Estudio comparativo de la Candidiasis Invasiva en
México y España
Diana L. Franco-Curiel1, Iñigo De La Fuente2, Laureano Ribacoba3, Manuel Fernández-Rodríguez4, Andrea Guridi2, Elena Sevillano2,
Elena Eraso2, Guillermo Quindós-Andrés2. 1Facultad de Médico Cirujano y Partero, Centro Universitario de Tonalá, Universidad de Guadalajara, México. 2Departamento de Inmunología, Microbiología y Parasitología, Facultad de Medicina y Enfermeria, Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU), Bilbao. 3Servicio de Medicina Interna, Hospital Quirón Bizkaia, Erandio. 4Servicio de Urgencias Médicas, Hospital San Eloy, Barakaldo.
1
Resumen
El género Candida incluye más de 150 especies, de las cuales solo unas cuantas
causan enfermedad en seres humanos. Con raras excepciones, los patógenos para
seres humanos son Candida albicans, Candida guilliermondii, Candida krusei,
Candida parapsilosis, Candida tropicalis, Candida lusitaniae, Candida dubliniensis
y Candida glabrata. De naturaleza ubicua, estos microorganismos se encuentran en
objetos inanimados, alimentos, animales y son comensales normales de los seres
humanos. Habitan en el tubo digestivo (lo que incluye boca y orofaringe), en el
aparato reproductor femenino y en la piel. Con la introducción de antimicóticos, las
causas de infecciones por Candida han variado desde el casi dominio completo de
C. albicans hasta la participación común por C. glabrata y otras especies.
La candidiasis invasiva (CI) es la enfermedad fúngica más común entre los
pacientes hospitalizados en países en vía de desarrollo. Comprende tanto
candidemia como candidiasis de tejidos profundos. Generalmente se ve como el
tipo más común de la enfermedad y representa la mayoría de los casos incluidos en
ensayos clínicos. La candidiasis profunda se presenta ya sea por diseminación
hematógena o por inoculación directa de las diferentes especies de cándida a un
sitio estéril, como la cavidad peritoneal. La mortalidad entre los pacientes con
candidiasis invasiva alcanza un 40% y en neonatos y niños hasta un 15%, incluso
cuando los pacientes ya han recibido terapia antifúngica. Además, la incidencia
creciente de las especies Candida no-albicans es preocupante, al igual que su
resistencia a los fármacos antifúngicos.
Abstract Candida genus includes more tan 150 species, including some human pathogens
such as Candida albicans, Candida guilliermondii, Candida kruseii, Candida
parapsilosis, Candida tropicalis, Candida lusitaniae, Candida dubliniensis and
Candida glabrata. These fungi are found in non-living objetcts, food, animals and
some of them are part of the human microbiota without causing disease.
Gastrointestinal tract (including oral cavity and pharynx), female genitals and skin
are common environments for Candida. Since the introduction of antifungal drugs,
2
the aetiology of invasive candidiasis is a changing from a complete predominance
of C. albicans to a more diverse participation from other species, such
as C.glabrata or C. parapsilosis (Longo, Fauci, Kasper & Hauser, 2012).
Invasive candidiasis is the most common fungal disease in hospitalized patients.
This disease comprises different clinical presentation such as candidemia or
different organ or deep tissue infections. Candidemia is the most common
presentation. Deep candidiasis is caused by bloodstream dissemination or direct
inoculation of the fungus in organs and tissues. Mortality among patients with
invasive candidiasis is high (15-40%) (del Palacio, Villar & Alhambra, 2009) even
when the patients have been treated with antifungal therapy. This growing incidence
from the non-albicans species is worrying because many species are resistant to
current antifungal drugs (Kullberg & Arendrup, 2015).
Objetivos Discernir las diferencias en la etiología, epidemiología y manifestaciones clínicas de
las infecciones por Candida haciendo énfasis en la Candidiasis Invasiva que se
observa en México y España.
Metodología
Se realizó una revisión sistemática de la literatura médica, para identificar y resumir
todas las publicaciones relacionadas con la Candidiasis Invasiva, así como sus
características clínicas y epidemiológicas. Se realizó selección de artículos
relevantes, guiados por el título y resumen hasta obtener estudios confiables. Se
efectuó la búsqueda de información en la base de datos Pub-Med/Medline de la
National Library of Medicine (NLM/NCBI) de 2009 a 2017. Las estructuras de
búsqueda se diseñaron usando palabras texto identificadas en artículos relevantes,
palabras clave según la base de datos consultada. La estrategia de búsqueda fue
mediante los términos “Candida” “Candida and Mexico” “Candida and Spain”
“Invasive Candidiasis” “Candidaemia” “Epidemiology and incidence Cándida”
“Cándida and children”. Finalmente se generó un reporte en Microsoft Word con
3
asesoría del Dr. Guillermo Quindós en la Facultad de Medicina y Enfermería de la
Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU).
Antecedentes Las levaduras del género Candida forman parte de la microbiota del aparato
digestivo, superficies mucocutáneas como la piel, orofaringe y vagina. Los
huéspedes susceptibles se pueden infectar por Candida a partir de su propia
microbiota donde ocurre un cambio en la relación entre la levadura y el huésped
(infección endógena) o por infección horizontal por contacto (transmisión exógena)1.
Teniendo en cuenta la reproducción asexuada de las levaduras se las incluye en las
subdivisiones Ascomycotina, Basidiomycotina y Deuteromycotina. Su clasificación
taxonómica es:
- Dominio: Eucarya
- Reino: Fungi
- División: Eumycota
- Subdivisión: Deuteromycotina
- Clase: Blastomycetes
- Familia: Cryptoccocaceae
- Género: Cándida
- Especies: albicans, glabrata, krusei, parapsilosis, tropicalis, etc2.
