Análisis de la evolución en la moda desde el siglo XVI al siglo XX a través de la colección de retratos y miniaturas.
Investigación: Tec. Mus. Bárbara Brizzi Diseño y realización: Dis.Mus. Analía Yaker Valle
El amplio espectro que abarca el patrimonio de nuestra Institución hace posible la
realización de recortes y aproximaciones a las obras desde múltiples perspectivas.
El Museo Nacional de Arte Decorativo ha realizado en esta oportunidad, una selección de
retratos que forman parte de su patrimonio, para presentarlos al lector con un enfoque
centrado en el análisis de la vestimenta y accesorios de los personajes.
Especialista en Historia de la Indumentaria, la Museóloga Bárbara Brizzi, ha realizado un
pormenorizado análisis del gran número de retratos y nos brinda así un nuevo camino para
acercarnos a estas creaciones plásticas.
Es un recorrido en el espacio y en el tiempo, ya que se tomaron obras de los siglos XVI al XX
cuyo origen está en diversos países europeos y que tendrá un ordenamiento aleatorio y
dinámico. Conoceremos más de las costumbres desarrolladas en diversas épocas, nos
encontraremos con personajes masculinos y femeninos, de diferentes edades, y variados
estratos sociales, de épocas diversas y cuyas ropas y accesorios narran una historia que va más
allá de las intenciones del artista o de la voluntad de contarnos que tuviere el retratado.
Si abordamos el conjunto desde la expresión plástica podremos apreciar obras de importantes
artistas trabajadas en las más diversas técnicas: pinturas al óleo sobre tela destinadas a salas o
gabinetes, grandes retratos de aparato que traducen cabalmente la situación social y el rango
del personaje; retratos en miniatura al gouache, a la acuarela o magníficos esmaltes sobre
metal; incomparables retratos al pastel tanto en miniaturas de gabinete o en dimensiones
medianas que se destinaban a los salones privados.
En cuanto a los soportes son bien variados, óleos pintados sobre tabla o tela, pasteles sobre
papel, cartón o pergamino; acuarelas sobre cartón, papel o marfil, esmaltes sobre metal y
porcelana y el caso especial de las miniaturas al gouache pintadas sobre naipes recortados.
En muchos casos estos retratos llegaron hasta hoy con sus magníficos marcos originales
tallados y dorados por artesanos especializados y en el caso de las miniaturas las encontramos
montadas en piezas de joyería con piedras engarzadas algunas con entretejido de pelo,
marcos de oro y plata y frecuentemente en las tapas de lujosas cajas y montadas en anillos.
Sean todos bienvenidos para disfrutar de este magnífico viaje en excelente compañía.
Prof. Elida Masson
Jefa del Departamento de Extensión Cultural y Difusión
Museo Nacional de Arte Decorativo
Los invitamos a entrar en el mundo de la moda a través de los retratos del MNAD.
Poder llevar, sobre parte del patrimonio de este Mueso, una nueva mirada es
sumamente enriquecedor. Desde que me propusieron hacer esta investigación me
pareció apasionante.
El conjunto del que nos ocuparemos abarca desde el siglo XVI al XX, por lo tanto,
iremos viendo las variaciones en la moda (y con esto nos referimos, no sólo a la
vestimenta sino a todo el arreglo personal como peinados, bigotes, joyas, etc.) a través
de esos años.
El tema de la vestimenta siempre es convocante y, en el caso que nos ocupa, más aun
por tratarse de retratos de primer orden; en algunos casos, de personajes conocidos y,
en otros que, aunque sean anónimos no dejan de ser interesantes para contar, a través
de su apariencia, distintas historias.
También haremos referencia, en los casos que corresponda, a los motivos políticos,
sociales o económicos que pudieran haber tenido que ver con su desarrollo y a
modelos similares, modistos, particularidades de construcción, detalles de bordados,
encajes, etc.
En diferentes entregas, ordenadas de forma aleatoria iremos recorriendo este riquísimo
patrimonio.
Esperamos que les interese este enfoque y lo disfruten tanto como nosotros al
prepararlo.
