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    todos o casi todos son asalariados (ms del 82% de la poblacin activa en 1975), laidentidad social deber definirse a partir de la posicin que se ocupa en el salario. Cada unose compara con los otros, pero tambin se distingue de ellos; la escala social tiene unnmero creciente de niveles a los cuales los asalariados ligan sus identidades, subrayando ladiferencia con el escaln inferior y aspirando al estrato superior. La condicin obrera sigueocupando la parte inferior de la escala, o poco menos (estn tambin los inmigrantes,semiobreros, semibrbaros, los miserables del cuarto mundo). Pero si se continuaba elcrecimiento, si el Estado segua ampliando sus servicios y protecciones, todo el que lomereciera poda tambin elevarse: mejoramiento para todos, progreso social y mayorbienestar. La sociedad salarial pareca arrastrada por un irresistible movimiento

    profesional reconocida) y "descansaba" algunos das de la semana, o durante perodos ms omenos prolongados, si poda sobrevivir sin someterse a la disciplina del trabajo industrial.Formalizando estas caractersticas, se dir que una relacin salarial supone un modo deretribucin de la fuerza del trabajo, el salario (el cual gobierna en gran medida el modo deconsumo y de vida de los obreros y sus familias), una forma de disciplina del trabajo queregula el ritmo de la produccin, y el marco legal que estructura la relacin de trabajo, esdecir el contrato de trabajo y las disposiciones que lo rodean.

    Se habr advertido que acabo de precisar estas caractersticas a partir de los criterios

    propuestos por la escuela de la regulacin para definir la relacin salarial "fordista".7

    Estoypresuponiendo que en el seno de una misma formacin social (el capitalismo) la relacinsalarial puede tomar configuraciones diferentes; el problema, por lo menos el problema queplanteamos aqu, consiste en identificar las transformaciones que rigen el pasaje de unaforma a otra.8 O sea,las cinco condiciones siguientes, que aseguraron el pasaje desde larelacin salarial prevaleciente en los inicios de la industrializacin hasta la relacin salarialfordista.

    Primera condicin: una separacin rgida entre quienes trabajan efectiva y regularmente, ylos inactivos o semiactivos, que hay que excluir del mercado de trabajo, o sea integrar bajoformas reguladas. La definicin moderna del salariado supone la identificacin precisa de loque los estadgrafos denominan "poblacin activa": hay que identificar y cuantificar a losocupados y. no ocupados, las actividades intermitentes y las actividades de jornadacompleta, los empleos remunerados y no remunerados. Empresa de largo aliento, y difcil.

    Un terrateniente, un rentista, son "activos"? Y la mujer y los hijos del artesano o elagricultor? Qu estatuto hay que darles a esos innumerables trabajadores intermitentes, detemporada, que pueblan tanto la ciudad como el campo? Se puede hablar de empleo, y co-rrelativamente de no-empleo, de desempleo, si es imposible definir lo que significaverdaderamente estar empleado?

    Slo a fines del siglo pasado y principios del actual (en 1896 en Francia, en 1901 enInglaterra), despus de muchos tanteos, se lleg a definir sin ambigedad el concepto depoblacin activa, lo cual permiti establecer estadsticas fiables. "Sern activos aquellos ysolamente aquellos que estn presentes en un mercado que les procura una gananciamonetaria: mercado de trabajo o mercado de bienes o servicios."9As se vuelve claramenteidentificable la situacin de asalariado, distinta de la de proveedores de mercancas o

    7Cf. por ejemplo R. Boyer, La thorie de la rgulation: une analyse critique, Pars, La Dcou verte, 1987.8 Cuando se identifica la relacin salarial con la relacin salarial moderna, "fordista", se confunden las condicionesmetodolgicas necesarias para llegar a una definicin rigurosa de la relacin salarial y de las condicionessocioantropolgicas caractersticas de las situaciones salariales reales, que son diversas (vase en Gense n" 9, 1991,una variedad de puntos de vista sobre esta cuestin). Por mi parte, considero que es legtimo hablar de situacionessalariales no solamente en los inicios de la industrializacin, antes de que se instituyera la relacin "fordista", sinotambin en la sociedad "preindustrial" (cf. el cap. 3), evidentemente con la condicin de no confundirlas con la relacinsalarial "fordista". No obstante, la posicin purista es imposible de sostener con rigor, incluso para la poca moderna,pues la relacin estrictamente "fordista", con cadena de montaje, medida rigurosa de los tiempos, etctera, siempre fueminoritaria, aun en el apogeo de la sociedad industrial (cf. M. Verret, Le travail ouvrier, Pars, A. Co-lin, 1982, pg. 34,que para fines de la dcada de 1970 evaluaba en un 8 por ciento la tasa de obreros que trabajaban en sentido propioen la cadena, y en un 32 por ciento la proporcin de quienes trabajaban en mquinas automatizadas).

    9 . C. Topalov, Une rvolution dans les reprsentations du travail. L'emergence de la catgorie statistique de

    "population active" en France, en Grande-Bretagne et aux tats-Unis, texto mimeografiado, 1993, pg. 24, yNaissance du chmeur, 1880-1910, op. cit.

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    servicios, pero tambin se define al desempleado involuntario, diferente de quienesmantienen una relacin errtica con el trabajo.

    Pero una cosa es poder identificar y contabilizar a los trabajadores, y otra mejor sera regularese mercado de trabajo, controlando sus flujos. A principios de siglo, los ingleses seaplicaron a ello con seriedad. William Beveridge advirti ya en 1910 que el principalobstculo a la racionalizacin del mercado de trabajo era la existencia de esos trabajadoresintermitentes que se negaban a someterse a una disciplina rigurosa. En consecuencia, habaque dominarlos.

    La oficina de colocaciones har irrealizable el deseo de quien quiere trabajar una veza la semana y quedarse en la cama el resto del tiempo. La oficina de colocacioneshar poco a poco imposible el tipo de vida de quien quiere encontrar un empleoprecario de tiempo en tiempo. La jornada de trabajo que este ltimo querra tenerser asignada por la oficina a algn otro que ya trabaje cuatro horas por semana, yde tal modo le permitir a este ltimo ganarse decentemente la vida.10

    La oficina de colocaciones deba realizar una distribucin del trabajo, trazando una lneadivisoria entre los verdaderos empleados de jornada completa, y las personas que serancompletamente excluidas del mundo laboral y dependeran de las formas coercitivas de

    asistencia previstas para los indigentes vlidos. Por otra parte, los Webb apelaban a "unainstitucin en la que los individuos deben ser relegados penalmente y mantenidos bajocoaccin [...] absolutamente esencial para todo programa eficaz de tratamiento deldesempleo".11

    Si bien era imposible realizar con todo rigor ese "ideal", las instituciones establecidas enGran Bretaa en la primera dcada del siglo XX se acercaron a l. Las agencias municipalesde colocacin y los poderosos sindicatos de trabajadores que practicaban el closed shop(monopolio del empleo para sindicalizados), si bien no llegaron a yugular el desempleo,problema endmico en el pas, lograron dominar lo mejor posible la contratacin en losempleos disponibles.

    En Francia, sobre todo en razn del retardo en el desarrollo del salariado industrial conrelacin a Gran Bretaa12 este tipo de poltica de avant la lettre nunca tuvo semejante

    carcter sistemtico. La contratacin qued librada durante mucho tiempo a la iniciativa delos trabajadores (en principio "libres" de alquilarse como quisieran), a la habilidad de losmarchandeurso "tcherons13", a la venalidad de las agencias privadas de empleo (a lasque hay que aadir unas pocas oficinas municipales) y a los intentos sindicales de dominar,incluso monopolizar, los contratos. Fernand Pelloutier se extenu tratando de implantar lasbolsas de trabajo que, entre otras cosas, deban reunir todas las demandas de empleo yorganizar los contratos bajo el control sindical.14Pero el empeo, socavado por las divisiones

    10W. Beveridge, Royal Commission on Poor Law and Relief Distress, Appendix V8. House of Commons, 1910, citado enC. Topalov, "Invention du chmage et politiques sociales au debut du siede", Les temps modemes, na 496-497,noviembre-diciembre de 1987. La obra de Beveridge publicada en esa poca, Unemployment, A Problem of industry,Londres, 1909, comenz a hacer conocer al futuro creador de la seguridad social inglesa.

    11S. y B. Webb, The Prevention of Destitution, op. cit. En este punto haba unanimidad entre los reformadores socialesingleses. Cf. P. Alien, The Unemployed, a National question, Londres, 1906, y una presentacin sinttica de las "policiesof decasualisation (conjunto de las medidas tomadas para poner fin al trabajo intermitente, a fin de instituir unverdadero mercado del trabajo), en M. Mansfield, "Labour Exchange and e Labour Reserve in Turn of the Century SocialReform",Journal of Social Policy, 21,4 Cambridge University Press, 1992.

    12 En 1911 haba un 47 por ciento de asalariados en la poblacin activa francesa, con tres patrones por cada sieteasalariados, mientras que la proporcin de asalariados en Gran Bretaa se acercaba al 90 por ciento (cf B. Guibaud,De la mutualit la Scurit sociale, op. cit., pg. 54).

    13 Cf. B. Motez, Systmes de salaire et politiques patronales, Pars, ditions du CNRS, 1967. El tacheron, o elmarchandeur, le cobraban al patrn por la ejecucin de una tarea, y a su vez remuneraban a trabajadores contratadospor ellos mismos. Esta prctica era muy impopular entre los obreros, y fue abolida en 1848, pero reinstaurada pocodespus, y defendida incluso por liberales, como Leroy-Beaulieu, quienes vean en ella una doble ventaja: asegurar unavigilancia cercana de los obreros por parte del tache-ron, y permitir la promocin de una especie de lite de pequeosempresarios a partir del sector asalariado (cf. P. Leroy-Beaulieu, Traite thorique et pratique d'conomie politi-que, t.II, pgs. 494-495).

