57

Vol XVII No. 3 JULIO-SEPTIEMBRE 2010

Embed Size (px)

DESCRIPTION

PRESIDENTE Dr. J. Antonio Ramírez Velasco VICEPRESIDENTE Dr. Jalil Fallad Villegas SECRETARIO Dr. Jaime A. Olvera Durán PRIMER SECRETARIO SUPLENTE Dr. Manuel Tovilla Mercado TESORERO Dr. Jorge Huerta Rosas COORDINADOR COMITÉ CIENTÍFICO Dr. Edgar Morales Juvera VOCALES Por el Centro Dr. Manuel Gil Vargas Por el Noreste Dr. Gerardo Velázquez Gallardo Por el Noroeste Dr. Joel Velasco Ariza Por el Occidente Dr. Guillermo Yanowsky Reyes Por el Sureste Dr. Santiago Hernández Gómez

Citation preview

Page 1: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010
Page 2: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

CONSEJO MEXICANO DE CIRUGÍA PEDIÁTRICA

2008-2010PRESIDENTE

Jaime Zaldivar CerveraVICEPRESIDENTE

Dr. Ricardo Villalpando Canchola SECRETARIO

Dr. José Refugio Mora Fol TESORERO

Dr. Pedro S. Jiménez UruetaCOORDINADOR COMITÉ

CIENTÍFICODr. Carlos F. Mosqueira Mondragón

VOCALES POR LA SOCIEDAD MEXICANA DE CIRUGÍA PEDIÁTRICA

Dr. J. Antonio Ramírez Velasco Dr. Jaime A. Olvera Durán

VOCALESZona Central, D.F.

Dr. José Arturo Ortega SalgadoZona Noroeste

Dr. José de Jesús Nery GómezZona Noreste

Dr. Conrado Serna CasillasZona Centro

Dr. Néstor Martínez SalcedoZona Occidente

Dr. Jorge Huerta RosasZona Oriente

DR. Hugo Joaquín López MuñozZona Sureste

Dr. Mario Alberto Cuesta Vázquez

SOCIEDAD MEXICANA DE CIRUGÍA PEDIÁTRICA

2009-2011

PRESIDENTEDr. J. Antonio Ramírez Velasco

VICEPRESIDENTE Dr. Jalil Fallad Villegas

SECRETARIO Dr. Jaime A. Olvera Durán

PRIMER SECRETARIO SUPLENTEDr. Manuel Tovilla Mercado

TESORERO Dr. Jorge Huerta Rosas

SUBTESORERODr. Ricardo M. Ordorica Flores

COORDINADOR COMITÉCIENTÍFICO

Dr. Edgar Morales Juvera

VOCALESPor el Centro

Dr. Manuel Gil Vargas Por el Noreste

Dr. Gerardo Velázquez Gallardo Por el Noroeste

Dr. Joel Velasco Ariza Por el Occidente

Dr. Guillermo Yanowsky Reyes Por el Sureste

Dr. Santiago Hernández Gómez

COMITE EDITORIALJalil Fallad

Page 3: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

EDITOR GENERALJalil Fallad

EDITOR FUNDADORCarlos Castro Medina

EDITORES ASOCIADOSLuis Velásquez Jones

José Antonio Ramírez VelazcoJaime Á. Olvera Durán

COMITÉ EDITORIALGerardo Blanco Rodríguez

Alberto Peña RodríguezGiovanni Porras Ramírez

Leopoldo M. Torres ContrerasLuis Mario Villafaña Guiza

Miguel Alfredo VargasJaime A. Zaldívar Cervera

CONSEJO EDITORIALMaricela Zárate Gómez

Francisco G. Cabrera EsquitinArturo Montalvo Marín

Sol Ma. de la Mora FernándezEdgar Morales JuveraJaime Nieto Zermeño

Ricardo Ordorica FloresNora Velázquez QuintanaRicardo Peniche García

José Antonio Ramirez VelascoVictor R. Andrade Sepulveda

José Alfredo Cortés CruzEdmundo Rodríguez Aranda

Rodolfo Franco Vázquez

REVISTA MEXICANA DE CIRUGÍA PEDIÁTRICA

EDITOR GENERALJalil Fallad

Villa de Llera 525, Cd. Victoria, TamaulipasTel: (834) 313 0887 - Fax (834) 305 7025

Celular: 01 (834) 311 1094E-mail: [email protected]

DIRECCIÓNColegio Mexicano dde CirugíaPediátricaSociedad Mexicana de Cirugía Pediátrica

Nueva York No. 32-1003,Col. Nápoles 03810, México, D.F.

Teléfono: (55)5669-4685 Fax: (55) 5687-1243

E-mail: [email protected]: http://www.pedsurgerymex.org

DISEÑO Y CUIDADO DE LA EDICIÓNJalil Fallad

E-mail: [email protected] Martín Garza Flores

E-mail: [email protected]

TRADUCCIÓNRobert Luis Hamilton Holman

Publicación trimestral

ISSN 1665-5489

Page 4: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

REVISTA MEXICANA DE CIRUGÍA PEDIÁTRICA

PUBLICACIÓN TRIMESTRAL

Julio-Septiembre de 2010Volumen 17, No.3 CONTENIDO

Artículos Vena ilíaca externa como acceso vascular para colocación de catéteres permanentes. Una opción de manejo. Daniel Chan Vázquez, Pedro Miguel Romero Garcia, Alma Griselda Ramírez ReyesOpinion de un grupo de Cirujanos Pediatras Nacionales sobre la Cirugia de Minima InvasionLeticia de Paredes Soto, Guillermo González Romero, Víctor E. Romero Montes, Jaime A. Olvera DuránTratamiento por mínima invasión de la Estenósis Ureteropiélica en la infanciaSergio Landa Juárez, Niccolo Manuel Ruiz Castro, Ramón David Miguel Gómez, Gustavo Hernández Aguilar, Roxana Andraca DumitUtilidad de la manometria anorrectal como prueba diagnostica en Enfermedad de HirschsprungJaime Nieto Zermeño, Roberto Dávila Pérez, José Manuel Tovilla Mercado, Eduardo Bracho Blanchet, Dorihela Herappe Mellado

Casos ClínicosEfecto del Recambio del Líquido Amniótico en Fetos con Gastrosquisis en el Cierre Primario de la Pared AbdominalFernando Montes Tapia, Roberto Ambríz López, Ulises Garza Luna, Guillermo Martínez Flores, Diego Gaytan Saracho, Valdemar Abrego Moya, Gerardo Muñoz MaldonadoEstenosis Esofagica Congenita. Presentacion de un caso y revision de la literaturaHéctor Francisco Fernández Yáñez, Miguel Angel Alonso Hernández, Pedro Urueta Jimenez, José Ramón Garrido Rodriguez, Daniel García Sanchez, Victor Hugo Tomita Arcos

Información para autores

106

113

144

120

151

155

127

Page 5: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

MEXICAN JOURNAL OF PEDIATRIC SURGERY

TRIMESTRAL PUBLICATION

July-September of 2010Volume 17, No. 3 CONTENT

Articles External iliac vein as vascular access for placement of permanent catheters. A management optionDaniel Chan Vázquez, Pedro Miguel Romero Garcia, Alma Griselda Ramírez ReyesReview of a group of the National Pediatric Surgeons Minimally Invasive SurgeryLeticia de Paredes Soto, Guillermo González Romero, Víctor E. Romero Montes, Jaime A. Olvera DuránMinimally invasive treatment of Ureteropelvic Stenosis in InfancySergio Landa Juárez, Niccolo Manuel Ruiz Castro, Ramón David Miguel Gómez, Gustavo Hernández Aguilar, Roxana Andraca DumitUtility of anorectal manometry as a diagnostic test in Hirschsprung DiseaseJaime Nieto Zermeño, Roberto Dávila Pérez, José Manuel Tovilla Mercado, Eduardo Bracho Blanchet, Dorihela Herappe Mellado

Clinical CasesEffect of Amniotic Fluid Replacement in Fetuses with Gastroschisis in the Primary Closure of the Abdominal WallFernando Montes Tapia, Roberto Ambríz López, Ulises Garza Luna, Guillermo Martínez Flores, Diego Gaytan Saracho, Valdemar Abrego Moya, Gerardo Muñoz MaldonadoStenosis Esofagica Congenita. Outline of a case and revision of the literatureHéctor Francisco Fernández Yáñez, Miguel Angel Alonso Hernández, Pedro Urueta Jimenez, José Ramón Garrido Rodriguez, Daniel García Sanchez, Victor Hugo Tomita Arcos

Authors information

106

113

144

120

151

155

127

Page 6: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

106 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Vena ilíaca externa como acceso vascular para colocación de catéteres permanentes

Una opción de manejo

Dr. Daniel Chan-Vázquez1

Pedro Miguel Romero-Garcia2, Alma Griselda Ramírez-Reyes3

1Medico Cirujano Pediatra, adscrito al Servicio de Cirugía Pediátrica de Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI.

2Médico Residente de 6to. año de la especialidad de Cirugía Pediátrica con sede en el Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI

3Medico Neurocirujano adscrito al Servicio de Neurocirugía del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI.

Solicitud de sobretiros: Dr. Daniel Chan-Vázquez.Servicio de Cirugía Pediátrica de Hospital de Pediatría del

Centro Médico Nacional Siglo XXI.México, D.F.

ResumenObjetivo: Proponer la venodisección en vena iliaca externa como una opción de manejo en pacientes

con accesos vasculares habituales agotados.Introducción: El acceso vascular es esencial para pacientes con enfermedad sistémica o renal en

etapa terminal. Al agotarse los acceso habituales surge la necesidad de colocar catéteres en venas ácigos o intracardíacos. Proponemos una alternativa intermedia: venodisección en vena ilíaca externa, con abordaje inguinal.

Material y métodos: Se realizó un estudio observacional, descriptivo, prospectivo, no probabilístico en pacientes sometidos a tratamientos prolongados, con accesos habituales agotados, a quienes se les coloco catéter permanente en vena iliaca externa, entre enero del 2006 a enero 2009. Se registraron los datos demográficos, enfermedad de fondo, indicación para colocación de catéter permanente, com-plicaciones durante la colocación del mismo, y durante el seguimiento de un año, identificando las complicaciones tardías.

Caso Clínico

Page 7: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

107Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

Resultados: Se realizó el acceso a la vena ilíaca externa en 13 pacientes, lográndose cateterizar en 11, siendo posible la utilización inmediata del catéter, en dos no fue posible cateterizar el vaso debido a trombosis. No hubo complicaciones durante el procedimiento quirúrgico, ni significativas durante el seguimiento.

Conclusión: La colocación de catéteres permanentes en la vena ilíaca externa se considera una alter-nativa segura, en pacientes pediátricos con accesos vasculares habituales tales como yugulares, safenas y de extremidades superiores agotados. Sugerimos su uso antes de accesos con mayor morbilidad como los intratorácicos.

Palabras clave: Venodisección; Vena iliaca externa; Accesos vasculares; Abordaje inguinal.

External iliac vein as vascular access for placement of permanent catheters. A management option

AbstractObjective: Propose venesection in external iliac vein as a management option in patients with ex-

hausted vascular access standard.Introduction: Vascular access is essential for patients with systemic disease or end-stage renal. The

exhaustion of regular access comes the need to place catheters in azygos or calcify. We propose an alter-native term: venesection in external iliac vein, with inguinal approach.

Material and methods: We performed an observational, descriptive, prospective, non-probability in patients undergoing prolonged treatment with regular access exhausted, those indwelling catheter was placed in external iliac vein, between January 2006 to January 2009. We registered demographic data, underlying disease, indication for permanent catheter placement, complications during placement of it, and during the course of a year, identifying late complications.

Results: It made access to the external iliac vein in 13 patients, achieving catheterization in 11, allowing the immediate use of the catheter, in two it was impossible to catheterize the vessel due to thrombosis. There were no complications during the surgical procedure, no significant follow-up.

Conclusion: The placement of indwelling catheters in the external iliac vein is considered a safe alter-native in pediatric patients with common vascular access such as jugular and upper extremity saphenous exhausted. We suggest its use before access with increased morbidity as intrathoracic.

Index words: Venesection; External iliac vein; Visits vascular inguinal approach.

AntecedentesEl uso de catéteres venosos centrales consti-

tuye una práctica necesaria en unidades hospi-talarias, en especial en las áreas que se dedican al cuidado y atención de niños en estado crítico.

Los catéteres vasculares se utilizaron por primera vez desde hace seis décadas; en 1952 Aubaniac hizo la primera descripción de la ve-nopunción subclavia para la administración de soluciones intravenosas, durante el mismo año Seldinger describió la técnica que lleva su nom-bre mediante el uso de guía para la introducción de un catéter (intravenoso flexible con posterior administración de soluciones parenterales.1

En los hospitales pediátricos se estima que hasta un 70% de los pacientes que son hospi-

talizados, pueden requerir la administración de algún líquido o fármaco por vía parenteral.

El mayor número de catéteres venosos centra-les (CVC) se instalan en las unidades de terapia intensiva (43%). La mayoría de los casos se efec-túan en niños menores de cinco años.2

Indicaciones para obtener un acceso venoso central.2 (Tabla 1)

Existen diversas técnicas para la colocación de un catéter venoso central entre las que destacan:

1. Venopunción percutánea: se coloca un ca-téter a través de una aguja.

2. Técnica de Seldinger: consiste en colocar el catéter sobre una guía metálica.3

Vena ilíaca externa como acceso vascular para colocación de catéteres permanentes

Page 8: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

108 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

3. Venodisección simple o tunelizada.4

También existen otras técnicas modificadas las cuales son combinaciones de las técnicas an-teriores.5

La venopunción no deja cicatriz visible, se realiza en forma rápida, es más fácil de aprender y el número de sitios de acceso no está limitado.

Las venas profundas más utilizadas para la co-locación de CVC por venopunción son: yugular interna, femoral y subclavia.6

En cambio las venas superficiales como basíli-ca, yugular externa, y safena son las más utiliza-das en venodisecciones.

La ventaja de la venodisección respecto a la venopunción percutánea es que permite la visua-lización directa del vaso en pacientes que están en estado de choque y en los cuales se dificulta la canalización percutánea.7

Murai ha demostrado la seguridad y eficacia de catéteres colocados por venopuncion en vena femoral y yugular.8

Existen pocas descripciones detalladas en la li-teratura acerca de los procedimientos técnicos de venodisección, y generalmente han sido referidos como procedimientos enseñados informalmente entre médicos como “rito de la residencia”.

Recientemente se publicó el Manual de Ac-cesos Vasculares por la Sociedad Mexicana de Cirugía Pediátrica el cual sirve de referencia en la enseñanza de la técnica para venodisección en nuestro hospital.9

Las indicaciones para la colocación de CVC mediante venodisección son relativas y dependen en gran parte de la preferencia y experiencia del cirujano, aunque para la mayoría constituyen una opción de segunda línea al obtener un acce-so vascular.

Las indicaciones específicas para realizar una venodisección son:

a) Haber utilizado en un paciente todos los sitios posibles de acceso venoso periférico por ve-nopunción.

b) Choque hipovolémico.c) Enfermos con acceso vascular difícil.d) Coagulopatías, por el riesgo que implica la

punción percutánea de una vena central en un sitio no compresible.

Las contraindicaciones relativas para venodi-sección son:

a) Presencia de trastornos hemorragíparosb) Defectos de cicatrizaciónc) Inmunosupresión

Las complicaciones por la colocación de caté-teres pueden ser tempranas y tardías de acuerdo al periodo de presentación.

Las primeras se presentan durante los prime-ros 30 días de su instalación y son inherentes al procedimiento de colocación del catéter como son: desgarro del vaso, sangrado local, medias-tinal o pericárdico, pneumotórax o hemotórax.

Las segundas se manifiestan después de que el catéter ha permanecido más de 30 días, princi-palmente asociadas a infecciones y trombosis.10

En nuestro hospital, el acceso vascular es esencial para los pacientes que sufren una enfer-medad sistémica o renal en etapa terminal; por lo que la experiencia del cirujano para desarrollar diferentes alternativas, son fundamentales para la obtención de un acceso vascular adecuado y el manejo de las dificultades y complicaciones que pudiesen presentarse.

El acceso vascular es diferente en aquellos pacientes que serán sometidos a tratamientos prolongados, ya que los accesos habituales: yu-gulares, safenas, subclavias y vasos de las extre-midades superiores son los primeros en agotarse, surgiendo entonces la necesidad de procedimien-tos más invasivos, tales como la colocación de catéteres en venas ácigos e incluso intracardíacos.

Nosotros hemos considerado una alternativa intermedia antes de éstos últimos, tomando en consideración la existencia de reportes anecdóti-cos del uso de la vena ilíaca externa como acceso vascular, como el reportado por Tokgoz y cola-boradores, quienes realizaron este acceso para la colocación de catéter para hemodiálisis en un pa-ciente con insuficiencia renal crónica terminal.14

Nosotros proponemos la venodisección de la vena ilíaca externa, a través de abordaje inguino-abdominal, como una opción de manejo para colocación de catéteres vasculares permanentes.

Chan VD, Romero GPM, Ramírez RAG

Tabla 1

Page 9: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

109Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

Material y MétodosAl proponer la venodisección de la vena iliaca

externa como una opción de manejo en pacientes con accesos vasculares habituales agotados, se lle-vo a cabo un estudio observacional, descriptivo, prospectivo, no probabilístico y prolectivo en to-dos aquellos pacientes sometidos a tratamientos prolongados y con accesos habituales ya tomados en el hospital de Pediatría del CMN Siglo XXI a quienes se les coloco catéter permanente en vena iliaca externa en el periodo comprendido entre enero del 2006 a enero 2009.

Se incluyeron los sujetos que cumplieron con los siguientes criterios: pacientes con accesos vas-culares habituales agotados y que requirieron de un catéter permanente para continuar su trata-miento de ambos sexos, con edades entre 6 me-ses a 17 años de edad. Excluyéndose aquellos pacientes con coagulación intravascular disemi-nada, sepsis y alteraciones cutáneas en el sitio de colocación.

Se registraron los datos demográficos como sexo, edad, la enfermedad de fondo y la indica-ción para colocación de catéter permanente, se incluyeron las complicaciones tempranas duran-

Vena ilíaca externa como acceso vascular para colocación de catéteres permanentes

ANEXO 1

Figura 1 Figura 2

Figura 3 Figura 4

Page 10: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

110 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

te la colocación de catéter permanente en la vena iliaca externa, y durante el seguimiento hasta un año, identificando las complicaciones tardías tras la colocación del catéter.

Previo a la colocación del catéter permanente, se les explico a los padres los riesgos que conlle-va la colocación del mismo, todos los procedi-mientos se llevaron a cabo bajo consentimiento informado con la siguiente técnica: se colocó al paciente bajo anestesia general realizándose in-cisión tipo Gibson (Anexo 1. Fig. 1) a nivel de la línea semilunar del abdomen, a la altura del pliegue inguinal, siguiendo la línea comprendi-da entre la unión del oblicuo mayor y el recto del abdomen; se disecó hasta localizar la bol-sa peritoneal (Anexo 1. Fig 2) la cual se retrajo mediante disección roma colocándose compresa húmeda, exponiéndose el retroperitoneo; pos-teriormente se colocó separador Balford o bien separadores maleables para visualizar la arteria y venas Ilíacas externas.(Anexo1 Fig 3)

Estas últimas se disecaron distalmente a su bifurcación, con atención de las colaterales lum-bares, las cuales se respetaron, a continuación se refiere la vena iliaca externa con seda 3-0 o silas-tic (Anexo 1. Fig 4) se coloco jareta con prolene vascular 6/0 o ligadura con seda 2/0, se realizo venotomía previa colocación de pinzas de bu-lldog en ambos extremos proximal y distal para control del flujo sanguíneo, se procedió a colocar catéter previamente medido por contraapertura, (Anexo 2. Fig 1 y 2 ) corroborando flujos por ambos lúmenes del catéter, se tomo radiografía de control para verificar la posición del mismo.

Se suturo la pared abdominal con puntos sim-ples de vicryl y piel con nylon subcuticular.

ResultadosSe incluyeron 13 pacientes, 6 hombres y 7

mujeres, con edades de 6 y 84 meses (media-na de 24m) en el periodo comprendido de enero 2006 a enero 2009.

Las indicaciones para la colocación del caté-ter fueron: en ocho por síndrome de intestino corto para nutrición parenteral; en dos por in-suficiencia renal crónica para hemodiálisis; y en un paciente con LLA-L1 para quimioterapia y hemoderivados.

En todos los casos se realizó el acceso a la vena ilíaca a través del abordaje retroperitoneal de Gibson, con desplazamiento de catéter hasta la vena cava inferior subdiafragmática, con control radiográfico transoperatorio.

Lográndose cateterizar en 11 casos y en dos casos no fue posible cateterizar el vaso debido a esclerosis, teniéndose que colocar en uno de ellos directo a la aurícula derecha.

No hubo complicaciones durante el proce-dimiento quirúrgico. En los once pacientes fue posible la utilización inmediata del catéter.

Durante el seguimiento un paciente presento tunelitis que respondió de forma adecuada a los antimicrobianos, uno mas presento colonización del catéter el cual se pudo salvar con terapia an-timicrobiana local, otro paciente presento a las dos semanas, salida por tracción accidental del catéter.

Dos pacientes fallecieron debido a la enfer-medad de base ( uno por síndrome de intestino corto y otro por insuficiencia renal crónica ter-minal).

Los resultados se incluyen en la Tabla 2.

Chan VD, Romero GPM, Ramírez RAG

ANEXO 2Figura 1 Figura 2

Page 11: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

111Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

DiscusiónEn la literatura solo existe un reporte de caso

en 2005 por Tokgoz et al., realizando la primera descripción de la colocación de catéter en vena ilíaca en un paciente con insuficiencia renal cró-nica, sin complicaciones por el procedimiento.

En nuestro estudio observamos que la téc-nica de abordaje retroperitoneal tipo Gibson de-recha o izquierda, es una opción práctica para la colocación de catéteres en vena iliaca externa, aunque en dos casos no fue posible la utilización de dicha vía, debido a que al localizarlas se en-contraron trombosadas, teniendo que proceder entonces a colocación del catéter en vena acigos en uno y auricular en el otro.

Las complicaciones infecciosas que se pre-sentaron en nuestro estudio fueron: tunelitis en uno de los casos y colonización en otro de ellos, realizando dichos diagnósticos por sospecha clí-nica en el primero y con cultivos positivos en el segundo.

Esto podría estar relacionado a falta de mate-rial adecuado y/o a deficiencias en las técnicas de cuidado de los catéteres, pero cabe mencionar que ambos catéteres fueron rescatados después de so-meterse a técnica cerrada y aplicación de antimi-crobianos locales, pudiéndose reutilizar los catéte-res una vez que se obtuvieron 3 cultivos negativos.

Otra de las complicaciones que se presenta-ron durante el estudio fue la salida por tracción accidental de uno de los catéteres, lo cual pudo deberse a deficiencias en las técnicas de fijación y a deficiencia en el cuidado del catéter por parte del personal de enfermería. Dicho paciente tuvo que someterse posteriormente a colocación de catéter en vena ácigos.

Dos de los pacientes fallecieron debido a su enfermedad de base, sin complicaciones relacio-nadas al catéter y su funcionamiento al momento de la defunción.

ConclusiónLa colocación de catéteres permanentes en la

vena ilíaca externa por abordaje retroperitoneal tipo Gibson derecha o izquierda es una alternati-va quirúrgica segura, en pacientes pediátricos en los cuales se han agotado los accesos vasculares habituales tales como yugulares, safenas y de ex-tremidades superiores.

Debido al mejor control que se obtiene durante el procedimiento y a las pocas o nulas complicacio-nes del mismo sugerimos su uso antes de accesos con mayor morbilidad como los intratorácicos.

Sin embargo consideramos que deben reali-zarse otros estudios comparativos para obtener conclusiones mas contundentes respecto a su efectividad.

Vena ilíaca externa como acceso vascular para colocación de catéteres permanentes

Tabla 2

*M: masculino; F: femenino; SIC: síndrome de intestino corto; IRCT: insuficiencia renal crónica terminal;LLA-L1: leucemia linfoblástica aguda variedad L1; H: catéter tipo Hickmann; PMK: catéter tipo Permakath

Page 12: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

112 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Referencias1. Dudrick SJ. History of Vascular Access. Jour-

nal of Parenteral and Enteral Nutrition 2006; 30 (Suppl 1): S47 – S56

2. Calderón-Elvir CA, Gutiérrez-Ureña JA, Ruano-Aguilar JM, Velásquez Gutiérrez E, Duarte-Valencia JC Accesos Vasculares en Pediatría (I de V partes). Acta Pediatr Méx 2002;23: 31-34.

