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Lope de Vega: su vida e importancia en el teatro nacional del Siglo de Oro.
Félix Lope de Vega Carpio nació en la ciudad de Madrid en 1562 y murió en 1635 en la
misma ciudad. Su vocación por la dramática surgió en su época de tránsito en un Colegio
Jesuita, y más grande se inscribió en universidades pero por diferentes motivos abandonó
sus estudios. A fines de 1587 fue detenido y comenzó su proceso por los libelos (escritos
que denigran o difaman a una persona) contra Elena Osorio y su familia, y luego fue
condenado a cuatro años de destierro en el reino y ocho de la Corte. En 1595 murió
Isabel y se le levanta el destierro, trasladando su residencia a la Corte. Pero es hacia
1580 cuando comienza su carrera dramática. No solo escribió este tipo de obras, sino
también una gran variedad de géneros como la novela, el poema épico y la lírica, entre
otros. Por lo tanto, sus obras se las divide comúnmente en:
Obras dramáticas
o Piezas cortas
o Comedias
Obras no dramáticas:
o En prosa
o En verso
Se consagró como creador de la comedia española ya que se estima que compuso más
de 1500 piezas fijando así todos los elementos teatrales de tipo nacional. A partir de lo
que existía como posibilidad en la escena contemporánea, articulando todos los
elementos hasta ese momento inoperantes logró convertirlos en una unidad artística
inédita. Establece como normativa la división tripartita, la finalidad del arte dramático
como “dar gusto al público”; le dio acción, movimiento e interés de actualidad a toda la
tradición heroica, desarrolló una amplia temática y rompió con las unidades de tiempo,
espacio, como también de estilo ya que en sus obras se fundió lo trágico con lo cómico.
Para representar sus obras eligió el teatro popular. Era un patio de vecindad o corral,
donde el escenario estaba cubierto por un tejadillo, y el lugar destinado para el público se
dividía en tres partes: los balcones y ventanas se reservaban para la alta sociedad; en la
zona del patio se situaban los hombres o mosqueteros, de cuyas reacciones dependía el
que una obra triunfara o fracasara; y al final del patio la cazuela, que era ocupada por las
mujeres. Las funciones eran por la tarde y solían durar entre dos y tres horas. La
escenografía era sencilla y el público colaboraba con los dramaturgos mediante su
imaginación para comprender los repentinos cambios de lugar o de tiempo de la obra.
Fuenteovejuna es una obra que escribió no antes de 1611 y fue publicada en 1619, por lo
que pertenece a la madurez dramática del autor en la que desarrolla un asunto histórico-
nacional.
La época en que escribe
España en el siglo XVII está viviendo una de las peores crisis políticas, económicas y
sociales gracias al mal gobierno de los Austrias menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II).
En la primera mitad del siglo aparecen serios problemas demográficos, debido a cruentas
epidemias (como la peste) y a la falta de víveres. Sumado a esto, la expulsión de los
moriscos supuso la pérdida de parte de la población agrícola del reino, y las frecuentes
guerras exteriores y el incremento de los miembros del clero llevaron al descenso de la
tasa de natalidad.
En la segunda mitad del siglo, la ganadería lanar tuvo graves dificultades para la
exportación y la industria fue incapaz de competir con las producciones extranjeras.
Además, el agotamiento de las minas americanas llevó a la disminución de la circulación
monetaria y la incorrecta política económica de la Corona llevó a un envilecimiento de la
moneda, a una devaluación monetaria, a un aumento impositivo, etc.
En el marco de esta crisis económica, la sociedad sufrió un proceso de polarización
marcado por el empobrecimiento del campesinado – el cual constituía la mayor parte de la
población -, por la debilidad de la burguesía y las clases medias y por el crecimiento de
grupos sociales improductivos como la nobleza y el clero, por un lado, y los pícaros,
vagos y mendigos por el otro.
La nueva Poética
Aristóteles (384 a. C.-322 a. C.) era un alumno de la academia platónica. No era artista,
sino que exponía sus ideas como erudito sin importarse en la belleza de su formulación.
Así, escribe la Poética, obra sin terminar, en la cual hace una suma de teoría y crítica
literaria de la tragedia a partir de un minucioso conocimiento en ellas. Lo que él había
teorizado debía respetarse al pie de la letra.
Lope de vega hace una reescritura de esta obra aristotélica pero veinte siglos después, en
forma de verso, imponiendo sus nuevos conceptos; tal como lo hizo Shakespeare pero
en Inglaterra.
En primer lugar, Aristóteles hace una clara distinción entre comedia y tragedia:
Tragedia Comedia
Personajes de sectores altos de la
sociedad (reyes, héroes y
dioses)
hombres y mujeres
comunes
Desenlace es amargo y suelen morir
los personajes
es un final feliz para los
personajes y alegre para el
público
Objetivo Catarsis (liberación de
tensiones), la compasión y
el temor.
suscitar la risa
Lope de Vega fusiona estos dos géneros “lo trágico y lo cómico mezclado (…) harán
grave una parte, otra ridícula” “De un sol, aunque es consejo de Aristóteles, Porque ya le
perdimos el respeto cuando mezclamos la sentencia trágica al a humildad de la bajeza
cómica”. Esto se puede ver perfectamente en Fuenteovejuna. Los personajes son
variados, ya que están presentes los mismísimos Reyes Católicos como también unos
humildes villanos, generalmente todos labradores y artesanos. Además, muere un
personaje (el comendador) pero el final es feliz para los personajes ya que pueden
derrotar a la tiranía. Se logra un tipo de catarsis y se suscita la risa a través de la
existencia de un personaje gracioso que aparece en los momentos más tensos para
aliviar la situación.
