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Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

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Nacimiento de nuestra revista Vía Letra... un aporte a la cultura universitaria a nuestra sociedad.

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CULTURA Y UNIVERSIDAD

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Autoridades de la Universidad de Panamá

Dr. Gustavo García de ParedesRector

Dr. Justo A. MedranoVicerrector Académico

Dr. Juan GómezVicerrector de Investigación y Postgrado

Dr. José De Los Santos Chen BarríaVicerrector Administrativo

Dra. María del Carmen Terrientes de BenavidesVicerrectora de Extensión

Ing. Eldis BarnesVicerrector de Asuntos Estudiantiles

Dr. Miguel Ángel CandanedoSecretario General

Mag. Luis PossoDirector de Centros Regionales y

Extensiones Docentes

Vicerrectoría de Extensión

Dra. María del Carmen Terrientes de BenavidesVicerrectora de Extensión

Lic. Omaira DomínguezDirectora Administrativa

Mgter. Mercedes ArosemenaDirectora de Relaciones con las Universidades Particulares

Lic. Guillermo DomínguezDirector de Relaciones Nacionales

Dra. Argénida de BarriosDirectora General de la Universidad del Trabajo y de la

Tercera Edad

Maestro Néstor CastilloDirector de Cultura

Prof. Pedro RiveraDirector de Grupo Experimental de Cine Universitario

Prof. Ramiro GómezDirector del Departamento de Servicios Comunales

Prof. Miguel RuizDirector del Departamento de Sonido

María del Carmen Terrientes de BenavidesDirectora

María CarballedaÁngela Alvarado Aguilar

Editoras

Nimia Herrera G.Correctora de Texto

Karim K. Kourany B.Colaborador

Portada: obra “En contacto”, del destacado pintor panameño Antonio Madrid, óleo y acrílico sobre lona, 2008. “Sobre el tema de Ofrendas”. Antonio Madrid

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CONTENIDOPRIMERAS PALABRAS

– La Dra. María del Carmen Terrientes de Benavides presenta Vía Letra

– Esquema organizativo de la VIEX

DEL TINTERO – Cultura e identidad: Elementos para pensar la cultura por Roberto Fajardo – Universidad, identidad nacional y política cultural. Notas sobre un itinerario complejo por Briseida Allard

– “Quo Vadis” por Alondra Badano

CONVERSACIONES CON SOFIA – Entrevista al profesor Pedro Prados sobre el tema Cultura y universidad

DEL PINCEL, LAS PINCELADAS – Antonio Madrid, un visitante nocturno Por María Carballeda

– El arte como instrumento fundacional en la pintura de Juan Manuel Cedeño por Michelle Montenegro

LA TONADA INASIBLE

– William Vivanco: un soñador musical Por Ángela Alvarado Aguilar

VIDA EN LA PALABRA – Y Miles Por Héctor Collado

NOTICIAS – Cuentos Posibles

− El deporte como herramienta de animación sociocultural

– V Encuentro de Redes y Consejo de Rectores de America Latina y el Caribe

– Foro Internacional de Investigación en Panamá

– Proyecto Pista

– Química y Fármacos.

– Nueva Tecnología para el Sector Pecuario

HUMOR – Por Carlos De La Guardía

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PRIMERAS PALABRAS Vía Letra es una iniciativa de la Vicerrectoría de Extensión, consciente de la necesidad de crear vínculos que permitan a la comunidaduniversitaria relacionarse intelectualmente, proponer nuevas ideas y generar conocimiento y cultura.

A través de las aportaciones de nuestros académicos y de la sociedad, Vía Letra se constituye en una ventana abierta, en un espacio donde se compartan proyectos, visiones y reflexiones de todas las generaciones, referentes ineludibles de numerosos análisis y propuestas.

Es nuestro interés fortalecer la expresión escrita con la presencia de la imagen, seleccionando para cada número la obra de un pintor nacional, que acompañará visualmente el desarrollo de esta, entendiendo que la palabra debe ir acompañada de otros signos y símbolos, lo cual favorece un lenguaje plural y participativo,cónsono con la esencia misma de este proyecto.

Nuestra revista tendrá como insumo el material que produce la comunidad universitaria, en primera instancia, pero también los artículos que nos envíen los diferentes sectores sociales, los cuales serán publicados en la sección que corresponda según el tema.

Vía Letra apuesta por los enfoques múltiples, por las propuestas inclusivas y por el diálogo que posibilita la comunicación y el encuentro, generando reflexiones construidas desde una perspectiva abarcadora y heterogénea en beneficio de las comunidades y las culturas.

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Primeras Palabras

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VIEX-MISIÓNPromueve, desarrolla y difunde el conocimiento, a través de diversas propuestas y actividades académicas,científicas y culturales, en estrecharelación con todos los sectores de la sociedad.

VIEX-VISIÓNUna estructura organizada, eficaz y eficiente con proyectos, programas y planes en el ámbito social, político, económico, cultural y de recreación que coadyuve al desarrollo integral del país, mediante el diálogo permanente entre la universidad y su entorno.

ESQUEMA ORGANIZATIVO VIEX

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Roberto Fajardo Briseida Allard Alondra Badano

“Sobre el tema de Ofrendas”. Antonio Madrid

DEL TINTERO DE…I

Desde las últimas décadas del pasado siglo XX, autores como Néstor García Canclini, Guillermo Bonfil Batalla, Oscar Landi, José Joaquín Brunner, Nelly Richard, entre otros, entendieron las implicaciones de la cultura en los procesos históricos y el cambio social. Desde entonces mantienen el debate acerca del lugar de la cultura y la política en América Latina y sobre las posibilidades de reflexionar de modo crítico en torno a las acciones en esta materia en los distintos contextos nacionales (Cardini, 2011).

La palabra cultura ha encarnado múltiples, distintos y hasta antagónicos conceptos y significados, no sólo entre los diversos campos disciplinarios y transdisci-plinarios, sino al interior de los mismos.

William (citado por Restrepo, 2011) indagó sobre las distintas acuñaciones de la palabra “cultura” a lo largo de la historia, en sus relaciones con las prácticas culturales, las instituciones políticas y sociales. Por su parte, Richard (2001) enfatiza tres dimensiones para definir el término cultura: la definición antropológica es aquella que considera a la cultura como modo o forma de vida; siguiendo a Bourdieu y la sociología de la cultura, Richard considera que hay una segunda definición que supone lo cultural como un campo de relaciones sociales institucionalizadas con su especificidad y cierta autonomía; y, en una última acepción, Richard introduce en la concepción misma de lo cultural la problemática del poder y la hegemonía (Restrepo, 2011).

Independientemente de que se esté de acuerdo o no con estas distinciones, lo cierto es que para estos autores la palabra cultura se entiende en su relación mutuamente constitutiva con el poder, de ahí que hablen de la cultura-como-poder y del poder como-cultural. En esa perspectiva, las políticas culturales constituyen un “conjunto de intervenciones llevadas a cabo por el Estado, las instituciones civiles y los grupos comunitarios organizados a fin de orientar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo de orden o transformación social” (García Canclini, citado por Cardini, 2011).

II Dadas las peculiaridades de la formación estatal panameña, si hay un eje histórico significativo en Panamá ese es el que proporciona la llamada ‘cuestión nacional’ centrada en la disputa con Estados Unidos por la ruta interoceánica. Constituye un largo momento durante el cual fue notoria y rectora la función intelectual, rica la contribución del saber, del arte, de las letras, a la explicación de la realidad, a la formación de las nuevas promociones, al adiestramiento para el cambio.

Como sostiene García Canclini: “La identidad es una construcción que se relata. Se establecen acontecimientos fundadores, casi siempre referidos a la apropiación de un territorio por un pueblo o a la independencia lograda enfrentando a los extraños. Se van sumando las hazañas en que los habitantes defienden ese territorio, ordenan sus conflictos internos y fijan los modos legítimos de vivir en él para diferenciarse de los otros. Los libros escolares y los museos, los rituales cívicos y los discursos políticos fueron durante mucho tiempo los dispositivos con que se formuló la Identidad (así, con mayúscula) de cada nación y se consagró su retórica narrativa. La radio y el cine contribuyeron en la primera mitad de este siglo a organizar los relatos de la identidad en las sociedades nacionales. Agregaron a las epopeyas de los héroes y los grandes acontecimientos colectivos, la crónica de las peripecias cotidianas: los hábitos y los grupos comunes, los modos de hablar y vestirse diferenciaban a unos pueblos de otros…” (1993, p. 23).

Desde esta perspectiva, la identidad nacional se estructura primordialmente en el marco del sistema cultural.En este proceso, el sistema cultural es parte constitutiva de la dominación política.

En todo sistema cultural así entendido es posible distinguir dos clases de símbolos: los referenciales y lo expresivos. Sólo estos últimos son capaces de contribuir a la solidaridad social al afirmar ideales y perspectivas compartidas; de ahí su importancia especial para la formación y arraigo de la identidad nacional. Cuando los símbolos son estrecha-mente referenciales y técnicos no sustentan la identidad personal y de grupo. Por el contrario, un símbolo expresivo evoca reacciones que son personalmente significativas.

En las modernas sociedades nacionales el simbolismo expresivo es sustentado y enriquecido primordialmente por la educación pública. No es casual que la ampliación de los derechos de ciudadanía presupuso el derecho a recibir una educación formal mínima.

Panamá no fue una excepción. Al igual que la vida general del país, el desarrollo del sistema educativo nacional –como difusión organizada de las ideas que justifican y otorgan la conciencia histórica del sistema político- se ha venido conformando al ritmo de la estructura socio-económica. Desde la implantación del sistema educativo (entre 1904 y 1920) hasta mediados de la década de los años setenta del pasado siglo XX, la integración nacional que Panamá logró fue, en buena medida, el producto siempre crispado por luchas y conflictos, de una labor intencionada llevada a cabo a través de la educación pública en todos sus niveles.

En este sentido, la Universidad de Panamá, fundada en 1935, fue vital, junto a otras fuerzas e instituciones sociales y políticas, en conformar una verdadera generación1 de ciudadanos y ciudadanas con una visiónintelectual-transformadora de la identidad nacional.

En la actualidad, sin embargo, las viejas ideas sobre la autodeterminación nacional chocan con nuevas hegemonías político-ideológicas que se materializan en poderosas visiones y prácticas internacionales y supranacionales que tienden a alterar radicalmente la naturaleza de la soberanía del Estado y sobre todo la manera cómo la mayoría de la población percibe hoy este factor, hasta hace poco incuestionable del Estado moderno.

IIIEn 1989, la caída del Muro de Berlín, que coincidió con la invasión de Estados Unidos a Panamá, abrió una etapa de profundas transformaciones político-culturales en ese hecho político significativo constituido por la dimensión nacional en nuestro país.

Desde entonces asistimos al desmantelamiento de los productos y símbolos de un ciclo cultural en Panamá, iniciado tras los acontecimientos de enero de 1964; hoy padeceríamos el agotamiento de aquella concepción de la política y de la gestión de las cuestiones públicas que el sistema educativo nacional contribuyó a forjar. No sería posible abordar tales transformaciones sin considerar el fenómeno de la globalización, que ha roto en gran medida los referentes territorialmente delimitados y circunscritos a lo nacional.

Lo cierto es que se trata de una crisis de civilización y no de coyuntura, que se muestra tal como Aimé Cesaire, el intelectual y político caribeño, la anticipara alguna vez: “Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento, es una civilización decadente. Una civilización que escoge cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales, es una civilización herida. Una civilización que le hace trampas a sus principios, es una civilización moribunda.”

Referencias

(1)Karl Mannheim concedía al concepto generación un lugar clave en su sociología, en la medida en que el encontraba cierto parecido estructural con la posición de clase: “el hecho de pertenecer a la misma clase y el de pertenecer a la misma generación o grupo de edad –escribía en 1927- dotan a los individuos que de ellos participan de una localización común en el proceso histórico y social, y los confinan por eso a una zona específica de experiencia potencial, predisponiéndolos para una experiencia y un modo de pensar característicos, así como para un tipo característico de acción históricamente pertinente”. (Citado por Bottomore, 1982: 119)1.

Cardini, L. (2011). Las políticas culturales en la ciudad de Rosar- io: una presentación. Revisado en https://www.google.com/web-hp?source=search_app#q=politicas+culturales+en+ciudad+rosario+laura+ana+cardini, el 2 de septiembre de 2013.

Restrepo, E. (2011): Estudios culturales y educación. Revisado en http://web.unad.edu.co/revistainvestigaciones/images/ revistas/UNAD%20WEB%20vol.10%20num.1%202011/1.%20Estudios%20culturales%20y%20educacion.pdf, el 15 de agosto de 2013.

García C., N. (1993). “La cultura visual en la época del posnacionalismo. ¿Quién nos va a contar la identidad?”, en Revista Nueva Sociedad 127,Caracas, septiembre-octubre 1993. Cursivas mías.

Bottomore, T. (1982). Sociología política. Madrid: Aguilar

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Tradicionalmente hay dos modos de entender el concepto de “cultura”. El primero sería su sentido formativo, es decir, como proceso conformador del individuo en cuanto ente social. El segundo se refiere a los frutos de esa formación, es decir, a su producto en cuanto logro individmo un diferencial con relación a lo que no ha sido sometido a un determinado proceso formativo.

Desde una perspectiva más general, podemos referirnos con el término cultura a la suma de esas características diferenciales que identifican un individuo o una colectividad. Es por esto que podemos hablar de una Cultura de Azuero o una Cultura Afro caribeña: una relativa a determinadas características del quehacer y pensamiento del individuo nacido en la región de Azuero y otra relativa al individuo descendiente, de una herencia afro caribeña, evidente en nuestro país. O podemos referirnos a la “cultura” de un individuo que le permite hablar varios idiomas y diferenciarse de los otros con evidentes consecuencias sociales. Entendiéndose que en todo caso el termino cultura comprende la suma de las acciones individuales y colectivas.

Es verdad que existen criterios e indicadores antropológicos que ayudan a definir tipos de cultura según diversas perspectivas; tantos cuantos modos de formación y producción que el individuo pueda ejercer. Pero de modo simple, me gustaría referirme al hábito y a la acción que todos practicamos durante las horas cotidianas de nuestro vivir diario como la base de todo proceso cultural.

Para Charles Sanders Peirce, filósofo y científico norteamericano creador del Pragmatismo y de la Semiótica, la operación básica del pensamiento es la generalización, la capacidad de establecer criterios generales. Capacidad compartida por todos nosotros. Para este autor esta operación solo es posible por hábito, entendido este como una ley general de la acción…“…una ley general de acción. Tal que en cierta clase general de ocasión, un hombre será más o menos apto para actuar de una cierta manera general”. (CP 6.228, 1898)Es decir, para Peirce, la repetición de una acción, establece una creencia en relación a esa misma acción y si, esa acción resulta conveniente y provechosa (exitosa) se establece como una creencia general, que una vez adoptada somos capaces de comunicar y transmitir, de transformar en norma.

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Si podemos entender la cultura como una construcción a partir de esa interrelación individuo-colectividad a través del hábito y la acción, tenemos una especie de guía que nos permite seguir, como si fuera una pista, muchas de las nociones y concepciones de cultura, en muchos de los distintos ámbitos y áreas a las cuales se le aplica. Y, por consecuencia, nuestras propias creencias y criterios en relación a las otras cosas.

¿Qué utilidad tienen estas consideraciones?

Como principio básico de pensamiento, este tipo de consideración tiene la virtud de remitirnos hacia nuestra propia experiencia y al análisis de la misma; nos permiten examinar nuestro propio proceso de acción en el mundo yaquellos hábitos (ideas o creencias) que nos rigen. Al examinarlos podemos entender razones, orígenes y evoluciones. Al comprenderlos los podemos modificar.

De lo anterior debemos deducir que la cultura no es una “cosa”, sino que es un proceso dinámico y cambiante, presente y constante. Ya sabemos que la nuestra no es monolítica y que se trata de una identidad cultural compuesta por muchas identidades interactivas. Cuando nos referimos a nuestra cultura generalmente apelamos hacía aquello que nos identifica como país, a nuestro folclor, a nuestra historia y sus logros, a nuestra emocionalidad y orgullo por la tierra que nos vio nacer, a nuestros héroes y nuestras creencias. Si bien, podemos considerar que todos estos elementos hacen parte de nuestra cultura, y a veces creemos que eso es la cultura, parece evidente que son incapaces “per se” de referir a una noción que pueda establecer ese diferen-cial o esa alteridad que identifique una “regla de acción” que nos unifique y nos defina. Esto sucede porque esta “regla de acción”, ya en la colectividad, ha de ser el producto de una convención, de un acuerdo general sobre perspectivas, fines y objetivos de nuestra colectividad en el ámbito de la nación.

Panamá es un país privilegiado y afortunado, con muchas tareas por hacerse y la discusión de nuestra identidad cultural es un tema, pendiente… que exige una unificación de un proyecto de país, de una utopía colectiva acorde a los nuevos tiempos, como producto de la voluntad de todos y todas. Un reto que nos implica como miembros de la Universidad más importante de nuestro país.

Estimados estudiantes universitarios, colegas y ciudadanos panameños, ante una noción de cultura contemporánea que se hace cada vez más compleja y de la cual no podemos sustraernos, hay un ejercicio relativamente simple que podemos realizar: comenzar a pensar nuestras acciones y hábitos. Analizar cómo estos nos afectan y afectan la colectividad en la cual convivimos. Meditemos sobre lo que podemos hacer en nuestro campo para que algo cambie a nuestro alrededor y allí, estaremos fortaleciendo nuestra cultura como producto de la experiencia, conciencia y acuerdo.

Es necesario un atento y profundo examen sobre las realidades y articulaciones de aquello que nos define como cultura, para poder comprender y asimilar la naturaleza de los problemas que tenemos como colectividad. Son las acciones simples, básicas y cotidianas que determinan pensar nuestra realidad y con ello; pensar nuestra cultura.

Roberto Fajardo. Doctor en Artes Visuales, Profesor de la Escuela de Artes Visuales y Vicedecano de la Facultad de Bellas Artes.

CULTURA E IDENTIDAD: ELEMENTOS PARA PENSAR LA CULTURA.

IDesde las últimas décadas del pasado siglo XX, autores como Néstor García Canclini, Guillermo Bonfil Batalla, Oscar Landi, José Joaquín Brunner, Nelly Richard, entre otros, entendieron las implicaciones de la cultura en los procesos históricos y el cambio social. Desde entonces mantienen el debate acerca del lugar de la cultura y la política en América Latina y sobre las posibilidades de reflexionar de modo crítico en torno a las acciones en esta materia en los distintos contextos nacionales (Cardini, 2011).

La palabra cultura ha encarnado múltiples, distintos y hasta antagónicos conceptos y significados, no sólo entre los diversos campos disciplinarios y transdisci-plinarios, sino al interior de los mismos.

William (citado por Restrepo, 2011) indagó sobre las distintas acuñaciones de la palabra “cultura” a lo largo de la historia, en sus relaciones con las prácticas culturales, las instituciones políticas y sociales. Por su parte, Richard (2001) enfatiza tres dimensiones para definir el término cultura: la definición antropológica es aquella que considera a la cultura como modo o forma de vida; siguiendo a Bourdieu y la sociología de la cultura, Richard considera que hay una segunda definición que supone lo cultural como un campo de relaciones sociales institucionalizadas con su especificidad y cierta autonomía; y, en una última acepción, Richard introduce en la concepción misma de lo cultural la problemática del poder y la hegemonía (Restrepo, 2011).

Independientemente de que se esté de acuerdo o no con estas distinciones, lo cierto es que para estos autores la palabra cultura se entiende en su relación mutuamente constitutiva con el poder, de ahí que hablen de la cultura-como-poder y del poder como-cultural. En esa perspectiva, las políticas culturales constituyen un “conjunto de intervenciones llevadas a cabo por el Estado, las instituciones civiles y los grupos comunitarios organizados a fin de orientar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo de orden o transformación social” (García Canclini, citado por Cardini, 2011).

II Dadas las peculiaridades de la formación estatal panameña, si hay un eje histórico significativo en Panamá ese es el que proporciona la llamada ‘cuestión nacional’ centrada en la disputa con Estados Unidos por la ruta interoceánica. Constituye un largo momento durante el cual fue notoria y rectora la función intelectual, rica la contribución del saber, del arte, de las letras, a la explicación de la realidad, a la formación de las nuevas promociones, al adiestramiento para el cambio.

Como sostiene García Canclini: “La identidad es una construcción que se relata. Se establecen acontecimientos fundadores, casi siempre referidos a la apropiación de un territorio por un pueblo o a la independencia lograda enfrentando a los extraños. Se van sumando las hazañas en que los habitantes defienden ese territorio, ordenan sus conflictos internos y fijan los modos legítimos de vivir en él para diferenciarse de los otros. Los libros escolares y los museos, los rituales cívicos y los discursos políticos fueron durante mucho tiempo los dispositivos con que se formuló la Identidad (así, con mayúscula) de cada nación y se consagró su retórica narrativa. La radio y el cine contribuyeron en la primera mitad de este siglo a organizar los relatos de la identidad en las sociedades nacionales. Agregaron a las epopeyas de los héroes y los grandes acontecimientos colectivos, la crónica de las peripecias cotidianas: los hábitos y los grupos comunes, los modos de hablar y vestirse diferenciaban a unos pueblos de otros…” (1993, p. 23).

Desde esta perspectiva, la identidad nacional se estructura primordialmente en el marco del sistema cultural.En este proceso, el sistema cultural es parte constitutiva de la dominación política.

En todo sistema cultural así entendido es posible distinguir dos clases de símbolos: los referenciales y lo expresivos. Sólo estos últimos son capaces de contribuir a la solidaridad social al afirmar ideales y perspectivas compartidas; de ahí su importancia especial para la formación y arraigo de la identidad nacional. Cuando los símbolos son estrecha-mente referenciales y técnicos no sustentan la identidad personal y de grupo. Por el contrario, un símbolo expresivo evoca reacciones que son personalmente significativas.

En las modernas sociedades nacionales el simbolismo expresivo es sustentado y enriquecido primordialmente por la educación pública. No es casual que la ampliación de los derechos de ciudadanía presupuso el derecho a recibir una educación formal mínima.

Panamá no fue una excepción. Al igual que la vida general del país, el desarrollo del sistema educativo nacional –como difusión organizada de las ideas que justifican y otorgan la conciencia histórica del sistema político- se ha venido conformando al ritmo de la estructura socio-económica. Desde la implantación del sistema educativo (entre 1904 y 1920) hasta mediados de la década de los años setenta del pasado siglo XX, la integración nacional que Panamá logró fue, en buena medida, el producto siempre crispado por luchas y conflictos, de una labor intencionada llevada a cabo a través de la educación pública en todos sus niveles.

En este sentido, la Universidad de Panamá, fundada en 1935, fue vital, junto a otras fuerzas e instituciones sociales y políticas, en conformar una verdadera generación1 de ciudadanos y ciudadanas con una visiónintelectual-transformadora de la identidad nacional.

En la actualidad, sin embargo, las viejas ideas sobre la autodeterminación nacional chocan con nuevas hegemonías político-ideológicas que se materializan en poderosas visiones y prácticas internacionales y supranacionales que tienden a alterar radicalmente la naturaleza de la soberanía del Estado y sobre todo la manera cómo la mayoría de la población percibe hoy este factor, hasta hace poco incuestionable del Estado moderno.

IIIEn 1989, la caída del Muro de Berlín, que coincidió con la invasión de Estados Unidos a Panamá, abrió una etapa de profundas transformaciones político-culturales en ese hecho político significativo constituido por la dimensión nacional en nuestro país.

Desde entonces asistimos al desmantelamiento de los productos y símbolos de un ciclo cultural en Panamá, iniciado tras los acontecimientos de enero de 1964; hoy padeceríamos el agotamiento de aquella concepción de la política y de la gestión de las cuestiones públicas que el sistema educativo nacional contribuyó a forjar. No sería posible abordar tales transformaciones sin considerar el fenómeno de la globalización, que ha roto en gran medida los referentes territorialmente delimitados y circunscritos a lo nacional.

Lo cierto es que se trata de una crisis de civilización y no de coyuntura, que se muestra tal como Aimé Cesaire, el intelectual y político caribeño, la anticipara alguna vez: “Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento, es una civilización decadente. Una civilización que escoge cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales, es una civilización herida. Una civilización que le hace trampas a sus principios, es una civilización moribunda.”

Referencias

(1)Karl Mannheim concedía al concepto generación un lugar clave en su sociología, en la medida en que el encontraba cierto parecido estructural con la posición de clase: “el hecho de pertenecer a la misma clase y el de pertenecer a la misma generación o grupo de edad –escribía en 1927- dotan a los individuos que de ellos participan de una localización común en el proceso histórico y social, y los confinan por eso a una zona específica de experiencia potencial, predisponiéndolos para una experiencia y un modo de pensar característicos, así como para un tipo característico de acción históricamente pertinente”. (Citado por Bottomore, 1982: 119)1.

Cardini, L. (2011). Las políticas culturales en la ciudad de Rosar- io: una presentación. Revisado en https://www.google.com/web-hp?source=search_app#q=politicas+culturales+en+ciudad+rosario+laura+ana+cardini, el 2 de septiembre de 2013.

Restrepo, E. (2011): Estudios culturales y educación. Revisado en http://web.unad.edu.co/revistainvestigaciones/images/ revistas/UNAD%20WEB%20vol.10%20num.1%202011/1.%20Estudios%20culturales%20y%20educacion.pdf, el 15 de agosto de 2013.

García C., N. (1993). “La cultura visual en la época del posnacionalismo. ¿Quién nos va a contar la identidad?”, en Revista Nueva Sociedad 127,Caracas, septiembre-octubre 1993. Cursivas mías.

Bottomore, T. (1982). Sociología política. Madrid: Aguilar

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Tradicionalmente hay dos modos de entender el concepto de “cultura”. El primero sería su sentido formativo, es decir, como proceso conformador del individuo en cuanto ente social. El segundo se refiere a los frutos de esa formación, es decir, a su producto en cuanto logro individmo un diferencial con relación a lo que no ha sido sometido a un determinado proceso formativo.

Desde una perspectiva más general, podemos referirnos con el término cultura a la suma de esas características diferenciales que identifican un individuo o una colectividad. Es por esto que podemos hablar de una Cultura de Azuero o una Cultura Afro caribeña: una relativa a determinadas características del quehacer y pensamiento del individuo nacido en la región de Azuero y otra relativa al individuo descendiente, de una herencia afro caribeña, evidente en nuestro país. O podemos referirnos a la “cultura” de un individuo que le permite hablar varios idiomas y diferenciarse de los otros con evidentes consecuencias sociales. Entendiéndose que en todo caso el termino cultura comprende la suma de las acciones individuales y colectivas.

Es verdad que existen criterios e indicadores antropológicos que ayudan a definir tipos de cultura según diversas perspectivas; tantos cuantos modos de formación y producción que el individuo pueda ejercer. Pero de modo simple, me gustaría referirme al hábito y a la acción que todos practicamos durante las horas cotidianas de nuestro vivir diario como la base de todo proceso cultural.

Para Charles Sanders Peirce, filósofo y científico norteamericano creador del Pragmatismo y de la Semiótica, la operación básica del pensamiento es la generalización, la capacidad de establecer criterios generales. Capacidad compartida por todos nosotros. Para este autor esta operación solo es posible por hábito, entendido este como una ley general de la acción…“…una ley general de acción. Tal que en cierta clase general de ocasión, un hombre será más o menos apto para actuar de una cierta manera general”. (CP 6.228, 1898)Es decir, para Peirce, la repetición de una acción, establece una creencia en relación a esa misma acción y si, esa acción resulta conveniente y provechosa (exitosa) se establece como una creencia general, que una vez adoptada somos capaces de comunicar y transmitir, de transformar en norma.

Si podemos entender la cultura como una construcción a partir de esa interrelación individuo-colectividad a través del hábito y la acción, tenemos una especie de guía que nos permite seguir, como si fuera una pista, muchas de las nociones y concepciones de cultura, en muchos de los distintos ámbitos y áreas a las cuales se le aplica. Y, por consecuencia, nuestras propias creencias y criterios en relación a las otras cosas.

¿Qué utilidad tienen estas consideraciones?

Como principio básico de pensamiento, este tipo de consideración tiene la virtud de remitirnos hacia nuestra propia experiencia y al análisis de la misma; nos permiten examinar nuestro propio proceso de acción en el mundo yaquellos hábitos (ideas o creencias) que nos rigen. Al examinarlos podemos entender razones, orígenes y evoluciones. Al comprenderlos los podemos modificar.

De lo anterior debemos deducir que la cultura no es una “cosa”, sino que es un proceso dinámico y cambiante, presente y constante. Ya sabemos que la nuestra no es monolítica y que se trata de una identidad cultural compuesta por muchas identidades interactivas. Cuando nos referimos a nuestra cultura generalmente apelamos hacía aquello que nos identifica como país, a nuestro folclor, a nuestra historia y sus logros, a nuestra emocionalidad y orgullo por la tierra que nos vio nacer, a nuestros héroes y nuestras creencias. Si bien, podemos considerar que todos estos elementos hacen parte de nuestra cultura, y a veces creemos que eso es la cultura, parece evidente que son incapaces “per se” de referir a una noción que pueda establecer ese diferen-cial o esa alteridad que identifique una “regla de acción” que nos unifique y nos defina. Esto sucede porque esta “regla de acción”, ya en la colectividad, ha de ser el producto de una convención, de un acuerdo general sobre perspectivas, fines y objetivos de nuestra colectividad en el ámbito de la nación.

Panamá es un país privilegiado y afortunado, con muchas tareas por hacerse y la discusión de nuestra identidad cultural es un tema, pendiente… que exige una unificación de un proyecto de país, de una utopía colectiva acorde a los nuevos tiempos, como producto de la voluntad de todos y todas. Un reto que nos implica como miembros de la Universidad más importante de nuestro país.

Estimados estudiantes universitarios, colegas y ciudadanos panameños, ante una noción de cultura contemporánea que se hace cada vez más compleja y de la cual no podemos sustraernos, hay un ejercicio relativamente simple que podemos realizar: comenzar a pensar nuestras acciones y hábitos. Analizar cómo estos nos afectan y afectan la colectividad en la cual convivimos. Meditemos sobre lo que podemos hacer en nuestro campo para que algo cambie a nuestro alrededor y allí, estaremos fortaleciendo nuestra cultura como producto de la experiencia, conciencia y acuerdo.

Es necesario un atento y profundo examen sobre las realidades y articulaciones de aquello que nos define como cultura, para poder comprender y asimilar la naturaleza de los problemas que tenemos como colectividad. Son las acciones simples, básicas y cotidianas que determinan pensar nuestra realidad y con ello; pensar nuestra cultura.

Roberto Fajardo. Doctor en Artes Visuales, Profesor de la Escuela de Artes Visuales y Vicedecano de la Facultad de Bellas Artes.

IDesde las últimas décadas del pasado siglo XX, autores como Néstor García Canclini, Guillermo Bonfil Batalla, Oscar Landi, José Joaquín Brunner, Nelly Richard, entre otros, entendieron las implicaciones de la cultura en los procesos históricos y el cambio social. Desde entonces mantienen el debate acerca del lugar de la cultura y la política en América Latina y sobre las posibilidades de reflexionar de modo crítico en torno a las acciones en esta materia en los distintos contextos nacionales (Cardini, 2011).

La palabra cultura ha encarnado múltiples, distintos y hasta antagónicos conceptos y significados, no sólo entre los diversos campos disciplinarios y transdisci-plinarios, sino al interior de los mismos.

William (citado por Restrepo, 2011) indagó sobre las distintas acuñaciones de la palabra “cultura” a lo largo de la historia, en sus relaciones con las prácticas culturales, las instituciones políticas y sociales. Por su parte, Richard (2001) enfatiza tres dimensiones para definir el término cultura: la definición antropológica es aquella que considera a la cultura como modo o forma de vida; siguiendo a Bourdieu y la sociología de la cultura, Richard considera que hay una segunda definición que supone lo cultural como un campo de relaciones sociales institucionalizadas con su especificidad y cierta autonomía; y, en una última acepción, Richard introduce en la concepción misma de lo cultural la problemática del poder y la hegemonía (Restrepo, 2011).

Independientemente de que se esté de acuerdo o no con estas distinciones, lo cierto es que para estos autores la palabra cultura se entiende en su relación mutuamente constitutiva con el poder, de ahí que hablen de la cultura-como-poder y del poder como-cultural. En esa perspectiva, las políticas culturales constituyen un “conjunto de intervenciones llevadas a cabo por el Estado, las instituciones civiles y los grupos comunitarios organizados a fin de orientar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo de orden o transformación social” (García Canclini, citado por Cardini, 2011).

II Dadas las peculiaridades de la formación estatal panameña, si hay un eje histórico significativo en Panamá ese es el que proporciona la llamada ‘cuestión nacional’ centrada en la disputa con Estados Unidos por la ruta interoceánica. Constituye un largo momento durante el cual fue notoria y rectora la función intelectual, rica la contribución del saber, del arte, de las letras, a la explicación de la realidad, a la formación de las nuevas promociones, al adiestramiento para el cambio.

Como sostiene García Canclini: “La identidad es una construcción que se relata. Se establecen acontecimientos fundadores, casi siempre referidos a la apropiación de un territorio por un pueblo o a la independencia lograda enfrentando a los extraños. Se van sumando las hazañas en que los habitantes defienden ese territorio, ordenan sus conflictos internos y fijan los modos legítimos de vivir en él para diferenciarse de los otros. Los libros escolares y los museos, los rituales cívicos y los discursos políticos fueron durante mucho tiempo los dispositivos con que se formuló la Identidad (así, con mayúscula) de cada nación y se consagró su retórica narrativa. La radio y el cine contribuyeron en la primera mitad de este siglo a organizar los relatos de la identidad en las sociedades nacionales. Agregaron a las epopeyas de los héroes y los grandes acontecimientos colectivos, la crónica de las peripecias cotidianas: los hábitos y los grupos comunes, los modos de hablar y vestirse diferenciaban a unos pueblos de otros…” (1993, p. 23).

Desde esta perspectiva, la identidad nacional se estructura primordialmente en el marco del sistema cultural.En este proceso, el sistema cultural es parte constitutiva de la dominación política.

En todo sistema cultural así entendido es posible distinguir dos clases de símbolos: los referenciales y lo expresivos. Sólo estos últimos son capaces de contribuir a la solidaridad social al afirmar ideales y perspectivas compartidas; de ahí su importancia especial para la formación y arraigo de la identidad nacional. Cuando los símbolos son estrecha-mente referenciales y técnicos no sustentan la identidad personal y de grupo. Por el contrario, un símbolo expresivo evoca reacciones que son personalmente significativas.

En las modernas sociedades nacionales el simbolismo expresivo es sustentado y enriquecido primordialmente por la educación pública. No es casual que la ampliación de los derechos de ciudadanía presupuso el derecho a recibir una educación formal mínima.

Panamá no fue una excepción. Al igual que la vida general del país, el desarrollo del sistema educativo nacional –como difusión organizada de las ideas que justifican y otorgan la conciencia histórica del sistema político- se ha venido conformando al ritmo de la estructura socio-económica. Desde la implantación del sistema educativo (entre 1904 y 1920) hasta mediados de la década de los años setenta del pasado siglo XX, la integración nacional que Panamá logró fue, en buena medida, el producto siempre crispado por luchas y conflictos, de una labor intencionada llevada a cabo a través de la educación pública en todos sus niveles.

En este sentido, la Universidad de Panamá, fundada en 1935, fue vital, junto a otras fuerzas e instituciones sociales y políticas, en conformar una verdadera generación1 de ciudadanos y ciudadanas con una visiónintelectual-transformadora de la identidad nacional.

En la actualidad, sin embargo, las viejas ideas sobre la autodeterminación nacional chocan con nuevas hegemonías político-ideológicas que se materializan en poderosas visiones y prácticas internacionales y supranacionales que tienden a alterar radicalmente la naturaleza de la soberanía del Estado y sobre todo la manera cómo la mayoría de la población percibe hoy este factor, hasta hace poco incuestionable del Estado moderno.

IIIEn 1989, la caída del Muro de Berlín, que coincidió con la invasión de Estados Unidos a Panamá, abrió una etapa de profundas transformaciones político-culturales en ese hecho político significativo constituido por la dimensión nacional en nuestro país.

Desde entonces asistimos al desmantelamiento de los productos y símbolos de un ciclo cultural en Panamá, iniciado tras los acontecimientos de enero de 1964; hoy padeceríamos el agotamiento de aquella concepción de la política y de la gestión de las cuestiones públicas que el sistema educativo nacional contribuyó a forjar. No sería posible abordar tales transformaciones sin considerar el fenómeno de la globalización, que ha roto en gran medida los referentes territorialmente delimitados y circunscritos a lo nacional.

Lo cierto es que se trata de una crisis de civilización y no de coyuntura, que se muestra tal como Aimé Cesaire, el intelectual y político caribeño, la anticipara alguna vez: “Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento, es una civilización decadente. Una civilización que escoge cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales, es una civilización herida. Una civilización que le hace trampas a sus principios, es una civilización moribunda.”

Referencias

(1)Karl Mannheim concedía al concepto generación un lugar clave en su sociología, en la medida en que el encontraba cierto parecido estructural con la posición de clase: “el hecho de pertenecer a la misma clase y el de pertenecer a la misma generación o grupo de edad –escribía en 1927- dotan a los individuos que de ellos participan de una localización común en el proceso histórico y social, y los confinan por eso a una zona específica de experiencia potencial, predisponiéndolos para una experiencia y un modo de pensar característicos, así como para un tipo característico de acción históricamente pertinente”. (Citado por Bottomore, 1982: 119)1.

Cardini, L. (2011). Las políticas culturales en la ciudad de Rosar- io: una presentación. Revisado en https://www.google.com/web-hp?source=search_app#q=politicas+culturales+en+ciudad+rosario+laura+ana+cardini, el 2 de septiembre de 2013.

Restrepo, E. (2011): Estudios culturales y educación. Revisado en http://web.unad.edu.co/revistainvestigaciones/images/ revistas/UNAD%20WEB%20vol.10%20num.1%202011/1.%20Estudios%20culturales%20y%20educacion.pdf, el 15 de agosto de 2013.

García C., N. (1993). “La cultura visual en la época del posnacionalismo. ¿Quién nos va a contar la identidad?”, en Revista Nueva Sociedad 127,Caracas, septiembre-octubre 1993. Cursivas mías.

Bottomore, T. (1982). Sociología política. Madrid: Aguilar

05

Del Tintero D

e...

Page 11: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

IDesde las últimas décadas del pasado siglo XX, autores como Néstor García Canclini, Guillermo Bonfil Batalla, Oscar Landi, José Joaquín Brunner, Nelly Richard, entre otros, entendieron las implicaciones de la cultura en los procesos históricos y el cambio social. Desde entonces mantienen el debate acerca del lugar de la cultura y la política en América Latina y sobre las posibilidades de reflexionar de modo crítico en torno a las acciones en esta materia en los distintos contextos nacionales (Cardini, 2011).

La palabra cultura ha encarnado múltiples, distintos y hasta antagónicos conceptos y significados, no sólo entre los diversos campos disciplinarios y transdisci-plinarios, sino al interior de los mismos.

William (citado por Restrepo, 2011) indagó sobre las distintas acuñaciones de la palabra “cultura” a lo largo de la historia, en sus relaciones con las prácticas culturales, las instituciones políticas y sociales. Por su parte, Richard (2001) enfatiza tres dimensiones para definir el término cultura: la definición antropológica es aquella que considera a la cultura como modo o forma de vida; siguiendo a Bourdieu y la sociología de la cultura, Richard considera que hay una segunda definición que supone lo cultural como un campo de relaciones sociales institucionalizadas con su especificidad y cierta autonomía; y, en una última acepción, Richard introduce en la concepción misma de lo cultural la problemática del poder y la hegemonía (Restrepo, 2011).

Independientemente de que se esté de acuerdo o no con estas distinciones, lo cierto es que para estos autores la palabra cultura se entiende en su relación mutuamente constitutiva con el poder, de ahí que hablen de la cultura-como-poder y del poder como-cultural. En esa perspectiva, las políticas culturales constituyen un “conjunto de intervenciones llevadas a cabo por el Estado, las instituciones civiles y los grupos comunitarios organizados a fin de orientar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo de orden o transformación social” (García Canclini, citado por Cardini, 2011).

II Dadas las peculiaridades de la formación estatal panameña, si hay un eje histórico significativo en Panamá ese es el que proporciona la llamada ‘cuestión nacional’ centrada en la disputa con Estados Unidos por la ruta interoceánica. Constituye un largo momento durante el cual fue notoria y rectora la función intelectual, rica la contribución del saber, del arte, de las letras, a la explicación de la realidad, a la formación de las nuevas promociones, al adiestramiento para el cambio.

Como sostiene García Canclini: “La identidad es una construcción que se relata. Se establecen acontecimientos fundadores, casi siempre referidos a la apropiación de un territorio por un pueblo o a la independencia lograda enfrentando a los extraños. Se van sumando las hazañas en que los habitantes defienden ese territorio, ordenan sus conflictos internos y fijan los modos legítimos de vivir en él para diferenciarse de los otros. Los libros escolares y los museos, los rituales cívicos y los discursos políticos fueron durante mucho tiempo los dispositivos con que se formuló la Identidad (así, con mayúscula) de cada nación y se consagró su retórica narrativa. La radio y el cine contribuyeron en la primera mitad de este siglo a organizar los relatos de la identidad en las sociedades nacionales. Agregaron a las epopeyas de los héroes y los grandes acontecimientos colectivos, la crónica de las peripecias cotidianas: los hábitos y los grupos comunes, los modos de hablar y vestirse diferenciaban a unos pueblos de otros…” (1993, p. 23).

Desde esta perspectiva, la identidad nacional se estructura primordialmente en el marco del sistema cultural.En este proceso, el sistema cultural es parte constitutiva de la dominación política.

En todo sistema cultural así entendido es posible distinguir dos clases de símbolos: los referenciales y lo expresivos. Sólo estos últimos son capaces de contribuir a la solidaridad social al afirmar ideales y perspectivas compartidas; de ahí su importancia especial para la formación y arraigo de la identidad nacional. Cuando los símbolos son estrecha-mente referenciales y técnicos no sustentan la identidad personal y de grupo. Por el contrario, un símbolo expresivo evoca reacciones que son personalmente significativas.

En las modernas sociedades nacionales el simbolismo expresivo es sustentado y enriquecido primordialmente por la educación pública. No es casual que la ampliación de los derechos de ciudadanía presupuso el derecho a recibir una educación formal mínima.

Panamá no fue una excepción. Al igual que la vida general del país, el desarrollo del sistema educativo nacional –como difusión organizada de las ideas que justifican y otorgan la conciencia histórica del sistema político- se ha venido conformando al ritmo de la estructura socio-económica. Desde la implantación del sistema educativo (entre 1904 y 1920) hasta mediados de la década de los años setenta del pasado siglo XX, la integración nacional que Panamá logró fue, en buena medida, el producto siempre crispado por luchas y conflictos, de una labor intencionada llevada a cabo a través de la educación pública en todos sus niveles.

En este sentido, la Universidad de Panamá, fundada en 1935, fue vital, junto a otras fuerzas e instituciones sociales y políticas, en conformar una verdadera generación1 de ciudadanos y ciudadanas con una visiónintelectual-transformadora de la identidad nacional.

En la actualidad, sin embargo, las viejas ideas sobre la autodeterminación nacional chocan con nuevas hegemonías político-ideológicas que se materializan en poderosas visiones y prácticas internacionales y supranacionales que tienden a alterar radicalmente la naturaleza de la soberanía del Estado y sobre todo la manera cómo la mayoría de la población percibe hoy este factor, hasta hace poco incuestionable del Estado moderno.

IIIEn 1989, la caída del Muro de Berlín, que coincidió con la invasión de Estados Unidos a Panamá, abrió una etapa de profundas transformaciones político-culturales en ese hecho político significativo constituido por la dimensión nacional en nuestro país.

Desde entonces asistimos al desmantelamiento de los productos y símbolos de un ciclo cultural en Panamá, iniciado tras los acontecimientos de enero de 1964; hoy padeceríamos el agotamiento de aquella concepción de la política y de la gestión de las cuestiones públicas que el sistema educativo nacional contribuyó a forjar. No sería posible abordar tales transformaciones sin considerar el fenómeno de la globalización, que ha roto en gran medida los referentes territorialmente delimitados y circunscritos a lo nacional.

Lo cierto es que se trata de una crisis de civilización y no de coyuntura, que se muestra tal como Aimé Cesaire, el intelectual y político caribeño, la anticipara alguna vez: “Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento, es una civilización decadente. Una civilización que escoge cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales, es una civilización herida. Una civilización que le hace trampas a sus principios, es una civilización moribunda.”

Referencias

(1)Karl Mannheim concedía al concepto generación un lugar clave en su sociología, en la medida en que el encontraba cierto parecido estructural con la posición de clase: “el hecho de pertenecer a la misma clase y el de pertenecer a la misma generación o grupo de edad –escribía en 1927- dotan a los individuos que de ellos participan de una localización común en el proceso histórico y social, y los confinan por eso a una zona específica de experiencia potencial, predisponiéndolos para una experiencia y un modo de pensar característicos, así como para un tipo característico de acción históricamente pertinente”. (Citado por Bottomore, 1982: 119)1.

Cardini, L. (2011). Las políticas culturales en la ciudad de Rosar- io: una presentación. Revisado en https://www.google.com/web-hp?source=search_app#q=politicas+culturales+en+ciudad+rosario+laura+ana+cardini, el 2 de septiembre de 2013.

Restrepo, E. (2011): Estudios culturales y educación. Revisado en http://web.unad.edu.co/revistainvestigaciones/images/ revistas/UNAD%20WEB%20vol.10%20num.1%202011/1.%20Estudios%20culturales%20y%20educacion.pdf, el 15 de agosto de 2013.

García C., N. (1993). “La cultura visual en la época del posnacionalismo. ¿Quién nos va a contar la identidad?”, en Revista Nueva Sociedad 127,Caracas, septiembre-octubre 1993. Cursivas mías.

Bottomore, T. (1982). Sociología política. Madrid: Aguilar

UNIVERSIDAD, IDENTIDAD NACIONAL Y POLÍTICA CULTURAL NOTAS SOBRE UN ITINERARIO COMPLEJO

La Educación es todo lo que la humanidad ha aprendido sobre sí misma. (J. Delors)

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El Árbol Mágico. Antonio Madrid

Briseida Allard O.

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IDesde las últimas décadas del pasado siglo XX, autores como Néstor García Canclini, Guillermo Bonfil Batalla, Oscar Landi, José Joaquín Brunner, Nelly Richard, entre otros, entendieron las implicaciones de la cultura en los procesos históricos y el cambio social. Desde entonces mantienen el debate acerca del lugar de la cultura y la política en América Latina y sobre las posibilidades de reflexionar de modo crítico en torno a las acciones en esta materia en los distintos contextos nacionales (Cardini, 2011).

La palabra cultura ha encarnado múltiples, distintos y hasta antagónicos conceptos y significados, no sólo entre los diversos campos disciplinarios y transdisci-plinarios, sino al interior de los mismos.

William (citado por Restrepo, 2011) indagó sobre las distintas acuñaciones de la palabra “cultura” a lo largo de la historia, en sus relaciones con las prácticas culturales, las instituciones políticas y sociales. Por su parte, Richard (2001) enfatiza tres dimensiones para definir el término cultura: la definición antropológica es aquella que considera a la cultura como modo o forma de vida; siguiendo a Bourdieu y la sociología de la cultura, Richard considera que hay una segunda definición que supone lo cultural como un campo de relaciones sociales institucionalizadas con su especificidad y cierta autonomía; y, en una última acepción, Richard introduce en la concepción misma de lo cultural la problemática del poder y la hegemonía (Restrepo, 2011).

Independientemente de que se esté de acuerdo o no con estas distinciones, lo cierto es que para estos autores la palabra cultura se entiende en su relación mutuamente constitutiva con el poder, de ahí que hablen de la cultura-como-poder y del poder como-cultural. En esa perspectiva, las políticas culturales constituyen un “conjunto de intervenciones llevadas a cabo por el Estado, las instituciones civiles y los grupos comunitarios organizados a fin de orientar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo de orden o transformación social” (García Canclini, citado por Cardini, 2011).

II Dadas las peculiaridades de la formación estatal panameña, si hay un eje histórico significativo en Panamá ese es el que proporciona la llamada ‘cuestión nacional’ centrada en la disputa con Estados Unidos por la ruta interoceánica. Constituye un largo momento durante el cual fue notoria y rectora la función intelectual, rica la contribución del saber, del arte, de las letras, a la explicación de la realidad, a la formación de las nuevas promociones, al adiestramiento para el cambio.

Como sostiene García Canclini: “La identidad es una construcción que se relata. Se establecen acontecimientos fundadores, casi siempre referidos a la apropiación de un territorio por un pueblo o a la independencia lograda enfrentando a los extraños. Se van sumando las hazañas en que los habitantes defienden ese territorio, ordenan sus conflictos internos y fijan los modos legítimos de vivir en él para diferenciarse de los otros. Los libros escolares y los museos, los rituales cívicos y los discursos políticos fueron durante mucho tiempo los dispositivos con que se formuló la Identidad (así, con mayúscula) de cada nación y se consagró su retórica narrativa. La radio y el cine contribuyeron en la primera mitad de este siglo a organizar los relatos de la identidad en las sociedades nacionales. Agregaron a las epopeyas de los héroes y los grandes acontecimientos colectivos, la crónica de las peripecias cotidianas: los hábitos y los grupos comunes, los modos de hablar y vestirse diferenciaban a unos pueblos de otros…” (1993, p. 23).

Desde esta perspectiva, la identidad nacional se estructura primordialmente en el marco del sistema cultural.En este proceso, el sistema cultural es parte constitutiva de la dominación política.

En todo sistema cultural así entendido es posible distinguir dos clases de símbolos: los referenciales y lo expresivos. Sólo estos últimos son capaces de contribuir a la solidaridad social al afirmar ideales y perspectivas compartidas; de ahí su importancia especial para la formación y arraigo de la identidad nacional. Cuando los símbolos son estrecha-mente referenciales y técnicos no sustentan la identidad personal y de grupo. Por el contrario, un símbolo expresivo evoca reacciones que son personalmente significativas.

En las modernas sociedades nacionales el simbolismo expresivo es sustentado y enriquecido primordialmente por la educación pública. No es casual que la ampliación de los derechos de ciudadanía presupuso el derecho a recibir una educación formal mínima.

Panamá no fue una excepción. Al igual que la vida general del país, el desarrollo del sistema educativo nacional –como difusión organizada de las ideas que justifican y otorgan la conciencia histórica del sistema político- se ha venido conformando al ritmo de la estructura socio-económica. Desde la implantación del sistema educativo (entre 1904 y 1920) hasta mediados de la década de los años setenta del pasado siglo XX, la integración nacional que Panamá logró fue, en buena medida, el producto siempre crispado por luchas y conflictos, de una labor intencionada llevada a cabo a través de la educación pública en todos sus niveles.

En este sentido, la Universidad de Panamá, fundada en 1935, fue vital, junto a otras fuerzas e instituciones sociales y políticas, en conformar una verdadera generación1 de ciudadanos y ciudadanas con una visiónintelectual-transformadora de la identidad nacional.

En la actualidad, sin embargo, las viejas ideas sobre la autodeterminación nacional chocan con nuevas hegemonías político-ideológicas que se materializan en poderosas visiones y prácticas internacionales y supranacionales que tienden a alterar radicalmente la naturaleza de la soberanía del Estado y sobre todo la manera cómo la mayoría de la población percibe hoy este factor, hasta hace poco incuestionable del Estado moderno.

IIIEn 1989, la caída del Muro de Berlín, que coincidió con la invasión de Estados Unidos a Panamá, abrió una etapa de profundas transformaciones político-culturales en ese hecho político significativo constituido por la dimensión nacional en nuestro país.

Desde entonces asistimos al desmantelamiento de los productos y símbolos de un ciclo cultural en Panamá, iniciado tras los acontecimientos de enero de 1964; hoy padeceríamos el agotamiento de aquella concepción de la política y de la gestión de las cuestiones públicas que el sistema educativo nacional contribuyó a forjar. No sería posible abordar tales transformaciones sin considerar el fenómeno de la globalización, que ha roto en gran medida los referentes territorialmente delimitados y circunscritos a lo nacional.

Lo cierto es que se trata de una crisis de civilización y no de coyuntura, que se muestra tal como Aimé Cesaire, el intelectual y político caribeño, la anticipara alguna vez: “Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento, es una civilización decadente. Una civilización que escoge cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales, es una civilización herida. Una civilización que le hace trampas a sus principios, es una civilización moribunda.”

Referencias

(1)Karl Mannheim concedía al concepto generación un lugar clave en su sociología, en la medida en que el encontraba cierto parecido estructural con la posición de clase: “el hecho de pertenecer a la misma clase y el de pertenecer a la misma generación o grupo de edad –escribía en 1927- dotan a los individuos que de ellos participan de una localización común en el proceso histórico y social, y los confinan por eso a una zona específica de experiencia potencial, predisponiéndolos para una experiencia y un modo de pensar característicos, así como para un tipo característico de acción históricamente pertinente”. (Citado por Bottomore, 1982: 119)1.

Cardini, L. (2011). Las políticas culturales en la ciudad de Rosar- io: una presentación. Revisado en https://www.google.com/web-hp?source=search_app#q=politicas+culturales+en+ciudad+rosario+laura+ana+cardini, el 2 de septiembre de 2013.