3. Bueno, T M, Diz, AI, Cervera PQ, Pére z- Rodrí-guez J, Quero J. Peripheral insertion of double-lumen central venous catheter using the Seldinger technique in newborns. J of Perinatology.2008; 28: 282-286.

4. Calderón-Elvir CA, Gutiérrez-Ureña JA, Rua-no-Aguilar JM, Velásquez Gutiérrez E, Duarte-Va-lencia JC: Accesos Vasculares en Pediatría (II de V partes).Acta Pediatr Méx 2002;23 :89-96.

5. Zavala-Galván NA, González-García M, Pérez Martínez Y, Rodríguez-Balderrama I, Rodríguez-Bo-nito R. Técnica de Seldinger modificada, para acceder a la yugular interna en neonatos. Rev Mex Pediatr 1999; 66: 154-156

6. Tomé E., Lizardo J. Experiencia en el uso de ca-téteres venosos centrales en pacientes ingresados a las unidades de cuidados intensivos del Instituto Hon-dureño de Seguridad Social, Rev Med Post Unah 2000; 5 :70-75

7. Federación Latinoamericana de Nutrición En-teral y Parenteral. Terapia Nutricional Total. Labora-torios Abbott 1997, Capítulo 18, pág 307-322.

8. Murai DT. Are femoral broviac catheters effec-tive and safe? A prospective comparison of femoral and yugular Venous Broviac Catheters in Newborn Infants Chest 2002; 121, 5: 1527

9. Manual de Accesos Vasculares de la Sociedad Mexicana de Cirugía Pediátrica. México DF, 2001

10. Calderón-Elvir CA, Gutiérrez-Ureña JA, Ruano-Aguilar JM, Velásquez Gutiérrez E, Duarte-Valencia JC: Accesos Vasculares en Pediatría (V de V partes).Acta Pediatr Méx 2002;23: 298-303.

11. Klein MD, Rood K, Graham P. Central Ve-nous Catheter Sepsis in Surgical Newborns Pediatr Surg Int 2003; 19: 529–532

12. Yunes–Zárraga M, Berlanga-Bolado JL, Villatoro-Méndez OM, Castro-Medina CA. Es-tudio comparativo de las ventajas y complicacio-nes entre venodisecciones con contrabertura y sin contrabertura. Bol. Méd. Hosp. Infant. Méx 1986;43 :537-43.

13. Steiger E. Dysfunction and Thrombotic Complications of Vascular Access Devices. J of Pa-renteral and Enteral Nutrition 2006; 30 (Suppl) 1: S70 – S72.

14. Tokgoz H., Onaran M., Senocak C., Polat F, Sert S Temporary Vascular Access Via the External Iliac Vein as a Salvage Procedure: a report of two ca-ses. J Vasc Access 2005;6: 200-2.

Chan VD, Romero GPM, Ramírez RAG

Page 13: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

113Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

Opinion de un grupo de Cirujanos Pediatras nacionales sobre la Cirugia de Minima Invasion

Leticia de Paredes-SotoGuillermo González-Romero, Víctor E. Romero-Montes

Jaime A. Olvera-Durán

Institución:Hospital Regional “Lic. Adolfo López Mateos”

Hospital amigo del Niño y de la Madre, Av. Universidad # 1321 Col. Florida, Del. Álvaro Obregón

C.P. 01030, México, D.F.

Solicitud de sobretiros: Dra. Leticia de Paredes SotoHospital Regional “Lic. Adolfo López Mateos” Hospital amigo del Niño y de la Madre

Av. Universidad # 1321, Col. Florida, Del. Álvaro Obregón C.P. 01030, México, D.F

ResumenIntroducción: En los años 80s se demostró que la cirugía laparoscópica, era completamente aplicable

a los pacientes pediátricos y esto ha generado que muchas de las técnicas convencionales, sean repro-ducidas mediante abordajes de invasión mínima. A pesar de esto, aun se genera controversia sobre su aplicabalidad y desarrollo en la practica diaria, por tal motivo nos planteamos el objetivo de conocer la opinión de cirujanos pediatras nacionales sobre su percepción en cirugía de mínima invasión.

Material y Métodos: Se desarrolló un estudio de opinión, prospectivo, transversal y descriptivo me-diante la aplicación de un cuestionario de criterio aplicado a cirujanos pediatras nacionales siendo un total de 126 cirujanos pediatras encuestados, en el que se recopilaron datos generales, percepción del adiestramiento, satisfacción y futuro de la cirugía de mínima invasión. La confiabilidad de las respuestas se estableció con el test de Person, en el que valores menores de 0.5 se consideraron significativos.

Resultados: Dentro de los resultados obtenidos el 68% de los encuestados son de la región centrooc-cidente del país. El 93% de los cirujanos pediatras entrevistados desarrollan abordaje de mínima inva-sión, de los cuales 35% tiene entre 5 y 10 años de experiencia como cirujanos. El 91% efectúa menos de 5 cirugías por semana sin supervisión, y el 31% de los cirujanos opina que desempeñarse en una unidad de mínima invasión es la mejor opción para adiestrarse en esta modalidad. Del grupo de cirujanos que no practica la laparoscopia, el 55% la considera de poca utilidad.

Artículo

Page 14: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

114 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Conclusiones: 1) La opinión general es que la comunidad de cirujanos pediatras tiene un entusiasmo abierto a estos abordajes, y definen un incremento mayor de satisfacción como especialistas quirúrgicos pediatras al desarrollar la cirugía de invasión mínima.

2) La cirugía laparoscópica en nuestro medio es ampliamente aceptada por el grupo de cirujanos pe-diatras, lo cual infiere un progresivo y alentador desarrollo de esta área de la cirugía en nuestro país, por lo que en los próximos años, se deberá de favorecer el adecuado entrenamiento tutorial de cirujanos en formación, ya que es un abordaje complejo que requiere habilidades particulares. 3) Se debe de consi-derar la estandarización objetiva de planes de trabajo que permitan desarrollar las destrezas de la cirugía de mínima invasión en niveles básicos para cirujanos residentes y de perfeccionamiento para cirujanos con experiencia. 4) La cirugía robótica se debe de promover regularmente, aprovechando el creciente interés en esta área.

Palabras clave: Cirugía laparoscópica; Pacientes pediátricos.

Review of a group of the National Pediatric Surgeons Minimally Invasive Surgery

AbstractIntroduction: In the 80s it was shown that laparoscopic surgery was fully applicable to pediatric

patients and this has generated many of the conventional techniques, are reproduced by minimally in-vasive approaches. Despite this, even generated controversy over its aplicabalidad and development in daily practice, for this reason we have the objective to know the opinion of national pediatric surgeons on its perception of minimally invasive surgery.

Material and Methods: A study of opinion, prospective, transversal and descriptive by applying a standard questionnaire applied to national pediatric surgeons for a total of 126 pediatric surgeons sur-veyed, in which data were collected general perception of training, satisfaction and future of minimally invasive surgery. The reliability of responses was established with the Person test, in which values less than 0.5 were considered significant.

Results: Among the results obtained for 68% of respondents are from the region of the country centrooccidente. 93% of surveyed pediatric surgeons develop minimally invasive approach, of which 35% are between 5 and 10 years of experience as surgeons. 91% made less than five surgeries per week without supervision, and 31% of surgeons believed that perform in a minimally invasive unit is the best choice for training in this modality. Group of surgeons who do not practice laparoscopy, 55% consider it of little use.

Conclusions: 1) The general view is that the community has an enthusiasm pediatric surgeons open to these approaches, and define a greater increase in satisfaction as pediatric surgical specialists to deve-lop minimally invasive surgery.2) Laparoscopic surgery in our environment is widely accepted by pedia-tricians pirujanos group, which follows a progressive and positive developments in this area of surgery in our country, so in the coming years, should encourage the appropriate tutorial training of surgeons in training, since it is a complex approach that requires particular skills. 3) We consider the objective standardization of work plans in order to develop the skills of minimally invasive surgery baselines for residents and surgeons the skills of experienced surgeons. 4) Robotic surgery should be to promote re-gular, capitalizing on the growing interest in this area.

Index words: Laparoscopic surgery; Paediatrics.

Introducción Aunque la aplicación clínica de las técnicas

de mínima invasión fueron descritas a principios del siglo pasado , fue hasta los años 70s cuando la laparoscopia empezó a utilizarse con fines diag-nósticos en pacientes pediátricos1,3 y en los años

80, aunado al desarrollo tecnológico que sirvió de parteaguas en lentes, fibras ópticas, fuentes de luz, que pioneros como Gans, Rodgers y Geor-geson mostraron que la cirugía de mínima in-vasión (CMI) era completamente aplicable a los

Paredes SL, González RG, Romero MVE, Olvera DJA

Page 15: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

115Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

pacientes pediátricos,2 constituyendo uno de los avances mas importantes ocurridos en la cirugía en los últimos años.3,5,9,13

A pesar de ser una técnica relativamente nue-va, los primeros reportes de abordajes laparoscó-picos efectuados en niños de nuestro país, datan de 1998 4 en los que la imaginación y creatividad del cirujano pediatra, ha permitido reproducir con éxito por vía endoscópica, un gran número de intervenciones que habitualmente se efectúan por vía abierta y al mismo tiempo la cirugía lapa-roscópica ha tenido un gran impacto en la practi-ca quirúrgica habitual, tanto, que ha modificado muchos conceptos quirúrgicos firmemente esta-blecidos.2,3,5

Sin embargo, esta evolución, ha generado también una gran controversia entre cirujanos en cuanto a su indicación y resultados obtenidos con estas técnicas, ello ha condicionado posicio-nes antagónicas, 6,7 que se dejan evidenciar en la literatura, que igualmente refleja esta situación de confrontación, existiendo variadas publica-ciones que demuestran la posibilidad de realizar casi cualquier intervención quirúrgica por vía la-paroscópica.7

Pero existen pocos estudios comparativos con la cirugía abierta, realizados con metodología basada en evidencia que sirvan para clarificar las ventajas reales de los procedimientos laparoscó-picos.6

Concientes que en la actualidad no existe un conocimiento del desarrollo de la cirugía laparos-cópica en nuestro país, nos planteamos evaluar la cirugía de mínima invasión en nuestro medio, formándonos el objetivo de conocer la opinión de un amplio colectivo de cirujanos pediatras, de diferentes regiones de México sobre la cirugía de mínima invasión.

Material y MétodosSe desarrolló un estudio de opinión, prospec-

tivo, descriptivo y transversal mediante la apli-cación de un cuestionario de criterio, diseñado y validado en el Children`s Hospital Westmead, Australia, estableciéndose la confiabilidad de las respuestas con el test de Person, en el que valores menores de 0.5 se consideraron significativos.

Este cuestionario se aplicó a cirujanos pedia-tras asistentes al Congreso Nacional de Cirugía Pediátrica efectuado en Ixtapa Zihuatanejo, se excluyo del estudio a médicos residentes, espe-cialistas de otras áreas clínicas o quirúrgicas, y a todos los cuestionarios que no cumplieran con el

formato de llenado o tuvieran duplicidad de res-puestas, la realización del mismo tomo un tiem-po promedio de 8 a 10 minutos.

El cuestionario consta de 20 preguntas, di-vididas en cuatro secciones, la primera de ellas sobre condiciones generales, en las que se incluía la demografía, tiempo de práctica como cirujano y numero promedio de intervenciones laparoscó-picas efectuadas.

La segunda sección evalúa la opinión relacio-nada con la formación del cirujano de mínima invasión, la tercera sección consta de 11 reacti-vos relacionados con la satisfacción del cirujano pediatra después de realizar cirugía de mínima invasión y finalmente se toman consideraciones sobre el futuro de la cirugía laparoscópica en re-lación a la percepción de la cirugía robótica.

Los datos fueron recogidos en una hoja de cál-culo Excel-Windows XP.

ResultadosLa encuesta se practicó a 134 cirujanos pedia-

tras, de los cuales 11 contestaron el cuestionario incompleto y 3 dieron una opinión no inclui-da en las respuestas previamente diseñadas por lo que se descartaron del estudio, resultando un total de 126 cuestionarios realizados.

El 93% (117) de los cirujanos pediatras rea-liza cirugía laparoscópica (CL) Figura 1. El 68% (85) de los encuestados pertenecen a la región centro-occidente del país, 13% (16) a la región norte que comprende noreste y noroeste, 6% (9) a la región oriente y 13% (16) al sur-suroeste. Figura 2

Referente al tiempo de practica como ciruja-no pediatra el 35% (44) pertenece al grupo de 5 a 10 años, el 34% (43) al grupo de 11 a 20 años, el 22% (28) a menos de 5 años, el 9% (11) a el grupo de 21 a 30 años y no hubo participantes con mas de 30 años de practica como cirujanos pediatras. Figura 3

En relación a la práctica de la cirugía de mí-nima invasión, 59% (74) de los participantes aceptaron tener menos de 5 años realizándola, el 34% (43) entre 5 a 15 años y el 7% (9) no la ha efectuado. Figura 4

De los cirujanos que realizan mínima inva-sión, el 91% (115) efectúa menos de 5 cirugías por semana sin supervisión, 7% (9) realiza entre 5 y 15 cirugías y cerca del 2% (2) efectúan entre 16 y 25 cirugías semanales. Figura 5

El 31% (39)de los cirujanos comparte la opi-nión que desempeñarse como cirujano pediatra

Opinion de un grupo de Cirujanos Pediatras nacionales sobre la Cirugia de Minima Invasion

Page 16: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

116 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

en una unidad de mínima invasión es la opción mas efectiva para entrenarse en esta modalidad.

El 30% (37) considera que reproducir las téc-nicas con modelos animales es el mejor método de formación.

El 26% (33) sugieren que otorgar becas de formación exclusiva como cirujanos pediatras laparoscopistas seria la alternativa mas efectiva.

El 13% (17) considera el uso de simulado-res y ninguno de los entrevistados considero la iniciativa propia a través de videos y manuales operativos como la mejor opción de formación.

De los cirujanos que no practican la modali-dad de laparoscopía, el 48% (4) concluyó que se

debe a la falta de apoyo financiero del hospital o institución en la que se desempeñan.

El 55% (5) no tiene interés en aprender ciru-gía de mínima invasión, por considerarla de poca utilidad o no desear alejarse de la practica quirúr-gica convencional.

El 68% (86) de los cirujanos entrevistados considera que los familiares de los pacientes es-tán bien informados sobre los beneficios de la laparoscopía.

64% (81) opina que después de la llegada de la cirugía laparoscópica son menos capaces de

Paredes SL, González RG, Romero MVE, Olvera DJA

Figura 1. Proporción de cirujanos pediatras que practican cirugía de minima invasión Figura 2. Distribución geográfica nacional de

cirujanos que practican CMI

Figura 3. Experiencia en años de práctica quirúrgica de cirujanos que realizan CMI.

A: < de 5. B: 5-10 C: 11-20 D: 21-30 E:>30 Figura 4. Experiencia en años como cirujano de

minima invasiónA: < de 5. B: 5-15 C: >15 D: NO LA PRÁCTICA

Figura 5. Numero promedio de cirugías por semana sin tutoría.

A: < de 5. B: 5-15 C: 16-25 D: > 25. Figura 6. Estado predictivo de la cirugía robótica

en el niño

Page 17: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

117Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

satisfacer las necesidades de los pacientes como cirujano pediatra.

El 64% (81) considera que la comunidad de cirujanos pediatras tiene un entusiasmo abierto a la cirugía de mínima invasión debido a las venta-jas sobre la cirugía abierta y el 60% (75) lo consi-dera como una forma de mantenerse actualizado.

El 40% (50) opina que el cirujano pediatra dedicado a la cirugía de mínima invasión tiene una adecuada formación en cirugía convencional o abierta.

El 40% (50) de los cirujanos, opina que un residente de cirugía pediátrica al concluir su re-sidencia, tiene una adecuada formación para rea-lizar cirugía laparoscópica, aunque el 44% (55) afirma que la capacidad para formar residentes ha disminuido con la llegada de la cirugía de mí-nima invasión.

El 28% (35) afirma que la cirugía laparoscó-pica debería de ser una rama especializada de la cirugía pediátrica realizada por solo unos cuantos cirujanos y finalmente 70% (88) de los cirujanos que operan laparoscopia sienten un incremento mayor de satisfacción como cirujanos pediatras.

El 82% (103) de los cirujanos, tiene una expe-riencia personal con la cirugía robótica y el 88% (111) considera hay algún papel para la cirugía robótica en la cirugía pediátrica, 8% (10) no lo sabe y 4% (5) no encuentra utilidad de la cirugía robótica en pediatría. Figura 6

DiscusiónContestaron la encuesta 126 cirujanos pe-

diatras de las diferentes regiones de la República Mexicana, la mayor parte de ellos localizados en la región centro y occidente, este hecho lo atri-buimos a que en estas áreas se encuentran el 65% de los cirujanos pediatras del país, mientras que en la región norte el 22% y en la zona sur el 12% de cirujanos.14

El grupo de cirujanos encuestados conforma el 15% de los cirujanos pediatras registrados en la Sociedad Mexicana de Cirugía Pediátrica, exis-tiendo reportes de encuestas similares a la nues-tra en las que se han tenido igual bajo índice de respuestas por los cirujanos, atribuyendo esto a que por lo general, el cirujano no muestra un marcado interés en la cirugía laparoscópica.5,12

Contrario a esta explicación nosotros encon-tramos que en nuestros encuestados, se manifes-tó que la comunidad de cirujanos pediatras tiene un entusiasmo abierto a la cirugía de mínima invasión debido a las ventajas sobre la cirugía

abierta e igualmente consideran a esta modali-dad de abordaje quirúrgico, como una forma de mantenerse actualizado.

La distribución de la experiencia como ciru-jano pediatra predominó en el grupo de 5 a 10 años ( 34%) , contrario a lo descrito por Jones,11 en el que su distribución de cirujanos pediatras que desarrollaban laparoscopia, se oriento en los grupos de 21 a 30 años de experiencia en la prac-tica quirúrgica. (27%)

Este grupo en nuestro estudio constituyo el 34% de la población siendo también una pro-porción relevante, de modo similar, los cirujanos con menos de 5 años de experiencia que practi-can cirugía laparoscópica en nuestro país cons-tituyen el 22% de la población, la tercera mas relevante, mientras que en el estudio citado este grupo ocupo el menor de los grupos practicantes (13%).

Estas diferencias en torno a los años de expe-riencia como cirujanos, se han marcado relevan-tes a consideración que el éxito de los abordajes laparoscópicos depende en gran medida de la curva de aprendizaje, por lo que estos cirujanos con mas de 20 años de experiencia en la practica, son considerados como tutores sin embargo en nuestro país, el grupo de cirujanos que expreso tener poco o nulo interés en la cirugía laparoscó-pica, se agruparon en la categoría de 21-30 años.

La mayoría del grupo de cirujanos que no practican laparoscopia, refirió como motivos para no realizarla el considerarla de poca utilidad o no desear alejarse de la practica clínica, condi-ción muy similar a la de grupos europeos.3

Otro dato destacable como causa esgrimida para no realizar la cirugía laparoscópica son las objeciones causadas por la falta de apoyo finan-ciero del hospital o institución en la que se des-empeñan los cirujanos, muy similar a lo reporta-do en bibliografía internacional.

La opinión mayoritaria de los encuestados, es que la mejor formación se obtiene al desempe-ñarse como cirujanos pediatras en una Unidad de Mínima Invasión, debido esto a la tutela de cirujanos laparoscopístas con amplia experiencia.

Destaca con no menos importancia la repro-ducción de técnicas con modelos animales, la opción de formarse bajo la tutela de cirujanos expertos es condición que se aprecia en otros paí-ses del mundo5 y existe una cuestión relacionada, a la creación de una especialidad exclusiva como cirujanos pediatras laparoscopístas, pero a con-sideración de esto, compartimos la opinión de Cuschieri,13 al considerar la cirugía laparoscópica

Opinion de un grupo de Cirujanos Pediatras nacionales sobre la Cirugia de Minima Invasion

Page 18: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

118 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

como un abordaje y no una especialidad en si misma.

Esta consideración tiene sentido al reconocer que las especialidades quirúrgicas principales, adoptan esta técnica para varios procedimientos.

Al analizar el resultado obtenido sobre la prac-tica quirúrgica, casi la totalidad de los cirujanos realiza menos de 5 procedimientos por semana, sin supervisión de un tutor, el resto realiza en-tre 5 y 25 cirugías semanales, esta situación8,10,15 contrasta con reportes de la literatura en los que se afirma que la confiabilidad de los resultados quirúrgicos depende de la experiencia del ciruja-no, asegurando para tal efecto, un promedio de 5 a 15 cirugías semanales.

Debemos destacar que la práctica de cirugía laparoscópica en la República Mexicana se inicia desde la formación del cirujano residente.

Sin embargo el mayor grupo de los cirujanos que realizan cirugía de mínima invasión opina el residente de cirugía pediátrica no tiene la ade-cuada capacitación al concluir su residencia para realizar este tipo de abordajes, en consideración de que no cuenta con la suficiente experiencia para realizar abordajes convencionales, antes de su practica laparoscópica.

Un grupo menor, lo atribuye a que la capaci-dad para formar un residente ha disminuido con la llegada de cirugía de mínima invasión.

En México, la visión futurista de la cirugía laparoscópica, hablando del rol de la cirugía ro-bótica es mas optimista que en reportes de la li-teratura, Jones y Cohen, reportaron que el 17% de un grupo de cirujanos pediatras, había tenido una experiencia personal con la cirugía robótica, mientras en nuestros encuestados citaron cifras cercanas al 80%, tal vez esta mayor experiencia condiciona a que el 88% de los cirujanos pedia-tras nacionales encuentra un papel para esta ge-neración de robots quirúrgicos, en contraste con cifras del 54% de la literatura internacional.

Finalmente queremos enfatizar que de acuer-do a la percepción del cirujano pediatra nacional, el hecho de realizar procedimientos de mínima invasión general una mayor satisfacción profe-sional debido a la oportunidad de satisfacer las necesidades de los pacientes, ya que existe una fuerte demanda comunitaria sobre los beneficios de estos abordajes.

ConclusionesExiste una fuerte tendencia a la práctica de

cirugía laparoscópica por el profesional quirúr-

gico pediatra nacional, a pesar de tener una mo-derada respuesta al realizar la encuesta, pero, si bien deben de hacerse algunas matizaciones en este respecto, debemos de comprender que el profesional medico no tiene adecuada afición a contestar cuestionarios, por lo que damos mas relevancia a las tendencias obtenidas que a los valores absolutos.

Es de llamar la atención que el grupo que de-sarrolla la mayor parte de la cirugía laparoscópica esta conformado por médicos con menos años de experiencia quirúrgica, que si bien es cierto, es un factor importante para el éxito de proce-dimientos endoscópicos, consideramos que esta falta de pericia se sustituye por la preparación académica adecuada en las escuelas de formación nacionales y a la actitud de aprendizaje del ciru-jano nacional, y además nos garantiza un desa-rrollo perdurable de la línea de mínima invasión en el país.

Nos llamo la atención el hecho de que, la falta de desarrollo en la practica laparoscópica debida a situaciones económicas institucionales sea una limitante para no ejercer la laparoscopia, este fac-tor sugiere la existencia de barreras, que deben de ser analizadas previamente al implementar la cirugía laparoscópica en un servicio.

Idealmente debiéramos de fomentar el esta-blecer quirófanos dedicados a la cirugía laparos-cópica con diseños óptimos, y dejar de tomar como una norma las torres con equipos laparos-cópicos en quirófanos para propósitos generales.

Es de mencionar que la practica nacional res-pecto a los procedimientos laparoscópicos en general, aun se encuentra en rangos poco acep-tados para obtener la confiabilidad idónea de un cirujano laparoscopístas, consideramos que esta situación puede compensarse en primer lugar con la objetiva estandarización de destrezas y criterios, tanto para el cirujano que se integra a la practica cotidiana, como para el cirujano que tiene mayor experiencia, proponemos entonces unificar estándares óptimos para cada nivel regu-lados por los profesores nacionales, en segundo punto, fomentar al cirujano pediatra, la repro-ducción de técnicas en modelos animales y simu-ladores previos a un intervención real, esto con el objetivo de brindar mayor seguridad al medico, pero sobretodo al paciente.

También sugerimos aprovechar el marcado interés nacional en desarrollar capacitación en ci-rugía robótica, a fin de generar cursos y recursos para capitalizar estos proyectos.

Paredes SL, González RG, Romero MVE, Olvera DJA

Page 19: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

119Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

Finalmente concluimos que el análisis de los resultados de esta encuesta, con sus limitaciones en cuanto a índice de respuestas nos permite re-flexionar en el momento que nos encontramos de una manera objetiva y confiable sobre las que basar líneas de actuación en un futuro, aun nos falta analizar mediante demostraciones basadas en evidencia de las ventajas o desventajas de pro-cedimientos en los que no existe un claro bene-ficio.

