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    Mesa: Pedagogas y Filosofas del Sur

    Autora: Villacorta Zuluaga, Carmen Elena

    Institucin: Estudiante de Doctorado en Estudios Latinoamericanos, Universidad Nacional

    Autnoma de Mxico (UNAM)

    Ttulo de la ponencia:

    La f i losofa nuestr oamericanade Horacio Cerutti como propuesta epistemolgica

    Palabras clave: Filosofa, filosofar, Nuestra Amrica, pensamiento crtico.

    Semblanza biogrficaHoracio Cerutti Guldberg: Filsofo nacido en Mendoza (Argentina, 1950). Licenciado y

    profesor de filosofa por la Universidad Nacional de Cuyo. All y en la Universidad de Salta

    se desempe como docente, labor que inici en 1968. Siendo becario de Posgrado en la

    Fundacin Bariloche (Rio Negro), debe salir al exilio, en 1976. En 1978 obtiene su

    Doctorado en Filosofa por la Universidad de Cuenca, Azuay, Ecuador. En 1980, se

    convierte en catedrtico de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (UNAM), en

    donde actualmente es profesor-investigador del Centro de Investigaciones sobre Amrica

    Latina y el Caribe (CIALC). En 1993 obtiene la nacionalidad mexicana. Es profesor de

    Filosofa Latinoamericana, Historia de las Ideas y Filosofa Poltica en la Facultad de

    Filosofa y en el Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la UNAM. Ha recibido el

    Estmulo Catedrtico nivel II y el de Investigador Nacional nivel II (CONACYT-Mxico).

    Doctor Honoris Causa por la Universidad Ricardo Palma de Lima (Per), en 2006, por la

    Universidad de Varsovia (Polonia), en 2010, y por la Universidad de San Luis, en 2013,

    entre mltiples reconocimientos como el otorgado por la Facultad de Filosofa de la

    Universidad Nacional de Crdoba, como Visitante Distinguido, en 2013. Ha dictado

    seminarios, ctedras y conferencias en diferentes pases del mundo. En su haber se suma

    una nutrida cantidad de publicaciones. Sobresale la obra Filosofa de la liberacin

    latinoamericana, Fondo de Cultura Econmica, 3 ed. corregida y aumentada (la primera y

    segunda se hicieron tambin en el FCE en 1983 y 1992), Mxico, 2006, 527 pgs.

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    En sus textos, seminarios y ponencias, insiste Horacio Cerutti en la importancia de

    asumir que muchos aos han pasado desde que la filosofa perdi su carcter de ciencia

    madre o fuente primigenia desde la cual emanan todos los dems saberes. Slo asumiendo

    esa nueva, realista y humilde posicin de compaera de las dems ramas del saber podr

    cumplir la filosofa con su papel de constructora de un conocimiento que se encuentre a la

    altura de las complejidades del siglo XXI. Cerutti va ms lejos an en cuanto a la

    transgresin del orden de los factores: la filosofa no est antes, ni camina a la par, sino que

    debe encontrarse despus de las ciencias sociales. La filsofa mexicana Mara del Rayo

    Ramrez Fierro sintetiza cabalmente la idea de su maestro en la frase: para filosofar no es

    suficiente la filosofa. Pero, qu significa exactamente esto? Cmo es que la filosofa

    debe acompaar a las ciencias sociales y a los dems saberes? Cerutti dedica su obra

    Filosofar desde Nuestra Amrica(2000) a explicarlo, y lo hace siguiendo el postulado quecondensa su propuesta: pensar la realidad a partir de la propia historia, crtica y

    creativamente, para transformarla.

    As, el texto se divide en cuatro partes. La primera, pensar la realidad, surge de la

    inmersin del autor en la historia de las ideas de nuestro continente. De ah su afirmacin:

    Pensar la realidad no es una propuesta ma. La recibimos de nuestra misma historia de la

    filosofa, como una tarea retomada constantemente por la larga tradicin de pensamiento

    nuestroamericano (antes que hablar de Latinoamrica, Cerutti prefiere referirse a Nuestra

    Amrica, en alusin a la formulacin del pensador cubano Jos Mart). Frente a la negacin

    de la existencia de un pensamiento original en Amrica Latina, Cerutti reivindica la

    tradicin crtica, ensaystica, pedaggica, poltica e incluso programtica presente en

    nuestra regin. Tradicin atravesada por el problema identitario, por la premura de

    determinar quines somos las personas que habitamos este continente colonizado?

