133
Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura Educación Obrera 2000/1-2 Números 118/119

Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

  • Upload
    others

  • View
    11

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Un asunto clave:la salud y la seguridaden la agricultura

Educación Obrera 2000/1-2Números 118/119

Page 2: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Editorial V

Programa de la OIT sobre Seguridad y Salud en la Agricultura. El reto parael siglo XXI: proporcionar servicios de seguridad y salud en el trabajoa los trabajadores del agro, por Valentina Forastieri 1

Salud, seguridad y medio ambiente en la agricultura. Se necesitan mejorasde envergadura en materia de protección de los asalariados agrícolas y granjeros,en salud pública y en medio ambiente antes de que este sector se consideresostenible tanto desde una perspectiva social como del medio ambiente,por Peter Hurst 19

Libertad sindical. Los sindicatos deben apoyar a las organizaciones de trabajadoresagrícolas para que representen y defiendan sus intereses proporcionando a susdirigentes una educación capacitadora y una formación, y los necesarios recursosque aseguren su participación en el desarrollo, por Anna J. Pouyat 30

Seguridad y salud en el trabajo para las mujeres del agro. Las cuestiones de saludpública en este sector requieren inversiones técnicas específicas y que se abordeel tema del desposeimiento y desequilibrio del poder, por Rene Loewenson 39

Uganda. Formación, educación e información en salud, seguridady medio ambiente. Sindicato Nacional de Trabajadores de las Plantacionesy la Agricultura (NUPAW), por Omara Amuko 52

Los plaguicidas en la agricultura: amplitud del problema en Asia , por Annie Rice 64

América Latina. La prevención debe ser el principio orientador en materia de accidentes y enfermedades profesionales. Los trabajadores deben ser informadosacerca de los riesgos a que están expuestos y recibir formación para que tomenmedidas preventivas en el ejercicio de sus actividades, por Heloísa Farza 75

Panorama de accidentes y enfermedades en el trabajo rural en el Brasil,por Eduardo Garcia Garcia y Rosa Yasuko Yamashita 84

Salud y seguridad y función de los representantes de los trabajadoresde la agricultura en Europa occidental, por David Walters 94

Europa oriental. Los servicios de salud en el trabajo son inaccesibles paralos trabajadores y aún no han llegado a formar parte de la atención primariade salud, por Yuri I. Kundiev 108

Resumen de la situación en materia de edad mínima de admisión al empleoy de las excepciones por concepto de trabajos ligeros, trabajos peligrosos,trabajos en empresas familiares y trabajo en la agricultura 115

Anexo I. Convenios y recomendaciones de la OIT adoptadosdesde 1919 y que se aplican directamente a la seguridady salud en la agricultura 118

Anexo II. Otros convenios y recomendaciones de la OIT aplicablesa la agricultura adoptados desde 1919 122

III

Indice

Page 3: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Desde tiempos inmemoriales los hombres han debido penar labrandola tierra. Esta categoría de trabajadores que han sido los últimos en sin-dicarse han debido soportar, incluso sindicados, una desatención genera-lizada de sus necesidades en materia de bienestar social, seguridad ysalud. No cabe duda de que si el orden del día de la Conferencia Interna-cional del Trabajo de junio de 2000 contempla un punto relativo a la segu-ridad y la salud en la agricultura (primera discusión), se debe a la volun-tad de los mandantes de la OIT de dar la atención que merecen, de unavez por todas, a los serios problemas de seguridad y salud que afectana los trabajadores rurales con la esperanza de que se consiga estableceruna estrategia internacional común para abordarlos.

Los artículos que se presentan a continuación describen un pano-rama mundial sombrío de trabajo escasamente remunerado, no organi-zado y con cifras de accidentes y muertes que alcanzan los seis dígitos.Todos ellos son variaciones sobre un mismo y triste tema: exposición a lasinclemencias del tiempo; condiciones de alojamiento mínimas; trabajo yvida en un mismo lugar; ropa de protección inexistente o inadecuada alas condiciones climáticas; maquinaria agrícola importada de paísesindustrializados e inadaptada desde un punto de vista ergonómico paralas funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos,y sobre todo exposición a los efectos nocivos de los plaguicidas en la saludde los trabajadores y en el medio ambiente. Las exigencias del trabajo agrí-cola también pesan sobre los niños que abandonan la escuela para ayu-dar a sus padres en el campo y que suelen ser víctimas de los riesgos ypeligros inherentes a este tipo de trabajo.

Kundiev, concretamente, insiste una y otra vez en que en los paísesde Europa central y oriental se necesita intervenir de inmediato en elámbito de la seguridad y salud en el trabajo agrícola para brindar apoyoa estos trabajadores. Menos espectaculares sin duda que las víctimas dela guerra, los trabajadores agrícolas, fácil presa de los riesgos y peligrosque encierra el ejercicio de sus labores, siguen viéndose afectados por for-mas de sufrimiento y abandono tales que faltan palabras para describir-las. Las estadísticas exigen una acción rápida en esta esfera, empezandopor la elaboración de políticas apropiadas que puedan ponerse en prác-tica con la debida diligencia.

La primera discusión del tema de la seguridad y la salud en la agri-cultura en junio de 2000 en Ginebra servirá como se espera para atar hilosque están sueltos, aunque hubiera bastado atender a las pruebas que apor-tan los artículos que siguen para convencerse de que una acción concer-tada a nivel internacional contribuirá en gran medida a reducir la fre-cuencia de accidentes y muertes entre los trabajadores rurales. Para lasorganizaciones de trabajadores, el presente número constituye principal-mente un medio de apoyo en las discusiones que tendrán lugar en las ins-tancias de la Conferencia Internacional del Trabajo y en el trabajo por rea-lizar en sus organizaciones. Varios autores proporcionan los nombres de

V

Editorial

Page 4: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

las diferentes instituciones internacionales y sus ámbitos de especializa-ción y se mencionan asimismo los organismos internacionales de coope-ración. Las organizaciones de trabajadores podrían en consecuencia verfacilitada por esta vía la elaboración de proyectos y la solicitud de orien-tación y asesoramiento para abordar los problemas de seguridad y saludde los trabajadores agrícolas.

Se ha hecho también hincapié en la formación de los re p re s e n t a n t e sde los trabajadores agrícolas y en la necesidad de una toma general de con-ciencia sobre esta materia. En los países de la Unión Europea, los ejemplosde re p resentantes de los trabajadores que han recibido formación mere c e nser seguidos. Según Walters, el problema de la prevención de los acciden-tes en la agricultura se relaciona más con la gestión efectiva de los riesgosque con la naturaleza técnica de éstos o de su control, y también con lasd i ficultades con que tropieza la comunicación a los propietarios y encar-gados de dirigir pequeñas explotaciones acerca de los beneficios que sepueden derivar de un buena gestión de la seguridad y la salud. No menosimportante en términos de los requerimientos en materia de formación esel informe de Amuko sobre el método de los círculos de estudio aplicadopor el Sindicato Nacional de Tr a b a j a d o res de las Plantaciones. Loewenson,en un detallado análisis de los problemas de seguridad y salud de las tra-bajadoras del agro en varios países africanos, además de destacar su doblec a rga de trabajo, hace un llamamiento vigoroso para que se integre la edu-cación en seguridad y salud en los servicios y en los mercados, comomedida para incrementar la toma de conciencia a este respecto. En unm a rco mucho más general, Forastieri y Hurst, respectivamente, pro p o r-cionan información acerca del Programa InFocus sobre Trabajo sin riesgode la OIT y sobre las políticas y actividades de la Unión Internacional deTr a b a j a d o res de la alimentación, agrícolas, hoteles y restaurantes, tabaco ya fines, relativas a la salud y la seguridad en la agricultura.

Los dos principales retos que se destacan son no obstante, en pri-mer lugar, la elaboración de una política de formación y de educación glo-bal de los trabajadores y, en segundo lugar, para los partícipes sociales conel apoyo de otros grupos interesados, el compromiso de emprender jun-tos la lucha contra del uso exagerado de plaguicidas y delinear políticasnacionales e internacionales que aseguren la consecusión del objetivocompartido de conseguir un desarrollo sostenible de la agricultura.

Desde sus comienzos en 1919, la OIT ha adoptado doce convenios(con sus correspondientes recomendaciones) directamente pertinentes ala seguridad y la salud en la agricultura. Otros diecisiete instrumentostambién se refieren a la protección de los trabajadores agrícolas y abarcanámbitos como el derecho de sindicación, de indemnización a los trabaja-dores, de vacaciones pagadas, de protección a los trabajadores migrantesy a los pueblos indígenas y tribales, por mencionar sólo algunos (consúl-tense los anexos I y II). Como se dice en el Informe sobre seguridad y saluden la agricultura1 que se presentó a la consideración de la Conferencia Inter-nacional del Trabajo en junio de 2000, en todo el mundo existe concienciade que la agricultura, junto con la minería y la construcción, es un sectorparticularmente peligroso tanto en los países en desarrollo como en lospaíses industrializados. Si bien el Convenio sobre las plantaciones, 1958(núm. 110) se aplica a los trabajadores agrícolas y si, en general, dicho sec-tor está dentro del ámbito de aplicación del Convenio sobre la seguridad

VI

1 OIT. 1999. Seguridad y salud en la agricultura , Informe VI (1), Conferencia Internacional del Trabajo,88.a reunión, Ginebra.

Page 5: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

y salud de los trabajadores, 1981 (núm. 155) de la OIT que se aplica a todoslos sectores de la economía, ningún convenio se refiere globalmente a losproblemas que plantea la seguridad y la salud de los trabajadores agríco-las. El informe concluye en que es necesario abordar de manera integralla seguridad y salud en el trabajo agrícola: un Convenio en el que figurenlos principios básicos de la seguridad y la salud en la agricultura, que secomplemente con su respectiva Recomendación, proporcionará una baserazonable a partir de la cual podría elaborarse la legislación nacional quepodría complementarse en el futuro con un Repertorio de recomendacio-nes prácticas.

Dentro de este marco general, la Oficina de Actividades para los Tra-bajadores de la OIT acuerda una importancia particular a este númerodedicado a la seguridad y la salud en la agricultura. Junto con los deba-tes que tuvieron lugar en la Conferencia en junio y teniendo en cuenta lasegunda discusión del punto en el curso del próximo año, la citada Ofi-cina espera que los artículos que aquí se presentan alimenten y enriquez-can las deliberaciones en las mencionadas instancias, las cuales serviránde base para la elaboración de nuevos instrumentos que no sólo son fun-damentales para el trabajo futuro de los trabajadores del sector sino parael progreso social en el mundo.

Manuel Simón VelascoDirector

Oficina de Actividades para los TrabajadoresOIT

VII

Page 6: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Se estima en 1.300 millones el número de tra-bajadores ocupados en la producción agrícolaen el mundo, cifra que representa la mitad dela fuerza de trabajo mundial. Aunque la pro-porción de trabajadores agrícolas se sitúa pordebajo del 10 por ciento en la mayoría de lasregiones desarrolladas, cerca del 60 por cientode la mano de obra agrícola se concentra en lospaíses en desarrollo. En estos últimos, una granproporción está constituida por asalariados.

Cálculo del desafío

En los países en desarrollo una buena partede la población que vive en la indigencia per-tenece al medio rural (Banco Mundial, 1997).Según los datos de la Organización para la Ali-mentación y la Agricultura de las NacionesUnidas (FAO), entre 1980 y 1990 en AméricaLatina y el Caribe esta población se incrementóen 60 millones de personas (FAO, 1997; CEPAL,1993). A pesar de que la mayoría de ellos viveen las ciudades, la pobreza es todavía mayor ymás grave en las áreas rurales.

Trabajadores temporales:más expuestos y menos pagados

Los trabajadores agrícolas están menos pro-tegidos que los trabajadores de otros sectores.Los grupos más vulnerables se encuentran enla agricultura de subsistencia, entre los asala-riados de las plantaciones, los jornaleros sin tie-rras, los trabajadores temporales o migrantes ylos niños. El trabajo temporal en la agriculturase caracteriza por su carácter ocasional, por rea-lizarse en condiciones precarias y por una pro-tección social escasa o inexistente. Este tipo detrabajo está muy extendido en Asia y AméricaCentral. Alrededor del 45 por ciento de los tra-bajadores rurales de América Central son tem-

porales y el 56 por ciento de los mismos son asa-lariados sin tierras. Los trabajadores tempora-les están más expuestos a los riesgos en el tra-bajo que los otros trabajadores agrícolas y estánpeor pagados. Los trabajadores migrantes pue-den encontrar dificultades como consecuenciade su idioma y su cultura, en el trabajo y en suvida cotidiana. Los trabajadores migrantes y lostemporeros pueden verse expuestos a diversosriesgos físicos y químicos que se suman de unlugar de trabajo al otro.

Carentes de prestacionesy seguros de accidente

Los índices de accidentes, algunos mortales,son bastante más elevados entre los trabajado-res agrícolas y escasos los recursos con que secuenta para indemnizarles. En muchos paísesestán excluidos de las prestaciones o de los regí-menes de seguro por accidentes laborales. Lostrabajadores independientes rara vez disfrutande un sistema de registro y notificación, y care-cen del derecho a las prestaciones de la seguri-dad social, excepto si se han inscrito volunta-riamente y pagan sus cotizaciones.

Las mujeres se ocupan de cultivarla tierra y de la familia

Los recientes cambios económicos y técni-cos están influyendo en el empleo y en las con-diciones de trabajo de los trabajadores agríco-las y por lo tanto en la calidad de su trabajo yde sus vidas. En los países menos desarrolladosla situación es todavía peor, ya que muchoshombres emigran a las ciudades en busca detrabajo dejando a sus mujeres encargadas delabrar la tierra, sembrar, recoger las cosechas yocuparse de la familia. Su tarea es enorme y susingresos escasos, ya que provienen de la venta

1

Programa de la OIT sobre Seguridad y Saluden la Agricultura. El reto para el siglo XXI:

prestar servicios de seguridad y saluden el trabajo a los trabajadores del agro1

Valentina ForastieriPrograma InFocus Trabajo sin Riesgo

OIT

Page 7: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

de productos primarios cuyos precios no con-trolan. Por ello, para completar los ingresosfamiliares cada vez es mayor la proporción demujeres y niños empleados en la agricultura.Las mujeres representan hoy en día entre el 20y el 30 por ciento de los asalariados agrícolas.En Asia, alrededor del 80 por ciento de la fuerzade trabajo en la agricultura está representadapor mujeres.

Los niños trabajan en el campodesde los cinco años

Según las recientes estimaciones de la OIT,por lo menos 250 millones de niños de entre 5 y14 años de edad trabajan en los países en desa-r rollo, donde predomina este tipo de trabajo.Para casi la mitad de ellos (120 millones) se tratade un trabajo a tiempo completo. Según unaencuesta reciente realizada por la OIT en 26 paí-ses, el índice de participación de los niños enactividades económicas es mucho mayor en lasá reas rurales que en las urbanas. La pro p o rc i ó nde niños que tienen entre 5 y 14 años de edad yque trabajan en la agricultura podría llegar al 30por ciento del total (OIT, 1996). Las niñas tien-den a ser económicamente activas desde loscinco años. En América Latina y el Caribe, de los15 millones de niños que trabajan, el 56 porciento lo hace en el sector agrícola y tienen entre5 y 7 años de edad (Ashagrie, 1998). Tr a b a j a nmuchas horas y muchos de ellos sufren lesionesen el trabajo, siendo las más comunes los cortesy heridas, las infecciones oculares, las afeccio-nes dermatológicas, la fie b re, los ataques decalor como consecuencia de las elevadas tem-peraturas y el cansancio, y las intoxicaciones porexposición a los plaguicidas (Forastieri, 1997).

Algunas categorías de trabajadoresse superponen

Las desigualdades en el desarrollo econó-mico de los distintos países o regiones de unmismo país han hecho coexistir en la agricul-tura varias formas de producción las cuales sepueden dividir en dos sectores principales: unocaracterizado por la agricultura de subsistenciaque abarca una fuerte proporción de la pobla-ción rural, y el otro, que utiliza a menudo pro-cedimientos de producción altamente automa-tizados con una alta productividad y efectivosrelativamente bajos. Importantes diferencias enlas calificaciones profesionales separan a estosdos sectores: el primer grupo se compone de cul-tivadores que trabajan para el mercado y de tra-bajadores agrícolas especializados; el otro de

trabajadores temporales y de los que practicanla agricultura de subsistencia (OIT, 1997).

Multitud de relaciones laborales

Una de las particularidades del sector agrí-cola es la falta de distinciones claras entre lasdiferentes categorías de trabajadores, y entre eltamaño y los tipos de las explotaciones. Laamplia gama de modelos de tenencia de la tie-rra y métodos de cultivo dan lugar a numero-sos tipos de relaciones laborales y diferentesformas de participación de la fuerza de trabajo.Además, la situación variará entre los países endesarrollo y los industrializados. Las distintascategorías de trabajadores difie ren también den-tro de cada país y, en ciertos casos, un mismoagricultor puede pertenecer a más de una cate-goría. Por ejemplo, en los países en desarrollo,muchos agricultores pequeños completan losingresos que obtienen de la agricultura de sub-sistencia con salarios que ganan trabajando engrandes explotaciones comerciales durante losperíodos de cosecha.

Actividades asociadas

En la mayoría de los países, con frecuenciala familia entera, desde los más jovenes hastalos más mayores, participa en el trabajo agrí-cola. Los trabajadores agrícolas realizan unagran variedad de labores, y en especial los tra-bajadores independientes en las pequeñas ymedianas explotaciones. No se debe olvidarque el término «agricultura» abarca no sólo elcultivo sino muchas otras actividades asocia-das, como el tratamiento, el almacenamiento yel acondicionamiento de las cosechas, la cons-trucción y el riego, el tratamiento contra losparásitos, la avicultura, la cría porcina, la gana-dería y las tareas domésticas correspondientes.

En los países industrializados, la mayoría delos trabajadores agrícolas son pequeños pro-pietarios de tierras que, con diversos mediostécnicos y financieros, explotan las granjas cuyaproducción se destina tanto al mercado internocomo a la exportación. En Europa, las explota-ciones pequeñas y medianas son generalmentegranjas familiares con un alto nivel de produc-tividad. Tienden a emplear trabajadores tem-poreros en los períodos en los que necesitanmucha mano de obra, en particular si se espe-cializan en la producción de vegetales, frutas yuvas, labores en las que la mecanización no estámuy desarrollada.

Al igual que en Europa, la mayoría de lostrabajadores agrícolas de Asia y Africa son

2

Page 8: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

pequeños productores agrícolas, sin embargosus condiciones de vida y de trabajo son sus-tancialmente diferentes a las de sus pares delmundo industrializado. Algunos pequeñospropietarios de tierras en países en desarrollocombinan la agricultura en pequeña escala conla crianza de ganado o el trabajo asalariado enlas plantaciones comerciales2. Por ejemplo, enel Africa austral el sector agrícola está com-puesto por pequeños agricultores, general-mente en régimen comunal de tenencia de tie-rras, que trabajan con miembros de sus familiasy con trabajadores no remunerados (Loewen-son, 1998). En Malasia son casi un millón lospequeños agricultores, de los cuales la mitadtrabaja en explotaciones de menos de 40,5 hec-táreas (Harminder Singh, 1986).

En América Latina la distribución es encierto modo diferente ya que los asalariadosson una gran parte de la población económica-mente activa. Por ejemplo, en América Centralrepresentan el 49 por ciento de la mano de obraagrícola, desglosado en 27 por ciento de emplea-dos permanentes, 10 por ciento de copropieta-rios y trabajadores temporeros y 12 por cientode trabajadores temporeros sin tierras. En Bra-sil, de una población rural de 23 millones, hay12 millones de campesinos sin tierras (Salgado,1997; Gómez y Klein, 1993; OIT, 1996).

El desarrollo tecnológicoy la agricultura

Una de las características del trabajo agrí-cola es que se desarrolla fundamentalmente enun entorno rural donde las condiciones de viday trabajo se superponen. Asimismo, se trata deuna trabajo sujeto a riesgos para la salud quetienen su origen tanto en el entorno como en losprocedimientos laborales específicos utiliza-dos. El sector agrícola ha estado tradicional-mente olvidado en beneficio del desarrolloindustrial. Esta situación se explica en parte porel hecho de que la agricultura es un sector extre-madamente heterogéneo y complejo, y que solu-cionar sus numerosos problemas sobre la segu-ridad y la salud no resulta fácil.

La dificultad de aplicar las medidassobre seguridad y salud

Dadas la características del entorno rural yla naturaleza del trabajo agrícola, las diferen-cias existentes entre los distintos tipos de acti-vidades agrícolas son mucho más marcadasque las existentes en otros sectores productivoscomo la minería, la construcción o la manufac-

tura. Resulta más difícil aplicar las medidas deseguridad y salud a las actividades y lugaresagrícolas que a los de la industria: muchosempleos en la agricultura implican múltiplesactividades y lugares de trabajo, tanto duranteel día como durante las estaciones del año. Loslugares de trabajo y las herramientas utilizadasson muy variados y dependen en general deltipo de cultivo. Los métodos agrícolas varíandesde los empleados en la agricultura alta-mente mecanizada, las granjas de gran tamañoy las plantaciones comerciales hasta los méto-dos intensivos tradicionales utilizados en laagricultura de pequeña escala y en la de sub-sistencia. Las condiciones de trabajo difierenasimismo de un país al otro, entre los paísesdesarrollados, en los países con economías detransición, en los países en desarrollo y en losindustrializados, según los métodos de trabajoempleados, la infraestructura disponible y lascondiciones medioambientales.

Particularidades

Algunas de las características específicas deltrabajo agrícola son las siguientes:• la mayoría de las tareas se desarrollan al aire

libre, exponiendo a los trabajadores a con-diciones climáticas;

• la naturaleza estacional del trabajo y laurgencia de ciertas tareas en períodos espe-cíficos;

• una gran variedad de las actividades laslleva a cabo una misma persona;

• el tipo de posturas de trabajo y la duraciónde las tareas a realizar;

• el contacto con animales y plantas queexpone a los trabajadores a mordiscos,envenenamientos, infecciones, enfermeda-des parasitarias, alergias, toxicidad y otrosproblemas de salud;

• el empleo de productos químicos y biológi-cos;

• las grandes distancias que separan las zonasde vivienda y los lugares de trabajo.

Dependencia de las variacionesmeteorológicas

La mayor parte del trabajo se realiza al airelibre, por lo que los trabajadores están expues-tos a todo tipo de clima, según la estación delaño. Si bien se ha modernizado el material y laorganización del trabajo en la agricultura haprogresado netamente, dicho trabajo sigue

3

Page 9: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

dependiendo, para la realización de sus tareas,de los cambios meteorológicos, lo cual suponeun obstáculo a la eficacia de las operacionespuesto que pueden modificar completamentelas condiciones de trabajo, haciéndolas difícilesy a veces peligrosas (una tormenta durante larecolección, una ráfaga de viento repentinadurante la fumigación de los plaguicidas, lasequía, etc.).

Las medidas de seguridady la formación no han seguidoel ritmo del progreso técnico

El cambio tecnológico en la agricultura nosiempre ha estado acompañado de una inver-sión en la protección y la mejora de la seguri-dad y la salud de los trabajadores. Si bien escierto que ha reducido el trabajo difícil, hahecho aparecer nuevos riesgos en el sector, enparticular los relacionados con el empleo deuna maquinaria agrícola más sofisticada sin lasadecuadas medidas de seguridad, informacióny formación necesarias, así como un uso inten-sivo e indiscriminado de productos químicosen la agricultura. En consecuencia, no sólo hanaumentado las lesiones graves y las muertes,sino que se han desestabilizado los ecosistemasde muchas áreas del mundo por una concep-ción no duradera del desarrollo agrícola.

Ausencia de técnicas auxiliares

Con la intensificación del comercio interna-cional el sector agrícola está obligado a moder-nizar las técnicas empleadas en la siembra, cui-dado, tratamiento y recolección de los cultivosasí como en la cría de animales. La introducciónde maquinaria todavía más compleja y denumerosos compuestos químicos, con efectosnocivos para el hombre y el medio ambiente, selleva a cabo sin proporcionar información o for-mación apropiadas, ya que la tecnología deapoyo presente en otras industrias probable-mente es inexistente. Además, las técnicas tra-dicionales utilizadas en la agricultura suponena menudo un obstáculo para la aplicación detécnicas modernas, lo que da lugar a un ciertoretraso en este sector respecto de la industria.

La mayor parte de la nueva tecnologíaestá concebida para los paísesindustrializados

Las investigaciones actuales en erg o n o m í a ,así como su aplicación en la práctica en los paí-ses en desarrollo, se centran principalmente en

el sector industrial. Poco se ha hecho en re l a-ción con el sector agrícola y menos aún en loconcerniente a los pequeños agricultores. Sedispone de escasa información acerca del gradode eficacia de la ergonomía para aliviar las difi-cultades que suponen los trabajos manualesrelacionados con los cultivos. En la mayoría delos países en desarrollo, los problemas re l a t i-vos a la tranferencia de tecnología tienen re p e r-cusiones sobre la ergonomía. La mayor partede las nuevas tecnologías provienen de paísesindustrializados, y muy rara vez son apro p i a-das para el clima y los hábitos laborales y cul-turales de los países en desarrollo, o para lacontextura y los hábitos de los trabajadores deesos países. En muchos casos el equipo y lasherramientas no están debidamente adaptadosa los usos de esos trabajadores. Además, en lospaíses en desarrollo en los que coexisten diver-sos grupos étnicos suele haber considerablesd i f e rencias de contextura física entre las perso-nas pertenecientes a grupos diferentes. Estasd i f e rencias pueden tener consecuencias erg o-nómicas menores o provocar serios pro b l e m a s ,perjudiciales tanto para el equipo como paralos usuarios y que ocasionan accidentes y lesio-nes. Además, a través del aumento de transfe-rencia tecnológica a los países en desarrollo, lamaquinaria importada o de segunda mano serecibe frecuentemente con los mecanismos deseguridad estropeados o sin ellos, y en unestado de mantenimiento que suele ser deplo-rable. Algunos implementos agrícolas queestán adecuados para determinadas labore ssuelen emplearse en otras, para las que re s u l-tan inapropiados, o están seriamente dañados.Esta inadaptación de las máquinas, del entornoy de la organización hace el trabajo más difícil,i n s e g u ro e inefic a z .

Accidentes y lesiones laborales

La agricultura es uno de los sectores quepresenta los mayores riesgos del mundo. Enmuchos países, el índice de accidentes morta-les en la agricultura es el doble de la media detodos los otros sectores. Según estimaciones dela OIT, de un total de 335.000 accidentes mor-tales de trabajo anuales en todo el mundo, secalcula que 170.000 corresponden a decesos detrabajadores agrícolas (OIT, 1996). Durante laúltima década, el índice de mortalidad no hadejado de aumentar en el sector agrícola, tantoen los países industrializados como en los paí-ses en desarrollo; no ha sido así en la minería,sector en que ha disminuido en un ciertonúmero de países.

4

Page 10: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Insuficiente formacióny seguridad en los paísesen desarrollo

La maquinaria (tractores y cosechadoras)son la causa de los más altos índices de fre-cuencia de accidentes, en particular mortales.La exposición a los plaguicidas y a otros pro-ductos agroquímicos constituye uno de losmayores riesgos profesionales, provoca intoxi-caciones y la muerte o, en ciertos casos, cánce-res de origen laboral. Otros riesgos se deben anumerosos contactos con animales, plantas,animales venenosos y agentes biológicos quepueden provocar alergias, problemas respira-torios y enfermedades pulmonares, zoonosis yparasitosis. Además, a veces, los mordiscos ylas patadas causan graves lesiones (por ejem-plo fracturas) (Choudhry, 1989). La sorderacomo consecuencia del ruido, los problemasmusculoesqueléticos (dolores de espalda aso-ciados a movimientos repetitivos), el estrés ylos problemas psicológicos son también fre-cuentes. Esta situación es particularmente claraen los países en desarrollo donde los sistemasde educación, la formación y los sistemas deseguridad son insuficientes para el sector.

Lesiones y mortalidad causadaspor accidentes no químicos

El Instituto Brasileño de Seguridad y Saluden el Trabajo, FUNDACENTRO (Meirelles,1994) llevó a cabo un estudio entre 1987 y 1990sobre los accidentes laborales en el sector ruralen los ocho Estados en que la concentración deactividades agrícolas era mayor. El mismo mos-tró que el 39,45 por ciento del total de las lesio-nes fueron causadas por herramientas manua-les, de las que el 88 por ciento eran instrumentoscortantes; un 12,68 por ciento de las lesionesresultaban de accidentes con la maquinaria, delos cuales el 38,56 por ciento correspondía aaccidentes con tractores. Las restantes eranlesiones menores provocadas por causas diver-sas. En Chile, la Inspección del Trabajo notificóen 1993 que las lesiones debidas a las máquinasy herramientas alcanzaron algo más de un ter-cio (35 por ciento) de todos los casos de acci-dentes de trabajo (Ministerio de Trabajo, 1993).En Sudáfrica, según el examen de los informesanuales del Comisionado para las indemniza-ciones a los trabajadores (1987-1989), la morta-lidad en la agricultura como consecuencia úni-camente de los accidentes de trabajo noquímicos era el doble de la de otros sectores(London y Myers, 1995; Myers, 1990).

El índice de mortalidad es todavíaelevado en Australia y en los EstadosUnidos

La agricultura es una actividad particular-mente peligrosa incluso en los países indus-trializados. El Consejo Nacional de Seguridadde los Estados Unidos y el Instituto Australianode Seguridad en el Trabajo: WorkSafe Australiahan situado a la agricultura como uno de lostres sectores más peligrosos. En Australia, losaccidentes mortales relacionados con el trabajoagrícola han sido examinados en función de unvasto estudio demográfico de todos los acci-dentes mortales relacionados con el trabajoentre 1982 y 1984 (Erlich y colaboradores, 1993).Según el mismo, un total de 257 accidentes mor-tales se vinculaban con la agricultura: 223 entrelos asalariados (19,4 muertes por 100.000 acci-dentes anuales), y 34 entre los niños menoresde 15 años. La mecanización era la causa prin-cipal, especialmente los tractores: muchos delos accidentes mortales se debieron al vuelco detractores. En Estados Unidos, los agricultores ylos trabajadores agrícolas no constituyen másque el 3 por ciento de la mano de obra, sinembargo, según el mencionado Consejo Nacio-nal de Seguridad, entre 1990 y 1995, el 7,4 porciento de ellos fueron víctimas de accidentesmortales del trabajo (NSC, 1990 y 1995).

El óxido de nitrógeno en los silos

Los silos que se utilizan en las granjas paraalmacenar cereales entrañan un considerableriesgo de muerte por asfixia. Una vez que se haintroducido el cereal en el silo, y en el plazo dealgunas horas, comienzan a acumularse en laparte superior del silo óxidos de nitrógrenoextremadamente tóxicos que pueden permane-cer allí durante una semana o más. Se han regis-trado niveles de dióxido de nitrógeno cientosde veces más elevados que los que prescribenlas normas industriales (Lowry y Schuman,1956). También se han notificado caídas segui-das de asfixia como consecuencia de la inhala-ción de los gases que desprenden los granos3.Muchos países disponen de extensas listas derecomendaciones concernientes a los riesgosdel trabajo en los silos, pero por lo general esasrecomendaciones no se siguen adecuadamente.

Exposición agroquímica

La exposición a los plaguicidas y otros pro-ductos agroquímicos es uno de los principalesriesgos profesionales, y en ciertos países es la

5

Page 11: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

causa del 14 por ciento de las lesiones pro f e s i o-nales en el sector agrícola y del 10 por ciento delas lesiones mortales (OIT, 1996). La amplitud delos riesgos para la salud debidos a la exposicióna los productos agroquímicos depende del tipode cultivo, de los productos químicos utilizados,del modo de fumigación y de la exposición, dela sensibilidad personal y de las condicionesm e t e o rológicas. Ciertos productos muy utiliza-dos son muy tóxicos según la clasificación de losriesgos de la Organización Mundial de la Salud(OMS) y muchos están prohibidos o estricta-mente controlados en los países industrializa-dos. Los escasos datos sobre la amplitud de lasenfermedades relacionadas con los plaguicidas,tanto en los países industrializados como en lospaíses en desarrollo, se debe a las dificultades dedeclararlos como corresponde, lo que hace quese subestimen. Por ejemplo, en Estados Unidosla Agencia de Protección del Medio A m b i e n t ecalcula entre 20.000 y 300.000 el número anualde casos de intoxicación aguda en el entornoagrícola, y la OMS cifra los casos de intoxicaciónpor plaguicidas entre 2 y 5 millones anuales, delos que 40.000 son mortales (OIT, 1994).

Costa Rica: 4 kilos de plaguicidaspor habitante

En los países en desarrollo, en los que se con-sume más del 20 por ciento de la pro d u c c i ó nmundial de productos agroquímicos, se da cerc adel 70 por ciento de los casos de intoxicacióngrave que se producen en el mundo, es decir,más de 1,1 millón de casos. En América Centralen los años ochenta la importación y el empleode estos productos alcanzó una media anual de53,6 millones de kilos. En Costa Rica se calculaen 4 el número de kilos de plaguicidas por habi-tante utilizados cada año durante el últimodecenio, es decir, ocho veces la media calculadapara la población mundial y el doble de lo quese consume en toda América Central. En estasola región, se han detectado 27.745 casos deintoxicación grave entre 1980 y 1987, es decir,más de 2.000 casos por año (Wesseling, 1994).

En Panamá la agricultura esresponsable de un 25 por ciento de lasincapacidades permanentes

Según una encuesta nacional realizada enPanamá sobre seguridad y salud de los traba-jadores agrícolas, en 1993 había 574.757 traba-jadores rurales expuestos a la acción de los pla-guicidas, de los cuales sólo un 5 por cientotuvieron derecho a una indemnización por la

seguridad social (Díaz Mérida, 1992). Los regis-tros sólo mencionan el 15 por ciento de loscasos. Entre un 20 y un 25 por ciento de todoslos incapacitados permanentes con derecho aindemnización pertenecían al sector agrícoladurante el mismo período. Según otro estudiorealizado por la Universidad Nacional dePanamá, entre 1980 y 1989 el índice de intoxi-cación grave de origen laboral se elevaba al 26,2por ciento (Díaz Mérida y Tristan, 1996). Segúndatos del Ministerio de Salud, el índice de into-xicación por exposición a los plaguicidas era de7,7 por 100.000 personas expuestas en 1990 y de5,6 por 100.000 en 1995. Según los cálculos delInstituto de la Seguridad Social, el índice para1995 se calcula en 3.000 intoxicados por 100.000personas expuestas (Díaz Mérida, 1996).

Durante 1994, el Instituto de la SeguridadSocial de Guatemala registró 237 casos de into-xicación por exposición a plaguicidas en el tra-bajo (Ruano Meléndez, 1995), de los cuales tre scasos fueron mortales. Otro estudio dirigido porla Facultad de Medicina de la UniversidadNacional de Guatemala, con base en los datosobtenidos del Ministerio de la Salud y el Insti-tuto de la Seguridad Social, mostró que en elperíodo 1986-1990 se dieron 5.571 casos de into-xicación por exposición a plaguicidas con uníndice de mortalidad del 3,23 por ciento. En 1994,una encuesta sobre la utilización de plaguicidasrealizada por el Ministerio de Salud llegó a laconclusión de que era imposible calcular exac-tamente el número de intoxicaciones de origenlaboral a causa de la notificación defic i e n t e .

Notificación deficiente

Si bien las mencionadas cifras dan una ideade la dimensión del problema, los datos oficia-les sobre la frecuencia de accidentes laborales yenfermedades profesionales son inexactos yclaramente subestimados en la agricultura,independientemente del nivel de desarrollo delpaís. La situación se agrava respecto a las enfer-medades profesionales. En efecto, el procedi-miento para notificar estas últimas es distintodel empleado para los accidentes laborales, yaque estos últimos son fáciles de constatarcuando se producen, mientras que las enfer-medades requieren un diagnóstico.

Los problemas crónicosson más difíciles de evaluar

Los datos sobre los accidentes ocurridos enel lugar de trabajo provienen de la declaraciónobligatoria y de las solicitudes de indemniza-

6

Page 12: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

ción a la seguridad social, pero sin que constenlos numerosos casos de lesiones menores y nomortales. La información disponible sobre loscasos de accidentes mortales, cuya proporciónes escasa, es bastante fiable ya que casi todosson declarados a los servicios competentes. Enla agricultura la situación se explica por elhecho de que los trabajos especialmente peli-grosos casi siempre tienen efectos visibles,como los accidentes graves y las intoxicacionesagudas, mientras que los otros riesgos son másdifíciles de detectar. El mismo tipo de dificul-tades se da respecto de los problemas crónicoscausados por el ruido, las vibraciones, los insec-ticidas, las partículas de polvo de origen orgá-nico o en dosis reducidas pero cuyo efecto seacumula, los cuales son de difícil diagnósticopor lo que en la mayoría de los países pocasveces se declaran las enfermedades profesio-nales o las relacionadas con el trabajo.

Asimismo, la escasa notificación se explicaen parte por la dificultad de determinar la cate-goría a la que pertenecen los trabajadores:remunerados por pieza, a tiempo completo o atiempo parcial, de carácter ocasional, migran-tes, etc. Además, en muchos países los trabaja-dores agrícolas están excluidos de cualquierplan de prestaciones o seguros de accidente ytanto los servicios administrativos de registrode accidentes como la notificación de los mis-mos no reflejan la realidad. Sin embargo, dichostrabajadores no dejan de estar expuestos a losmás altos índices de accidentes, algunos mor-tales, si se los compara con otros sectores, conescasas posibilidades de ser indemnizados.Menos del 20 por ciento de los asalariados agrí-colas en el mundo están cubiertos por una ovarias de las nueve contingencias contempla-das en el Convenio de la OIT sobre seguridadsocial (norma mínima), 1952 (núm. 102)4.

Enfermedades profesionaleso relacionadas con el trabajo

El número de enfermedades causadas porla actividad laboral agrícola en el mundo varíamucho ya que se relacionan con las distintasparticularidades propias de cada país o re g i ó n :clima, fauna, densidad de población, condicio-nes de vida, costumbres de alimentación, nor-mas de higiene, grado de educación, formaciónp rofesional, condiciones de trabajo, desarro l l otecnológico, calidad y acceso a los servicios, etc.Las principales enfermedades característicasdel sector agrícola son las infecciones transmi-tidas por el contacto con animales domésticoso salvajes (zoonosis), las de carácter re s p i r a t o-

rio, las dermatosis, las alergias, el cáncer, losp roblemas que conlleva el trabajar al aire libre ,los envenenamientos, así como las enfermeda-des musculoesqueléticas provocadas por el tra-bajo repetitivo o realizado en malas posturas,transportando cargas pesadas, con horariosp rolongados, y con ruidos y vibraciones.Dichas enfermedades provocan un considera-ble gasto de energía, un envejecimiento pre-m a t u ro, absentismo, una disminución de lap roductividad y elevados costos sociales anivel nacional.

Enfermedades infecciosasy parasitarias

La zoonosis es un serio problema de saludpública, especialmente en los países en desa-r rollo, y comprende algunas de las enfermeda-des más propagadas y graves del mundo. Laexperiencia indica que esas enfermedades ten-drán re p e rcusiones cada vez mayores en losíndices de morbilidad en el futuro (Choudry,1989). Generalmente, las enfermedades trans-mitidas por los animales pasan desaperc i b i d a s ,sea porque los propios animales no desarro l l a nla enfermedad o porque los síntomas comien-zan a manifestarse en los seres humanos des-pués de un largo período de tiempo. El conta-gio puede producirse por contacto directo delas manos con el animal o con materias y sus-tancias derivadas de él (pelos, carne, re s e smuertas, huesos, productos residuales, abortoso matanza), y también a través del contacto conambientes contaminados. Esas enfermedadespueden ser extremadamente graves para laspersonas, y sus tratamientos muy costosos. Lostratamientos suelen ser complejos y re q u e r i rl a rgos períodos de internación hospitalaria,como en el caso de la tuberculosis bovina, eltétano y la tulare m i a5. Algunas de esas enfer-medades re q u i e ren intervención quirúrg i c a ,por ejemplo la hidatidosis6, así como un trata-miento postoperatorio intensivo habida cuentade los órganos sensibles a los que afecta, entreellos los pulmones, el hígado y el sistema ner-vioso central. Otras enfermedades son muycontagiosas y pueden desencadenar epide-mias, entre ellas, el paludismo, la bru c e l o s i s( fie b re ondulante), la salmonelosis7 y la enfer-medad virósica de Newcastle8. Aún cuando eltratamiento de esas enfermedades es re l a t i v a-mente sencillo, el costo social de tales epide-mias es muy elevado. La listeriosis9 es causad e abortos, o, si se contrae en una etapa avan-zada del embarazo, de serias malformacionesc o n g é n i t a s .

7

Page 13: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Tétanos, tifus, paludismo, amibiasis,borreliosis o enfermedad de Lyme

La aparición de enfermedades parasitariasen los lugares de trabajo obedece a diversascausas, una de las cuales es la ingestión de hue-vos de parásitos (como en la hidatidosis y laamibiasis10) que se encuentren en los alimentoscontaminados, las manos y herramientas suciaso en animales o derivados animales. Ciertas lar-vas que viven en la tierra en zonas cálidas yhúmedas pueden introducirse en el cuerpo delos trabajadores a través de la piel sana y de lasmucosas de la nariz, la boca y la conjuntivamientras trabajan en las plantaciones de arroz,en zonas en las que hay hongos y en otros terre-nos infestados de parásitos. El riesgo de conta-minación aumenta en las áreas de temperatu-ras elevadas debido a los problemas quesupone vestir ropas y botas, que de por sí pue-den incrementar la temperatura y provocartranspiración excesiva. Algunos parásitos pue-den penetrar en el cuerpo de los trabajadores através de vectores biológicos, como el caso delos insectos que transmiten el paludismo, laleishmaniasis y la enfermedad del sueño. Otrasenfermedades infecciosas que se pueden con-traer en el entorno de trabajo agrícola son dediagnóstico grave: el tétano, la rabia, el tifus, lafiebre Q y la borreliosis. En Francia el 75 porciento de las enfermedades profesionales reco-nocidas en la agricultura son infecciosas o para-sitarias y entrañan con frecuencia la incapaci-dad profesional parcial o total.

Enfermedades de la piel

La afecciones cutáneas pueden originarsepor el ingreso de agentes patógenos al orga-nismo a través de una lesión (mordedura, ras-guño o picadura) o a través de la superficie dela piel sana. Las infecciones micóticas puedencontraerse directamente a través de animalesinfectados o desarrollarse en zonas de la piel enestado de maceración. Esta maceración se pro-duce como consecuencia de condiciones dehumedad y calor, contacto con el azúcar de lasfrutas y la transpiración excesiva provocadapor el uso de ropas impermeables, por ejemplo,botas y guantes de goma. Generalmente laslesiones que se producen son difíciles de tratar,tardan en curarse y son contagiosas. Otrosagentes causan dermatosis agudas, moderada-mente agudas o crónicas. La dermatitis de con-tacto es la más común de las infecciones profe-sionales cutáneas en la agricultura; se originapor la acción de solventes y otras sustancias que

se encuentran en los plaguicidas y en ciertosvegetales. La dermatitis alérgica puede ser cau-sada por diversas flores que se cultivan en lafloricultura ornamental, por el cromo que con-tiene la goma de las botas o de los guantes, porlos antibióticos de uso veterinario, por los pla-guicidas (fungicidas del grupo de los ditiocar-bamatos) (Koch, 1996) y por desinfectantes yjabones. Producen lesiones por contacto directoy, ocasionalmente, por transmisión aérea. Elacné profesional suele ser una consecuencia dela manipulación de aceite y grasa de motores ode partes móviles de máquinas agrícolas. Cier-tas sustancias fotosensibles, por ejemplo acei-tes y grasas minerales y antibióticos, puedenproducir lesiones cutáneas inflamatorias agu-das si hay exposición al sol.

Enfermedades respiratorias

Los trastornos respiratorios relacionadoscon la agricultura incluyen una gran diversidadde manifestaciones clínicas que abarcan desdetrastornos leves hasta insuficiencia respiratoriagrave, incluyendo el asma profesional. Losdiversos alergenos orgánicos pueden ser por-tadores de bacterias, moho, toxinas y plaguici-das, y ser transportados a las vías respiratoriasprovocando así dificultades pulmonares aúnmás serias. El trabajo agrícola en recintos cerra-dos tales como viveros y silos puede exponer alos trabajadores a elevadas concentraciones depolvos alergenos. Los gases utilizados comoplaguicidas o los que se desprenden como reac-ción cuando se aplican los plaguicidas (como elsulfuro de hidrógeno, el fosgeno y el cloro) afec-tan directamente, mediante irritación, a lasparedes de las vías respiratorias y entrañanriesgos de reacciones asmáticas en las personasque sufren de hiperactividad bronquial.

Cáncer profesional

El cáncer profesional relacionado con laagricultura puede presentarse como una com-plicación ulterior de ciertas enfermedades deorigen profesional, o aparecer como conse-cuencia de la exposición directa a diversos fac-tores de riesgo. Son numerosos los agentes bio-lógicos estrechamente relacionados con laaparición de cáncer que se derivan de las con-diciones de trabajo en la agricultura. La esquis-tosomasis urinaria, que se suele contraerdurante los trabajos en las zonas anegadas, esuna de las causas de cáncer de vejiga, mientrasque la variante intestinal degenera en tumoreshepáticos, esofágicos, gástricos y colorrectales

8

Page 14: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

(Reunión de expertos, 1994). La fascioliasisfavorece el desarrollo del cáncer en el conductobiliar de los trabajadores del sector ganaderoque están expuestos al contacto con aguassuperficiales (lagos, cauces de agua y pantanos)contaminadas con trematodos de las heces delganado bovino, caprino y ovino infectado. Cier-tos plaguicidas y fertilizantes han estado rela-cionados con el cáncer de estómago y de losbronquios (Cocco, Ward y Buiatti, 1996), porejemplo, los fungicidas arsenicales, así comocon los linfomas distintos del de Hodgkin (her-bicidas fenoxiacéticos) (Zhong y Rafnsson,1996; Folsom, 1996; Persson, 1996)

Levantamiento y acarreo de pesoy trastornos musculares y óseos

La adopción de posturas inapropiadas eincómodas y el acarreo de cargas excesivas oca-sionan numerosos trastornos musculares yóseos en el sector agrícola, gran parte de los cua-les no se notifica. El acarreo de cargas excesivaspuede causar serios trastornos musculoesque-léticos, como dolor de espalda crónico, doloreslumbares e incluso abortos. Es una de las prin-cipales tareas de las mujeres trabajadoras de lospaíses en desarrollo, las cuales suelen pasarmás de veinte horas semanales en labores talescomo ir a buscar agua, leña, ropa lavada yganado, preparar y comercializar productosacarreando bultos de más de treinta y cincokilos sobre sus cabezas y espaldas a través dedistancias considerables.

Los dolores de espalda y lumbares están aso-ciados principalmente con el trabajo físico, ela c a r reo y la torsión, como es el caso de las acti-vidades agrícolas. El esfuerzo humano suponemás del 70 por ciento de la energía necesariapara cultivar en los países en desarrollo (FAO,1987); la energía necesaria para escardar en laIndia es del orden del 20 por ciento (Gite yYadav, 1990). Las herramientas y los métodostradicionales exigen una gran reserva de ener-gía. Las lesiones en las rodillas aparecen gene-ralmente cuando se realizan trabajos en esaposición o caminando sobre superficies irregu-lares. En la agricultura, ciertas labores que porsu naturaleza se realizaban originalmente enposición sentado, de hecho se realizan de pie yaque por lo general los asientos son incómodos,sea debido al diseño inapropiado o al deteriorocausado por el uso incorrecto o el paso deltiempo. La altura de los bancos donde se reali-zan trabajos manuales deberían fijarse teniendoen cuenta el trabajo en cuestión y la altura delos codos del trabajador. De otro modo se

somete al trabajador a un esfuerzo excesivo, yla fatiga resultante puede incrementar los ries-gos de accidente11. Los trastornos musculares yóseos crónicos son el tipo de afecciones quemuy probablemente se agravan con el paso deltiempo y la mayoría pueden provocar discapa-cidad permanente.

Ruido y vibración

En la agricultura, el ruido suele ser el resul-tado de vibraciones de alta frecuencia produci-das por máquinas. Cuando funcionan a sumáxima potencia, los motores producen muchomás de los 85 dB(A) establecidos como límitepara prevenir la sordera (Darabont, 1983). Elnivel ordinario es de 95 e incluso 100 dB(A)durante períodos prolongados, ya sea en trac-tores con o sin cabina en los que suelen produ-cirse fenómenos de resonancia adicionales(Márquez Delgado, 1986). El ruido conllevaconsecuencias auditivas y de otro tipo. Las pri-meras provocan una disminución de la percep-ción de otros ruidos que se producen simultá-neamente, por ejemplo, gritos de aviso de algúnpeligro, cansancio auditivo, cuando un trabaja-dor manifiesta temporalmente un umbral deaudición más alto, y sordera profesional. Lasotras consecuencias suelen aparecer variashoras después de la exposición y consisten enirritabilidad y tensión nerviosa. Además deestos factores, los conductores de maquinariaagrícola pueden ver reducida su velocidad dereacción en tareas psicomotrices, especialmentecuando tienen que controlar simultáneamentevarios elementos diferentes como cuandodeben adaptar la trayectoria de la máquina a lasirregularidades del terreno durante las laboresespecíficas con tractores y remolques y cuandollevan a cabo tareas conjuntas con otros traba-jadores (Desoille, Scherrer y Truhaut, 1992).

Relaciones entre las enfermedadesgenerales y las enfermedadesprofesionales

Los factores socioeconómicos, culturales ymedioambientales también determinan las con-diciones de vida y de trabajo de los granjeros yt r a b a j a d o res agrícolas. La contaminación delmedio ambiente provoca tanto problemas indi-viduales de salud a los trabajadores como pro-blemas de salud pública de origen laboral queafectan a sus familias y a las comunidades, asícomo a los animales de granja y domésticos, yal ecosistema. Los cambios medioambientales anivel local y global relacionados con la degra-

9

Page 15: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

dación de los recursos naturales pueden influ i ra largo plazo en la disponibilidad de alimentos.

La interacción entre las condiciones de viday de trabajo deficientes determina las pautas demorbilidad y mortalidad características del sec-tor agrícola. Tales pautas obedecen a la combi-nación de factores tales como la desnutrición,las enfermedades que afectan a la poblaciónrural (paludismo, tuberculosis, trastornos gas-trointestinales, intoxicaciones con productosfluorados, bocio endémico, anemia ferrogénica,etcétera), las enfermedades profesionales y lascomplicaciones derivadas de enfermedades nodiagnosticadas o no tratadas.

Reducción de la esperanza de vida

La capacidad de trabajo está estrechamenterelacionada con las condiciones de nutrición yla salud de los trabajadores. Aunque ciertos paí-ses en desarrollo han alcanzado niveles eleva-dos de desarrollo económico, las cuestiones denutrición y salud continúan planteando pro-blemas, debido a la implantación de un círculovicioso de baja productividad, bajos salarios,desnutrición, enfermedades y baja capacidadde trabajo. Esto es particularmente evidente enel sector agrícola, dado que la mayor parte deltrabajo en este sector es de tipo manual o sóloparcialmente mecanizado, y por lo tanto estáestrechamente relacionado con la capacidad detrabajo. Además, las enfermedades comunesrepercuten sobre las aptitudes para el trabajo yreducen aún más la capacidad de trabajocuando van asociadas a otras circustancias pro-fesionales, como por ejemplo el estrés térmico.La capacidad de trabajo (capacidad aeróbicamáxima) disminuye proporcionalmente enrelación con la contextura física, pero la capaci-dad de trabajo constante disminuye aún más aconsecuencia de las enfermedades y la desnu-trición12. Los trabajadores agrícolas se ven obli-gados a gastar una cantidad considerable deenergía y no tienen ocasión de recuperarse, porlo que su esperanza de vida es menor que la delos otros trabajadores.

El trabajo al aire libre expone a los trabaja-dores al viento, la lluvia, el frío, el calor y losrayos ultravioleta. Esos agentes pueden darlugar a una serie de problemas de salud que, sibien no pueden clasificarse estrictamente comoproblemas de salud profesional, son causa deabsentismo, baja productividad y disminuciónde la resistencia del organismo a otros trastor-nos más comunes. La lluvia y el frío puedenprovocar infecciones en las vías respiratorias ysabañones, que lesionan la piel y pueden infec-

tarse. La exposición al sol puede provocar que-maduras, fotodermatosis crónica, enrojeci-miento difuso de las partes de la piel expuesta,asociado con atrofia cutánea que después dealgunos años puede causar engrosamientoslocalizados de la piel, e insolaciones de diversagravedad. El calor provoca una dilatación exce-siva de los vasos sanguíneos superficiales, loque a su vez causa deshidratación como conse-cuencia de la transpiración (en ocasiones másabundante debido a la ropa de protecciónimpermeable), así como edemas, calambres enlas piernas y desvanecimientos. Además, elcalor favorece la intoxicación a través de laabsorción cutánea y la distribución de los pla-guicidas dentro del organismo. El viento trans-porta bacterias, parásitos, polvos minerales yvegetales y esporas de hongos. Los efectosnegativos de largas jornadas de trabajo puedenagravarse como consecuencia de las rigurosascondiciones climáticas. La desnutrición, el climacálido y húmedo y las enfermedades endémi-cas también pueden perjudicar la capacidad yel rendimiento de los trabajadores agrícolas.Algunos estudios sobre el efecto de la exposi-ción al calor sobre la salud de los trabajadoreshan determinado que una variación mínima dela temperatura con respecto a la gama habitualde variaciones de ésta tiende a incrementar elriesgo de accidentes.

Acceso a los servicios de salud

El desarrollo tecnológico en los últimos cin-cuenta años ha mejorado en gran medida lascondiciones de vida en el medio urbano perono ha sido así en las comunidades locales. Conel desarrollo, los recursos de salud se han orien-tado principalmente hacia la mejora de nivelesde atención secundarios y terciarios, centrán-dose en el desarrollo de tecnología médica(para procedimientos quirúrgicos, pruebas ydisciplinas médicas especializadas, deteccióngenética, investigación y servicios hospitala-rios, etc.). Los escasos fondos están disponiblesen aquellas áreas donde el impacto pueda sermayor para la población rural, como la asis-tencia sanitaria preventiva y primaria. Los ser-vicios de salud especializados y los grandeshospitales tienden a concentrarse en los gran-des centros urbanos y a menudo a las comuni-dades rurales les resulta difícil acceder inclusoa los servicios de salud básicos. La migraciónde la población hacia los centros urbanos hacontribuido a la concentración de los serviciosen éstos, lo que resulta en una distribución d e s e-quilibrada de los recursos para la atención de

10

Page 16: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

la salud entre tales centros urbanos y las comu-nidades rurales, en detrimento de estas últi-mas. Esto ocurre con mayor frecuencia en lospaíses en desarrollo que en los industrializa-dos. Los pequeños centros de salud u hospita-les rurales no pueden ofrecer los mismos ser-vicios que los de las grandes urbes, por lo quea menudo tienen dificultades para atraer y con-servar su personal.

Sin voto en la toma de decisiones

Por todo ello, la situación de la salud en elárea rural es peor que la del área urbana, tantoen los países en desarrollo como en los indus-trializados. Los trabajadores agrícolas puedenllegar a vivir en condiciones extremadamenteprimitivas en zonas en las que no hay carrete-ras o éstas están en malas condiciones y dondeel transporte resulta difícil. La mayor parte dela población rural de los países en desarrolloestá mal alimentada y expuesta tanto a lasenfermedades endémicas como a las relaciona-das con el trabajo. La prevalencia de enferme-dades epidémicas y endémicas en la mayorparte de las áreas rurales, agrava aún más laescasa salud y la pobreza de estas comunida-des. Esta situación se refleja en muchas enfer-medades infecciosas y de transmisión vectorial,en particular las enfermedades y trastornos dela salud que resultan de la falta de higiene, lavivienda inadecuada, la desnutrición y la granvariedad de infecciones parasitarias y bacteria-nas que afectan a toda la población. El índice demortalidad es también mayor en las áreas rura-les (OIT, 1995). Los trabajadores rurales carecencon frecuencia de información acerca de losproblemas de salud que les afectan. En muchospaíses las organizaciones de trabajadores rura-les no siempre pueden participar de formaactiva en la toma de decisiones políticas y noinfluyen en las decisiones que otros toman porellos. El ambiente en el que los trabajadoresrurales viven y trabajan, su nivel de vida y sunutrición son tan importantes para su saludcomo los servicios de los que disponen.

La protección de los trabajadoresrurales por la legislación nacional

La visión de conjunto de la legislación nacio-nal en los Estados Miembros llevada a cabo porla OIT mostró que existe una gran variedad delegislaciones sobre seguridad y salud en el sec-tor agrícola. Según la información disponible,son pocos los textos legislativos de caráctergeneral y pocos los países que cuentan con un

conjunto de normas que se apliquen al sectoragrícola13.

Como consecuencia de los avances legisla-tivos a este respecto, en varios países indus-trializados la legislación sobre seguridad ysalud en el trabajo específica para determina-dos sectores industriales se está sustituyendoprogresivamente por la contenida en un marcoestatutario principal que se aplica a una ampliagama de sectores económicos entre los quefigura la agricultura. En dicho marco, los re g l a-mentos y códigos tratan los temas de seguridady salud respecto a peligros o industrias especí-ficos. La mayor parte de la reglamentación o delos decretos específicos relacionados con la agri-cultura, que están subordinados a las leyess o b re seguridad y salud o directamente a loscódigos de trabajo, hacen re f e rencia a la seguri-dad de la maquinaria y del equipamiento( s o bre todo tractores y cosechadoras) y a los pro-ductos químicos (en concreto a los plaguicidas)o a los agentes biológicos utilizados en la a g r i-cultura. Otro tipo de regulación sobre la agric u l-t u r a hace referencia a la prohibición de empleara ciertas categorías de trabajadores, en lo que serefiere a la uilización de cierto tipo de equipopor los menores de 18 años, a las disposicionesde protección de la maternidad, a las medidasde seguridad social y a las condiciones de tra-bajo (salarios, horas de trabajo, etc.).

Desprotección de los trabajadoresindependientes, de los trabajadoresfamiliares y de los trabajadoresocasionales

En muchos países, las leyes laborales gene-rales y la reglamentación sobre la seguridad ysalud en el trabajo suelen omitir o excluir explí-citamente al sector agrícola. En algunos deellos, ciertas leyes generales como las relativasa la seguridad y salud en el trabajo se refierenmarginalmente al sector; en otros, pocas veceséste es objeto de regulaciones específicas odecretos. Las leyes laborales generales de cier-tos países excluyen a los trabajadores agrícolasde forma total o parcial, y en algunos de ellosni siquiera existen leyes aplicables al sectoragrícola14.

Mientras en algunos países la legislaciónsobre seguridad y salud en el trabajo no seaplica a este sector, en otros abarca solamentedeterminadas categorías de trabajadores agrí-colas. Si bien la legislación laboral de unospocos países excluye explícitamente el trabajoagrícola de su campo de aplicación, en muchosotros las disposiciones aplicables a los trabaja-

11

Page 17: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

dores sin contrato a tiempo completo son pocas,si es que las hay. En muchos países, sólo los tra-bajadores con contrato laboral tienen derecho ala protección total que prevén los estatutos. Porejemplo, generalmente sólo tienen derecho a laformación, a elegir representantes de seguridady salud y al examen médico periódico este tipode trabajadores. Como una gran cantidad detrabajadores agrícolas son miembros de unafamilia que trabajan por temporadas u ocasio-nalmente, la protección que les otorga la ley espor lo general limitada o nula. La legislación demuchos países no protege a los trabajadore sindependientes, ya que sólo cubre a los trabaja-d o res con «contratos de servicios». Sin embargo,se ha señalado que algunos países amplían elámbito de protección de sus respectivas leyeslaborales más allá del empleo asalariado atiempo completo15.

Es habitual que los códigos laborales y lasleyes sobre seguridad y salud contengan dis-posiciones especiales referentes a las trabaja-doras, y en concreto cuando están embarazadaso cuidan de sus hijos. La mayoría de las legis-laciones cuentan con disposiciones que prote-gen a estas mujeres contra ciertas formas de tra-bajo peligroso, como el que supone el acarreode cargas pesadas o la exposición a radiacionesquímicas y a una ionización peligrosa. Se puedeexigir a los empleadores que transfieran a lasmujeres de un trabajo de ese tipo a otro que nosuponga tales riesgos para la seguridad y lasalud. Sin embargo, estas disposiciones son deaplicación general, no específicas del trabajoagrícola, y en algunos países sólo protegen a lostrabajadores agrícolas permanentes. La cober-tura de los mismos se hace a menudo a travésde legislación específica, como por ejemplo, enciertos países asiáticos, donde se protege espe-cíficamente a los trabajadores de las plantacio-nes. No obstante, estos trabajadores agrícolasen muchos países carecen de cobertura o estánespecíficamente excluidos de las disposicionesde protección de la maternidad.

Normas regionales

Las iniciativas regionales de la Unión Euro-pea hacen re f e rencia principalmente a las re l a-ciones de mercado y a los requisitos económi-cos básicos para la aplicación de los mecanismoscomunes de política agrícola. La Directiva delConsejo sobre Seguridad y Salud en el Trabajo1989 (Unión Europea, 1989) se aplica a todos lossectores de la actividad económica, incluida laagricultura, sin perjuicio de otras disposicionesde la Unión, más restrictivas, que se adopten en

el futuro. Desde la fecha mencionada se hanadoptado varias directivas sobre el tematomando como base dicha Directiva-marco. Noobstante, las Directivas del Consejo sobre segu-ridad y salud en el trabajo ya existentes en elámbito de la agricultura se refieren principal-mente a los plaguicidas, a la seguridad de lamaquinaria y al diseño ergonómico de la maqui-naria agrícola y forestal (Manos, 1997). En algu-nas ocasiones se ha discutido en la ComisiónEuropea y en su Comité Agrícola sobre la nece-sidad de una directiva que proteja a los traba-jadores agrícolas, sin embargo hasta ahora nose ha propuesto oficialmente una iniciativa alrespecto (Vogel, 1997).

Participación de los trabajadoresy empleadores en los planesde salud y seguridad a travésde convenios colectivos

Los convenios colectivos constituyen unimportante compendio de derechos y re s p o n s a-bilidades laborales de los empleadores y de lost r a b a j a d o res. Sin embargo, en materia de segu-ridad y salud, las principales fuentes de dere-chos y responsabilidades suelen ser los instru-mentos y normas jurídicos o casi jurídicos. Enla mayoría de los países, esto se aplica en par-ticular al sector agrícola, en el que las bajas tasasde sindicación hacen que las negociacionescolectivas sean la excepción y no la regla16.

Tanto el examen de la leyes nacionales re l a-tivas a los convenios colectivos de trabajo comolos mismos convenios han revelado la escasainformación disponible sobre la manera en quese tratan las cuestiones de seguridad y salud enla agricultura. En términos generales, los con-venios colectivos se re fie ren a ciertos aspectosde la seguridad y la salud como la ropa de pro-tección, el equipo de seguridad, el transporte encaso de accidente, los primeros auxilios, los pro-cedimientos de seguridad, los comités de segu-ridad, los exámenes médicos, los seguros con-tra accidentes y otras prestaciones. En muchospaíses, las autoridades competentes en la esferade la seguridad y la salud han elaborado mate-rial de orientación para ayudar a los empleado-res y a los sindicatos a alcanzar acuerdos sobrecuestiones de seguridad y salud en el pro c e s ode la negociación colectiva. Los convenios nego-ciados pueden ser muy minuciosos y abarc a rcuestiones relativas a salarios, horas de trabajo,días de descanso, condiciones de viaje de lost r ab a j a d o res, salud y seguridad en el lugar de tra-bajo, prestaciones por accidentes de trabajo, etc.Sin embargo, la mayoría de los convenios colec-

12

Page 18: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

tivos en la agricultura no abarcan cuestiones desalud y seguridad. Alo sumo hacen alguna re f e-rencia a la legislación sobre el tema.

