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t!SCEPTICISMO
ICADÉMICO
ymPICUREÍSMO EN LA·
mrLOSOFÍA IATURAL DE
[iERRE iASSENDI
ii
Tesis que para obtener el grado de Maes~ro en Filosofía presenta
í
Leonel Toledo Marin
'- Director de Tesis: Dr. José Antonio Robles García
9, '~ L' I f f\ Al'v> ./-v' J j Iv
n tlniversidad lacional mutónoma de Iléxico ~ Octubre de 2000
UNAM – Dirección General de Bibliotecas
Tesis Digitales
Restricciones de uso
DERECHOS RESERVADOS ©
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México).
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor.
Para Aurelia Marín Bartola
A la memoria de Leonel Toledo Toledo, Flechador del Sol
ílndice
Agradecimientos ix
Introducción
Cap. 1 La investigación en las tradiciones escéptica y epicúrea 5
1.1 Retomo a la antigüedad 6
1.2 Escepticismo acad~mico y pirronismo: brigen y tesis principales 12
1.2.1 Escepticismo académico 12
1.2.2 El pirronismo' 20
11.2.1 El papel de la experiencia y la mesolubilidad de las hipótesis 25
1.3 El epicureísmo 29
1.3.1 Epicuro en el mundo intelectual latino 38
lA Recapitulación 43
Cap. n René Descartes y Pierre Gassendi ante la "Crise Pyrrhonienne" 47
II.1 La recuperación del escepticismo pirrónico y académico en la Época Moderna 48
II.l.1 Francisco Sánchez: la duda como método contra la scientia escolástica 51
11.2 La respuesta cartesiana al escepticismo 53
H.l.1 Las motivaCIOnes escépticas en René Descartes 53
11.2.2 Las fuentes de certeza en Descartes 62
U.21.1 La luz natura! 62
ILZ.2.2 Inclinación natural a creer y luz: natural 63
11.2.2J La existencia de verdades eternas 65
II.3 El escepticIsmo revisado y la alternativa d~ Pierre Gassendi 68
"IlJ.l Los motivos escépticos en las Exercz.tationes 69
Vl11 Ír.ll=
II.3.2 El cono....;miento basado en las facultades sensoriales 72
II.3.3 Crítica a la teoría cartesiana de las verdades eternas 76
I1.3.3.1 La experiencia sensorial 76
II.3.3.2 El argumento del diseño 78
11.3.3.3 El uso gassendiano del voluntarismo 82
II.4 La vía del conocimiento probabl~: de la experiencia sensorial a los inobservables 85
IIA.l Las cosas ocultas 85
11.4.2 La tesis de los signos indicativos y los signos empíricos 87
11.5 Recapitulación 92
Cap. m El correlato epicúreo del mundo 97
lII.l La versión cartesiana del mundo 98
III.l Epicuro en el proyecto gassendiano de la filosona natural 106
111.2.1 Espacio, tiempo y átomos en la fllosofía natural de Gassendi 109
111.2.1.1 El espacio vaCÍo infinito 109
H!.2.U El tiempo 114
IlI.2.1.3 Epicuro cristianizado 116
III.3 La filosofía natural como correlato de la naturaleza 122
II1.~.1 La experiencia gassendiana: epicureísmo, probabilismo y ars hist.ori.ca 127
IlI.3.1.1 ¿Por qué Gassendi no es empirista? 127
111.3.1.2 De los datos sensoriales al ars historica 131
lH3.1.2.1 La necesidad de universalidad de la experiencia 137
H!.3.1.2.2 El uso del a,-,; historica 138
IlI.3.1.3 Del espectador al artesano 142
lIlA Recapitulación 146
Conclusiones 149
Bibliografia 157
~radecimientos ....
Esta investigación es el producto de ur:a reflexión continua y ~stimulante que, he
realizado en Seminario de Historia de ia Filosofía, en el Instituto de Investigaciones
Fílosóflcas. Mi agradecimiento a todos los integrantes de este grup9, especialmente
al Dr. José Antonio Robles quien, con su sabia dirección, me ha mostrado el gozoso
camino de la filosofía; a la Dra. Laura Benítez, por su generoso apoyo y por su
~ inspirador ejemplo de reflexión filosófica; a Zuraya Monroy, Carmen Silva y , .
Alejandra Velázquez, por sus valiosos comentarios y sugerencias. Gracias a las
atinadas observaciones de todos ellos he podido enrÍquecer muchas ideas de este
trabajo.
Agradezco también a la Dirección General de Asuntos del Personal Académico de
la UNAM, el apoyo económico recibido para la realización de esta investigación.
Ontroducción
Pierre Gassendi (1592-1655), fue mejor conocido en su época por su gran empresa
filosófica de rescatar y adaptar la cosmología epicúrea a la visión cristiana y, además,
por sus con?cimientos de astronomía y matemáticas. l Su primera publicación fue
realizada en 1624, bajo el titulo de Exercitationes paradoxicre adversus Aristoteleos, que
consiste en un ataque contra el aristotelismo a la manera de los tratados escépticos
de la época, como eI'Quod niM scitur (1581), de Fráncisco Sánchez (1552-1623). En
las Exercitationes, Gassendi intenta ofrecer una respuesta a los argumentos escépticos r
con respecto a la imposibilidad del conocimiento basada en las fucultades
sensoriales. Después de esta obra, el proyecto de Gassendi para la filosolta se vuelve
cada vez más ambicioso: planea realizar un rescate de las obras de Epicuro, tal y
como Tomás de Aquino (1225-1274) lo había hecho con Aristóteles (384-322 a.c.).
Sin embargo, los primeros resultados de su recuperación del epicureísmo no fueron
publicados sino hasta 1647, bajo el título de De vita et moribus Epicuri Ubri acto, el
texto había sido escrito desde 1630 y consiste en un estudio de las tesis de Epicuro
sobre la naturaleza, la lógica y la ética. En 1641, Marin Mersenne (1588-1648)' le
entrega a Gassendi un ejemplar de las Meditaciones metafísicas de René Descartes
(1596-1650), pidiéndole que las comentara; Gassendi lo hizo y sus críticas
conforman las "Quintas objeciones". Descartes responde a las objeciones pero, lejos
de quedar satisfecho con la actitud defensiva y las respuestas del autor, Gassendi ,
publicó, en 1644, las Disqúisitio metaphysica seu dubitationes et instantire adversus
'V., (151, pp. 63·8. 'V., ibid, pp. 62.3.
2 Introducción
Renati Carte5Ü Metaphysicam et responsa, que es una larga discusión, casi de cada
párrafo de las Meditaciones.
Debido a la insistencia de sus amigos y editores publica, en 1649, sus
Animad,'ersianes in decimum librnm Diogenis Laenii, qui es{ de "ita, moribus,placitisqv.e
Epicuri, una traducción y comentarios del Libro X de la Vida de los filósofos eminentes.
Gassendi continuó su proyecto efe revivir las doctrinas de la tradición epicúrea y,
después de esta obra, planea ofrecer una versión definitiva de su sistema, que fue
publicada póstumamente, en 1658, como el Syntagma Philosophicum.
Nuestra investigación trata de discernir, en primer lugar, en qué medida, la
tradición epicúrea y el escepticismo académico están presentes en la filosofía natural
de Gassendi; en segundo, por medio de la confrontación del proyecto filosófico
gassendiano con el del filósofo moderno por excelencia, René Descartes, pretende
ubicar a Gassendi en el ~ontexto de la Nueva Ciencia y, a la vez, ofrecer una
interpretación de la metodología gassendiana para la investigación de la naturaleza.
Para eIIo, nos referiremos a tres textos, que consideramos representativos del
pensamiento gassendiano: las Exercitationes, los pasajes más relevantes de las
Disquisitio y las partes de la "Lógica" y de la "Física" del Syntagma.
En el primer capítulo, distinguimos algunas nociones de las tradiciones escépticas
,pirrónica y académica, así como de la epicúrea, con el objetivo de confrontar dos
maneras distintas de concebir los fines y los métodos de la investigación y, por otro
lado, establecer los marcos ~eóricos en los que Gassendi encuentra tanto sus
propuestas metodológicas como las epistémicas.
En el segundo capítulo, nos ocuparemos de la confrontación entre Descartes y
Gassendi: veremos de qué manera estos dos pensadores hacen uso del escepticismo y
cuáles son sus diferencias y sus propuestas alternativas. Brevemente, adelantamos
que, en el primero, la respuesta al escepticismo está basada en la noción de "luz
Int'l"Clducción / 3
natural", así- como en la propuesta de la creación de las verdades eternas; en
Gassendi, una primera réplica' al escepticismo consiste en afirmar que, debido a la
limitación epistémica humana, sólo pOdemos «conocer" a partir de los datos de los
sentidos. Asimismo, exponemos la evolución de las _perspectivas epistémicas en
Gassendi, de las Exercitationes a las DisquiSitio y hasta el Syntagma con respecto a sus
fuentes del conocimiento probable: si en la pri~era obra sólo tomaba en cuenta la
experiencia sensorial, en la 'segunda, Gassendi introduce consideraciones teológicas,
tales como el voluntansmo. En general, Gassendi sigue manteniendo stf- postura
acerca de los datos de los sentidos como la lÍnica fuente de información sobre el
mundo, sin embargo, al adoptar en el Syntagma la epistemología epicúrea, Gassendi
se aparta de una s-oncepción meramente empirista del conocimiento probable.
En el tercer capítulo, proponemos nuestra interpretación sobre las implicaciones
que tiene el cristianizar a Epicuro3 y la adecuación de las doctrinas de éste en el
contexto del probabilismo ciceroniano. Podemos, con el fin de esclarecer lo anterior,
distinguir dos grandes grupos de implicaciones: el primero, se relaciona con la
epistemología gassendiana, el segundo, con los logros o frutos de la aplicación de
esta epis~~mología. A continuación ofrecemos una breve exposición de éstos.
En lo. que respecta a la epistemología gassendiana, las implicaciones más
relevantes son, que la investigación sobre la naturaleza está caracterizada como un
proceso de inferencia que parte de la información que aportan los sentidos y
desemboca en la postulación de entidades inobservables, entre ellas encontramos los
átomos, el alma y a Dios. Por otra parte, al relacionar la epistemología epicúrea con
el escepticismo académico, Gassendi sostiene que todo conocimiento es un
conocimiento probable; 4 esto, para Gassendi, quiere decir que, a) los resultados de
nuestras inferencias son plausibles o creíbles a medida que vamos acumulando
'V., [14), pp. 303-13
4
experiencias a su favor y, b) que las fuentes de información, que denominamos en
nuestra investigación con el término de "experiencias", no solamente se reducen a
los datos sensoriales pues éstas incluyen también, las opiniones de las autoridades a
lo largo de la historia.
El otro grupo de implicaciones que, en cierta medida, comparte con Descartes, se
refiere a la construcción de un modelo del mundo; este modelo tiene las siguientes
características: a) no pretende ser la descripción de lo que en verdad acontece en la
naturaleza, b) ofrece una explicación mecánica de los fenómenos5 y e) hay ciertos
procedimientos que hacen posible que este modelo sea probable. Conforme a
Descartes, este procedimiento está centrado en la aplicación de las matemáticas a
los fenómenos naturales; para Gassendi, el mismo consiste en la acumulación de
experiencias (datos que nos brindan los sentidos6 y opiniones de los filósofos) a favor
del modelo del mundo. A estos dos modelos del mundo les hemos llamado
"correlato del mundo".
Es la noción del "intérprete,artesano", la que media y posibilita la relación entre
la experiencia (como información aportada por las facultades sensoriales y como la
confluencia de opiniones a lo largo de la historia) y el correlato del mundo. Como el
intérprete, el filósofo de la naturaleza descifra los signos de los textos antiguos así
como los signos con los que está "escrita" la creación; también de manera similar al
artesano, el filósofo de la naturaleza construye, a partir de sus experiencias, su propia
versión del mundo.
'Cf., .bid, pp. 92-5. 'Cf·,1201,pp·16-23. 'Cf., [541,pp·168-9.
laPítulo 1
La investigación en las tradiciones escéptica y
epicúrea
A partir de algunas consideraciones sobre la recuperación de los textos de la
antigüedad realizada por los humanistas del Renacimiento, nos ocuparemos, en este
capítulo, de analizar algunas propuestas de los pensamientos griego y latino,
particularmente nos interesan las que sostiene el escepticismo en sus dos vertientes:
la académica y la pirrónica, así como las propuestas del epicureísmo. Estas tres
corrientes' filosóficas, por su importancia en la filosofía nárural de Pierre Gassendi, así , como en la Nueva Ciencia de la Época Moderna, requieren una exposición (aunque
no será detallada y_ completa), que permita distinguir cuáles son las nociones que
serán determinantes en la filosofia gassendiana.
Nos interesa destacar las, diferencias que existen dentro de la misma tradición
escéptica, a saber, la distin<;ión entre los escepti~ismos académico y pirrónico; las
tesis probabilistas del primero y la suspensión del -juicio del otro; adentás,
mostraremos que el objetivo de la filosofia de los escépticos académicos consiste en
promover la utilidad práctica; el de los pirrónicos y los epicúreos, por otra parte,
consiste en la ataraxia.
Además de presentar algunos lineamientos generales de la teoría fisica de Epicuro,
es necesario hacer énfasis en el método que éste empleó para postular la existencia
de los átomos y del vacío pues es de este proceso de descubrimiento, del que
Gassendi retomará gran parte de sus propuestas para llevar a cabo su versión del
mundo.
6 Cap. 1 La investigación en las tTadu::iones escéptica J epicúrea
Ll Retomo a la antigüedad
El descubrimiento y estudio de obras originales de los pensamientos griego y latino,
como el estoicismo. el epicureísmo, el escepticismo y el neoplatonismo inicia una
serie de cambios que afectan, a partir del Renacimiento, todos los ámbitos de la
actividad humana. En pocos años, son editadas y publicadas obras que, en la Edad
Media, habían sido poco estudiadas o desconocidas: además de obras de
comentaristas de Aristóteles (384-322 a.c.), se encuentran las de Pitágoras (sexto
siglo a.C.), Platón (427-347 a.c.), Euclides (il. 300 a.c.), Arquímedes (287-212
a.c.), Lucrecio (primer siglo a.c.), Cicerón (106-43 a.c.), Plinio (primer siglo d.c.),
Sexto Empírico (segundo siglo d.C.), Galeno (segundo siglo d.C.), Plotino (tercer
siglo d.C.) y Diógenes Laercio (tercer siglo d.C.), entre otros.!
Este mínimo listado de pensadores hace alusión a la gran diversidad de ramas del
conocimiento que se enriquecen con la circulación de obras de la antigüedad: así,
desde la astronomía hasta la medicina, se encuentran bajo la renovadora influencia
de las nuevas ediciones y traducciones de pensadores antiguos.2 De gran importancia
son las teorías de Arquímedes y Pitágoras que promueven una tradición "artesanal",
cuya característica más destacable consiste en la aplicación de las matemáticas;
. gracias a esta aplicación de esta disciplina al ámbito de la vida cotidiana, se llevan a
cabo avances en la ingeniería militar y en la arquitectura;3 también tendrá
repercusiones en el desarrollo de la perspectiva en la pintura, que aporta a los ojos
del ser humano renacentista, una imagen distinta de sí mismo y de las cosas que le
rodean.4
'V., 1381. 'C[.,163]. 'En [103J, p.204 . .¡ Para una revisi6n general de la situación de las ciencias en el renacimiento, véase [42j, cap. 1.
Cap. 1 La investig"ación en las tradiciones escéptu:a 'Y epscúrea 7
Era de esperarse entonces, que la entrada en escena de todas estas tradiciones
intelectuales, no dejara de tener su impacto en la filosofía, de tal manera que:
La concepción de la filosofía' a principios del siglo quince, en tanto que está fuertemente ligada al des'arrollo de la filología, a las disciplinas lingüísticas y a una nueva conciencia histórica, fue capaz de re~evaluar tanto el presente como el pasado. Esta idea de cambio del objeto de la filosofía, fue profundamente influida por la labor de los filólogos. Al descubrir y editar obras filosóficas, parcial o totalmente conocidas, empezaron a diferenciar las tradiciones de la antigüedad de los mitos y las fábulas.'
De hecho1 ~uchas veces, en el humanismo renacentista, las labor~s filológica y
filosófica no pueden ser diferenciadas,6 por un lado, en efecto,
Una vez que los textos clásicos griegos y latinos fueron accesibles en manuscritos y después impresos, los humanistas anotaron cuidadosamente sus textos, registrando versiones variantes de otros manuscritos y sus propias correcciones, añadiendo, además, glosas explicativas.?
Por otra parte, estas "nuevas" teorías que los textos clásicos exponen, generaron
nuevos problemas, nuevas formas de resolver los problemas que ya se qlnocían y
nuevos conceptos. Por ejemplo, "los red~scubrimientos de Diógenes Laercio y de
Lucre<;io aclararon que Epicuro era mucho más que un aficionado a los placeres de la
carne»8 y ofrecieron, además, una concepción alternativa del universo, a saber, el
atomis~o con todas sus implicaciones,9 como la aceptación del espacio vacío intra y
extramundano.
Así, la labor del humanista en el Renacimiento, se caracteriza por la exégesis
correcta de la "autoridad" de los textos, así como por la reflexión en tomo a la -v
ubicación de éstos y a la <lel mismo humanista en el tiempo. Lo anterior, a mi ver,
tiene importantes implicaciones filosóficas que es necesario mencionar:
, [97], p. 65 .. (, V., ulem. '[53], p.1l9 . • [38], p. 774. 'V., [79].
8 Cap. 1 La investigación en las tradiciones escéptica 'J $cirro
En primer lugar, la característica artesanal del humanista con respecto a los
textos: por el rasgo "artesanal del humanista" entiendo un conjunto de habilidades
que han sido adquiridas mediante el estudio de fuentes antiguas. las habilidades que
adquiere el humanista a través de su conocimiento de los autores griegos y latinos
son, entre otras: situar cronológicamente con mayor exactitud a un autor clásico;
distinguir el estilo de un autor, de tal manera que pued€"diferenciar entre las obras
originales y las apócrifas, así como los diversos sentidos en que un autor utiliza sus
conceptos e incluso, puede imitar al autor mismo; por último, el humanista tiene la
habilidad (que considero la más importante), de modificar la versión original del autor ~,
clásico y construir una nueva versión del texto, con la finalidad de resolver un nuevo
problema filosófico. Es decir, el humanista como artesano, es capaz de hacer uso de
las estrategias metodológicas o marcos teóricos del pensamiento clásico, (como sus
herramientas), para dar solución a problemas que han surgido en su propio tiempo.
En este sentido:
La restauración [de los clásicosJ por los humanistas, estuvo centrada, sobre todo, en la imitación, que significaba el aprendizaje de una práctica. [Para los humanistas], los antiguos practicantes de las artes y las ciencias, eran claramente buenos en lo que hacían, sus enunciados y teorías mostraban esto muy bien. Los humanistas querían recobrar esas habilidades antiguas.lO
El carácter artesanal del humanista con relación al texto conlleva pues, el
aprendizaje de las habilidades de los antiguos, para resolver problemas que se
suscitaban en su misma época.
La segunda implicación tiene que ver con la búsqueda de la exégesis correcta del
texto y su analogía con la filosofía natural: en el siglo XVI, la naturaleza es concebida
como un texto que está escrito por la autoridad divina; el filósofo, como intérprete
10 [27], p. 117. Las cursivas son mías.
Cap. 1 Lo. mvesngaci6n en las tradiciones escéPtif:a 'J epicúrea 9
de este gran texto, pretende ofrecer o bien una lectura precisa de los signos 9ue Dios
ha empleado al escribirlo o bien varias interpretaciones posibles para éstos.
La tercera implicación que encuentro en la relación del humanista con el texto, se
deriva de su habilidad de ubicar a sus autoridades en el tiempo: al conocer el pasado
con mayor precisión, el humanista se sitúa en una perspectiva que le permite dar
orden cronológico a las distintas teorías que ha encontrado, así como tenerlas
siempre a su disposición y, finalmente, hacer uso de ellas para sus propios fines. El ars
historica, en este sentido, llega a ser superior a la misma filosofía; así, según' Lorenzo
Valla (1407-1457), "el discurso de los historiadores muestra más substancia, más
conocimiento práctico, más sabk~uría política, más costumbres y más conocimiento
de todas las clases que los precéptos de cualquier filósofo"ll De tal manera que, el
ars hf.siori:;a es, para el humanista, la manera en la que se organiza eÍ conocimiento.
Volveremos más adelante sobre estas tres implicaciones que hemos señalado.
Lorenzo Valla, es un pensador representativo del tipo de humanismo al que hemos
hecho alusión; algunas de las características más notables de sus tesis son: el intento
de ampliar el vocabulario escolástico con el de los autores latinos clásicos, en
particular, el empleado por Cicerón; esto implica, además, suplir la forma de
argumentación silogística con la retórica ciceroniana, que enfatiza la idea de
persuasión por medio de argumentos probablesll Finalmente, Valla encuentra, en el
escepticismo académico de Cicerón, una fuente de crítica a la idea escolástica del
" D, rebu; a FerdinanJo Hispamarum. .. , (49J, p. 749 .. 12 Al respecto, en [381, p. 780, Grafton apunta:
Las obras retóricas [de Cicerón], (particularmente el De oratore),~ ofrecieron u.."'..8, de las alternativas más poderosas [ ... ] para la cultura de la facultad de artes en la universidad. Al sugerir que, el propósito de la actividad inr.elecrual consiste, sobre todo, en los resultados prácticos, en definir y representar la figura del orador como el verdadeto ideal cultural del mundo antiguo y, al argüir que la elocuencia, la expresión emocionalmente efectiva, tiene ~ás que ofrecer que el rigor y la precisión inelocuentes, [Cicer6n] dispuso a los humanIstas, no solamente a asunprse en una posición lUtelectual de la misma talla que los escolásticos, sino también, a rebasar la preeminencia escolástica.
10 Cap. 1 La investigación en las tradiciones escéPtica y epicúrea
conocimiento.13 Por tanto, la recuperación de textos antiguos modifica y enriquece
el mundo intelectual del Renacimiento, en tanto que, las autoridades recién
descubiertas ofrecen sistemas filosóficos alternativos que pueden ser utilizados para
resolver problemas desde otra perspectiva, como lo hace Valla, al incluir la retórica
en su lógica o, siglo y medio después, Galileo (1564-1642), a quien Koyré caracteriza
(de manera similar a nuestro intérprete y artesano), como un pensador de herencia
platónica, en tanto que aquél propone que, la investigación sobre la naturaleza, debe
basarse en las matemáticas:
El Diálogo y los Discursos cuentan la historia de un descubrimiento 0, mejor aún, del redescubrimiento del lenguaje hablado por la naturaleza; nos explican la manera de cuestionarla, esto es, la teoría de esa experimentación científica, en la que la formulación de postulados y la deducción de sus implicaciones precede y guía la observación [ ... ] Para [Galileo]' la ciencia nueva es una prueba
experimental del platonismo.14
El lenguaje de la naturaleza, para Galileo, es el lenguaje matemático, que posee
absoluta certezaY En contra de la perspectiva del sentido común de la fisica
Aristotélica, Galileo pretende mosrrar que los fenómenos naturales, como la caída de
los cuerpos, están sujetos a las leyes de los números.1ó
Otro problema importante al que se enfrenta el ser humano en el siglo XVI, es la
polémica religiosa, iniciada por Martín Lutero (1483-1546), sobre la autoridad y el
criterio para encontrar la verdadera interpretación de los escritos bíblicos. Las obras
"V., [52), pp. 43·4; [53), 121.3; [46) y [87), pp. 209.227. H [51), p. 43. 15 En Ibid., p. 41, Koyré cita un pasaje del Dialogo sopra z due Massimi sistemz del Mondo, en donde se afirma que el intelecto humano es equiparable al intelecto divino, en lo que respecta a las verdades matemáticas:
La mente humana conoce perfectamente algunas proposiciones y tiene de ellas tanta certeza como la Naturaleza misma pueda tener: de este tipo son las ciencias matemáticas, esto es, la geometría y la aritmética, de las cuales, el intelecto divino conoce, por supuesro, infinitamente más proposiciones, por la simple razón que lo conoce tod~; sin embargo, en 10 que respecta a las pocas [proposiciones matemáticas] conocidas por el intelecto humano, creo que nuestro conocimiento se iguala al divino en certeza objetiva, pues alcanza a entender la necesidad de éstas, más allá de la cual, no me parece que pueda existir una certeza mayor.
16 [bid., p. 39.
Cap. 1 lA inve:.tigaci6n en las n-adu:iones escéPtica y epicúrea 11
de Diógenes Laercio y Sel<to Empírico sobre el escepticismo pirrónico estarán en el
centro de esta discusión.1? El escepticismo pirrónico pr~blematiza, entre otras cosas,
la existencia de un criterio para juzgar la verdad de alguna creencia;18 en estas ideas
encuentran, tanto reformistas como defensores de la autoridad papal, las fuentes de
sus argumentos. Más aún, las propuestas escépticas se extienden a la filosofía misma,
especialmente a las teorías sobre el conocimiento, dando lugar a lo que se ha llamado
la "crise pyrrhoniet).ne".19 Ésta es la dimensión del escept;icis~o que nos interesa y que
vamos, a continuación, a tratar con más detalle.
Hasta ahora, hemos mencionado dos tipos de esc;::epticismo: el pirrónico, expuesto,
en las Vidas de los filósofos eminentes, de Diógenes Laercio y en las Hipótesis pirrónicas
de Sexto Empírico, y el escepticismo académi~o, exp~esto en las obras de Gicerón.
En ambos tipos de escepticismo, los filósofos de los siglos XVI y XVII, encontraron
argumentos para dudar de la scienda escolástica. 20 Pero, a la manera del intérprete-
v V., [751, "The intellectual crisis of the Reformation", pp. 1~17. "Cf.,HP II 14·20. "Cf., [641, p. 138. 20 En (21], pp. 259--60, Desmond M. Clark.e se refiere a la scientia escolástica como una tradición cuyo primer recurso metodológico es la demostración en donde, la investigación se inicia "con definiciones de primeros principios, los cuales se saben con absoluta cer.teza"; a continuación, el iIÍvestigador escolástico procede "demostrativamente", deduciendo otras proposiciones a partir de las que' se conocen ya previamente y que se consideran ciertas; en estas deducciones, "la validez lógica de nuestras inferencias garantiza -el mismo grado de certeza para nuestras conclusiones". Así, "el modelo matemático de conocimiento demostrativo, inspiro una de las características dominantes del concepto escolástico de la ciencia que fue ampliamente aceptado a principios del siglo diecisiete." A esta propuesta metodológica de la escolástica, Clark.e le llama la característica demostrativa.
~ Si bien 1a scientia escolástica tiéne, como método del descubrimiento de verdades en la naturaleza, la característica demostrativa, también cuenta con una epistémica, que constituye otra característica de esta concepción de ciencia. Esta dimensión de la ciencia escolástica es, propiamente, empírica y "era la afirmación de que nuestro conocimiento de la naturaleza física depende, sobre todo, de la seguridad de nuestras observaciones y juicios diarios". Esta propuesta, explica Clarke, ~ .
Incluía dos elementos: uno fue la asunción de que todo nuestro conocimiento depende de la evidencia sensorial y que no inclu-ye nada que no ha)'a sido aprendido antes a través de la experiencia sensorial. El segundo, sostiene la tesis de que las facultades cognitivas con las cuales Dios nos ha dotado, son completamente confiables. [Enibid, p. 259.1
Por últifIlO, existe, en la tradiéión escolástica, una característica ontológica, la cual "fue la idea de que, si queremos explicar los fenómenos naturales que nos aparecen f ... ] debemos usar la distinción entre <materia' y 'fonua' ". Estas dos categorías explican y posibilitan la relación del intelecto con el mundo, implicando, a su vez, la posibilidad de la scientia escolástica: '
12 Cap. 1 La investigación en las tradiciooes escéptica y epicúr~
artesano, es necesario hacer una revisión más precisa de las tesis escépticas de ambos
tipos para, después, ver de qué manera ambas se incorporan a la filosofia de la Época
Moderna.
1.2 Escepticismo académico y pirronismo: origen y tesis principales
L2.1 Escepticismo académico
El escepticismo académico sostiene que el filósofo dogmático no puede conocer con
absoluta certeza las proposiciones que él dice conocer: "los académicos formulan una
serie de dificultades para mostrar que la información que adquirimos por medio de
los sentidos puede ser incierta,zl que no podemos estar ciertos del hecho de que
nuestro razonamiento es confiable,,22 y, además, que no poseemos un criterio que
garantice la verdad o la falsedad de nuestros juicios."
El escepticismo fue introducido a la Academia platónica por Arcesilao (316-242
a.C.),24 quien tal vez fue el ptimero en utilizar la noción de epoxé (suspensión del
juicio)." Cicerón da cuenta de las teorías de Arcesilao en su Academia:
Con Zenón [de Cirio] -dije-, como nos fue transmitido, Arcesilao entabló toda su batana, no por pertinacia o afán de vencer [ ... J sino por la oscuridad de
Lo que aparece ante nuestros sentidos es la apanencia (materia,_ que- incluye las caracterlsticas no esencIales de un objeto) de una realidad oculta (forma), la cual, a su vez, es la dimensión fundamental de la realidad ( ... ) Así, una explicación escolástica de un fenómeno natural es el descubrimiento de las formas que están ocultas bajo las apanencias que se manifiestan a la percepción humana, por memo de sus sensaciones confiables.
Tenemos, de acuerdo a lo anterior, tres caracteñsocas sobre los cuales está fundada la scienua escolástica: la deductiva, la empírica y la ontológica. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la versión que presentamos es una simplificación de un moviffilento intelectual más complejo, que tiene sus raíces en la recuperación medieval de Ari"óreh Cf·, [401 y [591_ 2\ [75], p_ xiii. 22Idem. 23 Idan. H V., [90J, pp.15~16. Después de la muerte de Platón, Espeusipo dirigió la Academia de 348 a339 a.C., a su muerte, le sucedió Jenócrates, hasta 314 a.C., a éste le sucede Polemón, quien dirigió la Acadeffila hasta alrededor de 275 a.C. El sucesor de éste en el escolarcado fue Crates, hasta 268 a.C. A su muerte, le sucedió Arcesilao_ ~ ef, DL N 28-32 Y [91], p_ 9_
Cap. 1 La invesllgación en las tradicio!us escéptIca y epicúrea
aquellas cosas que habían conducido a Sócrates a la confesión de su ignorancia y
ya antes de Sócrates, a Dem6crito, a Anaxágoras, a Empédocles y a casi todos los antiguos quienes dijeron que nada 'puede conocerse, n~da percibirse, nada saberse [nihil cognoso, nihil perdPi, nihil sari posse]. Dijeron qué son estrechos los sentidos; débiles las almas; breve el curso de la vida y, como Demócrito, que la verdad está sumergida en lo profundo,26 que todo éstá ocupado por las opiniones y tradiciones, que nada queda para la verdad; en fin, que~todo está rodeado de tinieblas.27
13
Según el pasaje anterior, Arcesilao rechaza cualquier intento de fundar la
posibilidad de conocimiento en los sentidos o en el alma, porque sus capacidades son /
limitadas. Dado que no es posible encontrar un fundamento para la verdad, el único
discurso pasible es el de la opinión y las tradiciones.
Es importante detenerse un poco más en este -párrafo ciceroniano: Arcesilao,
como el mismo Cicerón ven, en los diálogos de Platón y, por supuesto, en Sócrates,
representantes de las postu~as escépticas.28 La alusión al dictum socrátic-o no es,
entonces, gratuita; hay que recordar que Diógenes Laercio dice de Platón que "deja
la verdad a los dioses y a los hijos de los dioses y busca la explicación probable".'9 En
la exposición de Cicerón~ se encuentra la tesis de -la' continuidad y persistencia de las
posturas escépticas desde el antiguo pensamiento griego, hasta su época:
A ésta la llaman Academia Nueva, que a nú me parece la Antigua si como miembro de aquella Antigua contamos a Plaró!!, en cuyos libros nada se afirma y
se discuten muchas cosas en un sentido y en otro; se investiga acerca de todas las cosas, nada se dice como cierto.JO
"ef., DLlX 72. " AcaJemica, 1 44. 2S Sobre una lectura de Platón como escéptico, véanse, [43J, pp. 83S En las Tusodanas V 11, Cicerón dice de Sócrates:
Su múltiple método de disputar y la variedad de sus temas y la magnitud de su, ingenio, consagrados en la memoria y en~las letras de Platón, produjo muchas escuelas de filósofos discrepantes, de las cuales nosotros de preferencia seguimos esto, que juzgábamos que Sócrates había usado: ocultar nosotros mismos nuestra sentencia, liberar a otros de su error y buscar toda disputa qué sea lo más verosímil.
~DLlXn. . . ~ AcaJemica, 1 46.
14 Cap. 1 Lo. investigaaón en las tratÚciones escéptu:a, epicúrea
Arcesilao, entonces, pudo haber tenido la misma interpretación del pensamiento
de Platón.3l El método de discusión de Arcesilao, parece haber consistido en oponer
a una tesis estoica, una contraria y con igual poder explicativo, con el fin de
suspender el asentimiento a favor de alguna de ellas:
y así, Arcesilao negaba que hubiera alguna cosa que pudiera saberse, ni aun aquello mismo que Sócrates se había dejado; pensaba, en consecuencia, que todo está oculto y que nada hay que se pueda percibir o entender; que, por estas causas, es oportuno que nadie declare ni afirme algo ni lo apruebe con el asentimiento: que se cohiba siempre y contenga de todo resbalón la temeridad, que sería considerable cuando se aprobara una cosa o falsa o incierta [ ... 1 [Arcesilao] hacía lo que era consecuente con esta teoría: disertando contra las sentencias de todos, conducía a ella a muchísimos de modo que, cuando en una misma cuestión se encontraba igual peso de razones en pro y en contra, más fácilmente era suspendido el asentimiento en un sentido y en otro.32
De acuerdo a lo anterior, la estrategia para la discusión filosófica tiene, como base
epistémica, la asunción de que nada puede saberse (ni siquiera, diría Arcesilao,
podemos dar cuenta de la ceneza del enunciado "nada se sabe"). Dado que no
podemos conocer la verdad sobre algo, sólo podemos emitir opiniones y averiguar si
unas son más convincentes que otras. Durante la discusión, según Arccsilao, nos
damos cuenta de que opiniones contrarias tienen el mismo poder explicativo; si esto
es así, no podremos estar a favor de una o de otra, suspendemos, finalmente, el
asentimiento.
Por otra parte, debemos tener en cuenta la teoría a la que Arcesilao dirige sus
principales críticas: la teoría estoica del conocimiento sostenida por Zenón de Citio
(334-226 a.c.). Es importante señalar que, como casi todo el pensamiento griego, el
estoicismo propone que el origen el conocimiento está en los sentidos:
31 Si bien la lectura de los diálogos tempranos de Platón puede mOStrar a un Sócrates que parece escéptico, en tanto que "no llegan a ninguna conclusi6n sino al desconcierto de sus interlocutores y la destrucci6n de varios intentos de establecer definiciones de la templanza, la amistad, el valor o la piedad, que sean inmunes al contraejemplo", los diálogos de su madurez muestran, en contraste, 2. un Platón firmemente convencido de su teoría del conocimiento, basada en la existencia de las Formas y de la anamnesis. La cita es de [43}, p. 84. n Acadenuca, 1 5.
cap. 1 La inwst¡gaclÓn en las tTadiaones escéptica '1 epicúrea
[Zenón de Citiol también concedía fe a los sentidos, porque [ ... 1 la aprehensión hecha por los' sentidos le parecía ser ta~ verdadera como fiel, no porque aprenda todo lo que está en el objeto, -sino porque no deja nada de lo que puede estar a su alcance, y pxque la naturaleza nos la dio como norma de ciencia y como un principio suyo de donde después se imprimieran en las almas las nociones de cosas, de las cuales se abren, no sólo los principios, sino también ciertas vías más anchas para encontrar el razonamiento.J3
'
15
Zenón de Citio, en la exposición de Cicerón, parece aceptar que los sentidos son
limitados con respecto a lo que se puede percibir de un objeto pero, dentro de ese
límite, los datos que los sentidos ofrecen al alma son fidedignos. Así, de todas las
imágenes sensibles (phantasia) o impresiones (Cicerón traduce visum); hay algunas
'que no pueden engañamos y, ante ellas, el alma asiente naturalmente;34 a este tipo
de impresiones, Zenón las llama aprehensiones (katalépton, Cicerón traduce
comprendibile; este término griego, dice, proviene de la semejanza del movimiento de
la mario al tomar los objetos). Esta aprehensión sensorial (sensum, en Cicerón) que
está acompañada por el asentimiento, puede llegar a constituirse en una aprehensión
más fuerte y, finalmente, si ésta "no pudiera ser arrancada de la razón", la
aprehensión se convierte en ciencia (scientiam).
Arcesilao, en contraste, con la doctrina del e~toico, es todavía más radical, pues
sostie~e, en. primer lugar, que ni siquiera la impresión (visum) es posible, esto quiere
decir que, aun rec~mociendo la limitación de los sentidos, no podemos estar ciertos
de que haya imágenes sensibles fidedignas; en segundo lugar, no puede realizarse el
asentimiento a favor de alguna impresión (icómo saber cuáles son los datos
sensoriales que no nos mienten?, lcómo sabríamos que el alma no está asintiendo
ante una impresión falsa?); de ahí que, en tercer lugar, el conocimiento (scientia) sea
33 A~ 1 42. Las cursivas son mías. ~ V., [91), pp, 20-3, y Acadenuca, 1 40-2.
16
imposible y, por ello, todo esté "ocupado por las opiniones y tradiciones" (aPinionibus
et institutis), ante las cuales, Arcesilao suspende el juicio. 35
De tal manera que "opinión" se vuelve una noción importante: la opinión es una
aseveración meramente hipotética, que se construye sin pretender la verdad sobre las
apariencias ni sobre las cosas ocultas.36 Después de Arcesilao, el concepto de opinión
será explorado, dentro de la misma tradición del escepticismo académico, por
Carnéades (c. 219-129 a.C.)," cuyas propuestas re,isaremos a continuación.
En uno de los últimos párrafos de la Academica, Cicerón pone en boca de Catulo
la reflexión siguiente:
¿Yo?---dijo-- me vuelvo a la sentencia de mi padre que, por cierto, decía ser la de Caméades, de modo que considero que nada puede percibirse, y estimo que el sabio asentirá a lo no percibido, es:o es opinará, pero de tal manera que entienda que él opina y sepa que nada hay que pueda aprehenderse y percibirsej por lo cual, aunque [nol lS aprueoo aquella epoxé de todas las cosas, asiento con vehemencia a aquella otra sentencia: que nada hay que pueda percibirse.39
En este pasaje parece haber una nueva idea de opinión: ahora es un asentimiento
a lo no percibido. Al parecer, Caméades, siguiendo a Arcesilao y en contra de la
doctrina estoica, ha aceptado que nada puede percibirse ni aprenderse; empero,
"V., [43], pp. 75· 7. 36 Es importante notar que, en Platón, la opinión (doxa), es caracterizada como la creencia que tiene su origen en la aísthesis. Este último, es un ténnino que incluye, tanto las percepciones sensoriales como los sentimientos y las imágenes de los sueños, en el T eeteto 156b, en [231, p. 56, Platón escribe:
Para las percepciones, tenemos nombres como "ver", "oír", "oler", "sentir frío", ~sentir calor", y
también placeres, dolores, deseos, temores, co:no se los llame, y otros más. Debido a que la opinión surge de la relación del ser humano COn el mundo tangible, que es siempre cambiante,
Piaron afirma que la doxa no puede identificarse con el conocimiento. Zenón de Cirio y Arcesilao, coinciden con Platón en la tesis de que la opinión es opuesta al conocimiento; para
Zenón, aquélla surge cuando una impresión es falsa o no~cataléptica (no-aprendida), esto es, cuando la impresión proviene de "lo no existente" o cuando la impresión, "no está acorde con la cosa existente y no es clara ni distinta". [43]. p.79. Para Arcesilao, dado que no podemru saber si hay unpresiones falsas o verdaderas, todas nuestras aseveraciones son opiniones y no debemos preocupamos por la verdad o falsedad de éstas, la actitud adecuada ante ellas es la suspensión del juicio. 37 [75]. p. xiii . .38 Seguimos aquí la sugerencia de Julio Pimentel: "quizá el texto latino debiera corregirse para que dijera: aunque desapruebo." Academ.ica, p. CLXXlX, n. 3. ~ Academica, II 148.
Cap. 1 La nltlestlgación en lns tl"adiciones esdptu:a y ep¡cúrea 17
acepta la posibilidad de asentimiento (de ahí el rechazo de Catulo a la epoxé); es ,
decir, en A~cesilao, el juicio sobre las opiniones se suspende, de ahí que éste "negara
que hubiera algo que pudiera saberse, ni aun esto mismo"; Caméades, por su parte,
parece optar por una postura moderada, veamos de qué manera. La explicación es de
Eusebio:
[Caméades] usó el mismo método de argumentación de Arcesilao y también 'adoptó la práctica de argumentar por ambos lados de un problema; solía dar revés a todos los argumentos usados por los otros. Pero en el principio de epoxé, él difirió de [Arcesilaol, pues sostuvo que para UI"1 hombre, es imposible suspender el juicio' en todos l;s tetims y que hay una diferencia entre lo "cio~ evidente" (adélon) y lo "no~aprensible" (akatalépton) y que, en tanto que todo es inaprensible, no todo es no~evidente. Él estaba familiarizado con los argumentos estoicos [ ... ] y no pretendía la venlacl, sino lo que parecía plausible (phainomenon pithanon) a la multitud."
,En la cita anterior se encue~tran mencionadas las diferencias entre Arcesilao y
Carnéades; para ambos, en contra de las tesis de los estoicos, las cosas no son
aprensibles (no podemos saber si nuestras impresiones son verdaderas) pero, para
este último, negar que nunca podemos alcanzar la certeza nO excluye la posibilidad
de asentir ante cierto tipo de creencias: "las cosas que no son adélon, nos instan a un
asentimiento débil 'y, en tanto que. todo, es akatalépton, nada demanda un'
asen~miento fuerte"Y De hecho, para conducirnos en la vida diaria, estas creencias
son necesarias. Así pués, la afirmación de que "no todo es no~evidentetl, le permite a
Carnéades, acceder al asentimien_to de representaciones (visum) que son comunes,
persuasivas o cuidadosamente investigadas Y Esto hace que una representación sea
pithanon, plausible o, como Cicerón lo traduce, probable." Un ejemplo ilustrativo de
'\O Citado en [43], p. 95. " [431, p. 112. "V., [91], p. 28. 43 Las representacion~s posibles o probables de las que Carnéades habla, no deben ser confundidas con la noción contemporánea de probabilidad. V., [43], pp. 111~3.
18 Cap. 1 La il'westigaci6n en las. tradiciones escéptID:l 'J epicúrea
cómo son las representaciones plausibles según la Nueva Academia, es ofrecido por
Sexto Empírico:
Supóngase que hay una cuerda enronada de cierto modo en un cuarto obscuro. Cuando alguien entra apresuradamente, recibe una apariencia meramente plausible de ésta como una ví'1:x)ra. Pero, a alguien que ha visto cuidadosamente e inspeccionado sus características (esto es, que no se mueve, que tiene cierto color y demás), le aparece corno una cuerda, en virtud de su apariencia, que es plausible e inspeccionada.+f
Los dos tipos de experiencia que Sexto ha descrito arrojan luz sobre las tesis de
Carnéades; en primer lugar, el asentimiento ante los datos sensoriales sin la
pretensión de certeza: la expresión "parece una víbora", no implica que el
asentimiento de este tipo asuma que la apariencia sea verdadera o falsa. La
alternativa de Caméades está fundada en la revaloración de las impresiones, él
afinna que los sentidos nos dan información que nos es útil en nuestra vida diaria,
por ello, debemos asentir ante los datos que nos parezcan convincentes (aunque este
asentimiento es menos ambicioso que el del estoico). Por otro lado, la acumulación
de datos sensoriales puede hacer cambiar la opinión que se tenga de la apariencia,
pero no se sostiene que, por ello, haya un cambio con respecto a la verdad o falsedad
de ésta. Así, Carnéades, relaciona la opinión plausible (probable), con la
representación sensorial, de ahí que Cicerón sostenga que:
Caméades realizó un trabajo de Hércules porque extrajo de nuestras almas, como a una bestia fiera y salvaje, el asentimiento, esto es, la opinión y la temeridad; sin embargo [ ... ], ¿qué estorbará la acción del que sigue las representaciones probables cuando ninguna cosa las estorba?45
Además, según Carnéades, esta opinión plausible es la alternativa a la epoxé
impracticable de Arcesilao; al aceptar lo plausible, se deja lugar para la actuación en
la vida diaria, sin comprometerse con alguna verdad.46 Lo anterior implica también,
"HP60 . ., Academica, 11lOS. "ej., ibid., 1l104.
