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Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa
División de Ciencias Sociales y Humanidades Licenciatura en Geografía Humana
Carmen Callejas Jiménez
Plaza del Danzón: Un espacio de apropiaciones a partir
del baile de los adultos mayores
Dr. Adrián Hernández Cordero Dr. Raúl Romero Ruiz Director. Lector.
Septiembre 2018
2
INDICE GENERAL
CAPITULO I
1.1. Introducción…………………………………………………………….……….…5
1.2. Planteamiento de la investigación……………………………………….….…..7
1.3. Objetivos de investigación………………………………………….……….……8
1.4. Sujetos de estudio………………………………………………………….……..9
1.5. Estructura del trabajo…………………………………………………….………11
1.6. El área de estudio: “La plaza del danzón” en la Ciudadela………...…………13
CAPITULO II
2.1 Marco teórico: Apropiación del espacio público y prácticas espaciales de un
colectivo de adultos mayores……………………………………………………………20
2.2 Formas espaciales: Espacios de ciudades vistas desde lo público……………23
2.3 La apropiación del espacio………………………………………………………….27
2.4 Del espacio material al espacio subjetivo…………………………………………30
2.5 Espacio real con significado emocional……………………………………………32
2.6 El significado de los sentimientos a través de las prácticas espaciales……….35
Conclusiones……………………………………………………………………………..41
3
CAPITULO III
3.1 La metodología y sus herramientas………………………………………………44
3.2 Técnicas de análisis cualitativo……………………………………………………45
3.2.1 Observación flotante……………………………………………………………..45
3.2.2 Observación participante………………………………………………………..46
3.2.3 Entrevistas semi-estructuradas…………………………………………………47
CAPITULO IV
Resultados Finales
Apropiación, prácticas espaciales de los adultos mayores: “Plaza del danzón” en el
jardín Morelos (Ciudadela), Ciudad de México………………………………………50
4.1.- El descubrimiento de un espacio público de entretenimiento y disfrute para los
adultos mayores………………………………………………………………………….51
4.2.- Un sábado de convivencia y baile en la Plaza del Danzón…………………..…59
4.3.- La Plaza del Danzón, un espacio con significado emocional…………………..64
4.4.- Las prácticas espaciales en la Plaza del Danzón………………………………69
4
4.5.- Identidad espacial de los adultos mayores a partir de las relaciones sociales,
baile y música……………………………………………………………………………75
CAPITULO V
5.1.- Reflexiones finales…………………………………………………………………79
Referencias Bibliográficas………………………………………………………………83
5
I. INTRODUCCIÓN
En los inicios de la geografía, la disciplina se relacionaba más con los viajes, las
expediciones marítimas y terrestres. Servía para descubrir y describir el territorio.
Se consideraba así una ciencia física, que a su vez se relacionaba con la cartografía
colonial, de la época, en donde además se exponían los avances sobre astronomía
y matemáticas, que permitían mostrar con exactitud los lugares y accidentes
geográficos sin olvidar los avances territoriales, debido a esto se obtenía mayor
conocimiento del territorio (Moncada, 2010).
Para el siglo XVIII, bajo el efecto de la revolución darwiniana, se pone una especial
atención a las relaciones entre los grupos humanos y el medio. En ese nuevo
contexto histórico, Friedrich Ratzel forja el término Anthropogeographie para ese
campo de investigación. Posteriormente, en esa misma tradición, a finales del siglo
XIX, en Francia, Vidal de la Blache y sus discípulos optan por el término “Geografía
Humana” que, desde sus primeras etapas, conlleva un componente cultural (Claval,
1999). En sus inicios, el concepto “cultura” se usaba para abordar las formas de
vida y las representaciones del ser humano. Se toma la idea de que los grupos
sociales viven en un mundo que es creado por ellos en función de sus creencias,
experiencias, valores, intereses, costumbres, sentimientos y formas de pensar del
grupo social al que pertenecen (López, 2010). Retomando estas ideas, los
geógrafos fueron prestando atención al estudio de los aspectos humanos, no sólo
como parte del análisis regional, sino también con referencia a los problemas
concretos en una perspectiva más general (Capel, 1984).
6
Esta perspectiva ahonda en las cuestiones sociales y no sólo materiales, hasta el
punto que lo social es el gran productor del espacio (Lindón e Hiernaux, 2010).
Debido a esto se comienza a hablar de nuevas geografías, para posterior dar paso
a los “giros” en la geografía humana, en donde se intenta dar respuesta a las
tendencias generales de las ciencias sociales, sin descuidar las especificidades de
la disciplina (Lindón e Hiernaux, 2010).
En este giro del concepto “espacio” cobra especial relevancia ese sujeto que habita
la ciudad y a través de ese habitar, construye y reconstruye el espacio
cotidianamente (Lindón, 2010). Los giros muestran innovaciones que no se miraban
en las nuevas geografías como fue la renovación en las técnicas de investigación,
y algo muy importante, el punto de observación por parte del geógrafo. Dentro de
estos giros se replantea por primera vez el concepto de “espacio” que incluye lo no
material, a diferencia de aquellas geografías que solo miraban el espacio material.
De aquí surge el interés de este proyecto de investigación geográfica, retomando
esta tradición, es de suma importancia incidir en los aspectos relacionados con la
espacialidad, analizada desde los espacios de convivencia, de apropiación y de las
prácticas espaciales por parte de un grupo etáreo muy concreto; los adultos
mayores que buscan hacer romper con lo cotidiano a partir de una actividad
periódica, como es el baile del danzón los fines de semana en la Plaza de la
Ciudadela de la Ciudad de México. Estos adultos mayores, en principio, se
encuentran jubilados, fuera del mercado laboral. Sin duda, el proceso de
envejecimiento presupone una serie de cambios sociales y de roles tanto laboral,
como familiar y dentro de la comunidad (Alcalde y Laspeñas, 2005). Dentro de estos
7
cambios, podrían darse problemas de adaptación, particularmente importantes para
el caso de los hombres, dado que la inactividad laboral puede asociarse a un vacío
personal y una sensación de inutilidad social (Alcalde y Laspeñas, 2005).
Planteamiento de la investigación (Justificación)
• En la actualidad los estudios que se han hecho sobre los adultos mayores se
han visto principalmente desde enfoques sociológicos, médicos, psicológicos,
demográficos, antropológicos e incluso se han abordado desde la perspectiva de la
geografía humana.
• Desde el punto de vista geográfico se pueden encontrar estudios sobre las
prácticas de los adultos mayores como el de Rowles y su obra “The prisioners of the
space?”. En este caso se presenta la concepción espacio temporal de los adultos
mayores, así como el arraigo a los diferentes lugares en los que se desarrollan las
actividades de estos sujetos de estudio Rowles, (1978).
• Si bien, es cierto que este tema ha sido de gran interés para todas las ciencias
sociales y humanas en cuanto a los temas de cultura, significación y tradición.
Mientras que la apropiación de los espacios públicos por parte de los adultos ha
ido creando un significado, emocional, identitario y tradicional.
• El festejo cambia la vida cotidiana y genera hechos que transforman y
magnifican los espacios del ocio por momentos efímeros.
8
Objetivos de investigación
En esta investigación, se pretende estudiar la apropiación del espacio público por
parte de los adultos mayores por medio del baile del danzón, en el jardín Morelos
de la Ciudadela en la Ciudad de México. Para ello, se analizarán las diferentes
prácticas espaciales, las formas de apropiación del espacio público, el manejo de la
corporeidad, que producen los asistentes y practicantes del baile durante los fines
de semana.
Para lograr una información más detallada, se realizaron los siguientes objetivos
específicos:
Analizar los procesos de apropiación del espacio público de los adultos mayores a
través del baile en la Plaza del Danzón para comprobar la ruptura con la
cotidianeidad urbana. Así mismo, si el bailar genera un proceso de identidad
espacial a partir de la música y la vestimenta, otorgándole un especial sentido al
lugar.
Conocer las diferentes prácticas espaciales de la Plaza del Danzón que otorgan
sentidos de pertenencia al lugar por los adultos mayores ya que existe un interés en
revivir y recuperar la memoria de un pasado a través de la práctica del danzón.
9
Sujetos de estudio: Los adultos mayores
Los adultos mayores una población que crece cada vez más en nuestras ciudades,
en su nueva etapa de vida, pueden desarrollar nuevas actividades que proporcionen
canales de integración social y de realización personal, de tal forma que propicien,
en los adultos mayores, la reconstrucción de su identidad (Alcalde y Laspeñas,
2005). Hoy en día, las ciudades ofrecen espacios públicos (plazas, jardines, iglesias,
parques, etc.), en donde existen variadas actividades recreativas para que los
adultos mayores ocupen su tiempo libre. Cabe mencionar que algunos espacios
públicos están experimentando cambios, como resultado de políticas de
revitalización urbana, generando nuevos espacios para los adultos mayores
(Salazar y Paquette, 2006).
Cabe mencionar que una mayor disponibilidad de tiempo libre por parte de este
colectivo no implica necesariamente tiempo de ocio, ya que el primero es definido
como aquel del que el individuo dispone una vez que se ha liberado de la obligación
de trabajar y, al hablar de ocio, planteamos las diferentes actividades que son
escogidas libremente y producen una satisfacción (Alcalde y Laspeñas, 2005). Un
ejemplo de esto se expresa al bailar danzón en la Ciudadela, una actividad de ocio
que genera socialización y es parte fundamental del bienestar de las personas
adultas, al hacerse sentirse personas activas y quizá útiles. El tiempo de ocio,
articulado a través del baile, para estos adultos mayores, puede conllevar a un
bienestar y una calidad de vida satisfactoria (reflejado en la salud y en el aspecto
emocional; (Soler, 2006). El baile de pareja se transforma en una actividad cultural
10
que ayuda a mitigar los múltiples problemas existenciales dados por condiciones de
vida adversa (Sevilla, 1998).
Mediante el baile, nos relacionamos con los demás y se está presente en el entorno
y en la colectividad. Además, los gestos y ademanes son una forma natural de
expresar sentimientos y estados de ánimo (Soler, 2006). El cuerpo es vivenciado,
es visto, realiza gestos que ponen de manifiesto su personalidad Así mismo, es
imaginado, fantaseado y verbalizado por el sujeto, con la finalidad de expresar y
comunicar hacia los demás sus deseos e intenciones; es la forma en que el sujeto
tiene presencia en el mundo. En este sentido, este proyecto pretende estudiar la
apropiación del espacio público a través del uso del baile del danzón, en el Parque
de la Ciudadela. A través de la investigación, se pretende estudiar y demostrar que
existen espacios donde los adultos mayores se identifican a través de una actividad,
en este caso el baile, que articula prácticas espaciales y corporalidades alternas a
las cotidianidades del colectivo de estudio.
11
Estructura del trabajo
Primer capítulo se realiza una pequeña introducción sobre la evolución de la
geografía, que en sus inicios era considerada como una ciencia física que descubría
y describía el territorio (solo lo material). Con el paso del tiempo, se dio una atención
a las relaciones entre los grupos humanos y el medio formando el término Geografía
Humana, posteriormente a través del giro que se da en la geografía humana los
geógrafos prestan atención al estudio de los comportamientos del ser humano que
anteriormente no se observaban.
Los giros de la geografía humana buscan comprender al mundo desde otras
realidades que no habían sido de interés para el conocimiento geográfico. La
búsqueda de esas nuevas realidades lleva a realizar este proyecto de investigación
que en este capítulo muestra una breve justificación al estudio para dar paso a la
formulación de los objetivos de investigación; los sujetos de estudios (los adultos
mayores); la estructura del trabajo que servirá para identificar los temas; por último
se mencionan los antecedentes del área de estudio, la “Plaza del Danzón” ubicada
en la colonia Centro de la delegación Cuauhtémoc de la Ciudad de México.
En el segundo capítulo, se expone el marco teórico, en donde se da a conocer las
teorías sobre los conceptos que dirigen esta investigación. Aquí se hace mención a
la cuestión material del espacio, la división que hay entre lo privado y lo público,
como se maneja, si esta normado o regulado, así como las experiencias de vida de
cada individuo y a su vez estas experiencias como llevan a la apropiación del
espacio, que es uno de los conceptos claves de esta investigación. Posteriormente,
12
se hace mención de cómo esta apropiación física dota de significado el espacio a
través de sus ocupantes, es un sentido emocional. Por último, ver como esos
significados se reflejan en prácticas espaciales, siendo el cuerpo el medio por el
cual las practicas se concretan.
El tercer capítulo hace referencia a la metodología cualitativa que se pretende
utilizar en esta investigación, mostrando las herramientas que servirán de ayuda
para un buen análisis de la zona de estudio. Este capítulo es de especial relevancia
dado que la investigación cualitativa es un tipo de aproximación al fenómeno
empírico, que a través de la descripción y la decodificación busca interpretar
diversos fenómenos con la finalidad de obtener y producir información necesaria
para esta investigación. La interpretación es una trama de significados a través de
las cuales las micro acciones (gestos, señas, prácticas) toman sentido,
específicamente la interpretación se desarrolla al analizar el cruce entre lo socio-
espacial y lo simbólico-espacial (Reguillo, 1998).
El capítulo cuarto expone los resultados del análisis de las entrevistas desarrolladas
en la “Plaza del Danzón” del jardín de la Ciudadela, delegación Cuauhtémoc en la
Ciudad de México. Este se encuentra dividido en cinco apartados que dan cuenta
del análisis de la investigación.
El capítulo cinco expresa las reflexiones finales de esta investigación.
Finalmente, se muestra la bibliografía utilizada en este trabajo terminal de
investigación.