Las especies pertenecientes al género Candida representan los patógenos fúngicos
patógenos más frecuentes, actualmente, se sabe que estos microorganismos
colonizan la mucosa gástrica y pasan al torrente circulatorio mediante un proceso
de translocación gastrointestinal o a través de catéteres intravasculares
contaminados, interaccionan con las defensas del huésped y abandonan el
compartimiento intravascular para invadir tejidos profundos de distintos órganos
diana como hígado, bazo, riñón, cerebro, etc. Entre las características del
microorganismo que podrían contribuir a su potencial patógeno se encuentran la
capacidad de adhesión a tejidos, el dimorfismo levadura-micelio y la hidrofobicidad
de su superficie. Se cree que la capacidad de adhesión a distintos tejidos y
4
superficies inanimadas es importante en las fases iniciales de la infección por
Candida. La capacidad de adhesión de las distintas especies de este género
presenta una relación directa con su nivel de virulencia según diversos modelos
experimentales2.
Patogenia
El proceso de infección comienza con la adherencia del microorganismo comensal
a las células de la mucosa o queratinocitos que interactúan en la relación de la pared
fúngica de polisacáridos (mananos) con un receptor en la célula epitelial. Se han
reconocido como adhesinas putativas los mananos, manoproteínas y quitina.
Aunque in vivo, la situación es más compleja que en estudios experimentales, se
han postulado los siguientes mecanismos de virulencia:
- Capacidad de adhesión
- Producción de enzimas proteolíticas, en especial proteasas y fosfolipasas,
las cuales facilitan la penetración y degeneración de queratina y colágeno.
- Transformación morfológica de levadura en hifa, lo que también favorece la
penetración y permite evadir el sistema inmune, debido a que la hifa libera
mayor cantidad de fosfolipasas y es más resistente a la fagocitosis.
- Efectos inmunorreguladores de determinantes fúngicos que contribuyen a
disminuir la actividad de defensa del huésped
- Cambios fenotípicos, los cuales permiten al hongo adaptarse a condiciones
diferentes o cambiantes3.
La pared celular de Candida está constituida por β-(1-3)-D-glucano, manano,
quitina, proteínas y lípidos. Estudios con microscopía electrónica muestran
diferencias en la organización y composición de la pared celular en las dos
diferentes fenotipos de esta levadura. La adhesión depende de condiciones
ambientales, pero también es influida por factores del huésped, como
hidrofobicidad, mimetismo de las proteínas de superficie que puede afectar la unión
a filos y, por lo tanto, la fagocitosis; el tipo de medio para su crecimiento y
condiciones del mismo, así como las alteraciones hormonales e inmunitarias.
Además de lo anterior, Candida es capaz de formar biopelículas (biofilms), mediante
5
polímeros que les permiten una fuerte unión y les confieren capacidad defensiva y
mayor resistencia a antifúngicos. Las forman principalmente C. albicans y C.
parapsilosis; la biopelícula de C. albicans es de las más estudiadas y se sabe que
están formadas por una compleja red de células levadurifomes, hifas y pseudohifas
interconectadas con una matriz extracelular formada por múltiples biocapas4. El
mayor componente de la matriz extracelular son los carbohidratos (el 32% de ellos
es glucosa), proteínas, hexoaminas, fósforo y ácido úrico. La formación y desarrollo
de estas biopeliculas fúngicas depende de muchos factores, unos relacionados con
el medio (presencia o ausencia de suero, saliva, orina, etc) y la superficie en la que
se desarrollan (abiótica o biótica) y otros relacionados con la especie de Candida
implicada, e incluso con el aislamiento y el origen clínico del mismo (infecciones
invasivas, cutáneas, ambientales, etc3.
Candidiasis
Es una infección primaria o secundaria, causada por levaduras del género Candida,
con manifestaciones clínicas extremadamente variables de evolución aguda,
subaguda, crónica o episódica, en las cuales el hongo puede causar lesiones
cutáneas, mucocutáneas, profundas o diseminadas5.
Candidiasis Invasiva
Las enfermedades fúngicas invasivas (EFI) son un problema médico creciente
desde la década de 1960, sobre todo en pacientes críticos e inmunodeficientes. En
las unidades de cuidados intensivos (UCI) representan entre el 10-15% de las
infecciones hematológicas nosocomiales y se asocian a la gravedad del paciente y
a la duración de su estancia en ésta. Además, son una complicación frecuente del
tratamiento quimioterapéutico de las neoplasias y/o trasplantes, principalmente de
las progenies hematopoyéticas. Las Candidiasis Invasivas (CI) son las EFI más
frecuentes en los últimos años, aunque se han observado cambios significativos
etiológicos y epidemiología debido a que la profilaxis primaria con fluconazol en los
pacientes oncohematológicos ha reducido el número total de EFI al disminuir las CI
por Candida albicans y Candida tropicalis, sin embargo, se observa un incremento
etiológico de Candida glabrata, Candida parapsilosis y Candida krusei6.
6
Candidemia
Es un tipo de Candidiasis Invasiva, se le define como el aislamiento de Candida de
uno o más cultivos de sangre periférica o central7. La comprensión correcta del
término Candidemia, es fundamental para el abordaje diagnóstico y terapéuticos
correctos, ya que ésta no representa en sí una entidad específica; es el marcador
principal de tres distintas formas de presentación que deben ser diferenciadas
mediante la clínica: a) Candidiasis diseminada aguda; b) Candidiasis diseminada
crónica; c) Candidemia transitoria5.
Candidiasis diseminada
La Candidasis diseminada en los tejidos puede ser, a su vez, aguda o crónica. Estas
formas ocupan los extremos de un síndrome que se manifiesta sobre todo en
pacientes neutropénicos8.
Candidiasis diseminada aguda
Ocurre de manera típica en niños granulocitopénicos. Se manifiesta por la presencia
de candidemia, fiebre o hipotermia, inestabilidad hemodinámica y trombocitopénica.
Puede haber lesiones viscerales y ocasionalmente cutáneas, esta forma clínica
tiene elevada mortalidad a pesar de la terapia antimicótica. La presencia de Candida
en un hemocultivo debe de ser considerada en prácticamente todos los pacientes
neutropénicos9.