Cap. 1 L:t mtlesngacron en las tradicwnes escéptica y epicúrea 19
que la discusión filosófica tiene como objetivo, no el oponer ~na tesis contraria a la
tesis que queremos destruir, para lograr la epoxé: con Carnéades, la discusión
filosófica se convierte en retórica, en tanto que tiene .como objetivo el persuadir a los
demás. Tenemos pues, en este pensador, elementos de la tesis probabilista que
Cicerón mismo defiende~47
Por tanto, la propuesta del escepticismo académico parte del reconocimiento de
las dificultades para obtener la verdad de cualquier hipótesis; sin embargo, por medio
de un proceso que, antes que demostrativo es ,retórico (ratio argumentandi) y que
, consiste en dar razones tanto a favor o en contra del asunto~ en cuestión, es posible
encontrar opiniones probables. En la Academica ciceroniana, leemos:·
Todo conocimiento está obstruido por much~s dificultades y, es talla oscuridad en las cosas mismas y la debilidad en nuestros juicios que, no sin causa, los más antiguos y doctos desconfiaron de poder encontrar lo que deseaban; sin embargo, ni desmayaron aquéllos, ni abandonare-mos nosotros porque estemos fatigados, la dedicación a investigarj y nuestras discusiones no hacen otra cosa que, hablando en pro y en contra [in utramque partem. dicendo], hacer brotar y, por así decir, extraer algo que, o sea la verdad o se aproxime a ella lo más cerca posible.48
Los representantes de la Academia, afirma Cicerón, "sostienen, que alguna cosa es
probable y, en cierto modo, verosímil, y que ellos usan de esta regla tanto en la
conducta de la vida como en la investigación y en la disertación"." El énfasis en la , . dimensión pragmática· de la opinión probable, es la aportación del escepticismo
académico de Carnéades y Cicerón a la imposibilidad de lograr el conocimiento. La
suspensión del juicio en todos los ámbitos de la investigación, conduce a la
imposibilidad de actuar en la vida diaria; la alternativa de Carnéades y Cicerón, ,
consiste en negar que las cosas sean aprehensibles y que éstas puedan percibirse, en
el sentido' estoico; sin embargo, a.."rI1bos asienten a.."lte lás opiniones, que son llipotéticas
"Cf., De in_, 1 46-9. " Aoademica II 7. " ¡bid., II 32.
20
y pueden, a través del recurso del utramque partem, volverse probables (creíbles).
Notemos que, para Jograr que una opinión sea probable, el método a seguir es
retórico, no deductivo. Así, la investigación filosófica, por vía de 10 probable, abre
paso a 10 útil en la vida. 50
L2.2 El pirronism.o
El pirronismo" debe su nombre a Pirrón de EHs (c. 360-275 a.C.), quien no dejó
ningún escrito; Pirrón llegó a ser conocido en el Renacimiento por la biografía que
de él hace Diógenes Laercio en el libro IX de su Vida de los filósofos eminentes, por
alusiones de Cicerón en su Academia y (aunque no son las tesis originales de Pirrón)
por la exposición del escepticismo pirrónico de las HiPótesis Pirrónicas (escrito
alrededor de 200 d.C.) de Sexto Empírico.
Al parecer, Pirrón realiza viajes a la India, acompañando a Alejandro Magno; allí
entra en contacto con ascetas que, tal vez, influyeron en su pensamiento; un alumno
de Pirrón, Timón (c. 320-230 a.C.),
Dice que cualquiera que siga una vida feliz, debe tener en cuenta las tres cosas siguientes: primero, 10 que las cosas parecen, por naturaleza; segundo, cuál debe ser nuestra actitud con respecto a ellas, finalmente, qué resultará para quienes tomen esta actitud. Luego, dice que Pirr6n muestra que los objetos son, del mismo modo, indiferentes e inescrutables, porque ni nuestros juicios o sentidos son verdaderos o falsos; por esta razón no deberíamos confiar en ellos, sino que, sin juzgar, sin inclinación y con tranquilidad, deberíamos decir de cada cosa que "algo es", no es más que "algo no es", o ambos: "algo es y no es", o que "algo ni
50 Notemos. también, que la noción de utilidad en [as tesis probabilistas ha desplazado la "tranquilidad del alma", como el fin último de la fi10sofia. El siguiente párrafo de las T usculanas V S, es representativo de esta postura:
Toda corrección de 1 •.. 1 los viCIOS y pecados nuesrros, ha de pedirse a la filosofía. Habiéndonos impulsado a su seno, desde los primeros tiempos de edad, nuestra voluntad y afición, en ese mism; puerto de donde habíamos salido, a causa de estos gravísimos azares nos refugiamos agitados por una magna tempestad. ¡Oh filosofía, guiadora de la vida, oh indagadora de la \<irtud, oh expulsora de los vicios! No sólo nosotros, sino en general la vida de los hombres ¿qué hubiera podido ser sin ti!
Más adelante, veremos en qué sentido esta propuesta se encuentra en los proyectos carteSlano y gassendiano de la filosofía natural. "V., [90].
es, ni no es". Y Timón dice que, para aquellos que tomen esta actitud, el resultado será, primero, la no~aserción, luego, la tranquilidad:51
21
Si el escepticismo académico en la versión de Arcesilao, sostiene que el fin de la
filosofía es la epoxé y, en Caméades y Cicerón, el objetivo es recobrar la dimensión
pragmática de las opiniones, en el pirronismo, el fin de la investigación filosófica es la
tranquilidad del alma (ataraxia).53 La calma, la indiferencia y la tranquilidad parecen
ser las aditudes que Pirrón muestra en todas las actividades que realiza. Así, es
Diógenes quien relata la siguiente anécdota:
Mientras los demás pasajeros de un barco se encontraban desesperados por una tonnenta, [Pirrón] sostuvO la calma y la confianza y, señalando a un lechón que, venía en el barco y continu?ba comiendo, les dijo que tal era el estado imperturbable en que todo hombre sabio debía mantenerse.54
Diógenes Laercio apunta que Pirrón no fue el fundador del escepticismo; se llama,
dice, "pirrónicos~, a quienes siguen las "actividades y maneras de vida de Pirrón".55
Diógenes, a continuación, lista una serie de pensadores a ~ quienes se les puede
atribuir haber fundado el escepticismo, éstos son: Homero, Eurípides, Demócrito y
Platón, entre otros,56 y sostiene, además, que
Los escépticos se ocuparon constantemente de refutar las creencias de todas las esc~-~las, sin sostener ellos ninguna y, a pesar de que ellos incluso podían presentar y exponer las creencias de otros, enos no asentaban' nada definitivame~te, ni siquiera el no ... asentimiento de nada.57
"V., [1], p. 11. HP X. ef., [43], pp. 59.60. 53 La atarana, objetivo del escéptico según Sexto Empírico, consiste en liberarse de las perturbaciones que conlleva el pensar que lo bueno o lo malo existen pe¡- se. De acuerdo a Sexto Empírico, el escéptico alcanza la ataraxia al darse cuenta de que ningún dogma acerca de lo bueno o lo malo puede establecerse con seguridad:
Quienes sostienen que hay cosas buenas o malas~por naturaleza viven en perpetuo conflicto: cuando carecen de las cosas que toman por buenas, se sienten afligidos por males naturales y buscan lo que les parece bueno; y cuando han adq uiooo esto último, tienen todavía más problema~ pues ellos se \. entusiasman más allá de la razón y d,e la mesura, es así que, experimentando un miedo al fambio, hacen lo qu.e sea con tal de no perder lo que consideran que es bueno. Empero, quienes no sostienen algún dogma sobre lo que és bueno o malo por naturaleza, no evitan ni persiguen nada con intensidad, entonces [Viven1 con tranquilidad. [En HP 27~8].
" DLIX68. 55 DLIX 70. ,. !bid .• IX 7 J.7 3. "!bid .• IX 74.
22 Cap. I La investigación en las tradician.es escéprica., ep¡cirea
En la exposición de Diógenes Laercio, el escepticismo está presente ya en diversas
corrientes filosóficas de_ la ~t:igüedad; no es de extrañarse tampoco la mención de
Platón, recordemos aquí las posturas de Sócrates en los Diálogos. Todos ellos, según
Diógenes Laercio, tienen en común la discusión, tanto en pro como en contra de las
creencias; habiendo encontrado dificultades en ambas, el escéptico no favorece
ninguna.
Después de la muerte de Pirrón y sus seguidores inmediatos, el escepticismo se
encuentra defendido por la Academia; como hemos visto, ésta derivó al probabilismo
ciceroniano que, en gran parte, se desarrolla como una propuesta alternativa al
escepticismo antiguo. Sin embargo, alrededor de la mitad del primer siglo d.C.,
Enésimo trató de revivir, más allá de la Academia, las propuestas originales de
Pirrón. Ninguno de sus escritos sobrevive y algunos de los mencionados por distintos
autores son los Discursos pirrónicos, los Elementos, Contra la sabiduría y Los pirrónicos;
de esta última obra, Diógenes Laercio refiere:
El principio pirrónico, dice Enésimo, en la Introducción, consiste en el registro de fenómenos y de cualquier clase de juicios; en este registro, todas las cosas se comparan unas con otras y, al compararlas, se descubre que presentan muchas anomalías y confusiones.55
De manera similar al escepticismo académico, el pirrónico Enésimo compara las
tesis a favor de un tema, luego, argumenta en su contraj pero, a diferencia del
probabilismo, "[los pirrónicos] muestran, con base en lo que es contrario a lo que
induce a creer, que las probabilidades (pithanon) en ambos lados, son iguales"."
Enésimo sabe que los académicos asentían ante cierto tipo de opiniones, de ahí que,
"IbuL, IX 78·9. 59 Ibid., IX 79. El énfasis es mío.
Cap. 1 La II1t1t'SUgao6n ~ UJs tradiciones escéptica y epicúrea 23
para él, la polémica de éstos con los estoicos sea "una guerra entre estoicos contra
estoicos".60
En un catálogo bizantino del siglo nueve, la Bibliotheca, de Fotio, se describen las
críticas a los académicos que formula Enésimo en sus Discursos pirrónicos:
(1) En eÍ primer libro, distingue a los Pirrónicos de los académicos, casi en las mismas palabras siguientes: [Enésimo] dice que los académicos son dogmáticos, pues asientan algunas cosas con seguridad e inequívocamente, mientras que los pirrónicos son aporéticos y libres de todos los dogmas. (2) Ninguno de ellos ha. dicho que todas "las cosas son aprehensibles o que éstas son no~aprehensibles, sino que no son más de este tipo que del otro [ ... 1 (3) Ellos tampoco dicen que todas las cosas en general o alguna::; cosas son accesibles a nosotros o no~ accesibles [ ... 1 (4) Tampoco dicén que hay verdad o falsedad, lo convincente o lo no~convincente,61 lo existente o lo no~existente [ ... ] (5) Los pirrónicos no determinan absolutamente nada, ni aun la afirmación de que nada puede ser determinado.62
En Enésimo encontramos el intento de volver a las tesis pirrónicas originales; las
m:scu:siones a favor de la probabilidad de las opiniones, sostenidas en la Academia
son, para él, 'formas de asentimiento. El pirronismo auténtico no sostiene ningún tipo
de asentimiento con respecto a las percepciones, ni a las aprehensiones estoicas, ni a
~ las opiniones probables de la Academia. Más aún, no asiente ante su misma
proclama de que todo asentimiento es imposible.
Es/ Sexto Empírico, en sus Hipótesis Pirrónicas, quien provee una descripción
organizada de las diferentes tesis escépticas. Veamos. Sexto inicia su exposición
estableciendo tres posibles resultados en la investigación cientifica:
Cuando alguien investiga cualquier asunto, los resultados probables son: un descubrimiento o la negación de un descubrimientoj o también, la negación del descubrimiento y' la confesión de la inaprensibilidadj 0, finalmente, la continuación de la investigación. Esto, sin duda, es la razón de que también en las investigaciones filosóficas algunos han afirmado que han descubierto la
"'V., [43],pp.120y". 61 Alusión a las opiniones probables de la Academia. 62 Citado en ibid., pp. 121~2.
24 Cap. 1 La Znvestzgaoón en las tradiciones escéptica y epicúrea
verdad, otros han afinnado que no puede ser descubierta y otros continúan investigando.63
La teoría escéptica, dice Sexto, es una "actividad de investigación y averiguación
[sképtesthai]".64 Y, en lo que respecta a las tres posiciones anteriores, el indagador
pirrónico suspende el juicio sobre el objeto de su investigación. También el
escepticismo es caracterizado como una teoría "aporética'\ "tanto por el hecho
(como algunos dicen) de que trata de descifrar e investigar todo, como porque no
está dispuesta a negar o afinnar".65
De esta manera, la definición principal del escepticismo, según Sexto Empírico es
que esta teoría consiste en
Una habilidad para establecer nuestras oposiciones hacia las cosas que aparecen y cosas que son pensadas en alguna fonna, una habilidad por la cual, debido a la equipolencia66 de los objetos y las teorías opuestas, llegamos primero a la suspensión del juicio y, después, a la tranquilidad [ataraxia] .67
El escepticismo pirrónico no pretende encontrar certezas en ninguna ciencia6S (tal
pretensión es propia de las teorías dogmáticas) sino, por el contrario,
Nos aproximamos a la ciencia natural con el fin de estar dispuestos a oponer, a toda teoría, una teoría igual,69 [ ... ] Éste es también el espíritu con el que nosotros nos aproximamos a las partes lógicas y éticas de lo que llaman filosofía. lO
63 HP r 1~3. 64HPI7. 65HPI7. ó6 En HP [ 10, Sexto aclara que "por 'equipolencia' entendemos igualdad con respecto a ser convincente o no convincente: ninguna de las teonas en conflicto tiene preferencia sobre otra". 67 En HP 1 8. Propiamente, la ataraxia es el estadio en el cual el alma no padece ningún problema. V., HP n. 17, p. 5; e ibU!., 125.32. 6S eJ, la caracterización de Hankinson sobre el escepticismo:
En su sentido original, un skepukos es simplemente una persona que observa o examina [ ... ] Sexto, en su HP, insiste en afumar que el escéptico, no menos que los miembros de las escuelas dogmáticas, es un buScador de algo. lo que los divide son sus actitudes, expectativas y reacciones acerca de la
'búsqueda [ ... ] los dogmáticos piensan que ellos han encontrado lo que buscaban y, por tanto, abandonan la búsqueda; mientras, por otra parte, los académicos concluyen que no puede ser encontrado nada; los escépticos solamente continúan buscando. {HP 1, 1~3); {43], p.D.
69 Es decir, una teoría que pretende explicar los mismos fenómenos, pero con principios o descripciones opuestas. V., HP 112; ibid., 1202·5. 7°HPI18.
"
Cap. 1 La investigaa6n en las tradiciones escéptICa 'J epicúrea 25
Como Enésimo, Sexto Empírico pretende recuperar las nociones originales del
escepticismo pirrónico, descartando 10 probable, que nos sirve para conducimos en
la vida diaria, según Cicerón. Sexto defiende la noción de "tranquilidad del alma"
(que también, como se verá, es el objetivo de la filosofia epicúrea). Notemos, sin
embargo, que un procedimiento común en ambas corrientes del escepticismo,
consiste en la capacidad de argumentar en pro y en contra de las teorías.
L2.2.1 El papel de la apariencia71 y la irresolubilidad de las hipótesis
Si el escepticismo consiste princip.almente en la habilidad de anteponer ante una
teoría, otra teoría opuesta igualmente explicativa, con el fin de lograr la tranquilidad,
"no invalidamos nada que nos conduzca., voluntariamente o no, a asentir de acuerdo
con, la apariencia pasiva ---":""y estas cosas constituyen precisamente 10 que es
aparente".n Sin embargo, el objetivo de la investigación no es la apariencia simple,
"sino lo que se dice acerca de lo que es aparente -y esto es diferente de investigar lo que
es aparente en sí 'mismo".73 Los argumentos escépticos én contra de las apariencias,
dice Sexto, tienen como objetivo mostrar la imprudencia de los dogmáticos, esto es,
la imprudencia de quienes mantienen su confianza en que cierto tipo de
razonamiento garantizará la obtención de proposiciones verdaderas:
y si proponemos argumentos directamente contra lo que es aparente, no es porque pretendamos rechazar lo que es aparente,t" sino para exhibir la imprudencia de los dqgmáticosj pues, si el razonamiento es tan engañador que elimina todo lo que es aparente ante nuestros propios ojos, ¿debemos, con
71 Los escépticos utilizan -"x es F", pero esto tiene que ser entendido como "x parece P; así, "es esencial notar que aquí, como en oqos casos, empleamos la expresi6n 'ei en lugar de 'parece' " (HP 1135), de tal manera que, cuando el escéptico habla de física, no lo hace para ofrecer alguna teoría, sino para examinar 18:s teoñas de los otros; (HP 1 12). nHPI [9. 13Idem. 7+ ef., HP 1 19-20, donde leemos:
Cuando-dudamos si el obJeto es tal como aparece, aceptamos que es tal como aparece, nosotros no dudamos sobre la apariencia, sino sobre lo qué se dice sobre la apariencia [ ... ] por ejemplo, la miel nos parece dulce. Aceptamos esto, pues estamos perceprualmente "endulzados". Pero dudamos si es dulce con relaci6n a su definici6n (logos) j no es la apariencia, pero algo dicho acerca de la apariencia. -
26
seguridad, seguirlo y continuar confiando en él en los asuntos obscuros para evitar ser imprudentes?75
El razonamiento no es, de esta manera, una base firme sobre la cual establecer el
principio de conocimiento; en este sentido, el escéptico, al descubrir que es posible
mostrar razones tanto para aceptar una teoría como para su teoría contraria, sin
abandonar su indagación, suspende el juicio y continúa investigando;
Usamos [la expresión] "yo suspendo el juicio" por "yo no puedo decir cuál de las cosas propuestas deberla encontrar convincente y cuál no debería encontrar convincente", aclarando que los objetos nos aparecen igualmente convincentes o no convincentes. Si acaso son iguales, no lo afirmamos: decimos lo que nos aparece acerca de enos, cuando éstos provocan alguna impresión en nosotros. La suspensión del juicio [epoxéJ, tiene su nombre del hecho de que el intelecto es suspendido, en tanto que no acepta ni rechaza algo, debido a la equipolencia de los asuntos que se investigan.?6
Entonces, el escéptico no pone en duda las distintas maneras en que los objetos
nos aparecen, sino el intento (propio de la ciencia) de ir más allá de tales
apariencias:
Decimos que el escéptico no dogmatiza, no en ese sentido general de "dogma" por el cual la gente dice que algo le parece correcto [ ... ] sino decimos que él no dogmatiza en el sentido de aquellos que dicen que un dogma es aceptar los objetos de la investigación científica que no son evidentes. El pirrónico no acepta nada de 10 que no es evidente.??
De lo anterior, sabemos que el dogmático püede tratar de distinguir cuáles son las
apariencias verdaderas (o puede rechazar que alguna apariencia lo sea), el escéptico
suspende el juicio al respecto y critica la suposición de cosas ocultas en la naturaleza.
Lo que se critica, entonces, es lo que se dice con respecto a las apariencias:
[ ... ] pero si nadie puede decidir entre las apariencias, tanto con o sin pruebas, la conclusión es la suspensión del juicio: sin duda estamos dispuestos a decir que, cada cosa, parece ser de alguna manera en cierta posición o desde esta
75 HP 120. 16 HP I 196. TIHPI13.
cap, 1 La investlgaci6n en las tradiciones escéptica "j epicúrea
perspectiva O en este lugar, pero no estamos dispuestos [ ... ] a afinnar lo que [las cosas son] en su naturaleza.78
27
Hankinson~aclara que "el objetivo real de Sexto son las creencias en algún sentido
teóricas; lo que es objeto de duda es la explicación correcta para las cosas que tienen
su vestimenta fenoménica [ ... ) de hecho, un dogma es caracterizado como 'una
afirmación de algo no evidente' ".79 De este modo, el escepticismo no 'niega ni afirma
la posibilidad del conocimiento, esto es, su conclusión no consiste en negar que cierto
tipo de proposiciones sean verdaderas o falsas sino, simplemente, no adopta WUl tesis a favor ~
~ o en contra, esto es, suspende el juicio. Lo anterior conduce al escéptico a la postura de
la irresolubilidad de las hipótesis:
Alguien que desee -otorgar preferencia a alguna' de las apariencias sobre otras, estará intentando lo imposible. Si hace su aserción simplemente y sin pruebas, él no será convincente. Peto, si quiere usar una prueba, entonces¡ si dice que la prueba es falsa, él se estará contradiciendo; si dice que la prueba es yerdadera, tendrá que dar una prueba de su verdad y, a su vez, otra prueba de aquélla (pues también tiene que ser verdadera) y así ad infinitum. Pero es imposible establecer
'pruebas infinitamente. De ahí que él no estuviere dispuesto a preferir una apariencia a c:>tra por medio de pruebas. 80
Los dogmáticos, según Sexto, se enfrentan al problema de probar su asentinúento
ante las apariencias (o ante las cosas no-evidentes); esta prueba, en sentido estricto,
es imposible de alcanzar, pues él tendrá que orrecer una prueba de su verdad; ésta a
su vez,~ implica una serie sucesiva de pruebas que se extiende ad infinitum. El
dogmático jamás podrá detener la cadena sucesiva de pruebas que le lIeven a
demostrar la verdad de s~ primera proposición. ASÍ, para el escéptico pirrónico, el
conocimiento de las cosas no evidentes y el asentinúento ante cualquier tipo de
apariencias, es una empresa imposible.
18 HP I 123: " [43]. p. 25. Cf HP 1 16~ "'HPII21-123.
28 Cap. I La investigación en las eradiciones escéptica 'J epu;úrea
Finalmente, enunciaremos los distintos tipos de posiciones teóricas que
Hankinson81 establece en relación con el escepticismo; las primeras tres se refieren a
las distintas propuestas ontológicas, y son:
1. Dogmatismo Ontológico Positivo: 'algunas afirmaciones de tipo T, son verdaderas'
2. Dogmatismo Ontológico Negativo: 'ninguna afirmación de tipo T es verdadera'
3. Escepticismo Ontológico Genuino: no se compromete con 1 02.
J unto con estas tres posiciones ontológicas, tenemos también la distinción de tres
posiciones epistemológicas, que serán de suma importancia para los capítulos
siguientes:
4. Dogmatismo Epistemológico Positivo: 'algunas afirmaciones de tipo T son cognoscibles'
5. Dogmatismo Epistemológico Negativo: 'ninguna afirmación tipo T son cognoscibles'
6. Escepticismo Epistemológico Genuino: no se compromete con 4 o 5.
De las seis posiciones anteriores, se obtienen las siguientes relaciones lógicas.
1 Y 2 son contradictorios; 4 y 5 son contradictorios; 3 es incompatible con 1 y 2; 6 es incompatible con 4 y 5.
Si la tradición pirrónica propone la suspensión del juicio como respuesta a la
irresolubilidad entre hipótesis, las propuestas del escepticismo moderado o
escepticismo académico, plantean una posibilidad distinta, a saber, cieno tipo sie
probabilismo." La tesis probabilista, entonces, es la diferencia fundamental entre el
escepticismo ciceroniano y el pirrónico; al respecto, L. J arrune indica:
La pnncipal diferencia entre el escepticismo académico [ ... J y el escepticismo pirrónico [000] consiste, bajo la perspectiva de Sexto, en la finalidad a la cual sirve. Para los pirrónicos, la crítica metóchca y la confrontación entre las hipótesis principales de las escuelas estoicas, peripatéticas y eptcúreas, es un fin en sí mismo [ ... ] Mientras que, para el escéptico académico, tal crítica es usada
" [431, p. 318, n. 6. 52 V., [75j, p. xiv.
Cap. 1 La ¡nvesllgaeWn en las tTadiaones escéptica y epicúTf~a
para arbitrar entre niveles de probabilidad de sistemas opuestos y, con dIo, es posible una subsecuente clasificación, que constituye la base para tomar decisiones específicas sobre la conducta.s3
29
A partir de lo anterior, se ¡>uede entender que el pirrónico verá al académico, no
como un auténtico escéptico, sino, más bien, como una variante más del
dogmatismo.
A continuacióq, revisaremo~ algunas propuestas de otra tradición de suma
importancia en la filosofia natural de la Época Moderna: la. tradición epicúrea.
Vere~os, después, en qué medida 1::1S tesis de los escepticismos académico y
pirrónico, se contraponen a las tesis~ sensualistas, por decirlo asír de la 'metodología
epicúrea de la inv~stigación.
13 El epicureísmo
Una de las teorías acerca de la naturaleza, de mayor influencia en la conformación de
la Nueva Ciencia en la Época Moderna es, indudablemente, el atomismo. Las fuentes
que pusieron en circulación las tesis atomistas en el mundo intelectual europeo del
Renacimiento son, el libro décimo de Vida de los filósofos, de Diógenes Laercio, en
donde se cita al mismo Epicuro (341-270 a.c.) y el De rerum natura de Lucrecio.
Mostraremos, en el Capítulo nI' que, en el atomismo, Gassendi encuentra la teoría
alternativa a la física y a la scientia escolástica. Veamos pues, cuáles son los
antecedentes y algunas nociones básicas del epicureísmo.
Como el escepticismo pirrónico, la filosofia de Epicuro pretende lograr la
tranquilidad del alma; el epicureísmo afirma que la ataraxia se logra a través de su
liberación de los temores hacia la muerte y a los dioses." Epicuro adopta las ideas del
atomismo antiguo, formulado por Leucipo y Demócrito (460-360 a.c.), con la
"En 1461, p. 260. '" ef·, [41, pp. 12·4; [471. pp. 22.3.
30 Cap. 1 La m'lleStiga.c6n en las tTadiciooes escéptica)' epichea
convicción de que "sólo una explicación mecánica de Jas causas de la naturaleza
puede curar definitivamente a los hombres de la superstición y procurarles la paz".S5
Revisemos brevemente algunas opiniones de los atomistas antiguos.86
Leucipo, según la exposición de Diógenes Laercio, consideró que "la suma de las
cosas es ilimitada [y que] el Todo incluye lo vacío y lo lleno"." Es el primer pensador
que sostiene que los átomos son los primeros principios de la naturaleza y que éstos
se mueven en un espacio vacío infinito. para formar mundos.ss Sobre él escribe
Teofrasto en sus Opiniones:
leucipo [ ... ] se asoció con Pannénides en filosofía, sin embargo, en su explicación de las cosas, no siguió el mismo camino que Parménides y Jenófanes; al parecer, optó por la vía contraria. Ellos hacen del Todo uno, inmóvil y finito, negándonos además, la posibilidad de investigar lo que no es. [Leucipo, en cambio] propuso elementos innumerables y en continuo movimiento, es decir, los átomos. Él afirmó que sus formas eran infinitas, pues no había raZÓn alguna de que fueran de alguna [forma] antes que de otra y, porque observó que había un incesante cambio en las cosas. Más aún, SOStuvo que lo que es, no es más real que lo que no es y que ambos son causas de las cosas que llegan a ser. Debido a que la substancia de los átomos era compacta y plena, los llamó lo que es, éstos se mueven en el vado, al que llamó lo que no es; de este último, empero, dijo que era tan real como lo que es.59
El pasaje anterior evidencia algunas características distintivas del corpuscularismo
antiguo, el problema de Leucipo parece ser: ¿cómo dar cuenta de la variedad de
fenómenos que se observan en el mundo, dado que Parménides ha caracterizado al
Ser como inmóvil? Leucipo y Demócrito aceptan las características parmenídeas del
ser, sin embargo, éstas les son atribuidas a un número infinito de sustancias; cada una
"[4), p.15. &6 Es necesario señalar que la mayoría de los estudiosos de la filosofía presocrática como Bumet y Barnes, coinciden en que, debido a la falta de fuentes originales, no es posible distinguir claramente las teorías de Leucipo de las de Dem6crito. 87 OLIX 30. &': q., DL IX 31~2. En la FiSz.ca, Aristóteles rechaza la existencia del vacío infinito, junto con la posibilidad del movimiento en éste pues, en tanto que el vacío implica un lu.,aar indiferenciado, los cuerpos no tendrían algún lugar hacia el cual moverse. V., [31, FisIca, N 7.213b~8.215·.
89 En [17}, p. 333.l.as cursivas son de Bumet.
/
Cap. 1 La irwestigaa6n en Uts f.'radiciones escéptica '1 epicúrea 31
de ellas es sólida e inmutable. Por otra parte, modifican completamente el dictum
eleático que niega la existencia del no-ser del siguiente modo: el no-ser existe, no
como un cuerpo, sino como' una ~agnitud vacía e infinita, de no existir ésta, los
elementos últimos no tendrían dónde moverse.'"
Demócrito,' por su parte, conqce a Leucipo y a Anaxágoras y estudia las doctrinas
pitagóricas, de las cuales parece haber tomado algunas de sus propuestas más
importantes.9l Su doctrina afirma también que el universo está formado por átomos
(infinitos en número) y el espacio vacío infinito, en donde éstos forman infinitos
mundos.92 Acepta el principio de que nada puede formarse a partir de lo que no
existe y, además, todo lo que existe no puede pasar a la no .. existencia.93 De este
pensador, nos dice Aristóteles:
Dem6crito cree que la naturaleza de lo que es eterno está constituida por pequeñas sustancias infinitas en número; y a estas añade algo más: el espacio, infinito en magnitud. Llama al espacio con nombres como "el vacío", "la ,nada", "lo ilimitadO"; y a cada una de las sustancias las llama "cosas", "sólido" y "ser", Cree que las sustancias son tan pequeñas que escapan a nuestra percepción, que tienen toda clase de formas y figuras y son diferentes en magnitud. Afirma que de estas sustancias, a' las que toma como elementos, se generan y combinan las masas visibles y perceptibles.94
Leucipo y Demócrito, con la teoría atomista,95 pretenden dar respuesta a los
problemas y las paradojas que resultan de la noción eleática del ser: al tratar de
"ej., [3], De gene",uone" conuptume, 324' 35-325' 3I. "Cf., DL IX 34-8. " !buL. IX 44. 93 ldem.. 9i Citado en f6J, p. 406. 95 Sobre la aceptación de una magnirud mínima, Aristóteles dice en el De aelo, 271b 9~11:
Admite [ ... ] la existencia de una magnitud rrdnima y hallarás que, el "mínimo que has propuesto echa.--á abajo las más grandes verdades de las matemáticas.
, Las" matemáticas muestran que todas las magnitudes son infinitamente divisibles, en la Ffsica VD. 231!! 23~28, el Estagirita utiliza la línea,'corno ejemplo de la imposibilidad de una magnitud míl;üma:
Nada que sea continuo puede estar compuesto de indivisibles; por ejemplo, una línea no puede estar compuesta de puntos, siendo ésta continua y, el punto, indivisible. Pues, los extremos de dos puntos no pueden ser uno (debido a que, un indivisible no puede tener algún extremo como parte distinta de
32
responder las propuestas de Parménides, así como a las paradojas de Zenón de Elea,
"los atomistas proclaman que, tanto el ser como el no~ser existen".96 El ser (en este
caso, los átomos y todos los cuerpos y mundos que forman) es eterno, mientras que
el no-ser (el espacio vacío), es infinito. Sólo postulando estos dos principios y
caracterizándolos como los únicos principios del universo, se puede dar cuenta del
cambio en los distintos fenómenos que se observan en la naturaleza: "de esta manera,
los atomistas concilian los hechos de la experiencia con la inmutabilidad del ser" 97
Veamos ahora, la versión epicúrea del atomismo.
En la "Carta a Heradoto", Epicuro establece que "la totalidad del ser consiste en
cuerpos y espacio [vacío]", y que "nada llega a existir a partir de lo no~existente",9S
esto es, niega que la generación ex nihilo sea posible. Según Epicuro, sí aceptamos
estos dos principios (nada puede provenir de lo que no es y nada pasa al no-ser),
afirmaremos que los cuerpos no pudieron ser generados a partir de nada y, por otra
alguna otra), ni estar juntos (pues lo que no tiene partes no puede tener algún extremo, siendo distintos la cosa y el extremo de ésta).
Sobre la propuesta aristotélica, José Antonio Robles señala en [79], p. 174: En el caso de Aristóteles. su apego al teo:effia geométrico de que es posible, dada cualquier magnitud, siempre hacer una diVlSión más y obtener, siempre, una nueva magnuud menor, lo orilló a mantener que nunca se podría llegar al final del proceso pues, de ser esto así, y SI llegásemos al final de la división de una magnirud finaa, tendríamos, o bien i) un número rnfi.nzto de elementos últimos, con alguna dimensión positiva o bien ir) nada en absdur.o.
Más adelante veremos la respuesta de Epicuro a los ataques del Estagirita. % [41. p.19. 97Ibid.., p. 20. En el De generat:one ... , 32Y 24-26, Aristóteles nos dice:
Leucipo [o .. j pensó que tenía una teoría que annonizaba con la percepción sensorial y que no aboliría la generación ni la destrucción, tampoco el movimiento ni la multiplicidad de las cosas.
9S DL X 38·9. Si no fuera de este modo, afirma Epicuro, cualquier cosa provendría de cualquier cosa, "sin neceSldad de sus semillas propias". Sharples. en [91j, p. 35, realiza aquí una distinción, que "Epicuro y LucreclO no hacen explícita", ésta 'se refiere a que "Una cosa es decir que (A) nada puede provenir de la nada, en el sentido de que cualquier cosa proviene de algo que lo precede; y otra cosa es sostener que (B) que sólo ciertas cosas pueden provenir de ciertas cosas" o En el atomismo, ambas teorías son aceptadas:
Desde la perspectiva atomista, entonces, la distinción entre (A) y (B) es irreal; un fruto de un tipo particular, no solamente debe provenir de alguna materia, pues necesita provenir de alguna clase particular de átomos y cada átomo es, de manera inherente, materia de alguna clase. IIdem. Las cursivas son de Sharples.]
Cap. 1 La investigación en las tra.:.hciones escéptu:.'l y epicúrea 33
parte, que los cuerpos al destruirse, quedarán red~cidos a sus elementos últimos, que
son sólidos e indestructibles (de lo contrario, lo existente habría ya pasado al no-ser):
De [todos] los cuerpos, algunos son c:ompuestos, otros, los elementos con los que éstos se fonnan. Estos elementos son indivisibles (átoma) e inmutables y son necesariamente de este modoj si no es así, todas las cosas serían qestruidas y pasarían a la no~existencia; [los átomos] deben ser lo suficientemente fuertes para resistir cuando los cuerpos compuestos se rompen, pues ellos poseen una naturaleza sólida y no se les puede destruir de ninguna manera, ni en ninguna parte. Se sigue que, los primeros principios deben ser entidades indivisibles y
corpóreas.99
Así, de acuerdo al principio de que lo que es no puede pasar al no-ser, nuestro
autor propone la existencia de estos elementos primeros, que son indestructibles.
E¡)icuro afirma que el número de estos elementos, junto con la extensión del vacío,
es infinito,Ioo de tal manera que éstos, que varían indefinidamente en sus formas101
están, en esta extensión infinita y vacía, en ¡¡continuo movimiento a travé¿ de la
eternidad",102 chocando entre sí, agrupándose y separándose: "todo esto no tuvo
principio, pues tanto los átomos como el vacío son eternos" .103 Los átomos viajan a
grandes velocidades a lo largo del vacío, formando un infinito número de mundos,
tanto similares como distintos al nuestro. 104
Más adelante, Epicuro precisa que las cualidades de los átomos no son las mismas
que las que se observan en los cuerpos de tamaño medio, excepto la masa, el peso y
la figura; además las cualidades de los átomos siempre están presentes en ellos:
Cuando los cuerpos compuestos se destruyen, es necesario que haya algo que permanezca sólido e indestructible que haga posible el cambio: no son cambios desde o hacia lo no--existente, sino, a menudo son l cambios] en las diferencias del arreglo y~ otras veces en la adición o substracción de átomos. 100,
99 DLX41, cf., !ind, X54. '00 Gf., <bid., X 42-11)1 DL X 42~3. ,m /bid., X 43. "" /bul., X 44. '" /bid., X 45. lOO Ibul., X 55.
34 Cap. 1 La mvestig-aci6n en las tradiciones escéptica), ep¡cúrea
La permanencia de los átomos en la destrucción de los objetos compuestos e~
apoyada por el argumento de Epicuro, que ha tomado de Demócrito,IM sobre 1<:
imposibilidad de la división innnita de las partes de un cuerpo; lo contrario implicari,
llevar a los primeros elementos al no-ser:
No debes considerar que hay partes ilimitadas en número, cada vez más pequeñas, en cualquier cuerpo finito. Por tanto, [ ... ] debemos rechazar como imposible, la subdivisión ad irifinitum en partículas más y más pequeñas para no hacer todas las cosas tan débiles que [ ... ] seamos llevados a pulverizar las cosas que existen, i.e. los átomos, y destruirlos.1
07
Por otra parte, si se concede que la subdivisión de los cuerpos es infinita, surge e"
problema de explicar cómo tal infinito de partes puede conformar algún cuerpc
finito:
Porque, una vez que hemos dicho que un infinito número de partículas, de la pequeñez que sea,-está contenida en algo [finito], no es posible concebir cómo esto puede llegar a ser limitado o de tamaño finito. Porque, claramente, nuestro infinito número de partícu1as debe poseer algún tamaño, y entonces, de cua1quier tamaño que sea, el agregado que forman sería [también] infinito. lOS
La propuesta de la existencia de los átomos, como cuerpos últimos que no pueder
ser divididos, se encuentra también sustentada por la analogía que Epicuro estableCE
'~ef-, [41, p_ 22_ 107 DLX56. lre Ibld.., X 57. Estas propuestas de Epicuro constiruyen su respuesta a los dilemas aristotélicos sobre la divisibilidad a innnito; nuestro autot centra sus te~lS en el principio de que nada puede pasar al no~ser: observamos que todos 10: cuerpos se rompen, sin embargo, de acuetdo con nuestro principio, no podemos aceptar que este proceso físic( continúe hasta que la materia desaparezca, debe haber, por tanto, elementos (fuera del alcance de nuestra visión) que sean tan sólidos que resistan cualquier fractura. Por otro lado, según Epicuro, la postulación de elemento indivisibles nos conduce a una mejor explicación del cambio: cuando un cuerpo cambia adquiere formas, texturas e colores distintos; así, debemos asumir nuevamente, que existen elementos que no pueden ser destruidos y que e cambio se explica por "las diferencias del arreglo", substracción o adición de los elementos últimos en un cuerpo.
Por último, si aceptamos las "verdades matemáricas~ acerca de la subdivisión_al infinito de las magnitudes, a) ne podríamos explicar cómo es que, un número inñnito de partículas puede fonnar algo finito y, b) dado que la: partículas que componen un cuerpo finito serían infinitas en número, tendríamos que aceptar que ese mismo cuerpc es también infinito, lo que implica una contradicción. ef·, f79], pp. 174~5 .
. Así Epicuro, siguiendo a Leucipo y Demócrito, postula la existencia de partículas indivisibles, que son eternas Bajo la perspectiva del cristianismo, esta propuesta impücará la eternidad de la materia y, por tanto, contradice e principio de la creación ex nzhilo del mundo. En el siglo XVII, Gassendi seguirá a Epicuro en sus tesis en contra de h postura aristotélica de la división al infinito y aceptará la existencia de los átomos, afirmará sin embargo, que lo: átomos son creaci6n divina.
Cap. 1 La milt'Stigación en los tradiciones escépdca y ep¡cúrea 35
entre éstos y los mínimos perceptibles."" El mínimo perceptible está constituido por
el último límite visual que se tiene con respecto a un cuerpo de tamañÓ mediano y,
de manera análoga a los átomos, ~ el mínimo no tiene partes, "puede captarse de
inmediato y, en este sentido, no hay qu~ pasar de una parte a otra para captarlo en
su totalidad".l1O Con este argumento, Epicuro prefiere hacer énfasis en la percepción
sensorial como una fuente importante del descubrimiento de las cosas ocultas, de ahí
que nuestro autor concluya: "por tanto, debeffi'os poner atención a nuestros
sentimientos presentes y a nuestras percepciones sensoriales, ya sean a9uellas de toda~
la humanidad en general o aquellas de cada individuo".l11 Notemos que el papel de la·
analogía en este proceso es central: Epicuro hace ~o· de l.os fenómenos que se
pueden observar para establecer similitudes que le permiten justificar sus propuestas
atomistas. Veamos más detalladamente el proceso de investigación que propone
Epicuro.
La epistemología epicúrea establece que los sentidos juegan un papel central en el
ptincipio de toda investigación; la información que ellos aportan constituye el
"material" con el que el razonamiento elabora sus juicios.m Los datos de la
experiencia, como tales, no son verdaderos ni falsos, es el razonamiento el que se
encarga de ordenarlos y, por tanto, el "responsable del error". Es también por medio
del razonamiento que se pueden encontrar las analogías correctas1l3 entre los
fenómenos naturales perceptibles y los no-perceptibles; propiamente, la investigación
de la naturaleza, en Epicuro, consiste en la inferencia que parte de las cosas visibles
hacia las invisibles, en las cuales las primeras tienen su explicación.
109 ej., la discusión de José Antonio Robles sobre la recuperación V ia modificación de ia teoña de los mínimos sensibles en Berkelev, en [80]. cap. 2, especialmente las páginas 45~S4. V., también, [41, pp. 33~45. 110 [801, p. 52. 111 DL X82. 112 En el siglo XVII, Gassendi sostendrá que, sin esta infonnación. el intelecto no podrá, por sí mismo, conocer algo; sin ~l material que le aportan los sentidos, el intelecto es lUla facultad estéril. Vide infra, cap. JI.
36 Cap. 1 La mvestigacuSn en las tradiciones escéptica y epicúrea
En la "Carta a Herodoto", nuestro autor sostiene que, para la investigación de las
cosas que no son evidentes (ádelon), uno debe atenerse a las sensaciones; así, la
existencia de los cuerpos "es por todas partes atestiguada por los sentidos y en los
sentidos debe confiar la razón cuando busca inferir lo desconocido a partir de lo
conocido".114 Por otra parte, la estrategia de Epicuro para postular la existencia del
vacío consiste en hacer énfasis en que es visto que los cuerpos se mueven; si no
hubiera este espacio vacío, los cuerpos no tendrían en dónde estar y hacia dónde
moverse. l1)
Para Epicuro, dice Diógenes Laercio, "nuestras sensaciones (aístheseis) , las
preconcepciones (prolépseis) y nuestros sentimientos (pathe) son los criterios de la
verdad".116 Por 10 que toca a las sensaciones, éstas se explican mediante el choque de
los átomos, que forman las imágenes (eúlola) que se desprenden de un objeto, con el
órgano sensorial;117 estos átomos se mueven rápidamente y esto explica el que
veamos "la apariencia del mismo objeto continuo".llS El choque de partículas forma,
entonces, las impresiones sensoriales (phantasía), que son más claras mientras más
cerca se está del objeto que se observa.119
Es importante señalar que, según Epicuro, los sentidos proveen sólo información
acerca de las cosas, pues no están dotados de razón y, por ello, no pueden realizar
juicios:
[La sensaci6nl es simplemente un evento, que presenta los objetos no necesariamente tal y como son, sino como ellos aparecen a quien percibe en un determinado momento y en circunstancias particulares. En otro momento y en otras circunstancias el mismo objeto puede parecer de distinto modo. Puede ser
ll3 Esto es, acorde al principio de que nada proviene del no~ser y el principio de que el ser no puede pasar al no-rer. 1HDLX39. 115 ToUL, X 40. 116DLX31. 117 V., "Carta a Herodoto", DLX49. 118 lbid., DL X 50. '" Cf·, [47]. pp. 24-6.
Cap. I La investigaCIÓn en 1m trad!cimes escéptica "j epu;(frea
el caso qúe la segunda sensación presente el objeto de una fonna más verdadera que la primera: Sin embargo, en tantO que sensación [ ... )la primera no es.,menos "verdadera" que las segunda.120
37
La información que otorgan los sentidos, por tanto, siempre es "v:erdadera" y es a
partir de ésta que "debemos empezar a hacer inferencias sobre 10 desconocido" .121
Así, los sentidos no pueden ser culpables deÍ error en el conocimiento,122 pues
solaf!1ente constituyen sus primeras instancias.
