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Transporte-problema sociológico

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Edita: Servicio Editorial de la Universidad del País VascoEuskal Herriko Unibertsitateko Argitalpen Zerbitzua

© Universidad del País Vasco/Euskal Herriko UnibertsitateaAsociación Vasca de Sociología/Euskal Soziologi ElkarteaUniversidad de Deusto/Deustuko Unibertsitatea

ISSN: 0214-7912Depósito Legal/Lege Gordailua: BI-2059/98

Fotocomposición: Servicio Editorial de la Universidad del País VascoFotokonposaketa: Euskal Herriko Unibertsitateko Argitalpen Zerbitzua

Impresión/Inprimaketa: Itxaropena, S.A.Araba Kalea, 45 - 20800 Zarautz (Gipuzkoa)

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In memoriam Niklas Luhmann

Josetxo Beriain ............................................................................ 5

ARDATZAK / CLAVES

Tiempo

Niklas Luhmann ........................................................................... 13

ARTIKULOAK / ARTICULOS

El transporte como problema sociológico

Enrique Antolín............................................................................ 57

El consumidor del tercer milenio

Vidal Díaz de Rada ...................................................................... 71

De las relaciones entre usuarios y artefactos: notas sobre la

construcción social de la tecnología

J. Rubén Blanco........................................................................... 85

Mercado laboral y sociedad civil

Alvaro Ortega .............................................................................. 101

Evaluación y calidad educativa desde el enfoque crítico

de J. Habermas

Iñaki Unzueta............................................................................... 115

El pensamiento social de Cornelius Castoriadis

Celso Sánchez Capdequi ............................................................. 157

Aurkibidea / Indice

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Indice

IKERKETA NOTAK / NOTAS DE INVESTIGACIÓN

Sociología de la cooperación en los clusters de innovaciónManu Ahedo................................................................................. 185

Un ejemplo de cambio de ethos: del Banco de Bilbao al Banco Bilbao VizcayaGregorio Elorza y Rocío Toscano ............................................... 209

Demokrazia eta berdintasunaren arteko erlazioa aztertzen dituen ikerketa enpirikoak: berrikuspen kritikoaEdurne Gandarias ....................................................................... 225

“Kalean gertatzen dena beti besteen arazoak dira”: Expresividad y activismo en la juventud vasca rupturistaHuan Porrah................................................................................ 237

La construcción ritual de la identidad. Etnicidades y nacionalidad en la Argentina contemporáneaIgnacio Irazuzta ........................................................................... 249

Gizarte sareen metodologia hizkuntzaren erabilerara egokitzeko saioaIñaki Mtnez. de Luna, Nekane Jausoro, Kontxesi Berrio-Otxoa eta Ibon Idirin ........................................ 267

LIBURUAK / LIBROS

J. LULL (1995), Media, Communication, Culture. A global approach.Matxalen Germendia ................................................................... 289

ABSTRACTS..................................................................................................... 291

ZENBAKI HONETAN / HAN COLABORADO..................................................................................................... 297

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Hasta hace muy poco, no se correspondía la presencia de la obra deLuhmann en castellano con su relevancia sociológica real, determinada éstapor su aportación conceptual indiscutible a las ciencias sociales. Su aporta-ción no se circunscribe a un solo ámbito, la sociología, sino que se extiende atodo un amplio elenco de disciplinas como el derecho, la religión, la econo-mía, el arte, la ciencia, consideradas todas ellas como unidades autorreferen-ciales, es decir, como unidades que construyen significado desde sí mismas(aunque no sólo para sí mismas). Una buena parte de los teóricos socialesactuales más relevantes, como J. Habermas, A. Giddens, U. Beck, J. Ale-xander, etc., han puesto de manifiesto la indudable contribución de NiklasLuhmann al discurso de las ciencias sociales, aunque se hayan mostrado críti-cos con algunos de sus supuestos, como ocurre con todo gran autor.

A juicio de Luhmann la evolución de la sociedad humana puede conce-birse como el desarrollo de procesos de diferenciación (segmentaria, estrati-ficacional y, finalmente, funcional). En la gramática sociológica luhmannia-na, la sociedad moderna no es nada semejante a una perfecta communitasque proporciona la autorrealización completa a sus afortunados miembros sinoque, más bien, es una red comunicativo altamente abstracta que define pocomás que condiciones extremadamente vagas para compatibilizar las orienta-ciones propias de los diferentes órdenes sociales. La integración social de lassociedades modernas no se basa en una aceptación de la “sociedad buena”como ideal, ni en la intersubjetividad de un consenso cívico-moral, sino másbien en la aceptación de un conjunto de “distinciones directrices” como lojusto/injusto de las normas morales, la verdad/falsedad de los enunciados dela ciencia, aquello que es legal o ilegal según el derecho, la propiedad o laausencia de propiedad en la economía, la autenticidad o la inautenticidad de laobra de arte, el poder o la ausencia de poder en la política, etc.

Luhmann busca alternativas funcionales a la integración normativa parahacer frente a un problema más amplio que según él afecta a la autoproduc-ción y a la autoorganización de las sociedades modernas en contextos de con-tingencia y riesgo. Ya “no existe metanarrativa porque no existe (meta)obser-

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vador externo”1 a la manera de Dios, o del rey, o del emperador, o de la Razón,etc, ni tampoco existe una “representación vinculante de (toda) la sociedad(producida) dentro de la sociedad”2, sino que existen sistemas con sus respec-tivos entornos. En el ámbito “desontologizado” de los sistemas sociales susoperaciones son observadas por ellos mismos, ya que no media metaobserva-ción alguna. La coexistencia heterárquica de las semánticas directrices3

apuntadas arriba significa que se ha producido un “desencantamiento de lajerarquía como principio de orden”4 a través de la autoreferencialidad de lossistemas sociales. Por tanto, esta sociedad es una “sociedad sin centro”, es una“sociedad de (sistemas) iguales”. Las sociedades modernas funcionalmentediferenciadas se muestran como constelaciones policontexturales. La moder-nidad con su tendencia a la diferenciación no contempla un horizonte en el queuna característica no sea esencial, todas lo son. La sociedad moderna com-porta una ilimitada variedad de contextos, de clasificaciones, de capas, deámbitos, de regiones. El universo ya no es mocontextural como en la episte-mología de Aristóteles. Todo evento, toda estructura, no pertenecen ya a lacontextura universal de un ser objetivo, sino que conllevan en sí mismos surazón de ser y el germen de producción de nuevas diferenciaciones.

Podemos distinguir en el proceso de construcción teórica de Luhmann tresfases, que no operan a la manera de la teoría de las revoluciones científicas deTh. Kuhn, es decir, haciendo tabula rasa de las posiciones heredadas sinoque en cada nueva fase se produce una nueva integración creativa del aparatoconceptual disponible hasta ese momento con lo nuevo.

a) Así, a lo largo de la década de los 70, y sobre todo en los artículosrecogidos en los diversos volúmenes de LA ILUSTRACION SOCIOLOGI-CA5, Luhmann configura un nuevo paradigma teórico de análisis sociológicoestructurado en tomo a la diferencia entre sistema y entorno6. La diferen-ciación sistémica comparece como una “reduplicación dentro de un sistema dela diferencia entre sistema y entorno”7.

1 N. Luhmann, BEOBACHTUNGEN DER MODERNE, Opladen, 1992, 7-8.2 N. Luhmann, opus cit, 1992, 7.3 x Weber llamaba a estos ámbitos: “órdenes de vida”.4 H. Wilke, opus cit, 1989, 44-45.5 Ver SOZIOLOGISCHE AUFKLÁRUNG, Opladen, Vol. 1, 2, y 3, 1970, 1975, 198 1.6 “The Differentiation of Society” en THE DIFFERENTIATION OF SOCIETY, Nueva

York, 1982, 230.7 N. Luhmann, opus cit, 230. Luhmann sustituye la concepción de los sistemas abiertos

(Parsons), según la cual, entre los subsistemas se producen relaciones a través de una transferen-cia mutua de comunicaciones con arreglo al procedimiento: input/output, por una concepción delos sistema cerrados, de ahí la teoría del “cierre autoreferencial” que veremos a continuación.

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b) En la década de los 80 Luhmann introduce, sobre todo en su obracumbre: SISTEMAS SOCIALES, nuevos conceptos que redefinen el procesode construcción teórica: la autopoiesis y la autoreferencialidad. Luhmannparte de la constatación de que “existen sistemas” que son las formas de unadistinción que posee dos lados: el sistema (como el adentro de la forma) y elentorno (como el afuera de la forma). Sólo los dos lados conjuntamente cons-tituyen la distinción, la forma. Y así centra su indagación sociológica en deter-minar el significado de la diferenciación sistémica, que según él no es otro queun incremento de selectividad, es decir, un incremento en las posibilidadesdisponibles de elección o de variación. La selección no se concibe como lainiciativa de un sujeto, sino como una operación sin sujeto, como una opera-ción producida por la existencia de una diferencia. La diferenciación es unaforma de hacer posible una mayor selectividad. La pregunta que se haceLuhmann a continuación es: ¿Cómo es posible dar cuenta de la complejidadsocial?. Esta aparece como la necesidad de mantener una conexión selectivade elementos, o una organización selectiva de la autocreatividad (autopoiesis)de los sistemas.

Debemos distinguir entre la complejidad inabarcable del sistema, quesurgiría si se conectase todo con todo, de aquella complejidad que apareceestructurada de una determinada forma. La complejidad del entorno es enprincipio infinita, mientras que la del sistema es siempre menor, por lo quedebe efectuar una selección8, debido al diferencial de complejidad(Komplexitátsgefälle) existente entre ambos. En esta segunda faseLuhmann considera que los sistemas sociales tienen un carácter autopoiéti-co, es decir, se basan en la recursividad de sus propias operaciones, ellos nosólo producen y cambian sus propias estructuras sino todo lo que es usadocomo unidad del sistema es producido como unidad por el propio sistema.La constitución autoreferencial de los sistemas sociales no significa la pro-piedad de una parte concreta del alma (Aristóteles), o la estructura de unsujeto “trascendental” (Kant), o una consciencia del yo (Fichte) sino que serefiere a los sistemas autopoiéticos en los que los elementos y las relacionesque los configuran se producen a sí mismos a través de una red cerrada. Laautoreferencialidad alude a la formación de las propias estructuras en el sis-tema y la autopoiesis alude a todo lo que acontece en el sistema como ope-ración. Existe la unidad de los sistemas pero sólo diversarnente. Toda uni-dad es unidad de autoreferencia y referencia externa, así se constituyeparadógicamente9.

8 N. Luhmann, SOZIALE SISTEME, Frankfurt, 1984, 50, 2499 N. Luhmann, SOZIALE SYSTEME, Frankfurt, 1984, 495.

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Un sistema social surge cuando la comunicación desarrolla más comuni-cación a partir de la comunicación, por tanto, la comunicación es una opera-ción de comunicación. La teoría de sistemas parte del supuesto de que lacomunicación es contingente, es decir, de que no es imposible ni necesaria, yconsiguientemente busca identificar las condiciones bajo las que lo improba-ble devíene probable10. A juicio de Luhmann, la acción comunicativa orienta-da al consenso (en los términos de Habermas) no es consciente de que lacomunicación precisa del disenso para continuar sus operaciones.

Según Luhmann tanto los sistemas que operan sobre la base de la concien-cia (los sistemas psíquicos) como los que operan sobre la base de la comunica-ción (los sistemas sociales) precisan de sentido11 para su reproducción. El sen-tido comporta una representación de la complejidad temporalizada, es decir, semanifiesta como la diferencia entre la actualidad y la potencialidad (o la posi-bilidad). Para Weber el sentido radicaba en la incorporación de un significado,de un símbolo o de un valor a una determinada acción por parte del individuo,sin embargo, para Luhmann el sentido emerge en el horizonte de posibilidadesdel futuro presente que se diferencia del pasado presente, es decir, emerge en lacomplexión de complejidad determinada y de complejidad indeterminada, en lacomplexión de acciones intencionales y consecuencias no previstas. El senti-do es un efecto de la producción de información por medio de la creación dediferencias, que en los términos de G. Bateson, “hacen una diferencia”12.

c) En la década de los 90 Luhmann da un nuevo paso en el proceso deconstrucción teórica a través de la introducción de la “observación de segun-do orden”13 . Hemos visto que cada uno de los sistemas sociales se reproducea sí mismo recursivamente, sobre la base de sus propias operaciones. SegúnLuhmann, y aquí radica su tercer momento metodológico de construcción teó-rica, cada uno de estos sistemas se observa a sí mismo y a su entorno. Todolo que observan los sistemas está marcado por su perspectiva específica, a tra-vés de la selectividad de las distinciones particulares que los sistemas usanpara sus observaciones. Ya no existe un punto arquimédico desde el que ésta

10 Ver E. M. Knodt, “Prólogo a N. Luhmann’s SOCIAL SYSTEMS”, Stanford, Ca, 1995,xxviii

11 Así lo pone de manifiesto Luhmann en los años 70: “Sinn als grundbegriff der Soziologie”en J. Habermas, N. Luhrnann, THEORIE DER GESELLSCHAFT ODER SOZIALTECHNOLO-GIE, Frankfurt, 1971, así como en los 90: “Complexity and Meaning” en ESSAYS ON SEL-FREFERENCE, Nueva York, 1990, 80-86.

12 G. Bateson, STEPS TO AN ECOLOGY OF MIND, Nueva York, 1972, 453.13 Donde Luhmann explicita el concepto con más claridad es DIE WISSENSCHAFT DER

GESELLSCHAFT, Frankfurt, 1990, 77s, 268, aunque también lo hace en ÖKOLOGISCHEKOMMUNIKATION, Opladen, 1986; BEOBACHTUNGEN DER MODERNE, Opladen, 1992.

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red pudiera ser contenida en una visión omniabarcadora. La condición huma-na es paradógica debido a que asume que el mundo es necesariamente contin-gente14. La religión ha ofrecido tradicionalmente la posibilidad de dar senti-do a los significados contingentes, paradógicos o contradictorios que sederivan de la experiencia del hombre en el mundo. La religión a través de“fórmulas de contingencia”, tales como Dios o el Karrna, ha explicado simul-taneanente por qué las cosas tienen que suceder, la forma en que lo hacen, yque siempre pudieran ser diferentes. Es decir, la religión introduce un ordendentro de un caos (natural) potencialmente infinito. Busca “la transformaciónde lo indeterminado en determinado”15. Toda la contingencia del mundo,incluyendo el mal y la posibilidad de superarlo se atribuyó a un Dios, y portanto, se interpretó dentro del sistema religioso. Las nuevas formacionessociales emergentes, los nuevos sistemas no disponen de un metaobservadorque articule la contingencia, sino que se sirven de una “observación de segun-do orden”16. Observar es generar una diferencia con la ayuda de una distin-ción, que no deja fuera con ello nada distinguible. El observar es un señalardiferenciante17. La observación es una operación que utiliza una distinciónpara marcar una parte y no la otra. Una operación con dos componentes: ladistinción y la indicación de la marca, que no pueden ser fusionadas ni sepa-radas. Una secuencia organizada, anticipatoria y recurrente de operacionestiene que observarse como sistema, distinguirse, por tanto, de un entorno ope-rativo inaccesible. Tiene que poder observarse a si mismo como sistema ope-rativo. Así se clarifica lo que significa observar a un observador, es decir,observar un sistema que realiza por su parte operaciones de observación18.Todo lo que es observado es observado por un observador, que delimita la rea-lidad en orden a hacerla observable. Cualquier distinción que realicemos noinvalida la posibilidad de realizar otras. Sin embargo, la realidad en cuanto tal,la unidad del sistema observador y su entorno, la mismidad paradógica de ladiferencia de adentro y afuera, permanece inaccesible. Es lo que “uno no per-cibe cuando percibe algo”, es el “blind spot” que capacita al sistema paraobservar pero escapa a la observación19. Un observador externo puede hacer

14 Ver N. Luhmann, FUNKTION DER RELIGION, Frankfurt, 1977, 90.15 N. Luhmann, opus cit, 118.16 Ver N. Luhmarm, BEOBACHTUNGEN DER MODERNE, Opladen, 1992, 99-103; y

especialmente DIE WISSENSCHAFT DER GESELLSCHAFT, Frankfurt, 1990, 77s, 268.17 N. Luhmann, DIE WISSENSCHAFT..., 268.18 N. Luhmann, SOZIOLOGIE DES RISIKOS, Berlin, 1992, 238-42.19 N. Luhmann, “The Cognitive Program of Constructivism and a Reality that Remains

Unknown” en W. Krohn et al, SELF-ORGANIZATION: PORTRAIT OF A SCIENTIFIC REVO-LUTION, Amsterdan, 1990, 76.

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este “blind spot” visible distinguiendo la distinción del sistema observadocomo una forma que contiene dos lados, pero haciéndolo, tal observación desegundo orden debe apoyarse en su propio “blind spot” y esta obligada areproducir la paradoja de la observación en el nivel operacional de su propiadistinción. “La diferencia es irreductible y paradógica: sin distinciones noexistiría realidad observable, pero la realidad misma no conoce distincio-nes”20.

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20 E. M. Knodt, opus cit, xxxiv.

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Tiempo del mundo e historia sistémica1

Niklas Luhmann

I.

La relación ingenua de la vida humana con su propia historia puede supe-rarse de diversas formas a través de la reflexión. Una posibilidad radica enconsiderar al pasado como un ámbito particular de objetos y preguntarse sobrelas condiciones de su conocimiento. Dentro de esta perspectiva, se puede pre-guntar sobre las condiciones bajo las que se pueda obtener un conocimientodel pasado, que pueda ser validado como científico, ya que los resultados dela investigación histórica pretenden una validez intersubjetiva. Se da porsupuesto que, según esta perspectiva “epistemológica”, el pasado es algoconocido, y además, que de la abundancia del pasado objetivo pudieran selec-cionarse temas, bajo el punto de vista de los intereses del conocimiento. Sepuede admitir una distorsión ideológica de tales intereses del conocimiento y,con un mayor o menor optimismo, sostener que son eliminables. La historiasocial se ocuparía entonces, como disciplina científica, del conocimiento delas estructuras y de los procesos sociales pasados. De esta forma, pudiera con-tribuir a determinar el contexto de investigación, así como ayudar a seleccio-nar las teorías sociológicas que son reconocidas hoy y que han sido acredita-das como fructíferas para la investigación. En este sentido se pueden emplearlas teorías sobre las conexiones entre la diferenciación social, la autonomía delos subsistemas y la generalización simbólica en la investigación histórica2.

No vamos a impugnar aquí el derecho y la posibilidad de proceder así.Debe reconocerse, sin embargo, que no se debe pasar por encima de ampliosámbitos que caen fuera de la competencia de la teoría sociológica. Estos ámbi-

1 Esta traducción se ha realizado del texto de Niklas Luhmann: “Weltzeit und SystemGeschichte” incluido en SOZIOLOGISCHE AUFKLÄRUNG, Westdeutscher, Opladen, 1975,Vol. 2, 103-133. Traducido por Celso Sánchez.

2 A pesar de la gran distancia en relación a la investigación histórica fiable, ver S. N.Eisenstadt, THE POLITICAL SYSTEMS OF EMPIRES, Nueva York, 1963; T. Parsons, SOCIE-TIES. EVOLUTIONARY AND COMPARATIVE PERSPECTIVES, Englewood Cliffs, NJ,1966; THE SYSTEM OF MODER SOCIETIES, Englewood Cliffs, NJ, 1971.

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tos hacen referencia a las condiciones sociales de la constitución del tiempo yde la historia. La constitución de modalidades temporales y de la selección delo que en ellas es relevante no es sólo una cuestión que afecta al conocimien-to; ellas mismas se sitúan ya como objeto de conocimiento de la historiasocial. Debe aceptarse esto, si se reconoce que el objeto de investigaciónsociológica y sociohistórica, que consta de acciones y experiencias humanassignificativas y autoselectivas, es inherente a la posibilidad de reflexión sobresu propia selectividad. En la medida en que la teoría sociológica se relacionacon el problema del sentido3, la temporalidad se convierte en una dimensiónconstitutiva del propio objeto de la teoría sociológica y no puede ser conside-rada en lo sucesivo como una condición del objeto de conocimiento.

La investigación histórica puede, de alguna manera, liberarse de la con-ciencia histórica inherente a la sociedad, a la que investiga como sucesora dela tradicional omniscientia Dei4, simultánea con todos los tiempos históricos.El camino hacia allí es amplio y para adentrarse, si se quiere analizar antes latemporalidad del objeto para conocerla, conviene abstraerse de las cuestionesrelativas al “de dónde” y al “cómo” se procederá.

Existe un lugar común en la sociología, que se manifiesta en que la con-ciencia temporal difiere en distintos sistemas sociales y depende de sus estruc-turas sociales5. Esta tesis ha sido elaborada con la atención puesta en el trans-curso del tiempo, en la escasez del tiempo y en la amplitud de los horizontestemporales relevantes de la acción -particularmente sobre los aspectos econó-micos o “burgueses” del tiempo. Todo esto remite, sin embargo, a aspectos par-ciales del problema general del tiempo. A partir de aquí, se ha discutido en la

3 Sobre esto, ver N. Luhmann, “Sinn als Grundbegriff der Soziologie” en J. Habermas, N.Luhmann, THEORIE DER GESELLSCHAFT ODER SOZIALTECHNOLOGIE. WAS LEISTETSYSTEMFORSCHUNG?, Frankfurt/M, 1971, 25-100.

4 La comparación puede, al mismo tiempo, servir como indicación sobre los problemas lógi-cos irresueltos de tal simultaneidad de segundos estadios de tiempo. Comparar con Arthur N. Prior,“The Formalities of Omniscience” en PAPER ON TIME AND TENSE, Oxford, 1968, 26-44.

5 Comparar con P. A. Sorokim, R. K. Merton, “Social Time: A Methodological andFunctional Analysis” en AMERICAN JOURNAL OF SOCIOLOGY, 1937, 42, 615-629; P. A.Sorokim, C. Q. Berger, TIME BUDGETS OF HUMAN BEHAVIOUR, Cambridge, Mass, 1939;M. Fortes, “Time and Social Structure: An Ashanti Case Study” en M. Fortes, (Edit.), SOCIALSTRUCTURE. STUDIES PRESENTED TO A. R. RADCLIFFE-BROWN, Nueva York, 1963 (2ªEdición), 54.84; W. E. Moore, MAN, TIME AND SOCIETY, Nueva York, 1963; E. Jaques, THEMEASUREMENT OF RESPONSABILITY, Londres, 1956; M. A. Strauss, “DeferredGratification, Social Class and the Achivement Syndrome” en AMERICAN SOCIOLOGICALREVIEW, 1962, 27, 326-335; G. Gurvitch, THE SPECTRUM OF SOCIAL TIME, Dordrecht,1964; G. W. Wallis, “Chronopolitics: The Impact of Time perspectives in the Dynamics of SocialChange” en SOCIAL FORCES, 1970, 49, 102-108.

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Tiempo del mundo e historia sistémica

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sociedad burguesa, desde Hegel y, sobre todo, desde la conexión con Marx,sobre la historicidad aludiendo al contexto social de la conciencia, sin embar-go, este enfoque no se ha diferenciado claramente de cuestiones epistemológi-cas6. Nuestras siguientes consideraciones persiguen este objetivo: ensamblarlos elementos aislados con ayuda de elementos más abstractos teórico-sistémi-cos. Debe señalarse cómo los sistemas sociales constituyen el tiempo, los hori-zontes temporales y determinadas interpretaciones de la relevancia temporal.Constituir no significa aquí “producir” o crear ab nihilo, sino hacer disponiblealgo como condición de la construcción y de la reducción de la complejidad.

Nosotros circunscribimos nuestra tarea aquí al análisis del horizonte tem-poral del pasado. La constitución de un futuro abierto requeriría, partiendo delmismo enfoque teórico, análisis ulteriores.

II.

Con ayuda del punto de vista sistémico se puede diferenciar entre accióny experiencia, de forma diferente al modo en que se ha hecho hasta ahora. Porexperiencia entendemos el proceso por el que la conciencia accede a la auto-experiencia, en la medida en que tal selectividad no es atribuida al sistema queselecciona sino a su entorno7. La atribución de selectividad (y, con ello, laconstitución de la experiencia y de la acción) sólo es posible bajo el funda-mento de una diferencia estable y conscientemente mantenida. Esta diferenciacomporta la presencia simultánea de, al menos, dos planos -por ejemplo, loposible y lo actual, lo presente y lo no presente, lo conocido y lo desconocido,etc. Esta simultaneidad de dos planos la denominamos modalización de losprocesos de selección, significando con esto que el presente de cada uno de losdos planos presta al proceso de selección su carácter como selección.

6 Sobre la persistencia de esta tesis de la conciencia histórica, tanto para una teoría de lasociedad marxista (como para una que no lo es), ver A. Schmidt, GESCHICHTE UND STRUK-TUR: FRAGEN EINER MARXISTISCHEN HISTORIK, Munich, 1971.

7 Para una discusión crítica de esta oposición conceptual entre experiencia y acción, verLuhmann y Habermas, opus cit, 1971, 75s, 202s, 305s. Michael Theunissen ha objetado (en con-versación) que la experiencia de la experiencia personal es también algo que la conciencia atribu-ye a sí misma. Esto es verdad si identificamos el Self consciente como el “sujeto” de la experien-cia. Pero debemos distinguir esto del problema de a qué se atribuye la selección implicada. Yonegaría que el Self pudiera atribuir esta selección a sí mismo sin pensarse a sí mismo como unagente. Todo aquel que se experimenta a sí mismo como algo que es ( o típicamente, es hecho)capaz de elección, se experimenta a sí mismo como actuando. Las complicaciones que surgen a tra-vés de la autorreflexividad sólo pueden dominarse por medio de un marco conceptual que pudieraaplicar entre uno y otro las categorías simples de la experiencia y de la acción, evitándonos hablarde la experiencia de la experiencia, de la experiencia de la acción y del rechazo a la experiencia.

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Sobre la base de estas consideraciones preliminares podemos caracterizara la experiencia presente del tiempo, que remite a un horizonte no-actual (futu-ro), como una modalización de la experiencia presente8. La proposicionessobre el pasado son, por ejemplo, proposiciones presentes en el modo pasado.Con otras palabras, se puede modalizar de tal forma la experiencia presenteque su contenido mantenga el carácter general del pasado. Junto a las modali-zaciones temporales existen otras formas de modalización, por ejemplo, laepistemológica, relacionada con el conocimiento; la posibilista, relacionadacon una pluralidad de posibilidades; o la social, relacionada con una atribuciónde selecciones. La distinción clásica de modalidades que están relacionadas,primero, con las modalizaciones basadas en una lógica interpretada ontológi-camente, después con el lenguaje, y después con las condiciones del conoci-miento, no ha alcanzado una diferenciación analítica clara ni un equilibrioentre las diferentes formas de modalización9. También falta un concepto demodalidad suficientemente abstracto y fecundo, a partir del cual pudiéramosdefinir la temporalidad como “un caso de...”. En esta situación, las aportacio-nes de la teoría de sistemas pueden ayudarnos.

El camino para el primer estadio ha sido apuntado por Talcott Parsons. Suconocido esquema sistémico AGIL (adaptación, capacidad para alcanzar obje-tivos, integración y mantenimiento de patrones) sitúa dos ejes en la construc-ción. Uno expresa la diferencia entre sistema y entorno, el otro es el eje tem-poral, que diferencia entre la gratificación pasada y futura. Esta posición seencuentra sustentada, como se ha formulado recientemente10, en la tesis fun-damental: la diferenciación entre sistema y entorno produce temporalidad,porque tal diferencia excluye una correlación momentánea, punto por punto,

8 Así es como procede el análisis lógico de las proposiciones temporales. Ver, por ejemplo,A. N. Prior, TIME AND MODALITY, Oxford, 1957; PAST, PRESENT AND FUTURE, Oxford,1967; “The Formalities of Omniscience” en PAPERS ON TIME AND TENSE, Oxford, 1968; N.Rescher, TEMPORAL MODALITIES IN ARABIC LOGIC, Dordrecht, 1967; TOPICS IN PHI-LOSOPHICAL LOGIC, Dordrecht, 1968, 196s, y las referencias ulteriores apuntadas aquí. Deigual modo procede un determinado historiador, que define la historia como “la forma espiritualen la que una cultura se responsabiliza de su pasado”. Ver J. Huizinga, WEGE DER KULTUR-GESCHICHTE. STUDIEN, Munich, 1930, 86.

9 Sospecho que esto tiene relación con la concepción lógica y ontológica del problema de lamodalidad y con el papel epistemológico dado más tarde a tal concepción. Ver H. Barth, PHILO-SOPHIE DER ERSCHEINUNG. EINE PROBLEMGESCHICHTE, Basel, 1966, Vol. 2, 332s.

10 Ver T. Parsons, “Some Problems of General Theory in Sociology” en J. C. Mckinney/E.A. Tiryakian, (Edits.), THEORETICAL SOCIOLOGY: PERSPECTIVES AND DEVELOP-MENTS, Nueva York, 1970, 27-68 (30ss); R. C. Baum, “On Media Dynamics: An Explorations”en J. J. Loubser/ E. Effrat/V. Lidz, (Edits.), EXPLORATIONS IN GENERAL THEORY INSOCIAL SCIENCES, Nueva York, 1976, Vol. 2; para los sistemas psíquicos ver J. Piaget, DIEBILDUNG DES ZEITBEGRIFFS BEIM KINDE, Zürich, 1955, 275s.

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entre los eventos del sistema y los eventos del entorno. Todo no puede suce-der simultáneamente. El mantenimiento de esa diferencia precisa tiempo ytiene tiempo. El resultado de las partes de los procesos del sistema ocurre deforma retardada y debe encontrar todavía una relación plena con el entorno, deotra manera se interrumpe la diferencia entre el sistema y el entorno.

Esto nos permite avanzar un segundo estadio. Según la teoría de sistemaspueden conceptualizarse todas las modalizaciones como generalización deestructuras sistémicas. La generalización significa que la estructura es compa-tible con más de una situación del entorno y del sistema. El concepto de gene-ralización presupone la diferencia entre sistema y entorno11. Por ejemplo, eneste sentido las posibilidades son generalizaciones modales, según las cualeslo real puede identificarse con otra cosa posible o bien lo posible puede iden-tificarse con lo real o con lo que no es real. Las generalizaciones temporalesson generalizaciones de otro tipo12. Ellas dependen de la identidad constantedel mundo o de un sistema en diferentes situaciones sucesivas.

11 Originalmente el concepto de generalización proviene de la psicología conductista y sig-nifica esta función de indiferencia organizada y de comportamiento selectivo ante un sobreflujode distinciones en el entorno. Ver C. L. Hull, PRINCIPLES OF BEHAVIOUR, Nueva York,1943, 183ss; F. J. Stendenbach, SOZIALE INTERAKTION UND LERNPROZESSE, Colonia,1963, 90s. Para la extensión de este concepto más allá de la psicología y para su aplicación,incluso, en el caso de compatibilidad con un número variado de estados sistémicos, ver T.Parsons, R. F. Bales, E. A. Shils, WORKING PAPERS IN THE THEORY OF ACTION,Glencoe, Ill, 1953, 41s, 81.

12 En la tradición de la teoría modal la diferencia entre estos tipos ha sido frecuentemente olvi-dada. El ejemplo más importante es la distinción sobre los contingentes futuros a partir de DeInterpretatione 9. Allí el problema fue definido por una combinación de modalidades temporales ylógicas. Así, en primer lugar, por razones teológicas y científicas, pensadores, desde Anselmo aHobbes, resolvieron el problema por medio de modalidades epistémicas (es decir, apelando a la ina-decuación del conocimiento humano). Menos conocida es la confusión en el concepto escolástico degeneralización, o ampliatio, que proyecta, no sólo extensiones de tiempo, sino que también suponeincrementos en aquello que es posible. Ver J. Mullahy, THE SUMMULAE LOGICALES OFPETER OF SPAIN, Notre dame, Indiana, 1945, 38ss; V. Muñoz Delgado, LA LOGICA NOMINA-LISTA EN LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA (1510-1530), Madrid, 1964, 238ss. Incluso hoyestamos lejos de haber clarificado las diferencias entre las modalidades lógicas y temporales. Entreotras cosas, debemos pensar en el hecho (y esto parece justificar ex post el concepto de ampliatio)de que las posibilidades modales se usan para constituir la continuidad temporal del mundo experi-mental -, es decir, para “el relleno de vacíos en la experiencia actual con una fabricación de posibi-lidades”. Ver N. Goodman, FACT, FICTION AND FORECAST, Nueva York, 1965 (2ª Edición), 50.Por tanto, no puede haber accidente en que las dificultades medievales y temprano-modernas en lateoría modal, aquéllas que conducen a su reducción epistemológica, coincidan con las dificultadesen la comprensión de la continuidad temporal. Ver I. Pape, TRADITION UND TRANSFORMA-TION DER MODALITÄT, Hamburgo, 1966, Vol. 1; G. Poulet, “Fenelon et le Temps” en LA NOU-VELLE REVUE FRANCAISE, 1954, 624-44; N. Rescher, “Logische Schwierigkeiten derLeibnizchen Metaphisik” en STUDIA LEIBNIZIANA SUPPLEMENTA I, AKTEN DES INATER-NATIONALEN KONGRESSES HANOVER, Wiesbaden, 1968, Vol. 1, 253-65 (256ss).

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Todas las consideraciones posteriores se construyen bajo el supuesto deque los efectos de tales generalizaciones covarían con las estructuras de lossistemas. Ni suceden al libre albedrío, ni son una mera “contribución” al pro-ceso de conocimiento, ni son una ilusión trascendental. De este supuesto emer-ge el problema a investigar relativo al modo en que están conectados los hori-zontes temporales y las estructuras de los sistemas sociales. Para realizar estovamos a utilizar, como punto de partida, dos premisas: el concepto de sentidoy la renovada diferencia entre sistema y entorno.

III.

La significatividad de la experiencia y de la acción humana es constituti-va para el tiempo y para la historia, en la medida en que subyace a la selecti-vidad experimentable de todas las determinaciones. Todo lo que ocurre comosignificativo, ocurre en el horizonte de otras posibilidades. Este es el caso deotras posibilidades que, como posibilidades, son negadas y lo que ocurre seintroduce como necesario; por su parte, las negaciones “pueden” (“Konnen”)son negadas -teniendo en cuenta que este “pueden” es, asimismo, necesario13.Los acontecimientos históricos no son relevantes en su pura facticidad ni tam-poco en su encadenamiento secuencial sino en su selectividad. La historiamundial tiene sentido como autoselección del ser y es a partir de aquí cuandodebe ser conceptualizada como evolución, en una sociedad que posibilita eimpone en la historia, no un interés político o teológico, sino científico.

Al concepto de una historia basada en el sentido (constituida en el pre-sente y proyectada hacia el pasado) pertenece la diferencia entre lo dado y loposible. La “imagen de la historia” de una sociedad no varía en función de laselección presente y de la presentación de los hechos, que se consideran váli-dos como indicadores del conocimiento o de otros fundamentos, sino quevaría en función de las condiciones de constitución de la selectividad, antetodo, dependiendo de la conservación de la posibilidad de otras posibilidades,

13 La prioridad dada a la posibilidad sobre lo necesario aparece ya en los famosos capítulos12 y 13 de De Interpretatione. Pero, como una condición de la libertad de Dios, se absolutizó enla teoría medieval de la creación y se empleó para explotar la concepción cosmológica del mundo,con la tesis “quod contingentia non es tantum privatio vel defectus entitatis (sicut est deformitasin actu illo qui est peccatum), immo contingentia est modus positivus entis (sicut necessitas estalius modus) et esse positivum -quod est in effectu- principalius est a causa priore” (Duns Scotus,Ordinatio I. dist, 39 ad arg. pro tertia opinione). Ver Duns Scotus, OPERA OMNIA, CivitasVaticana ab, 1950, Vol. 6, 444. En este sentido, la teoría de la creación es predecesora directa dela teoría de la evolución.

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que son posibles actualmente. Para dar sólo un ejemplo: es casi inevitable queconsideremos a las sociedades sin la posibilidad organizada políticamente deuna decisión vinculante en torno a los conflictos jurídicos bajo el punto devista del “fallo” de esta posibilidad, y que analicemos las situaciones de tran-sición como si se dieran ambas posibilidades, y se realizasen, primero la unay luego, de forma semejante, la otra14. Para reconstruir el horizonte de expe-riencia y acción de los sistemas sociales pasados deben negarse las posibilida-des actuales. Y ésta es sólo una operación apenas controlable, difícil de preci-sar conceptualmente y sólo representable imaginariamente, y que presupone ala ciencia (y de nuevo al presente) como condición de su propia posibilidad.Nos retrotraemos con esto al problema de la reflexividad en la comprensióndel tiempo.

Este conocimiento de la selectividad de los hechos históricos nos ofrecela clave para la producción de las relaciones entre las estructuras sociales y loshorizontes temporales. La historia surge como una selección entre horizontesde posibilidades, y éstos presuponen, como su condición de posibilidad, laconstrucción de sistemas sociales. Aquí reaparece la idea de que un conceptoempleado en la teoría del conocimiento, la “condición de posibilidad”, pudie-ra transferirse a la teoría de sistemas. La posición ganada en la teoría del cono-cimiento, que describe el modo en que las posibilidades dependen de las con-diciones de posibilidad y el hecho de que se diferencian según la naturaleza deéstas, permite transferir tal posición a los sistemas a través del concepto degeneralización modal15. Las estructuras de los sistemas deben presuponersecuando lo posible debe separarse de lo imposible16, y deben presuponerse nue-vamente si se quiere diferenciar las diferentes formas de lo posible, así lo posi-

14 Ver H. J. Wolf, “Der Ursprung des Gerichtlichen Rechtstreits bei den Griechen” enBEITRÄGE ZUR RECHTGESCHICHTE ALTGRIECHENLANDES UND DES HELENISTIS-CHEN-RÖMISCHEN ÄGYPTENS, Weimar, 1961, 1-90. Este no es sólo un requerimiento delanálisis social e histórico, pero puede ser, por ejemplo, un requerimiento para la comprensión y lalegitimación política, como ha mostrado Esquilo en LAS EUMENIDES.

15 La versión epistemológica del problema que encontramos en Kant era todavía una gene-ralización de viejas cuestiones realizadas desde la teoría modal. Era una consecuencia del hechode que la cuestión apuntada ahora no hace referencia a lo que es posible sino a la posibilidad, yde esta manera, a la posibilidad conceptual de este concepto de posibilidad. Sobre esto, ver Pape,opus cit, 216ss. Con esta cuestión doblemente modalizada Kant llega al problema de las condi-ciones de posibilidad para la posibilidad, situándola, ya no teológicamente sino epistemológica-mente, como la cuestión de las condiciones bajo las que el conocimiento puede operar con cate-gorías modales.

16 Así es como procede la teoría marxista de la evolución sistémica, con sus importantesreferencias a la relatividad histórica de la diferencia entre lo que es posible y lo que es imposible.Ver G. Pawelzig, DIALEKTIK DER ENTWICKLUNG OBJEKTIVER SYSTEME, Berlin, 1970,197ss

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ble políticamente, lo posible económicamente, lo posible técnicamente.“Presuponer”, “separar”, “diferenciar” se agrupan aquí como operaciones dela vida diaria, y no sólo, aunque también, como procesos cognoscitivos. Setrata, en última instancia, de que las generalizaciones modales sean posiblesen diferentes formas, no sólo en la forma de conocimiento, sino también entodas las operaciones de la conciencia (donde se elabora internamente la selec-tividad), y esto se consigue al precio de diferenciaciones.

Como consecuencia de esto resulta, para la teoría de la historia, que todaselectividad, y, por tanto, toda posibilidad de que tengan lugar determinadoshechos, se apoya en estructuras sistémicas, que condicionan el despliegue de unhorizonte de posibilidades, a partir de los cuales acaecen los procesos de losque se elige determinados acontecimientos. Según el grado y la forma de dife-renciación, en los sistemas hay proyecciones diferenciadas de posibilidades, ysegún esto, en su horizonte pasado hay una selectividad diferenciada de acon-tecimientos. Por ejemplo, el concepto de naturaleza en la antigua Grecia (y,asociado a él, el concepto de societas civilis de la tradición europea antigua)caracterizó los límites de posibilidades en el ámbito politico-jurídico y, conello, los límites de la selección histórica positiva del concepto de nomos; estoslímites actúan como condicionantes a través de la constitución política de lasociedad que se superpone a las asociaciones de sexo arcaicas. En los legistaschinos surge una concepción similar sobre la satisfacción contingente (fortuita,azarosa) de las necesidades que dependen del entorno, que se realiza a travésde la planificación del orden económico -para los griegos esta concepciónresulta inviable, ya que perciben su economía fuera del ámbito de la sociedadcivil. En los siglos XVIII y XIX el concepto de naturaleza caracterizó los lími-tes de lo económicamente disponible. Las diferencias se encuentran condicio-nadas por la institucionalización de la diferenciación sistémica y de la primacíarelativa de la economía y de la política; y tales diferenciaciones se emplean,en todos los casos, para la reproducción de la correspondiente historia desus sistemas sociales17. En las sociedades arcaicas menos diferenciadas y con

17 Este es el caso claramente de los legistas chinos. Ver la introducción de J. J. L.Duyvendak, THE BOOK OF LORD SHANG: A CLASSIC OF CHINESE SCHOOL OF LAW,Londres, 1928, y para más detalles: L. Vandermeersch, LA FORMATION DU LEGISME:RECHERCHES SUR LA CONSTITUTION D´UNE PHILOSOPHIE POLITIQUE CHARAC-TERISTIQUE DE LA CHINE ANNCIENNE, Paris, 1965. La literatura secundaria sobre el con-cepto europeo de naturaleza no considera, por lo común, su contexto político y económico. Peroella nos permite reconstruir este contexto si miramos a la relación existente entre economía y polí-tica en el seno de la polis griega. Para determinar el significado del concepto de naturaleza en rela-ción a la sociedad, ver J. W. Bearsdlee, THE USE OF PHYSIS IN FIFTH CENTURY GREEKLITERATURE, Tesis doctoral, Universidad de Chicago, 1918; H. Blumenberg, “Nachahmung derNatur: Zur Vorgeschichte der Idee des schöpferischen Menschen” en STUDIUM GENERALE,

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una conciencia menos desarrollada de las posibilidades y de la selección falta,no sólo una historia más profunda, sino también un concepto de naturaleza18.

Si es cierto que la historia del sistema como historia selectiva se constitu-ye dependiendo de las condiciones estructurales de posibilidad, el recuerdo esun proceso muy válido, no sólo una intervención sobre las señales acumuladasde los actos pasados, sino que representa la reproducción de la selectividad delos acontecimientos pasados19. Esto presupone, no sólo el conocimiento de loshechos históricos, sino también la capacidad de imaginar otras posibilidadestodavía no actualizadas. La diferencia entre sistema y entorno y, en conexióncon esto, la diferencia entre historia del sistema e historia del mundo, hanadquirido gran importancia. La reproducción de la selectividad de los aconte-cimientos es tan exigente que no puede resultar que tenga éxito por igual entodos los sistemas psíquicos y sociales basados en el sentido. Un sistema, alrememorar, reconstruye su propia historia, la historia de la selectividad de supropia experiencia y de su propia acción relacionadas con su entorno.Reconstruye una historia del mundo que no ha realizado pero que necesitapara tematizar la propia selectividad de la conexión con otros sistemas20. La

1957, 19, 266-83; J. Ritter, METAPHISIK UND POLITIK: STUDIEN ZU ARISTOTELES,Frankfurt/M, 1969; A. Schmidt, DER BEGRIFF DER NATUR IN DER LEHRE VON MARX,Frankfurt/M, 1962; G. Post, STUDIES IN MEDIEVAL LEGAL THOUGHT, Princeton, 1964,494ss; LA FILOSOFIA DELLA NATURA NEL MEDIEVO, 1966; H. M. Nobis,“Frühneuzeitliche Verständnisweisen der Natur und ihr Wandel bis zum 18. Jahrhundert” enARCHIV FÜR BEGRIFFSSGESCHICHTE, 1967, 11, 37-58.

18 S. F. Nadel, REASON AND UNREASON IN AFRICAN LAW, en AFRICA, 1956, 26,160-173 (164s).

19 Esto corresponde a la demanda de que el concepto de información, así como el conceptode conciencia, debieran estar funcionalmente relacionados con el problema de la selección. Sobreel concepto de información ver D. M. Mackay, “Communication and Meaning: A FunctionalApproach” en Mackay, (Edit.), INFORMATION, MECHANISM AND MEANING, Cambridge,Mass, 1969. Para la psicología de la conciencia, esta idea puede retrotaerse, al menos, hastaWilliam James, y desde entonces se puede encontrar en las investigaciones sobre la atención. Parauna formulación general, que no puede ser rechazada como representativa del idealismo trascen-dental, ver: G. Gunther, “Bewusstsein als Informationsraffer” en GRUNDLAGENSTUDIENAUS KYBERNETIK UND GEISTESWISSENSCHAFT, 1966, 10, 1, 1-6.

20 Un ejemplo interesante de la diferenciación entre la historia universal de la sociedad y lahistoria de uno de sus sistemas (un clan o un individuo) se puede encontrar en I. Cunnison, HIS-TORY ON THE LUAPULA: AN ESSAY ON THE HISTORICAL NOTIONS OF AN CENTRALAFRICAN TRIBE, Londres, 1951. Es también interesante porque la información e interpretaciónde la historia del sistema, un asunto momentáneo y precario, se reserva a los portadores de unaposición de estatus en el sistema. Sobre los resultados similares en un caso que genera una orien-tación menos intensa, ver P. Bohanan, “Concepts of Time among the Tiv of Nigeria” en SOUTH-WESTERN JOURNAL OF ANTHROPOLOGY, 1953, 9, 251-62. Sobre formas paralelas de dife-renciación en las imágenes del mundo religiosas de las sociedades arcaicas, ver R. Horton, “Thekalabari World-View: An Outline and Interpretation” en AFRICA, 1962, 32, 197-220; J. Midleton,LUGBARA RELIGION: RITUAL AND AUTHORITY AMONG AN EASTERN AFRICANPEOPLE, Londres, 1960, 235s.

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diferenciación de la historia del sistema y de la historia del mundo no precisaser tematizada para el sistema mismo, sin embargo, dirige las operaciones dediferenciación de tal manera que las condiciones de posibilidad del mundo ydel sistema se diferencian.

La diferencia entre la historia del sistema y la historia del mundo se impo-ne de tal manera que hace válida la reactualización respectiva de otras condi-ciones operativas en ulteriores diferenciaciones. En los procesos de comuni-cación de los sistemas sociales, se admite con mayor frecuencia la historia delpropio sistema para configurar los horizontes de expectativas que la prehisto-ria o la historia del entorno, es decir, de otros sistemas. Se puede negar ante untribunal que se ha cometido un asesinato, sin embargo, es mucho más dificilnegar, ante el mismo sistema, que se ha negado que se ha cometido un asesi-nato21. Entre los participantes en los sistemas sociales existe la regla que pre-supone la existencia de una identidad de la historia del sistema vivida encomunidad y, asimismo, se presupone una comunalidad de memoria. La his-toria del sistema sirve, así, como una garantía natural (no tecnológica) para laselectividad conectora de ulteriores experiencias y acciones. Sólo puede subs-tituirse en tal función a través de complicadas construcciones técnicas (porejemplo, el derecho). Sólo, y en la medida en que esta presuposición funcio-ne, puede servir la historia como estructuradora del sistema22. Frente a la his-toria del mundo se puede, bajo determinadas circunstancias, legitimar lareconstrucción de libertades privadas o posibilitarlas fácticamente, porque noson “peligrosas” para el sistema23.

La historia del sistema compartida, vivida y rememorable es una presu-posición substancial de la comprensión que no puede ser substituida por una

21 Se puede demostrar que en sistemas sociales como los tribunales, los procedimientoslegales y toda otra clase de investigaciones, la historia del sistema comienza neutralizando par-cialmente la historia de su entorno o “mundo”, sentando así las bases de su reconstrucción. Esentonces cuando las oportunidades que subyacen a la historia del sistema deben ser particular-mente vinculantes y deben hacer comprensibles y visibles sus bases, ya que están relacionadas conuna historia del “mundo” que es abierta, dudosa y controvertida. Aquí la historia del sistema debeservir como una base para la historia del “mundo”. Ver A. Cicourel, THE SOCIAL ORGANIZA-TION OF JUVENILE JUSTICE; Nueva York, 1968, 328ss.

22 Ver N. Luhmann, “Einfache Sozialsysteme” en SOZIOLOGISCHE AUFKLÄRUNG,Opladen, 1975, 21-38 (26ss).

23 Un buen ejemplo es la relación que un hombre pudiera adquirir con su propia biografíacuando está en un bar. Ver S. Cavan, LIQUOR LICENSE: AN ETHNOGRAPHY OF BARBEHAVIOUR, Chicago, 1966, 54ss, 79ss. Este ejemplo también pone de manifiesto que las liber-tades tomadas con la historia del “mundo” dependen, entre otras cosas, de si el sistema tiene unfuturo en el mundo que pudiera situar demandas impredecibles sobre su consistencia y su com-patibilidad. Ver E. Bittner, “The Police on Skid-Rowe: A Study of Peace keeping” en AMERICANSOCIOLOGICAL REVIEW, 1967, 32, 699-715.

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historia del mundo corroborada objetivamente. De aquí surgen obstáculos a lacomprensión entre generaciones, incluso en el trabajo en común articulado engremios organizativos con frecuente intercambio de participantes, gremios enlos que el sistema social sólo puede tener una memoria extremadamente cortay donde los participantes, además, sólo podrían presuponer una historia delmundo conocida en común24. Se puede extraer características comunes de loshechos pasados objetivados, pero no de la selectividad de estos hechos, portanto, las selecciones pasadas no continúan sino que se repiten o se olvidan.

IV.

Nuestra tesis central es fácil de formular en principio: las sociedadescomplejas construyen horizontes temporales más amplios, más abstractos ymás diferenciados que las sociedades simples. Alcanzan, con ello, una incre-mento de complejidad y un elenco de posibilidades mayor en la complejidaddel mundo, que les permite disponer de una mayor selectividad en la expe-riencia y en la acción. De esta guisa, pueden sincronizar mejor historias sisté-micas dentro de la sociedad, así como las historias sistémicas que son muydiferentes (por ejemplo, la moral) y que no pueden ser integradas en los con-tenidos e, incluso, las historias sistémicas que tienen larga duración o quetranscurren a diferente ritmo.

Esta tesis abstracta de la existencia de una correlación entre la comple-jidad del mundo y la complejidad de la sociedad guiará nuestras considera-ciones posteriores. Ella se formula, sin embargo, desde los fundamentos teó-rico-sistémicos de forma demasiado simple y no puede ser defendible bajoesta laxa formulación. Complicaciones ulteriores habrán de ser elaboradas amedida que la teoría social avanza. Experiencias que proceden de otrosámbitos de aplicación diferentes de la teoría de sistemas, como la teoría delos organismos, la teoría de los sistemas psíquicos y la teoría de la organi-zación muestran que el concepto de “complejidad sistémica” no indica toda-vía ninguna variable empíricamente utilizable. Esto lo experimenta el histo-riador cuando persigue confrontar la complejidad de los respectivos sistemassociales directamente con las representaciones históricas y con las represen-taciones tradicionales del tiempo. Ante todo, son necesarias dos modifica-ciones.

24 El problema se hace más difícil cuando los equivalentes funcionales que intervienen en lahistoria –como el derecho, los programas y el liderazgo– caen en el camino. Las consecuenciaspueden ser observadas en numerosos comités universitarios.

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En primer lugar, la complejidad no es ninguna propiedad simple, unidi-mensional y medible de un sistema sino un concepto multidimensional, de talmanera que no se puede indicar sin ulterior especificación si un sistema es máscomplejo que otro25. En segundo lugar, una mayor complejidad sistémica nosignifica un incremento de la complejidad en cada dimensión del mundo o encada relación con el entorno. Las sociedades más complejas no tienen necesa-riamente una historia correlativa más compleja, y mucho menos en cada indi-cación histórica más compleja. Las investigaciones sobre complejidad cogni-tiva y motivacional de los sistemas psíquicos, ante todo, han mostrado que lossistemas más complejos (más abstractamente estructurados) han ganado máscapacidad para tener relaciones tanto simples como relaciones complejas conel entorno. Su entorno no deviene crecientemente más complejo en cadaaspecto, algo que pudiera exigirse de forma laxa a los sistemas más comple-jos, sino que la abstracción estructural inaugura una coexistencia de relacionescon el entorno, complejas y simples, diferenciadas e indiferenciadas, que ofre-ce la posibilidad para especificar sectorialmente, y dado el caso, cambiar laprofundidad de campo y la diferencialidad del entorno considerado26. La for-mulación lingüistica conduce a error. La complejidad no es ninguna “propie-dad” del sistema; los sistemas más complejos, como ellos “son” más comple-jos, no precisan experimentar que todo es más complejo.

Estas consideraciones generales no se restringen a aquellos tipos de siste-mas sobre los que han realizado enfoques preliminares que han fallado. Ellaspudieran servir también como aviso a la teoría de la sociedad. Podríamossuponer de antemano que sería demasiado simple suponer un sencillo incre-mento en la complejidad del sistema social y del horizonte temporal. Por otraparte, el estadio de desarrollo de la teoría social no es suficiente para una

25 Aquí radican las experiencias de construcción de modelos de la teoría de las organizacio-nes. Ver, sin embargo, otras como las de A. S. Macfarland, POWER AND LEADERSHIP INPLURALIST SYSTEMS, Stanford, Ca, 1969, 16; G. Pawelzig, DIALEKTIK DER ENTWIC-KLUNG OBJEKTIVER SYSTEME, Berlin, 1970, 136.

26 Ver sobre la fecunda investigación respecto a la complejidad de los sitemas psíquicos: O.J. Harvey, D. E. Hunt, H. M. Schroder, CONCEPTUAL SYSTEMS AND PERSONALITYOTGANIZATION, Nueva York, 1961; E. L. Walker, “Psychological Complexity as a Basis for aTheory of Motivation and Choice”, Nebraska Symposium on Motivation, 1964, 47-95; W. Scott,“Cognitive Complexity and Cognitive Flexibility” in SOCIOMETRY, 26, 1963, 66-74; J. S.Vannoy, “Generality of Cognitive Complexity- Simplicity as a Personality Construct” en THEJOURNAL OF PERSONALITY AND SOCIAL PSYCHOLOGY, 2, 1965, 385-395; P. Suedfeld,S. Streufert, “Information Search as a Function of Conceptual and Environmental Complexity” enPSYCHONOMIC SCIENCE, 4, 1966, 351-352; H. M. Schroder, M. J. Driver, S. Streufert,HUMAN INFORMATION PROCESSING, Nueva York, 1967; U. G. Foa, T. R. Mitchell, F. D.Fiedler, “Differentiation Matching” en BEHAVIORAL SCIENCE, 16, 1971, 130-142.

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investigación compleja que de cuenta de la complejidad social, y no tendríasentido que estas restricciones sean recordadas en cada frase. Por el momen-to, dejaremos estas consideraciones de lado y las volveremos a retomar al finalen los epígrafes VII y VIII, donde examinaremos que las sociedades crecien-temente complejas (aquéllas que incluyen más datos) no tienen simplementeuna historia más compleja sino que, basándose en su complejidad, pudieranneutralizar la historia, iluminándola selectivamente (VII) y desestimándola. Sien las sociedades más complejas la historia es relevante, es al mismo tiempocontingente, es al mismo tiempo recuerdo y olvido, intereses detallados y reti-radas indiferentes hacia un pasado situado, posible, contiguo, y esta contigüi-dad es aquel hecho que se correlaciona con la complejidad del sistema.

V.

Normalmente, ni los historiadores ni los sociólogos se preguntan qué espropiamente el tiempo. Esta pregunta - planteada como pregunta por la esen-cia- apenas obtiene respuesta. Por otra parte, existe el peligro incuestionable depensar que es una cuestión inabordable si se la deja abierta- como si se trataradel final de la representación de un “flujo” o como lo que se mantiene en elcalendario. Las posiciones que hemos defendido hasta ahora sobre el sentido,la selectividad, las generalizaciones modales, el sistema, el entorno, la historiadel sistema, la historia del mundo hacen posible al menos algunas precisiones.

A través de los acontecimientos se constituye el tiempo con su selectividad,porque la selección se perfila como acontecimiento irrumpiendo contra unaestructura duradera de posibilidades. Los sistemas físicos constituyen el tiem-po en la medida en que se diferencian de su entorno y en la medida en que, fren-te a él, pueden aceptar más de un estado27. La posibilidad de adoptar más de unestado se encuentra condicionada nuevamente por la interdependencia no con-sumada, es decir, debido a que cada cambio no cambia todo. Y las interrupcio-nes de las interdependencias, que son posibles a través de la construcción sis-témica, son condiciones para la diferenciación entre el pasado y el futuro. Enlos sistemas basados en el sentido, la selectividad de los acontecimientos sig-nificativos es experimentable en el horizonte de otras posibilidades. En lamedida en que tal horizonte sobrevive a eventos selectivos comparece como

27 De forma similar, la diferenciación material (variedad) fue pensada como la condición deposibilidad para el movimiento, incluso en la antiguedad, significando que el mundo y el tiempoeran simultáneos. A esta conclusión, sin embargo, no subyacía el concepto de selección sino elconcepto de movimiento y su ámbito de validez, el mundo, que era conceptuado como un agre-gado ordenado finitamente. Cfr. Aristoteles, Physik, IV, 14; Agustin, Confesiones, XII, 8.

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tiempo. La conciencia del tiempo es, así, una respuesta sobre la necesidad depensar tanto aquello que permanece constante como lo que cambia, que se des-pliega como condición de selectividad en la relación entre sistema y entorno.Esta deducción bastante abstracta del concepto de tiempo deja abiertas dife-rentes formas de conciencia del tiempo, que, como sabemos, varían con lasestructuras sociales. Mayores precisiones se pudieran alcanzar si se relativiza elconcepto de tiempo histórica y socialmente, sin embargo, no es posible aceptarpremisas sobre el tiempo de validez generalizada o universalista.

Algún horizonte temporal se origina, según lo dicho, con cada experien-cia de selectividad, es decir, con la experiencia cercana de la propia historiadel sistema. Tal acontecimiento puede adherirse concretamente al mismoevento y a sus condiciones y consecuencias inmediatas, es decir, puede coin-cidir con el evento, por tanto, no merece la pena, en este caso, diferenciar entretiempo y evento. Esta situación se encuentra en los estadios tempranos deldesarrollo psíquico, así como en los sistemas sociales, en los niños y en lassociedades arcaicas28. Esto se produce cuando los sistemas sociales experi-mentan primariamente su propia historia sistémica y cuando la necesidad dereproducción de la historia concreta se determina y se delimita a través desituaciones presentes. Su contabilización del tiempo permanece dependientede acontecimientos (más o menos tipificados y repetibles) de su historia sisté-mica29. Sin un concepto de tiempo más abstracto no pueden ganar en profun-didad ni el pasado ni el futuro de cara a diferenciar claramente entre lo reciénocurrido y aquello que está por venir. Se encuentra ampliamente extendidasobre esta base una diferencia manifiesta entre el pasado lejano y el pasadocercano (o el futuro), donde los tiempos lejanos no son propiamente tiempo,sino zonas oscuras para las que rigen otras reglas de credibilidad y de rele-vancia30. El fundamento para esto pudiera ser que en una variedad de sujetos

28 Una indicación de esto es que los medios lingüísticos para la representación del tiempoestán vinculados al verbo y, en el curso de incrementos de posibilidades de abstracción, inicial-mente hicieron uso de imágenes espaciales. Ver, por ejemplo, J. Mbiti, “Les africaines et la notionde temp” en AFRICA, 8, 1967, 3-41.

29 Un buen ejemplo que, al mismo tiempo, indica la conexión con el principio de diferen-ciación segmentaria de la sociedad se trata en E. P. Evans-Pritchard, THE NUER: A DESCRIP-TION OF THE MODES OF LIVELIHOOD AND INSTITUTIONS OF A NILOTIC PEOPLE,Oxford, 1940, 105; “Nuer Time Reckoning” in AFRICA, 12, 1939, 189-216.

30 Comparar con Bohanan, opus cit; J. Mbiti, opus cit; N. J. Gubser, THE NUNAMIUTESKIMOS: HUNTERS OF CARIBOU, New Haven, 1965, 28ss; J. Middleton, THE LUGBAREOF UGANDA, Nueva York, 1965; E. Jeni, DAS WORT “OLAM” IM ALTEN TESTAMENT,Berlin, 1953. Una forma tardía de esta concepción original del tiempo, que permite transcurrir alpasado y al futuro en una zona oscura, es el modelo racionalizado del “círculo del tiempo”. Lainterpretación más conocida es la de M. Eliade, THE MYTH OF ETERNAL RETURN, NuevaYork, 1954. Otra forma racionalizada de la concepción original es la idea de un tiempo doble, que

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las perspectivas de experiencia tanto en el presente como en un futuro inme-diato previsible (o en el pasado) divergen necesariamente y pudieran sersocialmente homogeneizadas en un horizonte de tiempo ulterior31. El desdo-blamiento entre tiempo lejano y tiempo cercano es la solución más evidente ymás modesta de este problema. No existe para estas sociedades algo así comouna historia universal que transcurre o una historia del mundo según nuestroenfoque. Todo desarrollo posterior es una abstracción contemplada desde estepunto de vista- no el conocimiento del tiempo sino la experiencia social deltiempo del sistema y del tiempo del mundo.

Una primera necesidad de la dimensión temporal es determinar la prece-dencia de la representación mítica y, sobre todo, conceptual del tiempo32 yconectarla con la diferenciación y generalización de la tradición religiosa33. Elpunto de partida ha sido visto por algunos en el modo en que (a diferencia deEgipto) se estableció, en las ciudades mesopotámicas antiguas, la relaciónentre religión y política34. Como quiera que cuando los procesos sociales pro-

fue discutida en la Edad Media en referencia al TIMEO 37D-38C de Platon y a las CONSOLA-TIO PHILOSPHIAE de Boecio. La eternidad fue vista entonces, no como una existencia tempo-ralmente ilimitada, sino, más bien, como un “presentarious status” simultáneo con todos los pun-tos en el tiempo; fue la base sobre la cual Dios gobernó el curso del tiempo. Cfr: P. Duhem, LESYSTEM DU MONDE: HISTOIRE DES DOCTRINES COSMOLOGIQUES DE PLATON ACOPERNIC, Paris, 1913-1959, especialmente el volumen VII, 303; J. M. Parent, LA DOCTRI-NE DE LA CREATION EN L´ECOLE DE CHARTRES: ETUDES ET TEXTES, Paris, 1938, 95.La teoría circular y la teoría de los niveles múltiples fueron diferentes formas de racionalizacióndel sentimiento original de que una identidad entre futuro y pasado tuvo que existir momentáne-amente. El carácter orientado hacia el futuro de la teoría de los niveles múltiples descansa, ya noen su capacidad de delimitar el curso del tiempo por medio de un antes/después fijo, sino recu-rriendo (más tarde de forma “secularizada”) a la voluntad de Dios.

31 J. Royce, THE PROBLEM OF CHRISTIANITY, Nueva York, 1913 (nueva edición 1968,248).

32 S. G. F. Brandon, HISTORY, TIME AND DEITY: A HISTORICAL AND COMPARATI-VE STUDY OF THE CONCEPTION OF TIME IN RELIGIOUS THOUGHT AND PRACTICE,Manchester, 1965.

33 Esta no es todavía una hipótesis causal. Las causas históricas de este desarrollo deben sermás complejas. Por ejemplo, el desarrollo de Mesopotamia tuvo lugar a través de un buen núme-ro de ciudades. Fue políticamente tumultuoso y, así, no pudo conducir a una jerarquía simple, uni-ficada para resolver funciones religiosas, económicas, militares y políticas.

34 Un trabajo excelente sobre esto es el de M. David, LE DIEU ET LE DESTIN EN BABY-LONIE, Paris, 1949; ver tambien J. G. Gunnell, POLITICAL PHILOSOPHY AND TIME,Middletown, Conn, 1968, especialmente 39ss. El agudo contraste dibujado entre la cultura egipcia yla cultura mesopotámica precisa ser examinado, ya que Egipto también fue testigo de una cierta dis-tancia entre la divinidad suprema y el gobernante, una eticalización de la religión, una problematiza-ción de la verdad y de la justicia (Maat), una preocupación con la teodicea, de igual modo que pro-movió una orientación histórica (cíclica y lineal) hacia el tiempo. Sobre esto ver: S. Morenz,ÄGIPTISCHE RELIGION, Stuttgart, 1960. La hipótesis evolutiva de que existe una conexión entrela contingencia y el tiempo, por todo ello, se encuentra más cerca de confirmarse que de desecharse.

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minentes de tipo ceremonial o político se independizan de la tutela religiosa ycuando nunca más se experimentan como el transcurrir natural de aconteci-mientos religiosos, sino como depositarios de una función, surge entonces lanecesidad de considerar al tiempo como una dimensión específica de la expe-riencia y de la acción. Por tanto, la posibilidad de fracaso en la realización deesta función se hace consciente, los procesos sociales en determinadas cir-cunstancias devienen contingentes y se experimentan como dependientes defactores variables; surge entonces una necesidad de captar esta contingenciaen una posibilidad doble de atribución del éxito o fracaso a las fuerzas divinaso a los propios errores de conducta o a los errores ajenos, y con esto surge unanueva dimensión que ordena (o más tarde, sólo “acepta”) los acontecimientosselectivos (y por tanto, condicionables) relacionados en una sucesión de acon-tecimientos. Una de las extensiones más trascendentales y, al mismo tiempo,más singulares de la historia sistémica a la historia del mundo, que claramen-te remite a las “contingencias internas” del sistema, se aprecia en el AntiguoTestamento. La historia de Israel, políticamente repleta de cambios, se experi-mentaría sobre el fundamento de las ventajas descritas como historia del infor-tunio contingente, que hubiera dejado otras posibilidades abiertas. Bajo pre-misas monoteístas dadas no podía interpretarse la historia de Israel como lahistoria del propio pueblo en un entorno, más bien tuvo que conceptualizarseel entorno político externo como un instrumento del propio Dios y tuvo quesituarse en relación a la propia maldad35. En medio del pecado del propio pue-blo irrumpe la sencilla dicotomía de sistema y entorno, en el sentido de unacongruencia entre lo lejano/lo cercano, lo propio/lo extraño, lo bueno/lo malo.El problema de la contingencia tuvo que presentarse en la forma de una histo-ria del mundo extendida bajo el esquema sistema/entorno, proclamando lageneralización del propio Dios como Señor del mundo. La profecía tardíaencontró una solución para esta problemática social en la forma temporalrepresentada por la escatología (cuya estructura temporal permanece pococlara). Eschaton no es, en lo sucesivo, un concepto de pueblo sino un concep-to de mundo.

La necesidad de abstracción de un horizonte temporal relativamente inde-pendiente del contexto se conecta ulteriormente -aquí como en otros casos de

35 Ver otra versión como la de H. Wildberger, “”Jesajas Verständnis der Geschichte” enSupplements to Vetus testamentum, Vol. IX, Leiden, 1963, 83-117. En cualquier caso se puedeconsiderar una segunda conexión entre las dimensiones social y temporal, como en J. Marsch,THE FULLNESS OF TIME, Londres, 1952: la unidad popular de Israel en un entorno hostil seexperimentó tan intensamente que esta totalidad permanece en el tiempo, manteniendo juntos loshorizontes temporales del pasado y del futuro en el presente.

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abstracciones culturales36- con la diferenciación creciente de los sistemassociales. En las sociedades crecientemente diferenciadas, que tienen que pre-ver los límites sistémicos del intercambio comunicativo, no es suficiente elrecuerdo de la propia historia sistémica considerada como estructura. Se pre-cisan abstracciones que, operando como generalizaciones de coordinación,permitan, si no integrar diferentes historias sistémicas, al menos, relacionarlasuna tras otra37. La propia historia sistémica sólo puede conceptualizarse enrelación a una dimensión temporal abstracta, a una serie de puntos de tiempoconsistente con una serie de acontecimientos en el entorno38. Dicho de otraforma: en los sistemas diferenciados funcionalmente de forma creciente, elnúmero, la variedad y la interdependencia de las historias sistémicas se incre-mentan de tal manera que tienen que determinarse formas más abstractas demediación entre ellas. El tiempo del mundo tiene que garantizar ahora comocriterio de generalización coordinadora: 1. Homogeneidad, es decir, indepen-dencia en relación a determinados movimientos y sus ritmos, tanto internoscomo externos. 2. Reversibilidad, es decir, calculabilidad retroactiva a pesarde la irreversivilidad del transcurso del tiempo39. 3. Determinabilidad a travésdel establecimiento de fechas y de causalidad. 4. Transitividad como condi-ción de comparabilidad de los distintos espacios de tiempo.

La respectiva formación del tiempo del mundo, ante todo, la representa-ción de una serie lineal de marcas en el tiempo, corresponde a la necesidad de

36 Un ejemplo vendría representado por la construcción de un concepto especial de verdadmás allá de la experiencia inmediata del mundo. Otro sería la construcción de un concepto dederecho y de la idea de normas válidas más allá de las expectativas normativas inmediatamenteexperimentadas y ocasionalmente rechazadas.

37 En la historia de las concepciones del tiempo, este requerimiento fue expresado por laidea de que el tiempo no tiene que ser, en lo sucesivo, relacionado con el movimiento, sino con lamedida del movimiento. En torno al mismo tiempo, las normas legales se supeditaron al criteriode justicia y el conocimiento experimental se supeditó al concepto bivalente de verdad.

38 Los paralelismos en el desarrollo de los sistemas psicológicos han sido investigados porJ. Piaget (DIE BILDUNG DES ZEITBEGRIFFS BEIM KINDE, Zurich, 1955). Hoy, por supues-to, el desarrollo psicológico puede apoyarse en modelos y mecanismos culturales disponibles,visibles en la conducta de otros, por ejemplo, en los relojes. En este sentido depende del estadioactual de evolución social.

39 Un buen ejemplo de la inplausibilidad de tal reversibilidad puede apreciarse en el pasolento y difícil de la asignación de fechas que comienzan con la creación del mundo a la asigna-ción de fechas que nace con el nacimiento de Cristo mirando hacia atrás en el pasado. Esta técni-ca fue definitivamente instituida, contra el punto de vista histórico de la Biblia, sólo en el sigloXVIII, y no por razones teológicas sino más bien por razones de precisión y certeza. Cfr: A.Klempt, DIE SÄKULARISIERUNG DER UNIVERSALHISTORISCHEN AUFFASSUNG:ZUM WANDEL DES GESCHICHTSDENKENS IM XVI UND XVII JAHRHUNDERT,Frankfurt/M, 1960; R. Wittram, DAS INTERESSE AN DER GESCHICHTE, Gotinga, 1963,123ss.

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mediación entre las diferentes historias sistémicas. El tiempo lineal es unaforma abstracta relativamente tardía, una representación de la EdadModerna40. Esta concepción del tiempo posibilita una completa separaciónentre el futuro y el pasado como un horizonte temporal independiente propio,en la medida en que el presente puede ordenarse a través de una construcciónde estructuras abstractas y, así, pueden presentarse futuros y pasados hetero-géneos, cuyas situaciones pudieran continuar o no, y pudieran conectarse en elpresente o no hacerlo41. La conexión entre lo pasado y lo futuro deviene, enprincipio, contingente. Esta contingencia de conexión temporal se hace cons-ciente en los fundamentos teológico-medievales en la Edad Moderna. Ellaimpide seguir hablando sobre aquello que ha pasado y de lo que está por veniry hace necesario diferenciar, en adelante, entre el futuro y el pasado comohorizontes de selección; así, aquello que está en el futuro y aquello que está enel pasado son ahora contingentes, pero el futuro y el pasado están conectadosnecesariamente. La idea del tiempo del mundo, entendido como serie tempo-ral de marcas sin fin, que acumula estos logros es compatible con diferentesvalores de las marcas temporales en las historias sistémicas; ella, a través deulteriores abstracciones de la representación temporal, puede finalmente sercompatible con las marcas temporales aisladas, de tal manera que el tiempo,en adelante, ya no dice nada sobre lo que ocurre.

Alcanzado este estadio de desarrollo, el tiempo no dice nada igualmentesobre lo que es posible. Teóricamente debiera extrarse la siguiente consecuen-cia: las modalizaciones temporales y posibles son separadas analíticamentecon el objeto de investigar sus interdependencias.

Un tiempo abstractamente constituido sobre todas las historias sistémicases el tiempo del mundo (Weltzeit), es una dimensión del horizonte del mundo.

40 La idea extendida de que los antiguos hebreos tuvieron una concepción lineal del tiempoprecisa ser reconsiderada por razones sociológicas. Ver las reservas al respecto de Gunnell, opuscit, 63s. Estas dudas no cuestionan la existencia de analogías espaciales para el tiempo; éstas estu-vieron ya presentes en el antiguo Egipto. Ver S. Morenz, ÄGIPTISCHE RELIGION, Stuttgart,1960, 79ss. Más bien, aquéllas cuestionan la capacidad de los hebreos para abstraerse del presen-te, así como la tesis de que tuvieron sólo una concepción del tiempo. Ver J. Barr, BIBLICALWORLDS FOR TIME, London, 1962, y A. Momigliano, “Time in Ancient Historiography” enCuaderno 6 de HISTORY AND THEORY, Middletown, Conn, 1966, 1-23; M. Seckler, DASHEIL IN DER GESCHICHTE: GESCHICHTSTHEOLOGISCHES DENKEN BEI THOMASVON AQUIN, Munich, 1964, 151ss. Igualmente incompleto y problemático es el punto de vistaque supone, en contraste, que los griegos tuvieron sólo un concepción cíclica del tiempo. Cfr:Momigliano, opus cit, y P. Vidal-Naquet, “Temps de Dieux et temps des hommes: Essais de quel-ques aspects de l¨experience temporale chez le grecqs” en REVUE DE L´HISTOIRE DES RELI-GIONS, 157, 1960, 55-80.

41 Ver nota 30.

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El tiempo del mundo unitariamente medido permite a todos los procesos sis-témicos actuales transcurrir simultáneamente- una condición de posibilidad dela comunicación ulterior en el mundo42. El es, simultáneamente, tiempo sisté-mico de la sociedad mundial, es decir, de los sistemas que componen el entor-no de todas las experiencias y acciones humanas comunicativamente alcanza-bles. La identidad del tiempo del mundo y del tiempo de los sistemas socialesno suprime la diferencia entre sistema y mundo. Se funda en la tesis de que lasociedad es el sistema social que, a través de la complejidad indeterminada yarbitraria, constituye el mundo como horizonte de posibilidades determina-bles43.En este caso, el tiempo del mundo, abstractamente unificado y dilatado,propio de un sistema social complejo, suministra a Parsons la hipótesis de quelos factores primariamente culturales realizan la función de dirigir la evolu-ción44. Pero, sin embargo, cuando con Parsons nos retiramos de las explica-ciones unifactoriales y subrayamos que todos los ámbitos de construcción sis-témica y de desarrollo son necesarios, conceptos como control o peso relativoo primacía funcional devienen imprecisos. Se tiene que substituir la preguntapor los factores dominantes por la pregunta por los factores críticos. Un cami-no, sin duda, prometedor de ulteriores precisiones pudiera señalarse con laforma de una representación de “estrangulamiento” de la evolución. Estopodría concretarse en los siguientes términos: en un estado dado de las condi-ciones de posibilidad sistémico-estructurales de los diferentes ámbitos deconstrucción sistémica tiene lugar el estrangulamiento de una evolución pos-terior, es decir, el lugar en el que lo posible deviene bruscamente imposible seencuentra en el ámbito de factores culturales donde existen horizontes tempo-rales prolongados.

42 Esto no explica lo que realmente significa “simultaneidad”. Obviamente el estableci-miento de fechas proporciona sólo un substituto técnico para una comprensión de esta idea. Tantoel tratamiento teológico de este problema como el tratamiento que encontramos en Kierkegaard,Bergson y Schütz indican que este concepto puede ser analizado sólo dentro de la dimensiónsocial de la experiencia. Debe construirse en términos de comprensión comunicativa. Sólo poresta razón el problema radica, no tanto en la simultaneidad de los eventos, como en la simulta-neidad de procesos selectivos, que requieren tiempo ellos mismos.

43 Ver N. Luhmann, “Moderne Systemtheorien als Form gesamtgesellschaftlicher Analyse”en J. Habermas/N. Luhmann, opus cit, 7-24; “Gesellschaft” en SOZIOLOGISCHEAUFKLÄRUNG, Opladen, 1974, Vol. 1, 137-153.

44 “Cuanto más larga sea la perspectiva temporal y más amplio el sistema en cuestión, mayores la importancia de los factores situados en lo alto de la jerarquía de control, con independenciade si lo que precisa explicación es el modelo de mantenimiento o el modelo de cambio” T.Parsons, SOCIETIES. EVOLUTIONARY AND COMPARATIVE PERSPECTIVES, EnglewoodCliffs, NJ, 1966, 113. Esta hipótesis no se apoya en cualquier análisis detallado de la dimensióntemporal, sino en la idea de que existe una creciente diferenciación entre los sistemas sociales (derelativamente corto alcance) y los sistemas culturales (de relativamente largo alcance).

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VI.

Una medición del tiempo abstracta todavía no garantiza los puntos tem-porales que comparecen como pasado, presente o futuro. Esta fijación no esningún requerimiento de coordinación necesario; es mucho más imprescindi-ble para las relaciones intersistémicas los puntos temporales que se atribuyenal pasado, al presente y al futuro para, así, poder determinar todos los sistemasunitariamente45. Con esto no se excluye un encaje mutuo de modalidades tem-porales. Esto pudiera occurrir con ayuda de una técnica de estructuración quepodemos denominar modalización iterativa o reflexiva.

Con esto se quiere hacer notar que las determinaciones modales puedenser modalizadas a su vez46. Se puede hablar sobre la posibilidad de realidades,sobre la realidad de posibilidades, o, incluso, sobre la posibilidad de posibili-dades, la posibilidad de necesidades, etc; y se debe realizar una investigaciónadecuada de los problemas modales que implican tales modalizaciones múlti-ples. Lo mismo vale para las modalidades temporales. Ya San Agustín habíaempleado, al menos parcialmente, esta posibilidad cuando en la investigaciónsobre el tiempo, perteneciente al libro XII de LAS CONFESIONES, diferen-cia entre praesens de preteritis, praesens de presentibus y praesens de futuris.En la Edad Media surgieron nuevas posibilidades de combinación- la pregun-ta que surge en el contexto de la discusión de futuris contingentibus que ponede manifiesto un umbral de contingencias en la contextura futuro/pasado47. Sinembargo, en global, parece que bajo fundamentos teológicos se optó por laseparación de las modalizaciones temporales en dos ámbitos de tiempo, sepensó el tiempo humano con su división pasado/presente/futuro como (almismo tiempo) presente en Dios y se concibió la relación entre los diversosámbitos como simultaneidad y como autoridad. La historización completa deun tiempo del mundo unitario comienza a ser una realidad en el siglo XIX.

Bajo “historización del tiempo”48 debe entenderse el advenimiento refle-xivo de las determinaciones temporales a través de la introducción de la

45 Esto constituye uno de las maneras más importantes de delimitar posibilidades. Cualquieracon la idea de hacer una proposición de matrimonio a Catalina La Grande podría encontrar deforma muy improbable en el Leningrado de hoy una experiencia o acción complementaria.

46 A. Meinong, ÜBER MÖGLICHKEIT UND WAHRSCHEINLICHKEIT: BEITRÄGEZUR GEGENSTANDSTHEORIE UND ERKENNTNISTHEORIE, Leipzig, 1915, 125. Meinonghabla de iteración.

47 Santo Thomas de Aquino, QUESTIONES DISPUTATAE DE VERITATE, q. II, art. 12 adseptimum.

48 En relación a la expresión empleada con respecto al siglo XIX, ver W. Gent, DAS PRO-BLEM DER ZEIT, Frankfurt/M, (1934), 1965.

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modalización iterativa. Esto se puede aclarar, en principio, si se postula unfuturo presente, que se tiene que diferenciar del presente futuro- esto por larazón de que el futuro presente contiene más posibilidades de las que pudie-ra ofrecer la realidad del presente futuro; tiene que diferenciarse, asimismo,lo presente futuro, lo presente presente y lo presente pasado, así como el pre-sente del pasado, es decir, la historia, de los presentes pasados acumulados;se puede considerar en la investigación histórica el presente pasado, el futu-ro presente y el pasado presente, teniendo que emplear, de esta forma, unamodalización iterativa doble y así sucesivamente. La historización del tiem-po significa que en ambos horizontes temporales del presente -de los que sedebe partir-, estos presentes surgen con sus propios horizontes temporalesfuturos y pasados y con sus correspondientes posibilidades de iteración queson delimitadas, no lógicamente, sino a través de las preguntas por la capaci-dad de crear posibilidades y por el despliegue de intereses. Por esta razónvemos lo propio de la moderna “conciencia histórica”, no en las preocupa-ciones particulares en torno al conocimiento del pasado, sino en la tempora-lización del pasado, y presuponemos que ésta se sigue de unos determinadosintereses sobre el futuro.

La dirección de la investigación representada por Hegel en torno a unaunificación y a una radicalización de la representación del tiempo de una his-toria del mundo, en la que todo lo que ha existido es temporalizado, sigueaceptándose. Ella no se suprime ni se supera sobre la base de la representaciónde un movimiento histórico. Si todo es pensado como en movimiento noqueda nada fuera. El concepto de una temporalidad reflexiva va más allá de lamera representación de un proceso histórico mundial. Relacionada con el con-cepto básico de movimiento, la reflexividad puede pensarse, en todo caso,como movimiento del movimiento, como aceleración y como ralentización.En torno a este concepto se formulan leyes científico-naturales en la moderni-dad49. La ciencia de la historia puede ir más allá en el uso de la reflexividadconsiderando la temporalidad del tiempo mismo en el seno de los horizontestemporales de los procesos histórico-sociales. Así, puede ser formularse elproceso histórico, no sólo en su movimiento, sino también en su autoselecti-vidad, en la que el desplazamiento de los horizontes temporales son concep-tualizados como selección. Primero, la capacidad para ver los presentes pasa-

49 Esto también tiene naturalmente consecuencias para el nivel de abstracción que requiereuna teoría del tiempo. En torno a esto, ver A. N. Prior, PPAPPERS ON TIME AND TENSE,Oxford, 1968, 1ss, sobre los “cambios en los cambios”. Para las consecuencias en el materialis-mo histórico, ver G. Pawelzig, DIALEKTIK DER ENTWICKLUNG OBJEKTIVER SYSTEME,Berlin, 1970, 46ss.

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dos como presentes con sus propios futuros y pasados y para diferenciarse delpresente actual nos posibilita conceptualizar las consecuencias históricas delpresente como cadenas de selección con futuros y pasados cambiantes. Laselectividad de los procesos históricos se basa en que cada uno de sus presen-tes proyecta todo el tiempo dentro de sus propios horizontes temporales y, dela misma forma, ninguna de estas determinaciones temporales existen simul-táneamente (coexisten) con otras. La individualidad de los acontecimientoshistóricos no se basa, como pretende el historicismo50, sólo en su mera situa-ción en el seno de una serie de marcas temporales irreversibles e irrepetiblessino que, más bien, el acontecimiento se basa en la específica constelación dehorizontes temporales que constituyen su selectividad.

La diferenciación entre el pasado presente y el presente pasado que noso-tros hemos construido, se representa erróneamente a través de la diferencia-ción corriente entre conceptos históricos subjetivos y objetivos51. La vuelta alos conceptos puramente temporales (en lugar de a los conceptos metafísicoso cognoscitivos) es más adecuada para las interpretaciones que realiza lamoderna investigación histórica. La investigación científica sobre la historiase ocupa del presente pasado y no del presente del pasado52. Ella intenta des-velar el pasado como el presente de entonces y, de esta manera, hace a la socie-dad, por así decir, independiente de su propia memoria, distanciando tambiénal sistema de su propia historia. Se sabe a sí misma en otro presente que suobjeto, rompe con todos los intentos de trasladar su objeto a su propio presen-te53 y puede posicionarse, por esta razón, frente a su objeto selectivamenteconforme a sus propios intereses de investigación. Esta selectividad corre ries-gos, pero, en principio, no es ninguna objeción contra la objetividad científicasino que, más bien, es una precondición de la investigación objetiva. El histo-

50 Th. Litt, DIE WIEDERERWECKUNG DES GESCHICHTLICHEN BEWUSSTSEINS,Heidelberg, 1956, 75.

51 Como un ejemplo, entre otros muchos, ver O. Philippe, “La histoire dans ses raports avecla sociologie et la philosophie” en L´HOMME ET L´HISTOIRE, Actes du VIe congrés des socie-tés de philosophie de langue francaise, Paris, 1952, 35-49(36). Subjetivo hace referencia al pasa-do presente y objetivo al presente pasado.

