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UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA MAESTRÍA EN DERECHO PENAL MONOGRAFÍA PARA OPTAR AL TÍTULO DE MAGÍSTER EN DERECHO PENAL “SÍNDROME DE MUJER MALTRATADA Y MIEDO INSUPERABLE” DIRECTOR: DR. CARLOS ROBERTO SOLÓRZANO PRESENTADO POR: MARCELA ROA AVELLA BOGOTÁ, D.C. OCTUBRE DE 2008

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UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA UNIVERSIDAD DE

SALAMANCA

MAESTRÍA EN DERECHO PENAL

MONOGRAFÍA PARA OPTAR AL TÍTULO DE MAGÍSTER EN DERECHO PENAL

“SÍNDROME DE MUJER MALTRATADA Y MIEDO INSUPERABLE”

DIRECTOR: DR. CARLOS ROBERTO SOLÓRZANO

PRESENTADO POR: MARCELA ROA AVELLA

BOGOTÁ, D.C. OCTUBRE DE 2008

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2

A mi hijo, constante fuente de mi inspiración

y destinatario de mi más profundo amor.

A mis padres por su paciencia y apoyo incondicional.

A Dios por darme la tenacidad y constancia, necesarias y por ser el motor de mi

vida.

Page 3: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

3

Mis sinceros agradecimientos al Director, Doctor Carlos Roberto Solórzano, por

su apoyo, dedicación y valiosas orientaciones.

A la Universidad de Salamanca y la Universidad Santo Tomás por su gestión y

acompañamiento.

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4

TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

1. CAPITULO 1. CONCEPTO PSICOLÓGICO Y JURÍDICO DEL MIEDO

1.1. CONCEPTO PSICOLÓGICO DEL MIEDO

1.1.1. EMOCIONES, SENSACIONES Y PASIONES

1.1.2. DEFINICION Y EFECTOS

1.1.3. FORMAS DEL MIEDO

1.2. CONCEPTO JURÍDICO DEL MIEDO

1.2.1. CONCEPTOS DOCTRINARIOS Y UBICACIÓN DOGMÁTICA

1.2.2. CÓDIGO PENAL COLOMBIANO DEL 80 (Decreto LEY 100 DE 1.980)

1.2.3. CÓDIGO PENAL COLOMBIANO (Ley 599 de 2000):

2. CAPITULO 2. PERFIL DE LA VÌCTIMA

2.1. ¿PORQUÈ PERMANECEN AL LADO DEL MALTRATADOR?

3. CAPÍTULO 3 PERFIL DEL MALTRATADOR

4. CAPÍTULO 4. TIPOS DE VIOLENCIA

4.1. VIOLENCIA PSICOLÓGICA

4.2. MANIFESTACIONES O FORMAS DE MALTRATO PSICOLÓGICO

4.3. CONSECUENCIAS DEL MALTRATO PSICOLÓGICO

4.4. VIOLENCIA FÍSICA

4.5. CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA FÍSICA

Page 5: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

5

4.6. VIOLENCIA SEXUAL

5. CAPÍTULO 5. CICLO DE LA VIOLENCIA, TEORÍA DE LA IMPOTENCIA APRENDIDA

y SINDROME DE MALTRATO A LA MUJER

5.1. El CICLO DE LA VIOLENCIA

5.2. LA IMPOTENCIA APRENDIDA

5.3. SÍNDROME DE MALTRATO A LA MUJER (SIMAM)

6. CAPÍTULO 6. COMPARACIÓN LEGÍTIMA DEFENSA Y MIEDO INSUPERABLE

6.1. CAUSALES DE JUSTIFICACIÓN

6.2. LEGÍTIMA DEFENSA

6.3. CAUSALES DE INCULPABILIDAD

7. CAPÍTULO 7. ¿EXISTE LÍNEA JURISPRUDENCIA DE LA CORTE SUPREMA DE

JUSTICIA EN MATERIA DE LA CAUSAL DE EXCLUSIÓN DE RESPONSABILIDAD

“MIEDO INSUPERABLE”?

REFLEXIÓN Y CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA

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6

INTRODUCCIÓN La principal motivación para abordar el tema objeto de estudio de este trabajo,

es básicamente el impacto que en la realidad social y en especial en la

sociedad colombiana, ha adquirido el tema de la violencia de género al

interior del núcleo familiar. Cada vez con mayor frecuencia e intensidad,

tenemos noticias, de las graves situaciones de maltrato, producidas al interior

de las parejas, que se materializan en conductas violentas, en el ámbito

psicológico y físico principalmente.

Una de las principales dificultades para cuantificar, o dimensionar esta grave

realidad es la ausencia de denuncia en la mayoría de los casos, a pesar de lo

cual, como se anotó, los episodios de violencia de género, son cada día mas

comunes y recurrentes en la sociedad colombiana, lo que, sin lugar a dudas, ha

encendido una alarma social en torno del tema.

En desarrollo de este trabajo, se busca analizar en qué medida la violencia

sufrida por la mujer maltratada, y sus devastadores efectos psicológicos pueden

llevarla a cometer delitos en contra de la vida o integridad de su maltratador,

motivada por una circunstancia de miedo insuperable.

Se analizarán en primera instancia el concepto psicológico y jurídico del miedo,

con el fin de determinar el verdadero alcance que puede tener en relación

con las mujeres que sufren situaciones de maltrato a manos de sus parejas.

Seguidamente se analizará el denominado ciclo de la violencia y el síndrome

de la mujer maltratada, conceptos que permitirán analizar las graves

consecuencias que el maltrato produce en la víctima, a nivel físico, pero sobre

todo a nivel emocional y psicológico.

Una vez analizados los anteriores aspectos, se revisarán las posiciones

doctrinales, en relación con la ubicación dogmática que debe darse al miedo

insuperable.

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7

Todo lo anterior, con el fin de legitimar la posibilidad de la aplicación de la

causal de inculpabilidad del miedo insuperable, a situaciones de mujeres

maltratadas que lesionan o causan la muerte a sus parejas maltratadoras.

Se busca, en consecuencia, legitimar una hipótesis divergente a la

tradicionalmente aplicada a este tipo de situaciones.

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8

CAPITULO 1. CONCEPTO PSICOLÓGICO Y JURÍDICO DEL MIEDO

1.1. CONCEPTO PSICOLÓGICO DEL MIEDO

1.1.1. Emociones, Sensaciones Y Pasiones:

A efectos de entender mas claramente el numeral segundo de este capitulo, es

necesario hacer claridad acerca de algunos conceptos que se utilizaran mas

adelante.

Jesús Orlando Gómez López, aporta una clara definición de sensación, por la

que podemos empezar este aparte:

“Sensación es el registro en la conciencia de una estimulación producida, que

llega a cualquiera de los aparatos sensoriales y después se lleva al cerebro. Así,

pues, llegada la sensación al cerebro, es sometida a rapidísimas elaboraciones

mentales con los datos del cerebro, convirtiéndose así en una “percepción”

que es ya una impresión sensorial que, recibida por los sentidos, es

comprendida y entendida por el cerebro”.1

De acuerdo con lo anterior, las sensaciones ingresan en el ser humano a través

de sus diferentes sentidos, y utilizan el sistema nervioso para llegar hasta el

cerebro para poder ser asimiladas y comprendidas y convertirse en

percepciones.

“Llegado el estimulo (ofensa, agravio), etc.) a la conciencia del individuo, este

lo comprende, se forma una imagen del mismo y le produce una sensación de

agrado o desagrado, de placer o desplacer…llega a la conciencia del

1 Gómez López, Jesús Orlando. “El Delito Emocional”. Ediciones Doctrina y Ley. Pág.138

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individuo mediante sus sentidos internos externos, produce una percepción,

una idea o una imagen, se graba, evoca, comprende y produce un cambio

en el estado anímico de la persona, una reacción de placer o desplacer, de

agrado o desagrado lo que se conoce con el nombre de afectividad”.

Respecto del término afectividad, Nodier Agudelo Betancur, hace algunas

precisiones importantes, al definirla como “…la facultad por la que el organismo

logra impresionarse ante los estímulos del mundo exterior o reaccionar frente a

ellos, según el sentido positivo o negativo que tengan para el sujeto”. 2

Así entonces, podemos entender que los diferentes estímulos provenientes del

medio ambiente, afectan el estado anímico del ser humano, una vez que se

incorporan a su conciencia, y generan una determinada sensación, agradable

o no, de acuerdo con el cual el individuo rechazará o aceptará con agrado el

estimulo o la situación que lo ha generado: esto es lo que Gómez López

denomina “estados anímicos”.

“…La ira, el dolor, el amor, los celos, el miedo, el temor, etc.”, son estados

afectivos, son cambios del tono afectivo de la persona ante estímulos”.3

También el autor Joseph Ledoux, en su artículo “El aprendizaje del Miedo: de los

sistemas a las sinapsis”, entrega algunas luces respecto del concepto de

emociones: “Las emociones involucran un conjunto complejo de procesos

neuronales…Así, el procesamiento de las percepciones la visión de una

serpiente, por ejemplo) o los recuerdos (la evocación de la muerte de la

persona amada, por ejemplo) pueden activar estados emocionales”,

encontramos entonces nuevamente la referencia a un primer estadio anterior a

la emoción, que es precisamente la percepción a través de los sentidos, la cual

al ser “procesada” por el cerebro, genera una sensación, o lo que estos autores

han denominado “estados emocionales”.

Respecto del funcionamiento de las emociones, y su relación con los estados

orgánicos del individuo “…hay que subrayar que el procesamiento de las

emociones es representacional…Hoy tenemos pruebas, a partir de estudios

neuroanatómicos, comparativos, neurofisiológicos y neuropsicológicos, de que

las emociones implican representaciones del estado orgánico del individuo. En

particular, implican la relación entre ciertos estados orgánicos presentes o

futuros y estados previos de referencia, que sirven para relacionar los cambios

en el estado orgánico con la supervivencia y el bienestar del organismo. Es

2 Agudelo Betancur, Nodier. “Emoción Violenta e inimputabilidad penal. Editorial Linotipia Bolívar. Pág. 2.

3 Ibidem. Pág. 139

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10

decir, las emociones, se refieren en última instancia y a grandes rasgos, a

representaciones de las homeostasis”. 4

Algunos autores refieren el concepto de las denominadas emociones primarias,

dentro de las que se encuentran, “el miedo, la ira, la alegría, la tristeza, el

disgusto, la sorpresa, emociones que van acompañadas de patrones de

conducta tales como respuestas faciales, motoras, vocales, endocrinas y

autonómicas hasta cierto punto estereotipadas, y que son reconocibles por

encima de diferencias culturales y raciales en los seres humanos”.5

En el mismo sentido, Ralph Adolphs, refiere la misma clasificación, citando a

Damasio: “una tipología muy general de las emociones, como la que distingue

entre emociones primarias o básicas y secundarias o sociales (Damasio 1994).

La primera categoría incluye las emociones independientes de la cultura que

pueden reconocerse a partir de expresiones faciales, como la felicidad, la

sorpresa, el miedo, la ira, la repugnancia y la tristeza.”6

Vale la pena hacer una corta pero precisa referencia a la utilización de los

términos emoción y pasión indistintamente, y quizás la mejor forma de

diferenciarlas, es decir que “la distinción se ha encontrado, mejor en la

duración y así puede decirse que la pasión es la emoción estabilizada en el

tiempo”. 7 Cuando se presenta un estímulo que desequilibra al organismo, ya

sea positiva o negativamente, surgen las emociones; las cuales, normalmente

tienen un carácter transitorio, pasajero; pero si por el contrario la emoción no

desaparece sino que permanece, repitiéndose una y otra vez, debemos decir

que la emoción se ha transformado en pasión. Citando a Kant, Nodier Agudelo

compara magistralmente los dos conceptos: “…la emoción puede compararse

con el turbión de agua que hace explotar el dique, mientras que la pasión es la

misma agua que socava de manera lenta pero inexorable hasta que al final

también destruye igual”. 8

1.1.2. Definición Y Efectos:

Para hablar del miedo, como emoción que es, tal y como veremos mas

adelante, es pertinente realizar unas pocas consideraciones en torno al término

genérico emociones, las cuales después de muchas investigaciones,

4 Morgado, Ignacio. “Emoción y conocimiento la evolución del cerebro y la inteligencia” Ed. Tusquets Editores

5 Belmonte, Carlos. http://www.larebotica.es/larebotica/secciones/expertos/emocionescerebro/index.html

6 Adolphs, Ralph. ¨Emoción y conocimiento en el cerebro humano” en: Emoción y Conocimiento. LA evolución del

cerebro y la inteligencia. Pág. 159. Edición de Ignacio Morgado. Ed. Metatemas. 7 Agudelo Betancur, Nodier. “Emoción Violenta e inimputabilidad penal. Editorial Linotipia Bolívar. Pág.6

8 Citado por Agudelo Betancur, Nodier. “Emoción Violenta e inimputabilidad penal. Editorial Linotipia Bolívar.

Pág.6

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11

(básicamente las realizadas por Joseph Le Doux y Antonio Damasio) se ha

aceptado, comparten espacio con la parte cognitiva (pensamiento) en el

cerebro.

Es necesario decir que las emociones no son el resultado de un proceso único

en el cerebro, sino que en su desarrollo se involucran diferentes y complejos

procesos cerebrales.

Como se enunció anteriormente, las emociones se clasifican en primarias y

secundarias, Jesús Orlando Gómez López, lo explica de la siguiente forma: “Se

tiene que el miedo, la ira, el dolor son las emociones primarias que se derivan

directamente de los instintos de conservación y reproducción… las emociones

primarias…constituyen la forma mas simple y primitiva de reacción del individuo

en el campo de la afectividad. El instinto de conservación –en el miedo y la ira-

señorea; por ello, en las emociones primarias se halla la respuesta directa del

instinto…esta es la razón de la brusquedad en su aparición y de las

repercusiones síquicas y físicas de que se acompaña”. 9

En diferentes apartes de su texto, Gómez López, insiste en el carácter digamos

connatural al hombre del mismo, como algo que le viene impreso

genéticamente, sin perjuicio claro de que surja con posterioridad, en razón a

conocimientos previos o experiencias anteriores, que el sujeto pueda relacionar

con la sensación de miedo; “El miedo es una reacción emocional congénita

del hombre, como expresión propia del ser vivo, pues “desde que nacemos y

sin previa experiencia damos manifestaciones de ese primitivo miedo”… el

miedo viene a constituirse, para las especies vivas y conscientes, en un reflejo

condicionado por la previa experiencia, de suerte que, ante análogas

situaciones a una anterior desagradable y que implica peligro de mal,

reaccionamos en forma similar. En el hombre, el miedo surge de la capacidad

de anticiparse mentalmente a los posibles efectos que para el pueda implicar

la situación que se afronta”. 10

Es entonces importante señalar que las denominadas emociones primarias, y

dentro de ellas, el miedo, parecen venir insertas en el ser humano

genéticamente, y su desarrollo se produce como consecuencia de estímulos,

que permiten que éste emerja de manera casi instintiva.

Muchos autores, tanto en escritos literarios, como en algunos científicos, han

analizado el tema del miedo, su concepto, sus efectos e inclusive su origen

9 Gómez López, Jesús Orlando. “El Delito Emocional”. Ediciones Doctrina y Ley. Pág.145

10 Gómez López, Jesús Orlando. “El Delito Emocional”. Ediciones Doctrina y Ley. Pág.267

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como emoción a nivel cerebral. A continuación se revisaran algunos de los

conceptos que se encuentran en la literatura.

En materia psicológica, el miedo es definido como una emoción, una reacción

que surge cuando quiera que el individuo se siente enfrentado a una situación

de peligro, sea real o ficticia, y que produce cambios fisiológicos.

Gómez López señala que “El miedo se define como una reacción emocional

primaria ante una experiencia u objeto amenazante que se presenta en forma

mediata o inmediata. Es…una manifestación vital y atañe al instinto de

conservación que previene contra situaciones de las cuales puede

desencadenarse un mal para el individuo…El miedo nace de un proceso de

estimulación que por nuestra experiencia, sabemos representa un peligro para

nosotros; de allí que sea una reacción emocional condicionada sensiblemente

por la experiencia … aunque el miedo parece instintivo, se acrisola

continuamente y se acrecienta en la medida en que se tengan estímulos del

mundo de relación”. El miedo es la respuesta del instinto de conservación del

individuo ante un peligro que amenaza la integridad. El miedo corresponde al

sentimiento del desplacer que nos impulsa a huir o a evitar el estimulo…”. 11

Por su parte, el Doctor Michel Echenique, en su articulo “Como trabajar con el

miedo” 12, define el miedo como la “interrupción súbita del proceso de

racionalización”, ya que produce una inactivación de los procesos

reaccionales, por lo que normalmente el individuo que tiene miedo, ante una

situación de peligro, queda en cierto bloqueo que le impide realizar procesos

mentales de racionalización, por lo que, como señala el mismo autor,

normalmente el sujeto hará lo contrario a aquello que debería haber hecho.

Adicionalmente aclara Echenique, que esa situación de bloqueo genera la

suspensión de los procesos fisiológicos y de racionalización por lo que el sujeto

se queda sin condiciones para hacer nada por un instante, ni pensar, ni sentir, ni

actuar”. El miedo entonces, se produce como consecuencia de una reacción

cerebral y psicológica frente a un estímulo que resulta desagradable para el

individuo, en la medida en que le representa alguna amenaza para su

bienestar o integridad, y que en consecuencia le hace activar su denominada

instinto de conservación.

Puede entonces definirse el miedo como la “reacción ante cualquier amenaza

o peligro que nosotros podamos percibir y que puede ser real o imaginario,

11

Gómez López, Jesús Orlando. “El Delito Emocional”. Ediciones Doctrina y Ley. Pág.145 12

Echenique, Michel. “Como Trabajar con el Miedo”. http://www.bodhidharma.com.ar/Como-Trabajar-con-el-

Miedo.36.0.html

Page 13: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

13

presente o futuro”. Esa situación nos genera cierta parálisis que nos impide

tener seguridad para enfrentar el peligro, pero también en ocasiones esa

sensación de miedo actúa como un mecanismo de defensa que nos permite

determinar mas o menos acertadamente las consecuencias que se pueden

derivar del peligro que nos genero el miedo. 13

Por supuesto, no puede dejarse de lejos la definición de Emilio Mira y López, en

su magnánima obra “Cuatro Gigantes del Alma”: “…el miedo-heraldo de la

muerte- no es, ni mas ni menos, que la emoción con que se acusan, en los

niveles superiores del reino animal, los fenómenos de parálisis o detención del

curso vital que se observan hasta en los mas sencillos seres vivos unicelulares,

cuando se ven sometidos a bruscos o desproporcionados cambios en sus

condiciones ambientales de existencia”. 14

En el amplio análisis que Mira y López hace del miedo, se encuentra que

subraya que al estar expuesto al estimulo causante del miedo, el individuo

disminuye o anula sus procesos vitales:

“Tan pronto como un organismo anticipa un efecto, o sea , tan pronto como

establece el reflejo condicionado correspondiente, bastara la presencia- mas o

menos lejana – de un estimulo asociativamente ligado a la acción dañina,

para que se observe en el ser el mismo cuadro de disminución o detención de

sus mas aparentes funciones vitales”. 15 Adicionalmente, también refiere la

disminución o anulación de los procesos racionales, al igual que muchos otros

autores, reconocen que una primera reacción del individuo ante estímulos que

le produzcan miedo, es una ausencia, suspensión de los procesos racionales,

Mira y López lo señala de la siguiente forma, refiriéndose a la fisonomía miedosa,

como inhibitoria:

“Entonces surge un verdadero “bloqueo” y paralización de las corrientes

nerviosas…desintegrándose el trafico vital de los impulsos reacciónales y

desapareciendo toda manifestación de conducta individual planificada.

Desde el punto de vista bioquímico se afirma que en tales momentos las células

nerviosas están en “fase refractaria”, y no tienen lugar en su interior

desprendimientos energéticos, sino simples microcambios anabólicos. Es claro,

que el miedo, produce efectos a nivel psicológico y físico, que denotan una

suspensión de los procesos racionales normales, y que impiden que el individuo

pueda planificar su actuar, de manera racional, y controlada.

13

Aparicio Perez, Trinidad. http://www.pulevasalud.com/subcategoria.jhtml 14

Mira y López, Emilio. “Cuatro Gigantes del Alma”. Editorial El Ateneo. Pág.13 15

Ibidem. Pag. 14

Page 14: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

14

“Los mecanismos cerebrales que se activan con la aparición del miedo, se

encontraban presentes en momentos primitivos de la evolución animal y ellos

permanecen aun en muchos vertebrados, y en el hombre…gran parte de las

respuestas emocionales no se producen de manera conciente, sino que la

respuesta conciente surge al final de una cadena de procesos cerebrales

anteriores.” “William James, un psicólogo americano propuso en 1884 que las

emociones no ocurrían primero a nivel cognitivo, para ir seguidas luego por su

respuesta vegetativa … sino que el proceso ocurría exactamente al revés: la

experiencia cognitiva de la emoción seria secundaria a su expresión fisiológica.

En términos simples, cuando nuestro cerebro detecta, por ejemplo una situación

de peligro… ponemos en marcha las reacciones de huida o de lucha

(actividad motora, taquicardia, et.) a nivel inconsciente y son estas las que dan

lugar a la sensación consciente de miedo en otras zonas del cerebro”.16

Los diferentes efectos fisiológicos que se producen, tiene que ver con las

reacciones del sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino. Dentro de los

efectos fisiológicos que pueden surgir como consecuencia del miedo,

encontramos los siguientes:

Como consecuencia de la activación del sistema nervioso simpático y de

la glándula suprarrenal, se produce la segregación de las hormonas

adrenalina y nor adrenalina

Si la situación generadora del miedo continua, se producen reacciones

en la corteza suprarrenal y en la adenohipofisis, consistentes en la

segregación de hormonas antiflogísticas

En casos de miedo permanente o prolongado, se produce una

disminución en la actividad de la glándula tiroides consistente en la

disminución en la producción de la hormona estimulante tiroidea.

Dentro de muchos efectos fisiológicos señalados por diferentes autores, puede

afirmarse, que en su mayoría refieren la presencia de sudoración, vaso

dilatación o vaso constricción (con el consecuente enrojecimiento o palidez),

etc. 17

“Subjetivamente el miedo produce la sensación de achicamiento, perdida de

confianza en la capacidad, reducción de la personalidad… somáticamente

16

Belmonte, Carlos. http://www.larebotica.es/larebotica/secciones/expertos/emocionescerebro/index.html 17

Gomez Rey, Elena. “Sobre el Miedo”. http://www.monografias.com/trabajos12/sobmied/sobmied.shtml

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15

presenta se presenta aceleración cardiaca, palpitaciones, detención o

aceleración del ritmo respiratorio, temblor…”. 18

Los efectos fisiológicos producidos por el miedo, implican en el individuo la

sensación de peligro, de incapacidad de responder al mismo, los cuales se

compaginan con modificaciones en la frecuencia cardiaca y respiratoria,

sudoración, enrojecimiento o palidez, es decir, hay un cuadro de efectos físicos

y psicológicos que coinciden en el individuo durante el episodio de miedo.

Vemos como la intervención de los sistemas simpático y parasimpático,

producen diferentes efectos a nivel físico y psíquico, “Los sistemas simpático y

parasimpático actúan en forma antagónica: el simpático moviliza al organismo

para la acción, dilata los vasos sanguíneos para aumentar el flujo de sangre en

los músculos, dilatación pupilar, aumento del ritmo cardiaco, aumento de la

intensidad respiratoria, se movilizan por acción de la adrenalina de las reservas

de glucosa del hígado, el nivel de producción de glóbulos rojos asciende, el

tiempo de coagulación de la sangre, se interrumpe el proceso digestivo,

aumenta el sudor. Todos estos cambios sirven para preparar al hombre que ha

de luchar: la sangre es más vigorosamente impulsada a los sitios del cuerpo

(músculos y cerebro) que más la necesitan; el incremento de azúcar aumenta

la eficacia muscular.

Por su parte el sistema parasimpático, que funciona al unísono, es opuesto,

inhibe el cuerpo para la acción, hay contracción pupilar, disminuye el ritmo del

corazón, cierra los esfínteres, procura reposar el cuerpo, de modo que el cuerpo

antes de una acción “lucha” entre los dos impulsos, y, produciéndose un fuerte

impulso agresivo, predomina el sistema simpático. El impulso agresivo (ira),

empuja la acción: el impuso depresivo (miedo, dolor), generalmente retiene,

salvo que sea extremo”.

Algunos autores inclusive señalan algunas reacciones que pueden percibirse en

algunos animales, en situaciones de peligro, las cuales parecen innatas, así por

ejemplo LeDoux, anteriormente citado, señala lo siguiente: ¨La paralización es

una buena estrategia ante un peligro…si el animal se queda completamente

quieto, tiene mas posibilidades de salir con vida, que si empieza a saltar de un

lado a otro. Otras respuestas saciadas son cambios en la tensión arterial, el ritmo

cardiaco y diversas reacciones del sistema nervioso autónomo, como la

disminución de la sensibilidad al dolor”. 19

18

Gómez López, Jesús Orlando. “El Delito Emocional”. Ediciones Doctrina y Ley. Pág.145 19

LeDoux, Joseph. ¨El aprendizaje del miedo: de los sistemas a las sinapsis. Pág. 112

Page 16: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

16

Dentro del análisis de los efectos del miedo, es pertinente señalar las fases

señaladas por el autor Mira y López, ya mencionado anteriormente, ya que su

especial análisis puede dar claridad en lo relacionado con los efectos físicos

que se pueden advertir en el individuo que se ve expuesto a la sensación de

miedo. Veamos:

El autor indica que el miedo puede alcanzar diferentes grados de intensidad,

para lo cual señala seis niveles: prudencia, cautela, alarma, angustia, pánico y

terror, respecto de los cuales aclara que si bien normalmente se presentan el

uno seguido del otro en el orden ya señalado, pueden darse simultáneamente,

y los síntomas de cada uno pueden mezclarse o presentarse conjuntamente.

Prudencia:

Plano Objetivo: “El sujeto adopta un actitud modesta, de autolimitación

voluntaria…de sus posibilidades de creación, destrucción o mantenimiento de

dominio. De esta suerte afirma su inmediato deseo de pasar inadvertido y no

entrar en conflicto con el ambiente”. 20

En este estadio es posible que el sujeto empiece a percibir conscientemente el

miedo, en un nivel de conciencia aun muy bajo.

Plano Subjetivo: “Se producen abundantes racionalizaciones… para

convencerse de que el comportamiento es justo. El sujeto llega a sentirse

autosatisfecho y seguro, por considerarse más previsor que el resto de sus

semejantes”. 21

En esta etapa, a penas hay una precaria percepción de una posible situación

de peligro, para la cual el individuo trata de no interactuar con el medio, para

evitar que el peligro que parece existir no se materialice.

Cautela (Fase desconfiada):

Plano Objetivo: “El sujeto…se halla… en situación atemorizante, pero cuenta

con el dominio de sus respuestas ante ella. Los movimientos muestran la actitud

cautelosa y concentrada de su autor, ya no son espontáneos sino severamente

controlados, “

20

Mira y López, Emilio. “Cuatro Gigantes del Alma”. Editorial El Ateneo. Capitulo III. Pág. 44. 21

Ibidem.

Page 17: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

17

Plano Subjetivo: “…un estado de creciente preocupación, aumenta el interés,

la atención expectante y el anhelo de asegurar el dominio de la

situación…Surge la duda de poder controlar la situación, por ello hay cierta

incertidumbre, temor a fracasar, el sujeto se siente pesimista, pero busca

disimular su temor, mostrándose tranquilo, aunque en realidad ya perdió la

calma”. 22

El sujeto en esta etapa, es mas conciente de la existencia del peligro, ya no

logra estar calmado, esta en una actitud defensiva, de marcada cautela,

preparándose para una eventual defensa.

Alarma:

Plano Objetivo: “El sujeto sigue penetrando la situación intimidante y el miedo

ya se muestra ante el intimidante. La actitud es de alarma y desconfianza

intensa. Aparecen movimientos superfluos… alteraciones del ritmo y seguridad

de la conducta motriz.”

Plano Subjetivo: “El sujeto se da perfecta cuenta de que no puede controlar el

curso de sus pensamientos y se empieza a obsesionar ante…su inminente daño.

El juicio pierde su claridad” 23

En esta etapa es claro que el sujeto siente el miedo en gran intensidad, y

empiezan a darse claras manifestaciones físicas de su sensación de

imposibilidad de controlar adecuadamente la situación.

Angustia (Fase ansiosa):

Plano Objetivo: “… la desorganización funcional provocada por el miedo ha

destruido ya la unidad intencional y ha inhabilitado sus mejores posibilidades de

reacción. Ya no hay autorregulación de la motricidad”.

Plano Subjetivo; “Íntimamente el sujeto vive esta fase con un animo ansioso y

angustiado…En efecto la conciencia siente una extraña mezcla de temor y

furor incontenibles… El sujeto “se siente enloquecer”: se cree al borde de

“perder la cabeza”.24

Pánico:

22

Ibidem. Pág. 45 23

Ibidem. Pág. 46 24

Ibidem. Pág. 47

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18

Plano Objetivo: “Caracteriza esta fase…la dirección anatómica de la

conducta. La corteza cerebral sufre ya los efectos de su total inactivación

(muerte temporal) producida por la absoluta invasión del miedo… “la

tempestad” se hace ahora kinetica, o sea, tiene lugar en la esfera motriz…

pueden observarse ahora crisis convulsivas… la fuerza muscular parece

centuplicada pero es ciegamente liberada en actos que solo por casualidad

resultan adecuados”.

Plano Subjetivo: “…en esta fase el sujeto a penas si se da cuenta de cuanto le

ocurre o realiza, algunas vivencias de pesadilla (…deliriosas, incoherentes)

seguidas de rápida amnesia (olvido) es todo cuanto llega a producirse en su

plano consciente”. 25

En esta fase o momento del miedo, el individuo no tiene capacidad alguna de

razonar, o realizar procesos concientes, sino que sus reacciones son

absolutamente automáticas, y podría decirse que su cuerpo y sus reacciones

no le pertenecen, sino que están en manos del miedo.

Terror:

Plano Objetivo: “En este maximo grado de intensidad de la acción del miedo –

que constituye la fase final de su proceso de anulación individual- los

fenómenos de inhibición han alcanzado ya, también, a los centros

subcorticales y mesencefálicos …el sujeto ha perdido no solamente su

intelección …sino toda su potencia reaccional motriz. Yace cual una estatua de

piedra, esto es, “petrificado”, confundido con la tierra (a-terrorizado); inmóvil,

inerte, “muerto de miedo”. Su palidez y su inexpresión, la falta de reacción

local, incluso ante estímulos violentos y dolorosos, nos revelan objetivamente la

ausencia de vida personal, psíquica. Su ser esta temporalmente agotado e

inactivo, y puede incluso estarlo de un modo definitivo (muerte verdadera) si el

proceso de inactivación alcanza los centros simpáticos”.

Plano Subjetivo: “En rigor en esta fase no existe ya vida personal o subjetiva

propiamente dicha, pues solamente se conservan las actividades

neurovegetativas mínimas para asegurar la persistencia del ser…El individuo

semeja un muñeco de cuerdas rotas, que permanece como un mueble u

objeto en el campo situacional, absolutamente ajeno a cuanto en el se

desarrolla”. 26

25

Ibidem. Pág. 48 26

Ibidem. Pág. 49

Page 19: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

19

1.1.3. Formas Del Miedo:

De acuerdo con el autor Emilio Mira y López, considera importante relacionar la

clasificación que hace de diferentes tipos de miedo, y sus efectos. 27

Este autor considera que existen tres tipos de manifestación del miedo: instintivo

(orgánico, corporal y ascendente), racional (condicionado, psíquico y

descendente). Veamos las características que Mira y López atribuye a cada

uno de ellos.

Miedo Instintivo Orgánico:

“Corresponde a la forma primitiva de manifestarse la retracción o debilitación

del metabolismo, bajo la acción directa e inmediata (sobre las células

corporales) de un influjo dañino. Sus manifestaciones son idénticas en todos los

seres humanos y se producen con la celeridad máxima y un absoluto

automatismo, dando lugar a la cesación o suspensión de las actividades en

curso y la adopción de la postura que ofrece la mínima superficie vulnerable

posible.

