Enseñanzas del Papa Francisco. No.51
Enseñanzas del Papa Francisco. No.51
El 31 de marzo dijo: "Dios siempre “antes
de pedir algo, promete”,
y su promesa es la de una vida nueva y
de una vida de “alegría”.
“el fundamento principal de la virtud
de la esperanza: confiar en las
promesas de Dios”, sabiendo que Él
nunca “decepciona”.
" hay cristianos que tienen
“la tentación de detenerse”.
“¡Tantos cristianos detenidos! Tenemos
tantos detrás que tienen una esperanza
débil. Sí creen que existe el Cielo y que todo irá
bien. Está bien que lo
crean, ¡pero no lo buscan!
Cumplen los mandamientos, los preceptos: todo, todo… Pero están
detenidos”.
“el Señor no puede hacer de ellos levadura en su pueblo, porque no caminan.
Y esto es un problema: los detenidos”. “Después hay otros entre ellos y nosotros,
que se equivocan de camino: todos nosotros algunas veces nos hemos
equivocado de camino, esto lo sabemos. El problema no es equivocarse de camino; el problema es no regresar cuando uno se
da cuenta de haberse equivocado”.
Un tercer grupo, “el más peligroso”, es el de los que “se engañan a sí
mismos: los que caminan pero no hacen camino”.
“Son los cristianos errantes: giran, giran como si la vida fuera un turismo
existencial, sin meta, sin tomar las promesas en serio. Aquellos que giran y se engañan,
porque dicen: ‘¡Yo camino!’. No, tú no caminas: tú giras. Los
errantes”.
por el contrario a estas tres formas equivocadas de seguir el camino hacia
las promesas de Dios, “el Señor nos pide que no nos
detengamos, que no nos equivoquemos de camino y que no giremos por la vida. Girar por la
vida”.
El Señor, “nos pide que miremos las promesas,
que vayamos adelante con las promesas como ese hombre: ¡ese hombre creyó en
la palabra de Jesús! La fe nos pone en camino hacia las
promesas. La fe en las promesas de Dios”.
“Nuestra condición de pecadores hace
que nos equivoquemos de
camino”, pero “el Señor nos da siempre la gracia de
volver”. “la Cuaresma es un
tiempo hermoso para pensar si estoy en camino o si estoy demasiado quieto:
conviértete.
O si me he equivocado de
camino: pero ve a confesarte y
retoma el camino. O si soy un turista
teologal, uno de estos que hacen el giro de la
vida pero jamás dan un paso hacia
adelante”.“Y pido al Señor la
gracia de retomar el camino, de ponerme
en camino, pero hacia las promesas”.
El 1 de abril dijo reflexionando en el Evangelio en el que Jesús cura a un paralítico, que desde hacía 38 años
esperaba la curación bajo el pórtico de la piscina, lamentándose porque no lograba
sumergirse, pues siempre lo precedía alguien más:
El milagro del Señor desató las críticas de los fariseos, que por ser sábado
señalaban que no se podía realizar algo así.
" en este relato se puede encontrar dos
enfermedades espirituales fuertes, sobre las cuales “nos
hará bien reflexionar”. La primera de estas, es la resignación del
enfermo, que se siente amarrado y se
lamenta.“Yo pienso en tantos
cristianos, tantos católicos:
¡Sí, son católicos, pero sin entusiasmo, e
incluso amargados! ‘Sí, es la vida, es así, pero la
Iglesia…
Yo voy a Misa todos los domingos, pero mejor no implicarse, tengo fe para mi saludo, no siento la necesidad de ir a
darla a otro…’. Cada uno en su casa, tranquilos por la
vida… Sí tú haces algo, después te reprochan: ‘No, es mejor así, no correr riesgos…’”.
Esta, “es la enfermedad de la pereza, de la pereza de los cristianos. Esta actitud
que paraliza el celo apostólico, que hace de los cristianos personas quietas,
tranquilas, pero no en el buen sentido de la palabra:
¡que no se preocupan por salir para anunciar el Evangelio! Personas anestesiadas”.
“Y la anestesia es una experiencia negativa”.“La pereza es una tristeza”, y estos cristianos
tristes “no son personas luminosas, son personas
negativas. Y ésta es una enfermedad nuestra, de los
cristianos”.Vamos a Misa, pero – decimos – por favor no
molestar”.
