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Textos de Literatura Curso 2012-2013 LA HISTORIOGRAFÍA CESAR DE BELLO GALLICO Libro I I. La Galia y sus habitantes Toda la Galia se encuentra dividida en tres partes: de ésas, una la habitan los belgas; otra, los aquitanos; la tercera, los que en su lengua se llaman celtas, y en la nuestra, galos. Todos estos pueblos se diferencian entre sí por su lenguaje, por sus costumbres, por sus leyes. El río Garona separa a los galos de los aquitanos, el Mame y el Sena, de los belgas. De todos éstos, los más bravos son los belgas, por aquello de que son los más alejados de la civilización y refinamiento de la provincia romana y en muy raras ocasiones llegan hasta ellos los comerciantes y les llevan aquellas cosas que enervan sus espíritus, y porque se hallan lindando con los germanos, que habitan al otro lado del Rin y con los cuales están en guerra continuamente. Y por esta razón, los helvecios también aventajan en valor a los demás galos, porque casi en continuos combates luchan con los germanos, ya cuando les impiden a éstos la entrada en sus territorios, ya cuando ellos mismos hacen la guerra dentro de sus territorios en una acción ofensiva. Una parte de esos territorios, que se ha dicho que ocupan los galos, comienza desde el río Ródano, es limitada por el río Garona, por el océano y la frontera de los belgas; toca también el río Rin por el lado de los secuanos y de los helvecios y está orientada hacia el Norte. La Bélgica da comienzo allí donde acaba la Galia, se extiende hasta el curso inferior del río Rin y está orientada hacia el Norte y hacia el Este. La Aquitania se extiende desde el río Garona a los montes Pirineos y a aquella parte del océano que está bañando España; está orientada al Nordeste. (2008) Libro III XXIII. Travesía y desembarco. Una vez que decidió todo esto, halando un tiempo favorable para la navegación, casi a la tercera vigilia levó anclas y ordenó que los jinetes ganaran el otro puerto, subieran a las naves y le siguieran. Departamento de Latín 1

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Textos de Literatura Curso 2012-2013

LA HISTORIOGRAFÍA

CESARDE BELLO GALLICO

 Libro I

 I. La Galia y sus habitantesToda la Galia se encuentra dividida en tres partes: de ésas, una la habitan los belgas; otra, los

aquitanos; la tercera, los que en su lengua se llaman celtas, y en la nuestra, galos. Todos estos pueblos se diferencian entre sí por su lenguaje, por sus costumbres, por sus leyes. El río Garona separa a los galos de los aquitanos, el Mame y el Sena, de los belgas. De todos éstos, los más bravos son los belgas, por aquello de que son los más alejados de la civilización y refinamiento de la provincia romana y en muy raras ocasiones llegan hasta ellos los comerciantes y les llevan aquellas cosas que enervan sus espíritus, y porque se hallan lindando con los germanos, que habitan al otro lado del Rin y con los cuales están en guerra continuamente. Y por esta razón, los helvecios también aventajan en valor a los demás galos, porque casi en continuos combates luchan con los germanos, ya cuando les impiden a éstos la entrada en sus territorios, ya cuando ellos mismos hacen la guerra dentro de sus territorios en una acción ofensiva. Una parte de esos territorios, que se ha dicho que ocupan los galos, comienza desde el río Ródano, es limitada por el río Garona, por el océano y la frontera de los belgas; toca también el río Rin por el lado de los secuanos y de los helvecios y está orientada hacia el Norte. La Bélgica da comienzo allí donde acaba la Galia, se extiende hasta el curso inferior del río Rin y está orientada hacia el Norte y hacia el Este. La Aquitania se extiende desde el río Garona a los montes Pirineos y a aquella parte del océano que está bañando España; está orientada al Nordeste. (2008)

Libro III

XXIII. Travesía y desembarco.Una vez que decidió todo esto, halando un tiempo favorable para la navegación, casi a la tercera

vigilia levó anclas y ordenó que los jinetes ganaran el otro puerto, subieran a las naves y le siguieran. Habiéndose realizado por éstos esta maniobra con un poco de retraso, él, casi a la cuarta hora del día, alcanzó Britania con sus primeras naves y allí vio, alineadas sobre todas las colinas, las tropas armadas del enemigo. La configuración del lugar era tal y los desfiladeros de los montes encerraban el mar de tal modo, que desde las alturas podían arrojarse dardos sobre la orilla. Juzgando que este lugar no se prestaba para desembarcar, mientras llegaban las demás naves, esperó anclado hasta la hora nona. Mientras tanto, convocados los legados y tribunos militares, les manifestó qué informes le había dado Voluseno, en su misión de reconocimiento, y qué deseaba que se hiciera; les advirtió que, conforme a las exigencias de la guerra naval, al tener todo una rapidez y un cambio brusco, todas las operaciones se ajustaran a un mando y al tiempo señalado. Despedidos éstos y encontrando un buen viento y una marea propicia al mismo tiempo, dada la señal y levadas anclas, luego de avanzar casi siete millas desde allí, alineó sus naves en un litoral libre y llano. (2005)

XXVII Los britanos piden pazUna vez que el enemigo fue derrotado en combate y tan pronto como se dieron a la fuga, en

seguida enviaron a César embajadores para negociar la paz; prometieron que ellos entregarían rehenes y que harían cuanto se les mandase. Junto con estos embajadores llegó el atrebate Comio, el cual ya dije más arriba que fue enviado delante por César a Britania. (...). César, habiéndoseles quejado de que le habían hecho la guerra sin causa alguna, máxime cuando le habían enviado al continente unos

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embajadores pidiendo de él la paz, dijo que les perdonaba su imprudencia y les ordenó la entrega de rehenes; una parte de los cuales la entregaron en seguida; que el resto se lo entregarían al cabo de unos pocos días, pues se hallaban en lugares más alejados y se ordenaría su presentación. Mientras tanto ordenaron que sus hombres se reintegraran a sus campos, y empezaron a llegar de todas partes los jefes y a poner a disposición de César sus personas y sus ciudades.(2011)

 Libro V XIV. Los habitantes de Britania

De entre todos los habitantes de Britania los más civilizados, muy por encima de los restantes, son los que habitan el Cancio, región marítima en su totalidad, y sus costumbres no difieren mucho de las de los galos. La mayoría de los del interior no siembran el trigo, sino que se alimentan de leche y carne y se visten con pieles. Mas todos los britanos se untan el cuerpo con pastel, que les da un color azul, y esto les da un aspecto más feroz en la lucha; llevan largas cabelleras y se cortan todo el pelo del cuerpo menos el de la cabeza y el del labio superior. Las esposas son comunes entre grupos de diez o doce hombres particularmente entre hermanos y padres con los hijos; pero los que nacen de esta promiscuidad son considerados como hijos del que se unió el primero a la mujer doncella.(2007)

Libro VICostumbres de los galosXIV Sobre los druidas

Los druidas acostumbran no ir a la guerra y no pagar los tributos como los demás; no hacen el servicio militar y tienen inmunidad en todo. Atraídos por tan grandes ventajas acuden muchos voluntariamente a sus lecciones y son enviados por los padres y familiares. Se dice que allí aprenden gran número de versos. Y así, algunos permanecen en la enseñanza hasta veinte años. Ellos creen que no se debe la religión confiar a la escritura y hacen uso del alfabeto griego. Me parece que han establecido ese sistema por dos razones: porque no quieren que su doctrina sea del dominio del vulgo ni que aquéllos que aprenden, confiados en la escritura, hagan ejercitar menos la memoria, porque casi sucede a la mayoría que con el auxilio de las cosas escritas se abandona el estímulo en aprender y la memoria. En primer lugar quieren convencer que las almas no mueren, sino que, al morir, las almas de unos pasan a otros y creen que esto les estimula en grado sumo al valor, despreciando el miedo a la muerte. Además tratan cuestiones sobre los astros y sus movimientos, de las dimensiones de mundo y de tierra, sobre la naturaleza de las cosas, sobre el poder de los dioses y de sus facultades, y todo ello lo transmiten a la juventud.

Libro VI

XXI Costumbres de los germanos.Los germanos difieren mucho en sus costumbres de los galos. Pues ni tienen druidas que presidan

el culto de los dioses, ni tienen sacrificios sino raramente. Tienen tan sólo como divinidades a las cosas que ven y que de ellas reciben ayuda manifiesta: el Sol, Vulcano y la Luna; de los demás dioses, ni siquiera han oído hablar. Toda su vida consiste en cazar y entregarse a la milicia; desde pequeños se dedican al trabajo y al endurecimiento. Los que por más tiempo permanecen en estad de pubertad reciben entre los suyos la mayor consideración; creen que favorecen su desarrollo, sus fuerzas y fortalecen sus músculos. Pero se tiene como la cosa más vergonzosa el conocer a una mujer dentro de la edad de veinte años, y de esta relación de hombre y mujer no hay ocultación alguna, porque se bañan en promiscuidad en los ríos y usan tan sólo como vestidos pieles y pequeñas zamarras, dejando al desnudo la mayor parte del cuerpo.

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Libro VII

Campaña de Alesia

LXVII Derrota de la caballería gala.Al haberse comunicado esta maniobra a César, éste manda también que su caballería se divida en

tres cuerpos contra el enemigo. Se lucha al mismo tiempo en las tres partes. La columna se detiene; se reúnen los bagajes dentro de las legiones. Si se veía que los nuestros se hallaban en dificultad o que eran acosados con más peligro, César ordenaba que se atacara allí y que se constituyera el frente, esto retardaba la persecución del enemigo y también confirmaba la moral de los nuestros con la esperanza de los refuerzos. Por fin, los germanos, desde el flanco derecho, alcanzando una altura, desalojaban al enemigo del lugar, en su huida hasta el río, en donde Vercingetórige ocupaba sus posiciones con su infantería, los persiguen y matan a muchos. Al darse cuenta de esto, los demás, temiendo ser rodeados, se entregan a la fuga.(2010)

Libro VII LXXXVIII. Victoria de César

 César se apresura a tomar parte en la batalla. Conocida su llegada por el color de sus vestiduras, de cuyo distintivo acostumbra hacer uso en los combates, y vistos los escuadrones de caballería y las cohortes, que había ordenado que le siguieran, como desde las alturas que ocupaban los galos se veían estas pendientes y escarpaduras, los enemigos entablan combate. De ambas partes surge un griterío, y desde la empalizada y parapetos se responde con un griterío. Los nuestros arrojados los dardos, combaten con las espadas. De pronto aparece nuestra caballería a sus espaldas. Se acercan nuevas cohortes; el enemigo vuelve la espalda. La caballería sale al encuentro de los que huyen. Se hace una gran matanza.(2010, 2008, 2004)

Es muerto Sedulo, jefe de los lemovicos y el principal ciudadano; el arverno Vercasivelauno es hecho prisionero en su huida; se entregan a César setenta y cuatro estandartes; poco de entre tan gran número se retiran incólumes al campamento. Dándose cuenta desde la fortaleza de la matanza y huida de sus compatriotas, los asediados, desesperando de su liberación, retiran sus tropas de los atrincheramientos que atacaban. Dada la señal de retirada, se produce en seguida la fuga de los galos de su campamento. Y a no ser por la fatiga de las continuas intervenciones durante todo el día de nuestros soldados, hubiesen aniquilado todas las fuerzas del enemigo. La caballería enviada en persecución del enemigo consigue, hacia la medianoche, alcanzar la retaguardia; se hacen muchos prisioneros y se da muerte también a muchos; los demás se dispersan hacia sus ciudades.

XXXIX Rendición de VercingetórigeAl día siguiente, convocada un consejo, Vercingetórige manifiesta que él había emprendido esta

guerra no por sus necesidades, sino por la libertad de todos, y ya que se debe ceder a la fortuna, él se ofrecía a estas dos soluciones: satisfacer a los romanos con su muerte o entregarle vivo. Se instala en el atrincheramiento delante de su campamento y allí son llevados los jefes, Vercingetórige es entregado se rinden las armas. Dejados aparte de los heduos y los arvernos, por si podía volver a atraerse por ellos a sus pueblos, distribuyó de entre los demás prisioneros a todo el ejército, a título de botín, a razón de uno por cabeza.

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DE BELLO CIVILI

 Libro I

El comienzo del conflicto.Tal discurso de Escipión, como la sesión del senado se celebraba en la ciudad y Pompeyo se

hallaba a sus puertas… Hubo quien expusiera antes opiniones mas moderadas;… tal Marco Calidio quien era del parecer de que Pompeyo partiera hacia sus provincias, a fin de eliminar todo pretexto de llegar a las armas…, tal Marco Rufo, quien asentía al parecer de Calidio con apenas diferencias. A todos ellos increpábales el cónsul Léntulo a grandes voces, que les desconcertaban…, y así, la mayoría impulsados por las voces del cónsul, el miedo ante la proximidad del ejército y las amenazas de los amigos de Pompeyo, asiente, mal de su agrado y coaccionados, a la propuesta de Escipión: que en el plazo determinado licencie César a su ejército; si no lo hiciere, se considerará que atenta contra la república …

…El censor Lucio Pisón se ofrece a presentarse a César, y lo propio el pretor, Lucio Roscio, para ponerle al corriente de aquellas medidas, seis días de plazo piden para llevar a término tal cometido. No faltan tampoco quienes se pronuncien en el sentido de enviar oficialmente emisarios a César para comunicarle la decisión del senado.