Respecto de este tipo de miedo, podemos identificarlo con el primer momento

de miedo señalado por otros autores ya citados, ya que se encuentra

coincidencia en la “paralización” que este produce en el individuo, y que es

algo automático casi no percibido por el individuo, esto es, el sujeto no alcanza

a racionalizar que tiene miedo, simplemente lo tiene, llega de repente y

produce esa suspensión de funciones racionales de la que ya se había hablado

anteriormente.

Este tipo de miedo, parece coincidir con lo que Gómez López denomina

reacción emocional congénita, al referirse a ese miedo común a todos los seres

humanos, e inclusive a algunas especies animales, cuando quiera que no tenga

un referente experiencial anterior.

Miedo Racional Sensato:

Es el miedo que este autor denomina “profiláctico”, el que se siente a priori

(reacción ante el peligro, señal anticipadora del daño), no a posteriori

(reacción ante el daño) como el anterior.

27

Mira y López, Emilio. “Cuatro Gigantes del Alma”. Editorial El Ateneo. Capitulo III. Pág. 39 y s.s

Page 20: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

20

“Es pues, un miedo condicionado por la experiencia y va del brazo de la razón,

por eso también puede designarse como un miedo “lógico”. “28

Adicionalmente el autor refiere como por ser un miedo que se piensa antes de

sentirse, permite al individuo predisponer lo necesario para evitar el daño,

señalando que es un miedo previsor, previsto de prudencia.

Este tipo de miedo se relaciona con algunas apreciaciones consagradas por

Gómez López en su texto: “El factor cognoscitivo es papel preponderante en la

producción de la emoción miedosa, pero el mundo del conocimiento

depende en otra medida del mundo social y de los valores comunitarios e

individuales; de allí que los factores culturales condicionen a sentir miedo o

no”.29

Esta tipología de miedo es aquella, que resulta de los diferentes procesos

cognoscitivos del hombre, de sus experiencias, de sus vivencias, es decir, todos

aquellos miedos que el hombre puede tener “fundadamente”, en atención a

un conocimiento previo, de la misma situación que actualmente vive, o una

muy similar; conocimiento que puede hacerle prever motivadamente, que se

encuentra en una situación en la que puede correr peligro.

Claramente puede ocurrir que una situación para un individuo resulte

naturalmente causante de miedo, ya sea por circunstancias atinentes a su

educación, cultura, formación familiar etc., de acuerdo con las cuales sea

justificable su sensación de miedo, pero la misma situación puede resultar

absolutamente inocua para otro sujeto que se haya desarrollado en un

ambiente, social, educativo, religioso, en el cual esa situación no sea

normalmente causante de miedo.

Miedo Imaginativo Insensato:

“También se le conoce con los calificativos de miedo absurdo, “fobia”, de

presunción o mágicointuitivo. Su característica esencial es que el objeto que lo

condiciona nunca ha sido causa de miedo orgánico en el sujeto y solamente

se encuentra ligado a un verdadero estimulo fobigeno…por ello tal miedo

resulta injustificado e incomprensible…” 30

28

Mira y López, Emilio. “Cuatro Gigantes del Alma”. Editorial El Ateneo. Capitulo III. Pág. 41. 29

Mira y López, Emilio. “Cuatro Gigantes del Alma”. Editorial El Ateneo. Capitulo III. Pág. 267 30

Ibidem. Pág. 42

Page 21: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

21

Son miedos, que no tienen una explicación vivencial conciente para el sujeto,

no están derivados de circunstancias que a cualquier “hombre medio” le

producirían miedo, sino por el contrario, son situaciones especiales que solo

producen ese efecto respecto del individuo en particular. Por lo anterior, para el

común de las personas, las reacciones en virtud de esta modalidad de miedo,

pueden resultar exageradas o incomprensibles.

1.2. CONCEPTO JURÍDICO DEL MIEDO

1.2.1. Conceptos Doctrinarios y Ubicación Dogmática

Al abordar la investigación en torno a este tema, es necesario aclarar que al ser

una creación dogmática y jurídica tan reciente, la producción doctrinaria,

legislativa y jurisprudencial en torno al tema, es precaria, más aún si se tiene en

cuenta que la figura del miedo insuperable tan solo a logrado una muy reciente

independencia, al subsumirse tradicionalmente en la categoría de la

inexigibilidad de otra conducta, como causal de inculpabilidad.

Por lo anterior, veremos un breve recorrido en los pocos autores nacionales e

internacionales que contemplan esta figura, los cuales debe anticiparse, tratan

el tema superficialmente.

Una de las primeras referencias que se encuentra señala que la figura del

miedo insuperable es una hipótesis que se ha considerado tradicionalmente

como una circunstancia de exclusión de culpabilidad, enmarcada

específicamente dentro de la denominada inexigibilidad de otra conducta,

dada básicamente por una situación en la que el sujeto no se puede motivar

normalmente porque padece miedo, lo que se traduce, en una imposibilidad

de adecuar su comportamiento a las prescripciones de la norma.

“El sujeto en cuestión sufre una incidencia de un factor externo que le provoca

temor. Y el ordenamiento jurídico entiende que en esas circunstancias no

corresponde sancionarle penalmente por haber actuado presionado por las

circunstancias. El punto de partida del miedo insuperable es una situación

subjetiva de miedo, basada en un mal real o imaginario que afecta al

individuo. En virtud del mal que puede llegar a padecer, el sujeto lleva a cabo

el delito no motivándose, en definitiva frente a la norma jurídica.”31

31

Lecciones de Derecho Penal. Parte General. Págs. 222 y 223. Editorial Praxis Universidad.

Page 22: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

22

Es importante señalar que se acepta claramente que el sujeto que actúa en

una situación de miedo insuperable, no merece ser castigado por la normativa

penal, por cuanto ésta debe reconocer que el sujeto no logró la motivación

relacionada con la norma jurídica, por que una situación subjetiva generadora

del miedo le ha impedido hacerlo; es decir, se reconoce que la afectación

psicológica y física que produce el miedo, le impide al sujeto, motivarse

adecuadamente con la norma jurídica, y en consecuencia ajustar su

comportamiento a ella, es decir, no existe una resistencia del sujeto a motivarse,

sino una imposibilidad de que tal motivación se produzca, por una

circunstancia psicológica que afecta al sujeto.

Es claro, que si se acepta la imposibilidad de motivación, ello no puede

aceptarse en relación con cualquier tipo de temor, pues no cualquier estado

de miedo constituye fatalmente una causal de exclusión de culpabilidad, sino

que se exige la presencia de un miedo especialmente calificado como

“insuperable”.

“No cualquier situación de temor o miedo hablita la apreciación de esta

eximente. El miedo debe ser insuperable, es decir que no deje ninguna otra

posibilidad de actuar. El criterio que prevalece para decidir si un supuesto de

miedo es insuperable se basa en lo que pueda resistir un hombre medio en esas

circunstancias. No se apreciará miedo insuperable si se trata de una situación

perfectamente asumible por un ciudadano medio, pero en la que el sujeto, por

su carácter especialmente pusilánime o cobarde, prefiere cometer el delito a

tolerar las circunstancias que padece”.32

Del extracto anterior, es muy importante resaltar que no basta el afirmar que la

conducta delictiva de realizó por tener “miedo”, sino que es necesario que

para ese sujeto particular (se deben tener en cuenta y analizar el carácter y

circunstancias particulares del sujeto), en la situación subjetiva que causó la

sensación de miedo, en atención a ese miedo, no exista para el, posibilidad de

actuar de manera diferente. No se trata de un concepto absolutamente

objetivo, ya que si bien parte del baremo del hombre medio, analiza tanto las

circunstancias de hecho en las que se cometió el hecho punible (y

generadoras de la situación de miedo), como aquellas circunstancias de

personalidad y características propias de ese sujeto individualizado, que

hicieron que sintiera un miedo tal, que pueda catalogarse como insuperable, a

tal punto que le impidió actuar de conformidad con la ley.

Lo anterior, no puede entenderse como una licencia para que aquellos sujetos

en extremo miedosos puedan beneficiarse con mayor facilidad de esta figura,

32

Ibìdem.

Page 23: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

23

sino, que debe siempre partirse del hombre medio, pero materializando ese

concepto, en el escenario real, en el que, como se dijo, deben ponderarse las

características del sujeto, de la situación generadora del miedo, y en general

las circunstancias que lo rodearon y la medida en que influyeron.

Del mismo tema se ocupan también los Doctores Muñoz Conde y García Arán,

al relacionar el análisis del concepto de miedo insuperable directamente con la

excluyente de culpabilidad de inexigibilidad de otra conducta, aunque

tímidamente estos autores van un poco más allá, al plantear incluso la

posibilidad de una “inacción”.

“En principio, esta eximente recuerda a una causa de inimputabilidad o incluso

de ausencia de acción, por cuanto el miedo es un estado psíquico que puede

llevar, incluso, a la paralización total del que lo sufre. Sin embargo, el miedo al

que aquí se alude es aquél que, aún afectando psíquicamente al que lo sufre,

le deja una opción o una posibilidad de actuación…”insuperable” quiere decir

aquí superior a la exigencia media de soportar males y peligros”. 33

Vemos como, se alude inclusive la hipótesis de inacción, la cual sin embargo no

estaría relacionada con el miedo insuperable, sino con lo que algunos autores

han catalogado como terror, siendo este el que imposibilita totalmente al sujeto

para moverse, por quedar “aterrado” (pegado a la tierra).

Nuevamente se encuentra la referencia (indirecta) en este caso, a un hombre

medio, es decir que al individuo se le exige que soporte la exposición a algún

mal o peligro, en la medida que lo soportaría un individuo cualquiera. Frente a

esto último debo anotar que si bien, es acertado acudir al baremo del hombre

medio, no puede olvidarse que al tratarse de una sensación miedo), debe

analizarse la situación particular de ese individuo y en que medida las

circunstancias a la que estuvo sometido, le impidieron tener una actuación

conforme a derecho; lo que no puede malinterpretarse, pensando que si el

sujeto en cuestión es especialmente miedoso, ello influya en la valoración

objetiva que de las circunstancias deba hacerse: “La insuperabilidad del miedo

es un requisito objetivo y, por lo tanto, en la medida en que el sujeto sea un

timorato o muestre una gran cobardía, no podrá apreciarse esta eximente..”34

En el plano de la ubicación dogmática de esta figura, es claro que los autores y

las legislaciones reconocen, en general, que debe ubicarse en el campo de la

exclusión de la culpabilidad, aunque como se verá, algunos autores han

planteado algunas hipótesis diferentes, como la exclusión de la antijuridicidad,

33

Muñoz Conde, García Arán, Mercedes. Derecho Penal. Parte General. Pág. 395. Ed. Tirant lo blanch. 34

Ibídem.

Page 24: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

24

pero al final, se concluye que la ubicación más adecuada debe ser en el

ámbito de la culpabilidad.

“Por lo demás, igual que en el estado de necesidad, el mal que produce el

miedo ha de ser serio, real e inminente. De ahí que el miedo insuperable haya

sido considerado por algún autor también como una causa de justificación, lo

que no deja de tener su fundamento, pero el componente subjetivo (miedo)

de esta eximente hace preferible tratarla en el ámbito de la culpabilidad”. 35

Con la finalidad de motivar aun en mayor medida, la ubicación dogmática de

la figura del miedo insuperable, el doctrinante colombiano Juan Camell Cure,

citando a Bustos y Hormazábal, señala como el Estado, se autolimita en la

exigencia de la responsabilidad, en los casos de miedo insuperable: “qué es lo

que justifica racionalmente que una persona en situación de miedo insuperable

pueda quedar exenta de responsabilidad criminal si resuelve su conflicto

lesionando un bien jurídico. Esta respuesta solo puede encontrarse, de acuerdo

con nuestra concepción el sujeto responsable, como exigibilidad…un problema

de límites: hasta donde puede el Estado legítimamente exigir responsabilidad a

una persona afectada por un miedo insuperable en una situación concreta por

un comportamiento contrario a sus propios intereses…”36

La particularidad subjetiva que envuelve el miedo insuperable, hace que su

ubicación más adecuada sea en el ámbito de la cupabilidad, que es

precisamente el estadio donde a nivel dogmático se analiza primordialmente el

aspecto subjetivo del delito.

Finalmente, es necesario dentro de los autores nacionales, hacer referencia, a

uno de los poquísimos escritos en los que se hace un análisis diferente de la

incidencia del miedo insuperable en la estructura del delito, planteando un

interesante análisis de los casos en los que los diferentes estadios del miedo

pueden influir en las diferentes esferas del delito, veamos resumidamente los

principales aspectos que plantea Nodier Agudelo Betancur.

El mencionado autor relaciona la repercusión que el miedo, según su intensidad

puede tener en materia de conducta, antijuridicidad, inimputabilidad y

culpabilidad. De acuerdo con ello indica que el miedo puede afectar la

conducta (acción), en aquellos estados en los que el individuo se halla

“aterrado” o “petrificado”, esto es como una piedra, produciéndose una

35

Ibídem. 36

Cure Márquez, Juan Camell. El miedo insuperable como ausencia de responsabilidad penal, pág.84. Ediciones

Jurídicas Andrés Morales

Page 25: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

25

afectación de los mínimos físicos y/o psicológicos que se requieren para que

pueda hablarse de acción.

“El miedo repercute en la conducta…la conducta exige un mínimo de

coeficiente psíquico o estar en posibilidad física de obrar…Ernst kretschmer

señala “como efectos agudos de shocks de terror encontramos en el hombre

rigideces motoras y estupores que, con muchas gradaciones, acaban por

desembocar en terreno propiamente histérico, o que tienen desde el primer

momento tal carácter…”37

Concluye el autor, que en tratándose de esos estados de pánico o terror,

puede darse una paralización que afecte los centros del movimiento, aclara

que con independencia de que se mantenga la conciencia o no, es claro que

no hay un mínimo para que jurídicamente se pueda hablar de acción.

Al analizar el efecto que pueda tener el miedo en el ámbito de la

antijuridicidad, el autor plantea que normalmente éste si se haya relacionado

con algunas causales de justificación, básicamente en el sentido de explicarlas,

esto es, cuando concurren una causal de justificación y el miedo, la primera es

prevalente, y el segundo, sirve para dar un explicación psicológica de la causal

de justificación, es decir que no se trata de que el miedo, por si solo constituya

la causal de justificación, sino que es un elemento de la misma, al darle

contenido psicológico, subjetivo a la misma, es decir, que en esos casos el

miedo no tiene un efecto autónomo para excluir la categoría de la

antijuridicidad, sino que acompaña otra causal, a la cual dota de un

componente psicológico adicional.

Es claro, que la naturaleza que rodea las causales de justificación, no es la

aplicable al caso del miedo insuperable, y es que, en tratándose de las

primeras, estamos en presencia de una conducta que a pesar de haber sido

consagrada como prohibida por el ordenamiento, en ciertas circunstancias, el

mismo legislador se encarga de elevarla a la categoría de licita, en tanto que

en el caso del miedo insuperable, la conducta permanece como prohibida,

pero el estado reconoce que en esas circunstancias, al sujeto no se le puede

exigir que actúe de manera diferente, porque están limitadas sus posibilidades

de actuar.

Es claro entonces, que en tanto en las causales de justificación, el propio Estado

reconoce que está en presencia de una conducta que él ha consagrado

37

Agudelo betancur, Nodier. Lecciones de Derecho Penal. Parte General Editorial Universidad Externado de

Colombia. Pág. 387.

Page 26: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

26

como ilícita, pero que en determinados eventos que también él regula,

adquiere un ropaje de legalidad. Lo anterior no ocurre frente al miedo

insuperable, pues allí la ilicitud de la conducta se mantiene intacta, pero esa

especial circunstancia, hace que se reconozca una cierta imposibilidad del

sujeto para motivarse de manera adecuada y oportuna según los mandatos de

la norma penal.

Siguiendo su análisis el Doctor Agudelo Betancur aborda el tema de la

inimputabilidad, en materia del cual cita a Mira y López, para señalar que

cuando el miedo alcanza la cuarta fase (angustia, tempestad visceral) y la

quinta fase (pánico) no hay duda que en esos casos se presentará, al igual que

en los casos de fobias (miedos patológicos) una situación de inimputabilidad.

Finalmente el autor avanza hacia el análisis de los efectos que el miedo puede

causar frente a la categoría dogmática de la culpabilidad, y en la cual estaría

ubicado el miedo insuperable analizado en este trabajo.

“…en primer lugar, respecto del tema de la ubicación de sus consecuencias en

la culpabilidad: parece ir habiendo acuerdo mayoritario en que en este caso la

inculpabilidad se funda en la no exigibilidad de otra conducta; además se

discuten sus requisitos; aquí la doctrina generalmente exige la exaltación

emocional, aunque la serenidad y el cálculo pueden darse cuando el miedo

no ha alcanzado niveles muy altos ; tampoco se puede descartar el miedo

cuando hay un transcurso de tiempo entre la amenaza y la acción

salvadora…” 38

Como se ve, al tratar el tema de las consecuencias del miedo en materia de

culpabilidad, el Dr. Agudelo también señala que el fundamento se encuentra

sustentado en la inexigibilidad de otra conducta.

“…también se discute si al graduar la exigibilidad se debe atender a un criterio

objetivo o subjetivo: en este punto se ha llegado a la fórmula del “hombre

medio en la posición del autor”, lo del “hombre medio”, porque es ineludible un

criterio objetivo o parámetro de valoración objetiva…lo segundo, para tener en

cuenta al individuo en su concreta situación: edad, lugar, relación con el

agresor, etc”.39

Otro punto muy importante que ya había tratado en párrafos anteriores, es

analizado por el autor Agudelo Betancur, y es si el análisis del miedo obedece a

38

Ibìdem. Pàg. 399 39

Ibídem. Pág. 399

Page 27: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

27

parámetros objetivos y subjetivos, ya que el hecho de que el miedo en sí mismo

sea subjetivo, genera confusiones en cuanto a su análisis, aunque el criterio del

hombre medio que anunciábamos anteriormente facilita el entendimiento del

tema.

Finalmente en este aspecto no puede dejar de mencionarse la referencia que

en punto de la ubicación dogmática del miedo insuperable hizo la Honorable

Corte Suprema de Justicia, en la sentencia del magistrado JORGE ANÍBAL

GÓMEZ GALLEGO, del 12 de Diciembre de 2002 así:

“En este punto, la doctrina no ha sido uniforme, pues mientras unos se inclinan

por considerar que el miedo insuperable excluye la antijuridicidad, otros opinan

que es una causa de inimputabilidad análoga al trastorno mental transitorio, y

los demás, que se inscriben en la posición dominante, propugnan por una

causa de inculpabilidad por "constituir un supuesto de inexegibilidad de otra

conducta a un sujeto concreto en una situación concreta al ser legítima la

resolución parcial del conflicto conforme a sus propios intereses bajo ciertos y

determinados respectos"40

Se concluye entonces, como ya se había adelantado que es necesario recurrir

a un parámetro objetivo, cual es el del hombre medio, pero no debe olvidarse

que no es un criterio frío, sino que es necesario relacionarlo con la situación

particular de ese individuo en esas condiciones, a fin de poder determinar con

claridad si el sujeto actuó en presencia de miedo insuperable, el cual le impidió

actuar conforme a derecho.

En el caso del miedo insuperable, se está ante una situación en la que al sujeto

no le es posible motivarse en condiciones de normalidad frente a la norma

jurídica, porque, como lo expresa Mir Puig, no se da una motivación racional

normal: “Ninguna causal de exclusión de responsabilidad penal supone la

absoluta imposibilidad de motivar, sino solo la anormalidad de la

motivación…Una eximente excluirá la responsabilidad penal cuando se prevé

porque se entiende que bajo sus presupuestos el sujeto no podrá adoptar una

decisión que responda a las leyes de una motivación racional normal”41

Es claro, que parece existir una inclinación mayoritaria a ubicar el fundamento

de la exclusión de la responsabilidad por cuenta del miedo insuperable, en la

figura de la inexigibilidad de otra conducta, y es que esa sustentación aparece

40

Gómez Gallego, Jorge Anibal. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. 12/12/2002. 41

Citado por Cure Márquez, Juan Camell. El miedo insuperable como ausencia de responsabilidad penal, pág.116.

Ediciones Jurídicas Andrés Morales

Page 28: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

28

casi de manera natural al examinar la situación a la que se ve enfrentado un

hombre, cuyo cerebro, reacciones, pensamientos y en general su cuerpo

entero están permeados por una situación de miedo insuperable, y es que el

énfasis debe hacerse en esa especial cualificación del miedo, ya que ella, es la

que denota, que el miedo es de tal entidad, que el sujeto no está en

capacidad o posibilidad de salir de él, y, en consecuencia, no parece

razonable, natural, y me atrevería a decir, no parece legítimo, que en esas

condiciones el Estado pueda exigirle de manera fría, a ese sujeto, que adecue

su conducta a la normatividad, permitiendo que aún en esas circunstancias

que le son inmanejables, se motive según el mandato legal.

1.2.2. Código Penal Colombiano Del 80 (Decreto Ley 100 De 1.980):

En la ya citada sentencia de la Honorable Corte Suprema de Justicia, la Corte

hace una muy breve referencia a los antecedentes de la figura del Miedo en la

legislación penal colombiana:

“Tal como lo recuerda el Procurador Delegado, la legislación colombiana no

tiene tradición en la previsión del miedo como causal excluyente de

responsabilidad, pero sí como circunstancia atenuante de la punibilidad, así,

por ejemplo, el Código Penal de 1936 incluía en el artículo 38-3 como

circunstancia de menor peligrosidad "el obrar en estado de pasión excusable,

de emoción determinada por intenso dolor o temor, o en ímpetu de ira

provocada injustamente"; por su parte, el artículo 64-3 del decreto 100 de 1980,

incluía como circunstancia de atenuación punitiva "el obrar en estado de

emoción o pasión excusables, o de temor intenso", y en el Nuevo Código Penal,

artículo 55-3, se reitera como circunstancia de menor punibilidad "el obrar en

estado de emoción, pasión excusables, o de temor intenso". 42

En la legislación penal del 80 no se consagraba el miedo insuperable como una

causal de inculpabilidad, y la única referencia que se encuentra el tema, es la

tímida mención del temor intenso reseñado en ese código, dentro de las

causales de atenuación punitiva.

“ART.64-Atenuación Punitiva. Son circunstancias que atenúan la pena, en

cuanto no hayan sido previstas de otra manera:

3. Obrar en estado de emoción o pasión excusables, o de temor intenso”.

42

C.S. de J. Sala de Casación Penal. Diciembre 12 de 2002. RAD. 18983. M.P. Jorge Aníbal Gómez Gallego.

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29

Es interesante resaltar como en esta legislación penal, el allí llamado “temor

intenso”, es una figura que no tiene ninguna relevancia en la configuración

dogmática del delito, esto es, no se reconoce que la situación de temor sufrida

por el sujeto pueda afectar de manera esencial la categoría de la culpabilidad,

sino que se aprecia simplemente un elemento de valoración al momento de

establecer la sanción penal.

Es decir que de acuerdo con la consagración legislativa del 80, el temor

intenso, hasta ahora empezaba a encontrar un primer espacio dentro de la

legislación penal, pero hasta ahora, como se dijo, con repercusión en materia

de atenuación de la pena, pero dejando intactos los diferentes estadios del

delito, y en particular, el tema de la culpabilidad.

1.2.3. Código Penal Colombiano (Ley 599 De 2000):

El actual código penal colombiano, consagra el medo insuperable en el

artículo 32, dentro de la categoría de ausencia de responsabilidad:

“ART. 32-Ausencia de responsabilidad. No habrá lugar a responsabilidad penal

cuando:

9. Se obre impulsado por miedo insuperable…”

En la actual legislación penal el miedo insuperable se considera una de

aquellas hipótesis en las que no hay lugar a responsabilidad penal, frente a lo

que debe aclararse, el legislador no indicó expresamente, cual de los estadios

dogmáticos del delito sería el afectado, esto es, reunió en un solo artículo las

situaciones de causales de justificación y causales de inculpabilidad entre otras.

Es claro que la consagración legislativa del actual Código Penal Colombiano,

es un avance representativo en relación con la legislación anterior, en tanto

que permite que el ahora llamado “miedo insuperable” tenga un espacio

dentro de la estructura del delito propiamente dicha, y no como en el pasado,

una simple referencia en materia de atenuación punitiva.

Adicionalmente, debe decirse que a pesar de que el catálogo de causales de

justificación y de inculpabilidad se haya fundido en una sola categoría

genéricamente denominada causales de exclusión de responsabilidad, la

diferenciación entre causales de justificación y causales de inculpabilidad, aún

es válida, a efectos de identificar cuál de las categorías del delito es la

afectada.

Page 30: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

30

De lo anterior, se desprende la necesidad de aclarar que el miedo insuperable

se mantiene como una causal de exclusión de la culpabilidad, que se sustenta

como se explicó anteriormente, en la inexigibilidad de otra conducta, y en

consecuencia se trata de una conducta, que si bien ilícita, si bien recogida por

el ordenamiento jurídico como delito, no producirá para el sujeto

responsabilidad penal, en la medida, en que se entiende excluida la categoría

de la culpabilidad, por entenderse que derivado de la situación de miedo

insuperable, al sujeto no le era posible motivarse de acuerdo con las

prescripciones de la norma.

Page 31: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

31

CAPITULO 2. PERFIL DE LA VÌCTIMA

Antes de analizar si existen características especiales que hagan a una mujer

más vulnerable para los malos tratos, y con el fin de desechar de plano la tesis

de que la mujer pueda ser “culpable” de su propia tragedia, se analizará

brevemente en qué medida los patrones culturales han desarrollado un

esquema de desigualdad entre hombres y mujeres, donde el hombre “debe”

mantener la superioridad y el poder sobre la mujer. Todo esto como

antecedente inmediato de las relaciones de maltrato de género.

Debe resaltarse que los parámetros de la sociedad actual, permiten que las

situaciones de desigualdad se perpetúen, ya que históricamente se ha

propiciado un sistema patriarcal, en el que la asimetría de poderes se

intensifica.

“La violencia contra la mujer, sustentada en el mito de la inferioridad del sexo

femenino, ha formado parte de la vida social y doméstica y de las relaciones

entre hombres y mujeres desde tiempo inmemorial, llegando a hacernos creer

que este modo de comportamiento es natural”. 43

Debemos entender que tradicionalmente desde los inicios de las diferentes

comunidades, ha sido connatural a la mujer, el asumir un papel que se ha

considerado como secundario, al estar encargada del hogar, de los hijos, de la

alimentación; mientras que al hombre se le ha entregado un papel

protagónico, de protección de la mujer y de los hijos, de consecución del

alimento y del sustento para la familia; con lo cual desde ese seno de la familia

se percibe una desigualdad, dada por el empoderamiento del hombre, quien

43

Ortiz, Maria Cristina. Vigilancia de maltrato a la mujer: diseño y aplicación de un procedimiento. Pág. 3.

Disponible en www.colombiamedica.univalle.edu.co/Vol133No2/cm33n2aed.htm

Page 32: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

32

llega a sentirse “dueño” de la mujer y consecuentemente de los hijos; lo que le

permite disponer de sus destinos, y fijar reglas, de las cuales no pueden salirse.

En ese sentido, el autor Miguel Lorente Acosta en su libro “El Rompecabezas:

anatomía a del maltratador” señala como “ha habido y existe todavía una

actitud preconcebida para mantener de forma activa esa desigualdad

discriminando a las mujeres y situándolas en una posición de inferioridad. La

posición superior que ocupa el hombre no la tiene por poseer unas cualidades

tan diferentes respecto a las de la mujer, sino que la ha conseguido porque las

mujeres han llevado a cabo una serie de tareas domésticas y sociales que les

proporcionaban la seguridad y la estabilidad suficientes para poder afrontar la

escalada hacia posiciones sociales más altas. 44

En el artículo “El maltrato psicológico. Un problema para las mujeres, no de las

mujeres” se presenta la siguiente reflexión en ese sentido: “En la raíz de la

violencia contra las mujeres se evidencia la asimetría de poder que ha

propiciado el sistema patriarcal y machista imperante, y que ha llevado a un

abuso con la persona más desfavorecida en este esquema, la mujer”. 45

Es claro, que la tradiciones y mitos transmitidas generacionalmente han

perpetuado las relaciones de desigualdad entre los géneros, con lo cual la

asimetría del poder se ha intensificado, y lo que es peor, se ha hecho normal a

tal punto que nos parece invisible, a pesar de estar muy presente en todos los

ámbitos de las relaciones entre hombres y mujeres.

Como lo dice con mucho acierto Lorente Acosta, tradicionalmente se ha

tratado de explicar el fenómeno del maltrato femenino en “anormalidades” de

la mujer: hasta hace relativamente poco, y todavía hoy de forma indirecta, por

ejemplo, se hablaba de determinadas características de personalidad o de

ciertas alteraciones psicológicas en la mujer víctima de malos tratos, que la

hacían susceptible de ser agredida, sin tener en cuenta que las alteraciones

eran consecuencia del maltrato, no causa del mismo ni anterior a él” 46

“La violencia está estrechamente relacionada con la desigualdad de género.

La investigación feminista ha puesto de manifiesto la relación que hay entre la

violencia y las formas culturales de considerar a las mujeres inferiores a los

hombres (Millett, 1970, Salztman 1992). La violencia contra las mujeres es

resultado de la idea de superioridad masculina y de los valores que se reflejan

44

Lorente Acosta, Miguel. “El Rompecabezas: anatomía del maltratador” Editorial Ares y Mares. Pág.26 45

“El maltrato Psicológico. Un problema para las mujeres, no de las mujeres”. Pág. 1. Disponible en:

www.revista.onsumer.es/web/es/20050201/interiormente/. 46

Lorente Acosta, Miguel. “El Rompecabezas: anatomía del maltratador” Editorial Ares y Mares. Pág.40

Page 33: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

33

en el código patriarcal. La esencia del código patriarcal es una representación

de la masculinidad a través del dominio sobre la mujer”. 47

La atribución de poder al hombre, se refleja a través de la necesidad de

dominación sobre la mujer, el cual, se le permite mantenga a toda costa, aun

cuando ello implique maltrato físico o psicológico. “la idea de jerarquía sexual y

la identificación de la virilidad con la superioridad masculina sobre la mujer, lo

que en el ámbito popular se ha llamado machismo, están intrínsecamente

unidas a la idea de que es legítimo imponer la autoridad sobre la mujer, incluso

mediante la violencia. A las mujeres se las considera como seres inferiores a los

que se puede usar, despreciar e incluso maltratar”.48

Tradicionalmente el estudio de la violencia contra la mujer, ha estado viciado

por algunos mitos que han logrado que las investigaciones en ese sentido

presenten en ocasiones ciertas características de las mujeres maltratadas que

las hace aparecer como “culpables” del maltrato sufrido. Sin embargo esas

posiciones comunes en los años 60 y 70, han sido revaluadas, para darle paso a

la aceptación de que cualquier mujer, puede ser objeto del maltrato por parte

de su pareja, y que no existe tampoco una cierta predisposición de algunas

mujeres por pertenecer a determinados sectores, clases sociales, niveles

educativos etc.

Esta modificación en el análisis del maltrato femenino fue apoyada en estudios

realizados en diferentes países, por ejemplo los realizados por SCHULTZ 1960,

SYMONDS 1979 Y WALKER 1979, así:

“En este tipo de hechos, la víctima presenta una serie de características que

hacen pensar a priori que gran parte de la situación viene condicionada por

ella.

Los primeros estudios centrados sobre la víctima, partiendo de la base de que

la conducta es el reflejo de la interacción de la persona con una situación,

llevaron a dicha conclusión, pensando que determinadas características de

algunas mujeres hacían que tuvieran una mayor probabilidad de ser

maltratadas. Estos trabajos se basaron en el estudio de mujeres que habían sido

agredidas, las cuales presentaban una serie de síntomas que fueron

considerados como causa de la violencia frente a ellas”.49

47

La violencia contra las mujeres. Pág. 1. Disponible en www.tnrelaciones.com/mujer/ 48

Ibídem. 49

Revista electrónica de ciencia penal y criminología. RECPC 02-07 (2000), Lorente Acosta, Miguel. Lorente

Acosta, José Antonio. Lorente Acosta, Manuel Javier. Martínez Vilda, Maria Elena. Villanueva Cañadas, Enrique.

