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Investigacion sociologia
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Introducción
Se dice que la educación tiene como objetivo primordial formar seres sociales,
adaptables a cualquier circunstancia, la escuela por su parte debe contribuir a
la cohesión social, a la aceptación multicultural para terminar con las
diferencias sociales de que son objetos los individuos. En contraste con esta
finalidad, la escuela se ha convertido en el factor principal de exclusión social,
en el espacio que marca y hace palpables las inequidades sociales.
La escuela pretende formar hombres que convivan armónicamente en
sociedad: busca la adaptación, cuando ella es incapaz de adaptarse al contexto
que la envuelve, generando así, una separación entre su función social y su
realidad. En todo momento se exige de los niños el máximo de provecho de
sus recursos, pero pocas veces se preocupa por las verdaderas necesidades
de estos.
Es preciso revisar la función social de la escuela. Identificar la manera en que
ha sido desarrollada y de ser necesario, reconceptualizar la dinámica social
para no continuar con las desigualdades sociales.
A continuación de manera general y breve presentare las principales
aportaciones de algunos sociólogos comparada con resultado de unas breves
encuestas a docentes de Sistema Educativo, esto nos permitirá entender las
acciones que van dando origen a la exclusión social.
Planteamiento del problema
En la actualidad la función social dentro de la escuela se ha convertido en un
problema, ya que se olvida que los roles sociales no pueden ser enseñados
como los contenidos disciplinares y no solo son materia a tratar de la
asignatura Formación Cívica y Ética o de alguna otra. Aún cuando la escuela
debería estar relaciona directamente con la sociedad, se observa una brecha
cada vez más gruesa entre ambas; es decir, la escuela está formando seres
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con pocas herramientas para enfrentar las problemáticas sociales que le
esperan. En las aulas se está generando un trabajo débil para contrarrestar las
diferencias sociales y como consecuencias, la exclusión aumenta día a día.
Supuestos La función social de la escuela reclama de la educación el análisis de su
origen, recordemos cuando se comenzó a hablar de los pilares de la
educación, ¿Pero qué ha pasado con el saber ser, saber conocer y saber convivir?, ¿Por qué la educación se ha preocupado más por el saber hacer?
Hipótesis
La escuela no es una institución inmune a los cambios sociales que se
producen actualmente fuera de la misma. Las necesidades y problemas
presentes en la sociedad llegan a la escuela, ya que, reciben alumnos y
alumnas provenientes de diversos tipos de familia, orígenes, zonas del entorno,
con diferentes problemáticas físicas, psíquicas etc. El problema es que ni la
escuela ni los docentes están preparados para enfrentar dichas necesidades.
Los futuros maestros y maestras no reciben la formación necesaria para saber
resolver conflictos, educar en temas referidos a la educación social sino en las
diferentes didácticas de las materias a impartir. Dada la complejidad, es
necesario que este agente de cambio social sea capaz de mediar dentro y
fuera de la escuela, entre el alumnado, las familias, los maestros/as y el
entorno para poder paliar y/o resolver las diversas situaciones. La institución
escolar debe de facilitar su incorporación como un profesional más dentro de
los centros escolares.
Pregunta de Investigación¿Cómo se desarrolla la función social dentro de la escuela?
Objetivo GeneralIdentificar la función social que el docente y alumnos de secundaria manifiesta
en sus acciones escolares.
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Objetivo específico2: Conocer cuál es la perspectiva del docente respecto a la función social de la
escuela.
Justificación A lo largo de la historia se han producido numerosas y profundas
transformaciones sociales que, a su vez, han desembocado cambios en los
modelos de relación, el ritmo de vida o las prioridades de los adultos entre
otros. Estos cambios en las demandas sociales, profesionales y personales,
han hecho patente la necesidad de una educación orientada a mejorar las
situaciones sociales, así como, la educación para la salud, la educación
afectivo-sexual, las competencias, las habilidades sociales, el consumo, etc.,
con la intención de prevenir males futuros. Lamentablemente, en muchas
ocasiones desde las instituciones educativas se llevan a cabo acciones de
sensibilización hacia las familias con intención de formarlas, pero no obtienen
una respuesta positiva por parte de las mismas. Esta falta de participación es
considerada como un problema importante.
