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Relaciones. Estudios de historia y sociedad ISSN: 0185-3929 [email protected] El Colegio de Michoacán, A.C México Villagómez Velázquez, Yanga; Nuño Gutiérrez, María Rosa LA EDUCACIÓN INDÍGENA EN MÉXICO Y CANADÁ. ESTRATEGIAS DE INTEGRACIÓN SOCIAL, ETNOCENTRISMO Y DERECHOS INDÍGENAS Relaciones. Estudios de historia y sociedad, vol. XXX, núm. 120, 2009, pp. 181-224 El Colegio de Michoacán, A.C Zamora, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13713105007 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Villagómez Velázquez, Y. & Nuño Gutiérrez, M. R. (2009) Educación Indígena en México y Canadá

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Villagómez Velázquez, Y. & Nuño Gutiérrez, M. R. (2009) Educación Indígena en México y Canadá

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  • Relaciones. Estudios de historia y sociedadISSN: [email protected] Colegio de Michoacn, A.CMxico

    Villagmez Velzquez, Yanga; Nuo Gutirrez, Mara RosaLA EDUCACIN INDGENA EN MXICO Y CANAD. ESTRATEGIAS DE INTEGRACIN SOCIAL,

    ETNOCENTRISMO Y DERECHOS INDGENASRelaciones. Estudios de historia y sociedad, vol. XXX, nm. 120, 2009, pp. 181-224

    El Colegio de Michoacn, A.CZamora, Mxico

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13713105007

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    R e l a c i o n e s 1 2 0 , o t o o 2 0 0 9 , v o l . x x x

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    Relaciones 120, otoo 2009, vol. xxx

    La educacin destinada a los pueblos autctonos ha estado vinculada con un aspecto muy importante que ha sido la constitucin de los estados-nacin, as como con la idea de ciudadano que cada pas ha instrumentado para consolidar a una poblacin alrededor de un proyecto poltico, econmico y social comparti-do. Sin embargo, los orgenes tnico-culturales de quienes habitan actualmente en los territorios colonizados por los europeos provienen de horizontes dismbo-los y el Estado, en su objetivo por uniformizar a la nacin, ha venido aplicando planes educativos basados en modelos que han ido desde la asimilacin hasta la aceptacin retrica de la diferenciacin cultural y lingstica que es la que trata-mos en este texto. Nuestra pregunta central puede formularse en el sentido de indagar cmo en pases tan diferentes como Canad, y en concreto, la provincia de Qubec y en Michoacn, Mxico, se asume el reto cultural de proponer un modelo educativo para las culturas autctonas y en qu consiste la problemtica asociada a aspectos como el financiamiento a la educacin, la profesionalizacin docente y la pertinencia de programas administrados por el Estado, en un con-texto donde los objetivos en principio obedecen a un modelo de educacin inter-cultural bilinge.(Algonquinos, purpechas, educacin indgena)

    la educacin indgena en Mxico y canad. eStrategiaS de integracin Social, etnocentriSMo

    y derechoS indgenaS

    Yanga Villagmez Velzquez*El Colegio de Michoacn

    Mara Rosa Nuo Gutirrez Cuvalles-Universidad de Guadalajara

    *[email protected] [email protected]. Investigacin fi-nanciada por el Conseil International dtudes Canadiennes. Programme des Bourses de Recherche en tudes Canadiennes, 2008. Una versin modificada de este trabajo se pre-sent en el congreso de la ARIC en Florianpolis, Brasil en junio del 2009. La red Dialog facilit el trabajo en Qubec e hizo posible nuestra participacin en dicho congreso.

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    IntroduccIn

    ara abordar el complejo tema de la educacin indgena en Canad y Mxico, este artculo pretende en primer lugar reflexionar sobre los rasgos ms caractersticos de las polti-cas educativas en ambos pases, lo que significa considerar

    aspectos como el financiamiento pblico que se recibe, el personal do-cente y su capacitacin, la valoracin de los materiales didcticos, sus instalaciones y recursos escolares. Adems, se analizarn los contextos en los que se dan los programas de educacin indgena, considerando sobre todo la realidad de dos pueblos indgenas en ambos pases: los algonquinos de Qubec y los purpechas de Michoacn. Al mismo tiem-po, se sealarn las acciones consideradas como viables, especialmente desde la escuela, de manera que se puedan vislumbrar estrategias ten-dientes a generar un plan de educacin que reconozca los derechos y la participacin de los indgenas en el mundo global. Adems, pensamos que este tema puede ser analizado tomando en cuenta la influencia que tienen distintas concepciones acerca del papel de la educacin, la lengua y la cultura en el contexto de las sociedades nacionales en el impulso de proyectos de homogeneizacin de la poblacin.

    En ese sentido, cabe preguntarse acerca de la pertinencia de un mo-delo educativo que apunta hacia la desaparicin de las culturas autcto-nas como producto del sesgo etnocntrico y de la imposicin de una vi-sin cultural dominante.

    En efecto, desde que en el siglo XVI se produjera la expansin del Viejo Mundo hacia el continente americano seguida de la ulterior colo-nizacin, sabemos cmo las culturas de las Primeras Naciones quedaron desmanteladas frente al poder hegemnico desplegado por los nuevos colonizadores. Desde entonces hasta el momento actual las aspiraciones de estos ltimos han sido la imposicin de su cultura e ideologa bajo la asimilacin y despus, en la era neoliberal, la homogeneizacin, de tal suerte que hubiramos credo que nos encontrbamos ante el fin de la diversidad cultural y que los actores sociales que carecieron de repre-sentacin propia durante siglos, acabaran por ser subsumidos a la cul-tura dominante. Lejos de ello, asistimos a un proceso de resistencia en-tre las poblaciones indgenas quienes han enfrentado el conocimiento

    P

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    impuesto y unitario, reivindicando su derecho a la diferencia para con-servar su cultura, su lengua, tradiciones y cosmovisin, todo lo cual constituye sus rasgos identitarios fundamentales.

    El ltimo tercio del siglo XX ha sido decisivo para las poblaciones autctonas al darse una serie de procesos de organizacin y de movili-zacin social de inconformidad explcita frente a la poltica asimilacio-nista del Estado. Lo anterior trascendi a debates nacionales e interna-cionales, forzando a los gobiernos de los diferentes pases con poblacin indgena a suscribir declaraciones y convenciones internacionales, para el reconocimiento de la personalidad jurdica, territorial y cultural de dicha poblacin desde Canad hasta la Tierra de Fuego.

    El avance en la materia ha sido sin duda importante, pues los acuerdos son instrumentos bsicos y marcos legales en relacin con los derechos entre los que se encuentran los derechos de los indgenas a la educacin (Convencin y Recomendacin Relativas a la Lucha Contra la Discrimina-cin en la Esfera de la Enseanza, UNESCO, 1960, la Convencin sobre la Eliminacin de todas las Formas de Discriminacin Racial y el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indgenas y Tribales en Pases Independientes).

    En 1982, la constitucin de Canad reconoci los derechos de las Primeras Naciones, mientras que en Mxico esto ocurri en 1992. En am-bos casos, el Estado asumi la obligatoriedad del derecho a la educacin; a garantizar los niveles de escolaridad; a favorecer la educacin bilinge e intercultural; a desarrollar programas educativos de contenido regional en los que se reconoca la herencia cultural de los pueblos, entre otros aspectos.1

    En 1991, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclam el Pri-mer Decenio Internacional de las Poblaciones Indgenas del Mundo (1995-2004), con la intencin de abrir un foro permanente para los pueblos ind-genas y conminar a los Estados a cumplir con las demandas de stos, lo que no se cumpli despus de hacer el balance del decenio. Lo anterior provoc la proclamacin de una segunda dcada para aprobar la Declara-

    1 La Comisin Permanente del H. Congreso de la Unin en el 2001 aprob el decreto con el que se realizan las reformas a los artculos 1, 2, 4, 18 y 115 y que remiten espec-ficamente a los derechos de los pueblos y comunidades indgenas en la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos.

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    cin Universal de los Derechos de los Pueblos Indgenas, lo que ocurri en el 2007 y a la que nos referiremos en diferentes momentos en este trabajo.

    Si bien, los avances realizados en el marco legislativo han sido mu-chos y profundos, sin embargo no se corresponden con la prctica ya que las estadsticas muestran que queda mucho por hacer. En el fondo, lo que opera es la falta de reconocimiento y valorizacin (por parte de la sociedad nacional) de las poblaciones originarias, sobre las que se ejerce una grave discriminacin y racismo.

    Partiendo de un hecho social concreto como es la educacin y la es-cuela entre los Pueblos Indios, hemos realizado un trabajo comparativo transcultural entre Canad y Mxico, con el objeto de analizar las carac-tersticas y circunstancias por las que han atravesado dos de sus pueblos autctonos, incidiendo en los procesos histrico-sociales, econmicos e ideolgicos que influyeron en las polticas educativas en ambos pases.

    Metodolgicamente, hemos indagado en una serie de aspectos apor-tados por cada uno de los pueblos indgenas investigados. En este caso, nos referimos a la lengua y la cultura, su transmisin y reproduccin, as como la interaccin social a partir de lo que lograremos comprender para cada caso en particular, los beneficios y los problemas de la educa-cin para minoras tnicas. Enseguida y a travs del mtodo comparati-vo, llegaremos a conclusiones de tipo general, desde las que se formula-rn propuestas de accin.

    As pues, nuestro trabajo es un estudio emprico centrado en el an-lisis de las polticas educativas en dos territorios habitados por pueblos autctonos dominados, pero que han resistido a sus respectivas socieda-des hegemnicas hasta el momento actual. En el trabajo de campo reali-zado se desplegaron diversas estrategias metodolgicas observacin participante, entrevistas a profundidad con maestros, alumnos, repre-sentantes de gobierno, lderes indgenas, padres de familia, entre otros que permitieron entender cmo a partir del reconocimiento de las dife-rencias culturales, se pueden instrumentar polticas que desembocan en una exclusin social y educativa.

    El universo de este trabajo articula adems lo micro y lo macro, lo diacrnico y lo sincrnico, lo individual y lo social, lo subjetivo y lo ob-jetivo con el fin de reconstruir en la medida de lo posible, el sentido de unas relaciones en las que se impone la dominacin y la subordinacin,

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    pero desde las que tambin se observa la resistencia como se expondr ms adelante.

    Este artculo discurre bajo diferentes apartados: en el primero se rea-lizar una breve revisin de lo que es la educacin intercultural, para pasar revista al caso de los algonquinos y en concreto la comunidad de Kitcisakik que representa un hito en la historia, por ser la ltima comu-nidad que vive fuera de una reserva, y por ltimo se trata el caso pur-pecha para terminar con las conclusiones, donde se presentan los hallaz-gos del mtodo comparativo.