Referencias1.- Snah Anirudh. “A decade of minimal acces

pediatric surgery in India” . J.Indian. Assoc. Pediatr. Surg/ Oct.-Dec.2008/ Vol. 13-4

2.- NMA Bax. “ Ten years of maturation of endoscopic surgery in children” J.Ped.Surg; “Vol.39,No.2,2004.pp.146-151.

3.- Feliu-Pala,Targarona-Soles. “ What do surge-rons think of Laparoscopic Surgery” Ci.Esp.2002; 71(6): 287-291.

4.- Memorias del Congreso Mexicano de Cirugia Pediatrica. 1998.

http://www.congressmexico.com/congresociru-giapediatrica2008/indice_memorias/

5.- Feliu-Pala,Targarona-Soles. “ Laparoscopic surgery in Spain.Result of the national survey of the endoscopic surgery section of the spanish association of surgeon.” Ci.Esp.2003; 74(3): 164-70.

6.- Velanovich V. “ Laparoscopic Vs. open surgery. A preliminary comparison of quality of life outco-mes” Surg.Endosc.2000.Jan; 14(1):16-21.

7.- KÖhler L. “ Endoscopic Surgery: What has passed the test? World J.Surg.1999.23(8): 816-824.

8.- Rattner DW. Apelegren KN. “ The need for training opportunities in advance laparoscopic sur-gery” Surg. Endos. 2001. Oct; 15 (10) 1066-70

9.- M. Rosen, J. Ponsky. “ Minimally invasive sur-gery, State of the art review” Endoscopy 2001; 33(4): 358-366.

10.- Harthman Dagash, Moti Chowdhury. “ When can I be proficient in laparoscopy surgery? A systematic reviw of the evidence” J. Pediatr.Surg., Vol.38,No5,2003.pp: 720-724.

11.- Vinci S. Jones, Ralph C. Cohen. “ Two de-cades of minimally invasive pediatric surgery-taking stock” J. Pediatr.Surg., Vol.43 ,2008.pp: 1653-1659

12.- Sobrino Cossio et al. “ Cuestionarios y esca-las” Endoscopia, Vol.19,Num.2, 2007.

13.- Cuschieri Alfred. “ Laparoscopic surgery in Europe. Where are we going?” Cir.Esp.2006;79 (1): 10-21.

14.- Sociedad Mexicana de Cirugia Pediatrica. www.pedsurgerymex.org

15.- Chiasson PM,Pace DE. “ Minimally invasive surgery training in Canada. A survey of general sur-gery” Sur.Endosc. 2003; 17: 371-7.

Opinion de un grupo de Cirujanos Pediatras nacionales sobre la Cirugia de Minima Invasion

Page 20: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

120 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Tratamiento por mínima invasión de la Estenósis Ureteropiélica en la infancia

Sergio Landa-Juárez, Niccolo Manuel Ruiz-Castro, Ramón David Miguel-Gómez, Gustavo Hernández-Aguilar, Roxana Andraca-Dumit

Unidad HospitalariaUnidad Médica de Alta Especialidad “LA RAZA”, Gaudencio Gonzalez Garza, Instituto Mexicano del Seguro Social. Ubicado en Jacarandas Esq. Vallejo s/n,

CP: 02790 Delegación Azcapotzalco, México. D.F.

Solicitud de sobretiros: Dr. Sergio Landa Juarez. Unidad Médica de Alta Especialidad “LA RAZA”, Gaudencio Gonzalez Garza, Instituto Mexicano del Seguro Social. Ubicado en Jacarandas Esq. Vallejo s/n,

CP: 02790 Delegación Azcapotzalco, México. D.F.

ResumenIntroducción: El estándar de oro para el tratamiento de la estenósis ureteropiélica (EUP) es la pie-

loplastía de Anderson Hynes (AH), con buenos resultados en >90% de los casos. La evolución del abordaje ha pasado de la cirugía abierta a la de mínima invasión con sus variantes de celioscopía y re-troperineoscopía. El objetivo del presente trabajo es reportar nuestra experiencia en el tratamiento de la EUP por mínima invasión.

Material y Métodos: De enero 2005 a marzo 2009, se efectuaron 130 pieloplastías para la corrección de la EUP en nuestra institución. Técnica quirúrgica. Los abordajes fueron Transmesentérica y retoperi-toneal con el paciente en decúbito lateral

Resultados: Se efectuaron 18 pieloplastías laparoscópicas. Catorce de estas fueron transmesentéricas y correspondieron a riñones izquierdos. El tiempo quirúrgico oscilo desde los 180 hasta los 330 minutos con un promedio de 255 minutos. Las complicaciones presentadas fueron: estenósis de la anastomósis en un paciente al cual no se le dejo catéter doble “J” y fístula urinaria en otro paciente que ameritó reoperación por vía tradicional.

Discusión: El abordaje laparoscópico transmesentérico (ALT) permitió una disección suficiente y rápida de la EUP con movilización mínima de los órganos abdominales. La ventaja del ALT es que evitó la desinserción y movilización colónicas requeridas con la técnica celioscópica retrocólica y su desventaja es que su aplicación se limitó al tratamiento de las EUP izquierdas dada la localización anatómica del riñón izquierdo respecto del derecho.

Artículo

Page 21: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

121Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

El abordaje retroperineoscópico ofreció la ventaja de evitar la entrada al peritoneo y permitió la rápi-da identificación del hílio y pelvis renales pero el espacio de trabajo es muy reducido por la proximidad entre los trocares que hacen de este un abordaje técnicamente demandante siendo a nuestro juicio de mayor utilidad en EUP derechas y niños mayores.

Los resultados en cuanto a la solución de la obstrucción UP fueron similares a los de la pieloplastía abierta, aunque se requiere ampliar el número de casos especialmente en el apartado de la retroperineos-copía.

Palabras clave: Estenósis ureteropiélica; Pieloplastías laparoscópicas; Pieloplastía de Anderson Hy-nes; Abordaje transmesenterico; Abordaje retroperitoneal; Tratamiento por mínima invasión.

Minimally invasive treatment of ureteropelvic stenosis in infancy

AbstractIntroduction: The gold standard for treating ureteropelvic stenosis (EUP) is Anderson Hynes pyelo-

plasty (AH), with good results in> 90% of cases. The evolution of the approach has shifted from open surgery to minimally invasive with their variants and retroperineoscopía celioscopía. The aim of this paper is to report our experience in the treatment of EUP for minimally invasive.

Material and Methods: From January 2005 to March 2009, 130 pyeloplasties made to correct the EUP in our institution. Surgical technique. The approaches were Transmesenterico and retoperitoneal with the patient in lateral decubitus

Results: We performed 18 laparoscopic pyeloplasty. Fourteen of these were accounted transmesen-téricas and left kidneys. The operative time ranged from 180 to 330 minutes with an average of 255 minutes. The complications observed were: stenosis of the anastomosis in a patient which does not let you double-catheter “J” and urinary fistula in another patient that required re-operation for offline.

Discussion: The laparoscopic approach transmesentérico (ALT) allowed a sufficient and rapid dis-section of the EUP with minimal mobilization of the abdominal organs. The advantage of ALT is that detachment and mobilization avoided with the technique required colonic celioscópica retrocolic and its disadvantage is that its application was limited to treatment of EUP left given the anatomical loca-tion of the left kidney on the right.

Retroperineoscópico approach offered the advantage of avoiding entering the peritoneal and allowed the rapid identification of the hilum and renal pelvis but the workspace is very limited by the proximity of the trocar that make this a technically demanding approach we believe to be most EUP rights and utility in older children.

The results regarding the solution of the UP obstruction were similar to those of open pyeloplasty, although it is necessary to increase the number of cases especially in the section of the retroperineosco-pía.

Index words: ureteropelvic stenosis, laparoscopic pyeloplasty; Pyeloplasty Anderson Hynes; Appro-ach transmesenterico; Approach retroperitoneal Minimally Invasive Treatment.

IntroducciónLa estenósis ureteropiélica (EUP) ocurre en

todos los grupos pediátricos constituyendo la causa más común de hidronefrósis infantil.

Tiene dos picos de presentación, el primero en el período neonatal con frecuencia en 1 de

Tratamiento por mínima invasión de la Estenósis Ureteropiélica en la infancia

cada 1500 nacidos vivos y el segundo entre la primera y segunda décadas de la vida.

Es la causa más común de dilatación signifi-cativa de los sistemas colectores en el riñón fetal abarcando un 48% de los casos.

Page 22: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

122 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Epidemiológicamente ocurre más común-mente en el sexo masculino con un radio ma-yor a 2:1 y es más frecuente del lado izquierdo (60–67%), puede ser bilateral en el 5 a 10% de los casos.

Las causas de la EUP pueden clasificarse en intrínsecas, extrínsecas y secundarias.

Las anomalías asociadas incluyen malforma-ciones congénitas renales como riñón en herra-dura, riñón multiquístico y ectopia renal, entre otras.

La EUP puede encontrarse hasta en un 21% de los pacientes con asociación VACTER y en 40% de los pacientes con reflujo vesico ureteral.

Anteriormente el diagnóstico de la EUP se hacia al descubrir una masa palpable abdominal, actualmente el uso de la ultrasonografía prenatal ha incrementado el diagnóstico de la EUP en el período perinatal.

En los lactantes y niños los datos que más orientan al diagnóstico son las infecciones de vías urinarias frecuentes (30%), la falla de medro y hematuria.

En niños mayores se agregan el dolor episódi-co en el flanco o dolor abdominal superior a las manifestaciones de la EUP.1

La corrección de la obstrucción uretero pié-lica mediante la resección del sitio estenosado, escisión del tejido pielico redundante y unión del uréter incidido lateralmente hasta 2 cm con la porción más pendiente de la pelvis renal para evitar tensión de la sutura, ha mostrado buenos resultados hasta en el 95% de los casos, consti-tuyéndose como el estándar de oro para el trata-miento de la EUP. 2

La evolución del abordaje para la realización de la plastía Anderson Hynes desde que fue des-crita la técnica abierta incluye el abordaje lapa-roscópico con sus variantes transperitoneal y retroperitoneoscópico, incluyendo el auxilio de la robótica, mostrando hasta ahora resultados en cuanto al alivio de la obstrucción similares a los obtenidos con los procedimientos abiertos solo que con las ventajas de la mínima invasión.3-5

La pieloplastía laparoscópica y retroperineos-cópica reproducen los pasos ya descritos de la plastía Anderson Hynes, solo que en sus inicios requería de cistoscopía preoperatoria con el obje-to de colocar un catéter doble JJ en el uréter afec-tado, lo que en teoría facilitaba su identificación.

Actualmente se prefiere mantener la pelvis re-nal distendida durante la disección y diferir la

colocación del catéter hasta una vez terminada una de las paredes de la anastomosis.

El objetivo de este artículo es reportar nuestra experiencia en el tratamiento de la EUP median-te abordajes de mínima invasión.

Material y métodosDe enero del 2005 a marzo 2009 se han ope-

rado 130 pacientes de pieloplastías para la co-rrección de EUP en nuestra institución.

En 112 se utilizó el método abierto tradicio-nal y en 18 pacientes con edades que oscilaron de entre 9 meses a 15 años (media 7.87), la pie-loplastía laparoscópica.

En 14 de este grupo la EUP fue del lado iz-quierdo y el abordaje del riñón fue a través del mesenterio colónico.

En los otros 3 pacientes con hidronefrósis de-recha su exposición quirúrgica fue retrocólica. Uno de los pacientes se operó por vía retroperi-neoscópica.

Pieloplastía laparoscópica. Para el procedimiento el paciente se colocó en

decúbito lateral con el costado correspondiente al riñón afectado levantado de 30 a 60 grados de la mesa de operaciones.

Dependiendo de la edad del paciente se utili-zaron 3 puntos de introducción de los trocares; el primero de 5 mm colocado a través del ombligo o al mismo nivel aunque pararectal para una óp-tica de 30 grados, otro de 5 mm colocado en el punto de intersección de la línea clavicular me-dia y espina iliaca anterosuperior y otro mas de 5 mm en la línea media abdominal a un centíme-tro por debajo del apéndice xifoides o subcostal sobre la línea media clavicular.

En algunos pacientes se colocó un trocar op-cional de 3 mm frente al de la óptica sobre la línea media axilar a la mitad de la distancia entre el borde costal y la cresta iliaca y como auxiliar para la tracción del uréter.

En los casos transmesentéricos se identificó la protrusión de la pelvis renal hidronefrotica a través del mesenterio colónico que se incidió en sus porciones avasculares con bisturí armónico o diatérmico.

El mesenterio se abrió solo lo suficiente como para identificar la variedad de la EUP y permitir una reconstrucción satisfactoria.

El hecho de mantener la pelvis renal disten-dida o hidronefrótica, es decir, sin drenaje de la misma como se hace tradicionalmente a través de

Landa JS, Ruiz CNM, Miguel GRD, Hernández AG, Andraca DR

Page 23: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

123Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

un catéter ureteral doble “J” instalado mediante cistoscopía preoperatoria, facilitó la identifica-ción del sitio preciso de la obstrucción.

Una vez identificada dicha obstrucción se co-locó un punto de suspensión para la pelvis renal a través de la pared abdominal que la dirigió ha-cia la posición que más convino al operador y facilitó la anastomósis y desmembramiento.

Opcionalmente se tomó otro punto de refe-rencia con sutura para arrastrar el uréter a través del trocar auxiliar.

Enseguida se incidió lateralmente el uréter de 1.5 a 2 cm por debajo del sitio de la obstrucción y el primer punto se dio del ángulo de corte del uréter a la porción mas pendiente de la pelvis su-turando la pared anterior o ventral con surgete continuo.

El material utilizado fue PDS o Vicryl 5 a 6 ceros.

Una vez terminada la porción anterior de la anastomósis se instaló un catéter ureteral doble “J” anterógrado a través de la pared abdominal con la ayuda de un punzocath calibre 16G, es-tando seguros de su llegada a la vejiga al obtener orina teñida con colorante por las fenestraciones del catéter una vez retirada la guía Benson.

Finalmente se suturó la porción anterior de la anastomósis pieloureteral iniciando en el ángu-lo superior hacia la porción inferior con surgete continuo teniendo como límite el punto inicial de la pared anterior.

Se colocó un drenaje tipo penrose de las in-mediaciones de la plastia ureteropiélica al exte-rior a través del trocar inferior.

En el caso de observarse un vaso aberrante polar como responsable de la obstrucción ure-teropiélica el procedimiento fue similar solo que los puntos de suspensión ureteral se colocaron después de haber cortado la unión ureteropiélica y pasar el uréter por delante de dicho vaso.

En un paciente cuya causa de la obstrucción fue inserción alta del uréter se practico pieloplas-tía latero lateral.

Pieloplastía retroperineoscópica. Se realizó con el paciente en posición decúbi-

to lateral y flex, se utilizaron tres puertos. La óp-tica se introdujo a través de un puerto de 12mm colocado en la línea axilar media, por encima de la cresta ilíaca ipsilateral.

Se colocaron dos puertos de trabajo de 5mm en la línea axilar anterior y posterior en el punto medio entre el reborde costal y la cresta iliaca.

La disección del retroperitoneo se realizó con disección roma mediante insuflación de globo con agua.

Una vez disecado el retroperitoneo se identifi-caron el riñón y la unión UP.

Se colocó un punto de referencia a la estenósis uretero piélica y se anudo este a la masa muscular del psoas para usarlo como sostén y referencia.

Se incidió longitudinalmente el uréter y se abrió la pelvis renal hasta su porción más pen-diente.

Se realizó la anastomósis ureteropiélica co-menzando por la pared anterior, una vez conclui-da esta se libero el punto de sostén colocado en el psoas, se introdujo el catéter doble J de modo anterógrado, y se completo la pared posterior de la anastomósis usando APG 5-0. Finalmente se reseco la pelvis redundante y se dejó drenaje ex-terno.

Resultados Se efectuaron dieciocho pieloplastías lapa-

roscópicas. Catorce fueron transmesentéricas en riñones izquierdos, tres retrocólicas en riñones derechos y una retroperineoscópica. Dieciséis fueron pieloplastías tipo Anderson-Hynes.

Un paciente fue sometido a pieloplastía late-rolateral por ser portador de inserción alta del uréter y otro más con obstrucción causada por un vaso polar fue sometido a pieloureteroanasto-mósis oblicua.

Las edades de los pacientes oscilaron de entre los 9 meses a los 15 años con un promedio de 7.87 años.

El tiempo quirúrgico vario desde 180 minu-tos a 330 minutos con un promedio de 255 mi-nutos.

Se presentaron tres complicaciones. Tres pacientes presentaron fuga en la anasto-

mósis, dos fueron los casos en que no se colocó catéter doble JJ por imposibilidad para franquear la unión uretero vesical.

El tercero se presentó en un paciente de 9 me-ses con en el que se utilizó un catéter doble “J” 3Fr x 10 cm fenestrado únicamente en los extre-mos, por lo que hubo fuga importante de orina a través del drenaje externo hasta el quinto día postoperatorio.

En el hubo necesidad de reoperar por vía tra-dicional y cambiar el catéter por otro de calibre 3.7 x 10 con fenestraciones laterales.

Tratamiento por mínima invasión de la Estenósis Ureteropiélica en la infancia

Page 24: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

124 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

La estancia hospitalaria fue de 72 a 120 horas notando durante la misma una disminución del dolor postoperatorio pues los pacientes se movili-zaron sin ayuda en menor tiempo y sin necesidad de administrar dosis de rescate de analgésicos.

El drenaje penrose se retiró a los 5 días en 15 pacientes y en 7 días en los pacientes que presen-taron complicaciones.

El catéter doble “J” se retiró a las 6 semanas en todos los pacientes.

Durante el seguimiento clínico y radiológico postoperatorio que varió de 6 meses a 2 años, se notó mejoría en la sintomatología, en el grado de hidronefrósis por ultrasonido y de la función y excreción renal medidas por gamagrafia.

En un caso que correspondió al paciente en el que no pudo pasar el catéter trans anastomótico por dificultad en cruzar la unión ureterovesical se documentó estenósis de la pieloplastía, obs-trucción que se resolvió mediante V-Y de Foley transmesentérica laparoscópica.

Discusión Idealmente para el tratamiento de la EUP de-

ben cumplirse los siguientes objetivos: utilizar la técnica con mayor tasa de éxito, posibilidad de corregir la mayoría de las variantes de estenósis UP, permitir la remoción de cálculos coexistentes y ser lo más mínimamente invasiva posible.3

Las principales razones que contribuyen a la aceptación universal de la plastía de Ander-son Hynes como el estándar de oro en el trata-miento de la EUP son su amplia aplicabilidad incluyendo la preservación de vasos anómalos, la resección de la unión ureteropiélica estenosa-da, un adecuado reposicionamiento de la unión ureteropiélica y por último lograr una adecuada plastía de reducción en la pelvis renal cuando sea necesaria.

Sin embargo, la morbilidad asociada a la realización de la herida quirúrgica en el flanco condujo a la búsqueda de abordajes alternativos menos invasivos.

En la década de los 90´s el manejo endouroló-gico de la EUP se desarrolló como el tratamiento de elección en adultos, y aunque la morbilidad postoperatoria reportada es significativamente menor, la tasa de éxito fue <80%.2

El abordaje laparoscópico fue introducido y descrito por Schuessler y Kavoussi en 1993, ga-nando popularidad progresivamente.4,5

El dominio de la curva de aprendizaje permi-tió considerarla como el nuevo estándar de oro

para el tratamiento de la EUP, con tasa de éxito >95%, sustituyendo así al abordaje abierto.6

Su inconveniente, cuando se realiza por ce-lioscopía, reside en que para exponer el riñón se requiere de separar el colon de la fascia de Toldt y reflejarlo hacia la línea media lo que implica mayor disección y tiempo operatorios.7

El abordaje a través del mesenterio permite disecar directamente la unión ureteropiélica con gran facilidad y con menor manipulación intes-tinal, sobre todo en casos con grandes hidrone-frósis o variantes anatómicas que incluyan pelvis extra renales o anteromediales como en la malro-tación renal y el riñón en herradura.

Los casos operados vía transmesentérica en esta serie correspondieron solo a los del lado iz-quierdo ya que la fijación derecha del colon a nivel del ángulo hepático se sobrepone a la lo-calización anatómica habitual del riñón derecho.

Por lo tanto la exposición peritoneal del riñón derecho resulta mejor y menos riesgosa para la vasculatura intestinal por la vía retrocólica.

Esto es explicable porque la flexura hepática del intestino grueso es mas inferior en el abdo-men con relación a la flexura esplénica de fijación mas superior lo que permite que la unidad renal se transparente a través del mesenterio colónico izquierdo más no del derecho.

En teoría esta disposición anatómica limita el abordaje transmesentérico solo a las EUP iz-quierdas.

Otras limitantes relativas son mesenterios en-grosados o fibrosados lo que habitualmente ocu-rre en pacientes mayores, obesos o con antece-dentes de endopielotomías o pieloplastías fallidas como en uno de nuestros casos, ya que la mayor cantidad de tejido adiposo o adherencias por in-flamación periureteral respectivamente, eleva el riesgo de daño a la vasculatura mesentérica du-rante la disección.8-10

Si bien el abordaje transmesentérico también es una alternativa que ofrece menor disección que el tradicional retrocólico, con rápida conva-lecencia para los pacientes y sin comprometer el éxito final postoperatorio, se requiere experiencia del cirujano con el manejo de los instrumentos y materiales de sutura para que su práctica se reali-ce bajo tiempos operatorios razonables.8,11-13

La suspensión del uréter y pelvis con suturas transparietales facilita sin lugar a dudas la pie-loplastía, siendo necesario el desmembramiento solo en casos de pelvis extraordinariamente re-dundantes.14,15

Landa JS, Ruiz CNM, Miguel GRD, Hernández AG, Andraca DR

Page 25: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

125Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

Mantener la pelvis renal distendida o hidro-nefrótica sin catéter ureteral retrógrado facilita la disección transmesentérica e identificación del sitio exacto de la obstrucción.

Por lo tanto, para no vaciar la pelvis renal es mejor, a nuestro juicio, retardar la instalación del catéter doble“J” hasta terminada la sutura ante-rior o posterior de la pieloplastía y no como tra-dicionalmente se proponía mediante cistoscopía previa al procedimiento laparoscópico.5,10

Es recomendable, además, al instalar el catéter confirmar la posición del extremo distal al obser-var reflujo de orina vesical que pudiera ser teñida con algún colorante por las fenestraciones del ex-tremo proximal del mismo.

Solo en aquellos casos que sea imposible colo-car el catéter doble “J” por dificultad en cruzar la unión ureterovesical, dicho catéter deberá insta-larse por vía retrograda para evitar complicacio-nes inmediatas y tardías.15-17

Por otro lado las ventajas reconocidas del abordaje retroperitoneal incluyen la rápida iden-tificación del seno e hilio renal así como evitar la desinserción y movilización del colon.

Aunque la desventaja es el reducido espacio de trabajo con el que se cuenta y la proximidad entre los trócares.

Además en casos de obstrucción por vasos po-lares puede haber cierta dificultad para reposicio-nar el uréter.3,18

Aunque en nuestra serie se ha operado un solo caso por vía retroperitoneal a nuestro juicio dicho abordaje lo utilizaremos en lo futuro solo para ni-ños mayores con obstrucciones del lado derecho.

El abordaje retroperitoneal no es nuevo, Gaur describió en 1992 la disección del retroperito-neo con globo y ha sido el método utilizado para abordar el retroperitoneo por la mayoría de los urólogos, pues permite crear un espacio de tra-bajo sin abrir la fascia de Gerota.19

Desde 1998 Gill y cols. reportaron que la re-troperineoscopía estaba ganando aceptación a nivel mundial, con una tasa de complicaciones de 4.7%.20

En 2003, Wakabayashi y col.21 y Capolicchio y col.22 describieron respectivamente técnicas que evitan el desgarro incidental del peritoneo durante el abordaje del retroperitoneo.

Sin embargo el reducido espacio de trabajo y la ausencia de marcadores anatómicos en el re-troperitoneo hacen que se considere como un procedimiento complejo que requiere de amplia experiencia. Las guías de manejo de la British As-

sociation of Urological Surgeons, aconsejan que se debe acumular experiencia en nefrectomías la-paroscópicas antes de realizar una pieloplastía.23

Extrapolando esta recomendación, en nuestra institución se realizaron varias nefrectomías me-diante abordaje retroperitoneal antes de intentar la pieloplastía por esta vía.

Eden y colaboradores, reportaron la utilidad de la plastia desmembrada para el tratamiento de la EUP primaria y secundaria, realizándola me-diante abordaje retroperitoneal.

