RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
1
Conocerle más; para más amarle
Acrecentar la Vida Espiritual por medio de la Oración personal y del Conocimiento del Amor de Dios.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
2
I. VIVIENDO EN PLENITUD.
“Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.” (Juan 10: 10)
Dios llama al hombre a ser feliz. El hombre ha
sido creado para ser feliz, para llegar y tender a esa felicidad que Dios le ofrece.
Es una tendencia de amor que nos lleva al Padre, que nos une por el Hijo y que nos consume en el
Espíritu Santo que es Amor.
Es una felicidad plena, estable, perfecta que sólo le es posible alcanzarla al hombre en su Unión de
Amor con Dios.
Dios ama al hombre y lo ha creado por amor, y esa
es la fuente de la felicidad del hombre; el saberse amado por Dios, conociendo y experimentando ese
Amor dentro de sí por medio de la oración, y contemplándolo en todas las cosas que lo rodean...
Vanidad de las cosas temporales.
Muchas veces sufrimos y nos angustiamos porque creemos en cosas falsas: Falsas perfecciones,
ilusiones que nunca serán, sueños que no se realizarán; ponemos nuestros ojos en espejismos de
felicidad... caminamos detrás de "fantasmas" y de las falsas ilusiones que ofrece el mundo.
Al no encontrar el alma la felicidad, donde se supone debería estar, ella se siente cada vez más vacía, más sola, más angustiada, y llega inclusive a
culparse a sí misma por no ser capaz de ser feliz.
La felicidad no está en las cosas, ni en las personas,
sino en Dios que es el Único que permanece.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
3
Te invito a que en algún momento medites el Libro del Eclesiastés. Te dará mucha luz sobre la vanidad de todas las cosas que no son Dios, te será fácil ver
como todo en la vida del hombre es pasajero; solamente Dios permanece y sólo su Amor tendrá
valor en la vida eterna... ¡Por qué! Porque el hombre fue creado por Dios y para Dios.
Creados por Dios y para Dios.
El sentido de la vida de cada una de nosotros sólo tiene su respuesta en Dios, porque no fuimos
creados para las cosas; sino para señorearlas a ellas, y no fuimos creados para las criaturas; sino para compartir con ellas el gozo del Amor de Dios.
Este es el propósito de este capítulo espiritual:
Poder conocer el camino de la oración para llegar a la felicidad, a la plenitud a
que somos llamados como hijos e hijas de Dios en Cristo Jesús.
Debemos aprender a mirar con los ojos de la fe; y levantando nuestra mirada a Dios todo brillará por
la Luz de su Espíritu.
Ten paciencia, confía en Dios, acércate a ÉL, aprende a orar, a amar y a vivir en
Dios...
¡Qué nos dice la Palabra de Dios sobre la Plenitud!
Saciarse de los frutos de Dios es una
experiencia que sólo el alma fiel a los mandamientos de Dios puede experimentar, porque son frutos que vienen del Espíritu de Dios
y no de la persona como tal.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
4
Es de Jesucristo de donde nos viene el Espíritu de Dios. La disposición para no dejarnos arrastrar por la carne, la fe para transformar
nuestras vidas, dejarnos conducir por su Espíritu y vivir de sus frutos; todo ello nos viene
de ÉL.
"De su plenitud, en efecto, todos nosotros
hemos recibido gracia tras gracia. Porque por Moisés hemos recibido la Ley, pero la
gracia y la verdad nos llegó por medio de Jesucristo." (Juan 1:15-17)
Jesús por su parte nos dirá:
"El ladrón sólo viene a robar, matar y
destruir, mientras que Yo he venido para que tengan vida y la tengan en
abundancia." (Juan 10:10)
Es de JESÚS de quien tomamos nuestra condición de hijos de Dios por adopción, y es por
medio de ÉL que debemos buscar y alcanzar todas las delicias de nuestra vida, es de su Amor que tiene sed nuestra alma, es de su Corazón que
recibimos todo consuelo y esperanza; a través de la vida de unión con ÉL.
Efectivamente el camino para llegar a la Felicidad es Jesús; como ÉL mismo nos lo
enseñó:
"Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Nadie va al Padre sino por mí." (Jn 14:6)
Y si me dices ¿cómo debo empezar? Te responderé: Debes empezar por conocer a Jesús.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
5
Conociendo a Dios.
Mediante el uso sano de la razón, el hombre puede conocer a Dios a partir de sus obras, pero
existe otra forma de conocimiento que el hombre por sí mismo no sería capaz de alcanzar y este es el de la Revelación Divina.
Dios se revela y se da al hombre, por Amor Compasivo y Misericordioso.
"Dios, [...], quiere comunicar su propia vida divina a los hombres libremente creados por ÉL,
para hacer de ellos, en su Hijo Único, hijos adoptivos (Ef 1, 4-5).
Al revelarse a Sí Mismo, Dios quiere hacer a los
hombres capaces de responderle, de conocerle, y de amarle más allá de lo que ellos serían capaces
por sus propias fuerzas." (C.C Inciso 52)
Es el deseo de Dios que le conozcamos como
Padre, que le descubramos en su Hijo Jesucristo por medio del Espíritu Santo.
Esta revelación que Dios nos regala en su Hijo
por medio del Espíritu Santo es Revelación de Amor.
Es Sed de Amor, lo que quiere Dios despertar en sus hijos, es sed lo que llama a la creatura a
tender hacia su Dios, es sed de hijo e hija lo que hace que en el corazón del hombre siempre este el clamor y el llanto desconsolado que lo hace
tender hacia su Padre Dios; y es el mismo Espíritu del Padre y del Hijo el que grita en
nosotros ¡Abbá!, ¡Padre!... ¡Abbá!, ¡Papito!
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
6
Mientras el hombre no conozca el Amor de Dios no podrá nunca colmar su sed infinita de amor, su deseo de ser feliz, de encontrar plenitud, y
sobre todo de sentirse incondicionalmente amado y protegido por todo un Dios que lo creo
por Amor.
“Yo sé en Quien tengo puesta la Fe.”
Por la fe, el hombre somete libre y completamente su inteligencia y su voluntad a Dios.
"La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven." (Hb11:1)
Esta fe es un Don exquisito del Cielo, una virtud que le es regalada por Dios como fuente de su
Amor Paterno... es un Don del Amor de Dios que se da a los humildes, a los pequeños, a los sencillos, a los desamparados, a los que se saben
necesitados de ÉL.
Las Virtudes Teologales. (1)
Las Virtudes Teologales son tres: Fe, Esperanza
y Caridad; son las más importantes pues ellas nos unen íntimamente a Dios.
Esta intimidad es la de los que se aman; de aquellos que necesitan estar solos para mirarse
sin obstáculo, para amarse sin estorbo, para hablarse sin testigos, para unir sus corazones en la purísima unidad del amor.
1. “Teología de la Perfección Cristiana” por Padre Royo Marín, y de “Cuestiones Místicas” por Fray Juan Arintero.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
7
A esa unión íntima del Amor aspira Dios en nuestras almas, como Huésped Dulcísimo que mora en nosotros, y el misterio de esa comunión
la realiza por medio de las virtudes teologales.
"Para mirar a Dios no basta nuestra inteligencia natural por clara, profunda
e ilustrada que sea; para amarlo no es suficiente nuestro corazón humano,
aunque sea profundo, tierno y ardiente;
para tocarlo, para abrazarlo no alcanzan las pobres fuerzas de nuestra alma.
Se necesitan ojos más profundos, un corazón nuevo y brazos vigorosos para
alcanzar esa divina intimidad. Ni aun el más perfecto de los serafines puede tocar
a Dios de la manera sobrenatural y divina a la que Dios se ha dignado llamarnos en
el exceso de su misericordia y amor."
(El Espíritu Santo, Monseñor Luis Ma. Martínez)
Son las virtudes teologales las únicas que
pueden tocar íntimamente a Dios. Las demás virtudes purifican el alma, quitan de ella los
obstáculos para la unión, la aproximan a Dios, la hermosean; pero ninguna de ellas ni todas juntas
pueden hacer que el alma toque a Dios, porque solo en las teologales es Dios el objeto propio de la virtud, o sea el fin mismo de la virtud.
El fondo de la oración, la base del recogimiento, la médula de la vida interior con Dios es el
ejercicio de las virtudes teologales.
La Virtud de la Fe es una virtud infundida por
Dios en el entendimiento, en la mente, por la cual aceptamos firmemente las verdades divinas reveladas por Dios.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
8
"Al revelarnos su vida íntima y los grandes misterios de la gracia y de la
gloria, Dios nos hace ver las cosas, por decirlo así, desde su punto de vista
divino, tal como las ve ÉL."
(Teología de la Perfección Cristiana, Antonio Royo Marín)
Sin ella no podemos salvarnos, no podemos comprender la existencia de una vida después de
la muerte, la realidad de un mundo espiritual que existe y nos rodea y que "sólo puede ser visto" con los ojos de la fe.
Esta fe es la que te hace mirar la vida con ojos diferentes, dejar de ver las cosas de una manera
puramente humana, para pasarlas a ver; o más bien, usemos la palabra correcta, a
contemplarlas en su plano divino.
Para acrecentar la fe debemos humilde y fervorosamente desearla y pedirla a Dios:
"Creo, Señor, pero aumenta mi fe", o bien,
¡Señor no creo, pero quiero creer!
Por otra parte, el alma prudente debe rechazar todo lo que ponga en peligro su fe: dudas,
tentaciones, amistades, conversaciones y lecturas peligrosas o contrarias a la fe cristiana.
Debe además, procurar y aumentar el conocimiento de la fe cristiana por el deseo de ser
cada día más conforme con la Voluntad de Dios; para ello, se recomienda estudiar el Catecismo Católico, leer buenos libros espirituales, de
santos y tener diariamente un tiempo de oración y de lectura de la Sagrada Biblia donde se
mediten las verdades de nuestra Fe.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
9
Debe este esfuerzo ser alimentado con la Sagrada Eucaristía, con la Confesión Sacramental periódica y con la práctica viva de
las Obras de Misericordia corporales y espirituales… SOLIDARIDAD con los más pobres,
necesitados, desamparados en el cuerpo y en el espíritu.
Por último, es necesario que tengamos la dulcísima convicción de que ÉL habita en nuestros corazones, que vivamos bajo su mirada
y lo busque la nuestra.
Es la fe la que nos descubre siempre lo divino
dondequiera que se encuentre, es ella la que nos hace mirar al Dulce Huésped Divino que mora
dentro de nuestras almas.
www.amordediosblog.wordpress.com
Somos:
Red Amor de Dios
Una plataforma de
Evangelización para el Crecimiento Espiritual
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
10
II. ¿Qué Quiere Dios de Nosotros? (1)
¿Para qué Oramos?
Una visión básica e inicial nos contestaría que
oramos para que mediante el trato íntimo, amoroso y familiar con Dios vayamos copiando e
imitando lo mejor posible a Cristo nuestro ejemplo y modelo, mediante la acción del Espíritu Santo que iría actuando en nosotros con sus
Dones y Virtudes.
La oración pretende que seamos siempre dóciles
a las inspiraciones del Divino Espíritu y quedemos así poseídos de este dulcísimo
huésped, consolador, renovador y conductor del alma, para ser de ÉL no sólo bien purificados e iluminados, sino en todo animados, gobernados,
movidos y dirigidos.
Sería entonces cuando empezaríamos a obrar
no conforme a nuestras propias normas humanas, sino conforme a las divinas; no por
nuestra iniciativa, sino más bien en obediencia a la Inspiración Divina, pero de una manera sublime que no es ya humana sino sobrehumana
y divina. “Yo soy manso y humilde de Corazón”, nos dice Jesús.
1. La Vida en el Interior del Corazón de Jesús” por Monseñor
Luis María Martínez. (Capítulo Creados para Cristo).
2. “El Espíritu Santo” por Monseñor Luis María Martínez. (La Verdadera Devoción al Espíritu Santo).
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
11
¿Para qué nos hizo Dios?
“El Verdadero Camino Espiritual:
La Vida de Intimidad con Jesús.”
Lo diré en una sola palabra: nos hizo para
Cristo; nos vio en ÉL, nos eligió en ÉL y en ÉL nos predestinó y santificó.
Por eso nos dice el mismo Apóstol: Todas las cosas son vuestras; mas vosotros sois de Cristo, y Cristo es de Dios. En ÉL y por ÉL tenemos que
glorificar a Dios y conseguir nuestra propia felicidad, íntimamente vinculada con la gloria
divina.
Es muy dulce considerar así nuestro destino:
somos algo de Jesús. En ÉL nos vio el Padre, en ÉL nos amó, en ÉL nos enriqueció con todo género de bendiciones espirituales; y en ÉL y por
ÉL tenemos que realizar nuestro ideal, lo cual implica una relación y una unión muy íntima y
profunda con Nuestro Señor.
Tenemos que reproducir a Jesús, pero no
copiando algo exterior, sino por una comunicación íntima con ÉL. Por eso dijo: Yo soy
el camino, la verdad y la vida.
Por estas palabras comprendemos que la vida espiritual es algo más que una escuela en que
Jesús enseña y nosotros aprendemos.
Es algo más íntimo: Jesús es Maestro, pero un
Maestro que nos habla en lo interior y vive en nosotros; es un modelo, pero un modelo que se
une a nosotros y por su eficacia divina nos va comunicando, en lo íntimo de nuestro corazón, su vida y su espíritu hasta llegar a reproducirse
en nosotros.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
12
Pues bien, no debemos copiar a Cristo artificialmente, sino de una manera vital; porque, como dice San Juan, tenemos en nosotros la
semilla de Dios.
Jesucristo se une a nuestras almas y nos
comunica su vida, y de esta manera va poco a poco reproduciéndose en nosotros hasta
transformarnos en ÉL. No es, repito el trabajo del artista que copia el modelo, es un trabajo vital.
¿No es algo dulcísimo esta unión tan estrecha, esta comunicación de espíritu y de vida con ÉL?
Somos de ÉL, vivimos con ÉL y para ÉL. ¿No satisface esto a nuestro corazón? ¿No nos
entusiasma pensar que la vida espiritual sea así?
Es una realidad misteriosa: “vivimos en ÉL, somos miembros de su Cuerpo Místico”, de tal
suerte que existe entre Jesús y nosotros una unión más íntima que la unión que existe entre
mi cabeza y los demás miembros de mi organismo.
Así nosotros somos miembros del Cuerpo Místico de Cristo y formamos una sola cosa con ÉL, como dice el Apóstol. Todo esto supone que
somos algo suyo, que somos otros Cristos, que vivimos su misma vida.
Así debemos concebir la vida espiritual, sobre todo la perfección, como la unión íntima entre
Cristo y nosotros. El día en que podamos exclamar con el Apóstol: Ya no vivo yo, sino que Cristo es Quien vive en mí; entonces también
habremos llegado a la plenitud de nuestra edad y de nuestra estatura espiritual, habremos
alcanzado verdaderamente la perfección cristiana.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
13
El Corazón de Jesús es lo más íntimo de Cristo, es como la fuente de sus pensamientos y de sus afectos, de su actividad y de sus frutos
celestiales. Si estamos íntimamente unidos a ÉL, podemos, digámoslo así, penetrar en el interior
de Jesús, en ese lugar secretísimo por la comunicación de sus sentimientos, por la
participación de sus afectos, por la perfecta armonía que existe entre nuestra alma y su alma.
Así pues, entrar en los secretos de Jesús,
estudiar las riquezas de sus afectos, penetrar en lo profundo de sus intenciones, elevarnos a la
altura de sus designios, es entrar en el Corazón de Jesús.
Si Jesús ha querido que nos unamos con ÉL, que participemos de su vida, que vivamos en ÉL, es precisamente para que entremos dentro de su
Corazón. Se une con nosotros para revelarnos sus secretos, comunicarnos sus afectos y
asociarnos a sus obras. De manera que todo cristiano ha sido hecho para Jesús, para su
Corazón, todos estamos llamados a vivir en ese Corazón Divino.
Cuando se concibe así la vida espiritual,
aparece más llena de encantos. Consiste en unirnos íntimamente con Nuestro Señor, y
unidos con ÉL, entrar dentro de su Corazón; es decir, en el tesoro de sus intimidades, en el
secreto de sus pensamientos, en los abismos de sus afectos.
Naturalmente que no todos pueden llegar al
mismo grado, ni todos pueden entrar de la misma manera en ese Corazón Divino. Hay una gran
variedad, una riqueza de grados en la vida espiritual.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
14
* Te recomendamos la lectura del libro: La Vida en el Interior del Corazón de Jesús; de Monseñor Luis María
Martínez… lo pondremos para ti como curso formal en línea.
Jesús fue fruto del cielo y de la tierra. Isaías lo vaticinó:
“¡Oh cielos, dejad caer vuestro rocío y que las nubes derramen como lluvia al Justo;
que la tierra se abra y que produzca como un germen al Salvador!”
El Espíritu Santo trajo a María la divina
fecundidad del Padre y aquella tierra virginal produjo de manera inefable el Germen divino,
como lo llamaron los profetas, al dulcísimo Salvador.
Así es concebido siempre Jesús; así se reproduce en las almas; es siempre fruto del cielo y de la tierra; dos artífices deben concurrir para
esa obra de la humanidad: el Espíritu Santo y la Santísima Virgen María.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
15
Dos son los santificadores esenciales de las almas: el Espíritu Santo y la Virgen María porque son los únicos que pueden reproducir a Cristo.
De distinta manera, sin duda, santifican el Espíritu Santo y María.
El primero es Santificador por esencia, porque es Dios, Santidad Infinita, porque es el Amor
personal que consuma, por decirlo así, la santidad de Dios, consumando su Vida y su Unidad, y porque a ÉL corresponde participar a
las almas el misterio de aquella Santidad. La Virgen María es Cooperadora, instrumento
indispensable en los designios de Dios.
La acción de esos dos artífices de Jesús es tan
necesaria, que sin ella las almas no se santifican, dados los actuales designios de Dios, y tan íntima que llega hasta las profundidades del alma.
El Espíritu Santo derrama la caridad en nuestros corazones, hace de nuestra alma un
templo y dirige nuestra vida espiritual por medio de sus Dones; y la Virgen María tiene eficaz
influjo de Medianera en las más hondas y delica-das operaciones de la gracia en nuestras almas.
Y es esa acción del Espíritu Santo y esa
cooperación de la Santísima Virgen María algo constante, pues sin ellas no se traza un solo
rasgo de Jesús en las almas, ninguna virtud crece, ningún vínculo de unión con Dios se
estrecha en el rico florecimiento de la vida espiritual.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
16
III. Retiro sobre la Oración. (1)
A) Importancia y necesidad de la oración.
“La oración es el fin de toda criatura, es la unión anticipada del alma con Dios. El cielo es la
oración continuada, contemplación clara de la Divinidad y preludio de mi posesión. La oración
es escala misteriosa que conduce al alma a esta mansión de inefables delicias.” (Beata Concepción
Cabrera de Armida)
En la oración nos comunicamos con Dios de corazón a Corazón.
Uno de los puntos más importantes de la vida
espiritual es sin duda la oración. Los tiempos dedicados a ella, los instantes que se pasan
delante del altar son los más fecundos de la vida.
Para vivir constantemente con Dios debemos
convertir en oración el trabajo, el descanso, el recreo, el sufrimiento y el gozo; porque todo, absolutamente todo, lo hemos de hacer con ÉL,
por ÉL, en ÉL y para ÉL.
Pero no cabe duda que los momentos dedicados
exclusivamente a Dios en la oración, son algo más íntimo, más directo, más inmediato.
1. Retiro sobre la Oración facilitado por Monseñor Luis María Martínez.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
17
Ciertamente todos los instantes del día deben ser para ÉL: las labores son como una escala que nos conduce a Dios, aunque por nuestra miseria
en ocasiones nos pueda estorbar.
En los tiempos dedicados a la oración la
comunicación con ÉL es directa, de corazón a Corazón; son los momentos destinados a su
servicio íntimo.
Hay instantes que se dedican a ÉL solo, a la intimidad, al amor. Y precisamente es la oración,
el tiempo más dulce y más fecundo de toda la vida.
