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LECCIONES APRENDIDAS DEL EQUIPO DE PROFESIONALES DE LA CORPORACIÓN AVRE EN LOS PROCESOS DE FORTALECIMIENTO ORGANIZACIONAL OLGA LUCIA ACEVEDO MONTOYA 868146 Trabajo de grado presentado para optar al título de Especialista en Acción Sin Daño y Construcción de Paz COORDINACIÓN ESPECIALIZACION: Martha Nubia Bello Albarracín UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS DEPARTAMENTO DE TRABAJO SOCIAL PROGRAMA DE INICIATIVAS UNIVERSITARIAS PARA LA PAZ Y LA CONVIVENCIA Bogotá, 2010

Trabajo de Grado - Olga Lucia Acevedo de Grado - Olga... · instituyentes (Lourau, R 1970)” (Dabas, E, 1993, p.25). Este concepto es muy interesante cuando pensamos en la fuerza

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LECCIONES APRENDIDAS DEL EQUIPO DE PROFESIONALES DE LA CORPORACIÓN AVRE EN LOS PROCESOS DE FORTALECIMIENTO

ORGANIZACIONAL

OLGA LUCIA ACEVEDO MONTOYA 868146

Trabajo de grado presentado para optar al título de Especialista en Acción Sin Daño y Construcción de Paz

COORDINACIÓN ESPECIALIZACION: Martha Nubia Bello Albarracín

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS

DEPARTAMENTO DE TRABAJO SOCIAL PROGRAMA DE INICIATIVAS UNIVERSITARIAS PARA LA PAZ Y LA

CONVIVENCIA Bogotá, 2010

TABLA DE CONTENIDO

1. INTRODUCCIÓN ........................................................................................................... 3

2. MARCO CONCEPTUAL ................................................................................................ 4

El Fortalecimiento Organizacional desde los Enfoques Psicosocial y de Construcción De Paz ........................................................................................................................... 4

3. OBJETIVOS ................................................................................................................. 10

Objetivo General .......................................................................................................... 10

Objetivos Específicos ................................................................................................... 10

4. METODOLOGÍA .......................................................................................................... 10

5. CARACTERIZACIÓN DE GRUPOS Y PROCESOS SELECCIONADOS ..................... 12

Kankuamos .................................................................................................................. 12

ACVC ........................................................................................................................... 14

Consejo Regional Indígena del Cauca - CRIC ............................................................. 15

Proceso de Comunidades Negras ............................................................................... 17

6. LECCIONES APRENDIDAS ........................................................................................ 18

La complementariedad y la reciprocidad en la interacción ........................................... 18

Mas allá de los liderazgos para enriquecer los procesos ............................................. 20

Cuestionar las lógicas subyacentes de los proyectos .................................................. 22

7. CONCLUSIONES ........................................................................................................ 25

REFERENCIAS ............................................................................................................... 30

8. ANEXOS ...................................................................................................................... 32

Anexo No. 1. Instrumento a Nivel Individual ................................................................. 32

1. INTRODUCCIÓN

Para la Corporación AVRE, (2006) el fortalecimiento psicosocial de capacidades institucionales, sociales y organizativas, es un proceso participativo y de acompañamiento a organizaciones sociales y de derechos humanos, orientado a facilitar condiciones y capacidades psicosociales para la sostenibilidad de sus apuestas organizativas, en el contexto sociopolítico colombiano caracterizado por la violencia política y el conflicto armado interno. En este sentido, es necesario tener en cuenta que las dinámicas y capacidades organizativas y sus relaciones con otros sectores y apuestas, responden a procesos de configuración y reconfiguración social, a expresiones de pensamiento y posturas que se encuentran fuertemente ligadas a las maneras de pensar el conflicto, la paz y la violencia. Desde allí, la necesidad de preguntarse por las prácticas y lineamientos desde los cuales se realiza el acompañamiento psicosocial y que desde el enfoque de acción sin daño y construcción de paz, podrían tenerse en cuenta para cualificar los procesos de fortalecimiento organizacional que consideren significados, comportamientos y dinámicas propias de las organizaciones. En el sentido que esto permita reflexionar críticamente sobre la intervención y disminuir los impactos generados por las continuas situaciones del contexto sociopolítico colombiano, y a su vez minimizar las posibilidades de exacerbar estos impactos ó la aparición de nuevos por desconocer esas dinámicas y prácticas propias de las organizaciones que se acompañan. Impulsar procesos de fortalecimiento organizacional, como un aporte a la construcción de paz se encuentra atravesado por las comprensiones del contexto en el que se desenvuelve una organización, puesto que este incide y modifica sus dinámicas internas, pero de igual manera las dinámicas organizacionales pueden convertirse en factor de cambio para dinamizar la construcción de una paz sostenible. En este sentido, al ser los procesos de fortalecimiento, acciones que propenden por la reflexión interna y por la cualificación de habilidades que permite afrontar los escenarios conflictivos y violentos, resulta necesario incorporar en su implementación, una mirada particular que aporte luces frente a la identificación de capacidades locales para la paz. Este documento contiene así, un marco conceptual inicial en el cual se contextualiza la experiencia teniendo como referentes los enfoques psicosocial y de construcción de paz en los procesos de fortalecimiento organizacional. Posteriormente se plantean los objetivos y la metodología utilizada para la construcción de las lecciones aprendidas, así como una breve caracterización de los grupos seleccionados.

Luego, se presentan las particulares lecciones aprendidas descritas en sus entornos específicos así: una primera lección centrada en la pertinencia del análisis de la interacción como campo excepcional para la construcción conjunta entre los actores involucrados en los procesos de fortalecimiento organizacional. La segunda lección refiere la necesidad de interpelar los liderazgos como punto de entrada para el diseño e implementación de los procesos. La tercera lección enfoca el prever los tiempos para el conocimiento previo y para realizar ajustes y reorientaciones en la implementación, en el diseño de los proyectos. Por último se extraen conclusiones del ejercicio realizado y su pertinencia de acuerdo al marco de la especialización de Acción sin Daño y Construcción de Paz.

2. MARCO CONCEPTUAL

El Fortalecimiento Organizacional desde los Enfoque s Psicosocial y de Construcción De Paz El lugar de lo psicosocial en los procesos de fortalecimiento tiene sentido al reconocer la multiplicidad de impactos ocasionados por los hechos de violencia, pero también de cara a los efectos psicosociales generados por la impunidad y los nuevos retos que se entrelazan cuando el contexto sociopolítico tiene características específicas, La Corporación AVRE (2008, marzo) las identifica así:

• “Mantener la negación de lo ocurrido en cuanto a hechos violentos y responsables.

• Mantener la mentira que encubre la responsabilidad del Estado Colombiano en las atrocidades que ocurren y ocurrieron desde años atrás.

• Perfilar las amenazas y diversificar las formas de persecución. • Amañar los procesos para no saber la verdad e impedir que haya justicia. • Promover la polarización social desde los medios de comunicación y se

intenta fragmentar cada vez más la realidad. • Cerrar espacios de actuación. • Señalar el trabajo a favor de las victimas como afín a la izquierda armada.”

En nuestro contexto se evidencia que tanto las víctimas, como las instituciones que las acompañan han tenido la capacidad de crecer y hacer apuestas desde lo organizativo; con el propósito de configurar un factor protector en el tejido social, de ahí se han derivado la estructuración de redes, plataformas, movimientos, coaliciones, entre otros. De esta manera se han favorecido las acciones solidarias y participativas como forma de resistencia a los diversos hechos violentos, y para continuar con los

procesos de exigibilidad, denuncia y promoción de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario. A este marco se han sumado otras organizaciones de diversa índole con competencia en el tema, aquí encontramos particularmente organizaciones de ayuda humanitaria, estatales, eclesiales, organizaciones de base, sociales, no gubernamentales, entre otras. Estas organizaciones a su vez generan de alguna manera la necesidad de crear grupos, asociaciones, comités, entre otros; que representen las necesidades de las víctimas. Cuando los seres humanos establecen acciones conjuntas, generalmente éstas tienen el propósito de ser transformadoras de la realidad social, con la convicción de que la unión y potenciación de recursos colectivos permite generar factores de protección en las búsquedas, intereses o valores que se quieren promover desde las personas. Existen múltiples formas de organización grupal, entre las cuales están: La red según Montero, M (2003, p. 173) se entiende como “una estructura social que permite difundir y detener, actuar y paralizar, en la cual las personas y la sociedad se encuentran para apoyarse y refugiarse, además de recursos. Dentro de sus características encontramos que son heterárquicas, es decir no responden a una autoridad superior, cualquiera de sus miembros puede ejercer un liderazgo en su área de competencia”. Por su parte Dabas, E. (1993, p. 21), afirma: “Es un proceso de construcción permanente tanto individual como colectivo. Es un sistema abierto que a través de un intercambio dinámico entre sus integrantes y con integrantes de otros grupos sociales posibilita la potenciación de los recursos que poseen”. En todo caso, como características comunes de los diferentes tipos de redes, podemos resaltar lo siguiente:

• Es un modo de participación, sin que implique apoderarse del derecho de representar a alguien y más centradas en representar los intereses que pretenden apoyar.

