Las partículas cargadas (específicamente protones, deuterones, partículas alfa u otros
iones pesados), ceden su energía al medio que atraviesan, principalmente via tres procesos :
l) Las fuerzas electrostáticas entre las partículas y los electrones que rodean los núcleos
del blanco que pueden conducir a procesos de ionización (los electrones son arrancados de sus
órbitas) o de excitación (los electrones son llevados a estados menos ligados).
2) La desaceleración de la partícula tiene por efecto la emisión electromagnética:
bremsstrahlung. Además, si tienen velocidades que superen la velocidad de fase de la luz en el
medio, se produce radiación Cherenkov.
3) Las fuerzas electrostáticas que actúan directamente entre el ión y los núcleos del
blanco pueden producir el desplazamiento de átomos del blanco, de tal forma que se ubiquen en
lugares diferentes a los originales en la red o en las cadenas moleculares.
El mecanismo descripto en 2) prácticamente no participa en el fenómeno de la formación
de trazas. En efecto, la radiación Cherenkov se produce a velocidades relativistas, y en esos
casos sólo los materiales más sensibles registran trazas, sólo para iones muy pesados. En cuanto
al bremsstrahlung, su intensidad a una dada energía de la partícula, es oc(Zl/M 1)2222 , donde Z.
y Ml son la carga y la masa de la partícula incidente y ZZes la carga del núcleo blanco. Esta via
de pérdida de energía es relevante solo para partículas livianas tales como electrones. Para un
ión pesado típico, p. ej. una partícula alfa, (Zl/M¡)2 = 0.25, y por lo tanto la pérdida de energía
por bremsstrahlung es varios órdenes de magnitud inferior a la debida a electrones (donde
(Zl/M¡)2 z 3. 10").
Los procesos mencionados en l) y 2) serían los principales responsables de la deposición
de energía en el sólido. El proceso de deposición de energía a través de interacciones
electrónicas puede esquematizarse en los siguientes pasos sucesivos
l) La energía es transferida a los electrones individuales del material blanco.
2) Se generan cascadas de colisiones electrónicas (electrones 6) que llevan consigo
energía y carga negativa, a partir de los átomos que interactúan a lo largo de la trayectoria del
ión, hasta distancias del orden del um.
3) Se producen cascadas de colisiones atómicas, debido a la repulsión Coulombiana entre
los iones positivos que han quedado a lo largo de la trayectoria del ión. El rango de esta cascada
es mucho menor que la de electrones, correspondiendo a un diámetro del orden de 0.01 um.
La deposición de energía a través de interacciones nucleares se refiere a aquellas
transferencias directas de momento y de energía del proyectil a los núcleos y átomos del blanco.
Este mecanismo es considerablemente menos "suave" que el anterior, y prevalece a bajas
energías, cuando los electrones que rodean los núcleos del blanco pueden ser considerados como
16
una "cáscara" impenetrable. Como consecuencia, los impactos con el ión poseen las
características del choque entre esferas rígidas: las cantidades de energía transferidas por el ión
son relativamente grandes, su trayectoria se hace discontinua y los núcleos del blanco reciben
cantidades considerables de energía, lo que los transforma en generadores, a su vez, de cascadas
electrónicas o atómicas. Por otra parte, en la medida que la velocidad del ión se aproxime a la de
los electrones orbitales, tenderá a arrancar electrones, y eventualmente será neutralizado.
La Fig.l muestra cualitativamente el aspecto de una curva típica de pérdida lineal de
energía, o "stopping power" S(E) = dE/dx, para un ión en un sólido. Presenta un máximo
característico o pico de Bragg, alrededor de l Mev/amu, que corresponde al máximo de la
función de pérdida de energia electrónica. A energías superiores la función decrece como l/E
el rango de la teoría de Bethe (Spohr, l990)- y a energias menores decrece como E“2 - el rango
de la teoría de LSS (Lindhard y col., 1963). A bajas energias, poco antes de que la partícula
llegue a su rango (o recorrido máximo), prevalece el mecanismo 3). Se observa un máximo de
S(E) a alrededor de 0.1 Mev/amu.
Transferencia de energia
_ VE a los electrones
Transferencia de
energía a los núcleos
LogS(E) ‘_ Máximo en aprox.l MeV/ n
Máximo en aprox.
/ 0,lMeV/n/ \Fig. l. Aspecto cualitativo de la función de frenado S(E) de un proyectil en un sólido, como fiJnción dela energía cinética del ión. A bajas energías del orden de 0.] MeV/amu y por debajo, prevalece latransferencia de energía a los núcleos atómicos. Por encima de ese valor se impone la transferencia deenergía a los electrones del sólido. Está región, llamada de pérdida de energía electrónica, es laprincipal responsable por la formación de trazas. (Spohr, 1990)
Log E
Normalmente la función S(E) total se describe como suma de dos términos:
S(E): S(E)c + S(E)n = (dE/dx)c + (dE/dx)n
referidos a las interacciones electrónicas y nucleares respectivamente.
Al tratarse de materia condensada, para tener en cuenta la composición del medio, se
aplica una relación barícéntrica (ley de Bragg), que considera al medio condensado como la
yuxtaposición de los átomos individuales sin ligaduras. Esta ley se utiliza comúnmente para
calcular la transferencia de energía lineal en un cuerpo compuesto a partir de su valor para cada
uno de sus componentes.
Existen relaciones semiempíricas que pretenden evaluar la “carga efectiva” de un ión con
velocidad v. Una de las más utilizadas es
z,,¡=z { I -exp(-k 1324”»
donde Z es la carga de la partícula y k es un factor que vale 125 (Barkas, 1963), 130 (Heckman,
1987), o l37 según el cálculo sugerido por Spohr (Spohr, 1990). Sin embargo, en la mayoría de
los casos, las interacciones de este tipo introducen correcciones de poco peso en la expresión de
la pe'rdida de energía, respecto del término electrónico.
En lo que respecta a la formación de la traza, la inferencia de al menos una parte de los
procesos que se desarrollan en el material, puede realizarse a partir de tres tipos de información:
a) los tipos de materiales en los que se forman trazas revelables y en los que no.
b) las correlaciones con velocidad y energía de los iones que producen trazas.
c) las energías de activación para la recuperación térmica de la estructura regular original del
material blanco, existente antes de la formación de la traza, es decir “track annealing”.
Con ciertas excepciones (que se evidenciaron recién en los últimos cinco años) las trazas
se forman en aislantes eléctricos (silicatos, óxidos, plásticos, vidrios), pero no en buenos
conductores (metales como Ag, Al, Cu) y semiconductores como Si y Ge. Por esto a partir de a)
se deduciría que la buena conducción eléctrica en general impedirá la formación de las trazas.
Respecto de b), los efectos debidos a la masa y velocidad del ión podrían ser sistematizados con
la finalidad de encontrar valores mínimos necesarios de algún parámetro (por ejemplo del
número de electrones eyectados directamente, por unidad de camino recorrido) por encima del
cual las trazas pueden formarse. Este umbral díferin’a de material a material, pero su existencia
implicaría que los efectos electrónicos son críticos. El análisis de los fenómenos relacionados
con c), en cambio, presentaría otro punto de vista. Las energías de activación para annealing de
l8
las trazas son típicas de las de difusión atómica, y no de los procesos electrónicos. Es decir que
la traza estaría relacionado con los defectos atómicos.
Entonces, cómo determinan los procesos de ionización la formación de las trazas, si la
misma consiste en defectos atómicos? Una solución a esta pregunta se muestra en la Fig. 2a). El
ión al atravesar el material interactúa en tiempos del orden de 10'17 s. con los átomos del mismo.
Esta primera interacción es seguida por una cascada electrónica que se esparce rápidamente
o o o o o o o o o o o l) o .o c o o ho o o o o o L"
6. j}. ‘ _ ":.'¿ -.' '.
o o c o o o ‘i'o o \o \o _' , l. j ...-'. O‘ ¡l .'¡‘ \_l .\‘ 6.. I .L' "\’ ‘" ‘\ ww"
. v. I \\ r, y \ ' Il. -,__'I'jï.‘¿1 -"‘ f \\ - \ 1' Q! ‘
\,—z."’f o o x: ¡Ko 'f / (1/ \ ..'¡ ,'n'.‘1. O 'I. .\ O Ó . «¡X O 3 C " "
o 0‘ o 9‘ o o s o o o M
Fig. 2. a) Formación de la traza según el mecanismo de pico de explosión iónica. La partícula enmovimientp provoca la eyección de los electrones. La región queda cargada positivamente, esinestable, y las fuerzas coulombianas conducen al desorden atómico. b) En los plásticos, las rupturas decadena pemiiten el ataque quimico preferencial a menores densidades de daño. (Fleischer, l995)
alrededor de la trayectoria del proyectil, dejando detrás de ella a lo largo del eje de incidencia
del ión una zona positivamente cargada en estado de plasma. Luego las cargas de igual signo
repelen a varios de estos iones a posiciones diferentes de las originales, creando una región de
desorden atómico. Para el caso de materiales dieléctricos, esta nube de plasma explota debido a
la repulsión coulombiana de los iones positivos que se han formado dentro de ella. Este
fenómeno es conocido como Explosión Coulombiana y genera a su vez una cascada de
colisiones atómicas que finalmente termina en una escala de tiempos del orden de 10'l2 s.,
dejando como resultado una nube de átomos intersticiales y vacancias. Como se mencionó
anteriormente una estimación de la extensión radial de estas cascadas puede establecerse en el
orden de N 100 a 1000 nm para la cascada electrónica y de «10 nm para la atómica.
Inmediatamente después del pasaje del ión, el “core” o zona central de la traza latente es
una región altamente agitada con una densidad que se aparta significativamente de la del
material original. Los mismos átomos intersticiales y las vacancias se encuentran rodeados por
una zona intensamente agitada correspondiendo ésto a un pico térmico localmente confinado.
19
Seiberling y col. (1980) la describen como una zona cilindrica extremadamente caliente, de
átomos en un semi-equilibrio térmico, hipotéticamente correspondiente a una temperatura de
varios miles de grados centígrados.
A partir del principio de incerteza de Heisenberg, Enge (1995) propone una estimación
de las dimensiones del “core” de la traza latente. En efecto AE A t 2 ñ = '/21|:5.5 10'27erg.s.
Utilizando AE = 6.6 eV o 66 eV como la energia de ionización mínima y promedio
respectivamente para materiales plásticos, obtenemos A t = lO46o IO'l7s respectivamente, para
el menor tiempo en el cual se produce el evento de formación de la traza. Ninguna información
puede viajar a una velocidad superior a la velocidad de la luz, por lo tanto el "evento de
formación de la traza" se dispersa en lO'K’a 10'” s a distancias de entre 300 y 30 Á. Es decir una
energía promedio de 66 eV que está relacionada con un radio de core de alrededor de 30 Á, lo
cual concuerda con algunos de los datos experimentales disponibles.
En el caso particular de los polímeros, puede verificarse que estos materiales son
decididamente más sensibles que los inorgánicos, para la detección de trazas. A los
anteriormente mencionados en forma general, es necesario agregar en este caso argumentos
adicionales para la comprensión de la formación de trazas. En estos materiales las cadenas
moleculares pueden estar separadas por ligaduras químicas a las que se puede romper con
transferencias de energía menores que las necesarias típicamente para la producción de
ionizaciones (2-3 eV vs. 10-15 eV). Por otro lado, los polímeros de menor peso molecular medio
se disuelven más rápidamente cuanto más cortas son las cadenas, por lo que una región con
muchas puntas de cadenas (Fig. 2b) será revelable químicamente de forma preferencial.
Parecería razonable suponer que una condición mínima para la detección, sea la ocurrencia de al
menos una rotura de cadena por distancia atómica a lo largo de la trayectoria de la partícula.
Naturalmente a mayores niveles de ionización las repulsiones coulombíanas también se
producirán, de tal forma que tanto los átomos desplazados como las puntas de cadenas estarán
presentes en las trazas (Fleischer, 1995).
Es decir que, si bien el daño se asocia fundamentalmente al efecto de los electrones
secundarios, la generación de trazas es debida esencialmente al proceso de rotura de uniones
químicas en el material, a lo largo de la trayectoria del proyectil. El proyectil produce roturas de
cadenas en el material polimérico lo que genera una redistribución de las cargas en la molécula
del polímero. Esto da lugar al surgimiento de uniones químicas no saturadas y a un
reacomodamiento estructural de las moléculas del polímero mediante la producción de cross
20
linking (o entrecruzamiento de cadenas). En forma adicional, en materiales orgánicos, fuera de
esta zona se generan moléculas químicamente activadas, o radicales libres que se difunden en el
material. El proceso de daño propiamente dicho es fundamentalmente radioquímico,
caracterizándose por una degradación acumulativa del polímero, desarrollada en forma contínua
e irreversible.
Fig. 3. Esquema del corte de una traza latente en un polímero. La zona negra central (core)corresponde a una región de intenso daño, en donde se han producido cascadas de núcleosdesplazados. El core está rodeado por el halo (región de la cascada electrónica). Entre ambas hay unaregión de moléculas químicamente activadas. (Chatterjee y Magee)
Tanto la eyección de los electrones como la rotura de ligaduras son procesos estadísticos
a escala atómica. Aunque en el umbral de detección de una partícula siempre habrá regiones
“promedio”, microscópicamente las trazas consistirán de grupos de daño con regiones “sanas”
intercaladas. Excepto para cristales altamente anisótropos como las micas, estas
discontinuidades del daño, o en otras palabras, los efectos de las zonas rápidamente atacables
con las que se disuelven lentamente, son “promediadas” por el proceso de etching o revelado
químico. A niveles de ionización que estén bien por encima del correspondiente al umbral, el
daño será claramente continuo y las trazas anchas. Esto pudo comprobarse en algunas
observaciones directas con microscopio electrónico de muestras de mica por ejemplo, donde el
ancho de la traza fue de más de lOOÁ.
A2)Modelos de formación de trazas
En general el objeto de todos los modelos propuestos en la bibliografia por diversos
autores para la explicación del registro de trazas, es investigar la dependencia de la estructura
2]
fisica primaria de la traza con los parámetros que caracterizan a la partícula y determinar
aquellas características de la estructura fisica primaria que puedan definir la calidad de la
radiación. A veces se hacen críticas injustificadas a los modelos fisicos en el sentido de que no
tienen en cuenta cambios en el efecto final a causa de variaciones ambientales o en el ataque
químico. Los modelos fisicos tratan de reducir los datos de entrada P (partícula) a una o más
cantidades características que describan una propiedad relevante de la estructura de la traza, T,
chequeando la consistencia con los datos de salida (a los que podríamos representar por V (la
velocidad de ataque químico en la traza). Todas las otras fases son representadas por una suerte
de caja negra que se mantiene constante y cuya respuesta es tomada en cuenta a través del menor
número posible de parámetros de ajuste. Luego un modelo que intente correlacionar P, T y V
solamente, es incapaz de describir los procesos químicos o sus posibles cambios a causa de
variaciones ambientales o en el proceso de ataque químico, siendo casi impensable que pudiera
hacerlo (Paretzke, 1972).
Algunos de los modelos propuestos en la bibliografia son:
a) Pico de desplazamiento
Especialmente orientado a la explicación del fenómeno en materiales inorgánicos, este
criterio atribuye la formación de la traza latente a los átomos desplazados de su posición original
en la estructura cristalina. Crozaz y col. (¡969), han demostrado que los átomos de retroceso del
material pueden llegar incluso a formar trazas secundarias. Es posible estimar la contribución de
estos átomos en el proceso de formación de trazas: los átomos pueden ser desplazados ya sea por
colisiones elásticas o inelásticas, pero la sección eficaz de éstas últimas es varios órdenes de
magnitud menor que la de las colisiones elásticas, por lo que su contribución puede ser
despreciada. Por otra parte la sección eficaz de dispersión elástica es bastante alta (Maurette,
1966) y por ejemplo un ión de argón de 3 MeV/amu en mica, producirá a lo largo de su
trayectoria alrededor de 300 dispersiones cuyas energías superarían la energía de desplazamiento
de la red (25 eV). Bajo estas condiciones, la aparición de trazas al final del recorrido de la
partícula se produciría con mayor facilidad (hay mayor cantidad de átomos de retroceso), cosa
que no fue observada
b) Pico de explosión iónica
Este modelo, propuesto inicialmente por Fleischer, Price y Walker (l965b) se basa en los
mecanismos descriptos en secciones anteriores referentes a la creación de una región en que los
22
iones positivos presentan una configuración electrostátícamente inestable, a lo largo de la
trayectoria del ión incidente. Estos iones positivos se repelen mutuamente hasta ser finalmente
neutralizados por los electrones libres del material. Considerando que el tiempo necesario para
la recombinación electrón-ión positivo es largo comparado con el tiempo de vibración de la red
(10"3 s), las repulsiones mutuas pueden llevar a estos iones a posiciones intersticiales. Si la
conductividad eléctrica del maten'al es alta, los electrones neutralizan a los iones positivos
prácticamente en su posición geométrica original en el momento de la interacción. Si por el
contrario la conductividad es baja, los iones positivos debido a su repulsión recíproca, tienen
tiempo de desplazarse de la posición original antes de ser neutralizados por los electrones, de tal
forma que se producirá un cambio estructural. Las tensiones de la red se fijan alrededor del
“core” de la traza.
Para que las trazas se formen, según este modelo deben cumplirse además ciertas
condiciones:
l) El stress electrostático debe ser mayor que la fuerza mecánica del material. Si dos átomos han
recibido una ionización promedio de n unidades de carga e cada uno, y están separados por una
distancia ao(el espaciado interatómico), la fuerza entre ellos es:
nze2
41: sosa“2
donde e es la constante diele’ctrica del material, 80 es la perrnitividad del vacío, y e es la carga
del electrón. La fuerza por unidad de área (stress electrostático) es por lo tanto
nze2
41: 808 a:
Fleischer y col. tomaron como aproximación para la fuerza mecánica del material el valor Y/lO,
donde Y es el módulo de Young. El criterio para la formación de la traza podría expresarse
CHÍOHCCS
24
>41t8°Sao YlOe2
El miembro derecho de la desigualdad fue denominado "cociente de esfuerzo" del material por
Fleischer y col. Este cociente muestra una correlación relativamente buena con la sensibilidad de
los materiales detectores. Para polímeros su valor es de aproximadamente 0.01 (es decir n > 0.1)
23
de forma que la desigualdad es satisfecha por partículas suavemente ionizantes
comparativamente, mientras que para cristales inorgánicos es N1.
2) Para que las trazas sean atómicamente continuas, debe existir al menos un evento de
ionización por plano atómico. Fleischer mostró que esta condición se cumple aproximadamente
en las regiones de la trayectoria de la partícula donde se visualizan trazas.
3) Si el core de iones positivos sobrevive lo suficiente ( 2 10'13s) como para que se forme
la traza, entonces la densidad de electrones libres nr debe ser baja. Fleischer y col mostraron que
cuantitativamente esto implica que
en<—naopnth
donde un es la movilidad del electrón, T la temperatura absoluta, k la constante de Boltzmann, y
r el tiempo de difusión de los electrones, típicamente 10'l3 s. Esta condición es satisfecha por los
materiales aislantes pero no por metales.
4) El core de iones positivos contiene una alta concentración de agujeros. La movilidad
de los mismos no debería ser demasiado alta, porque de otra manera el core se neutralizaría
antes de que la repulsión pudiera producirse. Los buenos semiconductores, sobre esta base, no
deberían ser capaces de registrar trazas.
A partir de este modelo surge un parámetro, la ionización primaria, que proveería un
buen criterio para la etchabilidad de las trazas, que parecería explicar una buena cantidad de los
datos experimentales, al menos para sólidos cristalinos.
En síntesis, el modelo de explosión iónica parece ser un mecanismo adecuado para la
formación de las trazas, al menos para materiales inorgánicos.
Desde el punto de vista del pico de ionización, la razón para que los buenos conductores
no registren trazas está clara. Si la inestabilidad coulombiana se neutraliza lo suficientemente
rápido por relajación electrónica o movimiento de los agujeros, el arreglo de iones positivos
dejará de existir antes de que los iones más masivos y lentos puedan ser desplazados por la
repulsión mutua. En metales y buenos superconductores hay portadores en abundancia y por lo
tanto los desplazamientos en la red son anulados.
Por ello resulta sorprendente el descubrimiento, verificado por varias observaciones
realizadas por distintos investigadores (Barbu y col., 1995) y (Provost y col., 1995), de la
existencia de trazas en conductores razonablemente buenos como metales puros, compuestos
intermetálicos y óxidos superconductores. Respecto de los mecanismos de formación de trazas
24
en estos materiales, la única propiedad particular de los materiales conductores que muestran
trazas es que son ordenados. Los metales que muestran trazas son también únicos pero en otro
sentido. Cada uno de estos metales sufre una transformación alotrópica hacia otra estructura
cristalina por encima de la temperatura ambiente. Acaso el pico térmico producido por la
ionización es el responsable de una transformación o de un estado de desorden permanente? Por
otra parte, la creación de daño encontrada en blancos metálicos puros así como en compuestos
intermetálicos bajo excitaciones electrónicas implicaría efectos colectivos. Este es un tema
actualmente en estudio.
c) El modelo de los rayos delta.
Este modelo, propuesto inicialmente por Katz y Kobetich (1968) relaciona la respuesta
de un detector irradiado con una radiación de referencia, con la respuesta tras irradiación con
iones pesados energéticos. Considerando el hecho que grandes dosis de electrones y rayos y
pueden incrementar la velocidad de ataque químico en varios materiales, afirman que es la
energía depositada por los rayos 6 o electrones secundarios, y no la ionización primaria, la que
permite la formación de la traza, y especialmente la depositada dentro de un radio del orden de
20 Á del eje de incidencia del ión. Los electrones liberados por el ión incidente tendrán un
amplio espectro de energias cinéticas, con un pico importante a bajas energías. Si la partícula
incidente es un fragmento de fisión de 100 MeV de energía y A = 100 amu, entonces la energía
máxima impartida a los electrones w"mxserá de aproximadamente 2 keV. Un rayo 6 de esta
energía tendría un rango de aproximadamente 500 Á en Al. Rayos 5 de esas características
producirán una cantidad considerable de ionización, que en cierta medida se díspersará en un
volumen apreciable del material a lo largo de la trayectoria del ión. Con el objeto de evaluar la
deposición de energía por rayos 6 como función radial de la distancia a la trayectoria, Kobetich y
Katz (1968) calcularon el número de rayos 8 por unidad de camino del recorrido del ión y
emplearon relaciones empíricas para el rango de los electrones en función de la energía. La
mayor parte de la energía transportada por dichos rayos 6 es depositada dentro de unas pocas
decenas Á de la trayectoria del ión. Otros autores (Paretzke, 1974; Fain y col., 1974), también
realizaron cálculos detallados de la dosis depositada alrededor de la trayectoria del ión. Para
iones rápidos cerca de la mitad de la pérdida de la energía se convierte en energía cinética de los
electrones, de la pérdida de energía restante alrededor de la mitad se emplea en la excitación de
25
los electrones. La energía residual (Ml/4 de la pérdida de energía original) sería necesario para
superar el potencial de ionización de los átomos del blanco (Paretzke, 1977)
d) Pico térmico
Billing'ton y Crawford (1961) y Bonfiglioli y col (1961) sostienen que a lo largo de la
trayectoria de la partícula se produce un pequeño cilindro en el que se sobrepasa una cierta
temperatura crítica, y que luego se enfría rápidamente por conductividad. Esto marcaría una
diferencia entre la zona del material que alcanza ese valor de temperatura respecto del material
que no lo hace. Los responsables por este aumento localizado de la temperatura serían los
electrones eyectados durante el paso del ión. Ciertos cálculos (Morgan y col., 1970) muestran
que un fragmento de fisión (que pierde un promedio de 30 MeV/um de energía repartida dentro
de un cilindro de 100 Á de radio) produciría una temperatura del orden de los 24000 °K en la
zona del eje de incidencia del ión. Una temperatura tal, manteniéndose durante un lapso lo
suficientemente largo, haría que fueran probables procesos tales como fusión, recristalización,
evaporación superficial, etc.
El modelo de "pico térmico" asume que la energía depositada corresponde a un aumento
abrupto de la temperatura en un pequeño volumen cilíndrico alrededor de la trayectoria del ión
en el momento del pasaje del mismo, y a tiempos mayores, esta energía térmica se difunde
radialmente. La activación de un dado elemento de volumen a distancia r de la trayectoria del
ión correspondería a su historia térmica. El perfil radial de temperaturas (Vineyard, 1976) puede
obtenerse como solución de la ecuación diferencial de difusión térmica. Considerando que el
calor específico y la conductividad térmica son independientes de la temperatura y constantes en
todo el medio, se llega a una solución dependiente del tiempo del tipo
A r2
T(r,t) = T0+ Texp {-BT} (1)
donde las constantes A y B dependen de la conductividad térmica Ko, del calor específico cv , y
de la pérdida de energía lineal:
A = S(E)/4m<0 B = cv / 4 K0
Chadderton y col. (¡966) y Chaddenon (1988) presentaron consideraciones más
detalladas de la manera en que la excitación electrónica producida por fragmentos de fisión es
transferida a los átomos de la red. Encuentran que en metales la energía es perdida por los rayos
26
delta primariamente por colisiones electrón-electrón hasta para electrones de muy baja energía,
porque la pérdida de energía por colisión es mayor, y el tiempo de relajación es más corto, que
para las interacciones electrón-fonón. Luego, la excitación es distribuida en un gran volumen por
los electrones antes de que se produzca una transferencia de energía significativa a la red; y por
lo tanto la temperatura pico a la cual la red del metal puede ser llevada, es baja.
En aislantes, por otra parte, los electrones pueden interactuar eficientemente con los
modos de vibración acústicos y polares de la red; y en realidad una vez que la energía de los
rayos delta cae por debajo de la del ancho del band-gap (o sea varios eV), se anula la posibilidad
de que los rayos delta permitan más electrones en la banda de conducción del cristal. Así, las
colisiones electrón-fonón son los procesos de pérdida de energía predominantes en aislantes, y la
excitación es comunicada a la red en esos materiales más eficientemente. Parece claro que los
rayos delta de alta energía y largo rango no contribuirán significativamente a la formación de un
pico térmico intenso y estrecho, así una formulación detallada del modelo de pico térmico
podría producir una correlación entre la capacidad del detector de ser atacado preferencialmente
por el agente quimico y algún parámetro de energía restringido.
En los últimos años fue desarrollado el modelo de las excitaciones de baja energia
(Danziger y Andrassy, 1990) para predecir la estructura de las trazas de iones pesados en algunos
sólidos. En general este modelo describe la reacción de sólidos vítreos ante una perturbación
externa. En este caso es el movimiento del ión pesado a través del sólido el que se interpreta
como una distorsión externa, la cual inicia procesos de interacción internos generando un
cambio abrupto en el potencial del sistema investigado. Esta variación del potencial, a su vez
origina fenómenos de respuesta. Esto significa que hay una reacción del sólido sobre este
cambio de potencial, basado en las propiedades fisicas y químicas del material. Se sabe que
estos procesos pueden ser descriptos por un sistema de dos niveles, es decir, que existen dos
estados de equilibrio que difieren en una pequeña cantidad de energía, de forma tal que es
posible la transición de un estado al otro. Los procesos locales de este tipo están correlacionados
y podría haber, por ejemplo, cambios de la polarización local causados por cambios en la
polarización de las moléculas debidos a la "deslocalización" de las cargas que surge de la
interacción del ión pesado con el material polimérico.
Se muestra que, dentro de un rango limitado, la dependencia de la velocidad radial de
ataque químico depende de la distancia a la trayectoria del ión, la cual puede ser descripta por la
función respuesta desarrollada para el modelo de las excitaciones de baja energía. El cambio
abrupto en la curva de la función respuesta se refiere al hecho de que a mayores distancias de la
27
trayectoria del ión, si bien hay distorsiones, éstas no están conectadas con la acción de las
excitaciones de baja energía.
