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1 DIMENSION MISIONERA DE UNA VIDA ESCONDIDA CON CRISTO EN DIOS Juan Esquerda Bife t Sumario: Presentación: La misión con la fuerza de la contemplación 1. El arco biográfico de una existencia escondida 2. Madre Paula, Maestra de oración fecunda 3. Los trazos básicos de una vida contemplativa y misionera * * * Presentación: La misión con la fuerza de la contemplación La tensión entre contemplación y acción es una constante en la historia de la espiritualidad y en la vida de los santos. Cada escuela de espiritualidad ha destacado algún aspecto de esta tensión, intentando buscar una armonía que nunca es perfecta en esta tierra: "Ora el labora" (escuela benedictina), "contemplari et contemplata aliis tradere" (escuela dominicana), "in actione contemplativus" (S. Ignacio de Loyola), etc. 1 El tema tiene suma importancia en el campo apostólico actual, puesto que "el misionero, sino es contemplativo, no 1 ? La tensión entre contemplación y acción se concreta especialmente en el campo de la evangelización. El tema ha sido ampliamente estudiado en ambientes misionológicos y espirituales: AA.VV., Prayer-Prière, en Studia Missionalia 24 (1975); AA.VV. Mystique, en Studia Missionalia 26 (1977); E. ANCILLI, Fecondità missionaria della preghiera contemplativa, en Spiritualità della missione, Roma, Teresianum, 1986, ps. 181-196; L. BORRIELLO, Una forte esperienza di Dio quale base di ogni promozione umana ed evangelizzazione , en Portare Cristo all'uomo, III, Roma, Pont. Univ. Urbaniana, 1985, ps. 441-460; DAO DINH DUC, Preghiera e missione, en Missiologia oggi, Roma, Pont. Univ. Urbaniana, 1985, ps. 233-251; Idem, Preghiera rinnovata per una nuova era missionaria in Asia, Roma, Pont. Univ. Gregoriana, 1994; J. ESQUERDA, Valor evangelizador y desafíos actuales de la experiencia religiosa, en Euntes Docete 43 (1990) 37-56; Idem, La Paraula contemplada esdevé missió, en Revista Catalana de Teologia 14 (1990) 367-378. Idem, Dimensión misionera de la contemplación en San Juan de la Cruz, en Burgense 33/1 (1992) 49-67; CL. SERNA, Dimensión misionera de la vida contemplativa, en Burgense 38 (1997) 259-277.

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DIMENSION MISIONERA DE UNA VIDA ESCONDIDA CON CRISTO EN DIOSJuan Esquerda Bife

t

Sumario:Presentación: La misión con la fuerza de la contemplación1. El arco biográfico de una existencia escondida2. Madre Paula, Maestra de oración fecunda3. Los trazos básicos de una vida contemplativa y misionera

* * *Presentación: La misión con la fuerza de la contemplación

La tensión entre contemplación y acción es una constante en la historia de la espiritualidad y en la vida de los santos. Cada escuela de espiritualidad ha destacado algún aspecto de esta tensión, intentando buscar una armonía que nunca es perfecta en esta tierra: "Ora el labora" (escuela benedictina), "contemplari et contemplata aliis tradere" (escuela dominicana), "in actione contemplativus" (S. Ignacio de Loyola), etc.1

El tema tiene suma importancia en el campo apostólico actual, puesto que "el misionero, sino es contemplativo, no puede anunciar a Cristo de modo creíble. El misionero es un testigo de la experiencia de Dios y debe poder decir como los Apóstoles: « Lo que contemplamos acerca de la Palabra de vida, os lo anunciamos » (1Jn 1, 1-3)" (RMi 91).2

1    ? La tensión entre contemplación y acción se concreta especialmente en el campo de la evangelización. El tema ha sido ampliamente estudiado en ambientes misionológicos y espirituales: AA.VV., Prayer-Prière, en Studia Missionalia 24 (1975); AA.VV. Mystique, en Studia Missionalia 26 (1977); E. ANCILLI, Fecondità missionaria della preghiera contemplativa, en Spiritualità della missione, Roma, Teresianum, 1986, ps. 181-196; L. BORRIELLO, Una forte esperienza di Dio quale base di ogni promozione umana ed evangelizzazione, en Portare Cristo all'uomo, III, Roma, Pont. Univ. Urbaniana, 1985, ps. 441-460; DAO DINH DUC, Preghiera e missione, en Missiologia oggi, Roma, Pont. Univ. Urbaniana, 1985, ps. 233-251; Idem, Preghiera rinnovata per una nuova era missionaria in Asia, Roma, Pont. Univ. Gregoriana, 1994; J. ESQUERDA, Valor evangelizador y desafíos actuales de la experiencia religiosa, en Euntes Docete 43 (1990) 37-56; Idem, La Paraula contemplada esdevé missió, en Revista Catalana de Teologia 14 (1990) 367-378. Idem, Dimensión misionera de la contemplación en San Juan de la Cruz, en Burgense 33/1 (1992) 49-67; CL. SERNA, Dimensión misionera de la vida contemplativa, en Burgense 38 (1997) 259-277.2    ? La encíclica misionera de Juan Pablo II, "Redemptoris Missio", acentúa

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Al hablar de la vida consagrada, nos encontramos con la misma tendencia a armonizar la contemplación con la misión, especialmente por parte de quienes hacen profesión de los consejos evangélicos. Si "la vida contemplativa (claustral) tiene también una extraordinaria eficacia apostólica y misionera" (VC 59), en realidad, toda la vida consagrada ahonda sus raízes en la contemplación: "Los religiosos y religiosas deben continuar en cada época tomando ejemplo de Cristo el Señor, alimentando en la oración una profunda comunión de sentimientos con El (cfr. Fil 2,5-11), de modo que toda su vida esté impregnada de espíritu apostólico y toda su acción apostólica esté sostenida por la contemplación" (VC 9).3

La Madre Paula Montal vivió este tensión sin hacer especulaciones, sino desde una realidad que podemos calificar con la palabras paulinas: "una vida escondida con Cristo en Dios" (Col 3,3). Nos encontramos ante una vida plenamente consagrada al Absoluto de Dios, que es fuente de toda dedicación generosa a los campos de caridad fraterna.

Su vida contemplativa tampoco presenta fenómenos extraordinarios, los cuales no constituyen propiamente ni la vida de perfección ni la vida de contemplación. Tampoco encontramos en sus escritos una explicación teórica sobre el tema. Habrá que leer o releer continuamente su vida de "Nazaret", para encontrar en ella una gran maestra de contemplación y de misión. Es lo que queremos esbozar con este breve estudio, intentando decantar unos trazos fundamentales que puedan servir para cualquier cristiano.

La contemplación y la acción misionera de M. Paula es tan sencilla como sublime, tan extraordinaria como imitable. Al leer su vida y escritos, uno queda invitado espontáneamente a entrar en una vida de silencio fecundo, para escuchar la Palabra de Dios que resuena en las el valor evangelizador de la espiritualidad (cap. VIII), destacando la relación entre contemplación y misión (n.91). Ver estos aspectos en los estudios especializados sobre la encíclica: AA.VV., Haced discípulos a todas las gentes, Comentario y texto de la encíclica "Redemptoris Missio", Valencia, EDICEP, 1991; AA.VV., Cristo, Chiesa, Missione, commento all'enciclica "Redemptoris Missio", Roma, Pont. Univ. Urbaniana, 1992; AA.VV., "Redemptoris missio". La misión en los umbrales del s.XXI, en: Misiones Extranjeras, 122 (1991).3    ? Ver comentarios a la exhortación apostólica postsinodal "Vica Consecrata", donde se destaca la armonía entre consagración, contemplación y misión: AA.VV., Yo os elegí. Comentarios y texto de la Exhortación Apostólica "Vita consecrata" de Juan Pablo II, Valencia, EDICEP, 1997; AA.VV., Esortazione Apostolica Post-sinodale "Vita Consecrata" del Santo Padre Giovanni Paolo II, Testo e commenti, Lib. Edit. Vaticana 1996 (Quaderni "L'Osservatore Romano" n.34); AA.VV., Commentarium in Adh. Apost. "Vita consecrata", en Seminarium 36 (1996) n.3.