52 Comparar con la diferenciación introducida en la etnología entre etnohistoria (en el sen-tido de la investigación histórica realizada en el ámbito de las sociedades primitivas) y la historiafolk (en el sentido del estudio del sistema cultural de creencias actual). Ver, al respecto, Ch.Hudson, “Folk History and Ethnohistory” en ETHNOHISTORY, 13, 1966, 52-70; E. E. Evans-Pritchard, “Anthropology and History” en ESSAYS IN SOCIAL ANTHROPOLOGY, NuevaYork, 1963, 46-65 (51s).

53 Esto significa tambien romper con todas las concepciones cíclicas del tiempo. En estesentido ver I. Meyerson, “Le temps, la memoire, l´histoire” en JOURNAL DE PSICHOLOGIENORMALE ET PATHOLOGIQUE, 53, 1956, 333-354 (336ss).

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ricismo no queda suficientemente conceptualizado cuando se le consideracomo una intensificación de la investigación histórica54. La selectividaddepende, más bien, de que se reconozca que la perspectiva temporal específi-ca propia no es una opción evidente y común en sí misma y se debe preguntarpor sus funciones y por las condiciones de posibilidad que la hacen posible.Dicho de forma más elemental, en la base del historicismo se encuentra ladiferencia entre pasado presente y presente pasado, enraizado, asimismo, en eladvenimiento reflexivo del tiempo.

Heidegger se preguntaba, en el trabajo del examen de grado en Freiburg55,por la particularidad del concepto de tiempo en las ciencias históricas y lapregunta buscada apunta hacia una diferenciación entre un concepto de tiem-po científico natural, cuantitativo, basado en el movimiento medidor (esta-blecedor de marcas) y un concepto de tiempo histórico que pone de ma-nifiesto una forma cualitativa del tiempo. Lo apuntado en el primer conceptode tiempo no es demasiado claro y lo apuntado en el segundo es incorrecto,porque la coordinación cuantitativa del tiempo, en todos los casos, es unfenómeno realizado por las ciencias históricas. Nuestro concepto de histori-zación del tiempo debe ir más allá de lo alcanzado en la discusión mantenidahasta ahora. En un tiempo completamente historizado los modos temporales(pasado, presente y futuro) no pueden conceptualizarse ni como cualidadesfijas del eje temporal en su conjunto ni como parte en movimiento y partefija, de tal manera que el tiempo se constituya en su desplazamiento recípro-co - como en el sentido antiguo según el cual el futuro migraba a través de unpresente fijo en el pasado, que entonces regresaba como futuro, de tal mane-ra que el presente comparecía como el círculo de conexión de los otros dosmodos temporales; ni tampoco se puede aceptar en el sentido moderno que elpresente añada el sentido humano subjetivo vivido que parte del pasado y sedirige al futuro. Más bien, la modalización temporal en su conjunto tiene queser relativizada en el tiempo. Lo que se mueve en el tiempo -conjuntamenteson pasado/presente/futuro- es, en otras palabras, el presente con sus hori-zontes temporales, el pasado y el futuro. Sólo bajo esta condición se indivi-dualizan históricamente los acontecimientos: que con relación a un puntotemporal se desplazan los horizontes temporales del futuro y del pasado; lamarca temporal en forma de fecha no garantiza de forma aislada la unici-

54 Ni podemos entenderlo discutiéndolo, como hacen los historiadores, en términos de algu-na forma homogeneizada de relativismo histórico que depende de concepciones no analizadas detiempo.

55 “Der Zeitbegriff in der Geschichtswissenschaft” en ZEITSCHRIFT FÜR PHILOSOPHIEUND PHILOSOPHISCHE KRITIK, 160, 1916, 173-188.

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dad56. El tiempo histórico se constituye como continuidad e irreversibilidaddel movimiento pasado/presente/futuro en su conjunto, y se configura comounidad a través de la que los horizontes temporales del presente respectivo,es decir, el pasado y el futuro, se cruzan con otros presentes (pasados o veni-deros) y sus horizontes temporales, y, de esta forma, el respectivo presentegarantiza bastante continuidad (no sólo temporal sino material y social) conotros presentes57.

Para esclarecer este concepto de reflexividad temporal, que, desafortuna-damente, sólo puede tematizarse de forma demasiado tangencial, podemosemplear la pregunta por la no-identidad de las modalidades temporales. No-identidad significa, desde la perspectiva temporal, no-simultaneidad.Pudiéramos afirmar que el presente tiene la característica de que es simultáneocon el presente del presente58; pudiéramos afirmar, además, que el presente essimultáneo con el presente del pasado, pero no con el presente pasado, ni tam-poco con los pasados de los presentes pasados, ni con los presentes pasados delos futuros presentes, sino que el presente es simultáneo con el presente futu-ro del presente pasado59. En el concepto de presente confluyen reglas para eluso de la representación de la simultaneidad, que, por su parte, es una presu-posición de la comunicación en el ámbito social.

Fijarse en tales reflejos reflexivos de los tiempos en los tiempos devieneposible, no sólo remitiéndose a los espacios de la historia de los hechos, sinotambién diferenciando temporalmente diferentes situaciones de transición sis-

56 La conciencia histórica del siglo XIX (que seguramente no examinó sus supuestos sobreel tiempo) conforma una consecuencia de esta historización del tiempo sin expresarlo adecuada-mente. Reemplaza el viejo estilo de escribir la historia cuyo objetivo era presentar ejemplos de laconducta humana, un estilo que asumió que había un continuum moral entre el pasado y el pre-sente y, así, no restringió los acontecimientos históricos (vistos como confirmación empírica delas creencias morales) a sus posiciones en la historia. Ver G. H. Nadel, “Philosophy of HistoryBefore Historicism” en THE CRITICAL APPROACH TO SCIENCE AND PHILOSOPHY. INHONOR OF K. R. POPPER, Nueva York, 1964, 445-470.

57 J. Kolaja, SOCIAL SYSTEM AND TIME AND SPACE: AN INTRODUCTION TO THERECURRENT BEHAVIOUR, Pittsburg, 1969, 7ss.

58 Ver tambien el ensayo: “On Spurius Egocentrity” en Prior, opus cit, 1968, 15-25; y sobreel problema de la definición de la simultaneidad ver nota 42.

59 Si lo he entendido correctamente, Prior (opus cit, 1957, 10; 1968, 15-25) elige el puntode vista opuesto. En orden a hacer ciertas simplificaciones lógicas, él trata el futuro presente comosimultáneo con el presente futuro. Incluso Rescher (“Truth and Necessity in temporal Perspective”en R. M. Gale (Edit.), THE PHILOSOPHY OF TIME, Londres, 1968, 183-220), discutiendosobre el futuro contingente, trata “la aserción presente de una proposición orientada alfuturo...como equivaliendo a una aserción futura de una proposición orientada al presente” (pág:214), aunque, como se sabe, la transmisión de la verdad de una aserción a la otra no es posible.Este enfoque elimina nuestro problema de la historización.

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témico-estructurales para la institucionalización de diferentes condiciones deposibilidad. Es, en este sentido, como se puede mantener y relativizar a untiempo el postulado del análisis de la historia desde el nivel más avanzado60. Sepueden localizar en el presente pasado otras condiciones de posibilidad quedifieren de las que se encuentran en el presente presente y analizar la historiacon diferentes resultados desde ambos presentes. En la teoría de la planifica-ción se llegaría a la necesidad de analizar el presente presente, en tanto comoque pasado, desde los horizontes de posibilidad de un presente futuro, parapoder controlar las selecciones actuales. Con la inserción del presente en elpasado, en el presente y en el futuro (sobre los que dispone el análisis), se deci-de sobre las situaciones originarias sistémico-estructurales de proyección deposibilidades, contra las que se realizan las selecciones. La historización deltiempo posibilita la intervención sobre un orden de sucesión diferenciable dehorizontes de posibilidad en el tiempo del mundo61, remite con esto a una teo-ría modal concebida sistémicamente, que puede indicar cómo son producidoslos sistemas a través de una generalización de las posibilidades estructurales(una teoría, que hoy todavía, en buena medida, es un desideratum). En estenivel de comprensión la teoría de sistemas y el historicismo (en el que se incor-pora una reflexividad del tiempo) son elaboraciones complementarias en un sis-tema social que pretende dar cuenta de una determinada complejidad temporal.

Con esto no se ha alcanzado todavía la necesaria complejidad ya que eltiempo reflexivo también puede reflejarse en el tiempo. Tendríamos que pre-guntar todavía por la historia del tiempo (y por el futuro!), por ejemplo, porla marca temporal y por los fundamentos del origen del tiempo histórico.Ciertamente, el historicismo puede contar también de forma ingenua su pro-pia historia como historia fáctica “histórico-espiritual”. Esto presupone elmantenimiento constante de un concepto de tiempo, cuya premisa de cons-tancia es, con toda seguridad, falsa, o bien que se prescinde, especialmente,del tiempo y, con eso, se pierde el objeto de reflexión.Tanto la historizacióncomo la futurización del tiempo surgen primeramente en la Edad Moderna,aproximádamente, de forma simultánea con la transición de la sociedad polí-tica burguesa a la sociedad económica burguesa de nuestros días. Desdeentonces, las modalizaciones temporales del lenguaje adquieren un marcado

60 Otra vez, un punto de comparación con categorías marxistas. Ver A. Schmidt, opus cit,1971, 13, 65.

61 Este orden de sucesión puede, entonces, analizarse por la teoría de la evolución socialcomo un medio para incrementar la complejidad de la sociedad.

62 Por tanto, la concepción original de la modalización temporal del lenguaje tuvo que serlaboriosamente redescubierta. Cfr. H. Weinrich, TEMPUS: BESPROCHENE UND ERZÄHLTEWELT, Stuttgart, 1971.

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sentido temporal62. Al mismo tiempo, retroceden las metáforas espaciales entorno al tiempo que habían resultado de considerar que el tiempo se mani-fiesta como movimiento. El advenimiento reflexivo de la dimensión tempo-ral obliga a una pura comprensión temporal del tiempo. Es plausible, aunquedifícil de justificar, que la transición en la evolución social de lo primaria-mente político a lo primariamente económico traiga consigo una readaptaciónde la orientación primariamente temporal del horizonte del pasado al hori-zonte del futuro y, con esto, haya desencadenado, primero, la futurización y,luego, la historización del tiempo. La prueba de esta argumentación no es elobjeto de este trabajo63. El problema es interesante como justificación de quelas temáticas sencillas de investigación presuponen modalizaciones iterativasaltamente excéntricas y sólo, de esta manera, se relacionan con las estructu-ras sistémicas.

Conviene pensar estas nuevas complicaciones surgidas a través de lasmodalizaciones iterativas y, tras ello, considerar una nueva función en laforma en que una abstracción operada en el tiempo normal cotidiano se orien-ta hacia el tiempo del mundo. Este sirve como una ecualización de las, en símismas, muy complicadas relaciones temporales. Con ayuda del estableci-miento de fechas, no sólo se puede trascender las diferencias en las historiassistémicas, sino, también, la diferencia de cada marca temporal que conformahorizontes temporales individualizados; la fecha sirve, entonces, igualmentecomo substituto y como cifra de una marca temporal dentro de una constela-ción de modalidades temporales.

Dejamos abierto por primera vez el que las historias sistémicas se histo-ricen en las sociedades o en otros sistemas sociales y nos acercamos a estapregunta a través de un rodeo. La temporalización reflexiva tiene una seme-janza formal, pero desconcertante, con las relaciones de reflexividad socialque son mucho mejor investigadas y conocidas64. También en la dimensiónsocial se constituye la conciencia, al menos, la conciencia “moderna”, sobrerelaciones reflexivas, es decir, ego aprende a ver a alter no sólo como objeto,sino también como sujeto, de la misma forma que puede experimentarse como

63 Este desarrollo podría ser analizado, siguiendo a Franz-Xaver Kaufmann (SICHERHEITALS SOZIOLOGISCHES UND SOZIOPOLITISCHES PROBLEM: UNTERSUCHUNGEN ZUEINER WERTIDEE HOCHDIFFERENZIERTER GESELLSCHAFTEN, Stuttgart, 1970), recu-rriendo a contrainstituciones burguesas como la “seguridad”. Conexiones directas entre este desa-rrollo y las ideas políticas pueden también demostrarse, según B. Willms en DIE ANTWORTDES LEVIATHAN -THOMAS HOBBES POLITISCHE THEORIE, Neuwied, 1970.

64 Ver R. D.Laing, H. Philippson, A. Russell Lee, INTERPERSONAL PERCEPTION: ATHEORY AND A METHOD OF RESEARCH, Londres, 1966.

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un alter del alter ego, como alter ego de otro alter ego. También se dan estruc-turas y pretensiones de conducta, que sólo pudieran construirse en niveles másaltos de reflexividad, un ejemplo es el tacto. También se dan aquí varios nive-les de iteración que alcanzan hasta las limitaciones de capacidad o de interés.Y también el lenguaje coloquial se encuentra aquí en la difícil situación decaracterizar el marco complejo de la conciencia social reflexiva65. El uso coti-diano de la conciencia se remite a abreviaturas, cifras, por ejemplo, la “vali-dez” de las normas, o recurriendo a simplificaciones intuitivas para dar cuen-ta de las obligaciones de la interacción social con capacidades propiaslimitadas66.

En relación a la reflexividad social se puede preguntar si existen “me-taperspectivas” a través de cuya institucionalización se puede hacer posibleun alto grado de subjetividad individual y de expectativas recíprocas sinestar limitadas a expectativas concretas ni a las biografías de sujetos deter-minados, es decir, sin privilegiarlas. Algunos símbolos directivos de lasociedad burguesa parecen estar conformados para desempeñar esta función:el derecho, como estructura de libertades subjetivas, el amor como pasión yel dinero. Estos son logros evolutivos tardíos, más bien infrecuentes67. Sepudiera plantear la misma cuestión relacionada con la reflexividad temporal:se dan también “metaperspectivas”, según las cuales los horizontes tempo-rales de los diferentes sistemas diferencian en alto grado las marcas tempo-rales y, al mismo tiempo, pudieran situarse en torno a pretensiones más altasde consistencia y de fortalecimiento recíproco de la selectividad. Mi presu-posición es que estas “metaperspectivas” tienen que ser perspectivas de futu-ro porque el futuro es el horizonte temporal con mayor complejidad, quedebiera ser elaborado dentro de una teoría de la planificación. La expansiónde alcance mundial y la autocrítica inmanente de la sociedad burguesa haconducido a que la búsqueda de unas metaperspectivas reflexivas ya apenastienda hacia las formas de legitimación institucional o a un programa nor-

65 Ver por ejemplo, E. Benveniste, “De la subjectivité dans le langage” en JOURNAL DEPSYCHOLOGIE NORMALE ET PATHOLOGIE, 55, 1958, 257-265. Ver tambien H. Weinrich,opus cit, 1970, 28ss.

66 Sobre el virtuosismo en este ámbito se ha interesado Erwing Goffman en THE PRESEN-TATION OF SELF IN EVERYDAY LIFE, Nueva York, 1959, y particularmente en STRATEGICINTERACTION, Philadelphia, 1969.

67 Hoy es tan usual como superficial pretender que estos símbolos sean sólo ilusiones o ide-ologías de la clase dominante. En algunos casos puede ser cierto. Pero es más significante el hechode que en la sociedad burguesa los problemas de esta complejidad y abstracción fueran sólo capa-ces de recibir tales soluciones institucionales relativamente simples, mientras hoy -en medio deuna complejidad social mayor- el medio político, al menos, parece ofrecernos una reflexividadsocial y una conciencia histórica en orden a producir una ingenuidad técnicamente más refinada.

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mativo, sino que, más bien, tienden hacia el trabajo posible sobre la reflexi-vidad. Aquí no es rechazable el enfoque de que la tematización de las rela-ciones sociales y temporales reflexivas no pueden exigirse a la conductacotidiana como una forma de conciencia corriente duradera, si bien se pres-cinde de las posibilidades específicas de relaciones íntimas. El trabajo sobrela reflexividad sólo puede ser factible incorporado en roles sociales que tie-nen que ser diferenciados para este propósito; a través de psicoterapeutas,psiquiatras, historiadores y planificadores. Ellos adoptan la forma de traba-jo ante determinados problemas que ocurren en el transcurso normal de lavida social y ponen de manifiesto el valor de un tratamiento específico. Sóloporque el espíritu del mundo (Weltgeist) deba ser honrado, no puede inco-modársele todos los días.

Frente a una estructura temporal tan complicada como es la que com-prende el pasado y el futuro, nuestra sociedad debe volver a plantearnuevamente la pregunta por los criterios históricos de relevancia y, conello, la pregunta por el andamiaje teórico de las ciencias históricas. Hemosmencionado ya que el recuerdo, entendido como la reproducción de la -selectividad de selecciones pasadas, como producto colateral de los siste-mas sociales, sólo tiene un éxito limitado. Una ciencia de la historiaespecializada al respecto, hace frente al mismo problema de capacidad. Elconcepto de una historia fáctica objetiva le había ya sobrecargado y estosirve tanto más para el concepto de una historia que se basa en seleccio-nes. Las ciencias históricas pudieran tematizar selecciones sólo selectiva-mente de aquí en adelante. Sólo a través de la elección de los propios cri-terios (científicos) de selección pueden las ciencias históricas atraer sucapacidad en torno al objetivo pretendido. Con la elección de tales crite-rios no se puede atener únicamente a la irreversibilidad del tiempo y a lamera facticidad de la historia, ya que eso deja todo muy abierto. Por otraparte, están las teorías del progreso, que se atienen a determinadas líneasde desarrollo valorativamente orientadas, que son también demasiado res-trictivas. Se dan, de hecho, también desarrollos patológicos. El progresopuede ser introducido, no como un concepto teórico de cambio, sino sólocomo un concepto normativo o político de cambio68. La sociología ha for-mulado sus convicciones más concluyentes para los desarrollos patológi-

68 Esto puede ilustrarse con la idea de una historia de la libertad. Por esta entiende W.Oelmüller (WAS IST HEUTE AUFKLÄRUNG, Düsseldorf, 1972) una historia de libertad incom-pleta que tiene que ser realizada más perfectamente, esto es, una teoría del progreso. Yo construi-ría esta idea más bien en términos de una historia de la libertad consumida, cuya continuidad fuer-za al presente a aprender recurriendo a categorías más abstractas y que, en este sentido, acumulanlibertad, en cuanto conciencia de la contingencia.

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cos69. La teoría de sistemas insinúa configurar una representación del cambiode estructuras sistémicas y definir un desarrollo histórico estable o inestable,avanzado o patológico, progresivo o regresivo como cambio en aquellasestructuras que definen las condiciones de posibilidad de cambios ulteriores.Con esto sería formulado en forma abstracta el problema del mantenimientode selectividad en las relaciones sistema/entorno como criterio de relevanciahistórica; el interés selectivo se rige, asimismo, por la selectividad.

VII.

Con el objeto de situar nuestro análisis en un nivel algo más concretoregresamos al punto de partida -a la pregunta de cómo conectan los horizon-tes temporales la necesidad que anida en la historia y las estructuras sociales.Un historiador que se interesa por el potencial de selección de los sistemassociales debe plantear el problema en torno a este tema: cómo surge la nece-sidad en el tiempo y en la historia de la creciente selectividad de las relacio-nes sistema/entorno y cómo eligen los sistemas sociales, en vista de ello, susrepresentaciones del tiempo y su historia para desplegar y limitar su potencialde selección. Esto se muestra en algunos ejemplos.

1. Las sociedades primitivas tienen sólo horizontes temporales reducidosen sistemas de interacción simple. Ellos viven fundamentalmente orientadosal presente -y éste no se opone al pasado y al futuro sino que porta una red con-creta y simultánea de relaciones sociales recíprocas70. Un interés en la obser-vación del presente de una historia no autoexperimentada surge una vez quese produce una diferenciación de los roles políticos de autoridad en relación aotros ámbitos sociales en conexión con la inseguridad de su radio de acción ycon sus necesidades de legitimación71. La historia sistémica se convierte en las

69 Ver sobre el ámbito de la teoría de los movimientos sociales, ante todo, N. J. Smelser, THE-ORY OF COLLECTIVE BEHAVIOUR,Nueva York, 1963; además sobre un ejemplo histórico verO. Ramstedt, SEKTE UND SOZIALE BEWEGUNG: SOZIOLOGISCHE ANALYSE DERTÄUFER IN MÜNSTER (1534/35), Opladen, 1966. En el ámbito de la teoría de la interacción verE. Goffman, “The Moral Career of the Mental Patient” en ASYLUMS, Chicago, 1962, y H. S.Becker, OUTSIDERS:STUDIES IN THE SOCIOLOGY OF DEVIANCE, Nueva York, 1963.

70 Para una comparación con las ideas de tiempo en las altas culturas tardías, ver M. W.Smith, “Different Cultural Concepts of Past, Present and Future: A Study of Ego Extension” enPSYCHIATRY, 15, 1952, 395-400.

71 Ver R. Schott, “Das Geschichtsbewusstsein schriftloser Volker” en ARCHIV FÜRBEGRIFFGESCHICHTE, 12, 1968, 166-205; B. C. Brundage, “The Birth of Clio: A Resumé andInterpretation of Antient Near Eastern Historiography” en S. Hughes, (Edit.), TEACHERS F HIS-TORY, Ithaca, Nueva York, 1954, 199-230.

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sociedades primitivas tardías primeramente en una genealogía (relativamentecorta), con el desarrollo que tiende hacia las altas culturas surgen las historiasde las hazañas de los señores, o bien, una historia políticamente concebida porlos propios grupos de linaje72. Esta historia sistémica adopta unas implicacio-nes morales recogidas en aciertos, errores y acciones que pudieran haber sidoinfrarealizadas -en el caso bíblico son características las alies. En la teoría dela planificación se llegaría a la necesidad de analizar el presente presente, entanto como que pasado, desde los horizontes de posibilidad de un presentefuturo, para poder controlar las selecciones actuales. Con la inserción del pre-sente en el pasado, en el presente y en el futuro (sobre los que dispone el aná-lisis), se decide sobre las situaciones originarias sistémico-estructurales deproyección de posibilidades, contra las que se nte73. De la historia pudieranextraerse claves morales o racionales, así como direcciones para la acción. Elbajo grado de diferenciación política, religiosa y económica de los principalesroles se refleja en la integración de las estructuras de conciencia cósmicas,religiosas y morales; a menudo las motivaciones políticas devienen irrecono-cibles74. En global se hace posible una extensión de los horizontes temporalesactuales y la posibilidad de determinados logros ético-políticos, que presupo-

72 El ejemplo frecuentemente más discutido es el de la concepción bíblica de la historia.Para una perspectiva comparativa ver Brandon, opus cit, 1965, 106ss; y Gunnell, opus cit, 1968.Para un tratamiento explícito de este problema ver J. Hempel, GLAUBE, MYTHOS UND GES-CHICHTE, Berlin, 1953, y del mismo autor: GESCHICHTEN UND GESCHICHTE IM ALTENTESTAMENT BIS ZUM PERSISCHEN ZEIT, Gütersloh, 1964, 51ss, así como O. Cullman,HEIL ALS GESCHICHTE, Tubinga, 1965, 117. Para el caso de la historiografía griega, ver F.Chatelet, LA NAISANCE DE L´HISTOIRE, Paris, 1962, quien enfatiza la conexión entre la cons-titución política de la sociedad, la abolición de la distinción arcaica entre tiempo genealógico ytiempo mítico, y la conciencia extendida de la continuidad temporal hacia cadenas largas de acon-tecimientos y decisiones.

73 S. Accame en “La concezione del tempo nell etá arcaica” en RIVISTA DI FILOLOGIAET DI ISTRUZIONE CLASSICA, 39, 1961, 359-394 intenta mostrar que para los griegos estacontinuidad se buscaba, primeramente, en la relación entre el presente y el futuro (por razón delcolapso de la cultura macedonia?), mientras para los hebreos se buscaba más en la relación entrepresente y pasado. La última relación, evaluación oscilante de la “memoria” y la “curiosidad” enla cultura occidental, pudiera depender de este hecho.

74 Un buen ejemplo es el mito bíblico de la creación cuyo carácter político deviene recono-cible si lo vemos “desde atrás” (Cfr: K. Burke, THE RETHORIC OF RELIGION. STUDIES INLOGOLOGY, Boston, 1961, 174ss): debido a que uno puede castigar, uno precisa ser pecador ysituar, de esta manera, estratégicamente las negaciones que dependerán de algo positivo, llamadocreación. Al mismo tiempo, haciendo una derivación moral de la génesis de la escasez en relacióna la infracción de una norma, este mito asegura también un control moral de la conducta econó-mica -que debe haber sido indispensable en una sociedad con un potencial económico reducido.Sobre este último punto ver G. M. Foster, “Peasant Society and the Image of Limited Good” enAMERICAN ANTHROPOLOGIST, 67, 1965, 293-315, y J. Röpke, PRIMITIVE WIRTS-CHAFT, KULTURWANDEL UND DIFFUSION VON NEUERUNGEN, Tubinga, 1970, 38ss.

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nen un horizonte temporal más amplio; en el ámbito del derecho, por ejemplo,surge el síndrome de la culpa y del pecado en el sentido de una combinacióndelimitada temporalmente de acontecimientos selectivos75; en la legalidadjurídica, que se ha hecho realidad como mera posibilidad, se hace posible lapromesa de juramento y finalmente el contrato consensual, que pretendeconectar con el futuro al margen de cada fundamento real presente o pasado76.

La historia moral de este tipo pertenece a las sociedades políticamenteconstituidas que alcanzan sus logros evolutivos primarios y que ligan sus inse-guridades relevantes en la competencia política a decisiones vinculantes. Estahistoria tiene sentido en la medida en que la política deviene concepto poten-cial del sistema social. El hecho de que todavía Droyssen y Treitschke narraranla historia política no era sino un anacronismo, que tuvo sus razones particu-lares. Estos fundamentos radican en que la sociedad burguesa, primariamenteorientada a lo económico con sus conceptos potenciales enfocados hacia elfuturo, es decir, la producción y el dinero, ni construye ni supera el horizontehistórico de la política sino que, en todo caso, podría neutralizarlo en la formade un mero bien de formación cultural. E “incluso todavía hoy (piensa K.Löwith) el concepto natural de la historia está políticamente determinado”77.Como “natural” aparece aquí paradójicamente la costumbre (culturalmenteaprendida).

2. También la escasez hace la historia, según los marxistas. J. P. Sartreañade a esto un análisis reseñable de la conexión entre escasez y contingen-

75 Un buen experimento de control puede encontrarse en Bittner, opus cit, 1967, quien man-tiene que en los suburbios, donde la gente está orientada hacia unos espacios de tiempo extrema-damente cortos, no existe criterio de culpa. Ver también el encogimiento de fragmentos relevan-tes de tiempo en los experimentos de anomía de McHugh (DEFINING THE SITUATION: THEORGANIZATION OG MEANING IN SOCIAL INTERACTION, Nueva York, 1968, en particu-lar el resumen: “el agnosticismo tentador de la sorpresa conduce a un énfasis sobre los acuerdosinmediatos en el entorno, el presente social, y fuera de esto, se manifiesta un cambio en el signi-ficado de los acontecimientos en el pasado cronológico. El orden, por otra parte, deja de enfatizarel presente cronológico en favor de una conexión de eventos a través del pasado social y hacia elfuturo. Durante el orden, es decir, los eventos definidos en el presente cronológico, el significadose encuentra en el pasado (emergente) social y en el futuro. Durante el desorden, el significadoque reside en el pasado cronológico y en el futuro se descubre en el presente social (relativo). Esun diseño harlequín que es menos metafórico que la cronología porque esta más cercano al ritmoactual de la definición y a sus consecuencias” (página 136).

76 L. Gernet, “Le temps dans les formes arcaiques du droit” en JOURNAL DE PSYCHO-LOGIE NORMALE ET PATHOLOGIQUE, 53, 1956, 379-406.

77 “Die Dynamik der Geschichte und der Historismus” en ERANOS-JAHRBUCH 21, 1953,217-254 (218).

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cia78. Esto nos conduce a una retematización del concepto sistémico de gene-ralización modal.

En este sentido la escasez hace la historia en la medida en que permite laaparición de posibilidades como interdependientes, así como la aparición deselecciones de forma contingente, es decir, como resultado del “a costa de” deotra cosa. Pero la escasez no es la misma en cada sociedad79. La escasez segeneraliza como forma de contingencia, y a través del mecanismo dinero, sehace independiente de las situaciones heredadas y de la reserva de bienes80.Ahí entran en juego factores neutralizadores de la historia, que nosotros toda-vía podemos analizar más en profundidad. Los procesos de producción y dedistribución pudieran diluirse en el pasado, siendo separados de lo que se con-sidera historia relevante, cuando para las operaciones presentes ya no es sig-nificativo qué es lo que socavaban en la perdurabilidad constante de los bie-nes; cuando ya no depende del agradecimiento ni tampoco de la gananciaporque desaparece el principio de suma constante. En este sentido, la sociedadburguesa no precisa ninguna historia para realizar sus operaciones. Lo que pre-cisa, puede ser obtenido en la forma de dinero, propiedad y contratos. Ellaconsigue lo que está supeditado a la legitimidad, lo que una sociedad consti-tuida jurídico-políticamente no pudiera alcanzar: conceptos fundamentaleslibres de historia. Y hoy, como siempre, la escasez hace la historia.

3. En el sistema de la ciencia, un subsistema crecientemente importantedentro de sistema social, comparece la historia del subsistema científico comouna selección de posibilidades que depende de las formas específicas científi-cas según se planteen proyectar o conservar posibilidades.

La historia científica se entiende hoy, más bien, como una historia de losproblemas, como historia del planteamiento de problemas y soluciones. Ahí seve la diferencia entre el horizonte de posibilidades y la actualidad elegidacomo diferencia entre problemas y solución de problemas (con la presuposi-ción de que un problema puede tener varias soluciones posibles). Esto presu-

78 Ver CRITIQUE DE LA RAISON DIALECTIQUE, Paris, 1960, Vol. 1, 200ss. Sobre estotambien ver K. Hartmann, SARTRES SOZIALPHILOSOPHIE: EINE UNTERSUCHUNG ZUR“CRITIQUE DE LA RAISON DIALECTIQUE I”, Berlin, 1966, 86ss.

79 La variabilidad histórica del principio de escasez ha sido discutida especialmente en laantropología económica. Para una presentación de la temática ver J. Röpke, “Neuere Richtungenund theoretische Probleme der Wirtschaftethnologie” en H. Trimborn, et al,(Edits), TRADE ANDMARKET IN THE EARLY EMPIRES, Glencoe, Ill, 1957. Además ver G. M. Foster, “PeasantSociety and the Image of Limited Good” en AMERICAN ANTHROPOLOGIST, 67, 1965, 293-315.

80 Ver sobre esto N. Luhmann, “Knappheit, Geld und die burguerliche Gesellschaft” enJAHRBUCH FÜR SOZIALWISSENSCHAFT, 23, 1972, 186-210.

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pone, a su vez, que, independientemente de cuáles sean las soluciones de losproblemas, pueden indicarse las condiciones bajo las que la solución de losproblemas tiene lugar. El estatus de los últimos conceptos y disposicionesbásicas - por ejemplo, el valor de verdad, la posibilidad de expresar algo quesea verdadero o falso, la perceptibilidad, la verificabilidad, la falsabilidad, laoperacionalidad, la medida- está todavía científicamente poco aclarado81.Incluso, sin esta aclaración existe en la investigación corriente una concienciaoperativa que trabaja con estas abstracciones todavía no analizadas, y con ellashace la historia.

De forma semejante a cómo se planteaba en el caso de la escasez econó-mica, se plantea ahora si y para qué precisa la investigación científica su pro-pia historia de los problemas. Una respuesta sería: para evitar la repetición deerrores y para proseguir la investigación sobre los errores corregidos82. Comomejor se alcanza esto es a través de una conceptualización del estado actual dela investigación y que en la historia, como en el dinero, es suprimida y puedeno tematizarse. La función de una conciencia históricamente dedicada a laresolución de problemas radicaría en el mantenimiento de las posibilidades, esdecir, en el mantenimiento de la conciencia de contingencia de cada soluciónde problemas y en las necesidades de abstracción derivadas de ahí.

4. Un ejemplo instructivo y ciertamente importante para supervisar lanecesidad histórica de los sistemas sociales se puede encontrar a través de unaconsideración de la sociedad de tipo macrosociológico: la interpretación de lashistorias de amor. No quiero decir con esto affaires, que otros cuentan, sino lanecesidad histórica de los amantes mismos. El amor romántico, apasionado -la norma cultural según la cual se experimentan los sentimientos en la socie-dad burguesa, según la cual tienen lugar los affaires amorosos y según la cualse organizan las familias- remite a unos rasgos conocidos e inestables tanto ensu código como en su conducta83. Inestabilidad, azar, no condicionalidad, des-gracia y, con ello, inseguridad, se legitiman como la presuposición de un

81 Esto parece ser así, porque hasta ahora el interés predominante se ha volcado principal-mente sobre el criterio que decide entre la verdad y la falsedad. Ver también H. Schnädelbach,“Dispositionsbegriffe der Erkenntnistheorie: Zum Problem ihrer Sinnbedingungen” en ZEITSCH-RIFT FÜR ALLGEMEINE WISSENSCHAFTSTHEORIE, 2, 1971, 89-100, que recomienda unavuelta a Kant.

82 G. Bachelard, LA FORMATION DE L´ESPRIT SCIENTIFIQUE: CONTRIBUTION AUNE PSYCHANALYSE DE LA CONNAISANCE OBJECTIVE, Paris, 1938.

83 Ver E. W. Burgess, “The Romantic Impulse and Family Desorganization” en SURVEY,57, 1927, 290-94; W. Waller, R. Hill, THE FAMILY :A DYNAMIC INTERPRETATION, Nueva,York, 1951, 93-215; sobre el código mismo ver W. Aubert, “A Note on Love” en THE HIDDENSOCIETY, Totowa, Nueva Jersey, 1965, 201-235.

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amplio horizonte de posibilidades de elección de compañero/a que es social-mente incontrolable. Llegados aquí, el amor no precisa de ninguna especifica-ción de derechos y deberes y la sexualidad no precisa ninguna medida de susresultados recíprocos. Este horizonte de posibilidades altamente indetermina-do se reduce a través de una mezcla de estrategia y de historia apoyada enbases de expectativas seguras propias. Las estrategias se relacionan sobre labase de la producción de una historia sistémica que fija la relación84. A travésdel amor se gana primeramente selectividad conectora independiente de la his-toria. Se ama independientemente de lo que ocurrió antes. Pero la historia esnecesaria -primero como prueba del amor y después como substituto. Ellaconfirma primero el éxito gradual de la elección recíproca y avanza imper-ceptiblemente hacia una carga probatoria en el sentido de que aquel que quie-re abandonar no puede apelar simplemente al amor, sino que debe fundamen-tar su decisión.

Los análisis precedentes, que fueron elegidos conscientemente de entrediferentes subsistemas de las sociedades funcionalmente diferenciadas85,ponen de manifiesto que las motivaciones y los espacios de selección de lashistorias sistémicas varían con los generadores de posibilidades y los interesesde selección de los sistemas. Cuando esto ocurre así, no se precisa esperar nin-guna respuesta concreta y generalizada al mismo tiempo a la pregunta sobreel sentido y la función de la historia sistémica.

VIII.

Sin embargo, vamos a tomar un segundo impulso, a saber, el de la pre-gunta de para qué la historia: ¿Cómo podemos deshacernos de la historia si seha hecho indispensable como horizonte de posibilidad de las orientacionespresentes a través del desarrollo de los sistemas sociales?. ¿Cómo se puedencomparar nuevamente de forma plausible historias relevantes?. ¿Cómo puedehacerse independiente el presente en relación a lo que lo ha originado y a loque todavía persiste en él?. Con esta vuelta obtenemos ventajas significativasen relación a preguntas negativas que se restringen a lo que se puede eliminar

84 Y esta historia será independiente, en una gran medida, de su entorno debido a su códigoautónomo de amor, justo como en el caso de las vistas legales y las investigaciones discutidas másarriba.

85 La idea teórica básica radica en la tesis de que la diferenciación sistémica en el nivel dela sociedad global sigue la pauta de la diferenciación de los medios de comunicación, ver N.Luhmann, “Einführende Bemerkungen zu einer Theorie symbolish generalisierter Kommu-nikationsmedien” traducido en este mismo volumen.

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y permite interdependencias que pudieran permanecer en lo indeterminado86.Para poder precisar estas preguntas debiéramos presuponer la estructuracióndel sistema. No preguntamos por el proceso natural de exoneración del olvidosino que presuponemos un sistema social que inhibe este proceso de olvido endeterminados contextos y, asimismo, presuponemos una historia del mundo ydel sistema de acontecimientos no autoexperimentados que se hace presentecomo un contexto posible, del que toda experiencia y toda acción pueden obte-ner significación. En una sociedad tal, sobredocumentada, existen institucio-nes y mecanismos, que producen, frente a la historia, una relativa libertad con-textual para realizar las selecciones presentes. Ya no se emplea más la historiacomo estructura sistémica determinadora de sentido, como ocurre en los siste-mas simples, sino que logra un alejamiento respecto de ella a través de unarelación de construcción y de reducción de complejidad.

Edmund Husserl -en contraposición a los intereses de una reconstrucciónde la historia global de los actos de la conciencia originariamente configura-dores de sentido- ha señalado una abstracción idealizadora de la subjetividady de la historicidad realizada a través de la categoría de “tecnificación”87. Conesto la relación entre técnica e historia deviene problemática de una nuevamanera -completamente diferente, en el sentido de que pudiera ser formuladatravés de la producción, de la construcción de un concepto definido de la téc-nica o con ayuda de la diferenciación entre ciencias de la naturaleza y cienciasdel espíritu. La técnica nos exonera no sólo de las operaciones manuales; nosexonera, en un sentido más amplio, de la correalización de la subjetividad y dela historicidad de significados, haciendo posible mayores posibilidades ymayor selectividad. Lo que Husserl ve como una pérdida de sentido en unacrisis europea tiene otro lado, que se manifiesta como el incremento de lascondiciones de posibilidad.

Este otro lado se puede interpretar por medio de la indicación de que lasexpresiones que remiten concretamente a sujetos o a relaciones temporales sonreferidas en su comprensión a sistemas simples de interacción inmediata y alconocimiento de situaciones88. Expresiones como “yo”, “tú”, “nosotros”

86 Ver Aristoteles, TOPIK 117A, 5ss.87 Ver E. Husserl, DIE KRISIS DER EUROPÄISCHEN WISSENSCHAFTEN UND DIE

TRANSZENDENTALE PHÄNOMENOLOGIE, Husserliana, Vol. VI, La Haya, 1954. Sobre estover tambien H. Blumenberg, LEBENSWELT UND TECHNISIERUNG UNTER DEN ASPEK-TEN DER PHÄNOMENOLOGIE, Turin, 1963. Y sobre los trabajos históricos no elaborados deHusserl, ver: H. Hohl, LEBENSWELT UND GESCHICHTE: GRUNDZÜGE DERSPÄTPHILOSOPHIE E. HUSSERL, Freiburg, 1962.

88 H. Garfinkel, H. Sacks, “On Formal Structures of Practical Action” en McKinney &Tiryakian, (Edits.), THEORETICAL SOCIOLOGY, Nueva York, 1970, 327-366 (348ss).

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pudieran substituirse por nombres que cualquiera puede usar e indicacionescomo “aquí”, “hoy” o “desde hace tiempo” pudieran substituirse por fechas.Cada uno de los procesos evolutivos de diferenciación sistémica descritos arri-ba, que diferencia entre historia sistémica e historia del mundo, construye, almismo tiempo, sistemas simbólicos utilizables que no dependen del contexto,que, finalmente, también pueden ser independientes de sus propias historias.La tecnificación es un lenguaje que no depende del contexto del que se sigueun segundo estadio de construcción simbólica según el cual tienen que adap-tarse los procesos selectivos a los horizontes disponibles de un sistema socialrico en posibilidades y muy complejo. Ella hace posible -en global- que elpasado se presente como realizado y terminado y nunca más como inmediata-mente presente a la manera de la coexistencia de los muertos o de la continui-dad de la culpa.

Como mejor puede entenderse la precedencia de la supresión, neutraliza-ción y objetivización técnicas de la historia es a través de ejemplos. Nos dete-nemos, en primer lugar, en las estructuras organizativas que se construyensobre la identificación de posiciones. Las posiciones son puntos de identifica-ción abstractos para los roles en los que las personas, las tareas y las clasifi-caciones organizativas pudieran ser cambiadas89. La identificación a través dela posición posibilita técnicamente cualquier ruptura de la continuidad segúnla cual se pueden intercambiar en las posiciones las personas, las tareas o lasclasificaciones organizativas (pero no se puede cambiar todo al mismo tiem-po). La restricción de todos los cambios significativos, por ejemplo, la elec-ción de una nueva persona para una posición no radica en el predecesor, nitampoco en la dimensión temporal sino en las tareas y en las clasificaciones,también en la compatibilidad material con otras determinaciones de la posi-ción que pueden ser controladas con ayuda de la identidad posicional.

Así es como hemos caracterizado aquello que es técnicamente posible.Pero de hecho, esta neutralización de la historia se lleva a cabo sólo parcial-mente. Particularmente en roles fuertemente personalizados, como en las cáte-dras universitarias o en las posiciones de liderazgo (según el modelo antiguo),el predecesor puede influir en su sucesor. Horst Baier, a pesar de su protesta,fue caracterizado como “sucesor de Adorno”90. Beneficiarse de la posición desucesor frente al predecesor depende del cambio de posición y de la situaciónhistórica; en cierta medida, el cambio empuja hacia una comparación y hacia

89 Ver N. Luhmann, FUNKTIONEN UND FOLGEN FORMALEN ORGANIZATION,Berlin, 1964, 141ss.

90 Ver FRANKFURTER ALGEMEINE ZEITUNG, 16, 12, 1971, 2.

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el recuerdo o hacia la construcción de un mito del predecesor91. El distancia-miento en relación a la historia puede ser en una forma técnicamente avanza-da, no precisa ser una caída en la ahistoricidad arcaica, ni una demolición uolvido del pasado. Más bien, nuestro ejemplo radica en que la neutralizacióntécnica de la historia desempeña, no la función de exclusión de las relevanciashistóricas, sino su especificación. Ahí radica, en principio, una relación ambi-valente con el pasado. Se puede situar positiva o negativamente ante él (sepuede medir al sucesor frentea un buen o mal predecesor), y se puede operar,al mismo tiempo, por medio de la diferenciación de diferentes ámbitos deposibilidades liberados de la historia (en las “organizaciones formales”) o con-dicionados por la historia (en las “organizaciones informales”)92. La diferen-ciación estructural de distintos ámbitos de posibilidad de relación en lo querespecta a la historia parece ser una precondición para que, al menos, en unode estos ámbitos puedan actualizarse determinadas posibilidades de negacióny de especificación.

En otros ejemplos se encuentran interrelacionados estos aspectos de laneutralización técnica de la historia. El dinero, como son las posiciones, tam-bién es utilizable por no tener historia -es decir, es independiente del contextoen el que ha sido producido93. En una formulación más precisa esto afecta máspropiamente al dinero líquido. Se entiende por dinero la totalidad de los bie-nes y rendimientos, en la medida en que están monetarizados, es decir, supe-ditados al código dinero, entonces se reconoce que el dinero se invierte y queestá objetivado a través de la historia. Esta objetivación es interesante econó-micamente de una manera específica: no como pasado presente y no comopresente pasado sino, más bien, como futuro inevitable. “Ya no evitable” es un

91 Ver A. W. Gouldner, PATTERNS OF INDUSTRIAL BUROCRACY, Glencoe Ill, 1954;WILDCAT STRIKE, Yellow Springs Ohio, 1954; R. H. Guest, ORGANIZATIONAL CHANGE,Homewood Ill, 1962; O. Grusky, “Administrative Succesion in Formal Organizations” enSOCIAL FORCES, 39, 1960, 105-115; “Corporate Size, Burocratization and managerialSuccesion” en AMERICAN JOURNAL OF SOCIOLOGY, 67, 1961, 261-69; “ManagerialSucccesion and Organizational Effectiveness” en AMERICAN JOURNAL OF SOCIOLOGY, 69,1963, 21-31.

92 Este es el resultado de la tesis de Selznick (LEADERSHIP IN ADMINISTRATION: ASOCIOLOGICAL INTERPRETATION, Evanston Ill, Nueva York, 1957) sobre la “institucionali-zación” de las organizaciones formales generales y los problemas de liderazgo que originan. Debesubrayarse que los análisis realizados, limitándose a la identificación de roles y de personas, noofrecen una imagen completa del peso histórico de los sistemas sociales organizados. Sería igual-mente necesario un análisis de cómo son conectados valores y programas en la historia - como enel caso del “escarabajo” de la Volkswagen o del “control interno” de la Bundeswehr.

93 Aquí radica su superioridad técnica en relación a los variados tipos de reciprocidad pri-mitiva. Ver M. Sahlins, “On the Sociology of Primitive Exchange” en M. Banton, (Edit.), THERELEVANCE OF MODELS FOR SOCIAL ANTHROPOLOGY, Londres, 1965, 136-236.

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concepto de posibilidad, cuyas condiciones de posibilidad/imposibilidad sondefinidas a través de las condiciones de cálculo económico, en la forma decheques pagaderos. Los medios de dinero líquido son sólo la parte crítica quehace posible el sistema económico global, permiten actuar sobre la relaciónentre el pasado y el futuro de una determinada manera. Así se puede, no eli-minar, pero si calcular, el problema general de que las buenas adaptaciones delpasado sean mejores en el presente y en el pasado.

Nuestro tercer ejemplo alude a la positividad del derecho. Esto significaque el derecho apuntala la validez de la decisión; y esto no porque en un pre-sente pasado el derecho haya sido promulgado -esta versión correspondería al“Thesmos” en el sentido griego antiguo con paralelismos en muchas de lasaltas culturas-, sino porque puede ser cambiado en cualquier momento, portanto, la no utilización de esta posibilidad comparece como presuposición decorrección del derecho94. También es posible aquí el cambio de nivel de lasituación del problema a través de la neutralización técnica de la historia. Lavalidez del derecho no se funda ni en su antigüedad ni en su calidad ni en superdurabilidad a lo largo del tiempo. Incluso, la tesis contraria de que el dere-cho más moderno es mejor que el antiguo no dice nada sobre su validez. Lomás relevante es que la validez del derecho no se basa en una mirada retros-pectiva a la historia sino en las posibilidades de cambio presentes y futuras queson compatibles con cada historia.

Pero tales posibilidades no empleadas comparacen como indicador decorrección sólo si son realmente posibles. Este caso únicamente se da cuandose producen los prerrequisitos organizativos, políticos y conceptuales para unexamen corriente del derecho, es decir, cuando están anclados en estructurassistémicas. Estamos lejos de esta situación. Existe también en el derecho unsegundo ámbito de posibilidades e imposibilidades sobre el que se registrancondiciones organizativas, políticas y técnico-informacionales de cambiosposibles y mucho de lo que es jurídicamente posible deviene imposible de serrealizado. Aquí radica el punto de partida para una crítica técnica del presenteque conlleva demasiado pasado, no como historia, sino como status quo95.

Finalmente, vamos a ver ejemplos tomados del ámbito de la investigacióncientífica. Ante todo, la investigación histórica se conceptualiza como meca-

94 Sobre esto ver N. Luhmann, “Positivität des Rechts als Voraussetzung einer modernenGesellschaft” en JAHRBUCH FÜR RECHTSOZIOLOGIE UND RECHTSTHEORIE, 1, 1970,175-202; RECHTSSOZIOLOGIE, 2 Vol., Reinbeck, 1972.

95 Ver N. Luhmann, “Status Quo als Argument” en H. Baier, (Edit.), STUDENTEN INOPPOSITION, Bielefeld, 1968, 74-82.

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nismo objetivador de neutralización en la medida en que no pinta, ni heroifi-ca ni adapta la historia sistémica válida simplemente presente sino que pre-sencializa el presente pasado. La representación de una historia desconocida yno tradicional es, desde el punto de vista sociohistórico, altamente improba-ble. Ya hemos afirmado que la sociedad, a través de la investigación social, esmás o menos independiente de su memoria sistémica, cuyo mantenimientopresupone un interés en el uso al servicio de otras funciones. Además, la inves-tigación histórica pudiera tener éxito en la neutralización de intereses de selec-ción actuales (por ejemplo, intereses políticos)96.

En otro sentido se puede conceptualizar la teoría de sistemas como neu-tralización técnica de la historia -como la producción de varios ámbitos derelación con la historia que incorporan posibilidades de negación y de especi-ficación sobre, al menos, un ámbito97. Esto presupone, bajo otros controlesanalíticos, relaciones temporales de reflexividad. Naturalmente con esto no seniega la efectividad causal de hechos pasados -ni sobre el ámbito de los obje-tos ni sobre el ámbito de la teoría. La neutralización de la historia puede sig-nificar sólo la producción de relaciones indirectas, ambivalentes en cuyomarco la selectividad de los acontecemientos temporales puede adquirir unainterpretación diferente.

La teoría de sistemas, considerada como estructura de un sistema deinvestigación, promueve otras posibilidades diferentes a las estructuras sisté-micas que ella tematiza; de forma exagerada se podría afirmar que la posibili-dad del conocimiento se apoya en las imposibilidades de los sistemas recono-cidos, es decir, en sus “ataduras” estructurales. Una teoría de sistemas de lateoría de sistemas tendría, según esto, lo imposible como programa a temati-zar - donde no se debe olvidar que la posibilidad y la imposibilidad en la teo-ría de sistemas no son conceptos lógico-apodícticos, sino que se pretendecomprenderlos de forma constante según condiciones estructurales de posibi-lidad. El tema de una teoría de sistemas de los sistemas actuales es, ante todo,la imposibilidad de investigar una complejidad altamente estructurada. En

96 No es difícil encontrar contraejemplos. Ver C. H. phillips, (Edit.), HISTORIANS OFINDIA, PAKISTAN AND CEYLAN, Londres, 1961; particularmente la contribución de R. C.Majumdar sobre los historiadores nacionalistas. Pero estos contraejemplos no prueban que elimpacto de los intererses subyacentes sobre las categorías y asuntos incorporados en tales deci-siones no pueda ser significativamente neutralizado.

97 Aquí respondo a la crítica de R. Mayntz (“Zweckbegriff und Systemrationalität. Zu demgleichnamigen Buch von Niklas Luhmann” en SCHMOLERS JAHRBUCH, 91, 1971, 57-63) deque la teoría de sistemas es ahistórica. Esta respuesta requiere un análisis sistémico-teórico de lateoría de sistemas, una forma de reflexividad que Mayntz (página: 58) y Habermas (Habermas yLuhmann, 1971, 221) consideran un tipo inadecuado de justificación.

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referencia a la “teoría de sistemas de la teoría de sistemas actual” se indica quetambién la teoría de sistemas, según el estadio de reflexividad, temporaliza susobjetos de investigación para poder captar sus generalizaciones modales envista a otras posibilidades.

La utilización simultánea de diferentes ámbitos de expresión reflexiva-mente interconectados, en la que diferentes estadios de autorreflexión de lossistemas sociales pueden ser integrados, posibilita la actualización simultáneade diferentes relaciones históricas. Se puede escribir la historia sistémica delas sociedades políticamente constituidas como historia política y, además,analizarla sistémicamente, por lo que en los sistemas sociales con primacía delas funciones políticas la historia acontece como historia política. El que estosanálisis pudieran tener lugar simultáneamente significa que esta posibilidad esun aspecto del presente que hace referencia al pasado de las sociedades quedisponen de una correspondiente capacidad analítica. Otra pregunta totalmen-te diferente haría referencia a cómo habrían sido vistos los presentes pasados.

IX.

Una consideración de que la historia se reduce al pasado no es plausible.La historia considerada como modalización temporal de sistemas carece deobjeto en sí misma. Ella es un horizonte temporal que implica el horizonte defuturo de otros. Ninguna investigación histórica puede prescindir del futuro.La implausibilidad de considerar la historia como pasado se hace más eviden-te cuando 1) se tiene en cuenta la reflexividad temporal y 2) cuando se tieneen cuenta la neutralización técnica de los horizontes temporales. Así de com-plicadas y de diferenciadas son las posibilidades del análisis de la historia.

Para realizar los objetivos de la investigación histórica se tiene que selec-cionar presentes pasados en el pasado presente. El contrahorizonte del futuroaparece en escena de varias maneras: como futuro de nuestro presente, quegeneralmente posibilita una objetivación de la investigación técnica de la his-toria, como presente futuro del presente pasado investigado, y finalmentecomo futuro presente del presente pasado investigado. El historiador no puedeasumir simplemente que “el” futuro de la polis griega se objetiva en el ImperioRomano. El podría emplear la perspectiva histórica mundial de su propio pre-sente. Es más importante que distinga este futuro como venidero, como pre-sente pasado actual, del propio futuro presente de la polis griega. Este futurose determinó a través de condiciones de posibilidad que fueron el resultado dela repetición de la nomothesia, de la no incorporación de la economía en lasociedad, de la escala reducida del sistema político que excluye la paz exten-

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dida, etc. Esta diferencia entre presente pasado y futuro presente que debe pro-yectarse en presente pasado hace ver al historiador la necesidad del uso delanálisis de sistemas y de conceptualizar el propio futuro como generalizaciónmodal de las estructuras sistémicas; de otra manera, se confundirá, para él, elfuturo presente vivido en el presente venidero.

Se puede aplicar la misma interdependencia entre los horizontes tempora-les, futuro y pasado para el sistema social de nuestro presente y para sus pers-pectivas temporales. Tenemos que preguntar entonces: cómo debe ser modali-zado un sistema social en vista a su futuro presente y a su pasado presente, conlo cual puede devenir reflexivo el tiempo y pueden neutralizarse los horizon-tes temporales. En las indicaciones realizadas sobre la conciencia temporalmoderna ya hemos anticipado la respuesta a esta cuestión: se trata de un siste-ma social que se deja dominar por su horizonte de futuro; se trata de un siste-ma para el que la selectividad del futuro es más importante que la selectividaddel pasado.

Esta idea necesita alguna precisión. Lo que se ha transformado no seencuentra ni en el ámbito de las causalidades ni en el ámbito normativo. Másbien, cambia el horizonte temporal que dirige, en primer lugar, la selectividaddel presente. No es ya la selectividad pasada sino la selectividad futura sobrela que se fija principalmente la elección presente de la conducta. El presentese comprende como pasado de presentes futuros, contingentes y selecciona ala manera de una preselección en el marco de una contingencia futura. Laslíneas de consistencia, que fortalecen las cadenas de selección, ya no discurrendel pasado al presente sino del futuro al presente. De ahía que aparezca el futu-ro como horizonte de selectividad a tematizar. Por eso se quiebra en la EdadModerna una tradición teórica de modalización temporal que ha visto la reduc-ción de lo posible lógicamente en el mundo (actual) -uno entre otros posibles- como un proceso pasado, es decir, como creación y no como evolución98. Enconexión con esto cambian las interpretaciones existentes de la causalidad, delos fines y de los valores. Los fines no son determinados ya como la culmina-ción presente de un desarrollo sino como la selección presente de un futurocontingente y su evaluación cae bajo el veredicto de la capacidad de verdad delas contingencias futuras.

198 Ver Pape, opus cit, 1966 y tambien “Von den möglichen Welten zur Welt des Möglichen:Leibniz im modernen Verständnis” en STUDIA LEIBNITIANA SUPPLEMENTA, I, AKTENDES INTERNATIONALEN LEIBNIZ KONGRESSES, Hanover, 1966, Wiesbaden, 1968, Vol. 1,266-287

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Las condiciones sistémico-estructurales de este cambio precisan buscarseen los cambios que conducen a la producción de un exceso de posibilidadesque sólo puede localizarse en el futuro. Estas condiciones son ante todo: ladiferenciación funcional extensiva, una alta autonomía de los subsistemas, laabstracción de perspectivas funcionales y los códigos de los medios que pro-ducen como consecuencia proyecciones incongruentes y sobrecargas de posi-bilidades que tienen lugar en los subsistemas. Las sociedades con estas carac-terísticas abren su futuro hacia más que un presente posible, para alcanzar, almenos, la compatibilidad futura de las proyecciones de los subsistemas.Derecho y verdad, política y economía, investigación científica y educación,emancipación personal y organización son consideradas de tal manera que susperspectivas de desarrollo puedan ser compatibles una vez que han sido pro-yectadas en un futuro contingente, que en el presente desencadena pretensio-nes, expectativas y estrategias de selección contrarias. Lo posible futuro tieneuna más alta capacidad de absorción de complejidad; es compatible con mássituaciones sociales. Y exactamente ahí radica el fundamento para el cambiode dirección de los horizontes temporales. Sólo en el futuro puede alcanzar laorientación en la dimensión temporal un grado de complejidad que corres-ponda a la complejidad estructural de los sistemas sociales presentes.

Se debe aceptar que, según estos fundamentos, también el tiempo debe sermás complejo, es decir, independiente, objetivable y reflexivo, así puede elhistoricismo de nuestra sociedad moderna caracterizarse como un reflejo de sufuturo. Esto no es ningún pensamiento nuevo99. Podríamos formularlo hoy detal manera que no apareciera limitado a una comprensión del futuro lineal-teleológica. Y esto merecería la pena, para tener una historia que definiera lascondiciones de posibilidad en el presente, sin tener ninguna meta determinada.

199 Ver K. Löwith, “Die Dynamik der Geschichte und der Historismus” en ERANOS JAHR-BUCH, 21, 1953, 217-254 (230ss); “Christentum und geschichte” en NUMEN, 2, 1955, 147-155;K. D.Erdmann, “Die Zukunft als Kategorie der Geschichte” en HISTORISCHE ZEITSCHRIFT,198, 1964, 44-67

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El transporte como problema sociológico

Enrique Antolín Iria

INTRODUCCION

El transporte1 como objeto de estudio ha sido abordado por diversas disci-plinas de las Ciencias Sociales. La Economía se ha centrado en el estudio espe-cialmente del “mercado” alcanzando su estatuto más elevado como objeto espe-cífico de investigación. Desde la Geografía se ha analizado el transporte y susefectos espaciales en el territorio, deteniéndose, especialmente, en la influenciaque pueden ejercer sobre las pautas de localización residencial e industrial (teo-rías de la localización) y en la creación de nuevas áreas de expansión urbana.Por último, la Sociología se ha centrado en el análisis de los procesos de segre-gación social y espacial asociados al mismo, estudiándolo como indicador debienestar social o analizando la localización de los diversos agregados sociales.

1 En el presente artículo cuando se hable de transporte se va a hablar especialmente de trans-porte de individuos, no se analiza el transporte de mercancias.

Laburpena. Garraioa oso gutxitan hartu daikergaitzat soziologiaren barruan. Horrenondorioz ez dago burutua testuinguru teorikoeta metodologiko berezia garraioa “gizartegertakari” bezala definitu ahal izateko eta,beraz, auzi soziologikoen artean aintzathartu ahal izateko. Garraioaren gertakariariburuz ikerketa eremu berria ireki daitekelaadierazteak “izaki garraiatua” kontzeptuaaztertu beharra esan nahi du eta garraioarenanaliasiak dituen oinarrizko bi ardatzekinharremanean jartzea: espazioarekin eta den-borarekin, alegia. Abiaburu hauetatik hasigintezke ikerketa eremu berezi hau gogoanhartzen, hau da, “Garraioaren Soziologia”.

Resumen: El transporte como fenómenosociológico ha sido escasamente abordadopor la sociología. La consecuencia de ello hasido y es la falta de un marco teórico y meto-dológico propio que nos permita definir eltransporte como “hecho social” y , por tanto,como un problema sociológico. Plantear laposibilidad de establecer un campo de estu-dio sobre el fenómeno del transporte implicaanalizarlo bajo el concepto de “ser transpor-tado” e interrelacionarlo con los dos ejes quefundamentan el análisis del transporte: elespacio y el tiempo. Desde estas premisaspodremos empezar a plantear un campo deinvestigación propio, esto es una “Sociolo-gía del Transporte”.

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Cada disciplina ha ido desarrollando sus propios conceptos y herramien-tas con los que abordar las distintas dimensiones del fenómeno del transporte.Sin embargo, el estudio del transporte desde una perspectiva global, capaz dearticular cada uno de los diversos elementos que lo constituyen, solo se haintentado en raras ocasiones. Una de las consecuencias derivadas de esta situa-ción ha sido el bajo nivel teórico de los estudios sobre el transporte. Estasituación es especialmente significativa en los estudios realizados en nuestropaís, que, normalmente, se han centrado en la articulación de la informaciónestadística existente (nº de pasajeros, automóviles,...). Así mismo, y relacio-nado con lo anterior, otro de los rasgos de este tipo de estudios ha sido la uti-lización de las fuentes estadística sin apenas reflexión teórica, es decir, sin unintento por comprender. La falta de una teoría social transporte y la difi-cultad de obtener datos propios e informaciones elaboradas en consonanciacon ese marco teórico ha agravado dicho problema. Las investigaciones quedesde las diferentes ciencias sociales se han realizado constituyen, por tanto,un claro ejemplo de lo que C. M. Mills denominó “empirismo abstracto”, estoes, recolección de datos, más o menos significativos, pero “huérfanos” dereflexión teórica. Esta situación ha puesto en evidencia la necesidad de refor-mular el lugar de los estudios de transporte dentro de las Ciencias Socialesredefiniendo el objeto de investigación.

La mayoría de las investigaciones realizadas en nuestro país en la décadade los ochenta y noventa se han centrado en el análisis de las contradiccionessociales generadas por el mercado del transporte. En este contexto, el proble-ma del transporte de pasajeros quedaba definido básicamente por el desequili-brio demanda-oferta entre dos puntos del territorio (origen-destino). A partirde aquí, el estudio iba dirigido a determinar el número de usuarios que podíanutilizar esta nueva línea de transporte ( pública o privada) y las formas de des-plazamiento empleados (autobús, metro, automóvil...). Un aspecto fundamen-tal que contribuye a explicar esta situación, precisamente, es que la mayoríade las investigaciones en este campo dependen de las AdministracionesPúblicas lo que muchas veces ha producido un fenómeno de cautividad temá-tica. Esto unido al dominio que ejerce la Economía sobre los informes reque-ridos por la Administración, ha provocado que la mayoría de los trabajos seconcentren en el análisis de la rentabilidad de las nuevas líneas o de sus inver-siones, abandonando otro tipos de reflexiones. Todo ello se pone de manifies-to en el auge que han tomado las publicaciones que tienen como objeto el estu-dio de los mecanismos de intervención pública en el transporte: sistemas definanciación pública o privada, gestión.... No obstante, hay que subrayar elhecho de que la Administración Pública ha asignado, últimamente, un papelnuevo al transporte. En este nuevo papel o enfoque, el transporte no se limitaa tener un únicamente carácter funcional (transporte de pasajeros, movilidad o

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accesibilidad), sino que también se le asigna un carácter de dinamizadoreconómico de una área o territorio o un carácter de representación de unaciudad sujeta a nuevas transformaciones urbanas. En este último supuestoestaría el caso del Metro de Bilbao, en donde tan importante como la necesi-dad objetiva del mismo, es el arquitecto que lo diseña (Norman Foster) y supapel como potencializador de una imagen de la revitalización urbana de unárea en declive, esto es, su dimensión simbólica.

Centrándonos en los estudios que aparecen con la etiqueta de “sociológi-cos”, nos encontramos, por una parte, con investigaciones realizadas porinvestigadores que provienen de otras disciplinas –ingenieros y geógrafos–que monopolizan los trabajos en este campo y que tienen una “peculiar” visiónde lo que es o puede aportar la sociología. Por otra parte, la contribución delos propios sociólogo/as en esta área se ha limitado, básicamente, a la utiliza-ción de técnicas de investigación propias de nuestra disciplina (encuestas ori-gen-destino, técnicas de muestreo, etc.) o a los estudios de impacto de nuevaslíneas de transporte, supeditados al tema central de la oferta-demanda. Elresultado de esta situación es que la “Sociología “ se ha convertido en una“herramienta” de “recolección de datos” definidos e interpretados por otrasdisciplinas en función de sus respectivas perspectivas e intereses y no desdeun marco de referencia teórico, que sea la sociología. “Las estadísticas pue-den ser de gran utilidad para responder ciertas preguntas sociológicas. Perolas estadísticas no constituyen la Sociología.” (Berger, 1976 : 33).

Así, bajo el término Sociología del transporte se ha diferenciado una seriede áreas temáticas que reflejan la diversidad y falta de coherencia de las cues-tiones analizadas:

1.– Sociología del transporte y conflictividad social. El problema de laparticipación, y los conflictos derivados de ellas.

2.– Sociología del transporte y desarrollo regional . Impactos socioe-conómicos que las infraestructuras de transporte generan en el desarro-llo regional.

3.– Sociología del transporte y desarrollo social . Es un tipo de estudionormalmente asociado al movimiento ecologista, en el que se estudialos costes ecológicos y sociales derivados de las políticas de transpor-te urbano: peatonalización, medios no motorizados, costes ambienta-les....

Incluso, en las investigaciones realizadas entorno a estas cuestiones, elinterés sociológico ha quedado subordinado al de otras ramas más asentadasen la investigaciones en este campo, especialmente la de los ingenieros de

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caminos. La consecuencia de este proceso ha sido y es la falta de un marcoteórico y metodológico propio de nuestra disciplina que nos permita defi-nir el transporte como un “hecho social” y, por tanto, ser tratado o abor-dado como un problema sociológico.

El objetivo central de este trabajo es, precisamente, plantear la posibilidadde establecer un campo de estudio sobre el fenómeno del transporte desde unaperspectiva sociológica. Este intento de delimitación del fenómeno implica ana-lizarlo bajo el concepto de “ser transportado”. Así mismo, no podemos olvidardos ejes o factores que fundamentan el análisis del transporte: el espacio y eltiempo. El tiempo tiene una dimensión social que normalmente no se aborda enlos estudios sobre el transporte y que, por tanto, hay que tomarla consideración.En relación al espacio, este se encuentra instrumentalmente relacionado con elconcepto de “distancia” que, generalmente, ha sido abordado como si se tratarade variable homogénea desvinculada de cualquier significado social.

1.- EL TRANSPORTE COMO HECHO SOCIAL

El transporte como “hecho social-problema sociológico“ esta relacionadocon el concepto de “ser transportado”, definido por la relación existente entrela forma en que un colectivo se desplaza y su relación con la estructura sociala través del “núcleo familiar” y no del individuo como unidad de análisis. Elhecho social de “ser transportado” implica abordar el estudio del transporteteniendo en cuenta dos dimensiones:

La primera dimensión se relaciona con la propia estructura familiar.La estructura familiar se constituye en una unidad de consumo de transporte.Actualmente los estudios de transporte parten del principio de escoger al “indi-viduo” como el elemento de análisis mínimo de la demanda. Dentro de estaperspectiva, el sujeto toma la decisión de optar por un tipo u otro de transpor-te en base a una serie de decisiones libres y racionales ( modelos de “acciónracional”), en este esquema clásico de “movilidad”, se tiende a considerar laacción humana desde un punto de vista “instrumental”. Se parte del principiode que el desplazamiento espacial se lleva a cabo en función de criterios nor-malmente de naturaleza económica racional (medio-fin) . Este modelo parte deuna separación ficticia entre la movilidad o viaje y los lugares de origen y des-tino, lo cual supone considerar al sujeto un mero gestor técnico de los mediosde movilidad disponible para el logro de unos fines, reduciendo al actor a unaindividualidad autónoma que no encuentra ningún fundamento más allá de susintereses individualmente considerados. La cuestión es, precisamente, que exis-te una dimensión “social” del viaje o desplazamiento que no se correspondecon el concepto “físico” de movimiento; es el caso, por ejemplo, de aquellos

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viajes con un sentido “ritual” (viaje a un romería, una sala de fiestas de moda,un zona de vacaciones ...) o aquellos viajes que vienen mediatizados por las dis-ponibilidades económicas (la posibilidad de viajar en coche o en avión) 2. Estoscomportamientos no son meramente instrumentales. Así mismo, si analizamosel caso del transporte público-privado se observa que el acceso a uno u otro tipode transporte no es algo tan “instrumental, neutro”. La demanda de uno u otrotipo de transporte viene dado, muchas veces, por la posición dentro de la estruc-tura familiar. Así, por ejemplo, es posible que sea el padre de familia – si es unafamilia de ingreso único– el que se desplace en coche, mientras que el resto dela familia se vuelva “ cautiva ” del transporte público para sus desplazamien-tos. Este hecho podría extrapolarse a otros miembros de la familia, como laspersonas de edad avanzada o las más jóvenes, donde la dificultad de acceso laautomóvil es más difícil tanto por razones económicas como por imposibilidadfísica y/o legal. El núcleo familiar y no el individuo, como unidad de análisis,resulta fundamental porque considera a la familia como “una unidad de consu-mo” dependencia o no de sus miembros de un tipo de transporte u otro va avenir dada por la capacidad que tenga esta “unidad “ de mantener simultánea-mente diversos tipos de transporte: varios automóviles, fórmulas mixtas ( unautomóvil y una moto, o un automóvil de pequeña cilindrada para la ciudad yotro para viajes fuera de la misma…). Se pasa, por tanto, de considerar a unindividuo autónomo y consumidor a encuadrarlo en una estructura familiar.Así mismo, nos permite analizar la importancia de la socialización en la fami-lia en relación con el uso del transporte. La demanda de uso del transporte esadquirida, en parte, por el individuo a través de la socialización dentro de lafamilia y se manifiesta en una serie de hábitos, costumbres y valores sobrecómo desplazarse: por ejemplo, el coche privado como valor social y en algu-nos casos como símbolo de madurez 3.

La segunda dimensión con la que se relaciona “el hecho de ser trans-portado” es con la estructura social del territorio dado que analizamos.Esta dimensión posibilita ubicar el transporte en un contexto temporal, y rela-

2 En muchos casos, el medio que elegimos de desplazamiento (automóvil, tren, avión...)adquiere un valor propio al margen de la necesidad instrumental derivada.

3 Un caso de socialización y de experiencia de “movilidad” nos lo explica Antonio Estevan:“En los último veinte años se ha producido una transformación sustancial de la autonomía de

los niños para desplazarse. Aunque no existan en España datos al respecto, se pueden mencionarlos correspondientes al caso británico, según los cuales si en 1971 un 80 por ciento de los niñosentre 7 y 8 años se desplazaba andando al colegio, en 1990 esa cifra había caído al 9 por ciento.

En el cambio no han perdido solo autonomía los niños, sino también los adultos que accedenal uso del automóvil, los cuales se ven obligados a añadir a sus ocupaciones anteriores las de trans-portista... El reparto del tiempo y las relaciones sociales de esas personas ha cambiado radical-mente.” (Estevan, 1996: 110)

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cionarlo con la dimensión espacial del mismo. El concepto de “ser transporta-do” permite dirigir la atención a aquellos fenómenos sociales que transcurrenen un espacio-temporal al vincular la triada transporte - núcleo familiar -estructura social. Este concepto, tiene una serie de marcos precisos donde sedesarrolla. 1.- El plano espacial (barrio - municipio - región) 2.- El plano tem-poral (el tiempo cuantitativo y el tiempo social) 3.- En el plano económico(transporte de pasajeros para llevar a cabo labores productivas) (dinamizacióneconómica de un territorio) 4- El Plano político administrativo (Estado - com-petencias) 5.- El plano de la estructura social (familia - clase social)4 6. - Elplano cultural (ideología del transporte).

El concepto de “ser transportado” se diferencia, por tanto, de otros con-ceptos empleados en los estudios de transporte como son los conceptos de“movilidad”, y “accesibilidad”, ya que nos pone en relación con la estructurasocial, tomándose la “familia” como unidad donde se genera la demanda detransporte. El resultado de este planteamiento es que no interesa tanto el origen-destino del transporte como la base social sobre la que se asienta esta movili-dad. La inserción de la familias dentro las formas de “ser transportado” en unterritorio o en una sociedad viene condicionada tanto por factores internoscomo externos que lo condicionan. Los factores internos vienen definidos porla estructura de la familia (nº de miembros, edad, sexo, tasa de dependencia,renta económica...); los factores externos vienen dados por la posición queocupa dicha familia dentro de las estructuras sociales de ese espacio socio-tem-poral territorio concreto, así como por la ubicación de la vivienda dentro delespacio territorial (facilidad de accesos a los puntos de transporte, situación delas carreteras de su entorno, distancia a los servicios y equipamientos…).

Desde esta perspectiva, el “ser transportado” puede ser explicado comoun hecho social, ya que es algo más que la experiencia que cada individuotiene del transporte y, por tanto, exige ser abordado como un problema socio-lógico, y ésto solo es posible en la medida que se encuadra al sujeto dentro deuna unidad superior a él como es la unidad familiar y a ésta se la sitúa dentrode lo que es la estructura social de un territorio determinado 5, es decir, en la

4 Las consecuencias negativas del actual sistema de transporte no afectan por igual a todoslos colectivos sociales. La renta y otros parámetros como la edad o la condición física influyen ala hora de evaluar los efectos negativos del transporte. Esta cuestión (relación estructura social -transporte) ha sido escasamente abordada, dándose por supuesto que en una sociedad con al tasasde motorización, el acceso al automóvil es universal. ”De hecho, alrededor de un tercio de hoga-res de las áreas metropolitanas no disponen de vehículo privado” (Estevan,1996:111).

5 Este modelo en el que se analiza el transporte como “hecho social”, está íntimamente rela-cionado con el que presenta Luis Cortes Alcala, a la hora de analizar la vivienda y el hecho socio-lógico de “habitar” (CORTES, 1995:121-137).

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medida en que intentamos comprender toda la situación social y los factoresque intervienen en ella. Por otro lado, el “ser transportado”, en la medida quees definido como “hecho social-problema sociológico” implica una abstrac-ción temporal porque la experiencia del tiempo que tiene tanto una colectivi-dad, como un individuo viene dada por “la referencia a la que se refiere”. Asípor ejemplo, la construcción de una nueva vía de acceso que ahorre diez minu-tos al usuario, puede suponer una gran ventaja desde el punto de vista de elque lo utiliza todos los días para ir al trabajo o puede no suponer una diferen-cia significativa para el usuario ocasional o para una parado que se traslada entransporte público a través de la misma y tiene una disponibilidad de mayortiempo. Esto es importante ya que supone subrayar el hecho de que el tiempono es algo exclusivamente cronométrico, sino que se construye, socialmente.De la misma forma, el tiempo siempre está relacionado con otros fenómenoso sucesos sociales (situación laboral, ubicación espacial en la ciudad –vivir enel centro o en la periferia– renta económica...).

El “ser transportado” también tiene una dimensión espacial en la medidaen que está relacionado con conceptos como distancia, dirección y movilidad.Dichos conceptos tampoco son algo dado de antemano sino son también“construidos” por los actores sociales dependiendo de sus necesidades, dispo-nibilidades..., es decir, son construcciones sociales que distan mucho de serhomogéneas y, en consecuencia, no se pueden aplicar de manera uniforme alconjunto de la población objeto de estudio. En definitiva, tanto el tiempo comoel espacio poseen un coeficiente humanitario, característica específica de losdatos culturales, según nos recuerda Znaniecki. El coeficiente humanístico deltiempo y del espacio y del transporte como hecho social implica, siguiendo aZnaniecki, que, como objetos de reflexión teórica, “pertenecen de antemano ala experiencia activa de algún otro y que es esta experiencia activa la que loshace” (Znaniecki, 1992: 155).

Ambos factores , tiempo y espacio, y su relación con el transporte es loque nos proponemos analizar a continuación.

2. LA RELACION ESPACIO-TIEMPO EN EL TRANSPORTE

Cualquier aproximación a una sociología del transporte, pasa por analizarel problema del tiempo y este no se puede abordar de manera adecuada si nose precisa el tiempo al que nos referimos, puesto que es un concepto que sin-tetiza una totalidad de aspectos muy variados de las experiencias individualesy colectivas. La variable tiempo se manifiesta de dos formas: como “tiempocuantitativo” y como “tiempo social”. El tiempo “cuantitativo” es aquel quepuede ser medido a través de los cronómetros o relojes. Este tiempo permite

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disociar la temporalidad de los sucesos y procesos sociales e introducir uni-dades de tiempo convencional, de igual duración fácil de cuantificar (el relojeconómico y personal llegó al público en general, apareció en Suiza y EEUUa finales del s.. XIX). Permite comparar recorridos, su velocidad entre el ori-gen y el destino..., es el “tiempo administrativo” y es el tiempo que la admi-nistración pública asigna al transporte (es un tiempo uniforme para todo elconjunto de la población y para toda actividad). A este tiempo se le asigna una“racionalidad de uso”, se supone que es el “tiempo racional” cuando única-mente es un tiempo instrumental 6.

El tiempo “social” es la experiencia que un determinado colectivo, cate-goría (una determinada clase, género, parado, joven.) o actor social tiene deltiempo. Este tiempo social está íntimamente relacionado con las estructurassociales de una sociedad determinada. Su dimensión es doble: de una parte,forma parte de la experiencia colectiva (algo diferente que la individual ) y, deotra, es un tiempo que se percibe subjetivamente y no es cuantificable, peroforma parte de la experiencia del grupo. Esta experiencia de tiempo socialtiene múltiples manifestaciones, por ejemplo, en la experiencia del tiempo enel transporte público y privado. El usuario del coche atribuye un tiempo máscorto a los desplazamientos en coche aunque esto no sea cierto, pero social-mente se admiten como más breve. Por el contrario, al transporte público cuyouso y disfrute viene mediatizado por el uso que hace determinados grupossociales (mujeres, jóvenes y parados 7), puede tener tiempos más breves (porejemplo el metro) pero no está reconocida su eficacia en relación con su uso.Otro ejemplo, de experiencia de tiempo social sería el caso del Tren de AltaVelocidad , una infraestructura ferroviaria en la que “el factor tiempo” se cons-tituye en un fin en sí mismo. Pero el “tiempo” en este caso no es un tiempo“neutro”, sino es el uso del tiempo que hace el colectivo social al que va diri-gido: empresarios y profesionales liberales que son los que lo demandan nor-malmente. Otra situación similar sería el caso del uso del tiempo social y laexperiencia de los habitantes que viven en las áreas periféricas de una ciudad.El “tiempo” en este caso viene mediatiazado por la localización de su resi-dencia en la ciudad y su experiencia de acceso a determinados equipamientosadministrativos, de ocio, culturales etc.

6 La generalización del “tiempo cuantitativo” está íntimamente relacionado con el desarro-llo del “taylorismo” dentro de la fábrica. Con la introducción del “taylorismo” como sistema pro-ductivo, el tiempo se hace necesario dividirlo y sincronizarlo para que la cadena productiva fun-cione. Esta experiencia se traslada fuera de la fábrica e involucra al transporte en una necesidadde sincronizar, los relevos de la fábrica y la cadena productiva.

7 En 1994 Los usuarios de transporte público en el municipio de Bilbao eran: un 61% para-dos y el 53% mujeres.(IKERFEL (1995):64).

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La conclusión es que los “sistemas de tiempo” en el transporte varían enfunción de las estructuras temporales que establecen los actores sociales, yaque los puntos de referencia para su contabilización son seleccionados segúnacontecimientos “socialmente” relevantes y su significado depende de los“estilos de vida” de los propios actores sociales. La cuestión a dilucidar es,precisamente, determinar la posibilidad de comparar las diferentes estructurasde tiempos sociales de los diversos “estilos de vida”, grupos y agregadossociales. Consideramos que la respuesta a este interrogante es negativa pues-to que la experiencia de tiempo social es, en gran medida, unica entre los dife-rentes actores sociales, estilos de vida, etc.

Una vez que hemos definido el transporte como hecho social y que hemosestablecido su relación con el tiempo o, mejor dicho, con los “tiempos socia-les”, resulta fundamental buscar una definición operativa de la variable tem-poral que nos permita dar respuesta al problema planteado. Tradicionalmente,en la sociología el tiempo se ha abordado desde su “uso”8 Desde nuestra pers-pectiva, utilizar el concepto “uso de tiempo” para establecer la relación con eltransporte, se muestra a todas luces insuficientes, debido a la diversidad detiempos sociales existentes. Como se ha expuesto anteriormente cada colecti-vo social genera una demanda y una percepción de tiempo, que imposibilitapoder hablar de un “uso del tiempo” sino de múltiples usos, así como de la plu-ralidad de interpretaciones y percepciones. Por tanto, intentar buscar una defi-nición de tiempo social resulta imposible dada la variedad de situaciones. Loque interesa desde un punto de vista sociológico no es definir que es el tiem-po sino como cada grupo social, en un tiempo histórico concreto y en unasociedad determinada, construye el tiempo social . Es decir, la pregunta no esqué es, sino cómo se construye, lo cual implica sustituir el concepto de “usode tiempo” por el concepto de “necesidad de tiempo social” La “necesidadde tiempo social ” relacionada con el transporte viene definida por las necesi-dades que un colectivo, en un momento determinado, tiene del tiempo parasatisfacer sus necesidades de desplazamiento. Este concepto tiene una serie deventajas, ya que, por una parte, nos permite analizar como se construye estetiempo por parte de los actores sociales, y por otra, nos permite relacionarlocon sus necesidades sociales. Sin embargo el concepto de “necesidad” es unconcepto no menos complejo. Si, como hemos definido anteriormente, el con-

8 Véase entre otras obras:– PRATS FERRET, M., GARCIA RAMON, MªD. & CANOVES VALIENTE , G. (1995):

Las Mujeres y el uso del tiempo. Instituto de la Mujer (Ministerio de Asuntos Sociales), Madrid.– INSTITUTO VASCO DE ESTADISTICA (1996): Encuesta de presupuesto de tiempo

1993. Vitoria / Gasteiz.

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cepto de tiempo resulta imposible de definir, el concepto de “necesidad” esextremadamente ambiguo. Cada disciplina académica ha llenado de conteni-do dicho concepto, así, la sociología se ha decantado por emplear el términonecesidades sociales, la psicología nos habla de necesidades individuales y lasdiversas teorías económicas que nos hablan de necesidades de consumo9. Lacuestión es que el concepto de necesidad social no viene definido por símismo, sino que cada colectividad tiene unas necesidades concretas que no”pueden ser analizadas particularmente en cuanto que no existen necesidadesni tipos de necesidades aislados: cada sociedad tiene un sistema de necesida-des propio y característico que de ningún modo puede ser determinante paracriticar el que corresponde a otra sociedad.10”. Este sistema de necesidadesresulta, por tanto, histórico y situacional y tiene su génesis en la estructura pro-ductiva de la sociedad concreta que nos sirve de referencia.: “el desarrollo dela división del trabajo y de la productividad crea, junto con la riqueza mate-rial, también la riqueza y multiplicidad de las necesidades: pero las necesi-dades se reparten siempre en virtud de la división de trabajo: el lugar ocupa-do en el seno de la división de trabajo determina la estructura de la necesidado, al menos, sus límites”(Heller, 1978:23). Como señala Halbwachs(Halbwachs, 1950:65), en función del contenido simbólico, la percepción y lascaracterísticas cada grupo social estos demandan unas necesidades . La con-secuencia de ello es que una sociedad determinada solo se llega a representarlas necesidades de tiempo que de alguna manera puede satisfacer. La pregun-ta que se deriva es ¿qué ocurre con aquellas necesidades de tiempo no satisfe-chas? como por ejemplo, gran parte de las necesidades de tiempo de determi-nados grupos sociales (parados, jubilados, jovenes…) . La respuesta quetradicionalmente da la administración es crear primero la función y posterior-mente suscita la necesidad correspondiente que trata de adaptarla a la propiadinámica social: se crea primero el coche y luego la necesidad de infraestruc-turas para dotarlo de movilidad.

Si se ha intentado resaltar hasta el momento el papel tan importante quejuega el “tiempo social” a la hora de llevar a cabo el análisis del transporte,surge la duda de como ese tiempo social se relaciona con la variable espacio.Para ver esta relación tenemos que remitirnos al paradigma de la “mecánica

9 Véanse las obras:– MALINOWSKY, B. (1968): Una théorie scientifique de la cultura et autres essais, Seuil,

París, pp.105 y ss.– MASLOW, A.H. (1975): Motivación y personalidad, Sagitario, Barcelona, 2 de. pp.85-

159.– KEYNES, J. M. (1988): Ensayos de persuasión., Crítica/Grijalbo, Barcelona pp. 328-333-10 HELLER, A. (1978):Teoría de las necesidades en Marx, Península, Barcelona, pp. 115.

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clásica”. Dicho paradigma ha ejercido y sigue ejerciendo un gran influencia enlos estudios de movilidad espacial y en el modo de análisis de los mismos. Lamecánica clásica se basa en el principio de que la distancias físicas, geográfi-cas o de tiempo, son analizadas como variables cuantitativas y homogéneas,sin significado social. Así, el tiempo y el espacio se convierten en mera posi-ción, es decir si el tiempo cronométrico homogeneiza el trayecto (usamossiempre el mismo tipo de tiempo), el espacio, en cuanto posición (localizaciónen un territorio), homogeneiza tanto el origen como el destino, ya que el con-cepto de distancia es siempre el mismo. Al final la “distancia” queda reducidaa un problema geométrico11.

