ReflexionesQue esta columna sirva como una meditación de conciencia, y valoren sus acciones para consigo mis-mos y con el prójimo. Que sus pensamientos sean conver-sados con toda la familia, y si existieran problemas, que la solución se tome entre todos.Muchos conocen parte de mi vida, las acciones que me llevaron en una época a cometer un sinnúmero de errores de los que me arre-pentí felizmente a tiempo. Otros en cambio, saben más que muchos, ya que siem-pre tuve el valor suficiente de enfrentar sus abusos, que incluyen como parte de mi pasado enfrentamientos armados donde mi pecho jugaba un rol importante, dado que nunca rehuía a una pelea como acostum-bran los cobardes.Siempre he sabido pararme donde piso. Caminar entre escombros me enseñó a valorar los principios que rigen nuestra conducta, y sobre todo a entender la miseria donde conviven los olvidados de siempre, aque-llos cuyo único sustento mu-chas veces radica en un pan compartido por la miseria a la que se ven obligados de-bido a la injusticia existente en la latitud de sus predios.Trajiné por el mundo sol-ventando mis experiencias y apaciguando mis inquie-tudes, controlando al igual
mis impulsos para no teñir mis manos de sangre cuan-do era provocado por ene-migos gratuitos que envi-diaban mis fuerzas.Estuve inmerso en el túnel de la incomprensión y cedí ante el imperio del dolor cuando perdí a un familiar. Sin embargo recurrí a Dios y a mi madre, y en gracia a ello pude recobrar mi fuerza de voluntad para salir adelante y volver por la senda de la equidad, recuperando con creces el tiempo perdido.No estoy arrepentido de mi pasado, pues este me en-señó valores que en aquél entonces desconocía, y ello me hizo aún más fuer-te, pudiendo hoy enfrentar cualquier reto que se ante-ponga ante mi experiencia que subsiste, gracias a la comprensión de quienes valoran mi resurgimiento.Hoy que vivo de mi pluma, enaltecido por mis logros, doy las gracias a quienes confiaron en mí, con una humildad que comparto con aquellos que no tienen la oportunidad de ser es-cuchados, enviándoles un mensaje que los haga re-flexionar en corto tiempo. “Nunca es tarde para co-menzar de nuevo.”La meditación muchas ve-ces nos lleva a la autocríti-ca que redunda en un cam-bio para bien o para mal de los demás.
Escribe: Eddie ÁlvarezPeriodista
La verdad y mi conciencia
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