Los datos sensoriales forman nociones cuando son comparados y clasificados por
la razón, ya se~ por "analogía, similitud o composición".123 Las nociones, a su vez, , ,
pueden ser de dos tipos: la preconcepción y la opinión (doxa). Las preconcepcionés
son "un tipo de aprehensión (katálepsin)" o noción universal que está "guardada en la
mente",124 y se deriva de la recolección de datos sensoriales de objetos similares que
se presentan a menudo. A partir de estos datos, se forman términos generales como , el de "hombre". Este tipo de nociones consrituye la base de toda invesrigación;
Diógenes laercio ejemplifica lo anterior de la siguiente manera: si queremos saber si
. un objeto que ~stá a la distaricia es un caballo o una vaca, debemo~, antes de realizar
el juicio, haber "conocido por preconcepción, la forma de un caballo o de una
vaca",125 de tal manera que "el objeto de un juicio es derivado de algo que está
previamente claro, con referencia a lo cual c~nstruimos las proposiciones".126
Los términos genet:ales, entonces, poseen claridad y son las nociones con las que
contamos para realizar juicios. Sin embargo, no debemos olvidar que el material que
forma las preconcepciones, son datos sensoriales.
120 IbUL, p. 25. _ . l2lDLX32. III ldem. m ldem. tu lbid., X 33. 125 Idem. 116 ldem.
38 Cap. 1 La investigación en lAs l:rat1ciones escéplic.a 'J epicúrea
Las opiniones, en cambio, pueden ser falsas o verdaderas: "es verdadera [alguna
opinión] si es confirmada subsecuentemente, o si no es contradicha por la evidencia,
y es falsa, si no es subsecuentemente confirmada o es contradicha por la
evidencia"pl La opinión o concepción (hipolepsin) requiere, pues, de la consrante
confrontación con los datos de los sentidos. Debemos tener en cuenta aquí que el
papel que se les otorga a los datos sensoriales adquiere una atribución más, a saber, la
de ofrecer información para que sea comparada con las opiniones.
Con respecto a los sentimientos, el tercer criterio de Epicuro, Howard Jones nos
dice:
Como criterio, [los sentimientos} tienen un papel distinto de las sensaciones primarias y los conceptos generales; mientras que éstos son guías para la verdad, los sentimientos son los criterios para la acción, pues determinan nuestra repuesta ante experiencias sensoriales particulares. El. placer es 10 propio de nosotros, el dolor nos es ajeno. m
Del mismo modo que las impresiones visuales, el placer y el dolor son efectos del
contacto de los átomos con los órganos sensoriales. Es así como los tres criterios de
verdad tienen, en su base, las sensaciones.
1.3.1 Epicuro en el mundo intelectual latino
La tradición epicúrea está representada, en Roma, por la escuela de Sirón (m. 42
a.c.), de la que Virgilio fue alumno. La escuela se estableció en Nápoles y continuó
impartiendo las teorías de su fundador; indudablemente, la tradición estoica, dirigida
por Posidonio, quien fue maestro de Cicerón, y por Crisipo, constituía el rival más
imporrante en la lucha por la influencia en el mundo intelectual y político de la
época. Cicerón se refiere a los epicúreos como un grupo de gente cuyos maestros
U7DLX34. ,~ [47J,p.27.
Cap. 1 La Iltwsllgación en la; tradiciones e5cépoca y epu;úrw 39
"i~orantes [ ... ] se resisten a leer otra cosa más que sus propios textos latinos" .129 A
Cicerón le parece que los atomistas so~ autores sin ningún rigor ni precisión en
filosoña;130 Pat:a el escéptico acadé~ico, el atomismo representa otra posición
dogmática que, al igual que el estoicismo, debe ser rechazadayr Al parecer, Sirón
siguió a Virgilio al ser, ~ste último, expulsado de Nápoles como consecuencia de la
"ley en contra dé la ¡uxuria y de la formación de nuevos collegia en la ciudad" y'
También continuadora de la tradición epicúrea es la escuela de Filodemo, que lleva a
cabo una intensa promoción de lá actividad iiteraria.133
En la primera parte del siglo primero, hay evidencia, entonces, de una fuerte
influe~cia del pens~ento epicÍireo en el mundo grecorromano. Sin embargo, se
tiene poca noticia.:le los contactos del mundo intelectual. de la época, con el mayor
exponente latino de Epicuro: Tito Lucrecio Caro.
Revisemos algunas de las tesis epicúreas en el De rerum natura. Siguiendo a
Epicuro, Lucrecio, después de negar la posibilidad de que las cosas hayan sido
creadas por alguna divinidad, adopta el principio de que nada proviene del no-ser y
que, entonces, todo proviene d,e sus propias semillas; estas tesis, en Lucrecio, están
expresadas de la siguiente manera:
129 Citado en [47}, p. 67. '~Cf., Tusculanas V 26,73 y 93. i3l En Acadenuca II 125, Cicerón considera la posibilidad de adherirse a la teoría atomista, pero, haciendo alusión a post,uras contrarias, comO la explicaci6n aristotélica del movimiento, la rechaza inmediatamente:
lA quién [asentiré] de preferencia? ¿A quién? A Dem6crito [ ... ] De inmediato seré apremiado con las reclamaciones de todos vosotros: "Pero, ¿podemos suponer que tú piensas que existe el vacío, siendo que todas las cosas están de tal manera llenas y repletas que, cuando un cuerPo se mueve, cede su lugar y, cuando lo ha cedido, otro lo ocupa inmediatamente? 0, ¿que hay algunos átomos, de los cuales cuanto se hace es mL'Y desemejante a ellos? 0, ¿que sin la intervención de alguna mente puede realizarse una obras espléndida? Y que, ¿habiendo en un mundo único este orden tan admirable, hay arriba de él, abajo, a la derecha, a la izquierda, delante, detrás, innumerables mundos, unos desemejantes a él, otros de la misma naturaleza~ [ ... ] Tú no adoptes esas doctrinas ni asientas a cosas imaginarias: ¡Es mejor no creer en nada que creer en cosas tan absurdas! '
m [47), p. 67. ~33 V., ibid., pp. 67~9.
40
Nunca una cosa se crea de nada por acto divino. En verdad, así el espanto a los mortales a todos sujeta porque miran que en tierras y cielo muchas cosas se hacen de las cuales obras ver de ninguna manera las causas pueden, y creen que por el poder divino suceden. [ ... ] Ya que si de nada se hicieran, de todas las cosas nacer podría toda especie: nada requeriría de semilla [ ... ] Mas ahora, pues, de semillas ciertas toda cosa es creada, nace y sale a las playas de la luz desde allí donde están la materia de cada una y los cuerpos primeros; y por esta causa no puede todo de todo engendrarse, porque en las cosas ciertas está una facultad privativa.l34
Junto con el principio de que todo proviene de algo, Lucrecio expone el principio
de que nada pasa del ser a la no ... existencia; los cuerpos pueden romperse por la
acción de alguna fuerza; sin embargo, no pueden ser destruidos los principios de
materia de los que están compuestos. Más aún, los principios son eternos:
En fin, una misma fuerza y causa en general destruyera todas las cosas, si la materia eterna no se tuviera entre sí, en cuanto a sus nexos, menos o más rodeada. El tacto, pues, sería bastante causa de muerte, por cierto si, en verdad, nada fuera de eterno cuerpo, del cual una fuerza especial debiera disolver el tejido. Mas ahora, porque entre sí, de los principios, los nexos disímiles son, y la materia es eterna, de incólume cuerpo duran las cosas, hasta que bastante violenta para la hallada textura de cada una, llega una fuerza. No, pues, vuelve a la nada cosa alguna, mas todas, por la desunión, a los cuerpos de la materia regresan. 135
'~De Rernm, 1 150-4, 159-160, 169-173. 135 De Renan, I 238-249. Más adelante, en !bUL, I 538.547, Lucrecio ofrece lID resumen:
Luego, si sólidos y sin vacío los cuerpos primeros son, así como enseñé necesario es que sean eternos. Además de eso, si eterna la materia no hubiera sido, antes de hoy, rodas las cosas del rodo habrían melto a la nada, y todas las que vemos, de la nada habrían renacido. Más pues que arriba enseñé que nada puede crearse de la nada, ni ser, lo que engendrado fue, revocado a la nada, deben ser de cuerpo inmortal los principios, en el cual todo podrá disolverse en su tiempo supremo,
/ Cap. 1 La mvesClgación en las tTluliciones escéptica y epicúrea 41
Cuando un cuerpo es roto por alguna fuet:za, las partes que lo componen son
separadas, éstas no son destruidas -(no pasan al no ... ser) sino se descomponen en
partes de materia más pequeñas; si el proceso continúa, las partes del cuerpo no se
dividen ad infinitum sino llegan a los primeros principios, que son indivisiblesY6 Los
primeros principios, adhiriéndose unos con otros, forman los cuerpos. Estos
principios no pueden ser percibidos y son simples e indivisibles:
PPf otra parte, pues que hay cierto extremo remate de aquel cuerpo, que ya nuestros sentidos no pueden percibir, ése, indudablemente, permanece sin partes y consta de mínima natura y nunca ha existido por sí, separado, ni a existir valdrá en adelante, pues que de otro es él mismo parte primera y,única; de allí, unas y otras símiles partes, por orden, en tropa condensada completan la natura del cuerpo.137
Como Epicuro, Lucrecio sostiene que los principios de materia son eternos, afirma
además que la realidad está conformada por éstos y por el espacio vacío; como su
predecesor, Lucrecio cree qUé, de no existir este vacío, las cosas no podrían moverse:
y no, empero, por doquier, todO' en la -nat~ra corpórea ,se mantiene apretado, pues hay, en las-cosas, vacío.
[ ... ] Que si no lo hubiera, de niQ,gún modo moven;e las cosas podrían; pues la cualidad que del cuerpo se muestra, re~istir y oj:>star, ésa en todo tiempo es presente ' a todas; no, así, algo ponerse en movimiento pudiera porque el comienzo del ceder ~inguna cosas daría.
para que la materia a reparar las cosas se baste. 1.36 Después de estos versos, en ibid, I 615~622, Lucrecio rechaza la infinita divisibilidad de la materia en los siguientes términos:
Aderñás, si no hubiera lo mínimo, todos los cuerpos parvisimos de partes infinitas contaran, ya que, de la Ínedia parte, la parte habrá siempre media parte, y rennino no establecerá cosa alguna. ¿Qué, así, entre la suma de las-cosas y la mínima hahña? Nada habrá que diste, pues aunque radicalmente toda la suma sea infinita, los que son, empero, parvísimos,de infinitas partes constarán igualmente.
137 De Rerum, 1 599~614.'
42 Cap. I La investigao6n en las tradiciones escépoca 'y epicúrea
Mas ahora, por mares y tierras y 10 sublime del cielo, que mucho por muchos modos por razón diversa se mueve miramos ante los ojos, lo cual, si no hubiera el vacío, no sólo carecería, privado. del movimiento incesante, sino que en ningún modo habría sido siquiera engendrado, pues que descansaría la materia enteramente apretada.l35
En el pasaje anterior, encontramos una alusión similar a la de E:picuro, referente a
los datos de los sentidos: el mO\~miento de los cuerpos de tamaño mediano es
observado, de ahí se infiere la existencia de algo no visible: el vacío. Por otra parte,
Lucrecio sostiene que la cualidad que define la corporeidad es la de ofrecer un
obstáculo; si esto es así, el plenum no puede ser aceptado, pues ofrecería siempre
resistencia al movimiento, lo que contradice los datos sensoriaIes.139 Se halla aquí,
también, la asunción de que el vacío ofrece un lugar para el universo (el espacio
vacío, al igual que en Epicuro, es caracterizado como irrfinito)/40 propuesta que es
retomada, en el Renacimiento, al menos por Patrizi junto con Bruno y, en la Época
Moderna, por Gassendi.
Finalmente, para Lucrecio, como para Epicuro, los sentidos ocupan un lugar
fundamental en la investigación de las "cosas de la naturaleza";
En efecto, que el cuerpo es por sí, manifiesta el sentido común; si no valiere una primera fe en eso fundada, nada habrá en referencia a lo cual, sobre las cosas ocultas, con la razón del ánimo asegurar algo podamos.141
La cita anterior alude a la prueba epicúrea de la existencia de los cuerpos. Más
aún, Lucrecio hace explícita la razón por la que se deben preferir los sentidos: la
mayoría de los seres humanos está dotada de ellos. Recordemos aquí la referencia de
Epicuro a las percepciones "de la humanidad en general" j me interesa destacar tres
ideas de la posición atomista con respecto a los sentidos y los datos sensoriales: la
,~ D, Renan 1 329-330, 335-345. mef·, [791, pp. 171-3. 11tlC[., DeRernm, I984-1OO7.
Cap. 1 L:i iJl'lJeStigación en las tradiciones escéptlca"J epicúrea 43
primera consiste en que las facultades humanas del conocimiento (los criterios de la
verdad) dependen de los sentidos: "en los sentidos debe confiar la razón", dice
Epicuro; la segunda señala que el conocimiento se construye a partir de los datos que
éstos nos ofrecen (esto no quiere decir que las entidades que se descubren en este
conocimiento, estén sujetas también a la percepciÓn sensorial):
Nuestros sentidos nos ponen en contacto directo con el mundo físico y proporcionan la única infonnaci6n sobre él. Las impresiones que constituyen las sensaciones prov:een las bases para los conceptos generales, los cuales, a su vez, funcionan como verificador de sensaciones y como fundamentos de los juicios.14Z
La tercéra afirma ,que los datos de la experiencia sensorial son aceptables en tanto
que, por un lado, provienen de las facultades comunes a todo ser humano, por otro,
porque ofrecen una cantidad mayor de información sobre el mundo, al ser
acumulados por la humanidad.
Sostengo, entonces, qu~ la estrategia epicúrea de la investigación tiene su base en
su confianza en las facultades humanas del conocimiento, especialmente, en las
facultades sensoriales. Epicuro no ha rechazado el asentimiento a las percepciones, a
diferencia del escepticismo pirrónico y del académico. Más aún, la fiabilidad de los
sentidos hace posible la formación de términos generales válidos y los datos aportan
el material con el que, el razonamiento, accede a las cosas no-perceptibles: los
átomos y el vacío.
L4 Recapitulación
Desde Homero, hasta Platón, dice Diógenes Laercio, ha existido la postura
escéptica. El tema de la limitación epistémica humana es una preocupación que,
desde la antigüedad griega está presente: ¿hasta dónde se puede conocer sobre la
141 !bid., 1 422-5. '" [47], p. 29.
44 Cap. r La investlgación en las rrad..cunes =época y epi&rea
naturaleza?, ¡hasta dónde pueden conducimos nuestras facultades? 0, ¿hasta dónde
nos es lícito teorizar a partir de la información que recibimos de los datos
sensoriales?, son preguntas que, ségún Diógenes Laercio y Cicerón, los filósofos
siempre han tratado de responder.
Hemos visto que el escepticismo pirrónico y el académico, tienen motivaciones
similares y se desarrollan con el fin de alcanzar la ataraxia, el primero y la utilidad
práctica, el segundo. Ambas tradiciones coinciden en sostener que la investigación
debe apuntar a lo se dice de las apariencias y en que la estrategia de la discusión
filosófica consiste en anteponer a las hipótesis dogmáticas, otra hipótesis que, con
principios contrarios a la primera, tenga el mismo poder explicativo.
La verdad, según los dos tipos de escepticismo, "está sumergida en lo profundo".
El escepticismo académico construye, entonces, opiniones que nada tienen que ver
con lo que se percibe, ni con lo aprehensible; las opiniones son construcciones
hipotéticas que, al confrontarlas con el recurso del utramque partem, hacen surgir una
que sea más creíble que otra, más probable o incluso "parecida a la verdad". Cicerón
atribuye este procedimiento a Platón y Aristóteles:
La costumbre de los peripatéticos y de la Academia de disertar acerca de tedas las cosas en los sentidos contrarios, me ha placido siempre, no sólo porque de otro modo no pueda encontrarse qué sea verosímil en cada cosa, sino también porque es ésta la máxima ejercitación del decir. 143
Aristóteles, en efecto, expone las teorías contrarias a la suya, para refutarlas. Este
procedimiento es continuado por el escepticismo académico; sin embargo, a
diferencia del Estagirita, de aquél no se concluye con la atribución de la verdad para
las opiniones propias.
143 Tuscu1anas Ir 9.
Cap. 1 id mvestigaci6n en las tradu:iones escéptica y epicúrea 45
Por otra parte, hemos ya hecho alusión al desdén ciceroniano hacia los epicúreos
latinos; para Cícerón, éstos apenas merecen se; llamados filósofos:
Hay, en efecto, un cierto género de aquellos que quieren ser llamados filósofos, de quienes se; dice que hay seguramente mur:hos libros latinos que de verdad no 'desdeño, dado que nunca -los he leído; pero, pues aquellos, mismos que los escriben confiesan que el1o~ no escriben ni con precisión ni con distribución m con elegancia ni con ornato, desatiendo la lectura sin ninguna delectación. En efecto, qué digan y qué piensen Jos que provienen de esta disciplina, nadie, ni siquiera el medianamente docto, lo ignora.!+!
El pasaje anterior también da cuenta de la producción de textos latinos y de la
influencia de esta tradición en la sociedad de la época. E~pero, para el escéptico, las
propuestas epícúreas acerca de los átomos y su asentimi~nto ante las apariencias,
resulta definitivamente inadmisible; aSÍ, el epi~ureísmo representa una tradición
doblemente dogmática, en tanto que asiente ante los datos de los sentidos y defiende
cosas ocultas.
Las enseñanzas de Epicuro, por tanto, le resultan a Cicerón poco dignas de ser
tomadas en cuenta, incluso son objeto de ironía:
[ •.. 1 suelo, en verdad, admirar muchas veces la insolencia de algunos filósofos que admiran el conocimiento de la naturaleza, y al inventor y príncipe del mismo, exultantes dan gracias y lo veneran como dios; pues se dicen liberados por él de gravísimos tiranos: un terror sempiterno y un miedo diurno y nocturno. ¿De qué terror? ¿De qué miedo? ¿Qué anciana es tan delirante que tema esas cosas que vosotros, si no hubierais aprendido la física, sin duda temeríais [ ... 1?H5
La tranquilidad del alma del epicúreo y la del pirrónico es reemplazada con la
probabilidad y la utilidad de la retórica ciceroniana. La respuesta de Epicuro tendrá
que esperar hasta el siglo XVII, cuando Pierre Gassendi defienda, no sólo su
atomismo, sino también su método de investigación y relacione estos dos elementos
epicúreos con la probabilidad ciceroniana.
144 TUSo4anas Ir 7. H5 !bid., 1 48.
46 Cap. 1 La. investignción en /.as: tTad!ciones escéptu:a 'J epicúrea
Por último, debemos establecer que, si bien el atomismo y el escepticismo de las
Hipótesis Pirrónicas se ocupan de tesis científicas, sus objetivos no son sino los de lograr
la felicidad del alma.!46 Es en este sentido en el que Annas y Barnes consideran que
"los griegos tomaron su escepticismo en serio, los modernos no".147 Esta expresión
explica y resume la interpretación moderna de los argumentos escépticos, para la
cual, un escéptico es siempre un "maestro de las pruebas" que señala las debilidades y
contradicciones de las tesis epistemológicas. Sin embargo, abandonar la tranquilidad
del alma del pirrónico y del atomista, no quiere decir que, en la filosofía del siglo
XVII, la dimensión práctica del conocimiento sea del todo rechazada, como se verá
en los casos de Descartes y Gassendi.
'~Gr, [1], p. 9. l'i7 [ll,p. 7.
laPítulo TI
René Descartes y Pierre Gassendi ante la
"erise Pyrrhonienne"
El escepticismo tanto pirrónico como en la versión de la Academia, llegó a la Época ,
Moderna gracias al interés humanista por las fuentes antiguas;' las traducciones de
las obras de Sexto Empírico y Cicerón fueroll' utilizadas como proveedoras de
argumentos en el ~onflicto religioso promoVido por la Reforma. Junto con la
recuperación del pirronismo, el'interés renacentista por la tradición de la antigüedad
clásica representa la búsqueda de una versión alternativa a los postulados de la
scientia escolástica: con respecto a esta última, el escepticismo plantea el problema
de encontrar una respuesta al problema de si el conocimiento es posible\ y, si lo es,
cuáles son sus orígenes y cuáles sus alcances.
En las páginas siguientes, revisaremos algunas de las tesis más importantes de
Descartes y de Gassendi que tienen como objetivos comunes, primero, hacer uso del
escepticismo para negar la posibilidad del conocimiento escolástico; segundo, ofrecer
una alternativa epistémica ante la propuesta escéptica de que nada se sabe ..
Distinguiremos, también, las críticas gassendianas al proyecto epistémico cartesiano
y, de esta manera, además de diferenciar las versIones de cada uno sobre las fuentes
1 En 1520, Gian Francesco Pico della Mirandola publicaba su Examen Vanitatts Doctrirt.re Gennum en el que "emplea el nlaterial escéptico de Sexto para demoler cualquier filosofia racional", para defender la revelación como única guía para el ser humano. Por su parte, Henncus Cornelius Agrlppa von Nettesheim publica, en 1526, su De incertitude el
vanitate scientiarum dec1am.at.w mvectltlil. ..• en donde critica las ciencias y postula que "la"única fuente genuina de la verdad es la fe". Su libro tuvo más influencia que el de Pico Y. entre sus lectores encontramos a Montaigne. V .• (75], pp. 20-5.
48
de conocimiento, trataremos de apuntar algunas características importantes de la
propuesta metodológica de la scientia gassendiana.
11.1 la recuperación de los escepticismos pirrónico y académico en la Época Moderna
Citemos, en primer lugar, la reflexión de Schmitt sobre el escepticismo y su poco
impacto durante la Edad Media:
Debido a una concatenación de circunstancias, los trabajos centrales del escepticismo antiguo eran prácticamente desconocidos en la Edad Media latina. Algunos de éstos nunca fueron recuperados y otros volvieron a la luz hasta los siglos quince y dieciséis, cuando una vez más se convirtieron en el centro de atención y la motivación mayor a partir de la cual se desarrolló el escepticismo filosófico. De los tres escritos antiguos más importantes sobre escepticismo, son conocidos la Opem, de Sexto Empírico, La vida de Pirr6n, de Di6genes Laercio y
la Academ.ica de Cicerón. El primero y el tercero fueron conocidos por muy pocos en el occidente durante la Edad Media/ mientras que el segundo era, al parecer, desconocido en su totalidad. Los escritos de Sexto Empírico, por mucho los más importantes y detallados de los tres, no ejercieron una influencia notoria durante la Edad Media, a pesar de que tenemos conocimiento de tres manuscritos que datan de principios del siglo catorce de una traducción latina de las Hipótesis Pirrónicas. Sin embargo, ninguna evidencia parece indicar que alguien más leyó la obra, aparte de los traductores. Aunque el libro La vúla de los filósofos, de Walter Burleigh está, de alguna forma, parcialmente basada en las obras de Diógenes [ ... ] no tiene ningún capítulo acerca de [ ... ] Pirrón de Elis y no se
2 Debernos apuntar que la influencia del escepticlsmo académico cicerioniano se extendió hasta los primeros slglos de nuestra era; contra esta tradición escéptica, San Agustín (354A30), escnbió su Contra Acadenucos. Incluso considerada durante el Renacimiento como "'una de las fuentes principales de información sobre las tesis del escepticismo académico", V., [28], pp. 36-7, en esta obra se proponen tres fuentes de certeza, aparte de la re\·elación divina. Según San Agustín, podemos, primeramente, adquinr certeza por medio del uso de los sentidos bajo "'circunstancias nonnales". Por otro lado, "podemos conocer verdades matemáticas y 'axiomas comunes', tale:, como 'el todo es mayor que las partes''', v., ibd., p. 37. Otra fuente de certeza consiste en "conocer la forma silogística". Un ejemplo de la aceptación de estas tres formas de certeza se encuentra, como Dear lo señala, en los Comentarios de los jesuitas de Coimbra. en donde se sostiene que:
Si llega a suceder que los sentidos fallen, éstos son, a menudo, corregidos por el intelecto, el cual, a pesar de que por naruraleza no posee ideas innatas, nene cierta luz. por la cual asiente a los principios más comunes sin ningún peligro de error y, por la cual, deduce a través de la inferencia, algunas cosas de otras, algunas veces clara y ciertamente, otras probablemente; también algunas veces percibe e inruye algo sin discurso. (Citado en [28], p. 37).
Notemos que. en el pasaje anterior, en contra de las propuestas escépticas se propone el intelecto como la prinCIpal facultad de conocimiento; el intelecto, además, corrige los errores de los sentidos. Por otra parte, aparece la noción de innatismo (atmque sólo para ser rechazado), y de la luz narural, propueStas que, postenormente, serán retomadas pOr Descartes.
Cap. II René Descartes 'J Pierre Gassendt lDlte la "Crise Pyrrluxuerme"
sabe de alguna "evidencia que indique que La vida de Pirrón hubIera sido conocIda por alguien en el mundo de habla latina antes del siglo quince.3
49
RichardPopkin ha demostrado que fue la aparición, en 1562, de una edición
impresa de una traducción al latín de las Hipótesis Pirrónicas, hecha por el francés
Henri Étienne, lo que situó la obra en el mundo intelectmd de la época renacentista
y en'los siglos posteriores. Entre las condiciones que tuvieron que ver en el éxito de
la revolución escéptica, se encuentran, primero, "el hecho de que Europa estaba
recuperándose de la Reforma y la Contrarreforma estaba en apogeo".' En segundo
término, y de manera paralela, la imagen del mundo aristotélico estaba siendo cada
vez más cuestionada, por ejemplo, "él De Revolutionibus de Copérnico [ ... ]
conm~ciona la ortodoxia del geocentrismo, a pesar de que su triunfo en esta época
todavía no estaba asegurado".5- Más aún, algunos aspectos de la teoría ñsica
aristotélica habían sido puest~s en cuestión ya desde antes del siglo XVII, tales como
la explicación del movimiento del proyectil y la afirmación de la inexistencia del
vado. Finalmente, la combinación de la impr(!nta y "un nivel razonablemente ?Ito
de edúcación, pennitieron una rápida diseminación de ías ideas [escépticas] en
Europa".6
La educación humamsta en los siglos quince y dieciséis tiene como ejes, la
gramática, la poética y,Jundamentalmente, la retórica ciceroniana.7 En este sentido,
"los libros de texto humamstas, haciendo énfasis en las técnicas de persuasión y
argumentos probabilistas",S promueven,' por su parte, una actitud crítica hacia las
propuestas dogmáticas del conocimiento y, principalmente, hacia fa tradición
'[89], pp. 226-7. 'V., [43J, p. l1;cf., [64J, pp. 137-40 y [75J, cap. L '[43[, p.11. 'ldem. . 7 La Academica de Cicerón fue conocida por Petrarca, entre otros, y fue impresa en 1471, Junto con otras de sus obras, "pero sólo a partir de 1530, empieza a ser considerada y comentada seriamenten
• V., [76}, pp. 678-9. , !bid., p. 29. .
50 Cap. II René Descarte5 '1 Pierre Gassendi l!nte la ~Crise h".hmie;!ne~
escolástica.9 El probabilismo ciceroniano otorga una solución a la ausencia total de
criterios de verdad; lo anterior constituye, como ya hemos visto, la diferencia
fundamental entre el escepticismo académico y el pirrónico, diferencia que, autores
como Montaigne, no dejaron de señalar:
[ ... 1 para el pirrónico, el académico aparece como otro dogmático más, asintiendo, arrogantemente, que no hay certeza10 en nada, en vez de suspende~ el juicio al respecto. Así, Momaignc, quien favoreció al pirronismo, criticó a los académicos por aceptar el juicio probable, el cual no puede estar más justificado que la aserción dogmática.ll
9 Según W. WaUace, [1031. pp. 206.9, en el Renacimiento asistimos a un cambio de perspectiva científica que tiene, muy generalmente, cuatro dimensiones principales: la primera consiste en una nueva valoración de la matemática aplicada: a las verdades de la naturaleza, "como Jo constatan los trabajos de Oresme y Copémico". La segunda se refiere al componente observacional, que culminaría en el interés por la disecCIón y la experimentación. Por otra parte, ligada con la dimensión anterior, tenemos los avances tecnológicos, que deriva en la construcción de instrumentos que pueden extender el campo sensorial humano. Por último, los cambios en la estilística, que ya hemos expuesto anterionnente: el discurso escolástico se enfrenta a la tradición humanista de la retórica. 10 Es decir, el escéptico considera al académico, un representante del Dogmatismo Epistemológico Negativo. 11 [28tpp. 28- 9. Cf. [64I, pp. 142-3. Esta diferencia también es mencionada por Popkin: en [75J, p. xv', leemos que:
El Pirrónico consideró que, tanto los dogmáticos como los académicos afinnaban demastado; un grupo, al aceptar que "algo puede ser conocido" y eLotro, afIrmando que "nada puede ser conocido". En lugar de ello, los pirrónicos proponen suspender el juicio en rodas las cuestiones en las que aparezcan evidenclas conflicavas, incluyendo la cuestión de si algo puede ser conocido.
El escepticismo de Montaigne y su influencia en el mundo intelectual de la época tiene tres momentos, según PopIdn en [75}, pp. 52-3:
Primero, Montaigne trata la crisis teológica, haciendo énfasis en el problema de la norma de la fe. Debido a nuestra incapacidad de descubrir o justificar un criterio de conocimiento religioso, él ofrece un escepticismo total como "defensa" de la nonoa católica de la fe: debido a que no podemos decidlr por medios racionales cuál es el criterio verdadero, permanecemos en la completa duda y aceptamos la tradici6n, esto es, aceptamos la norma católica de la fe. En segundo lugar, Montaigne continuó la crisis del conocimiento [iniciada por el humanismo], el tipo de duda engendrada por el descubrimiento de una gran variedad de puntos de vista de pensadores antiguos. A la luz de esta vasta diversidad de opiniones, ¿cómo podemos decir cuál es la teoría verdadera? [ ... 1 La terceI'2. y más significativa crisis escéptica promovida por Montaigne fue la crisis del conocimiento Científico. En un periodo en que la perspectiva de Anstóteles estaba siendo atacada, la extensión de la crisis religiosa y la humarnsta al mundo científico, amenazó con destruir la posibilidad de cualquier conocimiento científico.
Del pasaje anterior, hay que hacer hincapié en la importanCia que tiene el rescate de las tradiciones antiguas: por una parte, como respuesta a las tesis refornllstas sobre el criterio de conocimienro religioso, el catolicismo usa argumentos escépticos para señalar que no es posible saber cuál es el criterio veroaciero¡ propone entonces, la vuelta al pasado al optar por el pensamiento católicIJ antiguo y la costumbre. Por otra pane, la vuelta al pasado en forma del descubrimiento de pensadores clásicos griegos y latinos, parece haber sido una fuente más de escepticismo: además de hi recuperación del corpus escéptico, la diversidad de tesis y propuestas alternativas al aristotehsmo condujo al ser humano del Renacimiento yde la Época Moderna a plantearse preguntas como: "¿cuál es el criterio que nos llevará a escoger la teoría verdadera?" y, "el hecho de que existen un sinnúmero de teona, que pueden dar cuenta de un mismo fenómeno, ¿no es indicio de la mcapaddad humana para hallar la explicación verdadera?", ante esta diversidad de teorias, ¿debemos asumir la postura escéptica y continuar lOvestigando?"
Cap. II René Descartes y Pie:rre Gassendi ante la ftCrise pyrrhmienne" 51
Como parte de la actitud antiaristotélica del Renacimiento, los argumentos del
escepticismo pirrónico, y del académico son considerados recursos eficaces para
criticar y poner en duda la noción escolástica del cona'cimiento. De los autores más
importantes, que realiza~ un ataque frontal al aristotelismo, basado en la exposición
del escepticismo de Diógenes Laercio, es Francisco Sánchez (1552-1623).
n.l.! Francisco Sánchez: la duda como método contra la scientia escolástica
En su Quod nihil scitur (1581), Francisco Sánchez critica las pretensiones de·
conocimiento, su blanco principal son las propuestas aristotélicas; en su saludo al
lector, Sánchez dice:
Desde mis años tempranos me dedíqué a la contemplación de la Naturaleza, entonces investigué sobre cada C9sa en detalle. Al principio, con hambre de conocimiento, me satisfacía indiscriminadamente con cualquier comida que me fuera~frecida pero, poco después, fui abrumado por la inmgesti6nY
La búsqueda de conocimiento .de Sánchez le lleva a indagar en los autores
antiguos y en sus contemporáneos; sin embargo, ninguna respuesta le satisface, pues,
"¿cómo se -pueden entender las cosas inexistentes?", pregunta, tales como "los
átomósde Dem6ctito, las Ideas de Platón, los Números de Pitágoras y. los
universales, el intelecto activo y las inteligencias de' Aristóteles".13 De tal manera
que Sánchez, como posteriormente Descartes, duda de las opiniones y teorías de su , .
tiempo, especialmente sus crítica~ apuntan ha~ia la scientia aristotélica, en la que,
"mientras más Aristóteles ha aprendido a recitar una persona, más 'docta' es".14 Para
Francisco Sánchez, tal scientia está construida sobre palabras, que nada tienen que
ver con "el conocimiento de los fenómenos naturales"; La única opción, entonces, es
la duda:
" [85], Uc!ori> S. 13 Ibid., Lecroris S.
52 Cap. JI René Desearles"j Pierre Gassendz anle la "Crise Pyrrhauenne"
Me volví hacia mí mismo. Empecé a cuestionar todo y a examinar los hechos en sí mismos, como si nadie hubiera dicho algo sobre ellos, éste es el método correcto de adquirir conocimiento. Llevé todo a sus principios últimos. Al iniciar de este modo mis reflexiones, mientras más reflexionaba, más dudaba. 15
Francisco Sánchez ha puesto en duda todos los saberes que ha adquirido y se ha
quedado con sus propias facultades de investigación e invita al lector a hacer lo
mismo:
Tú, lector, quien seas, que compartes mi situación y mi disposición, que a menudo has considerado dudas sobre la naturaleza de las cosas, comparte, ahora, también las mías. Apliquemos juntos nuestros dones intelectuales. Déjame juzgar libremente, mas no de forma irracional que, a ti también, te lo concedo y te lo deseo.16
En el texto anterior, se encuentra evidenciado el supuesto de que las facultades
humanas, por sí mismas, son suficientes para la investigación y que éstas pueden
conducimos a la construcción de una nueva scientia, promesa con la que Sánchez
concluye su rrarado.17
Para nuestro autor, la scientia escolástica se reduce a investigaciones sobre
definiciones y sutilezas meramente lingüísticas, así, ésta resulta insuficiente para
explicar los fenómenos naturales, por ello, debe ser rechazada:
[ •.. J todo en la Metañsica de Aristóteles y en sus otras obras es una definición de términos. Por tanto, casi toda investigación es sobre los nombres, por ejemplo, la investigación sobre si la substancia puede ser predicada de un hombre y, similannente [acontecel con otras investigaciones. Y, puesto que nadie puede conocer esto con seguridad, no hay conocimiento de las cosas ni de los nombres. 1s
El párrafo anterior también recuerda las tesis nominalistas, sin embargo. los
argumentos escépticos recién descubiertos por el humanismo, hacen que Francisco
Sánchez tenga en la mira al sistema escolástico en su totalidad, cuyo conocimiento,
H ldem. eJ, la discusión sobre Sánchez de Popkin en [75], pp. 37-41. 15Idem. 16 !bid., Lectoris S.
" Cf., /bid., p. 100.
53
basado en Aristóteles, se convierte en una interminable y vacía discusión sobre las
palabras:
Veamos pues, qué se entiende por la palabra "conocimiento" (scientia) , [ ... ] tomemos a Aristóteles, pues él fue el investigador de la naturaleza más agudo y es, 'en general, seguido por la mayoría de los filósofos: [ ... ] ¿Qué es lo que dice Aristóteles? "El conocimiento es una disposición, adquirida por la derno§tración". No entiendo y, lo peor de todo es que esto es obscurum per obscuriS.19
"Substancia", "accidente", "forma", son palabras que pertenecen al obscuro
diccionario aristotélico, en ellas, según Sánchez, no hay conocimiento alguno. Como
el escéptico pirrónico, nuestro autor afirma que ni siquiera se puede afirmar que la
frase que da título a su obra sea verdadera. Su estrategia de negar todo conocimiento
anterior para investigar a partir solamente de sus ~ propias facultades, es un recurso.
~imilar al que Descartes emplea y mejora, como a continuación veremos.
n.2 la respuesta cartesiana al escepticismo
ll.2.! Las motivaciones escépticas de René Descartes
En un pasaje de la Aéademica, Cicerón discute con Lúculo acerca de las \
representaciones que se tienen ~en los sueños; para este último, es posible distinguir "
entre las representaciones verdaderas de las que se tienen en los sueños o los delirios
pues, "el poder y la integridad de quie~es duermen y quienes están despiertos no son
los mismos" .20 Lúculo, que representa la actitud dogmática, renriéndose a Cicerón,
dice:
18 Ibid., p. 9. 19 Ibui., p. 4.
Así, en efecto, ascendéis: "Si a quien duerme le es ofrecida por un dios una representación tal que sea probable, ¿por qué no también tal, que sea muy
W Academica JI 52.
54 Cap. rr Reru! Descartes y Pierre Gassendi ante La "Crise P)"./unienne"
verosímil? Después, ¿por qué no tal, que difícilmente se distinga de la verdadera? ¿Después que ni siquiera se distinga? ¿Finalmente, que no haya distinción alguna entre ésta y aquélla?" Si llegas a esta conclusión, concediéndote yo la primera de tus premisas, la falta sería mía; pero si tú mismo procedes espontáneamente, será tuya. En efecto, ¿quién te concedería o que todo lo puede un dios, o que, si lo puede, ;::¡sf habría de obrar?2!
La hipótesis de que un Dios pueda hacer que, durante el sueño, el ser humano
tenga representaciones que no se puedan distinguir de las que se tienen cuando se
está despierto, tiene el problema, según Lúculo, de atribuirle a algúñ Dios la
omnipotencia y el conocimiento por parte del ser humano de los actos de tal Dios. 22
En la Época Moderna, Descartes se ocupa de un problema similar al que ha
planteado Cicerón en boca de Lúculo y, la solución que ofrece, está fundada en la
" Academua II 49-50. 22 Lúculo, en su respuesta, niega que se pueda tener tal conocimiento de Dios. Por otra parte atlrrm que el ser humano puede darse cuenta de la verdad o falsedad de sus representaciones:
Por otra parte, de todas las representaciones infundadas, es una sola la refutación, ora eUas se formen con base a la imaginación (10 cual concedemos que suele suceder), ora en el descanso, ora a causa del vino, ora a causa de la insania, pues diremos que la perspicuidad, que debemos defender a mordiscos, está lejos de todas las representaciones de esta naturaleza. ¿Quién, en efecto, cuando se imagina algo y se lo figura con el pensamiento, no adviene, tan pronto como se sacude y vuelve en sí, qué diferenCIa hay entre las representaciOnes perspicuas y las infundadas? Academica JI 51
Cicerón, en su respuesta, se ocupa de mostrar cómo las representaciones que se tienen en los sueños o en los delirios, provocan el asentimiento del alma en el Domento en que se están teniendo:
En efecto, no se investiga esto: qué clase de recuerdo suela ser el de aquellos que se han despertado o del de aquellos que dejaron de delirar, sino qué clase de visión fue la de los delirantes o los que sueñan precisamente cuando la experimentaban. Academica n 90.
Cicerón enfatiza que el ser humano asiente ante cualquier tipo de representaciones, ya sea que se encuentre dormido, despierto, ebrio o loco y que, entonces, no se pueden distinguir las representaciones verdaderas de las falsas.
Este problema está planteado en el T eeteto 158b-d, [23J, p. 61, de la sigciente manera: Sócrates. ¿y no has advertido también 00 duda que surge en estos casos, especialmente en 10 que atañe al sueño y a la vigilia? T eeteto. ¿Cuál? Sácr. Es la pregunta que, creo, habrás oído formular a menudo: ¿qué prueba podemos aducir si alguien en este momento nos interroga acerca de si estamos despiertos o dormidos, si estamos soñando que todo esto acontece en nuestras mentes o si estamos hablando unos con otros en plena vigilia? Teet. En efecto, Sócrates, no sé con q:.¡é prueba podría demostrarlo, pues ambas situaciones se corresponden en cada caso como si fuesen contrapartes exactas [ •.. ] Sócr. Ves, pues, que hay muchas razones para dudar, si hasta, en efecto, dudamos de si estamos dormidos o despiertos; y como, de hecho, nuestro tiempo se reparte entre la vigilia y el sueño. en cada estado la mente se aferra a que sus convicciones del momento son ciertas; y así, la misma cantidad de tiempo que empleamos en anrmar la realidad de un mundo, la empleamos en afinnar la del otro, y estamos seguros de ambas.
Cap. JI Reté Descartes, Pierre Gas5endi ante "14 "Oise P:yrrhmienne" 55
bondad y la perfección divinas. Antes que nada, es necesario recordar que el
objetivo de Descartes consiste en descubrir ciertos principios en los que no tenga
cabida la posibilidad de una hipótesis contraria y, a partir de los cuales, se pueda
fundar un cuerpo sistemático de verdades y de conocimiento. Pará lograr este
objetivo, Descartes lleva la postura escéptica con respecto al conocimiento a sus
consecuencias más radicales:
[ ... ] dado que en ese momento sólo pensaba de_dicanne a la investigaci6n de la verdad, pensé q~e era preciso que hiciera lo contrario y que recr1azara, como absolutamente falso, todo aquello en 10 que pudiera imaginar,la menor duda, con el fin de comprobar si, hecho esto, no quedaba en mi creencia algo que fuera en~eramente indudable. Así, puesto que nuestros sentidos nos engañan algunas veces, quise suponer que no había cosa que fuera tal y como nos la hacen imaginar. Y como existen hombres que se equivocan al razonar, incluso en las más sencillas cuestiones de geometría, y cometen paralogismos, juzgando que estaba expuesto a equivocanne como cualquier otro, rechacé como falsos todos los razonamientos.23
En el párrafo anterior del Discurso, se evidencia pues, que Descartes está
preocupado por la verdad, a diferencia del académico y del pirrórúco, no pretende
negar' la existencia de ésta; por el contrario, la verdad que Descartes busca, tiel).e
que resistir todas las críticas escépticas. El escepticismo es entonces, para nuestro
autor, ·,la postura a vencer y, más aún, hay que vencerla con los ::;rgumentos
escépticos mismos; para esto, él ha decidido dudar, por un lado, de los datos de los
sentidos, pues a menudo éstos se equivocan, por otro, Descartes duda de la misma
facultad de razonar.
Notemos la diferencia entre la exposición cartesiana y las propuestas escépticas
que hemos revisado anteriormente: al considerar que los datos obtenidos, tanto por
los sentidos como por la razÓn püeden "ser falsos,. Descartes l~s considera
"absolutamente falsos", mientras que el escéptico suspendería el juicio. Más todavía,
23 ATVI 31~2. Traducción Eduardo Bello, en [29].
56 Cap. II Re:né Descarte5 y Piare Gassendi ante la "eme P)'7'Thauenne"
si la estrategia de los escépticos consiste en argumentar confrontando las disuntas
creencias y opiniones sobre un tema, de tal manera que se puedan haIlar razones
para dudar de la verdad de todas ellas, Descartes encuentra en la posibilidad del
error de los datos sensoriales y de los juicios, la razón para dudar de las facultades que
el ser humano posee para conocer.
En las Meditaciones, nuestro autor dice que, para rechazar todas sus opiniones
previas, "no será necesario ocuparse de todas, individualmente, lo que sería una
tarea interminable",24 por 10 que, encontrando una sola razón para dudar de sus
creencias, será suficiente para dudar de todas las demás.zs Con respecto a los
sentidos, dice Descartes, "en _ algunas ocasiones nos engañan con respecto a los
objetos que están muy pequeños o distantes",26 si esto es así, es posible dudar de
todas las creencias de origen sensorial. Sin embargo, después de establecer el nivel
de la duda en el nivel de las opiniones, Descartes continúa y afirma que "es prudente
qúe nunca se confíe completamente en los que nos han engañado una sola vez".27
Más aún, es posible que todas nuestras percepciones sean parte de un sueño: al
encontrar similitud en las experiencias de la vigilia con las que son tenidas en los
sueños (de manera similar a Cicerón), Descartes concluye: "veo claramente que no
hay ningún signo confiable por el cual, el estar despierto pueda distinguirse del estar
dormido".2S Con esto, Descartes encuentra la posibilidad de dudar de la existencia de
los órganos sensoriales (y del cuerpo), así como de "toda la naturaleza corpórea en
general, y de su extensión; de la figura de las cosas extendidas, de la cantidad o
" AT V11 18; IX 14. ~ ldem. 261dem. 271dem.