• Es una nueva forma de negociación que refleja un acuerdo social que determina una nueva interpretación de los procesos.

• Es una estrategia que concurre al fortalecimiento de las identidades y la concreción de un conjunto de valores donde prima la solidaridad, la justicia, la libertad de estar o no estar en el espacio.

• Es una estrategia de protección y seguridad. • Es una opción metodológica de trabajo. • Es una estructura que articula iniciativas, esfuerzos, procesos y recursos

que buscan la solución de problemas, intereses y necesidades comunes.

• Es un proceso de construcción permanente, por eso es flexible, es producto de intercambio de todos con todos.

• Es un espacio reflexivo sobre lo social. • Son soporte del tejido social, al cual sustentan y el cual los sustenta.

Dentro de estas nociones de red se entienden como antecedentes las concepciones de movimientos que vienen surgiendo desde los años 70 y 80 a nivel universal y que han movilizado también a las personas a congregarse para lograr una serie de apuestas sociales. Y de manera más reciente otras figuras de interacción espontánea, incluyendo personas jurídicas, que mantienen estructuras cercanas a las características comunes mencionadas anteriormente. El tejido social , por su parte “representa el conjunto de relaciones formales e informales que se establecen entre los grupos humanos que conforman una comunidad. Refleja alianza, la unión y la solidaridad que se expresan los grupos y las organizaciones cuando por ejemplo realizan una actividad como una marcha o una movilización. También representa el grado de organización y desarrollo de un sector poblacional o de una región, a mayor fortaleza, mayores serán las posibilidades de generar acciones y programas orientados al desarrollo de las mismas comunidades” (Corporación AVRE, 2002a, p. 17). Hasta este momento podríamos resaltar que la búsqueda de formas de organización que impliquen fortalecer las relaciones humanas hacia un propósito social y con un sentido político, se encuentra estrechamente ligado con las condiciones sociales que promueven la salud mental:

• “Ser parte de una red o redes relacionales con las que se comparten valores y creencias.

• Que estas redes sean un apoyo, una ayuda. • Contar con condiciones externas sociales, culturales, educativas, laborales,

recreativas que permitan la realización como persona integral”. (Corporación AVRE, 2002b, p.19).

Esto principalmente porque como plantea Dabas, E (1993), el trabajo en redes genera unos efectos importantes: la transformación de la persona objeto en persona sujeto, con una clara visualización de sus recursos, una valorización de sus saberes y una toma de conciencia de los logros que se pueden obtener a través de la participación activa en la organización social. De otro lado, se resalta el mensaje implícito de las relaciones sociales, en cuanto a sentirse acompañado en el mundo y reconfirmar la existencia de otros seres humanos que tienen visiones y apuestas similares, que pueden traducirse en acción social. “Los ejercicios de red, movimientos, plataformas, coaliciones, asociaciones están menos situados en la institucionalidad y más en los circuitos cotidianos de

organización”. Fernández, N., y Uribe, Graciela., y Van Deventer, F., y Zarama, G. (2007). Sin embargo esto no implica que estos tipos de organización no se encuentren instituidos es decir que “mantengan una serie de cosas establecidas, normas vigentes y vaciándose la significación de instituir en el sentido de fundar, crear, transformar un orden antiguo en otro nuevo a través de acciones instituyentes (Lourau, R 1970)” (Dabas, E, 1993, p.25). Este concepto es muy interesante cuando pensamos en la fuerza social que pueden llegar movilizar las distintas relaciones sociales establecidas en el tejido social. Archila (2001) (Fernández y otros, 2007, p. 17) afirma:

Los movimientos sociales que movilizan acciones más o menos permanentes en el tiempo y se encuentran orientadas a enfrentar injusticias, desigualdades ó exclusiones. Su característica es ser propositivos en contextos históricos específicos. Se caracterizan por emprender acciones más de tipo reivindicativo, responden a asociaciones voluntarias y constituyen una expresión organizada de la sociedad civil.

Un ejemplo de esta fuerza social puede ser en el actual contexto la participación en diversos escenarios de distintos sectores organizados de las víctimas, de organizaciones que los vienen acompañando y se movilizan en marchas y pronunciamientos conjuntos con el objetivo de vislumbrar la cruda realidad del país, aunque sus objetivos particulares sean distintos; pero donde la capacidad de asociarse permite legitimar discursos y sentidos políticos en la semántica social. Esto seguramente sucede porque se percibe que no hay salidas únicas a la complejidad del contexto sociopolítico colombiano, ó también porque se siente la necesidad de lograr un mayor impacto al explorar la posibilidad de “aparecer juntos” en un mismo espacio. Estas organizaciones pueden ser de diverso perfil como se mencionó al inicio de este capítulo, pero para el caso del presente documento se tienen en cuenta aquellas que se encuentran trabajando por la transformación de los conflictos y con propuestas misionales frente a la construcción de paz. Estos elementos generalmente van de la mano, pues la organización plantea un sentido y un rol específico frente al cambio social, definido como “cualquier proceso de alteración planificada o accidental de los elementos de las relaciones de poder” (Montero, M, 2003. p.52). Sin embargo cuando se reflexiona acerca de las organizaciones en contextos de violencia sociopolítica, se resalta que cualquier tipo de organización puede no estar preparada para afrontar momentos de crisis derivados de los diferentes retos y desafíos que comporta ese contexto. Porque se ven directamente impactadas por hechos violentos por su rol en la sociedad, ó porque se reconoce el impacto de

la atención directa y el dilema relacionado con el contexto en el que desarrollan su trabajo, donde no es posible eximirse de una postura de defensa de los derechos humanos. Estas particularidades, connotan para la organización “evidenciar vacíos y vulnerabilidades y poner a prueba fortalezas para construir nuevas comprensiones, esto hace que muchas veces las organizaciones entren en crisis es decir verse abocadas a repensarse a partir de un proceso de reflexión profunda y aprendizaje en torno al cambio social” (Fernández y otros, 2007, p. 45.). De estos aspectos no se eximen las capacidades organizativas y sociales que aunque surgen como respuesta a las hegemonías, en el sentido de manifestar sus consensos sociales y las rupturas entre su experiencia y su conciencia, no siempre prevén un impacto interno. Por conciencia, Montero (2003) afirma:

Es la captación individual o colectiva de la ideología imperante. Puede ser sumisa y práctica ó crítica integradora. Sobre la conciencia reside el hecho, pues sobre éste se asienta el poder, ya que se necesita que el agente que carece de acceso al recurso construya la situación como desigual, con la consiguiente insatisfacción. Es decir que el agente sienta necesidad y tenga aspiraciones. En este sentido la teoría del poder es de base psicosocial, pues coloca su origen en procesos de carácter psicológico ligados a una situación en la cual se construye un modo de acción social y un modo de ser actor social. (p. 49)

Muchas veces la concentración en las diferentes apuestas y la búsqueda incansable de lograr los cambios, hace que se deje de lado la percepción de los múltiples riesgos que se corren por su trabajo. Desde esta perspectiva en un contexto como el colombiano se plantean riesgos permanentes y sensaciones asociadas a los mismos como: impotencia, miedo desconfianza, aislamiento, entre otros. Estos pueden alcanzar la vida familiar y social de las personas, llegando incluso a replanteamientos de los proyectos de vida en relación con la organización. En este sentido, es necesario reconocer la carga emocional que representa la vivencia cotidiana y permanente de hechos de violencia que suceden en el entorno cercano y lejano. Tener en cuenta este aspecto es necesario porque las capacidades organizativas se forman a partir del tejido humano que las conforman. Si comprendemos entonces la necesidad de fortalecer los procesos, acciones y proyectos de las capacidades organizativas este se inscribe sobre la base de “un proceso consciente y participativo a través del cual los miembros de una organización identifican los aspectos centrales que requieren para asumir y contribuir a transformar positivamente, los contextos de conflicto y violencia (…)

que le permitan fortalecer el tejido social para la construcción de paz” (Vela Gloria, 2010, p.5) En este sentido el fortalecimiento desde el acompañamiento psicosocial se centra en entender la complejidad del entramado de las relaciones sociales que se tejen de manera activa y crítica, teniendo en cuenta los siguientes elementos planteados por Montero (2003):

1. La participación: acción desarrollada por lo miembros en función de los objetivos generados a partir de necesidades sentidas y de acuerdo con estrategias colectivamente definidas, fundamentadas en la solidaridad y el apoyo social.

2. La conciencia: procesos de movilización de la conciencia (concientización) que implican desideologización, desalienación, desarrollo de la crítica (incluyendo la autocrítica) y comprensión del carácter histórico de los fenómenos colectivos.

3. Poder: se circunscribe al poder social que puede ejercer un colectivo. 4. Politización: el fortalecimiento y todos los procesos que implica llevan al

desarrollo de la ciudadanía y por ende, de la sociedad civil. 5. Identidad social: valores, creencias que se generan y se expresan y se

reivindican otras desarrolladas históricamente”. (p. 66) De otro lado, se refuerza este planteamiento: apoyar a las organizaciones en sus búsquedas y construir con ellas caminos hacia cambios internos y la proyección hacia la transformación de la sociedad.