Aristóteles se interesó muchísimo por la fisis, es decir, la naturaleza y cree que es
perfecta y que para conocerla hay que investigar las 4 causas que constituyen la
verdadera ciencia: material, motriz, formal y final. Afirma que el poeta imita la realidad de
la naturaleza humana porque es algo connatural a los seres humanos desde la niñez.
Además, los hechos deben ajustarse a las leyes de la causalidad que rigen el
funcionamiento de la realidad.
Lope de Vega está de acuerdo con esta postura ya que cree que la acción dramática tiene
un concepto vital que supone que debe ser verosímil y fiel a la naturaleza
“Buen ejemplo nos da la naturaleza;
que por tal variedad tiene belleza”.
Pero lo hace con un nuevo concepto: la dramaturgia es un nuevo punto de vista de la
realidad. La indistinción entre lo trágico y lo cómico quiere imitar la mixta contextura del
vivir.
Otro punto de discordancia son las unidades de acción, tiempo y espacio. Lope de Vega
se centra en la acción como lo más importante y deja que el tiempo y el espacio se
adapten naturalmente a esto. Por lo tanto se da libertad artística, aunque él recomienda
que transcurra en el menor tiempo posible. Aristóteles, había formulado que las tres
unidades son fundamentales y deben estar bien determinadas, estableciendo como
tiempo total en el que transcurren los hechos un día entero.
Por último, Lope de Vega establece como finalidad del arte dramático el darle gusto al
público
“Porque, como las plaga el vulgo, es justo
Hablarle en necio para darle gusto (…)
que aquesta variedad deleita mucho”;
Mientras que Aristóteles cree que en la tragedia debe lograrse la catarsis y en la comedia
la risa.
Por todo esto, Lope de Vega fue un pionero del teatro nacional: formuló las nuevas bases
del teatro español transformando completamente los preceptos que habían sido
instaurados por Aristóteles en la Antigüedad.
Fuenteovejuna: una obra basada en hechos reales.
Lope de Vega dramatizó el levantamiento de la villa de Fuenteovejuna contra su señor, el
comendador mayor de Calatrava, tal como se encuentra narrado en la Crónica de las tres
órdenes de caballerías de Santiago, Calatrava y Alcántara que fue compuesta por el fray
Francisco de Rades y Andrada en 1572.
Esta crónica ubica el suceso de Fuenteovejuna en el año 1476 en el escenario de las
luchas de sucesión que mantuvieron los Reyes Católicos con los partidarios de Juana la
Beltraneja, la discutida hija de Enrique IV el Impotente, a quien se consideraba ilegítima y
por lo tanto no debía heredar el trono de Castilla, pero contó con el apoyo de algunos
sectores que se oponían a la designación de Isabel, la hermana de Enrique IV. Cuando
éste muere en 1474, Alfonso de Portugal desposó a Juana al año siguiente. Esta guerra
de Sucesión se prolongó hasta 1479, cuando Alfonso fue derrotado, renunciando al trono
y a la mano de Juana, quien se retiró a un convento. Por lo tanto, el trono de Castilla
quedó en manos de Isabel.
La Orden de Calatrava al igual que las de Santiago y de Alcántara, son órdenes militares
y religiosas, que fueron establecidas la primera en el reino de Castilla y las últimas dos en
el reino de León en el siglo XII, con el fin de la recuperación de los principios primitivos de
San Benito y la vuelta a una vida de crecimiento espiritual al margen de las tentaciones
mundanas y de la comodidad de las altas rentas. Estaban compuestas por nobles
eclesiásticos y no eclesiásticos, que tenían mucho dinero y poder y conspiraban contra el
rey a sus espaldas.
Lope, en cambio, defiende al sistema monárquico pero no al rey, sin embargo no lo critica
ya que él tenía como mecenas (persona o institución que promociona económicamente
las actividades culturales de letras y artes, y a las personas que se dedican a ellas) al
Ducado de Osuna y como éste dependía del rey, no podía sublevarse ante él ni demostrar
discrepancias.
Por lo tanto, elige ubicar la acción de su obra a fines del siglo XV porque en este período
hay ciertos elementos que se pudieron tomar para realizar un drama histórico y de una
manera indirecta mostrar la ideología con respecto a esa tiranía, tal como el sentimiento
monárquico, justiciero y magnánimo encarnado por los Reyes Católicos y el espíritu
nacional y heroico de España en sus luchas con Portugal. En cuanto al hecho de
Fuenteovejuna en sí, resalta el patetismo sangriento del desenlace, el juego de contrastes
y antítesis que ofrece el asunto, el conflicto entre los villanos de una aldea rural y las
arrogancias del noble que los gobierne, y como tema central el gran honor colectivo de
todo un pueblo atropellado por los excesos de su señor natural.