La candidemia no tratada en pacientes sin granulocitopenia, que no recibe
tratamiento puede causar complicaciones en el 10-20% de los casos, tales como
endoftalmitis, meningitis, osteomielitis, artritis, pericarditis, endocarditis, candidiasis
renal, flebitis supurada y abscesos. En 1-10% de los casos puede causar
afectaciones cutáneas10. La candidiasis diseminada en neonatos y pacientes
granulocitopénicos a menudo tiene una elevada mortalidad de más del 80% si se
retrasa el tratamiento11.
Su diagnóstico requiere el aislamiento del hongo en hemocultivos o en biopsia de
tejidos afectados. Se han realizado muchos estudios para comparar las diferentes
técnicas de hemocultivo para la detección de Candida, algunos resultados indican
7
que las técnicas de lisis-centrifugación y la de lisis-filtración son más sensibles que
otras11.
La positividad de un hemocultivo depende de varios factores, como el número de
levaduras por mililitro de sangre durante la fungemia, la viabilidad de las levaduras
en pacientes que ya han iniciado terapia antimicótica, una fungemia resistente, la
frecuencia con la que se cultivan las muestras, el número total de muestras
cultivadas y la forma clínica de la candidiasis8.
Candidiasis diseminada crónica (hepatoesplénica)
La candidiasis crónica también conocida como hepatoesplénica, es un proceso
indolente de candidiasis diseminada, a menudo sin presencia de fungemia en un
paciente hemodinámicamente estable. Tiene sobrevida elevada si se da tratamiento
antifúngico oportuno8.
Los casos de candidemia diseminada crónica en niños descritos en la literatura son
escasos, la mayoría son pacientes adultos. Es una entidad de difícil diagnóstico,
sobre todo cuando no se tiene experiencia con las diferentes formas clínicas de la
candidiasis diseminada12. La diseminación a las visceras es por vía hematógena a
través de la circulación porta en pacientes neutropénicos. La fiebre puede ser la
única manifestación, pero un hemocultivo positivo para Candida sugiere que hay
una infección invasiva en ellos8.
El diagnóstico de candidiasis hepatoesplénica no puede realizarse hasta que la
cuenta de neutrófilos retorna a lo normal; este factor sugiere que el síndrome de
respuesta inflamatoria es determinante tanto en las características de la lesión como
en la candidiasis hepatoesplénica. Tanto el diagnóstico como el tratamiento
temprano de esta complicación influyen en relación directa con la superviviencia, el
diagnóstico requiere un cultivo positivo para levaduras o una determinación positiva
de antígeno manano de Candida en suero y estudios de imagen compatibles con
candidiasis hepatoesplénica o la demostración de levaduras o pseudohifas en la
biopsia hepática. Por lo tanto, el diagnóstico se sustenta en parámetros clínicos,
inmunológicos, microbiológicos e imagenológicos12.
8
Los datos ultrasonográficos más importantes son: a) Presencia de anillos dentro de
anillos, patrón que se observa en etapas tempranas de la enfermedad, b) Imagen
en ojo de buey (Figura 1), estas lesiones miden de 1 a 4 mm de diámetro, c)
Lesiones uniformemete hipoecóicas, d) Presencia de pequeños focos ecogénicos
con grados variables de sombra posterior de 2 a 5 mm de diámetro, que se observan
en la forma tardía de la enfermedad. Además de la resonancia magnética (RM) que
ha cobrado imporrtantancia como elemento de apoyo diagnóstico, superior a la
tomografía axial computarizada8.
Todavía no existen criterios universales sobre la duración del tratamiento
antifúngico (anfotericina B, anfotericina coloidal o liposomal, fluconazol). Sin
embargo, existen estudios retrospectivos donde se ha observado que la duración
promedio ha sido 112 días, con límites que van de 42 a 175 días13. El criterio de
curación importante en la candidiasis hepatoesplénica de acuerdo con algunos
autores se basa en el estudio radiológico, se considera como respuesta positiva
completa, la desaparición de todos los signos y síntomas de infección con
erradicación de todas las lesiones, basado en el examen físico y los datos
radiológicos sin que aparezcan nuevas lesiones8.
La respuesta parcial es la desaparición de todos los signos y síntomas de infección
y la normalización de las pruebas de funcionamiento hepático y ultrasonográficos,
9
pero con persistencia de las lesiones identificadas por ultrasonido, tomografía
computarizada o resonancia magnética8.
Se considera que el tratamiento ha fallado si subsisten o progresan los criterios
clínicos, bioquímicos o radiológicos de infección, si aparecen nuevas lesiones,
fiebre persistente o si se deterioran las condiciones clínicas del paciente14.
Epidemiología
Es una infección cosmopolita. Su incidencia ha aumentado considerablemente en
los últimos 20 años en seres humanos. Las levaduras son causantes del 7,45% de
las micosis, el 25% de las micosis superficiales y entre el 75-88% de las infecciones
fúngicas nosocomiales. Afecta a individuos de cualquier edad, sexo o grupo étnico8.
Las levaduras del género Candida existen en la naturaleza, suelo, agua dulce,
vegetales, frutas, exudado de árboles, granos y en general toda sustancia rica en
carbohidratos simples. Además, son habitantes habituales del aparato digestivo,
respiratorio y regiones mucocutáneas del hombre y animales domésticos. En el
adulto, dos factores regulan el número de levaduras en el intestino, 1) otros
miembros de la flora intestinal que ejercen un control sobre la densidad de población
de las levaduras a través de factores microbianos, inhibidores de la adherencia y
potenciales de óxido-reducción y competencia por los nutrientes disponibles y 2) la
dieta, ya que la ingestión excesiva de frutas frescas, dulces u otros materiales
fermentables darán lugar a un aumento considerable en el número de levaduras
intestinales, principalmente C. albicans8.
Además de C. albicans, otras especies que pueden colonizar la mucosa oral y del
tracto gastrointestinal humano como C. glabrata, C. parapsilosis, C. tropicalis, C.
dubliniensis, C. krusei. La piel normal también puede presentan flora de levaduras
residentes, que incluye C. parapsilosis, C. guillermondii, C. krusei. Otras especies
como C. albicans y C. tropicalis no se encuentran con regularidad en la piel normal,
salvo en la región perianal y alrededor de la boca. En la mucosa vaginal normal se
puede aislar C. albicans y, con menor frecuencia, C. glabrata, C. tropicalis, C.
parapsilosis y C. krusei8.