En Francia, un grupo de empleadores

Por lo general, las negociaciones sobre con-venios colectivos se llevan a cabo en los secto-res y empresas en que la pro p o rción de emplea-dos permanentes es considerable, por lo quetienden a re flejar las preocupaciones de los tra-b a j a d o res permanentes. Los trabajadores tem-p o re ros y los ocasionales, que son con fre-cuencia la mayoría, suelen no estar cubiertoso e s tarlo sólo parcialmente. Se estima que su fre-cuente cambio de empleadores es un obstáculoimportante. En Francia se ha hecho un intentopara superar este inconveniente mediante unaenmienda al Código de Trabajo (sección 127/1),por la que se introduce la noción de «gru p od e e m p l e a d o res». Tal grupo puede contratarlegalmente a uno o más trabajadores de con-formidad con un convenio colectivo que espe-cifique los plazos y condiciones de e m p l e o ,mientras que los detalles relativos a las horasy a los períodos de trabajo se acuerdan poste-riormente con los respectivos empleadores. Deeste modo, varias empresas agrícolas puedencompartir uno o más trabajadores cuyo empleoexclusivo a tiempo completo sobrepasaría lacapacidad de cada una de ellas (Bourq u e l o t ,1 9 8 7 ) .

La participación de los trabajadores, e m p l e a-d o res y sus re p resentantes en la esfera de lasalud y la seguridad en el trabajo varía consi-derablemente de un país a otro. En los paísesd e s a r rollados la legislación generalmente com-p romete a los trabajadores y a los empleadore sa participar en los comités de seguridad y saluden las explotaciones agrícolas, así como en pro-gramas nacionales de prevención de acciden-tes relacionados con el trabajo y las enferme-dades profesionales, aunque en la mayoría delos casos sus actividades son muy limitadas enesa esfera.

Repercusiones de los procesosde producción agrícola sobreel medio ambiente

La contaminación ambiental provocada porla elección desacertada y el uso excesivo de pro-ductos agroquímicos puede tener re p e rc u s i o n e snegativas generalizadas, entre ellas la extinciónde especies biológicas y cambios en el equilibrioecológico. Lamentablemente, esto suele ocurrircomo consecuencia de los métodos que aplican

algunas grandes empresas más interesadas ensatisfacer la demanda de los mercados interna-cionales que en adoptar un enfoque sostenibledel desarrollo agrícola.

Los métodos utilizados en esos casos con-ciernen a los monocultivos intensivos y exten-sivos que reducen la diversidad de las especiesvegetales en un área considerable y destruyenselectivamente ciertas plagas locales. La reduc-ción de la diversidad de la flora y la fauna inte-rrumpe el ciclo natural del control de las pla-gas, lo que genera la necesidad de incrementarsu control mediante productos químicos. Noobstante, los plaguicidas comerciales eliminanlas plagas más vulnerables y dejan tras de sí lasmás resistentes como resultado de la luchaentre las dos. Esto da lugar a un círculo viciosoen el que se requieren plaguicidas cada vez másnocivos que a su vez provocan nuevos efectossecundarios. Los cultivos intensivos tambiénagotan los elementos específicos del sueloindispensables para los mismos. A medida queel suelo se vuelve menos fértil, se requierendosis más frecuentes y concentradas de fertili-zantes químicos para restablecer la fertilidad.Se establece así un círculo vicioso en el cual seincrementan a la vez los costos de produccióny los del mantenimiento de la salud de los tra-bajadores agrícolas. La agricultura intensivaprovoca asimismo cambios en la superficie delterreno y en los lechos de los ríos. Elimina espe-cies vegetales cuyas raízes profundas y abun-dantes mantienen el suelo, y permite entoncesque el viento y el calor erosionen y sequen latierra, ocasionando inundaciones como resul-tado de los desplazamientos de tierra y la des-trucción de las riberas.

Aunque muchos países han prohibido losplaguicidas organoclorados (el DDT, la aldrina,etcétera), que son compuestos extremedamenteestables, pueden seguir surtiendo efectos en latierra durante treinta años o más. Las plantasabsorben gradualmente esas sustancias y lasacumulan antes de que la contaminación iniciesu trayectoria a través de toda la cadena ali-mentaria hasta llegar finalmente al consumi-dor. Los fertilizantes sintéticos que contienennitratos contaminan el suelo y provocan con-centraciones particularmente elevadas dedichos nitratos en las aguas subterráneas. Losnitratos en el agua potable y los alimentos tie-nen serias consecuencias para la salud, entreellas, trastornos en la hemoglobina de los niñoslactantes, que ocasionalmente pueden causar lamuerte (síndrome del niño azul), así comosecuelas crónicas tales como cáncer de la san-gre (linfoma distinto del de Hodgkin) y cáncer

13

Page 19: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

de estómago. La contaminación puede origi-narse también a partir de abonos animales, resi-duos de origen humano, bacterias nitrificantes,plantas y otros recursos geológicos.

Desafíos frente al suministrode servicios de seguridad y saludpara los trabajadores agrícolas

Para conseguir un crecimiento agrícola sos-tenido, la productividad de los trabajadore sagrícolas debería aumentar aportándoles losmedios que respondan a sus necesidades bási-cas, condiciones de vida adecuadas y trabajopara ellos y sus familias, protegiendo su saludy bienestar así como el entorno en el que traba-jan y viven. La inversión en seguridad y saludde los trabajadores agrícolas es un valor aña-dido que contribuye a mejorar las condicionesde trabajo, a incrementar su productividad y aestablecer unas relaciones laborales más equili-bradas. Las normas de calidad de los pro d u c t o sdeberían ir a la par de la mejora de las condi-ciones de trabajo. Por su parte, esas condicionesen la agricultura pueden mejorarse notable-mente de forma viable y rentable tomando m e d i-das en materia de seguridad y salud.

Enfasis en la prevención

La seguridad y la salud de los trabajadore sagrícolas debería ser objeto de una estrategiabien definida e integrarse en una política ded e s a r rollo rural que abarque las grandes plan-taciones comerciales y la pequeña agricultura.La extensión gradual de los servicios de saluden el trabajo a los trabajadores agrícolasre q u i e re la aplicación de políticas nacionalese ficaces, de programas específicos y de planesestratégicos orientados a la prevención. Els u m i n i s t ro de esos servicios al sector ru r a ldebería integrarse en la estructura de los ser-vicios de salud primarios. La adopción de unalegislación de trabajo adecuada y la intro d u c-ción de medidas de protección social son otro stantos pasos adelante en este sentido. Unaacción de este tipo debería ser flexible en suaplicación y en su apoyo de los interlocutore ssociales de la OIT, en particular de los trabaja-d o res agrícolas y de sus organizaciones. Losefectos y el éxito a largo plazo de esas inter-venciones deberían basarse esencialmente enla responsibilidad nacional conjunta de losgobiernos, los empleadores y los trabajadore sy sus organizaciones, lo que garantizaría suduración. Identificar las nuevas ocasiones deacción, crear alianzas entre los interlocutore s

sociales, movilizarlos y capacitarlos favore-ciendo su sentido del compromiso y de la per-tenencia son fundamentales para los sindica-tos y sus miembro s .

Actividades de cooperación técnica:el proyecto de la OIT sobrela agricultura en América Central

El objeto de las actividades de cooperacióntécnica es fomentar la acción nacional desti-nada a la mejora de las condiciones de trabajopara proteger la salud de los trabajadores y pro-porcionar asistencia a los Estados Miembrosque lo soliciten en la ejecución de los progra-mas y proyectos en la esfera de la seguridad yla salud en el trabajo. Esta cooperación puedeadoptar diversas formas. Los proyectos puedentratar de la promoción de medidas de seguri-dad y la salud en el trabajo, la puesta al día dela legislación, la creación de institutos naciona-les, la mejora de los servicios de inspección, lapromoción de programas de formación, y enconcreto durante el empleo, la prestación deservicios ad hoc por expertos y un apoyo directoen la empresa.

Consciente de la necesidad de un desarrolloduradero de la agricultura, la OIT elaboró ypuso en marcha una estrategia modelo sobre laseguridad y salud de los trabajadores agrícolasen el marco de un proyecto que sobre el temase inició en América Central en 1993. Este pro-yecto piloto mostró la necesidad de contar conuna concepción integrada que englobase lasalud pública, la salud en el trabajo y la pro-tección del medio ambiente, acorde con las ten-dencias actuales en los planos nacional e inter-nacional. Las lecciones aprendidas en esta fasepiloto servirán para elaborar proyectos análo-gos en otras regiones del mundo, para movili-zar la cooperación internacional y propiciar elestablecimiento de sistemas de redes con mirasa elaborar progresivamente un programa inter-nacional sobre la seguridad y la salud de los tra-bajadores agrícolas en el marco del nuevo Pro-grama InFocus titulado Trabajo sin riesgo.

Este proyecto ha beneficiado a los trabaja-dores rurales y sus familias (mujeres y niños)incluidos los temporeros y se ha prestado espe-cial atención a la participación de las mujeresdel agro. Cierto número de ellas han recibidoformación como animadoras, con lo que desem-peñan un papel activo. Consciente de la nece-sidad de enfocar globalmente la cuestión delagro, el proyecto de la OIT ha tratado de coor-dinar la acción de todas las instituciones com-petentes en el plano nacional: los Ministerios de

14

Page 20: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Trabajo, de Agricultura, de Salud y de MedioAmbiente, las instituciones sociales, los sindi-catos rurales, las organizaciones de empleado-res y las ONG. Los Ministerios de Educación yotras instituciones de enseñanza colaboraronen el desarrollo y utilización de los materialesde formación.

La estrategia adoptada se orientó hacia unapolítica nacional de protección de la seguridady la salud de los trabajadores, prevención de losaccidentes y de las enfermedades en la agricul-tura como también hacia la protección delmedio ambiente. Constó de seis componentesprincipales:• un marco legislativo;• una política nacional sobre seguridad y salud

de los trabajadores agrícolas,• un sistema de clasificación de los productos

químicos;• un sistema de vigilancia de la salud con fines

de prevención;• un fortalecimiento de las competencias nacio-

nales mediante la información y la forma-ción; y

• una concepción de la agricultura que protejael medio ambiente.

Las actividades realizadas en función delproyecto contribuyeron a mejorar y fortalecerla capacidad institucional y a establecer unComité Nacional Tripartito sobre Agriculturaque propiciará la adopción de un enfoque inte-grado cuando se elabore un programa nacionalsobre seguridad y salud de los trabajadoresagrícolas.

Los principales medios empleados con estafinalidad fueron la sensibilización, la informa-ción y la formación de los trabajadores ru r a l e sen materia de seguridad y salud, los serviciosde inspección, el personal sanitario y la capa-citación de pro m o t o res. En cada centro deinformación se instruyó a una persona re s p e c t ode la utilización de la base de datos. El pro y e c t ose comprometió a elaborar un concepto ded e s a r rollo duradero de la agricultura que pre-viera el empleo de métodos diversos y com-plementarios sin peligro para los trabajadore sy sus familias, ni para el consumidor, que pro-tegiera el medio ambiente y que fuera al mismotiempo productivo. Para ello el programa con-templó cursos de formación; el empleo y la ges-tión de los productos agroquímicos en condi-ciones de seguridad; métodos alternativos dec o n t rol de las plagas, de gestión integrada delc o n t rol de plagas; la agricultura orgánica y

otras prácticas agroecológicas. Dado que unaelevada pro p o rción de los riesgos laborales aque se exponen los trabajadores en A m é r i c aCentral se derivan del empleo de pro d u c t o sa g roquímicos, la formación incluyó el empleoy la gestión de dichos productos en condicio-nes seguras, métodos alternativos de contro lde plagas, la gestión de los desechos agro q u í-micos, la agricultura orgánica y medidas dep rotección del medio ambiente. Las fichas dedatos de seguridad en el empleo de los pro-ductos agroquímicos que más se utilizan enAmérica Central se han redactado en español,según los criterios pertinentes del Pro g r a m aInternacional sobre la seguridad en la utiliza-ción de productos químicos. Este proyecto con-templa asimismo la creación y el manteni-miento de sistemas de bases de datos sobreseguridad y salud de los trabajadores agríco-las en el plano local por las inspecciones deltrabajo y centros sanitarios.

Existe una es t recha cooperación entre la OITy otras instituciones especializadas de Nacio-nes Unidas, como la OMS y la FAO. En 1995,la Comisión mixta OIT/OMS sobre la Salud enel Trabajo, identificó varias áreas en las que setendría que intensificar esa cooperación. Res-pecto de la agricultura, se sugirió el desarro l l ode «actividades conjuntas o coordinadas anivel internacional, regional y nacional, paramejorar la salud de los trabajadores agrícolasque coordinarían también los otros pro g r a m a sexistentes relacionados con la agricultura, talescomo los de seguridad de los productos quími-cos (incluyendo los plaguicidas), la pre v e n c i ó nde lesiones, el mantenimiento y la prevención d ela zoonosis utilizando los servicios primariosde atención de la salud, complementados conla intervención de expertos». Por ejemplo, laOIT colaboró de 1996 a 1998 en el Programa dela OMS/PAHO (Organización Panamericanade la Salud) sobre «El Medio Ambiente y laSalud en el Istmo Centroamericano» ( M A S I C A /PLAGSALUD) para evitar la duplicación de lasactividades con el objeto de conseguir un mejorresultado mediante esfuerzos combinados. Uncierto número de actividades conjuntas se re a-l i z a ron con éxito en estas áreas donde los pro-yectos tienen objetivos comunes.

Nuevas normas de la OITpara la agricultura

Está ampliamente reconocido que la agri-cultura es, junto con las industrias extractivasy el sector de la construcción, un sector espe-cialmente peligroso. Para estos dos sectores ya

15

Page 21: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

existen normas internacionales y códigos derecomendaciones prácticas. A pesar de que laOIT ha elaborado a título preparatorio a partirde los años cincuenta una serie de códigos deeste tipo y de guías relacionadas directamentecon la seguridad y la salud de los trabajadoresagrícolas, y otros temas conexos, algunos debenser revisados. Más de 20 convenios y recomen-daciones de la OIT tratan de la seguridad y lasalud de los trabajadores agrícolas o de aspec-tos de las condiciones de trabajo en ese sector(OIT, 1999). Sin embargo, a pesar de la gran can-tidad de normas sobre el tema, y aunque losagricultores estén protegidos junto con otrossectores por el Convenio sobre la seguridad yla salud de los trabajadores, 1981 (núm. 155),que se aplica a todas las ramas de la actividadeconómica, no existe ningún convenio sobre losproblemas de seguridad y salud de los trabaja-dores agrícolas en su conjunto. Por ello, el Con-sejo de Administración de la OIT, en su 271.ªreunión decidió incluir en el orden del día de la88.ª reunión de la Conferencia Internacional delTrabajo (2000) el examen de un Convenio y deuna Recomendación sobre la seguridad y lasalud en la agricultura.

La adopción de nuevas normas en esteámbito impulsaría la elaboración de programasde ámbito nacional a este respecto. La expe-riencia adquirida por la OIT en los planos inter-nacional y nacional se ha considerado en la ela-boración de un programa internacional sobreseguridad y salud de los trabajadores agrícolas:el nuevo Programa InFocus sobre Trabajo sinRiesgo de la OIT. En el marco del Programa glo-bal de la OIT sobre seguridad, salud y medioambiente, se prevé el establecimiento de planespara la creación de redes de vínculos entre paí-ses en desarrollo, países con economías de tran-sición y países industrializados para que seayuden mutuamente en la elaboración de polí-ticas de desarrollo rural, seguridad y salud, ygestión ecológica de la agricultura. Otro de losobjetivos sería conseguir que las personasencargadas de los programas de seguridad ysalud de los trabajadores agrícolas pudieranmejorar su calificación, actualizar sus conoci-mientos y establecer contactos en los planosnacional e internacional, entre otros, programasde formación personalizados. Un requisito pre-vio para el establecimiento de esta red globalde contactos sería la identificación de personascompetentes, de instituciones clave y de losinterlocutores sociales que participarían con-juntamente en la puesta en marcha de una ges-tión integrada de la seguridad y salud de lostrabajadores agrícolas.

Bibliografía citada

Ashagrie, K. 1998. Statistics on working children and hazardouschild labour in brief, Oficina de Estadística, OIT, Ginebra,revisado en abril.

Banco Mundial. 1997. Atlas del Banco Mundial. 1997. Was-hington DC.

Bourquelot, F. 1987. «De quelques tendances sur l’emploi dessalariés dans la production agricole», Economie rurale,París, núms. 178-179.

Choudhry, A.W. 1989. «Occupational health in agriculture»,en East African Newsletter on Occupational Health andSafety: Agriculture, vol. 3.

Cocco, P.; Ward, M.H., y Buiatti, E. 1996. «Occupational risksfactors for gastric cancer: an overview», EpidemiologicReview, vol. 18, núm. 2.

Comisión Económica para América Latina y el Caribe(CEPAL). 1993. Panorama social de América Latina, San-tiago, Chile.

Darabont, A. 1983: «Noise, measurement and control», enEncyclopaedia of Occupational Health and Safety, Parmeg-giani, L. (director de la publicación), tercera edición (revi-sada), OIT.

Desoille, H.; Scherrer, J., y Truhaut, R. 1992. Précis de Méde-cine du Travail, sexta edición, Masson, París.

Díaz Mérida, F. 1992. Diagnóstico sobre la salud de los trabaja-dores en Panamá con énfasis en el sector agrícola y en el usode plaguicidas (efectos para la salud humana y ambiental),OMS, marzo, mimeografiado.

—. 1996. Diagnóstico sobre la salud de los trabajadores en Panamácon énfasis en el sector agrícola y en el uso de plaguicidas (efec-tos para la salud humana y ambiental), OMS, marzo, mimeo-grafiado.

—. y Tristan, L. 1996. Intoxicaciones agudas por plaguicidas enPanamá, Programa Regional de Plaguicidas del CSUCA,Universidad de Panamá, septiembre, mimeografiado.

Erlich, S. M. y cols. 1993. «Work related agricultural fatalitiesin Australia 1982-1984», Scandinavian Journal of WorkingEnvironment and Health, vol. 19; págs. 162-7.

FAO. 1987. African agriculture: the next 25 years, Roma.

—. 1997. El estado mundial de la agricultura y la alimentación. Laindustria agroalimentaria y el desarrollo económico, Roma.

Folsom, A.R. y cols. 1996. «Cancer incidence among womenliving on farms: findings from the Iowa Women’s HealthStudy», Journal of Occupational and Environmental Medi-cine, vol. 38, núm. 11.

Forastieri, V. 1997. Children at work. Health and safety risks, OIT,Ginebra.

Gite, L.P., y Yadav, B. G. 1990. «Handle height for a push-pulltype manually operated dryland weeder», Ergonomics,vol. 33, núm. 12.

Gómez, S., y Klein, E. 1993: Los pobres del campo. El trabajadoreventual, FLACSO/PREALC, OIT, Santiago, Chile.

Harminder Singh, I. 1986. Occupational health and safety in theplantation sector, actas del Seminario nacional sobre ins-pección del trabajo eficaz en el sector de las plantacio-nes, Kuala Lumpur, Malasia.

Koch, P. 1996. «Occupational allergic contact dermatitis andairborne contact dermatitis from five fungicides in avineyard worker. Cross-reactions between fungicides ofthe dithiocarbamates group?»,Contact Dermatitis, vol. 34,núm. 5.

16

Page 22: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Loewenson, R. 1998. Occupational health and safety in agricul-ture in Southern Africa (Salud y seguridad en el trabajoagrícola en Africa meridional), informe preparado parala Conferencia Internacional del Trabajo, Harare, Zim-babwe, inédito.

London, L., y Myers, J.E. 1995. «Critical issues for agroche-mical safety in the South Africa», American Journal ofIndustrial Medicine, Nueva York, núm. 27, págs. 1-14.

Lowry, T., y Schuman, L.M. 1956. «Silo-filler’s disease – a syn-drome caused by nitrogen dioxide», Journal of the Ameri-can Medical Association, núm. 162.

Manos, J. 1997. «Directivas de la Unión Europea sobre segu-ridad y salud en el trabajo: Panorama general», en Brune,D.; Gerhardsson, G.; Crockford, G. W., y D’auria, D.(directores de la publicación): The Workplace, vol. 1, Scan-dinavian Science Publishers, Oslo, y CIS/OIT, Ginebra.

Márquez Delgado, L. 1986. «Seguridad en la maquinariaagrícola», Salud y Trabajo, Madrid, núm. 56.

Meirelles, C. 1994. Informe sobre los accidentes de trabajo en elsector rural en Brasil, presentado en el Taller Tripartitosobre Seguridad y Salud en la Agricultura, Costa Rica,16 -18 febrero, mimeografiado.

Ministerio de Trabajo de Chile. 1993. Informe Central, Semi-nario Nacional para la formación de fiscalizadores/as detrabajo e inspectores/as de salud en la agricultura y enlas industrias agroalimentarias, Santiago, Chile.

Myers, J.E. 1990.«Occupational health of farm workers»,South African Medical Journal, núm. 78.

National Safety Council (NSC). 1990. Accident facts , Itasca,Illinois.

—. 1995. Op.cit.

OIT. 1970. Salud, bienestar y vivienda para los trabajadores. Estu-dio sobre el curso dado a cuatro Recomendaciones de la OIT,Ginebra.

—. 1990. Clasificación Internacional Uniforme de Ocupaciones,CIUO-88, Ginebra.

—. 1994. «Los productos químicos en el entorno laboral»,Informe sobre el trabajo en el mundo 1994, cap. 5, Ginebra.

—. 1995. Informe sobre el trabajo en el mundo , Ginebra.

—. 1996. Los asalariados agrícolas: condiciones de empleo y de tra-bajo, informe preparado para la Reunión tripartita sobrela mejora de las condiciones de empleo y de trabajo delos asalariados agrícolas en el contexto de la reestructu-ración económica, TMAWW, OIT, Ginebra.

—. 1996. Anuario de Estadísticas del Trabajo , Ginebra. Véansetambién International Accident Facts, National SafetyCouncil (Illinois, Estados Unidos, 1995); Christopher J.L. Murray y Alan D. López (directores de publicación):The Global Burden of Disease, Global burden of disease andinjury series (OMS, Banco Mundial, Harvard, School ofPublic Health, Washington DC, 1997).

—. 1997. Estadísticas sobre salarios y horas de trabajo, por ocupa-ción y precios de los artículos alimenticios, Resultados de laEncuesta de Octubre.

—. 1999. Seguridad y Salud en la Agricultura, VI (1), Anexos Iy II, ante la Conferencia Internacional del Trabajo,87.a reunión, 1999.

Persson, B. 1996. «Occupational exposure and malignantlymphoma», Journal of Occupational Medicine and Envi-ronmental Health, vol. 9, núm. 4.

Reunión de expertos sobre la carcinogénesis de ciertos agen-tes biológicos. 1994. African Newsletter on OccupationalHealth and Safety, vol.4, núm. 2.

Ruano Meléndez, F. L. 1995: Diagnóstico de las condiciones ymedio ambiente de trabajo de la agricultura en Guatemala,Proyecto de la OIT para América Central sobre la segu-ridad y la salud de los trabajadores agrícolas, diciembre,mimeografiado.

Salgado, S. 1997. Mouvement des Paysans sans Terre (Brasil)y Terra. L’enjeu politique des Brésiliens, Frère des Hommes,París.

Sekimpi, D.K. 1992. «Occupational health services for agri-cultural workers», Occupational health in developing coun-tries, Jeyaratnam, J. (director de la publicación), OxfordUniversity Press, Reino Unido.

Unión Europea. Directiva del Consejo núm. 89/392/CEE, de12 de junio de 1989, relativa a la aplicación de medidaspara promover la mejora de la seguridad y de la saludde los trabajadores en el trabajo, Diario Oficial de las Comu-nidades Europeas, vol. 12, núm. L183, Bruselas, 29 de juniode 1989.

Vogel, Laurent. 1997. Un premier bilan. L’ e n v i ronnement du tra-vail dans l’Union européenne: le difficile passage du droit à lap r a c t i q u e, Observatoire du Bureau Technique Syndical(BTS) sur l’application des directives européennes, Bure a uTechnique Syndical Européen pour la Santé et la Securité,TUTB, Conferencia 1997, Bruselas, 1-2 diciembre .

Wesseling, C. 1994. Uso de plaguicidas en América Central y suimpacto en la salud de los trabajadores, Documento de infor-mación para el taller nacional tripartito sobre la seguri-dad y la salud de los trabajadores agrícolas, Programade Plaguicidas (PPUNNA), Escuela de Ciencias Ambien-tales, Universidad de Costa Rica, febrero.

Zhong, Y., y Rafnsson, V. 1996. «Cancer incidence among Ice-land pesticide users», International Journal of Epidemio-logy, vol. 25, núm. 6.

Notas1 Este artículo está basado en el Informe VI (1) sobre segu-

ridad y salud en la agricultura, preparado para el examen denuevas normas sobre el tema durante la Conferencia Inter-nacional del Trabajo, 88.a reunión, junio de 2000.

2 Representan el 85 por ciento de la población económi-camente activa en la agricultura en Uganda. Véase Sekimpi,1992.

3 La norma industrial de dióxido de nitrógeno es de 5partes por millón. Véase Lowry y Schuman, 1956.

4 A saber, atención médica, prestaciones por maternidady enfermedad, asignaciones familiares, subsidios de desem-pleo, por lesiones e invalidez, viudedad y jubilación.

5 Enfermedad bacteriana transmitida por los conejos.6 Parásitos que se transmiten a través de perros conta-

minados al ingerir vísceras de ovejas y camellos por el desa-rrollo de quistes larvales.

7 Diarrea infecciosa que provoca deshidratación en losniños y en personas de edad.

8 Encefalitis viral humana transmitida por las aves.9 Enfermedad bacteriana transmitida por ovejas y cabras.10 Enfermedad bacteriana que afecta al hígado y se trans-

mite por el agua o los alimentos contaminados.11 Véase Forastieri, V. Ergonomic problems in agriculture in

developing countries (www.ilo.org/public/english/90travai/sechyg/…), Organización Internacional del Trabajo.

12 Consúltese la nota 11.

17

Page 23: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

13 Tales como: Argentina, Australia, Austria, Hungría,Finlandia, Francia, Nueva Zelandia, Noruega, Países Bajos,Sudáfrica y Reino Unido. Algunas de esas disposiciones sonmás completas que otras. Por ejemplo, en el caso de ciertosEstados Federales, se han adoptado algunas disposiciones anivel estatal en las provincias en las que el sector agrícola esimportante, sin aplicarse al conjunto de la federación comoen Estados Unidos (California) y en Australia (Victoria).Argentina aprobó en 1997 un Reglamento de seguridad ehigiene para el sector agrícola (Reglamento de Higiene ySeguridad para la Actividad Agraria). Francia cuenta con unalista muy completa de reglamentos en la materia provenien-tes del Código de Trabajo, y en concreto una lista específicade las enfermedades profesionales en la agricultura, así como

reglamentos sobre los servicios de medicina del trabajo paralos establecimientos agrícolas.

14 En 1970, la Comisión de Expertos en Aplicación deConvenios y Recomendaciones señaló la omisión de la agri-cultura en las leyes sobre seguridad y salud de muchos paí-ses. Véase OIT, 1970.

15 Por ejemplo, el Código de Trabajo de Chile de 1994 con-tiene cláusulas específicas relativas a los trabajadores estacio-nales, subcontratados y tempore ros, así como sobre las re l a-ciones laborales de los agricultores y medieros. El dere c h omexicano y el australiano contienen disposiciones similare s .

16 Para una discusión general de los convenios colectivosen el sector rural, véase OIT, 1996.

18

Page 24: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

19

Los asalariados agrícolas

Los 440 millones de asalariados agrícolas, delos cuales entre el 20 y el 30 por ciento son muje-res y entre los que también se incluye a niños,re p resentan el 40 por ciento de la mano de obraagrícola mundial. Se trata también de una cifraque está en constante aumento en todas lasregiones del mundo (OIT, 1996a) y constituye lafuerza de trabajo más numerosa (1.100 millo-nes). Son hombres, mujeres y niños que traba-jan en campos de cultivo, huertos, invernade-ros, explotaciones ganaderas, instalaciones dep rocesamiento primario de los alimentos, etc. endonde producen los alimentos y otros pro d u c-tos que se consumen en el mundo. Los lugare sde trabajo varían, abarcando desde pequeñas ymedianas explotaciones hasta las industrializa-das de gran tamaño y las plantaciones.

Se les denomina trabajadores asalariadosp o rque no son propietarios ni del terreno en quetrabajan ni de las herramientas y equipo que uti-lizan, y se distinguen por ello de los agriculto-res. Trabajan en un sector considerado no soste-nible en términos de vidas humanas que sep i e rden, y lesiones y enfermedades. Segúncifras de la OIT, de los 330.000 accidentes mor-tales ocurridos en los lugares de trabajo en 1997,170.000 tuvieron lugar en la agricultura (OIT,1999b). Los trabajadores agrícolas figuran asi-mismo, despro p o rcionadamente, entre los másde 250 millones de trabajadores lesionados cadaaño (OIT, 1996a), y entre los más de 160 millo-

nes que sufren enfermedades causadas porexposición a peligros en el trabajo (OMS, 1999).

Los elevados niveles de mortalidad, acci-dentes y enfermedades tienen un efecto nega-tivo considerable en la productividad agrícola.La Unión Internacional de Trabajadores de laAlimentación, Agrícolas, Hoteles, Restauran-tes, Tabaco y Afines (UITA) considera que paraque la agricultura sea un sector rentable y sos-tenible tiene que contar con una mano de obraque trabaje en condiciones de seguridad y saludy que sea consciente de la necesidad de prote-ger el medio ambiente.

Una de las características propias del trabajoagrícola es que se desarrolla en un medio dondeno existe una distinción clara entre las condi-ciones de trabajo y de vida como ocurre en elcaso del trabajador de fábrica o de oficina (OIT,1979). Por ello, los trabajadores agrícolas y susfamilias se enfrentan a peligros adicionales,entre otros, la exposición a plaguicidas. Pese alo anterior, dichos trabajadores, que siguenrepresentando los niveles más elevados depobreza en el mundo, no tienen acceso a siste-mas eficaces de protección de la salud, trabajanen pésimas condiciones de seguridad y nocuentan con protección social alguna.

Mundialización

El comercio mundial y las presiones econó-micas están empeorando los ya bajos niveles deprotección de este grupo de trabajadores, en

Salud, seguridad y medio ambienteen la agricultura. Se necesitan mejoras

de envergadura en materia de protecciónde los asalariados agrícolas y granjeros,en salud pública y en medio ambiente

antes de que este sector se considere sostenibletanto desde una perspectiva social como

del medio ambiente

Peter HurstCoordinador para la salud, la seguridad

y el medio ambienteUITA

Page 25: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

20

términos de salario, permanencia en el empleo,seguridad y salud. La tendencia mundial haciala flexibilización del trabajo y la presión parareducir los costes laborales y de producciónestán llevando a un aumento de los contratospor jornadas y estacionales. Los contratos inde-finidos están siendo reemplazados progresiva-mente por los de carácter temporal a cortoplazo, con salarios más bajos y condiciones desalud, seguridad y protección social inferiores.La relación laboral se está deteriorando debidoa que los patrones confían cada vez más en loscontratistas de mano de obra, con lo que se creaun área grisen torno a las responsabilidades delpatrón que contribuye al incumplimiento de lalegislación laboral.

El problema más grave continúa siendo lacontratación de trabajadores migrantes. La agri-cultura cuenta ya con un elevado número detrabajadores que provienen de otras regiones ydel extranjero.

Mujeres trabajadoras

Otro gran cambio en la composición de lafuerza de trabajo agrícola que tiene importan-tes repercusiones en la salud y la seguridad enla agricultura es el creciente número de traba-jadoras asalariadas. Representan el 40 porciento de la fuerza de trabajo en América Latinay el Caribe, y constituyen una proporción con-siderable de los trabajadores agrícolas de lospaíses en desarrollo. Pese a que se estima quecontribuyen a producir la mitad de los alimen-tos que se producen en el mundo, sigue sin con-siderarse la opinión de la mayor parte de lasasalariadas o granjeras cuando se abordancuestiones claves relativas a la sociedad y susustento. Su trabajo se considera como trabajofamiliar que no se remunera. Además, debenhacer frente a enormes obstáculos legales y cul-turales para acceder a la propiedad de la tierra,a los préstamos, para recibir asesoramiento téc-nico y con frecuencia para acceder a la educa-ción básica. Incluso cuando de hecho son cabe-zas de familia, es frecuente que se les nieguentotalmente ciertos derechos. Estos problemasson mayores cuanto más escasos son los recur-sos, ya que cuanto mayor es la pobreza en elsector rural, mayor es el índice de violenciadoméstica y el de otros problemas sociales comoel alcoholismo. Conseguir la igualdad de dere-chos para las asalariadas y granjeras no es sólouna cuestión de justicia sino la garantía de quehabrá sustento para todos.

Trabajo infantil

Otra característica de la agricultura es quees un sector en el que en muchos países losniños representan la mayor parte de la fuerzade trabajo. La OIT estima que por lo menos el90 por ciento de los niños económicamente acti-vos en los países en desarrollo trabajan en laagricultura. Según un informe de la OIT de1996, un 74 por ciento de niños de 5 a 14 añoseconómicamente activos en veinte países endesarrollo analizados trabajaban en la agricul-tura, la cría de ganado y actividades conexas(OIT, 1996b). Tal y como se subraya en dichoinforme, la trascendencia de esas cifras esenorme: si la mayor parte del trabajo infantil seconcentra en los países en desarrollo y si enéstos gran parte de los niños trabaja en la agri-cultura, la exclusión de la agricultura delámbito de aplicación de la legislación nacionalsupone la exclusión de muchos niños trabaja-dores de la protección que otorga la ley (OIT,1996b; OMS, 1999), y son muchos los niños tra-bajadores que mueren, se lesionan o enfermanpor causa de su trabajo.

Acuerdos firmes de negociacióncolectiva

Los niños trabajan porque sus padres noganan lo suficiente para mantener a la familia.La UITA considera que mediante la mejora delas condiciones de trabajo de los asalariadosagrícolas se conseguiría reducir el trabajo infan-til a largo plazo, pero se necesita más acción decarácter inmediato. Actualmente, la UITA e s t átrabajando con instituciones internacionalescomo la OIT para erradicar las formas de trabajoinfantil más peligrosas a corto plazo. En 1999, laU I TA firmó un acuerdo con la InternationalTobacco Growers (Asociación Internacional deC u l t i v a d o res de Tabaco) para luchar conjunta-mente por la erradicación del trabajo infantil enel sector del cultivo del tabaco. A través de susp rogramas de educación y formación, la UITAha permitido a sus afiliados conseguir acuerd o sfirmes de negociación colectiva que obligan a lose m p resarios a prescindir del trabajo infantil.

Escasa sindicalización

En comparación con otros grupos de traba-jadores, la organización sindical es escasa entrelos asalariados agrícolas debido a factores detipo social e histórico entre los que destacan ladenegación o supresión en varios países de losderechos sindicales básicos, de los derechos

Page 26: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

democráticos y de los derechos humanos. Eneste sentido, tanto la UITA como sus afiliadosestán intentando aumentar el grado de organi-zación sindical y la capacidad de negociaciónde dichos trabajadores.

Producción agrícola duradera,negociación colectiva, salud,seguridad y medio ambiente

Los esfuerzos realizados para conseguirmejoras en materia de salud, seguridad ymedio ambiente se tienen que considerar en laperspectiva de la promoción de una agriculturaduradera. En este sentido, los lugares de trabajoagrícola deben ser tales que aseguren la pro-tección de los trabajadores y reduzcan todoaquello que en la producción pudiera perjudi-car la salud pública y el medio ambiente. Setrata de una condición importante para conse-guir el apoyo público y político amplio querequiere elaborar y adoptar un convenio de laOIT sobre salud y seguridad en la agricultura.

Los sindicatos del sector y sus afiliados tie-nen un interés creado en promover el sector yasegurar su sostenibilidad y rentabilidad alargo plazo. Para garantizar el futuro del sectoragrícola a largo plazo, los sindicatos desean quelos acuerdos conseguidos por intermedio de lanegociación colectiva contemplen la promo-ción de una agricultura sostenible que abarquecláusulas sobre la salud y la seguridad en ellugar de trabjo y sobre el medio ambiente.

Cómo los sindicatos velan por laprotección de la salud, la seguridady el medio ambiente en la agricultura

Los delegados de seguridad y los comités deseguridad constituyen la columna vertebral dela organización sindical en la materia. Son losojos y los oídos de los sindicatos en cuestionesde salud y seguridad del lugar de trabajo ydesempeñan un importante papel en la reduc-ción de las muertes, los accidentes y las enfer-medades profesionales. Muchas veces se ocu-pan también de cuestiones medioambientales.Los delegados y los comités mencionados con-tribuyen así a proteger la salud de los trabaja-dores y la salud pública y asimismo la delmedio ambiente. Se designan de conformidadcon lo dispuesto en la ley y ejercen sus derechosy poderes en virtud de ésta. En algunos países,los sindicatos han conseguido el derecho dedesignarlos y nombrarlos; en otros son nom-brados por el empresario que decide quiéndesempañará tales funciones.

Comités de seguridad rarasveces legales

Los comités paritarios de seguridad sonórganos mixtos en los que participan la direc-ción y los sindicatos que negocian acerca decuestiones de salud, seguridad y medio ambienteen el lugar de trabajo, lo que suele dar lugar aacuerdos de negociación colectiva sobre lamateria. Por lo general, los delegados de segu-ridad examinan las quejas de los trabajadoresen materia de salud, seguridad y medio ambiente,las muertes, los accidentes y los casos de enfer-medad. Sin embargo, pocos países cuentan conuna legislación relativa a estos representantes ycomités de seguridad que se aplique a la agri-cultura, y ello por diversas razones: en algunoscasos, simplemente todo el sector agrícola sehalla excluido de la legislación sobre la salud,seguridad y medio ambiente; en otros, el númerode trabajadores agrícolas es tan bajo que no sele puede exigir legalmente a un empresario laexistencia de tales representantes y comités.Otras veces (Suecia y Reino Unido) se presen-tan dificultades de orden práctico, por ejemplo,conceder a los representantes el derecho a visi-tar explotaciones agrícolas donde ellos no tra-bajan. Ello ha dado lugar al establecimiento deprogramas regionales de delegados de seguri-dad itinerantes encargados de verificar que lostrabajadores agrícolas y el conjunto de la colec-tividad se benefician de los mismos servicios desalud, seguridad y medio ambiente que losdemás trabajadores.

Problemas de los trabajadoresagrícolas para mejorar las normas desalud, seguridad y medio ambienteen los lugares de trabajo y colaboraren la protección de la salud públicay del medio ambiente

Accidentes mortales, lesiones yenfermedades en el sector agrícola

Los asalariados agrícolas se ganan la vida enun sector clasificado entre los tres más peligro-sos (con el de la construcción y la minería).Según las estimaciones de la OIT y de la Orga-nización Mundial de la Salud (OMS), represen-tan una fuerte proporción de los 1.200 millonesde personas que mueren cada año en todos lossectores como consecuencia de accidentes labo-rales y enfermedades profesionales (OIT, 1996a;OMS, 1999). En los Estados Unidos, por ejem-plo, la tasa de mortalidad entre los trabajado-res agrícolas a nivel nacional se estimaba en

21

Page 27: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

1996 en el 20,9 por 100.000 trabajadores en opo-sición a un 3,9 por 100.000 trabajadores que esla media para el conjunto de los sectores (Hall-ward y colaboradores, 1999).

Los grupos más vulnerables son los traba-j a d o res familiares en la agricultura de subsis-tencia, los jornaleros de las plantaciones, lost r a b a j a d o res migrantes y estacionales, lasm u j e res y los niños trabajadores; los trabaja-d o res tempore ros lo son particularmente. A d e-más, cada año numerosos niños que no traba-jan mueren o sufren graves heridas en lasexplotaciones agrícolas y las plantaciones. Lossistemas de notificación de accidentes y enfer-medades profesionales, así como la incitacióna declararlos, son en general deficientes entodos los sectores de la actividad. Según laD i rección de Salud y Seguridad del ReinoUnido (United Kingdom Health and SafetyExecutive (HSE)), no se declaran sino el 30 porciento de las lesiones sufridas por los emplea-dos y el 10 por ciento de las relativas a los tra-b a j a d o res independientes. En la agricultura, delas 10.000 lesiones de carácter no mortal decla-rables (es decir, las más graves) sólo se decla-ran 2.000 cada año (HSC, 1999).

Además, en muchos países los trabajadoesagrícolas están excluidos de todo régimen deprestación por accidente laboral, sea por care-cer de tales programas para ellos o porquedirecta o indirectamente están excluidos de losregímenes generales. Por ejemplo, en 1996 enEstados Unidos los trabajadores agrícolas sólose beneficiaban de un seguro de indemnizaciónen ocho Estados, mientras que se les excluíaexpresamente en 24 de ellos.

Las causas de los accidentes mortalesy otros

Las causas más comunes de muerte en lahorticultura y la silvicultura en el Reino Unido,donde se constataron 675 casos de lesionesm o rtales entre 1986-1987 y 1997-1998, fueronlas siguientes:• ser golpeado por un vehículo en movi-

miento (18 por ciento);• ser atrapado por un objeto que cae o se des-

ploma, por ejemplo, un árbol (14 por ciento);• caídas (15 por ciento);• utilización de máquinas (14 por ciento);• ser golpeado por un objeto en movimiento

o cayendo, por ejemplo fardos (13 porciento); y

• electrocución (9 por ciento), generalmentepor contacto con los cables de alta tensión.

Asimismo, las causas más comunes de lesio-nes no mortales entre 1996 y 1997 fueron lassiguientes:• manipular, levantar o transportar (19 por

ciento);• ser golpeado por un objeto en movimiento

(18 por ciento);• resbalar, tropezar o caer en el mismo nivel

(13 por ciento);• la utilización de máquinas (10 por ciento);• resultar herido por un animal (8 por ciento);

y

• ser golpeado por un vehículo en movi-miento (3 por ciento).

La salud y las enfermedades suponenun problema importante enla agricultura. Estimacionespara el Reino Unido

• El 80 por ciento de los trabajadores sufrealguna forma de lesión musculoesquelética(dolores, torceduras o esguinces). Los tra-bajadores que realizan tareas repetitivas enlas cadenas de clasificación de cereales, mer-cancías y flores, en las mesas de inspección,en las cosechadoras de raíces, segadoras, oen el procesamiento de la carne de ave,corren el riesgo de sufrir lesiones produci-das por la repetición del mismo movimiento(RSI). La conducción de tractores o de otrasmáquinas autopropulsadas puede someteral cuerpo a vibraciones o sacudidas que seasocian con los dolores de espalda crónicos,de cadera o de rodillas;

• el índice de afecciones asmáticas de los tra-bajadores agrícolas es dos veces superior ala media nacional;

• más de 20.000 personas sufren anualmentezoonosis (enfermedad transmitida a loshumanos por los animales);

• el 25 por ciento de la mano de obra sufre depérdida auditiva en el trabajo.

Otros riesgos y peligros a los que estánexpuestos los trabjadores del sector agrícolason:

• inhalación de polvo, fibras, neblinas, humos,microorganismos, gases y vapores;

• en la cría de ganado, el riesgo de mordedu-ras, coces, cornadas o ataques de cualquierotro tipo, así como la transmisión de enfer-medades por los animales (zoonosis);

22

Page 28: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

• insalubridad: agua no potable e instalacio-nes de higiene rudimentarias;

• exposición al frío o al calor: las altas tempe-raturas en los trópicos, las bajas temperatu-ras en los campos de los países templados,el trabajo al aire libre, en almacenes frescoso en los frigoríficos;

• mala concepción y conservación de los equi-pos de protección individual (máscaras);

• electricidad: electrocuciones debidas a lamala conservación de los útiles manuales,de los cables de las extensiones eléctricas oel contacto con líneas de alta tensión. Lasinstalaciones y equipos eléctricos en malestado también pueden provocar incendios;

• la nueva tecnología, como la informatizaciónde numerosas labores provoca estrés, un pro-blema poco reconocido en la agricultura;

• los organismos genéticamente modificados(OGM) pueden suponer un nuevo peligro.Los trabajadores deberán plantar, recoger ytratar tales vegetales al cultivarlos o criaranimales genéticamente modificados. Alcontrario de los productos químicos tóxicos,los OGM no están sometidos a una evalua-ción rigurosa de los riesgos, por lo que con-tinúan siendo desconocidos (HCS, 1999).

La exposición a plaguicidas y otros produc-tos agroquímicos constituye un peligro profe-sional importante que puede derivar en enve-nenamiento y muerte y, en ciertos casos, encánceres relacionados con el trabajo y alteración

de la función reproductiva. La OMS calcula quecomo mínimo 40.000 personas mueren cadaaño a causa de los plaguicidas, y entre tres ycuatro millones sufren intoxicaciones graves,sobre todo en los países en desarrollo donde losproductos más tóxicos se siguen utilizando yestán disponibles (OMS, 1999).

En Costa Rica, Honduras y Filipinas, 16.000trabajadores de la banana, muchos de ellosmiembros de la UITA, nunca más tendrán hijos.Su esterilidad proviene del uso descontroladodel DBCP (dibromocloropopane), un plagui-cida prohibido en muchos países industrializa-dos desde los años setenta pero que todavía seexporta y se utiliza en numerosos países endesarrollo. Para obtener justicia, se ha presen-tado una acción colectiva ante los tribunales deEstados Unidos en contra de las empresas bana-neras y los fabricantes de plaguicidas (WorldDevelopment Movement, 1997).

Inexistencia de servicios de inspecciónde trabajo e indiferencia de lasautoridades

Para un gran número de países, la inspec-ción de trabajo en la agricultura no es una prio-ridad. Son pocos los que cuentan con inspecto-res de trabajo para el sector, por lo que recurrena la inspección general. Muchos carecen de unnúmero suficiente de inspectores para desem-peñar adecuadamente esta función en todos lossectores económicos. Cuando existen, los ser-vicios de inspección del trabajo agrícola se venafectados por la escasez de: i) recursos finan-

23

Un caso concreto: problemas de salud y seguridadde los trabajadores del sisal en Tanzanía

El Sindicato de Trabajadores de las Plantaciones y de la Agricultura de Tanzanía (TPAWU), afi-liado a la UITA, registró los problemas que afectan a sus miembros que trabajan en el sector delsisal. Este sector consta de cuatro departamentos: pleno campo, tratamiento (corona), cepilladoy prensado.

Pleno campo: los cosechadores y escardadores están expuestos a mordeduras de serpiente;pinchazos con espinas; polvo, calor y luz intensos; lluvia; levantar y transportar cargas pesadas(110 fardos de 30 hojas para ganarse el jornal); plaguicidas y fertilizantes.

Tratamiento (corona): los trabajadores son salpicados por el extracto de sisal proveniente dela máquina decorticadora productora de la fibra. El jugo que se escurre irrita la piel. Se ven igual-mente afectados por el ruido y deben transportar cargas de fibras hasta la línea de secado.

Cepillado: en este proceso se produce mucho polvo de fibra. Los operadores de la máquinade cepillado exponen repetidamente sus manos al riesgo real de perderlas debido a las manio-bras que deben efectuar (ya ha habido accidentes de este tipo). Asimismo, puede salirles unadureza en el dorso de la mano, que presiona los nudillos. Deben soportar también el problemadel fuerte ruido. Se trabaja en un ambiente húmedo y donde la reverberación es intensa.

Prensado: los cargadores se exponen al riesgo de golpes y lesiones con el problema adicionaldel transporte de carga pesada.

Page 29: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

cieros, ii) personal debidamente preparado yiii) asesoramiento técnico especializado.

Ausencia de instrumentosinternacionales efectivamenteaplicables

Los convenios de la OIT, y en concreto losrelativos a la salud y la seguridad, no suelenaplicarse en la agricultura. La UITA está a favorde la creación de un convenio específico sobresalud y seguridad en la agricultura para ase-gurar la aplicación de las normas internaciona-les en este sector y para que los asalariados agrí-colas se beneficien de la protección de las mismasnormas que los otros trabajadores.

La acción de la UITA

En todas las regiones del mundo la UITA esactiva ayudando a sus afiliados a resolver losp roblemas de seguridad, salud y medio ambienteen el trabajo. Desempeña asimismo un papel devanguardia en las negociaciones internaciona-les presionando y haciendo campaña sobreestos temas para garantizar lugares de trabajodecentes y una agricultura viable. A continua-ción se exponen algunos ejemplos.

Creación de programasde representantes de la seguridaden la agricultura

La necesidad de contar con delegados deseguridad y comités de seguridad designadospor los sindicatos encargados, por estatuto, develar por la seguridad de los lugares de trabajoresulta imperativo para reducir los riesgos demuerte, accidente y enfermedad del gruesopúblico y proteger así el medio ambiente en suconjunto. A este respecto sin embargo, en laagricultura se deben aplicar disposicionesespeciales debido al gran número de pequeñasy medianas explotaciones dispersas en ampliasáreas geográficas. Asimismo, se debe autorizara esos representantes para que puedan visitarotros lugares de trabajo (además del propio), yasignar a esta función un financiamiento espe-cial. En este sentido se han establecido diversosprogramas para facilitar la tarea de los mencio-nados representantes de la seguridad en la agri-cultura.

En Suecia se creó en 1974 un programa derepresentantes regionales sindicales para todoslos lugares de trabajo agrícolas en que no exis-tieran comités de seguridad y salud por contarcon pocos trabajadores (LO, 1998). El sindicato

local está facultado para nombrar al represen-tante regional de seguridad en determinadaárea geográfica si en ella trabaja alguno de susmiembros. La actuación de estos representan-tes regionales constituye una ayuda importantepara los trabajadores y para el empleador en lorelativo a la salud y seguridad en la empresa.Tienen los mismos derechos y poderes que losdelegados de seguridad. La única diferenciaproviene del grupo que los nombra y del modode financiación de sus actividades, que se finan-cian principalmente por medio de subvencio-nes gubernamentales y se distribuyen a travésde los sindicatos nacionales. El Sindicato Suecode Trabajadores Agrícolas (SLF) contribuye conun 25 por ciento adicional para garantizar unamayor eficacia. En 1998, se contó con 1.500representantes regionales activos en 15.200lugares de trabajo que contaban con menos de50 empleados (LO, 1998).

En el Reino Unido, un programa piloto derepresentantes itinerantes encargados de laseguridad para los trabajadores agrícolas fueestablecido por la Asociación Profesional deTrabajadores Agrícolas y Afines (RAAW) delSindicato de Trabajadores del Transporte y deIndustrias Diversas (TGWU) con el apoyo de laDirección de Salud y Seguridad (HSE)(RAAW/TGWU, 1998). Tras varios años denegociaciones en el seno de la HSE, se estable-ció la Comisión Consultiva sobre cuestiones deseguridad, salud y medio ambiente en la agri-cultura (Agricultural Industry Advisory Com-mitte), que no consiguió llegar a un acuerdosobre una plataforma de acción común con laorganización de empleadores – el SindicatoNacional de Agricultores (National Farmers’Union (NFU)) – sobre la prórroga de un pro-grama piloto (en curso) mixto entre el emplea-dor y el sindicato. La RAAW/TGWU decidió,en consecuencia, lanzar su propio programapara lo cual el sindicato seleccionó en el sur deInglaterra nueve representantes encargados deaumentar la participación de los trabajadoresen los temas de salud y seguridad en el sectoragrícola. Ese programa se inició en 1996 con elaval de los servicios de salud, seguridad ymedio ambiente (HSE) y una modesta partici-pación financiera de la Comisión Europea.

Basándose en la evaluación del proyectopiloto, la TGWU/RAAW considera que un pro-grama nacional de representantes regionales deseguridad influiría de forma beneficiosa en lasalud y seguridad de las explotaciones agríco-las y reduciría notablemente los accidenteslaborales. Sin embargo, han surgido a este re s-pecto serias dificultades que se derivan de: la

24

Page 30: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

falta de apoyo de la NFU y de la imposibilidadpara los representantes regionales de seguridadde obtener la autorización para presentarse enlos lugares de trabajo. La legislación del ReinoUnido concede el derecho de acceso única-mente a los representantes de seguridad nom-brados por el sindicato, el que a su vez es reco-nocido oficialmente por el empleador. En elagro, sin embargo, no siempre el sindicato esreconocido por el empleador. Estas dificultadeslimitaron la eficacia de los representantes regio-nales de seguridad; a pesar de ello, consiguie-ron por otros medios mejorar los niveles desalud y seguridad.

La UITA está realizando esfuerzos para queo t ros países establezcan programas de re p re-sentantes regionales itinerantes encargados dela seguridad. Considera que la adopción de dis-posiciones sobre el derecho a tomar medidasprácticas re f e rentes a tales programas y su com-p romiso en este sentido resultan indispensablesen la aplicación de cualquier convenio de la OITs o b re seguridad y salud en la agricultura.

Plaguicidas

Los afiliados de la UITA han manifestadocontinuamente que los plaguicidas son causade uno de los problemas de salud, seguridad ymedio ambiente más serios. En 1998, la UITAlanzó un Proyecto Mundial sobre Plaguicidas(GPP) para reducir su uso y los riesgos queentrañan, centrándose inicialmente en seis c u l-tivos principales: banana, cacao, café, flo re sc o rtadas, caña de azúcar y té (véase Amuko,pág. 52). El nivel de exposición a los plaguici-das de los trabajadores de esos cultivos es ele-vado. Los trabajadores que rocían los plaguici-das son los más expuestos, pero otrostrabajadores se ven afectados por la pulveriza-ción y el contacto con la vegetación tratada. Enestos cultivos se utilizan numerosos plaguici-das altamente tóxicos, como los compuestos 1Ay 1B de la OMS, generalmente prohibidos o deuso estrictamente controlado en los paísesindustrializados. La falta de información sobrelos peligros y sobre las medidas de prevencióno control, de formación y el desconocimiento,junto con la ausencia de controles técnicos yprácticos (por ejemplo, sistemas de acordona-miento) hacen que los trabajadores a menudocuenten como primer medio de protección úni-camente con su equipo personal cuando en rea-lidad éste debería constituir el último recurso.Además, dicho equipo resulta con frecuenciainapropiado en el clima tropical, está poco cui-dado o muy viejo por falta de renovación, y se

guarda junto con los efectos personales. Todosestos factores, junto a la falta de higiene, ausen-cia de agua en el campo para lavar la piel y losojos contaminados, provocan elevados índicesde accidentes mortales e intoxicaciones.

Vínculos con grupos de presiónen el plano internacional

El GPP aspira a asegurar el potencial e ins-taurar la confianza de un sindicato nacionalpara abordar esos problemas en las explotacio-nes y plantaciones en el plano nacional, y aresolverlos mediante la creación de vínculostanto con los grupos de presión internacionalesactivos en la cuestión de los plaguicidas comocon los gobiernos, las organizaciones de agri-cultores y el conjunto de la industria de pla-guicidas.

En la fase piloto participan seis sindicatosagrícolas en Ghana, Tanzanía, Uganda y Zim-babwe. La actividad principal consiste en orga-nizar y mantener activos Círculos sindicales deestudio sobre los temas de salud, seguridad ymedio ambiente en relación con los plaguicidas(ESC). Los cursos aseguran una educación yformación elemental y especializada a losmiembros de los sindicatos, funcionarios sindi-cales y miembros de los comités sobre todos losaspectos de la organización, la contratación y laacción de los sindicatos. El GPP forma actual-mente a los instructores de los círculos de estu-dio sobre los temas de salud, seguridad y medioambiente y plaguicidas, que a su vez enseñan alos miembros de la base y a los responsables sin-dicales y ayudan igualmente a crear nuevos cír-culos. Se ha insistido en la igualdad de sexos yen la formación de las mujeres sindicadas, queconstituyen el 30 por ciento o más de la manode obra agrícola en esos países, y se ha elabo-rado material educativo en las lenguas locales.

Perfil nacional

En el plano nacional, los sindicatos de Tan-zanía y Uganda están participando junto conmuchos otros partícipes en un proceso desti-nado a elaborar un perfil del país en el marcode una evaluación de la infraestructura nacio-nal para la gestión de los productos químicos.Con la participación sindical se persigue ase-gurar que: i) el perfil nacional refleje los pro-blemas de los asalariados agrícolas, sus fami-lias y comunidades, y ii) los problemas que seseñalen en el perfil se abordarán en programasde acción gubernamentales en los que partici-pen los sindicatos, los agricultores y los fabri-

25

Page 31: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

cantes de plaguicidas y sus asociaciones. LaUATRE 1, miembro agrícola argentino de laUITA que participa igualmente en la elabora-ción de este perfil en ese país, preside un grupode trabajo sobre la exposición de la poblaciónrural a los productos agroquímicos.

Los afiliados de la UITA están pre s i o n a n d oigualmente a sus gobiernos para que ratifiq u e nrápidamente el Convenio de Rotterdam de1998 sobre el Procedimiento de ConsentimientoFundamentado Previo (PIC) re f e rente a deter-minados plaguicidas y productos químicos p e l i-g rosos que son objeto de comercio internacio-nal. Apoyan una campaña de la UITA que debeampliar el principio del PIC a todos los plagui-cidas nocivos para la salud y/o el medioambiente, mediante la declaración y el re g i s t rosistemático de los «accidentes» debidos a losplaguicidas (según los criterios del Convenio)ante sus respectivas autoridades. Esta campañatiene en su punto de mira «las fórmulas de pla-guicidas altamente peligrosas para la salud y elmedio ambiente debido a las condiciones enque se utilizan en los países en desarro l l o » .

Las organizaciones miembros tratan dedesarrollar capacidades en el país y colaboranen el establecimiento del perfil nacional; el PIC,por su parte, apoya la labor internacional de laUITA en el Foro Intergubernamental de Segu-ridad Química (FISC) y en los foros afiliados. ElFISC se ha establecido para supervisar la apli-cación del capítulo 19 sobre una gestión ecoló-gica razonable de los productos químicos tóxi-cos del Programa de Acción 21. Este último esun plan de acción para el desarrollo sostenibleaprobado por los gobiernos y los participantesen la Conferencia de Naciones Unidas sobre elMedio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD)en 1992 en la Cumbre sobre la Tierra.

La UITA está trabajando asimismo en la pro-moción de técnicas que reemplacen los plagui-cidas como la Gestión Integrada de Técnicas deLucha contra las Plagas (IPM). Está cooperandocon la infraestructura mundial del PIM y con lared CABI 2 para incluir a los asalariados agríco-las en la formación sobre gestión integrada detécnicas de lucha contra las plagas.

Programa conjunto – UITA/HSEe industrias de plaguicidas –de formación para los asalariadosagrícolas

La UITA ha concluido un acuerdo volunta-rio con la industria internacional de plaguici-das representada por la Federación Mundial deProtección de las Cosechas (Global Crop Pro-

tection Federation (GCPF)), para asegurar con-juntamente la formación de los trabajadoresagrícolas sobre salud, seguridad y medioa m b i e n t e en las diferentes regiones. En enerode 2000, tuvo lugar en Uganda un curso pilotomixto UITA-GCPF para elaborar conjunta-mente un programa de formación y formar allíun núcleo de instructores sindicales y empre-sariales. La formación conjunta de los trabaja-dores de la industria del azúcar está previstapara este año. El Proyecto Mundial sobre Pla-guicidas sirve de marco a la participación de laUITA; el Programa sobre «Proyectos de utiliza-ción (de plaguicidas) sin riesgo», a la participa-ción de la GCPF. Esta última imparte formacióna los usuarios de los plaguicidas y otros gruposque pueden influir en la forma de utilizar losplaguicidas, como el personal médico, los téc-nicos agrícolas y los profesores.

Esta cooperación surgió de un estudio rea-lizado por la UITA en el marco del Proyectosobre utilización y manipulación (de plaguici-das) sin riesgo (Self Use and Handling Project),llevado a cabo por la GCPF en Guatemala.Según ese estudio, los asalariados agrícolas notenían ninguna formación y la poca formaciónofrecida era demasiado académica. Este estu-dio, financiado por la OIT, se presentó a la con-sideración de una Reunión tripartita sobre lasiniciativas voluntarias que tienen consecuen-cias para la formación y la educación en mate-ria de seguridad, salud y medio ambiente en lasindustrias químicas, celebrada en Ginebra enfebrero de 1999.

La UITA trata de garantizar que las iniciati-vas voluntarias tomadas por los sectores agrí-cola y de los plaguicidas consigan: a ) hacer par-ticipar plenamente a los trabajadores y a sussindicatos, b ) elevar las normas en materia desalud, seguridad y medio ambiente a nivel mun-dial y a lo largo de todo el ciclo de vida de losp roductos que se apliquen a los trabajadore sque utilizan plaguicidas y para los fabricantesde plaguicidas u otras sustancias químicas, yc ) integrar a los sindicatos en los mecanismos dev e r i ficación y auditoría de los pro g resos re a l i-zados por la industria en materia de salud, segu-ridad y medio ambiente (HSE).

Flores cortadas y HSE

La UITA es miembro de una asociación Sin-dicato-ONG que ha elaborado un código inter-nacional de buenas prácticas en materia de flo-res cortadas, que sirve de norma de referenciapara el sector. En base al mismo se ha estable-cido un programa de comercio equitable de flo-

26

Page 32: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

res, con la inclusión de normas sobre salud,seguridad y medio ambiente. En cooperacióncon la cadena de supermercados suiza Migros,se está poniendo en marcha en Zimbabwe unprograma piloto en cinco explotaciones en quese cultivan flores. Se han realizado inspeccionesconjuntas por las asociaciones de empleadoresy horticultores en esas explotaciones para quepuedan ser autorizadas a participar en el pro-grama y sus flores vendidas a precios ligera-mente superiores en los supermercados Migros.Quedan por resolver los temas siguientes:horas de trabajo, contratos indefinidos para lastrabajadoras, aplicación de las disposicioneslegales respecto de la licencia por maternidad,suministro de equipo de protección normali-zado, formación de los operadores de plaguici-das y salario mínimo que permita vivir. En coo-peración con el Pesticide Trust, miembro de laPesticides Action Network (PAN), la UITA hapreparado una lista completa de los plaguici-das utilizados en las explotaciones de flores cor-

tadas para reducir el número y la cantidad deplaguicidas utilizados. La UITAestá trabajandoactivamente con la red PAN en Africa, Europay América Latina.

Promoción de las actividadessobre salud y seguridad en el sectorde la banana

En 1998 en Colombia, la UITA y el sindi-c a t o agrícola SINTRAINAGRO organizaron unseminario denominado Plaguicidas: efectos y pro-ductos que se debe reemplazar. Asistieron repre-sentantes de los empleadores, de los serviciosde seguridad social y del Ministerio del MedioAmbiente, lo que sentó un importante prece-dente en esta región. El proyecto de la organi-zación sindical – promoción de la salud y laseguridad de los trabajadores del sector de labanana – fue seguidamente aprobado por losservicios de la seguridad social, lo cual permi-tió a los sindicatos inspeccionar el uso de pla-

27

Informe sobre los campos envenenados, California:trabajadores del agro y plaguicidas

En 1999 la United Farmworkers of America (UFWA), afiliada a la UITA, realizó un amplio estu-dio sobre intoxicaciones por plaguicidas entre los trabajadores agrícolas californianos en cola-boración con dos asociaciones públicas interesadas: la Red de acción contra los plaguicidas enAmérica del Norte (Pesticides Action Network North America (PANNA)) y la Fundación califor-niana de asesoramiento jurídico en el agro (California Rural Assistance Foundation (CRLAF)).

En California, que cuenta con la más importante economía agrícola de los Estados Unidos,trabajan 600.000 personas. Entre 1991 y 1996, el Departamento de Regulación de Plaguicidas(DPR) de la Agencia de Protección del Medio Ambiente notificó 3.991 casos de intoxicación pro-fesional por el uso de plaguicidas, lo que supone una media de 665 casos al año. Como indica elinforme, la situación es incluso peor que lo que indican las cifras. Los accidentes por exposicióna plaguicidas casi nunca son notificados por miedo al coste de la atención médica, ya que sonpocos los trabajadores con seguro de salud y muchos no saben que tienen derecho a percibir unaindemnización. Además, temen represalias de los patrones o carecen de formación suficientesobre los peligros del plaguicida como para reconocer los síntomas de intoxicación. Algunos tra-bajadores soportan los síntomas sin informar, considerándolos parte del trabajo. La mitad de lasenfermedades por plaguicidas utilizados en la agricultura se concentran en los diez cultivossiguientes (en orden descendente de frecuencia): uva, algodón, brécol, naranjas, flores orna-mentales, almendras, tomate, lechuga, fresas y alfalfa.