Esta perspectiva resulta insuficiente para explicar el problema de la dis-tancia y su relación con el tiempo desde la teoría sociológica. Los desplaza-miento individuales o colectivos no son meros cambios de posición en unespacio físico sino que son, también, cambios de lugar en unos espacios conalto significado social, es decir, se constituyen en espacio sociales Este seríacaso del papel jugado por el desarrollo de las tecnologías de transporte queayudan a modificar las escalas y las dimensiones espaciales, pero, extraña-mente, llevan a situaciones contradictorias. Así por ejemplo, la apertura deuna línea de aviones entre dos puntos no elimina la distancia física entredichos puntos (sigue siendo la misma) pero generara mayor número de movi-mientos entre ambos permitiendo un acercamiento de tiempo (cronométrico).Pero la aparente eliminación (o acercamiento) de la distancia constituye unespejismo en si mismo, ya que, podemos asistir a un mayor distanciamientosocial en la medida de que se da una mayor dificultad por parte de las rentasmás bajas para acceder a él por ser un transporte caro en comparación conotros, como el coche o el transporte público (la distancia de lejos o cercasiempre se hace de forma comparada con respecto a la capacidad de despla-zase que tiene cada grupo social, no es un valor en sí mismo). En definitiva,el problema que surge es que en la movilidad de un colectivo se maneja unascategorías de tiempo y de coste económico que son irreductibles, esto quieredecir que una determinada distancia física implica tiempos diferentes para losdiversos colectivos en virtud de la estructura o la composición social del terri-torio. Así, tenemos que la movilidad de un desempleado o de un jubilado (contiempo y sin dinero) y la movilidad de un ejecutivo (sin tiempo y con dinero)

11 Frente a esto, Eduardo Bericat propone el concepto de “lugar”, es decir un espacio queresulta de múltiples interacciones social es (individuales, sociales...). Entre diversos lugares haydistancias físicas, en donde la accesibilidad viene condicionada por las distancias sociales, psico-lógicas personales, públicas, políticas culturales entre los sujetos y los lugares.” (Bericat,1994:41)

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hacen que el concepto de distancia espacial y la movilidad de la misma seapercibida de forma diferente.

En las investigaciones que nos relacionan el espacio-movilidad (mecáni-ca o no) se parte de la premisa de que cuanto más homogénea socialmente seala población a la que queremos dotarla de movilidad tanto más exacta es larelación entre distancia espacial o geométrica y el grado de movilidad . Estose debe a que se entiende que la distancia espacial constituye una mera homo-geneización del movimiento, en la medida que la movilidad de un colectivosocial sea más homogénea en esa misma medida la relación con la distanciaespacial será más exacta 12. Sin embargo, con respecto a la movilidad, a uncolectivo social no se le puede aplicar el parámetro distancia-tiempo de formahomogénea ya que nos encontramos en este colectivo con diferentes tiemposy distancias sociales. De esto se concluye que, así como en los sistemas detiempo en el transporte conviven diversas estructuras de tiempo sociales, ladistancia y la movilidad asociada a la misma se encuentra sujeta a la mismaregla. Es por ello que intentar aplicar el parámetro distancia-tiempo (eje de losanálisis de transporte) de forma homogénea al conjunto de las colectividadessociales resulta problemático desde la teoría sociológica.

Llegado a este punto, se puede decir que la planificación del transporte,en base a la argumentación desarrollada a lo expuesto en el presente artículo,se puede encontrar con dos tipos de problemas. El primero hace referencia auna de las grandes contradicciones actuales a la hora de planificar el transpor-te: el tiempo y espacio “cuantitativo” (uniforme y medible), que es el tiempode la administración pública, y el tiempo y espacio “social” de los diversosgrupos sociales no coinciden, no están ajustados. El primero se mueve en tér-minos de “racionalidad instrumental”, los segundos en términos de “raciona-lidad social”. Esto genera importantes disfuncionalidades, especialmentecuando las experiencias y demandas de los diversos colectivos de una ciudadson diferentes.

El segundo de los problemas es de índole metodológico y afecta directa-mente a la planificación del transporte. A hora de planificar se hace necesariotener en cuenta ambas dimensiones (cuantitativa y la social), pero el problemaque surge es que no pueden ser articuladas de forma simultánea. O se inter-viene desde el tiempo y espacio “social” y a partir de ahí se intenta articular eltiempo y espacio “cuantitativo”, o, viceversa, se interviene desde el tiempo yespacio “cuantitativo” y a partir de ahí se articula el tiempo y espacio “social”.

12 Esta reflexión aparece perfectamente sistematizada en la obra de Eduardo Bericat (BERI-CAT, 1994:35)

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Todavía no se ha descubierto ninguna metodología que permita actuar sobreambos tiempos y espacios simultáneamente. Uno de los objetos posibles deinvestigación de una “Sociología del Transporte” pasa, fundamentalmente, porel estudio del tiempo y espacio sociales y su relación con la demanda de trans-porte. Solo así se podrá abordar el transporte como un problema sociológico.

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El objetivo de este trabajo es analizar la importancia del rol de consumi-dor en la sociedad futura, teniendo presente que muchos de nuestros derechosy deberes, muchas de nuestras reivindicaciones están directamente relaciona-das con nuestro rol de consumidores (Alcaide, 1997: 16). En un sistema eco-nómico como el actual, en el que la propia legitimación capitalista ha necesi-tado la expansión del consumo masivo a todos los sectores sociales (Bell,1976), el comportamiento y el sentimiento del consumidor –enfatizando qui-zás este rol de consumidor por encima del rol de ciudadano– es evaluado cons-tantemente a fin de garantizar el éxito del sistema.

De igual modo, en nuestras elecciones políticas el criterio de elección seinclina –en numerosas ocasiones y superando concepciones ideológicas–hacia a aquellos que garantizan un incremento de nuestros derechos como con-sumidores, a la vez que nuestra concepción “feliz” de la vida está relacionadacon el hecho de consumir una mayor “cantidad” de bienes (Gabriel y Lang1995: 13-15). En definitiva, la autodefinición de nuestra propia vida está alta-mente relacionada con la concepción que tenemos como consumidores1, ya

1 El “retrato” característico de las sociedades actuales es que la gente gasta más dinero enmás bienes, y pasa más tiempo gastando dinero (Gabriel y Lang 1995: 14).

El consumidor del tercer milenio

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Laburpena: Lan honek urrengo XXI. men-dearen kontsumitzailearen ezaugarriakaztertu nahi du, espainiar gizartean hainzuzen ere. Geroko gizartean kontsumitzaile-en zeregina oso garrantsitsua izango da,zeren eta gure eskubide eta eginbehar askokontsumitzaile errolaren menpean daude.

Resumen: El fin de este trabajo es analizarlos rasgos y caracterizaciones que definiránel consumidor de los primeros años del sigloXXI, centrando nuestro objetivo de estudioen la sociedad española. El punto de partidaes la gran importancia del rol de consumidoren la sociedad futura, que trae como conse-cuencia que muchos de nuestros derechos ydeberes, y una gran parte de nuestras reivin-dicaciones estén directamente relacionadascon nuestro rol de consumidores.

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que el consumo está adquiriendo un lugar central en la vida del individuo debi-do fundamentalmente a la pérdida de importancia de otras estructuras socia-les, y al hecho que en la sociedad actual la identidad del individuo se funda-menta en los objetos que posee2.

El fin de este trabajo es analizar los rasgos y caracterizaciones que defini-rán el consumidor de los primeros años del siglo XXI, centrando nuestro obje-tivo de estudio en la sociedad española: Comenzaremos analizando la inci-dencia de las variables demográficas en el comportamiento del consumidor. Aligual que en el resto de países desarrollados, la pirámide de edades de la pobla-ción Española adopta una figura de “rombo” más que una figura piramidal;debido fundamentalmente a la reducción de la natalidad y el aumento de laesperanza de vida. Estos factores van a proporcionar en pocos años una distri-bución de edades similar a una pirámide invertida. Varias reflexiones puedenextraerse de esta importancia de los rasgos demográficos:

– El gran aumento de la población de más edad hace que muchos estu-diosos del comportamiento del consumidor consideren a éste como unode los mercados con mejores perspectivas de futuro. Desde nuestropunto de vista, la pérdida de poder adquisitivo3 unido a la “falta de cul-tura de consumo” y a la costumbre de ahorrar4, les conduce a una deci-sión de compra muy prudente, y un escaso consumo de bienes discrec-cionales.

Al considerar el gran influjo del aspecto cultural en el comporta-miento del consumidor debemos recordar que muchas de las personasde la tercera edad en España han sufrido una Guerra Civil y unaPostguerra, hechos que han condicionado poderosamente sus hábitosde consumo: prácticas como el pago aplazado, el crédito, etc. son muydifíciles de introducir en un segmento muy proclive al ahorro debido–entre otros factores– al sacrificio que pasaron en la España de los años40, 50 y 60.

2 “...los individuos crean un sentido de quienes son a través de lo que consumen” R. Bocock,El consumo, Talasa Ediciones, Madrid 1995, p. 100. (Ver también las pags. 15, 33, 120 y 155).

3 Según el Instituto Nacional de Estadística, “los hogares cuyo sustentador principal es unapersona mayor de 65 años disponen de una capacidad de gasto un 57% inferior a la del resto delos hogares” (INE, 1994: 397).

En España, y según datos proporcionados por la Seguridad Social, el número de jubilados enenero de 1997 era de 5.092.626, con una pensión media mensual de 78.158 pesetas.

4 El ahorro, para las personas mayores, constituye una gran seguridad que les permitiráafrontar con recursos una eventual enfermedad, una invalidez, etc.

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El cuestionamiento del actual sistema de pensiones, unido al pro-gresivo envejecimiento poblacional que va a generar que pocos traba-jadores tengan que mantener a un gran número de jubilados, trae comoconsecuencia que este colectivo oriente sus gastos hacia “consumos deseguridad”, hacia bienes y servicios de “primera necesidad”: seguros,planes de pensiones, etc.

No obstante, la gran cantidad de personas con edades en torno a los50 años que ahora están invirtiendo en planes de jubilación hace pen-sar que en el futuro las rentas de las personas de la tercera edad seránnotablemente superiores. Este aspecto, unido al hecho que no tienengastos fijos como el mantenimiento de los hijos5, prestamos hipoteca-rios, etc. hace prever una tercera edad con una mayor capacidad de con-sumo. La gran preocupación actual de este colectivo por la alimenta-ción y la salud (Tecop, 1989) se concretará en una mejor calidad devida de la población con mayor edad, y en la creación de una culturaalimentaria que favorecerá el consumo de determinados productos conpoca sal, pocas grasas de origen animal, etc.

– Los jóvenes: El consumo de los jóvenes ha sido definido como un con-sumo sofisticado y abundante puesto que este grupo de edad es desti-natario de una gran cantidad de productos y marcas, a la vez que estámuy preocupado por la moda e invierte grandes cantidades de dineroen vestirse y en artículos de ocio. Este grupo dispone de un presupues-to elevado y carece de una visión clara del ahorro, manifiesta preferen-cias por determinadas marcas y no les importa pagar más por ellaspuesto que con ello mejoran su imagen, adquieren individualidad, pres-tigio y confianza en sí mismos. Los jóvenes tienden a considerar unanecesidad lo que para los adultos puede parecer un lujo (motos, equipode música, etc.)6.

El momento actual, caracterizado por las altas tasas de paro quesufre la población más joven7 nos hace preguntarnos hasta que punto lo

5 En el siguiente párrafo matizaremos esta afirmación.6 Rafael López Pintor en una investigación sobre la sociedad española señalaba que “los

grupos más jóvenes son los más orientados al gasto, los que menos conciencia tienen de los pre-cios; a los que molesta menos entrar a comprar en las tiendas... y son los que tienen una actitudmenos hostil frente a la publicidad, estando además muy dispuestos para las promociones y reba-jas... la mujer joven tiene menos rutinizados sus hábitos de consumo, está más dispuesta a adqui-rir nuevos productos, tiene menos conciencia del precio y disfruta comprando más que las muje-res de edad elevada” (Lopez Pintor 1975: 86).

7 En el cuarto trimestre de 1996, del total de parados en España el 32% eran menores de 24años.

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expresado en el párrafo anterior es real o más bien se trata de una teo-ría que ha envejecido prematuramente. Diversas investigaciones ase-guran la vigencia de esta teoría, lo cual obliga a preguntarnos sobre elfuturo de estas generaciones obligadas a seguir dependiendo de lospadres incluso a edades semi-adultas y que no pueden emanciparsedebido a su falta de seguridad económica. Esta perdida de autonomíamodifica notablemente el “tradicional” comportamiento de los mayo-res de 25 años que se caracterizaban por la compra de una vivienda, conlos gastos de amueblamiento, coche, etc. que ello implicaba8.Asimismo esto provoca un notable retraso en la edad de tener hijos,aunque el descenso de la natalidad será explicado con más detalle en unapartado posterior.

Si bien estos jóvenes son los primeros que han sido socializadostotalmente dentro de una sociedad de consumo y que ha dado una granimportancia a los valores hedonistas, en la actualidad se encuentran conuna situación social que no cumple las expectativas convertidas –po-dríamos decir– en normas institucionales de forma implícita.

En el llamado “Efecto Diderot” (Diderot Effect), McCrackenexplica como una vez llegado a un cierto nivel de consumo, cada per-sona trata de adecuar todo su estilo de vida a la simbología socialcorrespondiente con ese nivel de consumo9. Este planteamiento nossugiere la siguiente reflexión: Si este colectivo de jóvenes se ha educa-do dentro de un cierto nivel de consumo, se ha acostumbrado a la uti-lización de una serie de electrodomésticos y a unos hogares con unequipamiento medio-alto, ¿hasta que punto podrán vivir con una menorcapacidad adquisitiva, en hogares con menos nivel de equipamiento, y

8 Según se desprende de una publicación de INE, un 55% de los varones entre 25-29 añosganan entre 75.000 y 150.000 pts., y únicamente el 20.5% gana más de 150.000 pts. En el caso delas mujeres, el 46.1% ganan entre 75.000 y 150.000 pts., y tan sólo un 9.3% más de esta cantidad.(INE 1994: 44).

9 Explicaremos de forma resumida la argumentación de este efecto: Diderot recibe comoregalo de un amigo una elegante capa, “que es el primer paso para una complicado proceso decambio en su vestimenta” (McCracken, 1988: 119). Un tiempo después, comienza a pensar que elresto de su vestimenta no está al nivel de la capa y la reemplaza. Posteriormente cree que su mobi-liario no se ajusta a su nivel social y la reemplaza... El autor define en la página 123 el EfectoDiderot como “una fuerza que anima a los individuos a mantener una consistencia cultural entodos los complementos de los bienes de consumo”. (Qué duda cabe que la explicación del autores mucho más rica y compleja que lo aquí explicado, pero las limitaciones de espacio nos impi-den una explicación pormenorizada. Aconsejamos a los lectores interesados la lectura de las pági-nas 118-130 de la obra de McCracken, 1988).

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con un “espíritu de sacrificio” que parece ser necesario ante las actua-les tendencias del mercado de trabajo?.

En un trabajo anterior, tras comprobar la gran capacidad consu-mista de este colectivo, el autor del presente trabajo concluía de lasiguiente forma: Dentro de unos años, cuando los adultos lleguen a sermayores, y los jóvenes actuales alcancen la edad adulta podrá compro-barse en que medida los comportamientos “consumistas” de este colec-tivo están fundamentados en la reducida edad de este colectivo, o si porel contrario son fruto de un proceso de socialización enmarcado dentrode un contexto social de abundancia económica. Desde nuestro puntode vista, estos hábitos de consumo son producto de un determinadoproceso de socialización, y aunque determinadas circunstancias coyun-turales pueden modificarlos, volverán a manifestarse cuando esa cir-cunstancia determinada desaparezca (Inglehart, 1991: 59-101). Dichode otro modo, estos jóvenes educados en la sociedad de consumo demasas adecuarán –por supuesto– su consumo a sus ingresos, pero ten-diendo a incrementar su nivel de consumo puesto que para ellos la cali-dad de vida está relacionada con las comodidades proporcionadas porla sociedad de consumo (Andrés Orizo, 1996: XLV, 355).

Un proceso similar ocurrió en la población española tras la crisisde 1973, como puso de manifiesto A. Rebollo en un trabajo de investi-gación realizado en 1983. Este autor se planteaba la siguiente cuestión:“los comportamientos de consumo adquiridos por los españoles entre1960 y 1973, ¿son reversibles?; ¿será posible re-acomodar el presu-puesto familiar –mermado por la crisis– a los hábitos de consumo delos años anteriores?” (Rebollo, 1983: 57). El autor concluye que pue-den hacerse ligeros cambios en los estilos de vida durante el período decrisis, pero que la conversión de los bienes y servicios en significantessociales condicionará poderosamente los hábitos de consumo en losaños siguientes, de modo que se volverá a los patrones de comporta-miento establecidos con anterioridad (hábitos de los años anteriores).La realidad ha confirmado la validez de este planteamiento.

– El trabajo de la mujer fuera del hogar, unido a la reducción de la nup-cialidad ha traído como consecuencia una gran reducción de la tasa denatalidad, generando grandes cambios en las ventas de los sectores eco-nómicos dedicados a este grupo de edad. A esta explicación hay queañadirle otros factores como la distinta concepción de la maternidadpor parte de la mujer, el cambio de valores en las parejas jóvenes, el usode métodos anticonceptivos, el aumento en la tasa de divorcios, elmayor nivel educativo de la mujer, el incremento del paro juvenil con

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las dificultades para encontrar empleo, etc. que no hacen previsible uncambio en las tendencias de natalidad. Si bien es verdad que hoy en díalos niños consumen más que en épocas precedentes10, el incremento enel consumo no será suficiente para mantener todas las industrias dedi-cadas a este segmento.

– Por otro lado, el trabajo de la mujer fuera del hogar ha generado tam-bién una mayor compra en electrodomésticos y un ahorro de tiempo enlas tareas del hogar: Gershuny estima que el promedio de tiempoempleado en tareas del hogar se ha reducido de 161 minutos por adul-to y día en 1960, a 136 minutos a mediados de la década de los 80. Esdecir, se ahorran 25 minutos cada día (1992: 16-21).

De la misma forma, el trabajo de la mujer está reduciendo su pro-tagonismo dentro de las compras del hogar, aspecto que genera unacompra compartida y una división de tareas en el hogar. No obstante,si bien en el futuro este reparto de tareas estará más igualado, en elmomento actual la incorporación del hombre a las tareas caseras selleva a cabo lentamente11, y sobre todo se incorpora no en tareas ruti-narias sino cuando se cumplen determinadas circunstancias que dan aesas tareas un “rango distinto a la propia cotidianiedad”12. Tal y comoafirma José Castillo: “la rutinaria e innoble tarea de la mujer es enalte-cida al rango de ocupación seria y digna por medio del concurso delvarón” (1991: 59). Que duda cabe que cada vez más el hombre partici-pará en mayor medida en las tareas del hogar, como se comprueba alanalizar los estilos de vida de los matrimonios más jóvenes.

Hay una gran cantidad de productos condicionados por la estructu-ra familiar. El trabajo de la mujer (unido también a otros factores comoel problema del transporte en las ciudades) ha provocado que todos losmiembros de la familia tomen el almuerzo (comida) fuera de casa, ensu lugar de trabajo o estudio. La falta de tiempo para atender el hogar

10 La “posibilidad que tienen los niños de adquirir (a título personal) objetos superfluos estoda una novedad que se le ofrece al joven actual; a diferencia del de décadas atrás al que le com-praban únicamente artículos de “necesidad” (fundamentalmente ropa) y algún juguete en deter-minadas ocasiones (Reyes, cumpleaños)” (Castillo 1987: 161).

11 En 1988 un 47% de los hombres afirmaba no hacer nunca la compra, porcentaje que en1994 se reduce al 24% (Instituto Nacional de Consumo, 1996: 55).

12 Según el Instituto Nacional de Consumo, en 1994 el 73.6% de las mujeres entrevistadascompran siempre los alimentos y bebidas, el 80.7% compran siempre la ropa y el calzado, y el64.4% compran los muebles y electrodomésticos. En el colectivo de hombres, estos porcentajesson 18.5% (alimentos y bebidas), 36.2% (ropa y el calzado) y 27.5% (muebles y electrodomésti-cos) respectivamente (Instituto Nacional de Consumo, 1994).

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ha traído consigo un cambio de las formas tradicionales de alimenta-ción, con el incremento en el consumo de comidas precocinadas y con-gelados. Aún siendo España un país con un bajo consumo de produc-tos precocinados, en los años 1985-89 se incrementó su consumo en un77%, siendo el mayor aumento de todos los países de la ComunidadEuropea (El País, 1992). Aunque en el momento presente el consumode estos productos está estancado13, numerosos expertos auguran ungran incremento para los próximos años (Zuñiga, 1997: 9).

– La reducción en el tamaño de los hogares: No sólo se ha reducido elnúmero de matrimonios, sino que también se ha producido una dismi-nución en el tamaño de las familias. Por una parte ha disminuido elnúmero de familias numerosas, y por otra ha aumentado la cantidad dehogares formados por un sólo miembro14.

Según Odile Lamourère (1988: 30) en la sociedad francesa hay4.728.000 hogares formados por una sola persona. Si se analizan losdatos comprendidos en el período de tiempo desde 1968 a 1981 supo-ne un incremento del 48%. En España, y según datos del InstitutoNacional de Estadística referidos a 1990, el porcentaje de hogares uni-personales es del 13.4%, habiendo aumentado un 2.2% desde 198115

(INE, 1981 y 1991).

Odile Lamourère (1988: 31) afirma que el número de divorcios enFrancia ha aumentado un 30% durante el período comprendido entre1970 y 1984, habiéndose incrementado el número de hogares monopa-rentales en un 42% entre 1968 y 1981. La tasa de divorcio en Españaes 0.6 por mil, una de las más bajas en los países desarrollados (DíezNicolás, 1992: 4). Los datos presentes y la atención a las nuevas ten-dencias nos permiten prever que la reducción del tamaño de los hoga-res aumentará su intensidad en los próximos años.

– Otro de los aspectos que influye poderosamente en los hábitos de con-sumo es la distribución de la población en cuanto al tamaño del muni-

13 En el año 1995, el consumo medio de platos preparados fue de 15.03 kilogramos por per-sona y año, distribuyéndose de la siguiente forma: 3.71 kilos de frutas y hortalizas, 0.93 kilos decarnes, 3.62 kilos de pescado, 2.87 kilos de mariscos moluscos y crustáceos y 3.5 kilos de platospreparados (López Plaza, 1997: 94).

14 Según la Encuesta Sociodemográfica (INE, 1991), en el año 1991 el tamaño medio de loshogares españoles era de 3.28 personas. Si bien este puede parecer un número no muy reducido,al analizar los hogares formados en los últimos años el tamaño familiar es notablemente inferior.

15 Debe tenerse en cuenta que del total de hogares unipersonales, en el 62.8% viven perso-nas de más de 65 años (INE 1991).

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cipio en el que se reside. De hecho, la distribución rural/urbano es unade las variables que aportan más diferencia en los hábitos de consumo:Según un estudio del Ministerio de Sanidad y Consumo “los hogaresresidentes en hábitats menores de 10.000 habitantes tienen una capaci-dad de gasto un 18% inferior a la media nacional y un 30% inferior ala de los municipios de más de 500.000 habitantes” (1996: 106).

En una investigación realizada por Fernández Nogales sobre la dis-tribución del presupuesto familiar en la Comunidad Europea (1986: 41-43) se afirma que el consumo de los residentes en núcleos urbanossuperiores a los 50.000 habitantes se caracteriza por un mayor gasto entodos los conceptos excepto en Alimentos-Bebidas y Tabaco. No obs-tante, es el grupo de gasto “Esparcimiento, enseñanza y Cultura” dondelas diferencias urbano-rural son más importantes, entre otras cosas por-que en las zonas rurales la falta de equipamiento y oferta cultural impi-de un mayor gasto en este concepto16. Por otro lado, hay estudios queafirman que la población urbana es más culta (sin duda debido a quesus habitantes son más jóvenes) de modo que emplean más tiempo enla búsqueda de información cuando van a adquirir un producto o servi-cio, además de tener más opciones para esa búsqueda.

El mayor crecimiento de las ciudades17 potenciará los patrones degastos propios del mundo urbano. Del mismo modo, es probable que eldespoblamiento y el envejecimiento de los municipios más pequeñosproduzca un aumento de los gastos en servicios de los residentes enestos núcleos.

Además de este conjunto de rasgos demográficos, analizaremos lainfluencia de otras variables en la modificación de los hábitos de consumo delconsumidor del próximo milenio: Anteriormente se ha expuesto que el paro yla precarización en el empleo afectaban a los sectores más jóvenes; no obs-tante, no son los únicos afectados por este problema. En uno de sus últimostrabajos, F. Conde y L.E. Alonso (1996: 13-27) ponen de manifiesto la pro-gresiva precarización sufrida por determinados sectores sociales, precariza-

16 En 1991 esta tendencia se mantiene puesto que los residentes en ciudades gastan menosen Alimentación, Vestido y Comunicaciones (INE, 1994: 464):

Aliment. Vestido Vivienda Hogar Médicos Comunic. Cultura OtrosConjunto Urbano 22.55% 9.10% 23.90% 5.55% 2.67% 11.9% 6.9% 17.4%Conjunto no Urbano 27.31% 9.97% 20.78% 5.40% 2.44% 12.7% 5.0% 16.4%17 Según se desprende de una publicación de INE a la que ya se ha hecho múltiples refe-

rencias anteriormente, el proceso migratorio hacia la concentración de la población en ciudadesmayores de 100.000 habitantes es más intenso que en los años 70. (INE, 1994: 75.)

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ción que se manifiesta en un proceso de fragmentación social que desarrolladiversas “normas de consumo sociales y parciales”:

– La norma de consumo Global y de Élite: Característico de los sectoresprivilegiados de las clases medias y Medias Altas Funcionales, y cuyoesquema de consumo se caracteriza por la compra de objetos de lujotradicionales y los “nuevos” productos vinculados al desarrollo de laindustria de las telecomunicaciones y de la informática (Edmonson,1990: 47). Según Callejo (1995) este tipo de consumo tiene más seme-janzas entre las élites de los diversos países que dentro de los estratossociales de un mismo país. Desde esta perspectiva, nos enfrentamos auna serie de zonas –o ciudades– ricas dentro de un país, más cercanasa las zonas de desarrollo similar de otros países, que a las zonas depau-peradas físicamente limítrofes.

– La norma de consumo local y defensivo: Los menores de 35 años afec-tados por la inestabilidad y precariedad en el empleo, y los trabajado-res de más edad (“Demasiado viejos para seguir siendo rentables,demasiado jóvenes para gozar de una eventual jubilación”) son los pro-tagonistas de un “consumo defensivo” muy asociado a necesidadesbásicas.

– Los nuevos excluidos: La nueva y vieja pobreza, y todos aquellos sec-tores con niveles de poder adquisitivo extremadamente bajos.

Que duda cabe que en el futuro se producirá una polarización de los con-sumidores en los dos grandes grupos antes apuntados: Una clase baja cada vezcon menos renta disponible y una clase media-alta con mayor poder adquisiti-vo. Además de esta tendencia, y tal y como señalan Alonso-Conde, Callejo yEstefanía se producirá una homogeneización (standarización) mundial de loshábitos de consumo de determinados grupos sociales, a la vez que se producedentro de cada país un incremento de las diferencias entre unos estratos yotros.

Desde nuestro punto de vista, el incremento de gastos en bienes y servi-cios para el hogar será otro de los patrones que definirá el futuro de los hábi-tos de consumo en los próximos años: este aumento de gasto en el hogar –lavuelta al “cooconing”– está fundamentada en un incremento de las tareas yfunciones del mismo (Ruiz Olabuénaga, 1994: 1890). Si bien hasta ahora elhogar ha sido el lugar fundamental del ocio (Stoetzel, 1983: 136; RuizOlabuénaga, 1994: 1958), la posibilidad de aumentar el tipo de ocio hogareñoaumenta tremendamente con el desarrollo de la tecnología (Terceiro, 1996)que permite una visita virtual (navegando) al museo del Louvre, hasta la tele-visión por cable e incluso la posibilidad de “pasear” entre tiendas y hacer

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nuestras compras sin movernos del sillón18. El aumento de las empresas quesuministran bienes y servicios19 al hogar es, sin duda alguna, un indicador deesta creciente importancia del mismo. A estas crecientes posibilidades de ociodentro del hogar hay que añadir la posibilidad de trabajar en él (Teletrabajo),sin necesidad de acudir a la empresa ni al lugar de trabajo.

Todos estos factores van a desarrollar un nuevo concepto de servicios parael hogar en los cuales el consumidor del próximo siglo va a dedicar cada vezmás ingresos, al tiempo que aumentará la partida de gastos dedicada a lavivienda: reparaciones, muebles, decoración, instalaciones de seguridad, bie-nes y servicios para la tercera edad, etc. van a ocupar cada vez una mayor partedel presupuesto familiar, puesto que el hogar cada vez va adquiriendo un lugarmás importante en la sociedad actual.

Pese a que el tiempo de trabajo se ha reducido enormemente desde 1960hasta hoy (Gershuny 1988: 70) y sin duda se reducirá más en el futuro (FinaSanglas 1992: 15-18; González de Lena, 1992: 83-85; Martín 1993: 38-39), eltiempo es otro de los elementos que más escasean en la sociedad actual20, demodo que todo lo que suponga el ahorro de éste será bien recibido por el con-sumidor futuro: el desarrollo de una distribución más integrada para ahorrartiempo, todos los electrodomésticos y aparatos que nos permiten realizar lastareas en menos tiempo, etc. Este ahorro de tiempo se dedicará a aspectos(olvidados en otros tiempos) que ya en la actualidad están experimentando unelevado auge: una mayor dedicación a la familia y los amigos, una actitud devida centrada más en la búsqueda de felicidad (de Miguel 1996: 82-83), supe-rando concepciones materialistas (Inglehart, 1991: 59-101)21, una mayorimportancia concedida a la calidad de vida (de Miguel 1996: 82-83), un mayory mejor aprovechamiento del tiempo libre, un disfrute en el acto de compra al

18 Quizás en este momento esto es mas una utopía que una realidad: Pese a la ventaja queeste sistema supone en la comodidad de la adquisición y en la entrega de la mercancía, la posibi-lidad de pago aplazado mediante tarjetas de crédito, e incluso el hecho que los precios sean nota-blemente más económicos por el ahorro en costes de distribución, este sistema esta poco arraiga-do en nuestro país en comparación con el resto de Europa (Gómez Navarro, 1996: 42-49). Noobstante en un futuro muy cercano se espera un gran crecimiento de estas formas de distribución.

19 El éxito de los restaurantes de comida rápida a domicilio, unido a la distribución de pelí-culas de vídeo, bebidas, etc. hace del sector uno de los que tienen más futuro (Zúñiga, 1997: 9).

20 En un estudio realizado en 1992, las respuestas a una pregunta sobre el sentimiento defalta de tiempo mostraban que el 53% de los entrevistados decía sentir que le falta tiempo, mien-tas que únicamente un 9% dicen les sobra. Las personas de menos edad son las que manifiestanen mayor medida esa falta de tiempo (Iglesias de Ussel, 1992: 348-9).

21 No obstante, en un estudio sobre los jóvenes publicado en 1996, Andrés Orizo (1996: 12-15) detecta la aparición de un nuevo materialismo que concede a los hábitos de consumo un granpoder de inclusión/exclusión en ciertos grupos sociales.

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adoptar éste un carácter de entretenimiento paseo y potenciación de las rela-ciones personales, etc.

El aumento del nivel cultural hará que el proceso de compra sea más refle-xivo, que se dedique más tiempo a la búsqueda y comparación de la informa-ción disponible (Instituto Nacional de Consumo, 1994: 61 y 1996: 59-61), fun-damentalmente cuando el riesgo de equivocarse sea alto o se perciba unasituación de crisis. Ante esta perspectiva la publicidad deberá ser más infor-mativa y menos persuasiva, ya que los altos niveles de educación de la pobla-ción exigirán una publicidad que reporte más información de los productos(Loudon y Della-Bitta 1993: 192).

La pérdida de poder adquisitivo del consumidor de los noventa ha gene-rado un –podríamos llamar– “sentimiento generalizado de crisis” que se tra-duce en una mayor importancia concedida al ahorro y al precio de los produc-tos mediante la búsqueda de más ofertas, rebajas22, etc. Si bien en el momentoactual la calidad y el precio de los productos son los motivos más importantespara elegir los establecimientos en los que comprar los productos23, esta per-cepción de crisis a la que aludíamos anteriormente –sentimiento de crisis quees mayor en España que en el resto de Europa– modificará los criterios deelección de los productos: las personas con bajos ingresos darán más impor-tancia al precio, mientras que las de altos ingresos elegirán la calidad (InstitutoNacional de Consumo, 1994: 28-29). No obstante, hay que tener en cuenta quea partir de un cierto nivel de calidad se presta más atención al precio; priman-do la relación precio-calidad (Cruz Roche, 1993: 26-34). Sin duda este es unode los motivos que influye en el auge que van a experimentar las marcas dedistribuidor (o marcas blancas): Pese a que en el momento actual con com-pradas por un 13% (AECOC, 1996) de los consumidores españoles24, todoslos indicios apuntan a que crecerán considerablemente en la próxima década.

22 En 1988, un 25% de la población española manifestaba aprovechar “siempre” las ofertasy rebajas, porcentaje que se incrementa al 41% en 1994 (Instituto Nacional de Consumo, 1994:61).

23 Un 28% de los entrevistados elige la calidad como el criterio más importante para elegirun establecimiento, el 18% el precio y el 15% la higiene del mismo.

La calidad es elegida en primer lugar por las amas de casa entre 35-49 años, que trabajanfuera de casa, tienen niños y viven en un hogar de más de tres personas.

El precio es más importante para los hogares formados por una o dos personas, sin niños,con un ama de casa de 50 a 64 años que no trabaja fuera del hogar (AECOC, 1996).

24 En Gran Bretaña las marcas de distribución tienen una cuota de mercado del 30%, enAlemania y Suiza del 23%, en Francia del 20%, Dinamarca Bélgica y Holanda el 18%, Austria el11%, España el 8%, Italia un 7%, Noruega un 3% y Portugal el 1%. (Informe McKinsey 1994,Citado en Ministerio de Sanidad y Consumo, 1995: 51)

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Que duda cabe que estos factores van a generar también una pérdida de la“fidelidad ciega” a determinadas tiendas: el aumento de cultura del consumi-dor, el mayor tiempo disponible y la escasez de recursos propiciará una luchacompetitiva por conseguir segmentos de mercado, lucha competitiva que va agenerar que el consumidor olvide ciertas fidelidades y compre en los estable-cimientos que le reporten una mayor ventaja.

Todos los factores expuestos nos hacen preguntarnos hasta que puntohemos llegado al “techo” del consumo, y si la sociedad actual tiene dificulta-des para legitimarse en el actual sistema de “consumo masivo”, que ya no estan masivo como se anunció en otras épocas. Estos problemas, unidos a laemergencia de movimientos sociales que cuestionan las “ventajas” de este sis-tema desde muy diversos ámbitos (ecologismo, ayuda al desarrollo, 0.7%,rechazo contra las grandes corporaciones, movimientos de consumidores,etc.), nos plantean que el futuro del actual sistema de consumo masivo será–fundamentalmente– incierto, y sin duda muy diferente de la situación actual.

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De las relaciones entre usuarios y artefactos:Notas sobre la construcción social de la tecnología1

J. Rubén Blanco

Laburpena: Aztertzen dira artikulu honetanteknologiaren eta erabilearen arteko harre-manean tartekatzen diren elementuak. Hainzuzen ere, tresna teknologikoen diseinua daelementu hauetako bat. Abiaburu bezalaharturik teknologiaren diseinuak zeharkaerabilearen “diseinua” ere adierazten duela,erabile horien ezaugarri eta izaerak –aldekognitibo, kultural, sozial, ekonomiko etabesteak- kontuan harturik, teknologia neurrihauen arabera diseinatu beharraren alde egi-ten duen ikuspegia bat definitzen da.

Resumen: En este artículo se analizan loselementos que median en la relación entreusuarios y tecnología. En concreto, uno deesos elementos fundamentales es el diseñode los artefactos tecnológicos. Partiendo dela premisa de que el diseño de la tecnologíaimplicitamente supone el “diseño” del usua-rio, se defiende una perspectiva que, toman-do en consideración las distintas característi-cas y cualidades de los usuarios –aspectoscognitivos, culturales, económicos, etc.–,diseñe la tecnología de acuerdo con esosparámetros. En suma, este artículo es un lla-mamiento al cambio de paradigma del dise-ño centrado en la tecnología al diseño cen-trado en el usuario.

1 Deseo agradecer los agudos comentarios y las oportunas indicaciones de Juan JoséCastillo, Juan Manuel Iranzo, Ramón Ramos, Ignacio Sánchez de la Yncera, Cristóbal Torres yJesús Villena. No obstante, todos los errores y desaciertos son exclusivamente del autor.

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Introducción: razones para una crítica del diseño impuesto

Decir que vivimos en el momento histórico de mayor “tecnologización”de la vida humana no es decir ni nada novedoso ni nada relevante. Pero, quizá,exista la posibilidad de aportar algo más interesante a este aserto inicial si seproclama que, a pesar de la enorme tecnificación y automatización de muchí-simos de los ámbitos y áreas de acción de las personas, las máquinas, los arte-factos, los sistemas tecnológicos, etc. parecen no encontrarse lo suficiente-mente imbricados en tales actuaciones con sus usuarios. Es decir, existen enmuchos casos desajustes evidentes entre los artefactos y los seres humanosque los manejan y utilizan. Y suele ser así por dos razones. La primera de ellases que la complejización de la tecnología (esto es, el aumento del número deopciones y de posibilidades) incrementa la problematización de su uso. Lasegunda de las razones es que, para bien o para mal, predomina el punto devista de la tecnología “centrada-en-la-máquina” frente al punto de vista de latecnología “centrada-en-el-ser-humano” (Norman, 1993).

Empero, estas aseveraciones parecen chocar con la lógica de este tiempopresente encarnada en planteamientos como los de Bruce Mazlish (1993). Latesis de este autor es que nos encontramos en plena superación de la “cuartadiscontinuidad” acontecida en la era humana, la correspondiente a la separa-ción entre los seres humanos y las máquinas. Según este investigador, talbifurcación se salvará a través de la coevolución de seres humanos y maqui-nas, pues ambos utilizarán los mismos esquemas conceptuales para explicar sufuncionamiento. No obstante, y a tenor de la multitud de interacciones entrenosotros y los artefactos, parece que estemos lejos aún de tal hecho. Por con-tra, el camino que estamos recorriendo parece ser el contrario, como se puedeapreciar en, entre otros muchísimos ejemplos, los simples artefactos “cotidia-nos” (Norman, 1988, 1992 y 1993), los denominados artefactos “políticos”(Winner, 1986) y artefactos “con género” (Haraway, 1991), los artefactos“productivos” (Noble, 1984), el sistema tecnológico global (Giedion, 1978),etcétera.

Por tanto, se trata de poner de manifiesto que, si bien somos los sereshumanos quienes fabricamos nuestros propios artefactos, en multitud de situa-ciones parece o que “no” somos nosotros mismos los receptores de tales obje-tos, o que por diversos motivos los artefactos “no” terminan de dar el servicioy las prestaciones supuestamente esperadas de ellos en relación con las activi-dades para las que son diseñados. Cuando menos, en muchos casos los arte-factos exigen una adaptación previa de los usuarios a su lógica de uso y de fun-cionamiento. En otros, no se ha considerado la anticipación de los fallos yerrores cuya responsabilidad, por cierto, suele recaer casi exclusivamente en

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los operarios y usuarios de tales artefactos. Y, por último, en la mayoría de lasocasiones no se ha tenido en consideración un análisis de la “apropiabilidad”de los artefactos por parte de los usuarios. En cualquier caso, lo paradójico deesta situación es que la “lógica” de uso y de funcionamiento de los artefactosha sido desarrollada e insertada en ellos por sus diseñadores “humanos”, cues-tión que se agrava con el hecho de que el diseño de los artefactos padece deuna “unidimensionalidad” que deja fuera elementos y características funda-mentales de los usuarios potenciales de tales artefactos.

En suma, cuando se aborda el tema del diseño en general es razonable quesurjan cuestiones muy complejas. Algunas de ellas son evidentes. ¿Quién defi-ne lo que es un “buen diseño”? ¿El diseñador, observadores “expertos”supuestamente imparciales, los consumidores o usuarios, etc.? Otras seránproblemáticas, ¿el éxito de un objeto o artefacto es garantía de que sea el“mejor diseñado”? Y por ello, ¿son los “perdedores” los “peores diseñados”?Y otras serán difícilmente explicables, ¿cuáles son las claves del éxito de losobjetos o artefactos? Pues bien, a pesar de que tales preguntas son diversas yde difícil resolución, en cualquier caso, el punto a tener en cuenta para acotarla discusión en torno a estos temas es que, como manifiesta Norman (1988),“si el diseño de los objetos cotidianos estuviera regido por la estética, la vidapodría ser más agradable a la vista, pero menos cómoda; si estuviera regidopor la utilidad, podría ser más cómoda, pero más fea. Si predominasen el costoo la facilidad de fabricación, es posible que los productos no fueran atractivos,funcionales ni duraderos. Evidentemente, cada una de esas consideracionesocupa un lugar. Los problemas se presentan cuando una sola de ellas predo-mina sobre todas las demás” (p. 88). Desgraciadamente, en la inmensa mayo-ría de las ocasiones han sido factores estéticos y económicos los que han mar-cado el diseño de los artefactos tecnológicos. Por esta razón, este trabajo seadentra en la dimensión de uso de los artefactos y se acerca a la órbita de losusuarios en un intento de solventar algunas de las consideraciones anterior-mente explicitadas.

Diseñando artefactos y usuarios

Las respuestas, como se ha tratado de sugerir en la introducción, hay quebuscarlas en los procesos de construcción y diseño de la tecnología. El hechode que no pensemos en la tecnología en el momento de su uso, sino que la uti-licemos tal como se nos presenta, convierte al proceso de diseño y de cons-trucción de los artefactos en una “caja negra” cuyo contenido es sólo accesi-ble a, y por ello sólo conocido por, los diseñadores (expertos e iniciados) de latecnología. Esta situación tiene su exponente más extremo en la concepción

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tecnocrática del “one best way”. Los artefactos parecen tener una única posi-bilidad de uso, entre otras razones, porque sólo han tenido un único procesode diseño y construcción. En este caso la elaboración de los artefactos es uni-direccional, va del diseñador al usuario y en muy pocos casos diseñador yusuario participan en el proceso completo de diseño del artefacto2.

Sin embargo, frente a esta postura ampliamente instaurada en nuestroentorno socio-económico, cada vez más se está produciendo el anhelo opues-to encaminado a la consecución del “diseño más apropiado posible”, o almenos, a la optimización del diseño de acuerdo con las necesidades y exigen-cias de los usuarios. Pero las evidencias parecen mostrarnos que las líneas deinvestigación y desarrollo llevadas hasta ahora se ven imposibilitadas para darrespuestas eficaces a estas cuestiones, entre otras razones por que la preguntaclave, ¿qué se quiere decir con el apelativo del “diseño más apropiado posi-ble”? es ciertamente difícil de responder3.

Por ejemplo, pensemos en el avanzado y complejo mundo de los ordenado-res y, en concreto, en el campo de los interfaces4 entre el usuario y su ordenador.Las últimas líneas de investigación en este área apuntan a que “la creación deinterfaces ordenador-persona ha sido tratado estrechamente como un problemade diseño “ingenieril” que intenta unir las tareas que se pretenden realizar conlas herramientas a mano. La cuestión de las distintas poblaciones de usuariospara quienes se producen las tecnologías se ignora a menudo o se infiere de lainformación estadística, y la cuestión crítica de lo que la tecnología en cuestiónsupone para los usuarios y lo que les permite hacer nunca se aborda de lleno. Los

2 Una tentativa de avance en este sentido es el “proceso evolutivo del diseño” como intentode mejora del diseño previo o debido a la introducción de cambios efectivos en el artefacto en fun-ción de una nueva estética, ahorro de costes, etc., o incluso caben fórmulas más avanzadas comola de “escuchar al cliente de forma científica” (“quality function deployment”) y de acuerdo consus deseos y las “capacidades” de la tecnología presente generar un nuevo artefacto mejor con res-pecto al anterior. Pero, en último extremo, estos procedimientos siguen manteniendo alejado alusuario final del proceso de diseño clave para definir la posterior utilización del artefacto.

3 En el caso concreto de las ciencias sociales, se podría afirmar que esa pregunta casi notiene cabida y, de hecho, cuando muy recientemente se han llevado a cabo intentos de dar res-puesta a tal cuestión, la iniciativa ha venido de ámbitos muy marginales y desgraciadamente pococonocidos y difundidos en el resto del área. Por estas razones, un objetivo añadido de este traba-jo es poner de manifiesto el papel que las ciencias sociales pueden jugar en el campo del diseñoy de la generación de artefactos tecnológicos desde un nuevo enfoque más acorde con esos pro-cesos considerados hasta hace escaso tiempo como una “caja negra” para aquellos investigadoresno relacionados con la tecnología.

4 Aclarar brevemente que cuando se habla de interfaz en este artículo se hace referencia aun sistema de representación visual que permite la relación entre el usuario y el ordenador. El másfamoso de los interfaces “domésticos” actuales es el programa Windows de Microsoft.

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niños, profesores, diseñadores y usuarios de juegos de ordenador, escritores deficción, arquitectos, activistas de la comunidad y otros muchos tienen diferentesnecesidades y aproximaciones respecto a estas cuestiones básicas” (Laurel,1990: 91-93). Ésta sería una de las posibilidades más en boga actualmente comorespuesta a la idea tradicional de diseño, esto es, emprender investigaciones quetraten no con un “usuario estándar”, sino con las “posibles” poblaciones de usua-rios para generar diseños “apropiados” o “flexibles”.

Sin embargo, hay quien cree que es imposible establecer el “mejor diseñoposible”. Evidentemente, es factible pensar en las “mejores soluciones uni-versales” para cada situación específica. De hecho, el desarrollo de la investi-gación en interfaces parecería seguir esta máxima como se exponía anterior-mente. No obstante, la postura contrapuesta trata de demostrar que “esteenfoque es falso porque hay personas diferentes, las situaciones cambian y lascircunstancias de una interacción en particular las puede determinar el canaldel que disponemos. El «mejor diseño» de interfaz no existe” (Negroponte,1995: 120). Bien, y ante esta situación ¿qué hacer?

Una de las posibilidades es seguir como estamos, es decir, si no existe el“mejor diseño posible” dejémoslo todo en manos de los expertos y que estosproduzcan lo óptimo en cada caso según sus parámetros (tecnológicos, econó-micos, estéticos, etc.). Sin embargo, otra de las posibilidades podría radicar enel establecimiento de una “antropología del interfaz” que redirija la investiga-ción actual sobre estas cuestiones centrándose más en las intersecciones usua-rio/contexto, por ejemplo, a través de “informadores” que guíen la exploracióncrítica (no simplemente utilitaria) de los diversos usuarios y contextos de uso(Laurel, 1990). O de forma más general, se podría decir que “la manera correc-ta de diseñar algo es teniendo en cuenta lo que la gente realmente hace yentonces construir las cosas apropiadamente” (Norman, 1992: 60). Si aceptá-semos la primera de la opciones damos por cerrada la discusión en este preci-so instante. Empero, los márgenes de maniobra que nos ofrece la segundaopción parecen lo suficientemente razonables como para seguir adelante. Dehecho, cada vez más (incluso desde el propio “establishment” informático) seestá apostando por esta vía de investigación). Y es aquí, donde surge la pri-mera de las cuestiones a solventar, ¿por qué en la actualidad interesan las inter-secciones usuario/contexto de uso, más allá de la interacción ser humano/com-putador (HCI, Human/Computer Interaction) más tradicional?5

5 Los trabajos más clásicos en este ámbito son los de Card, Moran y Newell (1983) queconstituyeron una línea de investigación basada en la psicología cognitiva y en el enfoque de los“human factors” pero con escasas o nulas indagaciones sobre los elementos sociales, culturales,etc. más amplios que “constituyen” al usuario.

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Acción y cognición situada

Empleemos una metáfora sobre el ser humano y su “centro de operacio-nes”, esto es, el cerebro. Dice Daniel Dennet;

“en nuestros cerebros hay una colección de circuitos cerebrales ensam-blados, que, gracias a una serie de hábitos inculcados en parte por la cul-tura y en parte por la autoexploración individual, conspiran para produ-cir una máquina virtual más o menos ordenada, más o menos efectiva ymás o menos bien diseñada: la “máquina joyceana”. Al aunar todosestos órganos especializados, que evolucionaron independientemente,ante una causa común y dotando, así, al conjunto de unos poderes muymejorados, la máquina virtual, este “software” del cerebro, lleva a cabouna especie de milagro político interno: crea un “capitán virtual” para latripulación, sin ascender a ninguno de ellos al rango de dictador vitali-cio. ¿Quién está al mando? Primero una coalición y luego otra, en unaalternancia que no es caótica gracias a unos buenos metahábitos quetienden a producir secuencias coherentes y resueltas en vez de una inter-minable y atropellada carrera por el poder” (1991: 241-242).

Digamos que para nuestros intereses, el trasfondo del problema al queintenta dar respuesta en este breve párrafo Daniel Dennet nos interesa deforma muy reducida6. No obstante, la reproducción de este texto tiene que vercon la inevitable componente social y cultural de la cognición humana, algoque ha sido muy descuidado en general.

Asumamos la hipótesis de que el cerebro humano es idéntico tanto estruc-tural como funcionalmente, esto es, como dice Dennet, la “colección de cir-cuitos cerebrales ensamblados, (…), conspiran para producir una máquina vir-tual más o menos ordenada, más o menos efectiva y más o menos biendiseñada: la máquina joyceana”. ¿Qué es lo que hemos suprimido entre ambassentencias? Pues, “que gracias a una serie de hábitos inculcados en parte porla cultura y en parte por la autoexploración individual (…)”. Bien, si compa-ramos ambas expresiones, la primera permanece constante (al menos desde laaparición biológica del “homo sapiens”), sin embargo, la segunda, varía segúnlas civilizaciones, culturas, sociedades, contextos, etc. en los que se socializay se “encultura” el ser humano. La asunción de este principio, supone dar porhecho que pueden producirse diversas respuestas ante un misma (o similar)

6 La cuestión de fondo no es otra que la dualidad mente-cerebro y el problema de la con-ciencia, y es más, este trabajo de Dennet aspira, como su mismo título expresa –La ConcienciaExplicada–, a dar solución a estas incógnitas.

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circunstancia. La concreción que esto tiene para el enfoque de la acción y cog-nición situada es que la conducta humana es inherentemente improvisadora y,obviamente, no es tan deliberada como se suele suponer.

Esta consideración de la acción (social) humana choca con enfoques más“racionalistas” o “universalistas” (por ejemplo, el representado por laInteligencia Artificial) para los cuales el modelamiento de la conducta huma-na se basa en las representaciones de unos planes que conducen al estableci-miento de acciones muy precisas y regulares. Este tipo de afirmaciones podríatener corroboración en el caso de los programas desarrollados para los com-putadores (entre otros tantos, los famosos sistemas expertos). Pero cuando setrata de seres humanos su ratificación es mucho más problemática. Por ejem-plo, para Varela, Thompson y Rosch (1992), la intuición central del cogniti-vismo (cuyo paradigma teórico central es la Inteligencia Artificial) es que lainteligencia humana se asemeja tanto a la informática en sus característicasesenciales que la cognición se puede definir como computaciones de repre-sentaciones simbólicas. O para Winograd y Flores (1986), la teoría y metodo-logía del procesamiento de información base de la Inteligencia Artificial nopuede describir la conducta humana en general y, en especial, en tareas queimplican una interacción continua y directa con un entorno cambiante.

Por supuesto que los seres humanos utilizamos planes para orientar nues-tra conducta, pero la comprensión humana es tan “abierta” que este tipo deexplicaciones “restringidas” no consiguen abarcar todas nuestras acciones. Larazón es muy sencilla. La gente es mucho más “versátil” que cualquier pro-grama de ordenador existente y, por otro lado, las situaciones en las que nosdesenvolvemos son mucho más densas y cambiantes que cualquier modelo de“mundo/realidad” establecido de antemano como marco de referencia para laactuación de artefactos, programas o cualquier elemento tecnológico posible.En suma, tanto los procesos neuronales como los procesos “en el mundo” sonúnicos, son más dinámicos y se encuentran más entremezclados de lo que lopueda ser/estar cualquier modelo de descripciones almacenadas de creencias,planes y relaciones causales planteadas a priori. Por ello, nuestra percepcióndel mundo y nuestra actuación en él surgen de una actividad coordinada e inte-ractiva entre ambos componentes, esto es, entre cognición y conocimiento.Además, no hay que olvidar que ambos elementos son el resultado de proce-sos de socialización y enculturación que todo individuo “sufre” en sus comu-nidades y sociedades de referencia.

En el caso del diseño y uso de los artefactos, de acuerdo con LucySuchman (1987), durante el transcurso de la interacción usuario-máquina, lasmismas instrucciones son interpretadas por agentes idénticos de forma dife-rente o ambigua. No obstante, y por otro lado, la máquina tampoco interpreta

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siempre igual las mismas acciones de los usuarios. Por ello, ambas situacionesproducen situaciones de “impasse”. Es decir, en un contexto tan restringido yacotado como es el de la interacción que se produce entre el usuario y el arte-facto, se producen fallos en la identificación de las actitudes de cada “interlo-cutor” (usuario o artefacto). Por ello, la coherencia de las acciones no se puedeexplicar adecuadamente de acuerdo con esquemas cognitivos preconcebidos.La organización de la acción situada (y todas lo son) es una propiedad emer-gente de las interacciones momento-a-momento entre los agentes y entre losagentes y el entorno de su acción. Por este motivo, la adscripción de intencio-nes y la interpretación de acciones parece ser más bien el resultado de proce-sos de inferencia continuos y situados, basados en evidencias lingüísticas,demostrativas y circunstanciales paso a paso.

Así pues, el problema en la interacción usuario/artefacto es doble. En pri-mer lugar, ¿cómo dar cuenta de la persistencia o cambio de las creencias, inten-ciones y planes? Y, en segundo lugar, ¿cómo se puede conseguir esto teniendoen cuenta las fuertes restricciones que tienen las máquinas en su acceso a la evi-dencia disponible (lingüística, tácita, no verbal, etc.)? Un acceso, por otro lado,que los seres humanos ejecutamos de manera rutinaria y aparentemente sinesfuerzo incluso considerando que en muchos casos no tiene carácter lingüísti-co y que se encuentra contextualizado dentro de un marco compuesto por múl-tiples circunstancias aparentemente no articuladas o relacionadas entre sí.

Ambas circunstancias podrían concretarse en dos formas (combinadas enmuchos casos) de actuación de los seres humanos en relación, por ejemplo,con un “simple” ordenador personal:

El ordenador subjetivo, (Turkle, 1984). Esto es, cómo los usuarios seapropian del ordenador, le dotan de sentido y de contenido y son capa-ces de interaccionar con él en una relación que va más allá de lo estric-tamente técnico y mecánico.

El usuario situado, (Suchman, 1987). Esto es, el usuario conlleva unaserie de variables (psicológicas, sociológicas, antropológicas, cultura-les etc.) que le convierten en un “espécimen” único en cada momentode la interacción frente a un artefacto que ha sido, por contra, el resul-tado de una homogeneización universalizadora muy poco flexible ygeneradora de fallos en la relación usuario/artefacto.

Pues bien, a pesar de que este tipo de análisis realizados sobre la interac-ción usuario/máquina desde el punto de vista del usuario parece algo eviden-te y obvio en la actualidad es, sin embargo, un logro muy reciente. Hasta haceescasamente una década los trabajos que se realizaban en esta línea de inves-tigación no estaban lo suficientemente bien considerados. De hecho, se obvia-

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ban y la investigación se centraba exclusivamente en el desarrollo de las pro-piedades “esotéricas” del computador. Sin duda, en estos casos imperaba lalógica ingenieril como la única línea de desarrollo posible impuesta sobre lascapacidades del usuario. ¿Por qué era esto así? Entre otras muchas razones,porque lo que podríamos denominar como la “masa crítica” en el ámbito de lainformática no era lo suficientemente importante como para que la investiga-ción se redirigiera hacia colectivos no específicos o no expertos en estas cues-tiones. Y, a su vez, esto era así porque una de las rémoras que toda disciplinadebe soportar en su período inicial de desarrollo es la de asumir que el conte-nido “esotérico” es el único posible y factible para el progreso y avance dedicha disciplina. Es decir, la creencia de que no hay posibilidad de “socializar”ese contenido, de “domesticarlo” y hacerlo, de esa manera, visible y disponi-ble al resto de los colectivos de potenciales usuarios existentes.

Además, en este primer momento la “flexibilidad interpretativa”7 eramínima, por no decir inexistente. El diseño de los ordenadores estuvo muysupeditado a cuestiones que nada o muy poco tenían que ver con los usuariosfinales. Pero este hecho ha cambiado en la actualidad, ¿por qué? Una de lasrespuestas planteadas desde dentro del propio campo de los ordenadores esque la “lógica de lo posible” y la “lógica de lo deseable” se han acercado losuficiente como para que se pueda empezar a tomar en serio la figura del usua-rio final (y lo que es más importante, la figura de un usuario final experto/noexperto, genérico/no genérico y poco/muy diferenciado). Es evidente que éstaes una respuesta muy respetable. Sin embargo, podemos añadir alguna otraperspectiva que muestre la existencia de otras “lógicas” que han hecho con-verger los aspectos técnicos “esotéricos” y las “necesidades de uso” en el dise-ño de los artefactos tecnológicos.

Entre la lógica de lo posible y de lo real: la lógica de lo deseable

Cada vez más se toma en consideración que un artefacto tecnológico es elresultado de tres procesos interconectados entre sí, a saber:

7 El concepto de “flexibilidad interpretativa” forma parte del enfoque SCOT (SocialConstruction of Technology) (Pinch and Bijker, 1987). Considera éste que los artefactos tecnoló-gicos son socialmente construidos. Las tecnologías son el resultado de los procesos de elección ynegociación entre “grupos sociales relevantes”. Dentro de tales procesos, ocupa un lugar muyimportante la “clausura”; la etapa procedimental en la cual se resuelve y se acepta el diseño de losartefactos tecnológicos y la “flexibilidad interpretativa” (los diferentes medios por los cuales los“grupos sociales relevantes” apoyan un artefacto determinado). El foco de este planteamiento estáen las fases de diseño y de desarrollo de los artefactos tecnológicos, considerados como las eta-pas que encarnan los procesos e intereses sociales que representan los artefactos.

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• El proceso de concepción, invención, desarrollo y diseño.• El proceso de marketing (construcción social de la demanda).• El proceso de apropiación (social) de la tecnología por los usuarios

(MacKay y Gillespie, 1992).

Desde este enfoque, los artefactos son portadores de una “codificaciónsimbólica” impuesta en los procesos de diseño y de marketing, a la vez querepresentan el espacio sobre el cual confluyen diversas fuerzas sociales. Estohace que el carácter de la tecnología sea complejo y contradictorio. De algunamanera, la tecnología mantiene una “doble vida” o tiene “efectos duales” quese manifiestan a lo largo de la trayectoria que va desde el diseño del artefactohasta su uso por parte del usuario. De hecho, “lo subjetivo, la apropiación socialde una tecnología es el elemento clave de ella -no sólo cómo se utiliza, sino elsignificado que su uso tiene para el usuario: una tecnología no es simplementeun objeto físico, sustenta significados” (MacKay y Gillespie, 1992: 703).

En nuestro caso, la informática se desarrolló bajo el manto de su uso mili-tar (Bernard Cohen, 1988) y como un medio técnico al servicio del “controlgerencial” para intervenir en el enorme flujo de información generado dentrode las grandes organizaciones (Beniger, 1986). Sin embargo, su introducciónen el mercado de consumo de masas provocó una conmoción lo suficiente-mente importante como para que colectivos sociales hasta entonces no intere-sados en esta tecnología consideraran los ordenadores como un elemento bási-co en sus vidas, no sólo en el ámbito laboral, sino como ocurre en laactualidad, en el ámbito privado-doméstico8.

En este sentido, la amplia difusión de este tipo de artefactos está ponien-do de manifiesto la necesidad de analizar las intersecciones usuario/contextosde uso y la apropiación (social) de estos artefactos tecnológicos por parte delos usuarios (consumidores). A la primera de ellas ya nos hemos referidoanteriormente. Sobre la segunda característica, hay que decir que una de lasformas de “apropiación (social) de la tecnología” por parte de los usuarios es,evidentemente, su consumo, (de aquí, la doble perspectiva del usuario/consu-midor en algunos análisis que abordan estas cuestiones -véase, por ejemplo,Schwartz Cowan, 1987). Según Hill (1988), en el sistema económico actual,el consumo estaría marcado por tres elementos básicos:

• El crédito para el consumidor,• el marketing de la obsolescencia, y• la diferenciación marginal en los bienes de consumo.

8 Al respecto, ver J.R. Blanco: “El diseño de los artefactos y la conformación de los usua-rios en el surgimiento de la informática personal” (inédito).

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En el caso de los dos primeros apartados, tales innovaciones están direc-tamente relacionadas con la dimensión del beneficio empresarial y, por ello,necesitan un tratamiento más preciso que cae fuera de las intenciones inicialesde este trabajo. Por contra, la tercera innovación tiene mucho más que ver conlas cuestiones sociales y culturales que se vienen tratando a lo largo de estetexto y, de aquí, su consideración más específica. El desarrollo de un tipo desociedad que alienta la posesión privada e individualizada de bienes de con-sumo como símbolos exclusivos de estatus frente al consumo colectivo alen-tado por las dos innovaciones previas, exigió la superación de la paradoja pro-ducida por las propiedades técnicas de unos sistemas productivos queproducían la estandarización y uniformidad de procesos y de productos. Conla invención de la “diferenciación marginal” de alguna manera se resolvió elproblema, esto es, “el cuerpo del sistema técnico permanece estandarizado, sinembargo, se permiten mínimas variaciones en un nivel cosmético en tanto lopermite el producto, y en los últimos estadios de la producción. De esta mane-ra, un sistema estandarizado puede producir bienes personalizados sin el ele-vado coste que de otra manera supondría la fabricación personalizada” (Hill,1988: 192-193)9.

¿Qué significa esta diferenciación dentro del consumo en general? Puesbien, el denominado “consumo simbólico” se convierte en un elemento fun-damental del consumo tradicional. Uno de los caminos hacia el que este tipode consumo se está dirigiendo (por ejemplo, el caso de las tecnologías deinformación y comunicación) es su “utilizabilidad” (“usability”), esto es,“diseño basado-en-el-usuario” (“user-centered design”). En esta nueva con-cepción de la producción de artefactos tecnológicos, el proceso de diseño “vamás allá de la definición de abarcar los aspectos cognitivos de la utilización yla interacción con un producto o cómo se utiliza éste de una manera lógica ynatural, así como también los aspectos emocionales, o cómo la gente los per-cibe al utilizarlos. Por ejemplo, ¿es frustrante el producto en su operación oinvita a su uso y suministra una experiencia agradable? Los diseñadores basa-dos-en-el-usuario intentan comprender aquellas interacciones -el espaciodinámico entre usuario y producto- y traducir su comprensión a la forma delproducto. A tal fin, trabajan sobre prototipos, modelos psicológicos de proce-sos cognitivos y un amplio abanico de diversos tipos de métodos, incluyendoobservaciones sobre cómo la gente compensa las deficiencias de los produc-tos existentes” (March, 1994: 144).

9 El ejemplo paradigmático es, por supuesto, el automóvil. No sólo su consumo, sino sufabricación, su uso, su disfrute, etc. han conformado un tipo de sociedad difícilmente concebiblesin este artefacto (ver Illich, 1976).

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La idea que subyace en este enfoque es que la utilización del diseño gene-ra, por un lado, “valor añadido” a aquellos productos en los se aplica y, porotro, se convierte en un elemento ventajoso de la empresa frente a la compe-tencia (ayudando a la empresa, en último extremo, a forjar una identidad únicapara sus productos) y, de cara al usuario/consumidor, favorece un tipo de “con-sumo simbólico” basado en la apropiabilidad del artefacto. Esta situación enla que se conjugarían aspectos económicos, estéticos y de uso está muy próxi-ma a la recomendación (ya citada en la introducción) propugnada por Norman(1988) en favor de artefactos más accesibles y cercanos a los seres humanos,receptores últimos de tales “objetos tecnológicos”.

Conclusiones

A lo largo de las páginas de este trabajo se ha mostrado la necesidad de uncambio de perspectiva en las cuestiones relacionadas con el diseño de los arte-factos. Ese cambio supondría pasar del “diseño por la apariencia” (estética oeconómica, básicamente) al “diseño para la utilizabilidad” de los artefactostecnológicos. Dicho de otra manera, se trataría de pasar “del diseño como apli-cación “post hoc” a la forma y apariencia de los elementos a la funcionalidadde los mismos, a la vez que se intentaría comunicar esa funcionalidad al dise-ño a través de la artesanía consciente de la utilizabilidad. Esto es, gracias alhábil desarrollo de la forma y la apariencia de los elementos se intenta sumi-nistrar a las personas los recursos necesarios para percibir y construir la utili-zabilidad de los artefactos. Estamos, pues, hablando de dar la vuelta a los con-ceptos innovadores en las operaciones cotidianas y universales a través deldiseño de las cosas” (Rheinfrank, Hartman and Wasserman, 1992: 15).

Existen muchos testimonios en favor de este cambio y, en principio, esrazonable pensar que el núcleo argumental de este trabajo es, prácticamente,asumible por todos los usuarios (diseñadores incluidos). Sin embargo, la pre-gunta surge rauda, si éste es el sentir general, ¿cuál ha sido, y sigue siendo, larazón para no llevar a cabo esta innovación? Se me ocurre pensar que, quizá,la asunción de este nuevo paradigma en el diseño de los artefactos pueda con-ducir equívocamente al mito de la “máquina a prueba de idiotas”, es decir, adiseñar artefactos para usuarios supuestamente “tontos”10. Quizá, también sepodría introducir en esta discusión el mito de la “descualificación” en tantoque los usuarios ya no necesitarían ser “expertos” en el manejo de muchos de

10 Según lo visto hasta ahora esto no es así, más bien todo lo contrario, pues como diceNorman, si bien “las máquinas no pueden aprender, desde luego sí lo pueden hacer los diseñado-res” (1992: 189)

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los artefactos tecnológicos que invaden los lugares de trabajo. Pero frente aestas obviedades o malinterpretaciones del “diseño centrado-en-el-usuario”,este nuevo paradigma aspira a todo lo contrario, esto es, tienen muy en cuen-ta que “el desafío clave en el diseño de las nuevas tecnologías es de qué mane-ra aprovechar mejor las ventajas de las habilidades de los usuarios al crear unentorno de trabajo más efectivo y productivo. Esto es lo denominamos el“desafío de la utilizabilidad” (Adler and Winograd, 1992: 3).

En suma, finalizar considerando que el reto último para estas cuestioneses, como comenta Norman (1993), que teniendo en cuenta que nos encontra-mos “en el mundo real de los negocios, donde muchos y diferentes constreñi-mientos prácticos afectan al producto final, ¿puede tener efecto una filosofíadel diseño centrado en la persona?” (p. xiii). Dar una respuesta a tal interro-gación es difícil y complicado, pero por si acaso el propio Don Norman hadecidido dar su respuesta a la concepción presente del diseño representada poruno de los eslóganes de la Exposición Universal de Chicago de 1933 en favorde las maravillas tecnológicas de tal acontecimiento (que, de hecho, mantienesu vigencia en nuestro tiempo) según el cual, “la ciencia descubre, la industriaaplica, el hombre se adapta”. Pues bien, para Norman el eslogan para el sigloXXI en el que se reivindica esta nueva perspectiva del diseño centrado-en-el-usuario es que “el hombre propone, la ciencia estudia, la tecnología se adap-ta” (1993: 253).

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Mercado laboral y sociedad civil

Álvaro Ortega Santos

Laburpena. Paradoxikoa da lan merkatuaesku-lanari begira uzkur ageri den bitarteangizarte zibila sendo agertzea bolondresenjarduerari esker. Hirugarren iraultza indus-trialaren automatizazioarekin produktibita-tea areagotu izanak asialdiaren kultura derit-zona sortarazi du; lanari eta atsedenariegokituriko denboraren banaketa berria bult-zatzen baitu. Eta, gizarte sareak zein berdefi-nizio gune berriak aurkitu beharraren aurre-an, iradokizunez betea ageri da hirugarrensektorea langabearentzat bezala langilea-rentzat. Sektore hau aurrez-aurre jartzenbaitzaio sektore publikoaren eskuharmenari(logika politikoa) eta sektore pribatuaren jar-duera lukratzaileari (merkatu legeak), interesorokorreko zerbitzuak musutruk eskaintzendituelarik ekile pribatuen jardueraren bidez,modu alternatiboan edo gehigarrian eta ongi-zate estatuaren eremu mugatuaren barrukoadministrazioak eskeintzen dituenez kanpo.

Resumen: Paradójicamente, mientras elmercado laboral es refractario a nueva manode obra, la sociedad civil vive a través delvoluntariado un momento de auge. Elaumento de la productividad con la automa-tización de la tercera revolución industrial,ha generado la denominada cultura del ocio;la cual potencia una redistribución del tiem-po dedicado al trabajo y al asueto. Y ante lanecesidad de encontrar redes sociales y nue-vos espacios de redefinición, tanto el paradocomo el trabajador, que carece de aquellosen el puesto de trabajo dentro de una socie-dad basada en el éxito, encuentra sugerenteel tercer sector. Éste se contrapone a la inter-vención del sector público (lógica política) ya la actuación del lucrativo sector privado(leyes del mercado), mediante las activida-des de agentes privados que ofrecen altruis-tamente servicios de interés general alterna-tiva o complementariamente a su prestaciónpor parte de la administración dentro dellimitado estado de bienestar.

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Contextualización

A partir de 1975 el mercado de trabajo se ha visto sometido a numerososcambios que han afectado al crecimiento de la masa de desocupados de mane-ra progresiva y, al parecer, imparable. Así, estudios de la OIT han llegado acifrar en mil millones el número de personas sin trabajo en el mundo. Las rela-ciones y condiciones laborales han sufrido variaciones con el paso de los tiem-pos, pero siempre ha mantenido una constante invariablemente; los amos tení-an necesidad de esclavos, los colonos de indígenas, los empresarios deobreros…; y es que la productividad era tan baja, que todos los hombres ymujeres debían “ganarse el pan con el sudor de su frente”, a fin de que,mediante la apropiación del excedente de su trabajo, unos pudieran disfrutarde un mejor nivel de vida.

Ahora, sin embargo, el aumento brutal de la productividad (como conse-cuencia de la revolución tecnológica), y la permanencia de una estructura derelaciones sociales, en las que primaba la dominación, han generado una tre-menda factura social: mucha de la gente que antes era “útil”, ahora ha dejadode serlo. Y paralelo a este proceso, las organizaciones de voluntariado estánexperimentando en los últimos años un crecimiento tanto cuantitativo comocualitativo, adquiriendo cada vez una más amplia repercusión social.

Muchas y diversas son las teorías que explican ambos hechos, y segúnalgunos teóricos sociales, estarían relacionados con la llamada “cultura delocio”; la cual potencia una diferente redistribución del tiempo dedicado al tra-bajo y al asueto. Ya que la nueva era tecnológica que tenemos ante nosotros,consecuencia de la tercera revolución industrial, facilitará e incluso forzará–siempre según esos teóricos– una redistribución del tiempo dedicado al tra-bajo y a otra serie de tareas.

La sociedad civil vista desde la sociología1

El modo de vida que está surgiendo en nuestros días se caracteriza –entreotras cosas– por un fuerte crecimiento y la cada vez más amplia repercusiónsocial de las organizaciones de voluntariado y los nuevos movimientos socia-les. Claus Offe lo explica a través de la teoría del Nuevo Paradigma: Consideraque estos movimientos se encuentran en una categoría intermedia entre lopúblico y lo privado; son el resultado de los efectos colaterales de actuacionesprivadas o político institucionales, pero no se puede pedir cuentas por medios

1 Basado en el planteamiento teórico de M. Oleaga (1998).

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legales o institucionales. Además, recurren a formas de acción perfectamentelegitimadas y reconocidas, tales como el uso de la libertad cultural o de culto.En cuanto a los objetivos, considera que no pretenden la aceptación de susvalores por la comunidad, sino que simplemente pretenden permisividad en eldisfrute de sus libertades y derechos.

El contenido de estos movimientos serían el interés por un territorio, unespacio de actividad, la herencia y la identidad cultural, las condiciones físi-cas de vida y la supervivencia de la humanidad. Todo esto tendría una raízcomún en valores de autonomía e identidad en oposición al control centraliza-do. Por otra parte, en cuanto a los modos de actuar percibe dos pautas: unainterna, en donde existe una informalidad y espontaneidad. Y una segundapauta externa: una política de protesta basada en exigencias formuladas en tér-minos predominantemente negativos.

En opinión de Offe los nuevos movimientos sociales tienen mucho quever con la frustración ante los fracasos y los efectos negativos del proceso demodernización llevado adelante, unas veces en colaboración y otras oponién-dose entre sí, por los movimientos liberales y socialdemócrata. Son herederosdel proyecto de una modernidad que pretendía construir un nuevo régimenbasado en la ciudadanía, frustrados con su realización pero ilusionados aúncon sus posibilidades.

Por otra parte, se ha cuestionado el ámbito de la estructura social en el queactúan los movimientos sociales, afirmado que su función principal es la degenerar cultura. Y se ha reflexionado sobre su inclinación a la marginalidad,sobre su carencia de querencia privada y su débil planteamiento ideológicoque en muchas ocasiones les hace depender de otras instituciones como laIglesia o los Partidos políticos.

También hay teóricos que defienden la idea de que los movimientos socia-les surgen a menudo en respuesta a la expansión de las oportunidades políti-cas a las que puede disponer un grupo social para desencadenar una accióncolectiva; o lo que es lo mismo, como resultado de la vulnerabilidad políticacreciente de los sectores con los que se enfrentan o del sistema como un todo.

Igualmente es de interés el planteamiento de García Roca. Para él, sueleentenderse por “participación” la actividad social que se desarrolla en organi-zaciones no encuadradas ni en el sector público ni en el sector mercantil de lassociedades, en la medida en que no se rige ni por el beneficio ni por la autori-dad, sino por el “voluntarismo”.

Este tipo de actividad se ha venido a configurar como un tercer sectorconstruido a partir de la existencia de bienes sociales tales como la ayuda, la

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comunicación, la compañía, la asistencia, la paz, el servicio a la persona...Bienes que se originan de la relación intersubjetiva de las personas humanas,a las que afectan de modo inmediato, y no pueden producirse de maneraimpersonal ni a través de los mecanismos anónimos del Estado o el Mercado,sino que sólo pueden producirse solidaria y voluntariamente.

De ahí que resulte más sugerente concebir el voluntariado en la sociedadactual en clave de relación, transcendiendo la idea de sector desde el recono-cimiento de la interdependencia existente entre los ámbitos estatal, mercantily vital y la pluralidad de actores sociales en estos ámbitos. Para García Rocael voluntariado no es un territorio más junto a los dos territorios tradicionales(público y privado); más bien posee una existencia relacional que se extiendede manera transversal por los distintos territorios y sectores. El voluntariadosería, por tanto, una relación en el interior de cada uno de ellos.

La participación voluntaria no se reduce al compromiso en organizacionessociales, aunque ésta pueda ser su máximo exponente. Participar es tambiénser protagonista de la vida política y económica, pero desde otro marco dereferencia.

Inglehart teorizará sobre este tema a partir de las encuestas de valores rea-lizadas en las sociedades industriales avanzadas. Según él, estamos asistiendoa un proceso de cambio cultural profundo, representado por la progresivaextensión entre la población de los valores postmaterialistas (paz, igualdad…)y la perdida de peso de los valores materialistas (seguridad, crecimiento eco-nómico). La extensión de los valores postmaterialistas vendría ligada a la cen-tralidad de reivindicaciones en el ámbito del medio ambiente, feminismo, etc.así como por el protagonismo de nuevos movimientos sociales en relación conéstos ámbitos.

Otra visión la daría la llamada teoría del riesgo. Las ciencias sociales hanvisto en los últimos años como el riesgo es una característica deficitaria de lassociedades industriales avanzadas en los finales del s.XX y que constituye ellado sombrío de la modernidad. Una de las consecuencias más relevantes deri-vadas de la configuración de las sociedades avanzadas como risikoGesellschaft 2 es la relevancia que adquiere la elección entre posibilidades defuturo abiertas, no premeditadas.

El concepto de riesgo en la modernidad se identifica con los cálculos esta-dísticos, este tipo de riesgo es propio de un mundo donde sigue habiendomuchas cosas “dadas”, es decir, predeterminadas, incluidas en la naturaleza

1 Sociedad del riesgo.

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exterior y las formas de vida social coordinadas por la tradición. A medida quela tradición queda disuelta, aparecen nuevas formas de calculabilidad. Beck,por otra parte, considera que no hay expertos en riesgo, es la incalculabilidadla que niega legitimidad a los expertos para diseñar nuestro futuro, reclaman-do por el contrario nuestra participación: ya que la elección de un programa deinvestigación es una apuesta cuyo resultado no puede ser comprobado.

Ser voluntario

La riqueza, variedad y multiformidad que representan la acción voluntariason, al mismo tiempo, razón suficiente para entender la dificultad de definir elvoluntariado. De entre todas las definiciones posibles se podría destacar lasiguiente de Luciano Tavazza3, como introducción al concepto de voluntariado:

El voluntariado es aquél, que además de sus propios deberes profesiona-les y de estatus, de modo continuo, desinteresado y responsable dedica partede su tiempo a actividades no en favor de si mismo ni de los asociados (a dife-rencia del asociacionismo), sino en favor de los demás o de intereses socialescolectivos, según un proyecto que no se agota en la intervención misma (adiferencia de la beneficencia), sino que tiende a erradicar o modificar las cau-sas de la necesidad o marginación social.

Existen puntos en común entre el conjunto de definiciones que se han rea-lizado sobre voluntariado; son ellos los que de una forma breve y sintética danlas características fundamentales del voluntario: “Desinterés, responsabilidad,sin remuneración económica, acción realizada en beneficio de la comunidadque obedece a un programa de acción, voluntad de servir, actividad solidariay social, su trabajo no es su ocupación laboral habitual, es una decisión res-ponsable que proviene de un proceso de sensibilización y concienciación, res-peta plenamente al individuo a quienes dirige su actividad y puede trabajar deforma aislada, aunque por lo general actúa en grupo”.

La lectura de la actual Ley del voluntariado4 es esclarecedora:

Art. 3. Concepto de voluntariado.

1.º A los efectos de la presente Ley, se entiende por voluntariado el con-junto de actividades de interés general, desarrolladas por personas físicas,

3 En Guía de información básica para el voluntario. Plataforma para la Promoción delVoluntariado en España. Madrid’96.

4 Ley 6/1996 de 15 de Enero (B.O.E. miércoles 17 enero 1996).

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siempre que las mismas no se realicen en virtud de una relación laboral, fun-cionarial, mercantil o cualquier otra retribuida y reúna los siguientes requisi-tos: a) Que tengan carácter altruista y solidario. b) Que su realización sea libre,sin que tengan su causa en una obligación personal o deber jurídico. c) Que selleven a cabo sin contraprestación económica, sin perjuicio del derecho alreembolso de los gastos que el desempeño de la actividad voluntaria ocasione.d) Que se desarrollen a través de organizaciones privadas o públicas y conarreglo a programas o proyectos concretos.

2.º Quedan excluidas las actuaciones voluntarias aisladas, esporádicas oprestadas al margen de organizaciones públicas o privadas sin ánimo de lucro,ejecutadas por razones familiares, de amistad o buena vecindad.

3.º La actividad de voluntariado no podrá en ningún caso sustituir al tra-bajo retribuido.

Art. 4.º Actividades de interés general. Se entiende por actividades deinterés general, a efectos de lo dispuesto en el artículo anterior, las asistencia-les, de servicios sociales, cívicas, educativas, culturales, científicas, deporti-vas, sanitarias, de cooperación al desarrollo, de defensa del medio ambiente,de defensa de la economía o de la investigación, de desarrollo de la vida aso-ciativa, de promoción del voluntariado, o cualesquiera otras de naturaleza aná-loga.

Como anécdota ilustrativa de este altruismo de los voluntarios –que en nopocas ocasiones es puesto en duda– queda el enorme número de críticas quegeneró la aparición hace varios años de un anteproyecto del Ministerio deAsuntos Sociales, mediante el cual se pretendía favorecer/incentivar el volun-tariado ofreciendo a sus miembros una serie de prebendas. Eran varios losincentivos previstos, pero en concreto destacaba entre el resto, el que los jóve-nes voluntarios tuvieran cierta prioridad para conseguir viviendas de protec-ción oficial. De hecho, el Ministerio se vio obligado a retirar el proyecto anteel rechazo social que obtuvo. Es indudable, que los que se dedican al volunta-riado no esperan recibir ese tipo de recompensas materiales, de lo contrario sededicarían a otras actividades mucho más rentables.

Los fundamentos de la acción solidaria

El trabajo voluntario y la participación ciudadana en actividades sociales,educativas, culturales, etc., de interés colectivo, no es realmente un fenómenonuevo de nuestra época ni tampoco exclusivo de las ciudades occidentales. Lafunción social y la organización política de este tipo de actividades ha evolu-cionado a lo largo de la historia y difiere de una sociedad a otra. Pero si estos

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últimos años se observa un notable crecimiento de las actividades que cuentancon la aportación del trabajo voluntario en nuestro entorno, se podría explicarfundamentalmente a partir de una serie de razones básicas:

A) La progresiva diversificación de los canales de participación ciudadana yel mayor protagonismo de las actividades desarrolladas en el llamado “ter-cer sector”.

Este “tercer sector” o sector privado sin ánimo de lucro se ha dinamizadointensamente a lo largo de los últimos años. Frente a la intervención delsector público, condicionada fundamentalmente por la lógica política y laactuación del sector privado con ánimo de lucro, regulado por las leyes delmercado, existe un número creciente de agentes privados que realizanactividades de interés público sin una finalidad lucrativa. En definitiva,ofrecen ciertos servicios de interés general de forma alternativa o com-plementaria a su prestación directa por parte de las administracionespúblicas.

B) La aldea global parece experimentar un periodo de crisis; que afecta atodos los niveles de un sistema interrelacionado, siendo especialmente sen-sible en lo que al estado de bienestar y al mercado de trabajo se refiere.

• Afrontamos una situación de recorte del gasto social, o al menos deestancamiento, por lo que se apuesta por el voluntariado como alterna-tiva a la profesionalización.

• Por otro lado, las formas tradicionales de ayuda mutua (la familia, losvecinos, los más próximos…) han perdido también fuerza (nuevo para-digma de Offe), de ahí que se apueste por estas nuevas redes informa-les de ayuda como alternativa.

• Además, el fenómeno del desempleo afecta a un porcentaje muy alto dela población activa; la masa de desocupados aumenta progresiva y, alparecer, imparablemente. A eso hay que sumar, que se ha recortado lavida laboral, retrasándose el acceso al primer empleo y anticipando elabandono del trabajo.

Y es precisamente este último punto, uno de los fundamentos de este aná-lisis.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que la sociedad actualmente serige por la cultura del éxito, siendo, por tanto, necesario ocupar un Beruf paragozar de una cuota particular de prestigio y reconocimiento social. Marx iríaaun más allá, ya que afirmaría, que el trabajo es una necesidad innata al hom-bre, a través del cual establece una relación con la naturaleza. Al fin y al cabo,

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se sea o no creyente, la sociedad occidental (patrón cultural exportado almundo entero) está edificado sobre el mundo simbólico y de creencias delcristianismo, en donde se exaltaba el trabajo, condenaba la pereza e imperabael principio paulino de “si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma”5. Sia eso le sumamos el castigo divino del Génesis de “con trabajo sacarás de latierra tu alimento todo el tiempo de tu vida. (…) Con el sudor de tu frentecomerás el pan”6, que como espada de Damocles pendía sobre el ser humano,la necesidad de encontrar una ocupación que produzca bienes puede llegar aser realmente imperiosa. Y aunque se pasaran por alto las viejas teorías webe-rianas sobre la ética protestante, es inevitable recordar la proyección social delaxioma de Luthero7: “Der Mensch ist zur Arbeit geboren wie der Vogel zumFliegen” 8 . Die Arbeit (el trabajo) formaría, por tanto, parte de la propia natu-raleza humana y sería su razón de ser.

Incluso las más diversas ideologías tenderán a afianzar este concepto, asípor ejemplo, la Constitución soviética de 1936, en su artículo 12 afirmará: “eltrabajo en la URRSS es, para todo ciudadano apto, un deber y un honor, segúnel principio: El que no trabaja no come.”