    Filosofar desde Nuestra Amrica intenta responder a la pregunta medular por cmo

    construir conocimiento pertinente en una situacin de dependencia? Cmo filosofar con

    autonoma, respondiendo a nuestras propias necesidades? Cmo ha sido y cmo es posible

    un filosofar en perspectiva nuestroamericanista? En el camino de responder a esta

    inquietud, el autor nos va presentando claves metodolgicas que parten de la tradicin

    misma del pensar efectuado en nuestra regin. De hecho, el liberacionismo ceruttiano

    rechaza la omisin de nuestra propia tradicin e insiste en la importancia de reconocer que

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    no existe un punto cero a partir del cual ejercer el pensamiento. Todo filosofar en Nuestra

    Amrica debe recuperar las reflexiones realizadas previamente y dialogar con ellas, para

    asimilarlas e ir empujndolas ms all de sus propios lmites. La creatividad del pensar no

    surge de la nada.

    La realidad que ha sido y ha de ser pensada es, como ya se anticip, la realidad

    social, histrica, cultural y poltica; en un solo trmino la realidad histrica . Es decir, la

    realidad encarnada en la historia, ubicada en un ser-espacio-tiempo concreto. En palabras

    de Cerutti, la cotidianidad como nico acceso que tienen los seres humanos a lo real .

    Pero, la apelacin a la cotidianidad no significa limitacin, sino prioridad. La realidad en su

    totalidad acude a la labor filosfica tal como la pretensin clsica de la filosofa lo

    afirma. Sin embargo, es la inmediatez lo que se impone. Y dentro de lo real inmediato

    aparece siempre el ideal, la aspiracin, la meta, como parte esencial, constitutiva delejercicio racional. Pensar la realidad no quiere decir solamente pensar lo que es, sino

    tambin lo que debera ser. Esos dos polos del pensamiento estn unidos por lo que el autor

    denomina tensin utpica. La realidad histrica est impulsada siempre por la aspiracin,

    por el anhelo de transformacin, por la utopa.

    El principal peligro a enfrentar a la hora de pensar la realidad es la ilusin de la

    transparencia o idea de que lo real se nos presenta sin velos, sin sesgos, sin omisiones.

    Caer en la tentacin de olvidar que estamos siempre inmersos en la historia y que nuestro

    modo de estar condiciona nuestro acceso al conocimiento es el mayor error del

    pensamiento nuestroamericanista. Ningn sujeto es abstracto ni est solo. Son las

    advertencias en las que enfatiza Cerutti y los obstculos que se propone atravesar. Cmo?

    Replanteando el concepto mismo de filosofa y reubicndola dentro del conjunto de bienes

    culturales en el seno de la sociedad. La ultimidad o a-posterioridad filosfica que se

    mencion al inicio deviene de una concepcin revolucionaria, que rompe con la clsica

    idea de la filosofa como disciplina aristocrtica e incontaminada, ejercida por lites

    acadmicas dedicadas a discutir en crculos selectos sobre las preguntas fundamentales de

    la humanidad. La nuestroamericana es, por el contrario, una filosofa plebeya,

    proletaria, democrtica, abierta al conocimiento del mundo y demandante, no slo de

    un dilogo activo y fructfero con las ciencias sociales, la teologa y la literatura, sino con

    todas las expresiones del saber popular, incluidos el periodismo, el grafiti, el proyecto, la

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    consigna y el panfleto. La filosofa no es entonces tal, sino en relacin con su contexto.

