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1 VOCERRANTE (19) Persistencia Apertura (Sobre “White Man Sleeps II”, por Kronos Quartet): (Andante tranquilo) “Las palabras vagan, yerran, buscan. Van y vienen por ahí hasta que encuentran un refugio. En las manos, en los ojos, en cualquier cosa que las rescate del olvido.” Raúl Este es el décimo noveno programa de VOCERRANTE. Bienoídos y bienoídas. Raúl Al principio fue el trabajo. Y el trabajo hizo las habitaciones y las jornadas, Hizo cóncavo al mar, convexo al barro, Tejió las siembras, Forjó los músculos y los huesos, Levantó las vértebras,

Vocerrante 19 - Persistencias

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Emisión 19 del ciclo radial "VOCERRANTE", con un tour de force sobre la historia del movimiento obrero argentino, desde principios del siglo XX hasta principios de este siglo XXI

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VOCERRANTE (19)

Persistencia

Apertura (Sobre “White Man Sleeps II”, por Kronos Quartet):

(Andante tranquilo)

“Las palabras vagan, yerran, buscan. Van y vienen por ahí hasta que

encuentran un refugio. En las manos, en los ojos, en cualquier cosa que las

rescate del olvido.”

Raúl

Este es el décimo noveno programa de VOCERRANTE.

Bienoídos y bienoídas.

Raúl

Al principio fue el trabajo.

Y el trabajo hizo las habitaciones y las jornadas,

Hizo cóncavo al mar, convexo al barro,

Tejió las siembras,

Forjó los músculos y los huesos,

Levantó las vértebras,

Amarró los nervios de los brazos,

Amasó las manos

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Y con las manos realizó todas las formas.

Al principio fue el silencio

Y el silencio fue trayendo poco a poco las palabras,

Cuya primera función fue nombrar a alguien.

Luego, el mundo de las formas fue sustituido por el de las cosas.

Todo lo que hicimos, todo lo que hacemos, son objetos.

En eso nos acomodamos.

A eso nos acomodamos.

Así también, el mundo de los gestos fue sustituido por el de las reglas.

Todo lo que significamos son dominios.

En eso nos concebimos.

A eso nos concebimos.

Hasta obtener de los objetos los productos,

De los brazos su fuerza muscular,

Del pensamiento la disciplina,

De la palabra la propiedad

Y del trabajo la resignación.

Una feroz abstracción fijó a la persona en estadística,

Al trabajo en gasto o en factor,

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Al operario en accesorio de la máquina

Y a la fábrica en variable de inversión.

Sin embargo, el trabajo primigenio

sigue golpeando en las sienes,

latiendo en las venas,

vibrando en las gargantas.

De entonces hasta hoy, igualmente de tenaz y consistente.

Esta es la historia de este pulso sostenido,

Un pulso sin centro, sin yo, sin distancia.

Un pulso disperso, colectivo e inmediato.

Confluencia del dolor, de la lucha y la esperanza.

Un pulso sostenido

En el que estallen los silencios

Y devuelva el verbo a la forma

Y la voz a la palabra

Y el cuerpo a las cosas.

La vida al trabajo,

Y el deseo a la alegría.

Un pulso sostenido

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En osada resistencia.

Un pulso sostenido

En rebelde persistencia.

Ese pulso persistente

Que tañe en sus silencios

El entusiasmo.

1907. (Daniel)

Porque el obrero o la obrera es un sólido en el espacio, debe ocupar un lugar.

Porque el obrero o la obrera es un fluido en el tiempo, debe permanecer aún

fuera del establecimiento productivo.

Pero no precisa más que una cama, que se mantenga caliente de un cuerpo a

otro.

O que un par de sogas atravesadas de pared a pared, en las que colgarse de

los sobacos para dormir a la maroma.

No hace falta luz ni ventilación. Apenas kerosene y abanico.

Tampoco le hace falta ni baño ni cocina. Suficientes son algún agujero en la

tierra o algún brasero a kerosene en el piso.

La Propiedad es inviolable, reza el credo de Nuestra Constitución. Y el Código

Civil consagra como doctrina de fe, su carácter absoluto. Vélez Sarsfield

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prohibió su división por cualquier medio, en cualquier forma, volviéndola así en

el campo como en la ciudad, monolítica.

La Propiedad, como un manto piadoso, abstracto y perdurable, ocultaba las

paredes de los conventillos.

La Propiedad, como la forma más rústica e inmediata del poder, requiere

satisfacciones.

Así, el obrero o la obrera ha de tributarle su alquiler, aunque le cueste más del

veinte por ciento de sus haberes.

¿Y el cincuenta? ¿Por qué no el cincuenta?.

En conventillos saturados, como los Cuatro Diques, y en otros denominados

Medio Mundo, El Infierno, La Cueva Negra o Babilonia, se desató la huelga de

inquilinos.

Ciento veintinueve mil personas participaron, en Buenos Aires, en Rosario, en

Mendoza, en Córdoba y en Bahía Blanca. Durante tres meses.

Ramón Falcón comanda las represiones, que resisten especialmente las

mujeres, arrastradas de sus cuartos.