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circunstancias sencillas de todos los días, y adoptar un "silencio cargado de una presencia adorada", que es fuente de una gran actividad apostólica.4

1. El arco biográfico de una existencia escondida

Los noventa años de la vida de Madre Paula parecen como un manojo de pétalos movidos por el soplo del Espíritu de Amor. La vida de Paula Montal es sencilla, como se estuviera hecha para recordarla fácilmente y para imitarla en la propia vida.

Nació el día 11 de octubre de 1799, en Arenys de Mar (Barcelona, diócesis de Girona), y fue bautizada el mismo día. Sus padres, Ramón Montal y Vicenta Fornés, formaban un hogar profundamente cristiano, y dieron a su hija una formación suficiente en las primeras letras y en las labores femeninas, especialmente en la labor de encaje. Paula fue la primera en nacer. Después de ella vinieron Benito, María, Joaquín y Salvador.5

Formación básica, vida familiar, experiencia del dolor, apostolado catequético y trabajo cotidiano, fueron los moldes prepararon a M. Paula para su futura misión. Huérfana de padre a los diez años, trabajó como encajera ("puntaire") para ayudar a su madre en la economía familiar. Colaboraba también en el apostolado parroquial, especialmente en la catequesis de niños y jóvenes.

Hizo posteriormente algunos ensayos para la educación integral de las niñas. Aconsejada por su director espiritual, decidió consagrar toda su vida a este apostolado. El campo de la infancia y de la juventud necesitaba corazones de madre para salir de la pobreza y marginación.6

En 1829 se traslada a Figueras para iniciar su primera escuela de niñas. Le siguieron algunas compañeras y organizó para ellas la vida comunitaria según la espiritualidad y reglas de San José de Calasanz. Después de 13 años en Figueras, abrió una segunda escuela en Arenys de

4    ? La afirmación es de Juan Pablo II, y puede encontrarse en la Exhortación Apostólica postsinodal "Vita Consecrata" n.38. Así mismo, es cita de la Carta Apostólica "Orientale Lumen" 16: AAS 87 (1995) 762.5    ? Los datos fundamentales de esta breve Biografía están tomados de la Positio, Super Virtutibus, Paulae Montal Fornés, Barcelona, 1985, 997+ CXXXI, páginas. En las Notas la citamos: Positio, y la página correspondiente. Ver otros estudios en las notas siguientes.6    ? Ver D. CUEVA, Paula Montal, Madre y maestra de la juventud, Madrid, BAC, 1988, cap. II (puntaire y catequista), cap. III (maestra de niños).

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Mar (1842). El grupo de compañeras de esta labor apostólica iba en aumento. Una tercera fundación tuvo lugar en Sabadell (1846).7

Bajo la guía de los Padres Escolapios, estructura definitivamente el grupo apostólico con espiritualidad y reglas calasancias. Junto con otras tres compañeras, hace su profesión el día 2 de febrero de 1847. Eran las primeras Hijas de María Escolapias. Al mes siguiente, el 14 de marzo, se celebró el capítulo que no elegiría a Paula como Madre General ni como consejera... Y así empezó su itinerario de humildad y de dedicación plena y escondida a la Congregación. La "Madre" fundadora se quedó como primera piedra, las más escondida.

Pero la Providencia haría de M. Paula una piedra fundamental. En efecto, por encargo de la Superiora General, irá fundando e impulsando numerosas casas de la Congregación, sobre todo durante la década de 1849-1859: Igualada, Vendrell, Masnou, Girona, Blanes, Barcelona, Sóller, Olesa de Montserrat...

A Paula Montal hay que encuadrarla en el marco de Sabadell, como maestra de novicias (1852-1859), y de Olesa de Montserrat (1859-1889). Un "Nazaret" de treinta y siete años, como el granito de trigo que tiene que ocultarse y morir para comunicar una vida nueva.8

Paula fue como un soplo del Espíritu de amor, que dejó en todos los rincones la huella de una vida gastada por Cristo Esposo para el bien de todos los hermanos. El "anonimato" ya no importa cuando es el mismo Cristo quien espera en el corazón de cada hermano. En todas partes se puede orar y amar. Hay muchas biografías, como la de Madre Paula, que sólo han quedado escritas en el corazón de Cristo y de la Iglesia... Y así murió, escondida, para encontrarse definitivamente con Cristo Esposo, el día 26 de febrero de 1889.9

Su estancia en Sabadell (siete años) y en Olesa (treinta años) se puede calificar, pues, como vida fecunda de Nazaret, donde se armoniza trabajo y convivencia, contemplación y misión.

Fue Madre Paula la primera maestra de novicias, en Sabadell (1852-1859)10. Según las Constituciones de la naciente Congregación, quien

7    ? Su estilo de enseñanza queda plasmado en la siguiente publicación: M ª D. PEREZ MARIN, Enseñando a las niñas el camino de Paula Montal, Roma, 1995, Espiritualidad Escolapia n. 7.8    ? Mª ALEGRIA JUNQUERA, Olesa: Nuevo Pentecostés, Roma, 1993, Espiritualidad Escolapia n.3.9    ? Resumen de su carisma, en: R. HARO SABATER, El carisma de Paula Montal, Roma, 1995, Espiritualidad Escolapia n.8.

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ostente este cargo "ha de ser el molde de todas las hermanas"11.Durante esos años de Maestra de novicias en Sabadell, profesaron

unas noventa novicias. La influencia de Madre Paula llegaba a todas las casas y, por ello, se puede considerar formadora de las ciento treinta primeras religiosas. Pero su labor fue siempre oculta, entre bastidores.

Esa labor de "molde" fue muy callada, como obra lenta de artesanía, mientras, al mismo tiempo, dirigía las labores de costura, bordado y encaje. Espiritualidad y trabajo, como formando una maravillosa unidad.

Su obediencia a la superiora local, un tanto autoritaria, fue siempre ejemplar. "Nunca hemos visto a nadie más humilde", decían de Madre Paula12. Escribía a una novicia: "para llegar a la cumbre de la perfección, hemos de practicar la santa humildad y obediencia; con sólo estas dos virtudes nos uniremos con Jesucristo y tendremos la dicha de ver al amado Esposo de nuestras almas, por eternidades".13

La enviaron a fundar en Olesa de Montserrat en 1859. Este segundo "Nazaret" duraría treinta años. Ejerció el cargo de superiora hasta 1883. Luego, se quedaría ahí, enferma y contenta, hasta su muerte (1889). Fueron "treinta años de vida oculta... treinta años en la práctica de las virtudes ocultas".14

Olesa de Montserrat era entonces un pueblo pobre y pequeño. Tenía poco más de tres mil habitantes, de los cuales ochenta y cinco por cien eran analfabetos. Madre Paula llegó a Olesa cuando tenía sesenta años y moriría ahí nonagenaria. La comunidad era una verdadera familia, "escuela de virtudes", donde reinaba la alegría en medio de una gran pobreza.15

En la casa de Olesa, lo más importante era la educación de las niñas. La Madre se encargaba principalmente de la catequesis y de la labor de encajes. Su sistema pedagógico consistía en la alegría, sin descriminaciones ni preferencias entre pobres y ricos, con gestos de

10    ? Positio, cap. IX, ps. 452 y ss.11    ? Reglas para las Maestras de Novicias, cap. V, 2ª parte, en Constituciones, 1853, Barcelona, 1853, ps. 76-81; Positio, ps. 461-462.12    ? Testimonios de M. Carmen Vilabella y M. Rosario Escardó en Positio, p. 455, ns. 23 y 24.13    ? Carta a Sor Pilar Reig, 11 de agosto de 1859, en, D. VIDAL, Reseña histórica, Barcelona, 1916, ps. 40-41. La han publicado también, P. MORAZA, 1918; C. RABAZA, 1933; P. MORIONES, 1962; Positio, ps. 349-351.14    ? C. RABAZA, Alma humilde, Barcelona, 1933, ps. 280-281.15    ? Positio, ps. 323-324.