El informe recomienda:1. eliminar gradualmente el uso de los plaguicidas más tóxicos y promover métodos alternati-

vos sanos y viables;2. mejorar la reglamentación existente para reducir la exposición del trabajador;3. impulsar un mejor cumplimento de la legislación existente;4. mejorar la declaración de las intoxicaciones por plaguicidas;5. mejorar el acceso de los trabajadores a la atención médica; y6. garantizar a los trabajadores y al público en general el derecho a estar informados a este res-

pecto.

Fuente: Hallward, K. y cols.,1999.

Page 33: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

guicidas y los problemas de salud, y editarmaterial didáctico e informativo sobre aspectosde salud y seguridad. Tras el seminario se for-maron círculos de estudio entre los miembrosdel sindicato. Se estableció asimismo unacuerdo de cooperación entre SINTRAINA-GRO y RAPALMIRA, filial latinoamericana dela red PAN, para asesorar al sindicato en mate-rias técnicas y científicas conexas.

Formación general sobre temasde salud, seguridad y medio ambienteen la agricultura

La UITA apoya programas de formaciónHSE nacionales o regionales en materia desalud, seguridad y medio ambiente para los tra-bajadores agrícolas y de ramas conexas. Porejemplo, en la región del Caribe, una treintenade trabajadores de los sectores de la caña deazúcar, de la agricultura y del turismo fueronformados en un seminario celebrado enGuyana en abril de 1999. Era la primera vez quealgunos recibían información sobre salud,seguridad y medio ambiente, especialmente losmiembros de los sindicatos del azúcar. Se cele-bró una sesión sobre salud integral y los méto-dos para tratar y vencer las enfermedades cró-nicas no transmisibles (diabetes, hipertensión)y las infecciosas como el SIDA, que suponenuna seria amenaza para la salud de la comuni-dad caribeña. Otro ejemplo similar es e lt r a b a j ode la UITA con las organizaciones sindicalesbrasileñas, como CNTA, CONTAG, FENTI-FUMO y CONTAC 3 para prevenir y reducir laslesiones por torceduras repetidas entre los tra-bajadores del sector de la alimentación y lasintoxicaciones por uso de plaguicidas entre lostrabajadores agrícolas. También se celebrarontalleres sobre agricultura orgánica.

Agricultura viable y HSE

La UITA sitúa su trabajo en la mejora de lasnormas HSE en el marco de la promoción deuna agricultura viable (UITA, 1999b). En el planointernacional, la agricultura sostenible figuraen el artículo 14 del Programa de Acción 21sobre un desarrollo agrícola y rural duradero(DARD). La Comisión de las Naciones Unidaspara el Desarrollo Duradero (CDD) es el orga-nismo encargado de supervisar y coordinar laaplicación del Programa de Acción 21. En suoctava reunión de abril de 2000 revisará los pro-gresos realizados en la materia. En dicha reu-nión la UITA hará saber que las normas funda-mentales de la OIT, es decir, las relativas a la

salud, seguridad y medio ambiente en la agri-cultura, tienen que ser aceptadas por los gobier-nos y otros participantes como un elementobase de la definición y puesta en práctica deldesarrollo agrícola y rural duradero, así comoel concepto de polivalencia de la agricultura ylos suelos.

El trabajo de la UITA sobre el proyecto de laOIT en materia de salud y seguridad en la agri-cultura se integra en el conjunto de esfuerzosen pos de una mayor organización y sensibili-zación destinadas a mejorar las normas sobresalud, seguridad y medio ambiente en el sectoragrícola. Se tienen que mejorar enormementelas normas de protección de los trabajadores delagro, de la salud pública y del medio ambientepara conseguir que la agricultura llegue a serun sector viable tanto desde una perspectivasocial como desde una perspectiva ecológica.

La UITA e m p rende actualmente una tare adoble: contribuir a redactar un proyecto de nor-mas de la OIT sobre salud y seguridad en la agri-cultura y conseguir que tal proyecto fig u re en elo rden del día de la Conferencia Internacionaldel Trabajo (junio de 2000); ambos procesos secomplementan y su asociación permitirá hacerde la agricultura un sector con mejor salud, máss e g u ro y realmente viable.

Bibliografía citada

H a l l w a rd, K.; Katten, K.; Reeves, M.; Schafer, K. 1999. C a m p o senvenenados: los trabajadores agrícolas y los pesticidas en Cali-f o r n i a , California, United Farmworkers of America, Cali-fornia Rural Legal Assistance Foundation, Pesticide A c t i o nNetwork North America. Publicado en español e inglés.

H S C (Health and Safety Commission). 1999. Farmwise – anessential guide to health and safety in agriculture , Health andSafety Commission, A g r i c u l t u re Industry Advisory Com-mittee, C3000, Reino Unido, pág. 5 .

HSE (Health and Safety Executive). 1997. The role of regionalhealth and safety representatives in agriculture: an evaluationof a trade union initiative on roving safety representatives inagriculture, South Bank University, Centre for Industrialand Environmental Safety and Health, School of AppliedSciences for the Health and Safety Executive, Londres.

Hurst, P. 1999. Guatemala. Estudio de caso realizado en el marcodel programa de formación del proyecto de la industria del pes-ticida titulado «Utilización y manipulación sin riesgo», UITA,Ginebra, publicado también en inglés.

LO (Confederación de Sindicatos de Suecia). 1998. RegionalSafety Representatives, a guide from LO, Estocolmo.

OIT. 1979. Guide to health and hygiene in agriculture work, Gine-bra, cap. 1.3, pág. 9.

—. 1996a. Los asalariados agrícolas: condiciones de empleo y detrabajo, Programa de Actividades Sectoriales, TMAWW/1996, Ginebra, pág. 93.

—. 1996b. Child labour in agriculture: Asurvey of national legis-lation, Proyecto OIT INT/96/MO6NOR.

28

Page 34: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

—. 1999a. Seguridad y salud en la agricultura, Informe VI (1),Conferencia Internacional del Trabajo, 88.a reunión, junio2000, Ginebra.

—. 1999b. SafeWork: security and productivity through safety,Sector de la Protección Social, http:\ng\safework\ngsa-fework7.wpd, pág. 2.

OMS. 1999. Occupational health for all: From evidence to action,por R. Helmer y C. Corvalán, Ginebra.

RAAW/TGWU. 1998. Informe sobre el programa de represen-tantes itinerantes encargados de seguridad (Report of theRoving Safety Representatives Scheme), Londres.

UITA. 1999a. Health and safety problems in the sisal industry,informe del proyecto Global Pesticides, IUF Project, Tan-zanian Plantation and Agricultural Workers’ Union,diciembre.

—. 1999b. Informe central, Conferencia sobre el carácter mul-tifuncional de la agricultura y de los suelos, FAO/PaísesBajos, Ginebra.

World Development Movement. 1997. «Under their skins –the truth about the banana business», Action Magazine ,Reino Unido, septiembre, pág. 8.

Notas

1 UATRE: Unión Argentina de Trabajadores Rurales yEstibadores.

2 CABI: Commonwealth Agricultural Bureaux Interna-tional Network (Red Internacional de Oficinas Agrícolas delCommonwealth).

3 CNTA: Confederación Nacional de Trabajadores de lasIndustrias de la Alimentación y A fin e s ;C O N TAG: Confed e r a-ción Nacional de Tr a b a j a d o res en la A g r i c u l t u r a ;F E N T IF U M O :Federación Nacional de los Tr a b a j a d o res de las Industriasdel Tabaco y A fin e s ;C O N TAC: Confederación Nacional deTr a b a j a d o res en la A g r i c u l t u r a .

29

Page 35: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

El 12 de octubre de 1999 la ONU anunciabael nacimiento del habitante número seis milmillones del planeta. La FAO, por su parte, dosaños antes indicaba que la población mundialeconómicamente activa era de 2.827 millonesde personas de las cuales el 49 por ciento estabaocupado en la agricultura, o sea, ese sectorrepresentaba a 1.300 millones de hombres ymujeres, cifras que dan una idea de la amplituddel problema. En una organización como laOIT, cuyo objetivo, hay que recordar, siempreha sido la justicia social como fundamento dela paz universal y duradera, y donde desdehace ochenta años se trata de evitar que elcomercio internacional vaya en detrimento delos trabajadores, son cifras que deberían movi-lizar a los sindicatos.

El primer Director General de la Organiza-ción, Albert Thomas, decía que la OIT debíaconstituir un instrumento de acción y no unamáquina de distribución de información. Porello, los interlocutores sociales de la OIT, losgobiernos, los trabajadores y los empleadores,han ido adoptando los convenios internaciona-les del trabajo de carácter obligatorio, inclusopara garantizar la libertad sindical en la agri-cultura. Desde el principio, un sistema de con-trol internacional único de organización tri-partita ha velado por la aplicación de dichosconvenios. En este momento, el informe globaldel Director General, Juan Somavia, que se pre-sentará en la Conferencia Internacional del Tra-bajo de junio de 2000 – Informe global con arre-glo al seguimiento de la Declaración de la OITrelativa a los principios y derechos fundamen-

tales en el trabajo – tiene que demostrar que laOIT continúa siendo un instrumento de acción,ya que, como dijo él mismo, «frente a los pro-blemas sociales, la OIT puede hacer mucho».¿Utilizan los sindicalistas de forma suficientelos mecanismos de control internacional? ¿Enqué consiste más concretamente este control enlo que se refiere a los trabajadores agrícolas querepresentan casi la mitad de la población activamundial?

I. Ratificación de los conveniossobre la libertad sindicalen el sector agrícola

Es evidente que las personas empleadas enel sector agrícola están muy lejos de poder dis-f rutar de libertad sindical para defender sus inte-reses profesionales. Si bien es cierto que los gru-pos de presión han conseguido hacer oír la vozde ciertos agricultores a la hora de la mundiali-zación y de la liberalización del comercio, enespecial en el ámbito de la Conferencia de Seat-tle de diciembre de 1999 y, más en general, en lasnegociaciones del «Ciclo del Milenio», la mayo-ría de las personas empleadas en la agriculturano están protegidas en el plano nacional por nin-gún convenio colectivo, y en el plano interna-cional por ningún convenio. Carecen de org a n i-zación y viven en una situación de extre m ap o b reza, muchas veces al límite de la esclavitudo de la servidumbre por deudas. Tampoco tie-nen voz en los ámbitos nacional o internacional.

Si bien la OIT adoptó en 1921 un primerConvenio núm. 11 sobre el derecho de asocia-

30

Libertad sindical. Los sindicatos deben apoyara las organizaciones de trabajadores agrícolas

para que representen y defiendansus intereses proporcionando a sus dirigentesuna educación capacitadora y una formación,

y los recursos necesarios que asegurensu participación en el desarrollo

Anna J. PouyatDirectora Adjunta

Servicio de Libertad Sindical (OIT)

Page 36: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

ción en la agricultura, que debía garantizar atodas las personas empleadas en la agriculturalos mismos derechos de sindicación y asocia-ción que los de los trabajadores de la industria,actualmente dicho Convenio sólo ha sido rati-ficado por 119 1 de los 175 Estados Miembros dela OIT.

Más de cincuenta años después, en 1975,laConferencia Internacional del Trabajo adoptóel Convenio núm. 141 y la Recomendaciónnúm. 149 sobre las organizaciones de trabaja-dores rurales tratando de paliar los problemasa los que éstos deben hacer frente. Dicho Con-venio se aplica a todas las personas que reali-zan una actividad agrícola en las zonas rurales,artesanal u otra similar o relacionada, sea comoasalariados o como trabajadores independien-tes: granjeros, aparceros y pequeños propieta-rios agrícolas.

El mencionado Convenio obliga más espe-cíficamente a los Estados que lo ratifican afomentar la constitución y el desarrollo deorganizaciones de trabajadores rurales y su par-ticipación en el desarrollo económico y social,así como a eliminar toda discriminación de quepudieran ser objeto. Impone asimismo la adop-ción de medidas que sensibilicen al máximosobre la necesidad de establecer organizacionesde trabajadores rurales sólidas e independien-tes. Trata además de la contribución de dichasorganizaciones al aumento del empleo, al esta-blecimiento de mejores condiciones generalesde trabajo y de vida en las zonas rurales y al cre-cimiento y mejor reparto social del ingreso.Desafortunadamente, el Convenio núm. 141sólo ha sido ratificado hasta ahora por 37 paí-ses miembros, cinco de los cuales aún no hanratificado el Convenio núm. 112.

Sin embargo, los Estados que han ratificadolos dos convenios fundamentales sobre la liber-tad sindical, a saber, el Convenio núm. 87 sobrela libertad sindical y la protección del derechode sindicación de 1948, y el Convenio núm. 98sobre el derecho de sindicación y de negocia-ción colectiva de 1949, se han comprometido agarantizar a los trabajadores, sin distinciónalguna, el derecho a constituir y a afiliarse a sin-dicatos en defensa de sus intereses. La protec-ción de los derechos fundamentales se amplía,por tanto, a las personas ocupadas en la agri-cultura. Del mismo modo, los trabajadoresrurales deberían beneficiarse de una protecciónadecuada contra los actos de discriminaciónantisindical por parte de los empleadores en lasplantaciones y en las pequeñas y grandes explo-taciones agrícolas. En lo que respecta a las orga-nizaciones de trabajadores rurales, deberían

estar igualmente protegidas contra los actos deinjerencia de los empleadores o de las organi-zaciones de empleadores rurales. Por último,dichas organizaciones deberían poder negociarconvenios colectivos para regular así las condi-ciones de empleo de las personas empleadas enla agricultura.

La Comisión de Expertos en Aplicación deConvenios y Recomendaciones, en su Informede 1999 presentado a la Conferencia Interna-cional del Trabajo, observó con preocupaciónque 52 3 Estados que han sido Miembros de laOIT durante más de veinte años todavía nohabían ratificado ninguno de los dos conveniosfundamentales mencionados, situación que estodavía más preocupante si se tiene en cuentaque dichos países representan casi la mitad delos trabajadores y empleadores del planeta.

Desde entonces, Camboya ha ratificado losdos convenios; Cabo Verde, Chile, Georgia yMalawi han ratificado el primero de ellos; Suizay las Islas Seychelles el segundo, con lo que seha ampliado la protección del derecho de sin-dicación y de negociación colectiva a los traba-jadores rurales en el plano internacional.Kazajstán ha anunciado la pronta ratificacióndel Convenio núm. 87. Actualmente este Con-venio obliga, por lo tanto, a 127 países y el Con-venio núm. 98 a 144.

II. Control de la aplicaciónde los convenios

1. Control constitucional

Pese a que ya se conoce, no está de másrecordar que el objetivo de la OIT es conseguirque los Estados Miembros cuenten con meca-nismos de control estrictos, en especial en loreferente a la aplicación de convenios, inclu-yendo evidentemente los que protegen a los tra-bajadores rurales. Si bien la ratificación de unConvenio es un acto deliberado de un Estado,una vez que éste ha expresado su compromiso,tiene fuerza obligatoria y debe aplicarse, inde-pendientemente de la voluntad del Estado. Lossindicatos disponen así de un medio para con-seguir que se apliquen los convenios. Algunosde estos mecanismos están previstos en laConstitución de la Organización. ¿Cuáles son?

Las quejas, que las puede presentar unEstado contra otro en virtud del artículo 26 dela Constitución, cuando ambos han ratificadoel convenio en cuestión, a través de un delegadodel gobierno, de un trabajador o un empleadoren la Conferencia Internacional del Trabajo, opor iniciativa del Consejo de Administración.

31

Page 37: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Las reclamaciones, que las puede presentaruna organización de trabajadores o de emplea-dores en virtud del artículo 24 de la misma.

Los comentarios, que los pueden presentarlas organizaciones de trabajadores y de emplea-dores a la Comisión de Expertos en virtud delartículo 23, párrafo 2, las cuales deben recibiruna copia de los informes de los gobiernossobre la aplicación de los convenios ratificados.Tras la recepción de dichas copias, estas orga-nizaciones pueden proceder a comentar su con-tenido y la manera en que se aplican los con-venios en la práctica.

La enumeración de los mecanismos de con-trol previstos en la Constitución no sería com-pleta sin la mención del papel de la Comisiónde Expertos, compuesta de personalidadesindependientes y encargada desde 1927 delexamen de los informes que deben presentar losEstados Miembros sobre los convenios que hanratificado en virtud del artículo 22. Esta Comi-sión formula comentarios, que se recogen en uninforme, sobre las dificultades o los progresosen la aplicación de los convenios. Los mencio-nados informes, todos los años, son objeto deun amplio debate público en el seno de la Comi-sión tripartita de la Conferencia Internacionaldel Trabajo, donde los representantes de los tra-bajadores y de los empleadores pueden haceroír su voz frente a los gobiernos demandados.

Finalmente, el Consejo de Administraciónde la OIT, de conformidad con lo dispuesto enel artículo 19, solicita periódicamente informesa los Estados que no han ratificado ciertos con-venios como asimismo a todos los Estados quelos han ratificado. Estos informes son objeto deestudio general por la Comisión de Expertos,que examina los progresos y las dificultadesencontradas en la aplicación de los conveniosratificados, los obstáculos con que tropieza laratificación y las perspectivas de ratificaciónque existen. Dichos estudios son también exa-minados en la Conferencia.

2. Mecanismo especial

En materia de libertad sindical, a comienzosde los años cincuenta y con el acuerdo de Nacio-nes Unidas se estableció un mecanismo espe-cial de examen de las quejas por violación de lalibertad sindical. En efecto, el Comité de Liber-tad Sindical del Consejo de Administración, decarácter tripartito, examina también las quejaspresentadas por las organizaciones internacio-nales o nacionales de trabajadores o de emplea-dores, incluso si los convenios sobre la libertadsindical no han sido ratificados por los gobier-

nos demandados. Las recomendaciones delComité sobre las medidas a tomar, tras su apro-bación por el Consejo de Administración, sonenviadas al Gobierno interesado para que seesfuerce en corregir las situaciones que atentancontra la libertad sindical.

Las quejas relativas a los Estados que no hanratificado los convenios sobre la libertad sindi-cal, y que incluso algunas veces ni siquiera sonmiembros de la OIT pese de formar parte de laONU, pueden ser devueltas a una Comisión deInvestigación y de Conciliación en Materia deLibertad Sindical, compuesta por personalida-des independientes, con el consentimiento delEstado demandado.

Mediante esos mecanismos de control, laOIT trata de conseguir un mayor reconoci-miento de los derechos y libertades de las per -sonas empleadas en la agricultura que se con-templan en los convenios sobre libertad sindical,procurando con ello poner fin a las violacionesdenunciadas y remover los obstáculos que seoponen al ejercicio de los derechos sindicales.

III. Observaciones de los órganosde control en los procedimientosde supervisión

Los ejemplos mencionados muestran ciertosprogresos obtenidos principalmente a travésdel diálogo y la persuasión por los órganos decontrol de la OIT. No obstante, reflejan tambiénque las obligaciones contempladas en los con-venios sobre la libertad sindical respecto a lostrabajadores rurales no se cumplen en los paí-ses que no aplican los principios de la OIT enla materia.

1. Presentación de quejaen virtud del artículo 26de la Constitución

En los años ochenta, frente a las quejas pre-sentadas por delegados de los trabajadores enla CIT por incumplimiento de los conveniossobre la libertad sindical por parte de Poloniapor un lado, y por parte de Haití y la RepúblicaDominicana por el otro, así como de otros Esta-dos Miembros de la OIT que habían ratificadolos convenios núms. 87 y 98, se designaroncomisiones de encuesta encargadas de exami-nar estos temas y sus recomendaciones se des-tinaron a los Gobiernos en cuestión.

Algunos años después de que la Comisiónde Encuesta sobre Polonia examinara la quejasobre la suspensión del derecho de sindicacióny la represión de las acciones de protesta de

32

Page 38: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

todo el movimiento sindical independiente porparte del Gobierno que decretó el estado de gue-rra el 12 de diciembre de 1981, dicho país incri-bió de nuevo en el registro no sólo el sindicatoindependiente Solidaridad, que había sido elmás progresista en la lucha por el estableci-miento de una auténtica libertad sindical en lospaíses del Este, sino también el de SolidaridadRural. Este último sindicato, a semejanza delprimero, fue registrado tras la presión ejercidapor los trabajadores en mayo de 1980 cuando elDirector General de la OIT, Francis Blanchard,se encontraba en Varsovia dirigiendo la misiónde contactos directos que examinaba las quejaspresentadas ante el Comité de Libertad Sindi-cal. Ambos sindicatos fueron prohibidos el 12de diciembre de 1981 y restablecidos en susderechos y prerrogativas en 1989.

En 1993, tras las labores de la Comisión deEncuesta enviada a la República Dominicana,este Estado revisó su legislación proporcio-nando protección a los representantes de lostrabajadores y a los delegados sindicales contralas represalias antisindicales. Aumentó asi-mismo el control de la inspección del trabajo enlas plantaciones de caña de azúcar y en losbatays, donde los haitianos trabajaban cortandocaña de azúcar en condiciones inhumanas. Pos-teriormente la República Dominicana y Haitíestablecieron una serie de acuerdos sobre lascondiciones de vida y de trabajo de los haitia-nos en la República Dominicana.

2. Reclamación en virtuddel artículo 24

Más tarde, en el curso de los años ochenta,la Confederación de Sindicatos de Noruega pre-sentó una reclamación alegando el incumpli-miento por parte de Tu rquía de los Conveniosnúms. 11 y 98. Tras un golpe de Estado militar,52 dirigentes de la Federación de Sindicatos Pro-g resistas de Tu rquía (DISK) fueron detenidos yarriesgaban la pena de muerte. Se suspendiero nmediante decreto las actividades de la DISK yde los sindicatos de empresa afiliados. Se lleva-ron a cabo despidos masivos que afectaron atodos los sectores de la economía y muy espe-cialmente al sector agrícola.

Por recomendación del Consejo de Admi-nistración, que había remitido el caso al Comitéde Libertad Sindical, se llevaron a cabo misio-nes de contactos directos para negociar con elGobierno, los sindicalistas y los empleadores.El Comité de Libertad Sindical ha examinadopor lo menos unas veinte veces esta reclama-ción y las quejas conexas.

El Comité ha podido observar que las penasde muerte no han sido pronunciadas, que losdirigentes sindicales han sido liberados tre saños y medio más tarde, y que la DISK y sus sin-dicatos de empresa han sido restablecidos en susd e rechos y haberes. Los trabajadores agrícolashan obtenido el derecho de negociar colectiva-mente sus condiciones de empleo sin tener quecumplir el doble criterio impuesto a los otros tra-b a j a d o res, es decir, conseguir la afiliación del 10por ciento de los trabajadores de la filial en elplano nacional y del 50 por ciento de los traba-j a d o res de una unidad de negociación. Para lost r a b a j a d o res agrícolas se aplica únicamente elcriterio del 50 por ciento.

3. Comentarios en virtud del párrafo 2del artículo 23 de la Constitución

Actualmente los comentarios dirigidos a laComisión de Expertos en aplicación de los con-venios sobre la libertad sindical de los trabaja-dores rurales por parte de las organizaciones detrabajadores están aumentando.

En Malasia, Bangladesh, India, Pakistán ySri Lanka, las organizaciones sindicales nacio-nales han denunciado la desprotección de lostrabajadores rurales respecto de la legislaciónsobre relaciones laborales, con la excepción delos trabajadores de las plantaciones.

En Marruecos, ciertas organizaciones sindi-cales han criticado la Ley sobre Sindicatos por-que no da garantías suficientes para ejercer elderecho de sindicación y constituir delegacio-nes sindicales en el sector rural.

En Nueva Zelandia, una organización sin-dical nacional declaró que la nueva legislaciónhabía tenido como resultado una reducción dela sindicación en el sector agrícola. En este sec-tor, por lo menos la mitad de los contratos colec-tivos se negocian sin la existencia de sindicato,es decir, directamente con los trabajadores agrí-colas.

Varios países señalaron que habían estable-cido comisiones para estudiar los temas pro-puestos o que estaban elaborando proyectos deley para proponer soluciones.

4. Comentarios de la Comisiónde Expertos sobre los informesde los gobiernos en virtuddel artículo 22 de la Constitución

En el ámbito del control regular de la apli-cación de los convenios sobre la libertad sindi-cal, la Comisión de Expertos observó con satis-facción ciertas mejoras legislativas después de

33

Page 39: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

la presentación de sus comentarios, en particu-lar respecto de la aplicación de los Conveniosnúms. 11 y 87.

En Guatemala, un Decreto de 1961 quemodificaba el Código de Trabajo de 1947,derogó las disposiciones extremadamente res-trictivas del derecho sindical de los trabajado-res agrícolas, que exigían 50 trabajadores agrí-colas para constituir un sindicato, mientras quepara los otros sindicatos bastaba con 20. En con-secuencia, estaban limitando la creación decooperativas, la gestión de la previsión social yla alfabetización por parte de los sindicatosagrícolas. Fuera de ello, en función de tales dis-posiciones, el Ministerio de Trabajo debía con-t rolar que los sindicatos agrícolas no se dedi-caran a ninguna otra actividad mientras nohubieran demostrado haber cumplido las fun-ciones en cuestión y pudieran probar que el 60por ciento de sus miembros sabía efectivamenteleer y escribir.

En Nicaragua, la Ley de 1951 impedía a lostrabajadores agrícolas constituir sindicatos deempresa (que en realidad eran los únicos sin-dicatos que podían constituir legalmente)mientras más del 60 por ciento de ellos no supie-ran ni leer ni escribir. Esta Ley les imponía, entreotras cosas, contar por lo menos con 25 miem-bros permanentes para la creación de un sindi-cato de empresa, lo que en la práctica suponíasobre todo la imposibilidad de sindicación delos temporeros. Esta Ley fue derogada en 1966.

En Perú, la Ley de 1964 sobre la ReformaAgraria anuló los contratos que asociaban eld e recho de disfrute de la tierra con la pre s t a c i ó nde servicios, incluso cuando las partes involu-cradas recibían remuneración en dinero. Ellosupuso la ampliación de la legislación laboral alas personas que prestaban algún servicio y laabolición del régimen de aparc e ros (a r re n d i re s)y el de a l l e g a d o s, categorías de trabajadores hastaentonces privadas del derecho de sindicación.

En Brasil, se derogaron en 1967 las disposi-ciones legislativas de 1962 que limitaban elámbito de acción de los sindicatos rurales alMunicipio.

En Chile, también en 1967, tras veinte añosde diálogo difícil entre la Comisión de Expertosy el Gobierno, se consiguió finalmente modifi-car la Ley de 1947, que contenía disposicionesrestrictivas del derecho sindical de los trabaja-d o res rurales en comparación con los de laindustria. Dicha ley sólo les permitía constituirsindicatos en un mismo dominio agrícola, impo-niendo a sus fundadores un mínimo de un añode servicio ininterrumpido en dicho dominio,así como re p resentar por lo menos al 40 por

ciento de los trabajadores. Estas exigenciassuponían la denegación del derecho sindical alos trabajadores tempore ros. Imponía asimismoreglas más estrictas en materia de gestión de fon-dos y prohibía a los trabajadores agrícolas ejer-cer el derecho de reivindicación durante los pe-ríodos de siembra y recolección, es decir, dosveces al año durante 60 días, permitiéndolese j e rcerlo solamente una vez al año.

En Venezuela, tras una misión de contactosdirectos entre los representantes del DirectorGeneral de la OIT y el Gobierno en 1976, sederogaron las disposiciones del Reglamento deTrabajo en la Agricultura y la Ganadería quedisponía que los inspectores de trabajo debíansupervisar la elección de los dirigentes sindica-les. La Ley establece actualmente la proteccióncontra el despido de los trabajadores agrícolassiempre y cuando notifiquen formalmente suinterés de constituir un sindicato. Fueron dero-gadas asimismo la obligación de los trabajado-res agrícolas de residir en los límites jurisdic-cionales de una misma inspección de trabajopara poder formar un sindicato y las restriccio-nes al derecho de huelga.

En Etiopía, la Proclama de 1975 acordó a lostrabajadores agrícolas, incluidos los del sectortradicional, los mismos derechos sindicales queal resto de los trabajadores.

En Lesotho, el Código de Trabajo elaboradoen 1992 con la asistencia técnica de la OITamplió expresamente el derecho de sindicacióna los trabajadores y empleadores de todos lossectores de la economía, incluida la agricultura.

En la República Dominicana, el nuevoCódigo de Trabajo de 1992, elaborado gracias ala colaboración entre el Gobierno y la OIT tras laComisión de Encuesta ya mencionada, integróe n su campo de aplicación a todos los trabajado-res de las empresas agrícolas, agro i n d u s t r i a l e s ,ganaderas y forestales, mientras que anterior-mente estaban excluidas las empresas agrícolasque emplearan menos de 10 trabajadore s .

En Panamá, en 1995 las enmiendas al Códigode Trabajo derogaron la regla que imponía lanacionalidad panameña al 75 por ciento de losmiembros de un sindicato y redujeron de 50 a40 la cantidad mínima de trabajadores exigidospara constituir un sindicato, lo cual incidiópositivamente respecto al derecho sindical delos trabajadores agrícolas migrantes.

En Nepal, en 1999 las enmiendas a la Leysobre sindicatos lograron que ésta se aplicara alos trabajadores por cuenta propia y a los tra-bajadores agrícolas.

El tema del derecho de sindicación de losmiembros de las cooperativas agrícolas en los

34

Page 40: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

países comunistas, y en particular el derecho desindicación de los trabajadores de los koljosesque, en países como la URSS, representaban el80 por ciento de las personas ocupadas en laagricultura, ha sido tratado por la Comisión deExpertos en el contexto más amplio de la apli-cación del Convenio núm. 87. Este fue el caso,entre otros, de Albania, la RSS de Bielorrusia,Polonia, la RSS de Ucrania, la URSS o Rumania,todos los cuales habían ratificado los Conve-nios núms. 11 y 87.

A título de ejemplo, en 1981 el Gobierno dela URSS demostró un cierto pro g reso ya que,tras la decisión tomada por el Consejo Centralde Sindicatos en agosto de 1977, sobre las moda-lidades de aplicación del Reglamento sobre loscomités sindicales de empresa o fábrica a loscomités sindicales de koljós y a los koljoses dep e s c a d o res, se estableció un acuerdo entre elMinisterio de Agricultura y el Consejo Centralde los koljoses. Este acuerdo atribuyó a los comi-tés sindicales de koljós el derecho de re p re s e n-tar a los koljoses y a los obre ros y empleados delos koljoses. Una situación análoga tuvo lugaren la RSS de Bielorrusia y en la RSS de Ucrania.Sin embargo, sólo tras la caída del muro de Ber-lín y los disturbios de 1991 los trabajadore s ,incluidos los agrícolas, adquirieron en esos paí-ses el derecho a constituir sindicatos indepen-dientes al margen de la estructura sindical delpartido comunista.

Paralelamente a esas importantes mejoraslegislativas, y considerando que desde hacedecenios sigue formulando solicitudes, laComisión de Expertos tomó nota con preocu-pación del retraso de muchos gobiernos en ade-cuar sus legislaciones a los convenios sobre lalibertad sindical de los trabajadores rurales.

En este sentido, desde 1969 la Comisión deExpertos continúa solicitando a Rwanda laampliación de las disposiciones de su Códigode Trabajo a los trabajadores ocupados en laagricultura, algo que lleva prometiendo desdehace treinta años.

En Bolivia el trabajo agrícola está excluidodel Código de Trabajo porque se le aplican dis-posiciones especiales. El Gobierno indicó que laLey constitutiva del Instituto Nacional de laReforma Agraria incorporó a los trabajadoresasalariados del campo al Código de Trabajo.Aseguró asimismo en 1999 que la exclusión deltrabajo agrícola se iba a suprimir.

Honduras continúa excluyendo de la LeyGeneral del Trabajo las explotaciones agrícolasque no ocupan permanentemente a más deveinte trabajadores, con lo que priva a los tra-bajadores agrícolas de dichas explotaciones del

derecho de libertad sindical, de huelga, denegociación colectiva y de protección contra ladiscriminación en contra de los sindicatos.

Asimismo, Swazilandia sigue excluyendode la legislación laboral de 1996 a las empresasque ocupan menos de diez personas en activi-dades de desbroce, de tala de bosques y activi-dades agrícolas. Sin embargo, ha elaborado unproyecto de ley con la asistencia de la OIT quesuprimirá esta disposición.

En Paraguay se continúa exigiendo unmínimo de 300 trabajadores para constituir unsindicato de empresa, lo que en la práctica obs-taculiza considerablemente la constitución desindicatos agrícolas.

En algunas provincias del Canadá, comoAlberta, Ontario o Nueva Brunswick, los traba-j a d o res agrícolas, los horticultores, o aquéllosque ejercen ambas actividades, están excluidosdel campo de aplicación de las leyes sobre lasrelaciones laborales, privándoseles con ello de lap rotección prevista en las mismas sobre el dere-cho de sindicación y de negociación colectiva.

Según el Código de Trabajo Agrícola de1958, la huelga sigue estando prohibida, sopena de cárcel, para los trabajadores agrícolasde la República Arabe Siria, derecho que se lesdeniega asimismo en Guatemala durante losmeses de la recolección.

Liberia prohíbe la huelga desde 1980 en elconjunto de su territorio a todos los trabajado-res, incluidos por supuesto los trabajadoresagrícolas de las plantaciones. Les impide ade-más afiliarse a organizaciones de trabajadoresde la industria.

En Costa Rica, la huelga está prohibida enel sector de la ganadería y el forestal según unadisposición del Código de Trabajo. Sin embargo,en enero de 1998 la Corte Suprema de este paísla declaró inconstitucional. Para evitar cual-quier ambigüedad sobre el tema, la Comisiónde Expertos continúa solicitando al Gobierno laderogación expresa de la disposición, solicitán-dole además reiteradamente que se incluya enel campo de aplicación del Código de Trabajo alas explotaciones agrícolas y ganaderas queemplean permanentemente menos de cincotrabajadores y que se adopten medidas paragarantizar a los dirigentes sindicales el accesoa las plantaciones.

En Burundi, la Comisión ha solicitado alGobierno que derogue el Decreto-ley de 1967sobre las asociaciones rurales que exige a losagricultores que se adhieran a ellas y paguencotizaciones, fija sus estatutos, impone la pres-tación de servicios a la empresa, el suministrode productos agrícolas y de la recolección como

35

Page 41: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

también el cumplimiento de ciertas normas dis-ciplinarias sobre los cultivos, todo ello bajo laamenaza de confiscación de sus bienes.

En Afganistán, la Comisión insiste en que elGobierno modifique las disposiciones delCódigo de Trabajo que conceden al sindicatoúnico el poder de imponer a los trabajadores,incluidos los agrícolas, sanciones relativas a ladisciplina en el trabajo y el cumplimiento de losplanes de producción.

En la India, la Comisión solicita el refuerzode la inspección del trabajo para que controle eltrabajo forestal y el de las fábricas de ladrillos,disperso en vastas superficies. Insiste asimismoen que se amplíe el ámbito de aplicación de laLey de 1948 sobre los Sindicatos a los mustersassistants, es decir, trabajadores encargados desuministrar agua y atención médica dondehaya obras en construcción.

En el Pakistán, la Comisión toma nota desdehace muchos años de que los trabajadores delsector forestal están excluidos de la Ley de rela-ciones laborales y por lo tanto del derechosindical.

En Filipinas, como consecuencia de la mul-titud de islas que componen el archipiélago ydel aislamiento de los trabajadores rurales, laComisión solicita al Gobierno que elimine lastrabas respecto del derecho de los trabajadoresagrícolas a elegir libremente a sus representan-tes, sin imponerles, como ocurre en el presente,la creación de secciones locales y a celebrar elec-ciones directas secretas bajo amenaza de diso-lución.

5. Presentación de informes en virtuddel artículo 19 de la Constitución

Cuando en 1983 la Comisión de Expertosllevó a cabo el Estudio general sobre el Conve-nio núm. 141, tomó nota de que eran 23 Esta-dos los que lo habían ratificado, de los cuales lamitad eran países en desarrollo.

Respecto del retraso o de la ausencia de rati-ficación del mismo, algunos gobiernos alegaronlo siguiente:

• Australia, Bangladesh, Camerún, Canadá,Estados Unidos, Irlanda, Japón, Madagas-car, Nueva Zelandia y Uruguay alegarondificultades legislativas; otros invocaron laexistencia de problemas por la estructurainterna de sus respectivas constituciones;

• Otros gobiernos como Burundi, Alto Volta,actualmente Burkina Faso, Pakistán yRuanda mencionaron que en su opinión elcontexto económico y social no favorecía el

desarrollo de las organizaciones de trabaja-dores rurales;

• Otros como Barbados, Kuwait o Singapurindicaron que el sector agrícola no jugabaningún papel en sus economías;

• Indonesia, Qatar y Turquía afirmaron clara-mente que no preveían la ratificación en unfuturo próximo;

• Países como Colombia, Gabón, Liberia,Marruecos o Argentina indicaron que noexistían dificultades particulares que impi-dieran la ratificación del Convenio, y sinembargo continuaban sin hacerlo.

Por el contrario, desde 1983 el Convenionúm. 141 ha sido ratificado por Brasil, BurkinaFaso, Costa Rica, El Salvador, Francia, Grecia,Guatemala, Guyana, Hungría, Malí, Malta,Polonia, Uruguay y Venezuela.

6. El Comité de Libertad Sindical

En lo que respecta a los trabajadores ru r a l e s ,las numerosas quejas sobre la violación de lalibertad sindical examinadas por el Comité sere fie ren a menudo a violaciones graves e inclusodramáticas de los derechos humanos. Se aleganasesinatos, muertes violentas de militantes odirigentes sindicales agrícolas y desaparicioneso secuestros de sindicalistas. Dichas quejashacen mención asimismo de arrestos masivosde trabajadores agrícolas en huelga, expulsio-nes de las tierras, o incluso ocupaciones de loca-les sindicales de trabajadores ru r a l e s .

El Comité solicita a los gobiernos implica-dos que comiencen investigaciones judicialesindependientes para dilucidar las alegacionesy sancionar a los culpables. En varios casos, traslas recomendaciones del Comité se ha sancio-nado severamente a paramilitares, pistoleros, eincluso a veces a militares o policías, culpablesde infracciones graves.

Otras quejas se re fie ren a la negativa deregistrar a los sindicatos agrícolas, a medidasde disolución por vía administrativa o la pro h i-bición del acceso a las plantaciones a los diri-gentes sindicales. Tratan asimismo de las org a-nizaciones denominadas «solidaristas», consti-tuidas e influidas por los empleadores paradirigir las obras sociales en las explotacionesagrícolas y en otros sectores. Dichas org a n i z a-ciones debilitan la posición de las org a n i z a c i o-nes sindicales en el sector agrícola, en el que losíndices de afiliación son ya muy bajos y dondelas inspecciones de trabajo son raras debido a ladispersión de las explotaciones agrícolas. Tr a s

36

Page 42: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

una misión de contactos directos en 1993, see l a b o r a ron disposiciones legislativas en CostaRica que reservaban la negociación colectiva alos sindicatos, excluyendo de la misma a lasmencionadas asociaciones «solidaristas».

Como se puede observar, el respeto de laslibertades públicas y del derecho sindical estátodavía lejos de prevalecer en muchos países, apesar de haberse registrado notables progresosen los procedimientos de queja ante el Comitéde Libertad Sindical, órgano casi judicial dereputado prestigio.

7. Queja examinada por una Comisiónde Investigación y de Conciliaciónen Materia de Libertad Sindical

Este procedimiento particular se aplicó en laSudáfrica del apartheid a partir de 1966,momento en el que el país ya no pertenecía a laOIT a pesar de continuar siendo Miembro deNaciones Unidas. En 1988, cuando una organi-zación sindical nacional presentó una queja encontra de este país según el procedimiento envigor por atentado contra la libertad sindical, elSecretario General de las Naciones Unidasremitió el caso a la OIT para su examen. Sudá-frica, en pleno desorden político dio su con-sentimiento al Consejo de Administración de laOIT para que constituyera una Comisión deInvestigación y de Conciliación.

Fue entonces cuando dicha Comisión pro-cedió a estudiar las cuestiones de hecho y dederecho con los representantes del Gobierno,con los demandantes y con los empleadores.Tras las recomendaciones de esa Comisión en1992 y la abolición del apartheid, Sudáfricaamplió en 1995 el campo de aplicación de lalegislación sobre las relaciones laborales per-mitiendo así el disfrute de los derechos sindi-cales a los trabajadores rurales. Además, en1994 el país se reintegró como Miembro de laOIT y dos años más tarde ratificó los Conveniosnúms. 87 y 98.

IV. Perspectivas de futuro

Es evidente que aunque quede mucho porhacer, gracias a la acción de la OIT se ha conse-guido mucho. En esta organización internacio-nal que cuenta con más de ochenta años deexperiencia en el tema, los sindicatos disponende sus medios políticos.

A nivel nacional, los sindicatos pueden pre-sionar mediante los medios tradicionales antelos parlamentos nacionales, que constituyen elespacio público de cada uno de los 175 Estados

Miembros de la OIT, a través de campañas afavor de los trabajadores rurales para conseguirla ratificación de los Convenios núms. 87 y 98sobre la libertad sindical, y por supuesto losConvenios núms. 11 y 141 sobre el derecho desindicación de las personas ocupadas en la agri-cultura.

Pueden utilizar libremente el arma sindicalpor excelencia, la solidaridad obrera, para ayu-dar a las personas ocupadas en la agricultura aconstituir organizaciones de trabajadores rura-les fuertes e independientes. Este objetivosupone para los sindicatos una auténticamisión pedagógica de formación de los traba-jadores agrícolas para que constituyan sindica-tos, elijan libremente a sus representantes y,sobre todo, negocien colectivamente las condi-ciones de empleo, no sólo con los patronos sinotambién con los gobiernos.

Al igual que los gobiernos, y en apoyo de laRecomendación núm. 149 que describe detalla-damente el papel que deberían jugar las orga-nizaciones de trabajadores rurales, a saber,representar y defender los intereses de esos tra-bajadores y hacerles participar en el desarrollo,los sindicatos deberían también ayudar a esasorganizaciones a participar en el procedimientode planificación y en el funcionamiento de lasinstituciones en materia de desarrollo de lasregiones rurales. Finalmente, deberían ayudar-les a garantizar la educación y la formación delos trabajadores rurales y de los dirigentes desus organizaciones, incluyendo la asistenciafinanciera o material para facilitar la constitu-ción y buen funcionamiento de las mismas.Nunca se insistirá suficiente sobre la educacióny la formación en el desarrollo de las organiza-ciones de trabajadores rurales, lo que les per-mitiría asumir rápidamente las responsabilida-des que conlleva el desarrollo económico4.

Además, la OIT, gracias a los medios de quedispone en materia de asistencia técnica, podríacrear, por ejemplo, en el Centro Internacionalde Formación de Turín, una verdadera escuelade negociación colectiva que forme a trabaja-dores y patrones en materia de elaboración deconvenios y acuerdos relativos a las condicio-nes de empleo.

Los sindicatos pueden, y están realmentedecididos, a utilizar el sistema de control de laOIT para presentar comentarios o incluso que-jas ante la Comisión de Expertos, el Comité deLibertad Sindical, las comisiones de encuesta olas Comisiones de Investigación y de Concilia-ción en Materia de Libertad Sindical, para con-seguir que los Estados apliquen los principiosfundamentales en materia de libertad sindical

37

Page 43: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

y de negociación colectiva. Además, de poderutilizar tales mecanismos de control interna-cional, esos sindicatos tienen, en virtud de lasolidaridad obrera ya mencionada, el deber dehacerlo respecto de los trabajadores rurales.Estos últimos representan demasiadas vecesuna parte de la población extremadamente vul-nerable, siendo a la vez la que les «alimenta».

Notas

1 Los Estados Miembros de la OIT que todavía no hanratificado el Convenio núm. 11 son: Afganistán (que ratificósin embargo los Convenios núms. 87 y 98 en 1996), Angola,Arabia Saudita, Armenia, Bahrein, Bolivia, Botswana, Cam-boya, Canadá, Cabo Verde, República de Corea, RepúblicaDominicana, El Salvador, Emiratos Arabes Unidos, Eritrea,Estados Unidos, Filipinas, Gambia, Georgia, Guinea Bissau,Guinea Ecuatorial, Haití, Honduras, Hungría, Indonesia,República Islámica del Irán, Israel, Japón, Jordania, Kazajs-tán, Kuwait, República Democrática Popular Lao, Líbano,Liberia, Jamahiriya Arabe Libia, República de Moldova,Mongolia, Namibia, Nepal, Omán, Uzbekistán, Qatar, SaintKitts y Nevis, San Marino, Santo Tomé y Príncipe, SierraLeona, Somalia, Sudáfrica, Sudán, Tailandia, Trinidad yTabago, Turkmenistán, Viet Nam, Yemen y Zimbabwe.

2 Entre esos cinco países se cuentan Afganistán, El Sal-vador, Filipinas, Hungría e Israel.

3 Así ocurre respecto al Convenio núm. 87, con 36 paísesm i e m b ros de la OIT desde hace más de veinte años, como A f g a-nistán, Angola, Arabia Saudita, Bahamas, Bahrein, Brasil,Camboya, China, República Democrática del Congo, El Salva-dor, Emiratos Arabes Unidos, Estados Unidos, Fiji, GuineaBissau, India, República Islámica del Irán, Iraq, Jordania,Kenya, Malawi, Marruecos, Mauricio, Nepal, Nueva Zelandia,Uganda, Papua Nueva Guinea, Qatar, Singapur, Somalia,Sudán, República Unida de Tanzanía y Tailandia; respecto alConvenio núm. 98, con 24 países miembros, como A f g a n i s t á n ,Arabia Saudita, Bahrein, Camboya, Canadá, Chile, Congo, ElS a l v a d o r, Emiratos Arabes Unidos, Estados Unidos, GuineaEcuatorial, India, República Islámica del Irán, Kuwait, Repú-blica Democrática Popular Lao, Mauritania, México, Myanmar,Nueva Zelandia, Qatar, Seychelles, Somalia, Suiza y Ta i l a n d i a .

4 El texto de la Parte III de la Recomendación núm. 149sobre las formas de favorecer el desarrollo de las organiza-ciones de trabajadores rurales respecto a la educación y laformación (sección C) dispone expresamente, en los párrafos16 y 17:

«16. A fin de lograr que las organizaciones de trabajado-res rurales se desarrollen adecuadamente y asuman rápida-mente todas sus funciones en el desarrollo económico ysocial, deberían tomarse medidas, entre otras, por las auto-ridades competentes, con objeto de:

a) dar a los dirigentes y a los miembros de esas orga-nizaciones nociones acerca de:

i) la legislación nacional y las normas internacio-nales relativas a materias que presentan un inte-rés directo para la actividad de las organizacio-nes, tales como el derecho de asociación;

ii) los principios fundamentales que rigen la crea-ción y el funcionamiento de las organizacionesde trabajadores rurales;

iii) los problemas de desarrollo rural como parte deldesarrollo económico y social del país, incluidosla producción agrícola o artesanal, el almace-namiento, la transformación, el transporte, lacomercialización de los productos y los inter-cambios comerciales;

iv) los principios y las técnicas de la planificaciónnacional a los diferentes niveles;

v) los manuales y programas de formación publi-cados o establecidos por las Naciones Unidas, laOrganización Internacional del Trabajo u otrosorganismos especializados que tienen por objetola educación y la formación de los trabajadoresrurales;

b) mejorar y fomentar la educación de los trabajadoresrurales en todos los planos, general, técnico, econó-mico y social, con objeto de hacerlos más capacespara desarrollar sus organizaciones y conocer susderechos y, al mismo tiempo, para participar activa-mente en el desarrollo del mundo rural. Deberíaprestarse atención particular a la formación de lost r a b a j a d o res total o parcialmente analfabetos medianteprogramas de alfabetización ligados al desarrollopráctico de sus actividades;

c) promover programas que tengan en cuenta el papelque las mujeres pueden y deben desempeñar en lascomunidades rurales, como parte integrante de losprogramas generales de enseñanza y formación a losque las mujeres deberían tener las mismas posibili-dades de acceso que los hombres;

d) proporcionar una formación a los encargados de laeducación de los trabajadores rurales que les dé laposibilidad, por ejemplo, de contribuir al desarrollode servicios cooperativos y de otros tipos de servi-cios adecuados que permitan a las organizacionesatender directamente las necesidades de sus miem-bros y reforzar la independencia merced a la auto-nomía económica;

e) apoyar programas que incluyan todos los aspectosde la promoción de la juventud rural.

17. 1) Para proporcionar efectivamente la educación yformación a que se hace referencia en el párrafo 16 supra,deberían establecerse y desarrollarse programas de educa-ción obrera y de educación de adultos adaptados especial-mente a las condiciones nacionales y locales, así como a lasnecesidades sociales, económicas y culturales de las diversascategorías de trabajadores rurales, incluidas las necesidadesparticulares de las mujeres y de los adolescentes.

2) En vista de sus conocimientos y experiencia en estasmaterias, los movimientos sindicales y las organizacionesexistentes que representan a los trabajadores rurales podríanser asociados estrechamente a la formulación y puesta enpráctica de tales programas.

38

Page 44: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

La agricultura es una fuente importante deempleo y de medios de vida en Africa, A m é r i c aLatina y Asia. Es a menudo una de las activida-des que más contribuyen al producto internob ruto en los países del Hemisferio Sur y pro d u c ematerias primas para su transformación indus-trial, en especial en Africa. Pese a ello, los traba-j a d o res y sus familias, tanto en las explotacionesagrícolas en gran escala como en las comunida-des campesinas, permanecen rezagados en tér-minos de acceso a las infraestructuras, los mer-cados, los servicios sociales, la seguridad social,la protección de los trabajadores, las institucio-nes financieras y otros insumos económicos pri-m o rdiales para su desarrollo. Es generalmenteen las zonas rurales, especialmente en A f r i c a ,donde viven los «más pobres entre los pobre s » .Los campesinos sin tierra y los trabajadores ocu-pados en explotaciones en gran escala son «tra-b a j a d o res» mientras tienen trabajo y se convier-ten en «ocupantes precarios» en el momento enque lo pierden. Esta marginación ha limitado laposibilidad de un acopio fidedigno de datos yde publicar una información adecuada sobre lascondiciones sociales en el sector agrícola.

En muchos países del Hemisferio Sur, laagricultura presenta dos facetas, a saber, la pro-ducción de pequeños terratenientes y la degrandes explotaciones, que ponen de relieve elconflicto existente en la distribución de la tierraentre estos sectores. Por ejemplo, en muchospaíses de Africa meridional, colonos blancosy/o empresas multinacionales se apoderaron

de las mejores tierras agrícolas y concentraronla población negra local en zonas agrícolaspobres. Ello ha conducido a divisiones persis-tentes entre estos sectores en lo que respecta asistemas de tenencia de la tierra, formas de uti-lización de la mano de obra y acceso a los mer-cados y las inversiones (Ferguson, 1990; Loe-wenson, 1992a; Rutherford, 1997). Sin embargo,a pesar de su mayor marginación, la agriculturade subsistencia en pequeña escala siempre haconservado sus vínculos con la economíaestructurada; en un principio permite cubrir enparte las necesidades de los hogares de los tra-bajadores que emigran a zonas urbanas y mine-ras, mientras que remesas salariales del sectorestructurado completan los ingresos de loshogares que viven por debajo del nivel depobreza (Palmer y Parsons, 1977; First, 1980;Vail, 1989). Estos vínculos han trascendido lasfronteras nacionales, por ejemplo con la con-tratación de mano de obra migrante de zonasrurales de Malawi, Mozambique, Lesotho yBotswana para el sector minero de Sudáfrica.

El presente artículo se centra concretamenteen la situación de las trabajadoras agrícolas yde las plantaciones de los países en desarrolloy los problemas con que se enfrentan en mate-ria de seguridad y salud. Trata de analizar laspautas de producción y empleo en la agricul-tura, y sus efectos en la salud de las trabajado-ras agrícolas, así como sus efectos en cuanto amejora de la protección de la salud de las tra-bajadoras en la agricultura.

39

Seguridad y salud en el trabajopara las mujeres del agro. Las cuestiones de salud

pública en este sector requieren inversionestécnicas específicas y que se aborde el tema

del desposeimiento y desequilibrio del poder

Rene LoewensonCentro de Apoyo a la Formación y la Investigación

Harare, Zimbabwe

Las mujeres constituyen la mitadde la población mundial, percibenuna décima parte del ingreso mundial,efectúan dos terceras partes de las horas trabajadasen el mundo y sólo poseen una centésima parte de los bienes mundiales.Organización Internacional del Trabajo

Page 45: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

El empleo y la salud de las mujeres se con-sideran primero dentro del marco de las ten-dencias más generales observadas en el sector.Como se indica a continuación en el artículo,las mujeres ocupan a menudo los empleos másp recarios, son las que tienen menos dere c h o sen materia de acceso a la pequeña propiedad yson las que menos participan en las estru c t u-ras sociopolíticas. Como consecuencia de sum a rginación reciben poca atención de la opi-nión o las autoridades públicas y su situaciónse estudia poco. Encuestas especiales re a l i z a-das por el autor y colaboradores constituyenpor consiguiente la mayor parte de la infor-mación existente sobre la situación de las muje-res que se utiliza en el presente artículo, y se harecopilado principalmente en el continente delmismo autor, Africa. Sin proponerse extrapo-lar la experiencia adquirida en Africa a otrasregiones, el artículo trata de considerar cues-tiones que pueden merecer una aplicación mása m p l i a .

Tendencias de la producción y delempleo en la agricultura y su impactoen el trabajo de las mujeres

Los últimos treinta años re flejan una ten-dencia a una mayor mecanización y utilizaciónde productos químicos en la agricultura engran escala (Loewenson, 1992a; McIvor, 1995).Durante varios decenios esta tendencia se haacompañado con un deterioro de la agriculturaen pequeña escala, una distribución muy desi-gual de la tierra y una política ambiental favo-rable para las explotaciones en gran escala. Losa g r i c u l t o res en pequeña escala también hansido alentados a utilizar más productos quími-cos y equipo para mejorar su pro d u c t i v i d a d ,incluida una mayor utilización de variedadeshíbridas de semillas y de la oportunidades decrédito y comercialización (Porter y Phillips-H o w a rd, 1997), así como mediante acuerd o se n t re pequeños agricultores y explotacionesdel sector estructurado (Hinderink y Sterken-b u rg, 1987). Junto con tendencias a un aumentode la intensidad de capital y un deterioro de larelación de intercambio en la agricultura seregistra otra tendencia hacia la sustitución det r a b a j a d o res permanentes por trabajadores nopermanentes o estacionales (McIvor, 1995). Sibien en la mayor parte de los sectores seobserva una mayor flexibilidad de los merc a-dos de trabajo, la aplicación de las normaslaborales básicas y la inexistencia de benefic i o sen el sector agrícola han acentuado la tenden-cia hacia formas de empleo pre c a r i o .

La proporción de mano de obra en la agri-cultura es a menudo elevada. Por ejemplo, enlos países de Africa meridional, oscila entre 40por ciento en Sudáfrica y 88 por ciento enMalawi. En todos estos países, esta proporciónha disminuido en los últimos t re i n t a años(Eicher y Rukuni, 1994). Las condiciones de tra-bajo de los trabajadores agrícolas son a menudopeores que en otros sectores estructurados de laeconomía (Devereux y Nœraa, 1996; Davies,1990; Du Toit, 1996). Además, en el sector agrí-cola no estructurado, las diferencias en las con-diciones de empleo y de trabajo son considera-bles en lo que se refiere a la mano de obrapermanente y no permanente; la primera nosólo ha conseguido mejores condiciones en tér-minos de seguridad del empleo sino también,en general, mejores salarios, mejores viviendasy mejores beneficios en materia de salud y tra-bajo (Loewenson, 1992a).

Habida cuenta de que los trabajadores nopermanentes gozan de menos derechos, de unaremuneración generalmente inferior y de nin-guna seguridad en comparación con los traba-jadores permanentes, esta tendencia hacia elempleo ocasional es claramente negativa parael empleo. Por ejemplo, la tendencia recientehacia una mejora de las normas laborales en elsector agrícola estructurado que se consideramás adelante en el presente artículo se ve soca-vada por el hecho de que estos derechos sóloson a menudo aplicables en la práctica a los tra-bajadores permanentes.

Cabe advertir que la proporción más ele-vada de mano de obra en las explotaciones agrí-colas se registra en el sector no estructurado oen pequeña escala. Por ejemplo, en Africa meri-dional, este sector absorbe aproximadamente el68 por ciento de la mano de obra total (Loe-wenson, 1998). Una mano de obra familiar noremunerada constituye una parte considerabledel empleo en el sector agrícola en pequeñaescala, aunque también se contrate a trabaja-dores que perciben directamente una remune-ración por su trabajo.

Aunque el empleo en el sector no estructu-rado se controle poco, hay estudios que revelanla existencia de formas muy variadas de trabajoa tiempo completo y ocasional en las que lostrabajadores se contratan para tareas específi-cas y se remuneran en dinero o en especie, porejemplo, con alimentos y prendas de vestir(Pankhurst, 1991; Worby, 1995; Marshall yRoesch, 1993). La mano de obra familiar en lasexplotaciones en pequeña escala puede asícompletarse con una variedad de trabajadores,familiares y no familiares, que se rigen por con-

40

Page 46: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

tratos diversos y se remuneran de diversasmaneras. La característica común de este sectores la escasa reglamentación de su actividad y lainexistencia de mecanismos de relaciones detrabajo para regular y controlar las prácticaslaborales en el mismo.

Dentro de este marco general, las mujeresocupan una proporción importante de losempleos, tanto en las explotaciones en granescala como en pequeña escala. Las tasas departicipación de la mano de obra femenina enotros sectores suelen ser inferiores a las de loshombres. En la agricultura, especialmente enlas explotaciones familiares y en pequeñaescala y en ocupaciones poco calificadas enagricultura en gran escala, la población demujeres aumenta marcadamente, y éstas son lasesferas tradicionales de empleo de la mano deobra femenina.

Inexistencia de un controlde la producción, la tierray los insumos de capital

Dos factores re p e rcuten negativamente eneste nivel positivo de participación de la manode obra: en el sector estructurado las mujere socupan los empleos de menor calidad y másp recarios; en el sector no estructurado, care c e na menudo de la posibilidad de ejercer un con-t rol sobre su producción o sobre la tierra y otro sinsumos de capital para la producción, espe-cialmente en sociedades patriarcales. Las muje-res constituyen a menudo el grupo más vulne-rable en ambos sectores. En el sector estru c t u-rado, las mujeres ocupan sobre todo empleosno permanentes (Kamuzora, 1986; Ti b o n e ,1989; Davies, 1990; Gitonga, 1991; Loewenson,1991 y 1992a; FAO, 1992; De Vletter, 1995; Rut-h e r f o rd, 1996). En tanto que trabajadoras nopermanentes, pueden ser despedidas arbitra-riamente, no tienen derecho a prestaciones y suremuneración es a menudo inferior (Adams,1991; A m a n o r- Wilks, 1997; Loewenson, 1991).En la mayor parte del sector de la agriculturaen pequeña escala de Africa, las mujeres gozande muy pocos derechos a la propiedad de la tie-rra en caso de disolución de la familia o de viu-dez. Son objeto de discriminación en materiade prácticas de sucesión, y los programas dereforma agraria sólo conceden títulos de pro-piedad a los esposos. Las mujeres disponen deescasos medios de control respecto de su pro-ducción; por ejemplo, en Zimbabwe, si bien lasm u j e res re p resentan el 80 por ciento de la manode obra en todas las tareas familiares y agríco-las y producen hasta el 70 por ciento de los

c u ltivos alimentarios (Johal y colaboradore s ,1993), en el momento en que un cultivo re s u l t alucrativo y tiene salida en el mercado los hom-b res pasan a controlar su explotación. Por ejem-plo, las mujeres se encargan del ganado menormientras que los hombres conservan la pro p i e-dad y control del ganado mayor (que tiene másvalor en términos de capital y de mercado). Amedida que aumenta la producción para losm e rcados exteriores también aumenta el con-t rol por los hombres de estos cultivos. Si bienlos sistemas matriarcales establecen en deter-minadas esferas de actividad un mayor contro lde las mujeres, la escasa participación de lasmismas en la toma de decisiones en materia deinversiones en el sector estructurado y de insti-tuciones agrícolas técnicas puede conducir aque se preste un apoyo insuficiente a la agricul-tura en pequeña escala explotada por mujere s .Por consiguiente, no cabe sorprenderse de quelas mujeres se dediquen a actividades de pro-ducción subcapitalizadas y precarias con posi-bilidades insuficientes de acceso al crédito, a latierra, a los servicios de comercialización y di-vulgación, así como a la formación y otros insu-mos (Johal y colaboradores, 1993).

Una doble carga de trabajo imponeduras fatigas a las mujeres pobres

En general, se ha constatado que las mujere sdedican en promedio de una a tres veces mástiempo que los hombres a su trabajo en unamisma sociedad, independientemente deln ú m e ro de horas trabajadas por los hombre s( S m y re, 1992). Una explicación inmediata de estefenómeno es su doble carga de trabajo: la carg ade las horas de trabajo dedicadas a los quehace-res del hogar y las horas trabajadas en otra acti-vidad productiva es común en el Norte y en elS u r, pero tal vez impone las fatigas más duras alas mujeres pobres porque son las que re c i b e nmenos apoyo social. La mayor parte del tiempode las mujeres pobres se dedica a la satisfacciónde necesidades esenciales, como ir por agua yleña, la preparación de alimentos y el cuidado depersonas a cargo (ZWB, 1994). Por ejemplo, enZimbabwe, el transporte de agua absorbe el 20por ciento de la actividad de las mujeres, y el decombustible, el 10 por ciento (Johal y colabora-d o res, 1993). Las mujeres también dedican untiempo considerable a la venta en el sector noe s t ructurado de su producción excedentaria.Este trabajo doméstico y social no suele valorarsecomo parte del producto doméstico, por lo cualresulta ser una actividad invisible que mere c epocas inversiones para mejorar la situación.

41

Page 47: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Una consecuencia de esta doble carga de tra-bajo es que las mujeres se llevan a los niños quecuidan al campo y los exponen como ellas mis-mas a riesgos profesionales (Gitonga, 1991; Loe-wenson, 1992b). Las prácticas de re m u n e r a c i ó na destajo en las explotaciones agrícolas del sec-tor estructurado han fomentado la utilizaciónde trabajadores familiares y de niños no re m u-nerados y han aumentado las presiones que see j e rcen en los niños para que asuman activida-des de adulto (London, 1997; Loewenson, 1997).

Por consiguiente, se observan en la actuali-dad diversas características y tendencias en laproducción y el empleo que pueden tener lasconsecuencias siguientes para la salud de lasmujeres ocupadas en la agricultura:

iii) una desigualdad en la propiedad de la tie-rra y en el acceso al crédito y otras infraes-tructuras en las zonas rurales, junto condesigualdades en los ingresos y la protec-ción social;

iii) bajos niveles de inversión, de productividady de márgenes de beneficio en muchasexplotaciones agrícolas en pequeña escala,vinculadas con la pobreza rural;

iii) tendencias a una mayor inseguridad delempleo, ocupaciones de baja calidad ytareas remuneradas a destajo, especial-mente en el caso de las trabajadoras;

iv) escaso control sobre la tierra de las mujeresque explotan fincas pequeñas, así comosobre la toma de decisiones y los resultadosde la producción; y

iv) una doble carga de trabajo resultante de lashoras dedicadas a los quehaceres del hogary al trabajo agrícola, con largas horas de tra-bajo y cargas de trabajo dobles.