En conclusión entonces, el fortalecimiento organizacional desde la perspectiva psicosocial y de derechos humanos parte de considerar (Corporación AVRE 2004):

⇒ “La importancia de lograr mantener las capacidades locales entendidas estas como la fuerza social organizada de carácter nacional (o sea propia del país) en cualquier nivel o sector que opere. Estas capacidades son las que tienen más identidad, arraigo y permanencia y de su preservación en situaciones de alta tensión depende también de que se cuente con capacidad instalada para las tareas de construcción de paz y pos conflicto.

⇒ Al Fortalecimiento organizacional en este contexto le compete el potenciar que el conflicto no destruya la capacidad local y que esta sea sustituida por organizaciones de otros países, sino protegerlas para que interactúen complementariamente y desde la horizontalidad con los externos que llegan a países en guerra o alto conflicto.

⇒ El protagonismo de las organizaciones en la reconstrucción del tejido social y político, construcción de democracia, promoción, defensa y protección de los derechos humanos, justicia social, fortalecimiento del

estado social de derecho. Se reconoce su carácter de actores políticos en los procesos de transformación sociopolítica.

⇒ El rol que desempeñan las organizaciones en contexto de violaciones sistemáticas a los derechos humanos las hace cada vez más vulnerables a recibir ataques directos contra si mismas o a recibir efectos por los impactos que se generen el contexto.

⇒ El eje psicosocial contribuye a empoderar a las organizaciones en el cumplimiento de su responsabilidad social.

⇒ Contextos: caracterizados por alta violencia, alta vulnerabilidad, estigmatización, fragmentación sociopolítica violación de derechos humanos, estigmatización/ persecución del movimiento social, agudización de crisis socioeconómica: violencia organizada y no organizada”.

3. OBJETIVOS Objetivo General

- Identificar lecciones aprendidas en el equipo de profesionales de la

Corporación AVRE, sobre los procesos de fortalecimiento organizacional que se han realizado con organizaciones que tienen un carácter étnico y cultural.

Objetivos Específicos

- Articular las nociones de fortalecimiento organizacional con los enfoques de

acción sin daño, sensibilidad a los conflictos y diferencial, con el fin de reorientar y/o cualificar aspectos relacionados con el acompañamiento psicosocial y en salud mental

- Generar un proceso de reflexión en el equipo de la Corporación AVRE, a partir de la revisión de algunas experiencias y acompañamientos, desde el enfoque de acción sin daño y sensibilidad a los conflictos.

4. METODOLOGÍA Este trabajo se encuentra inscrito en el análisis institucional, particularmente de una línea estratégica del modelo de intervención la Corporación AVRE como es el Fortalecimiento de las Capacidades Institucionales, Sociales y Organizativas. Se seleccionó entonces la gestión del conocimiento y las lecciones aprendidas como una herramienta que permite monitorear activamente la interrelación entre la labor

de la organización y el conflicto y hacer lo que esté al alcance y radio de acción para comprender y convertir en conocimientos y aprendizajes la práctica. Así, las lecciones aprendidas son aprendizaje por reflexión, y ayudan a mirar estos aprendizajes en doble vía: lo que hace quien interviene, y a su vez las reflexiones que nos señalan quienes acompañamos, que invitan a hacer ajustes y replanteamientos, que luego se deben ver reflejados en doble vía: al interno de la organización y nuevamente hacia las organizaciones y hacia los procesos que se vienen realizando. Se desarrolló un instrumento cualitativo que buscó facilitar la reflexión entorno a los aprendizajes preliminares obtenidos a través de los procesos de fortalecimiento organizacional e iniciar el proceso de documentación de la lección aprendida a través de:

• La ubicación de momentos positivos o negativos que generaron preguntas o interrogantes sobre el trabajo que se estaba realizando.

• Relación de estas preguntas e interrogantes con una selección de categorías pertinentes al Sistema Institucional de Planeación, Monitoreo y Evaluación de la Corporación AVRE.

• Descripción de supuestos e interpretaciones originales en estas categorías. • Descripción de las nuevas percepciones frente a las preguntas e

interrogantes ó reformulación de los supuestos originales, retomando lo que indujo al equipo a cuestionar sus opiniones y revisar su interpretación.

• Aspectos que deben replantearse o ser reforzados en la implementación de los procesos de fortalecimiento organizacional.

Este instrumento se aplicó a seis personas del equipo de AVRE, involucradas en el diseño, ejecución, y evaluación de los procesos adelantados con los grupos seleccionados para este trabajo. Posteriormente y siguiendo las pautas de la gestión del conocimiento, se realizó un grupo focal para facilitar una Comunidad de Aprendizaje que buscó validar el primer ejercicio de extracción de lecciones aprendidas basado en el análisis de la información obtenida en primera instancia a través del instrumento. Este grupo focal contó con la participación de la totalidad del equipo de la Corporación AVRE, pertenecientes a los niveles Operativo, de Coordinación y Dirección, en el entendido que todos y todas nos encontramos involucrados en la reflexión de nuestro quehacer.

5. CARACTERIZACIÓN DE GRUPOS Y PROCESOS SELECCIONADOS Se retomaron los procesos adelantados por la Corporación AVRE con cuatro grupos específicos: Asociación de Campesinos del Valle del Río Cimitarra (en adelante ACVC), Consejo Regional Indígena del Cauca (en adelante CRIC), Proceso de Comunidades Negras (en adelante PCN) y con el Pueblo indígena Kankuamo. A continuación se caracteriza brevemente cada uno de estos grupos resaltando su identidad, su papel en la sociedad colombiana a la luz del contexto sociopolítico que les rodea y una breve descripción del proceso de fortalecimiento que AVRE desarrolló con ellos. Kankuamos Los Kankuamo, hijos de Selokankua y Seynekun, a quienes les corresponde ancestralmente un territorio que abarca desde el pico nevado pasando por todos los pisos térmicos hasta las estribaciones, están ubicados en la vertiente sur oriental de la Sierra, entre las cuencas de los ríos Guatapurí y Badillo, en el actual Municipio de Valledupar, Departamento del Cesar. La unidad cultural de los indígenas Kankuamos obedece desde siempre a la Ley de Origen que recoge; los mandatos de los padres espirituales para cada uno de los pueblos, las normas, costumbres y responsabilidades propias y, el imperativo del cuidado del Universo desde el corazón del mundo: La Sierra, su territorio ancestral. El pueblo Kankuamo ha sido objeto, durante gran parte de la historia, de múltiples intentos de reducción cultural, mestizaje y eliminación física. Pese a tal situación, los Kankuamos se consideran a sí mismos como un pueblo en recuperación que pasó por un periodo de adormecimiento y pérdida cultural de elementos fundamentales y formales como: lengua, prácticas de pagamiento, vestido y tradiciones; pero que ha permanecido vivo en la historia oral y en la memoria de sus mayores. El Renacer Kankuamo, comienza a mediados de los años ochenta con la necesidad de legalización del territorio que habitaban para ese momento. Hasta hoy día este proceso ha sufrido transformaciones en cuanto a la dimensión espiritual, pero también en las acciones políticas de carácter nacional e internacional que se han dado como reacción al aniquilamiento físico del que han sido objeto los Kankuamos por parte de los grupos armados desde la década de los 90s. En 1993 se realizó el primer Congreso Kankuamo en la Comunidad de Atánquez en el que germina la Organización Indígena Kankuamo bajo el propósito de restaurar valores identitarios ancestrales, el posicionamiento de un gobierno autónomo y el reconocimiento legal del territorio. De este proceso se derivó la

composición de su estructura organizativa actual que comprende el pueblo, el Congreso, el Cabildo mayor, y los Cabildos Menores. El contexto sociopolítico que ha rodeado al pueblo indígena kankuamo, ha estado determinado por las dinámicas de conflicto armado y los enfrentamiento entre los grupos armados, el cual agudizó hasta tal punto la situación humanitaria del pueblo Kankuamo, que en el año 2002 La Organización Nacional Indígena de Colombia –ONIC-, la Defensoría del Pueblo y la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados ACNUR emitieron un llamado de urgencia a las organizaciones internacionales y al Estado colombiano denunciando el etnocidio que se estaba configurando por acción y omisión de los actores armados ilegales y estatales contra el Pueblo Kankuamo. En 2004 el relator especial para pueblos indígenas de la ONU Rodolfo Stavenhagen ratificó dicha preocupación en el reporte realizado en este mismo año (Villa, W y Houghton, J, 2005, p.153). Esto se da teniendo en cuenta que la Corte Interamericana de Derechos Humanos decide adoptar medidas cautelares a favor del pueblo kankuamo en el año 2004. Posteriormente cabe resaltar multiplicidad de hechos violentos dirigidos al pueblo kankuamo hasta la fecha, entre los que se destacan la acción sistemática de persecución de estigmatizaciones, detenciones masivas, muertes, desplazamientos y finalmente la casi extinción de los liderazgos. Así mismo el reclutamiento forzado de jóvenes y niños y ejecuciones extrajudiciales. Cabe resaltar en este panorama la relación directa de la violencia con los intereses económicos por el potencial de la Sierra Nevada y la actual política de implementación de megaproyectos en esta zona, ante la cual los kankuamos han resistido desde hace varios años, realizando acciones de incidencia y búsqueda de apoyo nacional e internacional para su caso. El acompañamiento de la Corporación AVRE inicia en el año 2008, y se encuentra inscrito en la propuesta para el Restablecimiento de Equilibrio y Armonía para el Pueblo Kankuamo, que en el año 2007 logró consolidar un documento de lineamientos de reparación integral del pueblo Kankuamo y que para contar con total aval y fundamento en el trabajo espiritual, debía continuar siendo un proceso de fortalecimiento de la organización. Allí entonces el objetivo del proceso para AVRE fue la construcción del inventario del daño colectivo al Pueblo Kankuamo con ocasión de los crímenes de Lesa Humanidad cometidos histórica y sistemáticamente contra la etnia. Con el fin de aportar a los procesos de reconstrucción de la memoria histórica y de las medidas de reparación que deben asegurarse. Trabajo que se realizó mancomunadamente con el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo acompañante de los kankuamos de tiempo atrás. (Corporación AVRE, 2009a)

ACVC

La Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra, ACVC, es una organización de carácter no nacional que integra los propósitos de la comunidad a través de las Juntas de Acción Comunal, Cooperativas, Comités Pesqueros y otras agrupaciones de trabajadores del campo, en el marco de la defensa integral de los derechos humanos y la lucha por la tierra.