    Esto, de ser as, permite replantear la cuestin misma de la relacin. La filosofa surgir

    entonces en un espacio social y cultural precisamente acotado. En relacin con el Estado y

    la sociedad civil, en relacin con la ideologa y el inconsciente, en relacin con la religin,

    con la poltica, con las artes y las letras, etc..

    El connotado filsofo argentino Arturo Andrs Roig lo afirma a su modo, en el

    prlogo a la obra de Cerutti en cuestin:

    Aqu de lo que se trata es reubicar a la filosofa en el lugar que le cabe, a riesgo de

    dejar de ser filosofa, ni ms ac, ni ms all de s misma, pero abierta a todas las

    vas posibles de enriquecimiento como lo es ese campo tan fecundamente crecido

    entre nosotros, a la par de nuestras propias tragedias: el del saber social. Y a la vez y

    necesariamente, reubicar a la academia y ms propia y directamente a la universidad[] Saber contingente y no saber de fundamento, la filosofa, como todo lo que se

    mueve en el mbito siempre esperanzador de un contingentismo que nos carga de

    responsabilidad y de esfuerzo, tiene, por eso mismo, sus mrgenes de error como de

    acierto y tender a estos ltimos cada vez ms, en cuanto la afirmemos en nosotros

    desde ese reclamo perentorio de historicidad que el autor invoca con fuerza .

    Basta de levantar muros entre lo intra y lo extra acadmico, entre lo intra y lo extra

    filosfico, entre doxa y episteme. Basta de medirnos con baremos diseados en contextos

    ajenos al nuestro. Pensemos desde y para nuestras realidades! Creamos en nuestra

    capacidad para pensar nuestros problemas y resolverlos! Es el llamado que nos hace

    Horacio Cerutti en su Filosofar desde Nuestra Amrica. Y ese desde y ese para son

    medulares: el pensamiento nuestroamericanista ha de asumir su situacin socio-histrica, su

    locus de enunciacin y ha de tener presente el peso de la utopa, porque pensamos para

    lograr cambios. El desde donde y la tensin utpica atraviesan nuestra construccin de

    conocimiento.

    La segunda seccin de la obra se denomina a partir de la propia historia y se

    dedica a argumentar en torno de la historicidad inherente al quehacer filosfico. Si dicho

    esquemticamenteel cientfico avanza omitiendo o negando la historia de la ciencia, el

    filsofo lleva consigo a la tradicin de pensamiento que le antecedi. Esto es as en el

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    estudio y prctica de la filosofa como tal, pero se hace imperativo en el caso de Nuestra

    Amrica, en donde los cnones culturales de la condicin de colonialidad continan

    imperando y, por tanto, conocer nuestra tradicin es el nico modo de afianzar nuestra

    identidad. No con el objeto de estancarnos en un esencialismo estril, sino de trascendernos

    a partir de nuestras propias trayectorias recorridas, autocrtica y conscientemente, con

    conocimiento de causa y paso firme.

    Lo anterior se vincula ntimamente con la crtica a lo que Cerutti denomina anti -

    modelo paradigmtico, o modo errneo de construir la historia de las ideas

    latinoamericanas. Para Cerutti, un ejemplo prstino de tal anti-modelo es la obra del filsofo

    peruano Augusto Salazar Bondy (arriba citado). Por ello expone sintticamente la

    argumentacin de Bondy y termina concluyendo que, de acuerdo con el peruano, no existe

    una filosofa en nuestra regin. Slo una transformacin radical, revolucionaria, de lassociedades latinoamericanas traer a nuestro continente una filosofa original, autntica,

    valedera. Frente a este diagnstico, que considera errado porque est basado en una

    caracterizacin de la filosofa que l no comparte, Cerutti redefine el carcter de esta

    antigua disciplina y el lugar que ha de ocupar (y acaso siempre ha ocupado) dentro del todo

    social. El filosofar, como proceso, y la filosofa, como producto de ese proceso, consistiran

    en:

    [] un ejercicio parsito pero no patgeno, sino complementario. No

    fundamentador, sino crtico, autocrtico y creativo; no filosofa antes de todo otro

    saber, sino filosofa que completa otros saberes o que los interroga acerca de

    mtodos, procederes, conclusiones, premisas, consecuencias, repercusin en la

    sociedad y la cultura, en la vida humana en general. No un saber residual, no un

    saber principesco de principios abstractos solamente ni moralizador de otros

    saberes para decretarles qu pueden y qu no pueden, hasta dnde es lo valioso de

    su quehacer y qu es lo que deben y pueden conocer. Sino un saber solidario, que

    acompaa, que participa, que convive y consiente, que empatiza pero sabe guardar

    las distancias, que apuesta por la razn sin perder la emocin.