Problemas de salud profesionaly pública relacionados con la actividadde las mujeres en la agricultura

Aunque las condiciones de empleo y los ries-gos propios del trabajo agrícola sean a menudoobjeto de un control muy insuficiente, es cadavez más evidente que los trabajadores agrícolasse enfrentan con graves problemas de salud pro-fesional y pública. La OIT indicó re c i e n t e m e n t eque por lo menos 170.000 trabajadores agrícolasm u e ren cada año y que otros millones de los1.300 millones de trabajadores agrícolas sufre ngraves lesiones o enfermedades pro f e s i o n a l e s .Si bien las tasas de mortalidad profesional handisminuido en el decenio de 1990, en otras ocu-paciones peligrosas como las minas y la cons-

t rucción, esta tasa en la agricultura ha conti-nuado aumentando (OIT, 1997). Los trabajado-res de los países en desarrollo se ven especial-mente amenazados habida cuenta de que sólotienen acceso a sistemas deficientes de educa-ción, capacitación y seguridad. El trabajo de lasm u j e res es objeto de muy poco control re s p e c t ode los riesgos para su salud derivados de su acti-vidad de carácter ocasional o informal, auncuando se haya constatado que las mujeres efec-túan trabajos peligrosos (London, 1997).

Riesgos y peligros relacionadoscon el medio ambiente de trabajo

El trabajo agrícola presenta ciertos riesgosque pueden clasificarse como sigue:Riesgos físicos: C a l o r, polvo, vibraciones pro d u-cidas por herramientas agrícolas y vehículos,riesgos eléctricos resultantes de contactos entreconductos de irrigación y cables eléctricos aére o s .Riesgos mecánicos: Resultantes de la utilizaciónde herramientas cortantes y de maquinariaagrícola.Riesgos químicos: Especialmente pesticidas yproductos agroquímicos.Riesgos biológicos: Desde mohos en polvos orgá-nicos hasta ganado.Riesgos económicos: Trabajo con el cuerpo encor-vado o trabajo de pie durante largas horas.

Riesgos debidos a la organización del trabajo: Prác-ticas de remuneración a destajo y servicios defi-cientes de protección social.

Causas complejas

Estos riesgos se multiplican con el númeroelevado de trabajadores expuestos a los mismosy se acentúan más aún con la falta de mediosde control ambiental y la poca ropa de protec-ción que se distribuye. Además de los trabaja-dores directamente expuestos a estos riesgos,otros muchos trabajadores y miembros de susfamilias se exponen a riesgos indirectos comolos que conlleva una actividad prematura en elcampo, el embalaje de productos, la poda y elconsumo de agua contaminada o la contami-nación del aire (London, 1994). Así ocurre enparticular en el caso de los trabajadores y susfamilias que viven y trabajan en las fincas, aveces muy cerca de los campos. Los riegos tam-bién se multiplican como consecuencia delescaso control que los trabajadores pueden ejer-cer sobre el ritmo, contenido y organización desu trabajo. La agricultura en el sector estructu-

42

Page 48: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

rado se caracteriza por los sistemas más primi-tivos de relaciones de trabajo, así como por sis-temas bipartitos deficientes de evaluación ycontrol de los riesgos. Por otra parte, los traba-jadores se resisten a protestar individualmentey a rechazar tareas peligrosas, en particularcuando consideran que estas protestas consti-tuyen una amenaza para la seguridad de suempleo y vivienda cuando viven y trabajan enlas fincas. Condiciones socioeconómicas adver-sas (salarios bajos, trabajadores migrantes,actos de violencia física y consumo abusivo dealcohol) y el estrés producido por la inseguri-dad de los ingresos y del empleo se agregan alos riesgos inmediatos (Myers, 1990).

Escasas perspectivas de inversiónen la salud y seguridad

Los agricultores en pequeña escala seenfrentan con una serie de riesgos análogos,con bajos niveles de tecnología y una demandaelevada de mano de obra por una producciónrelativamente baja. Por esta razón, las perspec-tivas de inversión en la salud y seguridad sonrelativamente escasas. En los últimos años, elincremento de insumos tecnológicos y de capi-tal en la producción ha aumentado los riesgosde exposición a sustancias agroquímicas.Además, estas últimas se aplican a menudomanualmente, con un equipo anticuado y enmal estado y con una información inadecuadapara los usuarios respecto de los riesgos exis-tentes. Se ha observado que la exposición a sus-tancias agroquímicas constituye el riesgo parala salud que aumenta más rápidamente en laactividad agrícola (OIT, 1997). A nivel mundial,las ventas de pesticidas han aumentado en 5,5por ciento anual y se prevén nuevos aumentosde 1,6 por ciento anual en los próximos cincoaños (London y Rother, 1998). En los países endesarrollo, los riesgos relacionados con los pes-ticidas comprenden la utilización de sustanciasquímicas tóxicas cuyo uso se restringe o pro-híbe en otros países, técnicas de aplicación peli-grosas y deficientes, la falta de información delusuario sobre el producto, el almacenamientode sustancias químicas en condiciones inade-cuadas de seguridad y la utilización de conte-nedores de sustancias químicas para conservaralimentos y agua. Se ha comprobado que losmedios de control de la exposición a pesticidasson inadecuados en caso de toxicidad del pro-ducto y que la difusión de información sobrelos pesticidas es deficiente (Loewenson, 1993;Loewenson y Nhachi, 1996; London, 1994;Lakew y Mekonnen, 1997).

Los trabajadores no saben

Aunque se apliquen nuevas tecnologías enla agricultura, la agricultura en pequeña escalase caracteriza especialmente por sus bajos nive-les de tecnología y altas cargas de trabajo. Ape-ros primitivos, azadas y arados, cargas pesadasy un trabajo físico continuado plantean riesgosergonómicos. En una encuesta sobre seguridady salud en el trabajo en pequeñas fincas, losinvestigadores y los trabajadores mencionaronlos riesgos que planteaba la utilización de ani-males de tiro y equipo agrícola, así como las lar-gas horas de trabajo con posturas inadecuadas(Loewenson, 1997). Estos riesgos se agravancon la insuficiencia de medidas de seguridad yde información. En la agricultura en pequeñaescala es poco frecuente que los agricultores ylos trabajadores se protejan contra los riesgosprofesionales principales o incluso que los ten-gan presentes (Von Hildebrand, 1994).

Anemia y riesgos para la maternidad

Las mujeres están expuestas a las mismascategorías de riesgos que los demás trabajado-res del sector. Pero estos riesgos revisten unadimensión adicional relacionada tanto con lacalidad de las tareas que incumben a las muje-res en dicho sector como a su doble carga de tra-bajo. Se produce una interacción entre los pro-blemas relativos a la salud de las mujeres queagrava las enfermedades causadas por su tra-bajo en el hogar y el cuidado de personas acargo. Al mismo tiempo, el mal estado de saludde las mujeres debido a su alimentación inade-cuada, a la absorción insuficiente de vitaminasy a malas condiciones de vida y sociales puedeaumentar los riesgos de cáncer profesional, asícomo de biotransformación de las toxinas y porende de su toxicidad (Pearce y Matos, 1994). Porejemplo, la anemia fragiliza y cansa por lo cualreduce la producción. La anemia es muy fre-cuente en las mujeres embarazadas de los paí-ses en desarrollo: la OMS estimó en 1982 que el80 por ciento de estas mujeres padecían ciertogrado de anemia (<11 gm/dl), comprobándoseeste dato en actualizaciones más recientes de1991 (Koblinsky y colaboradores, 1992). En laagricultura, las mujeres, de la misma maneraque los trabajadores del sexo masculino, estánexpuestas a riesgos para sus funciones genéti-cas y a toxinas como pesticidas (por ejemplo,enfermedades DBCP(dibromocloro propano)),así como a riesgos causados por el calor, elestrés o la manipulación de cargas pesadas. Seproduce en este caso una interacción con otros

43

Page 49: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

problemas como enfermedades inflamatoriasde la pelvis no detectadas que crean problemasde fertilidad, embarazo y parto.

Estas muchas formas de exposición múlti-ple y sus consecuencias múltiples para la saludpueden agravarse con las largas horas de tra-bajo de las mujeres y por el hecho de que lasmujeres ocupadas principalmente como traba-jadoras estacionales y ocasionales no reciben amenudo equipo de protección o formación enmateria de seguridad (London, 1997). Por ejem-plo, se ha observado que la organización deltrabajo de las mujeres es menos eficiente, queéstas aplican manualmente los pesticidas mien-tras que trabajadores más capacitados y perma-nentes son los únicos que utilizan aplicadoresmecánicos o bombas de mochila (Rutherford,1996). Por consiguiente, el trabajo de las muje-res se caracteriza por un número elevado de exi-gencias, con poco control o ninguno en cuantoa la naturaleza y contenido de su actividad. Losconflictos entre la doble carga de trabajo queacarrean los efectos positivos de su empleo ensu salud y los efectos negativos en la misma dela forma en que se organiza su trabajo, así comodel cumplimiento de sus cometidos domésti-cos, producen trastornos digestivos y del sueñoy problemas músculoesqueletales (Kothari ycolaboradores, 1996). En un estudio realizadoen la India se registró la mayor frecuencia deabortos y partos prematuros en los períodos decultivo del arroz de mayor actividad y en losque se intensifica el trabajo a destajo de lasmujeres que requiere permanecer largas horasde trabajo en cuclillas o con el cuerpo encor-vado (Smyre, 1992). En mis propias investiga-ciones en Zimbabwe, trabajadoras no perma-nentes indicaron que su estado de salud y el desus hijos se deterioraba en los pocos meses delaño en que efectuaban un trabajo remuneradoa destajo. Tenían menos oportunidades de recu-rrir a servicios de salud para resolver estos pro-blemas y tendían más a dejar que la enferme-dad siguiera su curso en estos períodos deempleo de mayor actividad en razón del costealternativo de su ausencia en el trabajo cuandoéste se remunera a destajo (Loewenson, 1989).

Riesgos para la salud públicay efectos en la salud

Se ha observado ya que existe una interac-ción marcada entre la salud profesional en laagricultura y las condiciones de salud pública.Ello se debe en parte al hecho de que hay per-sonas que viven y trabajan en explotacionesagrícolas, a la interacción entre la pobreza y las

enfermedades relacionadas con el trabajo y alorigen ambiental de muchos de los riesgos aso-ciados al trabajo agrícola. Por ejemplo, haymuchas pruebas fehacientes de que la comuni-dad en general está más expuesta a los efectosde los pesticidas resultantes de la contamina-ción de los alimentos durante el transporte oalmacenamiento de los productos, de la persis-tencia de los productos agroquímicos que seutilizan para proteger las semillas en el con-sumo humano, de la presencia de pesticidas enel agua y los alimentos por el uso indebido decontenedores, o de la contaminación de lasaguas freáticas y de los residuos persistentes enlos alimentos (Ferrer y Cabral, 1994; London yMyers, 1995; Loewenson y Nhachi, 1996). Enalgunos estudios se indica que los casos deexposición y de envenenamiento registradosafectan a una proporción más elevada de muje-res y niños (Bwiti y colaboradores, 1987; Loe-wenson y colaboradores, 1991; London, 1997).

Los trabajadores migrantes y las malas con-diciones de vida han aumentado la frecuenciade enfermedades transmisibles como el palu-dismo (Packard, 1989). En la agricultura enpequeña escala, el tratamiento de los productosagrícolas y la presencia de animales domésticosen las viviendas agrícolas o sus alrededoresexponen a las familias a riesgos profesionalescomo los producidos por polvos de origenorgánico y no orgánico y las zoonosis (White yMyers).

Como se ha dicho, los principales problemasde salud que afectan a las trabajadoras son losque se deben a malas condiciones de vida y deentorno social y a regímenes alimenticios ina-decuados. Persiste la paradoja de que en zonasen que la tierra es abundante, los trabajadoresagrícolas no consiguen completar sus ingresoscon la producción de alimentos. Este es el caso,en particular, de los hogares en los que el jefede familia es una mujer sola y en que el empleoocasional y condiciones precarias de tenenciade la tierra limitan su acceso a la misma y eltiempo dedicado a la producción de alimentos.

En el sector agrícola la gravedad de los pro-blemas de salud pública oculta a menudo la delas enfermedades profesionales. Por ejemplo,en Africa, los niveles más elevados de estadosd e ficientes de salud se registran entre los tra-b a j a d o res agrícolas, tanto en el sector estru c t u-rado como no estructurado, como consecuen-cia de la pobreza, de condiciones precarias dealimentación, de malas condiciones de vida, deun acceso muy limitado a los servicios de saludy del subdesarrollo social (Jayne, Chisvo yRukuni, 1994; Loewenson, 1992a). También se

44

Page 50: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

ha considerado que existía una relación entrela mala calidad y la precariedad de las condi-ciones de trabajo y el consumo excesivo dealcohol y la violencia que afectan a las comu-nidades de trabajadores agrícolas (London,1997; Loewenson, 1992a; McIvor, 1995; Dju-bang, 1994).

Deficiencias en el acopio de datos

El alcance limitado de los servicios de saluden el trabajo y la inexistencia de sistemas ofi-ciales de inspección y notificación de los casosde enfermedad o lesión profesionales en lasexplotaciones agrícolas grandes y pequeñas nopermite evaluar su gravedad. Como conse-cuencia de ello, la mayor parte de las enferme-dades y lesiones profesionales no se notifican yla cobertura de las mismas es insignificantecuando la hay (McIvor, 1995; Kouabenan, 1990;Kahenya, 1996). Estudios relativos a Sudáfricaindican que el sistema de vigilancia ordinariode la salud pública sólo registra un 5 por cientode los casos mortales y un 20 por ciento de loscasos de envenenamiento por pesticidas trata-dos en hospitales; este porcentaje tampocoparece haberse modificado en los últimos 15años a pesar de que las autoridades sepan muybien que estos casos no se notifican en gradosuficiente. Un programa emprendido con el finde mejorar la situación consiguió multiplicarpor 10 el número de casos notificados aunquela mayor parte de los médicos del sector pri-vado persistan en la práctica de callarlos (Lon-don, 1997).

A pesar de la notificación insuficiente de lasenfermedades profesionales en la agricultura,estudios especiales indican que este riesgo esimportante (Noweir, 1986, Packard, 1989;Kitunga, 1996), incluido el riesgo de enferme-dades pulmonares agudas y/o crónicas, enfer-medades profesionales de la piel, cáncereshematológicos, síndromes degenerativos mús-culoesqueletales, pérdida de la facultad audi-tiva y trastornos mentales relacionados con elestrés, en especial depresiones (Husman, Kan-gas, Klen y colaboradores, 1989). Hay enferme-dades que guardan una relación específica conla agricultura como los casos de tenosinovitisque afectan a los trabajadores ocupados en lazafra, los de dermatitis del anacardo y los aso-ciados a la tuberculosis del ganado (Choudhry,1989). El síndrome de polvos orgánicos tóxicosse registra en grado elevado en la producciónde cereales, la cría de ganado porcino y la pro-ducción lechera (Myers, 1990). Se ha observadoque los polvos orgánicos producidos por la

caña de azúcar, los cereales, el algodón y el cafécausan trastornos pulmonares como bagazosis,asma profesional y bisinosis (White y Myers;Sekimpi y colaboradores, 1990). Las sustanciasagroquímicas son una de las causas principalesde morbilidad y representan hasta el 14 porciento de todas las lesiones profesionales en elsector y el 10 por ciento de las lesiones morta-les (OIT, 1997). Las pruebas recogidas en estu-dios indican que la exposición de larga dura-ción a pesticidas también tiene efectosperjudiciales de carácter genotóxico crónico,genético e inmunotóxico (Buffin, 1997).

Graves desequilibrios en la igualdadde trato entre hombres y mujeres

Cada uno de estos riesgos y causas de enfer-medad o lesión plantea problemas especialespara las mujeres. Como se ha dicho ya, sus con-diciones de empleo y su situación económicalimitan su posibilidad de protegerse contra losriesgos profesionales, y desde el momento enque nacen son objeto de un trato discriminato-rio en la salud pública debido a su sexo queincluso supera las ventajas genéticas que lasniñas tienen en comparación con los niños, porejemplo en términos de mortalidad infantil(Jhamba, 1994; Smyre, 1992). Este desequilibrioen la igualdad de trato entre hombres y mujere ses más pronunciado en los países en desarro l l oy se ha agravado como consecuencia de las polí-ticas recientes de ajuste estructural y de libera-lización. La malnutrición y regímenes alimenti-cios deficientes son una de sus consecuencias,así como problemas de salud relacionados conla actividad sexual y la maternidad re s u l t a n t e sde su discriminación en términos de nivel deeducación y condición social, e infecciones delaparato respiratorio y del intestino re s u l t a n t e sde condiciones de vida inadecuadas.

Una de las causas que agravan el estado desalud de las mujeres es la estrecha relación exis-tente entre las condiciones de empleo y las con-diciones sociales y de vida que afectan la saludpública. Por ejemplo, en Swazilandia, muchost r a b a j a d o res estacionales en las plantaciones deananás son mujeres contratadas sobre una basetemporal sin garantía de empleo para la próximatemporada, independientemente del períododurante el cual han trabajado para la empre s a .Se ha observado que en los períodos de inacti-vidad agrícola muchas de ellas viven en malascondiciones de higiene, hacinadas en viviendascontiguas a la plantación y subsistiendo con lap roducción de cerveza y la prostitución. Lasmalas condiciones en que viven crean condicio-

45

Page 51: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

nes propicias para la transmisión de enfermeda-des como la tuberculosis, el cólera y la difteria(McFaddon, 1982), enfermedades de transmi-sión sexual y el SIDA. Las tasas de contamina-ción por el SIDA en Zimbabwe son muy eleva-das en los centros urbanos vecinos de las grandesplantaciones del sur del país, que también sonc e n t ros de mano de obra migrante estacional delsexo femenino. Se ha observado en encuestaslongitudinales que las mujeres de estas planta-ciones han de dedicarse para subsistir a una seriede actividades generadoras de ingresos en el sec-tor no estructurado entre los períodos de em-p l e o estacional, incluida la prostitución a camb i od e alimentos, alojamiento y dinero (Loewenson,1992a). Un análisis de los datos publicados eninformes oficiales anuales sobre la salud de lost r a b a j a d o res en el Camerún en el período 1991-1993 muestra que las causas principales dem o rbilidad fueron el paludismo, enfermedadesinfecciosas (como el SIDA) y enfermedades de lapiel. Este análisis también señala niveles más ele-vados de casos de tuberculosis entre los trabaja-d o res de las plantaciones agrícolas del sectore s t ructurado que se consideran como una con-secuencia de malas condiciones de alojamientoy de trabajo, de un acceso limitado a servicios desalud y de la propagación del SIDA.

Por consiguiente, las malas condiciones desalud y la frecuencia de las lesiones que se regis-tran para las trabajadoras ocupadas en explo-taciones agrícolas no reflejan, prácticamente sinninguna excepción, la situación real. Esta faltade visibilidad de las malas condiciones de saludobstaculiza la asignación de recursos paramejorar la situación. Por otra parte, como con-secuencia del carácter precario de los contratosde empleo de las mujeres en el sector agrícolaestructurado y de la inexistencia de una orga-nización adecuada de la protección social en lasexplotaciones agrícolas pequeñas, las personaso los hogares son los que han de sufragar losgastos por concepto de enfermedad en lugardel sistema de producción. Se pone así derelieve la forma en que están organizados losservicios de salud en términos de prevención ytratamiento de las enfermedades y su accesibi-lidad para las mujeres.

Medidas de protección de la saludde las trabajadoras en la agricultura

Los riesgos y problemas de salud en la agri-cultura no son ni nuevos ni desconocidos y,como en el caso de los principales problemas desalud pública, se dispone de la tecnología y delos conocimientos necesarios para prevenirlos.

Ello requiere en parte mejorar el entorno labo-ral y las normas de salud en la agricultura.Muchas de las primeras leyes promulgadassobre salud en el trabajo excluían específica-mente de su campo de aplicación las ocupacio-nes agrícolas y las pequeñas empresas y, porende, tanto el sector agrícola estructurado comono estructurado. Leyes más recientes amplíaneste campo de aplicación para abarcar el sectoragrícola estructurado, pero excluyen la agri-cultura en pequeña escala. El campo de aplica-ción de la legislación sobre indemnizaciones hasido en general más amplio que el de la legis-lación sobre seguridad y salud en el trabajo,pero todavía excluye en general a los pequeñosagricultores. La protección legal también esinferior para los que trabajan con contratos deempleo más precarios, incluidas las personasremuneradas en especie, como las que trabajanen la agricultura en pequeña escala.

Incluso en los casos en que existe una pro-tección legal, la aplicación de la legislaciónpuede resultar deficiente como consecuencia dela fragmentación, traslapo o lagunas de lasleyes, una intervención insuficiente de los fun-cionarios de los ministerios de trabajo, los bajosniveles de sindicación de los trabajadores, sis-temas deficientes de control de la salud en eltrabajo y la falta de inspectores del trabajo (OIT,1997; Choudhry, 1989; London y Rother, 1998).La calidad de los sistemas de inspección esvariable en el sector agrícola, y muchos servi-cios básicos son deficientes o incluso inexisten-tes (Noweir, 1986; Bella, 1992; Kahenya, 1996;Kitunga, 1996; Loewenson, 1997). La produc-ción agrícola en pequeña escala se excluye casisiempre de la legislación sobre seguridad ysalud en el trabajo y de las infraestructuras esta-blecidas. Esta situación incluso puede perdurarcuando estos sectores se integran en mercadosestructurados porque la salud en el trabajoresulta un costo adicional para productores yavulnerables.

Prestación de apoyo para asumirresponsabilidades domésticas

La aplicación de la legislación tambiénpuede verse obstaculizada por el analfabetismoy deficiencias en la organización del sector agrí-cola. Aunque las leyes dispongan la utilizaciónde símbolos de advertencia, por ejemplo re s-pecto de los riesgos tóxicos que entraña la utili-zación de pesticidas, la eficiencia de estos sím-bolos de advertencia dependen sobre todo delgrado en que se comprende su significado, y seha comprobado que éste era muy bajo y se tenía

46

Page 52: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

poco en cuenta en los programas de educación( O U S A / H S E P, 1996; Rother y London, 1998).Muchas deficiencias en la cobertura y aplicaciónde las normas perjudican más aún a las mujere spuesto que están ocupadas en su mayoría en elsector no estructurado y en actividades no per-manentes. Además de estas deficiencias, cabetener en cuenta los niveles más bajos de partici-pación de las mujeres en los sistemas de re l a-ciones de trabajo y las estructuras sindicales. Sutiempo es limitado para participar en estase s t ructuras cuando no reciben ningún apoyopara asumir sus obligaciones domésticas.

La atención primaria de saludes la que resulta más útil

Los servicios de salud pública tienen máscompetencias que los servicios de salud en eltrabajo, pero sus conocimientos en materia deatención primaria resultan a menudo inade-cuados para establecer diagnósticos diferencia-dos de morbilidad profesional y sólo tienen unacceso limitado a los servicios de especialistasde salud en el trabajo (Ndama, Makaza, Kaon-dera y colaboradores, 1991; Tedla y Yimam,1986). Los servicios de salud pública se com-plementaron a nivel nacional después del dece-nio de 1970 con actividades de atención prima-ria de salud, incluidas mejoras en el entorno,medidas de inmunización, la protección de lamadre y el niño, la educación sanitaria y elacceso a los servicios de atención primaria desalud. Estas actividades de atención primariade salud comprenden una mayor utilización depersonal paramédico comunitario en las zonasde agricultura en pequeña y gran escala. Podríasostenerse que las mujeres han conseguido másbeneficios de la ampliación de los servicios deatención primaria de salud que de la amplia-ción del campo de aplicación de las leyes sobresalud en el trabajo, habida cuenta de que losproblemas de salud de las mujeres se tienenmás en cuenta en dichas actividades. A dife-rencia de la situación existente en el sistema derelaciones de trabajo industriales en que pre-dominan los hombres, las mujeres tambiéndesempeñan un papel esencial en tanto queagentes de salud comunitarios dentro del sis-tema de atención primaria de salud. Sinembargo, la precariedad en el empleo de lasmujeres también afecta sus posibilidades detrabajar en estos servicios aun cuando se amplíala cobertura de la protección. Por ejemplo, enZimbabwe, se observa en un estudio de la saludde los trabajadores agrícolas que las mujeresempleadas en la agricultura en gran escala

alcanzan la tasa más elevada de enfermedadpero no recurren a la asistencia médica portemor a perder su empleo por ser trabajadorasocasionales (Loewenson, 1991).

A pesar de importantes inversiones paramejorar los servicios de salud en las zonas rura-les, todavía hay lagunas en el sistema de pro-tección de la salud pública, tanto en la agricul-tura en gran escala como en pequeña escala(OIT, 1997). Los sistemas de protección de lasalud pública también se enfrentan con graveslimitaciones como consecuencia de los progra-mas de ajuste estructural y de liberalización2,en especial cuando el Estado asegura su finan-ciación. Por ejemplo, en un estudio recienterelativo a Sudáfrica, se comprueba que el 31 porciento de las 39 explotaciones agrícolas del sec-tor estructurado situadas en la zona occidentalde la provincia de El Cabo no ofrecen ningúntipo de servicio de primeros auxilios o de pro-tección básica de la salud. Muy pocos de los res-ponsables de los primeros auxilios en otrasexplotaciones agrícolas han recibido una for-mación médica (London, 1994). En varios paí-ses se han adoptado programas de formaciónde agentes de atención primaria de salud parala agricultura, y esta formación incluye desdehace poco la prevención de los riesgos profe-sionales y de los que presentan los pesticidas(London y Myers, 1995; Loewenson, 1989). Seha constatado que estos programas de atenciónprimaria de salud mejoran las condiciones desalud pública en la agricultura (Loewenson ycolaboradores, 1983), aunque no se hayan eva-luado sus efectos en la salud en el trabajo.

Problemas y conclusiones

Históricamente, los trabajadores agrícolashan sido la categoría profesional más desfavo-recida y menos organizada en el sector estruc-turado (Loewenson, 1992a). Se trata gene-ralmente de trabajadores no calificados quepueden sustituirse fácilmente. Muchos de ellosson trabajadores migrantes que disponen de e s-casos recursos y están particularmente expues-tos a los abusos de poder de sus empleadores.Esta marginación a nivel de la empresa se reflejaa menudo a nivel del Estado en que sus inte-reses raras veces se tienen en consideración(Packard, 1989; Loewenson, 1992a; Rutherford,1997). La fuerza de los sindicatos de trabajado-res agrícolas también se ha visto menoscabadapor el hecho de que hasta los últimos deceniosse limitaba en varios países la constitución desindicatos autónomos en las explotaciones agrí-colas (Kamuzora, 1986; Loewenson, 1992a).

47

Page 53: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

En el presente artículo se muestra cómoestas condiciones son peores para las mujeresque ocupan los empleos más precarios en el sec-tor agrícola estructurado y en la agricultura enpequeña escala, y las que no tienen ningúnderecho sobre la tierra y la producción. La situa-ción de las mujeres también empeora con ladoble carga de trabajo que les imponen sus obli-gaciones domésticas y productivas con bajosniveles de vida y en entornos comunitarios ysociales pobres; estas condiciones aumentansus horas y carga de trabajo y generan una serievariada de problemas en materia de saludpública y de salud en el trabajo.

Necesidad de remediarlos problemas subyacentes

Por consiguiente, se precisan intervencionescontinuadas para mejorar la seguridad y lasalud de las trabajadoras y subsanar los pro-blemas subyacentes de su empleo ocasional, adestajo y otras formas de empleo precario y depoca calidad, así como para crear mejores opor-tunidades de empleo permanente, inclusofuera de la agricultura, y mejorar los derechosde la mujer sobre la tierra, los insumos de la pro-ducción y los beneficios del mercado. Por otraparte, es necesario aligerar la carga de trabajodoméstico de las mujeres de las zonas ruralescon diversas formas de apoyo social, incluidoel abastecimiento de agua en condiciones deseguridad y de fácil acceso, así como abasteci-mientos adecuados de combustible y energía enlas mismas condiciones, y servicios colectivosde atención al niño, como guarderías infantilescomunitarias.

Enfoque global

En lo que se re fie re al medio ambiente detrabajo, se precisa una intervención bipartitamás activa con el apoyo del Estado para eva-l u a r, considerar y controlar los riesgos, asícomo un entorno jurídico e institucional en elque los trabajadores no se sientan amenazadosen su empleo cuando actúan en pro de la segu-ridad y la salud. La alfabetización, la formacióny la información son insumos esenciales parala seguridad y la salud de todos los trabajado-res, incluidas las mujeres. En el sector de laagricultura en pequeña escala, estas interven-ciones pueden llevarse a cabo por conducto deo rganizaciones campesinas y otras org a n i z a-ciones comunitarias, como asociaciones sani-tarias y de mujeres. Los efectos indirectos delos riesgos profesionales en la comunidad y las

familias también han de evaluarse y contro-larse; por ejemplo, conviene impedir un accesop re m a t u ro a campos rociados con pesticidas,garantizar el abastecimiento de agua no conta-minada y prevenir la contaminación de aguassubterráneas por escapes químicos; ubicar lasviviendas agrícolas en entornos protegidos yvelar por una eliminación de los contenedore sde sustancias químicas en condiciones de s e g u-ridad. Las empresas químicas han de adoptaruna política de vigilancia continuada «desdesu elaboración hasta su utilización» en materiade control de los riesgos que entraña la utili-zación de esos productos en la agricultura; estapolítica re q u i e re una cooperación multisecto-rial en materia de utilización, aplicación y eli-minación de los productos químicos en condi-ciones de seguridad para mejorar el control desus riesgos en los sectores agrícolas menose s t ru c t u r a d o s .

Integración de la educaciónen los servicios de divulgacióny comercialización

Se propone pues, en el presente artículo, queel control de los riesgos para las mujeres en lasexplotaciones agrícolas grandes y pequeñas seorganice por diversas razones dentro de unmarco de salud pública y de atención primariade salud: en primer lugar, el campo de activi-dad de los servicios de salud pública es másamplio en las zonas rurales que el de los servi-cios de seguridad en el trabajo, en especial enlo que se refiere a las trabajadoras, habidacuenta de que los primeros también adminis-tran programas de protección de la maternidady del niño. Existe una interacción entre los pro-blemas de salud pública y las enfermedadesprofesionales, y muchos trabajadores se dirigena los servicios de salud pública para atenderproblemas relacionados con su trabajo. En unasituación de escasez de recursos públicos con-viene reconocer la existencia de esta situacióny utilizar de la manera más eficaz posible losrecursos e infraestructuras disponibles paramejorar simultáneamente la salud pública y lasalud en el trabajo. En segundo lugar, la situa-ción considerada en el presente artículo recalcala necesidad de velar por que los trabajadoresde la agricultura estén protegidos por el dere-cho del trabajo en vigor y de que se amplíe lacompetencia de los servicios de inspección paraaplicar la legislación en las zonas rurales. Porotra parte, estas normas y los mecanismos decontrol han de aplicarse en la práctica a los tra-bajadores precarios, migrantes y remunerados

48

Page 54: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

a destajo para proteger a las mujeres ocupadasen la agricultura. En lo que se refiere al sectorde la agricultura en pequeña escala, convieneintegrar las actividades educativas encamina-das a promover las normas de seguridad en losservicios de apoyo, divulgación y comerciali-zación relacionados con estos grupos.

Reuniones en las que todoslos interesados estén representados

El derecho a la seguridad y salud de los tra-bajadores no se ha conseguido sin lucha, tantoa nivel nacional como en las mismas explota-ciones agrícolas. Los sindicatos de trabajadoresagrícolas no disponen a menudo de la estruc-tura organizativa, de los recursos y de los cono-cimientos necesarios para promover estos dere-chos y nuevos avances en la aplicación de lalegislación (London y Myers, 1995). Se infierede ello que todavía son muy insuficientes lasinversiones para mejorar la capacidad de desa-rrollo de estas organizaciones, ya sea directa-mente o con el patrocinio de uniones sindicalesmás grandes. Para superar su aislamiento y for-talecer su posición, algunos sindicatos de cam-pesinos y trabajadores agrícolas, de la mismamanera que organizaciones y cooperativas agrí-colas y asociaciones ambientales y sanitarias yservicios de divulgación del Estado, han orga-nizado reuniones plurales en las que tambiénparticipan los sindicatos para concienciar mejorla opinión de los problemas que plantea el tra-bajo agrícola. También se ha estimado que lasestructuras municipales podrían ser agentesimportantes para mejorar las normas sociales yde salud en la agricultura. En lo que se refierea las mujeres, que a menudo no participan enestas estructuras, se requieren cauces de comu-nicación y estructuras organizativas pertinen-tes, así como la inversión de esfuerzos en sudesarrollo.

Disparidades mayorespara las mujeres enlas estructuras del poder

Sea lo que fuere, tiene que mejorarse engeneral la falta de poder de los mismos traba-jadores. En toda la agricultura existe un impor-tante desequilibrio entre el poder de los traba-jadores y el de los empleadores en la empresaen gran escala; también existe entre los peque-ños agricultores, el mercado estructurado y lasinstituciones del Estado en el sector de lapequeña empresa. Cuando hay desigualdad detrato entre hombres y mujeres, como se com-

prueba en muchos países, tanto del Norte comodel Sur, estas disparidades en la relación depoder son incluso más grandes para las muje-res. Por consiguiente, se precisan intervencio-nes para luchar contra el paternalismo, la opre-sión, el aislamiento y el subdesarrollo social quecaracterizan históricamente estos sectores y delque continúan siendo especialmente víctimaslas trabajadoras en las empresas agrícolas engran escala (Du Toit, 1996; Rutherford, 1997). Lasolución de los problemas de salud pública yde salud en el trabajo en el sector agrícolarequiere a la vez insumos técnicos y una inter-vención para remediar los desequilibrios en lasrelaciones de poder.

Sin trabajo, sin piedad, sin voz,sin raíces y sin futuro

Si bien se han adoptado muchas medidasc o n c retas para remediar la situación, las ten-dencias negativas hacia empleos ocasionales yde baja calidad y el aumento de la pobreza enmuchas zonas rurales, particularmente enAfrica, re q u i e ren un análisis más detenido delas causas económicas de dichas tendencias.Informes recientes del PNUD sobre el desarro-llo de los recursos humanos ponen de re l i e v ela preocupación que suscitan las pautas actua-les de desarrollo y la necesidad de tener másen cuenta la dimensión humana y social delc recimiento, tanto en aras de mejorar la equi-dad como de conseguir pautas de desarro l l omás sostenibles. La situación de las trabajado-ras en las empresas agrícolas grandes y peque-ñas que se describen en el presente artículopone de relieve la contradicción existente entrela visión que tiene el PNUD de un desarro l l osostenible y los empleos de baja calidad queocupan estas mujeres (crecimiento sin empleo),su trabajo mal remunerado (crecimiento des-piadado), los pocos derechos que tienen re s-pecto de la organización de su trabajo (cre c i-miento sin voz), el poco apoyo social quereciben (crecimiento sin raíces) y la poca aten-ción que se presta a riesgos que pueden re p ro-ducirse (crecimiento sin futuro). Por consi-guiente, además de las medidas que debenadoptarse para protegerse contra las conse-cuencias de estas pautas negativas de cre c i-miento, se precisa de la misma manera defin i ry promover pautas de crecimiento que mejo-ren la situación económica de las mujeres delas zonas rurales y su posición en el merc a d o .

49

Page 55: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Bibliografía citada

Adams, J. 1991. «The rural labour market in Zimbabwe»,Development and Change, capítulo 22, págs. 297-320.

Amanor-Wilks, D.E. 1997. Social conditions in rural areas andcommercial farms, documento elaborado para «Leaders-hip for Environment and Development», ZimbabweInternational Sessions, 21 de abril a 3 de mayo.

Bella, D. 1992. «Organization of occupational health andsafety in post-war Liberia; problems and solutions»,A f r ican Newsletter on Occupational Health and Safety 1(suplemento), págs. 61-64.

Buffin, D. 1997. «Latest research – health effects up-date»,Pesticides News, vol. 38, pág. 17.

Bwiti, T.; Chikuni, T.; Loewenson, R. y colaboradores. 1987.«Health hazards in organophosphate use among farm-workers in the large-scale farming sector», Central Afri-can Medical Journal, vol. 33, núm. 5, págs. 120-125.

Choudhry, A.W. 1989. «Occupational health in agriculture»,East African Newsletter on Occupational Health and Safety,vol. 3, págs. 16-19.

Davies, W. 1990. We cry for our land: farm workers in SouthAfrica, Oxford, Oxfam.

Devereux, S.; Nœraa, T. 1996. «Drought and survival in ruralNamibia», Journal of Southern African Studies, vol. 22,núm. 3, págs. 421-440.

Djubang, J.N. 1994. «Possible re - e m e rgence of tuberc u l o s i samong agricultural workers in Cameroon», African News-letter on Occupational Health and Safe, vol. 4, págs. 40-41.

Eicher, C.K.; Rukuni, M. 1994. «Zimbabwe’s agriculturalrevolution: lessons for Southern Africa», enM. Rukuni yC.K. Eicher (directores de la publicación): Zimbabwe’sagricultural revolution, University of Zimbabwe Press,Harare, págs. 393-411.

Ferguson, J. 1990. The anti-politics machine: development, depo-liticization and bureaucratic power in Lesotho, CambridgeUniversity Press, Cambridge.

Ferrer, A.; Cabral R. 1994. «Epidemic poisonings caused bypesticides: relevancy in the field of occupational health»,African Newsletter on Occupational Health and Safety, vol.4,págs. 33-35.

First, R. 1980. The Mozambican miner: a study in the export oflabour, Universidade Eduardo Mondlane, Maputo.

Food and Agricultural Organization (FAO). 1992. Ruralwomen: the closing link between population and environment,nota para discusión, Reunión de Expertos sobre Pobla-ción y Mujeres, Departamento de la Población, Departa-mento de Desarrollo Económico y Social, Secretariado delas Naciones Unidas en consultación con el Fondo parala Población de las Naciones Unidas, Gaborone, Bots-wana, junio, págs. 22-26.

Gitonga, L. 1991. «Women in African agriculture», AfricanNewsletter on Occupational Health and Safety, vol. 2,págs.52-53.

Hildebrand, A. von. 1994. «Pesticide problems and IPM –implementation in Madagascar», Pesticides News, ThePesticides Trust, vol. 25, págs. 12-13.

Hinderink, J.; Sterkenburg, J.J. 1987. Agricultural commerciali-zation and government policy in Africa, Routledge & KeganPaul, Londres.

Hurst, P.; Hay, A.; Dudley, N. 1991. The pesticide handbook,Journeyman Press, Londres.

Husman, K.; Kangas, J.; Klen, T. y colaboradores. 1989.«Occupational risks in agriculture», East African News-letter on Occupational Health and Safety, vol. 3, págs. 4-7.

Jayne, T.S.; Chisvo, M.; Rukuni, M. 1994. «Zimbabwe’s foodinsecurity paradox: hunger amid abundance», enRukuni y Eicher (directores de la publicación), op. cit. ,págs. 289-303.

Jhamba, T. 1994. Mortality determinants in Zimbabwe: policyimplications, University of Zimbabwe, Harare, mimeo-grafiado.

Johal, R.; Keyvanshad S.; Lisker, D. 1993. Zimbabwe Genderissues information sheet, núm. 143, Banco Mundial, Regiónde Africa, julio.

Kahenya, P.N.P. 1996. «Areview of studies on occupationaldiseases in Kenya», African Newsletter on OccupationalHealth and Safety, núm. 2(suplemento), págs. 46-49.

Kamuzora, P. 1986. «Redefining occupational health for Ta n z a-nia», Review of Africa Political Economy, vol. 36, págs. 30-34.

Kitunga, L. 1996. «Prevalence of occupational disease in Tan-zania», African Newsletter on Occupational Health andSafety, núm. 2 (suplemento), págs. 42-45.

Koblinsky, M.; Campbell, O.; Harlow, S.; 1992. «Mother andmore: a broader perspective on women’s health», en M.Koblinsky, J. Timyan y J. Gay (directores de la publica-ción): The health of women: a global persepctive, WestviewPress, Boulder, Estados Unidos.

Kothari, U.; Nababsing, V. 1996. Gender and industrialisation ,Editions de l’Ocean Indien, Mauricio.

Kouabenan, D.R., 1990. «Occupational safety and health pro-blems in the Ivory Coast: a diagnosis and some possibleremedies», International Labour Review, vol. 129, núm.1,págs. 109-119.

Lakew, K.; Mekonnen, Y. 1997. «Astudy among agriculturalworkers in Ethiopia», African Newsletter on OccupationalHealth and Safety, vol. 7, págs. 68-70.

Loewenson, R. 1988. «Labour insecurity and health», SocialScience and Medicine, vol. 27, núm. 7, págs. 733-741.

—. 1989. The health impact of changing patterns of agriculturalproduction: The Zimbabwean farmworker, tesis de docto-rado en filosofía, University of London.

—. 1991. «Harvests of disease: women at work in Zimbab-wean plantations», en Turshen, M. (director de la publi-cación): Women and health in Africa , Trenton, N.J., AfricaWorld Press, págs. 35-49.

—; Nhachi, C.; Muranbiwa, W. y colaboradores. 1991. Epide-miology of the health impact of pesticide use in developingcountries: epidemiological research in Zimbabwe, Harare,mimeografiado.

—. 1992a. Modern plantation agriculture: corporate wealth andlabour squalor, Zed Press, London.

—. 1992b. Epidemiology in occupational health in developingcountries, Zimbabwe Congress of Trade Unions, Harare,mimeografiado.

—. 1993. «Safety issues identified in Zimbabwe», PesticidesNews, vol. 21, pág. 13.

—. 1997a. Assessment of the health impact of occupational risk inAfrica: current situation and methodological issues, docu-mento de trabajo, reunión sobre evaluación de las con-secuencias en la salud de los riesgos profesionales, OIT,Ginebra.

—. 1997b. Health impact of occupational risks in the informal sec-tor, monografía elaborada para OIT/TARSC, Harare.

—. 1998. Occupational Health and Safety in Agriculture in SouthernA f r i c a, informe elaborado para la OIT, Zimbabwe, julio.

Loewenson, R.; Zanza, J.; Mushayandebvu, I. 1983. An inte-rim evaluation of the Bindura Farm Health Worker Project.Harare, Save the Children Fund, Reino Unido, mimeo-grafiado.

50

Page 56: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

—; Laurell, A.C.; Hogstedt, C. y colaboradores. 1995. «Parti-cipatory approaches and epidemiology in occupationalhealth research», en International Journal of Occupationaland Environmental Health, vol. 1, págs. 121-130.

—; Nhachi, C.F.B. 1996. «Epidemiology of the health impactof pesticide use in Zimbabwe», en Nhachi C.F.B. y KasiloO.M.J (directores de la publicación): Pesticides in Zim-babwe: toxicity and health implications, University of Zim-babwe Press, Harare, págs. 25-37.

London, L. 1994. «Agrichemical safety practices on farms inthe western Cape», South African Medical Journal, vol. 84,págs. 273-278.

—. 1997. Occupational epidemiology in agriculture: a case studyin the Southern African context , discurso principal ante elColoquio Internacional sobre Epidemiología de la saluden el trabajo: reducción de los riesgos en el lugar de tra-bajo, International Commission on Occupational Health,Scientific Committee on Epidemiology in OccupationalHealth, Harare, septiembre.

—; Myers, J.E. 1995. «Critical issues for agrichemical safetyin South Africa», American Journal ofIndustrial Medicine,vol. 27, págs. 1-14.

—; Rother, A. 1998. People, pesticides and the environment: whobears the brunt of backward policy in South Africa?, artículopresentado a la Conferencia sobre Environmental Law,University of Cape Town, abril.

Marshall, J.; Roesch, O. 1993. «The ‘green zones’ agriculturalcooperatives of Nampula City: a new phase in theMozambican cooperative movement», Journal of Sout-hern African Studies, vol. 19, núm. 2, págs. 240-272.

McFaddon, P. 1982. «Women in wage labour in Swaziland: afocus on agriculture», South African Labour Bulletin,págs.140-166.

McIvor, C. 1995. Zimbabwe, the struggle for health: a communityapproach for farm workers, Catholic Institute for Interna-tional Relations, Londres.

Myers, J.E. 1990. «Occupational health of farmworkers»,South African Medical Journal, vol. 78, págs. 562-563.

Ndama, J.; Makaza, N.; Kaondera; K.C. y colaboradores.1991. «A cross-sectional study on the prevalence andintensity of schistosomiasis among sugar cane cutters inZimbabwe», Central African Journal of Medicine, vol. 37,núm. 6, págs. 171-175.

Noweir, M. 1986. «Occupational health in developing coun-tries, with special reference to Egypt», en American Jour-nalof Industrial Medicine, vol. 9, págs. 125-141.

OUSA/HSEP. 1996. «Chemical safety practice in Africa»,OUSA/HSEP Newsletter, núm. 4, Zimbabwe.

OIT. 1997. «Press release on farm safety», African Newsletteron Occupational Health and Safety, vol. 7, págs. 61-63.

Packard R. 1989. «Industrial production, health and diseasein Sub-Saharan Africa», Social Science & Medicine, vol. 28,núm. 5, págs. 475-496.

Palmer, R.; Parsons, N. (directores de la publicación). 1977.The roots of rural poverty in Central and Southern Africa,University of California Press, Berkeley.

Pankhurst, D. 1991. «Constraints and incentives in ‘success-ful’ Zimbabwean peasant agriculture: the interactionbetween gender and class», Journal of Southern AfricanStudies, vol. 17, núm. 4, págs. 611- 632.

Pearce, N.; Matos, E. 1994. Industrialisation and health in occu-pational cancer in developing countries, IARC Publications,núm. 129, Lyon.

PNUD. 1996. Human Development Report, Oxford UniversityPress, Nueva York.

Porter, G.; Phillips-Howard, K. 1997. «Agricultural issues inthe former homelands of South Africa: the Transkei»,Review of African Political Economy, vol. 72, págs. 185-202.

Rother, H.A.; London, L. 1998. Pesticide health and safety policymechanisms in South Africa: the state of the debate, docu-mento de trabajo, núm. 1, Occupational and Environ-mental Health Research Unit, Department of Commu-nity Health, University of Cape Town.

Rutherford, B. 1996. «Traditions» of domesticity in «modern»Zimbabwean politics: race, gender, and class in the govern-ment of commercial farm workers in Hurungwe District,tesis de doctorado, McGill University, Montreal, Canadá,inédita.

—. 1997. «Another side to rural Zimbabwe: Social constructsand the administration of farm workers in Urungwe Dis-trict, 1940s», Journal of Southern African Studies, vol. 23,núm. 1, págs. 107- 126.

Sekimpi, D.K.; Agaba, E.F.; Okot Nwang, M. y colaborado-res. 1990. Respiratory and allegoric status assessment of cof-fee dust exposed workers in Uganda, informe preliminar,International Development Research Centre, Oficina deNairobi.

Smyre, P. 1992. Women and Health, Women and World Deve-lopment Series.

Tedla, S., Yimam, M. 1986. «Schistosomiasis at the Wo n j i / S h o asugar estates during two decades (1964-1985)», A J S T , vol.1, núm. 1, págs. 1-18.

Tibone, C. 1989. «Health hazards associated with agricultu-ral activities in Botswana and how they affect women»,East African Newsletter on Occupational Health and Safety,vol. 3, págs. 22-25.

Toit, A. du. 1996. The fruits of modernity: law, power and pater-nalism on Western Cape farms. Land Reform and AgrarianChange in Southern Africa, Occasional Paper Series, Pro-gramme for Land and Agrarian Studies, School ofGovernment, University of Western Cape.

Vail, L. (director de la publicación). 1989. The creation of tri-balism in Southern Africa , University of California Press,Berkeley.

Vletter, F. de. 1995. «The implications of changing migrationpatterns in Southern Africa», en Crush, J., James W, Vlet-ter, F y colaboradores: Labour migrancy in Southern Africa:prospects for post- apartheid transformation, Southern Afri-can Labour Monographs 3/95, Labour Law Unit, Uni-versity of Cape Town, págs. 21-48.

White, N.; Myers, J. (sin fecha). Agricultural respiratory dise-ase in industrialising countries, mimeografiado.

Worby, E. 1995. «What does agrarian wage-labour signify?Cotton, commoditisation and social form in Gokwe,Zimbabwe», Journal of Peasant Studies, vol. 23, núm. 1,págs. 1-29.

Zimbabwe Women’s Bureau (ZWB). 1994. We Carry a HeavyLoad. Part II, Triple-R Printers, Harare.

51

Page 57: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

La agricultura es uno de los tres sectores máspeligrosos tanto en los países en desarrollocomo en los industrializados, junto a la mine-ría y la construcción. Las máquinas, como lostractores, junto a los instrumentos cortantes,son la causa del índice de frecuencia y fatalidadmás elevado de las lesiones. La exposición a losplaguicidas y a otros productos agroquímicos,que constituyen el principal riesgo profesional,pueden provocar el envenenamiento y la muerte,y en algunos casos están relacionados con elcáncer y afectan a la fertilidad.

En Africa y en otros países en desarrollo lasituación ha empeorado por la utilizaciónincontrolada de productos químicos prohibi-dos o estrictamente restringidos, importadosde los países industrializados donde ya no seusan. Además, para el trabajador agrícola quevive y trabaja en el mismo entorno, su saludprofesional y su salud en general están másrelacionadas entre sí. En el entorno rural no sedistingue claramente entre las condiciones detrabajo y las condiciones de vida de los que sededican al trabajo agrícola. Los numerosos tra-bajadores y sus familias que viven en el mismositio donde trabajan corren otros riesgos, como,por ejemplo, la exposición a plaguicidas y a pro-ductos agroquímicos que se encuentran en elagua y en el aire. Debido a las mediocres con-diciones de vivienda, a la superpoblación en losbarrios denominados «campos de trabajo» y ala falta de higiene, los casos de cólera, de disen-tería y de sida, y la muerte por esas enferme-dades, son frecuentes entre los trabajadores,carentes de atención médica adecuada.

Además del sufrimiento causado y el bajonivel salarial de los trabajadores, las pérdidaseconómicas por accidentes y trabajos insalu-bres suponen una enorme carga tanto para laempresa como para la economía. Para mejorarla situación existente en el sector agrícola serequiere la formación y educación de los tra-

bajadores agrícolas, así como las iniciativasque aumenten la capacidad de acción de sussindicatos.

Educación de los trabajadores

Una buena manera de conseguir dichosobjetivos de formación obrera y capacitaciónsindical consiste en educar a los trabajadoresrespecto al progreso social que puede resultarde su participación sindical y del fortaleci-miento de los sindicatos. Se trataría de unarama especializada de la educación de adultosque trata las necesidades e intereses de los tra-bajadores, tras su participación en el movi-miento sindical. La fuerza/el poder de cual-quier organización se mide en función delnúmero de miembros y de su buena informa-ción. Por lo tanto, el primer objetivo de todaeducación es conseguir aumentar su contrata-ción y organizarlos en un sindicato fuerte. Serágracias a esta fuerza como los trabajadorespodrán comprometerse eficazmente en unacampaña de negociación colectiva para conse-guir mejoras en sus condiciones de trabajo y enla sociedad en la que viven.

Esta educación no debería ser un caso ais-lado y particular, sino un proceso continuo dela actividad sindical normal. La educacióndebería por ello dirigirse a todos los miembro s :a los dirigentes, para permitirles dirigir la org a-nización según los principios por los que hasido creada; a los cuadros medios, para asegu-rar una unión eficaz con la masa; y a los miem-b ros ordinarios, para fortalecer el sindicatodesde la base. Mediante programas especialesse debería tratar el trabajo de las mujeres y delos jóvenes, y pro p o rcionar una educación yuna formación especializadas – en materiad e salud, de seguridad o de trabajo infantil –en el marco de una política global de lae d u c a c i ó n .

52

Uganda. Formación, educación e informaciónen salud, seguridad y medio ambiente

en el Sindicato Nacional de Trabajadoresde las Plantaciones y la Agricultura (NUPAW)

Omara AmukoSecretario de Organización para la Educación

NUPAW

Page 58: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Como se ha observado, los trabajadores uni-dos por un sindicato, bien informados y for-mados, influirán en el curso de los hechos queles afecten en el lugar de trabajo. En el área dela seguridad y la salud, la formación y la edu-cación tienen como objetivo general el aumen-tar o mejorar la conciencia de los riesgos y pro-teger el medio ambiente, dar a conocer lascausas de las enfermedades profesionales ypromocionar la aplicación de medidas eficacesde prevención. De todas formas, el propósitoespecífico de la formación varía según los gru-pos a los que se destina. Existen tres niveles deeducación y formación en materia de salud yseguridad en el trabajo y en el medio ambiente:1. concienciación;2. formación en vista de necesidades específi-

cas, y3. especialización.

Estos elementos no están separados sinoque forman parte de un mismo conjunto. Algu-nos necesitan una información a tres niveles,por ejemplo, los que toman las decisiones polí-ticas, los ejecutivos y los trabajadores. Entreellos, muchos necesitan formación adicionalrespecto a tareas específicas, como por ejemplo,los responsables o representantes de la salud yla seguridad tienen que estar mejor informadosmediante una formación intensiva.

Las tres categorías interesadas – trabajado-res, empleadores y gobierno – deberían tratarde mejorar las condiciones de trabajo, aunqueaquellos que no sufren el problema directa-mente tienden a desinteresarse si no existe unaacción concertada de los trabajadores en ellugar de trabajo. Por ello, la negociación de lostemas sobre seguridad y salud en el trabajodebe formar parte de la acción de los trabaja-dores sindicados. Para ello hay que consolidarlas calificaciones y el conocimiento, la organi-zación, la acción colectiva y la unidad si quere-mos cambiar un medio de trabajo y de vida queperjudica nuestra salud. Los sindicatos debe-rían lanzar programas de educación para for-mar a sus dirigentes, a los instructores en temasde seguridad y salud y a los representantes queen la sede y en el taller procuran conseguir unaacción integrada en la materia.

Formación en materia de saludy seguridad en el NUPAW

El NUPAW es la principal organización sin-dical de Uganda. Cuenta con 47.000 miembrosde los que 15.000 son mujeres, con un potencial

de 150.000 miembros. Está afiliado a la Organi-zación Nacional de Sindicatos (NOTU) (con75.000 miembros) y a la Unión Internacional deTrabajadores de la Alimentación, Agrícolas,Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines (UITA)(2,6 millones de miembros de 334 sindicatos en118 países). El NUPAW representa a los traba-jadores de las plantaciones de té y azúcar y dela agricultura en general; arroceros, floriculto-res y otras actividades ligadas a la agricultura.En 1997, el NUPAW contaba con 60.000 miem-bros, pero durante el régimen militar de 1971 a1979, la economía se hundió y las actividadessindicales se redujeron al mínimo. Todas lasplantaciones de té y caña de azúcar volvieron asu estado original. Los afiliados perdieron sustrabajos y a finales de 1979 el NUPAW contabaúnicamente con 3.000 miembros en las explota-ciones de azúcar.

Formación de los ejecutivos

El restablecimiento de las industrias tras laguerra de Uganda con Tanzanía, llevó a unareactivación de la actividad económica tras elrégimen militar y la guerra. En 1982, con sólotres filiales operativas y 3.200 miembros, elNUPAW comenzó la formación de los nuevosdirigentes elegidos con la ayuda de la ex Fede-ración Internacional de Trabajadores de lasPlantaciones, de la Agricultura y de los Secto-res Conexos (FITPASC). Los miembros del Con-sejo Nacional Ejecutivo y de la Secretaría fue-ron formados entre 1982 y 1986 en el Institutode Trabajo Tom Mboya, en Kisumu (Kenya). Seles enseñó la organización sindical, la negocia-ción colectiva, el tratamiento de las quejas y lostemas conexos con las actividades de dirección.Esta formación les ayudó a entender los pro-blemas de los trabajadores a causa de los emplea-dores poco cooperativos y antisindicalistas, lasleyes laborales obsoletas y la interferencia esta-tal en los temas sindicales.

Los ejecutivos así instruidos empezaron areorganizar el sindicato. En el Congreso de1986, contaba con 6.000 miembros en sieteramas gracias al Programa de Educación de laFITPASC. Para consolidar lo realizado desde1980 y conseguir más miembros, el NUPAWelaboró un proyecto de educación de trabaja-dores mediante los círculos de estudio. Se rea-lizó en 1989, donde se formó a 40 animadoresde círculo. El proyecto de desarrollo de sindi-catos y de la educación por círculos de estudios(1990-1997) formó por su parte a 120. Estos, pos-teriormente, crearon más de 500 círculos deestudio de los que se han beneficiado más de

53

Page 59: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

10.000 miembros. La educación es impartida enbase a los principios de la pedagogía de adul-tos, es decir:• los adultos están especialmente interesados

en aprender todo lo directamente relacio-nado con sus condiciones de vida y trabajo,y adoptan voluntariosos los medios prácti-cos que les ayuden a resolver sus problemasen el lugar de trabajo;

• los adultos aprender mejor a partir de lo queya conocen, enriqueciendo sus conocimien-tos. Desean además que se considere suexperiencia adquirida. Por ello, los métodosmás eficaces son los basados en la partici-pación y que incitan a la reflexión;

• cada adulto aprende a su manera. Las sesio-nes de aprendizaje serán mejores si los par-ticipantes pueden aprovechar los diversosmétodos, como la enseñanza audiovisual,las preguntas y respuestas, la simulación odesempeño de un papel, la lectura, la escri-tura, los ejercicios prácticos y la discusión detemas decisivos. Esta variedad permite nosólo activar el proceso de adquisición deconocimientos sino que asegura asimismouna repetición que refuerza el aprendizaje ymantiene el interés;

• los adultos aprenden mejor cuando partici-pan activamente: cuando aprenden con lapráctica reaccionan mejor a esos métodosque a los pasivos. Las conferencias y los tex-tos ocupan evidentemente su lugar en elrepertorio completo de métodos de peda-gogía, pero los estudios de caso, el desem-peño de un papel, las fichas pedagógicas,las simulaciones y otras actividades depequeños grupos que permiten la partici-pación individual facilitan la memorizacióny la aplicación de lo aprendido. Lo idealsería que cada sesión garantizase el inter-cambio entre los participantes y ofreciera laposibilidad de aprender algo nuevo, deaplicar las nuevas calificaciones, de discu-tir las causas de los problemas y de encon-trar soluciones. Es así cómo se han pro-puesto los temas sobre la acción sindical enlos círculos de estudio. Algunos de los pro-blemas se solucionaban en los tallere s ,como el de los jinetes solos, es decir, aquellosque no se querían afiliar a los sindicatos,p e ro se beneficiaban de las ventajas nego-ciadas por sus miembros y que fueron fácil-mente contratados por una acción sindical.Algunos problemas trataban de la garantíade negociación que se debe incluir en el con-venio colectivo – por ejemplo, una pausa de

una hora para las madres que amamantandurante las horas de trabajo o una bajapaternal de siete días para que un miembropueda estar con su mujer durante el partoo el período postnatal. Otras cuestiones fue-ron tratadas en el marco global de la polí-tica sindical, por ejemplo la salud y la segu-ridad en el trabajo.

En 1989 algunos trabajadores de las planta-ciones de té de Kasaku presentaron una quejadeclarando que se habían quedado impotentes.Se trató el tema en los grupos de círculos deestudios de uno de los campos de trabajo, deno-minado Rusesa, donde se preparaban los equi-pos de protección para la recogida del té. Losparticipantes mostraron su interés cuando unode ellos contó que trabajaba en la recogida delté desde hacía 16 años y que había constatadodesde hacía15 sus debilidades sexuales, que sehabían agravado de tal forma que en el presentevivía solo, ya que no interesaba a ningunamujer. La filial sindical presentó la cuestión alConsejo Nacional Ejecutivo. Un complementode las investigaciones reveló 11 casos de impo-tencia únicamente en las plantaciones de té deKasaku. El sindicato analizó el tema con losempleadores y el Departamento de Prevenciónde Accidentes Laborales y Enfermedades Pro-fesionales del Ministerio de Trabajo y la FIT-PASC. Se sospecha que esos trabajadores fue-ron víctimas de la exposición a productosquímicos, aparentemente en bajas dosis, utili-zados en las plantaciones de té. El caso llevó alsindicato a redactar una directiva sobre la saludy la seguridad en el trabajo, aprobada por laConferencia de delegados en 1991, que tratabade conseguir los siguientes objetivos:• mejorar la salud y seguridad del entorno

laboral de todos los trabajadores;• formar a los mandos sindicales sobre los

temas de salud y seguridad, desde la base alnivel nacional, y garantizar que éstos utili-zan medios directos para organizar y prote-ger los intereses de los trabajadores;

• formar a las comisiones de la salud y la segu-ridad de todas las ramas y a nivel nacional,y utilizarlas en las discusiones y negocia-ciones;

• formar a los representantes o responsablessindicales de la salud y de la seguridad anivel de taller, de filial y a nivel nacionalpara tratar de esos temas así como de los liti-gios y negociaciones para que el sindicatoen su totalidad aplique sus propuestas en lamateria;

54

Page 60: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

• enseñar e informar a los trabajadores sobrela salud y seguridad;

• controlar y estudiar los problemas de saludy seguridad de los trabajadores y utilizar losresultados para mejorar las condicionesexistentes;

• coordinar las actividades sindicales con lasde otras instituciones encargadas de lostemas de salud y seguridad y que represen-tan a los trabajadores en los órganos com-petentes.

Aplicación de la políticapor los círculos de estudio

El proyecto de desarrollo de los sindicatos yde la educación por los círculos de estudio posi-bilitó al NUPAW la identificación de los pro-blemas de salud, seguridad y medio ambienteen los lugares de trabajo, para que el comitécompetente se ocupase y encontrara una solu-ción. Las sesiones de los círculos de estudio con-tribuyeron no sólo a contratar más miembros yfortalecer el sindicato, sino que ayudó tambiéna sensibilizar sobre los riesgos para la salud yla seguridad en los lugares de trabajo.

El proyecto consta de los siguientes ele-mentos:

1. Formación y reciclaje de los métodos de loscírculos de estudio.

2. Cursos para los responsables de las filialesy los delegados sindicales.

3. Cursos para las mujeres militantes.4. Constitución de los círculos de estudio.5. Concepción del material de información/

estudio.

Proyecto

1. Animadores de los círculosde estudio

Estos animadores, especializados en lostemas de seguridad, salud y medio ambiente,transmiten sus conocimientos a los grupos dec í rculos de estudio, y especialmente los re l a t i v o sa la forma de reconocer y controlar los riesgos.

2. Responsables de las filialesy delegados sindicales

Se trata de un grupo objetivo muy impor-tante ya que asegura la relación entre los emplea-dores y las personas encargadas de aplicar lapolítica sindical. Tanto los empleadores comoel sindicato siguen atentamente las resolucio-nes de las sesiones de formación a ellos desti-nadas. Los puntos que se deben inscribir en losconvenios colectivos, en las declaraciones deprincipio y como objetivos de campaña provie-

55

Ejemplos de riesgos

Mecánicos Físicos Ergonómicos y debidosa la organizacióndel trabajo Biológicos Químicos

Elementos Ruido de Mantenimiento Fuentes Empleomóviles sin percusión de cargas pesadas de infección de productosprotección químicos peligrososSuelos cubiertos Ruido Mala postura Picaduras Productos químicos de desechos superior de serpiente guardados sino resbaladizos a los 90 dB cierre de seguridadMala vigilancia Instalación Largas horas Picaduras Productos químicos de edificios eléctrica de trabajo de insectos peligrosos mal

defectuosa etiquetadosExplosión/escapes Temperatura Trabajo intermitente Picaduras Productos químicos

muy alta de insectos utilizados porpeligrosos las mujeres

embarazadasPolvo Cambio de equipo/ Contacto con

trabajo de noche sangre humanaMala Trabajo aisladoiluminaciónVibraciones

Page 61: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

nen normalmente de reuniones o de cursos deformación. Deberían, por lo tanto, estar mejorformulados y ser más detallados. En la mayo-ría de los países, la mejora de las condicionesde trabajo no ha sido resultado de la acción sin-dical de los trabajadores.

Los representantes encargados de la salud yla seguridad son elegidos en el seno de esemismo grupo. Además de su conocimiento delos riesgos y de los medios para proteger a lostrabajadores, los miembros del mismo se ini-cian, mediante cursos de formación, en lasinvestigaciones de accidentes, en las indemni-zaciones y rehabilitaciones, en los órganos desalud y seguridad y sus funciones, en los pri-meros auxilios, el derecho del trabajo, los con-venios de la OIT y la solidaridad internacional.