El 22 de octubre matan a Miguel Pepe (Presente), de dieciocho años…

Al día siguiente el cortejo alcanza las quince mil personas en Buenos Aires.

Muerte, heridas, desalojos y deportaciones se llevan a cabo hasta diciembre.

Muchos lograron a ese costo algunas de sus demandas.

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Había ganado la Propiedad. Pero ya no era inmaculada. Cuando la liturgia de

sus sacerdotes devino en armas, mostró sus grietas. Las mismas grietas que

mostraban las paredes de los conventillos y por donde asomaba el desafío de

la vida.

1909 (Raúl)

Para que la Memoria sea plural, y no una mera efeméride, cita bibliográfica o

recuerdo de erudito, se celebra el Primero de Mayo el Día del Trabajador.

Para que la Memoria sea plural, dicha celebración no puede tener otro lenguaje

que el de la dignidad de la lucha.

El Primero de Mayo de 1909, se levantan las consignas del fin del trabajo a

destajo, de la prohibición del trabajo de los y las menores de 14 años, la

igualdad económica del hombre y la mujer y el respeto y reconocimiento de la

facultad de agremiarse.

Pero el Progreso, definido en el Artículo 67 inciso 16 de nuestra Constitución

Nacional entonces vigente, no tiene memoria. Sólo acumula capitales.

En la marcha desde Congreso a Once, a la que había convocado la Federación

Obrera Regional Argentina, tiene lugar una brutal represión ejecutada otra vez

por Ramón Falcón y ordenada por Figueroa Alcorta, que cobrará doce muertos,

más de ochenta heridos y multitud de detenidos (¡Presentes!).

Al día siguiente, trescientas mil personas, la cuarta parte de la población total

de la Ciudad de Buenos Aires acompañan el último adiós a las víctimas, y se

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declara, acata y cumple durante toda la semana la huelga general hasta la

liberación de todos los compañeros, lo que se obtiene el 8 de mayo, junto a la

reapertura de los locales obreros y la derogación del código municipal de

penalidades.

Para que la Memoria sea plural y se mantenga encendida, se recuerda a esa

semana como la Semana Roja.

1919 (Daniel)

El obrero y la obrera transcurren en el tiempo. De allí que deba tener un

crecimiento vertical. Mediante el progreso, la escala de tiempo es igual a la

escala social.

El obrero y la obrera no deben tener más apetencia que la de ser como sus

patrones.

Pedro Vasena, que había sido herrero artesano desde niño, convencido de

haber constituido absolutamente solo su industria metalúrgica, daba fe de ello.

Las paredes de los Talleres Vasena, presentan signos de vitrificación.

Para que una pared de ladrillos se vitrifique es necesario que se exponga a

más de mil quinientos grados de temperatura.

Alrededor de los piletones de fundición de los Talleres Vasena, la estrechez de

los pasillos, la delgadez de sus muros, y la escasísima ventilación, las once

horas de trabajo diario eran un infierno.

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Afectado por la guerra mundial, el mercado de exportación se resintió. Como el

progreso debía continuar, Vasena despidió trabajadores, redujo en un

cincuenta por ciento los salarios de los que continuaban, y contrató a más

niños.

Por todo ello se declaró la huelga de empresa.

Hacía un mes que se mantenía la huelga y la metalúrgica sólo continuaba

merced a la colaboración de algunos oficiales y a la incorporación de

rompehuelgas.

El 7 de enero, a las puertas del depósito, los compañeros y compañeras

esperaban las chatas que traían nuevas producciones, conducidas por

rompehuelgas, a fin de impedir su ingreso. Pero las chatas no venían solas.

Fueron acompañadas por policías, bomberos y fuerzas de civil

autodenominados de la Liga Patriótica. Y abrieron fuego.

Ese día hubo cinco muertos, y alrededor de ochenta heridos. Los muertos ni

siquiera formaban parte de la empresa ni del movimiento. A pesar de ello, los

velaron en la sede gremial y al día siguiente una multitud de doscientas mil

personas acompañaron los féretros.

Se dictó la huelga por solidaridad, que durará toda la semana y dará lugar a

nuevas emboscadas.

Murieron entre el cortejo y el entierro en Chacarita, cientos de huelguistas, en

esa Semana Trágica.

Demostraban por qué el hierro tiene gusto a sangre, haciendo a la sangre de

hierro.

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Al fin de la protesta, liberaron a los presos, pero no hubo nunca un solo

detenido por la masacre.

Porque el obrero y la obrera transcurren en el tiempo, deben procurarse un

crecimiento horizontal.

Lo más parecido a un abrazo abigarrado que se pueda.

1921 (Raúl)

Adentro, bien adentro,

Donde la selva se concentra en el último de los círculos concéntricos del árbol

En el tronco del olvido,

Se levantan, Se erigen, Se cuelgan, Se afirman,

Se extienden los tendones.

Y a través de ellos puede escucharse sonar. Al viento.

Los tendones se extienden desde La Leonesa a Villa Guillermina, de Villa

Guillermina a La Gallareta, entre el Río Bermejo y el Río Paraná.

Y se estiran, fuertes y constantes. Un tendón por cada brazo levantado.

Uno por cada mano abierta. Uno por cada pecho adelantado.