Estos cristianos “sin celo apostólico”,
“no sirven, no hacen bien a la
Iglesia”.“Y cuántos cristianos son así egoístas, para
sí mismos. Éste es el pecado de la pereza que va contra el celo apostólico, contra
las ganas de dar la novedad de Jesús a los demás, esta novedad que a mí me ha sido
dada gratuitamente”.
Pero en este pasaje del Evangelio, se encuentra también otro pecado, cuando Jesús es criticado por curar a un enfermo
en un sábado. Este es el pecado del formalismo.
" estos son “cristianos que no dejan lugar a la gracia de Dios. Y la vida cristiana, la vida de esta gente es tener todos los
documentos en regla, todos los certificados”.
“Cristianos hipócritas, como estos. A ellos sólo les interesaban las formalidades. ¿Era
sábado? No, no se pueden hacer milagros el sábado, la gracia de Dios no puede actuar el sábado.
¡Cierran la puerta a la gracia de Dios! ¡Tenemos tantos en la Iglesia, tenemos
tantos! Es otro pecado”.
“Los primeros, los que cometen el pecado de la pereza,
no son capaces de ir adelante con el celo apostólico, porque han decidido detenerse en
sí mismos, en sus tristezas, en sus resentimientos, en
todo eso. Estos no son capaces de llevar la salvación
porque cierran la puerta a la salvación”.
Para estos cristianos, cuentan “solo las
formalidades”.“No se puede: es la
palabra que más usan”, y también nosotros, “tantas
veces hemos tenido pereza,
o hemos sido hipócritas como los
fariseos”.Se trata de tentaciones
que aparecen, pero que debemos
conocerlas para defendernos”.
Ante estas dos tentaciones, ante “ese hospital de campaña, allí, está el símbolo de la
Iglesia”.Ante tanta gente herida, Jesús se acerca y les
pregunta si quieren curarse y “les da la gracia. La gracia hace todo”,
para después, al encontrarse nuevamente con el paralítico, decirle “no peques más”. “Las
dos palabras cristianas: ¿quieres curarte? No pecar más. Pero primero lo cura. Primero lo
curó, después ‘no pecar más’. Palabras dichas con ternura, con amor”.
“Y éste es el camino cristiano, el camino del celo apostólico: acercarse a tantas personas,
heridas en este hospital de campaña, y también tantas veces heridas por los hombres y las mujeres de la Iglesia”.
“Es una palabra de hermano y de hermana: ¿quieres curarte?
Y después, cuando va adelante: ‘¡Ah, no peques más, que no hace bien!’. Es mucho mejor esto: las dos palabras de Jesús son más bellas que la actitud de la pereza o
la actitud de la hipocresía”.
El 2 de abril dijo: “es verdad que en la vida matrimonial hay tantas dificultades, ¿tantas
no? Que el trabajo, que el sueldo no alcanza, los chicos tienen
problemas, tantas dificultades. Y tantas veces el marido y la mujer se ponen un poco
nerviosos y pelean entre ellos, ¿o no? Pelean, ¿eh? ¡Siempre! Siempre es
así: ¡siempre se pelea, eh, en el matrimonio!”.
“Pero también, algunas veces, vuelan los platos ¿eh? Ustedes se ríen, ¿eh? Pero es la
verdad. Pero no nos tenemos que entristecer por
esto. La condición humana es así. El secreto es que el amor es más fuerte que el momento en el
que se pelea”.
“por esto yo aconsejo a los esposos siempre que no terminen el día en el que han peleado sin hacer las paces. ¡Siempre! Y para hacer
las paces no es necesario llamar a las Naciones Unidas para que vengan a casa a
hacer las paces.
Es suficiente un pequeño gesto, una caricia: ¡Chau y hasta mañana! Y mañana se empieza
de nuevo. Esta es la vida, llevarla adelante así, llevarla
adelante con el coraje de querer vivirla juntos.
Y esto es grande, es bello ¿eh?”.
“el verdadero vínculo es siempre con el Señor. Cuando la familia reza, el vínculo se
mantiene. Cuando el esposo reza por la esposa y la esposa reza por el esposo ese
vínculo se hace fuerte. Uno reza con el otro”.
“El Matrimonio. Este Sacramento nos conduce al corazón del designio de Dios, que es un
designio de alianza con su pueblo, con todos nosotros, un designio de comunión”.