Personajes
Es común en el teatro que instaura Lope de Vega, la aparición de cierto tipo de
personajes. Todos tienen en común que son captados con un máximo de intensidad y
mínimo de profundidad: se agitan en la superficie de la vida humana, pero muy pocas
veces descienden a su profunda psicología.
El rey: son los mismos reyes católicos que aparecen en el acto primero, escena VIII (vv.
635-654) se desarrolla en una habitación del palacio y aparecen como un matrimonio
compenetrado. Son una figura dual y en esta obra aparecen como “rey-viejo”,
caracterizados por el ejercicio de la realeza y la prudencia. Actúan con distanciamiento ya
que nunca están en contacto con el comendador
El poderoso: está por debajo del rey, es de sangre noble y se trata del comendador
Fernán Gomez. Presenta los rasgos de galán, soberbia e injusticia. La pasión lo empuja
convirtiendo sus acciones en pura afirmación de si mismo situándolo al margen de sus
deberes, es decir, la única ley es la de su voluntad.
El galán y la dama: se trata de Frondoso que es audaz, generoso, constante, idealista y
con buen linaje y de Laurencia, que es bella, apasionada y también audaz. Los celos, el
amor y el honor son los lazos que los mueven uniéndolos o separándolos. Son las figuras
claves de la intriga que requiere la obra.
El gracioso: es Mengo, su función es de contrafigura al galán y de puente de unión entre
el mundo ideal y el mundo real. Es la innovación del teatro nacional español y su
actuación es fundamental para introducir elementos cómicos en la obra, es responsable
de la mayoría de los momentos cómicos, y muchas veces tiene el fin de aliviar la tensión,
como en el acto segundo
“Yo tengo ya mis azotes,
que aún se ven los cardenales
sin que un hombre vaya a Roma”
Además, figuran:
Maestre Rodrigo Téllez Girón: tiene dieciocho años y es valiente pero imprudente.
Los criados del comendador: son Flores y Ortuño, en ocasiones da la impresión de que
entienden el descontento de los villanos e intentan avisarle a su señor y otras veces
intervienen para calmar su furia.
Don Rodrigo Manrique: es el padre del poeta Jorge Manrique.
Pascuala: labradora torturada en representación de las mujeres.
Jacinta: es el alter ego de Laurencia.
Esteban, Alonso y Juan Rojo: representan a los ancianos de la villa.
En la obra se presentan dos ejes de acción conectados a través de un mismo personaje: el del Comendador, en donde al solucionarse un problema, se soluciona el otro.
El primer conflicto es un conflicto de sucesión al trono, y el segundo conflicto consiste en el abuso de poder por parte del Comendador en Fuenteovejuna – confilcto local -. Estos serán desarrollados a lo largo de las páginas siguientes.
Acto primero: presentación de los conflictos
El primer acto de Fuenteovejuna se encuentra dividido en cuatro partes, según el lugar en
el que ocurren los hechos.
El primer espacio es en Villa de Almagro, donde se enuncia el primer conflicto de la obra:
el rey Enrique IV ha muerto y la sucesión al trono ha conducido a una guerra civil en la
que se enfrentan los Isabelinos y los partidarios de Juana la Beltraneja.
“(…)muerto Enrique cuarto,
quieren que al rey don Alonso
de Portugal, que ha heredado,
por su mujer, a Castilla,
obedezcan sus vasallos;
que aunque pretende lo mismo
por Isabel don Fernando,
gran príncipe de Aragón,
no con derecho tan claro
a vuestros deudos, que, en fin,
no presumen que hay engaño
en la sucesión de Juana,
a quien vuestro primo hermano tiene agora en su poder.” (vv.90-103)
En esta escena el Comendador Fernán Gómez de Guzmán se le presenta al Maestre de
Calatrava, don Rodrigo Téllez Girón, para persuadirlo de que pelee en favor de Juana.
Para ello utiliza distintos argumentos, contándole lo que piensa la gente sobre su edad
(Rodrigo asume como Maestre siendo muy joven), le recuerda cuánto lo ayudó
anteriormente, le dice que su espada blanca debe ser manchada con sangre para que la
orden pueda llamarse Orden de la Cruz Roja, etc:
“Y así, vengo a aconsejaros
que juntéis los caballeros
de Calatrava en Almagro,
y a Ciudad Real toméis,
que divide como paso
a Andalucía y Castilla,
para mirarlos a entrambos.
Poca gente es menester,
porque tienen por soldados
solamente sus vecinos
y algunos pocos hidalgos,
que defienden a Isabel
y llaman rey a Fernando.
Será bien que deis asombro,
Rodrigo, aunque niño, a cuantos
dicen que es grande esa cruz
para vuestros hombros flacos.
Mirad los condes de Urueña,
de quien venís, que mostrando
os están desde la fama
los laureles que ganaros;
los marqueses de Villena,
y otros capitanes, tantos,
que las alas de la fama
apenas pueden llevarlos.