    14Cf. F. Pelloutier, Histoire des bourses du travail, Pars, 1902, y Jacques Julliard, Fernand Pelloutier et les origines dusyndicalisme d'action directe, Pars, Le Seuil, 1971.

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    sindicales, fracas. En el plano poltico, el ala reformista, representada por los "republicanosde progreso" y por los socialistas independientes, se interes en la cuestin. Lon Bourgeois,en particular, advirti el vnculo existente entre la regulacin del mercado de trabajo y lacuestin del desempleo, que se hizo preocupante a principios de siglo, con una evaluacin de300.000 a 500.000 desocupados.15 Pero los remedios que preconiz para combatirla eranmuy tmidos: "Es evidente que la organizacin de las colocaciones figura en primer lugar" 16.

    Deploraba la insuficiencia de las agencias municipales y sindicales, sealaba la necesidad deun seguro contra el desempleo, pero derivaba la responsabilidad a los agrupamientosprofesionales.

    De modo que los poderes pblicos, y durante mucho tiempo, slo tuvieron un papel muymodesto en la organizacin del mercado de trabajo y en la lucha contra el desempleo. LaOficina de Trabajo, creada en 1891, se limit a reunir una importante documentacin y aelaborar estadsticas fiables. Esta obra se prolong en el Ministerio de Trabajo, creado en190617, pero sin nada que pudiera considerarse una verdadera poltica del empleo.

    Lo que s hubo, tambin durante mucho tiempo, fue el conjunto de las polticas patronales yadesplegadas anteriormente (cf. el Cp. 5), mezcla de seduccin y coaccin para fijar a losobreros mediante "ventajas sociales" y aniquilar su resistencia con reglamentaciones rgidas.Ms en general, existi asimismo ese tipo de chantaje moral ejercido sobre los trabajadores

    por los filntropos, los reformadores sociales y los voceros del liberalismo: "conformaos almodelo del buen obrero, regular en el trabajo y disciplinado en sus costumbres, o bien osconvertiris en esos miserables excluidos de la sociedad industrial".18Sera preciso volver acitar ahora toda la literatura reiterativa sobre la necesaria moralizacin del pueblo. Se puedever un signo de la vitalidad de esta actitud hasta fines del siglo XIX y principios del XX, en elextraordinario estallido de represin del vagabundeo que se produjo entonces: 50.000arrestos cada ao por vagabundeo en la dcada de 1890, que generaban hasta 20.000acusaciones anuales ante la justicia,19 con la amenaza de confinamiento en caso dereincidencia. Esas medidas podan explicarse coyunturalmente por la grave crisis econmicaentonces reinante, y por la miseria del campo. Pero sta era tambin una manera derecordar, en el momento en que, con la segunda revolucin industrial, se perfilaba un nuevoorden del trabajo, cul era el costo de sustraerse a l. Durante una o dos dcadas, el vaga-bundo volvi a convertirse en el mismo contramodelo abominable que haba sido en lasociedad preindustrial (Cf. el Cp. 2): la figura de la asociabilidad, que haba que erradicar

    porque maculaba a una sociedad que estaba estrechando las regulaciones del trabajo.20

    Pero muy pronto iba a imponerse de manera ms eficaz otro modo de regulacin. Todas esasdosificaciones de represin y bondad filantrpica seguan teniendo efectos limitados porqueno dejaban de ser exteriores a la organizacin del trabajo propiamente dicha. En tanto quese trataba de convertir al obrero a una conducta ms regular, intentando convencerlo de queestaba en su verdadero inters ser ms disciplinado, l poda rebelarse, o bien sustraerse,huyendo de estas obligaciones cuyo resorte segua siendo moral. La mquina impuso otrotipo de coacciones, esta vez objetivas. Con la mquina no se discute, se sigue o no se sigueel ritmo impuesto por la organizacin tcnica del trabajo. La relacin de trabajo podra dejar

    15 L. Bourgeois, "Discours la Confrence internationale sur le chmage", Pars, 10 de septiembre de 1910, en

    Politique de la prvoyance sociale, op. cit., pg. 279.

    16L. Bourgeois, "Le ministre du Travail", discurso pronunciado en el congreso mutualista de Normanda en Caen, el 7de julio de 1912, en Politique de la prvoyance sociale, op. cit., t. II, pgs. 206 y sigs. Bourgeois preconizaba tambinun control del aprendizaje para mejorar la calificacin, y "la accin del Estado actuando como regulador en la ejecucinde las grandes obras pblicas" (pg. 207).

    17Cf. J.-A. Tournerie, Le Ministre du Travail, origines et premiers dveloppements, op. cit.

    18Cf. J. Donzelot, P. Estbe, L'tat animateur, Pars, ditions Esprit, 1994, introduccin.

    19Cf. M. Perrot, "La fin des vagabonds", L'Histoire, n3, julio-agosto de 1978.

    20 Vase una muestra de esta literatura que predicaba una verdadera cruzada contra el vagabundeo en doctor A.Pagnier, Un dchet social, le vagabond, Pars, 1910.

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    de ser "voltil" si esa organizacin tcnica era en s misma lo bastante fuerte como paraimponer su orden.

    Segunda condicin: la fijacin del trabajador a su puesto de trabajo y la racionalizacin delproceso del trabajo en el marco de una "gestin del tiempo precisa, dividida,reglamentada".21 Los intentos de regular la conducta obrera a partir de las coaccionestcnicas del propio trabajo, que floreceran con el taylorismo, no datan del siglo XX. Ya en1847 el barn Charles Dupin soaba con hacer realidad el trabajo perpetuo gracias alimpulso infatigable del "motor mecnico".

    Hay por lo tanto una extrema ventaja en hacer operar infatigablemente a losmecanismos, reduciendo a la menor duracin los intervalos de reposo. La perfeccinlucrativa consistira en trabajar sin interrupciones... En consecuencia, se haintroducido en el mismo taller a los dos sexos y las tres edades, explotados enrivalidad, de frente, si podemos hablar en estos trminos, arrastrados sin distincinpor el motor mecnico hacia el trabajo prolongado, hacia el trabajo diurno y nocturnopara acercarse cada vez ms al movimiento perpetuo22.

    Pero esta maravillosa utopa se basaba en la "explotacin en rivalidad de las diferentescategoras del personal, es decir en la movilizacin del factor humano.

    En cambio, con la "organizacin cientfica" del trabajo, el trabajador no es fijado por unacoaccin externa sino por el despliegue de las operaciones tcnicas cuya duracin ha sidodefinida de modo riguroso mediante un cronometraje. De tal modo se elimina "el paseo" delobrero, y con l, el margen de iniciativa y libertad que el trabajador haba logrado preservar.Ms an: al hacerse simples y repetitivas las tareas parcializadas, resultaba intil lacalificacin refinada y polivalente. Se le quitaba al obrero el poder de negociacin que podatener gracias al "oficio".23

    Pero los efectos de esta "organizacin cientfica del trabajo" se pueden interpretar de dosmaneras: como una prdida de la autonoma obrera, y como el alineamiento de las periciasprofesionales en el nivel ms bajo de las tareas reproductivas. Los anlisis ms frecuentesdel taylorismo, al poner el acento en el aspecto de la desposesin, son sin embargosimplificadores. Por una parte, tienden a idealizar la libertad del obrero pretayloriano, capaz

    de vender su pericia al mejor postor. Esto sin duda era vlido en el caso de los herederos deoficios artesanales con competencias raras y muy demandadas. No obstante, si bien es ciertoque el taylorismo se instal sobre todo en la gran empresa, se aplic con la mayor frecuenciaa poblaciones obreras recientes, de origen rural, subcalificadas y poco autnomas.

    Por otro lado, la racionalizacin "cientfica" de la produccin fue sin duda lo que contribuyms poderosamente a la homogeneizacin de la clase obrera. Esa racionalizacin atac eltabicamiento de los "gremios" con los que sus miembros se identificaban estrechamente: eltrabajador se pensaba "forjador" o "carpintero" antes de pensarse "obrero" (las rivalidadesentre compaeros, que sobrevivieron durante mucho tiempo al Antiguo Rgimen, ilustran

    21R. Salis, "La formation du chmage comme catgorie", loe. cit., pg. 325.

    22C. Dupin, informe a la Cmara de los Pares, 27 de junio de 1847; citado en L. Murard, P. Zylberman, "Le pedirtravailleur infatigable", Recherche, na 23, noviembre de 1976, pg. 7. Se podran encontrar precedentes de unaorganizacin casi "perfecta" de la disciplina de fbrica, incluso antes de la introduccin de mquinas refinadas y, afortion antes de la cadena 4e montaje. Por ejemplo, la fbrica de cermica fundada en Inglaterra hacia 1770 porJosiaph Wedqood pas a la posteridad como un modelo de organizacin estricta del trabajo. No estaba sin embargomecanizada, sino que asociaba la divisin de trabajo manual en el seno de la empresa con una poltica de moralizacinde los obreros, apoyada por la iglesia metodista y por una Sociedad para la Supresin del Vicio, animada por el patrn.Cf. N. Mckendrik, "Josiaph Wedgwood and Factory Discipline", en D. . Landes, The Rise of Capitalism, op. cit. Tambinse pueden destacar formas de divisin de las tareas que anticipaban el trabajo en la cadena de montaje, sin basarse enla mquina. Es el caso de la mesa (la table): un objeto circulaba de mano en mano alrededor de una mesa, y cadaobrero le aada una pieza, hasta el montaje completo (Cf. B. Dorey, Le taylorismo, une folie rationnelle, Pars, Dunod,1981, pgs. 342 y sigs.).