“la imagen de Dios es la pareja matrimonial, el hombre y la mujer, los dos.
No solamente el varón, el hombre, no sólo la mujer, no, los dos”.
“somos creados para amar, como reflejo de
Dios y de su amor. Y en la unión conyugal el
hombre y la mujer realizan esta vocación en el signo de la reciprocidad y de la comunión de vida
plena y definitiva”.
“Cuando un hombre y una mujer celebran el sacramento del Matrimonio, Dios, por así
decir, se ‘refleja’ en ellos, imprime en ellos los propios lineamientos y el carácter
indeleble de su amor. Un matrimonio es la imagen del amor de Dios con nosotros, es
muy bello”.
“también Dios, en efecto, es comunión: las tres Personas del Padre, el Hijo y del
Espíritu Santo viven desde siempre y para siempre en unidad perfecta.
Y es justamente éste el misterio del Matrimonio:
Dios hace de los dos esposos un sola existencia”.
“Y la Biblia es fuerte dice ‘una sola carne’, ¡así intima es la unión
del hombre y de la mujer en el
matrimonio! Y es justamente este el
misterio del matrimonio. Es el
amor de Dios que se refleja en el
matrimonio, en la pareja que decide
vivir juntos y por esto el hombre deja su
casa, la casa de sus padres, y va a vivir
con su mujer y se une tan fuertemente a ella que se transforman,
en una sola carne. No son dos, es uno”.
“Sabemos muy bien cuántas dificultades y pruebas conoce la vida de dos esposos... Lo importante es mantener vivo el vínculo con
Dios, que es la base del vínculo matrimonial”.“Es una cosa bellísima la vida matrimonial y
tenemos que custodiarla siempre, custodiar a los hijos”.
Una cosa que ayuda tanto en la vida matrimonial son tres palabras. No sé si ustedes recuerdan las tres palabras.
Tres palabras que se deben decir siempre, tres palabras que tienen que estar en casa:
‘permiso, gracias, disculpa’. Las tres palabras mágicas, ¿eh? Permiso, para no ser invasivo en la vida de los cónyuges. ‘Permiso, pero, ¿qué te parece, eh?’ Permiso, me permito
¿eh?”.
“¡Gracias! Agradecer al cónyuge: ‘pero gracias por aquello que hiciste por mí, gracias por esto’.
La belleza de dar las gracias”.“Y como todos nosotros nos equivocamos aquella otra palabra que es difícil de decir, pero que es
necesario decirla: perdona, por favor, ¿eh? ¡Disculpa! ¿Cómo era? Permiso, gracias y
disculpa.
Repitámoslo juntos. Permiso, gracias y disculpa. Con estas tres palabras, con la oración del esposo por la esposa y de la esposa por el esposo y con hacer las paces siempre, antes de que termine el
día, el matrimonio irá adelante”. “Las tres palabras mágicas, la oración y hacer las paces siempre. El Señor los bendiga y recen por
mí. ¡Gracias!”.
El 3 de abril, en su homilía dijo recordando en su homilía el diálogo de Dios con Moisés en el Monte Sinaí, en el que Moisés reza con fuerza para que el Señor no castigue a su pueblo por haber hecho
un becerro de oro.“Esta oración es una verdadera lucha con Dios. Una lucha del jefe del pueblo para salvar a su
pueblo, que es el pueblo de Dios”, pues la oración debe ser “negociar con Dios”, llevando
“argumentaciones”.
Al final, Moisés convence a Dios, y la lectura dice que
“el Señor se arrepintió del mal que había amenazado hacer a su pueblo”. “¿pero, quién ha
cambiado a quién? ¿Cambió el Señor? Yo creo que no”.
“El que cambió fue Moisés, porque Moisés creía que el Señor habría hecho esto, creía que el Señor habría destruido al pueblo, y recuerda qué bueno
había sido el Señor con su pueblo, cómo lo había liberado de la esclavitud de Egipto
y conducido con una promesa”.
“Y con estas argumentaciones, trata de convencer a Dios,
pero en este proceso él vuelve a encontrar la memoria de su pueblo, y encuentra la misericordia
de Dios. Moisés, que tenía miedo, miedo de que Dios hiciera esto, al final desciende del monte con algo grande
en su corazón: nuestro Dios es misericordioso. Sabe perdonar. Vuelve sobre sus decisiones. Es un
Padre”.