Es el tiempo más dulce, porque es el más parecido al Cielo. Allí no hay que dormir, padecer,
ni trabajar; no se hacen sino dos cosas mirar y amar.
La oración es la antesala del Cielo. En ella se descubre Dios mismo...
Oh sublime dignación...
Lo más sublime que hay en este mundo es la oración, porque Nuestro Señor ha querido que
desde ahora nos empecemos a ejercitar en lo que después haremos en el Cielo. Por eso dijo Nuestro Señor que Magdalena había escogido la mejor
parte y que nunca le sería quitada (cf. Lc 10,42).
Todas las demás cosas acabarán… El apóstol,
tarde o temprano tiene que dejar su apostolado. La víctima, sus inmolaciones y sacrificios; pero
hay una cosa que no nos será quitada jamás la oración, el trato íntimo con Dios.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
18
Si la oración es labor del cielo, si cuando oramos hacemos lo que hacen los bienaventurados en la gloria, claro está que esos momentos son los más
felices y los más fecundos que podemos pasar en este mundo, porque ¿en dónde, sino en esas
intimidades de la oración debemos tomar la fuerza para amar y padecer?
Las ocupaciones exteriores valen tanto cuanto vale nuestra oración. En ella está el manantial de donde brotan todas las virtudes, porque allí nos
acercamos a la fuente misma de la gracia, en la que bebemos el amor y el sacrificio para que toda
nuestra vida y trabajos tengan sentido.
Las obras de quienes llevan una vida
verdaderamente activa deben ser consecuencia de su contemplación; de otro modo serían absolutamente estériles, no servirían para nada
(cf. 1 Co 13).
Por eso es necesario dar una importancia
capital a la oración y comprender que es el principio de la vida espiritual. De ella brotan las
virtudes del alma y, cuando nos falta la savia divina, hemos de hacer lo que las plantas cuando comienzan a marchitarse: aspirar por el rocío
vivificante de la oración.
La oración es el principio y el término de la vida
espiritual: lo supremo de ella es contemplar a Nuestro Señor para trabajar y sacrificarnos por
ÉL, para descansar en su Corazón y unir con su Sangre el sudor de nuestra frente.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
19
B) ¿Cómo hacer para que esos tiempos de oración sean verdaderamente aprovechados?
«Ninguna circunstancia de cuerpo o de alma hace imposible la oración.»
Yo no entiendo la expresión: «no puedo hacer
oración»; comprendo perfectamente que se diga: «No estoy en condiciones de usar cilicios, de tomar la disciplina, hasta de comer». Pero nada
ni nadie nos puede impedir orar, permanecer en unión íntima con Dios.
«LO ÚNICO NECESARIO PARA
ORAR ES QUERER.»
Hay personas que creen que sólo se puede ora
de una cierta manera, al no poder hacerla así piensan que no hacen oración. Y entonces,
aparece la frase de: «Yo no puedo hacer oración»
La oración es estar con Jesús; ¿hay tiempo o
circunstancia de la vida en que no podamos estar con ÉL? Con las personas de la tierra no podemos estar siempre, porque o nos separa de ellas la
distancia o las ocupaciones nos impiden verlas. Jesús, en cambio, nunca está ocupado; como es
infinito, siempre nos escucha y nos atiende como si no tuviera otra cosa que hacer.
ÉL está al alcance de todos… Es posible estar con ÉL siempre, siempre. En el Santísimo
Sacramento, ÉL está constantemente; y el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo viven en nuestras almas.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
20
Si por su misericordia tenemos la gracia de Dios, Jesús está siempre con nosotros: no hay momento en el que no podamos permanecer con
ÉL.
Sólo hay un caso en que es imposible
que vivamos unidos a ÉL en la oración: cuando no queremos… Quien no quiere, no puede
hacer oración.
No hay momento o circunstancia de la vida en que Nuestro Señor no quiera estar con
nosotros, ni hay un solo instante en que no nos haga caso o en que nosotros no podamos
comunicarnos con ÉL.
Dios quiere que permanezcamos con ÉL, pero
nunca nos forzará a hacerlo. Fuera de esto, no hay cosa que pueda alejarnos de ÉL; seamos lo que seamos, está siempre dispuesto a
atendernos.
En todas las circunstancias de la vida podemos
estar con ÉL. ¡Claro que tal vez no de la manera como a nosotros nos gustaría, ni con esto o
aquellos sentimientos que quisiéramos tener! Pero siempre, siempre, siempre, podemos orar. No hay nada que nos inhabilite para hacerlo; o
mejor dicho, hay una sola: la falta de voluntad.
¿De qué depende, entonces, que nosotros
pensemos muchas veces que no podemos hacer oración?
De que creemos que para hacerla se necesita
una preparación difícil, o de que queremos que resulte a nuestro gusto.
Muchas veces pensamos que para orar se precisa un mecanismo muy complicado y ¡NO!
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
21
Su técnica es la misma del amor: no existe una técnica para enseñar a amar y la oración es la ciencia del amor. Para estar con una persona
amada no necesitamos estudiar lo que le vamos a decir.
El amor es la cosa más sencilla, más espontánea, y así es la oración… Para orar sólo
se necesita una cosa tener corazón, aunque sea un corazón chiquito.
Es preciso no confundir tal o cual método de
oración con la oración misma…
«ORAR ES ESTAR CON DIOS: VERLO Y QUE NOS VEA, AMARLO
Y QUE NOS AME.»
Hacer oración es estar con Dios
espiritualmente. Y los espíritus sólo se comunican de dos maneras: por el conocimiento
y por el amor.
Estar con Nuestro Señor quiere decir: verlo y
que nos vea; amarlo y que nos ame. Esto mismo hacemos cuando permanecemos con una persona amada.
Por eso podemos decir con santa Teresa: La oración es una conversación con Dios. Y todavía
es restringido este concepto, porque yo digo que ni siquiera es preciso conversar: se puede estar
con una persona amada y no hablarle ni una palabra o de cuando en cuando cruzar con ella una frase.
Lo que importa es estar juntos, vernos y amarnos. La oración es un trato íntimo con Dios,
por ello no necesitamos ni hablarle, ni platicarle. Podemos sólo verlo y amarlo para que se
comuniquen los espíritus.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
22
Comunicarse con Nuestro Señor puede ser de mil maneras; a veces nos damos cuenta de su bondad, de su misericordia, las sentimos. En
otras ocasiones tendremos sólo la experiencia de que estamos con ÉL; esa impresión nos puede
llenar de consuelo, o de dolor o de tristeza.
Sin embargo, el trato significa estar uno en
comunicación con la persona amada. No es fuerza que esta comunicación sea de una o de otra manera, ¡hay tantas formas de hacerlo!
¡No es necesario que sea de éste o de aquel modo, con tal de que estemos con ÉL! Hay
infinitas maneras de amar.
En la oración amamos a Dios para contemplarlo
y lo contemplamos para amarlo.
Por la fe podemos ver a Dios
en el fondo del alma.
El verdadero concepto de la oración es éste: en
la oración contemplamos para amar y amamos para contemplar. A la oración vamos a ver y no todos vemos de la misma manera. En los
primeros años de su vida espiritual santa Teresa veía a Dios en la belleza de la naturaleza; las
personas ilustradas lo miran a través de argumentos y reflexiones. Pero, por la fe, todos
podemos verlo en el fondo de nuestra alma.
Habrá quien diga: «Yo no puedo ver a Nuestro
Señor, vivo en la oscuridad". Pero la oscuridad, lejos de perjudicar la fe, la favorece: la fe es oscura, pero por medio de ella podemos tocar a
Nuestro Señor.
Por la fe, podemos ver y amar a Nuestro Señor
en todo momento.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
23
No siempre seremos capaces de amar de la manera como nosotros quisiéramos. A veces el amor será hasta doloroso: pero aunque duela,
viendo y amando, se hace oración.
C) La oración es derramar el corazón en el Corazón de Dios.
«A Dios le encanta que nos
acerquemos a ÉL tal y como somos».
La oración puede hacerse de innumerables formas, según el modo especial del que ora y del designio especial que Dios tiene sobre cada
persona.
Uno de los principales atractivos de los niños es
su simplicidad; los niños ingenuos son encantadores; si los encargados de su educación
los hacen afectados, pierden toda su gracia.
Para Dios nosotros siempre somos niños y a ÉL le encanta nuestra ingenuidad y que nos
presentemos ante ÉL tal y como somos.
Los niños no ocultan ni componen sus
pensamientos; al contrario, muchas veces, con santa ingenuidad, dicen lo que la madre no
quisiera que manifestaran: sus gustos, sus defectos, sus miserias. Y eso es precisamente lo que nos atrae de ellos.
A Nuestro Señor también le encanta que hagamos la oración con sencillez, con sinceridad,
sin pretender ocultarle nada.
Abrirle nuestro corazón sin que nos quede nada
dentro y, descansar en ÉL como el amigo descansa en el corazón del amigo; esto es, derramar el corazón en el Corazón de Dios.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
24
Desgraciadamente con mucha frecuencia a nosotros nos falta esta sinceridad. Somos tan poco ingenuos que ni con Dios nos presentamos
tal como somos.
«Ir a la oración con el corazón abierto de par en par para que Jesús lo cure y lo
purifique.»
Nuestro Señor nos presenta en el Evangelio la oración del publicano y la del fariseo (cf. Lc 18, 10).
La oración del fariseo es el tipo de oración no sincera; ÉL se presenta ante Dios como se
manifestaba a los demás hombres.
En cambio, la oración del Publicano era humilde
y sincera. Él pedía: «Señor, sé propicio con este pobre pecador». Estas dos maneras de orar son
los dos tipos de oración que el Evangelio nos presenta.
¡Cuántas veces nosotros vamos a Nuestro Señor
queriendo ocultar nuestras miserias! Le abrimos el corazón, pero sólo hasta cierto punto.
Tontamente queremos presentarle sólo lo bueno que tenemos y le repetimos: «Mira, Señor, yo hice
esto y esto otro». Pero en cambio, nos ingeniamos para esconderle nuestros defectos.
Y a la oración debemos ir con el corazón abierto
de par en par para presentarle a ÉL todo lo que tenemos: lo bueno y lo malo.
Hemos de decirle con sincera humildad: «Señor, no te traigo más que faltas, pero sé que Tú eres
misericordioso y que me amas».
Si tengo una gran repugnancia de hacer oración, le digo: «Señor, te traigo mi resistencia,
tú quítamela». O si me estoy cayendo de sueño: «Señor, no traigo más que sueño, a ver qué haces
Tú conmigo». O si me siento helado: «Señor, estoy
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
25
helado enteramente; ¡no te traigo más que mi hielo para que te refresques!». Cuales quiera que sean nuestras circunstancias, debemos
presentarnos a ÉL con sinceridad… Que hicimos un acto de virtud, pues se lo enseñamos a ÉL.
En cambio, otras veces hemos de decirle: «Ahora no te traigo nada, ¡estoy como piedra, pero una
piedra que está Contigo!»
Nosotros hemos de ir a Nuestro Señor como estamos. ¡Claro que debemos esforzarnos para
hacerlo como debemos!; pero acerquémonos a ÉL como estemos y abrámosle nuestro corazón.
«Un momento de estar con Jesús nos da
más energía que veinticinco mil consideraciones.»
Para poder actuar así, debemos comprender a fondo qué es la oración. No vamos a la oración
para discurrir ni para estudiar ni para aprender; para instruirse sirven la lectura espiritual, las
pláticas y otras cosas así; pero la oración no es para aprender, o si nos ilustramos es de otro modo: por medio de intuiciones que Dios nos da.
A la oración vamos a estar con Jesús. Si nos quiere enseñar algo, ¡bendito sea! Pero no nos
acercamos a ÉL para aprender ni tampoco para arreglar la práctica de nuestra vida. No es
necesario ni siquiera pensar cómo vamos a hacer lo que tenemos que realizar después.
Si delante de Nuestro Señor comenzamos a pensar en cómo arreglar las dificultades, perdemos el tiempo y nos apartamos de ÉL.
Algunas veces será preciso tratar de asuntos prácticos en la oración; como cuando, por
ejemplo, tenemos una pena, o un asunto que de
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
26
tal manera nos preocupa que nos absorbe y nos impide pensar en otra cosa. Lo debido entonces es platicarle a ÉL esa inquietud.
Pero ordinariamente no hemos de ir a la oración para pensar en cómo arreglaremos asuntos
materiales. Lo que nos falta es fuerza para llevarlo a cabo. Y unos momentos de estar con
Nuestro Señor nos darán más energía que veinticinco mil consideraciones.
D) La oración es presentarnos ante Dios tal y como somos para descansar
en su Corazón.
«A Jesús le interesa que le mostremos todo lo que traemos dentro».
La oración no tiene un fin práctico, sino al
contrario: la vida práctica ha de disponer a la oración.
¿A qué vamos a la oración? A descansar con Nuestro Señor, a amarlo, a olvidarnos de las cosas de este mundo y de nosotros mismos.
La oración consiste en estar con Nuestro Señor, comunicarnos con ÉL y estar en su Presencia tal
como somos.
Abrámosle el corazón a Jesús sin pretender
esconderle nada dentro. Estemos seguros de que entonces, vamos a la oración ante todo y sobre todo a amar a Nuestro Señor y a descansar en su
corazón.
Vayamos a la oración con grande sinceridad y
sencillez. Mostrémosle todo lo que traemos dentro; no importa que nos parezca
desagradable: en sus manos se transforma en agradable.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
27
Si le entregamos faltas, Jesús nos las perdona y si le damos nuestra tristeza ÉL nos la convierte en alegría.
«Acercarnos a Dios en la Oración con la
convicción de que ÉL nos ama.»
“Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en ÉL.” (1 Jn 4,16)
Nuestro Señor nos ama de todos modos, porque
ama nuestras personas, porque lo que ama en nosotros, es lo divino que llevamos en el alma.
Porque el fundamento de su amor no está en nosotros sino en ÉL.
El amor de una madre a sus hijos no está en
ellos sino en ella; los ama porque tiene un corazón expresamente formado por Dios para
amarlos.
A veces queremos medir Su Amor con la
mezquindad de nuestro corazón. Pensamos que porque hicimos tal o cual cosa que sabemos le desagrada nos va a rechazar; que porque nuestra
alma está triste, agobiada y llena de repugnancias, ¡ya no nos va recibir con el mismo
amor! ¡Como si su ternura tuviera que sujetarse a las vicisitudes de nuestra vida! ¡No! Su amor
está por encima de todas ellas.
¡Si siempre que nos acercamos a ÉL estuviéramos convencidos de que nos ama, cómo
derramaríamos nuestro corazón en el Suyo!
Si estamos manchados, ÉL nos limpiará; si nos
ve tristes, nos consolará; si sufrimos desanimado, nos alentará; si vivimos en la
tentación y la lucha, nos confortará.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
28
Por eso, enseñémosle todo, todo, todo lo que hay en nosotros con la convicción íntima, gozosa, profunda, de que ÉL nos ama. Lo único que
quiere es nuestra persona, todo lo demás corre de su cuenta.
No quiere esto decir que no nos preparemos, ¡claro está que debemos poner de nuestra parte
lo que podamos para orar bien!
Ésta es nada más la solución de la primera parte del problema: podemos orar siempre.
Ahora, viene la segunda.
E) Regla fundamental para la oración: hacerla como Dios quiere.
«A la oración vamos a darle gusto a Dios.»
Es indispensable recordar esta regla de la oración: no vamos a darnos gusto a nosotros mismos, sino a ÉL. Por consiguiente, estaremos
como ÉL quiere.
En la oración, más que en ninguna otra parte,
Nuestro Señor es el que debe marcarnos Su Voluntad y Su Gusto. Primero, porque Su
Voluntad y Su Gusto son superiores a los nuestros y, luego, porque a la oración vamos a darle gusto a ÉL.
Si de veras fuéramos a la oración a darle gusto a ÉL ¡qué nos importaría estar dormidos o
despiertos, luchando o en paz, sufriendo o gozando!
ÉL verá en qué nos ocupa. ¿Que nos acaricia? ¡Perfectamente! ¿Que nos inmola? Muy bien. ¿Que parece que no nos hace caso? ¡Muy su
gusto!
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
29
¿Que nos quiere luchando con el sueño o con las distracciones? ¡Qué nos importa con tal de que ÉL esté complacido!
Estemos como ÉL quiera y siempre estaremos contentos en el fondo, aunque no siempre nos
será agradable la oración. Pero sí será provechosa porque estaremos como a ÉL le gusta
que estemos.
Si comprendiéramos y practicáramos estas reglas ¡cuántas inquietudes desaparecerían de
nuestra alma! y todas, todas, absolutamente todas nuestras oraciones serían provechosas,
porque iríamos y le abriríamos a Nuestro Señor el corazón y estaríamos como a ÉL le gustara: o
descansando, o gozando, o dormidos, o sufriendo... ¡nada importa si vamos a darle gusto a ÉL!
Naturalmente que cuando se trata de sueño, distracciones y luchas, nuestra obligación es
hacer un esfuerzo para no entregarnos a ellos de una manera voluntaria, pero con la convicción de
que si nos vencen, es que Jesús lo quiere, y, entonces, hemos de aceptar con paz y gozo ese estado.
Ciertamente se pueden presentar algunas objeciones como la eterna pregunta: «¿Tendré yo
la culpa?, si yo supiera que estoy como Jesús me quiere estaría muy contento(a), pero ¿y si yo
tengo la culpa?».
En primer lugar, que nosotros seamos los culpables, no es cosa del otro mundo, porque
siempre o casi siempre tenemos la culpa. Y ¿por qué nos andamos asustando de eso? ¡Más nos
habría de llamar la atención ser inocentes! Lo que debemos evitar es tenerla de una manera
advertida o deliberada.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
30
«Dios sólo nos pide Buena Voluntad.»
“Mira que estoy a la puerta y
llamo; si alguno oye mi voz y me
abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo.”
(Ap 3, 20)
Nuestro Señor mismo nos aconsejó pedir:
«Hágase tu voluntad» (cf. Mt 6, 10). No nos dijo que debiéramos sentir esto o aquello, sino cumplir su
voluntad.
No es poca cosa estar con ÉL, darle gusto.
«ÉL no quiere nuestros actos ni nuestras
palabras: quiere nuestra persona.» ¿Que el entendimiento no puede discurrir? ¡Que no
discurra; lo importante es que la voluntad ame!
Lo que nosotros queremos es su persona, no sus
dones o sus caricias, ni sus regalos o consuelos.
«La Oración es Amor.»
“Nadie tiene mayor amor que el
que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis
lo que Yo os mando.” (Jn 15,13-14)
Dice santo Tomás de Aquino que lo mejor de nuestra vida en la tierra es amar a Nuestro Señor.
Precisamente las funciones más altas de nuestro espíritu escapan a nuestro
entendimiento y cuando creemos que no hacemos nada, es cuando estamos llevando a
cabo las mejores cosas.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
31
¡No queramos explicarnos constantemente nuestra oración y darnos cuenta de todas las operaciones de la gracia! ¡No nos interesa eso!
Para poder llevar a cabo estas reglas, se necesitan dos cosas: humildad y espíritu de
sacrificio. Humildad para presentarnos ante ÉL con todas nuestras lacras y nuestras miserias.
Y espíritu de sacrificio para no buscar en la oración nuestro gusto sino el de ÉL. O sea, humildad para presentarnos tal como somos y tal
como estamos, y espíritu de sacrificio para estar allí tal como ÉL lo quiere.
Muchas veces la pena que sentimos por no poder hacer nada, eso mismo le satisface porque
es una prueba de nuestro amor.
«Orar sin Interrupción.»
“Orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios,
en Cristo Jesús, quiere de vosotros.” (1 Tes 5,17-18)
«Con el mismo amor con que amamos a Dios en la tierra, lo amaremos en el Cielo.»
Ni Nuestro Señor ni nosotros quedamos satisfechos con hacer oración sólo en los tiempos oficiales destinados a ella.
ÉL anhela que oremos siempre, que lo hagamos sin cesar, que toda nuestra vida, en el fondo, sea
oración, comunicación íntima con ÉL.
