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BOLETÍN DE MONUMENTOS HISTÓRICOS | TERCERA ÉPOCA, NÚM. 22, MAYO-AGOSTO 2011 44 | E l corpus de nuestro estudio lo constituyen descripciones y referencias documentales de archivo, así como noticias bibliográficas de los siglos XVI al XX. Es de llamar la atención, aunque no mucho, que ninguno de los autores de estos escritos cite ni refiera como fuente de sus reflexiones Los diez libros de arquitectura de Vitruvio; para colmo, en 1607 el cronista dominico fray Hernando Ojea supuso que el estacado era un invento de los constructo- res novohispanos; más aún, hoy día hay quienes afirman que este procedimiento cons- tructivo no es europeo, sino indio. Debo advertir que no se trata de un pugilato por la nacionalidad ni por el origen de este ingenioso procedimiento; el foco de interés de mi trabajo consiste en mostrar una aplicación frecuente y constante del texto vitruviano al espacio construido de la ciudad de México. Desde hace más de dos mil años, Vitruvio explicaba en su libro que […] en el caso de que no se encontrase terreno firme, por ser el suelo de tierras de acarreo o movedizas hasta muy hondo, o pantanosas, entonces se cavará y ahondará la zanja hasta Vitruvio desde los cimientos El propósito de este trabajo consiste en dar cuenta de una de las aplicaciones de Los diez libros de arquitectura en la construcción de la ciudad de México; este tratado europeo es el más antiguo y completo que se conoce en el mundo occidental; fue escrito por el arquitecto romano Marco Lucio Vitruvio Polión, en el siglo I (?) a.C. Veremos aquí cómo los constructores de la capital emplearon el “estacamento”, la “estacada”, la “palizada” o la “empalizada”, para mejorar en algo la mala calidad del terreno y poder desplantar sobre ella la cimentación de los edificios más importantes. El estacado es una técnica mecánica que tiene la ventaja de reducir la compresión y aumentar la resistencia del terreno; su empleo está descrito por Vitruvio, documentado por diversos autores y se hallan a la vista algunos de sus vestigios arqueológicos. No obstante de que se trata de una aplicación sencilla de este milenario texto, incrementa su interés la frecuencia y la continuidad de uso que tuvo este procedimiento constructivo en nuestra ciudad, desde el siglo XVI, hasta el XIX. Palabras clave: Vitruvio, tratados de arquitectura, estacado, hundimientos en la ciudad México, cimentación. PEDRO PAZ ARELLANO* * Coordinación Nacional de Monumentos Históricos, INAH.

Vitruvio desde los cimientosVITRUVIO DESDE LOS CIMIENTOS | 45 un cierto límite y se hará una estacada con cuar-tones chamuscados de álamo negrillo, de olivo o de encina, cuidando

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BOLETÍN DE MONUMENTOS HISTÓRICOS | TERCERA ÉPOCA, NÚM. 22, MAYO-AGOSTO 2011

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El corpus de nuestro estudio lo constituyen descripciones y referenciasdocumentales de archivo, así como noticias bibliográficas de los siglos XVI

al XX. Es de llamar la atención, aunque no mucho, que ninguno de losautores de estos escritos cite ni refiera como fuente de sus reflexiones Losdiez libros de arquitectura de Vitruvio; para colmo, en 1607 el cronista

dominico fray Hernando Ojea supuso que el estacado era un invento de los constructo-res novohispanos; más aún, hoy día hay quienes afirman que este procedimiento cons-tructivo no es europeo, sino indio. Debo advertir que no se trata de un pugilato por lanacionalidad ni por el origen de este ingenioso procedimiento; el foco de interés de mitrabajo consiste en mostrar una aplicación frecuente y constante del texto vitruviano alespacio construido de la ciudad de México.

Desde hace más de dos mil años, Vitruvio explicaba en su libro que

[…] en el caso de que no se encontrase terreno firme, por ser el suelo de tierras de acarreoo movedizas hasta muy hondo, o pantanosas, entonces se cavará y ahondará la zanja hasta

Vitruvio desde los cimientos

El propósito de este trabajo consiste en dar cuenta de una de las aplicaciones de Los diezlibros de arquitectura en la construcción de la ciudad de México; este tratado europeo esel más antiguo y completo que se conoce en el mundo occidental; fue escrito por elarquitecto romano Marco Lucio Vitruvio Polión, en el siglo I (?) a.C. Veremos aquí cómolos constructores de la capital emplearon el “estacamento”, la “estacada”, la “palizada” ola “empalizada”, para mejorar en algo la mala calidad del terreno y poder desplantarsobre ella la cimentación de los edificios más importantes. El estacado es una técnicamecánica que tiene la ventaja de reducir la compresión y aumentar la resistencia delterreno; su empleo está descrito por Vitruvio, documentado por diversos autores y sehallan a la vista algunos de sus vestigios arqueológicos. No obstante de que se trata deuna aplicación sencilla de este milenario texto, incrementa su interés la frecuencia y lacontinuidad de uso que tuvo este procedimiento constructivo en nuestra ciudad, desdeel siglo XVI, hasta el XIX.Palabras clave: Vitruvio, tratados de arquitectura, estacado, hundimientos en la ciudadMéxico, cimentación.

PEDRO PAZ ARELLANO*

* Coordinación Nacional de Monumentos Históricos, INAH.

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un cierto límite y se hará una estacada con cuar-tones chamuscados de álamo negrillo, de olivo ode encina, cuidando que los maderos de estaarmazón queden tan compactos como sea posiblecon ayuda de máquinas, y que los espacios queresulten entre los cuartones se rellenen con car-bón. Hecho esto se terminan los cimientos dealbañilería muy sólidamente.1

La representación gráfica de este procedimien-to constructivo la tomamos del libro del ingenieroitaliano Carlo Formenti (figura 1).2

Estacada

Todos sabemos de las relaciones entre los anti-guos tratados de la arquitectura con el espacioconstruido de la novohispana ciudad de México;sin embargo, pocas veces se hace referenciaexplícita a la manera de cuánto y cómo fueronempleados estos libros. Indudablemente no essencillo establecer los enlaces entre los textos ylos espacios, pues casi siempre se trata de cone-xiones parciales entre las proporciones escritas ylas acciones realizadas, tanto para el diseño delproyecto como para la transformación y la asig-nación del lugar que tendrán los materiales.Aunque claro, también se producen enlaces delos textos con los espacios que no dejan huellade su relación, como ocurre con la aplicación dealgunos procedimientos constructivos.

También sucede que el texto no siemprecorresponde exactamente con el objeto arquitec-tónico, debido a los ajustes y cambios produci-dos en el momento en que se pone en práctica loescrito en un libro; incluso, tanto es así, que no

siempre es posible observar estas relacionesentre el texto y el objeto arquitectónico, porquesus consecuencias sólo operaron temporalmenteen el plano social de las relaciones de su pro-ducción no se ven, pero se sabe que formaronparte de la producción material del espacioarquitectónico construido.