La tasa de éxito en los casos de EUP primaria fue de 98.2%, mientras que para la EUP secun-daria fue de 90.9%, estableciendo de este modo que la reoperación de una EUP recidivante no incrementa la hospitalización, ni la tasa de con-versión o complicaciones.3

Por su parte, Bonnard y colaboradores com-pararon el abordaje retroperitoneal con el abier-to, reportando que el tiempo operatorio para realizar el procedimiento por vía retroperitoneal aun era considerablemente mayor al compararse con el realizado con el abordaje abierto.24

La experiencia inicial con el abordaje retrope-ritoneal en niños fue reportada por Yeung y cols. interviniendo con éxito a 12 de 13 pacientes, con un tiempo operatorio medio de 143 minutos, y la conversión de un caso.25

La evolución del abordaje ha sido lenta, dado que aun se reportan tiempos quirúrgicos prolon-gados, sin embargo no hay diferencias significa-tivas entre las técnicas abierta, laparoscópica y retroperitoneal al compararse sus tasas de éxito.

El porcentaje final de buenos resultados en nuestra serie fue de 95.5%, aunque el seguimien-to es aun limitado.

Consideramos al abordaje retroperitoneal como seguro y efectivo, por lo que debe agre-garse a las opciones terapéuticas a ofrecer para el tratamiento de la estenósis UP. 26-28

Referencias1. Carr MC, El-Ghoneimi A. Anomalies and sur-

gery of the ureteropelvic junction in children. En: Campbell & Walsh Urology. 9th ed. Saunders Else-vier, 2007; vol. 4. Ch. 115.

2. Inagaki T, Koon H, Kavoussi LR, Jarret TW, et al. Laparoscopic pyeloplasty: current status. BJU Int 2005: 95 (suppl 2): 102-5.

3. Eden C, Gianduzzo T, Chang C, Thiruchelvan N, Jones A. Extraperitoneal laparoscopic pyeloplas-ty for primary and secondary ureteropelvic junction obstruction. J Urol 2004; 172, 2308-11.

Tratamiento por mínima invasión de la Estenósis Ureteropiélica en la infancia

Page 26: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

126 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

4. Shuessler WW, Grune MT, Tecuanhuey LV, Preminger GM. Laparoscopic dismembered pyelo-plasty. J Urol 1993; 150; 795.

5. Kavoussi, L. R.; Peters, C. A.: Laparoscopic pyeloplasty. J Urol, 150: 1891, 1993

6. Dong J et al. Laparoscopic pyeloplasty: the up-dated McMaster University experience. Can J Urol 2008; Vol 2, 4: 388-392.

7. Pareek G, Hedican SP, Gee JR, Bruskewitz RC, Nakada SY. Meta-analysis of the complications of la-paroscopic renal surgery: comparision of procedures and techniques. J Urol 2006;175:1208.

8. Romero FR, Wagner AA, Trapp C, Perm-pongkosol S, Muntener M, Link RE, Kavoussi LR. Transmesenteric laparoscopic pyeloplasty. J Urol 2006;176:2526.

9. Eposito C, Lima M, et al. Complications in pediatric urological laparoscopy: mistakes and risks. J Urol 2003;169:1490.

10. Karklin GS, Badlani GH, Smith AD. Endo-pyelotomy versus open pyeloplasty. Comparison in 88 patients. J Urol 1999;140:476.

11. Webster TM, Baumgartner R, Sprunger JK, Baldwin DD, McDougall EM, Herrell SD. A clinical pathway for laparoscopic pyloplasty decreases length of stay. J Urol 2005;173:2081.

12. Rubinstein M, Finelli A, Moinzadeh A, Singh D, Ukimura O, Desai MM. Outpatient laparoscopic pyeloplasty. Urology 2005;66: 41.

13. Ost MC, Kaye JD, Guttman MJ, Lee BR, Smith AD. Laparoscopic pyeloplasty versus antegra-de endopyelotomy: comparison in 100 patients and a new algorithm for the minimally invasive treatment of ureteropelvic junction obstruction. Urology 2005;66:47.

14. López M, Guye E, Becmeur F, Molinaro F, Moog R, Varlet F. Laparoscopic Pyeloplasty for Re-pair of Pelviureteric Junction Obstruction in Chil-dren. J Laparoendoscopic & Advanced Surg Tech 2009; 19:S91

15. Reismann M, Gratz KF, Metzelder M, Ure B, Gluuer S. Excision of the Dilated Pelvis is not neces-sary in laparoscopic dismembered pyeloplasty. Eur J Pediatr Surg 2008; 18: 19-21.

16. Ost MC, Kaye JD, Guttman MJ, Lee BR, Smi-th AD. Laparoscopic pyeloplasty versus antegrade en-dopyelotomy: comparison in 100 patients and a new algorithm for the minimally invasive treatment of ure-teropelvic junction obstruction. Urology 2005;66:47.

17. Chandrasekharam VVSS. Is retrograde sten-ting more reliable than antegrade stenting for pye-loplasty in infants and children?. Urology 2005; 66:1301.

18. Chiu AW, Chen KK, Chang LS. Retrope-ritoneoscopic dismembered pyloplasty for urete-ropelvic junction obstruction. J Endourol suppl. 1994;8:S60.

19. Gaur, D. D.: Laparoscopic operative retrope-ritoneoscopy: use of a new device. J Urol, 1992; 148: 1137.

20. Gill, I. S., Clayman, R. V., Albala, D. M., Aso, Y., Chiu, A. W., Das, S. et al: Retroperitoneal and pelvic extraperitoneal laparoscopy: an internatio-nal perspective. Urology 1998; 52: 566.

21. Wakabayashi Y, Kataoka K, Yoshiki T, Okada Y. Simple techniques for atraumatic peritoneal dis-section from the abdominal wall and for preventing peritoneal injury during trocar placement under re-troperitoneoscopy. J Urol 2003; 169: 256-7.

22. Capolicchio JP, Jednak R, Anidjar M, Pippi-Salle JL. A modified access technique for retrope-rineoscopic renal surgery in children. J Urol 2003; 170, 204-6.

23. Keeley FX, Eden CG, Tolley DA, Joyce AD. The British Association of Urological Surgeons: gui-delines for training in laparoscopy. BJU Int 2007; 100: 379-381.

24. Bonnard A, Fouquet V, Carricaburu E, Aigra-in Y, El-Ghoneimi A. Retroperitoneal laparoscopic versus open pyeloplasty in children. J Urol 2005;173: 1710-3.

25. Yeung CK, Tam YH, Sihoe JD, Lee KH and Liu KW: Retroperitoneoscopic dismembered pyelo-plasty for pelviureteric junction obstruction in in-fants and children. BJU Int 2001; 87: 509-513

26. Shoma AM, El Nahas AR, Bazzeed MA. Lapa-roscopic pyeloplasty: a prospective randomized com-parison between the transperitoneal approach and retroperitoneoscopy. J Urol 2007; 178: 2020-4.

27. Canon SJ, Jayanthi VR, Lowe GJ. Which is better: Retroperitoneoscopic or laparoscopic dism-bered pyeloplasty in children? J Urol 2007; 178, 1791-6.

28. Zhang X, Li HZ, Ma X, Zheng T, Lang B, Zhang J et al. Retrospective comparison of retroperi-toneal laparoscopic versus open dismembered pyelo-plasty for ureteropelvic junction obstruction. J Urol. 2006; 176: 1077-1080.

Landa JS, Ruiz CNM, Miguel GRD, Hernández AG, Andraca DR

Page 27: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

127Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

Utilidad de la manometria anorrectal como prueba diagnostica en Enfermedad de Hirschsprung

Jaime Nieto-Zermeño, Roberto Dávila-Pérez, José Manuel Tovilla-Mercado, Eduardo Bracho-Blanchet, Dorihela Herappe-Mellado

Institución Hospitalaria:Hospital Infantil de México Federico Gómez, Departamento de Cirugía

Doctor Márquez #162, Colonia Doctores, 06720. México, D. F.

Solicitud de sobretiros: Dr. Jaime Nieto ZermeñoHospital Infantil de México Federico Gómez, Departamento de Cirugía

Doctor Márquez #162, Colonia Doctores, 06720.México,D.F.

ResumenIntroducción: La Enfermedad de Hirschsprung (EH) se caracteriza por ausencia de células gan-

glionares (CG) en una longitud variable del colon. El estándar de oro diagnóstico de EH es la biopsia rectal de espesor total, aunque algunos autores consideran a la biopsia por succión como estándar de oro (consenso 2005). La manometría anorrectal (MAN) es un procedimiento no invasivo que demuestra ausencia del reflejo rectoanal inhibitorio (RRAI) en los casos de EH. En recientes publicaciones se con-sidera a la MAN sin valor diagnóstico en EH.

Material y Métodos: Estudio retrospectivo, observacional, Se incluyeron todos los pacientes pediá-tricos con sospecha de EH y que contaron con MAN y el estándar de oro diagnóstico para nuestro hos-pital (biopsias colorectales de espesor total) desde 1984 a 2008. Se realizo tabla de 2x2 entre el resultado de la MAN vs el resultado de la biopsia (estándar de oro) para determinar el valor real de la MAN como prueba diagnóstica (sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo y negativo, falsos positivos y negativos).

Resultados: De un total de 455 MAN realizadas en nuestro hospital de 1984 a 2008, 267 fueron en pacientes de nuestro hospital y el resto fueron de interconsultas externas. De estas 267 MAN, 79 con-taron con estándar de oro diagnóstico (biopsias intestinales), 55 no mostraron RRAI y 24 si mostraron el RRAI, de las primeras, en 52 se encontró ausencia de células ganglionares confirmando el diagnóstico de EH; en 3 se observó presencia de células ganglionares descartando la EH. De las segundas 24 (con presencia de RRAI), el 100% demostró presencia de células ganglionares en el estudio histopatológico descartando EH. En ningún paciente de éste último grupo se demostró ausencia de células ganglionares en el estudio histopatológico.

La MAN como prueba diagnóstica demuestra en forma global una sensibilidad del 100%, especifici-dad del 88%, valor predictivo positivo de 94% y valor predictivo negativo del 100%, además de 5.4% de falsos positivos y 0% falsos negativos comparada con el estándar de oro. Al agrupar a los pacientes

Artículo

Page 28: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

128 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

en menores y mayores de 2 años encontramos: los menores de 2 años demostraron que la MAN tiene una sensibilidad del 100%, especificidad 81%, valor predictivo positivo 91%, valor predictivo negativo 100%, 3 falsos positivos y ningún falso negativo, y los mayores de 2 años mostraron una sensibilidad del 100%, especificidad 100%, valor predictivo positivo 100%, valor predictivo negativo 100%, y ningún falso positivo ni negativo.

Discusión: La MAN en nuestra experiencia es un pilar diagnóstico fundamental para ayudar a con-firmar EH con una altísima sensibilidad y especificidad pero sobre todo por su capacidad para descartar la EH por un valor predictivo negativo del 100%, lo anterior es particularmente notorio en pacientes mayores de 2 años.

Aunque el estándar de oro diagnóstico en nuestro hospital continúa siendo la biopsia intestinal de espesor total, por las ventajas que ofrece la MAN (menos invasividad, facilidad de realización, y amplia experiencia en nuestro departamento), esta última mantiene un papel diagnóstico preponderante en la EH, cabe mencionar, que la MAN en nuestro hospital se viene realizando de una forma estandarizada desde 1984 y en el 95% de los casos es realizada por el mismo personal, lo cual le da un margen de se-guridad a la prueba muy alto desde el punto de vista técnico.

En nuestro estudio es muy importante considerar que comparamos a la MAN en el 100% de los casos contra el estándar de oro diagnóstico y nuestra tabla de 2x2 es perfectamente reproducible, lo cual es considerado de vital impartancia en los metanálisis dando una validez importante a nuestro estudio

Palabras clave: Enfermedad de Hirschsprung; Biopsia rectal de espesor total; Biopsia por succión; Manometría anorrectal; Reflejo rectoanal inhibitorio.

Utility of anorectal manometry as a diagnostic test in Hirschsprung disease

AbstractIntroduction: Hirschsprung’s disease (HD) is characterized by absence of ganglion cells (GC) in

a variable length of the colon. The gold standard diagnosis of EH is the full thickness rectal biopsy, although some authors consider the suction biopsy as the gold standard (consensus 2005). Anorectal manometry (MAN) is a noninvasive procedure that demonstrates the absence of rectoanal inhibitory reflex (IIRR) in the cases of HD. In recent publications are regarded MAN no diagnostic value in HD.

Material and Methods: A retrospective, observational, included all pediatric patients with suspected HD and counted with MAN and the diagnostic gold standard for our hospital (total thickness colorec-tal biopsies) from 1984-2008. 2x2 tables are made between the result of man vs. the result of the biopsy (gold standard) to determine the real value of the MAN as a diagnostic test (sensitivity, specificity, po-sitive predictive value and negative, false positive and negative).

Results: Of a total of 455 MAN performed in our hospital from 1984 to 2008, 267 were in patients in our hospital and the rest were external consults. Of these 267 MAN, 79 counted gold standard diag-nosis (intestinal biopsy), 55 and 24 did not show whether IIRR IIRR showed, the first in 52 found the absence of ganglion cells confirming the diagnosis of EH, was observed in 3 ruling out the presence of ganglion cells of HD. Of the second 24 (presence of IIRR), 100% showed presence of ganglion cells in the histological study discarding EH. In no patient of the latter group showed absence of ganglion cells in the histological study.

The MAN as a diagnostic test comprehensively demonstrates a sensitivity of 100%, specificity 88%, positive predictive value of 94% and negative predictive value 100%, and 5.4% false positive and false negative 0% compared with the standard gold. By grouping patients under and over two years are: children under 2 years showed that the MAN has a sensitivity of 100%, specificity 81%, 91% positive predictive value, negative predictive value 100%, 3 false positives and no false negatives, and over 2 years showed a sensitivity of 100%, specificity 100%, 100% positive predictive value, negative predictive va-lue 100%, and no false positive nor negative.

Discussion: MAN in our experience is a key diagnostic pillar to help confirm EH with high sensitivi-ty and specificity but also because of its ability to rule by EH negative predictive value 100%, the above is particularly noticeable in older patients 2 years.

Nieto ZJ, Dávila PR, Tovilla MJM, Bracho BE, Herappe MD

Page 29: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

129Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

Although the diagnostic gold standard in our hospital continues to be the full thickness intestinal biopsy because of the advantages offered by the MAN (less invasiveness, ease of implementation, and extensive experience in our department), the latter maintains a dominant role in the diagnosis EH, it is worth mentioning that the man in our hospital has been conducted in a standardized manner since 1984 and in 95% of the cases is done by the same staff, which gives a margin of safety to the test very high since technical standpoint.

In our study is very important to note that compared to the MAN in 100% of the cases against the diagnostic gold standard and our 2x2 table is perfectly reproducible, which is considered vital in the meta-analysis impartancia giving an important validity to our study

Index words: Hirschsprung disease; Full thickness rectal biopsy; Suction biopsy; Anorectal manome-try; rectoanal inhibitory reflex.

1. Titulo

Utilidad de la manometria anorrectal como prueba diagnostica en Enfermedad de Hirschs-prung

2. IntroducciónLa Enfermedad de Hirschsprung (EH) se

caracteriza por ausencia de células ganglionares (CG) en una longitud variable del colon, es una causa rara de constipación crónica en la infan-cia. El estándar de oro diagnóstico de EH es la biopsia rectal de espesor total y recientemente se ha considerado a la biopsia rectal por succión con valor también de estándar de oro (consenso), descrita por Noblett en donde se demuestra au-sencia de CG en los plexos nerviosos submuco-sos o musculares mediante la técnica de Hema-toxilina y Eosina, con hipertrofia de los troncos nerviosos y acetilcolinesterasa positiva. La mano-metria anorrectal (MAN) es un procedimiento no invasivo que demuestra hipertonía del canal anal y ausencia del reflejo rectoanal inhibitorio (RRAI) en los casos de EH.6,7

3. Marco TeóricoDefiniciónLa EH o agangliosis de colon es un padeci-

miento congénito que puede presentarse en di-ferentes extensiones del colon, incluso afectar hasta duodeno.

HistoriaHarald Hirschsprung hizo la descripción clá-

sica de esta enfermedad en 1886;1 Sin embargo hasta 1901 Tittel describió la ausencia de células ganglionares en el intestino afectado. Swenson y Bill en 1948 describieron la primera cirugía co-rrectiva para la EH,1,2 posteriormente Duhamel, Soave y De la Torre describieron sus propias téc-nicas de descenso colónico.1

IncidenciaLa incidencia de recién nacidos vivos fluctúa

de 1 en 4,400 a 7,000 recién nacidos. La relación hombre-mujer es 4:1, no hay distinción por ra-zas. La incidencia incrementa hasta un 2 a 18% cuando existe antecedente familiar de la enfer-medad.3

FisiologíaBases GenéticasLa alta frecuencia de casos esporádicos (80-

90%). La expresividad variable en diferentes miembros de una familia afectada y las diferen-cias independientes del género en la extensión de la agangliosis sugieren un origen multifactorial de la enfermedad.2

Se ha demostrado una deleción del brazo largo del cromosoma 10, donde se encuentra el proto-oncogene RET; este gen promueve la sobrevida de las neuronas, mitosis de las células progenito-ras neuronales y la diferenciación de las mismas.

El gen RET esta mutado en aproximadamen-te 35% de los casos esporádicos y en 49% en los casos familiares de EH y hasta en 76% en casos de segmento largo vs 32% en casos de segmento corto.4,5

Cerca de 5-10% de los pacientes muestran mutaciones de otros genes: Factor neurotrópico derivado de las células de la glia (GDNF), neu-turina (NTN), endotelina 3 (EDN3), receptor B de endotelina (EDNRB), enzima-1 convertidora de endotelina (ECE1), factor de transcripción SOX10 y PHOX2B.5

Anomalias asociadasSe encuentran en aproximadamente 18% de

los pacientes, incluyendo malformaciones gas-trointestinales, anomalías genitourinarias (23%), paladar hendido, malformaciones cardíacas (2-8%), anomalías craneofaciales y polidactilia.

Utilidad de la manometria anorrectal como prueba diagnostica en Enfermedad de Hirschsprung

Page 30: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

130 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

La asociación de EH con atresia de intestino delgado es mas común que en atresias de colon con incidencia de 0.25-0.8%.

Kiesewetter y colaboradores reportaron una asociación con las malformaciones anorectales de 3.4%.6

Algunas anomalías cromosómicas incluyen deleción distal del cromosoma 13, deleción par-cial del cromosoma 2, translación recíproca y tri-somía 18.

Entre los síndromes hereditarios relacionados se encuentra síndrome de Waardenburg, neo-plasia endócrina múltiple tipo 2, síndrome de Ondine, el síndrome de Down (trisomía 21) está presente en un 4.5 a 16% de los casos.5-7

Cuadro ClínicoLa EH se diagnostica más tempranamente en

la actualidad. Hace 100 años se diagnosticaba en promedio a los 2 a 3 años, hace 50 años de 3 a 6 meses, hoy en día hasta el 90% de los casos se diagnostican en el periodo neonatal.8

Los síntomas cardinales en el periodo neo-natal son ausencia de evacuación de meconio en las primeras 24-48 hr de vida, evacuaciones meconiales persistentes, distensión abdominal y vómito biliar.9

Algunos lactantes se manifiesta con obstruc-ción intestinal completa, mientras que otros tie-nen pocos síntomas en las primeras semanas o meses de vida y su cuadro clínico característico es estreñimiento crónico.

En los pre-escolares y escolares se manifiesta con estreñimiento crónico, distensión abdomi-nal importante, fecalomas a la palpación, hipo-rexia, caquexia, desnutrición y enterocolitis.5,8,10

La enterocolitis es la complicación más peli-grosa que pone en peligro la vida del paciente; se presenta en un 17 a 50%.

La clasificación de la EH según su extensión es: segmento clásico (rectosigmoides) 74-80%; segmento largo (hasta ángulo esplénico) 12-22%; agangliosis total (hasta íleon terminal) 4-13%, segmento corto (afecta recto), segmento ultra corto (canal anal) y universal (hasta duode-no).2,11

Diagnóstico DiferencialEn los recién nacidos y lactantes las obstruc-

ciones intestinales funcionales peden ser ocasio-nadas por enterocolitis, sepsis, hipotiroidismo, hemorragia adrenal, hipokalemia, hipomagna-semia, uremia, hábitos dietéticos inadecuados, medicamentos.

Las obstrucciones mecánicas pueden ser debi-das a íleo meconial, colon izquierdo hipoplasico, malrotación con volvulus, hernia encarcelada, atresia yeyuno ileal o colónica o invaginación in-testinal.12

DiagnósticoLas pruebas diagnósticas incluyen: Colon por

enema, manometría anorrectal, biopsias recta-les de espesor total, y biopsias rectales por suc-ción.2,12-14

El estándar de oro diagnóstico es la biopsia de espesor total en la mayoría de las publicaciones, aunque en el último consenso sobre EH se le dio la categoría de estándar de oro diagnóstico a la biopsia por succión.

En nuestro hospital, la biopsia rectal o coloni-ca de espesor total continúa siendo el estándar de oro diagnóstico y será contra el cual comparare-mos los resultados de la manometría.

Estudios RadiológicosLos hallazgos clásicos de la EH en un colon

por enema sin preparación (no enemas ni tacto reciente) son: recto de calibre normal o estrecho, cambio de calibre en forma de embudo (zona de transición) con dilatación proximal importante del colon.

Así mismo la retención del medio de contras-te en el colon por más de 24 hr hace sospechar la enfermedad.

La zona de transición puede ser menos evi-dente en neonatos y en pacientes con enferme-dad de segmento corto o en agangliosis total del colon.12,16

El colon por enema tiene una sensibilidad del 65 al 100% dependiendo la serie analizada;15 y una especificidad del 66 al 100%.2

No debe de hacerse el colon por enema cuan-do existe enterocolitis (ECN); y en los casos des-critos con ECN se observa edema, engrosamien-to de la pared intestinal, espasmo, y ulceración e irregularidades de la mucosa.10

Manometría anorrectalLa MAN es un método diagnostico seguro

y no invasivo que cuantifica el tono del esfínter anal interno y externo, detecta el reflejo rectoa-nal inhibitorio (RRAI), esto provee información útil en relación a la función anorrectal.

La evaluación de la función anorrectal inclu-ye: 1) función del esfínter anal; 2) longitud del esfínter 3) respuesta de la presión anorrectal ante un incremento abrupto de la presión intraabdo-minal; 4) cambios en la presión anal y rectal du-

Nieto ZJ, Dávila PR, Tovilla MJM, Bracho BE, Herappe MD

Page 31: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

131Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

rante la defecación; 5) función motora rectal; 6) sensibilidad rectal; 7) reflejos rectoanales; 8) dis-tensibilidad rectal; y; 9) Defecación simulada.17

En EH los únicos datos de importancia clíni-ca son aumento tono del esfínter anal interno y ausencia del RRAI.

En pacientes sanos se produce una relajación del esfínter anal interno ante un estimulo que distienda la pared rectal (Gowers, 1878) (RRAI presente); en la EH este reflejo esta ausente (Ca-llagan y Nixon, 1964).

Schnaufer en 1967 considero que la MAN bastaba para diagnosticar la EH, sin la necesidad de la biopsia rectal y para evaluar la continencia postoperatoria.18

Describió un sistema de 2 globos insertados en el conducto anal; el globo externo se coloca en el esfínter anal externo y el globo interno por el esfínter anal interno, siendo las grabaciones de manera simultánea e independiente. Un tercer canal registra la duración, frecuencia y amplitud de la actividad eléctrica.

Este sistema fue modificado por Lawson y Nixon en 1967 y ha sido simplificado con el paso de los años para registrar solo los datos esenciales para el diagnóstico de EH.

Schuster describe una técnica con un dispo-sitivo de 2 globos, estos se encuentran separados con un globo de látex moldeado alrededor de un cilindro hueco. Dos agujeros en las paredes late-rales de este cilindro están conectados a dos cana-les de grabación de manera independiente, uno para cada compartimento. Un tercer globo en un tubo de polietileno se utiliza para distensión en el recto con volúmenes progresivos de aire.19

En decúbito lateral, previa verificación de ausencia de fuga de aire en el sistema desde los globos hasta el transductor, se inserta una sonda con globo hasta el recto y otra sonda con globo en el canal anal, se introduce aire a través de una jeringa.

Se infla parcialmente el globo anal y se regis-tra la presión basal del esfínter anal interno en el transductor.

El estudio se inicia al aplicar diferentes volú-menes de aire en el globo rectal, generando dis-tensión del recto y se registran los cambios de presión en el esfínter anal interno (globo anal).