13
El área de estudio: La “Plaza del Danzón”
La Plaza del Danzón se ubica en la Plaza de la Ciudadela, situada entre las calles
de Enrico Martínez y Emilio Dondé, colonia Centro, frente a la vocacional (IPN)
“Benito Juárez”. Limita al norte con la calle Emilio Dondé y al sur con la calle Tolsa
entre Tres Guerras y Balderas, en la delegación Cuauhtémoc. (Véase Mapa 1).
Mapa 1 Ubicación de la Plaza de la Ciudadela
Fuente: maps.google
La Ciudadela, en principio, estuvo destinada a fábrica de tabacos. En 1807 se da la
conclusión de la Real Fábrica de Tabacos. El edificio se localizaba fuera de la
ciudad, en el extremo sur oeste, ocupando un terreno que pertenecía a los indios
de Atlampa, de la parcialidad de San Juan Moyotlán. Al oeste del edificio se
encuentra la calle principal del paseo de Bucareli, al este la sequía de Belém, al sur
el Paseo Nuevo, al norte la Calzada de Chapultepec, donde se localiza el Acueducto
(Pérez, 2011). Para 1815, a este edificio se le dio forma de fortaleza para que
14
resguardara los materiales que en él se depositaban. La Guerra de Independencia
obligo a que este espacio dejara de funcionar como fábrica de cigarros para
convertirse en una cárcel militar y luego en un bastión (Pérez, 2011). Tras la
consumación de la Independencia, el General Guadalupe Victoria utiliza el edificio
de la Ciudadela para almacenar armamento. Posteriormente, en 1931, la Secretaria
de Educación Pública extiende la declaratoria de monumento histórico al edificio de
la Ciudadela; en 1944 el presidente Manuel Ávila Camacho concede parte del
edificio a la biblioteca de México, gracias a las gestiones hechas por José
Vasconcelos, que pretendía rescatar y reorganizar la Biblioteca Nacional y en 1966
se funda el mercado de artesanías de la Ciudadela para que indígenas
primordialmente del estado de Oaxaca, comercialicen sus productos ( Pérez, 2011).
La Plaza de la Ciudadela se ubica en la Colonia Centro, en la Delegación
Cuauhtémoc (Véase Mapa 2). Esta Delegación abarca 2,627 manzanas en 33
colonias y el Centro Histórico (Programa de Desarrollo Delegacional, 2016).
El territorio que ocupa actualmente la Delegación Cuauhtémoc es reflejo de la
historia y la vitalidad del país y de la Ciudad de México, arropa no sólo los elementos
históricos que se han perpetuado en tradición, sino también, continúa con el legado
de ser el espacio geográfico más importante de la economía mexicana (Programa
de Desarrollo Delegacional, 2016).
La Delegación Cuauhtémoc es heredera de una enorme riqueza histórica y cultural,
en sus poco más de 32 Km2 se ubican los edificios, monumentos y centros
15
culturales y artísticos más representativos del país y de la Ciudad de México, el
Centro Histórico con sus ruinas arqueológicas de los que fue la gran Tenochtitlan;
el edificio de la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, el Palacio de las Bellas
Artes, la Torre Latinoamericana –que fue la más alta de América latina durante
muchos años–, la Torre Mayor –que es el rascacielos más alto de México–, el
edificio del Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana, el Palacio de Iturbide, el
antiguo Colegio de San Ildefonso, entre otros grandes monumentos históricos y
contemporáneos forman parte de la Delegación Cuauhtémoc. (Programa de
Desarrollo Delegacional, 2016).
Mapa 2
Colonias de la delegación Cuauhtémoc
Fuente: Programa de Desarrollo Delegacional, 2016:16
16
La Delegación cuenta con una gran diversidad socio-económico-territorial, habiendo
colonias habitadas principalmente por personas con alto y mediano nivel socio-
económico como la Condesa al sur-poniente de la Delegación, la Juárez y la
Cuauhtémoc, hasta colonias con bajo y muy bajo nivel de ingreso como la Morelos,
Guerrero, Peralvillo, Obrera, Atlampa y Buenos Aires (Programa de Desarrollo
Delegacional, 2016:12).
Debido a su condición de ser la delegación más céntrica del Área Metropolitana de
la Ciudad de México, sufrió durante la segunda mitad del siglo XX un importante
descenso poblacional debido al recambio de uso de suelo de habitacional a
comercial y oficinas, es decir, las familias habitantes de la Delegación o los caseros
poseedores de inmuebles prefirieron, en un determinado momento, abandonar sus
viviendas para utilizarlas como comercios debido al gran bullicio que ocasiona el
estar en la zona más céntrica de la Ciudad (Programa de Desarrollo Delegacional,
2016:13). A la disminución de la población en la Delegación también contribuyó la
carencia de zonas de reserva para el crecimiento urbano.
De esta forma, el peso demográfico de la Delegación en el conjunto de la Ciudad
de México ha ido disminuyendo. En 1970 la población de la Delegación Cuauhtémoc
representó el 13.4% de la población total de la Ciudad de México, para 1990
representó el 7.25% de la población de la Ciudad de México y en 2015 se estima
que represente el 5.97% de la población total de la Ciudad de México (véase Gráfica
1).
17
Gráfica 1
Población en la delegación Cuauhtémoc en el periodo 1970-2020
Fuente: Plan de Desarrollo Delegacional, 2016.
El aumento de la esperanza de vida de la población en México ha llevado a un
proceso de envejecimiento poblacional, particularmente en la Delegación
Cuauhtémoc este fenómeno ha venido creciendo en los últimos veinte años (véase
Gráfica 2). De acuerdo a la Encuesta Intercensal de 2015 (INEGI, 2017),
actualmente, en el Distrito Federal, el 14.3% de su población tiene 65 años o más.
La Delegación Cuauhtémoc, por su parte, contaba con una población de 532,553
habitantes, de ellos, su población de 65 años y más representó el 9.2%, lo que se
traduce en que la población adulta mayor fue de 48,995 personas, para 2015 se
estima que la población de la Delegación ascienda 532,553 personas y de éstas, la
población mayor de 65 años es de 50,7593 personas, es decir, el 9.5% de la
población total de la demarcación (Programa de Desarrollo Delegacional, 2016:42).
Por tanto, la delegación Cuauhtémoc es más más joven que el conjunto de la
ciudad.
18
Gráfica 2
Población mayor de 65 años en el periodo 2005, 2010, 2015
Fuente: Programa de Desarrollo Delegacional, 2016
En 1995, como parte del programa de recuperación de espacios públicos, que hacía
tiempo estaban olvidados y por ende eran utilizados por la delincuencia. Estos
espacios dedicados en su mayoría a las personas de la tercera edad de la Ciudad
de México, surge la iniciativa de que la Plaza de la Ciudadela se convierte en un
gran salón de baile de danzón (Pérez, 2011). Siendo un espacio público de disfrute
para los que gustan de bailar danzón. La Plaza del Danzón es un espacio apropiado
en su mayoría por adultos mayores que practican este baile afroantillano, originario
en el siglo XVIII, a partir del son cubano. El danzón, a diferencia de otros géneros
populares, tiene una fecha oficial de su nacimiento: fue en 1879, fecha en la que el
músico cubano Miguel Failde, presentó en la ciudad de Matanzas, Cuba, el primer
danzón titulado “Las alturas de Simpson” (Mediorama, s.f.).
19
El danzón siendo una contradanza cubana producto de la transculturación de la
danza y la contradanza europea que llegó a la región del Caribe a finales del siglo
XVIII por medio de los españoles, las migraciones de franceses y el traslado forzoso
de africanos. Debido a esta mezcla de culturas los bailes de salón recibieron la
influencia mestiza para dar origen a un son criollo (González, 2011).
A partir del siglo XX la práctica del danzón se hizo popular y adquirió un sentido
nacional e identitario. Desde 1882 los danzones eran presentados por los Búfalos
Habaneros, sin embargo, a partir de 1920 empezaron a ser interpretados por
artistas mexicanos, en las escenificaciones de carácter nacionalista que se
presentaban en los teatros de revista (Sevilla, 1998).
En México este baile es importante en la vida de un sinfín de personas de todas las
edades pero en especial de los adultos mayores. Cabe mencionar que toda la
semana hay actividades relacionadas con el baile del danzón, pero, durante los fines
de semana, es cuando el escenario se transforma en una fiesta, con mayor
presencia de personas de todas las edades y de toda la ciudad.
20
II. MARCO TEÓRICO: APROPIACIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO Y PRÁCTICAS
ESPACIALES DE UN COLECTIVO DE ADULTOS MAYORES
A partir de los años ochenta, se produce en la geografía una revisión epistemológica
relacionada con el giro cultural de la disciplina. El espacio cobra una relevancia
singular en esta revisión y pasa de ser una simple localización y contenedor, como
se había visto en estudios anteriores, a un producto construido social e
históricamente, con todas sus características materiales y que además influye en
los grupos sociales que actúan dentro (Lindón, 2010). A diferencia de lo que se
había visto en la geografía humana anterior, esta perspectiva ahonda en las
cuestiones sociales y no sólo materiales, hasta el punto que lo social es el gran
productor del espacio (Lindón e Hiernaux, 2010). Debido a esto, se comienza a
hablar de las nuevas geografías, donde se intenta dar respuesta a las tendencias
generales de las ciencias sociales, sin descuidar las especificidades de la disciplina
(Lindón e Hiernaux, 2010).
En este giro cultural del concepto “espacio”, el sujeto cobra especial relevancia; ese
sujeto que habita la ciudad y, a través de ese habitar, construye y reconstruye el
espacio cotidianamente (Lindón, 2010). Los giros muestran innovaciones que no se
observaban en las nuevas geografías, como fue la renovación y revolución en las
técnicas de investigación, y el punto de observación por parte del geógrafo. Otro
aspecto importante de estos giros es que por primera vez se replantea el concepto
de espacio que da sustento a las diversas aproximaciones en el sentido de incluir lo
21
no material, como aquellas nuevas geografías vistas solo del espacio material; algo
que Benno Werlen denomina el segundo giro cultural, de finales siglo XX. Este giro
provoca un acercamiento hacia las otras disciplinas que anteriormente no se tenía
(Lindón e Hiernaux, 2010).
Los giros en la geografía humana buscan comprender al mundo desde otras
realidades que no habían sido de interés para el conocimiento geográfico, como son
los espacios domésticos, del miedo, de ocio, de la intimidad y del mismo cuerpo,
por citar algunos ejemplos. La búsqueda de esas nuevas realidades lleva a realizar
el presente proyecto de investigación geográfica donde se pretende analizar la
construcción social que se realiza en el espacio público, en específico del Parque
de la Ciudadela, conocido como la Plaza del Danzón, en un costado del Mercado
de la Ciudadela, por parte de los adultos mayores que asisten los días sábados. Por
este motivo, este trabajo tiene como concepto clave la apropiación del espacio
público y, a través de éste, el relacionado con las prácticas espaciales que realiza
este colectivo de adultos mayores en la Plaza del Danzón.
El espacio hace mención de la forma, la estructura, la conformación del mismo, y
de los actores y sus comportamientos que dan sentido a esté a través de las
acciones, los sentimientos y las relaciones formando vínculos con el espacio. Esta
vinculación ha llevado al desarrollo de conceptos como son la apropiación del
espacio, el apego al lugar o la identidad de lugar que abordan, desde distintos
22
enfoques, procesos que dan cuenta de la interacción que existe entre las personas
los espacios (Vidal, Tomeu y Pol, 2005).
De esta forma, hablar del concepto de espacio, entendido como construcción social
y como elemento activo en la comprensión de relaciones y prácticas sociales que
se espacializan, permiten la comprensión de la transformación tanto de la
estructura, la forma y la imagen urbana como de las actividades humanas y los
significados dados a la ciudad por grupos y actores sociales diferentes (Ramírez,
2009). Ese espacio además está definido por un conjunto de formas representativas
de las relaciones sociales del pasado y del presente (Santos, 1990). Este mismo
autor enuncia tres elementos claves, a la hora de abordar la discusión del espacio:
Las formas espaciales. Se refieren a la morfología y organización del espacio,
hacen referencia a la materialización de la espacialidad. Aquí se observan los
hechos, lo que es evidente y palpable. En la Ciudadela, lo material se mira en
la forma de cómo está construida la Plaza del Danzón, en forma de pequeñas
pistas que marcan donde se puede bailar, sus jardineras que se utilizan para
descansar, las bancas instaladas o el templete montado para las danzoneras.
Las relaciones sociales. Se presentan en diferentes escalas y grados de
interacción, marcan y son marcadas en el espacio mediante formas
espaciales.
23
Las estructuras sociales. Se refiere a la base de la vida social. Éstas siempre
están presentes, para mantener un orden social. Este último aspecto está
fuera de la discusión de este trabajo de investigación.
Estos elementos en conjunto originan la “configuración espacial” entendida como
“el conjunto de elementos naturales y artificiales que físicamente caracterizan un
área” (Santos, 2001: 86).
2.2.- Formas espaciales: Espacios de ciudades vistas desde lo público
La ciudad es un producto social y cultural que condensa tiempo y espacio, acción y
discurso (Ramírez, 2009). La ciudad o espacio urbano, más que una manifestación
físico-material aislada, es también una expresión social, por tanto, retomando a
Castells, la ciudad es “un producto material en relación con otros productos
materiales —incluida la gente— que participan en relaciones sociales determinadas
históricamente y que asignan al espacio una forma, una función y un significado
social”. Una primera división del espacio urbano puede ser la diferenciación entre el
espacio urbano público y privado.
En esta investigación, nos enfocamos al espacio público, por ser la Plaza del
Danzón un lugar abierto, donde fluye libremente la vida social. Por tanto, el espacio
público se podría entender como los “territorios de apropiación colectiva constante,
las calles y los lugares públicos, los centros en donde se pone en juego el control y
24
la influencia de la colectividad sobre estos espacios públicos, el mantenimiento de
estos, su adaptación y sus prácticas ordinarias” (Sefarty, 2003:17).