Es una organización social no gubernamental campesina que desarrolla un trabajo organizativo, político y social con el sector rural de 8 municipios del Magdalena Medio colombiano. Está compuesta por 120 Juntas de Acción Comunal veredales de los municipios de Yondó, Cantagallo, San Pablo, Remedios y del corregimiento Ciénaga del Opón de Barrancabermeja. El Valle del río Cimitarra, es una sub-región del Magdalena Medio, forma parte de la gran cuenca del río Magdalena y comprende la totalidad de la cuenca del río Cimitarra y una parte de la Cuenca del río Santo Domingo. Comprende los municipios de Cantagallo y Yondó y parte de los de San Pablo y Remedios, cubriendo una extensión aproximada de 500.000 hectáreas y una población de más de 16.000 habitantes en la zona rural. Muchas de las familias asentadas en la región han sido desplazadas de otras regiones del país, o son desplazados internos. La presencia institucional es escasa, se hace evidente por la baja e inadecuada inclusión de la región en los planes de ordenamiento territorial de los municipios a los que pertenece. (Devia, C, 2003). La organización de la región ha estado básicamente autogestionada por los campesinos habitantes de la misma, lo que desencadenó en la conformación de la ACVC en 1996 después de una historia inicial de procesos organizativos. El trabajo de la organización está enmarcado en la defensa del territorio, de la búsqueda de una vida digna y de resolver los desequilibrios sociales, así como de propender por una explotación de recursos que sea sostenible y permita el cuidado del medio ambiente; además trabaja por una reforma agraria que sea coherente con estos principios. También busca la fortalecer la organización social de los campesinos de la región y la relación de los mismos con instituciones estatales y organizaciones sociales. Este trabajo se enmarca en la consolidación de la Zona de Reserva Campesina (ZRC) del Valle del Río Cimitarra, todavía en proceso. (ACVC, página oficial) La ACVC cumplió todos los procedimientos que exige la ley colombiana para que se declarara la ZRC, dentro de los que se destaca la construcción participativa de un Plan de Desarrollo de la ZRC. El 10 de diciembre de 2002, el antiguo Instituto Colombiano de Reforma Agraria (Incora), reemplazado por el actual Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (Incoder), mediante resolución 028 de 2002, declaró la ZRC del Valle del río Cimitarra. Inmediatamente, sectores políticos y económicos regionales sobre los cuales se ha establecido su estrecho vínculo con el paramilitarismo regional, promovieron una comunicación a la Junta Directiva del

Incoder en la que atacaban la ZRC y a la ACVC, señalándola de guerrillera. En abril de 2003, la ZRC fue suspendida. Desde entonces la ACVC ha exigido el levantamiento de la suspensión y ha implementado numerosos proyectos de desarrollo alternativo que aportan a darle vida a la ZRC. (Humanidad Vigente, 2008). El valle del río Cimitarra presenta un amplio potencial de desarrollo al tener riqueza en recursos naturales, excelente ubicación geográfica y la posibilidad de comunicación con cualquier parte del país. Además esta zona representa un espacio donde convergen intereses de diversos sectores políticos y armados, situándose así como una zona de tensión en medio del conflicto armado colombiano. En este sentido, para algunos sectores no sería conveniente el levantamiento de la suspensión de la ZRC; por tanto, en el proceso para desvirtuar a la ACVC como su principal promotora fuerzas paramilitares y fuerzas militares estatales han hecho constantemente acciones de hostigamiento a la comunidad campesina, así como el señalamiento de la Asociación como parte de la insurgencia. En este proceso de deslegitimación de la ACVC se han judicializado líderes de la junta directiva acusándolos de rebelión. El más reciente de estos procesos inicia en el 2007, cuando seis líderes de la Asociación fueron detenidos y judicializados por rebelión, además fueron allanados la oficina y el apartamento de la Asociación e incautados sus computadores. El acompañamiento de la Corporación dirigido al fortalecimiento de la organización inicia en el año 2008, proceso que tuvo como objetivo contribuir al fortalecimiento de los procesos organizativos y de resistencia que adelanta la comunidad campesina por medio de la capacitación en herramientas psicosociales básicas para aminorar el impacto ocasionado por la violencia sociopolítica y el conflicto armado, contribuyendo a la propuesta de resistencia civil no violenta de la organización. Participando personas de las veredas Las Nutrias, Bocas de don Juan y El Bagre, así como personas representantes de la junta directiva y el equipo técnico de la ACVC. Este proceso continuó en el año 2009 en Puerto Nuevo Ité (Cooperativa), Dos Quebradas, Caño Tigre y Ojos Claros. Y actualmente en el corregimiento Paraíso de Simití Bolívar. Veredas Las Pavas, La Carolina, Oso Azul, y Aguas Lindas de San Pablo Bolívar. (Corporación AVRE, 2009b). Consejo Regional Indígena del Cauca - CRIC El Consejo Regional Indígena del Cauca - CRIC, es la organización que agrupa a más del 90% de las comunidades indígenas del departamento del Cauca, siendo reconocida como autoridad tradicional. Es una entidad pública de carácter especial y en la actualidad lidera negociaciones con el Estado, producto de un sinnúmero de compromisos que la nación colombiana tiene con los grupos indígenas de esta

parte del país. En la actualidad representa 115 Cabildos y 11 Asociaciones de Cabildos que están divididos en 9 zonas estratégicas. Su misión se ha centrado en la defensa de los derechos fundamentales y específicos de los pueblos indígenas, para lo cual ha constituido equipos de capacitación, apoyo jurídico, el impulso a proyectos productivos, de educación y salud, teniendo como principios rectores la Unidad, la tierra y la cultura, pilares fundamentales en la búsqueda de la Autonomía. (CRIC, 2010). El CRIC, ha sido objeto de la sistemática violación a los Derechos Humanos expresada en asesinatos selectivos, amenazas contra líderes de sus comunidades, detenciones arbitrarias, desplazamientos forzados y ejecuciones extrajudiciales. Así como, infracciones al Derecho Internacional Humanitario relacionadas con retenes ilegales, saqueos, confinamiento, ocupación y/o destrucción de bienes protegidos como escuelas, centros de salud o sitios especiales de las comunidades, y el minado de amplios territorios. Estas situaciones tienen una relación directa con los procesos de expropiación de la tierra y recursos naturales, con el accionar permanente de grupos armados, el incremento del pie de fuerza como parte de la política de seguridad democrática, y la presencia de transnacionales como Unión FENOSA y la Kedhada. (Corporación AVRE, 2009c). Bajo este escenario, el CRIC junto con otros pueblos indígenas del país, ha ejercido una gran influencia en el sistema político colombiano a través de un largo proceso de lucha, de reivindicación y exigencia de derechos, emanados de la discriminación y exclusión que han vivido. A lo largo de este proceso, han consolidado un discurso fundamentado en la participación política, la interculturalidad y la autonomía, mediante distintas acciones y procesos en espacios de interlocución y movilización social. Desde el año 2006, la Corporación AVRE inicio un trabajo con el CRIC, con el fin de construir una propuesta de acompañamiento psicosocial y en salud mental, que partiera de las particularidades socioculturales de la comunidad, y permitiera la cualificación de acciones de contención y respuesta en el marco del conflicto armado y la violencia sociopolítica. Durante el desarrollo de este trabajo, se ha facilitado la identificación y comprensión de las respuestas y comportamientos de sus comunidades después de enfrentar algunos hechos violentos, enmarcados en su contexto cultural, político, económico y social. Y para ello, se han generado espacios colectivos y comunitarios donde a través de la palabra, la expresión y comprensión de las emociones y las expectativas que se generan con eventos de tanta significación, se ha construido una relación para darle sentido a las experiencias dolorosas, estrechar vínculos de solidaridad y apoyo y fortalecer el reconocimiento del otro y su papel y aporte en los procesos de exigencia y reivindicación de derechos.