    La educacIn IntercuLturaL

    La educacin es un derecho fundamental de todo ser humano y a travs ella es posible alcanzar

    el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del res-peto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales, favoreciendo la comprensin, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos tnicos o religiosos y promoviendo el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz (ONU 1948, Art. 26)

    El tema de la educacin intercultural forma parte de una problemtica muy amplia que tiene que ver con la no aceptacin, al interior de los estados nacionales de la diversidad cultural, tnica y social y de la existencia de una pluralidad de pueblos indgenas que forman parte de la vida nacional.

    El trmino educacin intercultural alude, en un sentido amplio, a una tendencia reformadora en la prctica educativa, con la que se intenta res-ponder a la diversidad cultural de una sociedad, as como a los proble-mas especficos que se derivan de ella. Lo anterior remite al diseo de modelos y programas educativos y su contraste con prcticas educati-vas en los pueblos indgenas, a la vez que prepara a los alumnos del grupo mayoritario para aceptar y aprender las culturas y experiencias de los grupos minoritarios (Banks 1989).

    Desde el siglo XIX, las polticas educativas de Canad y Mxico bus-caron borrar cualquier diferencia y la escuela se convirti en el mejor

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    instrumento para ello. En ambos pases, las polticas educativas slo ha-blaban un lenguaje, el de la asimilacin, negando la posibilidad de una visin plural, diversa y mltiple. Sin duda nos encontramos ante mode-los etnocntricos que parten de las creencias de la superioridad de la cultura dominante o hegemnica en la cual la cultura minoritaria es sub-alterna e inferior. Lo anterior evidencia la falta de modelos instituciona-les que eduquen en la igualdad, en la no discriminacin, aceptando las diferencias, por lo que los efectos y consecuencias de estas polticas cada vez se manifiestan ms y crean un mayor nmero de tensiones.

    La realidad social ha demostrado que los Estados modernos no pue-den ser construidos de esta manera ya que la poltica de asimilacin mencionada encontr su propio lmite y dado que los pueblos indgenas han seguido reivindicando su propia cultura. Por lo anterior, nuevos enfoques han emergido y tratan de establecer mtodos educativos ms acordes a los cambios polticos, culturales y lingsticos nacionales e internacionales.

    La migracin mundial actual que hace que cerca de 200 millones de personas indgenas y no indgenas vivan fuera de su pas, la desterritoria-lizacin de las fronteras tnicas, entre otros aspectos, provocan algo ms que cambios identitarios, para plantear nuevas exigencias en el diseo del currculo escolar a las administraciones de los pases receptores de migran-tes y en los que diferentes pueblos indgenas son ciudadanos.

    Un enfoque importante es el de las ciudadanas diferenciadas (Young 1989) que permite captar contrastes socioculturales en los que se enfati-zan los derechos de comunidades y colectivos para ser reconocidos por su propia identidad e integrados al conjunto social. As se visualizan los derechos de las Primeras Naciones o pueblos indgenas y la necesidad de promover su capacidad de gestionar de manera independiente sus propios programas educativos. En este sentido, debe entenderse que las culturas hegemnicas tienen carencias y como menciona Edgar Morin, No hay que idealizar las culturas por ser distintas o singulares. Contra-riamente a la idea de que cada cultura es satisfactoria en s misma, cada cultura tiene algo de disfuncional, de malfuncional, de subfuncional y de toxifuncional. Y en este sentido, La educacin debe fortalecer el respe-to de las culturas y comprender que ellas son imperfectas en s mismas, como lo es el ser humano (Morin 2003, 130).

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    Los aLgonquInos, pobLacIn autctona de canad

    En Canad segn el censo de 20063 existe una poblacin autctona de 1,172,790, cifra que representa 3,8% de la poblacin total del pas, mien-tras que para el caso de la provincia de Qubec, se cuenta con una pobla-cin de 108.430 autctonos, lo que equivale a 2% de la poblacin de la provincia de estudio.

    Para el caso de Qubec, la poblacin autctona se compone de 10 naciones amerindias, los mtis4 y los inuit. Estas 10 naciones se reparten en 2 grandes familias: la iroquesa (los hurones-wendat y los mohawks) y la familia algonquina (algonquinos, abenaquis, atikameks, malcitis, crees, cris, micmacs, montagnais, innus, naskapis), que residen funda-mentalmente en 58 comunidades.5

    De manera especfica, los algonquinos representan un total de 10,000 personas y en su mayor parte se han establecido en la parte suroeste de Qubec, siendo que la mitad de ellos lo hacen en la regin de Abitibi Temiscamingue y Outaouais. El presente trabajo se realiz en la primera regin que se divide a su vez en cinco municipalidades regionales terri-toriales de condado (MRC)6 y que son a saber: Abitibi Ouest, Abitibi, La Valle- de LOr, Rouyn Noranda, Temiscamingue. Las cinco municipa-lidades se caracterizan por ser ricas en recursos naturales, tales como minerales, agua y bosques. En cuanto a la lengua materna, el algonqui-no, es preciso sealar que sta se habla de forma variable entre las comu-nidades, es decir, que en algunas de ellas prcticamente no se utiliza,

    2 Por autctona se entiende a la persona que desciende de los primeros habitantes de Amrica del Norte. La Constitucin canadiense reconoce tres grupos de autctonos: los indios, los mtis y los inuits. Cada uno de estos grupos se distingue de los dems por su patrimonio, su lengua, sus costumbres culturales y sus creencias espirituales.

    3 Statistique Canada, 20084 Los mtis son personas de ascendencia mixta cuyos ancestros son europeos y ade-

    ms miembros de una Primera Nacin que se designan ellas mismas como mestizos, y que se distinguen por ello de los miembros de las Primeras Naciones, de los inuits y de los no autctonos. Observatoire de lAbitibi Temiscamingue, Portrait des Premires Na-tions, marzo 2005, 5 (traduccin de los autores).

    5 Bulletin statistique de lducation, nm. 30, mayo de 2004. Quebec, Canad.6 Bulletin statistique regional, Institut de la statistique de Qubec, Gouvernement du

    Qubec, Edition, 2008.

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    emplendose casi en exclusiva las lenguas oficiales como el ingls y el francs, mientras que en otras como Lac Simon y Kitcisakik, el algonqui-no es hablado mayoritariamente por 80% de su poblacin.

    En relacin con la cuestin educativa, es preciso sealar que desde fines del siglo XIX, la educacin hacia las poblaciones autctonas se for-maliz en internados u hospicios que se inauguraron en 1896 y cuya poltica no se alejaba de las prcticas seguidas en siglos anteriores, im-ponindose la aculturacin de los indgenas. Esta poltica se hizo ex-tensiva a todos los autctonos y consista en tratar de sacar del primiti-vismo a los indios para asimilarlos a la sociedad canadiense. Lo que sucedi fue todo lo contrario, al agravarse la marginacin, la discrimi-nacin y la desigualdad, se produjo la prdida paulatina de la cultura y lengua originarias (en Qubec slo se permita el uso del francs) que comenzaba a estar de por s muy alterada y descompuesta. Los estu-diantes de los internados fueron nios y nias de cinco aos en adelan-te, a quienes se les separaba de sus familias para ingresar de manera obligatoria a estos centros que se caracterizaron por su crueldad y por las continuas expresiones de violencia fsica, emocional e incluso sexual (Battiste 1995).

    Para que la educacin impuesta ocasionara los efectos deseados, se impeda salir de los internos del centro, para evitar el contacto con sus parientes, de manera que slo regresaban a sus casas entre dos y tres veces al ao. Se intentaba adems que los nios sintieran vergenza de haber nacido en una Primera Nacin y de ser lo que eran. Por si fuera poco, esta degradacin y complejo fue interiorizado tambin por los pa-dres, transmitindose de generacin en generacin. Si bien sta fue la regla en los internados, es preciso mencionar que a lo largo del trabajo, pudimos conversar con algunos sobrevivientes de aquellas instituciones escolares (que cerraron sus puertas en la regin de Abitibi-Temiscamin-gue en los setenta, aunque el ltimo de ellos lo hizo en 1996 en la provin-cia Saskatchewan) quienes no mostraron en las entrevistas guardar un resentimiento extremo hacia los internados.

    La difcil situacin a la que fueron sometidas las Primeras Naciones apenas hoy comienza a resarcirse. En efecto, hace dos aos, el primer ministro canadiense Stephen Harper pidi perdn por la poltica educa-tiva de los hospicios:

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    En nombre del gobierno de Canad y de todos los canadienses, me presento frente a ustedes para pedir disculpas a los autctonos por el papel de Cana-d en el sistema de escuelas de internados para nativos. Lo sentimos. Esta poltica de asimilacin fue un error, caus grandes daos y no tiene un lugar en nuestro pas [] Fue un triste episodio de nuestra historia (Discurso de Harper ante la Cmara de los Comunes 11 de junio 2008). Desde 1969, con el gobierno de Pierre Trudeau, se dio un paso en re-

    lacin con la poblacin autctona: se contempl la necesidad de que di-cha poblacin adquiriera los mismos derechos que el resto de la socie-dad, de ah que se derogase la ley sobre los indgenas. En materia educativa se propuso a los gobiernos provinciales que asumieran la mis-ma responsabilidad para los autctonos que para con el resto de los ciu-dadanos, pues la intencin era seguir con la integracin de los nios nativos de las reservas en las escuelas provinciales cercanas, lo que cre una reaccin por parte de los indgenas que no deseaban ms de lo mismo, sino el control local de su educacin.

    La objecin de los autctonos se produjo en 1972 mediante un docu-mento elaborado por La fraternit des indiens du Canada (despus conocida como Asamblea de Primeras Naciones)7 desde el que se abo-gaba por el establecimiento de unas nuevas relaciones con el gobierno en tanto la educacin autctona sera formalizada por ciudadanos au-tctonos: La matrise indienne de lducation indienne (el control in-dgena de la educacin indgena).

    En 1973, el gobierno acept y desde entonces las escuelas primarias fueron financiadas y administradas por el Ministerio de Asuntos Indge-nas y del Norte de Canad, al tiempo que se proceda a incrementar el nmero de escuelas, profesores y programas dentro y fuera de las reser-vas. Para este momento, los nios autctonos podan frecuentar tres ti-pos de escuelas: las escuelas federales, en el seno de las comunidades amerindias, las escuelas provinciales, administradas por los sistemas provinciales de educacin y las escuelas de bandas, administradas di-

    7 Fraternit des indiens du Canada (1972), La maitrise indienne de l ducation indienne, Dclaration de principe prsente au Ministre des Affaires Indiennes et du Nord Cana-dien.