El significado de lo público se va a expresar en dos fenómenos que están
estrechamente relacionados. El primero apunta a todo lo que puede ser visto y
escuchado por todos, difundirse y publicarse. El segundo, se refiere al “mundo
común”, diferenciado del lugar privado, que tiene una expresión en lo que los seres
humanos producen y en los asuntos de quienes lo habitan y lo construyen. Lo
público “significa el propio mundo en cuanto es común a todos nosotros y
diferenciado de nuestro lugar poseído privadamente en él” (Arendt, 1993 en
Ramírez, 2009: 61).
Por lo anterior, el espacio público que se podría pensar como un espacio abierto y
libre, que está marcado no sólo por la cuestión de la convivencia de los sujetos
heterogéneos, sino en particular por la cuestión de las normas comunes y de la
común aceptación de las mismas normas, sean éstas explicitas o implícitas,
formales o informales, rígidas o flexibles, que hacen posibles o prohíben dichos usos
y que legitiman y respaldan dichos significados o no (Duhau y Giglia, 2008). El
espacio público siempre está regulado por el estado.
En cuanto al espacio público del que se ocupa esta tesina, ha habido acciones por
parte de la administración de cara a una mejora del entorno urbano. Dentro de la
recuperación de parques que realiza la Delegación Cuauhtémoc, se encuentra la
Plaza del Danzón. Esta regeneración de los espacios públicos se enmarca en una
25
política más amplia, de recuperación del Centro Histórico, por medio de la apertura
de calles y plazas, animación lúdica y comercial en espacios abiertos como ferias,
exposiciones, conversión en zonas de peatones y mejora de las calles existentes;
medidas que ya se han implementado en otros centros históricos degradados, con
la intención de crear una imagen de seguridad (Borja, 2000). Los espacios urbanos
de carácter público se han convertido en espacios de significación individual o
colectiva, en escenarios de lo político, de esparcimiento y recreo, donde las
posibilidades del ocio, la recreación, los deportes, el desplazamiento y la vida
comunitaria adquieren sentido y logran expresarse en la vida cotidiana de la
población, en sus estilos de vida (Cardona, 2008).
En la Ciudad de México, la plaza pública es un espacio de visibilidad, abierto y
amplio, rodeado de edificaciones monumentales de carácter cívico, político y
religioso que se imponen por su forma, tamaño y estilo. Por sus características las
plazas públicas en los lugares históricos de la Ciudad de México han sido
escenarios abiertos de paseo y descanso, de expresión cultural y política, de
intercambios sociales y de usos mercantiles, de búsqueda de empleo y de un lugar
para vivir desde la colonia (Ramírez, 2009). De la misma forma, son lugares de
reposo, donde las personas pueden observar el entorno, descansar del bullicio de
la ciudad y pensar en lo que han vivido en la ciudad. La plaza pública propicia
oportunidades para la interacción y la comunicación social de las personas que se
conocen ejemplo: el dar el saludo, el preguntarse cómo se encuentran, la plática
sobre otros lugares de baile, expresiones de afectividad, contacto visual, etc.
26
En la plaza pública, se puede encontrar a todo tipo de personas, y al mismo tiempo
no se sabe cuáles son las motivaciones y ocupaciones que las llevan a estar o a
transitar en ese espacio, cada quién es libre de ir y venir, y esta libertad de
movimiento implica también una relativa libertad en las formas de usar el espacio:
se puede fumar, se puede comer, se puede no hacer nada, se puede mirar a los
demás (Duhau y Giglia, 2008) pero también se puede realizar diferentes prácticas
como el bailar o simplemente utilizar el espacio para el encuentro con otras
personas. Por eso favorecer el espacio público dándole cualidades estéticas,
espaciales y formales facilita las relaciones y el sentimiento de pertenencia al lugar.
Además estas cualidades permiten el uso del espacio por parte de todos sin excluir
a nadie; así un espacio “iluminado” permite su uso por igual tanto a las mujeres,
como a los niños o a las minorías que de otra manera podrían sentirse intimidados
y temer una agresión (Borja, 2000). Hacer el espacio agradable nos proporciona
seguridad, gusto por estar en ese lugar, protección, de aquí que lo hacemos nuestro
y por tal motivo nos apropiamos de ese espacio, este sentimiento (afectivo) nos lleva
a pensar en el concepto de “topofilia” del geógrafo Yi Fu Tuan (1974), que hace
referencia a una relación emotivo-afectiva que liga a los seres humanos a aquellos
lugares con los cuales, por una u otra razón se sienten identificados.
Con lo anterior, se podría concluir que el espacio público es un mecanismo
fundamental para la socialización de la vida urbana. La negación de la ciudad es
precisamente el aislamiento, la exclusión de la vida colectiva, la segregación. En los
espacios públicos se expresa la diversidad, se produce el intercambio y se aprende
la tolerancia (Borja, 2000). Una forma de abordar el estudio del espacio público en
27
este trabajo es a partir de las apropiaciones y prácticas de dichos espacios por parte
de los sujetos que ocupan la Plaza del Danzón durante los momentos de
celebración del baile.
2.3.- La apropiación del espacio
Hablar de apropiación del espacio es hacer mención del proceso de vinculación que
tienen las personas con el lugar y con el uso que se da en este, puede ser de forma
física o subjetiva. Soja (1996) que ha trabajado extensamente la cuestión de esta
doble apropiación, opina que, al vivir el espacio, se percibe y se concibe. Las
vivencias se ven reflejadas en la forma de nombrar el espacio, utilizarlo, habitarlo,
recorrerlo, mostrarlo, aprovecharlo, sentirlo, incorporarlo y marcarlo, es decir,
materializarlo. La relación que la sociedad establece con su entorno y sus prácticas
deja una huella en la superficie terrestre, le dan forma a los lugares, los moldean y
los convierten en paisaje. De esta forma conforman su territorio, es decir, el lugar
que habitan con los suyos y por el cual sienten identidad y pertenencia (López,
2010).
La apropiación del espacio puede darse de forma individual o a partir de patrones
que se repiten en el marco de una colectividad o grupo. Por ejemplo, Rose (1995)
argumenta que la apropiación del espacio da sentido al mismo, y se construye a
partir de la experiencia cotidiana y de los sentimientos subjetivos de cada persona,
de tal manera que, a medida que se incrementa, puede convertirse en un aspecto
central en la construcción de la identidad individual. Para autores como Portal
28
(2009), la apropiación se genera a partir de dinámicas colectivas, por un “proceso
donde los grupos sociales hacen suyo el espacio significándolo. Es decir, generando
identificaciones particulares sobre un lugar específico. En este proceso no sólo se
le otorga sentido al espacio, sino que se generan elementos que favorecen la
identificación y la pertenencia” (Portal, 2009: 63).
A partir de la apropiación que ejercen los adultos mayores en el jardín de la
Ciudadela, establecen un sentido de pertenencia, con el lugar y la práctica de bailar
el danzón, aquí se va forjando una identidad a partir de la vida cotidiana, la historia
del individuo y la comunidad. En este caso, la identidad desde una perspectiva
geográfica es una manifestación de referencia territorial que fortalece la adopción a
través de la materialidad y la espacialidad, es decir, es el espacio que me pertenece
y yo pertenezco a ese espacio (Belhedi, 2006). En esta pertenencia, los procesos
que se dan de la apropiación del espacio suponen una forma de comprender y
explicar cómo se generan los vínculos que las personas tienen con los espacios, ya
sea como “depósitos” de significados compartidos por diferentes grupos sociales;
bien como una categoría social más, a partir de la cual se desarrollan aspectos de
la identidad; como permanecer cerca de los lugares, como fuente de seguridad y
satisfacción derivadas del apego al lugar (Vidal, Tomeu y Pol, 2005:286).
Cabe mencionar, “la apropiación implica una vivencia, un conocimiento y una
identificación mutua entre las personas y el espacio, y se ejerce de forma real o
simbólica” (Guzmán, 2005:241). “De forma real implica un territorio ocupado de
manera física durante un tiempo, esta puede ser momentánea, duradera y perenne.
Parte de esta investigación retoma la apropiación real duradera, que se da mediante
29
la repetición y el ritmo durante el tiempo que un espacio es territorio de las personas.
La repetición crea derechos entre el espacio y las personas de acuerdo con un
tiempo específico” (Guzmán, 2005:241).
Con lo anterior, si un grupo deja huella y se reconoce en el entorno, se ha apropiado
del espacio y esta apropiación, de acción y sentimientos, conforman un sentido de
pertenencia, cuando las personas nombran al espacio como suyo, ejemplo: mi
colonia, mi barrio, mi espacio de baile, mi plaza, etc. así la apropiación que se da
en el espacio por diferentes colectivos ya de raza, género y/o estado es parte del
derecho a la ciudad, de sentirse orgulloso del entorno, y por ello se deben favorecer
usos o actividades que permitan esta apropiación (Borja ,2000); estas actividades
se reflejan en la venta de ropa y zapatos que refieren a la práctica del baile, refresco
y botanas, el templete que se monta para la actividad del baile, etc.
“El uso y apropiación del espacio urbano esta mediado por la frecuencia y disfrute
que se hace de él con fines recreativos, deportivos, de ocio y tiempo libre, de
desplazamiento o actividades comunitarias en las que intervienen razones de tipo
tanto personales y socioculturales como físico/ambientales” (Cardona, 2008:40).
Cabe mencionar, la función principal de las actividades recreativas, según esta
ideología del ocio, es la relajación que permite liberar a las personas de estas
tensiones (Elías y Dunning, 2014). Por tanto, el tiempo de ocio puede y debe ser
considerado como un eje vertebrador de la sociabilidad, compartiendo el
protagonismo de la educación y del trabajo como principales factores de la
acumulación del capital social de los ciudadanos. “En los tiempos de ocio, el nuevo
ecosistema mediático adquiere una dimensión red que transforma lo que era
30
unívoco, pasivo y vertical, en espacios de encuentro y participación, donde fluyen
los intercambios simbólicos, sociales y comerciales” (Igarza, 2009: 40).
2.4.- Del espacio material al espacio subjetivo
Anteriormente, en el pensamiento miltoniano, “el espacio se observa como una
estructura social dinámica que remite a la relación dialéctica entre el espacio y la
sociedad. Inicialmente es considerada un productor social y, paralelamente, es
producto de relaciones sociales” (Santos, 1990 en Hernández, 2008:88). El
movimiento entre dichas fuerzas sociales genera que el espacio, por un lado, sea
categoría, sustrato, posibilitador de existencia humana, en resumen, algo real;
mientras que las sociedades e individuos lo transforman, lo construyen
apropiándoselo y fijándole valores en el momento actual. Santos (2001:89) se
refiere, en este sentido, a las formas contenido, entendidas como las formas
espaciales animadas por la sociedad, es decir, los sujetos les atribuyen contenido
llenándolas de significados; ese valor es asignado siempre desde el presente. De
este modo, el espacio no solamente refleja relaciones sociales, incide directamente
en ellas. Es una relación de ida y vuelta, por eso hablamos de perspectiva dialéctica,
no se acentúa el peso de la producción del espacio a un solo factor sino a múltiples
variables de la relación entre espacio y sociedad. Como diría Santos el “movimiento
dialéctico del todo social…” (Santos, 1986: 4 en Hernández, 2008:88).
Sin embargo hoy día no se puede excluir la dimensión subjetiva, aunque Santos
(1986) hace énfasis en la objetividad, en cierta manera, excluye la dimensión
subjetiva socio-geográfica. De hecho, defiende que en el espacio no hay lugar para
31
las percepciones. Así lo expresa: “una cosa es la percepción individual del espacio,
otra es su objetividad (…). La base del conocimiento y de la interpretación de la
realidad espacial, no puede (…) encontrarse en las sensaciones o en la
percepción” (Santos, 1990:144 en Hernández, 2008:90). Sin embargo, en la obra
de Milton Santos al final de su carrera se aproximó a una geografía más existencial,
con una reflexión, por ejemplo, sobre el lugar y lo cotidiano, así como el espacio
banal (Hernández, 2008:90).
“Para Manuel Castells (1997 en Vidal, Tomeu y Pol, 2005) quien habla desde la
doble lógica de los espacios – la de los flujos y la de los lugares- donde los espacios
de flujos tienen lugar en los procesos dominantes, los que concentran poder, riqueza
e información; y los espacios de lugares, donde se construye el sentido social, es
decir, el espacio de la interacción social y la organización institucional” (Vidal,
Tomeu y Pol, 2005:285).Dentro de los espacios de lugares se observa que también
se puede atribuir otro significado de espacio, de acuerdo a la experiencia de cada
individuo, se incluye el aspecto emocional como ha destacado José Antonio
Corraliza (1987). “La experiencia emocional en los lugares implica que las acciones
que se desarrollan en el lugar y las concepciones que del lugar se generan están
imbricadas” (Vidal, Tomeu y Pol, 2005:288). Al darse la experiencia emocional en
el espacio surge o se le atribuye un significado al lugar y este emerge en un contexto
social y a través de las relaciones sociales (…) proporciona a los individuos un
sentido de lugar, una “identidad territorial subjetiva” (Gustafson, 2001a en Vidal,
Tomeu y Pol, 2005:288).Cuando la experiencia emocional carga de significado un
espacio determinado, entra en proceso de apropiación del espacio. En esta línea
32
Valera hace mención del espacio físico, en él se genera el sentido de pertenencia
a determinados entornos que son significativos del grupo. A esta vertiente física,
Valera añade la simbólica y social, de manera que la identidad social puede
derivarse del sentimiento de pertenencia a un entorno significativo (Vidal, Tomeu y
Pol, 2005:288).