En caso de no encontrarse el RRAI, se debe movilizar el globo anal a diferentes alturas del ca-nal antes de confirmar la ausencia del RRAI. El paciente debe de estar tranquilo y en ocasiones puede sedarse.20

La técnica estándar de la MAN en nuestro hospital incluye: limpieza intestinal la cual se realiza 3 días previos al estudio: Primer día; 3 enemas con sol salina, segundo día, 2 enemas; y al 3 día (día del estudio) un enema antes del mismo. Ayuno 12 hr previas. Nunca aplicar ca-tárticos rectales (microlax, fleet) ya que producen falsas lecturas. El paciente deberá estar desvelado la noche previa a la MAN.

En pacientes con derivación intestinal se rea-liza irrigaciones a través del estoma distal. (1 dia-rio durante 3 días). Pacientes menores de 6 años, se sedan con hidrato de cloral VO a 0.5 ml/kg/dosis única.

En años recientes la MAN ha sido utilizada también en la evaluación de pacientes con cons-tipación, incontinencia y malformaciones ano-rrectales.19

Esta descrito un volumen de insuflación en el globo rectal para producir el RRAI de 10 ml en recién nacidos y lactantes; 25 ml para niños mayores. La presión en el esfínter anal interno cae de 15-20 cmH2O. El esfínter anal externo muestra un aumento de su actividad de manera transitoria. Con un volumen crítico (aproxima-damente 25 ml en lactantes y 150 ml en niños más grandes) el esfínter anal interno se deprime, el esfínter anal externo se relaja y se realizan es-fuerzos para pujar y expulsar, produciendo una rápida fluctuación en la presión.20

La presión de reposo del esfínter anal interno (EAI) oscila entre 32 y 58 cmH2O con una me-dia de 38 cmH2O, actividad rítmica de 10 a 13/min con amplitud de 8 a 11 cmH2O.

La zona del esfínter anal externo (EAE) mues-tra picos de actividad irregular.-1- La distensión del globo produce un reflejo de relajación del EAI y contracción del EAE, con aumento simul-táneo de la actividad eléctrica del EAE. -3- Des-pués de una expulsión, el EAI retorna a su activi-dad rítmica que puede incluso superar la presión de reposo.20

La fase de contracción del EAE esta bajo con-trol voluntario y usualmente se asocia con con-tracción del anillo puborrectal. Las contracciones voluntarias elevan la presión a lo largo del canal anal, pero el aumento de la presión es máximo en la parte baja del canal donde la mayor parte del EAE esta situado.17

Las contracciones tónicas del EAI y EAE con-tribuyen a la presión de reposo del esfínter; el EAI contribuye a un 70% y el EAE contribuye en un 15 a 20%.17,31,32

Utilidad de la manometria anorrectal como prueba diagnostica en Enfermedad de Hirschsprung

Page 32: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

132 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Reflejo rectoanal inhibitorio (RRAI): La dis-tensión rectal induce relajación refleja del EAI, que es una respuesta conocida como RRAI.

Este reflejo esta asociado con una supresión de oscilaciones eléctricas del EAI pero no del EAE.

Cuando el balón rectal esta distendido con volúmenes grandes, la amplitud y la duración de la relajación se incrementa.

La absoluta o relativa amplitud de la relaja-ción del EAI depende del tono preexistente del EAI y la magnitud de esto contribuye al tono anal basal.14

El reflejo inhibitorio puede facilitar el mues-treo de los contenidos que llegan al recto, porque ayuda a diferenciar entre flatos, heces liquidas o heces sólidas. Este reflejo esta regulado por el plexo intrínseco mientérico. Esta presente en pa-cientes con sección del cordón espinal, sección de los nervios hipogástricos, lesión del cordón espinal sacro. Esta ausente en pacientes con EH y en pacientes con sección rectal seguido de una anastomosis termino-terminal. La MAN debe de realizarse bajo sedación ya que esto permite eva-luar la función autónoma y no la somática.33,34

En niños con colostomía, se requieren de in-crementos más pequeños de aire para obtener este reflejo, ya que la presión en el recto en ellos es más alta.20

En la EH el recto a menudo muestra olas es-pontáneas con diferente amplitud y frecuencia. La presión del EAI es un poco más alto, entre 32 a 64 cmH2O, media de 44 cmH2O. La activi-dad rítmica es más pronunciada con amplitud de 15 a 20 cmH2O y tiende a ser un poco más lenta de 8 a 12/min.20

En la EH no hay relajación del EAI ante la distensión rectal; en su lugar, hay una contrac-ción de larga duración del esfínter externo.18,26

Existen reportes de pacientes con ausencia del RRAI y presencia de células ganglionares en la biopsia (falsos positivos), lo cual se explica por un probable desplazamiento de la sonda o im-posibilidad para estimular la pared del recto por megarecto secundario a constipación crónica o a un ámpula rectal ocupada por materia fecal.25,26

Clásicamente se ha considerado que la MAN en menores de 1 mes no tiene validez, sin embar-go existen múltiples publicaciones demostrando la utilidad de la MAN en el periodo neonatal.

Los primeros trabajos de MAN en recién na-cidos, se hicieron desde 1973 por Sukuzi y Whi-te27 y casi 10 años después en 1984 por Tamate desarrollo un equipo mas pequeño con un ma-

nómetro de 5 mm de diámetro, introduciendo el balón de 4 a 5 mm dentro del canal, la distensión se lleva a cabo con 1 a 5 ml de aire para identifi-car el RRAI.28

Holschneider describió que el desarrollo nor-mal del reflejo se completa hasta el 12 día de vida extrauterina.28 Sin embargo hay estudios de la fi-siología anorrectal durante los primeros 4 días de vida extrauterina encontrándose una relaja-ción ante una distensión de 5 ml; primer día 6.7 mmHg, 2 día 7.7 mmHg, 3 día 6.5 mmHg y al 4 día de vida 8.2 mmHg con una media de 7.3 mmHg.29

Benninga y colaboradores reportaron estudios en Recién nacidos de término y en prematuros con una presión de reposo del esfínter anal de 7 a 65 mmHg con una frecuencia de 8-14 ondas/min.30

El RRAI normal se completa al duodécimo día de vida, y no se ha identificado en <39 sema-nas de edad gestacional o en los que pesan menos de 2.7 Kg. La precisión diagnóstica es de hasta un 85%.

La MAN como prueba diagnóstica para EH tiene una sensibilidad del 75-100% y especifici-dad de 85-97% según el autor analizado.2,13,14,17,18

Lorijin y cols. reportaron en 2006 un metaná-lisis metodológicamente bien llevado en donde solo consideraron series que se consideraban el estándar de oro diagnóstico y en los que pudie-ron reconstruir la tabla de 2x2 encontrando sen-sibilidad del 91% (85-95%) y especificidad del 94% 89-97 y demostraron diferencia estadística al compararse con el colon por enema y sin diferen-cia estadística contra la biopsia por aspiración.31

Biopsia rectalLa biopsia rectal es el estándar de oro para el

diagnóstico de la EH; estas pueden ser tomadas por succión que incluyen mucosa y submucosa o de espesor total.

Swenson describió la toma de biopsia de es-pesor total de la pared en 1959, teniendo como inconveniente el uso de anestesia general, y como complicaciones perforación y sangrado,32 situación rara vez reportada en las biopsias por aspiración.

Los hallazgos de las biopsias en EH son au-sencia de células ganglionares mediante la técni-ca de Hematoxilina y Eosina (H-E) y acetil coli-nesterasa (AChE) positiva con hipertrofia de las fibras nerviosas y localización ectópica de células ganglionares.

Nieto ZJ, Dávila PR, Tovilla MJM, Bracho BE, Herappe MD

Page 33: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

133Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

Otras técnicas de inmunohistoquimica utili-zadas son: lactato deshidrogenasa, succinil deshi-drogenasa, NADPH-diaforasa. (33)

La sensibilidad de las biopsias por succión con técnica de H-E va de 97-100%, especificidad de 99-100%, con técnica de AChE la sensibilidad va 91-100%, y especificidad de 97-100%.2,13,14

Dobbins y Bill en 1965 desarrollaron la toma de biopsias rectales por succión, con un diagnós-tico certero hasta en 99.7%; la mayor desventaja es la obtención de una muestra insuficiente de la submucosa; otro problema es cuando la biopsia se toma muy cerca del nivel del esfínter anal in-terno.

Existe una hipoganglionosis normal en todas las edades, ubicándose 9 a 10 mm por arriba de la línea dentada con un rango de 3 a 17 mm. Esto lleva a la práctica de realizar la toma de las biopsias por 2 cm por arriba de la línea ileopec-tina o dentada.33,34

La técnica de la biopsia rectal por succión es bastante segura, pero se han descrito complica-ciones como perforación, sepsis abdominal, y hemorragia.

Es probable que la hipoganglionosis no se diagnostique cuando las biopsias solo incluyen plexo submucoso.

En los casos de sospecha de hipoganglionosis o heterotopia del plexo mientérico se recomien-dan las biopsias de espesor total.34,35

Se realizó en Italia en abril del 2004 el 4° Sim-posium de EH y neurocitopatías relacionadas; controversias en las guías diagnosticas para ano-malías del sistema nervioso enterico; llegándose a las siguientes conclusiones: 1) Los métodos de histopatología con H&E y AChE son aceptados; 2) El estándar de oro para el diagnóstico de EH es la biopsia rectal por succión; 3) La MAN no es necesaria para el diagnóstico de EH; pero es un estudio complementario; 4) El colon por enema es útil para el abordaje quirúrgico ya que algunas veces puede valorar la extensión del segmento aganglionico; 6) La EH es la única entidad clíni-co patológica reconocida.34

En nuestro hospital la MAN continua siendo de gran utilidad para el complemento diagnósti-co en EH y nuestro estándar de oro diagnóstico continua siendo la biopsia colonica o rectal de espesor total.

Procedimientos QuirúrgicosSwenson y Bill en 1948 desarrollaron de

manera exitosa el primer tratamiento quirúrgi-co para EH resecando el colon agangliónico e

ideando un descenso coloanal del intestino sano. Las complicaciones de esta técnica quirúrgica, en etapas tempranas incluyen: Infección aguda, dehiscencia, absceso pélvico, obstrucción del in-testino delgado y sepsis; complicaciones tardías: enterocolitis, estenosis anal, obstrucción del in-testino delgado, diarrea, hernia postincisional, fístula enterocutánea y sepsis.

Los hábitos intestinales fueron normales en 61% y anormales en 39% de los pacientes.35,36

Bernard Duhamel en 1960 describió el des-censo retro rectal. Con esta técnica, 92% de los pacientes tuvieron continencia, 12% enterocoli-tis, fecaloma 4% y constipación o diarrea 3.7% en un análisis de 270 casos en un periodo de 1960 1990.37

En casos de EH total, el procedimiento de Martín preserva un segmento de colon aganglio-nar el cual se anastomosa latero-lateral al ileon aprovechando la capacidad motriz del delgado y la de absorción del colon agangliónico.

Franco Soave en 1964 publicó su técnica que consiste en un descenso endorrectal, el intestino descendido protruye a través del ano, la anasto-mosis es extrapélvica y se preserva un manguito muscular. La descripción original no incluía la anastomosis distal. Con esta técnica existe riesgo de enterocolitis en 2.1%, incontinencia 1.1% y mortalidad 1.1%.38,39

De la Torre describe un descenso transanal en un solo tiempo, sin realizar abordaje abdo-minal disminuyendo la formación de adheren-cias; con menor lesión pélvica y mejor resultado cosmético.40,41

La colostomía esta indicada en niños que sufren de cuadros severos de enterocolitis o en quienes tienen de manera muy marcada un colon proximal muy dilatado que podría impedir un descenso primario.

La miectomía anorrectal es el procedimien-to de elección utilizado en pacientes con EH de segmento corto y ultracorto (menor o igual de 5 cm). Usualmente se realiza para tratar pacientes con problemas postoperatorios de estreñimiento; demostrando muy buenos resultados en pacien-tes con estreñimiento persistente o cuadros de enterocolitis repetitivos después de un descenso.

4. JustificaciónExisten pocas publicaciones internacionales

en que se evalúe a la MAN como prueba diag-nostica de EH metodológicamente bien llevados y comparándose exclusivamente contra el están-

Utilidad de la manometria anorrectal como prueba diagnostica en Enfermedad de Hirschsprung

Page 34: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

134 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

dar de oro diagnostico (biopsia colo-rectal de es-pesor total. (metanálisis)

En México no se cuenta con registros ni pu-blicaciones en la población pediátrica sobre ma-nometría anorrectal como prueba diagnóstica de enfermedad de Hirschsprung.

No existen publicaciones previas en donde se describan las variables manometricas que se es-tandarizaran en este trabajo (volumen de estimu-lo rectal necesario para desencadenar el RRAI, volumen de estimulo rectal necesario para alcan-zar la relajación máxima del EAI, presión máxi-ma de relajación del EAI y longitud del canal anal).

5. ObjetivoOBJETIVO PRINCIPAL: Evaluación de la

manometría anorrectal como prueba diagnostica para enfermedad de Hirschsprung en Pediatría.

OBJETIVOS SECUNDARIOS: 1. Determinar la sensibilidad y especificidad

de la manometría anorrectal comparándola con el estándar de oro diagnóstico de enfermedad de Hirschsprung. (biopsia colo-rectal de espesor to-tal).

2. Conocer en los casos en que exista relaja-ción del esfínter anal interno mediante mano-metría anorrectal las constantes tanto globales como por grupo etario de: volumen de estímulo necesario para inicio de la relajación, volumen de estímulo necesario para generar la relajación máxima, presión máxima de relajación y longi-tud del canal anal.

6. HipótesisLa sensibilidad y especificidad de la mano-

metría anorrectal será superior al 80-90% en nuestra serie para diagnóstico de enfermedad de Hirschsprung comparada contra el estándar de oro diagnostico.

7. Material y Métodos• Diseño de estudioRetrospectivo, observacional• Población de estudioTodos los pacientes pediátricos que acudieron

al servicio de Cirugía Pediátrica del Hospital In-fantil de México, con sospecha de enfermedad de Hirschsprung y que cuenten con manometría anorrectal y estudio histopatológico con biopsias colo-rectales que confirmen o descarten enfer-

medad de Hirschsprung en un periodo de 1984 a 2008.

• Criterios de inclusiónPacientes con expediente clínico en el Hospi-

tal Infantil de México desde recién nacidos has-ta 18 años, a quienes se les realizo manometría anorrectal por el servicio de Cirugía Pediátrica y estudio histopatológico por sospecha de enfer-medad de Hirschsprung.

• Criterios de exclusiónManometrías anorrectales realizada por pa-

tologías diferentes al estreñimiento crónico y enfermedad de Hirschsprung (malformaciones anorrectales).

Manometrías anorrectales realizadas en pa-cientes enviados al Hospital Infantil de México como interconsulta y que no hayan completado seguimiento en este hospital. De estos pacientes solamente consideraremos aquellos que si de-muestren presencia del RRAI en conjunto con los pacientes del HIM para el análisis de las va-riables manometricas normales.

Pacientes que tengan manometría anorrectal sin estudio histopatológico.

• Criterios de eliminaciónExpedientes incompletos e ilegibles en las ma-

nometrías anorrectales.• Definición de variablesDemográficasEdad cronológica. Grupo etario: Recién naci-

do: 1-28 días, lactante menor: 1 mes a 11 meses; lactante mayor 12- 23 meses, pre-escolar 2años - 5 años 11 meses; escolar 6 -11 años 11 meses, adolescente 12-18 años.

Sexo: Género. Escala de medición, femenino o masculino.

Manometría rectalReflejo recto anal inhibitorio presente: Rela-

jación refleja del esfínter anal interno posterior a distensión rectal en un estudio bien elaborado con evidencia de disminución de la presión del globo anal inmediatamente posterior a un esti-mulo en globo rectal que es progresivo, reprodu-cible y supera 2 mmHg con base a presión basal.

Ausencia del reflejo recto anal inhibitorio: Nula relajación refleja del esfínter anal interno posterior a distensión rectal. En un estudio bien elaborado y después de múltiples intentos a dife-rentes volúmenes y en diferentes alturas del canal anal sin demostrarse disminución de la presión basal del globo anal.

Nieto ZJ, Dávila PR, Tovilla MJM, Bracho BE, Herappe MD

Page 35: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

135Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

Volumen de inicio de relajación: Volumen necesario de aire que se administra a través del globo rectal para provocar primera relajación del esfínter anal interno. Escala de medición: ml

Volumen de relajación máxima: Volumen ne-cesario de aire que se administra a través del glo-bo rectal para provocar la relajación máxima del esfínter anal interno. Escala de medición: ml

Presión de relajación máxima: Presión máxi-ma de relajación del esfínter anal interno ante un volumen determinado medido en el globo anal. Escala de medición mmHg.

Longitud del canal anal: Medición realizada una vez finalizado el estudio, introduciendo el globo anal al recto y traccionándolo hasta que se detecta aumento de la presión en dicho globo (borde proximal del canal anal) y marcando la sonda en unión muco-cutánea anal (borde distal del canal anal). Finalmente midiendo distancia entre la marca y el principio del globo anal. Es-cala de medición: mm

Estudio histopatológico: Histopatología de biopsias transrrectales, miectomias, biopsias in-testinales (mapeos intestinales) de espesor total, fijadas en formol o en fresco teñidas con la téc-nica de Hematoxilina y Eosina y evaluada por patólogos pediatras expertos con los siguientes hallazgos: Presencia o ausencia de células gan-glionares, ésta última puede incluir hipertrofia de los troncos nerviosos o localización ectópica de células ganglionares. Pudiendo ameritar de inmunohistoquímica para confirmar o descartar la presencia de células ganglionares en casos du-dosos.

8. Análisis estadísticoAnálisis de frecuencias para variables demo-

gráficas y variables manométricas en casos de presencia de reflejo recto anal inhibitorio en for-ma global y por grupo etario reportadas con pro-medio, moda, desviación estándar y límites. T de Student para comparar medias de las variables manométricas en los pacientes que si relajaron en forma global y por grupo etario y determinar di-ferencias estadísticas entre dichos grupos etarios.

Tabla de 2X2 entre la presencia o ausencia del reflejo recto anal inhibitorio con manome-tria anorrectal (prueba a evaluar) vs. Presencia o ausencia de células ganglionares en las biopsias (estándar de oro) para determinar sensibilidad y especificidad de la prueba.

Valor predictivo positivo y valor predictivo negativo. Falsos positivos y negativos de la prue-ba a evaluar.

El análisis estadístico se llevará a cabo con el programa SPSS 17.0

9. ResultadosSe revisaron para el estudio un total de 455

pacientes con manometría anorrectal realizadas en el Departamento de Cirugía Pediátrica del Hospital Infantil de México “Federico Gómez” en un periodo de 1984 a 2008. De las cuales se excluyeron para el análisis de la MAN como prueba diagnóstica a 188 manometrías por co-rresponder a pacientes enviados de otros hospi-tales como interconsultas, quedando un total de 267 manometrias. De éstas, 209 fueron reporta-das con PRESENCIA de reflejo recto anal inhibi-torio; 24 de ellas contaron con el estándar de oro diagnóstico para enfermedad de Hirschsprung e ingresaron a la evaluación de la manometría ano-rrectal como prueba diagnóstica. Estas 209 junto con 155 MAN realizadas a pacientes externos al HIM con presencia de RRAI entraron al análisis de variables manométricas en niños mexicanos sin EH.

De las 267 manometrías iniciales, 58 mostra-ron AUSENCIA de reflejo recto anal inhibitorio, de las cuales 3 se excluyeron por no contar con el estándar de oro diagnóstico para enfermedad de Hirschsprung y el resto (55) ingresaron a la evaluación de la manometría anorrectal como prueba diagnóstica. Diagrama 1

Análisis de la manometria anorrectal como prueba diagnóstica:

El análisis de la manometría anorectal como prueba diagnóstica incluyó 79 pacientes cuyas manometrías demostraron en 55 AUSENCIA del reflejo rectoanal inhibitorio y 24 demostra-ron PRESENCIA de reflejo rectoanal inhibito-rio. Diagrama 1

La edad promedio del grupo fue de 41.1 ± 48.5 meses (1-180), predomino el sexo mas-culino (69.6%), con una relación H-M 2.2:1. La distribución por grupo etario se muestra en la siguiente tabla, en donde se demuestra un predominio de lactantes menores y mayores en el grupo comprendiendo el 49% de los casos. (Grafica 1)

De los 55 pacientes que reportaron AUSEN-CIA de reflejo rectoanal inhibitorio en la mano-metría, el 100% contó con el estándar de oro diagnóstico (biopsias intestinales, colorrectales, miectomías) y en 52 se confirmó: AUSENCIA de células ganglionares confirmando el diagnós-tico de Enfermedad de Hirschsprung (verdade-ros positivos) y en 3 se confirmó PRESENCIA

Utilidad de la manometria anorrectal como prueba diagnostica en Enfermedad de Hirschsprung

Page 36: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

136 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

En el grupo de recién nacido se obtuvo sen-sibilidad 100%, especificidad 66%, valor pre-dictivo positivo 85%, valor predictivo negativo 100%, falso positivo 1, falso negativo 0 (tabla 2)

En el grupo de lactante menor se obtuvo sensi-bilidad 100%, especificidad 90%, valor predictivo positivo 92%, valor predictivo negativo 100%

En el grupo de lactantes mayores se obtuvo sensibilidad 100%, especificidad 66%, valor pre-dictivo positivo 92%, valor predictivo negativo 100%

En el grupo de preescolares se obtuvo sensibi-lidad 100%, especificidad 100%, valor predictivo positivo 100%, valor predictivo negativo 100%

En el grupo escolares se obtuvo sensibilidad 100%, especificidad 100%, valor predictivo posi-tivo 100%, valor predictivo negativo 100%

En el grupo adolescentes se obtuvo sensibili-dad 100%, especificidad 100%, valor predictivo positivo 100%, valor predictivo negativo 100%

Al agrupar a los pacientes en menores de 2 años y mayores de 2 años encontramos los siguientes resultados: los menores de 2 años demostraron que la MAN como prueba diagnóstica tiene una sensibilidad del 100%, especificidad 81%, valor predictivo positivo 91%, valor predictivo negativo 100%, 3 falsos positivos y ningún falso negativo, y la MAN en el grupo de pacientes mayores de 2 años mostro una sensibilidad del 100%, espe-cificidad 100%, valor predictivo positivo 100%,

Nieto ZJ, Dávila PR, Tovilla MJM, Bracho BE, Herappe MD

de células ganglionares descartando la Enfermedad e Hirschsprung (falsos po-sitivos).

De los 24 pacientes con PRESENCIA de reflejo rectoanal inhibitorio en la ma-nometría, y que por alguna razón ame-ritaron de biopsias intestinales (mapeos por oclusión, miectomías y/o biopsias rectales por estreñimiento crónico), el 100% demostró PRESENCIA de células ganglionares en el estudio histopatológi-co descartando Hirschsprung (verdade-ros negativos).

En ningún paciente de éste grupo se demostró AUSENCIA de células gan-glionares en el estudio histopatológico (falsos negativos).

Con lo cual la tabla de 2x2 queda como sigue: Tabla 1. Tabla 2x2

Este análisis muestra una sensibili-dad del 100%, especificidad del 88%, valor predictivo positivo de 94% y valor predictivo negativo del 100%, además de 5.4% de falsos positivos y 0% falsos negativos de la manometría anorrectal como prueba diagnóstica comparada con el estándar de oro diagnóstico (biopsia intestinal).

El análisis de la MAN como prueba diagnóstica estratificada por grupo etario se muestra en las siguientes Tablas 2, 3, 4, 5, 6, y 7

Diagrama 1. Diagrama de flujo de la distribución de los pacientes en nuestro estudio

Grafica 1. Distribución de pacientes con MAN y biopsias intesti-nales que reconsideraron para la tabla 2X2 por grupo etario.

Page 37: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

137Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

valor predictivo negativo 100%, y ningún falso positivo ni negativo. (tablas 8 y 9)

Análisis de variables manometricas en niños mexicanos:

El análisis de las variables manométricas en niños mexicanos incluyó al 100% de las man-

Utilidad de la manometria anorrectal como prueba diagnostica en Enfermedad de Hirschsprung

Tabla 1. Tabla 2x2 para evaluación de la manometria ano-rectal como prueba diagnostica vs estándar de oro diagnós-

tico (estudio histopatológico) del global de pacientes.