    23Cf. B. Coriat, L'atelier et le chronomtre, Pars, Christian Bourgois, 1979. De F. W. taylor existen varias traduccionesfrancesas precoces, como tudes sur l'organisation du -avail dans les usines (pg. 412) Anger, 1907. Para una

    actualizacin de las cuestiones lanteadas actualmente por el taylorismo, cf. la obra colectiva dirigida por Maurice de'lontmollin y Olivier Pastr, Le taylorisme, Pars, La Dcouverte, 1984.

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    hasta la caricatura esta crispacin en la especificidad del oficio).24Tanto ms cuanto que enel seno de una misma especializacin profesional haba tambin muy importantesdisparidades de salario y estatuto entre el compaero consumado, el pen, el aprendiz... Demodo que la homogeneizacin "cientfica" de las condiciones de trabajo pudo forjar unaconciencia obrera que desemboc en una conciencia de clase agudizada por el carcterpenoso de la organizacin del trabajo.

    Las primeras ocupaciones de fbricas en 1936 se produjeron en las empresas msmodernas y ms mecanizadas. Era tambin en esas ciudades obreras" donde la CGT y elPartido Comunista reclutaban a sus militantes ms resueltos.25En tercer trmino, la tendencia a la homogeneizacin de las condiciones de trabajo no podallevarse hasta el extremo: ms bien, al agudizarse, produca efectos inversos dediferenciacin. La produccin en masa exige por s misma que se distinga entre un personalde pura ejecucin (el obrero especializado), y un personal de control o mantenimiento (elobrero tcnico). Esta evolucin tcnica del trabajo impone asimismo el refuerzo y ladiversificacin de un personal de concepcin y encuadramiento, que finalmente generara a"los ejecutivos".

    Homogeneizacin y diferenciacin: este doble proceso operaba ya al principio de la segundarevolucin industrial. Invita a no hablar de la "taylorizacin" como de una operacin

    homognea lanzada a la conquista del mundo obrero. Su implantacin fue lenta ycircunscrita a sedes industriales muy particulares: antes de la Primera Guerra Mundial, sloel 1 por ciento de la poblacin industrial francesa haba sido afectada por esta innovacinnorteamericana.26Adems, el taylorismo era slo la expresin ms rigurosa (perdi al menosparte de esa rigurosidad al ser importado a Francia)27de una tendencia ms general a laorganizacin reflexiva del trabajo industrial, lo que en la dcada de 1920 se llamaba "laracionalizacin.28 Finalmente, estos mtodos desbordarn de las sedes industriales queevoca el "taylorismo", para implantarse en las oficinas, los grandes almacenes, el sector"terciario". De modo que, ms bien que de "taylorismo", sera preferible hablar delestablecimiento progresivo de una dimensin nueva de la relacin salarial, caracterizada porla racionalizacin mxima del proceso de trabajo, el encadenamiento sincronizado de lastareas, una separacin estricta entre el tiempo de trabajo y el tiempo de no-trabajo; elconjunto permita el desarrollo de la produccin en masa. En tal sentido, es exacto que estemodo de organizacin del trabajo, regido por la bsqueda de la productividad mxima a

    partir del control riguroso de las operaciones, fue una componente esencial en la constitucinde la relacin salarial moderna.

    Tercera condicin: el acceso a travs del salario a "nuevas normas de consumo obrero"29queconvertan al obrero en el propio usuario de la produccin en masa. Taylor preconizaba ya unaumento sustancial del salario, para inducir a los obreros a someterse a la coacciones de lanueva disciplina de fbrica.30 Pero fue Henry Ford quien sistematiz la relacin entre laproduccin en masa (la generalizacin de la cadena de montaje semiautomtica) y elconsumo de masas. El "five dollars days" no representaba slo un aumento considerable delsalario. Tenda a darle al obrero moderno la posibilidad de acceder al estatuto delconsumidor del producto de la sociedad industrial.31

    24Cf. A. Perdiguier, Mmoires d'un compagnon, Pars, reedicin Maspero, 1977.

    25Cf. G. Noiriel, Les ouvriers dans la socit francaise, op. cit.

    26Cf. M. Perrot, "La classe ouvrire au temps de laurs", enJaurs et la classe ou-vrire, Pars, Editions ouvrires,1981. Sobre el papel desempeado en la materia por la Gran Guerra, cf. Patrick Fridenson (comp.), L'autre Front, Pars,Cahiers du mouvement social, 2,1982.27Sobre las modalidades de implantacin del taylorismo en las fbricas Renault, y los problemas que se plantearon, cf.P. Fridenson, Histoire des usines Renault, Pars, Le Seuil, 1982.28Cf. A. Moutet, "Patrons de progrs ou patrons de combat? La politique de ra-tionalisation de 'industrie frangaise aulendemain de la Premire Guerre mondiale", en Le soldat du travail, nmero especial 32-33, Recherche, septiembre de1978.29 . La expresin es de Michel Aglietta en Rgulation et crises du capitalisme, l'expe-ience des tats-Unis, Pars,Calmann-Lvy, 1976, pg. 160.

    30l previo incluso la posibilidad de "reducir el precio de costo en proporciones ales que nuestro mercado interior yexterior se ver considerablemente ampliado. Tambin ser posible pagar salarios ms altos y reducir el nmero dehoras de trabajo, nientras se mejoran las condiciones de trabajo y las comodidades domsticas" (La di-ectionscientifique des entreprses, op. cit., pg. 23).

    31Cf. M. Aglietta, Rgulation et crises du capitalisme..., Pars, Marabout, pg. 23. Traduccin francesa de la obra deHenry Ford, My Ufe, my Work: Ma vie et mon ceuvre, 'ars. Sobre la organizacin concreta del trabajo en una fbrica y

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    Fue una innovacin considerable, si se la ubica en el largo trmino de a historia del salariado.Hasta ese viraje crtico, el trabajador era esencialmente concebido -al menos en la ideologapatronal- como un productor mximo y un consumidor mnimo: tena que producir todo loposible, pero los mrgenes de utilidad generados por su trabajo resultaban ms importantessi su salario era bajo. Es significativo que las violaciones patronales a la "ley de hierro" de lossalarios no hayan consistido en complementos salariales, sino en prestaciones sociales nomonetarias en caso de enfermedad, accidente, en la vejez, etctera. Esas prestacionespodan evitar la degradacin total de las familias obreras, pero no maximizar su consumo.Tambin es significativo que estos mismos patrones y reformadores sociales no hayanpensado en la posibilidad de que el trabajador tuviera una mayor holgura econmica comoacceso a un mayor consumo, sino como deber de ahorro o de aportar para tener msseguridad. El consumo legtimo del trabajador se reduca a lo necesario para que reprodujeradecentemente su fuerza de trabajo y mantuviera a su familia en el mismo plano demediocridad. La posibilidad de un mayor consumo deba proscribirse, puesto que llevaba alvicio, al alcoholismo, al ausentismo...

    profesional reconocida) y "descansaba" algunos das de la semana, o durante perodos ms omenos prolongados, si poda sobrevivir sin someterse a la disciplina del trabajo industrial.Formalizando estas caractersticas, se dir que una relacin salarial supone un modo de

    retribucin de la fuerza del trabajo, el salario (el cual gobierna en gran medida el modo deconsumo y de vida de los obreros y sus familias), una forma de disciplina del trabajo queregula el ritmo de la produccin, y el marco legal que estructura la relacin de trabajo, esdecir el contrato de trabajo y las disposiciones que lo rodean.

    Se habr advertido que acabo de precisar estas caractersticas a partir de los criteriospropuestos por la escuela de la regulacin para definir la relacin salarial "fordista".7Estoypresuponiendo que en el seno de una misma formacin social (el capitalismo) la relacinsalarial puede tomar configuraciones diferentes; el problema, por lo menos el problema queplanteamos aqu, consiste en identificar las transformaciones que rigen el pasaje de unaforma a otra.8 O sea,las cinco condiciones siguientes, que aseguraron el pasaje desde larelacin salarial prevaleciente en los inicios de la industrializacin hasta la relacin salarialfordista.

    Primera condicin: una separacin rgida entre quienes trabajan efectiva y regularmente, ylos inactivos o semiactivos, que hay que excluir del mercado de trabajo, o sea integrar bajoformas reguladas. La definicin moderna del salariado supone la identificacin precisa de loque los estadgrafos denominan "poblacin activa": hay que identificar y cuantificar a losocupados y. no ocupados, las actividades intermitentes y las actividades de jornadacompleta, los empleos remunerados y no remunerados. Empresa de largo aliento, y difcil.Un terrateniente, un rentista, son "activos"? Y la mujer y los hijos del artesano o elagricultor? Qu estatuto hay que darles a esos innumerables trabajadores intermitentes, detemporada, que pueblan tanto la ciudad como el campo? Se puede hablar de empleo, y co-rrelativamente de no-empleo, de desempleo, si es imposible definir lo que significaverdaderamente estar empleado?

    las reacciones de los rebajadores, cf. el testimonio de un ex obrero de Ford, H. Beynon, Working for Ford, VnguinBooks, 1973.