10
Factores de riesgo
Existe una gran variedad de publicaciones sobre los factores de riesgo de CI y es
objeto de debate si estos factores de riesgo tienen una relación que específicamente
dan lugar a CI por distintos mecanismos fisiopatológicos o sólo son marcadores de
la gravedad de la enfermedad, que predisponen al enfermo a la CI. El factor de
riesgo más importante de CI es la estancia prolongada en UCI. En la primera
semana de estancia, la incidencia de CI es baja, pero empieza a aumentar y su
incidencia es mayor el día 2115. En los últimos años se ha descrito que la pancreatitis
aguda también es un factor independiente de CI, ya que la incidencia de esta última
es elevada, en torno al 25-35%. Además, la infección por Candida contribuye a que
haya una alta mortalidad en estos enfermos16. Los factores de riesgo de CI en el
enfermo crítico no neutropénico se han estudiado mucho en los últimos años y hasta
la fecha son bien conocido, y actualmente es necesario desarrollar y validad de
forma prospectiva estrategias de profilaxis y tratamiento correcto para los pacientes
críticos. Los factores de riesgo en el paciente de UCI se resumen en la Tabla 11.
Tabla 1. Factores de riesgo de CI en el enfermo crítico de UCI
Estancia >3 días en UCI
Antibióticos de amplio espectro
Hemodiálisis
Catéteres Venosos Centrales
Gravedad de la enfermedad por la cual está en UCI
Nutrición Parenteral Total (NPT)
Perforación gastrointestinal o cirugía
Pancreatitis
Corticoterapia u otros inmunosupresores
Transfusiones
Diabetes
11
Sin embargo, no sólo los pacientes críticos de UCI tienen riesgo de contraer algún
tipo de Candidemia, existen otros factores de riesgo para otro tipo de pacientes que
se resumen en la Tabla 25.
Tabla 2. Factores de riesgo predisponentes a Candidemias.
Locales Maceración, contacto con agua, mala higiene.
Fisiológicas Prematuridad, recién nacidos o vejez, embarazo.
Endócrinas Diabetes Mellitus, Hipotiroidismo.
Alteración de la flora
normal
Antibioterapia
Enfermedades
hematológicas
Linfomas, leucemias, anemia aplásica,
agrunulocitosis, neutropenia, hipo y
agamaglobulinemia,
Factores iatrógenos Corticoterapia, quimioterapia, inmunosupresores,
agentes citotóxicos, alimentación parenteral,
trasplantes, cirugía abdominal, utilización de sondas o
catéteres, radioterapia, prótesis, hemodiálisis.
Enfermedades
debilitantes
Neoplasias, VIH, inanición, quemaduras graves,
drogadicción, tuberculosis y otras infecciones graves.
Aunque globalmente C. albicans sigue siendo la especie más importante, se
observa un aumento de especies de Candida no albicans, algunas de ellas
resistentes a fluconazol, por lo que es preciso conocer de forma periódica la
epidemiología en nuestro medio. La emergencia de especies de Candida está
relacionada con factores bien definidos como la neutropenia, cirugía abdominal,
tratamientos invasivos y antibioterapia de amplio espectro17.
La detección de Candida en sitios diferentes a la sangre constituye un desafío ya
que puede ser considerado como una colonización, infección local o infección
invasiva. La importancia de la detección radica en la selección de los pacientes que
se beneficiarán con un tratamiento antifúngico evitando la progresión a enfermedad
invasiva y disminuyendo la mortalidad asociada17.
12
En España en 2014 se realizó un estudio de vigilancia en 2014 para conocer la
etiología de las Candidiasis Invasivas en hospitales, los resultados indican que las
infecciones del torrente sanguíneo de Candida oscilan entre 8,6 por cada 100,000
habitantes al año. De 766 muestras de hemocultivos que presentó el estudio, C.
albicans fue la especie predominante con un 45%, seguido de C. parapsilosis (25%),
C. glabrata (13%), C. tropicalis (8%), C. krusei (2%) y otras especies raras engloban
un 7% (Figura 2)18.
En México, en los últimos años, el agente etiológico involucrado en la mayoría de
los cuadros clínicos de candidiasis es C. albicans (62%), por lo que se considera a
esta especie como politrópica, debido a su distribución topográfica, sin embargo, en
algunas formas clínicos se han aislado otras especies con menor tropismo: C.
parapsilosis (7,3%) en paroniquias, endocarditis y otitis externa; C. tropicalis (7,5%)
en vaginitis, enfermedad intestinal, infecciones broncopulmonares, sistémicas,
nerviosas y articulares; C. krusei (2,7%) en algunos casos de endocarditis, infección
de mucosas y vaginitis, y C. glabrata con una frecuencia del 12% en todas las
infecciones por Candida sistémica (Figura 3)8.
45%
25%
13%
8%
2%7%
ADULTOS, ESPAÑA, 2014
C. albicans C. parapsilosis C. glabrata C. tropicalis C. krusei Otras
FIGURA 2. Agentes etiológicos de las CI en España, 2014.
13
Candidemia en población pediátrica
Por otra parte, en la población pediátrica española, el estudio que tomamos para
análisis en este review fue realizado en 2013, donde muestran algunos resultados
bastante interesantes. Se recogieron 200 episodios de candidemia en 12
comunidades autónomas del país. La candidemia infantil fue más frecuente niños
que en niñas (2/1). Globalmente, la especie más identificada fue C. parapsilosis con
86 aislamientos (43%), seguida de C. albicans con 72 (36%), C. tropicalis con 12
(6%), C. glabrata con 8 (4%), C. krusei con 2 (1%) y otras levaduras con un 1.5%
(Figura 4). Sin embargo, en el grupo neonatal, predominó C. albicans, mientras que,
en lactantes, preescolares y escolares, la especie más frecuente fue C. parapsilosis.