2.1.2 La fase química
B1)Mecanismos asociados a Ia rotura de cadenas
Se mencionó anteriormente que en el caso de los polímeros la generación de trazas
estaría asociada fundamentalmente con la rotura de cadenas del material, y con procesos
radioquímicos posteriores como producción de moléculas químicamente activadas, difusión de
radicales libres, etc.
En efecto, se ha comprobado que los plásticos muestran un aumento de la reactividad
química tras irradiación con rayos gamma o electrones por lo que la escisión directa de las
cadenas de] polímero por la partícula íonizante o por los rayos delta sería importante para la
formación de la traza. En algunos trabajos (O'Sullivan y col, 1982) se muestra que la formación
de trazas en polímeros se correlaciona con el valor G (número de rupturas de cadena por cada
100 eV de energía depositada) y parece que este proceso, que resulta del decaimiento de
electrones excitados, sería un factor decisivo en la formación de trazas en polímeros.
Por su parte Marletta (1990), en polímeros de distintos tipos, estableció que la rotura de
ligaduras dentro de una molécula es irreversible, lo que conduce a su fragmentación y pérdida de
especies volátiles; que también hay formación de ligaduras químicas entre distintas moléculas o
partes de una macromolécula (cross-linking); y que se produce la formación o desaparición de
grupos no saturados en la estructura molecular. Lo que fundamentalmente nos resulta de interés
es que encuentra una dependencia de estos fenómenos con los parámetros de la radiación: LET
(transferencia lineal de energía), flujo, energía, lo que podría relacionarse directamente con
algunos aspectos de nuestro trabajo.
En efecto, hay evidencia experimental de este tipo de relaciones (al menos para
ciclohexano y benceno), lo que permite considerar que los distintos mecanismos de deposición
de energía pueden dar lugar a reacciones químicas diversas. En particular, el término electrónico
producirá especies químicas altamente excitadas, moléculas ionizadas y excitaciones colectivas,
mientras que las colisiones binarias producen fragmentos, especies excitadas y radicales. La
diferencia surge del hecho que los precursores excitados formados por el relax del te'rmino
electrónico (luego de la interacción del ión primario) se produce con la minimización de la
energía como factor conductor, mientras que la rotura de uniones inducida por colisiones
28
binarias es intrínsecamente un proceso aleatorio, el cual podrá producir especies en forma
también aleatoria, principalmente fragmentos altamente inestables. En lo que respecta a la
distribución del daño a lo largo de la trayectoria, la distancia entre zonas dañadas es reducida.
Éstas regiones se pueden superponer, y por lo tanto los efectos químicos a lo largo de la traza se
incrementan
Por todo lo expuesto anteriormente, una de las consecuencias de la degradación sufrida
por el material con mayor incidencia en el posterior desarrollo de una traza, es la disminución
del peso molecular, magnitud que definiremos a continuación.
Como resultado de los métodos de polimerízación mencionados en el Capítulo I, los
largos de cadena producidos, son variables. Por este motivo es necesario caracterizar
cuantitativamente toda la distribución, o al menos expresarse en términos de longitudes de
cadena promedio y pesos moleculares promedio. El grado de polimerízación promedio i- está
definido como el número promedio de unidades de repetición en las cadenas de polímero.
Íntimamente relacionado con i- está el peso molecular numérico promedio (W) que es igual a
Ï multiplicado por el peso molecular de la unidad de repetición.
La distribución de pesos moleculares (MWD) para un polímero, es de gran importancia
para la determinación del comportamiento del mismo ya sea en solución, fundido, o en su forma
sólida. Por ejemplo, los modelos de fluidez del polímero líquido se basan fundamentalmente en
datos precisos de MWD a fin de que las predicciones de tales tratamientos sean adecuadamente
evaluados. Hay otros aspectos del comportamiento de un polímero (índice de refracción, color,
propiedades eléctricas) que son independientes de esta magnitud.
La manera de obtener la información aportada por una curva de distribución de pesos
moleculares es a través de una operación denominada fraccionamiento, que se describirá
oportunamente, junto con otras técnicas experimentales.
Bz)Creación de especies químicas. Radicales libres
Se mencionó anteriormente a los radicales libres entre las especies químicas producidas a
raíz de la rotura de las cadenas poliméricas. A continuación se describirán brevemente sus
características.
Un radical libre puede ser definido como cualquier especie química que posea un número
impar de electrones (Pryor, 1966). Algunos ejemplos se muestran en la Tabla l.
29
Especie Nombre
CH; Radical metil
C6H; Radical fenilO
l I
CH3__C _ ° Radical acetato
TABLA I
Todos los enlaces químicos están virtualmente formados por dos electrones. Por lo tanto
estos enlaces pueden romperse según dos posibilidades. En la primera, ambos electrones del
enlace permanecen adheridos a uno de los fragmentos:
flA_ B —’ A++:B'
Como los dos fragmentos tienen distinta carga, a este proceso se lo denomina heterólisis,
y a los fragmentos cargados se los llama iones.
En el segundo tipo de proceso de ruptura de enlaces, los dos electrones del enlace se
dividen simétricamente:
n flA_B —> A'+B’
A este proceso se lo llama homólisis y los fragmentos son radicales libres.
Los radicales libres pueden producirse por tres vías: por escisión térmica de los enlaces,
por procesos de óxido reducción de un sólo electrón, o por irradiación de las moléculas para
romper los enlaces. En el primer caso, las uniones se rompen y se forman radicales, cuando las
moléculas son calentadas a temperaturas lo suficientemente altas. Por ejemplo, la energia del
enlace normal carbono- carbono es de alrededor de 90 kcal/mol, y la excitación térmica de las
moléculas es la suficiente para romper estas uniones a temperaturas entre 4SO°Cy 650°C.
En el segundo caso la producción de radicales resulta de la reacción entre dos miembros
de un par redox, por lo que la velocidad de creación de radicales puede ser controlada, variando
la concentración de estas dos especies. Las reacciones redox más importantes para la formación
30
de radicales, son aquellas que involucran un ión metálico, que puede sufrir una transferencia de
un electrón.
La energía necesaria para producir la rotura de las cadenas en el último caso, puede ser
entregada por cualquier forma de radiación electromagnética (ultravioleta, luz visible, o rayos
X), o corpuscular (electrones, protones, neutrones, o iones pesados, por ejemplo). Éste es el
mecanismo por el cual se producen radicales libres en un detector plástico, al ser irradiado con
iones pesados.
La mayoría de los radicales libres son tan reactivos que existen a tiempos largos sólo en
soluciones extremadamente diluídas. Sin embargo, la presencia y naturaleza de estos radicales
pueden ser detectadas por las propiedades magnéticas debidas a la presencia del electrón no
aparcado. Desde 1945 se emplea una técnica que mide directamente el paramagnetismo de un
electrón no apareado. A este método se lo denomina resonancia paramagnética electrónica o
resonancia de spin electrónico (EPR o ESR)
De acuerdo con observaciones realizadas por Edmonds y Durrani (1979) en
policarbonatos irradiados, se concluye que la señal ESR está de acuerdo con lo esperable de una
estructura polimérica de esas características, pero que esta señal no está asociada con la
capacidad de ser revelada o “etchabilidad” de la traza latente. Se sugiere en cambio que la
“etchabilidad” de la traza latente está relacionada con los fragmentos moleculares producidos
por la ruptura de cadenas. Es decir que si bien se muestra que la señal de ESR es consistente con
la presencia de radicales libres asociados con la matriz del polímero la presencia de estas
especies no estaría correlacionada con la “etchabilidad” de las trazas latentes.
Bs)Detección y Atrapamiento de radicales libres
Uno de los inconvenientes para detectar la generación de radicales libres es que su vida
media generalmente es corta, dado que reaccionan rápidamente entre sí o con los componentes
del medio que los circunda. Tanto la posibilidad de atrapamiento de radicales libres por parte de
radicales estables como la conversión de radicales libres a radicales estables en forma controlada
son alternativas que permiten obviar este inconveniente.
Por su naturaleza los radicales libres orgánicos son especies reactivas transitorias, y por
lo tanto sus concentraciones en estado estacionario son muy bajas. Concentraciones de radicales
libres de N 10" mol/L dan fuertes señales de ESR, mientras que el límite de detección está
usualmente entre los lO'8y lO'9mol/L. En aquellos casos en que hay concentraciones detectables
de radicales libres, el número de espines puede ser estimado por la comparación de la señal de
31
ESR de la muestra con la de una sustancia de referencia, de concentración conocida. Por
ejemplo, puede usarse una solución de un radical libre persistente, como el DPPH.
diphenilpicrylhydrazyl ( thNNC6H2(N02)3) Esta persistencia se debe a la gran probabilidad de
delocalización del electrón no apareado del átomo de oxígeno relacionado con el radical picril.
El radical DPPH es violeta profundo, y estable por años en su forma sólida. Aún en solución 10'5
M el color es mensurable, y puede utilizarse como indicador para detectar la presencia de
radicales asi como un indicador ácido-base puede ser utilizado en una titulación.
Si la velocidad de una reacción se ve afectada por la presencia de especies que se
caracterizan por reaccionar rápidamente con radicales, se puede concluir que en dicha reacción
hay radicales involucrados. Por ejemplo, el DPPH inhibe la polimerización de olefinas
monoméricas tales como el estireno. La conclusión es que la polimerización involucra
intermediarios radicales y que estos intermediarios son "atrapados" por el DPPH. También
oxígeno, azufre y muchas otras sustancias en solución pueden ser utilizadas como "scavengers" o
atrapadores de radicales.
Cuando el DPPH está en solución en clorofomio, el espectro de absorción revela en el
espectro UV visible la presencia de dos bandas de absorción situadas respectivamente a 530 y
332 nm. La posición del máximo de cada una de estas bandas depende de la naturaleza y de la
cantidad de solvente. La banda de 530 nm aparece como una característica del electrón no
apareado. (Moliton y col., 1982)
En un trabajo realizado por Boyett (1970), antecedente importante para la realización de
una de las experiencias realizadas en este trabajo, se especifica que hay que agregar muy poca
cantidad de DPPH a la solución de polímero (10'2 - 10'3 M) para la preparación de películas
delgadas, partiendo de la base que en sólidos los radicales permanecen atrapados por largos
períodos a temperatura ambiente. En polietileno, por ejemplo, sólo dos tercios de los radicales
inducidos por radiación desaparecieron dentro de los 3 meses a 25 °C. Se espera que debido a la
baja concentración de DPPH, no todos los radicales libres formados están lo suficientemente
cercanos a las moléculas de DPPH para ser atrapadas inmediatamente, por lo que el proceso
prosigue luego de la irradiación hasta la completa eliminación de los radicales. No queda
definido si en este proceso domina la difusión de las moléculas de atrapador hasta el lugar en
que se hallan los radicales o viceversa, si bien hay evidencia de que los radicales atrapados
pueden migrar a lo largo de la cadena de polímero.
La naturaleza de los radicales libres producidos por irradiación en el caso específico de
los policarbonatos fue estudiado por algunos autores. Según las conclusiones obtenidas por
32
Ferain y Legras (19933), algunos de los radicales producidos en policarbonato (PC) irradiado con
iones pesados se deben a escisiones de los grupos carbonato, conduciendo a la producción
simultánea de CO y C02 cuya evolución estaría asociada con la creación de volúmenes libres. La
concentración de estos radicales aumenta con la cantidad de energía depositada durante la
irradiación en forma no lineal, y una alta concentración de radicales conduce a efectos de
saturación. Los radicales producidos en PC mantienen una densidad estable cuando la folia es
mantenida a temperaturas por debajo de los -20 °C luego de la irradiación (resultado que nos
exigió tomar precauciones en cuanto a la forma de guardar las muestras en nuestros
experimentos). Aparece una saturación a altas dosis, probablemente causada por una
disminución en el número de sitios que pueden formar radicales, y por incremento en la
frecuencia de combinación de los radicales. En otro trabajo (Ferain y Legras, l993b) los mismos
autores identifican a los radicales creados en PC y DPC irradiados con iones pesados, y
establecen que éstos se combinan o reaccionan con 02 y/o HZO llevando a la formación de
nuevos compuestos: incluso algunos de los grupos creados poseen características tales que dan
lugar a la disminución del peso molecular y a la aparición de bifurcaciones, aunque también
puede aparecer una fracción insoluble.
En cambio, en otros estudios relacionados con este tema (Gagnadre, y col., 1993), para
PC irradiado con protones y iones Li de 250 keV (dos de los iones utilizados en nuestras
experiencias, aunque con distinta energía), se observó que la irradiación resulta en disociación
de enlaces solamente, y no hay creación de nuevas uniones. Por otra parte, el resultado de que
las muestras irradiadas con Li+ de 250 keV presentan un mayor grado de disociaciones que
cuando el material es irradiado con H+ de igual energía (que puede explicarse por el hecho de
que la energía depositada es mayor en el primer caso), ofrece un antecedente importante para
nuestros propios resultados, que se discutirán en el Cap. IV. También analizan el tipo de
disociaciones que ocurren, logrando establecer, según su importancia, el orden en que se
producen.
2.2 Elataque químico frente al material dañado
En la mayoría de las aplicaciones de los SSNTD se realiza un revelado de la traza latente,
para amplificarla y hacer posible su visualización mediante el microscopio óptico. La
metodología más usual es la de ataque químico (chemical etching), ya mencionado en el
33
Capítulo I. Al igual que en el caso de los mecanismos de formación del daño, no está totalmente
definido lo que sucede durante el procesado químico de los detectores. Los estudios realizados
sobre el tema son relativamente escasos.
El grupo de Apel (Apel y col., 1988; Ape] y col, 1990), a partir de mediciones realizadas
por diversos métodos, analizaron las propiedades del etching de trazas en el rango de diámetros
submicroscópicos de 1-60 nm. Estos autores asumen que alrededor de un core altamente dañado
que puede sufrir un etching selectivo (en el centro de la traza tiene lugar una descomposición
intensa, y por lo tanto la velocidad de ataque químico aumenta varios órdenes de magnitud),
existe un “halo” donde el cross-linking puede predominar sobre la rotura de cadenas. El daño
intenso en el core podría ser producido por el bien conocido mecanismo de pico de explosión
iónica mientras que el proceso de cross-linking, que tiene lugar en la región comprendida entre
los 30 y 50 nm de radio aparece como un fenómeno inesperado, ya que la dosis a esa distancia
del eje de incidencia es relativamente baja (S lO kGy). Esto podría explicarse por la alta
concentración de radicales formados en la penumbra de las trazas debido a la eliminación de
átomos de hidrógeno de la cadena de polímero. En principio se puede admitir que en el corto
período de la explosión iónica sólo los iones de hidrógeno muy móviles pueden ser desplazados
por fuerzas electrostáticas de las moléculas ionizadas no ubicadas en la vecindad inmediata de la
trayectoria del ión. La energía cinética de los iones rápidamente repelidos por la explosión
iónica se convertiría en energía de vibración de la red durante las colisiones ión-átomo y la
disipación subsecuente de la energía vibratoria en la región alrededor de la traza, aparentemente
causaría recombinación de los radicales formados bajo el efecto de los electrones secundarios en
la cáscara de la traza.
Desde el punto de vista estrictamente químico, Paretzke y col (Paretzke, 1973)
examinaron la reacción entre el policarbonato de bisphenol A y NaOH. La reacción principal, en
este caso, sería la que se muestra en la Fig. 4.
Según este estudio, el anión bisphenol A se separaría de la cadena.
Por su parte, a fin de explicar el ataque preferencial en las trazas, Ferain y Legras (l993a)
analizan el proceso de ataque en el material virgen (proceso de hidrólisis en PC, mediante una
solución acuosa alcalina). El mismo proceso de hidrólisis sucede para el ataque químico de las
trazas de iones pesados, pudiéndose explicar la existencia de un ataque preferencial como sigue:
- Las trazas de iones pesados contienen muchas moléculas pequeñas de polímero con una
movilidad incrementada y son fácilmente atacadas por los iones hidróxido.
34
- Los volúmenes libres creados en la traza en la vecindad de los extremos de las cadenas,
incrementan su movilidad y la difusión de la solución de ataque químico a lo largo de la traza.
- Los nuevos grupos creados en la traza poseen muchas funciones hidroxil localizadas en un
grupo fenil; éstos incrementan la solubilidad de la solución de ataque químico en la traza y
facilitan el transporte de reactivos.
cn, 0I ll _
_[_o_©_c_—©—o— c—}+40HCL, CH,
_. ’0-©—ó@—0‘+00}'+ 23,0L,C
Fig. 4. Reacción propuesta por Paretzke y col. (1973) para el ataque químico de policarbonato.
H. B. Lück (1982), propone un modelo para el revelado de detectores orgánicos, que
parte de suponer que para polímeros impermeables como los policarbonatos, nitrato de celulosa,
CR-39 o Mylar, el proceso de etching se limita a la superficie. Esto puede atribuirse al hecho de
que, por razones electrostáticas los iones prefieren permanecer en un medio de alta constante
dieléctrica, como el agua, más que penetrar en un medio impermeable de baja constante
diele’ctrica, como puede ser el film de polímero. El primer paso es el ataque de un ión hidróxido
al átomo carbón central del grupo éster, resultando en un compuesto intermedio. El decaimiento
del intermedio lleva a la descomposición de un enlace en la cadena del polímero. Puesto que es
más fácil para la unidad de monómero terminal colocarse en la posición correcta para el ataque
exitoso del ión hidróxido, que para una unidad que está dentro de la cadena, las cadenas de
polímero son atacadas preferentemente a partir de sus extremos. Esta afirmación se ve
confirmada por la aparición de un término lineal en las funciones respuesta de los polímeros
irradiados en volumen (con electrones o radiación gamma), lo que indica una correlación lineal
entre la densidad de puntas de cadenas superficial inducidas por radiación y la velocidad de
etching superficial. Se observó que la velocidad de ataque aumenta linealmente con la dosis, y
como la cantidad de cadenas rotas también depende linealmente de aquella, puede concluirse
35
que el aumento en la velocidad de ataque se debe a la presencia de una mayor densidad
superficial de puntas de cadena.
Se supone que esta misma reacción de hidrólisis es la responsable de la degradación,
tanto en la traza de la partícula, como en la superficie del detector. Sin embargo, en contraste
con lo que sucede en la superficie, donde el intermedio puede expandirse dentro de la solución,
para el ataque químico de la traza se requiere un volumen libre de reacción, a fin de que se
forme el intermedio. Además, la posibilidad de acceso al átomo de carbón central está
influenciada por la movilidad de la unidad monomérica, que depende del volumen libre. Así, se
supone que el incremento en la velocidad de ataque en la traza (Vl-Vs) depende de la posibilidad
de que haya un volumen de reacción libre v*, que puede formarse a partir de agujeros
adyacentes. Estos agujeros se producen dentro de la traza de la partícula por la liberación de
productos de radiólisis o productos gaseosos de las reacciones post-irradiación siendo los
principales para policarbonato el CO y el C02, como se dijera anteriormente. Adicionalmente, el
daño por radiación será más efectivo para el incremento de Vl cuando la generación de un
agujero esté acompañada por la rotura de una cadena.
El hecho de que no se haya encontrado un término lineal en las funciones de respuesta de
nitrato de celulosa, policarbonato y polietileno para el ataque de la traza, a diferencia de lo que
sucede en la superficie, sugiere que el incremento en la velocidad de ataque en la zona dañada
está asociado a más de un producto de radiación. Tampoco se debe olvidar que, el tamaño de la
zona de deposición de energía depende también de la molécula del detector.
Como consecuencia de la rapidez con que se produce la transferencia de energía a nivel
molecular, la energía depositada es disipada sobre un número limitado de monómeros resultando
en un sistema de electrones excitados predominantemente de electrones de valencia, antes de
que se rompa la primera ligadura. La rotura de ligaduras no es un proceso aleatorio. Además de
los efectos geométricos, se supone que se rompen siguiendo el orden de sus energías de
disociación. Por eso en general, sólo uno o dos tipos diferentes de radicales primarios pueden ser
identificados en polímeros irradiados en bulk. De acuerdo con el concepto propuesto de que los
agujeros son el producto de la radiólisis, el polímero debería contener grupos en la cadena
principal que pudieran ser liberados por radiólisis en un porcentaje tan alto como sea posible.
Estas consideraciones sugieren que Vl-VSdebería correlacionarse con aquella fracción de
energía que es depositada dentro de un cilindro de un cierto radio alrededor de la trayectoria de
la partícula cuyo radio depende del número, del tamaño y número de monómeros involucrados
en la formación del volumen libre de reacción. Dado que el tamaño de las unidades de
36
monómero es de alrededor de 1 nm, si se supone la participación de dos o tres monómeros en la
formación de un volumen de reacción libre, el radio del cilindro alcanzaría de 2 a 3 nm. El
diámetro efectivo de poro más pequeño observado en trazas de fragmentos de fisión en
policarbonato es de 5 nm, lo cual podría considerarse como un límite superior del radio.
En resumen, la sensibilidad del registro de trazas de partículas en detectores polime'ricos,
reflejada por la función respuesta es influenciada por tres parámetros complejos: los del
material, las condiciones de almacenamiento anteriores al ataque químico y las condiciones en
que se realiza el mismo.
CAPITULO III. Técnicas experimentales
3.1 Aspectos relacionados con la irradiación de los detectores
La generación de trazas nucleares implica la necesidad de contar con una fuente de iones
con carga y energia determinados. Los parámetros típicos de una irradiación son:
Carga nuclear Z. 0 < Z < 92
Energía T (MeV) o < T < 104
Energía específica Te (MeV/amu) l<Te<lO2
Ángulo de impacto a O°<a < 90°
Apertura angular del haz Da 0° < Da < 180°
Intensidad del haz I (l/seg) 1< I < lOl4
Densidad superficial N (iones/cm”) l < N < lOl2
Existen básicamente tres formas de generar iones para producir trazas en sólidos: fuentes
radioactivas, reactores nucleares, aceleradores de iones.
3.1.1 Fuentes naturales de radiación
Las fuentes radioactivas proveen haces de iones de energía limitada, usualmente con
amplias distribuciones de masa, energía y ángulo. A pesar de ello, las fuentes de partículas alfa y
fragmentos de fisión de baja intensidad, son de gran utilidad para la investigación de las
principales propiedades de las trazas, para la evaluación de nuevos y mejores materiales
detectores o procesos de revelado, o simplemente para irradíar con bajas dosis. Además son
fácilmente manejables (tienen aproximadamente l cm de diámetro) y si no son muy intensas
(0.1 mCi o menos), su utilización no presenta mayores riesgos. Mientras existen varios nucleídos
emisores de partículas alfa, existe prácticamente sólo un nucleído conveniente para la
irradiación de fragmentos de fisión en pequeña escala: el 252Cf.Este nucleído se desintegra con
una probabilidad de 96.91 % por emisión de una partícula alfa y con una probabilidad de 3.09 %
por fisión espontánea. Los fragmentos de fisión se distribuyen en dos amplios picos alrededor de
los 80 y los 104 MeV. Su vida media es de 2.64 años y se producen del orden de lO3fisiones por
seg. por uCi, emitidos en el total del ángulo sólido. Además de fragmentos de fisión y partículas
38
alfa, las fuentes de este tipo emiten alrededor de 4.103 neutrones por segundo por pCi, un total
de 4 neutrones por fisión. En la Tabla I se especifican algunas características de las fuentes más
comúnmente usadas para la producción de trazas. En el laboratorio se cuenta con fuentes de
241Am, 235i}, y 252Cf_
Nucleído Vida media Energia Energia % partículas Radiac. [3y y(años) fragmentos partículas alfa alfa asociada
(MeV) (MeV) (MeV)2“'Am 433 5.44 13 ymáx 0.060
5.49 35
2'on 22 5.305 100 Bmáx 1.17
(+ hijas) ymáx 0.8 (débil)
me 2.64 a 80 a: 14 6.1184 84.0
N104i9 6.076 15.8
5.997 0.2
TABLA I.
Calibración de las fuentes radioactivas.
La fuente de 252Cfcon que cuenta el laboratorio, fué parametrízada mediante folias de
Makrofol E irradiadas en aire a presión atmosférica, a 0.5 cm de distancia de la fuente, luego
procesadas con solución PEW (agua destilada, 90 gr.+ alcohol etílico, 80 gr.+ KOH, 30 gr.) a
70°C y observadas con microscopio óptico. Se midió el número de trazas de fragmentos de
fisión por unidad de área del detector, y por unidad de tiempo de irradiación obteniéndose:
NM = 440 103 l/cmzmin (1987)
N,“ = 37o io3 l/cmzmin (1991)
Este dato es necesario para calcular los tiempos de irradiación, según la densidad de
trazas que se desee obtener para su observación con microscopio óptico o TEM.
También es importante determinar el rango de dichas partículas en aire, de modo de
poder irradiar las folias a distancias variables de la fuente. Se llevaron a cabo los siguientes
pasos para determinar el rango de los fragmentos en aire:
i) Irradiación de folias a distintas distancias con diferencias de l mm, en tiempos
variables (calculados aplicando corrección por ángulo sólido), a fin de tener un número igual de
trazas en todas las folias («300.000/cm2).
39
ii) Procesado de las folias .
iii) Observación de las muestras, contaje del número de trazas y medición del diámetro
de las mismas mediante microscopio óptico con magnificacíón de 40x y lOOx.
Del análisis de los resultados obtenidos puede concluirse que : a) los rangos en aire de
los fragmentos pesados y livianos serían aproximadamente 2.6 cm y 3.2 cm. respectivamente, b)
al menos a nivel óptico las partículas alfa no son visibles.
3.1.2 Reactores nucleares
Los reactores nucleares en cuanto fuente de irradiación de materiales detectores de
trazas, son aptos para aplicaciones comerciales, con densidades de hasta lOlo fragmentos de
fisión por cmz. Para la irradiación se requiere acceder a la salida de neutrones de un reactor de
investigaciones, e instalar un convertidor que transforme los neutrones incidentes en fragmentos
de fisión. Con este objeto puede utilizarse una folia de 235U insertada entre el reactor y el
detector de trazas. Si bien el espectro de distribución de masas y energías de los fragmentos así
obtenidos es muy amplio, como en el caso de las fuentes radioactivas, la gran intensidad de
corriente facilita la colimación del haz y la irradiación de una gran cantidad de muestras.
3.1.3 Aceleradores de iones
La principal ventaja de los aceleradores de iones es que permiten obtener haces
monoenergéticos. Otras características importantes son la buena definición de la carga nuclear,
de la masa, del ángulo de impacto y de la apertura angular del proyectil. Además, dentro de
ciertos rangos, la energía y la intensidad del haz pueden adaptarse según sea el objetivo
específico de la irradiación. Los equipos utilizados para la obtención de haces monoenergéticos
de partículas, pueden clasificarse según la energía máxima alcanzable, para poder definir el
rango del ión. Con energía creciente, el rango máximo alcanzable por el ión aumenta y se hacen
posibles nuevas aplicaciones. Con el aumento de la energía, los aceleradores se vuelven más y
más caros y si bien el número de aplicaciones científicas se incrementa, el número de
aplicaciones prácticas decrece. Según el rango de energía cubierto, se pueden clasificar los
aceleradores de la siguiente manera:
o Equipos de sputteríng y deposición por haz de iones. Proveen iones de energías de hasta
unos pocos keV, lo que corresponde a rangos del orden de 0.01 um con variaciones
según el material. Se utilizan en la industria como herramienta para estructurar el silicio.
40
Implantadores de iones. Proveen iones con energías entre l y unos pocos cientos de keV.
Se los utiliza principalmente para modificar propiedades eléctricas del silicio y
propiedades superficiales. Los rangos correspondientes van desde unas pocas capas
atómicas hasta alrededor de lum.
Aceleradores de iones de baja energía. (Van de Graaffs, Tandems). Con energías entre 10
keV y algunas decenas de MeV, fueron diseñados originalmente para su uso en fisica
nuclear. Rangos de los iones de entre l y los cientos de um los hacen apropiados para la
aplicación de las técnicas de trazas en sólidos. Otro beneficio para la creación de trazas
de iones de entre l y 10 MeV/amu es la gran deposición de energía a lo largo de la trazas.