En Las Palmas, en La Forestal, En el Gran Chaco,

Se talan árboles.

Y los obreros y las obreras, y los niños y las niñas de esas obreras y obreros

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Son árboles merodeadores.

Cuando sólo rige la ley de la empresa, las empresas son dueñas de las horas y

los días, ya que son dueñas de la tierra, los caminos de la tierra

La comida de la tierra y el castigo de la tierra.

Suyas son la gendarmería volante, y suyas también la policía y los jueces.

Usan los árboles mientras soportan su vida

Y al resto lo arrojan en mitad del monte.

Hasta que en los árboles merodeadores brote una flor silvestre.

Y la flor silvestre arroje una semilla, y la semilla haga vibrar las cuerdas

suspendidas. Los tendones esforzados.

Y los árboles humanos arranquen sus raíces y las expongan, abiertas,

Unos a otros, unos frente a otros, en una red de huellas y caminos,

Fundando allí, en la frágil línea del horizonte,

La esperanza.

1920/2 (Daniel)

El patriotismo se gestaba como un modo de adular a la “parte sana” de la

población. La Liga Patriótica, o Guardia Blanca era la custodia de esta sanidad.

Por disposición de la Ley 7029, de “Defensa Social”, sancionada en el

Centenario de la Revolución de Mayo, se prohibía la entrada al país de idiotas,

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locos, epilépticos, personas afectadas de enfermedad contagiosa o

repugnante, mutilados, contrahechos, mendigos, quienes representen por su

condición física o moral una carga inútil, los que hayan sufrido condena, los

polígamos, las prostitutas, los anarquistas, los que profesen o preconicen el

ataque a funcionarios, gobierno o instituciones, o los que hubieran sido

expulsados con anterioridad.

Y con anterioridad habían masacrado o expulsado a punta de Remington, a

todos los habitantes y pobladores que verdaderamente tenían raíz en este

suelo.

Los obreros y obreras rurales de Santa Cruz tenían esperanza. Y no se tiene

esperanza si no se abriga un deseo. Y el deseo era de una libertad de iguales.

Procedían de Chile, de Polonia, de Alemania, de Galicia, de Italia, de Uruguay,

y por supuesto, de Argentina. Procedían de la Primera Guerra Mundial, del

presidio, del desarraigo, del desencuentro, de la aventura, de peores y mejores

condiciones, de la más alejada soledad. Y encontraron un modo del abrazo que

los hacía dignos y honorables.

Hicieron la huelga. Y en la huelga se reconocieron verdaderos y plurales. Sin

horizonte de lucha, el camino no tiene forma y el cuerpo se desvanece.

Muchas traiciones quebraron su marcha, hasta que el teniente coronel Varela,

con anuencia de Yrigoyen, perpetrara la masacre.

¿Dónde están los que se fueron

Dónde están los insurgentes?

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Una vez dejado el cuerpo

Se retoban a la muerte.

No los busques en la fosa

Ni en el viejo cementerio.

Sino en la multiplicación

De sus labios y sus dientes.

No los busques aquietados

Sino aquí. Están presentes

1924 (Raúl)

A través de la marcha de las constelaciones, de cada uno de los días y las

noches,

A través del ciclo de las viejas estaciones,

Por las heridas y las huellas, que también duelen,

Por el verbo inconmovible y la verdad rebelde,

La tierra se mueve, la tierra se mueve.

Va siguiendo al Sol, al agua, al horizonte,

A la necesidad de lumbre y de alimento.

Pero luego la comprimen en las reducciones,

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A la propiedad, al hambre, y el confinamiento.

El algodón retenía las manos, y los hombres y mujeres no podían zafarse.

Y el pago por sus cosechas se deshacía en el aire.

Los hombres y mujeres qom y mocovíes decidieron ir a prestar su fuerza de

trabajo a otras zonas. Pero se les impidió salir del entonces Territorio Nacional

del Chaco. De forma tal que declararon la huelga.

Intervino el entonces gobernador Centeno, designado por el presidente Marcelo

de Alvear, enviando tropas de la gendarmería y de la policía local.

El 19 de julio de 1924, en Napalpí, de entre los árboles, por el cielo, una

avioneta prendió fuego a la tierra, los hogares y las personas. Y persiguió a

todos los que se dispersaban.

Se obraron vejaciones, humillaciones y amputaciones. Y embriagados de

crueldad, se dispararon cinco mil tiros contra hombres, mujeres, niños y niñas.

Algunos de los chiquitos luego fueron llevados a las casas pudientes, donde los

hacían trabajar como siervos.

Melitona Enrique, sobreviviente de aquella masacre, contó que los cuervos

negros dejaron de volar por una semana, llenos hasta el hartazgo de

cadáveres.

Los que lograron escapar al monte, tuvieron que hacerlo en silencio, para que

no los siguieran ni localizaran. Ahogando el dolor en la marcha. A través de sus

pasos destrozados, la tierra intentaba regresar.

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Por las heridas y las huellas, que también duelen,

Por el verbo inconmovible y la verdad rebelde,

La tierra se mueve

La tierra se mueve.