De aquí el interés por abandonar la cómodacreencia de que la lectura del texto especializadosea única y de que su aplicación se reduzca auna simple ejecución de lo escrito, como si setratara sólo de seguir las indicaciones de un ins-tructivo para hacer funcionar un artefacto. Espreferible pensar en los complejos ajustes y tra-ducciones de diversos textos culturales de laarquitectura europea, a los nuevos contextos his-tóricos y materiales de la ciudad de México.Entre los libros y las prácticas constructivas delespacio arquitectónico están presentes todo eltiempo las complejas redes de traducción dediversos discursos especializados que le dan sen-tido a las prácticas sociales, a las experiencias, alempleo de fórmulas, a las habilidades, a los pro-cedimientos de trabajo sobre los materiales, todo

Figura 1. Le palafitte di costipamento per alcuni terreni alluvionalli chiajosi esabbiosi (“Los zancos o estacas de constreñimiento para algunos terrenos alu-viones,… y arenosos”). La “estacada” es un buen ejemplo para mostrar unaaplicación, del más antiguo de los tratados de arquitectura europea en laciudad de México. Carlo Formenti, La practica del fabbricare, Il rustico dellefabbriche, Milán, Ulrico Hoelpi, Libraio Editore della Real Casa, Parte Prima,1893, t. V, p. 11.

1 Marco Lucio Vitruvio Polión, Los diez libros de arquitectura,trad. del latín, pról. y notas de Agustín Blánquez, Barcelona,Iberia, 2000, p. 76. Cursivas mías.2 Carlo Formenti, La practica del fabbricare. Il rustico dellefabbriche, Milán, Ulrico Hoelpi, Libraio Editore della RealCasa, Parte Prima, 1893, Tv. XI.

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BOLETÍN DE MONUMENTOS HISTÓRICOS | TERCERA ÉPOCA, NÚM. 22, MAYO-AGOSTO 2011

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Tabla

1.

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Page 4: Vitruvio desde los cimientosVITRUVIO DESDE LOS CIMIENTOS | 45 un cierto límite y se hará una estacada con cuar-tones chamuscados de álamo negrillo, de olivo o de encina, cuidando

esto puesto en acto durante la fábrica arquitec-tónica.

El procedimiento constructivo del estacadosirve muy bien para dar cuenta de un conjuntode relaciones históricas entre el texto arquitectó-nico escrito y el espacio material edificado; coneste propósito partimos de tres consideracionespara su estudio.

Primera. La mala calidad del suelo de la ciu-dad de México para soportar el peso de las cons-trucciones arquitectónicas es un factor multide-terminado por la naturaleza y la historia de suubicación; no se trata de una propiedad aisladade su complejo entorno ecológico ni separada desu memoria histórica; por el contrario, la diná-mica geomorfológica de la cuenca de Méxicodetermina las diversas propiedades del suelo dela ciudad; actúan sobre ella los procesos morfo-climáticos y los efectos gravitacionales o cultu-rales que determinan “el aspecto físico del paisa-je”,3 y contienen el desarrollo histórico de lamorfología urbana y arquitectónica de la ciudadde México.

Segunda. La ciudad de México, toda “ella fueun pantano o tremedal de lagunajos, que a tre-chos descubría tierra y a trechos agua”,4 las inun-daciones de la nueva ciudad, el hundimiento delos edificios novohispanos y los sismos han sidotres agentes históricos determinantes de su mor-fología. La relación entre el peso de las edifica-ciones con las propiedades del suelo es histórica,cultural y dinámica. El hundimiento diferencialde los edificios provoca fallas estructurales, debi-das a la falta de solidez de la cimentación y a lapoca capacidad de carga del terreno, lo que pone

en peligro de colapso los edificios. Todo el tiem-po los constructores hispanos y novohispanosbuscaron aumentar la vida útil de sus inmuebles,ya fuera disminuyendo la velocidad del hundi-miento de las fincas, o consiguiendo que ocurrie-ra de una manera uniforme. Durante años traba-jaron sobre tres temas para evitar el hundimientode sus construcciones; se ocuparon de buscarfórmulas para: 1) mejorar la capacidad de cargadel suelo; 2) perfeccionar el diseño de cimenta-ciones más efectivas y económicas, y 3) proyec-tar estructuras arquitectónicas más ligeras y re-sistentes.

Tercera. Los constructores hispanos comien-zan a emplear el estacado en el siglo XVI, en 1573,cuando desplantan sobre él la cimentación de lacatedral y su aplicación se mantuvo vigente has-ta el siglo XIX. Por todo lo anterior, hablar de Vi-truvio desde los cimientos en la ciudad de Méxicono es una metáfora, sino una expresión literal deun hecho histórico.

Nuestro estudio está dividido en dos partes;primero planteamos algunas consideracionesdel empleo de los textos en la producción delespacio arquitectónico; luego, presentamos algu-nas referencias documentadas del uso del esta-cado, que están asociadas siempre al problemadel hundimiento y cimentación de los edificiosde la ciudad de México.

I

El empleo de los tratados de arquitectura en laconstrucción de espacios es un tema de refle-xión constante para los arquitectos, filósofos, his-toriadores y otros especialistas; según RamónGutiérrez, estos antiguos códigos europeos seusaron como “fuente esencial para abastecer deformas expresivas y técnicas constructivas a unaprofesión esencialmente empírica, así como a

VITRUVIO DESDE LOS CIMIENTOS

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3 Rubén López Recéndez, “Geomorfología”, en Atlas de la Ciu-dad de México, Gustavo Garza (comp.), México, Departamen-to del Distrito Federal/El Colegio de México, 1987, p. 31.4 Fray Alonso Franco y Ortega, Segunda parte de la historia dela Provincia de Santiago de México: orden de predicadores en laNueva España, México, Museo Nacional, 1900 [1616], p. 452.

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las artesanías y oficios incipientes”.5 Este autorafirma que la justa valoración de la transcultura-ción en el plano arquitectónico debe

[…] mostrarse no meramente en el de la transfe-rencia empírica del solar español al americano —a través de la acción pragmática de los maestrosde obras—, sino también en la permanente re-crea-ción o imitación de símbolos, formas y sistemas deexpresión cuya fuente la constituyen las obrasimpresas.6

Asevera que en la España del siglo XVIII las

[…] exigencias teóricas sobre arquitectura eransubordinadas en los exámenes gremiales, a losconocimientos constructivos prácticos, de maneratal que los libros sobre el tema eran patrimonio cul-tural de un selecto grupo de Arquitectos y MaestrosMayores jerarquizados profesionalmente.7

Las observaciones sociológicas de Gutiérrezson interesantes, pero cortas para nuestros pro-pósitos, porque es mejor ir más allá, para evitar lareducción de la vida social de los antiguos trata-dos de la arquitectura europea a la competenciade un pequeño grupo de lectores privilegiados, oa su reducida calidad de fuente iconográfica entanto obras impresas; vale más pensar en buscarun respuesta a la pregunta: ¿cómo se conviertenalgunos segmentos textuales de un tratado dearquitectura en elementos constituyentes delespacio arquitectónico construido?, donde no seda por sabido lo que se busca saber.

Además, el constructor teórico sin referentesprácticos y el edificador práctico sin antecedentesteóricos son una dicotomía poco productiva paradar cuenta de la vida social de los textos arquitec-

tónicos y del papel que tuvieron los tratados de laarquitectura en las relaciones sociales de la pro-ducción de nuestros espacios antiguos.