Bárbara Brizzi
Museóloga especialista en Historia de la Indumentaria
Condesa Cuevas de Vera (1887 – 1970) Por Anglada Camarasa (1871 – 1959)*
Condesa Cuevas de Vera, María Adela de las Mercedes Apolonia Atucha Llavallol
Buenos Aires, 10 de abril 1887 –? 1970. El “Condado de Cuevas de Vera” es un título
nobiliario español creado el 31 de enero de 19121 por el rey Alfonso XIII a favor de
Carlos Caro y Potestad, quién era hijo de Carlos Caro y Caro y de Emilia Potestad y
Chapman y marido de María Adela. El matrimonio de llevó a cabo en Biarritz, el 16 de
septiembre de 1915. Tras el fallecimiento del marido en 1973, el titulo pasó a Álvaro
Carlos Caro y Martini, hasta la actualidad. Ella aunaba una serie de características muy
singulares de la modernidad: conexión con la nobleza, dinero, interés por la cultura, las
artes y el deporte, la moda, el tabaco y el glamour, residencia en París, cierta militancia
política, compromiso con el feminismo, un fuerte sentido proteccionista que les lleva al
coleccionismo y al mecenazgo.
Hermenegildo Anglada Camarasa Barcelona, 11 de septiembre de 1871 – Puerto de
Pollensa, 7 de julio de 1959. Destacado representante del postimpresionismo. Estudió arte
de la pintura primero con Tomás Moragas y luego con Modest Urgell en la Escola de
Belles Arts de Barcelona. A comienzos del siglo XX estableció su estudio en París, años
que fueron de una gran lucha por reivindicar y mejorar su capacidad pictórica, asistiendo a
la Académie Julian. Su primera exposición individual fue en el 1894 en la Sala Parés de
Barcelona. Al estallar la Primera Guerra Mundial, se mudó a Mallorca. Durante la Guerra
Civil Española prácticamente se refugió en el Monasterio de Santa María de Montserrat.
Entre 1939 y 1947 estuvo exiliado en Francia, regresando después a Mallorca.
Gran parte de su obra está adscrita al modernismo y los valores cromáticos quedan en ella
supeditados a lo suntuario y ornamental con abundancia de motivos orientales. En tal
caso, Anglada Camarasa es todavía un representante de la Belle Epoque; sin embargo,
supo acompañar la evolución del arte durante la primera mitad del siglo XX
aproximándose moderadamente a las vanguardias. Entre los elementos vanguardistas que
se encuentran en su obra están el tratamiento artificioso de la luz y el recurso a densos
empastes que le han caracterizado.
*Actualmente en exhibición temporaria “Legado González Garaño” en sala Jardín de Invierno
Óleo sobre tela
Escuela catalana MNAD n° 395
Fotografía de María Adela de las Mercedes Apolonia Atucha Llavallol,
Condesa Cuevas de Vera
La Primera Guerra Mundial (1914 – 1918) trae aparejados importantes cambios en el
papel de la mujer en la sociedad y con estos, grandes cambios en la vestimenta.
Las mujeres de la Belle Epoque (1890 – 1914), con sus corsés ajustados, las largas
cabelleras recogidas en complicados peinados, las faldas armadas sobre enaguas con
cola, van dejando lugar a mujeres que buscan la practicidad y la libertad de
movimientos. Un aliado en esta búsqueda fue sin dudas, el traje sastre que
acompañaba a la mujer que comenzó a trabajar y desempeñarse en tareas
anteriormente sólo hacían los hombres.
El modisto francés Paul Poiret había comenzado, paulatinamente, a liberarlas del
corsé, llevando la silueta a líneas más rectas, menos voluminosas y con muchos toques
orientales. Todo esto, se va a afianzar en la década del ´20 y ya no va a tener vuelta
atrás. Las mujeres se cortan el pelo y las faldas, dejando ver el tobillo y la pantorrilla,
según el momento, fuman, manejan automóviles y se llenan de brillo para la noche.
El maquillaje impone depilarse las cejas casi de forma total, los ojos se resaltan con
sombras oscuras y los labios adquieren protagonismo con rouges de tonos vivos; las
mejillas se sonrojan con colorete aplicado en forma circular.