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caridad disimulada como cuando repartía bocadillos y tazas de caldo a las niñas más necesitadas. Sus educandas dirán de ella: "Todo lo nuestro le interesaba... para todos guardaba palabras de bondad. Tenía el corazón grande para Dios y para los hombres".16

La fundación de Olesa costó a la Madre sacrificios indecibles y tuvo que superar numerosos obstáculos. Ella se mostró siempre feliz, con rostro sereno y sonriente. Para ella, el mejor consuelo era tener "un sagrario decente", con la presencia de Cristo Esposo. Este "tesoro" era suficiente. Entonces ya no era tan gravoso lleva "muy remendado el hábito" y tener que pedir limosna para sus niñas.

La vida oculta de Madre Paula se expresó del mismo modo siendo superiora que quedando como súbdita. Leía continuamente las Constituciones; pero ella era a modo de "regla viva", "edificando a sus hermanas con ejemplos de santidad"17. Madrugaba para aliviar el trabajo de las hermanas, encontraba siempre tiempo para acompañar a las enfermas. Su vida se resumía en un "amor callado", sonriendo en los momentos de dolor. Tenía tiempo para todo, porque se pasaba horas ante el sagrario.

Su "Nazaret" se hizo cada vez más oculto. Desde 1882, ya anciana y enferma, no podía salir de casa, quedándose sin Misa ni comunión los domingos. En aquellos momentos, ella se iba al coro y allí permanecía de rodillas, hasta que las hermanas volvieran de la parroquia.18

La fueron despojando de sus cargos (consejera, superiora local, provincial), del mismo modo como se los habían confiado: "Vuestra Reverencia tendrá poco que hacer", le habían dicho al nombrarla provincial de Cataluña...19 Esta libertad de corazón para amar a todos y en todo, y su fidelidad a las Constituciones aprobadas por la Iglesia, le hizo capaz de oponerse siempre a las arbitrariedades (vinieran de donde vinieran), diciendo la verdad en la caridad.

Sembrando, en la comunidad y en las niñas, la serenidad y el amor, 16    ? P. MORIONES, Al servicio de la Iglesia, Barcelona, 1962, ps. 94-95.17    ? AGER (Archibvo General Escolapias Roma), Breve Crónica de la Congregación de Hijas de María, Escolapias, hasta 1871, ms., p. 3; Positio, ps. 547-551.18    ? Positio, p. 499; C. RABAZA, Alma humilde, 295-296.19    ? Positio, ps. 563-564; P. MORIONES, Al servicio, ps. 110-111. Recoge testimonios de las Religiosas de la comunidad de Olesa de Monserrat. Ella podía haberse marchado de Olesa, pero prefirió quedarse allí para imitar a Jesús pobre; cfr. Positio, ps. 472-473; C. RABAZA, Alma humilde, ps. 280-281.

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se fue apagando como una lamparita del Sagrario, sin dejarse sentir y sin dejar pesar sus penas sobre los demás. Y así se fue al cielo el 26 de febrero de 1889, con su jaculatoria mariana favorita en sus labios virginales: "¡Madre, Madre mía!" ("Mare, Mare meva!").20

Así vivió Madre Paula, como una mirada sencilla de amor a Dios y a los hermanos. Su vida fue misionera por ser profundamente contemplativa.

2. Madre Paula, Maestra de oración fecunda

Llamar "Maestra de oración" a Madre Paula no significa que ella escribiera tratados sobre el tema. Ella nunca se consideró "maestra", ni de oración ni de perfección di de apostolado. Quizá su acción más directa en este campo fue cuando era maestra de novicias (como ya hemos indicado, pasaron por su dirección unas noventa).

A nadie se puede llamar maestro de oración y de santidad si no es una persona convencida de su propia pequeñez. Cuando las alumnas de M. Paula la calificaban de santa y de que haría muchos milagros desde el cielo, ella respondía que el verdadero milagro de bondad será cuando Jesús la admita en su compañía, para poder amarle eternamente. Todo lo consideraba como regalos inmerecidos del Esposo.

Los que la conocieron aseguran que era "una consumada maestra de oración"21.Según los testigos del proceso de canonización, "la oración la tenía en un continuo trato y comunicación con su divino Amado".22

Para ella, el camino de la oración se concretaba en camino de perfección y de dedicación a la educación de las niñas. Así se lo enseñaba a las novicias en Sabadell. Toda la jornada debía ser como un "braserillo de amor de Dios", encendido en la oración de la mañana, conservado durante el día y avivado en la oración del atardecer23. En Olesa de Montserrat, vivía la oración comunitaria y "trataba, por todos los medios, de grabar en el alma de sus discípulas la devoción a Jesús sacramentado".24

20    ? AGER, Necrologia de Madre Paula Montal, 1889, en: Catalogus Religiosorum Scholarum Piarum Hispaniae et Ultra Maria, qui pie in Domino obierunt, Madrid, 1890, nº 135: Positio, p. 569; P. MORIONES, Al servicio, p. 119.21    ? Positio, ps. XXII; XCI; 455; 849-850; 853-860.22    ? Positio, Summarium, p. XCII.23    ? Así lo testifica Pilar Reig (que fue novicia suya); cfr. D. CUEVA, Paula Montal, Madre y maestra de la juventud, p.127.24    ? Positio, ps. 475-476.

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El modo de orar que enseñaba a los demás era muy asequible, indicando la meditación de la palabra de Dios, el encuentro con Jesús sacramentado y las oraciones marianas, en privado y en grupo. Explicaba la belleza de la creación, proponía un modelo sencillo (como el de cerrar los ojos o decir una fórmula) y, sobre todo, oraba con sus educandas.

Su metodología era tan sencilla, que muchos dejaron constancia de haber adelantado mucho: "Nos enseñó a orar de verdad... Nos enseñaba a comunicarnos con Dios de muchos modos. Nos proponía oraciones variadas y siempre muy breves"25. Un testigo cualificada, la M. Dolores Vidal, resumió así la vida de Madre Paula: "Su fervor, su celo, su afán de oración, que tenía muy subida, pasaron insensiblemente a sus discípulas".26

Toda persona contemplativa y apostólica es fruto de una herencia de gracia. Madre Paula aprendió su camino de oración en contacto con el evangelio y la eucaristía. Se inspiró en la espiritualidad de San José de Calasanz, tratando de educar a la infancia y juventud por el camino de la oración y de la caridad. "El conocimiento de Dios va beatificando al hombre hasta que cree en el divino amor" (San José de Calasanz).