    Los lineamientos epistemolgicos ofrecidos por Cerutti estn encaminados hacia la

    (re)construccin de la historia de las ideas en Amrica Latina. Nuestro continente no se ha

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    limitado a recibir pasiva y acrticamente las ideas provenientes de Europa, tal como lo

    afirm Salazar Bondy. Lo interesante de los caminos recorridos por nuestros pensadores es

    justamente evaluar los matices, nfasis y particularidades con las que tales ideas fueron

    asimiladas y reformuladas, al calor de inquietudes particulares, propias de las urgencias y

    problemticas gestados al interior de nuestras coordenadas y atravesadas por un espritu

    crtico. Para Cerutti, esos recorridos han tenido origen en la siguiente secuencia de

    configuraciones matriciales: teocsmica, teocntrica seorial, antropocntrica y

    sociocntrica.

    Articuladas a ellas se presentan ideologas de ms o menos larga duracin, de

    caractersticas serviles, esclavistas, seoriales, liberales, socialistas, populistas,

    neoliberales. A su vez, en otra dimensin de anlisis, se articula la constitucin del Estado

    nacional con sus caracteres especficos en el caso latinoamericano y con sus exigencias desoportes ideolgicos o de imaginario colectivo. El enfrentamiento decisivo se producir

    entre lo seorial oligrquico y conservador, asociado a una matriz teocntrica, y lo liberal,

    asociado a una matriz antropocntrica.

    Qu significa pensar la realidad crtica y creativamente? Es a lo que Cerutti

    dedica la tercera seccin de su Filosofar desde Nuestra Amrica. All no se previene slo

    contra la actitud acrtica e imitativa, basada en el prejuicio de que todo producto terico

    realizado en el exterior es mejor que el realizado por nosotra/os misma/os o nuestra/os

    colegas, sino que advierte tambin contra dos grandes peligros epistemolgicos: la

    dialctica interrupta y la metaforizacin por exceso. No nos detendremos en el

    interesante anlisis que ofrece el autor sobre cada uno. Baste con sealar que, en el primer

    caso, enumera una serie de binomios de uso comn en el pensamiento de Nuestra Amrica

    (ciencia/ideologa, ideal/realidad, Norte/Sur, etc.) que tienden a ser presentados como

    contradictorios y excluyentes, impidiendo la comprensin plena de la sntesis dialctica en

    la que suelen resolverse los contrarios. Respecto del uso recurrente de metforas, previene

    sobre el riesgo de que stas oscurezcan ms que aclarar los diversos aspectos de las

    realidades demandantes de explicaciones. Tras presentar una lista de metforas clsicas

    en el filosofar latinoamericano, seala que no se trata de rechazar su usoel cual permite

    tambin complejizar la univocidad de los conceptos, contribuyendo as a la apertura y

    flexibilidad filosficas sino de controlarlas racionalmente. Son advertencias que

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    conviene no perder de vista a la hora de proceder al anlisis de un fenmeno o de una

    corriente de pensamiento determinada.