Esto conduce a una alta densidad de daño en el detector y por tanto a trazas que pueden
ser fácilmente revelables
Aceleradores de iones de energía media. (ciclotrones, aceleradores lineales de r0. Con
energías entre lO MeV y unos pocos GeV, proveen rangos de iones entre 100 pm y unos
pocos cm. Están convirtiéndose poco a poco en equipos de uso comercial en el campo de
la tecnología de trazas, por ejemplo para la producción de filtros. Sin embargo, debido a
los altos costos aún se los usa principalmente para usos científicos. Son adecuados para
usos radiobiológicos por los largos rangos de los iones en tejidos biológicos.
Aceleradores de iones de alta energía. (Sincrotrón). con energías por encima de los GeV,
pertenecen al dominio exclusivo de la investigación científica.
a) Principio básico de funcionamiento de los aceleradores tipo Tandem
Estos aceleradores son de tipo electrostático y proveen una corriente de iones, que puede ser
continua o pulsada, con una intensidad de haz relativamente alta, buena configuración del
mismo y buena estabilidad de la energia final.
Los iones son generados en una fuente de iones con estado de carga -l. Estos iones sufren
una primera preaceleración a la salida de la fuente de iones con la finalidad de ser inyectados en
la columna principal de aceleración. Por lo tanto los iones ingresan con carga negativa en la
41
columna del acelerador principal con una energia del orden de los 300 keV. A continuación, los
iones ingresados en la columna, son acelerados medíantes etapas sucesivas de aceleración hacia
potenciales positivos del orden de l MV cada una. El acelerador Buenos Aires Tandem (Tandar)
en particular, cuenta con 20 unidades de aceleración de este tipo. Despues de que el proyectil ha
sido acelerado en la ultima unidad de esta primera etapa, atraviesa una delgada lámina de
grafito, llamada stripper, donde los iones sufren procesos de captura y pe'rdida de electrones,
Como resultado de esta interacción el proyectil sale del stripper con una distribución de estados
de carga positivas con un máximo pronunciado correspondiente a la pérdida de varios de sus
electrones (Q), dependiendo de la energía y del tipo de ión acelerado. A la salida del stripper el
ión es nuevamente acelerado a lo largo de 20 unidades negativas de aceleración. Por lo tanto, a
la salida de la última unidad de aceleración, el ión tendrá la energía máxima alcanzable con la
configuración de tensiones establecidas en las unidades de aceleración. La energía final será:
E=(Q+1)neV
donde Q es el valor de estado de carga a la salida del stripper, l es el valor del estado de carga
antes del stripper y n el valor de tensión máxima seleccionado para la aceleración.
A la salida del acelerador se cuenta con un imán deflector que permite seleccionar los
diferentes estados de carga del haz de salida y de esta forma suministrar un haz monoenergético
a la línea experimental que realizará el experimento.
Fig. l. Esquema de funcionamiento de un acelerador tipo Van de Graaf.
42
Estos aceleradores tipo Tandem permiten tener a potencial de tierra tanto la fuente de
iones como el terminal de salida del haz, encontrándose las altas tensiones en las unidades de
aceleración. Por otro lado, gracias al intercambiador de carga, usan dos veces la caída de tensión
producida por el generador de alto voltaje.
Para lograr valores tan altos de diferencia de potencial en las unidades de aceleración, las
superficies aislantes que encierran el sistema de vacío y la columna de aceleración, son
encerradas en un tanque que contiene un gas de alta electronegatividad, a una presión de varias
atmósferas, con lo cual se pueden atenuar las descargas que se producen en esas superficies. Se
utiliza para ello FÓSque permite lograr los valores dieléctricos apropiados.
b) Metodología de irradiación
A lo largo del trabajo se han realizado diversos experimentos cada uno de ellos con un
objetivo específico. Por ello, para cada caso hubo de prepararse el material según las
condiciones de irradiación y la finalidad de la misma, si bien en todos los casos el detector
utilizado fue Makrofol E. En efecto, podemos distinguir dos formas, en general, de preparar las
muestras.
o Para las muestras que debieron ser irradiadas en el Implantador de iones, se utilizaron tanto
folias de 300 um de espesor como láminas de menor espesor (entre 20 y 40 um), preparadas
en el laboratorio. Las muestras se cortaron en forma de rectángulos de l cm por 2 cm
aproximadamente, y en cada portamuestras del Implantador (consistente en un disco de
aluminio de 8 cm de diámetro) pudieron ubicarse, pegadas por sus extremos, varias de estas
muestras, que recibieron el haz uniformemente en toda su superficie.
o Para las muestras que fueron irradiadas en el acelerador Tandar, se utilizó un portamuestras
consistente en un soporte de aluminio en forma de arco, con 16 “celdillas” donde se colocan
las folias. Este soporte es fijado al plato giratorio de una cámara multipropósito de
irradiación de blancos en vacío, lo que permite mediante la ubicación de un colimador, la
irradiación de cada folia por separado en distintas condiciones de energía si se lo desea. En
este caso las muestras se cortan del tamaño de la celdilla, un rectángulo de l.l cm por 2 cm.
En el caso en que hubo que utilizar folias de menor espesor, éstas se realizaron diluyendo
una cantidad determinada de Makrofol E en cloroforrno, y una vez obtenida una solución
43
homogénea, se la extendió en cajas de Petri para la evaporación del solvente y secado de la
lámina bajo campana.
c) Irradiación en el Laboratorio Tandar
Como se dijera anteriormente, una de las características salientes de los SSNTD (Solid
State Nuclear Track Detectors) ya sean Makrofol, CR-39, mica u otros, es la posibilidad de
detectar los iones pesados en forma individual, correspondiendo cada traza observada al impacto
producido por cada ión. Esta característica de los detectores puede utilizarse en la medida que
los flujos incidentes no sean tan altos como para que se produzca saturación. En efecto, esto
impediría la observación individual de las trazas, ya que en ese caso se superpondrían. En forma
adicional, se puede tambien decir que se ha observado en experiencias realizadas, que tanto en
mica muscovita como en CR-39, la baja densidad de trazas es crítica para la obtención de
réplicas que puedan permitir su desprendimiento del sustrato original.
Esta limitación en los valores de densidad obliga a una reducción importante del flujo
incidente en las folias, respecto de la corriente mínima que podría obtenerse en la línea externa
del acelerador, en condiciones de razonable estabilidad del haz. La metodología que se utilizó en
algunas irradiaciones para reducir la corriente, consistió en "desenfocar" el haz hasta obtener la
cantidad adecuada de iones que atraviesen los colimadores anteriores a las muestras. Sin
embargo, esta forma de trabajar trae aparejados ciertos inconvenientes. El más importante es
que, al estar desenfocado, el haz produce rebotes en las paredes de los tubos y componentes de la
línea de conducción del haz. Como consecuencia de estos rebotes y, sobre todo si se trabaja con
iones livianos, el blanco puede "contaminarse" con trazas de iones que tienen una energía menor
que la del haz original.
Para evitar estos inconvenientes se utilizó el principio de dispersión de Rutherford, de
forma tal que la geometría de posicionamiento de los blancos permita aprovechar los iones
dispersados por una lámina delgada de oro, para la irradiación de las muestras. A partir de las
conocidas expresiones que figuran en la bibliografia (Kaplan, 1970), se realizó un programa que
evalúa los ángulos y tiempos de irradiación necesarios para obtener la densidad de trazas
deseada (entre lO7 y lO8iones/cmz). Para un ángulo de dispersión de 3.6°, y para corrientes de
haz incidente típicas de l a lO nA, la duración de las irradiaciones no excede los lO minutos por
folia, para iones tales como cloro, flúor y litio, de distintas energías.
44
A fin de verificar el resultado de la irradiación se llevó a cabo el proceso químico de una
folia de Makrofol irradiado con iones cloro de 49.1 MeV. Se realizó el contaje de las trazas en
varias muestras, obteniéndose una densidad promedio de 1.2 107 iones/cm2 que, como puede
verse, muestra buena concordancia con lo esperado dadas las condiciones establecidas para el
flujo del haz incidente.
3.2 Aspectos relacionados con el ataque químico de los detectores
3.2.1 Generalidades
El ataque químico o etching es el método más utilizado para la fijación y magnificación
de la imagen del daño latente en el detector. Esencialmente el etching consiste en la disolución
rápida de la región desordenada del core que se encuentra en un estado de mayor energía libre
que el material virgen. La velocidad de ataque químico a lo largo del eje de la traza se denomina
velocidad de traza VI, mientras que el material virgen es atacado a la velocidad de bulk, o Vb.
Esta última, en general es constante para un dado material, y para una dada solución de ataque
bajo condiciones específicas. En un cristal, la morfología de la traza resultante también
dependerá de la orientación cristalográfica del mismo respecto del ángulo de incidencia del ión.
La velocidad de ataque químico (etching) en la traza dependerá de la cantidad de daño
localizado en la región del core de la misma, y usualmente variará a lo largo de la trayectoria del
ión hasta el fin de su recorrido. La química del ataque no ha sido tan ampliamente estudiada
como los efectos de los factores ambientales en el proceso o la geometría resultante. Son
determinantes en la realización del proceso factores tales como la temperatura, la concentración
y la homogeneidad de la solución. Los parámetros geométricos resultantes han sido bien
establecidos a nivel de microscopía óptica mediante la teoría cinética de trazas (Henke y Benton,
1971; Somogyi y Szalay, 1973; Paretzke y col, 1973). Una síntesis de dicha teoría se brinda en el
Apéndice I. La estructura de la traza a nivel submicroscópico fue analizada posteriormente por
Mazzei y col (1985).
Para la realización del ataque químico en vidrios o en cristales minerales las
soluciones acuosas de HF a temperatura ambiente son las más comúnmente utilizadas.
Para la realización del ataque químico en el caso de los plásticos, son adecuadas para
el etching aquellas soluciones que degradan las moléculas cortando las unidades poliméricas, y
luego disuelven los restos de menor peso molecular. Las soluciones más utilizadas son las de
45
hidróxidos alcalinos, en particular las soluciones acuosas de NaOH y de KOH con
concentraciones en el rango de l a 12 M. Las temperaturas comúnmente empleadas varían entre
40 y 70 °C. En algunos casos (como el de los policarbonatos) es conveniente agregar alcohol
etílico a la solución de ataque, lo que en general tiene por efecto una mayor efectividad en la
detección de trazas, permitiendo ampliar el rango de energía al que un dado ión produce trazas
revelables, aunque también este tratamiento toma el material más quebradizo (Somogyi G.,
1977). Otros factores, como la temperatura o la alta concentración de productos de etching en la
solución, influyen en la sensibilidad del ataque químico. En el caso del Makrofol por ejemplo, si
se utiliza como solución de ataque el NaOH, la sal de sodio del anión bisfenol-A, precipita o
forma una delgada capa sobre la superficie del detector. Los tiempos de ataque químico pueden
variar desde unos pocos segundos hasta varias horas, dependiendo del detector, de las
condiciones de etching y del tipo de trazas en observación.
En la Tabla II se mencionan algunas de las soluciones más usadas para los distintos
detectores.
Material Etching Concentración Temperatura
Policarbonatos Solución acuosa de l - 12 M 40 - 70 °CNaOH
Solución PEW 15g KOl-I + 45g 1-120+ 20 - 70 °CCzHíOH
CR-39 Soluciones acuosas de l - 12 M 40 - 70 °C
NaOl-l y KOI-lNitratos de celulosa Solución acuosa de l - 12 M 40 - 70 °C
NaOHMica HF 48% 20 - 25 °C
Vidrios HF 48% 20 - 25 °C
TABLA II
En el Apéndice I se exponen brevemente los resultados de la teoría cinética de trazas,
mediante la cual pueden relacionarse los distintos parámetros de la traza observada. A partir de
la ecuación (lO) de dicho Apéndice, puede obtenerse una expresión que relaciona el diámetro de
las trazas con el espesor de la folia disuelto durante el etching. En efecto, para el caso de
partículas con alta deposición de energía se utiliza la relación
d=2h=2Vbt (1)
46
donde d es el diámetro menor de la elipse (en caso de no observarse trazas con incidencia
normal), y h = Vbt, es el espesor de material removido en el tiempo t.
Por lo tanto de la medición de d con el microscopio y conocido el tiempo de proceso,
puede inferirse el valor de Vb. Para calibrar la medición de velocidades de ataque químico Vb, se
utilizan folias irradiadas con fragmentos de fisión de 252Cf,que por su alta deposición de energía
tienen un alto valor de V, es decir del cociente entre Vl (velocidad de ataque químico dentro de
la traza) y Vb,cumpliéndose V=Vth>>L
A continuación se describe una serie de experiencias realizadas con el objeto de definir
las mejores condiciones experimentales, para establecer una metodología de trabajo confiable,
que permita asegurar que todos los procesos se realicen en condiciones equivalentes.
3.2.2 Influencia de la temperatura en el proceso de ataque químico
En la bibliografia (Somogyi y col., 1976) se considera que la solución PEW (45 g KOH +
120 g alcohol etílico + 135 g agua destilada) a 70 °C es la más efectiva para el revelado de trazas
en policarbonatos. Sin embargo, para la realización de ataques químicos con baja remoción de
material, sería mas conveniente realizarlos a menor temperatura de forma tal que la velocidad de
ataque (Vb) sea menor, aumentando así los tiempos involucrados y disminuyendo el error del
método. A fin de comparar la efectividad del etching a menor temperatura, se sometieron dos
partes de una misma folia, irradiada con partículas alfa de 3 MeV durante alrededor de 28 horas,
a procesos de ataque químico a 33 °C y 70 °C durante lapsos tales que el espesor removido fuera
equivalente para ambas (6 um). La diferencia de resultados indicó lo siguiente: en la folia
procesada a 70 °C el número de trazas por campo de observación (a una magnificación de 45x)
fue casi 20 veces mayor que en la procesada a 33 °C. La observación de una mayor opacidad en
la superficie del detector en este último caso sugirió la posible existencia de una película de
productos de etching que impida el normal ataque del mismo (a 33 °C el tiempo de procesado
fue de 6 h). Siguiendo algunas indicaciones sugeridas en la bibliografia (Khan, 1980), se realizó
una nueva experiencia con una folia irradiada con partículas alfa de 3 MeV durante 24 h. Esta
folia fue dividida en cuatro partes y cada una de ellas sometida a un distinto procedimiento:
i) Solución PEW a 33 °C durante 4 h sin interrupción
ii) Idem i) pero con interrupciones cada hora.
47
iii) Idem i) pero con interrupciones cada 30 m
iv) Solución PEW a 70 °C durante 26 m
En todos los casos se usó agitador magnético en el baño termostatizado. La interrupción
consistió en sacar la folia del baño, lavarla en agua por unos minutos, secarla y volver a
introducirla en el etching. También se midió la velocidad de ataque quimico en el material
virgen: Vb(33 °C) = 1.2 um/h, Vb(70 °C)= 16.2 um/h.
Los resultados de la medición del número de trazas por campo N en el microscopio se
detallan en la TABLA III:
Como puede verse, hay una mejoría relativa de la eficiencia de detección con el
incremento del número de interrupciones, aunque los valores correspondientes al número de
trazas está un orden por debajo de lo esperado.
Folia N Nlt diám (pm)
i) 0.26 0.01 :5
ii) 0.68 0.03 :5
iii) 0.86 0.04 z5
iv) 19.05 0.79 zS
TABLA Ill
Por otra parte el aspecto de las trazas observadas de i) a iii) es distinto de las de iv), pues
a pesar de tener aproximadamente el mismo diámetro, son claras y de bordes borrosos, mientras
que las otras son negras y de contornos bien definidos. Estas observaciones permiten concluir
que la acumulación de productos de etching sobre la superficie no es el factor decisivo para
disminuir la eficiencia, sino la baja temperatura utilizada.
Las velocidades de ataque obtenidas con las meduciones de diámetro de traza de
fragmentos de fisión, a partir de la ec. 44, para distintos valores de temperatura fueron:
Vb(20 °C) = 0.40 .t 0.1 um/h
Vb(33 °C) = 1.20 i 0.06 um/h
Vh(70 °C) = 20.2 i 0.3 um/h
48
3.2.3 Importancia de la estabilidad de la temperatura en el proceso.
Tambien se realizaron pruebas para evaluar la estabilidad de la temperatura del etching,
a fin de estimar la incidencia en la velocidad de ataque químico, de posibles alteraciones en la
temperatura de procesado, tal vez por fallas del termostato o en irregularidades en las lecturas de
los diversos termómetros utilizados.
Se realizaron mediciones de temperatura con termómetro de mercurio y con termómetro
digital sumergidos en el baño, y en el interior del recipiente donde se realiza el proceso químico,
en el rango de 30 °C a 72 °C según el termostato del baño (Julabo VC). Luego se compararon las
lecturas de los termómetros de Hg y tennopar contra un termómetro patrón, hallándose
diferencias entre si. Se evaluó el peso de estas diferencias en la expresión de la velocidad de
ataque químico, según la ecuación de Arrhenius (Fleischer y col., 1975)
vb = A e'B’r
Para solución PEW las constantes son:
A = ez“ B = 8072 (°I()
Considerando variaciones de temperatura en alrededor de 70 °C, se obtuvo
AT(°C) Vm/Vbz
l 1.07
2 1.15
3 ¡.23
4 1.31
donde V“ = Vb (T+AT), Vbz= Vh (T)
Dadas las posibles variaciones en la temperatura, que determinan diferencias importantes
en la velocidad de ataque químico, se toma la precaución de medir experimentalmente esta
velocidad mediante una folia irradiada con fragmentos de fisión, durante cada experiencia en
particular.
49
3.2.4 Agentes químicos intervinientes en el ataque químico
a) Agente aIcaIino (Hidróxido de potasio)
Se estudió la variación en la velocidad de ataque químico debido a la utilización de dos
marcas distintas de hidróxido de potasio (KOH) calidad pro análisis. En particular, se probaron
Carlo Erba y Mallinkrodt. La experiencia se realizó con dos series de folías irradiadas con
fragmentos de fisión que fueron procesadas en distintos tiempos con solución PEW preparada
con las marcas mencionadas.
Los resultados obtenidos con dichas mediciones son sintéticamente: a) el valor de Vb
obtenido con KOH Mallinkrodt (20.9 i 0.3 um/h) resultó casi un 50 % mayor que el citado en la
bibliografia (Somogyi, Szalay, 1973); b) se constató que el poder de ataque de la solución no se
reduce significativamente, al menos hasta despues de estar 3 h a 70 °C; c) la velocidad de ataque
químico obtenida con Carlo Erba es algo menor que la anterior (19.1 j: 0.3 um/h).
Puede observarse que la calidad de los reactivos empleados para realizar el etching tiene
una influencia significativa en el proceso. También por este motivo, entonces, resulta necesario
controlar el valor de Vb para cada revelado, mediante una folia irradiada con fragmentos de
fisión.
En algunos casos, cuando se desea realizar revelados cortos, es necesario utilizar una
solución de etching cuya Vb sea pequeña, para que los tiempos de procesado no sean muy breves
y el error involucrado sea menor, pero conservando una buena eficiencia en el revelado de las
trazas, lo que está relacionado con un valor alto de V=V¡/Vb.
Se hicieron algunas pruebas de acuerdo con datos preexistentes en la bibliografia (Enge,
1975) con 4N NaOH y 4N KOH a 50 °C, utilizándose para ello folias irradiadas con partículas
alfa de 0.8 MeV, 12Cde 50 MeV y fragmentos de fisión de 252Cf.Se las sometió a un tiempo de
procesado de 68 h. Ambas soluciones fueron capaces de revelar las trazas, especialmente las de
carbono y los fragmentos de fisión, pero se mostraron poco eficientes para el revelado de las
partículas alfa. La solución de NaOH demostró tener un rendimiento un 30% menor que la otra,
para el caso del carbono y la visualización de las partículas alfa fue dificultosa debido a lo
borroso de los contornos.
Los valores de Vbobtenidos son:
Vb(KOH, 50 °C) = 19 i lÁ/min
Vb(NaOl-l,50 °C) = 22 i lÁ/min
50
A menor temperatura (40 °C) las soluciones no son eficientes para el revelado de las
particulas alfa, aunque todavía pueden revelar las trazas de carbono y de fragmentos de fisión.
b) Solvente en el proceso de ataque químico
Dentro del proceso de revelado quimico de las trazas, es de gran importancia el
mecanismo de difusión. En particular es de interés la posible acción del solvente presente en la
solución para la formación de las trazas.
En una comunicación realizada por Sanzelle y Monnin (1970), se reporta el registro de
partículas alfa de 6 MeV en PMMA con la acción solamente de solventes. Torber y col. (1981)
proponen un modelo combinado en que intervienen la difusión y el ataque químico por separado
en el desarrollo de las trazas, y lo aplican a nitrato de celulosa. Somogyi y col. (1984) hablan de
la posibilidad de realizar autoradiografias de alta resolución en gelatinas y polímeros (entre ellos
policarbonatos) al ser tratados con agua o con soluciones muy diluídas.
Con la finalidad de analizar este aspecto, se realizó una serie de experiencias con folias
de Makrofol E irradiadas con 16Ode 6.5 MeV en el acelerador Tandem del Brookhaven National
Laboratory (USA), y con fragmentos de fisión de una fuente de 252Cf.Se sumergieron folias
irradiadas, alternativamente en alcohol etílico puro (Merck pro análisis) y en agua destilada, o en
una mezcla (a la que denominaremos AA) de ambos elementos según las proporciones
mencionadas para la solución PEW (45 g H20 + 40 g C2H50H), combinando distintos tiempos y
temperaturas, según se ve en las Tablas Alll-l a AHI-3 del Apéndice lll. De estas muestras se
obtuvieron réplicas según el me'todo que se describirá más adelante, que luego fueron observadas
en microscopio electrónico. A modo de control también se analizaron porciones de las folias
irradiadas pero sin procesar químicamente.
El criterio utilizado para la evaluación de las réplicas, permite clasificar los resultados
como: i) positivos, cuando la existencia de trazas es evidente por la cantidad en que aparecen en
la superficie, y por su forma bien definida; ii) dudosos, cuando se observan alteraciones en la
superficie, pero éstas no son lo suficientemente claras en aspecto o cantidad; iii) cuando no se
observa modificación alguna en la superficie. En las Tablas mencionadas se presentan los
resultados para cada una de las condiciones de la experiencia. En las fotografias de la Fig. 2 se
muestran ejemplos de lo observado en el TEM.
5]
a) b)
Fig. 2. a) Trazas de l(’O procesadas en la condición B-7. b) Trazas de me procesadas en lascondiciones C-l.
En forma general pueden apuntarse dos observaciones válidas aún en los casos
considerados como positivos. Por un lado se halla una gran inhomogeneidad de la zona
irradiada, que podn'a atribuirse a variaciones superficiales del material detector. Las zonas
saturadas de trazas se distribuyen altemándose con regiones donde la densidad de trazas es
menor o nula. Es importante recordar que los detectores fueron irradiados con un haz uniforme.
Por otra parte se puede observar una gran dispersión de diámetros y longitudes de las trazas, lo
que dificulta el análisis cuantitativo de los mismos.
Con las pruebas de tipo A de la Tabla AIlI-l no se han alcanzado, en general, evidencias
concluyentes de la presencia de trazas. En esta serie de mediciones, los tiempos involucrados no
superan los 4.5 m, de modo que no se puede descartar que los efectos de la mezcla de solventes
puedan ser mayores o distintos, en procesos más prolongados. Sin embargo, las pruebas se han
restringido a este rango, pues son de este orden los tiempos empleados para el estudio de trazas
nacientes. En este sentido, la ausencia de trazas permitiría suponer que, en estas condiciones, los
solventes presentes en la solución PEW no efectúan un ataque directo del material en la zona de
las trazas.
En las pruebas de tipo B de la Tabla AHI-2, los resultados varían según las condiciones
del proceso, aunque la acción combinada de alcohol y agua por separado, parece ser decisiva en
la formación de trazas. Esto se observa en los casos B-l a B-6 donde se utiliza alcohol a 70 °C y
agua a 100 °C en ese orden. En algunas pruebas se reprodujeron las condiciones citadas por
Sanzelle (Sanzelle y Monnin, 1970), a fin de comprobar si se verifican en Makrofol los efectos
52
descriptos para PMMA. En particular reporta la no observación de trazas para tiempos largos de
inmersión en agua a lOO°C,y posterior reaparición de las mismas si se repite el proceso original
(B-2). En los casos B-S y B-6 estos fenómenos no se producen, siendo similares en ambos las
características de las trazas. Este autor también sugiere la formación de un compuesto mixto
entre alcohol y PMMA que desaparecería al evaporarse el alcohol. La inserción de períodos de
secado con aire caliente entre procesado con alcohol y agua en B-8 y B-9 tiene efecto dispar en
ambos casos. Las pruebas B-ll a B-ló muestran que es el alcohol el factor decisivo en el
desarrollo de las trazas, e incluso la temperatura en que se lo utiliza define que el resultado sea
positivo o no.
En el último caso, las folias de Makrofol se irradiaron en contacto con una fuente de
252Cfpara luego procesarlas en las condiciones indicadas en la Tabla AllI-3. De los resultados
obtenidos se reafirma la importancia de la temperatura del alcohol cuando las muestras son
procesadas con los solventes por separado (casos Cl y C2). Por otra parte, dado que en C4 se
llegan a apreciar trazas aunque muy pequeñas, podría suponerse que para partículas de muy alto
REL, como es el caso de los fragmentos de fisión, si bien el efecto es leve, la mezcla de agua y
alcohol a 70 °C durante un tiempo adecuado, actuaría en el desarrollo de las mismas.
Estas experiencias llegan a mostrar en forma cualitativa, que el solvente por sí mismo,
bajo ciertas condiciones, puede actuar como revelador de las trazas latentes.
En forma paralela al trabajo anterior se realizó una evaluación a nivel de microscopía
óptica de la incidencia de la difusión de solvente en el diámetro de las trazas.
Para ello se emplearon folias irradiadas en aire con partículas alfa de l, 2 y 3 MeV de la
fuente de 24'Am. Las muestras fueron subdivididas, a fin de comparar las mediciones que se
realizarían en las folias sometidas a pretratamiento, y las que serían procesadas normalmente. El
pretratamiento consistió en sumergir las folias irradiadas en una mezcla de alcohol etílico y agua
destilada en igual proporción que en la solución PEW, a temperatura ambiente, durante 24 h ó
48 h, con agitación permanente de la solución.
Posteriormente se procesaron todas las folias juntas (incluyendo aquellas que no habían
sido tratadas), en solución PEW a 70°C, durante 22 m y 30 m las folias de 24 h y durante 25 m,
37 m, 45 m y 60 m las folias de 48 h de pretratamiento. Se midieron los diámetros de las trazas
con microscopio óptico de ocular graduado. En la Tabla AIll-4 del Apéndice III se muestran las
condiciones y resultados de la experiencia.
53
En ningún caso la diferencia de diámetro entre folia pretratada y sin tratar excede el 18%
de su valor, mientras que las gráficas presentadas por Braune (1981) para partículas alfa de 4
MeV en nitrato de celulosa, permiten apreciar diferencias de hasta el 300% en el diámetro.
Además de tratarse de otro material, en el pre tratamiento utilizaron la misma solución que
posteriormente se utilizó para el etching, NaOH 6N, a baja temperatura (2.5 °C), condición que
les permite suponer que la velocidad de ataque químico es mucho menor que la de difusión. De
este modo, aseguran que es la difusión de los iones Na+ en la traza latente, la que favorece el
aumento de los diámetros, como paso previo al etching propiamente dicho. En nuestro caso cabe
descartar toda influencia del agente alcalino, por intervenir sólo agua y alcohol, aunque sí puede
hablarse de difusión del solvente en la zona dañada.
El efecto de variación del diámetro (mayor para folias pretratadas que sin tratar) es
mayor que el error en el 60% del total de los casos, lo que parece indicar una cierta tendencia al
aumento de los diámetros con la difusión, aunque de ningún modo tan evidente como en los
datos presentados por Braune. Aparentemente la difusión de los solventes produce solo pequeñas
variaciones en la evolución del diámetro.