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    rectamente por los autctonos. Estos tres tipos de escuela enseaban los programas de la escuela primaria y secundaria del Ministerio de la Edu-cacin de Qubec.8

    En la actualidad y a ms de 30 aos de las reformas anteriores pode-mos decir que los progresos alcanzados en materia educativa han sido demasiado lentos. Durante este periodo, la cepn9 y las comunidades au-tctonas han tratado de crear programas innovadores para la enseanza y, sin embargo, los esfuerzos no han contribuido a un verdadero control indgena de la educacin. Una razn fundamental se debe al hecho de que se haya obligado a las escuelas de las Primeras Naciones a firmar acuerdos de financiamiento que estipulan que los programas ofrecidos localmente deben ser conforme a las normas provinciales. Los nios au-tctonos siguen programas regulares en los establecimientos de la socie-dad dominante. El aspecto autctono se limita a componentes que sir-ven para enriquecer los programas sin cuestionar las hiptesis de base, los valores y la lgica de la enseanza.10

    En 1996, la Commission Royale sur les Peuples Autochtones, despus de realizar una encuesta concluy que desde 1972 y tras la proclama del control indgena de la educacin indgena todava queda mucho por realizar y en especial proceder a la transferencia de fondos para permitir a las comunidades el impulso de su propia educacin, pues hasta el mo-mento siguen existiendo ciertos candados para obligar a los autctonos a acatar los reglamentos provinciales en relacin con los programas de estudio, calendario, etctera, diseados para la poblacin no autctona.

    Si bien entre 2002 y 2003 se logr aumentar el nmero de escuelas en las comunidades, esto no se vio acompaado de otros puntos relacio-nados con la calidad de la educacin, y con la aptitud y eficacia de los educadores. El profesorado en general se caracteriza por su juventud y

    8 Algunos grupos indgenas (cri, inuit innus y naskapis) tras la firma del Acuerdo de Baha James obtuvieron una mayor autonoma en relacin, entre otras, con las cuestio-nes educativas, logrndose por ejemplo las comisiones escolares como la de Kativiken 1975, financiada en sus tres cuartas partes por el gobierno provincial y desde la que se persegua la emancipacin indgena especialmente en lo que se refera a lengua y cultura (Jenson y Martin 2000), algo que no pudieron hacer los algonquinos.

    9 Consejo en Educacin para las Primeras Naciones.10 Rapport de la Commisin Royale Sur les Peuples Autochtones, vol. 3, 1996, 519 .

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    porque si bien alcanza una escolaridad reconocida, sin embargo suele ser menos elevada que la de otros profesores no autctonos.

    Desde el 2005, representantes del gobierno y de las Primeras Nacio-nes se han reunido para realizar estudios sobre el financiamiento en la educacin, llegando a la conclusin de que son insuficientes los recursos destinados a la primaria, secundaria, profesional y postsecundaria. A pesar de que el gobierno federal ha expresado la necesidad de aumentar el financiamiento, no lo ha hecho en la prctica y la situacin se hace doblemente difcil si se tiene en cuenta que el nmero de alumnos ha aumentado y por tal motivo se requiere ampliar la escolarizacin y los gastos.

    Se estima que ms de 50% de la poblacin de las Primeras Naciones tiene menos de 25 aos. Mientras en Canad la edad media de esta po-blacin es de 24.7 aos, en Qubec es de 37.1 aos.11 Lo anterior junto a la situacin de deterioro socioeconmico hace que el futuro de la pobla-cin autctona sea muy limitado. De hecho, la UNICEF en un informe publicado en 2007, manifest su preocupacin por el aumento en la fre-cuencia de suicidios entre jvenes autctonos, ya que 31% de los nios de las Primeras Naciones dicen tener pensamientos suicidas, siendo en-tre ocho a diez veces superior al de otros jvenes canadienses no autc-tonos.

    Ante el panorama descrito, Ghislain Picard12 seal que

    dejar a las escuelas de las Primeras Naciones en la precariedad es desacredi-tarlas. Es evidente que el gobierno federal sigue una estrategia de asimila-cin de las Primeras Naciones, lo que va en contra de la constitucin de Canad, en la que se reconoce nuestro derecho inherente a la educacin y contra todos los documentos y discursos oficiales en los que el gobierno se

    11 Es preciso sealar que la poblacin de las Primeras Naciones ha crecido considera-blemente y que si se observan las pirmides de edad de Statistiques de Canad se encontra-r una poblacin muy joven. La situacin provoca a su vez que estos jvenes sean deman-dantes de una escuela adecuada a sus necesidades, es decir, una educacin intercultural y bilinge para evitar la prdida de la lengua y cultura.

    12 Desde 1992 es el jefe regional de la Asamblea de las Primeras Naciones de Qubec y de Labrador.

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    compromete a respetar nuestros derechos. La educacin fue un instrumen-to que favoreci la prdida de la cultura.13

    Para Jacques Kurtness,14 la financiacin de las escuelas

    es inequitativa en relacin al resto de la sociedad canadiense, pues los go-biernos provinciales reciben del federal, dos veces ms de lo que le da al gobierno autctono. En la actualidad se estn llevando encuentros entre el gobierno federal15 y el provincial para que se produzca la transferencia de jurisdiccin de manera que una vez que se llegue a un acuerdo, seran las provincias las que financiasen a los autctonos. Sin embargo, esto represen-ta un peligro y los autctonos dicen: dennos a nosotros el financiamiento y nosotros lo administraremos segn nuestras necesidades y sobre todo lo-grar un buen funcionamiento y control completo del sistema de educacin en todos los programas y niveles.16

    En la actualidad las poblaciones autctonas estn dispuestas a ser flexibles y a colaborar con el gobierno, pero tambin estn seguras de que si las rechazan, tendrn que estudiarse otras vas para ser reconocidas.

    Adems de la falta de equidad en el financiamiento de la educacin es preciso sealar otros problemas expuestos por profesores autctonos algonquinos y en especial por el Consejo en Educacin de las Primeras Naciones en relacin con la educacin, la lengua y la cultura. Muchos de esos problemas tienen un gran paralelismo con el caso de los purpe-chas que se presenta ms abajo, pero por el momento pasaremos a expo-ner algunos de los presentados en el reporte final del Foro Socioecon-

    13 Lducation fut un outil favorable la perte de la culture en el original. Citado en Marguerite Loiselle, Marie-Pierre Bousquet, Suzanne Dugr, Stphane Grenier y Miche-line Potvin, Le retour des jeunes enfants dans la communaut algonquine de Kitcisakik: une re-cherche-action visant lengagement de la communaut envers la sant et le bien tre des enfants, Rapport de recherche: phase 1, marzo, 2008, 18.

    14 Representante de las Primeras Naciones de Qubec y Labrador.15 Existen tres niveles de gobierno: el federal, el provincial y el autctono. El gobierno

    federal hasta el da de hoy es responsable de los autctonos pero cada vez piensa ms en concederles la autonoma.

    16 Entrevista de los autores a Jacques Kurtness en Montreal, octubre 2008.

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    mico de las Primeras Naciones17 llevado a cabo en Mashteuiatsh entre el 25 y el 27 octubre de 2006 y en el que se plante que:

    1) Cada vez se ampla ms la brecha entre la poblacin blanca, gobier-no y Primeras Naciones por las diferencias entre ambos, especialmente al no concederse el estatus de igualdad para la poblacin originaria. En efec-to, despus de 20 aos de trabajo, el 13 de septiembre de 2007, la Asamblea General de la ONU aprob la Declaracin Internacional de los Derechos de los Pueblos Autctonos. La Declaracin que representa un paso his-trico en la lucha de los pueblos indgenas por sus derechos humanos y libertades fundamentales18 fue aprobada con 143 votos a favor, 4 en con-tra y 11 abstenciones. Uno de esos votos en contra fue el de Canad.

    2) En todos los rdenes de la estructura educativa se registra un enorme fracaso escolar, con importantes tasas de desercin. Ms de 48% de la poblacin fuera de las reservas no termina sus estudios secunda-rios, en relacin con 26% de la poblacin general canadiense. Y un dato ms, cerca de 90% de jvenes autctonos no completa la secundaria a los 18 aos sino mucho ms tarde. El fracaso escolar podra evitarse o cuan-do menos aminorarse si se propiciase un ambiente adecuado mediante el acompaamiento de los padres en el tiempo de la escolarizacin, como tambin en el interior de la escuela, en ella deben de existir pro-gramas, maestros y metodologas didcticas ad hoc que cubran las nece-sidades del aprendizaje, sin dejar atrs la eficiencia terminal y la consti-tucin de nuevas relaciones entre las Primeras Naciones y la poblacin mayoritaria. En este sentido no hay que olvidar que el medio educativo constituye un entorno rico en actos de racismo y discriminacin19 y que muchos jvenes autctonos son a menudo confrontados por sus compa-eros de escuela en situaciones en las que domina el prejuicio, algo que junto a la pasividad del gobierno provoca un terreno frtil para el racis-mo y la intolerancia.20

    17 Forum Socioconomique des Premires Nations. Rapport final du forum socio-conomique des Premieres Nations, Mashteuiatsh, 25 al 27 octubre de 2006, p. 41.

    18 Declaracin de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indgenas. Resolucin aprobada por la Asamblea General, 13 de septiembre de 2007.

    19 El racismo es entendido como un sistema societal complejo de dominacin funda-mentado tnica o racialmente y su consecuente inequidad (Van Dijk 2001).

    20 Le Journal du Conseil en Education des Premires Nations, abril 2007, p. 2, editorial.

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    3) Si bien, en preescolar y en primaria los estudios que realizan los ni-os de las Primeras Naciones tratan de impulsar la lengua y la cultura ori-ginaria, en los niveles siguientes de secundaria, postsecundaria, profesio-nal y universidad, hay una ausencia total de programas de estudios que incluyen lo anterior y que reconocen las necesidades de la poblacin au-tctona como en el caso de Mxico. Esta falta de adecuacin propicia entre los alumnos de las Primeras Naciones el desprecio por su propia cultura y el mantenimiento de las diferencias con el resto de la sociedad. Es necesa-rio comenzar a crear nuevas formas de interrelacin entre los gobiernos federal, provincial y los Pueblos de las Primeras Naciones, para lo que se precisa de una gran capacidad de negociacin a fin de encontrar solucio-nes novedosas para resolver los problemas existentes (Girard 2004).

    Lo peor es que la exclusin de la educacin bsica es causa de otras muchas exclusiones en la vida, como puede ser la exclusin en el mercado de trabajo, en la participacin de la vida democrtica porque no hay partici-pacin informada y porque no se aprende a participar (Schmelkes 2008).