1936 (Daniel)

Ya que el hombre y la mujer obreros tienen, no sólo ocupan, un tiempo, y el

tiempo del hombre y la mujer obreros es el de la inminencia…

Ya que la mujer y el hombre obreros tienen, no sólo ocupan, un lugar, y el lugar

del hombre y la mujer obreros está en la calle.

Tiempo y lugar en donde se producen todos los encuentros indebidos.

Tiempo y lugar donde el afuera es habitable.

Tiempo y lugar de la fantasía y del desborde.

Tiempo y lugar que se construyen sin pilares y sin instituciones.

Con el mero saberse al lado del otro, y de la otra, y del otro, y de la otra.

Confirmándonos la condición de estar vivos.

El 7 y 8 de enero de 1936, la Huelga General toma la calle.

Porque un hombre o una mujer obreros vale menos que una bolsa de cemento.

Porque ya van seis años de la “década infame”,

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Donde nadie vota, si no va a ser votado.

Y nadie es votado si ya no ganó.

Porque empresarios, patrones, directores y presidentes, se visten igual, hablan

en los mismos términos, con las mismas formas e ignorancias.

Y porque sabemos quién es el que labora:

El obrero o la obrera es el que está, ahí, ahí nomás, al lado nomás. Al lado

tuyo.

Es cuando la Huelga de la Construcción, que ya llevaba más de dos meses, se

expande y multiplica, generosa.

Y llama a la Huelga General, que toma las calles de la ciudad de Buenos Aires,

por casi todo un día. Intuyendo que allí, allí mismo, donde estamos todas las

mañanas, hay otros caminos que los que van a la fábrica. Y hay otros motivos

para volver.

Ya que el hombre y la mujer obreros tienen, no sólo ocupan, un trabajo.

Y su trabajo es rehacer el mundo.

Ya que el hombre y la mujer obreros tienen, no sólo ocupan, un presente.

Y su presente es la constancia de la lucha.

Se consiguen los salarios y las jornadas mínimos, y la responsabilidad

empresaria por los accidentes.

Pero sobre todo el encuentro.

El encuentro con un sujeto social, Sólido e impredecible.

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1936 (Raúl)

La tierra de la labranza no es propia de quien la labra. Tampoco le es propia la

hoja de tabaco, ni la de la yerba mate. Ni le es propio el trabajo de sus manos.

Ni le es propia la cosecha que lo alimenta.

Títulos de propiedad, no de trabajo, alejan sus pies del suelo. Apartan sus

manos del barro, sus dedos del almácigo, sus ojos del surco, su boca de la

comida.

Siembran en tierras que no han de tener, cosechan plantas que no comerán,

levantan hojas que otro clasificará, que otro denostará, que otro acopiará y que

otro venderá a mejor precio.

Pero le cobran impuesto por las plantaciones.

Con todo eso, hombres y mujeres ucranianos, rusos, polacos, con sus hijos e

hijas, deciden reclamar en Oberá.

Es el 15 de marzo de 1936.

La policía, junto a algunos comerciantes y criollos, los desprecian y les temen.

Venían de geografías revolucionarias, y probablemente no fueran católicos.

Munidos con armas, los esperaron en el pueblo.

Y al llegar a la plaza, los recibieron a balazos.

A los que se dispersaron luego se los persiguió y a los que no encontraron,

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Descubrieron entonces que las balas, al menos sí las balas, les pertenecían.

Como les pertenece, tras muchos años de olvido, la Historia.

1945 (Daniel)

Fue un diecisiete de octubre, un diecisiete.

La plaza estaba vacía, vacía había estado siempre.

Hasta que los descamisados se sentaron en la fuente.

Reclamando por un detenido que se hiciera presente.

Perón había sido arrestado y enviado a Martín García.

Llegaban de todas partes, a lo largo de todo el día

Llegaban con sus hartazgos, su conciencia y su alegría,

A demostrar que eran ellos quienes lo sostenían.

A demostrar que ya eran ellos los protagonistas,

Unidos y organizados en la espontaneidad,

Una voz en el grito y en la marcha una conquista,

Caminando desde el llano una vieja y persistente identidad.

1946 (Raúl)

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La Nación tiene atributos que el pueblo originario no tenía. Tiene por ejemplo el

orden de la modernidad, la economía de mercado, la ciencia de la explotación,

la religión del Imperio Romano.

La Nación tiene principios que el pueblo originario no tenía. La propiedad

privada, las armas de fuego, y una historia europea.

Desde Abra Pampa los kollas se abrieron camino. Iban a Buenos Aires, ya que

en su tierra ancestral le exigían arriendo.

Y en ese camino fueron ganando aliados. En San Salvador de Jujuy, San

Miguel de Tucumán, Jesús María, Córdoba, Río Segundo, Villa María, Bell

Ville, Cañada de Gomez, Rosario, San Nicolás de los Arroyos, Pergamino, San

Antonio de Areco, Arrecifes y General Sarmiento, los reciben calurosamente,

con antorchas y donaciones. Se hacen llamar “El Malón de la Paz por las Rutas

de la Patria”, y portan las figuras de Perón, Evita y de la Virgen de

Copacabana.

El sábado 3 de agosto, después de haber andado más de dos meses y dos mil

kilómetros, entran a la Plaza de Mayo.