Page 34: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

34

Otra de las grandes tendencias, especialmente a nivel latinoamericano, es la

de asociar el maltrato femenino con bajos niveles educativos, dependencia

económica de la mujer respecto de su pareja, ser una mujer que permanece

en el hogar etc., características, sin embargo que no pueden tomarse como

absolutas, y las cuales han venido siendo revaluadas, en atención a las

muestras de la realidad del día a día, donde cada vez es mas común ver estas

situaciones de maltrato en estratos económicos altos, e inclusive en mujeres

trabajadoras, situaciones que normalmente no eran contempladas en los

estudios, por quedarse dentro de la llamada “cifra negra de la criminalidad”, lo

cual si bien es una constante en la mayoría de los casos de maltrato, lo es con

mayor medida, en círculos sociales económicos elevados, donde estas

situaciones se mantienen en total secreto.

En estudios del tema se indica que “Tampoco se encontraron en las víctimas

relaciones consistentes con los ingresos económicos, nivel de educación, ser o

no ama de casa, pasividad, hostilidad, integración de la personalidad, auto-

estima, ingesta de alcohol o emplear violencia con los niños. Del mismo modo,

no se hallaron evidencias en relación al estatus que la mujer ocupa, al trabajo

que desempeña, a las conductas que realiza, a su perfil demográfico o a las

características de su personalidad. Ninguno de estos factores influyen en forma

significativa en las posibilidades de que sufran una agresión en su vida

familiar”.50 (Subrayado fuera de texto).

Así, si bien es claro que pueden identificarse ciertas características en las

mujeres maltratadas, ello obedece precisamente a los efectos que la situación

de maltrato físico, psicológico o sexual genera en ellas.

De acuerdo con lo anterior, puede mencionarse que las mujeres que han sido

objeto de maltrato por parte de su pareja, generan una merma en su

autoestima, sienten miedo constante, pierden su esperanza de salir de la

situación de maltrato, y lo que es peor, cuando el maltrato no es físico, sino que

se encuentra en el ámbito psicológico, en ocasiones los sentimientos y

emociones generados por el mismo, impiden que la mujer sea consciente de la

situación de violencia en la que se encuentra.

Cecilia Díaz, en su artículo “Violencia de Género. Un paso atrás” señala como

se siente una mujer víctima de malos tratos por parte de su pareja o ex-pareja

de la siguiente forma: “¿Cómo se siente una mujer maltratada?

Metafóricamente podríamos decir que como la nada. Una mujer maltratada

tiene lesionado no solo su cuerpo, sino también inevitablemente su alma. Con

50

Ibídem.

Page 35: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

35

una autoestima mermada y un sentimiento profundo de culpabilidad y

desesperanza se enfrenta día a día a su infierno particular (muchas veces sin

ser consiente del delito al que está siendo sometida)”. 51

Es tan fuerte el efecto psicológico que produce el maltrato en la mujer, y es

tanto el peso que los mitos culturales y sociales tienen en su forma de

reaccionar frente a esta situación, en tanto ha sido criada y educada bajo

parámetros de superioridad masculina, que en ocasiones, utiliza esos mitos y

tabúes, para justificar la conducta de su victimario, llegando a sentir que la

situación se ha generado por un comportamiento negativo de ella que ha

generado la furia de su pareja. En se mismo sentido, en el artículo ya

mencionado, Cecilia Díaz, señala como la mujer maltratada “Justifica las

agresiones a las que se ve arrastrada en base a su “mal comportamiento” o a

condiciones inherentes a su pareja: alcoholismo, estrés, enfermedad mental…

Se siente merecedora del trato recibido. En definitiva, está atrapada en una

espiral de violencia de la que le resulta casi imposible escapar”.52

Dentro de las manifestaciones perceptibles en la mujer maltratada, que como

ya hemos aclarado, no se trata de características que permitan diseñar un

perfil, sino por el contrario, de efectos, síntomas y manifestaciones generadas

como consecuencia de la propia situación de agresión en la que se encuentra

sumida. En el artículo “El maltrato Psicológico. Un problema para las mujeres, no

de las mujeres”, se señalan los siguientes síntomas, manifestaciones y actitudes,

como parte del retrato de una mujer maltratada:

Dolores de espalda y articulaciones.

Cefaleas.

Irritabilidad.

Fatiga permanente.

Tristeza, ánimo deprimido, ganas de llorar sin motivo aparente.

Ansiedad y angustia

Inapetencia sexual.

Sensación de vergüenza.

Sentimiento de culpa.

Temor generalizado.

Mantenimiento de una mirada huidiza.

Dejadez social. Escasez comunicativa: explicaciones vagas y confusas.

51

Díaz, Cecilia. Violencia de Género. Un Paso atrás. Pág. 1 Disponible en http:

http://www.comentariosdelibros.com/articulo-violencia-de-genero-un-paso-atras-1a34u1s.htm 52

Ibídem. Pág. 2

Page 36: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

36

Entre otros efectos podemos señalar la consecuente aceptación de las

conductas violentas de la pareja o expareja, trastornos del sueño, trastornos

alimenticios (estos dos últimos pueden presentarse por otras condiciones

diferentes, pero también pueden estar ligados a estas situaciones de maltrato).

Veamos una relación de los efectos que pueden generarse en la mujer

maltratada, o cómo alguna autora los denomina de manera más precisa como

“sintomatología compleja”, parafraseándola anotaré lo siguiente: 53

Cuando quiera que una mujer se ve enfrentada a periodos de maltrato

continuos y prolongados, es normal que como consecuencia de las diferentes

agresiones sufridas desarrolle una serie de síntomas, así, el maltrato físico

materializado a través de golpes, ya sea con el propio cuerpo del agresor, o

con armas, genera contusiones, hematomas, hemorragias, fracturas,

destrucción o pérdida de algún sentido (audición, visión etc.), en ocasiones

también puede haber pérdida de cabello y cuero cabelludo, de algunas piezas

dentales etc.

Cuando hay golpes en la cabeza, se puede presentar conmoción cerebral,

coágulos, mareos, náuseas, amnesia, problemas en la visión etc. En muchos

casos cuando la mujer se encuentra en estado de embarazo puede ser

obligada por su victimario, a ingerir sustancias abortivas, o en ocasiones el

aborto puede sobrevenir como consecuencia de los golpes en el abdomen.

Como consecuencia de los malos tratos reiterados, la mujer genera una

“sintomatología orgánica”, que normalmente puede estar acompañada de

una serie de efectos Psicológicos, que se resumen de la siguiente forma:

Agotamiento psicofísico.

Dificultades respiratorias, ahogos, los cuales pueden relacionarse con la

recordación de las situaciones de pánico vividas, como por ejemplo los

intentos de estrangulamiento de que haya sido objeto.

Palpitaciones, pulso alterado, ansiedad y terror, incrementados al

acercarse la hora de llegada al hogar del esposo violento.

Igualmente cuando el maltrato es psicológico, (insultos, humillaciones, gritos,

crítica a todas las actividades realizadas por la mujer, magnificación de

pequeños errores convirtiéndolos en episodios de críticas e insultos

interminables) se presentan daños en la personalidad de la mujer maltratada;

53

Amato, Marìa Inès. “La Pericia Psicològica en Violencia Intrafamiliar. Ediciones La Rocca. Pàg. 115 y ss.

Page 37: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

37

puede haber temblores incontrolables, pánico, parálisis, y una constante

sensación de no tener posibilidad de escapar a ese estado, esta situación es

denominada por María Inés Amato como “síndrome de indefensión

aprendida”, dado por un estado de desvalimiento y desamparo, fracaso e

impotencia.

La sensación de terror constante puede generar incontinencia o diarreas

espontáneas, que denotan la falta de control que la mujer tiene sobre su

vida.

Después de producidos los ataques puede generarse una sensación de

desorientación que pueden afectar sus nociones de tiempo y espacio.

Letargia, sueño permanente en atención al profundo desgaste

psicológico y físico.

Cuando quiera que se presentan episodios de ataque sexual)

normalmente después del ataque de violencia física) en el periodo de

arrepentimiento. Esta violación le genera a la mujer confusión, depresión,

pánico, acompañados normalmente de llanto e insomnio.

Los sentimientos y síntomas antes referenciados, causan que la mujer sienta un

miedo inmanejable, un temor paralizante, frente al agresor, que la domina

totalmente, que mina al extremo su confianza en sí misma, y que hace que

sienta que no existe ninguna posibilidad de respuesta o defensa de su parte

frente a los continuos ataques; la mujer, desesperanzada, pierde todo anhelo

de superar la situación de malos tratos.

El desgaste psicológico que sufre la mujer, tratando de negar la situación en la

que se encuentra, o minimizando el peligro real en que se ve sumida, hacen

que pierda sus energías, lo que la pone en una situación aún más vulnerable

frente a su agresor.

Siguiendo a la Doctora María Inés Amato, podemos continuar clarificando el

retrato de la mujer maltratada, quien, con facilidad pasa de un estado

emocional a otro, siguiéndose episodios de llanto y súplicas para que la

situación cese, y episodios de auto-inflingirse la culpa de toda la violencia que

está viviendo.

A pesar de lo anterior, la mujer intenta mantener en su cabeza la esperanza de

que la situación cambie, especialmente en los periodos denominados de “luna

de miel”, en los que el agresor pide perdón y jura que las agresiones nunca se

van a volver a presentar.

Page 38: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

38

Ahora bien, después de revisar el terrible escenario en el que se encuentra la

víctima, queda la sensación de no lograr comprender ¿porqué razón la mujer

permanece al lado del maltratador? Analicemos este aspecto:

2.1. ¿PORQUÈ PERMANECEN AL LADO DEL MALTRATADOR?

“Dentro de las razones más comúnmente identificadas en los diferentes

estudios, para explicar el porqué las mujeres que sufren maltrato por parte de su

pareja permanecen al lado del maltratador, se encuentran la dependencia

económica, la falta de preparación de la mujer, el peligro de perder a los hijos,

el temor por nuevos episodios del maltrato etc.

En ningún caso podríamos obviar la dependencia económica del marido, la

falta de alternativas o recursos propios, el temor al reproche social y familiar y

otro tipo de circunstancias como los efectos victimizadores del sistema judicial,

el temor a la toma de represalias de la pareja agresora, o la preocupación por

los hijos, aunque , a mi modo de ver, tales circunstancias no hacen sino actuar

como racionalizaciones válidas a los ojos de la propia mujer, y de otros, para

explicar una conducta de otro modo ininteligible”. 54

Veamos algunas causas que comúnmente se han atribuido como obstáculos

que explican en parte porque las mujeres no logran romper con el ciclo de la

violencia:

Dependen económicamente y afectivamente del hombre.

Miedo a que se cumplan las amenazas.

Miedo a que las agresiones sean más fuertes.

Miedo a que las agresiones se extiendan a sus hijos/as.

Creen que es su destino porque sus madres quizás fueron también

maltratadas.

Miedo a que le quite sus hijos.

54

Cantón Román, Blanca. “La importancia del factor género en la violencia contra la mujer: un enfoque psicológico

y social. Disponible en: http://www.ciudadanas.org/documentos/vg_enfoquespicologico_blancacanton.pdf

Page 39: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

39

No aceptan el fracaso matrimonial y familiar.

No saben que están siendo maltratadas.

Sentimiento de culpa.

Desconocen sus derechos.

No tienen recursos económicos.

Falta de apoyo familiar.

Ocultan los malos tratos por vergüenza.

Pérdida de la autoestima.

No tienen apoyos legales o jurídicos.

Desconocen los recursos existentes (asesorías jurídicas y psicológicas,

Comisaría de la Mujer y la Familia) 55

En el mismo tema, es importante tener en cuenta que el maltrato continuado

va minando la seguridad de la mujer, y le va generando una falsa percepción

de la realidad; “…la mujer va sufriendo las consecuencias psicológicas de estar

sometida a una situación de violencia y agresión mantenidas, salpicada de

agresiones físicas y psicológicas. La frustración…favorece que la mujer vaya

reinterpretando su situación a través de los ojos del agresor…y así va apartando

de su realidad todos aquellos sucesos especialmente traumáticos, y se queda

con los momentos de afectividad, aunque sea tenue e intermitente…”56

Como lo adelantábamos en párrafos anteriores, la mujer maltratada en algunas

ocasiones no logra entender que está siendo víctima de un delito, y no

entiende porqué ella se encuentra en esa situación, sin mayores esperanzas

para salir de la misma, por lo que conciente o inconscientemente genera

justificaciones para esa situación, como lo explica la Doctora Cantón, ya

citada, si bien las razones normalmente esgrimidas por la mujer pueden

aparentemente explicar la situación de maltrato, son mas bien

55

“Las mujeres NO denuncian los malos tratos ¿POR QUÉ?, disponible en

http://www.sordos.com.uy/violencia/las_mujeres_no_denuncian.htm 56

Lorente Acosta, Miguel. “El Rompecabezas: anatomía del maltratador” Editorial Ares y Mares. Pág.37

Page 40: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

40

racionalizaciones que la mujer maltratada utiliza para tratar de explicar un

fenómeno que ni siquiera ella misma comprende; porque existen ciertos “lazos

invisibles” que la atan a esa relación de maltrato.

Así, como quiera que existe una cierta tolerancia social a este maltrato

producido en la pareja, en ocasiones la mujer considera que se encuentra

dentro de una situación que debe tolerar: “…las mujeres involucradas en esta

ultima forma de violencia no suelen reconocerla con facilidad, debido a que,

por la misma tolerancia sociocultural, la “normalizan” por medio de diversos

mecanismos de distorsión cognoscitiva”. 57

Debe aceptarse que en algunos casos existe un amor enfermizo respecto del

maltratador, que la autora Luciana Ramos denomina “amor al hombre a pesar

de todo”, que denota una relación en la que “el miedo a perder el hombre es

más aterrorizante que el miedo al abuso al cual la mujer se ha condicionado.

Este amor puede prevalecer hasta que el abuso sea tan severo o amenazante

a la vida que la mujer se dé cuenta de que tiene que pararlo de alguna forma”.

Si bien no es un común denominador en todas las relaciones, si ocurre con

cierta frecuencia.

Debe reconocerse que la compleja dinámica de la violencia al interior de la

pareja, hace que múltiples factores influyan en su origen, y también en la

imposibilidad de la mujer de terminar con ese ciclo de violencia con facilidad;

entre los diferentes factores que influyen para que la mujer permanezca al lado

del maltratador, resulta muy ilustrador, señalar que “a pesar de los altos índices

registrados en relación con la violencia conyugal, el subregistro sigue siendo

muy alto, situación que se presenta por varios motivos. Primero, la problemática

de la violencia conyugal todavía sigue siendo considerada como algo

“normal” o “natural” en las relaciones de pareja; segundo, todavía no existe

una cultura de la denuncia por la insuficiente divulgación de la legislación que

previene y sanciona la violencia intrafamiliar; tercero, las mujeres sienten temor

por las posibles (y muy reales) represalias de sus compañeros; cuarto, por la

dificultad de éstas para salir del ciclo de la violencia marital…quinto, por la alta

tasa de impunidad para cualquier delito y en especial para aquellos que

suceden en el ámbito privado; y sexto, por la escasa credibilidad y respuestas

de las instituciones del Estado en nuestro país”. 58

57

Ramos Lira, Luciana. “Reflexiones para la comprensión de la salud mental de la mujer maltratada por su pareja

íntima. Disponible en www.publicaciones.cucsh.udg.mx/pperiod/laventan/Ventana16/16/16-6.pdf Pág. 6 58

Violencia de pareja: tipología, características e impacto en la sociedad. Reflexiones sobre violencia de pareja y

relaciones de género. Haz paz: política nacional de construcción de paz y convivencia familiar. 2000.

Pág,66

Page 41: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

41

Tampoco puede perderse de vista, que algunos de los elementos que facilitan

la aparición de la violencia de pareja, en contra de la mujer, y que en cierto

sentido la “legitiman” socialmente también permiten que tal violencia se

perpetúe; así, por ejemplo, los patrones culturales tradicionales, de acuerdo

con los cuales, se ha legitimado la dominación del hombre sobre la mujer,

hacen que el control total del “hombre de la casa”, sobre la mujer sea visto

como normal, así invada todos los aspectos de la vida de ésta. Igualmente, así

como el hombre desde su niñez es enseñado a comportarse como “un

hombre”, a las niñas también se les inculca a ser dependientes y pasivas, se les

proyecta como mujeres casadas, que deben cumplir con ciertas tareas al

interior del hogar (la reina del hogar), dentro de las que se encuentran todas

aquellas tareas relacionadas con el hogar, y adicionalmente con el cuidado y

atención de los hijos y del marido, en pocas palabras, desde la niñez, a las

mujeres se les implanta un sello indeleble de sumisión, abnegación e inclusive

dependencia del hombre (marido).

“La socialización de género tradicional, limita los recursos y habilidades

psicológicas emocionales y hasta físicas de las mujeres para poder hacerse

valer como personas con dignidad y respeto por sí mismas. Las mujeres

aprenden desde muy temprano el comportamiento de la abnegación y de la

sumisión en las relaciones con los hombres y por ello se las elogia y se las

premia. Las conductas que hacen de una mujer un ser vulnerable a los malos

tratos son casi las mismas que se le ha enseñado como femeninas y dignas de

amor”. 59

Siguiendo la misma línea, la doctora Consuelo Barea Payueta, resume las

razones por las que una mujer no deja al agresor, de la siguiente forma:

En primer lugar la autora señala el miedo de la mujer, a que el dejar al

maltratador, o denunciarlo motive un nuevo ataque, igual o más violento que

los anteriores, por cuanto es común que el agresor, en desarrollo del maltrato

psicológico o físico, amenace a la mujer, con asesinarla si lo deja, o con llevarse

a los hijos o con causarle a ella, o a los miembros de su familia, lesiones o la

muerte.

En segundo lugar la autora señala como posible razón para que la mujer no

cuente con la fuerza necesaria para romper el ciclo de violencia algunos mitos

culturales y/o religiosos que han sido tangencialmente tratados en párrafos

anteriores; tales como que la mujer debe obedecer al hombre, que causa más

daño a los hijos una separación que la situación de violencia doméstica, que

59

Ibídem. Pág. 67

Page 42: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

42

ésa violencia es un asunto privado que debe resolverse igualmente en privado,

que está primero la familia que la mujer, que con amor logrará cambiar al

marido, y perdonarlo. Mitos, todos éstos, que podemos encontrar en diferentes

países y culturas, con pequeñas variaciones, pero todos ellos causantes de

generar en la mujer la sensación de no poder salir de esa situación de maltrato,

o de perder la conciencia de estar verdaderamente sometida a una situación

de violencia en su contra, o lo que es peor, de generar en su psiquis, la

sensación de ser culpable de cada episodio de violencia que ocurre.

En tercer lugar, la autora resalta la llamada “minusvalía aprendida”, de

acuerdo con el cual la mujer, como consecuencia de los malos tratos físicos y

psicológicos, queda “inmovilizada”, sin capacidad para salir de ese ambiente

de violencia, por cuanto la violencia continuada ha minado sus recursos y ha

acabado por convencerla que en verdad no es posible salir de ese escenario

violento. “El síndrome de Estrés Post Traumático la mantiene en el terror de día y

de noche, el Síndrome de cenicienta y Supermán destruye la autoestima de la

mujer. Ésta cree que sin el no va a salir adelante y que no va a poder dar a sus

hijos un hogar decente, ropa y escolarización… Hay una ausencia de

alternativas reales en cuanto a alojamiento, empleo y economía a causa del

control y aislamiento a que ha sido sometida”. 60

Es importante para concluir, resaltar, como el maltratador logra hacer sentir a la

mujer, que no hay posibilidades de escapar a esta situación: “La percepción

del hombre y la mujer es totalmente distinta, mientras que él pierde

definitivamente cualquier tipo de respeto hacia ella, la mujer percibe la

desconsideración, se sienta fracasada y sin escapatoria ni salida de la situación,

pues al sentirse en parte responsable cree que allí donde vaya volverá a ocurrir

lo mismo, y que todo lo que pase mientras perdure la situación actual se lo tiene

merecido”.61

Ahora bien a manera de conclusión de este pequeño tema, vale la pena tener

en cuenta la importante afirmación que hace Lorente Acosta: “al hablar de

violencia contra las mujeres son muchas las preguntas que se hacen sobre la

conducta de la mujer que sufre la agresión, sobre lo que hace o deja de hacer,

que porqué no denuncia, que porqué retira después la denuncia, que porqué

aguanta tanto tiempo, porqué vuelve con el agresor, o incluso, que porqué lo

denuncia o lo deja. Todo son interrogantes que acosan a la mujer. Sin embargo

muy pocos se hacen la pregunta clave: porqué el hombre agrede a la mujer

60

Ibídem. Pág. 5 61

Lorente Acosta, Miguel. “El Rompecabezas: anatomía del maltratador” Editorial Ares y Mares. Pág.55

Page 43: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

43

con la que mantiene una relación de pareja, y porqué lo hace de manera

sistemática siguiendo un ciclo de intensidad creciente.”62

CAPÍTULO 3 PERFIL DEL MALTRATADOR

En este capítulo, también debe aclararse que después de muchos estudios en

los cuales se han tratado de identificar características de hombres

maltratadores, debe aceptarse, que no existen características especiales que

predispongan a un hombre a ser maltratador, sino que debe concluirse que

cualquier hombre puede ser maltratador, y no existen especiales factores que

sean esencialmente determinantes para que lo sea.

“Si tuviéramos que definir un perfil que pudiera recoger al agresor en todas sus

manifestaciones, éste vendría dado por tres características fundamentales:

hombre, varón, de sexo masculino. No hay perfil, se trata de un perfil elástico,

maleable que puede adoptar cualquier forma sin que se modifique su

esencia”.63

Es claro, que no existen rasgos especiales que permitan determinar que existe

un perfil de hombre maltratador, por cuanto el hombre maltratador puede

tener cualquier edad, pertenecer a cualquier clase social, tener bajo o alto

nivel educativo, económico o laboral, y si bien algunos factores relacionados

con el consumo de alcohol o drogas, pueden estar ligados a los maltratadotes,

no son de necesaria presencia en el maltratador.

Debe también tenerse en cuenta que el maltratador no es un enfermo mental,

no es un trastorno psicológico lo que hace que se comporte de esa manera,

aunque puede que las calidades de maltratador y enfermo mental coincidan,

se repite, ello no quiere decir que sea un trastorno psicológico el que determine

el carácter de maltratador en el hombre.

62

Ibídem. Pág.27 y 28 63

Ibidem. Pág.45

Page 44: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

44

“…el maltratador no es una persona agresiva en forma habitual, sino que ejerce

la violencia solo contra su mujer, de una manera selectiva, es decir, tiene una

doble cara; una feroz, dedicada a su mujer, y otra, distinta, impecable, fuera

del entorno familiar. Su capacidad de simulación es tal que, al menos en un

principio, suele engañar a familiares, vecinos, policías, médicos, haciéndoles

creer que su mujer es una histérica… Es decir, el maltratador sabe muy bien lo

que hace. Se cree en el derecho “natural” de someter y degradar a su pareja.

Es celoso, posesivo y controlador”. 64

En el mismo sentido, encontramos el siguiente comentario, del Doctor Andrés

Montero Gómez: “En primera instancia, la relación entre desorden psicológico y

conducta agresiva no es tan lineal ni dicotómica como pudieran pretender

algunos planteamientos. Son más del 95 por ciento los agresores de mujeres no

diagnosticados de enfermedad mental. El maltratador no es un enfermo, pero

semejante perspectiva no excluye que haya algo en su estructura de

personalidad que desvíe su conducta de aquello que se considera

comportamiento normal pues, caso contrario, no tendría sentido un eventual

tratamiento”. 65

Al igual que en los párrafos anteriores, cuando se trató el tema del perfil de la

víctima, en este momento debemos recordar nuevamente que el esquema

patriarcal imperante en la sociedad durante años, y el cual subsiste aún, es el

escenario propicio para que la violencia de pareja se genere y perpetúe.

Considero importante también, el comentario de cinco especialistas europeos

reunidos en España, quienes lo primero que dijeron a la BBC Mundo, al tratar el

tema del maltrato femenino fue lo siguiente:

“En la "cultura de la violencia" el papel del hombre duro, fuerte, agresivo,

dominador, que no demuestra sus sentimientos y hace pocos gestos de cariño,

"está reforzado por los medios de comunicación, por la películas de Hollywood.

Si ves los filmes de vaqueros, de ex combatientes de guerra, de acción, verás

una foto del hombre violento”66

Podría señalarse que existen ciertos rasgos inculcados cultural y socialmente a

los hombres que pueden influir en la actitud agresiva, “…sí a los hombres se les

inculca desde chicos, ser arriesgados, rudos, agresivos, a no tener en cuenta sus

sentimientos ni los de los demás y a utilizar la fuerza física como manifestación

64

Retos en la salud mental del siglo XXI en atención primaria. Disponible en

www.semergen.es/semergen2/mocrosities/manuales/maltraro/maltratador.odf 65 Montero Gómez, Andrés. Artículo publicado en el diario “La Razón”. Mayo de 2001. Disponible en

http://www.nodo50.org/mujeresred/andres_montero-maltratadores.html 66

Torres, Graciela. “No lloro, pero sí que pego”. Disponible en:

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_6181000/6181328.stm

Page 45: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

45

de su hombría, ¿cómo se les pide que sean unos maridos y padres

comprensivos, cariñosos y afectivos?

La socialización diferencial por sexo facilita una masculinidad que tiende a

expresar los conflictos a través de la violencia…” 67

No puede perderse de vista lo señalado al comienzo de éste texto, estamos

sumergidos en una cultura que promueve y perpetúa estereotipos de relaciones

de pareja y de familias, donde el maltrato pasa a ser algo válido, común y que

debe mantenerse en la intimidad de la pareja, validando la violencia, como

mecanismo de dominación, y control del hombre sobre la mujer; mitos, y

estereotipos que se ven reflejados además en los medios de comunicación.

En la misma reunión en Barcelona señalada anteriormente, el alemán Stefan

Beckmann, del centro Dissens de Berlín señaló que lo que busca el maltratador

es "dominar y explotar a la mujer. Lo que quiere es crear una relación de

dominio donde los demás (porque incluye a los hijos) vivan con miedo". 68

Debe tenerse presente que los objetivos de la conducta violenta son

básicamente “…la obtención del control de la mujer y en utilizar la violencia no

solo como un daño físico, psíquico y moral…sino como una forma de aleccionar

a la mujer para que se deje controlar y someter, y para que se mantenga en

esa posición secundaria e inferior a la del hombre” 69

Igualmente, debe tenerse en cuenta que al hombre se le vende la idea de ser

el “jefe del hogar”, con lo cual se acentúa la desigualdad de poder al interior

de la familia, siendo el hombre el responsable de tomar todas las decisiones

que atañen a la familia y a todos sus miembros, en aspectos educativos,

laborales, económicos etc.

Por lo anterior, y en atención al amplio poder que social y culturalmente se ha

entregado al hombre, éste necesita mantener su poder y dominación respecto

de la esposa y los hijos, a cualquier precio.

“Socialmente no hay un prototipo de maltratador; puede ser de clase alta o

baja, con estudios o sin ellos, joven o viejo. «Es un perfil plano», dice Bonino, que

trata a unos 50 de estos hombres al año. Su conducta no tiene por qué estar

ligada al consumo de alcohol o drogas -en el 80% de los caso no lo está- y

67

Violencia de pareja: tipología, características e impacto en la sociedad. Reflexiones sobre violencia de pareja y

relaciones de género. Haz paz: política nacional de construcción de paz y convivencia familiar. 2000. Pág,67 68

Torres, Graciela. “No lloro, pero sí que pego”. Disponible en :

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_6181000/6181328.stm 69

Lorente Acosta, Miguel. “El Rompecabezas: anatomía del maltratador” Editorial Ares y Mares. Pág. 50

Page 46: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

46

tampoco a desviaciones psíquicas. En contra de lo que pueda parecer, la

mayor parte de los agresores no son enfermos mentales. Según Enrique

Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco y

pionero en España en la aplicación de terapias a hombres maltratadores, «el

20% de ellos sí presenta un trastorno mental –alcoholismo, esquizofrenia

paranoide, trastorno delirante…-. Pero el 80% son „normales‟; no existe un

trastorno grave, aunque sí presentan alteraciones de la personalidad y

cognitivas, como un machismo extremo o la justificación del uso de la violencia

para resolver problemas” 70

A continuación, partiremos de la clasificación que hace el autor Miguel Lorente

Acosta, en su Libro: “El rompecabezas; autonomía del maltratador”, en el cual si

bien se mantiene la tesis de la inexistencia de un perfil de hombre, cuyas

características puedan clasificarlo como maltratador, si se manifiestan ciertos

tipos de hombres maltratadores de acuerdo con “la forma de maltratar”.

En ese sentido afirma Lorente: “Todos los hombres tienen un precio y todos los

hombres pueden tener un motivo para agredir a sus mujeres, solo dependerá

de que ellos consideren que esa situación es merecedora de una corrección

por medio de la violencia… No se trata de hombres violentos, de perfiles

psicopáticos ni de problemas enraizados en su personalidad; la violencia es un

recurso que la sociedad y la cultura ponen a disposición de los hombres para

utilizar “en caso de necesidad”, dejando a su criterio determinar cuando surge

la necesidad” 71

Comparto plenamente la posición del autor, en señalar que no se puede hablar

de “un” hombre maltratador, cuando cualquiera puede serlo, por lo que debe

rechazarse que se trate de un enfermo mental, o de una especie de hombres

con determinadas características de personalidad. Es muy importante hacer

conciencia, de que el maltratador no es un hombre enfermo, cuya patología

psicológica o psiquiátrica lo hace cometer el delito, sin que pueda evitarlo;

para por el contrario aceptar que se trata de hombres de carne y hueso, de

cualquier estrato social, con diversos niveles educativos, con o sin antecedentes

de maltrato; esto es, un hombre…maltratador.

Continúa el precitado autor: …rápidamente aflora todo el arsenal de

justificaciones y explicaciones que la cultura originaria de las agresiones esgrime

ante su manifestación: el que no está loco o trastornado antes de llevar a cabo

70

“Romper el Ciclo de la Violencia” Disponible en:

htpp://www.elmundo.es/documentos/2004/06/sociedad/malostratos/hacer_agresores.html 71

Lorente Acosta, Miguel. “El Rompecabezas: anatomía del maltratador” Editorial Ares y Mares. Pág. 18.

Page 47: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

47

la agresión, lo está en el momento de hacerlo, bien por la explosión de

emociones encontradas (celos, abandono, custodia de los hijos, quedarse con

la casa…) o bien por acción de algún elemento exógeno (alcohol drogas,

estrés social …) Ahí es donde cobra especial importancia romper con la idea

predeterminada del perfil del agresor, de buscar esa especie de “hombre

malo” o “masculinidad desviada” que permite al mismo tiempo justificar la

realidad de la violencia contra las mujeres y la existencia de una sociedad

pacífica y respetuosa con la mujer” 72

Debe entonces aceptarse que no es posible determinar la existencia de un

perfil o varios perfiles de hombres maltratadores, ya que son diferentes tipos de

hombres, en diversas circunstancias, acompañados de diversos factores

externos, pero todos con el objetivo común, mantener el poder, la dominación,

la sujeción respecto de la mujer.

Es muy importante aceptar que las antiguas teorías basadas en la existencia de

ciertos tipos, perfiles o características que determinaban la existencia de un

maltratador, solamente han constituido una involuntaria pero efectiva cortina

de humo, que ha ocultado y justificado durante años el tema del maltrato

femenino, por hacerlo parecer una situación normal, que se debe mantener

puertas adentro del hogar y que en la mayoría de los casos, es el resultado, o

bien de carencias psicológicas de la mujer, o de trastornos mentales del

hombre que le hacen inevitable comportarse de esa forma, o lo que es peor,

son el resultado de factores externos que hacen que el hombre actúe

determinado por aquellos factores licor, drogas, maltrato en la infancia etc).