"ATVIII9; IX 15.
Cap. 11 René Ifl.sc~s"j Ple1Te GassentÍ! ante la ~Crise Pyrrhallenne" 57
magnitud y del número de estas cosas, del lugar en el cual éstas puedan existir, del
tiempo a través del cual p,ermane<;:en y demás".29
De la duda de la verdad de las opiniones, Descartes ha avanzado hacia la duda
acerca de las facultades sensoriales y finalmente ha puesto en duda la existencia del
mundo externo, por tanto, "la flsica, la astronomía, la medicina V todas l~s otras
disciplinas que dependen del estudio de las cosas compuestas, son dudosas"." Esto
es, el sistema entero Gel conocimiento ha quedado comprendido en la suspensión
cartesiana de todo asentimiento.
Descartes se ocupa entonces de las verdades "más simples" de la geometría y de la
aritmética, que parecen resistir la posibilidad de que estemos soñando pues, "si estoy
dormido o despierto, dos más tres s_um~m cinco".3l Las verdades matemáticas,
entonces, poseen un grado mayor de certeza, en tanto que subsisten al escepticismo
relativo a las facultades sensoriales. Es importante señalar que, hasta ahora, nuesrro
autor ha puesto e'; duda sólo los resultados del conocimiento que provienen de las ,
facultades human'as y a estas mismas, empero, para la certeza de la aritmética y la
geometría, Descartes introduce la posibilidad de que exista un Dios engañador, que . /
haya-creado al ser hurp.ano de tal manera, que se engañe "en todas las ocasiones"o32
En la "Tercera meditación", Descartes dice:
[.0'] cuando consideraba algo muy simple y sin complicación en la antmética o la geometría, por ejemplo que dos y tres, sumados, son cinco y demás, ¿no VI, al menos, estas cosas tan claramente como pai'a af1nnar su verdad? De hecho, la única. razón para juzgar que éstas estaban expuestas a la_ duda fue que se me ocurrió que, tal vez algún Dios me otorgó tal naturaleza, que yo me engañaba aun en las cosas que me parecían más evidenres.33
"lbid., V1l20; IX 15. '" /bid., vn 20; IX 16. 31 Idem. "V., /bul., vn 21; IX 16. 33 !bul., VII 36; IX 28. Las cursivas son mías.
58
Con la suposición del Dios engañador, Descartes ha dejado atrás el nivel del
escepticismo con respecto a las facultades humanas y lo ha continuado al nivel
teológico: un Dios omnipotente provoca que el ser humano se engañe siempre. Esta
vez,'aefinitivamente parece no haber posibilidad alguna de certeza. Sin embargo, en
el párrafo de la "Primera meditación" en que aparece por primera vez la hipótesis del
Dios engañador, nuestro autor hace alusión, no ya a la omnipotencia, sino a la
bondad divina, para eliminar esta posibilidad: "pero, tal vez, Dios no permitiría que
yo fuera engañado de este modo, pues él es supremamente bueno".34 Por otra parte,
en la "Cuarta meditación", la posibilidad del Dios engañador es descartada
considerando la perfección:
[ ••• J reconozco que es imposible que Dios pueda engañarme alguna vez, pues en todos los casos de engaño o falsedad, se encuentra alguna imperfección y, a pesar de que la habilidad de engañar parece indicar inteligencia o poder, la voluntad de engañar es; indudablemente, evidencia de malicia o debilidad, de ahí que no se le pueda adjudicar a DiOS.
35
La bondad y la perfección divinas son, entonces, dos nociones con las que
Descartes rechaza la posibilidad de un Dios engañador. Si esto es así, el error puede
provenir de las facultades humanas, como ya se ha señalado o, de un genio maligno
que emplea todo su poder para engañar.36 Esta hipótesis se ubica, también, fuera del
alcance humano, de ahí que Descartes, en la "Primera meditación" diga:
Pensaré que el cielo, el aire, la tierra, los colores, figuras, sonidos y todas las cosas externas son meros engaños de sueños que [el genio maligno} ha mventado para entrampar mi juicio. Consideraré que no tengo manos, ojos, carne, sangre o sentidos y, falsamente, creeré que tengo todas estas cosas.31
El genio maligno es, ahora, una fuente de error no;humano que provoca,
nuevamente, la suspensión del asentimiento; empero, es de notarse que, de entre las
~ !bid., VII 21; IX 16. " !bid., 53; IX 43. " !bid., 22; IX 17. " fhid., VII 22-3; IX 17-8.
Cap. 11 René Descartes"j p¡erre GassendL ante la HCrise Pyrrhauenne" 59
cosas que están bajo el poder del genio maligno, no están incluidas las~~erdades
simples de la aritmética y la geometría; la duda sobre estas verdades parece llevarse a
cabo sólo en la consideració¡' cartesiana del Dios engañador. Éstas son parte de las
verdades eternas que. Descartes encontrará, como veremós más adelante. Tratemos,
a continuación, de acercamos un poco más al "escepticismo~cartesiano".
Hemos señalado que el objetivo de Descartes no es el de lograr la suspensión del
asentimiento sobre li posibilidad del conocimiento, como lo hacen los pirrónicos,
pues, como Bemard Williams explica, "cuando el objetivo es construir una
scientia .. . es inútil pragmáticamente pasar todo el tiempo tratando de responder al
escepticismo".38 Aunque {de 'alguna mánera acorde 'con el espírit,u del escepticismo
construc~tivo de su époc~)/9 el proyt::cto cartesiano se 'inicia con la estrategia
escéptica de la demolición de los cimientos de la scíencia escolástica, el interés
central es construir un sistema que garantice el ~onocimiento. El' escepticismo,
entonces, no es p~a él la actitud correcta, éste es, ahora, un método:
El método de dudar de todo hasta que -se encuentre, si se puede, algo que no sea dudoso, se presenta como una estrategia, -como una vía sistemática para realizar algo que constituye el objetivo básico de Descartes, esto es, descubrir la verdad:40
De' ahí que podamos encontrar dos formas de enfocar el escepticismo en
Descartes: la primera consiste en ver el escepticismo como una postura filosófica
negativa, a la que es necesario enfrentarse y vencerla. La segunda, consiste en
38 V., (106), en [181, p. 350. John Cottingham en "Descartes: Metaphysics and the Philosophy ofMind", en (71J, pp. 201,233, citando algunas partes de los Principios de la filosofía (AT VIII) que hacen,alusión a la unidad orgánica del conocimiento humano y del Dzsct.m:o del método (AT VI), afirm~ que:
Descartes observa que "no es de las raíces o del !fOnco de un árbol de los que uno toma los frutos, sino sólo de las ramas" y él evidentemente consideró ei 'principal objetivo de su sistema, los beneficios' prácticos para la hwnanidad: en lugar de la "filosofía especulativa que se enseña en las escuelas", pretendió desarrollar una "filosofl:a práctica", que sería "útil en la Vlda"~y, finalmente, nos haría -"amos y señores de la natúraleza".
Más adelante nos ocuparemos de la importancia de la característica pragmática en el proyecto cartesiano. 39 V., [75], cap. IX. 40 [1051. p. 34.l.a.s cursivas son de Bernard Williams.
60 Cap. II Rerté Descarte5 "j Pierre Gassendi ame la "Crise P)"n-hooienne"
emplear la vía escéptica como método para encontrar la verdad; es así como él
emplea el escepticismo para, en primer lugar, dudar de las apariencias sensibles:
Descartes, ciertamente, llega al final de la Duda con la concepción de que es epistémicamente posible que todos los juicios supuestamente perceptuales estén equivocados, y de que el mundo externo, supuesto objeto de todo este tipo de juicios, pueda no existir.4
!
la duda de que algo pueda percibirse, nos recuerda las posturas de Arcesilao,
Enésimo y Sexto Empírico, pero Descartes lleva esta duda a un nivel extremo al
dudar de la existencia del mundo externo, apoyado por los argumentos del sueño y
del genio maligno. Por otro lado, junto con la puesta en cuestión de las facultades
humanas, Descartes ha dejado entrever una consecuencia todavía más grave, al
suponer la existencia de un Dios engañador; esta posibilidad sitúa su escepticismo
en una dimensión más radical que la de sus predecesores. La diferencia entre estos
niveles de escepticismo la explica así Laura Benítez:
[ ... ] el argumento del genio maligno no es la instancia de argumemaclOn escéptica más fuerte que Descartes usa. La consideración del dios engañador representa un nivel aún más profundo de escepticismo, ya que [ ... ] en ese caso el engaño no resulta de la falsificación de instancias particulares del conocimiento, sino de la imposibilidad de proponer un criterio de verdad lo cual resulta en la supresión del conocimiento.42
Con el argumento del Dios engañador, "la crisis pirroniana había sido llevada
hasta su último límite"Y A pesar de que Descartes se apura a negar la posibilidad de
la existencia de ese Dios engañador, para dar lugar al menos poderoso genio maligno
(el cual puede ser vencido con el descubrimiento del cogito)," el problema ya había
sido planteado para el mundo intelectual de su época. Richard Popkin se refiere a
este momento pirrónico en los siguientes términos:
~1 Tbui, p. 53. Las cursivas son de B. Williams. " [7[, p. 96. 43 1751, p.184, citado en [7J, p. 97. «Cf·, [45[, pp- 54-8.
Cap. II René Descartes y Pierre Ga.ssendt ante la ''Crise PyrrÍu:n!enne"
Descartes hizo su posibilidad escéptica todavía má,s cósmica cuando él planteó la posibilidad de que. tal vez, un Dios todopoderoso sea un engañador, y que no hay manera de que podamos superar sus mentiras. Al haber planteado este escepticismo último con respecto a la razón, entonces Descartes, con calma, buscó eliminar las horrendas dudas "probando'" que Dios nO puede ser un engañador y, por tanto, podemos confiar realmente en nuestras facultades. 45
61
Así como Lúculo (en la discusión ciceroniana que bemos revisado antes),
encuentra la posibilidad ,del asentimiento en las facultades humanas, Descartes
también funda la posibilidad del conocimiento en éstas, particularmente en la
certeza deÍ cogito. Sin embargo, existe también üna diferencia abismal entre los
argumentos ciceropianos y los cartesianqs pues, en primér lugar, Cicerón sólo se
ocupa de rebatir la posibilidad del asentimiento ante las representaciones que
"defienden los estoicos, mientras que Descartes pone en duda la misma fuente de
éstas, cuando ,considera que el mundo externo no exist~. Bern~rd Williams afirma , que, si se cC?mpara la discusión cartesiana con la controversia entre los académicos y
los estoicos sobre la kata/epsis, Descartes estaría del lado de estos últimos; sin
embargo, adara:
La diferencia fundamental es que. por supuesto, las [re}presentaciones katalépticas de los estoicos eran, paradigmáticamente, algunos tipos particulares de percepción sensible. Ninguna característica sensorial,--al menos considerada .como una percepción del mundo, antes que un dato puramente psicológico, puede, para Descartes, conllevar esta clase de certeza kataléptica. Para él, la impresión kataléptica es intelectwlL <6
La verdad que Descartes busca va más allá de las percepciones sensoriales, pues ~ ,
, sabe que éstas siempre e;tán sujetas a los ataques escépticos. Laura Benítez sostiene
que el recurso cartesiano de la duda, difiere de la postura escéptica, en lo que
respecta a:
1) Su afán de dudar más que los escépticos.
" 174], p, 33. 4ó En [1061. p. 484. Las cursivas son mías.
62 Cap. TI René Descartes y PleTTe Gassendi ante la "Crise Pyrr1u.ruenne"
2) Su detenninaci6n de no pennanecer en la actitud indeterminada y oscilante de los escépticos.
3) El superar la duda luchando filosófica y metafísicamente contra ella y no suspendiendo el juicio, con lo cual se cancelaría la metafísica o la filosofía en su totalidad. "Dudar para no dudar" no es una frase, sino que encarna la resolución cartesiana de empujar la duda hasta sus últimas consecuencias a fin de demostrar las contradicciones que genera;"7
Por otro lado, para Descartes la garantía de conocimiento tiene relación con la
existencia de Dios, que no puede ser engañador, que le ha otorgado al ser humano la
capacidad de conocer lo verdadero a través de la luz natural y que ha creado las
verdades eternas. Veamos de qué manera se vinculan estas características en el
pensamiento cartesiano.
IL2.2 Las fuentes de certeza según Descartes
II.2.2.! La luz n.tucal
Bajo la perspectiva cartesiana, los primeros principios, necesariamente verdaderos,
han sido establecidos desde la creaciónj4S tales principios son innatos y resuelven la
aparente i~posibilidad de establecer enunciados verdaderosj así,
El criterio de las ideas daras y distintas sirve como el soporte más importante para la tesis cartesiana de la posesión del conocimiento a priori de la naturaleza de la materia como extensión, la infinita divisibilidad de ésta, la doctrina de las cualidades primarias y secundarias [que constituyen] los componentes fundamentales de su filosofía mecánica de la naturaleza.49
Entonces, para Descartes, el conocimiento es posible a partir de la precognición
de ideas y de la doctrina de la claridad y distinción:
Tan pronto como pensamos que concebimos alguna verdad con claridad, estamos naturalmente inclinados a creerla. Y si esta creencia es tan fuerte que
"(71, pp. 102·3. "'V., (441. "1681. p.154.
Cap. JI René Descar-le5 y Pierre GlI5sendi ante la ''Cme Pyrrhroumne"
no podemos tener nunca ninguna razón para dudar de aquello de lo que creemos 9.e ~sta manera, no hay nada más que buscar;50
63
Así, el hecho de que estemos "naturalmente inclinados" a creer las verdades
innatas parecería sugerir que tenemos, en nuestra mente" cierto tipo de «capacidad"
para entenderlas'! (aunque no debe identificarse la inclinación natural a creer, con
la "luz natural", como veremos más adelante). A su vez, esta teoría se ~omplementa
con la creación de verdades eternas por Dios, 10 que constituye" según M. Osler, el
cimiento de la revolución cartesiana de la filosofía. Así, Descartes sostiene que "no
hay ni una sola [de las verdades eternas] que no podamos entender si nuestra mente
la considera. Ellas son innatas en nuestra mente".52
ll.2.2.2 Inclinac~ón natural a creer y luz Df1tut'<l1
Veamos, en p~m~r lugar, la distinción cartesiana entre la inclinación natural y la
propuesta de la luz natural. En los Principios, Descartes escribe que: "
La facultad de conocimiento con la cual Dios nos ha dotado, que llamamos luz natural, nunca percibe ningún objeto que no sea verdadero, en tanto que lo percibe, esto es, en tanto que lo reconoce clara y distintamente. Porque tendríamos· que creer que Dios es un engañador si nos h~biera dado [la luz natural] de tal modo que tomáramos lo falso por lo verdadero cuando la usamos bien.53
Con lo anterior ha caracterizado la luz natural como "una facultad de
conocimiento" que percibe exclusivamente lo verdadero. Descartes realiza la
distinción entre inclinación y luz natural de manera explícita en las Meditaciones:
[ ... ] cuando digo que parece que me es enseñado por naturaleza, entiendo por la palabra 'naturaleza"' sólo cierta inclinación que me conduce a creer una cosa, y
no la luz natural, que me hace conocer lo que es verdadero. Pero estas cosas
'" ATVII144-5; IX Il3. 5i En la misma analogía de Bemard Williams sobre Descartes con el estoico, podríamos agregar esta otra similitud: para el estoico, las apariencias que consdtuyen el conocimiento, son apariencia~ ante las que el alma asiente naturalmente; para Descartes. estaríamos naturalmente inclinados a creer la verdad, cuando la descubrimos. 52 Carta a Mersenne del 15 de abril de 1630, AT 1 145. 53 Art. 30, AT IX 38.
64 Cap.LI René Descartes 'J Pierre Gassendz ante la ~CrlSe P)'TThcruenne~
difieren grandemente entre ellas, pues nunca podría poner en duda lo que la luz natural me hace ver que es verdadero [ ... ] Y no tengo en mí alguna otra facultad o capacidad para distinguir lo verdadero de lo falso, que me pudiera enseñar que aquello que la luz me muestra como verdadero, no sea verdadero, y en la que yo pudiera confiar más que en ésta.54
Por la cita anterior podemos damos cuenta de la importancia y los alcances que
tiene la noción de la luz natural en Descartes. Al considerar ésta como la únÍca
facultad para conocer lo verdadero y, además proponer que es una facultad innata
en el hombre, se ofrece tanto una respuesta al escéptico como la posibilidad misma
de conocimiento: el escéptico puede poner en duda las facultades sensoriales y los
resultados que obtenemos por medio de ellas, sin embargo, Descartes, al postular
que la luz natural ha sido otorgada por Dios y que ésta sólo puede conocer lo
verdadero, pretende evitar más réplicas escépticas sobre la confianza en las
facultades. John Morris enumera las características de la luz natural cartesiana de la
siguiente manera:
(1) Es una facultad o poder que conduce a la cognición (cognitio, connazssance) o "conocimiento", en el sentido de aceptación o reconocimiento.
(2) Como una función del "poder de cognición" (vis cognoscens, puissance de connaítre) , es una función del entendimiento. Se contrasta con el "poder de concebir" (vis intelligens, puissance de concevoir) [ ... 1 La luz natural reconoce ideas (o me hace reconocerlas), mientras que el poder de concebir forma ideas o conceptos [ ... 1
(3) Más específicamente, es el poder de conocer la verdad y la falsedad. Podemos, por medio de la luz natural, obtener "conocimiento de la verdad" (connaissance de la vérité), una frase que es muy repetida, tanto en el Discurso como en las Meditaciones.
(4) De las verdades que son reconocidas por la luz natural, ninguna es mencionada más frecuentemente que un grupo de principios causales que son utilizados para establecer la existencia y veracidad de Dios. 55
54 ATVII 38~9; IX 3D. En {501, John Morris afinna que esta propuesta cartesiana se encuentra en las Regl...as, en forma de la noción de intuición. donde ésta es caracterizada "no como la fe fluctuante de los sentidos, ni como los juicios falsos o imaginaciones mal formadas", sino como "la concepción de la mente pura y atenta, la cual surge desde la luz de la sola razón yes más cierta que la deducción misma". Cf. AT X 368-9. " [60], p. 428.
Cap. II René Descartes y PlI!rre Gas.sendi ante la "Cnse P:mhmienne" 65
Si la luz natural es el punto crucial de la respuesta cartesiana al escepticismo en
consideración a las facultades humanas, la tesis de las verdades eternas será la que
articule y señale la posibilidad del conocimiento, como veremos a continuación.
ll.2.2.3 La existencia de verdades eternas
Después de haber revisado brevemente algunos conceptos fundamentales de la
epistemología cartesiana, veamos ahora cómo Descartes sitúa, desde sus
concepciones teológicas, la posibilidad del conocimiento. En primer lugar, veamos
uno de los pasajes en los que Descartes afirma que existen ciertas verdades
necesarias, independientes de la mente humana:
[ ..• ] encuentro en mí innumerables ideas de cosas que, aun cuando tal vez no existan en algún'lugar fuera de nú, tampoco pueden ser consideradas como mera nad3.¡ porque, a ~sar de que pueden ser pensadas o no, no' son inventadas por mí, sino tienen sus propias naturalezas, verdaderas e inmutables. Por ejemplo, cuando imagino un triángulo, aunque tal figura no exista o nunca haya existido en algún 'lugar fuera de mi pensamiento, hay todavía una naturaleza determinada, esencia o forma del triángulo que es inmutable y eterna que no .ha sido inventada por mí o dependiente de mi mente.56
Esto es evidente, dice Descartes, debido a que algunas propiedades del triángulo
pueden ser reconocidas de man~ra clara, a pesar de que nuestra voluntad no esté
dispuesta a aceptar este hecho y, "aun si nunca he pensado en ellas o no". De esto se
sigue, sostiene nuestro autor, que tales propiedades "no pudieron ser inventadas por
mí".57
La existencia de tales verdades necesarias, se sostiene y explica desde la
concepción de la omnipotencia y de la inmutabilidad divinas, "de tal manera que la
" V" ATVII64;1X 51. Citado en [68], p. 155. 57 ATVII64.
66 Cap. II René Descartes y Píerre Gassrmdz ante la "Crise p)'l"'l"Iunienne"
esencia del triáI\"aulo tiene el estatuto de una verdad eterna, creada libremente por
Dios, pero creada para ser necesariamente verdadera".5S
Así, debido a la potenria Dei absoluta, las verdades eternas son creadas libremente
por Dios y, más aún, la voluntad divina está comprendida en un solo momento con
el entend[miento divino:
[ ... ] en cuanto a las verdades eternas, digo una vez más que éstas son verdaderas o posibles sólo porque Dios las conoce como verdaderas o posibles. Ellas no son conocidas como verdaderas por Dios en ningún sentido que implique que son verdaderas, independientes de Él. Si los hombres realmente entendieran el sentido de sus palabras, ellos nunca dirían, sin blasfemar, que la verdad de algo es anterior al conocimiento que de ello Dios tiene. Desear y conocer en Dios son lo mismo, de tal manera que, por el hecho de desear algo, Él lo conoce y es sólo por esta razón que tal cosa es verdadera.59
El texto anterior propone que las verdades necesarias, al ser dependientes y
creadas por Dios son, propiamente, sempiternas, por 10 que "no podemos decir que
si Dios no existiera [ ... ] estas verdades serían verdaderas; pues la existencia de Dios
es la primera y más eterna verdad de todas las verdades posibles".60 De ahí que,
según Descartes,
Dios deseó libremente crear las verdades eternas y las leyes de la naturaleza. Este acto de creación-un producto del poder absoluto de Dios---estableció el orden de la naturaleza, el cual, debido a ia inmutabilidad de su voluntad y la unidad de su intelecto y voluntad, Dios mantiene y conserva en la manera en que fue creado.6
!
Tenemos, entonces que las verdades eternas han sido instauradas a partir de la
creación, mientras que la inmutabilidad divina, garantiza su permanencia. Estas dos
tesis dan soporte, a su vez, a las leyes principales de la naturaleza, tales como la
conservación de cualquier estado de la materia y la conservación del movimiento,
que "se siguen manifiestamente del mero hecho de que Dios es inmutable y de que,
58 [681. p.155. Véase también [70}. 59 Carta de Descartes a Me==e del 6 de mayo de 1630. enAT r 149~150. Citado en [70J. pp. 352~3. w ATI 150.
Cap. I1 René Descartes y Pterre Gassen<Ú ante la "Crise PynhaUenne~ 67
al actuar siempre de la misma manera, siempre prQduce el mismo efecto".62
Descartes considera que los primeros principios o los enunciados básicos que él ha
encontrado en la naturaleza, tiene~ absoluta certeza:
" [ ... ] en lo que respecta a las cosas que he asumido, las cuales no pueden ser percibidas por algún sentido, son tan familiares y tan pocas, que sí las comparáis con la diversidad y el artificio maravilloso de lo que.es aparente a los sentidos, tendréis más rarones para creer que,' lejos de incluir algunos [principios] que no sean genuinos, he omitido algunos que, ae hecho, se encuentran operando en npsotros. Y sabiendo que la naturaleza siempre opera de la manera más simple que sea posible, estaréis de acuerdo en que es irnposible encontrar explicaciones más plausibles acerca de cómo ésta oPera. de las que se han ofrecido aquí.63
Tomando en cuenta sólo las asever~ciones anteriores, parécería que Descartes
está a favor de la posibilidad de la construcción de una ciencia de la naturaleza que
tenga el mismo gr~do de certeza que la metafísica. En el capítulo siguientes
. trataremos de exponer ¡x>r qué esto no es así; por ahora, sin embargo, adelantamos
que, en la concepción cartesiana, las ciencia::; de la naturaleza se enfrentan a
problemas tales cbmo la explicación de fenómenos cuyas causas pueden depender de
los primeros principios de distintas maneras y además, que las causas de los
fenómenos particulares del mundo físico son de orden mecánico, no metafísico; por
ende, no son autoevidentes y no tienen las mismas características que las verdades
eternas.
Recordemos aquí que, según Descartes, gracias a la luz natural es .posib1e acceder
a los primeros principios, necesariame1?-te verdaderos, establ~cidos desde la creación.
Acorde con lo que se ha dicho hasta abara, podemos esquematizarla posición
cartesiana como sigue:
" 1681, p. 152. 62 AT XI 43, citado en [921, p. 378_ Cj'., además, [70J, p. 354_ 63 AT XI 201. Las cursivas son mías_ Citado en [21], p. 276_
68 Cap. II René Descartes y Pierre Gassendi ante la ~Crise PJ1Th.ooienne~
Luz natural e ideas innatas
... ,---------------.
T
Principios establecidos
desde la creación
Conocimiento de los primeros principios del
umverso
1. Esquema de la propuesta epistémica de Descartes
En la dimensión "destructiva" de su método de duda, Descartes ha rechazado los
sentidos como una fuente fidedigna de certeza y ha encontrado la alternativa al
escepticismo en la facultad innata de conocimiento de 10 verdadero, que es la luz
natural; las ideas innatas y la luz natural constituyen las "herramientas" humanas
que posibilitan el conocimiento de los principios que Dios ha creado.
Distinguiremos, a continuación, los principios de otro proyecto epistémico
alternativo, a saber, las tesis gassendianas con respecto a la certeza y su rechazo a los
principios cartesianos.
IL3 El escepticismo revisado y la alternativa de Pierre Gassenru
Veremos, a continuación, de qué manera Gassendi retoma algunos elementos del
escepticismo y a su vez, se separa de las conclusiones pirrónicas, asumiendo una
posición en apariencia empirista del conocimiento que, de manera similar a
Descartes, tiene en su base una concepción voluntarista de la acción divina sobre la
creación: Revisaremos pues, en esta p1lrte, algunos temas del escepticismo que
Gassendi recupera y, posteriormente, explicitaremos su respuesta al dictum de qv.od
nihil sCÍtur en diversos momentos de su obra.
Cap. II René Descartes y Ple'lTe Gasseruh ame la ~Cnse Pyrrhcnumne" 69
IL3.1 Los motivos escépticos en'las Exercitationes ~
En lás Exertitationes paradoxicre adversus aristoteleos de 1624, obra temprana de
Gassendi, leemos:
De todas las opiniones [de las distintas filosoñas], ninguna me agradó tanto como la akatttlepsia [incomprensibilidad de 'las cosas], sostenida por las Academias y los pirrónicos. Sin embargo; después de habenne dado cuenta del abismo que existe entre el Espíritu de la Naturaleza y la mente humana, ¿qué otra cosa podría pensar, sino que las causas internas de los efectos naturales permanecen ocuitas a la investigación humana?64
El escepticismo académico y el pirrónico, que Gassendi conoce muy bien, son
antecedentes que se encuentr,an a lo largo de su obra; de manera similar a Descartes, ' .' ,
Gassendi ve en los argumentos escépticos, la fuente que le permite dudar de la
scientia escolástica; también, de manera análoga a Descartes, su objetivo consiste en
derrocar" los cimientos de ésta para, después, fotmular su propia, teoría del
conocimiento.
Gássendi hace uso de la actitud escéptica para negar la posibilidad del ,
conocimiento de, tipo aristotélico; es heredero, pór tanto, de este empleo
"destructivo" del escepticismo, propio de su época, G:omo lo ha hecho su predecesQf
Francisco Sánchez, aun cuando 'aquél tiene el deseo de encontrar una propuesta
"fitme" en la filosofía, que no se encuentra en la de Aristóteles:
[ ... 1 recuerdo claramente que, cuando en mi juventud, fui adoctrinado en la filosofía peripatética, ésta no me atraj~ en lo fiÚnimo [ ... ] Una vez que empecé a examinarla más detenidamente, caí en la cuenta de qué tan vana e inútil era esta disciplina [aristotélica] para encontrar la felicidad,"
Gassendi, acorde con la actitud de escepticismo de su época, desconfía de la
escolástica e introduce la noción de "felicidad" como el objetivo de la filosofía; ésta
"sw, p, 19 65SW, p.18.
70 Cap JI René Descartes y Pierrl~ Gassmdi ame L;¡"erise Pyrrhcnierrne"
es la interpretación gassendiana de la noción griega de la tranquilidad del alma. En
su búsqueda, nuestro autor dirige entonces su atención y estudio a "otras sectas", sin
embargo, encuentra que
[ ... 1 no hay proposición y opinión tan fuertemente establecida o tan atractiva, que su opues~a no se pueda "Mostrar igualmente probable o aun, en muchos casos, más probable.ó6
En este pasaje, Gassendi retoma los señalamientos del escepticismo académico y
dirige su ataque, ya no sólo contra la escolástica, sino contra todas las sectas que
pretenden lograr conocimiento; cada una de ellas es un conjunto de opiniones
(recordemos que la opinión no se construye por medio de las aprehensiones), a las
que se puede anteponer una opinión contraria igualmente probable. Así, para
Gassendi, en sus Exercitationes,
Durante el tiempo en que los hombres han estado filosofando o persiguiendo la verdad y la naturaleza de la realidad, no ha sido posible, )'a sea por un hombre, un pueblo o una secta, desenterrar la verdad y sacarla a la luz.6i
Nuestro autor también ha explorado la diversidad de teorías antiguas que el
humanismo rescató y, de manera similar a Sánchez, ninguna de las propuestas le
parece "más atractivan que la postura escéptica; basado en los argumentos tanto del
escepticismo académico como del pirrónico, señala pues, que el alcanzar la verdad es
un proyecto imposible; su estudio de las doctrinas filosóficas antiguas y
contemporáneas que han tenido lugar hasta su tiempo, le llevan a decir que "todos
aquellos que, hasta ahora, han sido considerados los más sabios, han confesado
sinceramente esta ignorancia sobre [la naturaleza interna] de las cosas".68 Veamos, a
continuación, un señalamiento conclusivo que evidencia este momento escéptico
gassendiano:
~ lbúl, p. 19. 67 IbuL, p. 97. ~ ¡bid., p. 99.
Cap. H R~ Descartes 'J pierre Gassendt ante la "Cnse Pyrrhmrenne"
[; .. ] los hombres no conocen la naturaleza interna de las cosas o sus así denominadas, diferencias. Sí ellos las conocieran, entonces tendrí?n un conocimiento genuino y encontrarían la verdad [ ... ], sobre la cual tantos mortales se han esforzado en vano.69
71
Gassendi agrega que estas propuestas otorgan "cierta confirmación al enunciado
quod nihil scitur";70 esta conclusión nos recuerda la obra de Francisco Sánchez y, de
alguna manera, da cuenta de su lectura por parte de Gassendi. No obstante, es
importante destacar que ~1 pirronismo y la tesis de Sánchez: afirman que ni siquiera
es posible saber o confirmar la frase "que nada se sabe"; así, el objetivo de las
Ex~citationes, parece alejarse de una p~stura 'pirró~ica y' optar por un escepticismo
moderado sobre el conocimiento: cuando menos, es posible tratar de confirmar la
proposición "quod nihil scitur". La propuesta gassendiana sería paradójica, si no
consideramos que su "nada se sabe" se refiere tanto al modelo escolástico del
conocimiento, como a teorías que pretenden ofrecer noticia de lo que Gassendi
llama "naturaleza interna de las cosas"; es decir, cada vez que Gassendi dice "nada
se puede saber", se debe agregar inmediatamente "sobre la naturaleza interna de las
cosas":
[ ... ] nos corresponde contestar aquí aquellas obfeciones que con frecuencia se hacen con mucha ironía. En primer lugar, no hay razón para desperdiciar el tiempo refutando el argumento que se presenta como un Aquiles, alardeando algo como esto: "O se sabe que hay conocimiento o no se sabe. Si no se sabe, ¿por qué se dama tan precipitadamente que es a~í? Si por el contrario se sabe, entonces hay sabiduIÍa cuando menos en esta afinnación, en que nada se conoce." De acuerdo a lo anterior, el enunciado de que "nada se conoce" o de que no hay conocimiento, es falso [nosotros respondemos quel no abandonamos eJ conocimiento que puede ser denominado conocimiento de las apariencias por la experiencia. Por tanto, de acuerdo con esto, respondemos brevemente que
"nada puede ser conocido (al menOS a la manera aristotélica) y, en este sentido, hay cierto conocimiento; sin embargo, no conocemos esto con un conocimiento aristotéiico.71
69 Ibid., .p. 97. "'ldem. 71 SW, p. 101.
72 _ Cap. II René Descartes y Pkrre Gassen.cU ante la ~CTise Pyrrhmienne"
El párrafo anterior, hace alusión a la parte "constructiva", por así decirlo, de la
postura gassendiana, ésta, en las Exe-rcitationes, consiste en promover un
conocimiento basado en la experiencia sensorial: la tradición escéptica argumenta
en contra de la posibilidad del conocimiento y promueve la suspensión del juicio y
del asentimiento, Gassendi por su ,parte, retoma del académico y del pirrónico la
noción de la límÍtación epístémíca en relación con las "causas íntemas de los efectos
naturales" y, adoptando una posición parecida al escéptico académico, propone que
la investigación debe partir de los datos de los sentidos para, posterionnente,
construir hipótesis que se vuelven cada vez más probables, a medida que son
confrontadas a la luz de más observaciones.
ll.32 El conociI:niento basado en las facultades sensoriales
Las tesis gassendianas a favor de un conocimiento basado en los sentidos, así como
la imposibilidad de establecer principios verdaderos" son, a su vez, la respuesta de
Pierre Gassendi a tradiciones anteriores (pirronismo) y a sus contemporáneos. Este
intento está ya presente en las Exercitationes, en donde Gassendi emplea argumentos
similares a los de Sexto Empírico, para neutralizar las pretensiones de la scientia
escolástica, particularmente en el papel explicativo de la causa: "[Los aristotélicos]
insisten en que una conclusión demostrativa y científica es tanto a priori o a
posteriori; en otras palabras, una conclusión de la causa al efecto o del efecto a la
causa,,;73 sin embargo, la causa implica siempre el efecto y Y;ceversa, por lo que un
conocimiento de la causa, refiere inmediatamente, a un con,ocimiento previo del
efecto.74 Empero, Gassendi, ante esta circularidad de la explicación aristotélica, no
acepta la suspensión del juicio, propia del pirronismo, más bien, afirma finalmente
n V., [661 73 SW, pp. 83,4.
Cap.ll René Descartes"J Prerre Gas.sendi ante la "Crise Pyrrhooienne" 73
que los hechos individuales, en tanto más cercanos a la apariencia, ,on mejor
conocidos que las causas, a las cuales se llega por inducción, de ahí que "una prueba
a posteriori es mejor 'Conocida, pués proviene de los hechos mejor conocidos". 75
Nuevamente, encontramos aquí la preferencia de Gassendi por los datos de los , sentidos como una fuente de certeza. De ahí que ironice sobre la teoría aristotélica
en los términos siguientes:
¡Sí, Aristóteles, querido peripatéticol De hecho," los. elementos fundamentales (principia) de la realidad son la materia, la foana y la privación. Todo io que pido es que, usando estas nociones, me expliques la esencia de una so13 cosa en la natur:a1e.za, incluso la cosa más inSIgnificante, y su verdadero origen y la causa de tantas acciopes y propjedades que ~ obser~an de ella.76
Gassendi considera razonable dudar de la certeza de nuestros sentidos en
ocasiones particulares, pero es absurdo cuestionar su certeza en general: no tenemos I ' ,
nada más firme en qué apoyarnos que nuestra experiencia sensoriaL 77 Sostiene, .' . . (
además, que la contribucióD- más importante de los escépticos, reside en su ataque a
los supuestos poderes deÚntelecto humano,"
Si bien los escépticos pirr6nicos no objetan la validez de las apariencias y en esto <
las propu~tas gassendianas podrían asemejárseles, existe una gran diferencia en
afirmar que los sentidos no nos engañan al presentarnos apariencias libres de
dogmas y pretender convertir los datos de los sentidos en fuentes de certeza, como lo
hace Gassendi. Así, en las Exe;titatíones, nuestro autor afirma:
Debido a que todo nuestro conocimiento está en los sentidos o es derivado de éstos, parece entonces igualmente cierto que no podemos juzgar con respecto a algo, a menos que nuestros sentidos lo testifiquen. Por tanto { ... l·se debe apelar siempre a los sentidos; como la corte más elevada y la prueba final.79
"er, HP III 13,n 75 ~W, p. 84.' 76 Ibid., p. 97. 17 DM~ en OM m, 281bj $W, pp. 168 y siguientes; véase también OM IIJ, 388a-by SW, p. 267. ,. 1106[, en [18l, p, 320, 79SW, p. 86-7.
74 Cap JI René Descartes y Ple1Te Gassendi ame la "Crise Pyrrhoo.!erme"
Así, las Exercitationes están destinadas, no a seguir el camino del escepticismo
pirrónico, sino a ofrecer una alternativa para el conocimiento ante las objeciones de
éste, que consiste en el conocimiento a partir de las experiencias sensoriales. En la
misma obra, nuestro autor afirma que "la base para el conocimiento existe", pero
ésta sólo existe "para el conocimiento de la experiencia y, hay que decir, de las
apariencias, pues nuestro intelecto conoce o aprende a través de su experiencia de
• ." so numerosas apanenCIaS .
Lo anterior muestra dos distintos papeJes que Gassendi propone para Jos sentidos
en la investigación, el primero, consiste en que éstos son el origen del conocimiento;
el segundo, al referirse a éstos como "la corte más elevada y la prueba final",
caracteriza los sentidos como el medio de verificación de hipótesis:
Si dices que el entendimiento puede obtener conclusiones con respecto a cuestiones mucho más escondidas que las cosas que son encontradas en la experiencia o aparentes a los sentidos, contestaré que [el entendimiento}, [por medio del] razonamiento, no puede ir más lejos de las cosas que deben ser expuestas, nuevamente, frente a la experiencia.51
Nuestro autor, sostiene, a diferencia de Descartes, que las facultades humanas
dependen de Jos datos sensoriaJes en tanto que, para que Jas primeras puedan
realizar sus operaciones, necesitan del material que aportan los sentidos; recordemos
que ésta es una propuesta que ha sostenido también Ja filosofía epicúrea. De tal
modo que, junto con la propuesta de verificación empírica, en las Exercitationes,
Gassendi sugiere un límite para el intelecto, por tanto,
Gassendi [ ... ] se cambió de una posición escéptica pura [ ... ] hacia la posición de que, si abandonamos el ideal ce conocimiento probado y 10 cambiamos por el conocimiento hipotético, que se cuida de no ir más allá de las apariencias de las cosas y sus conexiones mutuas, llegamos a una forma de ciencia que no está
~ lbU], p. 104. SI ldem.
Cap. 1I Rerú Descartes"j Pierre Gassemb ante la "Crise P)"!'Th.oo.ierme"
expuesta a la devastación escéptica, en, tanto se da un paso más allá de la estéril desesperanza' de la suspensión,del juicio en todo.82
75
Gassendi conoce la desconfianza que el pirronisl)1o' atribuye a los senridos y su
tesis ahora parece más cercana a la valoración de los sentidos que realiza la tradición
atomista. Más adelante veremos cómo, en sus obras posteriores, Gassendi valota los
datos. sensoriales a la, manera del epicureísmo.
St nuestra interprétación es correcta, entonces podemos adelantar una respuesta
a la pregunta: '~¿es qas~endi un escéptico pirrónico con respecto al conocimiento?"
Tomemc:>s' en cuenta, primeramentej la diferencia fundamental que hemos
encontrado entre Jas posiciones gassendianas y las d~l pirrónic;o, a saber, que el
escéptico tiene como o~jetivo la suspensión del juicio en 10 qu~ concierne a la
posibilidad del conocimiento, mientras que Gassendi se pronuncia a favor de la
certeza de las apariencias; formulado de otra manera: Gassendi encuentra en los datos
de los' sentidos una posibilidad de conocimiento; a diferencia del escepticismo
pirrónico, Gassendi se compromete, tanto a negar el conocimiento de modo
escolástico, com~ en apoyar la evidencia empírica.
Por tanto, la respuesta a "¿es Gassendi un escéptico pirrónico con respecto al
conocimiento?", es no.83 Gassendi so~tiene, de acuerdo a la caracterización de
Hankinson, un Dogmatismo Epistémico Negativ~, en lo que se refiere al
conocimiento demostrativo de la ciencia escolástica y ~un Dogmatismo Epistémico /
Positivo, en lo 'que toca a los datos de los sentidos. Sin embargo, en su discusión con
l!2 [22}, p. 299. Las cursivas son mías. S3 Podemos, desde esta perspectiva, esclarecer las tesis de Popk:i.n, quien "se ha impresionado por las similitudes entre Gassendi 'y otros escépticos de los siglos dieciséis y diecjsiete que tomaron argumentos drrectamente de Sexto Empírico", V., [48], p. 14." e[, además. [75], pp. 99~104, 141~50. Popkin, es cierto, destaca el, uro que hace Gassendi d~ diferentes argumentos escépticos y lo sitúa, junto con Mersenne, entre los representantes del "escepticismo mitigado o constructivo". El escepticismo constructiV9, en las Exeratationes, está determinado por la propuesta de una ciencia en la que, a partir de los datos de los sentidos, se formulan hipótesis probables, cuya credibilidad aumenta cuando éstas son verificadas con más experiencias sensoriales. En ningún momento estas hipótesis deben ser consideradas verdaderas.
76 Cap. JI René ~ y Pierre Gas.seruú ante lo. ~Crue pyrrhatienne"
- Descartes, como en su proyecto de recuperación de la filosofía epicúrea en el
Syntagma, aparecerán nuevos elemer.tos que debemos considerar; a continuación,
veremos algunos de éstos.
II.33 la crítica a la teoría cartesiana de las verdades eternas
En el apartado sobre Descartes, hemos visto cómo éste annna la existencia del
conocimiento a priori de verdades necesarias, establecidas de una vez y para siempre
a partir de la creación. Teniendo en cuenta las teorías gassendianas expuestas
anteriormente y la obra que Gassendi escribió con motivo de su controversia con
Descartes, las Disquisitio Metaphysica (1664), trataremos de explicitar las diferencias
entre estos dos proyectos epistemológicos.
IL3.3.1 La experiencia sensorial
Como ya sabemos, la alternativa de Gassendi ante el escepticismo, son los sentidos
como fuente de certeza:
[ ... ] todo 10 que podemos saber es que, si tales o cuales propiedades pertenecen a tal substancia o a tal naturaleza, estO aparece por la obsenración y resulta evidente por la experiencia. Uno no penetra en la substancia o en la naturaleza íntima [de las cosasJ.84
En su Disquisitio metaphysica, nuestro autor rechaza el ejemplo cartesiano del
triángulo, con el cual ha demostrado la existencia de verdades independientes, en
los siguientes términos:
El triángulo que tienes en tu mente es un tipo de norma (regula) por medio de la cual examinas si una cosa merece el nombre de trián.:,oulo, pero no es necesario decir por ello que el triángulo es algo con una naturaleza real y verdadera que se encuentra fuera del entendimiento: solamente que, después de haber visto triángulos materiales, se haya formado esta naturaleza y se haya vuelto común.ss
54 SW, p. 104. "DM, pp.470-1; OM, lll, p. 375. Citado en [69], p. 166.
Cap. II René Descartes y P¡erre Gassendi ante la "Crise Pyrrhauenne" 77
Los sentidos, al tener contacto con objetos triangulares, hacen que la mente
forme la idea de triángulo por medio de la abstracción, esta regula, a su vez sérvirá
para identificar las cosas triangulares y diferenciarlas de aquellas que tienen otras
formas. Debemos notar la similitud de este proceso de formación de la idea de
triángulo defendida por ~assendi, con la tesis epicúrea de las preconcepciones:
recordemos que éstas ti.enen su origen en los datos de los sentidos que son
clasificados por la razón y tienén una. función similar a la regula del triángulo.