Perón los hace subir al balcón de la Casa Rosada y los recibe con un abrazo.

Después del abrazo se les destina al Hotel de Inmigrantes. Son 174 hijos de la

tierra, en el Hotel de Inmigrantes.

La Nación tiene gestos que el pueblo originario no tenía. Tiene por ejemplo, la

prensa, la radio, la marquesina del espectáculo, los expedientes.

Los días transcurren sin novedades hasta que los incomunican.

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Al fin, en la madrugada del 29 de agosto de 1946, los despacha el ejército,

primero arrastrando a las mujeres, golpeando luego a los hombres y

expulsando a los que resistían a fuerza de gases lacrimógenos.

Los metieron en un tren con custodia militar, que los transportaría de nuevo a

Abra Pampa, silenciando hacia atrás el recorrido.

1947 (Daniel)

La independencia económica reclamaba relaciones de producción.

Todo lo vivo requiere de morada. De un sitio al que volver y desde el que partir.

Un sitio que habitar para cocer sus alimentos, tender la mesa y la cama y trazar

camino.

Pilagás, wichís, tobas, mocovíes, kollas, qom, quedaron desarrumbados.

Cansados de ser explotados en el ingenio azucarero El Tabacal, propiedad de

Robustiano Patrón Costas, levantado sobre las tierras arrancadas a ellos

mismos, en donde les habían prometido seis pesos diarios y sólo se pagaban

dos, en vales y a cuenta de y el regreso a sus “reducciones”, se quedaron en

Rincón Bomba, un descampado cerca de Las Lomitas, en la provincia de

Formosa.

La soberanía política no es soberanía alimentaria.

Por lo pronto, sólo llegó un cargamento de comida, que se dejó pudrir bajo las

altas temperaturas, y que provocó la muerte por envenenamiento de cincuenta

personas.

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La justicia social no alcanza a los excluidos.

Los desarrumbados cantaban. Se unían y elevaban en el canto. Cantando

podían creer.

Pero tal parece que molestaban a la gendarmería, su presencia en un lugar sin

ningún sitio, su no desaparición, su no huida. Esa permanencia se les antojaba

desafiante.

Entonces, mediando la siembra del miedo en Las Lomitas, se los cercó, fusiló y

desapareció. Los cadáveres fueron juntados y quemados más allás, para que

ni los huesos fueran encontrados.

Más de setecientos cincuenta personas, entre niños, niñas, hombres, mujeres,

ancianas y ancianos, que todavía reclaman regresar a la que una vez fue su

morada.

1949 (Raúl)

Las leyes, en su lejano paraíso inaccesible,

Abstractas, en su letárgica agonía de las formas,

Se han dejado penetrar al fin del tiempo irreversible,

Y participan de la mortalidad todas las normas

Ya la Ley Suprema, la Constitución, la Carta Magna

No predica ideas, símbolos, cerrados paradigmas.

Habla de familia, de la ancianidad, de la enseñanza

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Y del techo, y del trabajo, en condiciones dignas.

El trabajo nos pertenece, la propiedad se encausa,

Los poderosos resienten del obrero la mirada.

Las leyes se han dejado de esconder de las palabras

Y sus verbos se confunden con las cosas más humanas.

Ahora la Ley de Leyes, la Constitución Nacional,

Se ha acercado hasta el suelo, se ha venido popular,

Conversándole al obrero, de sus luchas por librar

Y de su posible y palpable transformación social.

El patrón ya no es razón, y padre y madre son iguales,

Se marcha el conquistador y se rinden los capitales,

Una vez que son públicas las riquezas naturales

La ley surge de la historia y no de los universales.

1955 (Daniel)

El bombardeo del 16 de junio de 1955 causó trescientos sesenta y cuatro

muertos y más de setecientos heridos. Como si quisieran borrar la historia

hacia adelante,

Los aviones sobre la Plaza.

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Como si pudieran deshabitarla, descorrerla, asesinarla.

Los aviones sobre la Plaza.

Como si quisieran anular de golpe las palabras.

Los aviones sobre la Plaza.

Como si pudieran provocar olvidos con las normas,

Los aviones caen sobre la Plaza.

Es que la vida les resulta intolerable, por lo que arrojan bombas sobre el llano,

en su propio apocalipsis delirante.

Los aviones sobre la Plaza.

La herida de una estirpe miserable,

Es la que apunta sobre rostros cotidianos,

En patricia, prolija y presuntuosa sed de sangre.

Juan Ingalinella (presente), médico popular, repartió volantes contra esa

masacre. La policía rosarina lo fue a buscar a su casa.

Nunca volvió, inaugurando la triste lista de desaparecidos.

1959 (Raúl)

El desarrollo ni siquiera es una promesa, sino un mandato. El desarrollo es

seguir la rastra del desarrollado. Andar el camino que el otro desanda, seguir la

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huella que el otro borró. Aprender de la envidia la condición del envidiado.

Obtener en la derrota persuasiva la fe del triunfador.

El desarrollo no tiene trabajo sino inversores, no tiene horizonte, sino visión. No

tiene dirección sino ganancias. No tiene expectativas sino créditos.

El desarrollo no almuerza, merienda ni cena. No requiere leche ni carne.