Por lo tanto, todo aquel que se viera asolado por la necesidad personal ysocial de tener una ocupación, de sentirse simplemente útil, o de poner enpráctica aquello para lo cual se ha formado, encontrará en la sociedad civil, uncauce válido para lograrlo. No es casualidad que una de las características másllamativas del voluntariado en la actualidad, sea la predominancia participati-va de las mujeres; Uno de los grupos sociales, que pese a su preparación, másdificultades encuentra en su incorporación al mercado laboral.

Y no sólo parados, sino que cada vez más, se está extendiendo el volunta-riado entre los jubilados, y más concretamente entre los pre-jubilados, pro-ducto genuino de la actual situación.

Las ideas de fraternidad y solidaridad predicadas tanto desde el cristianis-mo como desde los movimientos de izquierdas no harán sino contribuir a lamilitancia activa en el voluntariado.

G. Aznar (1994:280) expresa la situación admirablemente: “precisamenteesa ausencia de referencia es lo que hace que surja una impresión de vértigo,

5 2 Tes 3, 10.6 Génesis 3, 17 y 19.7 Citado en : Terror der Ökonomie - Elend der Politi. Kongreß gegen Sozialreformismus.

Freiburg, 24.-26. April’98. Pág. 14.8 El hombre ha nacido para el trabajo, como el pájaro para el vuelo.

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o un sentimiento de angustia. Ciertamente, la angustia es comprensible cuan-do la viven parados de larga duración que, a la fuerza, han de enfrentarse consu tiempo vacío. A esta idea de vacío ha de añadirse la idea de rechazo, deexclusión, de muerte social. Igualmente la angustia se comprende en el casode los jubilados, que trabajan con jornada completa desde los dieciséis años, yque deben vivir bruscamente una ruptura del ritmo de semejante a la de uninfarto temporal.”

Esta misma cultura del éxito, ampliada por el temor de ocupar un puestoen la cola del paro, incentiva igualmente a muchos jóvenes estudiantes a par-ticipar en el voluntariado, como vía para mejorar el curriculum, realizar prác-ticas, adquirir experiencias o simplemente crear redes de contactos. Además,hay determinadas ocupaciones –que pueden ser incluso más duras que un tra-bajo normal– carentes de remuneración, que no son consideradas socialmen-te como un trabajo auténtico, y que carecen de prestigio social e incluso per-sonal. Niños y jóvenes trabajan en sus estudios, los jubilados en la jardineríay el cuidado de sus casas, las amas de casa en las tareas domésticas y el cui-dado de los niños... De ahí, que estudiantes cuya ocupación es el estudio, sevean igualmente incentivados hacia el voluntariado, en un intento por reafir-marse como ente autónomo y de plena capacidad de decisión frente a unosestudios –prolongación del colegio– y una familia que le mantiene económi-camente.

Este caso de huida hacia delante, en búsqueda de nuevos espacios de defi-nición, que se da entre los estudiantes, también se puede dar (y de hecho se da)entre los trabajadores, que consciente o inconscientemente responden a lanecesidad de no identificarse con el trabajo, como medida psicológica, y acu-den al voluntariado. La clave –en este último caso– estaría en lo excepcionalque resulta la continuidad biográfica entre el ejercicio laboral y la preparaciónprevia.

Redistribución del volumen total de horas trabajadas

Para tratar otro de los puntos básicos de éste texto, es necesario aclararantes los motivos fundamentales (entre otros) por los que puede haberse gene-rado la actual situación de aumento de desempleados. Una de las principalescausas es el muy considerable grado de mecanización alcanzado; una automa-tización y robotización que, cada vez más, han adoptado las empresas en losdiversos sectores de la actividad laboral, lo cual ha representado una sustitu-ción de puestos de laborales por máquinas, que realizan un trabajo de inmejo-rable calidad en menos tiempo que el trabajador convencional y a más bajocoste. Ya lo previó Aristóteles hace 2.300 años, al afirmar que “cuando cada

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maquinaria realice su función por si misma, cuando por ejemplo la lanzaderapueda tejer sola, entonces el capataz no necesitará más de los ayudantes, ni elseñor de sus esclavos”9.

Finalmente debe citarse también como causa, la necesidad de las empre-sas de ser más competitivas con respecto a otros proveedores que han idointroduciendo sus productos en el mercado a muy bajo precio, viéndose obli-gadas a rebajar sus costes, con lo cual se ha generado una reducción de la can-tidad de la mano de obra, debiendo realizar el mismo esfuerzo o más, queantes con un número menor de personas.

Y precisamente la clave se puede encontrar en su propio origen, ya queuna de las posibilidades que se apuntan a nivel mundial como más efectivaspara obtener un importante descenso de los niveles de paro, consiste en redis-tribuir el volumen total de horas trabajadas entre un número mayor de emple-ados; Dicho de otra manera, se trataría de trabajar en conjunto el mismo núme-ro de horas, pero realizadas por un número mayor de personas, reduciendo lajornada laboral de cada una de ellas, aunque ello supusiese una cierta pérdidadel poder adquisitivo individual de los ya colocados.

Es el momento de recordar nuevamente las palabras de Andre Gorz(1994a:18-19): “Cuando el trabajo, como ocurre ahora, deje de ser la principalfuente de riqueza, el derecho a un sueldo completo ya no podrá depender deun tiempo de trabajo preestablecido”.

Los teóricos sociales han apuntado numerosas veces que el futuro de lahumanidad se dirige hacia la llamada cultura del ocio, la cual potencia unadiferente redistribución del tiempo dedicado al trabajo y al ocio. De hecho, lanueva era tecnológica consecuencia de la tercera revolución industrial, facili-tará esa posibilidad, ya que el trabajo realizado por las máquinas permitirápoder disponer de un mayor número de horas que dedicar a la inactividad.Herbert Marcuse ya hizo en su momento una afirmación que puede conside-rarse profética, cuando observó que “la automatización amenaza con hacerposible la inversión de la relación entre el tiempo de ocio y de trabajo, es decir,lograr que el tiempo dedicado al trabajo se convierta en marginal, mientras queel tiempo dedicado al ocio adquiera la condición de fundamental. El resultadosería una modificación radical en la asignación de valores y una forma de vidaincompatible con las culturas tradicionales. La sociedad industrial avanzada sehalla en movilización constante contra esta posibilidad…”; y más adelanteañadía: “… desde que la duración de la jornada laboral es uno de los princi-

9 Vid. supra nota nº 6. Pág. 10.

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pales factores de represión impuestos por un principio de realidad sobre unode placer, la reducción en las horas de trabajo … debe ser el primer requisitopara la libertad”.

Y es dentro de esta cultura del ocio, donde la animación sociocultural, lasredes asociativas, etc. cobran importancia. Así, el tercer sector crece en prota-gonismo, puesto que cada vez más se generan bienes y servicios fuera de laesfera institucional de las actividades económicas clásicas.

No es un sueño; Keynes hace sesenta años, consideraba ya la semana dequince horas, y a su vez el padre jesuita Von Nell-breunig, superó hace tiem-po la vieja exigencia de los tres ochos10, afirmando que ocho horas a la sema-na bastarían para dotarnos de lo necesario, la sociedad del tiempo liberado, deltiempo para amar debería ser alcanzada.

Si a eso añadimos, que las nuevas tecnologías y comunicaciones no sóloreducen la plantilla laboral, sino que incluso están posibilitando cada vez más,el que se puedan realizar las funciones ocupacionales desde el domicilio par-ticular; eso conlleva la paulatina desaparición del entorno laboral como espa-cio de interacción con otros, como contexto de relaciones sociales (pese a latendencia tras la crisis económica y laboral de los 70 por recuperar el huma-nismo del trabajo…). De ahí, la necesidad de lograr redes de confluencia paratener constancia de la existencia del resto e interaccionar con ellos. El movi-miento asociativo se presta perfectamente para tener contacto directo con elprójimo.

En palabras de Wirth (Wirth:1938): “El hombre urbano, reducido a unestado de impotencia virtual como individuo, está condenado, para obtener susfines, a empeñarse en lograr una unión en grupos organizados con otros indi-viduos de intereses similares. Esto da por sentado la enorme multiplicación deorganizaciones voluntarias dirigidas a una variedad tan grande objetivos comode necesidades e intereses humanos existen. Mientras que por un lado los lazostradicionales de la asociación humana se han debilitado, la existencia urbanainvolucra un estado de interdependencia mucho mayor entre los hombres yuna forma más complicada, frágil y volátil de interrelaciones humanas”.

Estrechamente ligado al tema de este escrito, está la propuesta 16 de G.Aznar (1994:245), que propone reducir la masa de parados, estableciendo untiempo de servicio social obligatoria en vez de un servicio militar, así se redu-ciría el número de desocupados y redundaría en beneficio para la comunidad;“no parece ilógico que cada cual dedique un año de su vida, altruistamente, al

10 División del día en 8 horas de sueño, 8 de trabajo y 8 de esparcimiento.

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servicio de la colectividad pública... Parece justo (y muy formativo) que cadacual afirme su ciudadanía aportando su cuota correspondiente a los serviciosgenerales, servicios de los que se beneficiará toda su vida”. De todos modos,esta posibilidad, que puede sonar coherente, tiene viejas resonancias, al fin yal cabo, fue uno de los métodos usados durante el primer tercio de este siglopor determinados gobiernos –que no viene al caso mencionar– para erradicarel desempleo en sus Estados.

Gorz (1994b:189) comparte ese punto de vista, puesto que afirma: “en unasociedad en la que el tiempo y los recursos productibles dejan de ser escasos…: las actividades convivenciales (tales como la ayuda y los cuidados a domici-lio a personas minusválidas, ancianas o enfermas, madres de niños en su pri-mera infancia…) pueden ser progresivamente desprofesionalizadas y a medi-da que disminuye la duración del trabajo, asumidas de manera voluntaria en elmarco de redes de ayuda mutua.”

A modo de conclusión

Si ha aumentado la productividad, si tenemos grandes posibilidades mecá-nicas y tecnológicas, también tendremos que reajustar nuestro tiempo de tra-bajo, adaptar nuestros estilos de vida, públicos y privados, a nuestro grado dedesarrollo tecnológico desde un punto de vista más convivencial. No nospodemos arriesgar a tener paro para todos.

Indudablemente, la situación del mercado laboral es grave, y por comple-jo que pueda parecer, el incentivar el acceso a la denominada cultura del ocio(por ejemplo con la tan traída cifra de las 35 horas) siempre será mucho mássimple que remodelar las estructuras del sistema vigente. Así con todo, nodejará de ser un arreglo provisional, puesto que el modelo de sociedad estáviciado y a la larga será insostenible.

Pero aceptando la opción del voluntariado, éste no debe levantarse sobreel desmantelamiento de servicios públicos, ni sobre la destrucción del empleo,ni sobre la desaparición de otras formas de solidaridad, ya que su justificaciónno se halla en la precarización de las condiciones sociales, sino, al contrario,en la mejora de la calidad de vida. Sin olvidar, que es bueno que coexistan losmecanismos formales e informales de solidaridad.

La pugna entre los mecanismos formales e informales, entre la profesio-nalización y voluntarismo, ha articulado muy variadas argumentaciones;desde el lado del voluntariado se ha aludido al peligro de desnaturalizaciónante el control directo de las administraciones, en caso de profesionalización.Así, como que la cercanía generalmente de los voluntarios con el medio, gene-

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Mercado laboral y sociedad civil

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ra una intervención más arraigada, contextualizada. Frente a la de los profe-sionales que tienen que desplazarse.

Argumentos a favor de la profesionalización hay muchos, de hecho exis-te un fuerte contingente de trabajadores dependientes de la administración enel ámbito convivencial. E igualmente existen empresas de prestación de servi-cios, cuyo principal cliente es la administración, y también hay profesionalestrabajando dentro de la sociedad civil.

Pero este debate puede ser tarea vana ya que aunque se optara por la pro-fesionalización, ésta se vería fuertemente limitada por problemas presupuesta-rios. Al fin y al cabo, según Ralf Dahrendorf (1996:32) “es inevitable, que allídonde el estado de bienestar no puede ayudar más, tendrá que aparecer volun-tariamente una autoayuda (Selbsthilfe) organizada.”

La solución tampoco pasa por la explotación no remunerada de la necesi-dad social de sentirse útil que puedan experimentar los parados, ni por abusarde la buena fe e intenciones de los trabajadores altruistas. Y pese a compren-der la motivación que encierra la propuesta de crear un servicio social a lacomunidad, no se pueden evitar asociaciones simplistas de ideas, ni compara-ciones históricas, en donde se lograban espectaculares reducciones de las tasasde paro confinado a las mujeres en las cocinas de por vida y a los hombres enlos cuarteles durante varios años, sin olvidar largos periodos de tareas comu-nitarias.

Los diversos paradigmas tienen de todos modos razón cuando apelan a lanecesidad de recrear el ocio, pero un ocio que no sea simplemente un ocio con-sumista y reproductivo, y que sea construido con cierta capacidad social deacción colectiva y de expresión de identidad. Todo aquel que haya participadoen una experiencia de voluntariado, no habrá dejado de experimentar la suges-tiva capacidad de este fenómeno social para crear nuevas identidades; funda-mentadas en unas particulares capacidades de interacción, comunicación,expresión…. Y ahí es donde entra su utilidad definida por los teóricos para ali-viar la actual centralidad sociológica de la actividad del trabajo, disminuyen-do así la extrema tensión del mercado de laboral.

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Evaluación y calidad educativa universitaria desde elenfoque crítico de J. Habermas

Iñaki Unzueta

Laburpena: Hasteko, arrazoipide teknikoareneta arrazoipide praktikoaren arteko bereizketaahalbidetzen duen lehen maila bat jartzen da.Lehenak, arau tekniko egokiak erabiliz helbu-ruak lortzeko baliapideei erreparatzen dienbitartean, bigarrenak, baliapideak eta helburuakjartzen ditu epaitegian, testuinguru moral ara-zotsuetan diharduen pertsona neurtua ezauga-rriturik. Ikuspegi hauetan oinarriturik eraikitzendira programa “objektibista” eta “interpretati-boa”, lan honen lehen helburutzat hartuko dire-nak, hain zuzen ere. Eta, une berean, oinarri haujarririk, (2) ezagutza osatzen duten intereseiburuzko teoria eraikiko du Habermasek: intereskognitibo-instrumentala, praktikoa eta askatzai-lea. Interes hauek heziketari buruzko ikuspegiezberdinetan agertzen diren heinean, ahalezkoaizango zaigu berauek era konplexu eta egokia-goan deskribatu eta ezaugarritzea. Oinarrizkoelementu hauek jarri ondoren (3) esplikatzenahaleginduko gara zergatik ebaluatzen den hezi-keta eta (4) aztertzen ebaluaketan eta kalitateanzein den ikuspegi nagusitua. Urrats hauek emanostean eta kontzeptuak argiturik (5) EuskalHerriko Unibertsitatean zein ebaluaketa ereduari den hedatzen ikusiko dugu, eredu nagusitua-rekin dituen parekotasunak nabarmendurik.Ondoren (6) UPV/EHUko ebaluazio eta kalitateeredua aztertuko dugu, teoria kritikoaren argi-tan, oraingoan. Eta erakutsiko ditugu, azkenik,(7) heziketaren gertakaria mugatzen duen lanharremanen eremuan ikuspegi objektibistakdaukan eragin gauzatzaile eta arrazionalizatzai-leak (desprofesionalizazioa, deskualifikazioaeta irakaskuntza lanaren justizializazioa).

Resumen: Se comienza con el establecimientode un primer nivel que permite proceder a la dis-tinción entre razonamiento técnico y razona-miento práctico. Mientras el primero contemplabajo el empleo apropiado de reglas técnicas lapuesta de los medios para la consecución de unfin; el segundo, problematiza tanto los medioscomo los fines y es el que caracteriza a la per-sona prudente que opera en entornos moralesproblemáticos. Sobre estas perspectivas selevantan los desarrollos de los programas «obje-tivista» e «interpretativo» que son el primerobjeto de tratamiento de este trabajo. Y a su vezsobre esta base, Habermas construye [2] su teo-ría de los intereses constitutivos del conoci-miento: interés cognitivo-instrumental, prácticoy emancipatorio. La presencia de estos interesesen las distintas perspectivas educativas nos ser-virá para en consecuencia describirlas y caracte-rizarlas de un modo más complejo y convenien-te. Establecidos estos elementos basales,posteriormente [3], trataremos de argumentar elporqué de la evaluación en educación y caracte-rizaremos [4] la perspectiva dominante en eva-luación y calidad. Una vez dados estos pasos yprocedido a una clarificación conceptual, nosdetendremos [5] en el modelo de evaluación quese está aplicando en la Universidad del PaísVasco y señalaremos los paralelismos que pre-senta con el modelo dominante. En el pasosiguiente [6] examinaremos el modelo evaluati-vo y de calidad de la UPV/EHU a la luz de lateoría crítica. Y finalmente [7] nos detendremosen apuntar algunos de los efectos cosificadoresy racionalizadores (desprofesionalización, des-cualificación y justicialización del trabajodocente) que la perspectiva objetivista proyectasobre el ámbito particular de relacionales labo-rales que delinea el fenómeno educacional.

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1. Programa «objetivista» e «interpretativo» en educación

Una institución es un conjunto normativo que resulta de la actuación delos miembros que la componen y a los cuales a su vez, en alguna medida, regu-la y prescribe su conducta. Y una organización es la traducción operativa deuna institución. Generalmente las instituciones cumplen funciones importan-tes y a veces son esenciales en la reproducción simbólica y material de lasociedad, por lo que están controladas y dotadas de fuertes recursos políticosy económicos. La educación parece ajustarse a esta definición amplia de ins-titución que hemos dado, pues en efecto, es un conjunto axiológico que con-trola y modifica la conducta de sus miembros; en gran medida está encargadade los procesos de reproducción cultural, integración y socialización y por suimportancia en la reproducción del saber eficaz y en la renovación de las tra-diciones y del saber legitimatorio, está instrumentalizada por el subsistemapolítico-administrativo y cada vez en mayor medida está supeditada al subsis-tema económico y por ello invadida por la racionalidad económica. En estabreve declaración se perfilan ya algunas consideraciones críticas que nos lle-van a un rechazo de los planteamientos cientificistas en educación y a apostarpor el contrario, por una visión informada por los supuestos de la Ilustracióny por la consideración de la educación como actividad práctica.

Las premisas que subyacen a una perspectiva ilustrada en educación sonlas siguientes. En primer lugar, un concepto de individuo social que al tiempoque es un fin en sí mismo, no es aprehendible aisladamente de la sociedad dela que forma parte, pues la humanidad presente en los hombres es lo que lesconvierte en personas sociales y morales. La segunda premisa hace referenciaa la dimensión racional del ser humano que permite acceder a una considera-ción crítica de sí mismo y de aquellas estructuras que obstaculizan la transfor-mación del mundo. La meta de la Ilustración y también de la educación es–según la feliz expresión de Kant– la salida del hombre de su auto-culpableminoría de edad atendiendo a la razón sin la guía del otro. Pero la autonomíaracional no tiene cabida más que en un contexto plenamente democrático enel que la libertad de expresión y de pensamiento den lugar a la justificacióndiscursiva de las decisiones y a una opinión pública robusta y sin limitaciones.

R. S. Peters es un autor tributario del pensamiento ilustrado y su anclajeen esta corriente no admite dudas cuando señala que,

«el individuo aporta a su experiencia un conjunto de creencias, actitudes y expecta-tivas. La mayoría de ellas se basan en la autoridad. Muchas son erróneas, prejudi-ciales y simples, sobre todo en el ámbito político, en el que las pruebas muestranque las opiniones dependen en abrumadora medida de lealtades tradicionales e irra-cionales. Uno de los objetivos de la educación consiste en reducirlas... El individuopuede mejorar su comprensión y depurar sus creencias y actitudes erradicando de

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ellas el error, la superstición y el prejuicio. Y, mediante el desarrollo del conoci-miento, puede llegar a contemplar la condición humana a una luz muy diferente. Amedida que cambia su visión de las personas, la sociedad y el mundo natural, seabren nuevas oportunidades de acción... y el pensamiento de participar en la trans-formación de las instituciones, que antes consideraba puntos fijos de su mundosocial, puede impulsarlo»1.

Y se muestra en consecuencia totalmente partidario de una educación pro-tegida de la instrumentalización. La instrucción y el entrenamiento procuranel nacimiento, desarrollo y potenciación de las capacidades de la persona yestán orientadas al éxito para la obtención de logros determinados. Pero poresta misma circunstancia anulan una de las condiciones de la educación si con-sideramos que,

«un hombre educado siempre tiene una cierta comprensión de las cosas, no es sola-mente alguien que posee un saber como o una destreza. Existe también la idea deque esta comprensión no debe limitarse a una especialización demasiado estrecha.Esto me ha conducido a sugerir que la afirmación de que la educación implica alhombre entero es una verdad conceptual, en el sentido de que es incompatible conla excesiva especialización»2.

Hay por consiguiente en este autor una consideración ideal-normativa delhombre educado que evalúa los aspectos instrumentales asociados al mundoobjetivo, pero que engarza su praxis con la sensibilidad y comprensión paracon el mundo social y subjetivo. Por ello denuncia que el hombre educado estéen franca retirada: «Considero que la opinión pública está demasiado inclina-da a concebir la educación sólo de una forma instrumental [...] Creo que losGobiernos la ven principalmente como una fuente de mano de obra cualifica-da y el ciudadano medio como un instrumento de promoción social»3.

Por otro lado, para Peters, la razón que transciende los particularismos delesto, del aquí y del ahora es central en la naturaleza humana. Pero para elloes necesario el tipo de hombre que explica, planifica, justifica y razona; esnecesario el tipo de hombre racional que haciendo frente a las pretensiones devalidez que exige el lenguaje, desenmascara y se impone a la facticidad de laautoridad, la revelación o la tradición. Parece en consecuencia que el tipo deconocimiento que Peters reclama para una ciencia de la educación es de natu-raleza autorreflexiva y tiene como meta la autonomía racional, esto es, la com-prensión de uno mismo y del mundo que le rodea sin la guía del otro.

1 W. Carr, Una teoría para la educación, Morata, Madrid, 1996, pág. 146, citando a R. S.Peters, “Democratic values and educational aims”, Teachers´ College Record, 8 (3), pp. 463-482.

2 R. S. Peters, “La educación y el hombre educado”, en R. F. Dearden y otros, Educación ydesarrollo de la razón, Narcea, Madrid, 1982, pág. 22.

3 Ibid., pág. 32.

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Este planteamiento anclado en la Ilustración y contundentemente opues-to a una visión meramente instrumental de la educación guarda una gran ana-logía con el enfoque contemporáneo de teoría crítica que tiene a Habermascomo máximo exponente. En efecto, este autor en una obra temprana de1968, Conocimiento e Interés, se pregunta al igual que Peters por cómo esposible reafirmar la idea clásica de la autodeterminación racional y tambiénpor cómo recuperar la olvidada experiencia de la autorreflexión4. Se trata enconsecuencia de analizar las importantes repercusiones que este plantea-miento de teoría crítica tiene para la educación y para este cometido habráque enfrentarlo a planteamientos rivales que pongan a prueba su fortaleza yfecundidad.

Las leves consideraciones teóricas que hasta el momento se han espiga-do nos llevan a reivindicar una interpretación de la Enseñanza como discipli-na práctica. Ya Aristóteles en Etica a Nicómaco, procedía a la distinción entrerazonamiento técnico, práctico y científico5. El razonamiento técnico o ins-trumental implica bajo el empleo de unas reglas técnicas determinadas lapuesta de los medios apropiados para la consecución de un fin. Por su parte,el razonamiento práctico aunque implica también el logro de una meta, noopera bajo unas reglas técnicas de procedimiento. En consecuencia es aquéltipo de razonamiento que en el uso de la inteligencia problematiza tanto losmedios como los fines y es el que caracteriza a la persona prudente que operaen entornos morales problemáticos. Por último, por el razonamiento científi-co (theoría ) se busca dilucidar cuestiones puramente intelectuales, siendoaquél que informa a las ciencias puras no objeto de aplicación. Aristóteles portanto, distinguía básicamente dos formas de acción humana que en el campode la educación son también absolutamente relevantes: praxis y poiesis, y quesimplificadamente podríamos traducir por “hacer algo” y “construir algo”. Elfin de la poiesis es por medio de unas reglas técnicas materializar algo y estáinformada por un tipo particular de conocimiento que Aristóteles denominótechne. La práctica o praxis por su parte, no busca materializar nada en con-creto sino que en el transcurso de la acción al “hacerse” realiza algún bienmoralmente valioso. Como señala W. Carr: «En realidad, la praxis difiere dela poiesis precisamente porque el discernimiento del “bien” que constituye sufin es inseparable del discernimiento de su modo de expresión. La “práctica”

4 La autorreflexión para Habermas es «a la vez intuición y emancipación, comprensión yliberación de la dependencia dogmática»: J. Habermas, Conocimiento e Interés, Taurus, Madrid,1989, pág. 210.

5 Aristóteles, Etica a Nicómaco, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1981,

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es, por tanto, lo que nosotros llamaríamos una acción moralmente informadao moralmente comprometida»6.

La acción técnica medirá su eficacia y eficiencia por la idoneidad en laadecuación de los medios a los fines y por el grado en que éstos son alcanza-dos. Mientras que la calidad de la acción práctica vendrá evaluada no por elcómo hacer sino por el qué debe hacerse en situaciones morales dilemáticas.La buena deliberación, el ponderado juicio, la sabiduría práctica, penden endefinitiva de la phronesis que es la virtud de saber qué principio ético tieneque orientar una determinada situación. El sabio práctico –phronimos– esentonces aquél que evalúa una situación práctica bajo el el foco de su signifi-cación ética y en consecuencia actúa desde una moralidad responsable. En estalinea ha sido J. J. Schwab uno de los más arduos defensores de la concepciónde la educación como disciplina práctica, pues a su juicio los profesores con-tinuamente se enfrentan a situaciones problemáticas con valores educativosenfrentados que exigen la discursividad práctica de aquello que se revela comoeducativamente justificable. Según este punto de vista, la praxis es un tipo deacción reflexiva que puede transformar la teoría que lo informa. Al tiempo quela poiesis se manifestaría en forma de “know how” cosificado que imposibi-lita la transformación de la techne que orienta. Aquí nos decantaremos comoya antes se ha señalado, por esa determinada perspectiva que entiende la ense-ñanza como praxis, pues como dice W. Carr:

«La práctica educativa no puede hacerse inteligible como una forma de poiesisregida por fines prefijados y gobernada por reglas determinadas. Sólo puede hacer-se inteligible como una forma de praxis regida por criterios éticos inmanentes a lamisma práctica educativa; criterios que sirven para distinguir las prácticas educati-vas auténticas de las que no lo son y la buena práctica educativa de la indiferente ode la mala. Aunque ahora hay personas que pretenden reducir la práctica educativaa un tipo de “acción material” mediante la cual moldear una materia prima de acuer-do con una forma especificable de antemano, los profesionales de la educaciónsiguen experimentándola como una especie de “acción no material” regida por com-

6 W. Carr, op. cit., pág. 96. Por su parte, S. Grundy dice que la praxis es un concepto fun-damental en la obra de Freire y siguiendo a este autor destaca las siguientes características: «1.Los elementos constitutivos de la praxis son la acción y la reflexión [...] La praxis no supone unarelación rectilínea entre teoría y práctica en la que la primera determinara la última; se trata encambio de una relación reflexiva en la que cada una construye la otra [...]. 2. La praxis se desa-rrolla en lo real, no en un mundi imaginario o hipotético [...]. 3. Esta realidad en la que tiene lugarla praxis es el mundo de la interacción: el mundo social o cultural. Así, la praxis, como la acciónpráctica, constituye una forma de interacción [...]. 4. (La praxis) es el acto de construir o recons-truir de forma reflexiva el mundo social. 5. La praxis supone un proceso de construir un signifi-cado a las cosas, pero se reconoce que el significado se construye socialmente, no es absoluto»:Producto o praxis del curriculum, Morata, Madrid, 1991, pp. 146-147. Asimismo vid. P. Freire,Pedagogía del oprimido, Siglo XXI, Buenos Aires, 1973.

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plejos y, a veces, conflictivos fines éticos que pueden modificarse a la luz de las cir-cunstancias prácticas y de las condiciones concretas»7.

Por consiguiente, desde esta perspectiva la teoría no informa unívoca-mente la práctica, sino que la teoría orienta una práctica que penetra a su vezen la teoría. Esta postura como tendremos ocasión de ver más adelante, va atener importantes consecuencias para diferentes aspectos de la educación,como son el currículum, la investigación o el desarrollo profesional; ya quepor ejemplo en adelante no podrá admitirse un currículum como un productoelaborado extraeducativamente, ni en general tampoco una investigación ouna teoría educacional elaborada “desde fuera” por investigadores académicosque no entran en relación con la práctica:

«La educación no es ninguna clase de fenómeno inerte que pueda observarse, ais-larse, explicarse y sobre el cual pueda teorizarse. No hay “fenómenos educaciona-les” aparte de las prácticas de aquellos que ejercen actividades educacionales, ni“problemas educacionales” aparte de los que surgen de estas prácticas y tampocohay “teorías educacionales” aparte de las que estructuran y guían estas prácticas. Laúnica tarea que la “teoría educacional” puede perseguir legítimamente, entonces, esdesarrollar teorías de práctica educacional que se relacionan intrínsecamente con lospropios informes de los practicantes acerca de lo que hacen y que mejorarán la cali-dad de su implicación en estas prácticas y les permitirán realizarlas mejor»8.

Establecido este primer nivel de análisis en el estudio de las teorías de laeducación, podemos traer de nuevo a colación las preguntas que nos hacíamosal comienzo, esto es, ¿Cómo es posible reafirmar la idea clásica de la autode-terminación racional ? ¿Cómo recuperar la olvidada experiencia de la autorre-flexión? Pero en el nivel al que ya hemos accedido, estas preguntas nos llevana otras de mayor espesura que giran en torno a la cuestión de cómo es posiblearticular una forma de ciencia en la que la práctica de la autorreflexión y de laacción humana puedan reconocerse adecuadamente al tiempo que constituyanun soporte fundamental en la potenciación racional y en la emancipación.Habermas observa con preocupación cómo la teoría crítica de Horkheimerhabía quedado varada en los bancales de una racionalidad instrumental queinvadía ya el mundo humano y social. Y este mismo autor señala también conla misma preocupación, que la relación entre filosofía y ciencia ha quedadoseriamente deformada en un sentido cientificista. Esto significa que la cienciaen lugar de justificar sus enunciados cognoscitivos a la luz de las normas epis-temológicas derivadas de la filosofía, es la propia epistemología la que se veconstreñida desde el lado de la ciencia: «El cientificismo significa la fe de laciencia en sí misma, o dicho de otra manera, el convencimiento de que ya no

7 W. Carr, op. cit., pp. 101-102.8 W. Carr, Hacia una ciencia crítica de la educación, Laertes, Barcelona, 1990, pág. 66.

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se puede entender la ciencia como una forma de conocimiento posible, sinoque debemos identificar el conocimiento con la ciencia»9. El cientificismo hatraído consigo la sofisticación de técnicas de investigación a las cienciashumanas y sociales y también ha llevado a la consideración de las mismascomo ciencias libres de valores. De igual manera, ha avanzado considerable-mente la idea de una tecnologización y tecnocratización de la sociedad queconduce a la existencia de ciudadanos inermes ante los acontecimientos de unmundo sobre el que no tienen control y a su desmovilización en una democra-cia tecnificada.

Precisamente en Conocimiento e Interés, Habermas se propone deshacerla epistemología cientificista dominante, desbaratar la ilusión objetivista de unmundo social legaliforme aprehendible descriptivamente, demostrando que elconocimiento no destila de actos intelectuales puros sino que se constituye enbase a intereses humanos fundamentales. Sin embargo, antes de presentar lateoría de los intereses constitutivos del conocimiento de Habermas, nos deten-dremos en caracterizar más convenientemente la perspectiva objetivista-posi-tivista, así como en ver las repercusiones que ello tiene en teoría de la educa-ción.

Como es suficientemente conocido, el positivismo-objetivismo cobró unfuerte impulso a mediados del siglo XIX cuando se impuso la identificaciónentre ciencia y conocimiento. Comte, el principal valedor de esta perspectiva,trata de eliminar cualquier tipo de especulación metafísico-idealista quesuponga una concepción del objeto mismo “desde dentro”. Así, el objeto deestudio es analizado por un observador externo como un proceso natural dis-tinguible en sus regularidades empíricas y explicable con la ayuda de hipóte-sis nomológicas. En consecuencia, se elimina una importante dimensión delproblema del conocimiento, cual es la relevancia epistemológica del sujetocognoscente:

«Con ayuda de distinciones tales como contexto de descubrimiento y contexto dejustificación, cuestiones de génesis y cuestiones de validez [...] se pierden de vistalas operaciones sintéticas del sujeto cognoscente, la constitución de los objetos dela experiencia posible y de los hechos de los que trata la ciencia [...] Esta ceguerafomenta una tendencia hacia el “objetivismo”, la fe en un mundo de hechos auto-subsistentes [...] oculta la base transcendental del mundo de los hechos, ignora quela fuente del sentido radica en la estructura de la experiencia y de la acción»10.

9 J. Habermas, Conocimiento e Interés, Taurus, Madrid, 1989, pág. 13.10 Th. McCarthy, La teoría Crítica de Jürgen Habermas, Tecnos, Madrid, 1987, pp. 62-63.

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Por ello, Habermas llega a afirmar sin paliativos que, «el positivismo eseso: el renegar de la reflexión»11. Desde esta perspectiva, la sociedad comosujeto es tratada idénticamente a la sociedad como objeto, obviando de estemodo la categoría sociológica “sentido”, desde la cual nos podemos remitir aun concepto más complejo de sociedad, como plexo de manifestaciones yestructuras simbólicas constantemente generado conforme a reglas abstractassubyacentes. De igual manera, la orientación positivista entierra la categoría“historicidad” que nos remite a “recuerdo” en oposición a olvido y cosifica-ción. Dice en este sentido Th. Adorno que, «toda cosificación es un olvidar; ycrítica significa en realidad, tanto como recuerdo, es decir, remover en losfenómenos cómo llegaron a ser, qué llegaron a ser, y, de este modo, percatar-se de la posibilidad de que podían haber sido de otro modo y de que puedenser de otro modo»12.

También el universo de la educación ha sido invadido por la lógica positi-vista, de tal manera que los ámbitos de estudio se presentan como constituidospor fuerzas anónimas sometidas a regularidades y leyes que deben ser eluci-dadas por un investigador externo. En este contexto instrumental, el paso lógi-co siguiente es el adecuamiento de los medios a los fines, buscando la maxi-mización de la eficacia en el logro de unas metas que no han sido sometidas atematización. Por tanto, desde esta visión tecnocrática y de ingeniería social seinterviene en los procesos educativos buscando la estabilización y el controlinstrumental. No es de extrañar por consiguiente que la educación sometida aesta presión funcionalista presente cada vez en mayor medida los tres siguien-tes rasgos: orientación profesional, gerencialismo y mercado13. Por la primeracaracterística, la educación es entendida desde el prisma de que debe prepararbásicamente para el desempeño profesional y el trabajo. La segunda hace refe-rencia al hecho de que la formación orientada al trabajo puede y es conve-niente además que sea controlada y gestionada desde el exterior. Por último,con la referencia al mercado se quiere señalar que la educación es una varia-ble dependiente de la demanda del mercado. En relación a la orientación pro-fesional, aunque existen tres causas que tienden a aproximar mercado de tra-bajo y enseñanza post-secundaria: masificación de la universidad, variacionesen la oferta de trabajo y rápida obsolescencia del conocimiento14, nadie pone

11 J. Habermas, Conocimiento e interés, pág. 9.12 Th. W. Adorno, Introducción a la sociología, Gedisa, Barcelona, 1996, pág. 196.13 Cfr. J. Haliday, Educación, gerencialismo y mercado, Morata, Madrid, 1995, pp. 46-63.14 E. Lamo de Espinosa, “Enseñanza post-secundaria y mercado de trabajo”, en II Congreso

Mundial Vasco. Congreso de Educación, Tomo I, Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz, 1988, pp. 279-303.

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en duda que la educación pueda quedar desligada de las necesidades y preo-cupaciones del sistema económico. Pero tampoco ello debe significar que laUniversidad tenga que llevar la pesada carga de la preparación y formación delas empresas, pues tiene también que abordar otros cometidos. La terceracaracterística hace notar el hecho de que debe ser el mercado el que determi-ne la forma y el conocimiento a impartir, pues es éste el valor que se comer-cializa en educación. Así, el valor conocimiento consiste en conjuntos dedeclaraciones que se corresponden más o menos acertadamente con “elmundo” y al alumno le corresponde configurar a partir de esos módulos enforma de cadena de montaje el menú más adecuado para su inserción en elmercado de trabajo. Por tanto, aunque la existencia de desempleo no es primafacie un problema educativo, la orientación empírico-objetivista coloca en lasespaldas del sistema educativo la pesada tarea de la formación para el empleo,de modo que si el desempleo existe, el sistema educativo es el principal res-ponsable por no haber logrado la adecuación entre formación y necesidadesdel aparato productivo. Los empleos existen y lo que fracasa es el sistema edu-cativo por estar mal gestionado o por presentar currículums inadecuados. Laúltima característica es el gerencialismo, esto es, la idea de que los objetivosde la educación deben ser marcados y su consecución atribuida a la responsa-bilidad de unos gestores. MacIntyre señala sin embargo la existencia de lo queél denomina “bienes internos” como son la precisión, el estilo o sobre todo ladedicación, que siendo fundamentales en educación no son sin embargo tran-saccionables en el modelo input-output que propugna el gerencialismo15.

Hemos realizado la presentación de los presupuestos básicos del progra-ma objetivista y también de algunas de las consecuencias que ello tiene en elámbito educativo. Asimismo se han espigado algunas críticas a dicho progra-ma que serán convenientemente reformuladas y completadas después de cono-cer la teoría de los intereses constitutivos del conocimiento y las implicacio-nes que ello tiene para una teoría crítica de la educación.

2. Intereses constitutivos del conocimiento y perspectivas en educación

Habermas llevó a cabo en Conocimiento e Interés una radical crítica alentendimiento positivista del saber y,

«elaboró una Teoría del conocimiento que mina seriamente el ‘cientificismo’ de dosmaneras concretas. En primer lugar, y mientras procura demostrar que la cienciasólo ofrece un tipo de conocimiento entre otros, intenta refutar toda pretensión de

15 Cfr. A. MacIntyre, Tras la virtud, Crítica, Barcelona, 1987.

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que la ciencia sea capaz de definir las normas con arreglo a las cuales se va a juz-gar cualquier saber. En segundo lugar, y oponiéndose a la pretensión de que la cien-cia ofrece una explicación objetiva o neutral de la realidad, trata de revelar cómo losdiferentes tipos de saber están configurados por el interés humano particular al quesirven»16.

Para este autor, el conocimiento humano se constituye en virtud de tresintereses cognitivos básicos: técnico, práctico y emancipatorio. Los cuales a suvez enlazan con tres tipos de ciencia mediante las que se genera, constituye yarticula el saber en la sociedad: empírico-analítica, histórico-hermenéutica ycrítica.

En primer lugar, hay que hacer constar que la reproducción de la vidahumana y la reproducción de la base material de la vida se encuentran irrevo-cablemente soldadas. De ahí que el interés cognitivo-instrumental, el interéspor la reproducción de la base material de la existencia dé lugar a un saber ins-trumental centrado en la manipulación y el control de la naturaleza.

Pero en segundo lugar y de igual manera, la reproducción de la vidahumana está también soldada de forma irrevocable a la intersubjetividad de laque uno puede fiarse y que se establece por medio de las acciones comunica-tivas orientadas al entendimiento. El interés práctico de las ciencias histórico-hermenéuticas está así orientado a la clarificación, comprensión, autoentendi-miento y entendimiento mutuo en la organización de nuestras propias vidas.

Y en último lugar, se presenta el interés emancipatorio respecto a las coac-ciones pseudonaturales que basan su poder en la no transparencia. Este interéspor la emancipación –de más difícil acomodo– enlazaría con las tradiciones dereflexión crítica: «En el interés por la autonomía del yo la razón se impone enla misma medida en que el acto de la razón como tal produce la libertad. Laautorreflexión es a la vez intuición y emancipación, comprensión y liberaciónde la dependencia dogmática»17.

Habermas en un fragmento escrito en 1977, que tiene por título:Objetivismo en las Ciencias Sociales y, publicado como Apéndice a la nuevaedición (1982) de La lógica de las Ciencias Sociales, realiza un último inten-to de fundamentación epistemológica de las diferentes ciencias, que permiteapreciar algún giro notable en su argumentación con respecto a lo mantenidouna década atrás en Conocimiento e Interés.

16 W. Carr y S. Kemmis, Teoría crítica de la enseñanza. La investigación-acción en la for-mación del profesorado. Martínez Roca, Barcelona, 1988.

17 J. Habermas, op. cit., pág. 210.

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Por una parte, hay que indicar que los enunciados observacionales acer-ca de un fragmento de la realidad (ámbito fenoménico de cosas y sucesos) queun observador realiza en solitario, sólo pueden traducirse en orientacionespara la acción racional con arreglo a fines, es decir en tecnologías para el con-trol de dicho fragmento de la realidad. Mientras que por otro, los enunciadosinterpretativos acerca de entidades que representan a algo del mundo feno-ménico de cosas y sucesos, es decir, los enunciados acerca de realidades sim-bólicamente preestructuradas, sólo pueden traducirse en orientaciones para laacción orientada al entendimiento, de modo que sólo pueden constituirse ensaber práctico. En consecuencia, la acción instrumental y la acción comunica-tiva son categorías epistemológicas fundamentales que hacen referencia a dosdimensiones básicas en el proceso de autogeneración de la especie:

«La acción instrumental [...] representa al interés cognoscitivo por el saber nomo-lógico; en el marco de referencia de la acción instrumental la realidad es objetiva-da [...] como existencia de las cosas bajo leyes generales. Por el contrario la accióncomunicativa representa al interés cognoscitivo por el entendimiento recíproco y alinterés práctico por el mantenimiento de una intersubjetividad siempre sujeta a ries-gos; en el marco de referencia de la acción comunicativa la realidad es constituidacomo un plexo intersubjetivo de sujetos hablantes y agentes. Mientras que la accióninstrumental responde a la polaridad sujeto-objeto, a la acción comunicativa corres-ponde la reciprocidad entre “ego” y un “alter ego”. De ahí que las categorías epis-temológicas que son la “acción instrumental” y “comunicativa” representen la dis-tinción entre saber nomológico e instrumental, por un lado, y saber hermenéutico yreflexivo, por otro»18.

Por tanto, donde la teoría de los intereses cognoscitivos se distingue másde las teorías clásicas del conocimiento, es en que pasa de la filosofía de laconciencia a la filosofía del lenguaje y al análisis de los actos de habla.

Como se sabe, según Habermas, el mundo de la vida viene delimitado porel horizonte en el que tienen lugar definiciones comunes de la situación y pro-cesos de entendimiento, que permiten a los agentes implicados llegar a acuer-dos sobre algo perteneciente al mundo objetivo, sobre algo del mundo socialque los agentes comparten, o sobre algo del mundo subjetivo de cada uno. Yla tarea del intérprete hermeneuta, partiendo de la distinción entre su propiacomprensión contextual y la comprensión contextual del autor, consistirá ensacar a la luz las definiciones que el texto presupone, a partir del mundo de lavida del autor y de sus destinatarios. Una vez que el intérprete cree haberentendido correctamente el texto, debería ser capaz de dar respuesta satisfac-toria a las hipotéticas preguntas que el autor le pudiera realizar. Esto significaque si existe un estado de cosas, hechos, etcétera; si rigen determinadas nor-

18 J. Habermas, La lógica de las Ciencias Sociales, Tecnos, Madrid, 1988, pág. 491.

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mas y valores y si existen sentimientos, vivencias, etcétera que pueden atri-buirse a determinados sujetos; el intérprete entiende por qué el autor hizodeterminadas afirmaciones y enunciados relativos al mundo objetivo, entien-de por qué guardó o quebrantó determinadas normas del mundo social y porqué el autor expresó determinadas intenciones, sentimientos, etcétera delmundo subjetivo: «El intérprete entiende, pues, el significado de un texto enla medida en que intelige por qué el autor se creyó con derecho a hacer deter-minadas afirmaciones (como verdaderas), a reconocer determinados valores ynormas (como correctos), o a manifestar determinadas vivencias (como vera-ces)»19. Por tanto el sentido del texto sólo será posible clarificarlo cuando que-den sobre el trasfondo bien determinados los componentes cognitivos, mora-les y expresivos del acervo cultural del mundo de la vida del autor. Esto noslleva a que el intérprete tiene que ser capaz de representarse las razones que elautor podría haber alegado en determinadas circunstancias; pero como no pue-den representarse razones sin enjuiciarlas, el intérprete tiene que tomar postu-ra frente a las pretensiones de validez que el autor del texto o los agentes vin-culan a sus emisiones.

Ahora bien, como dice Habermas, aunque:

«En principio toda forma comunicativa de vida tendría que permitir una completatransparencia de la comprensión que tiene de sí misma. [Y] De hecho, el idealismohermenéutico hace uso de la suposición de que todos los plexos de vida social, ofre-cen una forma de intersubjetividad que posibilita una comunicación no estorbadapor autobloqueos y, en todo caso, una comunicación no sistemáticamente distorsio-nada. Esta idealización [...] pasa de largo ante la realidad»20.

Se deben tener presentes las coerciones que distorsionan la comunicación,de modo que sólo a través de la experiencia reflexiva podrá percatarse uno dela pseudonaturaleza objetivada y con ello acceder a una praxis emancipatoria.Ahora bien, así como los intereses técnico y práctico están soldados a la auto-conservación de la especie y se fundamentan en estructuras profundas de laacción y la experiencia, el interés cognoscitivo emancipatorio presenta, comohemos visto, tan sólo un status derivado y, «una teoría guiada por este interéshace críticamente uso de la forma de intersubjetividad exenta de coerción [...]para investigar la trastienda de las autointerpretaciones de grupos e individuosy sacar a la luz tanto sus autoengaños (de ellos) como la función “racional” dela falsa conciencia»21.

19 J. Habermas, Teoría de la acción comunicativa, vol. 1, Taurus, Madrid, 1987, pág. 184.20 J. Habermas, La lógica de las Ciencias Sociales, pág. 493.21 Ibid., pag. 493.

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En definitiva, como los intereses técnico y práctico por la autoconserva-ción y el interés emancipatorio están soldados a las nociones de reflexividad,autonomía y responsabilidad inscritas en la acción comunicativa orientada alacuerdo, es posible desde esta posición inquirir otras formas emancipadas deexistencia:

«¿Cómo habrían interpretado colectivamente sus necesidades, con fuerza de obli-gación, los miembros de un sistema de sociedad, en cierto grado de desarrollo de lasfuerzas productivas, si, un conocimiento suficiente de las condiciones marginales yde los imperativos funcionales de su sociedad, hubieran podido y querido participaren una formación discursiva de la voluntad acerca del modo de organizar el inter-cambio social»22.

La cuestión es que los intereses constitutivos de ciencia que Habermasseñala también están presentes en las diferentes perspectivas de educación.Por ejemplo, el paradigma conductista o comportamental representa un sabertécnico pues concibe al docente como un agente externo (el docente puedeintercambiarse) que opera en un entorno marcado por unos objetivos a alcan-zar y que son predictores del rendimiento. La enseñanza-aprendizaje devieneen tecnología-entrenamiento para el dominio de habilidades-competencias ypor tanto su rendimiento es evaluable desde la eficacia y la eficiencia. Y tam-bién otra característica de esta perspectiva es que la teoría marca y guía lapráctica:

«Al formular predicciones sobre lo que pasaría si se modificase tal o cual aspectode una situación educativa. Sobre la base de estas predicciones se vislumbra la posi-bilidad de manipular cierto conjunto de variables para controlar los acontecimien-tos de tal modo que se obtengan los fines deseados y se eliminen las consecuenciasno deseadas. Y así es como, ateniéndose a los ideales científicos normativos deexplicación y predicción, la teoría educativa (entendida como ciencia aplicada) pro-porciona los fundamentos que permiten tomar decisiones educativas racionales»23.

Esta peculiar relación que la perspectiva técnica establece entre teoría ypráctica legitima la intervención externa del teórico académico y desprofesio-naliza y descualifica los docentes y su práctica e incurre como señala W. Carren una grave contradicción ya que, «considera a los prácticos como individuosno muy bien informados sobre la práctica, aunque la conozcan “desde dentro”,al tiempo que considera que los teóricos están bien informados sobre la prác-tica, aunque la división del trabajo los aparte de ella»24.

22 J. Habermas, Problemas de legitimación en el capitalismo tardío, Amorrortu, BuenosAires, 1991, pág. 137.

23 W. Carr y S. Kemmis, op. cit., pág. 82.24 W. Carr, Una teoría para la educación, pág. 27.

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Desde esta perspectiva, los programas de formación de competencias(Competency Based Teacher Education) (CBTE), han adquirido un fuerteimpulso sobre todo en EE. UU y su contexto de surgimiento lo describe bienMarcelo:

«Los orígenes de los Programas de Formación Basada en Competencias (CBTE) sesitúan de una parte en el movimiento denominado “accountability” o de rendimien-to de cuentas, de claridad de objetivos y evaluación de resultados. Otro de los ele-mentos que favorecieron el origen de estos programas fueron las teorías conductis-tas, así como la teoría de sistemas. Por último, encontramos causas en el desarrollode la enseñanza individualizada en base a programas modulares, y en el desarrollode un tipo de investigación proceso-producto que favorece la identificación y eva-luación de competencias»25.

Por otro lado, como el alumno deviene en un mero receptor de informa-ción sometido a un proceso de entrenamiento, la carga recae en el docente, enlos instrumentos, en las técnicas y también en el currículum-producto. Comoel objetivo último es maximizar el rendimiento del alumno, será necesarioincrementar la competencia docente, pero entendiendo ésta como plexo deconductas, como abanico de destrezas a adquirir y mejorar. Se opera por con-siguiente en un campo tecnológico de entrenamiento de docentes inexpertosque a través de técnicas como las de la microenseñanza26, adquieren y perfec-cionan las habilidades que caracterizan al profesor eficaz27.

Por último, el currículum informado desde el punto de vista técnico, será porlo general diseñado en otra parte, con lo cual: «El profesor se hallará sometido auna presión de productividad en relación con las previsiones de los diseñadores(lo que se traduce, como hemos visto, en un trabajo reproductor). [Y] la calidaddel trabajo del profesor se juzgará en relación con los productos de sus accio-nes»28. Por este motivo, alcanzarán relevancia los objetivos a alcanzar, los mediospara alcanzarlos y la forma eficaz y eficiente de evaluación de los mismos29.

25 C. Marcelo, Introducción a la formación del profesorado. Teoría y métodos, Universidadde Sevilla, 1989, pág. 40.

26 F. Imbernón dice que, «no resulta difícil comprobar la gran cantidad de cursos que se rea-lizaron desde 1970 sobre programación. La aplicación de estas técnicas incluía algunas actuacio-nes nuevas, como la microenseñanza por medio de un circuito cerrado de televisión, o la visuali-zación de conductas erróneas por parte del profesor, de cara a mejorarlas para hacer más eficaz elaprendizaje del alumno [...] Este modelo enfatiza el valor del conocimiento para resolver proble-mas más que para descubrirlos o plantearlos, es una visión eficientista de la enseñanza»: La for-mación del profesorado. El reto de la Reforma, Laia, Barcelona, 1989, pág. 27.

27 F. Oliva y K. Henson, “¿Cuáles son las competencias genéricas esenciales de la enseñan-za?”, en F. Gimeno y A. Pérez, La enseñanza: su teoría y su práctica, Akal, Madrid, 1989.

28 S. Grundy, op. cit., pág. 63.29 Para una ampliación cfr. R. W. Tyler, Principios básicos del currículo, Troquel, Buenos

Aires, 1973.

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Si tomamos el interés práctico como foco de análisis, ciertamente la edu-cación adquiere una significación distinta. Frente a los datos y hechos de laeducación como mundo objetivo, como proceso físico observable y analizabledesde el exterior; nos encontramos inmersos en el universo de la práctica edu-cativa constituido además de por hechos, por significados, símbolos e inter-pretaciones surgidas de las acciones comunicativas. En consecuencia, las teo-rías interpretativo-hermenéuticas de la educación no perseguirán ladescripción e identificación de regularidades empíricas sino que más bien,“desde dentro” de la práctica educativa, intentarán iluminarla, clarificarla ycomprenderla30.

La década de los sesenta alumbró un haz de lineas teóricas que con dife-rentes matices ponían el acento no en el desarrollo de competencias comosugería el enfoque técnico, sino en el factor interpretativo de la praxis educa-tiva: el profesor como investigador en el aula31, como profesional clínico32,como práctico reflexivo33; y la enseñanza como arte34, como proceso de pla-nificación y toma de decisiones35 o como proceso interactivo36.

30 Dentro de lo que se podría denominar paradigma interpretativo existen diferentes corrien-tes. Así por ejemplo para J. Marrero: «La preocupación básica de la investigación interpretativo-simbólica es llegar a comprender la enseñanza a partir del flujo de acontecimientos de la clase yla forma en que los perciben e interpretan los profesores y alumnos»: “Panorama de la investi-gación curricular”, Qurriculum, nº1, pp. 7-30. Por su parte, para P. Woods la etnografía: «presentacondiciones particularmente favorables para contribuir a zanjar el hiato entre investigador y maes-tro, entre la investigación educativa y la práctica docente, entre la teoría y la práctica [...] Se inte-resa por lo que la gente hace, cómo se comporta, cómo interactúa. Se propone descubrir sus cre-encias, valores, perspectivas, motivaciones y el modo en que todo eso se desarrolla o cambia conel tiempo o de una situación a otra. Trata de hacer todo esto desde dentro del grupo y desde den-tro de las perspectivas de los miembros del grupo. Lo que cuenta son sus significados e interpre-taciones»: La escuela por dentro, Paidós, Barcelona, 1989, pág. 18. Y también A. Pérez Gómezseñala que, «para captar el flujo de significados e interacciones que generan, intercambian y nego-cian en la vida compleja y fluida del aula. El investigador se utiliza a sí mismo como instrumen-to de investigación, es decir, de observación, asociación e interpretación»: “Paradigmas contem-poráneos de investigación didáctica” en J. Gimeno y A. Pérez (eds.) La enseñanza: su teoría y supráctica, pág. 92.

31 J. Elliot, La investigación-accion en educación, Morata, Madrid, 1990. L. Stenhouse,“Artistry in teaching: The teacher as a focus of research and development”, in D. Hopkins and M.Wideen (eds.) Alternative Perspectives on School Improvement, Falmer Press, London, 1984.

32 G. A. Griffin, Clinical preservice teacher education: final report of a descriptive study,RCTE, Austin, 1983.

33 D. A. Schon, The reflective practitioner: How professionals think in action, Basic Books,New York, 1983 y La formación de profesionales reflexivos, Paidos-MEC, Madrid, 1992.

34 E. Eisner, Learning and teaching the ways of knowing, University of Chicago Press,Chicago, 1985.

35 C. M. Clark y P. L. Peterson, “Procesos de pensamiento de los docentes”, en M. C.Wittrock (ed.) La investigación en la enseñanza III, Paidós, Barcelona, 1990.

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Los puntos comunes que caracterizan a estas perspectivas serían: el enfo-que internalista que otorga primacía a la persona; la importancia del autodes-cubrimiento y de la situación; los complejos procesos de deliberación, elec-ción y ejecución o la reflexión en acción. De igual manera, el curriculuminformado desde el interés práctico es dinámico y abierto tanto al docentecomo al discente, y se encuentra engarzado a los procesos comunicativos ysimbólicos de interacción. Y el buen docente será en consecuencia aquél queen el aula facilite el diálogo en lugar de la instrucción, aquél que proteja losdiferentes puntos de vista en juego y aquél que sabiendo captar siempre el con-junto rico y equilibrado de percepciones de cada situación, infunda el sabiojuicio práctico en el alumno37.

Asimismo, desde esta perspectiva las innovaciones en la enseñanza nopodrán venir de la mano del experto que desde el exterior señala los objetivosa cumplir. Unicamente podrán derivar del profesor-investigador que conjuntala teoría con la práctica. Sin embargo, aunque desde una perspectiva informa-da por el interés práctico, el positivismo se convierte en un blanco certero decrítica, sigue presentando carencias pues como señalan Kemmis y McTaggart:

«Las cuestiones educativas no se resuelven solamente recurriendo a teorías externasde la educación, sino que deben ser solventadas mediante la política práctica y elrazonamiento crítico. Esto exige de los profesores y de los otros educadores quedesarrollen perspectivas, no sólo sobre la actividad de la educación en las escuelasy en las clases, sino también sobre su institucionalización en la moderna sociedadindustrial y que no se vean a sí mismos como quienes tienen que decidir en la edu-cación en nombre de la sociedad, sino como participantes en la vasta lucha de lasociedad hacia formas de vida más racionales, justas y satisfactorias. Esto requiereque los educadores tengan en su mano el poder de adoptar decisiones educativascon aquello cuyas vidas se vean afectadas»38.

En consecuencia, la teoría crítica de educación alberga un interés eman-cipatorio, esto es, trata «de comprender las relaciones entre los valores, inte-reses y acciones con el objeto de ir cambiando el mundo, no simplemente des-cribirlo»39, y por esta misma circunstancia, supera los planteamientosobjetivista e interpretativista. Las notas de la perspectiva crítica en educación

36 Holmes Group, Tomorrow’s teachers, A Report of the Holmes Group, East Lansing,Michigan, 1986.

37 Para una ampliación, entre otros, cfr. L. Stenhouse, Investigación y Desarrollo delCurrículum, Morata, Madrid, 1987. J. Elliott, La investigación-acción en educación, Morata,Madrid, 1990.

38 S. Kemmis y R. McTaggar, Cómo planificar la investigación-acción, Laertes, Barcelona,1988, pág. 73.

39 T. S. Popkewitz, “Paradigms in educational science: Diferents meanings and purpose ofthe theory”, Journal of Education, nº 102, pp. 28-46.

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podrían ser caracterizadas de la siguiente manera: normatividad orientada a laelucidación de los supuestos subyacentes a las relaciones sociales; compromi-so con el cambio en la praxis educacional y por ello no distinción entre hechosy valores; no prescriptividad de la teoría, es decir que ésta no informa unívo-camente a la acción, de modo que la teoría se realimenta a partir de las conse-cuencias prácticas que tiene, para luego transformar la misma práctica.

La teoría crítica de educación considera insuficiente el planteamientointerpretativo orientado a la búsqueda de procesos de autoentendimiento yentendimiento mutuo, por lo que alberga en su seno un interés emancipatorio,un interés por liberar a las personas de las coacciones pseudonaturales y de lasrestricciones que se imponen cuando se adopta un punto de vista técnico. Peroen todo caso el interés cognoscitivo emancipador no es, como hemos visto,ontológico en el sentido de constituir un aspecto inalienable de la naturaleza, nies trascendental en el sentido de que exista con independencia de la sociedadhumana; constituye un interés derivado que sin embargo está implícito en todoacto de habla auténtico orientado al entendimiento, pues como dice Geuss:

«Ser agente humano [...] es participar, al menos potencialmente, en una comunidadhablante [...] pero ningún agente puede ser nunca miembro potencial de una comu-nidad hablante si no puede reconocer la diferencia entre enunciados verdaderos yfalsos de alguna manera general [...] pero que un enunciado sea verdadero significaque todos los agentes estarían de acuerdo respecto a él, si discutieran toda la expe-riencia humana en circunstancias de absoluta libertad y ausencia de restriccióndurante un periodo de tiempo indefinido»40

Como ya se sabe, la inteligibilidad de la acción comunicativa depende desi la oración está gramaticalmente bien construida; la validez de la proposi-ción, si concuerda con la realidad; la validez de la intención expresada, si coin-cide con aquello que el hablante tiene in mente; y la validez del acto de habla,si cumple el trasfondo de normas reconocidas por el hablante y el oyente. Enconsecuencia, la acción orientada al entendimiento alberga una dimensión dela racionalidad relativa a la verdad de las proposiciones y a la efectividad delos medios, pero también una racionalidad práctico-moral que atiende al tras-fondo normativo. Por consiguiente, desde la perspectiva crítico-comunicativa,las cuestiones de verdad, son inseparables de las cuestiones de justicia y de lascuestiones de libertad.

Desde una perspectiva informada por la racionalidad comunicativa, eldocente no es un transmisor de conocimientos ni un entrenador de habilidades,es por el contrario un investigador crítico atento a las restricciones pseudona-

40 R. Geuss, The idea of a Critical Theory: Habermas and the Frankfurt Scholl, CambridgeUniversity Press, Cambridge, 1981, pág. 65.

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turales que coartan el cambio y la transformación. Tampoco el curriculum esun listado de contenidos a transmitir, ya que:

1. «Los teoremas fundamentales apelan a la verdad y esta verdad debe poderdefenderse en consonancia con las reglas usuales del discurso científico. Respectoa la selección del contenido del currículum, el saber seleccionado para su investi-gación debe poder someterse a escrutinio racional. Esto significa que las reglas deldiscurso científico y los sistemas sociales que determinan lo que se considera saberse convierten en parte legítima del currículum. [...]. 2. La verdad ha de coincidir conla autenticidad. Cuando aplicamos este principio a la selección del contenido delcurriculum, nos recuerda que no basta con aprender el saber en un sentido cogniti-vo; también ha de ser creído [...] En último término, significa que el estudiante esla autoridad final en relación con la autenticidad del conocimiento, no el profesor niel libro de texto. [...] 3. (Los prácticos) deben cumplir las exigencias de la ética pro-fesional [...] No basta con que nos preocupemos, como profesores, sólo de las nece-sidades cognitivas de nuestros alumnos. El aprendizaje debe llevarse a cabo en unmedio en donde el profesor reconozca una limitación moral en la medida en que elaprendizaje del estudiante pueda estar sometido a restricciones»41.

En resumen, desde la orientación que aquí se adopta, la educación se pre-senta como una actividad práctica orientada mediante procesos de enseñanza yaprendizaje a la potenciación y desarrollo irrestricto de las dimensiones cogni-tivas, morales y estético expresivas de los alumnos. De igual modo, y aunqueprima facie la enseñanza no está destinada a elaborar teorías y explicaciones,se trata de una actividad intencional que sólo puede comprenderse desde elmarco de pensamiento en el que los actores dan sentido a lo que realizan, cons-tituyendo por ello una actividad práctica teórica. Si la teoría informa la prácti-ca y ésta realimenta de nuevo la teoría, los problemas educativos se derivaránde la distancia entre práctica y teoría. Y si la educación no es un fenómeno iner-te, tampoco un teórico externo podrá instruir técnicamente e inspeccionar a losprofesores, de modo que, «la única tarea que puede emprender de manera legí-tima la “teoría de la educación” consiste en desarrollar teorías de la prácticaeducativa intrínsecamente relacionadas con las propias explicaciones que losprofesionales dan de lo que están haciendo, que mejoren la calidad de su parti-cipación en esas prácticas y, por tanto, les permitan ejercer mejor»42.

3. ¿Por qué la evaluación en educación?

El modelo habermasiano de relaciones de intercambio entre los subsiste-mas y el mundo de la vida permite dar cuenta de la naturaleza de los inter-

41 S. Grundy, op. cit., pp. 173-174.42 W. Carr, Una teoría para la educación, pág. 61.

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cambios que se producen entre ellos. Y a partir del mismo, se pueden tambiénvislumbrar los procesos que generan las crisis sistémicas (económicas y deracionalidad burocrático-administrativa), y las crisis inducidas sistémicamen-te, esto es, las producidas como consecuencia de los ataques a que es someti-do el mundo de la vida. En el estudio del mundo de la vida, Habermas señalaque a las funciones de reproducción cultural, integración social y socializaciónles corresponden respectivamente los componentes estructurales, cultura,sociedad y personalidad. La reproducción cultural del mundo de la vida seencarga de que, en su dimensión semántica, las nuevas situaciones quedenpuestas en relación con los estados del mundo ya existente, asegurando la con-tinuidad de la tradición y una coherencia del saber. La integración social delmundo de la vida cuida de que las acciones queden coordinadas a través derelaciones interpersonales legítimamente reguladas, dando continuidad a laidentidad de los grupos. Y finalmente, la socialización de los miembros de unmundo de la vida asegura a las generaciones siguientes la adquisición decapacidades generalizadas de acción y se cuida de sintonizar las vidas indi-viduales con las formas de vida colectivas.

Sintetizando, las funciones que la acción orientada al entendimiento a tra-vés del lenguaje, cumple en la reproducción simbólica del mundo de la vida(reproducción cultural, integración social y socialización) son las siguientes:

FIG. 1: FUNCIONES DE REPRODUCCIÓN QUE CUMPLE LA ACCIÓN ORIENTADA AL ENTENDIMIENTO43

Y las aportaciones de los procesos de reproducción al mantenimiento delos componentes estructurales del mundo de la vida:

43 J. Habermas,Teoría de la acción comunicativa, vol.2, pág. 204.

CULTURA SOCIEDAD PERSONALIDAD

REPRODUCCIÓN REPRODUCCIÓN

TRADICIÓN, CRÍTICA, RENOVACIÓNDEL SABER EFICAZ

CULTURALADQUISICIÓN DE DEL SABER

EN LOS PROCESOS SABER CULTURAL LEGITIMATORIO

DE FORMACIÓN

COORDINACIÓN DE LASINMUNIZACIÓN DE UN

ACCIONES A TRAVÉS REPRODUCCIÓN

INTEGRACIÓN NÚCLEO DE DEL RECONOCIMIENTO

DE LOS PATRONESSOCIAL ORIENTACIONES

DE PRETENSIONESDE PERTENENCIA

VALORATIVASDE VALIDEZ

SOCIAL

INTERNACIONALIZA- FORMACIÓN DE LASOCIALIZACIÓN ENCULTURACIÓN

CIÓN DE VALORES IDENTIDAD INDIVIDUAL

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FIG. 2: APORTACIONES DE LOS PROCESOS DE REPRODUCCIÓN AL MANTENIMIENTO DE LOS COMPONENTES ESTRUCTURALES

DEL MUNDO DE LA VIDA44

Las interrelaciones entre los procesos de reproducción y los elementosestructurales quedan explicitadas del siguiente modo: si la cultura suministrael suficiente saber válido como para que puedan quedar cubiertas las necesi-dades de entendimiento existentes, lo que la reproducción cultural aporta almantenimiento de los otros dos componentes consiste en legitimaciones paralas instituciones existentes, por un lado, y por otro, en patrones de comporta-miento eficaces en el proceso de formación individual45.

Además de estas tareas de reproducción simbólica del mundo de la vida,toda sociedad para su autoconservación tiene que hacer frente a tareas relativasa su reproducción material. Por tanto, y aunque se trata tan sólo de una distinciónanalítica, si las acciones comunicativas orientadas al entendimiento se encuen-tran en la base de las primeras, las acciones orientadas al éxito a través de losmedios de control dinero y poder, se encontrarán en la base de las segundas.

44 Ibid., pág. 202.45 Si la sociedad está lo bastante integrada como para que puedan quedar cubiertas las nece-

sidades de coordinación existentes en un mundo de la vida, la contribución del proceso de inte-gración al mantenimiento de los otros dos componentes consiste, por un lado, en pertenencias delos individuos a grupos, legítimamente reguladas, y por otro, en vinculaciones de carácter moralu obligaciones. Finalmente, si los sistemas de la personalidad han desarrollado una identidad tansólida que les permite dominar con pleno sentido de la realidad las situaciones que surgen en sumundo de la vida, la contribución de los procesos de socialización al mantenimiento de los otrosdos componentes consiste, por un lado, en las interpretaciones que los individuos producen, y porotro, en motivaciones para actuar de conformidad con las normas.

CULTURA SOCIEDAD PERSONALIDAD

PATRONES DEESQUEMAS DE COMPORTAMIENTO

REPRODUCCIÓN INTERPRETACIÓN EFICACES EN ELCULTURAL SUSCEPTIBLES

LEGITIMACIONESPROCESO DE

DE CONSENSO FORMACIÓN,METAS EDUCATIVAS

RELACIONESINTEGRACIÓN INTERPERSONALES PERTENENCIAS

SOCIALOBLIGACIONES

LEGÍTIMAMENTE A GRUPOSREGULADAS

MOTIVACIONES PARAACTUAR DE

CAPACIDADES DESOCIALIZACIÓN INTERPRETACIONES

CONFORMIDADINTERACCIÓN

CON LAS NORMAS(IDENTIDAD PERSONAL)

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Pero la cuestión es que cuando se producen disfunciones en la reproduc-ción material, cuando se generan problemas de integración sistémica, éstos sepueden manifestar directamente como crisis si el centro controlador (mercado,Estado) es incapaz de autorregular y autoestabilizar el sistema, amenazandoasí a la integración social y poniendo en peligro de disolución a las institucio-nes sociales; o como patologías derivadas de unas crisis que han sido desvia-das a los ámbitos de la cultura y de la personalidad del mundo de la vida. Enun intento de clarificación de los límites entre crisis y patologías se establecela siguiente diferenciación:

[1] Crisis sistémicas:– económicas– de racionalidad administrativa

[2] Crisis inducidas sistémicamente en el mundo de la vida:– anomia– pérdida de legitimación– pérdida de motivaciones

[3] Patologías del mundo de la vida:a) Respecto al elemento estructural cultura:

– pérdida de sentido– inseguridad y perturbaciones de la identidad colectiva– ruptura de tradiciones.

b) Respecto al elemento estructural personalidad:– crisis de orientación y crisis educativa– alienación– psicopatologías.

Fig. 3: FENOMENOS DE CRISIS. EN CASO DE PERTURBACIONES EN LAREPRODUCCION (PATOLOGIAS)46

46 Ibid., pág. 203.

CULTURA SOCIEDAD PERSONALIDAD

CRISIS DE REPRODUCCIÓN PÉRDIDA PÉRDIDA DE

ORIENTACIÓN YCULTURAL DE SENTIDO LEGITIMACIÓN

CRISIS EDUCATIVA

INSEGURIDAD YINTEGRACIÓN PERTURBACIONES

SOCIAL DE LA IDENTIDADANOMIA ALIENACIÓN

COLECTIVA

RUPTURA PÉRDIDA DE-SOCIALIZACIÓN

DE TRADICIONES MOTIVACIONESPSICOPATOLOGÍAS

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La reproducción cultural garantiza la continuidad de las tradiciones y lacoherencia del saber de las prácticas comunicativas, por tanto, las perturbacio-nes en la reproducción cultural se manifestarán en forma de pérdida de sentido,crisis de legitimación y crisis educativa y de orientación. Cuando las perturba-ciones afectan a la integración social, las relaciones interpersonales legítima-mente reguladas ya no coordinan las acciones y la continuidad de los grupos noquedará asegurada. Asimismo, las ordenaciones legítimas existentes no sirven yapara cubrir la necesidad de coordinación de las nuevas situaciones, y apareceráninseguridades y perturbaciones de la identidad colectiva, patologías en forma dealienación y crisis anómicas. Por último, las perturbaciones en la socializaciónquiebran la transferencia de capacidades generalizadas de acción a las siguientesgeneraciones, así como el acoplamiento entre las vidas individuales y formas devida colectivas, dando lugar a psicopatologías y a crisis motivacionales.

En este lugar, nos vamos a centrar en tres modalidades de crisis que tie-nen especial relevancia para la educación: crisis de racionalidad administrati-va, crisis de legitimación y crisis de motivación

Por lo que respecta a la crisis de racionalidad, hay que señalar que la faseactual del capitalismo está caracterizada por la interpenetración de los subsis-temas político y económico. Esto significa que el Estado actúa en las brechasfuncionales del mercado, complementando así al subsistema económico ycolaborando en el proceso de acumulación de capital y asumiendo además,tareas relacionadas con la regulación y planificación económica. Esta progre-siva implicación en los asuntos económicos, genera una creciente demanda deobras y servicios que vía impuestos deben encontrar financiación. La recau-dación y utilización correcta y racional de los impuestos por parte del Estadodeviene necesaria, pues de lo contrario, las perturbaciones en el crecimientodarían lugar a déficits de racionalidad administrativa. Según el modelo haber-masiano, las crisis de racionalidad son en su origen crisis económicas despla-zadas al subsistema político y al igual que éstas, son de carácter sistémico,pues un hipotético colapso de las funciones de control afectaría a la integra-ción social. Ahora bien, aunque se trata de crisis económicas desplazadas, sudesarrollo, evolución y eventual resolución, tiene lugar en un marco político.Por consiguiente, las crisis de racionalidad se deben al surgimiento de«Imperativos contradictorios de autogobierno en las acciones, racionales conarreglo a fines, de los miembros de la administración (y no ya de los partici-pantes en el mercado); [de modo que] aparecerán contradicciones que pondrándirectamente en peligro la integración sistémica y traerán por consecuenciauna amenaza a la integración social»47.

47 J. Habermas, Problemas de legitimación del capitalismo tardío, pág. 88.

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El Estado debe hacer frente a tareas relativas a la recaudación de impues-tos y al gasto racional de los mismos para así coadyuvar al proceso de acu-mulación capitalista y los fracasos en estos menesteres darán lugar a crisis deracionalidad administrativa y también a crisis de legitimación. Ahora bien, ladiferencia entre ellas reside en que:

«Aunque tanto las crisis de racionalidad como las crisis de legitimación se produ-cen en el sistema político, difieren en aspectos importantes. Las primeras son crisisde output; se producen cuando el aparato del Estado no puede, bajo condicionesmarginales dadas, controlar adecuadamente el sistema económico. En este sentido,una crisis de racionalidad es una crisis económica desplazada y la amenaza querepresenta para la integración sistémica, en forma de una desorganización de lasoperaciones de control, conduce a la pérdida de legitimación y pone en riesgo laintegración social. Por el contrario, la crisis de legitimación no es directamente unacrisis sistémica, sino una crisis de identidad, es decir, representa una amenaza direc-ta para la integración social»48.

Si las crisis de racionalidad están entrelazadas con las de legitimación,éstas a su vez lo están con las de motivación. Las crisis de motivación seproducen cuando se dan discrepancias significativas entre los inputs de moti-vación que el Estado, el sistema educativo y el sistema ocupacional necesi-tan; y las motivaciones que el sistema sociocultural proporciona49. Hablo decrisis de motivación dice Habermas: «Cuando el sistema sociocultural se alte-ra de tal modo que su output se vuelve disfuncional para el Estado y para elsistema del trabajo social. La contribución motivacional más importante,característica de las sociedades del capitalismo tardío, consiste en los síndro-mes de un privatismo civil y de un privatismo profesional centrado en lafamilia»50.

J. F. Angulo teniendo en cuenta las demandas que el sistema económicotiene para con la educación: racionalidad económica, orientación profesional,diferenciación/selección individual de los sujetos, incremento del conoci-miento cientifico-tecnológico y cohesión/homogeneización de los ciudada-nos; pone frente a frente los tres tipos de crisis que hemos señalado con lasestrategias que el Estado desde el sistema educativo adopta para contrarres-tarlas:

48 Th. McCarthy, op. cit., pág. 424.49 J. Habermas, Problemas de legitimación del capitalismo tardío, pág. 20: «Por sistema

sociocultural entiendo tanto la tradición cultural (sistemas de valores culturales) cuanto las insti-tuciones que confieren virtud normativa a esas tradiciones a través de los procesos de socializa-ción y profesionalización».

50 Ibid., pág. 96.

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FIG. 4: DESARROLLO DE LA POLITICA EDUCATIVA Y CURRICULAR51

Y desde la perspectiva de la importancia que las funciones de la evalua-ción tienen para el sistema educativo, este mismo autor procede a la siguienteclasificación:

FIG. 5: FUNCIONES DE LA EVALUACION DEL Y EN EL SISTEMA EDUCATIVO52

En definitiva, hemos comprobado que cuando los rendimientos de la eco-nomía y del Estado quedan manifiestamente por debajo de un nivel de aspi-ración establecido, se producen crisis de control sistémico (económicas y deracionalidad) que a su vez enlazan con las crisis de legitimación y motiva-ción. En segundo lugar hemos visto que las estrategias que desde el sistemaeducativo se impulsan para hacer frente a estas crisis son de tres tipos: legis-lativas, de participación y aquellas relativas al conocimiento experto. Y entercer lugar, hemos señalado también las funciones específicas que para eldesarrollo de las estrategias mencionadas tiene la evaluación del sistema edu-cativo.

51 Adaptado de J. F. Angulo Rasco, “Evaluación del sistema educativo”, en Cuadernos dePedagogía, nº 219, pág. 10.

52 Ibid., pág. 11.

ESTRATEGIAS RACIONALIDAD LEGITIMACIÓN MOTIVACIÓN

SISTEMA DELEYES DE

CURRICULUM ACREDITACIÓN/LEGISLATIVAS RACIONALIZACIÓN

NACIONAL SELECCIÓN/DEL SISTEMA

MERITOCRÁTICA

RACIONALIDAD DE CONOCIMIENTOSCONOCIMIENTO

PROCESOS AVALADOSPRUEBAS/EXÁMENES

EXPERTOY PRODUCTOS POR EXPERTOS

NACIONALES

LEYES DE PARTICIPACIÓNPARTICIPACIÓN REGULACIÓN DE CONSTREÑIDA/

CLIENTES-

LA PARTICIPACIÓN DEPENDIENTECONSUMIDORES

IMPLÍCITAS (OCULTAS)

1. Selección de individuos.

2. Control administrativo.

3. Gestión productivista delsistema.

INTERMEDIAS

4. Reforzamiento de lahomogeneidad cultural.

5. Valoración deaprendizajes, contenidos yprocesos curriculares.

EXPLÍCITAS (RETÓRICAS)

6. Motivación individual.

7. Movilidad social.

8. Información sobre elsistema educativo.

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Entre estas últimas caben destacar dos: el control administrativo y la ges-tión productivista del sistema. Posteriormente, veremos que estas funcionesadquieren diferentes formas e intensidades según cuál sea el modelo de eva-luación empleado, pero en todo caso, el grado y modo de control y gerencia-lismo del sistema educativo manifiestan el avance de la racionalidad econó-mica y alcanzan una mayor virulencia en aquellos países donde el Estado debienestar se encuentra más debilitado. La mayoría de los análisis e investiga-ciones –de una manera velada o explícita– convienen en señalar que la crisiseconómica y del Estado de bienestar son el telón de fondo de la racionaliza-ción del sistema educativo53. Por consiguiente es en este contexto de crisis yracionalización de las sociedades de capitalismo avanzado donde se debensituar las políticas de evaluación educativas.

4. La perspectiva dominante en evaluación y calidad de la enseñanza

Evaluación y calidad de la enseñanza no son conceptos que discurranseparadamente y aunque parece obvio que todo ensayo académico o trabajoprofesional sobre el tema deba comenzar con una definición clara y explícitade los mismos, en la mayoría de las ocasiones no es así. Por ejemplo, elVicesecretario de Estudios del Consejo de Universidades de España, dice que,«evaluar significa valorar la manera de hacer de la Universidad, que enseñae investiga, para identificar sus fortalezas y debilidades con el objetivo deincorporar actuaciones concretas destinadas a mejorar la calidad»54 ; y R. S.Winter –catedrático de Calidad de la Universidad del País Vasco–, a una pre-gunta sobre si la expresión calidad produce confusión, con una respuesta tau-tológica añade más confusión:

«Hemos empezado [dice] un ejercicio en el Instituto de Ciencias de la Educación,que trabaja en Evaluación, tratando de identificar las características de Calidad dela Universidad del País Vasco, y el modo de medirlas, tratando de llevar esa no defi-nición a algo más concreto. Si lo hacemos con éxito, ésa sería nuestra definición

53 El mismo Vicesecretario de Estudios del Consejo de Universidades dice a este respectoque, «en un contexto de explosión y luego de crisis del Estado de bienestar, las políticas univer-sitarias, agotado el impulso expansivo, huérfanas de un paradigma totalizador, están envueltas enun amplio debate sobre las funciones y objetivos de la enseñanza superior, que recoge una preo-cupación en la que confluyen orientaciones políticas diversas y ámbitos científicos plurales»: J.M. de Luxán Meléndez, “Presentación” en M. de Miguel, J. G. Mora y S. Rodríguez, LaEvaluación de las Instituciones Universitarias, Consejo de Universidades, Madrid, 1991, pág. 11.

54 J. M. de Luxán Meléndez, “Presentación”, en M. de Miguel, J. G. Mora y S. Rodríguez,La Evaluación de las Instituciones Universitarias, Consejo de Universidades, Madrid, 1991.

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compartida de la organización, así que todos sabremos qué es Calidad y todospodremos participar en la mejora de la Calidad»55.

Como en la mayoría de las definiciones el concepto evaluación está orien-tado al de calidad, lo que se entienda por calidad determinará a su vez quépuede entenderse por evaluación. Por esto, nos centraremos en el conceptocalidad y en su delimitación conceptual, pero antes afirmaremos algo queparece muy obvio pero que en muchas ocasiones no aparece claramente expli-citado y es que la definición de calidad, está estrechamente unida a los finesque se persigan en educación, a las políticas de gestión educativa y en últimainstancia a la idea que se tenga del hombre y del modelo de sociedad.

No se puede negar el extraordinario avance de algunas teorías que basa-das en el individualismo metodológico, consideran que la conducta individualestá en la raíz de los fenómenos sociales, que las personas actúan por cuentapropia de un modo racional y libre para maximizar sus beneficios y que enconsecuencia la sociedad no sería nada más que el nombre que habría que con-ceder a esa resultante homogénea de conductas racionales aisladas. Estascaracterísticas son recogidas y adquieren una formulación más extrema en lateoría del capital humano56, que pone directamente en relación los sistemasproductivo y educativo. Esta teoría descansa sobre la premisa de que los tra-bajadores se insertan en el mercado de trabajo con diferentes niveles de cuali-ficación según la inversión que hayan realizado en capital humano y como laeducación incrementa la productividad, las rentas aumentarán conforme crez-ca la inversión en educación y disminuirán con la obsolescencia de los estu-dios. La teoría del capital humano constituye así una buena base legitimadoradel status quo pues como dice A. Recio es una ideología:

«Que legitima las desigualdades en la distribución de la renta como resultado de lasdiferentes capacidades productivas de las personas, y que asocia éstas a la obtenciónde niveles educativos formales de mayor o menor nivel. En definitiva una fuerte jus-tificación meritocrática de las desigualdades y una forma de hacer responsables alos pobres de su situación (puesto que se les culpa de no haber realizado un esfuer-zo educativo suficiente o simplemente se les considera incapaces de aprender)»57.

Asimismo junto a la teoría del capital humano hay que señalar todo un plexode ideas que conducen a una configuración del mundo de la educación someti-

55 Entrevista a R. S. Winter, “Formar en Calidad en la Universidad”, en Organización yGestión Educativa, nº 3, 1998, pág. 35.

56 T. W. Schultz, “El concepto de capital humano: respuesta”, en M. Blaug, Economía de laEducación, Tecnos, Madrid, 1972. T. W. Schultz, Reestablecimiento del equilibrio económico.Los recursos humanos en una economía en proceso de modernización, Gedisa, Barcelona, 1992.

57 A. Recio, “Escuela, Economía y Trabajo”, Mientras Tanto, nº 68-69,1997. pág. 35.

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do a la lógica de la funcionalidad adaptativa y de la racionalidad económica. Porejemplo, J. M. de Luxán en un comentario que realiza sobre las característicasde la Universidad española resalta el hecho de que, «la administración educati-va se sitúa fuera del sistema universitario, y aunque adopta un papel de media-dor externo, sin embargo, interviene decisivamente en la práctica totalidad de losprocesos internos y en los nexos de interdependencia de la Universidad con elambiente socioeconómico»58. Con este argumento, este autor critica la patrimo-nialización corporativa regida por la racionalidad burocrática de la universidadtradicional y aboga porque se abra a la sociedad y experimente un giro hacia laracionalidad de mercado. En resumen, el diagnóstico desde estas perspectivas esque la educación (pública) está en crisis y presenta importantes déficits en cuan-to a eficacia, eficiencia y productividad. La Universidad –dicen– no responde alas necesidades del sistema productivo y de la sociedad en general, es onerosacon los recursos que la sociedad pone a su disposición, está amordazada por unacreciente burocracia, y en consecuencia precisa el viento fresco de la competen-cia de mercado, racionalizar el gasto, privatizar y flexibilizar los servicios quese estimen oportunos, atender más directamente las demandas de la empresa, endefinitiva precisa una nueva guía de racionalización basada en el mercado.

Y en consecuencia, una Universidad de calidad será aquella que dispongade una estructura académica y curricular flexible para que pueda respondercon competencia y prontitud a las necesidades del sistema económico, seráaquella que racionalizando sus gastos y buscando financiación en el mundoempresarial, sea barata y competitiva. Se trata por consiguiente, de una cali-dad mercantilista relacionada con la producción y que se evalúa básicamentepor la relación del coste con el producto (calificaciones, inserción en el mer-cado de trabajo) y por la satisfacción del cliente. En este sentido, R. S. Winter–catedrático de Calidad de la UPV– manifiesta dentro del más genuino darwi-nismo que, «en el mundo empresarial la presión del cambio es muy grande,para sobrevivir hay que cambiar, mientras que en el mundo universitario elcambio es lento, no hay ambición de lucro. Si la Universidad no satisface lasnecesidades de sus clientes existe de todas formas, mientras que, si una empre-sa no satisface, desaparece»59. El desiderátum es bien claro: la Universidadtambién tiene que someterse a la presión funcional adaptativa al sistema, demodo que sólo la que salga victoriosa sobrevivirá.