Estos resultados no son contradictorios con la ausencia de efectos observada en la parte
a) de la experiencia descripta anteriormente, ya que los tiempos de proceso involucrados son
esencialmente distintos.
c) Influencia de los productos de etching en el proceso de revelado.
Se realizó una serie de experiencias que tenían por objeto la evaluación de la influencia
de los productos de etching en la eficiencia del proceso de revelado químico y su posible
variación en el tiempo, cuando se trabaja con tiempos largos de etching. En efecto, para procesos
a alta temperatura (70 °C), se observa un viraje al amarillo de la solución tras 2 horas de etching.
Posibles causas serían: evaporación del alcohol presente en la solución, oxidación de la solución
por contacto con el aire, o contaminación con productos de etching. Es fundamental verificar
cómo influye esta aparente degradación en el revelado de las trazas.
En el Ape'ndice IV se detallan las experiencias realizadas a fin de evaluar este fenómeno.
De los resultados allí presentados se puede determinar que la Vb es menor y cae más
rápidamente cuando el número de folias es menor, es intermedio con el mayor número de folias,
y mayor con el número medio de folias. Por otra parte la variación en Vb fue más apreciable en
aquellos casos en que el porcentaje de Makrofol disuelto era mayor. Asimismo se verifica el
54
hecho de que la velocidad de evaporación crece inversamente con la proporción de Makrofol
disuelto, en las dos experiencias realizadas.
3.3 Medición del Peso Molecular y de la Distribución del Peso
Molecular del Polímero.
En el capítulo anterior se introdujeron conceptos relacionados con el peso molecular del
material polimérico. Una operación que permite obtener la información correspondiente a la
distribución de pesos moleculares se denomina fraccionamiento. En el caso ideal, obtendríamos
la MWD (Distribución de peso molecular) de una muestra a fin de identificar tanto el número de
moléculas de cada tamaño y su peso molecular absoluto. Se definen dos tipos de promedio para
la distribución, enfatizando distintas porciones del espectro de tamaños moleculares. El primero
de éstos se denomina Peso molecular numérico promedio W, y se halla simplemente sumando
el producto de la fracción molar de cada especie y su peso molecular. El otro es el peso
molecular promedio expresado en peso (W), para el que se suma la fracción en peso de cada
especie multiplicada por su peso molecular. Matemáticamente estos promedios se formulan de
la siguiente manera:
Wi i‘ ZNiMi
La primera definición es equivalente a tomar el peso total de una muestra de
macromoléculas y dividirlo por el número total de moléculas allí contenidas, usualmente en
moles. En principio, la medición de cualquier propiedad coligativa puede proveer un valor de
W con mayor o menor sensibilidad. Se sabe que las propiedades coligativas dependen del
número total de partículas de soluto presentes en una solución diluída, sin importar su tamaño.
Por otro lado, puede verse que el segundo promedio depende no sólo de cuántas
moléculas de cada tipo hay presentes, sino también de la masa de dichas especies.
55
Experimentalmente, W puede ser calculado a partir de resultados de dispersión de luz en
soluciones diluídas de polímero, por ejemplo.
Al cociente W/W se lo conoce como polidispersividad,y da una rápida comparación
del ancho de cualquier MWD. En el caso (inobtenible) en que todas las macromoléculas de una
muestra tuvieran el mismo número de unidades repetidas, se alcanzaría un valor inferior límite
de l para esta magnitud. Dependiendo de las condiciones de polimerización, de los mecanismos
de reacción, y de las alternativas subsiguientes del medio circundante al polímero, los anchos de
la distribución MWD resultan ser bastante diferentes. En el caso de los polímeros obtenidos por
crecimiento en etapas (caso de los policarbonatos), este valor oscila entre 1.5 y 2.0.
Se ofrece una breve descripción de los diversos métodos de determinación de pesos
moleculares en el Apéndice V
3.3.1 Gel-Permeation Chromatography (GPC)
Esta técnica, basada en el principio de exclusión o fraccionamiento por tamaños (SEC),
fue establecida en la década de los setenta, como un método rápido para la determinación de los
promedios y distribuciones de peso molecular. En la Fig. 3 se ilustra un experimento de GPC.
SOLVENTE
BOMBASDI-LGASADOR
>:u-¡mrnczo\
C()l,l'12'l'()R
a) b)
Fig. 3. a) Disposición de un experimento de GPC. lNY. Se refiere a la puerta de inyección de lamuestra, REF es la referencia, las A son los detectores. b) Detalle de la columna donde se inyecta lamuestra.
Se utiliza una columna, o serie de columnas, que generalmente no exceden los 60 cm de
longitud, colmada de partículas de un sustrato poroso. El término gel se refiere a un polímero
crosslinkeado, que se hincha con el solvente utilizado. Este es el sustrato más comúnmente
utilizado, pero hay otros, por ej. bolitas de vidrio poroso. La columna se mantiene a temperatura
constante, y se deja pasar el solvente a traves de ella, a una velocidad constante. Al comienzo de
56
una medición se inyecta una pequeña cantidad de polímero diluído en el tope de la columna. El
flujo de solvente arrastra al polímero a través de la columna. Las moléculas más pequeñas de la
muestra acceden fácilmente a los poros del sustrato y difunden dentro y fuera de los mismos,
siguiendo una trayectoria tortuosa para atravesar la columna. Las moléculas grandes,
simplemente no entran en los poros y recorren la columna más o menos directamente a través de
los intersticios dejados por las bolitas. Así se obtiene una separación, ya que primero terminan el
recorrido por la columna las moléculas grandes, seguidas sucesivamente por las de tamaños más
pequeños. A la salida de la columna se coloca un detector sensible a la concentración. El más
común es el refractómetro diferencial, que mide la diferencia del índice de refracción entre el
solvente puro y la solución de polímero que abandona la columna, una medida sensible de la
concentración de polímero. Si el polímero tiene algunos grupos que absorban esa radiación,
también pueden usarse detectores ultravioletas o infrarrojos. Independientemente del tipo de
detector, es esencial que éste mida alguna cantidad Q que sea proporcional sólo a la
concentración de polímero que sale de la columna. (Q debe ser independiente de M), a la que va
monitoreando en forma continua. Es decir
Q=kc
donde Q = lectura del detector; c = concentración de masa de polímero en g/cm3, k = constante
de proporcionalidad.
Por lo tanto una curva de GPC consiste en un gráfico de Q (usualmente en una escala
arbitraria} versus V, el volumen de solvente que ha atravezado el detector desde la inyección de
la muestra, llamado volumen de elución. Generalmente el gráfico se actualiza cada 5 cm3 de
volumen de elución. Un ejemplo de una curva de elución se muestra en la Fig. 4.
SEÑAL
L 1 1 l 1 A | r
VOLUMEN DE ELUCIÓN
Fig.4. Representación tipica de una curva de elución.
57
Los datos resultantes del cromatograma se analizan, generalmente mediante una
computadora, para obtener los diversos pesos moleculares, y su distribución.
Debe enfatizarse que el movimiento del polímero, dentro y fuera de las partículas de gel,
está gobernado solamente por el tamaño de las cadenas y el movimiento Browniano. GPC es un
método relativo. Para proveer resultados cuantitativos, debe establecerse la relación entre M y V
mediante calibración con estándares de polímeros monodispersivos. Típicamente, cuando los
datos se representan en la forma de log M vs V, la curva es lineal sobre la mayor parte del rango.
Puede darse el caso de un aumento abrupto en la curva, para bajos valores de V (alto M). El
punto en que esto sucede está dado por el mayor tamaño de poro en la columna. Todas las
moléculas que sean demasiado grandes para introducirse en esos poros pasarán por la columna a
la misma velocidad, es decir que la técnica no es capaz de discriminar entre moléculas de mayor
tamaño que ese. Si las muestras a analizar contienen material en cantidad significativa por
encima de ese tamaño, sería necesario reemplazar la columna por otra cuyo substrato contenga
poros más grandes, a fin de extender la calibración.
3.4 La observación de las trazas.
El óptimo aprovechamiento de la información provista por la traza producida por un ión,
depende en gran medida de la posibilidad de contar con un medio de observación adecuado.
Las técnicas utilizables pueden caracterizarse según los efectos fisicos a observar y a la
información que puede recabarse a través de la misma. Algunos de los efectos fisicos más
comúnmente aprovechados son: densidades electrónicas, nucleares o de radicales libres,
ionización, conductividad, difusión, esfuerzo mecánico y espesor del blanco, u otros efectos
superficiales o de volumen. Respecto de la información que puede ser recabada a partir de la
observación, también podemos mencionar: número de trazas, diámetro de las trazas, largo y
forma de las trazas, densidad de distribución de defectos, trazas individuales, conjuntos de
trazas, etc.
3.4.1 Observaciones microscópicas
Este tipo de observaciones tiene la ventaja de proveer imágenes visuales de los objetos en
consideración, lo que corresponde directamente a la intuición humana.
La solución más simple al problema, es la utilización de un microscopio óptico, con una
resolución adecuada hasta aproximadamente los 0.5 um. Se han implementado varias técnicas a
fm de aumentar el contraste de las muestras y así optimizar las imágenes para su análisis.
58
Aún asi, los métodos experimentales tradicionales de microscopía presentan dificultades
para la evaluación de los parámetros de perfiles de traza a dimensiones menores a 0.1 um.
Utilizando microscopía electrónica de transmisión (TEM) esta evaluación en general se realiza
en forma indirecta, debido a que la observación se realiza por proyección de las trazas sobre la
superficie del detector lo cual impide una buena resolución. En el caso de los detectores
poliméricos se hace necesaria la realización de una re'plica de la superficie del mismo, que será
el objeto de observación del TEM, principalmente por dos motivos. Por un lado, las muestras
deben ser lo suficientemente delgadas para ser atravesadas por el haz de electrones, y por otra
parte el material sometido a un haz de electrones de la intensidad provista por el TEM, se
deforma y degrada durante la observación.
3.4.2 La técnica de réplicas
Fleischer y col. (1970) y Comstock y col. (1971) utilizando Fonnvar, obtuvieron réplicas
de trazas producidas por partículas pesadas que atravesaban los blindajes de las naves espaciales
durante los vuelos tripulados, con la finalidad de evaluar la magnetosfera de la tierra. En los
cascos de policarbonato de los astronautas se observaban trazas suficientemente grandes como
para ser evaluadas mediante microscopía óptica. Por el particular tipo de irradiación las réplicas
de las trazas obtenidas eran de tamaño suficientemente grande como para poder cortarlas de la
superficie del detector y posteriormente realizar una evaluación individual de los parámetros de
la misma, permitiendo en esa ocasión la identificación de diferentes partículas en los rayos
cósmicos y su abundancia relativa.
En 1983, Mazzei y col. (1984) pusieron a punto una técnica de manipuleo de réplicas
para la evaluación de trazas submicroscópicas, permitiendo la observación mediante
microscopía electrónica de transmisión, con una resolución de alrededor de lO Á.
El método consiste en realizar una deposición de platino y carbono (metalizado) sobre la
superficie del detector previamente irradiado y procesado químicamente. El carbono tiene grano
muy fino y una gran resistencia al haz del microscopio electrónico, mientras que el platino le
proporciona elasticidad y contraste a la muestra. El platino y el carbono se evaporan casi
simultáneamente, siendo la densidad estimada del conjunto de 13.7 g/cm3. Durante la
evaporación del platino se ubica la muestra a 45° respecto de la punta emisora. Una vez
evaporado el platino se prosigue con el C a 90° para mejorar la penetración en la cavidad de la
traza. De esta forma sobre la superficie del detector se genera una delgada película (de alrededor
de 200 Á de espesor) que reproduce la topografia de la superficie del mismo. El siguiente paso
59
consiste en separar la réplica del material del detector. Para el caso de los detectores utilizados
en el presente trabajo esto se logra sumergiendo la muestra metalizada en una sustancia capaz de
disolver el sustrato (detector) sin afectar el material de la réplica. En el caso del Makrofol el
solvente más adecuado es el clorofonno, que por otra parte no afecta a la réplica. Una vez
disuelto el detector se coloca la réplica sobre una grilla de cobre de las utilizadas en microscopía
electrónica para soportar preparados.
Si se observan directamente las réplicas así obtenidas se respeta la topografia del
material del detector pero no se incrementa la resolución en la observación de los perfiles de
trazas ya que se observa sólo la topografia de la superficie del detector. Para superar esta
dificultad se realiza un manipuleo de la réplica durante el proceso de extracción de la misma con
la grilla de cobre, con la finalidad de producir pliegues de la delgada lámina de la réplica en
forma aleatoria. También se puede generar estos plegados en las réplicas ya montadas en las
grillas del TEM aumentando la intensidad del haz de electrones que incide sobre determinada
región de la réplica. Estos pliegues son particularmente útiles ya que permiten ver trazas de
perfil, pudiéndose evaluar de este modo distintos parámetros geométricos que caracterizan a las
trazas nucleares. Esta técnica ha permitido desarrollar la cinética submicroscópica de trazas y
evaluar directamente los perfiles de las mismas en tamaños que hasta ese momento se
analizaban sólo en forma indirecta.
3.4.3 Microscopía electrónica
El Microscopio Electrónico de Transmisión (TEM) es una herramienta indispensable
para la observación tanto de trazas latentes como de trazas sometidas a un etching muy pequeño,
o cuando se requiere una información muy detallada de la estructura de la traza. La resolución
del TEM es del orden de 0.00] um o lO Á. Sin embargo para este fin, se requiere la utilización
de te'cnicas de preparación de las muestras muy elaboradas. Básicamente, el principio de
funcionamiento de estos instrumentos es el siguiente:
La fuente de electrones es un filamento de tungsteno caliente que emite electrones por
efecto termoiónico. Estos electrones son acelerados por un ánodo polarizado con una tensión
positiva, que en nuestro caso es de 60 keV. Un sistema de lentes magnéticas focaliza el haz y
magnifica la imagen de la muestra. Los electrones que forman la imagen final magnificada,
inciden al finalizar su recorrido sobre una pantalla fluorescente o una placa fotográfica. Además,
como los electrones del haz deben atravesar en su trayectoria distancias del orden de medio
60
metro, la columna del microscopio debe permanecer en un estado de vacío dinámico de N 10'5
torr que se alcanza mediante el conjunto de una bomba difusora y una bomba mecánica.
La micrografia electrónica es el registro de las intensidades (cantidad de electrones)
transmitidas a través de la muestra observada. La interacción de electrones de unos pocos eV con
los átomos de un sólido es tal que éstos son completamente absorbidos tras atravesar algunas
capas atómicas. Para que un haz de electrones pueda atravesar especímenes delgados de
alrededor de 0.1 um de espesor, se necesitan electrones con energías del orden de 100 keV. El
sistema de lentes magnéticas reproduce sobre la pantalla de observación la distribución de las
intensidades aumentadas convenientemente, pudiéndose relacionar esta imagen electrónica con
la naturaleza y estructura de la muestra observada.
Si bien en detectores como la mica ha sido posible la observación de trazas de iones en
microscopio electrónico de transmisión, sin necesidad de someterlo previamente a un ataque
químico para el revelado, en detectores orgánicos sólo Malmon (Malmon, 1964) reportó la
posibilidad de observar trazas latentes en una folia delgada de polímero, en forma directa. Sin
embargo, los intentos realizados en el laboratorio para repetir dicha experiencia no han sido
satisfactorios. Considerando que en algunos casos el mismo haz de electrones modifica el daño
del material, lo que hace que se pueda visualizar por muy poco tiempo y que, por otra parte, en
sólidos amorfos como vidrios y plásticos el desorden inherente al material impide que el TEM
sea efectivo (Fleischer, 1995), es sorprendente que Malmon haya podido lograr resultados
positivos en su experiencia. Más aún, Monnin y col. (1966) afirman que si la traza está
constituida sólo por una zona donde las ligaduras químicas están rotas, no existiría ninguna
razón por la que tales regiones debieran ser visibles en el microscopio electrónico. No podría por
lo tanto decidirse si la no observación de trazas se debe a la debilidad del poder separador del
microscopio, o a una verdadera ausencia de las mismas.
61
CAPITULO IV.
EL UMBRALDE DETECClÓN. Criterios, Experiencias, y Resultados
Resumiendo lo manifestado en el Capítulo lI respecto de los mecanismos conocidos para
la formación y observación de una traza, podría decirse que el conocimiento actual sobre el tema
permite postular al menos cuatro procesos sucesivos para caracterizado (Enge, 1995):
l) El ión transfiere su energía a los electrones y átomos del material como lo describe la teoría
de las colisiones atómicas para la pérdida de energía (Groeneveld, 1988, 1990).
II) El material almacena la energia y se inicia el mecanismo de pico de explosión iónica.
III) El material reacciona finalmente con roturas de cadenas y cross-linking. Un volumen de
materia dañada se mantiene como "traza latente".
IV) La solución de ataque químico actúa preferencialmente dentro de la traza latente, remueve el
material dañado y lo transporta fuera de esa región. De esta manera surge la traza revelada.
El conocimiento sobre algunos de estos aspectos se ha podido profundizar en los últimos
años incluso a escala molecular, pero aún quedan interrogantes para definir completamente los
detalles del proceso. En resumen, no se conocen actualmente en forma definitiva los mecanismos
involucrados en la formación y observación de las trazas.
Por otra parte, como se mencionara anteriormente, los distintos criterios postulados para
definir un umbral que determine la posibilidad o no de formación de trazas en un material, se han
establecido a partir de la elección de un valor crítico de un parámetro determinado, relacionado
generalmente con los mecanismos descriptos en el Capítulo Il.
A continuación se describirán los criterios actuales más importantes según la bibliografia
para la detección de trazas, y los parámetros empleados para establecer el umbral de detección.
4.1.1 Criterio de la pérdida lineal de energía (LET)
Todas las teorías que emplean el concepto de pérdida total de energía fueron utilizadas
para evaluar la respuesta de un detector en cuanto a su capacidad de detección. La idea propuesta
es que la pérdida total de energía, correspondiente a la fórmula de Bethe-Bloch, es la responsable
principal de la formación de una traza:
dE) _ anÏT e4 2m°v2Wmxdx em- 415802movz “Tzu-¡32434) m
62
Esta idea fue sugerida por primera vez por Fleischer y col. (1964). En esta ecuación Zen
es la carga efectiva, B es la velocidad del ión relativa a la velocidad de la luz c, 6 es una
corrección relativista relacionada con la polarización del medio, importante sólo a altas energías,
U toma cuenta de la no participación de los electrones que están en las capas interiores del
átomo, Ï es el potencial medio de excitación de los electrones en los átomos del medio, me. es
la máxima transferencia de energia posible en una colisión elástica entre dos partículas, eo es la
perrnitividad del vacío, rnoes la masa del electrón y n es el número de electrones por unidad de
volumen en el material.
Sin embargo, en 1967 los mismos autores reportaron que este criterio no permitía una
descripción satisfactoria y sugirieron que debería analizarse el criterio de ionización específica y
de excitaciones primarias. En efecto, el parámetro anterior "funcionaba" en una franja estrecha
de velocidades del ión, pero fracasaba a velocidades relativistas debido a que los electrones
secundarios interactúan con el material hasta distancias muy alejadas del eje de incidencia del
ión.
En“!!! pornucleón(MW)01 05! 3 5 7 IO
2)
(IE/dx(MeVmg"cm
0 0.05 0. I O.l5Velocidad. v/c
Fig. l. Curvas de dE/dx en fiJnción de B =v/c (velocidad relativa a la velocidad de la luz) y energíaespecífica para van'os iones. En estas curvas se hallan marcados los datos experimentales de“etchabilidad” de trazas en policarbonato Lexan. Los símbolos sólidos representan iones en zonas deenergía en que las trazas son observables. Los símbolos abienos representan la no observación detrazas. No es posible trazar una recta horizontal que separe ambos casos, por lo que se concluyó queeste parámetro no es adecuado para predecir la observabilidad de las trazas. (Figura tomada deDurrani (1987)).
En la Fig. l se observan las curvas de pérdida lineal de energia, junto con datos
experimentales de diversos autores, de la respuesta de los detectores de trazas frente a distintos
63
iones y para distintas energías del proyectil. El hecho de no poder representar una línea
horizontal que determine un valor crítico de la pérdida de energía independiente de la velocidad
del ión, por debajo del cual no se produzca detección de los iones, indica que este parámetro es
insuficiente para describir el comportamiento del material en cuanto a la posibilidad de obtener
trazas.
4.1.2 Criterio de ionización primaria (PI)
El criterio de tasa de ionización primaria (Fleischer y col., 1967) fue propuesto dentro del
modelo de pico de explosión coulombiana mencionado en el Capítulo II y es uno de los más
comúnmente utilizados para evaluar datos experimentales de formación de trazas.
La teoría de la Ionización Primaria considera solamente el efecto de ionización del ión
primario (originalmente utilizado para calcular el número medio de átomos ionizados en
contadores gaseosos). Este criterio asume que cuando la ionización primaria excede un valor
crítico, se produce una traza observable, despreciando los órdenes mayores de ionización y
excitación, por lo que resulta más apropiado para materiales inorgánicos.
Se utiliza para la ionización primaria (J) una relación basada en el trabajo de Bethe
(1930) para calcular el número medio de colisiones que produce la eyección del electrón menos
ligado a un átomo, por gramo y por centímetro cúbico.
Z 2
Bu2
donde ch- y [3fueron definidos en la sección anterior. Los términos K y C son constantes para un
J=C[In(lÏB,)—BZ—6+K1 (2)
dado medio y 6 es un término de corrección relativista que está relacionado con la polarización
del medio. En efecto, a partir de la teoría de Bethe se desprende que estas constantes son
específicas de la molécula y no pueden ser modificadas libremente sin perder su significado
fisico. Sin embargo ambas constantes se utilizan habitualmente como parámetros de ajuste y J se
calcula en unidades arbitrarias. Este procedimiento no afectaría las correlaciones, dado que el
ajuste de los datos depende de la forma de las curvas de J en función de B más que de los valores
absolutos de J.
Se determinó que la ionización primaria permitía realmente un buen ajuste para una gran
cantidad de datos experimentales y que se podía obtener un valor consistente de Jc (PI crítico)
para el umbral de detección en un dado medio, como se muestra en la Fig. 2. La razón del éxito
del PI respecto del dE/dx es que los rayos 6 de mayor energía llevan una cantidad apreciable de
64
energía fuera de la región central («50-100 Á), y esta energía dificilmente pueda contribuir a la
formación de una traza observable. En la fórmula de la pérdida total de energía, la energía de
estos rayos 6 contribuye significativamente a la dE/dx, mientras que en la ecuación para la
ionización primaria a los eventos de alta energia se les da el mismo factor de peso que a los de
baja energía y comparativamente tienen menos importancia.
Energían'nucleún (Mew
0.52 5 l0 20 50 lOO 200 300 500 IOOO2000x 1 i 7——‘|'———rñ—',_ _,smrmnmcgmgusj
00
_HLQ_ _‘
r. DAICELL
_ e S'___5 _ _c_EL_L.uT._.._Ioniznciónprimaria(unidadesarbitrarias]
l l 4 l 1 .LV l__l__L_Ñ0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9
Velo cidad, ¡3= vfc
Fig. 2 Curvas de ionización primaria en fiinción de B = v/c (velocidad relativa a la velocidad de laluz) y energia especifica para van'os iones. En estas curvas se hallan marcados los datosexperimentales de “etchabilidad” de trazas en policarbonato Lexan, y los símbolos tienen el mismosignificado que en la Fig. l. Sin embargo en este caso puede trazarse una recta horizontal que separelas regiones en que se registran trzas de las que no. Tambien se muestran los “umbrales” para otrosmateriales mediante linea punteada. El umbral correspondiente a CR-39, material de gran sensibilidad,yaceria por debajo del eje X. (Figura tomada de Durrani (1987)).
Este criterio no incluye las ionizaciones producidas por los rayos 8 de baja energia, y los
potenciales de ionización involucrados en los valores de K para el mejor ajuste experimental no
son realistas fisicamente. Incluso Fleischer y col. (1967) consideran a esta fórmula más como
fenomenológicamente útil, que por tener un significado teórico profundo. Este criterio ha
demostrado ser de gran utilidad en la práctica, y se ha sugerido que la velocidad de traza (Vi) es
una función continua de J tanto para plásticos como para minerales, del tipo de V. NJ0L.
4.1.3 Criterio de la dosis mínima en un radio crítico.
Los electrones secundarios eyectados en las ionizaciones primarias responden
65
esencialmente a un espectro de energía del tipo l/E“l (o>l), es decir que las bajas energias
prevalecen considerablemente. Por lo tanto la mayoría de estos electrones producen eventos y
terminan sus recorridos muy cerca de la trayectoria del ión. La importancia del daño producido
por los electrones secundarios es primordial en la aproximación de Katz y su grupo (Katz y
Kobetich, 1968), que difiere de la sostenida por Fleischer, Price y Walker. La hipótesis de Katz
propone que es la energía depositada por los rayos 5 más que los eventos de ionización primaria,
el factor crucial para la formación de las trazas. Estos autores calcularon la cantidad de energía
depositada en el material, en función de la distancia desde la trayectoria del ión, para diferentes
velocidades del proyectil.
De acuerdo con el criterio de los rayos 8, entonces, lo que decide la posibilidad de una
velocidad de ataque químico preferencial en la traza, es la existencia de una dosis mínima debida
a rayos 8, a una distancia radial crítica (alrededor de 20 Á) del eje de incidencia del ión. Katz y
Kobetich (1970) estimaron que la dosis mínima a 20 Á para que haya detección de trazas, es del
orden de 104-105Gy para plásticos y mica respectivamente. Sin embargo Fleischer y col. (1975)
establecieron que se necesitan dosis de alrededor de lO4a lO5Gy para incrementar la velocidad
de ataque químico en plásticos pero mayores que 105Gy para mica. El radio crítico sería en este
modelo, el parámetro libre.
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107 _
— LEXAN
L- POLYCARBONATE106 ¡nl r. l nl l ¡ul l l nl I ¡u
10'2 1o“ 10° 10‘ 1o2 103 10“MeV amu
Fig. 3. Dosis de energía de ionización en Lexan a l7 Á (agua a 20 Á). Los símbolos correspondientesa los datos experimentales poseen el mismo significado que en los gráficos anteriores. El sombreadosobre el eje de ordenadas representa la respuesta del policarbonato a irradiación y. La banda abiertasignifica daño despreciable en el material, la barra rayada implica daño moderado, y la barra sólidasignifica daño severo. (Figura tomada de Katz y Kobetich ( 1968))
66
Según las comparaciones realizadas por los autores con datos experimentales, como se
puede ver en la Fig. 3, este criterio parecería aplicarse especialmente a detectores orgánicos.
En las expresiones originales de Katz se hacen las siguientes aproximaciones: i)
linealidad de la relación rango-energia para los electrones, ii) trayectoria perpendicular al eje de
incidencia del ión, de los electrones generados, iii) utilización de la fórmula de Rutherford para
la distribución de rayos 6. Posteriormente Zhang y col. (1985) aplicaron una corrección a fin de
considerar el potencial de ionización de los electrones del material detector y utilizaron una ley
potencial para la relación rango-energía de los mismos.
Waligórski (1986) introdujo modificaciones a las formulaciones previas, a fin de incluir
el efecto de la excitación primaria y de las ionizaciones que acompañan el pasaje de los iones por
el material, en forma de un término correctivo que permite un mejor ajuste de los perfiles de
dosis respecto de los datos experimentales existentes y de los perfiles generados mediante
cálculos realizados con Monte Carlo. El desarrollo de sus ecuaciones se detalla en el Apéndice
Il, siendo las expresiones finales por él obtenidas:
D2 = D1(r) [l + K(r)] (3)
l_r+9CZ'2 1+9
=2naj32r r+9Dir) (4)
K(r)=Ar_Bexp —(r_B) (5)C C
donde K(r) representa el término correctivo mencionado.
Los modelos de distribución radial de dosis entre los cuales el de Butts y Katz (1967) es
precursor, así como otros cálculos semiempíricos del mismo tipo, por ejemplo los realizados por
Fain y col. (1974) (Apéndice Il) deberían permitir un análisis teórico razonable de las
mediciones efectuadas en el dominio de los angstroms.