    4) Dificultades para el acceso a la formacin profesional para jvenes de las Primeras Naciones junto a un financiamiento inadecuado como se explicaba ms arriba. El gobierno federal no financia la formacin profe-sional para los indgenas, sin embargo es necesario que los jvenes pue-dan aprender un oficio. Tal y como dijo Jacques Kurtness en entrevista:

    Como en cualquier sociedad, no todos quieren ser mdicos o abogados. Hay necesidad de tcnicos y obreros y en muchas comunidades no se puede vivir slo de la tierra, porque sta no es productiva. Por eso es importante la silvicultura, la caza y pesca, porque es un medio de vida y la agricultura no es alternativa, no hay mucha lluvia. Hay que pasar de la era de la caza y la pesca a la de la industrializacin y no es evidente. Pasar de una a otra sin intermediacin es difcil, por eso la Formacin Profesional debe permitir la transicin.

    5) Falta de inclinacin entre los jvenes para la realizacin de activi-dades deportivas indispensables para una buena condicin fsica.

    6) Los largos periodos y procesos de aculturacin en las Primeras Naciones estn provocando una prdida acelerada del patrimonio cultu-ral de las mismas, incluidas sus lenguas. El panorama actual est lejos de

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    enmendar la situacin y promover el estudio de las culturas amerindias. Sirva como ejemplo que en el ltimo siglo en Canad se han extinguido 10 lenguas y actualmente cerca de la mitad se encuentran amenazadas. A pesar de estos datos alarmantes, el gobierno federal continuamente aplaza su promesa de invertir 160 millones de dlares para la creacin de un centro de lenguas y culturas autctonas que mantengan su pre-servacin.

    Si bien, las Primeras Naciones son conscientes de los grandes proble-mas por los que atraviesan, desean ms que nunca dejar de ser ciudada-nos de segunda, para lo que precisan del reconocimiento por parte de la sociedad en general y del gobierno de Qubec en particular, a fin de ob-tener un estatus de igualdad. Lo anterior significa que se les otorgue el respeto y los derechos fundamentales que como pueblo tienen y ello pasa en gran medida por la cuestin de la educacin y la lengua. As se expres Kurtness:

    El desafo es hacer las cosas de manera que los jvenes no sean evaluados, con el mismo baremo y normas de la sociedad de Qubec sino la propia de los autctonos. Hay un deseo por parte de las culturas autctonas de dina-mizar no solamente la propia sino tambin la de la sociedad mayoritaria. Para ello es necesario que nos dejen participar en todos los aspectos de la vida econmica, cultural, poltica y no nos deje confinados solo a las reser-vas como hasta el momento, desde donde no encontramos los medios ade-cuados para sobrevivir.

    Es importante sealar que en el proceso de socializacin y educacin de las Primeras Naciones juega un papel importante la escuela, pero de forma trascendental lo hace la familia. Los nios desde que nacen se inician en el aprendizaje de todo lo que les rodea, pero tambin se ins-truyen en normas, valores y formas de relacionarse con el resto del gru-po social. El aprendizaje se realiza desde la observacin, la imitacin de prcticas culturales y por supuesto a travs de castigos y sanciones para adentrase en el conocimiento y saber ancestral que guardan diferentes generaciones como padres y abuelos. Sin embargo, la transmisin del conocimiento comenz a truncarse cuando los pueblos autctonos bajo las presiones de la sociedad blanca, obligaron a internalizar valores

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    ajenos a su cultura, al tiempo que se produca el autodesprecio. La situa-cin se propici gracias a las polticas asimilacionistas como a los inter-nados desde los que se instigaba a abandonar las prcticas culturales propias en pro de las que portaba la sociedad civilizada, como as se representaban los quebequenses, en contraposicin a la de las Primeras Naciones consideradas primitivas e inferiores.

    Los religiosos que tutelaron los hospicios, negaron la posibilidad a los padres no slo de convivir en familia sino adems el derecho de po-der transmitir a sus hijos todo el bagaje cultural del que eran portadores, al tiempo que crearon una relacin entre ambos de indiferencia y falta de apego. Esta situacin hoy trata de enmendarse desde diferentes nive-les, ya que mientras por un lado se trabaja la autoestima de los miem-bros de las Primeras Naciones en el nivel familiar, por otro y desde la escuela, se anima a la participacin de los padres en la enseanza de sus hijos. De ah que muchos maestros especialmente de preescolar y pri-maria inviten a los familiares de los nios a colaborar en la escuela como agentes educativos en tanto pueden intervenir para realizar talle-res que estn en relacin con la tradicin oral, la artesana, la danza, et-ctera. En definitiva, se trata de promover las habilidades propias de los algonquinos para revitalizar la cultura de los diferentes pueblos autc-tonos. Es imprescindible que los padres motiven a los nios para asistir a la escuela y que sigan su proceso educativo ayudndoles en las tareas, jugando, escuchndoles acerca de sus problemas y que se renan con otros padres para direccionar la educacin segn las necesidades.

    El xito o el fracaso escolar depende en muchas ocasiones de mlti-ples factores que van desde el acompaamiento de los padres en el pro-ceso de aprendizaje, pero tambin como decamos anteriormente, con los recursos y los programas adecuados, en la valorizacin de lo que se est haciendo o en la autoestima.

    Por el momento no existe un modelo ideal que sea adecuado para todas las Primeras Naciones. Sin embargo, es fundamental que los pue-blos indgenas en todos los campos tengan la posibilidad de determinar qu es lo apropiado para ellos, sus hijos y sus nietos, hacindose funda-mental el llegar a los estratos de poblacin con mayor rezago como es la poblacin alejada de los centro urbanos, o las que tienen menores nive-les socioeconmicos o son de mayor pobreza.

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    la educacin indgena en mxico Y canad

    La comunIdad aLgonquIna de KItcIsaKIK y su devenIr hIstrIco en La educacIn

    El espacio en el que se concentra la comunidad de Kitcisakik forma par-te de la reserva funica La Vrendrye en la regin de Abitibi- Temisca-mingue a 66 km al sur de Val-dOr. Una vez que se deja la ruta 117 al oeste se abre un camino de terracera mediante el que se accede por el bosque a esta comunidad algonquina. El enclave de Kitcisakik (en la desembocadura del ro Outaouais y del gran lago Victoria) se constituy hace aproximadamente 10 aos, tras separarse del grupo algonquino asentado en la reserva de Lac Simon. Los terrenos de Kitcisakik son de propiedad ancestral, sin embargo, el gobierno considera que dicha po-sesin es ilegal, de manera que esta poblacin y segn el Estado cana-diense son squaters en sus propias tierras. Esta particular situacin origi-na serias consecuencias pues la comunidad no recibe por parte del gobierno federal ningn financiamiento y carece adems de todo tipo de servicios pblicos y sociales. De hecho Kitcisakik puede ser conside-rada como una de las comunidades ms pobres de Canad.

    Al llegar a la comunidad de Kitcisakik comienzan a divisarse las primeras casas entre altsimos abedules de tronco blanco. Su hbitat le-jos de ser agrupado como ocurre en las reservas, es disperso y slo en el centro de la comunidad aparece un mayor ncleo de edificios. Se trata del centro administrativo tambin llamado Consejo de Banda,21 el de salud, la guardera y la escuela de primaria. Tambin aqu se halla una casa con duchas y sanitarios para hombres y mujeres, as como varias lavadoras y secadoras que son utilizadas por toda la comunidad y que cuentan con luz y agua gracias a un generador, pues el resto del pueblo no tiene estos servicios a pesar de encontrarse a pocos metros de una presa de Hidro-Quebec.

    Sin duda, sta, puede estimarse como una forma de presin ms por parte del gobierno para que el grupo algonquino deje estas tierras y se ajuste a ciertos criterios y en particular al sistema de reserva. La decisin de los algonquinos de no someterse a ese rgimen hace que estn pagan-

    21 El Consejo de banda es el lugar donde sesiona el gobierno algonquino, formado por un jefe y tres consejeros elegidos cada cuatro aos.

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    do caro su desafo y como decamos ms arriba no estn recibiendo sub-venciones, ni ayudas.22 Por esto, la comunidad no cuenta con comercios, tan solo una pequea tienda y un comedor, de manera que es necesario desplazarse a otras localidades cercanas para obtener servicios y pro-ductos como el de Val-dOr.

    La poblacin de Kitcisakik est formada por 416 habitantes y la mi-tad de ella son nios y jvenes con edades comprendidas entre los 0 a los 17 aos (Observatorio del Abitibi Tmiscamingue 2006).

    Poblacin autctona inscrita 2006

    Variable Comunidad: Kitcisakik

    Algonquinos Primeras Naciones

    Rgion administrativa :

    Abitibi-Tmiscamingue

    Poblacin india inscrita, 2006

    416 9,498 69,779 6,169

    En la reserva, 2006 356 5,485 48,975 3,436

    Fuera de la reserva, 2006

    60 3,795 20,774 2,515

    Parte de la poblacin fuera de la reserva, 2006

    14.42 40.89 29.77 42.26

    Parte de la poblacin femenina en la reserva (%), 2006

    51.12 49.77 50.03 49.48

    Parte de la poblacin femenina fuera de la reserva (%), 2006

    50 54.15 54.86 53.44

    Fuente: Affaires indiennes et du Nord Canada, 2006.

    22 Todos los indgenas en reserva tienen derecho a subsidios del gobierno canadien-se. Estos se encuentran previstos por la Ley sobre los indios un texto adoptado en 1876 que regul las tierras y la fiscalidad de los autctonos.

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    En cuanto al empleo en la comunidad, hay que sealar que existen altas tasas de desempleo situadas entre 29%, mientras que el porcentaje de empleo se sita en 25% en el sector terciario, desempendose en el comercio, la construccin y el turismo (Observatorio del Abitibi-Temis-camingue 2005).

    Segn la informacin obtenida directamente de entrevistas a los au-tctonos de Kitcisakik y de personas externas que trabajan en la comu-nidad desde 2005 (profesores de universidad, antroplogos, psiclogos, trabajadores sociales) los problemas ms graves que padece Kitcisa-kik se refieren bsicamente a:

    En la comunidad se reportan grandes porcentajes de violencia intra-familiar. Teniendo en cuenta que los infantes y jvenes son la mitad de la poblacin de Kitcisakik, podemos decir que por lo general en los hogares existen muchos nios que carecen de un buen ambiente en sus casas y que se expresa en un desinters hacia la educacin, alimentacin o higiene. Esta situacin no es exclusiva de Kitcisakik, pues al parecer, la padecen muchas comunidades algonquinas, as como la poblacin autctona en general.

