54
UN TAL JUAN ( g U E NO F U E R E Y ) -JUAN AZNAR ROSALES - 1998- ^ .^

UN TAL JUAN - laroca.cat · Juan! Te diré que nací en Narbonne (francia), el 7 de Febrero del año 1918, ... el "Pito", que así le llamaba su madre, mi tínico amigo de la in-

  • Upload
    vuongtu

  • View
    213

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

UN TAL JUAN( g U E N O F U E R E Y )

-JUAN AZNAR R O S A L E S

- 1 9 9 8 -

^ .

-1-

Se dice que un hombre en su vida ha de tener un hijo, plantarun árbol y escribir un libro. Fui padre de dos retoños; una hija,María del Carmen y mas tarde un hijo, Gustavo, muy buenos hijos,de los que me siento orgulloso y a los cue quiero mucho. He plan-tado algunos árboles. Me faltaba escribir un libro. Pues...'.Aquíestá! Ya le buscará un título.

Debo de advertir al lector que no espere encontrar en este li-bro buena literatura. Solamente hallará sinceridad y rigurosa ve-racidad en este ameno relato, que estoy seguro leerá mas deprisade lo que Vd. se imagina. He pensado titularlo

" U N T A L J U A N *(Que no fue* rey)

Empezará este relato intentando recordar mi infancia, ya que ami edad, ya cumplidos los ochenta años, algunas facultades estánmermadas y más aun la memoria.

Teniendo en cuenta que Vd., querido lector, ha decidido estarunas horas conmigo, me va a permitir que le tutee. Así será todomas fácil. ¿Le parece bien?. '.Machas gracias! !Ah, sí! !Me llamoJuan!

Te diré que nací en Narbonne (francia), el 7 de Febrero delaño 1918, donde mis padres, Felipe y Engracia, trabajaban. Tengoentendido que vinieron a vivir a Barcelona, cuando yo contaüa conunos dos o tres años de vida.

Fuimos a vivir a la calle Príncipe de Viana, en el piso 32 2&,del número 17. Modesto barrio, donde viví mi infancia, no demasia-do alegre, pero que dentro de nuestra pobreza, porque así era, lavivía con cierta despreocupación o inconsciencia, virtudes qtua soninherentes a la infancia.

La vivienda se componía de un pequeño recibidor, si así podíadenominarse; a la derecha un COPÍJO pasillo de unos tres metros,que te conducía a la pomposamente denominada sala y alcoba, dondeestaba la cama de mis padres, un armario, una mesita en el centro,cuatro sillas y un balcón que daba a la calle. En la misma entradao recibidor, había un pequeño cuartito, em el que cabía justo unacama, en la que yo dormía. A la izquierda estaba el comedor, conun pequeño armario rinconero, una mesa y unas siQ.las(no cabía nadamás)y que se unía a la cocina, donde había un fogón en el que secocinaba con carbón de encina, una vez se había encendido el fuegocon unas teas, avivándolo con un solillo manual. Una fregadera depiedra con una cortinilla en la parte inferior de la misma, queservía para tapar la basura y otras zarandagas. Una ventana quebada al pequeño patio de luces, donde se podían oir las vaces y co-mentarios de los vecinos. (De esta ventana ya te contará algunacasa mas adelante). Mas allá otra habitación y un balcón que dabaa las patios y balcones de la parte posterior de los vecinos quehabitaban en la Ronda de San Antonio y... ínada más!

-z-

!Ah, 3Í! Junto a la puerta de entrada había otra pequeña puerta,que correspondía al retrete. Digo retrete, porque así era. Un cuar-tito que no llegaba a 1 m2. Se componía de un asiento hacho de obra,de una altura de 50 cm. aproximadamente, rematado por una gruesamadera para que se sentaran ÍES posaderas, en el que había un agu-jero de unos 25 cm. de diámetro, que se cubría con una tapaderatambién de madera, y el que daba paso a una especie de cono de pie-bra de una profundidad algo mayor que la altura del asiento, quepermitía así que lo que defecabas fuese a parar al desagüe generalvecinal. Se echaba agua con un cubo o palangana para mantenerlolimpio y con el menor "perfume" posible. Como se puede adivinar,no existía cadena para tirar de ella como actualmente se usa. Elagua estaba en un cuarto de depósitos en el terrado, con una cañe-rías de plomo que con frecuencia se tenían que reparar. Esto quieredecir, que no había agua corriente.

Te habrás percatado, que no existía cuarto de baño como los queactualmente disfrutamos. Nuestro lavabo era la misma fregadera dela cocina. Allí nos aseábamos como podíamos y luego nos peinábamosfrente al espejo del armario de la habitación de mis padres. Unavex por semana, en un barreño de zinc, había aseo general. !Quégozada! Acude a mi memoria que una vez terminado el baño, con aguamas o menos caliente, mi madre me envolvía en una gran toalla, memetía en la cama para reaccionar del frío y me daba una rebanada depan, con mucha miga, bien remojada en leche templada y con la nataque entonces producía la leche de vaca.

Por la ventana de la cocina de la que te hacía mención, al estarcerca de la de los vecinos, permitía que además de hablar entreellos podían darse alguna cosa que pudiera precisar unos u otros.Hasta el extremo que algunas veces mi madre le daba a la vecina,Sra. Carmen, el plato de comida que yo deaía que no me gustaba y

me iba a casa de la vecina a comer, afirmano que aquella comida síque rea buena. '.Mejor que la que me daba mi madre! Ya ves, contentoy engañado. Huelga decir lo que se divertían todos.

Debo de señalar que en aquel entonces, no había electricidad enaquellas viviendas. Se usaban velas de cera, las que al caminar deun lado a otro, las sombras que se originaban, tanto miedo me cau-saban. También se usaba una especie de candil, que mediante carburoproporcionaba una pequeña llama que iluminaba algo más que una vela,y que quedaba colgado de la pared del comedor. Hasta que llegó elgas. !Enorme alegría! Ya teníamos luz de gas, aunque solamente enel comedor. Un especie de lámpara colgada del techo, con una rudi-mentaria "camisa" incandescente, parecida a las que se usan ahoracon las bombonas de CAMPIFG-GAZ, aunque de peor calidad y muy cortaduración. En la entrada de la vivienda y para el funcionamiento dedicho gas, quedó instalado un contador que funcionaba mediante mo-nedas de diez céntimos, (la denominada "perra gorda", de una alea-ción de cobre) y cuando aminoraba la luminosidad era preciso echarotra moneda. No sé cuanto duraba, pero, ciertamente no era muchotiempo.

-3-

En acuella escalera vivían muy buenos vecinos. En el propiorellano, la Sra. Carmen que ya he mencionado, el 3r. Vicente ylos hijos de ambos, con quienes jugaba en el rellano de la pro-pia escalera. La Sra. Victorina, en el segundo piso, que teníaun hermano, Anselmo, que trabajaba en el puerto y al que le gus-taba mucho cantar. Desafinaba bastante, era un poco amanerado,pero era un buen muchacho. Otros que no recuerdo muy bien, perodebo señalar que existía buena armonía entre tocos los vecinos ysiempre dispuestos a la mutua ayuda.

Dicha escalera la bajaba dando brincos, unos de siete peldañosy otros de tres, que así era su composición. En la entrada de lamisma y llegando hasta el entresuelo, solíamos jugar con otroschavales del barrio, mas o menos amigos, a la "gallina ciega",saltando y colgándonos por las barandillas, para evitar ser atra-pados. Yo me imaginaba que era poco menos que Douglas Pairbanks,el hombre que daBa aquellos prodigiosos saltos, que lo mismo secolgaba de una lámpara, que se deslizaba por unas grandes cortinas,magnífico espadachín que siempre sabía burlar al "malo" y a quiensiempre vencía con la espada y salvaba a la protagonista de susgarras, en aquellas películas del cine mudo. Debo de aclarar queno me refiero al Douglas Pairbanks Jr. que vostros habréis conoci-do en algunas películas, sino* a su padre. El que junto con MaryPickford y Charles Chaplin fundó* la productora cinematográficaamericana "UNITED ARTISTS".

El cine, como ya digo,entonces era mudo.Estaba amenizado poraquel pianista que siempre tocaba lo mismo, variando los "fortes"o "pianíssimos" segtín las escenas fuesen de mayor y menor accióny que podíamos ver en aquel cine WALKIRIA de la Ronda de SanAntonio,

Los jueves por la tarde, por 0'25 Pts. nos proyectaban cuatroo cinco películas (entonces eran de corta duranidn), unas cómicas,otras de "vaqueros" o de "amor". Guardo un grato recuerdo de losCharles Chaplin, Buster Keaton, Harold Lloid, Tom K J , H.Gibson,R. Talmadge y otros... TTno de mis favoritos era Buster Keaton enaquellas películas como EL CAMERAMATjT, EL MAQUINISTA, etc.. (Nohace mucho tiempo se repusieron algunas de é*llas por Televisión)

Debo de hacer un inciso, para hacerte saber que mi padre traba-jaba como acomodador en el cine KURSAAL, en la Rambla de Catalunya,hoy desaparecido. Así pues, su horario de trabajo era por la tardey noche. Esto hizo que conociéramos bien al vigilante de noche delbarrio, llamado Nazario. Debo de explicarte que estos vigilantesempazaban su trabajo a las diez de la noche (ya se consideraba unahora avanzada) y tenían las llaves de todos los portales de la ca-lle o calles asignadas y mediante llamadas dando palmas, acudíana abrir la puerta y nos daban una pequeña velita, ,para poder subirla escalera, ya que no había luz eléctrica, como ya te he dicho.La propina solía ser de diez céntimos. Mi padre acudía también porlas mañanas al cine KURSAAL, para realizar trabajos como hacercarteles, colocando fotografías, trabajos de limpieza, etc. Conel tiempo, ya mayorcito, fui a ayudarle muchas veces. Yo asistíaa las sesiones matinales de los domingos y a la salida iba con mipadre a comprar algunos percebes a EL CANTÁBRICO, aquella maris-quería de la calle Santa Ana ¿o quizás calle Canuda? y luego al"Fora del Cisne" a comprar unos pasteles,todo lo cual llevábamos

alegremente a casa.

-4-

Dicho esto, voy a hacer mención especial a José Estrada Ripoll,el "Pito", que así le llamaba su madre, mi tínico amigo de la in-fancia, algo mayor que yo, que todavía vive y con el que a pesardel tiempo transcurrido y mi larga ausencia de Barcelona, como yate contaré oportunamente, hemos mantenido un contacto a través decartas y felicitaciones con motivo de onomásticas y navideñas otelefónicamente. Sigo en contacto con él.

Este vivía también en la plata tercera, pero del edificio colin-dante n2 19. Los balcones estaban pues, al mismo nivel y en losde la parte posterior es donde estábamos siempre jugando. Teníamoshecho con cuerdas sujetas a las barandas de los balcones una espe-cie de transportador con una caja de cartón vacía, de las usadaspara el calzado y por este medio intercambiábamos cromos, chapas,ideas, etc. Me enseñó a hacer "titelletes" con las manos. Te voya explicar cómo. Doblando el dedo corazón y sujetándolo con elpulgar, quedaba lo que era la cara, dibujándole los ojos,*narizy boca; el índice y anular eran las piernas y si las circunstan-cias lo requerían eran también los brazos. '.Cómo jugábamos inven-tándonos aventuras conaquellas manos! Acostumbrábamos a subir alterrado a jugar, donde teníamos montada una especie de tienda deindios y allí se realizaban imaginarias aventuras o bien jugábamoscon una pelota hecha con papeles y trapos bien atados, !Qué magní-ficas pelotas nos hacíamos! Y también aquellas pequeñas cometasde papel, que incluso se mantenían en el aire.

Su madre, la Sra, Rosa, era una magnífica persona, pero seriay algo rígida para este amigo mío. Cuando le llamaba y trataba ami amigo de usted, señal de que había riña o bronca por algunacosa mal hecha o bien que había subido al terrado a jugar, sinhaber pedido permiso, n!Paci el favor de baixar!" - se oía decirle.Esto significaba para nosotros que se había acabado el juego.

Durante algún tiempo íbamos los dos a la misma escuela primariadenominada "Colegio San Ramón", situada en la calle Manso, al ladode la Ronda de San Pablo. Su director se llamaba D, Juan Espel.Allí reinaba un poco de desorden entre unas secciones y otras y. secastigaban algunas faltas con un golpe de puntero en una mano y siera grave, en las dos. Poníamos las manos planas vueltas haciaarriba y previo calentamiento con la boca, soportábamos estóica-í -j\-mente el golpe.

Acostumbrábamos a jugar con plumines usados o nuevos, que co-leccionábamos o intercambiábamos o los apostábamos jugando conellos. Un jugador cogía todos los plumines apostados y lanzándolossobre el pupitre, los que quedaban boca abajo eran "buenos"y porlo tanto, para el que los había lanzado; y los que habían quedadovueltos al revés eran "malos" y los perdía el jugador, pasando elturno al siguiente.

Debo de aclararte que entonces se escribía con manguillo yplumilla. Existían plumas de diversos modelos; unas para escribircon trazo muy fino, flexibles adecuadas para letra inglesa, otrasmas duras que permitían escribir mas grueso, las especiales paraletra redondilla, otras para escritura gótica, etc. Cada uno adop-taba la plumilla preferida segán su preferencia caligráfica.Evidentemente, no existía el bolígrafo todavía. Si mal no recuerdo,es un invento del año 1940 aproximadamente y por si no lo sabías,al principio de su uso, no se aceptaban documentos, talones banca-rios, letras, etc.firmados con este artilugio.

-5-

Cuando yo contaba con seis años de edad, es decir, el 23 deNoviembre de 1924, vino al mundo mi hermano Felipe (bautizadoFelipe, Fernando, Manuel) al que siempre hemos llamado Fernando,su segundo nombre de pila, ya que a mí me gustaba más y toda lsfamilia siguió llamándole así.

A mi hermano se le acostaba en la habitación de mis padres yrecuerdo que cuando este ya contaba con un año y medio de edadaproximadamente, le cantaba cancioncillas infantiles, que, porsupuesto, tenía que repetir muchas veces, hasta que lograba sedurmiera.

!Ah! Debo de decirte que en casa siempre se hablaba el caste-llano, ya que mis padres eran aragoneses. Con unos amigos hablabaen catalán y con otros en castellano, sin problema alguno. Dadoque me crié pues, en Barcelona, siempre he dicho que soy catalány así me siento. No quiero hacerte comentario alguno, sobre losproblemas que al parecer ahora existen, o creen que existen, yque han creado los políticos, que para esto están; para crearconflictos, en vez de dar soluciones. !Politicastros!

No recuerdo cuando, cambié de escuela. Fui al "Colegio de SanLuis Gonzaga1*, situado en la calle del Carmen, junto a la $lasadel "Padre*11 o del "Pedro". Aquella plaza tenía una fuente situadaen el centro y donde había una estatua de Santa Eulalia» a la queno creo se le hiciese mucho caso. Por mi parte te diré que presta-ba toda mi atención al "charlatán" que acostumbraba s ubicarseallí para realizar sus ventas. Hoy está en desuso este sistemade ventas, que rea muy corriente en aquellos tiempos.

He dicho lo de Plaza de "Padró" o "Pedro" ya a_ue existe ciertacontroversia sobre su denominación. Esto es debido a que, al pare-cer, el nombre original era el de "Pedro" (piedra de gran tamañopuesta en el suelo para sostener una crus o altar) y era donde seejecutaban a los condenados a muerte, mediante garrote vil. Poste-riormente y posiblemente para quitar su mal recuerdo, se denominó"Padró" (padrón) y allí en la pared, según tengo entendido se rela-cionaban los habitantes del municipio. Quizás no sea exactamenteasí. ¡Hace ya tantos años de ello...!

También en la misma plaza, existía un quiosco de venta de perió-dicos y aunque parezca mentira, recuerdo que podían verse allíexpuestos unos pequeños cuadernillos con cuentos, historietas,chascarrillos, etc. Uno de estos se refería a Quevedo y podíaleerse: "Puedes cagar mientras yo miro, puesto que el Rey lomandó; pero mear, eso nó; si lo haces "te suelto un tiro"» Porlo visto el Rey había ordenado que defecase en la habitación deQuevedo a un criado y había sido pillado "in fraganti" y Quevedoamenazaba con una pistola en la mano.

Después de tantos años ausente de Barcelona, como ya te contaréen el transcurso de este relato, he pensado darme un paseo poraquella zona y he podido ver que la plaza está totalmente refor-mada. La fuente está desplazada del centro donde estaba ubicada,se ha modernizado y la estatua de Santa Eulalia sigue presidiendoy rematando dicha fuente.

-6-

El colegio, ya no existe. He podido leer pintado pero casi ile-gible sobre el dintel de una puerta "Colegio-Academia San Luis G-on-saga", pero está vacío el local y los pisos. Al parecer, segiín mehan informado, está dispuesto el derrocamiento del edificio, dentrodel plan de modernizaci<5n del barrio del Raval.

Por supuesto, que tampoco está el kiosco. Pero sí he podidoconstatar, que la tienda de comestibles donde me compraba por diezcéntimos, dos caramelos ácidos, sigue allí. Asimismo aiín existe elestablecimiento de "CURTIDOS ALTAFOLLA S.A." de la calle San Anto-nio, enfrente de la Parroquia del Carmen.

Siguiendo mi paseo he pasado frente a la "FARMACIA DEL CARMEN",situada justamente en la confluencia de la calle del Carmen y laRiera Alta, donde solía comprar los medicamentos para mi madreenferma y me obsequiaban con aquellas pastillitas de goma, paraendulzarnos un poco la vida, como ya era costumbre en las farma-cias. ¡Qué tiempos aquellos!

Pero, vamos a seguir con mi relato del que me he apartado unpoco. Estábamos en que fui al "Colegio San Luis Gonzaga".

En aquel colegio, dirigido por D. Mateo Rotger y su familia, seaprendía mucho y bien. Se llevaban las cosas con seriedad y losdeberesa realizar en casa se examinaban con rigor. Los pupitreseran dobles y ocupaban los primeros lugares los que mejor cali-grafía poseían. Sin quere alardear de mi caligrafía, siempre esta-ba en el primero o segundo lugar, que íbamos alternando, según elcriterio del maestro, con mi amigo Prades. El tercer lugar lo ocu-paba siempre el amigo Alomar,

A pesar de que los textos eran en castellano, allí se hablababásicamente en catalán, según las clases y explicaciones que nosdaban, lo que me ayud<5 enormemente para poder hablar este idiomacon mayor fluidez. Recibíamos una vez por semana lecciones de len-gua francesa, por un profesor nativo, con aquel sistema "Perrier11

por todos conocido y como yo ya había balbuceado algo en francasy mis padres lo hablaban también, todo me ayudaba en este tema.

Los sábados, tañíamos clase de dibujo y se rezaba el rosario enlengua catalana. Esto hace que todavía recuerde las oraciones ycantos religiosos tanto en castellano como en catalán, como asimis-mo muchas partes de la letanía en-llafín.

Acude a mi mente el día que un compañero se mofó de mí, no séexactamente el porqué, pero lo cierto es que le di un puñetazo aeste chaval (creo que se llamaba Ortiz) y fui castigado sin ir acasa a comer, quedándome en clase dándome un pedazo de pan y unvaso de agua. Recuerdo que estando sentado en mi pupitre con elpedazo de pan y el vaso de agua frente a mí, oí que llegaba mipadre y pensé que había llegado mi salvación. Pero mi padre le dijoal director, que si lo había merecido, tenía que sufrir mi castigoy se fue tranquilamente a casa. Puesw..Ivaya hombre! !qué bien!

Si quieres seguir conociendocosas de v^ida, te espero enla página siguiente.

-7-

!Ah!. No recuerdo con exactitud cuando, pero he de contarteque una vez nos tocó el "gordo" de la Lotería. Sí, ciertamente.Verás. Recuerdo cue regularmente pasaba, por la calle un hombremuy gordo, que iba pregonando: !De la Rambla de las Flooreeeess!¡Loteríaaaaa! '.Traigo el gordo de la Rambla de las Plooreeeess!Al parecer, una vecina del barrio le dijo a mi madre:"¿Quiere,Sra. Engracia, que juguemos una participación a medias?" No sési era un décimo o una participación. Lo cierto es que valíauna peseta y por lo tanto jugaron cincuenta céntimos cada una.Y...!salid premiado con el"gordo". Recuerdo que era un 27 mil.No sé cuanto cobraron. Pero hubo compra de algún mueble, vajillay alguna otra cosa necesaria.

Como anécdota te contaré que mi padre estuvo junado a laLotería durante unos años abonado al n2 7261 y nuca cobró* nada;y una vez que se olvidó de pasar a recoger el décimo, salió pre-miado con algo interesante; pero como no lo había retirado...pues se quedó sin cobrar nada. (Supongo que se lo quedaría elvendedor) • Dejó de j$gar abonado a este niímero.

Cuando yo tenía nueve años, es decir el Ib de Enero de 1927,vino a engrosar la familia mi hermano Ricardo. Movimiento generalen casa y en parte de la familia y yo sin entender nada de lo quesucedía. Solo supe que tenía otro hermanito, lo que, lógicamente,me alegró mucho. Tendría otro hermano con quien jugar y por su-puesto, a hacer de niñera cantándole también canciones para dormir.

