8/6/2019 Zorn _ Bajo El Signo de Saturno _ JG Lagos
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>>Resea :: Libro :: La enfermedad como estticaT>Mejor
es el remedio>>Ficha: Bajo el signo de Marte, de Fritz Zorn.
Traduccin de Susana Spiegler. Anagrama,Barcelona, 2009. 302
pginasP>Por la misma poca en que Susan Sontag public La
enfermedad como metfora apareci
este ensayo (o confesin, o relato) que lo contradice en casi
todos sus trminos. Si, en ltimainstancia, lo que haca la crtica
estadounidense en su libro de 1978 era tratar de desmontar
elaparato simblico que rodeaba a ciertos padecimientos corporales
para reclamar su derecho atratarlos como problemas fsicos (no
morales), lo que intent el suizo Fritz Zorn con Bajo el
signo de Marte (1978) es explicar por qu el cncer que -al igual
que a Sontag termin por matarlo- le estaba bien merecido en tanto
manifestacin de una situacin familiar, social,
poltica y espiritual que debe ser castigada. Los dos textos han
transitado caminos distintos: elde Sontag se volvi un clsico y
conoci una actualizacin oportuna ( El sida y susmetforas ,de 1989),
en tanto el de Zorn viene royendo lentamente su camino la
superficie:semicensurado originariamente en Suiza, fue publicado en
espaol por primera vez en 1992 yahora vuelve a ser editado, con
atractivas introducciones de Flix de Aza, Rafael Conte yManuel
Rodrguez Rivero, como parte de la "vuelta de tuerca" que Anagrama
le estimprimiendo a su catlogo desatendido.A primera vista, Zorn
adscribe con fuerza a la visin del cncer que Sontag expone como
unconstructo infundado: la enfermedad es consecuencia de la
represin emocional, de unainterrupcin en el flujo de la libido. En
el gnero freudiano y afines es imposible esquivar lainfancia: la
del personaje Zorn es aterradoramente armoniosa. Miembro de una
familia demillonarios zuriqueses que meticulosamente impide la
aparicin de cualquier forma dedisenso, por ms nimia que sea, que
inculca la amabilidad pero no el inters genuino por losotros, que
promociona la alta cultura slo como oposicin a de otras formas de
expresinartstica, en definitiva, que evita todo tipo de conflictos,
Zorn se transforma en un impotenteemocional.Lo que lo diferencia al
pobre nio rico de sus antepasados es su extrema sensibiliad a
loanormal de su situacin: la primera parte de Bajo el signo de
Marte es el relato delsufrimiento causado en la niez y juventud del
protagonista, en tanto la tercera sera laexplicacin de su toma de
conciecia, y el ltimo, una bsqueda in extremis del sentido de
loacontecido. Dos cosas acercan a Zorn autor al tambin
germanoparlante Thomas Bernhard:
por un lado, su insistencia en dejar absolutamente clara cada
cuestin que le interesa,atacndola desde distintos ngulos y
profundidades, y retomndola en cuanto se presente lamenor
oportunidad (aunque todo esto sin la adiccin del escritor austraco
por la frase larga yla subordinacin cuasi infinita); por otro lado,
su vocacin por demostrarl lo aborrecible decada detalle de la
sociedad donde crecieron, cosa que lo emparenta no slo al autor
de
extincin, sino a toda una "tradicin" austraca de denunciar a la
"ptrida patria" (al decir deGW Sebald).Como varias de las novelas
de Bernhard (la insuperable Extincin , tambin Correccin y El
sobrino de Wittgenstein ), lo que est mal es constitucional de
las familias de la alta burguesa, pero el pacto de lectura que
propone Zorn es diferente. En tanto lo de Bernhard es ficcin,an
cuando escribe desde el punto de vista ms acorde a su biografa -es
decir, la de alguienque no perteneca a la clase alta, pero que la
frecuent, admir y odi-, lo de Zorn es ledocomo el testimonio de un
moribundo adinerado. Habra, sin embargo, varios obstculos
paraconsiderar a Bajo el signo de Mart e un objeto no literario.
Para empezar, est el asunto del
pseudnimo: el verdadero apellido del escritor fue "Angst"
(miedo, angustia) y no "Zorn"(rabia, ira); el cambio favorece a
quien en sus ltimos momentos de lucidez se identifica con
la energa guerrera y creadora de Marte, descubre que Dios no es
un absoluto (y por ello sevuelve aliado de su molestia, el Diablo)
y declara que no se rendir jams, aunque sabe que
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ser vencido. Por otra parte, hay una acumulacin de citas a la
literatura europea, y, particularmente, a la tradicin ibrica
(especialmente a ciertos desasosegados poetas portugueses), algo
que aparece como absolutamente natural dado que Zorn nos cuenta
cmose forma en romanstica para luego desempearse como profesor de
literatura. Finalmente,ocurre algo extrao: mucho de lo que escribe
Zorn -ms all de ciertos hallazgos
costumbristas muy graciosos- es efectivamente tan ascptico como
el entorno que denuncia,se acerca ms a un informe que al testimonio
de un enfermo terminal. La acumulacin, sinembargo, vuelve a
funcionar.A>JG Lagos