    Al interior de los hogares existen problemas derivados del consu-mo excesivo de alcohol y droga. Incluso en las comunidades que son reserva y que poseen mayores beneficios y subvenciones se ob-serva todo lo dicho anteriormente. De forma concreta en Pikogan (otra comunidad algonquina) las maestras de la escuela Migwan sealaron que los nios y jvenes pasan buena parte del da en la escuela, pues es la forma de mantenerlos en un ambiente donde tienen estabilidad, a diferencia de lo que sucede en sus hogares, donde al parecer el ambiente familiar es bastante difcil. Mucho del maltrato intrafamiliar adquiere tintes diversos, desde fsico, psico-lgico y sexual y ste proviene especialmente del padre hacia la esposa e hijos. El clima de violencia se extiende tambin entre los mismos jvenes que imponen un ambiente de intimidacin y de peleas.

    Otro problema son los embarazos a edades muy precoces, de tal manera que nias a partir de los 13 aos pueden ser madres y deben de hacerse cargo de hijos cuando todava ellas no han alcanzado nin-

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    gn grado de madurez en sus vidas y eso, a pesar del acceso fcil a mtodos de contracepcin.

    Existe elevado ndice de suicidios.

    En cuanto a la educacin de los nios hay que sealar que tradicio-nalmente concerna a los padres en el hbitat circundante del Gran Lago Victoria desde donde reciban los primeros conocimientos que estaban en relacin con el bosque, los recursos naturales a su entorno y por su-puesto la lengua y todo un conjunto de valores, normas y creencias pro-pias del grupo. En el siglo XIX, la educacin comenz a ser complemen-tada con la evangelizacin y alfabetizacin en francs llevada a cabo por padres de la Iglesia catlica que llegaban hasta los campos de verano, donde se desplazaban los algonquinos temporalmente.

    Con el tiempo, el amplio territorio con el que contaban los algonqui-nos fue reducindose a expensas de la codicia de la sociedad canadiense y en particular de todos aquellos comerciantes y explotadores de recur-sos naturales y minas. Finalmente, el Estado propietario de todo el terri-torio de Canad redujo y someti a la poblacin algonquina a las reser-vas, impidindoles el nomadismo tradicional as como su desarrollo socioeconmico y cultural al aplicrseles una serie de estatutos y nor-mas que frenaban su autonoma.

    Esta situacin siempre fue mal aceptada por la poblacin originaria y de ah las continuas luchas para que fueran reconocidos sus derechos. La irrupcin de la Iglesia catlica entre los algonquinos se hizo ms acuciante desde fines del siglo XIX, al tomar las riendas de la educacin. Sus planes consistieron en aislar en centros especiales (internados u hos-picios) a los nios algonquinos para proceder a su formacin.

    Se crea de esta manera, que lejos del entorno familiar los nios aprenderan ms y mejor la cultura occidental, olvidando la suya que era considerada como inferior y primitiva. Uno de esos primeros centros se fij a unos 200 km al norte de Kitcisakik en Saint-Marc de Figuery en 1955. All se desplazaban (sin contar con la opinin de los padres) los nios a partir de los cinco aos. Durante su estancia, los malos tratos mermaron la autoestima de los nios que adems rompieron todo lazo afectivo, familiar y con su medio. As se expres en entrevista un algon-quino de Kitcisakik sobre el particular: Yo me acuerdo que me gustaba

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    jugar mucho con mis hermanos, en el bosque y con mi pap, aprenda a hacer trampas para castores. Yo me senta feliz, pero en el internado todo era represin, castigaban a veces muy feo.

    Otras personas no tienen la misma experiencia en relacin con los correctivos, pero tampoco sienten que fuera positiva su estancia en es- tos establecimientos, en los que se vean privados de convivir con sus padres.

    En 1973, el internado cerr sus puertas y a partir de entonces el go-bierno provincial fue el que se hizo cargo de la educacin. Nuevamente los nios de cuatro aos en adelante para iniciar su proceso de escolari-zacin deban salir de la comunidad para formarse en Val-dOr o en otras poblaciones cercanas. Estos nios quedaban al cuidado de familias establecidas en su mayora en Val-dOr durante los cinco das lectivos de la semana, regresando el sbado y el domingo con sus verdaderas familias. La situacin tampoco result muy saludable por diferentes ra-zones, entre las que destacamos las siguientes:

    * El sistema de educacin provincial educa a los nios desde los plan-teamientos y esquemas de la sociedad mayoritaria, sin tener en cuenta las necesidades del alumnado autctono y de que los proce-sos de aprendizaje y de aprovechamiento de conocimientos no son idnticos al estandarizado. Las escuelas provinciales si bien cuentan con programas especiales para su poblacin, en cambio los destina-dos en este servicio para los algonquinos son nulos.

    * En las escuelas, los nios no aprenden ni la lengua algonquina ni se les ensea acerca de su cultura. De ah la desvalorizacin de los ras-gos que les dan identidad.

    * Los alumnos algonquinos reciben permanentemente el maltrato de sus compaeros con escarnios y valorizaciones negativas que son internalizadas por los nios, de tal suerte, que la falta de xito en el aprendizaje, unida a la violencia en las aulas produce la desercin escolar.

    * En la instruccin, los nios no reciben el acompaamiento de los padres que estn ausentes en el proceso por la distancia y el rgimen de escolarizacin como se ha sealado ms arriba. Otra vez, hay que incidir en el desafecto que se produce entre padres e hijos por la falta

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    de convivencia. Por su parte la comunidad tambin resiente la au-sencia de los nios viviendo en una importante anomia.

    eL estado de La cuestIn educatIva en KItcIsaKIK

    Si nos acercamos a las estadsticas en relacin con el nivel de escolaridad de Kitcisakik encontraremos que el panorama es desolador y que para el 2005 el Observatorio de Abitibi-Temiscamingue, comprob que 65% de la poblacin no haba alcanzado el noveno ao y solo 12% obtuvo el ttu-lo de secundaria. Como el horizonte futuro no pareca que tendra varia-ciones y ante el malestar social entre los de Kitcisakik se produjo una reflexin que llev a la conclusin: de que haba que comenzar a cam-biar las cosas, aunque no saban cmo. Uno de los primeros pasos que dio la comunidad fue ir a la universidad de Abitibi-Temiscamingue para asesorarse con el profesorado, de qu hacer para tomar las riendas de la educacin de sus hijos. La preocupacin fue asumida por la universi-dad, concretamente por un grupo multidisciplinario de profesores entre los que se encuentran numerosos profesionales como psiclogos, peda-gogos, antroplogos, trabajadores sociales, etctera. En 2005 se fund un preescolar a fin de retener a los hijos ms pequeos, seguidamente se continu con la primaria, de tal suerte que cada ao va creciendo en grado o nivel, siendo prioritaria la enseanza de la lengua algonquina junto con una serie de destrezas propias del grupo cultural. Para el 2009 se esperaba contar con los cuatro primeros aos de primaria.

    Sin duda los pasos son lentos y se va consiguiendo incluso que algu-nos miembros de Kitcisakik vayan a estudiar en el Cgep23 o preuniver-sitario. Por el momento tan solo 5% de la poblacin que estudia en el Cgep de Val-dOr es algonquina. Segn el director del Cgep estos alumnos van rezagados y en muchos casos no terminan, pero se est intentando trabajar con ellos lo ms cercanamente posible para que fina-licen los estudios.

    23 El Cgep es un acrnimo para Colegio de enseanza general y profesional. Es una institucin de postsecundaria exclusiva de la provincia de Qubec.

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    En las clases no van grupos mixtos, es decir poblacin blanca y al-gonquinos dado que el nivel no es idntico y se observa cierto rezago entre los ltimos. Tambin hay un grupo de 12 personas que siguen es-tudios en la universidad. Tanto en el Cgep como en la universidad, los estudios ms frecuentes son los de administracin, enfermera, param-dicos y trabajo social.

    Por el momento en la comunidad de Kitcisakik se respira un cierto aire de descanso y de orgullo, pues han comenzado a tomar el control sobre su educacin y destino. En su nueva andadura, la poblacin de Kitcisakik cuenta con la ayuda y el acompaamiento de unas 140 perso-nas externas a la comunidad que trabajan con ella a fin de hacerla levan-tarse de acuerdo a las necesidades de la misma. Algo comienza a mover-se en Kitcisakik y por primera vez en mucho tiempo la comunidad tiene muchas esperanzas porque los nios ya no se trasladan a otros lugares para formarse, pero tambin porque los padres comienzan a asumir sus deberes, al acompaar a los nios en los quehaceres de aprendizaje.

    Es aqu donde se ha iniciado un nuevo momento para los padres al tomar ciertas iniciativas como educadores de sus hijos, papel que haban abandonado desde haca dcadas. Y es que segn una investigacin de la Universidad de Abitibi,24 los supervivientes de los internados al no convivir con los padres, en la actualidad no saben cmo actuar frente a sus hijos al no conocer el rol que se deben asumir como padres, pero adems es preciso que los algonquinos inicien un proceso de autorreco-nocimiento no slo como personas, sino tambin como sujetos de una cultura ancestral que debe revitalizarse.

    Por el momento, hay que sealar que la inauguracin de la escuela primaria y segn las percepciones que se van obteniendo de la misma es que desempear tres papeles fundamentalmente: en el nivel emocional, puesto que ayudar a la reconstruccin de las relaciones intergeneracio-nales perdidas; en el nivel cultural, pues servir para reanudar la cadena de transmisin cultural con lo que se reafirmar el orgullo y la identidad

    24 Marguerite Loiselle, Marie-Pierre Bousquet, Suzanne Dugr, Stphane Grenier y Miche-line Potvin, Le retour des jeunes enfants dans la communaut algonquine de Kitcisakik: une recher-che-action visant lengagement de la communaut envers la sant et le bien tre des enfants, Rapport de recherche: phase 1, marzo, Universit du Qubec en Abitibi-Tmiscamingue, 2008.

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    cultural de los nios;25 y por ltimo, se obtendr el control de la educa-cin de los padres y de la comunidad algonquina en general.

    KItcIsaKIK, deL nomadIsmo a La IdentIdad comunItarIa

    Una ltima reflexin abordara las dificultades por las que ha pasado y sigue pasando Kitcisakik como ltima comunidad autctona que vive fuera del sistema de reservas, en relacin especficamente con las presio-nes que recibe de parte del gobierno para abandonar las tierras donde habitan, lo que ha obligado a los algonquinos repensar su situacin. Desde hace algunos aos Kitcisakik ha llevado negociaciones con el go-bierno para salir de las tierras que ocupa y asentarse en un nuevo lugar en el que se les promete servicios, escuelas y una nueva vida bajo el proyecto llamado Wanaki. Para la comunidad algonquina representa un gran dilema ya que aceptar esta oferta significa perder su carcter de pueblo seminmada, aunque por otro lado, la comunidad tendra cier-tas garantas para acceder a servicios que hasta el momento no tiene. En el fondo de la cuestin lo que se presenta es un conflicto por la compe-tencia de los recursos naturales y bienes materiales, pertenecientes a la comunidad indgena, pero que el gobierno desea controlar. Se trata de un conflicto, donde los contendientes se enfrentan de manera desigual y en el que no slo se trata de dirimir cuestiones de orden econmico, sino tambin de orden social y cultural.