Restrepo, E. (2011): Estudios culturales y educación. Revisado en http://web.unad.edu.co/revistainvestigaciones/images/ revistas/UNAD%20WEB%20vol.10%20num.1%202011/1.%20Estudios%20culturales%20y%20educacion.pdf, el 15 de agosto de 2013.

García C., N. (1993). “La cultura visual en la época del posnacionalismo. ¿Quién nos va a contar la identidad?”, en Revista Nueva Sociedad 127,Caracas, septiembre-octubre 1993. Cursivas mías.

Bottomore, T. (1982). Sociología política. Madrid: Aguilar

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Del Tintero D

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Page 13: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

IDesde las últimas décadas del pasado siglo XX, autores como Néstor García Canclini, Guillermo Bonfil Batalla, Oscar Landi, José Joaquín Brunner, Nelly Richard, entre otros, entendieron las implicaciones de la cultura en los procesos históricos y el cambio social. Desde entonces mantienen el debate acerca del lugar de la cultura y la política en América Latina y sobre las posibilidades de reflexionar de modo crítico en torno a las acciones en esta materia en los distintos contextos nacionales (Cardini, 2011).

La palabra cultura ha encarnado múltiples, distintos y hasta antagónicos conceptos y significados, no sólo entre los diversos campos disciplinarios y transdisci-plinarios, sino al interior de los mismos.

William (citado por Restrepo, 2011) indagó sobre las distintas acuñaciones de la palabra “cultura” a lo largo de la historia, en sus relaciones con las prácticas culturales, las instituciones políticas y sociales. Por su parte, Richard (2001) enfatiza tres dimensiones para definir el término cultura: la definición antropológica es aquella que considera a la cultura como modo o forma de vida; siguiendo a Bourdieu y la sociología de la cultura, Richard considera que hay una segunda definición que supone lo cultural como un campo de relaciones sociales institucionalizadas con su especificidad y cierta autonomía; y, en una última acepción, Richard introduce en la concepción misma de lo cultural la problemática del poder y la hegemonía (Restrepo, 2011).

Independientemente de que se esté de acuerdo o no con estas distinciones, lo cierto es que para estos autores la palabra cultura se entiende en su relación mutuamente constitutiva con el poder, de ahí que hablen de la cultura-como-poder y del poder como-cultural. En esa perspectiva, las políticas culturales constituyen un “conjunto de intervenciones llevadas a cabo por el Estado, las instituciones civiles y los grupos comunitarios organizados a fin de orientar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo de orden o transformación social” (García Canclini, citado por Cardini, 2011).

II Dadas las peculiaridades de la formación estatal panameña, si hay un eje histórico significativo en Panamá ese es el que proporciona la llamada ‘cuestión nacional’ centrada en la disputa con Estados Unidos por la ruta interoceánica. Constituye un largo momento durante el cual fue notoria y rectora la función intelectual, rica la contribución del saber, del arte, de las letras, a la explicación de la realidad, a la formación de las nuevas promociones, al adiestramiento para el cambio.

Como sostiene García Canclini: “La identidad es una construcción que se relata. Se establecen acontecimientos fundadores, casi siempre referidos a la apropiación de un territorio por un pueblo o a la independencia lograda enfrentando a los extraños. Se van sumando las hazañas en que los habitantes defienden ese territorio, ordenan sus conflictos internos y fijan los modos legítimos de vivir en él para diferenciarse de los otros. Los libros escolares y los museos, los rituales cívicos y los discursos políticos fueron durante mucho tiempo los dispositivos con que se formuló la Identidad (así, con mayúscula) de cada nación y se consagró su retórica narrativa. La radio y el cine contribuyeron en la primera mitad de este siglo a organizar los relatos de la identidad en las sociedades nacionales. Agregaron a las epopeyas de los héroes y los grandes acontecimientos colectivos, la crónica de las peripecias cotidianas: los hábitos y los grupos comunes, los modos de hablar y vestirse diferenciaban a unos pueblos de otros…” (1993, p. 23).

Desde esta perspectiva, la identidad nacional se estructura primordialmente en el marco del sistema cultural.En este proceso, el sistema cultural es parte constitutiva de la dominación política.

En todo sistema cultural así entendido es posible distinguir dos clases de símbolos: los referenciales y lo expresivos. Sólo estos últimos son capaces de contribuir a la solidaridad social al afirmar ideales y perspectivas compartidas; de ahí su importancia especial para la formación y arraigo de la identidad nacional. Cuando los símbolos son estrecha-mente referenciales y técnicos no sustentan la identidad personal y de grupo. Por el contrario, un símbolo expresivo evoca reacciones que son personalmente significativas.

En las modernas sociedades nacionales el simbolismo expresivo es sustentado y enriquecido primordialmente por la educación pública. No es casual que la ampliación de los derechos de ciudadanía presupuso el derecho a recibir una educación formal mínima.

Panamá no fue una excepción. Al igual que la vida general del país, el desarrollo del sistema educativo nacional –como difusión organizada de las ideas que justifican y otorgan la conciencia histórica del sistema político- se ha venido conformando al ritmo de la estructura socio-económica. Desde la implantación del sistema educativo (entre 1904 y 1920) hasta mediados de la década de los años setenta del pasado siglo XX, la integración nacional que Panamá logró fue, en buena medida, el producto siempre crispado por luchas y conflictos, de una labor intencionada llevada a cabo a través de la educación pública en todos sus niveles.

En este sentido, la Universidad de Panamá, fundada en 1935, fue vital, junto a otras fuerzas e instituciones sociales y políticas, en conformar una verdadera generación1 de ciudadanos y ciudadanas con una visiónintelectual-transformadora de la identidad nacional.

En la actualidad, sin embargo, las viejas ideas sobre la autodeterminación nacional chocan con nuevas hegemonías político-ideológicas que se materializan en poderosas visiones y prácticas internacionales y supranacionales que tienden a alterar radicalmente la naturaleza de la soberanía del Estado y sobre todo la manera cómo la mayoría de la población percibe hoy este factor, hasta hace poco incuestionable del Estado moderno.

IIIEn 1989, la caída del Muro de Berlín, que coincidió con la invasión de Estados Unidos a Panamá, abrió una etapa de profundas transformaciones político-culturales en ese hecho político significativo constituido por la dimensión nacional en nuestro país.

Desde entonces asistimos al desmantelamiento de los productos y símbolos de un ciclo cultural en Panamá, iniciado tras los acontecimientos de enero de 1964; hoy padeceríamos el agotamiento de aquella concepción de la política y de la gestión de las cuestiones públicas que el sistema educativo nacional contribuyó a forjar. No sería posible abordar tales transformaciones sin considerar el fenómeno de la globalización, que ha roto en gran medida los referentes territorialmente delimitados y circunscritos a lo nacional.

Lo cierto es que se trata de una crisis de civilización y no de coyuntura, que se muestra tal como Aimé Cesaire, el intelectual y político caribeño, la anticipara alguna vez: “Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento, es una civilización decadente. Una civilización que escoge cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales, es una civilización herida. Una civilización que le hace trampas a sus principios, es una civilización moribunda.”

Referencias

(1)Karl Mannheim concedía al concepto generación un lugar clave en su sociología, en la medida en que el encontraba cierto parecido estructural con la posición de clase: “el hecho de pertenecer a la misma clase y el de pertenecer a la misma generación o grupo de edad –escribía en 1927- dotan a los individuos que de ellos participan de una localización común en el proceso histórico y social, y los confinan por eso a una zona específica de experiencia potencial, predisponiéndolos para una experiencia y un modo de pensar característicos, así como para un tipo característico de acción históricamente pertinente”. (Citado por Bottomore, 1982: 119)1.

Cardini, L. (2011). Las políticas culturales en la ciudad de Rosar- io: una presentación. Revisado en https://www.google.com/web-hp?source=search_app#q=politicas+culturales+en+ciudad+rosario+laura+ana+cardini, el 2 de septiembre de 2013.

Restrepo, E. (2011): Estudios culturales y educación. Revisado en http://web.unad.edu.co/revistainvestigaciones/images/ revistas/UNAD%20WEB%20vol.10%20num.1%202011/1.%20Estudios%20culturales%20y%20educacion.pdf, el 15 de agosto de 2013.

García C., N. (1993). “La cultura visual en la época del posnacionalismo. ¿Quién nos va a contar la identidad?”, en Revista Nueva Sociedad 127,Caracas, septiembre-octubre 1993. Cursivas mías.

Bottomore, T. (1982). Sociología política. Madrid: Aguilar

CULTURA Y UNIVERSIDADENTREVISTA CON PEDRO PRADOS

1. A su juicio, existe un desmejoramiento de los procesos culturales dentro de la universidad o se tratade un cambio de paradigma.

Es evidente que los llamados "procesos culturales", entendidos estos como una acción continua y programada para lograr objetivos a mediano y largo plazo, cuyos resultados involucren amplios sectores del personal universitario (incluyendo todos los estamentos) y que consecuentemente se extienda a la sociedad, ha sufrido una desmejoramiento progresivo , cuya acumulación ha permitido confundir la cultura con el espectáculo. Al igual que otras instituciones responsables del quehacer cultural no entienden que la cultura no es consecuencia de una acción institucional ni de la voluntad de una o varias personas, la cultura emana y tiene su autenticidad en los individuos, en las comunidades, en la sociedad en general y su ampliación y difusión sólo es posible si se comprende este fenómeno.

La institucionalización de la cultura es la muerte del espíritu social que la anima. Eso ha pasado en la universidad y la respuesta es el predominio del entretenimiento mediático sobre la creación cultural.

2. ¿Como cree usted que la universidad debiera abordar el tema de la cultura?

Con un trabajo previo de investigación que permita detectar los intereses de los estudiantes y su pertenencia a colectivos humanos con tradiciones, intereses y valores que los caracterizan, para luego elaborar los mecanismos que permitan orientarlos a un trabajo creativo que facilite su realización individual o colectiva, pero que sirva igualmente de expresión identitaria y cuyos resultados logren niveles de calidad que proyecte la institución hacia la sociedad. Tratar de diseñar líneas institucionales de política cultural sin detectar los grados de interacción y elementos de cohesión de los estudiantes es simple literatura de teoría administrativa que queda en el papel.

3. ¿Cómo considera usted que la cultura puede inferir en los procesos sociales?

Siempre, y en todas partes, la cultura interviene o condiciona los procesos sociales debido a que la cultura es todo lo que el ser humano hace. Desde la vestimenta y costumbres culinarias hasta las complejas creaciones musicales y de teoría literaria son manifestaciones de la cultura. La cultura se hace en la calle, en los pueblos en las comunidades, su vivencia es producto de una generación social, estratificada o no, y por lo tanto los procesos sociales son expresión de esa cultura y están marcados por ellas.

Los procesos sociales son también procesos culturales en los cuales la erradicación o transformación de algunos paradigmas y valores son suplantados por otros

con miras a obtener mejor calidad de vida o innovar los modelos de participación o integración social. Cambio social es necesariamente cambio cultural en términos de modificar positivamente la formade convivencia.

El problema es que también existe la anticultura, los segmentos de la sociedad cuya valoración permanece en negativo y las formas de convivencia han sido deteriora-das y, naturalmente, son agentes de fácil manipulación mediática o cooptación política, lo cual afecta los intere-ses mayoritarios. Esos sectores carentes de conciencia social, que muchas denominan "lumpen" proyecta su deformación en procesos sociales, políticos y también culturales de manera sensible, y el logro de los objetivos en los procesos sociales sólo pueden ser alcanzados superado con alternativas viables y criterios claros.

4. En su opinión, por qué Panamá le concede tan poca relevancia a los asuntos culturales.

La relevancia de los asuntos culturales está ligada a la difusión de la actividad cultural, a la acción gubernamen-tal para promoverlos y a la receptividad de la comunidad para asimilarlos, acciones que no son consideradas de primera necesidad y sólo se recurre a ello como recurso político o de promoción mediática, eso es un problema derivado de la formación social-cultural del panameño, del facilismo y oportunismo impuesto sobre el pensamiento crítico y de que las cosas deben ser propor-cionadas con el menor esfuerzo, lo cual no quiere decir que no se hace cultura.

El predominio de lo mediático sobre la reflexión hace que, para la mayoría de los panameños, las opiniones en un programa de televisión primen sobre examen crítico de los hechos; que las expresiones desafortunadas de un político se constituya en logo de una campaña o que la promoción de un producto sea el criterio de identificación colectiva. Enajenado y embrutecido el panameño vive el

día a día pendiente de los recursos mediáticos, de las habladurías y de la concesión graciosa de algún beneficio, pero no se preocupa por definir quién es, qué aspira o hacia dónde vamos, es lo que Heidegger denomina "avidez de novedades" como forma de revelación existencial.Naturalmente que eso favorece a los grupos dominantes que utilizan esa proclividad para mantener su hegemonía sobre el resto de la población y orientar las políticas estatales a la obtención de beneficios personales.

5. ¿Cree usted que nuestro país debiera tener un Ministerio de Cultura?

A pesar de que me opongo a la institucionalización de la cultura, considero que un Ministerio de Cultura orientado a la promoción y difusión de la cultura, que brinde una amplia participación de la sociedad en la formulación de una política con criterios y valores que contribuyan al fortalecimiento de la identidad nacional, de la convivencia pacífica y de la integración social-popular de la nación sería beneficioso.

Me opongo a que sea una estratagema política para manipular la actividad cultural, encerrarla en patrones burocráticos para favorecer programas políticos, eso convertiría la cultura en propaganda al mejor estilo de la concepción que Joseph Goebels le dio en la Alemania nazi. Un Ministerio de Cultura debe partir de una concepción de descentralización de la gestión cultural y de una política pluralista en materia de creación, partici-pación y disfrute del bien cultural. Esa sería una buena concepción de un Ministerio de Cultura que funciona coherentemente en muchos países. El otro criterio, y que parece el dominante, es en la creación de ente burocráti-co que facilite la cooptación política por medio de la actividad cultura y eso, a todas luces, es repugnante.

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Briseida Allard O. Catedrática de la Facultad de Administración Pública y especialista en género

Page 14: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

IDesde las últimas décadas del pasado siglo XX, autores como Néstor García Canclini, Guillermo Bonfil Batalla, Oscar Landi, José Joaquín Brunner, Nelly Richard, entre otros, entendieron las implicaciones de la cultura en los procesos históricos y el cambio social. Desde entonces mantienen el debate acerca del lugar de la cultura y la política en América Latina y sobre las posibilidades de reflexionar de modo crítico en torno a las acciones en esta materia en los distintos contextos nacionales (Cardini, 2011).

La palabra cultura ha encarnado múltiples, distintos y hasta antagónicos conceptos y significados, no sólo entre los diversos campos disciplinarios y transdisci-plinarios, sino al interior de los mismos.

William (citado por Restrepo, 2011) indagó sobre las distintas acuñaciones de la palabra “cultura” a lo largo de la historia, en sus relaciones con las prácticas culturales, las instituciones políticas y sociales. Por su parte, Richard (2001) enfatiza tres dimensiones para definir el término cultura: la definición antropológica es aquella que considera a la cultura como modo o forma de vida; siguiendo a Bourdieu y la sociología de la cultura, Richard considera que hay una segunda definición que supone lo cultural como un campo de relaciones sociales institucionalizadas con su especificidad y cierta autonomía; y, en una última acepción, Richard introduce en la concepción misma de lo cultural la problemática del poder y la hegemonía (Restrepo, 2011).

Independientemente de que se esté de acuerdo o no con estas distinciones, lo cierto es que para estos autores la palabra cultura se entiende en su relación mutuamente constitutiva con el poder, de ahí que hablen de la cultura-como-poder y del poder como-cultural. En esa perspectiva, las políticas culturales constituyen un “conjunto de intervenciones llevadas a cabo por el Estado, las instituciones civiles y los grupos comunitarios organizados a fin de orientar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo de orden o transformación social” (García Canclini, citado por Cardini, 2011).

II Dadas las peculiaridades de la formación estatal panameña, si hay un eje histórico significativo en Panamá ese es el que proporciona la llamada ‘cuestión nacional’ centrada en la disputa con Estados Unidos por la ruta interoceánica. Constituye un largo momento durante el cual fue notoria y rectora la función intelectual, rica la contribución del saber, del arte, de las letras, a la explicación de la realidad, a la formación de las nuevas promociones, al adiestramiento para el cambio.

Como sostiene García Canclini: “La identidad es una construcción que se relata. Se establecen acontecimientos fundadores, casi siempre referidos a la apropiación de un territorio por un pueblo o a la independencia lograda enfrentando a los extraños. Se van sumando las hazañas en que los habitantes defienden ese territorio, ordenan sus conflictos internos y fijan los modos legítimos de vivir en él para diferenciarse de los otros. Los libros escolares y los museos, los rituales cívicos y los discursos políticos fueron durante mucho tiempo los dispositivos con que se formuló la Identidad (así, con mayúscula) de cada nación y se consagró su retórica narrativa. La radio y el cine contribuyeron en la primera mitad de este siglo a organizar los relatos de la identidad en las sociedades nacionales. Agregaron a las epopeyas de los héroes y los grandes acontecimientos colectivos, la crónica de las peripecias cotidianas: los hábitos y los grupos comunes, los modos de hablar y vestirse diferenciaban a unos pueblos de otros…” (1993, p. 23).

Desde esta perspectiva, la identidad nacional se estructura primordialmente en el marco del sistema cultural.En este proceso, el sistema cultural es parte constitutiva de la dominación política.

En todo sistema cultural así entendido es posible distinguir dos clases de símbolos: los referenciales y lo expresivos. Sólo estos últimos son capaces de contribuir a la solidaridad social al afirmar ideales y perspectivas compartidas; de ahí su importancia especial para la formación y arraigo de la identidad nacional. Cuando los símbolos son estrecha-mente referenciales y técnicos no sustentan la identidad personal y de grupo. Por el contrario, un símbolo expresivo evoca reacciones que son personalmente significativas.

En las modernas sociedades nacionales el simbolismo expresivo es sustentado y enriquecido primordialmente por la educación pública. No es casual que la ampliación de los derechos de ciudadanía presupuso el derecho a recibir una educación formal mínima.

Panamá no fue una excepción. Al igual que la vida general del país, el desarrollo del sistema educativo nacional –como difusión organizada de las ideas que justifican y otorgan la conciencia histórica del sistema político- se ha venido conformando al ritmo de la estructura socio-económica. Desde la implantación del sistema educativo (entre 1904 y 1920) hasta mediados de la década de los años setenta del pasado siglo XX, la integración nacional que Panamá logró fue, en buena medida, el producto siempre crispado por luchas y conflictos, de una labor intencionada llevada a cabo a través de la educación pública en todos sus niveles.

En este sentido, la Universidad de Panamá, fundada en 1935, fue vital, junto a otras fuerzas e instituciones sociales y políticas, en conformar una verdadera generación1 de ciudadanos y ciudadanas con una visiónintelectual-transformadora de la identidad nacional.

En la actualidad, sin embargo, las viejas ideas sobre la autodeterminación nacional chocan con nuevas hegemonías político-ideológicas que se materializan en poderosas visiones y prácticas internacionales y supranacionales que tienden a alterar radicalmente la naturaleza de la soberanía del Estado y sobre todo la manera cómo la mayoría de la población percibe hoy este factor, hasta hace poco incuestionable del Estado moderno.

IIIEn 1989, la caída del Muro de Berlín, que coincidió con la invasión de Estados Unidos a Panamá, abrió una etapa de profundas transformaciones político-culturales en ese hecho político significativo constituido por la dimensión nacional en nuestro país.

Desde entonces asistimos al desmantelamiento de los productos y símbolos de un ciclo cultural en Panamá, iniciado tras los acontecimientos de enero de 1964; hoy padeceríamos el agotamiento de aquella concepción de la política y de la gestión de las cuestiones públicas que el sistema educativo nacional contribuyó a forjar. No sería posible abordar tales transformaciones sin considerar el fenómeno de la globalización, que ha roto en gran medida los referentes territorialmente delimitados y circunscritos a lo nacional.

Lo cierto es que se trata de una crisis de civilización y no de coyuntura, que se muestra tal como Aimé Cesaire, el intelectual y político caribeño, la anticipara alguna vez: “Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento, es una civilización decadente. Una civilización que escoge cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales, es una civilización herida. Una civilización que le hace trampas a sus principios, es una civilización moribunda.”

Referencias

(1)Karl Mannheim concedía al concepto generación un lugar clave en su sociología, en la medida en que el encontraba cierto parecido estructural con la posición de clase: “el hecho de pertenecer a la misma clase y el de pertenecer a la misma generación o grupo de edad –escribía en 1927- dotan a los individuos que de ellos participan de una localización común en el proceso histórico y social, y los confinan por eso a una zona específica de experiencia potencial, predisponiéndolos para una experiencia y un modo de pensar característicos, así como para un tipo característico de acción históricamente pertinente”. (Citado por Bottomore, 1982: 119)1.

Cardini, L. (2011). Las políticas culturales en la ciudad de Rosar- io: una presentación. Revisado en https://www.google.com/web-hp?source=search_app#q=politicas+culturales+en+ciudad+rosario+laura+ana+cardini, el 2 de septiembre de 2013.

Restrepo, E. (2011): Estudios culturales y educación. Revisado en http://web.unad.edu.co/revistainvestigaciones/images/ revistas/UNAD%20WEB%20vol.10%20num.1%202011/1.%20Estudios%20culturales%20y%20educacion.pdf, el 15 de agosto de 2013.

García C., N. (1993). “La cultura visual en la época del posnacionalismo. ¿Quién nos va a contar la identidad?”, en Revista Nueva Sociedad 127,Caracas, septiembre-octubre 1993. Cursivas mías.

Bottomore, T. (1982). Sociología política. Madrid: Aguilar

Un sabio profesor de mis memorias dijo una frase que aún recuerdo: es fácil pasar por la Universidad, lo difícil es que la Universidad pase por nosotros. Y entones me asalta la duda de lo significa “pasar”, “transitar” y me pregunto inmediatamente ¿hacia dónde? De allí la relación con el Quo vadis latino, frase de la tradición cristiana sobre la pregunta que le hace Pedro a Cristo, quien escapa de Roma ante la persecución emprendida por el emperador Nerón en el año 64. Pedro corre por la conservada hasta hoy Vía Apia, alejándose de su posible captura y se encuentra con Jesucristo que iba en dirección contraria, justamente hacia Roma. Desarrollan entonces el siguiente diálogo:- Quo Vadis, Domine? (¿Adónde vas, Señor?) - a lo que Cristo contesta:- Romam vado iterum crucifigi. (Voy hacia Roma para ser crucificadode nuevo).La contradicción anida en el ir cuando se está volviendo, o lo que es lo mismo sentir que al tránsito al final nos crucifica, porque hacemos la lectura desde el punto de vista humano, no bíblico.

Esta aparente paradoja y la máxima de mi profesor se suman a mi reflexión de lo que puede haber detrás de estas expresiones que simulan un pasaje en el que al final del camino estamos en el mismo sitio.

Mucho tiempo de organización, renovación, ampliación y reciclaje hemos invertido en la restructuración del currículo universitario, pero seguimos estando insatisfechos. O por lo menos eso parece decirnos la lectura en la que - aún

con los logros alcanzados- no hay un producto suficientemente competente para la renovación social, una vez que nuestros estudiantes egresan de nuestra primera casa de estudios.

¿Qué nos falta? ¿Por qué seguimos en esta angustia, proveniente de la percepción ciudadana?Trabajamos en la actualización de los currículos, en las nuevas formas de presentarlos frente a los retos laborales, creamos globalizadas nomenclaturas que pasan de los estudios por contenido a los estudios por competencias, pasamos revisiones de quehaceres que se amplían desde el espacio nacional al internacional en un momento de transformaciones tecnológicas que parecen acelerar el paso del tiempo, aunque sabemos que todo tiempo es relativo y cuando parece que corremos, quizás estemos más estancados que nunca.

¿Se referiría a eso el sabio profesor? ¿Hablaba del tiempo?¿Se referiría a que el tren va muy rápido y el tránsito o la urgencia por la llegada a una meta no permiten ver la multiplicidad y heterogeneidad de lo que va de un destino a otro? ¿O se refería a que solo miramos el corpus de nuestra profesión, centrando la atención en especificidades que produzcan logros individuales y dejando de lado la multiplicidad orgánica que es el signo de nuestra especie? Por allí entiendo más a mi profesor y a ese “hojaldre”- al decir de García Canclini- que es el espacio de la práctica social que llamamos cultura. “La pobre”. Siempre que hablo de ella le digo “La pobre”. No porque entienda que la pobreza es un marca genética sino porque la hemos convertido en mendiga y miserable por efecto de su lugar en el mercado del valor económico. ¿Para qué sirve la cultura? Si se produce sin que se pueda vender, entonces - ¿para qué se produce?

He ahí el problema. Que como planta salvaje sigue creciendo y reproduciéndose, aunque no tenga ningún espacio entre los mercaderes del templo, ya que cuando hablamos de interculturalidad o multiplicidad la convertimos en un insumo del currículo formalizado, sin enfocar sus relaciones humanísticas de justicia, igualdad, horizontalidad y solidaridad. Y creo que es quizás el momento universitario en el que debemos insistir en ello. Sobre el predominio de una urgencia laboral y unas competencias que se alejan de la formación integral del ser humano, loabandonamos a un pragmatismo mecanizado que deja de lado sus potencialidades creativas y lo someten al desprestigio callado y cómplice de las autoridades políticas.

En la educación cultural no pueden plantearse metas según la noción de “progreso”, de la vieja antropología colonialista que descarta los saberes ancestrales no institucionalizados de las artes como la literatura, la música, la oralidad. Hay saberes que el post estructuralismo rescató como formas del conocimiento en meta relatos, inquietudes y fragmentaciones típicas de cada época. Antes de la aceptación de la esfericidad de la tierra ya se sabía que era así, y ésta se narraba en cuentos medievales. Antes de que los españoles llegaran a América se conocía que existía un “mar proceloso” que era el Atlántico aunque ningún navegante hubiera podido transitarlo. ¿Y antes de Balboa- a propósito de sus 500 celebrados años- no existía el Mar del Sur?

Entre conservadurismo y transformación quedamos en capillas que con mucho esfuerzo- y se reconoce- activan la extensión universitaria y los encuentros culturales fuera del circuito curricular. Pero en mi opinión hay poca

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¿QUO VADIS? asistencia estudiantil y quedamos los mismos profesores participando en unas y otras actividades. Hay que insistir en una plataforma más profunda que -aunque no existan normas universales para una interpretación precisa de lo que es la cultura- cualquier disciplina o individuos tienen una noción mediada por sus cogniciones y experiencias particulares. Y al igual que la ciencia siempre será una mera aproximación interpretativa desde puntos de vistas heterogéneos de este complejo constructo social.

Quizás haya que insistir en superar hábitos nocivos como el individualismo docente, la balcanización de la colaboración y la inserción interdisciplinaria en proyectos discutidos y consensuados sobre el compromiso de la importancia de la cultura en nuestro sistema. Más ahora que la mayoría de las transformaciones se están presentando hacia los intereses del mercado y su expansión excluyente.

La construcción de esa cultura de diversidad tiene su soporte en el proceso educativo y podemos influir en la modificación de significados y símbolos que no reproduzcan la intolerancia y la falta de libertad. Desde este punto de vista no se trata solo de informar con el propósito de proponer los avances científicos y tecnológicos de última generación sino aportar a una ética que consolide los derechos humanos manteniendo la prevalencia de las tradiciones específicas de los grupos que compone nuestro heterogéneo marco institucional. Y por allí quizás la Universidad “pase” y se quede para siempre en nosotros.

CULTURA Y UNIVERSIDADENTREVISTA CON PEDRO PRADOS

1. A su juicio, existe un desmejoramiento de los procesos culturales dentro de la universidad o se tratade un cambio de paradigma.

Es evidente que los llamados "procesos culturales", entendidos estos como una acción continua y programada para lograr objetivos a mediano y largo plazo, cuyos resultados involucren amplios sectores del personal universitario (incluyendo todos los estamentos) y que consecuentemente se extienda a la sociedad, ha sufrido una desmejoramiento progresivo , cuya acumulación ha permitido confundir la cultura con el espectáculo. Al igual que otras instituciones responsables del quehacer cultural no entienden que la cultura no es consecuencia de una acción institucional ni de la voluntad de una o varias personas, la cultura emana y tiene su autenticidad en los individuos, en las comunidades, en la sociedad en general y su ampliación y difusión sólo es posible si se comprende este fenómeno.

La institucionalización de la cultura es la muerte del espíritu social que la anima. Eso ha pasado en la universidad y la respuesta es el predominio del entretenimiento mediático sobre la creación cultural.

2. ¿Como cree usted que la universidad debiera abordar el tema de la cultura?

Con un trabajo previo de investigación que permita detectar los intereses de los estudiantes y su pertenencia a colectivos humanos con tradiciones, intereses y valores que los caracterizan, para luego elaborar los mecanismos que permitan orientarlos a un trabajo creativo que facilite su realización individual o colectiva, pero que sirva igualmente de expresión identitaria y cuyos resultados logren niveles de calidad que proyecte la institución hacia la sociedad. Tratar de diseñar líneas institucionales de política cultural sin detectar los grados de interacción y elementos de cohesión de los estudiantes es simple literatura de teoría administrativa que queda en el papel.

3. ¿Cómo considera usted que la cultura puede inferir en los procesos sociales?

Siempre, y en todas partes, la cultura interviene o condiciona los procesos sociales debido a que la cultura es todo lo que el ser humano hace. Desde la vestimenta y costumbres culinarias hasta las complejas creaciones musicales y de teoría literaria son manifestaciones de la cultura. La cultura se hace en la calle, en los pueblos en las comunidades, su vivencia es producto de una generación social, estratificada o no, y por lo tanto los procesos sociales son expresión de esa cultura y están marcados por ellas.

Los procesos sociales son también procesos culturales en los cuales la erradicación o transformación de algunos paradigmas y valores son suplantados por otros

con miras a obtener mejor calidad de vida o innovar los modelos de participación o integración social. Cambio social es necesariamente cambio cultural en términos de modificar positivamente la formade convivencia.

El problema es que también existe la anticultura, los segmentos de la sociedad cuya valoración permanece en negativo y las formas de convivencia han sido deteriora-das y, naturalmente, son agentes de fácil manipulación mediática o cooptación política, lo cual afecta los intere-ses mayoritarios. Esos sectores carentes de conciencia social, que muchas denominan "lumpen" proyecta su deformación en procesos sociales, políticos y también culturales de manera sensible, y el logro de los objetivos en los procesos sociales sólo pueden ser alcanzados superado con alternativas viables y criterios claros.

4. En su opinión, por qué Panamá le concede tan poca relevancia a los asuntos culturales.

La relevancia de los asuntos culturales está ligada a la difusión de la actividad cultural, a la acción gubernamen-tal para promoverlos y a la receptividad de la comunidad para asimilarlos, acciones que no son consideradas de primera necesidad y sólo se recurre a ello como recurso político o de promoción mediática, eso es un problema derivado de la formación social-cultural del panameño, del facilismo y oportunismo impuesto sobre el pensamiento crítico y de que las cosas deben ser propor-cionadas con el menor esfuerzo, lo cual no quiere decir que no se hace cultura.

El predominio de lo mediático sobre la reflexión hace que, para la mayoría de los panameños, las opiniones en un programa de televisión primen sobre examen crítico de los hechos; que las expresiones desafortunadas de un político se constituya en logo de una campaña o que la promoción de un producto sea el criterio de identificación colectiva. Enajenado y embrutecido el panameño vive el

día a día pendiente de los recursos mediáticos, de las habladurías y de la concesión graciosa de algún beneficio, pero no se preocupa por definir quién es, qué aspira o hacia dónde vamos, es lo que Heidegger denomina "avidez de novedades" como forma de revelación existencial.Naturalmente que eso favorece a los grupos dominantes que utilizan esa proclividad para mantener su hegemonía sobre el resto de la población y orientar las políticas estatales a la obtención de beneficios personales.

5. ¿Cree usted que nuestro país debiera tener un Ministerio de Cultura?

A pesar de que me opongo a la institucionalización de la cultura, considero que un Ministerio de Cultura orientado a la promoción y difusión de la cultura, que brinde una amplia participación de la sociedad en la formulación de una política con criterios y valores que contribuyan al fortalecimiento de la identidad nacional, de la convivencia pacífica y de la integración social-popular de la nación sería beneficioso.

Me opongo a que sea una estratagema política para manipular la actividad cultural, encerrarla en patrones burocráticos para favorecer programas políticos, eso convertiría la cultura en propaganda al mejor estilo de la concepción que Joseph Goebels le dio en la Alemania nazi. Un Ministerio de Cultura debe partir de una concepción de descentralización de la gestión cultural y de una política pluralista en materia de creación, partici-pación y disfrute del bien cultural. Esa sería una buena concepción de un Ministerio de Cultura que funciona coherentemente en muchos países. El otro criterio, y que parece el dominante, es en la creación de ente burocráti-co que facilite la cooptación política por medio de la actividad cultura y eso, a todas luces, es repugnante.

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Del Tintero D

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Alondra Badano O.

Page 15: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

IDesde las últimas décadas del pasado siglo XX, autores como Néstor García Canclini, Guillermo Bonfil Batalla, Oscar Landi, José Joaquín Brunner, Nelly Richard, entre otros, entendieron las implicaciones de la cultura en los procesos históricos y el cambio social. Desde entonces mantienen el debate acerca del lugar de la cultura y la política en América Latina y sobre las posibilidades de reflexionar de modo crítico en torno a las acciones en esta materia en los distintos contextos nacionales (Cardini, 2011).

La palabra cultura ha encarnado múltiples, distintos y hasta antagónicos conceptos y significados, no sólo entre los diversos campos disciplinarios y transdisci-plinarios, sino al interior de los mismos.

William (citado por Restrepo, 2011) indagó sobre las distintas acuñaciones de la palabra “cultura” a lo largo de la historia, en sus relaciones con las prácticas culturales, las instituciones políticas y sociales. Por su parte, Richard (2001) enfatiza tres dimensiones para definir el término cultura: la definición antropológica es aquella que considera a la cultura como modo o forma de vida; siguiendo a Bourdieu y la sociología de la cultura, Richard considera que hay una segunda definición que supone lo cultural como un campo de relaciones sociales institucionalizadas con su especificidad y cierta autonomía; y, en una última acepción, Richard introduce en la concepción misma de lo cultural la problemática del poder y la hegemonía (Restrepo, 2011).

Independientemente de que se esté de acuerdo o no con estas distinciones, lo cierto es que para estos autores la palabra cultura se entiende en su relación mutuamente constitutiva con el poder, de ahí que hablen de la cultura-como-poder y del poder como-cultural. En esa perspectiva, las políticas culturales constituyen un “conjunto de intervenciones llevadas a cabo por el Estado, las instituciones civiles y los grupos comunitarios organizados a fin de orientar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo de orden o transformación social” (García Canclini, citado por Cardini, 2011).

II Dadas las peculiaridades de la formación estatal panameña, si hay un eje histórico significativo en Panamá ese es el que proporciona la llamada ‘cuestión nacional’ centrada en la disputa con Estados Unidos por la ruta interoceánica. Constituye un largo momento durante el cual fue notoria y rectora la función intelectual, rica la contribución del saber, del arte, de las letras, a la explicación de la realidad, a la formación de las nuevas promociones, al adiestramiento para el cambio.

Como sostiene García Canclini: “La identidad es una construcción que se relata. Se establecen acontecimientos fundadores, casi siempre referidos a la apropiación de un territorio por un pueblo o a la independencia lograda enfrentando a los extraños. Se van sumando las hazañas en que los habitantes defienden ese territorio, ordenan sus conflictos internos y fijan los modos legítimos de vivir en él para diferenciarse de los otros. Los libros escolares y los museos, los rituales cívicos y los discursos políticos fueron durante mucho tiempo los dispositivos con que se formuló la Identidad (así, con mayúscula) de cada nación y se consagró su retórica narrativa. La radio y el cine contribuyeron en la primera mitad de este siglo a organizar los relatos de la identidad en las sociedades nacionales. Agregaron a las epopeyas de los héroes y los grandes acontecimientos colectivos, la crónica de las peripecias cotidianas: los hábitos y los grupos comunes, los modos de hablar y vestirse diferenciaban a unos pueblos de otros…” (1993, p. 23).

Desde esta perspectiva, la identidad nacional se estructura primordialmente en el marco del sistema cultural.En este proceso, el sistema cultural es parte constitutiva de la dominación política.

En todo sistema cultural así entendido es posible distinguir dos clases de símbolos: los referenciales y lo expresivos. Sólo estos últimos son capaces de contribuir a la solidaridad social al afirmar ideales y perspectivas compartidas; de ahí su importancia especial para la formación y arraigo de la identidad nacional. Cuando los símbolos son estrecha-mente referenciales y técnicos no sustentan la identidad personal y de grupo. Por el contrario, un símbolo expresivo evoca reacciones que son personalmente significativas.

En las modernas sociedades nacionales el simbolismo expresivo es sustentado y enriquecido primordialmente por la educación pública. No es casual que la ampliación de los derechos de ciudadanía presupuso el derecho a recibir una educación formal mínima.

Panamá no fue una excepción. Al igual que la vida general del país, el desarrollo del sistema educativo nacional –como difusión organizada de las ideas que justifican y otorgan la conciencia histórica del sistema político- se ha venido conformando al ritmo de la estructura socio-económica. Desde la implantación del sistema educativo (entre 1904 y 1920) hasta mediados de la década de los años setenta del pasado siglo XX, la integración nacional que Panamá logró fue, en buena medida, el producto siempre crispado por luchas y conflictos, de una labor intencionada llevada a cabo a través de la educación pública en todos sus niveles.

En este sentido, la Universidad de Panamá, fundada en 1935, fue vital, junto a otras fuerzas e instituciones sociales y políticas, en conformar una verdadera generación1 de ciudadanos y ciudadanas con una visiónintelectual-transformadora de la identidad nacional.

En la actualidad, sin embargo, las viejas ideas sobre la autodeterminación nacional chocan con nuevas hegemonías político-ideológicas que se materializan en poderosas visiones y prácticas internacionales y supranacionales que tienden a alterar radicalmente la naturaleza de la soberanía del Estado y sobre todo la manera cómo la mayoría de la población percibe hoy este factor, hasta hace poco incuestionable del Estado moderno.

IIIEn 1989, la caída del Muro de Berlín, que coincidió con la invasión de Estados Unidos a Panamá, abrió una etapa de profundas transformaciones político-culturales en ese hecho político significativo constituido por la dimensión nacional en nuestro país.

Desde entonces asistimos al desmantelamiento de los productos y símbolos de un ciclo cultural en Panamá, iniciado tras los acontecimientos de enero de 1964; hoy padeceríamos el agotamiento de aquella concepción de la política y de la gestión de las cuestiones públicas que el sistema educativo nacional contribuyó a forjar. No sería posible abordar tales transformaciones sin considerar el fenómeno de la globalización, que ha roto en gran medida los referentes territorialmente delimitados y circunscritos a lo nacional.

Lo cierto es que se trata de una crisis de civilización y no de coyuntura, que se muestra tal como Aimé Cesaire, el intelectual y político caribeño, la anticipara alguna vez: “Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento, es una civilización decadente. Una civilización que escoge cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales, es una civilización herida. Una civilización que le hace trampas a sus principios, es una civilización moribunda.”

Referencias

(1)Karl Mannheim concedía al concepto generación un lugar clave en su sociología, en la medida en que el encontraba cierto parecido estructural con la posición de clase: “el hecho de pertenecer a la misma clase y el de pertenecer a la misma generación o grupo de edad –escribía en 1927- dotan a los individuos que de ellos participan de una localización común en el proceso histórico y social, y los confinan por eso a una zona específica de experiencia potencial, predisponiéndolos para una experiencia y un modo de pensar característicos, así como para un tipo característico de acción históricamente pertinente”. (Citado por Bottomore, 1982: 119)1.

Cardini, L. (2011). Las políticas culturales en la ciudad de Rosar- io: una presentación. Revisado en https://www.google.com/web-hp?source=search_app#q=politicas+culturales+en+ciudad+rosario+laura+ana+cardini, el 2 de septiembre de 2013.

Restrepo, E. (2011): Estudios culturales y educación. Revisado en http://web.unad.edu.co/revistainvestigaciones/images/ revistas/UNAD%20WEB%20vol.10%20num.1%202011/1.%20Estudios%20culturales%20y%20educacion.pdf, el 15 de agosto de 2013.

García C., N. (1993). “La cultura visual en la época del posnacionalismo. ¿Quién nos va a contar la identidad?”, en Revista Nueva Sociedad 127,Caracas, septiembre-octubre 1993. Cursivas mías.

Bottomore, T. (1982). Sociología política. Madrid: Aguilar

Un sabio profesor de mis memorias dijo una frase que aún recuerdo: es fácil pasar por la Universidad, lo difícil es que la Universidad pase por nosotros. Y entones me asalta la duda de lo significa “pasar”, “transitar” y me pregunto inmediatamente ¿hacia dónde? De allí la relación con el Quo vadis latino, frase de la tradición cristiana sobre la pregunta que le hace Pedro a Cristo, quien escapa de Roma ante la persecución emprendida por el emperador Nerón en el año 64. Pedro corre por la conservada hasta hoy Vía Apia, alejándose de su posible captura y se encuentra con Jesucristo que iba en dirección contraria, justamente hacia Roma. Desarrollan entonces el siguiente diálogo:- Quo Vadis, Domine? (¿Adónde vas, Señor?) - a lo que Cristo contesta:- Romam vado iterum crucifigi. (Voy hacia Roma para ser crucificadode nuevo).La contradicción anida en el ir cuando se está volviendo, o lo que es lo mismo sentir que al tránsito al final nos crucifica, porque hacemos la lectura desde el punto de vista humano, no bíblico.

Esta aparente paradoja y la máxima de mi profesor se suman a mi reflexión de lo que puede haber detrás de estas expresiones que simulan un pasaje en el que al final del camino estamos en el mismo sitio.

Mucho tiempo de organización, renovación, ampliación y reciclaje hemos invertido en la restructuración del currículo universitario, pero seguimos estando insatisfechos. O por lo menos eso parece decirnos la lectura en la que - aún

con los logros alcanzados- no hay un producto suficientemente competente para la renovación social, una vez que nuestros estudiantes egresan de nuestra primera casa de estudios.

¿Qué nos falta? ¿Por qué seguimos en esta angustia, proveniente de la percepción ciudadana?Trabajamos en la actualización de los currículos, en las nuevas formas de presentarlos frente a los retos laborales, creamos globalizadas nomenclaturas que pasan de los estudios por contenido a los estudios por competencias, pasamos revisiones de quehaceres que se amplían desde el espacio nacional al internacional en un momento de transformaciones tecnológicas que parecen acelerar el paso del tiempo, aunque sabemos que todo tiempo es relativo y cuando parece que corremos, quizás estemos más estancados que nunca.

¿Se referiría a eso el sabio profesor? ¿Hablaba del tiempo?¿Se referiría a que el tren va muy rápido y el tránsito o la urgencia por la llegada a una meta no permiten ver la multiplicidad y heterogeneidad de lo que va de un destino a otro? ¿O se refería a que solo miramos el corpus de nuestra profesión, centrando la atención en especificidades que produzcan logros individuales y dejando de lado la multiplicidad orgánica que es el signo de nuestra especie? Por allí entiendo más a mi profesor y a ese “hojaldre”- al decir de García Canclini- que es el espacio de la práctica social que llamamos cultura. “La pobre”. Siempre que hablo de ella le digo “La pobre”. No porque entienda que la pobreza es un marca genética sino porque la hemos convertido en mendiga y miserable por efecto de su lugar en el mercado del valor económico. ¿Para qué sirve la cultura? Si se produce sin que se pueda vender, entonces - ¿para qué se produce?

He ahí el problema. Que como planta salvaje sigue creciendo y reproduciéndose, aunque no tenga ningún espacio entre los mercaderes del templo, ya que cuando hablamos de interculturalidad o multiplicidad la convertimos en un insumo del currículo formalizado, sin enfocar sus relaciones humanísticas de justicia, igualdad, horizontalidad y solidaridad. Y creo que es quizás el momento universitario en el que debemos insistir en ello. Sobre el predominio de una urgencia laboral y unas competencias que se alejan de la formación integral del ser humano, loabandonamos a un pragmatismo mecanizado que deja de lado sus potencialidades creativas y lo someten al desprestigio callado y cómplice de las autoridades políticas.

En la educación cultural no pueden plantearse metas según la noción de “progreso”, de la vieja antropología colonialista que descarta los saberes ancestrales no institucionalizados de las artes como la literatura, la música, la oralidad. Hay saberes que el post estructuralismo rescató como formas del conocimiento en meta relatos, inquietudes y fragmentaciones típicas de cada época. Antes de la aceptación de la esfericidad de la tierra ya se sabía que era así, y ésta se narraba en cuentos medievales. Antes de que los españoles llegaran a América se conocía que existía un “mar proceloso” que era el Atlántico aunque ningún navegante hubiera podido transitarlo. ¿Y antes de Balboa- a propósito de sus 500 celebrados años- no existía el Mar del Sur?

Entre conservadurismo y transformación quedamos en capillas que con mucho esfuerzo- y se reconoce- activan la extensión universitaria y los encuentros culturales fuera del circuito curricular. Pero en mi opinión hay poca

asistencia estudiantil y quedamos los mismos profesores participando en unas y otras actividades. Hay que insistir en una plataforma más profunda que -aunque no existan normas universales para una interpretación precisa de lo que es la cultura- cualquier disciplina o individuos tienen una noción mediada por sus cogniciones y experiencias particulares. Y al igual que la ciencia siempre será una mera aproximación interpretativa desde puntos de vistas heterogéneos de este complejo constructo social.

Quizás haya que insistir en superar hábitos nocivos como el individualismo docente, la balcanización de la colaboración y la inserción interdisciplinaria en proyectos discutidos y consensuados sobre el compromiso de la importancia de la cultura en nuestro sistema. Más ahora que la mayoría de las transformaciones se están presentando hacia los intereses del mercado y su expansión excluyente.

La construcción de esa cultura de diversidad tiene su soporte en el proceso educativo y podemos influir en la modificación de significados y símbolos que no reproduzcan la intolerancia y la falta de libertad. Desde este punto de vista no se trata solo de informar con el propósito de proponer los avances científicos y tecnológicos de última generación sino aportar a una ética que consolide los derechos humanos manteniendo la prevalencia de las tradiciones específicas de los grupos que compone nuestro heterogéneo marco institucional. Y por allí quizás la Universidad “pase” y se quede para siempre en nosotros.

CULTURA Y UNIVERSIDADENTREVISTA CON PEDRO PRADOS

1. A su juicio, existe un desmejoramiento de los procesos culturales dentro de la universidad o se tratade un cambio de paradigma.

Es evidente que los llamados "procesos culturales", entendidos estos como una acción continua y programada para lograr objetivos a mediano y largo plazo, cuyos resultados involucren amplios sectores del personal universitario (incluyendo todos los estamentos) y que consecuentemente se extienda a la sociedad, ha sufrido una desmejoramiento progresivo , cuya acumulación ha permitido confundir la cultura con el espectáculo. Al igual que otras instituciones responsables del quehacer cultural no entienden que la cultura no es consecuencia de una acción institucional ni de la voluntad de una o varias personas, la cultura emana y tiene su autenticidad en los individuos, en las comunidades, en la sociedad en general y su ampliación y difusión sólo es posible si se comprende este fenómeno.

La institucionalización de la cultura es la muerte del espíritu social que la anima. Eso ha pasado en la universidad y la respuesta es el predominio del entretenimiento mediático sobre la creación cultural.

2. ¿Como cree usted que la universidad debiera abordar el tema de la cultura?

Con un trabajo previo de investigación que permita detectar los intereses de los estudiantes y su pertenencia a colectivos humanos con tradiciones, intereses y valores que los caracterizan, para luego elaborar los mecanismos que permitan orientarlos a un trabajo creativo que facilite su realización individual o colectiva, pero que sirva igualmente de expresión identitaria y cuyos resultados logren niveles de calidad que proyecte la institución hacia la sociedad. Tratar de diseñar líneas institucionales de política cultural sin detectar los grados de interacción y elementos de cohesión de los estudiantes es simple literatura de teoría administrativa que queda en el papel.

3. ¿Cómo considera usted que la cultura puede inferir en los procesos sociales?

Siempre, y en todas partes, la cultura interviene o condiciona los procesos sociales debido a que la cultura es todo lo que el ser humano hace. Desde la vestimenta y costumbres culinarias hasta las complejas creaciones musicales y de teoría literaria son manifestaciones de la cultura. La cultura se hace en la calle, en los pueblos en las comunidades, su vivencia es producto de una generación social, estratificada o no, y por lo tanto los procesos sociales son expresión de esa cultura y están marcados por ellas.

Los procesos sociales son también procesos culturales en los cuales la erradicación o transformación de algunos paradigmas y valores son suplantados por otros

con miras a obtener mejor calidad de vida o innovar los modelos de participación o integración social. Cambio social es necesariamente cambio cultural en términos de modificar positivamente la formade convivencia.

El problema es que también existe la anticultura, los segmentos de la sociedad cuya valoración permanece en negativo y las formas de convivencia han sido deteriora-das y, naturalmente, son agentes de fácil manipulación mediática o cooptación política, lo cual afecta los intere-ses mayoritarios. Esos sectores carentes de conciencia social, que muchas denominan "lumpen" proyecta su deformación en procesos sociales, políticos y también culturales de manera sensible, y el logro de los objetivos en los procesos sociales sólo pueden ser alcanzados superado con alternativas viables y criterios claros.

4. En su opinión, por qué Panamá le concede tan poca relevancia a los asuntos culturales.

La relevancia de los asuntos culturales está ligada a la difusión de la actividad cultural, a la acción gubernamen-tal para promoverlos y a la receptividad de la comunidad para asimilarlos, acciones que no son consideradas de primera necesidad y sólo se recurre a ello como recurso político o de promoción mediática, eso es un problema derivado de la formación social-cultural del panameño, del facilismo y oportunismo impuesto sobre el pensamiento crítico y de que las cosas deben ser propor-cionadas con el menor esfuerzo, lo cual no quiere decir que no se hace cultura.

El predominio de lo mediático sobre la reflexión hace que, para la mayoría de los panameños, las opiniones en un programa de televisión primen sobre examen crítico de los hechos; que las expresiones desafortunadas de un político se constituya en logo de una campaña o que la promoción de un producto sea el criterio de identificación colectiva. Enajenado y embrutecido el panameño vive el

día a día pendiente de los recursos mediáticos, de las habladurías y de la concesión graciosa de algún beneficio, pero no se preocupa por definir quién es, qué aspira o hacia dónde vamos, es lo que Heidegger denomina "avidez de novedades" como forma de revelación existencial.Naturalmente que eso favorece a los grupos dominantes que utilizan esa proclividad para mantener su hegemonía sobre el resto de la población y orientar las políticas estatales a la obtención de beneficios personales.

5. ¿Cree usted que nuestro país debiera tener un Ministerio de Cultura?

A pesar de que me opongo a la institucionalización de la cultura, considero que un Ministerio de Cultura orientado a la promoción y difusión de la cultura, que brinde una amplia participación de la sociedad en la formulación de una política con criterios y valores que contribuyan al fortalecimiento de la identidad nacional, de la convivencia pacífica y de la integración social-popular de la nación sería beneficioso.

Me opongo a que sea una estratagema política para manipular la actividad cultural, encerrarla en patrones burocráticos para favorecer programas políticos, eso convertiría la cultura en propaganda al mejor estilo de la concepción que Joseph Goebels le dio en la Alemania nazi. Un Ministerio de Cultura debe partir de una concepción de descentralización de la gestión cultural y de una política pluralista en materia de creación, partici-pación y disfrute del bien cultural. Esa sería una buena concepción de un Ministerio de Cultura que funciona coherentemente en muchos países. El otro criterio, y que parece el dominante, es en la creación de ente burocráti-co que facilite la cooptación política por medio de la actividad cultura y eso, a todas luces, es repugnante.

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Page 16: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

IDesde las últimas décadas del pasado siglo XX, autores como Néstor García Canclini, Guillermo Bonfil Batalla, Oscar Landi, José Joaquín Brunner, Nelly Richard, entre otros, entendieron las implicaciones de la cultura en los procesos históricos y el cambio social. Desde entonces mantienen el debate acerca del lugar de la cultura y la política en América Latina y sobre las posibilidades de reflexionar de modo crítico en torno a las acciones en esta materia en los distintos contextos nacionales (Cardini, 2011).

La palabra cultura ha encarnado múltiples, distintos y hasta antagónicos conceptos y significados, no sólo entre los diversos campos disciplinarios y transdisci-plinarios, sino al interior de los mismos.

William (citado por Restrepo, 2011) indagó sobre las distintas acuñaciones de la palabra “cultura” a lo largo de la historia, en sus relaciones con las prácticas culturales, las instituciones políticas y sociales. Por su parte, Richard (2001) enfatiza tres dimensiones para definir el término cultura: la definición antropológica es aquella que considera a la cultura como modo o forma de vida; siguiendo a Bourdieu y la sociología de la cultura, Richard considera que hay una segunda definición que supone lo cultural como un campo de relaciones sociales institucionalizadas con su especificidad y cierta autonomía; y, en una última acepción, Richard introduce en la concepción misma de lo cultural la problemática del poder y la hegemonía (Restrepo, 2011).

Independientemente de que se esté de acuerdo o no con estas distinciones, lo cierto es que para estos autores la palabra cultura se entiende en su relación mutuamente constitutiva con el poder, de ahí que hablen de la cultura-como-poder y del poder como-cultural. En esa perspectiva, las políticas culturales constituyen un “conjunto de intervenciones llevadas a cabo por el Estado, las instituciones civiles y los grupos comunitarios organizados a fin de orientar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo de orden o transformación social” (García Canclini, citado por Cardini, 2011).