Leía frecuentemente y con fruición la doctrina de Santa Teresa de Jesús. Asimiló de tal manera el capítulo de las Constituciones escolapias que habla de la oración, que se convirtió ella misma en "regla viva". Oración y perfección andan a la par, como un proceso de "humildad y obediencia", para llegar a la "unión con Jesucristo".27

Los frutos de esta unión se demuestra en la caridad a los demás y en el apostolado. Cuando visitaba a sus alumnas en las clases, "lo hacía con un amor y una caridad de tanto celo, que infundía deseos de mejorar"28. Su oración era el secreto de su apostolado. Captaba por su corazón de madre, que transmitía el amor de Dios. Decían de ella: "Madre Paula era una verdadera madre... Con pocas palabras nos hacía ver y creer que hay Dios... Tenía el corazón grande para Dios y para los hombres".29

Su oración, de línea trinitaria, eucarística y misionera, era la base de su metodología pedagógica para enseñar a relacionarse con Dios, con los 25    ? Positio, p. 477; Testimonio de la exalumna Francisca Sastre, Vda. de Oleart, en P. MORIONES, Al servicio, p. 84.26    ? Positio, ps., XCII, 641; D. VIDAL, Reseña histórica, p. 25.27    ? AGER, Necrología de Madre Paula, nº 135, p. 2; Positio, p. 561.28    ? Positio, p. 476.29    ? P. MORIONES, Al servicio, p. 97, 145. Quien hace esta afirmación oyó el testimonio directamente de Francisca Sastre, Vda. de Oleart, alumna de Madre Paula muchos años.

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hermanos y con la creación. En la comunidad dejaba traslucir el gozo de su identidad: ser amada por el Señor y poder amarle en los servicios más humildes. Así creó un espíritu de familia, donde todas las hermanas se sentían amadas y dispuestas a servir.

Todo le servía de oración porque oraba desde la vida, los niños, las flores, el trabajo, la convivencia, el gozo y el sufrimiento. En todo veía un destello de esperanza. Y el secreto era muy sencillo: lo veía todo con los ojos de Jesús, presente en la eucaristía, acompañado de María su Madre y nuestra, y esperando en el corazón de los niños. Por esto, al final de su vida, ya "no hablaba sino de su Esposo, de la oración... de los deseos de la salvación de las almas".30

El Decreto en el que se declaran sus virtudes heroicas (28 de noviembre de 1988) resume así su vida contemplativa y misionera: "El amor de Dios que llenaba su corazón la hizo apóstol celoso, que quería compartir con lo otros el amor que le embargaba. De tal manera que la fundación de su obra educativa fue un desbordamiento del amor de Dios que le consumía".31

Así fue Madre Paula. Su amor contemplativo se alimentaba de una vida releída a la luz del evangelio, asociada a Jesús eucaristía y volcada hacia la misión. Todo ello en y desde su querida familia escolapia, y en los servicios más humildes de un "Nazaret" continuado.

3. Los trazos básicos de una vida contemplativa y misionera

Después de resumir la vida oculta de M. Paula y de redescubrir en ella una verdadera Maestra de contemplación apostólica, nos queda ahora hilvanar los trazos fundamentales de esa vida contemplativa y misionera.

Actitud relacional desde la vida

Como línea central, podríamos decir que se trata de una oración desde la vida. Pero es una vida relacionada siempre con Dios Amor, escondido en el corazón, en los acontecimientos, en la naturaleza y, sobre todo, en la Eucaristía y en el servicio a los demás. Es como dejarse sorprender por Dios. El sostén es siempre la persona de Jesucristo, quien nos da a María como Madre, intercesora y modelo.

La oración es siempre una actitud relacional. Por esto, los santos no

30    ? AGER, Necrología de Madre Paula, nº 135, p. 2: Positio, ps. 583-584.31    ? AGER, Decreto Virtudes heroicas, p. 2.

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han sido complicados para orar. Su vida se refleja en la oración y su oración se refleja en la vida. Orar es estar con Dios como quien está con "alguien": "estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama" (Santa Teresa de Avila). Los "métodos", teniendo su valor, no pasan de ser "medios". Lo más importante es el encuentro relacional con la persona amada. Así decía Madre Paula: "La oración es un ratito que tenemos para conversar con el Esposo, para recrearnos con él".32

El sentido "esponsal" de la oración indica un "compartir" la misma vida en Cristo. Se vive de sus amores, de sus intereses. Cuando uno se siente amado y perdonado por él, entonces no puede menos de dejarse contagiar de sus vivencias. El Cantar de los Cantares ha dado sentido a la vida de muchos santos. Madre Paula recitaba con frecuencia y recordaba al despertarse por la noche: "Mi Amado para mí y yo para mi Amado" (Cant 2,16).33

Si es Cristo quien llama, acompaña y espera en todas partes, ya no importan tanto los lugares y los cargos, sino sólo él, que vive y espera en los hermanos. El encuentro definitivo será sólo después. Decía Madre Paula: "¿Cuándo me uniré a mi Amado y daré un abrazo a mi Santísima Madre la Virgen María?".34

¿Siete años en Sabadell y treinta en Olesa de Montserrat? Da lo mismo, si en todas partes se encuentra al Señor y también hermanos a quienes servir. Lo que importa es amar. Y el que busca a Dios, "cree en el divino amor" (San José de Calasanz). En todas partes se puede decir: "Hemos conocido y creído en el amor" (1Jn 4,16). En la oración, Madre Paula aprendía a vivir de los amores de Cristo Esposo.

Siguiendo la invitación de Jesús, de descubrir el amor del Padre en las cosas que nos rodean, como las flores y los pájaros (cfr. Mt 6,25-34), M. Paula oraba desde la vida y desde las cosas. A los amigos de Dios no les cuesta mucho encontrarle en cualquier detalle de su amor: "el hermano sol" (San Francisco de Asís); "mi Amado las montañas" ( San Juan de la Cruz)... En los acontecimientos y en las cosas, Dios está presente, amándonos: "el mismo Señor desea dárseme" (San Ignacio de Loyola).

32    ? Ver resumen de la doctrina de M. Paula sobre la oración, en: Pensamientos de Madre Paula Montal (Roma, 1993), Espiritualidad Escolapia 2, pp. 11-14.33    ? "Adiós, Amado mío; yo os entrego mi corazón" (al despedirse del Señor en la capilla para acostarse). Estas y otras frases parecidas, han quedado recogidas en: Pensamientos de Madre Paula Montal... p.16.34    ? AGER, Pensamientos de M. Paula Montal, ms., p. 1; Positio, p. 613; Pensamientos de Madre Paula Montal, Roma, 1993, p. 16, nº 1.

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Cuando Madre Paula, como siguiendo la invitación de Jesús ("mirad las flores": Mt 6,28), salía al jardín, se detenía en cada árbol, en cada flor, y decía a quien le acompañaba: "Dime, dime, ¿quién, sino Dios, podía crear tanta hermosura? Sea bendito y alabado el Señor que os ha creado".35

No se trata propiamente de una simple admiración ante las maravillas de la creación. La oración es siempre el salto a la relación personal con "alguien". Hasta una hojita seca es una historia de amor. "Dios mío, ¿quién lo haría sino Vos?"36. Ella sabía muy bien que cuando las flores se marchitan, todavía queda lo mejor: el amor que Dios puso en ellas y que no se marchita jamás.

Aprender a orar educando a los niños

El corazón de un niño deja transparentar su misterio sólo a quien sabe encontrar a Dios en las cosas pequeñas y débiles. Hasta el sacrificio de no poder comulgar el domingo, o el de ser tenida en poco, como "una niña de poca edad", valía la pena. Lo que importa es amar, devolviendo amor al Amor escondido en los niños, en las flores y en los pájaros. La vida es hermosa porque Dios es bueno. Así sembró Madre Paula la serenidad y la alegría en su derredor. Un corazón sereno hace cambiar el mundo. Pero esa serenidad es fruto de sacrificios como el de aceptar que las flores se marchiten, para poder descubrir el amor de Dios que nunca pasa.

Quien sabe contemplar la creación, para dialogar con Dios, es también capaz de intuir en el rostro inocente de los niños toda una historia de amor de Dios para toda la humanidad. Mirando a los niños con una mirada contemplativa, como Jesús les miraba (cfr. Mc 10,13-16), se aprende a decir "Padre" a Dios.