" todo esto Moisés ya lo sabía, “pero lo sabía más o menos oscuramente y en la oración lo
reencuentra. Esto es lo que hace la oración en nosotros: nos cambia el corazón”.
“La oración nos cambia el corazón. Nos hace comprender mejor cómo es nuestro Dios. Pero
para esto es importante hablar con el Señor, no con palabras vacías. Jesús dice: ‘Como hacen los paganos’. No, no, hablar con la realidad: ‘Pero,
mira, Señor, que tengo este problema, en la familia, con mi hijo, con este, con el otro… ¿Qué se puede hacer? ¡Pero mira que tú no me puedes
dejar así!’. ¡Ésta es la oración! ¿Pero tanto tiempo lleva esta oración? Sí, lleva tiempo”.
“la Biblia dice que Moisés hablaba cara a cara con el Señor, como con un amigo. Así debe ser la
oración: libre, insistente, con argumentaciones”.
“Y también reprochando un poco al Señor: ‘Pero, tú me has prometido esto, y esto no lo has
hecho…’, así, como se habla con un amigo. Abrir el corazón a esta oración”.
“Moisés bajó del monte fortalecido: ‘He conocido más al Señor’, y con esa fuerza que le había dado
la oración, retoma su trabajo de conducir al pueblo hacia la Tierra prometida.
Porque la oración fortalece: fortalece. Que el Señor nos dé a todos nosotros la gracia, porque
rezar es una gracia”.
“En toda oración está el Espíritu Santo”, “no se
puede rezar sin el Espíritu Santo. Es Él
quien reza en nosotros, es Él quien nos cambia el corazón, es Él quien nos enseña a llamar a Dios
‘Padre’”.“Pidamos al Espíritu
Santo que Él nos enseñe a rezar, sí, como ha
rezado Moisés, a negociar con Dios, con libertad de
espíritu, con coraje.
Y que el Espíritu Santo, que siempre está
presente en nuestra oración, nos conduzca
por este camino”.
El 4 de abril también dijo:
los enemigos de Jesús tienden trampas, traman "calumnias, le quitan la
fama".Es "como si prepararan
un caldo para destruir al Justo".
Y esto porque se opone a sus acciones, “reprocha
los pecados contra la ley", les echa en cara
"la transgresión contra la educación recibida". A lo largo de la historia de la
salvación, "los profetas fueron perseguidos ", y el
mismo Jesús lo dice a los fariseos.
Siempre "en la historia de la salvación, en el tiempo de Israel, incluso en la Iglesia los
profetas fueron perseguidos". Perseguidos porque los profetas dicen:
"¡Ustedes equivocaron el camino! Vuelvan al camino de Dios".
Y esto, "para las personas que tienen el poder de aquel mal camino, no le gusta”.
“El evangelio es claro, ¿no? Jesús se escondía, en estos últimos días, porque todavía no había
llegado su hora; pero Él sabía cual habría sido su fin, cómo sería
su fin.
Jesús es perseguido desde el principio: recordemos cuando al inicio de su predicación
regresa a su pueblo, va a la sinagoga y predica; inmediatamente
después de una gran admiración inicial, empiezan:
‘¿Pero éste, sabemos de dónde es? ¿Este es uno de los nuestros? ¿Pero con qué
autoridad viene a enseñarnos? ¿Dónde estudió?'.
¡Lo descalifican! Es el mismo discurso, ¿no? “¡Pero éste sabemos de dónde es! Cristo, en
cambio, cuando vendrá nadie sabrá de dónde es!‘
¡Descalificar al Señor, descalificar al profeta para quitarle la autoridad!”
Lo descalifican, "porque Jesús salía y hacía salir de aquel ambiente religioso cerrado, de
aquella jaula". El profeta, "lucha contra las personas que
enjaulan el Espíritu Santo. ¡Y por eso es perseguido: siempre!".
Los profetas "siempre son perseguidos o incomprendidos, abandonados a un lado. ¡No
les hacen lugar!".
¡Esta situación, no acabó con la muerte y resurrección de Jesús, continúa en la Iglesia!
“Hostigamiento desde fuera y persecución desde dentro".
Cuando leemos las vidas de los santos: "cuántas incomprensiones, cuántas
persecuciones han sufrido los Santos", "porque eran profetas”.