Sacad esa blanca espada;
que habéis de hacer, peleando,
tan roja como la cruz;
porque no podré llamaros
maestre de la cruz roja
que tenéis al pecho, en tanto
que tenéis la blanca espada;
que una al pecho y otra al lado,
entrambas han de ser rojas;
y vos, Girón soberano,
capa del templo inmortal
de vuestros claros pasados.” (vv.104-
140)
La obra busca justificar al Maestre de Calatrava mostrando que era muy joven y que
temía parecer poco inteligente y poderoso, y que por lo tanto se deja influenciar por la
palabra del Comendador (posicionado como malo, ya que se aprovecha del Maestre).
Lope de Vega busca esta justificación, ya que su protector, el Duque de Osuna, era
pariente del Maestre de Calatrava y no podía quedar en mal posicionado, por lo cual se lo
desliga y se acusa de toda culpa al Comendador.
El segundo espacio se da en la aldea de Fuenteovejuna, y aquí se expone el segundo
conflicto: Laurencia y Pascuala, dos labradoras, comentan los excesos del Comendador,
donde este abusa tanto de las mujeres del pueblo, como de su poder frente a todos los
villanos.
“LAURENCIA: ¡Voto al sol que lo diré,
aunque el mundo me desdiga!
¿A qué efecto fuera bueno
querer a Fernando yo?
¿Casaráme con él?
PASCUALA: No.
LAURENCIA: Luego la infamia condeno.
¡Cuántas mozas en la villa,
del comendador fïadas,
andan ya descalabradas!
PASCUALA: Tendré yo por maravilla
que te escapes de su mano.
LAURENCIA: Pues en vano es lo que
ves,
porque ha que me sigue un mes,
y todo, Pascuala, en vano.
Aquel Flores, su alcahuete,
y Ortuño, aquel socarrón,
me mostraron un jubón,
una sarta y un copete.
Dijéronme tantas cosas
de Fernando, su señor,
que me pusieron temor;
mas no serán poderosas
para contrastar mi pecho.”
(vv.187-210)
Se llama villanos a los habitantes de las villas agricultoras, en este caso, Fuenteovejuna.
Estos mantenían una relación feudovasallática desigual con el Comendador, en la que el
pueblo cumplía con sus funciones, mientras que el Señor no.
En el feudalismo se designaba a un noble de categoría inferior que se ponía bajo la
protección de un señor feudal. El vasallo realizaba un juramento de fidelidad a su señor y
se comprometía a una serie de obligaciones. A su vez, los vasallos podían tomar bajo su
protección a otros hombres, que pasaban a ser sus vasallos, convirtiéndose los primeros
en señores. En la obra, los reyes son los señores del Comendador y este es el señor de
los villanos.
En ambas escenas aparece aludido un tópico propio de la época de Lope de Vega:
menosprecio de corte y alabanza de aldea. Este consiste en la crítica a la corte (en este
caso el Comendador) caracterizándola como perversa y corrupta, y en la descripción de la
vida rural (la aldea de Fuenteovejuna) como el ideal de sobriedad y mesura.
Un ejemplo de alabanza de aldea, lo da Laurencia cuando habla con Pascuala:
“Soy, aunque polla, muy dura
yo para su reverencia.
Pardiez, más precio poner,
Pascuala, de madrugada,
un pedazo de lunada
al huego para comer, con tanto
zalacotón
de una rosca que yo amaso,
y hurtar a mi madre un vaso
del pegado cangilón,
y más precio al mediodía
ver la vaca entre las coles
haciendo mil caracoles
con espumosa armonía;
y concertar, si el camino
me ha llegado a causar pena,
casar un berenjena
con otro tanto tocino;
y después un pasatarde,
mientras la cena se aliña,
de una cuerda de mi viña,
que Dios de pedrisco guarde;
y cenar un salpicón
con su aceite y su pimienta,
e irme a la cama contenta(…)” (vv. 215-
239)
Se puede ver en la conversación que mantienen Frondoso y Laurencia una crítica a la
falsa cortesía y a la maledicencia:
“FRONDOSO: Pues lleguemos.
Dios os guarde, hermosas damas.
LAURENCIA: ¿Damas, Frondoso, nos
llamas?
FRONDOSO: Andar al uso queremos:
al bachiller, licenciado;
al ciego, tuerto; al bisojo,
bizco; resentido, al cojo;
(…)
al ingenioso, constante;
al corcovado, cargado.
Esto al llamaros imito,
damas, sin pasar de aquí;
porque fuera hablar así
proceder en infinito.
LAURENCIA: Allá en la ciudad,
Frondoso,
llámase por cortesía
de esta suerte; y a fe mía,
que hay otro más riguroso
y peor vocabulario
en las lenguas descorteses.
(…)
LAURENCIA: Es todo a esotro contrario:
al hombre grave, enfadoso;
330 venturoso al descompuesto;
melancólico al compuesto;
y al que reprehende, odioso.
(…)
Necia a la mujer honesta;
mal hecha a la hermosa y casta;
y a la honrada... Pero basta;
que esto basta por respuesta.” (vv.289-
348)
La obra abre el debate acerca del amor en la discusión que tienen Frondoso y Barrildo
contra Mengo, a la que luego se suman Laurencia y Pascuala. Ésta recuerda las
convenciones de la novela pastoril, ya que son labradores discutiendo sobre cuestiones
filosóficas con un lenguaje elevado, impropio de su nivel social y cultural. La inserción de
un género literario dentro de un texto dramático proponía la conversión del mundo en el
drama y era una de las características principales del teatro del siglo XVII. Para lograrlo,
se recurría a gran cantidad de temas – pluralidad temática – como la tradición épica
medieval de la historia (como en este caso), temas procedentes de la literatura religiosa
renacentista, etc.