    La situacin que vive el pueblo de Kitcisakik es una realidad que muchos otros grupos autctonos padecen y se caracteriza por el tipo de relaciones creadas entre stos y la sociedad canadiense desde la que se ocultan las relaciones de poder frente a los grupos subalternos. El con-trol que durante la etapa colonial se realiz bajo la coercin y la guerra de smbolos ha ido modificndose hasta el momento actual, hacindose ms persuasivo y sutil. Un ejemplo de este control es aquel por el que los indgenas asumen un discurso tras la insistente reiteracin de tpicos basados en la diferencia, la inferioridad, ignorancia, primitivismo, etc-tera. La valoracin negativa procedente del grupo dominante ha conse-

    25 Ibid., p. 52-53.

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    la educacin indgena en mxico Y canad

    guido calar poco a poco en ellos, de tal suerte que han terminado por aceptar su desigualdad y exclusin, e incluso han considerado la necesi-dad de cambiar al asumirse como obstculos para los planes de moder-nizacin. De manera tal que los indgenas han admitido la culpa de su forma de ser, hasta el punto de justificar las discriminaciones de que son objeto, algo que tambin hemos podido reconocer y corroborar en el presente estudio comparativo para el caso de los purpechas.26

    En el momento actual entendemos que los algonquinos de Kitcisa-kik viven una nueva etapa de relegitimacin de su identidad y mediante ella pretenden denunciar las acciones ilegtimas de las instituciones, lo que significa el rechazo del estatus que les ha sido asignado. En su nece-sidad de lograr el reconocimiento de su alteridad por parte de esa socie-dad, recurren a definiciones nuevas de s mismos desde la diferencia asumida ahora positivamente, con objeto de romper el esquema de que han venido siendo objeto. Es por tal razn que se viene manteniendo un interdiscurso sobre la autovalorizacin de la cultura algonquina, en un deseo por alcanzar un papel ms activo y de plena participacin en todo aquello que les atae directamente y entre lo que se encuentra la educacin. As pues y en este momento, Kitcisakik puede haber acepta-do el proyecto Wanaki pues ms que nunca tiene claridad en varias co-sas, una de ellas es su deseo por negociar y tomar las riendas de su futu-ro, constituyndose en sujetos sociales en igualdad de condiciones para enfrentar a la administracin pblica y obtener los recursos que por de-recho constitucional las Primeras Naciones tienen.

    Los purpechas de mxIco

    Despus de Per, Mxico es el segundo pas americano con mayor can-tidad de poblacin indgena, cuya vasta diversidad multicultural se plasma en las ms de 80 lenguas y variantes dialectales que se hablan en el pas. Existen adems 62 pueblos indgenas, dispersos en 32 estados del pas, asentndose mayoritariamente en 24 de ellos. Conapo y la CDI calculan en 12 millones de habitantes a la poblacin indgena, lo que re-

    26 Vase en Nuo 2002.

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    presentara aproximadamente 10% del total de la poblacin del pas (Hevia R. Ricardo 2005, 400).

    Por su parte, la poblacin total del estado occidental de Michoacn es de cerca de 4 millones de habitantes y la poblacin de indgenas pur-pechas constituye 2.7% de ella. En relacin con la presencia de otros pueblos indgenas en el estado como los ah-mazahua y los nahuas con 5,070 y 4, 706 habitantes, respectivamente, los purpechas repre-sentan 89.6% de la poblacin total de indgenas en el estado (INEGI 2000, 2005).

    La regin purpecha, como suele llamarse a la parte que ocupa el pueblo indgena purpecha se distribuye a lo largo del Eje volcnico transversal que integran cerca de 21 municipios. La regin se caracteriza por tener un suelo volcnico altamente poroso y cubierto de bosques, parcelas agrcolas y recursos hdricos: los lagos de Ptzcuaro y Zirahun, la laguna de Zacapu y el ro Duero. Esta zona se caracteriza por un pai-saje formado de sierras volcnicas (ms de 50 conos), con bosques de pino-encino y pequeas reas de oyamel. Hay valles intermontanos con climas semifro subhmedo y templado subhmedo, presencia de hela-das y bajas temperaturas, donde se encuentra un alto y mediano ndice de condiciones adversas para la actividad agropecuaria (Carabias et al.,1995, 96).

    Esta regin suele dividirse a su vez en cuatro subregiones: la cuenca lacustre de Ptzcuaro, la cinega de Zacapu, la meseta o Sierra Purpe-cha y el valle del ro Duero, que se conoce como la Caada de los Once Pueblos.27 El nombre de los Once Pueblos se refiere a igual nmero de localidades ubicadas a lo largo de la caada que divide la sierra purpe-cha y el bajo michoacano que coincide con los lmites del municipio de Chilchota. La subregin que hemos escogido para desarrollar nuestra investigacin es esta ltima.

    Datos del INEGI para el ao 2005 dan cuenta de una poblacin total en estos pueblos de 30,299 habitantes, cuyas caractersticas lingsticas re-

    27 Carapan, Tacuro, Ichn, Huncito, Zopoco, Santo Toms, Acachun, Tanaquillo, Urn y Chilchota. El pueblo undcimo es Etcuaro, situado fuera de la Caada, en la orilla oriental del amplio valle de Tanganccuaro. (Senz, 1992:40)

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    velan un uso importante de la lengua purpecha.28 Aqu es donde se realizaron las entrevistas con profesores que tuvieron un punto de vista respecto a la manera en la que se realizan las actividades educativas.

    En los treinta, una de las tenencias de Chilchota, conocida con el nombre de Carapan, fue la sede de un ambicioso proyecto educativo cuyo objetivo principal fue la castellanizacin de la poblacin indgena de la localidad. El proyecto se propuso resolver el problema de la iden-tidad del indio y de su paso a la identidad mexicana [aunque tambin], el problema de la identidad misma del proyecto, es decir, su carcter de Estacin experimental para la integracin del indio (Senz 1992[1936], 12), defini sus alcances y lmites, mismos que a mediano plazo, como proyecto de educacin rural fueron muy significativos. En esta regin, al igual que en el caso de los algonquinos, tambin la labor indigenista del Estado comprendi la fundacin de internados como el Internado Ind-gena de Paracho en 1936 y constituy un experimento novedoso cuyo objetivo fue formar a intermediarios entre el estado-nacin y las comu-nidades purpechas (Dietz 1999, 280).

    Posteriormente, con el Proyecto Tarasco en 1939, Lzaro Crdenas del Ro impulsara en el estado una forma particular de alfabetizacin que propusieron los lingistas Swadesh y Lathrop por invitacin expre-sa de dicho presidente y que consista en alfabetizar en lengua materna, para posteriormente pasar a hablar y escribir en espaol (Dietz 1999, 280). Este modelo educativo pasara a ser retomado por el Instituto Na-cional Indigenista en los aos cincuenta y sesenta.29

    Hacia 1963, la Secretara de Educacin Pblica (SEP) cre un Servicio Nacional de Promotores Culturales y Maestros Bilinges, que persiste hasta la fecha. Para ingresar a este servicio, los candidatos deben cum-plir con un perfil de formacin, como tener un nivel de escolaridad de primaria para ser promotor y de secundaria para los maestros bilinges y un dominio oral de la lengua purpecha y del castellano. Entre las funciones de los primeros se encuentra la alfabetizacin en purpecha y una primera castellanizacin oral en escuelas de preprimaria. Por su

    28 M. Antonio Caldern M., Fernando Segura, En educacin indgena le apostamos al futuro. Chilchota, Michoacn, Mxico, CIDE, 2007, 105.

    29 Op. cit., p. 106.

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    lado, los segundos deban dar clases en primero y segundo grado de primaria (Dietz 1999, 281).

    A pesar de la tendencia a incrementar la formacin de estos maestros bilinges y promotores culturales en la regin purpecha, al igual que en otras regiones con alta densidad de poblacin indgena, los maestros se enfrentaban a situaciones en las que la carencia de material didctico, la inadaptacin del currculo y del calendario escolar a la vida comuni-taria, entre otros aspectos, eran parte de lo habitual. Como consecuencia de lo anterior, se dieron altos niveles de desercin escolar, una conside-rable movilidad por parte de los profesores, quienes no lograban enrai-zarse en las comunidades donde trabajaban, con las consecuentes acti-tudes de evasin, irresponsabilidad, improvisacin y autodidactismo en su prctica docente, todo lo cual en forma evidente se reflejaba en los precarios niveles de consolidacin y superacin educativa infantil.

    Con el fortalecimiento de la poltica integracionista impulsada por el INI, se forma el grupo de promotores bilinges, quienes a partir de ese momento seran los llamados a ocupar un lugar estratgico en la poltica gubernamental entre los pueblos indgenas y los indigenistas. En esta dinmica,

    algunos ingresan al aparato burocrtico indigenista, en cargos de mayor importancia, pero siempre a nivel de los Centros Coordinadores, que es donde se implementa la accin indigenista en una regin especfica. Otros se convierten en lderes de sus pueblos o incluso en escribanos calificados que actan como intermediarios entre los comuneros indios y las autorida-des burocrticas (Medina 1977, 24).

    Lo anterior provoc que una parte de la poblacin indgena se edu-cara, y los que accedieron a los sistemas educativos de la poca empe-zaron a tener un papel poltico considerable en sus respectivas comu-nidades.

    Fue as como se empez a configurar un discurso etnicista e identita-rio como plataforma poltica y de manera concreta, con la formacin de promotores culturales bilinges. Posteriormente, durante los aos ochenta, muchos de estos profesionistas e intelectuales que haban sido formados en este contexto cultural y educativo, se radicalizaron y con-

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    cretaron sus inquietudes durante la dcada de los ochenta y noventa en una serie de reivindicaciones relativas a la educacin indgena. El resul-tado fue la creacin de escuelas indgenas como la secundaria-interna-do de Nuro, la Escuela Tcnica de Chern, y una primaria indgena en Cheranstico, adems del proyecto sobre universidad indgena en Mi-choacn.30

    En cuanto al aspecto educativo, los datos del INEGI sealan que para los habitantes mayores de 15 aos: 31% de los purpechas no tiene nin-guna clase de instruccin; 30.5% tiene la primaria incompleta; 12% al-canza el nivel de escuela primaria completa; y nicamente 16.2% tiene alguna formacin en educacin postprimaria. Lo anterior nos permite sealar que cerca de 60% de la poblacin purpecha tiene un grado de educacin muy bajo.