“También tantos pensadores de la Iglesia fueron perseguidos. Pienso en uno, ahora, en
este momento, no lejos de nosotros, un hombre de buena
voluntad, un profeta de verdad, que con sus libros
reprochaba a la Iglesia de alejarse del camino del Señor. Pronto fue llamado al orden, sus
libros puestos en el índice, le quitaron la cátedra y así para este hombre terminó su
vida: no hace mucho de esto. ¡Pasó el tiempo y hoy
es beato!
¿Pero cómo es que ayer era un hereje y hoy es beato? Porque 'ayer los que tenían el poder querían silenciarlo, ya que no les gustaba lo que decía. Hoy la Iglesia, que
gracias a Dios sabe arrepentirse, dice: '¡No, este hombre es bueno!'. Es más, está en el
camino de la santidad: es un beato".
“Todas las personas que el Espíritu Santo escoge para decir la verdad al pueblo de
Dios sufren persecución.“ Y Jesús "es el
modelo, la imagen".
El Señor tomó sobre Él "todas las
persecuciones de su pueblo". Y aún hoy, "los cristianos son
perseguidos".
"Me atrevo a decir que tal vez haya tantos o más mártires ahora que en los orígenes", "porque a esta sociedad mundana, a esta
sociedad demasiado tranquila, que no quiere problemas, le dicen la verdad,
le anuncian a Jesucristo”.
“Pero existe la pena de muerte o el encarcelamiento por tener el Evangelio en
casa, por enseñar el catecismo, hoy en alguna parte. Me decía un católico de estos países en
los que no se puede orar juntos. ¡Está prohibido! Sólo se puede rezar solos o
escondidos. Pero ellos quieren celebrar la Eucaristía y ¿cómo pueden hacerlo?
Hacen una fiesta de cumpleaños, fingen celebrar el cumpleaños y allí celebran la Eucaristía, antes de la fiesta. ¡Y esto ha
sucedido! Cuando ven que llega la policía, rápidamente ocultan todo y 'Felicidad,
felicidad. ¡Feliz cumpleaños! 'Y prosigue con la fiesta. Luego, cuando se van, terminan la Eucaristía. Así tienen que hacer, ya que está
prohibido rezar juntos. ¡Hoy en día!”
Esta historia de persecución, remarca
“el camino del Señor, es el camino de los que siguen al Señor. "Pero, al final, termina siempre de nuevo,
como el Señor: con una Resurrección, pero ¡pasando por la
Cruz!".
Recordando al jesuita evangelizador de China,el Padre Matteo Ricci,
que "no fue comprendido, que no fue entendido. ¡Pero él obedeció como
Jesús!” Siempre "¡habrán persecuciones,
incomprensiones! Pero Jesús es el Señor, y ese es el
desafío y la Cruz de nuestra fe". Que el Señor, "nos dé la
gracia para seguir su camino y,
si ocurre, incluso con la cruz de la persecución".
El 6 de abril dijo en sus palabras previas al rezo del Ángelus:
El Señor “nos invita, casi nos ordena, que salgamos de la tumba en la cual nuestros
pecados nos han hundido. Nos llama insistentemente a salir de la oscuridad
de la prisión en la que estamos encerrados, conformándonos con una vida falsa, egoísta,
mediocre. ‘¡Salí afuera!’, nos dice. ‘¡Salí afuera!’”.
“El Evangelio de este quinto domingo de Cuaresma nos narra la resurrección de
Lázaro. Es el culmen de los ‘signos’ prodigiosos realizados por Jesús:
es un gesto demasiado grande, demasiado claramente divino para ser tolerado por los
sumos sacerdotes, los cuales, cuando supieron del hecho, tomaron la decisión de matar a Jesús”
“Lázaro había muerto desde hacía ya tres días cuando llegó Jesús, y a las hermanas Marta y María, Él les dijo las
palabras que se imprimieron para
siempre en la memoria de la comunidad
cristiana, dice así Jesús:
‘Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en
mí, aunque muera, vivirá. Y todo aquel que
vive y cree en mí, no morirá eternamente’”.
“Sobre esta la Palabra del Señor nosotros creemos que la vida de quién cree en Jesús y sigue su mandamiento, después de la muerte será transformada en una vida nueva, plena e
inmortal.