Gassendi, en contra de la propuesta cartesiana de las i~eas innatas, sostiene que
éstas tienen su origen en los sentidos:
Todas las ,Ideas que están contenidas en la mente, tienen su origen en 'los sentidos [ ... ] el intelecto o la mente es una tabula rasa en la que nada está grabado o representado [antes de la sensaciónl.86
Así, para nuestro autor, todas, las ideas tienen un origen ex'temo: "[ ... ]es
conveniente notar que tQdas las ideas son adventicias, proceden de cosas que están
fuera de la mente, y que son objeto de alguno de nuestr-Os sentidos".87 En las mismas
Dísquisitio, Gassendi le pregunta a Descartes:
Si tú [ ... ] hubieras sido privado de la operación de tus sentidos hasta ahora, de tal modo que nunca hubieras visto o tocado distintas superficies o extremos de cuerpos, krees que podrías haber formado la idea de un triángulo o de alguna otra figura?88
Más todavía, sin las cosas particulares, el intelecto no podría llevar a cabo
ninguna operación:
Debemos reconocer que la idea de cosa no es innata sino, más bien, es adquirida por la inspección de muchas cosas singulares al suprimir las diferencias y retener solamente la noción que les es común. De donde debo decir dos cósas: la primera, que si tú no has podido aprehender algo y que sin embargo, admites que te piensas a ti m1:smo en la obscuridad de todos tus sentidos, es muy verosímil
86 OM, 1, p. 92. 87 DM, p. 212. "SW,p.247.
78
--Cap. JI René Descartes y Pierre Ga.=di ante la "Cnse Pyrrhoo.ienne"
que tú no puedas pensar más que de esta manera: "yo, yo, yo", (verisimile prorsus esse, quod nihil aliud cogitasses prreter MC, Ego, Ego, Ego). Porque no podrías atribuirte nada por medio de tu pensamiento, puesto que no conocerías ningún atributo y no conocerías el valor de la expresión "yo soy", ni sabrías lo que es el ser, ni la diferencia entre el ser y el no~ser [ ... J La segunda cosa que cleoo decir, es que tú no puedes, a partir de las cosas que has considerado falsas [ ... ] argumentar del modo como 10 has hecho, al rechazar todo conocimiento preexistente. Sin [las cosas particulares1 tú no puedes decir que serías capaz de pensar, afinnar, negar y razonar.59
Sin la información que aporta la experiencia empírica, las facultades del
razonamiento no pueden, por sí mismas, producir algún juicio. Al rechazar la
exístencia del mundo externo, Descartes se ha quedado en la "obscuridad", de la
que sus propias facultades, al carecer de objetos, no puede salir. El entendimiento,
sin el mundo exterior, es estéril. De tal manera que, la existencia del mundo externo
o, más precisamente, los datos que éste nos aporta son el principio de todo
conocímiento. Gassendi piensa que lo mismo ocurre con la ídea de Dios, como
veremos a continuación.
ll.3.3.2 El argumento del diseño
Gassendi encuentra la fonna de anteponer la evidencia sensorial a la prueba
cartesiana de la existencia de Dios, en ei argumento del diseño. En las Disquisitio,
nuestro autor le señala a Descartes la circularidad de su prueba de la existencia de
Dios:
Noto que aparece un argumento circular [ ... ] según el cual, estás cierto de que debe haber un Dios y que él no es un engañador, debido a que tienes una idea clara y distinta de él. Y estás cierto de que una idea clara y distinta debe ser verdadera, debido a que sabes que hay un Dios, que no puede ser un engañador.90
M DM, p. 222; OM, III 320'. C[., [13], pp. 226-7, [141, pp. 122-5. 00 SW, p. 204.
ESTA TESIS NO SALE DE LA BIBLIOTECA
Cap. II René Descartes"j Prerre Gassen.m ante /o. "Cnse PJlThaUenne" 79
Gassendi opta por el argumento del diseño, pues éste le permite sostener, por un
lado, que la idea de Dios tiene "SU origen en las apariencias y, por Otro, que lo que se . ,
puede conbcer de Dios son los efectos de su existe~cia, no su naturaleza o su
esencia; acepta pues, la existencía--de Dios, pero se queja de Descartes, pues éste,
Se ha salido del camino real, suave y fácil de seguir, que conduce al conocimiento de la existencia de Dios, de su {Xlder, sabiduría, bondad y otras cualidades, éste camino consiste en las' excelentes creaciones de este universo, que proclaman a su autor por su grandeza, sus divisiones, su variedad, su orden, su belleza, su constancia, y sus demás parctcularidades.91
•
Más adelante, con' el mÍsmo argumento, Gassendi critica a Descartes:
Cuando dices [ . .,] que [la idea de Dios] es "tan grande que no puede ser originada en ti", tu enunciado sería aceptable si tú entiendes con esto que tu idea es tal que no podrías tenerla en ti mismo sin tus padres, los maestros, los curas, y sin otros hombres con los que has platicado y por los que has oído que Dios es llamado infinito, eterno, omnipotente t creador del cielo y de la tierra; o si. tu idea era imaginarte a ti mismo como el primer hombre l ... } en tal caso, no podrías haber tenido esta idea'de Dios, sin hi presencia de las-estrellas y sus movimientos, sin la belleza, orden y perfección del uf'!.iverso y sus partes.92
Nuevamente, nuestro autor ~rma que la.)nformación que nos aportan los
sentidos es fidedigna y que, a partir de ésta se construye todo el conocimiento, desde
las noción de triángulo, hasta la idea de Dios: por medio de los sentidos, percibimos
los objetos de la n~turaleza y nos damos"cuenta que éstos, en sus movimientos,
~ ¡bid., p. 208. n Ibui" p, 214. En el Syntagma, Gassendi continúa usando el argumento del diseño; para él, éste argwnento es la mejor prueba de la existencia de Dios, en tanto que está basado en experiencias sensoriales comunes. En ~M. Vol. I, p. 128, Citado en [69J, p. 56, leemos,
La filosofía natural es la contemplación del universo de las cosas naturales desde la magnitud, variedad, disposición, belleza y constancia de sus maravillas [ ... ) nuestra razón nanual deduce de esto que existe una voluntad divina mteligente, poderosa y bondadosa por la cual es gobernado [ ... ] de ahí que conozcamos esta voluntad divina por la grandeza de su excelencia y bondad, Y la reverenCta, que es Ja religión misma, debe ser cultivada.
El texto en latín es como sigue: Quippe ipsa potilis Physiologia est, qure naruram rerum universam contemplando, ex admirabili illius magnitudine, varietate, dispositione, pulcritudine, & constantia, argumentatur esse Numen Sapientissimum, potentissimum, Optimum, a quo iIla administretur (u't Deo propitio' doca Providentiam prosequendum pluribust est) atque adeo nos ratio naturalis eo deducit, ut agnoscamus huic Nu.mini pro tanta eius excellentia, beneficientiáque exhibendum culturo, qui ipsa" sit Religio.
80 Cap. II René Descartes "j Pierre Gassen.c::lI ante la "Crise P)'TThooienne"
siguen un orden y están dispuestos armónicamente. A -parór de la observación de
ese orden, el intelecto infiere que el universo fue creado por una inteligencia
omnipotente. Así, según Gassendi, no hay n~cesidad de posrular una idea innata de
Dios, pues el ser humano, al usar sus sentidos y su intelecto, es capaz de hallar por sí
mismo, la verdad de la existencia divina. Se encuentra en esta propuesta
gassendiana un eco de la epistemología epicúrea, en tanto que, para ambas tesis, el
conocimiento consiste en inferir la existencia de las cosas inobservables, a partir de
la evidencia sensoriaL
La idea de Dios ha sido adquirida también por las opiniones y enseñanzas que son
transmitidas por los demás; es importante destacar la aparición de esta propuesta,
porque nuestro autor está considerando un origen distinto de nuestras ideas; a
diferencia de las tesis empiristas de las Exerdtationes, en el pasaje anterior se le
concede un papel determinante a la sociedad: la comunicación que tiene lugar en
ella, es otra fuente de conocimiento. Más adelante, nos ocuparemos de las
implicaciones que esta propuesta tiene en la filosofía gassendiana.93
Gassendi hace alusión a la actividad de los artesanos, como análoga a la actividad
divina, así, en las Disquisitio leemos:
'Parece que el Dios tres veces grí3nde, actuó de la manera en que los artesanos 10 hacen, cuando construyen autómatEs para nuestro asomhro. Tal y como ellos muestren sus a.utómatas al público, tal y como no niegan la exhibición de sus movimientos admirables, del mismo modo, sena un insulto si los espectadores protestanm, cuando los artesanos se negaran a descubrir el mecanismo interno. Así también, Dios, el artesano del mundo y de todas las cosas extraordinarias, de la más pequeña a la más grande, tiene la benevolencia de no negarnos la contemplación de éstas; r del mismo modo 1 sería una ofensa para él si alguien se quejara de que, más allá de las cosas que él quiso que supiéramos, él no reveló
93 Vide Enfra, cap. lII.
Cap. II René ~scartes 'J P/€'1Te Gas.sendt. ante ki. "CTlse Pyrrhauenne"
también los secretos internos de cada naturaleza o si alguien se jactara de poder conocerlos tanto como él los conoce,94
81
Gassendi se esfuerza por dejar establecido que el universo tiene un orden 'f que los
fenómenos son indicio de éste. Así, puede afirmar que los fenómenos naturales que
son percibidos por la mayoría de los seres humanos, dan cuenta de ese orden y, por
tanto, los sentidos aportan también el origen de nuestra información' acerca de
DiOS.95
Por otra parte, el mecanismo de tal orden' no es accesible al coqocimiento
humano, debemos notar que Gassendi acepta que, en la naturaleza, existen ci'ertos
mecanismos, conocidos sola~ente por Dios, que determinan su curso., Si las,
posibilidades epistémicas humanas son limitadas, no se puede, como Descartes
pretende, conocer las verdades que Dios ha creado; recordemos que Gassendi ha
,aceptado sólo el conocimiento basado en apariencias y en opiniones de la
comunidad. % El deseo de ir más allá de estos límites es propio de la desmesura de
quienes intentan llevar sus facultades de conocimiento al mismo nivel de los poderes
94 SW, p. 200. Cf., ibid, Syntagma:, p. 337. La referencia a Dios como el "divino artesano", es muy común en GassendJ. en toda su obra. 95 Estas mismas propuestas, con excepción de las causas finales y de que Dios no puede ser escuchado, se encueno:an en el Escolio general de los Prnu:ipw mathemauca,de Newton, [62], p, 620; a continuación citamos m. extenso, un pasaje representativo:
Así como un ciego no tiene idea de los colores, así carecemos nosotros de la idea sobre el modo en que el dios sapientísimo percibe y entiende todas las cosas. Está radicalmente desprovisto de,todo cuerpo y figura corporal, con lo cual no puede ser visto, esCuchado o tocado f ... ] Tenemos ideas &obre sus 'atributos, pero no conocemos en qué consiste la substancia de cosa alguna. En los cuerpos sólo vemos sus figuras y colores, sólo escuchamos los sonidos, sólo tocamos sus superficIes externas, sólo' olemos los olores y gustamos los sabores. Sus substancias íntimas no Son conOCidas por ningún sentido o por acto reflejo alguno de nuestras mentes. Mucho menos podremos formar cualquier idea sobre la substancia de Dios. Sólo le conocemos por propiedades y atributos, por las sapientísimas y óptimas estructuras de las cosas y causas finales, y le admiramos por sus perfecciones; pero le veneramos y adoramos debido a su dominio. pues le adoramos como siervos. Y un Dios -sin dominio, providenclll y causas finales no es sino hado y naturaleza. Una ciega neceSl<:fad metafísica, idéntica siempre y en todas partes, es incapaz de producir la variedad de las cosas. Toda esa divérsidad de cosas natlJl'lrles, que hallamos adecuada a tiempos y lugares diferentes, sólo puede surgir de las ideas y la voluntad de un ente que existe por necesidad.
96 Podemos conocer las propiedades y atributos de las sustancias o naturalezas, siempre que éstos "estén abiertos a la observación y lleguen a ser familiares por la exPeriencia". En SW, p. 198.
82 Cap. II Razé De.sa:rtes y Pierre Ga.ssenJi ante la ''Cme P:rrrlunien.ne"
y razones divinos. Descartes, en la perspectiva gassendiana, ha cometido este
"oprobio teológico".
Gassendi piensa que Dios eligió crear al ser humano con sus cinco sentidos y no
es conveniente quejarse porque sean limitados, como 10 hace Cicerón.97 Por otro
lado, existe una razón por la que Dios creó al ser humano de esta manera, sin
embargo, ésta no se puede conocer, de ahí que Gassendi le recuerde a Descartes que
"El Dios omnipotente estableció la creación y la ha dispuesto a nuestro uso. De
hecho, eso es todo lo que es necesario que sepamos".98
lL3.3.3 El uso gassendiano del voluntarismo
Del mismo modo en que la epistemología cartesiana se articula con su teoría de la
necesidad de verdades eternas, la postura de Gassendi se articula con el énfasis que
él otorga a "la voluntad divina y a la contingencia de la creación".9? La filosoña
gassendiana tiene como antecedente las teorías voluntaristas. Gassendi afirma que
"no hay nada en el universo que Dios no pueda producir, nada que él no pueda
cambiar, aun en sus cualidades opuestas", esto, de acuerdo a Margaret Osler:
[ ... 1 resuena con el lenguaje del poder absoluto y ordenado de Dios. Por su poder absoluto, Dios puede hacer cualquier cosa. Por su poder ordenado, él creó el triángulo, pero no está compelido a crearlo conforrne a algún plan preexistente. Por ese mismo poder absoluto, Dios puede destruir lo que ordenó en la creación
97 En la Academ.ica JI 80, obra que Gassendi conoce, Cicerón dice: Si un dios --dices-- te interroga si, estando sanos e ínregros tus sentidos, descañas algo más, ¿qué responderías: ¡Ojalá me lo preguntara de verdad! ¡Oiría qué mal se comportó con nosotros] Pues, aun suponiendo que vemos lo verdadero, ¿cuán lejos vemos? Yo miro desde este lugar la villa cumana de Catulo [ ... ] pero no miro la pompeyana y no hay nada interpuesto que me lo impida, sino que la mirada no puede extenderse más lejos.
Annas y Bames señalan que la idea central consiste en que "Dio&---O la naturaleza o la evolución-nos adecuó al medio, sin otorgamos el completo conocimiento de éste". La idea se encuentra también en el Ensayo de Locke (Il, xXiü, 13): "Dios no tuvo duda en hacemos así, que es lo mejor para nosotros en nuescra condición actual". Encuentro en este enunciado, una tesis sobre la ra:Dn que Dios pudo tener para la limitación de los sentidos del ser humano, a saber, que él actúa en razón de lo mejor, ef" [1], pp. 76~7. ~ SW, p. 200; cf., <bid, p. 235. "V., [69[, p. 154.
Cap. II René Descartes"J Pierre Gassendi ante la "Cme PyrrhaUenne"
inicial: él puede incluso cambiar la naturaleza del triángulo, si él 10 elige. Él no está determinado por el orden 'creado. Él es libre de ejercer su poder absoluto en cualquier aspecto del orden creado.' Aquí, el empirismo de Gassendi se articula con su concepción voluntarista de la deidad. La naturaleza del triángulo es contingente a la voluntad ruvina, como todo lo demás en la creación. Esta contingencia se instaura en el corazón de su epistemología empirista.lOO
83
Si esto es así, del ~oluntarismo en las Dísquisitio, se sigue que, a) todas las
verdades que Desc.artes ha llamado eternas, quedan subsumidas a la voluntad
divina; mientras que de la tesis del origen sensorial del conocimiento se sigue, b) que
es imposible tener ideas innatas verdaderas acerca de cualquier cosa. En las
Disquisitio, ambas tesis desembocan, como en las Exercitationes, en la imposibilidad
de conocer los primeros principios de la naturaleza:
E Dios omnipotente estableció la creación- y la ha dispuesto para nuestro uso. De hecho, eso es todo lo que es necesario que sepamos l ... ] él nos la ha revelado, otorgando propiedades a las cosas que nos penniten conocerlas, diversos sentidos por los que las conocemos y una facultad interna que nos pennite juzgarlas. Sin embargo, con respecto a su naturaleza interior, [ ... ] él deseó que estuviese oculta para nosotros [ ... ] y, cuando con presunción creemos cQflocerla, sufrimos la pena de nuestra desmesura.IOI
Tenemos pues, una visión más compleja de la crítica gassendiana a las verdades . /
eternas y necesarias, que podemos esquematizar de la siguiente forma:
100 Ibid., p. 165. 101 DM, p. 188.
Dogmatismo Epistémico
Negativo (con relación al
aristotelismo yalas
verdades sempiternas)
Potentia Dei absoluta
---------, , : , , , , r---' , , , , , , , , ,
Los sentidos y la
comunicación son el origen de las ideas
2. E"P"ema de la propuesta epistémica de Gassendi
84 Cap. TI René Descartes y Pierre Gassend: ante la "Crise P:yrrhmienne"
Debido a que el orden establecido en la c,reación es contingente, esto es, depende
de manera radical de la potencia Dei absoluta, no podemos concebir que, en estricto
sentido, haya leyes de la naturaleza que no puedan ser destruidas o cambiadas por
Dios. Más aún, sí suponemos que existen, tampoco podríamos estar ciertos sobre
cuáles son éstas; así, el argumento acerca de la potencia Dei absoluta de Gassendi,
tiene, como conclusión más importante, una postura sobre los límites epistémicos.
Estas propuestas, en nuestro autor, que tienen como base la confianza en las
facultades sensoriales, es una de las características que 10 separan de Descartes.102
Por otra parte, debemos hacer énfasis en que, para Gassendi, la naturaleza ha sido
creada para el uso del ser humano, notamos aquí alguna similitud con la teoría
probabilista del escepticismo académico, en tanto que sostiene que hay que seguir
las opiniones probables, porque éstas sirven en la conducción de las acciones de la
vida diaria. En el próximo capítulo veremos cómo, en cierta medida, Descartes
también concibe una dimensión práctica en el conocimiento de la naturaleza.
Hemos señalado, hasta ahora, que la respuesta que Gassendi ofrece al quod nihil
scitur y su motivación voluntarista con respecto al conocimiento de las verdades
eternas, tiene corno eje la confianza en los datos sensoriales; cabe añadir que esta
opinión es generalmente interpretada en ténninos de que toda la obra gassendiana
se reduce a una "epistemología empirista", entendiendo por ésta una epistemología
basada sólo en las apariencias. Es conveniente anticipar que encuentro errónea esta
lectura del proyecto gassendiano del conocimiento: si bien es cierto que las
Exercitationes promueven esta idea, recordemos que ésta es una obra temprana y,
ciertamente, el desarrollo del pensamiento gassendiano se modifica conforme
Gassendi avanza en sus estudios sobre el atomismo antiguo. Sin embargo, que
,mv., [ID2].
Cap, II René Descartes y Pierre Gassendi ante /(l "O'/.Se Pyrrhcnienne" 85
Gassendi conceda a los sentidos una importancia significativa en el origen del
conocimiento, no significa que toda su filosofía natural sea empirista. Las tesis de
Gassendi en contra de Descartes que hemos revisado son ilustrativas: en las
Disquisitío, . nuestro autor asume una postura mucho más compleja que la' mera
apelación a la evidencia sensorial; entre sus fundamentos encontramos la poterulia /
Dei absoluta, un supuesto teológico que difícilmente puede ser caracterizado como
empirista; asimismo, Gassendi ha propuesto que la idea de D,ios proviene también de
las enseñanzas de los '(padres, maestros y' curas". A continuación, para apoyar
nuestra propuesta, damos cuenta del desarrollo posterior de la teoría gassendiana
sobre la experiencia empírica.
nA La vía del conoci~iento probable:1?-, de la experiencia sensorial a los inobservables
IL4.1 Las cosas ocultas
En el Syntagma, Gassendi retoma la exposición de Sexto Empírico en Contra los
lógicos, con respecto a tres clases de cosas ocultas, a saber, las cosas totalmente
ocultas, las naturalmente ocultas y las temporalmente ocultas. Las primeras, son
"aquellas que de ninguna manera pueden estar a nuestro alcance, por éjemplo, si el
número de estrellas es par o impar" .104 Las CQsas naturalmente ocultas, son las que "no
pueden llegar a ser evidentes [en tanto que los sentidos no las perciben o] por su
mism~ naturaleza".lo5 Sin embargo, tales cosas púeden ser conocidas a través de
otras; como ejemplo de esta segunda clase de cosas ocultas, tenemos 16s "poros u
orificios en la piel, los cuales no pueden llegar a ser perceptibles a nosotros por ellos
mismos, pero su presencia en la piel se puede deducir del sudor".llJ6 Finalmente, las
cosas temporalmente ocultaS, son las que ((a pesar de que son evidentes por su
'" ej., [82], pp. é/36. 104 SW, p. 290. lOS ldent. 106 Ident,
86 Cap. 11 René Descartesy P¡erre Gassendl ante lo. "Crise Pyrrhooienne"
naturaleza, están todavía escondidas durante algún tiempo para nosotros, debido a
algún obstáculo".107 Gassendi ejemplifica este tercer tipo de cosas ocultas con el
hecho de que no percibamos un incendio si un edificio nos obstruye la visión o el
hecho de que no veamos la ciudad de Constantinopla, porque estamos muy lejos de
ella. Las cosas temporalmente ocultas, pueden ser conocidas toda vez que las
circunstancias que nos lo impiden sean eliminadas. lOS Además de apoyar su crítica al
conocimiento de verdades eternas, las distinciones anteriores, pueden, como
Gassendi mismo lo enuncia, caracterizar los diferentes objetos de la investigación y,
fiÚalmente, la posibilidad de la ciencia:
Con base en [las distinciones anteriores] la verdad que la filosofía busca no es la de las cosas manifiestas, pues éstas son del conocimiento público; tampoco es la de las cosas totalmente ocultas, pues nuestra ignorancia de ellas es insuperable;
'sino [la verdad] de las cosas ocultas, tanto temporal o naturalmente, especialmente éstas últimasolO9
Gassendi adopta, por tanto, una alternativa ciceroniana: la de la opinión probable
que, como hemos visto, no se compromete con la verdad y, en el caso de Gassendi,
con las verdades eternas:
Haríamos bien al adoptar una vía media (media quaedam via) entre los escépticos [0.0] y los dogmáticos. Pues, los dogmáticos no conocen realmente lo que ellos creen conocer, ni tienen el criterio apropiado para determinarlo; pero tampoco parece que todo aquello que los escépticos vuelven objeto de debate sea completamente desconocido, que no puede ser hallado ningún criterio para determinarlo. [De ahí que] en las ciencias físicas, frecuenumenu: se declara que seremos afortUnados si encontramos, no lo que es verdadero, sino lo que es probableo HO
Así pues, la tesis de la limitación epistémica que Gassenm ha tomado de los
escépticos, le ha conducido al probabilismo, cuyo alcance, no es la verdad misma,
sino "una débil imagen de ella, O su sombra"o111
107 ldem. 1CS ldem. 109 Idem. !lO SW, p. 326. Las cursivas son mías. 111 ldem.
Cap. II René Descqrtes 'J Pien-e Gass~ aurda "Cnse Pyrrhauenne" 87
ll.4.2 La tesis de los signos indicativos y los signos empiri<;:0S
\ Los tipos de objetos que Gassendi propone investigar son, entonces, las cosas natural
y temporalmente ocultas, en donde, ciertamente, los sentidos juegan un papel
importante. l1?
La exposición gassendiamr de la posibilidad de este tipo de verdad tiene, c()mo eje
principal la diséusión de Sexto Empfrico sobre los signos. Según este último, los
signos son "indicativos" o "empíricos". El signo indicativo es "de tal naturaleza, que
no podila existir si algo no existiera y, por tanto, cada vez que '[el signo] existe, la
cosa también existe".l13 Un ejemplo de signo indicativo eS,el sudor en la piel. L~
presencia del sudor, indica la existencia de algo que no es objéto de los sentidos, a
saber, los poros. Mientras que un signo empírico es "algo que siempre se ha "
observado en conexión con otra cosa que podríamos ver claramente, de tal modo
que, tan pronto como percibimos [el signo] recordamos la cosa que debió haberlo
acompañado", U4 tal como sucede con el humo, que 'indica el fuego o una cicatriz
que indica una herida.
Gassendi hace corresponder los signo~ indicativos a las cosas naturalmente
ocultas, mientras que, los signos empíricos, corresponderían a las cosas
temporalmente ocultas. Es importante notar que ambos tipos de signos, son datos
sensoriales (signos sensibles), que llegan a la mente y ésta, a su vez, por vía del,
razonamiento, da cuenta de lo que está temporal o naturalmente escondido. Dt esta
manera, la investigación ~bre las cosas ocultas, está determinada como una relación
m Tbui., p. 329. lB Ibui., p. 332. 1H ldem.
88 Cap. II René De5Ca:'teS y Pierre Ga.ssendi ante la "Crise Pyrrhmienne"
entre los sentidos, que proveen a la razón de signos sensibles y las operaciones de
ésta:
A pesar de que es admitido que los sentidos algunas veces nos engañan y que, por tanto, el signo {que nos otorganI no es confiable, todavía la razón, que es superior a los sentidos, puede corregir la percepción de los sentidos, de tal manera que no aceptará un signo, a menos que sea ya corregido; entonces,
finalmente delibera, o alcanza su juicio de la c05a.115
Gassendi no explica cómo es que la razón corrige la percepción y cuáles son las
características de una percepción fidedigna o corregida. Sin embargo, es necesario
hacer una breve mención sobre la posición de Gassendi con respecto al error en los
datos de los sentidos.
Ya en su Disquisitio Metaphysica, Gassendi le había propuesto a Descartes que los
sentidos no pueden ser causa de engaño ni de error, pues éstos se comportan
"pasivamente" y sólo reportan las cosas tal y como aparecen. Antes bien, el error se
encuentra_5!n el "juicio o en la mente", cuando ésta no actúa de manera correctaY6
Del mismo modo, en el Syntagma, Gassendi sostiene que los sentidos no son
fuente de error del conocimiento; el único que puede cometer errores es el intelecto:
[ ... ] por tanto, parece ser el caso de que, propiamente hablando, no son los sentidos por sí mismos, sino el intelecto el que comete el error y, cuando se equivoca, no es culpa de los sentidos, sino del intelecto, cuya responsabilidad más alta e importante es tener la facultad de examinar cómo es un objeto, examinar cuál de las diferentes apariencias producidas en los sentidos f .•• ] está
en conformidad con el objeto. ll7
Gassendi intenta aclarar cómo una apariencia puede estar en conformidad con el
objeto. En el caso de un signo empírico, éste se toma fidedigno al eliminar los
obstáculos que existen entre el objeto y la mala percepción: podemos damos cuenta
de que, al acercamos a una torre que a lo lejos pareCÍa ovalada, tiene, en realidad,
115 Ibid., p. 333. 116 lbul., pp. 266~ 7. 117 Ibid., p. 345. V., también, DM, p. 416 y 532-543.
Cap. II René Descartes"j Pume GassenJ¡; ante la "Cnse Pyrrhouerme" 89
una forma rectangular. Sin embargo, el autor no explica la manera en que el
intelecto puede corregir un error en un signo indicativo pues~ en este caso, el objeto
en cuestión no es evidente a los sentidos.
A continuación, Gassendi describe e'l proceso por el cual la razón llega a conocer
las cosas naturalmente ocultas, tales como los poros en la piel:
Asumiendo de otras fuentes prihcipios o proposiciones incontrovertibles, los cuales han sido concluidos por inducción de cosas también percibidas a través de los sentidos' y q~e han sido preservados en la memoria, la mente razona de la siguiente manera: "este humor es un cuerpo, nin&ún cuerpo va de un lugar a otro a menos que pase a través del espacio entre ellos; la piel ocupa el espa¡:;:io entre ellos; entonces, el humor debe pasar a través de la piel. Pero la piel misma también es un cuerpo y, en tanto ~que dos cuerpos no pueden estar en el mismo lugar al mismo tiempo, y un cuerpo no puede pasar a través del espacio J que ocupa otro cuerpo, entonces, el humor no podría penetrar o pasar a través de la piel, si el área entera de la piel fuera un cuerpo. Por tanto, la piel debe ser como la tela o un colador, que es de tal textura que entre sus partes [ ... 1 debe haber pequeños orificios dispersos, a través de los que pasa el humor".llS
De esta manera, indica Gassendi, podemos obtener certeza de las cosas que están
ocultas a los sentidos. Analicemos brevemente el pasaje anterior: Gassendi sigué
considerando que la fuente del- conocimiento es constituida por los sentidos pero,
ahora, estos sentidos permiten construir "principios incontrovertibles"; el proceso de
investigación, en este pasaje del Syntagma, es more aristotélico, como también lo es /
el principio de que "dos cuerpos no pueden estar en el mismo lugar al mismo
tiempo"Y9 En efecto, Gassendi considera que es éste el proceso por el cual se
construye el conocimiento; empero, nuestro autor no nos dice cuál es el status \
ontológico de estos "principios incontrovertibles". Así, para Gassendi, el
entendimiento ha inferido, a partir de sus marcos teóricos y de la evidencia
empírica, la existencia de algo no evidente: la prueba es ','algo que conduce, de las
118 SW, pp. 333--4. 119 ej., [31, Fisica IV. 8. 216ª 27_216b 2. Agradezco los comentarios del Dr. José Antonio Robles con respecto a l~ interpretaci6n de este pasaje.
90 Cap n René Descartes 'J Pie-n-e Gassendi ante la "Cnse p~"
cosas percibidas, a lo que no ha sido percibido"', afirma nuestro autor, citando a
Cicerón;120 el pasaje de la Acadernica, al que Gassendi remite, es parte del discurso
de Lúculo, el dogmático al que Cicerón, posteriormente, refutará. De tal manera
que, en el párrafo que hemos citado antes, Gassendi se adhiere a una noción que va
más allá del empirismo: basado en la tesis de los signos indicativos, Gassendi, ha
modificado sus propues~as tempranas acerca del conocimiento; ahora, el resultado
de la investigación es algo que no puede ser objeto de los sentidos; en este caso,
Gassendi se aparta de sus ideas en las Exercitationes, sobre el tribunal último de la
experiencia al proponer que, en los resultados de nuestra investigación, habría cierta
clase de objetos cuya verdad no puede ser demostrada por vía de los sentidos. El
antecedente y el supuesto aquí, más que el escepticismo académico, es la teoría de/
Epicuro: hemos expuesto ya cómo Epicuro ha llegado a formular la existencia de los
átomos, que no son objetos de la experiencia, a partir de fenómenos que pueden
observarse. Podemos equiparar este proceso con el que Gassendi propone para la
investigación científica.
Las discusiones acerca del alma y de Dios evidencian que, efectivamente, en el
S)'1Uagma, Gassendi abandona su posición temprana de las Exercitationes, en tanto
que él no propone que las cosas que no son objeto de los sentidos, tengan que ser
llevadas por el razonamiento, a la posibilidad de ser verificadas con más evidencia
empírica, obtenida directamente. Esto es, no sostiene que el razonamiento no deba
exceder el límite de las apariencias. Más bien apunta a una tesis contraría: por
medio del razonamiento, se puede llegar al conocimiento de lo que no se puede
percibir.
"" SW, p. 338. V., Academica, 1126.
Cap. JI René Descartes "j P/e7Te Gassendi ante la "OrUe Pyrrhatienne" 91
Revisemos, como ejemplo de la interpretación empirista de la filosolta
gassendiana, las siguientes afirmaciones de I'loris Cahen:
[Según Gassendi] los escépticos están en lo correcto, no está dado al hQmbre el obtener conocimiento de la esencia de las cosas y la naturaleza no - es, necesariamente, transparente para nuestro entendimiento. Pero los escépticos están equivocados también, pues las limitaciones inherentes a la razón humana y la experiencia sensorial, no nos condenan a la ignornncia. Antes bien,- podemos construir una ciencia de cómo los fenómenos nos aparecen, con nuestra experiencia como guía y la verificación de experiencias predichas, como el criterio.m
A la luz de lo expuesto anteriormente, se puede seí)alar que esta caracterización
del proyecto de la filosofla natural de Gassendi, puede muy bien corresponder a las
tesis de las Exercítationes, pero no a las tesis del Syntagma, en donde la "verificación
de experiencias predichas", no es, en el caso de los inobservables, de orden empírico.
El caso de la existencia del alma es ilustrativo; Gassendi afirma que podemos
inferir que el alma existe a partir de las "acciones que ocurren ante nuestros sentidos
y le son propias a un alma, de modo que si ésta no estuviera presente, tampoco lo
estarían,aquéllas".122 La existencia del alma humana es ~ntonces aceptada: mientras
ella misma no puede ser objeto de los sentidos, hay algunas cualidades de ésta que
son objeto de los sentidos, que sirven como signos indicativos, tales como el hecho
de que el ser humano vive, siente, se mueye, entiende, razona, habla y ríe.123
Conocemos, entonces, el alma, poi\medio de sus atributos observables; de manera
similar Gassendi expone el tema de.la existencia de Dios:
Deducimos que Dios existe en el universo, a partir .de sus efectos percibidos por los sentidos, aquéllos no podrían ser producidos por otra cosa más que Dios y, por tanto,_ no podrían ser observados, a menos que Dios estuvier~ presente en el mundo, tal como el gran orden del universo, su gran belleza, su grandeza, su'
121 122J, p. 299. 122 SW, p. 336. 123 Ibid., p. 339.
92 Cap. II René Descartes 'J Pierre Gassendiante I.a"eme Pyrrhcwuenne"
armonía, que son tan grandes, que sólo pueden ser resultado de una inteligencia soberana, bondadosa, poderosa y de una causa imperecedera.124
Según Gassendi, entonces, el progreso del conocimiento consiste en la
acumulación de datos sensoriales con respecto al objeto que se estudia. En el caso de
los signos empíricos y los indicativos, los datos sensoriales otorgan sólo apariencias,
no proveen conocimiento de entidades como la substancia en sí misma o la esencia
de las cosas, de ahí que el conocimiento es sólo conocimiento a partir de las
apariencias, propiedades o atributos:
De hecho, no debe considerarse que la naturaleza de cada cosa consiste en algo tan indivisible, que no tiene un rango de cualidades o atributos; mientras más hemos revelado y penetrado en éstos cuando describimos la cosa, podemos considerar que la conocemos y definimos mejor. m
A partir de los signos indicativos, podemos tener acceso a verdades no evidentes,
tales como la existencia del alma y la existencia de Dios. En este último caso,
apoyado por el argumento del diseño, Gassendi parecería sugerir que la acumulación
de evidencia empírica con respecto al universo implica, a su vez, un acercamiento
mayor al conocimiento de la divinidad.
ll.5 Recapitulación
1
Es conveniente tener en cueElta la distinción que hace Popkin sobre dos tipos de
escepticismo con respecto a la razón: el primero, propuesto por autores como
Descartes, Wilkins y Granvill, sostiene que "nuestras facultades pueden ser inciertas
o engañosas";126 el segundo sostenido por Locke, Hume y Condorcet, entre otros,
124 Ibtd., p. 336. 115SW,p.337. 126 [74), p. 48. En el Prefacio de la Micrograplua (1665), Roben Hooke sostiene que los sentidos son imperfectos y esta característica conlleva la imperfección en todas las demás facultades del conocimiento, debido a que los sentidos son la base de todas ellas; por otra pane, señala que otra causa del error es el mal uso de las facultades sensoriales:
Cap. JI René Descartes y Ple1Te Gassernú ante la "eme Pyrrhauenne" 93
advierte que "los resultados del uso de nuestras faculytdes pueden ser inciertos, aun,
cuando estas facultades sean fidedignas".l21 A esta postura, señala Popkin,
pertenecen también Sexto Empírico, Montaigne y Gassendi, en tanto que
"sostuvieron que nuestra facultad de razonamiento puede estar bien, pero que los
seres humanos, en cualquier caso particular, podrían utilizarla erróneamente y llegar
a resultados dudosos".l2B
Gassendi, entonces, no duda de la fiabilidad de nuestras facultades y se refiere a la
duda radic_al de Descartes con los epítetos de "ilusión", "camino laberíntico" y
"pérdida de tiempo".129 En efecto, en las Dísquisitio, Gassendi afirma:
Lo único que no entiendo es por qué tú no quedaste satisfecho con exponer de manera simple _y con pocas palabras, que todas las cosas que tú conocías
En lo que se refiere a la acción de nuestros senndos, podemos observar que, en muchos casqs; son excedidos por los de otras criaturas y, en el mejor de los casos, están muy lejos de la perfeccIón de los que éstas son capaces de tener. Y estas debilidades de los sentidos prO\·ienen de una doble causa: tanto por la desproporci6n del objeto con respecro al árgano, por lo que un infinito número de cosas no podrán nunca entrar en ellos, como por el error en la percepción, por lo que muchas cosas que se encuentran a su alcance ~o son peocibidas de una manera correcta [ ... ] Siendo tan engañosas las dos principales fuentes [del conocimientó: los sentidos y la memoria], no es extraño e que las obras sucesIvas que construimos en ellas, de axmunentar, concluir, definir, juzgar y rodos los orros grados de la Razón, estén sujetas a la misma imperfección, siendo, en el mejor de los casoS, vanas e inciertas. Así, los errores del entendimiento son debidos ~ [los sentidos y a la memoria], de ahí que su conOCllmento sea defectuoso, tanto en cantidad como en calidad, pues, los alcances a los que están determinados nuestros pensamientos son pequeños con respecto a la vasta extensión de la Naturaleza misma: algunas partes son demasiado grandes para ser comprendtdas, otras son demasiado pequeñas para ser percibidas. Y, por consiguiente, se seguirá que, al no tener una sensación completa del objeto, somos deficientes e imperl'ectos en nuestras concepciones aceoca de éste y en todas las proposiciones que construimos sobre él. Por tanto, a menudo tomamos la sombra de las cosas por la subsumcia, pequeñas aparienaas por buenas sinulit.udes, similitudes por defiruaones y aun muchas de las que pensamos que son las defiOlclOnes más sólidas son, más bien, expresiones de nuestras propias aprensiones equivocadas, antes que
, expresiones de la naturaleza verdadera (true 1Ullure) de las cosas mismas. [Los énfasis son de Hooke. En (IOOJ. p. 101.J
m (74J, p. 48. l2S Ibid., p. 33. También encontramos esta postura en Berkeley, e'n [12), §3 de su "Introducción" al Tratado leemos:
Pero tal vez estemos siendo demasiado injustos con nosotros mismos al echar la culpa original a nuestras propias facultades, en vez de achacársela al mal uso que hacemos de ellas. Es sütnamente improbable suponer que una serie de deducciones correctas, derivadas de' principios verdaderos, nos lleven siempre a conclusiones que no puedan mantenerse ni sean consistentes.
El correcto uso de nuestras facultades sensoriales es, en Berkeley, la clave para hacer frente al esceptiCIsmo: podemos estar ciertos de las "apariencias" que de hecho, dejan de serlo en tanto que, para él, la existencia de los objetos está constituida por el hecho de ser peocibidos. 'N V., SW. pp. 162.170.
94 Cap. II René Desca.rte5 'J PierTe Gassendi ante la "Crise P:rrrftauenne"
previamente eran inciertas y que, por tanto, habías de elegir, como verdaderas, aquellas que son observadas, en lugar de considerar todo falso.13o
Notemos que nuestro autor no pone en tela de juicio, como Descartes, la fuente
misma del conocimiento, esto es, las facultades sensoriales.
Hemos visto que Descartes, al emplear su duda, alude a la posibilidad de que
nuestras facultades mismas estuvieran mal, aun cuando sean usadas correctamente.
Si bien Descartes finalmente no sostiene un escepticismo con respecto a nuestras
facultades cognitivas, su sugerencia es todavía más radical que la visión gassendiana
y conduciría, como Hume lo señala, a un "escepticismo incurable'" a partir del cual
"ningún razonamiento puede otorgarnos seguridad y convicción sobre tema
alguno,.,.131
II
Podemos concluir, también, que las propuestas gassendianas, con respecto al valor
de los datos empíricos en las Exercitationes, son distintas de las propuestas en las
obras posteriores tales como las Disquisitio y el Syntagma. En las Exe-rcitationes,
encontramos que los sentidos son, tanto fuente de conocimiento, como criterio de
verificación de las hipótesis: los datos sensoriales son el límite que la investigación
científica no debe transgredir, pues,
[ ... ] desde el momento en que se pasa más allá de las cosas que son aparentes l ... ] con el objetivo de investigar sobre asuntos más profundos, tanto las matemáticas como todas las demás ramas del conocimiento, quedan completamente cubiertas en la oscuridad.!32
130 Ibid.., p. 162. ef., De graw.atione (escrito alrededor de 1668~70), pp. 145~8, donde Newton señala que, si abstraemos los accidentes de los cuerpos. rechazaríamos "la facultad o poder por medio del cual [las cualidades] e~timulan las percepci¿nes de los seres pensantesn y, también "elimirurríamos la facultad por la cual los cuerpos son capaces de: transmitir sus acciones de unos a otros"; esto es: si eliminamos los accidentes de los objetos corpóreos, nos quedamos sin la posibilidad de una explicación mecánica de los fenómenos naturales. '" [74]. p. 36. m SW, p. 107.
Cap. II René Desctmes 'J Pierre Gassenm ante la "Crise P']T1hmienne" 95
El conocimiento es caracterizado, en esta obra, como un proceso de acumulación ~
de datos de los sentidos y la confrontación empírica de sus resultados. Toda
hipótesis científica debe ser llevada al terreno de las apariencias.
En las Disquisitio, Gassendi añade a los argumentos escépticos y al empirismo, el
énfasis en la potentia dei absoluta. Hemos visto cómo la posición gassendiana con
respecto al valor de los datos de los sentidos está apoyada por sus ideas voluntaristas.
En primer lugar, debido a que el orden establecido en la creación es contingente,
esto es, depende de manera radical de la potencia Dei absoluta, no es posible
establecer verdades con respecto a la naturaleza que hayan sido establecidas de una
vez y para siempre; Gassendi rechaza, pues, la existencia de verdades eternas, ya qúe
Dios quiso que "la naturaleza íntima de las cosas" .I?ermaneciera oculta al ser
humano; de tal modo que pertenece al tipo de cosas que están totalmente oculras.
En el Syntagma, hemos encontrado una propuesta distinta:. si bien la fuente de
conocimiento continúa siendo la evidencia empírica, en forma de signos empíricos o
indicativos, aquí l6s objetos de la investigación no tlecesariamente caen en el
dominio de los. sentidos. En el. Syntagma, Gassendi parece. caracterizar el
conocimiento como el paso de lo aparente hacia lo que está oculto (temporal o
naturalmente) a los sentidos. En el caso del conocimiento de las cosas oculras
temporalmente, Gassendi muestra que éste se logra "removiendo el obstáculo" que
existe entre el objeto y los sentidos; mientras que en el caso de las cosas ocultas ,
naturalmente, la certeza no radic~, necesariamente, en la confrontación empírica,
pues hay entidades que "1).0 pueden llegar a ser evidentes, por su misma naturaleza o J
por sí mismas", como en el caso del alma o de Dios.
Más aún, el objetivo de la investigación científica se extiende hacia la diseusión
sobre la naturaleza oculta de las cosas, en tanto que sabemos que existen entidades
que no son objeto de nuestros sentidos y de las que sólo conocemos algunas
96 Cap. JI René Descartes, Plt'T're Gas.sendi anle Ji¡ "Cnse P:-.,...,-1uxueJ1T'-"~
propiedades aparentes, es lícito entonces, construir modelos hipotéticos que tengan
como base las evidencias empíricas. Al ser humano le es posible, entonces, la
especulación sobre el universo:
Toda ciencia es contemplativa. por ejemplo, la física, que contempla el mundo y
las cosas que hay en él; y son contemplativas, no porque estas obras no sean producto del arte divino o de la Naturaleza, sino porque no pueden, finalmente, ser creaciones del hombre [ ... ] y es pennisible sólo especular de qué modo están hechas o si son hechas por Dios o por la Naturaleza.m
En el pasaje anterior, hace su aparición la noción de "especulación" sobre los
fenómenos naturales en la física. Esto nos impone la tarea de discernir en qué
medida la ñsica gassendiana es especulativa; veamos pues, algunas características de
la concepción de Gassendi sobre la naturaleza; junto con éstas1 trataremos de seguir
el desarrollo de sus ideas con respecto a su probabilismo y, en general, de la
metodología de su filosofía natural.
m Ibid., p. 377.
iaPítulo III
El correlato epicúreo
del mundo
Los dos proyectos epistémicos que hemos revisado en_el capítulo anterior, tienen la
intención de responder a los ~ argumentos del escepticismo 0, más bien, del
dogmatismo epistémico negativo con respecto al conocimiento. En sus respuestas,
tanto Gassendi como Descar!;es han apelado a facultades humanas distintas, que
aseguran, en Descartes, el con~cimiento de las verdades etérnas y,~ en Gassend\. el
conocimiento-probable. Estas dos posturas epistémicas serán, el fundame!-1to de cada
uno de ellos en" la explicación de los fenómenos naturales" En este capítulo,
exponemos algunas de las propuestas cartesianas -y gassendianas sobre los
componentes de la naturaleza para, posteriormente, establec::e'r en qué medida se
contraponen y cuáles son las características comunes; en nuestra interpretación, el
mecanicismo que sostiene,nJos dos pensadores, esto es, sus versiones del mundo,
pueden ser caracterizadas como un correlato de la naturaleza. Por" correlato de la
-naturaleza" entiendo un modelo explicativo del universo que ha sido construido
como alternativa a la filosofía natural escolástica" Dado el contexto intelectual de
crisis escéptica en el que es concebido, este modelo no pretende ser la explicación
verdadera de los fenómenos naturales sino que es pensado como una serie coherente
de hipótesis probables; si bien no se puede afirmar la verdad de las hipótesis
propuestás en el modelo del mundo, hay procedimientos para poner a prueba las
98 Cap. IH El correlato eyu:íl-reo del muruIo
hipótesis y, de esta manera, lograr que el modelo sea "más probable" o convincente;
además, la versión del mundo tiene la ventaja de la utilidad práctica.