Leer, interpretar y aplicar el tratado Los diezlibros de arquitectura, de Vitruvio, significa muchomás que deslizar los ojos por sus páginas; su usodemanda una interacción compleja, pero tambiéngratificante. Encontrar un ejemplar de este libroen la biblioteca de un arquitecto no es garantía desu lectura ni de su comprensión, y menos aúnde su práctica, porque la relación de un sujetosocial con la interpretación de un texto es profu-samente compleja; hoy día cualquier autor de unlibro “sabe que será interpretado no según susintenciones, sino según una compleja estrategiade interacciones”8 con el lector de su obra.

Así como la Biblia es un texto fundante de lavida cultural de los católicos en diversas partes delmundo, y lo ha sido durante milenios, se trata deun discurso escrito en que todos ellos creen, auncuando no todos lo comprendan de manera uní-voca. Esto mismo ocurre con Vitruvio; su obraconstituye el discurso fundante del campo socialdel constructor occidental; es uno de esos discur-sos que, más allá de su formulación originaria, sondichos, y están todavía por decir. Los conocemosen nuestro sistema de cultura, son textos impor-tantes que “se obscurecen y desaparecen, y ciertoscomentarios toman el lugar de los primeros”,9 asípor siglos y luego por milenios.

Hace mucho tiempo Los diez libros de arqui-tectura dejaron de ser historia para convertirseen un mito natural y propio del campo del pro-ductor de espacios; dejó de ser un texto simple-mente; amplió su estatuto discursivo para con-vertirse en constituyente del imaginario y

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5 Ramón Gutiérrez Ramos, Presencia y continuidad de Españaen la Arquitectura Rioplatense-Hogar y Arquitectura, Madrid,1971, p. XIX. Cursivas mías.6 Idem.7 Idem.

8 Umberto Eco, Los límites de la interpretación, Madrid, Lu-men, 1998, pp. 124-125.9 Michel Foucault, El orden del discurso, Lección inauguralen el Collège de France pronunciada el 2 de diciembre de1970, Barcelona, Tusquets, enero de 1980, pp. 21 y 22.

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formar parte del sistema cultural de creenciasdel arquitecto. A lo largo de miles de años, su tra-ducción, uso frecuente, potencia teórica, fuerzaexplicativa y pertinencia, siguen vigentes en elcuerpo del texto vitruviano, lo que produce lasensación de que el tiempo no lo afecta, puessigue formando parte de las voces del arquitecto;está presente de manera callada e implícita ensus nociones escritas, como conseja sigiloso seacomoda o no, dentro de la composición arqui-tectónica expresada en planos. Los diez libros dearquitectura ha sido un libro aplicado en la edifi-cación de la ciudad de México desde su inicio, yhoy sirve de código para descifrar parte de laantigüedad arquitectónica de nuestra ciudad.

Vitruvio escribió su tratado pensando en pro-veer de un código al divino emperador CésarAugusto, dueño del imperio del mundo, paraque por sí mismo pudiera juzgar la calidad de lasobras hechas y por hacer, para que el ornato desus magníficas construcciones correspondiera ala majestad del imperio. Según el profesorAgustín Blánquez, el objeto de estudio principalde Vitruvio

[…] es la construcción de edificios, que él exponecasi igual a como los griegos la profesaban dossiglos antes de nuestra Era, y él abreva sus teoríasen la Escuela de Alejandría, cuyos preceptos y auncapítulos enteros de su obra parece no tienen otraprocedencia.10

El tratado de la arquitectura de Vitruvio es elmás antiguo y completo que se conoce; sin cer-teza ni exactitud plena en la fecha de su produc-ción, su

[…] descubrimiento en el Monasterio de MonteCasino a principios del siglo XV, en copia manus-crita sin ilustraciones, demuestra precisamente su

empleo en los monasterios medievales a nivel deteoría, que adquiere actualidad ante el empujede una nueva ideología que es profundamenteadmiradora de la antigüedad.11

Durante el Renacimiento europeo, León Bap-tista Alberti reescribió, tradujo, recreó y comentóLos diez libros de arquitectura de Vitruvio, los hizosuyos, creó su propia versión y los publicó con elmismo título en Florencia, en la segunda mitaddel siglo XV. En esa época se leían en latín tantoLos diez libros de arquitectura escritos por Vitruviocomo Los diez libros de arquitectura publicados porAlberti; fue bajo el reinado de Felipe II de Españacuando ambos textos fueron traducidos al españoly publicados en 1582: el arquitecto español Miguelde Urrea tradujo a Vitruvio y, por instrucciones deFrancisco Lazcano, maestro de obras de Madrid,se hizo traducir del latín al romance el libro deAlberti. Amabas traducciones fueron consideradasmuy útiles y necesarias para la corona hispana, enparticular para los maestros y oficiales de arqui-tectura.

Por supuesto, el procedimiento constructivodel estacado adquiere continuidad escrita en eltexto florentino renacentista; Alberti trata el te-ma en el Libro Tercero, Cap. III, folios 66-67,donde aun cuando no especifica la especie de losárboles (álamo, olivo o encino) de donde sehabrán de sacar los palos y pértigas puntiagudas,que una vez tostadas habrían de hincarse en elterreno, sí se detiene a explicar la convenienciade emplear los instrumentos adecuados parafijar las estacas, pues no conviene que seanmazos muy pesados, sino martinetes que pro-duzcan un golpeteo continuo y uniforme.

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10 Ibidem, p. XIII.

11 Carlos Chanfón Olmos, “Simón García tratadista de arqui-tectura”, en Compendio de arquitectura y simetría de los tem-plos (1681-1683), México, Escuela Nacional de Conservación,Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”,1979, p. 27.

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Alberti propone fórmulas para determinar lasdimensiones del estacado, indica que la alturadel muro dividida entre ocho determina la lon-gitud de la estaca, y su grosor se determina divi-diendo el largo de la estaca entre 12, de modoque al suponer la altura de un edificio de 20 m,las dimensiones de las estacas tendrían que ser2.5 m de largo, con una sección de 0.20 m.

Se puede decir que Los diez libros de arquitectu-ra de Vitruvio y los de Alberti llegaron caminandoa la ciudad de México cifrados en la mente y en laexperiencia de los constructores españoles; nohubo que esperar a que fueran traducidos y traí-dos a la ciudad de México para poner en prácticael procedimiento del estacado, el cual comenzó ausarse para desplantar la cimentación de la cate-dral, como lo veremos más adelante.

II

El procedimiento constructivo del estacado per-mite enlazar el texto escrito con el espacio arqui-tectónico construido de numerosos edificios dela ciudad de México; en este caso las relacionesentre el texto y el espacio material construidoresultan idénticas, dada la precisión en la corres-pondencia del texto con las dimensiones mate-riales del objeto arquitectónico; tan es así, quebasta leer la prescripción que hace Vitruvio paraidentificarla formando hileras de troncos encaja-dos en el terreno y reconocer este antiquísimorecurso empleado en nuestra capital.