“Los perfiles del agresor han actuado como amortiguador de todos los intentos

de afrontar la situación en su realidad y como pantallas que han ocultado las

manifestaciones de este tipo de conductas, y cuanto, menos se

destacan…unos perfiles, menos contribuyen a la identificación del

problema…porque ocultan el resto de características del agresor y del

problema y contribuyen a esa imagen tópica que se presenta y representa del

agresor.”73

Por otra parte, debe tenerse en cuenta que los perfiles que la doctrina ha

proporcionado, se han construido con la poca información real que se cuenta

del problema, ya que debido a las concepciones tradicionales y al tratarse de

una situación que se ha ventilado solamente “puertas adentro” del hogar, y

cuya solución se considera debe dejarse en manos únicamente de los

72

Ibidem. Pág.27 y 28 73

Lorente Acosta, Miguel. “El Rompecabezas: anatomía del maltratador” Editorial Ares y Mares. Pág.42

Page 48: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

48

involucrados; todo ello hace que los datos oficiales, y conocidos, y los casos

analizados, sean un porcentaje mínimo de la verdadera cifra de casos de

maltrato femenino, esto en palabras de Lorente: …los perfiles el asesor y de la

víctima se han establecido, fundamentalmente, a partir de los casos

denunciados, los cuales solo suponen el 10 por 100 de los que realmente se

producen. Establecer las características del agresor y de la victima a partir de

esa muestra y…considerarlas ciertas, no solo es incorrecto sino que además

actúa como mecanismo para mantener la imagen tradicional de la

agresión…74

Otro de los grandes errores en el que se ha incurrido en el estudio del maltrato

femenino…es considerar que este es un problema marginal en la sociedad, que

se produce en un ámbito privado, en ciertos estratos sociales generalmente,

en niveles económicos bajos, y por tanto se considera que hasta allí no debe o

puede llegar el control social, o penal, y que por ello, debe olvidarse por estar

fuera de los límites de la sociedad “normal”; más claramente lo expresa el

Doctor Lorente: …se trata de minimizar la agresión, pero, sobre todo, lo que se

ha conseguido es levantar la muralla que mantiene el problema fuera de los

límites de la sociedad.75

Por lo anterior, es muy importante tener en cuenta que recientemente se ha

identificado y reconocido que el maltrato femenino se produce en todos los

estratos sociales, niveles económicos y sin que necesariamente se puedan

presentar factores externos como alcohol, drogas, que sean determinantes

para que el individuo cometa la conducta. “La agresión a la mujer se da por

igual en todas las clases sociales, con independencia del nivel educativo o de

los ingresos económicos, y sin que exista una relación directa entre la agresión

y el consumo de alcohol u otras sustancias tóxicas (estas solo actúan de forma

general como desinhibidotes de la conducta)”.76

Es muy importante para tratar adecuadamente el problema del maltrato de

género, partir de la realidad, y no del falso escenario que se ha creado, y que

nos ha hecho ver el problema como algo aislado, producto, como se dijo

anteriormente de falencias en la personalidad o psiquis de la mujer, que la

hacen objeto vulnerable frente al maltrato, o como resultado de carencias

afectivas del maltratador, a quien en ocasiones inclusive se cataloga como

“enfermo”; cuando no podemos desconocer como se anotó anteriormente,

74

Lorente Acosta, Miguel. “El Rompecabezas: anatomía del maltratador” Editorial Ares y Mares. Pág.42 y 43. 75

Ibidem. Pág. 44 76

Ibidem. Pág. 44

Page 49: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

49

que la realidad es bien diferente, y que las razones por las que tradicionalmente

no se ha visto la magnitud del problema, son básicamente la construcción de

perfiles que son inexistentes, y de mitos que han rodeado el maltrato femenino.

“La realidad es bien distinta, la agresión a la mujer no es producto de la

marginalidad ni se trata de casos aislados, es una estrategia para perpetuar la

desigualdad…”77, no podemos desconocer que en la sociedad actual, el

maltrato es una realidad que afecta y destruye a un porcentaje importante de

mujeres.

Ahora bien, el profesor Lorente Acosta, reconoce que si bien no puede definirse

un perfil único de maltratador o ciertos rasgos de personalidad que puedan

identificarlos; si se pueden clasificar los agresores, de acuerdo con el tipo de

lesiones que infieren a sus víctimas.

Algunos autores señalan la posibilidad de clasificar a los maltratadores, según la

forma como materializan la violencia, frente a las mujeres, según las formas que

utilizan y las lesiones que prefieren inferir a su víctima: “Lo único que tienen en

común es que son hombres y que tienen muy interiorizada la idea de que la

mujer está a su disponibilidad», afirma Bonino. Según asimilen más o menos esta

idea se convertirán en un tipo diferente de agresor: asesinos, violentos físicos o

psicológicos, controladores… En ocasiones los hombres con mayor status social

y cultural recurren a formas más sutiles de violencia, como la psicológica,

mientras que los que tienen un nivel cultural menor optan directamente por los

golpes”.78

En el documento “Agresión a la mujer: Maltrato, Violación y Acoso, se sugiere

una clasificación que puede resultar ilustrativa por lo que se resume a

continuación; en la misma se señala que si bien debe partirse de la base de

que los agresores en la mayoría de los casos son personas normales, se pueden

incluir dentro de algunas categorías, que en el texto se señalan así:

Agresores Normales: En el texto se hace relación al criterio puramente

clínico, para referirse a aquellos agresores que no padecen de ningún

tipo de alteraciones mentales ni de personalidad.

77

Ibidem. Pág. 45 78

“Romper el Ciclo de la Violencia” Disponible en:

htpp://www.elmundo.es/documentos/2004/06/sociedad/malostratos/hacer_agresores.html

Page 50: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

50

Agresores Psicópatas (o con trastorno de la personalidad): se

caracterizan por una frialdad afectiva con ausencia de angustia;

encontrándose dentro de estos tipos, la personalidad paranoide,

antisocial, límite y pasivo-agresivo.

Agresores Patológicos: son aquellos en los que convergen por ejemplo

enfermedades orgánicas, psicosis funcionales, las neurosis o el consumo

de sustancias tóxicas. En cuanto a las enfermedades orgánicas, se

señalan principalmente los casos de traumas cráneo-encefálicos, tumores

cerebrales. En cuanto las psicosis funcionales se señala que las que

principalmente pueden tener relación con la agresividad son la

esquizofrenia, el trastorno delirante-paranoide, y la psicosis maniaco-

depresiva. En el caso del trastorno delirante-paranoide, se hace especial

énfasis en el celotípico, que es el sujeto que esta convencido sin motivo

real de que su pareja le esta siendo infiel, inclusive llegando a mal

interpretar signos sin ninguna relevancia, como concluyente de la

infidelidad. 79

Es claro entonces, que no es posible enumerar ciertas características que

permitan que identifiquemos el perfil del hombre maltratador, a pesar de que

como se verá más adelante, podríamos como lo hace el Doctor Lorente

Acosta, clasificarlos de acuerdo con las formas de violencia que utilizan para

inflingir maltrato a su pareja, aunque debe tenerse en cuenta que normalmente

estas formas son utilizadas de forma creciente y diversa, pero hay ciertas

lesiones o herramientas que el maltratador “prefiere” utilizar.

Por ejemplo, hay ciertas actitudes, que hacen parte del maltrato que

normalmente concurren en los diferentes maltratadotes, se repite, no se trata

de características, sino de mecanismos o formas de ejercer la violencia, y

mantener la posición de dominación sobre la mujer:

Utiliza la violencia para dominar a la mujer y a los hijos.

No es enfermo mental ni producto del alcohol o drogas.

Fuera de casa puede ser educado, alegre, amable, seductor,

solidario, atento, respetuoso.

Tiene actitudes sexistas, de discriminación hacia la mujer.

Dificulta o no permite a la mujer que se relaciones con otras personas.

Critica constantemente a su pareja.

Utiliza diversas estrategias y/o trucos para que la mujer no se marche o

vuelva a su lado.

79

Lorente Acosta, Miguel. “Agresión a la mujer; maltrato, violación y acoso. Entre la realidad y el mito cultural”.

Page 51: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

51

Es muy celoso.

Repite su conducta violenta en sucesivas relaciones con otras mujeres.

Explica su conducta violenta para que parezca que lo que ha hecho

es correcto.

Echa la culpa al trabajo, al dinero, al alcohol, etc.

Responsabiliza de su comportamiento violento a la mujer.

No asume la responsabilidad de su conducta violenta, ni considera el

problema como propio.

No piensa que exista ningún problema.80

Si bien entonces, no es posible afirmar la existencia de un perfil de hombre

maltratador típico, algunos autores, como los ya citados, señalan ciertas

características que pueden encontrarse presentes en los hombres

maltratadores, así, por ejemplo la doctora Maria Inés Anato, en su libro “La

pericia psicológica en violencia familiar” señala algunos aspectos que pueden

ser muy ilustrativos en este tema, así, señala que entre las características de la

personalidad de los hombres golpeadores se encuentra, una quizás la más

importante de todas, cual es “un sistema de creencias basado en mitos

culturales acerca de la masculinidad y de la inferioridad de la mujer” 81 ;

creencias, que como habíamos señalado anteriormente, constituyen en gran

parte, la forma como el maltratador justifica su conducta; al creer que ocupa

un lugar privilegiado en la sociedad, y en su familia, que lo convierte en un ser

superior a la mujer, quien debe en consecuencia, obedecerle y actuar

conforme a las reglas que el impone.

Todas las creencias de las que hablamos, surgen del modelo patriarcal aun

reinante en nuestra sociedad, y el cual perpetuamos a través de la educación

de los niños, la cual busca resaltar en ellos, todas las características que afirmen

su “masculinidad” y dejando de lado la expresión de sentimientos, emociones

etc., por considerarlas muestras de debilidad, feminidad o inferioridad. La

autora antes mencionada en este aspecto anota: “Un varón aprende de niño

que un verdadero hombre se tiene que mostrar fuerte, seguro de si mismo,

ganador. Este modelo de masculinidad incluye prohibiciones tales como llorar,

mostrarse débil, inseguro, fracasar…”82

80

http://www.sordos.com.uy/violencia/el_maltratador.htm 81

Amato, Maria Inés. La Pericia en la Violencia familiar. Pág. 61. Ediciones La Rocca. 82

Ibídem. Página 61.

Page 52: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

52

La masculinidad es mal entendida como un proceso de represión de los

aspectos pasivos afeminados y la exaltación de los aspectos activos: ganar,

luchar, competir, vencer.83

Maria Inés Amato, hace un importante análisis, es relación con el denominado

“aprendizaje social”, para tratar de determinar en que medida las experiencias

de la infancia, tienen incidencia en que un ser adulto llegue a convertirse en un

maltratador.

Parafraseando a la autora antes mencionada, podemos decir que el

denominado aprendizaje social implica que el funcionamiento psicológico está

directamente relacionado con la interacción entre la persona y el ambiente,

de acuerdo con lo cual el niño aprende pautas de conducta a través de la

observación de otras personas. Así, los ejemplos, o conductas observadas por el

hombre violento, llamados por la autora “modelado”, implican normalmente

una crianza basada en un modelo autoritario, donde el maltrato es un

instrumento legítimo de castigo, lo que inconcientemente denota el mensaje

de que los inconvenientes diarios, se resulten a través de la vía violenta,

presentándose ésta como la única opción para darles solución.

Adicionalmente, continúa la Dra. Amato, al niño se le involucra en juegos y

deportes violentos, y se le enseña que la tensión o ansiedad, puede ser

canalizada a través de reacciones violentas, cargadas de ira, en contra de

otras cosas u otras personas. Al referirse a la razón o las causas por las que un

niño puede convertirse en un hombre maltratador señala: “Un padre

indiferente, ausente, que maltrata y avergüenza en forma intermitente, produce

un hijo con un débil sentido de identidad…cualquier cosa que haga un padre

a fin de avergonzar a su hijo, tiene para éste consecuencias importantes que

perduran durante toda su vida…”.84

“La mayoría de maltratadores presentan una ideología patriarcal y fuertes

valores tradicionales. La herencia cultural, que sitúa a la mujer en un papel

sumiso con respecto al hombre le servirá para legitimar el maltrato“85. Es

importante entonces tener en cuenta que uno de los rasgos que normalmente

se encuentra presente en los hombres violentos maltratadores, es precisamente

ese bagaje de cultura patriarcal, con marcados acentos machistas, donde la

superioridad del hombre aparece como natural a su género.

83

Ibídem. Página 39. 84

Ibídem. Página 40. 85

Los agresores. Disponible en www..heraldo.es/especiales/violenciadomestica/4html

Page 53: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

53

Seguidamente la autora Amato señala, como existen ciertas “regularidades de

personalidad y de conducta” que caracterizan al hombre violento, las cuales

por ser pertinentes, resumiremos a continuación:

Deseo de Control: En su necesidad de mantener el poder, el hombre

maltratador se obsesiona por controlar a su pareja; este control debe

ser total, el hombre desea no solo controlar las actividades de su

esposa, sino también lograr un control absoluto de sus pensamientos y

sentimientos.

Doble Fachada: Se refiere a la actitud del hombre violento frente a

terceras personas; frente a quienes se comporta de manera sonriente,

amable, se muestra como una persona equilibrada y decente; por lo

que es posible que en ocasiones logre engañar a miembros de la

policía, jueces etc.

En este punto, se entiende porqué en ocasiones la mujer maltratada no

encuentra apoyo en familiares o amigos; por cuanto el hombre maltratador, se

comporta de manera “normal” frente a terceros, mostrando una imagen

totalmente diferente, amable, seductor, educado; el extremo opuesto a su

conducta habitualmente violenta frente a su pareja.

“El hombre violento suele adoptar modalidades conductuales disociadas. En el

ámbito público se muestra como una apersona equilibrada, y en la mayor parte

de los casos no trasunta en su conducta nada que haga pensar en actitudes

violentas. En el ámbito privado en cambio, se comporta de modo amenazante,

utiliza agresiones verbales, actitudinales y físicas, como si se transformase en otra

persona”. 86

Baja Autoestima: Tiene un muy bajo concepto de sí mismo, es inseguro,

no confía en sus propios logros, y aunque sea exitoso profesionalmente se

percibe a sí mismo como un mediocre, lo que le genera profundos

sentimientos de frustración, esto genera que cualquier espacio o situación

lo perciba como un desafío en su contra, lo que lo lleva a perpetuar

actitudes violentas, amenazantes que le permitan generar en sus

congéneres temor, por cuanto se considera tan poca cosa, que no es

posible que otras personas sientan amor o cariño por él.

Asilamiento Emocional: A pesar de que en el aparte anterior, se señaló

que el hombre maltratador se presenta como agradable y sociable frente

a terceros, no logra un acercamiento real, ya que en sus relaciones con

86

Amato, Maria Inés. La Pericia en la Violencia familiar. Pág. 53. Ediciones La Rocca.

Page 54: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

54

otras personas, no logra realizar acercamientos afectivos verdaderos. En

razón de este aislamiento, no gusta hablar de si mismo, prefiere referirse a

sus situaciones personales hablando en tercera persona, y en la mayoría

de las ocasiones, no brinda información de si mismo. Este aislamiento le

permite proteger su intimidad. Así mismo gasta mucho tiempo en ese

ensimismamiento, en el denominado proceso de “rumia mental” en el

que va auto-alimentando su rabia, su odio, y prepara sus ataques o

venganzas hacia su pareja. Esta reflexión de su odio, es lo que explica

sus inesperados ataques y reacciones violentas.

Posesión y celos: El maltratador necesita tener totalmente controlada a su

pareja, la cela con hombres y mujeres, porque desconfía todo el tiempo

de ella; quiere aislarla, generando un espacio en el que solamente el

tenga cabida. Desafortunadamente los esfuerzos de la mujer por

complacerlo, portándose sumisamente, generan en él mayor

desconfianza y certeza de que ella lo engaña, de que le oculta cosas.

Dependencia Emocional: El maltratador no ha logrado la individualidad

psicológica que un adulto alcanza, no logra diferenciarse

adecuadamente de su pareja, siente profundo miedo de la soledad, y

por ello no acepta la idea de ser abandonado. Se aferra a la mujer, en

una relación de dependencia, donde borra los límites de cada

individualidad.

Intuición Negativa: Desarrolla un conocimiento profundo de la mujer,

reparando en los detalles que la hacen débil y vulnerable; se esfuerza en

conocer sus miedos, temores, culpas y debilidades, y las manipula a su

antojo para tergiversar situaciones.

Agresión Silenciosa: es la facultad que tiene el maltratador de realizar

actos de violencia, sin utilizar los gritos ni golpes, sino con un arma mucho

más disimulada, pero mucho más nociva, la desarrolla a través de

miradas, gestos, actitudes, en ocasiones, debido al cuidado con el que el

maltratador la utiliza, solo lo percibe la mujer. Puede consistir en

amenazas de muerte, insultos, acusaciones realizadas en tono de voz

muy bajo y hasta miradas tan perturbadoras que lograr infundir a la mujer

un miedo inimaginable.87

En el intento entonces, de dibujar algo cercano a un perfil psicológico del

maltratador, sin bien se arriba la imposibilidad de definir un perfil único, si es

posible señalar ciertas características como algunas de las que acabamos de

resumir; en el mismo punto, debe hacerse énfasis en que se trata de un sujeto

que “se siente un fracasado como persona y la violencia le servirá para

autoafirmarse. Ante un interior descontrolado, la fuerza física le ayuda a

87

Ibídem. Páginas 64 a 67

Page 55: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

55

manejar su entorno o compensar el poder que no tiene fuera del hogar. En su

afán de controlar, el agresor es profundamente celoso y, por ello, gran parte de

sus actos violentos se iniciarán ante la sospecha de de una infidelidad o la

amenaza de perder el afecto de su pareja.”88

Podemos concluir que el hombre maltratador, tiene por lo generar dificultades

para relacionarse a nivel emocional, su autoestima es baja, y tiene marcadas

deficiencias en la comunicación de sus sentimientos.

88

Los agresores. Disponible en www.heraldo.es/especiales/violenciadomestica/4.html

Page 56: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

56

CAPÍTULO 4. TIPOS DE VIOLENCIA

4.1. VIOLENCIA PSICOLÓGICA

Este tipo de violencia, en la mayoría de los casos logra hacerse invisible, la

facilidad de ocultar sus efectos, radica claramente en la ausencia de huellas

físicas, a pesar de que las huellas psicológicas y emocionales que deja en las

víctimas, son casi imborrables y dejan en ellas normalmente, profundas secuelas

de por vida.

Este tipo de violencia incluye diversidad de comportamientos, que van desde

los gritos, humillaciones, amenazas, coacciones hasta el trato silencioso de

ignorar a la mujer. Con estos comportamientos, el maltratador busca disminuir la

autoestima de la mujer, minimizarla, hacerla sentir merecedora del maltrato.

La doctora Ana Martos psicóloga, autora del libro “No puedo más. Las mil

caras del maltrato psicológico, en su artículo “Cómo detectar la violencia

psicológica” al referirse a este tipo de violencia indica: “La violencia psicológica

no es una forma de conducta, sino un conjunto heterogéneo de

comportamientos, en todos los cuales se produce una forma de agresión

psicológica” 89

Es preocupante, que a pesar de la amplia difusión que de los conceptos en

materia de violencia se hace a nivel mundial, aún exista la creencia infundada,

89 Martos, Ana. Cómo detectar la violencia psicológica. Disponible en:

http://mobbingopinion.bpweb.net/artman/publish/printer_682.shtml

Page 57: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

57

de que el maltrato físico es el más grave y compón en las sociedades actuales.

Infortunadamente en algunos casos, inclusive la violencia psicológica es

desestimada en su verdadera dimensión, ya que existe una terrible aceptación

de este tipo de maltrato, consistente en la tolerancia frente a las expresiones

burlonas, humillantes de la pareja, por considerarse, relativamente normal al

interior de una relación de pareja. Así por ejemplo, se tolera que el maltratador

grite continuamente, y utilice palabras soeces para dirigirse a su pareja, por

considerarse, que ese es un asunto que no debe trascender el ámbito privado

de la pareja. En ocasiones, inclusive se acepta como normal, que se utilicen

apodos que en el fondo, constituyen un irrespeto a la pareja.

La violencia psicológica es un anuncio de la violencia física. Peor, muchas

veces, que la violencia física. Porque el anuncio es la amenaza suspendida

sobre la cabeza de la víctima, que no sabe qué clase de violencia va a recibir.

La violencia psicológica no actúa como la violencia física.90

Lo terrible de este tipo de violencia, es que constituye un estado permanente

de zozobra, que rompe la tranquilidad de la mujer, la hace estar esperando un

nuevo y más grave episodio de maltrato físico, le recuerda de manera

constante, que cualquier supuesto “error” en su comportamiento, va a ser

“reprendido” de la manera más violenta posible. Es una constante amenaza de

lo que puede venir a continuación.

La violencia física produce un traumatismo, una lesión u otro daño y lo produce

inmediatamente. La violencia psicológica, vaya o no acompañada de

violencia física, actúa en el tiempo. Es un daño que se va acentuando y

consolidando en el tiempo. Cuanto más tiempo persista, mayor y más sólido

será el daño. 91

Es evidente, que los daños causados con el maltrato psicológico, se presentan

desde los primeros episodios, y con su permanencia, van causando profundas

secuelas psicológicas en la mujer, las cuales se perpetúan durante mucho

tiempo, y en ocasiones, son imposibles de superar, a pesar de que la mujer inicie

terapias psicológicas para lograrlo. Cada Humillación, grito, insulto o burla van

minando paulatinamente la “normalidad” psicológica de la mujer maltratada,

la sumen en un oscuro abismo de tristeza, impotencia, y de una cada vez más

pequeña autoestima.

90

Martos, Ana. “Cómo detectar la violencia psicológica”. Disponible en:

http://mobbingopinion.bpweb.net/artman/publish/printer_682.shtml 91

Martos, Ana. Cómo detectar la violencia psicológica. Disponible en:

http://mobbingopinion.bpweb.net/artman/publish/printer_682.shtml

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58

Además, no se puede hablar de maltrato psicológico mientras no se mantenga

durante un plazo de tiempo. Un insulto puntual, un desdén, una palabra o una

mirada ofensivas, comprometedoras o culpabilizadoras son un ataque

psicológico”92

De lo expuesto se pueden extraer entonces algunas características de la

violencia psicológica; una de ellas, su vocación de permanencia en el tiempo,

esto es, que se encuentre constituida por una serie de actos, que se prolonguen

en el tiempo. Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que como se anotó

anteriormente, el daño producido por este tipo de violencia, no es perceptible

a simple vista, porque no produce señales físicas, pero a medida que se va

produciendo va generando efectos más profundos en la psiquis, de la víctima.

En muchas ocasiones, este tipo de violencia es el preludio o la amenaza

constante de la llegada de la violencia física, la cual puede producirse o no,

pero es una amenaza de tal entidad, que mantiene a la víctima en un estado

permanente de miedo, ansiedad, inseguridad de la forma e intensidad con que

los posibles episodios de violencia física pueden llegar a tener.

Lo más grave es que en la mayoría de las ocasiones, la víctima no logra percibir

que está siendo maltratada, y llega a sentir que la forma como la trata el

agresor es normal, y que se la merece por su comportamiento. “El maltrato

psicológico se suele manifestar como un largo proceso en donde la víctima no

aprecia cómo el agresor vulnera sus derechos, cómo le falta al respeto, la

humilla y la víctima va progresivamente perdiendo autoestima y seguridad en sí

misma” 93 , y es que ese largo proceso, suele iniciar con actitudes, gestos o

palabras que pueden parecer insignificantes, y que la víctima puede pasar por

alto, a pesar de que ellos le generan un malestar interno, pero considera que

son normales y que no van a trascender en comportamientos más graves.

Se ha identificado que en ocasiones el maltrato psicológico puede iniciar

inclusive, desde la etapa del noviazgo, donde la mujer percibe algunas

actitudes, pero su enamoramiento le impide aceptar que esta siendo

maltratada; adicionalmente en esta primera etapa, los ataques son

normalmente muy sutiles, sin que por ello dejen de tener efecto en la víctima.

92

Disponible el 24 de junio de 2008 en las páginas web:

http://forosdelmobbing.info/phpBB2/viewtopic.php?t=4965&sid=d4094a16b1ff2abc7fd4e0e2a07b6e3b y en

www.123.cl/adm_cont/mujeryfamilia/orientacion/articulo_5345_a.html - 36k - 93

Disponible en:

http://www.sappiens.com/castellano/articulos.nsf/0/641d05556170204cc12571170059620c!OpenDocument&Click=

Page 59: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

59

Por ejemplo el maltratador ignora a la mujer en las reuniones sociales, le pide

que se calle, le lanza miradas continuas de desaprobación frente a sus

comentarios, y le recuerda constantemente lo tonta que es, lo fea que es su

voz, y le pide que no le avergüence delante de sus amigos.

En relaciones de matrimonio o convivencia, estas manifestaciones se

acrecientan en frecuencia e intensidad, y como se ha explicado anteriormente,

se concierten en un escenario continuo de desaprobación, humillación,

reprobación, insulto, grosería.

4.2. MANIFESTACIONES O FORMAS DE MALTRATO PSICOLÓGICO

El maltrato psicológico, en un número importante de oportunidades, se

manifiesta a través del lenguaje no verbal, el cual puede parecer casi

imperceptible. Veamos algunos ejemplos de comunicación que poco a poco

van vulnerando y disminuyendo la autoestima:

“· Moralización: Es una forma muy sutil de control. La persona se cree dueña de

la verdad absoluta y juzga a los demás con su baremo. Lo hace con palabras

paternalistas, desde el prisma es que es una persona respetable. "Una buena

esposa es la que da placer a su marido aunque no le apetezca, así que vete

preparándote"."Un buen padre debe velar por sus hijos, y si pienso que debes

estudiar medicina en vez de dedicarte a la pintura lo hago por tu bien" 94

El maltratador siente que su opinión y forma de conducta es la única válida,

mide a su esposa o compañera, con parámetros que no tienen discusión,

normalmente la compara con su madre, o con otras mujeres, que a su juicio

constituyen para él, modelos a seguir, y los cuales, por más que la mujer se

esfuerce nunca va a alcanzar, cualquier actividad desarrollada por la mujer,

será menospreciada y juzgada por el maltratador, para indicarle y hacerle

sentir que él es quien le está ayudando a “mejorar”, y a lograr que ella se mejor

esposa, mejor madre, mejor amante.

En este tipo de maltrato, el maltratador hace sentir a la mujer que la esta

“educando”, que lo hace por su bien, por ayudarla a convertirse en una mejor

esposa, madre, mujer etc, con lo que logra que poco a poco la mujer se sienta

merecedora de todas esas “recomendaciones”. Lo grave es que no hay ningún

esfuerzo de la mujer que satisfaga a su pareja, siempre su conducta va a ser

94

Funez Martínez Maria Vega Signos de violencia psicológica. ¿Cómo detectar el maltrato psicológico?. Disponible

en

http://www.sappiens.com/castellano/articulos.nsf/0/641d05556170204cc12571170059620c!OpenDocument&Click=

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60

severamente juzgada por aquel que considera, posee los más altos estándares

en todos los ámbitos, y, que en consecuencia, debe lograr que su mujer se

encuentre a su altura.

· Interpretar: Este tipo de comunicación supone que la persona que habla hace

una lectura de pensamiento del otro. "No vas a dormir conmigo porque estás

vengándote de lo de ayer". 95

El maltratador pone en la mente o en la boca de la mujer, palabras,

sentimientos y fines que ella nunca a ni siquiera contemplado, busca hacerla

sentir que su actuación es ridícula, o que sus reacciones son exageradas.

Nuevamente se encuentra el juego de manipulación del maltratador, necesita

que su mujer se sienta responsable de sus actitudes, él la está maltratando,

porque ella lo lleva a ello, y lo hace, a través de la tergiversación de las

palabras y actuaciones de la mujer, a las cuales, les da un tono altamente

negativo.

· Tergiversación: El receptor sospecha de la intención del emisor y reacciona

como si éste fuera a criticarlo. Ante la frase: "Hoy la comida está buena" la

respuesta agresiva sería: "Quieres decir que suelo cocinar mal, ¿no es eso?".96

El maltratador siempre está a la defensiva, busca excusas para agredir a la

esposa, y da lecturas equivocadas, a cualquier mensaje que la esposa envíe; si

bien el ejemplo que trae para este tipo de comunicación, no es aplicable al

maltratador hombre, podríamos moderarlo de la siguiente forma: si la esposa

dice a su marido maltratador “te queda muy bien el nuevo traje que

compraste”, el podría contestar: “ya sabía que me ibas a sacar en cara el

dinero que gasté en este traje, ya empezaste a imaginar que me lo pongo para

buscar otras mujeres, es increíble tu egoísmo”. Se busca deslegitimar cualquier

comentario de la mujer, para hacerla sentir, que es ella, quien de manera

permanente persigue y hace sentir mal a su esposo.

· Interrogar: La persona agresiva se dedica a preguntar en plan policiaco.

Muchas veces está el asunto de los celos como tema de este tipo de

preguntas. 97

El maltratador al ser un hombre inseguro, siempre sospecha de su esposa, y por

ello, cualquier actividad normal puede convertirse en sospecha o motivo de

95

Ibídem 96

Ibídem. 97

Ibídem.

Page 61: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

61

desconfianza, por ello, interroga frecuentemente a su esposa, buscando

“hacerla caer” en alguna mentira. Adicionalmente es la excusa perfecta para

limitar el ámbito social y familiar de la esposa, e inclusive para restringir sus

recursos económicos, porque el maltratador utiliza esta persecución, para

prohibirle a la mujer, que mantenga contacto con sus familiares o amigos, logra

aislarla, asegurando que debe hacerlo, por que ella no se merece su confianza,

ya que a su juicio utilizará las licencias que el le conceda para serle infiel.

· Mandar u ordenar: Imaginemos por un instante que nuestra pareja tiene la

costumbre de mandar hacer o lo que es lo mismo, de ordenar. Una persona

normal se dará cuenta de qué el otro podría hacer muchas cosas que delega y

lo que es más molesto, es la forma de expresión tan negativa añadiendo a ello

una creencia de superioridad implícita. Frases cómo: "Quiero que me planches

los pantalones con raya, cómo a mí me gustan, ¿es qué tu no sabes nada?". El

maltratador piensa que el respeto de los demás se obtiene de esta forma,

sometiendo a la gente a su voluntad y la mayoría de las veces no practica con

el ejemplo, es decir le gusta que le hagan pero no le gusta hacer. 98

Tal como se indica en otros apartes de éste escrito, el maltratador busca

mantener el poder sobre su compañera, disminuirla y dominarla, y este tipo de

lenguaje se lo permite a la perfección, siempre está ordenando como hacer las

cosas, y cualquier error en el cumplimiento de sus instrucciones será motivo para

un nuevo episodio de maltrato. La compañera debe cumplir todas las labores

del hogar, tal como el lo manda, pero siempre el resultado será imperfecto,

cualquier desviación de plan, es tomado como una afrenta de la mujer, que a

sus ojos no es capaz de cumplir sus órdenes.

Es la manifestación clara de la necesidad del maltratador de imponerse, de

mandar, de detentar el poder en todos los asuntos, y ello lo logra, a través de

las órdenes permanentes, él es quien manda en el hogar, la mujer obedece,

porque es una incompetente que no puede pensar sola, el debe orientarla y

ordenar todo lo que se haga en su casa.

· Imponer soluciones: El individuo toma la decisión sin consultar a los demás

miembros de la familia o a la pareja. "A mí me apetece ir a Madrid en

vacaciones, así qué para qué hablar más. Lo he dicho yo y basta"."Donde

manda patrón no manda marinero". 99

98

Ibídem. 99

Ibídem.

Page 62: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

62

Nuevamente el maltratador deja ver sus deseos de dominarlo todo, los hijos

estudian en el colegio que el escoge, la mujer solo va a los sitios que el indica, e

inclusive si le permite estudiar o trabajar, sólo podrá hacerlo en la carrera que el

determine, o en el lugar que él escoja. Esto le permite reafirmar su poder sobre

la mujer y sobre los hijos. No puede permitirle a su mujer tomar decisiones,

necesita someterla y permitirle siquiera opinar o aconsejar, es una muestra de

independencia y autonomía que el no puede permitirle. EL maltratador decide

absolutamente todo, a que colegio van sus hijos, que ropa puede ponerse su

mujer, que amistades puede frecuentar su esposa (normalmente ninguna), con

que frecuencia deben realizarse las actividades del hogar, cuanto dinero debe

gastarse en el mercado; debe controlar absolutamente todo. Su mujer es

invisible, no tiene ninguna posibilidad de opinar sobre nada.

· Criticar: Existen dos tipos de crítica, la constructiva o sugerencia y la crítica

destructiva. Nos centraremos en esta última, que provoca un malestar en la

persona que la recibe. La primera sirve para buscar una solución, la segunda se

basa en la confrontación. "Si no fueras un calzonazos, ya tendríamos la casa en

la Sierra y yo no tendría que trabajar"."Eres una pesada, todo el día hablando

de tu madre. ¿Te he hablado alguna vez de mi familia sin qué me lo

preguntaras?".100

Esta crítica es uno de los mecanismos mas comunes para maltratar y disminuir a

la mujer, el maltratador está continuamente criticando todos los aspectos de la

mujer, su apariencia física, sus pensamientos, su lenguaje, su forma de cocinar,

la forma de tratar a los hijos, y hasta su desempeño sexual, son descalificados

siempre como deficientes: “otra vez con ese vestido horrible” “cada día estás

mas gorda” “pretendes que te saque con esa ropa, pareces la empleada del

servicio” “es increíble como educas a nuestros hijos, va a ser unos estúpidos

como tú”. Estas frases se convierten en el día a día de la mujer, quien después

de tanto oír maltratos, empieza a creer que son ciertos, y que si no mejora en

todos esos aspectos, su paraje la va a abandonar.