2.5.- Espacio real con significado emocional a partir de las prácticas
espaciales
Aunque no se descarta la objetividad del espacio, la dimensión subjetiva es de
suma importancia en la conformación del territorio. De esta manera, la diferencia
central con el pensamiento de Milton Santos es considerar el “tercer espacio” como
un aleph”, es decir, “el espacio donde todos los lugares están, capaz de verse por
todos los ángulos” (Soja, 1996:56 en Hernández, 2008:92). El tercer espacio integra
dimensiones socio-simbólicas, además envuelve e integra los dos primeros (físico
y mental). “El tercero es propiamente el que cierra el círculo, ligándose entre sí los
otros dos” (Simmel, 1986:116 en Hernández, 2008:92). El primer espacio va ligado
a la materialidad, el segundo hace referencia a la planificación de este y el tercero
donde se vive el espacio. Cada nivel espacial tiene sus propias características, se
expresan de la siguiente forma:
1.-Prácticas espaciales: entendido como el espacio de las formas materiales y las
prácticas espaciales. En este nivel ocurre la producción y reproducción de la vida
social.
33
2.- Representaciones del espacio: Es el espacio conceptuado por los planificadores,
urbanistas, tecnócratas y tomadores de decisiones que fragmentan la realidad. Éste
es un espacio del diseño donde se busca la regulación y el orden socio-espacial.
3.-Espacios de la representación: El tercer espacio, aquel que marca la diferencia y
rompe con la dialéctica espacial. Este nivel es de suma importancia porque
envuelve los dos primeros niveles parta formar el espacio vivido.
El espacio de las representaciones es el directamente vivido y, por ende, los actores
primordiales son los habitantes, aunque también tal característica llena de
motivaciones y símbolos resulta atractiva para personas o colectivos sensibles a
éstas, como son los artistas (Hernández, 2008:93).
Hablar sobre el concepto de “espacio vivido”, Santos hace mención que está
relacionado con el de “lugar”, porque los lugares no sólo existen como entidades
físicas, sino también como resultado de las diferentes experiencias de las personas
que van acompañadas de significados y cuentan con una dimensión existencial, una
vinculación emocional con el ser humano en un espacio concreto y con unos
atributos bien definidos (Tuan, 2003 en Mendoza, 2008). “Para hacerse espacio, el
mundo depende de las potencialidades del lugar “(Santos, 2000:289 en Mendoza,
2008:47). Desde este enfoque, Santos (2000) hace mención que “el lugar es
escenario de las pasiones humanas, que se dan a través de la acción comunicativa,
por las más diversas manifestaciones de la espontaneidad y de la creatividad”
(Santos, 2000:274 en Mendoza, 2008:47).
34
Esta concepción del lugar como “espacio cotidiano” y “escenario de pasiones
humanas” contempla varios puntos en común con la discusión sobre el lugar en la
geografía humanística. En este sentido, y de acuerdo con Ortega Valcárcel (2000),
el “espacio vivido” implica una nueva concepción del espacio, que no sólo toma en
cuenta la materialidad, sino también la experiencia subjetiva de los sujetos y, por
ello, considera las emociones, sentimientos, recuerdos, motivaciones, gustos,
sueños, miedos o deseos. “El concepto de espacio vivido considera que las
representaciones del espacio están influidas por el lugar de residencia y las áreas
frecuentadas, así como por la educación, los valores culturales y la experiencia de
los individuos. Desde esta perspectiva, la materialidad del espacio es inseparable
de las diversas representaciones que se construyen para interpretarlo” (Ortega
Valcárcel, 2000 en Mendoza, 2008:47).
Una dimensión fundamental que se deriva de la idea anterior es considerar al
espacio como un lugar de identidad, ya que esta se da a partir de la idea de la
identificación con los atributos más característicos de los grupos a los que uno
desea pertenecer (Vidal, Tomeu y Pol, 2005:288). En este caso, los adultos mayores
de la plaza del danzón han generado un sentido de identidad con lugar, porque se
identifican por medio del baile, vestimenta y la convivencia que hay entre los
individuos, proporcionándole un sentido al lugar. En la geografía humanista, el
“sentido de lugar hace referencia a las dimensiones subjetivas, percepciones,
sentimientos individuales y colectivos construidos sobre los lugares” (Soto,
2013:209).
35
Con relación a este proceso de identidades, el concepto “sentido de lugar” concibe
la noción de lugar como una construcción social o una subjetivación. Este concepto
permite analizar la manera como el “espacio” entendido como una abstracción
genérica, se transforma en “lugar” gracias a la experiencia y la acción de los
individuos (Massey, 1995 en Mendoza, 2008:48). El sentido de lugar, construido a
través de la experiencia cotidiana y de los sentimientos subjetivos, puede ser de tal
intensidad que se convierta en un aspecto central de la construcción de la identidad
individual (Rose, 1995 en Mendoza, 2008:47). El lugar, de esta manera, dispone de
una temporalidad personal, una historia (Crang, 1998 en Mendoza, 2008:48).
2.6.- Prácticas espaciales: las emociones que generan
En la últimas dos y tres décadas, se ha dado una lenta introducción del sujeto y sus
emociones dentro de un espacio, sobre todo a través de dos vías: las prácticas
espaciales y la otra es lo relativo a la subjetividad espacial, entendida en términos
colectivos o sociales. Sin embargo, para Bernard Debarbieux quien ha defendido
el abordaje de lo espacial en términos experienciales (la experiencia espacial en
tanto prácticas situadas y subjetividades a ellas articuladas), y en este sentido ha
expresado que “esto implicaría ir más allá de las puertas de los mundos interiores,
frente a las cuales nos hemos detenido por largo tiempo” Debarbieux, 1997 en
Lindón ,2012:702). Estas palabras nos ayudan a comprender la inclusión de las
prácticas espaciales (las puertas de los mundos interiores) y no el mundo de
significados que las orienta.
36
Desde la perspectiva de la espacialidad, existen dos tipos de prácticas. Unas son
los desplazamientos del sujeto corporeizado y las otras se definen en torno a las
formas de estar y/o permanecer en cierto lugar (Seamon, 1979 en Lindón,
2012:706). Ambos tipos de prácticas, se relacionan con la motricidad propia del
cuerpo y modelan el espacio de manera cambiante a través de coreografías y
performatividades (Pred, 1977 en Lindón ,2012:706). Al respecto, David Seamon ha
evidenciado que la permanencia de los sujetos en ciertos lugares conduce al arraigo
por los lugares, el apego por ciertos espacios, a la apropiación del territorio o y la
territorialidad (Lindón, 2006b en Lindón, 2012:706).Cabe mencionar que las
prácticas, implican una forma de apropiación del lugar, es decir, las prácticas que
expresan la identificación del sujeto con el lugar y la identificación del lugar a partir
del sujeto ya sea por su presencia o por su hacer; estas prácticas de apropiación
de los lugares pueden ser efímeras o prolongadas y todas contribuyen de cierta
manera a la construcción socio-espacial de la ciudad (Lindón, 2009:13). Parte de
esta investigación busca saber si los adultos mayores, al ejercer la práctica de bailar
danzón, se da una forma de apropiación del lugar y de arraigo por este.
En cuanto a las prácticas espaciales desarrolladas por los sujetos se debe subrayar
que nunca son aisladas. Las prácticas que despliega cada sujeto están
encadenadas o entretejidas en secuencias de prácticas, orientadas a alcanzar algo;
de aquí la interrogante ¿Qué es lo que buscan al bailar? ¿Por qué en la Ciudadela?
Al mismo tiempo, las prácticas de un sujeto se relacionan con las de otro. En esos
haceres encadenados de múltiples sujetos que convergen por instantes en ciertos
lugares en ciertos fragmentos de tiempo, y luego se distancian y protagonizan
37
nuevas convergencias espacio-temporales con otros sujetos y en otros lugares, se
va desarrollando la construcción socio-espacial de la ciudad, de manera
permanente, fragmentada y al mismo tiempo, interconectada. Es una construcción
fragmentada porque en cada lugar y en cada instante ocurren fenómenos
singulares, con vida propia, que le van marcando rumbos precisos a la ciudad
(Lindón, 2009:13).
Por otra parte, muy frecuentemente, los análisis del sujeto, sus prácticas y la
corporeidad quedan delimitados en el nivel de lo performativo que resulta del cuerpo
y el hacer, sin observar que el cuerpo también refleja sentimientos que se ven
expresados en las prácticas y estas siempre se tiñen de significados, emociones y
afectividad. Estos significados expresan la intencionalidad, las metas, las formas de
resolver los problemas cotidianos, las formulas y recetas de sentido común con las
cuales los sujetos se proyectan en cada instante sobre el instante próximo, sobre
ese instante que aún no ocurre. Pero, los significados no sólo avanzan sobre lo que
aún no hacemos, sobre lo que aún no ocurre, pero que ya vislumbramos, también
traen el pasado al presente y lo actualizan al recrear en el presente lo aprendido
antes (Lindón, 2009:12). Es una memoria viva del recuerdo de la ciudad y este
recuerdo lleva por un recorrido en el tiempo. Por esta razón la incógnita es ¿Qué
recuerdo genera el lugar? ¿Existe una conexión con el lugar? ¿Qué situación lleva
a los adultos mayores a permanecer en ese lugar? ¿Por qué escoger ese género
musical? ¿Por qué la vestimenta de gala para la fiesta?
Cabe mencionar, todas las prácticas espaciales que despliega el sujeto cuerpo
están teñidas de sentimientos, afectos y generan en los sujetos emociones de
38
diverso tipo. La afectividad no solo se conecta con la práctica misma, usualmente
también conlleva afectos asociados a la espacialidad de la práctica. La realización
de una práctica en cierto lugar puede movilizar en el sujeto, afectos por diversas
cuestiones. Por ejemplo, por recuerdos agradables del lugar, por recuerdos de
situaciones gratas vividas en el lugar, por temores que relaciona directamente con
el lugar, por miedos, por recuerdos dolorosos vinculados al lugar, por sentimientos
de inseguridad emanados del estar en ese lugar. Estas componentes afectivas y
emocionales no sólo vienen articuladas en una práctica espacializada, también
suele ocurrir que esos estados emocionales impulsan al sujeto a realizar otras
prácticas. Por otra parte, esas componentes afectivas y emocionales (que emergen
en la práctica concreta y particular) tienen conexiones con construcciones subjetivas
socialmente construidas, como los imaginarios sociales, los imaginarios urbanos,
los fantasmas y fantasías sociales, que regulan ( Scribano,2008:88 en
Lindón,2009:12), orientan, colonizan (Lindón,2008c en Lindón,2009:12) las
prácticas y estados emocionales. De modo tal que las prácticas espaciales, los
significados, las emociones y la afectividad integran una trama compleja que se
extiende experiencial mente, y dentro de la cual se desarrolla la biografía del sujeto
(Lindón, 2009:12).
El estudio del sujeto desemboca en el cuerpo como materia de lo social. A su vez,
el abordaje del cuerpo conduce al de la corporeidad donde se presentan las
emociones, que siempre son expresiones de la relación del sujeto con su entorno,
con su espacio vivido que comienza en las fronteras del cuerpo propio (Lindón,
2012:706).
39
Las manifestaciones del sujeto con y a través del cuerpo (ya sea en los movimientos,
el pensamiento, los sentimientos o las emociones) le dan un lenguaje al cuerpo.
Por ello, la corporeidad es la experiencia de hacer, sentir, pensar y querer. La
corporeidad es sentir y vivir el cuerpo en cuanto a saber pensar, saber ser y saber
hacer. Es mediante la corporeidad que el individuo se apropia del espacio y el
tiempo que le acontece, lo transforma y le da cierto valor. Por ello, la corporeidad
permite saber pensar, ser y hacer el espacio vivido (Lindón ,2012:706).
En esta línea argumental cabe recordar que el cuerpo posee la doble característica
de ser un espacio en sí mismo, al tiempo que ocupa y se mueve en el espacio. El
cuerpo como espacio es la primera escala corporal al establecer la diferencia entre
el yo y el otro, diferencia fundamental para configurar el espacio personal (Smith,
1992 en Aguilar y Soto, 2013: 7), a través de las experiencias y prácticas cotidianas
de aquí que el análisis del cuerpo es de suma importancia en esta investigación por
ser el mismo cuerpo el medio por el cual las prácticas se concreta.
Otra línea de análisis referente al cuerpo es a través de las geografías de género
que han de posicionar la discusión del cuerpo como un lugar; por ser el cuerpo
la primera escala geográfica, el espacio donde se localiza el individuo y sus límites
resultan permeables respecto a los otros cuerpos (McDowell,2000; Rich,1999 en
Soto, 2013:199). Tal como sostiene Soja la “creación de geografías” comienza con
el cuerpo; el sujeto es entendido como una entidad espacial implicada en una
relación compleja con su entorno (Soja, 2011 en Soto, 2013: 199). Cabe mencionar
que los cuerpos son materiales y cada uno cuenta con forma y tamaño, por tanto
ocupan un espacio físico, aunque la forma de cómo son percibidos o mostrados va
40
a variar dependiendo el lugar y el momento en que se presenten (McDowell,
2000:59).
Al mismo tiempo en el cuerpo se vive y experimenta las emociones, de manera que
el cuerpo es el sitio de la experiencia emocional y por ende el espacio forma parte
de la corporeidad (Longhurst, 2003; McDowell, 2000 en Soto, 2013:199) Por tanto,
las emociones si bien son consideradas como una realidad individual y corporal, al
mismo tiempo se conciben como colectivas e inseparables del entorno social,
cultural y político.