En este caso, el nivel de correlación y seme-janza de la aplicación de los textos europeosparece obvia y hasta evidente, pero no siemprees así de franca esta relación. La noticia delempleo del estacado en la construcción de la ciu-dad de México y su descripción técnica seencuentran en distintas fuentes documentalesde la historia: en las memorias de obra, en las

crónicas religiosas y en los libros especializadosescritos por los constructores. Las pruebas mate-riales de su aplicación presentadas aquí, son dosy pueden constatarse en sitio: una se observa enla ventana arqueológica bajo la cimentación delsagrario de la catedral; ahí las estacas hacen con-tacto con la estructura del antiguo Templo delSol de Tenochtitlan. La otra muestra del estaca-do que se halla al alcance de la vista fue consoli-dada como parte de la zona arqueológica delTemplo Mayor, y está identificada por una cédu-la como cimentación colonial (figura 2).

¿Los constructores leyeron y aplicaron el pro-cedimiento constructivo del estacado descrito enlas páginas de la obra de Vitruvio? Si lo leyeronahí, durante siglos ninguno de ellos hizo referen-cia a la fuente donde tomó esta técnica constructi-va. Si no lo leyeron, la experiencia histórica y cul-tural pudo ser la fuente de los constructoreseuropeos que sin referente escrito aplicaron sussaberes para mejorar el terreno por medio del hin-cado de estacas, para desplantar luego sobre ellasla cimentación de sus edificios. Por el momento,si la lectura fue o no, el medio para traducir el tex-to del estacado y convertirlo en un objeto puedequedar en suspenso, pero lo que no queda enembeleso es el hecho que relaciona al texto que setraduce en parte del sistema estructural de nume-rosos edificios coloniales en la novohispana ciu-dad de México.

El arqueólogo José Álvaro Barrera Franco,supervisor del Programa de Arqueología Urbanadel INAH, explica que los constructores mexicaspadecieron el hundimiento de sus templos enla antigua ciudad de Tenochtitlan; sabían de lamala calidad del suelo fangoso y de las dificulta-des para mantener a nivel y estables sus cons-trucciones; su solución al problema fue ingenio-sa, pues a las viejas estructuras hundidas lasemplearon como cimiento para edificar sobre

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ellas los nuevos edificios. El suelo de la ciudadde México durante la época colonial mantuvoesta propiedad de transmutar los muros de unedificio hundido y convertirlos en los cimientosdel siguiente inmueble. Construir encima de losedificios hundidos también fue una prácticaempleada durante la Colonia.

El estacado en el siglo XVI. No hubo que esperar aque llegaran traducidos Los libros de arquitecturade Vitruvio o de Alberti para sacar de sus pági-nas el procedimiento del estacado y aplicarlo enla nueva ciudad; una empalizada fue construidapara desplantar sobre ella la cimentación de lacatedral en 1573; las traducciones de ambos tex-tos llegaron nueve años después a la ciudad de

México. Para corroborar este aserto, tomamos ladescripción del procedimiento constructivo,redactada por el ingeniero arquitecto FranciscoManuel Álvarez en 1917, la cual confirmamoscon los datos producidos recientemente por losingenieros encargados de llevar a cabo la“Corrección geométrica y endurecimiento delterreno” que devolvió la estabilidad estructural ala catedral en 2002.

Según Álvarez, Felipe II mandó construir unedificio más solemne que la primitiva catedralen 1552, pero fue hasta 1573 cuando se puso laprimera piedra del edificio actual; para la cons-trucción de sus cimientos

[…] se estudió la manera más conveniente de hacer-los, y al efecto se convocó a los arquitectos quienesconvinieron en hacerlos de la manera siguiente: Entoda la extensión que debía ocupar el edificio, cavarhasta encontrar el agua. Desde este nivel formar unestacado muy unido de una longitud suficiente paraalcanzar con él, al tepetate o terreno firme, dejandolas cabezas de las estacas a un mismo nivel, echan-do una capa de hormigón de una tercia de espesormuy bien pisoneada y mazeada, y de allí seguir elmacizo de la mampostería de piedra dura y buena

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Figura 2. Estacados. La estacada es un procedimiento constructivo que no está hechopara comunicar algún mensaje, sino para permanecer oculta a la percepción de losvisitantes. Sin embargo, es posible observarla a través de las ventanas arqueológi-cas del Sagrario de la Catedral o en la zona arqueológica del Templo Mayor.

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mezcla hasta llegar al nivel del piso de la plaza, limi-tando este punto los cimientos a los espesores asig-nados, continuando así hasta el nivel del piso delTemplo, partiendo de allí las piedras labradas queforman los basamentos de los sostenes aislados ymuros.12

Los ingenieros Enrique Santoyo Villa y EfraínOvando Shelley publicaron hace tres años los resul-tados de su intervención a la catedral metropolitana;sus datos confirman que su construcción

[…] se inició en 1573 partiendo del ábside, bajo ladirección del alarife Claudio de Arciniega, quienhabía participado en las obras de la iglesia de SanAgustín y por ello conocía los problemas del sub-suelo […] La superficie del terreno se reforzómediante la hinca de unos 22,500 pilotes cortos demadera y encima de ellos se colocó una plataformade mampostería que ocupa 140 m de largo y 70 deancho.13

No lejos de ahí, los hundimientos obligaron ala construcción y reconstrucción de la iglesia y delconvento de Santo Domingo durante el siglo XVI.Carlos V, rey de España, otorgó los recursos para laconstrucción de la primera iglesia y convento deSanto Domingo edificado entre 1527-1530, perosólo 28 años después los enormes edificios se hun-dieron y fue el rey Felipe II quien financió en 1558la construcción de los nuevos edificios religiososdominicos terminados en 1575.

Estacado en el siglo XVII. El cronista dominico frayHernán de Ojea describió en 1607 la ciudad deMéxico; por propios ojos vio cómo levantabanlos grandes edificios y consideró que los cons-tructores de la nueva ciudad habían

[…] inventado diversas maneras de cimientos. Alprincipio hondas gruesas estacadas, sobre las cualescomenzaban las paredes de cal y canto; después sinsacar otros cimientos que una gruesa portada deargamasa, que hacían sobre el nivel de la tierra,sobre ella edificaban las paredes. Y aunque todo ellono ha bastado para darles firmeza, con todo eso setiene por menos malo el edificar sobre estacadas oempalizas. Con este modo se han fabricado y fabri-can cada día los edificios de esta ciudad.14

Queda decir que el estacado no es invento delos constructores españoles de la ciudad de Mé-xico de los siglos XVI y XVII, sino que es procedi-miento mucho más antiguo, sin datación precisade su invención, registrado por Vitruvio 1,600 añosantes.

El estacado en el siglo XVIII. Está descrito en unlibro muy peculiar dirigido a los constructoresde la ciudad de México, llamado Architecturamechanica conforme la práctica de esta ciudad deMéxico; es un texto raro y curioso; su autor esdesconocido; la fecha exacta de su redaccióntampoco se sabe. Este documento debió escri-birse durante la segunda mitad del siglo XVIII,dado que la temporalidad de sus acciones dis-cursivas quedan comprendidas después de lafundación de la Academia de San Fernando enEspaña (1752) y antes del establecimiento de laReal Academia de San Carlos de Nueva España(1785).