    7Cf. por ejemplo R. Boyer, La thorie de la rgulation: une analyse critique, Pars, La Dcou verte, 1987.8 Cuando se identifica la relacin salarial con la relacin salarial moderna, "fordista", se confunden las condicionesmetodolgicas necesarias para llegar a una definicin rigurosa de la relacin salarial y de las condicionessocioantropolgicas caractersticas de las situaciones salariales reales, que son diversas (vase en Gense n" 9, 1991,una variedad de puntos de vista sobre esta cuestin). Por mi parte, considero que es legtimo hablar de situacionessalariales no solamente en los inicios de la industrializacin, antes de que se instituyera la relacin "fordista", sinotambin en la sociedad "preindustrial" (cf. el cap. 3), evidentemente con la condicin de no confundirlas con la relacinsalarial "fordista". No obstante, la posicin purista es imposible de sostener con rigor, incluso para la poca moderna,pues la relacin estrictamente "fordista", con cadena de montaje, medida rigurosa de los tiempos, etctera, siempre fueminoritaria, aun en el apogeo de la sociedad industrial (cf. M. Verret, Le travail ouvrier, Pars, A. Co-lin, 1982, pg. 34,que para fines de la dcada de 1970 evaluaba en un 8 por ciento la tasa de obreros que trabajaban en sentido propio

    en la cadena, y en un 32 por ciento la proporcin de quienes trabajaban en mquinas automatizadas).

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    Slo a fines del siglo pasado y principios del actual (en 1896 en Francia, en 1901 enInglaterra), despus de muchos tanteos, se lleg a definir sin ambigedad el concepto depoblacin activa, lo cual permiti establecer estadsticas fiables. "Sern activos aquellos ysolamente aquellos que estn presentes en un mercado que les procura una gananciamonetaria: mercado de trabajo o mercado de bienes o servicios."9As se vuelve claramenteidentificable la situacin de asalariado, distinta de la de proveedores de mercancas oservicios, pero tambin se define al desempleado involuntario, diferente de quienesmantienen una relacin errtica con el trabajo.

    Pero una cosa es poder identificar y contabilizar a los trabajadores, y otra mejor sera regularese mercado de trabajo, controlando sus flujos. A principios de siglo, los ingleses seaplicaron a ello con seriedad. William Beveridge advirti ya en 1910 que el principalobstculo a la racionalizacin del mercado de trabajo era la existencia de esos trabajadoresintermitentes que se negaban a someterse a una disciplina rigurosa. En consecuencia, habaque dominarlos.

    La oficina de colocaciones har irrealizable el deseo de quien quiere trabajar una veza la semana y quedarse en la cama el resto del tiempo. La oficina de colocacioneshar poco a poco imposible el tipo de vida de quien quiere encontrar un empleoprecario de tiempo en tiempo. La jornada de trabajo que este ltimo querra tener

    ser asignada por la oficina a algn otro que ya trabaje cuatro horas por semana, yde tal modo le permitir a este ltimo ganarse decentemente la vida.10

    La oficina de colocaciones deba realizar una distribucin del trabajo, trazando una lneadivisoria entre los verdaderos empleados de jornada completa, y las personas que serancompletamente excluidas del mundo laboral y dependeran de las formas coercitivas deasistencia previstas para los indigentes vlidos. Por otra parte, los Webb apelaban a "unainstitucin en la que los individuos deben ser relegados penalmente y mantenidos bajocoaccin [...] absolutamente esencial para todo programa eficaz de tratamiento deldesempleo".11

    Si bien era imposible realizar con todo rigor ese "ideal", las instituciones establecidas enGran Bretaa en la primera dcada del siglo XX se acercaron a l. Las agencias municipalesde colocacin y los poderosos sindicatos de trabajadores que practicaban el closed shop

    (monopolio del empleo para sindicalizados), si bien no llegaron a yugular el desempleo,problema endmico en el pas, lograron dominar lo mejor posible la contratacin en losempleos disponibles.

    En Francia, sobre todo en razn del retardo en el desarrollo del salariado industrial conrelacin a Gran Bretaa12 este tipo de poltica de avant la lettre nunca tuvo semejantecarcter sistemtico. La contratacin qued librada durante mucho tiempo a la iniciativa delos trabajadores (en principio "libres" de alquilarse como quisieran), a la habilidad de losmarchandeurso "tcherons13", a la venalidad de las agencias privadas de empleo (a las

    9 . C. Topalov, Une rvolution dans les reprsentations du travail. L'emergence de la catgorie statistique de"population active" en France, en Grande-Bretagne et aux tats-Unis, texto mimeografiado, 1993, pg. 24, yNaissance du chmeur, 1880-1910, op. cit.

    10W. Beveridge, Royal Commission on Poor Law and Relief Distress, Appendix V8. House of Commons, 1910, citado enC. Topalov, "Invention du chmage et politiques sociales au debut du siede", Les temps modemes, na 496-497,noviembre-diciembre de 1987. La obra de Beveridge publicada en esa poca, Unemployment, A Problem of industry,Londres, 1909, comenz a hacer conocer al futuro creador de la seguridad social inglesa.

    11S. y B. Webb, The Prevention of Destitution, op. cit. En este punto haba unanimidad entre los reformadores socialesingleses. Cf. P. Alien, The Unemployed, a National question, Londres, 1906, y una presentacin sinttica de las "policiesof decasualisation (conjunto de las medidas tomadas para poner fin al trabajo intermitente, a fin de instituir unverdadero mercado del trabajo), en M. Mansfield, "Labour Exchange and e Labour Reserve in Turn of the Century SocialReform",Journal of Social Policy, 21,4 Cambridge University Press, 1992.

    12 En 1911 haba un 47 por ciento de asalariados en la poblacin activa francesa, con tres patrones por cada sieteasalariados, mientras que la proporcin de asalariados en Gran Bretaa se acercaba al 90 por ciento (cf B. Guibaud,De la mutualit la Scurit sociale, op. cit., pg. 54).

    13 Cf. B. Motez, Systmes de salaire et politiques patronales, Pars, ditions du CNRS, 1967. El tacheron, o elmarchandeur, le cobraban al patrn por la ejecucin de una tarea, y a su vez remuneraban a trabajadores contratadospor ellos mismos. Esta prctica era muy impopular entre los obreros, y fue abolida en 1848, pero reinstaurada poco

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    que hay que aadir unas pocas oficinas municipales) y a los intentos sindicales de dominar,incluso monopolizar, los contratos. Fernand Pelloutier se extenu tratando de implantar lasbolsas de trabajo que, entre otras cosas, deban reunir todas las demandas de empleo yorganizar los contratos bajo el control sindical.14Pero el empeo, socavado por las divisionessindicales, fracas. En el plano poltico, el ala reformista, representada por los "republicanosde progreso" y por los socialistas independientes, se interes en la cuestin. Lon Bourgeois,en particular, advirti el vnculo existente entre la regulacin del mercado de trabajo y lacuestin del desempleo, que se hizo preocupante a principios de siglo, con una evaluacin de300.000 a 500.000 desocupados.15 Pero los remedios que preconiz para combatirla eranmuy tmidos: "Es evidente que la organizacin de las colocaciones figura en primer lugar" 16.

    Deploraba la insuficiencia de las agencias municipales y sindicales, sealaba la necesidad deun seguro contra el desempleo, pero derivaba la responsabilidad a los agrupamientosprofesionales.

    De modo que los poderes pblicos, y durante mucho tiempo, slo tuvieron un papel muymodesto en la organizacin del mercado de trabajo y en la lucha contra el desempleo. LaOficina de Trabajo, creada en 1891, se limit a reunir una importante documentacin y aelaborar estadsticas fiables. Esta obra se prolong en el Ministerio de Trabajo, creado en190617, pero sin nada que pudiera considerarse una verdadera poltica del empleo.

    Lo que s hubo, tambin durante mucho tiempo, fue el conjunto de las polticas patronales yadesplegadas anteriormente (cf. el Cp. 5), mezcla de seduccin y coaccin para fijar a losobreros mediante "ventajas sociales" y aniquilar su resistencia con reglamentaciones rgidas.Ms en general, existi asimismo ese tipo de chantaje moral ejercido sobre los trabajadorespor los filntropos, los reformadores sociales y los voceros del liberalismo: "conformaos almodelo del buen obrero, regular en el trabajo y disciplinado en sus costumbres, o bien osconvertiris en esos miserables excluidos de la sociedad industrial".18Sera preciso volver acitar ahora toda la literatura reiterativa sobre la necesaria moralizacin del pueblo. Se puedever un signo de la vitalidad de esta actitud hasta fines del siglo XIX y principios del XX, en elextraordinario estallido de represin del vagabundeo que se produjo entonces: 50.000arrestos cada ao por vagabundeo en la dcada de 1890, que generaban hasta 20.000acusaciones anuales ante la justicia,19 con la amenaza de confinamiento en caso dereincidencia. Esas medidas podan explicarse coyunturalmente por la grave crisis econmicaentonces reinante, y por la miseria del campo. Pero sta era tambin una manera de

    recordar, en el momento en que, con la segunda revolucin industrial, se perfilaba un nuevoorden del trabajo, cul era el costo de sustraerse a l. Durante una o dos dcadas, el vaga-bundo volvi a convertirse en el mismo contramodelo abominable que haba sido en lasociedad preindustrial (Cf. el Cp. 2): la figura de la asociabilidad, que haba que erradicarporque maculaba a una sociedad que estaba estrechando las regulaciones del trabajo.20

    despus, y defendida incluso por liberales, como Leroy-Beaulieu, quienes vean en ella una doble ventaja: asegurar unavigilancia cercana de los obreros por parte del tache-ron, y permitir la promocin de una especie de lite de pequeosempresarios a partir del sector asalariado (cf. P. Leroy-Beaulieu, Traite thorique et pratique d'conomie politi-que, t.II, pgs. 494-495).

    14Cf. F. Pelloutier, Histoire des bourses du travail, Pars, 1902, y Jacques Julliard, Fernand Pelloutier et les origines dusyndicalisme d'action directe, Pars, Le Seuil, 1971.

    15 L. Bourgeois, "Discours la Confrence internationale sur le chmage", Pars, 10 de septiembre de 1910, enPolitique de la prvoyance sociale, op. cit., pg. 279.