Así es el amor, nunca se satisface; quien ama,
anhela estar siempre en íntima comunicación con el amado. Y Dios desea comunicarse incesantemente con nosotros.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
32
Lo mejor, lo único celestial que en cierto sentido hay en nuestra vida, es esa comunicación íntima y estrecha con Nuestro Señor, y eso es el cielo:
una comunicación plena, eterna, entre Dios y el alma. ÉL se comunica a las almas de esta
manera plena, inefable y eterna; y las almas se comunican con ÉL también del mismo modo.
Esa comunicación sin trabas, sin obstáculos, sin estorbos, en donde el alma queda plenamente satisfecha y en la cual Dios se comunica sin
reserva es el Cielo. Allá no hay otra cosa sino comunicación.
Esta vida terrena se nos ha dado para que ensayemos la eterna. En la tierra esa
comunicación se llama oración, en el Cielo se le nombra bienaventuranza.
Así la vida de la gracia es como la semilla del
cielo que es la plenitud, el desarrollo completo de lo que llevamos en nuestro interior.
La fe y la esperanza tendrán que cambiar: la fe se convertirá en luz, en claridad inmensa; la
esperanza en posesión. La caridad y la gracia no tienen que sufrir ningún cambio: acá están en germen y allá en su pleno desarrollo. Lo único
que será lo mismo en el Cielo es la oración, la comunicación con Nuestro Señor.
Esta comunicación de Dios y del alma es la verdadera vida; todo lo demás son cosas
accidentales. Las vicisitudes de esta existencia no son más que envoltura. En el fondo, la vida cristiana y religiosa sólo deben ser esa constante
comunicación con Dios.
La oración no debe ser intermitente: no basta
levantar el corazón a Dios cada hora o cada cuarto de hora.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
33
Es preciso elaborar esos eslabones de amor, de unión con Dios; lo superficial podrá ser este trabajo o aquel, esta pena o cualquier gozo.
Poco importa que las ocupaciones sean grandes o pequeñas, altas o bajas; a los ojos de Dios es
absolutamente lo mismo hacer la comida que bordar o que escribir: lo que les da valor es que
al realizarlas se vaya formando en su corazón una Cadena de Amor, la vida celestial que no es otra cosa que el germen de la eterna.
Nuestro Señor nos ama tanto que no tolera que le pertenezcamos intermitentemente; su amor es
de tal naturaleza que busca la unión constante y sin interrupción.
Ésa debe ser su vida: una oración continua, ininterrumpida, una comunicación íntima y estrecha con Dios Nuestro Señor que no quiere la
menor intermitencia sino la unión constante.
F) El fondo de nuestra vida debe ser oración.
“Ya comáis, ya bebáis o hagáis cualquier otra cosa,
hacedlo todo para la gloría de Dios.” (1 Co 10, 31)
Hay que vivir en una comunicación íntima, estrechísima con Dios. Ésta es la verdadera vida, todo lo demás es pasajero.
En el fondo de todas las vicisitudes de la vida se debe acrecentar y desarrollar esa comunicación
constante entre Dios y el alma.
Unas veces esos tiempos son de muchos
consuelos, de gracias sensibles y descanso; luego, habrá otros sumamente dolorosos, llenos de trabajos. En algunos se sufrirá la enfermedad,
las humillaciones o los cambios.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
34
Pero todo, todo pasa y en lo más íntimo es preciso que esa perla preciosa que Dios puso en el corazón, esté siempre despidiendo fulgores
más brillantes.
Los estuches son cosa secundaria. Lo único
necesario es orar siempre, que era lo que decía el apóstol san Pablo: «Orad sin interrupción» (1 Tes
5,17).
¿Por qué dice esto el Apóstol? ¿No es cierto que
hay muchísimas cosas que exigen el deber y la caridad? Entonces ¿Cómo se puede orar sin
cesar? Porque en el fondo, la vida debe ser oración.
Superficialmente podrá parecer sacrificio,
trabajo, o descanso: eso es lo exterior. En lo íntimo, no puede ni debe ser más que oración,
comunicación íntima entre Dios y el alma, amor.
«Nuestra verdadera vida está escondida con Jesucristo en el seno de Dios.»
“Que nuestra conversación sea en el cielo” “Ustedes están muertos al pecado y
su vida está escondida con Cristo en Dios.”
(Col 3,2 y 3,3)
Lo único que importa es convertir toda la vida en cielo.
La verdadera vida está oculta a las miradas de
los hombres y muchas veces aun a la nuestra, porque está escondida con Jesucristo en el seno
de Dios.
Cada persona lleva un tesoro preciosísimo que
ni siquiera sospecha dentro de ella misma y, un día, cuando la muerte rompa la frágil envoltura del cuerpo, se admirará al verlo.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
35
En el interior de cada uno hay una semilla que se desarrolla y que en la eternidad va a producir flores y frutos. Por eso la existencia terrena debe
ser en el fondo una vida celestial, oculta bajo lo pasajero: en la propia intimidad, hay algo
imperecedero, que crece y que en la eternidad aparecerá con una hermosura insospechada.
G) Vivir constantemente en íntima comunión con Dios.
“El Señor quiere que siempre estemos unidos a ÉL.”
¿Cómo hacer para vivir constantemente en íntima comunión con Dios? Ésta es la cuestión más importante que quiero ayudarles a resolver.
La afirmación anterior fue ésta: «Siempre se puede orar».
Ahora el interrogante es éste: «¿Cómo vivir en oración constante?» ¿Hay algún secreto para que
permanezcamos en ininterrumpida comunicación con Dios? ¿Se puede realizar la palabra de san Pablo?: «Conviene siempre orar»
(1 Tim 2,8). ¿Es posible comenzar a vivir desde, este mundo una vida celestial?
Ante todo he querido ayudarles a convencerse de que esta vida debe ser la misma que la del cielo
aunque con dos diferencias: la primera, que allá no va a tener que estar oculta bajo superficialidades ya que se van a acabar las
envolturas.
Y la segunda, que aquí, por perfecta que sea
nuestra vida, no ha llegado aún a toda la plenitud con que se desarrollará en el Cielo.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
36
Ahora la vida de intimidad con Dios es como en botón, o en capullo; allá será como la flor que abre su cáliz y esparce su perfume.
Les voy a dar, con la gracia de Dios, algunos consejos para que realicemos este ideal
santísimo.
«Sembrar Nuestro Día de Ofrecimientos del Verbo.»
“Ofrezcamos sin cesar, por medio de ÉL, a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios
que celebran Su Nombre.” (Hb 13,15)
«Nuestro ser tiene sus leyes psicológicas y si no las tenemos en cuenta, nos echamos a perder.»
Procuremos sembrar nuestro día de jaculatorias, actos de amor, elevaciones de
nuestro espíritu a Dios, ofrecimientos del Verbo, miradas a Nuestro Señor, etc., etc., de manera
que poco a poco, todos los instantes se vayan llenado con ellos.
Esta práctica es recomendable e indispensable
también; es muy buena, tiene todas las ventajas porque convierte en oración el descanso, el
trabajo, la comida, las ocupaciones y todo.
Las jaculatorias y elevaciones de nuestro
espíritu a Dios, son como contactos exclusivos de nuestra alma con ÉL y por eso siempre son de desear. ¡Y claro que esto es muy bueno!, pero no
resuelve el problema por las razones que les voy a explicar.
Por más que llenemos nuestro día de estas prácticas, es imposible hacerlo enteramente; hay
momentos que se nos escapan. Por ejemplo, si tenemos que hacer un trabajo delicado, que exige
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
37
toda la atención, es imposible decir una jaculatoria o hacer un acto intenso de amor a Nuestro Señor, porque el deber exige una
vigilancia que no se puede dividir.
Además, sería como llevar dos vidas: una
interior que quiere abrirse paso a cada instante y que estalla, por así decirlo, en ofrecimientos del
Verbo, actos de amor, jaculatorias... Y otra, la de acá de la tierra, que también tiene exigencias que tienden a absorbemos.
Es preciso que tengamos una sola vida, porque la unidad es la ley de nuestro espíritu. Y si nos
conformáramos con llevar adelante sólo la vida interior, no por eso dejaría de existir la de la
tierra; y al fin y al cabo, serían dos vidas y es indispensable que sea una sola.
Una de las causas que más pueden fatigarnos
es, precisamente, querer hacer dos cosas al mismo tiempo; fijar la atención en varios asuntos
distintos, acaba con el cerebro.
El gran secreto para no cansarlo es hacer una
sola cosa, que es lo que los antiguos decían: «Haz lo que haces».
Y en esto, como en todo lo demás, es necesario
tener en cuenta las leyes de nuestra psicología. No debe haber en nosotros dos vidas sino una
sola. Como la vida de Jesús: ÉL debe haber tenido algún secreto para que el andar entre las
multitudes en medio de todas las fatigas de esos tres años de ministerio riquísimo, no le haya impedido conservar aquella vida interior inefable
que ÉL tenía.
¿Cómo lo haría ÉL para que nosotros podamos
imitarlo?
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
38
«Esforzarnos para que todos los trabajos nos lleven a Dios.»
Siento que debo vivir una vida toda sobrenatural... aquí en la tierra... Claro está que debo cumplir todas mis
obligaciones, pero con la mirada, con las aspiraciones...
muy cerca y unida y estrechada con mi Dios y único Dueño.» (Beata Concepción Cabrera)
«Aprender ir a Dios a través de todas las
ocupaciones.»
En nuestro ser también hay algo profundo: la vida divina, el germen de la eterna. Por encima
sólo se ven la hierba, los árboles, lo que es superficial.
El secreto para que todo se convierta en oración está en que lo superficial tenga su razón de ser
en lo profundo.
De ordinario, las ocupaciones exteriores son para nosotros un obstáculo que nos impide ir a
Dios y unirnos con ÉL; en ciertas etapas del crecimiento espiritual llegan a ser un
impedimento tan grande que no sólo detienen o entorpecen el desarrollo de esa vida, sino que la
paralizan por completo.
Por santas, importantes o indispensables que sean las ocupaciones, hay que tener cuidado
para que no impidan la vida interior sino que le sirvan de ayuda.
El día en que cualquier ocupación nos lleve a Dios, cuando sean para nosotros una escala y un
camino para ir a ÉL, nuestra vida se habrá simplificado y unificado perfectamente: no tendremos ya dos vidas sino una sola.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
39
Ciertamente que esto es difícil pero no imposible; se trata de un ideal que debemos realizar poco a poco.
A Jesús todas y cada una de las ocupaciones de su vida terrena: las predicaciones, los milagros,
su indignación ante los vendedores del templo, etc., lo llevaban a su Padre celestial, le servían de
escala para ir a ÉL. También los santos han tenido ese maravilloso privilegio.
Las ocupaciones nos pueden impedir o ayudar
en el camino a Dios: lo importante es que sepamos servirnos de ellas como ÉL quiere.
¡Claro que ésta es una gracia muy especial de Nuestro Señor; pero nosotros debemos irnos
preparando para recibirla! Nos hemos de ejercitar en ello poco a poco basta que, con la gracia divina, podamos convertir todo en oración
y en comunicación con Dios.
Esta gracia no se alcanza en un día, ni en un
mes, ni siquiera en un año; pero la preparación es indispensable 'para recibir ese don.
«Los Acontecimientos son Mensajeros del Amor y de la Misericordia de Dios.»
Para poder vivir esta realidad hemos de tener
una mirada más profunda de la existencia; ver como con una especie de rayos X espirituales que
nos impidan fijarnos en la superficie de las cosas para llegar a lo más profundo de ellas.
Viendo todo así, comprenderemos esta verdad:
«En todas las cosas y ocupaciones Dios se nos da, se comunica con nosotros. Y a través de todos los
trabajos y ocupaciones nos hemos de unir y de dar a ÉL.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
40
Debajo de todas las cosas hay esa vida profunda que consiste en vivir en comunicación constante con Dios.
Los acontecimientos, los trabajos, las obligaciones, son como disfraces bajo los cuales
Nuestro Señor se oculta, el velo tras el cual está ÉL. Si aprendemos a tener una mirada más
profunda no nos detendremos en la superficie, sino que a través de cualquier velo veremos a Dios.
Por ejemplo, se nos presenta una pena, la vemos venir; si la miramos superficialmente, sólo la
veremos como algo que nos molesta o, peor aún, nos convenceremos de que esa dificultad la
provoca la injusticia de los demás y podremos entonces culpar a fulano o a mengano. Si vemos con una mirada puramente humana, esa pena
podrá llevamos a faltar a la caridad, a disgustarnos, a indignarnos en contra del
prójimo.
Y si acaso lográramos evitar eso, por lo menos
nos va a impedir llenar el día de jaculatorias, de elevar el alma a Dios, de hacer multiplicados ofrecimientos del Verbo, porque con esa pena nos
distraemos de lo único necesario.
Pero si ya logramos mirar ese dolor con
profundidad, con ojos de fe, si vemos lo que está detrás, si nos convencemos de que viene de Dios
y de que nos conduce a ÉL, esa pena, lejos de estorbarnos, nos llevará al Señor, porque todo acontecimiento viene de Dios.
La misma muerte de Nuestro Señor, vista con mirada superficial, podría juzgarse como una
cobardía de Pílalos, como una injusticia y envidia de los fariseos y como una traición de Judas,
originada por su ambición. Se podría decir que
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
41
en esa muerte hay tres elementos: es obra del pecado y de Satanás. ¡Cierto! Pero ¿no vino esa crucifixión de lo más íntimo del Corazón de
Dios?, ¿No es su obra maestra?
Dios permitió todo: la cobardía de Pílalos, la
envidia de los fariseos y la ambición de Judas. Pero en el fondo fue una Obra Divina. Nuestra
salvación, efectuada por la muerte y resurrección de Jesús, vino de lo más íntimo del Corazón de Dios y allá volvió.
Ese acontecimiento fue como un torrente de amor y de misericordia que había de arrastrar
tras sí a todas las almas; vino del Corazón de Dios como la maravilla más grande de su amor para
con los hombres y, aquello que parecía obra del demonio, era Misericordia de Dios y debajo de todo ese drama se ocultaba ÉL mismo.
Lo mismo que ese acontecimiento, único en la historia, fue obra de Dios, también los pequeños
sucesos más vulgares y monótonos de nuestra vida, como comer, dormir, trabajar, descansar,
etc., etc., vistos con los ojos profundos de la fe, vienen de Dios y nos llevan a ÉL que se oculta bajo sus mezquinos ropajes. Nuestro Señor nos
lo enseña así en el Evangelio cuando dice: «Ni un solo cabello de sus cabezas caerá sin la voluntad
del Padre Celestial.» (Lc 21,18)
¿Podrá acontecernos algo sin que lo quiera o lo
permita esa voluntad santísima de Dios? Que tenemos una pena, que sufrimos una humillación, que disfrutamos de una gran
alegría... ¡Todo viene de Dios! Cualquier acontecimiento, grande o pequeño, es un
mensajero de su Amor y de su Misericordia.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
42
Si siempre conserváramos la mirada profunda de la fe, en cualquier suceso encontraríamos un destello divino. Santa Teresita de Liseux, ya muy
enferma, salió a dar una vuelta por el jardín y cuando vio a una gallina que cubría bajo las alas
a sus polluelos, tuvo que terminar su paseo, porque en aquella escena tan natural e
insignificante, vio un rayo, un vestigio de la Bondad de Dios.
Cualquier cosa que veamos con los ojos de la fe,
nos puede llevar a Dios; si nos dejamos conducir por el Espíritu Santo, todo acontecimiento o
criatura serán un vehículo para ir a ÉL.
«El Gozo y el Dolor nos llevan a Dios.»
“Sabemos que en todas las cosas interviene Dios
para bien de los que le aman.” (Rm 8, 28)
«Todo puede servirnos para comunicarnos con Dios.»
Hay criaturas que nos llevan más directamente a Dios: el dolor más que el placer, la humillación
más que los honores, pero bien aprovechados, también éstos nos encaminan a ÉL. No hay
criatura que no lleve a Dios: todas vienen de ÉL y todas nos deben conducir a ÉL.
En la vida espiritual; cualquier cosa nos puede
dirigir a Dios con tal de que la veamos con la mirada profunda de la fe. Si lográramos ver todas
las cosas con fe, nada nos impediría ir a Dios; si las personas y los acontecimientos nos estorban,
es porque las vemos superficialmente y nos detenemos en el oropel o en la aspereza que se encuentra a veces en la superficie. Y, entonces,
nos pueden atorar o por lo menos entretener.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
43
La Sagrada Escritura dice que «todo es vanidad debajo del sol» (Ecclo 1,2). Hasta las virtudes en sí mismas son vanidad; ¿qué quiere decir esto? Que
si nos complacemos en ellas se convierten en humo, pero si las tomamos como escala, nos
llevarán a Dios.
Aun nuestros pecados, una vez que pasaron,
pueden servirnos para ir a Dios, porque nos humillan y nos hacen palpar nuestra miseria en contraste con la Misericordia Divina.
El mal que pueden hacernos las criaturas no es por ellas mismas sino por la manera como las
usamos; las cosas en sí mismas son buenas, por eso cuando Dios terminó la creación: «Vio que
todo era bueno» (Gn 1,31).
Cuando nos detenemos en las criaturas y
hacemos mal uso de ellas, entonces se vuelven humo y vanidad y nos hacen sufrir.
Somos
Red Amor de Dios
Una plataforma de
Evangelización para el
Crecimiento Espiritual
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
44
«En toda Criatura está la Imagen de Dios.»
«Mi Padre... ve a todas las cosas en su Verbo, y ésta es la gran riqueza de las almas, la que tomando de Mí mis
méritos infinitos, mi fisonomía y parecido, y hasta su
transformación en Mí, tengan derecho a que mi Padre, por su incorporación a Mí las mire con ternura y las ame
con el mismo amor infinito con que a Mí me ama, con el único amor con el que ÉL puede amar, es decir, con el
Espíritu Santo mismo.» (Beata Concepción Cabrera)
«Si vemos con los ojos de la fe, por todas partes encontraremos a Dios.»
Si supiéramos contemplar a toda persona con mirada profunda, veríamos lo que lleva dentro: la
imagen de Dios. Por eso Jesús ama de tal manera a las almas, porque ve lo divino que hay en ellas.
Si nosotros las vemos superficialmente, una nos
parecerá antipática y otra, por el contrario, nos atraerá; pero si fijamos en ellas una mirada de fe,
encontraremos algo divino, la imagen de Dios oculta en su alma.
Si penetramos las superficialidades y vemos lo que esa persona trae dentro, veremos lo que nos satisface y llena nuestro corazón: Dios. Y,
entonces, ¿cómo podremos hablarle con dureza y faltar a la caridad?
¡Si viéramos en las persecuciones y alegrías, en las enfermedades y en la salud, verdaderas
envolturas en las que Dios se oculta! ¿Habría cosa o criatura que pudiera apartamos de ÉL?
En la Eucaristía, Jesús se nos da
verdaderamente; en todos los acontecimientos hay una especie de Eucaristía. Ciertamente que
en ellos no está como Dios-Hombre, pero ¿no
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
45
estamos ciertos de que ÉL se nos da a través de todas las personas y circunstancias? Por eso nos dice san Pablo: «En ÉL vivimos, nos movemos y
somos» (Hb 17,28).
Si vemos con los ojos de la fe, por todas partes
encontraremos a Dios y ÉL se nos dará. Y así sería imposible que vivamos dos vidas. Tenemos
que relacionarnos con una persona, ¡pues allí esta Dios! En la capilla lo encontramos en la Eucaristía; en el recibidor, a través de la persona
con quien hablamos.
En la Eucaristía, Nuestro Señor se oculta bajo
los accidentes del pan y del vino; fuera, en el trato con los demás o en el trabajo, ÉL se esconde en
las ocupaciones, en las penas y en las alegrías.
Para poder aprovechar lo divino que hay en todas las cosas, es preciso que tengamos en
nosotros mismos un principio coordinador y vivificador que nos impida detenernos en la
superficie de ellas.
En todas las flores hay miel pero no cualquier
insecto sabe aprovecharse de ella; solamente lo hacen las abejas y algunos otros animalitos que tienen un organismo especial.