Creo que fue en aquella época, no estoy muy seguro, que vino avivir durante una temporada con nosotros, una prima de mi madre,llamada Tomasa. Estaba saltera y representaba una ayuda para mimadre. Recuerdo que peinaba a mi hermano Fernando de fama muycuidadosa, haciéndole flequillos, ricitos, incluso le aclaraba elcolor del cabello con agua oxigenada. Hay que reconocer que mihermano cuando era pequeño, era una monada de crío; lo que se diceun niño muy guapo.

Yo ya tenía mis diez años cumplidos. Acudía a la catequesis dela Parroquia de la"Mare de Deu del Carme", situada en la calle SanAntonio Abad, cerca de la Plaza del Padró (o Pedro), para la prepa-ración de mi primera comunión* Recuerdo a aquel sacerdote, alto,enjuto, que nos explicaba las cosas a mi entender muy bien y quesabía reclamarnos "els cinc centiijiets per a la canta infanciaaaa!"que decía con una suave cantinela y siempre sonriendo, pero....!había que pagar!•

Y llegó el día de mi Primera Comunión. Mi trsge azul marino,cinta, medalla, libro...Paseos en coche tirado por un caballo»».Recuerdo que me regalaron mis padres un monedero de malla de plata,que entonces se usaban y en el que fui guardando las monedas quepor tal acontecimiento me regalaban los familiares y amigos•'Me sentía muy feliz. Por cierto ¿dónde fue a parar aquel monedero?

He de confesarte que mis recuerdos se confunden, como es muylógico y por lo tanto,iré señalando y contándote cuanto se me vayaocurriendo, aunque sin un riguroso orden de fechas.¿De acuerdo?

-8-

Te diré que debido a que a mi padre le gustaba mucho la nnísica,siempre tuvimos en casa algunos instrumentos musicales, como gui-tarra, bandurria, laiíd, acordeón, violín... ¥± padre tocaba estosinstrumentos de oído, para su deleite y el nuestro. Se armabanunos conciertos ( o desconciertos), acompañándole yo marcando elritmo sobre el asiento de una silla, a guisa de tambor, o biencon cucharas, botellas, vasos, etc., o bien haciendo mdsisa conun papel de fumar sobre un peine o una caña vacía... !Se pasabamuy bien!

El violín que cito, era un 3/4 que había comprado para mí, yaque deseaban que aprendiese música. Fui unos cuantos días a casade un familiar cuya hija era profesora de plano y aprendí algo desolfeo; es decir, hasta llegar a las lecciones teóricas de lassemicorcheas. Dejé de estudiar solfeo, ya que segrín decían estabamuy delgado y no me convenía estudiar tanto. Esta decisión de mispadres me ha dolido toda la vida, ya que siempre me he sentido unmiísico frustrado, puesto que siempre me ha gustado mucho la nnísicay como autodidacta he rasgueado guitarra, bandurria, piano.¿.hastaahora que disfruto toando el órgano electrónico que poseo. Porsupuesto, que nunca he sido un virtuoso, pero siempre me ha gus-tado hacer imísica, incluso componiendo algunas melodías modernas,teniendo que hacerlo de memoria, por no p«ber escribir nnísiea.

Cuando tenía alrededor de once años, tenía a mi madre enferma,prácticamente en cama durante muchas horas del día y a la que des-pués de aplicarle una inyección de no sé qué en el brazo, le leíaun ratito, para que después me dejase salir a la calle a jugar conlos amigos. Esto era costumbre en aquellos barrios modestos; lacalle era la diversión. Se jugaba a las canicas, la "xarranca","caball fort", a pelota, o simplemente a pelearnos luchando»

He de confesarte, que no tenía muchos amigos, porque siemprehabía sentido una especie de complejo de inferioridad, quizásporque veía que otros tenían cosas que no podía tener yo o hacíancosas de las que yo no me creía capaz de hacer como ellos. ¡Cosa»de la infancia! Por ejemplo, yo calzaba alpargatas de lona consuela de goma negra, que costaban 0'25 Ptas. Existían otras alpar-gatas con suela de cáñamo, llamadas de "treneta", debido al bordeque unía la lona con la suela, pero estas ya costaban 0'35 Ptas.Daban otra categoría al que las calzaba. Otros usaban normalmentezapatos o botas. Yo tenía los de mi Primera Comunión, que estabanreservados para determinadas ocasiones. Claro de estos llegué allevarlos con un cartón colocado en el interior, para evitar quemis pies tocasen al suelo, tapando así los agujeros de las suelas.

Como premio especial por mi buen comportamiento, mi madre medaba permiso para alquilar una bicicleta a "Casa 2inoM en la calledel Tigre, que por 0'25 Ptas. (un real) se podía disfrutar de labicicleta durante una hora. Esto sucedía en contadas ocasiones."¿Me dejas dar una vuelta?" Era muy corriente decir al amigo quetenía alquilada la bicicleta. Y... naturalmente, se cedía. '.Asíeran las cosas!

-9-

Era costumbre ir a la fuente a "buscar agua con un botijo, parabeber en casa. Esta fuente estaba ubicada en la calle de la Duda,que se decía que era la calle mas corta de Barcelona. !Qui esl'ultiiimmm! - se oía - y la respuesta era Mía foooont!. Y segui-damente se podía escuchar !IMerda per qui respoooonn!!. Mientrastanto se estaba en la "cola" guardando con cierto rigor cada unosu turno, las mujeres charlaban sin cesar, con sus críticas mas omenos constructivas y vigilando que nadie se "colara". La fuenteen cuestión ya no existe, como tampoco el edificio al pié del cualestaba ubicada. Pero la calle de la Duda, creo que sigue siendo la-calle mas corta de Barcelona, mientras no se demuestre lo contrario.

Pues como te decía, estando mi madre enferma, prácticamente encama durante todo el día, antes de ir a la escuela, me iba al mer-cado de San Antonio a hacer la compra de todo lo preciso para quemi madre pudiera preparar el cocido, con el pedazo de carne, losgarbanzos, patatas, la carne picada para preparar la "pilota", elhueso del tuétano, gran alimento y que tanto me gustaba.

Compraba la carne en dos carnicerías; la de ternera al Sr,Pepitoen el mercado, y el cordero en la carnicería de la Sra. Salvadora,en la calle San Antonio. Todos me conocían bien ya que no era muynormal que un chaval de mi edad hiciese estas compras y más aiín,a primera hora de la mañana.

Enfrente de esta carnicería, estaba la panadería donde comprabael pan. Aquel pan blanco, de barra, con el dibujo de una espiga enlos cortes que se le hacían en la parte superior, para facilitar sucocción. '.Que corteza tan buena y como brillaba!. Entonces el panse pesaba y como no alcanzaba a pesar un kilo por la pérdidEa depeso durante la elaboración, se añadía la "torna" para alcanzar elkilo, que consistía en un pedazo de coca azucarada. No como sucedeahora, que la barrita denominada de 1/4 de kilo, pesa escasamentelos 200 gramos, convirtiendo así el kilo en 800 gramos.

Del 3r. Yicens, propietario de la tienda de ultramarinos situadaal lado de mi casa, ya ni te voy a hablar. Era un tipo muy chocantepor su forma de expresarse, sobre todo con los crios que allí íba-mos a comprar. Entre otras cosas recuerdo que solía comprar unpedazo de butifarra negra, que costaba 0'10 ptas. (una perras, gorda)que era mi merienda acompañando a un gran pedazo de pan blanco.

Tras largo sufrimiento y un intento de intervención quirtírgicafrustrada, mi madre falleció el día 20 de Pebreo de 1930. Teníasolamente 38 años. Y allí quedamos tres hermanos, de 3» 6 y 12 añosde edad.

Supongo que la pregunta que se hizo mi padre, sería ¿y ahora quéhacer? ¿por dónde empiezo? ¿qué hacer con tres hijos pequeños,sobretodo los de 3 y 6 años de edad?. Vagamente recuerdo que anduvimosuna temporada con unos tíos, otra con otros familiares, mis hermanospor un lado y yo por otro... !En fin, un total desastre!

Posteriormente, mis hermanos estuvieron acogidos en la "Protecciónde la Infancia", donde bajo el patrocinio de la Generalitat de Cata-lunya, acogían a los niños huérfanos.

-10-

Incomprensiblemente, a mis doce años, mi padre me puso a tra-bajar como "botones" en el LIDO CINEMA (actualmente cine ALCÁZAR),uno de los cines de la empresa CINAES, que contaba con varios lo-cales en la ciudad (KURSAAL, TIYOLI, CATALUÑA, CAPÍTOL, PRINCIPALPALACEj y otros) y dejé la escuela en el 49 o 5S curso de primaria.No lo recuerdo bien. Es decir; que se me acabó* el estudiar. Sialgo he aprendido después,ha sido observando y asimilando lo quela vida nos enseña, procurando superar cuantas dificultades se nospresentan e intentando mejorar cada día, tanto en la forma de tra-bajar, como en mi propia ética y moral.

Me colocaron pues, el uniforme de un anterior "botones" que eramas corpulento que yo, cosa no muy difícil ya que yo era bastanteenclenque. Sobraba pantalón y chaqueta por todas partes y ...!a volar joven!.

Empecé a trabajar, tal como digo, en el LIDO CINEMA, que se man-tuvo como cine mudo durante unos años, a pesar de que ya empezabael ciño sonoro a balbucear en algunas salas. En el cine Kursaal seproyectaban algunas cortas películas de cine sonoro, con carácterexperimental. Esto requería especiales instalaciones de altavocespara poder oír el sonido que reproducía un disco, que había quecoordinar muy bien, con el paso de la película. La banda sonorallegó más tarde.

El cine COLISEUM, fue el primero con total instalación de cinesonoro y bien equipado, proyectando la película EL DESPILE DEL AMORinterpretada por Mauriee Chevalier y Jeanette Mac Donald, que simal no recuefdo se estrenó el 20 de ;Marzo de 1930. Tuvo un enormeéxito no solamente por la película, sino sobre todo por la grannovedad del cine sonoro,

Y hablando de cine sonoro, te diré, por si no lo sabes, que laprimera película española sonora y por lo tanto hablado en español,fue "DEL MISMO BARRO", estrenada en el Cine Cataluña, situado en lamisma Plaza de Cataluña. (Actualmente y provisionalmente no existe,por realización de importantes obras).

En el LIDO CINEMA, siendo el cine mudo como ya he dicho, disfru-taba oyendo interpretar unas veces al maestro Dotras-Vila con laorquesta del cine y otras dirigida por el maestro Lizcano de la Rosa,a cual mejor, amenizando la proyección de las películas. !Como dis-frutaba escuchando!

Mas tarde, pasé a trabajar en el Cine TIVOLI y allí aprendí muchascosas del encargado Sr. Pons (denominado el maestro de los "botones"por su rectitud), como asimismo de algunos empleados, con respectoa la educación y la vida, cosas que no se aprenden en la escuelaque tan pronto dejé y que mucho influyeron en mi vida de adolescentey que recuerdo muy bien. !Ah, aquel Sr. flores que sabía hablartan bien y que con su negra barba parecía un patriarca! Era un hombresosegado y me encantaba oirle dándome incluso algunos consejos yorientaciones,

Allí entró a trabajar también otro "botones" (al parecer el localrequería dos "botones"), que también se llamaba Juan y nos hicimosbuenos amigos.

Después del intermedio que se hacía en cada sesión, teníamos quelimpáar barriendo las colillas y papales que el público había tiradoal suelo del vestíbulo.

-11-

Al finalizar la sesión, ofrecíamos al piíblico si necesitabanun taxi y lo íbamos a buscar (no habían tantos como ahora) eligien-do los "Taxis Barcelona", que nos daban uno vales, que luego can-jeábamos por dinero (poco,por supuesto) que quedaba para mi usoparticular,

Ni qué decir tiene, que durante la sesión de cine, nos tnrná-bamos para poder ver parte de las películas ene se proyectaban,las cue siendo subtituladas (no existía el doblaje todavía), meservían, en parte, para aprender el significado en inglés y suespecial fonética. No puedo describir como disfrutaba viendo lapelícula "El Rey del Jazz", con la orquesta de Paul Witheman, in-terpretando la tan conocida "Rapsody in blue" , que según tengoentendido Georgp Gershwin la compuso pensando que la interpretasedioica orquesta precisamente. De esta película, en color, porqueentonces empezaba a verse cine en color en España, me aprendí dememoria no solamente la famosa "Rapsody in blue", sino* todas lasmelodías del filme y que todavía recuerdo. Con posterioridad estuvetrabajando en el Cine Cataluña, situado en la Plaza Cataluña, cuyoencargado era el Sr. Tacher, donde estuve también muy bien. Inclusoayudaba a preparar y pagar los jornalesA_idiarios a los porteros yacomodadores.

Te voy a contar algo, que sin duda te va a sorprender. Verás.Llevaba yo una temporada padeciendo de dolor de muelas, debido auna caries. Un buen día el operador del cine Cataluña, en la propiacabina, me di<5 una solución para aliviarme el dolor. Cogió una hojade papel de periódico, hizo una especie de papelina formando uncono y en el exbremo inferior, hizo un orificio a un lado. Prendiófuego en la parte superior y por el orificio inferior salía elhumo que originaba un vapor oscuro, sin duda por el contenido detinta de impresión y se recogía en una cucharilla situada en elorificio en cuestión. Se limpiaba con un algodón y así impregnadose introducía en la caries, calmando el dolor casi inmediatamente.Parece increíble, pero es verdad.

Por las mañanas, acudía a una academia para aprender mecanogra-fía y realizar prácticas. Era necesario aprender alguna cosa ymejorar en todo lo posible y aspirar a algo mejor en la vida.

Como sea que no se me ocurre nadaque contarte para ocupar este espaciorestante, vamos a descansar un pocodel "rollo1* y haremos una pausa parala publicidad.

NO TE VAYAS, QUE REGRESO ENSEGUIDA*

-12-

La vida seguía y con mi padre nos íbamos arreglando como sepodía, comiendo en restaurantes de tipo económico. Solíamos irarcomer a un pequeño restaurante en la calle Sitges, donde entreotras cosas se comía un buenísimo cocido.con sus garbanzos, patata,un pedazo de carne, la "pelota" de carne picada, etc.,que costaba,si mal no recuerdo, 0'40 Ptas.

En aquellos comedores existían unos cajones adosados a la pared,hechos de madera, de 1 m.x 0'60 m. aproximadamente, con unos ori-ficios de unos 10/12 cm., numerados, en los que los comensales asi-duos guardaban las servilletas que se renovaban semanalmente. Cadauno la plegaba segiín le parecía, unas con unos nudos, otros 1©daban diversas formas y la colocaba en el lugar correspondiente,que libremente había elegido. Solamente bastaba recordar el número.He podido comprobar, que todavía existe este restaurante, moderni-zado, por supuesto, ostentendo el nombre de "Brassería Sitges1*.

Donde con mayor asiduidad íbamos sobre todo a la hora de la cenaera a "Casa GERONI", en la calle Consejo de Ciento, ya que estabacerca del Cine Kursaal. (Todavía existe con el mismo nombre y regen-tado por allegados del Sr. Geroni). Allí comía unos buenos platosde judías blancas y luego carne o pescado. Un plato de una pesea-dilla que se mordía la cola, costaba 0'65 Ptas. Como es natural,yosiempre miraba la parte derecha de la carta, antes de elegir- elplato, aunque muchas veces no era lo elegido lo que mas m® apetecía.Allí también existía el cajón-servilletero, donde dejábamos lasservilletas.

El camarero, Jaime, el que mas tarde se cas<5 con la hija deldueño, Sr. Geroni, era un hombre muy eficiente y simpático, quienun día me hizo una reflexión que jamás olvida. Te explicará.Antiguamente, era muy normal hacer palmas para llamar al camarero.(En algunas zarzuelas de ambiente madrileño, se puede comprobar queasí era). Un buen día, después de haber hecho palmas para llamarle,me dijo que se apludía a los maestros directorear de orquestas, asícomo a los toreros, artistas, deportistas, etc. y que como él noera nada de éso, prefería que no le aplaudiera. Nunca más llamé aun camarero haciendo palmas , ni llamando en alta voz, tal comoalgunas personas no muy bien educadas suelen hacer. Siempre heesperado a que éste pudiera verme, haciéndole una señal para quepuede atenderme.

Algunos días festivos acudíamos al restaurante VERSAL1ES, queestaba situado en la Ronda de San Antonio, frente a la calleSepTÍlveda.(Hoy creo que hay en su lugar un establecimiento deelectrónica) Era un poco mas caro, tenía otra categoría y se comíamuy bien. Mi plato preferido allí, era los "Canelones Rossini".'.Qué buenos estaban!

Así transcurría la vida, hasta que mi padre consiguió de unamigo suyo, D. Modesto Salvat, propietario de varios estableci-mientos dedicados a la venta de aceites, vinos, granos, legumbresy otros, que como un favor especial, entrase a trabajar en la ofi-cina y almacén que tenían en el Pasaje de San Antonio, parte pos-terior de la tiena situada en la calle Borrell, 66.

-13-

En aquellos tiempos, era cosa habitual que en los estableci-mientos de venta de productos alimenticios, a los dependientes seles concedía la manutención y alojamiento, bien sea en una viviendapropia o pensión y se les daba un sueldo en efectivo.

Repito que, efectivamente era un favor especial, ya que mi padrehalló la solución para que con mis trece años de edad, estuvieserecogido, cuidado y además me daban,'.Asómbrate! !10 ptas. al mescomo salario!•

Allí dormíamos unos diez dependientes, en un altillo del propioalmacén, situado sobre las oficinas, donde además servía de garagepara el camión de reparto a domicilio»

La comida la preparaba la Sra. Julia, muy simpática y amable, ala que todos apreciaban por su bondad. Recuerdo que con frecuenciadaba consejos a los dependientes, todos jóvenes, consejos que, porsupuesto yo no entendía. Ahora sí sé a lo que hacía referencia conaquellos consejos que daba, como si de una madre se tratara.

Allí estaba un muchacho al que le gustaba escribir obras de-teatro. Algunos ze burlaban de él, sin demasiada malicia, por estaafición. Solía leerme algo de lo que había escrito y me parecía muybien cuanto expresaba, sobre todo, por los nombres que se inventabapara los protagonistas.

Otro, al que por su altura y tamaño de los pies, le llamaban el"ZEPPELIN", haciendo alusión al célebre dirigible alemán, diciéndoleque estaban seguros que podría dormir de pié. Tenía el problema deque no quería quedarse calvo (tenía ya poco cabello en su enormecabeza) y se daba unas fricciones de alcohol, pensando que así sele mantenía el cabello.

También estaba aquel tan presumidillo (no puedo recordar su nom-bre) , que tenía un especial cuidado con su bigotito y se peinabaprocurando no mojar mucho el poco cabello que tenía, para mantenerloondulado.!Su trabajo le costaba lograrlo! Estaba convencido de quelas enamoraba a todas con su peinado y bigotito.

Recuerdo a otros compañeros de trabajo, no residentes, como elchófer, ya mayor,Francisco, al que le gustaba cantar ópera, sobretodo "Rigoletto", lanzando al aire aquello de!"La donna 4 móbilequal piuma al ventooooowl. También a Ramón, ya casado, que prepa-raba pedidos y cuidaba del reparto a domicilio; un buen hombre, muyserio y formal. A Vicente, que se ventoseaba muy sonoramente a vo-luntad. Los hermanos Mari, Juan y Jaime, nacidos en Ibiza, que eranlos especialistas en la cocción de legumbres para la venta en lospropios establecimientos. Buenos muchachos todos ellos. Compartíael trabajo de la confección de albaranes para el servicio a domici-lio, con el amigo Vicente Herrero, a quien le imitaba yo la firmade tal manera, que no sabía distinguirla de la propia. Aquel amigoAntonio Carrasco, simpático y eficiente en la oficina y otrostantos como Amadeo Pallejá que tenía una caligrafía que me gustabamucho, cuyo hermano, Napoleón, trabajó durante una buena temporadaen la sucursal situada en el Paseo San Juan, esquina a la calleAli-Bey, que se independizó quedándose la tienda, trabajando por sucuenta. Este establecimiento lo transformó mas tarde en un magníficobar, que mantiene el mismo nombre, NAPOLEQB* y que^ sigtae funcionando,aunque arrendado a terceros, por parte de su viuda.

-14-

En el citado Pasaje de San Antonio donde esta la oficina y elalmacén, había también una firma dedicada al mobiliario en generaly restauración de mueble antiguo, denominada CASA MIRO y allí tra-bajaba un muchacho que siempre estaba cantando durante el trabajo,que se realizaba al aire libre en el propio pasaje. Nunca habíahablado con él, ni sabía cual era su nombre. Pero sin duda elDestino, había dispuesto que yo tenía que acabar los últimos afíosde mi vida, con su esposa.

No te extrañe y sorprenda esta afirmación, p©ro si sigues leyendoverás que tengo mis razones para hablar así. No le pierdas de vista.