Todas estas propuestas hallan resistencia, y contra todas ellas se dirigen sendos discurso del cónsul, de Escipión y de Catón… En cuanto a Pompeyo… movido del desprestigio que le acarreaban las dos legiones que para su valimiento y poderío había desviado de su destino hacia el Asia y Siria, se afanaba en que la situación llegase a las armas.

Los días siguientes tiene el senado fuera de la Ciudad… Pompeyo trata de lo mismo que había expuesto por boca de Escipión; elogia la valentía y la firmeza del senado; enumera sus efectivos tiene diez legiones dispuestas; sabe además y le consta que la tropa no es adicta a César y no se logrará persuadirla a ampararle ni tan sólo a seguirle. Efectúanse movilizaciones en Italia entera, se hacen entregar armas, exigiese dinero a los municipios, se requisa el de los templos, todos los derechos divinos y humanos se ven trastornados.

César pronuncia una arenga ante la tropa reunida. Evoca los agravios recibidos en todo tiempo de sus adversarios; se lamenta de que por ellos haya sido Pompeyo seducido y contagiado de aversión y envidia de su gloria, en tanto que él siempre había favorecido y apoyado su honor y dignidad. Laméntase de que se haya sentado el precedente insólito en la república de impedir aplastar por las armas el veto tribunicio,… Exhórtales a defender de sus rivales el prestigio y la honra de su general, a cuyas órdenes por espacio de nueve años habían servido con el mayor éxito a la república, librando muchísimas batallas favorables y pacificando la Galia entera y Germania Clamorean a una los soldados de la decimotercera legión,… que están prontos a vengar los ultrajes inferidos a su general y a los tribunos de la plebe.

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Reelaboración de los materiales.

Aunque todo aquello en nada parecí conducir a reparar las injusticias recibidas, con todo, aprovechando que eran dos personas adecuadas para hacer llegar a Pompeyo lo que él deseaba, les pide a ambos que, pues le han transmitido unos encargos de Pompeyo no lleven a mal transmitir también sus peticiones a éste, por si, con un pequeño esfuerzo, logran resolver profundas diferencias y librar de la alarma a Italia entera: para él siempre el honor había sido lo primero, y más importante que la vida misma. Estaba dolido de que sus adversarios le arrebatasen con afrenta el favor del pueblo romano y, quitándole seis meses de mando, se le reclamara a la Ciudad, siendo así que el pueblo le había autorizado a presentar, aun ausente, su candidatura para las próximas elecciones.

Sin embargo. Él estaba dispuesto a rebajarse a todo y a sobrellevarlo todo el bien de la república. Márchese Pompeyo a sus provincias, licencien ambos sus ejércitos, deponga en Italia las armas todo el mundo, acábese la tensión entre los ciudadanos. Déjense libres en manos del pueblo y del senado romano las elecciones y todos los resortes del gobierno. Para que todo esto pueda hacerse con mayor facilidad, bajo estipuladas y afianzado con juramento alléguese él o deje que César se le allegue; posible será que, con una entrevista, se arreglen todas las diferencias.

Campaña de LéridaA la llegada de Lucio Rufo, de quien ya quedo indicado que Pompeyo lo había enviado a Hispania,

Afranio, Petreyo y Varrón, legados de Pompeyo -el primero de los cuales gobernaba la Hispania Citerior tres legiones, el segundo, con dos legiones. La Ulterior desde los desfiladeros de Cazlona hasta el Guadiana, el tercero desde el Guadiana, el territorio de los vetones y la Lusitania con igual número de legiones- distribuyen sus cometidos en forma de que Petreyo se dirija desde Lusitania con todas sus tropas a través del territorio de los vetones a reunirse con Afranio en tanto que Varrón resguardaría toda la Hispania Ulterior con las legiones que tenía. Tomados estos acuerdos, Petreyo exige tropas montadas y auxiliares a toda la Lusitania y Afranio a la Celtiberia, a los Cántabros y a todos los no romanizados del litoral oceánico. Una vez concentradas, Petreyo llega rápidamente a reunirse con Afranio a través del territorio de los vetones y resuelven hacer la guerra de común acuerdo en las inmediaciones de Lérida, en vista de las ventajas estratégicas de su situación (B. C. I - 38)

 

Libro IIICIII Pompeyo entra en Alejandría.

Acontecía hallarse allí el rey Ptolomeo, niño todavía, que con grandes efectivos hacia la guerra a su hermana Cleopatra, a la que pocos meses antes, en connivencia de a sus allegados y privados, había expulsado del reino; el campamento de Cleopatra se encontraba a no mucha distancia del suyo. Envió Pompeyo a implorar de aquél, en atención a los vínculos de hospitalidad y amistad que le unían con su padre, que le diera acogida en Alejandría y con sus recursos le amparara en su desgracia. Mas sus enviados, una vez cumplido su deber de emisarios, empezaron a hablar con acusada cordialidad con los soldados del rey, exhortándoles a que prestaran a Pompeyo el apoyo debido y no le menospreciaran en su infortunio. Contábanse entre ellos bastantes legionarios de Pompeyo, de cuyo ejército los había tomado en Siria Gabinio y trasladado a Alejandría y, una vez terminada la guerra, había dejado al servicio de Ptolomeo, padre de dicho niño.(2011, 2009)

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CIV Muerte de PompeyoAnte la noticia de tales hechos, los privados del rey, que, por su minoría de edad, desempeñaban la

regencia, sea inducidos por el temor... de que Pompeyo, captándose al ejército real, ocupara Alejandría y el Egipto,... oficialmente dieron a sus enviados una respuesta cordial,...; pero, en realidad enviaron a Aquilas, prefecto real, hombre de audacia extraordinaria, y a Lucio Septimio a dar muerte a Pompeyo. Éste, a la vista de su saludo cordial y dejándose llevar de algún conocimiento personal que de Septimio tenía, pues en la guerra de los piratas había sido centurión en sus filas, monta en un barquichuelo pequeñito con unos pocos de los suyos; allí muere a manos de Aquilas y Septimio. Análogamente, Lucio Léntuto es apresado por orden del rey y asesinado en prisión. (B.C., III, 104) (2006)

SALUSTIOBellum Iugusthinum

Tema de la obra.Es mi intención referir la guerra que hizo del pueblo romano contra Jugurta, rey de los númidas;

primeramente en atención a su magnitud, encarnizamiento y variedad e éxitos, en segundo lugar, porque con ocasión de la se hizo frente por primera vez al orgullo de la nobleza. Fue esta última una porfía que perturbó todo lo divino y lo humano y que llegó a tal grado de demencia que las pasiones políticas no terminaron sino con la guerra y la devastación de Italia. Mas antes exponer el comienzo de tal historia he de remontarme en busca de algunos antecedentes, a fin de que todo quede más claro y manifiesto para la inteligencia de aquélla. (Iug. 5)

Retrato de JugurtaEste Jugurta, apenas llegó a la adolescencia, robusto de cuerpo, hermoso de rostro, pero mucho más

vigoroso aún por sus dotes de espíritu, n se dio a la corrupción del regalo y el ocio, sino que, conforme a las costumbres de su pueblo, se ejercitaba en la equitación, en el disparo del dardo, y competía con los de sus edad en la carrera; y aunque brillaba más que todos, de todos era querido, además, pasaba la mayor parte del tiempo en la caza, era el primero o uno de los primeros en tirar al león y otras fieras, y, haciendo más que nadie, hablaba menos que otro alguno de sí mismo. (Iug. 6)

Muerte de HiempsalA esto Jugurta, aunque entendía que las palabras del rey eran simuladas y él mismo pensaba en su

ánimo cosa muy distinta, respondió amablemente como la ocasión lo exigía. A los pocos días muere Micipsa. Después de hacerle magníficos funerales, según es uso con los reyes, se reunieron los príncipes para tratar de todos los asuntos del reino: y Hiemsal, el más pequeño de los tres, arrogante por naturaleza, y que ya antes había manifestado su desprecio por la obscuridad de Jugurta, tan inferior en su linaje materno, sentóse a la derecha de Adérbal, no ocupase aquél entre los tres el puesto de en medio, lo que se tiene a honor entre los númidas.

…Hablando ellos allí largamente de la administración del gobierno, Jugurta dejó caer, entre otras cosas, la propuesta de que convenía derogar todas las decisiones y decretos de los últimos cinco años, porque en ese tiempo Micipsa, consumido por la edad, no había estado en su entero juicio. Entonces Hiemsal dijo que él era de la misma opinión porque en los tres últimos años era cuando el mismo Jugurta había entrado por adopción en la casa real. Estas palabras calaron en el corazón de Jugurta más delo que nadie había creído. Y así, desde aquel punto, atormentado por la cólera y el temor, empezó a meditar y tomar medidas, sin traer otra cosa en su ánimo que el modo de apoderarse a traición de

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Hiempsal. Y como ello no adelantaba lo bastante, y por otro no se le calmaba su encono, determinó ejecutar su propósito de cualquier modo que fuese.

…Mientras tanto, los príncipes marcharon cada cual por un lado… Hospedábase Hiempsal, por azar, en la ciudad de Tírmida, en casa de un sujeto que, siendo jefe de la escolta de Jugurta, había sido siempre tenido por éste en afecto y favor. Jugurta colma de promesas a aquel agente que le había deparado el destino, y le impele a que vaya allá como para visitar su casa y dispnga unas llaves falsas de la misma, ya que las legítimas se dejaban siempre en poder de Hiemsal. Agrégale que en el momento oportuno llegaría él con buen golpe de gente. El Númida ejecuta en breve tiempo el encargo y, conforme a sus instrucciones, introduce de noche a los soldados de Jugurta. Irrumpiendo éstos en la casa, se esparcen por ella buscando al rey, dan muerte a los servidores de éste, que en parte duermen aún y en parte les salen al encuentro, rebuscan los escondrijos, fuerzan las cerraduras, pertúrbanlo todo con el estrépito y el alboroto, cuando en esto es hallado Hiempsal escondido en el tugurio de una esclava, donde, en su miedo e ignorancia del lugar, se había refugiado desde el principio. Los númidas conforme se les había mandado, llevan su cabeza a Jugurta.

Por lo demás, la voz de semejante crimen se esparce en breve por el África toda. A Adérbal y a cuantos habían estado bajo el poder de Micipsa les invade el temor, los númidas se escinden en dos partidos: la mayoría sigue a Adérbal, pero Jugurta se lleva los más aguerridos. Arma, pues, éste todas las tropas que puede, anexiona a su mando las ciudades, las unas por la fuerza, las otras de grado, y se dispone a dominar la Numidia entera. (Iug. 11-13)

Muerte de AdérbalConocido esto en Cirta, los naturales de Italia, cuyo valor era la defensa de la ciudad, confiados en

que, hecha la rendición, ellos quedarían respetados en gracia a la grandeza de Roma, persuaden a Aderbal a que se entregue a Yugurta juntamente con la plaza, sin pactar otra condición que la de su vida: de los demás, a su juicio se encargaría el senado. Él, por su parte, auqnue cualquier partido le parecía mejor que el de atenerse a la lealtad de Jugurta, no obstante, como si se negaba, aquéllos tenían en su mano el obligarle, hace la rendición como lo habían propuesto los itálicos. Jugurta empieza por dar muerte a Adérbal a fuerza de tormentos, seguidamente asesina sin distinción a todos los púberes, así númidas como comerciantes, según les salían al encuentro a sus soldados. (Igu. 26)

Predicción del consulado a Mario.Habíale tomado al mismo, Mario, ya de antes, un gran deseo de alcanzar el consulado. Para el que

tenía cualidades sobradas, salvo la antigüedad del linaje: diligencia, rectitud, gran conocimiento del arte militar, ánimo grande en la guerra y moderado en la paz, sobrepuesto a la pasión y a las riquezas, ávido sólo de gloria. Por otro lado, nacido y criado durante toda su niñez en Arpino, apenas llegó a edad militar, ejercitóse en la vida de campaña, no en la oratoria griega, ni en las exquisiteces de la ciudad; de ese modo creció entero su ánimo en las buenas prácticas; y así, cuando por primera vez pidió al pueblo el tribunado militar, aunque los más no conocían su rostro, todas las tribus le votaron sin dificultad por su fama. Después de ésta, alcanzó una tras otra las demás magistraturas, y, de tal modo se portaba en los cargos de autoridad, que siempre se le consideraba digno de otro más alto que el que ejercía… (Iug. 63)

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Retrato de Sila…Sila fue noble, de linaje patricio, de una familia que estaba a punto de obscurecerse totalmente

por la indolencia de sus progenitores, instruido como el que más en las letras griegas latinas, levantado de ánimo, ávido de placeres, pero aun más de gloria, disoluto en sus tiempos de ocio; nunca, sin embargo, el placer le retrajo de sus empresas, salvo que en la vida de matrimonio pudo conducirse con más decoro. Era fácil de palabra, astuto y abierto a la amistad, de un ingenio increíblemente profundo para fingir en cuanto traía entre manos; pródigo de muchas cosas y principalmente de dinero. A pesar de haber sido el más afortunado de los hombres antes de su victoria en la guerra civil, nunca estuvo su suerte por encima de su merecimiento, y muchos dudaban si tenía más de esforzado o de dichoso: porque, en cuanto a lo que hizo después, no sé si es mayor la vergüenza o el enojo que da de referirlo. (Iug. 95-96)