En cada cosa hay algo divino que esconde a Dios; pero para aprovecharlo, necesitamos tener
ese don especial que lo encuentra en donde quiera que esté.
Ese don lo da el amor. Quien ama de verdad, sabe encontrar la huella del Amado, porque su amor es una obsesión, una idea fija que llena
nuestra inteligencia y nuestra alma y nos hace ver todo bajo ese punto de vista. El que ama,
todo lo ve en función de su amado.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
46
«Todo nos Habla del Amor y Ternura de Dios.»
“No hay nada casual en nuestra vida; todo ha sido dispuesto por el amor del Padre.”
Cuando el amor de Dios nos domina, se
convierte para nosotros en una verdadera obsesión y aprendemos a sacar de las cosas
lo divino que encierran.
Entonces, todo se relaciona con el Amado
porque su criatura es imagen de Dios, tiene la semejanza divina, lleva su huella y es un destello del Verbo, viene de ÉL y ha sido dispuesto
para nosotros por su mano amorosa.
A donde quiera que volvamos los ojos,
podemos verlo a ÉL que nos habla y, a través de sus obras, nos manifiesta su amor y su ternura;
los cielos, la tierra, los mares, todo lo que nos rodea nos lo recuerda a ÉL.
No hay nada casual en nuestra vida, la
casualidad no existe; todo ha sido dispuesto por el Amor de Dios: en cualquier acontecimiento
está su mano, está su amor; por consiguiente, la naturaleza, las personas y todo lo que existe nos
puede llevar a ÉL.
Pero no sólo todas las cosas vienen de ÉL y a ÉL nos llevan, sino que en todo se nos aparece Dios
mismo para dársenos y entregársenos; es preciso comprenderlo. Su amor, como todo amor, tiende
a darse; pero el amor humano sólo puede otorgarse intermitentemente. La madre más
cariñosa no puede dedicarse a su hijo a cada instante.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
47
Dios sí, ÉL se nos comunica sin cesar, hay que entenderlo bien; ÉL se nos está dando sin cesar, aunque no lo comprendamos ni nos demos
cuenta de ello, somos conscientes de que se nos da sólo en esos instantes más solemnes de
nuestra vida en que es evidente, palpable su donación; y pensamos con la estrechez de
nuestro criterio que sólo de vez en cuando se nos da.
Hasta tenemos la triste capacidad de cerrarle
nuestro corazón, pero ÉL se nos comunica siempre. Si se lo permitiéramos, sería como un
río caudaloso que siempre, siempre, se estaría derramando sobre nosotros. Si no nos damos
cuenta de ello, es por nuestra deficiencia.
Si quisiéramos, nuestra vida sería una constante donación de Dios a nuestras almas y
de nuestras almas con ÉL; en cierto sentido como será en el Cielo en donde Dios siempre se estará
comunicando, ya que esa intimidad constituye la visión beatífica. Hablando en nuestro lenguaje,
decimos que en el cielo no hay instante en que ÉL deje de darse plenamente al alma.
Es indispensable que seamos conscientes de
ello para que le abramos el corazón de par en par. Tengamos la certeza de que cada acontecimiento
nos trae a Dios.
Podemos pensar que la tentación envuelve al
demonio. ¡No! Aún en medio de ella, Dios se comunica; no siempre se tiene la experiencia, pero ¡qué importa! Lo que interesa es su realidad.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
48
«Dios se Comunica constantemente con nosotros.»
“Si lo superficial molesta ¡no importa!, más adentro Dios está.”
Claro que no todas las comunicaciones divinas
son iguales; algunas veces Dios se comunica más, otras, menos.
Hay velos más sutiles bajo los que Nuestro Señor se cubre, uno de ellos es el dolor, el
sacrificio; éstos ciertamente no son agradables a la sensibilidad, pero son hermosos y fecundos ya que a través de ellos Dios se nos da más
abundantemente. ¿Por qué? ¡Qué sé yo! Pero lo cierto es que en este mundo no hay
comunicación más íntima que la que viene por medio del sacrificio, del dolor.
Cuando Dios se acerca a nosotros por medio del gozo, ciertamente se nos da; pero en el dolor, su entrega es más plena, en él se nos da más
ampliamente. Pero esto se desconoce ordinariamente; lo reconocemos más fácilmente
cuando viene en el gozo, en el placer. Si se esconde en el dolor, pensamos que nos estamos
apartando de ÉL. ¡Necios!
Debajo de las vicisitudes de la vida, Dios se está comunicando incesantemente con nosotros. Por
eso los santos siempre conservan la paz, porque sus ojos se han acostumbrado a ver lo divino; su
corazón descubre a Dios debajo de cualquier apariencia que tengan las cosas.
¡Que gocemos o que suframos, que trabajemos o descansemos! No importa, en el fondo hay algo inmóvil: Dios que se comunica, el río caudaloso
que nos invade.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
49
Por eso es posible conservar siempre la vida interior y la comunicación con Nuestro Señor en medio de todas las ocupaciones y trabajos. Si lo
superficial molesta, ¡qué importa!, más adentro se oculta Dios.
Y ¡si ÉL se comunica, qué importa el vehículo que lo traiga! El corazón tiene sed de Dios, lo
demás, no tiene importancia.
Podrán privarnos de las cosas de la tierra, pero ¿quién puede arrebatarnos el amor? Nada ni
nadie puede arrebatarnos del Amor de Dios.
«Nada puede romper la Unión del alma con su
Amado.»
«Dios no Quiere nuestros Dones, nos Quiere a nosotros mismos.»
No hay poder capaz de romper la unión del alma con su Amado: todo lo que le suceda la
acrecentará.
¿No es la mayor ilusión dar gusto y consolar a
Jesús en cada uno de los instantes de la vida? ¿no queremos impregnar de amor hasta las acciones más insignificantes de cada día? ¿Hay
alguna ocupación en la que no se le pueda dar gusto a Jesús?
Ciertamente a ÉL se le da gusto con oración, con el sacrificio, pero ¡también con todo lo que se
haga!, con tal de que se realice con intención de agradarle.
Todo es igual si se hace con amor, con
delicadeza y por agradarlo. ÉL sólo busca el amor, el corazón y se le puede dar envuelto de
cualquier manera lo demás no tiene importancia.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
50
Por eso hay que darle el amor, todo el amor pero en la copa que ÉL nos presente, la del gozo, la del dolor, poco importa el vaso con tal de que el
contenido sea Amor. Y podemos impregnar de amor cualquier ocupación.
En cierto sentido debiera darnos lo mismo gozar que sufrir, orar que trabajar, callar que hablar.
Claro que todo hay que hacerlo a su debido tiempo y de acuerdo con las obligaciones de estado, pero salvado esto, es absolutamente igual
realizar una cosa que otra.
El amor exige que en cada acto se ponga todo el
ser; el obsequio que hemos de hacer a Nuestro Señor es el don total de nosotros mismos. El
verdadero amor no consiste en dar cosas, sino en entregarnos nosotros mismos en totalidad.
Hemos de «parecernos» a Dios que en cada uno
de sus dones se entrega también ÉL mismo. No nos da algunas veces sus dones y otras veces a
Sí mismo; ÉL está en la pena que viene a nuestra mente y que atormenta nuestro espíritu, o en el
gozo que inunda nuestra alma.
Y eso mismo nos pide a nosotros; ÉL no desea nuestros dones, nos quiere a nosotros mismos.
En el trabajo que realizamos, en el descanso que tomamos, en la pena, en el dolor, en el gozo y en
la alegría, debemos darle todo nuestro ser.
Vivir de esta manera ya es el cielo, ya que éste
consiste en la donación mutua de Dios al alma y del alma a Dios; por eso podemos vivir ya desde ahora como los bienaventurados en el Cielo.
Si hacemos de nuestra existencia un «cielo» realizaremos la palabra de san Pablo: «Ya no soy
yo quien vive, es Cristo quien vive en mí»
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
51
En el corazón llevamos el gozo de poseer a Dios, ¿qué importa que en la superficie haya hasta como un trasunto del infierno?
En el corazón está el cielo Porque lo tenemos a ÉL sin cesar; por eso, podemos comenzar
esa vida gloriosa que Jesucristo nos trajo y disfrutaremos de esa paz íntima, inefable, que ÉL
nos comunica.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
52
IV. La Oración Ascética: (1)
Consideraciones Generales.
El Verdadero Crecimiento Espiritual.
“Nuestro aprovechamiento está en crecer en gracia y conocimiento de Dios.” (2 Pe 3,18)
“La vida de oración personal es la base del crecimiento espiritual hacia la santidad y la virtud.”
Cada cual debe orar según la manera especial
de oración que Dios le da y le enseña, y no de otro modo, porque esto sería salirse del orden y plan divino.
Esta vida de verdadera oración nos lleva a ir subiendo de virtud en virtud a imitación de
Cristo; según nos indica Santa Teresa de Ávila: “Por los frutos los conoceréis.”
Debemos claramente ubicarnos en la historia y el momento en que vivimos como personas y como humanidad, hoy más que nunca
requerimos del trato íntimo con Dios, de la unión con Dios.
Debemos dar tiempo, esfuerzo y energía al trato íntimo con Dios, o sea a la oración personal que
acrecienta el Amor Divino.
Debemos querer estar con ÉL, debemos desear depender de ÉL, ansiar su Amor, hacer de su
trato íntimo una necesidad.
1. “Teología de la Perfección Cristiana” por Padre Royo Marín, y de “Cuestiones Místicas” por Fray Juan Arintero.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
53
Muchas almas no oran, ni llegan a esta ternura de amor, simplemente porque no saben qué es orar ni cómo se realiza; piensan que no son
dignas de ello o que ha de ser algo tan elevado y sobrenatural que nunca lo podrían alcanzar.
¡Gran error! Debemos aprender a orar y a comunicarnos bien con Dios, es algo natural que
Dios ha dado al hombre.
La oración personal debe ser diaria. Esto es importante y necesario; sería ideal que al menos
una vez por semana se estuviese en un grupo de oración bien orientado.
Apaguemos el televisor, desintoxiquémonos del trabajo adictivo que no nos deja entregarnos a
Dios como ÉL lo merece… “Dar a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar”; pero muchas veces damos al Cesar lo que es de Dios
y a Dios lo que es del Cesar… y claramente vemos que Dios y nosotros salimos perdiendo.
Realmente orar es algo sencillo y fácil. Es muy conveniente tener un lugar en nuestro hogar
para orar. Pongámonos atenta, amorosa y respetuosamente ante la Presencia de Dios, de la Santísima Virgen María y de su Esposo San José.
Cuando recemos ofrezcamos a Dios nuestra alma, mente, corazón y cuerpo. Permitamos que
Dios en el Santísimo Sacramento guíe nuestras vidas. Permitamos que ÉL se haga cargo de
nosotros. Unámonos con los ángeles y santos en la oración de adoración, de alabanza, de acción de Gracias, de petición, de reparación y de
ofrecimiento.
Es muy recomendable la confesión frecuente y
la visita diaria al Santísimo Sacramento del Altar; ir a Misa lo más frecuente posible – en algunos
caso participar todos los días de la Santa
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
54
Eucaristía será la gran ventaja para nuestras almas – y rezar todos los días al menos uno de los Misterios del Santo Rosario con sus cinco
decenas. Recordemos hacer ante Dios no inmensas resoluciones, sino humildes pero
generosas resoluciones que podamos mantener.
Cuatro Grados de Oración Ascética:
Vocal: Movemos los labios.
Meditación: Movemos la mente, el razonamiento, la inteligencia.
Afectiva: Movemos el corazón, los afectos.
De Simplicidad: No nos movemos solo estamos ante una simple Presencia que se nos manifiesta.
La oración ascética es aquella oración que
depende de nuestro esfuerzo, de nuestra disposición; a diferencia de la oración contemplativa que depende sólo de Dios, de lo
que ÉL infunde en el alma, en las potencias, según Su Voluntad e infinita Sabiduría para con
cada alma.
Todos juntos formamos
www.redamordedios.wordpress.com
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
55
Primer Grado:
La Oración Vocal
Para que sea verdadera oración en toda oración
se deben dar dos condiciones indispensables y básicas: Atención y Profunda Piedad.
“Para que sea oración ha de ser con consideración. Porque el que no advierte con quien habla y quién es el que pide y a quién pide,
no la llamo yo oración, aunque mucho mueva los labios.” Nos decía Santa Teresa de Ávila.
La profunda piedad es complementaria de la advertencia. Ya que con la atención aplicamos
nuestro entendimiento a Dios y con la piedad ponemos en contacto con Dios nuestro corazón y la voluntad.
Consideraciones Generales:
La oración vocal es el primero de los cuatro niveles de oración ascética. En ella movemos los
labios y usamos de oraciones vocales o verbales que nos vivifiquen el amor de Dios y la
experiencia de Dios.
Es bueno buscar las que tienen indulgencias otorgadas por la Iglesia, y/o bien las que muevan
a más amor. A este nivel te ofrecemos un detalle de las oraciones que tienen indulgencia en
nuestro anexo: “Indulgencias Plenarias y Parciales.”
Como en toda oración al iniciar vayamos a la
Presencia de Dios e invoquemos la Presencia de la Santísima Virgen María, de San José, de los Ángeles y Santos. Luego pidamos a Dios y al
Cielo que escuche nuestras oraciones, peticiones y acciones de gracias.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
56
Recemos con la sencillez de un niño:
Con una confianza total en el cuidado providencial de Dios.
Con una fe basada en la certeza de que Dios nos ama porque ÉL es un Padre Bueno y Amoroso que nos creó por amor y somos obra de sus Manos.
Con la seguridad de que Dios escucha nuestras oraciones y nos da lo que más nos conviene según su Divina Voluntad y Sabiduría Infinita.
Entre más humilde y lleno de amor y adoración
se presenta el corazón, más poderosas serán las oraciones… El poder de la oración está en la fe y en el amor con que se busque la Gloria de Dios y
su Santa y Bendita Voluntad en las almas.
Al rezar no permitamos que las distracciones
nos alejen de la quietud de la oración. Hablemos con Jesús como si estuviera a nuestro lado, o
como nos enseña San Agustín: “Muy dentro de mí.”
Creamos con fe madura, fuerte y verdadera que
Jesús realmente nos ama, se interesa por nosotros, nos escucha, guía y cuida; y
agradezcámosle su Amor.
Recordemos que la gratitud abre la llave al
torrente de gracias y que nada se nos da si no tenemos la fe necesaria en Jesucristo… “Tu fe te ha sanado.”
Advertencias:
No es conveniente multiplicar las palabras, sino
insistir sobre todo en el afecto interior.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
57
No se confunda la multiplicidad de oraciones con la permanencia de oración, ya que ésta debe cesar al haber recibido o logrado el afecto o fervor
interior.
Oraciones leídas o rezadas sin atención
amorosa por cumplir, no son oración; rezadas contra tiempo por acabar, no son oración; pues
falta el amor, el diálogo, la comunicación de voluntades.
Así que no dudemos en abandonar la oración
vocal cuando hayamos alcanzado el afecto interior, a no ser que sean obligatorias y/o
rezadas en comunidad.
La quietud en la oración, el buscar la Santa
Presencia de Dios no se puede lograr con facilidad cuando hay ruido alrededor.
No nos dejemos robar el Amor de Dios
bloqueándonos a la oración por falsas humildades, he ideas que no vienen de Dios y nos
apartan de su Amor… yo no puedo orar, yo no sé orar, Dios no me ama a mí, yo no merezco, etc.
Recordemos que todo complejo de culpa, o de inferioridad, son heridas que llevamos en el alma y que deben ser sanadas precisamente por medio
de la oración.
Es esta experiencia viva, real del Amor de Dios
a través de su Divino Espíritu y de la Presencia de Dios las que nos van regalando la sanación
que necesitamos.
Para sanar el hombre lo único que necesita es sentir, experimentar y conocer la verdad de la
Presencia Amorosa de Dios en su vida por medio de la oración.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
58
A veces más que buscar a Dios que nos sane, buscamos el amor humano de las personas que oran y desarrollamos no procesos auténticos de
sanación, sino, esquemas enfermizos de dependencia… seguimos hombres y no al Único
que sana: ¡Dios!
“Toda mirada a sí mismo es tiempo perdido”, le
decía Jesús a Josefa Menéndez. No oramos por tener méritos propios, o cualidades y atributos especiales o superiores, sino porque Dios es
Bueno, Misericordioso y desea unirse en Amor a sus criaturas que tienen la dignidad de ser hijos
e hijas de Dios en el Hijo.
No nos miremos, mirémosle a ÉL:
Si yo no puedo, ÉL sí puede.
Si yo soy miseria y nada sin ÉL;
ÉL es Poder, ÉL es el que ES y yo soy en ÉL.
Veamos lo que Jesús le dice a Josefa Menéndez
cuando ella se mira a sí misma y contempla su miseria y su nada:
“No temas tus miserias ni tus negligencias, ni siquiera tus faltas… Yo suplo todo. Mi Corazón es el reparador por excelencia de todas las deficiencias
de las almas. ¿Cómo no lo será de la tuya?”
“No te preocupes, Josefa, por lo que puedes o no puedes, pues ya sabes que no puedes nada. Yo Soy
el que puede y quiere: Lo haré todo, aun lo que te parece imposible. […] Yo supliré lo que vosotros no
podéis ni tenéis. Basta que me deis libertad y que voluntariamente me dejéis obrar”.
“¿No sabes, Josefa, que no te dejo sola? Mi único
deseo es enseñar a las almas el amor, la misericordia y el perdón de mi Corazón. Por eso te
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
59
he escogido a ti, miserable como eres. No te inquietes. Yo te amo, y precisamente la causa de este amor es tu miseria. Te he querido para Mí y
porque eres miserable he hecho milagros para guardarte cuidadosamente… Sí, quiero a todas las
almas, pero con predilección a las más débiles y más pequeñas”.
Algunas Recomendaciones Generales:
Al inicio es recomendable escribir y proponerse un plan de oración diario. Un plan sencillo
recomendable sería:
Empieza cuando nos levantamos por la mañana. Al despertar recemos una oración para consagrar el
día a Dios y cada momento como una oración y un sacrificio a través de, con y para el Doloroso
Corazón de Jesús. También recemos lo siguiente: “Me entrego a ti Jesús y a tu Santísima Madre, y acepto cada momento sabiendo que todo es
permitido y preparado por tus Santas Manos.” Entonces deberemos confiar ciegamente que Dios y
su Madre nos ayudarán durante el día.
Luego démosle las gracias a Dios Padre por este nuevo día, pidámosle al Espíritu Santo que nos
guíe y recemos ofreciendo la Mañana al Sagrado Corazón. Este sí es un gran comienzo para cada
día.
Al mediodía recemos el Ángelus y de sernos posible a las tres de la tarde, recemos la oración de la
Coronilla a la Divina Misericordia.
Vayamos a Misa, comulguemos si estamos sin pecado grave (mortal) y recemos diariamente el
Santo Rosario.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
60
Por las noches recemos el acto de Contrición, hagamos una comunión espiritual y recemos un Padre Nuestro, una Ave María y un Gloria para
recibir las indulgencias del día. Acostémonos con la seguridad de que Dios nos ama.
Este plan sencillo para todos los días nos dará valor
y confianza. Todos los ángeles y santos nos ayudarán si se lo pedimos — mientras manejamos, lavamos, aplanchamos, cocinamos, trabajamos; no
perdamos un solo minuto. Recemos y ofrezcamos todo para la Gran Gloria de Dios, la salvación de
las almas, y en reparación por nuestros pecados y los del mundo entero.
Recordemos que al orar el alma debe tener quietud, atención y fervor; esto es concentración
en la oración. Esto es lo que Dios nos pide y la clase de oración que Dios y el Cielo escuchan.
Es sumamente recomendable la Visita al Santísimo y la oración delante de ÉL, así como montar un pequeño altarcito en la casa que nos
permita el mayor silencio posible y la mayor intimidad con Dios.
Podemos montar, o buscar, nuestro propio devocionario o libro de oración personal; y ganar
indulgencias para sí y/o en sufragio de las benditas almas del purgatorio.