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12 Francisco Manuel Álvarez, “Algunos datos sobre cimenta-ción y piso de la ciudad de México y nivel del Lago deTexcoco a través de los siglos”, conferencia dada en laAsociación de Ingenieros y Arquitectos, con proyeccionesluminosas en la sesión del 17 de agosto de 1917, por el sociofundador ingeniero civil y arquitecto, México, TalleresTipográficos de José Ballesca, 1919, p. 19.13 Enrique Santoyo Villa y Efraín Ovando Shelley, Catedraly Sagrario de la ciudad de México. Corrección geométrica yendurecimiento del suelo 1989-2002, México, Conaculta,Dirección de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural,2008, p. 3.

14 Fray Hernando de Ojea, Libro Tercero de la historia religio-sa de la Provincia de México de la Orden de Santo Domingo,México, Museo Nacional de México, 1897, pp. 1-8.

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Este texto es una fuente directa para la histo-ria de la arquitectura y de los arquitectos denuestra ciudad; está hecho de puño y letra porun autor de la época, y su contenido es tandiverso que convendría estudiarlo sistemática-mente por medio de disímiles rutas analíticas.Su autor advierte que todo lo que ahí ha tratado“no, está en los libros de Matemáticas, Térmi-nos, Gobierno y Práctica”.15 Toca algunos puntosde geometría y enseña la manera de aplicarlos;a decir suyo, muestra cosas nuevas del arte, afuerza de mucho trabajo y de andar colectandonoticias.

Este autor anónimo describe técnicamentecómo construir el estacamento que permita mejo-rar el suelo para el desplante de la cimentaciónde una casa de dos pisos. Explica, conforme almapa que tiene hecho el maestro, cómo se sacanniveles y plomos, se colocan las escuadras ehilos que indican sobre el terreno el ancho y ellargo de cimentación de la vivienda y luego setrazan con cal en polvo.

Para el estacado se dice que este ha de ser segúnel dueño de la obra, porque pueden ir muy juntaslas estacas, o algo separadas. Las estacas son segúnel terreno, si salen cuatro en morrillo (1.25 m) sepagan cinco reales de su aguzadura. Cada carrocarga 25 morrillos, y son de cedro. Cada uno vale11/2 reales fuera de el acarreo. Tienen de largo 6varas (5.02 m). La aguzadora de estos puede com-ponerse con el carpintero de la obra.16

Depende el sapo es la pedrada, parece decirel autor anónimo, quien no acusa ninguna ra-zón técnica, pero sí económica para determinarel número y distancia en el hincado de la esta-cada.

Ahora bien, no es del todo ocioso anotar aquídos de los muchos consejos que el autor anóni-mo dirige a los arquitectos de la ciudad deMéxico del siglo XVIII, aunque no tienen que verdirectamente con el tema de estacados, sí soninteresantes para enterarnos de algunos detallesen el manejo de los textos de arquitectura, segúnla práctica constructiva de esa época.

Aconsejaba que el maestro de arquitecturacomunicara sus instrucciones a los albañiles, sinapartarse nunca de lo escrito por los autores; dehecho, él tenía que traducir lo escrito en loslibros al lenguaje de los operarios, empleandolas mismas voces usadas por ellos. Según elautor anónimo, era necesario enseñar paso porpaso cada una de las operaciones de la tareaconstructiva, mostrar y poner el ejemplo en lamanera de emplear los instrumentos, incluso siera necesario tenía que indicar a los operarioscómo acomodar el cuerpo para ejecutar las ta-reas. Aconsejaba nunca

[…] emplee términos facultativos delante de losoperarios por que como no los entienden pro-rrumpen en risa, lo que había de ser en alabanza,y así sea regla general que para enseñarlos use deaquellas voces que usan ellos, diciéndoles, ven acáhijo, coge tu palito, y esa vara, clávalo aquí, traitela regla, ponla aquí encima, ven, da la vuelta alre-dedor, etc. Este es el modo de conservarse paraque los miren con respeto.17

Este autor anónimo del siglo XVIII es un arqui-tecto español peninsular que privilegiaba el jue-go político de la teoría sobre el de la práctica enla construcción del espacio arquitectónico; con-fiaba más en la experiencia sistematizada ofreci-da por los libros que en las polisémicas voces dela experiencia práctica; decía que los arquitec-tos de la ciudad de México se podrían ahorrar

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15 Mardith K. Schuetz, Architectural Practice in Mexico City. AManual for Journeyman Architects of the Eighteenth Century,Tucson, The University of Arizona Press, 1978, p. 3.16 Ibidem, pp. 82-84. 17 Ibidem, p. 92.

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muchos problemas si conocieran con mayor pre-cisión la geometría, aritmética civil, y cortes decantería a través de los libros, porque de estemodo podrían echar mano de los conocimientosde los arquitectos más experimentados y resol-ver infinidad de problemas. Y para enfrentar lassituaciones no previstas en los libros, aconsejatomar las reglas generales escritas en ellos y apli-car los principios referidos por los autores.Aconsejaba,

[…] no se aparte jamás de lo que nos han escritolos Autores, por que ninguno puede decir mas queellos. Hablo de los Maestros, el punto critico de ladificultad consiste en saber bien los elementos degeometría, aritmética civil, y cortes de cantería,podrá meter la mano entre los más aventajadosArquitectos, aunque los de esta Corte fundan suMagisterio, en los puntos mechanicos, no ay quehacer caso de estos pues al fin, y al cabo se rinden:Dado el caso que los Autores no trajeran lo queellos llaman práctica, pero como de todo se hacecargo como es constante, una vez que uno estefundamentado en las reglas generales, y princi-pios referidos, puede echar a Monte a todos losque se quieren oponer contra justicia.18

La biblioteca del maestro de arquitectura novo-hispano no se reduce a contar con un ejemplar deLos diez libros de arquitectura, porque en el sigloXVIII un constructor gremial, maestro examinadoen el oficio de la albañilería, debía tener “libros deMatemáticas, Términos, Gobierno y Práctica”.19 Elconstructor gremial del espacio novohispano debíacontar en su biblioteca con una bibliografía básicade cuatro temas: estereotomía, geometría euclidia-na y espaciosa, nomenclatura arquitectónica o “tér-minos”, y preparación de mezclas y argamasas.

Ahora bien, los problemas estructurales pro-vocados por los hundimientos diferenciales delos edificios, constituyen una dificultad históricaque es constante y sigue vigente; de hecho, has-ta el momento no existe una solución definitivapara resolver este problema. Recientemente eldoctor Efraín Ovando Shelley, profesor en mecá-nica de suelos y cimentaciones, investigador delInstituto de Ingeniería (II) de la UniversidadNacional Autónoma de México (UNAM), informóque los universitarios participantes en la investi-gación aplicada de las ciencias geotécnicas apor-tan novedades e innovaciones técnicas para elrescate de monumentos; sus propuestas y solu-ciones han sido reconocidas a nivel mundial.

El doctor Ovando informó que el Centro His-tórico se hunde 14 cm por año, muchos de susedificios “sobreviven inclinados, agrietados y tor-cidos. El futuro de una gran cantidad de ellos esincierto, pues están expuestos a temblores y fenó-menos naturales que periódicamente suceden enla capital”.20 Explicó que los hundimientos dife-renciales de las estructuras arquitectónicas sonmás dañinos que los sismos al comparar los per-juicios registrados por los hundimientos y compa-rarlos con los daños estructurales producidos porlos sismos, los efectos de los segundos han sidorelativamente moderados en comparación con lasfallas provocadas por el hundimiento de los in-muebles.