Quien sabe mirar sin complejos el rostro de un niño, es capaz de encontrar a Dios en la oración. "De los niños es el reino de los cielos" (Mt 5,3). Hacerse "como niños" (Mt 18,3) es sintonizar con el corazón de los niños, con su actitud de autenticidad y confianza. Entonces se acepta con facilidad que "el reino es ante todo una persona que tiene el rostro y el nombre de Jesús de Nazaret" (RMi 18).37

35    ? Ibid., p. 2; Ibid., p. 614; Ibid., p. 11, nº 4.36    ? Ibid., p. 2; Ibid., p. 614; Ibid., p. 11, nº 4.37    ? Esta afirmación de Juan Pablo II en la encíclica "Redemptoris Missio", puede relacionarse con el tema de la contemplación, en cuanto que la actitud contemplativa se concreta en la experiencia de Jesús (cfr. RMi 88 y 91). En realidad, la acción apostólica, por parte de los evangelizadores, consiste en "transmitir a los demás su experiencia de Jesús y la esperanza

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Madre Paula oraba sintiéndose unida y vibrando con el corazón de sus niñas: "¡Qué placer me causa, Dios mío, el pensar que en esta hora tantas niñas te alaban!"38. Y es que los niños nos enseñan a adorar y admirar: "Santo, Santo, Santo, Señor, se os repite en tantas partes... y por tantas niñas ¡Qué hermoso ha de ser este canto en el cielo!".39

De la educación de los niños depende el futuro de la humanidad. Pero educar es guiar por un camino de relación con Dios y con los hermanos. La familia y la sociedad dependen de la educación impartida a esos corazones que todavía no conocen la doblez: "Salvemos las familias (decía Madre Paula) enseñando a las niñas el santo temor de Dios, y que su Majestad sea glorificado por medio de sus tiernos corazones"40.

El camino de esa transformación es la oración. Lo sabía muy bien M. Paula cuando daba esta línea de acción educativa: "Infiltrad en el corazón de las niñas el amor a la oración, a la virtud, regadlo con buenas aguas y darán buen fruto".41

La pedagogía de Madre Paula se basaba en enseñar a orar para saber amar. Toda su actividad para fundar colegios y animar la comunidad religiosa, se movía en esta dirección. Su gozo consistía en agradecer a Dios "la alabanza que están tributando a Dios tantas niñas en los colegios". De ahí se desprendía todo lo demás. Ella había comprendido la trascendencia del encuentro con Cristo para pensar, sentir y amar como él: "Dejad que los niños vengan a mí" (Mt 19,14).

El progreso de un pueblo se mide por su respeto a la vida de esos seres débiles e inocentes, que transparentan a Dios Amor. Y Dios puede transformar la humanidad por medio de la "impotencia" de los pequeños. Madre Paula dejó por todas partes esa huella de amor, haciéndose pobre y débil con los más pobres y débiles. No huyó nunca de la realidad, porque adivinó que allí se esconde Cristo. Alguien había dicho de Madre Paula (no en tono laudatorio) que era "conocida y tenida por una niña de corta edad"... Y ello era verdad, pero en el sentido de que se hizo niña con los

que los anima" (RMi 24).38    ? AGER, Pensamientos, p. 1: Positio, p. 613; Pensamientos de Madre Paula Montal, 2, p. 11, nº 6.39    ? Ibid. p. 2; Ibid., p. 618; Ibid., p. 11, nº 8.40    ? AGER, Pensamientos, p. 1; Positio, p. 613; Pensamientos, 2, p. 11, nº 5.41    ? AGER, Ibid; Positio, p. 618.

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niños.42

La oración, como actitud de infancia espiritual, se concreta, pues, en una mirada sencilla como la de los niños. En el modo de mirar y de escuchar se manifiesta la actitud interior de una persona. La oración, según Santa Teresa de Lisieux, es "una sencilla mirada del corazón en dirección al cielo". La relación personal con Dios es así: mirarle con confianza y amor, y dejarse mirar por él. "Mirarle de una vez", diría San Francisco de Sales. Madre Paula lo resumía con pocas palabras: "La mirada al cielo"... La oración es como un cruce de "miradas" o el encuentro de la mirada de Dios con la mirada del corazón humano.

Madre Paula sabía orar y enseñaba a orar a los demás con actitudes sencillas. Bastaría con "abrir los ojos", como descubriendo la presencia amorosa de Dios. "Para hacer oración (decía), cerrad los ojos del cuerpo y abrid los ojos del alma"43. Es un modo sencillo que lo pueden aprender los pequeños y los pobres. Lo importante es la actitud del corazón. Quien sabe mirar así a Dios, amándole, también sabe mirar amando a los hermanos.

Y por esto Madre Paula hablaba de lo que había encontrado en la oración, es decir, del "cielo", de las cosas de Dios, que son nuestras cosas contempladas en su verdadera perspectiva. Una jovencita quinceañera le preguntó un día: "Madre, ¿por qué me habla tanto del cielo?... ¿No ve cómo tenemos que andar por el suelo?". La respuesta fue una lección de pedagogía y de espiritualidad: "Sí, hija, sí. Tienes razón... Hemos de tener los pies en el suelo, pero la cabeza y el corazón en el cielo".44

Oración eucarística y comprometida

Esta actitud oracional es muy comprometida. No se posible orar así, si no hay donación. Los quilates de nuestra oración se miden por el amor. Una persona es tal si su vida se hace donación: "la entrega de sí mismo a los demás" (GS 24). La oración es darse a Dios, sabiendo que él "nos ha amado primero" (1Jn 4,19).

La entrega que hacía M. Paula a Jesús tenía dimensión eucarística y mariana: "Yo os entrego mi corazón", decía Madre Paula cuando, por la noche, se retiraba a descansar, después de asomarse al Sagrario. Y añadía: 42    ? Cfr. Archivo Secreto Vaticano, Archivo Nunciatura, Madrid, 478, VIII, II, Monache, nº 929, Solicitud de la Superiora General al Nuncio Apostólico, Sabadell, 18 de agosto de 1875: Positio, ps. 505-506.43    ? AGER, Pensamientos, p. 1; Pensamientos de Madre Paula Montal, 2, p. 12, nº 9.44    ? P. MORIONES, Al servicio, 3ª ed. 1989, p. 130.

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"en el Sagrario te dejo mi corazón: que te ame siempre sin cesar... y cuando yo vuelva mañana por él, que me lo entregues hecho un ascua de amor..., y que este amor sea sólo para Ti, para tu Madre y mi Madre, la Santísima Virgen"...45

La donación se aprende en el diálogo con Dios Amor, y se demuestra en una vida que transforma todo en amor y servicio. Por esto continuaba diciendo Madre Paula: "Cuando mi corazón esté dispuesto de esta suerte, envíame cruces y penas, que todo lo sufriré con alegría... Mas, si un instante de mi vida he de dejar de amarte, ¡Oh! entonces, quédatelo; no me lo devuelvas, pues no lo necesito más que para emplearlo en tu amor".46

La dimensión eucarística de la oración de Madre Paula se muestra en detalles sencillos. El Sagrario le servía, como acabamos de citar, para depositar su corazón ("te dejo mi corazón") y poderlo recuperar "hecho una ascua de amor". Es que, como decía San Juan de la Cruz, "los enamorados, un mismo sentimiento tienen los dos". Es vivir sintonía, de corazón a corazón.

El pensamiento y el corazón de Madre Paula se dirigía con frecuencia hacia Jesús presente en la Eucaristía. Era su primer pensamiento al despertar, y su último recuerdo al acostarse. Quería que su corazón quedase en el Sagrario, como dentro del Corazón de Jesús: "Que te ame siempre sin cesar". Según ella, pasar junto a la capilla y no entrar, "sería una descortesía"47. Los enamorados viven de estos gestos sencillos, que luego transforman la vida en actos heroicos de caridad.