Parece que existe una creciente desorientación en las familias en cuanto a
cómo responder a las necesidades, sobre todo, psíquicas y formativas de los
menores. De igual forma se aprecia una excesiva abundancia de modelos
diversos y contradictorios en relación al consumo, la conducta, la relación entre
iguales y con los adultos, el ocio y la formación que van dirigidos a los
menores, que causa desorientación al menor y a las familias. La interferencias
y contradicciones entre lo que hace la familia, lo que trasmiten los medios de
comunicación y la publicidad, lo que enseñan los amigos, lo que se enseña en
la escuela. No hay trabajo en equipo (Comellas, 2009)
Por otro lado, cada vez surgen más situaciones de conflicto en las aulas, tales
como problemas de convivencia, comportamientos agresivos, escasa tolerancia
a la frustración, falta de habilidades sociales, etc. Algunas de las
manifestaciones más graves de estos conflictos en el entorno escolar son el
bullying. La causa de este problema puede ser entre otras, que los alumnos
tienen distintos intereses, actitudes y motivaciones.
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También, muchos llegan con falta de conocimientos básicos y sin interés por
aprender e igualmente influye el grado de cohesión en los grupos. De igual
forma hay que considerar el poco clima de esfuerzo que hay en la sociedad en
la que vivimos, en la cual, priman los derechos pero no las obligaciones que
tenemos como adultos, jóvenes y niños: la permisividad en la familia y el no
establecimiento de normas claras desde el principio de la infancia (Jurado,
2011).
Todo esto explica, por una parte, que los problemas sociales existentes en la
sociedad influyen en la escuela y, por otra, que la institución escolar y los
docentes no están preparados para abarcar todo este tipo de problemas que
llegan a las aulas, pues estas difícilmente se solucionan.
Marco Teórico
Se ha hablado mucho del papel social que juega la educación, ¿Pero qué
significa eso? ¿Por qué si la escuela es un fenómeno social, no ha cubierto
totalmente las expectativas de quienes asisten a ella? Durkheim enunció que
“la educación es una cosa eminentemente social”, puesto que forma personas
sociales y éstas a su vez, no pueden vivir aisladas del núcleo social (familia).
¿Cómo se forma al ser social? La respuesta es simple, recordemos que
cuando un niño por primera vez asiste a la escuela, posee ciertas
características sociales que le ha inculcado su familia, aun así, en el espacio
educativo adquiriría valores, actitudes, conocimientos y habilidades que darán
forma a su personalidad, harán de él, un individuo social, un hombre útil a su
comunidad.
De éste moda se entiende que la educación “tiene por objeto extraer de allí un
hombre enteramente nuevo; crear un ser que no existe, salvo en el estado de
germen indiscernible: el ser social”. El nuevo ser tendrá como fin la adaptación
a su entorno, por tanto, es muy importante que durante su educación se forme
integralmente.
Si pretendemos hablar de la función social de la escuela, tendremos como
primer tarea traducir las palabras de Durkheim a nuestra realidad inmediata; es
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decir, al ámbito educativo en que nos desenvolvemos. Ya dijimos que dentro de
la institución escolar se aprender conocimientos, habilidades y valores; todos
ellos contribuyen a la socialización del niño desde sus primeros años, lo forman
social y moralmente para poder adaptarse a la sociedad sin ningún problema.
Cuando el individuo posee un bagaje cultural y ha desarrollado ciertas
habilidades, la escuela ha cumplido ya con su función social, no solo ha
formado un ser social, sino también un ser colectivo, capaz de entender su
entorno, de vivir en él y de enfrentarse a las distintas situaciones que se le
presenten.
En dicho proceso interviene también la moral, como factor primordial para
legitimar o rechazar los actos del individuo: recordemos que según la sociedad,
la moral será vista desde un punto de religioso o laico, pero “no es por
casualidad, por un capricho del hombre, que la moral ha cambiado” sino como
consecuencia de la evolución colectiva de la sociedad.