Aquella Sra. Salvadora propietaria decía carnicería que te conté enanteriores páginas, donde yo iba a comprar y que conocía nuestroproblema por la viudedad de mi padre, no sé como fue, puso en con-tacto a mi padre con una tal Sra. Teresina, familiar de ellos, per-sona ya madura, algo panfila y con la que mi padre contrajo matri-monio. Recuerdo que me dio* la noticia mi padre de su próxima boda,un día por la mañana, en la parte posterior del patio de butacasdel cine Kursaal y con poca luz. Ni qué decir tiene, que me pareci<5muy bien la noticia, sobre todo pensando en que estaríamos de nuevolos tres hermanos juntos, unidos con el padre y todos bien cuidados•Y... así fue. Hubo boda y al parecer todo iba bien.

Al variar la situación por el nuevo matrimonio de mi padre y poderestar todos juntos en casa, cambié de lugar de trabajo. Me fui atrabajar a la central de los Bstablecimientos ESTRADA, ubicada enla calle Aragón 313» (hoy Charcutería Ravell). Aquella calle Aragónque entonces era una zanjs, por donde circulaban los trenes con loco-motoras a vapor, que llenaban de humo toda aquella calle, que, apo-yados en unas artísticas barandillas de piedra, podíanse contemplarlos pasos de losdistitos trenes. Ahora es una calle amplia, de cir-culación rápida para los vehículos a motor.

Tenía entonces alrededor de catorce años. Si; efectivamente teníacatorce años, ya que recuerdo que el día de Navidad de aquel año 1932,se declaró el incendio que destruyó aquellos grandes almacenesBEL SIGLO", de la calle Pelayo. Estos almacenes que tras varias vici-situdes y cambios de nombre, son los actualmente conocidos "C & A1*,los que segtín tengo entendido pertenecen a una multinacional holandesa.

!Cuantas cosas aprendí allí! Cosas que me han servido mucho en miposterior vida comercial. El propietario, D. Félix Estrada Saladich,era un hombre de grandes ideas y dentro del ramo de comestibles, creóuna forma de vender, distinta a lo habitual entonces. Supo educar alos dependientes, que iban uniformados con las batas que antiguamentese usaban, con los puños y bolsillos con un color alilado, destacandoasí del color avellana que tenían los llamados guardapolvos, en laforma de tratar al cliente. Saber ofertar lo que interesaba vender,teniendo productos ya pesados para evitar/pérdidas de tiempo y erroresen el peso, puesto que entonces no existían las balanzas automáticasactuales que te facilitan el peso exacto, incluso el cálculo delimporte totalli sino que se usaban las clásicas balanzas de dos platosde latón, que se mantenían limpios a base de NETOL y mucho puño,,;" ..'

-15-

Las peaas era de 1 Kg., 1/2 Tg,, 200 granos, 100 gr., 50 gr.,20 gr. y 10 gr. , que permitían hacer las diversas combinacionespara los pesos intermedios o fracciones.

Se usaban bolsas de papel, para pesar el arroz, las judías, len-tejas, pasta de sopa, azúcar, etc. y debíamos de tener mucho cuida-do en pesar lo mas exacto posible. Y hablando de peso exacto, ¿Tepuedes imaginar vender azúcar perdiendo un céntimo por kilo, cuyoprecio era entonces de Ptas. 1'65 el kilo?. Pues así era. Del sacoque contenía 60 kg. tenían que salir exactamente 60 bolsas de 1 Kg.Ahora bien; para compensar en lo posible esta pérdida, teníamos quesaber ofertar y procurar vender otros artículos en los que existieraun beneficio normal. Es decir; no podíamos permitir que el clientesaliera del establecimiento habiendo comprado solamente el kilo deazúcar. Sabía organizar bien la venta. Como ejemplo te diré que,entre otras cosas, ideó las SIETE STiMANAS DE LA CONSERVA, que no eraotra cosa que vender diversas conservas de vagetales, pescados yfrutas, que compraba en grandes partidas y por lo tanto a buenosprecios, lanzándolos al mercado con buena publicidad y colocando ala vista del público los artículo que interesaba vender a unos pre-cios sin competencia, Durante esta campaña de venta, se engalanabala entrada con unas redes de pesca, unos remos y otras alegoríasrelativas a la pesca. En la entrada del establecimiento, se situabaun aprendiz vestido de pescador, con la gorra y su pipa, invitandoal público a pasar al interior, examinando precios y comprobar cuantose ofrecía.

Constantemente se renovaban escaparates y cajas expositoras quese situaban en la entrada del establecimiento, acompañadas de grandesletreros con sus precios, carteles que habíamos confeccionado noso-tros mismos, aún "la costa de horas extraordinarias, que por supuestono cobrábamos, pero que hacíamos con gusto, con la ilusión d& pre-sentar algo nuevo. Se trabajaba dé una forma muy deportiva, con laalegría que producía el trabajo bien hecho. No como sucede actual-mente, que se trabaja por un marcado interés y casi diría de unaforma indolente y con negligencia en algunos casos. ¿Es mejor ahoraque antes? sin duda me dirás que sí y he de aceptarlo. Pero aquelespíritu de superación que teníamos...!

Citaré que en aquellos tiempos, se permitía el lujo -porque asíera— de obsequiar a los clientes con un dietario de página entera,es decir de gran tamaño y con el que tengo el convencimiento de quetodavía obtenía beneficios en su edición, por la publicidad queobtenía de los proveedores. Algo cue ahora se considera bastantenormal, pero que entonces esto no estaba desarrollado y cs,si meatrevo a pensar que quizás fue el Sr. Estrada el primero en explotareste sistema de edición publicitaria.

Allí yo realizaba trabajos de dependiente, de almacén, de oficina,de cartelista.•• Es decir hacíamos de todo,entre todos.

Recuerdo a compañeros de trabajo, como Martín Tutusaus, mi buenamigo, con quien algunas veces iba de excursión al monte o a la playa,También recuerdo a Catot y Soler, con quienes compartía la laborde la realización de carteles y letreros.

-16-

Asimisro al buen amigo Ignacio Ravell, que era un especialistaen el tueste de caía y almendras, que se realizaba en el patio delalmacén que estaba situado en un pasaje de la misma calle Aragón,entre las caltas Gerona y Bailen, donde hoy está ubicado el"HotelEuropark" y a quien yo solía ayudar en este menester.

Y otros tantos amigos como Ángel, con el que solía ir a la playaa "LA DELICIOSA", que costaba 0'40 Ptas, la entrada, con derecho auna percha para dejar la ropa) y con quien siempre estaba luchando,llenos de arena. A este amigo lo encontré posteriormente, al cabo deunos afíos, trabajando como conductor de tranvías.

Y ya que hablo de tranvías, me vas a permitir un inciso para con-tarte algo que posiblemente tu, mi estimado lector, quizás ignoras.

En aquel tiempo, los tranvías llevaban un conductor y un cobrador,que pasaba vendiendo los billetes sobre la marcha; es decir que comose podía subir al tranvía por delante y por detrás, el cobrador teníaque moverse y vigilar quien tenía o n<5 el correspondiente billete.Aunque el billete costaba solamente 0'10 Ptas.(una perra gorda) erainteresante auedarse en las plataformas y vigilando por donde estabael cobrador, si este se acercaba, te apeabas y así viajabas sin pagar.También los chavales solían colocarse sobre los parachoques de laparte trasera del vehículo, sin ser^vistos por el cobrador, viajandoasí gratuitamente. (De aquí aquella frase oue suelo decir, oue en lavida he encontrado dos cosas muy emocionantes, como son: "Abrir elcorreo, en mi vida comercial y viajar en tranvía sin pagar cuandoera un adolescente").

Existían trayectos mas largos y lógicamente, mas caros. Recuerdoun tranvía que tenía el aspecto de un tanque, muy moderno entonces,que tenía el principio de trayecto en la calle Ausias íáarch, al ladode la Plaza Urquinaona y que llegaba hasta el barrio de Horta, des-pués de pasar por el Guinardó, que costaba el trayecto 0'25 Pts.~

Creo oportuno hacer mención a un punto del barrio de el Guinardóactualmente ya absorbido por la urbe, que le denominaban ttels quince"y quizá muchas personas ignoran el porqué. Te explicaré. En laconfluencia del Paseo de Maragall y la Av. de la Virgen de Montserrat,el citado tranvía tenía un final de trayecto parcial, cuyo billetecostaba 0'15 Ptas. De aquí que cuando se precisaba una referencia deaquel punto del Guinardó, se decía: "Al final deis quince". Aún hoyse sigue diciendo "els quines", al referirse a aquel entorno, segúnhe podido comprobar. Pin del prolongado inciso. Prosigamos con lanarración.

Tengo un grato recuerdo de una buena amistad que establecí conuna asidua dienta, de la que diré que no recuerdo el nombre y asíquedaré muy bien. Fallecida supongo y estimo que habiendo transcu-rrido tantos años, no cometo ninguna falta de ética y caballero-sidad, contando algunas acosas sobre nuestra especial relación. (Noquiero hacer como el conocido Espartaco Santoni, que se dedicó arelatar sus aventuras amorosas con mujeres que todavía viven, conuna falta total de ética). Esto te lo voy a contar a tí privada-mente, ahora que no nos escuha nadie.

¿Sigues ahí?!Lo.- sabía!

-17-

Con esta dienta solíamos hablar de cine, de películas quehabía visto, de actores, etc y viendo que ambosteñíamos aficióna ¿lio, acordamos ir un día juntos! al cine. Entonces estabanen pleno auge, aquellas películas distribuidas por la "UPA",como"Vuelan rais Canciones", que relataban la vida de Frans Schuberty otras muchas. Mas tarde las interpretadas por Nelson Eddie yJeanette Mac Donald, pareja que con sus maravillosas voces dabanvida a una serie de películas en color, que tanto agradaban.

Total} se repitieron las salidas juntos y ya sabes lo que suelesuceder cuando una pareja van al cine juntos y más aiín con el ím-petu de la juventud, quizás mejor decir mi adolescencia, pues...!Tií ya me entiendes, caramba!.

Pues esta amiga, fuá quien supo iniciarme en la vida sexual,cuando yo contaba con mis primeros 15 años de edad y ella tenía24- años confesados. Todavía recuerdo muy bien la sensación quesentí, al abrazar por vez primera a una mujer desnuda. Creo queesto no puede olvidarse jamás. Fue en aquella casa de bafíos de laBarceloneta, dentro de la bañera, con aquella agua templada...Era una mujer hermosa, bien formada, de blanca piel, siempre per-fumada. .. Ahora ya mayor, me doy cuenta de como sin duda algunadisfrutaba y se divertía conmigo, dada mi adolescencia y lógicainexperiencia.

No recuerdo exactamente cuando y a causa de qué, fuimos a vivira la calle Séneca, del barrio de Gracia. No estuvimos viviendoallí mucho tiempo. De aquel piso, ahora que estamos solos, te voya contar con toda confianza, oigo divertido con respecto a mirelación con aquella amiga. Verás.Pensando un poco y agudizando el ingenio, encontré el sistema

de pasar los domingos por la tarde muy bien. Empezaré por decirteque yo no disponía de llave del piso. La madrastra Teresina, seiba a pasear o al cine, con mis hermanos y su hermana que tambiénvivía con nosotros. Yo decía que ya saldría mas tarde, porque eramuy temprano para salir y me quedaba tendido en la cama reposando.En cuanto habían marchado de casa, preparaba una cuerdecita que,atada al pestillo o tirador del golpete de la cerradura, de lapuerta de entrada y pasándola por la rejilla del mirador de lapxzerta, dejaba al exterior un pedazo suficiente de dicha cuerde-cita, para que tirando de ella, se pudiera mover el golpete y asíabrir la puerta. Así pues, entrábamos en casa y una vez terminadoel "festejo", con todos los riesgos que ello había representadopor un posible imprevisto regreso dé la familia y después de soltarel artilugio montado, salíamos a la calle tranquilamente y nosíbamos a pasear o al cine y a merendar cosa de nunca faltaba,

Descendiendo por la calle Pelayo se podía encontrar el"Bar Ame-ricano1,' "Granja RoyalV'Bar CanaletasMy siguiendo por la misma acera,"NURIA" y "Cervacería Baviera". Estos dos tfltimos todavía existencon el mismo nombre. Contrariamente, el "Bar Americano" hoy es unBURGER KING;. la "Granja Royal" es una zapatería y el "Bar Canaletas"desde no hace mucho tiempo es un "MC. DONALD". También desaparecióel popular kiosco de bebidas situado precisamente al lado de lafamosa Puente de Canaletas. '.Nada es eterno!

-18-

Y volviendo s. la realidad y dejando aparte las nostalgias, tecontará que poco tiempo despuás, no recuerdo exactamente cuando,debido a incompatibilidades, la relación de mi padre con la ma-drastra se fue deteriorando y se originó la definitiva ruptura»

Nos fuimos a vivir con la prima Tomasa, de la que ya te ha.blé'que había estado con nosotros en la calle Prícipe de Via.na, hacíaya años, la que nos quería bien y estaba dispuesta a cuidarnos.Nos fuimos a vivir a la calle Rocafort, nos enseñó a ser cuidado-eos y ordenados y estuvimos muy bien atendidos y mejor adminis-trados. Allí fuá donde mi hermano Ricardo enfermó de poliomielitis.Entonces no había, un gran conocimiento de esta enfermedad y por lotanto tratamientos adecuados, pero afortunadamente, gracias a unmagnífico joven médico que supo atenderle muy acertad atirante, serestableció a su tiempo, gozando de los cuidados y el cariño detodos.

Te diré, que siempre me ha gustado mucho bailar. Entonces exis-tían muchas sociedades recreativas en las que los días festivos porla tarde se bailaba al ritmo de buenas orquestas. También en veranose organizaban fiestps en las calles, con aquellas orquestas queprocuraban superarse unas a otras. (Todavía no existían las "disco-tecas", ni la imísica "encajonada"). Durante algún tiempo, tuveuna pareja de baile, Anita, que nos creíamos sérn algo como losfamosos Fred Astaire y Ginger Rogers, Al parecer, no lo hacíamosdel todo mal, puesto que solían formarse algunos corros a nuestroalrededor mientras bailábamos y nos aplaudían. Nos inventábamospasos de baile y nos divertíamos mucho bailando. Recuerdo que laentrada al baile costaba una peseta solamente.

Yo seguía trabajando en los establecimientos Estrada, en la cen-tral, de la calle Aragón. Digo en la central, porque este Sr. Es-trada disponía de varios establecimientos en Barcelona, que con eltiempo supo venderlos a los dependientes que querían trabajar porsu cuenta, dándoles grandes facilidades para su desarrollo. Uno deestos establecimientos situado en la calle Valencia 202, lo tras-pasó a una familia procedente de Reüs y pasamoa a formar parte dela dependencia mi amigo Martín Tutusaus como encargado y yo comodependiente. Allí ya trabajaba como dependiente, Emilio, un buenmuchacho, allego pedantillo, el que presumía de conocer alguna pala-bra del idioma alemán, al atender a algunos clientes de aquellanacionalidad. Esto parecía darle una categoría que,.. !para quáte cuento!

Recuerdo que fuá una noche de verano que con este amigo MartínTutusaus y dos hermanas, después de haber pasado la noche bailandoy retozando en la Diagonal, nos fuimos a la playa, para ver salirel sol. Esto significa que fuá la primera y ilnica vez que pasa lanoche f\iera de casa. En resumen, que lleguá por la mañana a casa,casi a las diez. Mi padre,, despuás de haber estado preguntandodesesperadamente a la policía, casas de socorro, etc., con la con-siguiente, llegó a casa a los pocos minutos de mi regreso y mepilló rasgueando una guitarra que teníamos, "¿Conque tocando laguitarra, eh?"-f\ieron sus primeras palabras-. Se abalanzó sobremí para darme la merecida paliza, pero pude sujetarle imovilizán-dole y pidiéndole perdón por el mal que había hecho.

-19-

!No me parece mal que haya estado con unos amigos y amigas,pero lo que debías de haber hecho es avisarnos! - exclamaba mipadre. Y efectivamente, aunque entonces no teníamos teléfono, po-día haber pasado un momento por casa y avisar para eme estuviesentranquilos. !Así fuá mi pirmera noche de ¡juerga! !rué inconsciencia!

Mi padre, pensando siempre que el trabajo que yo hacía no eralo que quería para mí como medio de vida, por amistad con D. Fede-rico Costa, propietario de la firma "LA UíTIVüRSAL", dedicada a lapublicidad en las principales salas de cine de Barcelona, entra atrabajar en sus oficinas» Allí me inicia en la publicidad, acompa-ñando al Sr. Costa en su coche, un OP2L OLYMPIA, a las diversas ges-tiones y visitas que se realizaban relativas al negocio* Acude a mimemoria que, un día, quizás para profearme y conocer mi carácter, medijo: "Toma las llaves y casa el coche".

La oficina estaba situada en la calle Muntaner, entre las callesConsejo de Ciento y Aragón y el garage estaba en la calle Casanova,esquina a la calle Consejo de Ciento. Ni corto ni perezoso, comosuele decirse, toma-, las llaves del coche, me fui al garage y saquéel coche hasta la calle Consejo de Ciento cerca de la calle Muntaner.Ni un comentario. Yo tenía solamente 17 años de edad y por supuesto,no tenía carnet de conducir.

Nuevos amigos, Manuel Trallero y Santiago Alonso. Conocí a algunosagentes deppiblicidad que trabajaban para la empresa. De ellos, he dehacer especial mención a D. Salvador Pijoan, siempre impecable en suvestimenta, del que volveré a hablarte mas adelante, por algo quehizo en mi favor.

Recuerdo que entre otros trabajos, intervine en un contrato depublicidad con PISCINAS & DEPORTES y ello me hizo pensar que podrísacudir allí para hacer gimnasia por las mañanas y practicar un pocode deporte, antes de ir a trabajar. No me olvidaba de aquel médicoque hacía ya muchos años me dijo algo en tono algo despreciativocon respecto a mi cuerpo, entonces enclenque y me había propuestosuperarlo. No olvidaba que mi madre había fallecido de tuberculosisy mi afán era mejorar todo lo posible mi estado físico, superarme amí mismo y olvidar el complejo de inferioridad que durarirte mi infan-cia y adolescencia había tenido. He de señalar que durante el tiempoque había trabajado en Establecimientos Estrada ya había mejoradomucho, puesto que allí se manejaban cajas y sacos de ciel*fco peso ytomándome las cosas deportivamente, procuraba que ello redundara enmi favor.

Fue" comiendo en Casa GEHONI, donde pude convencer a mi padre queme permitiera hacerme socio de Piscinas & Deportes, donde se pagabansietepesetas al mes, pudiendo disponer del gimnasio, nadar, practicartennis, frontón, patinar, etc. Y así fue; allí acudía alrededor delas siete de la mañana a hacer gimnasia y nadar, antes de acudir ala oficina a trabajar.

Y aquí llegó la sorprendente casualidad.¿Recuerdas que te contéque cuando trabajaba en Casa Salvat, cerca del lugar de trabajo ha-bía un muchacho que siempre estaba cantando y que te dije que no loperdieses de vista? Pues, cinco años mas tarde, me encuentro con estemuchacho, que también acude allí a hacer gimnasia. Supe que tambiénse llamaba Juan y nos hicimos muy buenos amigos, (Te repito que han desuceder cosas muy curiosas con este amigo Juan)

-20-

18 de Julio de 1936. El primer día del inicio de nuestra guerracivil,un primo mío, me presentó a Paquita. Simpatizamos y estuveuna corta temporada "bandeándome y jugueteando entre Anita, mi parejade baile y Paquita, sin dejar de estar con mi amiga (de la que nodigo el nombre), con la que tan buenos ratos pasaba. Por fin, decidípor Paquita, la que posteriormente fue mi esposa.

Sin poder precisar el tiempo transcurrido debido a los anormalesdías que se vivían debido a nuestra guerra civil, suceden algunascosas que te voy a señalar.

Perdí de vista al amigo Juan, que dejó de acudir a "Piscinas &Deportes".

En la empresa LA UNIVERSAL descendió rápidamente el negocio y lacosa no andaba muy bien, que digamos. En vista de ello y quedandocon una excelente amistad con el Sr. Costa, propietario de la empresa, mi padre consiguió por mediación de un buen amigo, Sr. Pérez,que pudiera trabajar como ayudante de electricisca, en los escena-rios del Teatro Nuevo (hoy desaparecido), situado en el Paralelo,la famosa avenida donde estaban ubicados la mayoría de teatros,"cabarets" y otros espectáculos similares. Lo pasé muy bien, tra-bajando y aprendiendo muchas cosas de la farándula, que no te voya contar, para no hacerte perder tiempo.

Por mi parte y ante la posible movilizaciónde mi "quinta" (lla-mada del "biberón") acudía como voluntario a unas sesiones de gim-nasia en los patios de la Escuela Industrial, uno de los puntosdonde se había establecido un campo de instrucción pre-militar. Emonitor que allí dirigía las tablas de gimnasia me informó de quese iban a iniciar unos cursillos para monitores de cultura físicaque considerando que yo tenía aptitudes para tal destinos, valíapena inscribirme. T así lo hice.