Mengo sostiene la teoría aristotélica del amor, en la que se relaciona a la idea del amor
con la teoría del orden universal y los cuatro humores. Los elementos naturales (tierra,
agua, aire y fuego) se corresponden con el temperamento de cada persona (colérico,
melancólico, flemático y sanguíneo). Además sostiene que el único amor que existe es el
amor propio, siendo la sensualidad y la búsqueda de satisfacción expresiones del mismo.
“Yo no sé filosofar;
leer, ¡ojalá supiera!
Pero si los elementos
en discordia eterna viven,
y de los mismos reciben
nuestros cuerpos alimentos,
cólera y melancolía,
flema y sangre, claro está.” (vv. 371-378)
“MENGO: De que nadie tiene amor
más que a su misma persona.
PASCUALA: Tú mientes, Mengo, y perdona;
porque, ¿es materia el rigor
con que un hombre a una mujer
o un animal quiere y ama
su semejante?
MENGO: Eso llama
amor propio, y no querer.” (vv.401-409)
Barrildo y Frondoso, en cambio, sostienen una concepción pitagórica del amor, donde se
plantea al amor puro como consecuencia de la armonía entre el mundo celeste y el
mundo terrestre. Pascuala también demuestra tener afinidad por esta postura:
“BARRILDO: El mundo de acá y de allá,
Mengo, todo es armonía.
Armonía es puro amor,
porque el amor es concierto.” (vv. 379-382)
Laurencia sostiene la concepción platónica del amor, en la que se cree que el amor es un
deseo de hermosura, de poseer la belleza y la virtud de lo amado. Esta visión encuentra
explicación luego de la experiencia tenida con el Comendador, donde él intentó abusar de
ella.
“BARRILDO: Dijo el cura del lugar
cierto día en el sermón
que había cierto Platón
que nos enseñaba a amar;
que éste amaba el alma sola
y la virtud de lo amado.
PASCUALA: En materia habéis entrado
que, por ventura, acrisola
los caletres de los sabios
en sus cademias y escuelas.
LAURENCIA: Muy bien dice, y no te
muelas
en persuadir sus agravios.” (vv. 425-
432)
Al final del primer acto la obra muestra como acertada la postura platónica, en la que se
dice que “…el amor es lo que es amado y no lo que ama. He aquí, a mi parecer, por qué
Eros te parecía muy bello, porque lo amable es la belleza real, la gracia, la perfección y el
soberano bien”. Frondoso ha arriesgado su vida frente al Comendador para defender a
Laurencia, dejando atrás todo tipo de amor propio.
La obra prosigue, luego del debate filosófico, con la llegada del Comendador victorioso de
Ciudad Real. En esta escena se puede observar cómo los villanos cumplían su deber
vasallático presentándole los dones (regalos simples que demuestran lealtad y respeto).
Estas acciones justifican el levantamiento del final de la obra.
A la hora de enumerar los dones pueden observarse los usos de distintas figuras retóricas
como la metonimia para enumerar las vasijas (“dos cestas de polidos barros”), la
personificación para los gansos (“de gansos viene un ganadillo entero//que sacan por las
redes las cabezas//para cantar vueso valor guerrero”), etc. Además, los villanos hablan
del oro como amor y no como riqueza, ya que sus dones son sencillos, pero valiosos por
el respeto que demuestran. Cabe destacar el cambio de la métrica en estos versos, la
cual pasa de ser de arte menor a arte mayor, simbolizando altura y grandeza.
En la escena siguiente el Comendador busca forzar a Pascuala y a Laurencia, buscando
complicidad en sus criados: Flores y Ortuño. Este episodio contrasta fuertemente con el
anterior, ya que el Comendador en vez de mostrarse agradecido como con el pueblo
busca abusar de las labradoras. Aquí se ve fuertemente marcado el tópico menosprecio
de corte y alabanza de aldea.
“COMENDADOR: Estoy muy agradecido.
Id, regimiento, en buen hora.” (vv. 579-580)
“COMENDADOR: Con vos hablo,
hermosa fiera,
y con esotra zagala.
¿Mías no sois?
PASCUALA: Sí, señor;
mas no para casos tales.
COMENDADOR: Entrad, pasado los
umbrales;
hombres hay, no hayáis temor.
LAURENCIA: Si los alcaldes entraran,
que de uno soy hija yo,
bien huera entrar; mas si no...
COMENDADOR: (Flores!
FLORES: ¿Señor?
COMENDADOR: ¡Que reparan
en no hacer lo que les digo!
FLORES: ¡Entrad, pues!
LAURENCIA: No nos agarre.
FLORES: Entrad; que sois necias.
PASCUALA: Arre;
que echaréis luego el postigo.
FLORES: Entrad; que os quiere enseñar
lo que trae de la guerra.