3. Formación de mujeres militantes

Las trabajadoras tienen especiales proble-mas por su propia constitución física. Cargancon niños y les amamantan. Realizan la mayo-ría de las actividades domésticas no remunera-das en nuestra sociedad, lo que significa queasumen dos cargas y por lo tanto doble riesgo.

Los cursos para las militantes tratan dediversos temas referidos a las mujeres en ellugar de trabajo, en los sindicatos y en la socie-dad. Los principales temas son:• riesgos genéticos: durante el embarazo y la

lactancia los numerosos peligros a los que seexponen las mujeres pueden afectar al bebé.De ahí que exista riesgo de aborto, de naci-mientos ya muertos, de desarrollos anor-males o incluso de muerte del bebé por faltade cuidados;

• ciertos productos químicos, como eldiethylsilboestrol, pueden provocar ulte-riormente un cáncer en los niños cuyasmadres han estado expuestas;

• las mujeres expuestas a los plaguicidas pue-den abortar o engendrar niños con malfor-maciones;

• las mujeres expuestas a ciertos productosquímicos, como los que contienen plomo,cloruro de vinilo, grandes cantidades dedisolvente o de plaguicidas organoclorados,pueden transmitírselos al bebé a través desu leche;

• las mujeres que soportan grandes pesos, opasan horas de pie, están expuestas al calory las vibraciones, pueden sufrir hiperten-sión, dolores de espalda o abortar; tienen elriesgo de dar a luz a un niño de poco pesoo de tener un parto anormal.

4. Reuniones de grupos de los círculosde estudio

La mayoría de los miembros de estos círc u-los forman parte de la masa y se reúnen cuandoles conviene. La mayoría de los grupos se cons-tituyen durante las horas laborables: el sindicatoha negociado un convenio colectivo con lamayor parte de los empleadores que dedican eltiempo necesario a la educación y a las activi-dades sindicales sin pérdida de salario; las horasy el lugar de trabajo son acordados entre la fil i a lsindical local y la dirección de la empresa. Cadarama cuenta con una docena de animadore se n c a rgados de organizar los círculos de estudio.

Las discusiones en el seno de los círculos sebasan en los principios mencionados de lapedagogía de adultos. Las conclusiones o deci-siones colectivas sirven para resolver los pro-blemas o son transmitidas a niveles superiorespara su seguimiento o acción. Se han producidonumerosos cambios en los lugares de trabajocomo resultado de la educación de los círculosde estudio, como por ejemplo:• la abolición del trabajo infantil en la refine-

ría de azúcar de Kakira;• la creación de comités de salud y seguridad

en todas las ramas;• la sensibilización respecto a los peligros de

los productos químicos por las dramáticasactuaciones en varias explotaciones; y

• la puesta a disposición de locales cerradosmóviles para las madres que amamantan enla refinería de Kakira.

5. Documentos didácticos

Se preparó un manual de formación para losanimadores en apoyo del proyecto de educa-ción y formación permanente, y se editó unfolleto de información básica sobre la salud,seguridad y medio ambiente para sensibilizarsobre el Proyecto Mundial sobre los Plaguici-das (GPP) y apoyarlo. En 1994, la FITPASC sefusionó con la UITA – de la que el NUPAW seconvirtió en miembro –, que cuenta con 334 sin-dicatos en 118 países y que representa un totalde 2,6 millones de miembros empleados en laagricultura, en la preparación y en la manufac-tura de productos alimenticios y bebidas, enhoteles, restaurantes y suministro, así como atodos los niveles de la industria del tabaco.

La UITA integró el proyecto de educacióndel círculo de estudio en sus actividades, lo quesignifica que el NUPAW pudo continuar con suprograma de los círculos de estudio. Como se

56

Page 62: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

ha mencionado anteriormente, las actividadesde dichos círculos pueden ser fructíferas: en1997, los plaguicidas y otros productos quími-cos peligrosos fueron reconocidos como temasprincipales a tratar.

De las resoluciones de la UITA al GPP

En su 23.er Congreso, la UITA declaró su pro-funda preocupación al constatar el uso descon-trolado de productos químicos, y sobre todo deplaguicidas, en todo el mundo, y en especial enlos países en desarrollo. Los sindicatos de tra-bajadores agrícolas, como el NUPAW, han cons-tatado los cientos de miles de esos trabajadoresamenazados por la enfermedad y la muerte porfalta de información suficiente sobre los equi-pos de protección y el empleo de sustanciasconsideradas peligrosas para la salud; así, deci-dieron que:• la UITA debería esforzarse por favorecer la

creación de un foro sobre salud y seguridad,a nivel mundial, nacional, regional, local yde lugar de trabajo;

• la UITA debería intentar incluir la prohibi-ción mundial de los plaguicidas en la listade los «doce indeseables»;

• se debería utilizar la red de lucha contra losplaguicidas (PAN).

Según lo mencionado, la UITA concibió elproyecto mundial sobre los plaguicidas paraque los trabajadores agrícolas pudieran benefi-ciarse de los resultados de las búquedas e inter-cambiar experiencias.

Objetivo del GPP

El Proyecto Mundial sobre los Plaguicidasde la UITAtiene como objetivo global constituirun sindicato nacional y regional que examine eltema de los plaguicidas a nivel local, nacional,regional e internacional en el contexto de laagricultura durable y poniéndola en relacióncon la gestión integrada, la prevención de lacontaminación y la biotecnología de los orga-nismos genéticamente modificados.

En la primera fase (1998-2000) del GPP, quea b a rca los cuatro países piloto de Africa – Ghana,Tanzanía, Uganda y Zimbabwe –, participan losseis sindicatos afiliados:

• el Sindicato General de Trabajadores deGhana (GAWU);

• el Sindicato Nacional de Trabajadores de lasCooperativas de Uganda (NUCMW);

• el Sindicato de Tr a b a j a d o res de las Plantacio-nes y de la Agricultura de Tanzanía (TPAW U ) ;

• el Sindicato de Trabajadores de la Hostele-ría, la Alimentación y Ramas Conexas deUganda (UHFAWU);

• el Sindicato Nacional de Trabajadores de lasPlantaciones y de la Agricultura de Uganda(NUPAW);

• el Sindicato General de Trabajadores de lasPlantaciones y de la Agricultura de Zim-babwe (GAPWUZ).

Los grupos a los que se dirigen están cons-tituidos por: los miembros afiliados de la base,los delegados sindicales, los responsables de lasfiliales, los miembros de los comités sindicales,los dirigentes y dirigentes sindicales naciona-les, los responsables sobre temas de plaguici-das y de organización de la defensa del medioambiente y los consumidores.

Este projecto se basa en el anterior proyectode educación por círculos de estudio lanzadoen Africa (Tanzanía, Uganda y Zimbabwe), queestá ligado a las actividades bilaterales en mate-ria de salud y seguridad por el Sindicato Agrí-cola Sueco (SLF) en Uganda y Zimbabwe.

Las actividades del GPP

El GPPamplía la acción de la educación porcírculos de estudio para ofrecer una formaciónsobre los plaguicidas y la salud, la seguridad yel medio ambiente. Como se ha mencionadoanteriormente, esos círculos ofrecen cursospara impartir una formación elemental y supe-rior a los miembros ordinarios que trabajan enlas granjas y plantaciones, así como a los man-dos de las ramas y a los delegados sindicales,sobre todos los aspectos de la organización, lacontratación y la actividad, insistiendo sobrelos temas relativos a las mujeres y a la forma-ción de los trabajadores y de los miembros delos sindicatos. En el NUPAW por lo menos el 30por ciento de los participantes en la educaciónsindical tienen que ser mujeres. Se organizantambién programas especiales para ellas. ElNUPAW cuenta con 80 animadores y anima-doras que siguen el programa.

Actividades bilaterales

El SLF trabaja en cooperación bilateral conalgunos sindicatos de Africa, por ejemplo, sufilial número uno ha realizado actividades bila-terales en el ámbito de la salud y seguridaddurante más de diez años con el Sindicato Gene-

57

Page 63: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

ral de Tr a b a j a d o res de la Agricultura y de lasPlantaciones de Zimbabwe (GAPWUZ). A s i-mismo, su filial número cinco ha cooperado conel NUPAW y el NUCMW en Uganda. Estacomenzó en 1997 con el NUPAW actividades atítulo de cooperación y solidaridad. Desde 1998,dicha filial le ha ayudado a fortalecer su capaci-dad de acción en materia de salud y seguridad.Ha formado a los animadores de los círculos re s-ponsables de las filiales y a los delegados sindi-cales, y suministrado la documentación y el equi-p amiento para ayudar a formar a los miembro sdel NUPAW.

Programa del SLF:actividades de formación

El Programa se realizó en tres fases y seseleccionaron 40 animadores de círculos deestudio para participar en el mismo.

Primera fase: dos semanas

A este nivel, se enseñó a los 40 participantesseleccionados la seguridad y la salud y suimportancia. Dado que los trabajadores agríco-las viven y trabajan en el mismo lugar, unaparte de dicha formación estuvo dedicada asensibilizar sobre las condiciones de vida:entorno, agua, salubridad, higiene y salud. Estecurso resulta importante ya que ciertas enfer-medades que sufren los trabajadores y sus fami-lias tienen su origen en la suciedad, la falta dehigiene y de limpieza de las viviendas.

Respecto a las condiciones de trabajo, se lesenseñó el método FASE (Encontrar – Analizar-Solucionar – Evaluar), el cual consta de cuatroetapas: el diseño de un inventario de los ries-gos de las condiciones de trabajo tras la identi-ficación de los problemas, la sugerencia de solu-ciones, la evaluación de los resultados para versi se ha solucionado el problema y, en casonegativo, tomar las medidas pertinentes. Losotros temas tratados abarcan la legislaciónnacional sobre la seguridad y la salud y los con-venios colectivos en vigor. En el NUPAW, losproblemas de seguridad y salud se han clasifi-cado como sigue:• ergonomía;• polvo;• ruidos y vibraciones, con efectos en el

cuerpo, y en especial los oídos, y las medi-das de protección;

• productos químicos y disolventes con susefectos en la salud de los trabajadores y lasmedidas de prevención.

La enseñanza comprendía asimismo lasvisitas a una refinería de azúcar y de planta-ciones, y un trabajo de aplicación del métodoFASE en la segunda etapa del curso.

Segunda fase: una semana

Los participantes debían presentar para sudiscusión un informe sobre el mencionado tra-bajo para discutir. Se les enseñaba entonces elsocorrismo, la prevención de accidentes, lalucha contra las explosiones y la forma de reme-diar los riesgos debidos a la electricidad, el usode equipos/trajes de protección adecuados y lamedida de la luz y del ruido mediante un mate-rial numérico. Al final de esta fase, los partici-pantes debían aplicar lo que habían aprendidoutilizando la pedagogía de los círculos de estu-dio para comunicar el conocimiento de las cues-tiones de seguridad y salud a todos los gruposrelevantes de esos círculos.

Tercera fase: una semana

Unicamente quince círculos de estudio sehan seleccionado para esta fase. Los partici-pantes han recibido una formación correspon-diente a sus papeles, que consiste en crear comi-siones de salud y de seguridad a todos losniveles de la organización sindical, en redactary aplicar programas de formación y educaciónen la materia, en negociar y examinar las cues-tiones con los empleadores y el gobierno, enintegrar estas cuestiones en la red de la UITA,en investigar en el lugar sobre los problemas desalud y seguridad con los que se encuentran lostrabajadores y en utilizar los resultados paramejorar sus condiciones. En una palabra, esta-ban encargados de garantizar la aplicación dela política de la NUPAW en la materia. La for-mación abarcaba los siguientes ámbitos:• la presentación de propuestas preliminares

en materia de salud y seguridad en los con-venios colectivos;

• los convenios de la OIT sobre la salud, laseguridad y el medio ambiente;

• las funciones de los comités de salud y segu-ridad;

• el papel de los representantes de la salud yla seguridad, y

• la planifición y la organización de los cursosde salud y seguridad.

Todas estas actividades se llevaron a cabocon la participación de expertos en salud yseguridad del SLF.

58

Page 64: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

P reguntas planteadas normalmente durantelos cursos:• En primer lugar, muchos trabajadores agrí-

colas no son conscientes de los peligros de sutrabajo. Segundo, muchos trabajadore s ,como consecuencia de su pobreza, tienen queasumir riesgos y a menudo se resignan. Lostrabajadores no son conscientes en generalde los graves riesgos profesionales querepresenta su trabajo y que amenazan susalud y su seguridad, la salud de su familia,la del conjunto de la sociedad así como elmedio ambiente. Los que son un poco cons-cientes de los peligros de su trabajo carecende la formación necesaria para reducir losriesgos y mejorar las condiciones de trabajomediante prácticas apropiadas.

• Los que viven y trabajan en las plantacionesson generalmente muy pobres, por lo queaceptan fácilmente cualquier trabajo. Sine m b a rgo, el gran problema es que a los e m-p l e a d o res no les informan suficiente y ade-cuadamente sobre los productos químicosque utilizan, ni les suministran los trajes dep rotección para el uso o manejo de plaguici-das. La legislación sobre estos últimos es insu-ficiente, ya que no existe ninguna re g u l a c i ó nrelativa al uso de plaguicidas o al envenena-miento por uso de los mismos. Los casos deenvenenamiento químico no son declarados.Los trabajadores que pulverizan, recogen oe s c a rdan, y todos los que han estado más omenos expuestos, dejan las tierras sin poderlavarse por falta de instalaciones o de agua.Vuelven a casa con los mismos trajes con losque trabajaron, por lo que exponen a su fami-lia al contagio. No existe alcantarillado paralas viviendas construidas sobre las plantacio-nes y las de los trabajadores carecen a me-nudo de los requisitos mínimos de vivienda.

El papel del GPP

En este programa, el NUPAW ha tratado deabordar los temas mencionados a través de lassiguientes estrategias:1. Se han establecido comités de seguridad y

salud en todas las estructuras del NUPAWpara aplicar su política en la materia.

2. La educación impartida en los círculos deestudios difunde los conocimientos en lamateria entre los sindicalistas que partici-pan en los mismos.

3. El coordinador nacional de la salud, seguri-dad y medio ambiente nombrado controlala ejecución del programa.

Aplicación del Proyecto

Como se ha mencionado anteriormente,existe un uso indiscriminado de productos quí-micos – sobre todo de plaguicidas – en todo elmundo y sobre todo en los países en desarro-llo. Dicho uso amenaza no sólo la vida y saludde los consumidores, de los trabajadores agrí-colas y la de sus hijos, provocando cánceres ymalformaciones congénitas, sino que tambiéncontamina el medio ambiente, contaminando latierra, el aire y el agua.

Necesidad de informar

Si bien debemos reconocer las ventajas paranuestra vida cotidiana de los productos quími-cos, es fundamental obtener información com-pleta y fiable de lo que debemos utilizar, parahacerlo de forma segura y duradera. Unempleo adecuado de los productos químicosexige una información adecuada sobre su natu-raleza, sus usos, sus peligros/riesgos, sus efec-tos, su control y sobre la eliminación de los mis-mos. No es suficiente saber que existen datos,sino que hay que saber dónde se pueden obte-ner con más facilidad. Dicha información esnecesaria para la protección de la saludhumana y el entorno a todos los niveles delciclo de los productos químicos, desde su pro-ducción/extracción/importación, transporte,almacenaje y uso hasta su reutilización, re c i-claje, exportación y eliminación. Se re q u i e re nasimismo para tomar decisiones sobre las nor-mas en los siguientes aspectos: re g i s t ro, re g u l a-ción, transporte, intervención de urgencia, pre-vención de accidentes laborales en el contextode la educación y la sensibilización.

Los coordinadores nacionales encargadosde la salud, seguridad y medio ambiente de losGPPen Ghana, Tanzanía, Uganda y Zimbabwerecibieron en el Pesticide Trust de Londres unaformación en materia de necesidades, recursos,disponibilidad y utilización de la información.

Sistema de informacíon sobre lagestión de los productos químicos

Se debería establecer un sistema de infor-mación para facilitar el flujo de información,que permitiría a las partes participantes acce-der a la información relativa a la gestión de losproductos químicos, intercambiarla, difundirlay facilitar su acceso a todos los que la necesiten.

59

Page 65: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Para qué sirve la información

A nivel interno, la información es útil paralos trabajadores, las comisiones de seguridad ysalud, los animadores de los círculos de estu-dio, los responsables de las filiales y los diri-gentes sindicales; a nivel nacional, sirve a otrasorganizaciones sindicales, a los organismosgubernamentales, como el Ministerio de Agri-cultura, y a las ONG, como la Oficina Nacionalde Gestión Medioambiental (NEMA). En elplano internacional, pueden acceder a la mismala secretaría y los miembros de la UITA, otrasorganizaciones sindicales internacionales o ins-tituciones internacionales como la Organiza-ción de las Naciones Unidas para la Agriculturay la Alimentación (FAO), la OrganizaciónMundial de la Salud (OMS), la OrganizaciónInternacional del Trabajo (OIT), la Organiza-ción de Cooperación y Desarrollo Económicos(OCDE) y el Programa de las Naciones Unidaspara el Medio Ambiente (PNUMA).

Tipos de información

Información química

Debería englobar, entre otros, las propieda-des físicas y químicas de una sustancia, sus uti-lidades, los efectos en el hombre y el medioambiente, las medidas de urgencia en caso deaccidente/derrame, los métodos de eliminación,las medidas legislativas, el nombre comercial,los nombres comunes y científicos, su compo-sición, su toxicidad.

Información ecológica

Debería incluir tanto los riesgos de conta-minación y los datos sobre la transmisión, comolos relativos a su persistencia, biodegradabili-dad, bioacumulación y posibles reacciones quí-micas.

Información sobre los trabajadores

Deberían referirse, por un lado, los datos enmateria de seguridad, las medidas de seguri-dad y empleo sin riesgo de plaguicidas y equi-pos, consignas explícitas/pictogramas; por elotro, los datos sobre casos de envenamiento yaccidentes, cantidades y tipos de plaguicidasutilizados y las zonas geográficas donde seemplean.

Información de tipo comercial

Debería incluir las estadísticas sobre lasexportaciones/importaciones, la producción ydesignación nacional de los productos quími-cos, los consejos sobre la seguridad en el trans-porte de las sustancias, y las relativas al eti-quetado, empaquetado y almacenaje, así comolos lugares de utilización.

Información sobre las disposicioneslegales / jurídicas

Es decir, las leyes nacionales pertinentespromulgadas y/o en vigor, reglamentos, asícomo lo relativo a la ratificación y aplicación delos convenios internacionales y otros acuerdosratificados por el Gobierno.

Fuentes de información

Los Ministerios ugandeses

Los Ministerios de Agricultura, de la Salud,del Trabajo, del Comercio e Industria, del Trans-porte, la Oficina Nacional de Gestión Medio-ambiental (NEMA) y las inspecciones de tra-bajo.

Industria /agricultura

Las empresas producen hojas de datos sobrelos productos que producen y exportan, las cua-les contienen información sobre sus efectos enla seguridad y la salud de los trabajadores, lasemisiones y la seguridad de su transporte ymanutención.

Instituciones de investigacióny establecimientos universitarios

Se trata de centros de investigación univer-sitarios y científicos, de bibliotecas para losinvestigadores, así como los centros internacio-nales de documentación.

Grupos de interés público

Las asociaciones de consumidores y otras deutilidad pública y los miembros de ONG eco-lógistas constituyen otra fuente esencial deinformación.

Centros de primeros auxilios

Los hospitales, clínicas locales y serviciospúblicos (de urgencias y seguridad) también

60

Page 66: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

pueden informar. Dichas instituciones, ademásde informar en caso de accidente o de derrametóxico, orientan asimismo sobre los síntomas ydiagnóstico, los antídotos, los tratamientos ycuidados, los métodos de prevención y lasmedidas de limpieza.

Fuentes internacionales

O rganización de las Naciones Unidaspara la Agricultura y la Alimentación( FA O )

La FAO, creada en octubre de 1945, es lamayor institución especializada del sistema deNaciones Unidas. Con el mandato de interve-nir en los casos de urgencias alimentarias yagrícolas, trata todo un amplio abanico detemas y ha elaborado exhaustivas publicacio-nes sobre la protección de los cultivos y los pla-guicidas.

Organización Internacional del Trabajo(OIT)

La OIT, siempre preocupada por la seguri-dad y la salud en el lugar de trabajo, elaboróu n Convenio sobre los productos químicos(núm. 170), y participó asimismo en el Pro-grama Internacional sobre Seguridad de lasSustancias Químicas (IPCS).

O rganización Mundial de la Salud (OMS)

Dentro del ámbito del IPCS, la OMS trabajacon la OIT y el PNUMA en la redacción de laRecommended Classification of Pesticides byHazard (clasificación de los plaguicidas reco-mendada en función de los riesgos) de la OMS,que ayuda a clasificar los principios activos delos plaguicidas y sus fórmulas según el gradode toxicidad. La OMS trabaja asimismo condicho Programa en la edición de los Environ-mental Health Criteria (Criterios de HigieneMedioambiental) en forma de una serie demonografías sobre los plaguicidas, que ofrecenuna orientación sobre los riesgos para la saludy el medio ambiente. Junto con la FAO, la OMSpatrocina el Codex Alimentarius, que establecelas normas sobre los plaguicidas en los alimen-tos y productos perecederos.

Programa de las Naciones Unidas parael Medio Ambiente (PNUMA)

El PNUMA cuenta con información sobrelos siguientes programas y proyectos:

• Global Environmental Epidemiology Net-work (Red Mundial de Epidemiología Eco-lógica);

• Pollutant Release and Transfer Registry(PRTR);

• Procedimiento de Consentimiento Funda-mentado Previo (PIC), y

• Contaminantes Orgánicos Persistentes(COPs).

Organización de Cooperacióny Desarrollo Económicos (OCDE)

La OCDE ha editado las directrices para losorganismos de ayuda al desarrollo sobre la ges-tión de plaguicidas.

CAB International

La CABI, organización intergubernamentale internacional competente en la materia,cuenta con 37 países miembros que proporcio-nan servicios a la agricultura a nivel mundial.Su misión es ayudar a mejorar el bienestar entodo el mundo mediante la difusión, aplicacióny creación de conocimientos científicos, enapoyo de un desarrollo duradero, haciendohincapié en la agricultura, la silvicultura, laseguridad y la gestión de los recursos natura-les, teniendo en cuenta en especial las necesi-dades de los países en desarrollo.

Red de lucha contra los Plaguicidas(PAN)

La PAN es una alianza internacional de gru-pos voluntarios, sociedades civiles, ONG y par-ticulares en defensa de la sustitución de los pla-guicidas por métodos ecológicamente sanos. Lared se ocupa asimismo de actividades de movi-lización a nivel local, nacional e internacional,como la campaña contra los «doce indeseables»y participa en acciones de promoción de la agri-cultura y el desarrollo rural durables.

Existen además otras fuentes internaciona-les de información.

La industria y sus asociaciones

La industria y sus asociaciones puedensuministrar información fundamental sobreuna utilización sana de los productos químicos.Así, por ejemplo, la Global Crop ProtectionFederation (GCPF) (Federación Mundial deProtección de los Cultivos), anteriormente

61

Page 67: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

GIFAP (Agrupación Internacional de Asocia-ciones Nacionales de Fabricantes de ProductosAgroquímicos), es el principal órgano repre-sentante de esta industria a nivel mundial. EstaFederación publica notas informativas sobretemas técnicos, monografías sobre la mayoríade los temas esenciales sobre los plaguicidas,así como un boletín periódico. Lleva a cabo ade-más nueve proyectos de utilización sin riesgosen Guatemala, Tailandia y Kenya.

Nuevas necesidades de formación

El Proyecto Mundial sobre Plaguicidas seelaboró en apoyo de la aplicación de dos re s o-luciones adoptadas por la Conferencia Mun-dial de A g rupaciones del Comercio A g r í c o l ade la UITA, que exigió a los afiliados de estaú l t i m a :

1. Participar en el equipo nacional de coordi-nación correspondiente que elabore elbalance nacional que estime la infraestruc-tura nacional para la gestión de los produc-tos químicos, así como todo programa deacción pertinente que se obtenga delbalance. Esto ayudará a asegurar que esteúltimo refleja los problemas a los que seenfrentan los trabajadores agrícolas, susfamilias y comunidades, así como las medi-das a tomar por el gobierno y las otras par-tes interesadas para tratar los problemasseñalados por dicho balance nacional.

2 . a ) P resionar para obtener una rápida ratifi-cación del Convenio de Rotterdam sobreel Procedimiento de Consentimiento Fun-damentado Previo (PIC) de Ciertos Pla-guicidas y Productos Químicos Peligro s o sObjeto del Comercio Internacional (1998).

b) Apoyar la campaña de la UITA para larecopilación sistemática de informaciónsobre los accidentes al utilizar plaguici-das (según los criterios del Convenio) eindicarlos a los órganos competentes, seadel Gobierno o del Convenio para que losincluyan en su competencia.

Esta situación incitó al NUPAW a elaborarnuevas estrategias para adoptar planes deacción tras esta resolución. Aunque el GPPcompleta las actividades del EAC, han surgidonuevas necesidades de formación:

1. Seguridad en la utilización de productosquímicos.

2. Identificación, clasificación y etiquetado delos productos químicos.

3. Hojas de datos sobre la seguridad de los pro-ductos químicos.

4. Recopilación y análisis de datos sobre losaccidentes provocados por el uso de pla-guicidas y sobre las fórmulas particular-mente peligrosas.

5. Información sobre la lucha integrada contralos enemigos de los cultivos.

Trabajo en la red

El NUPAW planea reforzar el trabajo en lared de sus órganos, así como los de la UITA ylas ONG internacionales, como PAN, PesticideTrust, CABI, para evaluar la información yagrupar el material didáctico.

Este trabajo en la red puede reforzarse ade-más mediante visitas de las organizaciones quese ocupan de los plaguicidas, viajes de estudiosy afiliación a órganos como la PAN.

Documentación sobrela información

El NUPAW se esfuerza en crear un centro deintercambio de información entre los trabaja-dores bajo la forma de documentos y conclu-siones, de planes de acción y otras informacio-nes, y sobre todo crear una base de todos losdatos registrados.

Las técnicas existentes – correo electrónico,discos compactos Rom e Internet – facilitaráneste proyecto.

Acción ante el Gobierno

En el marco de su actividad global y conti-nua, el NUPAW empuja al Gobierno ugandés adar seguimiento a la Conferencia de las Nacio-nes Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desa-rrollo (CNUMAD), denominada Cumbre parala Tierra, celebrada en Brasil en 1992, aplicandoel punto 21 de su orden del día, y en concretoel capítulo 19 sobre la gestión sana de los pro-ductos químicos tóxicos respetuosos del medioambiente, que comprende la elaboración de losbalances nacionales para evaluar a los órganosnacionales de información sobre la gestión delos productos químicos para ratificar el Conve-nio de Rotterdam.

Conclusión

El uso indiscriminado de productos quími-cos, y en especial los plaguicidas, que causaenfermedades y muertes entre los trabajadore s

62

Page 68: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

agrícolas por ausencia de información, equi-pamiento de protección y la utilización demateriales con conocido riesgo para el hombre ,agrava los problemas ya existentes, como losbajos salarios, la vivienda precaria, la ausenciade formación y las normas laborales obsoletas.El camino a seguir para la UITA y sus afil i a d o s

consistiría en trabajar en la promoción de und e s a r rollo agrícola y rural duradero a través decampañas nacionales, en la contratación, en lao rganización y formación, en la sensibilizacións o b re la amplitud del problema y en re a c c i o n a rcolectivamente para mejorar la situación.

63

Page 69: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

64

Un conocimiento básico de la amplitud delempleo de plaguicidas en un país es lo primeroque hace falta para garantizar un entorno labo-ral sano y seguro a los trabajadores agrícolas yfomentar un desarrollo sostenido del sectora g ropecuario. La adquisición de una clara con-ciencia de las cuestiones de que se trata y de laamplitud de los efectos sobre la salud laboral yambiental, y a continuación la utilización de losconocimientos adquiridos con el fin de adoptarmedidas eficaces que consigan mejoras, sentaránlas bases sobre las que establecer las prioridadesnacionales y las estrategias con miras a la acción.

Los peligros pueden agravarse

La evaluación de las consecuencias de losplaguicidas en un país determinado dependeráde muchos factores, entre ellos los siguientes:importancia relativa del sector agrícola, númerode personas que trabajan en tareas agrícolas,e s t ructura del uso de la tierra, clases de cultivoy tipo y evolución de los plaguicidas utilizados.Los efectos sobre la salud laboral y ambientaldel uso de plaguicidas también dependerá de lacantidad y los usos a que se destinen, la toxici-dad de cada plaguicida y el grado de exposiciónindividual, definido por su forma de aplicación,el tipo de formulación, la movilidad ambientaldel plaguicida, etc. Además, es preciso re c o rd a rque los peligros relacionados con el empleo detécnicas agrícolas modernas pueden verse agra-vados por la exposición a graves condiciones cli-máticas, grandes esfuerzos físicos, horas de tra-bajo irre g u l a res y extenuantes, aislamiento yo t ros factores físicos y sociales, tales como ladesnutrición, bajos niveles de vida y niveles ina-decuados de higiene comunitaria.

Población en peligro

Aunque la población en peligro variará porsupuesto según los países, dependiendo sobretodo de los factores antes mencionados, la agri-

Los plaguicidas en la agricultura: amplitud del problema en Asia

Annie RiceFuncionaria de información

Programa InFocus sobre Trabajo sin RiesgoCIS/OIT

Gráfico 1. Población económicamente activaen la agricultura, en 1998

cultura siempre será una actividad de altoriesgo en lo que se re fie re al número de acci-dentes y enfermedades registrados por su manode obra. Casi la mitad de la fuerza laboral mun-dial, es decir, más de 1.300 millones de perso-nas, trabajan la tierra. El 80 por ciento vive enAsia, y sólo dos países – China y la India –reúnen más del 60 por ciento de la mano deobra agrícola mundial, y el 78 por ciento de lade Asia (véase el gráfico 1).

Aunque el porcentaje de mano de obra dedi-cada a la agricultura es inferior al 10 por cientoen los países más desarrollados de la región, enla mayoría de los países en desarrollo suponeun porcentaje importante de la fuerza laboral,hasta el 60 por ciento, e incluso más del 90 porciento en casos extremos, por ejemplo en Nepal(véase el cuadro 1).

La contribución de la agricultura al pro-ducto interno bruto (PIB), aunque es impor-tante, siempre es pequeña. A medida que lospaíses se hacen más ricos, la parte correspon-diente a la agricultura en el PIB disminuye ycada vez hay menos personas que trabajan latierra. Así, la población mundial económica-mente activa que trabaja en la agricultura se

Page 70: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

65

Cuadro 1. Mano de obra agrícola

País Porcentaje de mano Valor añadido de la agricultura,de obra agrícolaen 1998 a en porcentaje del PIB, en 1998 b

Australia 4,7 3Bangladesh 57,7 23Camboya 70,8 51China 68 18Corea, República de 11,3 7Fiji 40,8 24,5 c

Filipinas 40,8 17India 60,5 25Indonesia 49,7 16Japón 4,6 2República Democrática Popular Lao 76,7 52Malasia 20,2 12Mongolia 25,7 33Nepal 93,2 40Nueva Zelandia 9,2 8,1 c

Pakistán 47,9 25Papua Nueva Guinea 75,2 28Sri Lanka 46,1 22Tailandia 58 11Viet Nam 68,2 26Total mundial 45,6 5

Fuentes: a FAOSTAT, 1999; b Banco Mundial, 1999; c Cifras de 1987.

espera que pase del 47,1 por ciento en 1996 al42 por ciento en el año 2000, y al 38 por cientoen el 2010. Incluso así, sigue suponiéndose queen los países de Asia Meridional la mano deobra agrícola continuará creciendo y se man-tendrá por encima del 50 por ciento. Estos paí-ses y los de Asia oriental, en los que los traba-jadores agrícolas todavía constituyen el 47 porciento de la fuerza laboral, seguirán siendo pre-dominantemente agrícolas en el curso de los 15a 20 próximos años.

Aunque más de la mitad de la poblaciónquizá trabaje en el sector agrícola o dependa deéste en muchos países de la región, ocurre tam-bién que la agricultura es un sector tradicio-nalmente olvidado como consecuencia del inte-rés puesto en el desarrollo industrial y delrápido aumento de la urbanización.

Utilización de la tierra

Otro factor importante para definir quiénestá en peligro, y dónde, es la utilización de latierra. En total, sólo algo más del 11 por cientode la superficie terrestre del mundo se utilizapara cultivos agrícolas, incluidos los cultivospermanentes como el té y el café. No obstante,en países concretos ese porcentaje puede sermucho mayor. Por ejemplo, en Bangladesh el66,8 por ciento de toda su superficie se dedicaa cultivos que pueden exponer a un enorme

número de trabajadores y de comunidadesrurales a un riesgo creciente de envenena-miento por productos agroquímicos. Por otraparte, los pastos permanentes predominan enmuchos países de la región, y por ejemplo enMongolia se extienden por el 75 por ciento desu superficie. Este tipo de utilización de la tie-rra no requiere la misma cantidad de insumosen forma de productos químicos agrícolas y porconsiguiente no supone la misma magnitud deriesgo a este respecto que en el caso de los cul-tivos (véase el cuadro 2).

Productividad agrícolay nuevos riesgos

La producción agrícola de los países de A s i aes la que más rápidamente ha crecido en todo elmundo, por término medio un 3,2 por ciento cadaaño entre 1982 y 1992, y aún continúa en lo quese re fie re a muchos países aunque, como puedeverse en el cuadro 3, este crecimiento se está esta-bilizando en la mayoría de casos en los últimosaños. El crecimiento se debe en parte a cambiostécnicos, por ejemplo, al aumento de las tierrasde regadío y el empleo de tractores y abonos,todo lo cual constituye indicadores de la efic i e n-cia agrícola y re fleja el grado de inversiones en lamejora de la agricultura (véase el cuadro 3).

Asia posee la parte más extensa de tierras cul-tivables de regadío de todo el mundo, un 37 p o r

Page 71: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

66

Cuadro 3. Productividad y eficiencia agrícola

País Crecimiento anual Número Empleo de abonos Tierras de regadíomedio del valor de tractores (en miles (en porcentajeañadido de por cada de toneladas de la tierrala agricultura 10 km2 métricas) b cultivable)(en porcentaje)a

1980-90 1990-98 1988 1987 1997 1979-81a 1997 b

Australia 3,3 1,1 0,7 1349 2 260 3,5 5,1Bangladesh 2,7 1,5 0,5 706 1072 17,1 44,8Camboya n,.d.c 2,2 n,.d.c 6 8 4,9 7,1China 5,9 4,3 2,0 22 687 35 988 45,1 38,3Corea, República de 2,8 2,1 8,9 840 906 59,6 60,5Fiji n,.d.c n,.d.c n,.d.c 21,5 19 1,4 1,1Filipinas 1 1,5 2,2 486 810 14 16,3India 3,1 3,4 3,9 8 822 16 195 22,8 33,5Indonesia 3,4 2,8 0,4 2 265 2 463 16,2 15,5Japón 1,3 -2 365,5 2 037 1 510 62,6 62,9República Democrática

Popular Lao 3,4 4,5 n,.d.c 0,5 3,5 15,4 19,2Malasia 3,8 2 2,7 699 1 200 6,7 4,5Mongolia 1,4 1,9 0,1 24 2 3 6,4Nepal 4 2,3 0,7 54 109 22,5 38,2Nueva Zelandia 3,8 2,2 5,6 370 691 5,2 8,7Pakistán 4,3 3,8 6,8 1 720 2 659 n,.d.c 81,4Papua Nueva Guinea 1,8 4,1 n,.d.c 14,7 13 n,.d.c n,.d.c

Sri Lanka 2,2 1,5 12,3 206 210 28,3 31,8Tailandia 3,9 3,1 6,5 587 1 478 16,4 24,5Viet Nam n,.d.c n,.d.c 5,3 421 1 571 24,1 31,9Total mundial 2,7 1,2 n,.d.c 139 589 137 254 17,8 18,8

Fuente: a Banco Mundial, 1999. b FAOSTAT, 1999. c No existen datos.

Cuadro 2. Utilización de la tierra, en porcentaje de la superficie total

País Cultivos periódicos, 1997 a Cultivos permanentes, 1997 a Pastos permanentes, 1996 b

Australia 6,9 0,03 53,9Bangladesh 60,8 2,5 4,6Camboya 20,9 0,6 n,.d.c

China 13,3 1,2 42,8Corea, República de 17,5 2 0,9Fiji 10,9 4,6 9,4Filipinas 17,2 14,7 4,2India 54,5 2,66 3,8Indonesia 9,9 7,2 6,5Japón 10,4 1 1,7República Democrática

Popular Lao 3,5 0,22 n,.d.c

Malasia 5,5 17,6 0,8Mongolia 0,8 – 74,7Nepal 20,3 0,5 12,2Nueva Zelandia 5,8 6,4 50,5Pakistán 27,3 0,73 6,4Papua Nueva Guinea 0,13 1,35 n,.d.c

Sri Lanka 13,4 15,8 6,8Tailandia 33,4 6,6 1,5Viet Nam 17,4 4,7 1,5Total mundial 10,6 1 n,.d.c

Fuente: a FAOSTAT, 1999; b FAOSTAT, 1997. c No existen datos.

Page 72: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

67

notoriamente por debajo de la realidad, pero laOIT estima que el 14 por ciento de todas laslesiones laborales y el 10 por ciento de los falle-cimientos en el sector agrícola se debe a la expo-sición a plaguicidas. De ser así, la cifra de tra-bajadores agrícolas muertos por culpa de losplaguicidas se situaría en aproximadamente17.000 por año. Aunque los países en desarro-llo consumen aproximadamente el 20 porciento de la producción mundial de plaguici-das, registran aproximadamente el 70 porciento del número total de envenenamientosagudos, es decir, más de 1.100.000 casos cadaaño. Por su parte, la Organización Mundial dela Salud considera que el número total de casosde envenenamiento por plaguicidas oscilaentre 2 y 5 millones por año, y de ellos 40.000son mortales (véase el cuadro 4).

China y la India ocupan el primer lugarde envenenamiento por plaguicidas

Los países de Asia, incluidos el Japón y A u s-tralia, consumen aproximadamente el 24 porciento de la producción mundial de plaguicidasp e ro, dado que la región tiene la principal con-centración de trabajadores agrícolas, se deduceque en términos numéricos la mayoría de losenvenenamientos por plaguicidas en el mundose registra en los países en desarrollo de Asia, enparticular China y la India (véase el cuadro 4).

La magnitud de los riesgos para la saludlaboral y del medio ambiente debidos a la expo-sición a plaguicidas variará según el tipo deproducto utilizado, las cantidades y el uso a quese destina – por ejemplo, el tipo de cultivo – yel modo de aplicación, los grupos de riesgoespeciales y las condiciones climáticas.

ciento por término medio, y alcanza el 80 porciento en el Pakistán. Incluso en climas máshúmedos el regadío puede ser importante, porejemplo en el Japón donde el 61 por ciento de latierra cultivable es de regadío. Ese país tambiénregistra el crecimiento más rápido del consumode abonos, el 5,3 por ciento anual. Estos pro-g resos han permitido que Asia casi triplicara elrendimiento de sus cultivos básicos, que desdeprincipios del decenio de 1950 ha pasado de 1,1tonelada por hectárea a 3 toneladas. Parte deesta tendencia, característica de la pro d u c t i v i-dad agrícola asiática, se debe a la llamada«Revolución Ve rde», gracias a la cual nuevasvariedades de cultivo que permitían obteneruna mayor producción aumentaron los ingre s o sde los campesinos pobres o sin tierra. Por ejem-plo, una encuesta realizada en el sur de la Indiapuso de manifiesto que entre 1973 y 1994 losi n g resos reales medios de los pequeños campe-sinos aumentaron el 90 por ciento, y el de loscampesinos sin tierra el 125 por ciento. Laingesta de calorías por los pequeños campesi-nos y los campesinos sin tierra aumentó, del 58al 81 por ciento, y la de proteínas del 103 al 11 5por ciento. No obstante, estos nuevos cultivosde alto rendimiento también tienen sus incon-venientes: su demanda de técnicas de cultivoque re q u i e ren gran intensidad de mano de obray grandes cantidades de agua y productos quí-micos en forma de abonos y plaguicidas exponea los trabajadores agrícolas a nuevos peligro s .

Productos químicos agrícolas

El empleo de plaguicidas constituye unacaracterística constante del trabajo agrícola. Losplaguicidas son, por definición, venenosempleados para destruir o erradicar organis-mos indeseados, por lo general especies que deno utilizarse dichos productos podrían causargrandes pérdidas económicas a los cultivos otransmitir enfermedades. Dado que se trata debiocidas, son potencialmente peligrosos paraotras especies, incluida la humana. Por consi-guiente, no es sorprendente que éstos y otrosproductos químicos agrícolas constituyan unode los mayores riesgos laborales que originanenvenenamientos y muertes y, en algunoscasos, cánceres relacionados con el trabajo.

Cada año hay miles de muertosdebido a los plaguicidas

Las cifras de personas enfermas por causade los plaguicidas, tanto en los países desarro-llados como en los países en desarrollo, están

Gráfico 2. Empleo de plaguicidas, por regiones

Fuente: ONUDI, 1993.

Page 73: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

68

Cuadro 4. Utilización regional de plaguicidas, por clases,en porcentaje de su parte de mercado en 1990

Región Herbicidas Fungicidas Insecticidas

América del Norte 33 28 18Europa 35 52 29Asia 15 6 30América Latina 9 7 9Resto del mundo 8 7 14

Fuente: ONUDI, 1993.

La mayoría de las operaciones con plaguici-das tiene por finalidad erradicar insectos, malashierbas y agentes patógenos de las plantas, loque hace que actualmente se utilicen principal-mente insecticidas, herbicidas y fungicidas. Seacual fuere el plaguicida, prácticamente nin-guno será suficientemente específico paraexcluir todo daño a otras especies distintas dela que tiene por objetivo. Los herbicidas figu-ran entre los más específicos y en cambio lamayoría de los insecticidas rara vez pueden dis-tinguir entre las plagas fijadas como objetivo,los insectos beneficiosos, los grandes mamífe-ros e incluso los seres humanos. Los fungicidasse encuentran en general entre ambos.

Organismos patógenos e insectosprosperan en las regiones tropicales

Países diferentes mostrarán característicasdistintas en lo que se re fie re al consumo detipos concretos de plaguicidas. De ahí que lospaíses en desarrollo, en especial los que tienenclimas tropicales o subtropicales que favore c e nla aparición de organismos patógenos e insec-tos perjudiciales para los cultivos agrícolas yde plantación, sean grandes usuarios de insec-ticidas que en general son los plaguicidas másperjudiciales para los seres humanos. Por suparte, las industrias agrícolas altamente desa-r rolladas del Japón y de Australia son grandesusuarias de herbicidas, como parte de susesfuerzos por aumentar el rendimiento de loscultivos. El Japón y Corea destacan en esaregión por su utilización de fungicidas, debidop robablemente a que estos países tienen climasmás húmedos, que suelen favorecer las enfer-medades de las plantas.

Aunque en los países en desarrollo seemplean muchos menos plaguicidas que en lospaíses industrializados, se espera que incre-menten su empleo más rápidamente. Las ven-tas de plaguicidas aumentaron el 28 por cientoa lo largo del decenio de 1990 en los países en

d e s a r rollo. Además, se supone que los insecti-cidas continuarán siendo con mucho el tipo deplaguicida más utilizado en algunos países deA s i a .

Otro factor que influye en la amplitud delempleo de determinados plaguicidas es el tipode cultivo que se supone protegen. Los cultivoscomerciales, en especial los de plantación, cons-tituyen el principal mercado para los plaguici -das en los países en desarrollo, y los productosquímicos se emplean cada vez más en la agri-cultura de subsistencia en la que el trabajadory el público pueden verse más expuestos alpeligro que representan, debido a una ignoran-cia relativa de sus efectos y a la falta de protec-ción. En lo que respecta al valor de mercado, lamayoría de los plaguicidas se destinan, aproxi-madamente, sólo a 10 grandes cultivos en todoel mundo: maíz, trigo, arroz, algodón, soja,remolacha azucarera, vides y frutas y legum-bres en general (véase el gráfico 3).

En términos monetarios, las frutas y legum-bres figuran en primer lugar en cuanto a los cul-tivos que exigen plaguicidas. No obstante,desde el punto de vista del medio ambientepuede ser más pertinente la cantidad de pla-guicida utilizado por superficie cultivada(índice de utilización). En tal caso el algodón sesitúa en el primer lugar ya que consume dosveces más cantidad de plaguicidas que la sojay ocho veces más que el trigo.

Por consiguiente, es muy importante en loque respecta a las posibles consecuencias parala salud y el medio ambiente saber qué clasede plaguicida se emplea, dónde y para qué tipode cultivo. Dado que es sabido que las fru t a sy legumbres consumen la mayor parte de losplaguicidas, se deduce que los países de A s i ay el Pacífico serán los principales usuarios, yaque re p resentan aproximadamente el 45 porciento de la producción mundial de esos pro-ductos. China ocupa el primer lugar en la pro-ducción de legumbres ya que produce más deuna cuarta parte del total mundial, y la India

Page 74: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

69

el segundo lugar, aunque produce menos de lamitad que China. Asia también registra apro-ximadamente el 25 por ciento de la pro d u c c i ó nde fruta, siendo la India el tercer pro d u c t o rmundial (después del Brasil y los Estados Uni-dos). Esta región también registra casi la mitadde la producción de cereales, en la que vuel-ven a encontrarse a la cabeza China, la India ylos países arro c e ros de Asia meridional yo r i e n t a l .

El arroz del Japón consume más de lamitad del total de plaguicidas

El uso de plaguicidas para cultivos concre-tos puede registrar grandes diferencias segúnlos países. Por ejemplo, si bien el Japón tieneúnicamente el 1 por ciento de la superficie mun-dial dedicada al cultivo de arroz, usa más de lamitad del total mundial de herbicidas y fungi-cidas y casi la mitad de los insecticidas desti-nados a este cultivo.

La amplitud de los efectos sobre la salud quetiene la exposición a plaguicidas tambiéndependerá en gran medida de la toxicidad delproducto concreto que se utilice en una zona.Exceptuando los plaguicidas químicos que seobtienen de manera natural, las bacterias yotros organismos biocidas (que sólo represen-tan una pequeña parte de los de plaguicidas uti-lizados), la mayoría pertenecen únicamente acuatro grupos principales que dominan el mer-cado: organoclorados, organofosfatos, carba-matos y piretroides (véase el gráfico 3).

Los cuatro grupos principales

Insecticidas organoclorados

Se trata de los primeros plaguicidas org á-nicos sintéticos, desarrollados en el decenio de1940. Actúan trastornando el funcionamientonormal del sistema nervioso. Cabe citar entreellos la aldrina, la dieldrina, la endrina, el clor-dano, el DDT, el HCH, el endosulfán, el hepta-cloro y el metoxicloro. Ahora se utilizan menos,debido principalmente a que muchas especiesde insectos han desarrollado resistencia a ellos,y también porque su persistencia en el medioambiente los ha hecho inaceptables, y en terc e rlugar porque se almacenan en los tejidos gra-sos de los seres humanos y otras especies y porconsiguiente pueden bioacumularse en lacadena alimentaria. Estos dos últimos factore shan conducido a graves restricciones e inclusoa la prohibición de su empleo en algunos paí-ses, pero estas medidas no han impedido quesiguieran utilizándose en algunos países end e s a r rollo, debido principalmente a que sonbaratos, a que están disponibles en el país, al«dumping» de los países industrializados y, loque resulta irónico, a su amplio espectro deactividad y eficacia a largo plazo. Hace sólo 10años, el DDT todavía re p resentaba el 70 porciento de todos los plaguicidas utilizados en laIndia, aunque ya había sido prohibido, limi-tado o retirado de la venta en más de 40 paísesdel mundo.

Gráfico 3. Principales combinaciones de cultivosy plaguicidas, en miles de millones de dólares

delos Estados Unidos, en 1990

Fuente: ONUDI, 1993.

Page 75: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Organofosfatos

La preocupación por los efectos de los pro-ductos organoclorados sobre el medio ambienteprovocó el paso a plaguicidas organofosfata-dos, menos persistentes ambientalmente. Estoscompuestos no se almacenan en el cuerpo perosus efectos pueden acumularse. Los primerosorganofosfatos, como por ejemplo el paratión,solían tener propiedades similares a las de losprimeros gases asfixiantes desarrollados parala guerra y por tanto eran extremadamente tóxi-cos para los mamíferos y los seres humanos.Ulteriores progresos permitieron producirorganofosfatos menos tóxicos para el hombre.Entre los ejemplos corrientes figuran el mala-tión, el diclorvos, el diazinón, el fenitrotión, elbromofos, el temefos, etc.

Carbamatos

Estos plaguicidas actúan de manera similarque los organofosfatos pero no se almacenan enel tejido graso y no se acumulan. Cabe citarentre ellos el aldicarb, el metomil, el propoxur,el bendiocarb, el carbaril y el fentiocarb.

Piretroides

Esta clase de plaguicida se obtuvo a partir delas piretrinas de origen natural. Tanto el pelitrecomo los pire t roides sintéticos resultan intere-santes por cuanto son relativamente no persis-tentes en el medio ambiente y re l a t i v a m e n t einocuos para los mamíferos. Esta seguridadrelativa, junto con su extraordinaria actividadinsecticida, ha hecho que sean los insecticidascuyo consumo aumenta más rápidamente. Cabecitar entre ellos la bioaletrina, la cihalotrina, lacipermetrina, la fenvalerata, el permetrino, elresmetrino y el biore s m e t r i n o .

Si los problemas laborales y ambientalesestán directamente relacionados con las canti-dades y los tipos de plaguicidas empleados,todos estos factores podrán tomarse como indi-c a d o res del grado que alcanzarán los pro b l e-mas en el futuro a menos que se adopten medi-das para evitar o reducir la utilización deplaguicidas, en especial sus variedades mást ó x i c a s .

Existencias acumuladasde plaguicidas

En muchos países en desarrollo un pro-blema especial para la salud y el medioambiente lo constituye la gran cantidad de exis-

tencias acumuladas de plaguicidas obsoletosaltamente tóxicos, gran parte de los cuales sereciben gratuitamente mediante programas deayuda extranjera. La Organización de las Nacio-nes Unidas para la Agricultura y la Alimenta-ción (FAO) estima que varios países de Asia tie-nen existencias que superan en cada caso las5.000 toneladas, algunas de las cuales puedentener más de 30 años. Debido a la falta de ins-talaciones de eliminación eficientes e inocuaspara el medio ambiente, concretamente incine-radores a altas temperaturas, estas existenciasaumentan constantemente.

En muchos países los contenedores de pla-guicidas están al aire libre, donde se deteriorany filtran su contenido al suelo y al agua. La FAOdice que algunos de esos plaguicidas son tantóxicos que unos pocos gramos podrían enve-nenar a miles de personas o contaminar unaextensa superficie.

Todos, países donantes, organismos deayuda, empresas agroquímicas y países recep-tores, son responsables de la acumulación cons-tante de plaguicidas obsoletos en los países endesarrollo. La solución a largo plazo de los cos-tosos problemas de eliminación (los costos deeliminación oscilan entre 3.500 y 5.000 dólarespor tonelada) reside en prevenir ante todo laacumulación, manteniendo unas existencias lomás pequeñas posible y reduciendo radical-mente la utilización de plaguicidas.

Grado de exposición individuala los plaguicidas

Las personas pueden verse expuestas devarias maneras a los plaguicidas: manejandolos productos químicos en el lugar de trabajo,mezclando o aplicando los productos, perma-neciendo en la zona donde se aplican los pla-guicidas o cerca de ella, bebiendo o comiendop roductos contaminados, etc. Por consiguiente,para poder reducir la exposición es precisotener en cuenta varios factores.

Maneras de reducirla exposición

Presentaciones

Existen muchísimas presentaciones de losplaguicidas: pulverizadores, nebulizadores,cebos, concentrados, gránulos, etc. Los pulve-rizadores y nebulizadores son mucho menosfáciles de contener y pueden contaminar gran-des extensiones y exponer a mayor número depersonas a peligros directos e indirectos. Este

70

Page 76: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

71

riesgo puede reducirse en cierta medida utili-zando presentaciones granulares, y todavíamás empleando maquinaria de plantación quepueda enterrar los gránulos donde se hayasembrado la semilla.

Equipo de aplicación

Del mismo modo que existen diversas pre-sentaciones, existen diferentes métodos de apli-cación de los plaguicidas, que pueden influirmucho en el grado de exposición. Por supuesto,es muy conveniente la implantación de pellets ogránulos, que son relativamente poco peligro-sos para el operador, pero en la gran mayoríade prácticas agrícolas los plaguicidas se aplicanmediante pulverización, ya sea desde el aire odesde tierra con maquinaria montada en tracto-res, o por trabajadores que utilizan un aparatopulverizador colgado a la espalda. La contami-nación es mucho más probable si se empleanesas técnicas.

Si se pulverizan a mano los cultivos, comoocurre en la gran mayoría de los lugares de tra-bajo agrícola de los países en desarrollo de Asia,el riesgo para los operadores es considerable.La situación es aún peor porque la tecnologíautilizada en muchos países para rociar con pla-guicidas data de hace más de 40 años. Además,gran parte del equipo de pulverización está enmuy malas condiciones y muchos agricultorestodavía creen que la mejor manera de aplicarlos plaguicidas es «en grandes cantidades, congran presión y en altas dosis».

Incumplimientode las normas de calidad

En 1997, la FAO publicó una nota de pre n s aen la que destacó entre otras cosas la situaciónexistente con respecto a las técnicas de pulve-rización con plaguicidas en Asia. A firmó queen el Pakistán aproximadamente el 50 porciento de los plaguicidas empleados quedabainutilizado debido a la mala calidad de lamaquinaria de rociado y a una aplicación ina-decuada. Existen informaciones que indicanque en la India se registran elevados nivelesde residuos de plaguicidas en los cultivos ali-mentarios, en comparación con los re g i s t r a d o spor término medio en el mundo, lo que indicaque la aplicación es inadecuada. Aunque en laIndia existen normas nacionales para elequipo de pulverización, todavía existen mu-chos pequeños fabricantes que atienden lasnecesidades locales sin ajustarse a las normasde calidad.

Falta de legislación,normas o formación

La FAO también citó un estudio realizado enIndonesia según el cual el 58 por ciento delequipo manual de pulverización era defectuosoy dejaba escapar el producto. En Malasia, la faltade formación, el mantenimiento inadecuado delequipo y la insuficiete ropa de protección con-tribuyen a extender el envenenamiento por pla-guicidas entre los operadores, así como el excesode residuos de plaguicidas en el agua. Según uninforme relativo a Viet Nam, el suministro deequipo seguro de pulverización es escaso,debido principalmente tanto a la inexistencia delegislación nacional y de normas como a la faltade formación de los operadore s .

Antecedentes económicosy culturales

Actualmente existe la tecnología que per-mite una utilización más segura y eficiente delos plaguicidas, pero su aplicación depende dela capacidad técnica y de los antecedentes eco-nómicos y culturales del país de que se trate.Para mejorar la aplicación y reducir la exposi-ción a los plaguicidas, será por tanto necesariointroducir equipo de pulverización uniformede buena calidad, enseñar a los agricultores yformar a los operadores.

Si los cultivos son pulverizados desde elaire, por helicópteros o aviones, el riesgosufrido por los operadores puede ser inferior,pero la contaminación ambiental y pública seráconsiderablemente mayor. La pulverizaciónaérea sufre desviaciones que pueden afectar agrandes zonas y a comunidades enteras. Segúnla altura a que se efectúe, las turbulencias, lavelocidad del viento, etc. hacen que a menudomenos de la mitad del plaguicida caiga dentrodel campo señalado como objetivo.

Principales grupos en riesgo

Aunque todos los factores indicados deter-minan el posible grado de exposición a peligroslaborales y ambientales para la salud de lacomunidad agrícola, las consecuencias reales sesentirán más en determinados grupos. Los gru-pos más vulnerables son las poblaciones rura-les pobres que trabajan en la agricultura de sub-sistencia o en plantaciones en calidad de peonesremunerados por día, los trabajadores estacio-nales o migrantes sin tierra, y las mujeres y losniños que trabajan como peones (véase el cua-dro 5).

Page 77: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Las poblaciones rurales pobres

Uno de los rasgos característicos del trabajoagrícola es que se lleva a cabo fundamental-mente en un entorno rural en el que las condi-ciones de vida y de trabajo están interrelacio-nadas y los factores ambientales desempeñanun papel decisivo. La contaminación del medioambiente por los plaguicidas origina peligrospara la salud pública de las familias de los tra-bajadores y las comunidades en que viven, asícomo para los propios trabajadores y los ani-males de granja. En especial, en los países endesarrollo gran número de trabajadores ruralesviven en condiciones extremadamente primiti-vas, a menudo aislados, sin comida, agua ni sis-temas de saneamiento adecuados, o sin accesoa los servicios de salud. Estas comunidadesrurales suelen carecer de la educación y la infor-mación necesarias para oponerse a los peligroscon que se enfrenta su salud.

Trabajadores eventuales y migrantes

El trabajo temporal en la agricultura secaracteriza por formas de trabajo eventual, con-diciones laborales precarias y escasa o nula pro-tección social. Debe recordarse que la mayorparte de los empleos agrícolas en Asia son engeneral por días, eventuales o estacionales. Losjornaleros pueden carecer completamente detierras o ser pequeños campesinos. Los trabaja-dores temporales pueden estar más expuestosa operaciones «sucias» que los demás trabaja-dores agrícolas y poseer menos formación parallevar a cabo las tareas. También es posible quelos trabajadores migrantes tengan dificultadesde idioma y culturales en el trabajo y en su vidadiaria, lo que los hace menos capacitados para

72

Cuadro 5. Condición laboral de la población agrícola en determinados países(en porcentaje)

País Trabajadores fijos Trabajadores Trabajadores familiaresy por cuenta propia a jornal no remunerados

Bangladesh 38,6 39,1 21,9Corea, República de 58,4 6,9 34,6Fiji 59,5 4,5 35,7Filipinas 51,8 20,2 27,9Indonesia 48 12 40Japón 49,1 11,5 39,9Malasia 46,3 27,5 26,1Nueva Zelandia 37,1 57,6 5,2Pakistán 53,9 9,5 36,5Sri Lanka 34,6 43,7 21,5Tailandia 34,1 9 56,8

Fuente: OIT, 1996.

no verse expuestos a peligros laborales en pri-mer lugar, y para recibir un trato justo ensegundo lugar. Los trabajadores migrantes yestacionales pueden sufrir múltiples exposicio-nes a productos químicos acumulados en dife-rentes lugares de trabajo.

Mujeres

En Asia, el 80 por ciento de la mano de obraagrícola está compuesta por mujeres. Con unadoble carga, la de sus responsabilidades fami-liares y la de su trabajo en la agricultura, lacarga laboral de la mujer es realmente pesada.Además, sus ingresos siguen siendo bajos yaque dependen de la venta de productos prima-rios cuyos precios no controlan.

Dos veces más mujeresen la agricultura

Un cambio importante registrado en los últi-mos años ha sido del número de mujeres queforman parte de la mano de obra agrícola asa-lariada. En la región de Asia y el Pacífico su pre-sencia se ha multiplicado por dos desde 1980,hasta alcanzar casi el 45 por ciento de los tra-bajadores asalariados de ese sector. A nivelmundial, esta cifra asciende aproximadamenteal 20 por ciento. No obstante, estas tareas sonlas más de las veces estacionales y van acom-pañadas de un riesgo creciente de exposición alos plaguicidas y la maquinaria.

Las consecuencias de los plaguicidas sobrela salud también pueden ser más graves paralas mujeres, por diversas razones: su mayorcarga de grasa corporal, en la que determina-dos plaguicidas tienen tendencia a acumularse,su capacidad reproductora y, en caso de estar

Page 78: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

73

expuestas durante el embarazo, el peligro deperjudicar al feto. Las mujeres también puedenestar más expuestas a los efectos de los plagui-cidas debido a la desnutrición y el agotamiento.

Mano de obra infantil

En el sector agrícola existe mano de obrainfantil, tanto en las pequeñas granjas como enlas grandes explotaciones comerciales. A pesarde las mejoras y de las legislaciones nacionalesque prohíben el trabajo infantil en muchos paí-ses, persiste el problema, a la vez como resul-tado y manifestación de la pobreza, en especialen el sector agrícola.

Existen pocos datos sobre el número deniños que trabajan en la agricultura, peroencuestas recientes de la OIT dan a entenderque por lo menos 120 millones de niños de eda-des comprendidas entre 5 y 14 años trabajan atiempo completo, y aproximadamente 250millones si se incluyen también aquéllos paralos que el trabajo es una actividad secundaria.El 61 por ciento del total vive en Asia, lo quesupone más de 152 millones de niños, de loscuales 73 millones trabajan con carácter per-manente (véase el cuadro 6).

La mano de obra infantil es mucho másnumerosa en las zonas rurales que en las urba-nas; en la agricultura trabaja el 77 por ciento deltotal de los niños económicamente activos demenos de 15 años de edad. Por ejemplo, en Ban-gladesh el 82 por ciento de los 6,1 millones deniños económicamente activos del país trabajaen la agricultura. Es éste un sector en el que losniños constituyen una parte importante de lamano de obra total: cerca de un tercio en algu-

Cuadro 6. Niños de 10 a 14 años de edadque trabajan (en porcentaje deltotal de niños de esas edades)

País Niños de 10 a 14 añosde edad que trabajan

Bangladesh 30,12China 11,55Corea, República de 0Filipinas 8,04India 14,37Indonesia 9,55Japón 0Malasia 3,16Nepal 45,18Pakistán 17,67Tailandia 16,22

Fuente: Fyfe, 1996.

nos países en desarrollo. Hay grandes probabi-lidades de que esos niños de las zonas ruralesempiecen a trabajar antes (a los 5, 6 o 7 años deedad) y que trabajen más días y horas que lamano de obra infantil de las zonas urbanas. Enespecial, es probable que las niñas empiecen atrabajar antes y en consecuencia se les niegueel acceso a la educación.

Una forma modernade esclavitud

Muchos niños han trabajado y siguen tra-bajando en la agricultura desde una tempranaedad, como parte de su vida familiar, ayudandoa sus padres en el campo y en diversas tareas.Muchos, de sólo 7 u 8 años de edad, no cobranun salario o forman parte de un equipo fami-liar en empresas de gran escala que producenpara la exportación. A menudo no están con-tratados oficialmente aunque trabajen a destajoo por el sistema de cuotas.

Muchos niños se ven obligados a trabajar enel sector agrícola, donde el trabajo forzoso delos niños es mayor que en el sector manufac-t u re ro. La servidumbre por deudas, muy habi-tual en zonas rurales de Asia meridional, cons-tituye una forma moderna de esclavitud por lacual una persona ofrece su trabajo, o el de unniño, a cambio de un adelanto o crédito mone-tario. A veces sólo se empeña al niño, que seconvierte en una mercancía en lo que no es sinouno de los peores procesos de la explotacióni n f a n t i l .

Los niños pequeños estánfrecuentemente en peligro

Sin embargo, sea cual fuere la forma deexplotación, muchos niños que trabajan seenfrentan a importantes amenazas para susalud y seguridad, incluso en las pequeñasexplotaciones agrícolas familiares que produ-cen gran parte o la mayor parte de la produc-ción agrícola del país. Es probable que laspequeñas explotaciones utilicen indebida-mente los productos químicos del mismo modoque las grandes empresas comerciales. Segúndatos correspondientes a Sri Lanka, las muer-tes infantiles debidas a envenenamiento porplaguicidas en granjas y plantaciones son supe-riores a las causadas por enfermedades infanti-les como el paludismo y el tétanos. Aunque notrabajen, los recién nacidos y los niños muypequeños están frecuentemente expuestos alpeligro de los plaguicidas ya que acompañan asus madres en el campo. Ningún país puede

Page 79: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

74

permitirse hacer trabajar a los niños en vez deenviarlos a la escuela y ninguna familia, si noes por necesidad económica, desea que sus hijossufran en los campos desde una tempranaedad. Es preciso un mayor compromiso de losgobiernos, los empleadores y los sindicatospara hacer frente al problema del trabajo infan-til en la agricultura.