Entretanto, por desavenencias con la prima Tomasa, ignoro elporqué y no tengo el mas mínimo interés en saberlo, nos fuimos avivir solos, mi padre y yo, al cine "Khirsaal. Detrás del escenaricexistía un gran espacio que destinamos a habitación. Y otra vezseparado de mis hermanos que se fueron a unas colonias de la Gen*ralitat, situadas por Aiguafreda y El ITigaró, dentro de la Hsmai"Portección de la Infancia", donde con posterioridad supe que lopasaron bastante mal, con robos en la cocina, fugas, etc. Eran 1épocas de guerra y las cosas no iban muy bien en general. Con poterioridad mi hermano Ricardo pudo ingresar en el "Colegio de Hefanos de San Julia de Vilatorta", donde recibió muy buena educac

Inscrito pues, como ya te digo, para realizar los cursillos ]monitores, fuimos destinados a San Cugat del Valles (entonces P:del Valles)alojándonos en tiendas de campaña de lona, que monta:nosotros mismos, haciendo una vida militarizada. Estuvimos airede unos quince o veinte días trabajando con dureza y una vez secionados, se celebró una gran tabla de gimnasia ante el Palaciola Generalitat de Catalunya, como fin de curso. Después nos tuécedida una graduación asimilada a sargento, con entrega de gale

-21-

Con posterioridad se realizó* una distribución de destinos y fuidestinado a Castelldefels, como Sub-Jefe de Campo, Estuvimos concen-trados en un chalet abandonado al lado de la playa, alrededor deunos doce monitores. Con mi grupo, íbamos al Castillo de Castellde-fels, donde estaban concentrados muchachos que estaban prestos aser movilizados o voluntarios y una vez terminadas las sesiones degimnasia regresábamos a nurstro "cuartel". Allí practicábamos unpoco de cada cosa, en instalaciones que nos fuimos preparando noso-tros mismos. Por ejemplo, el salto de pértiga, que a mi me gustabamucho practicar, se realizaba con cañas de bambú", no flexibles, ycayendo sobre un mont<5n de arena, sin las ventajas actuales de unacaída sobre colchón de foamez o de aire. Practicábamos lanzamientodé disco, peso, jabalina, etc. Resumiendo: una vida sana. Hasta quellegó un buen día nos dijeron que íbamos destinados a no sabíamosdonde. De modo que , cogimos nuestros bártulos y. ..'.al tren!.

Disgregados y separados unos de otros, fuiraoa a parar a los al-rededores de Villarrobledo. Quedamos ubicados en unos amplios co-bertizos, donde habían unas grandes tinajas y de aquí que quedódenominado como cuartel "Las Tinajas". Estuvimos allí unos díasy teníamos que ir a buscar el rancho y provisiones con un carroturado por una muía muy rebelde y los apuros eran nuestros paraque obedeciera y siguiera el camino debido. '.Cómo nos divertíamos!

Por las tardes, íbamos a unas tascas a beber "mostillo", mien-tras deambulábamos por el pueblo. Una noche nos fuimos al cine unosamiguillos y he de contarte que de pronto me entró un fuerte doloren el vientre y me fui a los servicios del cine, para ver si podíaresolver el problema y...!ya lo creo que lo resolví! No hice nada;solamente soltó una ventosidad con tal estruendo, que inmediatamenteme desapareció^-, el dolor abdominal que tenía. Es la mayor ventosidadque recuerdo haber soltado en mi vida. Jamás se me olvidó, como tupuedes comprobar.

Tal como ya te he dicho, allí estuvimos unos días, haciendo ins-trucción pre-militar. Como llevaba galones de sargento, me hicieronactual como tal, haciendo Hmarcar elppso", como suele decirse, a unnutrido grupo que por allí estaba también esperando instrucciones,y con el beneplácito de los "camaradas" superiores. Todo menos ac-tuar como monitor de cultura física, que yo era. En vista de ello,cuando partimos de nuevo, dejé los galones a un lado, pera evitar mehicieran actuar como un sargento normal, con las consiguientes res-ponsabilidades en él frente de batalla.

Partimos de allí, deambulando por no sé donde. Solamente sé quefui a parar a los alrededores de L'Asentiu(La Noguera), sin uniformeni arma alguna y sin saber lo que íbamos a hacer allí. Solamenterecuerdo que fui a hacer una necesidad fisiológica tras unos mato-rrales y cuando levanté la cabeza una vea terminado mi "trabajo",pasó silbando una bala cerce de mis orejas, lo que me enseñó quepor allí debía de andar agachado, si no quería pasar a mejor vida.Consideraba que no era todavía la hora y por lo tanto, tomé buenanota de la advertencia que me hicieron desde el bando enemigo.

Allí hubo bastantes muertos y heridos al intentar tomar una loma,que tras unos ataques y contraataques se perdió, ordenando la reti-rada de los pocos cambatientes que quedaron vivos.

Iniciada la retirada, no pienso contarte mis "batallitas" comosuelen hacer los ya mayorcitos, ni te voy a contar que dormí enuna cuadra al lado de unos caballos o mulos en Alcañiz«.y que porla tardecuando estábamos recogiendo el rancho en la improvisadacocina en pleno campo, unos obuses cayeron cerca de allí y que tu-vimos aue salir pitando, como suele decirse. Solamente te diráque fuimos a parar a Valdealgorfa, donde eslfcuvimo'St unos,tres 'días,comiendo como se podía ya que el servicio de intendencia era total-mente irregular y siempre improvisado.

Lo que sí te contaré es que allí conocí a MJimmyn, que así sehacía llamar. Era un magnífico chaval, bajito, que me recordaba aJames Cagney, aquel excelente actor protagonista de un sin fin depelículas de gangsters y otras muy interesantes. Una de las líltimaspelículas fue "UN,DOS,TRES", aue tanto éxito obtuvo y aue han repuesto alguna vez por TV. Sin duda la habrás visto y te divertirías con

El citado "Jimmy" con una especie de flauta que llevaba consigo,siempre tocando cosas divertidas, nos hizo pasar un rato de tal emo-ción, que nos hizo olvidar que estábamos en guerra, oue pasábamoshambre y miseria por aquellos pueblos para nosotros desconocidos.

Fue en Cretas, donde pernoctamos en una iglesia bastante destro-zada, tal como sucedía durante la contienda en nuestra zona. ¿Tepuedes imaginar en aquel vetusto recinto con las paredes ennegrecidaspor el humo del fuego, semi derruido, oir una interpretación del"Bolero" de Ravel, con aquella especie de flauta da juguete, rodeadode muchachos ( no me atrevo a decir soldados, ya que,te repito queno teníamos armas, ni estábamos formados en compañias militares)con las maletas y cajas vacías marcando el ritmo del bolero golpe-ando sobre ellas con las manos y los puños? ¿Oir la flauta sola-mente y el ritmo marcado en medio de un sepulcral silencio? '.Fue"algo inolvidable!. Siempre que con posterioridad he escuchado el"Bolero" de Ravel, acude a mi mente aquella emocionante y por su-puesto irrepetible imagen.

Casualmente, en la Diagonal de Barcelona, en el año 1940, volvía ver a este muchacho. Nos reconocimos mutuamente y recordamosaquella noche tan especial.

Deberás de perdonarme, si mis recuerdos se entremezclan y con-funden. Vagamente recuerdo haber estado cerca de Teruel y hospita-lizado un par de días con fiebre. No sé" si fue por el efecto de lafiebre que se me ocurrid una corta poesía, por supuesto dedicada ami prometida y que rezaba así:

Como sea que en esta páginano puede caber bien dicha poesía,te rmego que si tienes interés enconocerla, te tomes la molestiade pasar a la página siguiente.Verás que no soy un poeta, pero

espero que te guste.

- 2 3 -

CUAITDQ VTTT-XVA

Guando vuelva!ay! cuando vuelva,las cosas qtte voy a hacer.

La guerra habrá terminado'.alearía por doquier!gritos de gloria mezcladoscon sonrisas de mujer.

De mujer que ha esperadocon resignación al ser,que un día alegre y clarose fuá a luchar con gran fé.

Cuando vuelvalayí cuando vmelvala. 3 cosas que voy a hacer.

Aquí beses, allí abrazos,la novia volver a ver;y las risas y los llantosse confundirán también.

La madre Isesa a su hijoy el marido a su mujer;y la paz que se deshizohoy ya vuelve a renacer.

Cuando vuelva!ay! cuando vuelvalas cosas que voy a hacer.

Las flores son de tu agradopues...¡flores te he de traer!vendrá con cestos cargadopara tu cuerpo envolver

Muchas rosas y claveles,habrá nardos por doquier,geráneos y tulipanesy feliz te voy a ver.

Cu an do vu e Iv a!ay! cuando vuelvalas cosas qjje voy a hacer.

Sacando todas mis fuerzasi?e besos te llenaráy ese cuerpo que tu ostentascontra el mío estrechará.

Y ya q.ue hablamos de dicha,una cosa te ᱿é:

Cua." do vu eIva!ay! cuando vu9Ivate voy a hacer...!mi mujer!

J.Aznar R.

-24-

Y volviendo a la realidad te diré que, ya recuperado y saliendode aquellos alrededores de Teruel hacia no sé donde y no recuerdocomo, ya tenía un fusil en mis manos, con la correspondiente muni-ci<5n.

Llega a mis manos una carta de un tío mío, Pantale<5n, que esta-ba también por aquel frente de Teruel. En la carta en cuestión, la•única que recibí durante mi deambular por el frente de batalla, medaba el pésame por el fallecimiento de mi padre, cosa que yo igno-raba totalmente» Tras la lógica sorpresa, inmediatamente pensé:¿Qu^áucedió? ¿Cómo fue? ¿Quién se ocupó de su entierro? ¿Donde es-taban mis hermanos? ¿Dónde las cosas de casa, los pocos muebles yenseres que teníamos?.

Lleno de interrogantes, hablé a mis superiores, comisarios, etc.exponiendo el caso y pidiendo un permiso de unos días, para ver co-mo estaban las cosas y regresar al frente inmediatamente. Gomo enaquellas fechas la situación estaba bastante mal ya que íbamos re-trocediendo y había bastante confusión por todas partes, me fuenegado rotundamente. Puedes imaginarte mi desesperación.

Sin saber hacia donde, partimos de nuevo y estuvimos caminandodurante todo el día y llegamos de noche sin tener la mas mínimaidea de donde estábamos y nos dieron orden de parapetarnos como sepudo, en una loma.

Cuando amaneció, vi que estábamos situados a no mucha distanciade Morella, que estaba ocupada por los "nacionales". Temprano empezóla aviación enemiga a ametrallarnos. Nos dieron orden de adelantar-nos fuera de las improvisadas trincheras o parapetos, para evitaren lo posible ser ametrallados. Así lo hicimos. Es decir; así lohice. Digo así lo hice, porque al poco rato de estar allí sentadosin saber lo que sucedía y solamente oyendo disparos, miré a loslados y vi que estaba solo. No había nadie a mi alrededor; solamen-te a lo lejos, a mi derecha, vía unos que estaban parapetados trasunas enormes piedras. Regresé hacia el improvisado parapeto, quiserecoger mi macuto, p.©ro no supe verlo.Puesto que se adivinaba quevenían atacando, empecé a descender de la loma, dando brincos, acom-paraño del aire de las balas que pasaban rozando mis orejas y quepor suerte no llegaron a heririme. Oí el grito a lo lejos de unherido, pero nada podía hacer para ayudarle. Seguí dando brincosy descendiendo, para poder llegar a un punto mas resguardado. Lle-gué hasta una vaguada donde me encontré con cuatro o cinco mucha-chos, que también habían retrocedido. Seguimos caminando, despista-dos con la impresión de que la vaguada estaba situada entre los dosfrentes, ya que se oían disparos por ambos lados,y ya anocheciendollegamos hasta los alrededores de San Mateo y extenuados dormimosen una especie de cuadra o pajar.

Durante la noche, reflexionando sobre lo acontecido con respectoa la muerte de mi padre, determiné tomar camino hacia Barcelona.Pero.. .¿Cómo?¿Sería posible lograrlo? ¿Riesgos? '.Todos! No disponíade mapa ni guía alguna. No podría caminar por carreteras ni porvías de ferrocarril, ante el riesgo de que me tostaran por desertor.Mi tínica orientación era el sol. Teniéndolo por la mañana a mi dere-cha, iba bien hacia Barcelona. IHe de llegar como sea! Y por la ma-ñana temprano, sin decir nada, emprendí mi marcha.

-25-

Guiado pues, por el sol y caminando siempre campo a través ypor caminillos vecinales, recuerdo haber pasado por Els Capellans,Mas de Barberans y otros, cuyos nombres me indicaban los vecinosde aquellas zonas, los que por temor a los bombardeos, vivían en elcampo, en los "masets", o sea pequeñas casitas donde se guardabanlos aperos de labranza y que habían acondicionado para pasar unosdías, esperando el fin de la contienda. Gente muy bondadosa, que temiraba con cierto recelo al acercarte, ya que en plena guerra polí-tica, no podías fiarte de nadie. Contaba mi propósito y el porqué*de mi marcha y esto generaba una confianza y un espíritu de ayuda ycolaboración.

Pero me iba acercando al gran problema, que quizás me impediríallevar a término mi propósito de llegar a Barcelona. !E1 río Ebro!¿Como podría atravesarlo? Preguntando e indagando por aquí y porallí, me informaron que había un barquero que le llamaban "El Bala"y que por un determinado importe de dinero me cruzaría el Ebro. Meindicaron que estaba por la ribera del río, sin poder precisar conexactitud el lugar. Logré localizarle y acordamos que me pasaríael río por la noche. A la hora convenida, allí estaba. No te puedodescribir la emoción de aquella aventura. De noche y ante la incer-tidumbre de la feliz resolución de la travesía, mentalmente ayudabaa remar con fuerza a aquel hombre, ya que al pensar que cruzando elrío ya no tendría mayores obstáculos para llegar a Barcelona,!medaba unos ánimos...! Llegamos a la orilla opuesta cerca de Caiapredóy me despedí con un abrazo de aquel barquero, que jamás olvidé.

No me voy a extender con demasiados detalles, contándote dondedormí, ni como muy temprano reemprendí la marcha atravesando camposy senderos llegando ante la masa de montes denominado en su conjuntoEl Perelló, que comprende la Serra de les Comes, Plans de Burga,Serra de la Batalla, Serra de la Creu, etc. (Estas denominacioneslas he conocido posteriormente, ya que entonces no tenía ni la masremota idea de ello). Atravesar aquellas montañas guiado solamentepor el sol, fue una aventura. Aquel paraje desértico, donde noveía mas que palmitos, tierra, plantas y arbustos que lo tínico quehacían era pincharte y arañarte y sin referencia alguna como ayuda,me hicieron dudar si seguía por buen camino o me desviaba de miruta, ya que el.ail ya se había ocultado y empezaba a anochecer.Pero mi instinto y aquella confianza que tenía en mí mismo, me de-cía que pronto saldría de aquel paraje tan salvaje. Y así fue.Encontré el providencial "maset". Por la mañana, después de comerunas aceitunas con pan con que me obsequió el matrimonio que meacogió para pasar la noche, ¿eguí mi marcha.

Vagamente recuerdo haber pasado por Yandellós (entonces no habíaninguna central nuclear, por supuesto) y ya no sé como, llegué denoche a Tarragona. Me presenté en el cuartel de "Transeúntes11 expli-cando las razones por las que tenía que ID^ar a Barcelona, a uncapitán de oficinas que me dio la solución para seguir mi'viajehasta Barcelona, sin ser considerado un desertor. !Cué excelentepersona!

Cerca de Torredembarra, pude subir a un camión que me llevóhasta Barcelona.

-26-

Acudí al domicilio de mi prometida y tras la sorpresa y alegríade vernos, vi que habían recogido los enseres que teníamos en elcine Kursaal, al fallecimiento de mi padre. Me fui a ver al amigoSr. Pérez, del que ya te hablé, que fuá quien se ocupó de todoslos trámites para el entierro de mi padre, al que le agradecí todolo que había hecho por nosotros. Me informé de la situación de mishermanos y supe que estaban bien, mi hermano Fernando en unas colo-nias de la Generalitat en Aiguafreda y Ricardo en el Colegio deHuérfanos de San Julia de Vilatorta. Todo esto me tranquilizó.

Acudí diariamente, tal como era mi obligación, al cuartel de"Transeúntes". Allí repartían un plato de arroz, como engrudo, queyo recogía en una especie de lechera de aluminio, no solamente miración, sino también las c:ue otros desechaban y me lo llevaba acasa de mi prometida y allí juntamaate con los padres de mi prome-tida, comíamos todos juntos. Era época de guerra y hambre.

Un buen día, no nos dejaron salir de allí y sin darnos explica-ciones, nos cargaron en camiones, trasladándonos hasta los alrede-dores de Castellserá, entre Tárrega y Agramunt.

Por la mañana, fuimos presentados a unos oficiales y veteranosde la Brigada 123» llamada "La Bruja", que se estaba reorganizando.Entre los veteranos había un sargento, muy simpático, llamadoMiguel Dolz y a quien me ofrecí como oficinista, por si podía serde utilidad en la reorganización. Después de un trámite un pocoespecial, como fue el conseguir una máouina de escribir, fui acep-tado- y quedé nombrado Cabo de Oficinas del 4-2 Batallón de la 123Brigada, de la 90 División.

Al formar las Compañías, se nombró como administrativo de la 2§Compañia a un mozalbete que tenía muy buena caligrafía y me parecióuna persona adecuada. Este fue Sebastián Pares, que luego se convir-tió en uno de mis mejores amigos y del que hoy todavía me honro consu amistad.

Estando ya un poco organizados auedamos concentrados por Preixensy alrededores. La oficina del 4S Batallón quedó establecida en unvetusto castillo de origen románico. Allí se creó una magníficaamistad con Miguel Dolz, a quien oía roncar cuando dormía, mientrasyo escribía alguna carta a mi prometida Paquita.

Se desarrolló la célebre batalla del Sbro. Considerando que yaestibamos mas o menos organizados, fuimos destinados a cubrir lalínea avanzada, para relevar a los que habían realizado el ataque.Cruzamos el río sobre unos provisionales pontones y seguimos cami-nando pasando por la Patarella, hasta alcanzar la primera línea,entre la Puebla de Masaluca y Tillalba de los Arcos.

Durante este espacio dé tiempo que allí estuvimos, se consolidóla amistad con Sebastián Paras. Dormíamos dentro de lo que por lovisto había sido un refugio de pastores o un polvorín o depósito dearmas del enemigo, compartiendo mantas ya que dormíamos juntos ypor lo tanto, también compartíamos piojos y sarna que allí existíaen abundancia en las manos, codos, entrepiernas... Recuerdo que miamigo Pares casi no podía caminar, debido a la sarna. !De pena!Ah! ¿Te puedes imaginar al amigo Pares interpretando la serenata deTosselli dentro de aquel agujero con un violín que no recuerdo dedonde había salido?¿Y al amigo Agapito que era el "observador" delbatallón cantando jotas al que yo acompañaba con una guitarra quetampoco se sabía de donde había salido? Pues asi era nuestro humor.

mm'J' f —m

A finales del mes de Agosto, segrín creo recordar, fuimos releva-dos y regresamos cruzando de nuevo el río Bbro, para cubrir líneaen la misma ribera del río, por Ia3 proximidades de Cherta y Tivenys,donde seguíamos"gozando" de la sarna, cada vez peor y de la compañíade los piojos que no nos dejaban en paz.

Allí se conversaba con el enemigo situado en la otra orilla delrío y cada uno lanzabg^ sias^gtitos de !Fascistaaaas! mientras otrosexclamaban IRojooooss! Y así transcurrieron unos días sin novedadesdignas de mención.

Conseguí cue me evacuaran a La Ampolla, que entonces era un pe-queño pueblo de humildes pescadores. Allí, a base de baños de mar ysol, arrancándome las costras de las manos y codos, lavándolos conagua del mar y con la valiosa ayuda de un inteligente médico que es-taba al frente de un pequeño puesto sanitario allí establecido conescasos recursos medicinales, quien me aplicó* unas sesiones de auto-hemoterapia, cura casi totalmente. Regresa al frente, con un bigotemayor que el que normalmente poseía y muy tostado por el sol que _pude tomar. (Debes de saber que lleva bigote desde el año 1936,hasta el año 1971» que me lo Quita).

Para no hacerme pesado contándote demasiados cletaiüaas, cue sinduda a tí no te interesarán demasiado,te dirá que después de serrelevados de acuella zona, se inició* una retirada genaral mas o menosorganizada, que llegamos hasta las afueras de Olot, donde se esta-bleció un pequeño puesto de intendencia en una masía (creo que erade la familia Juvinyá), y aalí estuve soportando fiebre durante dosdías. Una magnífica familia, que me prestó una especial atención.Se recibió* orden de partir de aquella masía, ya en plena retirada ysalimos de allí precitadamente, después de ayudar a la familia aponerse a cobijo de las bombas y ametrallamientos por pariré de laaviación ya que"el enemigo estaba prácticamente entrando en Olot.