Al acercarnos a las tesis de Pierre Gassendi sobre el espacio, el tiempo y los
átomos, tendremos más elementos para caracterizar la metodología que nuestro
autor propone para la filosoña natural. Aparecen nuevos factores, tales como su
recuperación de la física epicúrea, que es necesario tomar en cuenta para lograr una
mejor interpretación del proyecto gassendiano del conocimiento probable; por un
lado, trataremos de añadir más sustento a nuestra postura de que, la metodología
gassendiana, no puede ser reducida a una empirista; por otro, veremos que la
tradición epicúrea en Gassendi, no sólo se limita a ofrecer una alternativa
cosmológica al aristotelismo pues, además, como ya lo hemos apuntado en el
capítulo anterior, el "bautismo" gassendiano de Epicuro, tiene importantes
derivaciones epistémicas. Más aún, nos interesa explorar las implicaciones
metodológicas que tiene en Gassendi, la recuperación de las opiniones de los
filósofos de la antigüedad en su modelo del mundo; una de ellas consiste en aceptar
la experiencia sensorial corno fuente del conocimiento probable; sin embargo,
debido al alcance limitado de ésta, el probabilismo gassendiano tiene que acudir a
otras fuentes de experiencia. Así, para Gassendi, el origen del conocimiento probable
en la filosofía natural, tiene que ampliarse, de las apariencias, a la historia.
llLI la versión cartesiana del mundo
Descartes sostiene que la propiedad esencial de la materia es "la extensión en largo,
ancho y profundo".l Esta característica es, para Descartes, conocida no a través de
• AT VIII 42, cf., ""d, XI 33.
Cap. III El correlato eputtreo del mundo 99
los sentidos, sino por el intelecto.' La materia tiene que ser estudiada a la luz de las
verdades de la 'geometrla, 3 cuya cert~za, como hemos mencionado, no ha sido puesta
en duda. En tanto que son conocidos a priori y están apoyados por la certeza de las
matemáticas, los principios de la naturaleza no están sujetos a la investigación poco
segura de los sentidos.
Con base en estas consideraciones, Descartes se propone dar cuenta de los
principales fenómenos naturales. De las conclusiones ~ás importantes que nuestro
autor propone en su concepción del mundo son, primera, que todo en el universo es
materia q~e se extiende indefinidamente; 4 no hay, entonces, diferencia entre el tipo
de materia con la que la tierra está formada y con la que Dios formó los cuerpos
celestes u otros mundos, si los hubiera.5 La segunda conclusión, que me interesa
destacar, es que Descartes concluye que la postulación del espacio- vacío es
contradictoria. La creencia en éste, dice nuestro autor, se deriva de un error de los
sentidos: algunos sostienen que hay vacío en donde nada estimula los órganos
sensoriales.6 La tercera propuesta consiste en que Descartes piensa que la materia es
infinitamente divisible y, por ello, no es posible que los átomos existan. Además de
su aplicación de argumentos matemáticos a las cualidades de la materia, al afirmar
que "no hay cosa corpórea o extendida de la que no pueda concebir que, en mi
pensamiento, no pueda dividirla fácilmente en partes",? Descartes introduce un
argumento basado en la omnipotencia divina: aunque Dios haya creado partículas
2 ef., A T VII 34 y IX 26, donde se afirma: [ ... J los cuerpos no son percibidos estrictamente por los senndos o por la facultad de la imaginación, sino sólo por el intelecto y este conocimiento, proviene no del hecho de que [los objetos} sean tocados o VIstOS. sino de que son concebidos por el pensaIPiemo [m.relli[antw", cOrtCevofJ.s par la J7er'!Sée}
'V.,ATVIll78-9. 4 Para la diferencia con la noción de infinitud, que pam Descartes sólo es aplicable a Dios y su discClSlón con Henry More, véase, [9J. , AT XI 48, of., <bUl, VIII 52. , ej., AT VII 82; IX 65. 'ATVII86; IX 68.
100 Cap. III El c:orr~ epioéreo del mundo
de materia que no pudieran ser divididas en partes más pequeñas, éstas serían
indivisibles sólo para todos los poderes naturales, sin embargo, debido a su poder
absoluto, Dios sí las podría dividir, de ahí que, en sentido estricto, toda la materia
sea divisible.8 Un recuento de estas conclusiones, lo encontramos en el siguiente
pasaje de El mundo:
La materia puede ser dividida en todas sus parees y según todas las figuras que podamos imaginar, y cada una de estas partes es capaz de recibir en ella todos los movimientos que podamos concebir. Más aún, supongamos que Dios las divide verdaderamente en muchas partes, unas más grandes, otras más pequeñas, unas de una figura, otras de una distinta l ... } [Dios] no ha separado una de otra, de modo que hubiera entre eUas algún espacio vacío; pensemos, más bien, que toda diferencia que él les ha otorgado, consiste en la diversidad de movimientos que él les ha dado, [ .. ,] desde el primer instante en que son creadas.9
En el modelo de mundo que Descartes propone, Dios ha dividido la materia en
partes de distinto tamaño y las ha dotado de distintos movimientos. A diferencia de
la teoría atomista, que explica el movimiento por el vacío, nuestró autqr sostiene
que el movimiento es posible en el plenum, si se considera que cuando un cuerpo se
mueve, el lugar que ha dejado es ocupado, en el mismo instante, por otro, este
mismo desplazamiento se realiza po:- otro y hasta que, en la ocupación sucesiva de
lugares, el último cuerpo ocupa el lugar que dejó el primero; esto implica que "todos
los movimientos que se llevan a cabo en el mundo son, de algún modo. circulares" ,ID
Todos los fenómenos del universo son, por tanto, producidos por movimientos y
choques de estas partes que se mueven según las leyes que Dios mismo ha
establecido desde la creaciónll
• ATVIIJ 51. Gf., [921, p. 365 . • ATXI34. "V.,ATXI 19.Cf., [921, pp. 357·9. lí A T XI 34, 3 7 ~8. En el fondo de esta propuesta cartesiana, está la concepción de la rnmutabilidad de Dios., como lo ha explicado Laura Berútez en [8J. pp. 95~101. William R Shea. en [92], p. 377. explica la relación entre la epistemología innatista de Descartes, con su noción de movimienro en los términos sigwentes:
Descarres necesitaba dos licencias filosóficas que le permitiesen usar su noción de movimiento, por inruitiva que pudiese ser. la primera de ellas habia de certificar la correspondencia filosófica entre leyes
Cap. I1I El correlato ep¡cúTeo del mundo 101
Los primeros principios de la naturaleza, entonces, son conoddós a priorij sobre
éstos, Descartes empieza a construir su sistema del mundo; con la ayuda de la
geometría y considerando la omnipotencia divina, concluye que la. materia es
infinitamente divisible (rechazándo así la existencia de los átomos) y que ésta ocupa
un lugar, más extenso del que podamos imaginarj12 su noción de materia, fundada en
la geometría, le lleva a rechazar la existencia del vacíoj ha establecido, además, las
leyes del ~ovimiento. Sin embargo, no debemos interpretar el proyecto cartesiano
del conocimiento de la naturaleza como un sistema del que todos los fenómenos del
mundo tienen que ser deducidos de las verdades de la geometría: 13 en la medida en
que se ocupa de la explicación de fenómeno~ particulares, la,experiencia sensorial se
vuelve cada vez más importante:
[ ... ] no podemC:~ determinar, por mediq de la razón únicamente, qué tan grandes son estos pedazos de materia, qué tan rápido se mueven o qué tipo de círculo describen; puesto que Dios pudo ordenarlas de innumerables modos diversos, sólo la experiencia debe enseñarnos cuál de ellos eligió. Por esto, estamos en libertad de elegir cualquiera de ellos, con la única condición de que todas las consecuencias que obtengamos concuerden con nuestras experiencias.14
En la explicación de los fenómenos particulares, los datos de la experiencia se
vuelven una vía para la formulación de hipótesis y, a la vez, un requisito de
natumles e ideas innatas; las segunda, el fundamento ontológico de esas leyes. Descartes no tuvo problemas con la primera: el Dios que creó el mlUldo creó también mentes capaces de conocerlo. COmo dice en una de sus primeras cartas que le escribió a Mersenne, tras haberse trasladado a Holanda, "Dios es quien estableció las leyes dé la naturaleza ... No hay ninguna que no podamos entender si la única cosa en que ponemos nuestra volWltad es en prestarle la debida atención, pues todas ellas son m.ent.dms nostns ingenital'. Por lo que se refiere al fundamento ontológico, se expone en el séptimo capítulo de El Mundo, ~n eI que Descartes afinna que las leyes de la naturaleza (como prefería él llamarlas, las leyes de la materia) se derivan de la constancia o inmutabilidad de Dios. Aunque no dice explícitamente que la inmutabilidad de Dios sea una idea innata clara y distinta, da a entenderlo, y saca la "fácil" conclusión de que Dios "siempre actúa de la misma manera". De aquí hay un paso igualmente fácil a "dos o tres reglas principales".
"eJ., AT Xl 32. BV., (7), p.134.6, (105), pp. 266·8. 14 A T VIII 100-1 (agradezco las observaciones del Dr. José -:,ntonio Robles para la traducción de este pasaje).
102 Cap. III El carreLuo epICÚreo del mundo
contrastación de éstas. l5 La valoración ~el papel de la experiencia en las
explicaciones de los fenómenos naturales, se encuentra más claramente expuesta en
el Discurso; allí, Descartes afirma que las experiencias son "tanto más necesarias
cuanto más se ha avanzado en el conocimiento".16 Nuestro autor señala que, a partir
de los primeros principios, se puede explicar un amplio espectro de fenómenos
generales1 "comunes" y "simples ", tales como "cielos, astros, una tierra y también
sobre la tierra, agua, aire, fuego [y] minerales".17 Sin embargo, dice Descartes,
[ ... ] he de reconocer que el poder de la naturaleza [la puissance de la Nature] es tan amplio y tan grande, y que estos principios son tan simples y tan generales, que ya casi no observo efecto particular alguno que desde el principio no conozca que puede ser deducido de muchas y diversas formas; mi mayor dificultad, por tanto, consiste generalmente en encontrar en qué forma concreta depende de tales principios.1S
El conocimiento de los fenómenos particulares, a partir de los primeros principios
se enfrenta, según nuestro autor, a la dificultad de la gran variedad de explicaciones
posibles. La solución que nuestro autor encuentra, consiste en la inversión de la
estrategia que se había utilizado para las cosas más simples y generales, esto es,
investigar, ahora, "las causas por los efectos",19 que consiste en "buscar de nuevo
experiencias tales, que varíe su resultado según que se tenga que explicar por una u
otra de esas formas posibles". 20 Así, las experiencias relacionan, por medio de
hipótesis formuladas matemáticamente,21 los fenómenos con los primeros
15 Esto, afinna Desmond Clarke en [21], p. 264, e\i.dencia el rompimiento de Descartes con la tradición escolástica, en tanto que éste ennende por "demostración" una operación "que puede incluir el proceso de razonamiento por el que uno argumenta de los efecros, a las causas hipotéticas o, en dirección opuesta: de causas supuestas a los efectos observados." 16 ATVI 63. Traducción de Eduardo Bello, en [29J. 17 ATVI 64; la traducción es de Eduardo Bello en [29]. 18 ATVI 64-5; la craducci6n es de Eduardo Bello en [29J. ej., 17J, p. 137. " AT VI 64. V., [7[, pp. 138.9. 20 AT VI 65; la traducción es de Eduardo Bello en [29]. 21 [21J, p. 266. eJ., AT VI 63A¡ [8]. Esta concepción de la ciencia será una de las características principales del modelo canesJa!1O, que el newtonianismo criticará:
Descartes y sus seguidores en Francia en el siglo dieciSIete, se atrevían a imaginar modelos hipotéticos para explicar fenómenos narurales y, en algunos casos, para explicar los que sólo podían ser llamados
Cap. 1lI El carrelaro epidiroo del mundo 103
principios." Por tanto, a medida que la investigación de la naturaleza se hace cada
vez más particular, surge la necesidad de volver a las bases empíricas para construir
modelos matemáticos explicativos que, confrontados con los datos de la experiencia,
den cuenta de cómo los priI).cipios tienen su ef~cto en los distintos fenómenos.
Ahora bien, de lo anterior, es necesario hacer énfasis en que el criterio para
encontrar un mejor modelo explicativo, en este nivel de investigación, es la
confrontación de diversas 'hipótesis con l6s datos de los ~entidos, en donde "todas las
consecuencias que obtengamos concuerden con nuestras experiencias"; además,
tales hipótesis no deben contradecir los primeros principios, ni deben proponer
fuerzas oc,ultas. Junto' con el criterio de la, confrontación empírica, se encuentra' la
propuesta de la necesidad de la aplicación de los modelos a un gran número de
fe~ó'menosj en esto radica "la fuerza explicativa de la hipótesis" P Así, la
investigación sobn: las' configuraciones precisas de la materia remite a la
experimentación. Ahora bien, aquí me interesa hacer énfasis en que Descartes
reconoce que "estamos en libertad de elegir" algún modelo de ordenamiento de la
materia (il nous est maíntenant libre de supposer celle que nous voudrons)24 y, que este
modelo (posteriormente confrontado con las experiencias) es hipotético. A mi ver,
lo anterior recupera (aunque de modo limitado), la explicación probabilista: la
construcción del modelo explicativo que pretende dar cuenta de cuál es la causa
v específica de los fenómenos observados, no tiene el mismo grado de certeza que los
primeros principios.
fenómenos supuestos; incl~ construyeron explicacione.s de sucesos ficticios. Es esta proliferada y notoria dedicación a la construcción desenfrenada de hipótesis, la que hace posible explicar el famoso rechazo de Newton: "No finjo hipótesis". [21], p. 270.
"Cf .. (98). pp. 72-3 y (36). " (98). p. 13. "ATIX 124.
104 Cap I1I El correlato ep.ciTeo del mundo
Es en los Principios de la filosofía, en donde Descartes afirma que los principios
hipotéticos que ha establecido para explicar los fenómenos astronómicos son
"suficientes para que t~dos los efectos que aparecen en la naturaleza resulten de
ellos" y, continúa, "no creo que sea posible proponer principios más simples,
inteligibles o probables".2:5 Encuentro en este pasaje, la aceptación cartesiana de que
estos principios explicativos no tienen la certeza metafísica que poseen sus primeros
principios, en tanto que su confirmación requieren un proceso de confrontación
empírica.
Es necesario hacer notar que esta construcción de modelos hipotéticos, en
Descartes, es parte de un proceso más complejo de investigación científica en la que
el resultado final es la certeza en la física; para él, la realización de esta empresa era
"cuestión de tiempo":
Pueden pasar muchus siglos antes de que todas las verdades que pueden ser deducidas de estos principios sean deducidas de esta manera, pues muchas de las verdades que esperan ser descubiertas, dependen de ciertas observaciones específicas que no serán alcanzadas azarosamente, SInO deben ser buscadas con cuidado y dedicación.26
De tal manera que, para Descartes, las hipótesis construidas para explorar las
configuraciones de la materia, dejarían de serlo conforme Ia experiencia proveyera
de la evidencia que (a través del juicio y los primeros principios que éste considera),
las convirtiera en conocimiento.
Acerca de lo probable en Descartes, debemos decir que, como en Carnéades y en
Cicerón, lo probable tiene que ver con la práctica en la vida diaria:
[ ... ] dado que las acciones de la vida frecuentemente no admiten ningún aplazamiento, es una verdad muy cierta que, cuando no está a nuestro alcance discernir las opiniones más verdaderas, debemos seguir las más probables.27
25 AT VIII 102: Et non puto alia simphciora, vel intellecru faciliora, vel o:':oam probabiliora rerum pricipia posse excogitari. MATIX20. 27 AT VI 25. Traducción de Eduardo Bello. Lo anterior se relaciona con la ceneza moral, que es
Cap, III El correlato epICÚreo del mundo 105
A partir de lo anterior, podemos comparar la noción de probabilidad en Descartes
con la del escepticismo académico:'en primer lugar, para Descartes, las explicacioneS'
que se r:ealizan a partir de los fenómenos particulares pueden relacionar éstos con los
primen?s principÍos de diversas maneras; bien podríamos equiparar esta postura con el
utramque partem ciceroniano, que compara las teorías <livergentes y obtiene de ellas
, una aproxfmación a la verdad. Descartes, s~n embargo, diría que estas suposiciones
no deben contradecir a los sentidos ni a los primeros principios y la diferencia
abismal entre ellos consiste en la formulación matemática de los problemas a
resolver. En segundo lugar, Descartes afirma que las hipótesis deriva <las dé la
experiencia pueden ser falsas; Cicerón sostiene que las opinion~s probables no
implican el asentimiento con respecto a la verdad de alguna teoría y, mucho menos,
con respecto a la de cosas ocultas; a diferencia de Gassendi, y, en general, de la
trad~ción atomista, ni Desc'artes ni Cicerón asienten ante la evidencia de los
sentidos como fuente del conocimiento de los primeros principios (Descartes) o de
las cosas ocultas (escepricismo pirrónico y académico). Empero, debemos tener en
cuenta que Descartes acepta la existencia de verdades eternas, como ya lo hemo~
visto. Por último, podemos señalar que, en la exposición 'ciceroniana, la vía de lo
probable es una alternativa que permite salvar la dimensión de la vida práctica; para
Descartes, las suposiciones, derivadas de la experiencia, formuladas en el lenguaje
matemático y, confrontadas de nuevo con ~ás experiencias, tienen también una
dimensión práctica, en tanto que, posibilitan el dominio de la naturaleza. Aquí
debemos recordar que, para Descartes, lo probable está limitado a' una etapa, a
saber, la que pone en relación el orden de las partes de la materia con los primeros
principios; también debe'mos tomar en cuenta que el proyecto cartesiano es más
[, .. ] suficiente paro regir nuestras costumbres o tan grande como la que tenemos acerca de hú cosas de las que no tenemos costumbre de dudar en relación con la conducta de la vida, aun cuando sepamos que puede ser que, absolutamente sean falsas [ .. ,j. AT IX332, citado en [981, p. 75.
106 Cap. III El correlato epicúTeo del mumIo
ambicioso y su objetivo fundamental es el de fundar las bases de un conocimiento
seguro, cuya certeza resulte inamovible ante cualquier embate escéptico.
m.2 Epicuro en el proyecto gassendiano de la filosofía natural
Junto con el escepticismo, el atomismo entra en el mundo intelectual del siglo XV,
gracias al interés humanista por la filosoña antigua, sin embargo, su influencia más
significativa, tuvo que esperar hasta finales del siglo XVI y principios del siglo XVII.
Lorenzo Valla publica, en 1431 su De voluptate y, en 1433, aparece la misma obra,
con algunas modificaciones, bajo el título De vero bono. Escrita en forma de diálogo,
esta obra trata temas éticos y se confrontan la posición estoica, la epicúrea y la
cristiana. En su exposici6n, a Valla, a diferencia de Cicerón, le interesan las
opiniones epicúreas,y desdeña las estoicas. De este diálogo, dice Howard Jones,
[ ..• J en la selección de los argumentos, Valla consistentemente pone en clara ventaja al eptcúreo y, en la composición de los discursos, él utiliza sus grandes habilidades retóricas y literarias para aplicadas a la presentación de Vegio [el portavoz del epicureísmo], con una fuerza y un atractivo más allá de los que requeriría la mera estrategia.u>
Lorenzo Valla es, como ya lo señalamos, uno de los recuperadores de la tradición
retórica ciceroniana pero, a diferencia del poco interés de Cicerón por Epicuro,
Valla, según el pasaje anterior, le da un tratamiento mucho más favorable aunque,
finalmente, tanto la tradición estoica como la epicúrea son refutadas por la posición
cristiana. Es de notar~ entonces, que el humanismo empieza a recuperar ciertas ideas
epicúreas; sin embargo, durante el Renacimiento, "la asequibilidad de los escritos de
Diógenes Laercio y de Lucrecio, como nuevas fuentes epicúreas, parecería haber
"[47J, p. 146.
Ozp. 1lI El correlato ep;cúreo del mundo 107
hecho poco para generar interés en otros aspectos de la e~eñanza epicúrea";29
particularmente, agregamos, con respecto a sus teorías físicas.
pe 1473 a 1495, hubo sólo cuatro ediciones del De rerum natura; que contrastan
con "las diecinueve de Virgilío, quince de Horado y veinticuatro de ]uvenal",30 esto
es, desde su descubrimiento, en la segunda década del siglo XV, hasta finales de ese
mismo siglo, hay poca influencia del atomismo antiguo en el mundo jntelectual.
Durante el siglo XVI, la situación empieza a cambiar: las referencias a la 6.\osofía
epicúre~ se h.acen, entre los humanistas,' cada vez más presentes. Diversos temas
atomistas empiezan a aparecer, mezclados con otras tradiciqnes, tales como la tesis
de los mundos infinitos y de la existencia del vacío. A finales del siglo XVI 'y
principios del siglo XVII, la tradición epicúrea comienza a aparecer con más fuerza,
como una alternativa a las tesis aristotélicas de la materia y'la forma. Entre los
atomistas de esta época están David van Goorle (m. 1612), Sebastián Basso (m.
1600) quien, en su Phiwsophire naturalis iUlversus Aristotelis (1621), defiende el
atomismo como una alternativa a la escolástica; sin embargo, "su atomismo tr34a su
paternidad en el atomismo matemático del Timeo de Platón, antes que en las ideas
de Demócrito y Epicuro".31 Asimismo, en Inglaterra existe en esta época, un grupo
de pensadores atomistas influenciados por Giordano Bruno (1548-1600).32
La recepción de Epicuro como fllósofode la naturaleza es, entonces, lenta y no
sin dificultades; Christoph Meinel reporta un suceso representativo:
En 1624, Jean Bitaud y Antaine de Vill.on [ ... ] anunciarán un tribunal público contra Aristóteles y Paracelso. Estuvieron asistidos por Étienne de Clave, médico
"¡bid., p. 156. ~ ¡bid., p. 155. " [691, p. 181. 3lldem..
/
108 Cap. I11 El carre1aro eplCÚ'reo del ntuTUio
y hábil químico, al que le fue encargado probar la verdad de las aserciones por experimentos públicos.33
El resultado de este encuentro fueron, las Posiciones publicae contra dogmata
Aristotelica, Paracelsica, et Cabalisrica, en donde se afirma que todo proviene "ex
Atomis seu indivisibilibus", así como "la disolución de la asamblea, el arresto de uno
de los organizadores, las tesis hechas pedazos [y] la prohibición de propagar algo de
esa naturaleza, bajo pena de muerte"." Tales eran, pues, las dificultades de la
entrada del epicureísmo como explicación de los procesos naturales.
Hacia 1624, año en que Gassendi publicaba sus Exercitationes, no había ninguna
exposición sistemática de la filosofía atomista; el interés de Gassendi por esta
doctrina, en el principio, parece haber sido similar al de sus contemporáneos y data
de sus cartas de 1628. Dos años después, en una carta a Marin Mersenne del 30 de
abril de 1630, "Isaac Beeckman expresa su sorpresa ante la noticia de Mersenne de
que Gassendi ya no estaba planeando una mera apología de Epicuro y una
exposición de la ética epicúrea, sino una exposición comprensiva de la entera
filosofía epicúrea ".33 En efecto, Beeckman se había entrevistado en Dordrecht con
Gassendi, en un viaje que este último realizó en diciembre de 1628, en compañía de
Fran~ois Lullier.36 Su entrevista con Becckman es de gran importancia, a partir de
ésta, Gassendi se ve como "no sólo un simple oponente de Aristóteles, [sino] será, el
campeón de Epicuro".37 Su labor de recuperación, traducción y exposición de las
doctrinas epicúreas, así como su intento por volverlas acordes con el cristianismo. se
inicia desde ese momento y se extiende a 10 largo de su vida, hasta su muerte, en
;; [581, p. 69. ~Idem.
35 1471, p. 169.l.as cursivas son mías. lIi ldem. 37 ldem.
Cap. III El carrell.llD epicúreo aei mundo 109
1655.38 Tres años después, en 1658, se publica, póstumamente, la versión final de
esta empresa, bajo el título de Syntagma philosophicum.
Del Syntagma, hemos revisado las tesis de Gassendi con respecto a la vía
probabilista q~e adopt-a para el conocimiento, así como su concepción de la manera
en que se puede construir, a partir de datos sensoriales, un conocimiento probable
. de las cosas inobservables.
m.2.! Espacio, tiempo y átomos en la filosofía natural de Gassend¡39
m.2.l.! El espacio vacío infinito
Gassendi inicia su exposición acerca del espacio y del tiempo, señalando que estas
nociones han sido consideradas por la tradición~ aristotélica como accidentes: "la
opinión común sostien~ que el espacio y elJiempo son accidentes corpóreos y,
consecuentemente que, de no haber cuerpos de los cuales dependieran, no háboa
tiempo ni espacio"."" Sin embargo, siguiendo a Francesco Patrizi (1529-1597),41
Gassendi, 1) adopta la idea de que las categorías aristotélicas no son suficientes para
explicar la naturaleza del espacio y del tiemP9'" 2) señala que la fisica aristotélica no
comprende la distinción entre dimensión corpórea y d,imensión espacial; la primera
consiste en la cantidad de materia que tiene un cuerpo, tal como "la lon~tud,
anchura y profundidad que tiene el agua contenida en un vaso", sin embargo, la
dimensión espacial es "la longitud, anchura y profundidad que se concibe como
~V.,ibid.,pp.170-77. 39 Parte de la siguiente exposición fue presentada como ponencia en el SimposiO "Materia, espacio y tiempo: de la filosofía natural a la física"-, que se llevó a cabo del 18 al 22 de mayo de 1998. ~SW,p.384. . 41 En su Nova de Uruven-!s Phi1osoplua (1591), Patrizi afirina qt..-e la propiedad esencial de un cuerpo es, como ya antes lo había señalado Lucrecio, la resistencia (amitypia) y no la tridirnensionalidad. Siguiendo, además, las tesis de Juan Filópono (c. 490~566), Patrizi sos~ene que el espacio es una entidad tridimensional vacía, un "cuerpo incorpóreon y un "no-cuerpo corpóreo", que no es reducible a las categorías anstotélicas. Según Patrizi, el mundo está rodeado del vacío/lOfinito¡ empero este espacio, está lleno de lumen, que es la emanación di~ma. Su obra fue condenada en 1594. V., [391, pp. 119-206. Cfr., kclep.u.d3 yel eo,pu, Henneucwn, ,,,,, 1, en HrnneUca, pp. 1-7. 42 Cfr., De gravitatwne, p. 132.
110 Cap. III El carre1ata epicúreo del numdo
existente entre las paredes del vaso si el agua y cualquier otro cuerpo fueran
eliminados de aquél".43 3) Gassendi considera que la existencia de esta dimensión
espacial se puede intuir a partir del ejemplo de la destrucción hipotética del mundo
sublunar. Dios podría eliminar toda la materia contenida dentro de los límites del
universo, conservando la última esfera en su posición original:
Iffi2ginemos, que la esfera lunar es tal y como es concebida 'comúnmente. Imaginemos también que la masa entera de los elementos incluidos en tal esfera, según piensan los aristotélicos, es destruida por Dios y reducida a la nada, de tal manera que nada en absoluto permanece en su lugar. Pregunto si, después de esta reducción a la nada, concebimos aún la misma región entre las superficies de la esfera lunar que permanecen pero, ahora, vacías de los elementos y de todos los cuerpos.44
Gassendi ofrece dos razones por las cuales el experimento imaginario es
pertinente, a saber, lLel poder absoluto que Dios tiene sobre la naturaleza: nadie
negaría que Dios puede destruir toda la materia contenida entre las superficies
lunares, a menos que niegue, con esto, el poder de la divinidad. 2) la segunda razón
que Gassendi ofrece para aceptar este experimento, consiste en observar que,
aunque alguien que negara la posibilidad real de tal destrucción, "tal imposibilidad
real no impide la derivación de las conclusiones lógicamente consistentes", del
experimento;45 de hecho, continúa Gassendi,
Es frecuentemente necesario proceder de esta manera en filosofía, tal y como nos piden imaginar la materia sin ninguna foona, con el objetivo de poder entender su naturaleza, pues es tan innecesario para la materia el poseer determinada forma, como innecesario es para e1 espacio o e1lugar e1 poseer algún cuerp:¡.46
En este caso,
[ ... 1 en tanto que la esfera de la luna es circular y si se considera un punto en esta superficie, ¿no habría entonces un intervalo o distancia desde este punto
43' SW, p. 385. :este argumento fue muy usado en la Baja Edad Media, para postular la existencia de lID lugar vacío tridimensional pos.:b!.e. « ¡bUl., p. 386. {S ldern. 46 ldem.
Cap. 1II El correlato epicúreo del mundo
. , hasta su opuesto? Y, ¿no seria esta distancia üna longitud, a saber, u~a línea incorpórea e ,indivisible, la cual constituirla el diámetro de la esfera y en la que habría un punto en el centro pel campo de la esfera en el que una vez habria
. existido la tierra?, ¿no imaginamos, además, que la cantidad de la región que rodeá este centro había estado ocupada, previamente, por la tierra, el agu~, el aire y el fuego?47
111
La extensión tridimensional vacía de materia que permanecería dentro de la
esfera lunar es lo que Gassendi denomina "dimeq.sión incorpárea o espacial"; sobre
el ejercicio de imaginación anterior, nuestro autor apunta que, "donde es posible
concebir algún intervalo o distancia es también posible concebir una dinien~ión, en
tanto que ese intervalo o distancia es de determinada medida o puede ser medido".48
Si bien Gassendi ha considerado la destrucción de la materia dentro de los límites
del universo aristotélico, como ya lo habían propuesto pensadores del siglo catorce
tales como Thomas Bradwardine (c. 1290.1340) y Nicole Ores~e (c. 1320.13(2),49
gara mostrar la posihilidad de la existencia de u6.a extensión tridimensional vacía,'
G34Sendi da un paso más hacia la caracterización de este esp~cio 'como una
extensión infinita. Después del ejemplo anterior, nuestro autor pide "continuar e
imaginar que el mecanismo entero de los cielos es reducido a la nada por Dios":
Entonces concebimos que esta región estaría vacía del mismo modo y seria de la misma naturaleza que el vacío que existÍa previamente debajo de la esfera lunar, además, en esta ocasió~, las dimensiones espaciales serían una sola, distribuida a 10 largo del universo entero. 50
En esta ocasión, las dimensiones espaciales que quedarían serían ,cada vez más
amplias, hasta el infinito.
41 SW,p. 387. i8 ldem. La estrategia gassendiana en esta propuesta, tiene como antecedente el análisis terminológico que realizan Enrique de Gante (m. 1293), Juan Buridán (c. 1300#1358) y AJ.!X.rto de Sajonia (c. 1316-1390), entre otros. Estos pensadores, a partir de una crítica a la noción aristotélica de lugar, sostienen que es posible concebir el lugar de los cllerpos y del mundo, no ya ¡;;omo "la última superficie inmóvil de un cuerpo", sino como la tridimensionalidad vacía,' que puede existir sin la substancia corpórea. En ~s~ caso, concediendo que Dios puede crear W1 accidente sin su substancia, tal extensión 'podría ser medidaper accidens. Cf·, [31. Física IV. 4, 212Q 3-8, 20~21. "ef·, (39), pp. 136.8; V., [SI) Y (99). "'SW,p.3S7.
112
De esto, se seguirían, según Gassendi, tres conclusiones: en primer lugar, el
espacio sería ilimitado antes de que Dios Creara el universo y permanecería de este
modo si lo destruyera. La cantidad de materia que ocupa la creación, quedaría
comprendida en este espacio infinito, quedando más allá de sus límites, un espacio
que "anteriormente ha sido llamado imaginario" .. ;;l La magnitud del espacio es
equivalente, entonces, a la del universo;
La región total de espacio puede ser entendida con relación al universo entero, de tal manera que la totalidad del espacio corresponde a la totalidad del universo. Cada parte del espacio corresponde a alguna parte del universo. Consecuentemente, no hay parte del universo, grande o pequeña, para la cual no haya una parte proporcional de espaclO.5¿
~a segunda conclusión consiste en afirmar que el espacio infinito, sería totalmente
inmóvil:
Cuando algún objeto o parte del universo, se mueve de su lugar, el espacio en el cual se sitúa no se mueve junto con él, sino que permanece inmóvil; el espacio en el que el objeto es movido es, del nusmo modo, inmóvil. Lo mismo sucede con el espacio hacia el que el objeto viaja y lo recibe.53
La tercera conclusión consiste en carac.terizar estas dimensiones espaciales como
"incorpóreas [ ... ] y sin resistencia a los cuerpos que las penetran o descansan en
el1as":>f donde haya un cuerpo en reposo o en movimiento, éste ocupa una parte del
espacio igual a sí mismo y, donde es posible asignar dimensiones corpóreas, se debe
entender que hay también, dimensiones incorpóreas que les corresponden. 55
Esta cualidad del espacio representa, a su \'ez, una de las diferencias
fundamentales con los atributos de la divinidad. Si bien el espacio ha sido ya
caracterizado como infinito, 10 que podría implicar el problema de algún intento de
"V., [39J, pp. 117·120. 51 SW, p. 388. :;31dem. 54 Idem. ss ldem.
Cap. III El correlato epICÚreo del ~rulo 113
equiparación co~ Dios,56 Gassendi aclara que, cuando se predica acerca de la
divinidad ,que es "ihcorpórea", uno no se refiere- simplemente a la ausencia de
cuerpos y de dimensiones corporales, sino que "significa, además, la existencip- de
úna substancia real y genuina y una naturaleza real y genuina con sus propias
facultades y acci0r:es",57 mientras que el espacio no puede actuar sobre algo, sino
que "posee solamente la cualidad negativa de permitir que otros cuerpos lo ocupen o
p~sen a través de él".58
/56 Podemos encontrat;-.-en la teoría del espacio que Clarke sostlene en la polémica con Leibniz, una continuación de la tradición vacuista seguida por: Gassendt, en tanto que l} aquél afirma que "el espacio infinito es uno, absoluta y esencialmente indivisible, y suponerlo dividido es una contradicción en los términos, porque en su separaCIón debe haber espacio, lo Sual es suponerlo divirudo y, sin embargo, no dividido al mismo tiempo". (En [78]. p. 73). 2) El espacio es el continente inmóvil del universo y la cantidad de matena que existe en el universo es finita: "{ ... J el espaciO' es el lugar de todas las cosas y de todas las ideas. Lo mismo que la dJlrncrón es la duracIón dc todas las cosas y de todas las Ideas". Así como el espacio, "no está limitado por los cuerpos, sin~ que existe igualmente tanto con 'cuerpos como sin ellos", el espacio 'no está encerrado entre cuerpos, sino que éstos, existiendo en un espacio ilimitado, están, solamente delimitados por sus propias dimensiones.lbid) p. 9l.
Sin embargo, 'las tesis de Clarke, van más allá de la gassendiana, en tanto' que a) Clarke asocia el espació infinüo tridimensional con un atributo de Dios: "el espacio no es un ser, un ser eterno e infinito, sino una prop/eJad, o una consecuenaa de la e:astenaa de mt ser infitur.o y eterno". (Ibid., p. 73. El énfasis es núo). El siguiente pasaje de La polénuca, ,es aún más explícito:
El espacio- no es una sustancia, sino una propiedad, y si es una propiedad de lo necesario, en consecuencia deberá existir (como todas las otras propjedades de aquello que es necesario que sea) más necesariamente que aquellas sustancias mismas que no ~n necesarias (aunque ella misma no es una sustancia). [IbuL, pp. 9l~2].
Si bien Gassendi se había preocupado por establecer una distinción entre la existencia per se'del espacio infinito con la'de Dios, Clarke caraCteriza el espacio y el tiempo como consecuencias ~ecesarias de la dtvinidad:
El espacio es inmenso, inmutable y eterno, y 10 mismo es la duración. Sin embargo, no se sigue de aquí en modo alguno que algo sea eterno hars de Dieu, pues espacio y duración no están hars de Dreu, sino que son causados por, y son consecuencias inmediatas y necesaJjas de, su existencia. Y sin ellas, su eternidad y ubicuidad (u omnipresencia) desaparecerían. [Ibid., p. 92J.
Además de la tradición vacwsta seguida por Gassendi, encontramos en Clarke el afán de relacionar las cualidades de la existencia divina con el espacio y el tiempo infinitos, así, la diferencia funda,mental en estas propuestas se encuentra en las tesis del platonismo clarkeano.
La propuesta de Clarke también figura en el De grauitatione (latín, p. 99, inglés, p. 132), donde Newton sostiene que el espacio no es una substancia ni un accidente, sino que es "como un efecto emanativo de Dios [tamquam Da effectus emanativus J". Páginaúdelante (latín p. 104, inglés, p. 137), suprimiendo el t.amquam.. Newton afinna:
El espacio es eterno en su duración e inmutable en su naturaleza y esto es así porque es un efecto emanativo del ser eterno e inmutable [retemis et munutabilis enus effeaus emanativusJ.
57 SW, p. 389. 58 Iden.
114 Cap. III El correIaro epicúTeo del mundo
IIL2.1.2 El tiempo
Veamos, ahora, la manera como Gassendi caracteriza el tiempo y cómo establece su
analogía con la noción de espacio. Nuestro autor considera que, a diferencia del
espacio, todas las teorías acerca del tiempo han tenido problemas para definirlo (de
hecho, Gassendi mismo señala que no intentará definir el tiempo, sino sólo
caracterizarlo). La imposibilidad de definir el tiempo se debe a que rales teorías han
cometido el error de considerar "cosas heterogéneas como si fueran homogéneas o
cosas sucesivas, ¿·cmo si fueran permanentes [ ... ] y se comportan como hombres que
miden una línea recta con un compás, el peso con una regla o la longitud con una
báscula".59
Por otra parte, junto con el espacio, "el tiempo es considerado ordinariamente
como un accidente que depende de las cosas corpóreas", sin embargo, afirma
Gasscndi, el tiempo parece más bien algo incorpóreo, como el vado y claramente
independiente de la existencia de cualquier otra cosa:
[ ... 1 del mismo modo que el espacio, parece existir una duración incorpórea, independiente de los cuerpos, a pesar de llamarse imaginaria, es la misma que constituye la medida del tiempo pues, tanto el espacio se extiende a través de todas las posiciones más allá de cualquier lugar ... como esta duración va más allá de cada tiempo en particular: pertenece al universo y a todas las cosas existentes en él y es concebida como extendida más allá de cualquier principio del universo, ilimitadamente, aunque el universo fuera destruidc.6CI
Al haber establecido la analogía de la noción de tiempo con la de espacio,
Gassendi critica la postura que afirma la existencia puramenté subjetiva del tiempo:
"No se debería decir que el tiempo es la medida de algún movimiento, que no
existiría sin alguien que lo midiera porque, según nuestro análisis, el tiempo
59 SW, p. 391-2. w ¡bid .• 391.
.'
Cap. III El correlato epicúreo del mundo 115
transcurre y tiene su antes y después independienremente de que sea medido o !
A continuación, Gassendi se ocupa de la tesis que identifica el ,tiempo con el
movimiento de los,astros: "Es cierto que los ~9mbres hacen uso del movimiento para
medir el tiempo, especialmente ,el movimiento de los astros", dice Gassendi, pero
agrega que el tiempo no depende del movimiento en sí mismo o de sus. partes,
'numeradas o no, en tanto que aquél es anterior al movimiento de los astros; el
tiempo, a diferencia de estos. movimientos, no'es múltiple, "De hec~o, el tiempo es
cierto flujo ... en el que no' sólo varios, sino innumerables movimientos pueden
coexistir" .62 Así, según Gassendi1
[ ... ] al no haber otro movimiento más constante y general que el del sol, se adopta éste como cierto reloj general para medir el flujo del tiempo. Pero' si el movimiento de este astro fuera más rápido o más lento, el tiempo no se movetÍa, a su vez, más rápido o más lento, sino. independientemente de la velocidad del movimiento del sol, el cual consiste sólo en una referencia que permite dividir el tiempo. Si, por ejemplo, el sol se moviera dos veces más rápido, el tiempo n0 sería dos veces más veloz, sino sólo el "espacio" de dos días, sería igual al "espacio" de uno de los días actuales.6J
La consideración anterior, lleva, dice Gassendi, a concl,uir que el tiempo puede
ser caracterizado de manera similar 'al 'espacio; la explicitació?) de esta analogía, se
encuentra en el Syntagma que, a continuación, citamos in extenso:
61 Idem.
[ ... ] como el lugar, considerado en sí mismo, es totalmente ilimitado, así mismo el tiempo, considerado en si mismo no tiene principio ni fin. Y, como cualquier momento particular de la vida es el mismo en todos los lugares, también la misma porción de espacio permanece la misma en todos los tiempos. De manera: similar; en tanto que el espacio permanece el mismo e )nmóvil, independientemente de que algo exista en él ° no, así el tiempo fluye alla misma velocidad, independientell1ente de que algo dure en él o no, de que algo esté en movimiento o en reposo y de que algo se mueva más rápido o más lento. El espacio no puede ser seccionado en dos por alguna fuerza, sino que permanece
a ¡bid" p, 394. 63Ibid.) p. 396.
116 Cap. III El carrdato epicúreo del mundo
continuo, él mismo e inmóvil; del mismo modo, el tiempo no puede ser alargado o suspendido por alguna fuerza, sino siempre fluye sin variación. Una porción de lugar o de espacio ilimitado, ha sido utilizada para crear el universo, y una parte del tieITlfX> infinito fue elegida para que el mundo existiera.64
La materia ocupa, entonces, sólo una parte de estos espacio y tiempo ilimitados.
No así la divinidad, pues Dios está presente en todo lugar y a 10 largo de todo el
tiempo:
En tanto que las cosas existen en algún lugar, con respecto al espacio y en algún momento con respecto al tiempo, se dice también del creador que está en todo lugar, con relación al espacio y 'siempre' con relación al tiempo.65
Finalmente, cabe señalar que las nociones gassendianas de espacio y tiempo
serían recuperadas por pensadores como Blaise Pascal66 y bien podrían constituir un
antecedente de las ideas newtonianas de espacio absoluto.
ITI.Z.L3 Epicuro cristianizado
La exposicíón de Gassendi con respecto al atomismo, en el Syntagma, tiene como
objetivo recomendar la opinión de quienes sostienen que los átomos son los
componentes últimos de la naturaleza.67 Gassendí mismo se percata de la necesidad,
de elegir esta teoría entre otras, debido a que el atomismo "tiene la ventaja de que
,. Ib,¿., p. 395. 65 Ibld., p. 396. Sobre este tema, Koyré, refiriéndose a la polérrnca cartesiana con Hcnry More anota en [50]. p. 133:
[ ••• 1 al negar tanto el espacio vacío como la extensión espiritual, Descartes prácticamente excluye de su mundo a los espíritus, las almas e incluso a Dios. Sencillamente, no deja Lugar para ellos. A la pregunta, "¿dónde?", la pregunta fundamental que se puede formular relativa a todos y cada uno de los seres reales (almas, espíritus. Dlos) ya la que More cree poder dar una respuesta definida (aquí, en Otra parte o, en el caso de Dios, en todas partes), Descartes se \"e obligado por sus principios a responder: en nir.guna parte, nullibi [ ... ] A partir de este momento, Descartes y los cartesianos llevarán el sobrenombre satírico de nuIlibisras.
Una afirmación muy cercana a la que se cita en el párrafo principal la encontramos en el De gravttatione (latín, p. 103, inglés, p_ 135) de Newton, en donde leemos que:
Ningún ser existe ni puede eXistir que no esté relacionado de algún modo COn el espacio. Dios está en todas partes, las mentes creadas están en alguna parte y el cuerpo está en el espacio que ocupa y, lo que no está en todo lugar o en algún lugar, no existe.