Jugurta es capturadoAl fin, sin embargo, manda llamar a Sila y prepara, siguiendo su opinión, la celada contra el

Númida. Después, cuando vino el día y se le anunció que Jugurta estaba cerca, toma consigo a unos cuantos amigos y a nuestro cuestor, y, como si le saliera al encuentro por respeto, sube a un montecillo bien visible para los emboscados. Llega a él también el Númida con la mayor parte de sus íntimos, sin armas, como se había convenido y al punto, dada la señal, se le ataca por todos lados desde las celadas. Todos los acompañantes son muertos: encadenado Jugurta, es entregado a Sila, quien se lo lleva a Mario. (Iug. 113)

De Conivratione Catilinae

IntroducciónPor lo demás, cuando llegué a tranquilizarme después de tantas calamidades y peligros, y resolví

pasar el resto de mi vida apartado de los negocios públicos, no fue mi propósito consumir aquel sosiego en la indolencia y el ocio, ni vivir dedicado a la caza o al cultivo del campo, menesteres que no pasan de serviles, sino que, tomando al intento y empeño de que la malvada ambición me había apartado, me propuse referir los hechos del pueblo romano tomándolos uno a uno según me fuesen pareciendo más dignos de memoria. Animábame, además, a ello el hallarme libre de aspiraciones, de recelos y de toda pasión de partido, Así, pues, he de relatar brevemente y con la mayor fidelidad que pueda, la conjuración de Catilina; acción que yo creo digna de recuerdo entre las que más, por lo inaudito de su maldad y de los peligros que trajo. Pero antes de comenzar el relato importa dar algunos pormenores sobre el ca´racter de este sujeto. (Cat. 4)

Retrato de Catilina Lucio Catilina, oriundo de noble linaje, estaba dotado de gran fortaleza tanto de alma como de

cuerpo, pero su natural era malo y torcido. Agradáronle desde su primera edad las guerras civiles, las muertes, las rapiñas y las querellas entre ciudadanos: en todo ello se ejército durante su juventud. Su cuerpo resistía hasta lo increíble el ayuno, el frío y el insomnio, su espíritu era osado, insidioso, doble, pronto a fingir y disimular cuanto le placía, ávido de lo ajeno, pródigo de lo propio, ardiente en los deseos, con escasa elocuencia y muy corta sensatez. Su ánimo insaciable anhelaba siempre lo desmedido, lo absurdo, lo inasequible. A partir de la tiranía de Sila había invadido a este hombre un ciego deseo de hacerse dueño de la nación; ningún reparo ponía en los medios, con tal de alzarse con el poder supremo. Revolvíase más y más cada día su ánimo irritado por la falta de patrimonio y la conciencia de sus crímenes, dos males que él mismo había agravado con las prácticas que antes he

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dicho. Hallaba además incentivo en las corrompidas costumbres de la sociedad, estragadas por dos vicios gravísimos aunque opuestos entre sí: la disolución y la avaricia. (Cat. 5) (2010)

 

Los compañeros de Catilina En ciudad tan populosa y pervertida le fue bien fácil a Catilina agrupar a su alrededor, a manera de

escolta, catervas de hombres infames y facinerosos de toda especie. En efecto, el desvergonzado, el lascivo, el tahúr que habían deshecho su patrimonio en el juego, la crápula o la fornicación y se había cargado de deudas para redimir su deshonor o su crimen; los asesinos, los sacrílegos de toda procedencia, convictos en juicio o temerosos de él por sus hechos; los que vivían a costa de su lengua con el perjurio o de sus manos con la sangre de sus compatriotas, en fin, todos aquellos a quienes desazonaba la infamia, la necesidad o su propia conciencia, todos éstos eran los íntimos y confidentes de Catilina. Y si alguno entraba inocente en su amistad, con el trato diario y los halagos fácilmente se hacían uno de tantos, semejante a los demás. Procuraba él, sobre todo, intimar con los jóvenes, cuyos ánimos blandos y resbaladizos prendían sin dificultad en sus engaños. Pues, según las aficiones que en ellos suscitaba el ardor de los pocos años, a los unos les procuraba mancebas, compraba a los otros caballos y perros, ... (Cat. 14)

La batalla de PistoyaEntre tanto, Catilina se revolvía en primera fila con los más ligeros, socorría a los que estaban en

apuro, llamaba a los ilesos al lugar de los heridos, proveía todo, luchaba él mismo sin descanso y dejaba fuera de combate a muchos de los enemigos, cumpliendo al mismo tiempo los deberes de un buen general y de un valiente soldado ... Catilina, cuando ve sus tropas desbaratadas y que no quedan con él sino unos pocos, se acuerda de su nobleza y antigua dignidad, se lanza a lo más espeso de sus enemigos, y allí, peleando aún, viene a caer acribillado.

Una vez terminado el combate, echóse de ver cuánta había sido la audacia y brío del ejército de Catilina: casi todos cubrían con su cuerpo, después de muertos, el mismo lugar que habían tenido vivos en la lucha, sólo unos pocos que había disgregado, cogiéndoles por medio la cohorte pretoria, habían caído un tanto apartados, pero todos heridos de frente. Catilina fue hallado lejos de los suyos, entre los cadáveres de los enemigos, todavía expirante y conservando en su rostro la fiereza de alma que siempre tuvo. (Cat. 60 – 61)

EL TEATRO

PLAUTO1. PSÉUDOLO: Accede a nuestras peticiones, Balión. Fíate de mí, si tienes miedo de fiarte de él. En el plazo de tres días yo sacaré de donde sea, de las entrañas de la tierra o del fondo del mar, el dinero que exiges,BALIÓN: ¿Y voy a fiarme yo de ti?PSÉUDOLO: ¿Por qué no?BALIÓN: Porque sería lo mismo que atar a una perra que tiene costumbre de escapar, con tripas de cordero,CALIDORO: ¿Tan mal me agradeces todo el bien que te he hecho?BALIÓN: Bueno, ¿qué es lo que quieres?CALIDORO: Que esperes tan sólo unos seis días, que no la vendas y que no arruines a un enamorado.

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BALIÓN: Puedes estar tranquilo. Esperaré incluso seis meses, si es preciso.CALIDORO: ¡Viva! ¡Qué amabilísimo eres!BALIÓN: Es más, ¿quieres que convierta tu alegría en alborozo?CALIDORO: ExplícateBALIÓN: Pues que ya no tengo en venta a Violeta.CALIDORO: ¿No la tienes? […]BALIÓN: De verdad que no, por Pólux… porque ya hace tiempo que la vendí.

2. BALIÓN (Aparte): ¿Quién será este hombre vestido con clámide? ¿De dónde será? ¿A quién buscará? Tiene aspecto de forastero y su cara no me resulta familiar.MONO=SIMIO (Fingiendo descubrir la presencia de Balión): Ahí veo a una persona que me va a sacar de la ignorancia e informarme de lo que deseo saber.BALIÓN (Aparte): Viene directamente hacia mí. ¿De qué país será ese individuo?MONO: Eh, tú, el de la barba de chivo, contéstame una pregunta.BALIÓN: Oye, ¿tú no sabes que lo primero es saludar?MONO: Yo no tengo salud para regalar […]PSÉUDOLO (Aparte): El comienzo no puede ser mejor.MONO; Quiero preguntarte si conoces a un hombre en este callejón.BALIÓN: Sí, a mí mismo.MONO: Pocos son los hombres que pueden presumir de eso, Estoy seguro de que en el foro ni uno de cada diez hombres se conoce a sí mismo.PSÉUDOLO: Estoy salvado, ya filosofa.MONO: Busco a un hombre que es un bribón, un violador de las leyes, un infame, un perjuro y un impío.BALIÓN (Aparte) Es a mí a quien busca, pues esos son mis apellidos. Sólo le falta decir mi nombre.

3.CALIDORO: Una carta conmovedora, ¿verdad, Pséudolo?PSEUDOLO: ¡Oh, sí! Desgarradora.CALIDORO: ¿Y cómo es que no lloras?PSEUDOLO: Tengo ojos de piedra pómez. Soy incapaz de conseguir que escupan una sola lágrima.CALIDORO: ¿Por qué?PSEUDOLO: Soy de la raza de los ojisecos.CALIDORO: ¿Es que no piensas ayudarme?PSEUDOLO: ¿Qué puedo hacer por ti?CALIDORO: ¡Ay!PSEUDOLO: ¿Ay? Eso, por Hércules, no lo escatimes. Yo te daré cuantos quieras.CALIDORO: Soy un desgraciado. No soy capaz de encontrar a nadie que me preste un céntimo.PSEUDOLO: ¡Ay!CALIDORO: Y en casa no tengo un céntimoPSEUDOLO: ¡Ay!CALIDORO: El soldado va a llevarse a la chica mañanaPSEUDOLO: ¡Ay!CALIDORO: ¿Esa es tu forma de ayudarme?PSEUDOLO: Te doy de lo que tengo. De ayes tengo en casa un tesoro inagotable.

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LA POESÍA ÉPICA

VIRGILIO: La Eneida (Traducción de Javier Echave-Sustaeta)

1. ENEAS COMIENZA EL RELATO DE LA CAÍDA DE TROYA

Todos enmudecieron y atentos mantenían el rostro fijo en él. Entonces desde su alto diván el padre Eneas comenzó a hablar así: "Imposible expresar con palabras, reina, la dolorosa historia que me mandas reavivar: cómo hundieron los dánaos la opulencia de Troya y aquel reino desdichado, la mayor desventura que llegué, a contemplar y en que tomé yo mismo parte considerable. ¿Qué mirmidón o dólope o soldado de Ulises, el del alma de piedra, contando tales cosas lograría poner freno a sus lágrimas? Además ya va la húmeda noche bajando con presura desde el cielo y las estrellas que se van poniendo nos invitan al sueño. Pero si tantas ansias sientes por conocer nuestras desgracias y escuchar en contadas palabras la agonía de Troya, por más que recordarlo me horroriza y rehúye su duelo, empezaré.

(Libro II, 1-13)

2. CONSTRUCCIÓN DEL CABALLOLos jefes de los dánaos, quebrantados al cabo por la guerra, patente la repulsa de los hados -son ya tantos los años transcurridos-,construyen con el arte divino de Palas un caballo del tamaño de un monte y entrelazan de planchas de abeto su costado. Fingen que es una ofrenda votiva por su vuelta. Y se va difundiendo ese rumor. A escondidas encierran en sus flancos tenebrosos la flor de sus intrépidos guerreros y llenan hasta el fondo las enormes cavernas de su vientre de soldados armados. A la vista de Troya está la isla de Ténedos, sobrado conocida por la fama. Abundaba en riquezas mientras estuvo en pie el reino de Príamo, hoy sólo una ensenada, fondeadero traidor para las naves. Hasta allí se adelantan los dánaos y se ocultan en la playa desierta.

(Libro II, 13 – 25)

EJEMPLO COMENTARIO TEXTOEl texto pertenece a La Eneida de Virgilio. Una de las características de esta obra de Virgilio es que

tiene como eje temático, entre otros, a Troya (“A la vista de Troya está la isla de Ténedos,…”). Como obra épica relata las empresas bélicas o gestas de héroes o personajes míticos. Esto se puede observar en el siguiente fragmento:” Los jefes de los dánaos, quebrantados al cabo por la guerra,…”. Este texto trata sobre una empresa bélica, la guerra de Troya, en concreto, de la construcción del caballo (“construyen con el arte divino de Palas un caballo del tamaño de un monte…”), que tendrá como resultado el final de la guerra y la victoria de los griegos. Asimismo aparecen personajes Departamento de Latín 11

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míticos como la diosa Palas Atenea o el rey Príamo. Esto enlaza con otra característica del autor, ensalzar los orígenes de Roma a través de Eneas, héroe troyano. La grandeza de Troya la podemos observar en: “…Ténedos, sobrado conocida por la fama. Abundaba en riquezas mientras estuvo en pie el reino de Príamo,…”.

3. ENCUENTRO DE DIDO Y ENEASDido unas veces lleva consigo a Eneas por el centro de la ciudad. Le muestra la riqueza sidonia y la urbe ya dispuesta. Empieza a hablarle y se le cortan las palabras. Ya al caer de la tarde le invita a otro banquete como aquél y pide una vez más en su delirio oír los infortunios de Ilión. Y mientras habla, está pendiente de nuevo, embebecida, de su boca. Después al separarse, cuando va reduciendo en su giro la luna su luz palidecida y ya invitan al sueño las estrellasque van cayendo, sola en la mansión vacía se entristece y de pechos se echa sobre el diván que él ha dejado. Ausente de él está escuchando y está viendo al ausente. 0 retiene en su regazo a Ascanio prendada su alma del parecido con su padre por si logra engañar así un amor imposible de expresar con palabras.