· Ridiculizar: Burlarse del otro en algún aspecto.

¿Crees que voy a bailar contigo? ¡Si pareciera que tienes dos pies izquierdos!

Después de tantos años, y nunca aprendiste a bailar, no existe peor bailarina

que tu!. Este tipo de comentarios, normalmente va unido a los mencionados en

la viñeta anterior, buscan disminuir la autoestima de la pareja, son comentarios

terriblemente agresivos, en los que se compara a la mujer con otras más bellas,

más jóvenes: “¿crees que te voy a llevar a la fiesta de la empresa? Te ves tan

100

Ibídem.

Page 63: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

63

vieja que van a pensar que eres mi madre” “Mientras mis amigos están en la

sala ni se te ocurra aparecerte, pensarán que me casé con la empleada del

servicio”. El maltratador a través de este tipo de comentarios mantiene a la

mujer en una permanente desaprobación, le muestra a la mujer que ella es

inferior a él, que le está haciendo un favor al permanecer con ella, pues si no es

con él, ella no podría estar con ningún hombre, la hace sentir que es

imperfecta, inferior a todas las demás mujeres que el conoce, en especial a su

madre.

· Despreciar: Menospreciar al otro individuo. "¡Eres una inútil, no haces nada a

derechas!". 101

Tal como se ha indicado en los apartes anteriores, el maltratador busca

menospreciar todo el tiempo a la mujer, para disminuir su autoestima, su

confianza en sí misma y su valor como mujer, para ello, denigra de todas las

actividades que ella realiza, las cuales nunca están bien hechas a los ojos de

éste último, por ello permanentemente descalifica su forma de realizar las

actividades del hogar: “no sabes hacer nada bien, cuándo vas a aprender a

cocinar, un niño de cinco años lo haría mejor que tu”.

· Reprender: La persona en vez de sugerir cambios, directamente critica de

forma destructiva: "La tortilla es una bazofia, está intragable, eres malísima

cocinando y me tienes harto, parece que lo haces aposta. Mi madre, esa sí qué

sabe". 102

El maltratador no es capaz de manifestar su inconformidad con algo de

manera serena y constructiva, sino por el contrario, lo hace todo el tiempo con

insultos, comparaciones odiosas y ofensivas y en las que exagera y magnifica

los errores que la mujer haya cometido: “Esta casa es un basurero, es un asco,

cualquier mujer podría tener una casa limpia, menos usted, es una

incompetente, desaseada”

· Amenaza o coacción: En el maltrato psicológico que lleva años es muy típico

encontrar que el agresor o agresora amenaza o coacciona si no se cumple

algo con hacer o dejar de hacer algo. Es bueno recordar que el Código recoge

la figura de las amenazas y coacciones cómo delito, esto muchas veces se

pasa por el calor de la discusión. "Si me abandonas, te mato". "Cómo no calles

a ese asqueroso mocoso, le parto la cara". 103

101

Ibídem 102

Ibídem. 103

Ibídem.

Page 64: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

64

Esta es quizás una de las manifestaciones de la violencia psicológica más

importante a efectos de éste escrito, por cuanto, es la generadora del miedo

en la mujer maltratada, y es que la permanente amenaza de muerte, lesiones,

abandono, no solo frente a la mujer, sino también frente a los hijos, a la familia

de ésta, hacen que la mujer permanezca en un estado de permanente zozobra

que le impide reaccionar para detener el maltrato. Estas amenazas pueden ser

solamente verbales, o ir acompañadas de armas, con las que se intimida a la

mujer, haciéndole ver lo real que tales amenazas pueden llegar a ser, y que

pueden materializarse en daños reales a su integridad o la de sus hijos; e

inclusive concluir con su muerte, la de sus seres queridos, o nuevamente, la de

sus hijos.

Estas amenazas, son las que en mayor medida convencen a la mujer, de que

no debe buscar ayuda, pues teme que cualquiera de las amenazas en contra

de ella, de su familia o de sus hijos se haga realidad. Se convence de que está

destinada a sufrir esta situación, y que no hay nada que ella pueda hacer para

salir de esa terrible situación.

· Culpabilizar y hacerse la víctima: Este fenómeno es muy corriente. El agresor

proyecta su agresividad en la víctima y se percibe como inocente. "Ella me

provoca, soy un hombre y debo responder así, si le pego o me enfado es

porque me saca de mis casillas, ella se lo ha buscado. Es la verdadera culpable,

además una paliza o qué la pongan en su sitio le viene bien". 104

Es la típica justificación del maltratador, realizar un juego psicológico con la

víctima de sus malos tratos para generarle un sentimiento de responsabilidad, es

trasladarle a ella las razones o justificaciones para el maltrato; le hace sentir que

sus errores e imperfecciones son las causantes de sus “reprimendas”. Le hace

sentir lo desgraciado que ella lo hace, por tener que “soportar” una mujer que

no cumple con sus expectativas.

· Pseudo aprobación: La persona aparenta comprensión pero deja un poco de

culpabilidad en la persona que la escucha ¿Sí es cierto qué tu madre está en el

hospital, lo entiendo, sé qué la quieres, bueno? y está su marido, "aquí te

espero, estaré solo, esperándote, echándote de menos para que me hagas la

cena, pero lo entiendo, ella es lo primero para ti. Vete cariño". 105

Con este comportamiento, nuevamente se busca generar un sentimiento de

culpa en la víctima, el maltratador se pone en la situación de víctima, y a la vez

104

Ibidem. 105

Ibídem.

Page 65: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

65

busca alejar a la mujer de su familia, amigos, trabajo etc. Cualquier actividad

adicional a los oficios de la casa, que la mujer desee realizar, le son

recriminadas por el hombre, como un abandono a sus obligaciones como

esposa.

· Tranquilizar: La persona tras haber hecho algo malo, tiende a indicar qué la

otra está nerviosa, qué no controla sus emociones y ella le pide qué se

tranquilice, demostrando lo buena persona qué es. "Sí, estaba con Ana en la

cama, tranquilízate, estás histérica...si no es para tanto. Te sentirás mejor cuando

me vista y nos vayamos a casa, tranquilízate. Te pones nerviosa por tonterías."106

El maltratador intenta convencer a la mujer, de su inestabilidad emocional o

psicológica, restándole importancia a sus nocivos comportamientos, le hace

generar sentimientos de ser una persona “anormal”, excesivamente celosa,

enferma mental etc. “Eres una loca, deberías ir a un psiquiatra, pero no te

preocupes, estoy para ayudarte, tienes que aprender a moderar tus

emociones, tan solo te dije que prefiero tener relaciones con otras mujeres, pero

ya aprenderás a entenderlo, simplemente ellas me dan lo que tu no puedes. No

es para tanto”. Constantemente el maltratador le hace pensar que sus

reacciones y emociones son exageradas, y que denotan un desequilibrio

psicológico, que es el culpable de todo lo nocivo que ocurre en la relación. Es

tan incisivo con la supuesta anormalidad psicológica de la mujer, que ella

empieza a pensar que en realidad ella es el problema, y que en realidad sus

exageraciones han terminado por aburrir a su pareja. Nuevamente se genera y

refuerza en la mujer el sentimiento de culpabilidad.

· Retirarse: Hay un tipo de agresividad que se caracteriza por la pasividad, por

la falta de compromiso para arreglar la situación. "Me molesta verte así, me voy

no sé cuándo volveré. No te molestes en esperarme, a lo mejor ni vengo en

varios días". Se trata de una respuesta pasivo-agresiva muy difícil de rectificar en

la persona que elude el conflicto. 107”

Es ignorar la importancia del conflicto, dejar a la mujer sola, con el problema,

eludir la responsabilidad en la generación del mismo. “Cuando te calmes

hablaremos, no soporte verte histérica, me voy a donde mis padres, y ni me

esperes porque no se cuanto tiempo me tome olvidarme de este asunto tan

molesto, y cuando regrese ni se te ocurra esperarme con la misma actitud”.

106

Ibídem. 107

Funez Martínez Maria Vega Signos de violencia psicológica. ¿Cómo detectar el maltrato psicológico?.

Disponible en

http://www.sappiens.com/castellano/articulos.nsf/0/641d05556170204cc12571170059620c!OpenDocument&Click=

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66

Hay una continua amenaza de abandono, la cual en últimas, nunca termina de

concretarse, pero si le genera a la mujer la sensación, de que el eventual

fracaso en su relación, le es totalmente imputable directa y exclusivamente a

ella.

“En la estrategia del abuso emocional el agresor dirige su ataque hacia el

apoyo social actual tratando de romper con la familia, amistades,

trabajo...posteriormente el ataque se lleva contra las conexiones de identidad

del pasado, cortando con todo lo que la une a sus recuerdos y con el tiempo

anterior a la relación y, finalmente, se produce un ataque hacia la identidad

actual, criticando y recriminando, tanto en público como en privado, su

conducta, aficiones, defectos, iniciativas, modos de hacer las cosas, forma de

pensar…”108

Ahora bien, las diversas modalidades de maltrato psicológico han tratado de

denominarse o agruparse según sus características, a continuación

analizaremos otra clasificación que trae la Doctora Ana Martos, y la cual aclara

aun más las diversas caras que este tipo de maltrato asume, y las dificultades en

su identificación, aunque la mencionada clasificación no se refiere

exclusivamente a la violencia contra la mujer, sus explicaciones resultan muy

ilustrativas:

“La violencia psicológica tiene mil caras. Algunas son obvias, otras,

prácticamente imposibles de determinar como tales. Pero todas las formas de

maltrato y acoso psicológico dejan su secuela. Por sus características, pueden

agruparse en tres grandes categorías:

El maltrato psicológico. Tiene dos facetas que pueden llamarse maltrato pasivo

y maltrato activo.

El maltrato pasivo es la falta de atención hacia la víctima, cuando ésta

depende del agresor, como sucede con los niños, los ancianos y los

discapacitados o cualquier situación de dependencia de la víctima respecto al

agresor.

Hay una forma importante de maltrato pasivo, que es el abandono emocional.

Ancianos, menores o discapacitados abandonados por sus familias en

108

Lorente Acosta, Miguel. “Anatomía del Maltratador” Páginas 118. Editorial Ares y Mares.

Page 67: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

67

instituciones que cuidan de ellos, pero que jamás reciben una visita, una

llamada o una caricia”.109

Esta manifestación del maltrato psicológico fue abordada anteriormente, pero

en este punto debe decirse que al aplicarlo a la violencia contra la mujer, se

materializa en una actitud del maltratador, de ignorarla totalmente, y tratarla

como un mueble adicional en la casa, no saludarla cuando llega del trabajo,

no contestarle nada a sus preguntas, pasar por su lado sin mirarla, hablarle

únicamente a los hijos, sin hacer ninguna referencia a la madre, apagar la luz

en un lugar en el que ella se encuentra, evitar cualquier tipo de contacto visual,

o físico.

”El maltrato activo es un trato degradante continuado que ataca a la dignidad

de la persona. Los malos tratos emocionales son los más difíciles de detectar,

porque la víctima muchas veces no llega a tomar conciencia de que lo es.

Otras veces toma conciencia, pero no se atreve o no puede defenderse y no

llega a comunicar su situación o a pedir ayuda”. 110

Este tipo de maltrato se materializa en los gritos, insultos, amenazas,

coacciones, burlas etc. que recibe la mujer de parte de su compañero

maltratador.

“El acoso psicológico. Es una forma de violencia que se ejerce sobre una

persona, con una estrategia, una metodología y un objetivo, para conseguir el

derrumbamiento y la destrucción moral de la víctima. Acosar psicológicamente

a una persona es perseguirla con críticas, amenazas, injurias, calumnias y

acciones que pongan cerco a la actividad de esa persona, de forma que

socaven su seguridad, su autoafirmación y su autoestima e introduzcan en su

mente malestar, preocupación, angustia, inseguridad, duda y culpabilidad.

Para poder hablar de acoso tiene que haber un continuo y una estrategia de

violencia psicológica encaminados a lograr que la víctima caiga en un estado

de desesperación, malestar, desorientación y depresión, para que abandone el

ejercicio de un derecho. Hay que poner de relieve que una de las estrategias

del acosador es hacer que la víctima se crea culpable de la situación y, por

supuesto, que así lo crean todos los posibles testigos”.111

109

Martos, Ana. Cómo detectar la violencia psicológica. Disponible en

http://forosdelmobbing.info/phpBB2/viewtopic.php?t=4965&sid=d4094a16b1ff2abc7fd4e0e2a07b6e3b

110

Ibídem. 111

Ibídem,

Page 68: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

68

Como se había adelantado en la clasificación anterior, este tipo de maltrato

implica una serie de actos continuados, que el maltratador realiza de manera

continua y por largos periodos de tiempo, con la finalidad de minar la auto

confianza y autoestima de la víctima, generándole permanentes y profundos

sentimientos de angustia, persecución, tristeza, desaliento, culpabilidad etc., y

estos sentimientos se afianzan tanto con cada nuevo episodio de violencia

psicológica, que generan en la víctima un gran sentimiento de culpabilidad,

que le impide percibir que está siendo víctima de malos tratos, ya que la

situación le resulta una consecuencia natural de su “mal” comportamiento; y

como lo señala esta autora, la actividad del maltratador es tan oculta de cara

a la sociedad, que aquellos observadores ajenos a la relación, pueden llegar a

percibir, que en efecto el maltratador no lo es, y que por el contrario, sufre al

lado de una pareja que no le brinda afecto.

“En muchas ocasiones, la víctima apenas tiene conciencia de que lo es y ni

siquiera es capaz de verbalizar lo que está sucediendo. Solamente percibe una

sensación desagradable, insuficiente para ella como para calificar el caso de

acoso”. 112

Se recalca entonces, que este maltrato genera tan nocivos efectos en la

víctima, que ella es incapaz de reconocerse a sí misma como víctima de malos

tratos psicológicos, simplemente inicialmente puede percatarse de algo que le

genera malestar, pero con el tiempo el maltratador termina convenciéndola

que ella es la generado de esa situación de malestar, y que se merece estar en

esa situación, que debe “sufrirla” por su incapacidad para cumplir con las

expectativas de su pareja.

“El acoso psicológico tiene dos formas según la relación víctima-verdugo:

Acoso vertical. El acosador se halla en una posición de poder superior a la de

su víctima, ya se trate de poder social, económico, laboral, jerárquico, etc. Se

trata de una situación en la que el acosador es superior al acosado, como un

jefe, un patrono, un profesor, un mando del ejército, etc.” 113

Aunque no se acepte de manera generalizada que al interior de la pareja

(novios, esposos, compañeros permanentes) existe en efecto una relación de

superioridad, cuando hay un maltratador al interior de ella, es claro, que ello, en

efecto ocurre. El hombre maltratador, tiene sobre su compañera un poder

especial, dado en la mayoría de las ocasiones, por el poder económico, (no

deja que la mujer trabaje) al controlar los ingresos y gastos que se producen al

112

Ibídem. 113

Ibídem.

Page 69: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

69

interior de la familia, poder afectivo, porque la ha alejado de todas las personas

cercanas y la ha limitado al supuesto afecto que de él recibe, y finalmente

poder social, pues la aleja de amigos y vecinos, y la amenaza con dejarla sola,

y quitarle a los hijos, si se atreve a irse, denunciar a las autoridades o contarle a

alguien de su familia la situación que ocurre en su hogar.

En contraposición a éste acoso vertical, existe el acoso horizontal, que es aquel

que se produce entre iguales, entendida esta igualdad como equivalencia de

poder, ya sea a nivel laboral, jerárquico, social. No ahondare en este aspecto,

por no ser de frecuente ocurrencia al interior de la pareja.

Otra categoría es la del acoso afectivo, figura en la cual se desarrolla una

dependencia de parte del acosador frente a la víctima, de quien depende

emocionalmente en tal medida que se siente dueño de todo su tiempo, y

requiere constantemente su afecto, atención y total entrega.

“El acoso afectivo. Dentro del acoso psicológico, hay que hablar del acoso

afectivo, que es una conducta de dependencia en la que el acosador

depende emocionalmente de su víctima hasta el punto de hacerle la vida

imposible. El acosador devora el tiempo de su víctima o bien la devora con sus

manifestaciones continuas y exageradas de afecto y sus demandas de afecto.

En cualquiera de los casos, el acosar le roba a su víctima la intimidad, la

tranquilidad y el tiempo para realizar sus tareas o para llevar a cabo sus

actividades, porque el acosador la interrumpe constantemente con sus

demandas y, apenas la deja respirar entre petición y petición, pero siempre con

mimos, con arrumacos y con caricias inoportunas y agobiantes.

Si la víctima rechaza someterse a esta forma de acoso, el verdugo se queja,

llora, se desespera, implora, amenaza con retirarle su afecto o con "cometer

una tontería", llegando incluso a intentos de suicidio y a explosiones realmente

espectaculares que justifica diciendo que todo lo hace por cariño. Esto supone

añadir el chantaje afectivo a la estrategia de acoso”. 114

Otra tipología de maltrato psicológico señalada por la autora antes citada, y

que resulta muy interesante a los efectos de éste escrito, es la denominada

manipulación mental por cuanto ella encierra todas las amenazas, chantajes,

presiones, realizadas por el hombre maltratador, encaminadas a obtener el

objetivo de generar en su víctima temor, culpa y demás sentimientos nocivos

que le permitan asegurarse de que ella cumplirá con sus demandas y deseos.

114

Ibídem.

Page 70: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

70

“La manipulación mental. Esta forma de violencia supone el desconocimiento

del valor de la víctima como ser humano, en lo que concierne a su libertad, a su

autonomía, a su derecho a tomar decisiones propias acerca de su propia vida

y de sus propios valores. La manipulación mental puede comprender el

chantaje afectivo.

En la manipulación se da una relación asimétrica entre dos o más personas. Es

asimétrica porque una da y la otra recibe, una gana y la otra pierde. Las

tácticas de manipulación incluyen amenazas y críticas, que generan miedo, la

culpa o vergüenza encaminados a movilizar a la víctima en la dirección que

desea el manipulador.115

Es muy importante que se tenga en cuenta, que si bien, el maltrato físico es el

más notorio, y el que en principio causa mayor repulsión y rechazo social, el

maltratador en muchas ocasiones utiliza otros tipos de maltrato, dirigidos a

disminuir la estabilidad emocional y psicológica de la mujer, atacando su

autoestima, su seguridad, su confianza en sí misma, y en general, a producir en

ella profundos sentimientos de minusvalía, desilusión, tristeza y desencanto.

“…junto a la violencia física tiene que aplicar la violencia psíquica por medio de

las amenazas, de la coacción, de la intimidación y del chantaje, pero también

por el insulto, la ridiculización y el menosprecio. Y para que todo ello sea más

efectivo sin necesidad de agresiones repetidas, introduce el miedo y el terror en

su cabeza ya rota con palabras cargadas de verosimilitud, frases rodeadas de

espinas para que conforme vayan entrando ocasionen daños en su interior,

recordándole siempre el dolor externo que producen los golpes” 116

Lo anterior, confirma que en ocasiones la violencia psíquica refuerza la

violencia física, de la cual el maltratador en ocasiones se cuida, para evitar las

huellas que deja y las cuales son apreciables a simple vista; así, a través de los

profundos efectos que el maltrato psicológico produce en la mente de la

víctima, refuerza la sensación de miedo intenso sufrido por ella, de que un

nuevo episodio de maltrato físico se produzca en cualquier momento,

También debe tenerse en cuenta que la violencia psicológica es una

herramienta ideal para el propósito del maltratador, cual es, la sumisión total de

su víctima, la forma de imposibilitarla para que se defienda, para que

115

Martos, Ana. Cómo detectar la violencia psicológica. Disponible en

http://forosdelmobbing.info/phpBB2/viewtopic.php?t=4965&sid=d4094a16b1ff2abc7fd4e0e2a07b6e3b 116

Lorente Acosta, Miguel. “Anatomía del Maltratador” Páginas 57 y 58. Editorial Ares y Mares.

Page 71: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

71

reaccione; a través de la generación en ella de sentimientos de miedo,

inseguridad, debilidad, lo cual en últimas se traduce en un sentimiento profundo

de culpabilidad, con el cual logra que la víctima considere que merece ese

maltrato, y cualquier error mínimo que ella cometa, el cual muchas veces es

inexistente, es la causa por la que se produce el maltrato.

“La violencia psíquica es algo consustancial a la agresión; todo maltratador

utiliza la violencia psíquica en algún momento para hundir más a la mujer y,

sobre todo, para debilitarla, para que sea incapaz de reaccionar

adecuadamente a la violencia sistemática y para que llegue a pensar que ella

es la propia responsable y la que provoca la agresión”117

Se concluye que la violencia psicológica, llamada por otros “emocional”, es

una herramienta utilizada por el victimario maltratador, con el objeto de anular

a la mujer, minimizarla, atacar su estabilidad emocional, y en general aislarla de

las pocas oportunidades que tiene de romper este ciclo de violencia y alejarse

definitivamente de su “verdugo”, al llegar al absurdo de convencerla, como se

ha dicho anteriormente, que ella es la culpable de tal maltrato, e inclusive que

se lo merece.

“La violencia emocional tiene como objetivo destruir los sentimientos y la

autoestima de la mujer, haciéndola dudar de su propia realidad y limitando sus

recursos para sobrevivir. Este tipo de violencia es tremendamente dañina,

porque causa que la mujer maltratada se sienta constantemente presionada sin

poder definir de dónde viene esa presión; de esta forma, constituye una forma

de tortura que mantiene a la víctima desequilibrada, pues cree ser la causa de

la presión que se le impone.”118

4.3. CONSECUENCIAS DEL MALTRATO PSICOLÓGICO:

Es evidente que las consecuencias de este tipo de maltrato, son imperceptibles

casi en su totalidad a simple vista, este maltrato no deja marcas en el cuerpo,

pero sus cicatrices en la psiquis de la mujer maltratada, son imborrables; la mujer

víctima de este tipo de maltrato, verá seriamente afectada su autoestima, su

auto confianza, y en general su forma de ser; se convertirá en una mujer

retraída, triste, insegura; que fácilmente puede caer en depresiones profundas,

pierden el aprecio por sí mismas y su dignidad se ve seriamente afectada.

También verá limitada su capacidad de concentración, dormirá poco y tendrá

117

Ibídem. Página 78 118

www.tuotromedico.com/temas/violencia_en_pareja.htm#0

Page 72: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

72

una sensación de cansancio y miedo permanente; condiciones todas éstas que

pueden generar otros desórdenes a nivel digestivo, dermatológico etc. Cuando

el maltrato ha sido muy intenso o prolongado, puede surgir una tendencia al

suicidio.

En el tema del maltrato psicológico, es muy importante abordar las terribles

consecuencias emocionales que produce en la mujer maltratada, lo más

grave, es precisamente la dificultad de su identificación por parte de terceras

personas, ya que al ser internas, pueden pasar desapercibidas, inclusive para el

personal médico que eventualmente atienda a la paciente maltratada. Estas

consecuencias producidas por el maltrato psicológico, generan alteraciones

graves en el estado de ánimo y estabilidad emocional de la mujer, que llegan a

generar profundos estados de depresión.

El maltrato doméstico en general, produce por si solo una situación de estrés

permanente, que trae consecuencias psicológicas para las víctimas, pero tales

consecuencias, como es lógico, pueden variar en su intensidad, de acuerdo

con la personalidad de la víctima, las habilidades que tenga para afrontar esta

problemática, el apoyo que pueda encontrar, y también según la forma en que

se presente el maltrato, es decir, su duración, permanencia, grado de

intensidad etc.

A pesar de aceptar que las consecuencias, y efectos del maltrato pueden

variar de acuerdo a algunos de los criterios recién mencionados, algunos

autores agrupan las principales “alteraciones clínicas” producidas por el

maltrato:

“Ansiedad. La violencia repetida e intermitente, entremezclada con periodos

de arrepentimiento119 y de ternura, suscita una ansiedad extrema y unas

respuestas de alerta y de sobresalto permanentes. La percepción de amenaza

incontrolable a la vida y la seguridad personal provoca una sensación de temor

continua, dificultades de concentración, irritabilidad y un estado de

hipervigilancia. Así mismo la víctima experimenta trastornos del sueño, pesadillas

y pensamientos obsesivos en relación con el maltrato y el maltratador” 120

Es natural, que para aquella víctima constante del maltrato, se genera una

sensación de estar permanentemente esperando un nuevo ataque, lo que

atenta contra su tranquilidad generándole una constante sensación de

119

Para este tema ver capítulo referido al Ciclo de la violencia. 120

Zubizarreta Anguera, Irene. Consecuencias psicológicas del maltrato doméstico en las mujeres y en sus hijos e

hijas. Disponible en www.emakunde.es/images/upload/Irene_Zubizarraeta.pdf

Page 73: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

73

inseguridad y miedo; la víctima no sabe en que momento, cualquiera de sus

actuaciones, será el detonante para que el nuevo estallido de violencia

aparezca. Esta sensación afecta el normal desarrollo de la mujer, quien por su

permanente temor a ser agredida nuevamente, y quizás con mayor intensidad,

no logra recuperar la tranquilidad, lo que afecta su vida diaria, y como se dijo

anteriormente, su capacidad de concentrarse, de conciliar el sueño.

“Depresión, pérdida de autoestima y sentimientos de culpa. Cuando la mujer

está inmersa en el ciclo de la violencia cree que la conducta de su pareja

depende de su propio comportamiento, se siente responsable e intenta una y

otra vez cambiar las conductas del maltratador…cuando observa que sus

expectativas fracasan…desarrolla sentimientos de culpabilidad y de

fracaso…se siente culpable por no ser capaz de romper con la relación…”121

Tal como se anotaba en la primera parte de este capítulo, las diferentes formas

de manipulación y coacción utilizadas por el maltratador, generan en la

víctima sentimientos de culpabilidad, más aún, cuando el mismo maltratador se

encarga de reforzar tales ideas, a través de la insistencia en los errores (muchas

veces inexistentes), deficiencias, debilidad, o características de su pareja, que

le “obligan” a maltratarla. Las actitudes, gritos e insultos del maltratador, se

repiten en tal forma y con tal intensidad, que la mujer ve mermada su

autoestima al punto de ser incapaz de creer que ello no es así; la verdad que

crea el maltratador cobra cada día más fuerza, y profundiza mas sus

sentimientos de tristeza, incapacidad de salir de esa situación de maltrato, de

estar encerrada en una situación que se merece y de la cual por tanto, no

puede escapar.

“Trastornos psicosomáticos. Los malos tratos crónicos provocan en la víctima

diferentes tipos de trastornos psicosomáticos como dolores de cabeza, caída

del cabello, pérdida del apetito, ansiedad crónica, fatiga, problemas

intestinales, alteraciones menstruales etc.”122

Es natural también, que la situación de estrés generada por las presiones

psicológicas derivadas del maltrato psicológico se vean reflejadas en la salud

física de la mujer maltratada, y que generen problemas físicos que pueden

variar de intensidad, y presentarse de manera aislada o conjunta en periodos

prolongados de tiempo.

121

Ibídem. 122

Ibídem.

Page 74: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

74

“Trastornos sexuales. En una situación de violencia doméstica es habitual que

una mujer pierda todo el interés por el sexo y sienta rechazo hacia las relaciones

sexuales”.123

En los textos de autores que abordan el tema del maltrato psicológico, se

encuentra un concepto interesante, de acuerdo con el cual los síntomas

que se acaben de resumir, en más de la mitad de los casos, constituyen un

“trastorno de estrés postraumático crónico; el cual define como “un cuadro

clínico que surge cuando una persona sufre o está expuesta a sucesos

aversivos que están fuera del marco habitual de las experiencias

humanas.124 En las víctimas del maltrato, este trastorno se manifiesta de la

siguiente forma:

“síntomas de reexperimentación. Las víctimas reviven intensamente

las agresiones sufridas en forma de imágenes y recuerdos

constantes e involuntarios con una hiperactividad fisiológica… (por

ejemplo sensación de ahogo, malestar o dolor en el pecho…miedo

a perder el control, etc.)

Síntomas de evitación. Las víctimas evitan hablar de ello con sus

seres queridos, experimentan una sensación de distanciamiento

respecto a los demás y se muestran muy poco esperanzadas

respeto al futuro

Respuesta de alarma exagerada. Debido a la situación de

amenaza incontrolable a la vida y a la seguridad personal… que se

refleja en dificultades de concentración, irritabilidad y problemas

para conciliar y mantener el sueño.125

Consideramos muy importante la anterior explicación, ya que ella denota la

gravedad de los efectos que producen los malos tratos psicológicos en las

víctimas, al punto de generar el mismo síndrome que puede producirse, en

eventos de magnitud como el presenciar un homicidio, o estar a punto de morir

en un accidente aéreo. Por ello no debe restarse importancia este tipo de

maltrato, que como se explicó, genera consecuencias, en algunos eventos

irreparables, en la psiquis de la mujer maltratada, que adicionalmente ayudan

a perpetuar el ciclo de la violencia, por cuanto esos efectos de merma de la

autoestima, tristeza, temor, angustia, generan y aumentan en la mujer

maltratada la sensación de impotencia, y la convencen de la imposibilidad de

escapar de esa situación de maltrato, o en los casos más graves, la convence

123

Zubizarreta Anguera, Irene. Consecuencias psicológicas del maltrato doméstico en las mujeres y en sus hijos e

hijas. Disponible en www.emakunde.es/images/upload/Irene_Zubizarraeta.pdf Pág. 9 124

Ididem. 125

Ibidem.Pá.g 10

Page 75: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

75

de tener que soportar esta situación, al creer equivocadamente que la misma

ha sido producida por su culpa.

En un reciente estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud, se

anota, como en muchas oportunidades, las propias mujeres maltratadas

consideran que el maltrato psicológico les afecta más profundamente, que el

propio maltrato físico. En el mismo estudio, se señalan algunas conductas que

tradicionalmente son entendidas como constitutivas de maltrato psicológico,

veamos algunas consideraciones del mencionado estudio:

“En las investigaciones cualitativas se muestra de forma sistemática que las

mujeres a menudo consideran el maltrato psíquico más devastador que la

violencia física. Los actos específicos de maltrato psíquico infligido por la pareja

que se incluyen en el Estudio de la OMS son los siguientes:

Ser insultada o hacerla sentirse mal sobre ella misma;

Ser humillada delante de los demás;

Ser intimidada o asustada a propósito (por ejemplo, por una pareja que grita y

tira cosas);

Ser amenazada con daños físicos (de forma directa o indirecta, mediante la

amenaza de herir a alguien importante para la entrevistada)”

“En todos los países objeto del Estudio, entre el 20% y el 75% de las mujeres

había experimentado, como mínimo, uno de estos actos, en su mayoría en los

últimos 12 meses previos a la entrevista. Los que más se mencionaron fueron los

insultos, la humillación y la intimidación. Las amenazas con daños físicos fueron

menos frecuentes, aunque casi una de cada cuatro mujeres en los entornos

provinciales de Brasil y Perú declaró que había sido amenazada. Entre las

mujeres que informaron haber sido objeto de este tipo de violencia, al menos

dos tercios había sufrido la experiencia en más de una ocasión”126

Es evidente que en muchas ocasiones, las acciones constitutivas de maltrato

psicológico pueden esconderse detrás de un manto de “normalidad”, lo que

permite que en algunas ocasiones, la mujer no logre reconocerse a sí misma

como una víctima, ya que el maltratador realiza un trabajo psicológico que le

asegure que la mujer se sienta inmersa en un ciclo del que no puede salir, y

como ya se ha mencionado, en ocasiones, el efecto psicológico logra que ella

se sienta causante y hasta merecedora del maltrato.

126 Maltrato Psíquico inflingido por la pareja, Disponible en:

www.who.int/gender/violence/who_multicountry_study/summary_report/chapter2/es/index4.html.Organización

Mundial de la salud.