Los hundimientos diferenciales de los inmue-bles de la ciudad de México ocurren debido alpeso de sus masas arquitectónicas, depositadassobre un suelo de baja resistencia y alta compre-sibilidad. Este fenómeno es uno de los agentesmorfológicos determinantes en el desarrollo dela plaza de Santo Domingo; su importancia es

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18 Idem.19 Ibidem, pp. 102 y 103; véase María del Carmen OlveraCalvo, “La biblioteca de un arquitecto de la època virreinal”,en Boletín de Monumentos Hstóricos, núm. 6, México, INAH,1982, pp. 33-40.

20 “Daña hundimiento del DF a monumentos arquitectóni-cos: UNAM”, en diario El Financiero, “Cultura”, México, miér-coles 19 de diciembre 2007.

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tan grande que sirve para explicar por qué losinmuebles construidos durante los siglos XVI yXVII ya no existen actualmente en ese lugar y lamayoría de ellos datan del siglo XVIII.

La construcción de los nuevos inmuebles dela plaza de Santo Domingo durante el siglo XVIII

ocurrió sin modificar su morfología urbana eri-gida en 1527; siguieron vigentes y se mantuvie-ron sin cambios: traza, alineamientos, calles ymanzanas confeccionadas desde el siglo XVI. Eneste apartado estudiamos brevemente cómo loshundimientos diferenciales y las reformas bor-bónicas del siglo XVIII obligaron a la renovaciónarquitectónica de la plaza; fue durante esa épocacuando se construyeron todos los edificios devalor histórico que hoy conocemos en el lugar.

Con este fin presentamos tres dictámenes so-bre el estado de conservación y las propuestas deintervención al templo de Santo Domingo, al Tri-bunal del Santo Oficio de la Inquisición y a la ca-sa principal del Mayorazgo de Medina. En estosdocumentos los maestros de arquitectura descri-ben el estado ruinoso en que se encontraban lostres inmuebles; todos concluyen proponiendo lademolición y construcción de nuevos edificios.Esos dictámenes sirven para confirmar las razo-nes de la renovación arquitectónica a causa delos hundimientos de los edificios de los siglos XVI

y XVII.

I. Dictamen del templo de Santo Domingo. FrayFrancisco de Aguirre,21 prior provincial de laOrden de Predicadores de Nueva España, preocu-pado por el estado de ruina y deterioro del tem-plo, quiso evitar alguna desgracia; trató de reunira cuatro maestros del arte de arquitectura paraque vieran, palparan y reconocieran el edificio dela iglesia e indicaran lo más conveniente.

El 7 de agosto de 1716 en la ciudad de Méxicocomparecieron los maestros del arte de arqui-tectura Pedro de Arrieta y Antonio Álvarez parainformarle el resultado de su inspección y pon-deraciones; los arquitectos declararon y juraronque, a su leal saber y entender, el edificio de laiglesia estaba amenazando ruina y en peligroevidente de venirse abajo; por lo desquiciado desus paredes y las aberturas de sus bóvedas, dichaiglesia necesita fabricarse de nuevo, o poner enella total reparo, porque de lo contrario puedesuceder impensadamente un infortunio.

Ante estas circunstancias Francisco de Agui-rre, atendiendo al bien común, trató el caso contodo género de previsiones y cuidados, instru-yendo la manera de atenderlo. Fue un tema ana-lizado diligentemente, evaluando las distintasopciones y, una vez resuelto, determinó:

[…] el que se pasara a dar, y hacer forma de nuevaiglesia, en la fábrica nueva, en donde dicha pro-vincia acostumbra, celebrar su capítulo provincial,en donde, se han de hacer las fábricas, aderezos,mutación de imágenes, colaterales con y demás, quese expresara, de suerte que quede apto, y aproba-do, para la celebridad del culto divino y adminis-tración de los santos sacramentos, funciones pre-cisas, y necesarias, y demás cosas a este particularanexas.22

Tomada la decisión de construir el nuevo edifi-cio para la iglesia principal de Santo Domingo, fuellamado nuevamente Pedro de Arrieta, esta vezpara que ejecutara la obra en un plazo de tresmeses: del 7 de agosto al 30 de noviembre de 1716.La construcción del templo fue concluida 20 añosdespués, “sobre los arcos y aun bóvedas de lascapillas de su primera iglesia: estrenó casi todo elcrucero, capillas, y gigante cuerpo de su iglesia”.23

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21 Archivo General de la Nación (AGN), Indiferente virreinal,vol. 5177, año 1716, exp. 06, f. 8.

22 Ibidem, f. 2.23 Cayetano Cabrera y Quintero, Escudo de armas de México:

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II. Dictamen de las casas de la Inquisición. “El edi-ficio de la Inquisición no tiene reparación esnecesario demolerlo, y fabricarlo nuevamen-te”.24 De acuerdo con el dictamen de los maes-tros del arte de arquitectura Pedro de Arrieta,Antonio Álvarez y el asentista Miguel de Ribera,el edificio de la Inquisición no tenía reparación;era necesario demolerlo y fabricarlo nuevamen-te. En la audiencia del Santo Oficio de México,del 25 de octubre de 1723, los inquisidores trata-ron el tema del estado de conservación del edifi-cio del Tribunal; Pedro Navarro, inquisidor fiscal,dispuso que Pedro de Arrieta, maestro de obrasdel Tribunal, acompañado de otros dos maestrosde los de mayor prestigio del reino:

[…] registren las casas, para que digan lo que se lesofreciere sobre el estado de ellas, acto seguido queArrieta haga luego la planta con explicación pun-tual y menuda de lo que hubiese de fabricar suarte y costa.25

Los maestros de arquitectura y el asentistaacataron las órdenes: hicieron reconocimiento yvista de ojos en presencia del secretario de laInquisición don Eugenio de las Peñas; dictami-naron el estado en que se hallaban las viviendas,casas, cárceles y salas de audiencia del SantoOficio; entregaron su escrito el 2 de mayo de1724.

Arrieta, Álvarez y Ribera hallaron las razonesdel deterioro del edificio en la baja calidad de lasmezclas empleadas, la antigüedad de la cons-trucción y el hundimiento del terreno.Explicaron que las mezclas fueron hechas de cal

y tierra en lugar de cal, arena de mina y tezon-tle; consideraban que las mezclas terciadas te-nían la calidad suficiente para conservar cual-quier fábrica, pues mantienen, unen y requierenmuros de poca sección.

A decir suyo, encontraron muros construidosen 1571, con viejas mezclas y de mala calidad,paredes de excesivo grueso desplomadas, bufa-das y huecas; muros peligrosos que cualquiertemblor podría derribar. Advirtieron que las ca-bezas de las vigas estaban podridas en los entre-pisos, en los techos y que en lugar de cambiarlassólo las reforzaban con madrinas transversales,provocando el evidente peligro de venirse abajo.