Las emociones pueden ser comprendidas en una compleja interacción entre el
sujeto como ser, su cuerpo y su espacio vivido. Todo sujeto es un sujeto- cuerpo y
un sujeto-sentimiento y toda experiencia espacial es emocional y corpórea. Dicho
de otra forma, lo que ocurre en nuestros cuerpos cuando hacemos conciencia del
entorno que nos rodea – nuestro espacio de vida con su otredad- y como nos puede
afectar, produce emociones que estructuran la experiencia espacial de ese
fragmento de espacio tiempo.(David Seamon (1979 en Lindón, 2012:706-707).
Por tanto, la vinculación entre cuerpo, emociones y conflictividad, puede
esclarecerse si se considera que los sentimientos surgen de emociones, y las
emociones vienen de las sensaciones, que son el antes y después de las
percepciones, (Scribano, 2007 en Vergara 2006:36). En este sentido, las emociones
constituyen una dimensión para explicar procesos sociales que de otra forma no
logran dar cuenta en forma acabada del porqué de las prácticas de los sujetos.
41
CONCLUSIONES
Hoy día la Geografía Humana ha dado un giro cultural hacia el concepto de espacio,
en donde el sujeto cobra notabilidad por ser el que habita la ciudad, por tanto
construye y re-construye el lugar diariamente.
Los giros en la disciplina buscan comprender al mundo desde otra realidad, que
anteriormente no existía, pues solo se miraba lo material y hoy se sabe que lo
material influye en los grupos sociales, por esta razón, esta nueva geografía mira y
estudia los espacios domésticos, del miedo, del ocio, solo por citar algunos
ejemplos.
Los espacios dan sentido a los lugares a través de las acciones, las relaciones y los
sentimientos de los individuos que muestran dentro de ellos, fortaleciendo así
vínculos afectivos entre las personas con el lugar, de esta forma se da una
apropiación del espacio, un apego al lugar y una identidad con el mismo.
El espacio puede verse desde dos perspectivas; en lo privado y en lo público. En lo
público es todo lo que puede ser visto y escuchado por todos pero también es
regulado por normas formales e informales que hacen posible la utilización y uso
del lugar.
Se pueden dar escenarios de participación política, de esparcimiento, ocio, etc.,
asimismo, son lugares donde se da la interacción y la comunicación social entre los
individuos que se conocen, generando pláticas sobre las actividades que se
generan en la Plaza del Danzón o simplemente expresiones de afectividad, siendo
estas formas de usar el espacio.
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Al utilizar el espacio hay que favorecerlo/embellecerlo, tal como comenta el
sociólogo Borja (2000) hay que darle cualidades estéticas para favorecer las
relaciones sociales y permitir el uso a todos, sin excluir a nadie, así se crea un
sentimiento de pertenencia al lugar; al sentirnos seguros y protegidos lo hacemos
nuestro y esta acción implica una apropiación del lugar, al generarse un sentimiento
afectivo, a esta situación Tuan lo denomina “Topofilia”.
La apropiación del espacio, es una vinculación que hacen las personas con el lugar,
con el uso que se hace de este, ya sea de forma física o subjetiva y puede ser de
tipo individual o colectiva (grupo) a partir de patrones que se repiten o de la
experiencia cotidiana y de los sentimientos subjetivos de cada persona le dan
sentido al lugar, y a medida que se incrementa se convierte en una identidad
individual.
Hablar de prácticas espaciales es hacer mención a las que realiza el sujeto
corporeizado y en las formas de estar y/o permanecer en cierto lugar. La
permanencia conduce al arraigo por los lugares, el apego y la apropiación del
territorio, estas prácticas pueden ser efímeras y prolongadas, pero, de igual forma
contribuyen a la construcción socio-espacial de la ciudad (Lindón: 2009).
Todas las prácticas que realiza el sujeto van acompañadas de sentimientos, afectos
y emociones y mueven en las personas recuerdos (sean agradables o no lo sean)
todas ellas conducen a los individuos a realizar otro tipo de prácticas, siendo el
cuerpo el sitio de la experiencia emocional. Por tanto, todo sujeto es cuerpo y a su
vez sentimiento y toda experiencia espacial es emocional y/o incluye el cuerpo,
43
entonces podríamos decir que se encuentran unidas, formando y acompañando al
individuo en todo momento.
44
III. LA METODOLOGÍA Y SUS HERRAMIENTAS
A lo largo de la historia, la geografía ha sufrido diversos cambios en la forma de
cómo se estudia el territorio. En primer momento, la geografía tenía una orientación
hacia lo material, por lo tanto utilizaba técnicas de investigación que estaban
inclinadas al enfoque cuantitativo. Hoy día la geografía humana se vislumbra como
una disciplina que le da importancia a las “geografías personales” y de las imágenes
colectivas sobre los comportamientos humanos espaciales (Capel, 1984:41).
Debido a esta situación la forma de investigación se ha modificado y surgen otras
técnicas metodológicas para su análisis, aquí se incluyen las de corte cualitativo
que se enfocan en comprender y profundizar los fenómenos, explorándolos desde
la perspectiva de los participantes en un ambiente natural y en relación con el
contexto. El enfoque cualitativo se selecciona cuando se busca comprender la
perspectiva de los participantes (individuos o grupos pequeños de personas a los
que se investigara) a cerca de los fenómenos que lo rodean, profundizar en sus
experiencias, perspectivas opiniones y significados, es decir, la forma en que los
participantes perciben subjetivamente su realidad. (Hernández, Fernández, y
Baptista, 2010)
La investigación cualitativa trata de comprender a las personas dentro del marco de
referencia de ellas mismas, de tal forma que todas las perspectivas son valiosas.
No busca la verdad o la moralidad sino una comprensión detallada de las
perspectivas de otras personas. A todas se las ve como iguales (Taylor y Bogdan,
1996). Así mismo, la investigación cualitativa de acuerdo con Ruiz Olabuena (1996)
45
nos dice que es un tipo de aproximación que busca describir, decodificar y traducir
el significado de los diferentes fenómenos cotidianos.
En concreto, el trabajo de campo de esta investigación seguirá la metodología de
tipo cualitativa que consistirá en observación flotante, observación participante y
entrevistas semi-estructuradas. A continuación se detalla cada una de estas
técnicas.
3.2.- Técnicas de análisis cualitativo
Dentro de la recopilación de datos, es de suma importancia el papel del investigador
ya que este debe entender que su tarea es la de “ observar, describir e interpretar
el mundo social" así que un acercamiento puramente descriptivo y generalizable no
resulta apropiado, sino que, por el contrario, elementos como las narraciones y
perspectivas particulares de los sujetos se vuelven fundamentales (Reguillo, 1998).
3.2.1.- Observación flotante. Se podría definir como dejar que la mirada nos guie.
Dicha observación, en este caso, sirve para poder indagar sobre las prácticas de
uso y apropiación del espacio público por los sujetos durante un tiempo de ocio.
Sobre este tipo de observación, Delgado (1999) opina que consiste en mantener
vacante y disponible la mirada, sin fijar la atención en un objeto preciso sino
dejándola “flotar” para que las informaciones penetren sin filtro, sin apriorismos,
hasta que hagan su aparición puntos de referencia, convergencias, disyunciones,
significativas, elocuencias, de tal forma que el análisis del investigador pueda
46
proceder luego a descubrir leyes subyacentes (Delgado, 1999:49-50). Estos puntos
de observación serán en este trabajo:
Formas espaciales. Registro de todo lo material que encierra la plaza del
danzón.
Prácticas: Identificación del tipo de prácticas se realizan en la plaza (hechos).
Niveles de interacción: Visualización de las interacciones sociales que
existen entre los adultos mayores y que lazos se forman.
Fachadas: Vistas desde lo personal, como es la vestimenta que usan, los
códigos y símbolos que utilizan para identificarse.
Consumo: Detalle de la mercancía que se consume en la plaza del danzón.
Patrones visuales: Descripción de la publicidad u otro tipo de elementos
visuales que existe en el parque.
3.2.2.- Observación participante. Resulta ser una herramienta útil dentro de esta
investigación, ya que, por medio de ésta, podemos construir una observación
organizada y predeterminada enfocada en las actividades de las personas en el
espacio-tiempo. Se considera un método interactivo de recolección de información
que requiere una implicación del observador en los acontecimientos o fenómenos
que está observando. La implicación supone participar en la vida social y compartir
las actividades fundamentales que realizan las personas que forman parte de una
comunidad o una institución (Rodríguez, Gil y García; 1999).
47
La observación participante se basa en el registro de notas de campo completas,
precisas y detalladas. Se debe tomar notas después de cada observación y después
de contactos con los informantes. Así mismo, se debe tomar nota durante la etapa
previa al trabajo de campo. Las notas proporcionan los datos que son la materia
prima de la observación participante (Taylor y Bogdan, 1996). Estas notas son
apuntes para recordar la observación realizada de modo que nos facilite un posterior
estudio y reflexión sobre el problema. En definitiva, consiste en todos los datos que
recoge el observador en el campo durante el transcurso del estudio (Rodríguez, Gil
y García, 1999).
3.2.3.- Entrevistas semi-estructuradas. Son una guía de asuntos o preguntas a partir
de las cuales el entrevistador articula una entrevista. El investigador tiene la libertad
de introducir preguntas adicionales para precisar conceptos u obtener mayor
información sobre los temas deseados; es decir, no todas las preguntas están
predeterminadas (Hernández, Fernández y Baptista, 2010). En la entrevista semi-
estructurada se da una conversación verbal entre dos personas (entrevistador y
entrevistado), la finalidad es reunir datos durante el encuentro que sean de utilidad
al entrevistador
Para la realización de esta investigación, la herramienta fundamental es la entrevista
que en su primera etapa se realizara un guion previamente elaborado en Word con
preguntas sobre los objetivos de la investigación Se pedirá al entrevistado que
reflexione de manera abierta sobre determinados temas. Las entrevistas serán
aplicadas a los adultos mayores de 60 años y más que asisten a bailar al lugar.
48
En la segunda etapa, se aplicaran las entrevistas, seis a hombres y siete a mujeres,
que harán una muestra de 13 personas con previa autorización; las entrevistas se
grabarán y se transcribirán para poder realizar un análisis más extenso.
En la tercer fase de esta investigación se realiza la interpretación de datos, ya
grabadas las entrevistas (con una grabadora de cassete), se transcribirán en papel,
y mediante los botones de play y pause se ira reproduciendo la entrevista, para
tener más segura la información y rectificar los textos que se transcribieron
analizando el trabajo a partir de distintos extractos de los guiones con una lectura
detallada de las entrevistas. No se pretende utilizar algún software para el análisis
de las mismas.
LISTADO DE ENTREVISTADOS
NOMBRE EDAD SEXO
Pedro Ortiz Peña 90 Masculino
Adolfo Morales Lara 62 Masculino
Luz María Rivera Cortes 63 Femenino
Gilberto Chávez Gallardo 83 Masculino
José Luís Martínez Sandoval 78 Masculino
María del Pilar Poblano Flores 65 Femenino
Javier Nava Puga 76 Masculino
Guillermina Ruíz González 79 Femenino
Aurora Ramírez Díaz 73 Femenino
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Martha Hernández Hernández 69 Femenino
Patricia Elizalde 67 Femenino
Pedro González 76 Masculino
Antonia Luke López 85 Femenino
50
IV. RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN
Apropiación, prácticas espaciales de los adultos mayores: “Plaza del danzón”
en la Ciudadela de la Ciudad de México
Pensar en el espacio, nos remite a la idea de algo inmenso, a una construcción
social que permite la materialización del significado y la función social
transformando tanto la estructura, la forma y la imagen urbana como las actividades
humanas y el significado de la ciudad vivida por grupos y actores sociales diferentes
(Ramírez, 2009).
Existen dos dimensiones en la forma de estudiar el espacio, una es de tipo privado
y la otra de tipo público. Considerando que el espacio privado es aquel en donde
se van a establecer las relaciones familiares (casa) que utilizan preferentemente las
mujeres y que el espacio público o exterior es aquel dónde se desarrolla el trabajo
productivo, las actividades de ocio, los intercambios sociales, y es el espacio del
poder político, que es utilizado en su mayoría por los hombres (Sabaté, Rodríguez
y Díaz, 1995); nos enfocaremos en el espacio público ya que es considerado un
escenario de encuentros colectivos y representación social como interrelaciones,
representaciones e identidades (Cardona, 2008:40).
Tomando en cuenta lo anterior, en este capítulo se pretende realizar un análisis
sobre la apropiación del espacio público que ejercen los adultos mayores en la
Plaza del Danzón en la Ciudadela de la Ciudad de México, a través de las prácticas
51
espaciales que de alguna manera cambian el horizonte de la cotidianeidad urbana.
Lo que se busca es conocer las formas de apego al lugar y el sentido de
pertenencia que tienen los adultos mayores hacia este espacio. Una pregunta
fundamental para descubrir lo anterior es: ¿Cuáles son los intereses por los cuales
se crea un arraigo, un vínculo y se generan significados al lugar? Estas
interrogantes se despejaran a través del análisis de las entrevistas realizadas en
esta investigación.