II Dadas las peculiaridades de la formación estatal panameña, si hay un eje histórico significativo en Panamá ese es el que proporciona la llamada ‘cuestión nacional’ centrada en la disputa con Estados Unidos por la ruta interoceánica. Constituye un largo momento durante el cual fue notoria y rectora la función intelectual, rica la contribución del saber, del arte, de las letras, a la explicación de la realidad, a la formación de las nuevas promociones, al adiestramiento para el cambio.

Como sostiene García Canclini: “La identidad es una construcción que se relata. Se establecen acontecimientos fundadores, casi siempre referidos a la apropiación de un territorio por un pueblo o a la independencia lograda enfrentando a los extraños. Se van sumando las hazañas en que los habitantes defienden ese territorio, ordenan sus conflictos internos y fijan los modos legítimos de vivir en él para diferenciarse de los otros. Los libros escolares y los museos, los rituales cívicos y los discursos políticos fueron durante mucho tiempo los dispositivos con que se formuló la Identidad (así, con mayúscula) de cada nación y se consagró su retórica narrativa. La radio y el cine contribuyeron en la primera mitad de este siglo a organizar los relatos de la identidad en las sociedades nacionales. Agregaron a las epopeyas de los héroes y los grandes acontecimientos colectivos, la crónica de las peripecias cotidianas: los hábitos y los grupos comunes, los modos de hablar y vestirse diferenciaban a unos pueblos de otros…” (1993, p. 23).

Desde esta perspectiva, la identidad nacional se estructura primordialmente en el marco del sistema cultural.En este proceso, el sistema cultural es parte constitutiva de la dominación política.

En todo sistema cultural así entendido es posible distinguir dos clases de símbolos: los referenciales y lo expresivos. Sólo estos últimos son capaces de contribuir a la solidaridad social al afirmar ideales y perspectivas compartidas; de ahí su importancia especial para la formación y arraigo de la identidad nacional. Cuando los símbolos son estrecha-mente referenciales y técnicos no sustentan la identidad personal y de grupo. Por el contrario, un símbolo expresivo evoca reacciones que son personalmente significativas.

En las modernas sociedades nacionales el simbolismo expresivo es sustentado y enriquecido primordialmente por la educación pública. No es casual que la ampliación de los derechos de ciudadanía presupuso el derecho a recibir una educación formal mínima.

Panamá no fue una excepción. Al igual que la vida general del país, el desarrollo del sistema educativo nacional –como difusión organizada de las ideas que justifican y otorgan la conciencia histórica del sistema político- se ha venido conformando al ritmo de la estructura socio-económica. Desde la implantación del sistema educativo (entre 1904 y 1920) hasta mediados de la década de los años setenta del pasado siglo XX, la integración nacional que Panamá logró fue, en buena medida, el producto siempre crispado por luchas y conflictos, de una labor intencionada llevada a cabo a través de la educación pública en todos sus niveles.

En este sentido, la Universidad de Panamá, fundada en 1935, fue vital, junto a otras fuerzas e instituciones sociales y políticas, en conformar una verdadera generación1 de ciudadanos y ciudadanas con una visiónintelectual-transformadora de la identidad nacional.

En la actualidad, sin embargo, las viejas ideas sobre la autodeterminación nacional chocan con nuevas hegemonías político-ideológicas que se materializan en poderosas visiones y prácticas internacionales y supranacionales que tienden a alterar radicalmente la naturaleza de la soberanía del Estado y sobre todo la manera cómo la mayoría de la población percibe hoy este factor, hasta hace poco incuestionable del Estado moderno.

IIIEn 1989, la caída del Muro de Berlín, que coincidió con la invasión de Estados Unidos a Panamá, abrió una etapa de profundas transformaciones político-culturales en ese hecho político significativo constituido por la dimensión nacional en nuestro país.

Desde entonces asistimos al desmantelamiento de los productos y símbolos de un ciclo cultural en Panamá, iniciado tras los acontecimientos de enero de 1964; hoy padeceríamos el agotamiento de aquella concepción de la política y de la gestión de las cuestiones públicas que el sistema educativo nacional contribuyó a forjar. No sería posible abordar tales transformaciones sin considerar el fenómeno de la globalización, que ha roto en gran medida los referentes territorialmente delimitados y circunscritos a lo nacional.

Lo cierto es que se trata de una crisis de civilización y no de coyuntura, que se muestra tal como Aimé Cesaire, el intelectual y político caribeño, la anticipara alguna vez: “Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento, es una civilización decadente. Una civilización que escoge cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales, es una civilización herida. Una civilización que le hace trampas a sus principios, es una civilización moribunda.”

Referencias

(1)Karl Mannheim concedía al concepto generación un lugar clave en su sociología, en la medida en que el encontraba cierto parecido estructural con la posición de clase: “el hecho de pertenecer a la misma clase y el de pertenecer a la misma generación o grupo de edad –escribía en 1927- dotan a los individuos que de ellos participan de una localización común en el proceso histórico y social, y los confinan por eso a una zona específica de experiencia potencial, predisponiéndolos para una experiencia y un modo de pensar característicos, así como para un tipo característico de acción históricamente pertinente”. (Citado por Bottomore, 1982: 119)1.

Cardini, L. (2011). Las políticas culturales en la ciudad de Rosar- io: una presentación. Revisado en https://www.google.com/web-hp?source=search_app#q=politicas+culturales+en+ciudad+rosario+laura+ana+cardini, el 2 de septiembre de 2013.

Restrepo, E. (2011): Estudios culturales y educación. Revisado en http://web.unad.edu.co/revistainvestigaciones/images/ revistas/UNAD%20WEB%20vol.10%20num.1%202011/1.%20Estudios%20culturales%20y%20educacion.pdf, el 15 de agosto de 2013.

García C., N. (1993). “La cultura visual en la época del posnacionalismo. ¿Quién nos va a contar la identidad?”, en Revista Nueva Sociedad 127,Caracas, septiembre-octubre 1993. Cursivas mías.

Bottomore, T. (1982). Sociología política. Madrid: Aguilar

Un sabio profesor de mis memorias dijo una frase que aún recuerdo: es fácil pasar por la Universidad, lo difícil es que la Universidad pase por nosotros. Y entones me asalta la duda de lo significa “pasar”, “transitar” y me pregunto inmediatamente ¿hacia dónde? De allí la relación con el Quo vadis latino, frase de la tradición cristiana sobre la pregunta que le hace Pedro a Cristo, quien escapa de Roma ante la persecución emprendida por el emperador Nerón en el año 64. Pedro corre por la conservada hasta hoy Vía Apia, alejándose de su posible captura y se encuentra con Jesucristo que iba en dirección contraria, justamente hacia Roma. Desarrollan entonces el siguiente diálogo:- Quo Vadis, Domine? (¿Adónde vas, Señor?) - a lo que Cristo contesta:- Romam vado iterum crucifigi. (Voy hacia Roma para ser crucificadode nuevo).La contradicción anida en el ir cuando se está volviendo, o lo que es lo mismo sentir que al tránsito al final nos crucifica, porque hacemos la lectura desde el punto de vista humano, no bíblico.

Esta aparente paradoja y la máxima de mi profesor se suman a mi reflexión de lo que puede haber detrás de estas expresiones que simulan un pasaje en el que al final del camino estamos en el mismo sitio.

Mucho tiempo de organización, renovación, ampliación y reciclaje hemos invertido en la restructuración del currículo universitario, pero seguimos estando insatisfechos. O por lo menos eso parece decirnos la lectura en la que - aún

con los logros alcanzados- no hay un producto suficientemente competente para la renovación social, una vez que nuestros estudiantes egresan de nuestra primera casa de estudios.

¿Qué nos falta? ¿Por qué seguimos en esta angustia, proveniente de la percepción ciudadana?Trabajamos en la actualización de los currículos, en las nuevas formas de presentarlos frente a los retos laborales, creamos globalizadas nomenclaturas que pasan de los estudios por contenido a los estudios por competencias, pasamos revisiones de quehaceres que se amplían desde el espacio nacional al internacional en un momento de transformaciones tecnológicas que parecen acelerar el paso del tiempo, aunque sabemos que todo tiempo es relativo y cuando parece que corremos, quizás estemos más estancados que nunca.

¿Se referiría a eso el sabio profesor? ¿Hablaba del tiempo?¿Se referiría a que el tren va muy rápido y el tránsito o la urgencia por la llegada a una meta no permiten ver la multiplicidad y heterogeneidad de lo que va de un destino a otro? ¿O se refería a que solo miramos el corpus de nuestra profesión, centrando la atención en especificidades que produzcan logros individuales y dejando de lado la multiplicidad orgánica que es el signo de nuestra especie? Por allí entiendo más a mi profesor y a ese “hojaldre”- al decir de García Canclini- que es el espacio de la práctica social que llamamos cultura. “La pobre”. Siempre que hablo de ella le digo “La pobre”. No porque entienda que la pobreza es un marca genética sino porque la hemos convertido en mendiga y miserable por efecto de su lugar en el mercado del valor económico. ¿Para qué sirve la cultura? Si se produce sin que se pueda vender, entonces - ¿para qué se produce?

He ahí el problema. Que como planta salvaje sigue creciendo y reproduciéndose, aunque no tenga ningún espacio entre los mercaderes del templo, ya que cuando hablamos de interculturalidad o multiplicidad la convertimos en un insumo del currículo formalizado, sin enfocar sus relaciones humanísticas de justicia, igualdad, horizontalidad y solidaridad. Y creo que es quizás el momento universitario en el que debemos insistir en ello. Sobre el predominio de una urgencia laboral y unas competencias que se alejan de la formación integral del ser humano, loabandonamos a un pragmatismo mecanizado que deja de lado sus potencialidades creativas y lo someten al desprestigio callado y cómplice de las autoridades políticas.

En la educación cultural no pueden plantearse metas según la noción de “progreso”, de la vieja antropología colonialista que descarta los saberes ancestrales no institucionalizados de las artes como la literatura, la música, la oralidad. Hay saberes que el post estructuralismo rescató como formas del conocimiento en meta relatos, inquietudes y fragmentaciones típicas de cada época. Antes de la aceptación de la esfericidad de la tierra ya se sabía que era así, y ésta se narraba en cuentos medievales. Antes de que los españoles llegaran a América se conocía que existía un “mar proceloso” que era el Atlántico aunque ningún navegante hubiera podido transitarlo. ¿Y antes de Balboa- a propósito de sus 500 celebrados años- no existía el Mar del Sur?

Entre conservadurismo y transformación quedamos en capillas que con mucho esfuerzo- y se reconoce- activan la extensión universitaria y los encuentros culturales fuera del circuito curricular. Pero en mi opinión hay poca

asistencia estudiantil y quedamos los mismos profesores participando en unas y otras actividades. Hay que insistir en una plataforma más profunda que -aunque no existan normas universales para una interpretación precisa de lo que es la cultura- cualquier disciplina o individuos tienen una noción mediada por sus cogniciones y experiencias particulares. Y al igual que la ciencia siempre será una mera aproximación interpretativa desde puntos de vistas heterogéneos de este complejo constructo social.

Quizás haya que insistir en superar hábitos nocivos como el individualismo docente, la balcanización de la colaboración y la inserción interdisciplinaria en proyectos discutidos y consensuados sobre el compromiso de la importancia de la cultura en nuestro sistema. Más ahora que la mayoría de las transformaciones se están presentando hacia los intereses del mercado y su expansión excluyente.

La construcción de esa cultura de diversidad tiene su soporte en el proceso educativo y podemos influir en la modificación de significados y símbolos que no reproduzcan la intolerancia y la falta de libertad. Desde este punto de vista no se trata solo de informar con el propósito de proponer los avances científicos y tecnológicos de última generación sino aportar a una ética que consolide los derechos humanos manteniendo la prevalencia de las tradiciones específicas de los grupos que compone nuestro heterogéneo marco institucional. Y por allí quizás la Universidad “pase” y se quede para siempre en nosotros.

CULTURA Y UNIVERSIDADENTREVISTA CON PEDRO PRADOS

1. A su juicio, existe un desmejoramiento de los procesos culturales dentro de la universidad o se tratade un cambio de paradigma.

Es evidente que los llamados "procesos culturales", entendidos estos como una acción continua y programada para lograr objetivos a mediano y largo plazo, cuyos resultados involucren amplios sectores del personal universitario (incluyendo todos los estamentos) y que consecuentemente se extienda a la sociedad, ha sufrido una desmejoramiento progresivo , cuya acumulación ha permitido confundir la cultura con el espectáculo. Al igual que otras instituciones responsables del quehacer cultural no entienden que la cultura no es consecuencia de una acción institucional ni de la voluntad de una o varias personas, la cultura emana y tiene su autenticidad en los individuos, en las comunidades, en la sociedad en general y su ampliación y difusión sólo es posible si se comprende este fenómeno.

La institucionalización de la cultura es la muerte del espíritu social que la anima. Eso ha pasado en la universidad y la respuesta es el predominio del entretenimiento mediático sobre la creación cultural.

2. ¿Como cree usted que la universidad debiera abordar el tema de la cultura?

Con un trabajo previo de investigación que permita detectar los intereses de los estudiantes y su pertenencia a colectivos humanos con tradiciones, intereses y valores que los caracterizan, para luego elaborar los mecanismos que permitan orientarlos a un trabajo creativo que facilite su realización individual o colectiva, pero que sirva igualmente de expresión identitaria y cuyos resultados logren niveles de calidad que proyecte la institución hacia la sociedad. Tratar de diseñar líneas institucionales de política cultural sin detectar los grados de interacción y elementos de cohesión de los estudiantes es simple literatura de teoría administrativa que queda en el papel.

3. ¿Cómo considera usted que la cultura puede inferir en los procesos sociales?

Siempre, y en todas partes, la cultura interviene o condiciona los procesos sociales debido a que la cultura es todo lo que el ser humano hace. Desde la vestimenta y costumbres culinarias hasta las complejas creaciones musicales y de teoría literaria son manifestaciones de la cultura. La cultura se hace en la calle, en los pueblos en las comunidades, su vivencia es producto de una generación social, estratificada o no, y por lo tanto los procesos sociales son expresión de esa cultura y están marcados por ellas.

Los procesos sociales son también procesos culturales en los cuales la erradicación o transformación de algunos paradigmas y valores son suplantados por otros

con miras a obtener mejor calidad de vida o innovar los modelos de participación o integración social. Cambio social es necesariamente cambio cultural en términos de modificar positivamente la formade convivencia.

El problema es que también existe la anticultura, los segmentos de la sociedad cuya valoración permanece en negativo y las formas de convivencia han sido deteriora-das y, naturalmente, son agentes de fácil manipulación mediática o cooptación política, lo cual afecta los intere-ses mayoritarios. Esos sectores carentes de conciencia social, que muchas denominan "lumpen" proyecta su deformación en procesos sociales, políticos y también culturales de manera sensible, y el logro de los objetivos en los procesos sociales sólo pueden ser alcanzados superado con alternativas viables y criterios claros.

4. En su opinión, por qué Panamá le concede tan poca relevancia a los asuntos culturales.

La relevancia de los asuntos culturales está ligada a la difusión de la actividad cultural, a la acción gubernamen-tal para promoverlos y a la receptividad de la comunidad para asimilarlos, acciones que no son consideradas de primera necesidad y sólo se recurre a ello como recurso político o de promoción mediática, eso es un problema derivado de la formación social-cultural del panameño, del facilismo y oportunismo impuesto sobre el pensamiento crítico y de que las cosas deben ser propor-cionadas con el menor esfuerzo, lo cual no quiere decir que no se hace cultura.

El predominio de lo mediático sobre la reflexión hace que, para la mayoría de los panameños, las opiniones en un programa de televisión primen sobre examen crítico de los hechos; que las expresiones desafortunadas de un político se constituya en logo de una campaña o que la promoción de un producto sea el criterio de identificación colectiva. Enajenado y embrutecido el panameño vive el

día a día pendiente de los recursos mediáticos, de las habladurías y de la concesión graciosa de algún beneficio, pero no se preocupa por definir quién es, qué aspira o hacia dónde vamos, es lo que Heidegger denomina "avidez de novedades" como forma de revelación existencial.Naturalmente que eso favorece a los grupos dominantes que utilizan esa proclividad para mantener su hegemonía sobre el resto de la población y orientar las políticas estatales a la obtención de beneficios personales.

5. ¿Cree usted que nuestro país debiera tener un Ministerio de Cultura?

A pesar de que me opongo a la institucionalización de la cultura, considero que un Ministerio de Cultura orientado a la promoción y difusión de la cultura, que brinde una amplia participación de la sociedad en la formulación de una política con criterios y valores que contribuyan al fortalecimiento de la identidad nacional, de la convivencia pacífica y de la integración social-popular de la nación sería beneficioso.

Me opongo a que sea una estratagema política para manipular la actividad cultural, encerrarla en patrones burocráticos para favorecer programas políticos, eso convertiría la cultura en propaganda al mejor estilo de la concepción que Joseph Goebels le dio en la Alemania nazi. Un Ministerio de Cultura debe partir de una concepción de descentralización de la gestión cultural y de una política pluralista en materia de creación, partici-pación y disfrute del bien cultural. Esa sería una buena concepción de un Ministerio de Cultura que funciona coherentemente en muchos países. El otro criterio, y que parece el dominante, es en la creación de ente burocráti-co que facilite la cooptación política por medio de la actividad cultura y eso, a todas luces, es repugnante.

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Del Tintero D

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Alondra Badano O. Catedrática Universitaria de la Facultad de Humanidades. Varias veces ganadora del premio Ricardo Miró.

Page 17: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

IDesde las últimas décadas del pasado siglo XX, autores como Néstor García Canclini, Guillermo Bonfil Batalla, Oscar Landi, José Joaquín Brunner, Nelly Richard, entre otros, entendieron las implicaciones de la cultura en los procesos históricos y el cambio social. Desde entonces mantienen el debate acerca del lugar de la cultura y la política en América Latina y sobre las posibilidades de reflexionar de modo crítico en torno a las acciones en esta materia en los distintos contextos nacionales (Cardini, 2011).

La palabra cultura ha encarnado múltiples, distintos y hasta antagónicos conceptos y significados, no sólo entre los diversos campos disciplinarios y transdisci-plinarios, sino al interior de los mismos.

William (citado por Restrepo, 2011) indagó sobre las distintas acuñaciones de la palabra “cultura” a lo largo de la historia, en sus relaciones con las prácticas culturales, las instituciones políticas y sociales. Por su parte, Richard (2001) enfatiza tres dimensiones para definir el término cultura: la definición antropológica es aquella que considera a la cultura como modo o forma de vida; siguiendo a Bourdieu y la sociología de la cultura, Richard considera que hay una segunda definición que supone lo cultural como un campo de relaciones sociales institucionalizadas con su especificidad y cierta autonomía; y, en una última acepción, Richard introduce en la concepción misma de lo cultural la problemática del poder y la hegemonía (Restrepo, 2011).

Independientemente de que se esté de acuerdo o no con estas distinciones, lo cierto es que para estos autores la palabra cultura se entiende en su relación mutuamente constitutiva con el poder, de ahí que hablen de la cultura-como-poder y del poder como-cultural. En esa perspectiva, las políticas culturales constituyen un “conjunto de intervenciones llevadas a cabo por el Estado, las instituciones civiles y los grupos comunitarios organizados a fin de orientar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo de orden o transformación social” (García Canclini, citado por Cardini, 2011).

II Dadas las peculiaridades de la formación estatal panameña, si hay un eje histórico significativo en Panamá ese es el que proporciona la llamada ‘cuestión nacional’ centrada en la disputa con Estados Unidos por la ruta interoceánica. Constituye un largo momento durante el cual fue notoria y rectora la función intelectual, rica la contribución del saber, del arte, de las letras, a la explicación de la realidad, a la formación de las nuevas promociones, al adiestramiento para el cambio.

Como sostiene García Canclini: “La identidad es una construcción que se relata. Se establecen acontecimientos fundadores, casi siempre referidos a la apropiación de un territorio por un pueblo o a la independencia lograda enfrentando a los extraños. Se van sumando las hazañas en que los habitantes defienden ese territorio, ordenan sus conflictos internos y fijan los modos legítimos de vivir en él para diferenciarse de los otros. Los libros escolares y los museos, los rituales cívicos y los discursos políticos fueron durante mucho tiempo los dispositivos con que se formuló la Identidad (así, con mayúscula) de cada nación y se consagró su retórica narrativa. La radio y el cine contribuyeron en la primera mitad de este siglo a organizar los relatos de la identidad en las sociedades nacionales. Agregaron a las epopeyas de los héroes y los grandes acontecimientos colectivos, la crónica de las peripecias cotidianas: los hábitos y los grupos comunes, los modos de hablar y vestirse diferenciaban a unos pueblos de otros…” (1993, p. 23).

Desde esta perspectiva, la identidad nacional se estructura primordialmente en el marco del sistema cultural.En este proceso, el sistema cultural es parte constitutiva de la dominación política.

En todo sistema cultural así entendido es posible distinguir dos clases de símbolos: los referenciales y lo expresivos. Sólo estos últimos son capaces de contribuir a la solidaridad social al afirmar ideales y perspectivas compartidas; de ahí su importancia especial para la formación y arraigo de la identidad nacional. Cuando los símbolos son estrecha-mente referenciales y técnicos no sustentan la identidad personal y de grupo. Por el contrario, un símbolo expresivo evoca reacciones que son personalmente significativas.

En las modernas sociedades nacionales el simbolismo expresivo es sustentado y enriquecido primordialmente por la educación pública. No es casual que la ampliación de los derechos de ciudadanía presupuso el derecho a recibir una educación formal mínima.

Panamá no fue una excepción. Al igual que la vida general del país, el desarrollo del sistema educativo nacional –como difusión organizada de las ideas que justifican y otorgan la conciencia histórica del sistema político- se ha venido conformando al ritmo de la estructura socio-económica. Desde la implantación del sistema educativo (entre 1904 y 1920) hasta mediados de la década de los años setenta del pasado siglo XX, la integración nacional que Panamá logró fue, en buena medida, el producto siempre crispado por luchas y conflictos, de una labor intencionada llevada a cabo a través de la educación pública en todos sus niveles.

En este sentido, la Universidad de Panamá, fundada en 1935, fue vital, junto a otras fuerzas e instituciones sociales y políticas, en conformar una verdadera generación1 de ciudadanos y ciudadanas con una visiónintelectual-transformadora de la identidad nacional.

En la actualidad, sin embargo, las viejas ideas sobre la autodeterminación nacional chocan con nuevas hegemonías político-ideológicas que se materializan en poderosas visiones y prácticas internacionales y supranacionales que tienden a alterar radicalmente la naturaleza de la soberanía del Estado y sobre todo la manera cómo la mayoría de la población percibe hoy este factor, hasta hace poco incuestionable del Estado moderno.

IIIEn 1989, la caída del Muro de Berlín, que coincidió con la invasión de Estados Unidos a Panamá, abrió una etapa de profundas transformaciones político-culturales en ese hecho político significativo constituido por la dimensión nacional en nuestro país.

Desde entonces asistimos al desmantelamiento de los productos y símbolos de un ciclo cultural en Panamá, iniciado tras los acontecimientos de enero de 1964; hoy padeceríamos el agotamiento de aquella concepción de la política y de la gestión de las cuestiones públicas que el sistema educativo nacional contribuyó a forjar. No sería posible abordar tales transformaciones sin considerar el fenómeno de la globalización, que ha roto en gran medida los referentes territorialmente delimitados y circunscritos a lo nacional.

Lo cierto es que se trata de una crisis de civilización y no de coyuntura, que se muestra tal como Aimé Cesaire, el intelectual y político caribeño, la anticipara alguna vez: “Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento, es una civilización decadente. Una civilización que escoge cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales, es una civilización herida. Una civilización que le hace trampas a sus principios, es una civilización moribunda.”

Referencias

(1)Karl Mannheim concedía al concepto generación un lugar clave en su sociología, en la medida en que el encontraba cierto parecido estructural con la posición de clase: “el hecho de pertenecer a la misma clase y el de pertenecer a la misma generación o grupo de edad –escribía en 1927- dotan a los individuos que de ellos participan de una localización común en el proceso histórico y social, y los confinan por eso a una zona específica de experiencia potencial, predisponiéndolos para una experiencia y un modo de pensar característicos, así como para un tipo característico de acción históricamente pertinente”. (Citado por Bottomore, 1982: 119)1.

Cardini, L. (2011). Las políticas culturales en la ciudad de Rosar- io: una presentación. Revisado en https://www.google.com/web-hp?source=search_app#q=politicas+culturales+en+ciudad+rosario+laura+ana+cardini, el 2 de septiembre de 2013.

Restrepo, E. (2011): Estudios culturales y educación. Revisado en http://web.unad.edu.co/revistainvestigaciones/images/ revistas/UNAD%20WEB%20vol.10%20num.1%202011/1.%20Estudios%20culturales%20y%20educacion.pdf, el 15 de agosto de 2013.

García C., N. (1993). “La cultura visual en la época del posnacionalismo. ¿Quién nos va a contar la identidad?”, en Revista Nueva Sociedad 127,Caracas, septiembre-octubre 1993. Cursivas mías.

Bottomore, T. (1982). Sociología política. Madrid: Aguilar

CONVERSANDO CONSOFÍA

“Vendedora de frutas“. Antonio Madrid

Pedro Prados

CULTURA Y UNIVERSIDADENTREVISTA CON PEDRO PRADOS

1. A su juicio, existe un desmejoramiento de los procesos culturales dentro de la universidad o se tratade un cambio de paradigma.

Es evidente que los llamados "procesos culturales", entendidos estos como una acción continua y programada para lograr objetivos a mediano y largo plazo, cuyos resultados involucren amplios sectores del personal universitario (incluyendo todos los estamentos) y que consecuentemente se extienda a la sociedad, ha sufrido una desmejoramiento progresivo , cuya acumulación ha permitido confundir la cultura con el espectáculo. Al igual que otras instituciones responsables del quehacer cultural no entienden que la cultura no es consecuencia de una acción institucional ni de la voluntad de una o varias personas, la cultura emana y tiene su autenticidad en los individuos, en las comunidades, en la sociedad en general y su ampliación y difusión sólo es posible si se comprende este fenómeno.

La institucionalización de la cultura es la muerte del espíritu social que la anima. Eso ha pasado en la universidad y la respuesta es el predominio del entretenimiento mediático sobre la creación cultural.

2. ¿Como cree usted que la universidad debiera abordar el tema de la cultura?

Con un trabajo previo de investigación que permita detectar los intereses de los estudiantes y su pertenencia a colectivos humanos con tradiciones, intereses y valores que los caracterizan, para luego elaborar los mecanismos que permitan orientarlos a un trabajo creativo que facilite su realización individual o colectiva, pero que sirva igualmente de expresión identitaria y cuyos resultados logren niveles de calidad que proyecte la institución hacia la sociedad. Tratar de diseñar líneas institucionales de política cultural sin detectar los grados de interacción y elementos de cohesión de los estudiantes es simple literatura de teoría administrativa que queda en el papel.

3. ¿Cómo considera usted que la cultura puede inferir en los procesos sociales?

Siempre, y en todas partes, la cultura interviene o condiciona los procesos sociales debido a que la cultura es todo lo que el ser humano hace. Desde la vestimenta y costumbres culinarias hasta las complejas creaciones musicales y de teoría literaria son manifestaciones de la cultura. La cultura se hace en la calle, en los pueblos en las comunidades, su vivencia es producto de una generación social, estratificada o no, y por lo tanto los procesos sociales son expresión de esa cultura y están marcados por ellas.

Los procesos sociales son también procesos culturales en los cuales la erradicación o transformación de algunos paradigmas y valores son suplantados por otros

con miras a obtener mejor calidad de vida o innovar los modelos de participación o integración social. Cambio social es necesariamente cambio cultural en términos de modificar positivamente la formade convivencia.

El problema es que también existe la anticultura, los segmentos de la sociedad cuya valoración permanece en negativo y las formas de convivencia han sido deteriora-das y, naturalmente, son agentes de fácil manipulación mediática o cooptación política, lo cual afecta los intere-ses mayoritarios. Esos sectores carentes de conciencia social, que muchas denominan "lumpen" proyecta su deformación en procesos sociales, políticos y también culturales de manera sensible, y el logro de los objetivos en los procesos sociales sólo pueden ser alcanzados superado con alternativas viables y criterios claros.

4. En su opinión, por qué Panamá le concede tan poca relevancia a los asuntos culturales.

La relevancia de los asuntos culturales está ligada a la difusión de la actividad cultural, a la acción gubernamen-tal para promoverlos y a la receptividad de la comunidad para asimilarlos, acciones que no son consideradas de primera necesidad y sólo se recurre a ello como recurso político o de promoción mediática, eso es un problema derivado de la formación social-cultural del panameño, del facilismo y oportunismo impuesto sobre el pensamiento crítico y de que las cosas deben ser propor-cionadas con el menor esfuerzo, lo cual no quiere decir que no se hace cultura.

El predominio de lo mediático sobre la reflexión hace que, para la mayoría de los panameños, las opiniones en un programa de televisión primen sobre examen crítico de los hechos; que las expresiones desafortunadas de un político se constituya en logo de una campaña o que la promoción de un producto sea el criterio de identificación colectiva. Enajenado y embrutecido el panameño vive el

día a día pendiente de los recursos mediáticos, de las habladurías y de la concesión graciosa de algún beneficio, pero no se preocupa por definir quién es, qué aspira o hacia dónde vamos, es lo que Heidegger denomina "avidez de novedades" como forma de revelación existencial.Naturalmente que eso favorece a los grupos dominantes que utilizan esa proclividad para mantener su hegemonía sobre el resto de la población y orientar las políticas estatales a la obtención de beneficios personales.

5. ¿Cree usted que nuestro país debiera tener un Ministerio de Cultura?

A pesar de que me opongo a la institucionalización de la cultura, considero que un Ministerio de Cultura orientado a la promoción y difusión de la cultura, que brinde una amplia participación de la sociedad en la formulación de una política con criterios y valores que contribuyan al fortalecimiento de la identidad nacional, de la convivencia pacífica y de la integración social-popular de la nación sería beneficioso.

Me opongo a que sea una estratagema política para manipular la actividad cultural, encerrarla en patrones burocráticos para favorecer programas políticos, eso convertiría la cultura en propaganda al mejor estilo de la concepción que Joseph Goebels le dio en la Alemania nazi. Un Ministerio de Cultura debe partir de una concepción de descentralización de la gestión cultural y de una política pluralista en materia de creación, partici-pación y disfrute del bien cultural. Esa sería una buena concepción de un Ministerio de Cultura que funciona coherentemente en muchos países. El otro criterio, y que parece el dominante, es en la creación de ente burocráti-co que facilite la cooptación política por medio de la actividad cultura y eso, a todas luces, es repugnante.

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Page 18: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

IDesde las últimas décadas del pasado siglo XX, autores como Néstor García Canclini, Guillermo Bonfil Batalla, Oscar Landi, José Joaquín Brunner, Nelly Richard, entre otros, entendieron las implicaciones de la cultura en los procesos históricos y el cambio social. Desde entonces mantienen el debate acerca del lugar de la cultura y la política en América Latina y sobre las posibilidades de reflexionar de modo crítico en torno a las acciones en esta materia en los distintos contextos nacionales (Cardini, 2011).

La palabra cultura ha encarnado múltiples, distintos y hasta antagónicos conceptos y significados, no sólo entre los diversos campos disciplinarios y transdisci-plinarios, sino al interior de los mismos.

William (citado por Restrepo, 2011) indagó sobre las distintas acuñaciones de la palabra “cultura” a lo largo de la historia, en sus relaciones con las prácticas culturales, las instituciones políticas y sociales. Por su parte, Richard (2001) enfatiza tres dimensiones para definir el término cultura: la definición antropológica es aquella que considera a la cultura como modo o forma de vida; siguiendo a Bourdieu y la sociología de la cultura, Richard considera que hay una segunda definición que supone lo cultural como un campo de relaciones sociales institucionalizadas con su especificidad y cierta autonomía; y, en una última acepción, Richard introduce en la concepción misma de lo cultural la problemática del poder y la hegemonía (Restrepo, 2011).

Independientemente de que se esté de acuerdo o no con estas distinciones, lo cierto es que para estos autores la palabra cultura se entiende en su relación mutuamente constitutiva con el poder, de ahí que hablen de la cultura-como-poder y del poder como-cultural. En esa perspectiva, las políticas culturales constituyen un “conjunto de intervenciones llevadas a cabo por el Estado, las instituciones civiles y los grupos comunitarios organizados a fin de orientar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo de orden o transformación social” (García Canclini, citado por Cardini, 2011).

II Dadas las peculiaridades de la formación estatal panameña, si hay un eje histórico significativo en Panamá ese es el que proporciona la llamada ‘cuestión nacional’ centrada en la disputa con Estados Unidos por la ruta interoceánica. Constituye un largo momento durante el cual fue notoria y rectora la función intelectual, rica la contribución del saber, del arte, de las letras, a la explicación de la realidad, a la formación de las nuevas promociones, al adiestramiento para el cambio.

Como sostiene García Canclini: “La identidad es una construcción que se relata. Se establecen acontecimientos fundadores, casi siempre referidos a la apropiación de un territorio por un pueblo o a la independencia lograda enfrentando a los extraños. Se van sumando las hazañas en que los habitantes defienden ese territorio, ordenan sus conflictos internos y fijan los modos legítimos de vivir en él para diferenciarse de los otros. Los libros escolares y los museos, los rituales cívicos y los discursos políticos fueron durante mucho tiempo los dispositivos con que se formuló la Identidad (así, con mayúscula) de cada nación y se consagró su retórica narrativa. La radio y el cine contribuyeron en la primera mitad de este siglo a organizar los relatos de la identidad en las sociedades nacionales. Agregaron a las epopeyas de los héroes y los grandes acontecimientos colectivos, la crónica de las peripecias cotidianas: los hábitos y los grupos comunes, los modos de hablar y vestirse diferenciaban a unos pueblos de otros…” (1993, p. 23).

Desde esta perspectiva, la identidad nacional se estructura primordialmente en el marco del sistema cultural.En este proceso, el sistema cultural es parte constitutiva de la dominación política.

En todo sistema cultural así entendido es posible distinguir dos clases de símbolos: los referenciales y lo expresivos. Sólo estos últimos son capaces de contribuir a la solidaridad social al afirmar ideales y perspectivas compartidas; de ahí su importancia especial para la formación y arraigo de la identidad nacional. Cuando los símbolos son estrecha-mente referenciales y técnicos no sustentan la identidad personal y de grupo. Por el contrario, un símbolo expresivo evoca reacciones que son personalmente significativas.

En las modernas sociedades nacionales el simbolismo expresivo es sustentado y enriquecido primordialmente por la educación pública. No es casual que la ampliación de los derechos de ciudadanía presupuso el derecho a recibir una educación formal mínima.

Panamá no fue una excepción. Al igual que la vida general del país, el desarrollo del sistema educativo nacional –como difusión organizada de las ideas que justifican y otorgan la conciencia histórica del sistema político- se ha venido conformando al ritmo de la estructura socio-económica. Desde la implantación del sistema educativo (entre 1904 y 1920) hasta mediados de la década de los años setenta del pasado siglo XX, la integración nacional que Panamá logró fue, en buena medida, el producto siempre crispado por luchas y conflictos, de una labor intencionada llevada a cabo a través de la educación pública en todos sus niveles.

En este sentido, la Universidad de Panamá, fundada en 1935, fue vital, junto a otras fuerzas e instituciones sociales y políticas, en conformar una verdadera generación1 de ciudadanos y ciudadanas con una visiónintelectual-transformadora de la identidad nacional.

En la actualidad, sin embargo, las viejas ideas sobre la autodeterminación nacional chocan con nuevas hegemonías político-ideológicas que se materializan en poderosas visiones y prácticas internacionales y supranacionales que tienden a alterar radicalmente la naturaleza de la soberanía del Estado y sobre todo la manera cómo la mayoría de la población percibe hoy este factor, hasta hace poco incuestionable del Estado moderno.

IIIEn 1989, la caída del Muro de Berlín, que coincidió con la invasión de Estados Unidos a Panamá, abrió una etapa de profundas transformaciones político-culturales en ese hecho político significativo constituido por la dimensión nacional en nuestro país.

Desde entonces asistimos al desmantelamiento de los productos y símbolos de un ciclo cultural en Panamá, iniciado tras los acontecimientos de enero de 1964; hoy padeceríamos el agotamiento de aquella concepción de la política y de la gestión de las cuestiones públicas que el sistema educativo nacional contribuyó a forjar. No sería posible abordar tales transformaciones sin considerar el fenómeno de la globalización, que ha roto en gran medida los referentes territorialmente delimitados y circunscritos a lo nacional.

Lo cierto es que se trata de una crisis de civilización y no de coyuntura, que se muestra tal como Aimé Cesaire, el intelectual y político caribeño, la anticipara alguna vez: “Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento, es una civilización decadente. Una civilización que escoge cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales, es una civilización herida. Una civilización que le hace trampas a sus principios, es una civilización moribunda.”

Referencias

(1)Karl Mannheim concedía al concepto generación un lugar clave en su sociología, en la medida en que el encontraba cierto parecido estructural con la posición de clase: “el hecho de pertenecer a la misma clase y el de pertenecer a la misma generación o grupo de edad –escribía en 1927- dotan a los individuos que de ellos participan de una localización común en el proceso histórico y social, y los confinan por eso a una zona específica de experiencia potencial, predisponiéndolos para una experiencia y un modo de pensar característicos, así como para un tipo característico de acción históricamente pertinente”. (Citado por Bottomore, 1982: 119)1.

Cardini, L. (2011). Las políticas culturales en la ciudad de Rosar- io: una presentación. Revisado en https://www.google.com/web-hp?source=search_app#q=politicas+culturales+en+ciudad+rosario+laura+ana+cardini, el 2 de septiembre de 2013.

Restrepo, E. (2011): Estudios culturales y educación. Revisado en http://web.unad.edu.co/revistainvestigaciones/images/ revistas/UNAD%20WEB%20vol.10%20num.1%202011/1.%20Estudios%20culturales%20y%20educacion.pdf, el 15 de agosto de 2013.

García C., N. (1993). “La cultura visual en la época del posnacionalismo. ¿Quién nos va a contar la identidad?”, en Revista Nueva Sociedad 127,Caracas, septiembre-octubre 1993. Cursivas mías.

Bottomore, T. (1982). Sociología política. Madrid: Aguilar

CULTURA Y UNIVERSIDADENTREVISTA CON PEDRO PRADOS

1. A su juicio, existe un desmejoramiento de los procesos culturales dentro de la universidad o se tratade un cambio de paradigma.

Es evidente que los llamados "procesos culturales", entendidos estos como una acción continua y programada para lograr objetivos a mediano y largo plazo, cuyos resultados involucren amplios sectores del personal universitario (incluyendo todos los estamentos) y que consecuentemente se extienda a la sociedad, ha sufrido una desmejoramiento progresivo , cuya acumulación ha permitido confundir la cultura con el espectáculo. Al igual que otras instituciones responsables del quehacer cultural no entienden que la cultura no es consecuencia de una acción institucional ni de la voluntad de una o varias personas, la cultura emana y tiene su autenticidad en los individuos, en las comunidades, en la sociedad en general y su ampliación y difusión sólo es posible si se comprende este fenómeno.

La institucionalización de la cultura es la muerte del espíritu social que la anima. Eso ha pasado en la universidad y la respuesta es el predominio del entretenimiento mediático sobre la creación cultural.

2. ¿Como cree usted que la universidad debiera abordar el tema de la cultura?

Con un trabajo previo de investigación que permita detectar los intereses de los estudiantes y su pertenencia a colectivos humanos con tradiciones, intereses y valores que los caracterizan, para luego elaborar los mecanismos que permitan orientarlos a un trabajo creativo que facilite su realización individual o colectiva, pero que sirva igualmente de expresión identitaria y cuyos resultados logren niveles de calidad que proyecte la institución hacia la sociedad. Tratar de diseñar líneas institucionales de política cultural sin detectar los grados de interacción y elementos de cohesión de los estudiantes es simple literatura de teoría administrativa que queda en el papel.

3. ¿Cómo considera usted que la cultura puede inferir en los procesos sociales?

Siempre, y en todas partes, la cultura interviene o condiciona los procesos sociales debido a que la cultura es todo lo que el ser humano hace. Desde la vestimenta y costumbres culinarias hasta las complejas creaciones musicales y de teoría literaria son manifestaciones de la cultura. La cultura se hace en la calle, en los pueblos en las comunidades, su vivencia es producto de una generación social, estratificada o no, y por lo tanto los procesos sociales son expresión de esa cultura y están marcados por ellas.

Los procesos sociales son también procesos culturales en los cuales la erradicación o transformación de algunos paradigmas y valores son suplantados por otros

con miras a obtener mejor calidad de vida o innovar los modelos de participación o integración social. Cambio social es necesariamente cambio cultural en términos de modificar positivamente la formade convivencia.

El problema es que también existe la anticultura, los segmentos de la sociedad cuya valoración permanece en negativo y las formas de convivencia han sido deteriora-das y, naturalmente, son agentes de fácil manipulación mediática o cooptación política, lo cual afecta los intere-ses mayoritarios. Esos sectores carentes de conciencia social, que muchas denominan "lumpen" proyecta su deformación en procesos sociales, políticos y también culturales de manera sensible, y el logro de los objetivos en los procesos sociales sólo pueden ser alcanzados superado con alternativas viables y criterios claros.

4. En su opinión, por qué Panamá le concede tan poca relevancia a los asuntos culturales.

La relevancia de los asuntos culturales está ligada a la difusión de la actividad cultural, a la acción gubernamen-tal para promoverlos y a la receptividad de la comunidad para asimilarlos, acciones que no son consideradas de primera necesidad y sólo se recurre a ello como recurso político o de promoción mediática, eso es un problema derivado de la formación social-cultural del panameño, del facilismo y oportunismo impuesto sobre el pensamiento crítico y de que las cosas deben ser propor-cionadas con el menor esfuerzo, lo cual no quiere decir que no se hace cultura.

El predominio de lo mediático sobre la reflexión hace que, para la mayoría de los panameños, las opiniones en un programa de televisión primen sobre examen crítico de los hechos; que las expresiones desafortunadas de un político se constituya en logo de una campaña o que la promoción de un producto sea el criterio de identificación colectiva. Enajenado y embrutecido el panameño vive el

CONVERSANDO CON SOFÍA

día a día pendiente de los recursos mediáticos, de las habladurías y de la concesión graciosa de algún beneficio, pero no se preocupa por definir quién es, qué aspira o hacia dónde vamos, es lo que Heidegger denomina "avidez de novedades" como forma de revelación existencial.Naturalmente que eso favorece a los grupos dominantes que utilizan esa proclividad para mantener su hegemonía sobre el resto de la población y orientar las políticas estatales a la obtención de beneficios personales.

5. ¿Cree usted que nuestro país debiera tener un Ministerio de Cultura?

A pesar de que me opongo a la institucionalización de la cultura, considero que un Ministerio de Cultura orientado a la promoción y difusión de la cultura, que brinde una amplia participación de la sociedad en la formulación de una política con criterios y valores que contribuyan al fortalecimiento de la identidad nacional, de la convivencia pacífica y de la integración social-popular de la nación sería beneficioso.

Me opongo a que sea una estratagema política para manipular la actividad cultural, encerrarla en patrones burocráticos para favorecer programas políticos, eso convertiría la cultura en propaganda al mejor estilo de la concepción que Joseph Goebels le dio en la Alemania nazi. Un Ministerio de Cultura debe partir de una concepción de descentralización de la gestión cultural y de una política pluralista en materia de creación, partici-pación y disfrute del bien cultural. Esa sería una buena concepción de un Ministerio de Cultura que funciona coherentemente en muchos países. El otro criterio, y que parece el dominante, es en la creación de ente burocráti-co que facilite la cooptación política por medio de la actividad cultura y eso, a todas luces, es repugnante.

Apuradas en Llegar. Antonio Madrid.

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Conversando con S

ofía

Page 19: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

CULTURA Y UNIVERSIDADENTREVISTA CON PEDRO PRADOS

1. A su juicio, existe un desmejoramiento de los procesos culturales dentro de la universidad o se tratade un cambio de paradigma.

Es evidente que los llamados "procesos culturales", entendidos estos como una acción continua y programada para lograr objetivos a mediano y largo plazo, cuyos resultados involucren amplios sectores del personal universitario (incluyendo todos los estamentos) y que consecuentemente se extienda a la sociedad, ha sufrido una desmejoramiento progresivo , cuya acumulación ha permitido confundir la cultura con el espectáculo. Al igual que otras instituciones responsables del quehacer cultural no entienden que la cultura no es consecuencia de una acción institucional ni de la voluntad de una o varias personas, la cultura emana y tiene su autenticidad en los individuos, en las comunidades, en la sociedad en general y su ampliación y difusión sólo es posible si se comprende este fenómeno.

La institucionalización de la cultura es la muerte del espíritu social que la anima. Eso ha pasado en la universidad y la respuesta es el predominio del entretenimiento mediático sobre la creación cultural.

2. ¿Como cree usted que la universidad debiera abordar el tema de la cultura?

Con un trabajo previo de investigación que permita detectar los intereses de los estudiantes y su pertenencia a colectivos humanos con tradiciones, intereses y valores que los caracterizan, para luego elaborar los mecanismos que permitan orientarlos a un trabajo creativo que facilite su realización individual o colectiva, pero que sirva igualmente de expresión identitaria y cuyos resultados logren niveles de calidad que proyecte la institución hacia la sociedad. Tratar de diseñar líneas institucionales de política cultural sin detectar los grados de interacción y elementos de cohesión de los estudiantes es simple literatura de teoría administrativa que queda en el papel.

3. ¿Cómo considera usted que la cultura puede inferir en los procesos sociales?

Siempre, y en todas partes, la cultura interviene o condiciona los procesos sociales debido a que la cultura es todo lo que el ser humano hace. Desde la vestimenta y costumbres culinarias hasta las complejas creaciones musicales y de teoría literaria son manifestaciones de la cultura. La cultura se hace en la calle, en los pueblos en las comunidades, su vivencia es producto de una generación social, estratificada o no, y por lo tanto los procesos sociales son expresión de esa cultura y están marcados por ellas.

Los procesos sociales son también procesos culturales en los cuales la erradicación o transformación de algunos paradigmas y valores son suplantados por otros

con miras a obtener mejor calidad de vida o innovar los modelos de participación o integración social. Cambio social es necesariamente cambio cultural en términos de modificar positivamente la formade convivencia.

El problema es que también existe la anticultura, los segmentos de la sociedad cuya valoración permanece en negativo y las formas de convivencia han sido deteriora-das y, naturalmente, son agentes de fácil manipulación mediática o cooptación política, lo cual afecta los intere-ses mayoritarios. Esos sectores carentes de conciencia social, que muchas denominan "lumpen" proyecta su deformación en procesos sociales, políticos y también culturales de manera sensible, y el logro de los objetivos en los procesos sociales sólo pueden ser alcanzados superado con alternativas viables y criterios claros.

4. En su opinión, por qué Panamá le concede tan poca relevancia a los asuntos culturales.

La relevancia de los asuntos culturales está ligada a la difusión de la actividad cultural, a la acción gubernamen-tal para promoverlos y a la receptividad de la comunidad para asimilarlos, acciones que no son consideradas de primera necesidad y sólo se recurre a ello como recurso político o de promoción mediática, eso es un problema derivado de la formación social-cultural del panameño, del facilismo y oportunismo impuesto sobre el pensamiento crítico y de que las cosas deben ser propor-cionadas con el menor esfuerzo, lo cual no quiere decir que no se hace cultura.

El predominio de lo mediático sobre la reflexión hace que, para la mayoría de los panameños, las opiniones en un programa de televisión primen sobre examen crítico de los hechos; que las expresiones desafortunadas de un político se constituya en logo de una campaña o que la promoción de un producto sea el criterio de identificación colectiva. Enajenado y embrutecido el panameño vive el

día a día pendiente de los recursos mediáticos, de las habladurías y de la concesión graciosa de algún beneficio, pero no se preocupa por definir quién es, qué aspira o hacia dónde vamos, es lo que Heidegger denomina "avidez de novedades" como forma de revelación existencial.Naturalmente que eso favorece a los grupos dominantes que utilizan esa proclividad para mantener su hegemonía sobre el resto de la población y orientar las políticas estatales a la obtención de beneficios personales.

5. ¿Cree usted que nuestro país debiera tener un Ministerio de Cultura?

A pesar de que me opongo a la institucionalización de la cultura, considero que un Ministerio de Cultura orientado a la promoción y difusión de la cultura, que brinde una amplia participación de la sociedad en la formulación de una política con criterios y valores que contribuyan al fortalecimiento de la identidad nacional, de la convivencia pacífica y de la integración social-popular de la nación sería beneficioso.

Me opongo a que sea una estratagema política para manipular la actividad cultural, encerrarla en patrones burocráticos para favorecer programas políticos, eso convertiría la cultura en propaganda al mejor estilo de la concepción que Joseph Goebels le dio en la Alemania nazi. Un Ministerio de Cultura debe partir de una concepción de descentralización de la gestión cultural y de una política pluralista en materia de creación, partici-pación y disfrute del bien cultural. Esa sería una buena concepción de un Ministerio de Cultura que funciona coherentemente en muchos países. El otro criterio, y que parece el dominante, es en la creación de ente burocráti-co que facilite la cooptación política por medio de la actividad cultura y eso, a todas luces, es repugnante.

Los personajes aquí representados, aluden a un código de forma múltiple, ya que estas figuras llamadas“monolitos”, se representan con frecuencia en la obra del maestro Madrid. Son seres imaginados, soñados, que aluden a como el artista visualiza a unos personajes que podrían provenir de otro mundo, de otra galaxia, no son reales, sin embargo, sus elementos resultan identificables e incluso reconocibles. Sin duda, podríamos acordar que se trata de extraterrestres o seres míticos al modo de las grandes musas inspiradoras.

Estas formas mantienen muchos elementos ligados a la tradición representativa desde Egipto, la cultura maya, hasta otras más propias del mundo panameño como lo puede ser la cerámica de barriles…En cualquier caso, el artista indica que son personajes fantásticos que utiliza para concebir una obra.

“Relaciono los extraterrestres con los mayas o con los egipcios, porque hay tecnología de la época antigua que no se podía dar así no más…piedras que encajan casi a la perfección, pienso que existió una inteligencia fuera de la tierra.

Ese es mi mundo para poder arrancar con mi temática. Es la manera como yo represento o imagino que son estos míticos seres. Yo les inventé un nombre según la cultura panameña de los barriles y los monolitos y les he dado vida y color. Los monolitos son zoomórficos yo los reinvento y los pongo en la obra.

“Tengo cosas de los afroantillanos metido en mi obra. Hago mi propio código de simbologías visuales”.

Estos personajes le han proporcionado al maestro Madrid todos los elementos que necesita para crear.

“El movimiento es uno de mis códigos más importantes porque supone la participación mía dentro de la obra, yo me siento dentro, inmerso, siento que coparticipo con ellos, me siento dentro de la escena. Ellos cantan, se mueven, están alegres…hay música. Siento que cuando entro en la obra se me acercan unos elementales que vienen de la

tierra, el agua, el viento…y ellos se comunican conmigo. Ellos me van diciendo que es lo que hay que hacer y hay

una fiesta”.“Hay armonía, paz…ahí hay perfección…si todo esto pasa, ellos no pueden estar quietos”.

Pintor con una fantasía prodigiosa a la que necesita recurrir, es su refugio, donde estos míticos seres se despiertan

y le dictan, se mueven por el patio de su imaginación atrayendo la inspiración, las maneras de hacer del

artista…corren por la casa, se esconden, y aparecen de nuevo en la zona más iluminada de una arquitectura

indefinida. No importa la casa, ni donde se desenvuelve la escena, sólo importa que ellos están ahí, como niños

traviesos espiando y rodando todos los espacios que habitan.

Los Monolitos viven en la imaginación, en la inteligencia y en la mente creadora del artista, se repiten una y otra vez,

siempre le acompañan. Con ellos se divierte, establece una comunicación, un diálogo que va más allá de lo

puramente representativo…habitan en él, son los grandes actores de la escena, plasmándose en una obra a la que

llegan de un modo premeditado y casual. Tal vez provengan de un lugar desconocido, inexplicable e irracional, pero

si uno les presta atención, ellos hablan.

Lo que es indudable es que en la obra del maestro Madrid, hay poesía, hay lírica, hecha a base de formas y colores,

que tienen su propio ritmo, sus propios acordes, su justo nivel de vibración como si se tratase de una sinfonía

plasmada y perfecta.

“Los colores son mágicos…el color te responde, los colores son bien fieles, si tu le das el sitio que se merece en

el cuadro y cuando pintas van surgiendo una serie de maravillas que son como magia. Cuando tu los tratas bien ellos

te quieren bien, ellos te responden, y lo hacen mágicamente”.

María Carballeda. Profesora de Historia del Arte de la Universidad de Panamá

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Pecho Prados, Catedrática de Filosofía Ganador del Premio Ricardo Miró en Cuento.

Page 20: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

CULTURA Y UNIVERSIDADENTREVISTA CON PEDRO PRADOS

1. A su juicio, existe un desmejoramiento de los procesos culturales dentro de la universidad o se tratade un cambio de paradigma.

Es evidente que los llamados "procesos culturales", entendidos estos como una acción continua y programada para lograr objetivos a mediano y largo plazo, cuyos resultados involucren amplios sectores del personal universitario (incluyendo todos los estamentos) y que consecuentemente se extienda a la sociedad, ha sufrido una desmejoramiento progresivo , cuya acumulación ha permitido confundir la cultura con el espectáculo. Al igual que otras instituciones responsables del quehacer cultural no entienden que la cultura no es consecuencia de una acción institucional ni de la voluntad de una o varias personas, la cultura emana y tiene su autenticidad en los individuos, en las comunidades, en la sociedad en general y su ampliación y difusión sólo es posible si se comprende este fenómeno.