El diagnóstico de la perspectiva hoy dominante en educación, nos llevapor tanto a un concepto mercantilista de calidad y también a un modelo de

58 J. M. de Luxán Meléndez, “La evaluación de la Universidad en España”, Revista deEducación, nº 315, 1998, pág. 14.

59 Entrevista a R. S. Winter, “Formar en Calidad en la Universidad”, op. cit., pág. 37.

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evaluación centrado en el producto. Luego podremos comprobar que la eva-luación únicamente centrada en el producto no es la que se está llevando acabo dentro del Plan Nacional de Evaluación de la Calidad de lasUniversidades ni por ende tampoco en la Universidad del País Vasco, ya quese trata de una evaluación centrada en los objetivos, en los procesos y en losproductos-resultados. A este tipo de evaluación se le denomina también eva-luación estratégica ya que establece metas a largo plazo, estimando en térmi-nos monetarios, el personal, equipos y recursos necesarios para conseguirlas.Es por ello, una evaluación a priori, pues establece unos objetivos, incide enel proceso educativo poniendo unos recursos para conseguirlos y evalúa losresultados comparándolos con las previsiones iniciales. Sin embargo, a mi jui-cio, aunque en la actualidad la evaluación se centra en las metas, los procesosy los productos, la tendencia es hacia la evaluación centrada en el producto talcomo está sucediendo en algunos países como Holanda, Francia, Suecia yFinlandia. Además como luego veremos, el Marco Político, teórico y metodo-lógico del Plan Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universidadesque rige también para la Universidad del País Vasco/Euskal HerrikoUnibertsitatea60, contiene in nuce elementos que apuntan a una evaluación delproducto y por ello es motivo de preocupación. La característica principal dela evaluación centrada en el producto es que se realiza a posteriori, de modoque lograrán una evaluación positiva aquellas Universidades cuyos productosmejor acogida tengan en el mercado y cuyos clientes más satisfechos seencuentren. Otras importantes diferencias con respecto a la evaluación a prio-ri residen en que,

«no pretende, como la evaluación a priori, estimar el producto que puede alcanzar-se uniendo los objetivos y los recursos. Supone que habrá mayores probabilidadesde alcanzar los objetivos si la asignación de recursos se hace de acuerdo con elgrado de eficacia que desarrolla una institución. Una evaluación a posteriori tra-baja controlando el producto, no controlando el proceso. Este cambio de control delproceso o control del producto [...] constituye uno de los desarrollos más importan-tes en la política sobre educación superior [...] Primero, porque representa un cam-bio de enfoque, de una preocupación centrada sobre políticas de igualdad y justiciasocial temas predominantes cuando la educación superior pasó de ser elitista a serde masas por aspectos del «input» relativos a las relaciones entre educación supe-rior, sociedad y economía. Segundo, porque concentrándose en el producto –en laadecuación del «output» a la luz de las exigencias de la economía nacional– y, portanto, sobre la calidad del «output», establece una nueva finalidad de la enseñanza

60 Plan Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universidades (Adaptación para laUPV/EHU de los documentos oficiales del Comité Técnico del Plan, ICE de la UPV/EHU, Leioa,1998. También en la siguiente dirección: http://www.ehu.es/docencia/centros/evaluación.html yen http://www.pntic.mec.es/calidad/gestión_escolar1.htm

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superior sin relacionarla con las demandas individuales, sino con las necesidadesdel «mercado». Tercero, porque este tipo de evaluación proporciona un poderosoinstrumento para que la política estatal «pueda regular» la respuesta institucionalindividual»61.

En definitiva, con este modelo de evaluación la Universidad queda mania-tada al mercado pues únicamente supera positivamente la evaluación y esrecompensada aquella cuyo producto (egresado, tecnología, investigación,etc.) mejor inserción tengan en el mercado. Del mismo modo, un aspectoimportante es que este tipo de evaluación impide que la Universidad establez-ca objetivos de igualdad y justicia social ya que éstos no tienen ningún reco-nocimiento por parte del mercado. Y en tercer lugar, una característica muyimportante es que la presión de la burocracia ya puede ceder en intensidad ali-gerando el peso del control y dando lugar a sistemas de gestión ágiles y flexi-bles: es la Universidad autorregulada. Precisamente, ésta es una de las finali-dades que se propugnan conseguir con el modelo de evaluación aplicado en laUPV/EHU y curiosamente es también lo que en 1991, J. M. de Luxán a lasazón Vicesecretario de Estudios del Consejo de Universidades, exigía para laUniversidad española, cuando propugnaba el cambio de la homologación a laacreditación, el paso de la autoevaluación a la revisión. Decía: «Hoy, el retode la política universitaria [...] pasa por el incremento de la calidad como víapara asegurar la adecuación del output del sistema de enseñanza superior a lasdemandas que le requiere el sistema social en su conjunto»62.

5. El modelo de evaluación de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

La hipótesis que aquí se sostiene es que el modelo de evaluación que seestá aplicando en la UPV/EHU es un modelo dual, esto es, que presenta carac-terísticas de la evaluación para el mantenimiento del sistema y de la evalua-ción para el cambio estratégico, evaluaciones a priori las dos, pero tambiénelementos característicos de la evaluación a posteriori del producto. Y su evo-lución futura hacia un lado u otro, dependerá de las presiones institucionalesexternas a la Universidad y de la capacidad de los propios docentes en mos-trar e imponer caminos alternativos.

61 G. Neave, “Sobre el desarrollo de la calidad, la eficiencia y la iniciativa: un resumen delas tendencias recientes de la enseñanza superior en Europa Occidental, 1986-88”, en M. deMiguel, J. G. Mora y S. Rodríguez (eds.), La evaluación de las Instituciones Universitarias,Consejo de Universidades, Madrid, 1991.

62 J. M. de Luxán Meléndez, op. cit., pág. 28.

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Si analizamos los documentos del Plan Nacional de Evaluación de laCalidad de las Universidades que la Unidad Técnica del ICE ha adaptadopara la UPV/EHU63, nos encontramos con elementos confusos y contradicto-rios. Comenzaremos por la cuestión relativa a qué entienden por calidad edu-cativa, pues como antes se ha señalado, ésto determinará en gran medida elmodelo de evaluación a seguir. En el Marco político, teórico y metodológico,se comienza afirmando que el concepto de calidad en educación no es fácil deaprehender, que es un concepto relativo y multidimensional y que en conse-cuencia la adopción de definiciones reductoras dará lugar a modelos de eva-luación de escasa utilidad64. En consecuencia, adoptan una perspectiva múlti-ple que toma en cuenta las siguientes dimensiones: la disciplina que tienecomo meta la excelencia medida por estándares establecidos por expertos; lareputación que la institución tiene en la sociedad; la perfección o consisten-cia en la realización de las cosas persiguiendo el cero defectos; la economíay el logro de resultados; la satisfacción del usuario y por último, la dimen-sión relativa a la organización, por la cual los miembros de la misma tienenque dar una mejor respuesta en los productos o servicios que prestan.

Vamos ahora a presentar el núcleo argumental que sirve para la justifica-ción de la evaluación dentro del Plan Nacional de Evaluación de la Calidad yque para la UPV/EHU ha adaptado el ICE de esta Universidad y vamos tam-bién a comprobar los paralelismos existentes entre el concepto de calidad edu-cativa que maneja el ICE de la UPV/EHU y el concepto de calidad informadodesde una perspectiva empresarial. En el documento que lleva por títuloMarco político, teórico y metodológico, se sostiene que con la Ley de ReformaUniversitaria se estrenó un nuevo marco jurídico caracterizado entre otrascosas por la autonomía universitaria, la cual daría lugar a mayores niveles deinnovación y a incrementos de la eficiencia y eficacia, estimulando la compe-tencia entre universidades para alcanzar niveles más altos de calidad y exce-lencia65. Sostienen en consecuencia que se ha ido pasando de una racionali-dad burocrática que ejerce el control y la presión desde un centro externo ala Universidad a otro tipo de racionalidad (no mencionan su nombre: raciona-lidad de mercado) donde se acentúa el principio de la autorregulación. H. R.Kells, un autor en el que se inspiran, dice que una institución autorregulada:

63 1. Marco político, teórico y metodológico. 2. Evaluación de la enseñanza. 3. Evaluaciónde la investigación. 4. Evaluación externa y 5. Informe final de la titulación. ICE de laUPV/EHU, Leioa, 1998.

64 Plan Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universidades, Marco político, teóricoy metodológico, ICE-Consejo de Universidades, Leioa, 1998.

65 Plan Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universidades, Marco político, teóricoy metodológico, pág. 7.

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«Busca entender sus mercados, fortalezas, problemas y oportunidades, y diseñaestrategias para lograr alcanzar sus claramente definidos metas y propósitos.Discute activamente las expectativas para sus profesionales, programas y servicios,y evalúa su progreso en el logro de dichas expectativas. [Y] desarrolla la capacidadde sus sistemas y de su personal de tal manera que este tipo de existencia autorre-gulada pueda ser una realidad»66.

Por tanto, si la Universidad se autorregula y goza de su propia autonomía,la contrapartida será que tiene que rendir cuentas a la sociedad de su gestión(Accountability lo denominan). Además otros factores que para estos autoresjustifican la evaluación son los siguientes:

«– La fase de expansión de los sistemas de Enseñanza Superior (centros y progra-mas) ha puesto de manifiesto significativas debilidades de los mismos.

– Los costes se han disparado como consecuencia de la masividad de acceso y lasrestricciones económicas fuerzan a una mayor eficiencia.

– La sociedad exige al sistema universitario una mayor aportación al desarrollonacional.

– La internacionalización de la producción y de la formación superior reclamaniveles de calidad contrastados y contrastables.

– Todo usuario/cliente tiene derecho a conocer datos y especificaciones acerca dela calidad ofrecida por la institución en la que ingresa y desarrolla su formación.

– Las universidades, al igual que todo servicio público, han de ofrecer evidencia ala sociedad de la calidad de su acción y gestión.

– Finalmente, la naturaleza de las funciones y actividades de las instituciones uni-versitarias reclama la existencia de procesos internos y externos de evaluacióncomo procedimiento para garantizar la pertinencia, eficacia y eficiencia de lasmismas»67.

Y desde un punto de vista empresarial los enfoques actuales sobre calidadconvienen en señalar que ésta es responsabilidad de todos y debe satisfacer lasexpectativas de los clientes, debe ahorrar tiempo y dinero, y por último, la cali-dad debe servir para prevenir errores y añadir valor. Si tomamos el conceptode calidad total, para Arthur Andersen se basa en los cuatro elementos siguien-tes: está orientada al cliente, la toma de decisiones se basa en hechos, debeestimularse la participación de todo el personal y debe servir para la mejora deprocesos68. Y por lo que respecta a los beneficios que la calidad reporta, Berry

66 H. R. Kells, Procesos de Autoevaluación, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima.1997, pág. 44.

67 Plan Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universidades, Marco político, teóricoy metodológico, pp. 7-8.

68 Arthur Andersen, La calidad en España, Cinco días, Madrid, 1988, pág. 28.

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resalta los siguientes: mayor rentabilidad y competitividad, mayor efectividadorganizacional y mayor satisfacción del cliente69.

A mi juicio, queda meridianamente claro el paralelismo entre el conceptode calidad empresarial y el pluridimensional sostenido por el ICE de laUPV/EHU. Cuando en el concepto de calidad educativa se pone el énfasis enel cliente, en la estimulación de todo el personal, en la rentabilidad, en la efi-cacia y eficiencia y en fin, en la mejora de los procesos, los ecos de la calidadempresarial resuenan nítidamente.

Pero la calidad educativa concebida de este modo debe tener su corres-pondiente modo de evaluación, y aquí es donde interviene el concepto de ins-titución autorregulada. Como se trata de una calidad empresarial orientada alcliente que permite que la presión burocrática de un centro decisional externodecrezca, la Universidad se puede ya autorregular, pero en contrapartida, ten-drá que rendir cuentas a la sociedad de su gestión. De esta sibilina maneraintroducen el principal argumento para la evaluación de la Universidad. En untono samaritano R. S. Winters nos dice que, «lo ideal es que uno quiera hacerbien las cosas, porque hacerlo bien es lo que debería hacer uno, pero no siem-pre es ése el caso. La Universidad debiera ser un modelo para la sociedad y nolo contrario. En el caso de la Universidad Pública estamos gastando el dinerodel pueblo y debemos gastarlo bien»70.

Pero además, aunque en un principio manifiesten que se trata de un mode-lo de evaluación estratégica a priori y metodológicamente como luego vere-mos efectivamente sea así, el concepto de calidad que manejan y los fines deevaluación que ello implica, presentan contradicciones que permiten hablar dela utilización de un modelo mixto que contiene características de la evaluaciónestratégica a priori y de la evaluación de resultados a posteriori. Aunquemetodológicamente se trata de una evaluación a priori centrada en metas, pro-cesos y resultados, conceptualmente tienen presente un modelo de calidadempresarial orientado al cliente en forma de evaluación a posteriori de resul-tados. Además la existencia de una evaluación externa que completa la autoe-valuación de la propia institución apuntala la consideración de un modelo deevaluación mixto cuya forma y orientación futura –evaluación estratégica apriori o evaluación de resultados a posteriori – dependerá de la resolución delconflicto entre las fuerzas internas de la propia Universidad y las presionesadaptativas del exterior.

69 T. H. Berry, Cómo gerenciar la transformación hacia la calidad total, McGraw Hill,Madrid, 1992, pp. 6-10.

70 Entrevista a R. S. Winter, “Formar en Calidad en la Universidad”, op. cit., pág. 37.

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Desde un punto de vista metodológico, si consideramos que las tendenciasbásicas en la evaluación de instituciones universitarias, son la acreditación, laautoevaluación y los estudios en base a indicadores, la evaluación en laUPV/EHU combina las dos primeras, es decir, la autoevaluación con la acre-ditación o evaluación externa. A este modelo combinatorio de evaluación se leconoce con el nombre de Evaluación Institucional y tiene además de algunosobjetivos no declarados, dos metas que se hacen explícitas: la rendición decuentas y la mejora de los procesos.

La primera fase de la Evaluación Institucional es la autoevaluación, quedebe servir como sistema continuo de control de calidad para explicar y pla-nificar actividades y programas a desarrollar. En esta fase, normalmente setoman como áreas de estudio los servicios, la enseñanza y la investigación ymás concretamente, entre sus objetos de estudio pueden destacarse lossiguientes: misión, metas y objetivos de la institución; programas y currícula;resultados logrados y esperados; política de admisión de alumnos; serviciosque se prestan a los estudiantes; papel del profesorado en relación a las metasde la institución y a las necesidades del alumno; organización de la adminis-tración; papel de los cargos académicos; política presupuestaria; serviciosgenerales orientados al alumno; infraestructuras y equipamientos; relacionespúblicas, catálogos y publicaciones y apertura a la innovación, la experimen-tación y al crecimiento futuro. A la fase de autoevaluación, le sucede la deacreditación, reputación o evaluación externa, de manera que a solicitud delorganismo que busca la acreditación se evalúan los procesos educativos porparte de especialistas que emiten juicios en torno a los objetivos marcados porla institución.

En cuanto a los aspectos operativos, en primer lugar se establece elComité de Evaluación de la titulación que normalmente está constituido porun reducido número de personas que representan a los diferentes sectoresimplicados en el proceso educativo. Este Comité es el encargado de realizar elautoestudio de la titulación en lo concerniente a enseñanza e investigación, yes deseable que lo compongan las personas más representativas y prestigiosasde la titulación, teniendo que servir de dinamizador para alentar la participa-ción del resto de personal71. Una vez lograda la información a través de técni-cas tanto cuantitativas como cualitativas, el Comité elabora el autoinforme que

71 En el proceso de evaluación de la Diplomatura de Relaciones Laborales de la UPV/EHUllevado a cabo en el curso 1998-1999, el Comité de Evaluación ha estado constituido por nuevepersonas, la información recogida ha sido sobre todo de naturaleza cuantitativa y la participacióndel resto de personal -profesores, personal administrativo, alumnos, etc- implicado en los proce-sos educativos ha sido prácticamente nula.

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va destinado tanto a los restantes miembros de la titulación como a los espe-cialistas consultores externos que lo cotejan con el suyo propio. Finalmente, elautoinforme y el informe elaborado por los consultores externos constituyenlas dos piezas del Informe Final de Evaluación de la Titulación.

6. Calidad y evaluación desde la teoría crítica

Hemos visto que en educación la adopción de una racionalidad de merca-do tiene una directa repercusión en las concepciones derivadas de calidad yevaluación. Y en última instancia, detrás de una determinada concepción deracionalidad late una manera concreta de enfocar la educación. Así las cosas,como la racionalidad de mercado apunta obviamente a un concepto mercanti-lista de calidad que exige una evaluación centrada en el producto y sometidaa las presiones adaptativas del sistema, el valor educativo que en este contex-to de objetivación se transacciona es considerado como una mercancía y laenseñanza un proceso tecnológico objetivista de consecución de metas y maxi-mización de beneficios. Desde esta perspectiva por consiguiente, la calidadvendrá medida básicamente a través de la eficacia72 y eficiencia73 de los pro-cesos sistémicos que relacionan inputs con outputs.

Aquí, partiendo de una perspectiva que no olvida la necesaria interlocu-ción con los agentes del sistema económico pero que transciende la meravisión instrumental, se concibe también la Universidad como esfera pública yámbito para la formación de ciudadanos comprometidos con la democracia.Quiero decir con esto, que si entendemos la Educación como universo deacciones comunicativas, forzosamente tiene que identificarse con democracia,ya que si la educación debe servir para fortalecer la participación de agenteshumanos en comunidades de hablantes con el objetivo último de poder dis-

72 F. Rizvi, dice que la noción de efectividad no ofrece ayuda al teórico weberiano que quie-ra insistir en la distinción entre medios y fines y toma la siguiente cita de MacIntyre: «Existenbases sólidas para rechazar la afirmación de que la efectividad es un valor moralmente neutro.Pues el concepto global de efectividad es... inseparable de una forma de existencia humana en elque la contribución a los fines es parte central de la manipulación de los seres humanos en pautasde trabajo sumisas»: F. Rizvi, “La racionalidad burocrática”, citando a A. MacIntyre, After Virtue,Duckworth, London, 1981, pág. 71 en W. Carr, Calidad de la Enseñanza e Investigacción-Acción,Diada, Sevilla, 1993, pág. 60.

73 Dice F. Rizvi que, «la eficiencia no es un ideal que sea evidente por sí mismo -sobre todocuando entra en conflicto con otros intereses humanos- y no puede ser interpretado sin referenciasa criterios más fundamentales en términos de los cuales debe ser medida la eficiencia. Al buscarla eficiencia necesitamos responder a preguntas tales como “eficiencia ¿en términos de qué? -¿costes monetarios?, ¿trabajo humano?, ¿sufrimiento?, ¿consumo de combustibles naturales?,¿tiempo?, ¿o de qué?»: F. Rizvi, op. cit., pág. 59.

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cernir entre enunciados falsos y verdaderos, ello exigiría el imposible experi-mento de que toda la experiencia humana habría de poder ser discutida portodos sin restricciones de tiempo y libertad. Y de igual modo, si se concibe laEducación como un gran proceso comunicativo que sirve para fortalecer laparticipación de agentes en comunidades de hablantes, forzosamente tiene queidentificarse con emancipación, ya que siguiendo las premisas señaladas, laformación discursiva de la voluntad no podría tener lugar más que a través desujetos dotados para el habla y la acción que sin coerciones ni limitacionesalcanzan teorías consensuadas de la verdad. Por consiguiente, Democracia yEducación se encuentra inextricablemente unidas, ya que el cometido de éstaúltima es el fortalecimiento de capacidades y virtudes para la plena insercióny participación de los ciudadanos en democracia.

Si la enseñanza además de servir a fines instrumentales es entendida fun-damentalmente como actividad práctica orientada a la elucidación de qué es loeducativamente justificable en situaciones morales problemáticas, está orien-tada más que a valores extrínsecos e instrumentales dictados desde el exteriorpor agentes políticos o económicos, a valores intrínsecos a la propia prácticaeducativa. Si la poiesis estaba informada por la techne y a través de unasreglas técnicas buscaba materializar algo, tan sólo la praxis “al hacerse” enel transcurso de la acción realiza algún bien moralmente valioso. En el primercaso, la eficacia y la eficiencia se convertirán en criterios de calidad y las téc-nicas de instrucción y entrenamiento servirán para aumentar el rendimiento.De nuevo R. S. Winters manifiesta que, «hay que aprender y conocer técnicaspara ayudar al profesorado a crear condiciones más amenas en el aula, losrecursos que se necesitan para funcionar con calidad, porque no está claro quehaya que tener grupos más pequeños, la cuestión es cómo se maneja esegrupo»74. En el segundo caso, la calidad de la acción práctica se deriva no delcómo hacer sino del qué debe hacerse, constituyendo la buena deliberación,el ponderado juicio y en definitiva la sabiduría práctica que se deriva de laphronesis, los principales elementos en el análisis de la calidad.

Desde nuestra perspectiva, la prudencia que nace de la reflexión prácticaes el elemento distintivo que caracteriza la calidad de las acciones educativas:«Cuando los profesores trabajan de forma que manifiestan la importancia dela reflexión y de la elaboración de juicios, sus acciones parecen tener una cua-lidad de prudencia o sabiduría distinta de las cualidades de efectividad y efi-ciencia»75. La calidad así entendida exige una comunidad interactuante que

74 Entrevista a R. S. Winter, “Formar en Calidad en la Universidad”, op. cit., pág. 38 (subra-yado mío).

75 S. Grundy, op. cit., pp. 136-137.

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reflexiona e investiga sobre su práctica educativa, no quedando en consecuen-cia relegado a mero cliente de institutos externos de investigación. Cuando laenseñanza es entendida como actividad reflexiva, crítica y emancipadora, lacalidad no puede ser más que un atributo intrínseco a ella, pues de lo contra-rio se convertiría en adoctrinamiento, entrenamiento, entretenimiento o char-latanería. Y si la calidad es un atributo que le viene a la enseñanza desde den-tro, la evaluación únicamente podrá brotar desde dentro de la comunidad deprofesionales que desarrollan su cometido como intelectuales comprometidoscon los intereses generales. Desde esta consideración, los docentes no son téc-nicos o profesionales para el entrenamiento de habilidades, sino intelectualesque desde instituciones educativas en tanto que esferas públicas, proporcionanun servicio público esencial para la formación de ciudadanos competentespara la democracia76.

De igual modo, desde la perspectiva crítica el desarrollo curricular eludeel establecimiento de objetivos y aboga por un modelo procesual que está ine-vitablemente unido al desarrollo profesional pues se construye también, «pormedio de un proceso de investigación en el cual los profesores reflexionan sis-temáticamente sobre su práctica, utilizando los resultados de esta reflexión deforma que sirvan para mejorar los resultados de su enseñanza»77.

Por último, no quiero acabar este apartado sin hacerme eco de una cita quenos incita a la reflexión sobre los fines últimos de la calidad de la enseñanza:«Hablar de calidad de la enseñanza equivale en definitiva a pensar qué tipo desociedad queremos, no sólo el tipo de sociedad que tenemos. Y en nombre deesa sociedad deseable, qué valores pretendemos transmitir»78.

7. Racionalización, desprofesionalización, descualificacióny justicialización del trabajo docente

En los apartados anteriores se ha visto que la perspectiva objetivista hoydominante, nos conduce a una consideración de la enseñanza como procesotecnológico que pone el énfasis en los productos, en la técnica y en los con-troles externos de los especialistas, dejando con ello cada vez menos margen

76 H. Giroux, La escuela y la lucha por la ciudadanía, Siglo XXI, Madrid, 1993.77 W. Carr, “Introducción”, en W. Carr, Calidad de la Enseñanza e Investigacción-Acción,

pág. 11.78 J. M. Alvarez Méndez, “La ética de la calidad”, Cuadernos de Pedagogía, nº 199, pág.

11.

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a la imprevisibilidad e incertidumbre. Desde esta perspectiva, la enseñanzacomo actividad práctica basada en la discusión, deliberación y juicio sabio,deja de tener sentido pues no proporciona la certeza de la acción técnica:

«La lógica del discurso neoliberal va cerrando los espacios de lo público, limitandolas posibilidades de debate, de reflexión, de crítica, de argumentación. Y lo que vaquedando definitivamente pero no casualmente marginado es el interés por las cues-tiones morales que derivan de los procesos educativos. El discurso se vuelve rabio-samente técnico, y lo único que ofrece son soluciones técnicas, ideológicamenteneutras en su formulación»79.

La penetración de la racionalidad de mercado conduce a la extensión eintensificación de los procesos de estandarización del trabajo y a una profun-da modificación de las relaciones laborales. La descualificación del trabajoviene cuando se pierde el control sobre los objetivos, las condiciones, losmétodos y los productos del trabajo y la autonomía desaparece cuando el ren-dimiento del trabajo es controlado conforme a criterios profesionales por supe-riores jerárquicos, cuando se depende de tecnologías y oficinas externas pla-nificadoras y cuando la división de tareas y descualificación hacen del trabajoalgo perfectamente sustituible e intercambiable. En el mundo educativo elavance racionalizador se manifiesta en la existencia de programas, calenda-rios, procedimientos de evaluación, reglamentos, didácticas y materialescomunes. Sin embargo, es necesario que distingamos entre la enseñanza bási-ca y secundaria por un lado, y la postsecundaria por otro. En los niveles quellegan hasta la enseñanza secundaria la racionalización, normalización yestandarización avanza a fuerte ritmo, alcanzando a materiales educativos,tareas y productos, y también dando lugar a la descualificación, desprofesio-nalización y proletarización del profesorado porque antes ya ha sido desinte-lectualizado80,. Como señala Apple:

«Es como decir: “Yo haré lo mismo que los operadores de una máquina... Yo harélo que otras personas piensan y deciden. Otras personas harán el trabajo intelectual,yo sólo lo pondré en práctica, aplicaré sus recomendaciones o recetas a la práctica”.Este es un proceso verdaderamente peligroso. Debemos reintelectualizar el traba-jo que se lleva a cabo en las instituciones escolares, sacar a la luz sus dimensionespolíticas y éticas»81.

Sin embargo, el avance de la racionalización instrumental en laUniversidad encuentra por su propia naturaleza mayores resistencias. En gene-

79 J. M. Alvarez Méndez, “La escuela: servicio o beneficio”, Cuadernos de Pedagogía, nº265, pág. 83.

80 W. Apple, Educación y poder, Paidós, Barcelona, 1987.81 J. Torres Santomé, “Entrevista a W. Apple”, Cuadernos de Pedagogía, nº 275, 1998, pág.

40.

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ral se puede afirmar que la estandarización y normalización es mayor en lascarreras técnicas y de ciencias naturales que en las de ciencias sociales yhumanas, así como es mayor en los estudios de diplomatura que en los delicenciatura. En ocasiones, la complejidad científica de las materias impideque la racionalización llegue a los materiales didácticos y a los procesos edu-cativos, de modo que la autonomía y el prestigio profesional e intelectual delprofesor siguen intactos. Sin embargo, la racionalización instrumental haencontrado una vía de penetración en la Universidad a través de los procesosde evaluación que hurtan el debate sobre la calidad de las prácticas educativasa los protagonistas desde dentro de la propia Universidad, obedecen a presio-nes extrínsecas y operan dentro de una lógica de internacionalización de losestudios que parece discurrir paralelamente a la mundialización de la eco-nomía.

Por consiguiente, aunque el avance de la racionalidad instrumental es másfirme en los estudios básicos y de secundaria que en la Universidad, en éstatambién se deja notar su creciente influencia sobre todo en aquellas carrerasde diplomatura que forman a los egresados en un conocimiento técnico ruti-nario. Y las consecuencias de esta racionalización instrumental se manifiestanen forma de descualificación del trabajo, pérdida de autonomía y desprofesio-nalización. Pero además, de la conversión de la enseñanza de actividad prác-tica en actividad instrumental, se deriva la objetivación de los agentes y de lasrelaciones que entre ellos tienen lugar:

«La práctica profesional, pues, aunque continúa operando en el campo de la inte-racción social, se va transformando paulatinamente en trabajo sobre el mundo másque dentro del mundo. La interacción social se va transformando en un mundo deobjetos sobre los que se puede actuar, y el conocimiento en algo que en lugar deexistir dentro, y entre, las personas, existe en el interior de los libros y los periódi-cos»82.

Una vez creado un entorno de objetivación, emergen los roles de consu-midor y de cliente frente a los desvalorizados roles de trabajador y ciudadano.Los padres y alumnos no participan ya como ciudadanos con derechos demo-cráticos sino tan sólo como consumidores o clientes de productos educativos.El rol de cliente-consumidor nace de la funcionalización de la Universidad porla que las acciones comunicativas son marginadas por las acciones instrumen-tales y estratégicas, y las asignaturas convertidas en meras mercancías.

En esta medida por tanto, el profesor ya no va a tener por misión la refle-xión y el alumbramiento de la verdad sino la transmisión de un conocimien-

82 S. Grundy, “Más allá de la profesionalidad” en W. Carr, Calidad de la Enseñanza eInvestigacción-Acción, pág. 72.

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to cada vez más aplicado y elaborado al gusto del alumno/consumidor. No espor ello casual la existencia del currículo modular que tomando el lenguaje dela economía nos habla en términos de créditos que se acumulan para com-prar un título o para vender en otros establecimientos universitarios. Pareceasí que este sistema modular representa «la acomodación del conocimiento,la pérdida de sus valores intrínsecos y filosóficos y el énfasis en su instru-mentalidad»83. En este nuevo ámbito funcional de consumidores (alumnos),mercancías (asignaturas) e instrumentos (profesores), las posturas objetivantesse imponen sobre las realizativas, de modo que al menor conflicto o disonan-cia se apela no ya a los mejores argumentos a través de la razón comunicati-va, sino a la Administración de Justicia. Y el resultado es la progresiva juridi-zación del mundo universitario, que da al mismo tiempo una medida de sucolonización.

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El pensamiento social de C. Castoriadis

Celso Sánchez Capdequi

A finales del año 1997 fallecía en Francia el pensador griego (nacionali-zado francés) Cornelius Castoriadis, cuya relevancia intelectual, en gran parte,ha pasado desapercibida en nuestro país. A pesar de lo atractivo de un pensa-miento como el suyo, cargado de propuestas y comprometido, frente a lospositivismos de todo tipo (marxismo, funcionalismo, etc.), con la capacidadcreativa de toda vida social, sus contribuciones teóricas no han calado hondoen la vida académica española.

Diferentes motivos pueden explicar este hecho. De un lado, la atmósferacultural que impregna en este fin de siglo la sociedad tardomoderna occiden-tal favorece un tipo de pensamiento individualista, adaptado al economicismoreinante y ajeno a aquel tipo de teoría, como la de Castoriadis, que, sin elimi-nar la realidad sociológica del individuo, la convierte en filial y resultante deun todo más amplio, la sociedad. Castoriadis propone un marco teórico en elque la sociedad se convierte en el problema fundamental y radical, algo queno realiza en detrimento del individuo, sino, precisamente, para clarificaraquello que le hace posible. Y esto no es otra cosa que la sociedad en sudimensión instituyente, imaginaria y potencial, la cual frecuentemente espasada por alto por una óptica sociológica que, atenta al dato y preocupada,únicamente, por cuestiones descriptivas relativas a lo que hay, olvida que ellaes el soporte de toda sociedad instituida con sus representaciones colectivas,sus normas éticas, sus planteamientos políticos, etc., que sirven al individuode marco contextualizador y socializador.

Por otro lado, aparece una razón con mayor peso para explicar el anoni-mato de su obra en el marco intelectual de este país. Nuestra tradición de pen-

Laburpena: Cornelius Castoriadisen ekar-pen teorikoa birpasatuko dugu artikulu hone-tan eta hausnarketa abiaraziko ekarpenhoriek espainiar ingurune akademikoan izanduten eragin txikiaren esplikazioan emanlitezkeen arrazoiei buruz.

Resumen: Este artículo hace un repaso de laaportación teórica de Cornelius Castoriadis,a la vez que reflexiona sobre las razones porlas que sus contribuciones han tenido uncalado tan escaso en la vida académica espa-ñola.

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samiento de marcado carácter intelectualista y conceptualista, a la sazón, ree-dición moderno-ilustrada del atávico racionalismo que invade las estructurascosmovisionales de la civilización greco-occidental a la que pertenecemos, sedesorienta ante planteamientos teóricos, como el de Castoriadis, que alientanuna visión de la realidad social definida como magma, y que remite a la plas-ticidad, a la maleabilidad y a la permanente disposición de la sociedad a recon-figurarse y reformularse de formas (eide) varias, súbitas e imprevisibles.Frente a nuestros hábitos de pensamiento más arraigados que abogan por hacerdepender el dinamismo de la realidad (social) del ser de instancias objetivas,predadas y abstractas (mundo de las Ideas en Platón, el Espíritu en Hegel, lasLeyes de la Historia en Marx, etc.) que disponen de un potencial ontológicosuperior y que, por ello, son definidas como sustancias, la propuesta deCastoriadis opta por sustancializar los accidentes, es decir, recuerda la impor-tancia en el análisis social, pero antes, en la propia vida social, del elementovitalista, imaginario y autocreador sólo concebido sin reduccionismo algunodesde el devenir, desde la autoalteración, desde lo posible. Sin renunciar a loselementos cognitivos, normativos, rituales y políticos que contribuyen a hacerde la sociedad, en cada caso, un (proyecto de) orden racional, armónico, cohe-rente y previsible en sus ritmos internos, esta percepción de la sociedad (comoorden) se sustenta sobre un flujo y devenir de cuya fecundidad es obra y cris-talización temporal y de cuyo inexorable dinamismo se deduce su carácter efí-mero y fugaz en el tiempo cronológico.

Posiblemente una de las peculiaridades más llamativas de los trabajos deCastoriadis consiste en que su propuesta teórica tiene lugar sobre un mestiza-je intelectual donde se cruzan las dos tradiciones de pensamiento, los dospolos constitutivos de la sociedad moderna. Sus reflexiones recuerdan que lasociedad necesita de mecanismos de reflexión y autocrítica social a través delos cuales la misma sociedad puede reformular y revisar sus creaciones insti-tucionales. En este sentido, reivindica el polo racionalista y crítico (diurno)legado por la visión ilustrada de la modernidad. Pero su insistencia en ladimensión instituyente y fecunda de la vida social apunta a la espontaneidad yla efervescencia que rigen en el horizonte onírico, poiético y creador delImaginario social. Su puesta de relieve en el ámbito de la teoría social recuer-da el otro polo de la vida moderna que, por mor de su fuerte impronta secula-rizante, se ha visto sojuzgado: el romanticismo y sus tendencias (nocturnas) deregeneración y transformación utópicas de la realidad1.

1 Sobre la confluencia de ambas tradiciones de pensamiento en el núcleo del marco teóricode Castoriadis, consultar el trabajo de J.Arnason, Praxis und Interpretation, Frankfurt am Main,1993.

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El pensamiento social de C. Castoriadis

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Por ello mismo, su discurso dispone de una riqueza a tener en cuenta, yaque, sin exclusiones de ningún tipo, reivindica la tensión y el antagonismoentre los polos racional e imaginario como elementos directrices de toda vidasocial. Su visión ontológica de la vida social defiende el magma, el cambio, losúbito como la dinámica sobre la que irrumpe el ser, lo estático, lo ensídico(según expresión del propio Castoriadis), con lo cual lo trágico reaparece ensu pensamiento ya que toda identidad (racionalidad) creada imaginariamente,tarde o temprano, enferma, quiebra y desaparece. Ninguna creación humanasoporta sin reajustes el devenir que le hace posible. En este sentido, la preca-riedad de lo creado por el hombre insta a que ambos polos de la vida social sedispongan sobre una tensión irreductible entre sí: la racionalidad, para forma-lizar y reformular críticamente los ideales imaginados socialmente y materia-lizados institucionalmente; la imaginación, para reinterpretar una realidadcuyo fluir permanente abre abismos ontológicos que “llenar” por parte delhombre.

La reducción de un polo de la sociedad a otro desemboca inexorablemen-te en fundamentalismo. La invasión de las instancias imaginarias de la socie-dad en su aparato racional cargado de potencial de autocrítica supone el adve-nimiento de modelos centrados de sociedad, nucleados en torno a la tradición,el dogma, sujetos en sus desarrollos al adoctrinamiento ideológico y faltos deevolución científica y de crítica política. Por el contrario, la petrificación y osi-ficación de los componentes imaginarios y anímicos de la vida social por laracionalidad abstracta desemboca en modelos de sociedad fundamentalistas enlo tecnocrático, sujetos al imperio de la burocracia y expuestos al estallidosúbito y violento de la emocionalidad reprimida2.

Sin embargo, antes de explicitar las categorías básicas y los trazos nucle-ares de su pensamiento, permítaseme ubicar su propuesta al calor del debatemás actual que rige en el marco de la teoría social.

Este debate tiene lugar en un fin de siglo dominado por el desánimo y ladesesperanza incrustadas en el nervio de la vida institucional de la moderni-dad. Los vaticinios de Weber y Durkheim, formulados casí un siglo atrás, acer-ca del desencantamiento y del ocultamiento de los dioses respectivamente,cobran hoy máxima vigencia por la intensificación de ese pesimismo culturalque se ha apoderado de un Occidente (o modernidad) cansado (o cansada) de

2 El propio Castoriadis matiza, contrariamente a lo que piensa Axel Honneth, que su pensa-miento no privilegia la indeterminación sobre la determinación. En concreto, establece una teoríasocial sobre la coexistencia tensional de ambos polos, el primero, para re-encantar un mundosiempre por determinar, el segundo, para dar forma crítico-racional a ese reencantamiento.Consultar la última obra de Castoriadis, Fait et à faire, París, 1997, pg. 18-19.

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tanta promesa incumplida. La forma moderna de vida, hiperdiferenciada en losistémico-funcional, encuentra enormes dificultades para elaborar una simbó-lica a cuyo través, lejos de reproducir los lenguajes abstractos y semiologi-zantes predominantes, poder apalabrar, articular y expresar su sentido profun-do, los aspectos cualitativos de la existencia humana.

Si algo caracteriza la configuración institucional de la modernidad (tar-día) es la autonomización de los aspectos funcionales de la vida económica,científica y política siempre ajenos a cualquier demanda que sobrepase elprurito de eficacia al que se pliegan con carácter exclusivo. Al decir deSimmel, «esta preponderancia de los medios sobre los fines encuentra suresumen e intensificación en el hecho de que la periferia de la vida, las cosasfuera de espiritualidad, se han convertido en los dominantes sobre su propiocentro, es decir, sobre sí mismos.»3 Idea esta que, suscrita por sociólogoscomo Castoriadis, Maffesoli, Joas, etc., condensa el psicoanalista suizoC.G.Jung al afirmar que «nos falta la intensidad de la vida»4, algo que, en vezde ser patrimonio de un grupo social alienado en lo económico, «no es espe-cífico de clase»5.

Desde el horizonte de la ciencia social varias han sido las líneas de inves-tigación que han pretendido dar respuesta del actual estado de cosas.

De un lado, la propuesta del antropólogo alemán A.Gehlen (suscrita porlas corrientes postmodernas de pensamiento) consistente en afirmar el final dela historia o la entrada en la Posthistoria6, la insuperabilidad del actual mode-lo institucional basado en una sólida estructura tecnocientífica que haceimpensable «la posibilidad de oponer al sistema de logros tecnológicos e ideasprácticas hoy explicitados alguna alternativa global que tenga cierta perspec-tiva de éxito. Lo único que queda es la posibilidad de elaborar y completar lodado reconociendo su estabilidad de principio»7.

De otra parte, la tesis de J.Habermas que subraya la validez del proyectomoderno que, aunque inacabado, espera su postrera realización definitiva. Enpalabras del propio Habermas, «el proyecto de modernidad todavía no se hacompletado. (...) El proyecto apunta a una nueva vinculación diferenciada dela cultura moderna con una praxis cotidiana que todavía depende de herencias

3 Simmel, G., La filosofía del dinero, Madrid, 1977, pg. 609.4 Jung, C. G., Recuerdos, sueños y pensamientos, Barcelona, 1994, pg. 249.5 Habermas, J., Teoría de la acción comunicativa II, Madrid, 1988, pg. 470.6 Gehlen, A. Studien zur Anthropologie und Soziologie, Neuwied, 1963, pg. 323.7 Offe, C., “Técnica y unidimensionalidad. ¿Otra versión de la tesis de la tecnocracia?”, en

Respuestas a Marcuse, Barcelona, 1969, pg. 82.

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vitales, pero que se empobrecería a través del mero tradicionalismo. Sinembargo, esta nueva conexión sólo puede establecerse bajo la condición deque la modernización social será también guiada en una dirección diferente.La gente ha de llegar a ser capaz de desarrollar instituciones propias que pon-gan límites a la dinámica interna y los imperativos de un sistema económicocasi autónomo y sus complementos administrativos»8.

Otra posibilidad es la que propone Castoriadis al acentuar el potencialde creación y novedad que anida en el fondo imaginario de la vida social.Las propuestas de Gehlen y de Habermas, si bien dispares entre sí, conflu-yen en la negación de la creatividad social y de la capacidad intersubjetivapara idear e imaginar órdenes institucionales otros e inéditos. La línea deinvestigación liderada por Gehlen subraya la imposibilidad del cambio his-tórico, la de Habermas recomienda la espera (sin límites conocidos) del esta-do actual de cosas hasta la realización de una modernidad transida de racio-nalidad comunicativa. En ambos casos, se impone, o el modelo de sociedadactual como exclusivo y final, o el proyecto moderno como prioritario yaconsejable.

Castoriadis, frente a ambas posturas, pretende redescubrir la imaginacióncomo disposición trascendental desde donde pueda pensarse la creatividadsocial, el cambio histórico y el surgimiento de inéditas formas institucionales.Su obra trata de dar cuenta de la filiación imaginaria de toda conciencia yracionalidad social. Pretende desenterrar el fondo magmático de la vida socialdesde el que cabe pensar la revitalización y regeneración institucional y moralde la sociedad, es decir, la creatividad y el desorden que anidan potencial-mente en los estratos profundos de toda estructura social y que pueden confe-rir a ésta múltiples formas y configuraciones. No en vano, «la matriz primariade una sociedad siempre oculta un conjunto de fenómenos que, por mucho queno sean directamente observables, no dejan, sin embargo, de tener existen-cia»9.

El proyecto de Castoriadis persigue detectar las posibilidades de cambio,metamorfosis y mutabilidad que, ajenas, tanto a la (presunta) estabilidad y almecanicismo de las estructuras tecnoeconómicas de nuestra forma de vida,como a cualquier tipo de lógica metasocial inherente a la historia, perviven enniveles no inmediatos de la vida social, donde el Imaginario, por su naturale-za virtual, potencial y posibilitante (y de los que la objetividad institucional no

8 Habermas, J, “La modernidad, un proyecto inacabado”, en La posmodernidad, Barcelona,1985, pg. 34.

9 Laplantine, F., Las voces de la imaginación colectiva, Barcelona, 1977, pg. 35.

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es sino espiritualidad encarnada, según Simmel), da entrada a los factores aní-mico-interpretativos del grupo. Sobre la base de la dynamis, del ser indeter-minado y de la plasticidad de lo social en su nivel imaginario, puede pensarseel cambio, la posibilidad de unas nuevas instituciones. Se trata de un terrenode lo social donde no hay objetividad, regularidad y a prioris lógicos, donderige la posibilidad, el devenir y la autoalteración.

Sin embargo, no habría que deducir de esta somera exposición que elpotencial de creatividad y de desentumecimiento institucional que anida en losmagmas imaginarios-trascendentales de lo social son de tal poder ontológicoque pueden edificar ilusiones con carácter definitivo y ajenas al discurrir deltiempo histórico. No se trata de apostar por la llegada de una definitiva Edadde Oro en el mundo. Tal aserto supondría conculcar la lógica del tránsito cir-cular que rige para el horizonte del ser imaginario de la sociedad. Es decir, laacción creadora (dentro del marco trágico de pensamiento que apuntaCastoriadis) no escapa a la muerte, a lo otro negativo de la creatividad positi-va, a la inexorabilidad y recurrencia de la lógica que la hace posible, por locual, términos separados en nuestra cultura occidental, como son los de la viday la muerte, aquí quedan correferidos. Sólo desde las ruinas de un ideal endeclive, de un tiempo histórico y de una época que desaparece, cabe pensar,como afirma Beck en nuestros días, la reanimación de una forma social otra.De esta suerte, la muerte, lejos de suponer parón definitivo, mienta el soportede esperanza futura que se desprende de ella. Vida y muerte, ilusión y desilu-sión, bien y mal son las dos características de una ambivalencia originariaentrevista ya por las culturas preindoeuropeas en sus divinidades (como, porejemplo, la diosa vasca Mari).

De esta forma, la experiencia creadora pierde, originariamente, cualquiercariz estético ya que el problema prioritario es ontoexistencial, es decir, la ine-ludibilidad de la muerte, del caos, como situación originaria del hombre(Gehlen). Este vacío y abismo constitutivos hacen de la actividad creadora delos hombres elemento fundamental en la génesis de sentido y de razón, de cul-tura portadora de certezas morales, religiosas, técnicas, etc., que edulcoran laexistencia humana en el mundo y que responden a las recurrentes preguntas deultimidad.

Tal objetivo de dar sentido al mundo parte de una ambivalencia origina-ria que engloba tanto las posibilidades (positividad) de periódica renovaciónaxiológica de la vida social, hoy negada por la presunta autonomía del ámbi-to funcional, como la ineludibilidad de la muerte, del fin o contingencia decualquier creación socio-cultural como su “otra” cara (negatividad). Todoello dentro de una órbita circular (promovida por Oriente) que contrarresta elprivilegio de la línea progresista y acumulativa con que se conceptúa el tiem-

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po histórico y salvífico en el Occidente judeocristiano. Vivir con toda radica-lidad el círculo, el recurso y la recurrencia supone constatar que «existenfragmentos desiguales privilegiados»10 que rompen el continuum de la histo-ria y que hacen de lo social potencialidad de «morfogénesis imprevisibles, delo inédito, de una producción continúa de sí mismo en la cual el orden y eldesorden actúan juntos»11.

Por tanto, la labor de Castoriadis es la de recular hasta aquella sima pro-funda de lo social, hasta su ignorado horizonte de perpetua autoalteración ycambio, hasta la inocencia del devenir (Nietzsche), que tiene lugar en elImaginario. En él se concita la actividad formalizadora y nunca susceptiblede formalización ya que su ser no dice determinación, identidad, etc, sinoautoalteración, cambio, transformación. En definitiva, se trata de desvelar lasclaves del Imaginario, auténtico foco de creatividad histórico-social, fondocultural desde el que la realidad se abre a múltiples llenados simbólicos queedulcoran la fatalidad de la “fractura ontológica” en que se debate toda vidahumana.

A continuación, paso a dar cuenta de los momentos fundamentales queconstituyen el esqueleto explicativo del pensamiento social de Castoriadiscentrado en su idea de lo imaginario.

1. MODO DE SER DEL IMAGINARIO

Castoriadis alude con el concepto de Imaginario a una visión de lo socialque lo concibe como algo más que estructura racional y autónoma en su fun-cionamiento, ajena al paso del tiempo y de la historia y depurada de cualquierresquicio de subjetivismo. De lo que se trata a continuación es de profundizaren el modo de ser del Imaginario social, ajeno a la óptica identitaria (lógico-inferencial) y cuantitativa (estadística) privilegiada en la ciencia social. Elobjetivo es vislumbrar la dimensión social no originariamente objetivable,cosificable ni mensurable y, curiosamente, sólo a partir de la cual puedehablarse del hecho y de la razón social (Durkheim), así como de representa-ciones colectivas. La ontología heredada, plegada a la lógica aristotélica basa-da en los principios de identidad, no-contradicción y tercio excluso, con serparte clave e irreductible en el proceso de institucionalización social, no dacuenta del mismo en su totalidad. Y es que, en su dimensión imaginaria, «lo

10 Benjamin, W., Poesía y capitalismo, Madrid, 1987, pg. 159.11 Balandier, G., El desorden, Barcelona, 1988, pg. 61.

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histórico-social hace estallar la lógica y la ontología heredadas»12, lo cualsupone «alterar radicalmente el sentido de: ser»13.

El primer paso consiste en habérselas con la visión que la lógica identita-ria o heredada suministra de lo real y, por extensión, de lo social. Como ya seha dicho, es la hipercategoría “determinación” la que estructura y ordena eldiscurso de la metafísica occidental, una categoría que, como sostieneCastoriadis, «se especifica, según los casos, como relación causa a efecto, demedio a fin, o de implicación lógica»14. Esta lógica de la determinación sólopuede operar si postula esas relaciones entre los elementos de un conjunto yaque, para su correlato ontológico, ser significa ser determinado.

Más en concreto, esta lógica (de la que forman parte todos los positivis-mos, funcionalismos, estructuralismos, etc..) piensa lo social como ser-con-junto, como conjunto, como coexistencia, como ser conjunto de una diversi-dad. Esta manera de pensar lo social se lleva a cabo bajo dos líneas:

1) Como un sistema real

2) Como un sistema lógico

En ambos casos pervive una idéntica comprensión de lo social. En ellosdebe darse la posibilidad de descomposición efectiva (real o ideal-abstracta)del sistema en subsistemas, en partes y, finalmente, en elementos definitiva-mente últimos. Estos, distintos y bien definidos, han de ser susceptibles de unadefinición unívoca, deben relacionarse entre sí por medio de relaciones dedeterminación causal, lineal o cíclica (recíproca), categórica o probabilística.Además, tales relaciones han de ser susceptibles de una definición unívoca yel mismo tipo de relación ha de darse entre las partes, los subsistemas, etc.. delsistema global. Por último, debe darse también la posibilidad de recomposi-

12 Castoriadis, C., La institución imaginaria...II, 1989, pg. 13.13 Ibid., pg. 13. Para un mejor conocimiento de Castoriadis, son de gran interés los siguien-

tes artículos sobre su obra: Arnason,J.P., “The Imaginary Constitution of Modernity”, RevueEuropeene des Sciences sociales, N XX, 1989, pg.323-337; Joas,H., “Institutionalization as aCreative Process: The Sociological Importance of Cornelius Castoriadis’ Political Philosophy”,American Journal of Sociology, Vol.94, N 5, 1989, pg.1184-1199; Rundell,J., “From The Shoresof Reason To The Horizon of Meaning. Some Remarks on Habermas’ and Castoriadis Theories ofCulture”, Thesis Eleven, N 22, 1989, pg.5-23; Whitebook,J., “Intersubjectivity and The MonadicCore of The Psyche: Habermas and Castoriadis On The Unconscious”, Praxis International, 9:4,1990, pg.347-369; Sánchez Capdequí,C., “La imaginación social. Aproximación teórica a lasociología de C.Castoriadis”, Anthropos, N42, 1994, pg.141-148; “Requiem for a Selbstdenker:Conelius Castoriadis”, Whitebook,J., Contents, Vol.5, N2, 1998, pg.141-161; “Norm and Critiquein Castoriadis’s Theory of Autonomy”, Kalyvas,A., Contents, Vol.5, N2, 1998, pg. 161-183.

14 Ibid., pg. 23.

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ción del sistema a partir de sus elementos y de estas relaciones consideradascomo las únicas que poseen realidad última.

Este correlato de la lógica conjuntista-identitaria aprehende a la sociedad«como un conjunto de elementos distintos y definidos, que se relacionan entresí mediante relaciones bien determinadas. En la medida en que la sociedad esalgo completamente distinto de un conjunto o de una jerarquía de conjuntos,queda excluido que, por este camino, se pueda pensar algo esencial acerca deella»15. Idéntica postura se desprende de la lectura efectuada de lo social porparte de los grandes relatos de legitimación16, lectura a la que la ciencia socialrecurrió en sus inicios bajo formas como las de la Providencia de la naturale-za (Kant), la Dialéctica del Espíritu (Hegel), el Desarrollo de las fuerzas pro-ductivas (Marx) y en las que las partes, las diferentes formas sociales por lasque avanza la historia, sólo tienen sentido en el servicio que prestan a un todo,a un conjunto que se realiza progresivamente a su través. Sobre este esquemade pensamiento «lo verdadero es el todo. Pero el todo es solamente la esenciaque se completa mediante su desarrollo. De lo absoluto hay que decir que esesencialmente resultado, que sólo al final es lo que es en verdad, y en ello pre-cisamente estriba su naturaleza, que es la de ser real, sujeto o devenir de símismo»17.

Frente a este esquema de la determinación que convierte a la sociedad enun conjunto desglosable lógicamente y deducible inferencialmente, y que hacede la causalidad y finalidad, entendidas como formas ampliadas de una iden-tidad enriquecida, los nexos conjuntistas que, por su carácter identitario ygeneral, obstaculizan, bloquean y niegan el proceso de creación de formacio-nes sociales otras, se plantea el esquema de la creación que es génesis de for-mas socioculturales, posición de un eidos inderivable lógica, causal y teleoló-gicamente en su proceso de emergencia. El ser de lo social, dicho una vez más,participa del momento racional e identitario, no infravalora sus aspectosestructurales desde los que apalabrar la experiencia imaginaria comunal, perohace de ellos la culminación del despliegue del potencial creativo que, pro-yectado en la historia, genera órdenes sociales no sometidos a ningún tipo detotalidad suprahistórica (la autoconciencia de la razón, la liberación del pro-letariado, el acceso a una sociedad tecnificada, etc.. ). En palabras deCastoriadis, no hay «articulación de lo social de una vez para siempre ni en lasuperficie, ni en profundidad, ni realmente, ni en abstracto»18.

15 Ibid.II, pg. 25.16 Lyotard, J. F., La condición postmoderna, Madrid, 1989, pg.95.17 Hegel, G. W. F., Fenomenología del Espíritu, Mexico, 1988, pg.16.18 Castoriadis, C., La institución imaginaria ... II, 1989, pg. 31.

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Por tanto, para abordar afirmativamente el ser de lo social desde esquemasde pensamiento irreductibles a la lógica de la determinación, conviene dejaraclarado que «la sociedad se instituye como modo y tipo de coexistencia par-ticular, creación específica de la sociedad en cuestión»19. Dicho esto, «ni losmomentos ni el todo pueden inferirse por inducción de las formas de vidasocial observadas hasta aquí ni deducirse a priori por la reflexión teórica, nipensarse en un marco lógico dado de una vez para siempre»20.

Si es la hipercategoría de “determinación” la que rige la estructura cos-movisional de la ontología identitaria, es la categoría de magma la que dacuenta de la capacidad de autoalteración de lo social a cuyo través se recreabajo múltiples formas. Se puede decir que el magma es «ese substrato fluidode todo ser determinado»21 del que habla Joas, y que, según él, alude a «laontología de la indeterminación como presupuesto para la creación»22.

La tematización del ser de lo social supone reconducir inicialmente laóptica de análisis hacia «el ser de lo que se da antes de la imposición de la lógi-ca identitaria o de conjuntos; y llamamos magma a lo que se da en este modode ser»23. Castoriadis sostiene que «un magma es aquello de lo cual se puedeextraer (o, en lo cual se puede construir) organizaciones conjuntistas en can-tidad indefinida, pero que jamás puede ser reconstruido (idealmente) por com-posición conjuntista (finita ni infinita) de esas organizaciones»24. La lógicadel magma hay que pensarla como «una multiplicidad en la que podemos des-cubrir en cada momento términos no absolutamente confundidos; o una inde-finida cantidad de términos eventualmente cambiantes reunidos por una pre-rrelación facultativamente transitiva (la remisión)»25.

En efecto, en el magma originario y soterrado que fluye sin determinaciónalguna bajo la estructura sistémico-funcional de toda sociedad, los sentidos seremiten entre sí, se cruzan y se transforman a-causal y mágicamente. Entreellas se establecen espontánea y súbitamente asociaciones imprevisibles, hastaque, dinamizadas por el sentido del grupo, una de ellas se impone y se separadel resto creando una significación histórico-social, es decir, una nueva repre-sentación del mundo. Dicho de otro modo, el magma refiere a la capacidad de

19 Ibid., pg. 31. El subrayado es mío.20 Ibid., pg. 32.21 Joas, H., Pragmatism and social Theory, Chicago, 1993, pg. 163.22 Ibid., pg. 163.23 Castoriadis, C., La institución imaginaria....II, 1989, pg. 288.24 Ibid., pg. 288.25 Ibid., pg. 289.

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formalización, esquematización e institución de símbolos, la cual, en sí, no esformalizable. El caos del magma, auténtico abismo con el que se confronta lapotencialidad creadora de toda sociedad en busca de sentido, abre indefinidasy siempre precarias (por cuanto transitorias) posibilidades de fundar lengua-jes, de crear múltiples maneras de apalabrar (y apropiarse) el mundo, de insti-tuir horizontes de experiencia común. Desde la óptica del magma que subya-ce a toda sociedad se elimina cualquier opción de pensar el orden institucionalcomo definitivo y de pensar la historia como irreversible. Muy al contrario,«pone de manifiesto configuraciones sociales trastocadas, reorganizaciones enmarcha, apariciones de lo inédito; rompe la ilusión de la larga permanencia delas sociedades, que toman además el aspecto de una obra colectiva jamáslograda y siempre por continuar»26.

La aplicación de esta idea a una adecuada percepción del ser de lo socialsupone que no se puede hablar de unos significados/significantes ajenos y pre-vios a la creatividad histórica del Imaginario; «no hay sentido propio, es impo-sible aprehender y encerrar un sentido en su propiedad; lo único que encon-tramos es un uso identitario del sentido»27. En otras palabras, la originariadisposición de las sociedades para proyectar sus ilusiones básicas en un con-junto de metafóras que, tras institucionalizarse con el paso del tiempo comoconceptos y categorías, aquéllas han olvidado que lo son28, supone que «todaexpresión es esencialmente trópica»29. No existe, por tanto, el sentido propio.Como dice Castoriadis, «lo único que existe es referencia identitaria, punto deuna red de referencias identitarias, aprehendido él mismo en el magma de lassignificaciones y referida al magma de lo que es»30.

Se constata como, en virtud de la relacionalidad simbólica del magma (y desu dinámica), que domina el funcionamiento del Imaginario, «lo social tambiénes capaz de morfogénesis imprevisibles, de lo inédito, de una producción con-tinua de sí mismo en la cual el orden y el desorden actúan juntos, de un acre-centamiento de la complejidad multiplicador de los posibles y, por consiguien-te, es un factor de improbabilidad»31. En otros términos, el orden se constituyesobre el magma de relaciones de sentido que transitan desordenadamente por elImaginario. Una vez más se verifica la filiación imaginaria de toda racionalidadsocial y la prioridad ontológica de lo imaginario respecto al concepto.

26 Balandier, G., El desorden, Barcelona, 1988, pg. 62.27 Castoriadis, C., La institución imaginaria...II, 1989, pg. 295.28 Nietzsche, F., Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, Madrid, 1990, pg. 25.29 Castoriadis, C., La institución imaginaria, 1989, pg. 294.30 Ibid., pg. 295.31 Balandier, G., El desorden, Barcelona, 1988, pg. 61.

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En definitiva, se verifica que la indeterminación del magma de toda formasocial no es un simple vacío, una ausencia, sino que, más bien, refiere al pro-tofondo imaginario y realizativo de la creatividad humana. En definitiva, «lano-determinación de lo que es no es simple “indeterminación” en el sentidoprivativo y superficial. Es creación, es decir, surgimiento de otras determina-ciones, de nuevas leyes, de nuevos dominios de legalidad. La “indetermina-ción” tiene un sentido preciso: ningún estado del ser es tal que haga imposibleel surgimiento de otras determinaciones que las ya existentes»32.

2. EL IMAGINARIO SOCIAL

Desde la perspectiva de un modo de ser definido como magma, la reali-dad social se muestra como un cuerpo vivo, dinámico, vibrátil, proteico cuyosmovimientos son imprevisibles a instancias siempre de la espontaneidad cre-adora de los actores sociales. Eliminada una concepción de lo real heredada dela metafísica clásica que privilegiaba el ser frente al devenir, lo que es (ahoray siempre) frente a lo que algo puede llegar a ser, se libera el espacio de la cre-atividad humana y social como actividad generadora de formas, figuras yesquemas de representación y acción que contienen, si quiera transitoriamen-te en condensaciones y cristalizaciones de sentido instituidas en el tiempo his-tórico, el flujo en que consiste la experiencia irreductible e imprevisible de lavida.

Esta parece coagularse fugazmente en marcos de pensamiento y acciónimaginados, soñados, poetizados y figurados por la propia sociedad (en esta-do embrionario) en el marco de una experiencia prerracional, anónima eimperceptible desencadenada por la “voluntad” schopenhaueriana, por el“principio del placer” freudiano, por el “querer-vivir” nietzscheano. El estalli-do y la quiebra de la rigidez ontológica del ser de la metafísica clásica abre laspuertas a la implicación y participación directa de la vivencia grupal en unarealidad siempre inexpresiva a la que hay que interpretar para apropiárselasocialmente. Al decir de Ernst Cassirer, el hombre no puede vivir la vida sinexpresarla, afirmación que se adecúa a una fatalidad de toda vida humana:crear sentido donde no lo hay, inventar la palabra donde pervive el silencio,dibujar un rostro donde reina la inexpresividad del infinito.

En este sentido, Castoriadis desvincula la experiencia creadora de todasociedad de la problemática estética en la que, a primera vista, pudiera ubi-carse. En concreto, la creatividad adquiere su auténtica dimensión a partir de

32 Castoriadis, C., Los dominios del hombre: Las encrucijadas..., 1988, pg. 210.

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la vivencia más radical de toda vida humana: la muerte postrera. Dicho de otromodo, hace comprender la creatividad desde lo trágico, desde una profundaasunción de que lo real se sustenta en un permanente tránsito entre la vida y lamuerte a modo de un ciclo sin final, sin descanso ni interrupción, a través decuyo curso los hombres y las sociedades han de hacer frente, periódicamente,a la labor de crear y construir valor frente a la inexorabilidad de las contin-gencias de la existencia, cuyo máximo exponente es la muerte. El pensamien-to social de Castoriadis enfatiza la idea de que «el ser es creación y destruc-ción: ambas cosas van unidas»33, de que la muerte no es el final de la vida, sinoel principio de su reconduccción y reorientación hacia una forma diversa einsólita. Por ello entiende esta disposición creativa como la capacidad huma-na de crear una esperanza eufemizadora frente al devenir inexorable del tiem-po. Esta sería, tal y como lo entendía Nietzsche, una mentira con sentido quepermite transfigurar el desgarro, el dolor profundo de una nueva vida que des-pierta en ilusión estimulante para una sociedad a través de la que ésta delimi-ta, determina y define un ámbito de lo real, primeramente amorfo, en algo conrasgos propios, con rostro y con valor.

En definitiva, la creatividad del Imaginario parte de la premisa de lo trá-gico, de la irreductibilidad de la dualéctica34 que mueve el devenir de lo real.A partir de esta idea, se deducen dos ideas fundamentales:

1) Es impensable una definición de ser a partir de los rasgos de eternidad,inmovilidad, inteligibilidad, pureza, etc., ya que la ineludibilidad del flujo(analizada por Castoriadis) derriba, tarde o temprano, todo lo que edificadejando el terreno expedito para nuevos modos de ser (siempre transitorios).

2) Al no estar dicha la última palabra por parte de ningún modo de ser, nide ninguna sociedad, civilización o cultura, todo está (siempre) por interpre-tar, por crear y por decir a partir de los abismos, intersticios y oquedades que,periódicamente, se (re)abren en el tránsito circular de lo real.

De esta suerte, la experiencia creadora queda remitida, primero y funda-mentalmente, a lo trágico, no a lo estético. De hecho su realización se impo-ne al hombre como destino, como fatalidad ya que éste no puede vivir sin rea-propiarse hermenéuticamente un mundo y una realidad siempre inexpresivos.

33 Castoriadis, C., El ascenso de la insignificancia, Madrid, 1998, pg. 174.34 Expresión propuesta por el filósofo y antropólogo Andrés Ortiz-Osés. Con ella pretende

destacar la idea de la inacababilidad de lo real, de la tensión ontológica irreductible entre la viday la muerte en que se debate la existencia, de la imposibilidad de marcos fijos y estables de repre-sentación ajenos al devenir ontológico de fondo.

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3. SIGNIFICACIONES SOCIALES IMAGINARIAS

Se trata del magma imaginario sobre el que se delimita el horizontesemántico constitutivo de una percepción estable de la realidad social, remiteal sustrato de creencias enclavadas en la infraestructura imaginaria de ungrupo. Con él Castoriadis hace referencia a «los esquemas organizadores queson condición de representabilidad de todo lo que esta sociedad puededarse.»35 Comparecen como el nivel preteórico36, como el protofondo axioló-gico portador de las convicciones constitutivas del grupo. Se trata del ámbitotrascendental de cualquier sociedad desde la que ésta articula lógicamente suexperiencia profunda.

Las significaciones son esas grandes condensaciones de significado quecaracterizan una época, que contextualizan una forma de vida, que proponen«unos límites simbólicos que configuran la experiencia y la comprensión delmundo.»37 Desde ellas se concibe un umbral sociocultural dentro del cual esdable la representación colectiva de ciertos objetos, cosas y hechos y no deotros. Por ejemplo, el desarrollo económico en la modernidad, el papel de lajusticia y de la democracia en Grecia, etc., la continuidad de la vida tras lamuerte entre las sociedades australianas estudiadas por Durkheim.

Las significaciones imaginarias serían esas creencias que contextualizan,delimitan y demarcan los límites perceptivos y prácticos de toda forma de vidahumana. Por tanto, se trata del nivel en el que aparecen los límites de un nuevotopos o escenario desde lo a-tópico y de una nueva temporalidad desde lo u-crónico. Así es, las significaciones fundan una específica tematización deltiempo y del espacio donde la sociedad sitúa e imagina a su Imaginario socialcentral (Yahvé, Buda, Jesucristo, Homo faber, etc.), ubica sus gestas y acon-tecimientos sagrados (victorias épicas, nacimiento de dios, ruptura revolucio-naria, etc.), las formas institucionales en lo profano y en lo ritual, los interlo-cutores sociales, etc. De estas suerte, el tiempo imaginario (esto es, creado)refiere al tiempo cualitativo del que habla Henry Corbin, al tiempo recurren-te, significativo, no métrico-cuantitativo o de calendario, sino al tiempo de laesperanza y finalidad socialmente creada: tiempo de Exilio para los judíos dela diáspora, tiempo de la prueba y la esperanza para los cristianos, tiempo de“progreso” para los occidentales de hoy. En definitiva, adheridas a su

35 Castoriadis, C., La institución imaginaria... I, 1989, pg. 248.36 Berger, P. y Luckmann,T., La construcción social de la realidad, Buenos Aires, 1991, pg.

123.37 Beriain, J., Representaciones colectivas y proyecto de modernidad, Barcelona, 1990, pg.

27.

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Imaginario social central, cada sociedad dispone de unas referencias semán-ticas que van a enmarcar y delimitar la vida social en su percepción, acción yesperanza colectivas. Sólo sobre ese soporte imginario y semántico cabe pen-sar la existencia de un horizonte lingüístico desde el que lograr consenso odisenso, desde el que establecer la comunicación intersubjetiva.

4. SIMBOLISMO SOCIAL

Todas las formas simbólicas –una imagen religiosa como Jesucristo, unabandera representativa de una identidad colectiva, unas leyes jurídicas comoel derecho romano, unas fórmulas científicas, etc.– son cuerpos significativosen que los humanos, las sociedades, expresan sus motivaciones básicas y des-cargan objetivamente su capacidad de creación. Aquí se conserva la estructu-ra bifronte, dual y tensional del símbolo. Conserva los contenidos semánticosde la vida colectiva sublimándola en corpus eidético, racional e institucional.Los símbolos disponen de la virtualidad de fijar y establecer señales, marcas eindicaciones como «intentos de dar orientación a un organismo que no puedevivir un mundo que no puede comprender»38. Gracias a la transformaciónsublimatoria inicial el símbolo hace presente y objetivo (sin agotarlo) lo subli-minal de la vida social. Según el antropólogo americano Clifford Geertz, lasimbolización no es, por tanto, algo secundario y menor para la constituciónespiritual de la sociedad, no es un añadido a una suerte de (presuntos) meca-nismos autónomos y objetivos a partir de los cuales la sociedad pudiera repro-ducirse sin la implicación anímica de sus miembros. Dicho con Cassirer, lossímbolos sociales en sus concrecciones religiosas, económicas, políticas, artís-ticas, etc. son «las auténticas fuentes luminosas, las condiciones de la visión ylos orígenes de toda configuración»39.

La cobertura simbólica de toda creación histórico-social es manifestación,expresión (nunca medio abstracto40) a través de la cual las creencias de fondose presentan, ya que de no ser así se rompería la continuidad entre el ámbitosemántico y el institucional, entre lo expresado y la expresión. En palabras deWalter Benjamin, el ser espiritual de toda sociedad «se comunica en y no através de una lengua»41, de modo que la simbólica social no es algo exterior yajeno a la infraestructura anímica de fondo, es su materialización hecha len-

38 Geertz, C., La interpretación de las culturas, Barcelona, 1989, pg. 128.39 Cassirer, E., Filosofía de las fomas simbólicas I, México, 1972, pg. 36.40 Rahner, K., Para un teología del símbolo, en Escritos de Teología, Madrid, 1961, pg. 303.41 Benjamin, W., Sobre el programa de la filosofía futura, Barcelona, 1986, pg. 140.

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guaje, a cuyo través cada sociedad «define sus confines»42, sus marcos derepresentación y acción.

En definitiva, lo imaginario debe utilizar lo simbólico «no sólo paraexpresarse, lo cual es evidente, sino para “existir”, para pasar de lo virtual acualquier otra cosa»43 En todo caso, si bien el simbolismo presupone lo imgi-nario y se apoya en él, lo simbólico también comporta «un componente “racio-nal-real”: lo que representa lo real, o lo que es indispensable para pensarlo, opara actuarlo. Pero este componente está inextricablemente tejido con el com-ponente imaginario efectivo»44. El corpus simbólico de una sociedad, susleyes jurídicas, tótems, emblemas políticos, herramientas de trabajo, etc. noson sino la encarnación simbólica de sus significaciones latentes bajo la formade «fuentes extrínsecas de información en virtud de las cuales puede estructu-rarse la vida humana, son mecanismos extrapersonales para percibir, com-prender, juzgar y manipular el mundo. Los esqumas culturales –religiosos,filosóficos, estéticos, científicos, ideológicos– son “programas”; suministranun patrón o modelo para organizar procesos sociales y psicológicos, así comolos sistemas genéticos proveen un correspondiente modelo de organización deprocesos orgánicos»45.

5. ELEMENTOS LOGICO-RACIONALES DE LO SOCIAL

Para entender la importancia de las categorías lógicas de pensamientosocial, conviene recuperar una de las afirmaciones de Durkheim al respecto.Se trata de comprender que la sociedad no puede vivir en un mundo que no seexplica, en un entorno al que no acierta a dar sentido. Para ello la propia obrasocial acaba su ejecución final en el elemento intelectual, formal y racional,aportando con él un conjunto de esquemas de pensamiento y acción que hacenposible explicar la inmensa mayoría de sucesos que acaecen a su alrededor,prever lo que puede ocurrir en un futuro cercano, en definitiva, hacer comuni-cable (y universalizable) a la misma sociedad y al resto de sociedades susvivencias sobre lo profano y sagrado, sobre lo humano y lo divino. A este res-pecto, afirma Durkheim que la necesidad de categorías «es un tipo particularde necesidad moral que es a la vida intelectual lo que la obligación moral es ala voluntad»46. La vida humana no sólo requiere un conformismo moral sufi-

42 Ibid., pg. 141.43 Castoriadis, C., La institución imaginaria de la sociedad I, 1989, pg. 219.44 Ibid., pg. 221.45 Geertz, C., La interpretación de las culturas, 1989, pg. 189.46 Durkheim, E., Las formas elementales de la vida religiosa, Madrid, 1982, pg. 15.

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ciente logrado con el horizonte común de significaciones imaginarias, sinoque «hay un mínimo de conformismo lógico del que tampoco puede prescin-dir»47.

También Castoriadis ha ocupado parte de sus reflexiones a echar luz sobreel andamiaje lógico-identitario necesario para cualquier forma social. Bajo suparecer, el elemento imaginario no puede presentificarse más que en las insti-tuciones a cuyo través el individuo y el colectivo encuentran constriccionesorientativas en su pensamiento y acción. Los contenidos imaginarios seencuentran correferidos a su incorporación formal e identitaria. Así es, el hori-zonte de los conceptos que definen las categorías de verdad, justicia, belleza,etc. para cualquier sociedad, si bien son universalizables y no sometibles alcapricho de los miembro del grupo, traslucen una materialidad axiológica yanímica con las que encajan perfectamente en cierta experiencia histórico-social. En otros términos, lo lógico-identitario desplegado en cada sociedad,nunca es ajeno a la dimensión creativa de la vida social, aparece como su pro-longación conceptual sin que el concepto deje de ser tal en un universo histó-rico-social con el que sintoniza axiológicamente.

En particular, Castoriadis afirma que no hay sociedad en la historia de lahumanidad que pueda existir al margen de las instituciones legein y teukhein,de la identidad en el representar y en el actuar colectivo con los que encontrarcoherencia intelectual y moral a su experiencia en el mundo. En concreto, lasinstituciones legein y teukhein no son sino los vehículos por los que las signi-ficaciones imaginarias se plasman y formalizan en un universo acabado bajoun formato racional y lógico. Ambos asentamientos instiucionales participande un rasgo común, la lógica de conjuntos, cuyo privilegio reside en que «lamisma constituye una dimensión esencial e ineliminable no sólo del lenguaje,sino también de toda vida y de toda actividad social; y también en que estalógica operaría incluso en el discurso que apuntara a circunscribirla, a relati-vizarla, cuestionarla»48. Su presencia facilita el despliegue de una prácticameditativa para que los hombres puedan relacionarse entre sí de otra maneraque la puramente imaginaria. En general, esa lógica de conjuntos en que sebasa el legein y el teukhein remite a una lógica identitaria referida a una capao estrato del ser que se da o se presenta, efectivamente, como susceptible deser manipulado en una organización regida por conjuntos. En este estrato,cualquier reflexión o acción se pliega a los principios lógicos aristotélicos deidentidad, no-contradicción y tercio excluso.

47 Ibid., pg. 15.48 Castoriadis, C., La institución imaginaria ... II, 1989, pg. 96.

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Sin embargo, entre ambas instituciones se constata ciertas diferencias. Ellegein es la institución de las condiciones identitarias del representar-decirsociales siempre sobre la base de que significa distinguir-elegir-contar-decir.Se trata del momento identitario-conceptual creado por la sociedad en el quese condensa y cristalizan los contenidos del pensamiento colectivo. Por otraparte, el teukhein es la institución de las condiciones identitarias del hacersocial sobre la base de que significa reunir-adaptar-fabricar-construir. En cual-quier caso, ambos se correfieren y se implican recíprocamente. El teukheinnecesita del legein ya que, para imponer modos de actuar, finalidades deacción, etc. hace uso de operaciones identitarias tales como distinguir-elegir-contar-decir. Por el contrario, el legein necesita del teukhein ya que, paraimponer modos de pensar y esquemas de reflexión, construye-fabrica-adoptalos elementos materiales-abstractos del lenguaje.

6. SOCIEDAD

Castoriadis pergeña una definición de sociedad entendida como un cuer-po vivo en permanente tensión entre los polos que la constituyen.

Por un lado, la sociedad instituida que aludiría al marco objetivo de unaforma de vida social en el que prevalece el orden y la previsión en los actoshumanos en función de la estabilidad de sus estructuras institucionales del tiporepresentaciones colectivas, ritos, modalidades de tiempo, etc. Aquí rige ladefinición identitaria de lo real, la captación racional, causal y secuencial delos eventos y sucesos sociales, todo lo cual favorece la síntesis perceptivacoherente y ordenada del mundo circundante para una vida humana obsesio-nada por sofocar cualquier atisbo de sorpresa inesperada e incertidumbre ame-nazante.

Por otro lado, la sociedad instituyente que remitiría al magma de signifi-caciones sociales que contextualizan la representación del mundo de losmiembros de la sociedad. En este estrato imaginario rige el sentido, el valor,la interpretación social encarnada en el marco instituido. Es el soporte infra-estructural que delimita y circunscribe un ámbito, dentro del flujo en que con-siste lo real, del que brota y surge un cosmovisión, una forma de ser y hacercolectiva. La sociedad instituyente recuerda, como ya sabía Durkheim, que entoda sociedad real anida una sociedad ideal, la imagen de la sociedad que ellatiene de sí misma.

Se ha dicho arriba que, para Castoriadis, la sociedad es definida como ten-sión, como realidad polémica. La razón es que sólo así puede evitarse que unode los polos sea subsumido (definitivamente) por el otro. Eso puede ocurrir, o

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bien porque la sociedad instituida invada la sociedad instituyente, lo cualdesemboca en la represión del elemento vitalista y en el desecantamiento deun mundo gobernando por los automatismos de las instancias sistémico-fun-cionales de la existencia, o bien porque la sociedad instituyente invada lasociedad instituida, por lo cual la capacidad crítica de la racionalidad se redu-ce y adviene el fundamentalismo religioso. En ambos casos, se ponen trabas ala génesis de una sociedad autónoma, en el sentido de que sus miembros dis-pongan tanto de la capacidad de crear ideales como de la facultad racional através de la cual conscienciar críticamente su protagonismo respecto de lo cre-ado como sociedad y, así, evitar que se elienen en su obra atribuyendo suemergencia a entidades del tipo ancestros, antepasados, dios, naturaleza, des-tino, etc.

7. POLITICA

La actividad política es aquella en que la sociedad ejercita (o puede hacer-lo) la revisión crítica y responsable de su creación, siempre abierta a perver-siones y deficiencias (esto es, al regreso de la ambivalencia originaria) en sufuncionamiento institucional. Más en concreto, la Política es «el cuestiona-miento de la institución efectiva de la sociedad, es la actividad que trata deencarar lúcidamente la institución social como tal»49. Se trata del ámbito éticode la sociedad, del marco en el que la sociedad se da su ethos, sus leyes bási-cas, su formato jurídico-político, etc. Afirma Castoriadis que, «desde elmomento en que la cuestión social y política está presente, la ética se comu-nica a la política. La cuestión de lo que debo hacer no interesa y puede intere-sar sólo a mi existencia individual, sino que interesa a mi existencia comoindividuo que forma parte de una sociedad en la cual no hay tranquilidad his-tórica y en la que el problema de su organización y de su institución está plan-teado»50.

La actividad política apunta a la autoconscienciación colectiva de los ele-mentos imaginarios que animan un proyecto social, por ello compromete atodos sus integrantes a ejercer un control crítico sobre sus leyes, normas, etc.,siempre sujetas a desajustes y perversiones y, por tanto, a reacomodos forma-les. El objetivo de la actividad política radica en controlar públicamente lasdisfunciones, perversiones y rigideces que, con el paso del tiempo, puedenaparecer en las instituciones sociales. Véase como, por ejemplo en la sociedad

49 Catoriadis, C., Los dominios del hombre: Las encrucijadas...., 1988, pg. 132.50 Ibid., pg. 82.

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moderna, junto al modo de entender el proyecto moderno por parte de lo queClaus Offe51 denomina el viejo paradigma de la política del Estado deBienestar Liberal (centrado en el crecimiento económico, la distribución y laseguridad), los nuevos movimientos sociales añaden una nueva perspectivabasada en un mayor protagonismo de la sociedad civil a la hora de politizarproblemáticas y temas que atañen directamente a la realización programáticadel proyecto moderno, como la autonomía y libertad individuales, etc. SegúnOffe los nuevos movimientos sociales ponen a las claras la pluralidad de pers-pectivas a la hora de entender la realización del ideal moderno de “progreso”;más aún, su presencia significa la necesidad de discusión política y, por tanto,pública en la que debatir las deficiencias en que el citado proyecto (promovi-do por el viejo paradigma) haya podido desembocar.

La actividad política ha de echar luz sobre el protagonismo humano, sobresu creatividad y, por ende, sobre la responsabilidad de la sociedad respecto alas permanentes e ineliminables insuficiencias que dificultan la realizacióndefinitiva de la sociedad ideal e imaginada. Así, por ejemplo, el proyectomoderno de acceso a altas cotas de autonomía individual en lo moral y en lomaterial se ha pervertido con el tiempo hasta confundirse, únicamente, con lasegunda opción. A este respecto dice Durkheim que, «para modificar una idea,un sentimiento, primero es necesario verlo, concebirlo lo más claramente posi-ble, darse cuenta de su existencia»52. Por ello, la aportación fundamental de laactividad política consiste en auscultar críticamente por parte del grupo lasinevitables deficiencias que toda creación humana, en este caso social, des-prende a la luz de proyecto colectivo perseguido. Más aún, se trata de la prác-tica social en la que el grupo, a la vez que asume su creatividad y la filiaciónimaginaria de su obra, constata el carácter contingente de toda ley, su perpe-tua disposición al cambio y a la reconfiguración.

En esta actividad clarificadora es la estructura lógico-cognitiva del grupola que ha de desplegar todos sus mecanismos crítico-discursivos de cara aponer en práctica, lo más fielmente posible, el ideal propuesto ya asumido ensu calidad de autocreación social. Se trata del momento de la conscienciacióndel potencial creativo de la sociedad, de sus aspiraciones latentes y, por tanto,de la posibilidad de los múltiples reacomodos formales de toda ley, de todaorganización, de toda institución. Como ya se ha dicho antes, la creatividadimaginaria de la sociedad está a la base de su institucionalización objetiva,

51 Consultar al respecto el artículo “Los nuevos movimientos sociales cuestionan los límitesde la política institucional”, incluido en su libro Partidos políticos y nuevos movimientos socia-les, Madrid, 1992, pg. 163-245.

52 Durkheim,E., Lecons de Sociologie, París, 1990, pg. 121.

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algo que, primero, manifiesta el carácter no-natural e inventado y, por lomismo, revisable y reformulable, de la organización política en que se mate-rializa la sociedad ideal; y, segundo, eliminada la posible atribución de la obraa los dioses, a leyes de la historia, al destino, las contingencias y deficienciasde la creación social han de ser contempladas en los efectos colaterales con-substanciales de cursos de acción.

La experiencia de autoclarificación política implica la creación de unespacio público que “pertenece a todos” (To Koina). Lo público deja de sercuestión privada del rey, de los sacerdotes, de la burocracia, de los políticos,de los especialistas, etc. Es el grupo el que decide sobre los asuntos colectivos.Aquí cobra todo protagonismo la dimensión identitaria del lenguaje, la pala-bra, el pensamiento, la posibilidad del examen y cuestionamiento sin límites.Dos rasgos53 definen este proceso de autoesclarecimiento: la Isegoría, igualderecho a cada uno para hablar con toda libertad y la Parrhesia, el compro-miso que cada cual asume de hablar realmente con toda libertad cuando setrata de asuntos públicos54.

Grecia sirve, al decir de Castoriadis, de ejemplo de lo que puede ser unasociedad encargada de la problematización pública de la ley. En ese contextohistórico la institucionalización de la filosofía como actividad autorreflexivadel hombre juega un papel destacado en la praxis política. La filosofía aspiraa poner orden en un mundo que, para el hombre griego, carece de él55. Si eluniverso humano estuviera perfectamente estructurado, ya desde el exterior,ya por su “actividad espontánea”, si las leyes humanas estuvieran dictadas porDios, por la naturaleza o por las leyes de la historia, no habría lugar algunopara el pensamiento político, ni habría un terreno abonado para la acción polí-tica, de modo que sería absurdo interrogarse sobre la idoneidad de las leyessociales. Precisamente este carácter cerrado para la acción política autorrefle-xiva es lo que Castoriadis atribuye a una sociedad como la moderna que, a lavez que se jacta de las altas cotas de racionalidad social y autonomía indivi-dual de sus miembros, hace de la política algo ordenado exteriormente (demo-

53 Castoriadis, C., Los dominios del hombre: Las encrucijadas..., 1988, pg. 122.54 Ulrich Beck ejemplifica la dimensión esclarecedora y autocrítica de la actividad política

cuando afirma que la actual sociedad moderna necesita, no sólo de las apreciaciones de los espe-cialistas, sino de los profanos en tecnología, políticos, opinión pública y otros, para reconducir losriesgos provocados por su sistema técnico-productivo. Ante los riesgos no hay especialistas.Consultar su artículo “Die Welt als Labor”, incluido en Politik in der Risikogesellschaft, Frankfurtam Main, 1991.

55 Castoriadis, C., Los dominios del hombre: Las encrucijadas, 1988, pg. 116.

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cracia formal) sin la participación directa del grupo en la toma de decisionesque le conciernen directamente.