COMENDADOR: Si entraren, Ortuño,
cierra.” (vv. 601-617)
El acto se cierra con una escena típica: la dama es heroicamente defendida por el galan
frente a la figura del poderoso en un intento de abuso de su poder. Frondoso - el galan
valiente, audaz, generoso e idealista-, y Laurencia -la dama apasionada y audaz-
representan la figura típica de los amantes del teatro nacional del Siglo de Oro. A su vez,
el Comendador ocupa el lugar del poderoso soberbio, actuando como fuerza destructora
de la armonía de Fuenteovejuna.
“COMENDADOR: No te defiendas.
FRONDOSO: Si tomo
la ballesta ¡vive el cielo
que no la ponga en el hombro!
COMENDADOR: Acaba, ríndete.
LAURENCIA: ¡Cielos,
ayúdame agora!
COMENDADOR: Solos
estamos; no tengas miedo.
FRONDOSO: Comendador generoso,
dejad la moza, o creed
que de mi agravio y enojo
será blanco vuestro pecho,
aunque la cruz me da asombro.
COMENDADOR: ¡Perro, villano!...
FRONDOSO: No hay perro.
Huye, Laurencia
LAURENCIA: Frondoso,
mira lo que haces.
FRONDOSO: ¡Vete!” (vv.818-833
Acto segundo: fundición de los temas
El acto segundo comienza con un fresco epocal, se pueden identificar costumbres,
novedades, ideologías y sucesos de la época a la que refiere Lope de Vega través del
parlamento de sus personajes. Se sitúan en la plaza del pueblo de Fuente Ovejuna y los
villanos entablan una conversación. Nos sitúan en una España en la que no anda muy
bien políticamente ya que “el año apunta mal” (vv.3), donde hay poca siembra de
alimentos básicos como el trigo, la cebada, legumbres, y algunas verduras. Además
critican a la iglesia y como ésta trata de persuadir a partir de sus estudiosos, los teólogos,
las cosas que para Dios son importantes. En la segunda escena, un intelectual y un no
letrado hablan sobre la imprenta criticándola
“Después que vemos tanto libro impreso,
no hay nadie que de sabio no presuma” (vv.40-41)
Y destacando los puntos a favor pues gracias a ella se pueden guardar distintas obras y
seguir distribuyéndose a lo largo del tiempo (vv.49-54).
Luego, comienza a correr el rumor del intento de abuso del Comendador a Laurencia. Con
la llegada de éste, se origina una conversación en la que le solicita públicamente los
favores de su hija a Esteban. Este poderoso, hace referencia a la mujer como una presa
que el quiere cazar, atrapar; y también dice haber estado con todas las mujeres de los
que están allí presentes:
“Quisiera en esta ocasión
que le hicierades pariente
a una liebre que por pies,
por momentos se me va” (vv.96-101)
Esteban se ofende por la libertad con la que habla el poderoso y le contesta
“Señor,
debajo de vuestro honor
vivir el pueblo desea” (vv.116-119)
El honor en aquella época era patrimonio de los nobles y de los buenos, porque el bien y
el mal estaban por encima de los privilegios de “cuna y estado”. El drama está
completamente relacionado con el tema del honor, puesto que está en juego la honra de
cada una de las mujeres de la aldea. El poderoso, cierra la escena echando a sus
vasallos de la plaza, con una conducta desmesurada que deja ver su desarreglo moral.
Llega un soldado que notifica sobre la ocasión para recuperar Ciudad Real.
Pascuala y Laurencia, acompañadas por Mengo, se dirigen al pueblo y en el camino se
encuentran a Jacinta, aldeana que viene huyendo de los criados del comendador. Las dos
primeras notan que corren peligro y logran escapar, pero Jacinta y Mengo son tomados
prisioneros. Como éste intenta defenderla es azotado y la labradora es ultrajada por la
tropa.
Luego, se resume el final feliz de los amores de Frondoso que bajo el consentimiento de
Laurencia y Esteban obtiene la mano de la aldeana. Frondoso dice:
“que no hace bien
quien los gustos atropella”
Refiriéndose a la actitud del Comendador, una antítesis a como es él, quien fue muy
caprichoso y no le importó la opinión de ella.
Los dos conflictos se acercan en la acción dramática ya que Lope de Vega pone en
escena el momento de la aceptación de propuesta de matrimonio de Frondoso seguido de
la escena en que el comendador va en camino a la Ciudad Real para luchar.
La escena se desplaza a la ciudad real y señala muy rápidamente el triunfo de las fuerzas
leales a Castilla y el derrumbe de la política aconsejada por el comendador al joven
maestre de Calatrava. Por lo tanto, ambos deben huir, uno lo hace a Almagro y el otro, a
Fuenteovejuna. De la resolución de este conflicto depende la resolución del segundo. El
regidor expone la unión entre estos formando un solo conflicto con dos marcos de acción.
Muestra que al asumir los reyes católicos, se resolverá el primer conflicto ya que los reyes
hacen leyes que llevaran al fin del régimen feudal, pero a su vez resolverá el segundo ya
que traerá como consecuencia la pérdida de poder por parte del comendador:
“Ya a los católicos reyes,
que este nombre les dan ya,
presto España les dará
la obediencia de sus leyes.