Se vende a capitales privados, que en el caso es lo mismo que a intereses

especulativos, el Frigorífico Lisandro de La Torre.

Sus obreros y obreras toman las instalaciones. Y el barrio entero se pone en

guardia.

Los vecinos, las vecinas, recogen en sus casas a los activistas. Portan

consignas y levantan barricadas.

Los vecinos y vecinas también paran.

Nueve mil obreros y obreras se quedan en su trabajo. Duermen en su trabajo.

Hacen propio su trabajo.

Ellos y ellas se declaran habitantes de su trabajo. El capital los considera

ocasiones de la producción.

Policía, ejército y gendarmería, en número de mil quinientos uniformados, con

ayuda de cuatro tanques de guerra con los que voltean el portón, son

necesarios para arrastrarlos hacia afuera. Sueltan las vacas para detenerlos,

pero ellas están cansadas, sabiéndose cercanas al matadero.

Cinco mil hombres y mujeres son despedidos.

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Luego se pondría en ejecución el Plan Conintes (de represión interior), que ya

había sido creado un año atrás, que permitía detenciones y condenas sumarias

realizadas por “consejos de guerra”, que subordinó las fuerzas policiales al

ejército y que habilitó el uso de la vergüenza institucional y las torturas físicas y

morales.

Mientras, en la calle, crece un fuerte murmullo, a golpes de frecuentes

desengaños se apuntala una activa Resistencia.

1962 (Daniel)

Abrazado a un árbol Felipe Vallese.

En tres autos lo secuestran siete agentes.

En varias comisarías lo torturan.

Veintidós años tiene y una criatura

En celdas oficiales lo retienen

.los juzgados oficiales lo desmienten

Un grito que estremece.

Vallese Desaparece.

Felipe Vallese… Presente.

Abrazado a un árbol que todavía se sostiene.

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1964 (Raúl)

La jerarquía necesita orden. Y el orden requiere disciplina. La misma jerarquía

y el mismo orden que al interior de un establecimiento.

Entre Perón y Vandor, entre la dirigencia sindical y los partidos, entre las 62

organizaciones y el gobierno nacional, ¿dónde están los compañeros, dónde

van las compañeras?.

Se llama a un Plan de Lucha, entre cuyas acciones se destaca la toma de

fábricas.

Cuatro millones de trabajadores y trabajadoras ocupan once mil

establecimientos, desde el 18 de mayo y hasta el 24 de julio, en Buenos Aires,

Gran Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Chaco, Tucumán, Salta, San Juan,

Entre Ríos, Mendoza, Santiago del Estero y Formosa.

Allí estaban. Finalmente allí estaban, aguardándose. Uno al lado del otro. A fin

de continuarse.

Apenas se logra la Ley del Salario Mínimo, Vital y Móvil, pero se obtiene algo

mayor: La alegría del encuentro.

1969 (Daniel)

El tiempo económico, como el progreso, no necesita manos, brazos, ni

pulmones. Sólo energía, fuerza y precisión.

El tiempo social, como "la buena marcha del comercio", no necesita

voluntades, ideas ni principios. Sólo nichos, carencias y oportunidades.

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El tiempo político, como el "futuro de la Nación", no necesita encuentros,

rebeldías ni fraternidades. Sólo sociedades anónimas, disciplina y represión.

La prosperidad como inversión empresarial no necesita ciencias exactas, ni

sociales, ni naturales. Sólo bastones largos y una censura temerosa.

La industria, como “pacto social” no necesita sindicatos. Sólo participacionistas,

colaboracionistas,

El Sistema Nacional de Planeamiento y Acción para la Seguridad anula y

paraliza los signos vitales de la Nación. El Servicio Civil de Defensa militariza la

sociedad a partir de los 14 años. El pensamiento divergente es reprendido,

toda aspiración es sospechosa, toda unidad horizontal puede ser tomada como

delito.

Hasta que se corte el engranaje de mentiras, y surja el necesario, inevitable

movimiento.

La cita en el trabajo para marchar a la huelga. Y marchar en la calle junto a

todo un pueblo.

En Córdoba es el suelo el que se levanta desde las bases que no habían

pactado silencios ni complicidades.

Con el coraje de la honestidad, Agustín Tosco, Presente.

1974/76 (Raúl)

El terrorismo de Estado comenzó siendo de Empresa.

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Ledesma echó a andar el fantasma del Familiar, terrible bestia que desaparecía

a los trabajadores y trabajadoras.

Y más tarde será la entregadora de obreras y obreros sindicados como

culpables de solidaridad.

Tu lugar de trabajo no es propio. Pero tampoco lo es donde construyes tu

vivienda. No sos de este lugar, o dejarás de serlo cuando termine la cosecha.

Tampoco esta cultura es tuya ni podrá serlo cuando vuelvas.

Pero el Estado es de la empresa.

Tuyo sólo podrá ser tu sindicato.

El mismo que en el año 61 se movilizara en la Marcha del Hambre, durante la

que se inaugura en Argentina el uso de los carros hidrantes contra las

manifestaciones populares.

El mismo que en 1974 después de una huelga de diecisiete días, soporte junto

a sus familias, vecinos, compañeros, compañeras y estudiantes, la estampida

del terror.