4.1- El descubrimiento de un espacio público de entretenimiento y disfrute
para los adultos mayores
Los espacios públicos sirven a cualquier sujeto social que se encuentra en la
búsqueda de algún beneficio, ya sea por salud, entretenimiento, salir de la rutina
diaria y este espacio que encontraron los adultos mayores es el jardín Morelos que
en 1996 recibió el nombre de “Plaza del Danzón” siendo la primer plaza pública
para el uso de la comunidad debido a la gran congregación de participantes (Pérez,
2014). Gerardo Zapata Calzada (Director de Cultura de la Delegación Cuauhtémoc)
explica:
“Desde que la delegación comenzó a impulsar la práctica del danzón, se pretendía
ofrecer una alternativa de distracción y esparcimiento, sobre todo a gente de la
tercera edad, pero también para que las nuevas generaciones aprendieran a bailar
ese ritmo cubano” (Ibíd.). Se sabe que el danzón llegó a la península de Yucatán a
fines del siglo pasado y existen pruebas de que entre 1895 y 1905 era frecuente su
52
ejecución en todo tipo de bailes y celebraciones (Moreno, 1989: 236-237). Se
fomentó primeramente en los salones de baile y posteriormente en 1996 se inserta
en el espacio público (Plaza del danzón) este baile, en su mayoría por bailarines
adultos mayores.
Existen distintos enfoques que definen el espacio público en la ciudad como un lugar
común de relación, identificación y/o encuentro entre diferentes miembros de la
sociedad urbana en la que unos y otros aprenden a vivir juntos y a compartir
diferentes valores (Ramírez, 2009). Muestra de esto es lo que comenta don Pedro,
un hombre de 90 años que lleva dos décadas de su vida visitando el lugar porque:
“Se la pasa muy bien toda la gente, aquí se convive con todos los amigos con toda
la gente” (P. Ortiz, comunicación personal, 3 de Febrero de 2018).
La Plaza del Danzón, como la mayoría de los espacios públicos son lugares de
relaciones sociales, de encuentros. Es el caso de la señora Pilar, una mujer de 65
años que fue invitada por otras personas, quienes la iniciaron en la práctica del baile:
“[…] entre a un deportivo y en el deportivo conocí a una señora joven y fue la que
me dijo: -Oye tú ¿no te gusta el baile? - Le dije: Si me gusta pero pues no sé; me
dijo: - Si quieres un día vamos a la Ciudadela, le dije sí y ¿ahí que hay? - Hay baile
y dije ¡A poco! Y luego conocí a un señor, era parejita de otra amiga y el señor me
dijo: Te espero en el metro Balderas y yo te llevo a la Ciudadela, yo te enseño a
bailar-“(M. Pilar Poblano, comunicación personal, 17 de Febrero de 2018)
53
Es importante mencionar que la mayoría de los adultos mayores que se reúnen en
la Plaza del Danzón es por la necesidad de encontrar un espacio que les permite
pasar su tiempo libre y de esta manera mejorar su estado emocional. Una de estas
personas es la señora Guillermina de 79 años, para ella el lugar:
“Es una cosa muy bonita que han hecho, porque, nos sirve a las personas de la
tercera edad a buscar una parte a donde ir a disfrutar de la música, ya si no
bailamos, pero, vemos como bailan las otras personas y nos divertimos mucho”. (G.
Ruíz, comunicación personal, 24 de Febrero de 2018)
Gran parte de esta comunidad disponen de tiempo libre los fines de semana por lo
que el baile es una actividad que les hace olvidar los problemas cotidianos y los
ayuda a superar algunas enfermedades tales como la depresión, el estrés, puesto
que el baile es una medicina revitalizante. Así como el lugar se convierte en un
espacio de terapia ocupacional, siendo esta una “Praxis que aplica o utiliza la
ocupación como agente, entidad o medio terapéutico, con el propósito de preservar,
promover, mantener, restablecer y mejorar la salud o aliviar una situación penosa
que afecta al bienestar del individuo” (Moruno y Romero, 2003 en Alegre, 2010:11).
El señor Pedro comenta que padecía estrés y llegar a la Plaza del Danzón en la
Ciudadela fue un gran beneficio para su salud:
“Muy buena la Plaza del Danzón, aquí porque nos divertimos, estamos bien, somos
personas saludables por medio del danzón. El danzón para mí ha sido medicinal,
porque se mantiene uno sin estrés, sin ningún problema, aquí bailamos, nos
54
divertimos y nos vamos a casa sin ningún problema”. (P. Ortiz, comunicación
personal, 3 de Febrero de 2018)
Fotografía # 1. Plaza del Danzón, lugar de esparcimiento y ocio
Si retomamos la idea del tiempo de ocio que se entiende como el tiempo empleado
en actividades diversas como el juego, el deporte, la cultura o el descanso que
tiende a evolucionar en dimensión y calidad (Igarza,2009). De esta manera, podría
interpretarse que las actividades recreativas, según el ocio, es la relajación que
permite liberar a las personas de las tensiones (Elías y Dunning, 2014). Para
55
Moreno, el ocio es el “tiempo libre de responsabilidades familiares y sociales,
actividades de cuidado personal y de trabajo. Se caracteriza por un sentimiento de
libertad y auto desarrollo. La libertad de elección implica que hay algo que elegir, y
que el individuo es capaz de hacer una elección. La elección y la realización de una
actividad de ocio están motivadas por la diversión y la satisfacción personal”
(Moreno, 2010:59).
Por tanto, para los adultos mayores, la actividad recreativa es el baile y la
Delegación Cuauhtémoc, llamada o considerada el “Corazón de México” con sus
plazas y jardines públicos ofrecen una distracción recreativa para la población que
busca lugares donde entretenerse, siendo la Plaza del Danzón un lugar accesible
para el disfrute y convivencia de esta población.
Así mismo, este espacio propicia oportunidades para la interacción y la
comunicación de los adultos mayores que se conocen, por ejemplo: dar el saludo,
preguntarse cómo se encuentran, la plática sobre otros lugares de baile,
expresiones de afectividad, contacto visual, etc. Esto ha ayudado a que estas
personas sientan una libertad y confianza que quizá en su casa no exista, pero,
hoy día se sabe que los adultos mayores no siempre están cautivos en sus hogares,
de forma pacífica o aislada pues el ocio en la ancianidad es un proceso que ha
cambiado con el tiempo y está en evolución constante. (Hernández y Goitia, 2005
en Marín, García y Troyano, 2006).
En la Ciudad de México existen muchas actividades para las personas mayores, y
para cualquier otra edad, con la diferencia de que este grupo tiene más
disponibilidad de tiempo y optan por ocuparlo en el ocio de forma activa y variada
56
en función de sus fuerzas y capacidades físicas, su estado de salud y de sus redes
sociales (Thompson et al., 1990 en De Alba, 2013). Esta vida activa, de libertad, la
descubrieron en la Plaza del danzón:
“La conocimos porque mi esposo quería venir a aprender a bailar y porque ya
nuestros hijos ya se habían casado todos; cuando se casó la última me este, como
que me vio triste y dice: ¿sabes qué? Vamos a buscar una actividad gratuita donde
nos distraiga y así fue como venimos, como llegamos aquí”. (L. María, Rivera,
comunicación personal, 10 de Febrero de 2018)
Fotografía # 2. Grupo de amigos en la Plaza del Danzón
En la medida que la gama de actividades se amplía, la posibilidad de llevar a cabo
y disfrutar más de actividades que en sus anteriores obligaciones y preocupaciones
no les permitían realizar también aumenta (Marín, García, Troyano, 2006).
57
Entre los afectos que emanan en la Plaza del Danzón podemos encontrar el de la
señora Patricia de 67 años, quien encuentra un lugar para reflexionar, reposar y
convivir:
“[…] es necesario el baile, convivir, el sentirse uno joven. Aquí me siento muy bien,
y vienen mis amigas, ahorita no han llegado, ellas también son mis amigas,
convives, convives ratos largos de tranquilidad, los problemas haya se quedan pero,
tu salud”. (P. Elizalde, comunicación personal, 10 de Marzo de 2018)
Así mismo, en este lugar se observa una libertad de expresión cultural donde las
relaciones sociales se vuelven lo más importante. Para la señora Guillermina (79
años) la gente se ve y esta alegre a diferencia de lo que ocurre en sus hogares, la
plaza es un lugar para divertirse y disfrutar.
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Fotografía # 3 Bailar es alegría.
“La apropiación de la ciudad por parte de los ancianos representa una forma de
inclusión social frente a la supremacía de un imaginario social que sobrevalora la
velocidad, la fuerza y la juventud” (Carbajo, 2009 en De Alba, 20013:8). Entonces
el lugar se transforma para romper con los mitos que giran en torno a la vejez, donde
se tiene una imagen social de los ancianos como débiles o discapacitados,
generando una discriminación en ellos (Chande y González, 2008 en De Alba,
2013). Al retirar esta pensamiento se sienten incluidos, no les importa que los
consideren viejos debido a que allí conservan un espíritu de juventud a través de
59
las actividades que realizan. Todo esto gracias a sus experiencias, la tranquilidad
que se vive, la convivencia y los lazos que se forman entre individuos.
4.2.- Un sábado de convivencia y baile en la plaza del danzón
¡El esperado sábado! Así comentan los adultos mayores, para otras personas suele
ser un día más, pero, para este colectivo es día de fiesta, día de sacar a relucir sus
mejores prendas, porque claro, hay que ir elegante; asimismo, en este lugar se
expresan los mejores pasos baile que van marcando el espacio al compás de la
música, ya sea por el paso del columpio, del cuadrito y otros más.
La elegancia es un aspecto importante en la práctica de este baile. Más que una
costumbre es una actitud que se expresa en un tiempo y espacio determinado.
El zapato de charol con tacón cubano, el vestido, la camisa, los accesorios y hasta
el peinado resultan ser una fachada personal, da una identidad propia de un bailarín
de danzón. Sin embargo, no solo es importante el aspecto físico, sino también los
aspectos como la edad, el porte, las pautas de lenguaje, las expresiones faciales,
entre otras (Goffman, 1989).
Una fachada común es una dotación expresiva usada intencional o
inconscientemente por el individuo y una fachada personal contienen las
características raciales, vestido, sexo, gestos y tamaño. Se puede apreciar en dos
formas: apariencia y modales. La apariencia nos lleva a un estatus social, si
pertenece a un grupo específico o a una ocupación, mientras que los modales son
más un rol de interacción en el que se aprecia el verdadero ser del individuo. Muchas
60
veces estas dos formas se contradicen pues no siempre se actúa de acuerdo a la
apariencia (Goffman, 1989).
Esta fachada implica diferentes rutinas que siempre son únicas y originales, no
puede ser creada ni inventada es algo que uno elige pues está a disposición de la
sociedad. Un ejemplo de esto son los pachucos quienes hacen su aparición los
sábados en la plaza del danzón.
El pachuco, cuya principal característica es la vestimenta. Con zapatos bicolor de
charol, pantalones amplios de las piernas pero ajustados en los tobillos, un saco
cruzado que llega a la parte baja de la cadera, un sombrero de ala ancha con una
pluma de faisán en colores llamativos (Sosa, 2013). El traje de pachuco es un
referente sobre todo en los adultos mayores ya que ellos lo portan como un símbolo
de identidad y tradición.
Esta moda tuvo su auge en los años 40s y 50s y se hizo popular en la Ciudad de
México durante la gran época de los salones de baile. La idea de utilizar la
indumentaria del pachuco se instauro como tradición para quienes gustaron y
gustan del baile de salón. Este es el caso del señor José Luis de 78 años, quien
siente una identificación con este personaje:
“Siempre he venido así de pachuco, me gusta vestirme así de pachuco jajaja pues
yo me acuerdo, porque en los tiempos del danzón, cuando era el verdadero danzón,
los verdaderos bailes vestíamos así”. (J. Luis, Martínez, comunicación personal, 17
de Febrero de 2018)
61
Estas características los hacen parte de una comunidad que comparte los mismos
intereses y las mismas prácticas. Así se completa la actuación del individuo ante
una audiencia en un escenario predeterminado.
Cada evento se lleva a cabo en un periodo de tiempo específico ya que en este
caso no se puede empezar a actuar hasta que los actores se presentan y marcan
el fin cuando se retiran, es así como la situación del espacio cambia pues después
de su actuación el mobiliario sigue presente pero no quien le da vida.
Los sábados la plaza cobra vida, el escenario se llena con los actores que participan
en el momento. La música se empieza a escuchar y el ambiente cambia. El
sentimiento de fiesta, entendida como un evento social que contribuye a otorgarle
un sentido particular a los lugares, un valor simbólico que a veces es próximo a lo
sagrado (Di Meo, 2001 en Lindón, 2006:381), es patrocinado por la Delegación
Cuauhtémoc, proporcionan todo lo necesario para el festejo de cada sábado. Instala
equipo de sonido con música grabada en la que los adultos mayores se deleitan
desde la mañana hasta la tarde. Además en ocasiones especiales también ofrece
música en vivo dando un ambiente aún más festivo. Es aquí cuando la fiesta le
otorga un sentido al lugar y provoca interés a otras personas que solo van de paso:
“Mire, yo pasaba por aquí en mi carro, vi el baile… me tuve que bajar porque la
música no me gusta. Estaba una danzonera tocando en vivo y empecé a bailar.
¡Vera! No recuerdo el año pero tengo 21 años de venir a la plaza a bailar y no he
fallado ningún sábado, tengo mi pareja y venimos a bailar, tenemos tres
reconocimientos y fotografía y están firmados por el delegado”. (J. Luis, Martínez,
comunicación personal, 17 de Febrero de 2018)
62
A pesar de que la música grabada cambio muchas cosas el que no haya música
en vivo no le impide a este colectivo disfrutar del ambiente, la convivencia y la fiesta.
El sentido de lugar es poco nítido. Desde la perspectiva de la geografía humana es
una construcción social basada en la acción y la experiencia del individuo en el
espacio (Ortiz, 2004). Es en donde se construyen identidades transformando el
espacio en lugar, evocando a una experiencia vivida, el mundo real, el mundo
concreto, radicado, arraigado, lo cotidiano… en donde persiste la autenticidad y la
identificación (Massey, 2004). Tiene la singularidad de ser compartido por diversos
individuos, se da a partir de procesos socioculturales que le dan sentido, significado
y memoria dentro de la vida cotidiana.