Las viviendas bajas estaban inservibles, puesno eran más que unos sótanos cerrados con algu-nas ventanas; por ejemplo, refieren que la vi-vienda del proveedor del Tribunal, quien debía“tener su asistencia y vivienda decorosa de la Ca-sa de este Tribunal, no puede hacerlo porque sucuarto está hundido, húmedo, maltratado de pa-redes y techos. Hoy vive fuera”.26

Ellos cuentan cómo todos los días había queprocurar y reparar las salas de audiencia y vi-viendas de los señores inquisidores a fin de queno padecieran el deterioro por ninguna parte nisucediera alguna ruina. Cada año era necesariogastar para reparar y mantener el edificio, paralevantar los pisos de los patios con relleno a finde desaguar el inmueble en tiempo de lluvias.

Pedro de Arrieta, Antonio Álvarez y el asentistaMiguel de Ribera dictaminaron necesario demoler yfabricar un nuevo edificio; aclararon que si las pare-des estuvieran fabricadas con buenas mezclas, seríaposible la reparación metiéndole maderas nuevasen los techos, pero sus muros no admitían más quela demolición. Dijeron que la piedra y la vigueríapodrían ser reutilizados: la mampostería para los cla-

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celestial protección de esta nobilissima ciudad, de la Nueva-Espana, y de casi todo el nuevo mundo, María Santissima…,ciudad de México, Impreso por la viuda de J. B. de Hogal,1746, pp. 501-502, disponible en http://books.google.com;consultado el 21 de marzo de 2011.24 AGN, Inquisición, vol, 804, año 1724, f. 10.25 Idem. 26 Ibidem, fs. 8-9.

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ros de las ventanas, la madera de cedro de los techospara hacer puertas y ventanas. Esto fue lo que halla-ron y suscribieron el 2 de mayo de 1724.

Por otra parte, Pedro de Arrieta entregó losdocumentos del primero de sus dos proyectospara construir la nueva sede del Tribunal delSanto Oficio de la Inquisición de Nueva España:planos de las dos plantas arquitectónicas, dibujode la portada, especificaciones técnicas y de losmateriales reutilizables tras la demolición, asícomo el presupuesto de la obra estimada en52,692 pesos.

Este primer proyecto fue enviado para suaprobación al Supremo Consejo de la Inquisiciónen España, quien tres años después considerócostosa e insegura la obra proyectada porArrieta. El Supremo Consejo ordenó al inquisi-dor de la Nueva España que en caso de llevar acabo la construcción de este proyecto, debía soli-citar a Pedro de Arrieta rebajar sus costos y depo-sitar una fianza para garantizar la firmeza y soli-dez de la obra. En caso contrario, el inquisidornovohispano podía decidir bajo su responsabili-dad la ejecución del proyecto, lo cual nunca ocu-rrió. Estas instrucciones fueron leídas por losinquisidores Navarro y Del Palacio, en el SantoOficio de México, el 14 de junio de 1728, mismodía en que dispusieron guardar este documentocon todos los demás y tenerlos presentes almomento de comenzar la obra de la reedifica-ción de las casas del Tribunal.

Junto con estas órdenes, el Supremo Consejode la Inquisición española también nombró alinquisidor Francisco de Garzaron superintendentede la obra, para que fuera él quien diera las provi-dencias necesarias que le parecieran convenien-tes. Le encargaron principalmente poner cuidadoen la firmeza y la solidez conveniente, porqueconsideraban que las paredes bajas debían ser demayor grueso a lo especificado por Arrieta.

Cuatro años después ocurrió una emergencia.Pedro de Arrieta dirigió una carta urgente a losinquisidores Navarro, Tagle y Clavijo, donde leshizo ver el apremio de construir un nuevo edifi-cio para la Inquisición, porque de otro modo ellosserían los responsables si ocurría otra desgracia,como el derrumbe del techo que se vino abajo enuno de los cuartos interiores del edificio. Arrietales recordó su escrito del 24 de mayo de 1732,donde les hizo saber el mal estado de conserva-ción del viejo inmueble inquisitorial, obra añejade mala materia, donde las mezclas de sus pare-des y tabiques eran de cal y tierra sin ningunaunión, donde muchas de las vigas en los techostenían los cabezales podridos y estaban apoyadasen las paredes por vigas madrinas o contrasoleras.Las viviendas de la planta baja se hallaban inha-bitables e inservibles debido a la humedad y elhundimiento que había sufrido la finca. Esta car-ta surtió sus efectos; los inquisidores ordenaron aPedro de Arrieta la elaboración de un nuevo pro-yecto para construir el nuevo edificio sede para elTribunal del Santo Oficio de la Inquisición de laNueva España. En diciembre comenzaron lasobras del extraordinario edificio que hoy tenemosa la vista, donde está alojado actualmente elMuseo de la Medicina Mexicana.

III. Dictamen de la casa principal del Mayorazgo deMedina. De acuerdo con los arquitectos Álvareze Iniesta, si no se reparaba la casa quedaría inha-bitable. La dueña de este edificio localizado en ellado sur de la plaza de Santo Domingo, solicitó aManuel Álvarez, maestro mayor de arquitecturade la ciudad de México y de las obras del desa-güe,27 elaborar un dictamen y un presupuesto delos trabajos necesarios para poder rentar la casaprincipal del Mayorazgo de Medina. Álvarez dic-

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27 AGN, Vínculos y Mayorazgos, vol, 104, año 1761, exp. 4, f. 1.

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taminó, en septiembre de 1761, reconstruir eledificio con un presupuesto de seis mil pesos,pero no era suficiente ser la propietaria del edi-ficio y querer llevar a cabo las obras para repa-rarlo y rentarlo, porque el régimen de la admi-nistración de los bienes del mayorazgo laobligaba a contar con la licencia de las autorida-des virreinales de la Real Audiencia. Por estarazón, la dueña debió acompañar su petición deautorización con el dictamen y el presupuestoelaborados por el maestro de arquitecturaManuel Álvarez; esta documentación la envió alfiscal y al procurador de la Real Audiencia, quie-nes antes de emitir su anuencia requirieron delreconocimiento y vista de ojos de los maestrosde arquitectura Ildefonso Iniesta y Bejarano,Manuel Álvarez y del segundo escribano de laReal Audiencia; todos juntos constataron en sitioel estado de conservación de la finca y el presu-puesto de la reconstrucción. De Iniesta coincidiócon Álvarez y concluyó:

[…] como tiene expresado el maestro Álvarez ensu avalúo del 16 de septiembre de 1761, el de seismil pesos, añadiendo que si no se hace este repa-ro, esta gran casa quedará inhabitable por el defec-to de sus bajos.28

Manuel Álvarez reportó en su dictamen uninmueble completamente hundido; toda la plantabaja de la finca, viviendas y cuartos estaban total-mente perdidos, sus accesorias y locales ya esta-ban convertidos en sótanos con una altura de pocomás de una vara (0.838 m) de suelo a techo.Además, la vivienda de la planta alta también lahalló muy maltratada y encontró arruinado elcuarto de la segunda crujía, llamado de asistencia.

Álvarez dictaminó reedificar el inmueble,ocupar como cimientos los viejos muros hundi-

dos de la construcción anterior y construir enci-ma de ellos las dos nuevas plantas.