Así pues, la moral social será la encargada de juzgar los actos del hombre,
este a su vez, se verá obligado a acatar las reglas ya impuestas, porque de lo
contrario, será rechazado por la sociedad y no podrá vivir dentro de ella; la
moral colectiva rige los actos individuales, se encarga de formarnos para una
adaptación y aquí entra la escuela como mecanismo principal para cumplir con
tal objetivo social.
La función reproductora de la escuela es ambivalente, si hablamos del sector
público, estaremos de acuerdo en que la reproducción se refiere a las clases
dominadas, pero si nos adentramos en el sector privado, generalizaremos la
idea de considerar la reproducción de las clases dominantes. En ambos
sectores siempre se dará la lucha de clases y la escuela será sin duda, el
espacio que sirva a la misma.
¿Pero cómo se da tal reproducción? La respuesta es proporcionada por
Bourdieu y Passeron (1970), cuando se refieren a la violencia simbólica como
“la imposición, por parte de la acción pedagógica, de una serie de
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significaciones impuestas como legítimas”. Es decir, la escuela se encarga de
enseñar un bagaje cultural, impuesto por la clase dominante; en éste caso, los
maestros actuamos violentamente al pretender que nuestros alumnos acepten
y aprendan aquello que creemos útil para su desarrollo social.
En muchas de nuestras acciones ejercemos la violencia simbólica, consciente
o inconscientemente buscamos el desarrollo óptimo de un programa que a
futuro, permitirá que los niños se desenvuelvan en cualquier ámbito social (eso
es lo que en él se enuncia). Por lo tanto, sí se cumple la función social de la
escuela, sólo que ésta va encaminada a la reproducción de clases sociales.
Cuando reconocemos los beneficios de la tecnología, también detectamos las
desigualdades que vienen tras de ella, en este caso, me refiero a que si los
medios tecnológicos no forman parte de toda la sociedad, “el peligro es que se
construyan sociedades con varios niveles de desarrollo, según el acceso que
tenga cada grupo social a las tecnologías”
El aporte tecnológico es sólo uno de los factores que marcan la igualdad o la
desigualdad social; de este modo, le corresponda a la escuela contrarrestar
dichas diferencias y es, pues, obligación de la escuela pública, incorporar en su
discurso los principios de igualdad, libertad y justicia, para hacer de su función
social, palabras que cobren sentido.
De ahí que se exprese tanto en los discursos pedagógicos, la parte
reformadora de nuestro sistema educativo, la innovación y creatividad docente
para generar aprendizajes significativos en los niños, las nuevas estrategias de
enseñanza y los aportes de la tecnología a ésta última, en especial porque “una
pedagogía moderna debe adaptarse a los cambios que han transformado la
vida de los pueblos”
.
Resulta más que importante, analizar el papel reproductor de la escuela,
puesto que en lugar de formar hombres conformes con su realidad, en
ocasiones pareciera ser la responsable de las diferencias sociales; al
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convertirse en un aparato ideológico, recae sobre ella la culpa de coartar el
futuro prometedor del individuo, de sumergirlo en las mismas condiciones en
que ha vivido y de impedirle que pueda prosperar.
Entramos entonces a dos dimensiones, a partir de las cuales debemos definir
la función social de la escuela; la primera tiene que ver con la reproducción de
las clases sociales, en la que predomina la perpetuación de las clases
dominantes; en éste mismo rubro puede situarse la justificación de los planes y
programas, el discurso prometedor de un futuro inalcanzable y las promesas de
una mejor calidad de vida.
La otra dimensión se refiere al papel desenmascarador de la educación, vista
como “una forma de intervención en el mundo”; es decir, la escuela puede
contribuir a la refutación de lo impuesto, al desenmascaramiento de los
intereses sociales de la clase dominante; si se lo propone, puede ser la
responsable directa del fin de las diferencias sociales.