Tabla 2. Tabla 2X2 de la MAN como prueba diagnóstica vs estándar de oro en neonatos

Tabla 3. Tabla 2X2 de la MAN como prueba diagnóstica vs estándar de oro en lactantes menores

Tabla 4. Tabla 2X2 de la MAN como prueba diagnóstica vs estándar de oro en lactantes mayores

Tabla 5. Tabla 2X2 de la MAN como prueba diagnóstica vs estándar de oro en preescolares

Tabla 6. Tabla 2X2 de la MAN como prueba diagnóstica vs estándar de oro escolares

Tabla 7. Tabla 2X2 de la MAN como prueba diagnóstica vs estándar de oro en adolescentes

Tabla 8. Manometría ano rectal como prueba diagnóstica vs estándar de oro en menores de 2 años

Tabla 9. Manometría ano rectal como prueba diagnóstica vs estándar de oro en mayores de 2 años

Tabla 10. Relación pacientes cuya MAN demostró RRAI presente por sexo y grupo etario

Gfrafico 2. Distribución de manometrias anorectales con RRAI presente por grupo etario

Page 38: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

138 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

student) entre los diferentes grupos, únicamente demostramos diferencia significativa entre los gru-pos de lactantes mayores y preescolares en las sigu-ientes variables: Inicio de la relajación (p<0.001), estimulo para la relajación máxima (p=0.014) y la relajación máxima y la longitud del canal anal no demostraron diferencia. (Tabla 12, 13)

El análisis demográfico de las variables manométricas por grupo etario quedó como se muestra en la tabla 11

Al agrupar a los pacientes en menores y mayores de 2 años encontramos los siguientes resultados. Tabla 12

El análisis de comparación de medias entre ambos grupos (T student) demostró diferencia es-tadística entre ambos grupos (menores y mayores de 2 años) en las variables de inicio de relajación (6.9 ± 6.1 Vs 14.5 ± 14.6) p<0.001 y estimulo para la relajación máxima (42.8 ± 27.7 vs 75.3 ± 36) p=0.001, la relajación máxima y la longitud

Tabla 11. Valores promedio ± DE (limites) y moda de las variables en la MAN de pacientes con RRAI presente tanto en forma global como por grupo etario

Nieto ZJ, Dávila PR, Tovilla MJM, Bracho BE, Herappe MD

Tabla 12. Relación de las variables manométricas en pacientes con RRAI presente, agrupados en menores y mayores de 2 años

ometrías anorectales con pres-encia de RRAI realizadas en el departamento de Cirugía Pediátrica independientemente de si eran pacientes del mismo hospital (209) o interconsultas externas (155), comprendiendo un total de 364 manometrías.

De estos 364 casos, 130 (35%) fueron del sexo femeni-no y el resto (242) masculinos (65%).

La edad promedio fue 54.6 ± 45.7 meses (1-192) o 5a ± 3a8m (1m-16a). (Grafico 2, tabla 10)

En forma global, el volu-men necesario en el globo rectal para estimular el inicio de la re-lajación fue de 11.6 ± 12.5 ml (0.5-100), con moda de 10 ml.

El volumen necesario para generar la relajación máxima fue de 63.3 ± 37.3 ml (1-200), moda 60 ml.

La relajación máxima fue de 11.0 ± 5.7 mph (2-40), moda 8 mmHg; Y la longitud del canal anal fue de 1.9 ± 0.7 cm (0.4-5), moda 2 cm.

La distribución por grupo etario en estos casos fue: recién nacidos 6 casos (1.7%), lactantes menores 66 (18.3%), lactantes mayores 61 (17%), pre-escolares 108 (30%), escolares 88 (25%), adolescentes 32 (9%).

En la tabla 11 se muestra la distribución de los pacientes por grupo etario y sexo, en donde se muestran las diferencias en-tre los diferentes grupos etarios y al hacer el análisis compara-tivo de variables cuantitativas (t

Page 39: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

139Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

del canal anal no mostraron diferencia estadística entre ambos grupos

10. DiscusiónManometría ano rectal como prueba diagnós-

tica:Una prueba diagnóstica es útil solamente si

puede proveer información acerca de la fisiopa-tología subyacente, confirmar una sospecha clíni-ca o guiar el manejo clínico.

La MAN en un estudio prospectivo demos-tró no solo que confirma una impresión clínica, sino que también es capaz de proveer información nueva que no había sido detectada en la clínica. La información obtenida en estos estudios influyeron directamente en el manejo y en el seguimiento de pacientes con trastornos de la defecación.5

Desde el punto de vista diagnostico la MAN nos ayuda confirmando la presencia de RRAI, la imposibilidad para detectarlo debe orientar fuer-temente hacia el diagnostico de EH.2

El estándar de oro diagnóstico de EH continúa siendo la biopsia intestinal de espesor total (2).

En el último consenso sobre EH y otras neu-rocitopatías intestinales en 2004 se considero por la mayoría de los especialistas invitados que la MAN es innecesaria para diagnosticar EH, aunque algunos aún la siguen utilizando como una ayuda diagnóstica para EH y consideraron a la biopsia por aspiración como el estándar de oro diagnóstico

El estándar de oro diagnóstico en nuestro hos-pital continúa siendo la biopsia intestinal de espe-sor total, sin embargo, por las ventajas que ofrece (menos invasividad, facilidad de realización, y amplia experiencia en nuestro departamento), la MAN continúa siendo un pilar diagnóstico fun-damental en la EH.

Cabe mencionar, que la MAN en el Hospi-tal Infantil de México se viene realizando de una forma estandarizada y en el 95% de los casos es realizada por el mismo personal, lo cual le da un margen de seguridad a la prueba muy alto desde el punto de vista técnico.

metanálisis dando una validez muy importante a nuestro estudio.

La edad promedio de nuestro grupo fue de 41.1 ± 48.5 meses (1-180), predomino el sexo masculino (69.6%), con una relación Hombre-Mujer 2.2:1, acorde a lo publicado en la literatura. La distribución por grupo etario demostró predo-minio de lactantes menores y mayores compren-diendo el 49% de los casos.

Existe un debate considerable acerca del abor-daje diagnostico mas apropiado para EH debido a que el CE, MAN, biopsias rectales por succión, todas producen resultados falsos positivos y falsos negativos.

Cada una de estas pruebas tiene ventajas y desventajas, dificultades técnicas, exposición radi-ológica e invasividad.2,3

En un análisis comparativo, prospectivo se comparo la capacidad diagnostica de estas prue-bas encontrando en la MAN una sensibilidad y especificidad de 83 y 93% respectivamente, sien-do superada únicamente por las biopsias por suc-ción con una sensibilidad y especificidad de 93 y 100%. y se demostró que pacientes prematuros mayores de 26 semanas de gestación tuvieron un RRAI bien desarrollado posterior al estimulo rec-tal, en esta serie reportaron 5 falsos positivos, 3 de los cuales eran menores de 1 año justificándose por un probable megarecto ya que utilizaron un volumen rectal máximo de 60 ml.

Los resultados falsos negativos se presentaron en 4 pacientes, 3 de los cuales eran menores de 1 mes de vida, sin encontrar explicación por parte de los autores para este fenómeno.9

Otras publicaciones reportaron 26% de falsos negativos considerándolos secundarios a despla-zamiento del transductor transanal al momento de la medición y probablemente como causa alter-nativa una relajación del EAE mas que del EAI.9-19

En una revisión sistemática de las pruebas di-agnosticas en EH publicado por Lorijin y cols evaluaron 9 estudios sobre MAN incluyendo ex-clusivamente aquellos que se comparara contra el estándar de oro y en los que pudieran reconstruir

Utilidad de la manometria anorrectal como prueba diagnostica en Enfermedad de Hirschsprung

Tabla 13. Análisis de comparación de medias (T Student) entre las variables manométricas entre los grupos de menores y mayores de 2 años

En nuestro estudio es muy impor-tante considerar que comparamos a la MAN en el 100% de los casos contra el estándar de oro diagnostico excluy-endo a todos aquellos que no contaran con el mismo, y es perfectamente re-producible nuestra tabla de 2X2, lo cual es considerado de vital impor-tancia para el grupo de Lorijin en su

Page 40: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

140 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

la tabla 2X2. Encontrando una sensibilidad y es-pecificidad del 91 (del 85-95%) y 94% (del 89-97%) respectivamente; sin demostrar diferencia con la sensibilidad y especificidad demostrada en los 13 estudios en que la biopsia por succión fue analizada (93 y 98% respectivamente); y significa-tivamente superior a aquellos estudios en donde se evalúo el CE (sensibilidad y especificidad de 80 y 73% respectivamente).2,3

El análisis de la MAN como prueba diagnós-tica de EH comparado contra el estándar de oro diagnóstico en nuestros casos en forma global reporto 52 casos verdaderos positivos (EH), 24 casos verdaderos negativos (sin EH), 3 casos fal-sos positivos (estreñidos sin EH) y 0 casos falsos negativos (con presencia de RRAI en la MAN y sin células ganglionares en las biopsias); con una sensibilidad del 100%, especificidad 88%, valor predictivo positivo 94%, y valor predictivo nega-tivo 100%.

La MAN es un estudio no invasivo y fácil de realizar en niños mayores de 1 año, se ha prop-uesto frecuentemente como una prueba diagnós-tica de tamizaje, sin embargo el equipo es caro, se requiere de mucha experiencia para realizarla en menores de 1 año.

Existen reportes en donde consideran imposi-ble de realizar en un número importante de pa-cientes por agitación, con lo cual sugieren aplicar sedación ligera o anestesia en niños pequeños, re-portando factibilidad para detectar el RRAI aun bajo el uso de anestesia general.9

En un estudio se demostró que la sensibilidad y especificidad de la MAN disminuye a 88 y 89% en menores de 6 meses.2

El reconocimiento de la ausencia del RRAI en los primeros dias de vida en neonatos graves hacen que se considere inútil su realización la primera se-mana de vida (3-A Howard) sin embargo se repor-tan casos en prematuros y neonatos en la primera semana de vida con RRAI presente.3

En nuestro análisis de la MAN como prueba diagnóstica al estratificarla por grupo etario dem-ostramos que los grupos mas beneficiados con la MAN son de pre escolares a adolescentes con una sensibilidad del 100%, especificidad del 100%, valor predictivo positivo y negativo del 100% y ningún falso positivo ni negativo, lo cual con-cuerda con la literatura que refiere mayor facilidad para la realización de MAN en niños mayores en contra del grupo de RN a lactantes en donde en-contramos, sensibilidad del 100, especificidad del 81%, valor predictivo positivo 91%, valor predic-tivo negativo del 100%, con 3 falsos positivos y ningún falso negativo.

Se considera que los resultados falsos positivos en la MAN se producen por una mala colocación del transductor o como consecuencia de una rela-jación del EAE más que del EAI.2

Los falsos negativos en MAN son explicados por una imposibilidad del balón rectal para es-timular las paredes del recto lo cual se observa en los pacientes con constipación funcional y meg-arecto,2 o por no esperar a que la presión del EAI regrese a su basal antes del siguiente estimulo.3

El volumen requerido para obtener este reflejo es de gran importancia y varia ampliamente de uno a otro paciente y solamente se puede saber por medio de prueba y error.3

En nuestro estudio encontramos 3 falsos posi-tivos (pacientes con ausencia de RRAI y presencia de células ganglionares) los cuales fueron secunda-rios a pacientes con estreñimiento crónico y meg-arecto en los cuales fue imposible generar el RRAI con el máximo estimulo en el globo rectal que fue de 200 ml de aire.

En nuestro estudio no encontramos ningún falso negativo (pacientes con presencia de RRAI en quienes se hubiera demostrado ausencia de células ganglionares), lo cual habla de la exce-lente técnica para desarrollar la MAN con base a los reportes en la literatura en donde se culpa a desplazamientos del globo anal, irritabilidad del paciente al momento del estudio.

Es importante mencionar que del total de las MAN realizadas en el Hospital Infantil de México un porcentaje mínimo requirieron repetirse por dificultades al momento del estudio (irritabilidad del paciente que no mejoró con la sedación, mala preparación por aplicación de catárticos o persist-encia de materia fecal antes del estudio), el100% de ellos se repitió en forma satisfactoria.

Al hacer el análisis de la MAN como prueba diagnóstica por grupo etario demostramos que aun en el periodo neonatal obtuvimos resultados útiles de la MAN con una sensibilidad del 100%, especificidad 66%, valor predictivo positivo 85%, valor predictivo negativo 100%, 1 falso positivo, y ningún falso negativo.

Por otro lado, demostramos que la MAN como prueba diagnóstica es mucho mas útil en mayores de 2 años al comparar los resultados contra los menores de 2 años, debido a que en el primer grupo se demostró una sensibilidad del 100%,es-pecificidad 100%, valor predictivo positivo 100%, valor predictivo negativo 100%, y ningún falso positivo ni negativo, en contra de el segundo grupo (recién nacido a lactantes mayores) en don-de demostramos que la MAN tiene una sensibili-

Nieto ZJ, Dávila PR, Tovilla MJM, Bracho BE, Herappe MD

Page 41: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

141Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

dad del 100%,espcificidad 81%, valor predictivo positivo 91%, valor predictivo negativo 100%, 3 falsos positivos y ningún falso negativo, dem-ostrando que en nuestro medio aunque la MAN es útil como prueba diagnóstica a cualquier edad es particularmente útil en pacientes mayores de 2 años.

Variables manométricas normalesLo que esta descrito en la literatura sobre MAN

incluye: la presión de reposo normal en el canal anal sufre ciertas fluctuaciones que consisten en ondas cortas (amplitud de 5 a 25 mmHg) y con frecuencia de 6 a 20 ciclos/min y otras ondas mu-cho mas largas en amplitud y ultra lentas (ampli-tud de 30 a 10 mmHg) y frecuencia menor de 3 ciclos/min; parece que estas ondas son generadas por el EAI.

La distensión rectal inhibe el tono del EAI y elimina las fluctuaciones eléctricas y de presión. La frecuencia de las ondas lentas en el EAI es mayor en la porción baja comparada con la porción alta del canal anal lo cual permite fisiológicamente que pequeños fragmentos de materia fecal se deslicen a la parte superior del canal anal para su discrimi-nación en las terminaciones nerviosas anales.

La contracción tónica del EAI y EAE con-tribuyen a la presión de reposo del esfínter, siendo el EAI un 70% y el EAE 15 a 20%.5

Los hallazgos manométricos clásicos en la EH incluyen: ondas espontaneas a nivel rectal de fre-cuencia y amplitud variable.

La presión del EAI es un poco mayor de lo nor-mal en promedio 44 (limites de 32-64 cmH2O). La actividad rítmica es más pronunciada con una amplitud de 15 a 20 cmH2O y tiende a ser un poco más lenta (8-12 por minuto).

El EAI muestra una ausencia total de inhib-ición en su presión basal. El EAE se comporta normalmente.3

En sentido práctico la MAN en EH se realiza para confirmar la presencia de una presión de re-poso basal del EAI alta y para demostrar ausencia del RRAI.10

La utilización de la MAN para estudiar el RRAI es ampliamente aceptada en niños mayores para diagnosticar EH pero en neonatos es contro-versial con algunos estudios apoyándolo y otros cuestionando la capacidad diagnostica de la MAN en este grupo de edad.10

Existen reportes que el RRAI esta presente a partir de los 14 días de vida.10-55 En contrasen-tido existe un reporte de detección de RRAI en 60 neonatos sanos y ausencia del mismo reflejo en neonatos con EH, concluyendo que la no detec-

ción del RRAI en los neonatos puede ser debida a dificultades técnicas.10-54

En neonatos la mayoría de los centros utiliza menos de 5 ml de aire como estimulo rectal para la detección del RRAI y en niños mayores se uti-lizan de 10 a 60ml, muy pocos centros utilizan hasta 120ml especialmente en niños grandes y adultos.11

La MAN no solo descarta la EH sino que en caso de estreñimiento crónico permite medir vari-ables potencialmente útiles que no han sido to-madas en consideración en la literatura y que se exponen a continuación.

Nuestros resultados con base a las variables de-mográficas de la MAN en el total de casos en don-de se confirmo presencia del RRAI reportaron en forma global los siguientes resultados: el volumen necesario en el globo rectal para estimular el inicio de la relajación fue de 11.6 ± 12.5 ml (0.5-100), con moda de 10 ml.

El volumen necesario para generar la relajación máxima fue de 63.3 ± 37.3 ml (1-200), moda 60 ml. La relajación máxima fue de 11.0 ± 5.7 mmHg (2-40), moda 8 mmHg; Y la longitud del canal anal fue de 1.9 ± 0.7 cm (0.4-5), moda 2 cm.

Al estratificar a los pacientes cuya MAN dem-ostró la presencia del RRAI en grupos de menores y mayores de 2 años demostramos que el grupo de pacientes menores de 2 años requirieron un menor estímulo para generar la relajación del EAI (6.9 ± 6.1 Vs 14.5 ± 14.6) p<0.001 y un menor estimulo para obtener la relajación máxima (42.8 ± 27.7 vs 75.3 ± 36) p=0.001 en comparación con el grupo de pacientes mayores de 2 años.

Resultados que no han sido reportados previa-mente y que consideramos de utilidad como es-tándares normal en forma global y grupo etario.

La MAN es un método diagnóstico simple de realizar y seguro aun en el paciente grave, en gen-eral, es mas útil que el colon por enema princi-palmente en casos de EH ultra corto y casi tan efectivo como la biopsia rectal por succión.3

Si bien no puede sustituir a las biopsias como estándar de oro diagnostico si orienta el diagnos-tico para confirmar pero sobre todo para descartar de forma poderosa la EH y puede utilizarse como método diagnóstico inicial de tamizaje de casos.3

11. ConclusionesManometría anorectal como prueba diagnos-

tica:En el Hospital Infantil de México “Federico

Gómez” el estándar de oro diagnóstico continua

Utilidad de la manometria anorrectal como prueba diagnostica en Enfermedad de Hirschsprung

Page 42: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

142 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

siendo la biopsia intestinal de espesor total y la MAN continua siendo un pilar diagnóstico fun-damental en la EH.

La MAN en el Hospital Infantil de México desde hace 3 décadas se realiza de forma estanda-rizada y en el 95% de los casos por el mismo personal.

La metodología utilizada en el estudio cumple con los requisitos de excelencia para confirmar la utilidad de una prueba diagnóstica (MAN) para diagnóstico de EH, comparándose contra el es-tándar de oro diagnóstico (biopsia intestinal de espesor total) ya que el 100% de los casos cumple con ese criterio. Siendo perfectamente reproduc-ible nuestra tabla de 2X2.

La edad promedio de nuestro grupo fue de 3 años 4 meses ± 4 años, predomino el sexo mascu-lino (69.6%), y la relación Hombre-Mujer 2.2:1, acorde a lo publicado en la literatura.

Predominaron los lactantes menores y mayores comprendiendo el 49% de los casos.

El análisis de la MAN como prueba diagnós-tica de EH en forma global reporto 52 verdaderos positivos, 24 verdaderos negativos, 3 falsos posi-tivos y 0 falsos negativos; con una sensibilidad del 100%, especificidad 88%, valor predictivo posi-tivo 94%, y valor predictivo negativo 100%.

En nuestro análisis de la MAN como prueba diagnóstica al estratificarla por grupo etario dem-ostramos que los grupos mas beneficiados con la MAN son de pre escolares a adolescentes con una sensibilidad del 100%, especificidad del 100%, valor predictivo positivo y negativo del 100% y ningún falso positivo ni negativo, en contra del grupo de RN a lactantes en donde encontramos, sensibilidad del 100, especificidad del 81%, valor predictivo positivo 91%, valor predictivo negativo del 100%, con 3 falsos positivos y ningún falso negativo.

En nuestro estudio encontramos 3 falsos posi-tivos los cuales fueron secundarios a estreñimiento crónico y megarecto, en los cuales fue imposible generar el RRAI con el máximo estimulo en el globo rectal que fue de 200 ml de aire.

En nuestro estudio no encontramos ningún falso negativo lo cual habla de la excelente técnica para desarrollar la MAN.

Demostramos utilidad de la MAN como prueba diagnóstica aun en el periodo neonatal en donde obtuvimos una sensibilidad del 100%, es-pecificidad 66%, valor predictivo positivo 85%, valor predictivo negativo 100%, 1 falso positivo, y ningún falso negativo.

Demostramos que en nuestro medio la MAN es útil como prueba diagnóstica a cualquier edad pero es particularmente útil en pacientes mayores de 2 años.

Variables manométricas normalesReportamos promedios con desviación es-

tándar, limites y moda de 4 variables de 364 man-ometrías en donde si demostramos la presencia de RRAI:

Nuestros resultados en forma global fueron:El volumen necesario en el globo rectal para

estimular el inicio de la relajación fue de 11.6 ± 12.5 ml (0.5-100), con moda de 10 ml.

El volumen necesario para generar la rela-jación máxima fue de 63.3 ± 37.3 ml (1-200), moda 60 ml.

La relajación máxima fue de 11.0 ± 5.7 mmHg (2-40), moda 8 mmHg.

La longitud del canal anal fue de 1.9 ± 0.7 cm (0.4-5), moda 2 cm.

Los pacientes menores de 2 años en nuestro es-tudio requirieron un menor estimulo para generar la relajación del EAI y un menor estimulo para obtener la relajación máxima en comparación con el grupo de pacientes mayores de 2 años.

12. Referencias1. McReady R, Beart R. Classic articles in colonic

and rectal surgery. Disease Colon Rectum 1981, 24, 408-410.

2. Haricharan R, Georgeson K. Hirschsprung’s Dis-ease. Seminars in Pediatric Surgery 2008, 17, 266-275.

3. Orr J, Scobie W. Presentation and incidence of Hirschsprung’s Disease. British Medical Journal 1983, 287, 1671-1673.

4. Martuciello G et al. Total colonic agangliosis as-sociated with intersticial deletion of the long arm of chromosome 10. Journal of Pediatric Surgery 1991, 7, 308-310.

5. Puri P, Shinkai T. Pathogenesis of Hirschsprung’s disease and its variants: recent progress. Seminars in Pediatric Surgery 2004, 13, 18-24.

6. Ure B, Holschneider A, Meier W. neuronal in-testinal malformations: A retro- and prospective study on 203 patients. European Journal Pediatric Surgery, 1994, 4, 279-280.

7. Caniano D, Qualman S. Management of Hir-schsprung’s Disease in children with trisomy 21. American Journal Surgery, 1990, 159, 402-404.

8. Swenson O, Sherman J, Fisher J. Diagnosis of congenital megacolon: An analysis of 501 patients. Journal of Pediatric Surgery, 1973, 8, 587-594.

Nieto ZJ, Dávila PR, Tovilla MJM, Bracho BE, Herappe MD

Page 43: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

143Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

9. Clark D. Times of first void and first stool in 500 newborns. Pediatrics 1977, 60, 457-459.

10. Vietnem D, Spicer R. Enterocolitis complicat-ing Hirschsprung’s disease. Seminars in Pediatric Sur-gery 2004, 13, 263-272.

11. Suita S, Taguchi T. Hirschsprung’s Disease in Japan: analysis of 3852 patients based on a nationwide survey in 30 years. Journal of Pediatric Surgery 2005, 40, 197-201.

12. Swenson O. Hirschsprung’s disease: A review. Pediatrics 2002, 109, 914-918.

13. Lorijin F, Kremer L, Reitsma J. Diagnostic test in Hirschsprung’s Disease: A systematic Review. Jour-nal of Pediatric Gastroenterology and Nutrition 2006, 42, 496-505.

14. Lorijin F, et al. Diagnosis of Hirschsprung’s Dis-ease: a prospective, comparative accuracy study of com-mon test. The Journal of Pediatrics 2005, 146, 787-792.

15. Klein M, Philippart A. Hirschsprung’s disease: Three decades experience at a single institution. Jour-nal of Pediatric Surgery 1993, 28, 1291-1293.

16. Rosenfield N et al. Hirschsprung’s Disease: Ac-curacy of the barium enema examination. Radiology 1984, 150, 393-400.

17. Sun W, Rao S. Manometric assessment of the anorrectal function. Gastroenterology Clinics of North America 2001, 30, 15-32

18. Schnaufer L, et al. Differential sphincteric stud-ies in the diagnosis of ano-rectal disorders of child-hood. Journal of Pediatric Surgery, 1967, 2, 538-543.

19. Aaronson I, Nixon H. A clinical evaluation of anorectal pressure Studies in the diagnosis of Hirschs-prung’s disease. Gut, 1972, 13, 138-146.

20. Shafie M, Suzuki H, Schnaufer L, Haller A, White J. A simplified method of anorectal manometry for wider clinical application. Journal of Pediatric Sur-gery 1972, 7, 230-235.

21. Mishalany H, Suzuki H, Yokoyama J. Report on the first international Symposium on anorrectal man-ometry. Journal of Pediatric Surgery 1989, 24, 356-359.

22. Kawahara H, et al. Anorrectal sleeve microma-nometry for the diagnosis of Hirschsprung’s disease in newborns. 2007, 42, 2075-2079.