Comprensión de la economíadel trabajo infantil

Las respuestas tradicionales del problemaconsisten en mejorar la legislación, pero las másde las veces en las regiones en desarrollo la pro-tección jurídica efectiva no se extiende más alláde las zonas urbanas y el sector estructurado.Por consiguiente, la protección de los niños enlas pequeñas explotaciones depende de otrasmedidas, como por ejemplo el conocimientopor parte de la comunidad de las alternativasal trabajo infantil, en particular la importanciade la educación. La educación de los pobres,especialmente de las niñas, es la manera máseficaz de evitar la explotación infantil en los tra-bajos agrícolas. Una mejor comprensión de laeconomía del trabajo infantil en la agricultura

ayudaría a preparar mejores políticas e iniciati-vas para reducir los peligros relacionados conesa mano de obra, y de este modo avanzar enla eliminación de esas formas de empleo.

Bibliografía

Banco Mundial. 1999. En el umbral del siglo XXI, Informe sobreel desarrollo mundial, 1999-2000, Washington, D.C.

—. 1998. El conocimiento al servicio del desarrollo, Informe sobreel desarrollo mundial1998-1999, Washington, D.C.

Centro para Nuestro Futuro Común. 1993. Programa para elcambio: el programa 21 y los demás Acuerdos de Río de Janeiroen versión simplificada, Ginebra.

FAOSTAT. 1999. Datos estadísticos de la base de datos de laOrganización de las Naciones Unidas para la Agriculturay la Alimentación en: http//apps.fao.org/cgi-bin/nph-db.pl?subset=agriculture.

Fyfe, A. 1996. Cosecha amarga. El trabajo infantil en la agricul-tura, OIT, Ginebra.

OIT. 1996. Los asalariados agrícolas: condiciones de empleo y detrabajo, Ginebra.

ONUDI. 1993. Informe mundial sobre el desarrollo industrial,1993, Viena.

PNUD. 1999. Desarrollo humano: informe 1999, Nueva York.

Short, K. 1994. Quick poison, slow poison: pesticide risk in thelucky country, Australia.

Page 80: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

75

América Latina es una amplia región delcontinente americano dividida en dos zonasgeográficas, América Central (Costa Rica, ElSalvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua yPanamá) y México por una parte, y América delSur (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colom-bia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Uru-guay y Venezuela) por la otra.

Cuenta con una superficie total de más dedos millones de hectáreas, de las que el 8 porciento se dedica por lo general a la agricultura.Este porcentaje varía según el país, pasando del2 por ciento en Bolivia y Guyana al 36 por cientoen El Salvador.

En 1998 su población total era de 465 millo-nes, es decir, el 8 por ciento de la población mun-dial, porcentaje que se mantendrá hasta el año2010 en un contexto de crecimiento de la pobla-ción mundial equivalente al 13,1 por ciento y quedeberá estar apoyado por el desarrollo de la eco-nomía y la producción de alimentos.

Tendencias económicas

La población mundial económicamenteactiva (PEA) se eleva a 2.865 millones, de losque 1.307 millones están empleados en la agri-cultura (FAOSTAT, 1999). Su proporción enrelación al total de los trabajadores se está redu-ciendo progresivamente, con una crecientedesaceleración del 0,6 por ciento entre 1990 y2000, y del 0,4 por ciento entre 2000 y 2010 (OIT,1996). Sin embargo, tanto su número absolutocomo la superficie de terreno agrícola continúacreciendo.

Incremento del precio de variosproductos destinados a la exportación

El crecimiento económico de los países endesarrollo se ha realizado por lo general en fun-ción de factores externos e internos. Los facto-res externos han sido la recuperación de la eco-nomía de los países industrializados, que hafavorecido una gran afluencia de capital, la libe-ralización del comercio internacional y elaumento de los precios de los productos parala exportación (FAO, 1996). Los de carácterinterno han sido la estabilización sociopolíticay macroeconómica, la menor intervención delpoder público en la economía y la apertura delcomercio exterior. Estos cambios han permitidola importación de bienes, que no sólo fortalecenla productividad sino también la inversión eneducación, lo cual crea eficacia y permite eldesarrollo tecnológico.

Formación de alianzas estratégicas

La globalización de los mercados, basada enun mayor comercio internacional y en la mo-dernización de los medios de comunicación, hacreado una interdependencia financiera y polí-tica entre los países. La nueva distribución defuerzas ha tenido como corolario la formaciónde alianzas estratégicas para establecer meca-nismos de protección regional, tales como elMercado Común de América Central, el Mer-cado Común del Sur (MERCOSUR), el Tratadode Libre Comercio de América del Norte (TLC)y la Alianza Andina.

América Latina: La prevención debe serel principio orientador en materia de accidentesy enfermedades profesionales. Los trabajadores

deben ser informados acerca de los riesgosa que están expuestos y recibir formación paraque tomen medidas preventivas en el ejercicio

de sus actividades

Heloísa FarzaConsultora en salud en la agriculturaPrograma InFocus Trabajo sin Riesgo

OIT

Page 81: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Degradación de la situaciónde los trabajadores

Sin embargo estos cambios han afectadotanto a la agricultura como a todas aquellasactividades de escaso desarrollo tecnológico enlas que los resultados de producción son menosprevisibles y en los que el rendimiento por uni-dad es escaso. Como resultado de la compe-tencia internacional bajan los precios, lo queinduce a una desregulación del trabajo que setraduce a su vez en una degradación de la situa-ción de los trabajadores en los planos político,económico y de salud y de seguridad en el tra-bajo. Los tratados de libre comercio, basados enparámetros económicos, conllevan los siguien-tes efectos:

• la flexibilidad laboral, con una gran movili-dad geográfica de los trabajadores, el cam-bio de las formas de producción, la elabora-ción de contratos precarios y la individuali-zación de las relaciones laborales favore c i d apor la intermediación de las agencias deempleo (Bronstein, 1997);

• la re e s t ructuración tecnológica de las empre-sas agrícolas, con el objetivo de acelerar elcrecimiento;

• la competitividad basada en la máxima ren-tabilidad, la supresión de las subvencionesy la especialización de la mano de obra, quesupone la desaparición de las pequeñas ymedianas empresas y favorece la mayorimportancia de los latifundios 1.

La producción agrícola

Los primeros años del decenio de losnoventa constituyeron una etapa de estanca-miento de la producción agrícola mundial porhabitante y la agravación de la situación dedeficiencia alimentaria en el mundo. El númerode países en situación precaria pasó de 15 en1994 a 29 en 1997 (FAO, 1996), de los que másde la mitad pertencen al continente africano.

A pesar de este estancamiento, los países deAmérica Latina han mantenido un ritmo deproducción superior a su crecimiento demo-gráfico, pero, siendo países que dependen enor-memente de sus exportaciones agrícolas, hanorientado su producción hacia el mercado exte-rior, el cual determina el tipo de plantaciones ysu precio de venta. La política de diversifica-ción de los años noventa que favoreció la expor-tación de productos agrícolas con una elastici-dad-ingreso y una elasticidad-precio máselevadas (plantas ornamentales, piñas), en

lugar de los productos tradicionales, no tuvoéxito en todos los países.

Los trabajadores agrícolasson los más pobres del mundo

En América Latina, la población empleadaen la agricultura vive principalmente en laszonas rurales. La concentración de tierras y lamecanización, exacerbadas por la mundializa-ción, han acelerado el empobrecimiento de estapoblación y su éxodo hacia la periferia urbana,donde como consecuencia de ello ha aumen-tado el índice de paro, ya considerable, y se hanagravado las condiciones de supervivencia(véase el gráfico 1).

En general, la mayor parte de las personaspobres del mundo son trabajadores agrícolas( O I T, 1990). Según la Organización de las Nacio-nes Unidas para la Alimentación y la Agricul-tura (FAO) y la Comisión Económica para Amé-rica Latina (CEPAL), entre 1980 y 1990 el númerototal de pobres de la región había aumentadoen 60 millones, y a pesar de tratarse de un fenó-meno fundamentalmente urbano, su incidenciay gravedad continúa siendo mayor en el mediorural (Banco Mundial, 1980 y 1982).

Acceso limitado a las prestaciones

Las condiciones de vida y de trabajo de lapoblación agrícola están muy relacionadas. Elaislamiento de los lugares de residencia limitael acceso a la mayor parte de los servicios, enconcreto, a las redes de distribución de aguapotable, saneamiento, transporte público, ser-vicios de salud, servicios de orientación técnica,etc. La insalubridad de la vivienda afecta a lospequeños propietarios y a las grandes empre-sas por el hecho de emplear trabajadores tem-porales y migrantes con frecuencia sin cober-tura legal, social ni sindical (Vanackere, 1988;Forastieri, 1997).

Mujeres, personas mayores y niños

La migración de los hombres jóvenes hacialas ciudades hace que el trabajo agrícola seacada vez más un trabajo de mujeres, de perso-nas mayores y de niños. Estas personas carecenprácticamente de formación e informaciónsobre los riesgos en los que incurren, por lo quelas malas condiciones en las que trabajan tienenconsecuencias más graves. Las mujeres consti-tuyen ya el 40 por ciento de la mano de obra delsector, y de los 15 millones de niños con los quecuenta el mercado laboral en América Latina y

76

Page 82: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

77

el Caribe, el 56 por ciento de los que tienen entre5 y 7 años se encuentra en el sector agrícola(OIT, 1996a; Forastieri, 1997). En 1989, entre el20 y el 25 por ciento de los trabajadores ruralesbrasileños tenía menos de 18 años (CEPAL,1993), siendo considerable la proporción de losmenores de 10 años (OIT, 1997a). A finales de1997 en Brasil 28.000 niños trabajaban en la pro-ducción de carbón, caña de azúcar y sisal(OIT/IPEC, 1997b).

Tierras vendidas, salarios insuficientesy agravación de la pobreza

La migración de los varones supuso unadesaceleración de las modificaciones técnicas ycomerciales exigidas por la coyuntura econó-mica y una pérdida del nivel de competitivi-dad. Lo anterior se tradujo en una mayor ventade tierras, paro, migración, trabajo temporal,

Gráfico 1. Distribución de los trabajadoresagrícolas en América Central, por categorías

baja productividad, salarios insuficientes yagravación de la pobreza.

La situación socioeconómica del trabajadoragrícola de América Latina constituye un pro-blema adicional para la caracterización de estapoblación en su relación contractual (FAO,1996). Pueden ser asalariados permanentes,propietarios independientes, pequeños propie-tarios que realizan actividades temporales enotras propiedades, miembros de la familia noremunerados o incluso trabajadores tempora-les originarios de otras regiones o de paísesvecinos. La percepción de las dificultades vivi-das varía, multiplicando así los comportamien-tos respecto a los cambios.

Discriminación de la poblaciónindia y mestiza

Los trabajadores temporales representanmás de un tercio de la mano de obra en Guate-mala y México, la quinta parte de Honduras yun cuarto de la misma en Panamá (FAO, 1996).En 1989, en Brasil el 33 por ciento estaba cons-tituida por mujeres. En Chile eran el 80 porciento de los empleados en la recolección defruta (un 52 por ciento de mujeres); el 32,1 porciento de los empleados agrícolas en Ecuador(Gómez y Klein, 1993).

A lo anterior se añade además el pro b l e m ade la población india y mestiza, fuertementediscriminada en los planos político, social y eco-nómico. Aunque algunas veces se trata depequeños propietarios, la mayoría de las vecesson trabajadores sin tierra (más del 50 por cientode la población rural de Guatemala y el 65 porciento de los pro d u c t o res de café en México)(véase el gráfico 2).

La formación se limita a algunosproblemas puntuales

En general, la formación profesional es prác-ticamente inexistente. La percepción del riesgoque supone el trabajo resulta insuficiente o no lah a y. Los Ministerios de Trabajo y Salud de algu-nos países organizan ciclos de formación e infor-mación en colaboración con otras institucionesnacionales o internacionales, pero que intere s a nprincipalmente a los cuadros técnicos y a los ins-p e c t o res de trabajo, siendo pocas las veces quese dirigen a los trabajadores y a los pequeñosp ropietarios. Además, tratándose de cursosimpartidos a nivel local y con un contenido limi-tado, sólo pueden solucionar determinados pro-blemas y no inducen un cambio de comporta-miento o de métodos de trabajo a largo plazo.

Fuente: Seguridad y salud en la agricultura, Informe VI (1),Conferencia Internacional del Trabajo, 88.a reunión, 2000,Ginebra, OIT.

Page 83: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Las condiciones de trabajo

Además de las actividades típicas del cul-tivo, como la preparación del suelo, la siembra,la limpieza de plantas, la utilización de plagui-cidas y abonos, la cosecha y la limpieza de loscampos, el trabajo de la tierra exige otras acti-vidades de apoyo a ese proceso y al hábitat engeneral, como el desbroce de nuevos terrenos,la construcción de vías de acceso y de sistemasde irrigación, la construcción y mantenimientode edificios, el trabajo en los silos, el manteni-miento de herramientas y máquinas, la gana-dería, etc. Se trata principalmente de pequeñasgranjas (del 45 al 90 por ciento de la superficiearable, según el país) pero algunas puedenabarcar más de 1.000 hectáreas (latifundio).Cuanto más extensa es una propiedad, mayores la superficie que se destina a la ganadería ose deja en barbecho.

Incremento de los riesgos en funciónde la complejidad de los métodosde trabajo

El nivel tecnológico varía según el tamañode la propiedad, la especie vegetal cultivada yla capacidad económica de los agricultores. Losfactores de riesgo para la salud aumentan enproporción a la complejidad de los métodos detrabajo.

El modo de producción determina el tipo deagricultura: de subsistencia o comercial, en par-celas reducidas o de naturaleza extensiva, conrotación de cultivos o con cultivos intensivos.

78

El trabajo es temporal, con largas jornadas yfases de intensificación de las actividades. En laagricultura de subsistencia se emplean técnicastradicionales y se explotan diversas especiesvegetales en pequeñas parcelas, mientras quelas granjas de producción comercial, depequeño y mediano tamaño, invierten en meca-nización, practican todavía la variedad de cul-tivos y los rotan pero cultivan un númeromenor de especies agrícolas. Las granjas degran tamaño practican el cultivo intensivo deuna sola especie vegetal en grandes superficies.La reducción de la diversidad vegetal, el hechode que no se roten los cultivos y el aumento dela superficie empobrecen el suelo de los ele-mentos nutritivos necesarios y reducen la auto-regulación de las especies biológicas. De todoello se deduce la necesidad de la mecanización,de la utilización de abono en grandes cantida-des y del tratamiento químico y sistemático delos cultivos.

La legislación sobreel trabajo agrícola

La legislación relativa al trabajo agrícolavaría según el país de América Latina de que setrata: en Brasil y Venezuela se aplica un Códigode Trabajo general basado en las prácticas ynecesidades de la industria, con normas sobrela utilización de plaguicidas y maquinaria agrí-cola. En Colombia, Costa Rica, Honduras yMéxico, la Ley General contiene algunas dispo-siciones relativas al sector (Alvarez, 1990), peroúnicamente en A rgentina existe una legislacióne s p e c í fica, la Ley 22248 sobre el Régimen delTrabajo Agrario que regula las condiciones dehigiene y seguridad de los locales de trabajo, yde las máquinas y herramientas. Dicha ley esta-blece que la prevención debe constituir la basedel comportamiento respecto a los accidentes yenfermedades profesionales, que los trabajado-res deben estar informados de los riesgos labo-rales y que se les debe pro p o rcionar formaciónsegún el principio de que debe incluirse la pre-vención en el ejercicio de sus actividades.

Uno de los tres sectoresmás peligrosos

Como consecuencia del desconocimiento oincluso de la inexistencia de una legislaciónadecuada, las relaciones laborales con fre c u e n-cia se establecen mediante acuerdos colectivos.La carencia de protección social junto al inefic a zsistema de control hace que el conflicto y la vio-lencia sean la manera de dirimir las difere n c i a s .

Gráfico 2. Distribución de las propiedadesagrícolas en Brasil en función de su tamaño

y del nivel de la tecnología empleada

Fuente: Garcia y Almeida, 1991.

Page 84: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

79

Riesgos asociadosal trabajo agrícola

La agricultura es uno de los tres sectores dela producción más peligrosos del mundo. EnEstados Unidos, a pesar de la escasa proporciónde trabajadores empleados en ese sector (2,7por ciento de la PEA2), la agricultura tenía entre1995 y 1996 el segundo mayor índice de muer-tes por accidentes laborales y el tercero porlesiones profesionales (National Safety Coun-cil, 1996 y 1997). La agricultura abarca todo tipode explotaciones, y si bien en las grandes pro-piedades los trabajadores tienen mayor accesoa la información, a los equipos de protección y alos servicios de salud, también son mayores ymás frecuentes los riesgos a los que se exponen.

Más de 200.000 muertesanuales en el mundo

La OIT recibe casi 2.200 declaraciones anua-les de accidentes laborales en la agricultura,mortales o no (OIT, 1996). Tomando como baselos índices de mortalidad de Estados Unidos yde los países industrializados de Europa, dondecuentan con mejores condiciones de trabajo ycon buenos sistemas de diagnóstico y de regis-tro, se puede deducir que las cifras mundialesde muertes relacionadas con el trabajo agrícolasobrepasan los 200.000 casos anuales.

Las principales víctimasson los trabajadores temporeros

Los índices mundiales de accidentes labo-rales han aumentado al final de la últimadécada (Proteção, 1990). Los trabajadores estánexpuestos a riesgos directamente ligados a susactividades así como a riesgos medioambienta-les (intemperies, rayos ultravioleta, animalesvenenosos y vegetales alergenos), siendo lasprincipales víctimas los temporeros, que here-dan los trabajos más peligrosos y carecen prác-ticamente de formación para prevenirlos.

Declaración insuficientede los accidentes menores

Las principales causas de accidentes, pororden de frecuencia, son las relacionadas coninstrumentos cortantes y puntiagudos, las aso-ciadas a los tractores y sus accesorios y las vin-culadas a los productos químicos (NationalSafety Council, 1997). Sin embargo, la eviden-cia de la insuficiente notificación de los acci-dentes menores con herramientas o máquinas,plaguicidas, caídas, resbalones y otros tantosfactores de riesgo hace que los datos disponi-bles, incluso en los países desarrollados, seanclaramente inferiores a la situación real, sin quese pueda estimar la proporción de casos nodeclarados (véase el cuadro 1).

Cuadro 1. Tasa de mortalidad por accidentes laboralesen la agricultura en América Latina

País Tasa de mortalidad en la agricultura Número de accidentesdeclarados

Argentina* (07/96 – 06/97) 0,443/1.000 trabajadores asegurados (07/96 – 06/97) 16.861Bolivia (1995) 0,000/1.000 personas aseguradas (1995) 2Chile – (1985) 6.015Colombia (1995) 0,084/1.000 personas aseguradas (1995) 3.098Costa Rica (1995) 0,450/1.000 personas aseguradas (1995) 45.442Ecuador – (1994) 157El Salvador (1992) 0,270/1.000 trabajadores asegurados (1995) 498Guatemala (1990) 0,230/1.000 personas aseguradas (1992) 34.480Guyana – (1995) 3.717Honduras – (1992) 3.655México (1989) 1,400/10.000 trabajadores asegurados (1995) 16.088Nicaragua (1991) 0,688/1.000 personas aseguradas (1996) 324Panamá – (1996) 3.769Perú (1990) 0,008/1.000 personas empleadas (1990) 594Venezuela – (1994) 582

Fuente: OIT, 1997. * Superintendencia de Riesgos del Trabajo, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Buenos Aires, 1997.

Page 85: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

80

Por otra parte, la modificación de las clasifi-caciones nacionales y de la calidad de los siste-mas de notificación puede no sólo cambiar lascondiciones de vida y de trabajo sino re p e rc u t i rs i g n i ficativamente en las cifras declaradas. Estoes lo que se deduce de las estadísticas de Ecua-d o r, que experimentaron un incremento del 181por ciento en el número de accidentes entre 1985y 1990, mientras que Panamá y Brasil, donde nose tomaron medidas especiales, detectaron undescenso de casi un 25 por ciento durante elmismo período (Gómez y Klein, 1993).

Notificaciones prácticamenteinexistentes

A pesar de la importancia y la gravedad delas intoxicaciones agudas y crónicas por elempleo de plaguicidas, de los dolores muscu-loesqueléticos, de las enfermedades alérgicas,de las dermatosis, neoplasias, zoonosis, etc., ladeclaración de enfermedades profesionalesprácticamente no se hace en América Latina.Los datos disponibles provienen a menudo delos resultados de estudios específicos y no per-miten extrapolarlos ni al país ni a una región.Además, la desnutrición, la higiene precaria ylas enfermedades a repetición aumentan elriesgo de enfermedad profesional, y la super-posición de patologías profesionales y no pro-fesionales hacen todavía más difícil su diag-nóstico por parte de los médicos que no tienenuna formación especializada a este respecto.

Menos de la mitadde los trabajadores cubiertospor los seguros

Algunas veces es posible evaluar la grave-dad de la situación a través de medios indirec-tos:

• «el Brasil rural no alcanza a contar el númerode sus heridos», pero las indemnizacionesregistradas en 1989 por la Prevención Socialmuestran el pago de 199 pensiones a losdependientes tras la muerte de un familiar;436 jubilaciones por invalidez y 96.104 pres-taciones por enfermedad profesional. Ade-más, hay que tener en cuenta que el sistemade seguro no cubre sino el 45 por ciento delos trabajadores (Proteção, 1990);

• la importación de plaguicidas en A m é r i c aCentral aumentó casi un 100 por cientodurante los años ochenta, llegando a 53,6millones de kilos al año. En Costa Rica,durante el mismo período se utilizaron 4 kilos

de plaguicidas al año y por habitante, es decir,ocho veces más que la media de la poblaciónmundial y el doble de la media estimada paratoda la región (Wesseling y Castillo, 1992).

La Organización Mundial de la Salud (OMS)estima que sólo entre el 5 y el 10 por ciento delos trabajadores de los países en desarrollo cuen-tan con servicios de salud en el trabajo, mientrasque en los países industrializados el porc e n t a j eoscila entre un 20 y un 50 por ciento; el BancoMundial afirma que dos tercios de las pérd i d a seconómicas por enfermedades y/o accidentesdel trabajo podrían evitarse mediante pro g r a-mas de prevención (OMS, 1997).

Las consecuencias serán gravessi no se toman las medidasapropiadas

La producción agrícola parece contar conperspectivas mundiales favorables para el findel presente decenio gracias a una tasa de cre-cimiento netamente superior a la media de losaños ochenta (FAO, 1996; Banco Mundial, 1980y 1982). Sin embargo, en el marco de la mun-dialización de la economía, la agricultura estáexperimentando una transformación radicalque, junto al empobrecimiento de la poblaciónrural, la falta de formación sobre salud y segu-ridad y la desregulación del sector, contribuyeal deterioro de las condiciones de vida y de tra-bajo de los pequeños agricultores y trabajado-res agrícolas de América Latina.

La falta de datos estadísticos fiables y repre-sentativos complica todavía más la evaluaciónde la situación, pero permite deducir que si nose toman al respecto medidas específicas a cortoplazo, las consecuencias en el mundo serángraves, aumentando la pobreza, el paro, lasmalas condiciones de trabajo y sus corolarios deviolencia rural y urbana, dependencia alimen-taria, migración internacional y aumento de ladeuda externa de los países. La garantía de losderechos sindicales y la aplicación de las nor-mas fundamentales del trabajo constituirán ele-mentos importantes en la transformación de talperspectiva.

Integrar a los trabajadoresagrícolas en el procesode desarrollo

En base a la experiencia de proyectos ante-riores, y en concreto, al proyecto puesto en mar-cha en América Central a patir de 1993 (CEPAL,1993), la OIT está en condiciones de actualizar

Page 86: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

81

la legislación específica, facilitar los acuerdostripartitos sobre las políticas de empleo en laagricultura, promover la salud y la seguridaden el trabajo, desarrollar programas de seguri-dad social y organizar la formación de los dis-tintos participantes en materia de prevención y

control de los riesgos que supone la agricultura.Sólo con esta perspectiva de mejora de las con-diciones de vida y de trabajo será posible con-jugar un desarrollo estable de la agricultura conuna promoción de la situación de los trabaja-dores agrícolas.

Hay una clase de trabajadores que enmuchos casos enfrentan problemas aún mayo-res que los encontrados comúnmente por lostrabajadores rurales: éstos son los trabajado-res rurales indígenas.

En muchos países de América Latina, las con-diciones de vida y de trabajo de estos trabaja-d o res y sus familias están por debajo de la mediade los trabajadores pertenecientes a la llamadasociedad predominante, incluidos los trabaja-d o res rurales no indígenas. Estas difere n c i a spueden verse en el acceso a la educación, a laseguridad social, en las tasas de sindicación, enlos salarios y en la seguridad y la salud en el tra-bajo. En años recientes, estas diferencias tam-bién se han re flejado en la distribución de tie-rras en los programas de re f o rma agraria.

Un elemento de la política de la OIT hacialos trabajadores agrícolas consiste en hacerextensivo a estos trabajadores varios elemen-tos de la protección social de que gozan los tra-bajadores de la industria1. Sin embargo, los tra-bajadores rurales indígenas de ambos sexos seencuentran, en la mayoría de los casos, sin unaprotección social mínima y con desventajasmayores que los trabajadores o trabajadorasrurales no indígenas. El acceso a la educaciónde estos trabajadores y de sus familias se velimitado con frecuencia por la falta de méto-dos de enseñanza adecuados que tomen enconsideración factores culturales como las len-guas y creencias de estos pueblos y que res-pondan a sus necesidades particulares.

En relación con la salud, los pueblos indí-genas, en general, tienen condiciones de pro-tección de la salud más precarias que la mediade la población. Así, por ejemplo, la Comisiónde Expertos en Aplicación de Convenios y Reco-mendaciones de la OIT se refirió – en relacióncon la aplicación por México del Conveniosobre pueblos indígenas y tribales, 1989(núm.169) – a los daños a la salud de los tra-bajadores indígenas en la zona tabacalera delEstado de Nayarit, causados por el uso inten-sivo e indiscriminado de plaguicidas tóxicos2.En Paraguay se han detectado casos de muerte

de trabajadores indígenas por no haberpodido acceder a servicios mínimos de salud enlas haciendas donde trabajan y por la falta demedios económicos para hacerlo. Asimismo, lacobertura de la seguridad social de estos tra-bajadores es extremadamente limitada, ya queen un cierto número de países es necesaria laconclusión de un contrato de trabajo formalcon el empleador para poder acceder a ella.

Aunque los convenios sobre la libertad sin-dical garantizan a todos los trabajadores y tra-bajadoras el derecho a constituir las organiza-ciones que estimen convenientes, en unelevado número de países los trabajadores ytrabajadoras del campo encuentran dificulta-des de hecho o de derecho para sindicarse. Estasituación es todavía más grave para los indí-genas, a quienes a menudo no se les reconocela capacidad jurídica para constituir dichasorganizaciones o para afiliarse a ellas. En lamayoría de los países de América Latina conpueblos indígenas, el número de organizacio-nes sindicales de extracción indígena es casiinexistente. La Comisión de Expertos tomónota de ciertos alegatos sobre la situación delos jornaleros indígenas en México, quienes«no tendrían acceso a las organizaciones sin-dicales independientes y a aquéllas que habíancomenzado a organizar a los trabajadores agrí-colas se les había negado sistemáticamente elregistro».

En algunos países los trabajadores y traba-jadoras rurales indígenas son considerados poro t ros trabajadores rurales como competidore sen la lucha por la tierra, ya que algunas legis-laciones les otorgan ciertos derechos sobre last i e rras que han ocupado tradicionalmente. Enun comentario re f e rente al Ecuador sobre laaplicación del Convenio sobre discriminación(empleo y ocupación), 1958 (núm. 111), laComisión de Expertos señaló, de manera gene-ral, que en las regiones rurales – si los pueblosindígenas han perdido todos o la mayor part ede sus territorios tradicionales, transform á n-dose en trabajadores agrícolas – su principalp roblema puede ser una discriminación d e

Trabajadores rurales indígenasC. Ramos Veloz, Servicio de Igualdad y Empleo, OIT

Page 87: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

82

f a c t o en materia de condiciones de empleo. Ysi ganan sus vidas como agricultores de subsis-tencia, junto con campesinos y arre n d a t a r i o sno indígenas, sus principales dificultades sur-gen a menudo de desigualdades para obtenercréditos, o por la falta de facilidades para lac o m e rcialización de sus productos, de pro g r a-mas de divulgación y de medios para mejorarsus calificaciones pro f e s i o n a l e s .

En cuanto a los salarios de estos trabaja-d o res, la Comisión de Expertos ha constatado,en ocasiones, una discriminación en re l a c i ó ncon los trabajadores no indígenas. Este es elcaso de los trabajadores indígenas en hacien-das en el Chaco paraguayo, donde la Comisióntomó nota igualmente de informaciones queindicaban que los salarios debidos a los traba-j a d o res indígenas sólo son pagados al final delaño, con numerosos descuentos incluidos losde la alimentación, que muchas veces ess o b revalorada. Asimismo, señaló la existenciade discriminación en las remuneraciones, yaque el salario mínimo que perciben los traba-j a d o res indígenas es inferior al estipulado porl e y, siendo la remuneración de los trabajado-res no indígenas superior por el mismo tipo det r a b a j o .

En relación con la situación laboral de lastrabajadoras indígenas, en una publicación deuna organización de derechos humanos3,enviada por una organización sindical y citadaen la observación de la Comisión de Expertosen 1999 sobre México, se alega que las muje-res de los jornaleros, en su gran mayoría de ori-gen indígena, «son quienes realizan las labo-res más pesadas», en ocasiones con jornadasde 18 a 20 horas diarias divididas entre los que-haceres domésticos y las labores agrícolas, y sussalarios son siempre considerados como com-plementarios a los del marido. Además, nogozan de licencia de maternidad ni cuentancon servicios médicos durante el embarazo,viéndose obligadas a trabajar hasta el últimodía de gestación.

Aunque el producto del trabajo rural esfundamental para todas las sociedades, la solu-ción a la miríada de problemas que aquejan aestos trabajadores, tanto a hombres como amujeres de origen indígena, no está aúnescrita. Es indiscutible que una inspección deltrabajo más activa en el área rural podría sen-tar las bases para mejorar las condiciones detrabajo de estos trabajadores. Sin embargo, unestudio de la OIT4 señala, a modo de ejemplo,que en varios países de la región (Brasil, Hon-duras y Uruguay) la inspección del trabajo enla agricultura, al comienzo del decenio de losaños noventa, raramente excedía el 1 por cientode todas las visitas y la mayoría de éstas se lle-vaban a cabo como resultado de denunciasindividuales o promovidas por la acción sindi-cal. En el caso de los trabajadores y trabajado-ras rurales indígenas, estas visitas son todavíamenos frecuentes y no existen estadísticas fia-bles al respecto.

Una toma de conciencia de la sociedad civil,de las autoridades gubernamentales compe-tentes y de las organizaciones sindicales, queconduzca a acciones concertadas y eficaces, sehace imprescindible para garantizar a estostrabajadores y trabajadoras el pleno goce desus derechos humanos fundamentales y de lajusticia social de los que han estado excluidosdurante tanto tiempo.

Notas

1 Los asalariados agrícolas: Condiciones de empleoy de trabajo, Programa de Actividades Sectoriales,OIT, Ginebra, 1996, pág. 25.

2 Informe de la Comisión de Expertos en Aplica-ción de Convenios y Recomendaciones. CIT, 87.ª reu-nión, 1999, pág. 619.

3 La esclavitud en México. Campesinos migran-tes… sus derechos humanos, Centro de DerechosHumanos Miguel Agustín Pro Juárez, A.C., MéxicoD.F., 1998, pág. 19.

4 Los asalariados agrícolas, op. cit., nota 1, pág. 93.

Bibliografía citada

A l v a rez, O.H. 1990. «Las organizaciones de los trabajadore srurales en América Latina», Debate Laboral, núm. 6, Roma.

Banco Mundial. 1980 y 1982. Informe sobre el desarrollo en elmundo, 1980 y 1982, Washington, D.C.

Bronstein, A.S. 1997. «Reforma laboral en América Latina:Entre garantismo y flexibilidad», Revista Internacional delTrabajo, vol. 116, núm. 1, Ginebra.

CEPAL. 1993. Panorama social de América Latina, NacionesUnidas, Santiago de Chile.

FAO. 1996. La situación de la agricultura y la alimentación, Roma.

FAOSTAT. 1999. Base de datos.

Forastieri, V. 1997. «Statistics on working children and hazar-dous child labour in brief», International Conference onChild Labour, Oslo, octubre.

Gómez, S. y Klein, E. 1993. Los pobres del campo. El trabajadoreventual, FLACSO/PREALC, OIT, Santiago, Chile.

National Safety Council. 1996. International accident facts, Itaca,IL, Estados Unidos.

—. 1997. Accident Facts, Itaca, Illinois, Estados Unidos.

Proteção. 1990. Insegurança em números , núm. 9, vol 2, págs.156-159, Brasil.

OIT. 1990. Structure and fonctions of rural workers’organizations,Ginebra.

—. 1996. Boletín de Estadísticas del Trabajo, Ginebra.

Page 88: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

83

—. 1996a. Los asalariados agrícolas: condiciones de empleo y detrabajo, Programa de Actividades Sectoriales, Ginebra.

—. 1996b. «Labour overview. Latin America and the Carib-bean», Noticias de la OIT, Ginebra.

—. 1997a. «Acción contra el Trabajo Infantil: lecciones y prio-ridades estratégicas para el futuro», Informe de síntesis,Programa Internacional para la Erradicación del TrabajoInfantil (IPEC), Ginebra.

—; IPEC. 1997b. Implementation report: Review of IPEC Expe-rience 1995-1997, Ginebra.

OMS. 1997. «La santé au travail. Des faits et des chiffres», Aidemémoire, núm. 84, revisado en diciembre, Ginebra.

Vanackere, M. 1988. «Situación de los jornaleros agrícolas enMéxico», Revista Internacional del Tr a b a j o (Ginebra), vol. 107,núm.2, págs. 245-268.

Wesseling, C.; Castillo, L. 1992. Plaguicidas en América Cen-tral: algunas consideraciones sobre las condiciones de uso,artículo presentado a la primera Conferencia de A m é-rica Central sobre Ecología y Salud, San Salvador, sep-t i e m b re, págs. 8 3 - 11 2 .

Nota1 Latifundio, propiedad muy vasta perteneciente a un

solo propietario y de la que solamente una pequeña parte dela superficie se utiliza para la agricultura o la ganadería.

2 Población económicamente activa.

Page 89: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Los datos internacionales han revelado queel trabajo rural constituye una de las activida-des más peligrosas debido a los elevados índi -ces de enfermedad y accidentes que caracteri-zan a ese sector, así como a su gravedad. LaOficina Internacional del Trabajo (OIT) afirmaque las tareas agrícolas son bastante más peli-grosas que otras actividades laborales. Estimaque millones de agricultores y ganaderossufren graves daños en su salud y que 170.000de ellos mueren todos los años en el mundocomo consecuencia de su trabajo en ese sector.Según otros datos de la OIT correspondientes alos Estados Unidos, país en el que los produc-tores y trabajadores rurales constituyen sólo el3 por ciento de la fuerza laboral, las actividadesagrícolas acumulan el 8 por ciento de todos losaccidentes laborales. En Italia, a pesar de que laproducción rural se obtiene con sólo el 9,7 porciento de la fuerza laboral, el 28,7 por ciento detodos los accidentes de trabajo se registra en laagricultura (OIT, 1997).

La agricultura ocupa el primer lugar

Especialistas de los Estados Unidos decla-ran que probablemente ninguna otra ocupaciónsupone tan gran variedad de peligros para lasalud como el trabajo en la agricultura, y esti-man que el 6 por ciento de los agricultores yg a n a d e ros estadounidenses trabajan con algunadiscapacidad provocada por un accidente, cifrasuperior a la registrada en cualquier otra ramade actividad (Cordes y Rea, 1991). En los Esta-dos Unidos, en Australia y en el Canadá, asícomo en los países en que se dispone de datosestadísticos sobre la mortalidad y la morbilidaden relación con el trabajo rural, la agricultura,año tras año, junto con la construcción, la mine-ría y el transporte, ocupa el primer lugar encuanto a índices de enfermedad y accidenteslaborales.

Con respecto al elevado índice de mortali-dad que se registra en diferentes sectores labo-

rales, la OIT afirma que los índices correspon-dientes a la agricultura han seguido mante-niéndose constantemente a un nivel elevado enel curso de los últimos 10 años, en contraposi-ción con lo ocurrido en otras ocupaciones peli-grosas, como la minería y la construcción, enque el número de accidentes mortales ha dis-minuido (OIT, 1997).

Dependencia de la meteorologíay de los precios

Aunque se considera en general que elcampo es un lugar bucólico y pacífico, el trabajorural es una de las ocupaciones que provocamayor tensión, debido a que se realiza en con-diciones meteorológicas adversas, así como porsu carácter peligroso, aislamiento, pesadez ylargas jornadas de trabajo y por la vulnerabili-dad económica de los trabajadores del sector.La falta de control de los campesinos en lo querespecta a la estabilidad de los precios de losproductos agrícolas, y la vulnerabilidad del sec-tor frente a las condiciones ambientales queinfluyen en la producción del costo de sus pro-ductos, son factores que conducen a la depre-sión y la ansiedad (Ellis y Gordon, 1991).

También son frecuentes los accidentes en losque se ven envueltos bestias de carga y anima-les domésticos. Un estudio realizado por elConsejo de Seguridad Nacional de los EstadosUnidos en 31 Estados de dicho país indicó quelos animales, principalmente vacas y caballos,se veían envueltos en el 18 por ciento de loscasos conocidos de traumatismos (Cummings,1991). También son frecuentes las enfermeda-des parasitarias y las infecciosas. A p ro x i m a-d amente 40 de las 150 zoonosis e infeccionesparasitarias que existen en el mundo tienenimportancia laboral en la agricultura, por ejem-plo, la encefalitis, la brucelosis, el tétanos y laleptopirosis (Kligman y colaboradores, 1991).También la maquinaria y demás equipo utili-zado en la agricultura y la silvicultura consti-

Panorama de accidentes y enfermedadesen el trabajo rural en el Brasil

Eduardo Garcia GarciaRosa Yasuko Yamashita

Fundacentro1

Brasil

84

Page 90: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

85

tuyen la causa de una gran variedad de acci-dentes y enfermedades, entre ellos la exposi-ción a vibraciones y ruidos superiores a losniveles aconsejables, accidentes debidos a lavelocidad excesiva de máquinas, y accidentesprovocados por las partes en movimiento de latransmisión. En Missouri (Estados Unidos) seobservó que el 16,8 por ciento de los campesi-nos de edades comprendidas entre los 25 y los64 años presentaban pérdidas de audición sufi-cientes como para perjudicar su comunicaciónverbal (Crutchfield y Sparks, 1991). En Austra-lia, entre 1982 y 1984, el 70 por ciento de lasmuertes debidas a accidentes laborales en laagricultura estuvo causado por equipo mecá-nico en movimiento, y el 40 por ciento por trac-tores o herramientas arrastradas por esasmáquinas (Erlich y colaboradores, 1993). Exis-ten estadísticas de los Estados Unidos que indi-can que los tractores originan entre el 40 y el 60por ciento de los accidentes y muertes registra-dos en la agricultura (Coye, 1985). En 1989,hubo 7,2 muertes por cada 100.000 tractores, yel 55 por ciento de todos los accidentes morta-les se debió a atropellos y vuelcos (Cordes yRea, 1991).

Los campesinos también se ven expuestos aproductos químicos, gases nocivos y polvostóxicos que pueden provocar enfermedadesrespiratorias. Se sospecha que algunas sustan-cias son cancerígenas, por ejemplo, algunos sol-ventes, pinturas, combustibles, máquinas deextracción de humos y plaguicidas. Los resul-tados de estudios epidemiológicos indican quelos campesinos tienen un mayor riesgo de con-traer algunas enfermedades como la leucemiay cánceres de labio, estómago, piel, próstata,cerebro y tejido conjuntivo, entre otras ( Blair yZahm, 1991).

A pesar de todos los datos que indican laenorme diversidad de peligros para la salud aque están expuestos los trabajadores rurales, engeneral, especialmente en los países en desa-rrollo, la atención se centra principalmente enlos problemas relacionados con los plaguicidas,debido a su gravedad y la abundancia de casos.La Organización Mundial de la Salud (OMS)estima que cada año se registran 700.000 casosde intoxicación aguda en el mundo y más de13.000 muertes causadas por actividades labo-rales rurales con plaguicidas. Apesar de que lospaíses en desarrollo sólo consumen el 25 porciento de todos los plaguicidas comercializadosen el mundo, registran el 90 por ciento de loscasos de intoxicación aguda y el 99 por cientode las muertes provocadas por esos productos(Garcia, 1996).

Brasil

El Brasil registra actualmente tasas de urba-nización similares a las de los países desarro-llados y en algunos casos las supera (Alves ycolab o r a d o res, 1999). No obstante, parte de lapoblación urbana trabaja en ocupaciones ru r a l e s .La distribución de la población rural y urbana enel Brasil en 1996 figura en el cuadro 1.

En el Brasil, la tecnología ha permitido quela agricultura aumente la producción, pero adiferencia de lo que ocurre en los países indus-trializados, no se adoptó ninguna política paraproteger a los trabajadores frente a los efectosdel desempleo y para mantener los ingresos enel sector. La tecnología hace aumentar el éxodorural al sustituir a los empleados y a los queproducen en explotaciones familiares (Alves ycolaboradores, 1999). No obstante, es impor-tante señalar que el número de personas ocu-

Cuadro 1. Distribución de la población rural y urbana por regiones del Brasil en 1996

Región Población total, Población urbana Porcentaje Población rural Porcentajeen miles de población de poblaciónde personas urbana rural[a] [b] [b/a] [c] [c/a]

En miles % En miles %de personas de personas

Norte 11.288 7.039 5,7 62,4 4.249 12,5 37,6Noreste 44.767 29.198 23,7 65,2 15.569 45,6 34,8Centro-oeste 10.501 8.865 7,2 84,4 1.636 4,8 15,6Sureste 67.001 59.709 48,6 89,1 7.292 21,4 10,9Sur 23.514 18.157 14,8 77,2 5.357 15,7 22,8Total (Brasil) 157.071 122.968 100,0 78,3 34.102 100,0 21,7

Fuente: Adaptado de Alves y colaboradores, 1999.

Page 91: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

padas en trabajos agrícolas todavía representóel 24,5 por ciento del total de la población eco-nómicamente activa del país en 1996, es decir,casi 18 millones de trabajadores (Alves Filho,1999; IBGE, 1998). Por ejemplo, esta cifra es un23 por ciento superior al número total de per-sonas ocupadas en actividades industriales,como puede verse en el cuadro 2.

Seria falta de datos

Las malas condiciones sociales y económicasy las condiciones laborales inadecuadas pre v a-lencientes en general en el sector rural, sumadasal gran número de personas que trabajan en laagricultura, indican que la situación del Brasilpuede ser mucho más crítica en lo que re s p e c t aal número y gravedad de las enfermedades yaccidentes laborales que en los países antesmencionados. Lo mismo se re fleja en el re g i s t roy comunicación de casos de enfermedad y acci-dente relacionados con el trabajo, ya que laspeculiaridades de la producción agrícola y deltrabajo rural hacen que la falta de informacións o b re enfermedades y accidentes laborales,común a todos los sectores de la economía bra-sileña, sea aún más grave en el sector agrícola(Alves Filho, 1999).

El re g i s t ro oficial de los accidentes labora-les en el Brasil se efectúa mediante una decla-ración llamada CAT (Comunicação de Acidentedo Tr a b a l h o – Comunicación de Accidentes de

Trabajo), pero que sólo se aplica a las personasinscritas en el INSS (Instituto Nacional de laSeguridad Social), o sea algo más de un terc i odel total de la población trabajadora del Brasily que comprende un número muy reducido det r a b a j a d o res rurales, como puede verse en elc u a d ro 3.

Las estadísticas de accidentes también pue-den obtenerse indirectamente analizando losdatos de las reclamaciones de indemnizaciónpor accidentes y enfermedades laborales apro-badas por el Departamento de Bienestar Socialdel Estado: complementos en caso de accidente,complementos en caso de enfermedad, jubila-ción por discapacidad y pensiones por falleci-miento (Alves Filho, 1999).

En el cuadro 4 se presentan los datos sobrecomunicación de accidentes de trabajo morta-les y de concesión de licencias por discapacidadcomo consecuencia de accidentes.

P royectos de investigación parciales per-miten obtener datos concretos sobre los acci-dentes y las enfermedades debidos al trabajoru r a l .

En el decenio de 1970 ya hubomás de 100.000 accidentes

Un estudio realizado por la Secretaría deAgricultura del Estado de São Paulo hace másde 20 años (1975/1976) ya indicó la gravedaddel problema: basándose en una muestra de

86

Cuadro 2. Población económicamente activa de más de 10 años de edad(por rama de actividad económica de su ocupación principal), Brasil, 1996

Actividad económica Personas ocupadas (porcentaje) 1

Agricultura 24,5Industria manufacturera, construcción y otras 19,9Comercio 13,1Servicios 2 42,5

1 Número total: 68.040.206 . 2 Incluye lo siguiente: proveedores de servicios, servicios auxiliares de la actividad eco-nómica, servicios sociales, administración pública, transporte y comunicaciones, y otras actividades.

Fuente: Adaptado de Alves Filho, 1999, y de la Fundação Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE), 1998.

Cuadro 3. Total de personas empleadas y trabajadores registrados en el INSS (InstitutoNacional de la Seguridad Social) en el Brasil, en 1996

Total de personas Trabajadores registradosempleadas en el INSS

Brasil (todas las esferas de la actividad económica) 68.040.206 24.311.448Actividades agrícolas 17.930.728 01.000.000 aproximadamente

Fuente: IBGE, 1998, y Alves Filho, 1999.

Page 92: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

87

3.589 explotaciones agrícolas, se verificó quea p roximadamente el 10 por ciento registró acci-dentes laborales durante ese período (un año),lo que supuso 1.131 accidentes con 24 muertes.El estudio extrapola los datos del Estado de SãoPaulo, con lo que se estima que 28.378 explota-ciones agrícolas pudieron registrar accidentescon un total de 106.696 accidentes laborales y1.925 muertes durante esa campaña agrícola( L o rena, 1977a).

En las conclusiones de dicho estudio se indi-caba la distribución de accidentes según sucausa, la actividad agrícola y la ubicación, comopuede verse en los cuadros 5 y 6, respectiva-mente. El mayor número de accidentes se regis-tró en las plantaciones de caña de azúcar,debido sobre todo a que se utilizan instrumen-tos manuales cortantes. No obstante, los trac-tores y la maquinaria agrícola también figurancomo causa importante de accidentes.

Cuadro 4. Frecuencia e índice de accidentes laborales mortales y discapacidad parcialpermanente, por grupos de actividad económica: agricultura, ganadería,repoblación y explotación forestales, por cada 100.000 trabajadores, Brasil, 1997

Grupos de actividad económica Frecuencia Indice (por cada100.000 trabajadores)

Accidentes laborales mortalesAgricultura, ganadería y actividades conexas 183 19,44Repoblación y explotación forestales y servicios conexos 13 21,39

Licencia de enfermedad por discapacidad parcial permanenteAgricultura, ganadería y actividades conexas 246 26,13Repoblación y explotación forestales y servicios conexos 14 23,03

Fuente: Ministerio de Trabajo y Empleo, 1999.

Cuadro 5. Estimación de la distribución de los accidentes laborales, por causas,Estado de São Paulo, año agrícola 1975-1976

Causa Porcentaje

Herramientas manuales 46,0Tractores y otra maquinaria agrícola 12,4Animales 11,3Transporte 10,3Plaguicidas 5,6Mordeduras de serpientes 2,3Otras 12,1Total 100,0

Fuente: Adaptado de Lorena, 1977a.

Cuadro 6. Estimación de la distribución de los accidentes laborales, por tipos de actividadagrícola, Estado de São Paulo, año agrícola 1975-1976

Tipo de actividad agrícola Porcentaje

Caña de azúcar 55,1Café 4,6Maíz 3,8Naranjas 3,3Algodón 3,0Arroz 2,1Otras plantaciones 3,9Ganadería 14,9Sin especificar 9,3Total 100,0

Fuente: Adaptado de Lorena, 1977a.

Page 93: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

En el Estado de São Paulo el mayornúmero de accidentes fue debidoa las herramientas manuales

Fundacentro realizó un estudio sobre lainformación contenida en una muestra de32.494 CAT rurales (comunicaciones de acci-dentes de trabajo) recibidas en ocho Estadosentre 1983 y 1985, en el que pudo observarse,por ejemplo, que por lo menos el 94 por cientode los accidentes comunicados daba origen alicencia de enfermedad, y el 62,2 por ciento deesas licencias duraba más de 10 días, lo que des-taca la gravedad de los accidentes (Meirelles ycolaboradores, 1989).

En el mismo estudio se indicaba que en elEstado de Santa Catalina, cuya producción agrí-cola se concentra especialmente en pequeñasexplotaciones y existe una gran mecanización,los accidentes debidos a equipos mecánicosre p re s e n t a ron el 24,47 por ciento del total, y losdebidos a herramientas manuales el 16,71 porciento. En el Estado de São Paulo, en el que granparte de la producción se obtiene de plantacio-nes extensivas de un solo producto (caña dea z ú c a r, naranjas, repoblación forestal, café) y enel que además de medios mecánicos se sigueempleando a gran número de trabajadores tem-p o re ros que usan principalmente herramientasmanuales (machetes, azadas y picos), tambiénse observó que el mayor porcentaje de acciden-tes se debía al empleo de esas herramientas, el45,15 por ciento, y que los debidos al empleo deequipo mecánico re p resentaban el 11,12 porciento del total (Mireilles y Yamashita, 1988).

El cansancio provoca mala coordinación

Los cambios registrados en las formas de org a-nización del trabajo en la producción agrícola hanhecho que el trabajador rural pasara a la catego-ría de trabajador asalariado pero sin las garantíasexistentes en el sector industrial en caso de desem-pleo. Debido a que se paga según la pro d u c c i ó nrealmente obtenida (trabajo a destajo), los traba-jadores ocasionales o temporeros realizan sulabor en condiciones agotadoras para conse-guir ganarse la vida. Estas condiciones generancansancio y provocan accidentes, ya que los tra-b a j a d o res no pueden coordinar adecuadamentesu mente, y en consecuencia sus movimientos.

Plaguicidas

Un estudio realizado en 1985 por la Secre t a-ría de Salud del Estado de São Paulo en la re g i ó ndel Vale do Ribeira confirmó que la intoxicación

88

por plaguicidas provocaba una mortalidad deadultos casi seis veces mayor que la de las enfer-medades contagiosas comunicadas en esa zonadurante el mismo período (Lorena, 1977). Segúnun estudio llevado a cabo por Fundacentro ,durante el mismo período, el 28 por ciento de5.143 trabajadores y pro d u c t o res rurales denueve Estados declaró que ya había sufridointoxicación por plaguicidas por lo menos unavez en el curso de su vida laboral, y el 37 porciento de ellos dijo que la había sufrido más deuna vez (Garcia, 1996). Durante el período com-p rendido entre 1983 y 1993, en el Estado deParaná, según Garcia, se registró un pro m e d i oanual de 1.036 casos de intoxicación aguda.

Los datos obtenidos en 1997 en un estudioconjunto llevado a cabo por la Secretaría deEstado de Agricultura y Fundacentro, queabarcó 3.000 explotaciones agrícolas en 100 dis-tritos municipales del Estado de São Paulo,indicaron que el 16 por ciento de los campesi-nos entrevistados había consultado al médicodebido a problemas de salud causados por pla-guicidas (Ramos, 1999). Basándose en los datosdisponibles de todo el país sobre casos de into-xicación, reunidos y comunicados por el Sis-tema Nacional de Información Toxicofarmaco-lógica del Ministerio de Salud, Garcia estimóque el número de casos de intoxicación agudadebida a plaguicidas registrados entre los tra-bajadores que manipulan esos productos enactividades agrícolas en el Brasil oscila entre150.000 y 200.000 cada año. De ello puede dedu-cirse que todos los años se registran por lomenos 3.000 muertes en todo el país como con-secuencia de trabajos rurales con plaguicidas.

Si consideramos que el número de acciden-tes laborales comunicados en los últimos añosen lo que respecta a los trabajadores inscritosen el INSS, que incluye muy pocos datos sobrela agricultura, ha sido del orden de 400.000casos anuales y aproximadamente de 3.000 a4.000 muertes, podemos ver la magnitud de lacifra de accidentes registrados en las tareasrurales, y no digamos lo que estas cifras tienenque representar en cuanto a los consiguientescostos sociales y económicos.

Transporte de trabajadores

Otro tipo de accidente importante es el rela-cionado con el transporte de los trabajadoresrurales en camiones o autobuses. La mayorparte del tiempo estos vehículos circulan encondiciones precarias de mantenimiento y con-servación y provocan gran número de acciden-tes mortales, como puede verse en el cuadro 7.

Page 94: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

89

Cuadro 7. Accidentes registrados enel transporte de trabajadoresrurales comunicados porla prensa, Estado de São Paulo,1980-1990

Año Accidentes Heridos Muertos

1980 6 7 121981 8 102 191982 10 120 651983 17 278 731984 6 84 181985 8 126 231986 4 93 51987 1 11 121988 2 41 21989 1 11 121990 6 167 8Total 69 1 029 249

Fuente: Federación de Asistencia Social y Educativa (FA S E ) ,1991, citado por Adissi, 1997.

Las condiciones precarias del transporte detrabajadores hizo que finalmente se promul-gara una legislación local y se concertarana c u e rdos colectivos (entre trabajadores y empre-sas, ratificados por el Gobierno) que obligarona las empresas a utilizar vehículos de transportede pasajeros (autobuses) en vez de camiones.

Animales venenosos

Los accidentes provocados por animalesvenenosos (serpientes, arañas, escorpiones,orugas, hormigas y abejas) son importantes enun país tropical como el Brasil, en especialdurante las épocas de elevadas temperaturas.Para registrar este tipo de accidentes el Minis-terio de Sanidad se basa principalmente en elíndice de distribución de sueros. Sin embargo,los datos disponibles no indican cuántos acci-dentes de esta clase tienen carácter laboral.Entre 1990 y 1993 se registraron en el Brasil 13,5accidentes causados por serpientes por cada100.000 habitantes, con una incidencia máximaen la zona centro-occidental. Durante el mismoperíodo se comunicaron 81.611 accidentes entodo el país que provocaron 359 muertes, esdecir, el 0,45 por ciento acabó en fallecimiento(Ministerio de Sanidad, 1998).

Escorpiones, arañas, hormigas y abejas

Desde que en 1998 se estableció una instan-cia oficial para comunicar los accidentes causa-dos por escorpiones, un número creciente de los

casos comunicados corresponde a mordedurasde este animal. Los datos del Ministerio deHacienda indican que se registran 8.000 casosanuales, lo que supone aproximadamente trespor cada 100.000 habitantes, y que el mayornúmero de casos comunicados corresponde alos Estados de Minas Gerais y de São Paulo, queacumulan el 50 por ciento del total.

En lo que respecta a las arañas, se registranaproximadamente 1,5 casos por cada 100.000habitantes, y entre 1990 y 1993 se comunicaron18 muertes por esta causa, principalmente enlas zonas del sur y el sureste. También se cono-cen accidentes debidos a mariposas y al con-tacto con orugas mordedoras y filamentos demariposas nocturnas y con escarabajos quesegregan sustancias tóxicas que producen efec-tos cáusticos y urticantes al quedar liberadaspor compresión o rozamiento con la piel. Hor-migas y abejas también son causa de acciden-tes (Ministerio de Sanidad, 1998).

Mecanización

El desarrollo de los sectores agrícola y fore s-tal, así como el de los demás sectores de la eco-nomía, conduce cada vez más al empleo de nue-vas tecnologías. Históricamente, en el Brasil lai n t roducción de nuevas tecnologías no ha idoacompañada de ningún estudio de sus conse-cuencias sobre el medio ambiente y los sere shumanos. En consecuencia, a pesar de haber con-tribuido a aumentar la productividad y de quegracias a ellas se dispone de más alimentos ymaterias primas para la vida y la comodidad delos seres humanos, también han producido efec-tos perniciosos para la salud de los trabajadore sy el medio ambiente que antes se desconocían.

Debido a la competencia que representa elmercado externo y la consiguiente necesidad dereducir los costos operativos y laborales enalgunos lugares, muchas compañías empleantecnologías modernas para optimizar el sis-tema productivo. El proceso automatizado yaes realidad en muchas unidades de producciónagrícola y forestal, principalmente en las zonasllanas en que su funcionamiento es viable.

Desajuste en la transferenciade tecnología

El proceso de producción agrícola y la meca-nización dependen de diferentes factores re p re-sentados por la ubicación, el clima, la topografía,la mano de obra disponible, los productos culti-vados, la manipulación requerida, la disponibi-lidad y dominio de la tecnología, la calific a c i ó n

Page 95: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

de la mano de obra y la relación costo-benefic i o .Por consiguiente, en cada fase del proceso laadopción de nuevo equipo se efectúa en momen-tos diferentes, lo que provoca problemas labora-les distintos, incluso entre empresas del mismosector de la producción. Del mismo modo, siem-p re es preciso tener en cuenta las consecuenciasde una transferencia de tecnología de los paísesindustrializados a los países en desarrollo. Losresultados obtenidos en los países industrializa-dos no siempre se ajustan a las características delos países en desarrollo, es decir, la transfere n c i ade tecnología no siempre es adecuada en térmi-nos ergonómicos (FAO, 1992).

La exposición a diversos peligros tales comoruidos, vibraciones y calor excesivo, empeo-rada por posturas de trabajo inadecuadas (ubi-cación de los mandos de la maquinaria, losasientos, etc.) puede hacer que los trabajadorescontraigan enfermedades durante su vida labo-ral. Esto puede ocurrir debido a la diferenciaexistente entre las características de los usua-rios de la maquinaria en los países desarrolla-dos y los usuarios de los países en desarrollo,la falta de equipo de seguridad debido a la ine-xistencia de normas que regulen la comerciali-zación de los productos y la falta de conoci-mientos de los consumidores.

En los países en desarrollo, las máquinas,equipo y herramientas que ofrecen los provee-dores no siempre se ajustan a las normas deseguridad y comodidad en vigor en el país deorigen. Esto puede deberse a que los paísescompradores no lo solicitan o a que no se hayalegislado en la materia.

Controles de la funcionalidady la duración

La contribución de la mecanización alaumento del nivel tecnológico de la agriculturabrasileña colocó al campesino en contacto congran variedad de maquinaria destinada a rea-lizar diversas operaciones agrícolas. Para con-trolar el funcionamiento y duración del equipo,la maquinaria agrícola fue sometida a pruebasque al principio sólo medían las característicasoperativas. En el decenio de 1980 aproximada-mente, se empezó a mostrar interés por losaspectos ligados a la seguridad y la ergonomíade la maquinaria agrícola, cuando institutos deinvestigación empezaron a hacer algunas prue-bas. Posteriormente, algunos modelos de trac-tores agrícolas empezaron a incorporar las reco-mendaciones sugeridas en los informes de esaspruebas, por ejemplo, proteger los enchufes, losejes de transmisión, mejorar la visibilidad, etc.

90

En la actualidad, las exigencias de las normas9000 y 14000 de la Organización Internacional deNormalización (ISO) re f e rentes a los aspectosligados a la calidad en los procesos de pro d u c-ción y la conservación del medio ambiente hanf a v o recido una mayor preocupación de los fabri-cantes de maquinaria por el cumplimiento yseguimiento de las normas sobre seguridad dela maquinaria y la erg o n o m í a .

Mano de obra infantily adolescente

En 1995 trabajaban en el Brasil apro x i m a d a-mente 8 millones de niños y adolescentes de eda-des comprendidas entre 5 y 17 años. De ellos,más de 522.000 de los que tenían entre 5 y 9 añosde edad trabajaban en actividades agrícolas. Lamayoría no cobraba ninguna remuneración por-que trabajaban para ayudar a sus padres aaumentar la producción. Más de la mitad de losniños de edades comprendidas entre 10 y 14años no cobraban nada, trabajaban entre 15 y 39horas semanales y no iban al colegio. El 19,6 porciento de los adolescentes de 15 a 17 años de edadhabían dejado de asistir al colegio defin i t i v a-mente para trabajar. La larga jornada laboral esuno de los factores que les hace abandonar laescuela: el 24 por ciento de los niños de 10 a 14años y el 63 por ciento de los adolescentes de14 a 17 años que trabajan lo hacen 40 horas se-m anales o más (Rizzini, 1999).

En un estudio realizado por Fundacentroen 1989 sobre el cultivo de cítricos, se observóla presencia de niños de menos de 14 añoscomo trabajadores tempore ros en tareas derecolección. Ayudaban a aumentar los ingre-sos de sus padres, que cobraban a destajo. Lose n c a rgados de contratar la mano de obra jus-t i ficaban la presencia de niños en el campocomo prueba de buena voluntad de los e m p l e a-d o res al permitir que los niños estuvieran conlos padres mientras éstos trabajaban. No obs-tante, la jornada empezaba a las siete de lamañana y acababa a las cuatro de la tarde, sintener en cuenta el tiempo necesario de tras-lado, lo que significaba que esos niños no ibana la escuela. La labor de recolección de cítricosexige agacharse y estirarse constantemente ysubir y bajar escaleras con sacos de 30 kg depeso. Con frecuencia, las escaleras utilizadasse caían (Yamashita, 1995).

También en otros trabajos insalubres y peli-grosos se emplea a niños y adolescentes, porejemplo, en las plantaciones de caña de azúcar,sisal y tabaco, en la producción de carbón vege-tal y en la extracción de piedras preciosas.

Page 96: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

91

Cuadro 8. Distribución de la poblaciónpobre en el Brasil, en 1997

Zonas Porcentajede pobres

C e n t ro de las regiones metro p o l i t a n a s 09Afueras de las regiones metro p o l i t a n a s 09Otras grandes ciudades 13Ciudades de tamaño medio 14Pequeñas ciudades 20Zonas rurales 36

Fuente: Adaptado de Lahóz, 1999.

Niños peones,víctimas de la pobreza

En 1997 había en el Brasil 54 millones depobres (es decir, el 34 por ciento de los habi-tantes del país), 24 millones de los cuales eranindigentes (se encontraban por debajo del nivelmínimo de pobreza) (Lahóz, 1999). En el cua-dro 8 puede verse que el 36 por ciento de lospobres vive en zonas rurales.

La inestabilidad económica ha estado pre-sente en el país durante mucho tiempo. En1986, durante el plan económico llamado PlanoC ruzado, se produjo una estabilización de laeconomía que redujo el nivel de pobreza: de 65millones de pobres en 1984 se pasó a 41,5 millo-nes en 1986. Al fracasar el plan y volver la infla-ción, el número de pobres volvió a ser prácti-camente el mismo que a principios del decenio.Con el actualmente en vigor «Plano Real» eln ú m e ro de pobres ha vuelto a reducirse ena p roximadamente 10 millones y se ha mante-nido estable según datos del IPEA (Instituto deP l a n i ficación Económica Aplicada (Lahóz, 1999).

Desde 1992 se aplica en el Brasil el ProgramaInternacional para la Erradicación del TrabajoInfantil (IPEC), y desde 1994 el Foro nacionalpara la prevención y erradicación del trabajoinfantil, formado por el Gobierno, institucionesno gubernamentales e instituciones multilate-rales que fomentan conjuntamente campañaspara luchar contra el trabajo de los niños, hadesarrollado sus actividades con el apoyo de laOficina Internacional del Trabajo. La FundaciónAbrinq para los Derechos de los Niños estable-ció el programa «La empresa a favor del niño»,en el que participan más de 1.000 empresas quese han comprometido a erradicar el trabajoinfantil en sectores tales como el automóvil, elcalzado, las plantaciones de naranja y caña deazúcar (Rizzini, 1999).