(Libro IV, 74-85)

4. JUNO PROPICIA LA UNIÓN AMOROSA ENTRE DIDO Y ENEASEl niño Ascanio disfruta en la hondonada incitando al galope a su fogoso potro; ya logra adelantar a unos en la carrera, ya aventaja a los otros. Pide ansioso que irrumpa entre la tímida manada un espumeante jabalí o que un fulvo león baje de la montaña. En tanto empieza el cielo a estremecerse en confuso zumbido fragoroso. Le sigue un turbión de agua mezclado de granizo. La comitiva tiria y los mozos troyanos y el dardanio nieto de Venus, todos desbandados van huyendo a través de los campos en busca cada cual de amparo a su terror. Los torrentes irrumpen desatados de los montes. En una misma cueva buscan refugio Dido y el caudillo troyano. Dan la señal la Tierra, la primera, y Juno, valedora de las nupcias. Brillaron luminarias en el cielo, testigo de la unión: Ulularon las ninfas en las cumbres de los montes. Fue aquél el primer día de muerte, fue la causa de los males. Dido ya no se cuida de apariencias ni atiende a su buen nombre, ni se imagina el suyo amor furtivo. Lo llama matrimonio.

(Libro IV, 155 - 170)

5. SÚPLICAS DE DIDO ANTE LA INMINENTE MARCHA DE ENEAS“Por ti me odian los pueblos de Ubia y los jefes númidas y los tirios me son hostiles, por ti he perdido el honor, mi fama de antes, aquella que me alzaba a las estrellas.

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¿En qué manos me dejas en trance ya de muerte, huésped mío, sólo este nombre ya me queda de mi esposo? ¿A qué aguardo? ¿A que venga mi hermano Pigmalión a arrumbar mi ciudad o a que el getulo Jarbas se me lleve cautiva? Si antes que me abandones a lo menos me hubiera nacido un hijo tuyo, si viera en mis salones retozar un Eneas pequeñuelo, que a pesar de todo reflejase en su rostro los rasgos de tu rostro, no, no me sentiría burlada, abandonada por entero”. Le habla así. Él siguiendo el consejo de Júpiter mantiene inmóviles los ojos y acalla a duras penas su dolor en lo hondo de su pecho.

(Libro IV, 320-332)

6. ENFURECIMIENTO Y DESMAYO DE DIDO ANTE LA RESPUESTA DE ENEAS“¡Traidor, tú no has tenido por madre diosa alguna, ni provienes la estirpe de Dárdano! Te ha engendrado el horrendo Cáucaso entre los filos de sus riscos. Tigres hircanas te han criado a sus ubres. Pero ¿a qué disimulo? ¿0 qué ofensa mayor espero todavía? ¿Ha tenido un gemido siquiera ante mi llanto? ¿Ha vuelto a mí los ojos? ¿Acaso se ha ablandado y ha vertido una lágrima o se ha compadecido de quien le ama? ¿Qué maldad ponderaré primero?Vete, sigue a favor del viento a Italia. Ve en busca de tu reino por las olas. Espero, por supuesto, si tiene algún poder la justicia divina, que hallarás tu castigo, ahogado entre las rocas. Y que invoques entonces el nombre de Dido muchas vecesSe va y se hurta a su vistay le deja medroso y vacilante a punto de decirle muchas cosas. Recogen las sirvientas su cuerpo desmayado, la llevan a su tálamo de mármol y la acuestan en el lecho.

(Libro IV, 364 – 392, con supresión de algunos versos)

7. MUERTE DE DIDOEn tanto, Dido temblando, arrebatada por su horrendo designio,revirando los ojos inyectados en sangre, jaspeadas las trémulas mejillas,pálida por la muerte ya inminente, irrumpe por la puerta en el patio del palacioy sube enloquecida a lo alto de la pira y desenvaina la espada de¡ troyano,prenda que no pidió con ese fin.Y hundiendo rostro y labios en su lecho: "Moriré, sin venganza, pero muero. Así, aún me agrada descender a las sombras. ¡Que los ojos del dárdano cruel desde alta mar se embeban de estas llamas y se lleve en el alma el presagio de mi muerte!" Fueron sus últimas palabras. Hablaba todavíacuando ¡a ven volcarse sobre el hierro sus doncellas y ven la, espadaespumando sangre que se le esparce por las manos.

(Libro IV, 642 – 646 y 658-664)

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8. CARONTEGuarda el paso y las aguas de este río un horrendo barquero, Caronte; espanta su escamosa mugre. Tiende por su mentón cana madeja su abundante barba. Inmóviles las llamas de sus ojos. Cuelga sórdida capa de sus hombros prendida con un nudo. El solo con su pértiga va impulsando la barca y maneja las velas y transporta a los muertos en su sombrío esquife. Es ya anciano, pero luce la lozana y verdecida ancianidad de un dios. A su barca agolpábase la turba allí esparcida por la orilla: madres, esposos, héroes magnánimos cumplida ya su vida, y niños y doncellas y mozos tendidos en la pira ante los mismos ojos de sus padres.

(Libro VI, 297 – 308)

9. ENCUENTRO DE DIDO Y ENEAS EN LOS INFIERNOS(Eneas) le habló así con dulce acento: “¡Infortunada Dido, con que era cierta la noticia que me había llegado de tu muerte, que te habías quitado la vida con la espada! ¿He sido yo, ¡ay!, la causa de esa muerte? Por los astros te lo juro, por los dioses de lo alto, por lo que hay de sagrado -si algo existe- en lo hondo de la tierra, contra mi voluntad, reina, dejé tus playas. El mandato divino que me obliga a caminar ahora por estas sombras, por entre un abrojal hediondo en el abismo de la noche, me forzó a someterme a su imperio. Más no pude pensar que iba a causarte tan profundo dolor con mi partida.

(Libro VI, 455 – 464)

10. LA TRANSMIGRACIÓN DE LAS ALMASEn esto, avista Eneas en un valle apartado un bosque solitario, resonante su fronda de susurros, y ve el río Leteo que fluye por delante de aquel lugar de paz. En tomo a su corriente revolaban las almas de tribus y de pueblos incontables, como por las praderas en el claro sosiegodel estío las abejas van posando su vuelo en cada flor y se derraman en tomo a la blancura de los lirios. Resuena su zumbido por toda la campiña. Eneas a su vista inesperada, ignorando lo que es, pregunta por su causa, qué río es el que tiene allí delante y quiénes son aquellos que llenan apiñados sus riberas. A esto su padre Anquises: "Son las almas a que destina el hado a vivir otra vez en nuevos cuerpos. A orillas del Leteo están bebiendo el agua que libra de cuidadose infunde pleno olvido del pasado”.

(Libro VI, 703 – 715)

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11. ANQUISES PREDICE LA GLORIA DE SU DESCENDENCIA Y LA DE ROMAAhora vuelve los ojosy contempla a este pueblo, tus romanos. Éste es César, ésta es la numerosadescendencia de Julo destinada a subir a la región que cubre el ancho cielo.Éste es, éste el que vienes oyendo tantas veces que te está prometido,Augusto César, de divino origen, que fundará de nuevo la edad de oroen los campos del Lacio en que Saturno reinó un díay extenderá su imperio hasta los garamantes y los indios,a la tierra que yace más allá de los astros, allende los caminosque en su curso del año el sol recorre, en donde Atlante,el portador del cielo, hace girar en sus hombros la bóveda celestetachonada de estrellas rutilantes. Ya ahora ante su llegada empavorecenoráculos divinos el reino del mar Caspio y la región del lago Meotis.Los repliegues de las siete bocas del Nilo se estremecen de terror.

(Libro VI, 787-800)

OVIDIO: Las Metamorfosis1. ORFEO

... Se presentó ante Perséfone y ante el soberano, que gobierna el repulsivo reino de las sombras, y pulsando las cuerdas en acompañamiento a su canto dijo así: "Oh divinidades del mundo situado bajo tierra, el motivo de mi viaje es mi esposa, en la que una víbora, al ser pisada, introdujo su veneno, y le arrebató sus años en crecimiento. Yo quise ser capaz de soportarlo, y no negaré que lo he intentado; el Amor ha vencido. Es un dios bien conocido en las regiones de arriba; yo no sé si también lo es aquí, pero sospecho que sí lo es también, y si la fama del antiguo rapto no ha mentido, también a vosotros os unió el Amor.

(Libro X, 15 y ss.)

Y ni la regia consorte ni el que gobierna los abismos fueron capaces de decir que no al suplicante, y llaman a Eurídice... Orfeo la recibió, al mismo tiempo que la condición de no volver atrás los ojos hasta que hubiera salido de los valles de Averno; en otro caso quedaría anulada la gracia.

Emprenden la marcha a través de parajes de silenciosa quietud y siguiendo una senda empinada, abrupta, oscura, preñada de negras tinieblas, y llegaron cerca M límite de la tierra de arriba. Allí, por temor a que ella desfalleciese, y ansioso de verla, volvió el enamorado los ojos, y en el acto ella cayó de nuevo al abismo. ... y diciéndole un último adiós, que apenas pudieron percibir los oídos de Orfeo, descendió de nuevo al lugar de donde partiera.

(Libro X, 45 y ss.)Resumen del mitoOrfeo era hijo de la musa Calíope (musa de la poesía épica) y de Eagro, rey de Tracia (según otra versión, era hijo del dios Apolo). Se decía que Orfeo tocaba tan bien la lira que su música detenía el curso de los ríos, las rocas se animaban y corrían a su encuentro y las bestias salvajes se echaban a su alrededor para escucharlo. Orfeo se casó con Eurídice, a quien amaba profundamente, pero su felicidad duró poco. Eurídice pisó una serpiente y murió de una mordedura venenosa. Orfeo, desolado, decidió bajar a los infiernos para implorar al

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dios de los muertos (Hades) que le devolviera a su amada. El sonido de su lira encantó al Cancerbero (perro de tres cabezas que guardaba la entrada de este tenebroso lugar) y lo dejó pasar. Se encontró con el dios Hades, su esposa Perséfone y los tres jueces de los muertos y les pidió que le permitieran recuperar a Eurídice. Tocó la lira tan divinamente que nadie pudo oponérsele. Se le permitió a Eurídice seguirlo con la condición de que Orfeo no la mirara hasta llegar al mundo de los vivos. Él no pudo contenerse y al no oír los pasos de su amada, se dio la vuelta y Eurídice desapareció para siempre volviendo a la oscuridad.

2. DAFNE

…Así corren veloces el dios y la muchacha, él por la esperanza, ella por el temor. Sin embargo el perseguidor, ayudado por las alas del amor, es más rápido, se niega el descanso, acosa la espalda de la fugitiva y echa su aliento sobre los cabellos de ella que le ondean sobre el cuello. Agotadas sus fuerzas, palideció; vencida por la fatiga de tan acelerada huida, mira a las aguas del Peneo y dice: "Socórreme, padre; si los ríos tenéis un poder divino, destruye, cambiándola, esta figura por la que he gustado en demasía". Apenas acabó su plegarla cuando un pesado entorpecimiento se apodera de sus miembros; sus suaves formas van siendo envueltas por una delgada corteza, sus cabellos crecen transformándose en hojas, en ramas sus brazos; sus pies un momento antes tan veloces quedan inmovilizados en raíces fijas; una arbórea copa posee el lugar de su cabeza; su esplendente belleza es lo único que de ella queda.

(Libro I, 539 y ss.)Resumen del mito

Dafne era una ninfa, hija del dios fluvial Peneo, que se refugió en el bosque para dedicarse a la caza y conservar su virginidad. Apolo se enamora de ella y la persigue; al verse asediada por él, la ninfa pidió ayuda a su padre y en el momento en que Apolo estaba a punto de alcanzarla, su progenitor hizo que de sus pies brotaran raíces y hojas, y se queda convertida en laurel (laurel es lo que significa Dafne en griego).

Por esta razón, el laurel se convirtió, a partir de entonces, en la planta dedicada a este dios, y una corona de hojas de laurel era el premio que recibían los vencedores de los Juego Píticos, celebrados en honor al dios Apolo.

3. NARCISO

Fueron muchos los jóvenes y muchas las muchachas que lo desearon; pero - tan dura soberbia había en aquella tierna belleza - no hubo jóvenes, no hubo muchachas que tocaran su corazón. Perseguía él un día hacia las redes a los espantados ciervos, cuando lo vio la ninfa de la voz, la que no ha aprendido ni a callar cuando se le habla ni a hablar ella la primera, Eco, la resonadora. Un cuerpo era todavía Eco, y no sólo una voz; pero, charlatana ya entonces, no tenía para el uso de su boca otras facultades que las que ahora tiene, las de poder repetir, de entre muchas palabras, sólo las últimas.

(Libro 111, 353 y ss.)

Resumen del mitoEl dios del río Cefiso y la ninfa Liriope tuvieron un hijo al que pusieron el nombre de Narciso. Cuando

nació, consultaron al adivino Tiresias sobre el futuro de su retoño y éste les anunció que tendría una larga vida si no se daba cuenta jamás de su belleza.

Narciso creció y se convirtió en un joven muy hermoso. Muchas doncellas se enamoraron de él apasionadamente, pero Narciso las rechazaba. Una de ellas fue la ninfa Eco, que corrió la misma suerte. La joven no pudo resistir verse rechazada, pues tanta era la pasión que sentía por el joven. La desesperación llevó

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a Eco a recluirse en las montañas, lejos de todo contacto con el mundo. Sólo pensaba en su amor y dejó de comer de forma que adelgazó tanto que quedó convertida en voz, capaz únicamente de repetir el final de las palabras que escuchaba.