Anglada Camarasa pinta a la condesa Cuevas de Vera con cabello corto y recto, un
vestido de líneas simples, bordado en la parte superior con motivos florales, sin
mangas y con un profundo escote. La falda apenas tapa las rodillas y está
confeccionado, en gasa o una tela similar ya que se insinúa el contorno de las piernas.
El maquillaje coincide plenamente con los cánones del momento, asimilándose a las
flores que acompañan el retrato.
El fondo, un paisaje de jardín o parque con pérgolas floridas, encierra a la figura,
realzándola y le da un toque de cierto orientalismo tan en boga en esos años.
La moda en la década de 1920s La vida parecía haberse acelerado gracias al automóvil y los vibrantes sonidos del jazz,
el charleston y el tango que hicieron surgir un apasionado gusto por el baile. Además
de la introducción del bronceado y la natación para embellecer el cuerpo y desarrollar
mayor agilidad. Regían nuevas reglas entre la clase dominante de nuevos ricos junto
con la conocida clase alta, la mezcla de conceptos vanguardistas con los tradicionales.
Dada la dinámica energía de la época, el ciclo de cambios de moda se hizo más breve.
La imagen femenina cambió de forma significativa a consecuencia de la
guerra. Los peinados dejaron de ser complicados recogidos y pasaron a
ser un corte suelto. El largo de la falda se acortó desde el tobillo a la
rodilla. Como las mujeres preferían un estilo más juvenil y esbelto,
empezaron a lucir como muchachos, bautizando este estilo de cuerpo
magro, sin curvas y cabello corto como a la Garçonne. Esta nueva
mujer cursaba estudios superiores, ejercía una profesión y disfrutaba de
relaciones románticas sin vacilar. Llevó a la sociedad hacia nuevas
costumbres, como conducir, fumar, hacer ejercicio y beber alcohol.
El andrógino estilo "a lo varón", que rechazaba cualquier realce de
busto o cintura, logró un reconocimiento general en la Exposición
Internacional de Artes Decorativas de París en 1925, que dio nombre al
estilo de la década, el Art Deco.
El peinado corto, con ajustado sombrero campana, y vestido suelto,
recto, con talle a la cadera y falda a la rodilla, caracterizó el estilo
Garçonne. La extremada simplicidad del traje se complementaba con
adornos de bordados con lentejuelas, mostacillas o flecos de canutillos,
boa de plumas y variada joyería.
Quizás el cambio más relevante se dio en la ropa interior; las nuevas
modas, sacaron a las mujeres de la cárcel del corsé, aportando una
liberación física desconocida desde hacía siglos. Dando paso a una
variante de dos piezas consistente en sujetador para el busto y calzón
corto, además camisola o enagua corta y recta, y medias color piel; el
maquillaje incluía labios carmín, polvos blancos y rubor; las cejas se depilaban hasta
conseguir una línea fina, y se acentuaban los ojos con un delineado de trazo grueso a
base de kohl para complementar la imagen deseada.
Casa Chanel, 1928. Vestido de noche. 1925. Musee des Arts Decoratifs The Museum at FIT , NYC. París
Director Museo Nacional de Arte Decorativo Arq. Alberto G. Bellucci Departamento de Museología y Museografía Jefe: Lic. Hugo Pontoriero Tec.Rest. Corina Della Maggiore, Bernardo Bintana, Lic. Osvaldo Rodríguez, Cons. Mariana Astesiano, Prof. Graciela Razé, Elsa Fagundez, Delfina Liderjover Departamento de Extensión Cultural y Difusión Jefa: Prof. Élida Masson Tec. Mus. Bárbara Brizzi, Lic. Ana Blanc Blocquel, Tec. Mus. María José Armand, Cecilia Martínez, Tec.Tur. María Inés de Viana, Tec. Tur. Marcela Retamar, Dis.Mus. Analía Yaker Valle Departamento Administrativo Contable y de Personal Jefa: Victoria Boggio Mónica Bravo, Mirta Moreno, Carolina Núñez, Romina Ávalos, María Cristina Pérez, María del Cármen Castiarena, Adrián Aguilera, Darío Moreno, César Ceballos, Sergio Ceballos, Ramón Jiménez, Prof. Juan Carlos Lozano, Matías Núñez, Santiago Bianco, David Flores
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2016