En medio de la pobreza, Madre Paula quiso siempre "un sagrario decente" y bien acompañado. Cuando, ya casi ciega, le parecía adivinar que la lámpara estaba apagada, decía: "¡Oh Dios mío, cómo os dejan a oscuras!"48. Y si creía estar sola, entonces se desahogaba con el Señor y con la Santísima Virgen en voz alta: "¿Es posible, Amor mío, que haya un corazón que no te ame?"49. Y precisamente porque tenía siempre tiempo 45    ? AGER, Datos sobre la vida y costumbres de Madre Paula, en, Documentación M. Paula, 14, ms., p. 3; Positio, p. 619; Pensamientos, 2, p. 12, nº 11.46    ? Ibid., ; Ibid.; Ibid.47    ? AGER, Ibid., p. 2; Positio, p. 618.48    ? AGER, Pensamientos, p. 1; Positio, p. 613; Pensamientos, 2, p. 13, nº 18.49    ? AGER, Datos sobre la vida, p. 3; Positio, p. 619; Pensamientos, 2, p. 12, nº 12.

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para estar con el Amado, encontraba luego tiempo para escuchar, acompañar y servir a los hermanos.

El camino del silencio y de sufrir amando

La contemplación no es una conquista de concentración ni de fenómenos extraordinarios, sino una actitud de adoración y admiración. Cuando el silencio está cargado de una actitud de donación, entonces se ora sin estorbos. Todo sirve de leña para el fuego del amor. Basta con "pensar en Dios amándole" (Carlos de Foucauld). Una vida escondida, a veces hasta marginada y humillada, da mucho de sí, cuando uno lo convierte todo en donación. Sabadell y Olesa fueron para Madre Paula una escuela de este silencio activo y transformante.

Durante los domingos de los últimos años de su vida, Madre Paula, ya enferma, no podía salir de casa para participar en la Misa y comulgar. Entonces le bastaba con irse al coro y adorar al Señor en la Eucaristía. Allí se sentía unida a sus hermanas, a toda la humanidad y a toda la creación, en una "comunión" espiritual donde ya nadie está solo.50

Para encontrar a Dios en el silencio, que a veces parece ausencia, Madre Paula se unía a la oración de las niñas: "Santo, Santo, Santo, Señor se os repite en todas partes... y por tantas niñas"51. Acompañando espiritualmente a los demás, se sentía siempre acompañada.

Adorar a Dios es una lección que también se aprende en el contacto respetuoso y admirativo con cada flor y con casa cosa. Así lo hacía Madre Paula: "Sea bendito y alabado el Señor que os ha creado"52. Su mejor libro de oración, después de la Eucaristía y la Palabra de Dios, eran las personas y las cosas, contempladas con la mirada de Jesús. Ahí se descubre, adora y admira el misterio de Dios Amor. Esa oración no tiene dicotomías ni paréntesis, porque en todos y en todo se encuentra al Amado.

Aceptar el misterio de Dios significa olvidarse para realizarse amando. El "misterio" de la fecundidad y alegría de Madre Paula, en un itinerario de humildad, sólo se explica por la vivencia del misterio de "Dios en nosotros", el Emmanuel, Cristo Jesús. Ella sabía escuchar a todos y tener tiempo para todos, precisamente porque encontraba tiempo para estar sin prisas Dios. Uno siempre encuentra tiempo para lo que ama. Por esto

50    ? C. RABAZA, Alma humilde, ps. 321-322.51    ? AGER, Pensamientos, p. 1: Positio, p. 613; Pensamientos de Madre Paula Montal, 2, p. 11, nº 6.52    ? Ibid., p. 2; Ibid., p. 614; Ibid., p. 11, nº 4.

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decían de ella: "Todo lo nuestro le interesaba".53

Sufrir amando, decían los santos. "Sufrir con alegría", decía Madre Paula. Son frases equivalentes. Uno se siente contento cuando se sabe amado por Cristo. Entonces nace el deseo ardiente de amarle con su mismo amor. Pero esto se demuestra principalmente en los momentos de dificultad, como compartiendo la misma suerte de Cristo Esposo.

Imaginando que dejaba su corazón en el Sagrario para contagiarse de los amores de Cristo, Madre Paula decía al Señor: "Cuando mi corazón esté dispuesto..., entonces envíame cruces y pruebas, que todo lo sufriré con alegría".54

Quien no ama, no entiende de amores, sino que se queda en la discusión teórica de palabras sin compromiso. ¿Por qué sufrir con alegría? ¿No será esto un absurdo?... Pues los santos no se quedaban en las palabras (que son todas inexactas), sino en la realidad honda que se quiere expresar con ellas. Si Madre Paula se consideraba esposa de Cristo crucificado, ¿por qué no tomar las cruces como regalo de bodas? Así lo escribe a una novicia desde Sabadell: "No he estado buena... Estos son regalitos de mi amado Esposo ¡Ayúdeme a darle gracias!"55. Y quien vive así, tampoco descuida la salud, como es lógico y como lo pide el mismo servicio al Señor.

La serenidad de Madre Paula, que sembraba en todas partes paz y alegría, era fruto de un itinerario de humildad y amor, en su Nazaret y en su Calvario. Lo importante es que no se sintió nunca sola. El Señor, el "Esposo", no nos da explicaciones sobre el dolor; simplemente, nos acompaña compartiéndolo con nosotros. Ya nos basta esto para "darle gracias", porque se trata del privilegio de compartir su misma suerte.

Madre Paula sabía muy bien que la Providencia amorosa de Dios habla por medio de detalles sencillos. La nombraron Provincial de Cataluña el día de la Exaltación de la santa Cruz, y le llegó el nombramiento la fiesta de la Virgen de los Dolores... Su vida siguió este itinerario, con Jesús y María. ¿Cómo no iba a estar contenta también en los momentos de dolor?

53    ? P. MORIONES, Al servicio, ps. 95-96. Quien da este testimonio habló directamente con antiguas alumnas de Madre Paula de Olesa de Montserrat: Julia margarit y Francisca Sastre. Y de ellas recogió los recuerdos que relata.54    ? AGER, Datos sobre la vida y costumbres de Madre Paula, en, Documentación M. Paula, 14, ms., p. 3; Positio, p. 619; Pensamientos, 2, p. 12, nº 11.55    ? D. VIDAL, Una carta, 11 de agosto de 1859, en Reseña histórica, ps. 40-41.

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Aunque la contemplación es siempre don de Dios, precisamente por ello, este don que Dios da a todos reclama cooperación. M. Paula leía y meditaba, reflexionando y escuchando con respeto. Son virtudes difíciles de encontrar hoy. Sus lecturas preferidas eran el Evangelio, las Constituciones, los escritos de los santos y, de modo especial, Santa Teresa de Jesús. Sabía leer y escuchar como dejando entrar las palabras en su corazón, como María (Lc 2,19.51). Por esto decían de ella que "tenía un corazón grande para Dios y para los hombres". De tanto leer las Constituciones, ella era como una "regla viva".56

Este leer meditando no es fácil. Porque no se trata de dominar o de saber ideas, sino de asimilarlas con el corazón y con un buen discernimiento. Sólo saben meditar los que encuentran tiempo para amar. Cuando Madre Paula ya había leído o escuchado un fragmento del texto, decía: "Basta, basta; ahora los ojos en el suelo y la mirada al cielo. Pensemos un poquito en lo que acabamos de leer; pues la lectura espiritual es como la comida, que si no se mastica, no se digiere bien, y si no se digiere no nutre".57

Así se explica la vida de Madre Paula, como transparencia del Evangelio, como "braserillo del amor de Dios", según su misma expresión. La palabra evangélica se recibe tal como es, se deja entrar en el corazón para que nos cuestione y nos enseñe a pedir lo que necesitamos, y luego nos una y nos asocie a la voluntad y a los designios salvíficos de Dios Amor. Ea éste proceso de oración en el que se modelaron los santos.