La institucionalización de la cultura es la muerte del espíritu social que la anima. Eso ha pasado en la universidad y la respuesta es el predominio del entretenimiento mediático sobre la creación cultural.

2. ¿Como cree usted que la universidad debiera abordar el tema de la cultura?

Con un trabajo previo de investigación que permita detectar los intereses de los estudiantes y su pertenencia a colectivos humanos con tradiciones, intereses y valores que los caracterizan, para luego elaborar los mecanismos que permitan orientarlos a un trabajo creativo que facilite su realización individual o colectiva, pero que sirva igualmente de expresión identitaria y cuyos resultados logren niveles de calidad que proyecte la institución hacia la sociedad. Tratar de diseñar líneas institucionales de política cultural sin detectar los grados de interacción y elementos de cohesión de los estudiantes es simple literatura de teoría administrativa que queda en el papel.

3. ¿Cómo considera usted que la cultura puede inferir en los procesos sociales?

Siempre, y en todas partes, la cultura interviene o condiciona los procesos sociales debido a que la cultura es todo lo que el ser humano hace. Desde la vestimenta y costumbres culinarias hasta las complejas creaciones musicales y de teoría literaria son manifestaciones de la cultura. La cultura se hace en la calle, en los pueblos en las comunidades, su vivencia es producto de una generación social, estratificada o no, y por lo tanto los procesos sociales son expresión de esa cultura y están marcados por ellas.

Los procesos sociales son también procesos culturales en los cuales la erradicación o transformación de algunos paradigmas y valores son suplantados por otros

con miras a obtener mejor calidad de vida o innovar los modelos de participación o integración social. Cambio social es necesariamente cambio cultural en términos de modificar positivamente la formade convivencia.

El problema es que también existe la anticultura, los segmentos de la sociedad cuya valoración permanece en negativo y las formas de convivencia han sido deteriora-das y, naturalmente, son agentes de fácil manipulación mediática o cooptación política, lo cual afecta los intere-ses mayoritarios. Esos sectores carentes de conciencia social, que muchas denominan "lumpen" proyecta su deformación en procesos sociales, políticos y también culturales de manera sensible, y el logro de los objetivos en los procesos sociales sólo pueden ser alcanzados superado con alternativas viables y criterios claros.

4. En su opinión, por qué Panamá le concede tan poca relevancia a los asuntos culturales.

La relevancia de los asuntos culturales está ligada a la difusión de la actividad cultural, a la acción gubernamen-tal para promoverlos y a la receptividad de la comunidad para asimilarlos, acciones que no son consideradas de primera necesidad y sólo se recurre a ello como recurso político o de promoción mediática, eso es un problema derivado de la formación social-cultural del panameño, del facilismo y oportunismo impuesto sobre el pensamiento crítico y de que las cosas deben ser propor-cionadas con el menor esfuerzo, lo cual no quiere decir que no se hace cultura.

El predominio de lo mediático sobre la reflexión hace que, para la mayoría de los panameños, las opiniones en un programa de televisión primen sobre examen crítico de los hechos; que las expresiones desafortunadas de un político se constituya en logo de una campaña o que la promoción de un producto sea el criterio de identificación colectiva. Enajenado y embrutecido el panameño vive el

día a día pendiente de los recursos mediáticos, de las habladurías y de la concesión graciosa de algún beneficio, pero no se preocupa por definir quién es, qué aspira o hacia dónde vamos, es lo que Heidegger denomina "avidez de novedades" como forma de revelación existencial.Naturalmente que eso favorece a los grupos dominantes que utilizan esa proclividad para mantener su hegemonía sobre el resto de la población y orientar las políticas estatales a la obtención de beneficios personales.

5. ¿Cree usted que nuestro país debiera tener un Ministerio de Cultura?

A pesar de que me opongo a la institucionalización de la cultura, considero que un Ministerio de Cultura orientado a la promoción y difusión de la cultura, que brinde una amplia participación de la sociedad en la formulación de una política con criterios y valores que contribuyan al fortalecimiento de la identidad nacional, de la convivencia pacífica y de la integración social-popular de la nación sería beneficioso.

Me opongo a que sea una estratagema política para manipular la actividad cultural, encerrarla en patrones burocráticos para favorecer programas políticos, eso convertiría la cultura en propaganda al mejor estilo de la concepción que Joseph Goebels le dio en la Alemania nazi. Un Ministerio de Cultura debe partir de una concepción de descentralización de la gestión cultural y de una política pluralista en materia de creación, partici-pación y disfrute del bien cultural. Esa sería una buena concepción de un Ministerio de Cultura que funciona coherentemente en muchos países. El otro criterio, y que parece el dominante, es en la creación de ente burocráti-co que facilite la cooptación política por medio de la actividad cultura y eso, a todas luces, es repugnante.

“La candidata“. Antonio Madrid

DEL PINCEL,LAS PINCELADAS

María Carballeda

Michelle Montenegro

Los personajes aquí representados, aluden a un código de forma múltiple, ya que estas figuras llamadas“monolitos”, se representan con frecuencia en la obra del maestro Madrid. Son seres imaginados, soñados, que aluden a como el artista visualiza a unos personajes que podrían provenir de otro mundo, de otra galaxia, no son reales, sin embargo, sus elementos resultan identificables e incluso reconocibles. Sin duda, podríamos acordar que se trata de extraterrestres o seres míticos al modo de las grandes musas inspiradoras.

Estas formas mantienen muchos elementos ligados a la tradición representativa desde Egipto, la cultura maya, hasta otras más propias del mundo panameño como lo puede ser la cerámica de barriles…En cualquier caso, el artista indica que son personajes fantásticos que utiliza para concebir una obra.

“Relaciono los extraterrestres con los mayas o con los egipcios, porque hay tecnología de la época antigua que no se podía dar así no más…piedras que encajan casi a la perfección, pienso que existió una inteligencia fuera de la tierra.

Ese es mi mundo para poder arrancar con mi temática. Es la manera como yo represento o imagino que son estos míticos seres. Yo les inventé un nombre según la cultura panameña de los barriles y los monolitos y les he dado vida y color. Los monolitos son zoomórficos yo los reinvento y los pongo en la obra.

“Tengo cosas de los afroantillanos metido en mi obra. Hago mi propio código de simbologías visuales”.

Estos personajes le han proporcionado al maestro Madrid todos los elementos que necesita para crear.

“El movimiento es uno de mis códigos más importantes porque supone la participación mía dentro de la obra, yo me siento dentro, inmerso, siento que coparticipo con ellos, me siento dentro de la escena. Ellos cantan, se mueven, están alegres…hay música. Siento que cuando entro en la obra se me acercan unos elementales que vienen de la

tierra, el agua, el viento…y ellos se comunican conmigo. Ellos me van diciendo que es lo que hay que hacer y hay

una fiesta”.“Hay armonía, paz…ahí hay perfección…si todo esto pasa, ellos no pueden estar quietos”.

Pintor con una fantasía prodigiosa a la que necesita recurrir, es su refugio, donde estos míticos seres se despiertan

y le dictan, se mueven por el patio de su imaginación atrayendo la inspiración, las maneras de hacer del

artista…corren por la casa, se esconden, y aparecen de nuevo en la zona más iluminada de una arquitectura

indefinida. No importa la casa, ni donde se desenvuelve la escena, sólo importa que ellos están ahí, como niños

traviesos espiando y rodando todos los espacios que habitan.

Los Monolitos viven en la imaginación, en la inteligencia y en la mente creadora del artista, se repiten una y otra vez,

siempre le acompañan. Con ellos se divierte, establece una comunicación, un diálogo que va más allá de lo

puramente representativo…habitan en él, son los grandes actores de la escena, plasmándose en una obra a la que

llegan de un modo premeditado y casual. Tal vez provengan de un lugar desconocido, inexplicable e irracional, pero

si uno les presta atención, ellos hablan.

Lo que es indudable es que en la obra del maestro Madrid, hay poesía, hay lírica, hecha a base de formas y colores,

que tienen su propio ritmo, sus propios acordes, su justo nivel de vibración como si se tratase de una sinfonía

plasmada y perfecta.

“Los colores son mágicos…el color te responde, los colores son bien fieles, si tu le das el sitio que se merece en

el cuadro y cuando pintas van surgiendo una serie de maravillas que son como magia. Cuando tu los tratas bien ellos

te quieren bien, ellos te responden, y lo hacen mágicamente”.

María Carballeda. Profesora de Historia del Arte de la Universidad de Panamá

16

Del pincel las pinceladas

Page 21: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

CULTURA Y UNIVERSIDADENTREVISTA CON PEDRO PRADOS

1. A su juicio, existe un desmejoramiento de los procesos culturales dentro de la universidad o se tratade un cambio de paradigma.

Es evidente que los llamados "procesos culturales", entendidos estos como una acción continua y programada para lograr objetivos a mediano y largo plazo, cuyos resultados involucren amplios sectores del personal universitario (incluyendo todos los estamentos) y que consecuentemente se extienda a la sociedad, ha sufrido una desmejoramiento progresivo , cuya acumulación ha permitido confundir la cultura con el espectáculo. Al igual que otras instituciones responsables del quehacer cultural no entienden que la cultura no es consecuencia de una acción institucional ni de la voluntad de una o varias personas, la cultura emana y tiene su autenticidad en los individuos, en las comunidades, en la sociedad en general y su ampliación y difusión sólo es posible si se comprende este fenómeno.

La institucionalización de la cultura es la muerte del espíritu social que la anima. Eso ha pasado en la universidad y la respuesta es el predominio del entretenimiento mediático sobre la creación cultural.

2. ¿Como cree usted que la universidad debiera abordar el tema de la cultura?

Con un trabajo previo de investigación que permita detectar los intereses de los estudiantes y su pertenencia a colectivos humanos con tradiciones, intereses y valores que los caracterizan, para luego elaborar los mecanismos que permitan orientarlos a un trabajo creativo que facilite su realización individual o colectiva, pero que sirva igualmente de expresión identitaria y cuyos resultados logren niveles de calidad que proyecte la institución hacia la sociedad. Tratar de diseñar líneas institucionales de política cultural sin detectar los grados de interacción y elementos de cohesión de los estudiantes es simple literatura de teoría administrativa que queda en el papel.

3. ¿Cómo considera usted que la cultura puede inferir en los procesos sociales?

Siempre, y en todas partes, la cultura interviene o condiciona los procesos sociales debido a que la cultura es todo lo que el ser humano hace. Desde la vestimenta y costumbres culinarias hasta las complejas creaciones musicales y de teoría literaria son manifestaciones de la cultura. La cultura se hace en la calle, en los pueblos en las comunidades, su vivencia es producto de una generación social, estratificada o no, y por lo tanto los procesos sociales son expresión de esa cultura y están marcados por ellas.

Los procesos sociales son también procesos culturales en los cuales la erradicación o transformación de algunos paradigmas y valores son suplantados por otros

con miras a obtener mejor calidad de vida o innovar los modelos de participación o integración social. Cambio social es necesariamente cambio cultural en términos de modificar positivamente la formade convivencia.

El problema es que también existe la anticultura, los segmentos de la sociedad cuya valoración permanece en negativo y las formas de convivencia han sido deteriora-das y, naturalmente, son agentes de fácil manipulación mediática o cooptación política, lo cual afecta los intere-ses mayoritarios. Esos sectores carentes de conciencia social, que muchas denominan "lumpen" proyecta su deformación en procesos sociales, políticos y también culturales de manera sensible, y el logro de los objetivos en los procesos sociales sólo pueden ser alcanzados superado con alternativas viables y criterios claros.

4. En su opinión, por qué Panamá le concede tan poca relevancia a los asuntos culturales.

La relevancia de los asuntos culturales está ligada a la difusión de la actividad cultural, a la acción gubernamen-tal para promoverlos y a la receptividad de la comunidad para asimilarlos, acciones que no son consideradas de primera necesidad y sólo se recurre a ello como recurso político o de promoción mediática, eso es un problema derivado de la formación social-cultural del panameño, del facilismo y oportunismo impuesto sobre el pensamiento crítico y de que las cosas deben ser propor-cionadas con el menor esfuerzo, lo cual no quiere decir que no se hace cultura.

El predominio de lo mediático sobre la reflexión hace que, para la mayoría de los panameños, las opiniones en un programa de televisión primen sobre examen crítico de los hechos; que las expresiones desafortunadas de un político se constituya en logo de una campaña o que la promoción de un producto sea el criterio de identificación colectiva. Enajenado y embrutecido el panameño vive el

día a día pendiente de los recursos mediáticos, de las habladurías y de la concesión graciosa de algún beneficio, pero no se preocupa por definir quién es, qué aspira o hacia dónde vamos, es lo que Heidegger denomina "avidez de novedades" como forma de revelación existencial.Naturalmente que eso favorece a los grupos dominantes que utilizan esa proclividad para mantener su hegemonía sobre el resto de la población y orientar las políticas estatales a la obtención de beneficios personales.

5. ¿Cree usted que nuestro país debiera tener un Ministerio de Cultura?

A pesar de que me opongo a la institucionalización de la cultura, considero que un Ministerio de Cultura orientado a la promoción y difusión de la cultura, que brinde una amplia participación de la sociedad en la formulación de una política con criterios y valores que contribuyan al fortalecimiento de la identidad nacional, de la convivencia pacífica y de la integración social-popular de la nación sería beneficioso.

Me opongo a que sea una estratagema política para manipular la actividad cultural, encerrarla en patrones burocráticos para favorecer programas políticos, eso convertiría la cultura en propaganda al mejor estilo de la concepción que Joseph Goebels le dio en la Alemania nazi. Un Ministerio de Cultura debe partir de una concepción de descentralización de la gestión cultural y de una política pluralista en materia de creación, partici-pación y disfrute del bien cultural. Esa sería una buena concepción de un Ministerio de Cultura que funciona coherentemente en muchos países. El otro criterio, y que parece el dominante, es en la creación de ente burocráti-co que facilite la cooptación política por medio de la actividad cultura y eso, a todas luces, es repugnante.

ANTONIO MADRID UN VISITANTE NOCTURNO“SOY UN APASIONADO DEL REALISMO, PERO NO DE REPRESENTARLO”

María Carballeda

Pintor comprometido con su actividad creadora, vuelca

en su obra sus sentimientos y sus vivencias más

íntimas, como él mismo dice: “pinto mi patio, mis

costumbres, mi gente y ahí me voy a quedar…”,

amante de reinterpretar elementos de los grandes

maestros universales como Chagall o Miró que utiliza-

ron, en su momento, este tipo de figuras elementales,

casi ingenuas, simplemente porque “la vida es así”,

porque la fuente de la magia es el espíritu que se funde

con el dibujo para darle el puesto que se merece en el

intelecto y en el corazón de cada uno.

Nace en la ciudad de Colón en 1949 y en 1956, a la

temprana edad de siete años, gana su primer concurso

en primaria del que dice: “lo recuerdo muy bien, me

regalaron un libro y un juego de témperas; había

pintado al libertador Simón Bolívar en el Chimborazo”,

comenta el artista.

Foto

Isab

ella

Mad

rid

Antonio Madrid

Ha sido galardonado con varios premios en México,

España y Estados Unidos, y ha exhibido su obra en

diferentes países tanto latinoamericanos como europeos.

El talento, innato, del Maestro Madrid fue cultivado

concienzudamente pasando desde la Escuela de Bellas

Artes de Panamá (lo que le permite exponer a los

dieciséis años junto a sus compañeros y a los veinte

años realizar su primera exposición individual), hasta

perfeccionar su estilo en la Real Academia de San

Fernando de la Universidad Complutense de Madrid,

donde obtiene el título de profesor de Artes Plásticas, y

la Maestría en Grabado Calcográfico y en Pintura Mural.

En la actualidad es catedrático de dibujo, pintura en la Universidad de Panamá. Sus obras han sido expuestas en Panamá, España, Nicaragua, Estados Unidos, Costa Rica, El Salvador, Argentina y Francia.

Recibió el Segundo Premio de la Bienal de Buenos Aires, 1971; Primera Mención Honorífica (Plástica Anaula), México, 1972; Primer Premio de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad en Madrid, 1975; Primera Mención de Honor de Grabado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 1975; Primera Mención Honorífica, Arte sobre papel, Panarte, 1978; Tercer Premio del Concurso Colgate Palmolive, Panamá, 1979; Mención de Honor, Arte Gulf, Panamá, 1980; Primer Premio del Segundo Concurso Colgate Palmolive, 1980; y el Tercer Premio de Pintura en el Primer Concurso Nacional de Pintura.

El lenguaje del profesor Madrid es de talante abstracto, siendo la figura tan sólo un pretexto para crear y aunque introduce elementos reconocibles, pocas veces forman parte constituyente del cuadro.

Desde el punto formal, dentro del análisis de los elementos constitutivos de su obra, debemos hacer alusión a su función comunicativa, considerando los siguientes elementos:

Uno que apunta hacia el significado de la obra, refiriéndose básicamente a aquello que el pintor trata de expresar por medio de este lenguaje, que en muchas ocasiones no entra en el ámbito de lo consciente.El segundo y más complejo, apunta hacia un término propio, denominado por el propio artista: Signosficado, palabra compuesta de signo y sofisticado y se refiere a la simbología y los signos dentro de su obra.

El pintor le da vida a este término ya que como él señala “mis signos son altamente sofisticados: apuntan hacia lo espiritual, lo transcendente, pero de repente lo capturas y lo plasmas en el cuadro”.

La imagen precede al verbo y puede prescindir de éste,

Los personajes aquí representados, aluden a un código de forma múltiple, ya que estas figuras llamadas“monolitos”, se representan con frecuencia en la obra del maestro Madrid. Son seres imaginados, soñados, que aluden a como el artista visualiza a unos personajes que podrían provenir de otro mundo, de otra galaxia, no son reales, sin embargo, sus elementos resultan identificables e incluso reconocibles. Sin duda, podríamos acordar que se trata de extraterrestres o seres míticos al modo de las grandes musas inspiradoras.

Estas formas mantienen muchos elementos ligados a la tradición representativa desde Egipto, la cultura maya, hasta otras más propias del mundo panameño como lo puede ser la cerámica de barriles…En cualquier caso, el artista indica que son personajes fantásticos que utiliza para concebir una obra.

“Relaciono los extraterrestres con los mayas o con los egipcios, porque hay tecnología de la época antigua que no se podía dar así no más…piedras que encajan casi a la perfección, pienso que existió una inteligencia fuera de la tierra.

Ese es mi mundo para poder arrancar con mi temática. Es la manera como yo represento o imagino que son estos míticos seres. Yo les inventé un nombre según la cultura panameña de los barriles y los monolitos y les he dado vida y color. Los monolitos son zoomórficos yo los reinvento y los pongo en la obra.

“Tengo cosas de los afroantillanos metido en mi obra. Hago mi propio código de simbologías visuales”.

Estos personajes le han proporcionado al maestro Madrid todos los elementos que necesita para crear.

“El movimiento es uno de mis códigos más importantes porque supone la participación mía dentro de la obra, yo me siento dentro, inmerso, siento que coparticipo con ellos, me siento dentro de la escena. Ellos cantan, se mueven, están alegres…hay música. Siento que cuando entro en la obra se me acercan unos elementales que vienen de la

tierra, el agua, el viento…y ellos se comunican conmigo. Ellos me van diciendo que es lo que hay que hacer y hay

una fiesta”.“Hay armonía, paz…ahí hay perfección…si todo esto pasa, ellos no pueden estar quietos”.

Pintor con una fantasía prodigiosa a la que necesita recurrir, es su refugio, donde estos míticos seres se despiertan

y le dictan, se mueven por el patio de su imaginación atrayendo la inspiración, las maneras de hacer del

artista…corren por la casa, se esconden, y aparecen de nuevo en la zona más iluminada de una arquitectura

indefinida. No importa la casa, ni donde se desenvuelve la escena, sólo importa que ellos están ahí, como niños

traviesos espiando y rodando todos los espacios que habitan.

Los Monolitos viven en la imaginación, en la inteligencia y en la mente creadora del artista, se repiten una y otra vez,

siempre le acompañan. Con ellos se divierte, establece una comunicación, un diálogo que va más allá de lo

puramente representativo…habitan en él, son los grandes actores de la escena, plasmándose en una obra a la que

llegan de un modo premeditado y casual. Tal vez provengan de un lugar desconocido, inexplicable e irracional, pero

si uno les presta atención, ellos hablan.

Lo que es indudable es que en la obra del maestro Madrid, hay poesía, hay lírica, hecha a base de formas y colores,

que tienen su propio ritmo, sus propios acordes, su justo nivel de vibración como si se tratase de una sinfonía

plasmada y perfecta.

“Los colores son mágicos…el color te responde, los colores son bien fieles, si tu le das el sitio que se merece en

el cuadro y cuando pintas van surgiendo una serie de maravillas que son como magia. Cuando tu los tratas bien ellos

te quieren bien, ellos te responden, y lo hacen mágicamente”.

María Carballeda. Profesora de Historia del Arte de la Universidad de Panamá

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es plasmación de pensamientos que no pudieron alcanzar las palabras. La imagen nos mira a la cara y nos cuestiona, no descansa y quién observa y se sienta frente a ella se enfrenta a sí mismo y a su mundo, provoca sensa-ciones, recuerdos, conmueve y consuela… la obra de Madrid captura al buen receptor de lo estético.

Las formas en sus manos se revelan mágicamente, descubriéndose y desconcertándonos, a veces demanera melódica y a veces a través de una plasmación más abrupta.

Su obra hechiza, enamora, sugiere, comunica y en la mayoría de los casos nos habla de los vacíos y plenitudes del pintor, de plenitudes y vacíos de lacondición humana.

Desde muy temprano, su mundo sensible lo lleva a ser discípulo del arte abstracto, en una búsqueda de ser él mismo: “En el abstraccionismo encuentra más juego y más dominio, saturo y agoto todas las posibilidades improvisando con criterio y formalizando mis propias leyes”.

Su mundo pictórico está enmarañado en sueños y anhelos que se enmarcan dentro de la formalidad clásica y académica, potenciando el dibujo, según él, base de la pintura, y desdeñando la abstracción en el sentido puro de la palabra. Siempre nos deja ver algún elemento, aunque sea mínimamente reconocible, que nos guía en ese viaje de nuestra mirada a través del lienzo y que de alguna manera nos da pistas sobre lo representado.

Y es que Madrid parece haberse dado cuenta de que el arte necesita cierta “falsedad”, cierta alteración de la realidad. Comenta que “aunque parezca que el público

exige a gritos la mayor fidelidad posible de la naturale-za, luego resulta que, en el fondo, no le gusta dicha fidelidad, sino que prefiere dotar la obra de una barnizada capa de irrealidad que haga que la vida parezca más llevadera”.

Considera que la temática no es tan importante porque la pintura en sí tiene su propio lenguaje, no necesita de la figuración, ella es autónoma, como él mismo señala: “Una mancha roja tiene su propio contorno, tiene su propia expresión”.

Piensa que el color es el lenguaje, el alfabeto completo que proporciona pureza, sensaciones que producen efectos emocionales…”pueden dar hasta terror”, dependiendo de la función de la emoción que se quiere trasmitir. Tienen su propia musicalidad, pudiendo ser chillones como la música aguda. Señala que “un amarillo de neón, parece una mujer con voz aguada rompiendo una copa”. “Los sobrios son sonidos graves, como los azules, verdes oscuros, morados…tu puedes subir y bajar los tonos”.

Otro de sus elementos constitutivo es la textura, haciendo referencia normalmente a los rasgos visuales representados en la superficie de un objeto, que da carácter e identidad al mismo en la representación. “Es importante porque no puedes hacer un cuadro totalmente liso ni rugoso, seria como una música con dos tonos. Se percibe como algo monótono. Hay que variar para recrear la vista porque la pintura sabe que la realidad no es plana”. Señala que la textura le permite dar profundidad y volumen a la obra, fortaleciendo así el resultado final de la misma.

La composición es otro aspecto fundamental en la obra de Madrid, ya que es la encargada de establecer el balance, el equilibrio dentro de las masas compositivas

de la obra y su propósito, es armonizar el cuadro, que, según él, debe estar conformado por centros de interés. La composición tiene un fin estratégico: Lograr que el observador vea la obra completa. Comenta a este respecto: “Es como cuando haces una comida y te excedes con un ingrediente….la pintura es una degustación visual que precisa el equilibrio”.

Page 22: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

CULTURA Y UNIVERSIDADENTREVISTA CON PEDRO PRADOS

1. A su juicio, existe un desmejoramiento de los procesos culturales dentro de la universidad o se tratade un cambio de paradigma.

Es evidente que los llamados "procesos culturales", entendidos estos como una acción continua y programada para lograr objetivos a mediano y largo plazo, cuyos resultados involucren amplios sectores del personal universitario (incluyendo todos los estamentos) y que consecuentemente se extienda a la sociedad, ha sufrido una desmejoramiento progresivo , cuya acumulación ha permitido confundir la cultura con el espectáculo. Al igual que otras instituciones responsables del quehacer cultural no entienden que la cultura no es consecuencia de una acción institucional ni de la voluntad de una o varias personas, la cultura emana y tiene su autenticidad en los individuos, en las comunidades, en la sociedad en general y su ampliación y difusión sólo es posible si se comprende este fenómeno.

La institucionalización de la cultura es la muerte del espíritu social que la anima. Eso ha pasado en la universidad y la respuesta es el predominio del entretenimiento mediático sobre la creación cultural.

2. ¿Como cree usted que la universidad debiera abordar el tema de la cultura?

Con un trabajo previo de investigación que permita detectar los intereses de los estudiantes y su pertenencia a colectivos humanos con tradiciones, intereses y valores que los caracterizan, para luego elaborar los mecanismos que permitan orientarlos a un trabajo creativo que facilite su realización individual o colectiva, pero que sirva igualmente de expresión identitaria y cuyos resultados logren niveles de calidad que proyecte la institución hacia la sociedad. Tratar de diseñar líneas institucionales de política cultural sin detectar los grados de interacción y elementos de cohesión de los estudiantes es simple literatura de teoría administrativa que queda en el papel.

3. ¿Cómo considera usted que la cultura puede inferir en los procesos sociales?

Siempre, y en todas partes, la cultura interviene o condiciona los procesos sociales debido a que la cultura es todo lo que el ser humano hace. Desde la vestimenta y costumbres culinarias hasta las complejas creaciones musicales y de teoría literaria son manifestaciones de la cultura. La cultura se hace en la calle, en los pueblos en las comunidades, su vivencia es producto de una generación social, estratificada o no, y por lo tanto los procesos sociales son expresión de esa cultura y están marcados por ellas.

Los procesos sociales son también procesos culturales en los cuales la erradicación o transformación de algunos paradigmas y valores son suplantados por otros

con miras a obtener mejor calidad de vida o innovar los modelos de participación o integración social. Cambio social es necesariamente cambio cultural en términos de modificar positivamente la formade convivencia.

El problema es que también existe la anticultura, los segmentos de la sociedad cuya valoración permanece en negativo y las formas de convivencia han sido deteriora-das y, naturalmente, son agentes de fácil manipulación mediática o cooptación política, lo cual afecta los intere-ses mayoritarios. Esos sectores carentes de conciencia social, que muchas denominan "lumpen" proyecta su deformación en procesos sociales, políticos y también culturales de manera sensible, y el logro de los objetivos en los procesos sociales sólo pueden ser alcanzados superado con alternativas viables y criterios claros.

4. En su opinión, por qué Panamá le concede tan poca relevancia a los asuntos culturales.

La relevancia de los asuntos culturales está ligada a la difusión de la actividad cultural, a la acción gubernamen-tal para promoverlos y a la receptividad de la comunidad para asimilarlos, acciones que no son consideradas de primera necesidad y sólo se recurre a ello como recurso político o de promoción mediática, eso es un problema derivado de la formación social-cultural del panameño, del facilismo y oportunismo impuesto sobre el pensamiento crítico y de que las cosas deben ser propor-cionadas con el menor esfuerzo, lo cual no quiere decir que no se hace cultura.

El predominio de lo mediático sobre la reflexión hace que, para la mayoría de los panameños, las opiniones en un programa de televisión primen sobre examen crítico de los hechos; que las expresiones desafortunadas de un político se constituya en logo de una campaña o que la promoción de un producto sea el criterio de identificación colectiva. Enajenado y embrutecido el panameño vive el

día a día pendiente de los recursos mediáticos, de las habladurías y de la concesión graciosa de algún beneficio, pero no se preocupa por definir quién es, qué aspira o hacia dónde vamos, es lo que Heidegger denomina "avidez de novedades" como forma de revelación existencial.Naturalmente que eso favorece a los grupos dominantes que utilizan esa proclividad para mantener su hegemonía sobre el resto de la población y orientar las políticas estatales a la obtención de beneficios personales.

5. ¿Cree usted que nuestro país debiera tener un Ministerio de Cultura?

A pesar de que me opongo a la institucionalización de la cultura, considero que un Ministerio de Cultura orientado a la promoción y difusión de la cultura, que brinde una amplia participación de la sociedad en la formulación de una política con criterios y valores que contribuyan al fortalecimiento de la identidad nacional, de la convivencia pacífica y de la integración social-popular de la nación sería beneficioso.

Me opongo a que sea una estratagema política para manipular la actividad cultural, encerrarla en patrones burocráticos para favorecer programas políticos, eso convertiría la cultura en propaganda al mejor estilo de la concepción que Joseph Goebels le dio en la Alemania nazi. Un Ministerio de Cultura debe partir de una concepción de descentralización de la gestión cultural y de una política pluralista en materia de creación, partici-pación y disfrute del bien cultural. Esa sería una buena concepción de un Ministerio de Cultura que funciona coherentemente en muchos países. El otro criterio, y que parece el dominante, es en la creación de ente burocráti-co que facilite la cooptación política por medio de la actividad cultura y eso, a todas luces, es repugnante.

María Carballeda

Pintor comprometido con su actividad creadora, vuelca

en su obra sus sentimientos y sus vivencias más

íntimas, como él mismo dice: “pinto mi patio, mis

costumbres, mi gente y ahí me voy a quedar…”,

amante de reinterpretar elementos de los grandes

maestros universales como Chagall o Miró que utiliza-

ron, en su momento, este tipo de figuras elementales,

casi ingenuas, simplemente porque “la vida es así”,

porque la fuente de la magia es el espíritu que se funde

con el dibujo para darle el puesto que se merece en el

intelecto y en el corazón de cada uno.

Nace en la ciudad de Colón en 1949 y en 1956, a la

temprana edad de siete años, gana su primer concurso

en primaria del que dice: “lo recuerdo muy bien, me

regalaron un libro y un juego de témperas; había

pintado al libertador Simón Bolívar en el Chimborazo”,

comenta el artista.

Ha sido galardonado con varios premios en México,

España y Estados Unidos, y ha exhibido su obra en

diferentes países tanto latinoamericanos como europeos.

El talento, innato, del Maestro Madrid fue cultivado

concienzudamente pasando desde la Escuela de Bellas

Artes de Panamá (lo que le permite exponer a los

dieciséis años junto a sus compañeros y a los veinte

años realizar su primera exposición individual), hasta

perfeccionar su estilo en la Real Academia de San

Fernando de la Universidad Complutense de Madrid,

donde obtiene el título de profesor de Artes Plásticas, y

la Maestría en Grabado Calcográfico y en Pintura Mural.

En la actualidad es catedrático de dibujo, pintura en la Universidad de Panamá. Sus obras han sido expuestas en Panamá, España, Nicaragua, Estados Unidos, Costa Rica, El Salvador, Argentina y Francia.

Recibió el Segundo Premio de la Bienal de Buenos Aires, 1971; Primera Mención Honorífica (Plástica Anaula), México, 1972; Primer Premio de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad en Madrid, 1975; Primera Mención de Honor de Grabado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 1975; Primera Mención Honorífica, Arte sobre papel, Panarte, 1978; Tercer Premio del Concurso Colgate Palmolive, Panamá, 1979; Mención de Honor, Arte Gulf, Panamá, 1980; Primer Premio del Segundo Concurso Colgate Palmolive, 1980; y el Tercer Premio de Pintura en el Primer Concurso Nacional de Pintura.

El lenguaje del profesor Madrid es de talante abstracto, siendo la figura tan sólo un pretexto para crear y aunque introduce elementos reconocibles, pocas veces forman parte constituyente del cuadro.

Desde el punto formal, dentro del análisis de los elementos constitutivos de su obra, debemos hacer alusión a su función comunicativa, considerando los siguientes elementos:

Uno que apunta hacia el significado de la obra, refiriéndose básicamente a aquello que el pintor trata de expresar por medio de este lenguaje, que en muchas ocasiones no entra en el ámbito de lo consciente.El segundo y más complejo, apunta hacia un término propio, denominado por el propio artista: Signosficado, palabra compuesta de signo y sofisticado y se refiere a la simbología y los signos dentro de su obra.

El pintor le da vida a este término ya que como él señala “mis signos son altamente sofisticados: apuntan hacia lo espiritual, lo transcendente, pero de repente lo capturas y lo plasmas en el cuadro”.

La imagen precede al verbo y puede prescindir de éste,

Los personajes aquí representados, aluden a un código de forma múltiple, ya que estas figuras llamadas“monolitos”, se representan con frecuencia en la obra del maestro Madrid. Son seres imaginados, soñados, que aluden a como el artista visualiza a unos personajes que podrían provenir de otro mundo, de otra galaxia, no son reales, sin embargo, sus elementos resultan identificables e incluso reconocibles. Sin duda, podríamos acordar que se trata de extraterrestres o seres míticos al modo de las grandes musas inspiradoras.

Estas formas mantienen muchos elementos ligados a la tradición representativa desde Egipto, la cultura maya, hasta otras más propias del mundo panameño como lo puede ser la cerámica de barriles…En cualquier caso, el artista indica que son personajes fantásticos que utiliza para concebir una obra.

“Relaciono los extraterrestres con los mayas o con los egipcios, porque hay tecnología de la época antigua que no se podía dar así no más…piedras que encajan casi a la perfección, pienso que existió una inteligencia fuera de la tierra.

Ese es mi mundo para poder arrancar con mi temática. Es la manera como yo represento o imagino que son estos míticos seres. Yo les inventé un nombre según la cultura panameña de los barriles y los monolitos y les he dado vida y color. Los monolitos son zoomórficos yo los reinvento y los pongo en la obra.

“Tengo cosas de los afroantillanos metido en mi obra. Hago mi propio código de simbologías visuales”.

Estos personajes le han proporcionado al maestro Madrid todos los elementos que necesita para crear.

“El movimiento es uno de mis códigos más importantes porque supone la participación mía dentro de la obra, yo me siento dentro, inmerso, siento que coparticipo con ellos, me siento dentro de la escena. Ellos cantan, se mueven, están alegres…hay música. Siento que cuando entro en la obra se me acercan unos elementales que vienen de la

tierra, el agua, el viento…y ellos se comunican conmigo. Ellos me van diciendo que es lo que hay que hacer y hay

una fiesta”.“Hay armonía, paz…ahí hay perfección…si todo esto pasa, ellos no pueden estar quietos”.

Pintor con una fantasía prodigiosa a la que necesita recurrir, es su refugio, donde estos míticos seres se despiertan

y le dictan, se mueven por el patio de su imaginación atrayendo la inspiración, las maneras de hacer del

artista…corren por la casa, se esconden, y aparecen de nuevo en la zona más iluminada de una arquitectura

indefinida. No importa la casa, ni donde se desenvuelve la escena, sólo importa que ellos están ahí, como niños

traviesos espiando y rodando todos los espacios que habitan.

Los Monolitos viven en la imaginación, en la inteligencia y en la mente creadora del artista, se repiten una y otra vez,

siempre le acompañan. Con ellos se divierte, establece una comunicación, un diálogo que va más allá de lo

puramente representativo…habitan en él, son los grandes actores de la escena, plasmándose en una obra a la que

llegan de un modo premeditado y casual. Tal vez provengan de un lugar desconocido, inexplicable e irracional, pero

si uno les presta atención, ellos hablan.

Lo que es indudable es que en la obra del maestro Madrid, hay poesía, hay lírica, hecha a base de formas y colores,

que tienen su propio ritmo, sus propios acordes, su justo nivel de vibración como si se tratase de una sinfonía

plasmada y perfecta.

“Los colores son mágicos…el color te responde, los colores son bien fieles, si tu le das el sitio que se merece en

el cuadro y cuando pintas van surgiendo una serie de maravillas que son como magia. Cuando tu los tratas bien ellos

te quieren bien, ellos te responden, y lo hacen mágicamente”.

María Carballeda. Profesora de Historia del Arte de la Universidad de Panamá

18

Del pincel las pinceladas

es plasmación de pensamientos que no pudieron alcanzar las palabras. La imagen nos mira a la cara y nos cuestiona, no descansa y quién observa y se sienta frente a ella se enfrenta a sí mismo y a su mundo, provoca sensa-ciones, recuerdos, conmueve y consuela… la obra de Madrid captura al buen receptor de lo estético.

Las formas en sus manos se revelan mágicamente, descubriéndose y desconcertándonos, a veces demanera melódica y a veces a través de una plasmación más abrupta.

Su obra hechiza, enamora, sugiere, comunica y en la mayoría de los casos nos habla de los vacíos y plenitudes del pintor, de plenitudes y vacíos de lacondición humana.

Desde muy temprano, su mundo sensible lo lleva a ser discípulo del arte abstracto, en una búsqueda de ser él mismo: “En el abstraccionismo encuentra más juego y más dominio, saturo y agoto todas las posibilidades improvisando con criterio y formalizando mis propias leyes”.

Su mundo pictórico está enmarañado en sueños y anhelos que se enmarcan dentro de la formalidad clásica y académica, potenciando el dibujo, según él, base de la pintura, y desdeñando la abstracción en el sentido puro de la palabra. Siempre nos deja ver algún elemento, aunque sea mínimamente reconocible, que nos guía en ese viaje de nuestra mirada a través del lienzo y que de alguna manera nos da pistas sobre lo representado.

Y es que Madrid parece haberse dado cuenta de que el arte necesita cierta “falsedad”, cierta alteración de la realidad. Comenta que “aunque parezca que el público

exige a gritos la mayor fidelidad posible de la naturale-za, luego resulta que, en el fondo, no le gusta dicha fidelidad, sino que prefiere dotar la obra de una barnizada capa de irrealidad que haga que la vida parezca más llevadera”.

Considera que la temática no es tan importante porque la pintura en sí tiene su propio lenguaje, no necesita de la figuración, ella es autónoma, como él mismo señala: “Una mancha roja tiene su propio contorno, tiene su propia expresión”.

Piensa que el color es el lenguaje, el alfabeto completo que proporciona pureza, sensaciones que producen efectos emocionales…”pueden dar hasta terror”, dependiendo de la función de la emoción que se quiere trasmitir. Tienen su propia musicalidad, pudiendo ser chillones como la música aguda. Señala que “un amarillo de neón, parece una mujer con voz aguada rompiendo una copa”. “Los sobrios son sonidos graves, como los azules, verdes oscuros, morados…tu puedes subir y bajar los tonos”.

Otro de sus elementos constitutivo es la textura, haciendo referencia normalmente a los rasgos visuales representados en la superficie de un objeto, que da carácter e identidad al mismo en la representación. “Es importante porque no puedes hacer un cuadro totalmente liso ni rugoso, seria como una música con dos tonos. Se percibe como algo monótono. Hay que variar para recrear la vista porque la pintura sabe que la realidad no es plana”. Señala que la textura le permite dar profundidad y volumen a la obra, fortaleciendo así el resultado final de la misma.

La composición es otro aspecto fundamental en la obra de Madrid, ya que es la encargada de establecer el balance, el equilibrio dentro de las masas compositivas

de la obra y su propósito, es armonizar el cuadro, que, según él, debe estar conformado por centros de interés. La composición tiene un fin estratégico: Lograr que el observador vea la obra completa. Comenta a este respecto: “Es como cuando haces una comida y te excedes con un ingrediente….la pintura es una degustación visual que precisa el equilibrio”.

Page 23: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

CULTURA Y UNIVERSIDADENTREVISTA CON PEDRO PRADOS

1. A su juicio, existe un desmejoramiento de los procesos culturales dentro de la universidad o se tratade un cambio de paradigma.

Es evidente que los llamados "procesos culturales", entendidos estos como una acción continua y programada para lograr objetivos a mediano y largo plazo, cuyos resultados involucren amplios sectores del personal universitario (incluyendo todos los estamentos) y que consecuentemente se extienda a la sociedad, ha sufrido una desmejoramiento progresivo , cuya acumulación ha permitido confundir la cultura con el espectáculo. Al igual que otras instituciones responsables del quehacer cultural no entienden que la cultura no es consecuencia de una acción institucional ni de la voluntad de una o varias personas, la cultura emana y tiene su autenticidad en los individuos, en las comunidades, en la sociedad en general y su ampliación y difusión sólo es posible si se comprende este fenómeno.

La institucionalización de la cultura es la muerte del espíritu social que la anima. Eso ha pasado en la universidad y la respuesta es el predominio del entretenimiento mediático sobre la creación cultural.

2. ¿Como cree usted que la universidad debiera abordar el tema de la cultura?

Con un trabajo previo de investigación que permita detectar los intereses de los estudiantes y su pertenencia a colectivos humanos con tradiciones, intereses y valores que los caracterizan, para luego elaborar los mecanismos que permitan orientarlos a un trabajo creativo que facilite su realización individual o colectiva, pero que sirva igualmente de expresión identitaria y cuyos resultados logren niveles de calidad que proyecte la institución hacia la sociedad. Tratar de diseñar líneas institucionales de política cultural sin detectar los grados de interacción y elementos de cohesión de los estudiantes es simple literatura de teoría administrativa que queda en el papel.

3. ¿Cómo considera usted que la cultura puede inferir en los procesos sociales?

Siempre, y en todas partes, la cultura interviene o condiciona los procesos sociales debido a que la cultura es todo lo que el ser humano hace. Desde la vestimenta y costumbres culinarias hasta las complejas creaciones musicales y de teoría literaria son manifestaciones de la cultura. La cultura se hace en la calle, en los pueblos en las comunidades, su vivencia es producto de una generación social, estratificada o no, y por lo tanto los procesos sociales son expresión de esa cultura y están marcados por ellas.

Los procesos sociales son también procesos culturales en los cuales la erradicación o transformación de algunos paradigmas y valores son suplantados por otros

con miras a obtener mejor calidad de vida o innovar los modelos de participación o integración social. Cambio social es necesariamente cambio cultural en términos de modificar positivamente la formade convivencia.

El problema es que también existe la anticultura, los segmentos de la sociedad cuya valoración permanece en negativo y las formas de convivencia han sido deteriora-das y, naturalmente, son agentes de fácil manipulación mediática o cooptación política, lo cual afecta los intere-ses mayoritarios. Esos sectores carentes de conciencia social, que muchas denominan "lumpen" proyecta su deformación en procesos sociales, políticos y también culturales de manera sensible, y el logro de los objetivos en los procesos sociales sólo pueden ser alcanzados superado con alternativas viables y criterios claros.

4. En su opinión, por qué Panamá le concede tan poca relevancia a los asuntos culturales.

La relevancia de los asuntos culturales está ligada a la difusión de la actividad cultural, a la acción gubernamen-tal para promoverlos y a la receptividad de la comunidad para asimilarlos, acciones que no son consideradas de primera necesidad y sólo se recurre a ello como recurso político o de promoción mediática, eso es un problema derivado de la formación social-cultural del panameño, del facilismo y oportunismo impuesto sobre el pensamiento crítico y de que las cosas deben ser propor-cionadas con el menor esfuerzo, lo cual no quiere decir que no se hace cultura.

El predominio de lo mediático sobre la reflexión hace que, para la mayoría de los panameños, las opiniones en un programa de televisión primen sobre examen crítico de los hechos; que las expresiones desafortunadas de un político se constituya en logo de una campaña o que la promoción de un producto sea el criterio de identificación colectiva. Enajenado y embrutecido el panameño vive el

día a día pendiente de los recursos mediáticos, de las habladurías y de la concesión graciosa de algún beneficio, pero no se preocupa por definir quién es, qué aspira o hacia dónde vamos, es lo que Heidegger denomina "avidez de novedades" como forma de revelación existencial.Naturalmente que eso favorece a los grupos dominantes que utilizan esa proclividad para mantener su hegemonía sobre el resto de la población y orientar las políticas estatales a la obtención de beneficios personales.

5. ¿Cree usted que nuestro país debiera tener un Ministerio de Cultura?

A pesar de que me opongo a la institucionalización de la cultura, considero que un Ministerio de Cultura orientado a la promoción y difusión de la cultura, que brinde una amplia participación de la sociedad en la formulación de una política con criterios y valores que contribuyan al fortalecimiento de la identidad nacional, de la convivencia pacífica y de la integración social-popular de la nación sería beneficioso.

Me opongo a que sea una estratagema política para manipular la actividad cultural, encerrarla en patrones burocráticos para favorecer programas políticos, eso convertiría la cultura en propaganda al mejor estilo de la concepción que Joseph Goebels le dio en la Alemania nazi. Un Ministerio de Cultura debe partir de una concepción de descentralización de la gestión cultural y de una política pluralista en materia de creación, partici-pación y disfrute del bien cultural. Esa sería una buena concepción de un Ministerio de Cultura que funciona coherentemente en muchos países. El otro criterio, y que parece el dominante, es en la creación de ente burocráti-co que facilite la cooptación política por medio de la actividad cultura y eso, a todas luces, es repugnante.

María Carballeda

Pintor comprometido con su actividad creadora, vuelca

en su obra sus sentimientos y sus vivencias más

íntimas, como él mismo dice: “pinto mi patio, mis

costumbres, mi gente y ahí me voy a quedar…”,

amante de reinterpretar elementos de los grandes

maestros universales como Chagall o Miró que utiliza-

ron, en su momento, este tipo de figuras elementales,

casi ingenuas, simplemente porque “la vida es así”,

porque la fuente de la magia es el espíritu que se funde

con el dibujo para darle el puesto que se merece en el

intelecto y en el corazón de cada uno.

Nace en la ciudad de Colón en 1949 y en 1956, a la

temprana edad de siete años, gana su primer concurso

en primaria del que dice: “lo recuerdo muy bien, me

regalaron un libro y un juego de témperas; había

pintado al libertador Simón Bolívar en el Chimborazo”,

comenta el artista.

Ha sido galardonado con varios premios en México,

España y Estados Unidos, y ha exhibido su obra en

diferentes países tanto latinoamericanos como europeos.

El talento, innato, del Maestro Madrid fue cultivado

concienzudamente pasando desde la Escuela de Bellas

Artes de Panamá (lo que le permite exponer a los

dieciséis años junto a sus compañeros y a los veinte

años realizar su primera exposición individual), hasta

perfeccionar su estilo en la Real Academia de San

Fernando de la Universidad Complutense de Madrid,

donde obtiene el título de profesor de Artes Plásticas, y

la Maestría en Grabado Calcográfico y en Pintura Mural.

En la actualidad es catedrático de dibujo, pintura en la Universidad de Panamá. Sus obras han sido expuestas en Panamá, España, Nicaragua, Estados Unidos, Costa Rica, El Salvador, Argentina y Francia.

Recibió el Segundo Premio de la Bienal de Buenos Aires, 1971; Primera Mención Honorífica (Plástica Anaula), México, 1972; Primer Premio de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad en Madrid, 1975; Primera Mención de Honor de Grabado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 1975; Primera Mención Honorífica, Arte sobre papel, Panarte, 1978; Tercer Premio del Concurso Colgate Palmolive, Panamá, 1979; Mención de Honor, Arte Gulf, Panamá, 1980; Primer Premio del Segundo Concurso Colgate Palmolive, 1980; y el Tercer Premio de Pintura en el Primer Concurso Nacional de Pintura.

El lenguaje del profesor Madrid es de talante abstracto, siendo la figura tan sólo un pretexto para crear y aunque introduce elementos reconocibles, pocas veces forman parte constituyente del cuadro.

Desde el punto formal, dentro del análisis de los elementos constitutivos de su obra, debemos hacer alusión a su función comunicativa, considerando los siguientes elementos:

Uno que apunta hacia el significado de la obra, refiriéndose básicamente a aquello que el pintor trata de expresar por medio de este lenguaje, que en muchas ocasiones no entra en el ámbito de lo consciente.El segundo y más complejo, apunta hacia un término propio, denominado por el propio artista: Signosficado, palabra compuesta de signo y sofisticado y se refiere a la simbología y los signos dentro de su obra.

El pintor le da vida a este término ya que como él señala “mis signos son altamente sofisticados: apuntan hacia lo espiritual, lo transcendente, pero de repente lo capturas y lo plasmas en el cuadro”.

La imagen precede al verbo y puede prescindir de éste,

Los personajes aquí representados, aluden a un código de forma múltiple, ya que estas figuras llamadas“monolitos”, se representan con frecuencia en la obra del maestro Madrid. Son seres imaginados, soñados, que aluden a como el artista visualiza a unos personajes que podrían provenir de otro mundo, de otra galaxia, no son reales, sin embargo, sus elementos resultan identificables e incluso reconocibles. Sin duda, podríamos acordar que se trata de extraterrestres o seres míticos al modo de las grandes musas inspiradoras.

Estas formas mantienen muchos elementos ligados a la tradición representativa desde Egipto, la cultura maya, hasta otras más propias del mundo panameño como lo puede ser la cerámica de barriles…En cualquier caso, el artista indica que son personajes fantásticos que utiliza para concebir una obra.

“Relaciono los extraterrestres con los mayas o con los egipcios, porque hay tecnología de la época antigua que no se podía dar así no más…piedras que encajan casi a la perfección, pienso que existió una inteligencia fuera de la tierra.

Ese es mi mundo para poder arrancar con mi temática. Es la manera como yo represento o imagino que son estos míticos seres. Yo les inventé un nombre según la cultura panameña de los barriles y los monolitos y les he dado vida y color. Los monolitos son zoomórficos yo los reinvento y los pongo en la obra.

“Tengo cosas de los afroantillanos metido en mi obra. Hago mi propio código de simbologías visuales”.

Estos personajes le han proporcionado al maestro Madrid todos los elementos que necesita para crear.

“El movimiento es uno de mis códigos más importantes porque supone la participación mía dentro de la obra, yo me siento dentro, inmerso, siento que coparticipo con ellos, me siento dentro de la escena. Ellos cantan, se mueven, están alegres…hay música. Siento que cuando entro en la obra se me acercan unos elementales que vienen de la

tierra, el agua, el viento…y ellos se comunican conmigo. Ellos me van diciendo que es lo que hay que hacer y hay

una fiesta”.“Hay armonía, paz…ahí hay perfección…si todo esto pasa, ellos no pueden estar quietos”.

Pintor con una fantasía prodigiosa a la que necesita recurrir, es su refugio, donde estos míticos seres se despiertan

y le dictan, se mueven por el patio de su imaginación atrayendo la inspiración, las maneras de hacer del

artista…corren por la casa, se esconden, y aparecen de nuevo en la zona más iluminada de una arquitectura

indefinida. No importa la casa, ni donde se desenvuelve la escena, sólo importa que ellos están ahí, como niños

traviesos espiando y rodando todos los espacios que habitan.

Los Monolitos viven en la imaginación, en la inteligencia y en la mente creadora del artista, se repiten una y otra vez,

siempre le acompañan. Con ellos se divierte, establece una comunicación, un diálogo que va más allá de lo

puramente representativo…habitan en él, son los grandes actores de la escena, plasmándose en una obra a la que

llegan de un modo premeditado y casual. Tal vez provengan de un lugar desconocido, inexplicable e irracional, pero

si uno les presta atención, ellos hablan.

Lo que es indudable es que en la obra del maestro Madrid, hay poesía, hay lírica, hecha a base de formas y colores,

que tienen su propio ritmo, sus propios acordes, su justo nivel de vibración como si se tratase de una sinfonía

plasmada y perfecta.

“Los colores son mágicos…el color te responde, los colores son bien fieles, si tu le das el sitio que se merece en

el cuadro y cuando pintas van surgiendo una serie de maravillas que son como magia. Cuando tu los tratas bien ellos

te quieren bien, ellos te responden, y lo hacen mágicamente”.

María Carballeda. Profesora de Historia del Arte de la Universidad de Panamá

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es plasmación de pensamientos que no pudieron alcanzar las palabras. La imagen nos mira a la cara y nos cuestiona, no descansa y quién observa y se sienta frente a ella se enfrenta a sí mismo y a su mundo, provoca sensa-ciones, recuerdos, conmueve y consuela… la obra de Madrid captura al buen receptor de lo estético.

Las formas en sus manos se revelan mágicamente, descubriéndose y desconcertándonos, a veces demanera melódica y a veces a través de una plasmación más abrupta.

Su obra hechiza, enamora, sugiere, comunica y en la mayoría de los casos nos habla de los vacíos y plenitudes del pintor, de plenitudes y vacíos de lacondición humana.

Desde muy temprano, su mundo sensible lo lleva a ser discípulo del arte abstracto, en una búsqueda de ser él mismo: “En el abstraccionismo encuentra más juego y más dominio, saturo y agoto todas las posibilidades improvisando con criterio y formalizando mis propias leyes”.

Su mundo pictórico está enmarañado en sueños y anhelos que se enmarcan dentro de la formalidad clásica y académica, potenciando el dibujo, según él, base de la pintura, y desdeñando la abstracción en el sentido puro de la palabra. Siempre nos deja ver algún elemento, aunque sea mínimamente reconocible, que nos guía en ese viaje de nuestra mirada a través del lienzo y que de alguna manera nos da pistas sobre lo representado.