Puede ocurrir que un lugar para unos individuos carezca de sentido porque es ajeno
a la experiencia propia (Lindón, 2006). En la Plaza del Danzón esa vivencia se
refuerza cuando se crea ese paisaje efímero cuando al llegar se observa a los
adultos mayores convivir con otros en ese espacio lleno de alegría y fiesta, debido
a que se instala la música grabada de danzón, se alquilan mesas y sillas para la
convivencia, se observan las relaciones sociales y los afectos que tiene este
colectivo en el tiempo que perdura el evento.
Los vínculos afectivos se generan con la perspectiva de cada persona o grupo de
individuos integrándose como un elemento representativo de la identidad (Vidal,
Tomeu y Pol, 2005).
El espacio se ve cargado de afectos sentimientos e ideologías creando relaciones
interpersonales en las que se llevan a cabo actividades recurrentes dando paso a
63
un proceso de apropiación y apego al lugar. Para el señor José Luis el sentimiento
que tiene hacia la plaza lo expresa de la siguiente manera:
“Pues, es muy bonito, que si usted supiera y sintiera el baile, pues, es un orgullo
tanto para el bailarín como para la gente, como para todo el mundo, para México, o
sea, para la Ciudad de México que tiene una pista de baile, donde la tercera edad
viene a desahogar, pues, hora sí que sus penas, su momento, y aquí vera usted
que hay pura gente grande, ya de la tercera edad y eso sí, si aguanta, ahora sí que
aguanta porque esta padre, baila uno gratis, ya no va uno al salón jajaja”. (J. Luis,
Martínez, comunicación personal, 17 de Febrero de 2018)
Ahora bien, el jardín Morelos no solo es un lugar de socialización, también propicia
“encuentros cara a cara que son motivados por la música de danzón que se crea
como elemento propiciador de las a acciones ritualizadas como una pequeña
ceremonia, un intercambio de apoyo” (Goffman, 1979:79 en Guzmán, 2001: 116) a
la que corresponde el lenguaje ritual y corporal. Este lenguaje corresponde a una
serie de pasos que se expresan por medio de movimientos que marcan un
significado compartido entre sus participantes. El cuerpo está en movimiento para
transmitir pensamientos y conductas para así apropiarse del lugar y darle sentido a
su vez:
“Ahora que ya mas o menos aprendí un poco el danzón, me gusta mucho aquí en
la Ciudadela; es un baile muy elegante, si usted se fija las personas que bailan,
¡mire! Fíjese, es una elegancia, todos los movimientos es una elegancia. Siento
64
mucha emoción, porque, digo ¡gracias a dios todavía puedo bailar! ya casi 80 años
tengo”. (G. Ruíz, comunicación personal, 24 de Febrero de 2018)
Desde esta perspectiva se genera una construcción social y consolidación
comunitaria con un sentido de apego, apropiación y pertenencia al lugar que desde
la perspectiva de la geografía humanística el elemento principal para interpretar el
lugar es el ser humano, considerado no solo desde la dimensión espacial, si no
desde la dimensión espaciante que incorpora el sentido y sus significaciones (Yori,
2006).
4.3.- La plaza del danzón, un espacio con significado emocional
Como ya se había mencionado, la apropiación de lugar se da a partir de las
dinámicas individuales que ejercen los adultos mayores y a partir de estas “hacen
suyo el espacio significándolo. Es decir, generando identificaciones particulares en
este lugar. En este proceso no solo se le otorga sentido al espacio, sino que se
generan elementos que favorecen la identificación y la pertenencia con el lugar”
(Portal, 2009: 63).
Ahora bien, la apropiación del espacio que se da a través de dinámicas colectivas
le va a dar sentido a este, así como lo plantea la geografía humanística, la cual
considera que el espacio se convierte en lugar al darle sentido por medio de las
experiencias y acciones que humanizan y llenan de significado al mismo (Massey,
1995 en Mendoza y Bartolo, 2012).
65
La especificidad de cada lugar es el resultado de una mezcla entre las relaciones,
prácticas, intercambios, etc. que se entrelazan. “El lugar es un espacio al que se le
ha atribuido una significación” (Massey, 2004: 79).
Las personas hacen suyo el lugar pues la pertenencia siempre va de la mano con
los sentimientos y las prácticas. Si un grupo deja huella y se reconoce en el entorno
entonces quiere decir que se ha apropiado del espacio.
Existen dos formas de apropiación y valoración de un espacio. La primera de
carácter instrumental-funcional que comprende la relación con el espacio
geopolítico y económico. Y la segunda, con características simbólico- expresivas en
las que se incluyen inversiones estético-afectivas que dan soporte a identidades
individuales y colectivas (Giménez, 1999).
Este sentido de apropiación y pertenencia a la plaza del danzón se descubre
cuando este colectivo lo platica de esta forma:
“Aquí comencé a bailar el danzón y nunca hemos dejado de bailar danzón, nos
gusta el espacio, nos gusta aquí como es la gente, mucha gente amistosa aquí, no
hemos tenido problemas con nadie aquí”. (P. Ortiz, comunicación personal, 3 de
Febrero de 2018)
La apropiación que se da en este espacio es a partir de la práctica (baile) de danzón,
siendo una activad para los adultos mayores, la cual realizan en el
entarimado/templete, que se instala arriba del escenario, mostrando a los demás
que saben bailar.
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“Arriba subimos a bailar, el apache, le dicen el apache al señor, subimos a bailar al
templete, con él subí a bailar, porque bailaba muy bonito el danzón, muy bonito, fue
así como me enseñe” (A. Luke, comunicación personal, 10 de Marzo de 2018)
Desde hace más de 20 años la Plaza del Danzón ha sido un lugar de encuentro y
recreación utilizado por un sector social vulnerable y poco incluyente. La comunidad
que se ha logrado formar con el paso del tiempo se ha posicionado como un
referente para los adultos mayores y amantes del danzón.
El espacio ha sido ocupado para realizar un acto ritualizado, entendido como una
manifestación social tal como la fiesta o una ceremonia conmemorativa que
constituye una práctica o mecanismo simbólico de la vida social (Gómez, 2002). En
el parque Morelos cada semana se rompe la tranquilidad y el ambiente se torna
festivo. Los adultos mayores se hacen presentes y se apropian del espacio por unas
cuantas horas. La plaza es ocupada para el gozo y satisfacción de esta comunidad.
Emanan la tolerancia, el respeto, la seguridad, la confianza y el afecto creando una
topofilia que es considerada como el amor o el apego por el lugar, y puede tener
diferentes grados desde una muy efímera y superficial que casi siempre se asocia
a criterios estéticos y visuales, hasta otras profundas y duraderas, no definidas por
lo estético sino como una relación orgánica con el lugar (Tuan, 1974 en Lindón,
2006:386).
“Aquí es bonito, porque es el aire, es temprano, porque está a espacio abierto y
convives con la gente; que nos vamos a llevar, no más lo que llevamos dentro del
67
corazón cuando moramos, si, bien bailado”. (P. Elizalde, comunicación personal, 10
de Marzo de 2018)
Entonces el amor o apego va de la mano con el lugar, en donde los adultos mayores
recrean su juventud sin miedo alguno, sino al contrario encuentran sentido de
pertenencia, inclusión y bienestar de forma colectiva en el espacio. Ejemplo de esto
es lo que menciona la señora Guillermina de 79 años:
“A mí nunca me ha dado miedo venir, yo me vengo solita, y si no viene ninguna
amiga me pongo a platicar con las personas que están junto, si, no hay problema,
no me niego, porque yo sé que toda la gente que venimos aquí venimos a
divertirnos, no a hacer maldades ni a hacer cosas malas”. (G. Ruíz, comunicación
personal, 24 de Febrero de 2018)
En la Plaza del Danzón no existe un miedo en cuanto a la seguridad urbana, ni
tampoco a lo desconocido, más bien se produce un gran gozo y consuelo al hablar
y estar con otras personas. El sentimiento que les causa al escuchar y bailar la
música de danzón es de felicidad que a su vez los transporta a otros lugares y a
otros tiempos. Hay quienes imaginan estar con personas que ya no están a su lado,
hay otras que vuelan a lugares lejanos importantes para ellos y hay quienes
retroceden en el tiempo recordando su juventud.
“Pues es un estímulo, me libera de toxinas, este, me libera estrés, eh, se siente uno
transportado. Transportado a un lugar de la felicidad, al gozo, porque dicen que la
68
felicidad no hay que buscarla por ahí enfrente de los amigos sino dentro de uno,
entonces es uno feliz” (G. Chávez, comunicación personal, 10 de Febrero de 2018)
La memoria juega un doble papel entre el recuerdo y el olvido. Hay quienes
recuerdan amores fugaces, personas qué conocieron, amistades duraderas y
buenos momentos en la plaza del danzón. La música les recuerda a un ser querido
ausente y sienten nostalgia y añoranza. Auge, asegura que:
“El olvido nos vuelve al presente, aunque se conjugue en todos los tiempos: en
futuro, para vivir el inicio; en presente para vivir el instante; en pasado, para vivir el
retorno; en todos los casos, para no repetirlo. Es necesario olvidar para estar
presente, olvidar para no morir, olvidar para permanecer siempre fieles” (Auge,
1998: 104).
Sin embargo, a través del baile se crean imaginarios que llaman a la nostalgia de
un pasado, “una memoria inventada para darle sentido al presente cuando es
necesario encontrar alguna idea de continuidad social que señale que no todo ha
sido pérdida, y sobre todo, que hay un estado de cosas que es necesario restituir”
(Lindón, Hiernaux y Aguilar, 2006:19-20). Esto reconforta a los adultos mayores y
los motiva a seguir su día a día. Este es el caso de la señora Guillermina:
“Me quede sin hijos, todos se casarón, se fueron, pues yo dije ¿Qué voy a hacer?
En una revista leí algo así, que decía: ¿Te has quedado sola y te quedaste con
ganas de hacer algo? ¡Hazlo ahora! es tu tiempo. Yo me quede pensando ¿Qué es
lo que me falto en la vida? ¡Hay, pues bailar! Porque a mí me gustaba mucho bailar,
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pero, ya cuando se casa uno, se dedica uno a los hijos, cuidarlos, criarlos, pero,
cuando pude me vine y ahorita ando en la Plaza del Danzón”. (G. Ruiz,
comunicación personal, 24 de Febrero de 2018)
Es así como se da un nuevo comienzo o como diría Augé un “re-comienzo, para
recuperar el futuro olvidando el pasado, crear las condiciones de un nuevo
nacimiento que, por definición, abre las puertas a todos los futuros posibles sin dar
prioridad a ninguno” (Augé, 1998:67).
4.4.- Las Prácticas espaciales en la Plaza del Danzón
Hablar de prácticas espaciales en la plaza del danzón es hacer referencia a las
acciones que realizan los adultos mayores en el lugar. Estar o permanecer en un
espacio determinado de manera efímera o duradera (Lindón, 2009) genera una
forma de apropiación. Para don Adolfo (62 años) permanecer desde las 10 a.m.
hasta las 7 p.m. es la mejor forma de pasar el día en convivencia y ambiente festivo:
“Nos venimos todo el día, desde las 10 de la mañana hasta las 7 de la noche que
estamos bailando, no todo el día, como ves ahorita estamos platicando, estamos
conviviendo y todo eso, pero, pues si bailamos lo más que se pueda”. (A. Morales,
comunicación personal, 3 de Febrero de 2018)
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El jardín Morelos cumple con el objetivo principal de un parque, es un lugar de
recreación, encuentro, descanso y espera. De domingo a viernes este espacio es
cotidiano, no hay algún evento especial, simplemente es un lugar de transito común.
Hay personas que descansan en las jardineras y algunas bancas, el escenario es
simplemente una estructura sin función alguna ni acto escénico. Las personas que
se encuentran ahí llevan un atuendo común, usan el jardín de paso ya que se
conecta con el mercado de artesanías. Es un ambiente simple de un día normal.
Entonces, llega el sábado. Todo cambia, el escenario cobra vida, los adultos
mayores aparecen conforme pasa el día y comienza a significarse el espacio. En un
inicio se da el encuentro, se forman los grupos de amigos en su respectivo lugar
(se hace referencia a que cada grupo de amigos se apropia de un espacio
determinado alrededor de la pista, que con el tiempo fueron haciendo suyo
considerándolo la mejor referencia para el encuentro), inicia la convivencia, una
ligera charla antes de la acción. Comienzan a animarse al escuchar la música y es
cuando aparecen las primeras parejas para bailar con sus mejores vestimentas
cambiando el paisaje rutinario a uno festivo.
71
Fotografía # 4 Parejas de baile de danzón
“La música es diálogo, pero como cualquier conversación, jamás se da en el vacío.
La música produce sus espacialidades, y por ende, es un fenómeno tan geográfico
como el propio ser humano, y por lo tanto, merece que no sólo disfrutemos de su
sonido, sino también de la posibilidad de cartografiar su movimiento”. (Díaz, s.f.)
El danzón tiene una coreografía singular, por ser de forma geométrica resulta en los
siguientes pasos
1.- El paso del columpio se dan pasos hacia adelante y hacia atrás deslizando el
pie de manera alargada y lenta es como barrer el piso con la planta del pie.
72
2.- Paso lateral es usado para caminar en el espacio o conectar otros pasos más
elaborados, se da un paso a la izquierda y se arrastra el pie derecho hacia la
izquierda y se repite al lado contrario.
3.- El paso de cuadro, literalmente forma un cuadro en la pista de baile con pasos
pequeños hacia los lados, hacia adelante y hacia atrás.