Proceso de Comunidades Negras El Proceso de Comunidades Negras - PCN es una articulación de organizaciones que trabajan por el reconocimiento y la realización de los derechos a la identidad cultural, el territorio donde habitan las comunidades negras, la participación autónoma, la comunicación, la perspectiva de género y generación desde lo étnico y los bienes colectivos, a partir del fortalecimiento organizativo, la denuncia, la visibilización, la concertación y la movilización, generando condiciones para la permanencia y el desarrollo autónomo de las comunidades negras como pueblo. El PCN acompaña a nivel nacional, regional y local procesos de fortalecimiento organizativo, definición de políticas específicas, construcción de paz y convivencia y protección de derechos de comunidades afrodescendientes desplazadas, resistentes, emplazadas y retornantes. (PCN, 2010). Las comunidades negras en la región del norte del Cauca, específicamente los municipios Suárez y Buenos Aires, viven un contexto caracterizado por la discriminación, la falta de garantía de sus derechos, el abandono estatal, el desplazamiento forzado, la violencia política, y una fuerte presión sobre sus territorios. Las violaciones sistemáticas a los derechos humanos, el conflicto armado que atraviesa el país y la política económica ajena a su visión de futuro, ha lesionado de manera considerable la autonomía de las comunidades, contribuyendo a la destrucción de su identidad cultural y amenazando su existencia como grupo étnico en Colombia. La presencia de múltiples grupos armados en la región (paramilitares, guerrilla y Fuerza Publica) y los distintos intereses económicos y geoestratégicos sobre esos territorios, han ocasionado amenazas, ejecuciones extrajudiciales, torturas y desplazamiento forzado contra la población y sus lideres que públicamente han manifestado la defensa del territorio colectivo y sus derechos étnico territoriales. Frente a este escenario el PCN ha venido desarrollando acciones de acompañamiento político, jurídico y social en diferentes comunidades, posibilitando de esta forma la resistencia y la protección del territorio, buscando el fortalecimiento de su experiencias, y generando ejercicios participativos de reconstrucción de la memoria histórica, que redunden en una propuesta de reparación integral. A partir del año 2009, la Corporación AVRE como parte del proyecto “Acompañamiento Jurídico para la exigencia de derechos étnico – territoriales en las comunidades de Suárez y Buenos Aires” inició un trabajo con las comunidades negras de los municipios de Suárez y Buenos Aires (Cauca) con el fin de identificar los impactos psicosociales y mecanismos de afrontamiento colectivos que se presentan en las comunidades de Suárez y Buenos Aires, en materia de su identidad colectiva, de sus procesos comunitarios y de resistencia civil, en el

marco de un contexto caracterizado por la violencia política, el conflicto armado interno, la implementación de megaproyectos y los intereses económicos de empresas multinacionales en el territorio. (Corporación AVRE, 2009d). Para ello se adelantó un proceso de recolección de información, a partir de encuentros colectivos y entrevistas individuales, cuya información se analizó en relación a categorías de análisis como Identidad colectiva, Procesos comunitarios y Resistencia Civil.

6. LECCIONES APRENDIDAS A continuación se describen tres lecciones aprendidas propuestas por el equipo de la Corporación AVRE frente a la implementación de procesos de fortalecimiento organizacional, se entiende que estas lecciones son hipotéticas, en tanto para demostrar su validez habrá que ponerlas a prueba tanto por el equipo de la Corporación, como por otras personas o equipos que encuentren en ellas utilidad para desarrollar y reflexionar sobre su trabajo. La complementariedad y la reciprocidad en la intera cción Desde el trabajo que se desarrolla en la Corporación AVRE la complementariedad es importante y pertinente porque describe lo que se produce en las interacciones con el otro, siendo uno de los principios sobre los que se basa el marco de relacionamiento adelantado con las diversas organizaciones. Allí, el marco conjunto de trabajo se desarrolla desde el contacto inicial, hasta la implementación de la propuesta de acompañamiento psicosocial. Dando relevancia a la construcción conjunta y aprendizajes en doble vía. Cuando se inician procesos de fortalecimiento organizacional, aún cuando se entiende que los aportes de cada una de las partes participantes son diferenciados, el equipo reconoce la necesidad de analizar las implicaciones de un relacionamiento entre los involucrados - acompañantes y acompañados – en cuanto ambas partes se concentran en el problema a transformar, más que en las estructuras – roles – que cada uno desempeña. Muchas veces el ideal es lograr relaciones de “horizontalidad”, que en sí mismas denotan una relación móvil, que la más de las veces es asimétrica de entrada, cuando se habla de “quien acompaña” (quien actúa) y “quien es acompañado” (quien recibe la acción) se establece una relación asimétrica y unidireccional, que entraría en contradicción con el principio de horizontalidad, y muchas veces dificulta el acompasar los ritmos y las comprensiones que los participantes tienen de los procesos. Allí entonces, se propone que la interacción da movilidad al aprendizaje mutuo, en tanto el saber y el poder circulan alrededor de la realidad o las problemáticas a trabajar.

Lo aprendido: En la implementación de los procesos de fortalecim iento organizacional fue útil pensar que el foco está sob re la tarea y sus acciones y la manera en que se complementan y se co-construy en entre los actores participantes, para hablar de “acompañamiento”. S i no existe una actitud para comprender que es necesario adentrarse en la e xperiencia del grupo para analizar lo que para ellos y ellas es necesari o fortalecer, los procesos corren el riesgo de ser desfasados, impuestos, y te mporales; sin lograr su objetivo principal. Hemos visto en el trabajo la pertinencia de tomar u n tiempo adecuado y prudencial en fortalecer la interacción como campo excepcional de construcción conjunta, que facilite la instalación de la confianza mutua y la posibilidad de discutir y debatir sobre los aspecto s que resultan importantes para los grupos y las organizaciones de cara al for talecimiento de sus capacidades sociales y organizativas. “Es difícil insertarse en un proceso que está en curso; inicialmente leí todos los documentos que se produjeron durante el 2009 y otros textos de referencia con respecto al Pueblo Indígena Kankuamo, además conversé con mis compañeros respecto a sus experiencias lo cual me permitió tener un panorama general de la situación. Sin embargo, en el primer encuentro con el gobierno Kankuamo percibí elementos de las relaciones y la cosmovisión, que a pesar de estar consignados en los documentos, lo escrito se queda corto para describir las particularidades. La observación y la escucha directa para mi han sido muy importantes”. (Acevedo & Martinez Pedroza, 2010) Entre el conocimiento formal e informal, los conceptos se deben reconstruir para ser construidos conjuntamente con quien vive la experiencia y darle así un sentido propio. Esto sugiere que en tanto el proceso de fortalecimiento no sea apropiado por el conjunto de los actores involucrados, perderá su norte y seguramente al finalizar no será satisfactorio para ninguno. “Se pueden identificar entonces algunos elementos socio – culturales que se deben fortalecer y que se pueden identificar como ejes comunes de la ACVC. Uno de estos es el rol que tienen los campesinos en relación al cuidado de la tierra a través del desarrollo sostenible y el otro está relacionado con su identidad histórica con la resistencia. Ambos elementos dan lugar a que permanezcan en la zona y resultan muy importantes en la formación de tejido social necesario para la organización. En esta medida ha sido importante pensar en metodologías que partan de estas características de la identidad de los campesinos para reconocerlas y fortalecerlas”. (Acevedo & Martinez Pedroza, 2010) Al considerar estos factores, los aprendizajes emergentes en la interacción constituyen logros importantes en los caminos que se trazan para lograr los

objetivos, minimizando la posibilidad de que haya discordancia entre éstos, los contenidos y las actividades propuestas. Y aporta a disminuir la posibilidad de ocasionar daños y profundizar divisiones dentro del sistema propio de los grupos, en tanto facilita su conocimiento profundo, un diálogo sobre lo que se percibe del contexto, el conflicto y las apuestas particulares de tal manera que intencionalmente algunos ejes sean colocados como centro de la acción en el proceso de fortalecimiento. Mas allá de los liderazgos para enriquecer los proc esos Hemos conocido en muchos casos que uno de los presupuestos con el que parten muchas de nuestras intervenciones tienen que ver con el fortalecimiento de los liderazgos, e inclusive partimos del hecho que al escuchar la voz y el pensamiento de los líderes asegura que vamos por el camino correcto, en tanto su visión resulta legítima e incuestionable y portadora de lo que debe hacerse. A este respecto el equipo planteó que los procesos de fortalecimiento organizacional requieren de la participación y el involucramiento de integrantes con distintos lugares y roles dentro de la organización, para enriquecer el proceso desde la interacción entre diferentes miradas, lecturas y experiencias. “Pensamos que era suficiente la gestión hecha por la parte directiva para la asistencia de líderes representativos a los talleres. Pero ahora vemos que cada coordinador de zona maneja sus habilidades para que la convocatoria se efectiva, aún así siempre hay participación de otras personas de la comunidad a la cual no se les contemplaba inicialmente (hace cuatro años) por su perfil de no líder. Lo anterior aunado a la idea de “fortalecimiento organizativo” nos ha hecho pensar (y hemos cambiado la idea inicial) que parte del proceso organizativo es adherir nuevos campesinos y campesinas al proceso de la organización y/o fortalecer los lazos fragilizados por las estrategias políticas y de guerra de acabar con los procesos organizativos existentes”. (Acevedo & Martinez Pedroza, 2010) Cuando se toma la voz de los líderes como punto de partida para todo el diseño y puesta en marcha de los procesos de fortalecimiento, se puede correr el riesgo de estar trabajando sobre la expresión de contenidos emergentes manifiestos ó explícitos que pueden incluso llegar a dejar ocultas algunas de las situaciones más complejas del conflicto o del manejo de las violencias, ya sea por intereses personales, políticos ó de poder. Esto puede constituir una mirada parcial ó fragmentada que limita los procesos en su objetivo central, como para el caso del acompañamiento psicosocial que busca el fortalecimiento de las capacidades de resistencia en los contextos de violencia sociopolítica, y así, debe preguntarse por los impactos más profundos que ha podido tener el proceso organizativo como tal.