Prosiguió la retirada desordenada y con un cansancio total.Perdí de vista a los amigos Dolz y Pares así como a varios oficia-les; o-sea, que anduve algo desarraigado de los amigos y compañerosdel Batallón. Llegando a Molió, en la frontera, separaron a los quedeseaban pasar a la"zona franquista", de los cue querían seguir conlos denominados "rojos". Decidí por la segunda opción.

Nos llevaron a una zona descampada- de Prats de Molió, que no eraun campo de concentración ni nada parecido, puesto que allí no habíanada, pero que estábamos vigilados por unos soldados senegaleses,altos y armados, que solamenteéabíam decirnos ?alles á bas"!cuandonos acercábamos un poco a los límites de la zona acotada. Repartíanalgo de pan, alguna lata de sardinas y chocolate. Nada más. Aguapara beber y asearte un poco, de un riachuelo donde había un caballomuerto, hinchado. Lo tínico que se podía hacer era matar piojos queno me dejaban vivir. Es decir; allí estábamos tirados.

Vista la situación, decidía escapar de aquel paraje, a pesar dela vigilancia de los senegalesesy de que segdn se oía decir, habíaunos grupos que vigilaban a los que pretendían pasar a la zona yaocupada por las tropas franquistas y si los pillaban, los molían apalos.Pero ya había decidido. Para morirme aquí de hambre, me largoa España, sea como sea —me exclamaba a mí mismo—.

—¿o-

Tenía una referencia de donde estaba el paso hacia España. Esperéal atardecer, tiempo que calculé suficiente para llegar a la fronteraantes de que anocheciera. Salí por un punto donde me pareció, quehabía menos vigilancia y me lancé a la nueva aventura. Llegué alpunto previsto cuando ya había anochecido. Unos soldados que estabande guardia me metieron en un cuartucho donde habían unos colchonesque apestaban y me dieron un plato de lentejas que me supieron agloria.'.Claro, despué de unos días de hambre...! Dormí sobre aquelloscolchones, juntamente con otros muchachos que también habían cruzadola frontera. A la mañana siguiente salimos hacia Camproddn. Pude es-cribir una nota con la dirección de mi prometida, indicando que yaestaba en España y envolviendo una piedra con el papel, al pasarante un grupo de mujeres, la arrojéa sus pies, rogando la hiciesenllegar a su destino. Y así fue.

En camiones nos trasladaron a higueras y como prisioneros, reali-zamos algunos trabajos de limpieza de escombros por las calles. Aldía siguiente por la noche, nuevamente en camiones, hacia un destinodesconocido.Y,sorprendentemente llegamos a Barcelona.!Vaya alegríaque sentí! Quedamos"alojados" en el cuartel ("Francesc Maciá" ante-riormente) que posteriormente fue Hospital Militar. Pude escribir ami prometida indicando donde estaba y pidiendo consiguieran unacarta de "La Universal" donde había trabajado, que pudiera servircomo aval. Y efectivamente,no solamente se consiguió esta carta,sin<5 también otro escrito de Salvador Pijoan, que había sido agenteen la empresa. ¿Lo recuerdas?

Este Sr. Pijoan, no sé como fue, llegó* a ser Teniente del Ejér-cito "Nacional" y en su escrito indicaba que yo era "totalmenteadicto al régimen". El efecto de este escribo fue inmediato, ya queestuve solamente unos nueve o diez días en el citado campo de con-cent rae i <5n.

Durante aquellos días , pude ver la desesperación de algunos fa-miliares de los que allí estaban esperando la libertad, hablando agritos a través del barranco que situado alrededor del improvisadocampo de concentración, separaba a éste de la que podríamos decirera la calle. Algunos intentaban lanzar algún paquete de comida,que irremediablemente, casi todos iban a parar al fonda del barranco.Era preciso evitar a un individuo que como vigilante y con una carade "mala leche", iba provisto de una especie de fusta trenzada, comaun nervio, que lo blandía cuando apreciaba que alguien se acercabaal borde del barranco, para ver si podía recoger algún paquete lan-zado por sus familiares. No hace mucho tiempo, pude comprobar queeste barranco todavía existe, separando al citado Hospital Militar,de la Clínica DELFOS.

Salí, pues, como ya digo, del citado campo, lleno de piojos, perocon una desbordante alegría, como tu bien puedes suponer. En casadé mi prometida, Paquita, recuerdo que pude bañarme en un altobarreño de zinc, con agina calentita, que buena falta me hacía.

¿Todavía sigues leyendo?!Qué bien! !Los hay valientes!

-29-

Hechos los trámites de presentación en el Centro de Movilización,por estar mi reemplazo en activo a Salamanca, Lleg-ada al cuartel delRegimiento de Infantería n2 28. Me entrega.'Tron ropa militar usada,pero limpia, La ropa que llevaba consigo de casa, quedó en mi poder.Al segundo día de acuartelamiento provisional, pidieron gente conconocimiento de algunos oficios y personal para oficinas. Quedaelegido juntamente con otros cuatro muchachos, para pasar a lasoficinas de la Caja de Reclutamiento, previso examen y pruebas deconocimiento de oficinas. Lso cuatro elegidos, fueron ATbarto, José,Miguel y Enrique, todos de Barcelona. Con el primero de los citadosse creó una fuerte amistad, como podrás apreciar mas adelante. Tediré que ful mi mejor amigo, al que solía decirle rae era mi tercerhermano.

Estas oficinas estaban ubicadas dentro del Cuartel de Canavaca ypor lo tanto, a pesar dé nuestra independencia del resto de la tropa,estatuamos sujetos al horario de comidas, entradas y salidas delcuartel. Pronto nos dimos cuenta de la desorganización total queexistía en aquella oficina y con el beneplácito de la oficialidad,nos propusimos organizaría bien.

Allí estaba un chaval, que creo era secretario del ayuntamientode su pueblo, pero con poca idea de organización. Tal ara el gradode educación de este muchacho, que en una ocasión dijo que éramosunos"guarros", porque había visto que nos cepillábamos los dientes.

El "secre", que así le llamaban los oficiales, nos anunció queiba a venir a la oficina un capitán, que era de temer, por su carác-ter autoritario. En la oficina estaba como Jefe de la Caja de Reclu-tas, un Comandante, D. Guillermo Villén, ira. Teniente y un Alférez deOficinas, D. Fidel, ya mayor, muy buena persona, que le temblaba lavos y las manos. Creo que temblaba todavía más, epnsando en la lle-gada de D. Pablo Illescas, que así se llamaba el temido Capitán.

Te diré que habíamos empezado a trabajar Alberto y yo, en la mesade un despacho, que al llegar el Capitán Illescas, nos espetó:¿Qué hacen Vds. aquí? Nos dijo que este eEa su despacho y que por lotanto, teníamos que dejarlo libre. Dio una vuelta por las oficinas,hskQd con los oficiales mencionados y se marchó.

Esto así, desalojamos el despacho, quitando todos los cachiva-ches que allí estaban de cualquier manera y nos propusimos que cuan-do liegase es Capitán al día siguiente, lo encontrase todo en orden.Y así fue. Cuando llegó y vio wsuw despacho, nos demostró con susemblante que había quedado muy complacido.

ITo quiero hacerme pesado con muchos detalles mas o menos intere-santes. Solamente te diré que conseguimos varias cosas como fueron:Que fuésemos respetados, tal como nosotros respetábamos. Siendo no-sotros, Alberto y yo, Responsables de la correspondencia, llevar lafirma al domicilio del Comandante y evitarle así la visita para sufirma por las tardes. Obtuvimos para Alberto.y para mí, autoriza-ción para entrar y salir libremente del cuartel a cualquier hora yafuese de día o de noche. Incluso conseguimos salir vestidos de pai-sano en alguna especial ocasión.

He de señalarte, que entonces, el soldado percibía 0'50 ptas.aldía, o sea lo que se denominaba "las sobras". Esto se entendía queera lo que sobraba de lo asignado como mabutención del soldado. Esdecir, que en el Ejército estabas alimentado y además tenías 0'50 pts,para poden "derrochar" a tu gusto.

Después de haber recibido diez pesetas dentro del sobre quecontenía una carta de Paquita, mi prometida, que me hizo llorarporque en aquellos tiempos la vida estaba muy difícil 7 acuellorepresentaba una sacrificio, estuve pensando que era cuestión dever como se podía ganar algún dinerillo, no para vicios, porque yono fumaba y el alcohol no me hacía mucha gracia; pero poder tomarun cafa de ves en cuando, no estaría mal.

Aprovechando la circunstancia y ventaja que representaba el per-miso obtenido para poder entrar y salir libremente del cuartel, unbuen día la dije a Alberto: '.Tamos a hacer publicidad! Lleno deasombro, me dijo: !Si yo no sé nada de ésto! Mi respuesta fue:'.Eso no importa! Y nos fuimos a averiguar quien era el agente depublicidad que allí destacaba dentro del ramo. Una vez localizado,concertamos una. entrevista y conocimos al Sr. Gallo. Le afirmamosque nosotros éramos agentes de publicidad especializados en cinesde Barcelona y que estábamos dispuestos a trabajar para él. Algosorprendido por nuestra oferta, nos dijo que no había muchas posi-bilidades, pero que aceptaba nuestra colaboración. Acordamos quenuestra comisiónsería del 20 $>, que era lo que nosotros cobrábamoshabi"bualmente. IVaya farolada! Alberto no salía de su asombro.

La ciudad de Salamanca contaba con cuatro cines, uno de ellosera el Teatro Liceo, que a pesar de ser cine, en los enteactos,seguía descendiendo el telón efe publicidad, con muy pocos anunciosya que se había intentado llenarlo, sin éxito. Pusimos mano a laobra, como suele decirse, se calcularon precios, etc. etc. Resu-miendo; que limamos de anuncios el "dichoso" telón.

Seguidamente, confeccionamos un programa manual gratuito, deocho páginas, para las fiestas locales, que fué^un áito total.

El primer impofte que percibimos a cuenta, fue un billete de50 Ptas. Miramos con gozo aquel billete de color marrón, que recuer-do muy bien. ¡Qué alegría! Total, que estas actividades nos permi-tían tomarnos algún café, cuando nos íbamos al "Café Castilla" ahacernos unas partidas de ajedrez, que simpre perdía yo. !0ué bienjugaba Alberto!

He de contarte que hicimos una buena amistad con Miguel CasasAuge, hermano del ya conocido músico José Casas Auge, el cual esta-ba haciendo la "mili" también en Salamanca, que nos deleitaba inter-pretando al piano música clásica y moderna, en aquel salón reservadodel dicho "Café Castilla".

Con el amigo Alberto, inseparables, nos íbamos a pasear bajolos porches de la magnífica Plaza Mayor, una de las mas bellas deEspaña, a la que denominaban "La Noria", porque los paseantes cir-culaban bajo los citados porches unos en un sentido y otros en sen-tmdo contrario, siempre por la derecha y cada vez que se cruzabancon los amigos o conocidos, se saludaban con una inclinación de lacabeza, una sonrisa o un malicioso guiño. (Ignoro si ahora todavíasiguen con esta simpática costumbre)

También acostumbrábamos a pasear por la Avenida de Cataluña,donde conocimos a unas jovencitas, adolescentes, con las que hici-mos una limpia y sincera amistad. Nos sentábamos en bancos o sillasque ellas sacaban de sus domicilios y con el beneplácito de susfamiliares, allí departíamos, contando historietas, etc.Debo de confesar que siempre he procurado "hacer patria", como sue-le decirse. Estas amigas tenían un concepto equivocado de los cata-lanes y nuestro interés era borrar de sus mentes esa errónea idea.Me consta aue así fue.

-31-

En Noviembre de 1939, teniendo en cuenta que oficialmente yoera hijo de viuda y tenía hermanos menores de edad, pude licen-ciarme temporalmente con la llamada "Prórroga de 1§ Clase" y regre-sa a Barcelona, La actividad de "agente de publicidad", me permitió*el regreso con una maleta repleta de pasta de sopa, queso, chorizoy otras cosas aue no recuerdo, además de una crucecita de oro parami prometida Paquita. Todo esto lo festejamos en casa de sus padresRamón y Carmen y donde quedó establecida mi residencia, en un cuar-tito pequeño, donde tenía mi cama.

Y llegó la hora de trabajar. Sí, pero ¿donde? ¿como?, Te voy ahacer un corto resumen, para no hacerme pesado. Verás:

= En LA UNIVERSAL, estaban prácticamente parados. No había tra-bajo.

= Estuve trabajando una corta temporada en la"Metro G-oldwindMayer", como controlador de porcentajes. (Los cines contra-taban las películas a un determinado porcentaje de taquillay había que evitar fraude)

= Paquita trabajaba en la Compañía de Seguros L'ABEILLS, comomecanógrafa.

= Volví a hacerme socio de "Piscinas & Deportes", siguiendo enmi obsesión de hacer gimnasia y mantenerme en la mejor formaposible, recordando siempre lo que me dijo aouel médico y elperenne pensamiento de que mis padres habían fallecido muyjóvenes y por afecciones pulmonares.

= Trabajó como"boletero", en el recientemente inaugurado "FrontónSOL y SOMBRA. (Hoy desaparecido)

7 = También trabajé temporalmente por las mañanas en el departa-mento de contabilidad de "L'Abeille", para suplir vacacionesde personal, mientras seguía trabajando tarde y noche en elfrontón.

Un buen día hice una visita al amigo Ignacio Ravell, quien habíaadquirido el tíltimo establecimiento que tenía el Sr. Estrada, en lacalle Aragón 313 y que lo había convertido en lo que en lo sucesivosería "Mantequería Ravell". Un hombre que siguiendo la "escuela" deaquel Félix Estrada, del que tanto te he hablado, supo hacer desa-parecer el ambiente de tienda de mercado, o.onvirtiendo el estableci-miento en algo mas señorial y distinguido.

Lamento tener que hacer un paréntesis para decirte que este buenamigo falleció_en 1994» prácticamente al pié del cañón, como sueledecirse, ya que seguía llevando la batuta ea el negocio, bien secun-dado por su esposa. Fue. lo que suele decirse, "un fuera de serie".Actualmente sigue el negocio regentado por su viuda, manteniendoel prestigio conseguido.

Y ya que he mencionado de nuevo a D. Félix Estrada Saladich, elhombre de quien tanto aprendí y al que atín siendo mi patrón, contodo lo que esta palabra conlleva,tanto admiré, supe que este Sr.Estrada, se apartaba totalmente del ramo alimenticio y con granacierto y mucha vista comercial, había creado "Muebles LA FABRICA".Esta firma que todos conocemos y que sigue regentada por su hijoFálix, al que en algunas ocasiones había entretenido en su casa,cuando trabajaba en el establecimiento de la calla Aragón,

Quiero destacar que empezó sus actividades en la calle Radas ycuando se instaló posteriormente en la calle Rocaí'ort, tuvo la ideade hacer una fiesta con un castillo de fuegos artificiales en lapropia azotea del edificio. Una cosa totalmente inédita y que pare-cía algo estrafalaria. Debidamente informado el publico por mediode la prensa y de algrín otro sistema de publicidad, gran parte delos habitantes de Barcelona, se enteró del que,.pudiéramos decir,acontecimiento. Fue un éxito por su originalidad. Tengo entendidoque al día siguiente, el Sr. Estrada exclamó: '."Ahora Barcelonaya sabe donde está MUEBLES LA FABRICA11! ¿Te das cuenta? ! Teníarazón!. A cualcuiera que le preguntaseis, sabía donde estaba si-tuado, mas o menos, el establecimiento.

Y volviendo de nuevo a mi vida, te voy a contar que aunque mitrabajo en el frontón no era una cosa muy segura, pensamos eme noera conveniente seguir viviendo en la casa de mi prometida Paquita,en aquel pequeño cuartito y tomamos la decisión de contraer matri-monió. Por otra parte, podría tener a mis hermanos conmigo y dejarde andar deambulando cada uno por su lado, condición oue fue bienaceptada por la familia, ya que pensábamos vivir todos junrtos; lospadres de Paquita y mis hermanos Fernando y Ricardo*

Alquilamos un piso en la calle Valencia, donde todavía se podíaver el tren circulando, con el consabido ruido y humo, que llevabaconsigo esta delicia. El piso era suficientemente espacioso, parapoder vivir todos suficientemente bien. Así pues, nos casamos aldía 1* de Septiembre de 1940, en la Parroquia de la Milagrosa,y se-guimos trabajando ambos.

Un día, un empleado de L'Abeille nos informó que un agente deseguros colaborador de la Compañía andaba buscando a una personaque pudiera estar al frente de un negocio que tenía independiente-mente del de agente de seguros. Me presenté y obtuve la plaza. Empecéa trabajar en el año 1941.

Se trataba de una firma distribuidora en exclusiva de unos talle-res constructores de maqtiináiria $ara fábricas de galletas. Por su—puestro que yo no tenía ni la mas remota idea de maquinaria de aquelramo. Tampoco el propietario del negocio, D. Manuel Cuintana, sabíagran cosa. Únicamente había dos viajantes, que, sobre todo uno deellos, Homobono Cantero, tenía algún conocimiento de ello y se de-senvolvía bastante bien por la zona de Castilla y realizaba algunaventa.

La firma tenía el rimbombante nombre de "DISTRIBUIDORA INDUSTRIALY COMERCIAL11, situada en la calle Balmes 74, de esta capital. Allíestaba la oficina y en la parte posterior el almacén. Personal: Elsobrino del dueño, un mozalbete de alrededor de 18 años de edad yun mozo para el almacén. No te extrañe lo de almacén, ya que lafirma en cuestión tenía la venta exclusiva de una suspensión parabicicletas que tenía patentada un tal Sr. Fernández, que andaba me-rodeando por allí, siempre pidiendo dinero. Pocas stsspensiones sevendían. Se contaba también con la venta exclusiva de unas grasasadherentes para correas de transmisión y de un aceite especial paraconservación de cuero y elementos de maquinaria textil.

El propietario, D. Manuel Quintana, se dedicaba más a la carterade seguros, que era lo suyo, que a este negocio. Venía por la mañanay después de tratar los asuntos del día, se iba de allí alrededor delas diez de la mañana y no volvía a verle hasta el mediodía o por latarde.

-33-

Por lo tanto, tuve que hacerme cargo de la marcha del negocio,casi adivinando las cosas, ocupándome de la correspondencia, caja,contabilidad, etc. El sobrino, poca cosa hacía por allí; algún al-barán de venta y nada más.

Te diré'cpe por mi parte, no deja de acudir por las mañanas tem-prano a "Piscinas & Deportes" y algunos días festivos, venía tam-bién mi esposa Paquita y hacíamos algunas partidas de tennis. Maldel todo, por supuesto, pero...!pasábamos el rato recogiendo pelo-tas del suelo!.

Un buen día,!otra casualidad!. Me encuentro de nuevo con aquelamigo Juan Gallart, que se le había ocurrido ir a pasear por losjardines de "Piscinas & Deportes". Había transcurrido tanto tiempo,que casi me había olvidado de él. Nada sabía de su vida. Iba acom-pañado de su prometida y me la presenta. Yo por mi palote, le pre-senta a mi esposa. El nombre de ambas, Paquita y el nuestro, comoya sabes, Juan. ! Qué coincidencia, caramba! '.Dos Paouitas y dosJuanes!. Nos saludamos muy cordialmente, no hicimos comentario al-guno sobre como habían transcurrido estos años y como suele decirse,'.esperamos vernos algún otro día!.

Y te digo ¿Fue una pura casualidad este nuevo encuentro o seguíael Destino jugando con nosotros sin darnos cuenta de ello? Mas ade-lante sabrás el porqué* de estas dudas.'

Entretanto, habían sucedido algunas novedades. Paquita causdbaja en L'Abeille, no por estar adelantado su embarazo, sin<5 por unincorrecto informe mádico y así se evitaban tener que reservarle laplaza después de dar a luz.

El día 12 de Enero de 1942, nació mi hija María del Carmen, conalgunas dificultades en el parto, que se solucionaron.

Me vas a permitir que me aparte unos instantes del relato de mivida, aunque también mantiene una relación importante y directa,como ya verás mas adelante.

Mi amigo Alberto ya se había licenciado y empezó* a trabajar enla gestoría que poseía un tío suyo, el que siempre le había dichoque la gestoría sería para Alberto, con el fin de que siguiera elnegocio. Pues bien;cuando ya había empezado a dar sus frutos lalabor de mi agjigo, su tío le dio la gran noticia de oue había tras-pasado la gestoría a otra persona, si bien Alberto seguiría comodirector de la misma. Maldita la gracia que le hizo a este amigotal noticia, pero siguió al frente de la dicha gestoría, que seconvirtió en una de las importantes gestorías de Barcelona.

Con el paso de los años, las vidas de Alberto y la mía se desa-rrollaron con cierto paralelismo, como podrás observar a lo largode este relato. Empezaré por decirte que Alberto se casó con unaíntima amiga de mi esposa, llamad*,.:.Conchita. Es decir; dos íntimosamigos se casan con dos íntimas amigas. Nuestra amistad, siguióinquebrantable•

Y ahora, volvamos a mi trabajo en la"D.I.Cl' (simplificando).Viendo que una mácuina no se vendía cada día, se pensó crear una

denominada "Sección Industrial", busfcando artículos que se comple-mentaran con los que ya se vendían. Se consiguieron interesantesacuerdos con fabricantes de artículos para la industria, como soncorreas, muelas abrasivas, diamantes industriales# etc. Se idearonnombres y marcas con distintivos propios, que yo mismo realicé.