La fecundidad misionera de la contemplación

La contemplación, por su misma naturaleza, lleva a la misión; es la fuente de la fecundidad apostólica. "El misionero debe ser un contemplativo en la acción", decía Juan Pablo II (RMi 91). Quien entra en la contemplación de Dios amor, no sólo quiere amarle sin reservas, sino que también quiere hacerle amar sin fronteras.

La oración contagia de los amores de Cristo hacia el Padre, en el Espíritu Santo, y hacia los hermanos. En la oración es donde se aprende que "el Amor no es amado" (San Francisco de Asís). La capacidad de silencio y de oración se convierte en capacidad de servicio y de acción apostólica. Sólo así se explica la actividad constante de Madre Paula, para fundar nuevas casas, formar novicias, animar la comunidad, educar a las 56    ? AGER, Breve Crónica de la Congregación de Hijas de María, Escolapias, hasta 1871, ms., p. 3; Positio, ps. 547-551.57    ? AGER, Datos sobre la vida, p. 2: Positio, p. 619.

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niñas, prestarse para cualquier servicio, ahorrar trabajos a los demás... Se tiene tiempo para amar, si se tiene tiempo para orar.

¿Cómo no iba a darse cuenta Madre Paula de que en muchos corazones no reinaba el amor? Esa lección la aprendió ante el Sagrario y la transformó en urgencia de acción apostólica: "¿Es posible, Amor mío, que haya un solo ser que no te ame? Yo no lo comprendo; pero si hubiera alguno, que mi corazón te ame por él".58

Su convivencia y su acción educadora se basaba en hacer conocer y amar a Cristo: "Hablemos de nuestro Amado"59. A ella lo que le importaba más era que las niñas encontraran a Cristo. Sólo de este encuentro podría seguirse la transformación de una vida. Por esto, "trataba por todos los medios de grabar en el alma de sus discípulas la devoción a Jesús sacramentado... Iba de clase en clase visitando a las alumnas; pero lo hacía con un amor y una caridad de tanto celo, que infundía deseos de mejorar".60

Para hacer conocer y amar a Jesucristo, hay que empezar desde la infancia. Hablar de apostolados "más" importantes resulta algo artificial. Moldeando el corazón de un niño en el encuentro con Jesús, se cambia el mundo. Madre Paula "todos los días iba a la clase de las párvulas, les explicaba lo que era rezar y recitaba con ellas el Rosario"61. Claro que si lo hubiera hecho de modo rutinario, no hubiera conseguido algún resultado positivo.

En los últimos años, "no hablaba sino de su divino Esposo, de la oración, de los deseos de la salvación de las almas"62. Al final de su vida, Madre Paula se redujo, pues, a lo esencial, a lo más eficaz, a lo más olvidado y menos valorado. El que vive así, de lo esencial, vive con un amor sin fronteras, "en todas partes" (como decía ella), uniéndose a la oración y a la vida de toda la Iglesia, de toda la humanidad y de todas y cada una de las personas.

Oración continua

La contemplación auténtica se manifiesta en una actitud constante, a 58    ? AGER, Ibid.; Positio, Ibid.; Pensamientos, 2, p. 12, nº 12).59    ? Pensamientos de Madre Paula Montal, 2, p. 16, nº 3.60    ? Positio, ps. 475-480.61    ? AGER, Necrología de Madre Paula, 1889, nº 135; Positio, p. 584.62    ? AGER, Necrología, Ibid.; Positio, ps. 583-584.

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modo de deseo de estar con Dios. Es la llamada Oración continua. Se dice de Madre Paula que "la oración la tenía en un continuo trato y comunicación con su divino Amado"63. De otro modo no se explicaría su serenidad, su capacidad de trabajo, su actitud de escucha y de servicio. Todo lo convertía en un himno de gratitud, también los sufrimientos, que ella calificaba de "regalitos de mi Amado Esposo".64

Fue el mismo Jesús quien nos dio la norma de "orar siempre" (Lc 18,1). Y así lo recomendaban los grandes apóstoles, como Pablo (1Tes 5,17). La oración cristiana, como actitud filial y como deseo de amar a Dios y de relacionarse con él, no admite paréntesis. Es verdad que se necesitan momentos especiales de oración, como hacía Jesús en el evangelio (Mc 1,35; Lc 6,12). Pero quien ama a Dios de verdad, vive del deseo de "tratar de amistad" con él continuamente (Santa Teresa de Jesús).

A Madre Paula, cuando se despertaba por la noche, le venía a la mente y recitaba el versículo de los Cantares: "Mi Amado para mí y yo para mi Amado" (Cant 2,16)65. Su oración continua era muy sencilla e imitable por todos, hasta por los más pequeños: conservar el rescoldo de la oración de la mañana durante todo el día. Es decir, hacer que el ofrecimiento de obras correspondiera a la actitud permanente y habitual de relación con Dios. Decía así, para que lo pudiera entender un niño o una novicia: "En la oración de la mañana hemos de procurar encender el braserillo del amor de Dios, y conservando el rescoldo durante el día, basta en la oración de la tarde apartar la ceniza para que arda de nuevo".66

Precisamente esta actitud contemplativa constante se concreta en el trabajo de cada día. Madre Paula oraba desde los detalles de la vida cotidiana. Si dejaba espiritualmente su corazón en el Sagrario (como hemos visto más arriba), era para contagiarlo en el amor de Cristo. Le decía al Señor: "no lo necesito más que para emplearlo en tu amor". Ella decía y sabía muy bien, por experiencia, que los "buenos frutos" provienen del "amor a la oración".

Su conversación era amena y familiar. Por esto reflejaba su unión continua con el Señor. ¿Por qué no recordarle también en la conversación con los demás? Decía así: "Hablemos de nuestro Amado, dejemos las cosas 63    ? Positio, p. 615.64    ? AGER, Pensamientos, p. 2: Positio, p.613.65    ? C. RABAZA, Alma humilde, p. 341; Pensamientos, 2, p. 16, nº 5.66    ? Testimonio de Pilar Reig (que fue novicia suya); cfr. D. CUEVA, Paula Montal, Madre y maestra de la juventud, cap. VII (Maestra de novicias) p. 127.

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de la tierra"67. Ella era la más ocupada en los servicios de la casa y en la educación de las niñas, madrugando para aliviar el trabajo de los demás. Y "por las tardes iba a la cocina y recitaba con las cocineras el rosario de la Virgen de los Dolores"68. Por las mañanas ya había rezado con ellas el trisagio.

Ya anciana, Madre Paula no dejaba su trajín de todos los días. De la capilla pasaba a las clases y a la cocina. Buscaba acompañar y educar por medio de una oración comprometida. Tenía preferencia por enseñar a rezar a las niñas pequeñas, sus angelitos. Y lo hacía enseñando a cantar canciones sencillas, como ésta: "Con Jesús me quiero estar"... Enseñaba lo que ella misma vivía.

Para orar así, sin estorbos, hay que tener el corazón libre. Es verdad que hay que contar con las limitaciones y obstáculos de la oración: distracciones, cansancio, sueño, sequedad, ruidos, problemas... Pero si el corazón está libre de los propios intereses, esas limitaciones se convierten en medios para orar desde la propia pobreza. "Dénos él lo que quisiere, siquiera haya agua, siquiera sequedad" (Santa Teresa de Jesús).