Y es que Madrid parece haberse dado cuenta de que el arte necesita cierta “falsedad”, cierta alteración de la realidad. Comenta que “aunque parezca que el público

exige a gritos la mayor fidelidad posible de la naturale-za, luego resulta que, en el fondo, no le gusta dicha fidelidad, sino que prefiere dotar la obra de una barnizada capa de irrealidad que haga que la vida parezca más llevadera”.

Considera que la temática no es tan importante porque la pintura en sí tiene su propio lenguaje, no necesita de la figuración, ella es autónoma, como él mismo señala: “Una mancha roja tiene su propio contorno, tiene su propia expresión”.

Piensa que el color es el lenguaje, el alfabeto completo que proporciona pureza, sensaciones que producen efectos emocionales…”pueden dar hasta terror”, dependiendo de la función de la emoción que se quiere trasmitir. Tienen su propia musicalidad, pudiendo ser chillones como la música aguda. Señala que “un amarillo de neón, parece una mujer con voz aguada rompiendo una copa”. “Los sobrios son sonidos graves, como los azules, verdes oscuros, morados…tu puedes subir y bajar los tonos”.

Otro de sus elementos constitutivo es la textura, haciendo referencia normalmente a los rasgos visuales representados en la superficie de un objeto, que da carácter e identidad al mismo en la representación. “Es importante porque no puedes hacer un cuadro totalmente liso ni rugoso, seria como una música con dos tonos. Se percibe como algo monótono. Hay que variar para recrear la vista porque la pintura sabe que la realidad no es plana”. Señala que la textura le permite dar profundidad y volumen a la obra, fortaleciendo así el resultado final de la misma.

La composición es otro aspecto fundamental en la obra de Madrid, ya que es la encargada de establecer el balance, el equilibrio dentro de las masas compositivas

de la obra y su propósito, es armonizar el cuadro, que, según él, debe estar conformado por centros de interés. La composición tiene un fin estratégico: Lograr que el observador vea la obra completa. Comenta a este respecto: “Es como cuando haces una comida y te excedes con un ingrediente….la pintura es una degustación visual que precisa el equilibrio”.

Page 24: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

CULTURA Y UNIVERSIDADENTREVISTA CON PEDRO PRADOS

1. A su juicio, existe un desmejoramiento de los procesos culturales dentro de la universidad o se tratade un cambio de paradigma.

Es evidente que los llamados "procesos culturales", entendidos estos como una acción continua y programada para lograr objetivos a mediano y largo plazo, cuyos resultados involucren amplios sectores del personal universitario (incluyendo todos los estamentos) y que consecuentemente se extienda a la sociedad, ha sufrido una desmejoramiento progresivo , cuya acumulación ha permitido confundir la cultura con el espectáculo. Al igual que otras instituciones responsables del quehacer cultural no entienden que la cultura no es consecuencia de una acción institucional ni de la voluntad de una o varias personas, la cultura emana y tiene su autenticidad en los individuos, en las comunidades, en la sociedad en general y su ampliación y difusión sólo es posible si se comprende este fenómeno.

La institucionalización de la cultura es la muerte del espíritu social que la anima. Eso ha pasado en la universidad y la respuesta es el predominio del entretenimiento mediático sobre la creación cultural.

2. ¿Como cree usted que la universidad debiera abordar el tema de la cultura?

Con un trabajo previo de investigación que permita detectar los intereses de los estudiantes y su pertenencia a colectivos humanos con tradiciones, intereses y valores que los caracterizan, para luego elaborar los mecanismos que permitan orientarlos a un trabajo creativo que facilite su realización individual o colectiva, pero que sirva igualmente de expresión identitaria y cuyos resultados logren niveles de calidad que proyecte la institución hacia la sociedad. Tratar de diseñar líneas institucionales de política cultural sin detectar los grados de interacción y elementos de cohesión de los estudiantes es simple literatura de teoría administrativa que queda en el papel.

3. ¿Cómo considera usted que la cultura puede inferir en los procesos sociales?

Siempre, y en todas partes, la cultura interviene o condiciona los procesos sociales debido a que la cultura es todo lo que el ser humano hace. Desde la vestimenta y costumbres culinarias hasta las complejas creaciones musicales y de teoría literaria son manifestaciones de la cultura. La cultura se hace en la calle, en los pueblos en las comunidades, su vivencia es producto de una generación social, estratificada o no, y por lo tanto los procesos sociales son expresión de esa cultura y están marcados por ellas.

Los procesos sociales son también procesos culturales en los cuales la erradicación o transformación de algunos paradigmas y valores son suplantados por otros

con miras a obtener mejor calidad de vida o innovar los modelos de participación o integración social. Cambio social es necesariamente cambio cultural en términos de modificar positivamente la formade convivencia.

El problema es que también existe la anticultura, los segmentos de la sociedad cuya valoración permanece en negativo y las formas de convivencia han sido deteriora-das y, naturalmente, son agentes de fácil manipulación mediática o cooptación política, lo cual afecta los intere-ses mayoritarios. Esos sectores carentes de conciencia social, que muchas denominan "lumpen" proyecta su deformación en procesos sociales, políticos y también culturales de manera sensible, y el logro de los objetivos en los procesos sociales sólo pueden ser alcanzados superado con alternativas viables y criterios claros.

4. En su opinión, por qué Panamá le concede tan poca relevancia a los asuntos culturales.

La relevancia de los asuntos culturales está ligada a la difusión de la actividad cultural, a la acción gubernamen-tal para promoverlos y a la receptividad de la comunidad para asimilarlos, acciones que no son consideradas de primera necesidad y sólo se recurre a ello como recurso político o de promoción mediática, eso es un problema derivado de la formación social-cultural del panameño, del facilismo y oportunismo impuesto sobre el pensamiento crítico y de que las cosas deben ser propor-cionadas con el menor esfuerzo, lo cual no quiere decir que no se hace cultura.

El predominio de lo mediático sobre la reflexión hace que, para la mayoría de los panameños, las opiniones en un programa de televisión primen sobre examen crítico de los hechos; que las expresiones desafortunadas de un político se constituya en logo de una campaña o que la promoción de un producto sea el criterio de identificación colectiva. Enajenado y embrutecido el panameño vive el

día a día pendiente de los recursos mediáticos, de las habladurías y de la concesión graciosa de algún beneficio, pero no se preocupa por definir quién es, qué aspira o hacia dónde vamos, es lo que Heidegger denomina "avidez de novedades" como forma de revelación existencial.Naturalmente que eso favorece a los grupos dominantes que utilizan esa proclividad para mantener su hegemonía sobre el resto de la población y orientar las políticas estatales a la obtención de beneficios personales.

5. ¿Cree usted que nuestro país debiera tener un Ministerio de Cultura?

A pesar de que me opongo a la institucionalización de la cultura, considero que un Ministerio de Cultura orientado a la promoción y difusión de la cultura, que brinde una amplia participación de la sociedad en la formulación de una política con criterios y valores que contribuyan al fortalecimiento de la identidad nacional, de la convivencia pacífica y de la integración social-popular de la nación sería beneficioso.

Me opongo a que sea una estratagema política para manipular la actividad cultural, encerrarla en patrones burocráticos para favorecer programas políticos, eso convertiría la cultura en propaganda al mejor estilo de la concepción que Joseph Goebels le dio en la Alemania nazi. Un Ministerio de Cultura debe partir de una concepción de descentralización de la gestión cultural y de una política pluralista en materia de creación, partici-pación y disfrute del bien cultural. Esa sería una buena concepción de un Ministerio de Cultura que funciona coherentemente en muchos países. El otro criterio, y que parece el dominante, es en la creación de ente burocráti-co que facilite la cooptación política por medio de la actividad cultura y eso, a todas luces, es repugnante.

Los Visitantes Nocturnos

Foto

Isab

ella

Mad

rid

Los personajes aquí representados, aluden a un código de forma múltiple, ya que estas figuras llamadas“monolitos”, se representan con frecuencia en la obra del maestro Madrid. Son seres imaginados, soñados, que aluden a como el artista visualiza a unos personajes que podrían provenir de otro mundo, de otra galaxia, no son reales, sin embargo, sus elementos resultan identificables e incluso reconocibles. Sin duda, podríamos acordar que se trata de extraterrestres o seres míticos al modo de las grandes musas inspiradoras.

Estas formas mantienen muchos elementos ligados a la tradición representativa desde Egipto, la cultura maya, hasta otras más propias del mundo panameño como lo puede ser la cerámica de barriles…En cualquier caso, el artista indica que son personajes fantásticos que utiliza para concebir una obra.

“Relaciono los extraterrestres con los mayas o con los egipcios, porque hay tecnología de la época antigua que no se podía dar así no más…piedras que encajan casi a la perfección, pienso que existió una inteligencia fuera de la tierra.

Ese es mi mundo para poder arrancar con mi temática. Es la manera como yo represento o imagino que son estos míticos seres. Yo les inventé un nombre según la cultura panameña de los barriles y los monolitos y les he dado vida y color. Los monolitos son zoomórficos yo los reinvento y los pongo en la obra.

“Tengo cosas de los afroantillanos metido en mi obra. Hago mi propio código de simbologías visuales”.

Estos personajes le han proporcionado al maestro Madrid todos los elementos que necesita para crear.

“El movimiento es uno de mis códigos más importantes porque supone la participación mía dentro de la obra, yo me siento dentro, inmerso, siento que coparticipo con ellos, me siento dentro de la escena. Ellos cantan, se mueven, están alegres…hay música. Siento que cuando entro en la obra se me acercan unos elementales que vienen de la

tierra, el agua, el viento…y ellos se comunican conmigo. Ellos me van diciendo que es lo que hay que hacer y hay

una fiesta”.“Hay armonía, paz…ahí hay perfección…si todo esto pasa, ellos no pueden estar quietos”.

Pintor con una fantasía prodigiosa a la que necesita recurrir, es su refugio, donde estos míticos seres se despiertan

y le dictan, se mueven por el patio de su imaginación atrayendo la inspiración, las maneras de hacer del

artista…corren por la casa, se esconden, y aparecen de nuevo en la zona más iluminada de una arquitectura

indefinida. No importa la casa, ni donde se desenvuelve la escena, sólo importa que ellos están ahí, como niños

traviesos espiando y rodando todos los espacios que habitan.

Los Monolitos viven en la imaginación, en la inteligencia y en la mente creadora del artista, se repiten una y otra vez,

siempre le acompañan. Con ellos se divierte, establece una comunicación, un diálogo que va más allá de lo

puramente representativo…habitan en él, son los grandes actores de la escena, plasmándose en una obra a la que

llegan de un modo premeditado y casual. Tal vez provengan de un lugar desconocido, inexplicable e irracional, pero

si uno les presta atención, ellos hablan.

Lo que es indudable es que en la obra del maestro Madrid, hay poesía, hay lírica, hecha a base de formas y colores,

que tienen su propio ritmo, sus propios acordes, su justo nivel de vibración como si se tratase de una sinfonía

plasmada y perfecta.

“Los colores son mágicos…el color te responde, los colores son bien fieles, si tu le das el sitio que se merece en

el cuadro y cuando pintas van surgiendo una serie de maravillas que son como magia. Cuando tu los tratas bien ellos

te quieren bien, ellos te responden, y lo hacen mágicamente”.

María Carballeda. Profesora de Historia del Arte de la Universidad de Panamá

“LOS VISITANTES NOCTURNOS” 2011

“Una vez yo estaba en mi casa, era de madrugada, las persianas estaban abiertas pero la cortina estaba cerrada, de repente veo una luz extraordinariamente brillante y cuando me levanto, salí y vi como una

podadora eléctrica volando…a la mañana siguiente, cuando salgo, los árboles estaban quebrados y rotos. De aquí nacen mis cuadros de los visitantes…”.

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Del pincel las pinceladas

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Los personajes aquí representados, aluden a un código de forma múltiple, ya que estas figuras llamadas“monolitos”, se representan con frecuencia en la obra del maestro Madrid. Son seres imaginados, soñados, que aluden a como el artista visualiza a unos personajes que podrían provenir de otro mundo, de otra galaxia, no son reales, sin embargo, sus elementos resultan identificables e incluso reconocibles. Sin duda, podríamos acordar que se trata de extraterrestres o seres míticos al modo de las grandes musas inspiradoras.

Estas formas mantienen muchos elementos ligados a la tradición representativa desde Egipto, la cultura maya, hasta otras más propias del mundo panameño como lo puede ser la cerámica de barriles…En cualquier caso, el artista indica que son personajes fantásticos que utiliza para concebir una obra.

“Relaciono los extraterrestres con los mayas o con los egipcios, porque hay tecnología de la época antigua que no se podía dar así no más…piedras que encajan casi a la perfección, pienso que existió una inteligencia fuera de la tierra.

Ese es mi mundo para poder arrancar con mi temática. Es la manera como yo represento o imagino que son estos míticos seres. Yo les inventé un nombre según la cultura panameña de los barriles y los monolitos y les he dado vida y color. Los monolitos son zoomórficos yo los reinvento y los pongo en la obra.

“Tengo cosas de los afroantillanos metido en mi obra. Hago mi propio código de simbologías visuales”.

Estos personajes le han proporcionado al maestro Madrid todos los elementos que necesita para crear.

“El movimiento es uno de mis códigos más importantes porque supone la participación mía dentro de la obra, yo me siento dentro, inmerso, siento que coparticipo con ellos, me siento dentro de la escena. Ellos cantan, se mueven, están alegres…hay música. Siento que cuando entro en la obra se me acercan unos elementales que vienen de la

tierra, el agua, el viento…y ellos se comunican conmigo. Ellos me van diciendo que es lo que hay que hacer y hay

una fiesta”.“Hay armonía, paz…ahí hay perfección…si todo esto pasa, ellos no pueden estar quietos”.

Pintor con una fantasía prodigiosa a la que necesita recurrir, es su refugio, donde estos míticos seres se despiertan

y le dictan, se mueven por el patio de su imaginación atrayendo la inspiración, las maneras de hacer del

artista…corren por la casa, se esconden, y aparecen de nuevo en la zona más iluminada de una arquitectura

indefinida. No importa la casa, ni donde se desenvuelve la escena, sólo importa que ellos están ahí, como niños

traviesos espiando y rodando todos los espacios que habitan.

Los Monolitos viven en la imaginación, en la inteligencia y en la mente creadora del artista, se repiten una y otra vez,

siempre le acompañan. Con ellos se divierte, establece una comunicación, un diálogo que va más allá de lo

puramente representativo…habitan en él, son los grandes actores de la escena, plasmándose en una obra a la que

llegan de un modo premeditado y casual. Tal vez provengan de un lugar desconocido, inexplicable e irracional, pero

si uno les presta atención, ellos hablan.

Lo que es indudable es que en la obra del maestro Madrid, hay poesía, hay lírica, hecha a base de formas y colores,

que tienen su propio ritmo, sus propios acordes, su justo nivel de vibración como si se tratase de una sinfonía

plasmada y perfecta.

“Los colores son mágicos…el color te responde, los colores son bien fieles, si tu le das el sitio que se merece en

el cuadro y cuando pintas van surgiendo una serie de maravillas que son como magia. Cuando tu los tratas bien ellos

te quieren bien, ellos te responden, y lo hacen mágicamente”.

María Carballeda. Profesora de Historia del Arte de la Universidad de Panamá

La Isla Mágica (1)

La Nueva Trova Cubana es el nombre que recibe el movimiento cultural y musical que se genera en Cuba a fines de la década de los 60 e inicios de los 70, como resultado del triunfo de la Revolución Cubana de 1959, que es quizás, una de las transformaciones fundamentales ocurridas en el ámbito cultural, porque renueva aspectos éticos y estéticos de la canción popular cubana. (2)

Sostiene Eduardo Sosa que la trova es una sola, pero en cada época histórica ha tenido sus características musicales y literarias particulares, aunque se le sigue cantado a la cotidianidad, a la crónica social y sentimental, a la patria, a lo político, etc. Por su parte, Vicente Feliú, uno de los fundadores de la Nueva Trova, en este mismo orden de ideas, señala que la trova es un concepto musical, no importa el género en el cual se exprese.

Parte esencial de la Nueva Trova son los profundos cambios ocurridos con cada generación diferente de trovadores. En efecto, en la década de los 90 se producen una de esas interesantes inflexiones de la mano de cantautores como el dúo Gema y Pavel, los grupos Superávit, Lucha Almada, Habana Libre y los cantantes Kelvis Ochoa, Alejandro Gutiérrez, Equis Alfonso, Atany, David Torren, entre muchos otros.

Estos cantautores se diferencian, de la otra ruptura de la Nueva Trova, la ocurrida en la décadas de los 80, con trovadores como Santiago Feliú, Carlos Varela, Gerardo Alfonso, Frank Delgado, etc., los denominados generación de los topo o la Novísima Trova, en que estos últimos creen en la posibilidad de la utopía, tienen un compromiso ético-moral contraído con las propuestas de los fundadores de la Nueva Trova: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola. Son muy contestatarios, pero consideran que dentro del estatus establecido, pueden hacer la revolución dentro de la revolución. Con una actitud militante, confían en que sus canciones contribuyen al cambio (Dennys Matos).

La generación de los 90, por su parte, no entienden la música como vehículo de denuncia ni protesta, no hay en ellos voluntad de transformación. No son contestatarios, porque están desengañados y la evaporación de las ilusiones los lleva a sentirse una generación estafada. Se nutren de la trova, sus textos, su poética, son crónicas personales, con un estilo coloquial, enfatizando en un lenguaje descriptivo, popular y hedonista. La expresión musical tiene matices pop y de fusión, sobre todo con la música popular cubana (Dennys Matos).

El soñador, tan musical (3)

Uno de los herederos directos de la generación del 90 es Willian Vivanco, quién nació el 6 de octubre de 1975, en Santiago de Cuba y con escasos 38 años es uno de los referentes más importantes de la Nueva Trova en la isla del caimán verde y también fuera de Cuba.

Ahora bien, existen marcadas diferencias entre Vivanco y los cantautores del 90, a tal punto, que con la información disponible, no se puede establecer con precisión si forma parte de una nueva ruptura de la trova, o es, por el contrario, una individualidad creativa muy destacada.

En primer lugar, Vivanco visita la utopía y las esperanzas, de diferente forma que la soñada por la trova primigenia de Silvio, Pablo, Noel y de la propuesta crítica de la Novísima Trova. Pero, tiene una actitud frente a la realidad socio-cultural menos hedonista que la generación del 90.

En segundo lugar, el lenguaje en las invencionescantadas de Vivanco son complejas, insólitas, másestructuradas poéticamente que las bellas canciones

de los cantautores del 90. Se observa un tratamiento lingüístico parecido a las canciones interpretadas por el trío Enserie, que desafortunadamente se desunió y a los trovadores Junior Navarrete y Roly Berrío, pertene-ciente, este último, al trío Enserie.

En tercer lugar, la música y las composiciones en Vivanco también revisita la música popular cubana y fusiones diversas, como la generación de los 90, pero enriquece significativamente este proceso al recuperar tradiciones musicales cubanas olvidadas o en desuso, de forma sistemática y particular.

La fuerza expresiva de Willian Vivanco se nutre de la fusión de géneros donde armonizan, con frecuencia, en una misma canción ritmos tan disímiles como el bossa nova, la samba, el blues, el country, el reggae, el hip hop, el rap, el pop, el rock, la guajira, el son, la rumba, el joropo venezolano, el flamenco, la milonga; la música asiática, celta y haitiana, entre otras mezclas. Esta fusión está construida tomando como eje conductor la música cubana, con aparente facilidad y naturalidad, sin que se visualicen, o, en este caso, se escuchen los empates, las soldaduras. Cabe resaltar, además, que Vivanco es dueño de una excelente voz capaz de alcanzar variados registros.

La recuperación histórica de géneros musicales tradicionales cubanos de las décadas del 30 al 60, como el pilón, el mozambique y el changüí, que surgió a finales del siglo XIX, ocupa parte del que hacerinvestigativo de Vivanco, como mencionamos. De allí, que sus ritmos convoquen una atmosfera envolvente de melodía que toca las raíces más telúricas, encarcelan, seducen. Sí, es una trova que también puede ser bailada, aunque la otra virtud de Vivanco son los textos de las canciones, de gran creatividad poética, osados, subversivos, desafiantes, que incorpora variados elementos de la cubanía.

En efecto, su lírica más que escrita parece descubierta, sus versos son inusuales, maravillosamente mágicos, como sí, de improviso se dibujaran por primera vez en la palabra, confiriendo un aire renovador a la trova. Sí, se pueden bailar las canciones de Vivanco, pero es tal la calidad poética, que se puede desear solo escuchar con emoción, asombro y deslumbramiento.

Así, en la canción Anaconda (4), comprometida con su tiempo e impregnada de una concepción opuesta a los poderes imperantes, dice:

“Somos los exploradores del azar/ nos fuimos buscando el polen y el

amor/ esta selva nos ha visto retoñar/ siempre guiados en el rastro

del león. Rumeamos la verdolaga como si fuera venado/ y al día a día

olvidamos el sabor de la manzana/ si a un árbol nos arrimamos

resultó carnívoros/ se comió algunas doncellas, duro se hizo el

camino…Más un día un diferente dijo para no callar/ hoy yo tengo mi

opinión y te la tienes que bancar/ tengo mi punto de mira colimando

al mandamás/ y otra visión pa’ avanzar. Ay, déjese llevar Che,

ay…Que si va contra corriente/ que si va contra corriente/ el león nos

va a cagar…”

En Alí Babá (5), establece, igualmente, una visión de las limitaciones a las que están sujetos los pueblos,

especialmente el cubano, sometidos por más de 50 años a un bloqueo por parte de los Estados Unidos de América, que impide el pleno desarrollo de sus potencialidades económicas, políticas, sociales y culturales. Sin desconocer, eso sí, las contradicciones existentes al interno de su país, como tienen todas las sociedades contemporáneas.

“16 navegan al salir del puerto/ Ay, ay, ay, la botella de ron. Si de golpe

viene Alí Babá verá que por aquí no queda na’/ el cofre quedó vació,

vivimos barato esperando un tiempo mejor…No llores mi amor si el

dolor te aprieta/ aguanta lo que venga, lo que sea, calla pero reza.

Que a la buena de dios y con el cielo roto/ pa’ mí que los cuarenta

ladrones se le adelantaron al malo maloso…”

La poesía contenida en la trova de Vivanco aluden con frecuencia a descripciones de realidades cotidianas, a crisis existenciales y a las incertidumbres de suangustia, a veces, con intencionalidad política. Una muestra de esa faceta la encontramos en la canción Café (6):

“Atiborrado de mi sedimento en las paredes, sin color del cuarto salgo

a la luna como buen hidalgo el mismo sueño amargo. La misma calle

escondida la tierra la misma muerte con la vida a cuestas al vulgo

atado a la trivial bandera el intelecto apuntando a tientas…”

El tema del amor, con Vivanco, es muy creativo. En la letra de la canción Cimarrón (7) relata la crónica del

cimarronaje a través de una historia de amor, épica, casi de epopeya, con una descripción de la rebeldía imperante, sus luchas por la sobrevivencia y el desarrollo de la cotidianidad:

“Soy cimarrón de la lejanía/ tengo mi sazón, mi filosofía/ pero por el

salto de sus ojos blancos tendré que volver y me la llevaré. Río abajo,

río abajo. Yo prendo la palma le hago señales rituales del alma que me

reconoce/ y ella bien se alegra cuando le ilumino el monte. Me

aprendí el lenguaje del cocuyo grande y aunque haya tormenta ya

todos lo sabe/ haremos el amor con luces naturales. Le guardé el

arroyo de las campanillas/ resané la cueva quite filtración/ marque

territorio, me crecí en la manigua/ y de los pelicanos aprendí canción.

Lo tengo bien pensa’o.”

La imagen de la mujer en los versos de Vivanco no es androcéntrica ni discriminatoria. Se distancia de los mitos que sobre las mismas se entretejen en el entorno social y la muestra con virtudes y defectos, pero protegiendo su dignidad, como en la hermosa canción Alondra (8):

“Tuve una mujer alondra, divina/ una caricia de ángel melosa

y fina/ su duda, su celo fue cosa mía. Mujer de noche, de

tarde/ de boulevard y Vallejo/ rara semilla de arena y espejo.

Es una orquesta de temores y descenso/ lleva como el bardo

su poema descocido. Pero le perdono los colores más

amargos/ cuando se queda conmigo. Alondra, divina.”

Pa’ iluminarte (9)

Willian Vivanco tiene una obra de gran éxito compuesta por canciones antológicas de mucha popularidad en Cuba y otros países, entre las que podemos mencionar: Negra sálvame, Café, Cimarrón, Barrio barroco, Alí Babá, Olokum, El mundo está cambia’o, Anaconda, Por todos los caminos, Nos pasamos flaca, Bohemia, El viejo Simón, etc.

Participó en varios proyectos colectivos con otros trovadores como Ariel Díaz, Pavel Poveda, Yamira Díaz, Ariel Barreiros, Diego Gutiérrez, Junior Navarrete y Samuel Águila, que quedó plasmado en el disco Trova@nónima.cu.

Grabó su primer disco en solitario en 2002, denominado, Lo tengo to’ pensa’o. Su segundo cede, La isla mágica, a pareció en la escena pública en 2006. El último trabajo discográfico se titula El mundo está cambia’o y fue grabado en el 2010, recibiendo la nominación en el Premio Cubadisco, el más importante de Cuba, en la categoría trova-fusión.

Los diseños de los discos y videos de Willian Vivanco son muy artísticos, incorporando elementos del Land Arts o arte de la tierra, mezclados con símbolos e imágenes de la religión cubana por excelencia, La Santería, es decir, representativos de la identidad cubana. Esta concepción artística, le viene quizás porque es un amante de la pintura, profesión que casi estudio y que la cambió por la canción, porque, a su juicio, la música le brindaba un horizonte más amplio, lo que esperaba realizar, el laberinto en el cual se desarrolla mejor.

La historia atesora a los trovadores que con canciones nos conducen a conocernos mejor, Willian Vivanco seguro perdurará, porque como dice Joaquín Sabina en la estupenda canción “Mi primo el Nano”, dedicada a Joan Manuel Serrat, es un alquimista de las emociones, que cura las heridas con canciones.

21

Page 26: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

Los personajes aquí representados, aluden a un código de forma múltiple, ya que estas figuras llamadas“monolitos”, se representan con frecuencia en la obra del maestro Madrid. Son seres imaginados, soñados, que aluden a como el artista visualiza a unos personajes que podrían provenir de otro mundo, de otra galaxia, no son reales, sin embargo, sus elementos resultan identificables e incluso reconocibles. Sin duda, podríamos acordar que se trata de extraterrestres o seres míticos al modo de las grandes musas inspiradoras.

Estas formas mantienen muchos elementos ligados a la tradición representativa desde Egipto, la cultura maya, hasta otras más propias del mundo panameño como lo puede ser la cerámica de barriles…En cualquier caso, el artista indica que son personajes fantásticos que utiliza para concebir una obra.

“Relaciono los extraterrestres con los mayas o con los egipcios, porque hay tecnología de la época antigua que no se podía dar así no más…piedras que encajan casi a la perfección, pienso que existió una inteligencia fuera de la tierra.

Ese es mi mundo para poder arrancar con mi temática. Es la manera como yo represento o imagino que son estos míticos seres. Yo les inventé un nombre según la cultura panameña de los barriles y los monolitos y les he dado vida y color. Los monolitos son zoomórficos yo los reinvento y los pongo en la obra.

“Tengo cosas de los afroantillanos metido en mi obra. Hago mi propio código de simbologías visuales”.

Estos personajes le han proporcionado al maestro Madrid todos los elementos que necesita para crear.

“El movimiento es uno de mis códigos más importantes porque supone la participación mía dentro de la obra, yo me siento dentro, inmerso, siento que coparticipo con ellos, me siento dentro de la escena. Ellos cantan, se mueven, están alegres…hay música. Siento que cuando entro en la obra se me acercan unos elementales que vienen de la

tierra, el agua, el viento…y ellos se comunican conmigo. Ellos me van diciendo que es lo que hay que hacer y hay

una fiesta”.“Hay armonía, paz…ahí hay perfección…si todo esto pasa, ellos no pueden estar quietos”.

Pintor con una fantasía prodigiosa a la que necesita recurrir, es su refugio, donde estos míticos seres se despiertan

y le dictan, se mueven por el patio de su imaginación atrayendo la inspiración, las maneras de hacer del

artista…corren por la casa, se esconden, y aparecen de nuevo en la zona más iluminada de una arquitectura

indefinida. No importa la casa, ni donde se desenvuelve la escena, sólo importa que ellos están ahí, como niños

traviesos espiando y rodando todos los espacios que habitan.

Los Monolitos viven en la imaginación, en la inteligencia y en la mente creadora del artista, se repiten una y otra vez,

siempre le acompañan. Con ellos se divierte, establece una comunicación, un diálogo que va más allá de lo

puramente representativo…habitan en él, son los grandes actores de la escena, plasmándose en una obra a la que

llegan de un modo premeditado y casual. Tal vez provengan de un lugar desconocido, inexplicable e irracional, pero

si uno les presta atención, ellos hablan.

Lo que es indudable es que en la obra del maestro Madrid, hay poesía, hay lírica, hecha a base de formas y colores,

que tienen su propio ritmo, sus propios acordes, su justo nivel de vibración como si se tratase de una sinfonía

plasmada y perfecta.

“Los colores son mágicos…el color te responde, los colores son bien fieles, si tu le das el sitio que se merece en

el cuadro y cuando pintas van surgiendo una serie de maravillas que son como magia. Cuando tu los tratas bien ellos

te quieren bien, ellos te responden, y lo hacen mágicamente”.

María Carballeda. Profesora de Historia del Arte de la Universidad de Panamá

EL ARTE COMO INSTRUMENTO FUNDACIONAL EN LA PINTURA DE JUAN MANUEL CEDEÑO

Además de prestarse para el disfrute estético, el debate filosófico y el análisis sobre el arte plástico han recaído a través de la historia funciones muy específicas, y una de ellas ha sido el de sostener a través de imágenes icónicas los ideales en los que se asientan la identidad común, bien sea de una nación entera o de algún colectivo. En la plástica panameña este caso de transmutación de los mitos fundacionales a la imagen artística puede verse claramente en la obra de Roberto Lewis, Humberto Ivaldi y Juan Manuel Cedeño, los tres maestros que marcan el comienzo de la pintura netamente nacional, signada por la necesidad de crear un imaginario común en la joven república frente a la difícil situación política marcada por los atropellos de la potencia norteña al istmo.

Estas circunstancias hacen que a partir de las primeras décadas del siglo XX se libre una batalla desde el campo de las artes para lograr establecer las bases de la identidad cultural panameña y la conciencia nacional, y que

constituyen lo mejor de la producción intelectual istmeña de esa centuria. El lugar desde donde se libra esta lucha intelectual por la libertad de la patria es en la Universidad de Panamá, cuyos fundadores adquieren ribetes míticos con las grandiosas obras pintadas por Juan Manuel Cedeño.

Cedeño, retratistaAlumno de Lewis e Ivaldi, Juan Manuel Cedeño fue un maestro de la pintura académica, misma que le fue inculcada en la Escuela Nacional de Pintura, la cual con remembranzas del neoclásico francés, da por supuesto preferencia a la representación de la figura humana y al retrato académico. Este último es uno de los medios visuales más directos para lograr, en alguna medida, la sobrevivencia al tiempo. Dispuesta a conseguir una imagen simbólica que brinde prestigio al modelo, esta forma de arte eminentemente occidental ha sido durante siglos utilizada como muestra ostensible de poder, es sin duda uno de los géneros más apreciados y cuya dificultad requiere del pintor una gran maestría para llevarlo a término.

Este género tuvo en Panamá fuertes predecesores en don Epifanio Garay y al propio Roberto Lewis. No obstante, fue Juan Manuel Cedeño quien más amplia-mente cultivó la retratística, muy especialmente en lo que concierne a la representación de prohombres del país, sobre todo aquellos que tuvieron parte importante en el asentamiento de las bases de la educación nacional como retrato de José Dolores Moscote,Retrato de Jepta B. Duncan y otros pertenecientes a la galería de rectores de la Universidad. De acuerdo con el maestro panameño, Guillermo Trujillo, a propósito de la última retrospectiva de Cedeño en el Museo de Arte Contemporáneo, “donde el maestro logra una gran obra es en el retrato: es

portador de ese maravilloso don de retratista. En ellos hay una fuerza de expresión, equilibrio compositivo y una sutil introspección psicológica del modelo que sólo puede lograrse cuando se es un virtuoso en el dominio del dibujo.”

La fuerza intelectual, el temple de espíritu y cada uno de los detalles del lienzo refuerzan la altura moral e intelectual de los retratados. Uno de sus trabajos más sobresalientes es el retrato de Octavio Méndez Pereira, rector fundador de la Universidad de Panamá. Se trata de un retrato oficial, con composición de medio cuerpo que muestra a Méndez Pereira en un primer plano; la expresión seria y serena del rector sugiere la grandeza de espíritu de un hombre sabio y ecuánime, que posa la mano derecha sobre unos libros, mientras la otra descansa entrecerrada. La ambientación es un recinto ficticio, cuyo ventanal, del cual puede verse solo una parte, mira hacia la colina de la Universidad. El mérito de la obra se comparte entre el parecido que las facciones guardan con el modelo y que se complemen-ta con el cuidado tratamiento de las luces y sombras, además de la excelente factura de los detalles del lienzo.

Al observarlo se comprende que la obra, más que reproducir la imagen de Méndez Pereira, representa la personificación de los valores fundamentales sobre los cuales se funda la Universidad. Este retrato, a la usanza de la retratistica regia, hierática y grandilocuente, cumple una misión de asentar las bases e ideales de una institución como la primera casa de estudios con un patrón ideal.

El maestro Cedeño, quien además de director de la Escuela Nacional de Pintura fue profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Panamá, plasmó en similar sentido en el retrato de Harmodio Arias

Madrid, presidente en cuyo mandato se creó la Universidad de Panamá en 1935. La obra representa a Arias Madrid sentado en una silla, en el centro de la composición. La atención del espectador se centra únicamente en el retratado cuya mirada se dirige, casi naturalmente a un lado del lienzo. De entre estos, merecen mención aparte la belleza gestual de las manos, una parte de la anatomía humana cargada de simbología y expresividad, que tal como señalara el historiador y crítico de arte Henry Focillon en El elogio de la mano, están “dotadas de un genio enérgico y libre, de una fisonomía - rostros sin ojos y sin voz, pero que ven y que hablan1”. En el retrato del ex presidente la forma como las manos caen elegantemente una sobre la otra, en el regazo, hablan del refinamiento viril de personaje, que ha apostado por abrir el primer centro de formación de profesionales panameños. Estos retratos, como hemos expuesto, perviven como modelos que deben guiar el espíritu universitario y pertenecen al patrimonio de la Casa de Estudios.

Tierra panameña Aunque sobresaliente la producción retratística, el maestro Cedeño no se limitó sólo a ella. También le interesó plasmar los paisajes panameños de su natal Azuero en obras como Río Crecido, Retorno a la tierra y Cenizas de Azuero.

Por otro lado, si bien es cierto que su producción se enmarca dentro del realismo académico y alguna otra parte dentro el impresionismo costumbrista que se observa sobre todo en los paisajes, el maestro no fue ajeno a las vibrantes ideas del arte internacional. A su regreso a Panamá, luego de cursar estudios en el Chicago Arts Institute (1944-1948), Cedeño explora una singular amalgama entre las nuevas corrientes de vanguardia, en especial las tendencias cubistas, con la representación de las tradiciones e imágenes de su

terruño dando primacía a la geometrización de las figuras. Esta mezcla da origen a óleos como Viernes Santo, La cosecha, La tuna, Talco en sombra y Domingo de Ramos.

Posteriormente, luego de su viaje a México, es atraído por la pintura de los muralistas, influjo que puede observarse en un lienzo como Las Celestinas. Así, ya fuera en la representación de personajes icónicos del devenir histórico panameño o en el costumbrismo lleno de símbolos comunes, el sentido de sus obras se orientó hacia un reforzamiento de la identidad, esto es la exaltación de la autenticidad colectiva del Panamá profundo, para crear una estética de reafirmación nacional.

1Focillon, Henri. Elogio de la mano. Dirección General de publicaciones, UNAM, México, 2006.

Michelle Montenegro. Licenciada en Literatura.

La Isla Mágica (1)

La Nueva Trova Cubana es el nombre que recibe el movimiento cultural y musical que se genera en Cuba a fines de la década de los 60 e inicios de los 70, como resultado del triunfo de la Revolución Cubana de 1959, que es quizás, una de las transformaciones fundamentales ocurridas en el ámbito cultural, porque renueva aspectos éticos y estéticos de la canción popular cubana. (2)

Sostiene Eduardo Sosa que la trova es una sola, pero en cada época histórica ha tenido sus características musicales y literarias particulares, aunque se le sigue cantado a la cotidianidad, a la crónica social y sentimental, a la patria, a lo político, etc. Por su parte, Vicente Feliú, uno de los fundadores de la Nueva Trova, en este mismo orden de ideas, señala que la trova es un concepto musical, no importa el género en el cual se exprese.

Parte esencial de la Nueva Trova son los profundos cambios ocurridos con cada generación diferente de trovadores. En efecto, en la década de los 90 se producen una de esas interesantes inflexiones de la mano de cantautores como el dúo Gema y Pavel, los grupos Superávit, Lucha Almada, Habana Libre y los cantantes Kelvis Ochoa, Alejandro Gutiérrez, Equis Alfonso, Atany, David Torren, entre muchos otros.

Estos cantautores se diferencian, de la otra ruptura de la Nueva Trova, la ocurrida en la décadas de los 80, con trovadores como Santiago Feliú, Carlos Varela, Gerardo Alfonso, Frank Delgado, etc., los denominados generación de los topo o la Novísima Trova, en que estos últimos creen en la posibilidad de la utopía, tienen un compromiso ético-moral contraído con las propuestas de los fundadores de la Nueva Trova: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola. Son muy contestatarios, pero consideran que dentro del estatus establecido, pueden hacer la revolución dentro de la revolución. Con una actitud militante, confían en que sus canciones contribuyen al cambio (Dennys Matos).

La generación de los 90, por su parte, no entienden la música como vehículo de denuncia ni protesta, no hay en ellos voluntad de transformación. No son contestatarios, porque están desengañados y la evaporación de las ilusiones los lleva a sentirse una generación estafada. Se nutren de la trova, sus textos, su poética, son crónicas personales, con un estilo coloquial, enfatizando en un lenguaje descriptivo, popular y hedonista. La expresión musical tiene matices pop y de fusión, sobre todo con la música popular cubana (Dennys Matos).

El soñador, tan musical (3)

Uno de los herederos directos de la generación del 90 es Willian Vivanco, quién nació el 6 de octubre de 1975, en Santiago de Cuba y con escasos 38 años es uno de los referentes más importantes de la Nueva Trova en la isla del caimán verde y también fuera de Cuba.

Ahora bien, existen marcadas diferencias entre Vivanco y los cantautores del 90, a tal punto, que con la información disponible, no se puede establecer con precisión si forma parte de una nueva ruptura de la trova, o es, por el contrario, una individualidad creativa muy destacada.

En primer lugar, Vivanco visita la utopía y las esperanzas, de diferente forma que la soñada por la trova primigenia de Silvio, Pablo, Noel y de la propuesta crítica de la Novísima Trova. Pero, tiene una actitud frente a la realidad socio-cultural menos hedonista que la generación del 90.

En segundo lugar, el lenguaje en las invencionescantadas de Vivanco son complejas, insólitas, másestructuradas poéticamente que las bellas canciones

de los cantautores del 90. Se observa un tratamiento lingüístico parecido a las canciones interpretadas por el trío Enserie, que desafortunadamente se desunió y a los trovadores Junior Navarrete y Roly Berrío, pertene-ciente, este último, al trío Enserie.

En tercer lugar, la música y las composiciones en Vivanco también revisita la música popular cubana y fusiones diversas, como la generación de los 90, pero enriquece significativamente este proceso al recuperar tradiciones musicales cubanas olvidadas o en desuso, de forma sistemática y particular.

La fuerza expresiva de Willian Vivanco se nutre de la fusión de géneros donde armonizan, con frecuencia, en una misma canción ritmos tan disímiles como el bossa nova, la samba, el blues, el country, el reggae, el hip hop, el rap, el pop, el rock, la guajira, el son, la rumba, el joropo venezolano, el flamenco, la milonga; la música asiática, celta y haitiana, entre otras mezclas. Esta fusión está construida tomando como eje conductor la música cubana, con aparente facilidad y naturalidad, sin que se visualicen, o, en este caso, se escuchen los empates, las soldaduras. Cabe resaltar, además, que Vivanco es dueño de una excelente voz capaz de alcanzar variados registros.

La recuperación histórica de géneros musicales tradicionales cubanos de las décadas del 30 al 60, como el pilón, el mozambique y el changüí, que surgió a finales del siglo XIX, ocupa parte del que hacerinvestigativo de Vivanco, como mencionamos. De allí, que sus ritmos convoquen una atmosfera envolvente de melodía que toca las raíces más telúricas, encarcelan, seducen. Sí, es una trova que también puede ser bailada, aunque la otra virtud de Vivanco son los textos de las canciones, de gran creatividad poética, osados, subversivos, desafiantes, que incorpora variados elementos de la cubanía.

En efecto, su lírica más que escrita parece descubierta, sus versos son inusuales, maravillosamente mágicos, como sí, de improviso se dibujaran por primera vez en la palabra, confiriendo un aire renovador a la trova. Sí, se pueden bailar las canciones de Vivanco, pero es tal la calidad poética, que se puede desear solo escuchar con emoción, asombro y deslumbramiento.

Así, en la canción Anaconda (4), comprometida con su tiempo e impregnada de una concepción opuesta a los poderes imperantes, dice:

“Somos los exploradores del azar/ nos fuimos buscando el polen y el

amor/ esta selva nos ha visto retoñar/ siempre guiados en el rastro

del león. Rumeamos la verdolaga como si fuera venado/ y al día a día

olvidamos el sabor de la manzana/ si a un árbol nos arrimamos

resultó carnívoros/ se comió algunas doncellas, duro se hizo el

camino…Más un día un diferente dijo para no callar/ hoy yo tengo mi

opinión y te la tienes que bancar/ tengo mi punto de mira colimando

al mandamás/ y otra visión pa’ avanzar. Ay, déjese llevar Che,

ay…Que si va contra corriente/ que si va contra corriente/ el león nos

va a cagar…”

En Alí Babá (5), establece, igualmente, una visión de las limitaciones a las que están sujetos los pueblos,

especialmente el cubano, sometidos por más de 50 años a un bloqueo por parte de los Estados Unidos de América, que impide el pleno desarrollo de sus potencialidades económicas, políticas, sociales y culturales. Sin desconocer, eso sí, las contradicciones existentes al interno de su país, como tienen todas las sociedades contemporáneas.

“16 navegan al salir del puerto/ Ay, ay, ay, la botella de ron. Si de golpe

viene Alí Babá verá que por aquí no queda na’/ el cofre quedó vació,

vivimos barato esperando un tiempo mejor…No llores mi amor si el

dolor te aprieta/ aguanta lo que venga, lo que sea, calla pero reza.

Que a la buena de dios y con el cielo roto/ pa’ mí que los cuarenta

ladrones se le adelantaron al malo maloso…”

La poesía contenida en la trova de Vivanco aluden con frecuencia a descripciones de realidades cotidianas, a crisis existenciales y a las incertidumbres de suangustia, a veces, con intencionalidad política. Una muestra de esa faceta la encontramos en la canción Café (6):

“Atiborrado de mi sedimento en las paredes, sin color del cuarto salgo

a la luna como buen hidalgo el mismo sueño amargo. La misma calle

escondida la tierra la misma muerte con la vida a cuestas al vulgo

atado a la trivial bandera el intelecto apuntando a tientas…”

El tema del amor, con Vivanco, es muy creativo. En la letra de la canción Cimarrón (7) relata la crónica del

cimarronaje a través de una historia de amor, épica, casi de epopeya, con una descripción de la rebeldía imperante, sus luchas por la sobrevivencia y el desarrollo de la cotidianidad:

“Soy cimarrón de la lejanía/ tengo mi sazón, mi filosofía/ pero por el

salto de sus ojos blancos tendré que volver y me la llevaré. Río abajo,

río abajo. Yo prendo la palma le hago señales rituales del alma que me

reconoce/ y ella bien se alegra cuando le ilumino el monte. Me

aprendí el lenguaje del cocuyo grande y aunque haya tormenta ya

todos lo sabe/ haremos el amor con luces naturales. Le guardé el

arroyo de las campanillas/ resané la cueva quite filtración/ marque

territorio, me crecí en la manigua/ y de los pelicanos aprendí canción.

Lo tengo bien pensa’o.”

La imagen de la mujer en los versos de Vivanco no es androcéntrica ni discriminatoria. Se distancia de los mitos que sobre las mismas se entretejen en el entorno social y la muestra con virtudes y defectos, pero protegiendo su dignidad, como en la hermosa canción Alondra (8):

“Tuve una mujer alondra, divina/ una caricia de ángel melosa

y fina/ su duda, su celo fue cosa mía. Mujer de noche, de

tarde/ de boulevard y Vallejo/ rara semilla de arena y espejo.

Es una orquesta de temores y descenso/ lleva como el bardo

su poema descocido. Pero le perdono los colores más

amargos/ cuando se queda conmigo. Alondra, divina.”

Pa’ iluminarte (9)

Willian Vivanco tiene una obra de gran éxito compuesta por canciones antológicas de mucha popularidad en Cuba y otros países, entre las que podemos mencionar: Negra sálvame, Café, Cimarrón, Barrio barroco, Alí Babá, Olokum, El mundo está cambia’o, Anaconda, Por todos los caminos, Nos pasamos flaca, Bohemia, El viejo Simón, etc.

Participó en varios proyectos colectivos con otros trovadores como Ariel Díaz, Pavel Poveda, Yamira Díaz, Ariel Barreiros, Diego Gutiérrez, Junior Navarrete y Samuel Águila, que quedó plasmado en el disco Trova@nónima.cu.

Grabó su primer disco en solitario en 2002, denominado, Lo tengo to’ pensa’o. Su segundo cede, La isla mágica, a pareció en la escena pública en 2006. El último trabajo discográfico se titula El mundo está cambia’o y fue grabado en el 2010, recibiendo la nominación en el Premio Cubadisco, el más importante de Cuba, en la categoría trova-fusión.

Los diseños de los discos y videos de Willian Vivanco son muy artísticos, incorporando elementos del Land Arts o arte de la tierra, mezclados con símbolos e imágenes de la religión cubana por excelencia, La Santería, es decir, representativos de la identidad cubana. Esta concepción artística, le viene quizás porque es un amante de la pintura, profesión que casi estudio y que la cambió por la canción, porque, a su juicio, la música le brindaba un horizonte más amplio, lo que esperaba realizar, el laberinto en el cual se desarrolla mejor.

La historia atesora a los trovadores que con canciones nos conducen a conocernos mejor, Willian Vivanco seguro perdurará, porque como dice Joaquín Sabina en la estupenda canción “Mi primo el Nano”, dedicada a Joan Manuel Serrat, es un alquimista de las emociones, que cura las heridas con canciones.

22

Del pincel las pinceladas

Por Michelle Montenegro

Page 27: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

Los personajes aquí representados, aluden a un código de forma múltiple, ya que estas figuras llamadas“monolitos”, se representan con frecuencia en la obra del maestro Madrid. Son seres imaginados, soñados, que aluden a como el artista visualiza a unos personajes que podrían provenir de otro mundo, de otra galaxia, no son reales, sin embargo, sus elementos resultan identificables e incluso reconocibles. Sin duda, podríamos acordar que se trata de extraterrestres o seres míticos al modo de las grandes musas inspiradoras.

Estas formas mantienen muchos elementos ligados a la tradición representativa desde Egipto, la cultura maya, hasta otras más propias del mundo panameño como lo puede ser la cerámica de barriles…En cualquier caso, el artista indica que son personajes fantásticos que utiliza para concebir una obra.

“Relaciono los extraterrestres con los mayas o con los egipcios, porque hay tecnología de la época antigua que no se podía dar así no más…piedras que encajan casi a la perfección, pienso que existió una inteligencia fuera de la tierra.

Ese es mi mundo para poder arrancar con mi temática. Es la manera como yo represento o imagino que son estos míticos seres. Yo les inventé un nombre según la cultura panameña de los barriles y los monolitos y les he dado vida y color. Los monolitos son zoomórficos yo los reinvento y los pongo en la obra.

“Tengo cosas de los afroantillanos metido en mi obra. Hago mi propio código de simbologías visuales”.

Estos personajes le han proporcionado al maestro Madrid todos los elementos que necesita para crear.

“El movimiento es uno de mis códigos más importantes porque supone la participación mía dentro de la obra, yo me siento dentro, inmerso, siento que coparticipo con ellos, me siento dentro de la escena. Ellos cantan, se mueven, están alegres…hay música. Siento que cuando entro en la obra se me acercan unos elementales que vienen de la

tierra, el agua, el viento…y ellos se comunican conmigo. Ellos me van diciendo que es lo que hay que hacer y hay

una fiesta”.“Hay armonía, paz…ahí hay perfección…si todo esto pasa, ellos no pueden estar quietos”.

Pintor con una fantasía prodigiosa a la que necesita recurrir, es su refugio, donde estos míticos seres se despiertan

y le dictan, se mueven por el patio de su imaginación atrayendo la inspiración, las maneras de hacer del

artista…corren por la casa, se esconden, y aparecen de nuevo en la zona más iluminada de una arquitectura

indefinida. No importa la casa, ni donde se desenvuelve la escena, sólo importa que ellos están ahí, como niños

traviesos espiando y rodando todos los espacios que habitan.

Los Monolitos viven en la imaginación, en la inteligencia y en la mente creadora del artista, se repiten una y otra vez,

siempre le acompañan. Con ellos se divierte, establece una comunicación, un diálogo que va más allá de lo

puramente representativo…habitan en él, son los grandes actores de la escena, plasmándose en una obra a la que

llegan de un modo premeditado y casual. Tal vez provengan de un lugar desconocido, inexplicable e irracional, pero

si uno les presta atención, ellos hablan.

Lo que es indudable es que en la obra del maestro Madrid, hay poesía, hay lírica, hecha a base de formas y colores,

que tienen su propio ritmo, sus propios acordes, su justo nivel de vibración como si se tratase de una sinfonía

plasmada y perfecta.

“Los colores son mágicos…el color te responde, los colores son bien fieles, si tu le das el sitio que se merece en

el cuadro y cuando pintas van surgiendo una serie de maravillas que son como magia. Cuando tu los tratas bien ellos

te quieren bien, ellos te responden, y lo hacen mágicamente”.

María Carballeda. Profesora de Historia del Arte de la Universidad de Panamá

constituyen lo mejor de la producción intelectual istmeña de esa centuria. El lugar desde donde se libra esta lucha intelectual por la libertad de la patria es en la Universidad de Panamá, cuyos fundadores adquieren ribetes míticos con las grandiosas obras pintadas por Juan Manuel Cedeño.

Cedeño, retratistaAlumno de Lewis e Ivaldi, Juan Manuel Cedeño fue un maestro de la pintura académica, misma que le fue inculcada en la Escuela Nacional de Pintura, la cual con remembranzas del neoclásico francés, da por supuesto preferencia a la representación de la figura humana y al retrato académico. Este último es uno de los medios visuales más directos para lograr, en alguna medida, la sobrevivencia al tiempo. Dispuesta a conseguir una imagen simbólica que brinde prestigio al modelo, esta forma de arte eminentemente occidental ha sido durante siglos utilizada como muestra ostensible de poder, es sin duda uno de los géneros más apreciados y cuya dificultad requiere del pintor una gran maestría para llevarlo a término.

Este género tuvo en Panamá fuertes predecesores en don Epifanio Garay y al propio Roberto Lewis. No obstante, fue Juan Manuel Cedeño quien más amplia-mente cultivó la retratística, muy especialmente en lo que concierne a la representación de prohombres del país, sobre todo aquellos que tuvieron parte importante en el asentamiento de las bases de la educación nacional como retrato de José Dolores Moscote,Retrato de Jepta B. Duncan y otros pertenecientes a la galería de rectores de la Universidad. De acuerdo con el maestro panameño, Guillermo Trujillo, a propósito de la última retrospectiva de Cedeño en el Museo de Arte Contemporáneo, “donde el maestro logra una gran obra es en el retrato: es

portador de ese maravilloso don de retratista. En ellos hay una fuerza de expresión, equilibrio compositivo y una sutil introspección psicológica del modelo que sólo puede lograrse cuando se es un virtuoso en el dominio del dibujo.”

La fuerza intelectual, el temple de espíritu y cada uno de los detalles del lienzo refuerzan la altura moral e intelectual de los retratados. Uno de sus trabajos más sobresalientes es el retrato de Octavio Méndez Pereira, rector fundador de la Universidad de Panamá. Se trata de un retrato oficial, con composición de medio cuerpo que muestra a Méndez Pereira en un primer plano; la expresión seria y serena del rector sugiere la grandeza de espíritu de un hombre sabio y ecuánime, que posa la mano derecha sobre unos libros, mientras la otra descansa entrecerrada. La ambientación es un recinto ficticio, cuyo ventanal, del cual puede verse solo una parte, mira hacia la colina de la Universidad. El mérito de la obra se comparte entre el parecido que las facciones guardan con el modelo y que se complemen-ta con el cuidado tratamiento de las luces y sombras, además de la excelente factura de los detalles del lienzo.