    16L. Bourgeois, "Le ministre du Travail", discurso pronunciado en el congreso mutualista de Normanda en Caen, el 7de julio de 1912, en Politique de la prvoyance sociale, op. cit., t. II, pgs. 206 y sigs. Bourgeois preconizaba tambinun control del aprendizaje para mejorar la calificacin, y "la accin del Estado actuando como regulador en la ejecucinde las grandes obras pblicas" (pg. 207).

    17Cf. J.-A. Tournerie, Le Ministre du Travail, origines et premiers dveloppements, op. cit.

    18Cf. J. Donzelot, P. Estbe, L'tat animateur, Pars, ditions Esprit, 1994, introduccin.

    19Cf. M. Perrot, "La fin des vagabonds", L'Histoire, n3, julio-agosto de 1978.

    20 Vase una muestra de esta literatura que predicaba una verdadera cruzada contra el vagabundeo en doctor A.Pagnier, Un dchet social, le vagabond, Pars, 1910.

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    Pero muy pronto iba a imponerse de manera ms eficaz otro modo de regulacin. Todas esasdosificaciones de represin y bondad filantrpica seguan teniendo efectos limitados porqueno dejaban de ser exteriores a la organizacin del trabajo propiamente dicha. En tanto quese trataba de convertir al obrero a una conducta ms regular, intentando convencerlo de queestaba en su verdadero inters ser ms disciplinado, l poda rebelarse, o bien sustraerse,huyendo de estas obligaciones cuyo resorte segua siendo moral. La mquina impuso otrotipo de coacciones, esta vez objetivas. Con la mquina no se discute, se sigue o no se sigueel ritmo impuesto por la organizacin tcnica del trabajo. La relacin de trabajo podra dejarde ser "voltil" si esa organizacin tcnica era en s misma lo bastante fuerte como paraimponer su orden.

    Segunda condicin: la fijacin del trabajador a su puesto de trabajo y la racionalizacin delproceso del trabajo en el marco de una "gestin del tiempo precisa, dividida,reglamentada".21 Los intentos de regular la conducta obrera a partir de las coaccionestcnicas del propio trabajo, que floreceran con el taylorismo, no datan del siglo XX. Ya en1847 el barn Charles Dupin soaba con hacer realidad el trabajo perpetuo gracias alimpulso infatigable del "motor mecnico".

    Hay por lo tanto una extrema ventaja en hacer operar infatigablemente a los

    mecanismos, reduciendo a la menor duracin los intervalos de reposo. La perfeccinlucrativa consistira en trabajar sin interrupciones... En consecuencia, se haintroducido en el mismo taller a los dos sexos y las tres edades, explotados enrivalidad, de frente, si podemos hablar en estos trminos, arrastrados sin distincinpor el motor mecnico hacia el trabajo prolongado, hacia el trabajo diurno y nocturnopara acercarse cada vez ms al movimiento perpetuo22.

    Pero esta maravillosa utopa se basaba en la "explotacin en rivalidad de las diferentescategoras del personal, es decir en la movilizacin del factor humano.

    En cambio, con la "organizacin cientfica" del trabajo, el trabajador no es fijado por unacoaccin externa sino por el despliegue de las operaciones tcnicas cuya duracin ha sidodefinida de modo riguroso mediante un cronometraje. De tal modo se elimina "el paseo" delobrero, y con l, el margen de iniciativa y libertad que el trabajador haba logrado preservar.

    Ms an: al hacerse simples y repetitivas las tareas parcializadas, resultaba intil lacalificacin refinada y polivalente. Se le quitaba al obrero el poder de negociacin que podatener gracias al "oficio".23

    Pero los efectos de esta "organizacin cientfica del trabajo" se pueden interpretar de dosmaneras: como una prdida de la autonoma obrera, y como el alineamiento de las periciasprofesionales en el nivel ms bajo de las tareas reproductivas. Los anlisis ms frecuentesdel taylorismo, al poner el acento en el aspecto de la desposesin, son sin embargosimplificadores. Por una parte, tienden a idealizar la libertad del obrero pretayloriano, capazde vender su pericia al mejor postor. Esto sin duda era vlido en el caso de los herederos de

    21R. Salis, "La formation du chmage comme catgorie", loe. cit., pg. 325.

    22C. Dupin, informe a la Cmara de los Pares, 27 de junio de 1847; citado en L. Murard, P. Zylberman, "Le pedirtravailleur infatigable", Recherche, na 23, noviembre de 1976, pg. 7. Se podran encontrar precedentes de unaorganizacin casi "perfecta" de la disciplina de fbrica, incluso antes de la introduccin de mquinas refinadas y, afortion antes de la cadena 4e montaje. Por ejemplo, la fbrica de cermica fundada en Inglaterra hacia 1770 porJosiaph Wedqood pas a la posteridad como un modelo de organizacin estricta del trabajo. No estaba sin embargomecanizada, sino que asociaba la divisin de trabajo manual en el seno de la empresa con una poltica de moralizacinde los obreros, apoyada por la iglesia metodista y por una Sociedad para la Supresin del Vicio, animada por el patrn.Cf. N. Mckendrik, "Josiaph Wedgwood and Factory Discipline", en D. . Landes, The Rise of Capitalism, op. cit. Tambinse pueden destacar formas de divisin de las tareas que anticipaban el trabajo en la cadena de montaje, sin basarse enla mquina. Es el caso de la mesa (la table): un objeto circulaba de mano en mano alrededor de una mesa, y cadaobrero le aada una pieza, hasta el montaje completo (Cf. B. Dorey, Le taylorismo, une folie rationnelle, Pars, Dunod,1981, pgs. 342 y sigs.).

    23Cf. B. Coriat, L'atelier et le chronomtre, Pars, Christian Bourgois, 1979. De F. W. taylor existen varias traduccionesfrancesas precoces, como tudes sur l'organisation du -avail dans les usines (pg. 412) Anger, 1907. Para una

    actualizacin de las cuestiones lanteadas actualmente por el taylorismo, cf. la obra colectiva dirigida por Maurice de'lontmollin y Olivier Pastr, Le taylorisme, Pars, La Dcouverte, 1984.

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    oficios artesanales con competencias raras y muy demandadas. No obstante, si bien es ciertoque el taylorismo se instal sobre todo en la gran empresa, se aplic con la mayor frecuenciaa poblaciones obreras recientes, de origen rural, subcalificadas y poco autnomas.

    Por otro lado, la racionalizacin "cientfica" de la produccin fue sin duda lo que contribuyms poderosamente a la homogeneizacin de la clase obrera. Esa racionalizacin atac eltabicamiento de los "gremios" con los que sus miembros se identificaban estrechamente: eltrabajador se pensaba "forjador" o "carpintero" antes de pensarse "obrero" (las rivalidadesentre compaeros, que sobrevivieron durante mucho tiempo al Antiguo Rgimen, ilustranhasta la caricatura esta crispacin en la especificidad del oficio).24Tanto ms cuanto que enel seno de una misma especializacin profesional haba tambin muy importantesdisparidades de salario y estatuto entre el compaero consumado, el pen, el aprendiz... Demodo que la homogeneizacin "cientfica" de las condiciones de trabajo pudo forjar unaconciencia obrera que desemboc en una conciencia de clase agudizada por el carcterpenoso de la organizacin del trabajo.

    Las primeras ocupaciones de fbricas en 1936 se produjeron en las empresas msmodernas y ms mecanizadas. Era tambin en esas ciudades obreras" donde la CGT y elPartido Comunista reclutaban a sus militantes ms resueltos.25En tercer trmino, la tendencia a la homogeneizacin de las condiciones de trabajo no poda

    llevarse hasta el extremo: ms bien, al agudizarse, produca efectos inversos dediferenciacin. La produccin en masa exige por s misma que se distinga entre un personalde pura ejecucin (el obrero especializado), y un personal de control o mantenimiento (elobrero tcnico). Esta evolucin tcnica del trabajo impone asimismo el refuerzo y ladiversificacin de un personal de concepcin y encuadramiento, que finalmente generara a"los ejecutivos".

    Homogeneizacin y diferenciacin: este doble proceso operaba ya al principio de la segundarevolucin industrial. Invita a no hablar de la "taylorizacin" como de una operacinhomognea lanzada a la conquista del mundo obrero. Su implantacin fue lenta ycircunscrita a sedes industriales muy particulares: antes de la Primera Guerra Mundial, sloel 1 por ciento de la poblacin industrial francesa haba sido afectada por esta innovacinnorteamericana.26Adems, el taylorismo era slo la expresin ms rigurosa (perdi al menosparte de esa rigurosidad al ser importado a Francia)27de una tendencia ms general a la

    organizacin reflexiva del trabajo industrial, lo que en la dcada de 1920 se llamaba "laracionalizacin.28 Finalmente, estos mtodos desbordarn de las sedes industriales queevoca el "taylorismo", para implantarse en las oficinas, los grandes almacenes, el sector"terciario". De modo que, ms bien que de "taylorismo", sera preferible hablar delestablecimiento progresivo de una dimensin nueva de la relacin salarial, caracterizada porla racionalizacin mxima del proceso de trabajo, el encadenamiento sincronizado de lastareas, una separacin estricta entre el tiempo de trabajo y el tiempo de no-trabajo; elconjunto permita el desarrollo de la produccin en masa. En tal sentido, es exacto que estemodo de organizacin del trabajo, regido por la bsqueda de la productividad mxima apartir del control riguroso de las operaciones, fue una componente esencial en la constitucinde la relacin salarial moderna.