Lo aprendido: Los procesos de fortalecimiento organizacional no pueden ser lineales, en este sentido debe buscar adaptarse a l as particularidades de los grupos y las organizaciones. Un momento inicial deb e ser el diagnóstico psicosocial para indagar sobre las necesidades y de mandas de las organizaciones, que puede y debe contar con la part icipación de los líderes y lideresas. Sin embargo, será necesario incorporar la multiplic idad de miradas y una actuación que contemple una lectura de “proceso en paralelo”, que permita ver elementos implícitos o no tangibles en los proc esos y que son también sujeto de ser incorporados intencionalmente desde e l inicio de las acciones a desarrollar, y como parte de los objetivos centra les a trabajar. “Nos dimos cuenta que como valor agregado el hecho de reunir a este número de personas en el único territorio titulado colectivamente en el Cauca, se convirtió en un espacio de re-encuentro de personas que no se veían hace muchos años y el pensar en un trabajo con los niños y jóvenes y luego la puesta en plenaria realmente alimentó la esperanza”. (Acevedo & Martinez Pedroza, 2010) A veces considerar un trabajo bajo esta perspectiva puede verse dificultoso, por lo tiempos que solemos estimar para concertar y desarrollar las propuestas de fortalecimiento organizacional. También, desde el punto de vista metodológico puede significar desafíos considerables al trabajar con grupos más grandes y de manera diferencial, lo que implica para quien acompaña una flexibilidad importante de sus marcos de actuación, y tomar decisiones más centradas en lo que realmente puede tener un mayor impacto positivo para el grupo o comunidad que en ese momento acompaña. “Aquí también cabe mencionar el ejercicio de documentación de daño que se está adelantando, donde se hará un registro censal de las afectaciones producidas por el conflicto a aproximadamente 2500 familias kankuamas. Metodológicamente esto presenta grandes complicaciones y limitaciones y aún no hay claridad respecto al análisis de la información que allí se recoja, se podría haber tomado una muestra poblacional y desde allí realizar ejercicios estadísticos que dieran cuenta de las afectaciones generales, sin embargo el gobierno Kankuamo decidió que fuera extensivo a todos los kankuamos. Estamos en espera de avanzar para ver el resultado de este ejercicio. También se resaltó la necesidad de contar con información más de tipo cualitativo para retomar elementos que no alcancen a ser captados por el instrumentos y se está avanzando en la propuesta de “grupos de conversa” (grupos focales)”. (Acevedo & Martinez Pedroza, 2010) Cuando un proceso de fortalecimiento organizacional se plantea desde un marco flexible, permite a quien acompaña, potenciar su capacidad de negociación con el grupo o la comunidad. De esta manera aunque algunas formas de hacer las cosas lleven más rápidamente a obtener los resultados que plantea quien realiza la acción, los grupos pueden proponer el orientar el trabajo hacia grupos más

grandes y aumentar los tiempos iniciales previstos en el acompañamiento, lo que lleva a su vez a iniciar un proceso de ajuste y reacomodación de supuestos originales del proceso de fortalecimiento. “El trabajo en equipo es fundamental. Para mí el diálogo espontáneo tanto con algunos miembros del gobierno Kankuamo como con mis compañeros de equipo es lo que me ha permitido comprender, cuestionar y orientar el trabajo de acompañamiento, en eso que se construye en el diálogo con los otros es que encuentro la mayor claridad para orientar mi propio trabajo y articularlo con el de los demás”. (Acevedo & Martinez Pedroza, 2010) Además de lo hasta aquí señalado, en cuanto a la interacción de quien realiza el proceso y el grupo, cabe resaltar que la lectura de “proceso en paralelo”, incluye además una práctica que desde la Corporación AVRE, se ha venido implementando y es la fortaleza que tiene el también incorporar varias miradas hacia los procesos. Al menos en cada acción puntual van dos miembros del equipo para apoyarse mutuamente y aportar al menos dos miradas diferentes que se puedan incorporar. Esta podría constituir otra lección aprendida, en tanto que dinamiza los procedimientos de gestión del conocimiento al interior de las organizaciones. Y se encuentra relacionado con la actuación en contextos conflictivos y de violencias, ya que es una oportunidad muy valiosa el contar con un grupo de personas que ayudan a dinamizar las reflexiones que los equipos suelen encontrarse en terreno y suelen ser determinantes en la toma de decisiones. El involucrar diversas instancias de las organizaciones en las conversaciones de evaluación y seguimiento, asegura que la apuesta del proceso de fortalecimiento contenga elementos propios de la mirada institucional, pero también la necesaria multiplicidad que garantice que lo que se realiza esté aportando al proceso en su conjunto. En conclusión, desde el enfoque de acción sin daño y sensibilidad a los conflictos resulta pertinente incorporar miradas complejas de los procesos y de sus actores principales, de tal manera que el acompañamiento no se limite a los elementos explícitos de los problemas, puesto que se podrían estar aumentado las posibilidades profundizar los daños ocasionados por la violencia, al no tener en cuenta los impactos interiorizados en los grupos o comunidades. Reforzar sólo la voz de unos cuantos, puede ser no sólo riesgoso, sino un código de entrada que fortalece las debilidades de algunos procesos organizativos. Cuestionar las lógicas subyacentes de los proyectos Por supuesto que el trabajo que solemos desarrollar se encuentra inscrito en los proyectos que presentamos a las agencias de cooperación, y en varias oportunidades podemos dejar consignados resultados basados en nuestros

ideales de acompañamiento, estructurando logros e indicadores que poco tienen en cuenta la realidad de los procesos que nos encontramos cuando iniciamos nuestro trabajo en terreno. Solemos pensar que con nuestro trabajo vamos a lograr todo, por ejemplo que un grupo o una comunidad salgan totalmente fortalecidos con nuestra intervención y a partir de un número determinado de actividades y además, que obtendremos una serie de productos en tiempos récord, para de esta manera salir airosos en nuestra implementación del proyecto. El equipo de la Corporación AVRE señala que uno de los aprendizajes en el acompañamiento de este tipo de organizaciones o formas de organización requiere unos cuidados especiales en este sentido, pues sobre la marcha podemos darnos cuenta, que sin querer o por lo menos no conscientemente, colocamos como centro el proyecto y sus resultados y no los procesos que llevan a cabo las comunidades y grupos. “Hicimos supuestos dentro del proyecto que después tuvimos que replantear, uno fue por ejemplo el de pretender que con “asesorías” íbamos a obtener la información clave para que el proceso saliera, entonces allí ya vimos que este marco no era suficiente, pues en lo metodológico el trabajo no puede estar por encima del sujeto de trabajo. Esto significaba que los Kankuamos nos exigieron acompañamiento y no asesoría. El fortalecimiento organizacional debió comprenderse como un proceso inscrito dentro del proceso histórico que como pueblo ellos llevan. Alrededor del inventario de daños, era una excusa, porque para ellos significaba hilar otros procesos de su mayor significado e importancia. En este sentido hay que aportar al centro, al conjunto del proceso, sino no funciona lo que hagamos. Teníamos que entender la organización, entonces el equipo debió mirar internamente qué había pasado y preguntarse por qué no lograba avanzar en los resultados. Luego, una vez se había entendido como estaban organizados, tocó empezar a leer de los otros temas que eran importantes para el pueblo kankuamo, documentarnos, porque la propuesta de reparación integral estaba muy ligada al trabajo que la comunidad venía haciendo y la pregunta que resultó fue entonces: ¿Qué hacer con ella?, había que articularla con los ejes de trabajo que eran significativos para ellos”. (Acevedo & Martinez Pedroza, 2010) Lo aprendido: Hay que plantearse el marco lógico no para agotar el proceso con nuestra intervención, sino para aportar al proc eso de ellos. Hay que pensar en el otro en los proyectos, no en lo que qu eremos como organización lograr con nuestros tiempos e instrume ntos. La mirada compleja requiere recordar que como organización y actores llegamos a procesos ya en curso, donde nuestra intervención se inscribe en ellos y se configuran micro procesos inscritos en macro proces os, una necesaria mirada sobre la complejidad de los sistemas en los que actuamos.

