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Un paseo por el Monforte medieval Partiendo de la cima del monte de San Vicente, un recorrido circular permite conocer los principales parajes del núcleo histórico de la ciudad C. Rueda / F. Albo / 15/8/2007 La Porta da Alcazaba y la Torre del Homenaje son dos jalones del recorrido por el núcleo histórico | Fotos: C. rueda Monforte | Una breve ruta circular permite conocer los rincones más relevantes del núcleo histórico monfortino tomando como punto de partida el corazón del Monforte medieval, el antiguo convento de San Vicente do Pino, hoy convertido en parador. En torno a este cenobio benedictino -cuyos orígenes datan al menos del siglo X, según los documentos más antiguos que lo mencionan- fue creciendo el primitivo núcleo de población y la residencia fortificada de los condes de Lemos. El camino pedestre que nace ante el monasterio empieza con un suave descenso, bordeando -a mano derecha- la Torre del Homenaje y la antigua muralla. Bajando por esta senda, se ofrece una bella perspectiva del conjunto defensivo y de la Torre Pequena, una de los cinco torreones que se conservan del complejo defensivo medieval. En su cara norte se aprecia una ventana con arcos trebolados y elementos defensivos, como troneras y saeteras.

Un paseo por el monforte medieval juan lópez suárez xan de forcados

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Page 1: Un paseo por el monforte medieval juan lópez suárez xan de forcados

Un paseo por el Monforte medieval Partiendo de la cima del monte de San Vicente, un recorrido circular permite conocer los principales parajes del núcleo histórico de la ciudad C. Rueda / F. Albo / 15/8/2007

La Porta da Alcazaba y la Torre del Homenaje son dos jalones del recorrido por el núcleo histórico | Fotos: C. rueda

Monforte | Una breve ruta circular permite conocer los rincones más relevantes del núcleo histórico monfortino tomando como punto de partida el corazón del Monforte medieval, el antiguo convento de San Vicente do Pino, hoy convertido en parador. En torno a este cenobio benedictino -cuyos orígenes datan al menos del siglo X, según los documentos más antiguos que lo mencionan- fue creciendo el primitivo núcleo de población y la residencia fortificada de los condes de Lemos.

El camino pedestre que nace ante el monasterio empieza con un suave descenso, bordeando -a mano derecha- la Torre del Homenaje y la antigua muralla. Bajando por esta senda, se ofrece una bella perspectiva del conjunto defensivo y de la Torre Pequena, una de los cinco torreones que se conservan del complejo defensivo medieval. En su cara norte se aprecia una ventana con arcos trebolados y elementos defensivos, como troneras y saeteras.

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Unos metros más adelante se llega al Campo da Virxe, donde se ubica el pequeño santuario de Nosa Señora dos Campos. Cada año, con ocasión de la festividad del Martes de Pascua, se celebra aquí la ceremonia de la bendición de los campos del Valle de Lemos, una tradición que se remonta al año 1598. Hasta finales del siglo XIX hubo en este paraje una ermita que cayó en la ruina. El lugar también era escenario de una romería popular hasta mediados del pasado siglo.

Antigua casa de la familia judía de los Gaibor

A continuación, torciendo a la izquierda, la ruta sigue por la calle de Santo Domingo. Recorridos unos 250 metros, donde empiezan a verse restos de muralla -a la izquierda-, parte un camino que da acceso al Parque dos Loureiros. Como su nombre indica, su vegetación está formada sobre todo por laurel común, de hojas aromáticas, y laurel real, de mayor envergadura. Fue donado en 1959 al pueblo monfortino por el médico y filántropo Juan López Suárez, Xan de Forcados. La senda que atraviesa este espacio lleva hasta su parte inferior, donde se halla la puerta principal del recinto -construida en piedra de cantería y coronada por una lápida en memoria del filántropo-, que hay que franquear para acceder a la Costa da Pena.

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A Régoa

Ahora hay que girar a la izquierda y caminar unos trescientos metros para llegar a la altura de la iglesia parroquial de A Régoa, construida por el séptimo conde de Lemos en el siglo XVII, que perteneció al desaparecido convento dominico de San Xacinto. Bordeamos la iglesia y salimos a la calle Santo Domingo, a la altura del torreón del mismo nombre. En su estructura se aprecian elementos defensivos formados por troneras y saeteras.

Hay que subir por esta calle unos cincuenta metros hasta llegar a la Porta da Alcazaba, también llamada Porta de Pescaderías, una de las principales entradas del viejo burgo medieval. Hay que girar a la derecha y atravesar esta puerta. El arco con bóveda de cañón que corona esta entrada data de entre los siglos XIII y XIV, época en la que fue construida originalmente la fortaleza monfortina, después ampliada y reforzada en diversas ocasiones. Nada más rebasar la puerta, se ven a mano izquierda varias antiguas viviendas construidas en piedra de sillería bien labrada. Según atestiguan algunos documentos, en una de estas casas vivió durante los siglos XVI y XVII la familia Gaibor, la estirpe de judíos conversos más conocida de Monforte. Algunos de sus miembros ostentaron cargos de autoridad en la comunidad hebrea local.