4.1.4 Criterio de pérdida de energía restringida (REL)
Un método conveniente para calcular con una buena aproximación la densidad de eventos
tanto primarios como producidos por electrones secundarios es el de pérdida lineal de energía
restringida (REL). Este criterio fue propuesto por Benton y Nix (1969) y considera sólo las
67
transferencias de energía del ión primario al material, en las que se crean electrones secundarios
de baja energía. También se descartan los electrones secundarios de alta energía debidos a
colisiones cercanas. Esta teoría incluye entonces solamente las contribuciones de aquellos
electrones cuyas energías están por debajo de una energía de corte determinada, Wo. El REL
varía con la energía del ión de una forma similar a la de la ionización primaria y puede calcularse
mediante la siguiente ecuación:
dE noC4 chT (ln Wmax WO— '— _ 2_ _
dx w <w0_ guaoz mocz Bz 12 B 5 U) (6)
Con el objeto de ajustar esta ecuación a los datos experimentales, Wo se ha tomado en
forma variable como 200, 300 o 1000 eV. La cantidad (dE/dx)W<woajusta una buena cantidad de
datos experimentales y es de fácil aplicación, pero no logra correlacionar los correspondientes a
rayos cósmicos publicados por Ahlen (1980). Una representación de las curvas de REL con Wo
= 1000 eV para diversos iones se muestra en la Fig. 4.
losb r rr-rrmï FTïrIHII I I IIIHI] F r FFF”
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2 1 llllll I|0io" ¡0° ¡0' ¡o2 ¡o5
Energía por nucleón (MeV)
Fig. 4. Curvas de REL para Lexan, calculadas considerando una energía de corte para los electronessecundarios de 1000 eV (= Wo). Los simbolos correspondientes a los datos experimentales de losdistintos iones poseen igual significado que en los casos anten'ores. Dado que a mayor velocidad delión en un medio, la fracción de electrones secundarios más energéticos es más grande, (dE/dx)w<worepresentará una fracción menor de Ia pérdida de energía lineal total para iones más energéticos.(Figura tomada de Durrani (1987)).
68
La elección de W0 como parámetro de ajuste introduce una cierta arbitrariedad en los
cálculos de REL. Según este criterio todos los electrones eyectados con transferencias de energía
que superen el límite son ignorados a pesar de que muchas de ellas se producen muy cerca de la
trayectoria del ión. Por otra parte todos los eventos por debajo del límite son considerados como
efectivos, aún cuando electrones de 300 eV por ejemplo, pueden perfectamente depositar su
energía más allá de los 100 Á de distancia a la trayectoria del ión. En efecto, los electrones de
w350 eV depositarán una parte de su energía lejos del core de la traza. Por estas razones el
fundamento fisico de W0no está muy claro.
Tanto el criterio del REL como el de PI tienen la misma dependencia en Z y [3,la carga y
velocidad del ión, y ambos cuentan con un parámetro libre a fin de ajustar los datos
experimentales. Esto no siempre es posible sin generar alguna pérdida del significado fisico
original de los mismos. Estos factores hacen que el poder predictivo de estos criterios sea
semejante y en general ajustan un buen número de los datos experimentales existentes.
4.1.5 Criterio de pérdida de energía restringida por el radio (RREL).
Este concepto ha sido discutido por Paretzke (1977). Difiere del concepto de pérdida
restringida de energía de Benton en que incluye la energía depositada por todos los eventos que
ocurren dentro de un radio r a partir de la trayectoria de la partícula. Como se dijo en el apartado
anterior el REL desprecia aquellos eventos de ionización debidos a electrones que transportan
una energía mayor que Wo, aunque sean cercanos a la trayectoria del ión, y toma en cuenta la
energía depositada fuera del core de la traza por electrones con energía W<W0. Este problema
quedaría resuelto con el criterio de la pérdida de energía lineal restringida por el radio, Lmque da
una importancia central a la región cercana a la trayectoria, y no a la energía de corte Wo. En
principio la cantidad LT,al incluir todos los eventos de deposición de energía dentro de un dado
radio debería ser algo más realista que el REL, sin embargo es mucho más dificil de calcular.
Una representación aproximada para calcular este valor propuesta por Paretzke es:
aZÏ".
_ B 2
donde Looes la pérdida total de energía dE/dx, R es el ancho máximo de la traza, y a es una
R r
Lr-Loo [1n(r)-(1- R)] (7)
constante para un dado medio. La distancia radial r desde la trayectoria del ión, es el parámetro
ajustable en este modelo. De todas maneras este modelo no mejora en forma apreciable el ajuste
con los datos experimentales al que se llega con el modelo del REL.
69
El mismo Paretzke (1977) propuso un parámetro al que llamó “densidad de eventos
lineales” (LED) que consistiría en el número de eventos de ionización y excitación primarios y
secundarios dentro de una distancia r del core de la traza. Esta cantidad sería más dificil de
calcular pero tal vez permitiría una mejor representación del proceso de formación de las trazas.
En efecto, este difiere del criterio anterior en que lo relevante son los eventos más que la energía.
El autor afirma que a nivel predictivo, sin embargo, este criterio sería similar al de LT.
Esta sintética revisión de lo publicado en materia de criterios de detección nos permite
introducir la descripción del trabajo realizado, dado que una porción importante, tanto de las
evaluaciones teóricas como de las experiencias realizadas, se proyectaron (o surgieron en el
curso de los experimentos), en función del análisis de los mismos, y de la necesidad de hallar
respuestas más allá del alcance de lo previamente establecido en la bibliografia.
Como se ha visto, varios han sido los modelos intentados para definir el umbral de
detección, pero aún hoy no se puede hablar de uno o varios parámetros que describan en forma
general este fenómeno para los diversos detectores. Lo cierto es que la aproximación a escala
microscópica no ha podido aportar la solución a la pregunta de cuáles son los procesos fisicos
fundamentales para la formación de una traza revelable. Ésta debe buscarse en el análisis de los
fenómenos a escala nanométrica o menor. El estudio de la deposición de energía por volumen
alrededor de la trayectoria del ión y del mecanismo elemental del ataque químico es lo que
probablemente permitirá comprender mejor el problema.
La utilización de la técnica de réplicas para la observación de trazas en microscopio
electrónico es, junto con otras técnicas que puedan aportar datos a nivel submicroscópico, crucial
en este sentido.
70
4.2 Parte experimental
La parte experimental del trabajo fue realizada en varias etapas, buscando cubrir diversos
aspectos en el estudio del umbral de detección en policarbonato (Makrofol E). En la sección
anterior se reseñaron los criterios propuestos en la bibliografia, en los que se atribuye un valor
crítico único a un parámetro dado para caracterizar el umbral del material. Sin embargo es
fundamental destacar que las causas de un comportamiento tipo umbral pueden ser muy distintas
para la región de energías del orden del MeV y superiores, (que son generalmente las
consideradas por los diversos autores para caracterizar la respuesta de los materiales), y para
energías inferiores a las de la región correspondiente a la máxima deposición de energía. Estas
consideraciones parecen sugerir la conveniencia de no adjudicar a priori el mismo valor umbral
(cualquiera sea el parámetro elegido) al material en todo el rango de energías, como se hacechabitualmente, sino que sería adecuado introducir la distinción entre ‘umbral superior”, y
”umbral inferior”, analizar los distintos casos y verificar, o no, su coincidencia. De esta forma
podría intentarse una interpretación de los fenómenos fisicos que participan en la generación de
un umbral. Adicionalmente estos fenómenos no necesariamente deberían ser los mismos para los
dos umbrales. Con la experiencia realizada existen indicios en este sentido y el presente trabajo
pretende también realizar un aporte con esta finalidad.
Por este motivo, las experiencias principales fueron llevadas a cabo en cinco etapas,
según las características de la irradiación y los métodos de análisis involucrados. En todas las
irradiaciones el material utilizado como detector fue Makrofol E de Bayer, ya sea en forma de
folias de 300 um de espesor, o en forma de folias de menor espesor fabricadas en el laboratorio,
según la necesidad. Las etapas en que se llevó a cabo el trabajo fueron: I) experiencias previas,
de irradiación con electrones; II) muestras irradiadas con partículas alfa provenientes de una
fuente de 2“Am y de una fuente de 252Cf; III) muestras irradiadas para energías específicas
superiores a los 2 MeV/amu con iones 7Li,en la línea de usuarios externos del acelerador tandem
(TANDAR), IV) muestras irradiadas con deuterones de 40, 60 y 80 keV, y partículas alfa de 360
keV irradiadas en el CAB (Centro Atómico Bariloche); y con iones |2C, l(’O, laAr, protones,
partículas alfa y deuterones de baja energía irradiados en el lmplantador de Iones del laboratorio
TANDAR. Los iones utilizados en toda la experiencia, con sus energías respectivas, y algunas
propiedades referidas a la deposición de energía, se enumeran en las Tablas I, lI y Ill.
El manejo de la técnica de réplicas, puesta a punto en nuestro laboratorio (Mazzei y col.,
1984) mencionada en el capítulo anterior, ha permitido acceder a la visualización de trazas
mediante microscopía electrónica de transmisión con una resolución de alrededor de lO Á y así
7l
aportar datos experimentales con un nivel de resolución que las técnicas convencionales no
pueden alcanzar.
Para las primeras experiencias mencionadas, la información fue obtenida por este
método, es decir mediante microscopía electrónica. En I se obtuvieron datos para trazas
simuladas con electrones, en ll y lll para las trazas obtenidas irradiando en zonas de alta energia
(dentro de lo permitido por las facilidades disponibles), y en IV para la región de baja energía del
orden de los keV.
En una última etapa se trabajó en el análisis de un par de aspectos de la fase radioquimica
del proceso de formación de trazas, y las muestras se irradiaron con iones O de baja energía
(hasta 380 keV) en algunos casos, y con iones Li de energias entre 20 y 40 MeV en otros. Para el
análisis de las muestras se empleó la técnica de GPC (Gel Permeation Chromatography) para
medir las variaciones de los pesos moleculares medios por rotura de cadenas, y también el TEM
para observar la influencia de la supresión de radicales libres en la morfología de las trazas. Para
esta experiencia fue necesario utilizar como detectores, folias “fabricadas” especialmente en el
laboratorio (el desarrollo de esta técnica requirió repetidos ensayos hasta obtener resultados
satisfactorios), ya que no es posible obtener comercialmente láminas de los espesores requeridos
(entre 20 y 40 um aproximadamente). Para la segunda parte de la experiencia, también hubo
necesidad de fabricar folias con inclusión de una sustancia “atrapadora” de radicales. En
particular, el compuesto utilizado con este fin fue el DPPH, mencionado en el Capítulo II.
4.2.1 Muestras lrradladas con electrones
Como se describiera anteriormente, uno de los mecanismos reconocidos como
fimdamentales por algunos autores en el proceso de formación de trazas, especialmente en
materiales orgánicos, es la deposición de energía fuera del eje de incidencia del ión a través de
los electrones secundarios o rayos 6 (Katz y Kobetich, 1970), (Monnin, 1970), (Paretzke, 1977).
La idea de irradiar materiales detectores con electrones fue instrumentada por otros
investigadores (Frank y Benton, 1970), (Khan y col., 1975), generalmente con el propósito de
medir la diferencia en la velocidad de ataque químico entre la zona irradiada y el “bulk” o
material virgen, realizándose evaluaciones del efecto en función de la dosis. Por otra parte
Schlenk y col. (Schlenk y col., 1975), obtuvieron "trazas" de 300 y 500 um de diámetro con
haces de electrones de 450 keV.
Sin embargo, para intentar simular una zona dañada por electrones de dimensiones
similares a las que se forman en una traza producida por un ión pesado, se debería contar con
72
colimadores de diámetros muy pequeñas (si consideramos que el diámetro de la zona de daño es
de aproximadamente 100 Á o menor). Restringir la zona de daño a esas dimensiones en una
irradiación es actualmente prácticamente imposible. Por esta razón la colimación accesible más
aproximada utilizada en nuestras experiencias, fue mediante filtros capilares de Makrofol tipo
Nuclepore (espesor lO pm), con los diámetros de poro más pequeños que pudieron obtenerse
dentro de la oferta comercial. De esta forma se logró simular una región del material a ser
irradiado sólo por electrones, que tuviera las dimensiones de un orden más cercano al tamaño
que en el caso real, es afectado por los electrones secundarios del ión pesado.
Se realizó una evaluación experimental de los diámetros de poro de los filtros capilares
disponibles. Con esta finalidad se observaron en el microscopio electrónico muestras
previamente metalizadas con C-Pt de tres tipos de filtro distintos que llamaremos Fl, F2 y F3,
siendo los resultados:
Fl: o] = (0.300 i 0.050) pm
F2:(pz= (0.091 i 0.009) pm
F3:¿,3 = (0.155 i 0.008) um
Utilizando estos filtros metalizados como colimadores, se inició una serie de
irradiaciones de muestras de Makrofol E y otros materiales con electrones de 20 y 60 keV
provenientes del haz del microscopio electrónico de transmisión Philips 300. Esta metodología
tiene dos inconvenientes: l) no se puede medir en forma absoluta la dosis depositada por los
electrones, sino solo en forma relativa, como función del tiempo de irradiación, 2) no hay
posibilidad de disminuir la energía de los electrones del haz por debajo de los 20 keV. Sin
embargo se lo consideró adecuado para realizar un análisis cualitativo. También se pudo realizar
una irradiación con electrones de 16 keV, equivalentes a los electrones secundarios más
energéticos de partículas alfa de 29 MeV, como puede calcularse por ejemplo, a partir de las
ecuaciones de Waligórski, (1986), provenientes de un cañón de electrones perteneciente a uno de
los laboratorios del CAB. Si bien en este caso, el haz no fue completamente uniforme se estima
que la dosis depositada es del orden de los lO6Gy.
Se irradiaron muestras de Makrofol E con los filtros F¡ y F2 metalizados y el F3
metalizado y sin metalizar, con electrones de 20 keV de energía, en condiciones de corriente de
filamento constante, durante tiempos que variaron entre 15 y 45 segundos. Electrones de esta
energía tienen un rango aproximado de 4 um en Makrofol.
73
El proceso químico para el revelado de las trazas se realizó con solución PEW a 70 °C
con tiempos de etching de 30 s, 1 m y 3 m, lo que equivale a espesores atacados químicamente
en el material virgen, de 0.]6 pm, 0.33 um y l um respectivamente, para su posterior
observación en el microscopio electrónico. En la Fig. 5 puede verse una muestra de dichas
"trazas". Éstas presentan una curvatura suave, lo que hace pensar en posibles efectos de borde en
el contorno de los poros de] filtro.
c)
Fig. S. Trazas producidas por electrones de 20 keV, usando un filtro Nuclepore con diámetro de porode 0.3 um como colimador. En a) y c) el tiempo de irradiación fiJe de 30 s y en b) fue de 455. Eltiempo de ataque quimico fue de l m en todos los casos.
En líneas generales se pudo observar que:
o Las trazas mejor "formadas" fueron las originadas con el filtro Fl.
o En todos los casos los diámetros de las trazas superaron el diámetro original del filtro, como
mínimo triplícándolo.
74
o Las diferencias de diámetro para distintas dosis (tiempos de irradiación) y un mismo filtro y
tiempo de etching, no son significativas.
o Se registra un aumento del diámetro al incrementar el tiempo de proceso quimico (diferencia
mayor que el error experimental al comparar los casos correspondientes a l y 3 minutos de
etching ).
o En ninguno de los casos tratados químicamente 30 s (espesor atacado de 0.16 um), pudieron
observarse trazas bien definidas, habiendo por tanto una gran dispersión en las mediciones.
Las muestras son muy pequeñas y la zona irradiada es de apenas l mm de diámetro, lo
que dificulta el manejo y observación de la misma. En efecto, en algunos casos la réplica, al ser
sometida al haz de electrones del microscopio electrónico, puede desprenderse de la grilla y
perderse. El resultado de este trabajo es de tipo cualitativo, dada la imposibilidad de estimar las
dosis depositadas y por lo tanto de establecer una relación numérica entre esta magnitud y el
efecto producido.
4.2.2 Muestras in-adiadas con partículas alfa.
Dadas las limitaciones del acelerador de iones (Tandar) que no permite obtener un haz
monoenergético de particulas alfa en el rango de energias deseado, las folias fueron in'adiadas
con partículas alfa de una fuente de 2“Am en aire con energías entre 2.5 y 5.3 MeV, según los
datos de rangos de partículas alfa en aire obtenidos de tablas (Handbuchder Physik, 1955) y con
particulas alfa de 6.12 MeV provenientes de una fuente de me.
Para las irradiaciones se empleó un dispositivo contenedor de la fuente, que permite
variar la distancia fuente-blanco, diseñado y construído a estos efectos. La caracterización de las
partículas empleadas se especifica en la Tabla I. Los valores de dE/dx y rango fueron calculados
para policarbonato con el programa TRlM 95 (Biersack y Ziegler, 1995). El máximo alcance de
electrones secundarios ral,se calculó seg-i'mexpresiones tomadas de Waligórski (1986).
El error en la energía incidente es de alrededor de 100 keV, lo que significa un error
estimado de 0.06 keV para la energia máxima de los electrones secundarios. En términos de las
distancias máximas que teóricamente alcanzarían estos electrones, el error estaría entre los 50 y
los 100 Á para partículas alfa de 2.5 y 6 MeV respectivamente.
Ión Energía dE/dx)e dE/dx).. Rango te. V. Vd(MeV) Mchmz/mg Mchmz/mg (pm) (A)
He 2.5 1.4320 0.0011 11.410 847 1.26 1.26
3 1.2760 0.0010 14.490 1150 1.21 1.26
3.5 1.1310 0.0008 17.940 1484 1.19 1.14
4 1.0520 0.0007 21.710 ¡854 1.10 1.08
4.5 0.9669 0.0007 25.840 2257 1.07 1.06
5 0.8948 0.0006 30.310 269] 1.05 1.02
6 0.7807 0.0005 40.290 3647
TABLA l
Las folias fueron procesadas en las condiciones estimadas como óptimas en eficiencia
para el revelado, es decir solución PEW a 70°C. Se evaluó la conveniencia de los tiempos de
ataque químico en función de los valores de rango de las partículas en Makrofol, y se llevaron a
cabo revelados con espesor comido de 2 um, l um y 0.5 um. Las réplicas de las muestras fueron
estudiadas utilizando el TEM, midiéndose los diámetros, y longitudes y ángulos de las trazas. A
partir de estos datos se evaluó el valor de V = VI/Vh,el cociente entre la velocidad de ataque en
la traza y la velocidad de ataque en el material virgen (ecuaciones del Apéndice l), a fin de
estudiar la tendencia de dicho parámetro en función de la energía de la partícula. El error en la
medición de los diámetros representa un error máximo de 0,01 para V.
En la Tabla I también se incluyen los resultados promedio obtenidos para V sobre la base
de los parámetros medidos en las microfotografias de las trazas, tomadas con el microscopio
electrónico.
En la Fig. 6 se presentan estos resultados medios de V en función de la energía específica
de las partículas. La recta horizontal en el valor V = l representa el caso en el que V. = Vb , es
decir cuando el daño es insuficiente para crear condiciones de ataque químico preferencial. Este
sería el valor de V que expresa el comportamiento de tipo umbral del detector. Los puntos
experimentales se aproximan a ese punto a medida que crece la energia de la partícula.
76
0'95 n l . l . l . l n l . l . l .0.6 0,7 0,8 0.9 1.0 1.1 1.2 1.3 1,4
Energía por nucleón (MeV/amu)
Fig. 6. Representación de la variación de V (V¡N¡,) en relación con la energía incidente, paraparticulas alfa.
4.2.3 Muestras irradiadas con iones 7Li
Se irradiaron folias en el acelerador Tandem del Laboratorio Tandar con iones 7Li de las
siguientes energias: 20, 25, 26.5, 28, 30, 32.5, 35, 42.3, 49.1 MeV. En la Tabla II se especifican
el dE/dx y el rango en Makrofol, y el recorrido máximo de los electrones secundarios de dichas
partículas, calculadas con el código TRIM 95 y la ecuación (4) del Apéndice ll respectivamente.
El error máximo estimado para la energía de los iones del haz de un 1%. El error
correspondiente a la energia máxima de los electrones secundarios sería de aproximadamente
0.13 keV y del orden del 3% como máximo para su alcance.
El proceso químico de las folias in'adiadas, fue realizado en las siguientes condiciones:
Solución PEW a 70 °C
h (espesor de material atacado) = 2.9 um; 1.2 um
Tras el proceso químico las muestras fueron metalizadas en vacío con C-Pt, con un
espesor de aproximadamente 200 Á, en una metalizadora Balzers BAE 250.
Se observó la existencia de un alto porcentaje de trazas espúreas en todas las folias,
identificables por sus grandes diámetros, respecto de los correspondientes a las partículas del
haz. Su existencia puede adjudicarse a eventuales interacciones del haz con las paredes de la
77
línea de transporte o los colimadores. Considerando cotas máximas de error en los diámetros
medidos, el error máximo en V es de 0.008.
Ión Energía dE/dir)e dE/dx)n Rango te. D¡(pm) Dz(pm) V(MeV) Mchmz/mg Mchmz/mg (pm) (A) h=2.9 pm h=l.24pm
Li 20 1.077 0.0007 94.50 10710 1.05105 1.068
25 0.9118 0.0005 36.82 15500 O.85:t.04 0.36102 1.044
26.5 0.8800 0.0005 50.6 17140 0.721204 0.34102 1.035
28 0.8350 0.0005 165.35 18750 0.65103 0.30102 1.027
30 0.7914 0.0005 185.84 21080 0.60i.02 0.27101 1.021
32.5 0.7344 0.0004 213.16 24200 0.48102 1.014
35 0.7018 0.0004 242.1 27220 040:.02 1.009
42.3 0.6026 0.0003 339.1 37340 - - 1
49 0.5370 0.0003 434.2 47790 -
TABLA II
En la Tabla Il se sumarizan los resultados obtenidos. En la Fig. 7 se han graficado los
valores de V (vt/vb) obtenidos para las trazas de 7Lien función de la energía del ión incidente,
calculados a partir de los diámetros de traza medidos, para dos valores de ataque químico de las
folias, h=2.90 pm y h=l .24 pm.
1.06
1.o4-l
1.02
1,00- I
r ' fi’ ' l '3 4 5 6
Energía por nucleón (MeV/amu)
Fig. 7. Representación de la variación de V (Vle) en relación con la energia específica para iones 7Li.
78
En las Fig. 8 a), b), y c) se muestran fotografias de trazas de 7Li de 20, 28 y 35 MeV
respectivamente.
Fig. 8. Trazas de 7Li en Makrofol E. Ataque químico realizado con solución PEW a 70 °C, durante 9m. a) iones de 20 MeV, b) iones de 28 MeV, c) iones de 35 MeV
Por otra parte la Fig. 9 muestra los puntos experimentales de V en función del REL para
7Lí y partículas alfa. Un ajuste de estos datos, del tipo de la relación presentada por Somogyí y
col. (1976), puede expresarse
V=l+a(REL)b
79
a = 0.34 i o .04 (REL en MeV cmZ/mg), b = 4.1 i 0.2, r = 0.99
V
1,40
1,35
1,30
1,25- "
1‘20
1,15
1,10 .I C
1,05- ' ..n . .1,00- - '
r ' l ' I ' I ' T - l ' I v400 500 soo 7oo aoo 900 1000 1100
REL (MeV cm 2Ig)
Fig. 9. Representación de la velocidad relativa V (Vt/Vb) en relación con el REL para partículas alfa y 7Li.
En esta primera etapa del experimento, las folias fueron irradiadas con energías a las que
llamamos “altas” (entre 2 y 6 MeV para partículas alfa y entre 20 y 49 MeV para Litio), en el
sentido que se estaría trabajando en una zona de energías que son superiores a las
correspondientes al máximo de la curva de dE/dx.
Por otro lado, teniendo en cuenta que la dosis necesaria estimada para la creación de una
traza sería del orden de 105 Gy para policarbonatos (Katz y Kobetich, 1970; Fleischer y col.,
1975), se tendrían iones con una dosis depositada a 17 Á de ese orden o superior a la necesaria
para crear trazas.
Los datos hasta aquí obtenidos, así como los correspondientes a iones de baja energía,
que se presentarán en la próxima sección, han sido "superpuestos" a los criterios más
comúnmente aceptados de los discutidos al comienzo del capítulo, como se muestra en la Fig.
10, quedando en evidencia que en todos los casos los valores límite de los distintos parámetros
aquí reportados son sensiblemente menores que los establecidos ópticamente en la bibliografia
existente hasta el presente.
MeV crnz lg
LET
10000 :- oE ,/////,,_—\\‘\\\\\\
1000E 7¿(z/Í “W\ H.“ EN.,/' \ \\\\ \\ \\ C
100y \ \ L: \ u\\ He
1o - l . n n¡“nl u . n¡“ul . xl H‘ A .......l A .....u . ... .15.3 0,01 0,1 1 1o 100
Energía por nucleón (MeV/amu)
a)
Pl (Unidades arbitrarias)
E
1E11
lonización primaria
1E10
1E9 g
. O
153 É- C
: Li
127 He’ H.. ul . . ......l . .... .1 L.......l .. .uul . A u u . ...u
15-3 0,01 0.1 1 1o 100 1000
Energía por nucleón (MeV/amu)
b)
8]
MeV cm2 /g100000
Í REL10000 AE/\‘\1000 /W\\\
\L o100E- \ C
x ¡n ¡ul 144.11.11 n 1 AA1 l “ul l \ ¡.uul n . ¡u “ul 1 l num1E-3 0,01 0,1 1 10 100 1000
Energía por nucleón (MeV/amu)
c)
10“1000 = ( GY)
Dosis a 17 Á
100 r
10 :
OC
ï He
x H0,1 . Illjllll . 4....¿41 1 LIILJILI n n..¡..\l . . n...“
0,01 0,1 1 10 100 1000
Energía por nucleón (MeV/amu)
d)
Fig. 10, Superposición de los datos experimentales a los criterios de umbral de detección másimportantes: LET, PI, REL y Dosis a 17 Á. En todos los casos la recta horizontal superior representael umbral especificado en la bibliografia (Fleischer y col., 1975), y la inferior el umbral inferido apartir de los datos de 7Liobtenidos en este trabajo (trazas no observables para E >35 MeV).
82
4.2.4 Muestras irradiadas en la zona de bajas energías.
Entre los criterios mencionados al comienzo del capítulo, se encuentra el de la dosis
mínima a un radio crítico, propuesto por Kobetich y Katz (1968), siendo de l7 Á el valor de
radio especificado por estos autores para policarbonato.
En una irradiación preliminar realizada con deuterones de 80, 60 y 40 keV en el CAB
(Bemaola 0., Saint-Martin G., Grasso J.C., 1993) con rangos de emisión de electrones de 36, 27
y l7 Á respectivamente, se intentó verificar la hipótesis anterior. El valor de dosis a I7 Á
calculado según las formulaciones de Waligórski (1986) correspondiente a deuterones de 20
keV/n, es prácticamente nulo por ser ése el rango de los electrones, y por lo tanto muy inferior a
lo requerido por el criterio de la dosis mínima. Es también considerablemente menor que el
atribuido a iones de Li de 5 MeV/n (cercanos al límite de observación del umbral superior). Esto
permitiría establecer, de acuerdo con el criterio de Katz y Kobetich, que estas trazas no serían
visibles.