Si al inicio notamos que en el lugarcito donde
vamos a orar en nuestras casas u oficina se nos dificulta mucho orar por sueño, nerviosismo,
pereza, distracciones, interrupciones, pleitos, ruidos, etc… es recomendable asperjar agua
bendita y orar sellando con la Sangre de Cristo el lugar.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
61
También podemos acatar el consejo del Papá León XIII y rezar en voz baja la Oración del Exorcismo escrita por ÉL y la Oración de la
“Corona a San Miguel y a los Nueve Coros de Angélicos” (al inicio en forma diaria y después de
un tiempo cada ocho días).
Es ideal participar semanalmente en algún
grupo de oración bien orientado, que forme Iglesia y que esté acorde con los lineamientos de la misma.
Debemos asumir con responsabilidad y madurez nuestra propia formación en la fe y en
el camino de oración; para ello debemos tomar tiempo para leer la Biblia y hacer alguna lectura
espiritual en forma diaria, o como parte de nuestro tiempo de oración meditada.
En el Catecismo de la Iglesia Católica tenemos
todo un tesoro de espiritualidad y fe que nos resultaría de gran utilidad estudiar en sus
diversos capítulos referentes a la oración y el Padre Nuestro.
OREMOS JUNTOS
www.oramosportired.wordpress.com
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
62
Segundo Grado:
La Oración de Meditación
Es una consideración de los divinos misterios, o
bien, de un tipo de acción mental discursiva.
Casi siempre la debemos empezar con actos
preparatorios como: disposición del lugar, lección, meditación, reflexión, etc.; para luego, saber conversar con nuestro Señor mediante los
afectos, súplicas, alabanzas, ofrecimientos, acción de gracias, resoluciones prácticas que
tengamos (lo cual es lo esencial de este tipo de
oración).
Generalmente la moción de afectos debemos lograrla a fuerza de consideraciones, que nos obliguen a tomar resoluciones firmes...
recibiendo la ayuda del Espíritu por medio de la oración para corregir vicios, defectos y adelantar
en la virtud.
Siempre la podemos realizar cuando queramos,
pero, no siempre podemos tenerla como queremos; sino como nos es dada en cuanto a fervor, unción, ternura y otros sentimientos...
Este aspecto sensible y/o de unción es un disimulado influjo de los dones del Espíritu
Santo que en sí manifiestan ya un cierto aspecto místico en la oración.
Consideraciones Generales:
La meditación es el segundo nivel de oración de
los cuatro niveles de oración ascética que existen. Es una forma de oración que hoy en día se necesita mucho, porque aunque muchos de los
fieles piden ayuda no se toman el tiempo para escuchar y comprender lo que deben hacer según
Dios.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
63
Piensan que la decisión que han tomado es la correcta, lo que Dios quiere; pero no es así, esa viene muchas veces de nuestra propia voluntad,
y no de la Voluntad o inspiración Divina.
La voz de Dios es suave como el viento. Tenemos
que aprender a escucharla en la quietud y con atención. Las palabras no son necesarias para
sentir una paz profunda. En ese estado de quietud Dios habla al alma y ella comprende.
Si queremos saber lo que Dios quiere para
nosotros, debemos tomarnos el tiempo para escucharlo.
Ahora bien, la meditación es mucho más que pedir y escuchar. También se le llama Meditación
Discursiva porque al pensar en las cosas de Dios, también pensaremos en nuestra propia conducta.
De qué manera estamos cuidando el alma, de qué manera seguimos los mandamientos, las
virtudes, y las leyes de Dios. Por eso le llamamos nivel de análisis, el nivel de evaluación de la
oración, porque evaluamos nuestra manera de actuar y de vivir en los caminos de Dios para ir al Cielo.
En este tipo de oración a veces podemos identificar algunos cambios, y nos debemos
esforzar por llevarlos a la práctica teniendo un plan para realizarlos.
En la meditación tenemos que tener la voluntad para pensar en las cosas de Dios, como son: las virtudes, la confesión, los diez mandamientos, la
vida de los Santos, la vida de la Madre de Dios y la Vida de Jesús. Ellos deben ser nuestros
modelos, y durante este período de quietud y de oración podremos sincerarnos con nosotros
mismos y con Dios.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
64
A veces es difícil cambiar pero es necesario que todos lo hagamos, ya que de otra manera continuaríamos pecando o estancados en un
mismo punto espiritual, lo que equivale a retroceder.
Lo básico para dedicarse a este tipo de oración es tiempo y quietud. Por eso es necesario pasar
un tiempo a solas con Dios en la Iglesia ante el Santísimo. Estos momentos son de muchas Gracias, pero también es esencial para los que no
tienen un ambiente quieto en su hogar; y aunque lo tuviésemos, deberíamos pasar un rato con
Jesús Sacramentado en la Iglesia como una práctica frecuente y usual. Así podríamos
escuchar a Dios más fácilmente cuando nos inspira hacer ésta o aquella oración o meditación, ésta o aquella cosa, y darnos cuenta que nos está
ayudando en nuestras preocupaciones.
La meditación es un proceso que comienza
invocando a Dios para que esté con nosotros en la oración, y se le pide al Espíritu Santo que nos
ilumine. Luego pasamos a leer algunas referencias u oraciones santas, las Sagradas Escrituras, y/o alguna vida de santos o algunos
de sus escritos; pausando para reflexionar sobre lo que se está leyendo, y aplicar las ideas a
nuestras vidas.
Debemos meditar o pensar en lo que hacemos,
y cómo lo hacemos, en las formas para mejorar nuestras vidas, en los cambios que debemos hacer y la manera de hacerlos.
Busquemos el consejo de Dios, detengámonos por un momento y pidámosle que escuche
nuestras plegarias.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
65
Lentamente y abriéndole el corazón, contémosle de corazón a corazón nuestros problemas y las opciones que tenemos en mente para resolverlos.
Hablémosle con cariño, suavemente, no duro, ni de prisa, sin exigencias, con sencillez amorosa,
confiando. Si no tenemos ni idea de cómo resolver el conflicto digámoselo y pidámosle
sabiduría para saber resolver los problemas. ÉL nos escuchará atentamente y nos ayudará.
Si deseamos ayuda del Cielo, démosle al Cielo la
oportunidad de ayudarnos. Debemos ser humildes y sumisos a las distintas ideas y
mociones que quizás nunca se nos hubieran ocurrido.
Puede ser que después de una hora todavía no comprendamos, o no tengamos ni idea de qué hacer, entonces regresemos a ÉL una y otra vez.
A veces las personas tardamos para comprender cómo Dios trabaja en nuestras vidas.
Sigamos leyendo, reflexionando y hablando con Jesús. Este es un proceso de meditación. Al final
ofrezcamos una oración de agradecimiento, y oraciones por las intenciones del Santo Padre - un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria -
para ganar las indulgencias de esta oración de meditación como lo haríamos con cualquier otra.
Dedicar tiempo para estar con Dios, buscar, llamar y pedir su ayuda es un tiempo muy bien
aprovechado y provechoso en sí mismo. De esta manera progresaremos en la vida de oración y nos acercaremos más a Dios.
Así se empieza una relación personal con Dios. Esto se debe alcanzar para avanzar al próximo
nivel de oración.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
66
Advertencias:
No debemos estar tan atados a la meditación que tengamos por mal hecho dejarla por otro tipo
de oración cuando sintamos más devoción, más gusto o más provecho. Pero no por causas
livianas se debe dejar sino por provecho conocido, verdadero, auténtico.
No nos dejemos llevar por la especulación, ni
por el puro deseo de saber y conocer. Escudriñar los misterios de Dios no es signo de amor sino de
orgullo e irrespeto; Dios sólo se revela a los humildes, a los puros de corazón.
Humillémonos siempre delante de Dios y reconozcamos siempre que no merecemos nada y que todo debe sernos dado por Dios: sin ÉL nada
podemos.
Procuremos tratar este negocio más con afectos
y sentimientos de la voluntad que con discurso y especulaciones del entendimiento.
La perfecta oración arrebata el Espíritu de modo que no hace reflexiones sobre sí, ni se acuerda de otra cosa que de su Dios... por ello los menos
letrados e intelectuales suelen ser más devotos, porque son menos reflexivos y con sinceridad
oran gustando más de suavidad.
No queramos ser juez de nuestro propio
aprovechamiento, ni saber, ni escudriñar las obras de Dios en nosotros mismos. Todo nuestro principal cuidado ha de ser no poner obstáculos
al camino por el cual Dios nos guía en perfección de amor.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
67
Seamos humildes, sencillos y cuando sintamos que el Señor nos da ternura de corazón y que tenemos disposición para detenernos en las
cosas, no pasemos de lo que nos inflama el alma y gocemos en ello hasta que pase el
enternecimiento y la dulzura (aunque gastemos
toda la hora en este ejercicio); porque ésta brasa de
amor soplándola puede levantar más fuego que todo un acto discursivo no provisto por Dios.
Muchas veces Dios nos dará estando
descuidados o inmersos en el trajín de la vida, para que conozcamos que todo se debe a su
Divina Majestad y no a nuestro trabajo o mérito.
Cuando nos sintamos llenos de grandes afectos
y sin ganas de ejercitarnos en otra cosa sino en seguir la negligencia o disipación del corazón y de la mente, y cuando observemos que al tratar de
meditar se nos hace casi imposible y por el contrario el esfuerzo nos seca más en vez de
aumentar nuestro fervor. Es entonces cuando debemos contentarnos con ofrecer a Dios los
afectos que ÉL mismo se digne poner en nuestro corazón, entreteniéndonos con ÉL en dulces y tiernos coloquios y súplicas...
Y esto es lo que constituye el tercer grado de oración, donde ya empieza a notarse algo de
sobrenatural e infuso. ¡La vida mística en el alma!
Para fortalecer nuestro espíritu y confirmar
nuestro corazón debemos ser hombres y mujeres de oración verdadera.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
68
Algunas Recomendaciones Generales:
Como recomendábamos en el nivel anterior, tengamos una Biblia personal en la cual
sintamos toda confianza de subrayar y hacer anotaciones.
Busquemos vidas de santos y sus escritos que nos muevan al amor y a la imitación.
Seleccionemos libros espirituales, de autores
místicos que nos ayuden a conducirnos por estos caminos de la vida interior y que nos calen en el
alma para acrecentarnos en el amor, el seguimiento y la entrega generosa a Dios.
No nos apoyemos en escritos de autores que están fuera de nuestra fe y del Magisterio de la Madre Iglesia; pues además de poner en peligro
nuestra fe y confundirnos, nos llenarían de errores doctrinales y teológicos, que no
podríamos discernir ni reconocer.
No tratemos de acelerar ni brincar etapas o
fases de oración y dejémonos llevar por donde el Señor nos quiera llevar y por el tiempo que ÉL disponga.
Recordemos, no escudriñarnos para tratar de deducir o ubicar el nivel en que se encuentra
nuestra alma. Seamos humildes y dejémonos transformar por el Amor.
Comparte tu formación con otros.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
69
Tercer Grado:
La Oración Afectiva
(Primer Grado de Transición)
En este grado si el alma se deja llevar por el
Espíritu Santo, éste le enseñará suspendiéndole las potencias, e induciéndole suavemente a que se entretenga en lo que más le conviene, que será
en suavísimos coloquios y afectos, o bien exhalando gemidos inenarrables, reconociendo
su propia nada y suspirando por el que es su todo.
Unas veces le ciega el entendimiento para que no divague meditando en vano sobre lo que habrá de tratar con Dios, pues el mismo Dios le dará
todo el negocio ya hecho, y sólo quiere que le sea dócil y atienda bien a lo que en secreto le está
sugiriendo, y que no le hable ya de fórmula sino de la abundancia del corazón.
Otras veces le tomará el corazón y se lo secará ÉL mismo para que no se derrame en su presencia con afectos demasiado tiernos o
sensibles, cuando es tiempo de estarse escuchando, o cuando ÉL quiere, imprimirle
entre aprietos, sequedades y angustias otros sentimientos más puros, sinceros y espirituales
conformes en todo a los de Jesús, con quien sin advertir viene a quedar el alma unida y configurada.
Cuando estas incapacidades para meditar, discurrir o inclusive mover al propio antojo los
afectos y dejos del corazón son ya habituales y por el contrario se facilita el estado sereno y
constante ante Dios, aún bajo sequedad, es manifiesta señal de un principio de vida mística
en un nivel muy incipiente; por eso lo
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
70
clasificamos como primer grado de transición de la oración ascética a la mística.
Es importante recordar que si faltan los afectos,
súplicas o movimientos de fervor que vienen cuando el Espíritu Santo sopla, siendo esto lo
más esencial, no hay verdadera oración... y por el contrario, uno solo de estos afectos bien
mantenido, aunque no se haga otra cosa más, será buena oración y muy provechosa.
La “Oración de Afecto”, o también llamada la
oración de amor, del amor personal a Dios. La llaman así porque después de leer y meditar
sobre la vida de Jesucristo, podrá en el alma formarse un gran aprecio y amor a Dios.
Este es el curso normal del amor, o sea, admirar y amar lo que se estima mucho; y lo que se ha podido comprender mucho más a través de la
meditación. Por medio del conocimiento y de la comprensión que se adquiere a través de la
lectura y la reflexión brotará un amor más grande. Este amor más grande hacia Dios y sus
modos despertará en el alma el interés de acercarse más a Dios.
Consideraciones Generales:
Veamos con más detalle este estado de oración:
Cuando durante la oración, oscurecido el entendimiento y oprimido y seco el corazón, se
sienta tal aridez y dificultad para todo que ni se puede pensar en nada ni se ocurre ningún afecto
ni resolución, entonces hay a veces que tratar de excitarlos con nuevas reflexiones, si es que se
pueden tener, y sino con breves lecciones.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
71
Pero si aún estas mismas se olvidan, o no se entienden, habrá que atenerse a repetir una y mil veces un mismo afecto, el que más nos convenga;
el cual lo podemos preparar o tomar del Padre Nuestro u otra oración.
Pero si esto mismo nos disipa y nos encontramos
desganados y como del todo incapacitados para decir ni sentir cosa alguna, y a la vez con cierto deseo oculto deseamos estarnos allí en silencio
ante Dios esperando que manifieste lo que quiere ÉL de nosotros; es señal de que ÉL es el que nos
ciega el entendimiento, nos seca el corazón y nos ata la voluntad para que no logremos movernos por
iniciativa propia; sino, sólo a merced de su Espíritu, que quiere ya cautivarnos y tomar posesión de nosotros para luego poder gobernarnos
y dirigirnos por Sí Mismo.
De esta manera nos va Dios librando de nosotros
mismos, para tomarnos de la mano y ser ÉL quien nos guiará a obscuras, como ciego, adonde y por donde no sabemos, ni jamás por nuestros ojos o
pies, por bien que anduviéramos atinaríamos a andar.
Advertencias:
Tampoco creamos que hemos avanzado sin ningún motivo. No nos enorgullezcamos al
obtener un nivel alto en la oración. Lentamente sabremos y sentiremos que hemos avanzado, ya
que habrá señales que nos lo indicarán.
Algunos pasos son más fáciles y más placenteros. A pesar de eso, sepamos que no
avanzaremos con orgullo ni mirándonos a nosotros mismos.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
72
No Creamos que ya no regresaremos al primer nivel de oración vocal o al segundo nivel de meditación porque están superados; esto sería
un gran error. Sólo por el hecho de que hemos avanzado no significa que olvidaremos y ya no
practicaremos las oraciones vocales y la meditación de cada día; estás serán siempre
necesarias.
No nos desanimemos si no podemos después de un tiempo practicar un nivel más alto. Eso sólo
significa que no estamos listos, que no hemos recibido la gracia para comprender totalmente su
significado. Si no estamos listos, no comprenderemos un nivel mayor.
Alcanzar niveles más altos de oración no es el objetivo, el sentido verdadero es el Amor a Dios, no una competencia que nos motiva una meta de
triunfo personal. Unos comprenderán, otros no lo lograremos; pero todo entra dentro de la
sabiduría infinita con que Dios guía las almas.
Eso sí, demos nuestro mejor esfuerzo y no nos
desanimemos, busquemos siempre crecer día a día, acto con acto en un mayor Amor a Dios… Amar a Dios por Dios, con amor puro, sin
intereses de orgullo o conveniencia.
Todos somos diferentes como las huellas
digitales. Todos estaremos en el nivel que Dios nos ha designado desde toda la eternidad.
Seamos humildes, pacientes y generosos.
Recemos para un mejor entendimiento de la Voluntad de Dios para con nosotros y
entreguémonos con generoso amor para que la Voluntad Divina se cumpla en nuestras vidas.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
73
Algunas Recomendaciones Generales:
“Orar es Crecer en el Amor de Aquel
que sabemos nos ama con Amor Gratuito, desinteresado e incondicional.”
En el tercer nivel de oración se le demuestra
a Dios un gran amor, afecto y anhelo. Si no nos hemos acercado a Dios, significa que todavía no
lo conocemos bien, por lo tanto, no lo podemos amar inmensamente.
Que nos sirva de guía las relaciones de amor que se da entre dos jóvenes que empieza a relacionarse entre sí y se interesa el uno en el
otro. Primero se hablan bastante, como en la oración vocal. A medida que se van acercando,
cada uno piensa más y más en el otro y en sí mismo con respecto al otro, como en la oración
de meditación. Después de un tiempo, la relación pasa a ser una expresión de amor y afecto del uno por el otro, como en la oración afectiva. ¡Así es el
deseo de Amor de Dios con las almas!
Para llegar a conocer a Dios y los modos de Dios,
se requiere una amistad con Dios. Se requiere un creciente Amor a Dios y a sus modos de actuar,
a su Sabiduría Divina.
Si no lo conocemos, ¿cómo podemos amarlo? Si no lo amamos, ¿cómo podemos servirle? Si no le
servimos, ¿cómo podemos llegar al Cielo?
“Servirle” significa hacer su Santa Voluntad y
seguir sus Leyes y Mandamientos. Entonces esta relación se convierte en una pura felicidad en
esta vida, con la seguridad de una eterna felicidad en el Cielo: “¡Yo Soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre si no por Mí.”
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
74
Cuando pensemos en Dios, sepamos que ÉL quiere que lo amemos. ÉL quiere ser nuestro amigo. ÉL quiere gozo para nosotros tanto en
esta vida, como en el Cielo.
Sepámoslo. Dios no amenaza, no obliga, no
exige, no es tosco. Dios no lastima, no traiciona, no decepciona, no abandona, no humilla ni
denigra. Si lo seguimos, ÉL nos proveerá y nos cuidará.
Estos conocimientos acerca de la oración nos
ayudarán a seguir el camino para aumentar nuestro crecimiento espiritual. Por favor leamos
y estudiemos una y otra vez lo que hemos compartido y sepamos que nuestro
entendimiento aumentará con la práctica.
Reflexiones y Consideraciones Finales:
Para acercarse más a Dios, hemos de buscarlo
más, llamarlo con frecuencia, y demostrarle señales de afecto. Estas señales de amor pueden ser: pequeños actos o expresiones de amor,
pequeñas oraciones llamadas jaculatorias.
Esta forma de oración es un acto de amor y de
recuerdo. Recordar a Jesús y a María de esta manera dulce, sublime durante el día es una
señal de amor.
Saludar, decirle que le amamos. Se puede hacer con el pensamiento. Dios nos escuchará y
responderá de muchas maneras a estas expresiones amorosas. No nos olvidemos de Dios,
y no permitamos que nuestros pensamientos se alejen de ÉL. Que nada nos separe. Busquemos
siempre su Presencia Amorosa. El desear su Presencia es también una señal de amor.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
75
Poco a poco nuestra vida será ÉL. Lo que se hace en este nivel de oración es enamorarse de Dios. ÉL espera nuestro amor, no sólo nuestra
presencia. Amarlo es haber alcanzado el tercer nivel de oración.
Nosotros sabemos lo que es enamorarse. Entre más se aman las personas más desean estar con
la persona amada. Nace una unión, un anhelo, una
como fusión con la otra persona que es generada por
el fuego del amor verdadero. Es un estado de anhelo mutuo, esperanza, confianza y de paz en presencia
del amado.