23. Swenson O, Fisher J, Gherardi G. rectal biopsy in the diagnosis of Hirschsprung’s Disease. Surgery, 1959, 45, 690-695.

24. Pini-Prato A et al. Rectal suction biopsy in the diagnosis of intestinal dysganglionoses: 5-year experi-ence with Solo RBT in 389 patients. Journal of Pedi-atric Surgery, 2006, 41, 1043-1048.

25. Noviello C, Cobellis G, Papparella A, Amici G. Role of anorectal manometry in children with severe constipation. Colorectal Disease 2008, junio.

26. Meunier P, Mollard P, Jaubert M. Manomet-ric studies of anorectal disorders in infancy and child-hood: an investigation of the physiopathology of con-tinence and defaecation. British Journal Surgery 1976, 63, 402-407.

27. Suzuki H, White J, El Shafle M, Shaker I, Haller A. Nonoperative diagnosis of Hirschsprung’s disease in neonates. Pediatrics 1973, 51, 188-191.

28. Tamate S, et al. Manometric diagnosis of Hir-schsprung’s disease in the neonatal period. Journal of Pediatric Surgery 1984, 19, 285-288.

29. Frenckner B, Molander M. Activity of the in-ternal anal sphincter during the first days of life. Acta Pediatric Scand. 1980, 69, 73-77.

30. Benninga M, et al. Characterizacion of anorec-tal pressure and the anorectal inhibitory reflex in healthy preterm and term infants. The Journal of Pedi-atrics 2001, 139, 233-237.

31. Lorijin F, et al. Diagnosis of Hirschsprung’s disease: a prospective, comparative accuracy study of common test. The Journal of Pediatrics 2005, 787-792.

32. Keshtgar A, et al. Diagnosis and management of children with intractable constipation. Seminars in Pediatric Surgery, 2004, 13, 300-309.

33. Ryuichiro H, Yuzo H, Takaharu Y. The Simple technique of rectal mucosal biopsy for the diagnosis of Hirschsprung’s disease. Journal of Pediatric Surgery 1993; 28, 942-944.

34. Martuciello G, et al. Controversies concern-ing diagnosis guidelines for anomalies of the enteric nervous system: A report from the fourth Internation-al Symposium on Hirschsprung’s disease and related neurocristopathies. Journal of Pediatric Surgery 2005, 40, 1527-1531.

35. Madonna M et al. Swenson procedure for the treatment of Hirschsprung’s Disease. Seminars in Pediatric Surgery 1998, 7, 85-88.

36. Swenson O: My early experience with Hirschs-prung’s Disease. Journal Pediatric Surgery 1989, 24, 839-844.

37. Mattioli G, et al. Results of a mechanical Duhamel pull-through for the treatment of Hirschs-prung’s Disease and intestinal neuronal dysplasia. Journal of Pediatric Surgery, 2004, 39, 1349-1355.

38. Stockmann P, Philippart A. The Duhamel pro-cedure for Hirschsprung’s Disease. Seminars in Pediat-ric Surgery, 1998, 7, 89-95.

39. Weinberg G, Boley S. Endorrectal Pull-through with primary anastomosis for Hirschsprung’s Disease. Seminars in Pediatric Surgery, 1998, 7, 96-102.

40. De la Torre L, Ortega A. Transanal versus open endorrectal pull-through for Hirschsprung’s Disease. Journal of Pediatric Surgery 2000, 35, 1630-1632.

41. De la Torre L, Ortega J. Transanal endorrec-tal pull-through for Hirschsprung’s disease. Journal of Pediatric Surgery, 1998, 33, 1283-1286.

42. Jona J, et al. Laparoscopic pull-through proce-dure for Hirschsprung’s Disease. Seminars in Pediatric Surgery, 1998, 7, 228-231.

Utilidad de la manometria anorrectal como prueba diagnostica en Enfermedad de Hirschsprung

Page 44: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

144 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Efecto del Recambio del Líquido Amniótico en Fetos con Gastrosquisis en el cierre

primario de la Pared Abdominal

Fernando Montes-Tapia1, Roberto Ambríz-López2, Ulises Garza-Luna1, Guillermo Martínez-Flores1, Diego Gaytan-Saracho2,

Valdemar Abrego-Moya2, Gerardo Muñoz-Maldonado1

1Cirugía Pediátrica, Hospital Universitario “Dr. José E. González” de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, N.L. México.

2Perinatología, Hospital Universitario “Dr. José E. González” de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, N.L. México.

Pediatría Hospital Universitario “Dr. José E. González” de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, N.L. México.

Solicitud de sobretiros: Dr. Fernando Montes Tapia.Torre de Pediatría-Hospital Universitario,Av. Madero y Gonzalitos s/n

Colonia Mitras Centro, Monterrey, N.L. CP [email protected]

ResumenIntroducción: Una de las causas del fracaso del cierre primario de la pared abdominal en pacientes

con gastrosquisis es la perivisceritis que impide la reintroducción de las asas intestinales. El recambio de líquido amniótico trata de eliminar los productos que ocasiona la perivisceritis.

Casos Clínicos: Caso 1: se realizó 2 recambios de líquido amniótico, se obtiene producto con gas-trosquisis y sin perivisceritis. Cierre primario de la pared abdominal sin tensión, sin ampliar orificio y preservación del cordón. Caso 2: se realizó 3 recambios, se obtiene producto con gastrosquisis y sin perivisceritis. Cierre primario de la pared abdominal sin tensión, sin ampliar orificio y preservación del cordón.

Conclusiones: Con el recambio del líquido amniótico se pretende disminuir o eliminar el grado de perivisceritis y así facilitar el cierre primario de la pared abdominal y disminuir las complicaciones de un cierre en etapas.

Palabras Clave: Palabras Clave: Recambio de líquido amniótico, Gastrosquisis, cierre primario.

Caso Clínico

Page 45: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

145Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

Effect of Amniotic Fluid Replacement in Fetuses with Gastroschisis in the Primary Closure of the Abdominal Wall

AbstractIntroduction: One of the causes of failure of primary closure of the abdominal wall in patients with

gastroschisis is perivisceritis, which impedes reintroduction of the intestine. Amniotic fluid exchange tries to eliminate products that cause perivisceritis.

Clinical cases: Case 1: Two amniotic fluid exchanges were carried out. A newborn with gastroschi-sis and without perivisceritis was delivered. Primary abdominal wall closure was performed without tension, without increasing the wall defect, and preserving the umbilical cord. Case 2: Three amniotic fluid exchanges were carried out. A newborn with gastroschisis and without perivisceritis was delivered. Primary abdominal wall closure was performed without tension, without increasing the wall defect, and preserving the umbilical cord.

Conclusions: The purpose of amniotic fluid exchange is to minimize or eliminate perivisceritis and thus facilitate primary closure of the abdominal wall and decreasing complications of a staged closure.

Index word: Amniotic fluid exchange; Gastroschisis; Primary closure.

IntroducciónLa incidencia de gastrosquisis tiene diferen-

cias regionales, siendo un estimado mundial entre 0.5-3 casos por 10,000 nacimientos, reco-nociendo que esta ha ido en incremento en dife-rentes regiones del mundo.1-4

Una mejora importante en el pronóstico de estos pacientes han sido los avances en el cuidado neonatal desde la introducción de la nutrición parenteral.

Se han hecho esfuerzos para identificar fac-tores no quirúrgicos que mejoren el pronóstico, como la vía de nacimiento del paciente (vaginal vs. cesárea), el mejor tiempo (edad gestacional de término vs. pre término), localización del naci-miento (hospital general vs. hospital pediátrico), sin embargo, hasta el momento no hay un claro consenso.5-8

También se conocen diferentes métodos qui-rúrgicos para el cierre del defecto abdominal como el cierre primario, el cierre por etapas uti-lizando un silo, cierre solamente de la piel o con colgajos musculocutáneos hasta el cierre utilizan-do materiales protésicos.9-13

El objetivo primario de todas estas técnicas quirúrgicas es la reintroducción del contenido abdominal eviscerado y el cierre de la pared ab-dominal.14

El cierre primario solo se puede realizar en al-rededor de el 70% de los pacientes,15 una de las causas por las que no se puede reintroducir las

asas intestinales a la cavidad abdominal es debido al proceso de perivisceritis con el que nacen algu-nos recién nacidos y en los cuales, es tal la infla-mación de las asas intestinales, que imposibilita su reintroducción porque el volumen es mayor que la cavidad abdominal.

A las 30 semanas de edad gestacional en fetos humanos con gastrosquisis inicia el daño a las asas intestinales y el grado de engrosamiento de la pared intestinal es variable.16

Los cambios en el grosor de la pared intestinal es debido a por lo menos dos causas; la primera, por una etiología constrictiva en la cual las asas intestinales son afectadas por lesiones isquémi-cas, ocasionadas por compresión del mesenterio relacionada al tamaño del defecto, y la segunda causa etiológica es la respuesta inflamatoria de las asas intestinales a los productos de desecho provenientes del contenido intestinal y urinario.

El resultado final de estos dos tipos de afec-ción es la perivisceritis, que es una especie de pe-ritonitis aséptica en la cual hay una formación de una capa fibrosa que recubre el intestino y edema.17-20

Siguiendo la teoría de la lesión intestinal por inflamación se ha contemplado la posibilidad de alterar la composición del líquido amnióti-co para impedir esta reacción inflamatoria y así evitar el engrosamiento de la pared intestinal o perivisceritis.

Efecto del Recambio del Líquido Amniótico en Fetos con Gastrosquisis en el Cierre Primario de la Pared Abdominal

Page 46: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

146 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Presentación de Casos Clínicos Caso 1: Se trata de madre de 19 años de edad, en su

tercera gestación, se realiza diagnóstico de pro-ducto con gastrosquisis a las 20 semanas de edad gestacional (SEG).

Previa autorización por la madre se decide incluir en el protocolo de recambio de líquido amniótico.

El primer recambio de realiza a las 30 SEG, en esta oportunidad también se toma muestra para cariotipo, el segundo recambio se realiza a las 33 SEG, posterior a este, inicia con trabajo de parto, por lo que se realiza cesárea y se ob-tiene producto femenino con peso de 1560 gr., Apgar 9/9.

A la exploración física asas evisceradas a la derecha del cordón umbilical y se corrobora el diagnóstico de gastrosquisis, las asas intestinales sin datos de perivisceritis por lo que se decide realizar cierre del defecto. (Figura 1)

Bajo anestesia general, sin ampliar el defecto ambominal se reintroduce las asas por el defec-to, finalmente se cierre del orificio con puntos simples de vicryl 2-0 y piel con prolene 3-0, sin retirar el cordón umbilical (Figura 2 y 3).

El tiempo quirúrgico fue de 45 minutos. Per-manece 3 días intubado.

Nutrición parenteral por 17 días, inició la vía oral a los 15 días de vida extrauterina (12 días del postoperatorio) y tolera su requerimiento a la semana.

Se egresa a los 39 días de vida extrauterina al ganar el peso adecuado para su alta a los 2 Kg. de peso, según protocolo institucional.

Caso 2: Se trata de madre de 25 años de edad, en su

primera gestación, se realiza diagnóstico de gas-trosquisis a las 25.4 SEG.

Previa autorización por la madre se decide incluir en el protocolo de recambio de líquido amniótico. Se inicia primer recambio a las 30.3 SEG, el segundo recambio a las 32.3 SEG y el

Montes TF, mbríz LR, Garza LU, Martínez FG, Gaytan SD, Abrego MV, Muñoz MG

Figura 1. Caso 1. Asas intestinales sin perivisceritis

Figura 2. Caso 1. Asas intestinales reintroducidas por el mismo defecto abdominal sin ampliarlo. Figura 3. Caso 1. Defecto abdominal cerrado

Page 47: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

147Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

tercer recambio a las 35.2 SEG. Se obtiene por cesárea a las 37 SEG, producto masculino de peso 2460 gr. con Apgar de 8/9.

A la exploración física asas evisceradas a la derecha del cordón umbilical y se corrobora el diagnóstico de gastrosquisis, las asas intestinales sin datos de perivisceritis por lo que se decide realizar cierre del defecto (Figura 4).

Bajo anestesia general, sin ampliar el defecto abdominal se reintroduce las asas por el defec-to, finalmente se cierre del orificio con puntos simples de vicryl 2-0 y piel con prolene 3-0, sin retirar el cordón umbilical (Figura 5).

El tiempo quirúrgico fue de 65 minutos. Per-mance 3 días intubado.

A los 10 días de vida se sospecha de atresia intestinal y se decide realizar estudio con medio de contraste evidenciando obstrucción proximal.

En laparotomía se encuentra múltiples bri-das con vólvulo a nivel de yeyuno, las cuales se liberan.

Nutrición parenteral por 25 días, inició la vía oral a los 20 días de vida extrauterina (10 días de segunda cirugía) y se egreso a los 30 días de VEU.

Protocolo de técnica de recambio de líquido amniótico:

Este procedimiento se realiza en el Departa-mento de Perinatología del Hospital Universita-rio “Dr. José E. González”. Se realiza a madres con productos mayores de 30 SEG, con feto úni-co y diagnóstico de gastrosquisis.

Se realiza punción uterina bajo anestesia local y guiado por ultrasonido para localización de la placenta (Figura 6).

La punción se realiza bajo técnica aséptica, con jelco #20 Ga., se aspira 300ml líquido am-niótico y se realiza recambio con 300 ml de solu-ción salina a 37ºC (Figura 7).

Al finalizar el procedimiento se deja en ob-servación a la paciente bajo registro cardiotoco-gráfico del producto y vigilancia de la paciente durante una hora.

Posteriormente se egresa a la paciente con an-tibiótico (ampicilina) y analgésico (paracetamol) por razón necesaria. Se realiza control ecográfico semanal.

Efecto del Recambio del Líquido Amniótico en Fetos con Gastrosquisis en el Cierre Primario de la Pared Abdominal

Figura 4. Caso 2. Asas intestinales sin perivisceritis

Figura 5. Caso 2. Defecto abdominal cerrado

Figura 6. Punción uterina guiada por ultrasonido

Page 48: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

148 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Los recambios de líquido amniótico se reali-zan cada dos semanas hasta llegar a las 37 sema-nas de edad gestacional. Se realiza la interrup-ción del embarazo vía cesárea a las 37 semanas.

DiscusiónEl objetivo primario de todas las técnicas qui-

rúrgicas en el tratamiento de la gastrosquisis es la reintroducción del contenido abdominal evis-cerado y el cierre de la pared abdominal. Pocos avances en la técnica quirúrgica han sido descri-tos que puedan lograr eficazmente este objetivo, por otro lado, mayormente se han enfocado en el periodo perinatal.

Para tener un panorama nacional, revisamos los últimos reportes presentados sobre esta pa-tología en los congresos de la Sociedad Mexi-cana de Cirugía Pediátrica, así que de acuerdo a estos publicaciones podemos evidenciar que el cierre primario solo se pudo lograr entre un 36% reportado por Vidal y col.9 hasta un 81% de Maza y col.12

El no poder realizar un cierre primario con-lleva complicaciones, dentro de las cuales la más frecuente en nuestro país es la sepsis, como lo reportado en la literatura latinoamericana,21 so-bre la base de los estudios publicados en el país, la incidencia de mortalidad relacionada a sepsis se encuentra en un 78%.10,22

En cuanto al requerimiento de nutrición pa-renteral (NP), en el reporte de Ávila-Díaz y col.23 requirieron en promedio 21 días, e iniciaron vía oral a los 19.3 días promedio.

Nuestros pacientes requirieron de NP el mis-mo promedio de días, pero el tiempo de inicio de la vía enteral fue menor de 12.5 días, aunque considerando que el caso 2 hubo que realizar una segunda cirugía, aún así un menor íleo postope-ratorio que el encontrado por Vidal y col.9

El tiempo de intubación se incrementa cuan-do el cierre primario no está bien indicado o por el cierre por etapas con silo y por esta causa, un solo estudio reporta 12 días de intubación,10 en nuestros pacientes requirieron 3 días.

La morbilidad presentada en el Caso 2, de obstrucción por bridas, pudiera ser criticado por considerarse que fue a los 10 días del postopera-torio del cierre primario, ya que puede conside-rarse dentro del periodo de íleo con el que cursan los pacientes de gastrosquisis, pero la compro-bación de nuestro diagnóstico la realizamos con estudio contrastado y los hallazgos quirúrgicos.

En la única publicación de obstrucción intes-tinal por bridas en pacientes con gastrosquisis y

onfalocele por van Eijck et al,24 reporta que el rango de presentación es desde los 8 días hasta los 13 años y que la incidencia en gastrosquisis es de 25%.

Dentro de los factores de riesgo descritos se encuentran la sepsis intraabdominal, dehiscencia de la herida y colocación de prótesis para el cierre de la pared abdominal, ninguna de las cuales pre-sentó nuestro paciente, pero llama la atención, que se enfatiza que dentro de los factores que pueden prevenir esta patología es precisamente la realización de recambio de líquido amniótico.

La mortalidad es directamente influenciada por el tiempo de ayuno, y la sepsis con la que cursan los pacientes que no se puede realizar cierre primario, al realizar el procedimiento de recambio de líquido amniótico mejoramos estos dos factores, aunque hay que reconocer que el no tener perivisceritis no garantiza la ausencia de trastornos de motilidad.

El tiempo de internamiento reportado por Maza y col,12 de 8-26 días es menor que nuestro promedio de 34.5 días, dado que el Caso 1 to-leró a la semana pero tuvo que esperar su egreso al cumplir el peso adecuado para el alta, según el protocolo institucional y en el Caso 2 por la reoperación, su estancia se prolongó, pero a la semana de iniciada la vía oral se egresó.

Algunos estudios han demostrado un grado de perivisceritis menor o sin perivisceritis en pa-cientes en los que se realiza recambio de líquido amniótico, por lo que requieren menos días de ventilación asistida, nutrición parenteral y días de estancia hospitalaria, aunque no se conoce con certeza cual producto es el que desencade-

Montes TF, mbríz LR, Garza LU, Martínez FG, Gaytan SD, Abrego MV, Muñoz MG

Figura 7. Aguja intrauterina, en líquido amniótico

Page 49: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

149Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

na el proceso inflamatorio en las asas intestina-les.19,20,25

Ahora podemos dividir el tratamiento de la gastrosquisis en dos etapas: prenatal y posnatal.

En la etapa prenatal, la prioridad es disminuir la agresión a la pared intestinal ocasionada por el líquido amniótico que llega a convertir la pared intestinal en una membrana fibrosa que engrosa de manera importante las asas intestinales y con-lleva a trastornos de la motilidad y obstrucción.

Aunque son solo 2 casos creemos que se debe dar a conocer este método de tratamiento de una patología que en nuestro medio aún conlleva una alta mortalidad, sobre todo al no poder realizar el cierre primario en todos los casos.

Sin embargo, para realizar este procedimien-to se requiere de dos factores: el primero, que es realizar el diagnóstico prenatal, ya que en solo el 31% al 55% de los pacientes se diagnostican prenatalmente en nuestro medio.9-12,22

El segundo factor es el de contar con grupos multidisciplinarios capacitados para realizar este procedimiento, donde el cirujano pediatra este involucrado.

El advenimiento de los procedimientos pre-natales como el recambio del líquido amniótico pudiera convertirse en la primera etapa del trata-miento de esta patología.

Finalmente se requerirá de series más grandes y estudios aleatorios para corroborar los benefi-cios de este procedimiento.

Referencias1. Hunter A, Soothill P. Gastroschisis-an over-

view. Prenat Diagn 2002;22:869-873.2. Suita S, Okamatsu T, Yamamoto T, Handa N,

Nirasawa Y, Watanabe Y, et al. Changing profile of abdominal wall defects in Japan: results of a national survey. J Pediatr Surg 2000;35:66-72.

3. Laughon M, Meyer R, Bose C, Wall A, Otero E, Heerens A, et al. Rising birth prevalence of Gas-troschisis. J Perinatol 2003;23:291–293.

4. Egginka BH, Richardsona CJ, Malloya CH, Angel CA. Outcome of gastroschisis: a 20-year case review of infants with gastroschisis born in Galves-ton, Texas. J Pediatr Surg 2006;41:1103–1108.

5. Ledbetter DJ. Gastroschisis and Omphalocele. Surg Clin N Am 2006;86: 249–260.

6. Ergün VO, Barksdalea E, Ergün FS, Prosen T, Qureshi FG, Reblock KR, et al. The timing of deli-very of infants with gastroschisis influences outcome. J Pediatr Surg 2005; 40:424–428.

7. Peiró JL, Guindos S, Lloret J, Marhuenda C, Torán N, Castillo F, et al. Nueva estrategia qui-rúrgica en la gastrosquisis: simplificación del trata-miento atendiendo a su fisiopatología. Cir Pediatr 2005;18:182-187.

8. Puligandla PS, Janvier A, Flageolet H, Bouchard S, Mok E, Laberge JM. The significance of intraute-rine growth restriction is different from prematurity for the outcome of infants with gastroschisis. J Pe-diatr Surg 2004;39:1200–1204.

9. Vidal GAA, Espino VI, Rodríguez HH, Jimé-nez MJ, Macedo GR. Cirugía neonatal inmediata: experiencia inicial en el tratamiento de gastrosquisis y onfalocele. Memorias del Congreso Nacional de la Sociedad Mexicana de Cirugía Pediátrica, 2002.

10. Pérez LH, Licona ICM, Mora Fol JR, Zaldívar CJA, Valerio VJR. Estudio comparativo entre la reduc-ción forzada y la reducción a gravedad en el manejo de gastrosquisis. Memorias del Congreso Nacional de la Sociedad Mexicana de Cirugía Pediátrica, 2005.

11. García CJL, Estrada RI, Estolano G, Gaitán MJL. Gastrosquisis: cierre primario utilizando tecni-ca de doble jareta y preservando el muñon umbilical. Los primeros 11 casos. Memorias del Congreso Na-cional de la Sociedad Mexicana de Cirugía Pediátrica, 2008.

12. Maza VJ, Aguirre FG, Vargas GM. Gastros-quisis - cierre primario y umbilicoplastía. Memorias del Congreso Nacional de la Sociedad Mexicana de Cirugía Pediátrica, 2003.

13. Hernández AJ, Gómez GG. Reducción in-testinal primaria y cierre secundario de gastrosquisis bajo bloqueo caudal. Una opción de tratamiento en hospitales de segundo nivel de atención. Memorias del Congreso Nacional de la Sociedad Mexicana de Cirugía Pediátrica, 2005.

14. Cooney DR. Defects of the abdominal wall. En O´Neil JA, Rowe MI, Grosfeld JL, Fonkalsrud EW, Coran AG.(eds): Pediatric surgery, St. Louis, Mosby 1998:1045-1069.

15. Sekabira J, Hadley GP. Gastroschisis: a third world perspective. Pediatr Surg Int. 2009;25:327-329.

16. Tibboel D, Vermey-Keers C, Kluck P, Gai-llard JL, Koppenberg J, Molenaar JC. The natural history of gastroschisis during fetal life: development of the fibrous coating on the bowel loops. Teratology 1986;33:267 - 72.

17. Chabra S. Management of gastroschisis: prenatal, perinatal and neonatal. NeoReviews.org 2006;7:e419-e427.

18. Midrio P, Stefanutti G, Mussap M, D’Antona D, Zolpia E, Gamba P. Amnioexchange for fetuses with gastroschisis: is it effective?. J Pediatr Surg 2007; 42:777 – 782.

Efecto del Recambio del Líquido Amniótico en Fetos con Gastrosquisis en el Cierre Primario de la Pared Abdominal

Page 50: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

150 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

19. Ashrafi M, Hosseinpour M, Farad M, Hos-sein M. Evaluation of diluted amniotic fluid effects on histological changes of intestine of rabbit fetus with gastroschisis. Pediatr Surg Int 2008;24:421-424

20. Luton D, Guibourdenche J, Vuillard E, Bru-ner J, de Lagausie P. Prenatal management of gastros-chisis: the place of the amnioexchange procedure. Clin Perinatol 2003;30:551 – 572.

21. Carvalho P, Ramos de Amorin M, Hanois G, et al. Risk factors for adverse outcome of newborns with gastroschisis in a brazilian hospital. J Pediatr Surg 2001;36:559-564.

22. Cárdenas RVJJ, Contreras IOE, Chávez VTJ, Pérez MJJ, Ramírez VJM, Hernández GS, y col. ¿Sigue siendo la gastrosquisis un reto terapéutico en nuestro medio? Prevalencia, complicaciones, malfor-

maciones asociadas y mortalidad. Memories del Con-gress Nacional de la Sociedad Mexicana de Cirugía Pediátrica, 2008.

23. Ávila-Díaz V. Cierre primario de gastrosquisis, experiencia personal, 11 casos. Memories del Con-greso Nacional de la Sociedad Mexicana de Cirugía Pediátrica, 2003.