Page 76: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

76

Como se ha dicho anteriormente los efectos del maltrato psicológico dejan

profundas huellas en la mente de la mujer maltratada, que en la mayor parte

de las ocasiones le generan depresión, la cual puede inclusive traer consigo

ideas suicidas. En ese sentido el estudio ya mencionado contempla lo siguiente:

“Es común que las mujeres de todo el mundo que han sido víctimas de violencia

infligida por su pareja tengan problemas de salud mental, angustia emocional y

comportamientos suicidas… En el Estudio de la OMS se identificó la angustia

emocional mediante síntomas como el llanto fácil, la incapacidad para disfrutar

de la vida, la fatiga y los pensamientos suicidas durante las cuatro semanas

anteriores a la entrevista. En todos los entornos estudiados, las mujeres que

habían tenido pareja alguna vez y que habían sufrido violencia física o sexual, o

ambas, por parte de su pareja registraban unos niveles considerablemente más

altos de angustia emocional en comparación con aquellas que no habían sido

víctimas de violencia.

Asimismo, en todos los entornos examinados, era mucho más probable que las

mujeres que habían sido víctimas de violencia infligida por su pareja hubieran

pensado en suicidarse alguna vez…y que lo hubieran intentado, en

comparación con las mujeres que no habían sido víctimas de violencia…”127

Es evidente que el recibir continuamente los diferentes tipos de violencia

psicológica, termina por minar la autoestima, seguridad y hasta los deseos de

vivir de la mujer maltratada, situación que a pesar de no ser tan notoria, termina

por producir consecuencias graves en la salud mental de la mujer, que

inclusive, como se ha anotado en este aparte, pueden traer consigo también

manifestaciones físicas derivadas del desequilibrio emocional, al que se ve

enfrentada la víctima. Queda clarísimo que los efectos del maltrato psicológico

pueden ser tan devastadores, o aún más profundos que aquellas huellas físicas

que son consecuencia de la violencia física.

4.4. VIOLENCIA FÍSICA

Este es quizás uno de los tipos de violencia más utilizada por los maltratadores, y

la cual, incluye toda clase de agresiones físicas inflingidas a la mujer,

empujones, bofetadas, rasguños, patadas, empujones, y obviamente todos

aquellos golpes que involucran armas (cuchillos, martillos, látigos, correas, etc.)

127

http://www.who.int/gender/violence/who_multicountry_study/summary_report/chapter4/es/index3.html

Organización mundial de la salud. La violencia infligida por la pareja y la salud mental

Page 77: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

77

El profesor Lorente Acosta, al hablar del maltratador que el denomina

“Quebrantahuesos”, resume como de una discusión, el maltratador puede

llegar a los ataques físicos:

“…según va trascurriendo la discusión…se pase de forma repentina, casi

explosiva, a una agresión de extraordinaria violencia y dirigida a cualquier

parte del cuerpo, especialmente al tronco (tórax y abdomen), siendo frecuente

que la mujer sea arrojada al suelo y que utilice los miembros inferiores para

agredirla por medio de patadas y pisotones” 128

Este tipo de maltrato es en especial violento, el maltratador tiene intensas

descargas de ira frente a la mujer, y la ataca con toda su fuerza, ello,

obviamente produce grandes secuelas físicas, por lo que el maltratador dirige

sus ataques, hacia aquellas zonas donde las huellas sean fáciles de ocultar,

como el abdomen, las piernas, la espalda, la cabeza, etc.

En múltiples escritos se describen las actuaciones constitutivas de los maltratos

físicos, y en general se encuentran similitudes, veamos algunas de las

definiciones:

“Cualquier acción no accidental que provoque o pueda provocar daño físico

o enfermedad (hematomas, heridas, fracturas, quemaduras…)”129

“Se originan por hechos que se exteriorizan a través del ensañamiento y

especialización en los golpes como son: dar puñetazos, patadas, pellizcos,

mordiscos, tirones de pelo, golpes, quemar, encerrar, atar, encadenar, tirar de

los brazos o manos para impedir el movimiento o forzarlo, cortar, pinchar,

obligar a comer elementos incomibles, privar de comida, expulsar

violentamente del domicilio, obligar a consumir alcohol, drogas…”130

Se advierte que el maltratador puede utilizar múltiples formas de maltrato, para

causar daño físico, por ello, el maltrato físico se manifiesta de diversas formas,

todas ellas igualmente nocivas, fuertes y dañinas para la salud e integridad

física de la mujer. Estas formas de maltrato, pueden ir desde ataques leves

como pellizcos, bofetadas, empujones, hasta patadas. Golpes con objetos

contundentes o cortantes etc.

128

Lorente Acosta, Miguel. “Anatomía del Maltratador” Página 67. Editorial Ares y Mares 129

Lorente Acosta, Miguel. “Agresión a la mujer; maltrato, violación y acoso. Entre la realidad y el mito cultural”.

Página 5 130

Cuaderno informativo de la violencia sobre la mujer. Disponible en:

www.juntadeandaluia.es/institutodelamujer/IMG/pdf/Cuaderno_informativo_de_la_violencia_sobre_la_mujer_2.pdf

Page 78: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

78

“La violencia física es una invasión del espacio físico de la otra persona y puede

hacerse de dos maneras: una es el contacto directo con el cuerpo de la otra

persona mediante golpes, empujones y jalones; la otra manera es limitar sus

movimientos encerrándola, provocándole lesiones con armas de fuego,

forzándola a tener relaciones sexuales y produciéndole la muerte. De esta

manera, la violencia física tiene un impacto directo en el cuerpo de la víctima,

aunque el espacio emocional es el que más sufre, a excepción lógicamente de

que la agresión que produzca la muerte.”131

Es muy importante entender que si bien los daños físicos producidos por la

violencia física son devastadores, siempre tienen también consecuencias a nivel

emocional muy graves, que producen daños irreparables en muchos casos, a la

salud física y psicológica de la víctima. Evidentemente las secuelas más

evidentes son las físicas, que van desde hematomas, raspaduras cortadas,

hasta fracturas o lesiones musculares.

“El maltrato físico está muy bien definido: es todo aquello que implique una

intrusión sobre mi espacio vital y que conlleve un contacto físico doloroso y mal

intencionado de otra persona. De un modo más coloquial, el maltrato físico son

bofetones, palizas, golpes, patadas, empujones, tirones de pelo, pellizcos y todo

lo que dañe el cuerpo humano” 132

Es claro, que aún sin tener ningún conocimiento sobre el tema, comúnmente

identificamos que el maltrato físico es el que “se ejecuta basado siempre en la

fortaleza física. Son esos golpes, empujones, patadas y lesiones provocadas con

diversos objetos o armas.” 133, pero lo que no debe perderse de vista, es que tal

maltrato no tiene que ser brutal, o excesivamente fuerte desde el primer

episodio, ya que en la mayoría de las ocasiones, este tipo de violencia empieza

con un empujón, una bofetada, en rasguño, y en general, con pequeñas

agresiones, que la víctima inclusive puede pasar por alto, por no identificarlos

como situaciones normales, que poco a poco se van convirtiendo en ataques

más violentos, agresivos y cada vez con consecuencias más graves para la

integridad y salud física y mental de la víctima.

Basta revisar las definiciones anteriores, para darse cuenta que cualquier

intromisión que conlleve un contacto físico doloroso, no accidental, y que

131

www.tuotromedico.com/temas/violencia_en_pareja.htm#0 132

Maltrato físico y psicológico: cómo identificar sus indicadores y prevenirlos. Disponible en;

www.emprendeoras.com 133

Disponible en : http://www.gentiuno.com/articulo.asp?articulo=2292

Page 79: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

79

afecte o pueda afectar la salud o integridad física de la víctima puede

considerarse como violencia física. También es notoria la diversidad de

manifestaciones que esta violencia puede tener, todas ellas igualmente

perjudiciales para la víctima. Igualmente debe tenerse en cuenta que las

secuelas que este maltrato deja, son más fácilmente apreciables que aquellas

analizadas en el aparte del maltrato psicológico.

4.5. CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA FÍSICA:

A diferencia de las consecuencias del maltrato psicológico anotadas

anteriormente, y de las cuales quedó clara su gravedad, y dificultad de

identificación; si tenemos que hablar de las consecuencias del maltrato físico,

es evidente que las secuelas de éste tipo de violencia, son más evidentes en el

cuerpo de la víctima, aunque la dificultad radica, en que comúnmente la mujer

maltratada intenta ocultar la verdadera razón de estos signos, señalando que

han sido consecuencia de caídas y/o accidentes domésticos que normalmente

atribuye a su propia torpeza.

El maltrato físico puede dejar hematomas, equimosis, fracturas, cortaduras,

hemorragias, lesiones musculares, torceduras musculares y muchos más,

variando su intensidad y gravedad. Igualmente cuando se produce violencia

sexual, puede darse transmisión de enfermedades venéreas, embarazo no

deseado, problemas ginecológicos, lesiones para el feto, o abortos.

En el informe de la OMS antes mencionado, se relacionan algunas importantes

conclusiones en relación con las lesiones derivadas de la violencia física:

“Lesiones derivadas de la violencia física…La prevalencia de lesiones entre las

mujeres que alguna vez habían sido víctimas de violencia oscilaba entre el 19%

en Etiopía y el 55% en el entorno provincial de Perú, y estaba asociada con los

casos de violencia grave. En Brasil, en el entorno provincial de Perú, Samoa,

Serbia y Montenegro y Tailandia, más del 20% de las mujeres que habían sido

heridas alguna vez declaró haber sufrido lesiones en más de cinco ocasiones.

Aunque la mayoría de las lesiones eran leves (moretones, rasguños, cortes,

pinchazos y mordiscos), en algunos entornos era común encontrar lesiones más

graves (huesos rotos, daños en oídos y ojos). Al menos el 20% de las mujeres que

habían sufrido lesiones alguna vez en Namibia, el entorno provincial de Perú,

Samoa, el entorno urbano de Tailandia y la República Unida de Tanzanía

declaró haber sufrido daños en los ojos y los oídos. En Bangladesh, Etiopía, el

Page 80: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

80

entorno provincial de Perú y en Samoa, más de una cuarta parte de las mujeres

que habían sufrido lesiones alguna vez informó haber perdido el conocimiento

a raíz de algún acto violento infligido por su pareja.”134

De lo anterior, se desprende que si bien en muchas ocasiones las lesiones no

son tan graves y no pasan de ser moretones o rasguños, en otras ocasiones

pueden causar graves lesiones, inclusive internas, y las cuales pueden afectar a

largo plazo, de manera grave la salud física e integridad de la mujer.

También se destaca un aspecto muy importante, cual es la permanencia de los

efectos en la salud, de las mujeres maltratadas, por largos periodos de tiempo, y

las pruebas que se obtuvieron con la realización del estudio, de acuerdo con el

cual se concluye entre otros, que las mujeres maltratadas, sufren en general de

mala salud, al punto de llegar a afectarlas en la realización de las más simples y

cotidianas labores domesticas.

“En la mayoría de los entornos (excepto en Japón, Samoa y el entorno urbano

de la República Unida de Tanzania), era mucho más probable que las mujeres

que habían sido víctimas de violencia infligida por su pareja afirmaran tener

mala o muy mala salud en comparación con las mujeres que nunca habían

sufrido maltrato por parte de su pareja. También era más probable que las

mujeres que alguna vez habían sido víctimas de violencia hubieran tenido

problemas al caminar y realizar sus tareas cotidianas o hubieran sentido dolores,

pérdida de memoria, mareos y pérdidas vaginales en las cuatro semanas

anteriores a la entrevista. Cabe señalar, en particular, que los problemas de

salud recientes estaban relacionados con experiencias de violencia a lo largo

de la vida. Ello sugiere que los efectos físicos de la violencia pueden persistir

mucho después de que la experiencia violenta haya finalizado, o que el

maltrato acumulado afecta a la salud en mayor medida.”135

Es evidente, que las secuelas físicas del maltrato físico, son más fácilmente

perceptibles, por que normalmente dejan marcas en el cuerpo, que pueden

apreciarse a simple vista, sin embargo, también debe tenerse en cuenta que la

víctima por vergüenza, miedo, y hasta por la convicción que el maltratador a

generado en ella de que se lo merece, oculta estos signos del maltrato. “Esta es

la violencia que en un altísimo porcentaje termina en suicidio o también en

134

Maltrato Psíquico inflingido por la pareja, Disponible en:

www.who.int/gender/violence/who_multicountry_study/summary_report/chapter2/es/index4.html.Organización

Mundial de la salud.

135

Ibídem.

Page 81: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

81

homicidio. Aunque este maltrato físico es de fácil detección ya que deja huellas

como magulladuras, heridas, quemaduras, moratones, fracturas, dislocaciones,

cortes, pinchazos, lesiones internas, asfixia o ahogamientos, son cientos las

mujeres que inventan caídas o accidentes domésticos para ocultar la verdad:

Son víctimas de una bestia con la que conviven”.136

4.6. VIOLENCIA SEXUAL

Aunque sumariamente nos hemos referido en párrafos anteriores a éste tipo de

violencia, por considerar que se encuentra dentro de la violencia física,

haremos unas breves reflexiones adicionales en torno a ella, por ser también

una de las formas de maltrato que produce graves consecuencias no solo

físicas sino también psicológicas a la víctima.

Es muy importante tener en cuenta que la violencia sexual no solamente está el

forzar a la mujer a sostener relaciones sexuales en contra de su voluntad, sino

también, el obligarla a realizar prácticas sexuales en contra de su dignidad,

tales como tocamientos no consentidos por la víctima, penetración por

diferentes cavidades corporales, con objetos contundentes, punzantes o corto

punzantes, o inclusive el obligar a la mujer a ver pornografía etc. Es la

degradación total de la mujer, al obligarla a tolerar todas esas conductas

sexuales, con aquel que es el penetrador de la violencia en su contra. Veamos

algunas definiciones y acercamientos a este tipo de violencia.

“Esta forma de violencia está muy generalizada y se encuentra dentro del

ámbito de la violencia física, aunque invade todos los espacios de la mujer. Por

la severidad de esta violencia, la ponemos en una categoría diferente. En

primer lugar, la violencia sexual se ejerce al imponer a la mujer ideas y actos

sexuales… Otra forma de violencia sexual se realiza mediante la fuerza física,

violando a la mujer. El hombre piensa que por tener una relación tiene derecho

a hacer sexualmente lo que quiera y cuando quiera con ella, y para efectuar

esta violación el hombre usa diferentes métodos, desde "convencer" con dinero

hasta valerse de amenazas y golpes para llevar a cabo su propósito.

Generalmente intensifica sus avances sexuales hasta que la víctima acaba

aceptando sus exigencias, aun no estando de acuerdo. Por otro lado, la

136 Desnudemos la violencia familiar y de pareja. Violencia un lenguaje, Equipo Investigativo de gente del siglo

XXI, Disponible en : http://www.gentiuno.com/articulo.asp?articulo=2292

Page 82: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

82

violencia sexual conlleva también tocamientos no consentidos, penetrar con

objetos a la víctima, etc.”137

Hasta aquí se ha resumido las principales formas de maltrato, todas ellas

nocivas, y productoras de graves consecuencias que atentan y lesionan la

salud física y mental de la mujer maltratadota, con secuelas que pueden

perdurar por periodos largos de tiempo, y las cuales, ayudan a que el

maltratador perpetúe su poder, dominación, y escenario de anulación y

sometimiento de la mujer.

Es de vital importancia apreciar que en muchos casos las consecuencias son

imperceptibles por la sociedad, ya que a veces son ocultadas por la mujer,

debido a la profunda vergüenza que su situación le produce, o también porque

en muchos casos el maltratador ataca prevalentemente la parte emocional o

psicológica de la mujer, logrando con ello ocultar los catastróficos efectos que

este tipo de violencia produce. Sin embargo la triste conclusión de este

capítulo, es el desgarrador escenario de fatídicas consecuencias que la mujer

debe afrontar cuando es víctima de la violencia física y/o psicológica por parte

de su pareja o ex pareja, las cuales, en un gran número de casos llegan

inclusive a producir la muerte de la mujer, a manos del maltratador.

137

www.tuotromedico.com/temas/violencia_en_pareja.htm#0

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83

CAPÍTULO 5. CICLO DE LA VIOLENCIA, TEORÍA DE LA IMPOTENCIA APRENDIDA y

SINDROME DE MALTRATO A LA MUJER

5.1. El CICLO DE LA VIOLENCIA:

Uno de los conceptos importantes que surge cuando se analiza el tema de la

violencia contra las mujeres, es el del ciclo de la violencia, concepto que es

vital en la comprensión de la dinámica triste que envuelve a la mujer víctima

de los malos tratos por parte de su pareja o ex pareja, y el ciclo nocivo en el

que se ve envuelta y que le impide en muchas ocasiones encontrar las vías

para escapar de esa situación de dolor, humillación, degradación.

Adicionalmente este concepto permite en parte también entender la forma

como actúa el maltratador.

La teoría del Ciclo de la violencia fue elaborada por Lenore Walter, en su libro

“La Mujer Golpeada”, donde plantea que el maltrato a la mujer se produce de

forma cíclica, pudiendo identificarse ciertas etapas que se producen, en

diversos lapsos de tiempo.

Básicamente el ciclo de la violencia se compone de tres etapas, una de

acumulación de tensión, seguida de un episodio muy explosivo de violencia,

luego del cual viene la denomina etapa de luna de miel, etapa ésta última en

la que el maltratador pide perdón, manifiesta arrepentimiento, y promete a la

mujer que estos episodios nunca van a repetirse, inclusive compra regalos a la

mujer, y la trata de manera excesivamente cariñosa.

“Uno de los aspectos más importantes que debemos conocer es que la

violencia desaparece y reaparece en diferentes momentos. Primero se

acumula “mucho malestar” y se producen roces permanentes entre los

miembros de la pareja; después ocurre el “acto más violento”, en el que

explota todo ese malestar y se produce la mayor agresión, que puede ser física

o verbal. Finalmente, se genera una situación llamada “luna de miel”, en la que

Page 84: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

84

el agresor se arrepiente, pide disculpas y le promete que nunca más volverá a

violentarla. Pasado cierto tiempo, este ciclo vuelve a repetirse.”138

Veamos que ocurre en cada una de las etapas:

1. Etapa de Acumulación de tensión: En esta etapa, surgen muchos roces

entre la pareja, por los más simples aspectos de la convivencia

cotidiana. Algunos autores afirman que en esta fase es preponderante el

maltrato psicológico, el maltratador humilla, disminuye y ridiculiza a la

mujer.

Se define como “un proceso de interacción permanente que perpetúa y

reproduce la violencia conyugal…puede comenzar en el noviazgo con algunas

conductas o actitudes violentas como celos, posesividad, mal genio

exagerado…”139

“…se caracteriza por su cronicidad y está dominada por lo que se conoce

como “maltrato psicológico”…el hombre ridiculiza a la mujer, ignora su

presencia, no presta atención a lo que ella dice, se ríe de sus opiniones, la

corrige en público, la ofende criticándole el cuerpo, le pone sobrenombres etc.

Estas conductas producen un efecto en la víctima, provocando un progresivo

debilitamiento de sus defensas psicológicas”.140

“…la pareja empieza a acumular tensiones y se hacen evidentes las diferencias

y desencuentros en la vida cotidiana frente a acontecimientos reales como

problemas laborales, económicos, hechos intrascendentes…es común que el

hombre empiece con agresiones de tipo psicológico…” 141

“la relación de pareja empieza a estar marcada por la "tensión" que generan

las cuestiones cotidianas sin importancia (la comida de ese día, la camisa sin

planchar, etc.). La mujer no tiene el control ni de la frecuencia ni de la

intensidad de los sucesos violentos. Pero en este primer periodo, la mujer-

víctima, aún tiene capacidad para retrasar o acelerar las agresiones, siempre

que acepte o no las exigencias del maltratador.”142

138

Goldman, Adriana. Maltrato de la mujer. Disponible en www.foroaps.org/files/viole.pdf 139

Ferreira, Graciela, La mujer maltratada, un estudio sobre las mujeres víctimas de a violencia doméstica. Citada en

Violencia de pareja: tipología, características e impacto en la sociedad. Reflexiones sobre violencia de pareja y

relaciones de género. Haz Paz: política nacional de construcción de paz y convivencia familiar. 2000 140

Ibidem. 141

Violencia de pareja: tipología, características e impacto en la sociedad. Reflexiones sobre violencia de pareja y

relaciones de género. Haz paz es compromiso de todos. política nacional de construcción de paz y convivencia

familiar. 2000 142

Disponible en http://www.cfnavarra.es/asistenciavictimas/IPSICOLOGICA/VDcomprender.HTM

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85

Los problemas y conflictos surgen en esta etapa por asuntos sin ninguna

trascendencia, el maltratador de molesta por una camisa supuestamente mal

planchada, por que la temperatura de la comida no es la ideal, por una

pequeña arruga en la sábana etc., todo será excusa para una pelea, una

discusión, y algunas pequeñas agresiones verbales.

En esta etapa, la mujer intenta disminuir los posibles causantes de los roces y

conflictos, pero cada vez el hombre estará más irritado, y los intentos de la

mujer por evitar discusiones y disgustos le molestarán aún más.

“El hombre maltratador empieza a mostrarse tenso e irritable, cualquier

comportamiento de la mujer despierta en él una reacción de enfado. La mujer

sorprendida intenta hablar con él para solucionar el problema, ver la causa,

pero esto solo provoca más enfados en el hombre que la ve como

excesivamente dependiente y empalagosa.”143

En esta etapa predomina un cierto maltrato psicológico, el maltratador ignora a

la mujer, la ridiculiza, le hace comentarios humillantes, “se caracteriza por su

cronicidad y está dominada por lo que se conoce como “maltrato

psicológico”… el hombre ridiculiza a la mujer, ignora su presencia, no presta

atención a lo que ella dice, se ríe de sus opiniones, la corrige en público, la

ofende criticándole el cuerpo, le pone sobrenombres etc” 144

Ante lo anterior, la mujer optará por callarse, permanecerá prácticamente

invisible, tratando de evitar cualquier provocación, pero ello tampoco será

suficiente para evitar la ira del maltratador, quien juzgará también esta actitud

de la mujer, acusándola de despreocupada e indolente, señalará que nunca

hace nada, que es aburrida, y que no reacciona ante nada.

“La víctima intenta calmar a su agresor, se muestra comprensiva, trata de

ayudarle haciéndole razonar o se mantiene silente para que se calme. Se va

apartando sin darse cuenta de su grupo de apoyo, amistades y familiares. Trata

de ser agradable, pasiva, retirada y se esfuerza por hacer las cosas como al

agresor le agradan o le complacen. La acumulación de tensión comienza a

intensificarse con ciertos episodios de abuso verbal y subidas de voz, que se

hacen más frecuentes, cuando se da paso al siguiente período.” 145

143

Disponible en http://www.fmujeresprogresistas.org/violencia6.htm 144

Goldman, Adriana, Maltrato a la mujer. Disponible en www.foroaps.org/files/viole.pdf 145

http://victimasportal.org/2008/04/23/sindromemujermaltratada/

Page 86: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

86

Es importante tener en cuenta que en esta etapa la mujer se esfuerza en

extremo por agradar a su agresor, no molestarlo con nada, pero sus esfuerzos

son inútiles, aún el permanecer callada será ofensivo e irritante para su pareja, y

empezarán a presentarse ciertos episodios de peleas y agresiones, que

generalmente no sobrepasarán lo verbal.

“La mujer, para no molestarle, comienza entonces a no hacer nada, intenta no

expresar su opinión porque sabe que él expresará la contraria y entonces habrá

“bronca”, también intenta hacer las menores cosas posibles, entra en una fase

de inmovilidad, pero esto tampoco salva a la mujer, ya que el hombre la

acusará de ser casi un “mueble” que no hace nada, que es una persona

anodina y aburrida.”146

En esta etapa cualquier esfuerzo de la mujer será rechazado por el maltratado,

quien le demostrará un profundo alejamiento y desapego afectivo, la mujer

asustada empieza a dudar de sus propios pensamientos, llegando a pensar que

está imaginando todo, y que ella es la verdadera culpable de la situación,

llegando a considerar que es culpable del maltrato, por no lograr conservar su

afecto.

2. Explosión de ira. Acto más violento: Es el resultado de la acumulación de

la tensión referida en la etapa anterior, y normalmente consiste en un

episodio muy violento, de carácter físico, donde toda la tensión

acumulada explota en un acto de profunda ira del maltratador en contra

de la víctima.

“Suele ser físico…el tipo de violencia física es muy variable…Por lo general,

antes de estos episodios el agresor aumenta la intensidad de la agresión,

acusación, denigración, insultos y amenazas, y va creando un clima de miedo

constante en la víctima. Los tiempos entre cada episodio son variables e

impredecibles”147

Finalmente entonces el hombre estalla en violencia, castigando severamente a

su pareja, grita, golpea, rompe cosas, insulta a la mujer, amenaza de muerte a

la esposa y/o los hijos, le da puñetazos, patadas, la arrastra del cabello, la

lesiona con objetos contundentes, cortantes, punzantes etc, lo anterior, puede

acompañarse de agresiones verbales o sexuales, pero en general suele ser un

episodio que combina los diferentes tipos de maltrato, con énfasis en la parte

física, en la cual es en extremo violento.

146

Ibidem. 147

Goldman, Adriana. Maltrato de la mujer. Disponible en www.foroaps.org/files/viole.pdf

Page 87: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

87

El episodio es tan violento, que la debilidad de la mujer se acentúa, se siente

profundamente indefensa, pues él acaba de recordarle quien tiene el control,

y qué puede ocurrir si ella “vuelve a fallar”, su temor se acrecienta y

nuevamente el agresor ha grabado en su mente y en su cuerpo, las huellas que

le recuerdan a la mujer, que no podrá salir de esa situación.

El hombre justifica sus ataques, diciendo que debe “disciplinar” a la mujer para

que entienda sus instrucciones, y deje de cometer tantos errores y provocarlo,

esa es la forma en que ella debe aprender a comportarse de acuerdo con las

reglas que él ha fijado.

Así, la mujer no puede saber cuando va a ocurrir el nuevo episodio de violencia,

ni la duración o intensidad que el mismo va a tener; pero la seguridad que si

puede tener es que cuando se han producido ya episodios de violencia éstos

se van a repetir.

3. Luna de Miel. Arrepentimiento. En esta etapa, el maltratador manifiesta

un “supuesto” arrepentimiento, pide perdón, aun de rodillas a la mujer

maltratada, en ocasiones le da regalos, y jura que estos episodios nunca

se van a repetir.

“El agresor se siente muy arrepentido de su conducta (por lo menos las primeras

veces), pide perdón, promete cambiar. Y realmente cambia, durante esta fase

se convierte en el hombre más “encantador” del mundo, la lleva el desayuno a

la cama, la cura las heridas, incluso se hace cargo de las tareas domésticas, le

cede todo el poder a ella.” 148

El maltratador busca manipular nuevamente a su víctima, quiere convencerla

de que este episodio no volverá a repetirse, acepta que se excedió y pide

perdón de rodillas, llena a la mujer de atenciones y regalos. Inclusive puede que

levante a su mujer algunas de las restricciones que normalmente le impone, le

permite visitar a su familia, le da dinero, se compromete a asistir a algún tipo de

terapia, jura que buscará ayuda profesional.

Puede que el maltratador le eche la culpa a la mujer, señalándole que ella lo

provoca, que lo hace reaccionar de esa forma, o fingir que el estallido de

violencia fue consecuencia de estrés del trabajo, la falta de dinero, la mala

educación de los hijos etc. En ocasiones se excusa en el consumo de alcohol o

148

Disponible en http://www.fmujeresprogresistas.org/violencia6.htm

Page 88: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

88

drogas, y promete que nunca volverá a consumir esas sustancias, por ser ellas

las causantes de tan brutal ataque.

“…el hombre piensa en las consecuencias de lo que hizo, se muestra

arrepentido, pero le reserva la mayor parte de la culpa a ella…le pide que no lo

ponga nervioso, lo hace de manera tierna; de este modo se asegura de que

ella interiorice el mensaje de la responsabilidad que tuvo en lo sucedido”. El

maltratador realiza toda una estrategia para convencer a la mujer, de que el

episodio de maltrato ha sido causado por ella, que ha sido su culpa, por no

cumplir con sus expectativas. “Puede llorar, suplicar, y hacer toda clase de

promesas y garantías de que no ocurrirá más…esta situación deja a la mujer en

una situación de extrema vulnerabilidad, el ciclo de la violencia ya se instaló, no

se detiene y puede funcionar a intervalos de días, semanas, meses o años.149

La duración de esta etapa al igual que la de las anteriores es muy difícil de

determinar, pues en ésta última, durará el tiempo que el maltratador requiera

para convencer a la mujer maltratada, para conseguir su perdón, momento en

el cual el ciclo inicia nuevamente con irritabilidad y acumulación de tensión. Es

tanta la necesidad de control y poder del maltratador, que él decide cuanto

dura esta etapa, y cuando volverá el siguiente episodio de estallido de ira.

El ciclo de violencia sigue repitiéndose, cada vez más frecuentemente, hasta

que en algún momento la etapa de la luna de miel desaparece por completo.

Al tiempo que los episodios de luna de miel disminuyen, las explosiones de

violencia se vuelven más y más violentas, frecuentes y peligrosas para la salud,

integridad y la vida de la mujer.

“El momento más duro para la mujer es reconocer que convive con un agresor.

Hasta ese momento se ve sumergida en una espiral de violencia que hará sentir

como que enloquece. La tensión le producirá agotamiento y depresión. Puede

sentir vergüenza por lo que vive, como si nadie más hubiera pasado por algo

así. Cuanto más mantenga la situación, mayor será su inseguridad, su

sentimiento de culpabilidad y más difícil le será tomar una decisión. Una vez

asumido el maltrato y la necesidad de escapar de esa situación, se puede sufrir

la persecución por parte de la pareja que se niega a asumir el abandono.

Muchas veces le lleva a cometer un homicidio”150

149

Amato, Maria Inés. La pericia psicológica en violencia familiar. Ediciones La Rocca. Pág. 71 150 Disponible en http://www.webdelamujer.com/03asesorias/malostratos/01info/04.asp

Page 89: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

89

“Esta es la fase que perpetúa el "aguante" de las víctimas de la violencia

doméstica porque el castigo que recibe la mujer (las agresiones físicas y

psicológicas) se asocia a un refuerzo positivo inmediato para la víctima (el

perdón solicitado con muestras de cariño y arrepentimiento) y también se

asocia a un refuerzo positivo a largo plazo (el supuesto cambio que se

producirá en el agresor con apoyo especializado).”151

En esta fase el maltratador entra nuevamente a manipular a la mujer, y lograr

borrar cualquier intento que la mujer haya considerado, de buscar ayuda o

dejarlo, haciendo inclusive aquellas cosas a alas que siempre se niega, como

asistir a terapia, busca ayuda especializada, dejar de consumir alcohol etc.

El maltratador percibe a su víctima vencida, y ante la posibilidad de perder su

“posesión”, el “objeto” que le hace sentir poderoso, necesita retenerla, la culpa

del episodio ocurrido y la llena de promesas de cambio, que hagan surgir en

ella esperanzas de cambio.

El efecto sobre la víctima es tan arrollador, que evita que ella logre hacer

conciencia del espiral de violencia en el que se haya sumergida, “La víctima no

es consciente de la presencia de este Ciclo de Violencia y adopta la

responsabilidad de apoyar al agresor en los momentos de arrepentimiento y de

aparente cambio de actitudes. Esta situación lleva a que la víctima se culpe

por no tener la capacidad para conseguir el cambio deseado y por tanto, su

autoestima también se ve afectada”152

Lo más grave de esta manipulación, es que cuando ocurre el nuevo episodio

de violencia, la mujer se siente aún mas culpable, por no haber podido lograr

que su marido cambiara, a pesar del “esfuerzo” que este hizo, en la etapa de

luna de miel (la cual ella no identifica), se siente aún más culpable, y ello la

sume en nuevos episodios de depresión, que siguen minando su autoestima.

5.2. LA IMPOTENCIA APRENDIDA:

Esta teoría también fue formulada por la Lenore Walter, y ha sido llamada

también Teoría de la indefensión de la mujer maltratada.

En desarrollo de esta teoría, “La Dra. Walker explica como la mujer que ha

experimentado la violencia queda incapacitada para controlar su voluntad, a

151

Disponible en http://www.cfnavarra.es/asistenciavictimas/IPSICOLOGICA/VDcomprender.HTM 152

Ibidem.

Page 90: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

90

través del tiempo, desarrollando así la „condición de impotencia aprendida‟.

Esta condición previene el que una mujer maltratada pueda percibir o actuar

cuando se les presenta una oportunidad para poder escapar de la violencia.