Comoppedes ver, disponíamos de artículos con marcas prppiast delos que tuve que "empollarme" un poco para poder hablar de elloscon cierto conocimiento. Realicé viajes por toda España, nombrandorepresentantes, explicando la utilidad de cada producto, visitandoindustrias que pudieran ser consumidores de nuestros artícxilos.Todo ello sin perder de vista al posible comprador de maquinaria.Tediré, que con estos viajes conocí España"y adquirí cierta experien-cia sobre la venta, tanto en el aspecto industrial, como en la ma-quinaria para la fabricación de galletas.

Creo que fue alrededor del año 1945/46, que tuvimos la oportuni-dad de cambiar de residencia, mediante pernuta del piso, por unacasita en la calle Canet, del barrio de Sarria. Nos hacía muchagracia el poder vivir en una zona donde pudiera respirarse airemenos contaminadoy surgió esta ocasión que aprovechamos.

Allí vivimos unos años, acompañados de mis hermanos Fernando yRicardo y sin los padres de mi esposa. El primero hizo la "mili1*a su tiempo y Ricardo entró a trabajar como "botones" en"la Pre-visión Española", cuando tenía 14 años, recomendado por el Sr.Quintana. Allí se inició en el ramo de seguros y actualmente esun importante Agente de Seguros con una magnífica oficina en laPlaza Urquinaona, gozando de un merecido prestigio. La segundan sushijos Ricardo y Alex, quienes van tomando la dirección del negocio,ya que Ricardo está pensando en la merecida jubilación.

Mi hermano Fernando, terminada la "mili", entró a trabajar comochófer en la firma "PELIKAN", recomendado también por el Sr.Quintana.Dejó la firma citada unos años después, desarrolló varios trabajosy acabó trabajando como chófer del director de una entidad bancaria.

Y sigamos con mi trabajo. Dado el auge que iba tomando la empresay puesto que yo era como aquel "Juan Palomo. Yo me lo guiso y yome lo como" que lo mismo estaba en la oficina ocupándome de todoslos asuntas, o bien salía de viaje o tenía que recibir a un inspec-tor de Hacienda, se determinó ampliar el personal con una mecanó-grafa y otro oficinista, Arturo Ballesta, que resultó ser un buenmuchacho, serio y eficiente.

El renglón de maquinaria para fábricas de galletas se complementócon la venta de hornos eléctricos que fabricaba D. Juan Llopis,para pastelerías solamente. Se le orientó en la construcción dehornos continuos para las fábricas de galletas y se estableció unacuerdo de venta exclusiva en este renglón. Se consiguió el contra-to para la instalación del primer horno eléctrico continuo de 17metros de longitud, contraído por el citado Sr. Llopis, que sirvióde referencia para otros posibles compradores.

Alrededor de los años 194b/1949, no recuerdo muy bien, tras unaintensa labor dada su envergadura, se consiguió la venta de una ins-talación completa de una nueva fábrica de galletas, en Aguilar deCampóo (Palencia), que comprendía toda la maquinaria completar parauna determinada producción, incluido un horno eléctrico continuo,construido por el Sr. Llopis, de alrededor de 50 metros de longitudpara la cocción de las galletas, laa que salían del horno con untueste perfecto, Tras el automático enfriamiento pasaba a una má-quina que las dejaba recogidas y apiladas, dispuestas para ser enva-sadas. En aquellos tiempos, se podía considerar la fábrica mas mo-derna de España.

-35-

Confieso que me sentía muy satisfecho por el logro de estaoperación, que siempre he considerado como la mas importante demi vida, comercial, ya rme el contrato lo realicé personalmente,trayéndome consigo desde Aguilar de Campóo, un talón bancario de250.000 Ptas., como una entrega a cuenta y formalización del con-trato, cuyo valor total era de 1,600.000 ptas. Teniendo en cuentalas fechas, fijé realmente, una importante operación.

Transcurridas ya algunas fechas después del logro de esta opera-ción, el 3r. Quintana quiso expresarme su satisfacción, invitándomea un almuerzo en el conocido restaurante "La Puñalada", en el Paseode Gracia y a los postres, me hizo entrega de un talón por un valorde 25.000 Ptas. Aunque esto parecerá ahora una miseria, después denuestra sorpresa y alegría, empezamos a pensar sobre lo cue podríahacerse con aquel dinero, que de momento fue ingresado en el banco.

En aquellas fechas, mi suegro Sr. Hsinón, estaba en trámite de sujiibilación y estaba algo tristón, por el síndrome del jubilado, quecree que ya no sirve para nada.

Pensando en todo ello, nos dimos cuentaque a pocos metros de casahabía una planta baja vacía, por estrenar, en un edificio que no ha-cía mucho tiempo se había terminado su construcción. Dicha plantabaja estaba situada precisamente enfrente de la parada del tranvíade la línea 66, cue era principio y final de trayecto, cosa que con-sideramos era interesante para cualquier negocio.

Un amigo nuestro, Enrique Masip, era propietario de una imprentay papelería, quien había hecho algunos trabajos de imprenta para laD.I.C. y viendo como funcionaba su negocio, pensamos que quizás pu-diera ser adecuado paaa nosotros el establecer una pequeña papeleríaen aquella tienda. Explicamos nuestra idea a mi suegro Sr. Ramón alque siempre respeté mucho y aunque con ciertos temores de fracaso,nole pareció mal.

Nos fuimos a ver al propietario, vimos el Ideal, nos pareció bienpor su capacidad, que permitía incluso poder vivir dentro del propiolocal y establecimos contrato de alquiler por 700 ptas. mensuales.En principio, el precio del alquiler se consideraba un poco elevado,pero teniendo en cuenta que no teníamos que vivir de la papelería yaque yo continuaba trabajando en la "D.I.C", nos decidimos llevar elasunto adelante.

Así resolvíamos algunas cosas: Para mi esposa, Paquita, siempreanimada,una productiva distracción, a pesar de estar embarazada.Parael Sr. Ramón ya jubilado, sentirse iltil en la tienda acompñando a suhija. Para mí una complementaria experiencia comercial y por ultimo,poder dar movimiento a nuestro "capitalazo".

Hablamos con el amigo Masip para aue nos facilitase algunas orien-taciones sobre proveedores y organización quien además se brindó aproporcionarnos algunos materiales, estableciendo una cómoda forma depago.

La papelería iba funcionando cada vez más y mejor, dentro de suimportancia, ya que no era un negocio de gran envergadura. MI esposacon magnífico carácter para atender a los clientes y con un entusias-mo a toda prueba, llevaba el negocio muy bien.!Cuántas cosas aprendiósobre la marcha! Lo mismo reparaba una pluma estilográfica, que aten-día a los proveedores con acertadas compras. Hay que tener en cuentaque, además, estaba embarazada.

A su debido tiempo, di(5 a luz en la propia casa de la calle Canet,atendida por la comadrona Srta. G-rau, la misma cue ya había asistidoen la clínica, al nacimiento de Mari a del Carmen. El alumbramientofue magnífico y sin problemas. Así nació nuestro hijo Gustavo, el15 de Febrero de 1950.

La papelería , repito, iba ouy bien. El Sr. Rs>món ae sentía impor-tante trabajando. Por mi parte le hacía algunas consultas pidiéndolesu parecer sobre algunas compras ; ue podían considerarse de enverga-dura dada nuestra limitación, compras r-ue realizábamos imcluso parapoder vender a otros comerciantes del ramo. Teníanos algunos artí-culos fabricados para nosotros, con marca propia. Resumiendo; quéresultaba divertido el trabajo. La vida transcurría felizmente ysin tropiezos. Gustavo seguía creciendo y Mari-Carmen ya era unamujercita, con sus once años. ¿Qué mas podíamos pedir? Por otra par-te, la "D.I.C.", seguí tonando importancia, ya que nuestros artícu-los seguían vendiéndose cada vez más, lo mismo que la macuinaria.

Un buen día, uno de los gerentes de la firma proveedora de muelasabrasivas, me dijo que tenía que hablar conmigo r-ivadamente. En laentrevista que sostuvimos, me soltó a bocajarro: "Sr. Aznar, quere-mos establecer una sucursal en Bilbao, si podemos contar con Vd.""¿Qué me dice?". Me cuedé perplejo. Me constaba que estaba bien con-siderado por acuella firma, pero nunca pude imaginar tal proposición.!Ir a Bilbao a establecer una sucursal nueva! J-Hacía poco tiempo quehabían establecido sucursal en Madrid.

Lógicamente, respondí que tenía que pensarlo, puesto que ya sabíanque aparte de mi cargo como apoderado de la D.I.C., tenía un negociode papelería y por lo tanto, era preciso estudiar bien las cosas. Noobstante, todo sería cuestión áe mímeros. Quedó pues, la cosa pendien-te y ya volveríamos a hablar debre ello.

Expliqué a mi esposa la proposición que me habían hecho, peroque era preciso reflexionar y como era lógico, la decisión debíamosde tomarla los dos. Asombrada y sorprendida por la noticia me dijoque lo oue yo decidiese haríamos. Si resolvía ir a la China & ganar-nos la vida,estaba dispuesta. !Era una mujer decidida y emprendedora,apegándome siempre en mis decisiones i

Nuevas conversaciones con la firma citada y concertamos unas con-diciones que me parecieron aceptables.

Explicamos la idea a los padres de Paquita, con el fin de conocersu punto de vista, pensando que ellos podrían seguir con el negociode la papelería. Nos dijeron que estaban dispuestos a ir a vivir connosotros a Bilbao, si es que así lo determinábamos, pero que no seatrevían a quedarse solos en Barcelona.

Como ya tenía por costumbre, le expliqué a mi buen amigo y conse-jero Alaberto la propuesta que me habían hecho, lo que le pareciómagnífico, ya que entendía que en poco tiempo podría hacerme con unano despreciable reserva y sin provaciones,

Resumiando, que acepté la oferta. Trabajé en la D.I.C. hasta elfin del año 1953» No quiero hacer comentarios sobre la despedida.Quiero dejar bien claro, eme aunque el Sr. Quintana no lo consideróasí, defendía honradamente los intereses de la D.I.C hasta el últimomomento, cosa que reconocieron incluso los gerentes de la nueva firmaa la cue iba a pertenecer.

¿Todavía aguantas?'.Pues, sigue!

- J I-

A partir del 1§ de línero de 1954, entré a formar parte del perso-nal de COMERCIAL FAPREGAT S.A. , que así se denominaba la firma encuestión que fabricaba y distribuía las muelas "TE1TAX".

Toma contacto con el personal, el sistema de trabajo, etc.,a mu-chos de los empleados ya los conocía bien, dado el tiempo que habíahablado con ellos, por ser' dicha unos de los proveedores mas impor-tantes de la D.I.C. Uno de ellos, Ángel García, apoderado de lafirma, que fue mas tarde mi consuegro, por la boda de Mari-Carmencon su hijo Ángel.

A los tres o cuatro días de estar ya trabajando allí, la geren-cia determina salir hacia Bilbao, con el fin de tratar definitiva-mente sobre un localque ya tenían visto. Yí el local, que me pareciómagnífico, una entrevista con el administrador y se estableció elcontrato de alquiler definitivo.

Me presentaron al hasta entonces representante, al que se leanunció la creación del depósito en Bilbao. (Sste representante nojugaba muy limpio, ya aue había creado una firma que actuaba comoalmacenista). Aceptó la noticia con poco agrado y por parte de laGerencia se temía que pondría algtín impedimento en mi labor de ven-ta. Mi entusiasmo me llevó a decir que no me preocupaban en lo masmínimo sus temores. Que podían estar tranquilos. Y así fue*.

lo que sí existía, era la fuerte competencia por parte de otrosfabricantes de abrasivos que ya estaban establecidos un Bilbao, consus depósitos, destacando entre ellas a las marcas "INDASA", "UTTSSA"y "MJVISA", las que ya estaban bien introducidas en las grandes em-presas y almacenistas de suministros industriales, a las que habíaque combatir. '.Ahí sí que estaba la lucha! Pero yo estaba decididoa luchar y vencer.

Regreso a Barcelona y preparo mi próximo viaje. No creo precisoseñalarte los nervios que pasamos toda la familia,pensando en elrotundo cambio que se nos presentaba en nuestra vida.

Salí hacia Bilbao, de momento solo, hasta encontrar un piso enalquiler para todos. Me hospeda en el Hotel Marofío y allí empezómi labor de trabajo, en tanto se realizaban las obras en el localdestinado a sucursal.

Entretanto, en Barcelona, mi esposa tenía que traspasar la pape-lería, dejar la vivienda y preparar el traslado de nuestros enseres,en cuanto avisara de que ya teníamos vivienda en Bilbao.

El buen amigo Alberto,siempre el amigo Alberto, se hizo cargo delos trámites necesarios para el traspaso de la papelería, lo que serealizó satisfactoriamente.

Ya había encontrado un buen piso en la entonces llamada Av. deJosé Antonio y en el mes de Tarzo se hizo el traslado de toda lafamilia hacia Bilbao, sin problemas que mencionar. Y. ..'.allí es-tábamos! Otro clima, que nos parecía a todos muy triste, otras cos-tumbres, lograr amistades, oue por cierto, las logramos y muy bue-nas. Localizamos a unos grupos de catalanes que nos animaron muchoy se inició con bastante satisfacción una nueva vida. Puedo desta-car a los amigos Baldomcro Ferré y su esposa Nuria, a Armando Giro-nes y su esposa Águeda, simpática pareja, a las familias Rodríguez,Molina, Figueras y otros que ya residían en Bilbao, por razones desu trabajo. He de destacar con cariño a los amigos García, vascos,quienes, por ser vecinos fueron los primeros en brindarnos su sin-cera amistad.

Sl nombre del marido era García, García, García, (un caso muysingular). Su esposa se llamaba Maite. Rieron unos grandes amigos,los que en juna ocasión que celebrábamos en casa una pequeña fiestay a los que habíamos invitado, tuvieron la ocurrencia de presen-tarse vestidos de catalanes, con todos los detalles en su indumen-taria. Ante la sornresa de todos los amigos asistentes, nos dijeronque entendían quo en una fiesta de catalanes, era obligado vestirasí. Realmente, no3 gustó mucho y nos emocionó a todos. Posterior-mente y en otra fiesta que celebramos expresamente pensando en ellos,fueron nombrados "Miembros de Honor" del grupo de catalanes residen-tes en Bilbao, haciéndoles entrega de un diploma debidamente enmar-cado, que así lo acreditaba. Como puedes ver, no había problemasde convivencia.

Otros amigos catalanes fueron sumándose a nuestra lista, organi-zando excursiones en plan campestre los días festivos, cuando yadisponíamos todos de vehículos propios. Lamentablemente, varios deestos amigos nos han dejado, por fallecimientos.

Volviendo a la realidad, te diré que la sucursal quedó inaugu-rada y empezó mi labor de venta, sin conocer a nadie, por lo tantoempezando desde cero, se desarrolló satisfactoriamente, introdu-ciéndome en las grandes empresas que pudieran ser consumidores denuestros artículos.

Realizaba los viajes en tren para poder visitar la zona queabarcaba la sucursal, que era Vizcaya, Guipúzcoa, Álava, Navarra,Logroño, Santander y Burgos y por lo tanto había aue madrugar,con el fin de aprovechar el tiempo. Nombré representantes en cadacapital. Alquilaba motos, para las visitas por los alrededores dela zona de Bilbao. Insistía a la gerencia que era preciso poderdisponer de "algo" con cuatro ruedas, para poder desarrollar unamejor labor /de venta. Al fin, consiguieron comprar un coche desegunda mano en Barcelona. Un FIAT, con tres marchas, que creole denominaban Modelo 501. Realicé un viaje con mi esposa, pararecogerlo. No vale la pena mencionar el estado de aquel coche yla aventura de llevarlo a Bilbao, teniendo en cuenta también, queyo era un novato, tanto en la conducción como en mecánica del auto-móvil. Pero llegamos felizmente a Bilbao, que era lo que interesaba.Le bautizamos con el nombre de "Genoveva". Era un coche que funcio-naba hasta con alambres si era preciso.Llevaba la batería atada conuna cuerda para evitar qtie se cayese al suelo. En cuanto lograbaalcanzar una velocidad cercana a los 70 km. hora, temblaba el cochede tal manera, que ante el tenor de que se desarticulase, era pre-ciso reducir la velocidad. Pero el poder realizar visitas con uncoche, te daba cierta categoría...!Y volviendo a la familia, Mari-Carmen iba al Conservatorio de Mísicapara estudiar piano; y Gustavo después de unos cursos en el Insti-tuto de Bilbao, fue a estudiar interno, al Colegio del Sagrado Co-razón, en Vitoria.

-39-

Y de nuevo he de hacer mención a aquel amigo Juan Gallart, alque me he referido en las páginas 14, 19 y 33» ¿Recuerdas que teadvertí de que no le perdieras de vista? Pues... !asómbrat® !!

Transcurridos unos meses en Bilbao, me encuentro de nuevo coneste amigo. '.Vaya sorpresa! ¿Qué haces aquí? - le pregunté. '.Puesvivimos en Bilbao! - me contestó. ¡Nosotros también! -le dije.'.Nueva casualidad! ¿Se trataba de una ignorada persecución porparte de este amigó con el fin de que se cumpliera lo que estabaescrito? (Mas adelante te darás cuenta de mis razones). Crece laamistad entre ambos matrimonios y por lo tanto, nuevos componen-tes para, el grupo de catalanes que allí vivimos y trabajamos. Vamosa dejarlo así.

La cifra de ventas en COMERCIAL FAEREGAT S.A. (COFASA), fue enaumento y contaba con la satisfacción de la gerencia de dicha firma.A grandes rasgos, muchos éxitos, "stands" en las Ferias de Maestrasde Bilbao presentando nuevos artículos abrasivos, maquinaria parasu utilización, otras máquinas portátiles, etc. etc. (Por cierto,que en el primero de éichos "stands" intervino el amigo Gallart.Su oficio era el de restaurador de muebles antiguos y con grandesideas en la decoración. Ya había hecho algunas instalaciones com-pletas de varios establecimientos en Bilbao, con gran acierto)

No voy a hacerme pesado con detalles que, sin duda, a ti no teinteresan demasiado. Pero sí te diré que 13^ó la renovación delvehículo para el trabajo. Fuimos a Barcelona a recoger el nuevocoche. ! !S1 600!!. Fue bautizado con el nombre "3JESIEEE" ya quefue un coche realmente deseado. El "Genoveva" se vendió al repre-sentante de Pamplona.

Ya con este coche y aprovechando que nuestra hija estaba en loscampamentos de "Educación y Descanso1* de Vitoria y que el joven-cilio Gustavo se iba con su abuela de vacaciones a casa de unos fa-miliares en la provincia de Castellón de la Plana, decidimos rea-lizar nuestra primera expeciencia como campistas. Alquilamos unapequeña tienda de lona y partimos hacia Francia, realizando la pri-mera parada en el camping "L'Scierie" de Lourdes. Plantamos latienda y al poco rato se desencadenó una tormenta con un festivalde rayos, truenos y agua que...'.para qué te cuento!

Seguimos ruta hacia la Cote d'Azur. Algunas dificultades porestar todos los campings lítenos y por fin llegamos al camping"Les Maurettes" en Villanueve Loubet, entre Cannes y Ifiza, dondenos reunimos con el matrimonio Farré, según habíamos convenido.Paseos por Cannes, Niza, Antibes, etc. y la consabida visita alCasino de Montecarlo, con el fin de contribuir al sostenimiento deesa entidad, dejando allí algunos francos. Nos gustó esta expe-riencia y pensamos repetirla con nuestros hijos, pero con un mejorequipo y nueva tienda. Y así fue. En las siguientes vacaciones,repetimos el viaje con Mari-Carmen y Gustavo y con mejor conoci-mlifinto del tema.

Pero, vamos a dejar todo ésto y volvamos al trabajo.La empresa seguí "viento en popa", como suele decirse. Se amplió

la sucursal, con un mayor espacio para exponer nuestros artículos,más personal y mas agentes de venta. La facturación iba aumentandoa pasos agigantados.

Ya se había establecido sucursales en diversas aapitales deprovincia. El amigo Ballesta dejo de trabajar en la"D.I.C.tt ypasa a formar parte del personal de COFASA, por indicación míade que era un buen elemento para la empresa. Y... llegó' el momen-to de un nuevo cambio de coche.!E1 "DAUPHINE"! !Esto sí que eraun buen coche!.

Y llegó el año 1964. Un año realmente excepcional. El día 12de Febrero dejé" de fumar, por voluntad propia. Debo de hacerteobservar que el mes dé Febrero ha sido muy significativo para mí.Nací en Febrero. Mi ladre falleció en Febrero, como asimismo mipadre, Ahora dejo de fumar, tal como ya te digo. Y mas tarde, enel mes de Febrero, también sucedió algo, que te contaré mas tarde.