En 1997 el Gobierno brasileño estableció unprograma para impedir que los niños trabaja-sen en los Estados en que existe una mayorexplotación, como por ejemplo los de MatoGrosso do Sul, Pernambuco y Bahia. Hastaprincipios de 1988 se habían beneficiado de esteprograma 38.000 niños. Algunos gobiernosestatales tienen programas similares, integra-dos con los del Gobierno federal (Rizzini, 1999).

Acciones de controly prevención

Debido a las peculiaridades del sector rural,se ha intentado aplicar diversas estrategias paradesarrollar acciones de control y prevención deenfermedades y accidentes debidos al trabajorural. Como se indica a continuación, iniciati-vas de órganos gubernamentales, sindicatos yotras organizaciones de la sociedad civil tratande ocuparse de este problema.

El 12 de abril de 1988, el Ministerio de Tra-bajo publicó las Normas Reguladoras Rurales(NRR) que reglamentan cuestiones de seguri-dad y salud en el trabajo rural, tras reconocersela necesidad de aplicar políticas en favor de estesector. Quince años transcurrieron desde que seprescribieron por primera vez en el artículo 13de la Ley 5889 de 5 de junio de 1973. A pesar dehaber transcurrido 27 años desde que se pro-pusieron por primera vez , y 12 años desde quese publicaron, su aplicación, por varias razones,todavía es escasa. El lento ritmo de aplicaciónse explica en parte por la inadecuación de algu-nas disposiciones y por las dificultades quesupone lograr que se cumplan debido a las difí-ciles condiciones de acceso y a la inmensa dis-persión geográfica de las unidades de produc-ción en las zonas rurales.

La OIT reconoce en parte la falta de infraes-tructuras para ocuparse de las cuestiones jurí-dicas en el sector rural, cuando señala losiguiente: «Aunque la situación varía sensible-mente de un país a otro, la agricultura suelequedar al margen de buena parte de la legisla-ción laboral interna y no ha sido objeto de nin-gún convenio internacional de aplicación gene-ral. Allí donde se han dictado normas, suaplicación suele ser desigual debido a la insu-ficiencia de las disposiciones legales, los bajosniveles de sindicación y la deficiente inspeccióndel trabajo.» (OIT, 1997.)

Una iniciativa del Gobierno permitirá en elaño 2000 revisar las Normas Reguladoras Rura-les mediante debates tripartitos, es decir, conrepresentantes del Gobierno, de los empleado-res y de los trabajadores.

Page 97: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Las conversaciones tripartitasproducen resultados

La política de examen y establecimiento denormas y reglamentaciones en la esfera de laseguridad y la salud laboral, incluido el sectorrural, de manera tripartita por las empresas, lostrabajadores y el Gobierno, establecida por elMinisterio de Trabajo y Empleo, ha dado bue-nos resultados. Cabe citar como ejemplo elreglamento sobre uso y comercialización de lassierras de cadena en la zona amazónica, en res-puesta a una demanda formulada principal-mente por el Estado de Pará: el hecho de que seproduzcan accidentes graves y mortales al uti-lizar sierras de esta clase para extraer maderade los bosques naturales hizo que el Ministeriode Trabajo, como resultado de una negociacióntripartita, publicara en 1994 un reglamento paracontrolar su uso y comercialización en el país,en relación con aspectos de la seguridad y laergonomía y la obligación de capacitar a losusuarios de este tipo de material.

Además, para tratar esta cuestión se adop-taron o se están aplicando algunas medidaslocalizadas, debidas a iniciativas de sindicatos,el Gobierno y otras entidades.

Participación conjunta

Un ejemplo interesante es la iniciativareciente de una entidad sindical, CONTA G(Confederación Nacional de Tr a b a j a d o res A g r í-colas) que, en asociación con Fundacentro ,intentó una mayor penetración e influencia en elmundo rural para difundir por radio informa-ción en materia de seguridad y salud. Entreagosto de 1996 y mayo de 1997 se difundiero nampliamente por 544 estaciones de radio de todoel país mensajes de 30 segundos de duración ydiversas entrevistas con técnicos, sindicalistasy otras personalidades del sector, y se celebraro nsiete seminarios regionales y un seminario nac i o-nal para examinar los principales problemas yp ropuestas para hacer frente a los problemas dela g ro (Fundacentro, 1997).

Otro ejemplo reciente es la asociación entreFundacentro y la Secretaría de Agricultura delEstado de São Paulo, que actualmente se en-cuentra en fase de pleno desarrollo y está obte-niendo importantes resultados. Las actividadesde esta asociación movilizaron a diversos órga-nos del Estado y a otras instituciones con el finde reducir los riesgos asociados al empleo deplaguicidas (el Estado de São Paulo consume el25 por ciento de todos los plaguicidas vendidosen el país) y difundir técnicas de producción

que tengan menos efectos nocivos sobre lasalud y el medio ambiente. Entre las medidasadoptadas cabe citar la reunión de datos acercadel uso de plaguicidas, de las condiciones detrabajo, la difusión de información entre los tra-bajadores y los productores rurales, la educa-ción ambiental de los niños en las escuelas rura-les, la preparación de estudios encaminados areducir el empleo de plaguicidas y la exposi-ción a ellos de los trabajadores, mejoras en elcontrol de los residuos en los alimentos y elmedio ambiente, la vigilancia de la salud de lapoblación expuesta a plaguicidas, y el fortale-cimiento y estructuración de las actividades deinspección para controlar los plaguicidas(Ministerio de Trabajo, 1997).

Iniciativas como éstas son fundamentales,pero los datos internacionales son más convin-centes que los nacionales. Las malas condicio-nes de trabajo que predominan en las activida-des agrícolas y el número de personas quetrabajan en esa esfera demuestran la necesidadprimordial de que todas las partes sociales yeconómicas que intervienen en ella sigan pres-tándole una atención cada vez mayor. Elaumento de la productividad y los esfuerzospor alcanzar niveles más sostenidos de pro-ducción agrícola no eximen de la tarea de esta-blecer estrategias en relación con la salud y laseguridad en el mundo rural.

Bibliografía citada

Adissi, P. J. 1997. Processo de trabalho agrícola canavieiro: pro-posição de una taxonomia das unidades produtivas e análisedos riscos associados, Río de Janeiro, J.R., tesis doctoral,Universidad Federal de Río de Janeiro.

Alves, E. y colaboradores. 1999. «O empobrecimento da agri-cultura brasileira», Revista de Política Agrícola, año VIII,n ú m . 3, págs. 5-1 9 .

Alves Filho, J.P. 1999. «Segurança e saúde do trabalhadorrural: aspectos gerais», Boletim Org â n i c a, 1 (1), págs. 11 -15.

Blair, A., y Zahm, S.H. 1991. «Cancer among farmers», enCordes, D.H. y Rea, D.F. (directores de la publicación):Occupational medicine. Health hazards of farming, Filadel-fia, Hanley and Belfus, inc., págs. 335-354.

C o rdes, D.H., y Rea, D.F. 1991. «Farming: a hazardous occu-pation», en Cordes, D.H. y Rea, D.F. (dire c t o res de lapublicación): Occupational medicine. Health hazards of far-m i n g, Filadelfia, Hanley and Belfus, inc., págs. 327-333.

Coye, M.J. 1985. «The health effects of agricultural produc-tion: the health of agricultural workers», Journal of PublicHealth Policy, núm. 6, págs. 349-370.

Crutchfield, C.D., y Sparks, S.T. 1991. «Effects of noise andvibration on farm workers», en Cordes, D.H. y Rea, D.F.(directores de la publicación): Occupational medicine.Health hazards of farming, Filadelfia, Hanley and Belfus,págs. 355-369.

92

Page 98: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

93

Cummings, P.H. 1991. «Farm accidents and injuries amongfarm families and workers. A pilot study», AmericanAssociation of Occupational Health Nurses Journal, vol. 9,núm. 39, págs. 409-415.

Ellis, J.L., y Gordon, P.R. 1991. «Farm family mental healthissues», en Cordes, D.H. y Rea, D.F. (directores de lapublicación): Occupational medicine. Health hazards of far-ming, Filadelfia, Hanley and Belfus, págs. 493-502.

Erlich, S.M., y colaboradores. 1993. «Wo r k - related agricul-tural fatalities in Australia, 1982-1984», S c a n d i n a v i a nJournal of Work and Environmental Health, vol. 3, núm. 19,págs.162-167.

FAO. 1992. «Introduction to Ergonomics in Forestry in Deve-loping Countries», F o restry Paper 100, Roma, 200 páginas.

Fundacentro. 1997. Série para rádio ganha o prêmio Wlad-mir Herzog, Revista Fundacentro, núm. 3.

Garcia, E.G. 1996. Segurança e saúde no trabalho rural com agro-tóxicos: contribuição para uma abordagem mais abrangente,tesis doctoral, Facultad de Salud Pública, Universidad deSão Paulo, São Paulo, SP, 233 páginas.

Gobierno de Brasil. Ministerio de Sanidad. 1998. Manual dediagnóstico e tratamento de acidentes por animais peçonhen-tos, Brasilia, 131 páginas.

—. Ministerio de Trabajo. 1997. Acidentes de Trabalho,www.mtb.gov.br/esta/acidentes/acidentes/97/fatais/fatais_c.htm ywww.mtb.gov.br/esta/acidentes/acidentes/97/parcial/parcial_c.htm, 22 de diciembre.

IBGE, Fundação Instituto Brasileiro de Geografia e Estatís-tica. 1998. Pesquisa nacional por amostra de domicílios 1996,www.ibge.gov.br.

Kligman, E.W. y colaboradores. 1991. «Occupational infec-tions in farm workers», en Cordes, D.H. y Rea, D.F.(directores de la publicación): Occupational medicine.Health hazards of farming, Filadelfia, Hanley y Belfus,págs. 429-446.

Lahóz, A. 1999. «A p o b reza do debate», E x a m e, vol. 20,núm. 33, págs. 136-143.

Lorena, C. 1977a. «Nota prévia sobre um levantamento pre-liminar da ocorrência de acidentes no trabalho na agri-

cultura paulista», Revista Brasileira de Saúde Ocupacional,vol. 18, núm. 5, págs. 60-62.

—. 1977b. «Prevenção de acidentes do trabalho no meiorural», Revista Brasileira de Saúde Ocupacional, vol. 19,núm. 5, págs. 14-23.

Meirelles, C.E., y Yamashita, R.Y. 1988. «Segurança do Tra-balho: um pequeno panorama dos acidentes do trabalhona área rural», Anais do XVII Congresso Brasileiro de Engen-haria Agrícola, Sorocaba, São Paulo, págs. 709-723.

—. y colaboradores. 1989. «Cadastro de acidentes do trabalhorural», Revista Brasileira de Saúde Ocupacional, vol. 68,núm. 17, págs. 53-94.

OIT. 1997. «Nuevo informe sobre la seguridad en la agricul-tura», El Mundo del Trabajo, núm. 22, págs. 13 y 36.

Ramos H.H. y colaboradores. 1999. «Condições de trabalhocom agrotóxicos no Estado de São Paulo», Caderno In-formativo de Pre v e n ção de Acidentes, vol. 238, núm. 20,págs. 36-48.

Rizzini, I. 1999. «História das crianças no Brasil», en Priori, M.:O rg a n i z a ç ã o, Editora Contexto, São Paulo, págs. 376-406.

Schenker, M., y colaboradores. 1991. «Respiratory risks asso-ciated with agriculture», en Cordes, D.H. y Rea, D.F.(directores de la publicación): Occupational medicine.Health hazards of farming, Filadelfia, Hanley and Belfus,págs. 415-428.

Silva, F.C. 1988. Programa de vigilância epidemiológica emintoxicações exógenas: a experiência do Vale do Ribeira,São Paulo, Secretaría de Estado de Saúde, mimeogra-fiado, 18 páginas.

Yamashita, R.Y. 1995. «Estudo das condições de trabalho nacultura de citros», Anais do simpósio Brasileiro de Erg o n o m i ae Congresso Latino-Americano de Erg o n o m i a, Florianópolis.

Nota

1 Eduardo Garcia Garcia es investigador en el Departa-mento de Seguridad Rural de Fundacentro.

Rosa Yasuko Yamashita es Jefa e investigadora en elDepartamento de Seguridad Rural de Fundacentro.

Page 99: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Se reconoce ampliamente que los trauma-tismos, las muertes y las enfermedades relacio-nadas con el trabajo alcanzan un nivel inacep-tablemente alto en la agricultura, lo que haceque sea uno de los sectores laborales de mayorriesgo en la Unión Europea (UE). Al mismotiempo, se reconoce que la prevención de losdaños causados a los trabajadores agrícolas seenfrenta con considerables problemas debidosa la organización y la cultura laboral existentesen el mismo sector, así como a la insuficienteregulación y a los bajos niveles de inspección ycumplimiento de normas que se registran his-tóricamente en dicho sector. Aunque muchosde estos problemas suelen presentarse en formaextrema en la agricultura, no se registran exclu-sivamente en ella. También existen en otros sec-tores, por ejemplo, en la industria de la cons-trucción, en la que predominan las pequeñasempresas, el trabajo ocasional y a tiempo par-cial, los trabajos auxiliares, los trabajos even-tuales y la economía sumergida.

En parte para hacer frente a estos proble-mas, a principios del decenio de 1990 la UEaprobó una serie de directivas en las que cabeobservar un criterio coherente respecto de lagestión obligatoria de la salud y la seguridadlaboral de todos los trabajadores en todos lossectores de la economía. Este criterio, tipificadopor las disposiciones de la Directiva marco89/391 de la UE, obliga a los empleadores aobservar los requisitos siguientes:• elaboración de un plan de prevención;• evaluación de los riesgos en el lugar de tra-

bajo;• utilización o empleo de servicios competen-

tes de prevención; y• provisión de medios para que los trabaja-

dores y sus representantes puedan partici-par en todas esas actividades.

Conseguir que las estrategiaspreventivas sean pertinentespara la agricultura

Aunque estas medidas quizá se entiendanmás fácilmente en relación con la gestión de lasalud y la seguridad en grandes organizacio-nes, tienen por finalidad establecer un marco enel que todas las empresas puedan realizar unenfoque sistemático de dicha gestión. Aeste res-pecto, la participación de los trabajadoresocupa un lugar fundamental en la estrategiapreventiva en materia de salud y seguridad dela UE. Ello se debe entre otras cosas a que cadavez es más evidente que la participación deltrabajador – y en especial la participación del tra-bajador representativo – tiene consecuenciasbeneficiosas sobre el nivel de salud y seguridadde las empresas. Sin embargo, también en estecaso es más fácil obtener pruebas de la eficaciade esa participación partiendo de las experien-cias de las grandes empresas, en vez del tipo depequeña empresa característico del sector agrí-cola. También en las grandes empresas queposeen plantillas estables es más fácil obtenerapoyo para la participación de los representan-tes de los trabajadores que cuando se trata deempresas pequeñas y una mano de obra even-tual y ocasional, característica de la agricultura.El reto que se presenta para los sindicatos y lasorganizaciones reguladoras y de otra índoleque participan en la promoción de la mejora delos niveles de salud y seguridad en la agricul-tura reside en cómo conseguir que las estrate-gias preventivas que se sabe son eficaces en lasgrandes empresas y en otros sectores de la eco-nomía también lo sean en la clase de situacio-nes típicas del trabajo en la agricultura.

Este artículo tiene por finalidad examinar elpapel que la participación eficaz de los repre-sentantes de los trabajadores en la gestión de lasalud y la seguridad puede desempeñar paramejorar esos aspectos en los lugares de trabajotípicos del sector agrícola. Partiendo de las con-

94

Salud y seguridad y función de los representantesde los trabajadores en la agricultura

en Europa occidental

David WaltersCentre for Industrial Safety and Health (Londres)

Page 100: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

clusiones alcanzadas en diversos países deEuropa occidental y de América del Norte yAustralasia, se destacan las condiciones nece-sarias para una participación de los represen-tantes de los trabajadores en esa esfera y sedeterminan los factores que se sabe contribu-yen a ella. Después se examina la cuestión de lapertinencia de la participación de esos repre-sentantes en la agricultura. Una breve reseña delas características del empleo agrícola en laEuropa occidental y de los principales resulta-dos alcanzados en materia de salud y seguri-dad en ese sector sirven para poner de relievela importancia de los problemas que se plan-tean a los representantes de los trabajadores ysu contribución a las estrategias preventivas aeste respecto. La manera en que se han abor-dado esos problemas se examina presentandoejemplos de enfoques reguladores, iniciativassindicales y planes conjuntos de sindicatos yempleadores en los que los representantes delos trabajadores participan en el mejoramientodel nivel de salud y seguridad en varios paísesde Europa Occidental. Entre los ejemplos cita-dos figuran algunos del sector agrícola pero lamayoría corresponden a otros sectores labora-les y se utilizan para ilustrar las posibilidadesque esos planes pueden ofrecer en la agricul-tura. Se examinarán las ventajas y limitacionesde estos varios enfoques y los apoyos legislati-vos y de organización que requieren paraaumentar su eficacia, así como los recursos pre-cisos para ese apoyo.

La participación de los representantesde los trabajadores y sus efectos en losresultados en materia de seguridad

Se reconoce ampliamente que la participa-ción de los trabajadores en la organización dela salud y la seguridad en el lugar de trabajomejora la gestión en esa esfera. Esa noción seapoya en muchos estudios de gran número depaíses industrializados. Por ejemplo, estudiosbritánicos indican que en los centros de trabajodonde existen sindicatos se alcanzan niveles desalud y seguridad más altos que en aquellos enque no existen (Walters, 1996a; Grunberg, 1983,Walters y Gourlay, 1990). Dichos estudios seña-lan que cuando los empleadores gestionan lasalud y la seguridad sin realizar consultas, losresultados (medidos por índices objetivoscomo por ejemplo el número de heridos) sonconsiderablemente peores que cuando consul-tan a los trabajadores a ese respecto. Concreta-mente, un estudio mostró que en el primer casotenían la probabilidad de registrar el doble de

accidentes que cuando los representantes de lostrabajadores participan en consultas con losgestores de la salud y la seguridad (Reilly ycolaboradores, 1995). Conclusiones similaresfiguran en trabajos australianos (Quinlan, 1993;Biggins y colaboradores, 1991; Warren-Lang-ford y colaboradores, 1993). Algunos autoresnorteamericanos ponen de manifiesto que lapresencia de los sindicatos influye en los nive-les de salud y seguridad laboral, inclusocuando no existe legislación sobre esa partici-pación (Dedobbeleer y colaboradores, 1990;Weil, 1991). En otros países de Europa occiden-tal, hay estudios comparados en los que seindica que la participación de representantesmejora los resultados en materia de salud yseguridad, y que los factores determinantes deuna representación eficaz y un apoyo al diá-logo, así como del respaldo a los representan-tes en situaciones conflictivas, son similares alos determinados en los estudios británicos yaustralianos, a pesar de las diferentes culturasde relaciones laborales (Walters y colaborado-res, 1993; Walters, 1990).

¿Qué hace eficaz a los representantesde salud y seguridad?

Si los re p resentantes de los trabajadore saportan una contribución positiva al mejora-miento de los resultados en materia de salud yseguridad, es importante saber qué factore sapoyan y refuerzan esa función. Conclusionesfundamentales de la investigación de las acti-vidades de dichos re p resentantes en el con-texto de las relaciones laborales indican que sue ficacia se ve fuertemente influida por los i g u i e n t e :

• existencia de un marco regulador para larepresentación de los trabajadores en cues-tiones de salud y seguridad, fomentado acti-vamente por los organismos reguladores yla inspección del trabajo;

• interés de la empresa por la salud y la segu-ridad y la participación de los trabajadores,y por la inclusión con carácter primordial dela salud y la seguridad preventiva en lasestrategias de gestión para garantizar la cali-dad y eficiencia de la producción;

• sindicatos fuertes en el centro de trabajo,priorización de las cuestiones de salud yseguridad, e integración de los representan-tes de los trabajadores en esa esfera en laorganización sindical del centro de trabajoque también se ocupa de otros aspectos delas relaciones laborales;

95

Page 101: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

• información y formación de los represen-tantes de salud y seguridad;

• celebración de consultas entre los represen-tantes en esa esfera y las personas a las querepresentan.

Relación entre accidentes e influenciade los sindicatos

Dicho de otro modo, no es probable que seproduzca una participación eficaz o sosteniblesi no se cuenta con apoyo. Esto resulta evidenteen muchos estudios sobre la eficacia de los pro-cedimientos de representación. La presencia desindicatos, empresas grandes y estables y unatradición de cooperación negociada contribuyea dar ese apoyo. Por el contrario, medicionesobjetivas de los resultados en materia de saludy seguridad indican que el aumento del nivelde accidentes está relacionado con la disminu-ción de la influencia de los sindicatos (Tombs,1990; Nichols, 1997). La participación de los tra-bajadores en esta esfera resulta más probable enlos centros de trabajo en que está presente algúntipo de sindicato que en aquellos en que estáausente.

¿Consejos de empresa o sindicatos?

En estudios sobre el funcionamiento de larepresentación de la fuerza laboral se destaca laimportancia de las organizaciones de los traba-jadores para la eficacia de esta forma de parti-cipación. De todos modos, es preciso aclarar elsignificado de la expresión «organizaciones delos trabajadores». Aquí se utiliza en primerlugar para describir una forma de organizaciónde esta clase existente en el lugar de trabajo yautónoma en relación con la dirección de laempresa y en la que puede haber representan -tes sindicales pero no necesariamente. Porejemplo, algunos consejos de empresa tienenpoca o ninguna presencia sindical y no obstantepueden ejercer una considerable influenciaautónoma en materia de representación de lostrabajadores en la esfera de la salud y la segu-ridad. En segundo lugar, también se empleaaquí para describir el apoyo a las organizacio-nes de los trabajadores dentro de la empresapor parte de instituciones sindicales que actúanfuera de ella. Nos referimos normalmente a lasinfraestructuras sectoriales, regionales y nacio-nales de los sindicatos.

Hay más problemas si los sindicatosestán ausentes

En los países anglonorteamericanos, en losque la organización de los trabajadores en lasempresas supone la presencia sindical en el cen-tro de trabajo, la cuestión de la eficacia de losrepresentantes de salud y seguridad dependeen gran medida del grado en que pueda afir-marse que se trata de una representación sin-dical. En dichos países se dispone de escasainformación sobre experiencias de represen-tantes de esta clase que actúen sin apoyo sindi-cal, pero la información disponible indica lavalidez del mismo tipo de factores determi-nantes de la eficacia (Spaven y Wright, 1993;Woolfson y colaboradores, 1996). No obstante,en esos casos el apoyo sostenido para lograr esaeficacia sin la presencia de los sindicatos pro-bablemente sea más problemática ya que noresulta nada claro de dónde puede venir elapoyo o cómo pueda mantenerse (James y Wal-ters, 1997). En los países en que la organizaciónde los trabajadores en los centros de trabajo nose efectúe necesariamente mediante organiza-ciones sindicales – como ocurre en diversos paí-ses de Europa en que las elecciones de los repre-sentantes de los trabajadores pueden dar porresultado el triunfo de organizaciones com-puestas principalmente por representantes nosindicales – la independencia de la organiza-ción de que se trate sigue siendo importante ylos sindicatos continúan siendo la principalfuente de apoyo externo para lograr la eficaciamediante, por ejemplo, sus servicios de forma-ción e información (Walters, 1994).

Estructuras y procedimientoshabilitadores

En el Reino Unido, el estudio de las activi-dades de los representantes y los comités deseguridad se ha centrado en otros factoresdeterminantes de su eficacia, distintos de, sim-plemente, el papel de los sindicatos. No obs-tante, es mucho más probable que muchos deesos factores determinantes se encuentren enempresas en las que existan sindicatos. Porejemplo, el trabajo de Beaumont sobre los comi-tés conjuntos de seguridad (Beaumont y cola-boradores, 1982), de forma muy parecida queun estudio norteamericano anterior (Kochan ycolaboradores, 1997), llegó a la conclusión deque los comités más eficaces son aquellos enque los representantes de los trabajadores y ladirección tienen una buena formación y larepresentación se efectúa por medio de cauces

96

Page 102: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

sindicales establecidos. Asimismo, es más pro-bable que otros factores determinantes, porejemplo, reuniones regulares, asistencia regularde los representantes y comunicación adecuadacon otros trabajadores, puedan encontrarse enlas empresas con sindicatos y que los sindica-tos de esas empresas desempeñen un papelimportante en el establecimiento de las estruc-turas y procedimientos que hagan posible esassituaciones.

La formación sindical es fundamental

Al igual que el apoyo de la organizaciónexistente en el centro de trabajo, el apoyo de lossindicatos del exterior, tanto a nivel nacionalcomo regional, desempeña un papel impor-tante: encuestas europeas demuestran muy cla-ramente la importancia crucial de la cantidad ycalidad de la formación sindical, tanto para eldesarrollo como para la integración de losrepresentantes de los trabajadores en materiade salud y seguridad a nivel del lugar de tra-bajo (Walters, 1996b, y Raulier y Walters, 1995).Esto también tiene otra ventaja indiscutible. Lossindicatos desempeñan un papel importantecomo instigadores del cambio a nivel local,nacional e internacional. La calidad de su fun-ción activa en el proceso de representación delos trabajadores es una característica impor-tante de su éxito. Además, hay pruebas queindican que su presencia puede mejorar las acti-vidades de otros participantes en la organiza-ción de la prevención en materia de salud yseguridad, por ejemplo las autoridades norma-tivas (Weil, 1991).

Características del empleo agrícolay sus consecuencias para la saludy la seguridad

Es evidente que muchas de las condicionesindicadas que se sabe apoyan la re p re s e n t a c i ó nefectiva de los trabajadores en materia de saludy seguridad no existen en la agricultura. Conunas pocas excepciones, en la Europa occiden-tal, empleo agrícola significa empleo en peque-ñas empresas. Por ejemplo, de las 47.907 explo-taciones agrícolas existentes en el Reino Unidoen 1995, sólo 528 empleaban a 15 o más trabaj a-d o res a tiempo completo (incluidos los traba-j a d o res miembros de la familia) y el 64 porciento de los trabajadores agrícolas desempe-ñaban su labor en empresas de menos de cincoe m p l e a d o s .

Una fuerza laboral menory una afiliación sindical más baja

En este sector lo habitual son los elevadosniveles de empleo a tiempo parcial y eventual,así como una numerosa mano de obra familiar,y a menudo una estrecha interd e p e n d e n c i ae n t re el empleo y el domicilio. En los últimosdiez años se ha registrado la tendencia conti-nua a la disminución de la fuerza laboral, conuna reducción especialmente importante deln ú m e ro de trabajadores contratados de manerare g u l a r. La afiliación a los sindicatos es en gene-ral baja y sigue disminuyendo. En muchos paí-ses es más baja en la agricultura que en cual-quier otro sector. Por ejemplo, en el Reino Unidodisminuyó el 7 por ciento a mediados del dece-nio de 1990, en comparación con una media del2 por ciento en lo que respecta a todos los sec-t o res industriales.

Paternalismo de la era preindustrial

Algunos aspectos del empleo agrícola, sibien siguen tendencias características de losmercados laborales postindustriales que redu-cen la seguridad en el empleo y la organizacióncolectiva de los trabajadores, también conti-núan reflejando situaciones de una era prein-dustrial. Estudios sobre las relaciones socialesexistentes en el trabajo agrícola han destacadoel paternalismo evidente entre los campesinoscon tierra y sus empleadores y explican queesas relaciones suelen fomentar la hostilidadcontra la mayoría de las formas de influenciaexterior sobre las condiciones de empleo y detrabajo, alentando asimismo la intoleranciacontra el colectivismo y la organización sindi-cal. Además, al mismo tiempo que este sectorse enfrenta con una mecanización creciente ysus riesgos conexos para la salud y la seguri-dad, abunda en prácticas y tradiciones labora-les que no son compatibles con los enfoquesmodernos convencionales de gestión de lasalud y la seguridad.

La inspección y el control tienenpocas consecuencias directas

En la mayoría de países de Europa occiden-tal, la reglamentación legislativa de la salud y laseguridad en la agricultura constituyó unaincorporación tardía a medidas encaminadas ap roteger a los trabajadores y reglamentar susalud y seguridad en otros sectores laborales.Además, en algunos países, su posición a esterespecto todavía es distinta de la de la mayoría

97

Page 103: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

de los reglamentos de salud y seguridad. Debidoa ello y al gran número de pequeñas empre s a sque constituyen la enorme mayoría de las uni-dades laborales en la agricultura, y a las difi-c u ltades de acceder a ellas, las prácticas de ins-p e cción y control suelen estar escasamented e s a r rolladas y tener pocas consecuencias dire c-tas sobre la mayoría de los lugares de trabajo.

El mayor número de heridos despuésde la industria de la construcción

Todos estos factores contribuyen a crear ries-gos considerables para la salud y la seguridadde los trabajadores agrícolas y sitúan a ese sec-tor entre los de más alto riesgo laboral. Por ejem-plo, en el Reino Unido los resultados obtenidosde la Encuesta de la Fuerza de Trabajo en re l a-ción con el número total de heridos re g i s t r a d o sen actividades laborales indican que el sectoragrícola fue el segundo en que hubo más casosde traumatismos en dicho país, después de laindustria de la construcción. El número de casosmortales también es alarmantemente elevado, yuna característica especialmente perturbadoraes que, pro p o rcionalmente, gran número de lostraumatismos graves y las muertes ocurridas enexplotaciones agrícolas corresponden a niños.

Contribución de los representantesde los trabajadores a la mejorade la salud y la seguridaden las pequeñas empresas

Aunque hay pruebas convincentes de quelos representantes de los trabajadores contribu-yen a mejorar los resultados en materia de saludy seguridad en la mayor parte de los sectoresindustriales, en la agricultura, por las razonesya indicadas, se carece en gran medida de prue-bas de esta clase. Está claro que los enfoquestradicionales a este respecto no sirven para elsector agrícola: su cultura, las actitudes de losempleadores, la escasa presencia de los sindi-catos, el bajo nivel de inspección del trabajo yla manera en que se organizan las tareas mili-tan contra los enfoques ortodoxos de gestión dela salud y la seguridad, en especial contra lasprácticas tradicionales de representación de lostrabajadores. No obstante, en todos estos aspec-tos las empresas agrícolas son ejemplos extre-mos de la cultura de la pequeña empresa. Comotales, pueden ser receptivas a estrategias deprotección de la salud y la seguridad adapta-das específicamente a su situación, ensayadascon cierto éxito en los demás sectores laboralesen que predomina la pequeña empresa.

Se trata más de un problema de gestiónque de carácter técnico de los peligros

El problema de la salud y la seguridad en lapequeña empresa se reconoce en toda Europaoccidental, donde el trabajo en empresas de estaclase constituye una característica principal delas economías nacionales. Los datos de diver-sos países ponen de manifiesto que los resulta-dos en materia de salud y seguridad en laspequeñas empresas son inferiores a los regis-trados en las de mayor tamaño, y los corres-pondientes al número de heridos apoyan laconclusión de que un factor relacionado con eltamaño influye en el hecho de que se produz-can en el trabajo (Nichols, Dennis y Guy, 1995).Al mismo tiempo, dado que en general los peli-gros que se registran en los lugares de trabajopequeños no son necesariamente más gravesque los que se registran en los grandes, el pro-blema de la prevención parece depender másde la gestión de la salud y la seguridad que delcarácter técnico de los peligros o su control.

Las razones de la mala gestión de la salud yla seguridad en las pequeñas empresas se atri-buyen a gran variedad de factores, entre elloslos siguientes:• recursos limitados;• conocimiento limitado de los requisitos

reglamentarios;• reconocimiento insuficiente de las ventajas

económicas de la salud y la seguridad;• escaso conocimiento y entendimiento de las

prácticas laborales seguras;• presión económica a corto plazo y compe-

tencia;• cumplimiento inadecuado; e• inexistencia de servicios de prevención

(Walters, 1998).

Un problema de comunicación

Sea cual fuere la razón o el conjunto de razo-nes que explican los malos resultados en materiade salud y seguridad, no son ni inevitables ni laconsecuencia necesaria del tamaño de la empre s a .No obstante, sí indican la existencia de un impor-tante problema de comunicación para convencera los propietarios y los gestores de las pequeñase m p resas de los beneficios de una buena gestiónde la salud y la seguridad. Esto es especialmenteválido en la agricultura en la que, tal como debe-ría deducirse del anterior esbozo de sus caracte-rísticas, los problemas en materia de comunica-ción de riesgos son especialmente agudos.

98

Page 104: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Inspecciones del trabajo pequeñasy faltas de recursos

El reconocimiento del ampliamente exten-dido problema de la comunicación de riesgosen la gestión de la salud y la seguridad de laspequeñas empresas en general ha conducido alas autoridades normativas de algunos paísesde Europa occidental a centrar más su atenciónen la forma de mejorar la comunicación dentrode las pequeñas empresas. Para tal fin, recono-cen las limitaciones con que se enfrentan las ins-pecciones del trabajo, pequeñas y faltas derecursos, cuando tratan de llegar al enormenúmero de lugares de trabajo del sector de lapequeña empresa. También se han dado cuentade que la imagen del inspector/reguladorquizá no sea la más adecuada para transmitirel mensaje que desean hacer llegar al sector enlo que respecta a los beneficios de la gestión dela salud y la seguridad. Por todas estas razones,han empezado a estudiar el papel que podríandesempeñar a ese respecto los intermediariosen el entorno de la pequeña empresa. Esosintermediarios abarcan gran variedad de orga-nizaciones que tratan con las pequeña empre-sas. Por ejemplo, podrían incluir las asociacio-nes de seguros, las asociaciones comerciales yprofesionales, los servicios locales y regionalesde fomento de la pequeña empresa, los servi-cios de prevención, las organizaciones de for-mación, los bancos y los contables, entremuchos otros.

El sindicato como intermediario

Los sindicatos representan una formaimportante de intermediario bien situado paraaportar una contribución significativa al mejo-ramiento de la gestión de la salud y la seguri-dad en las pequeñas empresas: no sólo dispo-nen de redes y sistemas de apoyo para estarrepresentados sino que además tienen fuertesincentivos para adaptar y ampliar esa función.Esto representa un enorme potencial, preocu-pados como están actualmente por su necesi-dad de hacer frente a la crisis de representaciónque en todos los países registran y de encontrarnuevas identidades que esperan les sirvan paracontinuar avanzando. Aunque los sindicatosson relativamente débiles en la agricultura, nopor ello dejan de ser lo suficientemente impor-tantes para constituir un recurso potencialcomo intermediarios en el sector. También esposible que el desarrollo de este papel contri-buya a aumentar su presencia e importancia enel sector.

La principal forma en que los sindicatos hanestudiado su contribución como intermediariosen la gestión de la salud y la seguridad consisteen encontrar la manera de que los trabajadoresde las pequeñas empresas puedan tener mayo-res posibilidades de estar representados enórganos encargados de la salud y la seguridad.Se han intentado los diversos enfoques que seindican a continuación, con un éxito variablepero importante: consecución del derecho legala que los trabajadores de las pequeñas empre-sas puedan estar representados por regionaleso territoriales de salud y seguridad; iniciativasunilaterales de los sindicatos en relación con unsector concreto para aumentar las posibilidadesde representación mediante planes que supon-gan la presencia de representantes itinerantes;planes conjuntos de sindicatos y empleadoresen los que los representantes de los trabajado-res a menudo actúan junto a agentes nombra-dos por los empleadores; colaboración entre lossindicatos y la inspección del trabajo y las auto-ridades de salud y seguridad; y planes en losque se establecen estructuras conjuntas y tri-partitas en apoyo de los trabajadores y de susempleadores de las pequeñas empresas. En lospárrafos siguientes figuran algunos ejemplosde planes de esta clase.

Enfoques legales

En Suecia existen desde 1974 medidas lega-les para el nombramiento de representantesregionales de salud y seguridad en todos lossectores laborales, incluida la agricultura. EnNoruega existen medidas similares desde 1981pero únicamente en relación con la industria dela construcción. Las disposiciones suecas per-miten que los sindicatos designen a represen-tantes de salud y seguridad, que normalmentepueden representar a los trabajadores de laspequeñas empresas de un determinado sectorindustrial y zona geográfica. Los representan-tes regionales de seguridad o bien son, en elcaso de las empresas grandes, representantes atiempo completo nombrados desde hacetiempo en esa esfera, o bien dirigentes sindica-les a tiempo completo que llevan a cabo estatarea además de desempeñar otras obligacio-nes. En el enfoque de esos países nórdicosresulta fundamental la obtención desde el prin-cipio de los llamados Fondos del Entorno Labo-ral. Aunque ha habido cambios a medida quese han introducido nuevos enfoques parafinanciar los planes del entorno laboral, losrepresentantes regionales todavía están finan-

99

Page 105: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

ciados en gran medida con cargo a fondos aje-nos a los sindicatos.

Se considera que las disposiciones suecashan tenido bastante éxito, según ha confir m a d ouna evaluación reciente (Frick y Walters, 1998).También han influido en el pensamiento sindi-cal de otros países: en los últimos años, en variospaíses de Europa occidental las políticas sindi-cales se han caracterizado por la defensa deestrategias encaminadas a conseguir medidaslegislativas similares. En algunos casos han teni-do éxito, por lo menos en parte. Por ejemplo,en Italia, las disposiciones sobre re p re s e n t a c i ó nde los trabajadores en la esfera de la salud y laseguridad, introducidas en virtud de la ley 626,autorizan a los sindicatos a designar re p re s e n-tantes territoriales. En el Reino Unido los sindi-catos han fomentado medidas similares desdeque su Congreso (TUC) aprobó una re s o l u c i ó ncon tal fin en 1998. En la actualidad son objetode una consulta pública organizada por laComisión de Salud y Seguridad (HSC, 1999). Lademanda de medidas de esta clase también seestá debatiendo en las confederaciones sindica-les francesas, y en un futuro próximo es pro b a-ble que en Francia la política sindical se concre t een un llamamiento a favor de cambios legislati-vos en esta esfera. Además, los sindicatos fran-ceses están debatiendo el establecimiento dea s e s o res de salud y seguridad a nivel re g i o n a len todas las federaciones. Aunque no tendríanlos derechos estatutarios de los re p re s e n t a n t e sterritoriales – por ejemplo, entrar en los centro sde trabajo –, podrían pro p o rcionar informacióny asesoramiento en materia de salud y seguri-dad, y apoyo a los afiliados al sindicato, en losl u g a res de trabajo pequeños.

En Grecia existe una variación interesantedel empleo de medidas reglamentarias en rela-ción con los comités conjuntos de seguridad enla construcción y reparación de buques. Conarreglo a lo dispuesto en la ley 1767/88, se hanestablecido comités conjuntos de salud y segu-ridad en muchas empresas pequeñas y de con-tratistas dedicados a las indicadas actividadesen la zona de El Pireo-Drapetsona-Keratsini-Perama-Salamina. En virtud de la indicada ley,esos comités tienen derecho a controlar la apli-cación de la legislación sobre salud y seguridad.Los comités están compuestos por un repre-sentante de la inspección del trabajo, otro de lamarina mercante y otro de la cámara técnica deGrecia, así como por dos representantes elegi-dos por los trabajadores. El inspector del tra-bajo preside el comité que, por consiguiente, notiene representantes de los empleadores. Entrelas funciones del comité cabe citar la realización

a intervalos regulares de inspecciones conjun-tas en los centros de trabajo bajo su jurisdicción.Si a raíz de esas inspecciones se requiere apli-car medidas, corresponden únicamente a la ins-pección del trabajo.

Iniciativas sindicales

Los sindicatos de los sectores en los que haygran número de trabajadores en empresaspequeñas aplican desde hace muchos añosestrategias en materia de representación quetienen en cuenta los problemas de tamaño yfragmentación. Por ejemplo, en el Reino Unido,el sindicato de trabajadores del comercio mino-rista ha desarrollado un sistema de representa-ción de sus afiliados de los pequeños centros detrabajo mediante la designación de organiza-dores que se ocupan de gran número de dife-rentes centros laborales, por lo general de unamisma región. Las cuestiones relacionadas conla salud y la seguridad preocupan cada vez mása los trabajadores y por ello dichos organiza-dores se ocupan de estos problemas y necesitanformación y apoyo del sindicato para actuarcon eficacia en el desempeño de esas tareas.

Representantes itinerantes

Además de esas prácticas que han evolu-cionado lentamente y atendiendo demandasque varían continuamente, los sindicatos inten-tan que se designen específicamente los repre-sentantes regionales o territoriales de salud yseguridad. Esos esfuerzos suelen verse influi-dos por las disposiciones de los países nórdicospero se adaptan específicamente para tener encuenta la atmósfera reinante en el sector indus-trial y el contexto nacional en que se aplican.Quizá uno de los esfuerzos más pertinentes einteresantes sea el plan de representantes itine-rantes de seguridad, iniciado por la sección detrabajadores rurales y agrícolas de la UniónGeneral de Trabajadores y del Transporte delReino Unido, en 1996, que facilitó la designa-ción de diversos representantes de seguridaditinerantes entre los funcionarios del sindicatoen el sur de Inglaterra en 1996.

Limitaciones de un enfoque unilateral

Ese plan se introdujo de manera unilateraldebido a la frustración creciente del sindicato alno lograr iniciativas conjuntas a través de lae s t ructura nacional tripartita de salud y seguri-dad del sector (el Comité Consultivo de la Indus-tria Agrícola). Aunque la Ejecutiva de Salud y

100

Page 106: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Seguridad (HSE) dio su apoyo moral a ese plan,la organización de empleadores, la Unión Nacio-nal de Granjeros (NFU), se negó a apoyarlo y aadoptar ninguna medida que alentase a sus afi-liados a cooperar y permitir que los re p re s e n-tantes de los trabajadores accedieran a las explo-taciones agrícolas. Como resultado de ello, enuna evaluación del plan llevada a cabo durantesu segundo año de funcionamiento se observóque se habían podido realizar pocas visitas aexplotaciones agrícolas y que las actividades delos re p resentantes se habían centrado principal-mente en tareas de concienciación fuera dellugar de trabajo, incluso por lo que se re fie re alos afiliados de sus ramas sindicales, los emplea-dos agrícolas y el público en general (Wa l t e r s ,1997). Aunque sirvió para demostrar el éxito delplan en esos aspectos y destacó sus posibilida-des generales, la evaluación puso de relieve laslimitaciones de este tipo de enfoque cuando selleva a cabo de manera unilateral y sin el apoyode legislación o el apoyo plenamente voluntariode todas las partes afectadas. Cuando a raíz dela evaluación el TUC aprobó una re s o l u c i ó npidiendo legislación de esta clase, los sindicatosse intere s a ron en obtener apoyo legislativo.

Entretanto, el plan relativo a la agriculturaha seguido funcionando y parece que vaganando credibilidad poco a poco entre losempleadores. Gran parte de los representantesdesignados al principio todavía siguen ejer-ciendo sus funciones y en la actualidad puedenacceder a los lugares de trabajo (aunque concarácter todavía limitado en algunos casos).También han recibido más formación y se hanintegrado mejor en los mecanismos pertinentesde apoyo de los sindicatos.

En España, Comisiones Obreras tiene un sis-tema de entrar en contacto con los trabajadoresde las pequeñas empresas por medio de equi-pos externos de funcionarios sindicales (SLF,1997)1. Este sistema se estableció en 1991 y estádestinado a las empresas que tienen entre 6 y49 trabajadores. Se estableció ante todo confines de organización sindical, en especial enrelación con la celebración de elecciones paradesignar a los representantes de los trabajado-res. No obstante, se reconoce ampliamente quela entrada en las empresas pequeñas, donde amenudo el empleador se muestra hostil a la sin-dicación, se ve facilitada por el hecho de cen-trarse en esferas de interés tanto para losempleadores como para los trabajadores. Lascuestiones de salud y seguridad entran dentrode esta categoría y los trabajadores externospueden demostrar que el sindicato tiene cono-cimientos prácticos que ofrecer al respecto.

Los componentes externos del equipo sue-len ser activistas veteranos que han asistido amuchos cursos de formación sindical. Poseenun conocimiento general de las cuestiones desalud y seguridad pero normalmente no hanrecibido formación especializada en esta esfera.Su actividad está orientada hacia las empresasque carecen de organización sindical. Despuésde celebrar una reunión inicial con la dirección,los trabajadores externos suelen celebrar variasotras con los trabajadores antes de que tengalugar la elección de los representantes sindica-les. Después de celebradas las elecciones, lostrabajadores del equipo pueden seguir en con-tacto con la empresa hasta un máximo de seismeses ofreciendo apoyo, pero la responsabili-dad de la pequeña empresa recientemente sin-dicalizada se transfiere durante ese período a lafederación sindical correspondiente.

En Dinamarca, el apoyo sindical a los repre-sentantes en pequeñas empresas incluye nor-malmente asesoramiento, seminarios de infor-mación y formación profesional. Cambiosintroducidos recientemente en la legislaciónobligan actualmente a elegir a representantesde seguridad en los centros de trabajo con cincoo más empleados, y los sindicatos han aumen-tado sus esfuerzos para proporcionar apoyo yconexiones a esos representantes. Los sindica-tos reconocen que para que se elija un númeroimportante de nuevos representantes en laspequeñas empresas tendrán que desarrollar sufunción e identidad para abarcar no sólo elmodelo de inspección tradicional sino tambiénotro modelo en el que puedan desempeñar unpapel más participativo y consultivo.

Planes conjuntos para la participaciónde los representantesde los trabajadores y los empleadoresen la gestión de la salud y la seguridaden las pequeñas empresas

La iniciativa de los trabajadores agrícolasdescrita anteriormente se está transformandode manera gradual en una iniciativa conjuntaen forma de Comité Asesor de la Industria Agrí-cola (AIAC), que después de la evaluación delplan original logró convencer a la NFU paraque cooperara. Gracias a ello, se está exami-nando actualmente una iniciativa conjuntapatrocinada por el AIAC según la cual se nom-brarán más representantes itinerantes así comodiversos asesores en salud y seguridad, a losque es preciso apoyar para que puedan accedera las granjas y otras explotaciones agrícolas. Seha encargado otro proyecto de investigación

101

Page 107: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

para evaluar la iniciativa comparando la expe-riencia de las empresas agrícolas que se valende representantes y asesores con la de otrogrupo que no cuenta con ese apoyo.

Necesidad de convenios colectivos

En otros países y sectores ha habido planesconjuntos desde el principio. Por ejemplo, en Ita-lia, donde el Decreto 626/94 aplica la Dire c t i v am a rco de la UE y autoriza el establecimiento dere p resentantes territoriales de seguridad, se hanfirmado convenios colectivos para hacer opera-tivas esas posibilidades. Así ha ocurrido envarios sectores, como por ejemplo empre s a sartesanales y comerciales. En la región de Emi-lia-Romagna se fundó en 1991 una org a n i z a c i ó nconjunta de empresas dedicadas a diversos ofi-cios (con menos de 20 empleados, de todos loss e c t o res, excepto la agricultura y la venta mino-rista y mayorista) conocida como Ente Bilateralde Emilia-Romagna (EBER), con el fin de fomen-tar el diálogo entre empleadores y trabajadore sdel sector. En 1996 se alcanzó un acuerdo entrelos empleadores y las organizaciones sindicalespara aportar recursos (a partir un modestoimpuesto sobre los empleadores de 5 euros porempleado y año) para que el EBER pudiera pro-p o rcionar información, formación y apoyo a losre p resentantes territoriales en el indicado sector.También se facilita apoyo operativo a los re p re-sentantes mediante comités territoriales conjun-tos presentes en diferentes distritos de la re g i ó n .

En España cabe prever el desarrollo de lasiniciativas bipartitas, habida cuenta del altogrado de institucionalización de las re l a c i o n e sde gestión sindical fuera de la empresa y la tra-dición de corporativismo del país. Por ejemplo,en el convenio colectivo de la constru c c i ó npara Asturias se prevé el nombramiento dedelegados conjuntos de los empleadores y elsindicato para llevar a cabo tareas externas enmateria de salud y seguridad en las empre s a sdel sector. Estos delegados están supervisadospor un comité de salud y seguridad establecidoen virtud del mismo convenio. Su papel se con-sidera complementario del de los demás inter-mediarios y su función principal es sensibili-zar a los empleadores y a los trabajadores en loque respecta a la prevención de accidentes y alas tareas que es preciso llevar a cabo para cum-plir la legislación. Se prevé que actúen en cali-dad de «asesores colaboradores», en vez de ins-p e c t o re s .

En Dinamarca, las organizaciones sindicalesy de empleadores han concertado acuerdossobre participación externa, lo que supone visi-

tas conjuntas de representantes de los emplea-dores y de los sindicatos a pequeñas empresas.Por ejemplo, existen disposiciones de esta claseen la construcción y la peluquería.

Otras iniciativas conjuntas

Existen diversos enfoques conjuntos en loque se refiere a proporcionar formación a laspequeñas empresas en varios países de Europaoccidental. Un ejemplo lo constituye el plan deformación de tres años de duración (1999-2001)aprobado en Valencia (España) con el apoyo dela autoridad regional: empleadores y sindicatosintentan capacitar a 2.500 propietarios y admi-nistradores de pequeñas empresas, 15.000 re-presentantes de seguridad y 10.000 empleadosresponsables de la salud y la seguridad. Encierto sentido, las iniciativas en materia de for-mación constituyen la opción más fácil de lasiniciativas conjuntas de sindicatos y empleado-res. La financiación suele ser relativamentefácil: no requiere intervención directa en laempresa y cada interlocutor social puede cui-darse de formar a sus propios miembros, comoocurrirá en Valencia, donde los sindicatos orga-nizarán la formación de representantes deseguridad y las asociaciones de empleadores lade sus propios miembros. En el Reino Unidoexisten desde hace años planes conjuntos simi-lares de determinados sindicatos y organiza-ciones de empleadores. Por ejemplo, los sindi-catos de actividades mecánicas, electricidad yconstrucción cursos en colaboración con lasasociaciones de empleadores de esos sectoresen los que se ha fijado como objetivo las peque-ñas empresas y los contratistas.

Mayor información graciasa Comisiones Obreras

Aunque la mayoría de las iniciativas con-juntas en que participan representantes de lostrabajadores se conciertan entre sindicatos yempleadores, también hay ejemplos de acuer-dos entre los sindicatos y las autoridades eje-cutivas. Por ejemplo, los sindicatos tambiénintervienen en apoyo de la inspección del tra-bajo. En Valencia, los funcionarios de la Fede-ración de la Construcción de Comisiones Obre-ras circulan en automóvil por la ciudad paraampliar la información de los inspectores detrabajo. Después de estacionarse junto a un edi-ficio en obras, suelen tomar nota, sin moversedel automóvil, de todas las infracciones noto-rias, que posteriormente comunican a la ins-pección del trabajo.

102

Page 108: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

No se conocen accidentesen los lugares visitadospor los representantes sindicales

Esta función de aplicación de la ley tambiéntiene aspectos más institucionalizados: enValencia, los sindicatos han negociado unacuerdo con la inspección del trabajo en virtuddel cual ésta notifica al sindicato, a nivel regio-nal, todas las órdenes dictadas para introducirmejoras, de manera que el sindicato pueda con-trolar su cumplimiento por parte de las empre-sas. En el sector de la construcción los sindica-tos han llegado a un acuerdo con las autoridadeslocales para inspeccionar la obras públicas, porejemplo, del metro de Madrid. En la mismaregión existen acuerdos con las autoridadeslocales para que los representantes sindicalesinspeccionen las principales obras de construc-ción de edificios públicos. En la ciudad de Gan-día, en 1998, se visitaron 146 obras en las queestaban empleados 1.180 trabajadores. Se con-sidera que este acuerdo ha contribuido a que nose produjeran accidentes en las obras ni se per-dieran días de trabajo por esa causa durante elaño. En la ciudad de Valencia se ha conseguidoun éxito similar gracias a un acuerdo con elDepartamento de la Vivienda en lo que respectaa las obras de construcción de viviendas de pro-piedad pública.

En Suecia, los representantes regionales enmateria de seguridad han participado con lainspección del trabajo en varias campañas espe-ciales sobre aspectos concretos de la salud y laseguridad en las pequeñas empresas, por ejem-plo, reducción de los accidentes causados porla maquinaria en la industria panificadora,mediante campañas de inspección conjunta, yel control de contenedores en la industria deltransporte.

Comités conjuntos de salud y seguridaden las pequeñas empresas

En la mayoría de los países de Europa occi-dental existen comités conjuntos de seguridad,regionales o sectoriales, que se ocupan de cues-tiones de salud y seguridad en pequeñasempresas de su esfera de actividad. En algunoscasos estos comités apenas tienen otra funciónque la de distribuir información. A menudoparticipan en iniciativas de información queencargan, desarrollan o proporcionan forma-ción en materia de salud y seguridad a losempleadores, trabajadores y representantes delos trabajadores de las pequeñas empresas. Enotros casos, pueden supervisar las actividades

de los representantes regionales y territoriales,como ocurre por ejemplo con el comité de saludy seguridad en la construcción de Asturias y loscomités de distrito de Emilia-Romagna, yamencionados. En ocasiones realizan la inspec-ción directamente, como en el caso del comitéconjunto obligatorio griego de la industria deconstrucción y reparación de buques, ya men-cionado anteriormente. No obstante, en gene-ral constituye un instrumento básico para quelos interesados puedan reunirse con el fin depreparar políticas y prácticas en materia desalud y seguridad en las pequeñas empresas.

Factores que influyen en el éxito de los representantes de saludy seguridad de los trabajadoresde las pequeñas empresasy su pertinencia para la agricultura

Aunque en la mayoría de los casos el re c o-nocimiento de la necesidad de aplicar estrategiasespeciales para la re p resentación de los trabaja-d o res en las pequeñas empresas es re l a t i v a m e n t ereciente en la Europa occidental, de los ejemplospresentados en la sección anterior cabe deducirque ya se dispone de gran variedad de expe-riencias. El análisis de esas experiencias indicala presencia de numerosos factores que parecenfundamentales para determinar el éxito de esosrepresentantes. Aunque algunos de estos facto-res reflejan lo que ya se sabe acerca de lo quedetermina en general la eficacia de los repre-sentantes de los trabajadores en materia desalud y seguridad, otros son más específicos dela situación laboral existente en las pequeñasempresas.

Amplitud del problema

Está claro que la cultura de las re l a c i o n e slaborales, el grado de afiliación sindical y laactitud de propietarios y administradores en loque respecta a la salud y la seguridad y a la par-ticipación de los trabajadores son cuestionesfundamentales que influyen en el grado deéxito de las estrategias en esta esfera en lo querespecta a la pequeña empresa. Se trata sinduda de variables que ayudan a explicar eléxito del plan sueco y al mismo tiempo expre-san claramente hasta qué punto esa re p re s e n-tación se enfrenta con problemas en otros paí-ses en los que las actitudes sociales y laa filiación a los sindicatos resultan menos favo-rables. No obstante, la evaluación de los facto-res que influyen en el éxito de las iniciativass o b re re p resentación de los intereses de los tra-

103

Page 109: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

ba j a d o res en materia de salud y seguridad enlas pequeñas empresas por medio de re p re s e n-tantes ajenos al centro laboral pone de mani-fiesto diversas características comunes compar-tidas en mayor o menor grado por la mayoríade esas iniciativas en Europa occidental.

Cuestiones de legitimacióny credibilidad

Está claro a este respecto que la tarea de losrepresentantes regionales y territoriales es dis-tinta de la de los representantes tradicionalesde los trabajadores que actúan en su propio cen-tro de trabajo. Los representantes regionales seenfrentan con importantes cuestiones de legiti-mación y credibilidad, no sólo en relación conel propietario y los administradores de laspequeñas empresas sino también con los pro-pios trabajadores. Los criterios tradicionalespara representar a los trabajadores en materiade salud y seguridad, por ejemplo las estrate-gias de inspección y control, propios de losrepresentantes internos de los trabajadores enlos centros de trabajo de mayor tamaño, pue-den ser contraproducentes si los utilizan losrepresentantes regionales.

Necesidad de aptitudesde negociación y alianzas

Los representantes regionales y territorialestienen que tener aptitudes de representación ynegociación que se adapten a las condicionesde las relaciones laborales no estructuradas quecaracterizan a las pequeñas empresas. Entreestas características cabe citar la no sindicaciónde los trabajadores y la inexistencia de estruc-turas procesales y de disposiciones para tratarcon los administradores y sus empleadores,contrariamente a lo que resulta habitual paralos representantes de los sindicatos en lasempresas grandes. También significa que losrepresentantes pueden tener que estableceralianzas con personas y organizaciones talescomo servicios de prevención de salud y segu-ridad, inspectores de trabajo, grupos locales desalud y seguridad, administradores públicos,etc., a los que quizá no conozcan si su expe-riencia se basa en las relaciones laborales tradi-cionales. Asimismo, quizá tengan que hacermayores esfuerzos para comunicarse con lostrabajadores de las pequeñas empresas eincluso con los habitantes de las poblaciones enque operan las empresas.

Utilización de los mediosde información

Algunas iniciativas sobre el nombramientode representantes regionales, como por ejemploel plan de trabajadores agrícolas del ReinoUnido, ponen de manifiesto que dichos repre-sentantes llevan a cabo múltiples actividades,por ejemplo, toman la palabra en reunioneslocales de agricultores y ganaderos y utilizanlos medios de información locales o sectorialespara dar a conocer mensajes sobre su funciónen materia de salud y seguridad, lo que no ocu-rre en el caso de los representantes de los tra-bajadores en las grandes empresas.

Necesidad de importantes recursospara proporcionar las aptitudesnecesarias

Para tener éxito, estas diferentes funcionesre q u i e ren diferentes enfoques, cualidades per-sonales y conocimientos prácticos de los pro p i o sre p resentantes. Todo ello puede adquirirse conla ayuda de la experiencia y formación pero esimportante reconocer que para conseguirlo senecesitan dedicar importantes recursos. Ta m-bién se necesitan recursos para que los re p re-sentantes regionales y territoriales no quedenaislados. A este respecto, es preciso el apoyo delas organizaciones sindicales regionales y de loscomités regionales y sectoriales existentes enalgunos de los planes descritos anteriormente.De hecho, muy pocos planes se han desarro l l a d osin la inyección de recursos de algún origen con-c reto. No obstante, estos costos deben conside-rarse desde una determinada perspectiva. A u n-que no son insignificantes y conseguirlos ymantenerlos puede resultar difícil, especial-mente en sectores como la agricultura, son re l a-tivamente poco importantes en comparacióncon los posibles beneficios que pueden aportarpara reducir el costo de los accidentes y las enfer-medades en la pequeña empre s a .

Distintos medios de comunicaciónpara conseguir apoyo

Otra enseñanza que parecería repetirse en losvarios planes descritos anteriormente es que espoco probable que tengan éxito a menos quecuenten con un amplio apoyo de los interlocu-t o res sociales, las autoridades públicas y otro si n t e resados del sector de la pequeña empresa. Ell o g ro de ese apoyo es una de las razones por lasque los re p resentantes de los trabajadores tienenque adoptar métodos de comunicación en mate-

104

Page 110: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

ria de salud y seguridad que pueden diferir delos empleados en las formas de relaciones labo-rales habituales en las grandes empresas. Enalgunos sectores laborales esto resulta más pro-blemático que en otros. La experiencia re g i s t r a d ahasta la fecha en la agricultura indica que su cul-tura y tradiciones pueden constituir enormesobstáculos para la aceptación de re p re s e n t a n t e sde los trabajadores. No obstante, tal como indicael ejemplo británico de re p resentantes de segu-ridad itinerantes, puede superarse incluso ladecidida oposición de los empleadores. Su hos-tilidad inicial cede el paso a la cooperación en unplan conjunto, después de haberse demostradolos beneficios y posibilidades del plan original.

Los derechos previstos en la legislaciónrara vez se extienden a las pequeñasempresas

La cuestión del apoyo legislativo al tipo deintervenciones en materia de salud y seguridaden que participan re p resentantes de los trabaja-d o res está vinculada al apoyo institucional delos principales interesados. En la mayoría de lasdisposiciones nacionales europeas y de la UEfigura el derecho legal de los trabajadores a estarre p resentados en cuestiones de salud y seguri-dad, y la disposición correspondiente de que lose m p l e a d o res permitan la elección de re p re s e n-tantes y pro p o rcionen instalaciones para quepuedan desempeñar su función. No obstante,esos derechos rara vez se extienden de formaoperativa a los trabajadores de las pequeñase m p resas, aunque existan en teoría, debido atodas las razones ya indicadas que dificultan eld e s a r rollo o mantenimiento de la re p re s e n t a-ción en lugares de trabajo concretos. Para quelos re p resentantes tengan acceso a los trabaja-d o res de las pequeñas empresas quizá serequiera la aplicación de disposiciones especia-les. Varios países así lo han entendido, comopuede verse en los ejemplos de Suecia, Noru e g a ,Italia y Grecia. Pocas dudas existen acerca deque el amplio éxito del plan sueco se debe, almenos en parte, a su soporte legislativo, o quela existencia de re p resentantes territoriales enItalia, o los comités sectoriales conjuntos desalud y seguridad de Grecia, se vieron alenta-dos por el hecho de que su creación se amparaseen la legislación. Los datos existentes pare c e nindicar que los planes de re p resentación de lost r a b a j a d o res en materia de salud y seguridad enlas empresas pequeñas se ve grandemente asis-tido por el apoyo legislativo. No obstante, estono significa que dicho apoyo sea en absoluto loúnico que explique su éxito.

Conclusión: pertinencia de larepresentación de los trabajadoresen materia de salud y seguridaden la agricultura

El trabajo agrícola es peligroso. Los nivelesde salud y seguridad son escasos y la gestiónen esta esfera es insuficiente. Todo ello esmotivo de preocupación y justifica la existen-cia de estrategias de prevención de los org a-nismos re g u l a d o res y de otra índole intere s a-dos en mejorar los niveles de salud yseguridad. No obstante, se trata de un sectorque no se presta fácilmente a intervencionesreguladoras. En la agricultura se dan muchoscasos extremos de las relaciones laborales y lacultura propia de la pequeña empresa, todo locual supone una amplia resistencia a las for-mas tradicionales de organización colectivaautónoma de los trabajadore s .

Vinculación con los intereseseconómicos, la regulacióndel mercado y el entorno comercial

Se reconoce cada vez más que la gestión dela salud y la seguridad en las pequeñas empre-sas de Europa occidental no se conseguirábasándose en los enfoques tradicionales demando y control de la regulación y la inspec-ción. En un esfuerzo por mejorar el nivel desalud y seguridad en ese sector, cada vez serecurre más a nuevos enfoques en los que lasalud y la seguridad pueden vincularse a losintereses económicos, la regulación del mer-cado y el entorno comercial en el que operan lasempresas pequeñas. En estos enfoques se utili-zan frecuentemente organizaciones y organis-mos que forman parte del entorno de lapequeña empresa cuando cabe demostrar quetrabajadores, administradores y propietariosde las empresas pequeñas tienen algo queganar. Los sindicatos pueden y deben formarparte de este entorno, aunque quizá tengan quemodificar sus identidades y sus estrategias deorganización para aprovechar al máximo lasoportunidades de representación de los traba-jadores en ese sector.

Existen considerables nuevasposibilidades de representaciónde los trabajadores

Este artículo ha demostrado la existencia dealgunas clases de representación de los trabaja-dores que se ajustan a ese nuevo reconoci-miento y que ofrecen posibilidades considera-

105

Page 111: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

bles de mejorar la gestión y los resultados enmateria de salud y seguridad, lo que es muynecesario en el sector agrícola. Nunca ha sidofácil el acceso de los representantes de salud yseguridad a los trabajadores agrícolas. No obs-tante, aunque este sector presenta obstáculosenormes para los enfoques tradicionales derepresentación de los trabajadores, las posibili-dades ofrecidas por las nuevas estrategias, quesuponen formas diferentes de representaciónregional, son considerables. Aunque esos pla-nes no superan en absoluto todos los obstácu-los con que tropieza la representación de los tra-bajadores en ese sector, la experiencia de sudesarrollo en otros sectores en que predominanlas pequeñas empresas, así como su aplicación,aunque limitada, en la propia agricultura, danmuchos motivos de optimismo sobre su desa-rrollo en ese sector en el futuro.