    La dependencia estatal encargada de atender la educacin indgena es la Direccin General de Educacin Indgena del estado (DGEI-M), que slo llega a atender alrededor de 72% de las comunidades indgenas del estado, es decir 171 comunidades, en las que se han establecido 456 cen-tros educativos (116 de educacin inicial, 158 de educacin preescolar, 181 de educacin primaria y una escuela de educacin secundaria. Ade-ms, la DEGI-M atiende a estas comunidades distribuidas en 23 munici-pios, 19 de los cuales pertenecen al pueblo purpecha, 2 al nahua y 2 al pueblo ha-mazahua.31

    En relacin con la regin especfica de nuestro inters, el cuadro en la siguiente pgina muestra la cantidad de escuelas y la ubicacin de las localidades en el municipio de Chilchota.

    Cuando se trata el tema de la educacin indgena, no puede dejar de mencionarse el impacto que las diferentes polticas de castellanizacin y asimilacin han tenido en todas las regiones donde hay una presencia importante de pueblos indgenas. El estado de Michoacn no es la ex-cepcin, pues los modelos bilinge bicultural e intercultural bilin-ge han sido parte de las polticas educativas desde unas dcadas atrs

    30 Op. cit., p. 107.31 Cruz Elena Corona Fernndez, Formacin de profesores desde la diferencia tnica: expe-

    riencia de educacin alternativa en la escuela normal indgena de Michoacn, Tesis de Maestra, UNAM, Facultad de Filosofa y Letras, Posgrado en Pedagoga, 2003, 83.

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    hasta la actualidad. En efecto, el primero fue establecido como modelo en los aos sesenta, setenta y ochenta, como una estrategia para ensear dos lenguas y dos culturas de manera simultnea, pero sin metodologa especfica, ni estrategias didcticas, ni materiales, ni mucho menos con un personal profesionalizado con la formacin y capacidad suficiente para enfrentar dicho reto en el nivel nacional.

    Por eso se dice que esa poltica no tuvo ninguna repercusin real en los objetivos que se plante y nunca sali del papel, ni de las buenas in-tenciones que le dieron vida. Este modelo encontr cierta resistencia para ser aplicado en Michoacn, ya que algunas comunidades no aceptaron que se introdujeran los maestros en las comunidades, pues no se enten-da cmo profesores con falta de preparacin y hbitos como alcoholis-mo, ausentismo, indiferencia o nula capacidad para planear su estrategia educativa o involucrarse en los problemas comunitarios, podran trans-

    Localidad Escuela y turno alumnos docentes

    Sto Toms Tlillacaptzin 189 7

    Ichan Gral Lzaro Crdenas. (Matutino) 333 14

    Ichan Gral. Lzaro Crdenas. (Vespertino) 302 13

    Tacuro Gral I. Zaragoza 284 11

    Acachun Cuauhtmoc (Matutino) 144 6

    Acachun Cuauhtmoc (Vespertino) 248 12

    Carapan J. Vasconcelos 405 17

    Huncito Ireti Tikatame 310 12

    Zopoco Ricardo F. Magn 272 12

    Total 2487 104

    Fuente: Secretara de Educacin. Direccin de Educacin Indgena Direccin de Educa-cin Bsica Intercultural. Ciclo Escolar 2008-2009.

    Cantidad de escuelas y la ubicacin de las localidades en el municipio de Chilchota

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    mitir conocimientos a los nios, en una intencin de recuperacin de la cultura y la lengua indgena.

    De ese momento a la poca actual, el trabajo docente atraves por diferentes etapas y empez a revalorizarse, hasta integrar un sector de profesores preocupado por asumirse como nuevo agente educativo en la recuperacin de la lengua y los valores culturales indgenas. De tal forma que en diferentes aspectos de la vida escolar se present una situacin como la siguiente: la formacin del docente que labora en el medio ind-gena se realiz de una manera poco especializada, ya que despus de la primaria cursada en el subsistema de educacin indgena, donde traba-jan los maestros de educacin indgena, el estudiante deba seguir la se-cundaria en Chilchota, por ejemplo, pero ya no con maestros indgenas. Posteriormente, se continuaban los estudios de preparatoria en Ichn, donde tampoco haba maestros indgenas, para terminar con un curso de capacitacin y ejercer lo que se conoce como la prctica docente.

    En la formacin docente, la estrategia que se sigui fue elegir a Que-rtaro como lugar de reunin de indgenas provenientes de varios esta-dos, como Michoacn, el propio Quertaro, Veracruz e Hidalgo, donde se les capacit aportndoles algunos elementos para conocer el progra-ma de la Secretara de Educacin Pblica y tcnicas de manejo de gru-pos, con las cuales el profesor deba enfrentarse a la circunstancia de ser un maestro de grupo e integrarse al magisterio.

    Por lo anterior, la educacin bilinge bicultural e intercultural bilinge no ha sido ms que una buena intencin por parte del gobier-no federal ya que no ha habido una apropiacin de ambas por parte de las pueblos indgenas, algo que tambin se pudo comprobar con las Pri-meras Naciones de Qubec.

    La interculturalidad no se ha dado, ya que los maestros de educacin indgena fueron formados como promotores culturales y no como do-centes capaces de atender a los nios de educacin preescolar. Otra limi-tacin fue que se trabajaba en el medio urbano y no tenan la organiza-cin requerida para atender al alumnado. En su prctica docente, se haca que el nio leyera y escribiera en espaol y los padres insistan para que los maestros no hablaran en purpecha con los nios, sino que aprendieran espaol, pues segn los padres, el purpecha no les servira para nada. Sin embargo, en algunas comunidades s se quera que a los

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    nios se les enseara el purpecha. Actualmente, profesores y padres de familia han podido reconsiderar una serie de situaciones al respecto y han coincidido en que el rescate de la lengua y de la cultura purpecha es importante y en ello, la educacin, la escuela y la propia comunidad son determinantes.

    Los maestros de educacin indgena deben ser capaces de darle al nio educacin en dos lenguas y ese objetivo pocas veces se ha logrado, pero s se ha demostrado que los alumnos son capaces de aprender a leer en las dos lenguas. La cuestin es que la familia y la comunidad deben facilitar el aprendizaje y no dejar exclusivamente en manos de los maestros este proceso. La consigna de los algonquinos: Educar a un nio requiere del esfuerzo de toda una comunidad es una realidad v-lida tambin para los purpechas.

    En Mxico, una de las instituciones que actualmente se encarga de la formacin de maestros indgenas es la Universidad Pedaggica Nacio-nal, donde funcion el Plan Noventa. Los maestros interesados ingresan a la licenciatura y siguen una formacin para que los profesores entien-dan lo que es el trabajo docente, lo que es la prctica docente y se les aportan herramientas para estar en condiciones de entender al alumno, para asistirle en sus problemas y resolver las necesidades y requerimien-tos de enseanza segn su nivel de formacin, sobre todo en educacin bsica que es el tema de nuestro inters.

    En eso ha sido til la formacin que se imparte en la UPN, pues al titu-larse, los maestros siguen su trabajo de docencia en el municipio de Chilchota. En su prctica docente, los objetivos de la educacin indgena pasan por la adecuacin a las necesidades de la comunidad indgena de que se trate, priorizando los conocimientos que la comunidad posee y que han sido transmitidos generacionalmente a los nios. Se recupera pues, lo que los nios han aprendido de su lengua en su familia y no se habla precisamente de lo que el objetivo del programa marca. Eso es parte del desempeo del docente, saber entender estas situaciones par-ticulares de las comunidades para aportar conocimientos a los nios y sistematizar lo que stos ya saben, lo cual marca una diferencia con los objetivos que con frecuencia son muy afines a los mbitos urbanos.

    El maestro utiliza lo que se encuentra en el medio como material di-dctico, como hojas de rbol, de mazorca, granos, maz, frijol, habas, todo

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    la educacin indgena en mxico Y canad

    lo que se encuentra en la comunidad, lo que la gente produce sirve para ensear las operaciones bsicas de suma y resta o para hacer prcticas o experimentos en ciencias naturales. Es un mtodo til y da buenos resul-tados porque los nios pueden tocar, sentir y hacer las operaciones de manera prctica en la mesa y simultneamente en el pizarrn.

    Por otro lado, en relacin con la enseanza de la lengua purpecha, los maestros de cada escuela deciden el tipo de material didctico que se utilizar y el tiempo que destinan en esa actividad. Se piensa que no basta con la lectura, ya que se hace necesario ensear tambin la escritu-ra en purpecha. Los dibujos asociados a una palabra o el dibujo con la palabra o la palabra con el dibujo, el abecedario purpecha, son parte de esta estrategia educativa, aunque hasta hace relativamente poco tiempo los etnolingstas acordaron un solo alfabeto para ensear. De esa mane-ra cada profesor elabora sus propios materiales didcticos para la lec-toescritura en lengua purpecha, misma que se imparte sobre todo en tercero y cuarto grados, porque es la edad adecuada a juicio de los maestros en la que el alumno tiene ya sus capacidades ms desarrolla-das y est en condiciones de aprenderla.

    En primero y segundo grado se da una interaccin entre el maestro-alumno, padres de familia-alumnos-maestro y en ella se aprovecha el hecho de que el alumno maneja la lengua purpecha todava. Por eso como primera lengua, sirve de medio de contacto con el profesor. Poste-riormente, en tercero y en cuarto grado, el alumno ya est en condicio-nes de entender que una lengua es tan importante como la otra y puede seguir su formacin escolar en espaol.

    Hay procesos sociales ms complejos que inciden en el hecho de que los padres ya no quieran que los hijos aprendan su lengua indgena. Eso sucede probablemente porque los indgenas de las comunidades que viajan a los Estados Unidos u otras ciudades del pas para trabajar, regre-san con una idea segn la cual sus hijos deben ir a la escuela, pero para aprender a leer y a escribir en espaol, no en la lengua purpecha. Segn ellos, se trata de que el nio pueda defenderse cuando sea grande, para que no sufran como sufrieron los padres.