Lo primero, batir o demoler los pisos de los entre-suelos, para que se queden con piezas bajas concompetente altura, macizando y solidando pare-des por el pie, echándole puertas con carpinteríapara su mayor fuerza […] La vivienda alta necesi-taba toda de enladrillar sus pisos, reforzar algunasparedes, componer las puertas y ventanas de ma-dera, echar artesón y vigas en varias partes de sustechos, aplanarla, blanquearla.29

Hecho esto, requería reconstruir los murosinteriores para recuperar la distribución arqui-tectónica de espacios y locales; los patios hundi-dos quedaban debajo del nivel de la calle y fácil-mente se inundaban, por lo que era precisolevantar sus pisos y ponerlos al nivel del zaguán.La distribución arquitectónica del edificio debe-ría ser el de una vivienda doble, localizada unaen la planta baja y otra en la planta alta, de aquíla necesidad de contar con dos accesos indepen-dientes, uno por la calle de Medinas, frente alportal, y otra entrada por la calle de SantoDomingo. Costaría seis mil pesos la reconstruc-ción parcial, junto con las reparaciones o adere-zos de la finca, para contar con una casa habita-ble y firme, pero advertía que deben hacersepronto y a tiempo estos trabajos para evitar elaumento del deterioro y los costos; de realizarsela obra “quedarían la casa principal habitable yotra entresolada con una accesoria separadasque así podrán alquilar”.30

De otro modo habría de construirse todo denuevo y, según Álvarez, no resultaría rentable,porque la obra podría costar treinta mil reales. Yno podría obtenerse ninguna utilidad por el para-je donde se halla ni por el monto de los alquileres

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29 Ibidem, f. 1.30 Idem.28 Ibidem, f. 6.

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correspondientes. Por sus características cons-tructivas el edificio actual del otrora Mayorazgode Medina debió construirse en el último terciodel siglo XVIII. Los balcones de este edificio siem-pre han sido el lugar desde donde se ha dibujado,pintado y fotografiado la plaza de Santo Domingo,razón por la cual nunca aparece su imagen.

Por otra parte, fue el impacto de las reformasborbónicas lo que provocó el cambio de la estruc-tura morfológica en la plaza de Santo Domingo,sentando las bases para el desarrollo de una ciu-dad moderna por medio de la construcción denuevos edificios para albergar las institucionescreadas por los Borbones en apoyo de sus refor-mas, bajo reglas y ordenanzas escritas. Fueronobras que por sus dimensiones y su peso institu-cional modificaron la imagen de la ciudad, consti-tuyéndose en nuevos focos de interés urbano:

[…] la Real Casa de Moneda, para la acuñación demetales; la Real Aduana y las garitas del Real Res-guardo, para el control de las alcabalas; la Real Fá-brica de Pólvora de Santa Fe, en las afueras de laciudad; la Real Fábrica de Tabaco y la Real Escuelade Minas. La Real Academia de San Carlos, aunqueno contó con un nuevo edificio por haberse alojadoen el inmueble que habría sido del Hospital delAmor de Dios, fue una de las instituciones que másinfluyó para el cambio del patrón de asentamientode la actividad productiva de la ciudad.31

La organización de comerciantes adquirió32 losterrenos colindantes de varias casas, amplió lasdimensiones de su edificio sede y construyó lanueva finca donde quedó contigua al Real Tribunaldel Consulado de Nueva España y la Aduana de la

ciudad de México; la obra estuvo a cargo de Ma-nuel Joseph de Herrera,33 maestro de arquitecturade la ciudad de México; los trabajos concluyeron34

el 28 de junio de 1731, y el resultado de su trabajoes el conjunto arquitectónico que hoy conocemoscomo el edificio de la Secretaría de Educación Pú-blica.

El estacado en el siglo XIX

El ingeniero arquitecto Antonio Torres Torija expli-caba que la cimentación sirve para sustentar eledificio y transmitir sus cargas al terreno. Es laparte principal de los inmuebles, porque cuando aella

[…] le falta solidez o cuando por otra causa llega afalsear, es necesario destruir el edificio y preciso,por lo tanto, que los cimientos presenten en todasu extensión una resistencia igualmente fuerte: sila naturaleza del terreno no satisface esta condiciónes indispensable que el arte la supla.35

En toda construcción deben evitarse los hun-dimientos diferenciales, o en su defecto buscarque el hundimiento ocurra uniformemente,

[…] pues cuando se verifique éste con regularidad,la construcción toda bajará verticalmente y ellamisma comprimirá el terreno hasta solidificarlomás, […] La desigualdad del asiento es la que oca-siona la destrucción de los edificios.36

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31 Sonia Lombardo de Ruiz, “Las Reformas Borbónicas en elarte de la Nueva España (1781-1821)”, en Eloísa Uribe(coord.), Y todo… por una nación, México, INAH, 1987, p. 137.32 AGN, Regio Patronato Indiano, Bienes Nacionales, vol. 18,año 1729, exp. 8.

33 AGN, Policía y Empedrados, vol, 1, año 1730, exp. 10, fs.120-121.34 Jesús Galindo y Villa, Apuntes de epigrafía mexicana: bre-ve colección de inscripciones diversas, acompañadas de algunasnoticias históricas, descriptivas, biográficas y bibliográficas, t.I, México, Imp. del Gobierno Federal, pp. 45-46.35 Antonio Torres Torija, Introducción al estudio de la cons-trucción práctica, México, Secretaría de Fomento, 1895, p.64; localizado en el Fondo Reservado de la BibliotecaNacional, Fondo San Carlos, núm. clasif. XII-288.36 Idem.

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Datos sobre cimentación y piso de la ciudad de México

Por último, a manera de conclusión de nuestro traba-jo sobre el estacado, tomamos lo dicho por Álvarez:

[…] casi todas las iglesias y edificios antiguos estánlevantados sobre estacas de vara y media (1.25 m)

a dos varas (1.67 m) y de cuatro a seis pulgadas degrueso (0.10 a 0.16 m.), y en el mayor númerode los casos, como se ha visto por la relación quehe hecho de los edificios, estos han sufrido asien-tos parejos y uniformes una veces, y otras, irregu-lares, que hacen aparecer cuarteaduras en pare-des y bóvedas.37

En suma, Vitruvio desde los cimientos.

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Figura 3. Francisco Manuel Álvarez se atrevió a presentar los datos resultantes de su estudio, aunque discreparan algunos de ellos con los dados por otros auto-res. Dice en su libro que estos “datos al menos pueden tener en su abono ser expresados con ingenuidad y resolución, tratando de aclarar, de hacer la luz en losrelatos confusos de la historia, muchos de ellos sin verdaderos fundamentos y aun conteniendo involuntarios equívocos”. Francisco Manuel Álvarez, Algunos datossobre cimentación y piso de la ciudad de México y nivel del Lago de Texcoco a través de los siglos, conferencia dada en la Asociación de Ingenieros y Arquitectos,con proyecciones luminosas en la sesión del día 17 de agosto de 1917, por el Socio fundador Ingeniero Civil y Arquitecto, México, Talleres Tipográficos de JoséBallesca, 1919, p. 159.

37 Ibidem, p. 168.