Sin embargo, el hecho de observar trazas en los tres casos estudiados mostró que el límite
de 17 Á para rango máximo de los electrones secundarios no parece imponer una restricción a la
posibilidad de crear trazas. En la Fig. ll se pueden ver trazas obtenidas a las tres energías
mencionadas. Frente a los resultados obtenidos y sus implicaciones en relación con los modelos
descriptos en la bibliografia, se decidió planificar nuevas inadiaciones con los objetivos que
mencionaremos más adelante.
b) c)
Fig. ll. Imágenes de microscopía electrónica de trazas de deuterones en Makrofol E. a) Deutemnes de40 keV. Tiempo de ataque quimico imin, con PEW a 70 °C. b) y c) Deuterones de 60 keV. b) Trazaen superficie (tiempo de ataque quimico lmin). c) traza de perfil (tiempo de ataque quimico 30 seg)
Para ampliar estas primeras observaciones se irradió otro conjunto de muestras, esta vez
en el lmplantador de iones de 200 kV del laboratorio Tandar con CH, OH, He: Ar”, protones y
deuterones, con las energias indicadas en la Tabla III donde se especifican también la pérdida
lineal de energia, rango y recorrido de los electrones de máxima energía para estos iones en
policarbonato.
El error en la energía incidente es a lo sumo del 0.] %, lo que significa un error del
mismo orden para la energía máxima de los electrones secundarios. En términos de las distancias
máximas que teóricamente alcanzarian estos electrones, el error relativo máximo sería de
alrededor de 0.17 %.
Las condiciones de irradiación elegidas se seleccionaron de tal forma de poder contar
con:
o Iones distintos, con igual energía especifica e igual recom'do máximo de los electrones
secundarios, con valores de dosis alrededor del valor critico para 17 Á establecido por la
teoría de Katz para el umbral de detección.
o Iones distintos que depositan igual dosis a una distancia de 17 Á del eje de incidencia del ión,
calculada con las ecuaciones de Waligórski (1986). incluso, en dos de los casos (C de 240
keV y O de 320 keV) tal dosis es inferior a la tomada por Katz como valor crítico.
o Iones distintos que tienen aproximadamente el mismo perfil radial de dosis.
o [ones distintos que poseen valores similares de dE/dx y REL.
o lones en los que el rango de los electrones secundarios es del orden o inferior al Á (al menos
teóricamente) siendo así nula la dosis a 17 Á (casos de O de 50 keV, y Ar de 30 y 50 keV)
lón Energía dE/dx)e dE/dx).. Rango
Ar 3.8
TABLA III. Características de frenamiento de los iones irradiados con el Implantador de iones.
El ataque químico se llevó a cabo con solución PEW a 70 °C. Se utilizaron distintas
condiciones de etching, combinando tiempos de procesado y temperaturas. A 70 °C se procesó
durante 5, 9, 18 y 47 s, y a 33 °C de temperatura los tiempos fueron de 40 y 85 s.
Posteriormente se realizó una evaporación de C-Pt obteniéndose réplicas de la superficie
de las muestras, las cuales fueron observadas en el TEM. En la Fig. 12 se muestran fotografias
de trans de '°c de 320 keV, 12Cde 24o keV, y de “He de 60 keV.
Los resultados obtenidos para el promedio de los diámetros se muestran en la Tabla IV.
85
c) d}
Fig. l2. a) Trazas de 2Hede 60 keV. Tiempo de ataque quimico: 20 s. b) trans de perfiï de l2Cde 240keV. Tiempo de ataque químico: ¡0 s. c) Trans de perfii de l6O de 320 keV. Tiempo de ataquequímico: 10 s. d) Tram de I60 de 320 keV. Tiempo de ataque químico: 20 s.
Como se mencionara anteriormente, en la figura 10 se han superpuesto las curvas de
dosis a I7 Á calculadas con las ecuaciones de Waligórski (Waligórski y col, 1986), las curvas de
REL, PI y LET calculadas con los algoritmos correspondientes, a los datos de las trazas
observadas. En las curvas correspondientes a dosis en 17 Á, los datos correspondientes a Ar
estarían ubicados por debajo del eje de abcisas.
86
Ión Energía 01mm) Dz(iun) Dawn) mmm) Ds(u1n) Damm}
(MeV) h=0.26 pm h=0. 1l pm h=0.05pm h=0.02pm h=0.025pm h=0.012um
Ar 0.03 0.29:0.02 0.19:0.02 o.12:0.01 0.05:0.01 0.05:0.01
0.05 o.32:004 0196:0008 0.18:0.03 0074:0008 0:05:002
o 0.05 0.27:0.04 0.16:003 o.o9:0.01 - -
0.32 0.41:0.01 0.26:0.03 0.14:0.03 0.07:0.01 0049:0008
0.374 o.42:0.04 0.24:0.03 0:12:002 o.o9:0.02 0.06:0.02 0059:0008
C .2.4 0.40:0.03 0.28:0.o4 o.13:0.02 0.09:0.01 0038:0006
.28 0.44:0.02 0.21:0.02 0.12:0.03 0.07:0.01 0051:0008 0039:0009
.3 0.44:0.03 0.22:0.03 0.13:0.02 0080:0009 0.05:0.01
He 0.06 0.37:0.05 0.27:0.02 0.12:0.02 0.08:0.02 0044:0007
0.1 0.45:0.07 0.21:0.04 o.11:0.01 0.10:0.02 0040:0004
0.12 0.42:0.06 0.21:0.01 o.13:0.03 0.10:0.03 0.05:0.01 0047:0007
D 0.024 - - - - -
0.04 o.11:0.02 - - - -
0.06 0.22:0.04 0.13:0.03 - - -
0.08 0.15:0.01 0.11:0.01 - - -
0.088 0.18:0.03 0.13:0.02 0.1:001 0053:0004 -
0.2 o.29:0.o4 0.15:002 o.o9:0.02 0.06:0.02 0.05:0.01
H 0.03 - - - — -
0.044 0.17: 0.08:0.01 - -
0.19 - - - - -
TABLA IV. Diámetros promedio medidos de las trazas de iones de baja energía. Las celdas enblanco indican que en las muestras correspondientes a esa condición no se observaron trazas.
En la Fig. 13 a) se muestran trazas de OH de 50 keV en superficie, obtenidas tras un
tiempo de "etchin'g" de 20 s. La Fig. 19 b) muestra trazas de iones Ar“+ de 50 keV tras un ataque
químico de 10 s. y la Fig. 19 c) trazas de ArH de 30 keV, con un tiempo de etching de 20 s.
Según puede apreciarse en todos estos casos, la velocidad de ataque en la traza supera sólo
moderadamente a la velocidad de ataque en el material'virgen, posibilitando el ataque diferencial
en la misma, pero dando como resultado trazas muy aplanadas y en algunos casos poco
contrastadas.
87
c)
Fig. l3. a) Trazas de iones 40Arde 30 keV. Tiempo de ataque químico: lO s. b) Trazas de iones 40Arde 50 keV. Tiempo de ataque químico: 47 s. c) Tram de iones I"0 de 50 keV. Tiempo de ataquequimico: 20 s.
4.2.5 Estudio de la fase físico química de la producción del daño por radiacióncon iones pesados
Las reacciones químicas que tienen lugar posteriormente a la deposición de energía
conforman la llamada fase química del proceso de daño. Como se mencionó en el Cap. ll en este
estadio se producen diversas especies, entre ellas radicales libres, y en el caso de materiales
poliméricos degradables, el predominio del mecanismo de ruptura de las cadenas fi'ente al cross
linking (caso de los policarbonatos como el Makrofol E). Esta degradación del polímero, se
traduce en una disminución del peso molecular promedio en la zona circundante a la trayectoria
88
del ión y a esta región, si no se realiza tratamiento químico del material, se la denomina traza
latente.
Tal como se planteara en la introducción, se consideró necesario encarar el estudio del
daño producido por la radiación en la fase química del proceso, a fin de avanzar en la cadena de
eventos que conducen a la formación de la traza. Con este objeto la metodología empleada se
centró en dos aspectos principales.
a) Evaluación de la distribución de pesos moleculares
Para la evaluación de la ruptura de las cadenas polime'ricas se realizaron mediciones de la
distribución de pesos moleculares de muestras irradiadas y vírgenes mediante la tecnica GPS
(Gel Perrneation Chromatography) descripta en el Cap. III. Para ello se contó con la
colaboración del Laboratorio de Plásticos del INTI, que cuenta con un equipo adecuado para este
tipo de mediciones. Las folias analizadas fueron irradiadas según el siguiente esquema:
1)o“ de 374 keV
i) Folias de N20 um de espesor, densidad de iones :lO13iones/cm2
íi) Folias de N40 um de espesor, densidad de iones :10l3 iones/cm2
2) 7143+de 53.4 MeV
3) 7m” de 41.6 MeV
4) 7Li3+de 22.2 MeV
5) 7Li3+de 36.2 MeV
6) 7m“ de 46.2 MeV
De 2) a 6) se utilizaron folías de N40 um de espesor, densidad de iones: 10l3 iones/cm2
En el caso l) i) la disminución de peso molecular del material respecto de la muestra
virgen es levemente mayor que en l) ii), lo que puede entenderse por haber un mayor
porcentaje de material dañado en la muestra medida, considerando que el rango del ión
empleado (O de 374 keV) es muy inferior al espesor de la folia.
En el caso 2) el peso molecular respecto del control es del 18%, mientras que en el
caso 3) es del 26%. Dado que el espesor de las folias representa aproximadamente un ¡0% de
los rangos de los iones utilizados, podría inferirse que la variación en el peso molecular está
vinculada con el mayor o menor daño producido según la energía del ión.
89
4), 5) y 6) no fueron medidas en el mismo momento que las muestras anteriores por
dificultades técnicas, lo que introduce la imposibilidad de comparar cuantitativamente los
resultados, con los obtenidos en la primera tanda de mediciones.
En la Fig. 14 se muestran los diagramas de distribución de algunos de los casos
estudiados.
Elution curves
me +2:cunb11.caa.. ----2:CNE611.CG3
2:cmzn.caz89 - --2.CN1211.CB3
.._..2:CNE,611.ce1—-—2:CNE611.092
se
49
29 ___ :‘
Ü Q“32 44 46 48
Curvas:Elution _ WW“ [EXIT]“E"dg "comi., ca elodel 199 i'
IO E
89
se
4a
29 M
a19°
Fig. 14. Curvas de elución dadas por GPC para el materia] irradiado y control.
90
b) Trazas en material orgánico con inhibidor de radicales libres (DPPH).
El objetivo inmediato de esta experiencia fué estudiar el efecto producido por la
presencia un atrapador de radicales libres (comúnmente conocido como “scavenger”) en el
material detector. Dicho efecto, a priori desconocido, podría variar desde la ausencia de trazas
a posibles alteraciones en la morfología de las mismas (por ej., diámetro). Modificaciones en
dichos parámetros podrian estar asociadas por ejemplo con la neutralización de los radicales
libres debida al scavenger. La evaluación de tales alteraciones, en especial si se encontrara
una relación de las mismas con la energia del ión en la zona cercana a la región que presenta
características de umbral según lo hallado mediante TEM, puede aportar indicios del papel
que juegan estas especies en la respuesta del detector. Es bueno recordar que los radicales
libres tienen la posibilidad de desplazarse hasta posiciones lejanas al lugar en que fueron
generadas.
Para su evaluación se prepararon folias delgadas de policarbonato incluyendo un
atrapador de radicales libres, así como las correspondientes folias control, elaboradas sin
inclusión del scavenger. La molécula dífenil picril hidrazil (DPPH) se agregó en distintas
proporciones: 5% y 10%. Para evaluar el efecto en bajas energías del ión, se irradió el
material en el Implantador de iones del Tandar con iones OH de 374 keV y 50 keV, y tras
ataque químico con solución PEW a 70 °C por 45 y 20 s, tiempos que corresponden a
espesores removidos de 2700 y 1200 Á respectivamente, se estudiaron las réplicas de las
trazas resultantes con el microscopio electrónico de transmisión.
Los resultados de diámetro y altura (en los casos en que fue posible medirla) para las
trazas observadas se muestran en la Tabla V.
Como puede observarse, los resultados obtenidos para trazas de O de 374 y 50 keV,
muestran leves modificaciones en los diámetros, con una tendencia a aumentar el valor del
mismo en las folias preparadas con "scavenger". Sin embargo estas diferencias están
prácticamente dentro del error experimental.
Se realizó luego una irradiación de folias de 40 pm de espesor preparadas con un 10%
de DPPH y sus correspondientes folias control, elaboradas sin inclusión del "scavenger" con
iones 7Li de energías entre 22 y 36 MeV (próxima al umbral observado con TEM),
procesándolas luego de igual forma que en el caso anterior.
En este caso, los resultados constan en la Tabla VI donde se distinguen con sombreado
las columnas correspondientes a las muestras con inclusión de DPPH.
9]
Energía Ataque Control] Control2 DPPH 5% DPPH 10%keV) Mmico374 45 “ d(pm) o.42:o.o4 o.43:o.o4 o.47:0.o3 0.51:0.04
l(pm) 0.25i0.03 03310.05 0.28i0.05 0281-005
¿(l/cmZ) 4.3 ¡o8 3.9108 6.4 108 4 108
20“ d(um) 0.24i-0.03 o.25:o.o3 0.24:0.01 027450.02
l (pm) o.19:o.o3 0.26i0.04 0221-002 o.27:0.07
¿(l/cmz) 5 108 5.4 10‘f 6.5 io8 7.8108
50 45 “ d(um) 0.26i0.04 0.28i0.03 0.32i0.07 0.36i0.04
l(pm) - 0.06 O.lO
¿(l/cmz) - 6.6108 6.3 108 5.5 108
20“ d(pm) 0.14i0.02 o.2o:o.o4
1(pm) - 0.04i0.01
6 (l/cmz) 7.8 108 8.6 10a
TABLA V. Parámetros medidos en folias írradíadas con iones O de 374 y 50 keV. Loscontroles l y 2 corresponden a folias sin DPPH. d se refiere al diámetro, l a la altura y ó'ala densidad de trazas.
E (MeV) T M = 20” T .q = 45” Tu, = 20” T,“l = 45”
22.2 0.24:0.04 pm o.5o:o.04 pm o.33:o.o3 pm 0601-006 pm
23.2 0.24:0.02 pm 0.49i0.03 um 0.47:0.04 pm 0.64i0.06 pm
32.2 0.26i0.02 pm o.44:o.os um o.72:o.05 um 0.60i0.06 um
36.2 o.24:o.oz pm 0.46i0.04pm 0.53i0.07|.1m 0.66-_|-0.08um
TABLA VI. Diámetros promedio de trazas de iones 7Lipara tiempos de ataque químico de20 y 45 s. Las columnas sombreadas se refieren a material preparado incluyendo 10% deDPPH.
92
4.3 Aplicación de modelos propuestos
En el desarrollo de las experiencias que hemos realizado, así como en la discusión
posterior se consideran para el análisis solamente aquellos criterios generalmente aceptados en la
bibliografia al comienzo del trabajo, es decir PI, REL y dosis mínima en un radio cn'tico. Para la
confección de los gráficos comparativos entre lo predicho por estos criterios y los datos
experimentales se elaboraron sendos programas de cálculo, que permitieron realizar las curvas
correspondientes.
Respecto del último criterio, se realizó además un análisis previo de sus aspectos
principales, que se expondrá a continuación.
Dentro del modelo propuesto por Katz para la determinación de las condiciones de
detectabílidad de trazas de iones pesados, basado fundamentalmente en la importancia del daño
creado por los electrones secundarios, elementos importantes a considerar son: l) la respuesta
del material a una determinada dosis de radiación evidenciada por el aumento de la velocidad de
ataque químico respecto del material sin irradiar; 2) la distribución de la energía depositada
alrededor del eje de incidencia del ión, que fue modelada a través de varias formulaciones,
permitiendo el cálculo de perfiles de dosis radial.
Respecto del primer punto, en el trabajo de Kobetich y Katz (1968) se establece una dosis
a l7 Á de distancia al eje, de alrededor de 109 erg/g (IO5 Gy) como mínimo para que haya
velocidad de ataque preferencial detectable, y por lo tanto se produzca el desarrollo de una traza
observable.
Sin embargo en la bibliografia, se establecen comportamientos diversos para la respuesta
del policarbonato. En la Fig. 15 se ha graficado la variación de la velocidad diferencial del
material irradiado respecto del material virgen en función de la dosis de radiación y recibida,
según distintos autores. Como se ve, no hay una respuesta única a la pregunta de cómo es el
comportamiento del material frente a la dosis, al menos para valores de la misma entre lO y 200
.104 Gy.
La diversidad de soluciones propuestas planteadas para dilucidar este tema alcanza
también a la cuestión de la distribución radial de la dosis, la cual fue objeto de varias
formulaciones según los distintos autores (Apéndice II). Por esta razón se decidió llevar a cabo
un análisis comparativo de las mismas, a fin de adoptar un criterio para realizar posteriores
cálculos. Para ello se elaboraron los programas de cálculo correspondientes a las distintas
formulaciones.
93
D o190.
‘
V10-.
v
V
11 o ‘I. 0‘.ÍI . n I Zamani
. o SegoviaA KhanIv Benton0.1.¡ .=..1nñ¡ .
1 1o 100 1000
Dosis (10‘Gy )
Fig. 15. Variación de la velocidad de ataque químico en material irradiado, respecto de la velocidad deataque en material virgen, en fiJnción de la dosis de radiación y, según datos experimentales deZamani et al. (1981), Segovia and Cejudo (1982), Khan et al. (1975), Frank and Benton (1970)
Los cálculos de distribución radial de la dosis realizados para distintos iones evidenciaron
que los valores obtenidos según las formulaciones de los distintos autores (Faïn, Monnin y
Montret, 1974; Butts y Katz, ¡967; Zhang, Dunn y Katz, 1985; Waligórski, Hamm y Katz, 1986;
Spohr, 1990), son dispares, al menos en la región cercana a la trayectoria del ión. La formulación
de Waligórski, con una corrección semiempírica, es la que ajusta mayor cantidad de datos
experimentales según se muestra en sus trabajos (Waligórski, 1986), así como también los
resultados de distribución de dosis calculados mediante un código de Monte Carlo.
En la Fig. 16 se muestra una comparación de los perfiles de dosis obtenidos por este autor
para H en agua, con los resultados obtenidos mediante un código que utiliza Monte Carlo, y con
una formulación anterior (Zhang, Dunn y Katz, 1985).
La formulación propuesta por Waligórski, fue la finalmente adoptada para todos los
cálculos de distribución radial de dosís.. En particular, con el programa elaborado a partir de sus
ecuaciones se calcularon los perfiles de algunos de los iones utilizados en las experiencias, a fin
de evaluar con esta información la respuesta de los detectores ante determinadas condiciones de
carga y energía.
94
il[llllllllllllllllllllllLlIllll[llll“Jll[lllllll]Jlll]|llllllllll“lllllllIlllllILLIllulllllïjllll]llllll
- ZHRNG, DUNN li KRTZlos (19351
THIS WORK:
¡gs | HONTE cnRLCORRECTEDFORMULQ
(Gy)
Dosis
Vl [lll l llll l [lll l llll lJllLl llll
10-1 101 103 105Radio (nm)
Fig. 16. Distribución radial de energia depositada alrededor del eje de incidencia de protones de l, lO,20, 50 y lOOMeV en agua. Los cálculos de Monte Carlo son presentados en forma de histograma.(Gráfico tomado de Waligórski y col. (1986))
En la Fig. 17 se observan algunos de los perfiles evaluados.
Se pensó que la dosis depositada en el volumen encerrado por el radio cn’tico estimado
por Katz, podía ser un parámetro interesante para ser evaluado, y con más significado que el
valor de dosis correspondiente a ese punto. Para evaluar esa alternativa, se realizó una rutina que,
utilizando la información de dosis radial calculada con el programa anteriormente mencionado,
permite efectuar la integral numérica radial hasta el límite que se especifique. En la Fig. 18 se
muestran las curvas correspondientes a los cálculos realizados mediante integración numérica de
la dosis radial hasta los 17 Á. También se han sobreimpuesto los puntos que corresponderian a
95
los datos experimentales.
Dosis (10‘ Gy)105_
4:10 f 0320keV
10’}
102i" / 0240keV
101i- D40keV
10°}
104i
104i
104i
10"}
1o"!
10‘}10-7: . .uuul n ¡nunl Llllujl' n ¡“.ml I
10° 101 1o2 1o3 10‘
radio (Á)
a)
Dosis (10‘ Gy)1o5
10‘}
103. He4MeV
102! HeSMeV
1dio.
1o g
10"!
104i
10'1
10'?.5'
1010' !'
10-:4uun14141u1nl ....uJ . ml .10° 10‘ 1o2 10’ 10‘
radio (A)
c)
Fig. l7. Perfiles de dosis radial calculados a partir de las ecuaciones de Waligórski et al. (1986), para
Dosis 10‘105 ( Gao
10‘rg HEDkeV
103501 l
10Ïr ‘\
10‘; /
10°;- H193keV
10"";E
10"!
10‘}
10‘?
10‘}
10Ïr
10-7 n . ¡"nl . ¡“mi n ...l . ml .
10° 101 1o2 10° 10‘
radool)
b)
105 Dosis (10‘ Gy)
10‘
103 Li7MeV
102! Li21MeV1.
1o g
10°}E
-1
10 E.2'
1o I
103!
1o";10's: \‘a
E
10' !'
10. ' . .....u| . .......| . .......| . .......¡ .10° 10’ 1o2 103 10‘
radio (Á)
d)
algunos de los iones utilizados en el trabajo. (1 Mrad = lO4Gy)
96
Dosis acumulada hasta 17 Á0
C a
C w ,. \\r x
1 .- . Ü. \ o
E o. ° J- “0 ‘n ‘“s‘ al x;
'Li0,1 r
F He
’ H' l n IIIIIII u ll_llllll l I .¡nnl u n ¡“.ul
1E-3 0.01 0,1 1 10
Energía por nucleón (MeV/amu)
Fig. 18. Dosis depositada en el volumen encerrado por un radio de l7 Á
Por otra parte, a partir de una idea mencionada por Trautmann y col. (1996), se realizaron
cálculos de dosis depositada en volúmenes cilíndricos concéntricos con el eje de incidencia del
ión y la fracción que ésta representa respecto del LET o dE/dx. Ellos postulan que en principio
debiera excederse una cierta fracción de la energía total dentro de un determinado volumen
alrededor de la trayectoria para permitir la detectabilidad de las trazas.
Para realizar este cálculo, se integra numéricamente la dosis hasta el radio deseado. Se
halla luego el cociente respecto del LET, calculado para Lexan (la marca equivalente americana
al Makrofol de Bayer) según el programa TRIM de Biersack y Ziegler (1995). En la Fig. 19 a) se
muestran las curvas obtenidas, para energías entre 0.03 y lO MeV/amu, algunas de las cuales
corresponden a las de los iones utilizados en la experiencia.
Uniendo lo anterior con la elección de un dado radio crítico, digamos por ejemplo 17 Á,
que es el elegido por Katz, se halló una relación para fracción de dosis respecto del LET a ese
radio ( f ) como función de la energía específica del ión (E), con la forma de una combinación de
tres exponenciales:
E E E
f = 0.27944 + 0.5745e ‘ 0.04953+ 0.2179 e “ 0.3897+ 0.1427 e ‘ 31955
Esta relación se encuentra graficada en la Fig. 19 b).
Fracción de dosis acumulada1.2
1 2 4 5 6 7 810+ tu () <3) ()() ()()()
0.8- /'
0.6 - (1) 0.03 MeV/amu(2) 0.125 MeV/amu(3) 0.25 MeVIamu
0-4 ' (4) 1.25 MeVIamur (5) 1.75 MeV/amu
02 _ (6) 5 MeV/amu(7) 6 MeV/amu
' /’ (8) 10 MeV/amu0.0 —“ ——-='/. .......i . .......J . .......i . . ......I . 4......
0.1 1 10 100 1000 10000 100000
radio (Á)
Fig. 19 a). Fracción de dosis acumulada hasta una dada distancia del eje de incidencia del ión,calculada respecto del LET total de la partícula incidente.
fracción de dosis a 17 Á
| ' I0,9
0,8
0,7“
0,6- '0,5' I0.4- H
n - l0,3“ ' I0,2 l ' l ' I r I ' l ' 1
0 2 4 6 8 10Energía por nucleón (MeV/amu)
Fig. 19 b). Fracción de dosis acumulada a l7 Á de distancia del eje de incidencia del ión
Otro enfoque tenido en cuenta, fue analizar la densidad media de la energía por unidad de
camino (LET) entregada por el ión incidente, en la superficie encerrada por un radio equivalente
al máximo rango de los electrones secundarios. El resultado de estos cálculos se ha graficado en
la Fig. 20
98
Densidad de LET (eV/Áa)
l¡"q
¡""1¡""1I
1E-11¡nul u | n ¡nul n
0,01 0,1
MeV/amu
.1E-3
Fig. 20. Densidad de energía en una “rodaja” perpendicular a la trayectoria del ión, de radio igual almáximo recorrido de los electrones secundarios y espesor igual al diferencial de recorrido.
Por otra parte se intentó hallar una dependencia del LET que permitiera una mejor
agrupación de los datos. Para ello se realizaron varios ensayos, a fin de parametrizar LET vs.
(zfi/B)“, donde 27* representaría a la carga efectiva del ión dentro del material, y [3 es el
cociente entre la velocidad del ión incidente y la velocidad de la luz. ocy y se tomaron como
parámetros de ajuste.
zw = z { 1 - exp [- y B 2"”)1}
1< a < 2.7 y = 10, 80, 100, 125, 500
Hofmann y Katz (1983), sugieren una parametrización con y = 125, oc= 2.
En la Fig. 21 se muestran las curvas obtenidas con y = 80, oc = 1.5, un juego de
parámetros que parece más adecuado, dado que las mismas se hallan menos dispersas que las
citadas por la bibliografia.
99
LET (MeV cm2 I g)100
10000€
8
10005
100-//1o ¡l l n lllll l l lllllll ¡un
10 100 1000 10000
(2%)”
Fig. 21. Gráfico de la transferencia lineal de energía (LET) en función de un parámetro de ajuste, (z’lB)"’
4.4 Análisis y discusión de los resultados
En esta sección se hará una discusión de los resultados expuestos en las secciones
precedentes, en el orden en que fueron desarrollados.
1 - En cuanto a las experiencias realizadas irradiando las folias de Makrofol E con electrones
se debe remarcar que respecto de la bibliografia (Schlenk y col., 1975) se han obtenido
resultados interesantes en cuanto a la posibilidad de producir daño revelable con electrones de
energía mucho más baja que la reportada por los investigadores antes mencionados.
Está claro que los resultados alcanzados son de carácter cualitativo dada la limitación en
la medición de corriente de electrones. Sin embargo pudieron establecerse condiciones mínimas
para la obtención reproducible de trazas (30 s de irradiación y lm de etching). También se
comprobó que el comportamiento de estas “trazas” frente al ataque químico concuerda con lo
establecido por la cinética convencional de trazas, al menos en las condiciones de realización del
experimento. Nuestro logro consistió en comprobar la posibilidad de detectar el efecto de los
electrones en un material plástico, en condiciones de energía, dosis y dimensiones de poro
próximas a las observadas experimentalmente en las trazas. Es decir que, dentro de las
limitaciones impuestas por la energia y la colimación de los electrones que pudieron utilizarse,
esta experiencia permitió concluir que el daño producido por el haz de electrones presenta
similitudes en cuanto a su comportamiento frente a una solución de ataque químico, con el
producido por iones de energías tales, que pudiera atribuirse el daño principalmente a la acción
de los electrones secundarios.
Cabe mencionar que si bien en los modelos propuestos por el grupo de Katz las dosis
críticas que producirían un daño revelable se consideran dadas exclusivamente por electrones
secundarios, según otros autores (Paretzke, 1977) existen dos razones en contra para que la
velocidad de ataque químico en la traza esté únicamente determinada por los electrones
secundarios: l) el daño adicional debido a electrones secundarios dentro de los 17 Á representa
entre un 10 y un 20 % del debido a interacciones primarias y 2) el daño primario puede
extenderse perfectamente hasta distancias de IOo 20 Á del eje de incidencia del ión, debido a las
dimensiones finitas de las moléculas y porque para iones rápidos el parámetro de impacto
máximo para ionizaciones primarias, es grande.