Aquí mismo podemos encontrar el espíritu innovador de maestros, que como
Freinet, se preocuparon por “demostrar que la necesidad de creación y de
expresión es una de esas ideas impulsoras sobre las que puede construirse
una renovación pedagógica incomparable”. Ésta es quizá la aportación que ha
servido de esperanza a la escuela pública para continuar en su lucha por la
igualdad humana.
Por tanto, notamos a simple vista que la escuela no puede entenderse como
reproductora o desenmascaradora de la realidad, todo lo contrario, “la
neutralidad de la educación es, en verdad, imposible”13. Nuestra propia
actuación siempre estará ligada a uno de los dos polos, será decisión propia
elegir donde queremos estar.
Vemos que la función social de la escuela, exige de ella una continua
renovación, necesaria para seguir formando seres sociales, capaces de
desenvolverse ante cualquier situación; de ahí que sea importante rescatar la
vinculación escuela-comunidad en nuestras aulas. Si logramos plasmar dicha
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relación en nuestras prácticas de enseñanza, seguramente haremos de la
educación una intervención en el mundo.
Cuando logremos lo anterior, habremos pasado los límites de la reproducción
de clases, a su vez, el individuo no se sentirá objeto de un sistema que sólo
extrae de él lo necesario, sino que al formar parte de su comunidad, se sentirá
responsable de la misma y por lo tanto, estará dispuesto a mejorarla para bien
del colectivo.
Considerar la relación escuela-comunidad, no sólo significa formar seres
adaptables a su entorno, sino también
“considerar las condiciones materiales desfavorables que experimentan
muchos alumnos de las escuelas de la periferia de la ciudad. Lo precario de
sus viviendas, las deficiencias de su alimentación, la falta de actividades de
lectura de la palabra en su vida cotidiana”, porque estas condiciones son
esencia de la función social de la escuela.
Es preciso contemplar las características del lugar en que se encuentra la
escuela, sus necesidades e inquietudes para establecer conscientemente hacia
donde se dirigirá, si continuará el camino de la reproducción de clases o será el
espacio que brinde una esperanza, desenmascarando los verdaderos fines de
la educación.
La función social de la escuela es compleja, sobre todo si tratamos de
entenderla a partir de sus dos dimensiones. Lo cierto es que como acto social,
no puede mostrarse indiferente ante las problemáticas que diariamente
acontecen, puesto que de una u otra forma, son resultado de sus acciones.
“La educación es el ingrediente sin el cual un proceso de desarrollo carece de
la calidad necesaria para hacer sujetos activos de su propia transformación y
de la de su entorno social, cultural y político”. Entonces, la escuela tiene como
tarea fundamental formar al ser, transformar su entorno y permitirle vivir en
armonía con la sociedad.
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A diferencia de la escuela tradicional, no se trata de formar eruditos, ni tampoco
especialistas o técnicos únicamente; todo lo contrario, recordemos que
actualmente “la finalidad principal de la educación es el pleno desarrollo del ser
humano en su dimensión social”. La escuela tiene el compromiso de cumplir
dicha finalidad, de no hacerlo, simplemente desaparecerá.
MetodologíaLa investigación se realizó en una escuela de nivel secundaria, donde la
mayoría de los alumnos pertenecen a la clase media baja, en una colonia
donde persisten varias problemáticas sociales.
Se utilizó como método de investigación la observación; se observó el
comportamiento social de los alumnos y docentes, con la finalidad de
interpretar cómo interactúan en sus actividades escolares diarias para
comprender el entorno escolar, con base en su interacción sociocultural y
comunicación. Como técnicas se utilizó la entrevista a docentes (2), para llevar
a cabo esta técnica se basó en un guión de preguntas previamente
estructurado.
Resultados Para poder tener referencia de lo que se buscaba en la investigación se
clasificaron las categorías con los indicadores que se consideraron pertinentes,
seccionándolos en dos partes, una enfocada a las observaciones que se
realizarían a los estudiantes y otra con base a la guía de la entrevista que se
les haría a los profesores de estos grupos.