    Tercera condicin: el acceso a travs del salario a "nuevas normas de consumo obrero"29que

    convertan al obrero en el propio usuario de la produccin en masa. Taylor preconizaba ya unaumento sustancial del salario, para inducir a los obreros a someterse a la coacciones de lanueva disciplina de fbrica.30 Pero fue Henry Ford quien sistematiz la relacin entre la

    24Cf. A. Perdiguier, Mmoires d'un compagnon, Pars, reedicin Maspero, 1977.25Cf. G. Noiriel, Les ouvriers dans la socit francaise, op. cit.26Cf. M. Perrot, "La classe ouvrire au temps de laurs", enJaurs et la classe ou-vrire, Pars, Editions ouvrires,1981. Sobre el papel desempeado en la materia por la Gran Guerra, cf. Patrick Fridenson (comp.), L'autre Front, Pars,Cahiers du mouvement social, 2,1982.27Sobre las modalidades de implantacin del taylorismo en las fbricas Renault, y los problemas que se plantearon, cf.P. Fridenson, Histoire des usines Renault, Pars, Le Seuil, 1982.28Cf. A. Moutet, "Patrons de progrs ou patrons de combat? La politique de ra-tionalisation de 'industrie frangaise aulendemain de la Premire Guerre mondiale", en Le soldat du travail, nmero especial 32-33, Recherche, septiembre de1978.29 . La expresin es de Michel Aglietta en Rgulation et crises du capitalisme, l'expe-ience des tats-Unis, Pars,Calmann-Lvy, 1976, pg. 160.

    30l previo incluso la posibilidad de "reducir el precio de costo en proporciones ales que nuestro mercado interior yexterior se ver considerablemente ampliado. Tambin ser posible pagar salarios ms altos y reducir el nmero de

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    produccin en masa (la generalizacin de la cadena de montaje semiautomtica) y elconsumo de masas. El "five dollars days" no representaba slo un aumento considerable delsalario. Tenda a darle al obrero moderno la posibilidad de acceder al estatuto delconsumidor del producto de la sociedad industrial.31

    Fue una innovacin considerable, si se la ubica en el largo trmino de a historia del salariado.Hasta ese viraje crtico, el trabajador era esencialmente concebido -al menos en la ideologapatronal- como un productor mximo y un consumidor mnimo: tena que producir todo loposible, pero los mrgenes de utilidad generados por su trabajo resultaban ms importantessi su salario era bajo. Es significativo que las violaciones patronales a la "ley de hierro" de lossalarios no hayan consistido en complementos salariales, sino en prestaciones sociales nomonetarias en caso de enfermedad, accidente, en la vejez, etctera. Esas prestacionespodan evitar la degradacin total de las familias obreras, pero no maximizar su consumo.Tambin es significativo que estos mismos patrones y reformadores sociales no hayanpensado en la posibilidad de que el trabajador tuviera una mayor holgura econmica comoacceso a un mayor consumo, sino como deber de ahorro o de aportar para tener msseguridad. El consumo legtimo del trabajador se reduca a lo necesario para que reprodujeradecentemente su fuerza de trabajo y mantuviera a su familia en el mismo plano demediocridad. La posibilidad de un mayor consumo deba proscribirse, puesto que llevaba alvicio, al alcoholismo, al ausentismo...

    profesional reconocida) y "descansaba" algunos das de la semana, o durante perodos ms omenos prolongados, si poda sobrevivir sin someterse a la disciplina del trabajo industrial.Formalizando estas caractersticas, se dir que una relacin salarial supone un modo deretribucin de la fuerza del trabajo, el salario (el cual gobierna en gran medida el modo deconsumo y de vida de los obreros y sus familias), una forma de disciplina del trabajo queregula el ritmo de la produccin, y el marco legal que estructura la relacin de trabajo, esdecir el contrato de trabajo y las disposiciones que lo rodean.

    Se habr advertido que acabo de precisar estas caractersticas a partir de los criteriospropuestos por la escuela de la regulacin para definir la relacin salarial "fordista".7Estoypresuponiendo que en el seno de una misma formacin social (el capitalismo) la relacinsalarial puede tomar configuraciones diferentes; el problema, por lo menos el problema queplanteamos aqu, consiste en identificar las transformaciones que rigen el pasaje de unaforma a otra.8 O sea,las cinco condiciones siguientes, que aseguraron el pasaje desde larelacin salarial prevaleciente en los inicios de la industrializacin hasta la relacin salarialfordista.

    Primera condicin: una separacin rgida entre quienes trabajan efectiva y regularmente, ylos inactivos o semiactivos, que hay que excluir del mercado de trabajo, o sea integrar bajoformas reguladas. La definicin moderna del salariado supone la identificacin precisa de loque los estadgrafos denominan "poblacin activa": hay que identificar y cuantificar a losocupados y. no ocupados, las actividades intermitentes y las actividades de jornada

    horas de trabajo, nientras se mejoran las condiciones de trabajo y las comodidades domsticas" (La di-ectionscientifique des entreprses, op. cit., pg. 23).

    31Cf. M. Aglietta, Rgulation et crises du capitalisme..., Pars, Marabout, pg. 23. Traduccin francesa de la obra deHenry Ford, My Ufe, my Work: Ma vie et mon ceuvre, 'ars. Sobre la organizacin concreta del trabajo en una fbrica ylas reacciones de los rebajadores, cf. el testimonio de un ex obrero de Ford, H. Beynon, Working for Ford, VnguinBooks, 1973.

    7Cf. por ejemplo R. Boyer, La thorie de la rgulation: une analyse critique, Pars, La Dcou verte, 1987.8 Cuando se identifica la relacin salarial con la relacin salarial moderna, "fordista", se confunden las condicionesmetodolgicas necesarias para llegar a una definicin rigurosa de la relacin salarial y de las condicionessocioantropolgicas caractersticas de las situaciones salariales reales, que son diversas (vase en Gense n" 9, 1991,una variedad de puntos de vista sobre esta cuestin). Por mi parte, considero que es legtimo hablar de situacionessalariales no solamente en los inicios de la industrializacin, antes de que se instituyera la relacin "fordista", sinotambin en la sociedad "preindustrial" (cf. el cap. 3), evidentemente con la condicin de no confundirlas con la relacinsalarial "fordista". No obstante, la posicin purista es imposible de sostener con rigor, incluso para la poca moderna,pues la relacin estrictamente "fordista", con cadena de montaje, medida rigurosa de los tiempos, etctera, siempre fueminoritaria, aun en el apogeo de la sociedad industrial (cf. M. Verret, Le travail ouvrier, Pars, A. Co-lin, 1982, pg. 34,que para fines de la dcada de 1970 evaluaba en un 8 por ciento la tasa de obreros que trabajaban en sentido propio

    en la cadena, y en un 32 por ciento la proporcin de quienes trabajaban en mquinas automatizadas).

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    completa, los empleos remunerados y no remunerados. Empresa de largo aliento, y difcil.Un terrateniente, un rentista, son "activos"? Y la mujer y los hijos del artesano o elagricultor? Qu estatuto hay que darles a esos innumerables trabajadores intermitentes, detemporada, que pueblan tanto la ciudad como el campo? Se puede hablar de empleo, y co-rrelativamente de no-empleo, de desempleo, si es imposible definir lo que significaverdaderamente estar empleado?

    Slo a fines del siglo pasado y principios del actual (en 1896 en Francia, en 1901 enInglaterra), despus de muchos tanteos, se lleg a definir sin ambigedad el concepto depoblacin activa, lo cual permiti establecer estadsticas fiables. "Sern activos aquellos ysolamente aquellos que estn presentes en un mercado que les procura una gananciamonetaria: mercado de trabajo o mercado de bienes o servicios."9As se vuelve claramenteidentificable la situacin de asalariado, distinta de la de proveedores de mercancas oservicios, pero tambin se define al desempleado involuntario, diferente de quienesmantienen una relacin errtica con el trabajo.

    Pero una cosa es poder identificar y contabilizar a los trabajadores, y otra mejor sera regularese mercado de trabajo, controlando sus flujos. A principios de siglo, los ingleses seaplicaron a ello con seriedad. William Beveridge advirti ya en 1910 que el principalobstculo a la racionalizacin del mercado de trabajo era la existencia de esos trabajadores

    intermitentes que se negaban a someterse a una disciplina rigurosa. En consecuencia, habaque dominarlos.

    La oficina de colocaciones har irrealizable el deseo de quien quiere trabajar una veza la semana y quedarse en la cama el resto del tiempo. La oficina de colocacioneshar poco a poco imposible el tipo de vida de quien quiere encontrar un empleoprecario de tiempo en tiempo. La jornada de trabajo que este ltimo querra tenerser asignada por la oficina a algn otro que ya trabaje cuatro horas por semana, yde tal modo le permitir a este ltimo ganarse decentemente la vida.10

    La oficina de colocaciones deba realizar una distribucin del trabajo, trazando una lneadivisoria entre los verdaderos empleados de jornada completa, y las personas que serancompletamente excluidas del mundo laboral y dependeran de las formas coercitivas deasistencia previstas para los indigentes vlidos. Por otra parte, los Webb apelaban a "una

    institucin en la que los individuos deben ser relegados penalmente y mantenidos bajocoaccin [...] absolutamente esencial para todo programa eficaz de tratamiento deldesempleo".11

    Si bien era imposible realizar con todo rigor ese "ideal", las instituciones establecidas enGran Bretaa en la primera dcada del siglo XX se acercaron a l. Las agencias municipalesde colocacin y los poderosos sindicatos de trabajadores que practicaban el closed shop(monopolio del empleo para sindicalizados), si bien no llegaron a yugular el desempleo,problema endmico en el pas, lograron dominar lo mejor posible la contratacin en losempleos disponibles.

    En Francia, sobre todo en razn del retardo en el desarrollo del salariado industrial conrelacin a Gran Bretaa12 este tipo de poltica de avant la lettre nunca tuvo semejante

    9 . C. Topalov, Une rvolution dans les reprsentations du travail. L'emergence de la catgorie statistique de"population active" en France, en Grande-Bretagne et aux tats-Unis, texto mimeografiado, 1993, pg. 24, yNaissance du chmeur, 1880-1910, op. cit.