Al observarlo se comprende que la obra, más que reproducir la imagen de Méndez Pereira, representa la personificación de los valores fundamentales sobre los cuales se funda la Universidad. Este retrato, a la usanza de la retratistica regia, hierática y grandilocuente, cumple una misión de asentar las bases e ideales de una institución como la primera casa de estudios con un patrón ideal.

El maestro Cedeño, quien además de director de la Escuela Nacional de Pintura fue profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Panamá, plasmó en similar sentido en el retrato de Harmodio Arias

Madrid, presidente en cuyo mandato se creó la Universidad de Panamá en 1935. La obra representa a Arias Madrid sentado en una silla, en el centro de la composición. La atención del espectador se centra únicamente en el retratado cuya mirada se dirige, casi naturalmente a un lado del lienzo. De entre estos, merecen mención aparte la belleza gestual de las manos, una parte de la anatomía humana cargada de simbología y expresividad, que tal como señalara el historiador y crítico de arte Henry Focillon en El elogio de la mano, están “dotadas de un genio enérgico y libre, de una fisonomía - rostros sin ojos y sin voz, pero que ven y que hablan1”. En el retrato del ex presidente la forma como las manos caen elegantemente una sobre la otra, en el regazo, hablan del refinamiento viril de personaje, que ha apostado por abrir el primer centro de formación de profesionales panameños. Estos retratos, como hemos expuesto, perviven como modelos que deben guiar el espíritu universitario y pertenecen al patrimonio de la Casa de Estudios.

Tierra panameña Aunque sobresaliente la producción retratística, el maestro Cedeño no se limitó sólo a ella. También le interesó plasmar los paisajes panameños de su natal Azuero en obras como Río Crecido, Retorno a la tierra y Cenizas de Azuero.

Por otro lado, si bien es cierto que su producción se enmarca dentro del realismo académico y alguna otra parte dentro el impresionismo costumbrista que se observa sobre todo en los paisajes, el maestro no fue ajeno a las vibrantes ideas del arte internacional. A su regreso a Panamá, luego de cursar estudios en el Chicago Arts Institute (1944-1948), Cedeño explora una singular amalgama entre las nuevas corrientes de vanguardia, en especial las tendencias cubistas, con la representación de las tradiciones e imágenes de su

terruño dando primacía a la geometrización de las figuras. Esta mezcla da origen a óleos como Viernes Santo, La cosecha, La tuna, Talco en sombra y Domingo de Ramos.

Posteriormente, luego de su viaje a México, es atraído por la pintura de los muralistas, influjo que puede observarse en un lienzo como Las Celestinas. Así, ya fuera en la representación de personajes icónicos del devenir histórico panameño o en el costumbrismo lleno de símbolos comunes, el sentido de sus obras se orientó hacia un reforzamiento de la identidad, esto es la exaltación de la autenticidad colectiva del Panamá profundo, para crear una estética de reafirmación nacional.

1Focillon, Henri. Elogio de la mano. Dirección General de publicaciones, UNAM, México, 2006.

Michelle Montenegro. Licenciada en Literatura.

La Isla Mágica (1)

La Nueva Trova Cubana es el nombre que recibe el movimiento cultural y musical que se genera en Cuba a fines de la década de los 60 e inicios de los 70, como resultado del triunfo de la Revolución Cubana de 1959, que es quizás, una de las transformaciones fundamentales ocurridas en el ámbito cultural, porque renueva aspectos éticos y estéticos de la canción popular cubana. (2)

Sostiene Eduardo Sosa que la trova es una sola, pero en cada época histórica ha tenido sus características musicales y literarias particulares, aunque se le sigue cantado a la cotidianidad, a la crónica social y sentimental, a la patria, a lo político, etc. Por su parte, Vicente Feliú, uno de los fundadores de la Nueva Trova, en este mismo orden de ideas, señala que la trova es un concepto musical, no importa el género en el cual se exprese.

Parte esencial de la Nueva Trova son los profundos cambios ocurridos con cada generación diferente de trovadores. En efecto, en la década de los 90 se producen una de esas interesantes inflexiones de la mano de cantautores como el dúo Gema y Pavel, los grupos Superávit, Lucha Almada, Habana Libre y los cantantes Kelvis Ochoa, Alejandro Gutiérrez, Equis Alfonso, Atany, David Torren, entre muchos otros.

Estos cantautores se diferencian, de la otra ruptura de la Nueva Trova, la ocurrida en la décadas de los 80, con trovadores como Santiago Feliú, Carlos Varela, Gerardo Alfonso, Frank Delgado, etc., los denominados generación de los topo o la Novísima Trova, en que estos últimos creen en la posibilidad de la utopía, tienen un compromiso ético-moral contraído con las propuestas de los fundadores de la Nueva Trova: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola. Son muy contestatarios, pero consideran que dentro del estatus establecido, pueden hacer la revolución dentro de la revolución. Con una actitud militante, confían en que sus canciones contribuyen al cambio (Dennys Matos).

La generación de los 90, por su parte, no entienden la música como vehículo de denuncia ni protesta, no hay en ellos voluntad de transformación. No son contestatarios, porque están desengañados y la evaporación de las ilusiones los lleva a sentirse una generación estafada. Se nutren de la trova, sus textos, su poética, son crónicas personales, con un estilo coloquial, enfatizando en un lenguaje descriptivo, popular y hedonista. La expresión musical tiene matices pop y de fusión, sobre todo con la música popular cubana (Dennys Matos).

El soñador, tan musical (3)

Uno de los herederos directos de la generación del 90 es Willian Vivanco, quién nació el 6 de octubre de 1975, en Santiago de Cuba y con escasos 38 años es uno de los referentes más importantes de la Nueva Trova en la isla del caimán verde y también fuera de Cuba.

Ahora bien, existen marcadas diferencias entre Vivanco y los cantautores del 90, a tal punto, que con la información disponible, no se puede establecer con precisión si forma parte de una nueva ruptura de la trova, o es, por el contrario, una individualidad creativa muy destacada.

En primer lugar, Vivanco visita la utopía y las esperanzas, de diferente forma que la soñada por la trova primigenia de Silvio, Pablo, Noel y de la propuesta crítica de la Novísima Trova. Pero, tiene una actitud frente a la realidad socio-cultural menos hedonista que la generación del 90.

En segundo lugar, el lenguaje en las invencionescantadas de Vivanco son complejas, insólitas, másestructuradas poéticamente que las bellas canciones

de los cantautores del 90. Se observa un tratamiento lingüístico parecido a las canciones interpretadas por el trío Enserie, que desafortunadamente se desunió y a los trovadores Junior Navarrete y Roly Berrío, pertene-ciente, este último, al trío Enserie.

En tercer lugar, la música y las composiciones en Vivanco también revisita la música popular cubana y fusiones diversas, como la generación de los 90, pero enriquece significativamente este proceso al recuperar tradiciones musicales cubanas olvidadas o en desuso, de forma sistemática y particular.

La fuerza expresiva de Willian Vivanco se nutre de la fusión de géneros donde armonizan, con frecuencia, en una misma canción ritmos tan disímiles como el bossa nova, la samba, el blues, el country, el reggae, el hip hop, el rap, el pop, el rock, la guajira, el son, la rumba, el joropo venezolano, el flamenco, la milonga; la música asiática, celta y haitiana, entre otras mezclas. Esta fusión está construida tomando como eje conductor la música cubana, con aparente facilidad y naturalidad, sin que se visualicen, o, en este caso, se escuchen los empates, las soldaduras. Cabe resaltar, además, que Vivanco es dueño de una excelente voz capaz de alcanzar variados registros.

La recuperación histórica de géneros musicales tradicionales cubanos de las décadas del 30 al 60, como el pilón, el mozambique y el changüí, que surgió a finales del siglo XIX, ocupa parte del que hacerinvestigativo de Vivanco, como mencionamos. De allí, que sus ritmos convoquen una atmosfera envolvente de melodía que toca las raíces más telúricas, encarcelan, seducen. Sí, es una trova que también puede ser bailada, aunque la otra virtud de Vivanco son los textos de las canciones, de gran creatividad poética, osados, subversivos, desafiantes, que incorpora variados elementos de la cubanía.

En efecto, su lírica más que escrita parece descubierta, sus versos son inusuales, maravillosamente mágicos, como sí, de improviso se dibujaran por primera vez en la palabra, confiriendo un aire renovador a la trova. Sí, se pueden bailar las canciones de Vivanco, pero es tal la calidad poética, que se puede desear solo escuchar con emoción, asombro y deslumbramiento.

Así, en la canción Anaconda (4), comprometida con su tiempo e impregnada de una concepción opuesta a los poderes imperantes, dice:

“Somos los exploradores del azar/ nos fuimos buscando el polen y el

amor/ esta selva nos ha visto retoñar/ siempre guiados en el rastro

del león. Rumeamos la verdolaga como si fuera venado/ y al día a día

olvidamos el sabor de la manzana/ si a un árbol nos arrimamos

resultó carnívoros/ se comió algunas doncellas, duro se hizo el

camino…Más un día un diferente dijo para no callar/ hoy yo tengo mi

opinión y te la tienes que bancar/ tengo mi punto de mira colimando

al mandamás/ y otra visión pa’ avanzar. Ay, déjese llevar Che,

ay…Que si va contra corriente/ que si va contra corriente/ el león nos

va a cagar…”

En Alí Babá (5), establece, igualmente, una visión de las limitaciones a las que están sujetos los pueblos,

especialmente el cubano, sometidos por más de 50 años a un bloqueo por parte de los Estados Unidos de América, que impide el pleno desarrollo de sus potencialidades económicas, políticas, sociales y culturales. Sin desconocer, eso sí, las contradicciones existentes al interno de su país, como tienen todas las sociedades contemporáneas.

“16 navegan al salir del puerto/ Ay, ay, ay, la botella de ron. Si de golpe

viene Alí Babá verá que por aquí no queda na’/ el cofre quedó vació,

vivimos barato esperando un tiempo mejor…No llores mi amor si el

dolor te aprieta/ aguanta lo que venga, lo que sea, calla pero reza.

Que a la buena de dios y con el cielo roto/ pa’ mí que los cuarenta

ladrones se le adelantaron al malo maloso…”

La poesía contenida en la trova de Vivanco aluden con frecuencia a descripciones de realidades cotidianas, a crisis existenciales y a las incertidumbres de suangustia, a veces, con intencionalidad política. Una muestra de esa faceta la encontramos en la canción Café (6):

“Atiborrado de mi sedimento en las paredes, sin color del cuarto salgo

a la luna como buen hidalgo el mismo sueño amargo. La misma calle

escondida la tierra la misma muerte con la vida a cuestas al vulgo

atado a la trivial bandera el intelecto apuntando a tientas…”

El tema del amor, con Vivanco, es muy creativo. En la letra de la canción Cimarrón (7) relata la crónica del

cimarronaje a través de una historia de amor, épica, casi de epopeya, con una descripción de la rebeldía imperante, sus luchas por la sobrevivencia y el desarrollo de la cotidianidad:

“Soy cimarrón de la lejanía/ tengo mi sazón, mi filosofía/ pero por el

salto de sus ojos blancos tendré que volver y me la llevaré. Río abajo,

río abajo. Yo prendo la palma le hago señales rituales del alma que me

reconoce/ y ella bien se alegra cuando le ilumino el monte. Me

aprendí el lenguaje del cocuyo grande y aunque haya tormenta ya

todos lo sabe/ haremos el amor con luces naturales. Le guardé el

arroyo de las campanillas/ resané la cueva quite filtración/ marque

territorio, me crecí en la manigua/ y de los pelicanos aprendí canción.

Lo tengo bien pensa’o.”

La imagen de la mujer en los versos de Vivanco no es androcéntrica ni discriminatoria. Se distancia de los mitos que sobre las mismas se entretejen en el entorno social y la muestra con virtudes y defectos, pero protegiendo su dignidad, como en la hermosa canción Alondra (8):

“Tuve una mujer alondra, divina/ una caricia de ángel melosa

y fina/ su duda, su celo fue cosa mía. Mujer de noche, de

tarde/ de boulevard y Vallejo/ rara semilla de arena y espejo.

Es una orquesta de temores y descenso/ lleva como el bardo

su poema descocido. Pero le perdono los colores más

amargos/ cuando se queda conmigo. Alondra, divina.”

Pa’ iluminarte (9)

Willian Vivanco tiene una obra de gran éxito compuesta por canciones antológicas de mucha popularidad en Cuba y otros países, entre las que podemos mencionar: Negra sálvame, Café, Cimarrón, Barrio barroco, Alí Babá, Olokum, El mundo está cambia’o, Anaconda, Por todos los caminos, Nos pasamos flaca, Bohemia, El viejo Simón, etc.

Participó en varios proyectos colectivos con otros trovadores como Ariel Díaz, Pavel Poveda, Yamira Díaz, Ariel Barreiros, Diego Gutiérrez, Junior Navarrete y Samuel Águila, que quedó plasmado en el disco Trova@nónima.cu.

Grabó su primer disco en solitario en 2002, denominado, Lo tengo to’ pensa’o. Su segundo cede, La isla mágica, a pareció en la escena pública en 2006. El último trabajo discográfico se titula El mundo está cambia’o y fue grabado en el 2010, recibiendo la nominación en el Premio Cubadisco, el más importante de Cuba, en la categoría trova-fusión.

Los diseños de los discos y videos de Willian Vivanco son muy artísticos, incorporando elementos del Land Arts o arte de la tierra, mezclados con símbolos e imágenes de la religión cubana por excelencia, La Santería, es decir, representativos de la identidad cubana. Esta concepción artística, le viene quizás porque es un amante de la pintura, profesión que casi estudio y que la cambió por la canción, porque, a su juicio, la música le brindaba un horizonte más amplio, lo que esperaba realizar, el laberinto en el cual se desarrolla mejor.

La historia atesora a los trovadores que con canciones nos conducen a conocernos mejor, Willian Vivanco seguro perdurará, porque como dice Joaquín Sabina en la estupenda canción “Mi primo el Nano”, dedicada a Joan Manuel Serrat, es un alquimista de las emociones, que cura las heridas con canciones.

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Page 28: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

Los personajes aquí representados, aluden a un código de forma múltiple, ya que estas figuras llamadas“monolitos”, se representan con frecuencia en la obra del maestro Madrid. Son seres imaginados, soñados, que aluden a como el artista visualiza a unos personajes que podrían provenir de otro mundo, de otra galaxia, no son reales, sin embargo, sus elementos resultan identificables e incluso reconocibles. Sin duda, podríamos acordar que se trata de extraterrestres o seres míticos al modo de las grandes musas inspiradoras.

Estas formas mantienen muchos elementos ligados a la tradición representativa desde Egipto, la cultura maya, hasta otras más propias del mundo panameño como lo puede ser la cerámica de barriles…En cualquier caso, el artista indica que son personajes fantásticos que utiliza para concebir una obra.

“Relaciono los extraterrestres con los mayas o con los egipcios, porque hay tecnología de la época antigua que no se podía dar así no más…piedras que encajan casi a la perfección, pienso que existió una inteligencia fuera de la tierra.

Ese es mi mundo para poder arrancar con mi temática. Es la manera como yo represento o imagino que son estos míticos seres. Yo les inventé un nombre según la cultura panameña de los barriles y los monolitos y les he dado vida y color. Los monolitos son zoomórficos yo los reinvento y los pongo en la obra.

“Tengo cosas de los afroantillanos metido en mi obra. Hago mi propio código de simbologías visuales”.

Estos personajes le han proporcionado al maestro Madrid todos los elementos que necesita para crear.

“El movimiento es uno de mis códigos más importantes porque supone la participación mía dentro de la obra, yo me siento dentro, inmerso, siento que coparticipo con ellos, me siento dentro de la escena. Ellos cantan, se mueven, están alegres…hay música. Siento que cuando entro en la obra se me acercan unos elementales que vienen de la

tierra, el agua, el viento…y ellos se comunican conmigo. Ellos me van diciendo que es lo que hay que hacer y hay

una fiesta”.“Hay armonía, paz…ahí hay perfección…si todo esto pasa, ellos no pueden estar quietos”.

Pintor con una fantasía prodigiosa a la que necesita recurrir, es su refugio, donde estos míticos seres se despiertan

y le dictan, se mueven por el patio de su imaginación atrayendo la inspiración, las maneras de hacer del

artista…corren por la casa, se esconden, y aparecen de nuevo en la zona más iluminada de una arquitectura

indefinida. No importa la casa, ni donde se desenvuelve la escena, sólo importa que ellos están ahí, como niños

traviesos espiando y rodando todos los espacios que habitan.

Los Monolitos viven en la imaginación, en la inteligencia y en la mente creadora del artista, se repiten una y otra vez,

siempre le acompañan. Con ellos se divierte, establece una comunicación, un diálogo que va más allá de lo

puramente representativo…habitan en él, son los grandes actores de la escena, plasmándose en una obra a la que

llegan de un modo premeditado y casual. Tal vez provengan de un lugar desconocido, inexplicable e irracional, pero

si uno les presta atención, ellos hablan.

Lo que es indudable es que en la obra del maestro Madrid, hay poesía, hay lírica, hecha a base de formas y colores,

que tienen su propio ritmo, sus propios acordes, su justo nivel de vibración como si se tratase de una sinfonía

plasmada y perfecta.

“Los colores son mágicos…el color te responde, los colores son bien fieles, si tu le das el sitio que se merece en

el cuadro y cuando pintas van surgiendo una serie de maravillas que son como magia. Cuando tu los tratas bien ellos

te quieren bien, ellos te responden, y lo hacen mágicamente”.

María Carballeda. Profesora de Historia del Arte de la Universidad de Panamá

constituyen lo mejor de la producción intelectual istmeña de esa centuria. El lugar desde donde se libra esta lucha intelectual por la libertad de la patria es en la Universidad de Panamá, cuyos fundadores adquieren ribetes míticos con las grandiosas obras pintadas por Juan Manuel Cedeño.

Cedeño, retratistaAlumno de Lewis e Ivaldi, Juan Manuel Cedeño fue un maestro de la pintura académica, misma que le fue inculcada en la Escuela Nacional de Pintura, la cual con remembranzas del neoclásico francés, da por supuesto preferencia a la representación de la figura humana y al retrato académico. Este último es uno de los medios visuales más directos para lograr, en alguna medida, la sobrevivencia al tiempo. Dispuesta a conseguir una imagen simbólica que brinde prestigio al modelo, esta forma de arte eminentemente occidental ha sido durante siglos utilizada como muestra ostensible de poder, es sin duda uno de los géneros más apreciados y cuya dificultad requiere del pintor una gran maestría para llevarlo a término.

Este género tuvo en Panamá fuertes predecesores en don Epifanio Garay y al propio Roberto Lewis. No obstante, fue Juan Manuel Cedeño quien más amplia-mente cultivó la retratística, muy especialmente en lo que concierne a la representación de prohombres del país, sobre todo aquellos que tuvieron parte importante en el asentamiento de las bases de la educación nacional como retrato de José Dolores Moscote,Retrato de Jepta B. Duncan y otros pertenecientes a la galería de rectores de la Universidad. De acuerdo con el maestro panameño, Guillermo Trujillo, a propósito de la última retrospectiva de Cedeño en el Museo de Arte Contemporáneo, “donde el maestro logra una gran obra es en el retrato: es

portador de ese maravilloso don de retratista. En ellos hay una fuerza de expresión, equilibrio compositivo y una sutil introspección psicológica del modelo que sólo puede lograrse cuando se es un virtuoso en el dominio del dibujo.”

La fuerza intelectual, el temple de espíritu y cada uno de los detalles del lienzo refuerzan la altura moral e intelectual de los retratados. Uno de sus trabajos más sobresalientes es el retrato de Octavio Méndez Pereira, rector fundador de la Universidad de Panamá. Se trata de un retrato oficial, con composición de medio cuerpo que muestra a Méndez Pereira en un primer plano; la expresión seria y serena del rector sugiere la grandeza de espíritu de un hombre sabio y ecuánime, que posa la mano derecha sobre unos libros, mientras la otra descansa entrecerrada. La ambientación es un recinto ficticio, cuyo ventanal, del cual puede verse solo una parte, mira hacia la colina de la Universidad. El mérito de la obra se comparte entre el parecido que las facciones guardan con el modelo y que se complemen-ta con el cuidado tratamiento de las luces y sombras, además de la excelente factura de los detalles del lienzo.

Al observarlo se comprende que la obra, más que reproducir la imagen de Méndez Pereira, representa la personificación de los valores fundamentales sobre los cuales se funda la Universidad. Este retrato, a la usanza de la retratistica regia, hierática y grandilocuente, cumple una misión de asentar las bases e ideales de una institución como la primera casa de estudios con un patrón ideal.

El maestro Cedeño, quien además de director de la Escuela Nacional de Pintura fue profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Panamá, plasmó en similar sentido en el retrato de Harmodio Arias

Madrid, presidente en cuyo mandato se creó la Universidad de Panamá en 1935. La obra representa a Arias Madrid sentado en una silla, en el centro de la composición. La atención del espectador se centra únicamente en el retratado cuya mirada se dirige, casi naturalmente a un lado del lienzo. De entre estos, merecen mención aparte la belleza gestual de las manos, una parte de la anatomía humana cargada de simbología y expresividad, que tal como señalara el historiador y crítico de arte Henry Focillon en El elogio de la mano, están “dotadas de un genio enérgico y libre, de una fisonomía - rostros sin ojos y sin voz, pero que ven y que hablan1”. En el retrato del ex presidente la forma como las manos caen elegantemente una sobre la otra, en el regazo, hablan del refinamiento viril de personaje, que ha apostado por abrir el primer centro de formación de profesionales panameños. Estos retratos, como hemos expuesto, perviven como modelos que deben guiar el espíritu universitario y pertenecen al patrimonio de la Casa de Estudios.

Tierra panameña Aunque sobresaliente la producción retratística, el maestro Cedeño no se limitó sólo a ella. También le interesó plasmar los paisajes panameños de su natal Azuero en obras como Río Crecido, Retorno a la tierra y Cenizas de Azuero.

Por otro lado, si bien es cierto que su producción se enmarca dentro del realismo académico y alguna otra parte dentro el impresionismo costumbrista que se observa sobre todo en los paisajes, el maestro no fue ajeno a las vibrantes ideas del arte internacional. A su regreso a Panamá, luego de cursar estudios en el Chicago Arts Institute (1944-1948), Cedeño explora una singular amalgama entre las nuevas corrientes de vanguardia, en especial las tendencias cubistas, con la representación de las tradiciones e imágenes de su

terruño dando primacía a la geometrización de las figuras. Esta mezcla da origen a óleos como Viernes Santo, La cosecha, La tuna, Talco en sombra y Domingo de Ramos.

Posteriormente, luego de su viaje a México, es atraído por la pintura de los muralistas, influjo que puede observarse en un lienzo como Las Celestinas. Así, ya fuera en la representación de personajes icónicos del devenir histórico panameño o en el costumbrismo lleno de símbolos comunes, el sentido de sus obras se orientó hacia un reforzamiento de la identidad, esto es la exaltación de la autenticidad colectiva del Panamá profundo, para crear una estética de reafirmación nacional.

1Focillon, Henri. Elogio de la mano. Dirección General de publicaciones, UNAM, México, 2006.

Michelle Montenegro. Licenciada en Literatura.

La Isla Mágica (1)

La Nueva Trova Cubana es el nombre que recibe el movimiento cultural y musical que se genera en Cuba a fines de la década de los 60 e inicios de los 70, como resultado del triunfo de la Revolución Cubana de 1959, que es quizás, una de las transformaciones fundamentales ocurridas en el ámbito cultural, porque renueva aspectos éticos y estéticos de la canción popular cubana. (2)

Sostiene Eduardo Sosa que la trova es una sola, pero en cada época histórica ha tenido sus características musicales y literarias particulares, aunque se le sigue cantado a la cotidianidad, a la crónica social y sentimental, a la patria, a lo político, etc. Por su parte, Vicente Feliú, uno de los fundadores de la Nueva Trova, en este mismo orden de ideas, señala que la trova es un concepto musical, no importa el género en el cual se exprese.

Parte esencial de la Nueva Trova son los profundos cambios ocurridos con cada generación diferente de trovadores. En efecto, en la década de los 90 se producen una de esas interesantes inflexiones de la mano de cantautores como el dúo Gema y Pavel, los grupos Superávit, Lucha Almada, Habana Libre y los cantantes Kelvis Ochoa, Alejandro Gutiérrez, Equis Alfonso, Atany, David Torren, entre muchos otros.

Estos cantautores se diferencian, de la otra ruptura de la Nueva Trova, la ocurrida en la décadas de los 80, con trovadores como Santiago Feliú, Carlos Varela, Gerardo Alfonso, Frank Delgado, etc., los denominados generación de los topo o la Novísima Trova, en que estos últimos creen en la posibilidad de la utopía, tienen un compromiso ético-moral contraído con las propuestas de los fundadores de la Nueva Trova: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola. Son muy contestatarios, pero consideran que dentro del estatus establecido, pueden hacer la revolución dentro de la revolución. Con una actitud militante, confían en que sus canciones contribuyen al cambio (Dennys Matos).

La generación de los 90, por su parte, no entienden la música como vehículo de denuncia ni protesta, no hay en ellos voluntad de transformación. No son contestatarios, porque están desengañados y la evaporación de las ilusiones los lleva a sentirse una generación estafada. Se nutren de la trova, sus textos, su poética, son crónicas personales, con un estilo coloquial, enfatizando en un lenguaje descriptivo, popular y hedonista. La expresión musical tiene matices pop y de fusión, sobre todo con la música popular cubana (Dennys Matos).

El soñador, tan musical (3)

Uno de los herederos directos de la generación del 90 es Willian Vivanco, quién nació el 6 de octubre de 1975, en Santiago de Cuba y con escasos 38 años es uno de los referentes más importantes de la Nueva Trova en la isla del caimán verde y también fuera de Cuba.

Ahora bien, existen marcadas diferencias entre Vivanco y los cantautores del 90, a tal punto, que con la información disponible, no se puede establecer con precisión si forma parte de una nueva ruptura de la trova, o es, por el contrario, una individualidad creativa muy destacada.

En primer lugar, Vivanco visita la utopía y las esperanzas, de diferente forma que la soñada por la trova primigenia de Silvio, Pablo, Noel y de la propuesta crítica de la Novísima Trova. Pero, tiene una actitud frente a la realidad socio-cultural menos hedonista que la generación del 90.

En segundo lugar, el lenguaje en las invencionescantadas de Vivanco son complejas, insólitas, másestructuradas poéticamente que las bellas canciones

de los cantautores del 90. Se observa un tratamiento lingüístico parecido a las canciones interpretadas por el trío Enserie, que desafortunadamente se desunió y a los trovadores Junior Navarrete y Roly Berrío, pertene-ciente, este último, al trío Enserie.

En tercer lugar, la música y las composiciones en Vivanco también revisita la música popular cubana y fusiones diversas, como la generación de los 90, pero enriquece significativamente este proceso al recuperar tradiciones musicales cubanas olvidadas o en desuso, de forma sistemática y particular.

La fuerza expresiva de Willian Vivanco se nutre de la fusión de géneros donde armonizan, con frecuencia, en una misma canción ritmos tan disímiles como el bossa nova, la samba, el blues, el country, el reggae, el hip hop, el rap, el pop, el rock, la guajira, el son, la rumba, el joropo venezolano, el flamenco, la milonga; la música asiática, celta y haitiana, entre otras mezclas. Esta fusión está construida tomando como eje conductor la música cubana, con aparente facilidad y naturalidad, sin que se visualicen, o, en este caso, se escuchen los empates, las soldaduras. Cabe resaltar, además, que Vivanco es dueño de una excelente voz capaz de alcanzar variados registros.

La recuperación histórica de géneros musicales tradicionales cubanos de las décadas del 30 al 60, como el pilón, el mozambique y el changüí, que surgió a finales del siglo XIX, ocupa parte del que hacerinvestigativo de Vivanco, como mencionamos. De allí, que sus ritmos convoquen una atmosfera envolvente de melodía que toca las raíces más telúricas, encarcelan, seducen. Sí, es una trova que también puede ser bailada, aunque la otra virtud de Vivanco son los textos de las canciones, de gran creatividad poética, osados, subversivos, desafiantes, que incorpora variados elementos de la cubanía.

En efecto, su lírica más que escrita parece descubierta, sus versos son inusuales, maravillosamente mágicos, como sí, de improviso se dibujaran por primera vez en la palabra, confiriendo un aire renovador a la trova. Sí, se pueden bailar las canciones de Vivanco, pero es tal la calidad poética, que se puede desear solo escuchar con emoción, asombro y deslumbramiento.

Así, en la canción Anaconda (4), comprometida con su tiempo e impregnada de una concepción opuesta a los poderes imperantes, dice:

“Somos los exploradores del azar/ nos fuimos buscando el polen y el

amor/ esta selva nos ha visto retoñar/ siempre guiados en el rastro

del león. Rumeamos la verdolaga como si fuera venado/ y al día a día

olvidamos el sabor de la manzana/ si a un árbol nos arrimamos

resultó carnívoros/ se comió algunas doncellas, duro se hizo el

camino…Más un día un diferente dijo para no callar/ hoy yo tengo mi

opinión y te la tienes que bancar/ tengo mi punto de mira colimando

al mandamás/ y otra visión pa’ avanzar. Ay, déjese llevar Che,

ay…Que si va contra corriente/ que si va contra corriente/ el león nos

va a cagar…”

En Alí Babá (5), establece, igualmente, una visión de las limitaciones a las que están sujetos los pueblos,

especialmente el cubano, sometidos por más de 50 años a un bloqueo por parte de los Estados Unidos de América, que impide el pleno desarrollo de sus potencialidades económicas, políticas, sociales y culturales. Sin desconocer, eso sí, las contradicciones existentes al interno de su país, como tienen todas las sociedades contemporáneas.

“16 navegan al salir del puerto/ Ay, ay, ay, la botella de ron. Si de golpe

viene Alí Babá verá que por aquí no queda na’/ el cofre quedó vació,

vivimos barato esperando un tiempo mejor…No llores mi amor si el

dolor te aprieta/ aguanta lo que venga, lo que sea, calla pero reza.

Que a la buena de dios y con el cielo roto/ pa’ mí que los cuarenta

ladrones se le adelantaron al malo maloso…”

La poesía contenida en la trova de Vivanco aluden con frecuencia a descripciones de realidades cotidianas, a crisis existenciales y a las incertidumbres de suangustia, a veces, con intencionalidad política. Una muestra de esa faceta la encontramos en la canción Café (6):

“Atiborrado de mi sedimento en las paredes, sin color del cuarto salgo

a la luna como buen hidalgo el mismo sueño amargo. La misma calle

escondida la tierra la misma muerte con la vida a cuestas al vulgo

atado a la trivial bandera el intelecto apuntando a tientas…”

El tema del amor, con Vivanco, es muy creativo. En la letra de la canción Cimarrón (7) relata la crónica del

cimarronaje a través de una historia de amor, épica, casi de epopeya, con una descripción de la rebeldía imperante, sus luchas por la sobrevivencia y el desarrollo de la cotidianidad:

“Soy cimarrón de la lejanía/ tengo mi sazón, mi filosofía/ pero por el

salto de sus ojos blancos tendré que volver y me la llevaré. Río abajo,

río abajo. Yo prendo la palma le hago señales rituales del alma que me

reconoce/ y ella bien se alegra cuando le ilumino el monte. Me

aprendí el lenguaje del cocuyo grande y aunque haya tormenta ya

todos lo sabe/ haremos el amor con luces naturales. Le guardé el

arroyo de las campanillas/ resané la cueva quite filtración/ marque

territorio, me crecí en la manigua/ y de los pelicanos aprendí canción.

Lo tengo bien pensa’o.”

La imagen de la mujer en los versos de Vivanco no es androcéntrica ni discriminatoria. Se distancia de los mitos que sobre las mismas se entretejen en el entorno social y la muestra con virtudes y defectos, pero protegiendo su dignidad, como en la hermosa canción Alondra (8):

“Tuve una mujer alondra, divina/ una caricia de ángel melosa

y fina/ su duda, su celo fue cosa mía. Mujer de noche, de

tarde/ de boulevard y Vallejo/ rara semilla de arena y espejo.

Es una orquesta de temores y descenso/ lleva como el bardo

su poema descocido. Pero le perdono los colores más

amargos/ cuando se queda conmigo. Alondra, divina.”

Pa’ iluminarte (9)

Willian Vivanco tiene una obra de gran éxito compuesta por canciones antológicas de mucha popularidad en Cuba y otros países, entre las que podemos mencionar: Negra sálvame, Café, Cimarrón, Barrio barroco, Alí Babá, Olokum, El mundo está cambia’o, Anaconda, Por todos los caminos, Nos pasamos flaca, Bohemia, El viejo Simón, etc.

Participó en varios proyectos colectivos con otros trovadores como Ariel Díaz, Pavel Poveda, Yamira Díaz, Ariel Barreiros, Diego Gutiérrez, Junior Navarrete y Samuel Águila, que quedó plasmado en el disco Trova@nónima.cu.

Grabó su primer disco en solitario en 2002, denominado, Lo tengo to’ pensa’o. Su segundo cede, La isla mágica, a pareció en la escena pública en 2006. El último trabajo discográfico se titula El mundo está cambia’o y fue grabado en el 2010, recibiendo la nominación en el Premio Cubadisco, el más importante de Cuba, en la categoría trova-fusión.

Los diseños de los discos y videos de Willian Vivanco son muy artísticos, incorporando elementos del Land Arts o arte de la tierra, mezclados con símbolos e imágenes de la religión cubana por excelencia, La Santería, es decir, representativos de la identidad cubana. Esta concepción artística, le viene quizás porque es un amante de la pintura, profesión que casi estudio y que la cambió por la canción, porque, a su juicio, la música le brindaba un horizonte más amplio, lo que esperaba realizar, el laberinto en el cual se desarrolla mejor.

La historia atesora a los trovadores que con canciones nos conducen a conocernos mejor, Willian Vivanco seguro perdurará, porque como dice Joaquín Sabina en la estupenda canción “Mi primo el Nano”, dedicada a Joan Manuel Serrat, es un alquimista de las emociones, que cura las heridas con canciones.

24

Del pincel las pinceladas

Page 29: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

Los personajes aquí representados, aluden a un código de forma múltiple, ya que estas figuras llamadas“monolitos”, se representan con frecuencia en la obra del maestro Madrid. Son seres imaginados, soñados, que aluden a como el artista visualiza a unos personajes que podrían provenir de otro mundo, de otra galaxia, no son reales, sin embargo, sus elementos resultan identificables e incluso reconocibles. Sin duda, podríamos acordar que se trata de extraterrestres o seres míticos al modo de las grandes musas inspiradoras.

Estas formas mantienen muchos elementos ligados a la tradición representativa desde Egipto, la cultura maya, hasta otras más propias del mundo panameño como lo puede ser la cerámica de barriles…En cualquier caso, el artista indica que son personajes fantásticos que utiliza para concebir una obra.

“Relaciono los extraterrestres con los mayas o con los egipcios, porque hay tecnología de la época antigua que no se podía dar así no más…piedras que encajan casi a la perfección, pienso que existió una inteligencia fuera de la tierra.

Ese es mi mundo para poder arrancar con mi temática. Es la manera como yo represento o imagino que son estos míticos seres. Yo les inventé un nombre según la cultura panameña de los barriles y los monolitos y les he dado vida y color. Los monolitos son zoomórficos yo los reinvento y los pongo en la obra.

“Tengo cosas de los afroantillanos metido en mi obra. Hago mi propio código de simbologías visuales”.

Estos personajes le han proporcionado al maestro Madrid todos los elementos que necesita para crear.

“El movimiento es uno de mis códigos más importantes porque supone la participación mía dentro de la obra, yo me siento dentro, inmerso, siento que coparticipo con ellos, me siento dentro de la escena. Ellos cantan, se mueven, están alegres…hay música. Siento que cuando entro en la obra se me acercan unos elementales que vienen de la

tierra, el agua, el viento…y ellos se comunican conmigo. Ellos me van diciendo que es lo que hay que hacer y hay

una fiesta”.“Hay armonía, paz…ahí hay perfección…si todo esto pasa, ellos no pueden estar quietos”.

Pintor con una fantasía prodigiosa a la que necesita recurrir, es su refugio, donde estos míticos seres se despiertan

y le dictan, se mueven por el patio de su imaginación atrayendo la inspiración, las maneras de hacer del

artista…corren por la casa, se esconden, y aparecen de nuevo en la zona más iluminada de una arquitectura

indefinida. No importa la casa, ni donde se desenvuelve la escena, sólo importa que ellos están ahí, como niños

traviesos espiando y rodando todos los espacios que habitan.

Los Monolitos viven en la imaginación, en la inteligencia y en la mente creadora del artista, se repiten una y otra vez,

siempre le acompañan. Con ellos se divierte, establece una comunicación, un diálogo que va más allá de lo

puramente representativo…habitan en él, son los grandes actores de la escena, plasmándose en una obra a la que

llegan de un modo premeditado y casual. Tal vez provengan de un lugar desconocido, inexplicable e irracional, pero

si uno les presta atención, ellos hablan.

Lo que es indudable es que en la obra del maestro Madrid, hay poesía, hay lírica, hecha a base de formas y colores,

que tienen su propio ritmo, sus propios acordes, su justo nivel de vibración como si se tratase de una sinfonía

plasmada y perfecta.

“Los colores son mágicos…el color te responde, los colores son bien fieles, si tu le das el sitio que se merece en

el cuadro y cuando pintas van surgiendo una serie de maravillas que son como magia. Cuando tu los tratas bien ellos

te quieren bien, ellos te responden, y lo hacen mágicamente”.

María Carballeda. Profesora de Historia del Arte de la Universidad de Panamá

La Isla Mágica (1)

La Nueva Trova Cubana es el nombre que recibe el movimiento cultural y musical que se genera en Cuba a fines de la década de los 60 e inicios de los 70, como resultado del triunfo de la Revolución Cubana de 1959, que es quizás, una de las transformaciones fundamentales ocurridas en el ámbito cultural, porque renueva aspectos éticos y estéticos de la canción popular cubana. (2)

Sostiene Eduardo Sosa que la trova es una sola, pero en cada época histórica ha tenido sus características musicales y literarias particulares, aunque se le sigue cantado a la cotidianidad, a la crónica social y sentimental, a la patria, a lo político, etc. Por su parte, Vicente Feliú, uno de los fundadores de la Nueva Trova, en este mismo orden de ideas, señala que la trova es un concepto musical, no importa el género en el cual se exprese.

Parte esencial de la Nueva Trova son los profundos cambios ocurridos con cada generación diferente de trovadores. En efecto, en la década de los 90 se producen una de esas interesantes inflexiones de la mano de cantautores como el dúo Gema y Pavel, los grupos Superávit, Lucha Almada, Habana Libre y los cantantes Kelvis Ochoa, Alejandro Gutiérrez, Equis Alfonso, Atany, David Torren, entre muchos otros.

Estos cantautores se diferencian, de la otra ruptura de la Nueva Trova, la ocurrida en la décadas de los 80, con trovadores como Santiago Feliú, Carlos Varela, Gerardo Alfonso, Frank Delgado, etc., los denominados generación de los topo o la Novísima Trova, en que estos últimos creen en la posibilidad de la utopía, tienen un compromiso ético-moral contraído con las propuestas de los fundadores de la Nueva Trova: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola. Son muy contestatarios, pero consideran que dentro del estatus establecido, pueden hacer la revolución dentro de la revolución. Con una actitud militante, confían en que sus canciones contribuyen al cambio (Dennys Matos).

La generación de los 90, por su parte, no entienden la música como vehículo de denuncia ni protesta, no hay en ellos voluntad de transformación. No son contestatarios, porque están desengañados y la evaporación de las ilusiones los lleva a sentirse una generación estafada. Se nutren de la trova, sus textos, su poética, son crónicas personales, con un estilo coloquial, enfatizando en un lenguaje descriptivo, popular y hedonista. La expresión musical tiene matices pop y de fusión, sobre todo con la música popular cubana (Dennys Matos).

El soñador, tan musical (3)

Uno de los herederos directos de la generación del 90 es Willian Vivanco, quién nació el 6 de octubre de 1975, en Santiago de Cuba y con escasos 38 años es uno de los referentes más importantes de la Nueva Trova en la isla del caimán verde y también fuera de Cuba.

Ahora bien, existen marcadas diferencias entre Vivanco y los cantautores del 90, a tal punto, que con la información disponible, no se puede establecer con precisión si forma parte de una nueva ruptura de la trova, o es, por el contrario, una individualidad creativa muy destacada.

En primer lugar, Vivanco visita la utopía y las esperanzas, de diferente forma que la soñada por la trova primigenia de Silvio, Pablo, Noel y de la propuesta crítica de la Novísima Trova. Pero, tiene una actitud frente a la realidad socio-cultural menos hedonista que la generación del 90.

En segundo lugar, el lenguaje en las invencionescantadas de Vivanco son complejas, insólitas, másestructuradas poéticamente que las bellas canciones

Ángela Alvarado Aguilar

LA TONADA INASIBLE

“Los Locutores” - Antonio Madrid

de los cantautores del 90. Se observa un tratamiento lingüístico parecido a las canciones interpretadas por el trío Enserie, que desafortunadamente se desunió y a los trovadores Junior Navarrete y Roly Berrío, pertene-ciente, este último, al trío Enserie.

En tercer lugar, la música y las composiciones en Vivanco también revisita la música popular cubana y fusiones diversas, como la generación de los 90, pero enriquece significativamente este proceso al recuperar tradiciones musicales cubanas olvidadas o en desuso, de forma sistemática y particular.

La fuerza expresiva de Willian Vivanco se nutre de la fusión de géneros donde armonizan, con frecuencia, en una misma canción ritmos tan disímiles como el bossa nova, la samba, el blues, el country, el reggae, el hip hop, el rap, el pop, el rock, la guajira, el son, la rumba, el joropo venezolano, el flamenco, la milonga; la música asiática, celta y haitiana, entre otras mezclas. Esta fusión está construida tomando como eje conductor la música cubana, con aparente facilidad y naturalidad, sin que se visualicen, o, en este caso, se escuchen los empates, las soldaduras. Cabe resaltar, además, que Vivanco es dueño de una excelente voz capaz de alcanzar variados registros.

La recuperación histórica de géneros musicales tradicionales cubanos de las décadas del 30 al 60, como el pilón, el mozambique y el changüí, que surgió a finales del siglo XIX, ocupa parte del que hacerinvestigativo de Vivanco, como mencionamos. De allí, que sus ritmos convoquen una atmosfera envolvente de melodía que toca las raíces más telúricas, encarcelan, seducen. Sí, es una trova que también puede ser bailada, aunque la otra virtud de Vivanco son los textos de las canciones, de gran creatividad poética, osados, subversivos, desafiantes, que incorpora variados elementos de la cubanía.

En efecto, su lírica más que escrita parece descubierta, sus versos son inusuales, maravillosamente mágicos, como sí, de improviso se dibujaran por primera vez en la palabra, confiriendo un aire renovador a la trova. Sí, se pueden bailar las canciones de Vivanco, pero es tal la calidad poética, que se puede desear solo escuchar con emoción, asombro y deslumbramiento.

Así, en la canción Anaconda (4), comprometida con su tiempo e impregnada de una concepción opuesta a los poderes imperantes, dice:

“Somos los exploradores del azar/ nos fuimos buscando el polen y el

amor/ esta selva nos ha visto retoñar/ siempre guiados en el rastro

del león. Rumeamos la verdolaga como si fuera venado/ y al día a día

olvidamos el sabor de la manzana/ si a un árbol nos arrimamos

resultó carnívoros/ se comió algunas doncellas, duro se hizo el

camino…Más un día un diferente dijo para no callar/ hoy yo tengo mi

opinión y te la tienes que bancar/ tengo mi punto de mira colimando

al mandamás/ y otra visión pa’ avanzar. Ay, déjese llevar Che,

ay…Que si va contra corriente/ que si va contra corriente/ el león nos

va a cagar…”

En Alí Babá (5), establece, igualmente, una visión de las limitaciones a las que están sujetos los pueblos,

especialmente el cubano, sometidos por más de 50 años a un bloqueo por parte de los Estados Unidos de América, que impide el pleno desarrollo de sus potencialidades económicas, políticas, sociales y culturales. Sin desconocer, eso sí, las contradicciones existentes al interno de su país, como tienen todas las sociedades contemporáneas.

“16 navegan al salir del puerto/ Ay, ay, ay, la botella de ron. Si de golpe

viene Alí Babá verá que por aquí no queda na’/ el cofre quedó vació,

vivimos barato esperando un tiempo mejor…No llores mi amor si el

dolor te aprieta/ aguanta lo que venga, lo que sea, calla pero reza.

Que a la buena de dios y con el cielo roto/ pa’ mí que los cuarenta

ladrones se le adelantaron al malo maloso…”

La poesía contenida en la trova de Vivanco aluden con frecuencia a descripciones de realidades cotidianas, a crisis existenciales y a las incertidumbres de suangustia, a veces, con intencionalidad política. Una muestra de esa faceta la encontramos en la canción Café (6):

“Atiborrado de mi sedimento en las paredes, sin color del cuarto salgo

a la luna como buen hidalgo el mismo sueño amargo. La misma calle

escondida la tierra la misma muerte con la vida a cuestas al vulgo

atado a la trivial bandera el intelecto apuntando a tientas…”

El tema del amor, con Vivanco, es muy creativo. En la letra de la canción Cimarrón (7) relata la crónica del

cimarronaje a través de una historia de amor, épica, casi de epopeya, con una descripción de la rebeldía imperante, sus luchas por la sobrevivencia y el desarrollo de la cotidianidad:

“Soy cimarrón de la lejanía/ tengo mi sazón, mi filosofía/ pero por el

salto de sus ojos blancos tendré que volver y me la llevaré. Río abajo,

río abajo. Yo prendo la palma le hago señales rituales del alma que me

reconoce/ y ella bien se alegra cuando le ilumino el monte. Me

aprendí el lenguaje del cocuyo grande y aunque haya tormenta ya

todos lo sabe/ haremos el amor con luces naturales. Le guardé el

arroyo de las campanillas/ resané la cueva quite filtración/ marque

territorio, me crecí en la manigua/ y de los pelicanos aprendí canción.

Lo tengo bien pensa’o.”

La imagen de la mujer en los versos de Vivanco no es androcéntrica ni discriminatoria. Se distancia de los mitos que sobre las mismas se entretejen en el entorno social y la muestra con virtudes y defectos, pero protegiendo su dignidad, como en la hermosa canción Alondra (8):

“Tuve una mujer alondra, divina/ una caricia de ángel melosa

y fina/ su duda, su celo fue cosa mía. Mujer de noche, de

tarde/ de boulevard y Vallejo/ rara semilla de arena y espejo.

Es una orquesta de temores y descenso/ lleva como el bardo

su poema descocido. Pero le perdono los colores más

amargos/ cuando se queda conmigo. Alondra, divina.”

Pa’ iluminarte (9)

Willian Vivanco tiene una obra de gran éxito compuesta por canciones antológicas de mucha popularidad en Cuba y otros países, entre las que podemos mencionar: Negra sálvame, Café, Cimarrón, Barrio barroco, Alí Babá, Olokum, El mundo está cambia’o, Anaconda, Por todos los caminos, Nos pasamos flaca, Bohemia, El viejo Simón, etc.

Participó en varios proyectos colectivos con otros trovadores como Ariel Díaz, Pavel Poveda, Yamira Díaz, Ariel Barreiros, Diego Gutiérrez, Junior Navarrete y Samuel Águila, que quedó plasmado en el disco Trova@nónima.cu.

Grabó su primer disco en solitario en 2002, denominado, Lo tengo to’ pensa’o. Su segundo cede, La isla mágica, a pareció en la escena pública en 2006. El último trabajo discográfico se titula El mundo está cambia’o y fue grabado en el 2010, recibiendo la nominación en el Premio Cubadisco, el más importante de Cuba, en la categoría trova-fusión.

Los diseños de los discos y videos de Willian Vivanco son muy artísticos, incorporando elementos del Land Arts o arte de la tierra, mezclados con símbolos e imágenes de la religión cubana por excelencia, La Santería, es decir, representativos de la identidad cubana. Esta concepción artística, le viene quizás porque es un amante de la pintura, profesión que casi estudio y que la cambió por la canción, porque, a su juicio, la música le brindaba un horizonte más amplio, lo que esperaba realizar, el laberinto en el cual se desarrolla mejor.

La historia atesora a los trovadores que con canciones nos conducen a conocernos mejor, Willian Vivanco seguro perdurará, porque como dice Joaquín Sabina en la estupenda canción “Mi primo el Nano”, dedicada a Joan Manuel Serrat, es un alquimista de las emociones, que cura las heridas con canciones.

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Page 30: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

Los personajes aquí representados, aluden a un código de forma múltiple, ya que estas figuras llamadas“monolitos”, se representan con frecuencia en la obra del maestro Madrid. Son seres imaginados, soñados, que aluden a como el artista visualiza a unos personajes que podrían provenir de otro mundo, de otra galaxia, no son reales, sin embargo, sus elementos resultan identificables e incluso reconocibles. Sin duda, podríamos acordar que se trata de extraterrestres o seres míticos al modo de las grandes musas inspiradoras.

Estas formas mantienen muchos elementos ligados a la tradición representativa desde Egipto, la cultura maya, hasta otras más propias del mundo panameño como lo puede ser la cerámica de barriles…En cualquier caso, el artista indica que son personajes fantásticos que utiliza para concebir una obra.

“Relaciono los extraterrestres con los mayas o con los egipcios, porque hay tecnología de la época antigua que no se podía dar así no más…piedras que encajan casi a la perfección, pienso que existió una inteligencia fuera de la tierra.

Ese es mi mundo para poder arrancar con mi temática. Es la manera como yo represento o imagino que son estos míticos seres. Yo les inventé un nombre según la cultura panameña de los barriles y los monolitos y les he dado vida y color. Los monolitos son zoomórficos yo los reinvento y los pongo en la obra.

“Tengo cosas de los afroantillanos metido en mi obra. Hago mi propio código de simbologías visuales”.

Estos personajes le han proporcionado al maestro Madrid todos los elementos que necesita para crear.

“El movimiento es uno de mis códigos más importantes porque supone la participación mía dentro de la obra, yo me siento dentro, inmerso, siento que coparticipo con ellos, me siento dentro de la escena. Ellos cantan, se mueven, están alegres…hay música. Siento que cuando entro en la obra se me acercan unos elementales que vienen de la

tierra, el agua, el viento…y ellos se comunican conmigo. Ellos me van diciendo que es lo que hay que hacer y hay

una fiesta”.“Hay armonía, paz…ahí hay perfección…si todo esto pasa, ellos no pueden estar quietos”.

Pintor con una fantasía prodigiosa a la que necesita recurrir, es su refugio, donde estos míticos seres se despiertan

y le dictan, se mueven por el patio de su imaginación atrayendo la inspiración, las maneras de hacer del

artista…corren por la casa, se esconden, y aparecen de nuevo en la zona más iluminada de una arquitectura

indefinida. No importa la casa, ni donde se desenvuelve la escena, sólo importa que ellos están ahí, como niños

traviesos espiando y rodando todos los espacios que habitan.

Los Monolitos viven en la imaginación, en la inteligencia y en la mente creadora del artista, se repiten una y otra vez,

siempre le acompañan. Con ellos se divierte, establece una comunicación, un diálogo que va más allá de lo

puramente representativo…habitan en él, son los grandes actores de la escena, plasmándose en una obra a la que

llegan de un modo premeditado y casual. Tal vez provengan de un lugar desconocido, inexplicable e irracional, pero

si uno les presta atención, ellos hablan.

Lo que es indudable es que en la obra del maestro Madrid, hay poesía, hay lírica, hecha a base de formas y colores,

que tienen su propio ritmo, sus propios acordes, su justo nivel de vibración como si se tratase de una sinfonía

plasmada y perfecta.

“Los colores son mágicos…el color te responde, los colores son bien fieles, si tu le das el sitio que se merece en

el cuadro y cuando pintas van surgiendo una serie de maravillas que son como magia. Cuando tu los tratas bien ellos

te quieren bien, ellos te responden, y lo hacen mágicamente”.

María Carballeda. Profesora de Historia del Arte de la Universidad de Panamá

La Isla Mágica (1)

La Nueva Trova Cubana es el nombre que recibe el movimiento cultural y musical que se genera en Cuba a fines de la década de los 60 e inicios de los 70, como resultado del triunfo de la Revolución Cubana de 1959, que es quizás, una de las transformaciones fundamentales ocurridas en el ámbito cultural, porque renueva aspectos éticos y estéticos de la canción popular cubana. (2)

Sostiene Eduardo Sosa que la trova es una sola, pero en cada época histórica ha tenido sus características musicales y literarias particulares, aunque se le sigue cantado a la cotidianidad, a la crónica social y sentimental, a la patria, a lo político, etc. Por su parte, Vicente Feliú, uno de los fundadores de la Nueva Trova, en este mismo orden de ideas, señala que la trova es un concepto musical, no importa el género en el cual se exprese.

Parte esencial de la Nueva Trova son los profundos cambios ocurridos con cada generación diferente de trovadores. En efecto, en la década de los 90 se producen una de esas interesantes inflexiones de la mano de cantautores como el dúo Gema y Pavel, los grupos Superávit, Lucha Almada, Habana Libre y los cantantes Kelvis Ochoa, Alejandro Gutiérrez, Equis Alfonso, Atany, David Torren, entre muchos otros.