Las observaciones se realizaron en dos sesiones mediante un registro de
observación no participante con un lapso de 40 minutos de duración
aproximadamente, en el cual se registraron las conductas presentadas por los
estudiantes durante una clase normal.
Por otra parte se realizaron las entrevistas a los profesores con base a la guía
creada anteriormente para poder, al igual que las observaciones clasificar su
contenido mediante la revisión de la información seleccionando lo que podía
categorizarse.
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Una vez seleccionada y categorizada la información tanto de las observaciones
y entrevistas, con base a los indicadores se realizo una inferencia por cada
categoría, conjuntando la información de la observación y entrevista, para
poder interpretar estas inferencias llegando a los resultados de la investigación.
Las categorías se presentan de la siguiente manera y se muestran las
interpretaciones de nuestra investigación:
Valores morales en alumnos:
Referente a la categoría de valores morales en los alumnos se interpretó
que los docentes expresan que los valores están presentes en los alumnos,
pero falta motivación para llevarlos a la práctica, aunque realmente los alumnos
no practicar los valores dentro de la institución. (González, 2007) comenta que
“En la actualidad podemos ver que la pérdida de valores es un problema social
muy serio ante la juventud, ya que estos piensan que tener valores es cosas de
aburridos o simplemente tenerlos y practicarlos es pasado de moda”.
Actitud de alumnos:
En la categoría correspondiente a la actitud de los alumnos pude interpretar
que no se puede generalizar la actitud de los alumnos, ya que se nota que hay
alumnos con iniciativa, y con disposición al trabajo, pero por otro lado existe en
la institución gran cantidad de alumnos con problemas de actitud, por tanto no
se interesan por su aprendizaje. Son muy evidentes los casos de alumnos
apáticos, con los que resulta difícil trabajar ya que prevalece en ellos una
actitud negativa, (Preece y Sturgeon 1980) señalan que “La actitud positiva
disminuye con la edad y se hace particularmente manifiesta esa reducción en
la adolescencia”.
Lenguaje A-A (Alumno-Alumno)
Es muy común que los alumnos utilicen en su vocabulario las groserías, que
le sustituyan el nombre a sus compañeros por apodos vulgares, aunque frente
al maestro o alguna autoridad tratan de guardar la compostura. (Vera, 2008)
comenta que el problema del lenguaje en los jóvenes y la utilización
permanente de nuevos términos tiene su raíz en diferentes fuentes. Una de
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ellas se funda en el hecho de ser jóvenes y la necesidad de tener un código de
comunicación propio que no sea comprendido por otras generaciones; pero
esto no es nuevo, lo nuevo y lo grave es la incorporación de hasta insultos.
Expresión corporal A-A (Alumno-Alumno):
De acuerdo a la categoría de expresión corporal alumno-alumno, se
interpreta que en esta institución se muestran muchos signos de agresividad y
bullying, son irrespetuosos entre ellos y no solo entre hombres, sino que
también se da entre las mujeres, a lo que (Galeano,1998) comenta que “El
mundo al revés nos entrena para ver al prójimo como una amenaza y no como
una promesa, nos reduce a la soledad y nos consuela con drogas químicas y
con amigos cibernéticos (...)El mundo al revés nos enseña a padecer la
realidad en lugar de cambiarla (...) En su escuela, escuela del crimen, son
obligatorias las clases de impotencia amnesia y resignación. Pero está visto
que no hay desgracia sin gracia... Ni tampoco escuela que no encuentre su
contraescuela”.
Interés del alumno:
En la categoría de interés del alumno, estos muestran interés dependiendo
de la materia y el profesor que la imparta. Como es en el caso de la materia de
química, en la que se involucran la mayoría de los alumnos ya que el maestro
no solo muestra autoridad, sino que el mismo brinda un ambiente de confianza
y respeto, a lo que (Candela, 2008) comenta que “Algunos estudiantes parecen
entusiasmarse de forma natural por el estudio, pero muchos necesitan o
esperan que sus padres o instructores les inspiren, reten o estimulen. Algunos
especialistas en la materia sostienen que el aprendizaje efectivo en el aula
depende en gran medida de la habilidad del profesor para mantener interés de
los alumnos. De hecho, cualquier nivel inicial de motivación que los estudiantes
tengan antes de entrar en clase será transformado favorable o
desfavorablemente dependiendo de lo que ocurra en clase”.