La persecución a la Federación de Obreros Trabajadores de la Industria del

Azúcar, será el principal motivo del “Operativo Independencia”, lanzado por la

viuda de Perón, que buscaba aniquilar toda persistencia.

En Villa Constitución, donde se decide por asambleas en un viejo local

anarquista, el metal no será tuyo, ni sus fundiciones. Ni la ciudad es de sus

ciudadanas o ciudadanos. Ni tu casa es del todo tuya.

Pero tienen asiento en la empresa los terrores públicos.

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Acindar es imponente, creciente, avasallante. No consciente libertades en el

diálogo de su personal.

De la caja chica de la empresa se bonifica a los gendarmes, por decisión de su

gerente, Martinez de Hoz.

Y se usará una de sus propiedades como centro de detención clandestino.

Tiempo después, la Ledesma, aún bajo la presidencia de Carlos Pedro

Blaquier, durante todas las noches del 20 al 27 de julio, provocará apagones en

todo Libertador General San Martín y Calilegua, para esconder en la oscuridad

el secuestro de personas.

1976/83 (Daniel)

La Nación bajo las armas, requiere apagar la historia, Esconder las tensiones,

los gritos y las desigualdades. Hacer ignorar los motivos y los hechos y los

cantos de la lucha.

El orden no necesita a la vida. El régimen desdeña la diversidad.

En nombre de la patria la identidad se encubre miles y miles de veces.

El 24 de marzo de 1976 la muerte se instalaba como forma de organización

nacional. Las primeras de sus víctimas, serían trabajadores y trabajadoras. El

gran caudal de sus víctimas serían trabajadores y trabajadoras. Nunca más.

Las garras en los ojos, las vendas en las manos, los gritos aferrados a los pies.

Nunca más.

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La noche desgarrada, el pan encadenado, los nervios astillados sobre la

pared. Nunca más

Las cuerdas arrancadas, los niños secuestrados, Los golpes y picanas

ensañados en la piel. Nunca más

El capital invicto sobre el cuerpo desnudado, La fanfarria vergonzosa de la

sordidez. Nunca más

El genocidio dirigido contra la clase obrera, Y los pactos y silencios cómplices

de las empresas.

1983/9 (Raúl)

Si el sindicato sólo negocia, el trabajo es un mercado.

Apartar al sindicato de la política es extrañar los brazos de las manos, las

manos de la vista, la vista de la cabeza.

Apartar al sindicato de las luchas es convertirlo en la oficina de reclamos de los

empleadores.

El movimiento obrero pone el cuerpo participando activamente de las marchas

y movilizaciones contra los intentos de desestabilización militar del retorno a la

Democracia.

La burocracia sindical no podrá impedir el golpe de mercado que se ensañe

contra la clase trabajadora en la sangría del poder adquisitivo del salario real.

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Apartar al sindicato de las bases es convertir protesta en patota, movimiento en

disciplina, esperanza en ilusión, conciencia en extorsión,

Y conquista en compra.

1991 (Daniel)

El trabajo, si no es un medio de expresión o realización personal, si no es un

medio de encuentro de identidades, de intenciones colectivas, de lugar donde

habitar la vida, es burdamente un medio de consumo.

Y el consumo como destino final del trabajo no reclama condiciones de labor,

sino de financiamiento. No prevé un horizonte de liberación, sino apenas de

estabilidad. No sostiene el cumplimiento efectivo de los derechos conquistados,

sino el mantenimiento de la cuota.

El consumo diferencia y envidia, separa y distingue. Falta el respeto a lo que

sepas o hagas. Así también, el peronismo se convertirá en una marca.

Pizza y champagne

Pizza y champagne.

La billetera mata dignidad.

1996/97 (Raúl)

Las comodidades acusan el fin de las ideologías.

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El futuro sólo hace falta para calcular los intereses, pero el capital es el mismo.

Tenemos todas las libertades pero sólo para un mismo fin.

El trabajo es un método alternativo de consumo.

Yacimientos Petrolíferos Fiscales se privatiza. Miles de trabajadores y

trabajadoras quedan sin trabajo, aunque con títulos de participación que ni

siquiera podrán hacer valer como indemnización.

La globalización exige subordinarse a los inversores.

Una empresa prometía dar trabajo en lo inmediato, lo que acalla la

incertidumbre. Pero luego el gobernador anuncia el cese de las negociaciones.

Y es el principio de la desesperanza.

Las empresas dejan de ser habitable para ser sólo competentes.

En 1996 primero y luego en 1997, se levantan en piquetes los pueblos de Plaza

Huincul y Cutral Có, en Neuquén (Teresa Rodriguez Presente). Seguirán su

ejemplo Tartagal y General Mosconi, en Salta.

Al interior del país no sólo la tierra no será del labriego. Aunque sea suyo su

paisaje, cada vez más monótono.

Al interior del surco de su modesta siembra, hasta la propiedad de la semilla

buscan arrancarle.

2001/2 (Daniel)

Tanto cinismo requiere financiamiento. Tanto financiamiento requiere sumisión.

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Para mantener una ficción monetaria, todo se sacrifica. Uno a uno que

enmascara la historia, erradica los hechos y esconde las vergüenzas.