    10W. Beveridge, Royal Commission on Poor Law and Relief Distress, Appendix V8. House of Commons, 1910, citado enC. Topalov, "Invention du chmage et politiques sociales au debut du siede", Les temps modemes, na 496-497,noviembre-diciembre de 1987. La obra de Beveridge publicada en esa poca, Unemployment, A Problem of industry,Londres, 1909, comenz a hacer conocer al futuro creador de la seguridad social inglesa.

    11S. y B. Webb, The Prevention of Destitution, op. cit. En este punto haba unanimidad entre los reformadores socialesingleses. Cf. P. Alien, The Unemployed, a National question, Londres, 1906, y una presentacin sinttica de las "policiesof decasualisation (conjunto de las medidas tomadas para poner fin al trabajo intermitente, a fin de instituir unverdadero mercado del trabajo), en M. Mansfield, "Labour Exchange and e Labour Reserve in Turn of the Century SocialReform",Journal of Social Policy, 21,4 Cambridge University Press, 1992.

    12 En 1911 haba un 47 por ciento de asalariados en la poblacin activa francesa, con tres patrones por cada sieteasalariados, mientras que la proporcin de asalariados en Gran Bretaa se acercaba al 90 por ciento (cf B. Guibaud,De la mutualit la Scurit sociale, op. cit., pg. 54).

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    carcter sistemtico. La contratacin qued librada durante mucho tiempo a la iniciativa delos trabajadores (en principio "libres" de alquilarse como quisieran), a la habilidad de losmarchandeurso "tcherons13", a la venalidad de las agencias privadas de empleo (a lasque hay que aadir unas pocas oficinas municipales) y a los intentos sindicales de dominar,incluso monopolizar, los contratos. Fernand Pelloutier se extenu tratando de implantar lasbolsas de trabajo que, entre otras cosas, deban reunir todas las demandas de empleo yorganizar los contratos bajo el control sindical.14Pero el empeo, socavado por las divisionessindicales, fracas. En el plano poltico, el ala reformista, representada por los "republicanosde progreso" y por los socialistas independientes, se interes en la cuestin. Lon Bourgeois,en particular, advirti el vnculo existente entre la regulacin del mercado de trabajo y lacuestin del desempleo, que se hizo preocupante a principios de siglo, con una evaluacin de300.000 a 500.000 desocupados.15 Pero los remedios que preconiz para combatirla eranmuy tmidos: "Es evidente que la organizacin de las colocaciones figura en primer lugar" 16.

    Deploraba la insuficiencia de las agencias municipales y sindicales, sealaba la necesidad deun seguro contra el desempleo, pero derivaba la responsabilidad a los agrupamientosprofesionales.

    De modo que los poderes pblicos, y durante mucho tiempo, slo tuvieron un papel muymodesto en la organizacin del mercado de trabajo y en la lucha contra el desempleo. LaOficina de Trabajo, creada en 1891, se limit a reunir una importante documentacin y a

    elaborar estadsticas fiables. Esta obra se prolong en el Ministerio de Trabajo, creado en190617, pero sin nada que pudiera considerarse una verdadera poltica del empleo.

    Lo que s hubo, tambin durante mucho tiempo, fue el conjunto de las polticas patronales yadesplegadas anteriormente (cf. el Cp. 5), mezcla de seduccin y coaccin para fijar a losobreros mediante "ventajas sociales" y aniquilar su resistencia con reglamentaciones rgidas.Ms en general, existi asimismo ese tipo de chantaje moral ejercido sobre los trabajadorespor los filntropos, los reformadores sociales y los voceros del liberalismo: "conformaos almodelo del buen obrero, regular en el trabajo y disciplinado en sus costumbres, o bien osconvertiris en esos miserables excluidos de la sociedad industrial".18Sera preciso volver acitar ahora toda la literatura reiterativa sobre la necesaria moralizacin del pueblo. Se puedever un signo de la vitalidad de esta actitud hasta fines del siglo XIX y principios del XX, en elextraordinario estallido de represin del vagabundeo que se produjo entonces: 50.000arrestos cada ao por vagabundeo en la dcada de 1890, que generaban hasta 20.000

    acusaciones anuales ante la justicia,19 con la amenaza de confinamiento en caso dereincidencia. Esas medidas podan explicarse coyunturalmente por la grave crisis econmicaentonces reinante, y por la miseria del campo. Pero sta era tambin una manera de

    13 Cf. B. Motez, Systmes de salaire et politiques patronales, Pars, ditions du CNRS, 1967. El tacheron, o elmarchandeur, le cobraban al patrn por la ejecucin de una tarea, y a su vez remuneraban a trabajadores contratadospor ellos mismos. Esta prctica era muy impopular entre los obreros, y fue abolida en 1848, pero reinstaurada pocodespus, y defendida incluso por liberales, como Leroy-Beaulieu, quienes vean en ella una doble ventaja: asegurar unavigilancia cercana de los obreros por parte del tache-ron, y permitir la promocin de una especie de lite de pequeosempresarios a partir del sector asalariado (cf. P. Leroy-Beaulieu, Traite thorique et pratique d'conomie politi-que, t.II, pgs. 494-495).

    14Cf. F. Pelloutier, Histoire des bourses du travail, Pars, 1902, y Jacques Julliard, Fernand Pelloutier et les origines du

    syndicalisme d'action directe, Pars, Le Seuil, 1971.

    15 L. Bourgeois, "Discours la Confrence internationale sur le chmage", Pars, 10 de septiembre de 1910, enPolitique de la prvoyance sociale, op. cit., pg. 279.

    16L. Bourgeois, "Le ministre du Travail", discurso pronunciado en el congreso mutualista de Normanda en Caen, el 7de julio de 1912, en Politique de la prvoyance sociale, op. cit., t. II, pgs. 206 y sigs. Bourgeois preconizaba tambinun control del aprendizaje para mejorar la calificacin, y "la accin del Estado actuando como regulador en la ejecucinde las grandes obras pblicas" (pg. 207).

    17Cf. J.-A. Tournerie, Le Ministre du Travail, origines et premiers dveloppements, op. cit.

    18Cf. J. Donzelot, P. Estbe, L'tat animateur, Pars, ditions Esprit, 1994, introduccin.

    19

    Cf. M. Perrot, "La fin des vagabonds", L'Histoire, n

    3, julio-agosto de 1978.

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    recordar, en el momento en que, con la segunda revolucin industrial, se perfilaba un nuevoorden del trabajo, cul era el costo de sustraerse a l. Durante una o dos dcadas, el vaga-bundo volvi a convertirse en el mismo contramodelo abominable que haba sido en lasociedad preindustrial (Cf. el Cp. 2): la figura de la asociabilidad, que haba que erradicarporque maculaba a una sociedad que estaba estrechando las regulaciones del trabajo.20

    Pero muy pronto iba a imponerse de manera ms eficaz otro modo de regulacin. Todas esasdosificaciones de represin y bondad filantrpica seguan teniendo efectos limitados porqueno dejaban de ser exteriores a la organizacin del trabajo propiamente dicha. En tanto quese trataba de convertir al obrero a una conducta ms regular, intentando convencerlo de queestaba en su verdadero inters ser ms disciplinado, l poda rebelarse, o bien sustraerse,huyendo de estas obligaciones cuyo resorte segua siendo moral. La mquina impuso otrotipo de coacciones, esta vez objetivas. Con la mquina no se discute, se sigue o no se sigueel ritmo impuesto por la organizacin tcnica del trabajo. La relacin de trabajo podra dejarde ser "voltil" si esa organizacin tcnica era en s misma lo bastante fuerte como paraimponer su orden.

    Segunda condicin: la fijacin del trabajador a su puesto de trabajo y la racionalizacin delproceso del trabajo en el marco de una "gestin del tiempo precisa, dividida,reglamentada".21 Los intentos de regular la conducta obrera a partir de las coacciones

    tcnicas del propio trabajo, que floreceran con el taylorismo, no datan del siglo XX. Ya en1847 el barn Charles Dupin soaba con hacer realidad el trabajo perpetuo gracias alimpulso infatigable del "motor mecnico".

    Hay por lo tanto una extrema ventaja en hacer operar infatigablemente a losmecanismos, reduciendo a la menor duracin los intervalos de reposo. La perfeccinlucrativa consistira en trabajar sin interrupciones... En consecuencia, se haintroducido en el mismo taller a los dos sexos y las tres edades, explotados enrivalidad, de frente, si podemos hablar en estos trminos, arrastrados sin distincinpor el motor mecnico hacia el trabajo prolongado, hacia el trabajo diurno y nocturnopara acercarse cada vez ms al movimiento perpetuo22.

    Pero esta maravillosa utopa se basaba en la "explotacin en rivalidad de las diferentescategoras del personal, es decir en la movilizacin del factor humano.

    En cambio, con la "organizacin cientfica" del trabajo, el trabajador no es fijado por unacoaccin externa sino por el despliegue de las operaciones tcnicas cuya duracin ha sidodefinida de modo riguroso mediante un cronometraje. De tal modo se elimina "el paseo" delobrero, y con l, el margen de iniciativa y libertad que el trabajador haba logrado preservar.Ms an: al hacerse simples y repetitivas las tareas parcializadas, resultaba intil lacalificacin refinada y polivalente. Se le quitaba al obrero el poder de negociacin que podatener gracias al "oficio".23

    20 Vase una muestra de esta literatura que predicaba una verdadera cruzada contra el vagabundeo en doctor A.Pagnier, Un dchet social, le vagabond, Pars, 1910.

    21R. Salis, "La formation du chmage comme catgorie", loe. cit., pg. 325.