Interacción Meaestro-Alumno:
Respecto a la interacción maestro-alumno, el docente incorpora en sus
clases proyectos donde involucra a sus alumnos, invitándolos a participar, pero
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se nota cierta resistencia por parte de algunos alumnos apáticos, respecto a
esto, (Amidon y Hunter,1996) definieron “la enseñanza como un proceso de
interacción que implica ante todo la conversación en clase que se desarrolla
entre el maestro y los alumnos”.
Motivación del maestro:
En la categoría motivación del maestro, se noto que se encuentra presente,
ya que cuenta con iniciativa propia para ayudar a los alumnos hasta en áreas o
asuntos que no le corresponden, como conflictos familiares o personales de los
alumnos, inculcando en ellos valores e impulsándolos para seguir con sus
estudios y explicándoles las consecuencias en caso de no hacerlo, a lo que
(Brophy y Lepper, 1998) mencionan que “Hasta satisfacer las cuatro
necesidades básicas, ninguna estrategia motivacional tendrá éxito. Una vez
que estos requerimientos están cubiertos, habrá numerosas estrategias para
ayudar a los estudiantes a obtener confianza, valorar el aprendizaje y
permanecer con la preocupación de la tarea”.
Lenguaje Maestro Alumno:
En la categoría de lenguaje maestro-alumno, el maestro lanza preguntas a
los alumnos durante la clase, habiendo alumnos que si participan seriamente y
otros solamente lo toman a broma riendo de las preguntas que se hacen,
inclusive burlándose del mismo maestro cuando se pone en evidencia
cometiendo errores. Se muestran faltas de conducta donde los docentes
procuran hablar con los alumnos haciéndoles ver las consecuencias que traerá
su mal comportamiento, a lo que (Cubero, 2004), menciona que “Se considera
que la comunicación con los jóvenes es básica para la construcción del
concepto de sí mismo; es la vía por la cual, el adolescente crea ese concepto y
comprende el valor que como persona tiene.”
Expresión corporal Maestro-Alumno:
Se debe de tener mucho cuidado en la expresión corporal que tenga el
maestro con los alumnos, ya que esto se puede prestar a malinterpretaciones.
(Verde Street, 2005) menciona que “La Expresión Corporal busca el desarrollo
de la imaginación, el placer por el juego, la improvisación, la espontaneidad y la
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creatividad. El resultado es un enriquecimiento de las actividades cotidianas y
del crecimiento personal”.
Recursos didácticos del maestro:
El docente utiliza material visual e incorpora las tecnologías en su clase,
como power point, videos, los lleva a la biblioteca, laboratorio y usa ejemplos
vivenciales o anécdotas que le ayudan a reforzar la clase. A lo que (Fonseca,
2006) menciona que “Hoy en día existen materiales didácticos excelentes que
pueden ayudar a un docente a impartir su clase, mejorarla o que les pueden
servir de apoyo en su labor. Estos materiales didácticos pueden ser
seleccionados de una gran cantidad de ellos, de los realizados por editoriales o
aquellos que uno mismo con la experiencia llega a confeccionar”.
Valores morales del maestro:
Es fundamental que el maestro predique con el ejemplo, ya que el alumno
reprocha en caso de ver algún error o falta cometida por el maestro, como
puede ser desde la impuntualidad, hasta la ausencia de valores como, al entrar
al aula y no saludar, no pedir las cosas por favor o dar un simple gracias y en
casos más extremos no actuar en situaciones de violencia entre alumnos,
siendo un simple espectador. (Vernieri, 2011 ) menciona que “La función
docente como facilitadora de construcción de valores debe guiar la búsqueda
para que el alumno descubra el mundo de los valores pero nuca debe tratar de
imponerlos. El verdadero facilitador guía a sus alumnos a un descubrimiento
incesante y a un desarrollo integralmente armónico de su persona.”