Ya sobre Ciudad Real,
contra el Girón que la tiene,
Santiago a caballo viene
por capitán general." (vv.465-473)
Las ultimas escena del segundo acto presentan un paralelismo semántico, ambos
conflictos comienzan a resolverse en simultaneo. Se ve el triunfo del amor y el triunfo de
los Reyes Católicos, ambos producen felicidad en los villanos y enojo en el poderoso, en
ambos escenarios se presentan festejos y felicidad del bando bueno mientras que del
bando malo se recomienda la huida.
El casamiento de Laurencia y Frondoso se desarrolla en un clima de bienestar y alegría
para el pueblo (en contraste con el episodio anterior).
Mengo compone una copla para los recién casados, que es una forma poética que sirve
para la letra de canciones populares. En este caso son siete versos y todos de arte
menor, en él, Mengo expresa sus deseos para que todo salga bien en este nuevo
matrimonio
“Vivan muchos años juntos
Los novios, ruego a los cielos,
Y por envidia ni celos
Ni riñan ni anden en puntos.
Lleven a entrambos difuntos,
De puro vivir cansados.
¡Vivan muchos años!” (vv. 644-650)
Entre la música que realzan el festejo también se puede notar un romance popular
“Al val de Fuenteovejuna
la niña de cabellos baja;
el caballero la sigue
de la Cruz de Calatrava” (vv. 687-710)
Apenas termina, ingresa el Comendador a escena y con sus palabras se puede ya intuir la
tragedia porque genera un quiebre con la armonía que había hasta ese momento.
“Estése la boda queda
y no se alborote nadie” (vv. 711-712).
Frondoso va preso, y Laurencia es atrapada por los soldados; además, Esteban es
destituido de su cargo como Alcalde. La aldea entonces queda paralizada y se realiza una
anticipación de lo que será el final con el parlamento de Juan Rojo “Hablemos todos” (vv.
788). Y por último Mengo, el gracioso, irrumpe con sus burlas la seriedad del drama para
proporcionar cierto descanso a los espectadores, cuyo interés se ha excitado demasiado
por el prolongado movimiento y tensión de las escenas anteriores, para que recobren las
fuerzas y puedan hacer frente a nuevas acciones.
Al terminar el acto en este momento, se deja bien en claro que Fuenteovejuna y la Ciudad
Real son dos aspectos de un mismo asunto. Además se deja una muy mala imagen del
comendador tanto en aspectos políticos y sociales como religiosos.
Acto tercero: desenlace del conflicto
El acto tercero se abre con una escena en el Consejo de Fuenteovejuna. La junta del
pueblo está reunida para deliberar acerca de las medidas a tomar para hacer frente a los
abusos del Comendador. Finalmente deciden matarlo:
“REGIDOR: Ya, todo el árbol de
paciencia roto,
corre la nave de temor perdida.
La hija quitan con tan gran fiereza
a un hombre honrado, de quien es
regida
1695 la patria en que vivís, y en la
cabeza
la vara quiebran tan injustamente.
¿Qué esclavo se trató con más bajeza?
JUAN ROJO: ¿Qué es lo que quieres tú
que el pueblo intente?
REGIDOR: Morir, o dar la muerte a los
tiranos,
pues somos muchos, y ellos poca
gente.”(vv. 1691-1700)
Luego irrumpe en la escena Laurencia, la cual comienza a pronunciar un discurso para
enardecer los ánimos: desmelenada, comienza a relatar cómo el Comendador abusó de
ella y comienza a tratar a los habitantes de Fuenteovejuna como animalejos incapaces de
defenderse
“Ovejas sois, bien lo dice
de Fuenteovejuna el hombre.
Dadme unas armas a mí
pues sois piedras, pues sois bronces,
pues sois jaspes, pues sois tigres...
Tigres no, porque feroces
siguen quien roba sus hijos,
matando los cazadores
antes que entren por el mar
y pos sus ondas se arrojen.
Liebres cobardes nacistes;
bárbaros sois, no españoles.
Gallinas, ¡vuestras mujeres
sufrís que otros hombres gocen!” (vv.
1760-1773)
Las palabras de Laurencia presentan una antítesis dictada por dos campos semánticos: por un lado, el campo de la fuerza, con palabras como piedras, bronces, tigres y feroces, y por el otro el campo de la cobardía, con expresiones como “Ovejas sois, bien lo dice/ de Fuenteovejuna el nombre” y “Liebres cobardes nacisteis”.
Es en este discurso donde se produce una inversión de roles, ya que Laurencia asume el mando que los hombres, según la época, debían llevar. Esta incita a la rebelión y pone a los varones del pueblo en un aspecto inferior por ser cobardes y no hacer frente a la violación de Laurencia y de los derechos de los fuenteovejuneros en general.
Finalmente ocurre el ataque al Comendador, el cual es relatado mediante un doble espacio dramático: un espacio es el escenario y el otro es fuera de él. Es en este segundo espacio, construido a través de las palabras que se oyen fuera del escenario y a través de las alusiones que los personajes hacen sobre lo que ocurre fuera del mismo, en donde es muerto el comendador. Además, ocurre un efecto de aceleración de la acción dado por los sucesivos cambios espaciales de los espacios ya señalados y una continua entrada y salida de personajes.
“Dentro
JUAN ROJO: ¡Rompe, derriba, hunde, quema, abrasa!
ORTUNO: Un popular motín mal se detiene.