MV., [721, pp. 376- 383.
Cap lIf El cvrrelato epu;ú-reo del muru10 117
explica mejor la realización y composición de todos los elementos que existen en la
naturaleza"6S y, 'por esto mismo, explica, entre otras cosas, el hecho de que un
cuerpo sólido pueda ser de diversoS'tamaños y figuras o de que tal cuerpo se rarifique
o sea denso. En la búsqueda de una teoría que dé cuenta de los fenómenos
observables, Gassendi ha elegido el atomismo, que ofrece .una explicaoión de éstos \
mucho más satisfactoria,
[ ... ] pues, de hecho, estas cuestiones y otras, similares no están claramente resueltas en otras teorías, para las que la nlateria es considerada tanto infinitamente divisible (aunque, sólo potencialmente, como se dice), e .. ] o datada de cualidades primarias y secundarias, las que no son suficientes para explicarla variedad de objetos [ ... ]"
Debido, entonces, a que el a¡6mismo puede explicar un espectro más amplio de
fenómenos, la adopción de esta teoría es recomendada. Según Gassendi, es
necesario modificar algunas tesis del atomismo antiguo, aSÍ, nuestro autor propone
que:
1) Tiene que ser abandonada la idea que afirma que los átomos son increados o
eternos, así como la idea de que son infinitos en,número. Una vez rechaz,ada la idea . ,
de la eternidad de los átomos, se puede admitir que éstos son la forma primaria de la
materia, la c~al fue creada desde el principio por Dios y que la cantidad de materia
que existe en el universo es finita." Recordemos que Epicuró y Lucreci~ han partido
de los principios de que nada puede ser creado ex nihilo y, por otro lado, que nada
puede pasar a la no .. existencia. Gassendi, en esta propuesta, modifica Ja teoría
atomista original: ahora, los átomos son creados por Dios y la cantidad de la materia
que existe en el universo, es finita. Como sabemos, Gassendi considera que esta
materia se encuentra en un espacio vacío infinito.
61 V., SW, p. 398. 68 SW, p. 399. las cursivas son mías. 69 ldem. -
118 Cap III El correWto epicúreo del mundo
2) Debe ser abandonada la idea del atomismo antiguo de que los átomos tienen
ímpetu, esto es, que tienen, en su naturaleza, el poder de moverse a sí mismos y que
siempre han estado en movimiento. Ante esta hipótesis, Gassenru sostiene que debe
aceptarse que,
Los átomos son móviles y activos debido a la capacidad de movimiento y de acción con las que Dios los ha provisto desde la creación, la cual funciona con su consentimiento, pues él da movimiento a todas las cosas y conserva todas las cosas.71
Notemos la similitud con la teoría cartesiana de la materia: Dios ha provisto de
movimiento a todas las partículas desde el mismo instante de la creación y, por su
imnutabilidad, conserva la naturaleza en ese estado. Tales capacidades dependen,
entonces, de la voluntad divina. Por otro lado, Gassendi encuentra que, de este
modo, se puede dar cuenta de la primera causa que es la "raíz" de las causas
corpóreas o causas segundas; si sólo se aceptan estas últimas, la materia estaría
inerte. 72 Gassendi, como Descartes, niega, entonces, la existencia de fuerzas que la
materia tendría per se.
3) No debe asumirse que Dios creó primero los átomos y después, él mismo tuvo
que unirlos y formar, a su vez, cuerpos más grandes, sino que a) desde el mismo
instante de la creación, "Dios creó tanta cantidad de átomos, como era necesario
para la formación de este universo,,;?3 b) Dios creó la materia de tal manera que ésta
estaba ya compuesta de particulas últimas; e) los átomos recibieron, desde la
creación, sus diferentes figuras y tamaños, la capacidad de movimiento, de
impartirse movimiento entre sí, de unirse y separarse.74
70 ldem. 71Idem.. nSW,p.400. 73 ldem. 74 SW, pp. 400,1.
Cap. III El carrelmo eptdireo del mundo 119
Gassendi también hace suya la tesis de Epicuro y Lucrecio, sobre las semillas de
las cos~.75 Nuestro autor, considera que éstas son constituidas por átomos
Debe suponerse que, desde el principio, cuando Dios ordenó que la tierra y el agua existieran y produjo las plantas y los animales, él hiw las semillas, por decirlo así, de todas las cosas capaces de generacióI1' En otras palabras que, a partir de ciertos átomos, él formó las primeras semillas de todas las cosas, a partir de l?s cuales, podrían propagarse las especies. Estas semillas se disPersaron a través de, todo el reino de las criaturas capaces de generación, todas en los lugares más 'apropiados. A pesar de que estas semillas pueden descomponerse en átomos, tales átomos pueden, a su vez, unirse nuevamente para formar semillas. Finalmente, debe suponers'e que ia cadena de generación y corrupción que continúa y persistirá en el futuro, tiene su inicio en este caos inagotable d~ átomos, que provee const?ntemente la materia para la formación de los cuerpos.76
Gassendi sostiene, entonces, que la teoría atomista, al ser modificada bajo
preceptos cristianos, resulta más satisfactoria en la explicación de los fenómenos
naturales. El universo es efecto de la primera causa, mientras que, los fenómenos
que tienen lugar dentro de éste, son efectos d~ las segundas causas, ,que se reducen
al movimiento, reunión y choque de átomos.
Gassendi explica, finalmente, que además de la tesis atomista tiene que
enfrentarse al problema de la aceptación del vacío. Parecería, dice nuestro autor,
"V., [94J, p.250. 76 SW, p. 401. En el diálogo The Sceptical Chyrnist (1661), Robett Boyle (1627~ 1691), hace decir a Carnéades, quien repre~nta su postura, lo siguiente:
Debo advertirte que, con el término "elementos" me refiero a ¡ ... } ciertos c!,ierpos primitivos, simples o perfectamente puros, que no son constituidos por otros Cuerpos {y que 1 son los ingredientes de los que están compuestos todos los cuerpos mixtos y en los que,-finalmente, se disuelven. [En [l00J, p. 84].
Como Gassenru, Boyle también acepta la tesis de las semillas de las cosas; sin éstas, no se ~pucdc explicar la reproducción en los seres vivos; más aún, las semillas han sido creadas de acuerdo al pla9- divino:
Debo decirte que a veces he pensado que no es inconveniente que, a los--principíos-, que podemos asignar a las C9sas que ahora constiruyen el mundo, [ ... ] agreguemos otro, que puede ser llamado un principio o poder arquitectónico, por el cual deSignO v"arias determinaciones; la guia hábil de movimientos de las partes pequeñas de la materia l,J.niversal, por el más sabio autor de las cosas que, en el principio, convirti6 ese caos confuso en este mundo ordenado y bello, y que planeó especialmente los cuerpos de los animales y las plantas, así como las semillas de aquellas cosas que debían propagarse. Pues confieso que no puedo concebir cómo, de la materia puesta solamente en movimiento y dejada a su suerte, pueden emerger mecanismos tan curiosos como los cuerpos de los,humanos y de los animales perfectos [ ... ] si no es por las semillas de las criaturas vivientes. {Ibid., p. 851. -
120 Cap. III EL corrdato epicúreo del mundo
que algunos filósofos han confundido el papel del vacío en la teoría atomista, al
afirmar que tal teoría admite que hay dos elementos fundamentales en la naturaleza,
a saber, átomos y vacío y que estos dos elementos son eternos e increados:
Mucha gente se confundió por el hecho de que [los atomistas] sostienen que estas dos cosas son increadas e indestructibles y por el hecho de que afirman que el universo, o la naturaleza de las cosas, está constituida de estas dos partes, por así decirlo [ ... ] Pero ellos no pensaban, por esto, que las cosas que negan a ser y que se destruyen, estaban formadas de estas dos partes o componentes, como eUos dicen.77
Parte de la respuesta gassendiana ya la hemos visto: el rechazo de la existencia
eterna de los átomos. Gassendi afirma que, según la teoría atomista, si bien se puede
decir que el vacío y los átomos son elementos primarios y fundamentales del
universo, no se puede decir de ambos que "son los elementos primarios y
fundamentales de todas las criaturas",75 pues lo anterior puede atribuirse solamente
a los átomos mas no al vacío, pues, ~eI vacío únicamente provee el lugar para el
movimiento y la separación";
De hecho, considerando que (el vacío) es incorpóreo, ¿no es entonces incapaz de ser componente de algún cuerpo? Pues, a pesar de que se puede demostrar la existencia de cuerpos mixtos, tal vacío jamás será parte de ellos, de la rrUsma manera en que el aire que está en los huesos, las arterias y los pulmones no se considera parte de tales órganos. Más aún, el vacío no será parte de los cuerpos, pues no inhiere en las cosas en ningún sentido y no puede ser movido con ellos. 79
Acorde con sus nociones de espacio, Gassendi, retoma la concepción epicúrea del
espacio vacío como el no~ser material, de ahí que considere que el espacio vacío, en
sentido estricto, nO es parte de la naturaleza de la materia, ni está mezclada con los
cuerpos. El espado vacío infinito no tiene ningún carácter positivo, pues no posee
n SW, pp. 402.3. ~ lbid., p. 403. 79 Idem.
Cap, II1 El correlaw epicúreo del mundo 121
alguna cualidad en sí mismo; esta es una tesis contraria a la que sostienen los
neoplatónicos" 80
Gassendi se ve a sí mismo como recuperador de la doctrina de, Epicuro;
restablecer las dO,ctrinas epicúreas implica, desde la recolección de manuscritos, la
, corrección y análisis de las distin~as versiones de la obra y el logro de una traducción
precisa de las fueates disponibles, hasta la adecuación de la doctrina a la visión
cristiana" Ciertamente, las propuestas de la ete"midad del mundo, las fuerzas que los
átomos tienen en sí mismos, la mortalidad del alma y la inexistencia "de Dios,
constituyen una ofensa ante Jos ojos del cristianismo. Gassendi, empero, considera
que las tesis paganas de Aristóteles ha;> tenido que pasar por, el mismo tipo de
"bautismo". El modelo de mundo gassendiano tiene, comÓ antecedente, la
00 El proyecto neoplatónico encuentra en el vado infinito, illla propiedad de la divinidad. véanse, al respecto, las propuestas de Henry More (1614;1687) en su discusión con Descartes, en [501; de la noción de espacio en el primero, KO)Té sostiené en hpágina 111 que:
Henry More no es en absoluto un partidario puro de Demócriro; no reduce el ser a la materia. Además, su espacio no es el vacío innnito de Lucrecio, sino que está lleno, aunque no lleno de "éter" como el espacio infinito de Bnmo. Está lleno de Dios y, en cierto sentido, es el propio Dios.
A diferencia de la postura gassendiana. según la cual el esPacióno posee una realidad positiva, las tesis de More (al igual que las de Patrizi) , caracteru:an el espacio como atributo de la divinidad. En su Enumeraa6n de unos vemte fituIos que loS metafísicos atribuyen a DIOS y que encajan con la [entuIadj mm.6vil y extensa o lugar (locus) rru:emo, del Enc1uridtum metaphystcUtn, cap. VIII, cltado en [501. p.141, More dice: "
Una vez que hayamos enumerado esos nombres y titulas apropiados a ella, esta [entidad]' infinita, inmóvil yextensa aparecerá no sólo como algo real... sino también como algo divino (que se encuentra ciertamente en la Naruraleza). Esto nos asegurará aún más de -que no puede ser una nada, ya que aquello a lo que pertenecen tantos y tan excelsos atributos no puede ser una nada. Entre ellos se encuentran los siguientes, que los metafísic0S atribuyen concretamente al Primer Ser: Uno, Simple,
'ITI111ÓtJÜ, Eterno, Completo, Independreme, .Exzstente en- si mismo, Subsi..~ por sí mismo, Incorruptible, Necesano, Inmeruo, Increado, Inccrcunscrito, Incomprensible, Omnipresente, Incorpóreo, Omni~tTante, Omnzabarcame, Ser por su esencia, Ser actual, Acto puro.
Hay no menos de veinte títulos mediante los que el Numen DIvino acostumbra a ser designado y que encajan perfectamente con este lugar (locus) interno infinito.
Debemos notar la cefcanía de estas tesis con las que se sostienen en algunos pasajes de los escritos herméticos; en el Corpus Hermer.u:um, cap. lI.12, (Henneuca, p. 1-1), leemos:
"[ ... J¿Qué hemos dicho sobre el lugar en el que se mueve el universo?" "Que es Incorpóreo, AsclePlo." "Y, ¿qué es incorp5reo, entonces~" "El nous como un todo, que se contiene-a sí mismo, apartado del cuerpo, infalible, inalterado, intacto, en reposo, capaz de contener todas las cosas y preservar todo cuanto existe y sus rayos son el bien, la verdad, el arquetipo del espíritu y del alma."
122 Cap. III f1 correlato eplCÚTeO del mundn
recuperación y transformación del marco conceptual del epicureísmo y la tradición
vacuista de la baja Edad Media.
Hasta ahora hemos revisado algunas de las características importantes de dos
concepciones del mundo que tienen lugar en la Época Moderna: la cartesiana y la
gassendiana; a partir de lo anterior, examinaremos las diferencias y similitudes de
estos dos modelos del mundo; trataremos de caracterizarlos en el contexto de la
formación de la nueva ciencia para, después, mostrar de qué manera el proyecto
gassendiano de la filosofía natural se relaciona con su epistemología probabilista.
IIL3 la filosofía natural como correlato de la naturaleza
1
Primero, revisemos las diferencias más significativas que existen entre las
concepciones de la naturaleza de Gassendi y Descartes: el primero acepta la
existencia de los átomos, el otro, teniendo corno base la propuesta de la
geometrización de la materiaS1 y, por otro lado, el voluntarismo, rechaza los átomos y
afirma que la materia es infinitamente divisible.81
"V., [55], p. 140 y [35], p. 108. &:! Citamos in extenso, el párrafo de los PrincipIOS, A T IX 320, arto 202, donde Descartes mismo explicita las diferencias entre su corpuscularismo y el atomismo:
Alguien podrá decir que antes Dem6crito ha imaginado cuerpos pequeños de diversas figuras, tamaños y movimientos, que al unirse forman todos los cuerpos sensibles y que, sin embargo, su fiJoso/h es comúnmente rechazada. Respondo que [tal teoña] no ha sido rechazada por postular cuerpos más pequeños de los que pUL':den ser percibidos por los sentidos, ni por atribuirles diversos tamaños, figuras y movimientos, pues no hay alguien que pueda dudar que verdaderamente tales [corpúsculos] existan, como él lo ha probado. Empero, la reoría ha sido rechazada, en primer lugar, porque supone que estos cuerpos pequeños son indivisibles, lo que yo también rechazo totalmente; también es rechazada porque [Dem6criro 1 imagina el vacío entre ellos y yo demuestro que es imposible que haya tal vacío; también, a causa de que él les atribuye peso {pesanteurl y yo he negado que algún cuerpo, considerado en sí mismo, lo posea [ •.. 1 y, finalmente, es rechazada porque [Dem6critoj no explica cómo todas las cosas han sido formadas por la sola uni6n de los corpúsculos.
Cati III El correlato epicúreo del mundo 123
Descartes niega el espacio vací~: para él, la característica esencial de la materia es
la extensión, q~e implica c01yoreidad; el movimiento es explica~le si consideramos
que el universo está pleno de materia Y- que al moverse un cuerpo, otro ocupa, en ese / .
mismo instante, el lugar que el primero ha dejado. Gassendi, sin embargo, acepta el
vacío.83 Para él, la característica esencial de la materia es ,la impenetrabilidad,
propuesta que retoma de Lucrecio y de Patrizij el movimiento de las cosas no serí~
posible si no existiera- el vacío.M Más todavía, Gassendi ofrece argumentos que,
utilizaron Bradwardine y Oresme durante la. baja Edad Media, basados en el
experimento mental de la destrucción del cosmos y la estrategia del análisis
terminológico.
Para Descartes, l~s matemátic'as juegan un p'apel importante en la investigación
de los fenómenos naturales: la explicación de fenómenos observables es posible si se
establece, Por. vía de la traducción cuantitativa, la rélación entre los primeros \
principios y los fenómenos particulares.ss Gassendi, a pesar de haber enseñado
matemáticas, conocer 10~ experimentos de Galileo e incluso haberlos repetido,86 no
propone que la matemática sea un método confiable en la investigación de la
naturaleza;" para la explicación de los fenómenos naturales, Gassendi opta por el
modelo de Epicuro y Lucrecio:
Gassendi trató de establecer un sistema de física que era todavía cualitativot
basado en el atomismo de la antigüedad. Al renovar o resucitar el atomismo antiguo, él fue capaz de proveer la base filosófica, la base ontológica para la ciencia moderna, esta última unió lo que Gassendi no supo unir: el atomismo de Demócrito con la visión matemática de Platón, introducidos por la revolución
"Cf., (69), pp. 182·5. "Cf., OM, 1, pp. 192-4. "Cf., (35), pp. 116-126. "V., (511,pp.123-29: "V., (48), pp. 146-48.
124 Cap. III E1 correlato epu;úreo del mundo
galileana y cartesiana. Fue la unión de estas dos vías la que produjo la síntesis newtoniana de la ñsica matemática.ss
La necesidad de la "matematización del universo" es un proyecto que Gassendi no
necesariamente comparte con Descartes y ésta, sin duda, es una de las
.características distintivas de la nueva ciencia. Koyré afirma que la física aristotélica
está basada en la percepción sensorial y, por tanto, difícilmente puede encontrar el
camino de la rnaternatización;S9 es por ello que:
[La física aristotélica] rechaza la substitución de los hechos de la experiencia común, cualitativamente determinados [ ... ] por las abstracciones materpáticas y
niega la posibilidad de la ftsica matemática en razón de a) la inconformidad de los conceptos matemáticos con los datos de la expenencia sensorial, h) la incapacidad de las matemáticas para explicar las cualidades y deducir el movimiento.90
El pasaje anterior nos conduce a una nueva diferencia entre Descartes y
Gassendi: para Descartes, los sentidos no pueden constituir un principio de
conocimiento confiable, en el ser humano hay una capacidad innata para conocer
las verdades que han sido establecidas desde la creación; para Gassendi, no es
posible conocer algo de manera innata y es justamente la experiencia sensorial lo
único que posee el ser humano para construir el conocimiento probable. Descartes,
por el método de la duda, busca un conocimiento verdadero; Gassendi, al relacionar
la teoría sensualista de Epicuro, con la retórica ciceroniana, se contenta con un
conocimiento probable. Más adelante explicaremos esta postura; antes, trataré de
ubicar el proyecto gassendiano de la filosofía natural, en el marco de la nueva
ciencia del siglo diecisiete para, después, mostrar que hay un sentido mucho más
complejo en el que Gassendi es continuador de la tradición probabilista.
$ [511, p.130. W Cf., ibd., pp. 22.3. 00 Ibid.., p. 5. El cambio de la metodología, de una ciencia demostrativa hacia una ciencia de la demostración matemática y confirmada por los experimentos, es iniciado por Galileo y Keplet, entre otros y, tiene como antecedente, además de Platón, Arqtúmedes y Pitágoras, a los calculadores de Oxford, en la baja Edad Media. ej., [5íl·
Cap. 1II El carreU!to epicúreo del mundo
II
Gassendi y Descartes comparten los mismos objetivos y preocupaciones de la
generación de pensadores que promueven la ciencia nueva. Ya hemos revisado
algunas diferencias importantes entre la filosofla cartesiana y la gassendiana, sin
embargo, no debemos perd~r de vista que ambos pertenecen a esta generación; no es
sorprendente, pues, que las preguntas que ambos tratan de re~olver sean también
preocupaciones de la época. Veamos la caracterización de Margaret Osler d~ estos
pensadores:
A pesar de sus diferencias políticas, de nacionalidad y de fe, estos hombres formaron una comunidad intelectual consciente de sí misma. A pesar de que
. todos ellos fueron educadbs en el aristotelismo, estuvieron umdos .en su oposición a éste y en su defensa de una filosona mecánica que 10 reemplazara ' [ ... ] Con excepción de Beec1:man, cada uno publicó, cuando menos, una obra en la que exponía su propia versión de la nueva filosoña [ ... 1 Incluyeron seccjOnes describiendo los componentes últimos del mundo, Ja materia y el movirrriento [ ... ]91 Como una comunidad de pensadores, estos filósofos de la naturaleza estaban luchando con una serie de problemas comunes. La crisis escéptica se manifestó en la atención que cada uno de ellos le prestó a las cuestiones acerca del método. A pesar de que no todos fueron tan filosóficamente imaginativos como Descartes, al tratar de preservar la [ ... J certeza de la scientia o tan innovadores como Gassendi en su "escepticismo mitigado", todos ellos consideraron el reto episterqológico del escepticismo.92
En la cita anterior: se pueden reconocer elementos que les son comunes, tanto a
Descartes como a Gassendi: ambos piensan que los fenómenos naturales o segundas /
causas, pueden ser reducidos a un mero choque y movimiento de partículas. ambos
rechazan la posibilidad de postular algún tipo de fuerza que la materia tenga per se o,
en el caso de Gassendi, en el espacio vacío; tanto Descartes como Gassendi están de
acuerdo en que las filerzas ocultas deben ser eliminadas de la filosoña natural, en 10
91 Con relación a Descartes, véanse [96], pp. 296~318 y [931. " [69], pp. 7·8.
126 Cap. III El correlato epicúreo del mundo
que respecta a las causas segundas. Ambos tienen motivaciones escépticas para sus
modelos de conocimiento. Gassendi, dice Christopher Hookway,
[ ... 1 defendió una teoría atOmista que explicaba regularidades observables a través de partículas inobservables. Pero [tal teoría] fue aceptada sólo en tanto que proveía la mejor explicación de las apariencias: la ciencia es un cuerpo de verdades sobre las apariencias, no sobre "la verdad". Las apariencias nos sugieren hipótesis, que apelan a nuestra razón. Podemos aceptar este espíritu falibilista, admitiendo que [las hipótesis] pueden estar equivocadas.93
Tanto en la concepción de Descartes como en la de Gassendi, el resultado de la
investigación sobre las causas naturales, puede caracterizarse como un correlato de
la naturaleza; en la medida en que la investigación se aleja de las fuentes de certeza,
recobran una importancia cada vez mayor los modelos hipotéticos, la función de la
especulación, la utilidad y lo probable. Éste es un elemento que nuestros dos
filósofos han retomado del Renacimiento: como los filósofos intérpretes de la
tradición humanista, que hemos caracterizado en el primer capítulo, ambos
pretenden establecer distintas posibles lecturas de los signos de la naturaleza: la
filosofía natural de la Época Moderna, en Descartes y Gassendi puede, de este modo,
ser descrita como la construcción de un relato alternativo del mundo.
Otra derivación que es necesario destacar sobre la filosofía natural de Descartes y
de Gassendi, es que, al ofrecer un modelo mecanicista de los fenómenos naturales,
los dos autores están apuntando hacia la laicización de la física; en lo que toca al
último, Popkin señala:
Gassendi, tal vez todavía más que Mersenne, nevó a cabo una de las más importantes revoluciones de los tiempos modernos: la separación de la ciencia de la metañsica. Al construir su nueva perspectiva sobre un pirronismo completo con relación a la realidad o a la naturaleza de las cosas, él fue capaz de desarrollar un método y un SIstema de ciencias, el cual, de todos los dd siglo diecisiete, se encuentra más cerca de la perspectiva antimetafísica moderna de los positivistas y los pragmatistas. Rochot [ ... ] muestra que [Gassendi1 es un
" [45J, p. 38.
Cap. III EL correUao epd.reo del mundo
eslabón lmportante entre Galileo y Newton, al cam~ar de una concepción de la "nueva ciencia~' como la verdadera imagen de la naturaleza, a una en la que se la ve como un sistema hipotético basado solamente en la experiencia y verificado a través de la experiencia, una concepción en la que la ciencia no es nunca
. concebida como un camino hacia la verdad sobre al realidad, sino sólo sobre la apariencia.94
127
En la exposición def modelo cartesiano del mundo, hemos puesto énfasis en la
manera en que la dimensión pragmática es ~ retomada como un elemento central en
su metodología. Asimismo, hemos sugerido que este elemento pragmático está en
estrecha relación con la noción cartesiana ~ de" la probabilidad. Esta dimensión
pragmárica de la 'ciencia es compartida por Gassendi, como Popkin apunta en la cita
anterior; más aún, es retomada como otro elemento central en su recuperación del
probabilismo cic~roniano.
m.3.! la experiencia gassen~ana: epicureísmo, probabilismo y ars historica
Ill.3.Ll ¿Por qué Gassendi no es empirista?
Conduzcamos, ~ora, nuestra atención,a las últimas líneas de la cita anterior, en
donde Popkin hace referencia al sistema hipotético "basado solamente ~n la
experiencia y verificado a través de la experiencia"; ya hemos caracterizado en qué
medida la filosofía natural de Gassendi puede ser entendida como "hipotética"; por
otra parte, ¿qué debemos entender por "experiencia" en Gassendi? La interpretación ,
generalizada es solamente "experiencia sensorial", Christopher Hookway es uno de
los que tienen esta lectura de Gassendi, según la cual,
[Las hipótesis] son probadas solamente en referencia a su capacidad de predecir más experiencias y no concebimos que describan la naturaleza interna de las cosas. La razón nos conduce, desde' las apariencias a lo que no puede ser percibido pero, finalmente, es la experiencia la prueba de las ,eoriÁIS, Guiados por lo que, al parecer, la razón puede aceptar, probándolo a través de la experiencia, llegamos a hipótesis que son fructíferas y exitosamente predictivas.95
.. [75], pp. 145-6. " [48], p. 38
j
128 Cap. III f1 correlata epu:¡lTeo del mundo
En esta misma línea interpretativa se encuentra Thomas Lennen, al afirmar que
nla respuesta de Gassendi ante el dilema escéptico, consiste en un empirismo
naturalista";96 así corno Margaret Osler:
La teoría del conocimiento de Gassendi empieza por una afirmación clásica del empirismo: "todas las ideas que están contenidas en la mente, tienen su origen en los sentidos [ ... ]" Las ideas pueden llegar a la mente directamente de la sensación o puea:n ser el producto de la acción de la mente sobre las que son directamete recibidas. La mente forma. esta segunda clase de ideas, por el proceso de conjuntar, añadIr, disminuir, adaptar, transferir, analogizar y comparar [las primeras]. Cualquiera que sea la complejidad del proceso en que la mente transforma las ideas que vienen directamente de la sensación1 persiste el hecho de que la sensación (directa o indirectamente) es la única fuente de las ideas en la mente. 97
La interpretación empirista de la epistemología gassendiana sostiene, entonces
que, por un lado, Gassendi acepta la experiencia sensorial como fuente de certeza,
propuesta en la que, en general. podemos estar de acuerdo, sin embargo, no podemos
aceptar que la experiencia sensorial sea la única fuente de información sobre el mundo en
Gassendi; tampoco que, para él, la experiencia sensorial sea la única manera de
probar o verificar las teorías o hipótesis acerca de la naturaleza. Para Gassendi, la
experiencia válida en la construcción de modelos explicativos no es sólo la
experiencia sensorial, también lo es la experiencia que proviene de las opiniones de
los filósofos antiguos.
Con lo último, pretendo mostrar que, la epistemología gassendiana, no puede ser
concebida, strictu sensu, como empirista; los marcos teóricos que Gassendi adopta,
tales como el empleo de argumentos imaginarios para probar la existencia del vado,
sus propuestas sobre la analogía del espacio con el tiempo, su utilización de la
teología voluntarista y, todavía más importante, el atomism098 (en donde el objeto
% 155), p. 114. ej., 156J, pp. 263-66. "169], pp. 107-8. "Cf.,1301,p.181.
Cap III El correlato epICÚreo del mundo 129
del cenocimiento probable son elementos últimos de la naturaleza, que son
inobservables), son la evidencia de que Gassendi no concibe SU teoría del
conocimiento como empirista. Sostengo que la ela;;;' de la interpretación de la
epistemología gassendiana no está en el empirismo, sino en el sensualismo epicúreo,
en donde, en efecto, los datos sensoriales son el principio del conocimiento
probable, sin embargo, los sentidos ofrecen sólo datos, signos. información sobre las
apariencias que no es ni verdadera ni falsa, de ahí que ,los sentido: n~nca se
equivoquen; lo que caracteriza al conocimientd probable va mucho más ~llá de los
sentidos y de las apari~ncias: se requiere de un proceso mental que compare,
clasifique y haga juicios' c0t:l respecto a la inform~ción sensorial y, finalmente, por
medio de analogías, formule hipótesis sobre cosas ocultas.
Por tanto, Epicuro se encuentra no sólo en la propuesta flsica de Gassendi,
también está presente c.omo un marco teódco fundamental t:n !:iU epistemología: la
naturaleza ofrece signos que, por medio del razonamiento, nos llevan a - inferir
entidades inobservables: Dios, el al~a, el vacío y los átomos y los poros de la piel,
entre otros. Entonces, ¿por qué no nos'llevan, también, a las verdades sempiternas
de Descartés? En la interpretación que ofrezco, la respuesta se encuentra, por un
lado, en que Gassendi no está dispuesto a conceder que estas verdades son innatas y
que los, sentidos no participan en su conocimiento; por otro, la respuesta tiene que
ver con una segunda parte de la estrategia gassendiana: el fusionar el epicureísmo
con el probabiliSmo ciceroniano.
El segundo elemento del rechazo gassendiano de las verdades sempiternas, está
apoyado por la postura del escepticismo académico, al cual Gassendi ~e adhiere a lo
largo de toda su obra: "en las ciencias físicas, frecuentemente se declara que seremOs
afortunados si encontramos, no 16 que es verdadero, sino lo que es probable", afirma
nuestro autor en el Syntagma. De ahí que los descubrimientos que se obtienen, por . .
130 Cap_ III El correlato ep:cÚTeo del. mundo
vía de la aplicación del razonamiento sobre los datos sensoriales, no necesariamente
reportan conocimiento sobre "la naturaleza interna" de las cosas. Así, no podemos
pretender la verdad sobre algo. sólo podemos alcanzar algo que pueda asemejársele.
Lo verosímil, como única alternativa ante la limitación --epistémica humana,
constituye, entonces, otra postura gassendiana que se instaura en el centro de su
proyecto de filosofía natural.
Gassendi, por tanto, rechaza la duda escéptica acerca de los sentidos, para asentir
ante las apariencias y, asumiendo el uso epicúreo de éstas, caracteriza la
investigación como un proceso en el que, de lo aparente, se llega a los inobservables
y, a la manera ciceroniana, establece que el conocimiento de los inobservables es
sólo probable; esto quiere decir que es digno de crédito y útil para la vida, aunque no
se sepa nada sobre su verdad.
Empero, todavía hay más que decir en contra de la interpretación empirista del
proyecto gassenruano de la filosofía natural: sostengo que esta interpretación pasa
'por alto los marcos teóticos de los que Gassendi ha partido; hemos visto que, en su
construcción del modelo del mundo, hay elementos que no son propiamente de
origen sensorial, tales como la recuperación y el "bautismo" de Epic:uro, las tesis
voluntaristas y el empleo de argumentos imaginarios. La relevancia que Gassendi
concede en el Syntagma a estos marcos conceptuales, no es simplemente una
estrategia de exposición, nuestro autor lo: ha usado como fuentes fidedignas de
conocimiento probable en tanto que posibilitan la construcción de hipótesis, ofrecen
argumentos, no siempre referidos a la experiencia sensorial a favor de la hipótesis y,
además la comparació.n de sus modelos con otras teorías, tanto de la antigüedad
como contemporáneas. De esta manera, los marcos conceptuales aportan más
verosimilitud (probabilidad o credibilidad) al modelo gassendiano del mundo y son
parte fundamental de su filosofía natural. La experiencia sensotial es sólo una fuente
Cap. HI El. correlato epm:heo de!. mundo 131
de certeza en Gassendi, la' más determinante, según nuestra interpretación, es la
experiencia que se obtiene de los marcos teóricos que aportan los pensadores
antiguos y sus contemporáneos, la experiencia que se obtiene del ars historica.
En las páginas siguientes, ofrezco algunas consideraciones que apoyan mi . ~
própuesta interpretativa.
Ill.3.1.2 De los datos sensoriales al ars hi.storica
Apeles ha desembarcado en Rodas. Se dirige inmediatamente en busca de
Protógenes pero, al no encontra;ío en su estudio, decide entonces trazar una línea
muy fina en una tabula rasa y ordena a una mujer que anuncie a Protógenes que el
hombre que ha trazado esa línea ha venido a buscarlo. Al llegar a su estudio,
Protógenes traza, junto a la primera, una línea aún más fina que la anterior, "aquel
que pueda dibujar", dice, "una línea entre estas dos, es a quien estoy esperando". De
regreso al estudio, Apeles traza, entre las dos, una tercera línea de tal sutileza, que
Protógepes, al verla, no duda que es Apeles el que ha estado ahí. Entonces, parte
inmediatamente al puerto en busca de su invitado.99
Esta anécdota, que Gassendi ha tomado de Plinio, hace alusión a las tesis
gassendianas sobre el conocimiento: las líneas han sido trazadas por un "experto" en
una tabula rasa, el intelecto, dice Gassendi, es una tabula rasa y el origen de las ideas
que en él se encuentran, son los sentidos. 100 Por otra parte; las líneas son indicios
visibles de la presencia de Apeles; es necesario recordar que la filosofia natural de
Gassendi propone que los fenómenos naturales son "signos" que llevan al intelecto
"OM l, p. 82; SW, p. 337. 100 El pasaje se encuentra en OM r. p. 92:
Húc·proinde spectat celebre Effatum. Nihil m Intell.ectu est, quod priUs non fuer¡t m Sensu, Spectat & quod dicunt Intellecturn, seu Mentem esse tabulam rasilem. in qua nihil crelatum. deptctúrnve sito [Las cursivas son de Gassendil.
132 Cap III EL carrela!o epuúTeo del mundo
al conocimiento probable de cosas inobservables, corno los átomos. 101 Finalmente,
Gassendi sostiene que tales signos conducen a la certeza de la existencia de Dios:
Relato esto para señalar que Protógenes no conocía, a partir del signo, la apariencia de Apeles, pero entendía con la mayor certeza, que él estaba presente en Rodas. Del mismo modo, nosotros no sabemos, a partir de estas obras, cuál es la naturaleza o la apariencia de Dios, pero entendemos con la mayor certeza, que él está presente en el universo, pues las líneas que ha trazado en el universo, por así decirlo, son tales que sólo pueden provenir de un artesano incomparable.102
Podemos reconocer, en la cita anterior, una formulación del argumento del
diseño;103 cabe señalar que es el argumento que está más presente a 10 largo de la
obra gassendiana. Con una postura similar a la que se encuentra en el pasaje
anterior, en las Disquisitio, Gassendi le reprocha a Descartes el haber considerado
falso todo el conocimiento que se tiene de la naturaleza: "Como lo he dicho, tú has
rechazado la creación entera, tan grande, tan variada, tan milagrosa; tú has
101 eJ., HP JI x 97~ 101. Vtde supm. 1()2 OM 1, p. 82; SW, p. 337:
SIC nos ex hoc tanto, támquc absoluto Opere, guasi quodam signo 'non nosse quidem Dei faciem, seu qualis secundum sit; at certo tamen cerOUs intelligere adesse illum in reruffi natura: quatenus ista': quasi ducta:.': in Universo linere emsmodi SIr, utesse nisi Opificis incomparabilis non possit.
Hemos ya apuntado que, junto con el interés por los pensadores antiguos, durante el Renacimiento surgen innovaciones tecnológ:¡cas y artisticas cuya característica principal es [a aphcación de [as matemáticas a sus acti'vidades (véanse [103J. pp. 204-9; [l04J, pp. 63~72; 131], pp. 93-5). El resultado de esta aplIcación de las matemáticas cn'-las ciencias, C':S el científico artesano, por así decirlo, que elabora a partir de cuantificaciones., sus modelos exp[jcativos. En este sentido, A. C. Crombie señala. en [261, p. 63, que:
El filósofo experimental, como arusta racional, habría de hacer sus análists por medio de la sola r.eoría, cuantificando, tanto como su objeto de esrudio lo permitiera, o modelando una teoña con un anefacto de análisis que imitara o extendiera el mundo natural original l ... ] El científico, de igual modo que el artista, estaban creando mundos posibles que explicaran, de alguna manera, el mundo real de la ex~riencia.
Galileo, como corlstru~t:or de estos modelos explicativos, es el primer defenoor de la relación entre mar.cmáocas y filosofía natural, cfr., [33J. Gassendi, a pesar de conocer los escritos de Galileo e incluso haber llevado a cabo algunos de sus experimentos, no parece haber segtndo las ideas de éste en el diseño de un modelo matemático de la naturaleza. V., también, 142], pp. 29-]0. "-103 En el ESCOllO general de los Principia, 162 J. p. 618, Newton formula este mismo argumento de la sigwente manera:
Este SlS!erna de máxima belleza del Sol, los planetas y los cometas sólo puede originarse del consejo y del dornmio de un Ente inteligente y poderoso. Y si las estrellas fijas son centros de otroS sistemas similares, creados por el mismo sabio consejo, deberán estar todos sujetos al dominio de Uno { ... ¡ Este Ser rige todas las cosas, no como alma del mundo, sino como el Señor de todo. Y debido a esa dorrunación suele llamársele Dios [ ... ]
Para una referencia de la historia de este argumento, véase, < 1 >, vol. 1, pp. 670~677.
0lp. I1I El correlato epICÚreo dJ.-I mundo 133
considerado falso todo lo que has conocido acerca de',ella".104 A pesar de su
conocimiento de la tradición escéptica, Gassendi ciertamente nO está preparado
para llevar la duda hasta el grado en que Descartes lo ha hecho en las
Meditaciones, L05 pues, los argumentos escépticos con los que Gassendi está
familiarizado, nunca ponen en duda los datos de los sentidos. El uso que Descartes
les ha dado a los argumentos escépticos es erróneo, según Gassendi, pues "los
escépticos no argumentaron en contra de las aparie~cias [ ... 1 sino contra las
hipótesis y la arrogancia de)os dogmáticos".l'06 Por otra parte, he tratado de mostrar
que hay una motivación mucho más profunda para la aceptación gassendiana de los
datos de los sentidos~ a saber~ la adopción del método epicúreo para la investigación. ,
Además de la premisa de q~e los sentidos ne:' mienten, se encuentra el reproche a
Descartes sobre su poca preocupación acerca de los argumentos eséélxicos originales:
( "Los escépticos ni dudaron, ni argumentaron contra las cósas tal y como aparecen o
en tanto que son útiles en la vida diariaj107 sino sólo contra las cosas secretas,
inciertas o vanas, o aquellas que son falsas e inventadas" .108 La apelación a la
otiginalidad de las ideas de los escépticos tiene que ver con la tradición humanista
del" renacimiento, de la que Gassendi es continuador.
104 SW, p. 208. 105 Vide supra, cap. II. Al respecto, en 148], p. 181, Joy afinna:
Gassendi ignoró la posibilidad de que pudiesen inventarse argumentos escépticos no pirrórncos que, de la misma manera. podrían dañar sus tesis. No anticipó, por ejemplo, que un arsenal totalmente nuevo de argumentos escépticos y sUs refutaciones sería desarrollado por los filósofos de las ideas durante el período entre la publicación de la,s Meditaciones sobre la filosofía prnnera (1641) y-el Tratado sobre la natUraleza humana (1739), de Hume. Cuando [Gassendi] comenta las MeditaclO11eS de Descartes, él reprueba a su pnncipal oponente en Francia, por considerar la posibilidad de que Dios pudiese ser un mentiroso. Aun su propia ídentificación de la providencia general de DlOS con las leyes de la naturaleza que gobiernan los átomos. le impidió aprender la manera de defender su teoría aromista de lID escéptico como Descartes, cuyo métcx:lo de duda incluía tales preguntas como si Dios es V<.':raz o no.
"" SW, p. 264, ef·, ibid, p. 176; HP 113 Y [51. pp. 157-8. '" Cr., HP 123; [51, p.156. '00 SW, p. 264. Cr., HP 123; [51, p. 156.
134 Cap. I1I El ccmeUao eplCIáeo del mundo
Así, hemos hecho alusión a dos posturas gassendíanas con respecto a sus marcoS
teóricos, la primera, se refiere al uso de la epistemología epicúrea: el principio del
conocimiento probable 10 constituyen los órganos sensoriales; por otra parte, nos
hemos referido al argumento del diseño. Sostengo que Gassendi encuentra en este
argumento una premisa necesaria para defender su postura atomista: de la
regularidad y orden que han sido impartidos por Dios en el universo, se postula que
los fenómenos del mundo microscópico, son similares al macroscópico, así podemos
hacer inferencias sobre los inobservables, como la existencia de los átomos y la
existencia del vacío.
Sabemos que una de las críticas más significativas de Gassendi a Descartes, tiene
que ver con el argumento del diseño: según el primero, el universo muestra tal
regularidad y belleza que es necesario postular la existencia de alguien que haya
planeado tal estado de cosas. Este argumento le permite a Gassendi asegurar su
propia posición pues, para él, uno de los orígenes del conocimiento es la experiencia
sensorial. La tesis anterior tiene como antecedente la propuesta del escepticismo,
tanto pirrónico como académico, de que los sentidos SOn limitados; sin embargo, son
los únicos instrumentos con los que d ser humano cuenta para conocer, de ahí que
Gassendi sostenga que sólo podemos acceder a lo verosímil; en el Syntagma, nuestro
autor señala que,
Sentimos que, en tal estado de incapacidad, debería considerarse un gran progreso si ¡:K)demos alcanzar el punto en donde podamos vislumbrar, no la verdad en sf misma (su cuerpo mismo, por así decirlo), sino alguna imagen débil de ella, o incluso su sombra pues, en efecto, nada sería más deseable para nosotros que conocer totalmente las cosas que la naturaleza ha guardado en sus profundidades o en sus lugares más lejanos; pero, aunque podemos desear [tal conocimiento1, estarnos siendo muy absurdos, como cuando anhelamos volar como los pájaros O permanecer jóvenes para siempre [ ... ] ¿no tenemos, pues, razón de alegramos [ ... ] ya que alcanzamos tal duración en nuestra vida, que
Cap. Il1 El ccrreÚlto ept.cúreo del mundo
podemos habitar y disfrutar el hermoso espectáculo o, debería decir, teatro de la naturaleza?l~
135
En efecto, hemos ya expuesto- que él adopta una postura de dogmatismo
epistémico negativó, con relación a la verdad; en la filosofia natural de Pierre
Ga~sendi, esta premisa tiene como consecuencia, la asunción de que los modelos
explicativos que se construyen, tienen un cará!=ter hipotético; en tanto que estos
modelos no reflejan los mecanismos internos de las cosas, son meramente probables.
Veamos algo más sobre las características de lo probable.
En el mundo intelectual de la baja Edad Media,
El procedimiento típico del probabile consiste en oponer dos tesis y desarrollar de una ~nera imparcial las razones en las que cada una descansa. La prueba decisiva es la discusión, cuyo veredicto determina el grado de probabilidad de una y otra opinión. Erigido sobre la convic.ción de que sus verdades no entran en competencia con las de la fe, el probabile tiene un valor transitorio y no sustituye, tampoco, las demostraciones aceptadas por la tradición en ~l campo de la ciencia natural, aunque sí ofrece nuevas soluciones a problemas determinados.1tO
Esta caracterización del probabile, resuena al utramque partem ciceroniano.
Ciertamente, lo probable en el mundo intelectual anterior a la Lógica de Port-Royal,
tiene las siguientes connotaciones:
La atribución de probabilidad a la opinión tiene varias connotaciones. En primer lugar, se refiere a la autoridad de aquellos que aceptan la opinión dada: desde este punto de vista, "probabilidad" sugiere aprobación con respecto a la proposición acept~da y probidad con respecto a las autoridades que la aceptaban. En segundo lugar, "probabiHdad" se refiere a los argumentos que 'están presentes a favor de la opinión en cuestión: desde este punto de vista, sugiere [ ... 1 la c?pacidad para ser sometida a prueba (aunque no necesariamente demostrada). En tercer lugar, IIprobabilidad" toma cierta connotación peyorativa, precisamente en tanto que es meramente probable, pues, desde este punto de 'vista, la proposición es sólo provisional y no demostrada estrictamente [ ... ] 111
W) SW, Syntagma, p. 327. El énfasis es mío.