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Conclusiones
La escuela tiene como función social, hacer del hombre un ser social, un
individuo que interactúe con su entorno y que no sea simple sujeto de la
reproducción de clases
La complejidad de la función social de la escuela, puede insertarnos
sólo en una de sus dos dimensiones o caer en la mentira de su
neutralidad, a su vez, esto puede acarrear una visión fragmentada de lo
que implica dicha situación.
Si la actividad educativa no tiene como propósito fundamental intervenir
en la sociedad, su acción simplemente es obsoleta e innecesaria, si no
ha logrado convertirse en un hecho social, su creación sólo es una
falacia que juega con nosotros.
La función social de la escuela debe valorar las características
contextuales que la emergen, a tal grado de traducirlas en las prácticas
de enseñanza de cualquier docente. En el propio discurso pedagógico,
es necesario considerarlas para restablecer la relación escuela-
comunidad.
La tecnología debe convertirse en el medio que contribuya a
contrarrestar las desigualdades sociales; si los avances tecnológicos
pertenecen a toda la humanidad, es preciso que desde la escuela sean
utilizados para bien de la sociedad y no para marcar las diferencias
sociales.
A partir de esta investigación se puede profundizar en otra investigación
donde se estudie el contexto, las familias desintegradas, lo jóvenes con
adicciones, y entre otras problemáticas del contexto escolar.
La institución escolar se encuentra sumergida en una laguna donde es difícil
saber qué hacer o a qué y cómo dar prioridad: si a la instrucción científica, en
cuanto a impartir las materias, o a los diferentes conflictos que se dan en las
relaciones alumnos/as-alumnos/as, alumnos/as-familias, alumnos/as-
profesores/as,etc. Estas necesidades que se dan en la escuela superan al
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sistema educativo por no estar preparado para enfrentarlas, lo mismo sucede
en sí, con los/as maestros/as cuya formación se ha centrado única y
exclusivamente en la didáctica.
La rigidez de la escuela ha producido una desconexión con el entorno próximo
de los alumnos/as y las familias, lo que ha supuesto una falta de entendimiento,
comunicación y efectividad a la hora de solucionar problemas de disciplina,
entre otras cosas. La solución hasta entonces ha sido expulsar a los alumnos
problemáticos de sus aulas. El fracaso escolar es el reflejo de un problema de
fondo.
También es importante destacar que, dadas las contradicciones existentes en
la sociedad, parece necesaria la labor del educador social en torno a la
educación en valores, resolución de conflictos, habilidades sociales etc. y no
sólo con los alumnos, sino también con los/las docentes de los centros, con los
familiares y en su entorno. La principal función del educador social es ser
mediador entre lo formal, no formal e informal
Sería conveniente que se produjese un debate social en torno a la apertura del
sistema escolar a la incorporación de la figura del educador social, ya que
puede favorecerle de forma muy positiva, ayudando a cambiar la situación de
los centros escolares. No sólo se podrían paliar e intervenir sobre los
problemas descritos a lo largo de este trabajo, sino que contribuiría a la
prevención de futuros problemas desde la infancia.
Una estrategia que propondría, es que pueda llevarse a cabo un trabajo en red
entre los diferentes agentes sociales, las instituciones, los centros escolares,
asociaciones etc.
Todos los que componemos esta sociedad tenemos la responsabilidad de
intervenir en el desarrollo integral de las personas. Debe de haber una
coordinación para un resultado positivo.
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BibliografíaÁlvarez, J. L. (1999). Rompiendo el distanciamiento entre la familia y la
escuela. Cultura y Educación.
Delors, Jacques (1996). La educación encierra un tesoro, México, Ediciones
UNESCO, 1996.
Durkheim, Émile. Educación y Pedagogía. Ensayos y controversias, Losada.
Jurado, L. M. (Coord.). (2011). Educación para el Siglo XXI. Bilbao: Desclée De
Brouwer.
March, M. y Orte, C. (2007). La necesaria construcción de una pedagogía
social escolar, Revista de Aula de Innovación Educativa.
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