El 30 de Marzo contrae matrimonio en Barcelona, Mari-Carmen conÁngel M3 (Jarcia, hijo del apoderado de COFASA, D. Ángel García,quese conocieron en uno de los viajes que por asuntos de trabajo conalguna frecuencia realiaaba a Barcelona y que estuvimos invitadosa cenar en casa de estos Sres. García. Terminada la cena, estuvie-ron escuchando unísica mientras nosotros charlábamos. Se iniciaronunos contactos epistolares como amigos, realizamos algunas vaca-ciones juntos con la familia García y al fin...!Se casaron!La boda se celebró como ya te digo en Barcelona, con la asisten-cia áe muchos familiares y amigos, incluso D. Josa Fabregat Pino,Gerente-de COFASA, con su Sraáirya que Ángel M9 estaba trabajandoen la empresa creando nuevos sistemas de facturación. Eran los ini-cios de los equipos de ordenadores, en los que ya se había especia-lizado. A su debido tiempo llegaron sus retoños, mis queridos nie-tos Neus y Alex, formándose así una magnífica familia»

Repito una vez más, que la empresa seguía creciendo, aunque ami juicio, demasiado deprisa; es decir, que se hizo demasiado gran-de en poco tiempo y. empezó el despilfarro. Cada nuevo puesto detrabajo con alguna peoueña responsabilidad, contaba inmediatamentecon despacho, secretaria y coche. No como sucedía en los principiosde su desarrollo, que muchas veces no llegaban loa fondos a tiempopara poder pagar los salarios del personal, teniendo que adelantaryo mismo el dinero, para atender dichos pagos. Total, como ya tedigo, existía un derroche total en loa gastos.

Así las cosas, llega la inevitable envidia de los nuevos emplea-dos. Este Sr. Aznar gana mucho dinero... Gana más que yo... ¿porqué*no hacer...? ¿y si talvez...? Aunque la Gerencia había dicho envarias ocasiones que la sucursal de Bilbao era de la que se obte-nía un mayor rendimiento, puesto que era la más económica de man-tenimiento, a "alguien" se le ocurrió la "genial11 idea de nombrara un "segundo de a bordo", para ayudarme en mi labor de venta»Unido a ésto, se pensó establecer una oficina aparte del estable-cimiento ya que ésto daría un mayor prestigio a la sucursal. Y asíse hizo. Se instaló la oficina en un piso en la Gran Vía. IQué'absurdo! Pero se adivinaba que convenía eliminar poco a poco alSr# Aznar, ya que otro podría realizar la misma labor, ganando menos,!Qué farsantes! ¡Embusteros!

Nos hicimos buenos amigos con el que pensaban sustituirme, aunqueéste, nada había dicho al respecto, aunque se adivinaban sus pro-pósitos. De modo que era preciso aguantar y esperar a que deci-dieran.

-41-

Determinaron dividir la zona de la sucursal, estableciendo unanueva sucursal en San Sebastián, con unos enormes gastos para aten-der Gurtízcoa y Navarra, básicamente. Al parecer había oue ayudaral amigo de uno de los gerentes, algo inquieto, puesto que ya habíadesechado una sucursal que había regentado durante un corto espaciode tiempo, pidiendo un traslado. Y esta fuá la solución.

Entretanto, en uno de lo?? viajes que con alguna frecuencia rea-lizábamos a Barcelona, hablando con mi hermano Ricardo, nos di<5 laidea de poder establecer un despacho para, el sellado de.qminielssen Bilbao. Hechas las gestiones en el Patronato, nos concedieronautorización para establecer dicho despacho de sellado de quinie-las (entonces se pega.feaiL.unos sellos en los boletos de acuerdo conel valor de la apuesta), en un barrio que nosotros habíamos pro-puesto. Alquilamos un pequeño local y allí estaba mi esposa, duvrante la semana, siempre tan decidida, y los sábados por la tarde,como yo no trabajaba, estaba allí para ayudarle, que era ctiandorealmente había trabajo. La cosa funcionaba bastante bien.

Quiero hacer tq$a corta mención, sobre el paralelismo observadoentre la vida de mi amigo Alberto y la mía propia. Mientras aquí seestaba fraguando mi rotura con COPASA, también a Alberto y a raizde haber sufrido un infarto de miocardio, le estaban discutiendosu continuación eít la oficina de la gestoría y le propusieron dejarla empresa que él mismo había creado con tanto entusiasmo y entrega.Rompió pues y se estableció por su ementa con un gran éxito, yaque los clientes mas importantes se pasaron a su nueva gestoría.(Algo similar a lo que verás mas adelante, me sucedió a mí).

Y-volviendo al asunto de COFASA. Se fueron buscando pretextos yse originaban discusiones absurdas, intentando que el Sr. Aznar secansase y dejase volunariamente la empresa,cosa que ni por asomopensaba hacer. Pero llegaron las cosas a tal extremo, oue inevita-blemente, se produjo la rotura.

Determinépresentarme inesperadamente en Barcelona, con la sor-presa por parte de la G-erencia, que por supuesto, no me esperaba.Uno cié los gerentes, informó que sufría un ataque de lumbago y queno podía ir al despacho. !Qué casualidad! Resumiendo te diré, quellegamos a un acuerdo sobre mi indemnización y después de trece añosde trabajo, de^4 la empresa.

A pesar de mis 50 años de edad, no me amilané, ya que sabía queno me moriría de hambre."Establecí contactos con otras firmas maso menos relacionadas con el ramo industrial y a las que pudierarepresentar.Es decir; que no me crucé de brazos, como suele decirse.No transcurrieron muchos días después de haber dejado COPASA, cuandorecibí una llamada telefónica, que me dijeron textualmente: "Sabemosque Vd. ha trabajado en el ramo de abrasivos y nostros trabajamos enabrasivos. Quisiéramos hablar con Vd.* Convinimos una entrevista enel Hotel Carlton y cual no sería mi sorpresa, cuando vi que se tra-taba de la firma"MüTISA", unos excelentes fabricantes de muelasabrasivas, que era la dua competencia que yo había tenido durantetantos años.

-42-

Había corrido la voz de mi rotura con la firma COPASA y al co-nocerlo estos fabricantes, se apresuraron a ofrecerme la represen-tación con depósito de mercancías en Bilbao. Total, que llegamos aun acuerdo interesante para ambos.

COPASA tuvo conocimiento de mi acuerdo con M3TISA y puso el gritoen el cielo, telefoneando a esta firma, lamentándose datque se hubie-ran puesto en contacto conmigo. La respuesta fue, que yo estaba librey que por lo tanto, de nada tenían que lamentarse. ¿Porqué habíandejado que me marchase de la firma? Era de suponer que se temían unafuerte competencia por mi parte, como así sucedió realmente.

A raiz de mi baja en COPASA, algunos agentes de venta se marcha-ron estableciódose por su cuenta. Lo propio sucedió con el que teníaque ser mi sucesor, que se convirtió en un buen cliente de I.íUVISA.También lo hicieron dos dependientes, quedando así la sucursal deCOPASA, bastante desangelada.

Pues bien; con la imdesnización conseguida de COPASA y medianteun crédito obtenido de la Caja de Ahorros, completé el imponte parala compra de un local, en el que se pudo establecer el depósito deMUTISA y trasladar el despacho de quinielas, con entradas indepen-dientes.

Se acondicina al local,para; t«ner el depósito en buenas condicio-nes. Los contactos con otras firmas han dado sus frutos y ya puedocontar con diversos artículos complementarios, con depósito tambiénde algunos de ellos. Y así fue desarrollándose la nueva labor, con-siguiendo el favor de todos los clientes que confiaban en mí y porlo tanto, fui arrebatando a COPASA, los mas importantes clientespara mi representada MUVTSA.

COPASA fue perdiendo srr importancia en la zona, se cerró la su-cursal de Bilbao, lo mismo sucedió . con otras sucursales y desapare-ció hace ya años del mercado que había tenido en sus manos y queperdió por su, pudiéramos decir, "desorganización bien organizada1.1

Cambié de coche; un RENAULT R-8, del que estuve muy satisfecho.Esta independencia y libertad me permitió ayudar y atender al sella-do de quinielas los viernes durante todo el día, que era el de mayortrabajo ya que se cerraban los despachos de auinielas los viernespor la noche, cosa que no hubiera podido hacer, trabajando en COPASA.^or lo tanto, me alegraba de mi rutura con la firma.

Siempre amantes del camping,durante los tres años que estuve tra-bajando ?por mi cuenta, hacíamos nuestras vacaciones desde finales deJunio hasta mediados de Agosto, en el campamento de Islares. Allínos presentó Gustavo a su novia Cristina. Yo iba y regresaba todoslos días a Bilbao, algunos días con Gustavo. Hacía mi trabajo, visi-tas a clientes y otras gestiones y alrededor de las dos de la tarderegresaba al camping. Un poco de gimnasia, baño, comida y pequeñasiesta. Como sea que allí tenía mi máquina de escribir, hacía mi co-rrespondencia, pedidos, etc. Resumiendo, que lo pasábamos muy bien.Paquita tomaba el sol_y charlaba con unos amigos franceses, Rene yDedé y otros campistas. Durante este tiempo me gané muy bien la vida.El despacho de quinielas daba buen rendimiento y todo junto nos per-mitió invrementar nuestros ahorros,

Mi suegra, la abuela Carmen, pasaba sus vacaciones con familiaresque teníamos en la provincia de Castellón o en Roquetes,al lado deTortosa.

-43-

!Ah, caramba! Se me había olvidado decirte, qy&e en el año 1963,estos amigos Juan y Paquita -tu ya sabes a ouienes me refiero- sefueron de Bilbao, regresando a Barcelona. Seguimos en contacto conellos por medio de alguna carta, felicitaciones navideñas, y nadamás.

Todas las cosas, tal como ya te digo, iban marchando bastantebien; pero como que la salud emnezaba a tener algunos "fallos",teníamos ganas de poder cambiar de clima, ya oue el de Bilbao, nonos probaba demasiado. Quizás fue este espíritu un poco inquieto ynuestro deseo de adelantar en lo posible nuestra jubilación, puestoque llevábamos muchos años trabajando, que nos llevó a pensar queteníamos que hacer algo con nuestros ahorrillos y llevar una vidaalgo más relajada.

Habiendo sido campistas y conociendo un poco el tema, por lomenos desde afuera,pensamos que podríamos tener una pre-jubilacióninstalando un campamento turístico, no muy grande, con el fin depoder atenderlo nosotros mÍ3iaos, sin grandes problemas.

Esto así en el año 1970 realizamos un viaje por la provincia deCastellón de la Plana, para ver de adquirir algún terreno adecuadopara poder realizar nuestra ilusión. Por mediación de unos buenosamigos residentes en dicha provincia, pudimos adquirir un terrenoen Oropesa del Mar, de unos 8.000 m^., coii un centenar de almendros,junto a la carretera, a unos 100 metros del pueblo y no muy lejosde la playa.

Ya teníamos, pues, un terreno.y sin demasiadas prisas, fuimos"trazando nuestros planes; como instalar la vivienda dentro del pro-pio terreno, su distribución, etc. etc. La idea era. poder vivirde una diferente manera, otros clima, otras actividades y tomarnosla vida mas pausadamente. Algunos amigos nos decían que era unaaventura, que ellos no serían capaces de hacerlo y sobre todo anuestra edad. ¿Estaríamos equivocados?

Aprovechando que nuestro hijo Gustavo estaba cumpliendo son elservicio militar en las Islas Canarias, decidimos establecer elcampamento turístico. Concertamos las obras para la vivienda y suequipamiento y después de los consabidos retrasos que suceden entodas las obras, en el mes de Diciembre de 1971, realizamos el tras-lado a Oropesa del Mar.

Naturalmente, que es muy lógica tu pregunta, para conocerlo quese hizo con todo lo oue teníamos en Bilbao. Pues te lo cuento ense-guida.

SI piso se lo auedó la familia de Cristina, entonces prometidade Gustavo, quienes contrajeron matrimonio en Bilbao, el día 6 deOctubre de 1973» ' • "

El local donde estaba establecido el depósito y el despacho de qui-nielas, se lo quedó un buen amigo nuestro, quien siguió explotandoel negocio del sellado de quinielas. Las representaciones que yoposeía las cedí a un anterior agente de ventas de COFASA, antiguocolaborador mío, con la conformidad de mis representadas» Este"amigo", resultó ser un sinvergüenza, al pagarme el traspaso de misrepresentaciones con un talón bancario sin fondos. Según el abogadoal que le entregué el asunto, me dijo que era un sujeto totalmenteinsolvente. Total...!un verdadero sinvergüenza! .

-44-

(Este talón, lo< enmareué y el cuadrito se lo regalé a mi hijoGustavo hace ya algiín tiempo, para que tuviese en cuenta que nohay que fiarse de nadie. !! NI SIQUIERA DE TU PADRE!!! )

Realizado el tfaslado y ya aposentados provisionalmente y aun-que con mucha humedad ya que era tina obra recién terminada, allípasamos las Navidades, con los hijos, nietos y demás familia,. Fal-taba Gustavo, que tal como ya te he dicho, estaba haciendo la "mili".Era todo muy provisional, improvisando mucho, pero nos sentíamosmuy felices con la nueva vida emprendida llena de interrogantes.

Sin entrar en demasiados detalles, para no hacerme pesado, tediré que nos divertíamos mucho, mientras se realizaban los traba-jos del cierre del terreno y distribución de caminos y parcelas,corriendo con la cinta métrica de un lado para el otro con mi esposaPaquita, "guantando el tipo" como suele decirse, pero con muy btaenhumor. Se limpió un pozo de agua potable situado en el propio te-rreno, nue había estado abandonado, se analizó el agua, se restauróy decoró, se instaló un motor-bomba y fue un buen recurso de sumi-nistro de agua, sobre todo para el riego, aparte de ser un graciosoornamento para el camping. Dejamos un espacio reservado para huerta,donde me divertí mucho y aprendí mucho más, con mis tomates, judías,cebollas, ajos, etc. etc. y con aquel ciruelo que nos daba dos tiposde ciruelas distintas, debicLo al injerto hacho por el amigo Vicente,que trabajó con nosotros unas temporadas, realizando varios trabajos.

Una vez terminadas las instalaciones de los servicios, restauran-te, autoservicio, recepción, etc. con todos los elementos necesariospara la explotación del camping cuya cafetería-restaurante la arren-damos a un buen cocinero, inauguramos el camping.

El primer día, algo angustiados, veíamos que no entraba nadie;pero poco a poco la cosa se fue animando y los primeros campistasse convirtieron posteriormente en buenos y asiduos clientes, Termi-nada la temporada recogíamos la almendra y la vendíamos. Algunoscampistas nos "ayudaban" cogienda las almendras que se las comíano llevaban para su casa. (Creo que lo hacían con el buen fin deahorrarnos trabajo).

Entretanto, cambiamos de coche. Un SEAT 124D, con cinco puertas,que no solo nos permitía transportar mercancías, sino también cargarmateriales para obras, abono y fertilizantes, incluso barras dehielo, para vender a los campistas en fracciones.

Ya casados Gustavo y Cristina, vinieron a vivir a Oropesa del Mar.Alquilaron un chalecito y allí mismo montó Gustavo su pequeño tallery empezó a trabajar en su especialidad, reparando aparatos de radio,televisores, transistores, etc. trabajando por los pueblos de losalrededores. Años mas tatf.de se trasladaron a Vinaros, donde tieneinstalado un buen taller y su chalet, donde vive con sus retoños,minieto Gustavo y Ainhoa mi hermosa nieta»

Y así transcurrieron unos años felices,y pensamos que había lle-gado la hora de retirarnos a descansar y disfrutar un poco de lavida plácida. Ya habíamos cambiado de automóvil otra vez, compran-do Un CITROEN GS, ya que el SEAT 124D, estaba bastante mal, despuésdel "trote" que había llevado.

¿Te cansas de este "rollo"?!Animo, que ya se está acabando!

-45-Pensábamos vender el negocio pero como resultaba un poco difícil,

entretanto lo arrendamos , con opción de compra, en el año 1979. Es-tablecimos un contrato, con el asosoramiento del amigo "Alberto(caraosiempre), con una familia de Bilbao, para una duración de tres años.Parecían buena gente y el primer año les ayudamos presentáanéoles alos clientes y echando una mano donde hacía falta. En el segundo añonuestras relaciones empezaron a deteriorarse y el lítimo año, llega-ron a ser totalmente desastrosas, a pesar de que el negocio iba bien.No compraban,pero pretencían continuar con la explotación del cam-pamento turístico. Nos negamos rotundamente a ello. Había terminadola duración del contrato.

Así pites, volvimos a ocuparnos de la explotación del camping ypusimos anuncios en los periódicos, para la venta del negocio y trasalgunas gestiones, vendimos el camping, con todas las instalacionescompletas, incluyendo todo el mobiliario de la vivienda, o sea; apunto para poder trasladarse a vivir en el terreno de camping, conel negocio en marcha.y facilitándoles todas las orientaciones per-tinentes, para la buena marcha del negocio.

Nos trasladamos a vivir a Roquetes, cerca de Tortosa, donde yahabíamos alauilado una vivienda y la habíamos amueblado debidamente,para poder estar así cerca de la familia Andreu, tíos nuestros, conlos que siempre había existido una buena amistad y armonía. Con estafamilia solía pasar algunas cortas temporadas la abuela Carmen yallí fuá donde había fallecido el abuelo Ramón, en el invierno delaño 1955. Allí estábamos pues, disfrutando dé un ambiente reposadoy trancuilo. Visitas a la familia citada, charlando plácidamentebajo aquella enorme higuera'que tenían en su terreno, contando casisiempre las mismas historias. Total, gazando de mucha paz.

Entonces, tuve el enorme placer de hacerme un autoregalo que yahacía tiempo me hacía mucha ilusión. Un órgano .electrónico YA1IAHA.Ahora cue ya disponía de tiempo, podría divertirme un poco y dis-frutar "ejecutando" algunas conocidas melodías. Cuando digo "ejecu-tando", supongo que ya adivinas el porqué esta expresión.

Estando pues, viviendo tan tranquilamente como te digo, un vecinonos dijo que quería comprarnos el CITROEN GS. Se lo vendimos y ad-quirirnos en SEAT RONDA Diesel.

Un día recibimos la noticia del fallecimiento del amigo JuanGallart, tras haber sufrido una pancreatitis agí'da. Lógicamente, losentimos mucho y enviamos una carta de pésame a la amiga Paquita.(te repito de nuevo que algo ha de acontecer, relacionado con esteamigo fallecido)

La abuela Carmen iba perdiendo la razón, llegando al extremo deque fue preciso encontrar una residencia, donde pudiera estar bienatendida. Tras diversas gestiones, logramos conseguir una plaza enuna magnífica residencia en Benicarló, muy bien atendida por unasmonjas muy cariñosas.

Una vez situada la abuela Carmen en dicha residencia, pensamosque era el momento de pensar un poco en nosotros y dedicarnos agozar de la merecida jubilación, después de tantos años trabajando.

Nuestra idea era el poder viajar, conocer cosas y países. Asíque, empezamos pensando en un viaje a Mallorca. Sería el primerviaje en avión para Paquita, mi querida esposa. Por mediación deuna agencia de viajes, se hicieron las oportunas reservas de lasplazas de avian y hotel. Ya estábamos totalmente ilusionados coneste viaje, cuando surgió el imprevisto que lo desbarató todo. JVtiesposa se sintió indispuesta unos días antes de la fecha de salida.Se ¡sintió tan mal, que tuvo cue ser ingresada con carácter de urgen-cia en el Hospital de Ttra. Sra. de la Cinta en Tortosa. F'e informóun doctor, que el asunto tenía mal cariz, puesto que se trataba deuna pancreatitis;agudsi muy grave» Horas de angustia estando ingre-sada en la U.C.I. Ni qué decir tiene, que tuve que anular el viajeque con tanta ilusión habíanos proyectado.

A los pocos días de estar ingrsada Paquita en la U.C.T., y yasin conocimiento, me llama por teléfono de Superiora de la residen-cia de Senicarló, indicándome que la abuela Carmen había sufridorotura del fémur y cue la enviaban en una ambulancia al Hospitalde Ntra. Sra. de la Cinta. Y allí me tienes a la abuela que cadavez razonaba menos y que casi no sabía lo que le había pasado. Porsupuesto que ignoraba que allí estaba su hija en estado muy grave.l'Rebelde como siempre, protestaba de todo y las enfermeras de lasegunda planta donde:iía habían destinado no conseguían que comieray allí me tienes a mí, dándole la comida por la fuerza, soportandosus miradas de odio por mi insistencia en la comida, precisamentea las horas cue tenía la visita con los médicos que estaban aten-diendo a mi esposa. Bajaba disparado a la planta baja donde estabasituada la U.C.I.

Se recuperó la abuela Carmen y de nuevo fue a la residencia enuna ambulancia, ignorando. i;otalmente que allí estaba su hija muygrave, entre la vida y la muerte.

Me vas a permitir que vuelva por unos instantes sobre ciertoparalelismo entre mi vida y la de mi amigo Alberto, Mientras yoestaba sufriendo por mi Paquita, el amigo Alberto era objeto deuna arriesgada intervención quirúrgica, debido a un nuevo y graveinfarto de miocardio. Es decir; que estábamos ambos atravesandounos momentos muy difíciles y graves.