Dios desea ser amado así, con ese anhelo,
esperanza, confianza y paz; y aún más, lo que Dios desea es mucho más. Desea que dependamos de ÉL existencialmente, que
contemos con su Ayuda, que nos unamos a ÉL sin separarnos jamás.
Cuando nos encontremos trabajando, jugando, haciendo los quehaceres de la casa u oficina, y
las obligaciones de la vida, pidámosle que esté con nosotros y nos ayude. Esta es una gran señal de amor y deseo. No es difícil mantenerse
siempre bajo la consciencia amorosa de su Presencia.
Por el contrario experimentaremos que la vida no es tan pesada cuando la vivimos junto a ÉL;
si lo tenemos a nuestro lado ÉL es compañero fiel, y nos ayudará en todo lo que le permitamos
y pidamos.
El deseo de vivir bajo la Santa Presencia de Dios está basado en el amor. Nuestro amor por Dios
tiene grados. Por causa de nuestra naturaleza humana algunos días nos sentimos llenos de
fervor, y otros días, no tanto… en esos momentos apliquémonos al amor de la voluntad y no tanto
de los sentimientos.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
76
Para algunos la idea misma de estar con Jesús todo el día puede parecerles de primera vista una amenaza. Sienten que no serían libres para ser
ellos mismos, y lo perciben como un yugo.
Si este fuera nuestro caso, significa que todavía
no estamos listos para este nivel de oración, porque no amamos ni conocemos lo suficiente su
Presencia. Esto no es malo, ni es incorrecto, ni es un error; sencillamente no ha llegado aún el alma a esta etapa del amor para avanzar a este
nivel de la oración.
Es importante tratar de amar a Dios. Decírselo.
Esto a veces hace brotar las palabras, Digámosle: “Querido Jesús, te amo tiernamente y te quiero
amar aún más, y de ser posible cada día más.” “Por favor permanece conmigo, camina conmigo, cada día, cada hora, cada instante.”
De esta manera le manifestaremos claramente el amor y nosotros mismo también nos
dispondremos a ese amor verdadero. ÉL, al mismo tiempo, nos responderá y nos demostrará
su Amor Infinito y su Presencia.
Avanzar en los niveles de la oración es una búsqueda de Dios. Es una búsqueda de santidad
y virtud.
Para los que deseamos una mayor unión con
Dios, esta es la manera de hacerlo. El amor para que sea perfecto debe ser recíproco, un amor
mutuo que se comparte. Esto es lo que se hace en este nivel de oración.
Para aprender es necesario orar, meditar y
practicar lo que hemos aprendido. Empecemos hoy mismo.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
77
Cuarto Grado:
La Oración de Simplicidad
(Segundo Grado de Transición)
“De eso se trata todo; pasar tiempo con Dios.”
Se le llama oración de simplicidad porque es una forma quieta y sencilla de oración. Este es
el último de los cuatro grados de oración ascética.
En ella se inicia el proceso de oración rezando, meditando y luego permaneciendo quietos,
gozando de estar ante la Presencia de Dios.
El alma permanece quieta y deseando estar con
Dios. De vez en cuando se le puede decir algo a Dios y nuevamente permanecer bajo estado de
quietud.
En este tipo de oración no se escucha ni una sola palabra. Todo es silencio. Un mirarle a ÉL
y un ver como ÉL nos mira. Un amarse sin palabras, un “Yo te miro y Tú me miras”. No hay
ninguna actividad, nada se mueve. Sencillamente se disfruta de la compañía mutua.
Esta es la oración de simplicidad. Es una forma de oración en la que uno se deleita de estar cerca de Dios y en su compañía.
Este cuarto nivel es de paso, o transición, hacia los niveles de oración subsiguientes que son de
contemplación, el alma debe estar dispuesta a alcanzar este nivel y demostrarle a Dios un gran
amor por su Presencia.
Estar en la Presencia amorosa de Dios es una disposición, una aceptación, un deseo, una
demostración de amor.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
78
Buscar la amorosa Presencia de Dios en la vida diaria es una de las actividades espirituales; pero vivir y “estar” activamente en su amorosa
Presencia como se hace en la oración de simplicidad es un nivel mucho más grande de
oración.
Algunas veces nuestro Señor quiere que
sencillamente nos quedemos quietos. Es como un decirle al alma: “ya les he escuchado, reposen, descansen, aquiétense en Mí”.
Aunque no lo terminemos de entender, estar quietos con Dios es una forma poderosa de
oración. También es una señal fuerte de confianza. Aquí no hablamos de una fase de
petición; más bien estamos hablando de un nivel avanzado de oración en el cual Dios nos mira y nosotros nos unimos a ÉL.
Consideraciones Generales:
Cuando el alma así se halle como entenebrecida y seca, quédese en esa dulce Presencia de Dios a que tan mágicamente se siente atraída, y no
turbe su paz tratando en vano de ejercitar las potencias que el Señor le quiere tener cautivas.
Resignémonos a esa cautividad, gocemos de ver como empieza ya Dios a reinar en el alma
reduciéndola a esa impotencia, y ofrezcámonos a que haga en ella lo que ÉL quisiera.
En nuestra aflicción esperemos contra toda
esperanza y fiados siempre de la divina Piedad y Misericordia, pongamos en el Señor los ojos como
pobres mendigos muy necesitados, o como enfermos que sólo de ÉL podemos recibir salud y
vida; así hallaremos paz, dulzura y consuelo, de modo contrario nos afligiríamos en vano y quedaríamos cada vez más secos y desabridos.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
79
Dejemos que el corazón solo hable con ese su lenguaje mudo y escuche lo que ahí dentro le está hablando el Dios de su corazón; pues ÉL está ahí
cautivándole y uniéndole íntimamente consigo, hablándonos palabras de paz, sugiriéndonos
toda verdad y enseñándonos a estarse en esa calma de los sentidos y pasiones, a quienes ÉL
mismo les ha impuesto silencio para que así pueda el alma atender tan solo a lo que ÉL quiere de ella.
Gocemos de su Presencia Amorosa y aprendamos a hacer en todo lo que es más de su
Divino Agrado. En esta oración es más la gracia obrando en el alma que el alma obrando por
medio de la gracia.
No es ya tanto la propia iniciativa de nuestra mente la que obra y dirige, sino el Divino Espíritu
que en ella está como Dueño y Maestro: obrando, moviendo, enseñando, inspirando y dirigiendo
mediante sus dones de temor, piedad, ciencia, fortaleza, consejo, sabiduría e inteligencia.
Para que en ella estos dones se desarrollen y obren libremente, y más fuertemente los dos más elevados (sabiduría e inteligencia), es necesario
toda la purgación de la noche del sentido y aun parte de la noche del espíritu; pues hay que
apagar esas luces inferiores para que brillen las superiores.
Es en esta iluminación en la cual al alma se le permite conversar con Dios de un modo sobrenatural, celestial y divino y la que
claramente empezará a notarse en la oración infusa de recogimiento, y más aún, luego en la de
quietud y unión…, hasta la unión transformante.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
80
Aquí es donde está el místico reposo con que se nos convida a todos, y donde únicamente nos será dado encontrar el verdadero descanso para
nuestras almas.
Al entrar de lleno en los estados místicos,
habiendo perfecta docilidad, es el mismo Espíritu de Dios el que se constituye director, gobernador
y maestro.
Es así como este Espíritu de Dios con su unción enseña, dirige, ilustra, purifica, da vigor, acierto,
y facilidad para todo; llenando el corazón de luz y pureza, de fortaleza y de vida en abundancia.
Advertencias:
Veamos con más detalle las señales ciertas de
este estado de oración:
Dificultad para discurrir o meditar, sin haber dado motivo especial para la disipación.
Sentir pena involuntaria por las distracciones, y disgusto en las conversaciones vanas y el trato frecuente con las creaturas.
Insistente atractivo a estarse quieta o en un solo sentimiento o pensamiento que le impresiona, sin tener verdadero remordimiento por la leve
sensación que siente de si estará perdiendo el tiempo; pues ve que aquello es cosa buena, donde
ella no puede más y si trata de hacer más por si misma; lejos de enfervorizarse, se disipa y se llena de turbación.
Al terminar la oración notará que de este aparente sueño sale con más fruto, más recogida, más amorosa de la virtud, y con mayor disposición para
todo lo bueno.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
81
Como dijimos, este estado deja gran disposición para crecer en virtudes sólidas: humildad, obediencia, caridad, paz, paciencia, benignidad,
discreción, fortaleza y perseverancia.
Decrecerá por el contrario en: vanidad, presunción, terquedad, aspereza, veleidad, destemplanza,
flojedad para todo lo que halague el amor propio.
Es una forma de oración en la que uno se deleita de estar cerca de Dios y en su compañía.
Algunas Recomendaciones Generales:
Hay muchas maneras para entrar al cuarto
nivel de oración y no es necesario avanzar de la oración verbal, a la meditación, a la afectiva cada vez. No, si estamos listos podemos saltar
rápidamente a la oración simple.
Sin embargo, es importante que sigamos
ofreciendo oraciones verbales y oraciones de meditación, cada cosa en su momento.
La vida de oración y santidad es un proceso individual, en el cual debemos tener paciencia con nosotros mismos y con Dios… lo que debe
sobreabundar es el amor; todo lo demás es secundario.
Nuestro Correo:
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
82
V. La Oración según
San Juan de la Cruz. (1)
Un Dios que se nos acerca, que penetra allí
donde encuentra espacio y que trabaja en la oscuridad para crear ese espacio. Ahí es donde
el esquema se concentra en el aquí y ahora: la fe, la esperanza y la caridad son nuestros ojos hacia el Dios que se comunica a Sí mismo.
Es un mundo que no se controla y en el que la
única certeza es el anhelo…
¿Adónde te escondiste...? ¿Adónde...?... Salí: el
anhelo suscitaba la búsqueda y esta necesidad ocupa el centro de nuestra vida… Orar significa el contactarnos con ese anhelo y necesidad.
Orar, conversar con Dios, es ahí donde las cosas se clarifican y donde se consigue fuerza y
perspectiva.
En toda oración, lo que en resumidas cuentas
está en juego es toda nuestra vida. Se puede rezar pidiendo fuerza para mañana, pidiendo perdón por ayer, pidiendo ayuda para las cosillas
de hoy. Se puede orar por quienes están presos o enfermos, por amigos o enemigos, por los sin
techo o por los ricos, por la paz del mundo o por la tranquilidad interior.
1. “El Impacto de Dios” por el Padre Iain Mathew, Editorial
Monte Carmelo.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
83
Todo esto es bueno. Pero en todos estos casos la necesidad, aunque real, es síntoma de otra necesidad más profunda; de un anhelo que es
tan íntimo y vital como lo somos nosotros para nosotros mismos. Lo más auténtico es que
hemos sido creados para necesitar a Dios, que tenemos una 'capacidad infinita' para Dios.
¡Todas las demás necesidades son síntomas de esta necesidad universal, la más real de todas, la NECESIDAD de Dios!
Por tanto, nuestras necesidades (de respuestas,
de amor, de soluciones a nuestros problemas) son
síntomas de esa necesidad mayor de Dios. Es una necesidad que pica, que duele, que punza, y
este dolor es el precio de nuestra dignidad. Si estamos hechos para cosa tan alta, tendremos que sufrir esa hambre y necesidad.
¡Somos, desde nuestros orígenes, modelados para Cristo; tenemos capacidad y necesidad de
Cristo! Por eso, nuestra carencia, es nuestra dignidad; y cuando la sentimos es cuando más
somos lo que realmente somos.
Cuando manifestamos nuestra queja desde dentro, entonces demostramos nuestra madurez
porque mostramos lo que realmente somos.
Esa queja se llama oración. De ahí que la
oración sea un valor supremo para la persona humana, para la humanidad; ella devuelve al
universo su ritmo adecuado.
El amor nos abre a un Dios que está empeñado en salvar y solamente Dios salva y libera.
Allí donde la apertura es nítida, Dios se puede comunicar de manera tan arrolladora como la de
un viento impetuoso en un túnel.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
84
¡Son quienes aman, los que 'aprovechan' a la Iglesia y los que salvan al mundo!
“Es más precioso delante de Dios y del
alma un poquito de este puro amor y más
provecho hace a la Iglesia, aunque parece que no hace nada, que todas esas otras
obras juntas.” (San Juan de la Cruz)
Y continúa el mismo santo:
“Adviertan pues aquí, los que son muy
activos, que piensan ceñir el mundo con sus predicaciones y, obras exteriores, que
mucho más provecho harían a la Iglesia y mucho más agradarían a Dios..., si
gastasen siquiera la mitad de ese tiempo en estarse con Dios en oración, aunque no
hubiesen llegado a tan alta oración.
Cierto, entonces harían más y con menos trabajo con una obra que con mil,
mereciéndolo su oración, y habiendo cobrado fuerzas espirituales en ella.”
El mensaje de San Juan de la Cruz es fuerte:
sólo Dios salva y ese Amor se pone en marcha en la oración. Por tanto, la oración es el motor del
cambio… el motor del universo.
No nos queda en todas nuestras necesidades,
trabajos y dificultades, otro medio mejor y más seguro que la oración y la esperanza de que ÉL
proveerá por los medios que ÉL quisiere...
“Cuando faltan los medios y no llega la razón a proveer en las necesidades, sólo
nos queda levantar los ojos a Ti, para que
Tú proveas como mejor Te agradare.”
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
85
Existe en el corazón humano una vitalidad insondable que garantiza la posibilidad de la oración. ÉL está dentro, en nuestro centro; y, si
un grado de amor nos une a Dios en nuestro centro, encontrar a Dios en la oración quiere
decir entrar adentro; amar y ser amado ahí dentro.
ÉL se ha sumergido en nuestra oscuridad, y ÉL mismo es el Don de nuestra humanidad; el Verbo de Dios hecho carne… Jesús.
En la oración el lenguaje que se usa es el de la
esposa y el Esposo; el de dar y recibir; el de creer y amar; el lenguaje de la unión.
Lo que importa en la oración es el ENCUENTRO,
la amistad personal; a este nivel de amor no interesa tanto lo de pedir cosas sino lo de ESTAR
con Dios.
Gozar de aquella quietud como la de una
amable compañía que nutre la propia vida… simplemente en una amorosa quietud en fe simple… ¡esto también es oración!
No quedarnos en lo accidental (mi sitio favorito, mi ritual personal, mis queridos gustos), sino
pasar a lo vivo, a la realidad viviente, a la 'sustancia divina', al 'espíritu', en fe y en amor, al
ENCUENTRO.
Debemos ir más allá, en busca de la viva imagen dentro de sí, que es Cristo crucificado; hay que ir
más adentro, y orar dentro del 'templo vivo' del alma.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
86
'La viva imagen dentro de sí, que es Cristo crucificado' es creer en Jesús, muerto y RESUCITADO, como el eje de nuestra relación con
Dios.
Eso es la fe: la acción de Cristo que nos reclama
desde dentro, como reclamó a María Magdalena en la mañana de Pascua 'con el calor de Su
Presencia', o a los discípulos de Emaús la tarde de Pascua inflamándoles el corazón en fe.
Cuando se habla de oración, a esta inmediatez
del Hijo de Dios se le llama 'INHABITACIÓN'… Está tan cerca que está dentro de nosotros. Pero de
una manera dinámica, buscándonos, preparándonos para ser nosotros mismos,
amándonos en aras de SU AMISTAD.
Existe en el corazón humano una vitalidad insondable que garantiza la posibilidad de la
oración:
“ÉL está dentro, en nuestro centro; y, si
un grado de amor nos une a Dios en nuestro centro, encontrar a Dios en la
oración quiere decir entrar adentro; amar y ser amado ahí dentro.”
El Evangelio tiene ojos que penetran el alma. “El mirar de Dios es amar,” y esa mirada garantiza la
posibilidad de orar. Que no es otra cosa que Jesús Resucitado, siempre disponible.
Amar Dios al alma es meterla en cierta manera en Sí Mismo, igualándola consigo. Cuando
oramos, cuando nos dirigimos a Dios en amistad, creyendo en Su Presencia y deseándola y queriéndola, entonces, a pesar de aparentes
arideces, algo está sucediendo. Dios nos está metiendo dentro de ÉL Mismo y nos está
haciendo como ÉL.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
87
Esos ratos monótonos de “oración seca” esconden un torbellino de actividad, una corriente relacional que necesariamente cambia
nuestras vidas: ... igualándola Consigo; y así, ama al alma en Sí, con el mismo amor que ÉL se
ama… Amor de Espíritu Santo… Amor Divino.
* Te recomendamos a este nivel nuestra Secuencia de
Ejercicios Espirituales: Amar con el Espíritu Santo; de
Monseñor Luis María Martínez… a modo de Retiro en línea.
Este es el testimonio místico del acto de oración en fe. Puede que no describa lo que sentimos.
Pero no deja de ser consolador el escuchar que ésa es la realidad, aunque no la percibamos.
Oración que no es cosa de palabras, o de técnicas de silencio, sino cosa de encontrarme con el Dios Viviente… La mirada amorosa de
Cristo está constantemente sobre nosotros; y crea esa posibilidad.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
88
Dios está Presente en nosotros, donde ÉL se
está comunicando a Sí Mismo.
¿Adónde? Escuchemos la respuesta en boca de
San Juan de la Cruz:
¡Oh, pues, alma, hermosísima entre todas
las criaturas, que tanto deseas saber el lugar donde está tu Amado para buscarLe
y unirte con ÉL!, ya se te dice que tú misma eres el aposento donde ÉL mora...
Es cosa de gran contentamiento y alegría para ti ver que todo tu bien y esperanza
está tan cerca de ti, que esté en ti… “El
Reino de Dios está dentro de vosotros” (Lc
17, 21); “Nosotros somos santuario de Dios
vivo” (2 Cor 6, 16).
¿Cómo? Este encuentro de ojos, encuentro
secreto y espiritual, tiene lugar cuando oramos en fe y amor. El mirar de Dios es amar y hacer
mercedes. Su amor es activo. Gracias a ÉL, merece el alma el Amor de Dios. Su mirada es Su Amor y Su Amor produce cosas.
La mirada de Dios cuatro bienes hace en el alma, es a saber: limpiaría, agraciarla,
enriquecerla y alumbrarla.
¡Gózate y alégrate en tu interior
recogimiento con ÉL, pues le tienes tan cerca; ahí le deseas, ahí le adoras y no le
vayas a buscar fuera de ti, porque te distraerás y cansarás... Sólo hay una
cosa, es a saber: que aunque está dentro
de ti está escondido! *
____________________ * Te recomendamos a este nivel nuestra formación sobre la
Primera estrofa del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz
disponible.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
89
Estamos delante de un Dios que está muy cerca, que está dentro de uno mismo. Que lo encontramos no buscándolo fuera o mirando a
otra parte. Es Dios quien libera en nosotros el espacio que ÉL necesita, por medio del dolor para
que se nos revele vivamente su Presencia ESCONDIDA.
Habla del encuentro en fe y en amor, encuentro que nos trasforma al nivel más profundo. Entrar adentro quiere decir entrar en Cristo. Acercarse a
ÉL garantiza el encuentro. Por eso San Juan de la Cruz nos invita a tratar y 'manosear' los
misterios de fe, de modo que el amor descubra lo que en sí encierra la fe, que es el Esposo Cristo.
Y nos anima a encontrar a Cristo vivo dentro de nosotros centrando nuestra atención en el Evangelio. La Resurrección de Cristo significa
que lo que ÉL era entonces, lo es ahora para nosotros, y que le podemos encontrar ahora como
entonces fue encontrado.
Se nos anima a pensar en ÉL, a hablar con ÉL,
a adorarLo, a desearLo, a preocuparnos o entristecernos, a agradecer y alabar; a mirarLe como ÉL nos mira.
Primero, representación de los misterios de Jesús sobre los que se ha de meditar, por semejanzas
materiales en la imaginación… 'Imagínate', sin muchos detalles, no solamente observando, sino
introduciéndote en la escena.
Segundo, ponderación intelectual sobre los misterios representados. Jesús está ahí, fatigado,
por mí... No pide explicaciones; quiere saciar la sed con agua viva... Me permite acompañarle.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
90
Tercero, quietud atenta y amorosa a Dios, donde se coge el fruto de las otras dos primeras y se abre la puerta del entendimiento a la iluminación
divina… Amor despierto; deséale ahí; adórale ahí; acompáñale en fe.