En este punto sería adecuado analizar también la diversidad en la respuesta a radiación y
hallada por distintos autores, como se muestra en la Fig. 15 de la sección anterior. Queda en
evidencia que justamente en la región de mayor interés, es decir por encima de los lO5Gy )n0
l0l
olvidemos que Kobetich y Katz (1968) establecen este valor de dosis como mínimo necesario
para la detectabilidad de trazas) hay disparidad entre los resultados obtenidos por Khan (1975) y
Frank y Benton (1970) principalmente. Ya que no se puede determinar cuál es la respuesta del
detector a esta radiación, surgiria la duda respecto de una de las hipótesis del modelo planteado
por Katz, que considera que la respuesta de un dado detector a una dosis de radiación y (tomada
como referencia) puede ser tomada como equivalente al efecto producido con los electrones
secundarios producidos por el ión en el material.
2 - Pasando al tema especifico del estudio del llamado “umbral superior” de detección,
realizado mediante partículas alfa y iones Li, podemos hacer los siguientes comentarios.
En las figuras 6 y 7 se observa un comportamiento de tipo asintótico hacia V=l tanto en
el caso de partículas alfa como en el caso de iones Li. En ambos casos, con los datos obtenidos
se realizaron ajustes de tipo exponencial decreciente. Asumiendo que la condición V = l
representa el hecho de que el daño no es suficiente para producir un ataque quimico
“preferencial” detectable en la zona del eje de incidencia del ión, se han extrapolado valores de
energía limite de 38.8 MeV para 7Li y de 5.5 MeV para partículas alfa. Éstas energías estarian
dando una cota superior a la región donde las trazas son observables, al menos según nuestro
método. Considerando los errores experimentales, estos valores “umbral” se convierten en
“bandas” umbral comprendidas entre 5.1 y 5.9 MeV/nucleón para Li y entre 1.27 y l.37
MeV/nucleón para partículas alfa. Estos valores de umbral son notablemente menores que los
establecidos en la bibliografia ya que reportan datos de observación en una región considerada
previamente como “prohibida”.
En términos de uno de los parámetros usualmente empleado en la bibliografia para
definir el umbral en policarbonato, el REL, se puede adjudicar a los valores de energia
mencionados los valores calculados correspondientes de este parámetro, a los que podríamos
llamar como “críticos”. En particular, en el caso del Li, según cálculos realizados con un
programa elaborado en BASIC a partir de los algoritmos de Almási y Somogyi (1981), este
umbral crítico correspondería a un valor teórico de REL de 398 MeV cmZ/g. Por lo tanto, de
haber un valor de REL crítico definido para cualquier ión, esto significaría que se podrían
observar partículas alfa de hasta aproximadamente 8 MeV. Este hecho no ha sido comprobado,
como dijimos anteriormente, ya que incluso las partículas alfa de 6.12 MeV proporcionadas por
la fuente de 252Cf,no pudieron ser observadas. De la misma manera y con similar resultado se
puede operar con otros parámetros de los mencionados al hablar de los criterios, por ej. el Pl o el
LET.
102
Estos criterios han sido objeto de ciertas críticas por parte de algunos autores. En el caso
del criterio de la lonización primaria (Pl) se le objeta el no tomar en cuenta las ionizaciones
producidas por los rayos 8 de baja energia. Además los potenciales de ionízación involucrados
en los valores de K para el mejor ajuste experimental no son realistas fisicamente. Respecto de
esto último, Fleischer y col. (1967) consideran a la fórmula que representa a este parámetro más
como fenomenológicamente útil, que por tener un significado teórico profundo. Más aún, dado
que en trazas latentes la extensión radial de la traza es de unas decenas de Á, parecería razonable
que prevalezcan los procesos primarios sobre los secundarios como base de la formación de la
traza, aunque esto podria no ser adecuado en polímeros, o para iones de baja energía (< l
MeV/amu).
El REL por su parte también presenta algunas dificultades de tipo conceptual: la elección
de W0como parámetro de ajuste introduce una cierta arbitrariedad en los cálculos de REL.
En resumen, tanto el criterio del REL como el de PI tienen la misma dependencia en Z y
B, la carga y velocidad del ión, y ambos cuentan con un parámetro libre a fin de ajustar los datos
experimentales, lo que ocasiona alguna pérdida del significado fisico original de los mismos. De
todas formas, el poder predictivo de estos criterios es semejante y en general ajustan un buen
número de los datos experimentales existentes. Así, si bien las teorías descriptas pueden proveer
de herramientas útiles para el manejo de los datos, ninguna de ellas puede resolver en detalle los
problemas fisicos planteados anteriormente
3 - Por otra parte, se pueden analizar los resultados experimentales desde el punto de vista de
la deposición radial de la dosis. Una vez adoptado el sistema de ecuaciones de cálculo
mencionado en la sección anterior, se evaluaron las dosis depositadas en forma radial para los
iones y energías de interés. En la Fig. l7 se muestran algunos de los perfiles calculados. En a) se
han graficado los perfiles correspondientes a tres iones distintos , pero con energía específica tal
que el rango máximo de electrones secundarios es el mismo para los tres e igual a 17 Á. Esto
significaría dosis nula en ese punto para los tres casos. En los tres casos, las trazas son
observables. En b) se han graficado los perfiles correspondientes a un mismo ión (H), a dos
energías distintas, pero que poseen la misma dosis a 17 Á (1.9. lO5Gy). En ninguno de los dos
casos se observan trazas. En c) se ven los perfiles de partículas alfa , que son próximos entre si.
Sin embargo sólo se observan trazas en el caso de partículas alfa de 4 MeV. En d) se han
graficado los perfiles correspondientes a iones Li de tres energías, de las cuales 21 y 35
pertenecen al rango de irradiación real en el experimento. Las dosis a 17 Á son 2 105Gy y 1.25
lO5Gy respectivamente. Si bien las trazas se observan en ambos casos, está claro que el valor de
103
35 MeV está muy próximo al umbral (Fig. 8).
La dosis calculada a l7 Á correspondiente a iones de 7Lide 38.8 MeV (el punto estimado
para el umbral extrapolando los datos experimentales a la condición V=l) tiene un valor de 1.15
lO5Gy, y para la “banda umbral” mencionada en el punto 2, oscilaría entre 1.09 y 1.23 lO5Gy.
Si consideramos que el valor de dosis crítica sugerida por Katz y Kobetich (1968),
correspondería a iones Li de entre l4 y 20 MeV, queda claro que el método de observación acá
utilizado permitiría definir un rango de energías más amplio que el establecido por ellos.
Además, si como se analizara para el criterio del REL buscamos una correspondencia con los
valores que corresponderían a partículas alfa, podemos decir que el valor de dosis de 7Lide 38.8
MeV sería del orden de las dosis depositadas por partículas alfa de 8.8 MeV. Vemos entonces
que también analizando el problema desde este criterio, no habría un valor único del parámetro
de umbral para ambos iones.
L0 anteriormente dicho en los puntos 2) y 3) se ve reflejado en los gráficos de la Fig. lO.
Debemos remarcar nuevamente que los valores “umbral” de los distintos parámetros que se
obtendrian con los datos aquí reportados son sensiblemente inferiores a los aceptados en la
literatura. Queda en evidencia cómo, por ejemplo para el REL, el umbral está por debajo del que
se consideraba como REL crítico para la detección de trazas en policarbonato. Si bien con los
casos estudiados no queda definido un valor crítico universal para todos los iones para la zona de
altas energías, se observa que, al menos para los casos estudiados el criterio del REL, que, según
la bibliografia, parecía ser adecuado para caracterizar el umbral especialmente en materiales
orgánicos, no sería de aplicación general. Lo que sí ha quedado absolutamente comprobado es
que en lo que se refiere a la región del “umbral” superior, se puede inferir un límite de
observabilidad de trazas que es notablemente menor al establecido en la bibliografia. Estos datos
permiten además establecer un punto de comparación experimental para el comportamiento del
material en la zona de bajas energías.
Todo lo expuesto en los párrafos anteriores parecería indicarnos que el umbral superior
puede estar relacionado con el concepto de "régimen de contaje de granos ” sugerido por Katz
(Katz y col., 1972), con la distribución de "blobs" de gran velocidad de etching a lo largo de la
trayectoria del ión, sugerida por Paretzke (Paretzke,l972), o con la necesidad de remover una
cadena de defectos "contingente" mencionada por Spohr (Spohr, 1990). En otras palabras, cerca
del umbral superior el "daño" o densidad de escisión de cadenas es magro y está distribuído en
forma discontinua en una región muy amplia, de manera que el valor de la velocidad de ataque
químico en la traza es cercano al de la velocidad de comido o velocidad de ataque químico en el
104
bulk. De esta forma no hay contraste entre los efectos de ambas velocidades como para que la
traza resulte observable.
Por otro lado, debido a que no hay umbral en la generación del daño y no existe
seguridad de que el método de etching químico pueda reconocer una traza, no hay argumentos
fisicos que sostengan la existencia de un umbral de registro de los eventos. Podría decirse que no
hay umbral superior en el sentido estricto de la palabra, y que la observabilidad de las trazas
depende fundamentalmente de la resolución del método de detección.
4 - Antes de analizar los resultados obtenidos en el estudio del umbral inferior, resumiré
algunas de las consideraciones en base a las cuales se diseñaron las experiencias, en cuanto a
elección de iones y energías. En efecto, en la región de bajas energías deberían tenerse en cuenta
argumentos fisicos distintos de los discutidos al hablar de los resultados obtenidos en la región
de altas energías. En (Mazzei, 1989) y (Mazzei y Bemaola, 1992) se reporta que los datos
experimentales de los perfiles de traza a nivel submicroscópico muestran una velocidad de
ataque químico aproximadamente constante hasta un radio de alrededor de 25 Á. Ellos sugieren
que debido a lo limitado del transporte de los reactivos y productos de etching dentro de esta
región, el ataque químico no puede discriminar la variación radial del daño. Esta observación
concuerda con el límite inferior de radio de traza (l7 Á para policarbonato) sugerido por Katz y
Kobetich (Katz y Kobetích, 1968), con el volumen de reacción libre necesario para la mobilidad
de la unidad de monómero postulado por Luck (Luck, 1982), y con el criterio de Zamani y
Charalambous (Zamani y Charalambous, 1981) según el cual el proceso de etching se produce
sólo a radios de traza mayores que 20 Á. En este caso, no solo cuestiones de percepción
intervendrían en la interpretación del fenómeno del umbral, sino también factores que limitan la
acción del etching. Según estas consideraciones, parecería razonable pensar que cuando el rango
máximo de electrones secundarios es del orden o inferior a 20 Á, aún cuando las dosis
depositadas sean grandes, no podrá observarse una traza.
Debido a la forma en que se planteó la irradiación, además de permitir evaluar la
aplicación del criterio de dosis mínima en l7 Á, los iones elegidos en la zona de bajas energías
brindan información útil para estudiar los otros criterios de umbral. Las energías de irradiación
de deuterones y protones fueron elegidas a fin de que, con igual energía específica y carga, sólo
difiriera la masa. Los valores de REL, LET y PI para protones de 30 keV y deuterones de 60 keV
son idénticos y sin embargo en el primer caso no se observaron trazas, y sí en el segundo caso.
Algo similar ocurre con protones de 190 keV y deuterones de 80 y 88 keV, que poseen valores
muy similares de esos parámetros, y sin embargo, se comportan en forma diferente frente al
lOS
ataque químico. En resumen, si bien en la Fig. lO, las curvas para protones y deuterones no
evidencian diferencias, sí hay un comportamiento diverso a nivel experimental.
Se comentó anteriormente que en experiencias previas con deuterones de 40 keV las
trazas habían sido observadas, como lo prueba la Fig. ll. Los datos correspondientes a 12Cde
240 keV y "‘O de 320 keV con alcance maximo de los electrones secundarios de 17 Á,
confirman lo observado con deuterones de 40 keV. En la Fig. 12 se mostraron trazas de O de 320
keV. Además se observaron trazas de iones de energías tales que el rango máximo de los
electrones secundarios es algo menor que 17 Á (He de 60 keV, con 12 Á de rango de los
electrones secundarios) y que de acuerdo con los cálculos de Waligórski, tendrían cero dosis
depositada a esa distancia del eje de incidencia del ión.
Las energías específicas de otros de los iones estudiados corresponden a rangos máximos
de los electrones secundarios aún menores, del orden de l Á. Aún así, tal como pudo verse en la
Fig. 13, la solución de ataque químico ha podido revelar el daño latente producido por estos
iones (O de 50 keV, Ar de 50 keV y Ar de 30 keV), dando lugar a trazas perfectamente visibles a
nivel de microscopía electrónica.
Considerando que la dosis depositada a l7 Á calculada según las ecuaciones de
Waligórski y col. (1986) es nula en todos estos últimos casos, el criterio de umbral de detección
sustentado por Katz y Kobetich (1968) que establece la necesidad de una dosis mínima en un
radio crítico (17 Á para policarbonatos) no se verifica. Por lo visto a partir de los resultados
obtenidos para iones de baja energía, que tambien están incluídos en los gráficos de la la Fig. lO,
las curvas de dosis a 17 Á evidencian que el criterio de una dosis mínima a esa distancia critica
del eje no parece dar cuenta de los datos obtenidos para algunos de estos iones. Por otra parte, así
como en el caso de partículas alfa y Li analizados anteriormente, tampoco los criterios de PI y
REL permiten inferir un umbral de detección a estas energías.
Dada la imposibilidad de englobar la totalidad de los resultados experimentales bajo
alguno de los criterios normalmente utilizados para el umbral, se intentó evaluar la masa total de
resultados experimentales a través de magnitudes que pudieran dar cuenta del problema. Se
realizaron varios cálculos, que se mencionaron en la sección 4.2.
La dosis depositada dentro de los l7 Á fue considerada como ser un parámetro más
realista que el valor puntual de dosis a esa distancia. El cálculo se hizo mediante integración
numérica. En la Fig. 18 se muestran las curvas así obtenidas en unidades de dosis arbitrarias, y
nuevamente fueron sobreimpuestos los datos experimentales. La forma de las curvas es similar a
la del REL.
106
En la Fig. 19, se han volcado los cálculos realizados para la fracción de dosis acumulada
hasta una distancia del eje de incidencia determinada, calculada respecto del LET total de la
partícula incidente. Puede observarse que, analizando los casos correspondientes a las mayores
energías, una fracción de alrededor del 60 % se deposita dentro de un cilindro de radio inferior a
los 100 Á. A partir de ese punto, una mayor suavidad en la pendiente de la curva parece indicar
que la dosis depositada va "díluyéndose", hasta el radio de máximo alcance de los electrones
secundarios.
En las Fig. 20 y 2] se muestran las curvas de “densidad de LET” y LET en función de
un parámetro del tipo (#6)“ respectivamente. Si bien los puntos parecen distribuirse en forma
más compacta que en otras representaciones, la información brindada no es suficiente para
inferir un comportamiento definido respecto del umbral.
5 - En cuanto a las experiencias realizadas con el objeto de estudiar la etapa posterior a la
deposición de energía, o fase fisico química, cuyos resultados fueron expuestos en la sección V
de la Parte Experimental, podemos distinguir los siguientes aspectos:
De acuerdo con la bibliografia (Edmonds y Durrani, 1979) se sugiere que la etchabilidad
de la traza latente está relacionada con los fragmentos moleculares producidos por la ruptura de
cadenas. Debería haber una alta concentración de estos fragmentos en la traza latente los cuales,
por su solubilidad y movilidad harían etchable a la traza. La idea de detectar variaciones en el
peso molecular de las muestras irradiadas en relación con la energía de los iones pretendía de
alguna manera establecer una conexión entre valores de peso molecular medio y posibilidad de
observación de trazas, información ésta obtenida anteriormente por microscopía electrónica.
En la práctica, la aplicación de la técnica de GPC para la medición de pesos moleculares
ofreció una serie de dificultades, entre las cuales la necesidad de una cantidad mínima de
material irradiado uniformemente es una de las más importantes. A partir de las mediciones
realizadas durante la experiencia se sugiere que la relación del espesor de la muestra respecto del
rango de los proyectiles es de importancia. Para una buena medición de la disminución del peso
molecular para partículas de baja energía esto requeriría el uso de folias lo suficientemente
delgadas como para que el espesor fuera al menos comparable con el rango de las partículas, lo
cual presenta en la práctica una dificultad extrema. En el caso de irradiación con iones de alta
energía esta dificultad puede evitarse, pero en este caso el tamaño del haz no permite obtener
siempre muestras lo suficientemente grandes. En definitiva, dentro de las limitaciones impuestas
por el me’todo, se ha podido verificar una disminución del peso molecular medio, pero no se
pudo establecer una correlación de esta propiedad con el umbral de detección.
lO7
Respecto de la parte b) del experimento, no era la intención analizar el tipo de radicales
libres producidos tras irradiación, lo cual según se describió en el Cap. ll, fue estudiado en los
últimos años por Ferain y Legras (1993“, l993b) y por Gagnadre y col. (1993), que lograron
annar un cuadro relativamente completo del tipo de roturas y especies producidas mediante
irradiación con determinados iones, y por Apel y col. (1988, 1990), que a partir de sus
mediciones propusieron un modelo de daño en diversos polímeros.
En nuestro caso, se pretendió encontrar nuevamente una relación entre la influencia de
los radicales libres en la estructura de la traza, evaluable a partir de la observación de la
morfología de la misma y la energía de los iones utilizados, especialmente en la zona cercana al
umbral de observación determinado anteriormente. Como se explicara en el Cap. II, la idea de
incluir un atrapador de radicales libres en la estructura del policarbonato fue sugerida por Boyett
(1970) sí bien en su caso las mediciones realizadas fueron de análisis de espectros y no de
observación de la morfología de las trazas, como se hizo en este trabajo.
La experiencia realizada con el objeto de evaluar la influencia de los radicales libres en la
formación de la traza mostró que el efecto de “atrapamiento” del DPPH es mayor en las folías
irradiadas con iones en el rango de energía de los MeV/amu que en las irradiadas con iones en el
rango de los keV/amu. Sin embargo no se pudo establecer la razón del aumento del diámetro ni
una correlación entre el efecto del DPPH y la energía en el caso de irradiación con Li. La
inclusión del DPPH parece influir notablemente en la variación de los diámetros de traza, si bien
en el sentido contrario a lo esperado (aumento del diámetro). Esto indicaría un efecto más
pronunciado del atrapador de radicales en la zona de alta energía.
6- Los resultados planteados hasta aquí, sugieren que es necesario considerar nuevos
mecanismos para interpretar en fonna más completa el proceso de generación y observación de
trazas. Mazzei y Bemaola (Mazzei y Bemaola, 1992) manifiestan que probablemente debería ser
considerada la influencia de los gradientes de temperatura dentro de las trazas y el
reacomodamiento post-irradiación del daño dentro de la traza por procesos de difusión y
transporte.
El hecho de haber hallado trazas en casi todos los casos analizados en la zona de bajas
energías, parecería indicar que la extensión de la región dañada alrededor del ión es mayor que la
esperada, al menos en estas condiciones de energía del proyectil. Este fenómeno debería
responder a mecanismos posteriores a la deposición de la energía que contribuirían a una
redistribución del daño final alrededor de la trayectoria. En forma adicional, el modelo de "pico
térmico" en particular podría aportar un nuevo elemento de análisis del problema. Como se
103
explicara en el Capítulo II, este modelo parte de la hipótesis de que la energía depositada
corresponde a un aumento abrupto de la temperatura en un pequeño volumen cilíndrico alrededor
de la trayectoria del ión en el momento del pasaje del mismo, para luego difundirse radialmente
en forma explosiva hasta regiones alejadas del eje de incidencia del proyectil (Spohr, 1990). De
esta forma, un dado elemento de volumen a distancia r de la trayectoria del ión estaría activado o
no, de acuerdo con su historia térmica. En el Capítulo Il se cita la solución de la ecuación
diferencial de difusión térmica para calcular el perfil radial de temperatura (ecuación (1)), y las
simplificaciones realizadas para su obtención.
En las Fig. 22 y 23 se muestran la evolución temporal de los perfiles de temperatura
correspondientes a algunos de los iones utilizados en la experiencia y el perfil de temperatura a
un tiempo dado para partículas alfa de distintas energías, respectivamente.
Estos cálculos son sólo aproximados, pero muestran un rápido decrecimiento de la
temperatura máxima alcanzada para todos los tiempos a una dada distancia de la trayectoria del
ión. En base a esta distribución aproximada podría definirse un diámetro de traza por la distancia
máxima a la cual se alcanza una determinada temperatura, suficientemente alta para crear
defectos en el material. En el caso del Makrofol E, si bien a los 170 °C ya el material se funde,
habría que tener en cuenta el lapso durante el cual estas temperaturas se mantienen, posibilitando
la degradación del material. De todas maneras, este primer análisis del efecto de explosión
térmica es sólo un primer paso sobre un tema que seguimos desarrollando en el futuro.
H 30 keV - D 60 keV He 60 keV
Temp (°C) Temp (°C)sao t 1600
r
“m ' / 410"s. 1400h
1200 - 1200
' 41o”;1°°° - 1000n /
80° - 80° _
600 - 50° _
410%./ l,400 - 400 ,. 410 s
zoo. 41o"s. 20°_ 1°.../ _ j so l l l ¡_—A o l l l I l AL
o zo 40 so en 100 o zo 4o so 100
radio (A) radio (A)
109
050kev H 190keVTemp (°C) Temp (°C)
eno 1600 ,
É
14m - no“; 1400h ’s "Un"
1200 - 1200 - I
tooo -‘ 1000
am _ /10‘ o. Boo_
. /10"'s.eco 6a) L
/‘1yl|¿no - 4m _
' 10'"I.
2m: 2m_ /1o.nlo A l ¡_ .l 4 l A I A o L l . ‘ l . l . I_¿
O 20 lO eo Ü 1m O 20 40 W G.7 1m
radio (A) radio (A)
Li 35 MeV Li 42 Mev, Tem °C
m, Temp ( o) 1600 p‘ ’
4 10‘“; x
nooï ¡/ “°°' 1/10”;Í L
1200 L 120° L 1
í I
¡ooo p I 1000
t íF
3m _ I / 10'"; am s.
_ ya";eno - 53° " '.
í.
¿no v- " m r- l
r /°.'° " . 9WH.
2m. /\o"¡. zm; 4 '"sF \; _ a fo A l n I n l n l o 4 l A \ l A l V
o za 4o eo ac 100 o zo ¿a m eo 1m
radio (Á) radio (A)
Fig. 22. Perfiles de temperatura a distintos tiempos. para algunos de los iones utilizados en lasexperiencias.
Temperatura radial de partículas alfa en t = 2 10'11s
350
0.36 MeV300-fi
r250
200 —
T(°C)
radio (Á)
Fig. 23. Perfil de temperatura para partículas alfa de distintas energías a un tiempo dado.
4.5 Conclusiones
Si bien la interacción del ión con el material es el punto de partida para la descripción
teórica de la formación de las trazas latentes, cuando se interroga sobre la distribución espacial
final del daño producido por el mismo, y sobre los procesos dinámicos relacionados con la
redistribución de la energía entregada posterior al paso del ión, sólo contamos con modelos. En
base a estos modelos fue surgiendo a lo largo de la “historia” de los detectores de trazas un
número de criterios y parámetros que, al menos parcialmente, permitieron establecer con fines
prácticos los rangos de energía en los que los diversos detectores registraban los iones pesados.
Sin embargo esta “delimitación”, por el solo hecho de haber sido realizada a partir de
observaciones con microscopía óptica debe ser revisada. Las experiencias realizadas en este
trabajo han demostrado la validez de esta afirmación. En efecto, mediante el empleo de técnicas
adecuadas de observación que involucran la microscopía electrónica, se logró visualizar trazas
en regiones de energía que previamente se consideraban “vedadas”.
l) A partir de estos hechos podemos enunciar una primera conclusión: se ha extendido
significativamente el rango de observación de trazas en Makrofol y ésto corroboraría la idea de
que es fundamental llegar al límite de las posibilidades en los métodos de observación antes de
decidir sobre la existencia de un umbral fisico de detección. Lo que ha quedado absolutamente
establecido es que, en lo que se refiere a la región del umbral superior, se puede inferir un límite
de observabilidad de trazas que es notablemente menor al establecido en la bibliografia. Los
datos obtenidos en este trabajo han permitido además establecer un punto de comparación
experimental para el comportamiento del material en la zona de bajas energías.
2) En segundo lugar, analizando los resultados obtenidos con iones Li y partículas alfa en
la región de energía de los MeV con los diversos criterios para el umbral de detección, no habria
un valor único del parámetro de umbral para ambos iones, si bien éstos estarian cercanos.
3) Por otra parte la información proporcionada a través de los datos de trazas de iones de
energias de hasta unos pocos cientos de keV permitió concluir que el modelo de dosis
depositada a 17 Á del eje de incidencia del ión no describe correctamente el comportamiento de
los detectores en esos rangos de energía.
l12
4) Se ha comprobado experimentalmente, que para dimensiones debajo del micrón es
posible producir un daño con electrones de 20 keV susceptible de ser atacado preferencialmente.
Aunque este resultado es cualitativo, el daño inducido por el haz de electrones presenta
similitudes en cuanto a su comportamiento frente a una solución de ataque químico, con el
producido por la acción de los electrones secundarios que se generan durante la interacción del
proyectil con el material irradiado. Este hecho contribuye a fundamentar el criterio de que los
electrones secundarios generados durante la interacción son responsables principales en la
generación de trazas en materiales orgánicos. El resultado de este experimento, aunque
cualitativo, creemos que es importante porque da sustento a las teorías que ya mencionamos, en
el sentido de que los electrones que se generan durante la interacción del proyectil con el
material irradiado son en gran parte responsables del daño en el proceso de generación de una
traza.
5) Dentro de las condiciones impuestas por el método de GPC utilizado, se ha podido
comprobar que hay una disminución del peso molecular medio en las muestras irradiadas con
iones litio. No se halló una correlación de esta propiedad con el umbral de detección.
6) La experiencia realizada con el objeto de evaluar la influencia de los radicales libres
en la formación de la traza mostró que el efecto de “atrapamiento” del DPPH es mayor en las
folias irradiadas con iones en el rango de energía de los MeV/amu que en las irradiadas con
iones en el rango de los keV/amu. En el experimento realizado, no se pudo establecer la razón
del aumento del diámetro de las trazas, ni una correlación entre el efecto del DPPH y la energia
en el caso de irradiación con Li.
7) Se ha confirmado la idea de que es necesario discriminar entre un “umbral superior” y
un “umbral inferior”, y no considerar un umbral de detección único como menciona la
bibliografia.
Cerca del umbral superior el "daño" o densidad de escisión de cadenas es magro y está
distribuido en forma discontinua en una región muy amplia, de manera que el valor de la
velocidad de traza es cercano al de la velocidad de ataque quimico o velocidad de bulk. Por lo
tanto no se puede lograr un contraste entre los efectos de ambas velocidades de ataque químicos
como para que la traza sea observable.
H3
Por otro lado, no hay argumentos fisicos que sostengan la existencia de un umbral de
registro de los eventos partiendo del hecho de que no hay umbral en la generación del daño. Sin
embargo está claro que existe un limite en la capacidad del método de etching químico para
reconocer una traza. Podn'a entonces decirse que no hay umbral superior en el sentido estricto de
la palabra, y que al presente podemos estimar sólo la “observabilidad” de las trazas y aceptar la
dependencia de la resolución del método.
En lo que se refiere al estudio de la zona de bajas energias, el hecho de haber hallado
trazas en casi todos los casos analizados parecería indicar que la extensión de la región dañada
alrededor del ión es mayor que la esperada, al menos en estas condiciones de energía del
proyectil. Este fenómeno debería responder a mecanismos posteriores a la deposición de la
energía, como por ejemplo el de difusión, que contribuirian a una redistribución del daño final
alrededor de la trayectoria. En particular, el modelo de "pico térmico" podría aportar un nuevo
elemento de análisis del problema y tal vez permitir una descripción más completa del
fenómeno.