    Los procesos migratorios tambin tienen importancia ya que cuando salen los padres stos regresan con otra forma de ver el mundo y se da un desplazamiento de la lengua indgena. Sin embargo, eso no quiere decir

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    que sta deje de ser significativa, pues hay comunidades donde la pobla-cin siente inters por ella y porque se ensee a los nios si en la escuela no se hace. Segn informacin oficial, en algunas de estas comunidades, la poblacin indgena es escasa y el subsistema de educacin indgena de la secretara estatal de educacin tiene dificultades para atender esta demanda educativa.32 A travs de algunas instituciones como el Institu-to Nacional de Educacin de Adultos (INEA), se trata de subsanar esta situacin impartiendo clases de purpecha a la poblacin adulta.

    una comunIdad para educar: maestros, autorIdades y padres de FamILIa

    En opinin de los docentes, falta la participacin de las autoridades mu-nicipales y comunales en las tareas educativas. Raramente la autoridad municipal tiene iniciativa o preocupacin por la educacin indgena. El maestro, el director de la escuela con frecuencia buscan a la autoridad mediante una peticin escrita para solicitar lo que requiere la escuela. Un caso recurrente son las necesidades de espacio, que dependen de la can-tidad de alumnos que demandan el servicio, lo que puede implicar ms aulas y mobiliario. Si la autoridad est en buena disposicin y tiene pre-supuesto, accede y colabora, pero si no es as, la respuesta ser negativa y la escuela quedar a la deriva y con sus propios recursos para resolver su situacin. A lo anterior habra que aadir que los padres de familia se involucran poco en la educacin de sus hijos, y asisten slo circunstan-cialmente a las reuniones de la escuela convocadas por los maestros. Son sobre todo las madres las que asisten, pero al carecer de autorizacin del esposo para tomar decisiones, no se logran acuerdos que afectan el senti-do y la orientacin de la educacin de sus hijos y en los que las autorida-des escolares no pueden decidir unilateralmente. Un principio es que la escuela refleja la realidad social en la que est inmersa. Es decir, el espa-cio educativo donde crecen los nios es un reflejo de lo que pasa afuera y de cmo los padres asumen o no su responsabilidad compartida con la escuela y lo que sucede en ella (Cunnigham 2001). La problemtica ante-

    32 Entrevista al Mtro. Domingo Santiago, Inspector Escolar del Sector 2 del Subsiste-ma de Educacin Indgena, octubre 2009.

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    riormente descrita guarda una relacin muy estrecha con lo observado en la comunidad de Kitcisakik, donde un equipo tcnico de intervencin se est encargando de coordinar la participacin de maestros, autorida-des y padres de familia para acordar una serie de actividades que los compromete con los objetivos y el mejoramiento de la educacin. Una explicacin a la falta de inters de los padres por la educacin indgena, segn los maestros, es que aquellos tienen niveles bajos de formacin. La gran mayora slo cuenta con la primaria incompleta y un porcentaje mnimo ha terminado la escuela secundaria o el bachillerato.

    La educacIn Indgena: controL cuLturaL deL estado o aLternatIva educatIva?

    Los maestros utilizan la lengua como medio transportador del conoci-miento general al espaol. Cuando no se entienden los contenidos, se valen de la lengua materna para ensear a los nios. No hay programa-cin alguna para fortalecer la cultura, en la que los padres y autoridades deben intervenir. Se precisan mtodos para desarrollar la lengua y crear uno especfico para la indgena, pues el maestro se limita a transportar los conocimientos al espaol sin consolidar la lengua indgena. Los maes-tros de Chilchota opinan que es justo que los indgenas tengan sus pro-pios mecanismos para controlar la educacin, ya que sera la forma ms adecuada de responder a las necesidades educativas. Desafortunada-mente hay una lucha por el poder donde el Estado quiere controlar todo, mientras que los indgenas tambin desean tomar el control en sus pue-blos. Esto provoca una tensin y divide a las comunidades y as, mien-tras algunos lderes manifiestan propsitos de inters colectivo, tambin hay otros lderes con propsitos personales que son los que en ocasiones predominan. En efecto, cuando llegan al poder se olvidan de sus com-promisos con la sociedad y no asumen el control de los aspectos que permiten mejorar la educacin, para mejorar programas o formas de trabajo y formacin docente para atender adecuadamente a la poblacin indgena.

    Se trata pues no slo de manipular una representacin indgena con fines electorales, sino de responder a los intereses de la sociedad indge-

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    na y en este aspecto, la educacin es una pieza fundamental para el res-cate de las culturas y lenguas indgenas.

    Una constante entonces es que, al no tener posibilidades de una for-macin profesional ms all de la recibida como normalista, la va pol-tico-sindical puede ser para los maestros una alternativa, dado el blo-queo de sus expectativas para realizar un trabajo ms acorde con las necesidades de sus respectivas comunidades. Adems, los maestros si-guen con un modelo de formacin monocultural castellanizante y su formacin, breve y deficiente, limita el arraigo del profesor a la comuni-dad y culmina con la instalacin del maestro en una ciudad mediana, donde su desempeo y trabajo con poblacin indgena es marginal (Dietz 1999, 303).

    En el conjunto de los componentes que hemos expuesto aqu, pode-mos adelantar algunos enunciados que permitan comprender el tema de la profesionalizacin de la formacin de docentes indgenas dedica-dos a la labor educativa en el nivel bsico y los retos que deben enfrentar para cumplir con el objetivo que les ha sido delegado, en el sentido de formar parte de todo un dispositivo educativo orientado a conservar la lengua indgena, como un aspecto que fortalezca la identidad cultural en la regin, o de plano renunciar a ese propsito y seguir en la lgica de la castellanizacin, como hasta la fecha se ha hecho.

    La intencionalidad inicial del Estado por unificar al pas en el mane-jo y enseanza de una sola lengua, se reflej en programas educativos que no consideraban el potencial cultural de las sociedades indgenas del pas, por lo que en las comunidades este plan educativo se senta sobre todo como un acoso constante de la cultura indgena. Al parecer, esta tendencia ha tendido a cambiar con la intencin de aplicar progra-mas de educacin intercultural, pues a travs de ellos se pretende reva-lorar la lengua indgena. Es un hecho que el gobierno no ha dejado a las comunidades y sus maestros desarrollar iniciativas para educar a su conveniencia a sus nios. Primero, porque no tenan formacin ni mate-riales ni programas, ahora es en parte por la tendencia a imponer un solo modelo educativo detrs del cual se encuentran criterios de admi-nistracin y culturales etnocntricos.

    Hay iniciativas locales con impacto social y que se ha debido a la or-ganizacin que los maestros han podido lograr en las comunidades. Son

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    alternativas puntuales y una de ellas se relaciona con el diseo curricular de maestros normalistas, que obedece a las necesidades de las comuni-dades donde se ha dado y no a los criterios de la Secretara de Educacin Pblica. En ese sentido puede hablarse, aunque de manera incipiente, de una capacidad para controlar por parte de los maestros, la orientacin educativa de sus pueblos. La pregunta es que si el Estado mexicano es capaz de aceptar proyectos alternativos de educacin distintos a los que hasta ahora se han diseado y aplicado en poblaciones indgenas.

    concLusIones

    Una de las primeras conclusiones que podemos ofrecer tras la realiza-cin del presente estudio comparativo es que a pesar de las grandes di-ferencias entre Canad y Mxico, cuando nos hemos acercado a un sec-tor de la sociedad como el de las Primeras Naciones, hemos encontrado considerables similitudes. Desde fines del siglo XIX hasta entrada la d-cada de los setenta, existi en ambos pases una poltica educativa an-loga que fue la asimilacin. Lo anterior no resulta extrao si se tiene en cuenta que la ideologa decimonnica parti del prejuicio sobre la po-blacin originaria de Amrica, concibindola como primitiva y poco ci-vilizada, a diferencia de la sociedad occidental imbuida de su superio-ridad y de su capacidad de traspasar la cultura, la civilizacin y los adelantos modernos al mundo entero, se jactaba de estar llevando a cabo, con el colonialismo, una operacin filantrpica y salvadora sin prece-dentes (Comellas 2000, 182). An con todo, la dominacin y la subor-dinacin no impidieron que la poblacin autctona se mantuviera en resistencia hasta el momento actual y eso a pesar de los internados cons-truidos en Qubec y Michoacn para llevar a cabo la aculturacin y asi-milacin de algonquinos y purpechas.

    En el segundo tercio del siglo XX algo comenz a cambiar. Las Pri-meras Naciones a partir de sus organizaciones emprendieron movili-zaciones, al tiempo que demandaban el derecho a la educacin y el re-conocimiento de sus diferencias. En 1973, las poblaciones autctonas de Canad lograron establecer nuevas relaciones con el gobierno, cuando ste ltimo asinti que la educacin autctona sera formalizada desde

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    aquel momento por ciudadanos autctonos: La matrise indienne de lducation indienne (el control indgena de la educacin indgena). Aunque hoy, son muchos los aspectos que quedan pendientes para lo-grar un control total, podemos decir que, lo anterior, no tuvo parangn en Mxico, si se tiene en cuenta que entonces, como ahoraes la SEP y el sindicato quienes regulan todo lo relativo a la educacin indgena y no indgena, a pesar de la existencia de iniciativas alternas con dimensin local.

    Las reivindicaciones de las poblaciones autctonas no pararon aqu sino que continuaron a lo largo de la dcada de los ochenta y las siguien-tes. De tal suerte que hoy Canad y Mxico han firmado numerosas Convenciones, Acuerdos, Resoluciones, Constituciones, etctera, por las que se reconocen los derechos de las poblaciones originarias de Amri-ca, pero an con todo se sigue observando cmo stas no tienen el mis-mo estatus de igualdad y viven en condiciones de inferioridad y dife-rencia en relacin con la sociedad mayoritaria, valga decir en otras palabras, que en condiciones socioeconmicas similares a las de los pa-ses del Tercer Mundo, donde se les segrega como en el caso de Canad mediante reservas. En el fondo, lo que opera es una falta de reconoci-miento por parte de la sociedad mayoritaria que conserva no slo una enorme ignorancia del otro sino que adems mantiene graves prejui-cios, ejerciendo la diferencia.

    Mientras se va ampliando la brecha de la pobreza, sta afecta de lle-no a la educacin, al acceso de los alumnos, como tambin al aprendiza-je y la permanencia en la escuela. En Mxico muchos nios y jvenes abandonan los estudios para trabajar. Cuando vuelven si es que lo ha-cen se encuentran rezagados y no hallan las condiciones para continuar pues, los programas educativos no permiten una educacin especial y adecuada a la diversidad lingstica y cultural.

    El panorama descrito ms arriba no se aleja sustancialmente de lo que acontece en Canad. Entre las Primeras Naciones (que representan 3.8% de la poblacin total, frente a 10% de la poblacin indgena de Mxico) se descubre que los recursos que destina el gobierno para aten-der la demanda educativa son insuficientes, lo que indica que no es la proporcin numrica en relacin con dichos recursos lo determinante, sino que en realidad, lo que impide una equidad en la distribucin de

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    los mismos, est en correlacin a planteamientos ideolgicos-polticos discriminatorios provenientes de la sociedad blanca.

    Tambin resulta importante sealar lo desoladora que puede llegar a ser la desestructuracin familiar percibida entre autctonos canadien-ses, traducindose en una anomia que produce altas tasas de suicidio entre los jvenes. En Mxico, los lazos entre los miembros de las familias son estrechos y f