Hay que resaltar que el danzón en sus inicios fue creado por los esclavos que
llegaron de África a Inglaterra y en un intento de escapar de la realidad crearon un
baile discreto que les permitiera moverse al compás de la música en un espacio
reducido y en silencio (debido a que su movilidad era limitada porque eran
encadenados con grilletes en los tobillos). Estas condiciones crearon una
coreografía semejante al baile de parejas que se llevaba a cabo en la aristocracia
del continente. Después de la migración de los esclavos hacia el caribe, esta danza
se adaptó a una mezcla de música europea, africana y caribeña para consolidarse
en Cuba a finales del siglo XVIII llamándola danzón (Trejo, 1992).
El ambiente en esta plaza, se produce cuando llegan las parejas de baile, todas
vestidas con una elegancia, comienza la música y todas toman un lugar en la pista
de baile, el cuerpo comienza a moverse al compás de la música, siempre marcando
ese pequeño lugar en una extensión de aproximadamente un metro cuadrado que
es donde se realiza esta coreografía. Algunos ya saben bailar el danzón y otros
aprendieron a bailar en ese cemento gris y siguen bailando ahí mismo.
73
“[…] nosotros, aquí la llevamos muy bien, aprendimos ahí en ese cemento gris
(señala un lugar a la orilla de la plaza del danzón) y le seguimos aquí bailando” (P.
Ortiz, comunicación personal, 3 de Febrero de 2018)
Las marcas que generan en ese espacio no son visibles por el contrario comprenden
un proceso imaginario, ya que son trazadas en la mente y reflejadas en el espacio.
Ahora bien, existen también actores que no son participantes directos en esta
práctica. También hay quienes solo van a observar y a escuchar la música pero no
bailan, estas personas solo se encuentran sentadas en las jardineras que están
alrededor de la pista de baile, simplemente escuchando y mirando la escena, entre
estos actores están los que solo van por convivencia con los amigos, los que van
de paso o los que coinciden en el lugar en el momento justo, ejemplo de lo anterior
es el caso del señor Gilberto de 83 años quien solo va a saludar a los amigos y a
los compañeros.
“[…] aprovecho cualquier momento para visitar la plaza, ya que vengo del Siglo XXI
y paso a saludar a los amigos”. (G. Chávez, comunicación personal, 10 de Febrero
de 2018)
Los que van de paso comprenden a personas ajenas a la comunidad como, los que
salen de trabajar y solo van a descansar por un rato, los que solo transitan y no se
detienen y los que esperan algo o alguien en el lugar.
74
En este caso, puede ocurrir que un lugar carezca de sentido para algunos individuos
porque es ajeno a la experiencia propia. El sentido de lugar es singular ya que es
compartido por diversos individuos, pero no es único, nunca es extensivo a toda una
sociedad. Se refiere a la “diversidad e intensidad de nuestras experiencias del lugar”
(Lindón, 2006:379). Entonces, podemos observar dos diferentes tipos de práctica,
la primera es un desplazamiento corporal mediante el baile y la segunda como una
forma de estar y/o permanecer en el lugar, ya sea por encuentro, espera o tránsito
(Seamon, 1979 en Lindón, 2012).
Estos dos tipos de práctica se relacionan con la motricidad del cuerpo y modelan el
espacio de manera cambiante a través de coreografías (Pred, 1977 en Lindón,
2012) generando así un performance.
Quienes bailan danzón están desarrollando una escena que de alguna manera
influye en otros participantes. Llaman la atención de extraños con su música y
vestimenta dando así una interacción entre los bailarines y los observadores. Se
considera performance porque se trata de un espacio condicionado para esta
práctica específica, es una ocasión dada en un periodo de tiempo señalado y con
una presencia continua (Goffman, 1989).
75
4.5.- Identidad espacial de los adultos mayores a partir de las relaciones
sociales, baile, música
Es cierto que las personas establecen vínculos con diferentes lugares y espacios,
esto se da a través de la identidad, la identificación, una práctica, etc. Son parte de
la interacción entre los individuos con el entorno y los posibles efectos que se
puedan dar. “Cuando se concibe el lugar de una forma fija y se le asocia a una única
identidad pueden surgir, ante la llegada de nuevas identidades, el desarraigo, el
miedo y la desorientación provocados por un sentimiento de pérdida de control
sobre el lugar” (Ortiz, 2004:165).
Para generar una pertenencia espacial es necesario partir de una construcción
social que tenga dimensiones afectivas espacio-temporales convirtiendo el baile en
un factor significante.
Para la construcción de identidades e identificación es necesario entender las
características propias tanto del lugar como de la comunidad que ocupa el espacio.
A lo largo de la vida de las personas se forman marcas identitarias con los lugares.
“Tener una experiencia musical en un lugar amplia el repertorio de asociaciones
afectivas espaciales para futuras experiencias” (Neve, 2012:164). De esta manera
quedan marcadas al escuchar la música y otorgan una nueva imagen del lugar
mismo.
76
“Hay un sentimiento del amor a la música, la música nos llega, eh, bueno y los que
tienen ese sentimiento en nuestro interior sale cuando baila uno”. (A. Morales,
comunicación personal, 3 de Febrero de 2018)
Cuando se encuentran con una pareja que sepa coordinarse en este baile, la
experiencia espacial es diferente, por ejemplo, el señor Pedro, con una trayectoria
de baile de danzón:
“Siente muy bonito bailar con su pareja, si baila bien la pareja, se siente bien, se
goza el baile”. (P. Ortiz, comunicación personal, 3 de Febrero de 2018)
A través de las interacciones espaciales, el lugar se ve envuelto en un proceso de
significación. La plaza del danzón es conocida con ese nombre por la construcción
social y los vínculos que se han generado, así como un sentido de pertenencia. Se
puede identificar a partir de los actores que pertenecen a un sector social
determinado, que usa atuendos culturalmente construidos (como ejemplo el
pachuco) que se llevan a cabo en una fracción de tiempo y en un día determinado.
77
Fotografía # 5 Vestimenta de pachuco
La ruptura de la cotidianeidad contribuye de igual manera a la significación del
espacio y por lo tanto al desarrollo de una identidad. En este caso, la plaza del
danzón toma este adjetivo de las prácticas socio-espaciales que se llevan a cabo
ahí. El lugar es ocupado efímeramente y por lo tanto es fácil de reconocer y de
recordar.
Se ha convertido en un punto de referencia tanto para los amantes del danzón
como para la comunidad en general; esto es debido a que está marcado por las
prácticas que se realizan en ese espacio: lo usan como punto de referencia para
78
dar alguna indicación, ejemplo de ello es cuando preguntan por algún lugar cercano
y dicen: - De donde bailan danzón a la derecha-. Entonces, las experiencias quedan
marcadas por la música dando una nueva imagen al lugar.
La plaza del danzón ya posee una marca, una característica que lo identifica entre
otras plazas sobre todo las que son aledañas tan cercanas que con solo cruzar la
calle es posible llegar. El baile del danzón en la plaza, a pesar de ser una práctica
efímera se ha convertido en un acto representativo del lugar para propios y extraños.
La relación que la sociedad establece con su entorno y sus prácticas deja huella en
la superficie terrestre, le dan forma a los lugares, los moldean y los convierten en
paisajes. De esta manera conforman su espacio, es decir, el lugar que habitan con
los suyos y por el cual sienten identidad y pertenencia (López: 2010).
79
V. REFLEXIONES FINALES
La Plaza del Danzón, espacio público donde los adultos mayores realizan su
aparición sábado tras sábado desde hace más de dos décadas. Este lugar, fue el
resultado de la recuperación y rehabilitación que efectúo la Delegación
Cuauhtémoc a parques y jardines, con el propósito de acercar actividades
culturales para la distracción y esparcimiento de la población (Programa
Delegacional de Desarrollo en Cuauhtémoc, 2016-2018), sobre todo de los adultos
mayores, que buscan mejorar su calidad de vida a partir del baile de danzón.
El jardín Morelos, mejor conocido como Plaza del Danzón, es un escenario de
encuentros colectivos donde se realizan distintas actividades sociales, una de ellas
es lo concerniente a la apropiación de espacio público a partir de la práctica de baile
de danzón que otorga un especial sentido al lugar. Apropiación y prácticas
espaciales, fueron los objetivos primordiales a seguir, y de los cuales se hará una
reflexión final en las siguientes líneas.
Se realizó un análisis sobre los procesos de apropiación del espacio público en la
Plaza del Danzón, que efectivamente como se había planteado en un inicio, rompe
con la cotidianeidad de la vida urbana de los adultos mayores. Los fines de semana,
para los entrevistados, el apropiarse del parque con la práctica de baile fragmenta
lo cotidiano de sus vidas, pues para algunos es estar encerrados en sus casas y
no tener con quien platicar, otros se ocupan de actividades de casa y familia, para
los que todavía laboran, es una forma de distracción. Asimismo, los ayuda a superar
80
algunas enfermedades, ya que consideran que esa actividad es una medicina
revitalizante, de beneficio para su salud. De igual manera, ver bailar o escuchar la
música los divierte mucho.
En el jardín Morelos, se puede observar un lugar de encuentros, espera y tránsito,
durante seis días de la semana. El sonido de la ciudad es lo único que se alcanza
a apreciar, el vaivén cotidiano de las personas que ocupan el espacio por
determinada fracción de tiempo provoca que la existencia de una pista de baile al
centro del terreno del parque pase desapercibida. A diferencia de esto, lo que ocurre
el día sábado rompe los esquemas cotidianos pues desde temprano empieza a
llenarse el panorama. Es ahí cuando los adultos mayores resaltan de entre las
personas del ajetreo cotidiano llamando la atención con sus indumentarias
elegantes y en algunos casos extravagantes. De una forma peculiar se da un
fenómeno identitario, la edad y la vestimenta marcan la diferencia entre lo cotidiano
y lo inusual. No obstante, estos aspectos no son los únicos que generan una
identidad, la música es un elemento muy importante y el baile es el elemento
culminante para la transformación y ruptura de la cotidianidad. Es posible afirmar
que los sábados de baile en la plaza del danzón son parte de un movimiento cultural
que puede ser abordado por cualquier persona de cualquier estrato social o grupo
generacional aunque en su mayoría es adoptado por la población de la tercera
edad.
Es aquí donde esa inclusión, a partir del baile y la música, genera un sentido de
pertenencia, el ser y estar con otros con los mismos intereses. Uno se vuelve parte
del lugar dotando de valor significativo al espacio. Retomando las palabras de Neve
81
(2012), la música es utilizada como un elemento no-solido de la espacialidad, es
decir, cuando un individuo no comparte el arraigo o sentimiento musical, al estar en
el lugar se sienten extraños o fuera de este. Entonces se puede afirmar que la
inclusión e identidad se da a partir de la música y no solo de un grupo de edad
determinada (en este caso los adultos mayores). Los entrevistados afirman que el
escuchar la música en la plaza es sentirse incluido en este lugar porque en casa los
familiares no tienen gusto por el danzón. Por esta razón se trasladan a un espacio
que les permita realizar esa actividad y aunque no bailen, el sentarse a escuchar la
música y convivir con otras personas que comparten el mismo gusto musical es una
forma de pertenecer al lugar.
Las prácticas espaciales que se desarrollan en la Plaza del Danzón es otro de los
objetivos que se lograron identificar, pues estas hacen referencia a todas las
acciones que realizan los adultos mayores en el lugar. El permanecer en este
espacio de forma efímera o duradera genera una apropiación y la mayoría de los
entrevistados permanecen de 10 de la mañana hasta dos de la tarde, hacen suyo
el lugar, esta apropiación normalmente va de la mano con las prácticas realizadas
en el parque y también con los sentimientos que emanan en ese lugar puesto que
un lugar es un espacio al que se le ha atribuido una significación (Massey, 2004:79).
Para los entrevistados el parque es donde emanan sentimientos de solidaridad,
respeto y convivencia entre ellos, así mismo comentan que tienen cierto gusto y
cariño por este. Algunos grupos tienen identificados sus lugares, lugar donde
aprendieron a bailar danzón, por tanto le otorgan cierto significado, son fieles a ese
espacio, por esta situación generan un sentido de pertenencia al lugar, porque ahí
82
bailan, conviven y enseñan a otras personas a bailar danzón y dentro de esa
enseñanza se sienten importantes en esa espacio, por tanto se vuelven a re
apropiar del mismo lugar.
Los sentimientos y/o afectos en la plaza crean relaciones interpersonales entre los
adultos mayores, generando una comunicación entre los bailarines. El contacto
visual y corporal es de suma importancia para realizar la práctica de baile, pues
como refieren los entrevistados encontrar una pareja que baile bien y sienta la
música es conectarse, y es a través del cuerpo que se expresa la relación del sujeto
con su entorno, los movimientos y el sentimiento le dan un lenguaje al cuerpo
(Lindón, 2012). Así, el individuo se apropia del espacio-tiempo para transformar y
cargarlo de significados. Se crean lazos entre cuerpos, es decir, cuando una
persona se siente cómoda con otra. La costumbre de bailar con una pareja en
específico representa ese lazo corpóreo, pues la armonía ejerce movimientos
espaciales en donde podemos llamar a la actividad como “practica”.
Estas prácticas llevan a los adultos mayores a revivir y recuperar la memoria de un
pasado, como lo expresan en la entrevista, ellos no se consideran viejos por el
contrario se sienten joviales al bailar danzón en la plaza, es de nuevo empezar a
vivir, tal como lo diría Augé (1998) es un re-comienzo para recuperar un nuevo
futuro, olvidando el pasado.
Los recuerdos y la memoria son producto de la experiencia. Estos recuerdos
generan un sentido de lugar debido a la experiencia cotidiana y a los sentimientos
subjetivos que otorga cada persona. Es una memoria viva de la ciudad, es un
recorrido que se hace por el tiempo.
83
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