Estos cantautores se diferencian, de la otra ruptura de la Nueva Trova, la ocurrida en la décadas de los 80, con trovadores como Santiago Feliú, Carlos Varela, Gerardo Alfonso, Frank Delgado, etc., los denominados generación de los topo o la Novísima Trova, en que estos últimos creen en la posibilidad de la utopía, tienen un compromiso ético-moral contraído con las propuestas de los fundadores de la Nueva Trova: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola. Son muy contestatarios, pero consideran que dentro del estatus establecido, pueden hacer la revolución dentro de la revolución. Con una actitud militante, confían en que sus canciones contribuyen al cambio (Dennys Matos).

La generación de los 90, por su parte, no entienden la música como vehículo de denuncia ni protesta, no hay en ellos voluntad de transformación. No son contestatarios, porque están desengañados y la evaporación de las ilusiones los lleva a sentirse una generación estafada. Se nutren de la trova, sus textos, su poética, son crónicas personales, con un estilo coloquial, enfatizando en un lenguaje descriptivo, popular y hedonista. La expresión musical tiene matices pop y de fusión, sobre todo con la música popular cubana (Dennys Matos).

El soñador, tan musical (3)

Uno de los herederos directos de la generación del 90 es Willian Vivanco, quién nació el 6 de octubre de 1975, en Santiago de Cuba y con escasos 38 años es uno de los referentes más importantes de la Nueva Trova en la isla del caimán verde y también fuera de Cuba.

Ahora bien, existen marcadas diferencias entre Vivanco y los cantautores del 90, a tal punto, que con la información disponible, no se puede establecer con precisión si forma parte de una nueva ruptura de la trova, o es, por el contrario, una individualidad creativa muy destacada.

En primer lugar, Vivanco visita la utopía y las esperanzas, de diferente forma que la soñada por la trova primigenia de Silvio, Pablo, Noel y de la propuesta crítica de la Novísima Trova. Pero, tiene una actitud frente a la realidad socio-cultural menos hedonista que la generación del 90.

En segundo lugar, el lenguaje en las invencionescantadas de Vivanco son complejas, insólitas, másestructuradas poéticamente que las bellas canciones

WILLIAN VIVANCO: UN SOÑADOR MUSICAL

Will

ian

Viva

nco

ÁNGELA ALVARADO AGUILAR“No es seguro que las canciones cambien al mundo,

pero está mal cambiar al mundo y no cantar.”

Noel Nicola

de los cantautores del 90. Se observa un tratamiento lingüístico parecido a las canciones interpretadas por el trío Enserie, que desafortunadamente se desunió y a los trovadores Junior Navarrete y Roly Berrío, pertene-ciente, este último, al trío Enserie.

En tercer lugar, la música y las composiciones en Vivanco también revisita la música popular cubana y fusiones diversas, como la generación de los 90, pero enriquece significativamente este proceso al recuperar tradiciones musicales cubanas olvidadas o en desuso, de forma sistemática y particular.

La fuerza expresiva de Willian Vivanco se nutre de la fusión de géneros donde armonizan, con frecuencia, en una misma canción ritmos tan disímiles como el bossa nova, la samba, el blues, el country, el reggae, el hip hop, el rap, el pop, el rock, la guajira, el son, la rumba, el joropo venezolano, el flamenco, la milonga; la música asiática, celta y haitiana, entre otras mezclas. Esta fusión está construida tomando como eje conductor la música cubana, con aparente facilidad y naturalidad, sin que se visualicen, o, en este caso, se escuchen los empates, las soldaduras. Cabe resaltar, además, que Vivanco es dueño de una excelente voz capaz de alcanzar variados registros.

La recuperación histórica de géneros musicales tradicionales cubanos de las décadas del 30 al 60, como el pilón, el mozambique y el changüí, que surgió a finales del siglo XIX, ocupa parte del que hacerinvestigativo de Vivanco, como mencionamos. De allí, que sus ritmos convoquen una atmosfera envolvente de melodía que toca las raíces más telúricas, encarcelan, seducen. Sí, es una trova que también puede ser bailada, aunque la otra virtud de Vivanco son los textos de las canciones, de gran creatividad poética, osados, subversivos, desafiantes, que incorpora variados elementos de la cubanía.

En efecto, su lírica más que escrita parece descubierta, sus versos son inusuales, maravillosamente mágicos, como sí, de improviso se dibujaran por primera vez en la palabra, confiriendo un aire renovador a la trova. Sí, se pueden bailar las canciones de Vivanco, pero es tal la calidad poética, que se puede desear solo escuchar con emoción, asombro y deslumbramiento.

Así, en la canción Anaconda (4), comprometida con su tiempo e impregnada de una concepción opuesta a los poderes imperantes, dice:

“Somos los exploradores del azar/ nos fuimos buscando el polen y el

amor/ esta selva nos ha visto retoñar/ siempre guiados en el rastro

del león. Rumeamos la verdolaga como si fuera venado/ y al día a día

olvidamos el sabor de la manzana/ si a un árbol nos arrimamos

resultó carnívoros/ se comió algunas doncellas, duro se hizo el

camino…Más un día un diferente dijo para no callar/ hoy yo tengo mi

opinión y te la tienes que bancar/ tengo mi punto de mira colimando

al mandamás/ y otra visión pa’ avanzar. Ay, déjese llevar Che,

ay…Que si va contra corriente/ que si va contra corriente/ el león nos

va a cagar…”

En Alí Babá (5), establece, igualmente, una visión de las limitaciones a las que están sujetos los pueblos,

especialmente el cubano, sometidos por más de 50 años a un bloqueo por parte de los Estados Unidos de América, que impide el pleno desarrollo de sus potencialidades económicas, políticas, sociales y culturales. Sin desconocer, eso sí, las contradicciones existentes al interno de su país, como tienen todas las sociedades contemporáneas.

“16 navegan al salir del puerto/ Ay, ay, ay, la botella de ron. Si de golpe

viene Alí Babá verá que por aquí no queda na’/ el cofre quedó vació,

vivimos barato esperando un tiempo mejor…No llores mi amor si el

dolor te aprieta/ aguanta lo que venga, lo que sea, calla pero reza.

Que a la buena de dios y con el cielo roto/ pa’ mí que los cuarenta

ladrones se le adelantaron al malo maloso…”

La poesía contenida en la trova de Vivanco aluden con frecuencia a descripciones de realidades cotidianas, a crisis existenciales y a las incertidumbres de suangustia, a veces, con intencionalidad política. Una muestra de esa faceta la encontramos en la canción Café (6):

“Atiborrado de mi sedimento en las paredes, sin color del cuarto salgo

a la luna como buen hidalgo el mismo sueño amargo. La misma calle

escondida la tierra la misma muerte con la vida a cuestas al vulgo

atado a la trivial bandera el intelecto apuntando a tientas…”

El tema del amor, con Vivanco, es muy creativo. En la letra de la canción Cimarrón (7) relata la crónica del

cimarronaje a través de una historia de amor, épica, casi de epopeya, con una descripción de la rebeldía imperante, sus luchas por la sobrevivencia y el desarrollo de la cotidianidad:

“Soy cimarrón de la lejanía/ tengo mi sazón, mi filosofía/ pero por el

salto de sus ojos blancos tendré que volver y me la llevaré. Río abajo,

río abajo. Yo prendo la palma le hago señales rituales del alma que me

reconoce/ y ella bien se alegra cuando le ilumino el monte. Me

aprendí el lenguaje del cocuyo grande y aunque haya tormenta ya

todos lo sabe/ haremos el amor con luces naturales. Le guardé el

arroyo de las campanillas/ resané la cueva quite filtración/ marque

territorio, me crecí en la manigua/ y de los pelicanos aprendí canción.

Lo tengo bien pensa’o.”

La imagen de la mujer en los versos de Vivanco no es androcéntrica ni discriminatoria. Se distancia de los mitos que sobre las mismas se entretejen en el entorno social y la muestra con virtudes y defectos, pero protegiendo su dignidad, como en la hermosa canción Alondra (8):

“Tuve una mujer alondra, divina/ una caricia de ángel melosa

y fina/ su duda, su celo fue cosa mía. Mujer de noche, de

tarde/ de boulevard y Vallejo/ rara semilla de arena y espejo.

Es una orquesta de temores y descenso/ lleva como el bardo

su poema descocido. Pero le perdono los colores más

amargos/ cuando se queda conmigo. Alondra, divina.”

Pa’ iluminarte (9)

Willian Vivanco tiene una obra de gran éxito compuesta por canciones antológicas de mucha popularidad en Cuba y otros países, entre las que podemos mencionar: Negra sálvame, Café, Cimarrón, Barrio barroco, Alí Babá, Olokum, El mundo está cambia’o, Anaconda, Por todos los caminos, Nos pasamos flaca, Bohemia, El viejo Simón, etc.

Participó en varios proyectos colectivos con otros trovadores como Ariel Díaz, Pavel Poveda, Yamira Díaz, Ariel Barreiros, Diego Gutiérrez, Junior Navarrete y Samuel Águila, que quedó plasmado en el disco Trova@nónima.cu.

Grabó su primer disco en solitario en 2002, denominado, Lo tengo to’ pensa’o. Su segundo cede, La isla mágica, a pareció en la escena pública en 2006. El último trabajo discográfico se titula El mundo está cambia’o y fue grabado en el 2010, recibiendo la nominación en el Premio Cubadisco, el más importante de Cuba, en la categoría trova-fusión.

Los diseños de los discos y videos de Willian Vivanco son muy artísticos, incorporando elementos del Land Arts o arte de la tierra, mezclados con símbolos e imágenes de la religión cubana por excelencia, La Santería, es decir, representativos de la identidad cubana. Esta concepción artística, le viene quizás porque es un amante de la pintura, profesión que casi estudio y que la cambió por la canción, porque, a su juicio, la música le brindaba un horizonte más amplio, lo que esperaba realizar, el laberinto en el cual se desarrolla mejor.

La historia atesora a los trovadores que con canciones nos conducen a conocernos mejor, Willian Vivanco seguro perdurará, porque como dice Joaquín Sabina en la estupenda canción “Mi primo el Nano”, dedicada a Joan Manuel Serrat, es un alquimista de las emociones, que cura las heridas con canciones.

26

La Tonada Inasible

Page 31: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

La Isla Mágica (1)

La Nueva Trova Cubana es el nombre que recibe el movimiento cultural y musical que se genera en Cuba a fines de la década de los 60 e inicios de los 70, como resultado del triunfo de la Revolución Cubana de 1959, que es quizás, una de las transformaciones fundamentales ocurridas en el ámbito cultural, porque renueva aspectos éticos y estéticos de la canción popular cubana. (2)

Sostiene Eduardo Sosa que la trova es una sola, pero en cada época histórica ha tenido sus características musicales y literarias particulares, aunque se le sigue cantado a la cotidianidad, a la crónica social y sentimental, a la patria, a lo político, etc. Por su parte, Vicente Feliú, uno de los fundadores de la Nueva Trova, en este mismo orden de ideas, señala que la trova es un concepto musical, no importa el género en el cual se exprese.

Parte esencial de la Nueva Trova son los profundos cambios ocurridos con cada generación diferente de trovadores. En efecto, en la década de los 90 se producen una de esas interesantes inflexiones de la mano de cantautores como el dúo Gema y Pavel, los grupos Superávit, Lucha Almada, Habana Libre y los cantantes Kelvis Ochoa, Alejandro Gutiérrez, Equis Alfonso, Atany, David Torren, entre muchos otros.

Estos cantautores se diferencian, de la otra ruptura de la Nueva Trova, la ocurrida en la décadas de los 80, con trovadores como Santiago Feliú, Carlos Varela, Gerardo Alfonso, Frank Delgado, etc., los denominados generación de los topo o la Novísima Trova, en que estos últimos creen en la posibilidad de la utopía, tienen un compromiso ético-moral contraído con las propuestas de los fundadores de la Nueva Trova: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola. Son muy contestatarios, pero consideran que dentro del estatus establecido, pueden hacer la revolución dentro de la revolución. Con una actitud militante, confían en que sus canciones contribuyen al cambio (Dennys Matos).

La generación de los 90, por su parte, no entienden la música como vehículo de denuncia ni protesta, no hay en ellos voluntad de transformación. No son contestatarios, porque están desengañados y la evaporación de las ilusiones los lleva a sentirse una generación estafada. Se nutren de la trova, sus textos, su poética, son crónicas personales, con un estilo coloquial, enfatizando en un lenguaje descriptivo, popular y hedonista. La expresión musical tiene matices pop y de fusión, sobre todo con la música popular cubana (Dennys Matos).

El soñador, tan musical (3)

Uno de los herederos directos de la generación del 90 es Willian Vivanco, quién nació el 6 de octubre de 1975, en Santiago de Cuba y con escasos 38 años es uno de los referentes más importantes de la Nueva Trova en la isla del caimán verde y también fuera de Cuba.

Ahora bien, existen marcadas diferencias entre Vivanco y los cantautores del 90, a tal punto, que con la información disponible, no se puede establecer con precisión si forma parte de una nueva ruptura de la trova, o es, por el contrario, una individualidad creativa muy destacada.

En primer lugar, Vivanco visita la utopía y las esperanzas, de diferente forma que la soñada por la trova primigenia de Silvio, Pablo, Noel y de la propuesta crítica de la Novísima Trova. Pero, tiene una actitud frente a la realidad socio-cultural menos hedonista que la generación del 90.

En segundo lugar, el lenguaje en las invencionescantadas de Vivanco son complejas, insólitas, másestructuradas poéticamente que las bellas canciones

de los cantautores del 90. Se observa un tratamiento lingüístico parecido a las canciones interpretadas por el trío Enserie, que desafortunadamente se desunió y a los trovadores Junior Navarrete y Roly Berrío, pertene-ciente, este último, al trío Enserie.

En tercer lugar, la música y las composiciones en Vivanco también revisita la música popular cubana y fusiones diversas, como la generación de los 90, pero enriquece significativamente este proceso al recuperar tradiciones musicales cubanas olvidadas o en desuso, de forma sistemática y particular.

La fuerza expresiva de Willian Vivanco se nutre de la fusión de géneros donde armonizan, con frecuencia, en una misma canción ritmos tan disímiles como el bossa nova, la samba, el blues, el country, el reggae, el hip hop, el rap, el pop, el rock, la guajira, el son, la rumba, el joropo venezolano, el flamenco, la milonga; la música asiática, celta y haitiana, entre otras mezclas. Esta fusión está construida tomando como eje conductor la música cubana, con aparente facilidad y naturalidad, sin que se visualicen, o, en este caso, se escuchen los empates, las soldaduras. Cabe resaltar, además, que Vivanco es dueño de una excelente voz capaz de alcanzar variados registros.

La recuperación histórica de géneros musicales tradicionales cubanos de las décadas del 30 al 60, como el pilón, el mozambique y el changüí, que surgió a finales del siglo XIX, ocupa parte del que hacerinvestigativo de Vivanco, como mencionamos. De allí, que sus ritmos convoquen una atmosfera envolvente de melodía que toca las raíces más telúricas, encarcelan, seducen. Sí, es una trova que también puede ser bailada, aunque la otra virtud de Vivanco son los textos de las canciones, de gran creatividad poética, osados, subversivos, desafiantes, que incorpora variados elementos de la cubanía.

En efecto, su lírica más que escrita parece descubierta, sus versos son inusuales, maravillosamente mágicos, como sí, de improviso se dibujaran por primera vez en la palabra, confiriendo un aire renovador a la trova. Sí, se pueden bailar las canciones de Vivanco, pero es tal la calidad poética, que se puede desear solo escuchar con emoción, asombro y deslumbramiento.

Así, en la canción Anaconda (4), comprometida con su tiempo e impregnada de una concepción opuesta a los poderes imperantes, dice:

“Somos los exploradores del azar/ nos fuimos buscando el polen y el

amor/ esta selva nos ha visto retoñar/ siempre guiados en el rastro

del león. Rumeamos la verdolaga como si fuera venado/ y al día a día

olvidamos el sabor de la manzana/ si a un árbol nos arrimamos

resultó carnívoros/ se comió algunas doncellas, duro se hizo el

camino…Más un día un diferente dijo para no callar/ hoy yo tengo mi

opinión y te la tienes que bancar/ tengo mi punto de mira colimando

al mandamás/ y otra visión pa’ avanzar. Ay, déjese llevar Che,

ay…Que si va contra corriente/ que si va contra corriente/ el león nos

va a cagar…”

En Alí Babá (5), establece, igualmente, una visión de las limitaciones a las que están sujetos los pueblos,

especialmente el cubano, sometidos por más de 50 años a un bloqueo por parte de los Estados Unidos de América, que impide el pleno desarrollo de sus potencialidades económicas, políticas, sociales y culturales. Sin desconocer, eso sí, las contradicciones existentes al interno de su país, como tienen todas las sociedades contemporáneas.

“16 navegan al salir del puerto/ Ay, ay, ay, la botella de ron. Si de golpe

viene Alí Babá verá que por aquí no queda na’/ el cofre quedó vació,

vivimos barato esperando un tiempo mejor…No llores mi amor si el

dolor te aprieta/ aguanta lo que venga, lo que sea, calla pero reza.

Que a la buena de dios y con el cielo roto/ pa’ mí que los cuarenta

ladrones se le adelantaron al malo maloso…”

La poesía contenida en la trova de Vivanco aluden con frecuencia a descripciones de realidades cotidianas, a crisis existenciales y a las incertidumbres de suangustia, a veces, con intencionalidad política. Una muestra de esa faceta la encontramos en la canción Café (6):

“Atiborrado de mi sedimento en las paredes, sin color del cuarto salgo

a la luna como buen hidalgo el mismo sueño amargo. La misma calle

escondida la tierra la misma muerte con la vida a cuestas al vulgo

atado a la trivial bandera el intelecto apuntando a tientas…”

El tema del amor, con Vivanco, es muy creativo. En la letra de la canción Cimarrón (7) relata la crónica del

cimarronaje a través de una historia de amor, épica, casi de epopeya, con una descripción de la rebeldía imperante, sus luchas por la sobrevivencia y el desarrollo de la cotidianidad:

“Soy cimarrón de la lejanía/ tengo mi sazón, mi filosofía/ pero por el

salto de sus ojos blancos tendré que volver y me la llevaré. Río abajo,

río abajo. Yo prendo la palma le hago señales rituales del alma que me

reconoce/ y ella bien se alegra cuando le ilumino el monte. Me

aprendí el lenguaje del cocuyo grande y aunque haya tormenta ya

todos lo sabe/ haremos el amor con luces naturales. Le guardé el

arroyo de las campanillas/ resané la cueva quite filtración/ marque

territorio, me crecí en la manigua/ y de los pelicanos aprendí canción.

Lo tengo bien pensa’o.”

La imagen de la mujer en los versos de Vivanco no es androcéntrica ni discriminatoria. Se distancia de los mitos que sobre las mismas se entretejen en el entorno social y la muestra con virtudes y defectos, pero protegiendo su dignidad, como en la hermosa canción Alondra (8):

“Tuve una mujer alondra, divina/ una caricia de ángel melosa

y fina/ su duda, su celo fue cosa mía. Mujer de noche, de

tarde/ de boulevard y Vallejo/ rara semilla de arena y espejo.

Es una orquesta de temores y descenso/ lleva como el bardo

su poema descocido. Pero le perdono los colores más

amargos/ cuando se queda conmigo. Alondra, divina.”

Pa’ iluminarte (9)

Willian Vivanco tiene una obra de gran éxito compuesta por canciones antológicas de mucha popularidad en Cuba y otros países, entre las que podemos mencionar: Negra sálvame, Café, Cimarrón, Barrio barroco, Alí Babá, Olokum, El mundo está cambia’o, Anaconda, Por todos los caminos, Nos pasamos flaca, Bohemia, El viejo Simón, etc.

Participó en varios proyectos colectivos con otros trovadores como Ariel Díaz, Pavel Poveda, Yamira Díaz, Ariel Barreiros, Diego Gutiérrez, Junior Navarrete y Samuel Águila, que quedó plasmado en el disco Trova@nónima.cu.

Grabó su primer disco en solitario en 2002, denominado, Lo tengo to’ pensa’o. Su segundo cede, La isla mágica, a pareció en la escena pública en 2006. El último trabajo discográfico se titula El mundo está cambia’o y fue grabado en el 2010, recibiendo la nominación en el Premio Cubadisco, el más importante de Cuba, en la categoría trova-fusión.

Los diseños de los discos y videos de Willian Vivanco son muy artísticos, incorporando elementos del Land Arts o arte de la tierra, mezclados con símbolos e imágenes de la religión cubana por excelencia, La Santería, es decir, representativos de la identidad cubana. Esta concepción artística, le viene quizás porque es un amante de la pintura, profesión que casi estudio y que la cambió por la canción, porque, a su juicio, la música le brindaba un horizonte más amplio, lo que esperaba realizar, el laberinto en el cual se desarrolla mejor.

La historia atesora a los trovadores que con canciones nos conducen a conocernos mejor, Willian Vivanco seguro perdurará, porque como dice Joaquín Sabina en la estupenda canción “Mi primo el Nano”, dedicada a Joan Manuel Serrat, es un alquimista de las emociones, que cura las heridas con canciones.

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La Isla Mágica (1)

La Nueva Trova Cubana es el nombre que recibe el movimiento cultural y musical que se genera en Cuba a fines de la década de los 60 e inicios de los 70, como resultado del triunfo de la Revolución Cubana de 1959, que es quizás, una de las transformaciones fundamentales ocurridas en el ámbito cultural, porque renueva aspectos éticos y estéticos de la canción popular cubana. (2)

Sostiene Eduardo Sosa que la trova es una sola, pero en cada época histórica ha tenido sus características musicales y literarias particulares, aunque se le sigue cantado a la cotidianidad, a la crónica social y sentimental, a la patria, a lo político, etc. Por su parte, Vicente Feliú, uno de los fundadores de la Nueva Trova, en este mismo orden de ideas, señala que la trova es un concepto musical, no importa el género en el cual se exprese.

Parte esencial de la Nueva Trova son los profundos cambios ocurridos con cada generación diferente de trovadores. En efecto, en la década de los 90 se producen una de esas interesantes inflexiones de la mano de cantautores como el dúo Gema y Pavel, los grupos Superávit, Lucha Almada, Habana Libre y los cantantes Kelvis Ochoa, Alejandro Gutiérrez, Equis Alfonso, Atany, David Torren, entre muchos otros.

Estos cantautores se diferencian, de la otra ruptura de la Nueva Trova, la ocurrida en la décadas de los 80, con trovadores como Santiago Feliú, Carlos Varela, Gerardo Alfonso, Frank Delgado, etc., los denominados generación de los topo o la Novísima Trova, en que estos últimos creen en la posibilidad de la utopía, tienen un compromiso ético-moral contraído con las propuestas de los fundadores de la Nueva Trova: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola. Son muy contestatarios, pero consideran que dentro del estatus establecido, pueden hacer la revolución dentro de la revolución. Con una actitud militante, confían en que sus canciones contribuyen al cambio (Dennys Matos).

La generación de los 90, por su parte, no entienden la música como vehículo de denuncia ni protesta, no hay en ellos voluntad de transformación. No son contestatarios, porque están desengañados y la evaporación de las ilusiones los lleva a sentirse una generación estafada. Se nutren de la trova, sus textos, su poética, son crónicas personales, con un estilo coloquial, enfatizando en un lenguaje descriptivo, popular y hedonista. La expresión musical tiene matices pop y de fusión, sobre todo con la música popular cubana (Dennys Matos).

El soñador, tan musical (3)

Uno de los herederos directos de la generación del 90 es Willian Vivanco, quién nació el 6 de octubre de 1975, en Santiago de Cuba y con escasos 38 años es uno de los referentes más importantes de la Nueva Trova en la isla del caimán verde y también fuera de Cuba.

Ahora bien, existen marcadas diferencias entre Vivanco y los cantautores del 90, a tal punto, que con la información disponible, no se puede establecer con precisión si forma parte de una nueva ruptura de la trova, o es, por el contrario, una individualidad creativa muy destacada.

En primer lugar, Vivanco visita la utopía y las esperanzas, de diferente forma que la soñada por la trova primigenia de Silvio, Pablo, Noel y de la propuesta crítica de la Novísima Trova. Pero, tiene una actitud frente a la realidad socio-cultural menos hedonista que la generación del 90.

En segundo lugar, el lenguaje en las invencionescantadas de Vivanco son complejas, insólitas, másestructuradas poéticamente que las bellas canciones

de los cantautores del 90. Se observa un tratamiento lingüístico parecido a las canciones interpretadas por el trío Enserie, que desafortunadamente se desunió y a los trovadores Junior Navarrete y Roly Berrío, pertene-ciente, este último, al trío Enserie.

En tercer lugar, la música y las composiciones en Vivanco también revisita la música popular cubana y fusiones diversas, como la generación de los 90, pero enriquece significativamente este proceso al recuperar tradiciones musicales cubanas olvidadas o en desuso, de forma sistemática y particular.

La fuerza expresiva de Willian Vivanco se nutre de la fusión de géneros donde armonizan, con frecuencia, en una misma canción ritmos tan disímiles como el bossa nova, la samba, el blues, el country, el reggae, el hip hop, el rap, el pop, el rock, la guajira, el son, la rumba, el joropo venezolano, el flamenco, la milonga; la música asiática, celta y haitiana, entre otras mezclas. Esta fusión está construida tomando como eje conductor la música cubana, con aparente facilidad y naturalidad, sin que se visualicen, o, en este caso, se escuchen los empates, las soldaduras. Cabe resaltar, además, que Vivanco es dueño de una excelente voz capaz de alcanzar variados registros.

La recuperación histórica de géneros musicales tradicionales cubanos de las décadas del 30 al 60, como el pilón, el mozambique y el changüí, que surgió a finales del siglo XIX, ocupa parte del que hacerinvestigativo de Vivanco, como mencionamos. De allí, que sus ritmos convoquen una atmosfera envolvente de melodía que toca las raíces más telúricas, encarcelan, seducen. Sí, es una trova que también puede ser bailada, aunque la otra virtud de Vivanco son los textos de las canciones, de gran creatividad poética, osados, subversivos, desafiantes, que incorpora variados elementos de la cubanía.

En efecto, su lírica más que escrita parece descubierta, sus versos son inusuales, maravillosamente mágicos, como sí, de improviso se dibujaran por primera vez en la palabra, confiriendo un aire renovador a la trova. Sí, se pueden bailar las canciones de Vivanco, pero es tal la calidad poética, que se puede desear solo escuchar con emoción, asombro y deslumbramiento.

Así, en la canción Anaconda (4), comprometida con su tiempo e impregnada de una concepción opuesta a los poderes imperantes, dice:

“Somos los exploradores del azar/ nos fuimos buscando el polen y el

amor/ esta selva nos ha visto retoñar/ siempre guiados en el rastro

del león. Rumeamos la verdolaga como si fuera venado/ y al día a día

olvidamos el sabor de la manzana/ si a un árbol nos arrimamos

resultó carnívoros/ se comió algunas doncellas, duro se hizo el

camino…Más un día un diferente dijo para no callar/ hoy yo tengo mi

opinión y te la tienes que bancar/ tengo mi punto de mira colimando

al mandamás/ y otra visión pa’ avanzar. Ay, déjese llevar Che,

ay…Que si va contra corriente/ que si va contra corriente/ el león nos

va a cagar…”

En Alí Babá (5), establece, igualmente, una visión de las limitaciones a las que están sujetos los pueblos,

especialmente el cubano, sometidos por más de 50 años a un bloqueo por parte de los Estados Unidos de América, que impide el pleno desarrollo de sus potencialidades económicas, políticas, sociales y culturales. Sin desconocer, eso sí, las contradicciones existentes al interno de su país, como tienen todas las sociedades contemporáneas.

“16 navegan al salir del puerto/ Ay, ay, ay, la botella de ron. Si de golpe

viene Alí Babá verá que por aquí no queda na’/ el cofre quedó vació,

vivimos barato esperando un tiempo mejor…No llores mi amor si el

dolor te aprieta/ aguanta lo que venga, lo que sea, calla pero reza.

Que a la buena de dios y con el cielo roto/ pa’ mí que los cuarenta

ladrones se le adelantaron al malo maloso…”

La poesía contenida en la trova de Vivanco aluden con frecuencia a descripciones de realidades cotidianas, a crisis existenciales y a las incertidumbres de suangustia, a veces, con intencionalidad política. Una muestra de esa faceta la encontramos en la canción Café (6):

“Atiborrado de mi sedimento en las paredes, sin color del cuarto salgo

a la luna como buen hidalgo el mismo sueño amargo. La misma calle

escondida la tierra la misma muerte con la vida a cuestas al vulgo

atado a la trivial bandera el intelecto apuntando a tientas…”

El tema del amor, con Vivanco, es muy creativo. En la letra de la canción Cimarrón (7) relata la crónica del

cimarronaje a través de una historia de amor, épica, casi de epopeya, con una descripción de la rebeldía imperante, sus luchas por la sobrevivencia y el desarrollo de la cotidianidad:

“Soy cimarrón de la lejanía/ tengo mi sazón, mi filosofía/ pero por el

salto de sus ojos blancos tendré que volver y me la llevaré. Río abajo,

río abajo. Yo prendo la palma le hago señales rituales del alma que me

reconoce/ y ella bien se alegra cuando le ilumino el monte. Me

aprendí el lenguaje del cocuyo grande y aunque haya tormenta ya

todos lo sabe/ haremos el amor con luces naturales. Le guardé el

arroyo de las campanillas/ resané la cueva quite filtración/ marque

territorio, me crecí en la manigua/ y de los pelicanos aprendí canción.

Lo tengo bien pensa’o.”

La imagen de la mujer en los versos de Vivanco no es androcéntrica ni discriminatoria. Se distancia de los mitos que sobre las mismas se entretejen en el entorno social y la muestra con virtudes y defectos, pero protegiendo su dignidad, como en la hermosa canción Alondra (8):

“Tuve una mujer alondra, divina/ una caricia de ángel melosa

y fina/ su duda, su celo fue cosa mía. Mujer de noche, de

tarde/ de boulevard y Vallejo/ rara semilla de arena y espejo.

Es una orquesta de temores y descenso/ lleva como el bardo

su poema descocido. Pero le perdono los colores más

amargos/ cuando se queda conmigo. Alondra, divina.”

Pa’ iluminarte (9)

Willian Vivanco tiene una obra de gran éxito compuesta por canciones antológicas de mucha popularidad en Cuba y otros países, entre las que podemos mencionar: Negra sálvame, Café, Cimarrón, Barrio barroco, Alí Babá, Olokum, El mundo está cambia’o, Anaconda, Por todos los caminos, Nos pasamos flaca, Bohemia, El viejo Simón, etc.

Participó en varios proyectos colectivos con otros trovadores como Ariel Díaz, Pavel Poveda, Yamira Díaz, Ariel Barreiros, Diego Gutiérrez, Junior Navarrete y Samuel Águila, que quedó plasmado en el disco Trova@nónima.cu.

Grabó su primer disco en solitario en 2002, denominado, Lo tengo to’ pensa’o. Su segundo cede, La isla mágica, a pareció en la escena pública en 2006. El último trabajo discográfico se titula El mundo está cambia’o y fue grabado en el 2010, recibiendo la nominación en el Premio Cubadisco, el más importante de Cuba, en la categoría trova-fusión.

Los diseños de los discos y videos de Willian Vivanco son muy artísticos, incorporando elementos del Land Arts o arte de la tierra, mezclados con símbolos e imágenes de la religión cubana por excelencia, La Santería, es decir, representativos de la identidad cubana. Esta concepción artística, le viene quizás porque es un amante de la pintura, profesión que casi estudio y que la cambió por la canción, porque, a su juicio, la música le brindaba un horizonte más amplio, lo que esperaba realizar, el laberinto en el cual se desarrolla mejor.

La historia atesora a los trovadores que con canciones nos conducen a conocernos mejor, Willian Vivanco seguro perdurará, porque como dice Joaquín Sabina en la estupenda canción “Mi primo el Nano”, dedicada a Joan Manuel Serrat, es un alquimista de las emociones, que cura las heridas con canciones.

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La Isla Mágica (1)

La Nueva Trova Cubana es el nombre que recibe el movimiento cultural y musical que se genera en Cuba a fines de la década de los 60 e inicios de los 70, como resultado del triunfo de la Revolución Cubana de 1959, que es quizás, una de las transformaciones fundamentales ocurridas en el ámbito cultural, porque renueva aspectos éticos y estéticos de la canción popular cubana. (2)

Sostiene Eduardo Sosa que la trova es una sola, pero en cada época histórica ha tenido sus características musicales y literarias particulares, aunque se le sigue cantado a la cotidianidad, a la crónica social y sentimental, a la patria, a lo político, etc. Por su parte, Vicente Feliú, uno de los fundadores de la Nueva Trova, en este mismo orden de ideas, señala que la trova es un concepto musical, no importa el género en el cual se exprese.

Parte esencial de la Nueva Trova son los profundos cambios ocurridos con cada generación diferente de trovadores. En efecto, en la década de los 90 se producen una de esas interesantes inflexiones de la mano de cantautores como el dúo Gema y Pavel, los grupos Superávit, Lucha Almada, Habana Libre y los cantantes Kelvis Ochoa, Alejandro Gutiérrez, Equis Alfonso, Atany, David Torren, entre muchos otros.

Estos cantautores se diferencian, de la otra ruptura de la Nueva Trova, la ocurrida en la décadas de los 80, con trovadores como Santiago Feliú, Carlos Varela, Gerardo Alfonso, Frank Delgado, etc., los denominados generación de los topo o la Novísima Trova, en que estos últimos creen en la posibilidad de la utopía, tienen un compromiso ético-moral contraído con las propuestas de los fundadores de la Nueva Trova: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola. Son muy contestatarios, pero consideran que dentro del estatus establecido, pueden hacer la revolución dentro de la revolución. Con una actitud militante, confían en que sus canciones contribuyen al cambio (Dennys Matos).

La generación de los 90, por su parte, no entienden la música como vehículo de denuncia ni protesta, no hay en ellos voluntad de transformación. No son contestatarios, porque están desengañados y la evaporación de las ilusiones los lleva a sentirse una generación estafada. Se nutren de la trova, sus textos, su poética, son crónicas personales, con un estilo coloquial, enfatizando en un lenguaje descriptivo, popular y hedonista. La expresión musical tiene matices pop y de fusión, sobre todo con la música popular cubana (Dennys Matos).

El soñador, tan musical (3)

Uno de los herederos directos de la generación del 90 es Willian Vivanco, quién nació el 6 de octubre de 1975, en Santiago de Cuba y con escasos 38 años es uno de los referentes más importantes de la Nueva Trova en la isla del caimán verde y también fuera de Cuba.

Ahora bien, existen marcadas diferencias entre Vivanco y los cantautores del 90, a tal punto, que con la información disponible, no se puede establecer con precisión si forma parte de una nueva ruptura de la trova, o es, por el contrario, una individualidad creativa muy destacada.

En primer lugar, Vivanco visita la utopía y las esperanzas, de diferente forma que la soñada por la trova primigenia de Silvio, Pablo, Noel y de la propuesta crítica de la Novísima Trova. Pero, tiene una actitud frente a la realidad socio-cultural menos hedonista que la generación del 90.

En segundo lugar, el lenguaje en las invencionescantadas de Vivanco son complejas, insólitas, másestructuradas poéticamente que las bellas canciones

de los cantautores del 90. Se observa un tratamiento lingüístico parecido a las canciones interpretadas por el trío Enserie, que desafortunadamente se desunió y a los trovadores Junior Navarrete y Roly Berrío, pertene-ciente, este último, al trío Enserie.

En tercer lugar, la música y las composiciones en Vivanco también revisita la música popular cubana y fusiones diversas, como la generación de los 90, pero enriquece significativamente este proceso al recuperar tradiciones musicales cubanas olvidadas o en desuso, de forma sistemática y particular.

La fuerza expresiva de Willian Vivanco se nutre de la fusión de géneros donde armonizan, con frecuencia, en una misma canción ritmos tan disímiles como el bossa nova, la samba, el blues, el country, el reggae, el hip hop, el rap, el pop, el rock, la guajira, el son, la rumba, el joropo venezolano, el flamenco, la milonga; la música asiática, celta y haitiana, entre otras mezclas. Esta fusión está construida tomando como eje conductor la música cubana, con aparente facilidad y naturalidad, sin que se visualicen, o, en este caso, se escuchen los empates, las soldaduras. Cabe resaltar, además, que Vivanco es dueño de una excelente voz capaz de alcanzar variados registros.

La recuperación histórica de géneros musicales tradicionales cubanos de las décadas del 30 al 60, como el pilón, el mozambique y el changüí, que surgió a finales del siglo XIX, ocupa parte del que hacerinvestigativo de Vivanco, como mencionamos. De allí, que sus ritmos convoquen una atmosfera envolvente de melodía que toca las raíces más telúricas, encarcelan, seducen. Sí, es una trova que también puede ser bailada, aunque la otra virtud de Vivanco son los textos de las canciones, de gran creatividad poética, osados, subversivos, desafiantes, que incorpora variados elementos de la cubanía.

En efecto, su lírica más que escrita parece descubierta, sus versos son inusuales, maravillosamente mágicos, como sí, de improviso se dibujaran por primera vez en la palabra, confiriendo un aire renovador a la trova. Sí, se pueden bailar las canciones de Vivanco, pero es tal la calidad poética, que se puede desear solo escuchar con emoción, asombro y deslumbramiento.

Así, en la canción Anaconda (4), comprometida con su tiempo e impregnada de una concepción opuesta a los poderes imperantes, dice:

“Somos los exploradores del azar/ nos fuimos buscando el polen y el

amor/ esta selva nos ha visto retoñar/ siempre guiados en el rastro

del león. Rumeamos la verdolaga como si fuera venado/ y al día a día

olvidamos el sabor de la manzana/ si a un árbol nos arrimamos

resultó carnívoros/ se comió algunas doncellas, duro se hizo el

camino…Más un día un diferente dijo para no callar/ hoy yo tengo mi

opinión y te la tienes que bancar/ tengo mi punto de mira colimando

al mandamás/ y otra visión pa’ avanzar. Ay, déjese llevar Che,

ay…Que si va contra corriente/ que si va contra corriente/ el león nos

va a cagar…”

En Alí Babá (5), establece, igualmente, una visión de las limitaciones a las que están sujetos los pueblos,

especialmente el cubano, sometidos por más de 50 años a un bloqueo por parte de los Estados Unidos de América, que impide el pleno desarrollo de sus potencialidades económicas, políticas, sociales y culturales. Sin desconocer, eso sí, las contradicciones existentes al interno de su país, como tienen todas las sociedades contemporáneas.

“16 navegan al salir del puerto/ Ay, ay, ay, la botella de ron. Si de golpe

viene Alí Babá verá que por aquí no queda na’/ el cofre quedó vació,

vivimos barato esperando un tiempo mejor…No llores mi amor si el

dolor te aprieta/ aguanta lo que venga, lo que sea, calla pero reza.

Que a la buena de dios y con el cielo roto/ pa’ mí que los cuarenta

ladrones se le adelantaron al malo maloso…”

La poesía contenida en la trova de Vivanco aluden con frecuencia a descripciones de realidades cotidianas, a crisis existenciales y a las incertidumbres de suangustia, a veces, con intencionalidad política. Una muestra de esa faceta la encontramos en la canción Café (6):

“Atiborrado de mi sedimento en las paredes, sin color del cuarto salgo

a la luna como buen hidalgo el mismo sueño amargo. La misma calle

escondida la tierra la misma muerte con la vida a cuestas al vulgo

atado a la trivial bandera el intelecto apuntando a tientas…”

El tema del amor, con Vivanco, es muy creativo. En la letra de la canción Cimarrón (7) relata la crónica del

cimarronaje a través de una historia de amor, épica, casi de epopeya, con una descripción de la rebeldía imperante, sus luchas por la sobrevivencia y el desarrollo de la cotidianidad:

“Soy cimarrón de la lejanía/ tengo mi sazón, mi filosofía/ pero por el

salto de sus ojos blancos tendré que volver y me la llevaré. Río abajo,

río abajo. Yo prendo la palma le hago señales rituales del alma que me

reconoce/ y ella bien se alegra cuando le ilumino el monte. Me

aprendí el lenguaje del cocuyo grande y aunque haya tormenta ya

todos lo sabe/ haremos el amor con luces naturales. Le guardé el

arroyo de las campanillas/ resané la cueva quite filtración/ marque

territorio, me crecí en la manigua/ y de los pelicanos aprendí canción.

Lo tengo bien pensa’o.”

La imagen de la mujer en los versos de Vivanco no es androcéntrica ni discriminatoria. Se distancia de los mitos que sobre las mismas se entretejen en el entorno social y la muestra con virtudes y defectos, pero protegiendo su dignidad, como en la hermosa canción Alondra (8):

“Tuve una mujer alondra, divina/ una caricia de ángel melosa

y fina/ su duda, su celo fue cosa mía. Mujer de noche, de

tarde/ de boulevard y Vallejo/ rara semilla de arena y espejo.

Es una orquesta de temores y descenso/ lleva como el bardo

su poema descocido. Pero le perdono los colores más

amargos/ cuando se queda conmigo. Alondra, divina.”

Pa’ iluminarte (9)

Willian Vivanco tiene una obra de gran éxito compuesta por canciones antológicas de mucha popularidad en Cuba y otros países, entre las que podemos mencionar: Negra sálvame, Café, Cimarrón, Barrio barroco, Alí Babá, Olokum, El mundo está cambia’o, Anaconda, Por todos los caminos, Nos pasamos flaca, Bohemia, El viejo Simón, etc.

Participó en varios proyectos colectivos con otros trovadores como Ariel Díaz, Pavel Poveda, Yamira Díaz, Ariel Barreiros, Diego Gutiérrez, Junior Navarrete y Samuel Águila, que quedó plasmado en el disco Trova@nónima.cu.

Grabó su primer disco en solitario en 2002, denominado, Lo tengo to’ pensa’o. Su segundo cede, La isla mágica, a pareció en la escena pública en 2006. El último trabajo discográfico se titula El mundo está cambia’o y fue grabado en el 2010, recibiendo la nominación en el Premio Cubadisco, el más importante de Cuba, en la categoría trova-fusión.

Los diseños de los discos y videos de Willian Vivanco son muy artísticos, incorporando elementos del Land Arts o arte de la tierra, mezclados con símbolos e imágenes de la religión cubana por excelencia, La Santería, es decir, representativos de la identidad cubana. Esta concepción artística, le viene quizás porque es un amante de la pintura, profesión que casi estudio y que la cambió por la canción, porque, a su juicio, la música le brindaba un horizonte más amplio, lo que esperaba realizar, el laberinto en el cual se desarrolla mejor.

La historia atesora a los trovadores que con canciones nos conducen a conocernos mejor, Willian Vivanco seguro perdurará, porque como dice Joaquín Sabina en la estupenda canción “Mi primo el Nano”, dedicada a Joan Manuel Serrat, es un alquimista de las emociones, que cura las heridas con canciones.

29

Page 34: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

La Isla Mágica (1)

La Nueva Trova Cubana es el nombre que recibe el movimiento cultural y musical que se genera en Cuba a fines de la década de los 60 e inicios de los 70, como resultado del triunfo de la Revolución Cubana de 1959, que es quizás, una de las transformaciones fundamentales ocurridas en el ámbito cultural, porque renueva aspectos éticos y estéticos de la canción popular cubana. (2)

Sostiene Eduardo Sosa que la trova es una sola, pero en cada época histórica ha tenido sus características musicales y literarias particulares, aunque se le sigue cantado a la cotidianidad, a la crónica social y sentimental, a la patria, a lo político, etc. Por su parte, Vicente Feliú, uno de los fundadores de la Nueva Trova, en este mismo orden de ideas, señala que la trova es un concepto musical, no importa el género en el cual se exprese.

Parte esencial de la Nueva Trova son los profundos cambios ocurridos con cada generación diferente de trovadores. En efecto, en la década de los 90 se producen una de esas interesantes inflexiones de la mano de cantautores como el dúo Gema y Pavel, los grupos Superávit, Lucha Almada, Habana Libre y los cantantes Kelvis Ochoa, Alejandro Gutiérrez, Equis Alfonso, Atany, David Torren, entre muchos otros.

Estos cantautores se diferencian, de la otra ruptura de la Nueva Trova, la ocurrida en la décadas de los 80, con trovadores como Santiago Feliú, Carlos Varela, Gerardo Alfonso, Frank Delgado, etc., los denominados generación de los topo o la Novísima Trova, en que estos últimos creen en la posibilidad de la utopía, tienen un compromiso ético-moral contraído con las propuestas de los fundadores de la Nueva Trova: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola. Son muy contestatarios, pero consideran que dentro del estatus establecido, pueden hacer la revolución dentro de la revolución. Con una actitud militante, confían en que sus canciones contribuyen al cambio (Dennys Matos).

La generación de los 90, por su parte, no entienden la música como vehículo de denuncia ni protesta, no hay en ellos voluntad de transformación. No son contestatarios, porque están desengañados y la evaporación de las ilusiones los lleva a sentirse una generación estafada. Se nutren de la trova, sus textos, su poética, son crónicas personales, con un estilo coloquial, enfatizando en un lenguaje descriptivo, popular y hedonista. La expresión musical tiene matices pop y de fusión, sobre todo con la música popular cubana (Dennys Matos).

El soñador, tan musical (3)

Uno de los herederos directos de la generación del 90 es Willian Vivanco, quién nació el 6 de octubre de 1975, en Santiago de Cuba y con escasos 38 años es uno de los referentes más importantes de la Nueva Trova en la isla del caimán verde y también fuera de Cuba.

Ahora bien, existen marcadas diferencias entre Vivanco y los cantautores del 90, a tal punto, que con la información disponible, no se puede establecer con precisión si forma parte de una nueva ruptura de la trova, o es, por el contrario, una individualidad creativa muy destacada.

En primer lugar, Vivanco visita la utopía y las esperanzas, de diferente forma que la soñada por la trova primigenia de Silvio, Pablo, Noel y de la propuesta crítica de la Novísima Trova. Pero, tiene una actitud frente a la realidad socio-cultural menos hedonista que la generación del 90.

En segundo lugar, el lenguaje en las invencionescantadas de Vivanco son complejas, insólitas, másestructuradas poéticamente que las bellas canciones

de los cantautores del 90. Se observa un tratamiento lingüístico parecido a las canciones interpretadas por el trío Enserie, que desafortunadamente se desunió y a los trovadores Junior Navarrete y Roly Berrío, pertene-ciente, este último, al trío Enserie.

En tercer lugar, la música y las composiciones en Vivanco también revisita la música popular cubana y fusiones diversas, como la generación de los 90, pero enriquece significativamente este proceso al recuperar tradiciones musicales cubanas olvidadas o en desuso, de forma sistemática y particular.

La fuerza expresiva de Willian Vivanco se nutre de la fusión de géneros donde armonizan, con frecuencia, en una misma canción ritmos tan disímiles como el bossa nova, la samba, el blues, el country, el reggae, el hip hop, el rap, el pop, el rock, la guajira, el son, la rumba, el joropo venezolano, el flamenco, la milonga; la música asiática, celta y haitiana, entre otras mezclas. Esta fusión está construida tomando como eje conductor la música cubana, con aparente facilidad y naturalidad, sin que se visualicen, o, en este caso, se escuchen los empates, las soldaduras. Cabe resaltar, además, que Vivanco es dueño de una excelente voz capaz de alcanzar variados registros.

La recuperación histórica de géneros musicales tradicionales cubanos de las décadas del 30 al 60, como el pilón, el mozambique y el changüí, que surgió a finales del siglo XIX, ocupa parte del que hacerinvestigativo de Vivanco, como mencionamos. De allí, que sus ritmos convoquen una atmosfera envolvente de melodía que toca las raíces más telúricas, encarcelan, seducen. Sí, es una trova que también puede ser bailada, aunque la otra virtud de Vivanco son los textos de las canciones, de gran creatividad poética, osados, subversivos, desafiantes, que incorpora variados elementos de la cubanía.

En efecto, su lírica más que escrita parece descubierta, sus versos son inusuales, maravillosamente mágicos, como sí, de improviso se dibujaran por primera vez en la palabra, confiriendo un aire renovador a la trova. Sí, se pueden bailar las canciones de Vivanco, pero es tal la calidad poética, que se puede desear solo escuchar con emoción, asombro y deslumbramiento.

Así, en la canción Anaconda (4), comprometida con su tiempo e impregnada de una concepción opuesta a los poderes imperantes, dice:

“Somos los exploradores del azar/ nos fuimos buscando el polen y el

amor/ esta selva nos ha visto retoñar/ siempre guiados en el rastro

del león. Rumeamos la verdolaga como si fuera venado/ y al día a día

olvidamos el sabor de la manzana/ si a un árbol nos arrimamos

resultó carnívoros/ se comió algunas doncellas, duro se hizo el

camino…Más un día un diferente dijo para no callar/ hoy yo tengo mi

opinión y te la tienes que bancar/ tengo mi punto de mira colimando

al mandamás/ y otra visión pa’ avanzar. Ay, déjese llevar Che,

ay…Que si va contra corriente/ que si va contra corriente/ el león nos

va a cagar…”

En Alí Babá (5), establece, igualmente, una visión de las limitaciones a las que están sujetos los pueblos,

especialmente el cubano, sometidos por más de 50 años a un bloqueo por parte de los Estados Unidos de América, que impide el pleno desarrollo de sus potencialidades económicas, políticas, sociales y culturales. Sin desconocer, eso sí, las contradicciones existentes al interno de su país, como tienen todas las sociedades contemporáneas.

“16 navegan al salir del puerto/ Ay, ay, ay, la botella de ron. Si de golpe

viene Alí Babá verá que por aquí no queda na’/ el cofre quedó vació,

vivimos barato esperando un tiempo mejor…No llores mi amor si el

dolor te aprieta/ aguanta lo que venga, lo que sea, calla pero reza.

Que a la buena de dios y con el cielo roto/ pa’ mí que los cuarenta

ladrones se le adelantaron al malo maloso…”

La poesía contenida en la trova de Vivanco aluden con frecuencia a descripciones de realidades cotidianas, a crisis existenciales y a las incertidumbres de suangustia, a veces, con intencionalidad política. Una muestra de esa faceta la encontramos en la canción Café (6):

“Atiborrado de mi sedimento en las paredes, sin color del cuarto salgo

a la luna como buen hidalgo el mismo sueño amargo. La misma calle

escondida la tierra la misma muerte con la vida a cuestas al vulgo

atado a la trivial bandera el intelecto apuntando a tientas…”

El tema del amor, con Vivanco, es muy creativo. En la letra de la canción Cimarrón (7) relata la crónica del

cimarronaje a través de una historia de amor, épica, casi de epopeya, con una descripción de la rebeldía imperante, sus luchas por la sobrevivencia y el desarrollo de la cotidianidad:

“Soy cimarrón de la lejanía/ tengo mi sazón, mi filosofía/ pero por el

salto de sus ojos blancos tendré que volver y me la llevaré. Río abajo,

río abajo. Yo prendo la palma le hago señales rituales del alma que me

reconoce/ y ella bien se alegra cuando le ilumino el monte. Me

aprendí el lenguaje del cocuyo grande y aunque haya tormenta ya

todos lo sabe/ haremos el amor con luces naturales. Le guardé el

arroyo de las campanillas/ resané la cueva quite filtración/ marque

territorio, me crecí en la manigua/ y de los pelicanos aprendí canción.

Lo tengo bien pensa’o.”

La imagen de la mujer en los versos de Vivanco no es androcéntrica ni discriminatoria. Se distancia de los mitos que sobre las mismas se entretejen en el entorno social y la muestra con virtudes y defectos, pero protegiendo su dignidad, como en la hermosa canción Alondra (8):

“Tuve una mujer alondra, divina/ una caricia de ángel melosa

y fina/ su duda, su celo fue cosa mía. Mujer de noche, de

tarde/ de boulevard y Vallejo/ rara semilla de arena y espejo.

Es una orquesta de temores y descenso/ lleva como el bardo

su poema descocido. Pero le perdono los colores más

amargos/ cuando se queda conmigo. Alondra, divina.”

Pa’ iluminarte (9)

Willian Vivanco tiene una obra de gran éxito compuesta por canciones antológicas de mucha popularidad en Cuba y otros países, entre las que podemos mencionar: Negra sálvame, Café, Cimarrón, Barrio barroco, Alí Babá, Olokum, El mundo está cambia’o, Anaconda, Por todos los caminos, Nos pasamos flaca, Bohemia, El viejo Simón, etc.

Participó en varios proyectos colectivos con otros trovadores como Ariel Díaz, Pavel Poveda, Yamira Díaz, Ariel Barreiros, Diego Gutiérrez, Junior Navarrete y Samuel Águila, que quedó plasmado en el disco Trova@nónima.cu.

Grabó su primer disco en solitario en 2002, denominado, Lo tengo to’ pensa’o. Su segundo cede, La isla mágica, a pareció en la escena pública en 2006. El último trabajo discográfico se titula El mundo está cambia’o y fue grabado en el 2010, recibiendo la nominación en el Premio Cubadisco, el más importante de Cuba, en la categoría trova-fusión.

Los diseños de los discos y videos de Willian Vivanco son muy artísticos, incorporando elementos del Land Arts o arte de la tierra, mezclados con símbolos e imágenes de la religión cubana por excelencia, La Santería, es decir, representativos de la identidad cubana. Esta concepción artística, le viene quizás porque es un amante de la pintura, profesión que casi estudio y que la cambió por la canción, porque, a su juicio, la música le brindaba un horizonte más amplio, lo que esperaba realizar, el laberinto en el cual se desarrolla mejor.

La historia atesora a los trovadores que con canciones nos conducen a conocernos mejor, Willian Vivanco seguro perdurará, porque como dice Joaquín Sabina en la estupenda canción “Mi primo el Nano”, dedicada a Joan Manuel Serrat, es un alquimista de las emociones, que cura las heridas con canciones.

Referencias

(1) Nombre del disco que grabó Willian Vivanco en 2006.