Uno a uno que sustituye la igualdad de las personas con la paridad de las

monedas. Que abstrae los conflictos y las agonías en un cálculo exacto al que

la realidad debía acomodarse.

Sin embargo, en el mismo altar donde se sacrificaron las ganas, en la

sacratísima bóveda de una entidad bancaria, tiene lugar la decepción. El peso

no se transustancia en dólar. El dólar nunca descendió a estar entre los pesos.

El Estado había estado gobernando de espaldas. Y ni cuenta se daba si llovía

o la calle estaba mojada. Desde los noventa nos fuimos dando nuevas

organizaciones, nuevas formas de protestar, expresarnos, fortalecernos, existir.

Cuando se declara el Estado de Sitio, ya estábamos todos en la calle.

Sustituyendo la compra venta por el trueque, sustituyendo la burocracia sindical

por los movimientos de base, sustituyendo las instituciones tradicionales por las

asambleas barriales.

Recuperándonos la calle, devolviéndonos los brazos, la voz y la mirada.

Llevando de nuevo aire a la garganta, y proyectándolo en el pecho para que

pueda tocarse.

Hasta que todo se institucionaliza, de tal manera naturalizado, que impedidos

de negar los reclamos, se quiere ficcionar la represión.

Sin embargo de ello, la realidad se impone. Maximiliano Kosteki y Darío

Santillán (Presentes) mueren a manos del Estado en medio de una protesta en

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la que la prensa quiso endilgarle la responsabilidad a una entidad ignota y

abstracta como la "crisis".

2014 (Raúl)

Desplegaron un arma para cada forma de la rebeldía, por cada estrategia de

reivindicación.

Luciano Arruga, Carlos Fuentealba, Mariano Ferreyra, ¡Presentes!

Deportación y masacre contra los anarquistas. Concertación contra los

socialistas. Asimilación contra los sindicalistas. Prohibición contra los

comunistas. Proscripción contra los peronistas. Represión contra los

piqueteros.

Disciplinamiento en todos los casos,

Que hoy toma la forma de una verdadera religión del “uno mismo”. De la

autorrealización, como la máxima obra de la propiedad perfecta.

El crecimiento personal no busca a nadie. Se encuentra solo. Cada uno se

arma solo, de partes rotas y lejanas de sí mismo. Cada uno se basta solo, se

construye solo, se muerde y se lame solo.

Sólo quedan entrepreneurs.

Si el trabajo había sido una forma de expresión de la persona que trabaja, y

luego se amputó el trabajo de su producto final, ahora se pretende que ese

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producto, o la tasa de ganancia que conforma, sea la expresión y toda la

expresión de la persona.

El paraíso de riqueza, o el emporio comercial son para pocos, pero debes

intentarlo. Busca tu camino. Prostitúyete. Aplástate. Explótate. Optimízate.

Esperan que dejes tu sensibilidad, tu temblor, tu pensamiento, en la mejor

forma de fabricar y comercializar, por ejemplo, un botón de lata inoxidable. Con

brillo. Con luz. Con zona de paseo y motor fuera de borda.

Esperan que tus horizontes puedan estrecharse hasta coincidir con las

necesidades de la empresa.

Ya no hay castigos meramente corporales, puesto que en la punta del látigo

ahora asoma la perversidad del coaching.

Desaparecidos durante el Proceso treinta mil compañeros, ahora también

esperan que desaparezca hasta el sentido de sus semblantes, hasta la sombra

de sus miradas, hasta el eco de sus intenciones.

Retrospectiva (Daniel)

Al fin será el trabajo.

Después de la eclosión de todas las desesperanzas,

De las ilusiones del enriquecimiento,

De la depredación de los recursos naturales

De los tráficos salvajes de gente, carne, sangre y armas,

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Que todavía alimentan los mercados bursátiles,

Después de la caída de los financiamientos, la desesperación de los

consumos, la vanidad de la producción, la vaciedad de los sentidos, la rotura

de los rostros,

Al fin será el trabajo.

El que nos levante y nos sostenga.

El trabajo en sí, como derecho humano,

Más allá de la producción, desarrollo, consumo o crecimiento.

El trabajo en sí,

Forma de tus brazos entre todos los brazos

Sed de tus palabras entre todas las palabras

Reencuentro de un nosotros en nosotros.

Raúl

“Los derechos no vienen dados

Los derechos no te los dan

A brasa de fuego y ternura,

Y con las manos, se amasa el pan”

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Tema: “El Quijote”, de Pablo Mainetti, por Leonardo Ferreyra en violín,

Hernán Possetti en piano, Daniel Falasca en contrabajo y Pablo Mainetti

en bandoneón.

Acabamos de escuchar “El Quijote”, de Pablo Mainetti, por Leonardo Ferreyra

en violín, Hernán Possetti en piano, Daniel Falasca en contrabajo y Pablo

Mainetti en bandoneón.

Cierre

(Sobre “L´inverno” Segundo Movimiento – Antonio Vivaldi, por Il Giardino

Armonico):

(Lento - Grave)

“Siguen vagando las palabras, criaturas del aire, harinas de tiempo, hurgando

por las cuerdas, y los labios y la boca, para vibrar de nuevo.”