Las ganancias superan los costos

Estos esquemas re q u i e ren el apoyo de losi n t e resados y los organismos re g u l a d o res, asícomo cierto nivel de recursos, y en el caso dela agricultura no menos que en otros sectore sen que predominan las pequeñas empre s a s .Hay pruebas suficientes de que la re p re s e n t a-ción tradicional de los trabajadores tiene con-secuencias importantes para los resultados enmateria de salud y seguridad, lo que ocurrirátambién en el caso de los planes que suponganuna re p resentación regional. Por consiguiente,los costos de esos planes son pequeños y se venfácilmente superados por las ganancias econó-micas y sociales derivadas del mejoramientode la salud y la seguridad gracias al éxito de suaplicación en la agricultura y en otros sectore sl a b o r a l e s .

Bibliografía citada

Beaumont, P.B.; Coyle, J.R.; Leopold, J.W., y Schuller, T.E.1982. The determinants of effective joint health and safety com-mittees (Centre for Research into Industrial Democracyand Participation, Universidad de Glasgow, Informepresentado al ERSC).

Biggins, D.; Phillips, M., y O’Sullivan, P. 1991. «Benefits ofworker participation in health and safety», en Labour andIndustry, vol. 4(1), págs. 138 a 159.

Dedobbeleer, N.; Champagne, F., y German, P. 1990 «Safetyperformance among Union and Non-union Workers inthe Construction Industry», en Journal of OccupationalMedicine, vol. 32, núm. 11, págs. 1099 a 1103.

Frick, K. y Walters, D.R. 1998. «Representación de seguridady salud en las pequeñas empresas. El sistema sueco y susenseñanzas», en Revista Internacional del Trabajo, vol. 117,núm. 3, págs. 391 a 415.

106

Grunberg, L. 1983. «The effects of the social relations of pro-duction on productivity and workers safety», en Inter-national Journal of Health Services, vol. 13 (4), págs. 621 a634.

Health and Safety Commission. 1999. Documento de trabajo:Employee consultation and involvement in health and safety(Sudbury, HSE Books).

James, P. y Walters, D. 1997. «Non-union rights of involve-ment: The case of health and safety at work», en Indus-trial Law Journal, vol. 26, págs. 35 a 50.

Kochan, T.A.; Dyer, L., y Lipsky, D.B. 1997. The effectiveness ofunion-management safety and health committees (Kalama-zoo, Michigan, W.E. Upjohn Institute for EmployementResearch).

Nichols, T. 1997. The sociology of industrial injury (Londres,Mansell).

—. Op.cit, cáp. 7.

—; Dennis, A. y Guy, W. 1995. «Size of employment unit andindustrial injury rates in British manufacturing industry:A secondary analysis of WIRS, 1990, Data», en IndustrialLaw Journal, vol. 26, págs. 45 a 56, y núm. 4, págs. 625 a641, Nueva York, Baywood.

Quinlan, M. 1993. «The industrial relations of occupationalhealth and safety» Quinlan, M. (director de la publica-ción): Work and health, the origins, management and regula-tion of occupational illness (Australia, Melbourne, Macmi-llan), págs. 126 a 169.

Raulier, A. y Walters, D.R. 1995. Trade union training in healthand safety (Bruselas, European Trade Union TechnicalBureau for Health and Safety).

Reilly, B.; Paci, P. y Holl, P. 1995. «Unions’ Safety Committeesand Workplace Injuries», en British Journal of IndustrialRelations, vol. 33 (2), junio.

SLF. 1997. «Health and Safety in small enterprises in Europe:The significance and sustainability of the translator func-tion of intermediaries in preventive health and safety indifferent European national settings». Proyecto de inves-tigación financiado por Spaven, M.; Wright, C. 1993. Theeffectiveness of offshore safety representatives and Safety Com-mittees. Informe presentado a la HSE (Londres, HSE).

Tombs, S. 1990. «Industrial Injuries in British Manufactu-ring», en The Sociological Review, mayo, págs. 324 a 343.

Walters, D.R. 1990. Worker Participation in Health and Safety: AEuropean Comparison, Institute of Employment Rights.

—. 1994. «The Conditions for Successful Employee Involve-ment in Health and Safety», en European ParticipationMonitor, núm. 8, págs. 25 a 38. European Foundation forthe Improvement of Living and Working Conditions.

—. 1996a. «Trade unions and the effectiveness of workerrepresentation in health and safety in Britain», en Inter-national Journal of Health Services, vol. 26.

—.1996b. «Trade unions and the training of health and safetyrepresentatives in Europe», en Employee Relations,vol. 18,núm. 6., MCB University Press.

—. 1997. The role of regional health and safety representatives inagriculture: An evaluation of a trade union initiative on rovingsafety representatives in agriculture.An HSE Contract Rese-arch Report, núm. 157/1997 (Sudbury, HSE Books).

—. 1998. «Employee representation and health and safety: Astrategy for improving health and safety performance insmall enterprises?» en Employee Relations, vol. 20, núm. 2,págs. 180 a 195.

—; Gourlay, S. 1990. Statutory employee involvement in healthand safety at the workplace. A report on the implementa-

Page 112: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

tion and effectiveness of the Safety Representatives andSafety Committees Regulations, 1977. HSE ContractResearch Report, nº 20/1990, HMSO.

—; Dalton, A.J.P., y Gee, D. 1993. Worker representation onhealth and safety in Europe (Bruselas, European TradeUnion Technical Bureau for Health and Safety).

Warren-Langford, P.; Biggins, D. y Phillips, M. 1993. «Unionparticipation in occupational health and safety in Wes-tern Australia» en Journal of Industrial Relations, vol. 35 (4),págs. 585 a 606.

Weil, D. 1991. «Enforcing OSHA: the role of the labourunions, industrial relations», vol. 30, invierno.

Woolfson, C.; Foster, J., y Bekc, M. 1996. Paying for the piper:Capital and labour in Britain’s offshore oil industry (Londres,Mansell).

Nota

1 Programa Conjunto de Investigación de la Vida Labo-ral desde una Perspectiva Europea (SALTSA). Este programase inició en 1997 para llevar a cabo tareas de investigación ydesarrollo del mercado de trabajo y el empleo, la organiza-ción del trabajo y el entorno laboral. Se trata de un programade la Confederación Sueca de Sindicatos, las asociacionesprofesionales y los empleados profesionales, y el InstitutoNacional de la Vida Laboral. El proyecto finalizará en juniodel año 2000 con la publicación de un informe completo desus conclusiones.

107

Page 113: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

108

Las condiciones de vida y de trabajo de lost r a b a j a d o res agrícolas y su salud dependen delnivel de desarrollo económico y de la políticaagraria de cada país. En el último decenio, lamayor parte de los países de Europa oriental hanrevisado y modificado en grado considerable losprincipios fundamentales de su política agraria.

En Ucrania, la Federación de Rusia y otrosvarios países de Europa oriental, las reformasagrarias se han enfrentado con un deterioroparalelo de la producción agrícola y, por ende,de la condición económica y social de la pobla-ción rural (Kross, 1998; James, 1996, y Kundiev,1994). Las principales conclusiones que se deri-van del presente análisis muestran que las con-diciones de vida y de trabajo de la poblaciónrural han recibido muy poca atención. El atrasodel desarrollo social en el sector rural de algu-nos países es una de las causas principales dela emigración de los jóvenes de las zonas rura-les a las ciudades y ha conducido a un enveje-cimiento de la población rural y a otros cambiosdemográficos desfavorables.

Medidas adoptadas para acelerarel desarrollo social en el campo

En la actualidad, la política agraria demuchos países evoluciona hacia una democra-tización más general de la vida económica. Seutilizan diversos métodos de gestión en laComunidad de Estados Independientes (CEI),a saber: granjas colectivas y del Estado; indus-trias agrarias y centros agrarios; explotacionesagrícolas campesinas y pequeñas explotacionesprivadas subsidiarias. La granja familiar harecuperado su estatuto original y los contratosde arrendamiento se han convertido en prácticacomún. Estas medidas tienen por objeto acele-rar el desarrollo social en el campo y ésta es lameta más importante de la política agraria

actual. En este sentido, debería prestarse espe-cial atención a las mejoras significativas que sehan conseguido en las condiciones de vida y detrabajo de las mujeres en cuanto a su doblecometido de trabajadoras y amas de casa.

Para lograr avances en el desarrollo agríc o l a ,resolver problemas ambientales y emprenderuna reorganización social de gran alcance seprecisa una participación activa de expertos enmuchas disciplinas. Varios problemas nuevos ycomplejos han de ser resueltos urgentementepor especialistas en salud pública, seguridad yeconomía con miras a la adopción de políticasy medidas encaminadas a garantizar la salud yla capacidad laboral de los trabajadores en lasgranjas colectivas y del Estado, así como la delos agricultores privados.

Situación médica y demográfica

La crisis socioeconómica que ha afligido a lamayor parte de los países de Europa oriental hasurtido efectos sanitarios y demográficos nega-tivos como, por ejemplo, la disminución de lapoblación, la disminución de las tasas de nata-lidad, el aumento de la mortalidad y una dis-minución de las esperanzas de vida. Estos efec-tos revisten un carácter especialmente agudo enlas zonas rurales en las que se manifiestan. Sóloen Ucrania, la población rural disminuyó en805.000 personas entre 1991 y 1997. En 1998, lapoblación rural representaba 16,2 millones depersonas, o sea un 32,1 por ciento de la pobla-ción total de Ucrania (Glukanova, 1998).

Todos los países reconocen el envejecimientocada vez mayor de su población rural: las per-sonas que rebasan la edad productiva re p re s e n-tan un 30 por ciento de la misma. La pro p o rc i ó nde personas activas en el campo disminuye cadavez más. En Ucrania, esta pro p o rción ascendíaal 49 por ciento de la población, es decir, 1.041

Europa oriental. Los servicios de saluden el trabajo son inaccesibles para

los trabajadores y aún no han llegadoa formar parte de la atención primaria de salud

Yuri. I. KundievInstituto de Salud en el Trabajo,

Academia de Ciencias Médicas de UcraniaKiev (Ucrania)

Page 114: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

109

personas de edad no productiva (menores ypersonas de edad) por 1.000 personas de edadp roductiva. Por otra parte, las tasas de natali-dad en el campo disminuyen constantemente:de 1990 a 1996, la tasa de natalidad (número derecién nacidos por 1.000 personas) disminuyóde 12,7 a 10,7. La tasa de natalidad rural en Ucra-nia, Rusia, Belarús y otros países de la región esinferior a la tasa de re p roducción neta.

Una tercera parte de las defuncionesen la agricultura está relacionada con traumatismos

Una característica sumamente desfavorablede la situación sanitaria y demográfica de hoyes la tasa elevada de mortalidad entre las per-sonas activas, especialmente del sexo mascu-lino. En Ucrania, la tasa de mortalidad corres-pondiente a este grupo fue de 1.132,5 por100.000 residentes en 1995. La tasa de mortali-dad de la población activa del sexo masculinoes de 3 a 4 veces superior a la que correspondea la población activa del sexo femenino.

Las principales causas de muerte entre lapoblación activa son: accidentes, traumatismosy envenenamientos; problemas de circulaciónde la sangre y la utilización de nuevas técnicas.En los últimos quince años, el número de trau-matismos mortales en el sector agrícola deUcrania rondó los 3.236, o sea, casi una terceraparte de los casos mortales resultantes de trau-matismos en todos los sectores en su conjunto(Tkachuk, 1998). El número de casos mortalesresultantes de traumatismos, envenenamientosy accidentes en el grupo de edades de la pobla-ción activa rebasa con creces el que se registraen las zonas urbanas.

Una tasa de longevidadcada vez más baja

La mayor parte de las traumatismos se regis-tran en la utilización de maquinaria agrícola, enla ganadería y en las actividades de conserva-ción y reparación. Las causas principales son lascondiciones de trabajo que no cumplen losrequisitos de seguridad ni las normas sanita-

Cuadro 1. Tasas de mortalidad de la población activa debidas a traumatismos,envenenamientos y accidentes, 1993-1998, por 100.000 habitantes

Categoría Hombres y mujeres Hombres Mujeresde la zona 1993 1997 1998 1993 1997 1998 1993 1997 1998

Urbana 159,9 177,0 162,2 268,2 296,2 273,5 48,6 54,0 49,4Rural 200,7 212,7 200,0 326,7 346,8 328,2 55,7 57,1 52,2

Cuadro 2. Tasa de morbilidad de la población activa debida al abuso de alcoholen 1993-1998, por 100.000 habitantes

Categoría Hombres y mujeres Hombres Mujeresde la zona 1993 1997 1998 1993 1997 1998 1993 1997 1998

Urbana 20,5 24,3 20,4 34,6 41,0 34,8 5,9 7,2 5,6Rural 33,7 32,5 28,4 55,3 52,5 46,4 9,0 9,4 7,6

Cuadro 3. Duración de la vida humana en Ucrania, 1990-1998 (por año)

Años Hombres Mujeres

Toda Población Población Toda Población Poblaciónla población urbana rural la población urbana rural

1990 65,4 66,3 64,2 74,9 74,9 74,61993 63,3 63,7 62,1 73,4 73,4 73,11994 62,5 62,9 61,6 73,0 72,9 72,81995 61,3 61,4 61,0 72,6 72,4 72,61996 61,7 61,8 61,0 72,8 72,8 72,71997 62,3 62,8 61,3 73,2 73,2 73,01998 63,3 63,8 62,2 73,7 73,9 73,5

Page 115: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

rias. La utilización de maquinaria defectuosa oanticuada, una organización deficiente del tra-bajo; la falta de calificaciones y el abuso de alco-hol se combinan todos para crear las condicio-nes indebidas en que trabajan la mayor partede los tractoristas, mecánicos y ganaderos. Sóloen Ucrania, más de 400.000 personas trabajanen condiciones peligrosas para su salud. Lasdificultades socioeconómicas conducen amenudo a un abuso de alcohol. Las estadísticasmuestran que los casos mortales relacionadoscon el abuso de alcohol en la población activarebasan los que se registran en las zonas urba-nas (véase el cuadro 2).

La tasa más baja de longevidad en tiemposde paz se registró en el decenio de 1990 en losnuevos países independientes, tanto en el sec-tor urbano como rural (véase el cuadro 3). Elejemplo de Ucrania muestra que se han conse-guido cambios positivos en los últimos tresaños. La tasa de longevidad de la población delsexo masculino aumentó en 1,6 años (2 en laszonas urbanas y 1,2 en las zonas rurales) y en0,9 años para las mujeres (1,1 en las zonas urba-nas y 0,8 en las rurales). Sin embargo, a pesarde estas mejoras, la tasa de longevidad de lapoblación urbana y rural en la región continúasiendo muy baja.

En 1998, la diferencia en las tasas de longe-vidad entre Ucrania, Rusia, Belarús y los paísesde Europa occidental oscilaba entre 10 y 12 añospara la población del sexo masculino y entre 7y 8 años para la del sexo femenino, pero se haobservado que esta diferencia aumentaba gra-dualmente, particularmente en las zonas rura-les. Por ejemplo, en Ucrania, esta diferencia en1990 era de 8,2 años, en comparación con 10,4años en 1998 (10,1 en las zonas urbanas y 11,3en las zonas rurales). Sin embargo, cabe espe-rar que la situación demográfica que se ha crea-do en las zonas rurales de los países de Europaoriental sólo mejore en el momento en quehayan pasado los peores años de la crisis socio-económica para llegar a tiempos en que nuevasformas de gestión permitan mejorar la protec-ción social de las mujeres y organizar un servi-cio de salud pública eficiente.

Características de la morbilidaden las zonas rurales

En los últimos años, la mayor parte de los paí-ses de la región se han enfrentado con unaumento brutal de los casos de tuberculosis enla población. En 1998, según estadísticas ofic i a-les de Ucrania, 8.700 residentes de zonas ru r a l e se n f e r m a ron de tuberculosis por primera vez,

alcanzándose una pro p o rción de 53,7 casos por1 millón de habitantes. En comparación con1990, esta tasa ha aumentado en 37,7 por cientoy es superior en un 10,7 por ciento a la que seregistró en 1997. La incidencia de los casos det u b e rculosis en las comunidades rurales re p re-senta 245,9 casos por 100.000 habitantes mien-tras que esta pro p o rción es mucho más baja parala población urbana (217, 7 casos). La incidenciacada vez mayor de los casos de tuberc u l o s i se n t re los residentes rurales, incluidos los traba-j a d o res, se atribuye en primer lugar al deteriorode las condiciones de vida en el plano econó-mico, al deterioro de las condiciones de trabajoy de vivienda, a la reducción brutal de los servi-cios sanitarios – medicina preventiva en parti-cular – y un aumento de las condiciones de estrésresultantes de la desregulación de la pro p i e d a dde la tierra y de las preocupaciones que causa elf u t u ro .

Análogamente, también es alarmante elaumento paulatino de los casos de enfermeda-des de transmisión sexual y de SIDA entre losresidentes rurales. Se invocan aquí las mismascausas que en el caso de la tuberculosis, peroconviene reconocer que otra causa principal esla falta de asistencia médica en las zonas rura-les: en lugar de invertir en medidas de preven-ción, las actividades de los servicios médicosespecializados en las zonas rurales se reducencomo consecuencia de la falta de créditos en losprogramas nacionales.

Cáncer y Chernobil

Las tasas de morbilidad oncológica siemprehan sido superiores en las zonas urbanas en lasque los factores carcinógenos que afectan a lapoblación en su vida profesional y hogareñason más numerosos. Sin embargo, esta situa-ción ha empezado a cambiar radicalmente y,como consecuencia de ello, las tasas de morbi-lidad oncológica en las zonas rurales y urbanasse equiparan. En Ucrania, incluso se han regis-trado en algunos años tasas de morbilidadoncológica superiores en las zonas rurales encomparación con las urbanas. Entre 1995 y1998, la incidencia de los casos de cáncer entrelos residentes rurales aumentó en 7,2 por ciento.En Ucrania y otros varios países, estos resulta-dos no se deben solamente a una utilizaciónextensiva de productos químicos en la agricul-tura y a la contaminación del aire por los gasesde motores de explosión; también se vincula alsector de la energía nuclear y, en especial, a lasconsecuencias del accidente ocurrido en la cen-tral nuclear de Chernobil (Jacob, 1999).

110

Page 116: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

111

Medidas de prevención deficientes

El deterioro de los usos y costumbres en laszonas rurales también ha creado más factore sc a rcinógenos: el abuso de tabaco, droga y alco-hol ha empezado recientemente a afectar a lapoblación rural. En los últimos años, la tasa det u m o res diagnosticados en re c o n o c i m i e n t o smédicos preventivos ha disminuido considera-blemente – alcanzando el 16,5 por ciento en 1998,por ejemplo – como consecuencia del númeroi n s u ficiente de estos reconocimientos, de la faltade programas de radiografía, de la mala calidadde los medios de diagnóstico y de la poca califi-cación de los trabajadores sanitarios. La saludmental de la población rural también empeora.Los adolescentes tienden cada vez más a desa-r rollar trastornos mentales. En Ucrania, en 1998,se re g i s t r a ron entre los adolescentes 781,1 casospor 100.000 habitantes de los corre s p o n d i e n t e sg rupos de edades de la población; entre los niños431,9 y entre los adultos 93,6. Durante muchosaños el alcoholismo crónico ha sido importanteen las comunidades rurales, en especial entre lapoblación activa. En 1997, se re g i s t r a ron en Ucra-nia 1.463,5 casos de esta naturaleza por 100.000habitantes, superándose así en 8,9 por ciento latasa registrada en las ciudades.

Las personas sin empleoson las más afectadas

Un análisis de éstas y otras estadísticas ofi-ciales demuestra la existencia de tendenciasdesfavorables para el estado de salud de lapoblación rural, incluidas las personas que tra-bajan. En cierta medida, estas pruebas confir-man los resultados de un estudio especial (Prot-sek, Nagorna, Gruzeva, Ocheredko, 1999)realizado en Ucrania en 1998. Este estudio tam-bién trata del estado de salud de los trabajado-res rurales en otros países. Se pone de relieveque la tasa más elevada de morbilidad prima-ria en las comunidades rurales corresponde alas personas sin empleo (1.215 casos por 100.000habitantes); la segunda, por orden de impor-tancia, corresponde al personal de dirección(1.121) y la última a los trabajadores no califi-cados (1.118). La tasa de morbilidad de los tra-bajadores calificados y de oficina es inferior yla que corresponde a los empresarios es la másbaja (445 casos por 1.000 personas). La mismatendencia también se observa en las tasas demorbilidad de los diferentes grupos sociales.Por ejemplo, entre las personas sin empleo, latasa es 1,5 veces superior en comparación conla que corresponde a los empresarios privados.

Los trabajadores rurales y sus hijosson los más vulnerables

Un estudio del estado de salud de los niñosen los diferentes grupos sociales de las zonasrurales muestra que los hijos de desempleadosson los que padecen peor salud. La fre c u e n c i ade los casos de enfermedad entre los niñosrurales ascendió a 957 casos por 1.000: 922 paralos hijos de desempleados, en comparacióncon 822 y 838, respectivamente, para los hijosde personal de dirección y de empleados deo ficina. Un estudio de la tasa de morbilidad delos trabajadores agrícolas y sus hijos en re l a-ción con el nivel y número de riesgos pro f e-sionales resulta especialmente interesante. Lastasas más bajas de morbilidad y de casos pato-lógicos crónicos corresponden a un grupo det r a b a j a d o res que no tenía prácticamente nin-gún contacto con riesgos profesionales apa-rentes. Todo aumento en el nivel y número deriesgos elevaba las tasas de morbilidad y deincidencia. Por ejemplo, un grupo de trabaja-d o res cuyas condiciones de trabajo son muyfavorables en la medida en que no estánexpuestos a riesgos profesionales apare n t e stenía una tasa de morbilidad primaria de 628casos por 1.000, un grupo expuesto a uno o dosriesgos, 1.155, otro expuesto a cuatro riesgos,unos 2.000. La tendencia es análoga para lastasas de enfermedades crónicas en los difere n-tes grupos, así como para la tasa de morbili-dad de los niños cuyos padres se ven afecta-dos por varios factores perjudiciales en sutrabajo. Por consiguiente, los trabajadore srurales expuestos a riesgos profesionales apa-rentes son los más expuestos en su salud y pre-cisan medidas especiales de prevención decarácter médico, organizativo y técnico.

Factores de riesgo para la saludentre los trabajadores agrícolas

La producción agrícola es muy diferente dela industrial a pesar de la industrialización y dela utilización de innovaciones científicas y tec-nológicas. La característica principal del sectores que los principales medios de producciónson el suelo y organismos vivos: plantas y ani-males. Ningún insumo de tipo científico o tec-nológico puede eliminar la dependencia de laproducción agrícola respecto del medio am-biente natural.

Algunas características de la producciónagrícola han de ponerse de relieve como sigue:• la agricultura se organiza según un calen-

dario de producción estacional que impone

Page 117: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

considerables fatigas a los trabajadores endeterminadas temporadas del año. Estacaracterística es cada vez más aparente amedida que la agricultura se desarrolla enzonas más septentrionales.

• el trabajo se efectúa al aire libre desdecomienzos de la primavera hasta fines delotoño y también en invierno. Esta actividadtiene necesariamente re p e rcusiones para lasalud de los trabajadores en razón de diver-sas condiciones meteorológicas, como la zonaclimática, la estación del año y el tiempo.

• la producción agrícola requiere de cada per-sona cambios de actividad muy frecuentes,especialmente en las operaciones manuales.Los insumos científicos y tecnológicos entodas las ramas de la agricultura exigen cali-ficaciones profesionales. La mayor parte delas diferentes operaciones agrícolas se hanmecanizado, por lo cual es cada vez másapremiante la necesidad de trabajadorescalificados.

• la producción agrícola ocupa grandessuperficies. Por esta razón los lugares de tra-bajo pueden ser muy distantes de los luga-res de residencia. En lo que se refiere a lasalud de los trabajadores, éstos gastan

mucha energía en recorrer largas distanciasde diez kilómetros y más.

• los productos químicos y los pesticidas seutilizan extensivamente en la producciónagrícola y contaminan inevitablemente elaire en las zonas de trabajo, como tambiénla bioesfera. Además, se utilizan otras variassustancias biológicamente activas: produc-tos para estimular el crecimiento, aditivosminerales de alimentos, etc.

Los factores de riesgo para la salud de losusuarios de maquinaria agrícola comprendenel ruido, las vibraciones, condiciones microcli-máticas desfavorables, el polvo y los productosquímicos. En general, estos factores surten efec-tos combinados. La intensidad y duración de laexposición de los trabajadores corresponde alciclo anual de operaciones agrícolas (Kundiev,1981).

Un alto grado de intensidad y largas horasde exposición muy superiores a los nivelestolerables conducen a un desarrollo másrápido de varios problemas de salud. Porejemplo, los tractoristas pueden padecer trau-matismos del oído cuando están expuestos porl a rgos períodos a niveles de ruido de 99 db( K u n d i e v, Cherniuk y Vitte, 1997). A n á l o g a-

112

Gráfico 1. Problemas de salud en el trabajo agrícola

Agricultura

Factoresde riesgo

Ruido,vibracio-

nes

Plaguici-das, ferti-lizantes,

etc.

Peligrosde ordenbiológico

Contactocon ani-males y

bioprepa-raciones

Utilizaciónde tecno-

logíay maqui-

narianuevas

Riesgode trau-

matismos

Calor, fríoexcesivos

Enferme-dades

porinhalaciónde polvo

Pérdida deaudición,enferme-

dadesgeneradas

por lasvibra-ciones

Contami-nación

ambientalcon

sustanciasquímicas

Zooantro-ponosis

Tensióngenerada

por elesfuerzo

físico,fatiga acu-

mulada

Estacio-nales,carga

inestable

Condi-cionesmeteo-

rológicas,polvo

Trabajoal airelibre

Enferme-dades

por hiper-tensión

Sensibili-zación,

enferme-dades

alérgicas

Page 118: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

mente, trabajos manuales penosos exponen ariesgos al aparato locomotor. Se registra unatasa elevada de traumatismos lumbares entrelos trabajadores agrícolas. Las mujeres queo rdeñan vacas tienden a padecer enfermeda-des de las manos como consecuencia de su acti-vidad (véase el gráfico 1).

Los trabajadores rurales no tienenacceso a servicios de salud

A pesar de los riesgos inherentes a la mayorparte de las operaciones efectuadas por los tra-bajadores rurales y de que sus efectos en lasalud puedan compararse con los de la indus-tria, con demasiada frecuencia no se detectanlos riesgos profesionales causados por estosfactores.

En los últimos años, las tasas de morbilidadprofesional en Ucrania por 10.000 trabajadoresfueron de 40,0 en la industria del carbón; 1,6 enel sector de los materiales de construcción; 1,2por ciento en la producción de maquinaria ymenos de 0,5 por ciento en la agricultura (Kun-diev, Krasnyuk, Gvozdenko y Ershova, 1999).En otras palabras, las estadísticas oficiales noreflejan la realidad. El hecho de que la agricul-tura represente solamente de 3 a 4por ciento detodas las enfermedades profesionales y de queal mismo tiempo sea uno de los sectores en losque se registra el número más elevado de trau-matismos, en especial de carácter mortal, indicaque no es fácil el acceso de los trabajadores rura-les a los servicios de salud en el trabajo. Entre1993 y 1998, las enfermedades más comunes enUcrania fueron bronquitis crónicas, afeccionesdel oído y enfermedades relacionadas con losefectos de las vibraciones.

Según la Caja de Seguro Social Agrícola(Solecki, 1999), las enfermedades del aparatorespiratorio son las más frecuentes en Polonia(65 por ciento), y luego las enfermedades pul-monares de los agricultores y el asma bronquialde los que crían aves de corral; así como lasenfermedades alérgicas de los conductos respi-ratorios superiores como consecuencia de lainhalación de polvo orgánico. Vienen luego laszoonosis como la borreliosis, la encefalitis ymeningitis producida por garrapatas, la toxo-plasmosis y la dermatomicosis. En Polonia, losagricultores padecen a menudo spondilosis,artrosis y lo que ha venido a llamarse «reumade los tejidos blandos». Todas estas patologíasentran en la categoría de enfermedades para-profesionales.

En resumen, puede sostenerse que ningúnpaís de Europa oriental ha resuelto el problema

que plantea la necesidad de un diagnósticocompleto y oportuno de las enfermedades pro-fesionales de los trabajadores rurales. Estasituación perdura porque los servicios de saluden el trabajo están lejos de los trabajadores y nose han convertido todavía en parte integrantede la atención primaria de salud.

Medidas inadecuadasy prestación de serviciosdeficientes

El mal estado de salud de las comunidadesrurales y de los trabajadores agrícolas en todaE u ropa oriental se debe principalmente a la cri-sis socioeconómica que viven los países de laregión. La inversión de esta situación ha de seruna de las prioridades estratégicas principaleshabida cuenta de la importancia de este sectorpara las economías de estos países. Lo que pre-ocupa cada vez más es la cuestión de la desi-gualdad en los servicios de salud para laspoblaciones urbanas y rurales, la ineficacia delas medidas médicas, sociales y preventivas yla insuficiente infraestructura para la atenciónde salud en las zonas rurales. Algunos paísesreforman sus servicios de atención de la saluden las zonas rurales reduciendo más aún eln ú m e ro de consultorios para la atención ambu-latoria de los pacientes, y como consecuenciade ello la atención primaria de salud re s u l t aincluso menos accesible.

Regímenes de propiedad

Los responsables de las reformas de los sis-temas de atención de la salud en las zonas rura-les y de la mejora de los programas tambiéndeberían considerar la variedad de regímenesde propiedad de la tierra en la agricultura, asícomo las nuevas formas de propiedad que apa-recen. En las zonas rurales, el Estado continúasiendo la base de los sistemas de atención de lasalud. Sin embargo, podría preverse la partici-pación de instituciones médicas distintas de lasestatales.

Los países de la región han de centrar susesfuerzos en un concepto de desarrollo soste-nible. Para la agricultura, ello requiere reducirla utilización de sustancias químicas y la super-ficie explotada, actividades de repoblaciónforestal, ahorros de energía y una reducción delos desechos, así como un almacenamiento ytratamiento racionales de los productos agríco-las. Aplicar el concepto de desarrollo sosteniblepermitiría reducir los factores de riesgo para lasalud de los trabajadores.

113

Page 119: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Bibliografía citada

Glukanova, G.G. 1998. Features of demographic crisis in Ukrai-nian villages during the period of transition, InternationalConference on Environmental and occupational healthand safety in agriculture on the boundary of the secondmillenium, Institute for Occupational Health, 8-11 sep-tiembre,págs. 32-33, Kiev.

Jacob, P. 1999. «Thyroid cancer among Belorussian and Rus-sian population exposed to the Chernobyl accident»,International Journal of Radiation Medicine, Kiev, vol. 3-4,págs. 7- 10.

James, C. 1996. Agricultural research and development: The needfor public-private sector partnership. Issues in agriculture inthe Ukraine, Banco Mundial, Washington, 48 págs.

Kross, B.C. 1998. «Research needs for rural and environ-mental health in Central Europe», International Journal ofOccupational Medicine and Environmental Health, vol. 11,núm. 1, págs. 3-7, Association of Occupational Medicine,Nofer Institute of Occupational Medicine, Polonia.

K u n d i e v, Y. 1981. « S c i e n t i fic and technological pro g ress andc o n c u r rent problems of occupational health in agricultu-ral operations: a manual», Meditsina, cap. 1, pág. 17, Moscú.

—. 1994. «Medical and ergonomic problems in agriculturetoday in the Ukraine», International Journal of Occupatio-nal Medicine and Environmental Health, vol. 7, núm. 1,págs. 3-11, Polonia.

—; Cherniuk, V.I., y Vitte, P.N.1977. «Occupational risk as anup-to-date problem of occupational medicine» , Interna-tional Medical Journal, Karkhov, núm. 1, págs. 6-8.

—; Krasniuk, E.P.; Gvozdenko, L.A., y Ershova, M.A.1999.«Update on occupational morbidity in Ukraine», Vra-chebnoc delo., núm. 5, págs. 146-149, Kiev.

Protsek, O.G.; Nagorna, A.M.; Gruzeva, T.S., y Ocheredko,O.M. 1999.«Features and tendencies in rural morbidityin Ukraine», The herald of social hygiene and health care inUkraine, núm. 2, págs. 20-24, Kiev.

Solecki, L. 1999. «Occupational and para-occupational dise-ases in agriculture», Sixth International Seminar on Ergo-nomics, Work Safety and Occupational Hygiene , Annalsof Agricultural and Environmental Medicine, vol. 6, núm. 2,págs. 171-172, Lublin, Polonia.

Tkachuk, S. 1998. Labour protection problems in agriculture andthe solution to them, International Conference on Environ-mental and occupational health and safety in agricultureon the boundary of the second millenium, 8-11 septiem-bre, págs. 4-5, Kiev.

114

Page 120: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

115

Se resumen a continuación las respuestas aun cuestionario enviado a 52 países de Africa,32 países de las Américas, 33 países de Asia y41 países de Europa y Asia central. Las res-puestas al cuestionario indican la edad mínimade admisión al empleo y las excepciones pre-vistas por concepto de trabajos ligeros, trabajospeligrosos, trabajo en empresas familiares y tra-bajo en la agricultura.

Africa

La edad mínima básica de admisión alempleo es de 12 años en Egipto, Marruecos,Nigeria, Sierra Leona y Sudán; 14 en Angola,Benin, Burkina Faso, Camerún, Cabo Verde,República Centroafricana, Chad, Côte d’Ivoire,Djibouti, Etiopía, Guinea-Bissau, Guinea Ecua-torial, Liberia, Madagascar, Malawi, Malí, Mau-ritania, Namibia, Níger, Rwanda, Santo Tomé yPríncipe, Senegal, Togo y Zambia; es de 15 añosen Botswana, Comoras, Ghana, JamahiriyaArabe Libia, Lesotho, Mauricio, Mozambique,Seychelles, Somalia y Sudáfrica; y 16 en Arge-lia, Burundi, Congo, Gabón, Kenya y Túnez.

En el caso de trabajos ligeros, por ejemplotrabajo doméstico y trabajos ligeros en la agri-cultura, la edad mínima es de 12 años en Benin,Burkina Faso, Burundi, Cabo Ve rde, RepúblicaC e n t roafricana, Chad, Congo, Côte d’Ivoire ,Malawi, Malí, Níger, Nigeria, Santo Tomé yPríncipe, Senegal, Seychelles, Somalia, Uganday Zimbabwe; y de 13 en Guinea Ecuatorial,Lesotho y Túnez.

La edad mínima respecto de los trabajos peli-g rosos es de 14 años en Camerún y Etiopía; 15en Botswana, Egipto, Namibia y Tanzanía; 16 enCabo Ve rde, República Centroafricana, Chad,Congo, Côte d’Ivoire, Djibouti, Guinea Ecuato-rial, Madagascar, Marruecos, Malí, Níger, Nige-ria, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, SierraLeona, Somalia, Sudán y Uganda; es de 18 añosen A rgelia, Angola, Benin, Gabón, Ghana, Gui-nea-Bissau, Kenya, Liberia, Malawi, Mauritania,Mauricio, Mozambique, Seychelles, Sudáfrica,Swazilandia, Togo, Túnez, Zambia y Zimbabwe.

Se prevén excepciones para el trabajo re a l i-zado en empresas familiares, especialmente enagricultura, en las que se autoriza el trabajo deniños a partir de 12 años de edad con el con-sentimiento de sus padres, a reserva de que setrate de trabajos ligeros y con restricciones. Lasautoridades reguladoras ejercen poderes dis-c recionales en la materia, por ejemplo, elM i n i s t ro puede publicar decretos sobre excep-ciones de esta naturaleza. Sin embargo, la legis-lación establece que el empleo de niños no hade crear ningún riesgo para su salud ni afectarsu escolarización normal o su educación. Ta m-bién reconoce la función que desempeña ela p rendizaje para la capacitación de trabajado-res jóvenes.

Américas

La edad mínima básica de admisión alempleo es de 12 años en Costa Rica, Santa Lucíay Trinidad y Tabago; 14 en la A rgentina, Baha-

Resumen de la situación en materia de edadmínima de admisión al empleo y de las excepciones

previstas por concepto de trabajos ligeros,trabajos peligrosos, trabajos en empresas

familiares y trabajo en la agricultura

El artículo siguiente se inspira en los resultados de investigaciones diri-gidas por el proyecto de educación obrera fundado por Noru e g a« D e s a rrollando estrategias nacionales e internacionales para comba-tir el trabajo infantil» (INT/96/MO6/NOR). Véase el re c u a d ro. El obje-tivo del proyecto fue examinar la legislación sobre el trabajo infantilen la agricultura y su aplicación. Para divulgar los resultados, se haresumido la segunda parte del informe original, pro p o rcionando deta-lles de ejemplos de legislación en diversos países. El informe completopuede obtenerse en la Oficina de Actividades para los Tr a b a j a d o re s .

Page 121: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

116

El proyecto INT/MO6/NOR: Desarrollar estrategias nacionalese internacionales para luchar contra el trabajo infantil

Este proyecto ya se está realizando a través de numerosos sectores diferentes por intermediode los Secretariados Profesionales Internacionales: textil y vestuario; la construcción y la madera;trabajadores domésticos; turismo; diamantes y gemas, entre otros. Además de su apoyo en laelaboración de este informe, el proyecto ha estado cooperando con la UITA (Unión Internacio-nal de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines) paracombatir el trabajo infantil en el sector agrícola en Africa en las plantaciones de tabaco y té.

Desde enero 2000, el proyecto empezó a colaborar con los sindicatos a través de sus centrosnacionales en la formulación de políticas y planes de acción para combatir el trabajo infantil;también apoya las campañas en favor de la ratificación y aplicación del Convenio sobre la elimi-nación de las peores formas del trabajo infantil, 1999 (núm. 182).

La Oficina de Actividades para los Tr a b a j a d o res de la OIT ha iniciado igualmente otro pro y e c t o :INT/98/M10/NOR – Acción Contra el Trabajo Infantil mediante la Educación y la Formación; su obje-tivo es implicar a los pro f e s o res en esta labor. La Oficina lleva a cabo el proyecto conjuntamentecon el IPEC (Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil), y en él part i c i p a nlas organizaciones del personal de la enseñanza y otros grupos internacionales intere s a d o s .

mas, Belice, Bolivia, Brasil, Colombia, Repú-blica Dominicana, Ecuador, El Salvador, Gua-temala, Guyana, Honduras, México, Nicaragua,Panamá, Perú, Suriname y Venezuela; es de 15años en Barbados, Chile, Cuba, Dominica, Haití,Jamaica, Paraguay y Uru g u a y, y de 16 en A n t i-gua y Barbuda.

En el caso de trabajos ligeros, por ejemplotrabajo doméstico, trabajos ligeros en la agri-cultura y trabajo industrial fuera de las horas deescuela, la edad mínima es de 12 años en Belice,Colombia, Jamaica, Panamá, Paraguay, SantaLucía y Uruguay; y de 14 en Antigua y Barbuda,Chile y los Estados Unidos de A m é r i c a .

La edad mínima en caso de trabajos peli-grosos es de 14 años en Santa Lucía y Trinidady Tabago; 16 en Bahamas, Belice, Estados Uni-dos de América, Guatemala, Guyana, Hondu-ras, Jamaica y México; 17 en Canadá y Cuba; yde 18 en la Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil,Ecuador, El Salvador, Chile, Colombia, CostaRica, República Dominicana, Haití, Nicaragua,Panamá, Paraguay, Perú, Suriname, Uruguay yVenezuela.

Se prevén excepciones para las empresasfamiliares y, en el caso de la Argentina, la ley nose aplica a los trabajadores agrícolas. Sinembargo, se establecen restricciones en relacióncon la enseñanza y el trabajo se limita al que serealiza bajo la autoridad de los padres o tutoresfuera de las horas de escuela.

Asia

La edad mínima de admisión al empleo esde 12 años en Fiji, Islas Salomón y República

Arabe Siria; 13 en Arabia Saudita, Líbano y Tai-landia; 14 en Bahrein, Bangladesh, India, Indo-nesia, Kuwait, Malasia, Nepal, Pakistán, Singa-pur y Sri Lanka; 15 en Afganistán, Camboya,República de Corea, Emiratos Arabes Unidos,Filipinas, Irán, Iraq, Japón, República Demo-crática Popular Lao, Viet Nam y Yemen; es de16 años en China, Jordania, Mongolia, NuevaZelandia y Papua Nueva Guinea.

En el caso de los trabajos ligeros, trabajosligeros en la agricultura y trabajo industrial queno afecte la salud, el desarrollo psicológico, lacapacitación y la educación de los jóvenes, laedad mínima de admisión al empleo es inferiora 12 años en Camboya, Fiji, Japón, Islas Salo-món y Singapur; inferior a 14 años en Indone-sia, Malasia y Sri Lanka; inferior a 15 años enFilipinas.

La edad mínima en el caso de trabajos peli-g rosos es de 16 años en Bahrein, Bangladesh,Camboya, Islas Salomón, Líbano, Malasia,Nepal, Nueva Zelandia, Papua Nueva Guinea,y Sri Lanka; y de 18 en Afganistán, Arabia Sau-dita, China, Filipinas, India, Indonesia, Irán,Iraq, Japón, Kuwait, Laos, Mongolia y Ta i l a n d i a .

Se establecen excepciones para las empresasfamiliares y ocupaciones en el sector agrícola.

Europa y Asia central

La edad mínima de admisión al empleo esde 15 años en Alemania, Austria, Bélgica, Repú-blica Checa, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslo-vaquia, Eslovenia, Finlandia, Grecia, Hungría,Islandia, Israel, Italia, Kirguistán, Letonia,Luxemburgo, Noruega, Nueva Zelandia, Polo-

Page 122: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

nia, Rusia, Suiza, Tayikistán y Turquía; es de 16años en Albania, Azerbaiyán, Belarús, Bulgaria,España, Francia, Irlanda, Kazajstán, Lituania,Malta, Moldova, Portugal, Reino Unido, Ruma-nia, Suecia y Yugoslavia.

En el caso de trabajos ligeros, que com-prende el trabajo realizado en vacaciones esco-lares y que no afecta la salud, la educación y eldesarrollo moral, la edad mínima de admisiónal empleo es de 12 años en Albania, Austria yFrancia; 13 en Alemania, Dinamarca, Letonia,Lituania, Noruega, Países Bajos, Suecia, Suizay Turquía; 14 en Finlandia, Irlanda, Islandia,Israel, Italia, Kazajstán, Portugal y Rusia; es de15 años en Bulgaria y Polonia.

La edad mínima en el caso de trabajos peli-grosos es de 16 años en Albania, Austria, Chi-pre, Dinamarca, Finlandia, Francia, Grecia,Hungría, Israel, Reino Unido y Suiza; 18 en Ale-mania, Belarús, Bélgica, Bulgaria, RepúblicaCheca, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, España,Irlanda, Islandia, Kazajstán, Kirguistán, Leto-nia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Moldova,Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal,Rumania, Rusia, Suecia, Tayikistán, Turquía yYugoslavia. Se establecen excepciones para eltrabajo agrícola en empresas familiares y otrostrabajos a reserva de las restricciones previstasrespecto de la naturaleza del trabajo realizado,las horas de trabajo, la seguridad y la salud, yla educación de los niños de que se trata.

Conclusión

Las respuestas al cuestionario indican quela legislación varía considerablemente respectode la edad mínima de admisión al empleo yoscila entre 12 y 21 años a reserva de que secumplan condiciones adicionales que garanti-zan que el trabajo se realiza sin perjuicio de lasalud, educación y desarrollo moral de los inte-resados. En algunos países también se prevé elconsentimiento de los padres y una supervi-sión. La naturaleza de las ocupaciones y las con-diciones de empleo y de trabajo también se res-tringen para adecuarlas a los trabajadoresjóvenes. Se hace especial hincapié en la forma-ción impartida durante el aprendizaje. Las ocu-paciones peligrosas son objeto de un trato espe-cial en lo que se refiere al trabajo en el mar y enlas minas en que la edad mínima de admisiónal empleo es más elevada.

A pesar de la legislación y de los decretos envigor, su aplicación resulta ineficaz para la pre-vención del trabajo infantil y de los menores,así como de los abusos en este campo como con-secuencia de las excepciones previstas para elempleo de jóvenes en la agricultura y los servi-cios domésticos.

El sector agrícola es el sector menos prote-gido de la economía en cuanto a la utilizaciónde trabajo infantil como consecuencia de lasexcepciones muy amplias que la legislaciónprevé para este último.

117

Page 123: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Convenio sobre las plantaciones, 1958 (núm. 110) y la Recomendación (núm. 110) que lo acompaña.

Convenio sobre la protección de la maquinaria, 1963 (núm. 119) y la Recomendación (núm. 118)que lo acompaña.

Convenio sobre las prestaciones en caso de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales,1964 (núm. 121) [cuadro I modificado en 1980] y la Recomendación (núm. 121) que lo acompaña.

Convenio sobre el peso máximo, 1967 (núm. 127) y la Recomendación (núm. 128) que lo acompaña.

Convenio sobre la inspección del trabajo (agricultura), 1969 (núm. 129) y la Recomendación(núm. 133) que lo acompaña.

Convenio sobre la edad mínima, 1973 (núm. 138) y la Recomendación (núm. 146) que lo acompaña.

Convenio sobre el cáncer profesional, 1974 (núm. 139) y la Recomendación (núm. 147) que loacompaña.

Convenio sobre el medio ambiente de trabajo (contaminación del aire, ruido y vibraciones),1977 (núm. 148) y la Recomendación (núm. 156) que lo acompaña.

Convenio sobre seguridad y salud de los trabajadores, 1981 (núm. 155) y la Recomendación(núm. 164) que lo acompaña.

Convenio sobre los servicios de salud en el trabajo, 1985 (núm. 161) y la Recomendación(núm. 171) que lo acompaña.

Convenio sobre seguridad y salud en la construcción, 1988 (núm. 167) y la Recomendación(núm. 175) que lo acompaña.

Convenio sobre los productos químicos, 1990 (núm. 170) y la Recomendación (núm. 177) que loacompaña.

118

Anexo I

Convenios y recomendaciones de la OITadoptados desde 1919 y que se aplican

directamente a la seguridad y saluden la agricultura

Page 124: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

119

Convenio

Convenio sobre lasplantaciones, 1958 [y Protocolo,1982] (núm. 110)

Convenio sobre la protecciónde la maquinaria, 1963(núm. 119)

Convenio sobre lasprestaciones en caso deaccidentes del trabajo yenfermedades profesionales,1964 [cuadro I modificado en1980] (núm. 121)

Convenio sobre el pesomáximo, 1967 (núm. 127)

Convenio sobre la inspeccióndel trabajo (agricultura), 1969(núm. 129)

Países que han ratificado el Convenio(junio de 1998)

Côte d’Ivoire, Cuba, Ecuador, Filipinas,Guatemala, México, Nicaragua, Panamá,Sri Lanka, Uruguay.

Argelia, Azerbaiyán, Belarús, Bosnia yHerzegovina, Brasil, RepúblicaCentroafricana, Chipre, Congo, Croacia,República Democrática del Congo,Dinamarca, República Dominicana,Ecuador, Eslovenia, España, Ex RepúblicaYugoslava de Macedonia, Finlandia,Ghana, Guatemala, Guinea, Iraq, Italia,Japón, Jordania, Kirguistán, Kuwait,Letonia, Madagascar, Malasia, Malta,Marruecos, Nicaragua, Níger, Noruega,Panamá, Paraguay, Polonia, Federaciónde Rusia, San Marino, Sierra Leona,República Arabe Siria, Suecia, Suiza,Tayikistán, Túnez, Turquía, Ucrania,Uruguay, Yugoslavia.

Alemania, Bélgica, Bolivia, Bosnia yHerzegovina, Chipre, Croacia, RepúblicaDemocrática del Congo, Ecuador,Eslovenia, Ex República Yugoslava deMacedonia, Finlandia, Guinea, Irlanda,Japón, Jamahiriya Arabe Libia,Luxemburgo, Países Bajos, Senegal,Suecia, Uruguay, Venezuela, Yugoslavia.

Argelia, Brasil, Bulgaria, Chile, CostaRica, Ecuador, España, Francia,Guatemala, Hungría, Italia, Líbano,Lituania, Madagascar, Malta, Repúblicade Moldova, Nicaragua, Panamá,Polonia, Portugal, Rumania, Tailandia,Túnez, Turquía, Venezuela.

Alemania, A rgentina, Bélgica, Bolivia,Bosnia y Herzegovina, Burkina Faso,Colombia, Costa Rica, Côte d’Ivoire ,C roacia, Dinamarca, El Salvador,Eslovenia, España, Ex RepúblicaYugoslava de Macedonia, Finlandia,Francia, Guatemala, Guyana, Hungría,Italia, Kenya, Letonia, Madagascar,Malawi, Malta, Marruecos, República deMoldova, Noruega, Países Bajos, Polonia,Portugal, Rumania, República Arabe Siria,Suecia, Uru g u a y, Yugoslavia, Zimbabwe.

Númerode ratificaciones

10

49

22

25

38

Ratificaciones de convenios de la OIT que revisten una importancia directapara la seguridad y la salud en la agricultura

Page 125: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

120

Convenio

Convenio sobre la edadmínima, 1973 (núm. 138)

Convenio sobre el cáncerprofesional, 1974 (núm. 139)

Convenio sobre el medioambiente de trabajo(contaminación del aire, ruidoy vibraciones), 1977 (núm. 148)

Convenio sobre seguridady salud de los trabajadores,1981 (núm. 155)

Países que han ratificado el Convenio(junio de 1998)

Albania, Alemania, Antigua y Barbuda,Argelia, Argentina, Azerbaiyán, Belarús,Bélgica, Bolivia, Bosnia y Herzegovina,Botswana, Bulgaria, Chipre, Costa Rica,Croacia, Cuba, Dinamarca, Dominica, ElSalvador, Eslovaquia, Eslovenia, España,Ex República Yugoslava de Macedonia,Filipinas, Finlandia, Francia, Georgia,Grecia, Guatemala, Guinea Ecuatorial,Guyana, Honduras, Iraq, Irlanda, Israel,Italia, Jordania, Kenya, Kirguistán,Jamahiriya Arabe Libia, Luxemburgo,Malasia, Malta, Mauricio, Nepal,Nicaragua, Níger, Noruega, Países Bajos,Polonia, Rumania, Federación de Rusia,Rwanda, San Marino, Suecia, Tayikistán,Togo, Túnez, Ucrania, Uruguay,Venezuela, Yugoslavia, Zambia.

Afganistán, Alemania, Argentina,Bélgica, Bosnia y Herzegovina, Brasil,República Checa, Croacia, Dinamarca,Ecuador, Egipto, Eslovaquia, Eslovenia,Ex República Yugoslava de Macedonia,Finlandia, Francia, Guinea, Guyana,Hungría, Iraq, Irlanda, Islandia, Italia,Japón, Nicaragua, Noruega, Perú,República Arabe Siria, Suecia, Suiza,Uruguay, Venezuela, Yugoslavia.

Alemania, Azerbaiyán, Bélgica, Bosnia yHerzegovina, Brasil, República Checa,Costa Rica, Croacia, Cuba, Dinamarca,Ecuador, Egipto, Eslovaquia, Eslovenia,España, Ex República Yugoslava deMacedonia, Finlandia, Francia, Ghana,Guatemala, Guinea, Hungría, Iraq, Italia,Kazajstán, Kirguistán, Letonia, Malta,Níger, Noruega, Portugal, Reino Unido,Federación de Rusia, San Marino, Suecia,República Unida de Tanzanía, Tayikistán,Uruguay, Yugoslavia, Zambia.

Bosnia y Herzegovina, Brasil, RepúblicaCheca, Chipre, Croacia, Cuba,Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia,España, Etiopía, Ex República Yugoslavade Macedonia, Finlandia, Hungría,Irlanda, Islandia, Kazajstán, Letonia,México, Mongolia, Nigeria, Noruega,Países Bajos, Portugal, Suecia, Uruguay,Venezuela, Viet Nam, Yugoslavia.

Númerode ratificaciones

63

33

40

29

Page 126: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

121

Convenio

Convenio sobre los serviciosde salud en el trabajo, 1985(núm. 161)

Convenio sobre seguridady salud en la construcción, 1988(núm. 167)

Convenio sobre los productosquímicos, 1990 (núm. 170)

Países que han ratificado el Convenio(junio de 1998)

Alemania, Bosnia y Herzegovina, Brasil,Burkina Faso, República Checa, Croacia,Eslovaquia, Eslovenia, Ex RepúblicaYugoslava de Macedonia, Finlandia,Guatemala, Hungría, México, SanMarino, Suecia, Uruguay, Yugoslavia.

Alemania, República Checa, Colombia,Dinamarca, República Dominicana,Eslovaquia, Finlandia, Guatemala,Hungría, Iraq, Lesotho, México, Noruega,Suecia.

Brasil, Burkina Faso, China, Colombia,México, Noruega, Suecia.

Númerode ratificaciones

17

14

7

Page 127: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

Convenio sobre el derecho de asociación (agricultura), 1921 (núm. 11).

Convenio sobre la indemnización por accidentes del trabajo (agricultura), 1921 (núm. 12)1

Recomendación sobre el desempleo (agricultura), 1921 (núm. 11).

Recomendación sobre el alojamiento (agricultura), 1921 (núm. 16).

Recomendación sobre el seguro social (agricultura), 1921 (núm. 17).

Convenio sobre los trabajadores migrantes (revisado), 1949 (núm. 97) y la Recomendación(núm. 86) (revisada) que lo acompaña.

Convenio sobre los métodos para la fijación de salarios mínimos (agricultura), 1951 (núm. 99) yla Recomendación (núm. 89) que lo acompaña.

Convenio sobre las vacaciones pagadas (agricultura), 1952 (núm. 101) y la Recomendación(núm. 93) que lo acompaña.

Convenio sobre la protección de la maternidad (revisado), 1952 (núm. 103) y la Recomendación(núm. 95) que lo acompaña.

Recomendación sobre la protección de los trabajadores migrantes (países insuficientementedesarrollados), 1955 (núm. 100).

Recomendación sobre las cooperativas (países en vías de desarrollo), 1966 (núm. 127).

Recomendación sobre los arrendatarios y aparceros, 1968 (núm. 132).

Convenio sobre asistencia médica y prestaciones monetarias de enfermedad, 1969 (núm. 130) yla Recomendación (núm. 134) que lo acompaña.

Convenio sobre las organizaciones de trabajadores rurales, 1975 (núm. 141) y la Recomendación(núm. 149) que lo acompaña.

Convenio sobre desarrollo de los recursos humanos, 1975 (núm. 142) y la Recomendación(núm. 150) que lo acompaña.

Convenio sobre estadísticas del trabajo, 1985 (núm. 160) y la Recomendación (núm. 170) que loacompaña.

Convenio sobre pueblos indígenas y tribales, 1989 (núm. 169).

122

Anexo II

Otros convenios y recomendaciones de la OITaplicables a la agricultura adoptados desde 1919

1 La mayoría de sus disposiciones están incorporadas en el Convenio núm. 110.

Page 128: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

123

Convenio Países que han ratificado el Convenio(junio de 1998)

Númerode ratificaciones

Convenio sobre el derechode asociación (agricultura), 1921(núm. 11)

Albania, Alemania, Antigua y Barbuda,Argelia, Argentina, Australia, Austria,Azerbaiyán, Bahamas, Bangladesh,Barbados, Belarús, Bélgica, Belice, Benin,Bosnia y Herzegovina, Brasil, Bulgaria,Burkina Faso, Burundi, Camerún,República Centroafricana, Chad,República Checa, Chile, China, Colombia,Comoras, Congo, Costa Rica, Côted’Ivoire, Croacia, Cuba, RepúblicaDemocrática del Congo, Dinamarca,Djibouti, Dominica, Ecuador, Egipto,Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia,Etiopía, Ex República Yugoslava deMacedonia, Fiji, Finlandia, Francia,Gabón, Ghana, Granada, Grecia,Guatemala, Guinea, Guyana, India, Iraq,Irlanda, Islandia, Islas Salomón, Italia,Jamaica, Kenya, Kirguistán, Lesotho,Letonia, Lituania, Luxemburgo,Madagascar, Malasia, Malawi, Malí,Malta, Marruecos, Mauricio, Mauritania,México, Mozambique, Myanmar,Nicaragua, Níger, Nigeria, Noruega,Nueva Zelandia, Países Bajos, Pakistán,Panamá, Papua Nueva Guinea, Paraguay,Perú, Polonia, Portugal, Reino Unido,Rumania, Federación de Rusia, Rwanda,Santa Lucía, Senegal, Seychelles,Singapur, República Arabe Siria, SriLanka, Suecia, Suiza, Suriname,Swazilandia, Tailandia, República Unidade Tanzanía, Tayikistán, Togo, Túnez,Turquía, Ucrania, Uganda, Uruguay,Venezuela, Yugoslavia, Zambia.

118

Ratificaciones de otros convenios existentes de la OITaplicables a la agricultura adoptados desde 1919

Page 129: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

124

Convenio sobrela indemnizaciónpor accidentes del trabajo(agricultura), 1921 (núm. 12)

Convenio sobrelos trabajadores migrantes(revisado), 1949 (núm. 97)

Convenio sobre los métodospara la fijación de salariosmínimos (agricultura), 1951(núm. 99)

Alemania, Angola, Antigua y Barbuda,Argentina, Australia, Austria, Bahamas,Barbados, Bélgica, Belice, Bosnia yHerzegovina, Brasil, Bulgaria, Burundi,República Checa, Chile, Colombia,Comoras, Croacia, Cuba, RepúblicaDemocrática del Congo, Dinamarca,Djibouti, Dominica, El Salvador,Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia,Ex República Yugoslava de Macedonia,Fiji, Finlandia, Francia, Gabón, Ghana,Granada, Guinea-Bissau, Guyana, Haití,Hungría, Irlanda, Islas Salomón, Italia,Kenya, Letonia, Luxemburgo,Madagascar, Malasia, Malta, Marruecos,Mauricio, México, Nicaragua, Noruega,Nueva Zelandia, Países Bajos, Panamá,Papua Nueva Guinea, Perú, Polonia,Portugal, Reino Unido, Rwanda, SantaLucía, Senegal, Singapur, Suecia,Swazilandia, República Unida deTanzanía, Túnez, Uganda, Yugoslavia,Zambia.

Alemania, Argelia, Bahamas, Barbados,Bélgica, Belice, Bosnia y Herzegovina,Brasil, Burkina Faso, Camerún, Chipre,Cuba, Dominica, Ecuador, Eslovenia,España, Ex República Yugoslava deMacedonia, Francia, Granada,Guatemala, Guyana, Israel, Italia,Jamaica, Kenya, Malasia, Malawi,Mauricio, Nigeria, Noruega, NuevaZelandia, Países Bajos, Portugal, ReinoUnido, Santa Lucía, República Unida deTanzanía (Zanzíbar), Trinidad y Tabago,Uruguay, Venezuela, Yugoslavia, Zambia.

Alemania, Argelia, Australia, Austria,Bélgica, Belice, Brasil, Camerún,República Centroafricana, RepúblicaCheca, Colombia, Comoras, Costa Rica,Côte d’Ivoire, Cuba, Djibouti, ElSalvador, Eslovaquia, España, Filipinas,Francia, Gabón, Granada, Guatemala,Guinea, Hungría, Irlanda, Italia, Kenya,Malta, Malawi, Marruecos, Mauricio,México, Nueva Zelandia, Países Bajos,Papua Nueva Guinea, Paraguay, Perú,Polonia, Senegal, Seychelles, SierraLeona, Sri Lanka, Swazilandia, RepúblicaArabe Siria, Túnez, Turquía, Uruguay,Zambia, Zimbabwe.

73

41

51

Convenio Países que han ratificado el Convenio(junio de 1998)

Númerode ratificaciones

Page 130: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

125

Convenio sobre las vacacionespagadas (agricultura), 1952(núm. 101)

Convenio sobre la protecciónde la maternidad (revisado),1952 (núm. 103)

Convenio sobre asistenciamédica y prestacionesmonetarias de enfermedad,1969 (núm. 130)

Convenio sobre lasorganizaciones de trabajadoresrurales, 1975 (núm. 141)

Antigua y Barbuda, Argelia, Austria,Barbados, Bélgica, Belice, Brasil, Burundi,República Centroafricana, Colombia,Comoras, Costa Rica, Cuba, Djibouti,Ecuador, Egipto, España, Francia, Gabón,Guatemala, Hungría, Israel, Mauritania,Marruecos, Nueva Zelandia, Países Bajos,Paraguay, Perú, Polonia, Santa Lucía,Senegal, Sierra Leona, República ArabeSiria, Suriname, Swazilandia, RepúblicaUnida de Tanzanía (Tanganica).

Austria, Azerbaiyán, Belarús, Bolivia,Bosnia y Herzegovina, Brasil, Chile,Croacia, Cuba, Ecuador, Eslovenia,España, Ex República Yugoslava deMacedonia, Ghana, Grecia, GuineaEcuatorial, Guatemala, Hungría, Italia,Kirguistán, Jamahiriya Arabe Libia,Luxemburgo, República de Moldova,Mongolia, Países Bajos, Polonia, Portugal,Federación de Rusia, Sri Lanka,Tayikistán, Ucrania, Uruguay,Uzbekistán, Yugoslavia, Zambia.

Alemania, Bolivia, República Checa,Costa Rica, Dinamarca, Ecuador,Eslovaquia, Finlandia, Jamahiriya ArabeLibia, Luxemburgo, Noruega, Suecia,Uruguay, Venezuela.

Afganistán, Alemania, Austria, Brasil,Burkina Faso, Chipre, Costa Rica, Cuba,Dinamarca, Ecuador, El Salvador, España,Filipinas, Finlandia, Francia, Grecia,Guatemala, Guyana, Hungría, India,Israel, Italia, Kenya, Malí, Malta, México,Nicaragua, Noruega, Países Bajos,Polonia, Reino Unido, Suecia, Suiza,Uruguay, Venezuela, Zambia.

36

35

14

36

Convenio Países que han ratificado el Convenio(junio de 1998)

Númerode ratificaciones

Page 131: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos

126

Convenio sobre desarrollode los recursos humanos, 1975(núm. 142)

Convenio sobre estadísticasdel trabajo, 1985 (núm. 160)

Convenio sobre pueblosindígenas y tribales, 1989(núm. 169)

Afganistán, Alemania, Argelia,Argentina, Australia, Austria,Azerbaiyán, Belarús, Bosnia yHerzegovina, Brasil, República Checa,Chipre, República de Corea, Cuba,Dinamarca, Ecuador, Egipto, El Salvador,Eslovaquia, Eslovenia, España, ExRepública Yugoslava de Macedonia,Finlandia, Francia, Georgia, Grecia,Guinea, Guyana, Hungría, Iraq, Irlanda,Israel, Italia, Japón, Jordania, Kenya,Kirguistán, Letonia, Lituania, México,Nicaragua, Níger, Noruega, Países Bajos,Polonia, Portugal, Reino Unido,Federación de Rusia, San Marino, Suecia,Suiza, República Unida de Tanzanía,Tayikistán, Túnez, Turquía, Ucrania,Venezuela, Yugoslavia.

Alemania, Australia, Austria,Azerbaiyán, Belarús, Bolivia, Brasil,Canadá, República Checa, Chipre,Colombia, República de Corea,Dinamarca, El Salvador, Eslovaquia,España, Estados Unidos, Finlandia,Grecia, Guatemala, India, Irlanda, Italia,Kirguistán, Letonia, Marruecos,Mauricio, México, Noruega, Países Bajos,Panamá, Polonia, Portugal, Reino Unido,Federación de Rusia, San Marino, SriLanka, Suecia, Suiza, Swazilandia,Tayikistán, Ucrania.

Bolivia, Colombia, Costa Rica,Dinamarca, Guatemala, Honduras,México, Países Bajos, Paraguay, Perú.

58

42

10

Convenio Países que han ratificado el Convenio(junio de 1998)

Númerode ratificaciones

Page 132: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos
Page 133: Un asunto clave: la salud y la seguridad en la agricultura · las funciones previstas; mordeduras y picaduras de animales e insectos, y sobre todo exposición a los efectos nocivos