Narciso, por su parte, un día que sintió sed y se acercó a una fuente para beber, contempló su propia imagen reflejada en el agua y quedó enamorado de sí mismo. Tal fue el amor que sintió por aquella imagen, que se olvidó de todo y se quedó contemplándola hasta que pereció. En el lugar donde murió nació una flor a la que en su honor dieron el nombre de narciso.

4. PÍRAMO Y TISBE

Al nombre de Tisbe levantó Píramo los ojos, sobre los que gravitaba ya la muerte, y después de verla a ella los volvió a cerrar. Cuando ella reconoció su prenda, y vio el marfil desprovisto de su espada, exclamó: "¡Tu propia mano te ha dado muerte y tu propio amor, infortunado! Para esto sólo tengo yo también una mano fuerte, y tengo también amor que me dará fuerzas para herirme. Iré tras de ti que ya has perecido, y de tu muerte se dirá que he sido yo trágica causa y compañera; y tú, a quien sólo la muerte ¡ay! podía arrancarme, ni aun la muerte podrá arrancarte de mí.

(Libro IV, 145 y ss.)

Resumen del mitoTisbe era amada por Píramo, joven que vivía en la casa inmediata a la de Tisbe. Todo hubiese sido

perfecto, si sus padres, enemistados por antiguas desavenencias, no hubiesen puesto obstáculos a esta unión. Después de reiteradas tentativas para convencer a sus padres y sin obtener éxito alguno, decidieron fugarse aprovechando la oscuridad de la noche.

Tisbe fue la primera que consiguió escaparse de la casa paterna. Protegida por un velo que la cubre, llega al lugar concertado. Al mismo tiempo se acerca una leona con sus fauces todavía manchadas de sangre de los bueyes que acaba de devorar. Tisbe advierte la presencia de la bestia, huye precipitadamente a refugiarse en una cueva próxima, y en su carrera deja caer, desgraciadamente, su velo. La leona, después de saciar su sed, se aleja, y en su camino encuentra el velo que Tisbe había perdido y con sus dientes, ensangrentados aún, lo destroza.

Píramo que llegó más tarde, distingue sobre la arena las huellas del animal y teme por la vida de su amada. Cuando ve el velo ensangrentado no duda ya de la desgracia que temía y se convence de que ella ha muerto. Llega fuera de sí al árbol donde debían reunirse, baña con lágrimas el velo de Tisbe y se suicida con su espada.

Entre tanto la joven, repuesta de su espanto, sale del escondrijo, se acerca al árbol y reconoce el cuerpo inanimado de Píramo junto al velo fatal que ha sido la causa del error. Entonces, coge la espada humeante aún y se deja caer, hallando así una muerte inmediata.

La morera bajo la que Píramo y Tisbe acababan de morir, se tiñó con su sangre y desde aquel instante el fruto que en ella había se volvió negro purpúreo.

5. PROSÉRPINA

Mientras Prosérpina coge violetas y blancos lirios fue vista, amada y raptada por Dis. La hija es inútilmente objeto de las busquedas de su angustiada madre. Largo tiempo costaría decir las tierras y los mares por los que anduvo errante la diosa. Por fin se enteraba de que su hija había sido raptada. Aretusa sacó de las aguas eleas la cabeza y dijo: “mientras me deslizaba bajo tierra por el abismo de la Estige, ví allí con mis ojos a tu Prosérpina, reina es en todo caso y la más grande del mundo oscuro, y la consorte augusta del soberano de abajo”.

(Libro V, 391 y ss., con la supresión de gran parte de su contenido)

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Resumen del mitoPerséfone (Proserpina para los romanos) era hija de Deméter (Ceres para los romanos), diosa de la

agricultura.El dios de los infiernos, Hades (Plutón para los romanos), se enamoró de ella al verla un día con sus

compañeras cogiendo flores en el campo. Utilizando sus poderes divinos, hizo que la tierra se abriera para llevarse a Perséfone (Proserpina) a los infiernos y seducirla.

Deméter (Ceres), presa de la desesperación, recorrió el mundo enloquecida, buscando a su hija. Cuando supo lo que había hecho su hermano Hades, dejó el Olimpo y, disfrazada de vieja vagabunda, anduvo errante por la tierra. Mientras tanto, los campos se hicieron estériles, no dieron fruto alguno y el mundo pasó hambre, hasta que Zeus (padre de Perséfone) intervino. Zeus prometió a su hermana Deméter que su hija volvería a su lado, pero con una condición: que no tomara alimento alguno en el reino de los muertos.

Zeus (Júpiter para los romanos) envió al dios mensajero Hermes (Mercurio para los romanos) a buscar a Perséfone (Proserpina); pero, astutamente Hades había hecho comer a la joven unos granos de granada. Así se quedaría para siempre en el infierno, según había establecido Zeus. No obstante, y a fuerza de ruegos, Deméter pudo obtener de Zeus lo siguiente: ordenó que Perséfone pasara seis meses al año con su esposo, el dios de los infiernos, y otros seis con su madre.

Deméter aceptó la nueva situación, y así vemos, que cuando Perséfone vuelve con su madre, la tierra florece y se cubre de frutos, mientras que, cuando regresa al infierno, la tierra no produce alimentos, al encontrarse su madre, diosa de la agricultura, triste.

6. ARACNE

Resumen del mitoAracne, famosa tejedora de la ciudad de Lidia, llena de vanidad se atrevió a desafiar a la diosa Minerva

(Atenea), diosa de las artes y de la guerra, acerca de quién haría un tapiz mejor. La diosa aceptó el reto tejiendo un tapiz muy perfecto. Pero el tapiz de Aracne era también muy bello y en él se atrevió a representar los amores de Júpiter, padre de Minerva. Esta afrenta para la diosa desató su ira golpeando a Aracne y destrozando su tapiz .Ésta, llena de desesperación al ver su trabajo hecho pedazos, se ahorcó. La diosa, movida por la compasión, la sostuvo en los aires para que no acabara de estrangularse y la transformó en araña para que así pudiera hilar y tejer eternamente.

COMENTARIO DE LAS METAMORFOSIS

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Las Metamorfosis de Ovidio es una obra de difícil clasificación pues se halla entre la poesía épica, la elegía y la poesía didáctica. Se trata de una epopeya escrita en hexámetros dactílicos, en quince libros, en la que siguiendo un orden cronológico se narran todos los mitos griegos que terminan en una transformación (con alguna excepción) y como colofón se añaden algunos mitos romanos análogos. En total hay unos 250 mitos. El poema se inicia con la creación del mundo a partir del caos y termina con la transformación de Julio César en estrella.

Aunque Ovidio utiliza fuentes griegas y romanas, el planteamiento de la obra es totalmente suyo. No sólo incluye catasterismos (transformaciones en estrellas) sino metamorfosis de todo tipo: en plantas, animales etc. Su originalidad también consiste en crear un marco cronológico en el que se distinguen las edades de los dioses, de los héroes y de los grandes personajes históricos.

Se pueden esgrimir argumentos a favor y en contra de considerarla una obra épica: A favor:

Aparición de recursos típicos como: escenas de batallas, símiles, digresiones… Léxico: un análisis del léxico revela que, en general, es más elevado que el utilizado en

sus restantes obras. Apelación a los dioses, de forma semejante a como Homero invocaba a las musas. Utilización del hexámetro, verso épico por excelencia, frente al resto de su obra escrita

en dísticos. En contra:

No aparece ningún tipo de exaltación histórica (como en la Eneida), no hay ideales patrióticos, ni finalidad ético-religiosa por excelencia, bases de la épica romana.

Es un poema épico puramente mitológico. Su propósito es sólo narrar mitos clásicos. Sólo pretende divertir, distraer. No es una obra comprometida, no tiene intención política. Falta de unidad temática: la impresión primera que se obtiene de la lectura del poema es

la de una absoluta variedad, un cambio incesante, totalmente alejado de la serenidad y la quietud de la Eneida.

Falta de unidad, también, en cuanto a los registros poéticos: se mezclan pasajes épicos con bucólicos, líricos e, incluso, dramáticos.

Por todo ello podríamos concluir que las Metamorfosis es una obra épica muy especial, un poema épico "sui generis" cuya variado argumento mitológico permite a Ovidio explorar, como había hecho en otras obras anteriores, la conducta humana sometida a tensión; es un poema de las emociones, siendo la dominante el amor.

LA ORATORIA

MARCO TULIO CICERÓN1. PRO M. CAELIO

Se trata de un discurso de tipo judicial en el que Cicerón defiende a su amigo Celio de haber querido envenenar a Clodia, su ex –amante y hermana de Clodio, un enemigo del propio Cicerón.

"Llego ahora a dos puntos de la acusación el del oro y el del veneno, que ambos proceden de la misma persona. El oro fue pedido en préstamo, se dice, a Clodia; el veneno se preparó para Clodia. Todas las demás acusaciones no son acusaciones, sino maledicencias, alegaciones hechas más para alimentar la violencia de una disputa que para dar materia a un proceso capital. El ser un adultero, un impúdico, un

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prevaricador, son injurias, pero no un motivo de acusación: son alegaciones sin fundamento, que no descansan en nada; ultrajes proferidos al azar por un acusador enardecido que no tiene a nadie que se presente aquí a garantizar los hechos. Pero de estas dos acusaciones veo la procedencia, veo al autor; veo un hecho preciso, un cuerpo de delito: Celio tuvo necesidad de oro, se lo pidió a Clodia; lo recibió sin testigos; lo guardo todo el tiempo que quiso: en esto veo una gran demostración de extraordinaria intimidad.

Pertenece a la parte denominada Refutación en la que el defensor intenta rechazar los argumentos presentados por el adversario que realiza la acusación. Cicerón intenta demostrar que había una gran intimidad entre Clodia y Celio. Una relación íntima que al ser rota por el abandono de Celio a Clodia provoca la acusación por parte de ésta. La acusación sería fruto del despecho de la amante abandonada y deseo de venganza por parte de ésta. Al no haber testigo del supuesto préstamo y al no haber razón para envenenarla ya que había intimidad entre ellos, Cicerón deja sin argumentos a la acusación.

“Toda la cuestión, jueces, que aquí se ventila es con Clodia, mujer no sólo noble sino incluso muy conocida. De ella no he de decir nada que no sea necesario para rechazar la acusación. Pero tú, Gneo Domicio, con tu extraordinaria inteligencia te das cuenta de la que la cuestión es con ella únicamente. Si no fuese ella quien dijese que prestó oro a Celio; si no le acusa de haber intentado envenenarla, sería en mí una gran inconveniencia citar el nombre de una madre de familia sin todos los miramientos debidos a una mujer respetable. Pero si, apartada esta mujer de la causa, no les queda a nuestros adversarios ni acusación ni armas para atacar a Celio, ¿qué debemos hacer nosotros sus defensores, sino rechazar a los que le persiguen? Yo lo haría incluso con más energía, si no me detuviese mi enemistad con su marido, quise decir con su hermano, siempre me equivoco. Pero trataré de moderarme para no ir más allá de lo que exijan mi deber y el interés de la defensa, pues jamás he tratado de ser enemigo de las mujeres y mucho menos de quien se dice ser más bien amiga de todos los hombres que enemiga de alguno.”

Continuamos dentro de la Confirmación (Refutación) de un discurso de tipo judicial, como se pone de manifiesto al dirigirse a los jueces en el primer párrafo. Se hace uso de la “interrogación retórica” y sobre todo de la ironía en un intento de descalificación de Clodia (confundiendo deliberadamente a su hermano con su marido o llamándola mujer respetable a la vez que amiga de todos los hombres). El objetivo es cuestionar la honorabilidad de la parte acusadora censurando su comportamiento usando formas irónicas y hasta burlas, para restar valor a sus acusaciones y beneficiar así a su defendido.

“Veamos ahora qué explicación se da respecto al veneno. ¿Dónde fue comprado? ¿De qué forma fue preparado? ¿Cómo, a quién y en qué lugar fue entregado? Según dicen, Celio lo tenía en su casa; lo probó en un esclavo que compró para esta prueba y cuya rápida muerte demostró la eficacia del brebaje. ¡Dioses inmortales! ¿Por qué parece que estáis algunas veces en convivencia con los mayores crímenes de los humanos, o por qué cuando un crimen es tan rápido parece que diferís el castigo para un día lejano? Vi, sí; vi y en mi vida jamás un dolor más cruel destrozó mi corazón, vi a Quinto Cecilio Metelo arrancado de repente de los brazos y del seno de la patria; a aquel gran ciudadano que no vivía más que para ella y que tres días antes había aparecido con tanta gloria en el Senado, en los Rostros, en la tribuna, ante los ojos de Roma entera, en la flor de la edad, pletórico de salud y de vigor; le vi inmerecidamente arrebatado a todas las personas de bien, a todos los ciudadanos.”