'" [99[, pp. 17·8. 111 Byrne, Edmund, Probahility aru1 OPmion. citado en f41 J, p. 23,
136 Cap. m El correlato epialreo del mwu10
Debemos agregar que, una opinión probable no garantiza que ésta se acerque a la
verdad; 10 probable, afirma Cicerón, "es aquello que por Jo común suele suceder,
algo que se ha puesto en la opinión o que tiene en sí misma alguna semejanza con
estas cosas, ya sea eso falso o verdaderoll•1l2 La probabilidad está relacionada con la
opinión y ésta no es parte del conocimiento estrictamente científico. Gassendi sabe
esto muy bien, sip embargo, encuentra en las propuestas probabilistas la forma de
integrar su defensa de la epistemología y de la física de Epicuro. Hay un doble
sentido en el que la opinión y la probabilidad están presentes en la filosofía natural
de Gassendi, el primero, se refiere al status ontológico de los modelos explicativos
que se construyen: en tanto que no hay nada que garantice su verdad y que están
construidos a partir de opiniones que sirven para hacer uso de la naturaleza y
conducimos en la vida práctica, los modelos son probables. Esta dimensión
determina, hemos mencionado, la ciencia gassendiana como la elaboración de un
correlato de la naturaleza. Un segundo sentido en el que la opinión es una noción
importante en el proyecto gassendiano, tiene que ver con los marcos teóricos a los
que hemos hecho referencia: las opiniones de las autoridades antiguas son una
fuente de conocimiento probable; con estas opiniones, Gassendi ha construido su
versión del mundo. La recuperación de Epicuro, así como la interpretación de
Platón, Aristóteles y Cic.erón, entre otros, le permiten confrontar diversas hipótesis,
elegir entre ellas la que mejor explique los fenómenos naturales y apoyarla con más
experiencias, que no necesariamente son empíricas, sino) también, tomadas de las
opiniones de sus autoridades. En el primer uso gassendümo de la opinión y de la
probabilidad, se hace énfasis en la construcción de modelos explicativos, en el
segundo, el énfasis se encuentra en las autoridades como fuente de la experiencia. Si
en nuestra interpretación de la filosofía natural gassendiana, no tenemos en cuenta
112 En De inventione 1 46.
Cap. lIi El correlato epicúreo del rllundo 137
esta característica metodológica, corremos el riesgo de reducirla a una teoría !
empirista del cortocimiento probable de la naturaleza; entonces, se vuelve difícil
explicar la aceptación de Gassendi de la existencia de partículas inobservables; más
aún, s~ría también un problema conciliar una interpretación meramente empirista,
con la importancia' que nuestro autor le concede al recuento histórico de las
distintas opiniones y la complejidad de su argumentación basada en éstas.
ill.3.1.2.1 La necesidad de la universalidad de la experiencia
Otra de las quejas importantes que Gassendi tiene para Descartes, se refiere a la idea
de Dios que éste ha e~contrado en sí mismo:
Y, para probar la existencia de Dios, [ ... ] has usado solamente la idea que está contenida en tu mente. Una idea que es obscura para ti y no puede ser mostrada a OtrOS, como las estrellas y las otras partes del universo son mostradas; una idea, digo, de un tipo que todos los hombres no tienen, que tú no has tenido siempre y que tal vez no tengas después. ll3 '
La crítica a Descartes, en el texto anterior, consiste en señalar que, la idea de
Dios, está limitada a lo que Descartes, en particular, piensa; al postular que la idea
de Dios proviene de uno mismo, ésta no puede ser universalmente compartida, por
ello, no puede ser una prueba de l~ existencia de Dios; la premisa gassendiana aqul
parece consistir en que las experiencias sobre las que está constituido el
conocimiento probable, deben ser asequibles a la totalidad de los seres humanos;
Descartes, al afirmar que los datos de _la experiencia, que son comunes, no pueden
ser una fuente fidedigna de certeza, se ha quedado con una opinión privada de Dios,
cuya probabilidad (credibilidad) no puede ir más allá de su persona. Descartes,
seducido por su idea privada de Dios, se ha desviado del "camino real" de las
ll3 SW, p. 209.
138 Cap. III El correlato epicúreo del mundo
experiencias más comunes y, por tanto, más probables. Para Gassendi, entonces, el
origen del conocimiento probable de Dios, así como el de la naturaleza, debe ser
"fundamentalmente público" .114 Así, según Gassendi, el conocimiento probable
consiste en una acumulación de experiencias, éstas provienen, tanto de los sentidos,
como de las opiniones de las autoridades. Peter Dear ha señalado, "En el mundo
académiCo heredado por la Ei..rropa del siglo diecisiete, una "experiencia" era un
enunciado sobre cómo eran las cosas o cómo se comportan'" .115 En el caso de la
experiencia sensorial, tal enunciado es siempre sobre sólo un fenómeno como tal, no
puede ser considerado como válido para el conocimiento científico, que es universal.
Por tanto, los datos de la experiencia gassenruana tienen un origen diverso, ya sea la
experiencia sensorial común o la opinión de otros filósofos.1l6 Encontramos pues, en
esta caracterización de la experiencia, el requisito de universalidad que Gassendi le
ha exigido a Descartes: la noción de experiencia se extiende del simple dato
sensorial, a la revaloración de las opiniones de las autoridades antiguas. La
alternativa gassendiana se convierte, así, en la alternativa de la historia.
III.3.1.2.2 El uso del <= histcrica
La valoración de la autoridad de los filósofos antiguos, en Gassenru se presenta ya
desde sus escritos tempranos; en las Exercitatíones, nuestrO autor sostiene que:
Debemos dejar de considerar [a los filósofos antiguosl como inservibles, sólo porque no han producido ningún conocimiento aristotéhco ... puesto que han producido otro conocimiento que es más verdadero y útil, que es el
lH [27], p. 44. El párrafo completo al que se hace alusión en el texto principal es como sigue: El modelo aristotélico de la ciencia adoptado por los jesuitas, concibió el conocimiento científico como fundamentalmente púbhco: las demostraciones científicas llamaban a conexiones neresarias entre ténnmos presentados en princi.pios que exigían asentimiento universal. Las experiencias singulares no eran púbhcas, SÍno conocidas sólo por WlOS pocos privilegiados; consecuentemente, éstas no eran elementos aceptables de discusión científica.
Sin embargo, es conveniente aclarar que Gassendi no acepta el modelo aristotélico de ciencia, en lo que respecta a la demostración. Más bien, sigue Wl modelo parecido al planteado por Epicuro. 115 [27J, p. 22 116 ef., !hui, pp. 22~3.
,
Cap. III El correlato epu;lÍreo delmzmdo
conocimiento por medio de la experiencia y la apariencia de las cosas. Por lo tanto, la más profunda gratitud se le debe? estos grandes hombres, ya que han querido transmitimos, en el orden y la clasificación apropiadas, las cosas que han observado, ya sea por propia experien~ia, estucho o razonamiento. Porque ¿qué tanto, me 'pregunto, hubieran progresado los filósofos si no se hubieran sostenido eh los hombros de tantos gigantes?1l7
139
A continuación, haremos notar tres usos de la historia en la obra de -Oassendi,
primero, como justificación de su atomismo, segundo en su lógica y, finalmente,
cómo utiliza la justificación histórica del conocimiento de Dios.
Con respecto al atomismo, hemos visto que una de las ·grandes aportaciones de
Gassendi a la filosofla natural consiste en "el bautismo" de las teorías de Epicuro y
Luqecio:
Al reconciH~r el atomismo con la xeligi6nTri';tiana, Gassendi se sitúa a sí mismo en una postura excelente para vindicar los principios de Epicuro, no sol~mente contra las objeciones de los Padres de la Iglesia, sino, también, contra 1as críticas de los esé.épticos plrrónicós modernos y antiguos~11S
Al respecto, también Koyré ha señalado que:
Nadie había presentado la teoría atomista con tanta fuerza y nadie había defendido la existencia de 'un vacío en todas sus formas (tanto dentro como fuera del mundo), con tanta perseverancia e insistencia como Gassendi. Por consiguiente, nadie contribuyó tanto a la ruina de la ontología clásica basada en las nociones de substancia y accidente, de potencia y acto.1l9
El Epicuro cristianizado de Gassendi, tanto en la naturaleza como en la teoría
probabilista del conocimiento genera, entonces, dos antecedentes para el rechazo
definitivo de la cosmología aristotélica de los siglos anteriores. Recordemos que
Gassendi ha establecido que los fenómenos en la naturaleza son explicables en
términos de colisiones y uniones de las partículas últimas; asimismo, las
implicaciones que hemos' encontrado en la fílosofí~ gassendiana son, primera, que
estas explicaciones tienen só!o un carácter meramente probable y, 'como tales, es
ll1 SW. p. 104. H' En [481, p. 181.
140 Cap_ III El correlato ep.oh"eo del mundo
necesario obtener más "experiencias" que aumenten su credibilidad; ésta es la
función de la historia. Segunda, que Gassendi, con estas propuestas, rechaza la
apelación a las fuerzas ocultas en la naturaleza. Más aún, a diferencia de Descartes,
que se esfuerza por dejar establecido que tenemos un conocimiento innato de Dios,
Gassendi parece apuntar hacia la conclusión contraria: no tenemos certeza absoluta
de la existencia de la divinidad; en este caso, la ciencia estaría caracterizada como la
acumulación de experiencias a favor de esta opinión. La histor.a natural es el camino
del aumento de credibilidad en la opinión de que Dios existe.
La primera parte del Syntagma trata de lógica, el libro primero se titula De logicre
origine et varietatej120 Gassendi define la lógica como "el arte de pensar claramente'" y,
el estudio de tal arte, requiere de una exposición de los diversos sistemas de lógica a
lo largo de la historia; así, los capítulos de este libro son: Logica Zenonis, seu Eleatica;
Logica Euclidis, seu Megarica; Logica Platonis, Logica Aristotelis, Logica Stoicorum,
Logica Epicuri, Logica Lullis, Logica Rami, Logica Verulamis y Logica Cartesis. El
segundo libro de su lógica se llama De logu:re Fine,121 en donde Gassendi establece
que:
Hay tantos sistemas de lógica mencionados antes [en el primer libro], que deberá ser incagado cuál de ellos parece el más útil. Para hacer algún tipo de evaluación (es muy difícilllegar a una conclusión definitiva, pues cada sistema individual es defendido por grandes y célebres autoridades, que escogieron los caminos que siguieron mediante consideraciones de gran peso), debemos tener en mente los cuatro principales apartados de lógica. m
Los "cuatro principales apartados" deben ocuparse de la formación clara de las
ideas, el establecimiento de proposiciones claras, la elaboración de deducciones
119 En [51J, p.129. 120 OM, .í35~66. l2! OM, 167-90. mSW, p.351-
Cap. III El correlato ep.cúreo del mundo l4l
. \claras y la organización clara del pensamiento y' Finalmente, Gassendi ofrece su
propia versión de la lógica en su Institutio Logic~, 124 la que está dividida en cuatro
partes, cada 4na de ellas corresponde a sus cuatro preceptos señalados
anteriormente: De simplici rerum imaginatione, De propositione, De syllogismo y De
metlwdo.
Lo que es importante destacar es que Gassendi, en sus tres libros sobre lógica, se
ocupa de las distintas teorías de estas "célebres autoridades", con el fin de
"establecer lo que falta y lo que es superfluo"125 de cada una de ellas. Para nuestro
autor, entonces~ la genealogía de los sistemas de lógica es una fuente importante de I
información. De manera similar a su "bautismo" del atomismo de Epicuro y
Luérecio, nuestro autor sostiene que "sería razonable elegir de cada ~na de ~stas
[lógicas], aquello que es especialmente útil y, a la vez, si hay algún error corregirlo o,
si algo está de más, suprimirlo". 126
El tercer uso de la histotia en Gassendí tiene que ver con la teoría de que toda
información acerca de Dios proviene de la experiencia: por una parte, como ya se ha
~sto, la utilización del argumento del diseño. Por otra, Gassendi propone qué Dios
manifestó al primer hombre de la creación tal saber, entonces, "fue difundido a
todos los hombres" .127 La revelación al primer hombre y la sucesiva comunicación de '
123 SW, p. 351. Bacon tiene una concepción siÍnrlar y, como Paolo Rossi lo sostiene en [84], pp. 81-2, se deriva de la "unión de la tradición lógica o 'dialéctica', con partes de la tradición retórica";-así,
En Tite Advancement of l.eaming, la lógica está dividida en cuatro partes, de acuer$ a distintas funciones y objetivos a los que tiende el hombre: el hombre encuentra lo que busca, j~ga lo que ha encontrado, registra lo que ha juzgado y comunica lo que ha registrado. Por tanto, la;lógica comprende cuatro artes: el arte de la investigación o invenci6n, el arte del examen o julcw, el arte de la custodia o -memoria y el arte de la elocución o tradición. (Las cúrsivas son de Rossi]. ,-
124 OM, 1 91-124. 125 SW, p. 364. 126 ldem.
m DM, pp. 250.1; OH 1lI 326.
142 Cap_ I1I El COTTelatn epicúreo del mundo
ésta por medio de la historia, es la otra manera en que Gassendi muestra que la idea
de Dios proviene de la experiencia, de ahí que Margaret Osler señale que:
El conocimiento de Dios, según Gassendi, como todo conocimiento, viene de los sentidos [ ... ] Dios se reveló a sí mismo a Adán y Eva, quienes lo experimentaron directamente, recibiendo de él el regalo de 1a fe. [El conocimiento de éstos1 ha sido transmitido a las generaciones siguientes a través de m.aestros, profetas, y
más revelaciones. l2S
El papel que juega la experiencia en la noción de Dios tiene, entonces, dos
vertientes; en primer lugar, Gassendi se refiere a las distintas experiencias sensoriales
que pudieron tener Adán y Eva al escuchar u observar el orden de las cosas. Por otro
lado, la experiencia es concebida como la información acerca de Dios que la
humanidad ha acumulado desde su creación. Ambos sentidos de experiencia están
evidenciados en Gassendi.
ill3.1.3 Del espectador al artesano
En 1561, Fran~ois Baudouin publica su De institutione histori", umvers", ... , en donde
éste «celebra la posición del hombre en el 'teatro' del mundo, lo que lo hace no sólo
protagonista, sino también espectador idealmente situado y un juez"Y9 Así como
Baudouin ha caracterizado al ser humano como espectador de los sucesos histórico~,
Gassendi y Descartes130 también sostienen que el ser humano, es un espectador del
teatro de la naturaleza. Esta noción del espectador, considero, resume varios
elementos de la filosofía natural de Pierre Gassendi.
En primer lugar, notemos la similitud de la caracterización de "teatro del mundo"
de Baudouin con la del "teatro de la naturaleza" que Gassendi emplea en el
m [69], p.51; c[., OM, 1291-3. 'N En [49[, p. 756. HOy., ATYI42. Traducción de Eduardo Bello.
Cap. III El correlato epicúreo del mundo 143
SyntagmaY¡ En efecto, el saber que Gassendi propone en distintas partes de su obra,
'tiene como objetivo la contemplación de las obras del artesano divino.
Por otra parte, la historia trata de la confluencia de diversas opiniones, por lo que,
desde el Renacimiento, el ars historica está ligada con la verosimilitudY' Opinión y
probabilidad (c::redibilidad), a su vez, son las mismas nociones con las que Gassendi
piensa que la filosofia natural debe llevarse a cabo.133 Más aún' "A finales del siglo
dieciséis, para los ojos de muchos observadores, la historia había ganado una
posición evíaente, algunas veces elevada sobre otras disciplinas, pues era
considerada como la fuente y, aun, el principio del orden del conocirnJento".l34 Se
debe recordar que, también en el Renacimiento, lá probabilidad de la opinión en la
historia se extiende, por la analogía del signo, a la filosofia natural:
La antigua probabilidad [medieval!, [ ... ) es un atributo de la opinión. Las opiniones son probables cuando son aprobadas por la autoridad, cuando son testificadas o sostenidas por libros antiguos. Pero, en Fracastoro y otros pensadores renacentistas, leemos que los signos tienen probabilidad. Estos' signos son los signos de la naturaleza. [ ... ] la Naturaleza es la palabra escrita, la
131 Es necesario recordar que, para Froncis Bacon, los ídolos del teatro son las distintas doctrinas filosóficas que construyen una imagen ficticia del mundo. ef., Novum Org. l, 38A5. Bacon, a diferencia de Gassendi, considera que es inútil intentar exponer teorías a favor o en contra de una tesis, lo que hay que hacer, es acumular las opiniones y experiencias que hablen a favor de nuestras hipótesis. Vide mfra. m [49J, p. 747. 133 La historia natural, por tanto, incluye las opíniones como fuente de evidencia; en su Parasceve ad HlStonam Natura1em et experimenud.em, añadido al Nooum Orgll1Ua1l., en [lOOI, p. 31, Bacon an.nna:
Con respecto al crédito de las cosas que han de ser admitidas en la historia {natural], éstas deben ser indudablemente verdaderas, [o] de verdad o falseda~ dudosa, o indudablemente falsas. Las cosas del primer tipo, deben ser simplemente registradas, las cosas del segundo tipo, con una nota calificadora como "es reportado", "dios relatan", "he escuchado, de una persona de crédito" y otras similares. Pues, añadir argumentos por amoos lados [de un tema], sería laborioso y ciertamente, in-terrumpiría mucho al escritor. Tampoco tendría muchas consecuencias [buenas] para el proyecto del que uno se ocupa [ ... ] porque los errores del experimento, a menos que abunden por todas partes, serán ~ detectaóos y corregidos después por lá verdad de los axiomas. Y si aún es instancia, enronces,)ndudablemente, el nombre del autor debe ser dado, y no sólo el nombre, sino debe ser mencionado, además, $1. [el autor] lo tom6 de un reporte oral o escrito (como lo son la mayoría de los e~ciados de Plinio) o si es de su propio conocimiento; también, si fue algo que sucedió en su propiá época o antes y, todaVÍa mas, si esto sucedió, necesariamente hubo testigos [ ... ] y otras cosas similares, que apoyan el peso de la evulencia.
" .. [49], p. 759.
144 Cap III El correlato epICÚreo del mundo
escritura del Autor de la Naturaleza. Los signos tienen probabilidad porque provienen" de la primera autoridad.m
Sin embargo, si para algunos la idea del "Libro de la Naturaleza" escrito por la
divinidad significó el abandono de las autoridades antiguas,l36 para otros, tanto la
escritura de los filósofos antiguos como los signos de la naturaleza, conducen a la
probabilidad. Es indudable que Gassendi es heredero de esta última vía de reflexión:
tanto las distintas teorías de Epicuro, Sexto Empírico, Lucrecio y Cicerón entre
otros, así como las experiencias sensoriales otorgadas por la "variedad, disposición y
belleza" de las cosas del universo, son la fuente de este tipo de conocimiento
probable. Las opiniones y teorías de tales autoridades son tratadas COmo teorías
contemporáneas, sujetas siempre a modificación, aceptación o refutación. Podemos,
pues aseverar que, en Gassendi, la historia es un elemento que no puede ser
separado de su teoría del conocimiento probable.
os En [41], p. 30. 136 ef-, ibid, p. 41, en donde se lee:
Paracelso y otros cientos de voces llegaron a protestar contra la vana repetición de Galeno, Avicena y otros autores. Sin embargo, no dijeron: abandonemos esta evidencia externa )' cammémosla por la evidencia interna. Ellos no dijeron: dejen ya de copiar y mirar los hechos. Antes bien, indicaron: dejen de estudIar malos libros y empiecen a estumar los mejores. "¿Cómo puede: un hombre ignorante ser llevado de la ignorancia a la cienCla?"-"No a trayés de tus hbros, smo a través de los de Oios""¿Cuáles son éstosr -"Aquellos que él escribió con sus propios dedos" -"Y, ¿dónde se encuentran?""En todos lados". Nicolás de Cusa (1401;64) escribIÓ eso en su diálogo Idiota.
Es de notar que, una actitud distinta la podemos encontrar un siglo rones, en Pecran:a, quien en su "Carta a la posteridad", (citada por D. KelIey), escribe:
Entre todas las cosas que me interesaron, me dediqué especialmeme a la antigGedad, [ ... ] pues siempre me ha desagradado nuestra era. De no haber sido por el afecto que le tengo a aquellos a quienes estimo, habría nacido en un periodo distinto al nuestro. Para olvidar nuestra propia época, con,tínuamente me he esforzado en situarme en espíritu en otros tiempos.
Esta nostalgia de Petrarca, dice Kelley, es la que motiva su mterés por la historia. ASÍ, Petrarca se concibe a sí mismo corno "copista de aquellos cuya verosimilitud o autondad más grande, merecen una consideración mayor", En [49], p. 748.
Podernos señalar que, hasta ahora, hemos visto dos aCtltudes con respecto a la auto:idad en el Renacimiento: la primera, hace énfaú en el número de auwridades que dan credibilidad (probabilidad), al conocimiento; esta postura parece apuntar hacia una concep:ión acumulativa del conocimiento, como la de Gassemh. Para la seglUlcla actitud, es la mt.rri:ruzluIad de la autoridad la garantía de credibtlidad; esta postura, además de ser el trasfondo del movimiento de Reforma, parece desarrollarse apuntando hacia la idea de Oros como la garanúa del conocimiento verdadero de los primeros principios de la naturaleza.
Cap. III El corre1aw ep.cúreo del mundo 145
P~r otro lado, al espectador del "teatro de la naturaleza", le es otorgado sólo el
observar los fenómenos aparentes, no puede acceder al mecanismo interno de ,los
sucesos que ante él ocurren, (tal conocimiento solamente es propio de la divinidad), /
de tal manera que la limitación epistémica del espectador, le lleva sólo a especular
sobre los fenómenos naturales, empero, esta especulación no es simplemente la
construcción desordenada e incoherente de hipótesis sobre el mundo. Por el
contrario, el espectador debe disponer de habilidades y herramientas que le
permitan interpretar lo que está observando. Un bueI1 ~~pectador es un buen
intérprete y un buen artesano. El buen espectador, como el buen intérprete de la
naturaleza, no sólo observa pasivamente, sino, a9:emás posee la habilidad de "leer"
los signos con los cuales Dios escribió el mundo, 'el intérprete compara estos signos
con otras posibles l~cturas o versiones del mundo natural y ofrece, tomando en
cuenta estas versiones, su p~opia hipótesis.
Todo esto requiere un método exeg€t;co que permita deslindar las explicaciones
mágicas y las fantasías de las opiniones que, basadas en lo que es accesible a los
sentidos, 131 pueda dar mejor cuenta de lo que podría estar sucediendo en el mundo;
requiere también, revisar y modificar las opiniones diversas, para hacerlas, tanto a éstas como a la misma naturaleza, útiles. y ésta es una labor que debe ser llevada a
cabo por el artesano.
Proponemos que esta noción del intérprete,artesano de la naturaleza, en gran
medida caracteriza la metodología gassendiana y es la que subyace en su propuesta
filosófica; si nuestra interpretación es correcta, podemos dar cuenta de por qué, para
Gassendi, el recurso de la historia es parte fundamental de su obra; podemos
además, distinguir en qué medida nuestro autor continúa la tradición humanista y,
'" Cf·, [14], pp. 22·4.
146 Cap. 1lI El carre1:ao epicúreo del mundo
sin embargo, provee los fundamentos y antecedentes con los cuales se desarrolla
gran parte de la filosofía natural posterior, tales como la búsqueda de la creación
experimental del vacío de Boyle, la secularización de la física y, en general, de todas
las ramas científicas, el atomismo, e incluso el empirismo.138
Gassendi, a través de su formación intelectual ha partido de la experiencia
sensorial para, finalmente, modificar sus fuentes de experiencia en la fórmula
"apariencias más autoridades". Si el epicureísmo le ha servido para fundar las bases
epistémicas y físicas de su filosofía natural, el escepticismo académico y su
humanismo le han otorgado la base metodológica. Así, el proyecto gassendiano
consiste en la acumulación e interpretación de opiniones y experiencias sensoriales,
que vuelven nuestras hipótesis cada vez más probables.
IIIA Recapitulación
Dado que el ser humano está imposibilitado para conocer la "naturaleza íntima de
las cosas", a él no le queda más que aceptar que se debe partir sólo de las facultades
limitadas que posee. Estas facultades son, en una primera instancia, los datos de los
sentidos que, al pasar por el tamiz del intelecto, nos proveen de posibles causas de
los fenómenos. Sin embargo, debemos tener en cuenta que toda propuesta de
US El pensarruento de Gassendi, generalmente, tuVO influencia por medio de sus traductores, entre eHos se encuentra Fran~ois Bemier (1620~16S8), quien se hizo célebre por sus viajes a la India, relató sus experiencias en sus Memorias ... del Gran Imperio de Mogul, obra muy popular en su época, que le valió el sobrenombre de "Mogul". Conoció a Gassendi personalmente y realizó un resumen del S)'ruagm.a. bajo el título de Abrégé de la philosophie de Gassend:, el cual, desde su primera pubhcación en 1674, hasta sU"versión definitiva en siete volúmenes en 1684, tuvo amplia aceptación y difusión en toda Europa; Locke conoció el pensamiento de Gassendi por medio de esta obra. V., [55], pp. 78-87,148-164, y [481, 220·3.
Otra fuente del pensamiento gassendiano fue Walter Charleton (1620~1707), quien, basado en las Animadven:iones de Gasscndi, pubhca, en 1654, su Physiologu¡ Epzcuro-GasseruJ.o..OulTletoniana, Or a Fa1mck of Saence N_al, Upon !he Hypothe% of Ato=, founded by Epiam.G, roparred by P= Gass""",, augmenled by Wa1tcr Charleton, que consiste, según Thomas Lennon, en "la traducción de algunos pasajes [de las Animadversiones], la paráfrasis y resumen de otras, la interpolaClón del material de otros autores y las mismas ideas de Charleton", en [55], p. 98. La obra fue leída, entre otros, por Newton. V., [48], pp. 212~3.
Cap. III El correlato epicúreo del muMo 147
explicación de los fenómenos naturales, está en el rango de las opiniones. Para
Gassendi, no existe ningún criterio que nos permita conocer c!,ál de las hipótesis
corresponde a la descripción verdadera del mundo y opta por otorgarles credibilidad
o probabilidad. Esto último se logra haciendo una revisión exhaustiva de las
hipótesis que se han acumulado a lo largo de la historia. Así, en Gassendi,el uso del
ars historica no consiste simplemente en un ~ecurso de exposición y rescate del
atomíSffip antiguo, sino es una estrategia metodológica que le permite construir su "
propia versión del mundo. De este modo, la alternativa para enfrentarse a la cme
pyrrhonienne requiere dd retorno de las opiniones de los filósofos antiguos.
Hemos dado cuenta de cómo Gassendi ha adecuado la tradición epicúrea a las
nociones cristianas de la creación del mundo ex nihilo. El vacío infinito, a su vez, es
propuesto y retomado, tanto de esta tradición como de la baja Edad Media;
Gassendi encuentra que estas dos propuestas nq sé contraponen, más aún, nuestro
autor tiene todo el cuidado de no equiparar la divinidad con este espacio vacío, pues
éste corresponde al no-ser de Epicuro y a la extensión tridimensional vacía e
imaginaria de Bradwardine y Oresme; en ningún caso, el vado tiene una existencia
positiva, ni posee algún poder o cualidad per se (es de notarse que la idea
neoplatónica de Patrizi del espacio como atributo divino, no es retomada por
Gassendi) 139 Así, de acuerdo con Epicuro y los pensadores de la baja Edad Media,
Gassendi afirma que el espacio no es nada positivo (nihil positivum),'40 pues,
pasivamente, recibe los cuerpos que en él se mueven. Más aún, en tanto que Dios
sólo crea cosas positivas,' él no pudo haber creado el espacio vacío infinito, éste ha
"existido" sieJl}.pre. Gassendi sostiene que algunas características del espado pueden,
también, ser predicadas del tiempo: "como el lugar, considerado en sí mismo, es
139 Es necesario recordar que la propuesta neoplatónica sí es seguida por Newton, especialmente en su De grawatrone, en donde, cemo hemos visto, afirma, que el espacio es un efecto emanativo de la divinidad.
148 Cap. m El carTelaro epuúreo del mundo
totalmente ilimitado, así mismo el tiempo, considerado en sí mismo, no tiene
principio ni fin". El tiempo, por tanto, no ha sido creado, siempre ha fluido y
continuaría de este modo aunque el mundo fuera destruido.
J unto con el modelo cartesiano del mundo, el modelo gassendiano forma parte del
intento de construir, después del desmoronamiento de la visión aristotélica del
cosmos, un correlato de la naturaleza. En este proceso, ambos han apuntado hacia la
infinitud (en Descartes, indeterminación) del cosmos; también han aceptado la
posibilidad de otros mundos, han sostenido que no existe una diferencia esencial
entre la composición del mundo "sublunar" y la del "supralunar", como sossenía la
escolástica, y han rechazado las causas que no sean los movimientos de las
partículas.
Sin embargo, también existen diferencias entre estos dos modelos del mundo, una
de las más significativas es que, para Descartes, las matemáticas son una
herramienta necesaria en la construcción de modelos explicativos. Para Gassendi, la
construcción del modelo del mundo tiene, como punto de partida, el dogmatismo
epistémico negativo con relación a la verdad. Siendo esto así, la alternativa consiste
en la elaboración de una historia, en donde confluyan las experiencias, tanto de los
antiguos como de los modernos, de este modo se descubren las diferencias entre las
explicaciones, se ponen a prueba y, finalmente, se construye un modelo probable del
universo. Gassendi pretende realizar esta ardua empresa; el resultado es un correlato
del mundo, basado en la adopción de la nsica y de la epistemología epicúreas.
'~[39[, p. 212.
Ionclusiones
El escepticismo antiguo nace como una forma de vida, 1 como una serie de
propuestas que muestran la imposibilidad de sostener nuestras creencias y, de esta
forma, nos corlInina a adoptar la actitud de tranquilidad e indiferencia ante el
mundo; quienes buscan la ataraxia, imitando la forma de vidá de Pirrón de Elis, no
arrrmaron ni negaron alguna tesis en particular, sino descubrieron cíertas formas de
argumentación para mostrar que las razones a favor o en contra de alguna creencia,
er3.ll; igualmente verosímiles; el escepticismo antiguo pretende convencemos de que, ) . .
dado que el ser humano no tiene razones para elegir entre un dogma y su dogma,
contrario, él debe mantenerse indiferente. Si bien el objetivo de los primeros : ; .
pirr6nicos es lograr la a,taraxia, _ es- Arcesilao quien convierte los argumentos
pirr6nicos en un anna para atacar las pretensiones estoicas del conocimiento; la
llegada de Arcesilao a la Academia, es el inicio del escepticismo con relación al
conocimiento.z
Arcesilao retoma de los pirrónicos la forma de argumentació~ en pro y en contra,
más todavía: según él este procedimiento fue utilizado por Sócrates y Platón.'
Arcesilao se concibe a sí mismo como el continuador de la tradición escéptica y, de
este modo, critica a sus antecesores por haber afirmado que nada puede conocerse; , según él, las capacidades humanas son tan limitadas~ que no podemos siquiera
IV., [1],pp.8~9. , ¡bid., pp. 14-15. -3 En HP 1 222, Sexto Empínco dice acerca de la interpretación de Platón como escéptico:
Cuando Platón hace aserciones acerra de las Formas o sobre la existencia de la ProvidencIa o de que, una vida virruosa es prefen"ble a una Vida viciosa, entonces (si él afirma que estas cosas son en realidad de este modo), él está sosteniendo creencias y, si él las defiende como las más plausibles, él abandona la característica distintiva del escepticismo, puesto que le concede preferencia a algo, en lo que toca a 10 convincenté.
150 Conclusion.es
sostener el dogmatismo epistémico negativo: Sócrates y Platón estaban en lo
correcto al evidenciar las debilidades de las teorías que sostenían sus interlocutores,
sin embargo, se equivocaron al concluir que no sabemos nada pues, la actitud
correcta debe ser (de modo similar al pirrónico), suspender el juicio, la epoxé.
De acuerdo con Cicerón, también le debemos a Arcesilao la asunción de que
"todo está ocupado por las opiniones y tradiciones", esto es: si tomamos en cuenta
que nuestras capacidades no nos permiten acceder al conocimiento, entonces,
debemos reconocer que la única manera que tenemos para hablar sobre el mundo es
la especulación. La propuesta de Arcesilao equivale a construir una barrera
infranqueable entre el mundo y nuestras capacidades epistémicas, en donde la
suspensión del juicio es el rechazo a cualquier intento de explicación.
La reacción de Carnéades a la postura de Arcesilao, consíste en aceptar que no
podemos aventurar afirmaciones sobre las cosas ocultas; empero, Carnéades advierte
que, en la vida cotidiana, nos conducirnos por las opiniones que formamos basados
en lo que nos es evidente. El aspecto "'negativo" de las opiniones es que éstas nunca
nos garantizan la certeza acerca de algo, mientras que, su aspecto "positivo" consiste
en que sirven de guía para nuestro actuar. Más aún, si para Arcesílao, el argumentar
a favor y en contra de una opinión conduce a la epoxé, para Carnéades esta misma
estrategia debe ser usada con el fin de establecer cuál de las opiniones es la más
"plausible".
Desde el escepticismo antiguo, el estudio de las opiniones de los demás y la
confrontación de éstas con teorías contrarias, ha sido un recurso metodológico de
investigación que ha sido conscientemente utilizado por los representantes tanto del
escepticismo pirrónico como del académico. Esta estrategia tiene como fin el
evidenciar que, debido a la equipolencia de las hipótesis, debemos, en el caso del
escepticismo pirrónico, continuar la investigación y suspender el juicio.
/ Conclusiones 151
Ciertamente, aun cuando esta posición evitará comprometernos con algún dogma
sobre lo que está oc~lto, no debemos rechazar la~ apariencias que nos sirven para
conducirnos en la vida diaria:
Sexto se presenta a sí mismo como el campe6n de lo que él llama Vida, bios. La vida se contrasta con la filosofía y con la creenciaj representa la sabiduría del hombre común que no está corrompido por las especulaciones esotéricas y presuntuosas.4
El escepticismo pirrónico pretende lograr su objétivo pOf medio de la
tranquilidad del alma. El académico se desarrolla con las. mismas estrategias
metodológicas, sin embargo, ia' noción ~ue le permite acceder a una propuesta
distinta sobre el conocimiento es la opinión. Desde Arcesilao, la opi~ón está ligada
con lo que "no es percibido" en el sentido estoico; está ligada también, con lo que
puede resultar convincente debido a la fuerza que le otorga lo que es comúnmente
visto o sabido. Lo importante de la opinión según Carnéades y Cicerón es que, sin
ser una aserción sobre la verdad, produce también el asentimiento de la comunidad
hacia lo que es más útil. Tal es el sentido de la probabilidad.
La noción de ataraxia de los pirrónicos antiguos también llamó la atención de
Epicuro5 Para él, la imperturbabilidad del alma sólo puede lograrse eliminando el
origen de los temores que agobian al' ser humano, como las creencias sobre fos
castigos de las divinidades y el miedo a la muerte.6 Así, Epicuro y su seguidor latino
más reconocido Lucrecio, defienden una explicación mecani~.ista del universo:
después de haber modificado el atomismo de Leucipo y Demócrito con el fin de
responder a las objeciones de la teoría peripatética, Epicuro y Lucrecio postulan el
vacío, los indivisibles y la infinitud del mundo .
• [51, p.156. 'Cf., HPI2B-14 .. 'V., [911, p.14 y, DLX81-L
152 ConclUSIones
Si bien al parecer la cosmología epicúrea tuvo una mínima influencia durante la
Edad Media, ya en el siglo dieciséis, la labor de los atomistas David van Goorle,
Sebastián Basso y Giordano Bruno, entre otros, logró llamar la atención de sus
contemporáneos acerca de las obras de EpicuI? y Lucrecio. Empero, ninguno de
ellos logró difundir con más fuerza el atomismo que Gassendi, debido a que, fue él
quien se ocupó en modificar las tesis epicúreas más ofensivas para el cristianismo,
tales como la materialidad y mortalidad del alma y la erernidad de la materia: 7 el
corpuscularismo gassendiano afirma que los átomos, sus movimientos y la "armonía"
con la que se comportan los cuerpos, son creaciones divinas.
Al encontrar en el atomismo antiguo una explicación más plausible que el
aristotelismo, Gassenru también encuentra en el método epicúreo de la
investigación, la respuesta al pirrónico. Nuestro autor conocía los argumentos
escépticos pirrónicos en contra de la posibilidad de encontrar un criterio que
asegurara el conocimiento y, la propuesta de las suspensión del juicio ante las teorías
explicativas le parece, como al escéptico académico, impracticable. Si la "cn..'ie
pyrrhonienne" provoca el enfrentamiento gassendiano contra la scientia escolástica en
las Exercitationes, el probabilismo le ofrece Un uso constr~ctivo del escepticismo, Su
primera alternativa consiste en la construcción de un conocimiento probable basado
sólo en las apariencias. Sin embargo, el Gassendi empirista empieza y termina con las
Exercitati.ones. A medida que avanza en sus estudios y traducciones de Epicuro,
Gassendi se aleja cada vez más de sus tesis tempranas y empieza a adoptar la
epistemología y la física epicúreas.
Aho~a bien, si consideramos las propuestas de ambos tipos de escepticismo con
respecto a las cosas ocultas y a la fiabilidad y el uso de las apariencias, no será dificil
7 Debemos tener en cuenta que la propuesta del vacío infiruro había entrado en dISCUSIón ya desde la baja Edad Media con Bradwardine y Oresme por un lado y, por otro, con la recuperanón de Filópono y las tesis neoplatómcas defendidas por Panul.
Conclusiones 153
entender la posición del escéptico ante la propuesta de investigación epicúrea. Para
el primero, establecer analogías sobre los fenómenos observables a simple vista, con
los principios y cosas ocultas, tales como los átomos y el vacío, resulta una
pretensión propia del dogmático. Esta' oposición entre las dos concepciones de la
investigación será retomada por la filosofía de Gassendi, quien encuentra la solución
al conflicto entre el atomismo y el escepticismo. declarando que es válidó adoptar la
vía epistemológica de Epicuro, si tomamos en cuenta que los resultados de nuestra
investigación son siempre probables, esto es, no alcanzan la verdad en sí misma.
Sostengo que Gassendi. como continuador del espíritu humanista. puede ser
caracterizado como un intérprete, tanto en el sentido de recuperador y exégeta de
los textos de Epicuro, Sexto Empírico. Lucrecio y Cicerón, entre otros, como en un
sentido más amplio: Gassehdi es intérprete de los signos de la naturaleza, éstos nos
hacen inferir (a la manera del epicureísmo), lo que no es evidente, como, el vacío,
los átomos, el alma y la existencia de Dios. Asimismo. sostengo que en su filosofía
natural, nuestro autor también posee 4na característica que bien puede ser
concebida como artesanal: puesto que las teorías de Epicuro sostienen que la
ataraxia se logra aceptando una versión mecanicista del universo (rechazando que el
alma es incorpórea y atribuyéndole eternidad a la materia), Gassendi decide
modificar las teorías de aquél, volviéndolas acordes con el cristianismo y hacerlas
útiles para su contexto. Así; las habilidades de interpretación que Gassendi posee
como humanista. no se limitan a la sola exposición de las ideas de los pensadores
clásicos, pues hay en él un verdadero interés por ofrecer una versión de la naturaleza
que, por sus méritos explicativos, aventaje a la concepción escolástica, de ahí que,
[ ... ] él contribuyó más que nadie a la reducción del mund~ nsico al puro mecanicismo' con todas sus implicaciones, a saber, la del mundo iMnno como resultado de hacerlo autónomo y la del tiempo y del espacio infinitos.s
'¡Sil. p.129.
154 CondUSlOne..~
Gassendi, ante Descartes, representa la actitud del humanista que ha adoptado el
utramque partem ciceroniano como la vía de discusión filosófica y este último no dejó
de hacerlo notar:
A pesar de que, para refutar mis opiniones no has empleado las razones de un filósofo sino, ciertos artificios de oratoria para eludirlos, me siento complacido por este hecho, pues, conjeturo de esto, que no es fácil esgrimir argumentos en mi contra distintos a los contenidos en las objeciones precedentes que has leído.9
Gassendi responde que no había leído tales objeciones y, por otra parte, que él
había escrito en tono amigable con el fin de otorgar señalamientos que hubieran
podido serle útiles a Descartes antes de publicar las Meditaciones:
Sin embargo, has recibido este bien imencionado consejo, como si yo te desafiara de modo hostil y, sin habem1e contestado en privado, has hecho un debate público de él, declarando que has mostrado [mi] escrito a los demás, no con el espíritu de alguien que duda sobre la validez de lo que alguna vez escribió, sino porque tú has querido hacerte de algunos adversarios contra los que pudieras medir tus fuerzas.!D
Gassendi no sabía que sus objeciones serían publicadas, tampoco, que Descartes
hiciera uso de las demás opiniones, no para mejorar su propio texto, sino para
mostrar de qué manera él superaba a sus adversarios. Esta valoración gassendiana de
las opiniones constiruye, como hemos apuntado a lo largo de nuestra investigación,
un elemento fundamental en su metodología. Recordemos además, que, ante la
propuesta cartesiana sobre el conocimiento de las verdades eternas, Gassendi señala
que el ser humano no puede conocer sino a partir de los sentidos y de las opiniones
de la comunidad; con lo anterior, Gassendi rechaza la existencia de ideas innatas y
la luz natural cartesiana.
Según Gassendi, Descartes se ha equivocado en su interpretación de los
escépticos antiguos al formular que debemos dudar de la certeza de las apariencias y
al concluir que podemos llegar a conocer los primeros principios; el recurso
9 DM,p.12. 10 DM,p. 14.
ConclusIOnes 155
metodológico cartesíano, según él, comete el error de apartarse de las posturas
escépticas originales, pues éstas no ponen en cuestión las apariencias, sino _ para
mostrar que no hay manera de sostener creencias que nos conduzcan al
conocimiento de la naturaleza interna de las cosas; al dudar de los. datos de los
sentidos, Descartes extrae conclusiones opuestas al escéptico y dogmatiza sobre una
serie de ideas que él llama "verdaderas" (en lugar de afirmar que sólo son opiniones)
y, en tanto que no exísten en el mundo para ser conocidas por los sentidos, no son
accesibles a todos los seres humanos.
Ciertamente, debido a que Gassendi permanece en los límites de las-discusiones
de los pensadores antiguos, no comparte- col' Descartes el intento de fundar bases
indudables para el conocimiento, tampoco hace suyo el proyecto de la
matematización de la naturaleza que ~sería una de 'las claves necesarias para el
desarrollo posterior de la ciencia,11 sus logros' como humanista también limitan su
avance en esta dirección pues, para él, la investigación filosófica requiere siempre
del ars historica: la Nueva Ciencia no es "nueva" en e! sentido de que el ser humano
pueda apartarse de los pensadores antiguos y, sin la ayuda de éstos, encontrar la
verdad; es "nuevan en tanto que abandona la concepción aristotélica del mundo, \
dispone de más teo~~<:!s que pueden ser confrontadas y nuestros sentidos poseen
nuevos instrumentos para escudriñar la naturaleza. Sólo desde esta perspectiva se
puede lograr un relato alternativo de! mundo cada vez más plausible.
Para Pierre Gassendi, entonces, la nueva ciencia está ,fundada en la recuperación
de la filosofía antigua/Asícomo el intelecto por sí mismo, sin los materiales que le
ofrecen las experiencias sensoriales, no puede producir algún juicio, la filo$offa
natural, sin las opiniones de las autoridades y haciendo uso sólo de la recopilación
de información sobre los fenómenos particulares, no puede pretender universalidad
"Cf. [SI),p. !l8 y [55), p.11.
156 Co.'lclusiolles
ni avanzar hacia la explicación de las causas de éstos. Gassendí admite que la
manera de superar esa linritación consiste en hacer uso de las experiencias y
explicaciones que el ser humano ha obtenido a lo largo de la historia12 El estudio de
la natural~za requiere. por tanto, la confrontación de las diversas hipótesis, de tal
manera que nos sea posible diferenciar entre ellas, la que es más útil para explicar los
fenómenos. A partir de esta confrontación de opiniones, el filósofo construye un
correlato de la naturaleza que, como ya lo hemos señalado, no es una exposición de
las verdaderas causas. Podríamos pues concluir que, para Gassendi, los límites
epistémicos de la investigación humana, hacen necesario el recurso metodológico
del ars historica; preferimos sin embargo, finalizar a la manera de Francisco Sánchez:
Quid'
"C!., [481,pp·191·2.
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DM
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158
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De gra¡,.itatione
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