COMENDADOR: )El pueblo contra mí?
FLORES: La furia: pasa
tan adelante, que las puertas tiene
echadas por la tierra.
COMENDADOR: Desatalde.
Templa, Frondoso, ese villano alcalde.
FRONDOSO: Yo voy, señor; que amor les ha movido.
Vase FRONDOSO. Dentro
MENGO: ¡Vivan Fernando e Isabel, y mueran
los traidores!
(…)
Dentro
FRONDOSO: ¡Viva Fuenteovejuna!
COMENDADOR: ¡Qué caudillo!
Estoy por que a su furia acometamos.
FLORES: De la tuya, señor, me maravillo.
ESTEBAN: Ya el tirano y los cómplices miramos.
¡Fuenteovejuna, y los tiranos mueran!
Salen todos
COMENDADOR: Pueblo, esperad.
TODOS: Agravios nunca esperan.
COMENDADOR: Decídmelos a mí, que iré pagando a fe de caballero esos
errores.
TODOS: ¡Fuenteovejuna! ¡Viva el rey Fernando!
¡Mueran malos cristianos y traidores!
COMENDADOR: ¿No me queréis oír? Yo estoy hablando,
yo soy vuestro señor.
TODOS: Nuestros señores
son los reyes católicos.
COMENDADOR: Espera.
TODOS: ¡Fuenteovejuna, y Fernán Gómez muera!
Vanse y salen las mujeres armadas
LAURENCIA: Parad en este puesto de esperanzas,
soldados atrevidos, no mujeres.
PASCUALA: ¿Los que mujeres son en las venganzas,
en él beban su sangre, es bien que esperes?
JACINTA: Su cuerpo recojamos en las lanzas.
PASCUALA: Todas son de esos mismos pareceres.” (vv.1858-1893)
La escena posterior a la matanza popular presenta elementos macabros propios del teatro barroco: los habitantes tiran al Comendador por el balcón, lo despedazan y pasean su cabeza clavada en una lanza por las calles. Además, borran con picas las armas de su escudo (“Sus armas borran con picas, // y a voces dicen que quieren// tus reales armas fijar, // porque aquellas les ofenden”).
Luego, el pueblo se reúne en la plaza pública y comienzan a hacer cantos de aceptación popular a los reyes, que vienen a deponer el poder tiránico feudal:
“«¡Muchos años vivan
Isabel y Fernando,
y mueran los tiranos! »” (vv. 2030-2033)
“«¡Vivan la bella Isabel,
y Fernando de Aragón,
pues que para en uno son,
él con ella, ella con él!
A los cielos San Miguel
lleve a los dos de las manos.
¡Vivan muchos años,
y mueran los tiranos! »” (vv. 2037-2044)
“«Una mañana en domingo
me mandó azotar aquél,
de manera que el rabel
daba espantoso respingo;
pero agora que los pringo
¡vivan los reyes cristiánigos,
y mueran los tiránigos! »” (vv. 2063-2069)
Acá, y alrededor de toda la obra, el pueblo se presenta como un sujeto colectivo, ya que todos los villanos sufren la afrenta del Comendador y son todos los que deciden ejecutarlo y hacerse responsables de su ejecución:
“ESTEBAN: ¡Vivan Castilla y León,
y las barras de Aragón, y muera la tiranía!
Advertid, Fuenteovejuna,
a las palabras de un viejo;
que el admitir su consejo
no ha dañado vez ninguna.
Los reyes han de querer
averiguar este caso,
y más tan cerca del paso
y jornada que han de hacer.
Concertaos todos a una
en lo que habéis de decir.
FRONDOSO: ¿Qué es tu consejo?
ESTEBAN: Morir
diciendo “Fuenteovejuna”,
y a nadie saquen de aquí.
FRONDOSO: Es el camino derecho.
Fuenteovejuna lo ha hecho.
ESTEBAN: ¿Queréis responder así?
TODOS: Sí.” (vv. 2082-2101)
La investigación por la muerte del Comendador implica la tortura de los habitantes más débiles del pueblo: Mengo, un viejo, un niño y una mujer. Estos, al no confesar, representan la unión del pueblo y su heroísmo máximo, el cual termina salvándolos.
Esta tortura también se vale del doble espacio dramático, evitando, al igual que en la escena de la muerte del Comendador, el tener que escenificar un episodio tan cruento que podría desagradar a los espectadores.
Los problemas políticos y sociales son resueltos en la escena última que da fin a la obra. El rey absuelve a los habitantes de Fuenteovejuna por no haber pruebas que inculpen a un asesino, y decide hacerse cargo de la villa hasta que el orden –quebrantado por la rebelión- se reestablezca y vuelva a gobernar un nuevo Comendador. El Maestre, por su parte, es perdonado por los reyes y se somete a su voluntad.
“REY: Pues no puede averiguarse
el suceso por escrito,
aunque fue grave el delito,
por fuerza ha de perdonarse.
Y la villa es bien se quede
en mí, pues de mí se vale,
hasta ver si acaso sale
comendador que la herede.
FRONDOSO: Su majestad habla, en fin,
como quien tanto ha acertado.
Y aquí, discreto senado,
Fuenteovejuna da fin.” (vv. 2447-2458)