La política, por tanto, contribuye a evidenciar (críticamente) que la acti-vidad creadora del hombre se encuentra bajo toda edificación institucional locual hace de ésta algo contingente y permanentemente revisable.Precisamente, esto sienta las bases para validar la discusión, el diálogo y lacomunicación ante la ley frente aquellas formas de vida que quieren extendery mantener su poder haciendo de su criterio el único y el universal. En pala-bras de Castoriadis, «no hay norma de la norma que no sea ella misma una cre-ación histórica»56. Por eso, ante la imposibilidad de ajustarse a referentesexternos de tipo universal, la sociedad ha de plasmar su organización políticaatendiendo a las significaciones imaginarias que la dan sentido.

8.SOCIALIZACION

Los mecanismos de socialización serían, para Castoriadis, el medio detoda sociedad para preservar y prolongar su obra en el tiempo. Remiten a lapermanente reactualización del proyecto imaginario que confiere unidad,cohesión e identidad a un grupo humano a través de generaciones. Los miem-bros de toda sociedad acaban su configuración psíquica al albur de un marcode significación social que es internalizado en su realidad subjetiva mediantemecanismos de socialización como son el lenguaje, el rito, la escuela, la igle-sia, etc. De este modo, el mundo comunitario invade las realidades psíquicasde sus miembros suministrando, así, los medios para apalabrar sus vivenciasinteriores y sus experiencias con los otros y con “lo otro”.

La socialización entendida como «una historia de imposición de un modode ser que la sociedad realiza sobre la psique y que esta última jamás podríahacer surgir de sí misma»57, consta del momento de la psicogénesis, o abertu-ra de la psique individual al mundo histórico-social y de la sociogénesis, oimplantación de los valores sociales sobre aquélla. El estadio previo a la socia-lización remite a una realidad subjetiva dominada por el principio del placer,el reino de lo imaginario y de la fantasía, por la onmipotencia alucinatoria dela psique.

La invasión del mundo común y público en la realidad subjetiva suponela asunción por parte de ésta de una (cierta) estructuración de lo real como algo

56 Ibid., pg. 124.57 Castoriadis, C., La institución imaginaria .... II, pg. 220.

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independiente y manejable, así como el reconocimiento de los otros comotales otros y no como una suerte de prolongación de su originaria fantasíainconsciente. En último término, toda socialización conlleva, en opinión deCastoriadis, un proceso de sublimación donde confluyen y se integran lo psí-quico y lo real. Por sublimación, entiende «el proceso a través del cual la psi-que es forzada a reemplazar sus “objetos privados o propios”, de carga libidi-nal (comprendida su propia imagen) por objetos que son y valen en y por suinstitución social, y convertirlos en “causas”, “medios” o soportes de placerpara sí mismo»58. En todo caso, conviene no confundir los términos. La socia-lización debe suministrar a la existencia del individuo un sentido y una orien-tación en el seno de la significación social instituida, pero también «debe pro-curarle un mundo privado, no sólo en el sentido de ese círculo mínimo deactividad “autónoma”, sino también en tanto mundo de la representación (ydel afecto y de la intención), del cual el individuo es el centro»59. Sólo así lasociedad será respetuosa con la especificidad psíquica del individuo, cuyomenoscabo supone la interrupción del proceso de realización personal, esdecir, de individuación (de ahí la crítica de Castoriadis al estalinismo, a pesarde profesar el credo marxista, ya que todo régimen represivo socava la espe-cificidad psíquica equiparándola a la conciencia colectiva violentamente ins-tituida).

9. OBSERVACIONES FINALES

Para concluir esta reflexión conviene apuntar ciertos aspectos problemáti-cos de la obra de Castoriadis. Por ejemplo, resulta llamativo que la valentía deun pensamiento que desentierra el Imaginario como facultad matricial e irre-ductible desde la que las sociedades se autoimaginan no reconozca la existen-cia de imágenes en el seno de este magma fecundo de base. Castoriadis abogapor un Imaginario sin imágenes, sin arquetipos, sin metáforas, sin rostro, sinel potencial evocador de lo figurado por el hombre a lo largo de su existencia,en definitiva, sin la historia no escrita de la humanidad según expresión deC.G.Jung. Su pensamiento excluye a las imágenes ya que ve en ellas, más quesímbolos polisémicos y connotativos donde cristalizan las energías creativasde la humanidad a lo largo de su periplo histórico, síntomas/signos que, aligual que Freud, desvelan ciertos desajustes (inconscientes) de raíz sexual enla psique individual. Se trata de una definición de imagen carente de entidadpropia y desprovista de la capacidad de poder canalizar y estimular novedosas

58 Ibid., pg. 240.59 Ibid., pg. 252.

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figuraciones e interpretaciones del mundo. En ella se destacan las tendenciaslogocráticas e iconoclastas de una cultura, como la occidental, de cuyo hori-zonte cosmovisional Castoriadis, aunque parece pretenderlo, no logra escapar,ya que, si bien salva al Imaginario, omite e infravalora las imágenes y metá-foras como las mediaciones con las que las sociedades interpretan y transfor-man axiológicamente el mundo.

En esta omisión se desvela la filiación marxista (aunque revisada) de unpensamiento social, como el de Castoriadis, que encuentra enormes dificulta-des para integrar y asimilar, precisamente por su tendencia a la transformaciónpermanente de lo real, lo pretérito, el pasado, lo legado por los antecesores, endefinita, la tradición. El Imaginario de Castoriadis parece favorecer creacio-nes sociales ansiosas de novedad radical, de un carácter totalmente inédito ydiscontinuo entre ellas, carente de cualquier tipo de precedente histórico.Frente a esta posición, las aportaciones del psicoanálisis de la cultura deC.G.Jung y socios apuntan a que en el Imaginario se embalsaman los vestigiosde lo creado por la cultura humana en calidad de a posterioris, es decir, con-tiene el conjunto de las imágenes proyectadas por los diferentes grupos huma-nos a lo largo de su existencia (Isis en la cultura egipcia, Mari en la culturavasca, Wotan entre los germanos, Sakti en el Oriente preindoeuropeo, Zeus enla Grecia clásica, Yahvé para los judíos, Jesucristo para la cultura cristiana,Homo faber entre los modernos, etc.), que, una vez producidas, sus evocacio-nes, sus connotaciones y sus recuerdos ya no desaparecen, convirtiéndose asíen a prioris para futuras creaciones sociales. Nada de lo creado por el hombredesaparece de su memoria, sentencia Walter Benjamin. En todo proceso denovación ontológica, según Jung y Benjamin, se da un paso atrás a través delcual la interpretción de la sociedad en ciernes reactiva los vestigios y las hue-llas del pasado bajo la forma de un rostro novedoso, de una autoimagen reno-vada. En terminología del propio Castoriadis, el Imaginario sería instituyentepor cuanto instituido. La creatividad, en este sentido, necesita de la dialécticainacabable lo antiguo-lo nuevo-lo antiguo a través de cuyo fluir los hombresde ayer, hoy y manaña se convierten en contemporáneos los unos de los otros.En el momento de la creación social el hombre de hoy desempolva el museode lo imaginado por el hombre de ayer para vestir con nuevos ropajes y, así,recrear, las arcanas figuras que en él perviven.

En todo caso, el Imaginario de Castoriadis olvida la historia de la huma-nidad, desoye los ecos de eternidad que provienen de los momentos de efer-vescencia creadora del devenir humano. Aboga por un Imaginario sin media-ciones, sin canalizaciones arquetípicas, sin figuras ni rostros, sin huellahumana. De esta suerte, defiende un Imaginario que crea ex-nihilo, desde lanada, la cual, al igual que el ser de la metafísica occidental fundada en Grecia,

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adquiere ribetes de absoluto, de un suprapoder que dispone de total autonomíarespecto de la vida humana, que parece pensar por ella y que irrumpe desde unhorizonte de realidad totalmente otro al del humano. Se trata de un Imaginarioque carece de regulaciones, marcas y vestigios canalizadores de las energíascreadoras de la humanidad, en definitiva, aparece como esa nada todopodero-sa que, como el ser, dispone de tendencias absolutistas frente a una categori-zación ontológica, como lo es la de la imagen, que, a medio camino entre elser y la nada omnipotentes, se define como potencia, virtualidad, posibilidad,expresiones todas ellas que remiten a una realidad co-relativa a unos y a otros,siempre por hacer y crear a partir de canalizaciones, vías y conductos imagi-nados en el tiempo histórico por los hombres que, lejos de reprimirlas, esti-mulan las interpretaciones humanas en un sentido u otro.

Con la recuperación de las imágenes, si cabría hablar, frente a Castoriadis,de una experiencia artística como infraestructura trascendental desde la que lasociedad dibuja y colorea un mundo, una cosmovisión, un rostro, una moralsobre la amoralidad trágica de fondo. Si se salvan las imágenes, como sabíaNietzsche, queda justificado (estéticamente) el mundo ya que, a través deaquéllas, por su potencial de connotación, se filtran, hasta objetivarse institu-cionalmente, la interpretación y el ideal de todo grupo humano en la historia.Si bien es verdad que la actividad creativa de los humanos sólo es comprensi-ble desde la indigencia existencial que les atraviesa, su despliegue sólo esposible como experiencia artística definida por Nietzsche como creadora deimágenes60 transfiguradoras del dolor ontológico del mundo (que se desgarraen cada nacimiento de un nuevo ser) en esperanza colectiva, de la amoralidadde lo real en un orden moral y con sentido, que es la sociedad.

60 Nietzsche, F., El nacimiento de la tragedia, Madrid, 1991, pg. 24.

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IKERKETA NOTAKNOTAS DE INVESTIGACIÓN

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Sociología de la cooperación enlos clusters empresariales: el caso de GAIA-TIC en

el sistema vasco de innovación1

Manu Ahedo

Laburpena: Gaurko globalizazioaren eko-nomian erregioen ekonomi garapenerakozenbait estrategia proposatzen ari dira.Hauen artean, berrikuntzarako erregio siste-mak sustatu eta sortzea nabarmentzen da.Sistema hauetan ekoizpen sektore berekoenpresak elkartu eta kolaboratzeko berri-kuntzarako “kluster industrialak edo enpre-sarialak” piezarik garrantzitsuenetarikoadira. Hala ere, kluster hauen gauzatzearrakastatsurako baldintzetako bat hauenarteko kooperazioa izanik, berauek lehiakor-tasunarekiko erlazioan aztertu beharra dagogaurko merkatu askearen egoeran. Idazkihonek bi helburu ditu. Batetik, eta berrikunt-za klusterrak, edo elkarlan inter-organizazio-nala zentzu zabalean, aztertzeko garapenteoriko eskasa kontuan hartua, beronen ana-lisirako oinarri teoriko batzuk aurkeztukoditut; kooperaziozko eta ikasbidezko kluste-rrak aztertzeko “helize hirukoitza” izenekoeredu analitikoa, hain zuzen ere. Bestetik,euskal berrikuntza sistemaren barruan dago-en GAIA - Informazio eta KomunikazioTeknologien Klusterra-ren inguruan eginda-ko nire ikerketa aurkeztuko dut, helburuzehatza beren elkarkidetzarako dinamikaketa teknologia hauen jabetze-prozesua ekoiz-pen eta antolakuntza kontestuan begiratzeaizanik.

Resumen: En la actual economía de la glo-balización, varias estrategias están siendopropuestas de cara al desarrollo económicoregional, entre las que destaca la creación ypromoción de sistemas regionales de innova-ción. Dentro de estos sistemas, la promociónde “clusters industriales o empresariales” deinnovación suele constituir una pieza clave,los cuales vienen a suponer una filosofíaasociacionista de colaboración entre lasempresas y actores de un mismo sector pro-ductivo. Sin embargo, uno de los requisitospara la exitosa constitución de estos clusterses la cooperación interna, la cual debe serentendida en su relación e interdependenciacon el factor de competitividad en el presen-te desarrollo de la economía de libre merca-do. El objetivo de este artículo es doble. Porun lado, presentaré algunas bases teóricaspara el estudio de la cooperación en losClusters de Innovación o de carácter inter-organizacional en un sentido más amplio,dado, en mi opinión, el escaso desarrolloteórico en este aspecto. En este sentido,sugeriré el modelo analítico de la “triplehélice” para el análisis de los clusters decooperación y aprendizaje. Por otro lado,presentaré el resultado de mi investigaciónsobre el cluster de las Tecnologías de laInformación y de la Comunicación (GAIA)dentro del sistema vasco de innovaciónregional, centrándome en sus dinámicas decooperación, y en el proceso de apropiaciónde estas nuevas tecnologías en el contextoproductivo y organizacional.

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1. Clusters empresariales de innovación.

En un marco general, el análisis de los clusters de innovación se puedevincular a dos conceptos recientemente propuestos para analizar las dimen-siones territoriales de las actuales dinámicas socio-económicas, como son, porun lado, el de “economía del aprendizaje” (learning economy) (Lundvall 1992,Storper 1997), y, por otro lado, el de “región aprendiente o que aprende”(learning region) (Amin 1994, Cooke 1995) como evolución del anterior con-cepto de “región inteligente”. En nuestro actual periodo histórico, Castellsdescribe las nuevas fuentes de competitividad en la economía global en cuatroprocesos en torno al sistema CTIS (Ciencia-Tecnología-Industria-Sociedad):a) Capacidad tecnológica, b) Acceso a un amplio, integrado y fluido mercado,c) El diferencial entre los costes de producción en el lugar de producción y losprecios en el mercado de destino, y d) La capacidad política de las institucio-nes para conducir las estrategias de crecimiento de los territorios bajo su juris-dicción (Castells 1997, p.103-105).

Dentro de estas nuevas teorizaciones, parece haber un creciente consensosobre la importancia del aprendizaje (learning) como estrategia clave para laadaptación al rápido cambio económico y tecnológico. En este sentido ha sidoformulado el concepto de “economía del aprendizaje” (learning economy),dentro del enfoque evolucionista e institucionalista en la teoría económica.Lundvall, uno de sus proponentes, argumenta que el éxito de individuos,empresas, regiones o economías nacionales refleja su capacidad de aprender yde olvidar creativamente. Storper, por su parte, relaciona aprendizaje conreflexividad y enfatiza su aspecto sociológico:

“Tal aprendizaje es el resultado competitivo de la reflexividad realzada, y aquellasfirmas, sectores, regiones y países que puedan aprender rápidamente o mejor queotras se harán más competitivas dado que su conocimiento es escaso, y no puede serimitado de forma inmediata por nuevos actores entrantes vía canales formales o codi-ficados a empresas, regiones o países competidores”,..., “la economía del aprendiza-je es por lo tanto un engranaje de posibilidades competitivas, todas reflexivas ennaturaleza, engendradas por las nuevas metacapacidades del capitalismo, y tambiénpor los riesgos y limitaciones producidas por el aprendizaje reflexivo de los demás”.(Storper 1997, p. 31).

Por otra parte, el concepto de “región que aprende” (learning region) esdefinida por sus proponentes (Cooke 1995) como poseedora de las siguientes

1 Este artículo es el resultado de la investigación desarrollada para el Master en Estudios dela Ciencia y Tecnología por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Edimburgo, yfruto de la colaboración con el profesor Mikel Olazaran (EHU-UPV); a todos ellos les estoy muyagradecido, y también a todos los informantes.

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características: con una clara orientación a la competitividad sobre la base deun cambio; con intensos “input-output” vínculos de carácter intra-regional;poseedora de un mercado laboral regional adecuado para el intercambio deconocimiento y experiencia (know-how); y unas convenciones regionales “queaprenden” (regional learning conventions) capaces de proveer estabilidad yeficaces flujos de información. Este enfoque debería suponer igualmente uncambio radical en los tradicionales patrones de diseño y realización de políti-cas, y también en cuanto a la interacción con los actores socio-económicos yla ciudadanía en general. Dentro de estas nuevas propuestas y marcos teóri-cos, destaca la estrategia de los llamados “clusters industriales o empresaria-les de innovación”. Esta es una combinación de los Marshallianos distritosindustriales con la idea de los clusters sectoriales del economista americanoM. Porter, siendo ambas ideas integradas en un enfoque sistémico de innova-ción regional o nacional. Porter percibió los ‘clusters de innovación’ como laforma más eficaz de ventaja competitiva de la naciones. Una posterior intere-sante elaboración teórica de estos conceptos y propuestas es el caso de las“constituencias socio-técnicas” de A. Molina, los cuales vienen a combinar asu vez los sistemas nacionales de innovación de Lundvall con los clustersindustriales de Porter dentro de sectores productivos específicos (Molina yKinder 1999).

2. Hacia un modelo de clusters cooperativos.

Sin embargo, en mi opinión, no ha habido un desarrollo teórico o analíti-co para observar cómo funciona esa cooperación, colaboración e intercambiodentro de los clusters de innovación. Este es el motivo por el que presento aquíun modelo analítico denominado de la “triple hélice”, en el que he pretendidoaglutinar las principales contribuciones tanto en los estudios de los sistemas deinnovación, como en los estudios sociales del cambio tecnológico. (Figura 1).Este modelo de “triple hélice” pretende combinar tres principales contribucio-nes. Primero, la aportación del “asociacionismo o clustering horizontal”, desa-rrollando la sugerencia inicial de Porter. Segundo, el análisis de la articulaciónvertical o de cadena de valor en torno al producto, tal como ha sido desarro-llada por Storper. Y en tercer lugar, el concepto de “mercado glocal”2 y ciuda-danía de la innovación, como metáfora integradora de la investigación reali-

2 El calificativo “glocal” (glo-bal vs.lo-cal) fue propuesto por Robertson, para explicar elnexus entre globalización-homogeneidad y localización-diversidad, citado en Beck (1998).

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zada dentro del área de estudios sociales de ciencia y tecnología, y en especialel enfoque de “moldeación social de la tecnología” (social shaping of techno-logy) (MacKenzie y Wacjman 1985, Williams y Edge 1996), al destacar losfactores sociales en el cambio tecnológico, y teniendo en cuenta el papel o“voz” de los usuarios y consumidores. El vínculo unificador de los tres ele-mentos del modelo es el concepto de “flujos de aprendizaje”, lo cual se refie-re a las interacciones e intercambio de información, conocimiento y experien-cias, y también de valores, significados y símbolos. Asimismo, el papel jugadopor el gobierno se analizará en base al concepto de “reflexividad institucio-nal”, el cual se podría plasmar en una labor más de promoción y de estimula-ción de la triple interacción, al mismo tiempo que proveedor de confianzasocial y económica para la redistribución de los riesgos que el rápido y pro-fundo cambio tecnológico conlleva. A continuación haré una mera presenta-ción del modelo a nivel teórico para ver luego cómo se aplica al caso concre-to de GAIA, el cluster de las TIC en el sistema vasco de innovación.

A) Clustering Horizontal

Este se refiere a la asociación de empresas del mismo sector de cara adesarrollar un doble objetivo: por una parte, colaborar entre ellas compartien-do su información, conocimiento y experiencia, e interactuando y cooperandoen proyectos y estrategias; por otra parte, evolucionar en una dinámica siner-gética de competitividad acumulativa, es decir, alcanzar mayores capacidadescompartidas de ventaja competitiva para todos los miembros del cluster. En elactual proceso de globalización tecnológica, un aspecto importante y lógico esla armonización entre las tecnologías globales y locales, lo que yo he denomi-nado “integración tecnológica glocal”.

B) Clustering Vertical

Este concepto de refiere principalmente a lo que Storper denomina“aprendizaje tecnológico en base al producto” (product-based tecnologicallearning – PBTL), el cual significa el dinamismo productivo y competitivo enbase a la cadena de valor del producto, tanto hacia arriba, es decir, hacia losabastecedores y fuentes del conocimiento científico y técnico, como haciaabajo, es decir, hacia los usuarios, clientes y consumidores. En este tema, dosaspectos son interesantes. Primero, el énfasis en los “coherentes mundos deproducción”, es decir, en el localizado marco de convenciones relacionales y“mundos de acción” que permiten una mayor y más fluida interacción tantoformal como informal en torno al proceso de producción de un determinadoproducto. Storper escribe que:

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“por cada secuencia de productos-tecnologías-mercados, y por cada grupo de acto-res, una serie de convenciones y relaciones tienen que encajar de forma conjunta yser internamente coherente....La existencia de múltiples criterios significa que nohay un único criterio universal de coherencia interna, y que por lo tanto, para cadasistema productivo basado en el aprendizaje, la articulación de CR (Convenciones-Relaciones) define un común contexto de interpretación para los actores, que lespermite coordinarse de forma coherente con otros actores en el contexto dado”.(Storper 1997, p. 267).

El segundo aspecto se fija en el papel de las PYMES dentro del cluste-ring vertical, en el que ellas podrían tener un mayor espacio de participacióny maniobra con pequeños y específicos productos apoyando la cadena devalor.3

C) Mercado Glocal y Ciudadanía de la Innovación

En lo que respecta a la caracterización del contenido de las nuevas tecno-logías, bien sean en procesos o en productos, un equilibrio entre los significa-dos y rasgos globales y locales sería necesario para la positiva recepción y asi-milación social de las nuevas tecnologías. Así, se sugiere una combinación deambos contenidos y características bajo el concepto “mercado glocal”, el cualhace especial hincapié al reconocimiento de las necesidades sociales locales.Además, la innovación tecnológica, tanto en forma de proceso como de pro-ducto, debería ser sometida a un control social o regulación democrática. Enla constitución democrática del estado liberal no ha habido un reconocimien-to de los derechos ciudadanos con relación al uso y contenido de las aplica-ciones científico-tecnológicas.4 En este sentido, estudios sociales de la cienciay la tecnología, desarrollando sociológicamente la teoría del paradigma cien-tífico de Kuhn, han mostrado ampliamente que la ciencia y la tecnología sonmás maleables, alterables y determinados de lo que parecen. El conocimientocientífico, sus métodos y postulados han sido explicados como posibles resul-tados de procesos de construcciones sociales, históricos y culturales, dejandoen entredicho de esta manera, su pretendida neutralidad y objetividad científi-ca. La tecnología ha sido también criticada por no ser neutral, y en su defec-to, por ser, en cierto nivel, determinada por factores sociales, tanto económi-cos como políticos (Mackenzie 1997). Finalmente, el tradicional modelo

3 La laguna existente en la cadena de valor ha sido expuesta por varias empresas tractoras elámbito vasco, como puede ser el caso de la CAF, y en particular en lo concerniente al abastace-miento de ciertos específicos productos, materiales o piezas, haciendo en este sentido una espe-cial llamada a las PYMES. (Fuente. Ponencia del Director de CAF en Curso de Verano de la EHU-UPV, 1998).

4 Este aspecto es tratado de forma extensa por el sociólogo alemán U. Beck (1992).

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linear de innovación ha sido también puesto en evidencia por no incorporartodos los factores y aspectos del proceso de innovación, olvidandose del papelde la demanda, y en especial en lo que se refiere a las necesidades reales delos usuarios y consumidores últimos. (Fleck, Williams y Webster 1990, Fleck1996).

Como resultado de todos estos esfuerzos de investigación, se están pre-sentando ciertas propuestas de cara a la articulación de una posible ciudadaníade la innovación científica-tecnológica-económica. En este tema, menciónespecial merecen las interesantes experiencias de formas democráticas deEvaluación Tecnológica (Technology Assessment) que han tenido lugar envarios países y regiones en el contexto europeo, siendo los modelos escandi-

MODELO DE LA TRIPLE HELICE DE CLUSTERS DE COOPERACION Y APRENDIZAJE

– “Glocal” : la relación contingente entre las dinámicas globales y locales. – Mundos Coherentes de Producción: Conocimiento localizado y mundo relacional e interaccio-

nal de producción. – PBTL: Product Based Technological Learning.– Articulación Institucional: papel estimulador, diálogo social y de redistribución de los riesgos.– Ciudadanía de la Innovación: Evaluación Tecnológica y de los Riesgos.

FIGURA 1: MODELO DE LA TRIPLE HÉLICE DE CLUSTERS EMPRESARIALES DECOOPERACIÓN Y APRENDIZAJE.

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navos los mas avanzados en términos de participación civil ciudadana.5 En ladiscusión sobre la Evaluación Tecnológica, algunos arguyen que es imposibleel establecimiento de algún tipo de evaluación tecnológica totalmente objeti-va y libre de valores e intereses. Asimismo, otros argumentan que este tipo decontrol social institucionalizado del cambio tecnológico podría suponer unobstáculo para el desarrollo de nuevas tecnologías. En mi opinión, el estable-cimiento de formas democráticas e institucionales de Evaluación Tecnológicapuede tener un efecto de concienciación social respecto a la tecnología, lo cuales una pre-condición para una mayor relación armónica entre sociedad y tec-nología a través del proceso de innovación. Por otro lado, entiendo que elobjetivo de una “tecnología democrática” también debería estar presente en laagenda de discusión política, dentro del marco general de análisis del “nexus”entre economía y sociedad.

3. Cooperación y Competencia en los clusters de innovación.

Dos factores claves son continuamente destacados en las teorizacionessobre los clusters de innovación: el compartir información y conocimiento,y el aprendizaje basado en la interacción. No obstante, cooperación y com-petencia entre los mismos actores no parece un objetivo sencillo. La cues-tión fundamental parece ser el reconocimiento de los beneficios mutuos dela cooperación. Aquí, tres diferentes niveles de cooperación se podrían dife-renciar. En primer lugar, el individual o grupal dentro de una organización oinstitución (Argyris 1992, Schon, 1988). Segundo, la cooperación inter-organizacional entre organizaciones o actores múltiples (Lorenz 1992,Axelrod 1984;1997). Y en tercer lugar, el nivel mayor de cooperación, esdecir, el societal o de cáracter institucional en toda la sociedad (Etzioni1997, Boswell 1990, Hirst 1994). Yo me centraré en el de carácter inter-organizacional.

A) Sociología de la Cooperación.

Lorenz (1992) distingue dos modelos principales para analizar la coope-ración empresarial en la innovación. El modelo “liberal” o de “opción racio-

5 Ver el número especial sobre Evaluación Tecnológica (Technology Assessment) de“International Journal of Technology Management (1996). En este sentido, manifestar que entrelos diferentes modelos desarrollados, el modelo danés de evaluación tecnológica parece ser unode los más avanzados en lo que se refiere a la participación pública y ciudadana en la innovacióncientífica y tecnológica, seguido de los modelos holandés y escandinavos en general. Tambiénmerecen mención los interesantes avances en paises como Bélgica y el Reino Unido.

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nal” por un lado, y el modelo “comunitarista” por otro. Ambos, según Lorenz,parecen resultar válidos para explicar la colaboración de los clusters o distri-tos de innovación. El modelo “liberal” es un modelo de optimización racio-nal en el interés individual a largo plazo, y se ha mejorado con la inclusiónde una actitud y comportamiento racional adaptativo basado en procesos deaprendizaje. Este modelo ha sido ampliamente investigado por Axelrod(1984), usando programas informáticos de simulación, que siguen de cerca elmodelo de la teoría de los juegos. Él concluye que la razón principal para lacooperación socialmente estructurada es la percepción de los beneficios en lacolaboración a largo plazo.6 Para Axelrod, “el nudo del problema de cómo seperciben y adquieren premios y gratificación de la cooperación es que lasecuencia de “ensayo y error” (“trial and error”) en el aprendizaje es lenta ycon sufrimiento”. En sus últimas investigaciones (1997) Axelrod ha trabaja-do con situaciones de múltiples actores en diferentes contextos, a la vez quese ha desplazado desde el paradigma de la “acción racional” hacia una con-ducta racional adaptativa. Así concluye que en general una inicial decisión acooperar siempre resulta en beneficios recíprocos, bien en el medio o en ellargo plazo.

El segundo análisis general de la cooperación tiene que ver con la tradi-cional conceptualización del término “comunidad”, tal como ha sido definidopor la filosofía y sociología comunitarista. Lorenz, inspirado en este caso porla sugerencias que C. Taylor hace sobre la cooperación y comunidad, ha esta-blecido los vínculos analíticos entre los postulados comunitaristas con lasdinámicas de los localizados o regionalizados clusters de innovación. El prin-cipal supuesto en este enfoque es que las comunidades son colectivos tradi-cionalmente establecidos, en donde diferentes formas de control y penaliza-ción social son usados para el mantenimiento del orden social, y de estamanera, la cooperación se constituye como una necesidad social. En estemodelo comunitarista, la cooperación se percibe, siguiendo esta interpreta-ción, como algo correcto, adecuado y de necesaria realización, debido a lasfuerzas y presiones sociales del entorno.

En mi opinión, la cooperación y colaboración entre organizaciones, biendel mismo o diferente sector, necesita de un análisis más exhaustivo en nues-tras cada vez más complejas, heterogéneas, abiertas y plurales sociedadesactuales. En este sentido, estoy de acuerdo con Clegg y Hardy (1996) cuandosugieren la necesidad de un análisis más sociológico de las dinámicas de cola-

6 Este modelo de cooperación denominado “The Prisonner´s Dilemma” (Axelrod, 1984) sebasa en el juego cooperativo TIT FOR TAT entre de dos individuos, en el que la primera condicióny decisión es cooperar y luego actuar en función de la actitud y comportamiento del otro jugador.

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boración y confianza (trust) en las emergentes redes inter-organizacionales enel sistema de producción postfordista actual, tema por otra parte clave hoy endía en los estudios de teoría organizativa. En su opinión, dos líneas de análi-sis son necesarias, para responder a la cuestión de cómo se consigue inicial-mente o en un primer momento una relación de confianza, y cómo se mantie-ne. La primera línea sugerida es el enfoque institucionalista sobre los aspectosinstitucionales de la confianza y la confiabilidad, y de los significados com-partidos necesarios para la percepción de confianza mutua, en el que se exa-mine la relación entre poder, dominación y confianza. La segunda es un enfo-que sociológico sobre los procesos y actividades de interpretación,comunicación y construcción de sentido (sense-making) que tienen reflejo ytraducción en la acción, para lo cual sugieren las aportaciones y enfoques delcontructivismo social de Berger y Luckmann, la sociología fenomenológica deSchutz, la antropología social de Geertz, la etnometodología, junto al análisisdel discurso y la teoría narrativa.

B) Condiciones sociales para la cooperación: entre las formas tradicio-nales y postradicionales. ¿Cuales son las precondiciones básicas que llevan alos individuos y a los grupos a cooperar, y a percibir los beneficios de la cola-boración?. Aún teniendo en cuenta el anteriormente manifestado escaso esta-do del análisis sociológico de la colaboración inter-organizacional, yo me atre-vería a sugerir tres pre-requisitos para una cooperación en situación demúltiples actores y diversidad. Estos son: confianza, reciprocidad y sentido deconvivialidad.

En primer lugar, la “confianza” (trust), que parece haberse convertido enun concepto clave en los análisis sociales actuales. Dos formas principales deconfianza pueden sugerirse. Por un lado, en una visión tradicional, la confian-za se define como el resultado de una larga y estable interacción entre los acto-res. En una perspectiva centrada en las dinámicas sociales actuales, Giddens(1991, p.224) se refiere a “la investidura de confianza en personas o en siste-mas expertos o abstractos, realizada sobre la base de un salto hacia la fe, elcual asume ignorancia o falta de información”, como un aspecto constitutivode la modernidad tardía. En lo que se refiere a la relación entre confianza y losdistritos industriales de innovación, Lorenz sugiere que las dinámicas de inno-vación tecnológica dependen de las creencias de los actores, y por lo tanto,siempre y cuando los clusters o los distritos son intencionalmente creados, lapregunta fundamental se reduce a la cuestión de cómo cambian y se alteran lascreencias. En este enfoque, la creencia más importante es la de lo beneficiosodel carácter público del conocimiento y de la información, y también su inter-cambio y movilidad. Basado en el estudio de caso de Silicon Valley, sugiereque a veces se puede necesitar una especie de empresariado político como

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fuente de innovación que haga cambiar las creencias sobre el valor del biencolectivo y las expectativas sobre la conducta de los otros (Lorenz 1992, p.202). Lorenz concluye su análisis con algunas recomendaciones políticas,señalando a las instituciones formales como aseguradoras de la redistribuciónde recursos a los menos exitosos de la comunidad en el proceso de aprendiza-je del cambio de creencia. En resumen, la confianza es pieza básica para lacooperación, y se convierte en necesidad y objetivo a perseguir, bien sea deforma institucional o formal mediante un proceso o estrategia de cambio decreencias, bien asumiendo los beneficios técnicos o instrumentales de lamisma, o bien percibiendo cultural, lingüística o cognitivamente los “signifi-cados” e intereses compartidos.

En segundo lugar, la reciprocidad concebida en el largo plazo, es espe-cialmente enfatizada por Alxerod (1984). En su opinión, “la base fundacionalde la cooperación no es realmente la confianza, sino la durabilidad de la rela-ción. Cuando los condicionantes son correctos, los jugadores pueden cooperarentre ellos a través de la secuencia y aprendizaje de “trial-error” sobre lasposibilidades de premios y beneficios mutuos, a través de la imitación de otrosexitosos jugadores, o incluso a través de un proceso ciego de selección de lasmás fructíferas estrategias junto a una eliminación de las menos fructíferas”(p.182). Sin embargo, se puede entender que la reciprocidad es una segundafase de la cooperación, una vez que se ha establecido un mínimo de confian-za, la cual es difícil de evaluar en los programas de simulación por ordenadorde Axelrod. En este sentido, se puede afirmar que cuanto más rápido se iniciela reciprocidad sobre la base de la confianza, más garantías de éxito en la coo-peración habrá.

En tercer lugar, el sentido de “convivialidad”, término tomado de Polanyi.Tanto en el caso de las colectividades tradicionales ya establecidas, como enlos colectivos creados, una especie de proceso constructivo de valores y sig-nificados simbólicos parece tener lugar. Lash y Urry (1994) describen las nue-vas comunidades ecologistas cómo colectividades de nueva creación quecrean un nuevo sentido de pertenencia y convivialidad a través de la creacióninteractiva de símbolos y metáforas. En lo que se refiere a las colectividadescreadas, como es el caso de un cluster, una asociación industrial o una redinter-organizacional, se puede sugerir que una especie de nuevo sentido deconvivialidad se presta a ser estimulado entre los actores involucrados, a tra-vés de actividades interactivas y comunicativas conteniendo significados,valores y símbolos. En suma, se puede decir que el sentido de convivialidad ode colectividad cimienta la cooperación al avanzar y desarrollar el proceso deconstrucción de significados e interpretaciones compartidas.

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4. Reflexividad Institucional y Sistema Regional de Innovación

Los factores institucionales juegan un papel crítico en el desarrollo delaprendizaje y la cooperación de los procesos de innovación. Por institucionalme refiero en este caso a los factores sociales, políticos y culturales que influ-yen en la manera en que los procesos y criterios ejercidos en la toma de deci-sión y de definición de la “verdad” se someten a escrutinio, discusión y refle-xión. Hoy en día, estos factores institucionales en la toma de decisionesparecen estar en fase de transformación, debido a una mayor constatación yreconocimiento de la importancia de las contingencias e incertidumbres en elactual contexto socio-económico. La reflexividad se refiere a la capacidad deauto-análisis y auto-escrutinio, que pone en cuestión procedimientos y formasde conducta o pensamiento que se dan por sentado, tácito u obvio. Junto aesta reflexividad institucional, expondré algunos otros aspectos institucionalesque, en mi opinión, pueden afectar a un sistema de innovación.

A) Reflexividad institucional. Este concepto es utilizado para describirlas nuevas formas que esta tomando el proceso de modernización, tanto en suspositivas como negativas consecuencias (Beck, Giddens y Lash, 1994).Haciendo una combinación de las contribuciones de los tres autores, se podríaproponer la definición siguiente: reflexividad institucional es el proceso socialcontemporáneo por el cual el cambio estructural fuerza a la agencia a liberar-se de la estructura, fuerza a los individuos a liberarse de las expectativas nor-mativas de las instituciones de la modernidad simple y a capacitarse a moni-torizar reflexivamente las susodichas estructuras, a la vez que seautomonitorizan en la construcción de su propia identidad (Lash, p. 200),resultando así un escenario mayor de “incertidumbre manufacturada”(Giddens, p.184), en la que la “verdad” y la certidumbre son discutidas deforma dialógica en la abierta sociedad civil dentro de un orden social de “post-escasez”. En función de estas premisas, y dado que al parecer la verdad y lacertidumbre pueden necesitar ser objeto de diálogos sociales discursivos, bienpudieran ser necesarias de igual modo nuevas formas de definición y decisiónde las políticas e intervenciones. En los términos de Giddens, los instituciona-les poseedores de conocimiento, es decir, los sistemas expertos, como resulta-do de la progresiva especialización y funcionalización en el proceso de mode-nización, además de competir entre ellos mismos, tienen ahora que dialogarcon argumentos de carácter más social y popular, tanto en la creación de cono-cimiento y verdades estables, como en la negociación de la incertidumbre y losriesgos o peligros. Por lo tanto, el reconocimiento real de esta reflexividad ins-titucional podría permitir a los gobiernos y autoridades a implementar unaactuación y políticas mas adecuadas y ajustadas. Desde un punto de vista polí-tico, a un sistema de innovación regional sostenible en el contexto europeo se

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le podrían exigir los siguientes objetivos: ser económicamente exitoso, orien-tado socialmente y democráticamente legitimado.

B) Aprendizaje social interactivo. En este aspecto, la comunicación socialse puede percibir como principal elemento constitutivo de toda sociedad, yaque el lenguaje verbal y la comunicación social orientada por la creación de sig-nificados y valores son consideradas como una de las características fundacio-nales de la sociedad humana. Una interacción intensa y efectiva son las pre-condiciones para toda comunicación social y democrática.7 No es mi intenciónanalizar este aspecto en la abundante literatura y teoría social sobre la comuni-cación, sino solamente señalar su importancia también para los sistemas regio-nales de innovación. Por ejemplo, Lash y Urry argumentan, basados en la teo-ría de la comunicación de Ganssman, que el control y la coordinación de lasestructuras de información y comunicación constituyen los emergentes princi-pios de poder, tanto organizacional como institucional. En este sentido, lasestructuras de información y comunicación institucionales han sido tambiénconsideradas como importantes variables explicativas de las relativamentemodélicas formas de producción del contexto alemán, japonés y anglosajón(Lash y Urry, 1994). En esta línea de análisis, dos procesos y aplicaciones fun-damentales son analizados: la difusión y creación de la información, el conoci-miento y el aprendizaje. En lo que se refiere al acceso al conocimiento, la cues-tión principal es cómo desarrollar fuentes establecidas de conocimiento formale informal. Lundvall (1996), inspirado en la obra de Habermas, incide en elimportante papel a jugar por los gobiernos e instituciones para el desarrollo yel mantenimiento de las infraestructuras de información y comunicación, comoinstrumento para hacer que el conocimiento fluya y alcance al mayor númerode organizaciones, personas y ciudadanos. Para evitar los peligros sociales queeste radical cambio podría provocar, Lundvall también sugiere un sistema deredistribución de los riesgos, tal como un apoyo a la re-capacitación técnica yprofesional, y suavizar la exclusión social.

C) Conveniones sociales “que aprenden”. Se puede afirmar que bajociertas normales circunstancias las convenciones sociales suelen ser útiles eimpulsoras de fructífera interacción social debido básicamente a los positivosefectos de la convivialidad orientada por las similitudes y semejanzas(Axelrod, 1997). Para Storper, (1997, p.270-275) los motores claves para laconstrucción de convenciones y relaciones “que aprenden” son el diálogo(talk) y la seguridad o confianza (confidence). No obstante, si bien es cierto

7 Se puede observar en Hirst (1994), cuando argumenta que la comunicación social (citandoa Durkheim, etc.) supone el fundamento de sus propuestas de asociacionismo y cooperación socialcomo desarrollos prospectivos en las sociedades de democracia plural avanzada.

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que las convenciones sociales ayudan a la interacción y al intercambio de caraal aprendizaje, estas mismas convenciones sociales también pueden suponerun obstáculo o contradicción para el aprendizaje reflexivo, ya que éstas tien-den a operar de forma reproductora de los patrones de socialización e integra-ción dentro del sistema socio-cultural. Es decir, que las convenciones socialestienden a no prestar la suficiente atención a las referencias externas o diferen-tes, las cuales se pueden considerar como posibles fuentes de aprendizaje queayudan a hacer explícito lo implícito o tácito.

5. Metodología.

Dado que se ha tratado de una pequeña investigación de carácter explorato-rio en un limitado espacio de tiempo, la principal metodología utilizada ha sidomediante entrevistas y análisis de material documental. En lo que se refiere a loprimero, se han hecho entrevistas semi-estructuradas y en profundidad con algu-nos de los actores principales, y en especial con significativas organizaciones yempresas del sector, como por ejemplo, consultoras tecnológicas, empresas pro-ductoras de TIC, gestores, etc.8 En lo referente al material documental, se ha ana-lizado tanto el oficial de las instituciones públicas como el interno de organis-mos privados, como es el caso del cluster GAIA, y de algunos otros organismosy empresas. Debido a la pequeña muestra de entrevistas y al corto periodo detiempo de la investigación, no me es posible ofrecer unas conclusiones o tesismás sustanciales, y he tenido que orientar mi análisis por derroteros más de suge-rencia y apuntes teóricos, sin ninguna pretensión de validación o generalización.

6. GAIA: el cluster de las TIC en el País Vasco.

Aquí describiré en primer lugar y de forma somera el proceso de emer-gencia y establecimiento de los clusters de innovación dentro de las recientespolíticas de innovación del Gobierno Vasco. En segundo lugar, ofreceré unanálisis de la evolución y actuales dinámicas del cluster de TIC, basado en elmodelo de la triple hélice presentado anteriormente.

6.1. El Plan de Ciencia-Tecnología 1997-2000 y el TIC Cluster.

Mi punto de partida es el Plan de Ciencia y Tecnología (1997-2000) delGobierno Vasco, el cual acentúa el papel de los clusters y de las redes de inno-

8 Las entrevistas y la recopilación documental se realizó durante los meses de Junio y Juliode 1998. Un estracto-resumen de las entrevistas está publicado en el n.1 de la revista Topos delILCLI (EHU-UPV).

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vación. Este programa de política de innovación, según establecen sus docu-mentos, tiene como principales objetivos: a) crear una red de innovación entretodos los actores involucrados; b) estimular cambios estructurales en las com-pañías y empresas, centrándose en la cooperación empresarial y en los cam-bios organizativos de empresas individualizadas; c) desarrollar un contextocompetitivo a través de la infraestructura tecnológica, junto a la red de centrostecnológicos, centros sectoriales, centros europeos y parques tecnológicos; d)desarrollo y articulación de la Universidad para su incorporación en la red deparques tecnológicos; y d) una re-orientación de la acción de Gobierno,mediante un liderazgo integrador y coordinador. Uno de los cambios másinnovadores en este plan es la constitución de varios clusters sectoriales deinnovación. Los clusters son definidos como “grupos de empresas y organiza-ciones interrelacionadas que forman un sistema de acción vertical y horizon-tal que supone un apoyo mutuo de cara a obtener una ventaja competitiva enla industria para todo el país.” (Documentos oficiales). También se hace unareferencia clara al pasado, tradición y experiencia del sistema productivovasco, y a las bases sociales en las relaciones económicas entre empresas ysectores. Cinco clusters tecnológicos han sido creados: Información yComunicación, Máquina-Herramienta, Materiales, Energía, y Conocimiento.Estos clusters reciben el 62% de los recursos financieros del plan, y son piezaclave en la columna vertebral del sistema de innovación. Entre ellos destaca elcluster de las TIC, el cual ha sido objeto de nuestra atención e investigación.También de principal interés para la Sociología de las Organizaciones es elCluster del Conocimiento, el cual tiene como misión la de promover unanueva forma de entender la cultura y el sistema de organización productiva,centrándose en la gestión de la información y del conocimiento, dentro delproceso de emergencia del nuevo paradigma de gestión de empresas y organi-zaciones.

6.2. GAIA - Cluster de TIC: Historia, objetivos y características.

GAIA o Asociación de Empresas de Electrónica e Información es una aso-ciación profesional sin ánimo de lucro, que tiene sus orígenes en la anteriorAIEPV (Asociación de Industrias de la Electrónica del País Vasco) de 1983.Tras varios desarrollos institucionales, se estableció como cluster oficial delsector en 1996 a petición de la administración autonómica como acción estra-tégica dentro del Plan 1997-2000. Hoy en día se ha constituido como cluster-asociación apoyada de forma oficial y formal dentro del sistema vasco deinnovación. El objetivo general del cluster ha sido fijado, tal como lo definensus documentos, de la siguiente manera: “conseguir un eficaz grado de utili-zación de las tecnologías de información y comunicación, a través de la imple-

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mentación de esfuerzos comunes ofreciendo aplicaciones de TI a empresas,usuarios, administración, centros de investigación, universidades, inversores,etc. y de esta forma crear un sector industrial avanzado y competitivo sobreestas tecnologías”. GAIA está formada hoy en día por 125 empresas, las cua-les constituyen la base de las actividades en torno a la producción de TIC enel País Vasco. Por lo que se refiere a sus características, un rasgo significati-vo es que todas las empresas asociadas son de tamaño pequeño o mediano,siendo muchas de ellas de considerable pequeño tamaño y centradas en espe-cíficos nichos de mercado especialmente en productos software. De entre las125 empresas integradas en el cluster, solo 2 tienen más de 500 empleados, 9tienen entre 100 y 500 empleados, 33 tienen entre 25 y 100, y 80 menos de 25empleados. Es también interesante observar el hecho de que no haya ningunaempresa multinacional o transnacional en el sector. Esto puede considerarse deforma positiva y negativa.9 Esta ausencia de grandes compañías multinacio-nales se ha explicado de forma tradicional y oficial sobre la base de los ries-gos económicos derivados de la violencia política en la sociedad vasca.

6.3. GAIA y su triple hélice.10

A) Clustering Horizontal:

1. Colaboración sectorial

En su corta pero institucionalizada vida, el cluster de las TIC ha puesto enmarcha diferentes estrategias, iniciativas y acciones para promover la colabo-ración: a) La mejora de las políticas de gestión en las empresas asociadas,enfatizando principalmente la “mejora continua”, la “calidad de gestión”, laformación y la capacitación técnica y profesional (re-skilling); b) La concien-ciación social hacia los productos TIC, a través de conferencias, seminarios,etc.; c) Incentivos a la competitividad y la calidad del producto, mediante pre-mios, concursos, etc.; d) Representación y marketing, principalmente median-te estrategias de internacionalización de la presencia en conferencias, forums,publicaciones, etc. (En el aspecto del marketing, cabe destacar que una nuevamarca comercial de productos de software llamada “euskalsoft” iba a ser pues-ta recientemente en el mercado); e) Coordinación, presentación y seguimien-to de los proyectos tecnológicos; f) Nuevas líneas estratégicas sometidas a

9 Pues, ante el tradicional reconocimiento de la capacidad tractora y sinergética de las gran-des compañías, otras investigaciones destacan también una mayor capacidad innovadora y deaprendizaje de las pequeñas y medianas empresas (Rothwell, 1992).

10 La mayor parte de los datos aquí aportados tienen como fuente los documentos ofrecidosgentilmente por el Cluster GAIA.

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consideración son: una mayor presencia en Europa, énfasis en el proceso deinternacionalización y otorgar un papel clave a la demanda institucional comoconsumidor tractor generador de referencias y efectos colaterales.

2. Red de Conocimiento.

Su principal estrategia en este aspecto es la promoción y estimulación deproyectos comunes entre las firmas asociadas, y en particular, proyectos tecno-lógicos que impulsen a los participantes a compartir conocimiento y experien-cia para la exitosa realización del proyecto. En este sentido, conferencias y reu-niones detalladamente organizadas están siendo organizadas, en donde cadaempresa presenta sus productos y ofertas, y luego son estimulados a encontrarformas de colaboración tanto en productos como en procesos. Un ejemplo apa-rentemente exitoso tuvo lugar en Julio del 1998. Otra importante actividadconstructora del sentido de red, convivialidad y confianza es el énfasis en valo-res, tanto en lo que se refiere a prácticas organizativas, como la calidad conti-nua, la satisfacción y promoción de los trabajadores, la ética profesional, etc,así como valores de carácter ético y social, como por ejemplo, los principiosasociativos, una democracia operativa, un desarrollo endógeno, y un compro-miso social con temas como el desarrollo sostenido y el medio ambiente.

3. Integración tecnológica glocal.

En el cluster se ha desarrollado una política pro-activa de acuerdos con lasgrandes compañías globales del sector. Acuerdos y contratos han sido firma-dos con TEMA (India), CODIN (Brasil), Telefónica S.A. (España). De igualmanera se han realizado acuerdos con Microsoft (1997) y con SunMicrosystems Ibérica S.A. (1998). Esto puede entenderse como una estrategiade colaboración con las poderosas compañías del sector, en vez de una difícily casi imposible competencia con ellas. Se necesita mas investigación paraexaminar y evaluar el grado de “glocalización” tecnológica en el Cluster.

4. Competitividad acumulativa

Como se explicita en su informe de gestión para el periodo 1996-97, elcluster ha experimentado un relevante crecimiento en producción (23%), enventas (20%), en formación y capacitación (34%). En algunas áreas el creci-miento ha sido menos relevante, como en contratación de trabajadores (7%),y en I+D (6%). Esta información cuadra con otros comentarios hechos porotros informantes.

B) Clustering Vertical

En lo que se refiere al PBTL (Product-based tecnological learning oaprendizaje tecnológico en base al producto), se podría sugerir que no se ha

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desarrollado una dinámica intensa y exitosa. No obstante, dos casos muy sig-nificativos han sucedido recientemente, los cuales pueden abrir prometedorasdinámicas de intensificación vertical.11 Igualmente, dentro del plan oficial hayun programa vertical específico para las tecnologías de la Lengua &Multimedia, que recibe el 15% del presupuesto. Este sector parece bastantedinámico, dada la ya establecida cultura de traducción de muchos materialeseducativos en los idiomas oficiales, euskera y castellano, lo cual genera unasinergia y concienciación en torno a los productos multimedia.

C) Mercado Glocal y Ciudadanía de la Innovación.

Productos, procesos, usuarios y consumidores son estudiados en dos nive-les de análisis. Por una parte, la introducción de las TIC en el sistema produc-tivo y su posterior evolución, dentro de lo que se puede denominar la apro-piación organizacional de las TIC. Por otra parte, el consumo doméstico deestas nuevas tecnologías, denominado aquí “el reto residencial de las TIC”.12

1. Apropiación organizacional de las TI en el sistema productivo.

La compleja relación entre TI y organización ha sido y está siendo objetode intensa investigación. Las mayores complejidades se deben a la relaciónentre la tendencia hacía una general estandarización de la tecnología, por unlado, y el reconocimiento de la singularidad y de la contigencialidad de lasorganizaciones y los usuarios, por otro lado (Williams, 1997). Desde la pers-pectiva del moldeado social de la tecnología (social shaping of technology) oel enfoque constructivista de la tecnología, además de los factores sociales enla fase de producción, se presta especial atención a la fase de uso, a la recep-ción o incorporación de la TI por parte del usuario, bien sean estos usuariosorganizaciones o consumidores individuales. En este sentido, el foco de aten-ción es en la evolución de la relación entre los diferentes actores del procesoinnovador, es decir, los usuarios, los gestores, los desarrolladores (developers),los abastecedores y los productores (Williams y Edge, 1996; Fleck, Williamsy Webster 1990). Desde la perspectiva de “innofusión”, es importante fijarseen los cambios que suceden a lo largo del proceso de implementación comoresultado de la adaptación de la tecnología al conocimiento, prácticas y expe-

11 Estos dos casos son los de Orona (fabricante de ascensores) y Orekin (cemento). Ambashan desarrollado específicos programas software pare operaciones específicas en su fabricación,habiendo generado un desdoblamiento, y creando sendas empresas de software especializado entareas y funciones del sistema de producción de ámbos productos.

12 Desarrollo aquí las conclusiones del trabajo expuestas también junto al resumen de lasentrevistas en Ahedo, M. (1999).

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riencia acumulada de las propias organizaciones, y su posible “feedback” parael re-uso o la readaptación de la aplicación de TI (Fleck, 1995).

– Avanzado estado en la gestión de las TI: BPR y TQM.

Como uno de mis informantes explica: “En los últimos 5 años ha habidouna importante aceleración en la expansión de las TIC en empresas y en losprocesos de producción. Y especialmente en los dos últimos años el grado deintroducción, desarrollo y re-uso de las tecnologías software ha sido realmen-te impresionante”. Igualmente, y según se deduce de las entrevistas realizadas,se puede considerar que hoy en día hay un alcanzado desarrollo de la gestiónen la tecnología. Conceptos como Business Process Re-engineering (BPR) yQuality Management (QM) están bastante extendidos. El QM experimentó unsignificativo desarrollo durante los años 80, y el BPR ha sido ampliamenteincorporado en el lenguaje empresarial en los últimos años. La mayoría de lasfirmas que incorporan TI hoy en día suelen realizar un estudio previo de losprocesos de reingeniería, como importante y necesario requisito para la intro-ducción de TI. Este aspecto debe unirse con el espectacular incremento deconsultorías tecnológicas en nuestro contexto.13 Actualmente la mayoría de lasempresas de consultoría han establecido departamentos de cambio tecnológi-co, gestión de la innovación, reingeniería de procesos, etc.

– Apropiación organizacional de las TI: el papel clave de las consulto-ras. En este punto, no tengo evidencia directa más allá de la retórica los dis-cursos recogidos en las entrevistas, ya que no he podido realizar un profundoestudio de caso. No obstante, se podría decir que sí parece que se dé una con-siderable apropiación organizacional en la relación entre TI y organización deltrabajo. Sobre este aspecto, y como se indicó anteriormente, el papel jugadopor las empresas consultoras debe de ser considerado crucial. Varias razonesse pueden apuntar para ello. En primer lugar, debido a la amplia separación ydistancia en lo que se refiere a conocimiento y experiencia técnica, las empre-sas-usuarios tienen que confiar en los consultores tecnológicos para la auto-matización de sus tareas y actividades. Esta distancia supone un obstáculo, alquedar la “voz” del usuario excluida de la interacción entre usuario-productor.En segundo lugar, el todavía corto desarrollo del diseño de sistemas para espe-cíficos programa de software, el cual sigue muy estabilizado en el tradicionalmodelo de “cascada” en el que la participación y “voz” de los usuarios últimoses muy reducida y la captura de los requisitos sigue el tradicional modelo cog-nitivo-funcional, sin que se preste la necesaria suficiente atención a las nece-

13 Como puede apreciarse en el catálogo de Empresas de Consultoría que todos los añosedita el Cluster del Conocimiento.

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sidades reales del contexto organizativo en el que ha de ejecutarse e imple-mentarse el programa. En lo que atañe a los sistemas de software de gestión,se ha identificado en la investigación una creciente tendencia en favor de dossistemas concretos, los llamados SAP y BAAN, y principalmente el primero.Esto nos puede llevar a la consideración del factor de la “diversidad” tecnoló-gica como importante pre-condición para posteriores opciones y procesos deaprendizaje, dados los peligros derivados de un posible “lock-in” tecnológico.En base a los datos recogidos, puede afirmarse que entre las empresas pro-ductoras de TI y especialmente entre las consultorías tecnológicas se da unamplio reconocimiento de la necesidad de integración y adaptación de estossofisticados productos software a las necesidades locales de la organizacióndel trabajo. Por ejemplo, la mayoría de las empresas productoras de TIC reco-nocen que esta área de actividad en torno al desarrollo y re-uso del softwareserá una de sus claves estratégicas de actividad para su futuro.

– El papel del cluster en la apropiación organizacional. La principalestrategia del cluster de TIC se centra en la expansión y diseminación de losproductos y aplicaciones de las TIC. En este objetivo, tienden a enfatizar lospositivos y agradables aspectos de estas tecnologías, y también la importanciade la adaptación de estas tecnologías a los contextos de uso. Asimismo, ellosintentar promover una dinámica de interacción entre productores y usuarios,de cara a conseguir unas aplicaciones mas orientadas al usuario y un softwaremás localizado. Sin embargo, el poder y el prestigio del mundo de las empre-sas consultoras parece ser uno de los mayores obstáculos para la estrategia decolaboración del cluster. Sobre este aspecto, es necesaria una mayor investi-gación en el papel de las consultoras, no solo con relación al sector de las TIC,sino en el sistema productivo general incluyendo también a la Administración

2. El reto residencial para el desarrollo de las TIC.

El cluster de las TIC muestra una preocupación especial con la evoluciónde la sociedad vasca hacia el término tan en boga de la “sociedad de la infor-mación”, en la que las TIC tendrían un mínimo desarrollo social en el ámbitodoméstico. Se puede decir que después del intenso desarrollo de las TIC en elsistema productivo, el objetivo más imperante actualmente es el de la deman-da residencial o doméstica. Aunque manifiestan su interés en identificar lasnecesidades locales tanto generales como individuales, parecen encontrar difi-cultades en la identificación de los patrones de uso en la región. Para explicarel avance en sociedad más lento de estas tecnologías respecto a otros contex-tos europeos, ellos reconocen que en la sociedad vasca no existe una tenden-cia natural a la adquisición de estas tecnologías. En su opinión, esto se debeprincipalmente a una cuestión sociocultural aplicable también a otros paísesdel área mediterránea. En este estado de cosas, juzgan que se necesitan inten-

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sos esfuerzos extras de índole institucional para el desarrollo social de estasnuevas tecnologías, basado en la idea de que futuras posibilidades económicasestán en juego. De esta manera, ellos están trabajando en una estrategia decolaboración con las instituciones y la administración de cara a desarrollarproyectos piloto, en áreas como el comercio electrónico en áreas rurales, oproductos multimedia para la multilingue sociedad vasca y con vistas tambiénal mercado latinoamericano. Por ejemplo, tal es el caso del comercio electró-nico que está siendo altamente promocionado por las instituciones europeascon relativo éxito, mientras apenas se ha desarrollado en el contexto vasco.Por lo tanto, se puede concluir que se da un amplio reconocimiento de dosaspectos: la importancia del desarrollo de las TIC al nivel societal, y la impor-tancia de identificar las necesidades locales de uso. El siguiente paso, en unaperspectiva constructivista de la tecnología, bien podría ser el intento de cap-turar de forma constructiva las necesidades reales y localizadas de los usuariostanto organizacionales, como socio-culturales, a través de un proceso deaprendizaje interactivo entre usuarios, grupos, desarrolladores y productores.En una perspectiva sociológica, podemos argüir que los factores o fuerzassociales y culturales están condicionando de alguna manera la introducción yexpansión de las tecnologías. Esto, sin embargo, no implica un positivo o efi-ciente efecto moldeador. Problemas como la falta de concienciación y ausen-cia de experiencia técnica y de conocimientos en la sociedad juegan un papeldecisivo para la apropiación positiva de la tecnología. Un proceso de aprendi-zaje multidimensional a múltiples niveles puede ayudar en el proceso.Sorensen (1998) sugiere tres campos de reconocimiento: la economía delaprendizaje de redes de productores; el carácter apropiador y receptor de losusuarios; y la constitución de la regulación.

Como conclusión, se puede afirmar que en general el sector de las TIC esun sector con bastante aprendizaje reflexivo, debido principalmente a su rápi-do dinamismo, permanentes cambios, éxitos y fracasos. También es cierto queeste sector se caracteriza por su potencial para estructurar y moldear los emer-gentes sistemas de producción (Lash y Urry, 1994). Varias conclusiones sepodrían sugerir tras este análisis sobre el cluster de ICT en el País Vasco. Enprimer lugar, con respecto a la dinámica horizontal del cluster, se han detecta-do positivas y prometedoras actuaciones, como por ejemplo, la colaboraciónen el sector, la acumulación de competitividad, la configuración de la red deconocimiento y la integración tecnológica “glocal”. En segundo lugar, en eltema del clustering vertical, desarrollos ocurridos recientemente, parecenhaber abierto una línea de trabajo institucional. En tercer lugar, en lo que serefiere a la apropiación organizacional de las TIC dentro de lo denominadomercado “glocal”, se ha identificado una especie de conflicto entre diferentesintereses; la dinámica del Cluster por un lado, y la dinámica de las consulto-

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ras por otro. Este conflicto tiene su último origen en una situación de debili-dad y exclusión por parte del usuario o consumidor, sobretodo en lo que serefiere a conocimiento tecnológico. En este aspecto, se puede decir que lasempresas consultoras de TI están orientados por una estrategia más global,mientras que el cluster de TIC parece estar trabajando por romper esa tenden-cia global imperante y promover una tendencia más orientada hacía la pro-ducción y adaptación local de las TIC. Asimismo, también se puede afirmarque ambas partes intentan captar el apoyo de las instituciones administrativasy políticas. En cuarto lugar, se han detectado los problemas que se refieren ala identificación y articulación de las necesidades locales, especialmente en ladimensión doméstica. En este aspecto se puede apreciar cómo factores socia-les y culturales están moldeando el proceso de desarrollo tecnológico, lo cualsupone un argumento en contra de la tesis del determinismo tecnológico, perosin dar pie a un determinismo social. No se puede olvidar, en este sentido, lafalta de una articulación institucional para la presencia y voz de los usuarios yconsumidores en la triple dinámica presentada. Finalmente, se ha enfatizado elpapel del gobierno e instituciones autonómicas, no solo como decisivo usua-rio, sino también como principal actor en la toma de decisiones y distribuidorde recursos en la intervención de la triple hélice.

7. Conclusiones

La cooperación entre empresas y organizaciones no ha sido, a mi enten-der, muy bien analizada dentro de la economía capitalista en nuestra comple-ja y fragmentada sociedad actual, por lo que es necesaria mas investigación alrespecto. Asimismo, hoy en día, dentro del escenario socio-económico de laglobalización, y dentro del proceso de crisis multi-lateral en la que se puededecir que se encuentra el estado-nación, y en lo que atañe a su función deintervención en la economía, cada vez más regiones, unas más periféricas queotras, y unas con mejores precondiciones socio-económicas que otras, estánluchando por alcanzar una capacidad política e institucional para poder incidiren las dinámicas socio-económicas de sus jurisdicciones. Esto tiene su reflejoen el legítimo proceso de descentralización política cada vez más generaliza-do en el contexto europeo. La dimensión regional de la innovación esta sien-do desarrollada de forma teórica y práctica, y cada vez es más reconocida deforma oficial. Entre las estrategias y propuestas planteadas destaca la que giraen torno a las capacidades de cooperación y colaboración industrial y empre-sarial entre los antiguos competidores locales como pieza clave de los siste-mas regionales de innovación. En lo que se refiere al contexto vasco, se podríadecir que los clusters industriales de cooperación de carácter más o menos for-mal parecen haber supuesto una estrategia institucional de relativo éxito de

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cara al desarrollo económico e industrial, y que al menos bien pudieran ser unafactor explicativo del reciente crecimiento de la economía vasca (FinancialTimes). A mi entender, las claves del proceso han sido varias. En primer lugar,la articulación institucional, tanto a través del apoyo presupuestario de las ins-tituciones vascas, como de la estimulación y promoción oficial de la innova-ción tecnológica y de la colaboración, con el objetivo de un eficaz sistema deinnovación. En segundo lugar, el cambio hacia la cooperación entre los com-petidores del mismo sector parece haber sido construido sobre las siguientesbases: a) la tradicional cultura de cooperación y colaboración en la sociedadvasca, como es el ejemplo del movimiento cooperativo. Esta tradicional cul-tura cooperativa se podría quizás insertar dentro de lo que Giddens denominala “recuperación de las solidaridades dañadas” en su programa de políticasradicales y generátivas, un tipo de solidaridad y cooperación que no tiene porque dañar otras solidaridades y cooperaciones; b) la formación tan igualitariay homogénea dentro del cluster, que al no haber en el sector ninguna granempresa multinacional, quizás haya podido facilitar esa colaboración secto-rial, c) dentro del proceso de construcción del cluster el efecto interactivo ycreativo de una especie de “comunidad de práctica de innovación tecnológicade intereses compartidos”, sobre el consciente o inconsciente proceso de cre-ación de símbolos colectivos, significados y valores parece haber sido efecti-va y exitosa. Esto también se puede relacionar con el discurso de identidad ycultura corporativa que tanto abunda en la literatura de modelos de gestión,como elemento discursivo para promocionar compromiso y dedicación a la“comunidad de trabajo”. Finalmente, y tras el reconocimiento de la eficacia yacierto en la articulación de un sistema de innovación regional con soporte ins-titucional, la cuestión a plantearse ahora es la sostenibilidad del sistema como“sistema aprendiente”. Es decir, observar si la clusterización horizontal desa-rrollada generará la suficiente reflexividad y aprendizaje, tanto para el desa-rrollo del clustering vertical como para la apropiación y legitimación social delcambio tecnológico. Para este objetivo, la actuación institucional bien podríatener que avanzar y remodelarse con nuevos roles institucionales, tales comocreador de ambiente y contexto estimulador del aprendizaje reflexivo, y arti-culando una mayor presencia de los actores sociales y políticos en sus dife-rentes niveles.

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Un ejemplo organizacional de cambio de ethos:del Banco de Bilbao al Banco Bilbao Vizcaya

Gregorio J. Elorza y Rocío Toscano

Laburpena: Banco Bilbao Vizcaya-rensorreran aldaketa kultural bat somatzen delaerakusten da artikulu honetan, beronek aint-zinako Banco de Bilbao-ren enplegatuengandaukan eragina aztertzeaz batera.

Resumen: En este artículo se muestra laexistencia de un cambio cultural en el proce-so de creación del Banco Bilbao Vizcaya, ala par que se analizan las implicaciones queéste tiene para los antiguos empleados delBanco de Bilbao.

“La administración de un capital inmensamente grande,sobre todo cuando este capital es de propiedad colectiva, daa los administradores una influencia al menos igual a la quetenían los poseedores privados de capital.” (Robert Michels)

Introducción

Es manifiestamente palpable el poder que pueden detentar cualesquierapersonas que logren administrar el capital dejado por el público en un Banco.Esta situación de poder supone de hecho el acceso a tentaciones derivadas dellugar social ocupado y el abuso del mismo no debiera ser algo anormal. Sinembargo, cualquiera que se haya acercado a los periódicos, y fundamental-mente a los económicos, coincidirá con nosotros en que cuando en los mismosse cita el sistema bancario y/o los Bancos que lo representan, ello se hace sóloen términos laudatorios.

El denominado “caso Banesto” no ha supuesto, pese a sus repercusionespolíticas, una ruptura con este tipo de comportamiento. Tan es así que, al res-pecto, se ha encontrado el procedimiento que ha permitido que el problema ori-ginado no afecte al sistema bancario en general, sino tan sólo a Banesto y/o aalgunos de sus concretos gestores. Podemos recordar también el caso del BBV

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en el que la responsabilidad de un comportamiento, teóricamente colegiado, esdelegada en el difunto Sr. Toledo —ciertamente no es esta la clase de delega-ción en la que debían pensar los teóricos en el estudio de las organizaciones—.

Los ejemplos sobre comportamientos y situaciones socialmente critica-bles que, al ser conocidos, originan estrategias que expresamente buscan laexención de responsabilidad basada en los más diversos motivos, o la búsque-da de chivos expiatorios, o, como en algún caso, la delegación de la responsa-bilidad en algún otro mundo, que no está en éste, podrían multiplicarse, peroaquí queremos tan sólo resaltar la cita de Michels y remarcar que el poderimplica responsabilidad1. Sin embargo responsabilidad y poder no van nece-sariamente unidos; frente a la consideración de que a más poder debieracorresponder más responsabilidad, comprobamos que esto no siempre es así,ni tampoco, y mucho menos, la relación contraria. En cualquier caso todo ellonos lleva a evitar elaborar este artículo en términos laudatorios.

Como ejemplo de contraste, en un tiempo en el que se ha tomado por diossupremo al beneficio y al “afán de lucro”, resulta refrescante, aún cuando noextraña a los teóricos de «relaciones industriales», la opinión reflejada en elBalance Social del Banco de Bilbao: “la responsabilidad de cualquier empre-sa tiene siempre un ámbito amplio: la sociedad. Cualquier institución, sobretodo si es de grandes dimensiones, conecta con el respeto de las aspiracionesy deseos de quienes con ella conviven” (B. Bilbao, 1982, 13).

Yendo ahora al contenido de este artículo diremos que se estructura encuatro apartados: Cambios en el Banco de Bilbao, El personal en el Banco deBilbao y Confluencia en el Banco Bilbao Vizcaya, terminando con unasConsideraciones finales.

En Cambios en el Banco de Bilbao recordamos un período que se inicia alfinal de los años 70 y se prolonga durante los 80 hasta la confluencia de los ban-cos Bilbao y Vizcaya. En este período en la estructura organizativa del Bancode Bilbao se producen diversos cambios que tienen como finalidad lograr ungrado de flexibilidad que se suele considerar, normalmente, ajeno a grandesempresas que, como en el presente caso, se encuentran con mercados estables2.

1 En nuestra experiencia cotidiana constatamos la utilización de la caricatura y el chiste parareflejar los comportamientos irresponsables.

Chistes, anécdotas y chascarrillos podrían ser una fuente adicional e interesante de datos enel estudio de las organizaciones.

2 Un ejemplo al respecto son las dificultades que se han producido en el mundo del auto-móvil y que ha obligado a gigantes como Ford o General Motors, que parecían dotados de un col-chón financiero que los hacía inmunes a las modificaciones de su entorno, a adecuarse al cam-biante mercado y modificar sus estructuras.

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En El personal en el Banco de Bilbao aludimos a que en el estudio y pla-nificación de su adecuación al previsible futuro, el Banco de Bilbao3 se haceconsciente de que la venta de sus servicios se basa en el establecimiento derelaciones sociales que implican un intenso intercambio/comunicación socialentre los empleados de la empresa y los clientes potenciales o reales ya que elbien muy a menudo se produce en este mismo proceso social de interrelación,característica que puede generalizarse a toda empresa de servicios. De estehecho básico, la creación del “servicio a medida” y en el momento, dado quese trata de algo que por su naturaleza no es almacenable, deriva una serie decaracterísticas diferenciales de las empresas de servicios, entre ellas el predo-minio de la importancia de la “calidad” individual del “productor” del servi-cio. Aludimos así a uno de los objetos de este artículo, “el productor”, es decirel empleado de banca, alias “el bancario”, y su importancia individual.

En el tercer apartado a través de una serie de retazos obtenidos de docu-mentación original y con la realización de diversas entrevistas —en el área dela conurbación bilbaína4— se quiere trazar un cuadro mediante el que se puedavisualizar el fuerte impacto que el cambio del Banco de Bilbao al BBV supu-so para los empleados del Banco de Bilbao. Expresamente, y por falta dedatos, no tendremos en cuenta a los empleados procedentes del Banco deVizcaya,

El Banco de Bilbao en la década previa a su desaparición mediante sufusión con el Banco de Vizcaya, nos proporciona un notable ejemplo sobre lasimplicaciones que pueden derivarse de un cambio del estilo de gestión en loscomportamientos y actitudes de los empleados hacia la empresa.

En las consideraciones finales recalcamos algunos de los datos presenta-dos y/o algunas de las afirmaciones efectuadas en los apartados anteriormen-te citados.

3 La utilización del nombre de la empresa como sujeto genérico no debe hacernos olvidar elpapel que como actores prominentes y preeminentes tienen los miembros de la cúspide de la pirá-mide jerárquica de la empresa.

4 Se trata de entrevistas realizadas en un extenso período de tiempo, 1978-92, y por los másvariados motivos (actitudes y expectativas ante la Formación profesional –1980–, sociograma derelaciones en una sucursal urbana –1978–, la estructura de mando y composición del personal enuna sucursal urbana –1992–), que se cierran con al menos 9 nuevas entrevistas realizadas a 6empleados con motivo de la elaboración del presente artículo –1995/96–.

De estos 6 últimos empleados citados 4 eran directivos en activo —2 de ellos trabajando enatención directa al público—, y 2 eran administrativos, uno prejubilado y el otro en activo y tra-bajando en atención directa al público. De los 6 empleados, 5 han trabajado tanto en Bilbao comoen diversas sucursales próximas.

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Finalmente, con el fin de evitar posibles resquemores, queremos insistiren que desde la consideración del tiempo, las personas y los valores, hablamosde una empresa que en la práctica ha desaparecido: el Banco de Bilbao.

Cambios en el Banco de Bilbao

Es preciso en primer lugar recordar que este período se sitúa en un entor-no sociopolítico en el que, con la introducción de un sistema democrático y la“bendición” de los sindicatos, se produce en paralelo una fuerte internaciona-lización de las relaciones del Estado español. En segundo lugar convienerecordar que en el plano económico en este lapso de tiempo se produce unaapertura de los mercados tanto interiores como exteriores (recuérdese la inte-gración en la CEE y las repercusiones previas de este hecho) lo que da lugara una reorganización de las estrategias de producción, financiación, distribu-ción y ventas y a un crecimiento de la inversión en tecnología, que inevitable-mente conlleva importantes cambios en la organización del trabajo5 que, a suvez, supone un replanteamiento de lo que ha venido en llamarse esquema deorganización taylorista.

En un mercado abierto la pervivencia en primera línea de las empresas deservicio se basa frecuentemente en la existencia y mantenimiento de innova-ciones sociales. El objetivo está en idear los conjuntos de funciones, concretarlos papeles apropiados y hallar procedimientos para utilizar la energía y capa-cidad humanas, diseñando simultáneamente métodos que permitan a los indi-viduos y a los grupos aprender rápidamente (Norman, 27).

Resulta evidente que tras diversos estudios y ciertamente por decisión dela cúpula del Banco —¿liderazgo, «sartén por el mango»?— se acuerda unaactuación que supuso un cambio en la política bancaria tradicional: expansióngeográfica, regionalización, delegación, flexibilización de la estructura, infor-matización, …

Con vistas a una liberalización de los trabajos administrativos y a dotar alBanco de personal de primera línea, de “comerciales” dispuestos para la ventade los servicios bancarios, el Banco de Bilbao se lanza a una incorporacióndecidida de la informática en los procesos de gestión y en las tareas adminis-trativas habituales que o bien acaban suponiendo, o bien prevén, la modifica-ción de las redes de comunicación y de la estructura jerárquica operativa.

5 Un dato a tener en cuenta es el incremento del interés en temas anejos a la organización deempresas, manifestado entre otros indicios en la proliferación de la literatura al respecto.

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En simultaneidad con los cambios administrativos se produce la regiona-lización y la expansión geográfica del Banco de Bilbao6.

La reorganización del Banco supuso la reformulación de las tareas de lassucursales que pasaron a configurarse en un grado variable como unidades debeneficios o como unidades de inversión según los casos; es decir, se trata detransformaron en centros operativos que tenían cierto control sobre costes,gastos e ingresos y, en algún caso, el control sobre los activos empleados.

En nuestra opinión el Banco de Bilbao se plantea como objetivo la trans-formación de sucursales y agencias en centros de inversión, es decir, en peque-ñas o grandes tiendas autónomas que vendan el mismo e idéntico producto: elBanco de Bilbao, lo que posibilitará una implicación distinta del empleado enla labor desempeñada y en su consideración como miembro de este Banco, talcomo se manifiesta en alguno de los principios rectores a que más adelantealudiremos.

Esta visión constituye más un objetivo que se fija este Banco, en el que seintegra la participación en la toma de decisiones, la agilidad en la respuesta alcliente y en la que se incluye una cierta participación de los empleados en losbeneficios obtenidos, que una realidad.

Los conceptos de cultura, cliente y calidad (y sobre todo estos dos últi-mos) se transforman a lo largo del período en conceptos clave e ideas direc-trices para regular, modificar y conducir el comportamiento de los empleados.En esta labor desempeñará un papel importante el Departamento deFormación Profesional del propio Banco, la potenciación de reuniones deempleados y el establecimiento de círculos de calidad7.

El Banco de Bilbao partía de una situación en la que disponía de una plan-tilla de “comerciales” especializados no ya en la venta de los diversos pro-ductos estandarizados en la operatoria bancaria tradicional, sino en el acerca-miento del Banco al cliente. Este deseo de un mayor acercamiento al cliente

6 No es objeto de este artículo las implicaciones que de ello pudieran derivarse. No obstan-te nos parecería interesante el poner de relieve su posible correlación con la regionalización delpoder político.

7 “… Se ha acometido recientemente un proyecto de gran envergadura y de cultura empre-sarial realmente ambiciosos. Se trata de la asunción de la ideología de los Círculos de Calidad, enla forma de Grupos de Participación, a través de los cuales empleados voluntariosos se reúnenperiódicamente para realizar actividades de mejora y control de calidad en sus puestos de trabajo…” (B. Bilbao)

No obstante, en contra de lo manifestado en algún artículo, los círculos de calidad no son unelemento definitorio en la actuación institucional del Banco de Bilbao, sino que más bien debenverse como un síntoma de una nueva forma de ver la actividad de una empresa de servicios.

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hace pensar al Banco —permítasenos el abuso del sujeto colectivo— en lanecesaria transformación del personal de atención al público en vendedoresdirectos de los productos diseñados, pero para ello se requiere una fuerteinversión en formación y en procesos que disminuyan el trabajo administrati-vo. Simultáneamente los cambios iniciales, es decir, el proceso de transforma-ción de las distintas oficinas bancarias en centros autónomos, supone unimportante aumento de las labores administrativas a realizar en las mismas.Esta doble tendencia contradictoria se mantendrá en el Banco de Bilbao duran-te un cierto lapso de tiempo que no hemos podido delimitar.

Por otra parte, una de las cuestiones claves en una empresa de servicios,en la que las relaciones personales con su carga de imprevisibilidad ocupan unimportante lugar, es la definición de algún sistema que permita el control y laevaluación de los comportamientos de los empleados.

En su búsqueda de respuesta al problema de la estandarización de loscomportamientos, el Banco de Bilbao trata de introducir un ethos en susempleados. En nuestra opinión, compartida por otros analistas, no hay otromodo de lograr una alta calidad en cada contacto y en los diferentes contactosentre clientes y empleados, excepto si se mantiene una cultura penetrante y seasegura que todos los miembros del personal no sólo están en posesión de losconocimientos profesionales adecuados, sino que además se guían tambiénpor un ethos característico y diferencial (La diferenciación, con relación a lacompetencia, es una característica importante en la presentación de un pro-ducto).

En la constitución de este ethos es clave en su momento la implicación ensu desarrollo de los distintos directivos de línea del Banco de Bilbao y su con-sideración de la empresa como algo propio.

El personal en el Banco de Bilbao

“La atención especial a su personal es una constantehistórica de nuestro Grupo. Se ha considerado siempre quela plantilla motivada, capacitada profesionalmente e inte-grada, es el principal soporte de nuestro negocio. Es habi-tual en la Casa explicar nuestras ventajas competitivas comoresultado de las actitudes más positivas de nuestra planti-lla.” (Banco de Bilbao)

La política que guía al Banco de Bilbao en su relación con los empleadosdel grupo tiene un objetivo básico: hacer conscientes a todos ellos de que laclave del mantenimiento del negocio está en el establecimiento de unas inme-

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jorables relaciones con la clientela, en otras palabras, y en terminología usadaen la época, se trata de centrarse en el cliente.

Recordemos que en el período previo a la etapa considerada los emplea-dos mostraban una alta fidelidad a una empresa que confiaban les asegurase elpuesto de trabajo a lo largo de toda su vida laboral, a la par que existían tam-bién una serie de tensiones derivadas de la situación política y sindical en laépoca de la Dictadura.

Asimismo, en el ámbito laboral, frente a una situación que legitimaba lajerarquía de poder sobre la base de la jerarquía de conocimiento y que separa-ba a los que sabían de los que no-sabían, surge el deseo de participar en laempresa, de democratizar no sólo la vida política, sino también la económica.

Por otra parte la cúpula del Banco parece prever la llegada de importantescambios políticos, económicos, sociales y jurídicos y en esta situación eraimportante cambiar las anteriores estructuras bancarias que se mantenían gra-cias a un mercado cautivo y a un distanciamiento del cliente con respecto almundo profesionalizado de la banca y de los servicios bancarios en los queaquél era introducido paulatinamente y tan sólo en algunos casos (general-mente, aunque no sólo, en función de intereses de orden económico)8.

El cambio sociopolítico hace que una situación en principio estable deri-ve cada vez más hacia la incertidumbre y se convierta en una situación muchomás dinámica. Desde el punto de vista de una política de personal parece quees clave, en una situación de mercado dinámica, el mantener vivo en los gru-pos el entusiasmo y la emoción del perfeccionamiento y, dado que, por otraparte, todo servicio es un proceso social, la gestión empresarial es para elBanco de Bilbao, en este contexto, la capacidad para dirigir procesos socialesy mantener el entusiasmo.

Los procesos sociales son procesos de interacción e interrelación entrepersonas, y la calidad es, pese a su carácter etéreo, un concepto clave al quehay que definir y redefinir continuamente. Al respecto manifestamos nuestraopinión de que la calidad es de la mayor importancia en una empresa de ser-vicios ya que posibilita, más que ninguna otra categoría, la diferenciaciónentre éstas, teniendo en cuenta que las empresas de servicios son en generalmás sensibles, que cualquier otro tipo de empresas, a la calidad de su gestión;

8 En algunas entrevistas se recuerda como anteriormente era necesaria la presentación poralgún otro cliente para poder abrir una cuenta.

Son importantes las relaciones que se establecen entre determinados clientes y los cuadrosal frente de las sucursales, ya que en la práctica supone la introducción de aquellos en el mundofinanciero.

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y, en conclusión, afirmamos que las personas resultan claves en las relacionesbancarias.

Consiguientemente caracterizamos al personal bancario como un activoimportante que requiere una «atención especial», y de hecho así se define enla literatura del Banco de Bilbao consultada.

Un discurso del Sr. Sáez, en un momento en que ejercía como presidentede Banesto por encargo del Banco de España, nos proporciona un ejemplosobre la consideración que la dirección tiene de los empleados: “El personales otro de los puntos fuertes del Banco. … Gente activa, fiel e identificada conla marca que lo único que necesita ahora es un buen equipo de gestión quesepa dirigirles y motivarles. Tienen además, a su favor, la necesidad de demos-trar ante el resto de las entidades que la crisis de Banesto no ha tenido nadaque ver con cuestiones de personal, y se encuentran por lo tanto óptimamentedispuestos desde un punto de vista psicológico para dejar claro que son capa-ces de sacar el Banco adelante.” (“Dinero”, nº 557, 9-10)

Pero es evidente que a largo y medio plazo las palabras sin más son tansólo palabras; aunque puedan actuar como acicate a corto, no obstante sin unclaro y constante compromiso de la dirección sólo pueden permanecer comoliteratura y fuente de citas para investigaciones al respecto9.

Volviendo nuevamente nuestra atención al Banco de Bilbao, los cambiosque en el mismo se producen conducen a que, en el plano de las relacioneslaborales, se establezca una mayor implicación de los empleados en el nego-cio bancario, con un incremento simultáneo de la fe de los directivos en lacapacidad de aquellos, lo que supone en último término fe en la importanciade la asunción de responsabilidades. Esta fe en la importancia de la asunciónde responsabilidades por parte de los empleados será el punto clave en el desa-rrollo de la nueva política en el Banco.

En la elaboración del ethos característico de la empresa y en la formaciónde las gentes de las sucursales, la política de delegación (de gastos, de inver-sión, de responsabilidad …) a lo largo de la estructura jerárquica y en las dis-tintas divisiones funcionales, revistió gran importancia. La delegación supusouna potenciación de las sucursales, un acercamiento al cliente, una mayor rapi-dez de respuesta y, según se afirma, una relación más satisfactoria para ambaspartes (empleado y cliente) lo que, por otro lado, resulta clave en una empre-

19 La bibliografía consultada insiste en la importancia de la plausibilidad que reviste para losempleados el mensaje de la dirección. Plausibilidad sin la que toda línea de acción está condena-da al fracaso.

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sa de servicios. Se instauró así una política denominada de calidad que des-plegaba la delegación a través de la estructura, tratando simultáneamente deincrementar la flexibilidad y crear un «estilo de la casa» que permitiera unaidentificación diferencial del “producto-servicio” ofrecido.

En toda cultura es necesaria la confección de un credo, cuando menosmínimo, que recoja el núcleo central de valores y creencias; y en el Balancesocial del grupo bancario Banco de Bilbao 1979/81 se habla de la confecciónde unos principios rectores que regularán el comportamiento de toda la orga-nización, principios que se publican con mayor extensión y profundidad en laobra Bancobao hoy. Convención Bancobao ’87.

Sin embargo no es necesario remitirse a un año tan próximo; estos princi-pios han estado presentes con anterioridad tanto en el conocimiento de losempleados como en la propia literatura del Banco de Bilbao. Concretamenteen el apartado dedicado al área de personal se habla de la apertura al diálogo“para promover y facilitar las aportaciones y sugerencias y la efectiva partici-pación de todos en la asunción de responsabilidades empresariales y profesio-nales” (Banco de Bilbao, 1982, 136). No obstante, debemos reiterarnos, elconocimiento de estos principios nunca alcanza, según se constata en lasentrevistas, una gran extensión entre los empleados del Banco pese a los dese-os que la empresa manifiesta al respecto, aún cuando también deba afirmarseque estos principios una vez citados no resulten ajenos a los empleados entre-vistados.