    No obstante, el argumento nuclear de esta parte de la obra es la oposicin frontal a

    la filosofa primera que pretende erigirse como saber fundamentador, desde el punto de

    vista ontolgico en el caso de la filosofa clsica o desde el punto de vista

    epistemolgicoen el caso de la filosofa moderna. En el apartado titulado Infecundidad

    o esterilidad sistmica de la filosofa primera, asistimos a la toma de posicin de Cerutti

    frente a un aspecto medular en la tradicin filosfica. Posicin que se bifurca en los dos

    siguientes aspectos: i) el ya mencionado rechazo a la condicin de primeridad o

    fundamentalidad de la filosofa; y ii) la renuncia a la construccin de un sistema que

    explicara el orden del mundo en virtud de una perfeccin y armona en realidad

    inexistentes. El primer rechazo se debe a consideraciones epistemolgicas. El avance y laprofusin de conocimientos en las diferentes reas (cientfica, tecnolgica, artstica,

    teolgica, etc.) imposibilitan la pretensin de un saber fundamentador de todo otro saber.

    Toda disciplina debe dialogar con las dems y ocupar un lugar entre ellas. Ninguna tiene

    prioridad sobre el resto. El segundo rechazo obedece a una razn bsicamente tica:

    Un pensamiento que responde a los intereses de los sectores de clases subalternas y

    no hegemnicas no puede cerrarse como sistema, porque la realidad presenta fallas,

    deficiencias, injusticas, desrdenes [] Han sido las clases dominantes las que han soado

    siempre con el sistema filosfico que todo lo explicara de una vez para siempre y de un

    modo organizado, perfecto y bello. Lo bello de los sectores dominantes de la sociedad

    puede aparecer horrible a los ojos del resto, aunque se presente limpio, brillante o

    pasteurizado. Chorrea sangre, violencia y dominacin por todas partes. Entonces, el

    pensamiento que responde a los intereses y necesidades de los sectores ms desprotegidos

    de la poblacin [], su filosofa actual, no puede aspirar a la construccin de un sistema,

    aunque esto no est reido con la argumentacin sistemtica .

    Interesa sealar el carcter elstico, moldeable, dialogante y democrtico que da

    Cerutti al filosofar como opcin racional por los desposedos. Es ensayando y errando y

    volviendo a ensayar, preguntando, brindando interpretaciones provocadoras, avanzando

    hacia terrenos que los dems saberes no abordan, como ofrece la filosofa sus aportes en el

    tiempo presente. De ah la importante reivindicacin del ensayo por parte de Cerutti, como

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    forma privilegiada de expresin del pensamiento latinoamericano. El ensayo no como

    sinnimo de falta de rigor, sino de asuncin rigurosa de provisionalidad, bsqueda,

    insatisfaccin, necesidad de interlocucin, llamados urgentes, nfasis, puntualizaciones. La

    filsofa argentina-chilena Daniela Rawicz cierra bien la discusin en torno al prejuicio

    contra la seriedad de la produccin ensaystica al afirmar que sus diversas investigaciones

    le permitieron concluir que hay tanto buena como mala ciencia positivista, del mismo modo

    que hay buena y mala calidad ensaystica . Ni lo cientfico puro es garanta de

    comprensin plena de la realidad ni lo ensaystico es falto de veracidad per se. Cada

    mtodo de aproximacin a lo real aporta sus formas, sus contenidos, sus puntos de vista, a

    una mirada que necesita ser interdisciplinaria y multidimensional.

    As defiende Cerutti la democratizacin del ejercicio filosfico:

    El filosofar es un quehacer demasiado importante para quedar en manosexclusivamente de filsofos profesionales. Ocurre con l como con la poltica, que

    no puede quedar en manos de los polticos solamente. El mundo de hoy asiste a la

    reivindicacin del derecho a la participacin poltica por parte de una sociedad civil

    que rebasa los marcos tradicionales de su participacin representativa y busca

    nuevas formas de intervenir, regidas por la idea regulativa de democracia directa.

    Son las formas y modos de la representatividad los que obstaculizan en un momento

    dado la participacin. Y la gente quiere participar en lo que les concierne y en la

    toma de decisiones que afectan colectivamente [] Con la filosofa sucede algo

    semejante. Ya no puede ser el tesoro de unos pocos privilegiados y se requiere

    hacerla accesible a las grandes mayoras despojadas de la humanidad. Esta filosofa

    surge de un filosofar en las calles y para las calles, no exclusivamente de los

    cubculos o desde la torre de marfil. Es un saber para la vida, para la cotidianidad y

    no un saber de filsofos para filsofos.