“Representación de los misterios.
Ponderación sobre los misterios. Quietud atenta y amorosa.”
Cristo Resucitado tiene que ser, por fuerza, el
camino de la oración; cualquier método o estilo es bueno si ÉL está dentro.
El Padre Nuestro es bueno; alabar es bueno; pedir es bueno; lo prefabricado o lo espontáneo,
lo compartido o lo solitario, lo cantado o rezado, lo callado, la Escritura y los salmos, la liturgia y el silencio, la capilla o el huerto, el monte o la
calle; todo esto es muy bueno, si creyendo y amando, estamos atentos a ÉL…
Cuando el Maestro está ahí y te llama eso es lo relevante… Si lo que necesitamos es a Cristo, y
Cristo está Presente, mirando y dándosenos, entonces la oración aspirará necesariamente a la simplicidad. Orar puede consistir simplemente
en 'ESTAR CON': “olvidados del lugar, han de procurar estar en su interior con Dios”
La oración está orientada hacia la Presencia de Amor, a estar con ÉL; de allí puede brotar todo: la
alabanza o la petición, el perdón o la acción de gratitud, la palabra o el silencio... “el callado amor”… la contemplación…
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
91
A los apóstoles se les llama en primer lugar 'para que estuvieran con ÉL' (Mc 3, 14)… En el Evangelio de Juan ese es el fruto de la Resurrección:
'permaneced en mi Amor' (Jn 15, 9).
Esta evolución desde el detalle hasta la
Presencia, es un desarrollo normal en la amistad (suele llegar el momento en que ya no se necesita
hablar).
Lo primero es la unión con Dios. Si Dios se comunica a Sí Mismo, nuestra labor consiste en
estar preparados para recibirLe. La mirada de la fe nos mantiene preparados.
No se nos dice que nos ocupemos en conseguir su Amor: se nos dice que permanezcamos en ese
AMOR.
Podemos permanecer en su Amor porque su
Amor permanece. La Resurrección, la Presencia en el centro de la persona del Dios que se entrega
a Sí Mismo, nos asegura la posibilidad del contacto; nos asegura que cuando 'estamos con ÉL', algo sucede.
Lo que San Juan de la Cruz llama 'contemplación' es un poderoso sello que la
Resurrección imprime en el mundo. No queremos decir extraña; se trata de una mayor intensidad
en la manifestación de la realidad del encuentro con Cristo Resucitado por medio de la oración.
Es la mirada de Cristo que se fija en una persona
reclamándola para Sí a niveles cada vez más profundos. Es una comunicación de Dios cada
vez más total…
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
92
A Dios, cuando se comunica, no le basta quedarse en la superficie; pretende penetrar y empapar la persona en su totalidad. San Juan de
la Cruz lo define como una 'oscura y general advertencia amorosa'.
Oscura: más profunda que los conceptos o los sentimientos. General: personal, total, libre de
equívocos.
Esto es Presencia: Dios imprimiendo en el otro las exigencias del amor que aspira a 'estar con'.
Aquí es donde, de manera especial, San Juan de la Cruz anima a la simplicidad en la respuesta del
hombre; todo mi ser empeñado con advertencia amorosa, simple y sencilla, en ÉL.
Esta oración contemplativa, marca una nueva fase en la iniciativa Divina… que requiere perseverar ya que esa simplicidad necesaria
puede tardar en llegar.
La contemplación es la extensión de la fe. La fe
había sido un encuentro oculto en la profundidad del espíritu. Ahora comienza a estampar su
Presencia oculta tanto en los sentimientos como en la mente.
Ahora, no sólo mi centro sino también las
esferas alrededor del centro, las esferas del pensamiento y lo sensible, están siendo
reivindicadas por Dios. Aunque el hecho es que ellas le pertenecen ahora a ÉL, lo que yo siento es
que ya no me pertenecen a mí. Su llegada se siente como oscuridad.
San Juan de la Cruz ve al hombre como algo
abierto a Dios; por tanto mi oración será más oración cuanto más en contacto esté yo con mi
necesidad:
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
93
“¡Ea, pues, alma hermosa!, pues ya sabes que en tu seno tu deseado Amado mora
escondido, procura estar con ÉL bien escondida, y en tu seno le abrazarás y
sentirás con afección de amor”.
No toda oscuridad es venturosa; pero toda
oscuridad puede serlo. Puede no ser venturosa, si es el resultado de una pérdida de interés en
Dios: si la realidad es que mis energías llegan ahora de otros lugares o de otras personas.
Mis esfuerzos por orar resultan baldíos porque
las amarras de mi amor se han enredado… Si me está pasando algo así, puedo convertirlo en algo
venturoso. Puedo pedir el don del perdón. Y puedo comenzar de nuevo con la muy saludable
experiencia de mi fragilidad que me ayudará a poner mi confianza solamente en Dios.
Por otra parte, la oscuridad podría ser el
resultado de mi estado de ánimo o de mi salud… cansancio, desalientos humanos, abandonos,
decepciones, etc… Si me está pasando algo así, puedo convertirlo en algo venturoso. Puedo optar
por estar con Dios; puedo elegir eso aunque no sienta nada y mi corazón parezca un pedazo de plomo.
Por tanto, no todo sentimiento de abandono ha de ser aceptado. Si es fruto de la apatía, el
rendirse sería horrendo; si nace de la enfermedad o la tristeza o del poco ánimo, el dejarme llevar
empeoraría la situación… Es por ello bueno saber discernir cuando el desconcierto es fruto de la luz contemplativa, y no de todas esas otras
cosas…
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
94
Según explica San Juan de la Cruz:
1) ya no puedo orar como oraba; tal vez podría recitar mis oraciones o reflexionar ante imágenes,
pero esto ya no me sostendría y no sería positivo.
2) No es que yo ande buscando algo distinto de Dios;
no es que me acerque a ÉL con el corazón dividido.
3) En tal aridez siento, inicialmente, ansiedad por
encontrarLe, o incluso, una vez conectado, me siento contento de estar con ÉL. Estar solo, en clave de amor, atento a Dios. ¡Éste es nuestro nido!
Estas son indicaciones que nos ayudan a
discernir cuándo es bueno el rendirse a la oscuridad de la oración porque proviene de Dios…
La segunda señal advierte que la oscuridad no es fruto de la apatía o de la ambigüedad; la tercera, que tampoco es fruto del no encontrarme
en forma.
No puedo orar como solía; pero no quiero
alternativas; quiero a Dios. Estos son los síntomas de un silencio que viene de Dios.
Cualquiera que sea la procedencia de la oscuridad (mediocridad, malestar, progreso
contemplativo), San Juan de la Cruz asegura que
ahora, para mí, en medio de mi debilidad, la oración es posible: posible, porque Dios nunca
cesa de llamar a las puertas de mi espíritu; posible porque Cristo nunca ha dejado de acoger
a los débiles; posible porque puedo decidir ahora, de nuevo, estar con ÉL, o al menos puedo decidir el querer estar con ÉL.
No toda oscuridad es contemplativa; o sea, que sea consecuencia de la demasiada luz. No toda
sequedad en la oración es buena, no.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
95
Quien estaba acostumbrado a un mayor o menor control de su religiosidad a través de imágenes, palabras y sentimientos, no puede
menos que sentirse desconcertado al comprobar que toda esa actividad suya tan familiar ya no
parece capaz de producir Dios.
Cuando Dios elude nuestro radar, los
instrumentos que habíamos usado se hacen inútiles; hasta que cambiamos nuestras expectativas. Continuaremos con la tentación de
seguir jugando con tener el “control” por algún tiempo; hasta quedar vencidos por ÉL.
“Recogiendo el alma su gozo de las cosas sensibles,
se restaura acerca de la distracción en que por el demasiado ejercicio de los sentidos ha caído.”
Si quiero alcanzar la más alta disponibilidad como persona, debo hacer un esfuerzo mental: desterrando preocupaciones innecesarias,
recogiéndome de mi dispersión, y concentrándome ahora en esta Persona.
Encuentra el lugar, la postura, los sonidos que ayuden a tu espíritu a que sólida y derechamente
suba a Dios.
Las señales del recogimiento interior:
la primera, si el alma no gusta de las cosas transitorias;
la segunda, si gusta de la soledad y silencio y acudir a todo lo que es más perfección;
la tercera, si las cosas que solían ayudarle le estorban, como son las consideraciones y meditaciones y actos, no
llevando el alma otro arrimo a la oración sino la fe y la esperanza y la caridad.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
96
Ante este panorama lo mejor es rendirse. Rendirse, y estar con Quien pone su deleite en estar con nosotros.
“Estar en su interior con Dios…” En el interior: si la oración es una presencia recíproca de
personas, la preparación deberá consistir en encontrar la disposición en la que esté más
disponible como persona.
'Recogimiento'; es la respuesta adecuada a la
'HABITACIÓN' de DIOS en el alma… El concentrarse tiene que ver más con el corazón que con la cabeza.
El lugar más apropiado para nuestra máxima apertura a Dios es el deseo: “El deseo de Dios es
disposición para unirse con Dios”.
Lo que nos recoge para la oración es el poner
orden en nuestros amores y que nuestro obrar sea por amor a Dios.
Por otra parte, el distraerse no es tanto el divagar
de la imaginación (al fin y al cabo eso no se puede evitar); es más bien la dispersión producida por
los deseos descontrolados. No es algo que atañe sólo al pensamiento, sino a toda la persona. Tiene
poder magnético, o sea, la saca de su Centro en Dios.
La auténtica distracción es absorbente. Mi ego
queda enganchado y salta hacia fuera: cuando percibo que mi estima está amenazada, los ratos
de oración pueden convertirse espontáneamente en esfuerzos para defenderla…
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
97
Cuando un proyecto, o una relación, ocupan el centro de mi atención, los ratos de oración son absorbidos por este interés…
Ante distracciones semejantes, el 'entrar en el interior' o el recogerse, tendrá que ver con el
resistirme a mimar el ego herido o a procurar un consuelo facilón a mi soledad.
Tendrá que ver con 'andar en verdad' (así es como me siento), y ratificar mi amor por Cristo que me busca también en esta pobre situación en
la que me encuentro.
Ratificar entonces que 'Yo Te quiero; que yo
quiero quererTe'.
No todos los lugares son igualmente idóneos
para la mente; pero en cualquier lugar puedo expresar mi deseo. El estar recogido lleva consigo el enganchar mi vida al único deseo de agradar a
Dios.
La verdadera devoción consiste en perseverar
ahí con paciencia y humildad, desconfiando de uno mismo, 'sólo por agradar a Dios'.
Esto no es una simple técnica. Es un estilo de vida. Es vivir para y con el Otro. Cuando la prioridad de mi vida es ésta, las distracciones de
la oración se convierten en ocasiones para reafirmar mi opción por Dios.
“Si el alma busca a Dios, mucho más la busca su Amado a ella…” Ánimo, paciencia, evita el
dolor innecesario, confía en Dios con advertencia amorosa…
“En una Noche Oscura en ansias, en
amores inflamada(o) salí sin ser notada(o)
estando ya mi casa sosegada.”
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
98
Se busca el encuentro, no la sensación del
encuentro. Los ratos sin Dios en la oración pueden llegar a ser los que dan la tónica de mi
vida de oración.
Hemos escuchado a San Juan de la Cruz decir
que lo más verdadero de nuestro ser es nuestra necesidad de Dios. Esta necesidad es nuestro mayor derecho. Si nuestras ansias son, en el
fondo, señales de nuestra radical necesidad, cuando comiencen a escocer y a roernos no
deberán ser obstáculo para la oración. Podrían ser el punto de arranque de nuestra apertura a
Dios.
Mejor que curar heridas con análisis o excusas, será reconocerlas y, sin más discusiones,
asumirlas ante Dios… María es el modelo más claro: cuando ella nota el apuro de los esposos en
Caná, no sugiere ninguna solución a su Hijo.
Simplemente le presenta la necesidad. No
propone, 'tendrías que hacer esto'; sino, 'No tienen vino'. 'No tienen vino'; 'tengo este problema'; 'esto me pasa'. Nuestro desasosiego es
captado por Cristo con mucha claridad: estar con Cristo, presentándoselo, es comunión. Es un
camino de oración.
Si mi espíritu sangra por dentro, puedo
acercarme a ÉL y tocar la orla de su Manto. Mi oración puede consistir en tocar el manto; su poder continúa emanando de ÉL.
Si mi espíritu sufre por la tristeza o la soledad, puedo sentarme con ÉL a la mesa, en una oración
que le muestra ese sufrimiento; su Presencia sigue comunicando bienestar y gozo.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
99
Si siento que la muerte está próxima, orar será extender mi mano confiando que ÉL la tomará. Orar sería estarse así: una mano con otra mano.
La historia de San Juan de la Cruz comenzó aquí; con la necesidad de encontrar a Quien le
había Herido. Encontró a Cristo, pobre de veras para compartir su herida y Resucitado de veras
para curarla.
Desde este panorama, ilusionado, nos propone la oración, no como huida de la oscuridad que
tenemos a la puerta, sino como un viaje hacia el interior de esa oscuridad.
La oración pone nombre distinto a la oscuridad; ya no es el caos, sino la caverna interior o el
espacio dentro del Corazón de Cristo Resucitado.
La inmediatez de Cristo es un mensaje de esperanza para quienes se sienten incapaces de
cambiar. Y el encuentro, la oración amorosa en fe, que pone en marcha el cambio.
Diciendo esto, el mensaje de esperanza abre también para nosotros los horizontes del mundo.
Escuchando que Cristo es nuestro, también las gentes son nuestras, y los justos y los pecadores..., y Cristo nos invita a servirles.
Quienes oran tienen la responsabilidad del mundo.
Abriendo ante nosotros el panorama de nuestra pobreza, la oración nos sitúa en el lugar donde se
encuentran también los sufrimientos de nuestros hermanos y hermanas.
Nos coloca en el corazón del Dolor del mundo.
En la oración, desaparece la distancia; y aparecen los caminos de comunicación inmediata.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
100
El Evangelio tiene ojos que miran y curan; la oración puede conseguir eso mismo, compartiendo el dolor del hermano o la hermana
y presentándolo a la mira da de Cristo.
Al Cristo de San Juan de la Cruz le hemos
llamado el Cristo que comprende y que sabe bien en qué consiste eso de ser yo. Podemos estar con
ÉL, porque, a pesar de nuestra bajeza, ÉL decidió primero estar con nosotros. Se comprometió con nosotros y ahora comparte con nosotros su
compromiso con todas las cosas: con la tierra, el cielo, los pecadores, y todos los pueblos.
Este Cristo es el Cristo que lo engloba todo: nos invita a estar con ÉL, de modo que ÉL, por medio
de nosotros, pueda estar con todos.
Llegamos al final de nuestra Meditación con San Juan de la Cruz proclamando un Dios que, desde
la Resurrección, está empeñado en llenarnos de Plenitud; lo hará si le abrimos. Y si no somos
capaces de abrirle, ÉL mismo se prepara una brecha para entrar…
“No me quitarás, Dios mío, lo que una vez me diste en tu Único
Hijo Jesucristo, en Quien me diste todo lo que quiero;
por eso me holgaré que no te tardarás si yo espero...”
“Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos,
y míos los pecadores; los ángeles son míos, y
la Madre de Dios y todas las cosas son mías, y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo
es mío y todo para mí.”
San Juan de la Cruz
____________________ * Te recomendamos a este nivel la lectura completa del
Libro: El Impacto de Dios; por el Padre Iain Mathew, Editorial
Monte Carmelo.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
101
Anexo:
Indulgencias Plenarias
y Parciales. (1)
¿Qué es eso de indulgencia?
La indulgencia es el perdón de la pena merecida
por el pecado ya perdonado. Las otorga la Iglesia en virtud del poder que tiene de "atar y desatar",
dado por Jesucristo.
No se venden, la Iglesia las otorga al pecador arrepentido, una vez que se confesó y comulgó;
que hizo el propósito de evitar el pecado y que cumple con ciertos requisitos (obras prescritas).
Sirven para evitar o acortar el tiempo del purgatorio, lugar en donde se purifican las almas
arrepentidas antes de entrar al Cielo.
No necesitas viajar a ningún lado para obtener las indulgencias y éstas no perdonan los pecados,
ni libran a nadie del infierno.
Buscan el arrepentimiento y la conversión; por
tanto, apuntan a que el cristiano crezca en su vida de fe y gracia, mejorando su relación con
Dios y con los hermanos.
1. “Indulgentiarum Doctrina” de Pablo VI y otros documentos
de Su Santidad Juan Pablo II.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
102
El tratado sobre las indulgencias se puede considerar como un complemento del referente al sacramento de la Reconciliación, por su estrecha
y directa relación con el tema del pecado personal y sus consecuencias. La Confesión perdona el
pecado; las indulgencias liberan de una consecuencia del pecado: la pena temporal.
La Confesión es lo principal; las indulgencias, lo secundario. La doctrina de las indulgencias también tiene que ver con la realidad del misterio
de la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo y con la consecuente Comunión de los Santos, así como
con lo que sabemos acerca del Purgatorio.
Existen dos tipos o clases de indulgencias: las
plenarias, que liberan al hombre plenamente de la pena temporal; y las parciales, que saldan sólo una parte de esa pena. Esto es en virtud de la
disposición e intención del penitente y según lo dispuesto por la Iglesia.
Por lo general, llamamos indulgente a la persona que tiene clemencia de otra y concede fácilmente
el perdón; en vez de pedir el castigo por una culpa, o exigir el pago de un adeudo, otorga la libertad y la espera o la remisión del pago. Es en
el fondo el mismo concepto al referirnos en la Iglesia a indulgencias.
"Indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en lo
referente a la culpa, que gana el fiel, convenientemente preparado, en ciertas y determinadas condiciones, con la ayuda de la
Iglesia, que, como administradora de la redención dispensa y aplica con plena autoridad el tesoro de
los méritos de Cristo y de los Santos" (Indulgentiarum Doctrina)
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
103
Es importante distinguir entre culpa y pena: la primera se perdona con el arrepentimiento del hombre y el Sacramento de la Reconciliación;
mientras que la segunda es la consecuencia de haber ofendido a Dios, consecuencia que hay que
remediar de algún modo.
La pena eterna debida por los pecados mortales,
se perdona junto con la culpa en el sacramento de la Reconciliación, que hace desaparecer el estado de enemistad que había entre el pecador y
su Creador; más no así la pena temporal.
La Iglesia enseña que por medio de la penitencia
impuesta y cumplida en el sacramento de la Reconciliación, el pecador obtiene el perdón de
una parte de esa pena temporal, pero queda debiendo la otra parte y para borrarla hay que seguir otros caminos.
Uno de ellos es la recepción -con las debidas disposiciones- del sacramento de la Unción de
Enfermos; otro sería la realización de obras que la Iglesia señala como la limosna, el ayuno y la
oración; la aceptación voluntaria y humilde de los males o sufrimientos que Dios nos permite vivir aquí en la tierra y, el tercero es con las
indulgencias, medio que el amor sin medida de Dios ofrece al hombre y que la Iglesia ofrece a sus
hijos como última oportunidad de evitar las penas del purgatorio y acelerar la entrada en la vida
eterna al dejar este mundo.
Las indulgencias no liberan al hombre de ninguna culpa, ni grave ni leve ni perdonan la
pena eterna. Para liberarse de la culpa y de la pena eterna, son necesarios el arrepentimiento y
el Sacramento de la Reconciliación.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
104
Las indulgencias liberan al hombre, en cambio, de la pena temporal. Para que se produzca este efecto, se requiere siempre que antes haya sido
perdonada la culpa.
Por purgatorio se entiende el lugar al que van las
almas de los justos que en instante de la muerte están "manchadas" por pecados veniales o por
penas temporales debidas por el pecado mortal ya perdonado, que aún no han sido expiadas.
El Papa Pablo VI, en su Constitución Apostólica,
"Doctrina sobre las Indulgencias" enseña que las penas debidas por los pecados pueden cumplirse
por medio de los sufrimientos propios de la vida terrena, vividos con paciencia y esperanza; o bien
después de morir, en el purgatorio.