De todo lo dicho se concluye que las técnicas aquí utilizadas han permitido obtener
información que representa un avance respecto de lo existente en la bibliografia. Los resultados
aportados en este trabajo sugieren la necesidad de evaluar la posibilidad de una conjunción de
mecanismos de daño, complementarios a los usualmente considerados por los criterios de
umbral tradicionales. Estos factores tendrian una incidencia en la configuración final de la zona
de daño, a ser atacada por la solución química a fin de obtener una traza observable, cuyo peso
relativo debería depender de la energía del ión. Sin embargo tal análisis excede los objetivos de
este trabajo, siendo materia para un estudio posterior.
ll4
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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ll7
APÉNDICEI. Teoría cinética de trazas
Al someter un detector irradiado al ataque químico, si el agente de ataque es el adecuado,
encontrará una diferencia estructural entre la zona dañada y el resto del material. De esta manera
la solución de ataque avanzará preferencialmente en esta zona, y por lo tanto habrá una mayor
velocidad de ataque que en el material no dañado. Por otra parte el daño no es uniforme en toda
la zona dañada, sino que disminuye radialmente desde el eje de incidencia del ión formando un
cilindro con un radio del orden de las decenas de Á. La velocidad de ataque dentro de esa zona
cilíndrica Vt no será entonces constante sino que dependerá de la intensidad del daño y tendrá
una variación radial.
Si el material es isótropo y homogéneo, el ataque químico se produce en el material
virgen en todas direcciones con igual velocidad Vb. Dado que Vt es mayor que Vb, la
consecuencia del ataque químico será la formación de una cavidad que se extenderá en la
dirección de ataque preferencial. Podemos reconocer varias etapas en el desarrollo de una traza,
de acuerdo con los lapsos durante los cuales se somete la muestra al ataque químico, y son las
esquematizadas en la Fig. l.
Fase naciente
SuperficieOriginal u
Ñ FaseCónlca
-\ /- Fase de transición
V Faseesférica
Fig. l
En un principio, para tiempos de ataque cortos, a nivel submicroscópico tenemos la
llamada traza naciente, en que el diámetro de la misma es del orden de las dimensiones de la
zona dañada. En este caso, el perfil o contorno de la traza sólo podría deducirse conociendo la
distribución radial del daño. La segunda etapa es la llamada fase cónica (dado que el contorno de
118
la traza adquiere esa forma), donde L es menor que R, y finalmente se llega a la fase esférica, en
que L > R.
Los mecanismos de ataque de la solución, la forma en que e'sta se va degradando al
incorporar los productos residuales de la reacción de ataque, y la manera en que e'stos pueden ser
expulsados fuera de la traza, son fenómenos muy complejos, de dificil consideración y no
completamente conocidos.
Aún así, se puede realizar un modelo geométrico simplificado, que reproduce
adecuadamente los resultados experimentales. La cinética de trazas tradicional presupone que el
diámetro del cilindro dañado es mucho menor que la traza observable tras el ataque químico.
Esta hipótesis es apropiada cuando se analizan trazas con microscopio óptico, cumpliéndose que
los radios observados son mucho mayores que las dimensiones de la zona dañada. De esta
manera se puede idealizar al cilindro dañado como una línea recta y por lo tanto el revelador
atacará preferencialmente sólo a lo largo de esta línea y Vt podrá tener variaciones espaciales
sólo a lo largo de la trayectoria de la partícula.
Los parámetros que más fácilmente podemos medir en una traza (Fig. 2) son su diámetro
d, la longitud de la traza propiamente dicha L, y la velocidad de ataque en el material virgen Vb.
R es el rango de la partícula y h la longitud de la capa superficial que ha sido comida por el
ataque químico, y que es igual al producto entre la Vb y el tiempo de etching.
En las referencias (Somogyi, 1973; Paretzke y col., 1973; Henke y Benton, l97l) se
puede encontrar desarrollos de la cinética tradicional para ángulos de incidencia variable. Por
simplicidad se mencionará un desarrollo para el caso en que la incidencia de la partícula es
normal a la superficie del detector.
Al considerar que el radio del cilindro dañado es nulo, el agente químico ataca
preferencialmente a lo largo de la trayectoria con velocidad Vt y desde cada punto de la misma
que ha sido alcanzado por la solución, atacará al material virgen en todas direcciones con
velocidad constante Vb (detector isótropo y homogéneo). Partiendo de las cantidades Vt y Vb
antes mencionadas, el problema de la evolución de la traza puede asimilarse al desarrollo de un
frente de onda esférico emitido por un móvil que se desplaza con velocidad Vt(x) en un medio
con velocidad de grupo Vb. De acuerdo con el modelo propuesto, el contorno de la traza (perfil)
estará dado por la envolvente de las ondas esféricas generadas por el agente químico al alcanzar
los distintos puntos de la trayectoria de la partícula.
119
Tomando un sistema de coordenadas con origen en la superficie inicial del detector
(antes del comienzo del proceso químico), con el eje X a lo largo de la trayectoria de la
partícula, el esquema es como el de la Fig. 2.
Superidemamar
Superficie
L-Vy t - V.t
Fig. 2
Se analizará primero el caso en que el tiempo de procesado es menor que el necesario
para llegar al rango R de la partícula, y se supondrá que Vt es constante. Así:
í11%: Vl X = Vl t (l)
Un punto X0 < X será alcanzado en un tiempo t = XO/Vt, y desde este punto X0 se
desarrollarán ondas esféricas de radio
r = Vb (t - to) (2)
r = h - X0 / V (3)
siendo h = Vbt el espesor atacado por el agente químico desde la superficie original y V = Vt /
Vb el cociente de velocidades. Se obtiene entonces que la forma de la traza estará dada por la
envolvente de la familia de esferas
(X - X0)2 + Y2 + 22 = (h - XOIV)2 (4)
La envolvente de una familia de curvas CD( X, Y, Z, X0) de parámetro X0 , se obtiene
eliminando el parámetro del sistema de ecuaciones
d>(x, Y, z, xo) = o (s)
a_4>_ = o (6)
a X0 lx.” =clc
En nuestro caso:
120
d)(X,Y,Z,Xo)=(X-X0)2+ Y2+ZZ-(h-Xo/V)2=O (7)
¿dt =-2(X-Xo)+2/V(h-Xo/V)=0 (8)
6X0
_ Vh-XV2° l-V2
yporlotanto_ 2Y2+z2=m (9)
V2—1
Vemos que la ecuación de la envolvente es un cono circular, y la intersección de la misma con el
plano X = h da un círculo de radio
r=h[%1” (10)
El vértice de] cono estará en el punto Y = Z = 0, lo que permite obtener la altura L del cono,
medida desde la superficie original del detector:
L=Vtt=(Vt/Vb)Vbt=Vh (11)
y la altura observable del mismo, es decir medida desde la superficie final X = h será
l=L-h=h(V-l) (12)En consecuencia midiendo el radio r del cono y la altura l del mismo pueden obtenerse
V = (12+r2)”r
r
_l (12+r2)l 2—r (13)
Vb=_ Vl=VVb
rango
a) traza latente b) fase cónica c) fase esférica
Fig. 3
12]
Por lo tanto el tiempo que tardará el ataque químico en llegar al rango R de la partícula
es tR = R/Vt y a partir de ese instante el material se ataca isotrópicamente en todas direcciones
con Vb, es decir el extremo de la traza será una esfera de radio r = h - R/V y centro en X = R
(X-R)2 + Y2 + Z2 = (h-R/V)2 (14)
y la intersección de la esfera con el plano X = h será
l lY2+ZZ=R 1-— 2h-R 1+— 15( V)[ ( V)l ( )
es decir un círculo de radio
l l 1/2= R l—— 2h-R l+— 16r { ( V)[ ( v)]} ( )
Las distintas fases del desarrollo de la traza se ilustran en la Fig. 3.
En el caso más general, en que Vt no puede ser considerado como constante,lo XO Xo
Iodt=0dX/Vl, t=0dX/V¡ (17)
Desde cada punto se desarrollarán ondas esféricas de radioxo
r = vb (t-to) = h —jdX/V= h —ho0
con x0 (18)
h.,= IdX/V0
Nuevamente la forma de la traza estará dada por la envolvente de la familia de esferas
(X -X0)2 + Y2 + 22 = (h-ho)2 (19)
El parámetro X0 se elimina del sistema de ecuaciones
nb(x,)=(X—Xo)2+Y2+Zz—(h—Io)dX/V):=0(20)
M=-2(X—)<,)—2(h-J"ÉlX/V); =o6X0 ° V(Xo)
De la ecuación (lO) X -Xo = (h - ho) / V(X0)
Xo=X-(h-ho)/V(Xo) (2])
Reemplazando 21 en 19 se obtiene la ec. de la envolvente
V2(X )—lY2+22= h— 2 —°— 22( ho) v2(xo) ( )
La intersección de la envolvente con el plano X = h da un círculo de radio
V2 —lr=(h_ha)L (23)V2(Xo)
122
Si L es el largo de la traza medida desde la superficie original y l es el largo observable desde la
superficie despues del ataque químico, entonces debe ser| l
L=l+h y L=le dt' h = [vb dt'0 0
. l (24),(25)
1= L - h = {(vl - Vb)dt' = jvbw —l)dt'
i = vb [V(t) - 11 (26)
dt
En la ecuación 26 se ve que graficando el largo de la traza en función del tiempo, la pendiente
de la recta tangente en cada punto permite, conociendo Vb, calcular Vt.
Teniendo en cuenta que h = Vb t la ecuación 23 se puede escribir
Q = V(t) - l (27)
dh
y la máxima longitud de la traza se obtiene cuando
Q = 0 o sea V(t) = l (28)
dh
De la ecuación 24 se deduce que Vt = Vb y esto sucede cuando el ataque químico llega al
rango de la partícula, es decir cuando L = R.
123
APÉNDICEII.Distribución radial de dosis
Los cálculos de Katz-Waligórski (Waligórski, 1988)
En sus trabajos Katz y Kobetich consideran solamente la energía depositada por los
electrones 6. No toman en cuenta la energia primaria y los fenómenos de oscilación de plasma
propios de la fase condensada. El principio del cálculo consiste en evaluar la energía depositada
por los electrones secundarios a partir de su espectro inicial de energía, y con la ayuda de
resultados experimentales sobre la pérdida de energia de los electrones en sólidos.
La pérdida de energía debida a ionización y excitación electrónica por unidad de camino
de un ión de carga Ze, velocidad v que atraviesa un material que tiene una densidad de
electrones N por unidad de volumen ligados con un potencial medio de ionización I, está dada
por la fórmula de Bethe-Bloch
dE Z2 2mv2:1; 2C—.—.———e ——e 1- 2 — 2
dx B [n I n( B) [3] (1)
donde m es la masa del electrón y
¿tu?mc "
(2)
Esta energía es transferida a los electrones del medio, ligados con un potencial de
ionización promedio I a través de colisiones centrales como lo expresa la fórmula de Rutherford,
aquí representada por el número de electrones o rayos delta, con energías entre w y w+dw
producidos por unidad de camino del ión:
Para w S wmax
Z_'2 dwdn=C —-- “wn-w[32 (W +1)2
(3)
para w > wmax dn = 0
La energia máxima transferida a un electrón libre en la colisión con una partícula pesada,
wm“, es:
124
(4)_ 2anï _ 2mcl-B2
2* es la carga efectiva para un ión pesado de carga Ze, expresada por la expresión de
Barkas (1963) que considera fenomenológicamente la dependencia con la velocidad de la carga
del ión:
z *=|l—exp(—125[3Z‘mn (5)
Puede mostrarse que los electrones (rayos 6) de energía w son eyectados a un ángulo d)respecto
de la trayectoria del ión de acuerdo con la relación (Rossi, 1965)
coszd)= L (6)w max
De la ecuación anterior se ve que la mayoría de los rayos 6 tienen energias mucho
menores que wmaxy por lo tanto son despedidos con ángulos de aproximadamente 90°. Para
simplificar los cálculos Butts y Katz (1967) suponen que todos los electrones son despedidos
perpendicularmente a la trayectoria del ión.
Para poder completar el cálculo de la distribución radial de dosis D(r), es necesario
conocer una relación rango (R)-energia (w) para electrones. Butts y Katz (1967) utilizaron una
relación lineal obtenida del fiteo de datos de rango vs energía de electrones en aluminio, para
energías de los electrones de alrededor de l keV: R = k0 w donde k0 = lO'5 g cm'2 keV-l
La ecuación derivada por estos autores para la dosis radial es:
C Z ' 2 l l
D0(r)—-2-n[3—2r(-r--:) (7)
Considerando el potencial de ligadura I, la ecuación 7 se modifica quedando:
CZ.2 l lD =___ ____'(r) 21:82r (r+9 1+9) (8)
donde 1:= k0 Wmáx 6 = ko I
l25
El rango máximo de los electrones delta estaria dado por I, mientras que la cantidad 9
representaría el rango de un electrón cuya energía es igual a la energía de ligadura l..
Zhang, Dunn y Katz (1985) utilizaron una relación de potencias de dos componentes para
la relación R-w a saber:
R=kw°‘ (9)
1.079 para w < lkeV o B<0.03donde k = 6 104‘g cm'2 keVfl y 0L=
1.667 para w 2 lkeV o B>0.03
y la ecuación de distribución de dosis propuesta por estos autores es
l_r+9 OITCZ’2 1+6
21m Bzr r+9D .( r ) = (lo)
donde el rango máximo de los electrones secundarios ‘t,y el “rango” de un electrón con energia
igual al potencial de ligadura I (que se asume del orden de los 10 eV), están dados por
t=kwmaxa 6=kI"°79 (11)
A partir de una comparación entre resultados de distribución radial de dosis obtenidos
con las ecuaciones anteriores para protones de l a 100 MeV en agua, y cálculos realizados
mediante un código Monte Carlo, Waligórski (Waligórski, 1986) introdujo modificaciones que
hicieron posible desarrollar una fórmula fenomenológica de la siguiente forma
Dz=D1(r) [1 +K(r)] (12)
Donde
K(r)=A%exp-(LÉÉ] si r 2 B= 0.1nm(¡3)
K(r)=0 sir<B=O.lnm
con B=0.lnm C=l.5nm+5nt
A_ 8|3' 3 para 1350.03_ l9l3' 3 para B> 0.03
l26
Se impuso a estas ecuaciones la condición de reproducir los resultados de distribución radial de
dosis obtenidos mediante los cálculos según Monte Carlo, y que se reprodujera el poder de
frenado de los protones en agua, es decir
21: ID2(B,Z*,r)dr z Lp(|3) (¡4)
Esta fórmula fenomenológica reproduce los valores de LET de protones en agua en un
10% aproximadamente, en un rango de B de entre 0.01 y 0.9.
Los cálculos de Fain (Fain y col., 1974)
Se trata de un modelo en fase gaseosa pero que toma en cuenta a la vez la energía
pn'maria y la secundaria. La deposición de energia primaria según los cálculos de Fain, se realiza
dentro de un radio del orden del radio atómico. Esto mostraría que la energía primaria se
concentra en un volumen extremadamente pequeño, revistiendo poca importancia si uno se
interesa en las dimensiones de las zonas perturbadas por el paso del ión esencialmente ligadas al
aspecto cualitativo de la deposición de energía en función de la distancia a la trayectoria del ión.
Llamamos Dz¡*,d a la densidad de energia secundaria depositada por un ión de carga efectiva
z¡* en un medio de densidad d. Como la sección eficaz do /dE es proporcional a z¡*2 , Fain
escribe la densidad mencionada como:
:2Dz¡*,d=Dl,ld zl (15)
El autor propone una expresión analítica que permite aproximarse dentro de un 10% al valor de
DU en el rango 0.25 MeV/amu S E s lO MeV/amu :
K
Du (Bax)= W (16)
con x expresado en Á y DU en Mrad
x<5nm:n=l.73 y K=0.64
x25nm:n=2.01 y K=l.5
127
Este resultado es válido para el agua. Para tener en cuenta el valor de la densidad del
material, se utiliza la expresión
D¡,d(B,x)= dz DU (B, x) (17)
En resumen, la expresión de la densidad de energía depositada para un ión de energía E y
masa ml, carga efectiva 21*,en un medio de densidad d, a una distancia x del eje de incidencia
del ión se escribe
zl' 2
Ex“Dz],_d(E,x) = a
(18)Ka“ mlez
2a:
APÉNDICE m
Muestra T (°C) t(m) Resultado
Al 70 0.5 A2 70 2 A3 70 4.5 A4 50 0.5 A5 50 2 A6 33 0.5 A7 33 2 A8 20 0.5 A9 20 2
Tabla AIII-l. Folias de Makrofol E írradíadas con 16Oy procesadas con mezclas de aguadestilada y alcohol etílico (45 g 1-120+ 40 g CgHsoH). T = temperatura de la mezcla, t =tiempo de proceso, (-) representa un resultado negativo, es decir no se observan trazas.
Muestra Condiciones del proceso Resultado
C2 Alcohol
Tabla AHI-3. Makrofol E irradiado con fragmentos de fisíón de una fuente de 252Cf.AA serefiere a la mezcla alcohol etílico —agua destilada, en las proporciones citadas en Tabla I.
129
Muestra Condiciones del proceso Resultado
B1 Alcohol etílico (70 °C, 0,75 min), luego agua destilada +(100 °C, 0,5 min)
B2 Alcohol etílico (70 °C, 1.5 min), luego agua destilada +(100 °C, 0,5 mín)
B3 Alcohol etílico (70 °C, 5 min), luego agua destilada +(100 °C, 0,5 min)
B4 Alcohol etílico (70 °C, 10 min), luego agua destilada +(100 °C, 0,5 min)
B5 Alcohol etílico (70 °C, 2 min), luego agua destilada +(100 °C, 10,5 min)
B6 Proceso B5 seguido por proceso B2 +B7 Alcohol etílico (70 °C, 1,5 min), luego agua destilada +
(70 °C, 1,5 min)BS Alcohol etílico (70 °C, 1 min), luego secado en aire (65 +
°C, 10 min), luego agua destilada (70 °C, 0,5 min)B9 Alcohol etílico (70 °C, 1,5 min), luego secado en aire
(65 °C, lO min), luego ag1_iadestilada QOO °C, 1 min)BIO Alcohol etílico (70 °C, 1,5 min), luego agua destilada +
(22.5 °C, 0,5 min)Bl] Alcohol etílico (20 °C, 4 min), luego agua destilada
(100 °C, 0,5 min)B12 Alcohol etílico (20 °C, 4 min), luego agua destilada (20
°C, 0.5 mín)B13 Alcohol etílico (70 °C, 1,5 min), luego secado en aire +
(20 °C, 10 min)B14 Alcohol etílico (70 °C, 1,5 min), luego secado en aire +
(65 °C, 10 min)B15 Agua destilada (100 °C, 1,5 min), luego secado en aire
(20 °C, 10 mín)B16 Agua destilada (100 °C, 4 min), luego secado en aire
(20 °C, 10 min)
Tabla AHI-2. Mafrofol E irradiado con iones de 16Ode 6.5 MeV y procesado con alcoholetílico y/o agua destilada. (+) representa resultado positivo, es decir se observan trazas.
Muestra Ea(MeV)l
tp (h) AW (%).4
h(um)la
2a
3a
4a
5a
Tabla AIII-4. Condiciones experimentales y resultados de la experiencia de pretratamientocon solventes. h = espesor removido con el ataque químico; a = diámetro promedio de las
trazas; A4,= diferencia entre los diámetros de las trazas obtenidas con y sin pretratamiento;tp = tiempo de pretratamiento.
13]
APÉNDICE IV:
Influencia de los productos de etching en el proceso de revelado
En forma preliminar se realizó la siguiente experiencia:
A- Se colocaron en el baño térmico a 70 °C, vasos de precipitados con igual cantidad de solución
PEW, en distintas condiciones :
a) vaso destapado, sin folias de Makrofol,
b) vaso tapado, sin folias de Makrofol,
c) vaso tapado, con 2 folias de Makrofol,
d) vaso tapado, con 8 folias de Makrofol.
A un quinto vaso (e), se lo llenó con igual volumen de una solución de agua y KOH, sin
alcohol, tapado y sin folias. Todos los vasos permanecieron 3 h en el baño. Se evaluó la
proporción de solución evaporada en todos los casos, y se observó el comportamiento de los
casos que incluían folias.
Caso % de evaporación Presencia de Makrofol Cambio de
(100xgr.Makr/gr.sción) coloración
a 57.5 - —
b 5.7 -
c 7.3 0.55 +
d 9.9 2.30 ++
e 4.2 -
Tabla AlV-l. El símbolo (-) indica ausencia de efecto, (+) indica presencia de efecto y(++) presencia de efecto con mayor intensidad.
Como era de esperar, la evaporación en el recipiente abierto es mucho mayor que en los
cerrados (8 veces más en promedio), siendo el menor valor el correspondiente a e), el caso que
no incluye alcohol. Por otra parte, se establece claramente que es la presencia de Makrofol en la
solución, la responsable de la variación de color de la solución y no, la evaporación del alcohol o
la oxidación, siendo mayor el efecto en d) que en c) (mayor cantidad de productos de etching).
132
B- Se procesaron folias irradiadas con partículas alfa de 3 MeV y folías irradiadas con
fragmentos de fisión de 252Cf,por lapsos de 30 minutos, distribuidos a lo largo de 3 h, de modo
que si se produce degradación de la solución, las folias correspondientes a la última media hora
serían las más afectadas. Se incluyeron además en el etching, dos folias adicionales de Makrofol
para que el porcentaje del mismo en la solución fuera mayor.
El porcentaje de evaporación de la solución fue de 9.5 %, y el de Makrofol disuelto en la
solución de 0.15 %, suficiente como para que la misma se pusiera amarilla. Los parámetros
medidos en las trazas de partículas alfa y fragmentos de fisión se muestra en la Tabla IV-2.
to (m) diám.(p.m) diám.n(p.m) Vb(pm/h)
O 8.0 20.0 20.0
30 7.8 20.2 20.2
60 8.2 20.6 20.6
90 8.4 20.4 20.4
120 8.0 20.3 20.3
150 8.1 20.3 20.3
180 7.4 20.1 20.1
Tabla AIV-Z
Según estos valores no se puede afirmar que sea visiblemente afectado el revelado de las
trazas por degradación de la solución en el tiempo, ya que, al menos a nivel de microscopía
óptica, las diferencias en el diámetro de las trazas de las partículas alfa, así como las velocidades
de ataque químico en el material virgen, no han variado sustancialmente. Se determinó también
la velocidad de ataque químico a partir del peso disuelto de Makrofol, dando un valor de 20.0
pm/h, coincidente con el observado a través del diámetro de las trazas de los fragmentos de
fisión.
. Una segunda experiencia se realizó de la siguiente manera:
- Parte l - Evaluación de la evaporación relativa en recipientes iguales (con/sin) tapa, de
agua destilada (con/sin) alcohol.
Temperatura del baño terrnalizador = 72 °C.
133
Si definimos
Tiempo de inmersión en el baño = 3 h
Recipiente R1:agua destilada, 225 ml. Con Tapa
R2: agua + alcohol, 225 ml.
R3:agua + alcohol, 225 ml. Sin Tapa
Pi = Peso inicial de solución
Pr= Peso final de solución
A = P¡ - Pr
Arel= A*lOO/P¡
Ve = velocidad de evaporación = Aml/tiempo
Amn=4.7% Amlz/Am“: 1.8
Amlz = 8.5 % Arcn/ Are]; = 7.2
Amis=61.3 %
ch=2.8 %/h
Ve; = 20.4 %/h
Estos valores muestran en qué proporción aumenta la evaporación en el recipiente en el
que hay agua con alcohol respecto del que no contiene alcohol, ambos tapados. Es mucho mayor
en el recipiente sin tapa, como era de esperar.
- Parte 2 - Influencia del Makrofol disuelto (productos de etching) en la velocidad de
ataque y en los diámetros de las trazas
En los recipientes destinados al revelado de las folias irradiadas se incluyeron trozos de
folia de Makrofol E de 0.5 gr cada uno, de la siguiente forma:
R] = 10 folias R2 = 6 folias R3 = 2 folias
Tiempo de procesado de las partículas alfa = lO'
Tiempo de procesado de los fragmentos de fisión = 20'
Tiempo de proceso total = 2 h
. Temperatura del baño terrnalizador = 72 °C
l34
Las velocidades de evaporación medidas fueron las siguientes: V.” = 4.8 %fh
V02= 5.6 %/h
V03= 8.6 %/h
Los pesos disueltos y los porcentajes de Makrofol disuelto en la solución fueron:
P3=P2=Pl=
MD; = 0.2 %
MD; = 0.4 %
MD¡ = 0.7 %
Las diferencias observadas para los diámetros medios de las trazas procesadas en los tres
recipientes son del orden del error de medición con microscopio óptico, lo cual significa que a
nivel de resolución de microscopio óptico la influencia de los productos de etching no parece ser
apreciable.
.-.. l j19.5- I 6 folias
' T o liaA 19.0_ 2 f0 IS
É , _ ¿_ A 10 foliasw 13.5'l 1
'É 13.0- T i3 - Q iU' i
17,5 — * 44 T8 . 9U- _l_a 17,0 —Wo .U 16.5 'U
a ..0 16.0 2 .
3 15.5- Ï
15-0 l ' | I V l lo 20 4o so eo 1oo 1:>o
Tiempo transcurrido desde el iniciodela experiencia (min)
Fig. IV-l.
En el gráfico de la Fig. IV-l se muestra la evolución de la Vh (velocidad de ataque químico) en
el tiempo, para los tres recipientes. Como puede observarse la Vb es menor y cae más
rápidamente cuando el número de folias es menor, es intermedio con el mayor número de folias,
y mayor con el número medio de folias. De todos modos la variación en Vb fue más apreciable
que en las experiencias anteriores donde el porcentaje de Makrofol disuelto era mucho menor.
Asimismo se repite el hecho de que la velocidad de evaporación crece inversamente con la
proporción de Makrofol disuelto, tal como sucediera en la experiencia preliminar.
135
APÉNDICE v
Se han desarrollado varios métodos para la determinación de los pesos moleculares o su
distribución (Ward, 198]). Es conveniente dividir los experimentos entre aquellos que proveen
sólo los valores promedios y aquellos que permiten identificar toda la distribución. También
puede hacerse una división entre métodos absolutos y relativos, según la necesidad o no del paso
de estandarización en el experimento. Cualquier técnica analítica que determine el número de
moles presente en una muestra de peso conocido, sin importar su tamaño dará como resultado el
peso molecular numérico promedio. En cambio los procedimientos que determinan el peso de las
moléculas a un dado nivel de tamaño resultan en el peso molecular promedio en peso. En las
Tablas AV-l y AV-II se resumen los procedimientos más comúnmente utilizados.
Método Resultado Rango Tamaño de Observaciones(glmol) muestra
detenn. por punta W hasta 25000 moderado cuántas puntas activas?de grupo
osmometría M 15000-750000 moderado automatizadoebullometría M hasta 100000 pequeño rápido, baja sensibilidad
scattering m 2000-107 moderado informacióndeluminoso conformación
ultracentrífuga W, MWD 2000-107 pequeño costoso, lento
Tabla AV-l. Métodos absolutos de medición de Pesos moleculares
Método Resultado Rango (glmol) Tamaño de Observacionesmuestra
viscosimetn’a Mv 15000-106 pequeño económicoosmometría en M hasta 25000 pequeño costo y tiempo
fase vapor moderadosfraccionamiento MWD hasta 5_ 106 pequeño rápido, automatizado,
por tamaños alta temperatura(SEC)
Tabla AV- II. Métodos relativos para la medición de pesos moleculares.
136
- Análisis de punta de grupo. Muchos tipos de síntesis polimén'ca dejan un grupo especial en uno
o ambos extremos de la molécula. Estos pueden ser titulados o analizados mediante
espectrometría infrarroja, p. ej. Sin embargo para pesos moleculares superiores a 25000 g/mol, el
método es poco sensible ya que la concentración de grupos extremales es muy baja.
- Propiedades coligativas: Éstas dependen del número de moléculas en una solución, y no de su
composición quimica. Algunas de estas propiedades son: elevación del punto de ebullición,
disminución del punto de fusión, disminución de la presión de vapor y de la presión osmótica.