Se basa en la hipótesis de que tempranas influencias sociales en una mujer

facilitan la condición psicológica de impotencia, lo que hace que las mujeres

se sientan incapaces de poder controlar positivamente sus vidas. La Dra. Walker

expone que la “impotencia aprendida” es la responsable de la deficiencia

cognoscitiva emocional y conductual que se observa en la mujer maltratada,

es lo que le afecta negativamente y le retiene en la relación abusiva.”153

Es entonces esta afectación psicológica la que impide que la mujer rompa el

ciclo de la violencia y abandone al maltratador, o lo denuncie y busque ayuda;

por cuanto los episodios frecuentes de maltrato la “imposibilitan” para ello, ya

que no lograr ver una posibilidad clara de escapar a esta situación de

violencia. No lograr ver con esperanza su futuro, le parece imposible escapar a

su situación actual, y termina por considerarse condenada a padecerla.

De acuerdo con esta teoría, las características que se generan en la víctima son

entre otras: “El maltrato repetitivo disminuye en la mujer su capacidad para

responder, se convierte en sumisa. Su personalidad pasa a ser pasiva. La

habilidad cognoscitiva para percibir el éxito cambia en la mujer. Ella no cree

que su respuesta le traerá resultados favorables, así lo sean o no. La mujer

maltratada no creerá que nada de lo que ella haga alterará el futuro o su

destino. El sentido de bienestar emocional pasa a ser precario y se vuelve más

propensa a la depresión y a la ansiedad.”154

Maria Inés Amato se refiere también a esta teoría, definiendo este fenómeno

como la autoinculpación unida a la imposibilidad de reaccionar frente a la

violencia del hombre, que la conduce a una trampa que la consume cada vez

más y desgasta su vida y su alma. Este fenómeno de desamparo que se da en

la mujer goleada proviene de una historia familiar de maltrato y de violaciones

que posteriormente favorecen estas situaciones, en las que la mujer está

predispuesta a recibir violencia sin poder defenderse. 155

Debe sin embargo, tenerse en cuenta, que si bien las situaciones anteriores de

maltrato pueden favorecer la situación de maltrato en pareja, ello no ocurre

necesariamente, y no siempre las mujeres maltratadas por su pareja han tenido

antecedentes de maltrato en sus familias; pero lo que si ocurre con mucha

153

Disponible en http://victimasportal.org/2008/04/23/sindromemujermaltratada/ 154

Ibidem. 155

Amato, Maria Inés. La pericia psicológica en violencia familiar. Pág. 71 Ediciones la Rocca.

Page 91: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

91

frecuencia es que la mujer inmersa en el ciclo de la violencia, sufre esa

“impotencia aprendida”, esa incapacidad de salir de esta situación, de sentirse

cada vez mas desesperanzada, y carente de cualquier posibilidad de romper

con la violencia porque se considera incapaz de ello, todo como consecuencia

de los profundos efectos psicológicos del maltrato al que se ve sometida.

5.3. SÍNDROME DE MALTRATO A LA MUJER (SIMAM):

Algunos autores, han señalado que los continuos episodios de maltrato físico y

psicológico sufrido por la mujeres víctimas de la violencia a manos de su pareja,

puede producir un estado patológico que se ha denominado Síndrome de

maltrato a la mujer, el cual se traduce en un conjunto de síntomas físicos y/o

psicológicos que pueden resumirse de la siguiente manera:

“a. Angustia, malhumor, depresión, sensación de impotencia, intentos de

suicidio e insomnio;

b. Abuso de drogas y trastornos de la alimentación;

c. Molestias en el cuerpo como dolor abdominal crónico, dolor de cabeza,

cansancio, etc. que no mejoran con el tratamiento

d. Problemas ginecológicos”156

La mujer en ocasiones consulta algún médico por estos síntomas, pero trata de

ocultar la verdadera causa, y si tiene lesiones físicas visibles, las oculta, o espera

a que ellas se desvanezcan o desaparezcan antes de consultar. Es muy común

que cuando pida alguna cita, falte a ella; a su vez, el maltratador trata de

evitar que la mujer visite al mismo médico, con la finalidad de evitar que éste

pueda identificar la situación del maltrato, por ello este maltrato muchas veces

no es identificado por el médico.

Veamos ahora, las características por las que se puede identificar la presencia

de este síndrome:

La víctima asume las agresiones, esto es, la mujer siente que no tiene

capacidad de repeler las constantes agresiones, siente que no tiene

ninguna posibilidad de salir de esta situación, lo que en últimas la hace

sentir merecedora del maltrato.

Actitud pasiva de la víctima, la cual va de la mano de la característica

recién señalada, ya que denota que la sensación de “incapacidad” de

156

Goldman, Adriana. Maltrato de la mujer. Disponible en www.foroaps.org/files/viole.pdf

Page 92: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

92

defenderse que sufre la víctima y que conlleva a que deje de intentar

hacerlo, y que se resigne de manera totalmente indiferente a soportar las

agresiones.

Justificación de la conducta del agresor, que algunos autores llegan a

definir como una “identificación con el autor”, ya que la victima en

ciertos eventos llega a justificar la conducta del agresor, y en ocasiones,

debido a la etapa de luna de miel (analizada en el aparte de ciclo de la

violencia) puede llegar a producir confusión en la mujer maltratada, y la

falsa creencia de que su pareja aún la ama.

Pérdida de control sobre la situación, también relacionada con las dos

primeras causales anteriormente señaladas, ya que la sensación de

imposibilidad de defenderse, hace que la víctima se resigne a no buscar

solución a su situación, y espere que terceras personas puedan hacerlo. 157

Este síndrome es tan intenso, que algunos autores lo han comparado con el

síndrome de Estocolmo, indicando que en el SIMAM, la mujer termina por

justificar a su agresor, a quien considera ella misma obliga a que le maltrate, por

incumplir sus reglas, defraudar sus expectativas, todo ello, claramente

producido por la permanente manipulación psicológica ejercida por el agresor

sobre la mujer maltratada, a través de frases como: “eres la peor esposa del

mundo”, “no puedo creer que te vistas así solo para avergonzarme con mis

amigos” “es imposible educarte, nunca vas a aprender” “es increíble como

malcrías a nuestros hijos, ni siquiera puedes ser una buena madre” .

La mujer se sume en una pesadilla aun peor, y debido a su sentimiento de

culpabilidad, convertido a estas alturas en este terrible síndrome, oculta a su

familia, amigos, médicos, y en general a la sociedad, la horrible situación de

maltrato a la que está sometida, porque, lo que es más grave, a esta alturas, es

posible que piense que se merece esta situación, y, que en el fondo la

verdadera responsable, es ella misma, por no lograr complacer a su esposo.

Cuando este síndrome hace presencia, la mujer se abandona en su situación,

renuncia a luchar, y simplemente siente que está condenada a sufrir esta

situación, está tan débil física y psicológicamente, que pierde cualquier

esperanza de salir de esa situación, tristemente, se resigna, no tiene

posibilidades de luchar.

157

Disponible en www.heraldo.es/especiales/violenciadomestica/8.html

Page 93: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

93

CAPÍTULO 6. COMPARACIÓN LEGÍTIMA DEFENSA Y MIEDO INSUPERABLE

La razón por la cual se aborda en este capítulo una comparación entre estas

dos figuras, es básicamente porque en algunos momentos han estado fundidas

en la misma categoría dogmática, e incluso, en ocasiones, “la naturaleza de la

legítima defensa…durante mucho tiempo estuvo confundida con las causas de

exculpación, planteándose como un problema de miedo o de perturbación

del ánimo en el que se defiende al ser objeto de un ataque” 158

Adicionalmente, porque en la temática objeto de esta trabajo, se encuentra

que la principal estrategia de defensa de aquellas mujeres que, en situación de

violencia contra ellas por parte de su pareja causan lesiones graves o la muerte

a su maltratador, es la legítima defensa, la cual, sea dicho de paso, en muchas

ocasiones encuentra profundas dificultades probatorias debido a los exigentes

y meticulosos requisitos exigidos por la legislación colombiana para admitir su

configuración, y los cuales, en muchas ocasiones, no se encuentran presentes

en su exacto contenido, en los casos de mujeres maltratadas, homicidas de su

pareja o ex pareja maltratadora.

Debemos decir que en las causales de justificación, nos encontramos frente a

“una licencia” o “permiso” que el propio legislador nos da para cometer una

conducta que el mismo ordenamiento ha elevado a la categoría de delito,

pero que, en las especiales circunstancias contempladas en las diferentes

causales de justificación, se entiende como un hecho lícito, aprobado por el

ordenamiento.

En ese sentido afirma Muñoz Conde, “En estos casos, el indicio de la

antijuridicidad que supone la tipicidad queda desvirtuado por la presencia de

una causa de justificación, es decir por una causa de exclusión de la

antijuridicidad que convierte el hecho, en sí típico, en un hecho perfectamente

lícito y aprobado por el ordenamiento jurídico”159

158

Muñoz Conde, Franciso y García, Arán Meredes. Derecho Penal. Parte General. Págs. 365 y 366. Ed Tirant lo

blanch. 159

Ibídem. Pág. 351

Page 94: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

94

Debemos entonces, a efectos de abordar la comparación entre la legítima

defensa y el miedo insuperable, hacer algunas consideraciones preliminares,

entre las generalidades de las causales de justificación y las causales de

exclusión de culpabilidad.

Lo primero, sea decir que la gran diferencia, entre las causales de justificación, y

las causales de exclusión de la culpabilidad, es que las primeras de ellas, al

excluir la antijuridicidad, nos dejan frente a una conducta que a pesar de ser

típica, y estar descrita en la ley como delito, no alanza a superar ese primer

estadio de tipicidad, por cuando el legislador, al reconocer la causal de

justificación, excluye la antijuridicidad, y la convierte por tanto, en una

conducta lícita, permitida.

Por su parte, al encontrarnos frente a las causales de exclusión de la

culpabilidad, el legislador deja intactas las categorías de tipicidad y

antijuridicidad, y solamente al llegar al estadio de la culpabilidad manifiesta

que ese individuo particular, cometió una conducta ilícita, es decir, típica y

antijurídica, prohibida por el ordenamiento, pero respecto de la cual, se excluye

la responsabilidad, por cuanto el sujeto no se encontraba en las condiciones

psíquicas y físicas exigidas por el propio ordenamiento, para motivarse por las

prescripciones de la norma, y actuar, en consecuencia, adecuando su

conducta a los mandatos normativos.

En el ámbito de las causales de exclusión de la antijuridicidad, nos encontramos

con que el sujeto incurre en una conducta que en cualquier situación se

encuentra justificada, sin atender su situación individual específica por lo que el

Estado considera como permitida; en tanto que en las causales de exclusión de

culpabilidad, estamos frente a una conducta que el ordenamiento jurídico

considera típica y antijurídica, pero frente a la cual entiende que no se dieron

en el sujeto destinatario de la norma las condiciones físicas y psiquiátricas

necesarias para hacerlo responsable. A diferencia de lo que sucede con las

causales de justificación, se trata de conductas que no se encuentran

permitidas en abstracto de manera general e impersonal, sino que se trata de

hechos que en concreto se exculpan atendiendo las situaciones puntuales en

las que el autor se encontraba. De lo anterior, se desprende claramente que las

consecuencias de encontrarse en uno u otro escenario serán totalmente

diferentes.

Estas consecuencias se relacionan con dos aspectos, la responsabilidad civil

derivada del delito y lo relativo a la punición de los partícipes derivada del

principio de accesoriedad.

Page 95: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

95

6.1. CAUSALES DE JUSTIFICACIÓN:

Dijimos entonces, que las causales de justificación, son aquellas circunstancias,

en las que el Estado, a través de las consagraciones que hace el legislador,

permite que los ciudadanos incurran en una conducta típica (que él mismo

desea evitar que se produzca), toma la decisión de convertirla en una

conducta permitida, lícita, por razones de carácter político, social, jurídico.

Puede decirse que el propio legislador, da una autorización al destinatario de la

norma, para que si se verifican ciertas condiciones especiales, puede incurrir en

una conducta que se ha recogido en una norma como prohibida, pero que en

ese escenario, se entendería como permitida, con la consecuencia entonces,

de que frente al sujeto, no se podría decir que incurrió en un delito, en una

conducta prohibida, por cuanto la permisión del legislador, lo coloca en una

situación lícita, tolerada y permitida.

En palabras de Jakobs, las causales de justificación son “los motivos jurídicos

bien fundados para ejecutar un comportamiento en sí prohibido…se trata de

un comportamiento socialmente no anómalo, sino aceptado como

socialmente soportable sólo en consideración a su contexto, o sea, a la

situación de justificación.”160

Las principales consecuencias de la presencia de una causal de justificación

son las siguientes:

1. “Frente a un acto justificado no cabe la legítima defensa, ya que ésta

presupone una agresión antijurídica. 161

Esta es una consecuencia a penas natural del mismo contenido de la conducta

justificada, ya que si el propio Estado me está reconociendo que mi conducta

es permitida, legítima, lícita, no puede por otro lado, permitir a los demás

ciudadanos que se “defiendan” de una conducta que el propio ordenamiento

no considera como ilícita, sino permitida.

2. La participación en un acto justificado del autor está también

justificada.162

160

Gunther, Jakobs. Derecho penal. Parte General. Fundamentos y teoría de la imputación. Pág. 419. Ed. Marcial

Pons 161

Ibídem. Pág. 352 162

Ibídem. Pág. 352

Page 96: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

96

Es claro, que si la conducta principal es considerada como legítima por el

ordenamiento jurídico, es decir, para el autor se considera una conducta lícita,

también deberá serlo aquella conducta accesoria de participación ligada a la

principal.

3. Las causas de justificación impiden que al autor del hecho justificado

pueda imponérsele una medida de seguridad o cualquier tipo de

sanción, ya que su hecho es lícito en cualquier ámbito del Ordenamiento

jurídico.163

Al igual que en los anteriores numerales, la consecuencia parece desprenderse

de manera natural del contenido de las causales de justificación, y es que el

legislador no podría por un lado anunciar que la conducta justificada es

permitida, y por otro lado imponer a aquel que incurre en ella, algún tipo de

sanción, no tendría legitimidad para hacerlo.

4. La existencia de una causa de justificación exime de la comprobación de

culpabilidad de autor, ya que la culpabilidad sólo puede darse una vez

comprobada la existencia de la antijuridicidad.164

Al analizar las diferentes etapas que deben superarse para que se llegue a la

conclusión de que una conducta constituye un delito, es necesario ir superando

cada una de ellas, y no es posible analizar las últimas etapas, sin haber

constatado la existencia de las anteriores, as{i, e estadio de la culpabilidad, sólo

puede ser analizada y comprobada, una vez que ya está superado el estadio

de la antijuridicidad.

Las causales de justificación consagradas normalmente por las legislaciones,

son la legítima defensa, el estado de necesidad, cumplimiento de un deber,

ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo, y también se habla del

consentimiento, cuando quiera que se está frente a bienes en los que la

disponibilidad de los mismos está sujeta a la voluntad de su titular.

Luego de esta introducción en materia de causales de justificación, me referiré

a la legítima defensa, figura que interesa a efectos de este escrito, comparar

con la figura del miedo insuperable.

6.2. LEGÍTIMA DEFENSA:

163

Ibídem. Pág. 352 164

Ibídem. Pág. 352

Page 97: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

97

Para hablar de la legítima defensa, debemos tener en cuenta que nos

encontramos en una situación que dogmáticamente hablando, afecta el

estadio de la antijuridicidad, ya que estaremos en presencia de una conducta

que es recogida por el ordenamiento jurídico, como típica, pero en la que el

Estado consultando razones sociales, políticas y otras, toma la decisión de

tolerar el hecho inicialmente prohibido, y elevarlo como conducta “permitida”.

Roxin, la define en virtud de la presencia de dos principios: “la protección

individual y el prevalecimiento del derecho. Es decir en primer lugar la

justificación por legitima defensa presupone siempre que la acción típica sea

necesaria para impedir o repeler una agresión antijurídica a un bien jurídico

individual” 165

Así bien, la legítima defensa es una de las causales que en los ordenamientos

jurídicos se establece como excluyente de la antijuridicidad, y podría decirse

que su contenido y requisitos no varían sustancialmente en las diferentes

legislaciones.

A su vez, Jakobs la define como “…la defensa que resulta necesaria para

apartar de uno mismo o de otro una agresión actual y antijurídica”166

La razón de ser de esta causal de justificación es precisamente la imposibilidad

de obligar a un sujeto, a tolerar ataques ilícitos en contra de sus bienes jurídicos,

así, el propio ordenamiento jurídico le autoriza para que actúe en defensa de

sus bienes jurídicos, en contra de las agresiones injustas e inminentes.

“Esta causal se ha conocido y justificado por las legislaciones del mundo, pues

no se puede exigir a una persona que no reaccione ante una agresión injusta e

inminente, y no evitable de otra manera”167

Podemos decir entonces, que en el caso de la legítima defensa estamos frente

a una conducta que normalmente sería ilegítima, pero que se convierte en

legal, como quiera que está motivada por un ataque injusto contra los bienes

de un sujeto, al que en consecuencia, la propia ley le da la alternativa de

defenderse.

165

Roxin, Claus. Derecho penal. Parte General. Fundamentos, la estructura de la teoría del delito. Pág. 608. Ed.

Civitas. 166

Gunther, Jakobs. Derecho penal. Parte General. Fundamentos y teoría de la imputación. Pág. 458. Ed. Marcial

Pons 167

Monroy Victoria, William. Causales de exclusión de la antijuridicidad. Lecciones de derecho penal. Pág. 329.

Ed. Universidad Externado de Colombia.

Page 98: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

98

Uno de los conceptos mas particulares que se encuentran entre los

doctrinantes, en materia de legitima defensa, es el planteado por Roxin, de

acuerdo con el cual, el Estado a través de esta causal de justificación, busca

que aún en ausencia de los órganos del Estado, se mantenga el orden jurídico,

así sea gracias a la acción de los particulares. “…persigue simultáneamente un

fin de prevención general pues considera deseable que el orden legal se afirme

frente a las agresiones a bienes jurídicos individuales aunque no estén presentes

los órganos estatales que estarían en condiciones de realizar la defensa”.168

Aunque muy respetable e interesante, esta posición no deja de sentirse

extraña, por cuanto la verdadera razón de la existencia de las causales de

justificación, y de esta en especial, no puede ser que el estado ceda al

particular su función de mantener o restablecer el orden social cuando quiera

que este se rompa; sino simplemente que permita que el particular defienda sus

bienes jurídicos, frente a los ataques ilícitos de terceros.

En este sentido, Luzón Peña, reitera lo equivocado a su juicio, de esta

aplicación de la legítima defensa, y afirma que “Considerar la falta de

protección estatal, bien como fundamento, bien como mero presupuesto de la

eximente, es inexacto. Como fundamento no convence, pues no explica las

razones por las que en ese caso se renuncia al monopolio estatal de la fuerza y

se admite la defensa privada. Y como presupuesto de la eximente tampoco

puede admitirse con carácter general: si se afirma que la legítima defensa no

es subsidiaria es porque, para que el particular pueda actuar, no es preciso

forzosamente y en todo caso que sea previamente imposible o insegura la

protección de la autoridad o de sus agentes” 169

En el punto de los bienes jurídicos, Jakobs hace una precisión muy importante,

y es precisamente que no se está hablando solamente de bienes jurídicos

protegidos por la legislación penal, sino que el concepto va más allá,

englobando todos los bienes jurídicamente protegidos, “La agresión presupone

la lesión, que amenaza producirse, de bienes jurídicamente protegidos. El

alcance de los bienes susceptibles de legítima defensa no se orienta

exclusivamente por su protección jurídico-penal; está comprendido, más allá

de los bienes jurídico penalmente protegidos, todo bien jurídicamente

protegido, configurado absolutamente.” 170

168

Roxin, Claus. Derecho penal. Parte General. Fundamentos, la estructura de la teoría del delito. Pág. 608. Ed.

Civitas 169

Luzón Peña, Diego M, Aspectos esenciales de la legítima defensa. Pág. 524. Ed. B de F. 170

Gunther, Jakobs. Derecho penal. Parte General. Fundamentos y teoría de la imputación. Pág. 458. Ed. Marcial

Pons

Page 99: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

99

Los criterios o requisitos fijados por el legislador para que esta “justificación” se

dé se refieren a que el sujeto esté en presencia de una agresión actual o

inminente, que tal agresión sea injusta, y que no exista forma de repelerla por

algún otro medio. Veamos:

1. Que exista una agresión actual o inminente:…la doctrina ha sostenido

que la agresión debe ser realizada por una persona contra los bienes

jurídicos personales o de terceros y que debe tener un contenido de

actualidad o inminencia que haga colegir que el ataque es o va a ser

de tal naturaleza que causará indefectiblemente un daño o lesión al bien

jurídico si no se reacciona ante el. 171

Como se ve, este primer requisito es exigente por cuanto significa la necesidad

de una agresión que esté en curso, o de cuya inminencia se pueda colegir, sin

lugar a error, que de manera inevitable va a producirse, y, adicionalmente,

que el ataque será de tal entidad, que la única posibilidad de proteger el bien,

sea reaccionando en ese preciso instante, para protegerlo.

En relación con la agresión Roxin la define de manera sencilla como: “…la

amenaza de un bien jurídico por una conducta humana”.172

Roxin encierra en la siguiente frase las posibilidades de la actualidad de la

agresión, “Una agresión es actual cuando es inmediatamente inminente, o

precisamente está teniendo lugar o todavía prosigue” y la complementa

citando a Schmidhauser: “una agresión ya es actual siempre que el agresor la

prepare de tal modo que ya no sea posible una defensa posterior”173

El tema de la actualidad del ataque, parece complicarse cuando se habla de

su inminencia, y por la dificultad de determinar desde cuando puede decirse se

está en presencia de un ataque que en efecto se producirá indefectiblemente,

señala Jakobs: “…es necesario que exista algo tan drástico como un ataque

actual para hacer tolerable le pasar por alto la proporcionalidad entre el bien

atacado y el daño causado en la defensa”. 174

171

Gunther, Jakobs. Derecho penal. Parte General. Fundamentos y teoría de la imputación. Pág. 458. Ed. Marcial

Pons 172

Roxin, Claus. Derecho penal. Parte General. Fundamentos, la estructura de la teoría del delito. Pág. 611. Ed.

Civitas. 173

Ibídem. Pág. 619 174

Gunther, Jakobs. Derecho penal. Parte General. Fundamentos y teoría de la imputación. Pág. 468. Ed.

Page 100: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

100

2. Que sea injusta: …deriva la necesidad de que el comportamiento del

agresor sea antijurídico. 175

Este segundo requisito es el que permite que el sujeto pueda reaccionar, por

cuanto se encuentra frente a una agresión que no debe soportar, por ser

injusta, ya que si lo fuera, es decir, si se estuviera en presencia de una agresión

lícita, no habría ninguna posibilidad de que el sujeto reaccionara.

Es precisamente esa característica de agresión “injusta”, la que faculta al titular

del bien agredido o en peligro inminente de serlo, para reaccionar en defensa

de tal bien jurídico, sin que ello pueda considerarse como ilícito. Es la

justificación, la razón de ser por la que el ordenamiento jurídico eleva una

conducta que en principio sería ilícita, a la categoría de conducta lícita,

permitida, pues entiende y reconoce que ese sujeto en particular, en esas

circunstancias no debe ni puede ser obligado a tolerar tal agresión.

Roxin concuerda con esta exigencia, al manifestar que “faltará la

antijuridicidad de la agresión cuando el agresor esté amparado por una causa

de justificación; pues entonces la agresión no supone ni desvalor de acción ni

de resultado. Por tanto nunca es posible legítima defensa contra legítima

defensa…”176

Jakobs también se ocupa de definir la agresión antijurídica, respecto de la cual

afirma que, “sólo una agresión antijurídica a los bienes indicados posibilita la

legítima defensa, la cual está pues excluida cuando la agresión se mantiene

dentro del riesgo permitido. La legítima defensa decae también cuando el

ataque a su vez está justificado”. 177

En el aspecto de la actualidad, retoma el profesor Jakobs, para señalar los

momentos en los que sería viable la defensa, atendiendo a la actualidad o

inminencia de la agresión, “El ataque es actual cuando se materializa ésta

pérdida, cuando ésta es inminente, o bien es posible interrumpirla, o acaba de

tener lugar de un modo reversible”178

3. Que no sea evitable de otra manera o que se evidencie la necesidad de

defensa: este requisito…lleva a comprobar que no existía posibilidad

175

Ibídem. 176

Ibídem. Pág. 615 177

Gunther, Jakobs. Derecho penal. Parte General. Fundamentos y teoría de la imputación. Pág. 463. Ed. Marcial

Pons 178

Gunther, Jakobs. Derecho penal. Parte General. Fundamentos y teoría de la imputación. Pág. 470. Ed. Marcial

Pons

Page 101: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

101

diversa para enfrentar la agresión de ese sujeto que causa el peligro

antijurídico para los bienes de quien se defiende o de terceros. 179

Es claro que la principal razón por la que el ordenamiento autoriza para que de

manera legítima se defienda un bien jurídico, lesionando o poniendo en peligro

el bien jurídico del agresor, es precisamente que no exista ninguna otra vía a

través de la cual el sujeto agredido pueda conjurar el ataque y prevenir o evitar

la lesión a su bien jurídico, así, si existen otras alternativas de defensa, menos

invasivas de los bines jurídicos del agresor, la persona agredida no estaría

autorizada por el ordenamiento jurídico para actuar en contra del agresor.

En relación con este requisito, el profesor Roxin introduce el concepto de

“defensa idónea”, para decir que “necesaria es toda defensa idónea, que se

ala más benigna de varias clases de defensa elegibles y que no esté unida al

riesgo inmediato de sufrir un daño”180

4. En algunas legislaciones, como la nuestra, se exige el requisito de la

proporcionalidad, refiriéndose a la necesidad de que, si bien es cierto no

se le puede exigir al agredido un análisis ponderado de los medios o

comportamiento a desarrollar, si por lo menos que se guarde una relación

entre los bienes atacados por el agresor y los dañados con la reacción.181

Este es quizás el requisito más exigente de los consagrados en las legislaciones,

para que pueda configurarse la legítima defensa, por cuanto, si bien como

anota el profesor Muñoz Conde, no se está exigiendo un minucioso y cauteloso

análisis de la intensidad del ataque y elementos o medios utilizado por el

agresor, para definir la respuesta, si se exige al sujeto que se defiende, una

cierta ponderación del bien jurídico propio en peligro o agredido, para ajustar

a ello su respuesta. Lo anterior, si bien parece adecuado, no es tan fácil de

encontrar, cuando quiera que el sujeto está en el momento preciso del ataque,

y en el cual no tiene normalmente mucho tiempo para evaluar los medios o tipo

de ataque que utilizará, por cuanto, el proceso de defensa no es

absolutamente racional, sino por el contrario, es principalmente instintivo.

Como se dijo, en muchas legislaciones no se contempla el requisito de la

proporcionalidad, y ello encuentra justificación en un argumento que Roxin

expone claramente de la siguiente forma: “La necesidad de la defensa no está

vinculada a la proporcionalidad entre el daño causado y el impedido…es el

179

Ibìdem. Págs. 327 y ss 180

Ibídem. Pág. 628 181

Ibìdem. Págs. 327 y ss.

Page 102: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

102

principio de prevalecimiento del Derecho lo que legitima la renuncia a la

proporcionalidad. 182 , y es que parece una exigencia extrema, el pedirle al

sujeto que se defiende, en ese momento de profunda tensión que lo mueve a

actuar en defensa de sus bienes jurídicos que en ese momento están siendo

atacados, que con la frialdad de un tercero observador imparcial, escoja de los

diversos medios de defensa, aquel que represente menor peligro para los

bienes de agresor, y se adecue de mejor manera a la protección de sus propios

bienes; ya que debe tenerse en cuenta el momento psicológico que el

individuo está atravesando, y si no es una exigencia muy alta, el pedirle que en

ese momento pondere si el medio que va a utilizar para defenderse es

proporcional, con aquel utilizado por el agresor, o si el bien jurídico que va a

atacar para defenderse, es más o menos igual de importante que aquel suyo,

propio que está sufriendo o sufrirá con inminencia el ataque.

Al respecto señala Jakobs, “El defensor sólo está justificado cuando elige, de

entre los medios apropiados para la defensa, el que comporta la pérdida

mínima para el agresor. La defensa permitida no se corresponde fijamente con

una agresión determinada, sino que depende de la fortaleza de autor y

víctima, de las perspectivas de resultado y de los medios defensivos

disponibles…”. 183

Por lo anterior, en la práctica, al interior de los procesos penales, no es fácil que

se logre demostrar la presencia de ésta causal de justificación, ya que como se

vio, sus requisitos, son exigentes, lo cual, es entendible, ya que se está en

presencia de una autorización del propio legislador, para que de manera

legítima se lesionen bienes de terceros.

6.3. CAUSALES DE INCULPABILIDAD

El elemento de la culpabilidad, de acuerdo con lo contemplado en la

legislación penal colombiana, y en especial el artículo 33 inciso 1 de nuestro

actual Código Penal, contempla los elementos que deben darse para que

pueda configurarse la culpabilidad, refiriéndose a la capacidad del sujeto para

comprender la ilicitud del acto y la capacidad de autodeterminarse de

acuerdo con esa comprensión. Así, es preciso para que pueda hablarse de

culpabilidad, y en consecuencia de responsabilidad penal, que el sujeto activo

de la conducta comprenda el contenido normativo de la prohibición penal, y

182

Ibídem. Pág. 632 183

Gunther, Jakobs. Derecho penal. Parte General. Fundamentos y teoría de la imputación. Pág. 472. Ed. Marcial

Pons

Page 103: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

103

adicionalmente que en consecuencia de esa comprensión, se motive de

acuerdo con la misma y adecue su conducta a esa previsión normativa.

De acuerdo con lo anterior, es claro que si alguno de esos dos elementos no

está presente o faltan los dos, no puede realizarse el juicio de culpabilidad. El

contenido de las causales de inculpabilidad, esta dado por ciertas

circunstancias que rodean al sujeto que comete un injusto penal (conducta

típica y antijurídica) que hacen que a ese sujeto, en esas especiales

circunstancias le sea imposible motivarse de acuerdo con la prohibición penal y

no pueda en consecuencia actuar de conformidad con la exigencia que la

norma le hace.

Frente a las causales de inculpabilidad, Muñoz Conde, las relaciona en un

primer momento con el ámbito de la imputabilidad o capacidad de

culpabilidad, anota: “Al conjunto de estas facultades mínimas, requeridas para

considerar a un sujeto culpable por haber hecho algo típico y antijurídico, se le

llama imputabilidad, o más modernamente, capacidad de culpabilidad. Quien

carece de esta capacidad, bien por no tener la madurez suficiente, bien por

sufrir graves alteraciones psíquicas, no puede ser declarado culpable y, por

consiguiente, no puede ser responsable penalmente de sus actos, por más que

sean típicos y antijurídicos.”184

Si bien la imputabilidad o capacidad de culpabilidad es el primer elemento

para que se configure este elemento de la estructura del delito, deben

adicionalmente concurrir otros dos elementos, llamados por la doctrina,

conocimiento de la antijuridicidad y exigibilidad de otra conducta.

Básicamente el Estado reconoce que sus normas están diseñadas para sus

destinatarios, hombres de carne y hueso, a quienes no se les puede pedir que

actúe en determinado sentido, cuando quiera que las circunstancias les

impiden de manera racional que lo hagan. “…cuando la persona actúa en

circunstancias tales que humanamente le impiden ajustarse a los requerimientos

del ordenamiento jurídico, este no puede mandarle que lo haga, pues el

derecho se dirige a hombres normales y no a seres legendarios o mitológicos, o

a héroes o a santos.”185

A efectos de este escrito, nos interesa detenernos en la causal de inculpabilidad

denominada Miedo Insuperable, la cual, como se desarrolla en otro capítulo, es

184

Ibídem. Pág. 411 185

Velásquez, Fernando. Manual de Derecho Penal. Parte General Pág.404. Ed. Temis.

Page 104: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

104

considerada mayoritariamente por la doctrina como un caso de inexigibilidad

de otra conducta.

Nos interesa diferenciar el miedo insuperable de la legitima defensa, por cuanto

ésta última, se ha tornado en la práctica, como una de las pocas

oportunidades de defensa, para aquellas mujeres que como consecuencia de

prolongadas y graves situaciones de maltrato, lesionan o causan la muerte a su

pareja-agresora; y en muchas ocasiones, la dificultad probatoria de esta causal

de justificación hace que las mujeres sean sancionadas penalmente, a pesar

de que en la situación pueda encontrarse una clara presencia del miedo

insuperable.