Continúa la fase de refutación, dentro de la llamada Confirmación. Se aprecia de nuevo el uso de interrogación retórica y también se recurre a la emotividad para impresionar y persuadir al público, por ejemplo al utilizar la expresión “no vivía más que para ella “ en la evocación que hace de Metelo

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(Quinto Cecilio Metelo, había muerto envenenado, según se cre,e por Clodia) con el objetivo de relacionar a Clodia con su muerte, desprestigiarla, quitando valor a sus acusaciones y haciendo sospechar que si hay algún asesino, es ella y no Celio.PROPUESTA DE SUSTITUCIÓN POR

“Y cuando hayáis tenido en cuenta su extrema juventud, poned también ante vuestros ojos la vejez de un desgraciado padre, cuyo único apoyo es este hijo en quien cifra su única esperanza y ante cuya suerte tiembla; este anciano os suplica vuestra misericordia... Acoged su desgracia, tanto en nombre del recuerdo de vuestros padres como en el del dulce pensamiento de vuestros hijos... No permitáis, jueces, que el uno, próximo a sucumbir al peso de los años, caiga más pronto al golpe que vais a inferirle que al peso del destino; y que el otro... caiga tronchado como una flor por un torbellino o alguna súbita tempestad.

Conservad un hijo a su padre y un padre a su hijo... Y vosotros, jueces, más que nadie, cosecharéis los abundantísimos y perdurables frutos de sus esfuerzos y trabajos. (Pro Caelio)”

O ESTE OTRO

"Si el éxito que la audacia puede conseguir en pleno campo y en un lugar desierto, fuera también la desvergüenza capaz de lograrlo en el foro y ante los tribunales, hoy en este pleito, Aulo Cecina se encontraría en una situación de inferioridad ante el despreocupado descaro de Sexto Ebucio, como lo estuvo antes, cuando tuvo que ceder a su osada violencia. ...

Porque tan extraordinariamente audaz me parece Ebucio juntando hombres y armándolos, como desvergonzado al acudir a este juicio, no sólo por la osadía de presentarse ante el tribunal -pues aunque tal actitud sea manifiestamente mala en un asunto que no ofrece dudas, la corrupción es cosa corriente en estos tiempos-, sino porque no ha puesto ninguna dificultad en reconocer el acto que se le imputa" (Pro Caecina 1-2).”

2. IN L. CATILINAMForma parte de los discursos políticos ante el Senado, conocido como 1ª Catilinaria.

“¿Hasta cuándo ya, Catilina, seguirás abusando de nuestra paciencia? ¿Por cuánto tiempo aún estará burlándosenos esa locura tuya? ¿Hasta qué limite llegará, en su jactancia, tu desenfrenada audacia? ¿Es que no te han impresionado nada, ni la guardia nocturna del Palatino ni las patrullas vigilantes de la ciudad ni el temor del pueblo ni la afluencia de todos los buenos ciudadanos ni este bien defendido lugar donde se reúne el senado ni las miradas expresivas de los presentes? ¿No te das cuenta de que tus maquinaciones están descubiertas? ¿No adviertes que tu conjuración, controlada ya por el conocimiento de todos éstos, no tiene salida? ¿Quién de nosotros te crees tú que ignora qué hiciste anoche y qué anteanoche, dónde estuviste, a quiénes reuniste y qué determinación tomaste?”

Se trata de la Introducción o Exordio de la 1ª Catilinaria. En esta parte del discurso se trata de atraer la atención del auditorio y lo hace mediante el uso de interrogaciones retóricas.Cicerón, enterado de los planes de Catilina, convocó al Senado, al que acudió Catilina, que es violentamente increpado, pues Cicerón se dirige a él directamente y toma la palabra para atacarlo públicamente (en lugar de informar a los Senadores sobre su actuación, opta por la interpelación personal y directa ante el Senado en presencia del propio interpelado)

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“¡Qué tiempos! ¡Qué costumbres! El senado conoce todo eso y el cónsul lo está viendo. Sin embargo este individuo vive. ¿Que si vive? Mucho más: incluso se persona en el senado; participa en un consejo de interés público; señala y destina a la muerte, con sus propios ojos, a cada uno de nosotros. Pero a nosotros -todos unos hombres- con res-guardarnos de las locas acometidas de ese sujeto, nos parece que hacemos bastante en pro de la república. Convenía, desde hace ya tiempo, Catilina, que, por mandato del cónsul, te condujeran a la muerte y que se hiciera recaer sobre ti esa desgracia que tú, ya hace días, estás maquinando contra todos nosotros…Tenemos contra ti, Catilina, una resolución del senado, enérgica y severa. No es la responsabilidad de Estado ni la au toridad de este organismo lo que está fallando: nosotros, nosotros los cónsules -lo confieso sinceramente- somos quienes fallamos.” (In Catilinam 1.1-4)

Cicerón critica la presencia de Catilina en el Senado, presentándola como una muestra de desfachatez. Se queja de que la resolución del Senado no se haya llevado a cabo, actuando contra el conspirador con mayor dureza,. El Cicerón político se muestra aquí como alguien dotado de un gran ingenio a la hora de lanzar ataques contra su oponente.

“Todo esto ha sido ya en el Senado descubierto y clarísimamente explicado por mí; por ello, Quirites, os lo voy a exponer brevemente, para que vosotros, que lo ignoráis y que deseáis conocerlo, sepáis de su gravedad y evidencia y de mis pesquisas y averiguaciones.

En un primer momento, una vez que Catilina, pocos días antes, hubo salido bruscamente de Roma, dejando en ella a los cómplices de su conjuración, fanáticos cabecillas de esta guerra abominable, velé, Quirites, sin descanso para encontrar el medio de librarnos de emboscadas tan temibles y tenebrosas. ...”

Este fragmento forma parte del exordio de la 3ª Catilinaria, pronunciada en este caso en el Foro y dirigida al pueblo, a los ciudadanos (Quirites), en la parte previa a la argumentación.Cicerón trata de llamar la atención del auditorio y transmitirles la gravedad de la situación pues mientras el Senado creía terminada la conjuración con la salida de Catilina de Roma, Cicerón no comparte ese optimismo y sigue vigilando ante el peligro que supone la presencia en Roma de cómplices de la conjuración.

3. PRO SEX. ROSCIO AMERINO: DISCURSOS EN SEDE JUDICIAL.Cicerón actúa en defensa de Sexto Roscio, acusado de parricidio por un tal Crisógono,( liberto de Sila que deseaba los bienes del proscrito).

"Tengo la sensación, jueces, de que os estáis preguntando con asombro qué motivo hay para que, permaneciendo en sus asientos tantos oradores consagrados e ilustres varones, me haya levantado entre todos yo, que ni por mi edad, cualidades ni prestigio puedo ser comparado con los que siguen sentados. Es más, todos estos que se hallan presentes consideran un deber que se reivindique en este proceso la injusticia forjada mediante un delito sin precedentes, pero no se deciden a llevar personalmente la defensa en atención a la arbitrariedad de estos tiempos; y así sucede que asisten para cumplir su obligación, callan, en cambio, para evitar riesgos. ¿Qué ocurre, pues? ¿Es que soy yo el más audaz de todos? En absoluto. ¿Tal vez algo más servicial que el resto? Tampoco ambiciono esa alabanza hasta el extremo de pretender que se les arrebate a los demás. ¿Qué motivo, pues, me ha impelido más que a los otros a aceptar la defensa de Sexto Roscio? (Pro Sextio Roscio Amerino 1.1)

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En esta Introducción Cicerón busca identificarse con el auditorio, atrayéndolos a sus posiciones mediante alabanzas, que a la vez sirven al propósito de defender atacando a la acusación.El defensor intenta llamar la atención mediante preguntas retóricas y muestra gran ingenio y habilidad al ironizar con la suposición de que nadie se atrevería a defender a Sexto Roscio por miedo al dictador Sila al ser Crisógono, su liberto, también su protegido.

(Parece ser que el tal Crisógono, enterado del fallecimiento de Roscio (padre) y de las ricas posesiones que dejaba, se propuso hacerse con aquella herencia mediante la inclusión de Roscio en una lista de proscritos, con lo que sus bienes pasaron directamente a ser propiedad del Estado y posteriormente subastados, por lo cual pasaron a manos del liberto y protegido de Sila, mientras que el legítimo heredero fue echado de su casa, provocando estos hechos gran indignación en el pueblo de Ameria. Temiendo que el hijo emprendiera acciones legales para recuperar lo suyo, optaron por acusarlo del asesinato de su propio padre con la finalidad de librarse de él.)

“Sexto Roscio ha matado a su padre ¿Qué clase de hombre es Sexto? ¿Un jovenzuelo corrompido y manejado por hombres depravados?... ¡Pero si ni siquiera al acusador le habéis oído decir semejantes palabras!... Finalmente, ¿qué ambiciones puede tener un hombre que, como el propio acusador dice en tono de reproche, ha habitado siempre en el campo y en su cultivo han transcurrido sus días?... Así que volvamos de nuevo al mismo punto y averigüemos qué vicios tan grandes tuvo este hijo único para que su padre estuviera disgustado con él. Pero, si está clarísimo que no tuvo ninguno. Entones ¿es que el padre era un loco para odiar sin motivo a quien había dado el ser? Por el contrario, el padre fue el hombre más consecuente que conozco. Por tanto, está bien claro que, si el padre no estaba loco ni el hijo era un perdido, no existieron motivos de odio por parte del padre, ni de cometer un crimen por la del hijo.”

Esta parte es la refutación (Confirmación) y está pensada para dejar sin base las acusaciones. Para ello utiliza los propios argumentos de la acusación y dándoles la vuelta, los pone al servicio de la defensa ( ¿qué ambiciones puede tener que ha habitado siempre en el campo?).Niega la existencia de problemas entre padre e hijo y llega a la conclusión de que no existen motivos para el supuesto crimen. Intenta usar el carácter de Roscio como una prueba más de su inocencia.

¿O es que no comprendéis, jueces, que lo único de que se trata es de suprimir, por cualquier procedimiento, a los hijos de los proscritos, que lo que se pretende es que vuestro juramento de jueces y la sentencia contra Sexto Roscio constituyan el punto de arranque de esa injusticia? ¿Existe alguna duda sobre quién es el autor del delito, cuando veis, de una parte, al comprador de los bienes, al enemigo, al asesino - convertido ahora en acusador de este proceso- y de la otra, a un hijo reducido a la miseria, apreciado por los suyos y que no sólo está exento de culpa sino, incluso, de cualquier indicio sospechoso? ¿Es que veis aquí algún otro obstáculo para la causa de Sexto Roscio si no es la venta ya realizada de los bienes de su padre? ... (Pro Sextio Roscio Amerino 144-153)

En esta parte de la Digresión o epílogo, se realiza la peroración apelando a la recta conciencia de los jueces (para que no permitan que por la acusación se vaya a privar de la vida a quien Crisógono ya ha privado de los bienes).Usando la técnica del “quid prodest” (¿a quién beneficia?), centra el móvil de la acusación en la posesión de los bienes de S. Roscio e intenta acusar de verdadero asesino a quien se ha beneficiado de la posesión de los bienes del acusado.

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4. PRO ANNIO MILONE“Pero ya he hablado lo suficiente sobre la causa judicial y, tal vez, hasta demasiado sobre cuestiones

externas a la causa ¿qué me queda, sino rogaros y suplicaros, jueces, que concedáis a este hombre valeroso una misericordia que él mismo no os implora, pero que yo, aunque se oponga, os imploro y solicito? Si, en medio del llanto de todos vosotros, no habéis visto una sola lágrima de Milón, si contempláis su rostro siempre imperturbable y su voz y sus palabras firmes e invariables, no por ello seáis con él menos compasivos. Tal vez, incluso, merezca una ayuda mayor; pues, si en los combates de gladiadores y ante la situación y la suerte de unos hombres de condición humana ínfima solemos hasta detestar a los cobardes, a los que imploran y suplican que se les permita vivir, mientras que deseamos que se salven los valientes, los esforzados y los que se lanzan a la muerte con ardor, si somos más compasivos con aquellos que no reclaman nuestra misericordia que con los que no cesan de implorarla, ¡con cuánta más razón debemos actuar así en el caso de ciudadanos valientes!

Se trata de la Digresión o Epílogo, es decir la parte final de un discurso judicial. En concreto se denomina “peroración” a esa especie de conclusión, breve, enérgica e impactante que incluye súplicas a los jueces `para que accedan a apoyar sus insinuaciones.Cicerón hace un retrato de Milón, el acusado, como persona orgullosa y valiente que no pide misericordia (ya que es el propio defensor el que lo hace, en definitiva).Milón es acusado de asesinar a Clodio, hijo de Clodia, y la defensa quiere demostrar que Milón actuó en legítima defensa en un encuentro callejero entre bandas rivales de las que Milón y Clodio eran sus respectivos cabecillas.Conocedor de la psicología del auditorio, el defensor recurre a la emotividad e intenta provocar la admiración hacia su defendido comparándolo con los gladiadores.

LA POESÍA LÍRICA

HORACIOODAS

Libro I, oda XINo indagues, Leucónoe, no es lícito saberlo,qué plazo a ti o a mí nos han otorgado los dioses,ni consultes los cálculos babilonios.¡Cuánto mejor es aceptar cualquier cosa que ocurra!sea que Júpiter te haya reservado muchos inviernos,ya sea éste el último,el que ahora amansa, en los opuestos escollos, al mar Tirreno:sé prudente, filtra vino;no pongas gran esperanza en el breve espacio de la vida.Mientras hablamos habrá huido envidioso, el tiempo.Goza el hoy; mínimamente fiable es el mañana.