C. albicans fue la más frecuente en Baleares, Cataluña y Canarias, en preescolares
y escolares no hubo diferencia significativa en aislamientos de C. albicans y C. no
albicans, sin embargo, la edad neonatal se asoció significativamente con
candidemia por C. albicans, se asegura (Figura 5)19.
62%
7%
12%
7%
12%
ADULTOS, MÉXICO, 2014
C. albicans C. parapsilosis C. glabrata C. tropicalis C. krusei
FIGURA 3. Agentes etiológicos de la CI en México, 2014.
14
En este estudio, el número de episodios de candidemia en función de las distintas
unidades de hospitalización fue: neonatología con 63 episodios (31,5%), pediatría
general con 50 (25%), UCI pediátrica con 38 (19%), UCI neonatal con 29 (14,5%),
hematología con 11 (5,5%), cirugía con 5 (2,5%) y oncología con 4 (2%). En las
48%
40%
7%4%1%
PACIENTES PEDIÁTRICOS, ESPAÑA, 2013
C. parapsilosis C. albicans C. tropicalis C. glabrata C. krusei
0
20
40
60
80
100
120
DISTRIBUCIÓN DE ESPECIES PRINCIPALES POR COMUNIDAD AUTÓNOMA
C. albicans C. parapsilosis
FIGURA 4. Agentes etiológicos de CI en población pediátrica en España, 2013.
FIGURA 5. Distribución de agentes etiológicos principales en las principales comunidades autónomas de España, 2013.
15
áreas de cuidados intensivos, incluyendo UCI neonatal, C. albicans (46,3%) fue la
especie causan de candidemia más significativa (Figura 6)19.
La distribución etiológica en las comunidades españoles predominó C. parapsilosis
en 8 comunidades y C. albicans en 319.
Los factores predisponentes de candidemia analizados fueron cirugías,
quemaduras, VIH, neutropenia, trasplante de preocursores hematopoyéticos,
trasplante de órgano sólido, catéter venoso central (CVC) y prematuridad. Sin
embargo, la presencia de catéter y la prematuridad fueron los 2 únicos factores de
riesgo que resultaron significativos19.
En la población pediátrica mexicana, en un estudio de 2013, en un estudio en 10
diferentes hospitales de la República Mexicana, donde recogieron 342 muestras de
neonatos, preescolares y escolares con múltiples episodios de fungemia en el
31%
25%
19%
15%
6%3%
2%
UNIDADES DE HOSPITALIZACIÓN
Neonatología Pediatría UCI Pediátrica UCI Neonatal
Hematología Cirugía Pediátrica Oncologia Pediátrica
FIGURA 6. Frecuencia de presencia de CI en las diferentes unidades de hospitalización pediátrica de España, 2013.
16
periodo de estudio. La distribución de especies en estos hospitales varió
ligeramente respecto a los pediátricos españoles. La especie C. albicans se
contabilizó en 127 muestras, representando un 38,08%, mientras que las especies
no albicans representó el 56,53%, específicamente, C. parapsilosis con 127
muestras contabilizadas representa el 36,08%, C. tropicalis con 72 muestras, un
20,45%. En México, la especie predominante es C. albicans (Figura 7)20.
En otro estudio en el 2015, en México, se realizó un estudio en 23 hospitales de
atención terciaria, donde se estudiaron 302 casos consecutivos de candidemia, 89
de estos (29%) ocurrió en neonatos (<28 días) y 213 (71%) en niños de etapa
preescolar y escolar (Figura 8). La media de edad de los pacientes fue de 16 días
en los neonatos y 2 años en niños21.
40%
38%
22%
PACIENTES PEDIÁTRICOS, MÉXICO, 2013
C. albicans C. parapsilosis C. tropicalis
FIGURA 7. Agentes etiológicos de CI en población pediátrica en México, 2013.
17
Las principales especies aisladas en neonatos y niños respectivamente fueron: C.
albicans (43,8 y 35,7%), C. parapsilosis (27 y 26,3%), C. tropicalis (14,6 y 14,5%) y
C. guilliermondii (4,5 y 12,7%), C. glabrata fue el más infrecuente en ambos grupos
etarios (3,4 y 3,3%) (Figura 9)21.
29%
71%
DISTRIBUCIÓN DE CANDIDEMIAS, MÉXICO, 2015
Neonatos (<28 días) Niños (preescolares y escolares)
FIGURA 8. Distribución de Candidemias por grupo etario, México, 2015.
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
50
C. albicans C. parapsilosis C. tropicalis C.guilliermondii
C. glabrata C. krusei Otros
DISTRIBUCIÓN DE ESPECIES DE CANDIDA EN NEONATOS Y NIÑOS, MÉXICO, 2015.
Neonatos Niños
FIGURA 9. Distribución de agentes etiológicos de CI en diferentes grupos etarios pediátricos, México, 2015.
18
En este estudio se analizaron las condiciones concomitantes vistas en estos
neonatos y niños. La gran mayoría de los neonatos eran prematuros (52.8%), los
hospitalizados en UCI eran el 79%, los alimentados totalmente por vía parenteral
representan el 48.3%, con enfermedad respiratoria el 30.3% y con ventilación
mecánica el 67.4%. Por otra parte, las condiciones de los niños más grandes eran:
Alguna tumoración maligna (25.4%), neutropenia un 17.8%, enfermedad
neurológica un 18.3%, previo uso de corticoesteroides un 31.9%. Las condiciones
concomitantes que estos dos grupos tenían en común eran el uso de catéter venoso
central (Neonatos 70.8% vs Niños 62.4%), y previa antibioterapia (Neonatos 95.5%
vs Niños 95.8%) (Figura 10)21.