Para superar estos defectos y limitaciones, hay que valerse de medios ("métodos"): lecturas, jaculatorias, reflexiones, sentimientos, fórmulas... Así lo hacía Madre Paula. Pero lo más importante es tener el corazón libre. Si el corazón está apegado egoísticamente a las cosas, entonces las distracciones son obstáculos insuperables. "Cuando hablo con el Criador (decía), que no me interrumpan las criaturas, pues sería muy tonto dejar el todo por la nada".69

Quien sabe de dedicación a la tarea educacional, sabe de tiempos de poco dormir, de somnolencia en los días y momentos menos oportunos, de preocupaciones hondas... Madre Paula sabía que algunas hermanas se dormían o cabeceaban en los ratos dedicados a la oración. Con una nota de humor, de comprensión y de afecto materno, decía: "¡Cuán ricas sois! Pues no teniendo nada que pedir al Señor, os podéis dormir",70

En comunidad, con María, hacia el encuentro definitivo

La relación personal con Dios se realiza siempre en relación con la

67    ? AGER, Pensamientos, p. 1; Positio, p. 615.68    ? AGER, Necrología de Madre Paula, p. 1; Positio, p. 584.69    ? Pensamientos, 2, p. 11, nº 1.70    ? AGER, Datos sobre la vida, 11 ps; Positio, p. 618.

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vida de comunidad. Las personas contemplativas aprecian la vida comunitaria como escuela de oración. La comunidad tiene un punto de referencia absolutamente imprescindible: Cristo resucitado presente. "Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18,20). Construyen la comunidad en la caridad sólo quienes viven en sintonía con Cristo presente en medio de todos. Madre Paula vivía de esta unión: "Sed almas de oración; sólo así prosperará nuestro Instituto"71. Prescindir de la oración o hacerla mal, equivaldría a disminuir la capacidad de convivencia familiar en la comunidad.

Quien vive en relación personal con Cristo, se siente siempre unido a todos los hermanos. Cuando Madre Paula, ya enferma, no podía acompañar físicamente a la comunidad, se unía a ella de corazón y más intensamente. Si la comunidad había ido a la parroquia para la celebración eucarística, ella se quedaba en el coro orando y unida en comunión espiritual.72

Puede parecer, en ciertos momentos, que las personas que oran, están como despreocupadas de los demás. Pero la vida de cada día y las reacciones de estas personas demuestran todo lo contrario. Su oración personal quiere ser y es en realidad siempre oración con los demás y por los demás. Alguien que sorprendió a Madre Paula sola junto al Sagrario y orando en alta voz, le dijo: "Madrecita, ¡qué golosa es Vd.!". Respondió la Madre: "¿Me has oído? En lugar de estar escuchando, podías haberte acercado. Y así, en vez de un corazón, podríamos ofrecerle dos a Jesús". Por eso le gustaba tanto ir a la cocina y acompañar a las hermanas en el trabajo y en la oración.73

Las principales señales de la oración y de la unión con Cristo son: la práctica de la humildad, del servicio y de la obediencia en la vida comunitaria. Son éstas las expresiones de la caridad. Escribía Madre Paula a una novicia: "Para llegar a la cumbre de la perfección, hemos de practicar la humildad y obediencia; con sólo estas dos virtudes nos uniremos con Jesucristo"74.

La comunidad permanece unidad y se siente unida, cuando cada persona se siente amada por Dios y por los hermanos, y capacitada para amar a Cristo y a los demás.

La dimensión mariana es intrínseca a la oración cristiana, la cual se 71    ? AGER, Pensamientos, 8 fls.; Positio, ps. 463, 618.72    ? AGER, Datos sobre la vida, p. 2; Positio, p. 618; P. MORIONES, Al servicio, 3ª ed., p. 133.73    ? AGER, Ibid.; Positio, p. 619.74    ? Cfr. D. VIDAL, Reseña histórica, ps. 40-41.

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expresa siempre con una actitud de escucha de la Palabra de Dios y de respuesta a la misma, como la actitud de María, que "meditaba en su corazón" (Lc 2,19.51). La unión de Madre Paula con Jesús Eucaristía tenía esta faceta mariana: "que este amor sea sólo para Ti y para tu Madre y mi Madre, la Virgen Santísima".75

La referencia a María le era muy espontánea. Cuando su vista muy disminuida ya no le permitía leer, alguien le hacía la caridad de leerle algún fragmento de lectura espiritual. Si salía el nombre de la Santísima Virgen maría, decía: "¡María! ¡María! ¡Es nuestra Madre y la Madre de Jesús! Díme, ¿no te conmueve este pensamiento? ¡Pensar que somos sus hijas!".76

Para Madre Paula, unirse a Cristo era equivalente a estar con María. Sus devociones marianas le infundían a su piedad una línea trinitaria y eucarística, y le servían de vida comunitaria, de servicio humilde y de apostolado con las niñas. Durante los últimos años, su deseo de encontrarse definitivamente con Cristo lo expresaba con una jaculatoria mariana favorita: "Madre mía". Estas serían también sus últimas palabras en el momento de pasar al encuentro definitivo con Cristo Esposo.77

El encuentro con Dios en la oración, cuando es auténtico, produce el ansia de un encuentro definitivo. A nadie le ha de extrañar que Madre Paula viviera pensando y deseando el encuentro final con Cristo Esposo. Cuando uno ama de verdad, vive así. Y por esto ama más la vida, como un regalo del Esposo. Y ama más a los hermanos que realizan el mismo camino hacia el más allá. La vida tiene sentido porque es camino de bodas eternas. Pensando y hablando del cielo, decía: "Tendremos la dicha de ver al amado Esposo de nuestras almas". A veces añadía: "¿Cuándo me uniré con mi Amado y daré un abrazo a su Santísima Madre la Virgen María?".78

Este deseo de un encuentro definitivo se agrandaba cuando leía las poesías de Santa Teresa: "Vivo sin vivir en mí"... Entonces Madre Paula exclamaba: "¡Sí, Dios mío! Que muero porque no muero"79. A pesar de este deseo ardiente, no se sentía digna de llegar a la meta. Cuando sus alumnas le decía que era una santa y que, una vez en el cielo, haría muchos milagros, ella respondía: "Callad, callad. Yo no puedo hacer milagros. Sólo deseo que Jesús haga el milagro de admitir a una pobrecita como yo en su 75    ? C. RABAZA, Alma humilde, p. 324.76    ? Pensamientos de Madre Paula, 2, p. 13, nº 15, p. 30, nº 4.77    ? Ibid., nº 5.78    ? Ibid., nº 1.79    ? Ibid., p. 12, nº 4.

Page 23: compartirencristo.files.wordpress.com€¦  · Web viewEn el modo de mirar y de escuchar se manifiesta la actitud interior de una persona. La oración, según Santa Teresa de Lisieux,

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compañía, y permitir que le ame para siempre".80

El deseo de ver y de encontrar a Jesús, iba acompañado del recuerdo de María. Pensando en la Santísima Virgen, decía: "¡Qué alegría experimento de pensar que muy pronto vendrá a buscarme y me llevará en su compañía!"81. En sus último momentos, el deseo de encuentro se hacía invocación filial a María: "¡Madre mía, venid, sí venid!"82. Su deseo se convertiría en entrega total al Señor. Y al encuentro definitivo con Cristo llegó Madre Paula, con el deseo de que ahí también llegarían un día todas sus hijas y toda la humanidad.

80    ? A. RODRÍGUEZ DE URETA, Ilustre M. Paula Montalt, en Flores ascéticas, Barcelona, 1895, ps. 73-86; Pensamientos, 2, p. 14, nº 5.81    ? AGER, Datos sobre la vida, p. 2, Positio, ps. 617-618.82    ? AGER, Pensamientos de M. Paula, p. 2: Positio, p. 616; Pensamientos de Madre Paula Montal, 2, p. 30, nº 2.