24. van Eijck FC, Wijnen RMH, van Goor H. The incidence and morbidity of adhesions after treatment of neonates with gastroschisis and omphalocele: a 30-year review. J Pediatr Surg 2008;43:479–483

25. Charlesworth P, Njera I, Allotey J, Dimi-trou G. Postnatal outcome in gastroschisis: effect of Barth weight and gestacional age. J Pediatr Surg 2007;42:815-818.

Montes TF, mbríz LR, Garza LU, Martínez FG, Gaytan SD, Abrego MV, Muñoz MG

Page 51: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

151Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

Estenosis Esofagica CongenitaPresentacion de un caso y revision de la literatura

Héctor Francisco Fernández-Yáñez1, Miguel AngelAlonso-Hernández2, Pedro Urueta-Jimenez3, José Ramón Garrido-Rodriguez4,

DanielGarcía-Sanchez1, Victor Hugo Tomita-Arcos1

1Residente de cuarto año de Cirugía Pediátrica2Residente de primer año de Cirugía Pediátrica.

3Jefe Servicio de Cirugía Pediátrica4Médico Adscrito al Servicio de Cirugía Pediátrica

Centro HospitalarioCentro Médico Nacional “20 de Noviembre”.

Av. Felix Cuevas No. 540, Col. Del. Valle. Deleg. Benito Juarez. México D.F.

Solicitud de sobretiros: Dr. Héctor Francisco Fernández YáñezCentro Médico Nacional “20 de Noviembre”, Av. Félix Cuevas Col. Del Valle. Deleg. Benito Juarez. No. 540. Col. Del Valle,

México D.F. C.P. 03100

ResumenLa estenosis esofágica congénita se define como una estenosis intrínseca del esófago secundaria a cual-

quier de las siguientes tres entidades histologicas : 1) remanentes traqueobronquiales, 2) engrosamiento fibromuscular, 3) presencia de membranas o diafragma esofágico. Las siguientes asociaciones pueden estar presentes hasta en un 17 a 33%: atresia esofágica, anomalías cardiacas, atresias intestinales, malfor-maciones anorectales y anomalía cromosómicas.

Sus manifestaciones clínicas principales de vómito y disfagia representan un reto por la variedad de diagnosticos diferenciales como son la acalasia o esofagitis secundaria a episodios de reflujo.

El tratamiento quirúrgico consiste en la resección del segmento estenotico y anastomosis primaria con la posibilidad de funduplicatura gástrica en los casos en los cuales la estenosis sea de una longitud corta y que este próxima a la unión gastrosesofagica

Palabras claves: Estenosis esofagica; Anomalias asociadas; Remanente traqueobronquial; Engrosa-miento fibromuscular; Membrana o diafragama esofagico.

Caso Clínico

Page 52: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

152 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Stenosis Esofagica Congenita Outline of a case and revision of the literature

AbstractThe congenital esophageal stenosis is defined as an intrinsic stenosis of the esophagus caused by one

of the three histologically groups: 1) tracheobronchial remnants, 2) fibromuscular thickening and 3) membranous webbing. The following anomalies can be associated in up to 17 to 33%: atresia esopha-geal, cardiac anomalies, intestinal atresia, cardiac anomalies, anorectal malformations and chromosomal anomalies.

The main clinically significant symptoms, vomiting and disphagia, represent a challenge for the va-riety of diferential diagnostic like achalasia or peptic stricture recondary to reflux esophagitis.

The surgical treatment consisted of resecting the stenotic segment and then performing a primary anastomosis whith the possibility of an antireflux procedure in those cases where the stenosis is close to the esophageal-gastric union.

Index words: Stenosis esofagica; Anomalies associated; Remnant bronchial; Thickening fmd; Mem-brane or diafragama esophageal.

IntroducciónLa estenosis esofágica congénita es una condi-

ción rara intrínseca de la pared esofágica frecuen-temente asociada a otras anomalías que tiene una presentación clínica caracterizada por vómito, disfagia y síntomas adicionales como pudieran ser retardo en el crecimiento, sibilancias o cia-nosis lo cual mucha de las veces lleva a un trata-miento inapropiado antes de que el diagnostico correcto sea establecido.

Por lo que el proposito de este reporte de caso es revisar la manifestaciones, tipos, clasifi-caciones, diagnostico y tratamiento de estenosis esofágica congénita que lleven al experto a la evaluación correcta de las distintas posibilidades diagnosticas para el tratamiento oportuno de los pacientes con vómito, disfagia u otros.

Caso clínicoSe trata de paciente femenino con antece-

dentes de ser hija de madre de 38 años al mo-mento del parto, producto de la G-V, embarazo normoevolutivo, con control prenatal regular e ingesta de multivitaminicos.

A los 36 SDG inicia con trabajo de parto y presenta RPM, la cual evoluciona a 20 hrs deci-diéndose interrupción de embarazo por via cesa-rea, obteniendo producto único nacido vivo que requiere de maniobras basicas de reanimación, apgar 8/9, peso: 1800gr, pasa a UCIN por an-tecedente de RPM, donde posteriormente inicia con vomitos biliares.

Se solicita Rx de control, la cual presenta ima-gen de doble burbuja que es corroborada a su

ingreso motivo por el cual es enviado a este hos-pital.

A la exploración presenta precordio hiperdi-namico con presencia de soplo sistólico paraeste-nal izquierdo grado II/VI, sin compromiso pul-monar, abdomen blando depresible no doloroso con peristalsis presente, sin datos de irritación.

Se valoro por cardiología pediátrica quien re-porto la presencia de una PCA 4.5mm, con CIA pequeña, sin contraindicación para el procedi-miento quirúrgico.

Durante su estancia se encuentra dificultad para el paso de sonda orogastrica realizándose esofagograma (figua 1) y endoscopia que confir-man la presencia de estenosis esofágica en tercio distal a esofago, por lo que al séptimo día de vida se decide someter a laparotomía exploradora en donde se encuentra dilatación de duodeno proxi-mal hasta la 3ra porción además de estenosis del tercio distal de esófago(figura 2).

Durante la cirugía se realiza enterotomía en sitio de transición duodenal y se encuentra mem-brana duodenal no fenestrada por lo que se reali-za resección de membrana y enteroplastia.

A nivel esofágico se realizo endoscopia para localizar el sitio exacto y longitud de estenosis por visión directa y transiluminación realizándo-se incisión longitudinal de aproximadamente 1.5 cms sobre sitio de estenosis y anastomosis tipo Mikulics también se realizo funduplicatura tipo Nissen dada la cercanía con la unión esofagogas-trica.

Fernández YHF, Alonso HMA, Urueta JP, Garrido RJR, García SD, Tomita AVH

Page 53: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

153Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

A 6 meses de seguimiento su evolución ha sido satisfactoria con peso y talla para su edad y un adecuado paso de medio de contraste tanto a nivel esofágico como a nivel duodenal.

Conclusiones La estenosis esofágica congénita (EEC) es la

estenosis intrinseca del esófago causado por mal-formaciones en la arquitectura de su pared.

Su incidencia reportada va de 1 en 25, 000 a 50, 000 RN y su asociación con otras anomalías es de un 17 a 33% en las cuales se incluyen atre-sia esofágica, cardiopatías, atresias intestinales, malformaciones ano-rectales y anormalidades cromosomales.1

Aunado a la rareza de la EEC esta la dificul-tad para la diferenciación con acalasia y esteno-sis esofágica secundaria, especialmente estenosis causada por esofagitis por reflujo gastroesofágico.

El cuadro clínico inicia habitualmente a partir de los 4 meses de edad cuando generalmente se introduce una dieta solida siendo el vómito y la disfagia la principal sintomatología que aunado a estos pueden presentarse sialorrea, retraso en el crecimiento, episodios de aspiración condicio-nando cuadros recurrentes de neumonía, infec-

ciones repetitivas del tracto respiratorios superior e impactación de alimentos.

En la mayoría de los casos los pacientes con EEC son diagnosticados como acalasia o como un evento de complicación secundaria a esofagi-tis por reflujo gastroesofagico.

El esofagograma es el principal diagnostico de gabinete y se clasifica en 2 :

Ia. Estenosis del tercio distal del esófago con un estrechamiento paulatino.

Ib. Estenosis del tercio distal del esófago con un estrechamiento abrupto.

II. Estenosis del tercio distal del esófago en forma de cuello de botella o en reloj de arena.

Es necesario practicar una esofagoscopia para poder confirmar el diagnostico y determinar de forma precisa la ubicación además de la longitud de la estenosis esofágica que en la mayoría de los casos va de 1 a 2,5cms.

Existen 3 tipos de estenosis esofágica congéni-ta: 1) Secundario a remanente traqueobronqueal (RTB), 2) Estenosis fibromuscular (FM) y 3) Membrana o diafragma esofágico.

En la estenosis FM y RTB ambos muestran una estenosis segmetaria con dilatación proxi-mal.

En la FM la estenosis habitualmente es en-contrado en el tercio medio del esófago mientras que en la RTB se localiza en el tercio distal.

Las estenosis adquiridas pueden ser divididas en 1) traumatica, 2) inflamatoria, 3) péptica y 4) secudario a procesos quirúrgicos.

Estenosis Esofagica Congenita. Presentacion de un caso y revision de la literatura

Figura 1. Esofagograma con estenosis esofagica

Figura 2. Estenosis esofágica congenita de tercio inferior

Page 54: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

154 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

En los casos estenosis adquiridas estas son diagnosticadas por el complemento de pH me-tria, SEGD y endoscopia con toma de biopsia.

Aunque en años recientes se han reportado métodos menos invasivos de tratamiento como la dilatación se ha visto que este puede ser muy limitado e incluso resultar en complicaciones ta-les como la ruptura esofágica.3

También se ha descrito la resección vía en-doscópica con ondas de alta frecuencia o cutter en los casos menos frecuentes de estenosis por membranas esofágicas.4

El tratamiento quirúrgico sugerido en la ma-yoría de la literatura es la resección del segmento estenotico con anastomosis primaria aunque no-sotros realizamos una anastomosis tipo Mikulics que pudiera ser aplicados en los casos con una EEC de longitud estrecha y que este muy próxi-ma a la unión esofagogastrica.

Ya previamente existen casos reportados en los cuales se practica una miectomia circular sin resección y con cierre horizontal sobre todo en los casos de estenosis de segmento corto.5

El abordaje puede ser abdominal o toracoab-dominal dependiendo de la localización de la le-sión.6

Un procedimiento antireflujo es necesario si la unión gastroesofagica se ve involucrada como posible reflujo postoperatorio.

Las complicaciones postoperatoria no son co-munes pero la posibilidad de fuga, estenosis de la anastomosis, hernia hiatal y reflujo gastroeso-fagico son latentes por lo cual hay que tener una vigilancia estrecha.

Otro importante dato a tener en cuenta es la nada rara posibilidad de trastornos en motilidad esofágica e intestinal con la que se pueden ver in-volucrados que incluso pueden hacer sospechar en reflujo gastroesofagico y estenosis esofágica recidivante,7 por lo que la evaluación videoma-nométrica junto con la fluoroscopia es de utili-dad para la valoración integral del paciente.8

Referencias1. Shintaro Amae, Masaki Nio, Takamichi Ka-

miyama, Tomohiro Ishii, Shigehiko Yoshida, Yutaka Hayashi. Clinical Characteristics and Management of congenital esophageal stenosis: A report on 14 ca-ses. Journal of Pediatric Surgery 2003; 38: 565 – 570.

2. Lu-Lu Zhao, Wu-Shiun Hsieh, Wen-Ming Hsu. Congenital esophageal stenosis owing to ecto-pic tracheobronchial remnants. Journal of pediatric surgery 2004; 39: 1183-1187.

3. Hsun-Chin Chao, Shih-Yeh Chen, Man-Shran Kong. Succesful treatment of congenital esophageal web by endocopic electrocauterization and ballon di-latation. Journal of Pediatric Surgery 2008; 43: E13-E15.

4. Satoko Nose, Akio Kubota, Nisayoshi Kawara, Hiroomi Okuyama, Takahary Oue, Yuko Tazuke. Endoscopic membranectomy whit a high frequency-wave snare/cutter for membranous stenosis in the upper gastrointestinal tract. Journal of Pediatric Sur-gery 2005; 40: 1486-1488.

5. Kosaku Maeda, Chieko Hisamatsu, Tomomi Hasegawa, Hiroshi Tanaka, Yutaka Okita. Circular myectomy for the treatment of congenital esophageal stenosis owing to tracheobronchial remnant. Journal of pediatric Surgery 2004; 39: 1765-1768.

6. Marcelo Martinez Ferro, Martin Rubio, Lisan-dro Praggio, Pablo Laje. Thoracoscopic approach for congenital asophageal stenosis. Journal of Pediatric Surgery 2006; 41: E5 – E7.

7. Hisayoshi Kawahara, Takaharu Oue, Hiroomi Okuyama, Akio Kubota, Akira Okada. Esophageal Motor function in congenital esophageal stenosis. Journal of pediatric surgery 2003; 38: 1716 – 1719.

8. Hisayoshi Kawahara, Akio Kubota, Hiroomi Okuyama, Takaharu Oue, Yuko Tazuke, Akira Oka-da. The uselfulness of videomanometry for studying pediatric esophageal motor disease. Journal of Pedia-tric Surgery 2004; 39: 1754-1757.

Fernández YHF, Alonso HMA, Urueta JP, Garrido RJR, García SD, Tomita AVH

Page 55: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

155Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

INFORMACIÓN PARA AUTORES

La Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica es la Revista Oficial del Colegio y Sociedad Mexicana de Cirugía Pediátrica, y por ello, el órgano de expresión de todas sus actividades

1. La Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica acepta para su publicación trabajos referentes a la cirugía pediátrica y ciencias afines. La revista publica Artículos originales, Casos clínicos, Temas de revisión y Cartas al editor, tanto en español como en inglés.

Los trabajos deben elaborarse siguiendo las recomendaciones del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas (N Engl J Med 1999; 336: 309-15).

2. Los trabajos que se envíen deberán ser inéditos. La Sociedad Mexicana de Cirugía Pe-diátrica se reserva todos los derechos de progra-mación, impresión o reproducción (copyright) total o parcial del material que reciba, dando en todo caso el crédito correspondiente a los autores.

Se reserva también el derecho de realizar cam-bios o introducir modificaciones en el estudio en aras de su mejor comprensión, sin que ello derive en un cambio de su contenido.

3. Los trabajos remitidos deberán ser redac-tados a doble espacio, en un solo lado de una hoja blanca tamaño carta, dejando márgenes de 2.5 cm. Las páginas deberán ser numeradas con-secutivamente, iniciando con la página inicial.

El número debe anotarse en la parte inferior derecha de cada página, y en la parte superior derecha deberá anotarse el apellido del autor principal. Los trabajos deberán remitirse por triplicado (un original y dos copias), incluyendo cuadros y figuras.

Los autores deben conservar copia de todo el material enviado. Deberán enviar el manuscrito capturado electrónicamente en un disco flexible de 3.5”.

4. Página inicial. Incluirá lo siguiente:Título del trabajo.Nombre o nombres de los autores en el orden

en que deberán figurar en la publicación. Debe-rá utilizarse guión entre los apellidos paterno y materno, si se indican ambos.

Lugar de trabajo de los autores.

Nombre y dirección del autor a quien pueden enviarse las solicitudes de sobretiros, antecedidos por la frase: Solicitud de sobretiros.

Cualquier apoyo o subsidio que requiera agradecimiento.

5. Resumen en español y palabras clave. En la segunda página se incluirá un resumen de 150 palabras como máximo en artículos no estructu-rados. En artículos estructurados de más de diez páginas (editadas), será de 250 palabras.

Los resúmenes de trabajos originales debe-rán tener las siguientes secciones indicadas por subtítulos: Introducción, Material y métodos, Resultados y Discusión.

Los resúmenes de la descripción de casos clínicos deberán tener las siguientes secciones indicadas por subtítulos: Introducción, Caso(s) clínico(s) y Discusión.

Los resúmenes de trabajos de revisión podrán tener subtítulos de acuerdo a la presentación y desarrollo del artículo.Al final del resumen se anotarán de tres a diez palabras o frases que serán utilizadas para elaborar el índice alfabético de temas de la Revista Mexicana de Cirugía Pediátri-ca, el cual aparece en el último número del año.

Para la selección de las palabras o frases clave recomendamos consultar la publicación del In-dex Medicus titulada Medical Subject Headings, la cual aparece cada año, conjuntamente con el número de enero (January) del Index Medicus.

6. Resumen en ingles. Deberá enviarse la traducción correcta al inglés del resumen en es-pañol incluido en la segunda página, incluyendo el título del trabajo y las palabras o frases clave.

7. Agradecimientos. Deberá enviarse el per-miso escrito de las personas que serán citadas por su nombre en esta sección.

8. Texto. El texto de los trabajos de investiga-ción clínica o experimental deberá ser dividido en las siguientes secciones: 1.-Introducción; 2.-Ma-terial y métodos; 3.-Resultados, y 4.-Discusión.

Si se trata de uno o más casos clínicos, la

Page 56: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

156 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

secuencia será la siguiente: 1.-Introducción: 2.-Descripción del(los) caso(s) clínico(s), y 3.-Discusión.

a.- Introducción: Deberá ser breve, tratando de despertar el interés para leer el resto del ar-tículo, incluir una definición del tema, citar los antecedentes que lo fundamentan y el propósito del trabajo.

No deberá incluir información expresada en otras secciones del artículo. Las referencias bibliográficas deberán ser las estrictamente ne-cesarias.

b.- Material y métodos: Se deben incluir todos los elementos que permitieron la realización del trabajo, con detalles suficientes para que otros autores puedan repetir el estudio.

c.- Resultados: Su descripción debe ser clara, precisa y completa, incluyendo solamente aque-llos datos que sean pertinentes al motivo del estudio, presentados en una secuencia lógica, no repitiendo los datos de los cuadros o figuras y remarcando o resumiendo las observaciones importantes.

d.- Discusión: Su redacción deberá mantener una secuencia paralela a la descripción de los resultados, destacando los aspectos nuevos e importantes del estudio sin repetir información ya presentada en secciones previas. Se deberá establecer un nexo de las conclusiones con los objetivos, proponiendo nuevas hipótesis cuando esté justificado.

9. Referencias: Las referencias bibliográficas se escribirán a doble espacio en una o más hojas, ordenándolas numéricamente de acuerdo con la secuencia de aparición en el texto.

Dentro del texto se identificarán colocando la numeración en superíndice y sin paréntesis.

Deberán seguir los siguientes lineamientos: Artículos. a. Deberá indicarse el nombre de todos los

autores si son seis o menos; si son más de seis deberá señalarse el nombre de los primeros tres autores y agregar la abreviatura «y col.» para tra-bajos en español, o «et al.» si son en otro idioma.

Al concluir los nombres se usa punto. b. A continuación se escribirá el título com-

pleto del artículo, utilizando mayúsculas sólo para la primera letra de la palabra inicial, seguido de un punto.

c. Continuará la abreviatura de la revista utili-zada en el Index Medicus, sin colocar puntuación

después de las siglas de la abreviatura se escribirá el año de la publicación seguido de punto y coma.

d. Deberá indicarse el volumen en números arábigos, seguido de dos puntos.

Los números romanos deberán convertirse a números arábigos.

e. Por último, se incluirán los números de las páginas inicial y final del artículo, separados por un guión y seguidos de punto final.

Mink RB, Pollack MM. Cuidados inten-sivos pediátricos: reanimación y suspensión de la terapia. Pediatrics (español) 1992; 33: 287-90.

Papile L-A, Tyrson JE, Stoll BJ, et al. A multicenter trial of two dexamethasone re-gimens in ventilator-dependent premature infants. N Engl J Med 1998; 338: 1112-18.Libros y monografías. a. Apellido(s) e inicial(es) del nombre del o

de los autores seguido(s) de un punto.b. Título del libro, utilizando mayúsculas sólo

para la primera letra de la palabra inicial, seguido de un punto.

c. Número de la edición, si no es la primera, seguida de un punto.

d. Ciudad en donde fue publicada la obra, seguida de dos puntos; cuando se indica más de un lugar como sede de la editorial, se utiliza el que aparece primero. El nombre de la ciudad puede traducirse al español si se encuentra en otro idioma.

e. Nombre de la editorial seguido de coma.f. Año de la publicación, no reimpresión (de la

última edición citada, si hay más de una edición), seguido de punto y coma.

g. Número del volumen antecedido de la abreviatura «vol» y seguido de dos puntos.

h. Número de la página citada, seguida de punto final.

Velásquez JL. Redacción del escrito médico. 2ª edición. México: Ediciones Médicas del Hospital Infantil de México, 1998; p.74.Capítulos de libros.a. Apellido(s) e inicial(es) del nombre del o de

los autores del capítulo, seguido(s) de un punto.b. Título del capítulo, utilizando mayúsculas

sólo para la primera letra de la palabra inicial, seguida de un punto.

INFORMACIÓN PARA AUTORES

Page 57: Vol XVII No. 3  JULIO-SEPTIEMBRE 2010

157Vol. 17, No. 3, Julio-Septiembre 2010

c. Indicar la palabra «En» seguida de dos puntos.

d. Apellido(s) e inicial(es) del nombre del o de los editores del libro seguidos de una coma.

e. La palabra «editor» o «editores», según si se trata de un editor o más de uno, seguida de un punto.

f. Título del libro, utilizando mayúsculas sólo para la primera letra de la palabra inicial, seguida de punto.

g. Número de la edición si no es la primera, seguida de un punto.

h. Ciudad en donde fue publicada la obra, seguida de dos puntos; cuando se indica más de un lugar como sede de la editorial, se utiliza el que aparece primero.

El nombre de la ciudad puede traducirse al español si se encuentra en otro idioma.

i. Nombre de la editorial seguido de coma. No debe abreviarse el nombre de la editorial.

j. Año de la publicación, no reimpresión (de la última edición citada, si hay más de una edición), seguido de dos puntos.

k. Número del volumen, antecedido de la abreviatura «vol» y seguido de dos puntos.

l. Primera y última páginas del capítulo cita-do, separadas por un guión.

Unanue ER, Dixon FJ. Experimental glomerulonephritis; immunological events and pathogenetic mechanism. En: Dixon FJ, Humpery JH, editors. Advances in immunology. New York: Academic Press; 1969: p.1-1810. Cuadros. Escribir cada uno en hojas por

separado, ordenándolos con números arábigos de acuerdo con su secuencia de aparición en el texto.

Los títulos deben ser breves y concisos. No deben remitirse cuadros fotografiados.

11. Figuras. Serán numeradas de acuerdo a su orden de aparición con números arábigos.

Las fotografías, dibujos o gráficas no escanea-das deberán presentarse por triplicado.

En el dorso de la figura constará la nume-ración, así como una flecha indicando la parte superior de la misma.

12. Leyendas o pies de figuras. Deberán ano-tarse en una hoja por separado, numerándolas con el número arábigo que corresponde a la figura.

13. El material gráfico puede enviarse en color o blanco y negro, en diapositiva, en papel bri-llante o capturado electrónicamente a un mínimo de 200 pixeles por pulgada y un tamaño de diez centímetros.

Si se incluye material previamente publicado, deberá acompañarse de la autorización escrita del titular de los derechos de autor.

14. Los manuscritos deberán ser acompañados de una carta del autor responsable de la corres-pondencia referente al trabajo. En la carta deberá proporcionarse la información siguiente:

a) datos sobre publicación previa de todo o parte del artículo, si se llevó a cabo.

b) financiamiento recibido para la realización del estudio o cualquier otra relación económica o laboral de los autores del estudio con empresas o instituciones que puedan verse favorecidas con los resultados del estudio.

c) afirmación de que todos los autores han sido incluidos por haber cumplido plenamente los requisitos de autoría.

d) dirección, teléfono e información adicio-nal que se juzgue necesaria, tal como: tipo de artículo enviado (trabajo original, descripción de casos clínicos, revisión de temas) o solicitud de un número mayor de sobretiros que el que proporciona gratuitamente la Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica.

15. Deberá remitirse, asimismo, una carta fir-mada por todos los autores del artículo, en papel membretado, redactada en la forma siguiente:

«Los autores abajo firmantes ceden los dere-chos de programación, impresión y reproducción parcial o total (copyright) del artículo titulado (insertar título del artículo), al Colegio Mexica-no de Cirujanos Pediatras, en el caso de que el trabajo sea publicado en la Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica.

«Los autores manifiestan que el artículo es original, que no se encuentra en evaluación para su publicación en otra revista y que no ha sido previamente publicado.

«El escrito final ha sido leído por todos los autores, quienes aprueban su contenido».

INFORMACIÓN PARA AUTORES