La empresa parecía querer volcarse en el tipo de filosofía que dimana dela corriente humanista de los estudiosos de las organizaciones y así lo mani-fiesta a menudo como refleja a modo de ejemplo el siguiente párrafo:

“Hay que conseguir que cada empleado tenga un trabajo que le permitahacer una aportación, que él mismo pueda valorar como significativa, quetenga algo de reto personal. Es necesario que las perspectivas de promoción yde carrera sean claras y que realmente haya igualdad de oportunidades. (…)La consecución de todos estos objetivos produce, como resultado final, ilu-sión, satisfacción, motivación e integración de la plantilla. No hay otro cami-no. Hay que llevar a término este proceso para cada miembro del Grupo, y,consecuentemente, esto sólo es posible si el jefe directo asume la responsabi-lidad y la autoridad necesarias para lograr estos objetivos, como parte esencialde su trabajo” (Banco de Bilbao, 1986, 76).

Estas ideas tienen como consecuencia la elaboración de una política quese despliega en cascada; una política que se inicia en la parte alta de la pirá-mide jerárquica y que tiene por objetivo el lograr una integración participati-va del personal.

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Confluencia en el Banco Bilbao Vizcaya

Aunque nominalmente la actuación iniciada en el Banco de Bilbao conti-núe tras la fusión en el BBV, de hecho ésta se ve difuminada en lo que tam-bién coincide un artículo firmado por Castillo y otros publicado en la revistaREIS. Esta coincidencia en la constatación de la dilución de la anterior políti-ca que tenía importantes implicaciones en las relaciones humanas en lo que erael Banco de Bilbao, nos sirve para afirmar el hecho de la iniciación de un cam-bio real en la política de la dirección, cambio que supone en cualquier caso unaruptura de las expectativas que la situación anterior había supuesto para losasalariados. Y, tras el cambio del Banco de Bilbao al Banco Bilbao Vizcaya,los empleados consultados no dudan en afirmar su escasa confianza en laspalabras de aliento y motivación de sus superiores, de cuyas afirmacionespiensan que se puede decir, como en las novelas, «cualquier parecido con larealidad es mera coincidencia».

Por otra parte, la formación del Banco Bilbao Vizcaya supone inicialmen-te una inflación de jefaturas —en 1992 en una sucursal de tamaño medio llegaa haber 9 jefes y 3 administrativos—, lo que da lugar (inicialmente al menos)a un estiramiento de la pirámide jerárquica.

Una de las características de la nueva estructura jerárquica es la creacióntan sólo rotular de nuevos puestos de trabajo, es decir, la aparición de catego-rías definidas nominalmente pero sin contenido diferenciado lo que, en lapráctica, supone la prolongación de los canales de comunicación; la comuni-cación recorre así un nuevo camino más largo y complicado a la par que seproduce un alargamiento ficticio de la carrera profesional.

Este fenómeno, el alargamiento (ficticio10) de las carreras profesionales escomún a muchas de las administraciones y colectividades públicas así como aun cierto número de grandes empresas y “consiste en la creación de múltiplessub-cualificaciones que no tienen ningún fundamento productivo ni tecnoló-gico y que no presentan otro interés que el de conseguir una motivación remu-nerativa a largo plazo” (Vermot-Gaud, 119-120).

Es evidente que este dato es potencialmente conflictivo, entrando en juegonuevos costes adicionales superiores a los de la competencia, y muy proba-blemente o se modificará o acabará rompiendo con el manifiesto deseo ante-rior de planificación de las carreras profesionales y motivación a través de la

10 Mantenemos el término ficticio por sus connotaciones peyorativas frente al punto de vistade las organizaciones que manifiestan su pretensión de mantener la racionalidad en el otorga-miento de las distintas categorías jerárquicas.

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promoción11 ya que además la inflación de jefaturas, debido a la duplicidadinicial de muchas de las estructuras de ambos Bancos, supone un freno para lapromoción y el cambio funcional de los empleados.

Por consiguiente las nuevas estructuras que se forman tienden a generarun aumento de la burocracia para dar salida a las jefaturas existentes y a laspersonas concretas que las ocupan, a la vez que éstas tienden a realizar tareasque definan los nuevos puestos de trabajo y consiguientemente justifiquen supropia existencia dentro de la entidad financiera12.

Nos encontramos aquí con una construcción invertida de los puestos detrabajo que en principio parece oponerse al modelo racional-burocrático, esdecir, no es la división funcional la que lleva a definir un determinado puestode trabajo para ser ocupado por una persona, sino que en la práctica la perso-na, a quién se ha dado una tarea mal definida, acaba definiendo su puesto detrabajo.

Se produce también aquí, algo palpable en algunas de las entrevistas rea-lizadas: El aumento de la desconfianza entre los jefes que, conscientes de quela situación no puede prolongarse, se muestran temerosos de quedar “aparca-dos”, de no alcanzar uno de los puestos que —tras un período inicial más omenos largo13— serán los que constituirán la renovada estructura del BBV.Situación que se presenta en abierto contraste con los objetivos anteriormentedefinidos en el Banco de Bilbao.

Consecuentemente resulta difícil de situar a la jerarquía formal como líneade división entre los empleados y se recurre nuevamente a la base de legiti-mación, al conocimiento, como origen de la división de funciones. Se redefi-ne nuevamente la escala de conocimiento dentro de la empresa y se separa alos que saben de los que no saben, trazándose ya la línea de diferenciación enpeldaños más cercanos a la cúpula del poder.

11 “Actitud ante el personal: El Grupo atribuye importancia prioritaria a todo el personal quelo compone, potenciando su dimensión humana y socio-laboral, para el pleno desarrollo de suactividad. En razón de ello, concede especial atención a las capacidades y aspiraciones de susempleados, proporcionándoles estímulo y facilitándoles oportunidades para su progreso profesio-nal y para la promoción integral de cada persona” (Banco de Bilbao, 1986, 17-18).

12 Un hecho similar es constatado en el Consorcio de Aguas de Bilbao.13 En este período, según se deduce de las entrevistas, se generaliza el rumor. La falta de

noticias concretas, la inexistencia de un futuro planificado conocido, hace que cualquier rumoradquiera cuerpo rápidamente a la vez que simultáneamente la gente se siente descolocada, sinsaber cuál va a ser su futuro profesional en la empresa.

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Para la continuación del desarrollo de este apartado vamos a centrarnos endos de los principios que en su día rigieron la política del Banco de Bilbao yque ahora nos servirán como línea de conexión argumental.

La motivación

“Vigesimoprimera.

Motivación del personal: El Grupo considera importan-te crear un clima de entendimiento, cooperación y mutuaconfianza entre sus empleados, que se traduzca en una ade-cuada participación de los mismos y genere actitudes deadhesión a la empresa, que se reflejen en una mejora de lagestión” (Banco de Bilbao, 1986, 18).

Algunas entrevistas recientes —período 1992/96— realizadas entre gen-tes del BBV parecen avalar la tesis de una fuerte desmoralización y una des-motivación generalizada entre los mandos intermedios procedentes del anti-guo Banco de Bilbao, quienes desde una anterior cultura en la que se sentíanparticipes activos han debido asimilar el hecho de saberse empleados menos“responsables” en la nueva situación, ubicados en puestos en los que se hareducido el anterior contenido de libertad de gestión.

Debemos tener en cuenta además la importancia que reviste el ampliocambio en la cultura de la empresa con la puesta en valor de la dirección porobjetivos. La dirección por objetivos se constituye en un elemento clave en lanueva política de venta de servicios del BBV. Alguien que sabe crea el pro-ducto; alguien que sabe define la campaña de promoción del producto; alguienque sabe marca los objetivos y alguien que está situado en primera línea, entrato directo con el cliente, y que por definición no sabe ni diseñar, ni crear, nidefinir, se dedica a vender este producto y también a él se le piden responsa-bilidades en caso de incumplimiento de los objetivos marcados.

Es así como la cuantificación, temporización, control y seguimiento delcumplimiento de los objetivos conduce ahora a la obligación de centrarse enel momento y perder la posibilidad de planificación y participación creativa enel grupo (potencialidades muy valoradas en las entrevistas).

La dirección por objetivos supone para las gentes procedentes del Bancode Bilbao la vuelta a una situación anterior en la que claramente se diferen-ciaba entre la jefatura y el resto de los empleados a los “que no se pagaba porpensar”, pero simultáneamente significa la consagración de una nueva divi-sión de funciones.

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La información

“Decimoséptima.

Información ascendente y descendente: El Grupo pro-cura el establecimiento de un amplio y transparente sistemade información, ascendente y descendente, a todos los nive-les que coadyuve a establecer un clima de mayor integraciónen la empresa” (Banco de Bilbao, 1986, 17).

El alargamiento de la estructura jerárquica plantea un problema de comu-nicaciones al nuevo Banco que posiblemente se verá obligado a intervenir paraponer freno a la naciente rigidez con medidas tendentes a achatar la pirámide,con objeto de facilitar entre otras cosas la comunicación e impedir que elseguimiento exhaustivo de las líneas de comunicación dificulte el funciona-miento de la delegación.

Cabe también preguntarse hasta qué punto una actuación tendente a refor-zar o a controlar fuerzas negativas no generará un continuo proceso de actua-ciones de esta índole y en qué medida las nuevas políticas conducirán a la ela-boración de principios rectores que puedan ser asimilados por los distintosescalones de la estructura jerárquica del Banco Bilbao Vizcaya, teniendo encuenta que la ruptura de las expectativas anteriores ha generado un alto gradode desconfianza.

Estas expectativas se basaban en una movilidad funcional y una posibili-dad de promoción, que son juzgadas ahora, rememorando el cercano pasado,muy positivamente, y que desaparecen ya con la fusión.

Se alaba también en las entrevistas la trasparencia informativa del Bancode Bilbao por contraposición al BBV. Una transparencia que según se juzgallevaba a los empleados a sentirse seguros de conocer las líneas generales dela política de esta entidad financiera. En el momento de las entrevistas losempleados, analizando los cambios al respecto, se sienten a falta de guía comotrabajadores individuales, a la par que dicen desconocer el rumbo que sigue elBBV.

En una de las últimas entrevistas realizadas para la confección de este artí-culo se afirmaba que la confianza derivada de la comunicación superior/infe-rior se había roto, ya que se había roto la línea de relación que anteriormenteexistía (se recuerdan al respecto las reuniones, comidas, excursiones, etc.) yahora estos canales formales se utilizan de forma estrictamente profesional, loque suele suponer el seguimiento exhaustivo de las normas dictadas al respec-to. En la entrevista se avanzaba como explicación para el cambio: el miedo del

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superior a adquirir compromisos personales, que tal vez luego se pudiera verobligado a incumplir o a romper.

Por supuesto que en esta situación las líneas de comunicación se deterio-ran en ambas direcciones y mientras que anteriormente los empleados suplíancon su iniciativa, dándoles agilidad, las limitaciones de los sistemas formaleselaborados, ahora se niegan a tomar iniciativa alguna. Uno de los últimosentrevistados afirmaba que cada día se percibía más claramente que los man-dos de las sucursales tendían a centrarse en el desempeño literal del papel asig-nado, contribuyendo ellos también al empobrecimiento del contenido de sutrabajo.

Consideraciones finales

El cambio (necesariamente) brusco que se produce en la organización delnuevo Banco afecta a lo que hemos dado en llamar anteriormente el ethos, yaque cuestiona el sistema de trabajo anterior de los empleados del Banco deBilbao. Ello supone el que los empleados se planteen interrogantes sobre lavalidez de su conocimiento del BBV, lo que a su vez, desde el punto de vistadel Banco hace necesario el establecimiento de un nuevo ethos.

Evidentemente, frente a unas máximas que habían guiado la política depersonal en el Banco de Bilbao, basadas en la importancia individual del tra-bajador, el empleado no es ya el recurso más importante14, y en todo casoocupa un lugar que si antes era razonablemente estable ahora es razonable-mente inestable.

Simultáneamente se produce la existencia de una doble serie de princi-pios, unos destinados a regular las relaciones entre los empleados y los clien-tes y los otros encargados de reglamentar las relaciones dentro de la estructu-ra jerárquica, los primeros buscan un acercamiento entre cliente y empleadobancario, los segundos un alejamiento basado en el lugar ocupado en la cade-na de mando.

Este mantenimiento de una doble serie de principios es prácticamenteimposible sin la existencia de una congruencia entre ambas series de princi-pios, ya que cuando hay dos códigos de conducta fundados en conjuntos de

14 No es este el momento de resaltar la existencia de otros valores que hayan podido guiarel comportamiento institucional del Banco Bilbao Vizcaya, no obstante piénsese en el papel quehan podido jugar la apertura de nuevos mercados, una mayor internacionalización del Banco, o unsalto cualitativo en la posición del nuevo Banco en los mercados financieros.

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valores diferentes son sobre todo los empleados en contacto directo con elpúblico los que se encuentran en una posición de doble compromiso difícil-mente resoluble. Esta posición de disonancia puede estar en el origen de lamultiplicidad de casos de estrés entre los cuadros medios procedentes del anti-guo Banco de Bilbao15.

En nuestra opinión la ambigüedad de la situación tenderá a reducir la cali-dad del servicio, la motivación para el trabajo y la satisfacción del cliente y susconsecuencias negativas deberán hacerse notar.

Una de las consecuencias de esta disonancia, que hemos sido capaces decaptar, es la tendencia del trabajador a adaptar su comportamiento profesionala la literalidad de las normas establecidas lo que ciertamente aporta rigidez alas relaciones establecidas. Al respecto, en las reacciones observadas en elmomento de la elaboración del presente artículo, constatamos que los emple-ados entrevistados afirman que las críticas y la iniciativa no son bien vistas porlos superiores y cada vez más dicen preferir huir de la toma de iniciativas recu-rriendo para ello bien al inmediato superior («a mí no me diga nada, hable conel jefe»), bien a la norma escrita, y en cualquier caso, en algunos de los entre-vistados, buscando el originar molestias en el funcionamiento del BBV.

No queremos olvidarnos recalcar que, dada la importancia de las relacio-nes cara a cara entre empleado y cliente en la definición de la calidad banca-ria y la complejidad en la estandarización de productos bancarios, resultanecesario en el nuevo Banco, como alternativa a la situación anterior y paradar respuestas al mercado, el tratamiento diferenciado de la clientela con elconsiguiente desarrollo de diferentes categorías de empleados sobre la base desu situación con respecto a estas categorías de clientela definidas o por definir(Reparto de los clientes por niveles de renta, de estatus, de conocimientosfinancieros, de volumen de negocio, junto a una división de los empleados porsus conocimientos financieros, económicos, fiscales, sectoriales).

15 En una conversación con un empleado del BBV poco antes de escribir este artículo sesugirió como fuente de datos las bajas médicas registradas en el Banco para analizarlas en funciónde su tipología y procedencia del empleado, partiendo de la idea de que se observarían diferenciassignificativas entre el grupo de empleados procedentes del Banco de Bilbao y el de los proceden-tes del Banco de Vizcaya. Un artículo publicado en “El Correo”, edición Vizcaya, con fecha 15-03-97, titulado “Morir de Pena”, puede resultar significativo al respecto.

Como observa Norman en el caso de la banca francesa se establecen unas relaciones forma-les hasta lo insoportable y casi siempre deliberadamente destructivas entre el personal en contactocon el público y sus jefes inmediatos y los superiores de éstos ubicados también físicamente en lassucursales en este mismo orden de tal forma que la lejanía del cliente es definitoria de un mayorgrado jerárquico, con lo que difícilmente puede esperarse un trato de calidad para el cliente.

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Gregorio J. Elorza y Rocío Toscano

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Finalmente y dado que hemos observado entre los entrevistados un altodeseo del establecimiento de unos principios claros que regulen su situacióndentro del BBV, queremos decir que también nosotros consideramos clave eldesarrollo de unos principios nítidos para estabilizar la nueva situación; pero,en cualquier caso, quienes deban encargarse del desarrollo de la nueva “cultu-ra” bancaria característica del Banco Bilbao Vizcaya, deberán tener en cuentala existencia de esas disonancias más arriba indicadas.

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Demokrazia eta berdintasunaren arteko erlazioaaztertzen dituen ikerketa enpirikoak:

Berrikuspen kritikoa

Edurne Gandarias Eiguren

Laburpena: Eztabaida oparoa sortu da erre-gimen politikoen eta desberdintasunarenarteko harremanaren inguruan. Autore bat-zuen ustez, demokraziek desberdintasunamurrizten dute. Beste teorilarien ustetan,erregimen autoritarioak dira berdintasunekonomikoa gehitzen dutenak. Azkenik,beste talde batek aldagai bien arteko harre-man oro ukatzen du. Eztabaida teorikohonek, ikerketa enpiriko ugari sortu ditu,autore desberdinen baieztapenak berretsi edogezurtatu nahian. Idazki honek, desberdinta-suna eta demokraziaren arteko erlazioennatura azaldu nahi du, egin diren ikerketaestatistikoak erabiliz. Artikuluaren helburuabikoitza da: bata, argudio teorikoak berreste-ko edo gezurtatzeko ikerketa hauen emaitzaketa ondorioak aurkeztea, eta bestea, aipatuta-ko aldagaien arteko erlazioa arakatzeko bideberri bat iradoki asmoz, ikerketen kritikaegitea. Ikerketa enpirikoen kritikek ondokosei sailetan biltzen dira: berdintasun sozialaneurtzeko modua, informazio iturri desber-dinen erabilpena, demokrazia eta desberdin-tasunaren arteko erlazioa zehazten duen ere-dua, aldagai bien elkarrekiko eraginak,laginaren osaketa, eta demokraziaren neur-keta eta zehazketa.

Resumen: Hay planteada una importantediscusión en torno a las relaciones existentesentre los diversos regímenes políticos y ladesigualdad. En opinión de algunos autores,las democracias reducen las desigualdades.Otros consideran que son los regímenesautoritarios los que más aumentan la igual-dad económica. Finalmente, otros niegan larelación entre ambas variables. Este debateteórico ha generado abundantes investiga-ciones empíricas. Utilizando algunos de esosestudios, este artículo pretende analizar larelación existente entre desigualdad y demo-cracia. El objetivo del artículo es doble: porun lado, presentar los resultados y las con-clusiones de esas investigaciones y, por otro,con la intención de alcanzar un caminonuevo para explorar las relaciones entre esasvariables, someter a crítica las investigacio-nes. las críticas a las investigaciones empíri-cas se resumen en los siguientes seis grupos:la manera de medir la igualdad social, el usode las fuentes de información, el modelo enque se concreta la relación entre democraciay desigualdad, las relaciones entre ambasvariables, la composición de la muestra y ladefinición y medida de la democracia

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Edurne Gandarias Eiguren

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SARRERA

Demokrazia eta berdintasun soialaren arteko harremanak, antzinetik ezta-baidatu dira1. Aldagai hauen arteko lotura aztertu zuen lehenengo ikertzaileaAristoteles izan zen. Geroztik, beste askok, bera bezala, botere politikoanparte hartzeko dauden ezberdintasunak gutxituz, demokraziak desberdintasunekonomikoak murriztuko lituzkela argudiatu dute. Beste batzuen ustez, berriz,demokraziek ez dute desberdintasuna murrizten, erregimen horietan ez baitiraeskubide politikoak berdin garatzen giza sektore guztietan, aitzitik, aberatseidoitzen zaizkie.

Azkenik, beste ikertzaile talde batek demokrazia eta desberdintasunarenarteko harreman oro ukatzen dute. Hauen ustez, berdintasun handiagoa ala txi-kiagoa, erregimen politikoaz kanpoko beste aldagai batzuen ondorio izangoda.

Demokrazia eta berdintasunaren arteko harremana zehazteko egon deneztabaida teorikoen ondorioz, ikerketa enpirikoak sortu dira. Ikerketa hauenbidez aldagai bien arteko lotura mugatuko dutelakoan. Idazki honek ikerketaenpiriko hauek aztertzen ditu, helburu bikoitza izanik. Bata, argudio teorikoakberresteko edo gezurtatzeko ikerketa hauen emaitzak eta ondorioak aurkezteada, eta bestea, aipatutako aldagaien arteko erlazioa arakatzeko bide berri batiradoki asmoz, ikerketen kritika egitea.

Idazkiak hiru atal ditu. Lehenengoak, ikerketen emaitzak aurkezten ditu,eta demokrazia eta berdintasunaren arteko harremanari buruzko ondorio argi-rik ezin dela aurkitu, argi eta garbi erakusten du. Bigarrenak, desberdintasu-naren estimazio, informazioaren iturri eta laginaren arabera egiten diren kriti-ka metodologikoak biltzen ditu, eta baita ere demokrazia neurtzeko erabiltzendiren indikadoreak. Azkenik, hirugarren atalak ondorio eta ikerketa enpiriko-ak hobetzeko iradokiak azaltzen ditu.

1. IKERKETA ENPIRIKOEN EMAITZAK

Atal honetan demokrazia eta berdintasunaren erlazioa arakatzen dutenikerketa enpirikoak aztertzen dira, Cutright eta beste ikertzaileen lanak barne.Aipatutako ikerketa gehienek berdintasun soziala neurtzeko, errentaren bana-keta erabiltzen dute indikadore bezala. Ikerketa hauek erantzun behar dutengaldera garrantzitsuena hau da: emaitzek demokraziak desberdintasuna

1 Eztabaida teoriko hau beste idazki batetan aztertu dut. GANDARIAS,E.1997. “El debateteórico sobre la relación entre democracia e igualdad: una cuestión abierta”. Inguruak. 18:79-92.

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murrizten duen baieztapena berresten al dute?. Taula 1ean ikusten denez, iker-ketek ez dute erantzun argirik ematen.

Hamabost ikerketetatik zazpik demokraziak desberdintasuna gutxitzenduelaren tesia baieztatzen dute. Hala ere, baieztapen hau kontu handiz hartubehar da. Cutrightek, aztergai ziren herri desberdinak garapen ekonomikoarenarabera banatu ondoren, erlazio hau, errenta maila baxu eta ertaineko herrieksoilik betetzen dutela erakutsi du. Horretaz gain, Weede eta Tiefenbachek(1981) errenta pertsonalaren neurri biekin (Paukerten datuak erabiliz) demo-krazia eta desberdintasunaren artean erlazio negatiboa aurkitu arren, ez zutenlortu emaitza bera beste lau indikadorekin (Ahluwalia eta Ballmer-Caoengandik hartuta). Halaber, Hewittek (1977) demokraziaren beste indika-dore batzuekin korrelazio negatiboa topatu zuen2, hala ere, ikertzaile honenustez sozialdemokrazia da desberdintasuna murrizteko aldagai garrantzitsue-na, eta ez, demokrazia. Ildo honetan, Mullerrek (1988) demokraziaren mailakez duela desberdintasuna gutxitzen defendentazen du. Bere ustez, desberdin-tasunean eragin handiena daukan aldagaia, herri batek demokrazian bizi izandituen urteak dira.

Gainontzeko ikerketek demokraziak desberdintasuna murrizten duen tesiazalantzan jartzen dute: lan batzuk aldagai bi horien artean erlazio aipagarririkez dagoela erakutsiz, eta beste batzuk erlazio kausala kontrakoa dela azpima-rratuz, hots, desberdintasunak demokrazian eragina daukala. Jackman (1975),

Demokrazia eta berdintasunaren arteko erlazioa aztertzen dituen…

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2 Hewittek demokraziaren esperientzia azpimarratzen du, hots, herri batek demokrazian biziizan dituen urteak, zein desberdintasunaren indikadore anitzekin korrelazio negatiboa erakustenduen aldagaia den.

Taula 1:demokraziak desberdintasuna gutxitzen duen ziurtasuna,

ikerketa desberdinetan

BAI

Cutright (1967)Hewitt (1977)Stack (1979) (1980)Weede eta Tiefenbach (1981)Weede (1982)Muller (1988)

EZ

Jackman (1975)Rubinson eta Quinlan (1977)Bollen eta Grandjean (1981)Kohli et al. (1984)Bollen eta Jackman (1985)Simpson (1990)Weede (1990)Turner eta Carballo (1993)

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Edurne Gandarias Eiguren

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Bollen eta Grandjeanen (1981) lanek demokraziak desberdintasunean daukaneragina ez dela esanguratsua erakusten dute. Rubinson eta Quinlanek (1977),berriz, aldagaien elkarrekiko eraginak kontutan hartuta3, desberdintasunakdemokrazian daukan eragina adierazgarriena dela aurkitu dute. Hala ere,Bollen eta Jackmanek (1985) ikerketa berri batean Rubinson eta Quinlanenargudioa aztertu ondoren, ez zuten topatu inolako eraginik ez norabide bateanez bestean. Puntu honetan Simpsonen (1990) ikerketa aipatu behar da, nondemokraziak desberdintasunean daukan eragina, U alderantzikatu baten formahartzen duela, erakusten duen.

2. IKERKETA ENPIRIKOEN KRITIKA

Ikerketen emaitzak ikusi ondoren, argi dago demokrazia eta desberdinta-sunaren arteko lotura oraindik zehaztu gabe dagoela. Aipatutako emaitza kon-trajarrien oinarria ikerketen diseinu, eta erabilitako neurri eta indikadore des-berdinetan aurkitu dezakegu.

1. Emaitza desberdinen lehenengo zergatia, berdintasun soziala neurtzenden moduarekin lotuta dago. Aztertutako ikerketa guztietan, bietan ezik4, ber-dintasun soziala neurtzeko errenta pertsonala edo famili errentaren indikado-reak erabiltzen dira. Honetaz gain, datuek iturri desberdinetatik hartzen dituz-te. (Taula 2)

Taulan erakusten diren lan bakoitza, errenta banaketaren konzentraziomaila, edo antzeko indikadoreen bidez, berdintasun soziala neurtzen saiatzendira. Errenta banaketa zehaztasunez neurtzeko dauden oztopoak denongatikezagunak dira, aipagarriena herri bakoitzean datuak biltzeko erabiltzen direnirizpide desberdinak izanik. Ondorioz, naziorteko konparazioak egitea zailabihurtzen da. Irizpide desberdin hauen adibibe batzuk: errentaren datuak zer-gak baino lehenago edo geroago biltzea, analisiaren unitate moduz famili edopertsonak hartzea, eta herri guztia edo herrialde batzuk ordezkatzen dituendatuak erabiltzea.

2. Datuen bilketa beste arazo batek zailtzen du: informazio iturri batzuksoilik erabil daitezkela. Honen ondorioz, emaitzetan hutsaltasunak agertzendira. Informazio iturri desberdin hauek ematen dituzten datuek herri eta urteberak bildu arren, gehienetan datuen hedadura eta zifrak ez dira bat etortzen.Horregatik, Weedek eta Tiefenek erakutsi dutenez, lortzen ditugun emaitzeta-

3 Gorago aipatutako lanek ez dute honelakorik egiten.4 Cutright (1967;562-564) eta Jackmanenak (1975;33) arlo industrialen errenta indikadore-

ak aukeratzen dituzte.

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rako datuek iturri batetik edo bestetik hartzea garrantzitsua da. Honela, ikert-zaile hauek Paukerten (1973) datuekin demokrazia eta desberdintasunarenarteko harremanaren ziurtasuna aurkitu dute, baina ez da Ahluwaliaren datue-kin (1976) gauza bera gertatzen.

Honetaz gain, aldagai bi hauen arteko lotura ikertzeko oztopo handieneta-ko bat, datuak denbora jarraian ez edukitzea, da. Gabezia honek ikerketen

Taula 2:Berdintasun soziala neurtzeko erabili dituen indikadoreak

Hewitt (1977) * % 5 aberatsenen errenta portzentaiaRubinson eta Quinlan (1977) * Giniren Koefizientea

* %20 ertainenen errenta portzentaiaStack (1979) (1980) * Giniren koefizienteaBollen eta Grandjean (1981) * Giniren koifizienteaWeede eta Tiefenbach (1981) Paukert

* %40 behartsuenen errenta portzentaia* %20 aberatsenen errenta portzentaia* Giniren koefizienteaAhluwalia* %40 behartsuenen errenta portzentaia* %20 aberatsenen errenta portzentaiaBalmer-Cao* Giniren koefizientea

Weede (1982) * %20 aberatsenen errenta portzentaia* %40 behartsuenen errenta portzentaia

Bollen eta Jackman (1985)* %20 aberatsenen errenta portzentaia

eta %40 behartsuenen errenta portzen-taiaren arteko ratioa

Muller (1988) * aberatsenen bosten errenta portzentaia* Giniren koefizientea

Simpson (1990) * Giniren koefizienteaWeede (1990) * %20 behartsuenen errenta portzentaia

* %40 behartsuenen errenta portzentaia* %60 behartsuenen errenta portzentaia* %80 behartsuenen errenta portzentaia

Turner eta Carballo (1993) * %20 aberatsenen errenta portzentaia

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Edurne Gandarias Eiguren

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diseinuan eragina du, izan ere ikerketa denbora punto zehatz batean oinarribehar da. Diseinuren ezaugarri honek berriz, termino dinamikoetan planteat-zen diren galderak erantzutea zailagoa egiten du. Beste aldetik, desberdinta-sunaren datuak denboraren bi punto desberdinetan biltzeko ahaleginek, Kohli(1984) eta beste batzuk egiten duten bezala, konparazio arazoak ekartzen dute.

Datuek beste arazo bat izaten dute: herri guztitan ez ditugula desberdinta-sunari buruzko datuak urte beretan. Rubinson eta Quinlanek soilik saiatzendira arazo hori gainditzen, aldagai guztietarako data berbera lortzen ahalegin-duz. Beste ikerketek ez dute honelako estrategiarik erabiltzen, ondorioz, ana-lisi cross-sekzionaletan agertzen den errorea5 estimatzea, oso zaila bihurtzenda. Dena den, ikerketak hobetzeko, aldagaien diferentzia hauek emaitzetandaukaten eragina kontralatzea, ezinbestekoa da.

3. Lehen aipatutako arazoaz gain, badago beste faktore bat ikerketenemaitza desberdinak azaldu ditzakenak: garapen ekonomikoaren maila etadesberdintasunaren indikadorearen arteko erlazioa zehazten duen eredua. BaiKuznets (1955) eta bai Lenskik (1966) aldagai bi horien arteko erlazioa Ualderantzikatu baten forma daukala6 baieztatzen dute, hala ere, aztertutakoikerketetatik bostek7 soilik hartzen dute kontutan erlazio modu hori. Garapenekonomiko eta desberdintasunaren arteko erlazioaren forma posible guztiakaztertzea garrantzitsua izan arren, erlazio ez linealaren gabezia edo present-ziak ezin du, berak bakarrik, ikerketen emaitza desberdinak azaldu. Honela,aldagaien artean erlazio kurbilineoa zehazten duten bost ikerketetatik, hirukerlazio hori ezezkoa dela erakusten dute, eta beste biak erlaziorik ez dagoela.

4. Demokrazia eta desberdintasunaren elkarrekiko eragin posibleak ere,kontutan hartu behar dira aldagai bien arteko erlazioa aztertzerakoan. Hala ere,hau Rubinson eta Quinlan (1977), Bollen eta Jackman (1985) eta Mulleren(1988) lanak bakarrik egiten dute. Ikerketa cross-sekzional hauetan aldibere-ko ekuazioak erabiltzea oso garrantzitsua da, bestela eredu sinpleak (non kon-tutan hartzen den eragin bakarra demokraziak desberdintasunean duena den)emaitza okerrera eraman gaitzake.

5. Beste ezaugarri esanguratsu bat ikerketen emaitza kontrajarriak azalt-zeko, datu-oinarri desberdinetan barne dauden herri kopurua da.Desberdintasunari buruzko datuen gabeziagatik, aipatutako ikerketa gehienek

5 Adibidez, aldagai bat 1960ko datuekin neurtzeagatik eta bestea 1965koekin egiteagatitk.6 Horrek desberdintasuna garapen maila baxu eta ertainetan gehitu ,eta maila garaietan gut-

xitu egiten direla, esan nahi du.7 Bollen eta Grandjean (1981), Weede eta Tiefenbach (1981), Weede (1982), Bollen eta

Jackman (1985), Muller (1988).

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munduan existitzen diren herrien herena erabiltzen dute batazbeste. Ikerketadesberdinek erabiltzen duten laginak ondoko taulan erakusten dira.(taula 3)

Laginak handiago edo txikiagoak badira emaitzak desberdinak izangodira, horregatik laginen tamainak emaitzetan ondorio garrantzitsuak izan dit-zazkela esan dezakegu. Izan ere, laginen tamainagatik, ikerketa hauetan herribatzuk sartzea edo ateratzea eragin handia dauka emaitzetan. Honela,Weederen (1982) ikerketan, non krontoleko aldagai gehigarriak kontutan hart-zeagatik herrien lagina heren batetan gutxitzen den, ezin da ziurtatu, emaitze-tan aurkitzen dugun aldakuntzak laginaren murriztean oinarritzen direla. Ildohonetan, Weedek 1990ko lanean ,Japonen kasua kanpoan uzten denean emait-zak aldatu egiten direla erakusten du8.

Laginari lotutako beste arazo bat ikerketa desberdinen emaitzak parekat-zean datza, adibidez Jackmanena (1975) (60 kasuekin) Rubinson eta

8 Izan ere, Japon kanpoan uzteak desberdintasunak demokrazian daukan eragina aldatu egi-ten du, ezezkoa bihurtuz.

Taula 3: Laginak osatzen dituzten herriek

HERRI GARATUAK ETAGARAPEN BIDEAN DAUDENAKCutright (1967) n=44Jackman (1975) n=60Rubinson eta Quinlan (1977) n=32Stack (1980) n=37Bollen eta Grandjean (1981) n=50Weede eta Tiefenbach (1981) n=34-46Weede (1982) n=21Bollen eta Jackman (1985) n=60Muller (1988) n=50-55Simpson (1990) n=62Turner eta Carballo (1993) n=62HERRI GARATUAK SOILIKHewitt (1977) n=25Stack (1979) n=18Weede (1990) n=17GARAPEN BIDEAN DAUDEN HERRIAK SOILIKKohli et al. (1984) n=20

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Edurne Gandarias Eiguren

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Quinlanena (1977) (32 kasuekin). Bollen eta Jackman (1985) dira arazo haugainditzen saiatu diren bakarrak. Ikertzaile hauen ustez, ikerketetan outlier-enpresentzia edo gabezia zehazteko analisia egitea eta azpilaginak zoriz aukerat-zea ezinbeztekoa da. Hala ere, Bollen eta Jackmanen ikerketan, lagina ez dagoherri posible guztien artean zoriz hartuta, eta ez dauka tamaina nahikoa emait-za fidagarriak lortzeko. Azkenik, konpondurik gabeko beste arazo bat dugu:analisirako herri garatuak eta garapen bidean daudenak aukeratzea edo azkenhauek bakarrik.

6. Demokrazia definitzeko eta neurtzeko dauden arazoak ere aztertu eginbehar dira, aldagai bi hauen arteko erlazioa distortsionatu egin ditzazkelako.Giza zientzetan definizio batzuk erabilera orokorra lortu dute. Lipsetek(1963:27) demokrazia honela zehazten du: “demokrazia, botere politikoa dau-katenak erregulartasunez aldatzeko aukerak eskaintzen dituen sistema politikobat da, aukera horiek Konstituzioan biltzen direlarik. Hontaz gain, demokra-ziak, populazio guztiak erabaki funtsezkoetan parte hartu dezan mekanismosozialak ahalbideratzen dituen sistema bat da, helburu hau lehiakide politikoenartetik bat aukeratzean lortzen delarik”. Honela izanez, Lipseten definizioakordezkari politikoak aukeratzen diren hauteskundeen garrantzia azpimarratzendu. Dahlek (1956:67-90) demokraziaren definizioan, Lipsetek bezalaxe, haus-teskundeen gailentasuna nabarmentzen du, hauteskundeak zer demokraziamaila daukaten neurtzeko irizpide zehatzak iradokitzen ditularik. Ildo horretan,demokraziak ondoko hiru irizpide bildu behar dituela baieztatzen du: hautes-kunde batzuk, non boto bakoitzak balio berbera izan beharko lukeen, pertsonaguztiek informazio bera eduki eta ordezkari aukeratuen aginduak beteak izatea.Beste aldetik, Downsek (1957:23-24) gizarte bat demokratikoa izateko lau kon-dizio jartzen ditu: aldizkako hauteskundeak edukitzea, emaitza gehiengoarenislada izatea eta pertsona bakoitzak boto bat izatea. Gainera, ikertzaile honekbotere politikoagatik bi alderdi politiko edo gehiago lehian egon behar direlaazpimarratzen du, gobernatzeko bat bakarrik aukeratua izan arren. Lenskirenustez (1963:319), sistema demokratikoen ezaugarri berezienak hautespen uni-bertsala eta oposizio antolatua ahalbideratzen dituen askatasun politikoak dira.

Aztertutako ikerketa gehienek, indikadore bezala gorago aipatutakodemokraziaren definizioak erabiltzen dituzte. Hala ere, indikadoreek erabilt-zen duten oinarri teorikoa antzekoa izan arren, honen neurtzeak arazoak ekart-zen ditu. Hasteko ikertzaile batzuk demokraziaren ezaugarri zehatz batzukazpimarratzen dute, besteak alde batera utziz. Honela, Jackmanen (1975) indi-

9 Hitz hau termino estatistiko bat da. Laginaren kasu batek ezaugarri guztiz desberdinakerakusten dituenean, eta ondorioz, emaitzak distortsionatu egiten direnean erabiltzen da.Aipatutako adibide bat Weederen ikerketan (1990) aurkitzen dugu: Japon.

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zea Cutrighterekin alderatzen badugu, azken hauek erregimenaren egitura for-mali eta bere egonkortasunari garrantzi handiagoa ematen diela ikus dezake-gu. Cutrighten indizea ordezkaritza politikoa neurtzeko asmoz erabili arren,indikadore horrek historia demokratiko egonkor bat izan duten herriek sarit-zen ditu. Nahiz eta egonkortasuna eta demokrazia erlazionatuta egon, analiti-koki desberdinak dira eta hortik datoz demokraziaren ezaugarri batzuk azpi-marratzeagatik aurkitzen ditugun arazoak. Izan ere, Bollenek (1980)egonkortasuna eta demokrazia enpirikoki desberdinak direla erakusten du.

Demokraziaren definizioari lotuta beste arazo bat aipatu behar da. Nahizeta egokia ez izan, ikertzaile batzuk10 indikadore bezala hauteskundeen esku-harmen maila erabiltzen dute. Jackmanek (1975) demokraziaren indizeak egi-teko hauteskundeen eskuharmenaz baliatzen da, gero indize hori beste lauikerketetan erabiltzen delarik. Bollenek (1980) erakutsi duenez, hauteskunde-en eskuharmenaren datuak arazo handiak sortzen dituzte. Bollenen ikerketak,haustekundeen eskuharmenaren portzentaia eta demokraziaren beste diment-sioen artean ez dagoela erlaziorik edota erlazioa dagoenean hau ezezkoa dela,erakusten du. Ikertzaile honek demokrazia eta hauteskundeen eskuharmenanahiz eta enpirikoki nahastuta aurkitu, analitikoki desberdinak direla, baiez-tazten du. Argi dago, demokraziak hauteskundeen eskuharmen maila jakin batbehar duela, haatik eskuharmen maila hori lortuta indikadore horren aldakunt-za esanahi zalantzagarria izan daiteke. Adibidez, honelako galderak sortzendira: Zer esan nahi dute hauteskundeen eskuharmen maila kaskarrak, gogoe-za, alienazioa edo poztasuna gobernuaren iharduerarekin?. Labur bilduz, indi-kadore honen erabilpenak emaitzak distortsionatzen ditu.

Azkenik, demokraziaren definizioari buruz beste zerbait aipatu behar da.Ikerketa gehienek hauteskundeen presentzia, erregulartasuna eta baliogarrita-suna kontutan hartzen dute, baina kontzeptu horretarako indikadoreak lortzea,zaila da. Beraz, neurtzeko eta kodifikatzeko forma oso garratzintsua da.Aztertutako ikerketetan, kontzeptuaren baliogarritasuna ondoko galderenerantzunetan aurki dezakegu: hauteskundetan benetako alternatiba desberdi-nik egon al dira?, eta hauteskundeak benetan liskartuak eta lehiakorrak izandira?. Lehenengo galdera erantzuteko erabiltzen den informazioak ondokofaktoreak hartzen ditu kontutan: prentsaren askatasuna, gobernuak daukanaukera opozizioa zanpatzeko eta interes-taldeen izate eta jarduera, bereziki,sindikatu eta alderdi politikoena. Hauteskundeen elkarlehiaren maila zehazte-ko emaitzak aztertzen dira, bereziki organo legegileen ordezkariak aukeratze-ko egiten diren hauteskundeen emaitzak.

10 Stack,1979, 1980; Weede (1990)

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Edurne Gandarias Eiguren

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3. ONDORIOAK

Labur bilduz, errenta pertsonalean dauden desberdintasunak aztertzenduten ikerketek, demokraziak, behinik behin ez duela desberdintasuna gehit-zen erakusten dute. Beraz, egiaztatzeko geratzen dena demokraziak desber-dintasun mailaren murrizpenarekin erlazio sistematikoa daukan ala ez, da.Honi buruz, ikerketek ematen diguten emaitzek, demokrazia (punto berezibaten neurtua) ez dagoela desberdintasun maila txikiekin erlazionatua, argiuzten dute. Baieztapen honen baliogarritasuna ikerketa desberdinen kalitateanoinarritzen da. Ildo honetan, Bollen eta Jackman (1985) eta Mullerren (1988)ikerketek, zeinek laginaren osaketan, aldiberekotasun ebaluaketan, eta desber-dintsunari buruzko datuen iturrien kontrolean onenak diren, gorago aipatutakoondorioa baieztatzen dute. Hala ere, baiezpen hori kontu handiz hartu beharda, demokraziak desberdintasuna epe luzean gutxtitu dezakelako, eta hau ana-lisia denbora punto zehatz batetan oinarritzen badugu ezin dugulako frogatu.

Beraz, demokrazia eta desberdintasunaren arteko erlazioa zehazteko etor-kizuneko ikerketetan ondoko hobekuntza metodologikoak egin behar dira:hasteko, lagina osatzen dituen herri guztiek berdintasunaren indikadore berbe-ra hartu behar dute, indikadore hori egiteko irizpide bera erabiliz. Horretazgain, aldagai bien arteko erlazioa ez dela lineala izan behar, erlazio posibleguztiak aztertzen ditugularik. Aldagaien elkarrekiko eraginak ere kontutanhartu behar dira, eta ahal ditugun adina herri laginean sartu, emaitzak distort-sionatzen dituzten kasuak kontrolatuz. Azkenik, demokraziaren kontzeptuaondo definitu eta neurtu behar da, aldagaiaren ezaugarri batzuk besteengandiklehentasuna izan ez dezaten, eta indikadore desegokiak erabili ez daitezen.

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Demokrazia eta berdintasunaren arteko erlazioa aztertzen dituen…

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“Kalean gertatzen dena beti besteen arazoak dira”:Expresividad y activismo en la juventud vasca rupturista

Huan Porrah Blanko1

Laburpena: Argitu nahi da, lehendabizikoz,ia bereizi daitezkeen gizarte joera apurtzai-lea du(t)en gazteen azpikultura(eta)n alderdiekintzailea eta alderdi adierazlea. Oinarrianhartzen dira horretarako, batetik, EuskoJaurlaritzak agindurik, bortizkeria eta gazte-riari buruz soziologo talde batek buruturikotxostena hizpide harturik argitaratu direnprentsa albisteak. Txosten horretan euskalgaztedi erradikalaz hitzegiten da, erdigunebaten ingurubiletan gorpuztua, beti ereborroka iraultzailean duen eskuharmena etaideologizazio mailaren arabera. Beste oina-rria, gaztediaren baitan hiru gizarteratzenorabide ezberdin (errupturista, integratzai-lea eta erreformista) daudela baieztatzenduen tesia da. Argudiatzen da, honen haritik,euskal ingurumarian berezi ezinak direlagizarte adierazpena eta ekintza, gizarte joeraapurtzailea duten gazteen azpikulturak sare-an kateaturiko herri mugimendu anitzen biz-karrezurra erakusten baitu eta bertatik elikat-zen baita haien “tresneria” sinbolikoa.

Resumen: La principal cuestión que seintenta dilucidar es si es posible separar elpolo activista del plo expresivo en la(s) sub-cultura(s) juvenil vasca de trayectoria socialrupturista. Para ello se toma como base, porun lado, las informaciones aparecidas enprensa sobre el informe que un grupo desociólogos ha realizado por encargo delGobierno Vasco acerca de la violencia y lajuventud. En el mismo se habla de una juven-tud radical vasca configurada en círculosconcéntricos en torno a un núcleo, según elnivel de ideologización e implicación en lalucha revolucionaria. Otra apoyatura es latesis que estipula la existencia de tres itinera-rios distintos de socialización (rupturista,integracionista y reformista) en la juventudpara argumentar lo indivisible de expresivi-dad y acción social en un contexto vascodonde la subcultura juvenil de trayectoriasocial rupturista se encuentra recorrida poruna serie de movimientos sociales engarza-dos en red que nutren su “arsenal” simbólico.

1 El presente artículo fue presentado como ponencia en el IV. Euskal Soziologia Kongre-sua/IV Congreso Vasco de Sociología que tuvo lugar en Bilbo los días 26-28 de febrero de 1998.

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Es cada vez más evidente la obsesión que recorre a los adultos de lassociedades occidentales por controlar y dirigir el ocio y el enfrentamiento conla vida de sus individuos jóvenes2. Según reaccionen l@s jóvenes a esa acti-tud para con ell@s, así se ven recompensad@s, ayudad@s o satanizad@s. Enel contexto de la sociedad vasca topamos, además, con que una buena parte dela población adopta posturas políticamente insurgentes con el statu quo, y queesas posturas resultan atractivas para una porción proporcionalmente aúnmayor de la juventud vasca. El modelo de la rebeldía sigue –y creo firmementeque seguirá– operando en la sociedad vasca y prueba de ello es la intenciónpor parte de algunos movimientos sociales para-gubernamentales de estimulara la juventud a rebelarse contra los rebeldes, utilizando el mismo mecanismoreactivo.

En esta comunicación trataremos de aproximarnos a toda esta serie decuestiones, aunque a través de un giro más concreto y con la pretensión cuali-tativa de la antropología social conectada con el espíritu posmoderno. Uno delos ámbitos donde el rito de paso juvenil (a la edad adulta) recoge más engan-ches simbólicos con los que enfrentarse a un entorno hostil, desconocido enmuchos casos y asfixiantemente dominado por una vorágine de competitivi-dad, se circunscribe en torno al ocio, que en la primera juventud ocupa granparte del tiempo. Evidentemente, no tod@s l@s jóvenes occidentales están enel mismo grado de maduración biológica, ni sus familias tienen el mismo nivelde vida, ni se adscriben al mismo sexo, ni tienen las mismas expectativas nilas mismas experiencias3. Para el planteamiento del problema que aquí trata-mos vamos a tomar como relevante la tesis defendida por Sabino Ayestaran ysus colaboradores (1994), por la que se estipula la existencia de tres itinerariosdistintos de socialización para la juventud vasca.

El planteamiento concreto de la cuestión que aquí nos preocupa tiene sufundamento en las informaciones aparecidas en prensa sobre el informe que ungrupo de sociólogos, capitaneado por el profesor Javier Elzo, ha realizado porencargo de Eusko Jaurlaritza / Gobierno Vasco acerca de la violencia y la

2 En la aproximación a la problemática de los gaztetxes en el artículo de Txemi Apaolaza(1996:44) se recoge la importancia que P. Bordieu y J.C. Passeron han visto en la ocupación útilpor parte del poder del tiempo libre de los jóvenes en la “reproducción” de la cultura y la socie-dad; ref.: La reproducción. Barcelona, LAIA, 1981.

3 Una puntualización interesante es la ofrecida por Apaolaza en el artículo mencionado,donde presenta una aproximación teórica y metodológica al estudio de la juventud en torno a lautilización de las dimensiones espacio y tiempo como categorías centrales: “su consideracióncomo dimensiones donde se muestra la realidad social, posiblita conocer las relaciones entre lasvariaciones o cambios que se producen en las categorías de ‘tiempo’ y ‘espacio’ que presentan lospropios actores sociales, y su influencia en la praxis social” (1996:42).

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juventud en Euskal Herria4. Entre otras cuestiones en cierto modo periféricas,el meollo del informe, y su aspecto que levantó más polémica, está en la cate-gorización y clasificación de una juventud radical vasca configurada en cír-culos concéntricos en torno a un núcleo, según el nivel de ideologización eimplicación en la lucha revolucionaria5. Tal núcleo estaría constituido por unavanguardia fuertemente politizada e irreductible en torno al cual se situaríanl@s jóvenes de los círculos secundarios. Asimismo, los autores del informerecomiendan a las instituciones, entre otras cosas, luchar contra la violenciajuvenil vasca –revolucionaria– separando y aislando l@s jóvenes de los cír-culos exteriores de aquéll@s del núcleo de vanguardia, pues consideran quel@s de la periferia son aún “recuperables” (en sentido sociológico y no pato-lógico, advierten).

Más allá de las consideraciones y recovecos en los que entró en su día eldebate en torno a este informe (que si amenazas, que si lo que hace falta esmás educación y menos represión, que si es fleco del problema político, quesi los jueces no son bastante duros, etc. etc.) nos interesa como ejemplo desatanización y criminalización de cierta parte de la juventud vasca6, bendeci-da por el toque científico de la sociología. En torno a la tesis central misma delinforme, la principal cuestión que se nos plantea es la de si es realmente posi-ble separar el polo activista del polo expresivo en la-s subcultura-s juvenilvasca de trayectoria social rupturista.

De un lado, tomando como base el ‘descubrimiento’ llevado a cabo por lasediciones precedentes del estudio de los-as jóvenes vascos-as de la heteroge-neidad de sus componentes, el trabajo dirigido por Ayestaran7 plantea, desde

4 Informaciones aparecidas en artículos del Diario Vasco, Correo Español del Pueblo Vasco,Diario de Navarra, El Mundo, Egin y Deia del 7-1-1996 en adelante. La redacción del informeestá inédita hasta la fecha.

5 A las instituciones que han encargado tal informe no les faltan, desde la lógica de su pro-pio interés, motivos para preocuparse si atendemos a la cuestión que Jakue Pascual se plantea ensu trabajo de 1994: ¿qué ha pasado para que el porcentaje de jóvenes del 12’6% de acuerdo conla acción revolucionaria a mediados de los 80 suba al 34’3% en 1994? Esta constatación estadís-tica le vale a nuestro sociólogo para confirmar su hipótesis de que “el antagonismo social comien-za a ser un hecho y a estar reflejado de manera cada vez más manifiesta en los datos que aportanlos jóvenes, la sociedad del futuro” (p. 88).

6 En los días en que se redacta este trabajo se debate entre las fuerzas políticas la conve-niencia incluso de rebajar la edad penal de 18 a 12 años de edad, sobre todo para cubrir supues-tos de kale borroka.

7 S. Ayestaran también ha formado parte del grupo de Elzo, aunque en rueda de prensa sedesmarcó bastante de las conclusiones a las que había llegado su colega denunciando la tergiver-sación del conjunto del informe por interesés más allá del espíritu que al menos había presididola parte de su aportación.

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una perspectiva psicosocial, que l@s jóvenes vasc@s adoptan distintos itine-rarios en su socialización, reductibles a tres (1994:80):

a) itinerario rupturista: “marcado por la diferenciación y la ruptura conrespecto a las instituciones primarias de socialización, (...) podríadesembocar en el aislamiento social (vgr. ciertos grupos de drogadic-tos) si desarrollan una ética individualista y hedonista; pero podría darlugar también a un itinerario de cierta integración social en nuevosgrupos o movimientos de tipo alternativo y mucha carga antiinstitu-cional (por ejemplo, ciertos grupos de pacifistas y ecologistas) si desa-rrollan unos principios éticos de fuerte rechazo institucional, pero degran permisividad y tolerancia a nivel interpersonal”;

b) itinerario integracionista: “marcado por la integración y adaptación alas instituciones primarias de socialización, (...) puede desembocar enun itinerario de carácter conservador (por ejemplo, ciertos grupos reli-giosos) si desarrollan una ideología ética de carácter continuativo ycomunitario, mientras que una ideología ética de tipo individualizantedaría lugar a un itinerario que reproduce la cultura individualista ycompetitiva dominante en la sociedad”;

c) itinerario reformista: “marcado por la negociación y el equilibrio entreel proceso de integración y el proceso de diferenciación de los indivi-duos con respecto a las instituciones primarias de socialización, (...)puede evolucionar en una línea individualista si la lucha por el cambiose centra en el cambio de las actitudes individuales (...), mientras quela lucha por el cambio estructural de la sociedad nos llevaría a itinera-rios de una mayor implicación social y política”.

Aunque aquí nos centramos en l@s jóvenes de “cierta integración social”del itinerario rupturista, también es cierto que en los mismos ámbitos sub-con-tra-culturales se mueven jóvenes del itinerario reformista “en lucha por elcambio estructural de la sociedad”, conformando redes de disidencia8 querecorre diversas clases sociales.

8 Para que la noción de disidencia aquí empleada no se deje volatilizar por ambigüedadesinteresadas digamos que, en estas líneas, toma cuerpo en una posición anti-institucionalista, enten-dida al menos como acción social con el fin de alterar las relaciones de poder que se dan en lasinstituciones actuales de Euskal Herria. Un tratamiento más amplio del tema puede consultarse enHuan PORRAH B. (1997): “El valor de las afrentas simbólicas en la génesis de una conciencia delucha política en la izquierda vasca”, en ANKULEGI gizarte antropologia aldizkaria / Revista deantropología social: 1:63-74. Donostia, 1997ko azaroa/noviembre.

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De otra banda, el antropólogo social catalán Oriol Romaní adopta el para-digma empleado por Stuart Hall9 planteando que “la dialéctica a través de laqual es desenvolupen molts moviments, en la materialització d’un projecterevolucionari, te dos pols, que serien l’expresiu i l’activista” (1985:105-106).En torno a cada uno de los polos agregamos un conjunto de ideas, conceptosy sentimientos tal como aparece en este esquema:

Polo expresivo Polo activista

(enfatiza el estilo revolucionario) (enfatiza la estrategia revolucionaria)

Acento en lo personal, psíquico, subjetivo, Acento en lo político, social, colectivo,cultural, privado, estético o bohemio. compromiso con la organización,

(elementos del espectro de las emociones y finalidad pública.actitudes políticas) (elementos de la actividad política)

Romaní recoge que, de este modo, “l’expresiu facilitaria el llenguatge atraves del qual s’extreu el ‘combustible’, la força subterrania de la rebel.lio,mentre que l’activista facilitaria l’energía social, organitzadora i conductoradel procés. En la realitat, es clar, aquests dos ‘moments’ no es donen de formaseparada, sino que es presenten interrelacionats, de forma fragmentària, i engran part coincidents”.

Para l@s intelectuales orgánic@s del control social productivo esta pre-sentación del problema poco o nada tendría que ver con “el mundo de la vio-lencia” juvenil vasca porque pretenden, por su parte, una presentación desca-feinada, individualizada y paternalista de la juventud descarriada, parte de lacual aún recuperable mediante terapias educativas y pedagógicas. ¡Cómo si nohubieran recIbido ya bastante desde la guardería o día a día por la televisión!Un énfasis en la caracteriología personal de cada joven o en su visión colecti-va como descarriad@s recuperables, desvincula y aisla estructuralmente al@s jóvenes de la experiencia social sufrida o sentida, a un sector de la vidatan sensible a las presiones del entorno y que afronta ritos de paso a la adulteztutelados bajo descrédito.

No obstante, si tenemos en cuenta que la juventud vasca es una de lasjuventudes sociopolíticamente más inquietas de entre el conjunto europeo,

9 El paradigma al que nos referimos fue aplicado por S. Hall a los hippies anglosajones ensu estudio Los hippies: una contracultura. Barcelona, Anagrama, 1970. Con respecto a la libera-ción de espacios por parte de contraculturas juveniles en Europa puede consultarse también mitrabajo “Erl ehpazio’e la zuhkurltura’ndentro’e la ziudá de Hinebra: negoziazión y konflihto” enBraña, F., Gallego, L., Cid, X.M. et al. (coords.): V Congreso Internacional de Estudantes deAntropoloxía. Actas. Santiago de Compostela, 1997:215-223.

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creemos justificada la aplicación de las claves expresivo-activista de Hall parala gran red de subculturas juveniles configuradas por personas de trayectoriasocial rupturista en Euskal Herria. A este respecto, Rafael Ajanguiz ha llevadoa cabo una comparación entre los resultados obtenidos en las sucesivas edi-ciones del estudio Jóvenes vascos desde 1988, acerca del asociacionismo juve-nil en la CAV/EAE (Euskal Autonomia Erkidegoa). Ajanguiz deduce, en defi-nitiva, un “apreciable incremento del asociacionismo entre los jóvenes.Mientras en 1990 eran el 40% los que se apuntaban a alguna asociación, en1994 el nivel es del 50’6%, diez puntos por encima (...) Esta evolución se hacetransparente al comparar estos datos con los de 1988. En ese tono de aumen-to general destaca el alza de los grupos de tipo religioso y los grupos juveni-les y el cambio a la baja de los clubs y grupos deportivos” (Ayestaran et al.1994:125). Entre otro tipo de asociaciones se reflejan los siguientes porcen-tajes:

Tipo de asociación CAV 1988 CAV 1990 CAV 1994

– Religiosa 3,1 8 14,7– Deportiva 22,8 19 13,2– Política 3,6 3 4,4– Ecologista 1,8 4 3,0– Alternativa –– 1 1,1– Ninguna 57,5 60 49,4

Según esto, “en la CAV, hace 5 años, eran cuatro de cada diez los jóvenesque decían pertenecer a una asociación frente al 34% en el Estado español. En1992, la CAV había subido hasta un 47’7%, sólo superada por Nafarroa(53’8%) mientras que la media estatal continuaba invariable”. Todo ello indi-ca para Ajanguiz que en Hego Euskal Herria, debido a la peculiar incidenciade los nuevos movimientos sociales, no es de igual grado válida “la afirmaciónque establecía Jóvenes españoles’89 en el sentido de que ‘se han abandonadoen gran parte ideales y utopías y se buscan conocimientos personales, lo querefleja acomodo social, pragmatismo...’” (Ibid.).

Basándome en datos obtenidos durante el desarrollo de un trabajo decampo que aún continúo, mediante las herramientas de la recopilación demateriales producidos por la actividad de amplias capas de la juventud disi-dente en el contexto vasco, y de la observación participante de conciertos, con-centraciones diversas, manifestaciones, ekintzas, poteos, okupaciones etc.,creo no estar desacertado al captar un contraste, una evolución, entre lasopciones sociopolíticas en cierto modo enfrentadas de distintos sectores de lajuventud disidente o rupturista vasca en los años 80, y el paso a una mayorcolaboración y acercamiento de tal diversidad estilística subcultural en lo que

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llevamos de los 9010. Nuestra particular sensación es que se trata de una expli-citación del mecanismo de solidaridad entre “acorralad@s” de más o menosmismo signo, política, social y culturalmente hablando; resultado del pressingde las instituciones a todos los niveles.

Jakue Pascual Lizarraga ha llevado a cabo una revisión comparativa de laevolución de los movimientos sociales y juveniles en Euskal Herria de las 3-4últimas decadas, en cuanto a lo que ha venido a denominar la heterogeneidaddel sujeto antagonista. Pascual considera que las características y dimensionesdel sujeto activo de los ochenta fueron el asamblearismo, la cuestión nacionaly el punk, “porque una situación de crisis, creada por los adultos que detentanel poder, imposibilita la percepción de un futuro, y porque la única respuestaposible es la de la propia juventud en su redefinición apropiativa de la expre-sión y del espacio de su tiempo, algo que cualquiera puede hacerlo”. Por otraparte, en los ochenta “el grupo de iguales homogéneo en gustos, atuendos eintereses va a definirse como central, frente a la anterior expresividad relacio-nal de una cuadrilla heterogénea” (1994:47). Sin embargo, desde el principiode los noventa el sistema procede a desactivar la bomba mediante la limpiezade espacios y expresiones alternativas y liberalizando la economía, con lo quese reacondicionan los parámetros del enfrentamiento sociopolítico entre anta-gonistas y forma social imperante: Pascual detecta que “la anomía social sevuelve a manifestar de forma contundente y novedosa. En los 80 se evidencia-ba como esquizofrénica (...) pero en los 90, con su mayor penetración y pro-fundización, los lazos sociales dejan de servir para crear adhesiones e ilusionesy la privatización de la sociedad, así como su impulso mediático, empujanhacia la exclusión entre sociedad e individuo, hacia el aislamiento autista deunos sujetos obligados a refugiarse en su mundo particular para hacer frente aun entorno hostil” (Ibid.:62). Como resultado aparecen nuevos valores de con-sumo y logro individual y, con ellos, un “resurgimiento de los antagonismos

10 Más aún, esta situación tiende a verse desde los mismos movimientos sociales como nece-sidad y reto de subsistencia mediante la colaboración. Javier Aguillo (1997:37 y ss.) asegura en elfanzine gasteiztarra Resiste que, en el momento actual, “es clara la situación de crisis por la queatraviesan los movimientos sociales en Euskal Herria. Hay un atrincheramiento-estancamiento-enquistamiento de los mismos, tanto de los afines al MLNV como de los influenciados por la‘izquierda vasca’ o de los autónomos-asamblearios”, y la táctica que al Estado le está dando másresultado es potenciar la institucionalización creciente de los movimientos. Aguillo estima que seestán dando procesos de confluencia en los movimientos sociales vista la necesidad de “fortale-cer un trabajo en Red amplio que integre a todos los sectores posibles en una red dependiente dela base social que la sustente, horizontal, dinámica y plural que sea punto de referencia e interre-lación”, y cita las plataformas contra la represión (Ertzaintza), contra la criminalización a la juven-tud vasca, contra la exclusión social, antimilitaristas, pro-presos, pro-euskera, internacionalistasCuba-Txiapas, etc.

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sociales solapados tras políticas de bienestar y de limitación de las distanciassociales agresivas” (Ibid.:64 y ss.). En el análisis de Pascual, los noventa supo-nen una polarización de la juventud y la recomposición de un panorama doblede dualidades ideológicas: derecha e izquierda, nacionalistas vascos y españo-listas. Tales antagonismos extremos suponen convenciones estéticas en las cua-drillas de los noventa donde el autorreconocimiento social de los grupos esdirecto. A nivel musical se produce el mismo efecto a modo de mestizaje desonidos en base a una superposición de todos los estilos sobre el punk. Larecombinación de estilos e indumentarias en los noventa es fenómeno de laheterogeneidad del nuevo sujeto antagonista, heterogeneidad que no impideque se den momentos acumulativos de potencia social. Así pues, en los noven-ta topamos con “un nuevo sujeto múltiple que, en su antagonismo a la formasocial imperante, abre espacios directos de libertad en los cuales priman lasrelaciones solidarias de cooperación y desarrollo entre iguales de un reconoci-miento social e históricamente acumulado” (Ibid.:92).

En diversidad de ocasiones podemos comprobar como, cada vez con mayorfrecuencia, es palpable a nivel simbólico en nuestros dias la heterogeneidadcooperativa de la juventud vasca rupturista. Una de las situaciones que consi-dero mas significativas concurre, según nuestra percepción, a través de un filtrode mitificación del denominado Rock Radikal Vasco, asentado en bandas deinfluencia punk de los años 80 sobre todo, en el momento en que ha pasado aformar parte de la tradición cultural popular vasca. Se nos presenta que, a nivelexpresivo, las distancias enfrentadas de la heterogeneidad rupturista se han miti-gado en lo que llevamos de los 90. La situación que ilustra nuestras considera-ciones tiene lugar cuando en las horas de mayor ajetreo nocturno del fin desemana, en multitud de tabernas afines al MLNV-ENAM11, de Donostialdea almenos, suenan sintonías tan punkis como las de Eskorbuto, La Polla Records,RIP o Vómito, en otros tiempos imbuidas de conflictos con este movimientosocial por lo mordaz de algunas de sus letras. Lo que de entrada sería de extra-ñar es que estribillos tan clásicos como “Odio los partidos, odio las banderas”,“No al ejército ni vasco ni español”, “Ya no quedan más kojones, Eskorbuto alas elecciones”, “Cuidado, os avisamos, somos los mismos que cuando empe-zamos”, no susciten una reacción de rechazo manifiesto por parte de l@s jóve-nes de la izquierda abertzale de final de los 9012. Más allá de perspicacias ana-líticas que pretendan ver en esta situación una nueva estrategia de captación de

11 Movimiento de Liberación Nacional Vasco / Euskal Nazio Askapenerako Mugimendua.12 Quizá debiéramos considerar también la multifocalidad interpretativa de los referentes

simbólicos como un elemento más a tener en cuenta en la explicación cibernética del fenómeno,pero no disponemos del espacio suficiente en esta ocasión.

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parte del ENAM, la situación nos sugiere una asunción de tradiciones disiden-tes casi afines que han pasado a formar parte de la cultura vasca tanto como latrikitixa, además de que los polos expresivo y activista se requieren mutuamen-te en el proyecto de cambio social o de lucha/defensa de la juventud rupturistacontra las instituciones y el statu quo, percibido y sentido injusto; (y la tradicionpunk es una fuente tan rica en expresividad subversiva que no pasadesapercIbida a las nuevas generaciones de jóvenes en proceso de descarrío).

Uno de los estratos de mayor relieve a los que se produce la interacciónde las tendencias rupturistas ha sido vislumbrado por Josu Amezaga en las cul-turas populares que contemporáneamente conviven en la sociedad vasca. Lainteracción-cooperación se viene/ha venido llevando a cabo por el idénticoconflicto que las diversas culturas populares sostienen con la cultura de clasehegemónica, además de que, “euskal kultura bera kultura popular mota batizaki, bestelako kultura popularrekiko harremanean ikus daiteke” (1994:206).Esa relación entre culturas populares (se refiere especialmente a la que hayentre la cultura vasca entendida en sentido étnico y a la representada por losmovimientos sociomusicales Euskal Kantagintza Berria y Euskal RockMusika) viene vehiculada por el espíritu de resistencia que las imbuye y, en loformal, por la actitud hacia la lengua y cultura indígenas:

“...Halaber, euskal kultura, euskara bereziki, bestelako kultura popu-larren erreferentzia eta bateragilea izan daitekeela esan dezakegu,bera ere, kultura popularra baita. Eta euskal kultura, kultura popula-rretatik ere osatu eta osatzen dela. Aurrerantzean ere, hala bedi”(Ibid.:275).

¿De qué nos sirve tanto rodeo para intentar comprender lo inseparable ono del núcleo y los círculos concéntricos, del núcleo-vanguardia y las perife-rias, de los polos activista y expresivo, de lo in/divisible de expresividad yacción social? Ciertamente, se nos antoja como maraña nebulosa que, paraaplicar soluciones expeditivas al problema que tienen las instituciones (y sussociólogos a sueldo) con la violencia de la juventud, tengamos que echar manode tan diversos enganches para intentar13 interpretar si “hay algo aquí que vamal”, si es verdad que “kalean gertatzen dena beti besteen arazoak dira”14, o

13 Digamos que sólo intentar, pues quién se atreve a afirmar que llegará un día en que desa-parezca el conflicto social, aunque haya caido la Unión Soviética, este desactivada la CNT-AIT o,parafraseando al grupo gazteiztarra Potato, sea desarticulada la ETA.

14 ”Todo lo que ocurre en la calle son siempre problemas de los demas”. Fórmulas inscritasen la historia de la cultura popular vasca por el grupo Kortatu, extinto como tal, pero presentecomo el más actual en el repertorio simbólico que utilizan multitud de jóvenes para enfrentarsecotidianamente a los reveses de la vida en esta sociedad.

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si es cierto que “los viejos tienen el dinero, los viejos tienen el poder, y lajuventud [está] en el ataúd” (Eskorbuto).

Sostendremos, no obstante, la apuesta por lo indivisible de expresividad yacción social toda vez que las soluciones policiales y para-policiales (dígansepseudoterapias de adaptación social, inserciones laborales eventuales y/o mar-caje al rojo de la etiqueta “malo” en la frente) no son ni nunca han sido capa-ces de apaciguar el sufrimiento de las injusticias en individuos dotados de dis-positivo simbólico15. La vivencia de la injusticia y, más aún, la categorizaciónsimbólica de la vivencia de la injusticia, impide la efectividad consumada delrepertorio represivo de las instituciones hacia la juventud situada en la sendade la trayectoria social rupturista; visto al revés también sucede: la represión(no hace falta que sea un pelotazo de goma) también favorece o propicia lasenda de la ruptura, a modo de círculo vicioso del que es imposible escaparcomo no sea mediante el grito desgarrador de la evasión.

Hemos anotado que el fenómeno punk ha sido el nudo sobre el que se haentrelazado buena parte de la cultura popular contemporánea de EuskalHerria. Pues bien, un análisis de la historia del punk vasco16 nos demuestra quelos significados expresados en las letras y las actitudes de sus correligionari@sy simpatizantes no son cajas vacías, ni poses de postal, ni maniobras estéticasde distracción en la rebelión contra la injusticia social/cultural/generacional...Pues de la extrema heterogeneidad del movimiento/fenómeno punk enInglaterra y EE.UU. en sus inicios, en Euskal Herria desde principios de losaños 80 es la corriente Real punk17 la que prevalece, emanada de las entrañasy cloacas mismas del sufrimiento y frustración de l@s jóvenes, la que marcael espíritu del fenómeno social, de este otro resquicio de cultura popular. Laque recoge injusticias de todo tipo y las recrea mediante este nuevo modo con-

15 Véase el libro de Dan Sperber (1978): El simbolismo en general. Barcelona, Anthropos,1988.

16 La periodista y ex-guitarrista del grupo Potato, Elena López Aguirre, ha elaborado unacrónica de los aspectos musicales y sociales del rock vasco, donde una buena parte se centra en elRock Radikal Vasco y el Punk; ref.: Del txistu a la telecaster. Crónica del rock vasco. Gasteiz,Ediciones AIANAI, 1996.

17 Dave Laing ha entrevisto dos impulsos básicos en su análisis del punk británico, unadicotomía de la heterogeneidad punk que adquiere reflejo, entre otras instancias, en el contrasteestético (y, claro está, la ética añadida correspondiente) entre los impulsos realista y vanguardis-ta que pretenden dar respuesta a su modo al viejo debate “is new art properly to be that wich givesa more direct and correct access to the truth of the world, or that wich concentrates on replacingthe outworn methods of the old art?” (1985:129). Este contraste se evidenció cuando surgieronlas dos principales líneas musicales influenciadas por el punk: real punk –adhiriéndose al realis-mo subcultural– y post punk –adhiriéndose a la exploración y desmontaje de significados y len-guajes musicales–.

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temporáneo de hacer poesía que es el rock, repertorio de mitos, fabulas yresortes orales de recreación de significados con los que interpretar el devenirsocial que nos rodea. Y el rock está presente, quizá al mismo nivel que el txis-tu o la triki, en la mente del “núcleo duro irreductible” vanguardia política dela violencia juvenil, así como en la de l@s jóvenes “recuperables” de los cír-culos concéntricos exteriores, con lo que la complejidad vuelve a absorbernoscomo advertencia de que los caminos fáciles no ayudan a la aproximacióncomprensiva de los problemas sociales.

Separar l@s jóvenes constituyentes del núcleo vanguardia política de l@sde los círculos concéntricos exteriores es una recomendación que, cuantomenos, deja de lado la obviedad de lo social del lenguaje, asiento instrumen-tal de los sistemas ideológicos que caracteriza a la humanidad. Sólo nos queda,pues, creer que actitudes científicas (mejor, de científic@s) del estilo sonintentos de parchear situaciones conflictivas mediante la represión indirecta,parcheos ellos mismos que logran retorcer cada vez más la clavija de la olla apresión que es la sociedad vasca.

Haur bat bakarrik ez nintzela NI NAIZ NAIZENAuste nuen denok bezala (Delirium Tremens)zerbait lortzekoerabaki bat bakarrikhartu behar zeladenborak erakutsi ditgauzak ez direla horrelaeta hemen nago ni orain pringatzenzuek denok bezalaeta ni naiz naizena...ni... naizena naiz.

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La construcción ritual de la identidad.Etnicidades y nacionalidad en La Argentina

contemporánea1

Ignacio Irazuzta Di chiara

Laburpena: Artikulu honek doktoradutzatesitzat aurkezturiko ikerketa bat laburbilt-zen du, osorik ez bada ere, eta aztertzenargentinar nazionalismoaren bertsio batenadierazpen sinboliko bitxia. Gertakari erri-tual baten azterketaren bidez, arrazen arra-goari buruzko mitoaren dramatizazio lausosamar batean oinariturik, etnizitatearen etanaziotasunaren arteko harremana erakustenda. Izan ere, jokalari erritualen partaidetzakomunitarioaren definizioaren oinarria dentrama sinbolikoa askatzen ahalegindukogara.

Resumen: El artículo condensa aspectosparciales de una investigación presentadacomo tesis doctoral y en él se pretende ana-lizar la peculiar expresión simbólica de unaversión del nacionalismo argentino. A travésde la observación de un caso ritual, queconstituye una dramatización más o menosdifusa del mito del crisol de razas, se analizala relación entre etnicidades y nacionalidad.De esta manera, se intenta desentrañar latrama simbólica que sirve de fundamentopara la definición de la pertenencia comuni-taria de los protagonistas rituales.

I. Las etnicidades de ascendencia inmigratoria: génesis y desarrollo

La inmigración parece constituirse en un referente obligado de cualquierreseña acerca del proceso de formación del estado nacional argentino. Desdemediados del siglo XIX los debates entre las élites intelectuales y políticas entorno a su pertinencia, su procedencia y su papel en el nuevo estado fueronmateria recurrente. En éstos, la necesidad de la inmigración se deduce comouna consecuencia lógica de las pretensiones de inserción del nuevo país en ladinámica del mercado internacional. Tal como lo proclamara Alberdi2, uno delos intelectuales que más cabalmente representa el principal de estos proyec-tos:

1 El presente texto está basado en parte de la tesis doctoral que el autor realizó en elDepartamento de Sociología 2 de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea.

2 Ferviente devoto de Tocqueville, Alberdi fue el autor de las Bases y puntos de partida parala organización política de la República Argentina (1852), y el principal mentor de laConstitución Nacional de 1853.

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“La población en todas partes, y esencialmente en América, forma lasubstancia en torno de la cual se realizan y desenvuelven todos losfenómenos de la economía social. Por ella y para ella todo se agita yrealiza en el mundo de los hechos económicos” (...) “La población esel fin y el medio al mismo tiempo” (...) “Es, pues, esencialmente eco-nómico el fin de la política constitucional y del gobierno en América.Así, en América gobernar es poblar” (Alberdi, J.B., 1980: 108).

En efecto, los proyectos de acendrado liberalismo que se proponían laorganización nacional muestran que el caso argentino supuso, quizá más grá-ficamente que otros, la urgente necesidad de creación de una sociedad en lacual justificar el estado. No es, en este sentido, ninguna excepción a aquellaregla que reza que “la nación es hija del Estado” (Perez-Agote, A., 1994: 24)pero la peculiaridad del modelo nacional argentino reside, quizá, en que mien-tras que en otras realidades de lo que se trató fue de crear sentido de perte-nencia a un orden social (nacional), en la Argentina la creación de la sociedadsupuso, previamente a eso, una tarea de agregación simplemente aditiva deindividuos sobre los que tejer a posteriori una socialidad nacional.

El fundamento demográfico sobre los criterios políticos de la época dejósu huella indeleble sobre la realidad cuantitativa de la inmigración. Y es queArgentina se inscribió entre los países que mayor cantidad de inmigrantes reci-bieron. Ocupó el tercer lugar, después de los Estados Unidos y Canadá; el10,1% de un total de 65 millones de inmigrantes que dejaron Europa entre1830 y 1950 (Cornblit, O., et al., 1956: 26). Sin embargo, a pesar de ocupareste tercer lugar, Argentina fue el país que mayor cantidad de extranjerosregistró entre su población nativa. En 1895, sobre un total de 3.954.911 habi-tantes, 1.004.527 eran extranjeros, es decir, el 25,4% de la población(Pannetieri, J., 1970: 25)3.

En tal contexto, y promediando las dos últimas décadas del pasado siglo,la realidad de la inmigración comenzó a mostrar su otra cara, a menudo no tandócil al poder socializador de la producción y susceptible de desintegraciónante los avatares de la espontaneidad. La “educación por la cosas”, que pro-ponía alguno de los intelectuales mentores del proyecto nacional (Alberdi), yque llevaba implícita la idea de una socialización gestada desde la mismaespontaneidad de una sociedad civil diseñada mediante el molde liberal,

3 Porcentaje que se incrementa hasta un 50% si se tiene en cuenta la misma proporción enlas ciudades, fundamentalmente Buenos Aires y los principales centros urbanos del litoral. Estaabrupta diferencia porcentual le permite a algunos autores sostener que “la inmigración extranje-ra a la Argentina fue, pues, un fenómeno principalmente urbano” (Germani, G., 1974: 252).

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empezaba a mostrar las consecuencias no deseadas de una inminente desinte-gración social.

La construcción de la nacionalidad se presentaba, entonces, como la posi-bilidad más urgente ante la necesidad de soberanía política del estado –ya casiconsolidado al finalizar el siglo– y, además, como la alternativa ideal y exclu-yente de unificar una sociedad caracterizada por la gran diversidad étnica ycultural de sus integrantes. En este contexto, el denominado proyecto de “cri-sol de razas”, mediante el cual se pretendía la construcción de una identidadcívica unificadora, despojando a los inmigrantes de su identidad de origen(Bargman, D., et al. 1992: 196), era visto como la estrategia más apropiada.Dicho proyecto4 fue ejecutado a partir de la elaboración de un frondoso anda-miaje simbólico que abarcó desde la construcción de una tradición nacional,fundada en los principales personajes, glorias y epopeyas de la “Historia de laPatria”, hasta la minuciosa reglamentación sobre la celebración de fechaspatrias y el uso harto exhaustivo de emblemas alusivos a la “noble causa”.

Varios fueron los recursos a los que el estado apeló para la difusión de talcorpus simbólico, destacándose el servicio militar obligatorio, establecido porley a partir de 1901. Pero lo que, sin dudas, ocupó un lugar privilegiado en laejecución de la estrategia de nacionalización fue la educación y la principal desus instituciones: la escuela. Las escuelas constituían un ámbito fértil para laimplantación de hábitos, costumbres y adhesiones emocionales a la patria. Laniñez era, a su vez, el momento más apropiado para tales propósitos y, dadoque la mayoría de los niños eran hijos de extranjeros, el cometido era doblecuando, a menudo, el escolar concurría “con la cabeza, con el corazón y hastacon el estómago italiano”5.

La pretensión nacionalizadora se encaminó también a difundir todo uncorpus de conocimientos cívicos, conformado por la enseñanza sobre el fun-cionamiento de las instituciones de la República, y hasta por el idioma nacio-nal, ante la amenaza que representaba la acción de las escuelas de algunas delas colectividades –las italianas, principalmente–, que impartían sus clases ensu idioma de origen.

4 Aunque en absoluto unánime y no siempre claramente definible, llamo “proyecto” de cri-sol de razas a toda una serie de pautas normativas, y las reflexiones que las justificaban, median-te las cuales la élite dirigente se propuso resolver el problema de la inmigración en la Argentinadesde finales del siglo pasado hasta la primera mitad del presente.

5 Expresión de Honorio Leguizamón, Director de la Escuela Normal de Profesores deBuenos Aires, según la recoge Berttoni, L. (1992: 110)

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El proyecto de crisol de razas constituyó, entonces, la base ideológicasobre la que se tejió en la Argentina el “proceso de inclusión”6 y la conse-cuente asimilación o integración de los inmigrantes. Su estrategia de ejecuciónconsistió en despojar de la identidad de origen de éstos aquellos aspectos polí-ticamente competentes con la soberanía estatal, y ello fue posible a partir delrecurso a lo cívico como fundamento de una identidad global y abarcadora delas diversidades étnicas. Sin embargo, este aspecto cívico, que se pretendiófundamentara el vínculo nacional, no supuso la desaparición total de las iden-tidades de los inmigrantes. Como se verá a continuación, los grupos de des-cendencia inmigratoria se erigen en la actualidad sobre unos contenidos resi-duales del proceso de asimilación y algunos otros elementos mnémicos de laexperiencia inmigratoria.

A pesar de la frondosa heterogeneidad étnico-cultural, en la Argentinacontemporánea parece evidente que no se da una segmentación étnica queponga en peligro los fundamentos nacionales legitimantes del estado. Los pro-cesos de movilidad social ascendente, la exogamia de los inmigrantes o des-cendientes de éstos y la mencionada labor socializadora del estado han hechoque, si bien éstos no hayan perdido la adscripción a su identidad de origen, porlo menos, que ésta ocupe un lugar relativamente marginal en su comporta-miento social cotidiano.

En efecto, si bien hay que reconocer que en un principio estos grupos deinmigrantes (fundamentalmente los italianos) llegaron a gestar en el seno desus organizaciones ciertos sentimientos de pertenencia étnicos respecto a suspaíses de origen7, la puesta en marcha de un aparato educativo con pretensio-nes de nacionalización, conjuntamente con los procesos de movilidad socialantes mencionados, provocaron la progresiva pérdida de adhesiones étnicas deorigen en los descendientes de aquellos inmigrantes. Aquellas organizaciones,no obstante, se conservan hoy como centros recreativos que los congreganpero que solamnete alojan una identidad que no posee trascendencia política:son lo que se denominan la colectividades.

6 “La construcción de las naciones presenta el problema de la ‘inclusión’”, como “procesopor el cual grupos previamente excluidos ganan solidaridad en la comunidad ‘última’ (terminal)de una sociedad” (Alexander, J., 1980: 7).

7 En el caso de los italianos esta característica es más notable aun, ya que cuando los inmi-grantes comenzaron a arribar a la Argentina italia no se hallaba unificada aun. Al respecto, seña-la Nascimbene: “con el pasar del tiempo se fue creando, en un número suficientemente elevadode italianos en la Argentina, un consenso creciente y relativamente duradero respecto de que cier-tos símbolos, valores y concepciones eran representativos de la patria de origen –Italia–, de suhistyoria y de la cultura que ésta había dado a luz” (Nascimbene, M., 1986: 25).

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Definiciones étnicas de una identidad que delinea sus sentimientos de per-tenencia en base a la memoria sobre la experiencia inmigratoria y construyen-do abstracciones simbólicas sobre las viejas culturas de los inmigrantes, lascolectividades habitan un espacio de socialidad aparentemente anodino y suestatus social no se manifiesta en comportamientos políticos que trasciendansus propias fronteras sociales. De esta forma, se “dramatiza” sobre una identi-dad polaca, italiana, eslovena o gallega en ámbitos sociales determinados,como las sedes de los centros que nuclean a sus miembros o, festiva o ritual-mente, en entornos de celebración. Se produce así una performance sobre unaidentidad de definición étnica que deja entrever también las huellas de lasocialización nacionalista local.

Como consecuencia del proceso de asimilación o inclusión al que se vie-ron sometidas las primeras generaciones de inmigrantes, éstas no se mostraronsometidas a una red de socialización que les haya asignado roles específicosreferidos a sus respectivas ascendencias étnicas. A partir de ello se produjoalgo así como una “privatización de la identidad étnica”. La gestación de unapertenencia inclusiva de la heterogeneidad étnico-cultural, como la socialidadnacional –se pensaba– lo exigía, implicó la progresiva pérdida de solidarida-des que hubieran podido mostrarse competitivas con aquélla. Bajo tales cir-cunstancias, y con un estado consolidado, la pertenencia étnica de las perso-nas aparece en este caso ocupando un lugar más en el panorama fragmentadoy plural de las identidades en la modernidad tardía. Podría decirse, en térmi-nos generales, que su etnicidad se ubica en un mismo nivel de horizontalidadde identidades, en el que las posibilidades de conflicto entre las diversas per-tenencias es escasa.

En definitiva, la etnicidad que representan las colectividades en laArgentina actual se aloja en unos ámbitos específicos que no pretenden gene-ralizar o extender, politizándolas, las particulares significaciones que la sus-tentan. Al no politizar estas significaciones, los actores concurren voluntaria-mente a la adscripción étnica, y las personas que optan por ello lo hacenbuscando formas de fácil e intermitente expresión y de manera que su prácti-ca cultural no entre en conflicto con otros modos de vida. La identidad de estosgrupos, por tanto, no está inserta en las prácticas culturales de las sociedadesde las que proceden, por lo que se produce, además, cierta elección y/o exé-gesis sobre los símbolos de su etnicidad, adquiriendo ésta una función expre-siva, más que instrumental. A partir de este sobresaliente aspecto expresivo, yapropiándome de la categorización de Gans (1979), definí a las etnicidades deestos grupos como “simbólicas”.