Cuesta mucho preguntarse porqué generalmente suele implicar mucho más trabajo del que inicialmente se identifica. En los proyectos colocamos el tiempo de trabajo para cumplir las metas, el tiempo que se estipula, el cronograma que se implementa suele estar muy pegado a los tiempos planteados en el proyecto, y esto parece estar acor de a los objetivos e instrumentos, pero al encontrar variables como el h echo de interactuar con otra cultura, ya empieza a replantearse el proceso. “Uno fue el cambio de guión sobre el terreno y no tener “escapatoria” para readecuar los propósitos; las observaciones sobre los diferentes momentos del encuentro, la expresión oportuna de cómo nos estábamos sintiendo e ir leyendo al grupo. Creo que también las expresiones de algunas personas del grupo… haciendo preguntas de cómo íbamos no solo nosotros sino el grupo, de manera directa”. (Acevedo & Martinez Pedroza, 2010) Estos procesos de fortalecimiento requieren una empatía creativa para leer y actuar en estos, de tal manera que se pueda adaptar según los desarrollos, objetivos y contextos del proceso de fortalecimiento. “Es difícil entender y respetar que el protagonista del proceso es quien lo ha sufrido y no quien lo acompaña, así en el discurso este punto ya se haya posicionado, las intervenciones hacen que prevalezca lo que uno piensa o quiere, en parte porque al acompañar uno va sintiendo que también es parte y se va apropiando de la posibilidad de decidir, esto sumado a una actitud consolidada (histórica? No sé si se entiende) de que quien acompaña se apropia del proceso y de un supuesto predominio del saber occidental universitario sobre el saber contextual, entonces es fundamental mantener una actitud reflexiva y respetuosa que le permita mantener su posición y conservar sus límites”. (Acevedo & Martinez Pedroza, 2010) Por supuesto esto exige flexibilidad, que en todo caso suele ser moderada a partir de la capacidad de negociación que resulte favorable en este caso a quien acompaña, pero sin obviar que los procesos de transacción requieren tiempos y formulación de estrategias que busquen los cambios que se quieren obtener, teniendo en cuenta no sólo la transicionalidad – evolución de los procesos – sino también la transitoriedad de nuestra intervención que define un tiempo de entrada y una estrategia de salida de los procesos y de los grupos que acompañamos.

7. CONCLUSIONES

Se ha tomado el recoger las Lecciones Aprendidas de un equipo de trabajo frente a la implementación de procesos de fortalecimiento organizacional, por la pertinencia que tienen dichos procesos al ser desarrollados con organizaciones sociales que adelantan esfuerzos desde lo local y desde sus territorios afectados por el conflicto armado y la violencia política, en aras de lograr transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales y que desde su actuación impulsan cambios que se constituyen en estrategias de construcción paz dentro del contexto sociopolítico colombiano.

Allí, la actuación de la Corporación AVRE y su intervención directa en el fortalecimiento de las capacidades sociales y organizativas, debe ser ubicada desde el enfoque de sensibilidad a los conflictos, como una acción que debe propender por ser consciente y responsable de los desafíos y retos que connota un trabajo en y sobre los conflictos, que permita orientar las decisiones y acciones hacia resultados que consideren la existencia del conflicto en los ámbitos del trabajo, que la intervención no es neutral y que las actuaciones pueden empeorar o mitigar los impactos derivados del conflicto.

Este constituye el aporte principal de los enfoques de Acción sin Daño y Construcción de paz frente a la pertinencia de acopiar lecciones aprendidas que puedan traducirse en la posibilidad de reflexionar sobre la reflexión, monitorear la intervención con la posibilidad de ser discutida críticamente y reorientar, basados en criterios tangibles y explícitos. De esta manera de este proceso de extracción de lecciones aprendidas destaco la oportunidad que se propone desde los enfoques, de realizar un ejercicio retrospectivo que posibilite pasar de supuestos de acciones acertadas y buenas, a acciones y actores que pueden volver sobre sí mismos y sobre los procesos, reconociendo que el conflicto permea sustancialmente los escenarios de actuación y así, vale la pena colocar nuevamente los sucesos en contexto para ser analizados.

De esta manera, cuando realizamos un trabajo de acompañamiento en el marco del fortalecimiento organizativo, se explicita la utilidad de comprendernos desde este enfoque y desde esta mirada compleja, en tanto nos señala la necesidad de incorporar la flexibilidad como un elemento inherente a los contextos conflictivos y de violencia que acompasan las acciones de intervención de las organizaciones, pero también se encuentran insertos en nuestros propios procesos de acompañamiento a ellas, sea cual sea nuestro objetivo de interacción: el fortalecerles, el ayudar en el proceso de comprensión de lo que les ocurre cuando sus programas ó proyectos ó el desarrollo mismo de nuestra acción entran en sus escenarios de actuación.

Por esta razón, ya en el módulo de Fortalecimiento Organizacional se hacían explícitos los efectos que se pueden causar, cuando se adelantan procesos inadecuados de fortalecimiento organizacional, frente a los cuales pretendo

aportar, a manera de conclusiones, luego de obtener estas lecciones aprendidas del equipo de AVRE. Esto entendiendo que las lecciones aprendidas aportan parámetros que pueden ser revisados o reorientados para futuras implementaciones y ayuden a mejorar el impacto de futuras experiencias similares, constituyendo así una herramienta clave, cuando nos preguntamos por los principios y mandatos que orientan nuestra acción y sobre los resultados que pretendemos obtener.

Una primera conclusión, conectada con la primera lección aprendida, se encuentra referida a observar los alcances y limitaciones de nuestra actuación e intervención en los procesos de fortalecimiento organizacional. De esta manera comprender que estos procesos no son el principio ni el final de los objetivos propios que tienen los grupos de las organizaciones sociales. Esto implica visualizar la intervención como un micro proceso dentro de un macro proceso que atienda el no colocar en riesgo los acumulados organizativos de las organizaciones a las cuales acompañamos. Hace parte también de no partir que un proceso de fortalecimiento organizacional se requiere por que no hay un proceso organizativo, sino el interés mutuo de potenciarlo y fortalecerlo de acuerdo al contexto sociopolítico, donde las acciones y la palabra de cada una de las partes cobran un sentido particular dentro de la experiencia.

Allí, los resultados pueden ser medidos sobre la base de lo que se logra concertar a partir de la calidad de la interacción que se promueva con las organizaciones, que abra posibilidades de definir conjuntamente lo que se quiere lograr una vez finalizado el proceso, pero incluyendo la manera en que se quiere realizar, los actores involucrados, el contexto particular de la organización, y lo que mutuamente hay que conocer y saber para focalizar los objetivos del proceso de fortalecimiento. Considerando siempre la posibilidad de ser revisado y evaluado por ambas partes en cualquier momento de su implementación.

El aspecto de la interacción resulta un aporte interesante, por ejemplo frente a la manera en que se desarrollan los diagnósticos, usualmente partimos de ellos, pero un aprendizaje importante tiene que ver con que no es suficiente conocer muy bien las organizaciones y sus problemáticas centrales. El diagnóstico debe incluirse como instrumento que en sí mismo denota los principios y mandatos de nuestra acción: no solo recoger información útil al proceso, sino también un ejercicio que debe aportar a ambas partes en la delimitación de la intervención y a ambas partes en la manera como se construirá la relación mutua, que propenda por la movilidad y circulación de los saberes y poderes.

Los efectos que puede ocasionar no tomar esto en cuenta pueden ser: A) que el proceso de fortalecimiento quede inserto solamente en un área o aspecto de la organización, que puede solamente contener la mirada de quien pretende acompañar. B) que al inscribirse e implementarse sólo desde esta mirada “experta”, se incida negativamente en la autonomía y la libertad de estas organizaciones no sólo en lo que concierne frente a la definición de lo que debe

fortalecerse, sino de la manera en que quieren lograrlo con un acompañamiento en particular. C) Al no ser propositivo en el empoderamiento de las organizaciones, el proceso puede generar dependencias y puede no llegar a consolidarse como se esperaría por ambas partes.

Una segunda conclusión tiene que ver con los criterios de participación en los procesos de fortalecimiento, derivada de la segunda lección aprendida. Allí coloca especial énfasis en la importancia de la mirada compleja de los procesos, donde no solamente las orientaciones y definiciones conjuntas son necesarias, sino también que dentro de ellas sean involucrados los actores relevantes del proceso y para el proceso.

Conocer de primera mano las características, necesidades y funcionamiento de este tipo de organizaciones, facilita aterrizar la propuesta, la selección geográfica donde se llevarán a cabo las actividades, y los grupos a los cuales pretende llegar, según su perfil y su importancia dentro del proceso de fortalecimiento organizacional.

Es claro que la participación muchas veces es un factor difícil de concertar, o tal vez puede suceder que lo delimitamos tanto de entrada, que en sí mismo puede llevar a desenfocar el proceso que se adelante. Aquí resulta entonces relevante, el visualizar los criterios de participación como un asunto a trabajar desde el diagnóstico y en los momentos de concertación del diseño e implementación de los procesos de fortalecimiento.