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Nos encontramos ante una oda de carácter filosófico en la que Horacio se dirige a una persona llamada Leucónoe (nombre quizá ficticio) para disuadirla de su interés en conocer el futuro a través de la astrología (los cálculos babilonios).

Entre los consejos que dirige a dicha persona encontramos algunos de los elementos que se asocian tradicionalmente al modo de pensar y vivir del autor: dejarse de preocupaciones respecto a un futuro que evidentemente no depende de nosotros y que solamente contribuyen a acortar la vida, y aprovechar, por tanto, el presente para disfrutarlo como si cada día, mes o año, fuera el último (tópico del “carpe diem”, vive el momento, que tanto influirá en el Renacimiento).

Asimismo se nos pone de manifiesto el paso inexorable del tiempo, la brevedad de la vida (“tempus fugit”), por lo cual no conviene desperdiciarlo sino por el contrario, aprovechar la vida, disfrutando de ella y sus placeres (el vino, entre otros)

Libro I, oda XIIICuando tú, Lidia, recuerdas el rosáceo cuello de Télefo, los brazos mórbidos de Télefo, ¡ay! inflamado, mi hígado se hincha de indigesta hiel. Entonces ni mi juicio ni mi sangre se mantienen en su lugar y hacia mis mejillas, furtivamente, se desliza una gota denunciando cuán a fondo me abraso a fuego lento. Me enciendo si las disputas que el vino acrecienta han estropeado tu deslumbrante espalda o si un joven alocado ha escrito en tus labios una huella recuerdo de sus dientes. No, si has de seguir escuchándome, no debes esperar que te dure siempre quien lastima con boca salvaje tus dulces besos, que Venus impregnó con la quintaesencia de su néctar. Felices tres y más veces aquéllos a quienes sujeta un vínculo jamás roto y a quienes su amor, nunca escindido por perniciosas querellas, no liberará antes del último de sus días.

Esta oda es de tipo amoroso. El autor expresa los sentimientos de ira y dolor, los celos, que siente ante las relaciones que Lidia mantienen con Télefo, a quien parece preferir frente al propio Horacio, el enfado que le producen lo que considera malos tratos o consecuencias directas de los devaneos amorosos de la tal Lidia.

Intenta convencerla de las ventajas de un amor sincero, sin peleas y con vocación de durar eternamente, frente a los amores enloquecidos, apasionados y poco duraderos que forman su “modus vivendi”.

Se aprecia, dentro de la temática amorosa predominante, un fondo de la filosofía epicúrea, de las ideas del epicureísmo que impregnan el pensamiento de Horacio: la renuncia a las grandes ambiciones, el vivir contento conformándose con poco prefiriendo así un amor tranquilo, sin peleas y sincero al que alaba, aunque sea menos apasionado a cambio de ser más duradero.

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Libro II, oda XVivirás mejor, Licinio, no corriendo siempre hacia alta mar ni acercándote demasiado a la costa peligrosa cuando, precavido, temes las borrascas. El que prefiere un feliz término medio ni, prudente, tiene la sordidez de un techo miserable ni, más austero, posee una mansión envidiable. Con más frecuencia es zarandeado por los vientos el enorme pino, y las elevadas torres caen con más terrible caída y hieren los rayos los montes más elevados. Tiene esperanza en las adversidades y teme en la prosperidad un cambio de Fortuna el espíritu bien preparado. Júpiter hace volver el riguroso invierno y él mismo lo destierra. Si las cosas no van bien ahora, no si siempre serán así, Apolo despierta, de vez en cuando, con su cítara una Musa silenciosa y no siempre tiene tenso su arco. En las situaciones difíciles muéstrate animoso y fuerte; de igual manera, con prudencia, arriarás las hinchadas velas ante un viento demasiado favorable.

Esta oda, de carácter filosófico, contiene elementos básicos de la forma que tenía el autor de entender el mundo, las relaciones humanas y la vida en general, elementos relacionados con su pensamiento fuertemente influido por las ideas de los filósofos griegos Epicuro, Demócrito y Aristóteles y que, a su vez, influyeron fuertemente en los autores renacentistas.

El poeta se dirige a un amigo, al que intenta transmitir una sabiduría basada en su experiencia. Así, recomienda, entre otras cuestiones, el rechazo del riesgo ambiciosos y la moderación como norma general tanto en los momentos felices como en los adversos, el aurea mediocritas, la moderación, que plantea optar por una vía intermedia alejada de los peligros de los excesos, de los extremos: no le convence la sordidez de la pobreza extrema pero tampoco los peligros que acechan a los ricos, a los encumbrados, ya que cuanto más alto estén, más dura será la caída.

Otro de los tópicos reflejado en el poema, junto al aurea mediocritas (la dorada moderación, el término medio) es el de la mutabilidad de la fortuna, fortuna mutabilis (“No porque hoy vaya mal, en el futuro también habrá de pasar lo mismo”), que aparece en su doble vertiente, haciéndonos temer los cambios a peor cuando somos felices y todo parece ir bien, y dándonos esperanzas de que es posible mejorar, cuando las calamidades nos abruman.

El poeta nos recomienda en todos los casos moderación y sensatez para no dejarnos llevar por los excesos que siempre acaban produciendo dolor (filosofía epicúrea, la que practicaba Horacio).

En los últimos versos de la oda, Horacio nos aconseja una actitud de fortaleza ante las dificultades y de cierta desconfianza en momentos excesivamente favorables. Es en definitiva un claro ejemplo de las doctrinas de la filosofía epicúrea con la que comulgaba el autor.

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Libro III, oda XXX, 1-9Más perenne que el bronce un monumento alcé que a las pirámides supera en altura y las lluvias y aquilones no podrán derruir ni la infinita arte fugaz de los futuros siglos. No todo moriré. Mi mejor parte perdurará en lo eterno, y mi renombre crecerá siempre, en tanto al Capitolio con la muda vestal suba el pontífice.

Esta oda, de carácter filosófico, viene a servir de epílogo a los tres primeros libros y en ella, Horacio, se siente orgulloso de su obra, (un monumento imperecedero, según sus palabras) y se muestra seguro de que a su muerte, ésta lo sobrevivirá, tal y como se entiende en los versos donde dice: “no todo yo moriré, y una buena parte de mí escapará a Libitina” ( Libitina es el epíteto de Venus como protectora de los funerales). Piensa, por tanto, en adquirir una fama perenne que en cierta manera lo inmortalice y que, con el tiempo, su figura reciba un tratamiento que ennoblezca su memoria.

Libro IV oda V, 1-16Vástago de númenes bienhechores, sublime protector del linaje de Rómulo tu ausencia se prolonga demasiado: tú que habías prometido al sagrado consejo de los senadores un pronto retorno. Vuelve. Devuelve la luz, bien amado caudillo, a tu patria, pues cuando tu rostro, una nueva primavera, ha mostrado su esplendor ante el pueblo, transcurre más apacible el día y los soles emiten más cálida luz. Igual que una madre, si su hijo es apartado por el soplo envidioso del noto al otro lado de las llanuras del mar Carpatio y obligado a permanecer durante más de un año alejado de su dulce hogar, lo reclama con votos y deprecaciones y súplicas, y no aparta su mirada de la curva playa, así, transida de persistentes añoranzas, la patria reclama a César.

En esta oda romana, dedicada a exaltar la figura de Augusto, Horacio muestra su añoranza por el emperador y le pide que vuelva. El tono utilizado es hiperbólico para resaltar esa añoranza que el pueblo siente, según el autor, por su emperador (añoranza casi piadosa), al que atribuyen la prosperidad y bienestar que Roma disfruta desde que asumió el poder.

Formalmente, recurre a la comparación con los sentimientos de una madre que ansía la vuelta de su hijo tras más de un año de ausencia forzosa. Esa madre viene a ser la patria, el pueblo, que siente nostalgia por la ausencia de quien les ha proporcionado paz y seguridad.

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Épodos II, 1-12Dichoso aquél que lejos de los negocios como las antiguas generaciones de hombres, cultiva los campos paternos con sus bueyes, libre de todo interés y no es despertado, como soldado, por el clarín cruel ni se atemoriza del embravecido mar; y evita el foro y los soberbios umbrales de los ciudadanos más poderosos. Así pues bien casa la vid adulta a los crecidos chopos, o bien en el recogido valle contempla los errantes rebaños.

Entre los Épodos (poemas cortos de contenido diverso) de Horacio, éste ha ejercido una poderosa influencia en la época renacentista llegando a ser traducido y adaptado al castellano como un canto de aprecio a la sencillez y tranquilidad, a la felicidad que se asocia a la vida en el campo (“Oda a la vida retirada” de Fray Luis de León: “Qué descansada vida/ la del que huye del mundanal ruído/ y sigue la escondida senda/ por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido”).

Horacio hace en estos versos un elogio de la vida rural, recreándose en la descripción de las faenas y costumbres del agricultor y el ganadero ( felices en contraste con la vida peligrosa de soldados y marineros), ajenos a las ambiciones políticas de la ciudad y del mundo del poder y la riqueza.

De nuevo, el poeta introduce sus ideales epicúreos de aprecio por la sencillez y el disfrute sereno de las pequeñas satisfacciones de la vida sencilla.

CATULOPrimera etapa. Exaltación jubilosa

5. Besos para CatuloVivamos, querida Lesbia, y amémonos, y las habladurías de los viejos puritanos nos importen todas un bledo. Los soles pueden salir y ponerse; nosotros, tan pronto acabe nuestra efímera vida, tendremos que vivir una noche sin fin. Dame mil besos, después cien, luego otros mil, luego otros cien, después hasta dos mil, después otra vez cien; luego, cuando lleguemos a muchos miles, perderemos la cuenta para ignorarla y para que ningún malvado pueda dañarnos, cuando se entere del total de nuestros besos.

Este fragmento es un poema amoroso de Catulo dedicado a Clodia (Lesbia) y pertenece a la 1ª etapa de estos amores (época de feliz exaltación). El poema comienza con un grito de alegría que es Departamento de Latín 28

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una invitación al amor (“amémonos”), frente a la moral tradicional. El autor muestra sus sentimientos apasionados que fluyen sin freno, correspondiendo con el carácter del poeta. Vemos reflejados en estos versos los temas principales de la poesía lírica como el amor, la brevedad de la vida (“nuestra efímera vida”) y la muerte (“una noche sin fin”)

Las muestras de amor ( y en ocasiones de odio) expresadas con gran pasión y una fuerza incontrolada son características de la poesía de Catulo.

86. Lesbia la más hermosa de las mujeresMuchos encuentran a Quintia hermosa; para mí es blanca, alta y espigada. Admito que posee cada uno de estos atractivos, pero no todo eso sea ser hermosa, lo niego; pues no hay ningún encanto, ninguna pizca de gracia en un cuerpo tan grande. Lesbia sí que es hermosa, pues no solamente es la más hermosa en todo, sino también es la única que robó todos los encantos de Venus.

Este fragmento es un poema amoroso de Catulo dedicado a Clodia (Lesbia) y pertenece a la 1ª etapa de estos amores (época de feliz exaltación).

El amor desenfrenado que Catulo siente por Clodia lo lleva a comparar su belleza, inicialmente, con Quintia, para, en un derroche de idealización apasionada, acabar igualándola con la propia diosa Venus (diosa de la belleza), de la cual dice que su amada posee todos los encantos.

El lenguaje utilizado es sencillo y directo, el poeta se encuentra en una fase de júbilo exaltado y busca cualquier medio ( en este caso el retrato de Quintia en contraste con el de su amada) para hacer una demostración del amor que siente por Clodia.

Segunda etapa: sufrimiento o infidelidades

87. El amor de CatuloNinguna mujer puede decir que ha sido tan sinceramente querida como Lesbia lo ha sido por mí. Ningún pacto fue jamás respetado con una lealtad tan grande como la que yo he mantenido en mi amor hacia ti.

85. Amor y odioOdio y amo. ¿Por qué es así, me preguntas? No lo sé, pero siento que es así y me atormento.

Estos versos de Catulo reflejan la 2ª etapa de sus amores con Clodia (Lesbia). El tono ha cambiado al referirse a Clodia por la que sigue, al parecer, sintiendo un amor que ahora aparece mezclado con odio. Se intuye el paso del enamoramiento y el disfrute del amor correspondido a una fase nueva, que parece reflejar una situación de disgustos posiblemente debido a riñas y malentendidos.

Catulo se reclama como un enamorado sincero y fiel que mantiene un amor leal por Clodia, lo que parece poner de manifiesto que ésta no le responde con un trato equivalente. Esa situación parece ser el origen del sufrimiento ya que el poeta, aunque sigue amándola, comienza a tener ideas negativas

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expresadas mediante sentimientos contradictorios: “amo y odio”, dice, aunque aún no sabe exactamente por qué.