    22C. Dupin, informe a la Cmara de los Pares, 27 de junio de 1847; citado en L. Murard, P. Zylberman, "Le pedirtravailleur infatigable", Recherche, na 23, noviembre de 1976, pg. 7. Se podran encontrar precedentes de unaorganizacin casi "perfecta" de la disciplina de fbrica, incluso antes de la introduccin de mquinas refinadas y, afortion antes de la cadena 4e montaje. Por ejemplo, la fbrica de cermica fundada en Inglaterra hacia 1770 porJosiaph Wedqood pas a la posteridad como un modelo de organizacin estricta del trabajo. No estaba sin embargomecanizada, sino que asociaba la divisin de trabajo manual en el seno de la empresa con una poltica de moralizacinde los obreros, apoyada por la iglesia metodista y por una Sociedad para la Supresin del Vicio, animada por el patrn.Cf. N. Mckendrik, "Josiaph Wedgwood and Factory Discipline", en D. . Landes, The Rise of Capitalism, op. cit. Tambinse pueden destacar formas de divisin de las tareas que anticipaban el trabajo en la cadena de montaje, sin basarse enla mquina. Es el caso de la mesa (la table): un objeto circulaba de mano en mano alrededor de una mesa, y cadaobrero le aada una pieza, hasta el montaje completo (Cf. B. Dorey, Le taylorismo, une folie rationnelle, Pars, Dunod,1981, pgs. 342 y sigs.).

    23Cf. B. Coriat, L'atelier et le chronomtre, Pars, Christian Bourgois, 1979. De F. W. taylor existen varias traduccionesfrancesas precoces, como tudes sur l'organisation du -avail dans les usines (pg. 412) Anger, 1907. Para una

    actualizacin de las cuestiones lanteadas actualmente por el taylorismo, cf. la obra colectiva dirigida por Maurice de'lontmollin y Olivier Pastr, Le taylorisme, Pars, La Dcouverte, 1984.

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    Pero los efectos de esta "organizacin cientfica del trabajo" se pueden interpretar de dosmaneras: como una prdida de la autonoma obrera, y como el alineamiento de las periciasprofesionales en el nivel ms bajo de las tareas reproductivas. Los anlisis ms frecuentesdel taylorismo, al poner el acento en el aspecto de la desposesin, son sin embargosimplificadores. Por una parte, tienden a idealizar la libertad del obrero pretayloriano, capazde vender su pericia al mejor postor. Esto sin duda era vlido en el caso de los herederos deoficios artesanales con competencias raras y muy demandadas. No obstante, si bien es ciertoque el taylorismo se instal sobre todo en la gran empresa, se aplic con la mayor frecuenciaa poblaciones obreras recientes, de origen rural, subcalificadas y poco autnomas.

    Por otro lado, la racionalizacin "cientfica" de la produccin fue sin duda lo que contribuyms poderosamente a la homogeneizacin de la clase obrera. Esa racionalizacin atac eltabicamiento de los "gremios" con los que sus miembros se identificaban estrechamente: eltrabajador se pensaba "forjador" o "carpintero" antes de pensarse "obrero" (las rivalidadesentre compaeros, que sobrevivieron durante mucho tiempo al Antiguo Rgimen, ilustranhasta la caricatura esta crispacin en la especificidad del oficio).24Tanto ms cuanto que enel seno de una misma especializacin profesional haba tambin muy importantesdisparidades de salario y estatuto entre el compaero consumado, el pen, el aprendiz... Demodo que la homogeneizacin "cientfica" de las condiciones de trabajo pudo forjar una

    conciencia obrera que desemboc en una conciencia de clase agudizada por el carcterpenoso de la organizacin del trabajo.

    Las primeras ocupaciones de fbricas en 1936 se produjeron en las empresas msmodernas y ms mecanizadas. Era tambin en esas ciudades obreras" donde la CGT y elPartido Comunista reclutaban a sus militantes ms resueltos.25En tercer trmino, la tendencia a la homogeneizacin de las condiciones de trabajo no podallevarse hasta el extremo: ms bien, al agudizarse, produca efectos inversos dediferenciacin. La produccin en masa exige por s misma que se distinga entre un personalde pura ejecucin (el obrero especializado), y un personal de control o mantenimiento (elobrero tcnico). Esta evolucin tcnica del trabajo impone asimismo el refuerzo y ladiversificacin de un personal de concepcin y encuadramiento, que finalmente generara a"los ejecutivos".

    Homogeneizacin y diferenciacin: este doble proceso operaba ya al principio de la segundarevolucin industrial. Invita a no hablar de la "taylorizacin" como de una operacinhomognea lanzada a la conquista del mundo obrero. Su implantacin fue lenta ycircunscrita a sedes industriales muy particulares: antes de la Primera Guerra Mundial, sloel 1 por ciento de la poblacin industrial francesa haba sido afectada por esta innovacinnorteamericana.26Adems, el taylorismo era slo la expresin ms rigurosa (perdi al menosparte de esa rigurosidad al ser importado a Francia)27de una tendencia ms general a laorganizacin reflexiva del trabajo industrial, lo que en la dcada de 1920 se llamaba "laracionalizacin.28 Finalmente, estos mtodos desbordarn de las sedes industriales queevoca el "taylorismo", para implantarse en las oficinas, los grandes almacenes, el sector"terciario". De modo que, ms bien que de "taylorismo", sera preferible hablar delestablecimiento progresivo de una dimensin nueva de la relacin salarial, caracterizada porla racionalizacin mxima del proceso de trabajo, el encadenamiento sincronizado de las

    tareas, una separacin estricta entre el tiempo de trabajo y el tiempo de no-trabajo; elconjunto permita el desarrollo de la produccin en masa. En tal sentido, es exacto que estemodo de organizacin del trabajo, regido por la bsqueda de la productividad mxima apartir del control riguroso de las operaciones, fue una componente esencial en la constitucinde la relacin salarial moderna.

    24Cf. A. Perdiguier, Mmoires d'un compagnon, Pars, reedicin Maspero, 1977.25Cf. G. Noiriel, Les ouvriers dans la socit francaise, op. cit.26Cf. M. Perrot, "La classe ouvrire au temps de laurs", enJaurs et la classe ou-vrire, Pars, Editions ouvrires,1981. Sobre el papel desempeado en la materia por la Gran Guerra, cf. Patrick Fridenson (comp.), L'autre Front, Pars,Cahiers du mouvement social, 2,1982.27Sobre las modalidades de implantacin del taylorismo en las fbricas Renault, y los problemas que se plantearon, cf.

    P. Fridenson, Histoire des usines Renault, Pars, Le Seuil, 1982.

    28Cf. A. Moutet, "Patrons de progrs ou patrons de combat? La politique de ra-tionalisation de 'industrie frangaise aulendemain de la Premire Guerre mondiale", en Le soldat du travail, nmero especial 32-33, Recherche, septiembre de1978.

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    Tercera condicin: el acceso a travs del salario a "nuevas normas de consumo obrero"29queconvertan al obrero en el propio usuario de la produccin en masa. Taylor preconizaba ya unaumento sustancial del salario, para inducir a los obreros a someterse a la coacciones de lanueva disciplina de fbrica.30 Pero fue Henry Ford quien sistematiz la relacin entre laproduccin en masa (la generalizacin de la cadena de montaje semiautomtica) y elconsumo de masas. El "five dollars days" no representaba slo un aumento considerable delsalario. Tenda a darle al obrero moderno la posibilidad de acceder al estatuto delconsumidor del producto de la sociedad industrial.31

    Fue una innovacin considerable, si se la ubica en el largo trmino de a historia del salariado.Hasta ese viraje crtico, el trabajador era esencialmente concebido -al menos en la ideologapatronal- como un productor mximo y un consumidor mnimo: tena que producir todo loposible, pero los mrgenes de utilidad generados por su trabajo resultaban ms importantessi su salario era bajo. Es significativo que las violaciones patronales a la "ley de hierro" de lossalarios no hayan consistido en complementos salariales, sino en prestaciones sociales nomonetarias en caso de enfermedad, accidente, en la vejez, etctera. Esas prestacionespodan evitar la degradacin total de las familias obreras, pero no maximizar su consumo.Tambin es significativo que estos mismos patrones y reformadores sociales no hayanpensado en la posibilidad de que el trabajador tuviera una mayor holgura econmica comoacceso a un mayor consumo, sino como deber de ahorro o de aportar para tener ms

    seguridad. El consumo legtimo del trabajador se reduca a lo necesario para que reprodujeradecentemente su fuerza de trabajo y mantuviera a su familia en el mismo plano demediocridad. La posibilidad de un mayor consumo deba proscribirse, puesto que llevaba alvicio, al alcoholismo, al ausentismo...

    29 . La expresin es de Michel Aglietta en Rgulation et crises du capitalisme, l'expe-ience des tats-Unis, Pars,Calmann-Lvy, 1976, pg. 160.

    30l previo incluso la posibilidad de "reducir el precio de costo en proporciones ales que nuestro mercado interior yexterior se ver considerablemente ampliado. Tambin ser posible pagar salarios ms altos y reducir el nmero dehoras de trabajo, nientras se mejoran las condiciones de trabajo y las comodidades domsticas" (La di-ectionscientifique des entreprses, op. cit., pg. 23).

    31Cf. M. Aglietta, Rgulation et crises du capitalisme..., Pars, Marabout, pg. 23. Traduccin francesa de la obra deHenry Ford, My Ufe, my Work: Ma vie et mon ceuvre, 'ars. Sobre la organizacin concreta del trabajo en una fbrica y

    las reacciones de los rebajadores, cf. el testimonio de un ex obrero de Ford, H. Beynon, Working for Ford, VnguinBooks, 1973.