Debe tenerse en cuenta, que en la hipótesis de la legítima defensa, nos

encontramos, como se dijo anteriormente, ante un ataque actual e inminente,

en tanto que en la hipótesis del miedo insuperable, puede no existir un ataque

actual ni inminente, sino una circunstancia de tal entidad, que haya sumido al

sujeto, en ese especial estado de miedo insuperable, que le hace actuar, en

consecuencia, lesionando bienes jurídicos de terceros.

En principio entonces, a diferencia de la legítima defensa, en el evento del

miedo insuperable, si bien el sujeto supera los dos estadios de la tipicidad y

antijuridicidad, por cuanto en efecto desarrolla una conducta consagrada en

la legislación penal, y con ella produce lesiones a bienes jurídicos de terceros;

no está en condiciones de motivarse de acuerdo con la norma, y adecuar a

ella su comportamiento, por cuanto se encuentra afectado en tal medida por

una pasión intensa (miedo) que se obnubila su capacidad de tomar la decisión

de actuar en concordancia con las previsiones legales, es un estado que limita

sus posibilidades de decidir de manera racional, el escoger el camino que le

permita ordenar su conducta al mandato legal.

También se diferencian esta dos figuras, por cuanto en la primera de ellas –

legitima defensa- el sujeto está en condiciones psicológicas normales, aunque

se ve en la obligación de reaccionar para defender sus bienes jurídicos, de un

ataque injusto al que se ven sometidos, es conciente de que se está

defendiendo, en tanto que en el estado de miedo insuperable, la afectación

sensorial, y psicológica del sujeto es de tal magnitud, que, no es posible que el

estado le exija que actúe de manera diferente. La Corte Constitucional, ha

reconocido que es un proceso que se produce fatalmente en la mente del

individuo, que escapa por completo a su control, “es un fenómeno psicológico,

Page 105: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

105

una emoción originada en un proceso fisiológico fatal y humanamente

inevitable, éticamente neutro…”186

Se encuentra que las principales diferencias entre estas dos figuras, están

relacionadas principalmente con la naturaleza de la “agresión”, pues, en tanto

que en el caso de la legítima defensa se requiere una agresión actual e

inminente, en el caso del miedo insuperable, puede aceptarse que no se

requiere que el mal sea de producción inmediata, ya que basta que sea

necesario actuar de manea inminente, pero puede actuarse frente a lo que se

ha llamado “peligros futuros duraderos”, adicionalmente, en la legítima defensa

se requiere que el ataque se esté produciendo o se vaya a producir de manera

inexorable, en tanto que en el miedo insuperable, lo que se exige es que

razonablemente se produzca en el sujeto una creencia seria del mal

amenazante.

Adicionalmente, mientras que en la legítima defensa, se requiere que la

agresión sea injusta, esto es, que el sujeto no esté obligado a soportarla, en el

caso del miedo insuperable, no puede entenderse que esa sea característica

indispensable de la situación generadora del estado de miedo. En ese sentido

para caracterizar el “mal amenazante del miedo insuperable y diferenciarlo de

la agresión requerida por la legítima defensa, puede decirse, que entre otros

debe reunir los siguientes requisitos: “…respecto a los requisitos concernientes al

mal amenazante…no es necesario que éste sea de producción

inmediata…sino que basta con que sea necesario actuar inminentemente para

poder defenderse eficazmente, lo cual ampara también la defensa frente a

peligros futuros duraderos…el mal tampoco ha de ser real o de segura

producción, sino que es suficiente con que sea razonable la creencia de la

persona en la seriedad y realidad del mal amenazante…aunque el mal que

amenace sea lícito, y con ello obligado a tolerarlo, pueden existir supuestos en

los que ello no impida la aplicación, de la eximente de miedo insuperable…”187

Se puede concluir entonces que las grandes diferencias entre estas dos figuras

estás dadas por los requisitos exigidos en una frente a la agresión, y en la otra

frente al mal amenazante, y en segundo lugar, lo cual es obvio, en la categoría

del delito, que cada una de las figuras afecta, en el caso de la legítima

defensa, la antijuridicidad, y en el caso del miedo insuperable, la culpabilidad.

186

Sentencia C-563 de 30 de noviembre de 1.995. Citada por Velásquez, Fernando. Manual de Derecho Penal. Parte

General Pág.414. Ed. Temis. 187

Varona Gómez, Daniel. Citado por Cure Márquez, Juan Camell. El Miedo insuperable como ausencia de

responsabilidad penal, Pág. 100. Ediciones Jurídicas Andrés Morales,

Page 106: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

106

CAPÍTULO 7. ¿EXISTE LÍNEA JURISPRUDENCIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

EN MATERIA DE LA CAUSAL DE EXCLUSIÓN DE RESPONSABILIDAD “MIEDO

INSUPERABLE”?

Si bien, en este trabajo, al desarrollar el tema del concepto jurídico del miedo,

se hizo referencia a la sentencia 18983 de la Corte Suprema de Justicia (M.P.

Jorge Aníbal Gómez Gallego), es menester de este aparte, determinar si la

Corte Suprema de Justicia, ha definido una verdadera línea jurisprudencial, en

materia de miedo insuperable, o si por el contrario, solamente se ha ocupado

de manera profunda y analítica desde el punto de vista dogmático en la

sentencia ya mencionada, y los demás pronunciamientos solo han tratado el

tema de manera tangencial.

1. Proceso No 18983. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. SALA DE CASACIÓN

PENAL. Magistrado Ponente: DR. JORGE ANÍBAL GÓMEZ GALLEGO.

Diciembre 12 de 2002:

Para empezar debe decirse que la sentencia 18982, es el primer

pronunciamiento de este organismo, que realiza un análisis tan detallado de la

figura, y desde ya debe adelantarse que también es la única sentencia que

aborda el tema a ese nivel de profundidad.

En esta providencia, la Corte aprovechando la falta de precisión terminológica,

y confusión consecuente en que se incurre en el fallo del Tribunal Superior de

Montería, atacado por vía de casación, señala que las figuras del miedo y de la

ira, no pueden confundirse, ya que si bien son asimilables como estados

emocionales que son, difieren tanto en su sustrato psicológico como en sus

implicaciones jurídicas.

Aprovechando entonces esa necesidad de diferenciación de estas figuras, la

Corte analiza la figura del miedo insuperable empezando con la definición, que

en términos corrientes se hace del miedo, y para ello cita al Diccionario de la

Académica, de la cual se desprende como ya se analizó en otros apartes de

este escrito, que el miedo tiene su espacio, en el ánimo, por tratarse de una

“perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario”188,

acto seguido, señala que el miedo puede afectar en diversas proporciones al

sujeto, según la intensidad o el grado en el que el estado emocional se

encuentre.

188

Sentencia 18983. C.S de J. sala de Casación Penal. M.P. Jairo Aníbal Gómez Gallego.

Page 107: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

107

A efectos de determinar los diversos estados del miedo, la Corte acude a la

clasificación que en ese sentido realiza el doctrinante Emilo Mirá y López (La

cual ya ha sido explicada en detalle en el capítulo primero), valga simplemente

a título enunciativo, recordar las seis categorías que la Corte resume, citando al

ya mencionado Mirá y López:

“Primera fase que se denomina prudencia, en la que el sujeto todavía es

previsor, reflexivo, en el plano objetivo no quiere entrar en conflicto; una

segunda llamada cautela, en la que el sujeto está atemorizado pero domina

sus respuestas ante la situación, hay exaltación anímica pero controla sus

movimientos; la tercera fase denominada alarma en la cual el sujeto ya es

consciente de la situación intimidante, hay alarma y gran desconfianza, su

conciencia y prospección disminuyen; la cuarta corresponde a la angustia

donde definitivamente el individuo pierde el control, está ansioso y angustiado,

hay mezcla de temor y furor incontenibles, aparece la cólera; la quinta llamada

la fase del pánico, en la que la dirección de la conducta es automática, es

decir que el sujeto no obra con conciencia y dominio, pueden presentarse

impulsos motores de extraordinaria violencia en los cuales no se puede interferir,

el sujeto escasamente se da cuenta de lo que ocurre o realiza; y la sexta, grado

máximo de intensidad del miedo desencadena en terror, estado en el que hay

una anulación del individuo, quien apenas conserva las actividades

neurovegetativas mínimas para subsistir, pero no hay vida psíquica y puede

llegar hasta la muerte”189

Después de presentar este escueto resumen de la clasificación diseñada por

Mirá y López, entra la Corte a señalar que teniendo en cuenta que el miedo

puede presentarse con diversos grados de intensidad, y que de acuerdo a tales

grados, o estadios, produce diferentes efectos, consecuencias, signos o

señales, y que es necesario reconocer que de acuerdo a tales estadios, el

miedo producirá una afectación diferente de la conducta del sujeto, lo cual

generará también diferentes consecuencia en el ámbito jurídico.

En materia de las consecuencias, afirma que ellas variarán al tener en cuenta si

al sujeto podría o no exigírsele conducta o acción diferente a la realizada,

teniendo entonces consecuencias en el estadio dogmático de la culpabilidad;

o si se produce una alteración definitiva de la capacidad mental podrá

entonces verse afectada la imputabilidad.

189

MIRA Y LÓPEZ , Emilio. Cuatro Gigantes del alma. Librería el Ateneo Editorial, Florida 340-Buenos Aires,

1962, pág. 43 y ss . Citado en la Sentencia 18983. C.S de J. sala de Casación Penal. M.P. Jairo Aníbal Gómez

Gallego.

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108

Es muy importante, que la Corte reconoce lo poco pacífica que la doctrina ha

sido, en torno al ámbito del delito que se ve afectado cuando se está en

presencia del miedo insuperable, para lo cual recuerda que algunos autores

han considerado que tal figura produce la exclusión de la antijuridicidad, en

tanto que otros consideran que genera una circunstancia de inimputabilidad

asimilable al denominado trastorno mental transitorio, para concluir que la

posición mayoritaria considera que se está en presencia de una causal de

inculpabilidad, encuadrada dentro de la hipótesis de no exigibilidad de otra

conducta.

Señala al respecto la Corte: “En este punto, la doctrina no ha sido uniforme,

pues mientras unos se inclinan por considerar que el miedo insuperable excluye

la antijuridicidad, otros opinan que es una causa de inimputabilidad análoga al

trastorno mental transitorio, y los demás, que se inscriben en la posición

dominante, propugnan por una causa de inculpabilidad por “constituir un

supuesto de inexegibilidad de otra conducta a un sujeto concreto en una

situación concreta al ser legítima la resolución parcial del conflicto conforme a

sus propios intereses bajo ciertos y determinados respectos”

Acto seguido, la Corte recuerda, como la tradición en la legislación penal

colombiana, no ha sido de consagración de el miedo como causal de

exclusión de responsabilidad, pero si como circunstancia atenuante de la

punibilidad, y trae a colación las norma pertinente del Código penal de 1.936

(38-3) y el decreto 100 de 1.980 (64-3):

“…la legislación colombiana no tiene tradición en la previsión del miedo como

causal excluyente de responsabilidad, pero sí como circunstancia atenuante

de la punibilidad, así, por ejemplo, el Código Penal de 1936 incluía en el artículo

38-3 como circunstancia de menor peligrosidad “el obrar en estado de pasión

excusable, de emoción determinada por intenso dolor o temor, o en ímpetu de

ira provocada injustamente”; por su parte, el artículo 64-3 del decreto 100 de

1980, incluía como circunstancia de atenuación punitiva “el obrar en estado de

emoción o pasión excusables, o de temor intenso”, y en el Nuevo Código Penal,

artículo 55-3, se reitera como circunstancia de menor punibilidad “el obrar en

estado de emoción, pasión excusables, o de temor intenso”.

La referencia que hace la Corte a estos antecedentes legislativos, es

importante porque permite concluir que en las disposiciones contenidas en los

códigos penales del 36 y del 80, no existía un trasfondo dogmático que

permitiera que tal figura tuviera diferentes estadios, que en atención a su

intensidad pudiera afectar categorías del delito, sino por el contrario, solamente

Page 109: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

109

una vaga referencia al temor, o temor intenso, pero con consecuencias

restringidas a la atenuación punitiva, lo que por demás dejaba la valoración de

su impacto y consecuencias en manos del juez.

La Corte señala un aspecto que puede considerarse como el más importante

que puede extraerse de la sentencia, al diferenciar, las figuras del miedo o

temor intenso, frente a la figura introducida por la nueva legislación penal,

denominada miedo insuperable, para concluir que no son figuras asimilables,

por exigir requisitos diferentes, y en consecuencia, conllevar consecuencias muy

diferentes.

El “miedo intenso” de que habla el Tribunal, asimilable en el mejor de los casos

al temor intenso, estado de emoción o pasión excusable, contemplado en

nuestra codificación como circunstancia de menor punibilidad, y al cual se

refirió el Tribunal de manera expresa en la sentencia impugnada, no puede

confundirse con el miedo insuperable, que consagra el Nuevo Código Penal

como causal de ausencia de responsabilidad en el artículo 32-9, bajo la formula

de que no habrá lugar a responsabilidad cuando “se obre impulsado por miedo

insuperable”.

El miedo al que aquí se alude es aquél que aún afectando psíquicamente al

que lo sufre, no excluye la voluntariedad de la acción, pero si lo priva de la

normalidad necesaria para poder atribuirle responsabilidad penal. El término

“insuperable” ha de entenderse como “aquello superior a la exigencia media

de soportar males y peligros”. Por lo tanto, no puede admitirse un miedo

insuperable cuando se está ante una situación perfectamente controlable por

un ciudadano común, pero que otro sujeto por su carácter pusilánime no tolera,

prefiriendo cometer el delito. La insuperabilidad del miedo se constituye

entonces en una condición normativa necesaria para que el miedo tenga

eficacia como eximente de responsabilidad”.

Esta diferenciación que hace la Corte, resalta el contenido de la figura del

“miedo insuperable” por cuanto aclara que no se trata de aquel temor, miedo

que es aquel que normalmente se exigiría al hombre medio, por lo que no se

estará en su presencia cuando el sujeto (entendido como hombre medio,

como ciudadano del común) pueda controlar la situación; adicionalmente se

indica que este miedo insuperable no implica la afectación total de la voluntad

al punto de excluirla, pero si constituye una afectación de la normalidad que

permite que en condiciones normales, pueda atribuírsele a ese individuo,

responsabilidad penal.

Page 110: UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS EN CONVENIO CON LA …

110

Seguidamente la Corte de manera muy pedagógica, indica los que denomina

“presupuestos esenciales” para que pueda configurarse el miedo insuperable,

con la entidad suficiente para excluir la responsabilidad:

“La Sala, acogiendo en este punto algunos aspectos destacados por el

Procurador Delegado, encuentra que para la configuración del miedo como

eximente de responsabilidad es necesario que converjan los siguientes

presupuestos esenciales:

a) La existencia de profundo estado emocional en el sujeto por el temor al

advenimiento de un mal.

b) El miedo ha de ser insuperable, es decir sólo aquel que no deje al sujeto

ninguna posibilidad de actuar como lo haría el común de los hombres.

c) El miedo debe ser el resultado de una situación capaz de originar en el

ánimo del procesado una situación emocional de tal intensidad que aunque no

excluye totalmente la voluntariedad de la acción, sí enerva la fuerza

compulsiva necesaria para autodeterminarse.

d) El miedo debe ser producto de una serie de estímulos ciertos, graves,

inminentes y no justificados.”

Tal como ya se anunció en otros apartes del presente trabajo, es claro que la

presencia del miedo insuperable implica, en primer lugar, una afectación

emocional del sujeto, producida por la sensación de temor de que le ocurrirá

un mal, en segundo lugar, frente a la característica diferenciadora de este

miedo, se requiere que tenga el atributo de “insuperable”, el cual se da cuando

el sujeto no se en encuentra sin posibilidad alguna de reaccionar ante la

situación de peligro, como lo haría el hombre medio; en tercer lugar señala la

Corte que es necesario que la situación generadora del miedo sea de tal

entidad que permita afectar a tal punto el estado emocional del sujeto, que si

bien su voluntad no se excluye de manera total y absoluta, si implica una

afectación de la voluntad que impide que se autodetermine de manera

normal; finalmente, hace referencia a las características que deben reunir los

estímulos que producen la afectación emocional del sujeto, e indica que tales

estímulos deben ser ciertos, graves, inminentes y no justificados. Estos requisitos

se compadecen con el baremo tradicional utilizado por la legislación en

general, de acuerdo con el cual no se exigen conductas heroicas, sino aquello

que el hombre medio estaría en posibilidad y necesidad de afrontar.

Otro de los conceptos importantes que señala la Corte, es la diferenciación del

concepto de miedo insuperable, con el temor intenso, en el cual tal como ya la

Corte había anotado, si bien, el sujeto ha sido afectado con una perturbación

debido a un estímulo externo, que puede ser real o imaginario, aún está en

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111

capacidad de enfrentar la situación con algún nivel de seguridad o serenidad

frente a la amenaza del daño.

Finalmente la Corte toca un punto muy importante, y es la presencia el miedo,

como causante del exceso en la legítima defensa, citando una jurisprudencia

del 21 de abril de 1998, pero sin realizar un análisis detallado de esta

circunstancia, sino que simplemente indica que este es uno de los aspectos que

debe tenerse en cuenta, al tratar de dilucidar las circunstancias en que se

manifestó la reacción objeto de la legítima defensa.

A continuación se hace referencia a otras sentencias de la Corte Suprema, en

las cuales se hace aborda la figura el miedo insuperable, a fin de determinar si

de la sentencia analizada en el punto 1, y de las que se citarán a continuación,

es posible concluir que existe una línea jurisprudencial en materia de miedo

insuperable, o si por el contrario, las oportunidades en las que la Corte se ha

referido al asunto, lo ha hecho de manera tangencial, sin hacer

consideraciones dogmáticas profundas en torno de esta figura.

2. Proceso No 23935. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. SALA DE CASACIÓN

PENAL. Magistrado Ponente: DR. YESID RAMÍREZ BASTIDAS. Noviembre 2 de

2006

En este pronunciamiento, la Corte analiza la solicitud del libelista, de

reconocimiento simultáneo de la diminuente punitiva de ira en intenso dolor y a

la vez, la ausencia de responsabilidad por haber actuado el procesado por

miedo insuperable.

Al respecto, la Corte se limita a señalar que estas pretensiones son

incompatibles, por cuanto la figura de ira e intenso dolor solamente da lugar a

una reducción punitiva, en tanto que el miedo insuperable excluye la sanción.

Finalmente señala la Corte que en materia de la solicitud de reconocimiento de

la presencia del miedo insuperable, el recurrente no tiene interés jurídico por

cuanto el asunto no fue planteado en el momento de la impugnación del fallo

de primera instancia.

En este pronunciamiento, es claro que la Corte no realiza un análisis importante

de esta figura, sin embargo es de resaltar el señalamiento de acuerdo con el

cual las figuras del miedo insuperable y la ira e intenso dolor, serían

incompatibles, por afectar la primera, la responsabilidad, en tanto que la

segunda solo podría conllevar una disminución punitiva.

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112

3. Proceso No 26262. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. SALA DE CASACIÓN

PENAL. Magistrado Ponente: DR. JORGE LUIS QUINTERO MILANÉS. Julio 2 de

2008

En este pronunciamiento, la Corte trae a colación el concepto del miedo

consagrado en el Diccionario de la Real Académica de la Lengua Española así:

“…define el miedo como la perturbación angustiosa de ánimo por un riesgo o

daño real o imaginario…”190

La Corte diferencia el miedo insuperable, de aquel producido por la coacción

ajena, al respecto señala la necesidad probatoria que debe subyacer a la

solicitud de alguna de estas figuras: “…la coacción ajena y el miedo para ser

reconocidas como causales de justificación del hecho, no basta con ser

anunciadas sino que es menester aducir prueba sobre la cual se apoye,

situación que no se presentó en este caso”.

Indica la Corte que el miedo que se presenta en la situación de insuperable

coacción ajena es “aquel que sufre el individuo por actos de otras personas

que lo logra afectar psíquicamente sin excluir la voluntariedad de la acción,

pero sí lo priva de la normalidad necesaria para poder atribuir responsabilidad

penal, por estar fuera del dominio de control de la situación, haciendo que esa

emoción supere la exigencia de soportar los males y peligros”. En este aspecto

concluye que el individuo resulta sometido ante la amenaza de otro sujeto, de

sufrir un mal, ya sea en sus propios bienes, o en bienes de terceros.

Para diferenciar las dos figuras, la Corte recuerda lo indicado por la Fiscalía

General de la Nación, en la exposición de motivos en el proyecto que

presentó, previamente a la expedición de la Ley 599 de 2000, así: “tal situación,

que desde el punto de vista psicológico está muy cerca a la insuperable

coacción ajena, no queda comprendida en ésta por la exigencia de una

conducta proveniente de un tercero”. 191

Diferencia las figuras indicando que en la insuperable coacción el miedo tiene

su origen en la actuación arbitraria e ilegal de otro individuo la cual genera una

fuerza irresistible que busca dominar la voluntad del individuo para que éste

realice una conducta determinada, en tanto que en la figura del miedo

190

Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Citado por la Corte Suprema de Justicia, Sala de

Casación Penal. Proceso No 26262. M.P. Jorge Luis Quintero Milanés 191

Citado por la Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Proceso No 26262. M.P. Jorge Luis Quintero

Milanés

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insuperable, el miedo surge en el individuo, sin que haya intervención de otro

sujeto, no hay intimidación ni coacción, ya que el miedo puede provenir de

situaciones de peligro reales o imaginarias.

4. Proceso No 30114. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. SALA DE CASACIÓN

PENAL. Magistrados Ponentes: DRA. MARIA DEL ROSARIO GONZÁLEZ DE

LEMOS y DR. AUGUSTO JOSÉ IBAÑEZ GUZMÁN. Julio 29 de 2008.

En este providencia, la Corte no realiza prácticamente ningún análisis de la

figura de miedo insuperable, señala simplemente que el Tribunal al analizar los

elementos constitutivos el miedo insuperable, no los encontró demostrados por

cuanto en virtud de la versión del inculpado no fue posible confirmar los datos

del supuesto sujeto que lo había abordado, y las demás pruebas

(testimóniales) se limitaron a repetir las afirmaciones del inculpado. Señala que

en consecuencia el Tribunal no encontró que el libelista ofreciera supuestos

orientados a la demostración de los elementos del miedo insuperable.

Lo anterior, para concluir que si el censor buscaba que se comprobara la

existencia de la causal de exclusión de responsabilidad de miedo insuperable,

en virtud de ciertas amenazas que no hubiesen permitido al procesado actuar

conforme a derecho, entonces no era necesario negar la tipicidad o

antijuridicidad, sino por el contrario la culpabilidad.

De lo anterior se desprenderían dos conclusiones, la primera, que la solicitud de

reconocimiento del miedo insuperable, con miras a la exclusión de la

responsabilidad, debe ir más allá de su simple enunciación, siendo necesario

que se encuentre acompañada de las piezas probatorias que puedan darle un

respaldo real, que permita que la existencia de sus elementos se compruebe; y

en segundo lugar, cuando se esté en el escenario del miedo insuperable, según

la Corte se está en el estadio de la culpabilidad (puede imaginarse que en una

situación de inexigibilidad de otra conducta).

5. CONCLUSIONES

Después de revisar las providencias proferidas en los últimos años, en la sala de

Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, en las que de alguna forma se

aborda el tema del miedo insuperable, se advierte a primera vista, el reducido

número de pronunciamientos.

Adicionalmente al realizar la revisión de cada una de las sentencias, se

concluye que la Corte solo ha analizado de manera profunda, el miedo

insuperable, en la sentencia objeto del Proceso No 18983. Corte Suprema De

Justicia. Sala De Casación Penal. Magistrado Ponente: Dr. Jorge Aníbal Gómez

Gallego. Diciembre 12 De 2002; en las demás simplemente se advierten algunos

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comentarios tangenciales al tema, sin que se realice en ninguna de ellas un

análisis detallado del contenido del concepto del miedo, sus elementos,

características o requisitos.

Lo anterior, se advierte, ocurre normalmente por errores de técnica en la

formulación de las demandas de casación, y en otras, por no haberse

propuesto el tema del miedo insuperable en los momentos procesales

pertinentes, o por plantearlo simultáneamente con otras categorías con las que

se entiende es absolutamente incompatible, situaciones que reimpiden a la

Corte analizar de fondo el asunto el miedo insuperable.

Debe por tanto concluirse que en materia de miedo insuperable no existe una

línea jurisprudencial de la Corte Suprema de Justicia, sin embargo no puede

desconocerse que del único pronunciamiento en el que ha desarrollado el

tema, y de las otras providencias anteriormente citadas, pueden extraerse

algunas consecuencias importantes:

El miedo, como sensación que afecta al ser humano, tiene diferentes

etapas relacionadas con su nivel de intensidad; según el individuo actúe

estando en cada una de ellas, ese miedo, tendrá implicaciones

diferentes en materia penal.

La ubicación dogmática de la figura el miedo insuperable no ha sido

tema pacífico en la doctrina, en tanto que se le ha ubicado en el estadio

de la antijuridicidad, de la imputabilidad, pero mayoritariamente en la

culpabilidad, aceptando que se trata de una situación de inexigibilidad

de otra conducta.

Debe diferenciarse el miedo intenso el miedo insuperable, entendiéndose

el primero, como aquel al que se hacía referencia en legislaciones

anteriores, y cuyo impacto se limita a la disminución de la punibilidad.

Para que pueda hablarse de miedo insuperable, deben cumplirse los

cuatro requisitos señalados por la Corte.

El miedo puede ser un factor determinante que debe analizarse cuando

se está en presencia de un posible exceso en la legítima defensa.

La ira e intenso olor y el miedo insuperable no son figuras que puedan

asimilarse por ser la primera una diminuente de punibilidad, en tanto que

la segunda, excluyente de responsabilidad.

Si bien la insuperable coacción ajena y el miedo insuperable son figuras

que tienen similitud, en materia de su componente psicológico, difieren

en que en la primera la afectación emocional es producida por la acción

arbitraria e ilegal de un tercero, requisito que no se da en la segunda.

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REFLEXIÓN Y CONCLUSIONES

La revisión de los aspectos psicológicos y jurídicos de la figura del miedo en

general, y del miedo insuperable en especial, hacen surgir una gran

preocupación, por la magnitud del fenómeno psicológico que sobre la mujer

maltratada producen los episodios de violencia.

Es absolutamente impactante, en primer lugar, lo generalizada que se ha vuelto

la violencia al interior de la pareja, y lo difícil que resulta percibir y contrarrestar

esa realidad, a través de los mecanismos jurídicos y sociales tradicionales.

Surge la conclusión, de que en muchos de los episodios en los que la mujer

maltratada causa lesiones o la muerte a su pareja maltratadora, lo hace en

unas muy especiales condiciones psicológicas, las cuales, sin constituir de plano

una hipótesis de inimputabilidad, si inciden de manera determinante, en la

decisión tomada por la mujer, de actuar para romper finalmente ese ciclo de la

violencia.

Es importante tener en cuenta que en la mayoría de los casos, la mujer

maltratada lo ha sido durante largos periodos de tiempo, al punto de llegar a

sufrir el denominado síndrome de la mujer maltratada, el cual, le impide

vislumbrar la posibilidad de salir de tan trágica situación; lo que normalmente

está acompañado de una imposibilidad de comprender la verdadera

gravedad de la situación que está soportando. Estas circunstancias hacen que,

en la psiquis de la mujer se vayan generando profundos sentimientos y

sensaciones de inseguridad, miedo profundo, tristeza, desilusión, etc.

Es de vital importancia entender y dimensionar la situación psicológica en la

que se encuentra la mujer que sufre el maltrato, situación, que genera en ella

una imposibilidad de reconocer la realidad en la que se encuentra, llegando en

algunas ocasiones a sentirse responsable del maltrato que sufre.

Es tan profunda la manipulación que el maltratador ejerce sobre su víctima, que

logra paulatinamente alejarla de las personas que eventualmente podrían

ayudarla a salir de la situación de maltrato, le restringe o prohíbe cualquier

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116

contacto con su familia y amigos, le impide trabajar, y con ello limita sus

recursos económicos. Busca con todas estas medidas, doblegarla, mostrarle

que su única esperanza es mantenerse junto a él. La convierte en una persona

triste, inestable emocionalmente, con una muy baja autoestima, que se siente

atrapada en una situación que encuentra desesperada, pero de la que se

siente merecedora o culpable.

La situación descrita anteriormente, es la que genera en la mujer, una sensación

permanente de miedo, un profundo miedo, de que nuevos episodios de

maltrato se produzcan, que sean más graves, mas frecuentes, mas dolorosos,

de que en alguno de ellos resulte muerta, o que los muertos sean sus hijos, que

pueda perder a sus hijos, que su pareja se los lleve lejos y le impida volver a

verlos. Miedo: permanente, intenso, inmanejable, insuperable.

Si bien es claro que en muchos de los casos, en los que la mujer lesione o cause

la muerte a su maltratador, actuará en legítima defensa, en muchos de ellos, no

se encontrarán satisfechos los requisitos de tal figura, y no se está hablando sólo

de una dificultad probatoria, sino, se reconoce que en muchos de los casos la

mujer realmente no se está defendiendo, ya bien porque no existe el elemento

subjetivo consistente en la intención de defenderse, bien porque no se haya

producido una agresión, o porque ella no sea inminente. Por lo anterior, debe

analizarse si en el caso en particular la mujer esta actuando motivada por la

sensación de miedo insuperable reseñada en el párrafo anterior.

Así, cuando quiera que se logre identificar que la mujer homicida (o que ha

lesionado) al maltratador, ha actuado motivada por el profundo miedo que los

episodios de lesiones le ha producido, debe analizarse si ese miedo fue el

determinante para que ella haya actuado de esa manera, en una situación de

imposibilidad de motivarse de acuerdo con la norma jurídica, y, en

consecuencia, se le deba aplicar esta causal de ausencia de culpabilidad,

reconociendo entonces que no puede ser penalmente responsable.

Lo que se propone en este trabajo, es que no se limiten las posibilidades de

reconocer que la mujer maltratada, puede actuar motivada por miedo

insuperable, al estar sumida, por ejemplo en el denominado síndrome de mujer

maltratada, en vigencia del cual se siente incapaz de salir de su situación de

maltrato.

En muchos episodios en los que la mujer ataca a su maltratador, no es

conciente de estarse defendiendo, simplemente reacciona de una manera

que ni siquiera ella en comprende del todo, simplemente reacciona en contra

de la fuente principal de su miedo, sin tener claridad de que está en últimas,

protegiendo su vida. Tan es así, que puede que el día en que la mujer

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117

reaccione contra su pareja, ni siquiera haya sufrido el más mínimo ataque,

como se dijo, es la reacción a años, meses o largos periodos de maltrato, que

han generado en la mujer, un sentimiento de miedo superior a su raciocinio, y

que la ha llevado a simplemente reaccionar en contra de aquel generador de

su sufrimiento, de su angustia, de su desesperanza, de sus ganas de morir, de su

sentimiento de culpabilidad, y en últimas, de ese intenso, insuperable miedo, de

pensar que quizás la próxima vez, no sobreviva a los brutales ataques de su

pareja.

No podemos negar que la mujer que causa la muerte, o lesiones a su

maltratador, está actuando de manera típica y antijurídica, porque está

desarrollando una conducta prohibida por la legislación penal, y con ella está

lesionando la integridad de bienes jurídicos ajenos, pero debemos aceptar que

en su especial condición, no le es posible actuar de acuerdo con las previsiones

de la prohibición penal, no le es posible adecuar su conducta a lo exigido por

la norma, no le es posible motivarse de acuerdo con el mensaje punitivo

contenido en la norma.

No se está diciendo entonces, que la mujer está actuando de manera lícita, o

legitima, o que el ordenamiento jurídico justifica su conducta para reconocerla

como lícita a pesar de ser típica; lo que se plantea es que se reconozca la

posibilidad de de exclusión de la culpabilidad, y en consecuencia de la

responsabilidad penal, por haber actuado la mujer, en desarrollo de una

circunstancia de miedo insuperable, que excluye la culpabilidad, por no existir

una normal posibilidad de motivación de acuerdo con la norma, y estar por el

contrario la mujer, en imposibilidad de motivarse, y de actuar según esa

motivación que se espera produzca la norma penal y oriente en consecuencia

su actuación.

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118

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