Amor y odio van en direcciones opuestas, y el desgarro es la consecuencia en el individuo que experimenta esos sentimientos.( Así: “me atormento”, expresa la consecuencia de la acción inicial” odio y amo”) El tema del desengaño amoroso es una de las fuentes de la lírica de todos los tiempos y en Catulo tuvo uno de sus más conocidos representante.

Tercera etapa. Ruptura total y amargura ante la misma

8. Renuncia de amorDesgraciado Catulo, deja de hacer tonterías. Y lo que ves perdido, dato por perdido. Brillaron una vez para ti soles luminosos, cuando ibas a donde te llevaba tu amada, querida por ti como no lo será ninguna. Entonces se sucedían escenas divertidas, que tú buscabas y tu amada no rehusaba. Brillaron de verdad para ti soles luminosos. Ahora ella ya no quiere; tú, no seas débil, tampoco, ni sigas sus pasos ni vivas desgraciado, sino endurece tu corazón y manténte firme. ¡Adiós, amor! Ya Catulo se mantiene firme: ya no te cortejará ni te buscará contra tu voluntad. ¡Malvada, ay de ti! ¡Qué vida te espera! ¿Quién se te acercará ahora? ¿Quién te verá hermosa? ¿De quién te enamorarás? ¿De quién se dirá que eres? ¿A quién besarás? ¿Los labios de quién morderás? Pero tú, Catulo, resuelto, manténte firme.

Estos versos de Catulo reflejan la 3ª etapa de sus amores con Clodia (Lesbia): ruptura total y amargura ante la misma.

Presa de la desesperación que le produce el amor no correspondido, el poeta recuerda, en forma de monólogo, en párrafos escritos con gran sencillez pero a la vez llenos de cierta dulzura, los momentos de un tiempo pasado, cuando ambos eran felices.

En esta ocasión, Catulo no nombra a Clodia, aunque le sigue preocupando su futuro, mostrando unos celos desgarrados al pensar que otro ocupará su lugar con ella (“¿los labios de quién morderás?”). Mientras se recrimina su propia conducta al no aceptar la cruda realidad de la no correspondencia amorosa y se exhorta a olvidar a Clodia (“deja de hacer tonterías, dalo por perdido”), no puede dejar de pensar en ella pero refiriéndose a los momentos en que todo era diferente y mejor.

La lírica de exaltación amorosa ha dejado paso a la lírica del sufrimiento, de la desesperación, de la necesidad de superar el desengaño, renunciando al amor y aceptando la ruptura.

11 (vv.16-25). Ruptura definitiva con Lesbia.

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Que viva (Lesbia) y sea feliz con sus amantes, esos trescientos que estrecha a un tiempo en sus brazos sin querer verdaderamente a ninguno, pero quebrantándoles a todos sin cesar en las ijadas;

que ya no piense, como antes, en mi amor: por su culpa ha muerto como una flor al borde de un prado, cuando el arado la troncha al pasar.

Estos versos de Catulo reflejan la 3ª etapa de sus amores con Clodia (Lesbia): ruptura total y amargura ante la misma.

El poeta inicia su discurso con una cierta rudeza, el amor parece tornarse odio y la amada es tratada como alguien promíscuo que tiene muchos amantes, pero ningún amor como el que él sentía por ella. Sin embargo, el final acaba con una muestra de patetismo romántico, expresando su amargura ante el abandono del que es objeto por parte de la amada. Se pasa de un lenguaje casi insultante a otro de tono más elevado, con comparaciones románticas del amor con flores destrozadas por alguien que realiza sus faenas al margen de cualquier sensibilidad.

Catulo es un conocido representante de la lírica del desengaño y de la lucha del amor perdido que siempre está presente, creando desasosiego al chocar con la evidencia del abandono.

76. Lucha interior¡Oh dioses, si de vosotros es la misericordia, o si alguna vez habéis prestado una última ayuda en el umbral de la muerte, contemplad mi desgracia y, si he llevado una vida irreprochable, arrancadme esta peste y perdición, que, infiltrándose en lo más profundo de mi ser como una parálisis, ha expulsado todas las alegrías de mi corazón... ... solo aspiro a curarme y a expulsar esta horrible enfermedad, ¡Oh dioses, concededme esta gracia a cambio de mi piedad!

Estos versos de Catulo reflejan la 3ª etapa de sus amores con Clodia (Lesbia): ruptura total y amargura ante la misma.

El poeta parece sentir el antiguo amor como una enfermedad real que le ocasiona un sufrimiento insoportable, por lo cual llega a clamar a los dioses una intervención en su favor, suplicándoles que lo liberen de su antigua pasión, que ahora se ha convertido en un sentimiento de amargura. Catulo considera que es algo a lo que tiene derecho a cambio de una vida que él mismo juzga piadosa e irreprochable.

Se siente desgraciado y con tono melancolico expresa cómo se siente herido y afectado en lo más profundo de su ser, se siente paralizado y al borde de la muerte. La lírica se ocupa de estas manifestaciones del espíritu, del dolor ocasionado por la pérdida del amor y del estado de desesperación que lo lleva a pedir a los dioses que pongan punto y final a ese dolor.

51. Declaración de amorSemejante a un dios me parece, y si lícito fuere, superior a él, el que sentado junto a ti, sin cesar te mira y te oye reír dulcemente, eso que en mí arrebata todos los sentidos, pues en cuanto te veo, Lesbia, aparecer radiante, mi voz se apaga, se me traba la lengua,

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bajo mis miembros arde sutil llama, con singular sonido me zumban los oídos, y cubre mis ojos una doble noche.

Estos versos de Catulo reflejan la 3ª etapa de sus amores con Clodia (Lesbia): ruptura total y amargura ante la misma.

El poeta se inspiró en una Oda de la poetisa Safo (siglo VI a de C.). En estos versos aparece reflejado el tono general de su obra en la que por todas partes los sentimientos fluyen apasionados, sin frenos.

Catulo hace un sincero análisis de las emociones que produce en un amante la visión de su antigua amada ( que no olvidada) y la envidia que le produce la visión de los nuevos compañantes, a los que llega, desesperadamente, a comparar con dioses.

Es una especie de confesión de que el amor aún sigue bajo la piel, produciendo esos efectos indeseados pero inevitables: se queda sin voz, le zumban los oídos, se le traba la lengua, etc… todo su ser se consume en la doble llama del amor y los celos. Safo fue una conocida poetisa lírica y Catulo la imita y la usa de inspiración coincidiendo con ella en los sentimientos expresados.

Poemas dirigidos a sus enemigos

29. ¿Cómo es posible?¿Quién puede ver esto, quién puede tolerar, si no es un sinvergüenza, un glotón y un tramposo, que Mamurra posea las pingues ganancias de la Galia transalpina y de la lejana Bretaña? ¿Marica de Rómulo, serás capaz de verlo y tolerarlo? ¿Y ahora aquél, soberbio y despilfarrador, se paseará por los dormitorios de todos, como un blanco pichoncito o un Adonis? ¿Marica de Rómulo, serás capaz de verlo y tolerado? Eres un sinvergüenza, un glotón y un tramposo. ... ¿Qué es eso sino perversa generosidad? ¿Es que ha derrochado poco a poco se ha tragado? Primero dilapidó la fortuna de sus padres, Después el botín del Ponto y en tercer lugar el de Iberia, como bien sabe el aurífero Tajo. ¿Y ése tiene lo mejor de la Galia y la Bretaña? ¿Por qué mimáis a ese malvado? ¿Qué es lo que ése puede hacer sino derramar pingües fortunas? ¿Con ese nombre vosotros, los más poderosos de Roma, suegro y yerno, habéis arruinado todo?

En este poema, Catulo arremete contra Mamurra, prefecto de César, por el que siente al parecer un odio bastante grande. ( Entre otras razones, parece que Clodia lo tenía entre sus amantes, después de dejar a Catulo). Realmente, las preguntas retóricas, acusando y reprochando la permisividad con las actividades despilfarradoras de Mamurra, están dirigidas a César de manera que Catulo y su

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círculo de amigos “intelectuales” acaba enfrentado a un César que ya empieza a destacar en la vida política de Roma.

Catulo demuestrael mismo apasionamiento en el trato de sus enemigos que el que mostraba hacia sus amigos y amores, de manera que el poeta se muestra como un ser humano que no admite medios tonos, y lo que hace o siente, lo hace y siente a fondo, del todo, sin término medio. La interpelación en tono satírico hacia César (suegro) y Pompeyo (yerno) como consentidores de las actividades públicamente denunciadas de ese “favorito y protegido” de ambos, acaba convirtiéndose en un ataque contra éstos, pero no se trata de un ataque político contra sus ideas sino una expresión de su resentimiento contra Mamurra y contra los que ostentan el poder y toleran sus actividades.

El lenguaje empleado por Catulo es en general el propio de una persona culta e incluso erudita, aunque también, en ocasiones utiliza un latín coloquial y hasta un lenguaje cómico bastante agresivo, sobre todo para atacar, ironizando, a sus enemigos.

61.48-65; 146-165: Fragmentos del Epitalamio.¿Qué dios es más digno de ser invocado por los amantes amados? ¿A quién, entre los habitantes del cielo, honrarán más los mortales? ¡Oh Himeneo Himen, oh Himen Himeneo! A ti invoca el padre tembloroso para los suyos, por ti las doncellas desatan los pliegues de su cintura, a ti, con medroso y ávido oído, acecha el nuevo esposo.

Eres tú el que en manos del fogoso joven entregas a la muchacha en flor, arrebatada del regazo de su madre, oh Himeneo Himen, oh Himen Himeneo. Sin ti no puede lograr Venus intimidad alguna que apruebe el honor; puede, si tú lo quieres. ¿Qué dios osaría compararse con el nuestro?...Y tú, novia, cuando te pida tus favores tu esposo, guárdate de negárselos, no sea que los busque en otro sitio. ¡lo, Himen Himeneo, ¡o! ¡lo, Himen Himeneo! Ahí tienes la casa, cuán poderosa y feliz, de tu marido; permite que esté a tu servicio ¡lo, Himen Himeneo, ¡o! ¡lo, Himen Himeneo!Hasta el día en que la canosa vejez, moviendo su temblorosa frente, diga siempre sí a todos. ¡lo, Himen Himeneo, ¡o! ¡lo, Himen Himeneo!

El epitalamio era un género conocido desde la época helenística que podía definirse como “una composición poética que celebra una boda”

Se hace una invocación algo repetitiva, al final de muchos versos, al dios del matrimonio, Himeneo. (Catulo emplea una tradición griega admitida y generalizada entre los romanos). Según algunas fuentes Himeneo era hijo de Baco y Afrodita, y aunque existan diferentes versiones de su verdadero origen, lo cierto es que Himeneo se supone que asiste a todas las bodas. Se pensaba que sin su presencia el matrimonio resultaría desastroso y de ahí la costumbre de gritar su nombre en las procesiones que acompañan a la novia a su nueva casa.

Catulo aparece como defensor de la unión matrimonial y de la entrega de la novia a los deseos fogosos del joven esposo, como garantía de continuidad hasta la vejez, de ese vínculo ahora establecido, integrándose la novia en una nueva casa, tomando posesión de ella y poniéndola a su servicio.

Normalmente, los epitalamios formaban parte del ritual típico de las bodas romanas e incluían alabanzas a la propia unión matrimonial así como alusiones a la belleza de las contrayentes y a las virtudes de los novios.

101. A su hermano

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Después de haber atravesado muchas naciones y muchos mares, he venido, hermano, hasta tus infortunados restos, para traerte la suprema ofrenda debida a la muerte y dirigir unas vanas palabras a tu ceniza muda, puesto que la fortuna me separó de lo que tú mismo fuiste, ¡ay!, pobre hermano mío, indignamente arrebatado a mi afecto. Pero hoy, he aquí, mientras tanto, las tristes ofrendas que un antiguo rito de nuestros padres entrega a los sepulcros: acéptalas, empapadas en el llanto fraterno; y para siempre, hermano mío, salud y adiós.

Con ocasión de un viaje que realizó Catulo por las ciudades más famosas del mundo antiguo, su hermano, que lo acompañaba, falleció en la ciudad de Troya, donde fue enterrado. Este hecho luctuoso impresionó bastante al poeta y su triste recuerdo le sirvió de inspiración, poco tiempo después, para escribir algunos de sus versos más hermosos.

Catulo se halla frente a la tumba de su hermano para la realización de una ceremonia funeraria siguiendo un antiguo rito familiar de entrega de ofrendas al sepulcro. Allí, con un lenguaje sencillo y directo, mostrando una especial delicadeza y ternura, manifiesta sus sentimientos de profundo dolor en un emotivo canto de despedida.

De la misma manera que expresa con gran fuerza sus sentimientos amorosos y fustiga a sus enemigos con versos satíricos, es capaz de dedicar a sus seres queridos palabras llenas de dulzura, haciéndonos sentir el patetismo de su soledad.

Este género lírico, la elegía, como composición poética en la que predomina el sentimiento de dolor, tristeza o melancolía por la muerte de una persona, tendrá sus seguidores en épocas posteriores y los poetas greco-latinos les servirán de inspiración.

CANARIAS Y LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA.

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Preguntas PAU1. Comenta brevemente este texto de (nombre del autor): 1 punto2. Explica brevemente los mitos que se han relacionado con Canarias: 1 punto

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