    La cuarta y ltima seccin de Filosofar desde Nuestra Amrica evoca a la conocida

    tesis XI de Marx sobre Feuerbach, desde su ttulo: para transformarla. No se filosofa

    porque s, se piensa la realidad a partir de la propia historia, crtica y creativamente, para

    transformarla. He ah el postulado entero de la obra y la apuesta poltica que tan urgente

    llamado entraa. Filosofar es, en Amrica Latina, un quehacer intrnsecamente histrico y

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    eminentemente poltico. Por eso, Cerutti advierte que la frase final de su postulado remite a

    la tradicin nuestroamericanista de pensamiento, antes que a la tradicin marxista. Esto

    quiere decir que los pensadores latinoamericanos han pugnado por transformar la realidad

    desde antes de Marx y del marxismo. Quiz la frase ms contundente del autor respecto de

    este punto sea: La poltica exige filosofa y la filosofa se consume en la poltica . Cmo

    ocurre esto? Por medio de la operacin que Cerutti da en llamar lo utpico operante en la

    historia. En la conceptualizacin del autor, el filosofar en Nuestra Amrica se encuentra

    atravesado por dos ejes irrenunciables: i) el diagnstico que hacemos de la realidad, en el

    cual detectamos lo que no nos satisface de ella; y ii) las soluciones que proponemos para

    superar aquello que valoramos como imperfecto, inacabado o injusto. A decir de Cerutti, el

    pensar en nuestro continente ha estado ligado a la bsqueda de la justicia con dignidad para

    todo ser humano en su vida cotidiana. El motor del pensamiento es el ideal de superacinde lo dado. Corresponde a la filosofa asumir el componente utpico, cuidando que ninguno

    de los dos polos (realidad-utopa) se imponga sobre el otro, negndolo y obstaculizando la

    construccin del conocimiento.

    La sensibilidad en contra de la injusticia y la aspiracin a construir un pensamiento

    para las mayoras populares; lo plebeyo, dialogante y democrtico; la flexibilidad, la

    humildad y el sentido de cooperacin con los dems saberes y modos de expresarse de la

    realidad social; la politicidad y la apuesta por una racionalidad que no pretende despojarse

    de las emociones son todos rasgos que recupero de la propuesta de Cerutti, porque coincido

    en la importancia de reivindicarlos como parte del quehacer filosfico nuestroamericano. A

    esos rasgos aado otros, como: la apuesta por afincarse en la propia tradicin; el recurso al

    modo ensaystico para lograr una exposicin accesible, polmica, provocadora y no por ello

    poco documentada, vaga o mediocre; el nfasis en el filosofar como proceso al cual

    estamos todas y todos convocados, antes que en la filosofa como producto acabado,

    cerrado y excluyente; y la apertura hacia las ciencias sociales, la literatura y las disciplinas

    humansticas como mediaciones a travs de las cules observar lo real. Con tales

    herramientas ir en bsqueda de una revisin crtica de la reciente historia poltica de El

    Salvador, guiada por la premisa de que pensar crticamente la historia es ya filosofar.

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    Bibliografa

    Cerutti Guldberg, Horacio, Filosofar desde Nuestra Amrica. Ensayo problematizador de

    su modus operandi, CCyDEL-CRIM-UNAM/Miguel ngel Porra, Mxico, 2000.

    Ramaglia, Dante, La cuestin de la filosofa latinoamericana, en E. Dussel, E. Mendieta,

    C. Bohrquez (editores), El Pensamiento Filosfico Latinoamericano del Caribe y

    Latino (1300-2000), Siglo XXI, Mxico 2009, pp. 377-398.

    Snchez Hernndez, Francisco Xavier, Filosofar desde nuestra Amrica. Una reflexin a

    partir de la filosofa de Horacio Cerutti.

    http://franciscoxaviersanchez.wordpress.com/filosofia-y-religion/filosofar-desde-nuestra-america/ [Consultado el 26 de agosto de 2011].