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II. El Encuentro de las Colectividades: un ritual de construcción social

Una muestra ilustrativa de todo ello, y fundamentalmente fuente de refle-xión para las afirmaciones precedentes, es el Encuentro de las Colectividadesde la ciudad de Rosario. Centro urbano de un millón de habitantes, la ciudadde Rosario es la más poblada de la provincia de Santa Fe, y presenta un altoporcentaje de descendientes de inmigrantes. Se podría decir, incluso, que suorigen responde a la gran afluencia inmigratoria que arribó a esas costas delParaná, ya que la ciudad muestra uno de los índices de crecimiento demográ-fico más elevados del mundo en el momento de producirse la inmigraciónmasiva al país.

Respondiendo en parte a esta génesis inmigratoria, el Encuentro surge en1985 siguiendo la tendencia de la proliferación de festejos populares quecomienza a manifestarse en Argentina con la apertura democrática que seinaugura en 1984. El evento, que tiene una duración de diez días durante elmes de octubre o noviembre de cada año, congrega a la gran mayoría de lascolectividades de la ciudad. Éstas exhiben sus tradiciones o las de sus respec-tivos entornos culturales de referencia, protagonizando en su conjunto unaserie de representaciones, en un escenario central dispuesto al efecto (verMapa de celebración), en las que se ritualiza sobre el origen de la sociedadlocal. En la celebración, cada uno de los grupos participantes se ubica, a tra-vés de las instituciones que los representan, en unos predios (los “stands”) enlos que realizan las mencionadas actividades (ver Mapa de celebración).Resulta significativo, también, que el lugar ritual que aloja a todos estos gru-pos, sea el Parque Nacional a la Bandera, expresión máxima del nacionalismocívico argentino, y que éste se halle delimitado en uno de sus extremos por elPuerto de la ciudad, lugar significado a partir de la evocación a la procedenciade la inmigración.

De esta manera, el ritual festivo muestra, entre otros asuntos, algunosaspectos de la peculiaridad del modelo nacional argentino. El protagonismo enél de los grupos de ascendencia inmigratoria lo presenta como un acto remi-niscente, no sólo de las viejas tradiciones de los inmigrantes y sus entornosculturales, sino, además, de su papel en la construcción de la nacionalidad delnuevo país. Es en este sentido que se puede decir que el Encuentro se presen-ta como una instancia altamente condensadora o reificadora del vago panora-ma expresivo del peculiar juego de identidades que sustenta cierta versión delnacionalismo argentino.

Así, el Encuentro exhibe una doble y paradójica relación con la identidadcolectiva. En efecto, es posible afirmar que el propio momento ritual, al ins-taurar una ruptura temporal con la cotidianeidad, produce un cambio en la

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identidad de los protagonistas que se manifiesta en la exclusividad de los sen-timientos de pertenencia a cada colectividad. No obstante, teniendo en cuentasu carácter de “encuentro”, el fenómeno puede ser considerado también comoaquella instancia en la que se afirman los valores que sostienen la socialidadcomún al conjunto de las colectividades.

II.1. La performance étnica

Bajo la primera de las interpretaciones, observamos que, al erigirse lascolectividades en el sujeto celebrante protagonista del Encuentro, y al haberconstatado el carácter expresivo y situacional de su identidad, el ritual se pre-senta como uno de aquellos momentos en los que los sujetos experimentan uncambio de roles respecto a su desempeño cotidiano. En tales circunstancias,los miembros de las colectividades se dicen, se sienten y se reconocen perte-necientes a la definición étnica de la institución de la que forman parte. Así, esposible interpretar esta ritualización como una “performance sobre la identi-dad”. En efecto, a la vez que dicho concepto expresa un sentido de dramatiza-ción sobre un vínculo social localizado al margen de los procesos político yeconómico (Cfr. Turner, V., 1977; 1988), su semántica designa simultánea-mente un aspecto realizativo que se plasma en ese cambio de roles por partede los actores involucrados.

Dicha performance, así como el carácter expresivo y la manifestaciónsituacional de las identidades de los grupos protagonistas, se deduce en elEncuentro de las Colectividades a partir de la resemantización de los símbo-los abstraídos de las culturas primigenias de los inmigrantes (Cfr. Gans, H.,1979). En el contexto de la celebración, aquéllos aparecen como signos, almostrar una relación más directa con el objeto significado, que el caso de estosmismos en la propia cultura referencial. Estos signos deben exhibir signifi-cancia no sólo para el grupo portador del estandarte simbólico sino para lasociedad en su conjunto, cuestión que se traduce en una mayor visibilidad dela parcialidad simbólica étnica y en una cosificación de la referencia signifi-cada.

Sobre las “señas de identidad” de los colectivos participantes opera unadistancia cultural respecto a sus entornos referenciales que habla también deun tiempo distante, resignificado a partir de un ejercicio mnémico que “inven-ta tradiciones” sobre la base de aquellos elementos simbólicos más sobresa-lientes de las culturas referenciales. Las colectividades manifiestan así unasadhesiones simbólicas hacia estos símbolos que se incrementan a partir de ladistancia entre aquel entorno y su realidad local. Así nos lo sugirió, durante eltrabajo de campo, la reflexión de una integrante de la colectividad andaluza de

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la ciudad, en la que retrataba la participación de sus integrantes en la romeríadel Rocío de Andalucía: “somos los romeros que hacemos el camino máslargo”.

Para ilustrar lo reseñado, parece oportuno traer a colación la noción de“imagen” con la que Homi Bhabha interpreta las identidades nortafricanaspostcoloniales. Para el citado autor, la imagen, como punto de identificación“marca el sitio de una ambivalencia”; de una representación que “está siempreespacialmente repartida –hace presente algo que está ausente– y temporal-mente diferida: es representación de un tiempo que está siempre en otra parte,una repetición. El proceso de desplazamiento y diferenciación (ausencia/pre-sencia, representación/repetición) la vuelve una realidad liminal. La imagen esal mismo tiempo una sustitución metafórica, una ilusión de presencia, y por lomismo, una metonimia, un signo de ausencia y pérdida” (Bhabha, H., 1997:77).

Otros varios aspectos relativos a la expresión simbólica del Encuentrocorroboran esta interpretación. Quizá, uno de los más reveladores lo constitu-ya la significancia que para las colectividades posee el territorio de los estadosnacionales de las culturas que representan. Los límites del espacio políticosobre el que se asientan sus genuinos referentes se proyectan especularmente,con el carácter mágico de ausencia/presencia del fenómeno óptico, sobre elimaginario de estos grupos y se consuman en sus formas institucionales comoel correlato de un espacio de especial significancia. Este espacio referencial sepresenta como el significante del significado institucional local (las colectivi-dades), y se consuma en el recinto de celebración como una performancesobre las formas políticas de las espacialidades sociales de referencia. Sepodría acuñar la expresión de “territorialidad simbólica” para expresar lapeculiar espacialidad social que, en el contexto de la celebración, objetiva lano menos singular pertenencia social de estas etnicidades simbólicas querepresentan las colectividades.

Una mirada cartográfica sobre el ritual en cuestión (ver Mapa de celebra-ción) dibuja a todas luces la interpretación precedente: regiones unidas en unmismo espacio inclusivo (Italia); regiones (según la propia denominación delreglamento de celebración) autónomas pero próximas entre sí(España/Península Ibérica, según la opción nominal de los celebrantes); onaciones que representan la definición estatal íntegra (Alemania, Brasil,Japón, etc.). Toda una performance sobre el espacio socio-político referencial;una metonimia que, a la vez que “signo de ausencia y pérdida” (Bhabha, H.,1997), es ilusión de presencia, aunque presencia en sí en el propio acto de larepresentación. Lugar de ambivalencia, en definitiva, que se pretende eviden-ciar aquí con la apuesta por el concepto de performance que, a la vez que indi-

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ca un sentido de dramatización sobre un vínculo social ausente, señala unaspecto performativo que lo torna presente.

II.2. La construcción ritual de la nacionalidad

Por otro lado, tal como se afirmaba líneas arriba, el ritual ha sido inter-pretado también como la instancia de la vida social en la que se celebran losvalores que sostienen la convivencia social y, a partir de ello, puede decirserespecto de él que reafirma la identidad del grupo. La propia denominación de“Encuentro” sugiere la celebración de una socialidad inclusiva de las diversaspertenencias particulares que, sin embargo –como se veía–, también son cele-bradas por aquél.

Nuevamente, el espacio de celebración sugiere esta interpretación. Elmapa que se reproduce en estas páginas muestra a cada uno de los subespaciosocupados por las diferentes colectividades (los “stands”), y la simultánea con-figuración de una espacialidad inclusiva. Es posible apropiarnos de las cate-gorías “fisión” y “fusión” de Evans-Pritchard (1992 [1940]), así como de suanálisis de la estructura social nuer, para ilustrar lo antedicho.

Se puede observar así que, sobre la tendencia a la fisión que representacada uno de los subespacios de pertenencias específicas, el mismo espacio decelebración dibuja otra hacia la fusión que manifiesta una socialidad inclusi-va. Este proceso de fusión se constituye sobre unos valores que compiten conaquellos otros sobre los que se teje la fisión, es decir, la fundamentación en tér-minos nacionales de ambas pertenencias. Como en la sociedad nuer segúnEvans-Pritchard, el Encuentro de las Colectividades exhibe un permanente ylatente conflicto con respecto a los valores que dominan ambas tendencias defisión y fusión. Conflicto sobre el que se erigen los mismos fundamentos de lasocialidad inclusiva en la versión mítica del crisol de razas.

Estructura mítica que es posible observarla también en la representacióndramática de los espectáculos de apertura y cierre del Encuentro de lasColectividades. Efectivamente, a través de escenificaciones de matrimoniosentre inmigrantes de diversas procedencias, y entre éstos y nativos, se obser-va la representación sobre la construcción de la sociedad. Esta referencia sim-bólica a la exogamia, que aparece como la temática central en esta teatraliza-ción del mito del crisol, es la que rompe el exclusivismo étnico de los gruposde inmigrantes y, de esta manera, se construye una nueva pertenencia basadaen la fusión de estos grupos a partir del establecimiento de relaciones deparentesco de tipo consanguíneo.

Así, es mediante estas prácticas exógamas que se dramatiza sobre la cons-trucción de la sociedad y, de esta forma, son los valores comunitarios, edifi-

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cados sobre la base del parentesco, los que finalmente priman sobre aquellosotros que hacen referencia a su ascendencia común. Mientras que éstos últi-mos se expresan en los diversos subespacios de la instancia general del even-to (los stands), los primeros lo hacen en dos momentos claves de esta instan-cia general: el principio y el final del Encuentro. Como una metaforma delciclo vital8, ambos puntos del segmento ritual señalan su objeto celebrado: laconstrucción de la sociedad.

La primacía otorgada así a la convivencia comunitaria por sobre la seg-mentación social que representa aquella ficción de parentesco agnaticio, puedeser equiparada a la interpretación de Evans-Pritchard respecto a la sociedadnuer. El aspecto político, manifestado en las relaciones entre estos grupos, esla variable dominante en la dramatización de este mito. De esta manera, talcomo entre los nuer, “el hecho de vivir juntos cuenta más que el parentesco”(Evans-Pritchard, E., 1992: 283), aun cuando el lenguaje del parentesco seconstituya en el substrato sobre el que se expresan los vínculos sociales de lanueva sociedad. El parentesco aparece así como un elemento simbólico fun-damental que, como los símbolos que Ortner (1973) clasifica bajo la denomi-nación de “root metaphors”, provee ciertas imágenes a través de las cuales losindividuos pueden conceptualizar fenómenos sociales mediante una analogíacon los conceptos que la metáfora expresa.

Se podría decir, igualmente, que el parentesco se constituye en un media-dor simbólico que permite cristalizar la expresión comunitaria de la sociedad.Sin embargo, el motivo simbólico fundamental que define la identidad cele-brada por el Encuentro de las Colectividades está dado por la figura del inmi-grante. Efectivamente, dicha imagen se presenta como protagonista de lasrepresentaciones míticas de origen y construcción social, encarnada en el con-junto de los grupos de descendencia inmigratoria. La segmentación étnica querepresenta la subdivisión del espacio ritual se disuelve en su “encuentro” conuna socialidad inclusiva, construyendo un único actor: el inmigrante. Se pro-duce así una etnización de la condición de inmigrante, en la que dicha figurase constituye en la atribución elemental de la socialidad común que construyey significa el Encuentro de las Colectividades.

Referencias icónicas como la del barco monopolizan la alusión simbólicaa una inmigración ultramarina, excluyendo otras procedencias, también pre-sentes en la celebración, como la de los inmigrantes provenientes de los paí-

8 “En la repetición y el orden, el ritual imita los imperativos rítmicos del universo biológi-co y físico, de esta forma, sugiere una unión con los procesos perpetuos del cosmos” (Moore, S.y Myerhoff, B., 1977: 8).

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ses vecinos. Esta reproducción del modelo simbólico dominante en la defini-ción de la comunidad por parte del ritual, aparta también en su referencia a lascomunidades nativas del territorio, presentes en el ritual a través de una tími-da representación tutelada por la administración municipal.

Pero, en cualquier caso, bajo la puesta en escenas de tal protagonismosimbólico inmigrante, el ritual aparece como un “ejercicio reminiscente” (Cfr.Hervieu-Léger, D., 1993) acerca de los fundamentos que sostienen la vidasocial. En tal sentido, el evento conserva alguna de las características de losrituales que Durkheim (1982) ha denominado “conmemorativos”, haciendodel pretérito protagonismo inmigratorio el fundamento de la socialidad pre-sente.

Sin embargo, esta práctica reminiscente del evento no deja de mostrarcierta peculiaridad, acorde con el motivo simbólico inmigrante. Así, la nostal-gia deviene uno de los fundamentales elementos esgrimidos en la caracteriza-ción de la condición de inmigrante, presentándose como un fenómeno trasla-ticio de pertenencias sociales previas y distantes. En tal contexto, el ritual escapaz de aportar la atmósfera adecuada para la evocación de cada una de estasespacialidades sociales pretéritas y distantes, a la vez que propicia la colecti-vización de las experiencias inmigratorias individuales, construyendo así unode los fundamentos simbólicos de la argamasa social inclusiva.

A través de este ejercicio mnémico el ritual aparece como “anudando lostiempos” (Fernandez, J., 1986), dentro de un marco que abarca el pasadorecordado y el futuro imaginado, otorgando ambos sentido al presente. Entrelos puntos extremos de este segmento temporal se gestan los propios funda-mentos de la existencia social, a través de aquellos elementos simbólicos queparecen definir su esencia. Mediante su capacidad reminiscente, el Encuentrode las Colectividades se presenta como la instancia conmemorativa de reno-vación de dichos fundamentos simbólicos.

II.3. El lugar ritual: una objetivación de las significaciones celebradas

La alusión al nosotros inclusivo que pone en escenas el Encuentro semanifiesta bajo el designio de una identidad alternativamente local y nacional.La ciudad aparece así como un espacio significativamente mediado por su per-tenencia a una espacialidad social mayor que, en este caso, podría circunscri-birse al orden de lo nacional. En este sentido, cabría definir a la ciudad comouna “mediación” entre su propia inmediatez sociológica y su inclusión a un“orden lejano” (Cfr. Lefebvre, H., 1969).

Como expresión de dicha tendencia, Rosario exhibe las huellas simbóli-cas de ambos órdenes significativos, desde su propia demografía, frondosa-

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mente heterogénea en lo étnico-cultural, hasta una arquitectura monumentaldedicada al fasto simbólico del nacionalismo argentino. Ambos órdenes, comose verá, quedan significativamente integrados en el lugar ritual.

Como se ha dicho, dos emplazamientos de gran fuerza simbólica delimi-tan el terreno ritual del Encuentro de las Colectividades: el Parque Nacional ala Bandera y, dentro de éste, el Monumento Nacional a la Bandera –cúspidesimbólica del nacionalismo cívico de la ciudad–, y, en otro extremo, el Puertode la ciudad9, como lugar que señala la procedencia del sujeto protagonista delevento: la inmigración.

La orografía simbólica de este escenario ritual no puede menos que situar-nos en la perspectiva de interpretación de estas dos irrupciones significativasdel espacio social. Los clásicos análisis de Eliade (1988) pueden ser un buenpunto de mira para ello. Según el autor, cada sociedad se dota de su propiomodelo de cosmos, representando un “centro” sagrado que se simboliza en elaxis mundi, el pilar cósmico que conecta el cielo con la tierra y provee uncúmulo de significaciones que le permite a los individuos entender su exis-tencia individual y colectiva. Este centro sagrado se materializa sobre el terre-no operando una ruptura diferencial del espacio que, a menudo, adquiereforma monumental. A su vez, estos lugares de fuerte condensación simbólicasuelen ser los escenarios propicios para la celebración de rituales que contri-buyen a su consagración. El lugar ritual no es, entonces, azaroso; se ubica enaquellos espacios consagrados que evocan la obra de los dioses y que consti-tuyen el centro del mundo.

Los símbolos que señalan el centro del mundo trasuntan la fundamenta-ción ontológica de la sociedad en la que se emplazan, materializándose en hie-rofanías que pueden adquirir la forma del axis mundi, como centro del territo-rio significativamente habitado. Dando cuenta de la herencia de las sociedadestradicionales o sagradas, las modernas o profanas concurren en la erección demuchas materializaciones simbólicas que se asemejan a los emplazamientossagrados de aquéllas. Tal es el caso del Monumento Nacional a la Bandera. Lacelebración ritual en el lugar demarcado por su emplazamiento hace delMonumento el pilar cósmico que otorga sentido al Mundo interior al que intro-

9 El lugar físico de la celebración, aunque aledaño al Puerto, no coincide exáctamente conéste. Sin embargo, la zona muestra las huellas de la presencia portuaria en el trazado de vías deferrocarril y en muchas naves de almacenamiento –instalaciones en desuso en la actualidad– queson, incluso, utilizadas para la localización de stands. Además, y esto resulta lo más significativo,a lo largo del trabajo de campo realizado, se ha podido constatar frecuentemente que los infor-mantes citan este entorno como un referente importante para la celebración y su sujeto protago-nista

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duce el Puerto. En él se materializa simbólicamente la especificidad del espa-cio social que representa y justifica la neutralidad de la infinitud exterior.

“Lo que caracteriza a las sociedades tradicionales es la oposición quetácitamente establecen entre un territorio habitado y el espacio desco-nocido e indeterminado que les circunda; el primero es el Mundo (conmayor precisión ‘nuestro mundo’), el Cosmos; el resto ya no es uncosmos, sino una especie de otro mundo, un espacio extraño, caótico...”(Eliade, M., 1988: 32).

Así, volviendo a nuestro caso ritual, mientras que le puerto señala el“espacio extraño” de la procedencia de los inmigrantes, el Monumento, comopilar cósmico, los integra a un “espacio cosmizado”, indicando una nueva per-tenencia social, la cual, acorde a su motivo simbólico, se presenta bajo laforma cosmogónica de lo nacional.

La neutralidad en la referencia a la pertenencia social anterior de los inmi-grantes se justifica en la cosmización que realiza el Monumento a la Bandera,como símbolo que representa de forma harto evidente el “proceso de inclu-sión” (Alexander, J., 1980) que lleva a cabo el Estado con la construcción dela nacionalidad. A partir de la celebración ritual, el Puerto de la ciudad adquie-re cierta carga de sacralidad y se presenta como un referente simbólico de ori-gen, no sólo de los inmigrantes sino, incluso, de la sociedad local. Tal como selo interpretaba uno de los discursos de apertura de la celebración del año 1984:

“No podía haberse realizado mejor elección del ámbito para la realiza-ción de esta fiesta –PARQUE NACIONAL A LA BANDERA–, ya queéste tiene para los argentinos una gran connotación histórica, porquerecuerda la llegada de los contingentes inmigratorios a Rosario, quie-nes lo hicieron a través del Puerto de la ciudad, en el Río Paraná”.

De esta manera, el lugar ritual se mueve entre estos dos emplazamientossimbólicos, los cuales quedan superados en su simbiosis, construyendo sufondo escenográfico y objetivando las significaciones que celebra elEncuentro.

* * *

El lugar de unas breves conclusiones debería conducirnos a indagar másallá de esta faceta expresiva del ritual. Se trataría de analizar su propia diná-mica, y los comportamientos que ésta genera, a la luz del actual contexto crí-tico de las sociedades contemporáneas y la complejidad de sus formas de agre-gación social. Tal cometido escapa a las posibilidades que se nos ofrecen através de estas páginas. No obstante, si la alusión a lo sagrado se presentacomo una cuestión ineludible a la hora de interpretar estos símbolos de refe-

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rencia comunitaria totalizadora, como es el caso de la nación, la evidencia dela pluralidad dominante de la vida social actual y su producción multiplicadadel sentido, no nos exime de realizar algunas comentarios, aunque sea sucin-tamente.

Y es que el viejo patrón socializador del estado-nación, en su versión sim-bólica de la argamasa comunitaria, parece estar sufriendo los envites queacompañan a sus manifestaciones de lealtad. Su poder de totalización social,junto con su capacidad inclusiva y desdiferenciadora, insinúa estar sufriendolas heridas del estallido de lo social contemporáneo. La creciente heterogenei-dad de las sociedades de nuestro tiempo es capaz de permear hasta las propiasinstancias rituales, que habían sido tradicionalmente interpretadas comomomentos de desdiferenciación, horizontalidad y homogeneidad.

El caso de nuestro ritual en cuestión no es una excepción a esta tendencia.En medio de un contexto urbano que exhibe significativamente estas caracte-rísticas, el aspecto sagrado de esta liturgia de civilidad que constituye elEncuentro de las Colectividades se manifiesta de una forma débil, reprodu-ciendo la fragmentación social de la estructura urbana y motivando unas adhe-siones muy diversas por parte de los congregados hacia las significacionessociales que son evocadas. Es posible registrar así todo un abanico de com-portamientos rituales que se despliega exhibiendo una serie de aristas que vandesde las adhesiones más febles e intermitentes, de relativamente escasa inten-sidad emotiva, hasta verdaderas búsquedas de sentido y seguridad ontológica.

Desde una perspectiva general, y en su expresión de los valores que sos-tienen la pertenencia a un nosotros nacional, el Encuentro de lasColectividades no deja de manifestarse de una forma frágil y difusa.Efectivamente, el panorama significativo que pone en escenas el evento, a tra-vés del mencionado ejercicio mnémico, parece constituirse a partir de un“habitus nacionalista” (Cfr. Bourdieu, P., 1988), heredero, en parte, de la pro-ducción simbólica del estado en su etapa de formación. Dicho habitus se mani-fiesta bajo las formas de una “folklorización” de significaciones sobre unpasado común que intenta restaurar la fragmentada memoria de la modernidadtardía.

De esta manera, la debilidad del entramado simbólico en concitar unafuerza agregativa emocional entre los convocados, hace del Encuentro unaexpresión de escasa “efervescencia colectiva”. De igual forma, la fragilidad desu expresión de sacralidad llega hasta el punto de convertir a los ámbitos sig-nificativos de las sociedades contemporáneas en un producto social perecede-ro, imprevisiblemente sujeto a la vertiginosidad del cambio social. ElEncuentro de las Colectividades no es en absoluto ajeno a la universalidad de

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esta tendencia. La potencialidad de su final está siempre presente, al menosimplícitamente, en el discurso de sus protagonistas. Y es que, aunque estosfenómenos rituales se mantienen en escena mientras logren concitar la aten-ción de algún público que constituya el marco plausible para las significacio-nes evocadas, la muerte ritual está implícita en su existencia y constituye elabono para la vitalidad de la cultura. Y si bien no pretendemos con esto hacerlas veces de portavoces de oscuros vaticinios respecto a sensibilidades socia-les aun vivas, sí auguramos nuevas tradiciones y un futuro siempre abierto ala amenaza creativa de nuevas invenciones culturales.

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MAPA DE CELEBRACIÓN

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Gizarte sareen metodologia hizkuntzaren erabileraraegokitzeko saioa

Iñaki Martínez de Luna, Nekane Jausoro, Kontxesi Berrio-Otxoa eta Ibon Idirin

Laburpena: Hemen aurkezten den lanakgizarte-zientzien arloko ikerketa metodolo-giko baten berri ematen du, gizarte sareenmetodologiaren ingurukoa, hain zuzen ere.Ikerketa lanaren asmoa, berria zen arlometodologiko batetara hurbiltzea izan da.Gizarte sareen ikuspuntu metodologikoaerrealitate soziolinguistikoaren azterketara-ko ikerketa-lanabes emankorra delakoangaude, eta ikerlana uste hori arrazoitu nahianburutu dugu.

Resumen: En este trabajo se presenta lametodología de redes sociales, exponiéndosesu contenido y aplicabilidad. Además, seaplica dicha metodología a la investigaciónsobre el uso del idioma.

1.- Sarrera

Hemen aurkezten den lanak Euskal Herriko Unibertsitatearen1 babeseanburututako gizarte-zientzien arloko ikerketa metodologiko baten berri ematendu. Gizarte sareen metodologiaren ingurukoa, hain zuzen ere. Ikerketa meto-dologikoa dela diogu, gizarte zientzien alorrean ikerkuntzan dihardutenentzataipatutako metodologiak izan dezakeen baliogarritasuna aztertzeko ikerketasaiakera izan delako. Ikerketa lanaren asmoa, guretzat ere berria zen arlo meto-dologiko batetara hurbiltzea izan da. Gizarte sareen ikuspuntu metodologikoaerrealitate soziolinguistikoaren azterketarako ikerketa-lanabes emankorra dela-koan gaude, eta ikerlana uste hori arrazoitu nahian burutu dugu. Lanaren egi-turaketari dagokionez2, kontzeptuaren hastapenen errepaso arina egin ondoren,

1 Artikulu honek oinarri duen ikerketarako Euskal Herriko Unibertsitateak emandako diru-laguntza ezinbestekoa izan da eta dirulaguntza hau Begoña Arregi Gorospe irakaslearen laguntzaeta zuzendaritzapean lortu zen.

22 Aurkezpen honen beste idazlan osatuagoa Bat Soziolinguistika Aldizkarian aurki daiteke(1998, 26. zb-an).

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I. Martínez de Luna, N. Jausoro, K. Berrio-Otxoa eta I. Idirin

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gizarte sareen oinarri teorikoak azaltzen dira: saren oinarrizko osagaiak, etaosagai morfologikoak, gizarte sare barneko harremanen ezaugarriekin batera.Segidan letorke gizarte saren metodologia hizkuntz harremanekin erlazionatze-ko saiakera. Azkenik, hurbilpen metodologiko honen balioa frogatzeko asmozbi ikerketa saio burutu dira, beste horrenbeste harreman sareetan aipaturikometodologiaren ekarpen kontzeptuala nahiz garapen operazionala aplikatuz.

2.- Gizarte sareen metodologiaren hastapenak

Gure eguneroko bizitzan gizarte sareak sortzen eta osatzen ari gara eten-gabe. Egoera askotan gure portaera besteengana zuzendua da eta baita alde-rantziz, hau da, besteen ekintzak gu geu gaituzte erreferentzia edota helburu.Jaiotzetik aurrera gizarterakuntzan (sozializazioan) eta gizarte lehen-taldeeta-ra (guraso, senide, lagun, etab.) hurbiltzean gizarte sare askotako partaide iza-ten hasiak gara eta hazterakoan, urteetan zehar aldatzen doazen geure sare pro-pioak osatzen ditugu. Gizabanakoak besteekin harremanetan jartzean gizartesareak eraikitzen eta osatzen ditu bere inguruan, eta beste horrenbeste gertat-zen da instituzio (enpresa, elkarte,...) baten inguruan. Gizarte harremanak sort-zen direnean gizarte sare bat baino gehiago eta ezberdinak eratzeko aukeraematen da: lantegian, adibidez, lanpostuari formalki dagozkion lan harrema-nak (eta sareak) sortuko dira eta, horretaz gain, lankide batzuen artean adiski-detasunaren sareak baita ere. Beraz, giza kapitalaz gain (heziketaren kredituenaraberakoa) edo kultura kapitalaz gain (gizarterakuntza era eta klase posizio-aren araberakoa) hirugarren kapital mota bat, besteak beste, harreman kapita-la izango litzateke, hau da, sujetuek dituzten harreman ez formalen ahalbide-ak (Requena, 1991: 4. kapitulua bereziki).

Harreman horiek hizkuntza baten bidez burutzen direnez, uste dugu gizar-te sareak aztertzea ezinbestekoa dela hizkuntzaren erabilpena era osatuan uler-tu nahi bada. Hizkuntza baten erabileran faktore askok eragiten dute, eta, eraberean, argi dago hizkuntzaren erabilera gizarte dimentsioko zerbait dela ereeta ez bakarrik banakakoarena. Ez dugu ulertzen gizarte dimentsioa banaka-koengandik at dagoen zerbait legez (Durkheim-en ikuspegia), baizik eta bana-kakoen arteko interakzioan egiten den zerbait eta beroni lotua doana.Testuinguru honetan kokatzen da artikulu honen edukia: gizarte sareen meto-dologiaren egokitasuna hizkuntzaren erabileraren analisiarako.

Metodologia hau estrukturala da: gizarte sistema bateko aktoreek bertanparte hartzen dute elkarrekin eta beraien artean mota bateko zein besteko harre-manak hedatzen dira, hots, lotura ezberdinak. Josep Rodríguez-ek adieraztenduen bezala: “Los procesos sociales y el comportamiento social debe ser expli-cado en relación a la red de relaciones que conectan a los actores” (Rodríguez,

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Gizarte sareen metodologia hizkuntzaren erabilerara egokitzeko saioa

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1995: 10). Azken finean, analisiaren oinarrizko unitatea ez da banakako akto-rea eta bere ezaugarriak, aktoreen arteko harremanen loturak baizik.

3.- Gizarte sareen oinarri teorikoak

3.1.- Sarearen oinarrizko osagaiak.

Josep A. Rodríguez-i jarraiki (Rodríguez, 1995: lehenengo kapitulua bere-ziki), sareen analisia ez da gizarte fenomenoen azterketarako teknika bat soi-lik, ikuspegi teoriko berria baizik.

Sare baten adierazpen grafikoari dagokionez, berriz, partaideen artekoharremanak puntu eta marren irudian bilaka daitezke eta irudi horri soziogra-ma deitzen zaio. Gizarte sare baten (soziograma baten) oinarrizko osagaiakhauexek dira: elementuak edo nodoak (gizabanakoak), hots, puntuak, etaberaien arteko harremanak, hau da, marrak.

Gizarte sare baten analisirako kontuan eduki beharreko beste osagaigarrantzitsu bat sarean aktore batek duen kokapena da. Sujetu baten kokape-naren mende dago sarearen beste partaideen eskuragarritasuna, hots, aktorebatek ekintzarako duen ahalmena (eragin ditzakeen harremanak). Sare bateanezberdindu dezakegu erdiguneko kokapena, bere inguruan harreman puntuasko dagoenean; eta inguruko kokapena bestelako egoeratan; kontzeptu hauekkoantitatiboki azter daitezke. Kokapen kontzeptuak aktore baten besteekikoautonomia edo menpekotasun maila baldintzatzen du: aktore batek beste akto-reen baliabide edo ondasunetara iristeko dauzkan aukerak, hain zuzen.Kokapenak aktoreen “aukera egitura” baldintzatzen du eta honek, bestalde,aktoreen portaera. Borgatti eta Everett-ek (1992) diotenez, kokapen kontzep-tua oso da erabilia aldagai independiente zein menpeko aldagai gisa lan enpi-riko edo teoriko aukera zabal batean.

Kokapenak interesatzen zaizkigu aktoreen arteko harremanak definitzendituztelako. Sare oso bateko kokapenak bereizteko eta zeintzu aktorek dituz-ten kokapen berdinak bilatzeko bi hurbilpen daude: gizarte kohesioa eta egi-turazko baliokidetasuna (structural equivalence). Harremanen nolakotasunaridagokionez, aktoreen artean lokarri estuak, sendoak eta zuzenak daudeneantalde kohesionatua dagoela esan dezakegu; egiturazko baliokidetasunarekingizarte kokapenak definitzen dituzten era bereko ekintza ereduak bilatzen dira.Bi hurbilpen hauek teoria ezberdinetan oinarritzen dira eta bakoitzean aktore-en kokapenen dimentsio ezberdinak azpimarratzen dira; batean, aktoreenharremanen arteko kohesioa, eta bestean, harremanen arteko balio berbera.3.

3 Honetan gehiago sakontzeko ikus Rodríguez, 1995 (4. kapitulua bereziki).

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3.2.- Gizarte sareen osagai morfologikoak.

J. Clyde Mitchell-i (1969) jarraituz Félix Requena-k (Requena, 1989) lauosagai morfologiko bereizten ditu gizarte sareetan:

a) Kokagunea: Sare bat mugatzeko erreferentzia bezala hartzen den akto-re zehatz bat da (edo batzuk dira) sarearen kokagunea (“anchorage”ingelesez edo “anclaje” edo “localización” gaztelaniaz).

b) Eskuragarritasuna (reachbility/accesibilidad): Sare baten barruko esku-ragarritasunak aktoreek elkarrengana iristeko beharrezkoak dituztenurratsen berri ematen du. Eskuragarritasunak aktoreen arteko harre-manek aktore baten portaera noraino baldintzatzen duten isladatzen du.

c) Trinkotasuna (dentsitatea): Sare baten harreman edo lokarri kopuruaadierazten du trinkotasunak. Aktore guztiek elkarren artean harrema-nak dauzkatenean trinkotasun handieneko sarea izango da eta, berriz,denen arteko harreman edo loturarik ez dagoean trinkotasun baxuagoaegongo da. Trinkotasuna handia denean aktoreek elkarren arteko harre-manetan trinkotasun baxuko kasuetan baino bitartekari gutxiago zehar-katu beharko dituzte. Trinkotasunak bi parametrorekin lan egiten du:bata, barnekotasuna (inclusiveness), hots, sarean zein puntu proportziodauden konektatuta besteekin, isolaturik dauden puntuekin alderatuz.Beste parametroa, harreman errealen batuketarena da, hau da, sarekopuntuen artean eratu diren harreman erreal guztiak era litezkeen baliz-ko harreman guztiekin alderatuz.

d) Maila (rango/degree): Gizarte sare bat aktore baten inguruan eraikitzendenean gainontzeko aktoreek honekiko harreman aukera ezberdinakizango dituzte: batzuek bitartekaririk gabeko harreman zuzenak izangodituzten bitartean, besteek zeharka -bitartekarien bitartez- bakarrikedukiko dituzte loturak; lehenengoak maila gorenekoak dira eta azke-nengoei, berriz, maila apalagoa edo arrunta dagokie. Mailak adieraztenduena hauxe da: aktore baten sarean zenbat aktore daude berarekinharreman zuzenean.

Orain arte sarearen morfologiaz aritu gara eta horrekin zerikusi handiaduen azterketaren ildo nagusienetako bat sarean dauden aktore esanguratsue-nen edo garrantzitsuenen finkapena da, hau da, aktoreen zentralitatea.Horrela, neurri estatistikoak daude aktoreen zentralitate (ospea eta botereaislada ditzakeena) kontzeptuaren ezaugarriak neurtzeko eta, zeregin horretan,aipatu ditugun maila eta distantzia guztiz erabilgarriak dira. Zentzu honetan,sarean aktore bat zentrala izango da harreman maila gorenekoa baldin bada:sareko beste aktoreekin zuzenean konektatuta baldin badago.

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Zentralitatearen beste kontzeptu (neurri) bat bitartekaritza (betwenness)da: zer-nola kokatuta dagoen aktore bat sareko beste aktoreen artean. Puntuedo aktore batek bitartekaritza garrantzitsua bete dezake maila apala edukiarren, zeren eta neurtzen duena aktore horrek bitartekari (broker) edo atezain(gatekeeper) papera noraino betetzen duen baita; beraz, aktore horren botere-aren adierazle izango da. Zentralitate mota honen garrantzia honetan datza:erdian dagoen aktoreak sareko beste aktore batzuen interakzioak kontrola edomolda ditzake eta, horren ondorioz, interakzio bide horietan boteretsua da.

Zentralitate (lehen aipaturiko erdiguneko/inguruko kokapena) eta trinko-tasun kontzeptuak oso erabilgarriak dira sarearen egitura adierazteko orduan.Trinkotasunak sarearen kohesio maila adierazten du eta zentralitateak kohesiohori aktore batzuen artean nola (zein neurritan) antolatzen den adierazten du.

3.3.- Gizarte sare barneko harremanen ezaugarriak.

Sareak interakzio prozesuak adierazten dituzte eta prozesu hauetan hain-bat ezaugarri bereiz daitezke sare barneko harreman bat definitzeko unean.J.C. Mitchell berari jarraituz Requena-k (ibidem: 143-145) harremanen bostezaugarri aipatzen ditu:

i) Edukina: Elkarrekin harremanetan dauden pertsonek helburu bat dutelotura horiek sortzeko eta hori izaten da egoera horren edukina.Kokagune berean, gizarte sare bat baino gehiago (laneko sare formalaketa informalak, adibidez) elkarren gainean izan daitezke, haietakobakoitzak edukin ezberdina duelarik.

ii) Norabidetasuna: Aktoreen arteko loturak elkarrekikoak izan daitezkeala norabide bakarrekoak; hau da, batzuetan aktore batengandik beste-enganako harremanak izango dira baina ez alderantziz (nagusia-langi-leak,...) eta besteetan, berriz, norabide bietako aktoreen arteko loturakemango dira (adiskidetasuna, auzotasuna,...). Egoeraren arabera nora-bide bakarreko harremanak baldin badaude sareko aktore baten eragi-na bestearengan errazago lor daiteke.

iii) Iraupena: Gizarte sareek bizitza epe zehatz bat irauten dute. Epe horre-tan sareak aldaketak izan ditzake bere tamainan nahiz ezaugarri koalita-tiboetan. Partaideen adinaren arabera, adibidez, nerabezaroan dagoengazte baten sarea ez da izango gazte horren heldutasuneko sare berbera,nahiz eta bietan partaide batzuk berdinak izan. Requena-ren arabera,sare batek irauten du aktoreen arteko eskubideak eta betebeharrak man-tentzen diren heinean eta helburu berezi batzuetarako onartua den hei-nean. Eskubide eta betebehar hauek lotura potentziala dira berauenbidez helburu batzuk lor litezkelako (zerbitzuak, informazioa,...).

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iv) Intentsitatea: Aktoreek elkarrekiko duten inplikazio mailaren berriematen digu. Kontzeptu hau ez da hurbiltasuna, distantzia, maiztasunaedo aurrez aurreko harremanarekin nahastu behar, zeren eta zenbaitkasutan urrun dauden aktoreek (distantzian aldendurik dauden arlo ber-dineko bi ikertzailek, adibidez) intentsitate handiagoa izan dezaketegertuago dauden beste batzuek baino.

v) Maiztasuna: Sare bat osa dadin aktoreen arteko harremanen nolabaite-ko maiztasuna beharrezkoa da. Dena dela, maiztasun handia izanda ereintentsitatea txikia izan daiteke eta alderantziz; horregatik, harremanbaten maiztasunak garrantzi eskasa zein apartekoa izan dezake sareenazterketan (azterketaren helburuaren arabera).

4.- Bi gizarte sareren adibideak

Bi gizarte sare ezberdin aukeratu ditugu ikerketa enpirikoa egiterakoorduan, horrela sareen metodologiaz baliatuz hizkuntz-soziologiara hurbilpen-froga bat egin nahirik. Alde batetik, lagun koadrila bat aukeratu dugu sarearenkokagune bezala, gizarte sare berezkoa eta aldakorra, alegia. Bestetik, udalet-xe txiki bateko (7.000 biztanle inguruko udalerriarena) langileak dira aukera-tu den beste sarearen kokagunea. Azken sare honetako partaideak erakundekolangileak dira eta, zentzu honetan, sarea era formal batean eratua dago. Bi kasuhauek, ezberdintasunak ezberdintasun, sareen metodologia maila enpirikoraekartzeko aukeratu ditugu. Informazio bilketarako, galdekizun bat prestatugenuen koadrilako kideek eta udaletxeko lankideek bete zezaten, lanabeshorren bidez informazio bilketarako teknika koantitatiboa erabiliz.

4.1.- Lagun koadrila.

Ugao-Miraballes, lau mila biztanle duen herri bizkaitarra, izan zen auke-ratutako lagun koadrilaren bizilekua, hots, ingurune nagusiki erdalduna (eus-kaldunen portzentaia %27koa baita4). Lehenik eta behin, bi informatzaile era-bili genituen koadrilaren partaideak nortzuk ziren finkatzeko. Gureikerketaren ikuspuntutik eman genien aukeraketa irizpidea hauxe izan zen:koadrilako partaideek koadrilak egiten zituen ekintzetan eten handirik gabeparte hartzen zutenak izan behar zirela. Irizpide honi jarraiki, koadrila hamarpartaidek osatzen zutela adierazi zuten informatzaile biek. Hamar kideok gizo-nezkoak eta 24-26 urte bitartekoak ziren eta, hizkuntza gaitasunaren aldetik,hauetatik sei elebidunak ziren (euskara/gaztelania) eta lau elebakarrak (gazte-

4 Iturria: Eustat 1996 (1991ko Biztanleria eta Etxebizitzen Zentsuaren datuak dira).

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lania); dena dela, elebakar hauetako bik bazeukaten nolabaiteko gaitasuna eus-karaz ulertzeko eta baita hitz egiteko ere. Hamar kideek (9.ak izan ezik) gal-dekizun bana bete zuten, era horretan bakoitzaren ezaugarri demografikonahiz linguistikoak eta baita norberak beste kideekin dauzkan harremaneiburuzko informazioa bilduz.

Ondoren, lagun koadrilak osatutako sarearen azterketa enpirikora pasakogara, sare trinko honetan, 1. Soziogramak adierazten duen bezala5 zerikusihandiko informazioak daudelako.

Lehendabizi, koadrilak osatzen duen sarean partaide guztiek elkarrenga-nako harremanak dituzte, harreman hauen ezaugarriak ezberdinak badira ere.Aktore guztien arteko harremanak izateak esan nahi du sarearen trinkotasunahandiena dela, %100ekoa, eta horren arabera ez zuen zentzurik sare osoarenazterketa batzuk egitea, ez trinkotasunaren inguruan ez zentralitate neurrieninguruan (kokapen, maila, eskuragarritasuna,...) partaide guztiak puntuazioberdina lortuko zutelako (aurrerago itzuliko gara gai honetara).

Bigarrenik, bildutako informazioaren kontraesan ugariak aipatu behar dira:bi sujetuen arteko harremanen berri bi kide horiek ematen zutenez (9. sujetuarenkasuan salbu) informazioa errepikatzen zen, baina zenbait kasutan batek eta bes-teak adierazitakoak ez zetozen bat. 1. Soziograman marra etenetan marraztudiren harremanak kontraesan horren islada dira: 13 kasutan, harremanen maiz-tasunaz (2 kasu) edota hizkuntza bat eta bestea erabiltzen dituzten proportzioaz(11 kasu) egoera bakoitzeko solaskide biek informazio ezberdina ematen dute.

Hizkuntzen hautaketari dagozkion kontraesanak sujetu batzuengan beste-engan baino sarriago ematen dira; adibidez, 10. kideak euskara erabiltzen duen7 harremanetatik 5etan ez dator bat solaskide dituen kideek adierazten dute-narekin. Halere, hizkuntzen hautaketari buruzko informazioaren desadostasu-na beste kasu batzuetan ere nabarmena da; 3. eta 4. sujetuek euskara erabilt-zen duten 7 harremanetik 4tan ez datoz bat haien solaskieek esan dutenarekin.Beste sujetuen informazioaren ezadostasuna jeisten bada ere (2.ak 6 harrema-netik bakar batean huts egiten du) argi dago hizkuntza baten eta bestearen era-bilera edo tartekatze mailari buruz zaila dela informazio zehatza edo bakarrajasotzea6. Horrez gain, ezadostasunak badu bere bereiztasuna zenbait kasutan:

5 Irudi honen (1. Soziograma) argitasun eta ulermenaren mesederako euskara edozein neu-rritan sartzen zuten harremanak edota zalantzarik ematen zuten kasuak sartu dira bakar bakarrik.Hau da, kontraesanik ezean erdara hutsezko harremanik ez da irudi honetan aurkeztu.

6 Informazioaren kontraesan hauek saihesteko bi informatzaileek adierazten dutenarenbatez-bestekoa ateratzea izango litzateke irtenbide posible bat: batek euskara gehien bat erabilt-zen dutela esaten badu eta besteak erdara gehien bat, euskaraz zein erdaraz berdin egiten dutelapentsa genezake, adibidez.

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hau da, 3. kideak beti adierazten du euskararen erabilera handiagoa bere solas-kidearen usteetan ematen dena baino eta 4. sujetuak, berriz, bere euskararenerabilera baxuagotzat jotzen du beren solaskideek baino.

Kontraesan hauek informazio zuzena edo baliokidea jasotzeak duen zail-tasunaz hitz egiten dute eta honen arrazoiak mota askotarikoak izan daitezke:adibidez, galdetzen diren egoerei buruzko informazioak norberaren ikuspuntuedo balorapen diferenteetan oinarritzen direlako, edota inkestatuaren erantzu-na elkarrizketa-egoeraren eraginpean ematen delako.

Hirugarrenik, oreka/desoreka kontzeptutik7 ondorio batzuk atera ditzake-gu. Esaten genuenez, gaitasun linguistikoaren ikuspuntutik begiratuta haubezalako koadrila misto baten (sujetu elebidunak eta elebakarrak dituena) hiz-kuntza amankomun posible bakarra erdarak izan behar du; hau da, aukerazkoharremanik (orekaturik eta desorekaturik) ezin dira libreki edo egonkor ager-tu, zeren eta koadrila mailako sarerik bada, nagusiki (erdarazko) derrigorrez-ko harreman orekatuetan oinarrituko baita, elebidunek euren artean euskarazhasiz gero harremana (sarea) partaide batzuentzat (elebakarrentzat) etetendelako.

Beraz, elebakar eta elebidunek osatutako sare batek –aztertutako koadri-laren kasuan bezala– hizkuntza harremanen egitura mugatua eskaintzen du,bere egituraren arabera partaide guztien arteko harremanetan hizkuntza batzein bestea ezin baita askatasunez hautatu. Eta sarearen egitura mugatua iza-nez gero, zaila da aukerazko harreman (orekaturik edota desorekaturik) egon-korrik izatea eta hizkuntza nagusiagotuak bere derrigorrezko harreman ore-katuak ezartzen ditu. Hau da sarri askotan “normaltasun linguistikoa” bezalaulertzen den gatazkarik eza, “pax erromatarraren” oso antzerako itxura duena.Gutxiagotutako hizkuntza hitz egiteko behar hainbateko motibazioaz gain,guztiz beharrezkoa da inguruneak ere aldeko baldintzak (koadrilako kide guz-tiak elebidunak izatea, besteak beste) eskain ditzan (Martínez de Luna etaJausoro 1996: 29-52) eta halakorik ezean ez dago hizkuntza hautaketa libreedota iraunkorrik.

Eta horixe bera gertatzen da lagun koadrila honetan. Alde batetik, koadri-lan partaide elebidunak gehiengoa (10etik, 6) badira (eta beste bik euskarazkogaitasun pasiboa badute), eta, bestetik, elebidun guztiek (eta baita erdaldunek)euskararekiko interes nahiko handia adierazten badute ere, erdarazko harre-

7 Oreka/desoreka eta aukerazko nahiz derrigorrezko harreman orekatu/desorekatu kontzep-tuetan sakontzeko ikus BAT Soziolinguistika Aldizkaria (26. zbk.).

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manak nagusitzen dira nabarmenki: 45 harremanetatik 43tan erdara da hiz-kuntza bakarra edo euskara baino gehiago erabiltzen da.

Laugarrenik, informazio honekin harremanen euskalduntasunaren adie-razle bat osatzeko, euskarazko harremanen kopuruak harreman guztien arteanzatitu beharko ditugu, ondorengo emaitzak atereaz: euskararen erabilerak0,04ko balioa lortzen du eta erdarazkoak 0,96koa.

Beste horrenbeste ikusten da elebidunen artean ere: koadrila osoan jardu-tean, elebidunen arteko aukerazko harreman horietan euskaraz gauzatutakoenportzentaia kontuan har daiteke erdaraz burutzen direnenarekin alderatuz: 15harreman errealetatik 2 bakarrik burutzen dira gehienetan euskaraz eta besteguztiak erdaraz nagusiki edo erdara hutsean. Elebidunak bakarrik hartuta, eus-kararen erabilerak 0,13ko balioa lortzen du eta erdarazkoarenak 0,86koa.Neurketa honek ematen digu sare honetako elebidunen arteko harremanetanhizkuntza bakoitzak gaur egun duen pisua eta –aurrerantzean neurtuz gero–denboran zehar izango duen bilakaera ere.

Bostgarrenik, koadrilan egonda, gehienetan euskaraz egiten duen hiruko-teak harreman desorekatuak sortzen ditu euren artean: 4.ak eta 8.ak 3.arekingehienetan euskaraz egiten duten bitartean, lehenengo bien arteko harremanzuzenean (4.ak dioenez, bederen) erdaraz egiten dute gehiago euskaraz baino.

Seigarrenik, hizkuntza hautaketa eta elebidunek euskaraz duten gaitasunmaila gurutzatuz gero, badaude azpimarragarriak diren berezitasunak; adibi-dez, euskaraz konpetentzia mailarik altuena –euskara oso ongi menperatzeaeta erdaraz bezain erraz erabili ahal izatea– duten lautik hiruk (3., 4. eta 8.ak)osatzen dute euskarari erdararen aurretik euren arteko harremanetan lehenta-suna –gehienetan euskaraz egitea– ematen dion hirukotea (1. Soziograma);euskaldunak diren beste kideek euskararen erabilera ahulagoa adierazten duteeta haietatik batek bakarrik du konpetzentzia mailarik altuena. Hau da, eta adi-bide gisa bada ere, koadrilaren gure kasu honetan euskarazko gaitasun eta era-bilera handiak badirudi bat datozela.

Azkenik, eta arestian aipatu den bezala, lagun koadrila honek trinkotasunhandiena azaltzen du, hau da, lagun arteko giroari dagozkion partaide guztienarteko harremanak daude eta, gauzak horrela, zentralitate inguruko azterketa-rik egiterik ez du zentzurik; honen ondorioz, hizkuntza hautaketan eta erabil-penean eragin handiena dutenak –euren zentralitate handia dela medio– zeint-zu diren ezin dugu bide zuzenetik atera. Halere, koadrila giroan kide guztiekpisu berdina ez dutela izango pentsatzea zilegi da eta, beraz, zentralitate neur-keta zuzenik ezean, koadrila harremanetako loturarik sendoenak nortzuengandauden ikusi ahal izateko zeharkako bidetik jo beharko dugu.

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Ildo honetatik, Félix Requenak (Requena, 1994) harreman pertsonalak,hau da, lagunartekoak aztertzen ditu sareen metodologiaren bitartez; autorehonek azaltzen duenez, lagunak aukeratzeko orduan hainbat faktore estruktu-ralek eragiten dute aukeraketa horretan, hots, aukera hori ez da ausazkoa.Zentzu honetan, koadrila baten harreman sarearen norabidetasunaren, maizta-sunaren, intentsitatearen edota edukinaren azterketa berezia hizkuntza gutxia-gotu baten ingurunean aberasgarri eta interesgarria delakoan gaude hizkuntzahorren erabilera edo erabilera eza ulertzeko. Bestalde, intentsitate eta maizta-sun kontzeptuen bidez harreman sare honetako sujetu garrantzitsuenak identi-fikatzea posiblea izango litzateke. Ondoren, eta sujetu hauek sarearen hiz-kuntza erabileran nolako eragina izan dezaketen jakinda, ikus genitzakeelebidunak diren ala ez eta, izatekotan, zein hizkuntza hautatzen duten besteelebidunekiko harremanetan. Era honetan agerian geldituko zen koadrilahonetako liderazgoaren ezaugarri linguistikoak zernolako pisua duen hizkunt-za hautatzerakoan koadrilako sare harremanetan.

Ikerketa honetan, harreman maiztasun nahikoa duten kideak identifikaditzakegu: egunero edo lanegunetan ez bada ere, gutxienez asteburuetan bilt-zen direnak, hain zuzen. Hautaketa honen bidez hasierako 10 kideetatik 5bakarrik gelditzen dira8, horietatik 3 elebidunak eta beste biak erdaldun eleba-karrak direlarik. Batetik, euskaraz gaitasun osoa zuten lau lagunetatik bi sart-zen dira bosteko honetan eta, bestetik, euren arteko harremanetan euskaranagusiki erabiltzen zuen hirukoteko partaide bakarra (8.a) gelditzen da; beraz,euskararen gaitasun nahiz erabileraren aldetik koadrila osotik garrantzi handi-ko azpitalde berezi honetara igarotzean ez da funtsezko aldaketarik ematen,antza. Hau guztia frogatzeko, bosteko honen barruko euskara erabilerarenadierazlea atera liteke –lehenago koadrila osoarena atera den bezala–, bainalan honen helburu metodologikoen mugak direla-eta, ez dira gure eginkizunenbarruan eragiketa mota guztiak sartzen.

4.2.- Udaletxe bateko gizarte sarea.

Bigarren kasuan, udaletxe bateko langile finkoen sarea aztertu genuen.Abadiñoko udaletxea aukeratu genuen, hau da, herri txiki bat eta biztanlegoa-ren %46a euskalduna izanik9 ingurune zertxobait positiboagoa zen euskarara-ko. Izan ere, helburutzat genuen eredu teorikoaren moldaketa enpirikoa burut-

8 Maiztasun eskakizun honen araberako aukeraketan ere kontraesanak agertzen ziren, bainapartaide guztien informazioa alderatuz gero eta zentzudunena zen informazioari jaramon eginezesandako lagunetara mugatu dugu koadrilaren bihotza.

9 Iturria: Eustat 1996.

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zeko udaletxe txiki bat aukeratu genuen erabilgarriagoa izango zitzaigulako-an; kasu honetan udaletxeko harreman sarea langileen funtzioen araberakoeginkizunak finkatzen zuen. Berau hamabost partaidek osatzen zuten, haieta-ko bederatzi elebidunak eta sei elebakarrak zirelarik.

Ahozko harremanen sare hau aztertzeko hiru gune ezberdindu genituen: a)Laneko harreman formalak; b) Laneko harreman informalak; eta, c) Lanetikkanpo lankideen arteko harreman informalak10.

a) Laneko harreman formalak.

Bigarren irudian ikusten denez, sujetu denak denekin zuzenean harrema-netan daude egiten duten lanak horrela eskatuta. Horregatik, kasu hau (koa-drilarena bezala) trinkotasun handieneko sarea da (%100ekoa), hots, koadrilanbezala, puntu guztiak elkarren artean loturik dituen sarea. Tamaina handiago-ko udaletxea izan balitz ziur aski hainbat puntu elkarri lotu gabe egongo lira-teke. Bestalde, harreman mota hauen azterketarako edukinari buruzko hipote-si bat geneukan: laneko gai teknikoen inguruko harremanak gaztelaniazliratekeela eta euskara askotan hurbileko gaietara mugatuta geldituko litzate-keela. Ikusiko dugunez, froga honetan hipotesi hau ez da baieztatzen.

Harreman formaletan erabilitako hizkuntzaren arabera elebidunen artekoeuskarazko 36 harreman potentzialetatik 33 gauzatzen dira euskaraz. Neurrihonek euskararen erabilera handia adierazten du, koadrilaren kasuan bainoaltuagoa behintzat; gainera, harreman hauetan, sujetu bakarra da bere 8 eus-karazko harreman potentzialetatik 3 gaztelaniaz burutzen dituena, gainontze-ko partaide elebidunek beste elebidunekin dituzten harremanak beti euskarazgauzatzen dituztelako. Koadrilaren kasuan bezala hizkuntza bakoitzaren era-bileraren adierazlea ateraz gero, udaletxeko elebidunen arteko harreman for-malek honako balio hauek eskaitzen dizkigute: euskararen erabilerak 0,9kobalioa lortzen du eta erdarazkoarenak 0,1ekoa (2. Soziograma).

Horrezaz gain, suposatzen genuen harreman formalak izanda edota eza-gupen teknikoko harremanak zirenean gaztelaniaren erabilera handiagoa izan-go zela. Uste honen arabera, espero genuen elebidunen arteko harreman motahauek gehiago jo behar zutela gaztelaniaruntz, baina kasu honetan ez zenhorrela gertatzen. Gure adibide honetan euskararen erabilera handia da lanesparruan eta lan esparruko gaietaz aritzeko, ingurune oso euskaldunetakosujetu elebidun gehiago dagoelako sarean, beharbada.

10 Laneko harreman informalei buruz, ikus BAT Soziolinguistika Aldizkaria (26. zbk.).

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Baina, honen inguruan kontuan hartzekoak dira udaletxe honetako euska-ra saileko teknikariaren esanetan, askotan oso zaila egiten omen dela bi suje-tu elebidunen arteko harremanaren hizkuntza euskara ala gaztelania denbereiztea, hizkuntza bietako hitzak eta esamoldeak askotan tartekatzen direla-ko. Hau horrela, sujetu hauek euren laneko harreman formalen berri ematera-koan, hizkuntza bien nahasketa handiagoa ala txikiagoa izanda ere, euskarazdirela perzibitzen dute.

Adibide honetan, eginiko garapen teknikoaren argira elebidunen arteanaukerazko harreman orekatuak zein desorekatuak (hauek neurri txiki batengertatu arren) gauzatzen dira. Horrekin batera, elebakar eta elebidunen artekoharremanak derrigorrezko harreman orekatuak dira, erdaraz.

b) Laneko harreman informalak.

Harreman mota hauek laneko espazio-denboran gauzatzen dira bainalaneko eginkizunez kanpo eta egoera horretan sareko partaide guztiek ez duteelkarren arteko harreman zuzenik; horrez gain, partaide batek ez du harrema-nik inorekin. Beraz, eta 3. Soziograman ikusten denez, sarearen trinkotasunaarestian aipatutakoa baino txikiagoa da, %51koa, hau da, izan zitezkeen harre-manetatik (105) erdiak, gutxi gora behera, ematen dira (54). Sujetuen batazbesteko harreman zuzenen kopurua (bataz besteko maila [rango/degree])7,2koa da, harreman formaletan 14koa zen bitartean; sujetu guztien harremanmaila honen desbideraketa 3,82koa izanda, harreman formaletan desbiderake-tarik ez zegoen bitartean (denek zuten harreman maila berbera, hau da, han-diena).

Segidan, sare harremanen euskalduntasunaren adierazlea azalduko dugu:udaletxeko langileen artean gauzatzen diren lan eginkizunaz kanpoko 105harreman posibleetatik 27 euskaraz burutzen dira eta beste horrrenbeste erda-raz. Honek ematen digun egoera honetako harremanen euskaldutasunarenadierazleak 0,25koa dela.

Bestalde, zentralitate kontzeptu inguruan aukeratutako neurrietara –mailaeta bitartekoa– igaroz, bi aktore dira zentralitate handiena dutenak: hirugarre-na eta laugarrena, hain zuzen (Ikus 3. Soziograma). Biok mailarik altuenadute, hau da, beraiek dira harreman zuzen gehien dituztenak (13na biek) etabaita bitarteko (bitartekaritza) handiena eta berdina ere (partaideko 11,29a),hau da, harremanetan zuzenean ez daudenen artean bitartekari egiten dute.Sareko harreman maila altuenak dituzten partaideak elebidunak dira eta,ondorioz, euskaradunentzat eta baita elebakarrentzat ere sare honetako partai-de garrantzitsuenak bezala agertzen direnak; edo, bestela esanda, sujetu horiekerdiguneko kokapena dute sarearen baitan.

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Bi aktore hauek, gainera, euskarazko harremanen sarearentzat garrantzihandikoa den baldintza betetzen dute; hau da, beste sujetu elebidunekikoeuren harreman potentzial guztiak euskaraz dituztela. Zentralitate handienekoaktoreen portaera honek lagunduta, segurasko, elebidunen euskarazko harre-man sarearen trinkotasuna handiagoa da haien artean osa zezaketeen erdaraz-ko sarearena baino (azken hau ez baita sortzen). Hizkuntza gutxiagotua (eus-kara) suspertu eta berreskuratzearen ikuspuntutik begiratuta garrantzi apartaduen egoera da: aukerazko harremanak euskaraz bideratzen direla, hain zuzenere. Harreman formaletan, berriz, ez zen horrenbesteko trinkotasunik emateneta, are gutxiago, koadrilarekin burututako ikerketan.

Bestalde, azpimarragarria da ere udaletxeko lankideen artean guztiragauza daitezken laneko harreman informalak aztertu ondoren, euskaraz gau-zatzen direnen proportzioa erdaraz gauzatzen direnenak baino altuagoa dela(27/36 versus 27/69). Honek adieraz lezake egoera mikrosozial honetako ahozahozko harremanetan euskarak duen pisua oso handia dela eta ez diola lekunagusia erdarari utzi izan.

Arestian aipatutako sareko harreman motaren edukina aldatu egin da;aurrekoan, lan edukina zen, oraingoan, aldiz, lanaz kanpoko gaiak dira.Aldaketa hau gertatu arren, harremanen hizkuntza ez da aldatu, hots, izaeraformaleko harremanekin konparatuz. Alegia, lan harreman formalak edo ez-formalak izan euskara berdin erabili da; euskararen erabilera ez da aldatu (gut-xitu), askotan gertatzen den bezala.

5.- Ondorioak

Moldaketa-froga metodologiko bezala ulertuta ikerketa honek nahikoabete ditu espero genituen emaitzak; hau da, agerian gelditu da gizarte sareenhurbilpen metodologikoa guztiz baliagarria dela, besteak beste, bi hizkuntzaelkarren ondoan bizi direnean, hizkuntz bien presentzia egoera horretakogizarte harremanetan aztertzeko. Besteak beste diogu, izan ere, hurbilpenmetodologiko hau aproposa dela uste baitugu taldeen nahiz erakundeen azter-ketarako, eta azken finean, harremanak garrantzitsutzat jotzen diren edozeinarloren ikerketarako. Edozein kasutan, norbanako eta talde/erakunde mailakharremanetan jartzen ditu, gizabanakoa eta gizartea kontzeptuen arteko zubiaeraikiz. Alde honetatik, itzelezko aurrerapausoa suposatzen du metodologiahonek.

Gizarte sareen metodologiaren balioa azterketa soziolinguistikorako ema-ten duen kontzeptualizazioan eta analisi enpirikorako aportazioan datza.Batetik, sareen kontzeptuak gizarte egituraren harreman egonkorrak edo erre-

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gularrak kontuan hartzen dituelako eta, bestetik, harreman hauen egoerei etaosagaiei buruzko araketa eta definizio zehatza burutzen dituelako. Bestalde,metodologia honek hizkuntzaren erabilera harreman ingurune egituratu bate-an kokatzen du eta, beraz, harreman horien egitura eta ezaugarriak aztertuzhizkuntzaren erabileran dauden eragileak era osatuagoan azter ditzakegu.Azkenik, partaide bakoitzaren ezaugarrien berri ere jaso daiteke, informaziomota honekin azterketa hornituz. Beraz, gizarte sareen metodologiak hirumotatako informazio eskaintzen digu batera: partaide bakoitzarena, gizarteegiturarena eta, azkenik, lehenengoek gizarte egitura horretan sortzen dituztenharremanei buruzkoa. Hiru informazio iturri horietatik abiatuta, hizkuntzarenhautaketan edo erabilpenean agertzen diren eraginak era osatuagoan aztertzeaahabidetzen da.

Bestalde, egoera mota ezberdinak identifikatuz gero, hauetako bakoitza-ren esanahi soziala zein den sakonago jakiteko beharrezkoa izan daiteke dis-kurtsoaren analisira jotzea, hots, ikuspegi koalitatibora. Beraz, lan honetangizarte sareen azterketa era koantitatiboan planteatu bada ere, horrez gain,posiblea litzateke hurbilpen koalitatiboa ere aplikatzea. Eta are gehiago, ikus-puntu metodologikoa elkar osatzeko hurbilpen biak –koalitatiboak nahizkoantitatiboak– erabiltzea oso aberasgarri gerta daitekelakoan gaude11.

Halere, gizarte sareen aplikagarritasun horretan muga batzuk ere ageriangelditu dira: gizarte harremanen konplexutasuna dela medio, informazio bil-keta eta horren analisia egoera mikrosozialetara mugatu behar da, bestela, ego-era makrosozial batean sujetuen arteko interakzioa hain korapilatsua izanikneurgaitza bihurtzen den punturaino iristen delako. Horra hor, beraz, metodo-logia honek duen muga nabarmena.

Igaro gaitezen, baina, ikerketa honetan jorratu ditugun gizarte sareenezaugarrietara eta zeregin honek eskaini dituen ondorioetara. Maila teorikoan,Cartwright eta Harary-ren oreka/desoreka kontzeptua gure lanerako egokiagodaitekeen moldaketan jardun gara eta, bide horretan, aukerazko/derrigorrezkoharreman orakatu/desorekatuaren ideian sakondu dugu eta baita egituramugatua kontzeptua sortu ere. Kontzeptu garapen honek hizkuntza hautaketantopa daitezkeen eragileen berri izaten lagun dezake.

Bestalde, eta maila teorikoan ere, harremanen izaerari erreparatuz berez-ko harremanak eta harreman formalak kontuan hartu izan ditugu. Berezkoakkideen arteko harreman pertsonaletan oinarritzen dira (familia edo lagunarte-

11 Metodologia koalitatiboaren erabilgarritasuna argi gelditzen da Nekane JausororenDokterego-Tesian Jausoro (1996).

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koak, adibidez) eta harreman formalak egoera edo talde sozial baten barnekoeraketa formalari dagozkie (erakunde baten organigramaren araberako harre-manak, besteak beste). Bigarren hauetan sareen analisiak ematen digun hain-bat informazio erabil daiteke hizkuntza politika bat betetzen edo aurrera era-maten laguntzeko. Berezko harremanak, aldiz, arlo pribatuari dagozkionezhizkuntza politika baten interbentziotik urrutiago gelditzen da.

Harreman formalen kasuan lanpostu eta funtzioen banaketa (formala) goi-tik-behera ezarria denez hizkuntza politika batek gidatutako interbentzioari tar-tea uzten dio. Politika horren arabera, harreman fomaletan pisu gehien dutenkokapenak elebidunak diren pertsonen artean banatuko lirateke, adibidez. Eraberean, artikulu honetan ikusi dugunez kokapenaz gain harreman sareetanbadaude beste ezaugarri interesgarriak eta erabilgarriak hizkuntza planifikaziobaterako: zentralitateari lotua dagoen maila kontzeptua edota maiztasuna,norabidea, intentsitatea, iraupena, edukina, etab. Sareko erdiguneko kokape-neko lekuan edo harreman maila altua ematen den lanpostuan sujetu elebidunabaldin badago, orduan, bere bitartez igarotzen diren beste sujetu elebidunekbabestu beharreko hizkuntza hautatzeko aukera izango lukete. Plangintza bate-rako kontzeptu hauek duten erabilpen hori eskuragarritasun baxuko (harremanzuzen gutxiko) sareetan bereziki oso nabarmena izango litzateke, kasu horietanhalako kokapenak are garrantzitsuagoak bihurtzen direlako.

Harremanen norabidetasuna ere interesgarria zaigu interakzioaren lehenkontaktuan bereziki: nork nori zuzentzen dion lehendabizi hitza eta zein hiz-kuntzetan den, kontuan hartu beharreko egoera da honek geroko harremanetanduen eraginaz jabetuta. Hori horrela, harreman formaletaz arituko den plani-fikazio batek egoera horretaz arduratu beharko litzateke.

Aurreko guztiaren informazio zehatza jasotzeko gizarte sareen metodolo-giak sistematizatutako bide, kontzeptu eta adierazle egokiak eskaintzen dizkigu.

Saio honetan garatu dugun beste lanabes bat harremanen euskalduntasu-naren adierazlea da. Adierazle honek eskaintzen digun informazioa hizkuntzabakoitzak sarean duen pisua da, eta informazio hori hizkuntza politika batekaztergai duen sarearen diagnosirako eta bilakaeraren jarraipenerako errefe-rentzi beharrezkoa dugu. Eta honen harira dator, Txepetxen hizkuntza komu-nitate baten trinkotasunaren ideia (Sanchez Carrión “Txepetx”, 1987). Gizartesareen ikuspuntutik hartuta, Txepetx aipatzen ari dena (euskal) hiztunen arte-ko harreman sareen trinkotasuna da. Eta horretan datza, hain zuzen ere, hiz-kuntza gutxiagotu baten hil ala biziko kenka: gune bateko euskaldun askorenelkarren arteko euskarazko sareak sortuz eta sendotuz hizkuntza komunitatehorren trinkotasun handiagoa lortuko litzateke. Argi dago proposatutako adie-razleak baduela planteamendu honetan zeresan handia.

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Gure saio honetan harremanen euskalduntasunaren adierazle hori saremailan aplikatu bada ere, adierazle bera erabil daiteke pertsona batek dituenharreman sarearen euskalduntasuna ezagutzeko. Halakoetan, pertsona batekhizkuntza bat zenbateraino erabiltzen duen adierazle horrek adieraziko digu-nez, esandako sujetuak hizkuntza horretan duen gaitasuna suspertzeko erabil-pen nahikoa duenentz jakin dezakegu. Hizkuntza gutxiagotu baten (euskara-ren) ikaskuntzan erabilerak duen garrantzia azpimarratzen du Txepetxek.Ikasten ari den hizkuntza horren erabilerarik ezean, ezagutza eta komunikaziogaitasunetan atzerapauso bat jasateko arriskuaz ohartarazten gaitu autorehorrek; horrela gerta ez dadin harreman sare euskaldunaren beharra inplizitu-ki aipatzen du. Aplikaziorako adibide batera joanez, euskaldunberri (helduzein ume) baten harreman euskaldunen sarearen nahikotasuna formulatudezakegu, eta maila horretan sujetu hau iristen den ala ez proposatutako harre-manen euskalduntasunaren adierazleren bidez ezagutu dezakegu.

Bestela esanda, gaitasun maila bat behin lortuta ikastetxeetan edo euskal-tegietan ikasitakoak jarraipenik izango duela ziurtatzeko euskararen erabileratinko bermatzen duen harreman euskaldunen sarearen hedadura neur daiteke.Harreman euskaldunen sarearen nahikotasuna finkatzeko egoera askorenazterketa sistematikoek adieraziko digute ingurune bakoitzean zenbaterainokosare euskalduna behar den gaitasunean atzera ez egiteko.

Bukatzeko, informazioa jasotzeko aurkituriko oztopoetaz ere hitz eginbehar dugu. Lagun koadrilaren azterketa egiterakoan aurreratu den bezala,elkarren arteko harremana daukaten bi kideek beraien harreman hizkuntzarenberri biek ematerakoan, zenbait kasutan batek esana ez dator bat besteak dio-enarekin, jasotako informazioan kontraesanak agertzen direla alegia. Hizkuntzerabilera ikertzen ari garen neurrian, eta beti hizkuntza bakarra erabiltzen ezduten kasuak direnez, ñabardura kontua izan daiteke arazoa.

Edozein modutan, ikerketa metodologikoa dela gogoratuz, ondorioztatugenezakeena da gizarte sareen metodologia jarraituz eginiko informazio bil-keta motarekin (informazio bik egoera bakarraren berri emanez) informaziokontraesankorrak ager daitezkeela behin baino gehiagotan. Informatzailearenpertzepzio subjetiboa agerian gelditzen da, eta sujetu guztiena bat ez etortzeada ohikoena. Aipatutako honek informazioaren tratamenduan eta interpreta-zioan du eragin zuzena; halere, jasotako informazioak ez du bere baliorik galt-zen eta, gainera, erraz saihes daitekeen oztopoa da.

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8.- Eranskinak

1. Soziograma: lagun koadrilaren hizkuntza harremanak informazio kontraesanak ematen direnean edota euskara sartzen denean.

Informazioaren kontraesanak: - - - - - - - - - - - -Gehienetan erderazGeheenetan euskaraz

Kide elebidunak

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2. Soziograma: lanena ematen diren harreman formalak eta hauetan erabiltzen den hizkuntza.

Sarearen dentsitatea: %100.

* Langile elebidunakEuskaraz ematen diren harremanakGazteleraz ematen diren harremanak

Langilea Maila Eusk/Gazt.

1* 14 7/7

2* 14 8/6

3* 14 8/6

4* 14 8/6

5* 14 0/14

6* 14 0/14

7* 14 7/7

8* 14 8/6

Langilea Maila Eusk/Gazt.

9* 14 7/7

10* 14 0/14

11* 14 5/9

12* 14 0/14

13* 14 0/14

14* 14 0/14

15* 14 8/6

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3. Soziograma: lanetik kanpo lankideen artean ematen diren harremaninformalak eta hauetan erabiltzen den hizkuntza.

Sarearen dentsitatea: %15.

* Langile elebidunakEuskaraz ematen diren harremanakGazteleraz ematen diren harremanak

Langilea Maila Eus/Gaz. Bitartek.

1* 1 7/0 0

2* 3 2/1 1.50

3* 6 4/2 16.60

4* 6 4/2 18.90

5* 1 0/1 0

6* 0 0/0 0

7* 5 2/3 11.57

8* 1 1/0 0

Langilea Maila Eus/Gaz. Bitartek.

9* 0 0/0 0

10* 1 0/1 0

11* 2 2/0 0

12* 0 0/0 0

13* 4 0/4 2.82

14* 0 0/0 0

15* 2 2/0 0.95

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LIBURUAK/LIBROS

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Libros

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Tras una larga experiencia inves-tigadora sobre patrones de comporta-miento familiar de consumo televisi-vo en diversos países del mundo–desde California a China, pasandotambién por Inglaterra o Brasil entreotros–; James Lull trata de aglutinaren este trabajo un amplio y compren-sivo conjunto de temas clave relati-vos a los medios, la comunicación yla cultura. El autor enfoca el estudiode la comunicación y la cultura desdeun planteamiento multicultural einternacional que permita analizartanto sistemas capitalistas comocomunistas, países del primer o ter-cer mundo, ricos y pobres. En estesentido, el objetivo de este trabajoconsiste en presentar una perspectivarazonable y bien documentada,actualizada y accesible para unamplio espectro de académicos einvestigadores.

El texto inicia su recorrido con laexposición de una visión determinis-ta de los conceptos de ideología yhegemonía que luego se dispone acuestionar en capítulos posteriores.Desde este planteamiento, la ideolo-gía, los medios y la actividad socialabarcan tanto áreas de conformidadcomo de contestación, subrayandoque la interpretación y uso que haganlos individuos de los medios nosiempre coincide con las intencionesdel emisor. Pasa más adelante a revi-

sar la conexión que las reglas socia-les establecen entre la ideología y losrecursos de poder social y autoridad,destacando la capacidad de los indi-viduos para seguir, desobedecer,ignorar, o reformular tales reglassociales. En el siguiente capítulo,profundiza en la idea de culturapopular exponiendo cómo los indivi-duos construyen de forma creativaidentidades significativas y estilos devida diversos a partir de un entornosimbólico rico y expansivo.

En este orden de cosas, criticatambién la tradición cuantitativa deinvestigación en el ámbito de lascomunicaciones masivas, proponien-do como alternativa el concepto deaudiencia activa. Básicamente, tratade subrayar cómo los miembros de laaudiencia a partir del contenido de losmedia crean sus propios significadoscon el fin de controlar algunos aspec-tos de su experiencia. Asimismo, a unnivel estructural contrasta la perspec-tiva del imperialismo cultural en laactividad comunicativa con unavisión más optimista sustentada encorrientes constructivistas, defen-diendo que la gente construye su pro-pio entorno cultural utilizando fuen-tes de material simbólico diversasbien sean cultas o populares, públicaso privadas, familiares o extrañas, ...

Para terminar, el autor expone elsustrato teórico que subyace a los

LULL, J. (1995) Media, Communication, Culture. A global approach,Cambridge, UK: Polity Press. (recientemente publicado en castellano)

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Liburuak

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diversos capítulos del texto: la teoríade la estructuración de Giddens apli-cada al papel de los medios. Lulldefiende que los medios juegan unpapel central en el límite entre elámbito macrosocial y la esfera micro-social. Del mismo modo que la tesisdel imperialismo de los medios esincompleta, la autonomía y poder delos individuos es también limitada.

Por esta misma razón consideraque la teoría de la estructuración seadecúa perfectamente al plantea-miento de análisis de las relacionesentre los media, la comunicación y lacultura. Sin embargo, admite queaunque las formas y procesos de lacomunicación son relevantes en rela-ción a la teoría de la estructuración,Giddens habló muy poco sobre lastecnologías de la comunicación, lasaudiencias o la cultura. En este senti-do, Lull defiende que la opción deGiddens por las teorías de rangomedio permite encajar la investiga-ción de la comunicación mediada enla teoría de la estructuración.Precisamente, uno de los puntos fuer-tes de esta teoría consiste en que inte-gra las relaciones cara-a-cara dentrode la estructura social, lo cual se ade-cúa perfectamente a los objetivos deanálisis de las comunicaciones masi-vas propuesto por Lull.

Desde este punto de vista, lasinterpretaciones del público en rela-ción a los contenidos no se corres-ponden únicamente a los aspectosmás superficiales de las imágenes,sino que reflejan también la estructu-ra subyaciente. Para llegar a com-prender cómo afecta la estructura a lainterpretación es necesario conside-

rar el marco de condiciones cultura-les, políticas y económicas. De estemodo, la naturaleza dual de la estruc-turación está formada por el flujoconstante y variable entre dos ele-mentos: estructura y agente. En estepunto Lull subraya la importancia dela cultura en relación a ambos ele-mentos. Las diversas posibilidadesde asimilar, modificar, resistirse otransformar el contenido de losmedios demuestra cómo las relacio-nes particulares entre estructura yagente reflejan siempre condicionesculturales históricamente situadas.En este sentido, el principal interésdel autor consiste en el estudio de losdiversos procesos de comunicación através de los cuales la cultura seconstruye constantemente.

En resumen, para dar razón de lacompleja, interactiva y con frecuen-cia contradictoria naturaleza de larelación entre los media, la comuni-cación y la cultura Lull reconoce laexistencia de tres axionas fundamen-tales. Primero, la estructura no esdeterminante ni está fija. Segundo,los mensajes simbólicos transmitidospor los medios de comunicación sonpolisémicos y multisémicos. Tercero,los actores sociales interpretan y uti-lizan el entorno simbólico de maneraque les permita avanzar en sus intere-ses personales, sociales y culturales.

Matxalen GarmendiaUPV-EHU

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ABSTRACTS

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Abstracts

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The Consumer in the 21st Century

The object of this present work is to analyse those features and characteri-sations which define the consumer in the initial years of the 21st century, focu-sing the objective of our study on Spanish society. The starting point is thegreat importance of the role of the consumer in the society of the future, whichimplies, as a consequence, the fact that many of our rights and obligations anda large proportion of our claims are directly related to our role as consumers.

University assessment and educational quality fromJ. Habermas’ critical standpoint.

This article examines the assessment model applied in the University of theBasque Country in the light of critical theory, highlighting some of the realisa-tion and rationalising effects (deprofessionalisation, disqualification and justi-fication of teaching) which the objectivist perspective projects onto the perso-nal context of labour relations which define the educational phenomenon.

The Labour Market and Civil Society

Paradoxically, while the labour market is resistant to new labour, civilsociety, by means of the volunteer, is experiencing a boom. The increase inproductivity together with the automation of the third industrial revolution,has produced the so-called leisure culture, which favours the redistribution oftime dedicated to work and leisure. Faced with the need to find social net-works and new areas for redefinition, both the unemployed and the worker,who lacks these in the workplace within a success-based society, finds thethird sector tempting. This opposes public sector intervention (political logic)and the action of the lucrative private sector (market forces), by means of theactivities of private agents who altruistically offer services of general interestalternative or complimentary to the service offered by the administration wit-hin the limited welfare state.

Expressiveness and Activism in Basque Youth

The main question which we attempt to clarify is whether it is possible toseparate the activist pole from the expressive pole in Basque youth subcultu-

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Abstracts

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re(s) of a rupturist social trajectory. In order to do this, as a basis we take, onthe one hand, information appearing in the press about the report which agroup of sociologists carried out for the Basque Government on the subject ofviolence and youth. The report talks about a radical Basque youth formed byconcentric circles around a nucleus, depending on the level of ideologisationand involvement in the revolutionary struggle. Another support is the thesiswhich stipulates the existence of three different socialisation intineraries (rup-turist, integrationist and reformist) in youth, to argue the indivisibility ofexpressiveness and social action in a Basque context where the youth subcul-ture of a rupturist social trajectory is covered by a series of social movementsthreaded into the network which feed its symbolic ‘arsenal’.

The Ritual Construction of Identity

This article condenses partial aspects of research presented as a doctoralthesis in which we attempt to analyse the peculiar symbolic expression of aversion of Argentine nationalism. By means of the observation of a ritual case,which forms a more or less widespread dramatisation of the myth of the racialmelting pot, the relationship between ethnicities and nationality is analysed.In this way, an attempt is made at unravelling the symbolic plot which servesas a foundation for the definition of belonging to a community of the ritualprotagonists.

The Social Thinking of Castoriadis

This article reviews the theoretical contribution of Cornelius Castoriadis,as well as reflecting on the reasons for which his contributions have had suchlittle penetration in Spanish academic life.

Transport as a Social Phenomenon

Transport as a social phenomenon has hardly been touched on by socio-logy. The consequence of this has been, and is, the lack of its own theoreticaland methodological framework which allows for the definition of transport asa ‘social fact’ and thus as a sociological problem. Proposing the possibility ofestablishing a field of study around the phenomenon of transport impliesanalysing it as the concept of ‘being transported’ and interrelated with the twoaxes which form the basis of the analysis of transport; space and time.

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Abstracts

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Working from these premises we can begin to propose a separate field for rese-arch, that is a ‘Sociology of Transport’.

An Example of Change of Ethos: from the Banco de Bilbao to the Banco Bilbao Vizcaya

This article demonstrates the existence of cultural change in the processof the creation of the Banco Bilbao Vizcaya, as well as analysing the implica-tions which this has for the former employees of the Banco de Bilbao.

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Zenbaki honetanHan colaborado

Ahedo Santisteban, Manu (Bilbao, 1965). Licenciado en Historia por laUnivesidad de Deusto (1988), Licenciado en Sociología por la UNED (1996), yMaster in Science and Technology Studies por la Facultad de Ciencias Socialesde la Universidad de Edimburgo (1998). En la actualidad dispone de una becapredoctoral del MEC en el departamento de Sociología 1 de la UPV-EHU.

Antolín Iria, José Enrique. Profesor asociado del Departamento deSociología de Sociología II de la Universidad del País Vasco. Ha realizadodiversas investigaciones en el campo principalmente de la sociología urbana,así como diferentes publicaciones, individuales y colectivas en esta área entrelas que destacan: Evolución urbana y análisis del desarrollo industrial y resi-dencial en los municipios de Baarcaldo, Sestao, Portugalete, Trapagara yOrtuella (1989), Factores determinantes del desarrollo de la vivienda sobre elsuelo no urbanizable (1993), Los sistemas de racionalidad administrativa enla gestión del urbanismo (1996), Transporte e identidad urbana (1998).

Blanco, J. Rubén. Profesor de Sociología en la Universidad Pública deNavarra.

Díaz de Rada, Vidal. Profesor de Sociología en la Universidad Pública deNavarra.

Elorza Romillo, Gregorio. Sociólogo y analista financiero.

Gandarias Eiguren, Edurne: (Gernika, 1968). Soziologia eta ZientziaPolitikoetan Lizentziatua (1991) eta Gizarte Zientzietan Masterra (1993)Fundazio Juan Marchek emandako bekarekin. Gaur egun Eusko JaurlaritzakoHezkuntza, Unibertsitate eta Ikerketa saileko beka bat du, doktorego tesiaDeustoko Soziologia Fakultatean egiteko. Argitalpenak: VV.AA.1993. Valoresy actitudes de las Universitarias. Vitoria-Gazteiz. Emakunde; 1997. El deba-te teórico teórico sobre la relación entre democracia e igualdad. Inguruak18:79-92.

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Zenbaki honetan

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Irazuzta Di Chiara, Ignacio. Licienciado en Ciencia Política por laUniversidad Nacional de Rosario (Argentina) y Doctor en Sociología por laUniversidad del País Vasco.

Porrah Blanco, Huan. Licenciado en Filosofía por la UPV-EHU, está reali-zando su tesis en el Departamento de Filosofía de los Valores y AntropologíaSocial de esta Universidad.

Toscano González, Rocío. Socióloga y profesora en el Instituto Axular deSanturtzi.

Unzueta Alberdi, Iñaki. Profesor titular de Escuela Universitaria y está ads-crito al Departamento de Sociología II de la EHU/UPV. Próximamente leerála tesis doctoral que lleva por título: “La crisis de la sociedad del trabajo. DeMarx a la Escuela de Francfort”. Entre otras publicaciones y artículos desta-can los siguientes: “Venezuela: ekonomia, gizartea eta bideragarritasun demo-kratikoa”, Uztaro, 13. zkia, 1995; Un diagnóstico de la sociedad moderna.(Aproximación al concepto de crisis en Jürgen Habermas), Flacso, CostaRica, 1996; “Lanaren inguruko problematika Frankfurteko EskolarenLehendabiziko Belaunaldian”, Inguruak, 19. zkia, 1998.