Partir del supuesto que este tipo de organizaciones, aunque sin duda cuentan con instancias y estamentos a su interior que tienen diferentes funciones, una de sus fortalezas la instituye el saberse juntos y juntas para lograr los cambios sociales profundos y que sus luchas están insertas sobre la base de necesidades que han sido sentidas colectivamente y donde la decisión de actuar de esta manera son justamente la base del poder con que cuentan para lograr sus propósitos.

Por ejemplo, en ocasiones no es fácil que participen las mujeres, porque se encuentran en tareas designadas dentro de la cultura que limita sus posibilidades de actuación en los espacios políticos, y aunque algunas de ellas logran niveles de liderazgo, vale la pena observar qué ocurre en las bases del proceso organizativo, para que la propuesta efectivamente logre fortalecer lo que pretende el proceso que adelantan estos grupos.

Puede ser útil el explorar conjuntamente con los líderes y lideresas las acciones que se pueden desarrollar y qué acciones previas a la implementación del proceso pueden dinamizarse para lograr la participación de las mujeres: puede ayudar el contar con herramientas y metodologías para el trabajo con niños y niñas, que asegure que las mujeres pueden estar dentro de las actividades del proceso paralelamente a las actividades desarrolladas con la población infantil.

Quien acompaña los procesos de fortalecimiento de este tipo, al no tener en cuenta estos factores puede generar los siguientes efectos: A) Reforzar impactos derivados de la violencia y el conflicto armado como el aislamiento, y la fragmentación organizativa. B) Reforzar el imaginario de que sólo algunas personas saben del proceso y otras no, por que no tienen el mismo grado de visibilización, lo que resulta contradictorio frente a propuestas que pretendan contribuir a la paz. C) Se corre el riesgo de perder oportunidades importantes para un trabajo que redunde en el fortalecimiento organizativo “desde abajo”, focalizando solamente en lo que puede ser importante sólo para un grupo de personas.

La tercera conclusión, relacionada con la tercera lección aprendida e intrínseca a las dos conclusiones anteriores se inscribe en la pertinencia de anticipadamente acopiar aprendizajes de las implicaciones que tiene el adelantar procesos de fortalecimiento organizacional con este tipo de organizaciones. Donde los tiempos para el conocimiento previo, para disminuir las probabilidades de generar o profundizar daños y las posibilidades de realizar ajustes y reorientaciones en la implementación con el mismo objetivo, deben incorporarse y preverse en el diseño de los proyectos.

Un error frecuente tiene que ver con pretender que los procesos inician y terminan con el proyecto, y por tanto en él colocamos nuestros más profundos ideales sobre los componentes que pretendemos desarrollar. Aunque hemos avanzado en la manera en que estructuramos los objetivos, donde ya no decimos que vamos a cambiar situaciones estructurales del conflicto armado o de la violencia, en una mirada más humilde de sólo pretender aportar en el fortalecimiento de determinados sectores y propuestas e iniciativas de paz. Todavía hace falta aterrizar mucho más los alcances de dicho aporte, a luz de ser procesos inscritos en procesos dinamizados en organizaciones concretas y contextos particulares.

Este aporte refiere a tener en cuenta que dentro de los proyectos partimos de algunos presupuestos que pueden dificultar la implementación de los procesos, como por ejemplo el que con nuestra intervención, las actividades programadas, los productos que tendremos, vamos a lograr el ideal de fortalecimiento, que por lo general y como decía al principio de las conclusiones, puede solamente ser el nuestro. El presuponer que las organizaciones solamente se concentrarán en este proceso propuesto por nosotros y obviar que su proceso organizativo ya cuenta con otros y otras que hacen parte del mismo y se encuentran realizando también acciones.

El presuponer que las organizaciones ven los procesos de fortalecimiento como una apuesta única y limitada a lo que nosotros podemos ofrecer, sin tener en cuenta que su proceso organizativo está configurado de diversas maneras, se encuentra ligado a sus creencias, valores y principios y cuenta ya con estructuras, instancias y actores que lo apropiarán y en esa medida lo dinamizarán a su interior. Aquí predeterminar tiempos de validación, de obtener resultados

concretos al estilo “Propuesta de Inventario de Daños validada y concertada”, pueden ser riesgosos si omitimos que estos tiempos pueden hacernos ver y comprender la profundidad y complejidad que significa para estas organizaciones, hacer una mirada de sí mismas de cara a los procesos de exigibilidad que adelantan.

Estas conclusiones y el trabajo en su conjunto, pretenden aportar a continuar la reflexión de la articulación del pensamiento complejo donde se resalta desde la sensibilidad de los conflictos la confluencia entre el contexto, los conflictos y los actores y nuestra interacción dentro de ese marco para dimensionar nuestra acción.

Desde los procesos de fortalecimiento organizacional como punto focal desde el cual el trabajo pretendió dar cuenta de la complejidad de las demandas, y la manera como los equipos intentan resolver algunos asuntos echando mano de diversidad de comprensiones e intentando “ajustar” muchos de los marcos de sus programas y proyectos, que se traduzcan en transformaciones frente a la manera en que la organización comprende su intervención. El hecho de que sea un proceso consciente, es decir muy cercano a los procesos de reflexión, más arriba de la reflexividad que nos ha convocado en la especialización, hace realidad la pretensión de no aumentar las probabilidades de generar daños en la población que acompañamos.

REFERENCIAS

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8. ANEXOS Anexo No. 1. Instrumento a Nivel Individual Apreciados y apreciadas compañeras. Como les comunicamos en días anteriores, nos encontramos adelantando la Especialización Acción Sin Daño y Construcción de Paz, en la cual hemos planteado como trabajo de grado, la identificación de lecciones aprendidas en los procesos de fortalecimiento organizacional con organizaciones que tienen un carácter étnico y cultural. Como parte de este ejercicio para dar cuenta de nuestra experiencia, plantear recomendaciones prácticas y continuar construyendo conocimiento, a continuación encontrarán un instrumento que deberá ser diligenciado a nivel individual, con preguntas que fomentarán la reflexión y la identificación de aprendizajes sobre la base del trabajo realizado con el Consejo Regional Indígena del Cauca – CRIC, la Asociación Campesina del Valle del Rio Cimitarra – ACVC, Proceso de Comunidades Negras - PCN y el Pueblo Indígena Kankuamo. Este ejercicio reflexivo les tomara alrededor de 1 hora y 30 minutos de su tiempo, teniendo en cuenta que exigirá recordar, analizar, escribir y organizar. Por lo tanto, les agradecemos de antemano la disponibilidad que han manifestado para sumarse a este ejercicio, pero ante todo por darse la oportunidad de visibilizar los aprendizajes adquiridos desde la experiencia, e iniciar la ruta para empezarlos a transformar en lecciones aprendidas. 1. Ubíquese y trasládese desde su participación y vivencia en alguna(s) de las

experiencias seleccionadas. Sobre estas haremos la reflexión y a documentar el proceso de construcción.

- Consejo Regional Indígena del Cauca – CRIC - Asociación Campesina del Valle del Rio Cimitarra – ACVC - Pueblo Indígena Kankuamo. - Proceso de Comunidades Negras

2. Identifique esos momentos (positivos o negativos) dentro de las acciones o

procesos de fortalecimiento organizacional, que generaron preguntas o interrogantes sobre el trabajo que se estaba realizando. Por ejemplo, situaciones de crisis, percepción de estancamiento del proceso, innovaciones que se realizaron, intervenciones que se hicieron, observaciones sobre el terreno que contradecían otras observaciones anteriores, etc.

Descríbalas brevemente

3. Recuerde esas preguntas o interrogantes que surgieron en esos momentos durante el desarrollo de las acciones o procesos de fortalecimiento organizacional. Y tenga en cuenta aquellas que estuvieran relacionadas con:

- Los contenidos y la metodología de la propuesta de fortalecimiento - Las características del grupo que se acompañaba - La interacción y el relacionamiento entre ellos y nosotros - Las condiciones en que se desarrollaban las actividades.

4. Del listado anterior, seleccione a su criterio máximo 4 de esas preguntas e

interrogantes, que considere son las de mayor importancia y trascendencia, para tener en cuenta en los procesos de fortalecimiento organizacional.

5. Haga una breve descripción de la interpretación o supuesto original, de la

pregunta o interrogante que se presentó. Es decir lo que suponía antes de que se presentara la situación que la generó y sobre la cual esta reflexionando. Por ejemplo: “Supusimos, incorrectamente, que habría un número suficiente de mujeres que podían participar en los talleres de capacitación”.

6. Cuál es ahora la nueva percepción que tiene de la pregunta o interrogante, o

la reformulación del supuesto original. Retomando el ejemplo anterior: “Ahora sabemos que no sólo necesitamos suscitar el interés en la capacitación en microempresas, sino que hemos de encontrar la manera de que las mujeres puedan asistir a los cursos”.

7. Describa lo que indujo al equipo a cuestionar sus opiniones y revisar su

interpretación (¿Fue una crisis, los datos de seguimiento, una observación sobre el terreno que contradecía otras observaciones anteriores, fue un estancamiento del proceso, etc.?).

8. Partiendo de esta nueva percepción de la experiencia vivida, qué asuntos considera deben ser reforzados o replanteados en los procesos de fortalecimiento organizacional, en términos de las concepciones, conductas, actividades. Planteé algunos ejemplos.