(2) La Nueva Trova Cubana, a su vez, fue influenciada por las corrientes musicales reivindicativas que prostestaban, en esa misma época

histórica, contra el colonialismo, la dominación económica y política, las dictaduras, la guerra, etc. Entre estas, sucintamente, podemos

mencionar a la Canción Protesta (Poteste Song), con Bob Dylan, su más destacado exponente; la Nova Cancó Catalana, con Joan Manuel Serrat

y Lluís Llach; La Nueva Canción Española; la Nueva Canción Latinoamericana con Víctor Jara, Violeta Parra, Atahualpa Yupanqui, los hermanos

Godoy, Daniel Viglietti, en un inicio; el Tropicalismo con sus exponente más conocidos Chico Buarque, Caetano Veloso, Milton Nascimento, etc.

(3) El soñador y Tan musical son dos canciones de Willian Vivanco contenidas en los cede El mundo está cambia’o, 2010 y Lo tengo to’ pensa’o,

2002, respectivamente.

(4) Anaconda canción introducida en el disco de Willian Vivanco, El mundo está cambia’o, 2010.

(5) Alí Babá letra de la canción que pertenece al cede de Willian Vivanco, La isla mágica, 2006.

(6) Café letra de invención de Willian Vivanco, que se encuentra en el disco Lo tengo to’ pensa’o, 2002.

(7) Cimarrón letra de la canción de Willian Vivanco incorprada en el cede Lo tengo to’ pensa’o, 2002.

(8) Alondra canción de Willian Vivanco del disco El mundo está cambia’o, 2010.

(9) Pa’ iluminarte canción insertada en el cede de Willian Vivanco, La isla mágica,2006.

(10) Matos, Dennys. Antisocial Club: la joven música cubana, artículo de internet.

30

La Tonada Inasible

ÁNGELA ALVARADO AGUILAR

Editora, Universidad de Panamá

Page 35: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

La Isla Mágica (1)

La Nueva Trova Cubana es el nombre que recibe el movimiento cultural y musical que se genera en Cuba a fines de la década de los 60 e inicios de los 70, como resultado del triunfo de la Revolución Cubana de 1959, que es quizás, una de las transformaciones fundamentales ocurridas en el ámbito cultural, porque renueva aspectos éticos y estéticos de la canción popular cubana. (2)

Sostiene Eduardo Sosa que la trova es una sola, pero en cada época histórica ha tenido sus características musicales y literarias particulares, aunque se le sigue cantado a la cotidianidad, a la crónica social y sentimental, a la patria, a lo político, etc. Por su parte, Vicente Feliú, uno de los fundadores de la Nueva Trova, en este mismo orden de ideas, señala que la trova es un concepto musical, no importa el género en el cual se exprese.

Parte esencial de la Nueva Trova son los profundos cambios ocurridos con cada generación diferente de trovadores. En efecto, en la década de los 90 se producen una de esas interesantes inflexiones de la mano de cantautores como el dúo Gema y Pavel, los grupos Superávit, Lucha Almada, Habana Libre y los cantantes Kelvis Ochoa, Alejandro Gutiérrez, Equis Alfonso, Atany, David Torren, entre muchos otros.

Estos cantautores se diferencian, de la otra ruptura de la Nueva Trova, la ocurrida en la décadas de los 80, con trovadores como Santiago Feliú, Carlos Varela, Gerardo Alfonso, Frank Delgado, etc., los denominados generación de los topo o la Novísima Trova, en que estos últimos creen en la posibilidad de la utopía, tienen un compromiso ético-moral contraído con las propuestas de los fundadores de la Nueva Trova: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola. Son muy contestatarios, pero consideran que dentro del estatus establecido, pueden hacer la revolución dentro de la revolución. Con una actitud militante, confían en que sus canciones contribuyen al cambio (Dennys Matos).

La generación de los 90, por su parte, no entienden la música como vehículo de denuncia ni protesta, no hay en ellos voluntad de transformación. No son contestatarios, porque están desengañados y la evaporación de las ilusiones los lleva a sentirse una generación estafada. Se nutren de la trova, sus textos, su poética, son crónicas personales, con un estilo coloquial, enfatizando en un lenguaje descriptivo, popular y hedonista. La expresión musical tiene matices pop y de fusión, sobre todo con la música popular cubana (Dennys Matos).

El soñador, tan musical (3)

Uno de los herederos directos de la generación del 90 es Willian Vivanco, quién nació el 6 de octubre de 1975, en Santiago de Cuba y con escasos 38 años es uno de los referentes más importantes de la Nueva Trova en la isla del caimán verde y también fuera de Cuba.

Ahora bien, existen marcadas diferencias entre Vivanco y los cantautores del 90, a tal punto, que con la información disponible, no se puede establecer con precisión si forma parte de una nueva ruptura de la trova, o es, por el contrario, una individualidad creativa muy destacada.

En primer lugar, Vivanco visita la utopía y las esperanzas, de diferente forma que la soñada por la trova primigenia de Silvio, Pablo, Noel y de la propuesta crítica de la Novísima Trova. Pero, tiene una actitud frente a la realidad socio-cultural menos hedonista que la generación del 90.

En segundo lugar, el lenguaje en las invencionescantadas de Vivanco son complejas, insólitas, másestructuradas poéticamente que las bellas canciones

de los cantautores del 90. Se observa un tratamiento lingüístico parecido a las canciones interpretadas por el trío Enserie, que desafortunadamente se desunió y a los trovadores Junior Navarrete y Roly Berrío, pertene-ciente, este último, al trío Enserie.

En tercer lugar, la música y las composiciones en Vivanco también revisita la música popular cubana y fusiones diversas, como la generación de los 90, pero enriquece significativamente este proceso al recuperar tradiciones musicales cubanas olvidadas o en desuso, de forma sistemática y particular.

La fuerza expresiva de Willian Vivanco se nutre de la fusión de géneros donde armonizan, con frecuencia, en una misma canción ritmos tan disímiles como el bossa nova, la samba, el blues, el country, el reggae, el hip hop, el rap, el pop, el rock, la guajira, el son, la rumba, el joropo venezolano, el flamenco, la milonga; la música asiática, celta y haitiana, entre otras mezclas. Esta fusión está construida tomando como eje conductor la música cubana, con aparente facilidad y naturalidad, sin que se visualicen, o, en este caso, se escuchen los empates, las soldaduras. Cabe resaltar, además, que Vivanco es dueño de una excelente voz capaz de alcanzar variados registros.

La recuperación histórica de géneros musicales tradicionales cubanos de las décadas del 30 al 60, como el pilón, el mozambique y el changüí, que surgió a finales del siglo XIX, ocupa parte del que hacerinvestigativo de Vivanco, como mencionamos. De allí, que sus ritmos convoquen una atmosfera envolvente de melodía que toca las raíces más telúricas, encarcelan, seducen. Sí, es una trova que también puede ser bailada, aunque la otra virtud de Vivanco son los textos de las canciones, de gran creatividad poética, osados, subversivos, desafiantes, que incorpora variados elementos de la cubanía.

En efecto, su lírica más que escrita parece descubierta, sus versos son inusuales, maravillosamente mágicos, como sí, de improviso se dibujaran por primera vez en la palabra, confiriendo un aire renovador a la trova. Sí, se pueden bailar las canciones de Vivanco, pero es tal la calidad poética, que se puede desear solo escuchar con emoción, asombro y deslumbramiento.

Así, en la canción Anaconda (4), comprometida con su tiempo e impregnada de una concepción opuesta a los poderes imperantes, dice:

“Somos los exploradores del azar/ nos fuimos buscando el polen y el

amor/ esta selva nos ha visto retoñar/ siempre guiados en el rastro

del león. Rumeamos la verdolaga como si fuera venado/ y al día a día

olvidamos el sabor de la manzana/ si a un árbol nos arrimamos

resultó carnívoros/ se comió algunas doncellas, duro se hizo el

camino…Más un día un diferente dijo para no callar/ hoy yo tengo mi

opinión y te la tienes que bancar/ tengo mi punto de mira colimando

al mandamás/ y otra visión pa’ avanzar. Ay, déjese llevar Che,

ay…Que si va contra corriente/ que si va contra corriente/ el león nos

va a cagar…”

En Alí Babá (5), establece, igualmente, una visión de las limitaciones a las que están sujetos los pueblos,

especialmente el cubano, sometidos por más de 50 años a un bloqueo por parte de los Estados Unidos de América, que impide el pleno desarrollo de sus potencialidades económicas, políticas, sociales y culturales. Sin desconocer, eso sí, las contradicciones existentes al interno de su país, como tienen todas las sociedades contemporáneas.

“16 navegan al salir del puerto/ Ay, ay, ay, la botella de ron. Si de golpe

viene Alí Babá verá que por aquí no queda na’/ el cofre quedó vació,

vivimos barato esperando un tiempo mejor…No llores mi amor si el

dolor te aprieta/ aguanta lo que venga, lo que sea, calla pero reza.

Que a la buena de dios y con el cielo roto/ pa’ mí que los cuarenta

ladrones se le adelantaron al malo maloso…”

La poesía contenida en la trova de Vivanco aluden con frecuencia a descripciones de realidades cotidianas, a crisis existenciales y a las incertidumbres de suangustia, a veces, con intencionalidad política. Una muestra de esa faceta la encontramos en la canción Café (6):

“Atiborrado de mi sedimento en las paredes, sin color del cuarto salgo

a la luna como buen hidalgo el mismo sueño amargo. La misma calle

escondida la tierra la misma muerte con la vida a cuestas al vulgo

atado a la trivial bandera el intelecto apuntando a tientas…”

El tema del amor, con Vivanco, es muy creativo. En la letra de la canción Cimarrón (7) relata la crónica del

cimarronaje a través de una historia de amor, épica, casi de epopeya, con una descripción de la rebeldía imperante, sus luchas por la sobrevivencia y el desarrollo de la cotidianidad:

“Soy cimarrón de la lejanía/ tengo mi sazón, mi filosofía/ pero por el

salto de sus ojos blancos tendré que volver y me la llevaré. Río abajo,

río abajo. Yo prendo la palma le hago señales rituales del alma que me

reconoce/ y ella bien se alegra cuando le ilumino el monte. Me

aprendí el lenguaje del cocuyo grande y aunque haya tormenta ya

todos lo sabe/ haremos el amor con luces naturales. Le guardé el

arroyo de las campanillas/ resané la cueva quite filtración/ marque

territorio, me crecí en la manigua/ y de los pelicanos aprendí canción.

Lo tengo bien pensa’o.”

La imagen de la mujer en los versos de Vivanco no es androcéntrica ni discriminatoria. Se distancia de los mitos que sobre las mismas se entretejen en el entorno social y la muestra con virtudes y defectos, pero protegiendo su dignidad, como en la hermosa canción Alondra (8):

“Tuve una mujer alondra, divina/ una caricia de ángel melosa

y fina/ su duda, su celo fue cosa mía. Mujer de noche, de

tarde/ de boulevard y Vallejo/ rara semilla de arena y espejo.

Es una orquesta de temores y descenso/ lleva como el bardo

su poema descocido. Pero le perdono los colores más

amargos/ cuando se queda conmigo. Alondra, divina.”

Pa’ iluminarte (9)

Willian Vivanco tiene una obra de gran éxito compuesta por canciones antológicas de mucha popularidad en Cuba y otros países, entre las que podemos mencionar: Negra sálvame, Café, Cimarrón, Barrio barroco, Alí Babá, Olokum, El mundo está cambia’o, Anaconda, Por todos los caminos, Nos pasamos flaca, Bohemia, El viejo Simón, etc.

Participó en varios proyectos colectivos con otros trovadores como Ariel Díaz, Pavel Poveda, Yamira Díaz, Ariel Barreiros, Diego Gutiérrez, Junior Navarrete y Samuel Águila, que quedó plasmado en el disco Trova@nónima.cu.

Grabó su primer disco en solitario en 2002, denominado, Lo tengo to’ pensa’o. Su segundo cede, La isla mágica, a pareció en la escena pública en 2006. El último trabajo discográfico se titula El mundo está cambia’o y fue grabado en el 2010, recibiendo la nominación en el Premio Cubadisco, el más importante de Cuba, en la categoría trova-fusión.

Los diseños de los discos y videos de Willian Vivanco son muy artísticos, incorporando elementos del Land Arts o arte de la tierra, mezclados con símbolos e imágenes de la religión cubana por excelencia, La Santería, es decir, representativos de la identidad cubana. Esta concepción artística, le viene quizás porque es un amante de la pintura, profesión que casi estudio y que la cambió por la canción, porque, a su juicio, la música le brindaba un horizonte más amplio, lo que esperaba realizar, el laberinto en el cual se desarrolla mejor.

La historia atesora a los trovadores que con canciones nos conducen a conocernos mejor, Willian Vivanco seguro perdurará, porque como dice Joaquín Sabina en la estupenda canción “Mi primo el Nano”, dedicada a Joan Manuel Serrat, es un alquimista de las emociones, que cura las heridas con canciones.

VIDA EN LA PALABRA

“Tauromaquia”. Antonio Madrid

Héctor Collado

31

Page 36: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

La Isla Mágica (1)

La Nueva Trova Cubana es el nombre que recibe el movimiento cultural y musical que se genera en Cuba a fines de la década de los 60 e inicios de los 70, como resultado del triunfo de la Revolución Cubana de 1959, que es quizás, una de las transformaciones fundamentales ocurridas en el ámbito cultural, porque renueva aspectos éticos y estéticos de la canción popular cubana. (2)

Sostiene Eduardo Sosa que la trova es una sola, pero en cada época histórica ha tenido sus características musicales y literarias particulares, aunque se le sigue cantado a la cotidianidad, a la crónica social y sentimental, a la patria, a lo político, etc. Por su parte, Vicente Feliú, uno de los fundadores de la Nueva Trova, en este mismo orden de ideas, señala que la trova es un concepto musical, no importa el género en el cual se exprese.

Parte esencial de la Nueva Trova son los profundos cambios ocurridos con cada generación diferente de trovadores. En efecto, en la década de los 90 se producen una de esas interesantes inflexiones de la mano de cantautores como el dúo Gema y Pavel, los grupos Superávit, Lucha Almada, Habana Libre y los cantantes Kelvis Ochoa, Alejandro Gutiérrez, Equis Alfonso, Atany, David Torren, entre muchos otros.

Estos cantautores se diferencian, de la otra ruptura de la Nueva Trova, la ocurrida en la décadas de los 80, con trovadores como Santiago Feliú, Carlos Varela, Gerardo Alfonso, Frank Delgado, etc., los denominados generación de los topo o la Novísima Trova, en que estos últimos creen en la posibilidad de la utopía, tienen un compromiso ético-moral contraído con las propuestas de los fundadores de la Nueva Trova: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola. Son muy contestatarios, pero consideran que dentro del estatus establecido, pueden hacer la revolución dentro de la revolución. Con una actitud militante, confían en que sus canciones contribuyen al cambio (Dennys Matos).

La generación de los 90, por su parte, no entienden la música como vehículo de denuncia ni protesta, no hay en ellos voluntad de transformación. No son contestatarios, porque están desengañados y la evaporación de las ilusiones los lleva a sentirse una generación estafada. Se nutren de la trova, sus textos, su poética, son crónicas personales, con un estilo coloquial, enfatizando en un lenguaje descriptivo, popular y hedonista. La expresión musical tiene matices pop y de fusión, sobre todo con la música popular cubana (Dennys Matos).

El soñador, tan musical (3)

Uno de los herederos directos de la generación del 90 es Willian Vivanco, quién nació el 6 de octubre de 1975, en Santiago de Cuba y con escasos 38 años es uno de los referentes más importantes de la Nueva Trova en la isla del caimán verde y también fuera de Cuba.

Ahora bien, existen marcadas diferencias entre Vivanco y los cantautores del 90, a tal punto, que con la información disponible, no se puede establecer con precisión si forma parte de una nueva ruptura de la trova, o es, por el contrario, una individualidad creativa muy destacada.

En primer lugar, Vivanco visita la utopía y las esperanzas, de diferente forma que la soñada por la trova primigenia de Silvio, Pablo, Noel y de la propuesta crítica de la Novísima Trova. Pero, tiene una actitud frente a la realidad socio-cultural menos hedonista que la generación del 90.

En segundo lugar, el lenguaje en las invencionescantadas de Vivanco son complejas, insólitas, másestructuradas poéticamente que las bellas canciones

de los cantautores del 90. Se observa un tratamiento lingüístico parecido a las canciones interpretadas por el trío Enserie, que desafortunadamente se desunió y a los trovadores Junior Navarrete y Roly Berrío, pertene-ciente, este último, al trío Enserie.

En tercer lugar, la música y las composiciones en Vivanco también revisita la música popular cubana y fusiones diversas, como la generación de los 90, pero enriquece significativamente este proceso al recuperar tradiciones musicales cubanas olvidadas o en desuso, de forma sistemática y particular.

La fuerza expresiva de Willian Vivanco se nutre de la fusión de géneros donde armonizan, con frecuencia, en una misma canción ritmos tan disímiles como el bossa nova, la samba, el blues, el country, el reggae, el hip hop, el rap, el pop, el rock, la guajira, el son, la rumba, el joropo venezolano, el flamenco, la milonga; la música asiática, celta y haitiana, entre otras mezclas. Esta fusión está construida tomando como eje conductor la música cubana, con aparente facilidad y naturalidad, sin que se visualicen, o, en este caso, se escuchen los empates, las soldaduras. Cabe resaltar, además, que Vivanco es dueño de una excelente voz capaz de alcanzar variados registros.

La recuperación histórica de géneros musicales tradicionales cubanos de las décadas del 30 al 60, como el pilón, el mozambique y el changüí, que surgió a finales del siglo XIX, ocupa parte del que hacerinvestigativo de Vivanco, como mencionamos. De allí, que sus ritmos convoquen una atmosfera envolvente de melodía que toca las raíces más telúricas, encarcelan, seducen. Sí, es una trova que también puede ser bailada, aunque la otra virtud de Vivanco son los textos de las canciones, de gran creatividad poética, osados, subversivos, desafiantes, que incorpora variados elementos de la cubanía.

En efecto, su lírica más que escrita parece descubierta, sus versos son inusuales, maravillosamente mágicos, como sí, de improviso se dibujaran por primera vez en la palabra, confiriendo un aire renovador a la trova. Sí, se pueden bailar las canciones de Vivanco, pero es tal la calidad poética, que se puede desear solo escuchar con emoción, asombro y deslumbramiento.

Así, en la canción Anaconda (4), comprometida con su tiempo e impregnada de una concepción opuesta a los poderes imperantes, dice:

“Somos los exploradores del azar/ nos fuimos buscando el polen y el

amor/ esta selva nos ha visto retoñar/ siempre guiados en el rastro

del león. Rumeamos la verdolaga como si fuera venado/ y al día a día

olvidamos el sabor de la manzana/ si a un árbol nos arrimamos

resultó carnívoros/ se comió algunas doncellas, duro se hizo el

camino…Más un día un diferente dijo para no callar/ hoy yo tengo mi

opinión y te la tienes que bancar/ tengo mi punto de mira colimando

al mandamás/ y otra visión pa’ avanzar. Ay, déjese llevar Che,

ay…Que si va contra corriente/ que si va contra corriente/ el león nos

va a cagar…”

En Alí Babá (5), establece, igualmente, una visión de las limitaciones a las que están sujetos los pueblos,

especialmente el cubano, sometidos por más de 50 años a un bloqueo por parte de los Estados Unidos de América, que impide el pleno desarrollo de sus potencialidades económicas, políticas, sociales y culturales. Sin desconocer, eso sí, las contradicciones existentes al interno de su país, como tienen todas las sociedades contemporáneas.

“16 navegan al salir del puerto/ Ay, ay, ay, la botella de ron. Si de golpe

viene Alí Babá verá que por aquí no queda na’/ el cofre quedó vació,

vivimos barato esperando un tiempo mejor…No llores mi amor si el

dolor te aprieta/ aguanta lo que venga, lo que sea, calla pero reza.

Que a la buena de dios y con el cielo roto/ pa’ mí que los cuarenta

ladrones se le adelantaron al malo maloso…”

La poesía contenida en la trova de Vivanco aluden con frecuencia a descripciones de realidades cotidianas, a crisis existenciales y a las incertidumbres de suangustia, a veces, con intencionalidad política. Una muestra de esa faceta la encontramos en la canción Café (6):

“Atiborrado de mi sedimento en las paredes, sin color del cuarto salgo

a la luna como buen hidalgo el mismo sueño amargo. La misma calle

escondida la tierra la misma muerte con la vida a cuestas al vulgo

atado a la trivial bandera el intelecto apuntando a tientas…”

El tema del amor, con Vivanco, es muy creativo. En la letra de la canción Cimarrón (7) relata la crónica del

cimarronaje a través de una historia de amor, épica, casi de epopeya, con una descripción de la rebeldía imperante, sus luchas por la sobrevivencia y el desarrollo de la cotidianidad:

“Soy cimarrón de la lejanía/ tengo mi sazón, mi filosofía/ pero por el

salto de sus ojos blancos tendré que volver y me la llevaré. Río abajo,

río abajo. Yo prendo la palma le hago señales rituales del alma que me

reconoce/ y ella bien se alegra cuando le ilumino el monte. Me

aprendí el lenguaje del cocuyo grande y aunque haya tormenta ya

todos lo sabe/ haremos el amor con luces naturales. Le guardé el

arroyo de las campanillas/ resané la cueva quite filtración/ marque

territorio, me crecí en la manigua/ y de los pelicanos aprendí canción.

Lo tengo bien pensa’o.”

La imagen de la mujer en los versos de Vivanco no es androcéntrica ni discriminatoria. Se distancia de los mitos que sobre las mismas se entretejen en el entorno social y la muestra con virtudes y defectos, pero protegiendo su dignidad, como en la hermosa canción Alondra (8):

“Tuve una mujer alondra, divina/ una caricia de ángel melosa

y fina/ su duda, su celo fue cosa mía. Mujer de noche, de

tarde/ de boulevard y Vallejo/ rara semilla de arena y espejo.

Es una orquesta de temores y descenso/ lleva como el bardo

su poema descocido. Pero le perdono los colores más

amargos/ cuando se queda conmigo. Alondra, divina.”

Pa’ iluminarte (9)

Willian Vivanco tiene una obra de gran éxito compuesta por canciones antológicas de mucha popularidad en Cuba y otros países, entre las que podemos mencionar: Negra sálvame, Café, Cimarrón, Barrio barroco, Alí Babá, Olokum, El mundo está cambia’o, Anaconda, Por todos los caminos, Nos pasamos flaca, Bohemia, El viejo Simón, etc.

Participó en varios proyectos colectivos con otros trovadores como Ariel Díaz, Pavel Poveda, Yamira Díaz, Ariel Barreiros, Diego Gutiérrez, Junior Navarrete y Samuel Águila, que quedó plasmado en el disco Trova@nónima.cu.

Grabó su primer disco en solitario en 2002, denominado, Lo tengo to’ pensa’o. Su segundo cede, La isla mágica, a pareció en la escena pública en 2006. El último trabajo discográfico se titula El mundo está cambia’o y fue grabado en el 2010, recibiendo la nominación en el Premio Cubadisco, el más importante de Cuba, en la categoría trova-fusión.

Los diseños de los discos y videos de Willian Vivanco son muy artísticos, incorporando elementos del Land Arts o arte de la tierra, mezclados con símbolos e imágenes de la religión cubana por excelencia, La Santería, es decir, representativos de la identidad cubana. Esta concepción artística, le viene quizás porque es un amante de la pintura, profesión que casi estudio y que la cambió por la canción, porque, a su juicio, la música le brindaba un horizonte más amplio, lo que esperaba realizar, el laberinto en el cual se desarrolla mejor.

La historia atesora a los trovadores que con canciones nos conducen a conocernos mejor, Willian Vivanco seguro perdurará, porque como dice Joaquín Sabina en la estupenda canción “Mi primo el Nano”, dedicada a Joan Manuel Serrat, es un alquimista de las emociones, que cura las heridas con canciones.

Y MILES

Héctor Collado...

Y uno hace la pregunta ciego de iraPorque no hay una voz para dar respuesta.Y dos se miran mutuamente dispuestos a dar la caraPorque hay muros de arrogancia que deben caerY tres cruzan el río y cosechan las piedras del caminoPorque hay una vida, muchas vidas por ganar. Y cuatro marcan la línea, la diferencia entre sudor y salPorque unos pocos les quieren matar.Y cinco trazan horizontes de coraje y sangrePorque los que todo lo tienen quieren beber de su costadoY seis se pintan de viento y agua y tierra y fuegoPorque los del dólar vienen a infringir luto y dolor.Y siete caminan descalzos bajo el mediodíaPorque el camino se hace caminando.Y ocho aprietan el cuerpo y aguantan y resisten Porque la vida es una lucha y se lucha por la vida.Y nueve salen del polvo y del humo y la pimientaPorque la cárcel nunca ha sido para el hombre libre.Y diez y cien y miles en coro hacen la pregunta-¿quién apretó el gatillo?-Porque la venganza más amarga reclamará a los cobardes.

HÉCTOR COLLADO

POETA PANAMEÑO, VARIAS VECES GALARDONADO CON EL PREMIO RICARDO MIRÓ, SECCIÓN POESÍA.

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Vida en la Palabra

Page 37: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

NOTICIAS

“Composición”. Antonio Madrid

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Page 38: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

CUENTOS POSIBLESLa Vicerrectoría de Extensión junto con el Ministerio de Gobierno y Justicia, a través de su Instituto de Estudios Interdisciplinarios (IEI), llevará a cabo de agosto a noviembre del 2013 el proyecto “Cuentos posibles”, dirigido a formar a los chicos de los centros de cumplimiento de Panamá (Pacorá), Chiriquí y Colón, en los conceptos básicos de la construcción de cuentos y su ilustración.

Este proyecto pretende darle alternativas desde la cultura, a estos jóvenes, entendida ésta como una herramienta de transformación y de intervención social, posibilitando una expresión auténtica y formadora.

La cultura juega un papel cada vez más relevante en las mesas de diálogo sobre las alternativas al desarrollo, juega un papel fundamental como inductora de cohesión social, sobre todo cuando tenemos que abordar el tema de la diversidad cultural. Pero además favorece la integración, la otredad, el reconocimiento del otro y por ende los procesos de igualdad, considerando las intervenciones culturales como parte estructural de la formación de los pueblos y en particular de su población juvenil.

Se realza también, de forma especial, la contribución de la cultura como factor de cohesión ante los procesos de profundización de desigualdades económicas y de tensiones de convivencia social. Por tal motivo, la Vicerrectoría de Extensión ve en este tipo de intervenciones una forma de dar respuesta desde la academia estos flagelos socia-les, considerando que es parte del compromiso universitario la formación de todos los ciudadanos.

En este marco se desarrolla el proyecto Cuentos Posibles gracias a la generosa colaboración de los talleristas Juan Gómez y Roy Arcia, en el Centro de Pacora - Panamá, en el Centro de Chiriquí se encuentran Manuel Montilla y Liliana Pinedo y en Colón contamos con Mirna Araúz y Nathaniel Wilson.

El proyecto que terminará con un concurso de los cuentos ilustrados producidos por estos jóvenes, tendrá un acto de premiación el día 12 de diciembre, en un homenaje a estos chicos que han sabido aprovechar una oportunidad de crecimiento humano e intelectual.

IDesde las últimas décadas del pasado siglo XX, autores como Néstor García Canclini, Guillermo Bonfil Batalla, Oscar Landi, José Joaquín Brunner, Nelly Richard, entre otros, entendieron las implicaciones de la cultura en los procesos históricos y el cambio social. Desde entonces mantienen el debate acerca del lugar de la cultura y la política en América Latina y sobre las posibilidades de reflexionar de modo crítico en torno a las acciones en esta materia en los distintos contextos nacionales (Cardini, 2011).

La palabra cultura ha encarnado múltiples, distintos y hasta antagónicos conceptos y significados, no sólo entre los diversos campos disciplinarios y transdisci-plinarios, sino al interior de los mismos.

William (citado por Restrepo, 2011) indagó sobre las distintas acuñaciones de la palabra “cultura” a lo largo de la historia, en sus relaciones con las prácticas culturales, las instituciones políticas y sociales. Por su parte, Richard (2001) enfatiza tres dimensiones para definir el término cultura: la definición antropológica es aquella que considera a la cultura como modo o forma de vida; siguiendo a Bourdieu y la sociología de la cultura, Richard considera que hay una segunda definición que supone lo cultural como un campo de relaciones sociales institucionalizadas con su especificidad y cierta autonomía; y, en una última acepción, Richard introduce en la concepción misma de lo cultural la problemática del poder y la hegemonía (Restrepo, 2011).

Independientemente de que se esté de acuerdo o no con estas distinciones, lo cierto es que para estos autores la palabra cultura se entiende en su relación mutuamente constitutiva con el poder, de ahí que hablen de la cultura-como-poder y del poder como-cultural. En esa perspectiva, las políticas culturales constituyen un “conjunto de intervenciones llevadas a cabo por el Estado, las instituciones civiles y los grupos comunitarios organizados a fin de orientar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo de orden o transformación social” (García Canclini, citado por Cardini, 2011).

II Dadas las peculiaridades de la formación estatal panameña, si hay un eje histórico significativo en Panamá ese es el que proporciona la llamada ‘cuestión nacional’ centrada en la disputa con Estados Unidos por la ruta interoceánica. Constituye un largo momento durante el cual fue notoria y rectora la función intelectual, rica la contribución del saber, del arte, de las letras, a la explicación de la realidad, a la formación de las nuevas promociones, al adiestramiento para el cambio.

Como sostiene García Canclini: “La identidad es una construcción que se relata. Se establecen acontecimientos fundadores, casi siempre referidos a la apropiación de un territorio por un pueblo o a la independencia lograda enfrentando a los extraños. Se van sumando las hazañas en que los habitantes defienden ese territorio, ordenan sus conflictos internos y fijan los modos legítimos de vivir en él para diferenciarse de los otros. Los libros escolares y los museos, los rituales cívicos y los discursos políticos fueron durante mucho tiempo los dispositivos con que se formuló la Identidad (así, con mayúscula) de cada nación y se consagró su retórica narrativa. La radio y el cine contribuyeron en la primera mitad de este siglo a organizar los relatos de la identidad en las sociedades nacionales. Agregaron a las epopeyas de los héroes y los grandes acontecimientos colectivos, la crónica de las peripecias cotidianas: los hábitos y los grupos comunes, los modos de hablar y vestirse diferenciaban a unos pueblos de otros…” (1993, p. 23).

Desde esta perspectiva, la identidad nacional se estructura primordialmente en el marco del sistema cultural.En este proceso, el sistema cultural es parte constitutiva de la dominación política.

En todo sistema cultural así entendido es posible distinguir dos clases de símbolos: los referenciales y lo expresivos. Sólo estos últimos son capaces de contribuir a la solidaridad social al afirmar ideales y perspectivas compartidas; de ahí su importancia especial para la formación y arraigo de la identidad nacional. Cuando los símbolos son estrecha-mente referenciales y técnicos no sustentan la identidad personal y de grupo. Por el contrario, un símbolo expresivo evoca reacciones que son personalmente significativas.

En las modernas sociedades nacionales el simbolismo expresivo es sustentado y enriquecido primordialmente por la educación pública. No es casual que la ampliación de los derechos de ciudadanía presupuso el derecho a recibir una educación formal mínima.

Panamá no fue una excepción. Al igual que la vida general del país, el desarrollo del sistema educativo nacional –como difusión organizada de las ideas que justifican y otorgan la conciencia histórica del sistema político- se ha venido conformando al ritmo de la estructura socio-económica. Desde la implantación del sistema educativo (entre 1904 y 1920) hasta mediados de la década de los años setenta del pasado siglo XX, la integración nacional que Panamá logró fue, en buena medida, el producto siempre crispado por luchas y conflictos, de una labor intencionada llevada a cabo a través de la educación pública en todos sus niveles.

En este sentido, la Universidad de Panamá, fundada en 1935, fue vital, junto a otras fuerzas e instituciones sociales y políticas, en conformar una verdadera generación1 de ciudadanos y ciudadanas con una visiónintelectual-transformadora de la identidad nacional.

En la actualidad, sin embargo, las viejas ideas sobre la autodeterminación nacional chocan con nuevas hegemonías político-ideológicas que se materializan en poderosas visiones y prácticas internacionales y supranacionales que tienden a alterar radicalmente la naturaleza de la soberanía del Estado y sobre todo la manera cómo la mayoría de la población percibe hoy este factor, hasta hace poco incuestionable del Estado moderno.

IIIEn 1989, la caída del Muro de Berlín, que coincidió con la invasión de Estados Unidos a Panamá, abrió una etapa de profundas transformaciones político-culturales en ese hecho político significativo constituido por la dimensión nacional en nuestro país.

Desde entonces asistimos al desmantelamiento de los productos y símbolos de un ciclo cultural en Panamá, iniciado tras los acontecimientos de enero de 1964; hoy padeceríamos el agotamiento de aquella concepción de la política y de la gestión de las cuestiones públicas que el sistema educativo nacional contribuyó a forjar. No sería posible abordar tales transformaciones sin considerar el fenómeno de la globalización, que ha roto en gran medida los referentes territorialmente delimitados y circunscritos a lo nacional.

Lo cierto es que se trata de una crisis de civilización y no de coyuntura, que se muestra tal como Aimé Cesaire, el intelectual y político caribeño, la anticipara alguna vez: “Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento, es una civilización decadente. Una civilización que escoge cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales, es una civilización herida. Una civilización que le hace trampas a sus principios, es una civilización moribunda.”

Referencias

(1)Karl Mannheim concedía al concepto generación un lugar clave en su sociología, en la medida en que el encontraba cierto parecido estructural con la posición de clase: “el hecho de pertenecer a la misma clase y el de pertenecer a la misma generación o grupo de edad –escribía en 1927- dotan a los individuos que de ellos participan de una localización común en el proceso histórico y social, y los confinan por eso a una zona específica de experiencia potencial, predisponiéndolos para una experiencia y un modo de pensar característicos, así como para un tipo característico de acción históricamente pertinente”. (Citado por Bottomore, 1982: 119)1.

Cardini, L. (2011). Las políticas culturales en la ciudad de Rosar- io: una presentación. Revisado en https://www.google.com/web-hp?source=search_app#q=politicas+culturales+en+ciudad+rosario+laura+ana+cardini, el 2 de septiembre de 2013.

Restrepo, E. (2011): Estudios culturales y educación. Revisado en http://web.unad.edu.co/revistainvestigaciones/images/ revistas/UNAD%20WEB%20vol.10%20num.1%202011/1.%20Estudios%20culturales%20y%20educacion.pdf, el 15 de agosto de 2013.

García C., N. (1993). “La cultura visual en la época del posnacionalismo. ¿Quién nos va a contar la identidad?”, en Revista Nueva Sociedad 127,Caracas, septiembre-octubre 1993. Cursivas mías.

Bottomore, T. (1982). Sociología política. Madrid: Aguilar

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Noticias

Page 39: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

“EL DEPORTE COMO HERRAMIENTA DEANIMACIÓN SOCIOCULTURAL”

La universidad de Panamá, a través de la Vicerrectoría de Extensión (VIEX), como institución a cargo de proyectar la universidad en la sociedad y en las comunidades, está llevando a cabo el proyecto: “El Deporte como herramienta de integración sociocultural”, a ejecutarse de julio a noviembre del 2013 en la Escuela José del Carmen Mejía, en Yavitza (Darién), cuyo propósito es utilizar el deporte como medio preventivo de problemas de índole social promoviendo la recreación y el buen uso del tiempo libre.

La finalidad del proyecto es que esta actividad se convierta en una herramienta medular, alrededor de la cual se formen grupos que generen o participen en otras muchas actividades relacionadas con el deporte y la cultura, de tal manera que se involucre a los chicos en ambientes positivos, que favorezcan el desarrollo de sus vidas profesionales futuras.

ESCUELA JOSÉ DEL CARMEN MEJÍA

YAVIZA-DARIÉN

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Page 40: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

Se ha considerado La Escuela José del Carmen Mejía, porque cuenta con una población objeto de intervención de aproximadamente 325 chicos, lo cual representa un número de participantes apropiado para el desarrollo de un evento de esta naturaleza.

Es parte medular del Proyecto, dotar a la población infantil de herramientas que le proporcionen alternativas que ayuden a palear el alto grado de deserción escolar, lo cual constituye una gran preocupación, expresada por parte del cuerpo docente del área, quienes han gestionado con la Universidad de Panamá la manera de contar con una intervención de este tipo para sus estudiantes.

Por otro lado, se ha tomado en cuenta la pertinencia de un deporte como el fútbol, considerando que se ha caracterizado tradicionalmente por no precisar de recursos sofisticados ni costosos. También porque favorece la integración entre chicos con sentido de pertenencia y potencia cualidades relativas al trabajo en equipo y el respeto al punto de vista del otro, requiriendo de un espíritu participativo. El fútbol desarrolla la competitividad de una manera sana (se enfoca de este modo), porque requiere aprender a saber ganar y perder.

Cabe resaltar que además de las clínicas deportivas, los niños participantes en el Proyecto, también recibirán clases de baile y talleres teóricos en los que se abordarán diversos temas concernientes a la educación, la formación del ser humano de manera integral.

A través de esta iniciativa se pretende promover la recreación y el buen uso del tiempo libre y fomentar la participación de los jóvenes en actividades deportivas, recreativas y culturales que les permita repensar sus prioridades y visualizar un mejor futuro.

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Noticias

Page 41: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

Los días 11 y 12 de julio se celebró en Panamá el V Encuentro de Redes Universitarias y Consejos de Rectores de América Latina y el Caribe, promovido y organizado por el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe.

El objetivo principal de este encuentro fue analizar, reflexionar y dialogar en torno a diferentes tópicos. En primer lugar, se abordó el tema de las tendencias e impacto de la educación superior en línea, y las implicaciones y desafíos que desde la perspectiva de las redes y consejos tienen estos temas en la región.

Otro de los grandes ejes a considerar fue lo referente a las líneas de acción actuales y transversales en las tendencias de la educación superior regional, desde los siguientes enfoques:

1. Internacionalización 2. Producción y gestión de conocimiento

Ambos temas constituyen las líneas de acción en las que IESALC/UNESCO ha concentrado y focalizado sus esfuerzos programáticos para el actual periodo.

Se abordó, además, la dinámica mediante la cual algunos instrumentos hacen posible y sustentan los crecientes procesos de internacionalización y que se manifiestan con gran fuerza en el quehacer de sistemas e instituciones de educación superior, especialmente en el ámbito regional. Así, por ejemplo, se dio a conocer “el estado del arte”

V ENCUENTRO DE REDES Y CONSEJO DE RECTORES DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE

del Convenio Regional de la UNESCO sobre la convalidación de estudios, títulos y diplomas de educación superior en América Latina y el Caribe que data de 1974. Este instrumento se relaciona con un ámbito de gestión política de significativa relevancia, para la Educación Superior en la Región y, en opinión de IESAL/UNESCO, es un elemento clave en el avance y mejoramiento del proceso de internacionalización de la educación superior regional.

Durante este evento, también se dieron a conocer los resultados de los acuerdos de la IV Reunión de Redes en Buenos Aires (mayo 2011), relativo a un instrumento de gestión vinculado a procesos de internalización como lo es la movilidad académica.

Se ha estado trabajando conjuntamente, IESALC/UNESCO, con ReLARIES y otras asesorías expertas, para construir una propuesta de plataforma de movilidad académica para la región, denominada CHASQUI.

En este tema, se toma en cuenta que la movilidad universitaria es vista como estrategia y mecanismo esenciales para alcanzar un mayor nivel de cooperación e integración, para flexibilizar los procesos de formación, para la transferencia de conocimientos, y también para propiciar el desarrollo de nuevas capacidades académicas en estudiantes, profesores, e investigadores, promoviendo una estructura común de desarrollo con nuevas iniciativas que hagan posible un salto en los procesos de calidad en la Educación Superior en la Región.

Este V Encuentro de Redes y Rectores de América Latina y el Caribe ha sido un éxito, gracias a la presencia, participación y aportes de los representantes oficiales, delegados de los Consejos y Asociaciones Nacionales de Rectores, de los Presidentes, Directores y Secretarios Ejecutivos de las Redes Universitarias de América Latina y el Caribe, y de las Redes Intercontinentales e Instituciones y organismos de apoyo a la Educación Superior, a todos ellos, muchas gracias.

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Page 42: Vía letra, vol. 1, UP-VIEX

Los días 11 y 12 de julio se celebró en Panamá el V Encuentro de Redes Universitarias y Consejos de Rectores de América Latina y el Caribe, promovido y organizado por el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe.

El objetivo principal de este encuentro fue analizar, reflexionar y dialogar en torno a diferentes tópicos. En primer lugar, se abordó el tema de las tendencias e impacto de la educación superior en línea, y las implicaciones y desafíos que desde la perspectiva de las redes y consejos tienen estos temas en la región.

Otro de los grandes ejes a considerar fue lo referente a las líneas de acción actuales y transversales en las tendencias de la educación superior regional, desde los siguientes enfoques:

1. Internacionalización 2. Producción y gestión de conocimiento

Ambos temas constituyen las líneas de acción en las que IESALC/UNESCO ha concentrado y focalizado sus esfuerzos programáticos para el actual periodo.

Se abordó, además, la dinámica mediante la cual algunos instrumentos hacen posible y sustentan los crecientes procesos de internacionalización y que se manifiestan con gran fuerza en el quehacer de sistemas e instituciones de educación superior, especialmente en el ámbito regional. Así, por ejemplo, se dio a conocer “el estado del arte”

del Convenio Regional de la UNESCO sobre la convalidación de estudios, títulos y diplomas de educación superior en América Latina y el Caribe que data de 1974. Este instrumento se relaciona con un ámbito de gestión política de significativa relevancia, para la Educación Superior en la Región y, en opinión de IESAL/UNESCO, es un elemento clave en el avance y mejoramiento del proceso de internacionalización de la educación superior regional.

Durante este evento, también se dieron a conocer los resultados de los acuerdos de la IV Reunión de Redes en Buenos Aires (mayo 2011), relativo a un instrumento de gestión vinculado a procesos de internalización como lo es la movilidad académica.

Se ha estado trabajando conjuntamente, IESALC/UNESCO, con ReLARIES y otras asesorías expertas, para construir una propuesta de plataforma de movilidad académica para la región, denominada CHASQUI.

En este tema, se toma en cuenta que la movilidad universitaria es vista como estrategia y mecanismo esenciales para alcanzar un mayor nivel de cooperación e integración, para flexibilizar los procesos de formación, para la transferencia de conocimientos, y también para propiciar el desarrollo de nuevas capacidades académicas en estudiantes, profesores, e investigadores, promoviendo una estructura común de desarrollo con nuevas iniciativas que hagan posible un salto en los procesos de calidad en la Educación Superior en la Región.

Este V Encuentro de Redes y Rectores de América Latina y el Caribe ha sido un éxito, gracias a la presencia, participación y aportes de los representantes oficiales, delegados de los Consejos y Asociaciones Nacionales de Rectores, de los Presidentes, Directores y Secretarios Ejecutivos de las Redes Universitarias de América Latina y el Caribe, y de las Redes Intercontinentales e Instituciones y organismos de apoyo a la Educación Superior, a todos ellos, muchas gracias.

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Noticias

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En esta actividad participaron el Dr. Jaime Estrella-Engelman, Director de Investigación Más Desarrollo de SENACYT, con el tema “Propuesta CTEL (1) de Panamá desde la posición del gobierno: Legislación, avances y política de gobierno”; el Dr. Jaime Restrepo, Rector UDES Colombia, con la ponencia “La ciencia, la tecnología y la innovación como parte del modelo productivo de una nación.”; el Dr. Juan Antonio Gómez, Vicerrector de Investigación y Postgrado de la Universidad de Panamá, con la disertación titulada “La CTEL desde la academia, en el marco del sistema del CTEL de Panamá”; el ingeniero Camilo Vega, Empresario Corona Colombia que disertó acercas de“ La CTEL desde la perspectiva empresarial e industrial de Colombia. Productividad y competitividad”; y el Ingeniero Juan Planells, Gerente de Corprensa Panamá, que abordó la temática “La CTEL desde la perspectiva empresarial e industrial de Panamá.”

(1) CTEL (Ciencia, Tecnología e Innovación).

La Universidad de Panamá a través de la Vicerrectoría de Extesión y la Universidad de Santander consciente de la importancia de trabajar para fortalecer los espacios nacionales dedicados a la investigación, tomaron la iniciativa de realizar un Foro Internacional de Investigación, que se realizó el 16 de julio de 2013, en el Auditorio José Dolores Moscote, de 8:00 a.m a 5:00 p.m., donde participaron destacados expositores nacionales e internacionales y más de 250 participantes.

El objetivo de este fue dinamizar la investigación aplicada, incrementando así, la pertinencia de la educación, a través del fortalecimiento del vínculo entre las instituciones de educación superior y el sector productivo. Esta sinergia permite satisfacer las necesidades de investigación e innovación de las empresas desde los escenarios académicos propios de la región y tratar de aumentar los indicadores relacionados con la investigación en Panamá.

Este importante evento fue inaugurado por el Dr. Gustavo García de Paredes, Rector de la Universidad Panamá, mientras que las palabras de cierre de le correspondió a la Dra. Adriana Maritza Angarita Cala, Rectora de la Universidad de Santander.

FORO INTERNACIONAL DE INVESTIGACIÓN EN PANAMÁ

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PISTA

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PROGRAMA INTERINSTITUCIONAL DE SEGUIMIENTO DEL TALENTO ACADÉMICO (PISTA)

La Universidad de Panamá (UP) en conjunto con la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT) firmaron un convenio el cual permite lanzar el Programa Interinstitucional de Seguimiento del Talento Académico (PISTA) que busca identificar, potenciar y dar entrenamiento a jóvenes de séptimo y octavo grado de colegios públicos y particulares con capacidades especiales de aprender y desarrollar habilidades mayores a las exigidas por sus docentesen el aula de clases.

Los cursos estarán a cargo de docentes de la Universidad de Panamá con especialidades a nivel de maestrías y doctorados; enfocados en diferentes áreas del conocimiento como: Robótica, Física, Química. Matemáticas, entre otras; las cuales los orientarán en líneas del conocimiento, investigación y desarrollo. Los talleres y cursos tendrán una duración de 16 semanas. El Programa se está ofreciendo en la Facultad de Informática, Electrónica y Comunicación y en la Escuela de Inglés de la Facultad de Humanidades ubicada en el antiguo Edificio Politécnico.

La Doctora María del Carmen Terrientes de Benavides Vicerrectora de Extensión es la responsable de este programa interdisciplinario que busca generar conocimiento científico de trascendencia nacional, sobre el talento académico; aumentando así el interés público de desarrollar el potencial de estos jóvenes con talento académico; y promover el desarrollo de políticas de extensión que favorezcan la oferta de servicios educacionales y psicológicos para los niños y jóvenes talentosos de nuestro país.

Noticias

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En los últimos años, la Química Medicinal ha experimentado un cambio profundo en sus metodologías. Se ha dado una transición desde los métodos tradicionales de obtención de nuevos fármacos, en los que la fortuna ha jugado un papel muy relevante, pasando por métodos que se han valido de los chequeos farmacológicos, o el establecimiento de relaciones entre la estructura y actividad, hasta el llamado diseño racional o la tecnología de última generación “High-throughput screening” (HTS).

La aplicación de estas nuevas metodologías en la obtención de fármacos sólo ha sido posible con los rápidos avances en las ciencias biológicas que han permitido un mejor entendimiento del funcionamiento de los seres vivos, tanto a nivel celular como molecular, y de otras ciencias de apoyo como la informática, que para los nuevos métodos representa una redefinición del concepto de laboratorio de investigación.

El Dr. José Luis López-Pérez, Catedrático de la Universidad de Salamanca, España, posee una amplia trayectoria en el campo del Diseño y la obtención de fármacos, marcada por más de ciento veinte publicaciones en revistas del campo de la química, además ha sido gestor principal de varios proyectos de investigación financiados por el Gobierbno Español y por la Comunidad Económica Europea, consolidándose como uno de los principales exponentes de esta rama de las ciencias biomédicas dentro de la Comunidad Europea.

“QUÍMICA Y FÁRMACOS”

Juan A. Morán-Pinzón MCBDirector del Departamento de Farmacología Facultad de Medicina

Con ocasión de celebrar el XXVI Congreso Científico Nacional de la Universidad de Panamá, la Facultad de Medicina se ha visto enaltecida con la presencia del Dr. López-Pérez como invitado para impartir el curso de “Química y de los Fármacos” para los estudiantes de la Maestría en Ciencias Biomédicas.

Durante la estancia del ilustre Catedrático los estudiantes del VI semestre de la Carrera de Medicina han podido compartir la experiencia investigativa y de desarrollo de fármacos ilustrada por el Dr. López-Pérez a través de conferencia “Desarrollo de nuevos fármacos antitumorales a partir de la Podofilotoxina”. De la que cabe rescatar la simplista y completa descripción del proceso de obtención de fármacos utilizando el método de “Modelado Molecular”, y el origen de nuevas moléculas antitumorales, más potentes que el precursor y que están amparadas bajo una patente Europea, prediciendo su futuro desarrollo.

Aunque esta reseña no hace mérito de la presencia del Dr. José Luis López-Pérez, es indiscutible el aporte que ha supuesto su presencia en la formación de los profesionales médicos y farmacéuticos de nuestro país.

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En los últimos años, la Química Medicinal ha experimentado un cambio profundo en sus metodologías. Se ha dado una transición desde los métodos tradicionales de obtención de nuevos fármacos, en los que la fortuna ha jugado un papel muy relevante, pasando por métodos que se han valido de los chequeos farmacológicos, o el establecimiento de relaciones entre la estructura y actividad, hasta el llamado diseño racional o la tecnología de última generación “High-throughput screening” (HTS).

La aplicación de estas nuevas metodologías en la obtención de fármacos sólo ha sido posible con los rápidos avances en las ciencias biológicas que han permitido un mejor entendimiento del funcionamiento de los seres vivos, tanto a nivel celular como molecular, y de otras ciencias de apoyo como la informática, que para los nuevos métodos representa una redefinición del concepto de laboratorio de investigación.

El Dr. José Luis López-Pérez, Catedrático de la Universidad de Salamanca, España, posee una amplia trayectoria en el campo del Diseño y la obtención de fármacos, marcada por más de ciento veinte publicaciones en revistas del campo de la química, además ha sido gestor principal de varios proyectos de investigación financiados por el Gobierbno Español y por la Comunidad Económica Europea, consolidándose como uno de los principales exponentes de esta rama de las ciencias biomédicas dentro de la Comunidad Europea.

Con ocasión de celebrar el XXVI Congreso Científico Nacional de la Universidad de Panamá, la Facultad de Medicina se ha visto enaltecida con la presencia del Dr. López-Pérez como invitado para impartir el curso de “Química y de los Fármacos” para los estudiantes de la Maestría en Ciencias Biomédicas.

Durante la estancia del ilustre Catedrático los estudiantes del VI semestre de la Carrera de Medicina han podido compartir la experiencia investigativa y de desarrollo de fármacos ilustrada por el Dr. López-Pérez a través de conferencia “Desarrollo de nuevos fármacos antitumorales a partir de la Podofilotoxina”. De la que cabe rescatar la simplista y completa descripción del proceso de obtención de fármacos utilizando el método de “Modelado Molecular”, y el origen de nuevas moléculas antitumorales, más potentes que el precursor y que están amparadas bajo una patente Europea, prediciendo su futuro desarrollo.

Aunque esta reseña no hace mérito de la presencia del Dr. José Luis López-Pérez, es indiscutible el aporte que ha supuesto su presencia en la formación de los profesionales médicos y farmacéuticos de nuestro país.

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Noticias

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El pasado Martes 25 de junio de 2013, el personal de la Facultad de Medicina Veterinaria y del ComplejoHospitalario de Corozal participaron de la capacitación ofrecida por el Dr.Simon Chung de la Compañía Sea Techology, Inc, para el uso del Pocket nuevo equipo de PCR (Reacción en Cadena Polimerasa) en miniatura, que sirve para el diagnostico rápido de enfermedades por virus, bacterias y parásitos en bovinos, equinos, caninos y otros animales.

NUEVA TECNOLOGÍA PARA EL SECTOR PECUARIO

El Representante de la OIE para las Américas, Dr. Luis Osvaldo Barcos visitó la Facultad de Medicina Veterinaria con el objetivo de estrechar lazos entre ambas entidades a fin de fortalecer la información de los futuros médicos veteri-narios de la Universidad de Panamá. Entre la Facultad de Medicina Veterinaria y la OIE se busca garantizar laexcelencia y la ética de la profesión del médico veterinario. En esta visita se realizaron jornadas de actualización, aportes al desarrollo de los contenidos de las asignaturas del plan de estudios de la carrera y se programaran visitas de especialistas de la OIE para dictar seminarios de capacitación a los estudiantes de la Facultad. En esta reunión participaron el Dr. Manuel González por parte del MIDA, Dr. Filbero Frago representante Subreigonal de la OIE para Centro América, el Dr. Ferderico Pierre, la Dra. Jezibel Donado, y el Dr. Luis Cigarruista por parte de Salud Animal.

REPRESENTANTE DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE SANIDAD ANIMAL (OIE) PARA LAS AMERICAS VISITA LA

FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA

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HUMOR

Carlos De La Guardia

Antonio Madrid

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Hum

or

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CARICATURA

CARLOS DE LA GUARDIA

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VICERRECTORÍA DE EXTENSIÓN

TELÉFONOS: (507) 523-5291/2139/5295

FAX: 523-5333

MAIL: [email protected]

HTTP://WWW.UP.AC.PA/VIEX/

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