BUL esposa siguió internada en la U.C.I., hasta su inevitable yfatal desenlace, el día 17 de Julio de 1984, después de varias se-manas de incertidumbre, aunaue desde un principio se adivinó y yoestaba totalmente convencido de que no había solución. (No tengomas que elogios para todo el eouipo de la U.C.I,, médicos y enfer-meras, que actuaban bajo la dirección del Dr. Ismael Roldan.

No voy a describirte mi desolación. Puedes imaginártela. Yo merepetía ¿Y ahora qué? Me limitaba a alzar la vista al cielo lamen-tándome y exclamando !Esto es una mala jugada! I Esto no es justo!Tantos esfuerzos, ta.nta lucha, tantas ilusiones, tantos proyectos..,'.para nadsj !No es justo! Y seguía repitiendo ! !N0 ES JUSTOOOOO! !

Anduve dos o tres días desorientado, casi sin saber qué hacer.Cada cosa que veía o tocaba, me hacía saltar las lágrimas,

! Y la abuela Carmen, seguía allí, aguantando el tipo! Fallecióquince días después de la muerte de su hija. (No quiero hacer co-mentario alguno; prefiero que ignores mis pensamientos)

-47-

I.I.Ias relajadamente y con mayor sosiego, me di cuenta de que miesposa Paquita*, había fallecido a consecuencia de una "pancreatitisaguda", tal como había fallecido el amigo Juan Gallart, aunque ésteno sufrid tantos días como mi esposa. ¿Otra coincidencia? ¿Te dascuenta? !Es asombrosa tanta casualidad! ¿Porqué sucede todo esto?

Y bien;pensé que nada positivo lograba lamentándome, que la vidaseguía y que era preciso ocupar mis horas en algo positivo y que medistrajera un poco de mi pena.

Así pues, actué como monitor de gimnasia para la laraada "TerceraEdad", en dos asociaciones de Tortosa, acudía a conferencias y con-ciertos, jugaba a la petanca, etc., Todo esto, aparte de ir a lacompra, cocinar, fregar mis platos, poner en marcha la lavadora yotras "labores del hogar", como haría cualquier ama de casa. Reali-zaba viajes a Yinarós para estar unos ratos con mis hijos y nietosy también me desplazaba a Barcelona donde pasaba algunos días,conla familia. Total, que procuré que mi vida se mantuviera activa.

En uno de estos viajes a Barcelona, Mari-Carmen me sugirió laidea de hacer una visita a esta amiga Paquita, la viuda de esteamigo Juan Gallart, que había sentido mucho el fallecimiento de miesposa, la otra Paquita, ya que se habían hecho muy buenas amigasen Bilbao.

Le telefoneé un día desde casa de Mari-Carmen. Se alegra muchode oírme, ya que hacía algunos años que no nos habíamos visto, yle dije que quería hacerle una visita.Le pareció muy bien y lavisité, encontrándola muy triste y hundida, a pesar de hacer yaun año del fallecimiento de su esposo Juan.

Mientras tomábamos el café con que me obsequié, le sugerí quequizás sería conveniente para ella, acudir a alguna asociación degente mayor donde pudiera distraerse un poco, asistiendo a reunio-nes, conferencias, conciertos, labores y hasta incluso gimnasia.Es decir; lo mismo que había hecho yo. Que la vida seguía y no po-díamos quedarnos parados pensando en el pasado con tristeza. Enresumen, intentando darrle ánimos, aunque no creí haber conseguidogran cosa. Estaba muy desanimada.

Me había propuesto viajar para distraerme y empecé por los viajesque con mi esposa habíamos proyectado. Estuve en el Hotel MAJORICAde Mallorca, pero estando solo, me aburrí bastante. Seguidamente mefui a Andorra, hospedándome en .¡el Hotel ROC BLAHC, donde se aplicabael tratamiento de la célebre doctora Asland y cue ya habíamos pro-yectado realisar desde hacía tiempo juntamente con estos amigosAlberto y Conchita., que ya habían estado allí con anterioridad.Allíme fui solo y me sentía como un pajarillo fuera de su nido.

Realicé algunas excursiones por Catalunya, descubriendo rinconesdesconocidos para mí.

Posteriormente hice un viaje a la que era la URSS, visitandoLeningrado (Hoy San Petersburgo) y también Moscú, después de haberestado unas horas en Bupapest, Fue una interesante experiencia.Conocer un país del que solamente sabía lo cue había leído en losperiódicos, con respecto a su idiosincrasia, forma de gobierno,etc.cuyas noticias no son siempre muy fidedignas. Te voy a con&arcuatro "cosillas", en la página siguiente, si te parece bien.

-4b-

Formalidades en el aeropuerto, indicando divisas y joyas cuellevas consigo, para dar la impresión de que está todo muy contro-lado, aunoue no era así. Nunca me sentí vigilado.

En el hotel, muchos mármoles aunque muchos cte óXlos rotos. Measomé a una ventana y daba la impresión de que no habían tenidotiempo dé terminar algunos detalles.

Como sea que llegamos prácticamente a labora de la cena, pasa-mos directamente al comedor, decorado con todo lujo, con camarerosmuy bien vestidos, en los que pudimos apreciar algunas cosas raras.El guía que nos acompañaba desde Tarragona, nos informó de que loscamareros que veíamos "flotando" por allí, nos ofrecerían rublos acambio de dólares (tínica divisa que nos recomendaron llevar), y aun cambio mejor que que el establecido oficialmente. Todos hablabaninglés. Una señora del grupo consiguió dos rublos por un dólar, es-tando el cambio oficial prácticamente a la par. De otro camarero,alguien había conseguido, al parecer, tres rublos por un dólar.Oído ésto, me acerqué al citado camarero y dádole cinco dólares,ledi^e resueltamente: íFifteen! Y sin más, me dio quince rublos.

En el hotel hice una compra de postales y con asombro vi que ladépendienta, una oronda señora, realizaba las cuentas con un abaco,a una asombrosa velocidad. Me quedé estupefacto. Creía que el abacohabía quedado ya en desuso, pero no era así. En los establecimientosde venta, en cuanto habías dos o tres compradores,hacía cola y guar-daban con respeto su turno, para ser atendidos por una indolentedépendienta y sin el mas mínimo entusiasmo por vender.

En las escaleras rodantes, en establecimientos, metro, espectá-culos, etc., las personas se sitúan a la derecha de la escalera,para así dejar paso a los que qyuieran subir mas deprisa. !Igualque hacemos aquí! !Ni más ni menos!.

Por la tarde salí a pasear un poco y conocer la ciudad. -\En algu-nos lugares estratégicos, te ofrecían rublos a cambio de divisas*Me encontré con un matrimonio del grupo y como sea que íbamos unpoco justos de tiempo para llegar al hotel decidimos tomar un tari.No se puede tomar un taxi fuera de las paradas. Tienen prioridadpara tomar el taxi, las personas mayores o con niños. Esto nos lohizo observar un militar que también estaba esperando un taxi yquien nos cedió a nosotros la prioridad, no sé si por norma o por-cortesía hacia el forastero que visitaba su país»

Asistimos a un espectáculo de música y bailes típicos, en ungran teatro y en el descanso, como es lógico, fuimos a tomar un re-fresco. Sobre una larga mesa estaban expuestos los refrescos y bas-tante gente alrededor adquiriendo bebidas. Sin darme cuenta, meacerqué a la mesa, pedí unos refrescos para nosotros y pagué. Bepronto, percibí unos murmullos, que mé'.:fiiéieron pensar que habíacometido alguna incorrección. Efectivamente, sin dame cuenta, mehabía "colado", como solemos decir, no habiendo respetado el turno.!Me sentí avergonzado!

Naturalmente, que entre .otras visitas de interés, visité elHERIÍÜTAGE, grandioso museo, que no es posible saborear en una solamañana todo-cuanto contiene.

Esto son solo cuatro observaciones; no voy a hacerte un reportajesobre este visita. Lo que sí te diré, que me vendí un paraguas quehabía comprado en Andorra, unos bolígrafos de propaganda y no rectier-do que otras cosas a los camareros del hotel, ouienes a su vez mevendieron caviar, carafealancheando un poco con el champán que nos sir-vieron mientras bailábamos.

-49-

Ya en Moscú, visita a la Plaza Roja, tras larga espera en lacola, visita al mausoleo de Lenin, donde obligan a entrar de tresen tres, -e diré, que tuve la impresión de que no era real el ca-dáver de Lenin embalsamado y custodiado por cuatro soldados total-mente inmóviles. Contemplé el cambio de guardia, que se realizapuntualmente cada hora, con movimientos muy exagerados y ampulosos.Estuve en algunas estaciones del Metro, realmente apabullante, con¿-randes alardee de mármoles, esculturas enormes, lámparas, etc.Me impresionó el líuseo Panorámico de la batalla de Borodino, en elaño 1612 contra las tropas de Napoleón. Tiene un perímetro de 115metros y una altura de 15 metros. También contemplé el cañón quenunca llegó a disparar,porque los obuses eran mayores que el diá-metro interior del cañón. Estuvimos hospedados en el hotel IIERAINA,uno de los mejores hoteles de Moscú, donde, casualmente, estuvotambién hospedado acuellos días, el actor y director de cine Fer-nando Fernán Gómez, quien hizo unos interesentes apuntes durantesu estancia allí y nne fueron publicados en la prensa española.No quiero olvidarme de hablarte de la "Berioska". Se trata de unestablecimiento solo para turistas ya cue liabitualmente allí _sepagan normalmente en dólares, las compras oue efectúes.

Realicé otros viajes. Estuve con los amigos Alberto y Conchitaen las Islas Canarias. También viajé por Italia, París, Londres,Portugal... Incluso un interesante recorrido por Marruecos, visi-?tando Casablanca, Marrakech, Rabat y otros puntos de interés»

Muy interesante también, observar el espíritu comercial del moroy su especial psicología. Verás; te ofrecen algo con insistencia yte persoguen hasta oue logran que le escuches. Si preguntas, tepiden un precio el evadí simo» Naturalmente, hay que regatear.. Enton-ces viene su inteligente pregunta clave. ¿Cuánto me das? Con estapregunta tan simple, calibran tu conocimiento sobre la materia y loque estás dispuesto a gastarte, en el artículo que te ofrecen. Espreciso pues, ofrecer mucho menos del precio dado y así, en laisayoría de los tmsos consigues comprar por el precio que tú ofreces.¿Está entendido?.

En Marrakech acudí a una fiesta con el consabido "cús-cús"paracenar, bajo unas magníficas carpas, muy lujosas y presenciando unespectáculo denominado "Fantasía", con un alarde de jinetas sobrecaballos árabes y pólvora por todas partes, con gran estruendo. Muybonito y espectacular.

Como puedes comprender, yo seguía viviendo en Roquetes y duranteesta ¿poca de viajes mantuve contacto con Paquita, la viuda de miamigo Gallart, a la que le escribía alguna carta y también le hacíaalguna visita, para explicarle cosas sobre dichos viajes, con el finde distraerla un poco. Había gran complacencia por parte de mi hijaMari-Carmen, ya que consideraba que con estas visitas hacíamos vivirentre nosotros a los que se fueron, puesto que normalmente se habla-ba de olios y de nuestras vivencias en Bilbao. Hablábamos con muchocariño de ellos, a los o_ue recordábamos mucho, estando siempre pre-sentes en nuestras conversaciones. Fue aumentando lafüecuencia de

estas misivas por ambas partes y las visitas a Barcelona, comiendojuntos en algunos restaurantes.

-50-

Con estas salidas juntos y por supuesto sin pensar, por lo menosen principio, en una unión que pudiéramos decir amorosa, esta amis-tad fue derivando hacia un mayor afecto y un sentimiento distinto.

Y así transcurría el tiempo. Un buen día, se me ocurrid aniñarlaa realizar un viaje juntos a Beniciorm y pasar allí unos días, loque sin duda le agradaría y la apartaría un poco de la monotonía yla soledad. Gomo era de esperar, le sorprendió* esta proposición yme dijo que ya lo pensaría. Pasaron algunos días y después de muchasdudas y vacilaciones , aceptó.

Realizamos el viaje en la primavera de 1987 y por supuesto, queno pienso describirte aquí como se desarrolló todo. Solamente tediré que lo pasamos muy bien, como si fuésemos dos colegíales.

A mí me encantaba ver que, pasados los primeros momentos, se diocuenta de que la vida, seguía, que nosotros estábamos vivos y quehabía que aceptar lo que el Destino había dispuesto para nosotros.Paquita, muy buena católica, creyente y practicante, solía decirque esto lo habían arreglado desde el cielo los nue se fueron y quequerían que estuviésemos juntos para ayudarnos mutuamente.

Por supuesto.,, que informé a mis hijos sobre las derivaciones quehabían tomado mis relaciones con. Paquita y quería conocer su opi-nión. Gustavo me dijo textualmente:: "Papá, si me dijeses que tehabías liado con una veinteañera, te diría que estás loco; perocon Paquita, que todos conocemos. ....'* (Ya no te digo más).

Mari-Carmen, que ya se había dado cuenta de la situación desdehacía ya algún tiempo y dada la amistad que habían mantenido ambasdesde hacía años ('.vaya otra coincidencia!), dio su total aproba-ción a esta relación y más todavía, teniendo en cuenta que llevabaya tres años viviendo solo en Roquetes.

El día 19 de Junio de este mismo año 19«7, sufrí un infarto demiocardio*( el mismo día del criminal atentado por parte de ETA enlos almacenes EIPERCOR ) y fui trasladado en una ambulancia al Hos-pital de Ntra. Sra. de la Cinta, siando atendido inmediatamentepor al Dr. Roldan, el mismo que había atendido a mi difunta esposa.Fui dado de alta transcurridos doce días, durante los cuales no mefaltó la visita de mis hijos Mari-Carmen y Gustavo y sus respectivoscónyuges. Incluso un día, cuando estaba todavíaTConvaleciente, re-cibí la visita de esta amiga Paquita, acompañando a Mari-Carmen.Fue una gratísima sorpresa, ya cue creía que habiendo sufrido esteinfarto, se iban a enfriar nuestras relaciones.. Pude comprobar todolo contrario; este afecto o cariño mutuo, fue en aumento.

Dado de alta y puesto que indicaron que no podía estar solo, Mari-Carmen me llevó a vivir a Viladrau, un bello pueblecito donde estabanpasando sus vacaciones veraniegas. Allí estuve muy bien atendido conmucho cariño por parte de los hijos y resto de familia, como asimismopor los médicos de Vic y Viladrau, quienes me tenían bajo un riguro-so control diario. Reposo total en la tumbona y cortos paseos desdela casa hasta la verja de entrada de la finca-y viceversa. Tambiánvinieron a verme los queridos amigos Alberto y Conchita. Gratísimoy emocionante encuentro. Por cierto, que el amigo Alberto me escri-bió unas líneas versificadas que decían así:

(Lo lamento, pero tendrás cuepasar a la página siguiente)

— — W I ^ _

infartaringresar!•tenersabermorir,sobrevivir

sanarmandaraprender,entender,recibir,"parir"

ac ept arpredicartomaranalizarcontrolarincordiar

Aprenderás arenunciarás ano te dejarán(ni mucho menosolvidarásy sabrás lo que es

Te tocaráaunque cuisraste evitarántendrás poco quey bastante quey está prohibido

Mas, tras esey este procesote sentirásy tú" volverás a.

y entonces podrás! !Qué buenísino es

callar.viajar,beber,

,1o...)conducir"patir"

descansartrabajar,padecer,comerdormirsufrir

c aminarpasar,renacerserdecirvivir!!

EL MUNDO DE LC3 INFINITIVOS

!Se te ha ocurridoy en la clínicaPaciencia habrás dey así tendrás queque si es posibleaún lo es más

Para podertetodos te van ay tú" tendrás queaunque te cuesteque amor vas ahasta ponerte a

Porque tienes queque te van ay la presión ay la sangrelos pipis ay otras formas de

Como es lógico, estos versos las hizo basándos'e en siis propiasexperiencias, pornue como ya te contaba en la página 4-6, tambiénhabía sufrido1 un infarto más grave que el mío.

También recibí la muy grata visita de Paquita, con la oue mantu-vimos interesantes conversaciones sobre nuestra situación. Por miparte, yo había sufrido un infarto de miocardio y no podría estarsolo, teniendo que llevar una vida muy ordenada. Por su parte, ellapadecía desde hacía muchos años, de glaucoma y en cualquier momentopor cualquier revés de la vida o inclusive por un serio disgusto,podría llegar a ouedarse ciega. Nuestra sincera amistad se habíaconvertido en un mutuo cariño; ello nos hizo reflexionar y pensarmuy seriamente en nuestra posición. Podríamos cuidarnos mutuamentey podríamos acabar viviendo los años que nos quedaban de vida,juntos y sin graves problemas económicos. Quedó la cosa pendientepara poder seguir hablando cuando yo estuviera restablecido.

Sn una visita efectuada con posterioridad a mis amigos Albertoy Conchita, les pedí me dieran su parecer oon respecto a mis rela-ciones con Paquita, situación que ya conocían desde hacía tiempo,puesto cue fueron los primeros en tener conocimiento de mi incli-nación hacia Paquita, Se alegraron mucho y dieron su aprobación ami decisión de dar seria forma a estas relaciones, aceptando actuarcomo testigos de nuestra boda.

Resumiendo; traslado de muebles desde Roquetes a Barcelona, cam-bio de los existentes en casa de Paquita, instalación de los traí-dos desde mi casa y otras zarandajas. Todos los muebles, encajanperfectamente en el piso, como si se hubieran hecho expresamentepara ser ubicados en esta vivienda. (¿Otra rara casualidad?)» Noscasamos el 13 de Febrero de 1988(otra vez el mes de Febrero en mivida), y cumplidamente ante Dios > con el beneplácito de nuestroshijos respectivos, cosa cue consideramos muy importante»

-52-

He de confesarte que ni remotamente había pensado contraernuevamente matrimonio, ya qué siempre había considerado que unassegundas nupcias no podían ser mray buenas, por el recuerdo delausente por parte de ambos. Pero he de afirmar que en nuestrocaso, existe algo que sorprende a metros amigos y es que nosotroshablamos de los nuestros nue se fueron, con toda naturalidad y losmencionamos sin reparos, cua.ndo hablamos de tiempos pasados? yasean tristes o alegres,

Y ya, poca cosa cueda por contaxte sobre mi vida. Durante mirelato, he mencionado en repetidas ocasiones al amigo Juan C-allarty las extrañas circiinstancias de nuestra amistad. Veamos:

Le conocía cuando yo tenía trece años y nuca había hablado econ él.En el año 1936, es decir, cinco años mas tarde, me lo encuentro

en"Piscinas & Deportes" y allí se crea una amistad, haciendo gimna-sia y practicando algún deporte.

La guerra civil nos separa y luchamos en bandos distintos, segúnsupe más tarde, al explicármelo Paquita.

Terminada la contienda vuelvo a encontrármelo casualmente en elaño 1941, de nuevo en "Piscinas & Deportes". Un cambio de saludosy poca cosa más.

En Bilbao, aparece extrañamente de nuevo en mi vida.En 1983, este amigo fallece de una "pancreatitis aguda", igual C:

que le sucede a mi esposa,, en elaüa 1984»Durante años, su esposa mantiene una salida amistad con mi hija,

cosa que no deja de ser sorprendente, después del matrimonio deMari-Carmen en Barcelona y del regreso de estos amigos también seBarcelona. ¿Casualidad?

En 1988, acabo los años que me quedan de vida, acompañando a suesposa Paquita.

Y me pregunto: ¿Estaba ya escrito todo esto y mi amigo incons-cientemente me perseguía con el fin de que se realizase lo que elDestino ya tenía previsto para nosotros?

Y tú, querido amigo lector ¿Crees en el Destino? ¿Está ya todoescrito de antemano? ¿Qué opinas sobre todo lo que te he contado?Medita un pooo y analízalo a fondo antes de darme una respuesta.

Nuestra vida en común, sigue su curso normal, nos amamos, dis-frutamos de los lógicos achaques de nuestra edad, que los vamossoportando apoyándonos mutuamente. !Ay, mi rodilla! !0h, esta te-rrible jaqueca! !Este lumbago...!A Paquita la han operado de cataratas y sigue con la batalla delglaucoma, que está bien controlado. Mi corazón sigue funcionandonormalmente, a pesar de la arteria "necrosiad®",(!Vaya palabrita!)y recientemente me han operado de dos hernias inguinales. Por lodemás... como la canción. "No hay novedad Sra. baronesa..."

Así que hasta aquí, el relato de mi vida. La vida de "UN TAL JUAN",vulgar e insignificante, que ni siquiera llegó a ser rey de nada.Quizás algo aventurera por necesidad, divertida en ocasiones y tristeen otras, incluso dramática a veces... Como ves me ha ocurrido detodo; pero como conit'recuencia suelo decir, no me quejo de esta "puñe-tera" vida, porque ...

!! NUNCA ME HA SUCEDIDO LO PEOR!!

00O00