Clínica
La candidiasis diseminada, ya sea aguda o crónica, tiene manifestaciones clínicas
variadas, que en muchas ocasiones se superponen a la clínica de la enfermedad
concomitante, Cuando se han producido alteraciones orgánicas específicas pueden
expresar alguna clínica más focal. La clínica va a estar presente en el órgano que
se encuentre afectado, un ejemplo es la endoftalmitis que ocasiona Candida, lesión
0.00%
20.00%
40.00%
60.00%
80.00%
100.00%
120.00%
CONDICIONES CONCOMITANTES EN NEONATOS Y NIÑOS, MÉXICO, 2015.
Neonatos Niños
FIGURA 10. Condiciones y factores de riesgo predisponentes a las CI en pacientes pediátricos, México, 2015.
19
indicativa de posible diseminación hematógena con afectación multiorgánica que
hace recomendable la exploración frecuente en fondo de ojo en aquellos pacientes
con alto riesgo de sufrir una candidemia. Otro ejemplo es la peritonitis candidiásica
que son más frecuentes en los pacientes en diálisis peritoneal ambulatoria crónica
o después de alguna cirugía abdominal6.
Las candidiasis con afectación cardiaca se asocian a la colonización de una válvula
cardiaca dañada o protésica durante la diseminación hematógena, sin embargo,
pueden afectar el miocardio o pericardio, y se han descrito endocarditis por
colocación de válvulas protésicas contaminadas con C. parapsilosis. Las
candidiasis osteoarticulares suelen ser secuelas tardías de las candidemias; la
espondilitis es la lesión más frecuente y se manifiesta como un dolor local
acompañado de fiebre6.
Existen lesiones cutáneas secundarias que se producen hasta en un tercio de los
pacientes con candidiasis diseminadas, pero son similares a otras lesiones
bacterianas o víricas. Debido a que la sintomatología de una CI es similar a la de
cualquier septicemia, es necesaria la sospecha clínica ante todo paciente con
enfermedades subyacentes o con factores predisponentes cuya febrícula no remite
a pesar de una antibioterapia mayor a 3 días6.
Es importante tener en cuenta que los pacientes oncohematológicos, la respuesta
febril puede ser nula debido a la neutropenia y en muchos casos el aislamiento de
Candida en los hemocultivos es el único hallazgo en el curso de una candidiasis
diseminada. En los pacientes graves no neutropénicos deberá sospecharse en
aquellos con una estancia hospitalaria mayor a 5 días que reciban nutrición
parenteral y desarrollen algún cuadro de shock séptico seguida de alguna cirugía
abdominal. Cuando la candidemia está asociada a presencia y colonización de un
catéter intravascular pueden presentarse complicaciones como trombosis séptica,
meningitis, entre otras. En estos casos es aconsejable la retirada y sustitución del
catéter en medida de lo posible6.
La presentación más común en la candidiasis neonatal es la afectación sanguínea
asociada a meningoencefalitis que puede condicionar la aparición de secuelas
20
neurológicas permanentes y éstas pueden afectar a un porcentaje importante de
sobrevivientes. Como ya mencionamos, la candidiasis hepatoesplénica es casi
exclusiva de pacientes oncohematológicos, su cuadro clínico consta de fiebre en un
100% de los casos; el dolor abdominal en el cuadrante superior derecho ocurre en
el 65% de los casos y se acompaña de síntomas gastrointestinales en el 34% de
los pacientes ésta cursa además con hepatoesplenomegalia y elevación de la
fosfatasa alcalina22.
Diagnóstico
El diagnóstico de la candidiasis invasiva a menudo se efectúa tardíamente, lo que
causa una demora en el inicio de la terapia antimicótica. El diagnóstico tardío puede
ser el resultado de signos y síntomas clínicos inespecíficos23 como la precisión
variable de las pruebas diagnósticas disponibles, la demora en el crecimiento de los
cultivos de Candida, de que los hemocultivos no sean positivos hasta las etapas
avanzadas de la infección, del inadecuado volumen de muestra para los
hemocultivos, de los resultados falsos negativos debido al uso de agentes
antimicóticos en la profilaxis24. La superación de estas dificultades para el
diagnóstico puede mejorar el tiempo requerido hasta instituir el tratamiento de la
infección.
Métodos para detectar la infección hematógena por Candida
Se puede alcanzar el diagnóstico a través de métodos convencionales como el
hemocultivo y la detección de marcadores serológicos como el 1-3-β-D-glucano
(BDG), el manano o anticuerpos antimanano. Los métodos diagnósticos más
nuevos incluyen la reacción cadena de la polimerasa (PCR) en muestras de sangre
o biopsia de tejido y el enzimoinmunoensayo ELISA para detectar Candida25.
Hemocultivo
Es el gold standard para el diagnóstico de la candidemia, sin embargo, es un
procedimiento que requiere mucho tiempo. Esto puede afectar el momento de inicio
de la terapia y contribuir a un incremento de la morbimortalidad. El tipo de medio
utilizado para el cultivo también puede influir sobre el tiempo hasta la detección26.
21
Serología
Actualmente se encuentran en desarrollo varias pruebas serológicas para la
detección de candidiasis. Estos métodos incluyen el ensayo BDG y los ensayos de
detección de manano y de anticuerpos antimanano27. Una reciente revisión de
métodos serológicos para el diagnóstico de candidemia en pacientes críticos mostro
una mayor sensibilidad diagnostico con el uso combinado de antigenos y
anticuerpos. BDG al ser un componente estructural de la pared celular de Candida
podría ser de utilidad como biomarcador de candidemia, estudios que utilizaron el
ensayo sérico de BDG para el diagnóstico de candidemia informaron de tasas del
60 al 100% de sensibilidad y del 40 al 90% de especificidad, superiores a las de los
hemocultivos28.
Sin embargo, debido a la falta de disponibilidad y a los elevados costes es probable
que muy pocos centros en México utilicen este ensayo25.
Detección de infecciones profundas
La ecocardiografía ha demostrado ser una herramienta efectiva para el diagnóstico
de la endocarditis inducida por especies de Candida29 y las imágenes de resonancia
magnética (RM) y de tomografía computarizada (TC) han mostrado ser efectivas
como herramientas no invasivas para la identificación de infección
hepatoesplénica30. Aunque la RM y la TC son sensibles para detectar
microabscesos micóticos asociados a la candidiasis diseminada crónica, sin
embargo, el requerimiento de imagen repetidas durante el curso de una infección
limita su empleo. La ecocardiografía asistida por ordenador ha mostrado ser exitosa
para detectar microabscesos en el hígado o bazo. Y puede ser repetida tantas veces
como sea necesario, lo que la convierte en un método útil para la detección de la
candidiasis diseminada crónica y el seguimieneto de pacientes con la mencionada
candidiasis31.
Biopsia
El diagnóstico de infecciones por Candida a partir de muestras de tejidos puede ser
difícil. Estos microorganismos colonizan comúnmente la piel y las membranas
22
mucosas de los seres humanos y, por lo tanto, el aislamiento de muestras
superficiales como esputo, secreciones traqueales y orina no es necesariamente
una demostración de invasión. La candidiasis diseminada crónica se diagnostica a
través de la identificación de estructuras micóticas en el microscopio o el crecimiento
de hongos en materiales de biopsia dado que los cultivos de sangre son positivos
en menos de 20% de los pacientes con candidiasis diseminada32. En pacientes en
riesgo de desarrollar lesiones cutáneas se utiliza la biopsia para confirmar el
diagnóstico de infección diseminada, al igual que una biopsia pulmonar confirmará
el diagnóstico de neumonía mediante la identificación de elementos micóticos
invadiendo el tejido pulmonar.
Nuevas perspectivas
Recientemente se desarrolló un ELISA para la detección de un antígeno de 65 kDa
producido por C. albicans, C. tropicalis y C. parapsilosis. En este estudio esta nueva
prueba diagnóstica detectó este antígeno en el 80% de los pacientes con
candidemia33. La aparición de la PCR para la detección de ácidos nucleicos ha
brindado un método alternativo más rápido y más preciso que el hemocultivo para
la detección de especies de Candida en las muestras de sangre34. Además, se ha
utilizado la PCR para la detección de Candida en muestras de biopsia en pacientes
con candidiasis diseminada crónica.
Tratamiento
La conducta a seguir con pacientes con candidemia se resume en algunos puntos
en general:
i. Por lo menos un hemocultivo positivo para Candida.
ii. Evaluación clínica rigurosa a fin de descartar compromiso visceral.
iii. Retirar, en medida de lo posible, el catéter endovenoso (si lo hay) y cultivar
el extremo
iv. Controlar la evolución del paciente, ya que han aparecido candidiasis
orgánicas semanas o meses después de episodios de candidemia
aparentemente aislados5.
23
Los criterios para indicar tratamiento antimiótico son;
i. Síndrome febril persistente y/o hemocultivos positivos después de extraer el
catéter.
ii. Evidencia de compromiso orgánico.
iii. Neutropenia ≤500 PMN/mm35
Terapia empírica para pacientes neutropénicos
La terapia antifúngica empírica es considerada el tratamiento estándar en los
pacientes neutropénicos con fiebre persistente a pesar de una terapia antibiótica
apropiada y habitualmente se intenta que sea eficaz contra Candida. Su aplicación
exclusivamente para CI es ocasional, y se considera su uso únicamente en
pacientes que no hayan recibido profilaxis, tengan fiebre persistente, además de
mucositis severa. Para estos casos, se recomienda la terapia antifúngica empírica
con fluconazol, a una dosis de carga inicial de 800 mg (12mg/kg) y para continuar
con una dosis de 400 mg diarios (6mg/kg)36.
La decisión de efectuar el tratamiento empírico se basa usualmente en la sospecha
de que el paciente tiene riesgo de estar infectado tanto por Candida como por
alguno moho. Existen otras alternativas aceptables que incluyen el tratamiento con
equinocandinas como la caspofungina (dosis de carga de 70 mg, posteriormente 50
mg diarios o la micafungina (100 mg diarios). Incluso una formulación lipídica de
anfotericina B liposomal (3mg/kg diarios) o anfotericina B complejo lipídico (5mg/kg
diarios) O voriconazol con una dosis de carga de 6 mg/kg 2 veces al día y después
3 mg/kg 2 veces al día36.
Terapia para candidiasis hematógena confirmada
Para pacientes no neutropénicos, las equinocandinas es la recomendación de
primera línea, se recomienda el uso de una equinocandina para el tratamiento inicial
de la candidemia en adultos no neutropénicos. Las equinocandinas son inhibidores
no competitivos de la síntesis de BDG. Su esquema de administración es cómodo
(1 vez al día) y su actividad es fungicida contra todas las especies de Candida35.
Varios factores avalan el uso de las equinocandinas frente a los azoles en el
24
tratamiento inicial de la candidemia; en primer lugar, los cambios en la sensibilidad
antifúngica, como la creciente prevalencia de C. glabrata y su relación con el uso de
fluconazol, así como la progresiva disminución de la sensibilidad de C. krusei frente
a los azoles, lo que sugiere que el uso de las equinocandinas debe tener preferencia
sobre estos para el tratamiento inicial37,38. Por último, hay que mencionar que el
fluconazol es el agente antifúngico más utilizado como terapia primaria para la
candidemia en México, pero con un alto reporte de mortalidad en todos los niveles39.
Si se inicia un tratamiento con una equinocandina y durante el seguimiento se
conoce que en los cultivos iniciales se aisló un microorganismo sensible al
fluconazol, si la evolución del paciente es favorable, es posible bajar un nivel o
desescalar el tratamiento, cambiando éste a fluconazol. Sin embargo, se
recomienda considerar cuidadosamente la posología según la función renal del
paciente. No se conoce la duración óptima de la terapia con una equinocandina
antes de bajar un escalón terapéutico39.
En un estudio de 159 pacientes con candidemia o CI se cambió el tratamiento con
anidulafungina por fluconazol o voriconazol, se obtuvo una respuesta terapéutica
global efectiva del 80.2% en los pacientes cambiados a fluconazol y del 93.6% en
los pacientes cambiados a voriconazol40.
Para el tratamiento de las infecciones fúngicas oculares se recomiendan los
triazoles antes que las equinocandinas. Para las infecciones fúngicas cerebrales y
ocurales se recomienda el voriconazol más que una equinocandina36.
En pacientes neutropénicos, considerando los riesgos de toxicidad renal asociados
al uso de anfotericina B desoxicolato, se recomienda con énfasis que se evite el uso
de este agente para el tratamiento de la candidemia. Al igual que en los pacientes
no neutropénicos se puede considerar una equinocandina como fármaco de
elección para el tratamiento inicial de la candidemia en pacientes neutropénicos.
Las alternativas al uso de una equinocandina incluyen el uso de una formulación
lipídica de anfotericina B, vorizonazol o fluconazol. Sin embargo, el uso de estos
azoles puede estar limitado por: a) la mayoría de los pacientes neutropénicos que
han recibido previamente fluconazol como profilaxis, y b) la candidemia por C.
25
glabrata es más frecuente en este grupo de pacientes. El esquema para pasar a un
agente oral como un azol puede ser adelantado cuando se dispone de información
sobre la identidad de las especies y la sensibilidad antifúngica, siempre que el
paciente esté mejorando41.
Después de confirmar el diagnóstico de candidiasis hematógena, además de
comenzar la terapia, se deben realizar una serie de exámenes, sin embargo, las
guías actuales para el tratamiento de la candidemia brindan información limitada
sobre recomendaciones para evaluar al paciente después del diagnóstico. Para la
evaluación del paciente después de la terapia, se recomienda la repetición de los
hemocultivos iniciales el día 3 y 5, o hasta que los hemocultivos no muestren
crecimiento. El tratamiento de la candidemia en pacientes neutropénicos debe
continuar durante 14 días después del primer hemocultivo negativo, siempre que se
haya producido la resolución clínica de la infección41.
En pacientes pediátricos, la candidemia diseminada secundaria a catéteres
intravasculares diseminados exigen la retiración de éstos y dosis de anfotericina B
(0,5-1mg/kg/día V.I), éste ha sido el soporte principal del tratamiento de la
candidiasis sistémica. La duración del tratamiento varía ampliamente en función de
la extensión de la infección, la respuesta clínica y la toxicidad del fármaco. La dosis
total recomendada es de 20-30 mg/kg. La nefrotoxicidad es frecuente en neonatos
y se manifiesta generalmente por oliguria, azoemia e hiperpotasemia. Las fórmulas
de complejos lipídicos de anfotericina B (5mg/kg/día) estpan recomendadas en
neonatos con función renal comprometida, incluyendo la duplicación de la creatinina
sérica por tratamiento con desoxicolato de anfotericina B. El fluconazol es útil en el
tratamiento de las infecciones invasoras por Candida en neonatos, especialmente
las infecciones urinarias. El fluconazol es inactivo frente a todas las cepas de C.
krusei y aproximadamente el 20% de las cepas de C. glabrata. Tales cepas son
sensibles a voriconazol e itraconazol, sin embargo, presentan resistencia cruzada a
otros azoles.
La caspofungina presenta una excelente actividad frente a la mayoría de las
especies de Candida y se ha utilizado con éxito en enfermos con microorganismos
26
resistentes a azoles. Se deben retirar los catéteres vasculares, si los hay, asociados
a la fungemia, administrando a continuación tratamiento antifúngico intravenoso
durante 2-3 semanas. Los trombos infectados intracardiacos o intravasculares
tienen que extraerse, aunque se han observado casos que han evolucionado bien
sin cirugía.
En pacientes pediátricos inmunocomprometidos, la anfotericina B continúa siendo
el tratamiento de elección en las CI, tanto en solitario como asociada a fluconazol,
el cual es especialmente útil en infecciones del sistema nervioso central y del
parénquima renal. Las fórmulas de complejos lipídicos de anfotericina B
(5mg/kg/día) están recomendadas en pacientes con alteración de su función renal
aunado a su inmunodepresión. Ni el voriconazol ni la caspofungina han sido
suficientemente estudiados en niños42.
Conclusiones Las infecciones micóticas en el torrente sanguíneo y órganos en general están
aumentando con frecuencia, en parte, debido al aumento del uso de dispositivos
intravasculares y de antibioterapia de amplio espectro de manera no controlada. Los
pacientes, ya sea adultos o pediátricos, con factores de riesgo concomitantes deben
de ser prioridad del sector salud en ambos países, la mortalidad de éstos crece con
el paso de los años, el riesgo no está en los agentes etiológicos que varían en dichos
países, ya que es normal por la ubicación geográfica y el clima que existe tanto en
México como en España, el riesgo muchas veces está en la mala profilaxis que
existe por parte del personal de salud. En esta revisión bibliográfica se encontró
como mayoría de factores de riesgo los agentes iatrógenos, es decir, los que
dependen del ya mencionado, personal de salud; mal uso de antibioterapia,
inmunosupresores, mala higiene y falta de esterilización de dispositivos que se
colocan en los pacientes que, previamente, están con salud crítica. Es importante
avanzar en tecnología para erradicar estas cepas de los hospitales y centros de
atención primaria, pero es más importante, insistir en los pacientes y en el personal
hospitalario sobre buenas medidas de higiene, para disminuir a corto, mediano y
largo plazo la resistencia de estos hongos a los antifúngicos que conocemos, ya
27
que, como encontramos en esta revisión, también va creciendo a lo largo del tiempo.
Además, creo importante, los médicos siempre deben de estar actualizados en
cuanto a los nuevos tratamientos y medidas que se han ido estudiando en los
últimos años para no caer en incentivar la resistencia de los hongos, antes de que
éstos sean más resistentes que nuestros pacientes. No existen diferencias
significativas entre agentes etiológicos en ambos países, sin embargo, es
importante resaltar que sí existen semejanzas en cuanto a factores de riesgo se
trata. Esto quiere decir que no importa qué cepa se manifieste, si no mantenemos
una prevención efectiva, el hongo, sea cual sea, va a manifestarse en los pacientes
más indefensos.
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