Como Jesús ha resucitado con su propio cuerpo,
pero no ha vuelto a la vida terrena, así nosotros resucitaremos con nuestros cuerpos
que serán transfigurados en cuerpos gloriosos”. Jesús “nos espera junto al Padre,
y la fuerza del Espíritu Santo, que lo ha resucitado a Él, resucitará también a quién
está unido a Él”.
“Frente a la tumba sellada del amigo Lázaro, Jesús ‘gritó con gran voz: ‘¡Lázaro, salí
afuera! El muerto salió, los pies y las manos atados
con vendas, y el rostro envuelto con un sudario’.
Este grito perentorio está dirigido a cada hombre,
porque todos estamos marcados por la muerte,
todos nosotros; es la voz de Aquel que es el dueño de la vida y quiere que todos ‘la tengan
en abundancia’”.
“Cristo no se resigna a los sepulcros que nos hemos construido con nuestras elecciones de
mal y de muerte, con nuestros errores, con nuestros pecados. ¡Él no se resigna a esto! Él nos invita, casi
nos ordena, que salgamos de la tumba en la cual nuestros
pecados nos han hundido”.
“Dejémonos aferrar por estas palabras que Jesús hoy repite a cada uno de nosotros. Una invitación a dejarnos liberar de las ‘vendas’,
de las ‘vendas del orgullo’. Porque el orgullo nos hace esclavos, esclavos
de nosotros mismos, esclavos de tantos ídolos, de tantas cosas”.
“Nuestra resurrección comienza desde aquí: cuando decidimos obedecer a esta orden de Jesús saliendo a la luz, a la vida; cuando de
nuestro rostro caen las máscaras - tantas veces nosotros estamos enmascarados por el pecado,
¡las máscaras deben caer! - y nosotros encontramos el coraje de nuestro rostro
original, creado a imagen y semejanza de Dios”.
“el gesto de Jesús que resucita a Lázaro muestra hasta dónde puede llegar la fuerza de la Gracia de Dios, y por lo tanto, donde puede llegar nuestra conversión, nuestro cambio”.
“Pero escuchen bien: ¡no hay ningún límite a la misericordia divina ofrecida a todos!
¡No hay ningún límite a la misericordia divina ofrecida a todos! Acuérdense bien esta frase.
Y podemos decirla todos juntos: ¡No hay ningún límite a la misericordia divina
ofrecida a todos!.“El Señor está siempre listo para levantar la piedra tumbal de nuestros pecados, que nos
separa de Él, luz de los vivientes”.
Al finalizar el rezo del Ángelus, el Papa Francisco obsequió a los miles de presentes en
la Plaza de San Pedro un “Evangelio de bolsillo”.
“Y ahora me gustaría hacer un simple gesto para ustedes.
En los últimos domingos he sugerido a todos ustedes que se hicieran con un pequeño
Evangelio, para llevar uno mismo durante el día para poder leerlo a menudo.”
…“Y como Él les digo: ¡gratuitamente han recibido, gratuitamente den! ¡Den el mensaje
del Evangelio!”. “a lo mejor alguno de ustedes no cree que esto sea gratuito. ‘¿Pero cuando qué? ¿Cuánto debo
pagar, Padre?’ Hagamos una cosa, a cambio de este regalo, hagan un acto de caridad, un gesto de amor
desinteresado, una oración por los enemigos, una reconciliación de alguna cosa”.
“Hoy se puede leer el Evangelio con muchos instrumentos tecnológicos. Se puede llevar la
Biblia con uno mismo en un teléfono móvil, una tableta.
Lo importante es leer la Palabra de Dios, con todos los medios, pero leer la Palabra de Dios: ¡es Jesús que nos habla allí! es acogerla con el corazón abierto. ¡Entonces la buena semilla da
fruto!”.
En twitter dijo:La Cuaresma es el tiempo para cambiar de rumbo, para reaccionar ante el mal y
la miseria.
Queridos padres, enseñen a rezar a sus hijos.
Recen con ellos.
No podemos acostumbrarnos a las situaciones
de humillación y de miseria que nos rodean.
Un cristiano tiene que reaccionar.
Con Jesús, la vida se hace plena.
Con Él es más fácil encontrar sentido a
todo. En el Evangelio
podemos escuchar cada día a Jesús que nos habla: llevemos siempre con nosotros
un pequeño Evangelio.
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Que Dios te llene de bendiciones. Y que permanezcamos unidos en el
amor a Jesús.
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