La finalidad del purgatorio es expiatoria: pretende principalmente preparar el alma para la
posesión de Dios. Ahí hay dolor y gozo al mismo tiempo. Las almas que entran en el purgatorio
alcanzan la certeza absoluta de que llegarán un día al Cielo, y eso es fuente de felicidad; pero, a la
vez, experimentan un dolor intensísimo, consecuencia, por una parte del anhelo ardiente de ver a Dios y de la imposibilidad de lograrlo
todavía, y por otra, del fuego, conocido con el nombre de "pena de sentido" que, según San
Agustín, produce un sufrimiento más violento que cualquier cosa que pueda padecer el hombre
en esta vida.
Las indulgencias tienen por objeto, precisamente, brindar al hombre la oportunidad
de liberarse, en vida, de esos terribles padecimientos.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
105
La Iglesia es el Cuerpo Místico cuya cabeza es Cristo, es "un solo cuerpo con un solo Espíritu" (Cf. 1Co 12,12-31). Hay entre Cristo y los cristianos
un vínculo permanente de Amor, es el Espíritu Santo quien fluye a través de ese Cuerpo Místico.
Este misterio es uno de los fundamentos sobre los que descansa la doctrina sobre las indulgencias.
La redención efectuada por Cristo y la compensación sobreabundante que ÉL dio por el pecado puede ser participada por los miembros
de su Cuerpo Místico.
El amor que llevó a Jesús a derramar su Sangre
por los hombres, es un verdadero "tesoro" que el Salvador adquirió para su Cuerpo Místico, la
Iglesia, a quien constituyó depositaria y administradora del mismo. A ese "tesoro", se le suman los méritos de la bienaventurada Madre de
Dios y los de todos los santos, desde el primero hasta el último. Los bienes realizados por todos
ellos, benefician al resto del Cuerpo Místico, contienen una riqueza "compensadora" que se
revierte sobre el mundo.
La Iglesia, a través de las indulgencias, aplica a los fieles parte de los méritos infinitos del
Salvador para redimirles de toda o parte de la pena temporal que debían por sus pecados. Esta
doctrina se funda en la Escritura, es parte de la Tradición desde las primeras comunidades y es
claramente enseñada por el Magisterio desde hace más de cinco siglos.
El dogma de la Comunión de los Santos
constituye el otro pilar fundamental en que descansa la doctrina de las indulgencias.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
106
El vínculo de la caridad (amor) es al mismo tiempo el vínculo de unidad de todos los discípulos de Cristo. Entre ellos "unos
peregrinan en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; otros finalmente, gozan de la gloria…..;
mas todos, en forma y grado diverso, vivimos unidos en una misma caridad para con Dios y
para con el prójimo y cantamos idéntico himno de gloria a nuestro Dios" (LG 49).
Todos los cristianos formamos un solo Cuerpo
para siempre, ya se encuentren en el Cielo, ya en el purgatorio o en la tierra; podemos y debemos
ayudarnos mutuamente participándonos unos a otros de los bienes espirituales, para remisión de
las penas.
Este dogma se puso de manifiesto desde los orígenes de la Iglesia, que teniendo conciencia de
la comunión que reina en todo el Cuerpo Místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos guardó
con piedad la memoria de los difuntos y ofreció sufragios por ellos.
La unión de los vivos con los hermanos que habían muerto en la paz no se rompía, sino que quedaba fortalecida por la comunicación de
bienes espirituales, así se estableció y desarrolló la piadosa costumbre de orar por las almas del
purgatorio. Y, a partir del siglo XIII grandes teólogos defendieron la posibilidad de aplicar las
indulgencias para liberar a los difuntos de sus penas temporales en el purgatorio.
La eficacia de estas indulgencias por los difuntos
sólo la conoce el Padre de las Misericordias. ÉL las aplicará de la manera que juzgue oportuna,
aunque podemos estar seguros de que lo hará con una generosidad que sobrepasa nuestras
expectativas.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
107
Con las indulgencias no se persigue únicamente la remisión de la pena temporal; se pretende también que los fieles apartados de Dios vuelvan
a ÉL por la contrición sincera y por los Sacramentos; que los tibios se enciendan en un
nuevo fervor de caridad y que todos crezcan en el amor a Dios y al prójimo. Por lo tanto, las
indulgencias tienen un gran valor en la vida espiritual de los cristianos, persiguen un progreso espiritual, que se traduzca en las obras de la vida
diaria.
Lo primero que se necesita para ganar una
indulgencia es estar en estado de gracia, las indulgencias, por tanto, pueden contemplarse
como una forma de avivar eficazmente en el pecador el deseo de reconciliación con Dios, paso previo y necesario para obtenerlas. Son una
motivación de indiscutible valor para el retorno a Dios del pecador, que es lo que la Iglesia desea
ardientemente.
Además del estado de gracia, se requiere
también, tratándose de indulgencias parciales, que haya en el corazón un rechazo sincero y un arrepentimiento del pecado. Si se trata de
indulgencias plenarias, se busca un rechazo de todo lo que pueda ofender a Dios, y el propósito
firme de luchar con decisión para ir disminuyendo los agravios a la ley divina, por
leves que sean, como expresión del deseo de progresar en la vida espiritual. Alentar esta contrición verdadera es otro de los beneficios
espirituales que se pueden alcanzar con las indulgencias.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
108
El deseo de ganar indulgencias debe ir siempre unido, tanto al ejercicio de una fe viva, como al cultivo de otras virtudes que son indispensables
para la plena comunión con Dios: la humildad para reconocerse pecador; la penitencia, para
proponerse a evitar el pecado; la esperanza, que lleva a la plena confianza en la bondad de Dios y
su perdón; la caridad, que conduce a las obras buenas requeridas para ganarlas.
Esta práctica favorece también la renovación de
la vida cristiana y su desarrollo gradual por la constante rectificación de la conducta.
Las indulgencias no son un recurso cómodo para librarse de la pena temporal, supone y exige
un planteamiento serio personal, en cuanto a la propia existencia y apunta a un cambio interior y a una lucha decidida contra el egoísmo.
Carecer de la debida rectitud de corazón y de un propósito de conversión, dejaría al hombre sin
ganar las indulgencias, aunque realizara todas las prácticas externas que se le piden. Lo
principal e indispensable es la disposición personal interna, además de las obras que indica la Iglesia, que tampoco deben omitirse para ganar
las indulgencias. Quien desea verse liberado de la pena temporal merecida, debe tener presente lo
que en realidad se espera de ÉL: "…que ame a Dios, deteste los pecados, tenga confianza en los
méritos de Cristo y crea firmemente que la Comunión de los Santos es de gran utilidad." (Pablo VI)
El uso de las indulgencias contribuye a
fortalecer la unidad del Pueblo de Dios, con su ayuda los miembros de la Iglesia Purgante se suman más rápidamente a la Iglesia Celestial, a
la vez que por las mismas indulgencias el reino de Cristo se instaura más y con mayor rapidez.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
109
El anhelo más profundo de la Iglesia al recomendar esta práctica es despertar en los corazones la llama de la caridad, sin la que "no
soy nada" dice el Apóstol (1Cor 13,2), aunque lo haya hecho todo y lo haya dado todo.
Disposiciones y Normas para ganar indulgencias:
A lo largo de la historia de la Iglesia, la verdad
sobre las indulgencias y las disposiciones para ganarlas han ido evolucionando, en cuanto se han comprendido más claramente sus
fundamentos y razones. Durante los primeros siglos se hablaba de súplicas, absoluciones,
libelos de paz, conmutaciones y redenciones. Fue hasta el Siglo XI que se dio a esta práctica el
nombre de Indulgencias, otorgadas primero para los fieles vivos. A partir del Siglo XV, se comenzaron a ganar indulgencias para los fieles
difuntos que estarían en el purgatorio, expiando sus penas temporales.
En el Concilio de Trento (Siglo XVI), se decretó oficialmente todo lo relativo a las indulgencias,
cuya doctrina permanece hasta nuestros días. El Papa Pablo VI, en el año 1967, ratificó formalmente esa doctrina en la Constitución
Apostólica "Indulgentiarum Doctrina" y, en 1968, la Sagrada Penitenciaría Apostólica, publicó el
manual de las indulgencias actuales, llamado "Enchiridion Indulgentiarum".
El 25 de enero de 1983, el Papa Juan Pablo II, promulgó el nuevo Código de Derecho Canónico, es la ley suprema de la Iglesia Católica, que
establece en sus cánones del 992 a 997, la disciplina que rige hoy en día en materia de
indulgencias.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
110
Estos documentos contienen la doctrina y normas para ganar indulgencias, que en su esencia no han cambiado, solo en lo que respecta
a un progreso y mejor explicación, conservando en su integridad la doctrina revelada y vivida por
la Tradición de la Iglesia.
Normas Generales:
Sólo es capaz de ganar una indulgencia el fiel cristiano – bautizado – internamente bien
dispuesto y que cumpla fielmente con ciertas condiciones que la Iglesia establece.
Toda indulgencia se obtiene por mediación de la
Iglesia, constituida por Cristo como administradora del tesoro de la Redención.
Las indulgencias, tanto parciales como plenarias, pueden ser alcanzadas por todos los
fieles para sí mismos, o pueden aplicarlas por los difuntos. En cambio, en ningún caso, se pueden aplicar por otra persona viva.
Es necesario estar en estado de gracia para ganar cualquier indulgencia, además de tener la
intención de ganarla.
Puede conceder indulgencias, en primer lugar el
Papa, con plena facultad para otorgar a todos los fieles la remisión parcial o total de las penas y, en segundo lugar, aquellos a quienes el mismo
derecho otorga esta potestad (Cardenales, Obispos) o, quienes el Romano Pontífice autorice.
Somos:
Red Amor de Dios
Una plataforma de Evangelización para el Crecimiento Espiritual
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
111
Condiciones:
Se considera sujeto capaz de ganar indulgencias, a la persona:
Que esté bautizada. Es necesario el Bautismo para participar de las gracias o beneficios de los que la Iglesia es administradora y dispensadora.
Que no esté excomulgada. La unión con el Cuerpo Místico de Cristo se pierde por la
excomunión, sanción penal que la Iglesia aplica a ciertos fieles que cometen determinados pecados.
Que se encuentre en estado de gracia, por lo menos al final de las obras prescritas. Porque la remisión de la pena temporal exige antes el
perdón de las culpas y, tratándose de culpas graves, es necesario primero arrepentirse,
confesarse y recibir la absolución del pecado.
Que tenga intención de ganarlas. Es suficiente
hacer la intención de una vez y para siempre de ganar todas las indulgencias que otorga la Iglesia; pero es aconsejable renovar frecuentemente esa
intención. Se refiere también a la intención de que la indulgencia se aplique a favor de uno
mismo o en beneficio de las almas del purgatorio.
Que cumpla con las obras prescritas. Señaladas
por la Iglesia, estas obras deberán cumplirse dentro del tiempo determinado y en la forma establecida en la concesión. Existen excepciones:
si la persona está impedida física o legítimamente para cumplir la obra prescrita, un sacerdote
puede conmutar dicha obra por alguna otra.
Todos Juntos Somos:
Red Amor de Dios
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
112
Requisitos para ganar Indulgencias Plenarias:
Excluir todo afecto al pecado, incluso venial. No basta el estado de gracia y tener el corazón
contrito. Se requiere también la detestación interior de todo pecado y el firme propósito de
esforzarse por no cometerlos de nuevo.
Cumplir las tres condiciones: Confesión, Comunión y Oración por las Intenciones del Papa.
La Confesión ha de ser sacramental y personal. Con una sola confesión se pueden ganar varias
indulgencias plenarias en días sucesivos; la confesión puede hacerse unos días antes o
después de realizar la obra prescrita.
La Comunión ha de ser también sacramental. Con cada comunión eucarística se puede ganar
únicamente una indulgencia plenaria.
La oración por las intenciones del Papa ha de
hacerse por cada indulgencia que se pretenda recibir; este requisito se cumple plenamente
recitando un Padrenuestro y una Avemaría, o cualquier otra oración, ofrecidos por las intenciones del Papa.
La indulgencia plenaria se puede ganar todos los días, pero solamente una vez al día, con excepción
del caso "in articulo mortis", es decir cuando un fiel está en peligro de muerte, puede ganar la
indulgencia plenaria, aunque ese mismo día haya ganado ya otra.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
113
Todos los fieles que estén en peligro de muerte podrán ganar indulgencia plenaria si cumplen con los siguientes requisitos:
Tener intención de ganar la indulgencia.
Excluir todo afecto al pecado, incluso venial.
Que durante su vida hayan rezado habitualmente alguna oración.
Obras prescritas para la concesión de indulgencias plenarias son:
Todos los días:
1) Adoración del Santísimo Sacramento durante media hora por lo menos.
2) Lectura de la Sagrada Escritura a modo de lectura espiritual durante por lo menos media hora.
3) Ejercicio del Vía Crucis, ante las estaciones legítimamente erigidas, representadas por cuadros
e imágenes.
4) Rezo del Santo Rosario: al menos cinco decenas sin interrupción, meditando los misterios
correspondientes; en comunidad o en familia.
5) El rezo del Rosario ante el Santísimo Sacramento,
expuesto públicamente o reservado en el Sagrario.
En días y ocasiones determinados:
1) Recepción devota, aun por radio o televisión, de la
bendición para todo el orbe, impartida por el Papa
o por el Obispo.
2) Participación devota en la Adoración de la Cruz,
durante la solemne acción litúrgica del Viernes Santo.
3) Asistencia a Ejercicios Espirituales al menos durante tres días completos.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
114
4) Visita a alguna de las cuatro Basílicas patriarcales en Roma, recitando un Padrenuestro y un Credo.
5) Primera recepción de la Comunión, o asistencia a la Primera Comunión de otros.
6) Celebración de la Primera Misa pública. Indulgencia para el Celebrante y para los fieles que
asisten a esa Misa.
7) En casos especiales, con disposiciones especiales,
como en los Años de Jubileo.
8) Visitar el cementerio orando por los difuntos, del 1 al 8 de noviembre (esta indulgencia sólo es aplicable a
los difuntos).
9) La oración a Jesús Crucificado “Mírame...”, ante la
imagen de Cristo en cruz, después de la comunión, los viernes de cuaresma.
10) El acto de reparación, rezado públicamente en la Fiesta del Sagrado Corazón.
11) La consagración del género humano a Cristo Rey
rezada públicamente en su Fiesta.
12) Asistir a una primera misa o comunión, o a una
misa jubilar (25, 50 ó 60 años).
13) El “Te Deum”, rezado solemnemente el último día del
año.
14) El “Veni Creator”, rezado solemnemente el primero de
enero y el día de Pentecostés.
15) La renovación de las promesas del bautismo en la vigilia pascual y el día aniversario del bautismo.
16) La siguiente oración enriquecida con indulgencia plenaria (Pío XI, 21 de febrero de 1923):
“Oh Cristo Jesús, yo os reconozco como Rey universal. Todo cuanto existe ha sido creado por Vos. Ejerced
sobre mí todos vuestros derechos.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
115
Renuevo las promesas del bautismo renunciando a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y prometo vivir como buen cristiano. Y muy particularmente me comprometo a hacer triunfar, según mis fuerzas, los derechos de Dios y de vuestra Iglesia.
Corazón Divino de Jesús, yo os ofrezco mis pobres acciones para lograr que todos los corazones reconozcan vuestra Sagrada Realeza y que así se establezca en el mundo el reino de vuestra paz. Así sea.”
(Rezar un Padre nuestro, Ave María y Gloria a intención del
Sumo Pontífice)
Indulgencias Parciales:
1) Para ganar indulgencias parciales, se requiere:
Tener un corazón contrito y llevar a cabo la obra prescrita.
2) La indulgencia parcial se puede ganar muchas veces en el mismo día, salvo indicación de lo
contrario.
3) Algunas obras prescritas para la concesión de
indulgencias parciales son:
Cumplir las tareas diarias y soportar las dificultades de
la vida, levantando el corazón a Dios con humildad y confianza y añadiendo, aunque sea mentalmente, alguna invocación piadosa, como una jaculatoria.
Trabajar y/o entregar algún bien, con espíritu de fe y con ánimo misericordioso, para servir a los hermanos que están en necesidad.
Con espíritu de penitencia, abstenerse espontáneamente de alguna cosa lícita que le agrade.
Visitar al Santísimo Sacramento.
Enseñar o aprender la Doctrina Cristiana.
Usar con devoción algún objeto piadoso debidamente bendecido (Crucifijo, rosario, medalla, escapulario
bendecidos por un sacerdote.)
Participar en un retiro mensual.
Hacer oración mental.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
116
4) Además de las anteriores concesiones generales, tienen indulgencia parcial una serie de oraciones
expresamente indulgenciadas. Aunque incluidas en la primera concesión general, significa con ello la
Iglesia que las recomienda de manera especial. Son:
– el Rosario, el Ángelus, el Alma de Cristo, el Credo,
la comunión espiritual, el acto de contrición, la renovación de las promesas del bautismo, las
oraciones que piden por las vocaciones sacerdotales
o religiosas (cualquiera sea su fórmula), las letanías del Sagrado Corazón, de la preciosísima Sangre, del
nombre de Jesús, de la Virgen, de San José, de todos los Santos, el Magníficat, la Salve, el Tantum
Ergo, el Te Deum, el Miserere, el Veni Creator, el santiguarse, etc. Como la indulgencia dependerá
del fervor con que se rece la oración, se han de preferir las oraciones que más muevan.
– las visitas al cementerio orando por los difuntos;
la asistencia a las novenas de Navidad, de Pentecostés o de la Inmaculada; la asistencia a la
predicación sobre la palabra de Dios; la lectura de la Sagrada Escritura;
– finalmente, los obispos pueden conceder ciertas indulgencias a sus fieles, dentro de sus respectivas
diócesis.
Nota: Para obtener las indulgencias hay que
estar en gracia de Dios, y tener intención de ganarlas. No es necesario repetir esta intención cada vez; basta haberlo hecho una vez, aunque es
aconsejable reiterarla de tanto en tanto.
Y otras circunstancias más, que sería largo
enumerar, sobre todo si a estas concesiones generales se suman otras muchas particulares.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
117
“La Iglesia, aún hoy –escribe Pablo VI en su Constitución sobre las Indulgencias–,
invita a todos sus hijos a considerar y ponderar cuánto vale el uso de las
indulgencias para fomentar la vida cristiana de cada uno; más aún, de toda
la sociedad...”.
¿Qué excusa podría tener en el otro mundo una persona que en éste pudo pagar fácilmente sus
deudas con Dios y no lo hizo, menospreciando el tesoro que la Iglesia ponía a su disposición?...
¡Ninguna!
Fin “Indulgentiarum Doctrina”
Somos: Red Amor de Dios
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
118
Nota del Editor:
Material didáctico; extractado sin fines de
lucro. EDITADO EXCLUSIVAMENTE como material de apoyo para facilitar talleres de
formación para el Crecimiento Espiritual de los Laicos y Grupos Apostólicos en general; buscando una formación integral
según el Magisterio y la Sana Doctrina de nuestra Madre Iglesia.
Notas Bibliográficas:
“La Vida en el Interior del Corazón de Jesús” por Monseñor Luis María Martínez. (Capítulo Creados para
Cristo).
“El Espíritu Santo” por Monseñor Luis María Martínez. (Capítulo de La Verdadera Devoción al Espíritu Santo).
“Retiro sobre la Oración facilitado por Monseñor Luis María Martínez.”
“Teología de la Perfección Cristiana” por Padre Royo Marín, y de “Cuestiones Místicas” por Fray Juan
Arintero.
“El Impacto de Dios” por el Padre Iain Mathew, Editorial Monte Carmelo.
“Indulgentiarum Doctrina” de Pablo VI y otros documentos de Su Santidad Juan Pablo II.
RED AMOR DE DIOS CURSO FORMAL EN LÍNEA
119
RED AMOR DE DIOS
Una Plataforma de Evangelización para el Crecimiento Espiritual
SITIO:
www.redamordedios.wordpress.com
BLOG:
www.amordediosblog.wordpress.com
Correo Electrónico: